Aportación al Discernimiento

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“Aportación del discernimiento de espíritus ignaciano para la maduración de la personalidad” Desde una perspectiva pastoral como iluminación, Desde una perspectiva pastoral como iluminación, Desde una perspectiva pastoral como iluminación, Desde una perspectiva pastoral como iluminación, para el combate de la vida espiritual cotidiana. para el combate de la vida espiritual cotidiana. para el combate de la vida espiritual cotidiana. para el combate de la vida espiritual cotidiana. Alumno: Pbro. Eduardo Fabián Ramos Alumno: Pbro. Eduardo Fabián Ramos Alumno: Pbro. Eduardo Fabián Ramos Alumno: Pbro. Eduardo Fabián Ramos Director: Prof. Director: Prof. Director: Prof. Director: Prof. José García de Castro Valdés, SJ José García de Castro Valdés, SJ José García de Castro Valdés, SJ José García de Castro Valdés, SJ Madrid Madrid Madrid Madrid – Junio 2012 Junio 2012 Junio 2012 Junio 2012 FACULTAD DE TEOLOGÍA INSTITUTO DE ESPIRITUALIDAD

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Ejercicios Espirituales con una mirada nueva.

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  • Aportacin del discernimiento

    de espritus ignaciano

    para la maduracin de la personalidad

    Desde una perspectiva pastoral como iluminacin, Desde una perspectiva pastoral como iluminacin, Desde una perspectiva pastoral como iluminacin, Desde una perspectiva pastoral como iluminacin,

    para el combate de la vida espiritual cotidiana.para el combate de la vida espiritual cotidiana.para el combate de la vida espiritual cotidiana.para el combate de la vida espiritual cotidiana.

    Alumno: Pbro. Eduardo Fabin RamosAlumno: Pbro. Eduardo Fabin RamosAlumno: Pbro. Eduardo Fabin RamosAlumno: Pbro. Eduardo Fabin Ramos

    Director: Prof. Director: Prof. Director: Prof. Director: Prof. Jos Garca de Castro Valds, SJJos Garca de Castro Valds, SJJos Garca de Castro Valds, SJJos Garca de Castro Valds, SJ

    Madrid Madrid Madrid Madrid Junio 2012Junio 2012Junio 2012Junio 2012

    FACULTAD DE TEOLOGA

    INSTITUTO DE ESPIRITUALIDAD

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    Aportacin del discernimiento de espritus ignaciano

    para la maduracin de la personalidad

    INTRODUCCIN La motivacin para el desarrollo de esta Tesina nace de un profundo inters de servicio pastoral, desde mi ser sacerdote diocesano.

    No soy experto en Ejercicios Espirituales de San Ignacio, pero me siento bendecido por haber vivido los ocho das de Ejercicios antes de ingresar al Seminario, y ms tarde 30 das, cuando estaba en el ltimo ao de mi formacin inicial en el Seminario. Tengo como una opcin personal desde hace 11 aos el realizar los ocho das de Ejercicios Espirituales personalizados en mis vacaciones anuales, aparte del retiro anual que tenemos todo el Presbiterio de mi dicesis de Reconquista1.

    Esta experiencia ha sido para m un regalo de Dios. He podido experimentar mi progresivo, constante y permanente proceso de maduracin que, de hecho, contina en el da a da y el gran aporte que han hecho los Ejercicios en mi personalidad a lo largo de estos aos.

    Evidentemente, esta experiencia personal ha sido un enriquecimiento para mi ministerio sacerdotal, sobre todo en el acompaamiento espiritual a la variedad de tipologas y edades de personas que hay en una comunidad parroquial y diocesana; con el sustancioso aporte que me ha hecho para la administracin del sacramento de la misericordia en las confesiones, donde uno capta las distintas mociones en las personas y las puede orientar mejor en el ejercicio de su libertad y el crecimiento de su responsabilidad en las distintas formas de vida que nos toca acompaar as como con los respectivos procesos personales en cada una de las situaciones matrimoniales, familiares, laborales, comunitarios, institucionales, etc. 1 Algunos datos de relevancia sobre la Dicesis de Reconquista: Ereccin Cannica

    La Dicesis fue creada el 11 de Febrero de 1957 con la Bula Apostlica "Quandoquidem Adoranda" de S.S. Po XII. La Iglesia Catedral se consagr el 08 de septiembre de 1954. Su ubicacin geogrfica es al norte de la provincia de Santa Fe: Limita al norte con la Arquidicesis de Resistencia y Dicesis de Roque Senz Pea. Al sur con la Arquidicesis de Santa Fe, al suroeste con la Dicesis de Rafaela. Al ste con la Arquidicesis de Corrientes y la Dicesis de Goya. Estas Arquidicesis y Dicesis conforman gran parte de la zona pastoral Nordeste (NEA) de la Repblica Argentina. Se sumaran las dicesis de Formosa, de de Ober, Posadas e Iguaz en la Provincia de Misiones. Abarca una superficie de 35. 000 Km2. y tiene una poblacin de 265.020 habitantes. Nuestro actual Obispo es: Mons. Ramn Alfredo Dus y la dicesis est compuesta de 20 Parroquias que las llevan adelante 35 sacerdotes diocesanos y 7 religiosos de dos Congregaciones distintas. Con varias Congregaciones Religiosas Femeninas y otras Instituciones. Es una dicesis de caractersticas, netamente rurales. Cfr. http://www.obispadorqta.org.ar da 30-5-2012.

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    Por esta motivacin, he decidido adentrarme ms en la profundizacin y sistematizacin de este tema; desde este doble movimiento subjetivo y de servicio pastoral.

    Me parece importante delimitar el eje fundamental en el que girar este trabajo. La intencin no es hacer un estudio y desarrollo exhaustivo de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Tampoco un tratado de psicologa o antropologa ya que no soy especialista en ninguna de las tres reas; sino aprovechar el aporte de algunos momentos en la vivencia de los Ejercicios Espirituales y el aporte que hacen a la maduracin de la personalidad. Por eso, la tesina girar en dos ejes fundamentales: la maduracin humana de la personalidad y el discernimiento de espritus. Me parece de importancia destacar que yo hago mi reflexin desde mi dicesis de Reconquista, en el norte de la Provincia de Santa Fe, al noreste de la Repblica Argentina, donde estoy incardinado y de donde vengo. Y es el marco teolgico que predominar en el desarrollo de este trabajo, y desde donde hago mi reflexin. All los Ejercicios y la espiritualidad Ignaciana no estn muy difundidos, aunque hay un grupo que se est gestando por el impulso de un estudiante universitario que hizo sus estudios en otra dicesis donde conoci los Ejercicios Espirituales; y se va lentamente afianzando.

    La Compaa de Jess no ha estado nunca sirviendo en estas latitudes, en los cincuenta y cinco aos de vida que tiene nuestra dicesis. Los que hemos podido acceder a esta espiritualidad ha sido viajando a otras dicesis, pero considero que sta es una oportunidad para profundizar y luego enriquecer la vida diocesana, y por qu no, apoyar a este grupo naciente.

    Voy, a abordar el desarrollo en el orden correlativo:

    Primer Captulo: Clarificacin de trminos, donde har una breve resea histrica del discernimiento de espritus. Luego el discernimiento en S, Ignacio; para clarificar qu entendemos como maduracin y cristificacin. Destaco la importancia del acompaamiento y cada proceso personal. Distinguiendo persona de personalidad, valorando la importancia de la Comunidad como gestora y promotora del desarrollo de la personalidad.

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    En el Segundo Captulo: abordo someramente la experiencia personal de Iigo. Que me parece fundamental como lugar antropolgico y teolgico en donde el Espritu Santo lleva adelante la propuesta vivencial del discernimiento.

    Y en el tercer y ltimo captulo la sistematizacin de la experiencia de Ignacio como don para la Iglesia.

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    CAPITULO UNO

    CLARIFICACIN DE TRMINOS

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    1. CLARIFICACIN DE TRMINOS

    Por qu clarificacin de trminos? Es de importancia dedicar un espacio a clarificar los trminos del ttulo que indican el contenido de esta tesina. Dado el subjetivismo y relativismo lingstico en el que vivimos, en donde cada uno desde su visin personal presenta las cosas, y no siempre coinciden con quien las expres en su origen. Y otro motivo es tener en mi corazn a la gente de mi dicesis de origen donde, en su mayora no conocen la espiritualidad Ignaciana. Y donde voy a tener que volcar lo aprendido para una cultura particular, con caractersticas propias. No es menos importante, que por mi condicin de sacerdote diocesano vivir toda mi vida en un territorio con sus caractersticas singulares de zona rural y en las que deber inculturizar los conocimientos y evitar transculturizarlos, ya que esto no sera saludable como la historia lo ha demostrado en la evangelizacin de nuestros pueblos de Amrica latina.

    De ah que doy, este primer paso:

    DNDE PODEMOS ENCONTRAR LAS RACES DEL DISCERNIMIENTO DE ESPRITUS?

    1.1.1 Por qu discernir espritus? Antes de ir a las races me parece importante contestar esta pregunta, dada la confusin que encontramos en las motivaciones y las acciones del hombre de hoy. Hoy notamos que en general los hombres y las mujeres intentan resolver su vida mediante el combate de agentes externos2 que impiden su realizacin como personas. No est mal pero es incompleto. La lucha ms intensa se da en el interior de toda persona y al no hacerse cargo y echar la culpa a otros la convierte en poco responsable del curso de su historia personal y social. Lo que la hace vivir en una confusin e incertidumbre muy grande. No es otra cosa que la consecuencia del pecado original en el hombre. La mujer que me diste por esposa me tent, la serpiente me tent () (Gn. 3,1 ss). Lo que tiene

    2 Es evidente que es muy cmodo volcar la responsabilidad en las otras personas Cfr. Gn. 3); la cultura,

    que si bien me puede condicionar, pero nunca determinar. Agentes externos son la variedad de personas y/o situaciones que me pueden servir de autojustificacin y autoengaos no asumiendo responsablemente mi ser inteligente y libre.

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    parte de cierto pero qu actitud adopta el ser humano ante la tentacin? y su consentimiento plasmado en sus actitudes.

    Se siente responsable, con capacidad de decisin ante las adversidades de la vida o cede ante la tentacin de no presentar ms combate? O se entrega en una resignacin pasiva y casi infantil que me lleva a la muerte existencial y pienso, siento

    y expreso: total esto no tiene ms solucin. Es imposible nadar contra corriente? Lamentablemente escuchamos expresar muy a menudo a muchos contemporneos nuestros y a veces nosotros mismos; y si no, al menos lo piensan y son posedos por la desesperanza y en muchos casos por la acedia3 que nos invade y se apodera de nosotros, de manera muy sutil; sobre todos a las personas ms religiosas y con un camino largo de discipulado.

