Aproximación Preliminar a Una Hermenéutica Comparativa Entre La Cosmogonía Egipcia y El Relato...

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Aproximación preliminar a una hermenéutica comparativa entre la cosmogonía egipcia y el relato bíblico del Génesis. En el presente trabajo trataremos de mostrar que el relato bíblico de la creación guarda una estrecha relación con la denominada “teología menfita”, desarrollada en el contexto del Reino Antiguo egipcio, más intensa si cabe que con otras fuentes del Cercano Oriente (en particular, el mito de Enuma Elis, la epopeya de Gilgamesh o el mito de Inuma Ilu) a los que se les ha venido prestando mayor atención, por la vinculación que el texto egipcio ofrece entre creación y palabra. Esbozaremos una reflexión sobre la noción gnóstica de creación. The aim of this paper is to show that the creation tale in the Bible keeps a close relation with the so called “Memphite theology”, developed in the context of the Egyptian Old Kingdom; stronger than other sources from the Near East (such as the Enuma Elis myth, the Gilgamesh story or the Inuma Ilu myth) to which more attention has been payed, on account of the link that the Egyptian text establishes between creation and word. We will also consider the Gnostic concept of creation.

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Aproximacin preliminar a una hermenutica comparativa entre la cosmogona egipcia y el relato bblico del Gnesis.En el presente trabajo trataremos de mostrar que el relato bblico de la creacin guarda una estrecha relacin con la denominada teologa menfita, desarrollada en el contexto del Reino Antiguo egipcio, ms intensa si cabe que con otras fuentes del Cercano Oriente (en particular, el mito de Enuma Elis, la epopeya de Gilgamesh o el mito de Inuma Ilu) a los que se les ha venido prestando mayor atencin, por la vinculacin que el texto egipcio ofrece entre creacin y palabra. Esbozaremos una reflexin sobre la nocin gnstica de creacin.The aim of this paper is to show that the creation tale in the Bible keeps a close relation with the so called Memphite theology, developed in the context of the Egyptian Old Kingdom; stronger than other sources from the Near East (such as the Enuma Elis myth, the Gilgamesh story or the Inuma Ilu myth) to which more attention has been payed, on account of the link that the Egyptian text establishes between creation and word.We will also consider the Gnostic concept of creation.

Grabado de la creacin del hombre de una historia de la Biblia publicada en Pars por Chez Guillaume le Be ao 1660De las tres cosmogonas que ms influjo tuvieron en la idiosincrasia religiosa del antiguo Egipto, destaca la denominadateologa menfitapor presentar la temtica de la creacin y de la soberana del dios Ptah por encima del resto de deidades como centros de su discurso[1]. En el presente trabajo trataremos de esbozar una hermenutica preliminar que ponga de relieve las analogas existentes entre la nocin menfita de creacin y el concepto bblico, e intuimos que si esta investigacin se prolongase al estudio de las grandes cosmogonas del mundo antiguo (desde la India hasta Mesoamrica) mostrara la vigencia de una constante cultural (la de creacin en el marco de la soberana divina sobre todas las cosas) que, lejos de haberse dado exclusivamente en la tradicin semtica, ha estado en la base de otras civilizaciones, si bien la temtica de la creacin por la palabra se circunscribe preferentemente al mbito egipcio y hebreo.La teologa menfitaLo que nos ha llegado de la denominada teologa menfita se encuentra recogido en lapiedra de Shabaka(British MuseumNo. 498), mole rectangular de granito negro de 92x137 cm de magnitud. El texto que contiene se distribuye en series de dos lneas horizontales y sesenta y dos columnas que comienzan por el lado izquierdo[2]. Aunque el texto que conservamos data del reinado de Shabaka (monarca de la vigsimo quinta dinasta, hacia el 710 a.C.), el mismo Shabaka relata al comienzo que se vio obligado a copiar un texto ms antiguo que se hallaba en un estado de avanzada descomposicin. Por los numerosos arcasmos y las analogas retricas con los Textos de las Pirmides, puede situarse en el Reino Antiguo, aunque sea difcil ofrecer una datacin ms precisa.El texto en cuestin es como sigue:Geb, la tierra, orden a la Enada que se reuniera en asamblea. Al principio, Geb propuso poner fin a la guerra entre Horus y Seth, dividiendo Egipto entre ellos en dos partes iguales. Horus gobernara sobre el Bajo Egipto en el norte y Seth gobernara sobre el Alto Egipto en el sur. Despus, Geb propuso que el pas de Horus tendra que gobernar sobre el pas de Seth y que Horus, hijo de Osiris, tendra que unir el Alto y el Bajo Egipto en un solo pas. Por lo tanto, Osiris franque triunfante las puertas de la muerte para gobernar el pas de los muertos y su hijo Horus se sent triunfante sobre el trono del Alto y el Bajo Egipto en el pas de los vivos. Luego Isis yNephtis propusieron que Horus y Seth pusieran fin a sus guerras y se hicieran hermanos.Ptah dio vida a todos los miembros de la Enada y al alma [ka] de cada uno de ellos. Cada uno vino a la existencia a travs de los pensamientos de su corazn y las palabras de su lengua. Horus y Thoth surgieron de los pensamientos del corazn de Ptah y de las palabras de la lengua de Ptah. Los pensamientos del corazn de Ptah y las palabras de la lengua de Ptah guan todos los pensamientos y todas las palabras de la Ennada, todos los pensamientos y las palabras de los humanos, y toda la vida. Ptah crea la Ennada slo con dientes y labios. Atum tiene que crear con manos y semen. Atum tuvo que masturbarse para producir la Ennada. Ptah slo tuvo que hablar y la Ennada vino a la existencia. Ptah pronunci los nombres de Shu, el