APOLIPOPROTEÍNA E

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CURSO DE FORMACIÓN CONTINUADA A DISTANCIA 2010-2011 TALLER DEL LABORATORIO CLÍNICO Nº 7 APOLIPOPROTEÍNA E

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CURSO DE FORMACIÓN CONTINUADA A

DISTANCIA 2010-2011

TALLER DEL LABORATORIO CLÍNICO

Nº 7

APOLIPOPROTEÍNA E

Page 2: APOLIPOPROTEÍNA E

I.S.S.N.- 1988-7469

Título: Taller del Laboratorio Clínico

Editor: Asociación Española de Biopatología Médica

Maquetación: AEBM

Fecha de Distribución: mayo 2011

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Apolipoproteína E

Yolanda García Benítez.-Residente (QIR-3) Análisis Clínicos.

Ana Cristina Muñoz Boyero.-Residente (QIR-1) Análisis Clínicos.

Iván Herrera-Peco.- Servicio de Neurocirugía, Unidad de Cirugía de la Epilepsia. Concepción Alonso Cerezo.-Facultativo especialista de Área. Hospital Universitario De La Princesa. Madrid

1. LIPOPROTEÍNAS Y APOLIPOPROTEÍNAS

Las lipoproteínas son partículas esféricas de tamaño subcelular compuestas de

lípidos y proteínas que se mantienen unidas por fuerzas no covalentes. Su

estructura general consiste en un centro hidrofóbico de ésteres de colesterol

y triglicéridos rodeado por una monocapa superficial de fosfolípidos, colesterol

no esterificado y proteínas. Su función principal es transportar lípidos y

materiales liposolubles a través del organismo.

Aunque la estructura básica es similar en las diferentes clases de lipoproteínas, estas

difieren en su proporción relativa de lípidos, en la relación proteínas/lípidos y en las

proteínas presentes, lo que supone diferencias de tamaño, densidad y movilidad

electroforética. Inicialmente las lipoproteínas se clasificaron según su movilidad

electroforética y actualmente también se clasifican por su densidad (de mayor a

menor densidad, va disminuyendo la relación proteínas/lípidos): High Density

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Lipoprotein (HDL), Intermediate Density Lipoprotein (IDL), Low Density Lipoprotein

(LDL), Very Low Density Lipoprotein (VLDL) y Quilomicrones (QM).

Las proteínas asociadas a las lipoproteínas se denominan apolipoproteínas. Las

apolipoproteínas son anfipáticas, es decir, poseen una región hidrofóbica y otra

hidrofílica, por lo tanto pueden relacionarse con el componente lipídico de las

lipoproteínas y con el entorno acuoso. Dada la naturaleza de las regiones anfipáticas,

la mayoría de las apolipoproteínas desempeñan un papel fundamental para

determinar y estabilizar el tamaño y estructura de las partículas de las lipoproteínas.

Igualmente, actúan en los ligandos para los receptores celulares, o como cofactores

para las enzimas implicadas en el metabolismo de las lipoproteínas (1).

2. APOLIPOPROTEÍNA E

Forma parte constituyente de los quilomicrones (QM) y de las lipoproteínas de alta

(HDL), intermedia (IDL) y muy baja densidad (VLDL).

La apolipoproteína E (Apo E), fue identificada en humanos por primera vez por

Shore y Shore en 1973 como una lipoproteína constituyente de las VLDL (2).

La secuencia de aminoácidos de Apo E, obtenida en 1981, mostró que se trata de

una glucoproteína constituida por 299 aminoácidos, de carácter relativamente básico

dado su abundancia en restos de arginina y un peso molecular de 34 kDa.

La producción de la Apo E plasmática se centra en el hígado y en los macrófagos,

mientras que la Apo E presente en el sistema nervioso central se sintetiza de forma

local en el cerebro (3). En concreto, ésta es sintetizada principalmente por los

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astrocitos y la microglía, aunque algunos autores han encontrado que algunas

neuronas también sintetizan Apo E. Existen evidencias de que no existe un

intercambio entre la Apo E plasmática y la Apo E cerebral, debido a la presencia de la

barrera hemato-encefálica (4).

