Aportes para un movimiento de nuevo tipo

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APORTES PARA UN MOVIMIENTO DE NUEVO TIPO Preliminar La práctica política de los movimientos sociales, y de las luchas del proletariado en general, ha demostrado que la organización es la base sustancial sobre la que se impulsa el proceso. Sin embargo, tarde o temprano, esas organizaciones se burocratizan, se alejan de la realidad de las bases que representan, y terminan por volverse en contra ellas. Tal situación ocurre porque el tipo de estructura vertical que adoptan es reflejo del modo de dominación de la burguesía, reproduciendo, por lo tanto, la ideología dominante que es justamente lo que se pretende cambiar. Así ocurrió en la antigua URSS que fue desmantelada, no porque hubiera habido un movimiento del pueblo en rechazo al sistema que no satisfacía las necesidades generales sino como resultado de una campaña mediática orquestada por la cúpula corrupta en que derivó el comité central del partido único con la complicidad de grupos mafiosos que se desarrollaron al amparo de ella y aupados por una intelectualidad acomodada que inundó los medios de comunicación con falacias y cantos de fanfarria elogiando el individualismo y el enriquecimiento personal desprestigiando la administración del estado a favor de una privatización general i . Señalo este dato en la medida que lo que se busca es que el proceso de socialización no tenga retorno, y el caso de la URSS muestra que luego de setenta años fue posible un proceso de privatización de corte neoliberal ante la mirada impávida del pueblo ruso, incapaz de responder ante la carencia de una organización política que los representara. La diferencia cualitativa entre los grandes procesos como el mencionado de la URSS y el de China e incluso el de Cuba, con los nuestros de América latina y el Caribe, es que éste se desplaza por una vía que utiliza el marco jurídico burgués existente con el cual instaura “la dictadura democrática de las mayorías”, que puede que sea un concepto construido con dos opuestos pero que es la adecuación pragmática de la “dictadura del proletariado” en la realidad latinoamericana. Es una vía sin cambios traumáticos iniciales, sin decretos de abolición de la propiedad privada, expropiaciones forzosas o del uso desproporcionado de la violencia. Sin embargo, como se evidencia en Venezuela, llegado un momento del proceso, los privilegios de las tradicionales elites de poder serán peleados por éstas con todas las armas, lícitas e 1

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APORTES PARA UN MOVIMIENTO DE NUEVO TIPO

Preliminar

La práctica política de los movimientos sociales, y de las luchas del proletariado en general, ha de-mostrado que la organización es la base sustancial sobre la que se impulsa el proceso. Sin embargo, tarde o temprano, esas organizaciones se burocratizan, se alejan de la realidad de las bases que re-presentan, y terminan por volverse en contra ellas.

Tal situación ocurre porque el tipo de estructura vertical que adoptan es reflejo del modo de domi-nación de la burguesía, reproduciendo, por lo tanto, la ideología dominante que es justamente lo que se pretende cambiar. Así ocurrió en la antigua URSS que fue desmantelada, no porque hubiera habi-do un movimiento del pueblo en rechazo al sistema que no satisfacía las necesidades generales sino como resultado de una campaña mediática orquestada por la cúpula corrupta en que derivó el comi-té central del partido único con la complicidad de grupos mafiosos que se desarrollaron al amparo de ella y aupados por una intelectualidad acomodada que inundó los medios de comunicación con falacias y cantos de fanfarria elogiando el individualismo y el enriquecimiento personal despresti-giando la administración del estado a favor de una privatización generali. Señalo este dato en la me-dida que lo que se busca es que el proceso de socialización no tenga retorno, y el caso de la URSS muestra que luego de setenta años fue posible un proceso de privatización de corte neoliberal ante la mirada impávida del pueblo ruso, incapaz de responder ante la carencia de una organización política que los representara.