    A mi entender, no es el consumismo, el hedonismo, etc, lo que domina nuestro tiempo. Estamos en la cultura de la acedia y esta acedia es la que nos lleva a ese cierto vaco existencial que la cultura en la que vivimos padece. Aunque la cultura circundante no nos determine, s creo que nos condiciona y predispone a un desencadenamiento de desrdenes. De esto deduzco la importancia de revalorizar el discernimiento de espritus y ponerle nombre a nuestras motivaciones reales ms profundas. Cuestin no fcil. He aqu que, me parece de suma importancia, en y desde nuestro ministerio sacerdotal, ahondar en primer lugar en nuestra vida personal. Somos hombres del presente y vivimos en una cultura. Tenemos las tentaciones y tensiones junto con las luces y las sombras que el mundo actual ofrece a todo hombre. Todo corazn humano encierra la importancia de discernir los espritus.

    En segundo lugar por nuestro servicio pastoral. Con la gua de los sucesores de los apstoles4, ya que tenemos que ser maestros de discernimiento para poder ayudar5 a

    3 El demonio de la acedia, llamado tambin demonio del medio da, es de todos los demonios el ms gravoso. () Al principio, hace que el sol parezca avanzar lento e inmvil y que l da aparente tener cincuenta horas. A continuacin, le apremia a dirigir la vista una y otra vez hacia la ventana y a saltar fuera de la celda. () Este demonio le induce al deseo de otros lugares en los que puede encontrar fcilmente fcilmente lo que necesita y ejercer un oficio ms fcil de realizar y ms rentable. As mismo, le persuade que agradar al Seor no radica en el lugar: La divinidad dice puede ser adorada en todas partes, () pone todo su ingenio para que el monje abandone su celda y huya del estudio. EVAGRIO PNTICO, Obras Espirituales, Madrid, Ciudad Nueva, 1995. (TP),140-141. 4 El Seor Jess, despus de haber hecho oracin al Padre, llamando a s a los que El quiso, eligi a doce

    para que viviesen con l y para enviarlos a predicar el reino de Dios (cf. Mc 3,13-19; Mt 10,1-42); a estos Apstoles (cf. Lc 6,13) los instituy a modo de colegio, es decir, de grupo estable, al frente del cual puso a Pedro, elegido de entre ellos mismos (cf. Jn 21,15-17). LG, 19 5 El ministerio de los presbteros, por estar unido al Orden episcopal, participa de la autoridad con que

    Cristo mismo forma, santifica y rige su Cuerpo. Por lo cual, el sacerdocio de los presbteros supone, ciertamente, los sacramentos de la iniciacin cristiana, pero se confiere por un sacramento peculiar por el

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    tener lucidez en las toma de decisiones de quienes acompaamos espiritualmente y a las comunidades que nos toca guiar gobernando, santificando y enseando6 al modo de Jess Buen Pastor7.

    La gran batalla no se desata tanto en el exterior, sino en nuestro interior. Tomando un ejemplo comn, alguien que nunca jug al ftbol, podr ser un buen entrenador? De hecho un estudiante de psicologa se le sugiere que tenga un terapeuta que lo acompae, para despus acompaar. Es muy importante que el acompaante tenga cualificado entrenamiento personal del movimiento y de las artimaas de los espritus para adentrarnos en un proceso serio de maduracin de nuestra personalidad y poder as acompaar mejor a sus hermanos, compaeros de camino hacia la santidad! Ahora nos puede surgir una pregunta.

    1.1.2. Porqu los espritus? Es oportuno aclarar qu entendemos por espritus. Para hablar en lenguaje monstico nos vamos a referir a los logismoi.

    Los monjes lo saban por experiencia, y uno de ellos, Casiano, describe con finura de psiclogo el continuo fluir de los pensamientos, tan natural y espontneo, que

    que los presbteros, por la uncin del Espritu Santo, quedan marcados con un carcter especial que los configura con Cristo Sacerdote, de tal forma, que pueden obrar en nombre de Cristo Cabeza. Por participar en su grado del ministerio de los apstoles, Dios concede a los presbteros la gracia de ser entre las gentes ministros de Jesucristo, desempeando el sagrado ministerio del Evangelio, para que sea grata la oblacin de los pueblos, santificada por el Espritu Santo. Pues por el mensaje apostlico del Evangelio se convoca y congrega el Pueblo de Dios, de forma que, santificados por el Espritu Santo todos los que pertenecen a este Pueblo, se ofrecen a s mismos "como hostia viva, santa; agradable a Dios" (Rom., 12, 1). Por el ministerio de los presbteros se consuma el sacrificio espiritual de los fieles en unin del sacrificio de Cristo, Mediador nico, que se ofrece por sus manos, en nombre de toda la Iglesia, incruenta y sacramentalmente en la Eucarista, hasta que venga el mismo Seor. A este sacrificio se ordena y en l culmina el ministerio de los presbteros. Porque su servicio, que surge del mensaje evanglico, toma su naturaleza y eficacia del sacrificio de Cristo y pretende que "todo el pueblo redimido, es decir, la congregacin y sociedad de los santos ofrezca a Dios un sacrificio universal por medio del Gran Sacerdote, que se ofreci a s mismo por nosotros en la pasin, para que furamos el cuerpo de tan sublime cabeza". PO, 2 6 En la persona, pues, de los Obispos, a quienes asisten los presbteros, el Seor Jesucristo, Pontfice

    supremo, est presente en medio de los fieles. Porque, sentado a la diestra del Padre, no est ausente la congregacin de sus pontfices, sino que, principalmente a travs de su servicio eximio, predica la palabra de Dios a todas las gentes y administra continuamente los sacramentos de la fe a los creyentes, y por medio de su oficio paternal (cf.1 Co 4,15) va congregando nuevos miembros a su Cuerpo con regeneracin sobrenatural; finalmente, por medio de su sabidura y prudencia dirige y ordena al Pueblo del Nuevo Testamento en su peregrinar hacia la eterna felicidad. Estos pastores, elegidos para apacentar la grey del Seor, son los ministros de Cristo y los dispensadores de los misterios de Dios (cf. 1 Co 4,1), a quienes est encomendado el testimonio del Evangelio de la gracia de Dios (cf. Rm 15,16; Hch 20,24) y la gloriosa administracin del Espritu y de la justicia (cf. 2 Co 3,8-9). LG, 21 7 Mediante el sacramento del orden, por institucin divina, algunos de entre los fieles quedan

    constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carcter indeleble, y as son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios segn el grado de cada uno, desempeando en la persona de Cristo Cabeza las funciones de ensear, santificar y regir. CIC. 1008

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    las ms de las veces ni siquiera nos damos cuenta de l. Sus causas pueden ser simplemente fsicas, como la necesidad de la alimentacin y preocupaciones que las conciernen, dolores de cabeza o de estmago, sueo, insomnio, etc. Otras veces son tentaciones de fornicacin, tristeza, vanagloria o de cualquiera de los otros logismoi, con todos los pensamientos que las acompaan8, mociones9 varias, pulsiones que se manifiestan en nuestra existencia y a las que tenemos que hacer frente y discernir para ver a dnde nos conducen? Qu es lo que provocan en nuestro interior? Qu frutos produciran, producen o produjeron; si estaramos haciendo un examen de nuestra oracin y/o vida para ver donde estuvo presente Dios y donde no10? Nos podemos preguntar De dnde vienen los logismoi? Quin los impulsa? Nosotros nos vemos amenazados por tres fuerzas que nos seducen y nos ponen en tensin, demandando una necesaria actitud de vigilancia y combate teraputico. Las tres fuerzas son: 1) nuestro yo herido por el pecado original que nos pone en tensin constante para desviar el camino impreso por nuestro Padre Dios en nuestro corazn11. 2) El mundo, en el ms puro sentido del Evangelio de San Juan. Es decir, todo lo que se opone a los valores del Reino que nos facilita y promueve todo tipo de desrdenes y desvos posibles y 3) El Padre de la mentira que es el inspirador de la confusin en cada corazn humano por excelencia y por lo tanto de la desgracia, que muy bien lo defini Pablo VI: el mal no es ya solo deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa.12

    8COLOMBS GARCIA M, , OSB, El Monacato Primitivo, Tomos I y II, Madrid, BAC, 21974, 689. 9 1. () se trata de uno de los trminos ms caractersticos del vocabulario mstico de Ignacio. () 2.

    Origen de la mociones. El hombre es una estructura fundamentalmente abierta en la que actan energa externas a l mismo; presupongo en mi tres pensamientos: presupongo en mi tres pensamientos: uno propio mo, el cual sale de mi mera libertad y querer, y otros dos que vienen de fuera: el uno que viene del buen espritu y el otro del malo [EE.E. 32] y en otro lugar las varias agitaciones y pensamientos que los espritus le traen [Ej. 17]. Segn Arzubialde (1192, 108.594), Ignacio conoci una pieza tradicional proveniente de Orgenes que analiza el origen de los diversos pensamientos/ mociones atribuyndolos a cuatro agentes; Dios, los ngeles, los demonios o nosotros mismos (De Principis III, 2,4; SCh 268, 168). () 3. La experiencia de Ignacio. Durante su tiempo de convalecencia en Loyola a Ignacio se le abren un poco los ojos [Au. 8] sobre las variedades de su mundo interno y comienza a familirializarse con el lenguaje de los movimientos internos, mociones que se sucedan causadas por los pensamientos y fantasas de orientacin contraria que le venan a la cabeza como resultados de las lecturas piadosa de los libros de los santos y del Vita Christi, o como resultado de sus pensamientos del mundo. () Las mociones se dan de manera impersonal, no pretendida, se causan [Ej, 313]. DEI. Pgs. 1265-1268 10

    Cfr. EE.EE [77] Cmo lo describe la 5 Adiccin de la primera semana que no es un examen de tipo moral; mirar la causa donde precede. 11

    Cfr. CEC. N 1426 () Sin embargo, la vida nueva recibida en la iniciacin cristiana no suprimi la fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinacin que la tradicin llama concupiscencia, y que permanece en los bautizados a fin de que sirva de prueba de ellos en ellos en el combate de la vida cristiana (). 12

    L OBSSRVATORE ROMANO. Ao IV (203). 19 de noviembre 1972. Audiencia General Papa Pablo VI. Lbranos del mal. Pg. 3

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    Nos puede clarificar mucho el aporte de San Ignacio que nos advierte13 de la importancia de percibir el recorrido de los pensamientos, mociones y ver su origen; su desarrollo y adonde nos lleva. Es decir su fruto. Lo que nos pone ante la relevancia de discernir. Y propongo antes de introducirme a la pregunta siguiente la lectura de ste poema:

    Si para recobrar lo recobrado

    Si para recobrar lo recobrado deb perder primero lo perdido,

    si para conseguir lo conseguido

    tuve que soportar lo soportado,

    Si para estar ahora enamorado

    fue menester haber estado herido,

    tengo por bien sufrido lo sufrido,

    tengo por bien llorado lo llorado.

    Porque despus de todo he comprobado

    que no se goza bien de lo gozado sino despus de haberlo padecido.

