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MICHEL FOUCAULT 0.-INTRODUCCIÓN Del trabajo de Foucault se desprende un claro diagnóstico sobre nuestro horizonte civilizatorio. Su investigación se desenvuelve en áreas muy diferentes, que podemos englobar, no sin traicionar su pensamiento, en dos grandes ejes: 1.-Crítica de categorías y perspectivas centrales de nuestras formas de pensamiento: crítica de la categoría de sujeto, de objeto, de la idea de fundamento, de origen, disolución genealógica de toda idealidad con sus rasgos de pureza, identidad homogénea, unidad, atemporalidad, desmentido de cualquier tendencia naturalizante, cuestionamiento radical de la idea imperante de verdad. 2.-Excavación histórica para responder a la cuestión ¿Qué somos hoy?, para comprender los límites, nunca definitivos, de nuestra cultura, el pensamiento dentro del cual pensamos, las líneas básicas, en definitiva de nuestra racionalidad. En sus últimos años Foucault definió su tarea como “ontología del presente, ontología de nosotros mismos”, entendiendo que la misión de la filosofía era diagnosticar el presente. si tal tarea es posible es justamente porque el pensamiento que nos sustentaba ha empezado a dejar de hacerlo, porque nuestra episteme amenazaba resquebrajarse y nuestras formas de experiencia empezaban a ser otras. La etnología interna de nuestra cultura ha sido llevada a cabo por Foucault de manera fragmentada a través del estudio histórico de diversas parcelas de nuestra experiencia (locura, sexualidad, sistemas de normalización…), todas ellas de singular importancia, indicadores esenciales de la constitución de nuestro mundo desde un determinado punto de vista: “desde afuera”. si Foucault concibió siempre su filosofía como un modo de ser, la ubicación en el exterior que el nos propone nos permite abrirnos a otra manera de pensar, entender que esa ontología de nosotros mismos se funde con un ensayo de autotransformación, con el intento de pensar un pensamiento en el que el análisis del presente sea dinamizado por la actitud de transgredir sus líneas de fuga, posibilidades de contingencias en aquello que quiere presentársenos como universal y necesario. Hay que atreverse a transgredir el suelo que pisamos, a permitir que se tambaleen las categorías cotidianas de nuestro pensamiento, ser transgresores. Sólo desde ese espacio del 1

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MICHEL FOUCAULT

0.-INTRODUCCIÓN

Del trabajo de Foucault se desprende un claro diagnóstico sobre nuestro horizonte civilizatorio. Su investigación se desenvuelve en áreas muy diferentes, que podemos englobar, no sin traicionar su pensamiento, en dos grandes ejes:

1.-Crítica de categorías y perspectivas centrales de nuestras formas de pensamiento: crítica de la categoría de sujeto, de objeto, de la idea de fundamento, de origen, disolución genealógica de toda idealidad con sus rasgos de pureza, identidad homogénea, unidad, atemporalidad, desmentido de cualquier tendencia naturalizante, cuestionamiento radical de la idea imperante de verdad.

2.-Excavación histórica para responder a la cuestión ¿Qué somos hoy?, para comprender los límites, nunca definitivos, de nuestra cultura, el pensamiento dentro del cual pensamos, las líneas básicas, en definitiva de nuestra racionalidad.

En sus últimos años Foucault definió su tarea como “ontología del presente, ontología de nosotros mismos”, entendiendo que la misión de la filosofía era diagnosticar el presente. si tal tarea es posible es justamente porque el pensamiento que nos sustentaba ha empezado a dejar de hacerlo, porque nuestra episteme amenazaba resquebrajarse y nuestras formas de experiencia empezaban a ser otras.

La etnología interna de nuestra cultura ha sido llevada a cabo por Foucault de manera fragmentada a través del estudio histórico de diversas parcelas de nuestra experiencia (locura, sexualidad, sistemas de normalización…), todas ellas de singular importancia, indicadores esenciales de la constitución de nuestro mundo desde un determinado punto de vista: “desde afuera”. si Foucault concibió siempre su filosofía como un modo de ser, la ubicación en el exterior que el nos propone nos permite abrirnos a otra manera de pensar, entender que esa ontología de nosotros mismos se funde con un ensayo de autotransformación, con el intento de pensar un pensamiento en el que el análisis del presente sea dinamizado por la actitud de transgredir sus líneas de fuga, posibilidades de contingencias en aquello que quiere presentársenos como universal y necesario.

Hay que atreverse a transgredir el suelo que pisamos, a permitir que se tambaleen las categorías cotidianas de nuestro pensamiento, ser transgresores. Sólo desde ese espacio del “afuera” es posible entender algo de todo lo que viene a continuación, sólo que entonces, después, ya no serás el mismo.

1.-LA CUESTIÓN DEL PODER

1.1.-LA ANALITICA DEL PODER

1.1.1.-CARACTERÍSTICAS DEFINITORIAS DEL PODER

De acuerdo con la filosofía de Foucault podemos establecer como punto inicial las siguientes notas definitorias del poder:

1.-El poder se encuentra esencialmente relacionado con la verdad. De este modo las instancias del saber se incardinan en estrategias de poder

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2.-En el análisis del poder va a ocupar un lugar destacado el cuerpo. Los procesos de sujeción son procesos enfocados principalmente a partir de la ubicación de los cuerpos, su organización, adiestramiento, castigo, disposición, etc.

3.- Foucault analizará los diferentes mecanismos de poder que configuran los cuerpos. Esto significa que la relación saber poder es directa y en ella se dirime cómo se constituyen los cuerpos, no sólo desde instancias como la biología o la medicina, sino también desde la ciencias humanas o a partir de un balance de la historia de la penalidad (que es en el fondo una historia de los cuerpos)

4.- Foucault intentará pensar el poder en su condición del tal, como algo inherente a cada acontecimiento, como fuerza que opera entre otras fuerzas. El poder tiene un carácter propio, positivo. No se tratará, por ello, de entender las relaciones de trabajo “como” relaciones de poder, o las relaciones sexuales “como” relaciones de poder, sino de teorizar acerca del poder en sí mismo y en las distintas configuraciones que adquiere si lo entendemos como dispositivo. En cualquier caso, la triada saber-poder sujeto queda dirimida en toda la obra de Foucault

5.- Foucault se niega a entender el poder desde el punto de vista del derecho, entendiendo que el poder y sus diversos procedimientos no se pueden reducir a las formas de la ley.

1.2.-CRÍTICA DE LAS CONCEPCIONES JURÍDICA Y ECONOMICISTA DEL PODER

Foucault se opone a la teoría jurídico liberal, es decir a todos los teóricos del contrato social (en general los sustentadores de la democracia), que entienden el poder según el modelo del intercambio mercantil. El poder, según ellos, es algo que el individuo posee y que cede al estado para vivir en sociedad. Aquí se parte de la idea de un sujeto primitivo de derechos naturales y poderes, en vez de pensar que es la relación misma de poder la que configura a los sujetos. Para esta teoría la forma de expresión del poder es, invariablemente, la prohibición.. El que el modelo jurídico se mantenga, se debe a las siguientes razones:

1.-Cumple una función política de ocultamiento, de enmascaramiento de la realidad efectiva del poder

2.-La idea de un poder que opera bajo la lógica binaria lícito-prohibido, lo convierte en algo más tolerable.

Foucault polemiza, además, con la concepción marxista, fundamentalmente con el marxismo economicista, al que realiza los siguientes reproches:

1.-No han pensado la especificidad de la relación de poder porque entienden que ésta está subordinada a las relaciones de producción. Para Foucault la explotación es diferente del poder

2.-El poder es entendido, por lo que respecta a sus relaciones con el saber, como un elemento perteneciente a la superestructura cuya finalidad es velar por el mantenimiento de unas relaciones de producción determinadas. Su posición es secundaria y de exterioridad respecto a lo económico. Desde aquí el poder cumple sus objetivos mediante dos procedimientos: la violencia o la ideología, siempre al servicio de la explotación. Frente a esta idea, para Foucault el poder es siempre inmanente al medio en que se ejerce, de modo que la organización de esos medios generen efectos de utilidad y docilidad, económicos y políticos al mismo tiempo. el poder ejerce así su acción sobre los cuerpos pautando, mediante

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diversas técnicas físicas, su conducta. El poder también se ejerce por la verdad, la producción del saber y la organización de los discursos.

3.-El marxismo incurre en el error de tender a una comprensión sólo institucional del poder, a limitarlo a la acción de los aparatos de estado producto de determinada clase social (la burguesía, o el proletariado en el caso de la dictadura del proletariado). Para Foucault el poder posee una multiplicidad de centros. Los aparatos de esta serían casi como las terminales eléctricas o lugares de concentración de poderes que también actuan a un nivel “microfísico”.

1.3.-LA ANALÍTICA DEL PODER

Foucault sitúa casi todas sus obras a partir de los años 70 como una analítica del poder. Esto implica que no expone un sistema o teoría, sino que su proceder es el de ir encontrando y elaborando una caja de herramientas, un instrumental de análisis que se sabe parcial, fragmentario y que está abierto a sucesivas incorporaciones y modificaciones. Sus textos son abiertamente críticos con toda proyección atemporal o con cualquier discurso general. En consecuencia, la pregunta no es ¿Qué es el poder? (esencialismo), ¿Cuales son sus causas? (cientifismo, materialismo…) ¿De dónde procede, o por qué se produce)? (fundamentalismo). La pregunta es ¿Cómo?, ¿Cómo se ejerce?, ¿Cómo ocurre?, y esto por una cuestión de método. Así irá recabando informaciones de modo empírico acerca de este cómo determinando y enlazándolas al hilo de sus textos.

El funcionamiento del poder se desenvuelve en un ámbito específico según un doble punto de vista:

1.-Especificidad porque la dinámica característica de la relación de poder no es asimilable a ningún otro ámbito (económico, comunicativo, discursivo)

2.-Especificidad en el sentido de que la relación de poder no es reductible a otra instacia o subsistema.

Así, Foucault irá elaborando sus análisis de acuerdo con la siguiente caracterización:

1.-Es necesario abandonar un punto de vista sustancialisrta. El poder no es una “cosa” que se cede o se posee, sino una relación de fuerzas, es actividad. Implica confrontación, conflicto, contraposición de vectores, relación de tensión. Si esta cesase, cesaría el poder (por la anulación de la fuerza contraria). Foucault habla con frecuencia de red. Habría que optar, pues, por un análisis estratégico que captase la pluralidad de líneas de fuerza. Que una se destaque como central es el resultado momentáneo de la diversidad de cruces o líneas de fuerza. La resistencia es igualmente múltiple.