viento, y Tefnut, la lluvia, que dieron a luz a Geb, la tierra, y a Nut, el cielo. Al igual que todos los sentidos de la vista, del odo y del gusto informan al corazn, y la lengua dice lo que el corazn desea, as tambin todos los miembros de la Ennada vinieron a la existencia [...] segn los pensamientos del corazn de Ptah y las palabras de la lengua de Ptah [...]Segn los pensamientos del corazn de Ptah y las palabras de la lengua de Ptah, los inocentes son liberados y los culpables son castigados, se concede la vida a los puros de corazn y la muerte a los necios. Segn los pensamientos del corazn de Ptah y las palabras de la lengua de Ptah, aparecieron todas las artes, fueron creadas todas las profesiones. Ptah es el creador de todo y el gobernante de la Ennada. Ptah dio vida a la Ennada y de Ptah proceden todas las cosas. Ptah gobierna sobre la Ennada. Despus de hacer estas cosas, Ptah se sinti satisfecho de su trabajo[3]Las similitudes con el relato bblico de la creacin no se limitan a la afirmacin de la soberana de la Divinidad, sino al modo en que confiere existencia a los dems seres. Ptah crea por la palabra: slo tuvo que hablar. La temtica de la palabra, que reaparecer en el prlogo de San Juan (probablemente muy influido por un ambiente gnstico), no es por tanto exclusiva de la idiosincrasia hebrea, sino que ya en el antiguo Egipto, al menos en la cosmogona menfita (y en oposicin a la cosmogona heliopolitana, contenida en losTextos de las Pirmidesy, con posterioridad, en losTextos de los sarcfagos, que sostienen que el autntico demiurgo fue el dios Atum, y que los medios que emple fueron manos y semen), el valor de la palabra como fuerza creadora haba sido atisbado. La frase todos los miembros de la Ennada vinieron a la existencia segn los pensamientos del corazn de Ptah y las palabras de la lengua de Ptah es clarificadora en este sentido: el autor establece una interesante analoga entre el poder del corazn (el ncleo del individuo para los egipcios), ya que para los egipcios, la accin moral, la personalidad misma, la capacidad de ejercitar lo bueno o lo malo, residan en el corazn. El corazn era el correlato terrestre de laMaat, de la verdad y justicia celestiales[4], por lo que ya en Egipto encontramos un desarrollo notable de la praxis moral como responsabilidad del individuo, de suh3ty(corazn, por lo general sinnimo del trminoib), que posteriormente sera juzgado conforme al patrn universal de justicia y de bondad, la pluma (M3ct) del equilibrio y del orden que se sobrepuso en el momento de la creacin sobre el caos (Nun), similar a la nocin griega decosmoscomo totalidad armoniosa y muy acorde con la nocin egipcia de eternidad cclica (nhh) y de estabilidad duradera (dt), de invariabilidad aun dentro de la mutabilidad[5]. Maat es, por tanto, a la vez el orden del Universo y la tica que consiste en actuar, en toda circunstancia, de acuerdo con la conciencia que se tiene de este orden universal[6]. Para un egipcio no haba contradiccin entre el orden csmico y el orden moral (entre el Cielo estrellado sobre m y la ley moral en m, que diramos usando la feliz expresin de Kant).Ptah crea por la palabra, que procede del corazn, y crea a todos los dioses, tambin a Horus y a Thoth (personificacin egipcia de la sabidura, de la escritura y del lenguaje). Los pensamientos del corazn, los deseos de Ptah, que se manifiestan en las palabras de su lengua, crean la Ennada, el conjunto de los dioses. Le basta la palabra, los dientes y los labios, la boca por la que emana su aliento vital, para dar forma a las deidades. Pronunciando sus nombres surgen el viento, la lluvia... Las analogas con el relato del Gnesis son estrechsimas: Y llam Dios a lo seco, Tierra, y a la reunin de las aguas llam Mares (Gn 1,10), donde nuevamente aparece la dualidad inicial de elementos entre lo seco y lo hmedo, que para los egipcios personificaban los dioses Shu y Tefnut. A diferencia del relato bblico, en la cosmogona menfita la Tierra y el Cielo surgen a partir de lo seco y de lo hmedo (Geb y Nut como deidades filiales de Shu y Tefnut), mientras que en la Biblia, Cielo y Tierra son las primeras entidades creadas por Dios. En el prrafo siguiente se produce la concentracin teolgica definitiva en torno a la figura de Ptah como divinidad soberana: Ptah desea, y con su deseo crea; Ptah libera y castiga; de Ptah proceden todas las cosas y todos los dioses.Notable es la semejanza entre Ptah se sinti satisfecho de su trabajo y el bblico vio Dios que era bueno, que aparece por primera vez en relacin con la creacin de la luz: Y vio Dios que era buena (Gn 1,4) (wa ire elohim et-hor ki-tob). En la cosmogona menfita, la satisfaccin de Ptah no es gratuita: dicha satisfaccin expresa la reconciliacin final entre los opuestos, que ahora se concebirn como complementarios. En Ptah se integran las dos tierras (el Alto y el Bajo Egipto, last3wy, que sern una constante en toda la historia de Egipto: el monarca tendr entre sus ttulos el denb t3wy, Seor de las Dos Tierras, como memorial de la unificacin que llevara a cabo Narmer a finales del cuarto milenio), pero la doctrina dualista y equilibradora no acab con la dialctica, slo la encauz. Ptah qued como el rbitro divino de esta dialctica[7]. Ciertamente, en el relato bblico la dualidad no es tan atenuada, porque desde el primer versculo (y tambin en el segundo relato de la Creacin, en Gn 2,4) se afirma la primaca y unicidad de Dios. Pero la dialctica reaparece en forma de elementos contrapuestos (cielos/tierra, luz/tinieblas...) que slo el poder creador de Dios consigue dominar. Tambin en la Biblia la Divinidad se manifiesta como rbitro de la dualidad y de su inevitable dialctica, como orden que elimina la tensin creando y dando vida a nuevos seres. Lo divino se muestra