    Porque despus de todo he comprendido Que lo que el rbol tiene de florido

    Vive de lo que tiene sepultado. Francisco Luis Bernrdez

    Y quedndome con esta parte: Porque despus de todo he comprendido que lo que el rbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado y muchas veces no valoramos lo suficiente las fuentes de donde man el agua fresca que hoy disfrutamos como frutos sustanciosos; aunque a veces nos toc transitar caminos de sufrimiento, oscuridad, incertidumbre, dudas, revolucin de emociones en el interior de nuestro ser. Por eso, ahora nos preguntamos:

    13 Cuando el enemigo de natura humana fuere sentido y conocido de su cola serpentina y mal fin que induce, aprovecha a la persona que fue del tentada mirar luego en el discurso de los buenos pensamientos que le trujo y el principio dellos, y cmo poco a poco procur hacerla descendir de la suavidad y gozo espiritual en la que estaba, hasta traerla a su intencin depravada; para que con tal experiencia, conocida y notada, se guarde para delante de sus acostumbrados engaos.[EE.EE. 334]

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    1.1.3. Dnde podemos encontrar las races del discernimiento de espritus en la vida de la Iglesia?

    Es claro que en el mismo Evangelio14, y en la vivencia de los comienzos espiritualidad cristiana vamos a encontrar la fuente del discernimiento de espritus.

    Me parece oportuno hacer una breve resea de los comienzos de la vocacin monstica: El monacato primitivo fue por naturaleza un movimiento de secesin, de separacin de retiro lejos del tumulto de la vida secular. Las primeras generaciones monsticas buscaron a Dios en la soledad del desierto o en el ambiente cerrado de una comunidad (...) Pero cuantos adhirieron al poderoso movimiento asctico conocido por el nombre de monacato, rompieron de algn modo con el mundo. Vivir extra mundum constitua un elemento importante de su ideal. Ellos se formaron su propio mundo, un mundo interior y recoleto, separado del mundo exterior.15

    Podemos creer que el monje al alejarse del mundo, rompa con l. Pero claro es, no se trataba de una separacin absoluta. (...) De ah que el panorama de la vida monstica en el mundo antiguo que hemos contemplado quedara incompleto sino echramos una ojeada sobre las mutuas relaciones existentes entre los monjes y el mundo exterior en sus aspectos ms destacados16. Con esto queda claro que uno de las fuerzas enemigas para la vida espiritual, vista precedentemente con el retirarse del mundo, tampoco desaparecen por completo. Y es notorio como el monacato influy al desarrollo de su mundo contemporneo.

    Me parece muy sugerente un escrito annimo; que lleg a mis manos en un

    momento y que expresa muy bien esta realidad que vive el monje, en la aparente fuga 14

    La doctrina de los cinco sentidos espirituales, como instrumentos de recepcin espiritual superior de las realidades suprasensibles religiosas nacin propiamente con Orgenes (185 253), y posteriormente fue desarrollada por S. Buenaventura (1217 1274). Segn Orgenes por medio de ste gnero de oracin Cristo naca de en el alma o bien Dios pronunciaba su Palabra en medio del silencio en el corazn humano. De manera que, del precipitado de esta interiorizacin de los sentidos externos se pasaban a su sedimentacin gradual, a mayor profundidad, en el corazn a travs de la aplicacin los sentidos internos o espirituales- hasta convertirse en un conocimiento superior que quedaba definitivamente grabado en el corazn (entendido ste en sentido bblico) y apuntaba al conocimiento de la Divinidad del Seor de manera sensible. El hecho de que San Ignacio eligiera para la segunda Semana este modo de interiorizar el misterio de Cristo, tan imaginativo y sensible (ver las personas, or lo que hablan, mirar lo que hacen, etc.), y que curiosamente denominara a este modo de orar contemplacin, en cuanto contradistinta de la meditacin de tres potencias de primera semana, inclina a pensar que S. Ignacio, de manera un poco misteriosa, ya que no sabemos cmo la recibi, se halla ubicado en esta larga tradicin eclesial. ARZUBIALDE, Santiago, Teologa de los misterios de la Vida de Cristo y contemplacin ignaciana. Manresa. N 82 (2010) 352-353 15

    COLOMBS GARCIA M. OSB, El Monacato Primitivo, 301. 16

    Ibid, 301

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    del mundo. Este se refiere a un anacoreta y describe que la lucha espiritual ms dura no est el exterior, sino en nuestro interior y es con el dominio de nosotros mismos y lo ubique completo para su lectura en el Apndice n1 en la p. 117-118. Queda claro con sta fabula que estos hombres al retirarse al desierto no lo hacan por un acto de cobarda; todo lo contrario. Ellos entendan que en la soledad de la arena del desierto es donde estaba la verdadera lucha espiritual.

    Es precisamente en el retiro, en la soledad, en el desierto donde vamos a ser el plato favorito del Padre de la Mentira. Si no, miremos a nuestro Seor Jesucristo en el desierto: donde fue tentado por el demonio durante cuarenta das (Lc. 4, 2). Fue tentado con las riquezas, el honor y la soberbia17. Es, sin lugar a dudas cuando nos quedamos en la soledad de nuestro interior, cuando logramos eliminar los ruidos exteriores donde empiezan a rugir los aullidos interiores de las fieras ms salvajes y mortales que nos podamos imaginar. Que por lo general suelen ser ms fuertes y voraces que los exteriores.

    Hoy vivimos en una cultura que nos intenta expulsar hacia afuera de nosotros mismos y evadindonos de nuestro mundo interior; por eso muchas veces no llegamos a encontrarnos inmersos en una verdadera, honda y costosa vida espiritual. Y, si bien la cultura actual no nos determina, de alguna manera nos condiciona, contamina, intoxica, pervierte y desnaturaliza Por esto nos conviene estar atentos para no dejarnos anestesiar y adormecer por el mal espritu en su dinmica tramposa para nuestra maduracin personal.

    Es por esta razn los monjes pudieron ser los primeros expertos en la vida de la Iglesia, en lo que a discernimiento de espritus se trate. Y podemos afirmar que las races del discernimiento de espritus para ser, ms exactos y precisos; la diacrisis est en la vida monstica y los santos monjes que la llevaron adelante. Ahora bien: qu es el discernimiento de espritus?

    1.1.4. El discernimiento de espritus Comenzamos diciendo que, por lo general, muchos de los hombres de hoy se

    encuentran ante una gran confusin y no es tanto por causas externas sino por el

    combate interno al que se enfrenta, y con el que, por lo general no est habituado a percibir, distinguir, vivenciar. No se da el tiempo necesario para escuchar sus entraas, que en ms de una oportunidad nos lleva a tomar decisiones poco acertadas ya que no 17

    EE.EE [142.3]

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    tenemos el hbito de discernir, separar, cortar. Lo que es indudablemente un don es la presencia del Espritu en nosotros. Lo vamos a desarrollar peleando y con mucha transpiracin y un odo atento en la escucha profunda.

    En la vida espiritual diaria y nuestra accin pastoral, es imprescindible el trabajo duro, constante, decidido. Demanda un gran aporte de nuestro trabajo en las opciones libres que hagamos. Nos toca poner nuestros cinco panes y dos peces (Cfr. Jn. 6, 9-12), es decir, todo lo que tenemos. Jess har el milagro que no slo colmar nuestra profunda hambre existencial, sino que seremos puentes para la saciedad de otros. No hay dudas en afirmar que lo ms difcil en nuestro combate espiritual es aprender a conocer las mociones y movimientos que se dan en nuestra vida y sobre todas las cosas, estar despiertos y vigilantes para no dejarnos sorprender por el ladrn (Cfr. Mt. 24, 42-44). De aqu el gran aporte de quienes nos precedieron. Y lo que veremos ms adelante nos aporta el discernimiento de espritus ignaciano, de manera ms sistematizada en el desarrollo de los Ejercicios Espirituales. En efecto, segn ensean nuestros maestros, los demonios, al comprobar la ineficiencia de las tentaciones, ordinarias y rastreras para hacer caer al monje18, suelen transformarse en ngeles de luz (Cfr. 2 Cor. 11, 14 y EE.EE [332]). A veces se presentan como en sueos y visiones, imgenes, pensamientos, sentimientos,

    emociones; es lo que nos ocurre con mucha ms frecuencia de lo que somos capaces de percibir, nos inspiran pensamientos que parecen buenos, pero que en realidad conducen a la perdicin, por esto es bueno estar atentos al comienzo, al desarrollo y al desemboque o fruto, que nos llevan tales sueos, visiones, imgenes, pensamientos, sentimientos y/o emociones. (Cfr. EE.EE [333, 2y3])

    Como por ejemplo, podra ser una esposa y ama de casa piadosa inspirada a realizar tres horas de adoracin diarias al santsimo y a rezar tres rosarios diarios. Pero en su deber de estado, es decir como esposa y madre est ausente. Inconscientemente la piedad es su medio de evasin de la realidad que le toca afrontar desde la caridad.

    Muy piadosa, pero no sabe qu es de la vida de su esposo, ni que es de la vida de sus hijos. Aparentemente est haciendo un bien. Y en ella triunfa el mal bajo apariencia de bien. 18

    mirando las fuerzas o disposicin de un castillo, le combate por la parte ms flaca, de la misma manera el enemigo de la natura humana, rodeando, mira en torno todas nuestras virtudes teologales, cardinales y morales, y por donde nos halla ms flacos y ms necesitados para nuestras salud eterna, por all nos bate y procura tomarnos. [EE.EE 327]

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    O a los sacerdotes, religiosos o religiosas cuando corren detrs de un falso celo pastoral, o una bsqueda de saber; sin tener al ser consagrados como norte y es ms una bsqueda de brillo que de servicio oblativo. En realidad es una bsqueda de ellos mismos disfrazado de celo apostlico distinto al que expresa San Pablo (Cfr. 1 Cor. 9, 16) y los lleva a un activismo hueco, sin sentido que termina hacindoles dao y les hace perder el cimiento verdadero de su consagracin que es estar con l (Cfr. Mc. 3, 14).

    Y, ac radica una clave importante de muchos de nuestros desvos; el enemigo nos entra por la nuestra y sale por la de l (Cfr. EE.EE [332]), con razn el Evangelio de San Juan lo define como el Padre de la mentira (Cfr. Ev Jn. 8, 44). Los monjes no inventaron la dicrisis o discernimiento de espritus, cuya historia se remota muy lejos. An considero que, hay que ir a la fuente primordial que es la Palabra de Dios. Cito algunos textos que nos pueden iluminar; si bien no nos hablan de manera explcita de discernimiento. Comienzo con uno donde es el mismo Jess signo de contradiccin y eleccin como por ejemplo vemos en: Simen les bendijo y dijo a Mara, su madre: ste est puesto para cada y elevacin de muchos en Israel, y para ser seal de contradiccin (Lc, 2, 34). Es en este texto el mismo Jess el objeto de discernimiento y lo que llevar a los discpulos a un camino de eleccin clara, concreta y precisa con la gua del Espritu Santo en cada una de sus vidas. La misma persona de Jess los pone ante una contradiccin, un cuestionamiento, una reelaboracin de opciones y criterios.