La diferencia cualitativa entre los grandes procesos como el mencionado de la URSS y el de China e incluso el de Cuba, con los nuestros de América latina y el Caribe, es que éste se desplaza por una vía que utiliza el marco jurídico burgués existente con el cual instaura “la dictadura democrática de las mayorías”, que puede que sea un concepto construido con dos opuestos pero que es la adecua-ción pragmática de la “dictadura del proletariado” en la realidad latinoamericana. Es una vía sin cambios traumáticos iniciales, sin decretos de abolición de la propiedad privada, expropiaciones forzosas o del uso desproporcionado de la violencia. Sin embargo, como se evidencia en Venezuela, llegado un momento del proceso, los privilegios de las tradicionales elites de poder serán peleados por éstas con todas las armas, lícitas e ilícitas, que pueda usar, reacción que solo podrá ser contra-rrestada con una sólida organización política que garantice la salvaguarda del proceso en marcha.

Vale acotar que los grandes y complejos problemas que enfrentan los gobiernos progresistas de la CELACii que inician desde una línea base que marca la gigantesca desigualdad resultado final de la aplicación de las medidas neoliberales que terminaron por pauperizar estas regiones, obliga a alcan-zar ciertas metas necesarias que bien podrían confundirse como fines cuando en realidad son me-dios para alcanzar fines mayores. Es así que la pobreza, por ejemplo, es necesaria erradicarla, no porque ésta hiera a la Humanidad por su sola existencia sino porque sólo una sociedad pudiente puede vivir en una sociedad justa y equitativa. Igual para la salud y la educación. El socialismo, sea del siglo que fuere, es en esencia un socialismo científico que prepara a la sociedad para dar el salto a una Nueva Sociedad, a un Nuevo Orden Ético y Moral que entierre en el olvido la vieja sociedad donde impera el individualismo sustentado por el social-darwinismo ("cómete a tu prójimo, apodé-rate por la fuerza de los recursos del tercer mundo")iii que justifica el sistema de la “libre competen-cia”.

Debe quedar lo suficientemente claro que el reto mayor del cambio revolucionario es la formación del Hombre Nuevo que habitará esa Nueva Sociedad que se construye con un método de comproba-ción práctica de prueba y error, lo que implica fundamentalmente un cambio de conducta progresiva liderado inicialmente por quienes levantan las banderas de la Libertad, la Justicia y de la Equidad, que se objetiva en la enseñanza por la práctica auténtica de una concepción del mundo que supera el utilitarismo, la acumulación y el consumismo.

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Aspectos a considerar

Un aspecto de suma importancia a tener presente es un fenómeno que ocurre a ojos vista que es inherente al sistema mismo como resultado de la competencia y de la continua tecnificación o “efi-ciencia” del capital: la tendencia hacia la proletarización de la sociedad, en especial de las clases medias como ocurre en España, Grecia o Portugal, en donde se observa un aumento del desempleo iv frente a una cada vez mayor automatización de los procesos. Es decir, el sistema capitalista entra ya en el reino del absurdo al desarrollar cúpulas propietarias de potentísimas industrias capaces de ge-nerar valores de uso para el consumo de toda la humanidad, manejadas por poquísimos operarios y puestas al servicio de ellas mismas. ¿Quién quiere vivir en esa sociedad futura pero ya bastante cer-cana?

El objeto del socialismo entonces no es estimular un desarrollo sin fin tratando de paliar el desem-pleo pues de todas formas, la necesidad de eficiencia que exige ese desarrollo, generará desempleo, sino el de organizar a todo el ejército de trabajadores, a la clase en sí, bajo un Nuevo Modo de Pro -ducción, para crear una conciencia para sí, con otras relaciones más elevadas de producción, en un proceso paralelo al crecimiento capitalista al que hay que controlarlo con el cobro de los impuestos al capital y con la elevación proporcional de los salarios; en consecuencia, el proceso de transición socialista implica la coexistencia de dos modos de producción: uno agónico que culmina su fin his-tórico que es la socialización general de la producción y su automatización, y otro recién nacido, protegido y aupado inicialmente por el estado en manos de la dictadura de las mayorías, que llegado a cierto grado de desarrollo, podrá incorporar, y con beneficio de inventario, la infraestructura útil que le heredará el actual sistema.