as, en las grandes lneas religiosas del Oriente Antiguo, como postulado necesario para subsanar la insoslayable dialctica entre los opuestos, mentalidad a la que no es ajena la Biblia.Por su parte, la temtica del nombre cobra gran importancia en la mentalidad egipcia. En efecto: ya fuese el de un dios, de un rey, de un nombre o de una bestia, el nombre personal es mucho ms que un signo de identificacin. El una dimensin esencial del individuo. El egipcio crea en el poder creador y determinante de la palabra. El nombre ser una cosa viviente. El que se d al hijo es un agradecimiento al dios, un grito de buen augurio lanzado durante los partos, un deseo de favor del recin nacido, una maldicin dirigida contra los enemigos de Egipto. Todo nombre, de esta forma, puede traducirse y est cargado de significado (...). Naturalmente, al escribir el nombre de una persona, al decirlo, se le hace vivir y sobrevivir. Pero, en otro sentido, basta con conocerlo para tener control sobre ella[8]. Dar nombre es, de alguna manera, dar vida y sentido a lo nombrado, conferirle una posicin en el complejo espacio religioso de la idiosincrasia egipcia. Tambin en la Biblia Dios nombra: Y llam (wa ikrc) a la luz Da, y a las tinieblas Noche (Gn 1,5).El verbo empleado para significar la creacin de los dioses y de otras entidades esiri(en el texto apareceirrt sm n ht nb, que puede traducirse, de acuerdo con Lichtheim, como que crea la realizacin de toda cosa, entendiendosm, posiblemente, como abreviatura desmnestabilidad, firmeza en sentido causativo)[9]. El verbohpriadquiere en el texto el sentido de tomar la forma de:hpr m h3ty m tit Tm, hpr m ns m tit Tm,aunque en este pasaje, como recoge Lichtheim, se han dado, por lo general, dos lecturas alternativas: para K. Sethe la traduccin correcta sera tom forma en el corazn de Atum, tom forma en la boca, mientras que Junker lee: el corazn tom forma en la forma de Atum, la lengua tom forma en la forma de Atum, aunque el pasaje expone la dotrina central de la teologa menfita: Ptah, el dios de Menfis, supera a Atum de Helipolis y a todos los dems dioses[10]. Parece, sin embargo, ms acertada la interpretacin de Sethe, ya que la partculampreserva su sentido preposicional de modo ms claro.En egipcio, hay diversos modos de expresar el concepto de crear:msi(en el sentido de dar a luz, especialmente a deidades),pth[11],shpr(causativo del verbohpr, que suele traducirse por llegar a la existencia o surgir),imn(principalmente en losTextos de las Pirmides),km3(en lo que concierne a la creacin artstica),iri[12].En la teologa menfita, crear es una accin propia del dios supremo (Ptah), y la realiza mediante sus palabras, que proceden de los deseos de su corazn. Crear, dar vida y forma, es primordialmente establecer un orden entre opuestos, un equilibrio dinmico que es capaz de sintetizar elementos antitticos en un orden comn, alegora que se reflejar en la figura del monarca como personificacin del orden que se establece sobre el caos y sus antagonismos.

[1]Soberana que, para muchos autores, constituira un intento de justificacin teolgica de la supremaca poltica de la ciudad de Menfis, capital de Egipto durante el Reino Antiguo, convirtindose as la teologa menfita en una de las primeras tentativas slidas de la Historia en conferir al orden poltico una base teolgica. Es ya clsico el estudio de H. Frankfort,Kingship and the Gods.A Study of Ancient Near Eastern Religin as the Integration of Society and Nature, 1948, parte I, captulo 2.[2]Cf. M. Lichtheim,Ancient Egyptian literature,vol. I: The Old and Middle Kingdoms, 1973, 51.[3]Hemos empleado la traduccin de V.H. Matthews y D.C. Benjamn,Paralelos del Antiguo Testamento, 2004, 3-5. La traduccin completa se halla en M. Lichtheim,op.cit., 52-56.[4]Para un estudio sistemtico sobre el concepto deMaaty su importancia en la praxis espiritual y moral del antiguo Egipto, vase J. Assmann,Maat, Gerechtigkeit und Unsterblichkeit im Alten gypten, 1990. Ciertamente, la sistematizacin del juicio y de la doctrina de Maat se da ya en el Reino Nuevo, con textos como elLibro de los Muertos, pero ya en escritos del Reino Antiguo como losTextos de las Pirmideso lasInstrucciones de Ptahhotepencontramos una temtica similar. Por tanto, si bien ni la doctrina del juicio ni la doctrina de Maat habran alcanzado una base religiosa suficiente en la poca de elaboracin de la teologa menfita, la temtica fundamental relativa al corazn en cuanto ncleo del poder y de la responsabilidad del individuo, estuvo ya presente y las influencias podran haber sido recprocas.[5]Cf., entre otros estudios, J. Assmann,Egipto a la luz de una teora pluralista de la cultura(1995), C. Blanco: La doble aproximacin egipcia al tiempo y el problema de la dialctica circularidad-linealidad, enAmigos de la Egiptologa,Religin y Mitologa, 2004.[6]G. Posener,Dicctionaire de la civilisation gyptienne,1988, 156. La nocin de Maat se asemeja en gran medida alKarmahind: Todo el universo est sujeto alkarma, a la ley de causa y efecto, mediante la cual cada ser individual crea su propio destino a travs de su pensamiento, sus palabras y sus acciones, E. Gallud,La India mgica y real, 2003, 11-12.[7]J. Cervell,Egipto y frica: Origen de la civilizacin y de la monarqua faranica en su contexto africano, 1996, 221. Un estudio detallado puede poner de relieve la existencia de esta dialctica entre los opuestos y el papel de lo divino como equilibrio que arbitra la tensin en las culturas africanas (de las que es gran deudora la civilizacin egipcia), tanto del frica central como del Norte de frica (en especial las mitologas y las temticas iconogrficas y religiosas propias de las culturas que poblaron la regin del Tassili en el Sahara antes de la desertizacin definitiva: cf. tambin C. Blanco,El nacimiento de la civilizacin egipcia, enAmigos de la Egiptologa, Historia, 2005), sin duda un campo amplsimo todava por explorar.