    Otro texto iluminador puede ser en el que menciona los distintos dones y despus de enumerados algunos, contina: a otro, poder de milagros; a otro, profeca; a otro, discernimiento de espritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas (1 Cor. 12, 10). En este texto vemos el discernimiento como carisma, don, regalo y como expresin de la gratuidad de Dios en la propuesta de integridad y salud para el bien de su cuerpo que es la Comunidad. O en la 1 Jn 4, 1: Queridos, no os fiis de cualquier espritu, sino examinad si los espritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Es clarsima la advertencia de la Palabra al prevenirnos que no todo lo que brilla es oro y no todo lo que se escuche, vea, viva a nuestro alrededor es de Dios. Claramente hay que examinarlo todo.

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    Tambin 1 Corintios 14, 20 que nos estimula a clarificar nuestras acciones dicindonos: Hermanos, no seis nios en juicio. Sed nios en malicia, pero hombres maduros en juicio. Es evidente que para hacer un buen juicio hay que discernir. Podemos ver en el cuarto Evangelio: Jess les respondi: Si Dios fuera vuestro Padre, me amarais a m, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que l me ha enviado. Por qu no reconocis mi lenguaje? Porque no podis escuchar mi Palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queris cumplir los deseos de vuestro padre. ste era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en l; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a m, como os digo la verdad, no me creis (Jn 8, 42-45).

    Por qu no reconocis mi lenguaje?; Jess les hace ver su incapacidad de discernimiento. No interpretan el modo de expresarse del Buen Espritu en Cristo a travs de la verdad. Les advierte que se estn dejando llevar por la mocin de la mentira que no viene de l. Como tambin afirma San Pablo:Pido que el amor crezca en nosotros junto con el conocimiento y la lucidez. Quisiera que saquen provecho de cada cosa y cada circunstancia para que lleguen puros e irreprochables al da de Cristo. Habiendo hecho madurar, gracias a Cristo Jess, el fruto de la santidad. (Fil. 1, 9-11) Que el amor crezca en nosotros junto con el conocimiento y la lucidez. Lucidez encierra la capacidad de una buena eleccin. Lucidez viene de luz. Que saquen provecho de cada cosa y cada circunstancia est implcito. A mi modesto entender el buen fruto sale de un buen discernimiento. Me parece oportuno distinguir en esta expresin: saquen provecho de cada cosa y cada circunstancia. No intenta introducirnos a un examen moral, que es diferente al discernimiento de espritus. Con el examen de conciencia moral tratamos de reconocer en que hemos ofendido al Amor de nuestro Padre, la dignidad de nuestros hermanos y nuestra santidad. Es decir, se juega el bien y el mal en actos realizados. Que probablemente sea la consecuencia de no haber hecho sabiamente el discernimiento de las mociones y no saber sacar provecho de cada cosa y cada circunstancia. Con el discernimiento de espritus lo que debemos lograr es distinguir si las mociones, movimientos interiores, vienen de Dios, o de nuestro yo herido por el pecado o del padre de la Mentira. Ya que segn es el inspirador, nuestro obrar va a ser para dicha o desdicha, luz o oscuridad, libertad o esclavitud, perdn u odio, paz o violencia,

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    salvacin o perdicin nuestra y/o de nuestros hermanos. Y, el poder sacar provecho lo lograremos con un buen discernimiento. Aunque sea despus de haber obrado de tal o cual modo, permitiendo que Dios ste o no en nuestras decisiones y pase o no pase por nuestras vidas. Como podemos ver solamente en algunos pocos textos de la Palabra de Dios, sin hablar explcitamente de discernimiento de espritus, nos introduce sabiamente en el. Seguramente una cercana orante con la Palabra nos agudizara el buen or del corazn y en consecuencia obtendramos un saludable obrar. Es importante resaltar que en la dinmica dialogante de la oracin es ms fructfero el escuchar que el hablar. Despus de este paso ligero por algunos textos de la Biblia se puede afirmar que el discernimiento de espritus se encuentra en la Palabra de Dios como la fuente en que los monjes desarrollarn sus vidas como un verdadero arte.

    Eran hombres como nosotros, que por cierto hacan la lectio divina como uno de los modos de oracin, pero que al vivir en la soledad sin otra compaa que los espritus. La soledad, lectura orante y una vida de silencio no parece ser suficiente para lograr la santidad.

    Despus de esta herencia recibida a lo largo de la historia de nuestra Iglesia, podemos advertir que hoy en nuestro mundo actual cuantos hombres y mujeres capaces de vivir percibir, captar, distinguir los movimientos interiores no se desvan tan fcilmente del buen camino. Y muchos otros se pierden tristemente por ignorar este arte del reconocimiento de los movimientos interiores. Creo que basta con mirarnos en nuestra propia historia y echar una mirada a nuestro alrededor y poder evaluar su provecho.

    Podemos caer en la tentacin de creer que el discernimiento lo vamos a adquirir con el solo conocimiento de las reglas usadas por estos monjes maestros. Pero, la realidad nos ensea que no bastara con solo retirarse. Hoy podemos vivir muy retirados e incluso tras los muros de un monasterio pero invadidos por el mundo virtual y/o tecnolgico en sus ms variadas formas de sacarnos fuera de nosotros mismos. El enemigo es muy astuto para mantenernos en la oscuridad, segndonos, aturdindonos, paralizndonos.

    La manera ms firme de ejercitarse es permaneciendo en vigilante actitud con el auxilio de la gracia, aprendamos a ver venir a nuestros enemigos del alma, ponerles nombre, identificarlos claramente, y cmo saber orientarlos para deshacernos de ellos. No con una actitud represiva y negativa; sino desde una saludable aceptacin de

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    nuestras limitaciones personales, comunitarias asumindolas serenamente y corresponder nuestras actitudes de una manera parecida a como lo hara Jess, en las distintas situaciones que nos toque vivenciar.

    Para esto es muy saludable la gua espiritual. Es con la ayuda de un hombre o una mujer de Dios, experimentando en la vida interior19 que vamos a ir aprendiendo este camino de discernir para poder hacer la voluntad de Dios en nuestra vida y realizarnos en nuestra vocacin particular laico; sea soltero o casado, religioso/a o sacerdote.

    Tener alguien que nos haga de espejo, ayudndonos a objetivar nuestros movimientos internos es de incalculable ayuda para la maduracin de la personalidad en el proceso de cristificacin, en la bsqueda de la santidad como desafo y camino.

    Ms adelante me extender un poco ms en el valor del acompaamiento en el proceso de la maduracin de nuestra personalidad.

    Si bien no es el eje de esta tesina la historia del discernimiento20 me pareca de inters, mencionar escuetamente algunos de los autores que nos pueden ayudar a comprender algo, del proceso de reflexin que ha tenido en el tiempo y nosotros hoy gozamos de los frutos del discernimiento. Pero tienen sus races y nos enriquece, al menos el conocerlos y si nos interesa poder investigar a los distintos escritores.

    Se puede encontrar, ya en la poca antigua fuentes patrsticas como el Pastor de Hermanas y Orgenes. En el monacato autores como: Casiano, Diadoco, Clmaco. En el Medioevo autores como: San Bernardo, Santo Tomas de Aquino, Santa Catalina de Siena, Juan Chalier (Gersn), Dionisio Rijkel. En la edad nueva encontramos a: Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jess, San Juan de la Cruz, Francisco Surez, Diego Alvarez de Paz, Manuel I. de la reguera, Juan Bautista Scaramelli, Agustn-Francisco Poaulan. Y en nuestro tiempo autores como: Jean Mouroux, Jean Gouvernaire y Grard Thrrien y Karl Rahner.

    Me parece oportuno dedicar un breve espacio a ver el discernimiento en San Ignacio de Loyola; que es de algn modo quien lo sistematiza en el libro de los Ejercicios Espirituales como don para toda la Iglesia.

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    cuando el enemigo de natura humana trae sus astucias y suaciones a la nima justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto; mas cuando las descubre a su buen confesor, o a otra persona espiritual que conozca sus engaos y malicias, mucho pesa; porque no podr salir con su malicia comenzada, en ser descubiertos sus engaos manifiestos. [EE.EE 326] 20 Nos puede aportar mucho EL DISCERNIMIENTO A LO LARGO DE LA HISTORIA, en la segunda parte del libro: COLOMBS GARCIA M. OSB, El Monacato Primitivo, 68-155.

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    1.2 DISCERNIMIENTO IGNACIANO

    Curiosamente el trmino discernimiento no aparece en los escritos ignacianos, tal y como lo demuestra la Concordancia21. Es de comprobar cmo en los escritos llamado versin autgrafa de los Ejercicios Espirituales, tampoco las llama reglas de discernimiento de espritus; sino discrecin de [varios] espritus.

    S se encuentra este vocablo en los textos latinos de los Ejercicios Espirituales 1541 y 154722. Podemos observar en EE.EE [328] en el ttulo de las reglas de la Segunda Semana que nos dice concretamente: Reglas para el mismo efecto con mayor discrecin, y conducen mas para segunda semana y EE.EE [176] donde describe los tres tiempos para hacer un sana y buena eleccin en cada uno de ellos y expresa: el segundo, cuando se toma asaz claridad y conocimiento por experiencia de consolaciones y desolaciones y por experiencia de discrecin de varios espritus. Aclarando esta cuestin terminolgica que usamos quizs muchos de nosotros de manera equvoca en la enunciacin, no as en su esencia y contenido, dado que es, una experiencia nuclear que se debe favorecer a quien hace los Ejercicios Espirituales que tienen como objeto final: todo modo de preparar y disponer el nima para quitar de si todas las afecciones desordenadas y, despus de quitadas; para buscar y hallar la voluntad divina en la disposicin de su vida para la salud del nima, se llaman ejercicios espirituales. [EE.EE 1, 2] sta es, precisamente, la riqueza que dan los ejercicios: de percepcin del movimiento interior que se da en el ejercitante al confrontar su vida con la de Jess. Es de suma importancia la disposicin del ejercitante al mtodo de los ejercicios que lo llevaran a la discrecin de espritus para una vez ordenado el desorden en sus afecciones hacer la eleccin de vida. O si ya est hecha, reformarla convenientemente segn la voluntad de Dios.

    Es de vital importancia la experiencia religiosa que se da en los ejercicios y la interaccin de Dios y el ejercitante que es movido en su afectividad y el conocimiento interno brindado por la lucidez que favorece la meditacin y la contemplacin, como el medio para detonar esta revolucin interior y consecuente dicrisis; por lo que sern identificadas en la consolacin y desolacin con ellas, sus respectivas causales y a las

    21 Cfr. ECHARTE IGNACIO, SJ, Concordancia Ignaciana, Bilbao-Santander, Mensajero-Sal Terrae, 1996, 387-388. 22

    Cfr. M J. BUCKLEY, SJ, Discernimiento, Diccionario Espiritualidad Ignaciana, Bilbao-Santander, Mensajero-Sal Terrae, 2007, 607 -611. 22

    [Aut. 30 (23)].