Pero el asunto en la práctica no es tan fácil ni mecánico como aparece de la teoría, pues hay que tomar en cuenta el factor humano. En primer lugar, el carácter pasivo del individuo común, acos-tumbrado a ser solo un espectador a tiempo completo de lo político, castrado intelectualmente, que ha dejado “que otros resuelvan los problemas importantes” mientras él, plácido rumia fútbol, tele-novelas y reality shows, asistiendo esporádicamente a entregar su parte de poder a un representante que solo aparece por el barrio cada cuatro años. ¿Cómo despertar a ese ser temeroso y cómodo que se traga las pastillas de la desinformación y convertirlo en uno activo que esté en permanente bús-queda de la verdad? En segundo lugar, el carácter oportunista que revelan los actores políticos, miembros del movimiento revolucionario, que no alcanzan a comprender el verdadero rol de parte-ros que los obliga el momento histórico. ¿Cómo desarrollar verdaderos cuadros despojados de am-biciones personales, con amplia conciencia social y con claros objetivos revolucionarios que levan-ten las banderas de la ética y la moral perdidas de la humanidad originaria? Esos son los retos de la organización política.

No se puede pasar por alto otro problema importante que la propia atomización y aislamiento en la multitud de los individuos en la sociedad capitalista que es la destrucción del núcleo familiar, el deterioro de la familia patriarcal o la escuela básica donde el individuo, desde niño, es condicionado a la obediencia a la autoridadv formando así un obsecuente y aturdido ser, fácil presa del conductis-mo mediático con el que es alienado y manipulado. Se requiere entonces sustituir ese núcleo frac-cionado, y en muchos casos inútil, por uno más amplio de Comunidad que reintegre los fragmentos de la familia patriarcal, recupere el sentido de Fraternidad y una a los hermanos sociales, sanguí-neos y no consanguíneos, en la Nueva Familia Social que oriente la existencia y le dé sentido a la Vida de cada uno de sus integrantes.

Es evidente que si uno de los objetivos centrales de los gobiernos progresistas es eliminar la pobre-za, llegará el momento en que dejará de haber pobres. Entonces, si ese es su fin ¿Habrá terminado la razón de ser del Socialismo del Siglo XXI? Por otro lado ¿Qué pasa con toda esa población que dejó de ser pobre? ¿Goza del confort burgués? Y con los ricos ¿Serán más ricos y en consecuencia continuará la desigualdad? Si todos dejamos de ser pobres se puede inferir o que tenemos un trabajo seguro o que poseemos un medio de producción, es decir, habrá ocupación plena. En esa perspecti-va, al reducir a cero el desempleo por consecuencia se valorizará al tope la fuerza humana de traba-

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jo. ¿Soportará el sistema la presión de los salarios? Extrapolando la pregunta ¿No es esa, por ejem-plo, la causa fundamental de las “guarimbas” venezolanas que mientras la inflación acumulada des-de el 2008 al 2013 es de 180,7% el aumento de los salarios de mayo de 2008 a enero de 2014 es del 408%vi, incrementos que ya afectan de manera determinante la tasa de ganancia de los grandes capi-tales?

Se señalan estas consideraciones como amplios trazos que buscan describir algunos de los aspectos que deben ser tomados en cuenta para la visualización del proceso de estructuración de un movi-miento que pretenda sinceramente ser un facilitador de la liberación del capitalismo en función del desarrollo integral de los seres humanos, subrayando que sólo la acción sobre la colectividad y las respuestas que se obtengan de ella podrán dar las pautas para encontrar la salida del laberinto civili-zatorio a que nos ha conducido este desarrollo anárquico de las fuerzas productivas, pautas que ne-cesariamente provendrán del inconsciente colectivo donde anidan las verdades de los pueblos. Se vuelve necesario entender el importante rol que juega una organización política que busque el desa-rrollo de una conciencia para sí de las grandes masas trabajadoras y su capacidad para entender esas pautas y socializarlas en un lenguaje claro, preciso y sencillo.