[8]G. Posener,op. cit., 190.[9]Cf. M. Lichtheim,op. cit.,57.[10]M. Lichtheim,op. cit., 56.[11]Falukner lo traduce por crear; aunque existe una relacin evidente a nivel morfolgico entre el verbo crear y el nombre del demiurgo Ptah, no puede afirmarse con total seguridad la procedencia de un trmino a partir del otro. E. W. Budge, por su parte, recoge la lista de todos los calificativos de Ptah: desdePth c3 rsw nb.f(Ptah el Grande, el Sur de su muralla) hastaPtah tet sps 3st Rc, incluyendo uno de sumo inters:Pth smn M3ct, Ptah el que establece la Justicia. Cf. E. A. W. Budge,An Egyptian Hieroglyphic Dictionary, ed. 1978.[12]Cf. la voz create, en D. Shennum,English-Egyptian Index of Faulkners Concise Dictionary of Middle Egyptian, 1977; y para las distintas voces puede acudirse al propioA Concise Dictionary of Middle Egyptian, de R.O. Faulkner.http://www.egiptologia.com/egipto-y-la-biblia/63-el-concepto-de-creacion-en-la-teologia-menfita.html

El relato bblico de la creacinLas similitudes entre la teologa menfita y el relato bblico de la creacin han sido puestas de relieve por diversos autores[13]. Los paralelos tradicionales a Gn 1,1 suelen ser mitos procedentes del rea mesopotmica, con la excepcin del himno a Ra, que guarda caractersticas similares con el texto de la teologa menfita[14], si bien no acenta con la misma intensidad la creacin por la palabra (la exhalacin de Shu y Tefnut se da tras masturbarse el dios Ra).El mito de Enuma Elis[15]narra el nacimiento de la asamblea divina en Mesopotamia a partir de un caos de agua y tinieblas, al mezclarse Apsu y Tiamat (el dios del agua dulce y la diosa del agua salada; nuevamente, dos opuestos, en este caso personificados por una deidad masculina y otra femenina). Por su parte, el mito de Inuma Ilu relata el origen del mundo aludiendo a un mundo poblado slo por dioses inferiores (Igigu) y superiores (Anunnaku) de la asamblea divina. La rebelin de los dioses inferiores obliga a la deidad Ea-Enki a negociar un acuerdo con ellos, acordando que se encargarn de cuidar el mundo, en especial sus canales. En el caso del mito de Inuma Elis, ni la soberana de un dios demirgico est tan clara, ni mucho menos hay una alusin firme a la creacin por la palabra, como si se da en la teologa menfita o en el relato bblico. El mito de Enuma Elis s recoge la creacin de Lahmu y Lahamu, que fueron llamados por su nombre y sostiene que en el principio, cuando en lo alto el cielo no haba sido nombrado, cuando no se haba puesto nombre a la tierra, cuando no existan los dioses Anunnaku [...] cuando no haba nada [..] nada sino [...] Apsu, el progenitor, y Mummu-Tiamat, madre de todos los seres vivos, cuyas aguas se unieron cuando no se haban erigido cabaas de juncos, cuando no se haba secado ninguna zona pantanosa, si bien la creacin por la palabra no es tan explcita, y en el inicio no hay un dios supremo sino una dualidad de deidades[16].Puede ofrecerse una datacin aproximada del relato bblico de la Creacin? Los nuevos trabajos en el campo de la arqueologa bblica y de la crtica textual[17]han contribuido a desmitologizar la historia de Israel, acudiendo a fuentes extrabblicas que matizan e incluso niegan categricamente muchos de los relatos que se venan contemplando como sustancialmente histricos. Cobra cada da ms fuerza la hiptesis de que los textos fueron objeto de sucesivas re-ediciones y re-elaboraciones en las que se plasmaron los elementos cambiantes de la idiosincrasia hebrea, las distintas concepciones de la relacin entre Yahv y su pueblo que iban surgiendo conforme los acontecimientos histricos desmentan antiguas creencias o simplemente hacan necesario replantearse la identidad de Israel como pueblo y de su religiosidad.Como observa R. Albertz[18], la primitiva redaccin del Pentateuco laica estaba focalizada en la cuestin histrica en torno al origen del pueblo de Israel. Slo cuando los telogos sacerdotales, ya despus del Destierro, revisaron de manera profunda los textos clsicos (que hoy difcilmente se podran asimilar a documentos concretos, en el sentido de Wellhausen y de la hiptesis documentaria). La Escuela Deuteronomista, anterior en lneas generales al Destierro, encontraba para la relacin entre Dios e Israel una base exclusivamente histrica. Les interesaba ms subrayar que en la historia de Israel, desde Abraham y sobre todo a partir de la liberacin de Egipto, poda vislumbrarse la predileccin divina por su pueblo. Pero no mostraron gran inters por sistematizar una teologa de la creacin, quizs porque eran conscientes de que otros pueblos del antiguo Oriente haban escrito relatos sobre el origen del mundo, y redactar su propio relato de la creacin podra ir en descrdito de la identidad hebrea, tan exaltada por la teologa deuteronomista.En cambio, con el advenimiento y la primaca de la escuela sacerdotal, el fundamento de la relacin entre Dios y su pueblo sigue hallndose en la Historia, pero dicho encuentro se contempla ms bien desde la ptica de la iniciativa divina: la historia sagrada debe observarse desde su comienzo, porque desde el mismo comienzo se puede admirar la accin divina, y cmo sta ha ido posibilitando en el tiempo la peculiar cercana con el pueblo de Israel, que culminar con el sello de la Alianza (berith). Por tanto, y valindose de las primitivas composiciones sobre la creacin que, en un lenguaje mtico, relataban como la omnipotencia de Yahv haba dado lugar a todo cuanto existe, incluyeron en la historia de Israel una especie de prlogo (muy similar, aunque en otro contexto, al prlogo que tanto Mateo como Lucas incluyen en sus respectivos evangelios, al hablar sobre la infancia de Jess como preludio