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    que las reglas de primera [EE.EE 313-327] y segunda semana [EE.EE 328-336] nos ayudan para hallar la voluntad de Dios en sta persona concreta, en ste tiempo de su vida y con la clarificacin de circunstancias vividas en el pasado, otras en el hoy concreto siempre orientadas a la eleccin y reforma de vida en el proceso futuro de su vocacin; fuera cual fuera.

    Ir profundizando y desarrollando este gran aporte de los Ejercicios Espirituales. Ahora doy paso a la clarificacin de otros de los trminos del ttulo de esta

    tesina. Qu entendemos por maduracin?

    1.3 MADURACIN. Como proceso de cristificacin.

    Es de importancia no perder de vista el contexto del desarrollo de este trabajo, que es desde la teologa espiritual y no desde la psicologa y/o filosofa; si bien maduracin23 es un trmino muy usado por la psicologa y se podra abordar desde las distintas etapas24 de la evolucin en el crecimiento de la persona. Ac lo vincularemos de manera concreta al proceso de cristificacin que es ms preciso en esta rea y est en relacin directa al camino de discipulado que todo bautizado est llamado a desarrollar en su camino de identificacin con la persona de Jesucristo. Esta opcin de definicin no anula, ni excluye a las otras, como tampoco importar la forma de vida que est en la eleccin fundamental de cada sujeto y marque de una manera particular este camino.

    23 () una madurez cristiana que se manifiesta en la habilidad y perfeccin del discernimiento espiritual. () el discernimiento espiritual pone en actualizacin la capacidad humana de emitir un juicio, no basado solamente en las notas que afectan la sensibilidad, o muestran la conveniencia o no conveniencia de la propuesta que se suscita en el hombre, su conformidad o disconformidad con la moralidad, sino su conformidad o no con el mayor o menor agrado de Dios, con la voluntad actual de Dios sobre el sujeto que discierne, manifiesta en los ejemplos de Cristo, en las inspiraciones o mociones actuales del Espritu divino en el. () Su comportamiento total se va haciendo cada da ms segn la norma propia de los hijos de Dios; porque los que son guiados por el Espritu de Dios, sos son los hijos de Dios (Rom. 8,14) () Es as como va madurando en el hombre la imagen de Cristo que el Espritu quiere lograr en l (cfr. Rom. 8,29), lo que llamamos su vocacin personal, su madurez cristiana. RUIZ JURADO, MANUEL. El discernimiento espiritual, Madrid, BAC, 2002, 32-38. 24 Javier Garrido nos presenta un esquema evolutivo de maduracin, si bien es cronolgico no deja de ser un aporte para acercarnos a lo caracterstico para poder definir la maduracin de una persona acorde a su edad y es de destacar como importante el contexto cultural en el que el individuo madura: Hasta los 6 aos, de 7 a 12 aos, de 12 a 18/20 aos, de 18/20 a 25/28 aos, (cfr. pg. 237-239) y luego hace referencia a la etapa de integracin humana y espiritual entre los 25/28 y los 40/45 aos (cfr. pg. 264-316). Hace alusin a una necesaria crisis de realismo que se da entre los 25/28 y los 40/45 aos (cfr. pgs. 359-362. La etapa que define como 2 conversin desde los 45 hasta los 60 aos (cfr. pgs. 375-404) y una tercera etapa que va desde los 60 aos en adelante. Cada una con sus caractersticas propias. GARRIDO, JAVIER, Proceso humano y gracia de Dios, Santander, Sal Terrae, 21996.

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    Que en trminos Ignacianos me estara refiriendo a ordenar los afectos en vista a una eleccin o reforma de vida. [EE.EE 1] nicamente alguien maduro es capaz de ver su estado interior con sano realismo y poder as elegir. Donde podemos afirmar que cada etapa de la vida espiritual demandar una distincin en el modo de obrar conforme a su madurez. Lo que implica el conocimiento, la libertad y la voluntad. Ahora es claro que cada opcin tambin ser de acuerdo a la etapa en que la vida de cada persona concreta se encuentre transitando. Lo que distingue a un cristiano no es la ausencia de problemas; sino el modo como afronta los problemas. Aqu una vez ms aparece Jess como espejo en quien reflectar nuestra vida y poder obrar en consecuencia.

    La respuesta ser siempre teniendo a Cristo como el paradigma por excelencia. A su vez ser expresado por cada sujeto desde su historia personal, familiar, social que hacen a su proceso de maduracin con el auxilio de la gracia. Ya que la vida es don y tarea.

    Si miramos la sabidura de la asistencia de la gracia en cada uno de los sacramentos de nuestra Iglesia, vemos como cada uno de los siete asiste al cristiano para afianzar, fortalecer e iluminar su proceso de cristificacin en el camino y en las distintas etapas de su discipulado, ya sea cual fuere su forma de vida. Es importante definir en primera instancia que entendemos por gracia y nos remitimos sencillamente al Nuevo Catecismo de la Iglesia Catlica en su n 1996: Nuestra justificacin es obra de la gracia de Dios. La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar ser hijos de Dios (cfr. Jn 1, 12-18), hijos adoptivos (Cfr. Rom. 8, 14-17), partcipes de la naturaleza divina (cfr. 2 Pe. 1, 3-4) de la vida eterna. Si revisamos lo que es la justificacin en trminos bblicos se trata de santificacin, que a su vez no es otra cosa que el proceso de cristificacin en esta llamada a ser hijos de Dios, es decir otros cristos, participando de la vida divina que nos diviniza.

    La accin de la gracia que nos diviniza, y a la vez nos hace ser plenamente humanos, madurndonos.

    Ms cristificados somos, ms humanamente viviremos y de una manera cada vez ms encarnada en una realizacin cada vez ms plena; aunque sea por caminos vocacionales distintos.

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    Es importante dejar claro que la maduracin no es otra cosa que ir configurndonos cada da ms a Jesucristo y esto lo obtendremos por uno de los caminos que Dios en su infinita misericordia nos ofrece a travs de la mediacin de la Iglesia. Con el aporte del discernimiento de espritus en vistas a ordenar los afectos, orientar el deseo y buscar y hallar la voluntad de Dios [Cfr. EE.EE. 1] para nuestra vida y la vida de nuestra comunidad. Comunidad familiar, social, religiosa u otras formas de vida que se puedan ir desarrollando. Por este motivo y por una cuestin profunda y esencial de nuestra antropologa, nosotros desde nuestro origen, necesitamos de la intervencin de nuestro padre y nuestra madre para ser engendrados y el don de Dios para existir. Es decir, desde nuestro origen necesitamos y crecemos en interaccin con otros. Somos seres sociales y

    sociables. De esta realidad profunda de nuestro ser se desprende la importancia del acompaamiento.

    1.3.1 Importancia del acompaamiento

    Lo expresa claramente san Ignacio haciendo referencia al obrar del mal espritu en las reglas de discernimiento de la segunda semana en la regla terdcima: As se hace como vano enamorado en querer ser secreto y no descubierto. Porque, as como el hombre vano, que hablando, de mala parte, requiere a una hija de un buen padre o a una mujer de buen marido, quiere que sus palabras y suasiones sean secretas; y al contrario le displace mucho, cuando la hija al padre o la mujer al marido descubre sus vanas palabras y intencin depravada, porque fcilmente colige que no podr salir con la impresa comenzada: de la misma, cuando el enemigo de la natura humana trae sus astucias y suasiones a la anima a la anima justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto: mas cuando las descubre a su buen confesor, o a otra persona espiritual que conozca sus engaos y malicias, mucho le pesa: porque colige que no

    podr salir con su malicia comenzada, en ser descubiertos sus engaos manifiestos. EE.EE [326] Nos deja clarsimo la importancia del acompaamiento25, el valor de alguien que conozca de movimientos internos y de las astucias del mal espritu para seducirnos, confundirnos y encerrarnos en nosotros mismos para mejor manipularnos.

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    () se entiende por acompaamiento espiritual es una relacin continuada entre dos personas en las que una de ellas, mediante frecuentes conversaciones, ayuda a la otra a buscar y a realizar la voluntad de

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    La vida espiritual es como la vida normal. Un nio depender del cordn umbilical de su madre para alimentarse y hasta para respirar oxigenando su cerebro. Al nacer necesitar de alguien experimentado que lo vista, alimente, cuide de los peligros y al crecer ir obteniendo una cierta autonoma sana, necesaria para madurar. Pero nunca ser tan autosuficiente, como para nunca necesitar de otros que se expresar en la interrelacin. Es ms, desde la teologa del pecado original, observamos cmo es precisamente esa mal pretendida autosuficiencia lleva a la humanidad al caos. El ser humano por querer ser independiente pierde su creaturidad, que es su identidad ms profunda y de ah en adelante. Es ms que conocida la historia que podemos seguir desde el libro del Gnesis con la seduccin desde el captulo tres, el fratricidio entre Can y Abel, la prdida de estabilidad y todo lo que se sigue desencadenando y lo vemos en nuestro presente. Por eso, en la vida espiritual es necesaria una sana dependencia de Dios y para ello es de gran ayuda el acompaamiento espiritual26 personalizado, y el valor de la comunidad que no es uniformidad. Por el contrario es Pluriformidad.

    1.3.2 Importancia de la Comunidad en el Proceso personal Es en la vida comunitaria, precisamente donde no slo aprendemos a sociabilizarnos en las relaciones27, sino que es un espacio que est llamado a

    Dios segn su vocacin particular, buscada mediante el discernimiento espiritual, con el empleo de distintos recursos verbales y de otras instrumentos pastorales. () El acompaamiento individual establece una relacin interpersonal entre dos personas; se apoya en una serie de conversaciones, ms o menos, frecuente y peridicas, en las que comunicamos aquello que nos inquieta, nos alegra o nos desorienta de cara a nuestra vida cristiana. () la conversacin que se produce en el acompaamiento no es una conversacin comn entre iguales o amigos; la confianza que se genera es grande, aunque no es propiamente de ida y vuelta. Se trata, por tanto, de una relacin cercana, pero asimtrica. Otro rasgo del acompaamiento es que en l pretendemos buscar y hallar la voluntad de Dios, para luego llevarla a la prctica. GARCIA DOMINGUEZ LUIS MARA, El libro del discpulo, Bilbao-Santander, Mensajero-Sal Terrae, 2011, 18-19. 26

    En el acompaamiento espiritual, muchas veces podremos pedir orientacin sobre dudas o criterios. Nuestra conversacin puede as mostrar esta actitud del discpulo que quiere aprender, aunque no desea que le den todo hecho; que pide sugerencia, porque sabe que no siempre se le ocurren buenas ideas; y que acepta sin humillarse las orientaciones de otra persona. Sin desear es modo alguno depender de ella. Solicitar orientacin, consejo o parecer no es una actitud infantil, sino madura y adulta, con tal de que se hayan hecho antes, como queda dicho, algunos esfuerzos para buscar y hallar por nosotros mismos. Ibid, 142-143. 27

    Hay que estar especialmente atentos a las experiencias configuradoras, que normalmente no se programan, sino vienen dadas por la providencia a travs del entramado de la vida. Cuando uno se ha ejercitado en la vigilancia, tiene una especie de olfato interior que le permite percibir la importancia de ciertas experiencias en comparacin con otras. Suelen ser acontecimientos que conmocionan nuestros sistemas de seguridad, situaciones que nos obligan a salir de nosotros mismos, etc. Pero las experiencias configuradoras ms importantes nos son las extraordinarias, sino las ordinarias. Y casi siempre son stas las que vinculan afectivamente. ()

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    favorecernos y estimularnos para ayudarnos a crear espacios para madurarnos en el proceso contante de cristificacin. La comunidad28 lo que debe favorecer es la liberacin de sus componentes. Esto quiere decir que cada uno debe comportarse tal cual es, debe tratar de ser y no de parecer.