2.-El poder no se puede reducir a los aparatos de estado. Las relaciones de poder reticulan el conjunto de la sociedad. Los aparatos de estado son cristalizaciones en continuidad con la diversidad de dispositivos que traviesan lo social. Son nudos en la red que:

a) Asumen y reordenan funciones técnicas ya actuales en la sociedadb) Reobran sobre el conjunto de los dispositivos sin perder el contacto

con ellos, volviendo así más eficaz su efecto de control.

El enfoque de Foucault pretende evitar:

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1.-Analizar el poder en términos de centro-periferia. Los centros de poder se multiplican

2.-Recortar el funcionamiento de los aparatos sin comprender su inserción de doble via en la trama de fuerzas que inviste las relaciones sociales

3.-Olvidar todas las relaciones no circunscritas a los aparatos

Por otra parte, no podemos hablar de sujeto de poder, ya sea refiriéndose a un individuo o a una clase social. Debemos desterrar las categorías antropológicas. El sujeto es ya un constructo, está conformado, atravesado por diversas técnicas de poder. Sólo podemos hablar de individuos en relación con determinados procesos de individualización, en función de un determinado régimen de poder que se desarrolla en la modernidad.

No hay una instancia específica en la que quepa ubicar el poder. La pregunta por el cómo se refiere a cómo el poder se manifiesta. Es verdad que las relaciones de poder se dan siempre vinculadas, imbricadas a otro tipo de relaciones, pero ello no significa que no sean diferenciables. Podríamos distinguir:

1.- Los efectos inmediatos: El efecto de poder que se desprende de una relación de otra naturaleza (división del trabajo en una fábrica)

2.-Las condiciones internas: Los efectos de poder generados por mecanismos, resortes específicos, como las funciones de vigilancia, la micropenalización del tiempo y de las conductas.

Podríamos diferenciar, a pesar de que se dan conjuntamente, las relaciones técnicas o de dominio sobre las cosas, las relaciones comunicativas y las relaciones de poder. Las tres se entrelazan, pero las tres son diferenciables.

Por último, el poder no se identifica con la acción represiva, de barrera, negadora de la posibilidad de otra acción. Su modo operativo es productivo.

1.4.-FORMAS DE PODER

Existen tres grandes formas de ejercicio del poder:

1.-Técnicas disciplinarias:

Las disciplinas ponen en funcionamiento un poder que no se dirige directamente a las conciencias. No opera mediante representaciones o símbolos, mediante procedimientos ideológicos, ni mediante la violencia. Su poder es de orden físico y se emplea sobre los cuerpos. La sujección de las disciplinas, por tanto, pertence al orden físico. Foucault tratará aquí cómo a través de modificaciones “sutiles” de la disposición de nuestro cuerpo modificamos nuestro comportamiento, nuestra conducta, nuestro “yo”.

Las técnicas disciplinarias se refieren a la disposición del espacio, a los medios de hacer visible, a la ordenación del tiempo, a la organización de los movimientos, a la vigilancia, a la división y jerarquización, medición y clasificación. Establecen un control global sobre la conducta mediante pequeñas constricciones que afectan a diversos componentes de la misma, pero taambién se traducen en técnicas psicológicas. Por ejemplo, uno de los procedimientos correctivos esencial de la prisión fue el principio de aislamiento que, de modo moralizante, debía conducir al preso a la reflexión y remordimiento, pero, como vemos, lo fundamental es

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la disposición de los cuerpos. Hay que tener en cuenta que Foucault se remite a un análisis de las modalidades carcelarias, en la medida en que su análisis se remite a esos acontecimientos “del afuera”, pero que, como ya debe ser evidente para vosotros, las disciplinas no afectan sólo a los presos, sino a la conformación del sujeto en su totalidad.

Las normas y los castigos correctivos encauzan conductas, trazan una división entre lo normal y lo anormal. El poder aquí se articula con la ley, reticulando aquellos aspectos que ella no alcanza

2.-Gobierno, gubernamentabilidad:

Paralela al poder pastoral1 y también llamada así la gubernamentabilidad subraya la dimensión de dirección y cuidado de los individuos que se encuentra en las formas de gobierno. Gobernar es “estructurar el campo de acción eventual de los otros. El modo de relación propio del poder no habría que buscarlo del lado de la violencia y de la lucha, ni del lado del contrato y del lazo voluntario, sino del lado de este modo de acción singular que es el gobierno”2. Debemos destacar aquí que la relación de poder siempre se produce entre sujetos y queda referida a sus acciones. El otro, al que se dirige el poder, es siempre reconocido por éste como sujeto de acción, y, por ello, como alguien con diferentes posibilidades de actuación y de respuesta. El poder desaparece si al individuo se le cierran todas sus posibilidades de respuesta. Por tanto, la relación de poder supone al menos dos rasgos: asímetría y una relativa estabilidad. De este modo, la actividad de gobierno sólo es posible si se da una primacía de un polo sobre los otros, si se amortigua la mera confrontación y se adviene a una situación menos móvil, más firme.

La dominación remite a una correlación de fuerzas trabada en un momento dado, e integra las dimensiones de los dispositivos de poder y las estrategias de enfrentamiento. Conlleva determinada fijación o constancia de la dimensión del enfrentamiento. En la gubernamentabilidad también se integran las técnicas disciplinarias. Si Foucault comienza, en sus primeros textos hablando de las disciplinas, y progresivamente se va refiriendo a la gubernamentabilidad, ello no significa que las primeras desaparezcan, sino que se integran en un punto de vista más amplio, o diverso.

3.-Técnicas de sí:

Son tratadas sobre todo en relación a las sexualidad o a la constitución del yo del deseo. Las técnicas del yo, desarrolladas en la Historia de la sexualidad y en las Tecnologías del yo, son aquellas por las que el individuo obra sobre sí, sobre sus pensamientos, su cuerpo, sus actos, y configura una determinada subjetividad. La construcción de la subjetividad no es un proceso libre, sino que, mediante la intervención de un otro, individuo o instituciones, se revela por lo común como una forma de control de la conducta, en el que el trabajo del individuo prolonga esquemas impositivos que le vienen de afuera.

En las técnicas de sí podemos destacar, históricamente, dos momentos: el periodo medieval cristiano y la modernidad: en ambos casos las luchas de rebelión se producen desde 1 Aunque después analizaremos el poder pastoral con más detenimiento anotemos aquí que con esta expresión Foucault prretende subrayar las dimensiones integradas en las nociones de gobierno tales como la dirección y cuidado de los individuos. El poder pastoral es de origen oriental, se encuentra desarrollado en la tradición hebraica y en la historia occidental ha tenido distintos modods de realización; en nuestra época la figura del “Estado Providencia” como lo denomina Foucault, representaría una de sus formas. EL Estado providencia es el que nos hace, por nuestra salud, no fumar, ponernos el cinturón de seguiridad, etc.2 “Deux essais sur le sujet et le pouvoir” en Dreyfus, H., Rabinov, P. Michel Foucault. Un percours philosophique. París. Gallimard 1966. Pag. 314 . Del texto de Foucault Sujeto y Poder hay traducción sólo en la red.

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y contra el tipo de subjetividad impuesto. Ahora las luchas que se estructuran desde los problemas de género, contra el estereotipo, en relación a los problemas de salud y la enfermedad, de padres e hijos, de tipo racial, en relación a los “problemas” de inmigración, en relación a los nacionalismos…,son luchas analizables desde aquí.

Las técnicas de sí hacen referencia al poder conformador del sujeto en virtud de las exigencias que se le imponen respecto a la verdad: la obligación al autoexamen, al conocimiento de sí, a decir lo que somos, conllevan la configuración de una subjetividad, definida de modo negativo (renuncia a sí en el cristianismo, por ejemplo), o positivo (formación de una identidad definida mediante los discursos de las ciencias humanas en la modernidad).

Ser sujeto implica una doble sujección:

-El sujeto esta sometido por otro por el control y la dependencia (los otros median en la intervención sobre sí)

-El sujeto se encuentra ligado a su propia identidad por la conciencia o el conocimiento de sí.

1.2.-LOS CAMBIOS EN LA CONCEPCIÓN DEL PODER

Foucault distingue en Vigilar y castigar los siguientes cambios en el poder:

1.-El viejo sistema de poder propio de la sociedad premoderna quedaba caracterizado por la espectacularidad ceremoniosa de su aplicación, por su falta de economía, por el empleo de la violencia sobre los cuerpos. Por su parte, la ley desplegaba un poder esencialmente negativo, de extorsión y extracción de riquezas que procede por divisiones simples (útil/inservible, permitido/prohibido…). Un poder grueso y discontinuo que dejaba grandes espacios fuera de su alcance.

2.-En la modernidad el poder es sustituido por un nuevo poder discreto, silencioso y racionalizado, operante a través de la diversidad de los procedimientos disciplinarios, el poder de la norma más que de la ley, que traza graduaciones múltiples, que es coextensivo a toda la sociedad y que produce una vigilancia ininterrumpida. La sociedad moderna aparece toda ella recorrida por un poder de normalización, apoyado en una tupida red de instituciones, cuyos dispositivos se prolongan más allá de sus límites teóricos, que constriñe todos sus movimientos para ajustar eficazmente a los individuos a las distintas funciones, una sociedad panóptica en la que se pretende que ningún gesto escape al control, a la observación, en la que el sistema del derecho es reducido a mera formalidad, se encuentra socavado por las técnicas normativas e investido por las mismas. El mundo es un mundo cerrado, modulado por este poder coactivo, capilar (máquina panóptica, archipiélago carcelario…). El mecanismo de integración social son ahora los dispositivos disciplinarios.

En la Historia de la sexualidad y los últimos textos de Foucault se producen ciertas variaciones en este planteamiento que vamos a reseñar:

1.-La anatomía política, representada por los dispositivos de disciplinamiento del cuerpo, se integra en un proceso más general por el que la vida se convierte en un espacio de intervención política. Se articularán, además de las disciplinas, técnicas tendentes a la regulación de la población, es decir, al control sobre el hombre en cuanto ser vivo y miembro de una especie.

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2.-Si las disciplinas funcionan como una máquina, como un complejo racionalizable de fuerzas, los controles reguladores de la población operan un sentido más biológico, incidiendo específicamente en los aspectos relativos a la salud, capacidad reproductora, expectativa de vida etc.

3.-Las dos líneas, una más centrada en el individuo, la otra en la especie, una más “micro”, la otra actuante en una escala “macro”, técnicas de administración de los cuerpos por un lado, y técnicas de gestión calculadora de la vida por otro, integran lo que Foucault denomina Biopoder, elemento indispensable para el desarrollo del capitalismo. El Biopoder es “un poder cuya más alta función en lo sucesivo no es ya quizás matar, sino investir la vida de parte a parte” 3. Todo se convierte en algo susceptible de manipulación técnica, es decir, política. El cambio de acento pasa del cuerpo máquina al cuerpo vivo, de lo físico a lo biológico.