a la narracin de su ministerio pblico y, en ltimo trmino, del relato pascual) que abarcara desde el primer captulo del Gnesis hasta la historia de Abraham (Gn 12)[19]. Los telogos sacerdotales, en suma, englobaron en una nica lnea histrica fenmenos como el de la creacin, el diluvio o los patriarcas, anteponindolos como etapas de la historia de la salvacin que preludiaban la alianza que Yahv establecera con el pueblo de Israel al llamar a Abraham: la alianza de Dios, primero con las criaturas y luego con No, se va dirigiendo progresivamente hasta centrarse nicamente en Israel. Haciendo uso de tradiciones dispersas y en ocasiones dispares, y en cualquier caso anteriores, elaboraron un relato que encuadra en el contexto de las grandes mitologas orientales, para dar sustento histrico a la identidad e idiosincrasia del pueblo de Israel, a su autoconciencia de pueblo elegido, que no se adquirir hasta despus del Destierro y que en gran medida se constituye en dialctica con los pueblos del entorno (y en especial con los cananeos). La mitologa aplicada a la creacin mostraba as cmo Dios haba instituido un tiempo para el trabajo y otro para el descanso, cmo haba mandado dominar la Tierra y extenderse a los primeros hombres... Dios haba creado al ser humano como su imagen y semejanza (Gn 1,26), como interlocutor vlido, interlocutor que ser, por excelencia, el pueblo de Israel, el destinatario de la singular alianza de Dios con los hombres.En definitiva, los relatos bblicos de la creacin (Gn 2,4a, ms arcaico, y Gn 1,1ss) no adquirieron forma definitiva hasta despus del Destierro, con el predominio de la teologa sacerdotal, influidos por las mitologas de los pueblos vecinos pero al mismo tiempo en dialctica con las mismas (en este sentido podra entenderse la taxativa afirmacin bblica de que el caos no es algo que subsistiese antes de la creacin, como elNunde ciertas cosmogonas egipcias u otras ambigedades respecto a la creacin en sentido radical que podran desprenderse de los relatos mesopotmicos). En cualquier caso, el posible influjo egipcio se habra producido bien a travs de modelos fenicios[20], o simplemente en el contexto del reinado de los monarcas egipcios Psamtico I y Nekao II, que haban establecido la capital en Sais, al oeste del delta del Nilo, ciudad a la que haban emigrado numerosos israelitas. De hecho, no pocos autores sitan en esta poca la redaccin de la historia del xodo, que habra tenido como figuras a dichos monarcas egipcios y como ambientacin esa creciente relevancia demogrfica y econmica del norte de Egipto (el Gosn de la Biblia)[21]. El norte de Egipto era, por otra parte, la patria de la teologa menfita, la cual, aunque originaria del Reino Antiguo (tercer milenio a.C.), haba sido de hecho copiada por orden del rey Shabaka, de la XXV dinasta (c. 710 a.C.). No sera, en consecuencia, exagerado proponer un influjo directo desde las colonias de emigrantes judos en el delta del Nilo (de las que da testimonio el profeta Jeremas cuando se dirige a, entre otros, los judos de Tafnis y Menfis;cf. Jer 44,1;46,14) ya documentadas desde el s. VII (poca de Psamtico I y de Nekao II) y las diversas escuelas teolgicas de Israel, que cristalizaran siglos ms tarde en la re-elaboracin sacerdotal del relato de la creacin (posterior al Destierro).La creacin en textos de la biblioteca gnstica de Nag HammadiDesde el descubrimiento fortuito en 1945 de los manuscritos coptos de Nag Hammadi en el sur de Egipto, el inters que han despertado para campos tan diversos como la historia de las religiones, la filologa, la patrologa o la teologa no ha cesado de aumentar, y bien puede decirse que hoy en da es imposible acercarse al desarrollo del cristianismo primitivo y de la especulacin teolgica sino es teniendo en cuenta estas fuentes[22].As, en un texto de la biblioteca de Nag Hammadi, leemos:Viendo que todos, dioses del mundo y la humanidad, dicen que nada exista antes que el caos, yo, al contrario que ellos, demostrar que todos estn equivocados, porque no estn familiarizados con el origen del caos, ni con su raz. Aqu est la demostracin. Qu bien les sienta a todos los hombres, en el tema del caos, decir que es una especie de oscuridad! Pero de hecho viene de una sombra, que ha sido llamada bajo el nombre de oscuridad. Y la sombra viene de un producto que ha existido desde el principio. Es, ms an, claro que exista antes que el caos llegase a existir, y que el ltimo es posterior al primer producto. Preocupmonos por tanto por los hechos de este asunto, y despus, con el primer producto, del cual se proyect el caos. Y de este modo se demostrar con claridad la verdad. Despus de que la estructura natural de los seres inmortales se hubiera desarrollado desde el infinito, una semejanza eman desde Pistis [Fe]; se llama Sofa [Sabidura]. Ejerci voluntad y lleg a ser un producto parecido a la luz primignea. E inmediatamente su voluntad se manifest como una semejanza del cielo, teniendo una magnitud inimaginable, estaba entre los seres inmortales y esas cosas que llegaron a existir despus de ellos [..] Luego la sombra percibi que haba algo ms poderoso que ella, y sinti envidia [...] Pues todo ello [caos] era oscuridad sin lmite y agua sin fondo[23].Del presente texto podemos inferir dos conclusiones importantes: por un lado, la continuidad entre la concepcin gnstica de la creacin y el relato bblico (el caos no es lo primero, como en diversas cosmogonas orientales, sino que antes que el caos, antes que la oscuridad que da lugar al caos, exista un principio), y al mismo tiempo la discontinuidad que hay entre la categrica afirmacin bblica delbar(en sentido perfectivo, como accin completada) y el carcter imperfectivo de la emanacin de las diversas deidades a partir de la luz primignea. Para los