    Nos encontramos como en distintos momentos a padecer al formar parte de una comunidad y que amerita una mirada interior de nuestras reacciones, actitudes, pensamientos, sentimientos que se van dando en este espacio de convivencia. Como cita Jean Vanier: 1- "Para aquellos que llegan a vivir en una comunidad, los primeros tiempos son a menudo idlicos, todo resulta perfecto. Parecen incapaces de ver los defectos, no ven ms que cualidades. Todo es maravilloso, todo es bello; existe la impresin de estar rodeados de santos, de hroes o de seres excepcionales que son a menudo lo que uno quisiera ser".29 En esta expresin, "son a menudo lo que uno quisiera ser", me parece que est la clave de nuestra dificultad de permanencia en una comunidad de cualquier tipo (noviazgo, matrimonio, familia, club, grupo eclesial, congregacin religiosa, etc.) y que no siempre se nos acompaa a discernir estos procesos. En estos procesos la motivacin de los ideales no siempre es Jesucristo, aunque pueden ser legtimos, pero ideales al fin que pueden no ser realistas30. Nosotros bajo

    La experiencia configuradora saca lo mejor de nosotros mismos. Si es vivida en correlacin con Dios, como es el caso de un creyente, va logrando esa integracin profunda que suele escapar al anlisis: ser en s, necesidades inconscientes y crecimiento en libertad, gratificacin y sentido de la existencia, vivir lo humano a fondo y dejar la vida en manos de Dios, etc. GARRIDO, JAVIER, Proceso humano y gracia de Dios, 275. 28

    La referencia a la comunidad como instancia de consolidacin de la experiencias es aqu muy clara. El saber cotidiano es un saber incidental, que se arraiga al presente en que se est viviendo y en el preciso lugar en el que se produce la interaccin. Y demasiadas veces pretendemos una formacin abstracta que no descubre la profundidad de lo real, del momento en el que el Evangelio presentado puede alterar e iluminar los entresijos de la vida, las incidencias cotidianas como lo haca la predicacin de Jess. () Los hombres y mujeres que busquen ser testigos del Dios de la Vida deberan ser, entre otras cosas, expertos en alteridad. () Por ello, en el proceso de acompaamiento formativo, es necesario hacer hincapi en la capacidad humana de abrir la intimidad, de no sentirse violentados por la confidencia, sino ms bien dejarse conducir con docilidad a los lugares de transparencia de lo interior. QUINZ, XAVIER. Modular deseos, vertebrar sujetos, Madrid, San Pablo, 2005. 177-179. 29VANIER JEAN, Comunidad lugar de perdn y fiesta, Madrid, Narcea, 1985, 38. 30

    La conversin a de pasar por la crisis de postadolescencia, en la que el ideal ha de confrontarse con la realidad. Esta ruptura, que propicia la identidad que trasciende lo psico-social, atae a la libertad autnoma y concreta de la persona. Pero todava necesita la experiencia fundante teologal; el deseo y la libertad, el ideal y la realidad, han de fundamentarse en la Gracia, al menos inicialmente. () La dimensin psicosocial gira en torno a la pregunta: quin soy yo? Lo cual implica la crisis de autoimagen, es decir, que el ideal del yo, que hasta entonces ocupaba la autoconciencia, comienza a resquebrajarse. A veces se produce por simple proceso de reflexin interior; pero lo normal es que venga

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    ningn punto de vista, en ninguna situacin podemos comenzar por el final. De ah la importancia de particularizar los distintos procesos de maduracin31 en los distintos integrantes de una comunidad; que no es saludable moralizarlos con esto est bien o esto est mal. Es evidente que mi visin de la vida no es lo mismo a los 20 aos, que a los 60. Y esto no es ms que el indicativo de que la cristificacin no se da en todos por una ecuacin matemtica.

    Por ejemplo, podemos tener en nuestra imaginacin un edificio terminado de cincuenta pisos, pero nunca se nos ocurrira empezar a construirlo por la azotea, sino

    que comenzaramos cavando los cimientos; y an antes haciendo un plano y verificar las posibilidades concretas de realizarlo (Lc. 14, 28). Como nos advierte Jess al hablarnos de lo que significa el verdadero seguimiento, desde un sano realismo: El que no lleve su cruz y venga en pos de m, no puede ser discpulo mo. Porque quin de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? (Lc. 14, 27-28).

    Ante nuestro ingreso o permanencia en una comunidad empezamos a tener distintas dificultades. Lo que no es cuestin de tiempo; sino ms bien de madurez en la personalidad y tambin comunitaria; y ac creo que es de gran aporte el acompaamiento espiritual y el discernimiento32.

    Y sobre todo si es religiosa. Religiosa en el sentido de releer nuestra vida desde Dios, la situacin es an ms difcil porque Dios desde muchas situaciones y maneras (su Palabra, retiros, convivencia, oraciones, etc.) nos va a ir revelando nuestros lmites, heridas, carencias afectivas, imperfecciones, y se va a dar lo que Jean Vanier ubica en un segundo momento la experiencia de decepcin. l dice: "La decepcin, generalmente unida a un perodo de fatiga, a un sentimiento de soledad, a la nostalgia, a un fracaso inesperado, a una frustracin en relacin a la autoridad. Durante este tiempo de "depresin" todo se vuelve tinieblas33, no se ven ms que los defectos de los otros y de

    dada por la confrontacin con la realidad ().GARRIDO, JAVIER, Proceso humano y gracia de Dios, 214-215. 31

    Garrido distingue dos fases en este proceso de bsqueda de identidad: La primera est determinada por la bsqueda de s mismo y la segunda es en la que la pregunta, ya no es quin soy?, sino qu quiero hacer con mi vida? y lo desarrolla de manera muy sustanciosa en su libro: GARRIDO, JAVIER. Proceso humano y gracia de Dios, 216-218. 32

    Discernir es sentir las propias mociones al objeto de conocer su origen y su valor y, de ese modo, llegar a entender el sentido que tienen en nuestra oracin y en nuestra vida. El discernimiento se afirma en el trabajo personal y privado, as como en el dilogo de acompaamiento, que es un lugar muy apropiado para mejorar la prctica de buscar y hallar la voluntad de Dios, GARCIA DOMINGUEZ LUIS MARA, El libro del discpulo, 162. 33

    EE.EE 317

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    la comunidad; todo irrita. Se tiene la impresin de estar rodeados de hipcritas que no piensan ms que en la ley, en el reglamento, en las estructuras o que, por el contrario,

    estn totalmente desorganizados y son incompetentes. La vida llega a ser insoportable".34

    Este, quizs, es el momento de la primera "crisis", donde seguramente un volcn de sentimientos y emociones bullirn en nuestro interior y podemos cantar Bendita crisis35!, si la sabemos recibir humildemente como seal de que tenemos que comenzar a crecer y es una oportunidad de madurar. Quizs es el momento de pronunciar las palabras de Mara: "Hgase en mi segn has dicho"(Lc. 1,38). Palabras que salen de Mara despus que Dios le anuncia el plan que tiene para su vida y que por cierto la desestabiliza.

    Y ahora convendra preguntarnos, queremos vivir la nueva Vida prometida por Jess? Si respondemos que s, es evidente que la lucha no desaparecer; al contrario se intensificar. Entonces comienza el camino de conversin, donde nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y hasta opciones de vida, demandarn un reordenamiento. Es decir, un comenzar a desandar nuestros pasos para caminar los de Jess. Eso nos guste o no nos guste demandar la muerte de nuestro ego (Mt. 16, 24).

    Camino que sin ninguna duda no va a ser fcil, por el contrario muy arduo, porque vamos a estar contra nuestro enemigo ms astuto, nuestro yo herido por el pecado, que tiene mucha habilidad, para ponernos en situaciones de cometer algunas faltas, o de gran riesgo en el momento menos esperado. El reconocer estos movimientos interiores implicar entrar al quirfano de Cristo; que por cierto va a ser doloroso, pero gozoso va a ser despertar con su Amor glorioso, el que sin duda nos va a ir configurando con l, cambiando nuestro parecer, nuestro mirar, nuestro sentir, nuestro vivir tendremos un horizonte de mayor lucidez.

    34VANIER JEAN, Comunidad lugar de perdn y fiesta, 38. 35 El drama del corazn del adulto maduro consiste en esta doble sensacin: si, ha amado, y es en la afectividad donde se ha sentido vivo, donde ha experimentado la densidad del tiempo; pero ahora ya conoce lo que el amor da de s, y merecera la pena tanto desgaste, tanta entrega? Afectividad enraizada y, al mismo tiempo, sometida a crisis, () La crisis afectiva del adulto se manifiesta de muchas maneras. Con frecuencia, de forma paralizante. Simplemente, se renuncia a amar. La relacin interpersonal es sustituida por gratificaciones fsicas inmediatas y controlables: la ansiedad por el trabajo, el placer de la comida, la acomodacin al ritual de lo cotidiano, las pequeas aficiones (por ejemplo, el coleccionismo), la evasin de responsabilidades nuevas. GARRIDO, JAVIER, Adulto Cristiano. Crisis de realismo y madurez cristiana, Santander, Sal Terrae, 61997, 125-126.