La organización política.

Cada época, cada proceso, desarrolla su propia y particular forma de organización. Así, el ala al-truista de la burguesía revolucionaria que lideró Robespierre desarrolló los Clubs en donde los sans culottevii se reunían, leían la prensa, discutían y tomaban decisiones. En verdad resultaron el germen del nuevo tipo de organización celular desarrollado después por Lenin en el que cada integrante de una célula formaba parte de otra haciéndose como un tejido que funcionaba en base a un “centralis-mo democrático”viii que, por rezagos ideológicos, terminó por anular la dirección de abajo hacia arriba e imponer diferencias autoritarias entre “órgano superior e inferior”, para culminar, décadas después, entregando la revolución a los viejos explotadores. Debe notarse que el ámbito de este tipo de organización es concretamente político.

Ahora bien, entendemos que limitar la organización solo a lo político conlleva el riesgo que se de-grada con más o menos rapidez provocando una deserción no deseada entre quienes entusiastamen-te se unieron por algún objetivo en particular o se convierte en un feudo de poder terminando como la mayoría de los sindicatos y “organizaciones de clase” donde las cúpulas directivas vendieron, “transaron” con el capital, siempre en su beneficio particular, traicionando a su clase y contribuyen-do a la inmovilización política del pueblo en general.

Pensamos que una organización de nuevo tipo debe proyectarse en tres ejes: lo social, lo económico y lo político. Su estructura debe recoger la forma de la organización primitiva con una Asamblea como centro de máximo poder, una instancia ejecutiva, otra coercitiva o de mediación y una tercera de Orientación que se corresponde con el milenario Consejo de Ancianos. Esta organización políti-ca involucra a toda la comunidad, que se convierte en actora ejecutiva de su propio destino desarro-llando formas de supervivencia con la que generará la ocupación plena de los miembros que la com-ponen.

Visualizando a la Nueva Sociedad, entendemos a ésta, no como un aglomerado de empresarios li-bres (o productores libres) porque tal concepto es una versión generalizada del individualismo libe-ral, sino como un conglomerado de emprendimientos libres, concepto que involucra lo colectivo. La Empresa Comunitariaix de Producción y Consumo es la forma de organización que implica una par-ticipación activa de sus miembros. Esta empresa tiene la característica que todos sus accionistas trabajan en ella, percibiendo igual remuneración independientemente de la función que hagan en la misma, que por otro lado, debería ser rotativa. La empresa se forma con el compromiso solidario de toda la comunidad de ser la principal consumidora de la producción que realice, sin que se obvie la posibilidad de poner el excedente a consideración del mercado.

Dos son los sectores iniciales que reúnen las condiciones para que pueda implementarse este tipo de organización colectiva: a) Los sectores periféricos de las grandes urbes en los que todavía la urbani-

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zación no ha pavimentado la sensibilidad humana, en los que el desempleo y la satisfacción de las necesidades básicas es mayor presentan las condiciones que posibiliten unir a los miembros de la comunidad en una acción colectiva que les permita resolver sus necesidades básicas; b) Los jóvenes bachilleres y universitarios que se estrellan ante la ausencia de oferta laboral, que guardan todavía los ideales intactos, que cuestionan esta sociedad de consumo irracional y que están preparados en el manejo de la tecnología.