gnsticos, la divinidad trascendente habra proyectado su propia esencia fuera de s, y porciones de la divina esencia se habran alejado tanto de su centro originario que, virtualmente, se percibiran como sustancias aisladas. Lacreatio ex nihilo, influida por la mentalidad griega, no aparecer hasta bien entrado el s.II a.C. (en libros como 2 Macabeos), probablemente en el horizonte de la comunidad juda alejandrina, y muy posiblemente la sistematizacin terica no se lograse hasta muchos siglos despus, ya en poca patrstica[24]. Por tanto, sera anacrnico juzgar los textos gnsticos en funcin de categoras filosficas que slo cobraran valor universal ms tarde[25](y quizs, con las controversias gnsticas como catalizadoras). Pero, indudablemente, en la teora emanacionista del gnosticismo existe una cadencia pantesta innegable[26], que tambin se encuentra en textos hindes relativos a la creacin. As, por ejemplo, en elRigveda[27], leemos:Entonces no haba la nada ni el ser, no haba aire, ni cielos encima, Quin guardaba el mundo, quin lo abarcaba?Dnde estaba el abismo, dnde el mar? No haba muerte ni inmortalidad, no haba noche, ni tampoco da .En su origen respiraba sin soplo el Uno, fuera del cual nada haba. De tinieblas estaba el mundo cubierto, ocano sin luz, en las noches perdido. Entonces se desprendi la corteza, y vino a existir el Uno, a nacer. De l surgi primero el amar, germen del conocimiento; los labios en el corazn hallaron, escrutando, las races de la existencia en el no-ser. Cuando midieron, con sus medidas, qu haba debajo y qu arriba, grmenes haba, fuerzas que se movan consolidacin abajo, tensin arriba. Sin embargo, quin logr averiguar ,quin supo acaso cmo se hizo la creacin? De ella surgieron los dioses, pero, dice alguien de dnde proceden: l, que ha producido la Creacin, que la contempla desde la luz del cielo, que la ha hecho o no la ha hecho ,l lo sabe... O tampoco l lo sabe?Antes que el ser y el no ser, subsiste el Uno, la Totalidad (pues fuera de l no haba nada). Lgicamente, por ser y no ser hay que entender toda realidad y toda posibilidad, porque en las lneas siguientes se afirma indirectamente que haba un espacio en el que an no soplaba el Uno (la temtica del aliento divino, tambin presente en el Gnesis, se halla de esta forma en contextos culturales diversos: el Uno careca an de vida). Pero el Uno mismo naci, surgi de las tinieblas que todo lo cubran... Se puede percibir en el texto la tensin que el autor plasma entre la afirmacin de un origen radical de todas las cosas (antes del ser y del no-ser), y la necesidad de sostener al mismo tiempo que para que algo surgiese, tuvo que existir previamente alguna entidad capaz de generarlo, por lo que la nada pura, la inexistencia total, no es concebible. El funcionamiento del intelecto humano, que razona mediante el principio de no-contradiccin y es incapaz de establecer, en consecuencia, una oposicin radical entre la nada y el ser como estados alternativos impide profundizar en una temtica, la de la creacin, que ha estado presente en las grandes tradiciones religiosas. Nuestro intelecto opera desde la necesidad del ser: no podemos pensar al margen del principio de contradiccin, pero al mismo tiempo no podemos si quiera asegurar que dicho principio sea universal, en el sentido de que en otro universo posible externo a nuestra mente y que operase con otras categoras (por ejemplo, un universo interrogativo, donde en todo momento se asumiesen y superasen contradicciones, donde en todo momento se tuviesen simultneamente presentes los contrarios, como en una interrogacin), nadie puede saber si sera o no posible pensar sin dicho principio. Adems, en cuanto intentamos formular un principio como el de no-contradiccin nos encontramos con la posibilidad constante de criticar tanto la formulacin como los conceptos empleados: el principio de no-contradiccin que se aplica para afirmar la incompatibilidad entre A y no-A presupone que A permanece constante tanto en el tiempo como en mi pensamiento, que no-A como negacin de A corresponde a no-es-A, y sobre todo que mi pensamiento de A como de no-A corresponde a la realidad extramental de A y de no-A, etc. presupuestos que no tienen por qu ser reconocidos por todas las culturas[28].ConclusinLa teologa menfita, desarrollada ya en sus lneas generales probablemente en los inicios del Reino Antiguo, presenta un concepto de creacin bastante similar al que aparece en el Antiguo Testamento, en particular en lo que se refiere a la creacin por medio de la palabra: as como Ptah da vida a la Enada (los nueve dioses) por medio de su palabra, que brota de su deseo (de su corazn), Yahv crea los cielos y la tierra en el principio (en un momento dado, de ah el uso en imperfectivo del verbobar[29]), y da nombre a las distintas cosas que surgen de su poder.El influjo de la teologa menfita de la creacin sobre el relato bblico (reformulado en sus lneas bsicas por la Escuela Sacerdotal, despus del Destierro) puede ubicarse en el contexto de las comunidades judas que se instalaron en el delta del Nilo durante la XXV dinasta, y que habran importado a su pas de origen ciertas concepciones religiosas y culturales en auge en la zona que, por otra parte, estaban en consonancia con las tradiciones israelitas ms antiguas relativas al origen del mundo.La creacin por la palabra, sin embargo, no fue asumida en lo fundamental por las teologas de corte gnstico, que parecen ms influidas por los relatos orientales (principalmente de origen indoeuropeo) de la creacin como emanacin.El anlisis comparativo de las distintas tradiciones culturales y religiosas constituye una preciosa oportunidad para poner en comn los resultados de la investigacin filolgica, histrico-crtica y de la reflexin ms propiamente filosfica y teolgica.