4.-El nuevo objeto político es la población como organismo vivo, y esto hace que se abra la posibilidad de otro modo de entender la práctica política, como biopolítica.

5.-Se comienza a prestar atención a un procedimiento de saber-poder que no se había destacado en obras anteriores: la confesión, la obligación a autentificarse, a decir la verdad sobre sí, proceso este de autosujección o de colonización de sí por la verdad. Esta nueva práctica de poder enlazará con las técnicas de sí y se encuentra vinculada a las nociones de poder pastoral y de gobierno.

6.-La biopolítica y la incorporación de prácticas de poder como la confesión desbrozan el camino hacia las dos nociones que se desarrollarán en los últimos textos de Foucault, la gubernamentalidad y el poder pastoral, (sobre todo a partir del 77).

7.-El Estado moderno es un estado fuertemente gubernamentalizado y, a la vez, un nuevo tipo de poder pastoral de la tradición hebraico cristiana:

-La gubernamentalización se desarrollará en torno al nuevo objeto político que es la población entendida no ya como una colección de objetos de derecho, ni como un conjunto de brazos destinados al trabajo, sino como un conjunto de elementos que, por una parte, se ligan al régimen general de los seres vivos, (la población depende de la especie humana, que debe diferenciarse de la del género humano), y, por otra parte, puede dar pie a intervenciones concertadas por intermedio de las leyes, pero también de los cambios de actitud, manera de actuar y de vivir. La gubernamentalidad no significa la desaparición de los dispositivos de disciplina, sino que las disciplinas son articuladas en las estrategias de gobierno sobre la población

-Con relación al poder pastoral hay que decir que la gubernamentalidad integra las formas de poder pastoral que ahora se matizan con respecto a su cristalización en las instituciones cristianas, estableciéndose la siguiente caracterización:

•Poder pastoral cristiano:

-Su objetivo final es la salvación en el más allá-La autoridad pastoral no sólo ordena, también está

dispuesta a sacrificarse por el “rebaño”-El cuidado general por la comunidad se combina con

la preocupación continuada por cada individuo

3 La volonté de savoir, histoire de la sexualité. París. Gallimard, 1984. Pag 185. Pensar por ejemplo, al hilo de este razonamiento en el llamado “gran descubrimiento de nuestra época”, el genoma humano.

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-Implica un conocimiento de cada alma, incita al individuo a que confiese la verdad sobre sí

-El poder pastoral es, sobre todo, un poder individualizante que articula las estrategias totalizadoras con las singularizantes.

•Poder pastoral del estado moderno:

-Conducción de los individuos hacia una pluralidad de fines terrenales sustitutivos de la salvación eterna: salud, seguridad, bienestar…

-La multiplicación de instituciones públicas o privadas, con la consiguiente complejificación de los aparatos del Estado encargados de asumir esa variedad de funciones pastorales

-El desarrollo del saber del hombre en torno a dos polos: el uno globalizante y cuantitativo concierne a la población; el otro analítico, concierne al individuo.

-Cobran tremenda importancia las técnicas de sí, aquellas por las que los individuos se gobiernan a sí mismos, asumen la codificación de la interioridad o su intimidad según vías determinadas.

Con todo, podemos resumir los cambios en el concepto de poder de Foucault del siguiente modo:

1.-La noción de poder y de gubernamentabilidad se abren a un campo más amplio en el que las disciplinas se ubican como una variedad del ejercicio del poder

2.-Se rebasa el análisis de la corporeidad o espacialidad, de la operatividad a través de las coerciones físicas. La noción de gobierno se aleja del maquinismo y la idea de gubernamentalidad acoge las técnicas de sí, el trabajo político sobre la propia interioridad

3.-El sujeto aparece como algo menos maleable. Se subrayan las distintas posibilidades de acción que se dan siempre ante la propia acción del poder

4.-Se concede importancia al creciente aspecto de fuerte centralización del poder en las sociedades modernas. El estado se sitúa en el punto nodal de todas las fuerzas. Los procesos de individualización se entienden como elementos articulados con el poder estatal, que es combinación de dicha individualización y procedimientos totalizadores

5.-Respecto al lugar del individuo en las estructuras de poder, también se produce una modificación. En los escritos previos, se insistía en el carácter multipolar del poder; el individuo, atravesado, constituido por el poder, aparecía como un punto de apoyo, como un espacio de circulación del poder. La concepción posterior del poder como gobierno hace hincapié en dos rasgos:

-El hecho de que toda relación de poder discurra entre sujetos o grupos (estructuras o mecanismos de poder porque algunos ejercen un poder sobre otros)

-Necesidad de la libertad: siempre deben darse posibilidades de acción

2.-LAS RELACIONES ENTRE EL SABER Y EL PODER

2.1.-INTRODUCCIÓN

Prescindiremos en este punto de desarrollar los planteamientos arqueológicos del primer Foucault, relacionados con el estructuralismo, y el punto de vista que persigue la

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elaboración de la arqueología para centrarnos en los escritos publicados a partir de los años setenta.

2.2.-EL PODER EN EL DISCURSO

El Orden del discurso (1971) representa un giro en la problemática teórica de Foucault, y un enfoque diferente de las cuestiones abordadas con anterioridad desde el punto de vista arqueológico4. El problema se desplaza aquí hacia la pregunta por los procedimientos de exclusión, limitación y control del discurso, y se plantea la cuestión de la voluntad de verdad, que desarrollaremos con posterioridad. La cuestión “política” de los mecanismos de control de los discursos va a pasar a un primer plano, de acuerdo con el cual los procedimientos de control son divididos en tres grupos:

1.-Procedimientos de control cuya función es la exclusión, el rechazo de otros discursos. Se ponen en juego desde el exterior del discurso. Tres de estos procedimientos son destacados por Foucault:

a)La prohibiciónb)La separación entre la razón y la locura, por la que se rechaza el

discurso del lococ)La división establecida entre lo verdadero y lo falso, la voluntad de

verdad a la que responde

2.-El segundo grupo lo componen los procedimientos que resultan internos al discurso, la regulación propia de este, los mecanismos de clasificación y ordenación que funcionan como medios de restricción del discurso. Entre ellos podemos destacar los fundamentales:

a)El comentario que conjura el azar, la novedad, la peligrosidad de lo dicho, imponiéndole la identidad de la repetición

b)El principio de autor, que reconduce a un fondo común, unitario, coherente, las inquietantes posibilidades del discurso, su alea, le impone “una identidad que tiene la forma de la individualidad y del yo”5.

c)La disciplina, que traza límites estrictos a la producción de los discursos, exigiendo el cumplimiento de una serie de condiciones (referencia a un dominio o campo de objetos determinado, pertenencia a un horizonte teórico preciso), para que una serie de afirmaciones puedan situarse en la verdad.

3.-Un tercer grupo de procedimientos limitan el acceso de los sujetos al discurso, las posibilidades de comunicación e intercambio. Ejemplos de esto son:

a)El ritual que define las cualidades, conducta, posición…que han de adoptar los hablantes

b)Las sociedades del discurso, que restringen a determinados círculos el intercambio discursivo

c)Las doctrinas que unen a los sujetos a un preciso conjunto de enunciados, pero también estos a aquellos, en la medida en que la doctrina es signo de una adscripción previa (puede ser de raza, de clase, de nacionalidad…)

d)Los sistemas de apropiación del discurso, como es el caso del aparato educativo que encauza según líneas estrictas el acceso a los discursos.

4 En La Arqueología del saber o Las palabras y las cosas5 El Orden del discurso. Gallimard. París. 1971

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En líneas generales, podemos afirmar que el objetivo de los trabajos de Foucault es denunciar los efectos de poder asociados a la verdad, a pesar de que se nos presente como constitutivamente ajena a él o incluso como contrapuesta. En esta peculiar relación entre saber y poder, entre saber y verdad, la tarea no es tanto la de problematizar el contenido de lo dicho como verdadero, cuanto tomarlo como cosa en vez de como significado para ver qué es lo que hace, qué efectos se generan, qué se sacrifica o somete, cuando se pretende que algún discurso o práctica se rija por la verdad.

La génesis acerca de la verdad de los discursos podemos encontrarla en Platón y Sócrates6, porque con ellos la verdad pasa a depender exclusivamente de las condiciones internas al discurso, se vuelve autónoma, aparece como independiente del poder. Pero esta forma de la voluntad de saber, si bien delimita aún el espacio cultural en el que nos movemos, no se ha mantenido siempre idéntica. Foucault señala dos grandes desplazamientos históricos: el primero señala los siglos XVI y XVII, durante los cuales aparece una ciencia de la observación. El segundo se efectuaría a comienzos del siglo XIX, con el nacimiento de la ciencia positivista moderna.

El conjunto formado por el poder y el saber es denominado por Foucault dispositivo. El término dispositivo designa un conjunto que incluye discursos, prácticas no discursivas, instituciones reglamentos…El dispositivo es el vínculo entre todos estos elementos. Vamos a ofrecer una caracterización del mismo:

1.-El dispositivo se enmarca en el interior de una estrategia de conjunto y él mismo es de naturaleza esencialmente estratégica. Está constituido por un doble proceso de sobredeterminación funcional por el que los efectos locales del dispositivo entran en resonancia y desencadenan un reajuste de todos los demás; un proceso de “relleno estratégico” por el que los efectos del dispositivo son retomados, posiblemente adquiriendo un signo contrario, en el interior de una nueva estrategia.

2.-Los dispositivos son instancias históricas

3.-Los dispositivos son instancias de producción de discursos, de poder y de saber. Foucault no describe el poder en términos represivos, pero el poder disciplinario no funciona a través del derecho, sino de la técnica: se incardina en los cuerpos y extrae de ellos tiempo y trabajo, no se sirve del castigo, sino del control. Atomiza, individualiza, y es productivo.

Las relaciones del poder y el saber son, pues, de entrecruzamiento, hay un refuerzo mutuo, una fecundación recíproca. Ambos se producen mutuamente. Deberíamos entonces discernir las reglas de esta reproducción:

1.-Regla de la inmanencia: entre las técnicas de saber y las estrategias de poder no cabe ninguna exterioridad

2.-Regla de las variaciones continuas: las relaciones de saber-poder son matrices de transformaciones, es decir, formas que no definen un reparto estático de los elementos en relación (quién tiene el poder, quién no; quién tiene derecho a saber y quién no lo tiene), sino una modificación incesante de los propios términos de la relación

3.-Regla del doble condicionamiento: los focos locales de saber-poder y las matrices de transformación sólo funcionan inscribiéndose en estrategias de conjunto, las

6 En esto Foucault sigue a Nietzsche

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cuales, a su vez, sólo se efectúan al anclarse en relaciones específicas. Cuando se hable de cómo un saber sirve a un poder, habrá de ser entendido en el sentido de que es usado en estrategias globales.