En todo caso es una propuesta abierta a muchos sectores porque en realidad no se está inventando el agua tibia. Lo que en esencia se hará es repetir lo que hizo inicialmente el capitalista: unir diversos talleres de artesanos o productores libres en una sola empresa, con la diferencia que quienes se apropian de lo producido son los mismos productores. Ese ha sido el resultado exitoso cuando el gobierno nacional ha efectuado las compras públicas reuniendo a señoras costureras para la entrega de uniformes. ¿Cuántas fábricas de ropa se podrían crear usando la infraestructura montada de los artesanos aislados? O los compañeros que venden jugo de coco unidos en una sola empresa, unien-do sus capitales para comprar al por mayor y procesarlo en una sola planta que brinde las condicio-nes adecuadas. Hasta podrían comprar garrotes para defenderse de los metropolitanos, sin duda al-guna.

La empresa comunitaria se convierte en el instrumento básico de organización de los conglomera-dos humanos desposeídos de medios de producción siendo obligación de los estados socialistas de transición el de velar por su desarrollo. Tiene que quedar claramente definido que no por tratarse de Empresas Comunitarias éstas serán entendidas como empresas precarias, todo lo contrario. La em-presa debe contar con todo el aporte de la tecnología, para que sea eficiente, sustentable y social-mente deseable. Estamos conscientes que se requiere de una excelente planificación para difundir esta forma de organización productiva entre los más pobres y olvidados de la fortuna.

El movimiento político de nuevo tipo entra en contacto con este conglomerado social objeto de su existencia como un facilitador para la creación de la consciencia para sí de ese conglomerado, a través de los orgánulos ya creados que aparecen en la forma de Comités de la Revolución Ciudada-na, con los que inicialmente se centrará la edificación de la nueva estructura. La principal tarea de los comités es la educación política (no confundir con adoctrinamiento) o el conocimiento pleno de la razón de ser socialista, llenando de contenido verdadero los conceptos que giran alrededor del movimiento y que conforman el sustento ideológico de una concepción revolucionaria del mundo.

Sin lugar a dudas que la tecnología tiene que estar presente uniendo a todos los comités que se va-yan formando a través de una red informática que vincule a todos los comités en tiempo real, esta-bleciendo nexos entre las instancias intermedias de las centrales del movimiento que actuarán como nódulos y centros de integración y coordinación. Tanto a través de la red como de los celulares, la comunicación será instantánea, pudiendo actuar como una especie de 911 político, con paneles de control a través de los cuales se tendrá información inmediata desde los barrios o desde el celular de cualquier militante. A través de este sistema se recibirá denuncias sobre el boicot burocrático o se retransmitirá la información completa que destruya la desinformación de los medios comerciales o se impartirán teleconferencias sobre distintos temas de cultura general.

La acción catalítica de los Comités será fundamental en la estructuración progresiva del aparato económico que se irá formando con las empresas comunitarias, relacionadas entre sí en todo el país. La carencia de una podrá ser cubierta con el excedente de otra. La unión de varias adyacentes unirá recursos para resolver problemas comunes. En esencia, como un metabolismo de un ser vivo, se irá creciendo y especializándose funciones con las que se articulará una nueva institucionalidad con la que la clase social pauperizada, que es el grueso de la Humanidad, irá cobrando identidad y fortale-za, y habrá resuelto, por esfuerzo propio, sus necesidades primordiales, camino a esa sociedad utó-pica que la ciencia humana quiere hacer realidad.

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Conclusiones

Frente a la necesidad de encontrar un modo de organizar a la sociedad en un ente consciente de sí mismo, que supere el estado alienado que muestra en la actualidad de respuesta autómata a los estí-mulos mediáticos con los cuales se les induce una compulsión por consumir, esclavizada literalmen-te a la rutina que impone el actual sistema, sin otro norte que el de la acumulación como la meta de la felicidad, se plantea el rescate de la exitosa forma primitiva comunitaria con la que nuestra espe-cie enfrentó milenios de glaciación y salió victoriosa en la lucha por la existencia.