[13]Por ejemplo, J. Currid y sobre todo el alemn L. Durr, Die Wertung des gottlichen Wrtes, citado por D. A. Reed en How Semitic was John? Rethinking the Hellenistic Background to John 1:1,Anglican Theological Review, 2003 (disponible en formato electrnico).[14]El Himno a Ra fue descubierto en 1865 y se conserva en el Museo Britnico (B.M. No 10188), y provendra del Reino Antiguo: Cuando el sol sali, Ra habl: yo soy Khepri el escarabajo. Cuando yo llego, empieza el da, cuando el todopoderoso habla, todo viene a la vida. No haba cielo ni tierra, no haba tierra seca ni reptiles en la tierra. Entonces habl y las criaturas vivas aparecieron. Les hice dormir en Nun el mar, hasta que hubo tierra donde pude apoyarme. Cuando empec por primera vez a crear, cuando a solas planeaba y diseaba todas las criaturas, no haba exhalado a Shu el viento, no haba escupido a Tefnut la lluvia, no haba ni una sola criatura viva. Dise una multitud de criaturas vivas, todas estaban en mi corazn, y sus hijos y sus nietos. Entonces copul con mi propio puo. Me masturb con mi propia mano. Eyacul en mi propia boca. Exhal a Shu el viento, escup a Tefnut la lluvia. Mi padre Nun el mar los cri, mi Ojo cuid de ellos [...] En el principio, yo estaba solo, despus, hubo tres ms. Amanec sobre el pas de Egipto. Shu el viento y Tefnut la lluvia jugaban sobre Nun el mar [...]. Llor y aparecieron los seres humanos. Con mis lgrimas, cre los reptiles y sus compaeros. Shu y Tefnut dieron a luz a Geb la tierra y Nut el cielo. Geb y Nut dieron a luz a Osiris e Isis, a Seth y a Nephtis. Osiris e Isis dierona luz a Horus. Uno nacin inmediatamente despus del otro. Estos nueve dieron a luz a todos los habitantes del pas; en V.H..Matthews y D.C. Benjamn,op.cit, 6-8.[15]Sobre la relacin entre el relato de la Creacin y el poema babilnico de Enuma Elis, vase W. Beyerlin,Religionsgeschichtliches Textbuch AT, 1985, 106ss. R. Albertz recoge la similitud entre la teologa bblica de la creacin y el poema babilnico, sin mencionar las semejanzas, a nuestro juicio ms notorias, con la teologa menfita. Cf. R. Albertz,Historia de la religin de Israel en tiempos del Antiguo Testamento, vol. II: Desde el exilio hasta la poca de los macabeos, 1999, 655-656.[16]V.H. Matthews y D.C. Benjamn,op. cit.11, 31ss.[17]Entre los cuales destaca por su actualidad y por su amplitud el libro de M. LiveraniMs all de la Biblia, 2005, que prosigue la lnea de investigacin abierta por, entre otros, los israeles Silberman y Finkelstein.[18]Cf. R. Albertz,op. cit., 654-655.[19]M. Liverani, en el libro ya citado, muestra cmo la ambientacin de los relatos de los patriarcas y otras caractersticas de tipo lingstico, tnico y geogrfico sitan la redaccin de dichas historias a la vuelta del Destierro, en el contexto de los grupos de repatriados de Babilonia. Cf. Los que volvieron y los que se quedaron: la invencin de los patriarcas (297-321).[20]As lo han sugerido autores como R. Clifford, Creation accounts in the Ancient New East and in the Bible, enCatholic Biblical Quarterly Monograph Series, 1994.[21]Cf. Finkelstein-Silberman,La Biblia desenterrada, 2001. Sobre el xodo, cf. C. Blanco, El xodo: aspectos literarios, arqueolgicos y teolgicos,Estudios Bblicos, vol. LXII, cuad. 3, 2004.[22]Hay, por otra parte, una revitalizacin filosfica y literaria (que se remonta en gran medida al inters del psicoanalista C.G. Jung por el fenmeno de lagnosis) del gnosticismo, con gran auge de temticas como la dimensin femenina de la Divinidad, el sufrimiento que subyace en el mundo (aspectos que vincularan al gnosticismo con el budismo), la salvacin mediante el conocimiento y la introspeccin, la revisin que el gnosticismo supone sobre conceptos como el de pecado original, la jerarqua y su papel en el seno del cristianismo, etc.[23]Traducido por H.G.Bethge y B.Layton, se encuentra enwww.gnosis.org/naghamm/origin.html. En copto, el verbo ms usado para significar la accin de crear estamioei. As, en ElApocalipsis de Adn64,6 leemos: Cuando Dios me haba creado de la tierra:otan ntaref-tamioei nji pnoute ebol hm pkaj. R. Kasser, en susComplments au dictionnaire copte de Crum, 1964, traducetamioeipor crear (siguiendo a Crum).