4.-Regla de la polivalencia táctica de los discursos. Poder y saber se articulan en los discursos. Estos no sólo son la superficie sobre la que se imprimen las huellas de los mecanismos de poder. Son elementos tácticos que pueden jugar en estrategias diversas. No hay un discurso permitido y otro prohibido, sino que si es cierto que el discurso conduce y produce poder, también es punto de resistencia y de partida para una estrategia opuesta, por ello, hay que analizar los discursos en el nivel de su productividad táctica, de los efectos recíprocos de saber-poder que producen y de su integración estratégica, es decir, de la coyuntura y relación de fuerzas que hacen necesaria su utilización dentro de un enfrentamiento determinado

Saber y poder, con todo, se articulan en el discurso. Este es el lugar en el que el poder se articula y produce saber, así como este último canaliza y refuerza también un poder. El poder no está detrás o fuera del discurso como su fuente u origen secreto. Recordemos que caracterizábamos en el apartado 1 el poder como algo inmanente. Que haya inmanencia conlleva que el poder produce o constituye el saber y que el saber funciona como un poder, tiene “efectos de poder”. Las relaciones entre ambos son de condicionamiento, ni de causalidad ni de identificación.

La relación compleja entre el saber y el poder se traduce en el hecho de que todo saber se forma en el seno de sistemas de comunicación, registro, acumulación, desplazamiento…que son específicamente formas de poder. Por otra parte, todo poder se ejerce con la extracción, apropiación, distribución o retención de un saber

2.3.-METODOLOGÍA

Foucault pretende situarse, metodológicamente, al nivel de las prácticas discursivas para desvelar y denunciar su carácter excluyente y limitativo respecto de otras prácticas, otras posibilidades, la razón es que aquellas han ocultado el poder instalado en su propio discurso, el ser prácticas de control. Para ello se basa en cuatro principios metodológicos:

1.-Principio de inversión, por el cual las figuras positivas del análisis tradicional (autor, voluntad de verdad, disciplina), se toman en un sentido negativo, como medios de enrarecimiento y dispersión del discurso.

2.-Principio de discontinuidad, que rechazaría la posibilidad de hipotetizar una especie de discurso continuo, reprimido, que fluiría bajo los sistemas de rarefacción. Frente a ello, contraposición de prácticas discursivas.

3.-Principio de especificidad, desde el que hay que oponerse a la consideración de un significado previo. Foucault toma al discurso como práctica, actividad violentadora de las cosas.

4.-Principio de exterioridad, que se aparta de toda búsqueda de un significado profundo u oculto para tomar el discurso en sus condiciones de aparición.

De este modo, si tradicionalmente han funcionado las categorías de creación, unidad, originalidad y significación, Foucault proclama las de acontecimiento, serie, regularidad y condición de posibilidad, contra las primeras.

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Ya desde aquí, podemos comenzar a preguntarnos por el propio estatuto del discurso de Foucault. El distingue entre dos enfoques: el genealógico, que se ocupa de la formación efectiva de los discursos, y de las regularidades discursivas y el crítico, que concierne al principio de inversión y se ocupa de los resortes de exclusión, de la limitación y apropiación del discurso. Ambos enfoques aparecen como complementarios, necesitándose recíprocamente. Desde aquí atenderá a la diferenciación entre dos tipos de trabajos: aquellos que atienden a la legalidad del saber (arqueológicos y genealógicos), y aquellos que atienden a los procedimientos de control (críticos y más tarde también genealógicos), circunscritos ambos al territorio discursivo. Vamos a tratar de circunscribir ambos aspectos desde el concepto de genealogía, teniendo en cuenta que en ellos se estructura la propia práctica discursiva de Foucault

De acuerdo con lo establecido deberemos evitar la extrapolación genética, (creer que es posible describir, desde las condiciones externas o determinaciones históricas, las normas formales o criterios de cientificidad de una ciencia), y la extrapolación epistemológica (pensar que los criterios de cientificidad de una ciencia pueden dar cuenta de la historicidad de la misma y sus condiciones de existencia particulares).

Cada sociedad tiene su propio régimen de producción de verdad, pero el saber no es una teoría que podamos diferenciar de la práctica. El discurso del saber se dirige al análisis de las relaciones que el saber mantiene con las prácticas sociales, con el poder. La conexión de la constitución del binomio saber-ejercicio de poder conlleva:

1.-Repensar el gran mito occidental existente desde Platón de que el saber debe mantenerse más allá de los poderes fácticos

2.-Sobrepasar una idea que es nuclear en el humanismo moderno y que consiste en la prohibición de querer el poder como condición para la soberanía del sujeto, una soberanía sometida (a dios, a la verdad, a la naturaleza, a la sociedad…)

3.-Revisar el postulado que, desde el s. XVI considera el desarrollo del conocimiento como la indudable garantía de la liberación de la humanidad, mostrando cómo la formación de grandes sistemas de conocimiento tiene también efectos de sujección

4.-Cuestionar críticamente los postulados del humanismo ilustrado y realizar una crítica de la racionalidad política moderna.

2.4.-LOS EFECTOS DEL DISCURSO

2.4.1.-LAS PRÁCTICAS NO DISCURSIVAS COMO OPERADORES DE CONOCIMIENTO

Las practicas de intervención sobre lo real van siempre unidas a y son generadores de procesos de conocimiento, de saber. En el cumplimiento de los múltiples fines a los que van dirigidas (económicos, jurídicos, políticos…) la constitución de sus objetos de intervención corre pareja con la constitución de objetos de conocimiento, técnicas de saber, génesis de información. En los diferentes textos de Foucault podemos ir viendo como el aislamiento final del loco en el asilo decimonónico, la ordenación disciplinaria de una multitud orientada a la maximización de una específica función económica, educativa, médica, o la configuración de un nuevo espacio de intervención política, como fueron la población, la vida, incluso la propia individualidad, van acompañados de la aparición de nuevas problemáticas y objetos de conocimiento: locura, cuerpo, vida, sexualidad…Al mismo tiempo, la génesis de múltiples discursos de verdad (las ciencias humanas en líneas generales) se da inmersa en una compleja red de prácticas de poder.

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Debemos entender bien esta conexión entre prácticas de intervención y saber. No se trata de que las primeras, como si fueran una aplicación técnica, sucedan a las segundas, no se trata de que procedamos al dominio de la realidad porque dominamos un ámbito cognoscitivo, sino que las prácticas de intervención funcionan ya como operadores de conocimiento, configuran espacios de visibilidad. Esto puede suceder de dos maneras:

1.-De modo indirecto, como por ejemplo en el hospital clásico en el que se agrupaban heterogéneamente una diversidad de personajes que permitieron la aproximación de características diversas (sexualidad, violencia, culpabilidad), referidas a un mismo sujeto (el loco), o de la posterior separación del loco a fines del siglo XVIII, lo que iba a facilitar su objetivación en la delineación de un saber sobre él, o el caso de la disciplinarización del espacio hospitalario, motivada por factores no estrictamente médicos, que sirvió de elemento de desbloqueo epistemológico para una nueva disciplina.

2.-De modo directo, por ejemplo en aquellos procedimientos en los que la función política de intervención y la cognitiva de extracción de información se funden: el examen unido a la función, entre otras, de vigilancia en los sistemas disciplinarios; la indagación vinculada a la administración de justicia; la medida, aparejada al establecimiento de un orden justo en la ciudad griega; la confesión, medio de control de los individuos. En esta misma línea habría que situar todo ese conjunto de técnicas que se encuentran en ejercicio en distintas instituciones (diario, boletines, fichas dossieres…) Foucault hablará entonces de formas de saber-poder. El individuo es convertido en objeto de conocimiento por el mismo mecanismo por el que es ajustado a su función. Foucault se esforzará en poner los discursos de verdad, en partículas las ciencias humanas, en relación con toda esa variada gama de técnicas, esquemas de saber-poder.

2.4.2.-FORMAS DE SABER-PODER

Ya hemos citado las cuatro formas de saber poder que se concretan en los escritos de Foucault: medida, indagación, examen y confesión. Todas ellas se dan ligadas a distintas prácticas de poder, y al mismo tiempo se han perfeccionado como matrices del saber, que hay que poner en conexión con diversas ciencias. Vamos a analizarlas con detenimiento.

1.-De la medida apenas ha dejado Foucault escrita otra cosa que la enunciación de una tesis: práctica de orden ligada a la regulación de los intercambios de bienes, a la instauración de la justicia en la polis griega, pera “también matriz de un saber matemático y físico”. Asume aquí Foucault la línea que sitúa el origen de determinados métodos y conceptos de las ciencias en concretas prácticas sociales.

2.-La técnica de la indagación será puesta en relación por Foucault con el nuevo modo de establecimiento de la verdad en la resolución de procesos de justicia. También aquí retornará Foucault a Grecia y más concretamente a una interpretación acerca de la tragedia de Sófocles Edipo Rey. A diferencia de lo que acontecía en la Grecia arcaica, como se atestigua en los textos de Homero, donde la verdad se obtenía mediante el sistema de la prueba, consistente en el juramento ante los dioses7, Sófocles mostraría un procedimiento distinto en el que la verdad aflora por mediación del testigo. La prueba no es ahora otra que la que aporta la pesquisa, el testimonio. Tal sistema aparecerá como el de una verdad opuesta al poder; el siervo sin poder, en la tragedia, opone lo que ha visto a su enceguecido rey.

EDIPO:-HIJO LAYO-YOCASTA, DE TEBAS

7 a quien le sorprenda semejante proceso sólo tiene que pensar en el juramento que se realiza a la hora de testimoniar que se va a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad

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-ORACULO PREDICCIÓN

-PADRE ORDENA MATARLO, PERO SIRVIENTE DESOBEDECE

-PASA FORBAS, PASTOR REBAÑOS REY CORINTO, LO RECOGE Y LO ENTREGA A POLIBIO Y PERIBEA REYES DE CORINTO. LO CUIDAN PELEA, CONSULTA ORACULO DELFOS, CONFIESA CRIMEN, SE MARCHA DE CORINTO.