La misma forma pero adaptada a las condiciones del Siglo XXI que incorpora todo el avance tecno-lógico desarrollado hasta la actualidad. No se plantea volver al pasado y vivir en las cavernas o en lo alto de los árboles sino unir a grupos humanos, no mayores de mil personas, con dominio sobre una determinada extensión de tierra de la que obtendrán su sustento organizados en Empresas Co-munitarias estableciendo sólidos vínculos entre estas Comunidades para generar un nuevo modo de producción. Su crecimiento es tarea de las “dictaduras de las mayorías” elegidas democráticamente que la desarrollarán en forma paralela al sistema capitalista en cuyo mercado podrán realizar los excedentes de su producción como forma de transferencia de recursos mientras dure la fase de tran-sición.

Esta forma comunitaria de naturaleza semi autárquica, representa una organización socio-política que garantiza la soberanía de los pueblos, en espacial en estos tiempos duros e inciertos sobre el destino de la Humanidad, tiempos de una paz armada con crisis cada vez más graves que nos acer-can a un desenlace que obligará a tomar posiciones claras a nivel internacional que seguramente afectarán las normales relaciones comerciales que sustentan nuestra economía. Esta sola posibilidad amerita la aplicación de un plan agresivo de organización ciudadana que nos permita enfrentar una eventual catástrofe mundial.

El movimiento político, que asume las funciones de un partido, desde sus inicios deberá ser cons-ciente de su eventual extinción como tal. Así como en la mitosis aparecen los telómeros para cum-plir una función específica y terminada aquella desaparecen, así las estructuras partidistas cumplirán la función de parteras de la organización política de la nueva sociedad. De esta concepción tampoco debe inferirse que la organización partidista carezca de fortaleza ni disciplina. Todo lo contrario, pues de ella dependerá que la organización política mantenga el respaldo de un estado democrático y progresista continuo en el tiempo sin dar ninguna opción a los sectores retardatarios para recupe-rar el control político.

Inicialmente, del movimiento político depende todo el proceso de cambio, por lo que no debe esca-timarse en nada para lograr cuadros perfectamente preparados que sepan transmitir a las comunida-des la dialéctica que guía todo el proceso, que puedan, partiendo del individualismo exacerbado existente, lograr la aquiescencia de la comunidad para organizarse en Empresas Comunitarias que servirán en definitiva a la propia comunidad y a la sociedad en general, y que sean capaces de aglu-tinar en una fuerza de cambio a los jóvenes que cuestionan la forma superficial de vida que les brin-da el actual sistema.

Las tareas del movimiento político son múltiples. Desde la educación constante de los cuadros hasta la promoción y organización de las diversas empresas que puedan crearse, independientemente de las que se hagan por la propia iniciativa de las comunidades. Las centrales políticas deben convertir-se en centros neurálgicos de actividad constante, como punto de intercambio de productos, ideas, proyectos e iniciativas y como centro de estudios políticos y organizador de mítines y movilizacio-nes en función de objetivos específicos. Dotados de una radio comunitaria y otros medios gráficos de comunicación, propalarían la visión de esa futura sociedad que todos estamos construyendo en la que no exista esa competencia mortal entre nosotros mismos, que combata esa tendencia suicida a la acumulación irracional, que proponga la austeridad, la modestia, como modo de vida en oposición al derroche y al despilfarro que con ostentación, marcan continuamente la injusta desigualdad en el reparto del producto social del trabajo.

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Usando de todos los medios legales, la lucha ideológica del movimiento político debe presentar una batalla formal al continuo lavado de cerebros que se produce actualmente a través de todos los me-dios de comunicación, incluidos los públicos, despertando la capacidad crítica a través del análisis racional de la programación existente. Una toma de conciencia por el pensar y no por el condenar o negar, es decir, que la persona que vea una telenovela, por ejemplo, o al que le gusta el futbol, sea capaz de superar el nivel emocional en el que se entrampa el espectador y racionalizar por qué la protagonista aparece como objeto sexual o que el fútbol, originalmente un juego, se ha transforma-do en un enorme negocio.