[24]De hecho, autores como Justino Mrtir o Clemente de Alejandra hablan de creacin a partir de una materia preexistente. A partir del siglo III ya encontramos defensores ntidos de lacreatio ex nihilo. Para una discusin general, cf. P. Copan, IsCreatio ex nihiloa post-biblical invention? An examination of Gerhard Mays proposal, enTrinity Journal17.1 (1996), 77-93[25]El origen del Universo es, sin lugar a duda, uno de los enigmas ms fascinantes de la Ciencia y del conocimiento en general. Pero, es una pregunta sin solucin posible? Hemos de limitarnos a interpretar los credos religiosos que, desde tiempos inmemoriales, han tratado de ofrecer una respuesta, mtica o teolgica, a este interrogante? Hemos de esperar a que los cosmlogos posean una teora de la gravedad cuntica que permita describir las condiciones iniciales del Universo? Todas estas tareas son loables y necesarias, pero la razn, el intelecto en su apertura a lo infinito, puede desvelar el marco de la respuesta. Partimos de la ulterioridad (infinita posibilidad de autotrascendencia, infinita posibilidad de crtica y de profundizacin, infinita posibilidad de deconstruir; nocin que nos permite al menos vislumbrar los lmites de nuestro universo mental) como verdad del ser. Esa ulterioridad se desarrolla infinitamente. Lo finito est integrado, sintetizado en lo infinito: lo infinito subsiste en un tiempo infinito (semejante a la tempiternidad de R. Panikkar), en una elevacin absoluta de lo temporal, en una integracin de lo temporal que es lo que llamamos eternidad. La ulterioridad, absoluta, se puede asemejar as a un tiempo cclico o curvo, el mismo, nico e infinitsimo instante. Ahora bien, caben dos posibilidades en el desarrollo de este tiempo cclico: que permanezca cclico, absolutizado, o que se produzca un colapso lgico en el campo de lo finito: al estar las entidades finitas en un tiempo curvo, los sucesos pasados colisionaran con los futuros, lo que generara una explosin lgica que podra haber dado lugar al despliegue de lo finito-material que predice la cosmologa (teora del Big Bang). Algunas teoras, de hecho, postulan una especie de cono espacio-temporal en el origen del Universo, que podra interpretarse como una curvatura infinita del tiempo (en principio vedada por la relatividad general). Se podran plantear innumerables objeciones a esta propuesta, pero en el fondo lo que se trata es de advertir que el Universo se rige por la posibilidad: la posibilidad de lo infinito, y la posibilidad de lo finito. El hiato entre lo finito y lo infinito lo soslaya la ulterioridad, la percepcin de lo infinito como lmite necesario de lo finito, y viceversa. Tambin podra discutirse que, en la elaboracin de esta hiptesis, que tratara de hallar un vnculo entre lo formal y lo material, nos regimos por leyes lgicas de pretendida pero no demostrada validez universal. El problema de la universalidad de la Lgica es muy complejo, y estamos convencidos de que lo nico verdadera y necesariamente universal es la ulterioridad, la infinita posibilidad, la infinita interrogatividad del ser. Desde esta perspectiva podra enfocarse un fructfero intercambio entre filosofa, lgica y cosmologa.[26]Cadencia que tambin se produce en las filosofas de Schelling y de Hegel, que conciben la naturaleza como un despliegue del Absoluto. Cadencia, por otra parte, inevitable, porque aun en las teoras trascendentalistas de la creacin (como puedan ser las sistematizaciones filosficas y teolgicas de lacreatio ex nihiloque se encuentran en la obra de San Agustn, Santo Toms de Aquino o San Buenaventura) no se explica con el suficiente fundamento cmo puede ser que el Absoluto, al crear, cree algo distinto a l, si el Absoluto, por concepto, es infinito y total. Toda tentativa de establecer una barrera radical entre Creador y criaturas (como hace Toms de Aquino con su teora delactus essendiy la distincin elaborada por el neotomismo entre el orden creatural y el orden trascendental propio del Creador) se ve obligada, en el fondo, a operar con conceptos que, tomados en su oposicin radical, resultan imposibles de vincular, al menos mientras no se renuncie a una visin esttica del ser, de lo divino y de las sustancias.[27]RigvedaX, 129. Citado en E.K. Thompson et alii,Las grandes religiones, 1971, 32.[28]R. Panikkar, Filosofa y cultura: una relacin problemtica, enKulturen der Philosophie.Dokumentation des I. Internationalen Kongresses fr interkulturelle Philosophie, Band 19, 31.[29]Parece poco probable que la vocalizacin masortica del texto hebreo fuese incorrecta y hubiese ledobaren lugar deber(en imperfectivo). La clusulaberesitindica que la creacin se realiz en un momento, en un punto temporal fijo, y por tanto como accin finalizada.http://www.egiptologia.com/egipto-y-la-biblia/63-el-concepto-de-creacion-en-la-teologia-menfita.html?start=1