-DECIDE IR A TEBAS: POR EL CAMINO MATA A LAYO Y POLIFONTES. REY DE TEBAS CREONTE, HERMANO DE YOCASTA. SOBREVIVE UN SIRVIENTE

-ESFINGE. CREONTE PROMESA, EDIPO ACABA CON ELLA Y SE CASA CON YOCASTA, REY DE TEBAS. HIJOS ETEOCLES, POLINICE, ANTIGONA ISMENE. SIRVIENTE LO VE, POR MIEDO, MARCHA A TRABAJAR A EGIPTO

-PESTE Y CARENCIA DE ALIMENTOS-ORÁCULO-ASESINO DE LAYO

-EDIPO ANIMA A INVESTIGACIONES A TODOS. RUMOR DE QUE SIRVIENTE LO SABE, LO MANDA LLAMAR

-PRUEBA DE QUE HA SIDO EL. SE DESCUBRE TODO. ES HIJO DE SU ESPOSA. YOCASTA SUICIDIO, EDIPO SE ARRANCA LOS OJOS CON LOS BROCHES DEL VESTIDO DE SU ESPOSA MADRE. SE MARCHA, ANTÍGONA LE ACOMPAÑA.

Foucault asocia a esta forma de verdad distintos sistemas culturales:

1.-Los procedimientos, decisivos para la ciencia y la filosofía, de la prueba y la demostración

2.-La retórica, como arte de la persuasión3.-El género de la historia o conocimiento mediante indagaciones, testimonios,

recuerdos, utilizado en relación con el estudio de la naturaleza que Aristóteles convertiría en un saber enciclopédico.

El procedimiento de la indagación resurgirá de nuevo en la Edad Media, por una parte en relación al resurgimiento del Derecho romano; por otra en conexión con la gestión de bienes y de almas realizada por la Iglesia en la Edad Media, gestión que servirá de modelo a la administración de justicia de Estado. Este modelo inquisitorial irá penetrando progresivamente en distintas disciplinas, hasta el punto de convertirse en “una de las instancias de formación de las ciencias empíricas. El procedimiento de la indagación se extenderá igualmente al proceso de gubernamentalización, al análisis de las riquezas, a los informes sobre la población, desarrollados a partir del clasicismo. La propia aparición y construcción de disciplinas como la estadística o la economía política, deberían ser puestas en relación con esta situación.

Al mismo tiempo que la indagación sustituía en la práctica judicial al sistema de la prueba, las influencias de esta última desaparecen en el campo del saber. Así por ejemplo la alquimia medieval, basada en la prueba, dado que los procedimientos alquímicos constituían una especie de lucha con la naturaleza en la que a esta le eran arrancados determinados secretos, (de ahí su carácter de “recetario, de reglas casi jurídicas), será sustituida por los saberes unidos a la indagación. La gama de los saberes ligados a esta técnica de origen jurídico,

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administrativo religioso, es muy amplia, hasta el punto de que Foucault afirmará que “pertenecemos a una civilización inquisitorial”8.

3.-La forma de saber-poder constituida por el examen es la que ha merecido un análisis más detallado por parte de Foucault. En ella se integran dos técnicas del poder disciplinario: la vigilancia jerárquica, que trata de someter las conductas a un régimen exhaustivo de visibilidad, y la sanción normalizadora, mecanismo de micropenalidad.

El examen es una observación rigurosa que clasifica, diferencia y sanciona. en él se cumple de modo ejemplar la unidad de la doble dimensión de instrumento de control y medio de extracción de conocimiento, de “sujeción” de los que son percibidos como objetos y objetivación de los que son sujetados. Este dispositivos de saber poder adquiere una importancia fundamental en el desarrollo del saber acerca del hombre, desde la medicina hasta la pedagogía.

En el dominio hospitalario, la práctica del examen vinculada a otras medidas disciplinarias, contribuirá al desbloqueo epistemológico de la medicina. el hospital se convertirá así en un lugar de formación y transmisión de conocimientos.

La escuela, por su parte, deviene también aparato de examen permanente, instancia de clasificación positiva, de control de la transmisión fiel de un saber, y también medio de extracción de conocimientos.

El examen pone en marcha tres procedimientos:

1.-Invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder: somete a un dominio de visibilidad a aquellos sobre los que se ejerce. como ocurre en el Panóptico de Bentham, los sujetos son observados por alguien no observable.

2.-Hace entrar la individualidad en un campo documental. Hay aquí que prestar atención a todas esas pequeñas técnicas que se desarrollan en diferentes instituciones de registro, archivo, transcripción de documentos, redacción de informes, sistemas de clasificación…, porque no sólo constituyen para Foucault un medio cada vez más perfeccionado de organización administrativa, sino que su relación con el saber tiene un tremendo alcance porque permite que la individualidad ingrese en un campo de conocimiento, que el umbral de la ciencia se abra a la captación de lo singular: “problema de la entrada del individuo ( y no ya de la especie) en el campo del saber; (…) A esta simple cuestión de hecho corresponde sin duda una respuesta sin gloria: es preciso mirar del lado de los mecanismos de examen, del lado de la formación de los dispositivos de la disciplina, y de la formación de un nuevo tipo de poder sobre los cuerpos. ¿El nacimiento de la ciencias del hombre? Hay que buscarlo verdaderamente en estos archivos de poca gloria donde se ha elaborado el moderno juego de las coerciones sobre los cuerpos, los gestos, los comportamientos” 9

3.-El examen hace de cada individuo un caso. Procedimiento detallado, minucioso de registro de la individualidad, el examen tiene vocación de universalidad, se dirige a todos y cada uno. establece diferencias, jerarquiza, otorga rangos, es cierto, pero haciendo pasar por su tamiz la pluralidad. el objeto de examen es “cualquiera”, y su objetivo es servir como documento para una utilización eventual.

8 Cursos del Collège de France, en Annuaire du Collège de France 71-72, pag.2859 Surveiller et punir, París, Gallimard, 1975, p. 193 ( Vigilar y castigar)

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A diferencia de lo que ocurrió con las ciencias de la naturaleza, que se desligaron de las formas de saber poder situadas en su origen (medida, indagación), las ciencias humanas permanecen ligadas a este mecanismo disciplinario del examen

Para acabar con este punto debemos tener en cuenta que medida, indagación y examen no deben ser vistas como técnicas perfectamente delimitadas entre sí o específicas de un determinado tipo de ciencias, de hecho estas técnicas se han conjuntado en los diferentes saberes.

4.-Por lo que se refiere a la forma de saber poder de la confesión, habría que situar su origen en el terreno religioso, en el cristianismo primitivo, en la práctica de automostración del sujeto consistente en la verbalización exhaustiva, confesión de los movimientos del pensamiento, deseos e intenciones. Es una práctica desarrollada en la vida monástica.10. el objetivo primordial es la contemplación divina, lo que puede sólo alcanzarse a través de la purificación, de la eliminación en nosotros de todo aquello que aparta nuestra alma del buen camino. La confesión en su origen (exagoreusis), sirve a este objetivo, y se integra en los procedimientos de dirección espiritual que rigen la vida de los monjes. el monje se somete con espíritu de obediencia incondicional al maestro. La obediencia se convierte en un estado permanente y globalizador, ya que en todos los aspectos de su comportamiento, el monje es un ser guiado y su yo queda anulado. En este estado lleva a cabo un examen de conciencia y la confesión. El examen de conciencia no tiene para este cristianismo primitivo el sentido de ejercicio comprobatorio de la correspondencia de unas acciones o respuestas con unas reglas o proyecto de conducta. el examen cristiano opera sobre la base de un principio hermeneútico, se mantiene atento a todos los movimientos del pensamiento, comprueba su naturaleza, si no esconden o disimulan un deseo condenable. Se trata de una labor de desciframiento para dejar limpio nuestro espíritu. Para que esa selección se lleve a perfecto cumplimiento es precisa la confesión al maestro de los movimientos del alma, la apertura de la propia interioridad. la comunicación al maestro no es, en este momento, un repaso analítico de los pecados, sino la verbalización permanente de todos los movimientos del pensamiento. Para Foucault esta exteriorización absoluta de sí conlleva la anulación de sí.

La práctica de verbalización de la interioridad cobrará, con el tiempo, una importancia extraordinaria y una impronta cada vez mayor. En el Concilio de Letrán (S.XIII) se impondrá la obligación de la confesión para todos los fieles. Los procedimientos de examen y autoanálisis adquirirán un importante desarrollo desde el siglo XVI.

Desde el campo de la espiritualidad religiosa, y de su empleo por parte de la Inquisición (la mejor forma de culpar a alguien de herejía, brujería, etc. era arrancarle una confesión, contra la cual ningún otro tipo de prueba tenía poder), la confesión pasará posteriormente, cobrando una forma nueva, pero sin dejar de asociarse a relaciones de poder, a ser integrada en nuevos espacio: justicia, pedagogía, medicina, sexología, criminología, psicoanálisis…

En La voluntad de saber 11 se analiza un caso concreto: el de la integración de la confesión en un discurso científico sobre el sexo. La inserción de la confesión en esquemas de cientificidad se opera a través de cinco procesos que en el psicoanálisis alcanzarán su más alto grado de expresión:

1.-Codificación clínica de “dejar hablar”, del hacer hablar

10 Foucault se basará aquí en los textos de Casiano11 La volonté de savoir. Histoire de la sexualité Tomo I, París, Gallimard, 1976. Trad cast. en s. XXI

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2.-Postulado de una causalidad general y difusa que conduce a no omitir ningún detalle, por ínfimo que sea, todo debe ser manifestado

3.-Principio de una latencia intrínseca a la sexualidad, la idea de un funcionamiento oscuro y subterráneo que exige un redoblamiento del esfuerzo de sacar a la luz, de desvelar el secreto que se oculta al sujeto mismo que lo padece

4.-Método de la interpretación: la confesión como un signo de la verdad que el experto debe establecer

5.-Medicalización de los efectos de la confesión: lo sexual se coloca bajo la escisión normal-patológico. La confesión se convierte en condición de la terapia.

Este medio de producción de la verdad implica siempre una relación de poder, una instancia exterior o internalizada que inquiere, que juzga, que exige la vigilancia de sí. En este proceso se opera un sometimiento (“sujetamiento”, si existiera la palabra, sería lo adecuado) de acuerdo con el cual el sexo acabará por convertirse en el núcleo definitorio de la propia individualidad, de manera que la tarea de esclarecimiento de esa oscura realidad será al mismo tiempo aquella por la cual el sujeto se dice la verdad acerca de sí.

La confesión se constituye en una fértil técnica de producción de discursos de verdad, pero también de sujeción de los individuos, al vincularlos a relaciones de sumisión.