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    Entonces comenzamos a entrar en el tercer momento que Jean Vanier llama el

    tiempo de la Alianza en donde: "Los miembros de la comunidad no son ni santos ni diablos, son personas, cada una de ellas portadora de una mezcla de bien y de mal36, de luz y de tinieblas, pero cada una de ellas con un impulso de crecimiento, cada una vive una esperanza. En este momento nace la unin. La comunidad no se sita ni en las alturas ni en el fondo de los precipicios, esta sobre la tierra y todos estn dispuestos a caminar con ella y en ella".37

    Con la ayuda de la luz puesta por Jean Vanier comprobamos la importancia del conocimiento personal y acompaamiento espiritual, no solo personalizado; sino el comunitario eclesial para un sano proceso de maduracin de la personalidad. Nos va quedando claro que si bien todos transitamos en un proceso personal, propio, sanamente autnomo. No es, desde la autosuficiencia por donde creceremos. Es desde esta interaccin con el acompaamiento espiritual personal y la experiencia comunitaria donde iremos madurando en nuestra capacidad de sociabilizacin tan propia de nuestra espiritualidad cristiana; que tiene su origen en la misma Santsima Trinidad38, pero no abordaremos esta profundizacin; slo me parece importante mencionarla como el gran origen de nuestra espiritualidad y que nos demandar un modo de expresarla en nuestra vida con otros. Ahora doy paso a la clarificacin de otro de los trminos que titulan este trabajo y es la personalidad.

    1.4. PERSONALIDAD

    Considero oportuno en primer lugar para comprender mejor la definicin de personalidad aclarar lo que entendemos por persona.

    1.4.1 Concepto de persona39 Persona proviene del lat. persna, mscara de actor, personaje teatral, este del

    etrusco phersu, y este del gr. la; segn el diccionario de la Real Academia Espaola. 36

    La persona madura es reacia a achacar a los dems sus defectos, no recurre a las proyecciones, no culpa a los otros o a las circunstancias, y evita ciertas visiones unilaterales del sr humano ciertas polarizaciones negativas. GOYA BENITO, Psicologa y vida espiritual, Madrid, San Pablo, 1999, 181 37VANIER JEAN, Comunidad lugar de perdn y fiesta, 38. 38

    La Iglesia es comunin vital. Los bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo, creemos que Dios es comunin de tres Personas. Participando de esa comunin de la Trinidad se sanan, afianzan y promueven los vnculos y la comunin entre nosotros. NAVEGA MAR ADENTRO, Actualizacin de Lneas Pastorales para la Nueva Evangelizacin, Conferencia Episcopal Argentina, San Miguel, 31 de mayo de 2003, N 45. 39

    http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?LEMA=persona. El da 30-04-2012.

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    Somos consientes que los significados de esta palabra son diversos y tambin se ha enriquecido y cambiado con el tiempo y en el campo que es usada y la antropologa que subyacer en cada interpretacin.

    Como observamos en psicologa, persona designa a un individuo concreto, y abarca tanto sus aspectos fsicos como psquicos para definir su carcter singular y nico.

    La interaccin con otros es una caracterstica innegable e insustituible de la persona humana.

    En el mbito del derecho: Jurdicamente, se define a la persona segn el Art. 32 de nuestro Cdigo Civil Argentino "Todos los entes susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones, que no son personas de existencia visible, son personas de existencia ideal, o personas jurdicas." "De las personas jurdicas" del Cdigo Civil Argentino dice; "se usa de la expresin personas jurdicas, como opuesta a la persona natural, es decir, al individuo, para mostrar que ellas no existen sino con un fin jurdico. Segn la Jurisprudencia en autos: " La persona jurdica es un ente ideal que recibe de los miembros que la componen el sustrato indispensable a fin de poder existir en aqul carcter. De esto se deriva la diferente personalidad de la entidad de la de sus miembros componentes por lo cual aquella es un sujeto de derecho independiente y titular exclusivo de las relaciones jurdicas en las que interviene (art. 39, Cdigo Civil; arts. 36, 183 y cc, ley 19550.40 La persona jurdica es un sujeto de derecho independiente de los miembros que la componen y es titular en forma exclusiva de las relaciones jurdicas en las que es parte. Ergo, su actuacin compromete su propia responsabilidad y no la de los seres humanos que obran por ella. "En la cima de todas las personas jurdicas est el Estado, la suprema y ms amplia colectividad que abraza a todo un pueblo circunscripto territorialmente y que se caracteriza por la potestad de mando, por la coaccin social de que tiene monopolio. El Estado es la personalidad jurdica originaria, fuente de derecho y centro de la coaccin

    40 PAPASODARO, ANTONIO DANIEL- GRAVIER, EDUARDO MARIO, Daos y Perjuicios, citada en la obra: Cdigo Civil, Anlisis Jurisprudencial Comentado, concordado y anotado, Tomo I, Nova Tesis, Rosario-Argentina, 2004, 68,

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    social, forma la organizacin de la vida de un pueblo. Por esto es nico en su especie y se eleva sobre todos y a todos da la norma".41

    Se define como persona al sujeto de derecho como todo ente susceptible de adquirir derechos o contraer obligaciones.

    Actualmente se distingue entre personas de existencia visible o fsicas y personas de existencia ideal o jurdica (como las sociedades, las corporaciones, las fundaciones, el Estado y otras).

    Porque, menciono esta dimensin jurdica de persona. Para iluminar que nos solo abordamos el concepto de persona en la filosofa, la antropologa, la teologa, la psicologa, sino desde otras reas. Que no son menos importantes para los tiempos socio-culturales en que vivimos. Y que se lo denomina cultura de la muerte, donde por ejemplo al embrin humano no se lo termina de definir por unanimidad como persona sujeta a derecho. Y nosotros empezamos a madurar en la vida intra-uterina.

    Pero si nos incumbe para el soporte legal del cuidado, o no de un ser humano desde su concepcin hasta la muerte natural.

    Por lo que podramos precisar como persona humana a un conjunto unido de caractersticas Biolgicas, Psicolgicas, Sociales y Espirituales, y esto, porque es un ser

    nico e irrepetible, que de manera individual posee principios y valores como por ejemplo: la dignidad, la libertad, la autonoma, la intimidad y la apertura.

    La Persona Humana es en su esencia un ser independiente, inteligente y racional, que desde pequeo desarrolla sus conocimientos, y se apoya en la educacin recibida desde distintas maneras de su cultura y le ayudan a desarrollar todas sus potencialidades frente a la sociedad en la que se relacionar y crecer, y es la que lo lleva a convertirse en un hombre activo de manera corresponsable para la realizacin de un tejido social saludable, que lo lleva a ubicarse en el contexto social como una persona que logra sus metas y propsitos que siempre sern individuales; pero movilizadas y ordenadas tambin a la bsqueda, donde prime el bien comn.

    La Persona Humana es naturalmente un Hombre o una Mujer desde el origen de la creacin con una diferencia complementaria (Cfr. Gn. 1, 27; 2, 22), que se interrelaciona con un circulo social determinado, y que aunque en la vida desempee diferentes tipos de actividades, siempre conserva propsitos individuales, como lo son:

    41 FERRARA, FRANCISCO, Teora de las personas jurdicas, trad. Ovejero, E y MAURY, L, Madrid, 2 Edicin (N 1929), 695, citado en el Boletn del Seminario de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociedad Universidad Nacional del Litoral, N 4, Argentina. (N 1953), 37

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    su realizacin personal y su felicidad, que esencialmente tienen que ver con su propia vida y el modo como es vivida; es efectivamente un individuo que en su interrelacin con la sociedad, aporta a la misma en una interaccin compartida responsablemente, y tiende por naturaleza a buscar a un ser superior, que es Dios, y esto se expresa porque es una de las caractersticas de la persona humana, y con esto se logra determinar que el hombre se caracteriza por su bsqueda constante de trascendencia; aunque a veces lo haga de manera inconsciente o desde la idolatra y a su vez tiene la capacidad innata de recibir en su existencia a este ser superior que lo plenifica en su naturaleza.

    Para nosotros es El Padre, revelado en Cristo por el Espritu Santo, con la mediacin de la Iglesia, se dona al hombre para divinizarlo.

    De esta definicin concluimos que la persona42 es el sujeto en quien se har el discernimiento necesario de toda su movilizacin interior; para obrar en consecuencia de su mejor opcin para ir logrando una maduracin43 progresiva.

    1.4.2 Persona es distinto de personalidad44

    Lo que s, me parece imprescindible es distinguir persona de personalidad; ya que persona es distinto de personalidad.

    Y podemos definir la Personalidad45 como el conjunto de caractersticas del sujeto personal o patrn de sentimientos, emociones y pensamientos ligados al 42 A medida que la persona se ejercita en esa apertura al nivel de virtudes teologales, antes de emitir su juicio, y en la sumisin dcil a las inspiraciones y mociones del Espritu, se va creando en ella un hbito de esa operacin de discernimiento espiritual. RUIZ JURADO, MANUEL. El discernimiento espiritual, Teologa y Prctica, 37-38. 43 La madurez est constituida por un estado de plenitud alcanzado al trmino de un proceso ms o menos largo de desarrollo. Aparece ante todo como un concepto botnico; se dice: La fruta est madura; para pasar luego a significar la plenitud antropolgica, la armona y pleno cumplimiento de las virtualidades humanas. El individuo, despus de un proceso de equilibrada maduracin de todas sus facultades, capacidades y funciones, llega a un estado de plenitud psicolgica. En tal estado de armnica integracin, domina activamente su entorno, muestra una cierta unidad de personalidad y est en condiciones de percibir con exactitud el mundo y a s mismo. GOYA BENITO. Psicologa y vida espiritual, 2001, 171. 44 El concepto de personalidad en inferido, es decir: la personalidad no la podemos observar directamente en si misma, pero s inducirla partir del funcionamiento perceptible de una persona () Se refiere sta a la organizacin de los diferentes subsistemas del ser humano y que, aunque no podemos constatarla directamente a travs de nuestros sentidos, inferimos que subyace a los distintos elementos y que segn la peculiaridad de su estructuracin y el tipo de relacin que crea entre ellos dar lugar a uno u otro tipo de funcionamiento, al igual que el cambio de marchas puede variar de un coche a otro. Pero hay que tener en cuenta que cuando nos referimos a seres vivos-y ms cuando se trata del ser humano- que en tanto que sistemas abiertos capaces de interactuar desde la propia iniciativa con el entorno, de transformarlo y dejarse transformar por el mismo, siempre nos encontraremos que cualquier comparacin con objetos pecar de grosera y mecanicista. GIMENO-BAYN. Comprendiendo como somos. Dimensiones de la personalidad, Bilbao, Descle De Brouwer, 1996. Pgs. 15-16

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    comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes , hbitos y la conducta de cada individuo, que persiste en el tiempo y que se acrecienta y/o disminuyen frente a distintas situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro y esto lo hace diferente a los dems, lo distingue, lo define.

    La personalidad persiste en el comportamiento de las personas. Son dos aspectos de la personalidad, la distincin y la persistencia en el tiempo lo que establece una fuerte vinculacin con la construccin de la identidad, en la que sobresalen caractersticas dominantes, con rasgos o conjuntos de rasgos propios que, junto con otros aspectos del comportamiento, se integran en una unidad y con la que podemos describir a esa persona con sus rasgos particulares.