Será importante, en vista de los acontecimientos recientes en la tierra del Libertador, establecer alianzas claras y transparentes con las clases medias de la población que por el volumen de sus ca-pitales son las más afectadas por las políticas salariales. Por su caracterización psicológica son la base social del sistema capitalista donde se reproduce toda la ideología dominante. En verdad este es el escollo más duro si se pretende una transición pacífica o con el mínimo de violencia, pues, si se las deja a su albedrío sin por lo menos una clara comunicación que subraye la naturaleza humani-taria del actual proceso que busca incluir a todas las clases sociales en la especie humana, serán el instrumento perfecto de los sectores de la derecha y ultra derecha para tratarán de recobrar el poder político para beneficio de los poderes fácticos.

Es importante entender que el socialismo aparece en nuestros cerebros como una respuesta al evi-dente estado de injusticia que prevalece en la sociedad capitalista; que el socialismo cuestiona la doble moral reinante así como propone la recuperación de esa fraternidad originaria de la especie en la que fundamentó su lucha por la existencia. El socialismo levanta también la bandera de la Liber-tad, entendida como el triunfo sobre la necesidad social y no como la expresión de una voluntad individual. El socialismo entiende que el individualismo es el mayor enemigo del mismo individuo porque lo aísla del prójimo. El socialismo, en síntesis, señala, que las actuales relaciones de produc-ción, condicionan la formación de individuos de carácter egoísta, insensibles al dolor de su seme-jante y propone, que la práctica de otras relaciones de producción que se desarrollen dentro del con-cepto de la Empresa Comunitaria, provocará el cambio gradual del dominio ideológico que mantie-ne el actual modo de producción.

Reafirmando que el socialismo es un estado de transición hacia un nuevo modo de producción, la organización política irá asumiendo competencias productivas que se encuentran hasta ahora en manos de las clases dominantes iniciando su verdadero camino de liberación de las relaciones de producción existentes, que es también el camino de liberación de la propia Humanidad que toma consciencia de sí y para sí, dejando de ser una “masa irracional” para convertirse en una sociedad crítica, productiva y organizada.

Francisco Perrone CoronelGuayaquil, Marzo 28 de 2014

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i En el memorándum NSC68 entregado a Harry Truman en el año 1950 donde se definía a la URSS como el principal enemigo de los EEUU, entre sus estrategias se planteaban, ya en fecha tan temprana, “infectar el sistema” con agentes norteamericanos infiltrados que boicotearían al estado soviético desde adentro.ii Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe. CELAC iii Seguei Kara-Murza. “.Que le ocurrió a la Unión Soviética?”iv La más reciente decisión de la Fundación Metrovía de Guayaquil, de sustituir el pago con moneda por el uso de una tarjeta, que se presenta a la opinión pública como un adelanto, esconde la eliminación de muchos puestos de trabajo de todos los encargados de cobrar el pasaje en moneda. También el mayor porcentaje de desempleo entre los jóvenes, en el mundo entero, delinea este fenómeno.v La familia Patriarcal Whilmen Reichvi Datos extraídos de información en la Internet. Wikipedia.vii La expresión sans-culottes significa literalmente «sin calzones». Eran los partisanos de izquierdas miembros de las clases sociales más bajas; típicamente eran quienes realizaban labores manuales. Constituyeron la mayor parte del ejército revolucionario durante el inicio de la Revolución francesa.[1] ( Wikipedia)viii Sus principales características son:

Carácter electivo y revocable de todos los órganos de dirección de abajo a arriba. Rendición periódica de cuentas por los órganos de dirección ante quienes los eligieron y ante los órganos supe-

riores. Libertad de crítica y autocrítica dentro del partido. Estricta disciplina de partido, subordinación de la minoría a la mayoría. Las decisiones de los órganos superiores son vinculantes para los órganos inferiores. Trabajo y dirección colectivos, responsabilidad individual de cada participante en el proceso de direcciona-

miento del Partido.ix Esta forma ya está considerada dentro de la Ley de Economía Popular y Solidaria.