2.4.3.-LA RELACIÓN SUJETO-OBJETO, TEORÍA-PRAXIS

Desde el momento en que centra su atención sobre las prácticas de poder, la genealogía de Foucault introduce una dimensión teórico práctica que afecta a la comprensión de las categorías de sujeto y objeto y de su relación, en la medida en que la conformación de la subjetividad, el proceso de individualización, están unidos con la conversión del hombre en objeto de conocimiento. Las ciencias humanas han emergido sobre la base de mecanismos de intervención y conformación de los sujetos. El proceso por el cual algo se problematiza es al mismo tiempo el de su configuración. Así, decir la verdad es hacer verdadero, y, al mismo tiempo, la conformación efectiva del objeto en virtud de las prácticas de intervención, en la medida en que permiten que ese objeto sea visto, facilitan su entrada en el espacio del saber. Todo este proceso acontece en virtud de instancias de poder, de prácticas de coerción. Aquí residiría lo esencial de una historia política de la verdad, la cual en los textos de Foucault, produce una radical inversión de las relaciones entre la teoría y la práctica, tal y como estas se conciben en el planteamiento tradicional, no sólo porque la teoría se conciba como práctica, sino también porque la práctica de conocimiento comporta una práctica de intervención.

Por su parte, la tarea crítica que se desprende del planteamiento foucaultiano no es la de la lucha de una supuesta verdad contra el error, cuanto la puesta en cuestión de un régimen de verdad determinado, de una específica política de la verdad. NO se trata de liberar la verdad del poder, sino de replantear otras relaciones entre ambos, abogar por un régimen de verdad distinto. En relación con este enfoque hay que entender la figura del intelectual específico que Foucault contrapone al intelectual tradicional representante de la universalidad. Aquel desarrolla su cometido en las diversas instituciones, en los aparato de saber en que funcionan los distintos discursos de verdad. Si la figura simbólica del intelectual universal es la del sabio jurista, la del escritor, la del intelectual específico sería la del experto. Los expertos son los que pueden desempeñar una función crítica en sus respectivos aparatos, donde pueden neutralizar los efectos perniciosos que se derivan de un determinado régimen de verdad. La lucha local llevada a cabo en el territorio de la psiquiatría podría servir de ejemplo de la nueva tarea, como revela el movimiento de la antipsiquiatría y su radical cuestionamiento de la estructura de relaciones de poder que caracterizaban las instituciones

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asilares, las relaciones entre médico y paciente, el vínculo fuertemente fijado entre la producción de verdad y poder, “el derecho absoluto de la no locura sobre la locura”12

La pregunta para entender la tarea es la siguiente: ¿Es posible que la producción de verdad de la locura pueda efectuarse en formas que no sean las de la relación de conocimiento? La pregunta afecta a todo nuestro régimen de verdad. Su transformación depende de la tarea crítica de los “nuevos” psiquiatras.

3.-LA CUESTIÓN DE LA SUBJETIVIDAD

El tema de la conformación de la subjetividad persiste en toda la obra de Foucault. En sus trabajos se pone de relieve cómo la constitución de los discursos de las ciencias humanas, unida a las prácticas de poder que realizan, ha sido una pieza central en la conformación de los sujetos. La objetivación cognoscitiva del hombre ha sido el mecanismo fundamental de su subjetivación real. Poder, verdad y subjetividad no son desligables.

En los últimos trabajos Foucault expresó su intención de globalizar todos sus escritos bajo la perspectiva de historización de la subjetividad13. Esta totalización de su propio trabajo ha tenido la virtud de resaltar la centralidad de un tema cuya presencia sólo se reconoce, a menudo, en sus últimas obras. La comprensión del conjunto bajo la expresión “modos de subjetivación” no deja de plantear, a pesar de las distinciones introducidas por Foucault, cierta confusión, en la medida en que, según los casos, se trata de una constitución efectiva de los sujetos reales, o, lo que es algo muy diferente, de una crítica intrateórica de los discursos de las ciencias humanas.

Para evitar equívocos podríamos subrayas dos grandes direcciones:

1.-Una crítica de la categoría de sujeto, de su delimitación en los discursos de las ciencias humanas, de su proyección en la historiografía, y, en particular, en la historia de las ideas.

2.-Una investigación histórica de los procesos de individuación, de conformación empírica de los sujetos, de la subjetividad

Ambas orientaciones se entrecruzan. La segunda se remonta al inicio de sus trabajos, y es la que aquí más nos interesa. De la primera, por la que vamos a comenzar, esbozaremos sólo algunas anotaciones

3.1.-CRÍTICA DE LA CATEGORÍA DE SUJETO

3.1.1.-EL SUJETO EN LA HISTORIOGRAFÍA

La crítica de la proyección de las categorías vinculadas a una filosofía del sujeto en el campo de la historiografía es constante en la obra de Foucault, en la medida en que implica el cuestionamiento del evolucionismo, de la continuidad, de la permanencia de la relación sujeto-objeto, del supuesto carácter natural de los referentes, del teleologismo, de la idea de origen, etc.

Por otra parte, la crítica de las categorías propias de la historiografía tradicional no se orienta siempre en la misma dirección, no se contrapone en todo momento a iguales

12 Cursos del Collège de France, en Annuaire du Collège de France 72-72, pag.22913 “Deux essais sur le sujet et le pouvoir” en Dreyfus, H., Rabinov, P. Michel Foucault. Un percours philosophique. París. Gallimard 1966. Pag. 297-298.

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corrientes de pensamiento. así, en su obra sobre la locura, la crítica a una concepción lineal, a las proyecciones del presente sobre etapas anteriores, a la concepción ortogenética del saber, apunta fundamentalmente en contra del positivismo.

En cualquier caso, los trabajos de Foucault no dejan de cuestionar conceptos como origen, yo, identidad, en la crítica al humanismo, y somete al trabajo de la historia lo que se ha pretendido natural: el sexo, el sujeto de deseo, al tiempo que mantiene el planteamiento de la discontinuidad.

3.1.2.-EL SUJETO EN LAS CIENCIAS HUMANAS

Un segundo espacio en el que se despliega la crítica del sujeto es ocupado por los discursos de las ciencias humanas. En Las Palabras y las Cosas esta crítica se desarrolla de forma sistemática, y se centra en ese “objeto” que emerge con el nacimiento de la episteme moderna: el hombre. Desde el momento en que se quiebra la trasparencia de las relaciones entre el signo y el ser, característica de la episteme clásica, y se condensan del lado del sujeto una serie de estratos (trabajo, lenguaje, vida), aquellas relaciones deben ser cuestionadas, y el sujeto es problematizado, su cuestionamiento se hace necesario. Su objetividad se le hace presente marcada por la limitación, por la finitud, como corresponde a un ser atravesado por un lenguaje del que no es amo, y por una historia y una naturaleza que le trascienden.

En Las Palabras y las Cosas se plantea la posible salida de una filosofía del hombre desde la superación de éste en la figura del superhombre nietzscheano, y las llamadas contraciencias de corte estructuralista: el psicoanálisis lacaniano, la etnología de Levi-Strauss y una lingüística empeñada en una teoría pura del lenguaje. El lenguaje discursivo también puede servir, ciertamente, a la superación del antropologísmo. Las tres contraciencias citadas prescinden ya del hombre, se sitúan más allá, se confrontan con aquello que sirve a priori a las ciencias humanas, aquello que posibilita sus contenidos cognoscitivos, y, por eso, también con ellas.

3.1.3.-LA DISIPACIÓN DEL SUJETO EN LA LITERATURA

Hay discursos en los que se hace trasparente la desaparición del sujeto. Esto sucede en la literatura, en la medida en que para Foucault ella se define como experiencia del ser mismo del lenguaje, y la experiencia del ser del lenguaje es al mismo tiempo la de la extinción del sujeto. La literatura, así entendida, tiene su horizonte de posibilidad con el nacimiento de la episteme moderna, cuando la representación deja de darse como el medio privilegiado de captación de los entes, cuando el lenguaje se vuelve opaco. El lenguaje se convierte entonces en objeto, en dominio empírico, con sus respectivos procesos legales, su historia…Así, la filología pasaba a resultar posible. Filología y literatura pisan, por tanto, el mismo escalón epistémico, sólo que mientras la primera reduce el lenguaje a lo empírico, a objetualidad, la literatura se configura precisamente en la medida en que se entrega al poder del lenguaje.

3.2.-CRÍTICA HISTÓRICA DE LA SUBJETIVIDAD.

La segunda de las líneas a que antes nos hemos referido, y que ahora vamos a desarrollar, comienza en uno de los primeros trabajos de Foucault, la Historia de la locura, y será desarrollada sobre todo a partir de los años setenta, desarrollo que prolongará hasta sus últimos trabajos.

A través de esta continuada investigación, Foucault ha ido mostrando la emergencia misma de la individualidad, la modelación de los sujetos en virtud de prácticas de poder y prácticas de saber, ambas íntimamente relacionadas. El nuevo sistema de poder que se

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impone en la Modernidad aparece caracterizado como aquello que permite la emergencia misma de la individualidad, la modelación de los sujetos en virtud de prácticas de poder y prácticas de saber, ambas íntimamente imbricadas. El nuevo sistema de poder que se impone en la Modernidad tiene como rasgo central el ser “un poder que transforma a los individuos en sujetos” 14, un poder normalizador que interviene en todos los aspectos de la vida del individuo a través de una compleja red de instituciones, perfila sus pautas de comportamiento, los clasifica, establece divisiones entre ellos, define identidades…

Gubernamentalidad y poder pastoral eran algunas de las nociones que exponíamos para dar cuenta de este rasgo. Por lo tanto, no se trata tanto de un poder que se impone a sujetos ya dados como de un poder profundamente subjetivante. El sujeto, al igual que el individuo, no son nunca en Foucault elementos ya definidos, sino siempre resultados nunca definitivos de procesos históricos particulares de subjetivación, de individuación.

Elementos primordiales de este proceso son las prácticas de saber. La regulación de las distintas dimensiones del comportamiento humano va unida a la proliferación de una amplia gama de discursos que lo objetivan (psicología, pedagogía, psicopatología, sexología, medicina, etc.). Los individuos son, por lo tanto, conformados a través de instancias de conocimiento que dictan su verdad, que delimitan una identidad a la que el individuo se ve fijado, sometido. Este es el punto central del tratamiento que Foucault realiza de la cuestión de la subjetividad. El hombre no es sólo un ser que dice la verdad, sino, y sobre todo, un ser atado a la verdad de sí, bien determinada por otro, o por sí mismo (un otro interiorizado). Esta atadura a la verdad de sí posee un doble aspecto: por una parte, los efectos de poder, es decir, de sujección implicados en el proceso de producción de un saber acerca del individuo; por otra, este rasgo al que nos estamos refiriendo de encuadramiento de los individuos en una identidad a la que se ven obligados a responder, y de la que no pueden librarse. En ese doble sentido, el conocimiento que el hombre ha desarrollado de sí no ha sido, pues, liberación.