    Ese comportamiento tiene una tendencia a ser reiterado de una forma determinada, sin que quiera decir que esa persona se comporte de modo igual en todos los casos.

    Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad, mostrando una tendencia de ese comportamiento a travs del tiempo, que nos permite afrontar la vida de un modo particular. Y ser de acuerdo a la estructura de la personalidad de cada uno, la capacidad de resiliencia y el modo en que nos vemos a nosotros mismos y nos relacionemos con el mundo que nos rodea.

    Nos permite reaccionar ante ese mundo de acuerdo al modo de percepcin, retro-alimentando con esa conducta en nuestra propia personalidad.

    Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad46 con ciertas caractersticas, aunque no determinantes son propias, que con el paso del tiempo ms el factor sociocultural y las circunstancias como se definir esa persona. Una de las caractersticas propias del ser humano es la plasticidad que tender al equilibrio.

    45

    GIMENO- BAYN, Ana, Compendio cmo somos. Dimensiones de la personalidad, 13-16. 46

    As el temperamento puede ser o no coincidente con la personalidad (entendida sta siempre en sentido estricto, como adaptacin funcional que hemos ido creando para manejarnos en el entorno concreto). El temperamento alude, pues, a aquellos aspectos ms hondos de la personalidad, los ms ligados a lo orgnico y a la herencia, que determinan las caractersticas ms primarias y fijas. A estos rasgos innatos y profundos otros autores los denominan con el trmino carcter y que significa marca grabada, para contraponerlo a lo superficial. Allport: define temperamento como: el clima qumico o interno en el que se desarrolla la personalidad. Ibid, 20

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    La personalidad ser fundamental para el desarrollo de las dems habilidades del individuo y para la integracin con los distintos grupos sociales con los que se relaciones y mediante los cuales se desarrolle en su proceso de maduracin. Cmo pudimos ver con anterioridad la comunidad tendr un rol importante juntamente con el acompaamiento espiritual personalizado para el desarrollo de una sana personalidad. No entramos aqu en los que pudieran ser trastornos patolgicos de la personalidad. Dando final a ste primer captulo con la descripcin de las principales palabras del ttulo que ya nos anticip algo del contenido que me interesa desarrollar; Voy a pasar al segundo que me resulta imposible no detenerme a describir algunas de estas etapas de maduracin en el mismo proceso de Ignacio, al que doy paso.

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    CAPITULO DOS

    2. EXPERIENCIA PERSONAL EN IIGO Y su proceso de maduracin personal

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    2. EXPERIENCIA PERSONAL EN IIGO Y su proceso de maduracin personal

    2.2 ETAPA SOCIAL; desde su infancia hasta los 26 aos

    Habiendo enunciado y aclarando el contenido del ttulo de la tesina e intentando marcar y definiendo el recorrido que har; me parece muy de relevancia hacer un escueto desarrollo de la Vida de Ignacio. Quin fue el instrumento elegido por el Espritu Santo, para que haga en su propia vida; desde un encuentro con la lectura de la Vida de los Santos y la vida de Cristo47 el comienzo de una historia de amor que culmin en la escuela de los ejercicios espirituales.

    Ignacio fue la arcilla elegida por el por el Padre, que con las manos de Hijo y la del Espritu Santo modelaron como el alfarero para disear la obra de la espiritualidad Ignaciana para enriquecer la diversidad de la Iglesia en la historia de este inquieto joven y que sigue siendo hasta hoy de gran bendicin para la humanidad.

    Espiritualidad de la cual, en la Iglesia nos venimos beneficiando hace ms de quinientos aos. E indudablemente desde la promocin del silencio y la escucha de las mociones interiores, es una gran escuela de maduracin personal y comunitaria. Para esto, voy a comenzar con un breve adentramiento en la etapa vivida en Loyola, que describir hasta sus 26 aos como bien relata la Autobiografa: Hasta los 26 aos de su edad fue hombre dado a las vanidades del mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con un grande y vano deseo de ganar honra ( Aut. [1]). Me parece muy natural su proceso; aunque le hizo pegar un giro en el curso de su vida de manera radical; no dejaba de ser un joven arrastrado por los mpetus juveniles, donde uno cree que se lleva el mundo por delante.

    Y, salvando las distancias temporales y tambin existenciales ya que en esas pocas se asuman responsabilidades a ms temprana edad que hoy da. Pero son procesos de maduracin humana al fin, con el impulso de la gracia viviendo en nuestras vida con la certeza que Jesucristo es el mismo ayer hoy y siempre (Heb. 13, 8) y seguir obrando de manera maravillosa en bien de toda la humanidad. Es interesante hacer un repaso desde su niez, ya que creci como cualquier nio bajo el cuidado de sus padres: Don Beltrn Lpez Loyola y Doa Mara Senz de Licona que tuvieron 13 hijos de los cuales seis eran mujeres Iigo era el menor de los 47

    Se trataba de la Vida de Cristo, de Ludolfo de Sajonia (el cartujano) y de la Legenda Aurea de Jacobo de Varazze en sendas traducciones castellanas. [Aut. 5, (6)]

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    siete varones. Acompaados para su educacin de un pedagogo y fue educado cuidadosamente conforme a la nobleza, segn narra Jernimo Nadal48.

    Familia que indudablemente ha sido el medio social bsico y fundamental donde habr recibido sus primeras enseanzas de sociabilizacin y le habr ayudado a conformar la estructura psicolgica de su personalidad.

    Como en todo proceso de maduracin humana, tiene un rol importantsimo la familia49, como lo expresa de manera admirable Juan Pablo II: con el testimonio de la vida vivida conforme a la ley divina en todos sus aspectos, con la formacin cristiana de los hijos, con la ayuda dada para su maduracin en la fe, con la educacin en la castidad, con la preparacin a la vida, con la vigilancia para preservarles de los peligros ideolgicos y morales por los que a menudo se ven amenazados, con su gradual y responsable insercin en la comunidad eclesial y civil, con la asistencia y el consejo en la eleccin de la vocacin, con la mutua ayuda entre los miembros de la familia para el comn crecimiento humano y cristiano, etc. Esta afirmacin nos marca el mbito de la familia, como fundamental para que se geste un desarrollo saludable y favorable en un proceso evolutivo personal y es de gran importancia la dimensin de sociabilidad que la familia es el nutriente principal, sobre todo en las primeras etapas de la niez.

    En este proceso de maduracin no deja de ser de importancia el ambiente geogrfico que tambin es importante a la hora de estructurar la cosmovisin personal.

    Es precisamente, tambin el medio ambiente en el que crecemos un condicionante externo de no menor valor para el desarrollo de nuestra personalidad.

    Ignacio, creci en Loyola, que significa lugar de mucho lodo. Loi significa en vasco barro, ola se toma como simple sufijo locativo. As, el significado responde a sitio lodoso o abundancia de barro, propio de las vegas bajas de los ros, en este caso el rio Urola50. En una zona de muchas y abundantes lluvias. Ambiente de campo en el que hay 9 caseros, 6 molinos.

    Es evidente que este entorno natural Ha favorecido el contacto con la naturaleza, el canto de las aves, el sonido del viento y por sobre todas las cosas el silencio que nos lleva a nuestro interior.

    La tierra natal de Iigo ha sido calificada como un rincn privilegiado donde las cuatro estaciones bien distintas por las componentes del viento, el color de los cielos 48

    GARCIA MATEO, R Ignacio de Loyola y el humanismo, Bilbao, Mensajero, 135 49

    FC. N 71 ss 50

    Cfr. COUPEAU, C / GARCIA MATEO, R, SJ, Loyola, Diccionario de Espiritualidad Ignaciana, Santander-Bilbao, Mensajero-Sal Terrae. 22007, 1143, (DEI).

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    y cada de la hoja, por un lado, la celebracin dominical, las fiestas de los santos y las romeras marianas, por otro, marcaban el paso del tiempo () aprende a gustar de la sidra y las castaas asadas, el silencio de la naturaleza y el valor de la palabra.

    La casa torre de los Loyola constituye un smbolo por su composicin de materiales, piedra y ladrillo. Originalmente la construyeron toda ella sobre gruesos sillares de piedra, con muros petreos de dos metros de espesor, a modo de fortaleza feudal. ()

    Los Loyola pertenecan al partido de los Oaz, un clan formado por 24 familias. Haban llegado a ocupar el segundo pueblo entre ellas. Los Oaz contendan con otro gran clan, los Gambonos. La necesidad de Jaunak y los grupos armados defensivos cmo estos se senta menos en el interior de la provincia que en los puertos o junto a sus fronteras. ().

    Los Loyola llegaron a tomar las armas; las hermandades de campesinos reaccionaron y, conquistando la fortaleza prevalecieron. ()

    El pasado belicoso que recuerdan muchos bigrafos de Ignacio dej su huella no solo en la residencia familiar. Lanez reconocer tal influencia en el joven Ignacio inclinado a las armas, y Polanco dir lo mismo instituido mas conforme al mundo que a Dios.51

    No es un dato menor la vivencia belicosa familiar que ha ido forjando el temple de Iigo; con la gracia de Dios obrando en el de manera imperceptible y forjando la estructura de la personalidad que en el futuro lo convertir en un grande de la espiritualidad.

    Tambin las crisis sociales son importantes en la maduracin de la personalidad que desde el desarrollo de una inteligencia prctica ir encontrando respuestas a los escollos que la vida cotidiana nos ponga como desafo a superar, por eso es importante situar el cambio epocal; en el que se va haciendo joven ste nio y es en el paso de la Edad Media al Renacentismo.

    Con el Amadis ha sealado A. Valbuena Prat estamos ante una obra plenamente renacentista que, como tal, va a percibir una identificacin en su comenzar el siglo XVI, y a cuya estructura va a responder la armnica cohesin de sus elementos narrativos, jugando con la unidad que explicar un Ariosto.En efecto, Los cuatro libros eran el prototipo del ideal caballeresco en los libros de Amadis de Gaula, que Iigo con

    51

    Cfr. Ibid, 1144

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    tanto entusiasmo lea, representaban una conversin de un tema artrico medieval, del que constan que existan ya versiones en el siglo XIV, al espritu humanista del siglo XVI.

    Amads aparece como un personaje de la pica clsica, un hroe invencible y casi invulnerable que encarna el prototipo del ideal caballeresco: valeroso, corts, bizarro, magnnimo, de fuerza atltica, amante fidelsimo, pero tambin socorro del dbil, protector de doncellas, viudas y hurfanos, y no en ltimo trmino, instrumento divino y acometedor de hazaas sobrehumanas. Ya en su niez hay una prediccin de su misin mesinico utpica: Este ser flor de caballero de su tempo, .este har estremecer a los fuertes, ste comenzar todas las cosas e acabar a su honra, en que los otros fallecieron; ste har tales cosas, que ninguno cuidar que pudiesen ser comenzadas ni acabadas por cuerpo de hombre; ste har de los soberbios ser de