En esta perspectiva se sitúa también la noción de política de la verdad. La perspectiva etnológica, de distanciamiento, con que Foucault contempla nuestra cultura se revela fértil en este punto. Se ha percibido y se ha sistematizado la influencia de la religión, del cristianismo, por lo que se refiere a la constitución de una subjetividad especial, pero no tanto la de la ciencia, la de nuestro conocimiento positivo. La propuesta de tomar la ciencia como un “hecho cultural” posee ese sentido de comprensión de su papel en la reglamentación de nuestras vidas, y, más concretamente, de construcción de los sujetos, de fabricación de unas determinadas identidades.

La noción de política de la verdad nos desvela la relevancia de la verdad dentro de las técnicas de poder conformadoras de los individuos, de las subjetividades. hay aquí una concepción de constitución política de la subjetividad que se desmarca de los planteamientos tradicionales:

a.-de los que la sitúan en un proceso de autoconstrucción reflexiva

b.-de las posiciones de quienes la conciben definida por la relación de producción, de quienes la remiten a una instancia económica cuyo análisis crítico permitiría denunciar las formas fundamentales de la subjetividad moderna como formas de la conciencia cosificada, desde el fetichismo de la mercancía.

14 “Deux essais sur le sujet et le pouvoir” en Dreyfus, H., Rabinov, P. Michel Foucacult. Un percours philosophique. París. Gallimard 1966. Pag. 302

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Así, las afirmaciones de Foucault no apoyarán ni la autoconstitución reflexiva, ni la derivación económica, sino procesos de subjetivación en virtud fundamentalmente de prácticas de poder-verdad que atraviesan el ámbito del trabajo, las relaciones morales y los procesos de socialización en general.

Vamos a exponer a continuación los planteamientos de esta constitución de la subjetividad en tres apartados. El primero en torno a la Historia de la Locura, el segundo alrededor de Vigilar y castigar, y el tercero de acuerdo con sus trabajos sobre la sexualidad.

3.2.1.-LA VERDAD PSICOLÓGICA DEL HOMBRE

Historia de la Locura hace la arqueología de una de las divisiones más profundamente definitorias de un orden cultural, la que separa la razón de la sin-razón (clasicismo), la normalidad de la enfermedad mental (Modernidad). Esta cuestión nos coloca ante una de las escisiones más fuertes constitutivas de los sujetos. La identidad del sujeto normal encontrará su perfil último en la exclusión del Otro, del que se juzga que ha perdido su identidad.

En la época clásica se levantará una barrera externa y real imposibilitadora de toda comunicación o reconocimiento respecto al loco, barrera que, por ser externa, (los muros del internamiento) no impedía totalmente el oscuro sentimiento de que la animalidad constitutiva del loco latía en el interior de quien se situaba fuera, seguro de su razón. Podemos ver dos interioridades distintas en esa distinta separación del clasicismo respecto a la modernidad, porque en ésta última las barreras que se trazarán serán internas. Para la Modernidad, el hombre cuerdo puede definirse como tal sólo si define un aspecto que se contrapone a dicha normalidad: la locura, y conjurará el peligro de poder reconocerse en esa locura levantando una barrera esta vez interior, imposibilitadora de toda comunicación o reconocimiento. La constitución del sujeto moderno es el perfecto correlato de la conversión en objeto del loco, es decir, de la negación de su condición de sujeto, de su conversión en ser no libre, resultado del cruce de fuerzas determinantes. El loco es ese ser cuya palabra carece de significación y sentido.

Si el pensamiento político del XVIII se esforzó en hacer la experiencia jurídica de la locura, la medicina positivista del XIX avalaría de forma naturalista este hecho: la figura del alienado, del enfermo mental, comprendía, a la vez, al incapaz jurídico y al loco de la percepción social. Se le reconoce de modo filantrópico su humanidad, pero, al mismo tiempo, se sanciona su incapacidad para ejercer como sujeto de derecho, como hombre que firma el contrato social, a causa del diagnóstico y tratamiento cosificante otorgado por la psicopatología en la exclusión del asilo. La subjetivación de quien conserva su libertad en el exterior del asilo se constituía en relación directa con el proceso de objetivación de los internados.

Historia de la locura nos sitúa frente a dos aspectos centrales de la conformación de nuestra experiencia de la locura, aspectos en los que se perfilan las líneas básicas de lo que es nuestra subjetividad y que son los siguientes:

1.-Proceso de psicologización: por psicologización entendemos el procedimiento mediante el que la locura es, finalmente, reducida a la condición de enfermedad mental, de fenómeno psíquico patológico. el loco es entonces concebido como víctima de un conjunto contradictorio de fuerzas psíquicas determinantes, (pulsiones, deseos, apetitos, pasiones…). Coherentemente con ello, la psiquiatría pasa a ocupar un lugar central en el asilo decimonónico: los alienados quedan bajo su tutela. No se trata sólo de la transformación histórica en la concepción de la locura, sino de una conformación real de los

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sujetos, de una efectiva subjetivación de la que la emergencia misma de saberes como la psicología o la psicopatología forman parte. son muchos los factores que intervienen en este proceso: técnicas terapeúticas, métodos morales, con toda una parafernalia de culpabilización y un neto establecimiento de la separación entre lo físico y lo psíquico, los cambios en la persecución del delito, las reformas en justicia criminal, llamadas a establecer un más preciso ajuste entre penas y faltas y una más afinada relación entre la falta y su origen, etc. Todos estos factores están en la raíz del nacimiento de una psicología del crimen, y apuntan al pasado individual, a la trayectoria personal, de modo que colaboran con el hecho de que la biografía cobre una especial importancia. todos estos elementos vienen a coincidir en un mismo punto: comportan una tendencia culpabilizadora, moralizante, a través de la que se va constituyendo un espesor interior en el que el hombre, en un momento dado, tratará de encontrar su verdadera naturaleza. La subjetividad del individuo moderno se modela sobre este trasfondo profundamente moralizador. En cierto modo, esta transformación se inicia en el Clasicismo. En él tiene lugar una percepción ética, una condena moral de un abigarrado y heterogéneo conjunto de tipos humanos (libertinos, sodomitas, homosexuales, brujos, blasfemos…), que son situados en el mismo terreno que la insensatez, que la sinrazón. A través de este proceso moralizador el signo que hacía referencia en etapas anteriores a un universo trascendente, a un ámbito sagrado, va diluyéndose. En este cambio de lo religioso a lo moral se conforma al mismo tiempo que se constituye un dominio interno en el que el error de un espíritu desviado y la culpa se funden sin distinción. Lo que sucede posteriormente parece ser algo más que una intensificación del mismo fenómeno, ya que más bien se trata de una culpabilización distinta, menos explícitamente normativa, e incluso, menos responsabilizadora ya que, después de todo, el loco es víctima de la actuación de determinadas fuerzas psíquicas. En el asilo del siglo XIX su responsabilidad será invocada fundamentalmente para la cura. Los métodos del asilo del XIX comparados con las simple exclusión del internamiento clásico resultan suficientemente significativos: silencio, mirada, avergonzamiento, teatralidad…

2.-Vínculo sujeto verdad. El cambio en la relación locura-verdad se encuentra unido a esa línea psicologizante que acabamos de desarrollar. las dos figuras anteriores de esa relación eran las correspondientes al renacimiento y al Clasicismo. En la primera el loco sostenía la verdad acerca del mundo, su palabra era portadora de un misterioso saber y de un significado trascendente. La edad clásica hizo del loco el hombre del error, de la ilusión, de una ilusión que se encontraba indisolublemente unida a la desviación moral; la terapia trataba no sólo de castigar la falta, sino también de corregir el error. En la Modernidad desaparece semejante relación del sujeto con la verdad. En la medida en que la locura se vacía de significado y se convierte en un simple desarreglo de fuerzas, el loco ya no guarda vínculo alguno con la verdad, y por ello, pierde la condición de sujeto y aparece como objeto de la verdad. Sólo mediante el reenvío a esa verdad será posible la cura.

Que en un momento dado se haya encontrado la verdad del hombre en la psicología no es para Foucault el signo de un descubrimiento de algo que permanecía oculto, sino la construcción de un objeto que ha llegado a adquirir los caracteres que un saber determinado le atribuye. la psicología pasa así a ser el indicio de un proceso de subjetivación.

3.2.2.-EL ALMA MODERNA A TRAVÉS DEL CUERPO

Un segundo planteamiento lo encontramos en Vigilar y Castigar. El estudio sobre el nacimiento de la prisión constituye una pieza clave para el análisis del alma moderna. los mecanismos de individuación y subjetivación (sujección), ocupan ahora un lugar central. De nuevo aparecen la construcción de una identidad a la que se remite al individuo como expresión de su verdad, una construcción en la que intervienen decisivamente prácticas del saber, disciplinas positivas unidas a instancias de poder. Las nociones de delincuente e

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individuo peligroso, los cambios en el sistema judicial, la consideración de que ya nos es tanto el hecho delictivo lo que se juzga como el alma del acusado, el individuo globalmente considerado, y el papel que en todo ellos juegan los discursos como la psicología, la psiquiatría la pedagogía, unidos a instituciones como la prisión, los correccionales, los centros de trabajo e incluso las escuelas, son ejemplos del funcionamiento de estos mecanismos constitutivos de los sujetos.

Otros aspectos pasan a integrarse en un nuevo desarrollo en relación con el estudio de los sistemas disciplinares: la mirada, el espacio, las técnicas de registro de los comportamientos, el trabajo). Las disciplinas son entendidas como medios fundamentales en la configuración de los individuos, a través de la minuciosa programación de sus movimientos, de su disposición en el espacio, regulación en el tiempo, sometimiento a una perfecta visibilidad, imposición de un orden normalizante. Pieza clave en estos sistemas es, como ya hemos señalado, el examen, en el que confluyen todos aquellos elementos (sanción normalizadora, vigilancia, técnicas de registro, documentación), que hacen de cada individuo un caso del que extraer una información y al que fijar un modelo de conducta. En cuanto que asegura la eficacia de los demás resortes disciplinarios, este mecanismo de saber-poder cobra una gran importancia en la fabricación de la individualidad.

Foucault tratará de explicar aquí la constitución del alma desde el cuerpo. Así, “El sujeto psicológico nace en el punto de reencuentro del poder y el cuerpo: es el efecto de una cierta física política”. De modo paralelo pasa a buscar, contra Bergson, pero también contra Sartre, la explicación de ese constructo que es el sujeto en las formas de espacialidad y no en la temporalidad, ni en el ámbito simbólico o el de la comunicación.15. Los procesos de sujección son debidos a un poder que no actúa a través de los signos, del falseamiento de las conciencias, sino fundamentalmente de la modelación de los cuerpos (anatomía política. De ahí la atención continuada por parte de Foucault a la cuestión de la visibilidad, que llega a erigir el panoptismo en diagrama característico del poder moderno.

En muchos pasajes de Vigilar y Castigar se nos presenta un sujeto perfectamente maleable cuyos hábitos y pautas de conducta son forjados fundamentalmente a través de un cuerpo tomado, por lo general, en su pura exterioridad, un cuerpo máquina del que interesan sus posiciones, sus movimientos…En este sentido podemos decir, en primer lugar, que las nuevas formas de penalidad no se deben a una renovación de la percepción moral, sino a un problema corporal y económico, relacionado con la rentabilización del cuerpo. en segundo lugar, las transformaciones de la penalidad proceden de la historia de las relaciones entre el poder político y los cuerpos. A partir del siglo XIX se configura una nueva física de los cuerpos que comprende, por una parte una nueva óptica:

1.- reorganización de un espacio de vigilancia generalizada e ininterrumpida basada en el establecimiento del panoptismo, la organización de la policía y la instauración del sistema de archivos;

2.-por otra parte, una nueva mecánica: surgimiento de una tecnología disciplinaria que clasifica, diferencia, individualiza, agrupa y por tanto, controla la vida los tiempos y la energía hacia la redistribución en términos de docilidad y rentabilidad, y,

15 El abandono por parte de Foucault del modelo de la temporalidad de la conciencia tiene como contrapartida la adquisición de una gran importancia teórico-práctica del concepto de espacio. Para él este ha sido descalificado en la filosofía moderna. Es a partir del siglo XVIII cuando comienza a desarrollarse una tecnología política del espacio. será el siglo XX “la época del espacio”, porque en él “el mundo se experimenta menos como una gran vida que se desarrollaría a través del tiempo, que como una red que teje sus puntos y que entrecruza su madeja” (En “Des espaces autres” 1967). Pero el espacio de Foucault no es el espacio geométrico de la física, sino que es hetrogéneo, polimorfo, está “afuera”, es emplazamiento, y en ese sentido está atravesado por el tiempo.

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3.-por último, una nueva fisiología: establecimiento de intervenciones correctoras que aúnan terapia y castigo.

En tercer lugar, la delincuencia juega un papel fundamental en esta física de los cuerpos. Por ello quizás la delincuencia no deba entenderse sólo como puro objeto de la represión penal, la delincuencia es un producto real de la prisión, materializada en la formación institucional de una población de individuos de imposible resocialización que forman un continuo con la prisión. De esta forma la delincuencia pasa a formar parte de una intervención más amplia sobre el conjunto del cuerpo social, ya que justifica el control de la totalidad de la población a partir de su existencia.

La prisión no tuvo ni tiene una función de resocialización en la sociedad moderna. Cuando se concebía entre los reformadores como una más entre diversas penas16, era criticada por motivos como los siguientes perpetúa y refuerza la criminalidad e impide al poder judicial controlar y verificar la aplicación de las penas; más tarde, desde el XIX, la cárcel produce un medio delincuente a través de un dispositivo de control. La perpetuación carcelaria de la delincuencia no es, en opinión de Foucault, una disfuncionalidad social, sino su expresión funcional más certera. La prisión no reinserta los delincuentes sino que certifica y refuerza la criminalidad, usándola política y económicamente. Por una parte, se acaba con el nomadismo de la criminalidad, localizando a los delincuentes en un espacio definido donde se les examina, se les utiliza como objeto de saber o se les recicla en un contexto estratégico más amplio de vigilancia del conjunto del cuerpo social;

La prisión, en opinión de Foucault, desde principios del siglo XIX, posibilitó la vigilancia y el control extensibles al conjunto del cuerpo social. Así, la cárcel formó parte de un proyecto social más amplio de constitución de un orden interior que, liberado de excluir, garantizase un control absoluto. Este orden interior, a través de la localización espacial de los individuos y del establecimiento de una vigilancia ininterrumpida, se constituyó como utopía negativa en el panoptismo, que supone garantizar la vigilancia total y absoluta del cuerpo social.

Para Deleuze, el panóptico se define por la pura función de imponer cualquier labor o conducta a cualquier multiplicidad de individuos, atendiendo, únicamente, a que compongan una población reducida, localizada en un espacio limitado, e independientemente de las formas que adopte la función, educar, asistir, castigar, hacer producir…, y de las sustancias formadas sobre las que recae la función, prisioneros, escolares, locos, obreros, soldados, enfermos. El panóptico constituye una solución espacial al ejercicio del poder en la sociedad moderna. Bentham expresaba la intención que orientaba su proyecto: gobernar políticamente el espacio social básico de los individuos, de forma que cualquiera de sus expectativas posibles estén controladas. para conseguir este objetivo, el panóptico idea una distribución racional de espacio físico, que asegure la distribución absoluta y total de las acciones por una mirada omnipresente. Del suplicio medieval, con todo su ornato representativo, a la vigilancia moderna, se produjo una inversión técnica del reparto y distribución del espacio público. si en la Edad Media se socializó la visualización del castigo, en la sociedad moderna se concentra la mirada y adquiere la forma de vigilancia. A esta reorganización de la visibilidad la denomina Foucault “inversión del eje político de la individualización”. Mientras en la Edad Media el arte de construir respondía principalmente a la necesidad de exhibir el poder el plazas fuertes, palacios e iglesias, desde fines del XVIII la organización del espacio está vinculada a la satisfacción de fines económico políticos y problemas de urbanismo, protección y salud. Son los médicos y no los hombres de Estado los que reorganizan el nuevo espacio social.

3.2.3.-EL PRISMA DE LA SEXUALIDAD

16 Hoy, por ejemplo, aquellos que defienden la cadena perpetua frente a las ejecuciones

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Cuando trata el tema de la sexualidad Foucault da cabida a aquellas técnicas que actúan sobre la interioridad. Es en su Historia de la sexualidad donde se destaca la importancia, en nuestra constitución como sujetos, de los procedimientos por los que se incita al individuo a decir la verdad de sí, la importancia, por tanto, de técnicas como la confesión, retomada luego por diversas disciplinas. A esto dedicará fundamentalmente el primero de los volúmenes. Los otros dos se centrarán en la evolución de un tipo de relación que el sujeto establece consigo mismo dominada por el imperativo de decir, y decirse, lo que uno en realidad es, de manifestar cada rasgo de nuestra auténtica identidad. Foucault mostrará aquí una constitución de la subjetividad a través de las prácticas de sí, por las que el individuo se toma a sí mismo como objeto para dar a su vida una orientación determinada: para autoconformarse, o, para modelar sus deseos de primer orden de acuerdo con un sistema de metadeseos.

El mecanismo que aquí funciona, en su relación con el psicoanálisis es el poder pastoral. En este momento lo que podría ser el gobierno de sí pasa a convertirse en una de las piezas más sofisticadas de un poder individualizante que exige la constitución de determinadas identidades para su más perfecto funcionamiento. Así se traba el enlace entre la verdad y la identidad atravesado por las relaciones de poder.

3.3.-OTRAS CONSTITUCIONES DE LA IDENTIDAD

Foucault estudió en sus últimos escritos la manera en que en el mundo grecorromano la libertad se reflejó éticamente como “cuidado de sí” por el que el sujeto buscaba constituirse a sí mismo como obra de arte a través de toda una serie de prácticas de si. esta “estética de la existencia de la Antigüedad aporta la idea de un sujeto ético que funda su existencia libre no en una serie de prescripciones, códigos o verdades universales, sino en la invención de sí mismo. la ética que Foucault esboza coincide con la práctica de la libertad, entendida como una crítica permanente de nosotros mismos. El sujeto es aquí un sujeto ético “mayor de edad”, que tiene el coraje de saber conducirse “sin la dirección de otro”. ¿Cómo debemos entender esto después de todo lo que hemos desarrollado hasta aquí?

La autonomía del sujeto no implica para Foucault una exterioridad respecto a las relaciones de poder. El continua siendo un sujeto constituido por prácticas y operante en el interior de un campo particular y disperso de acontecimientos que es, propiamente, un juego estratégico. La sujección ética está transida de sujección política. la libertad es entonces, inmediatamente política: en su forma más plena y positiva es, un poder que el individuo ejerce sobre sí mismo en el poder que ejerce sobre los otros. A ese punto de contacto de la relación consigo y de la relación con los otros relacionada con el dominio de sí es posible denominarlo Tecnología del yo.

Después de todo lo dicho, parece evidente que este nuevo “sujeto” no se ha desatado de todas sus sujeciones. La dimensión de autonomía no consiste aquí en la negación de toda sujección, sino el ejercicio continuado de la crítica. Esta sería también el ejercicio de la libertad. Ello nos llevaría a tener que inventarnos continuamente, a cada instante, iniciar ese proceso en el que la negación de una forma de subjetividad ya establecida da paso a la creación de una forma nueva, teniendo en cuenta que esa posibilidad es lo que denominamos actividad libre. El trabajo de la libertad sería entonces el ejercicio de des-identificación y reinvención de sí mismo, por el que sin adherirnos a ninguna forma estable de subjetividad, no cesamos en la tarea de autocreación, de desprendernos constantemente de lo que somos, de reivindicar el cuerpo como punto plural de existencia

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Es fundamental entender que esta actitud crítico ética es también y necesariamente una actitud crítico política, quizás hoy más que nunca, en este momento en que está en juego el problema de la identidad en una nueva sociedad y ante un nuevo paradigma del biopoder, manifestado en la genética, el las luchas ecológicas, en la reivindicación de una nueva forma de ser con, de solidaridad, de espacio público, en todas las luchas que tiene que ver con constituciones divergentes de la identidad.

No hay, para Foucault, un lugar del Gran Rechazo, alma de la revuelta, foco de todas las rebeliones, ley pura de lo revolucionario, sino unas resistencias, un “levantamiento”. el levantamiento consiste en un cambio de nosotros mismos, de nuestra propia experiencia, momento en el que es posible volver a pensar de nuevo: “Existen tres formas de lucha, las que se oponen a las formas de dominación (ëtnicas, sociales, religiosas); las que denuncian las formas de explotación que separan al individuo de lo que produce; y las que combaten todo lo que liga al individuo a sí mismo y asegura así su sumisión a los otros (luchas contra la sujección, contra las diversas formas de subjetividad y sumisión)” 17 Por lo general se dan las tres juntas en cada época histórica, pero predomina una de ellas. Hay la primacía corresponderá a la tercera.

17 “Deux essais sur le sujet et le pouvoir” en Dreyfus, H., Rabinov, P. Michel Foucault. Un percours philosophique. París. Gallimard 1966. Pag. 303

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