Su principal función es ser el ligando de los receptores celulares que participan en el

catabolismo de las lipoproteínas:

• Receptor de VLDL que reconoce a VLDL, IDL y β-VLDL y que se encuentra en las

paredes arteriales, músculo esquelético, corazón, riñón y cerebro.

• Receptor de LDL (LDLR o receptor apo B100/E) que se encuentra en el hígado y

los tejidos periféricos reconociendo LDL residuales.

• Proteína relacionada con el receptor de LDL (LRP) localizada en el hígado, la

placenta y la pared arterial.

• Receptor Apo E2 de cerebro y placenta (5).

Parece que la Apo E cerebral juega un papel importante en la redistribución de

lípidos y colesterol durante los procesos de reparación de las membranas

plasmáticas, durante la plasticidad sináptica, mantenimiento de la mielina y

transporte de lipoproteínas a través del líquido cefalorraquídeo. Así mismo, la Apo E

parece estar relacionada con la capacidad cognitiva del individuo y también en

procesos de aprendizaje y memoria (6).

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3. ESTRUCTURA

La estructura secundaria de la Apo E consta de un 62 % de hélices , 9 % de hojas

, 11 % de giros y un 18 % de estructuras aleatorias. Posee además hélices -

anfipáticas (una cara con residuos polares y otra con residuos apolares),

característica estructural de todas las apolipoproteínas y que es fundamental para la

unión a los lípidos.

La Apo E tiene dos dominios estructurales independientes, uno amino-terminal de 22

kDa entre los aminoácidos 1 y 191 y un dominio carboxi-terminal entre los

aminoácidos 216 y 299, de 10 KDa. Estos dominios se unen por una región bisagra,

ubicada entre los residuos 165 y 215.

El dominio amino-terminal contiene el sitio de unión a receptores de lipoproteínas

(residuos 136-150), mientras que el carboxi-terminal contiene las regiones de unión

a lípidos. Mediante cristalografía de rayos X se determinó que el dominio amino-

terminal es un empaquetamiento de cuatro hélices . La estructura del carboxilo-

terminal no se conoce con certeza, aunque se ha determinado por espectroscopia de

dicroismo circular que es altamente helicoidal y menos estable que el extremo

amino-terminal.

La Figura 1 muestra el esquema básico de los dominios de la Apo E (7).

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4. POLIMORFISMO

La naturaleza polimórfica de la Apo E fue establecida por Utermann (8) mediante la

técnica de isoelectroenfoque en una dimensión y posteriormente clarificada por

Zannis y Breslow por medio de electroforesis en dos dimensiones (9).

El gen que codifica la Apo E está localizado en el cromosoma 19 (19q13.2) y

contiene cuatro exones y tres intrones, con una extensión de 3.597 nucleótidos.

El locus del gen estructural es polimórfico. Los tres alelos más comunes, que se

denominan ε2, ε3 y ε4, producen tres isoformas que se diferencian entre sí por 1 o 2

aminoácidos. Los cambios responsables de los polimorfismos se encuentran en el

cuarto exón del gen, y consisten en la diferencia de un único aminoácido en las

Figura 1. Estructura de la Apo E

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posiciones 112 y/o 158 originados por la presencia del codón CGC (Arg) o TGC (Cys).

Estas tres isoformas son:

• Apo E2: constituye el 8-11%. Los aminoácidos 112 y 158 son dos cisteínas. Tiene

una afinidad reducida por el receptor de LDL, menor del 2%.

• Apo E3: es la variante más común (77%). Los aminoácidos 112 y 158 son cisteína

y arginina, respectivamente. Tiene gran afinidad por el receptor de LDL.

• Apo E4: constituye el 12-15%. Los aminoácidos 112 y 158 son dos argininas. Tiene

una afinidad similar a la anterior para los receptores de LDL (10).

Los tres alelos de la Apo E son heredados en forma codominante, dando como

resultado que en la población general podamos encontrar seis fenotipos distintos:

E2/E2, E2/E3, E3/E3, E3/E4, E2/E4, E4/E4.

El fenotipo más común en la población es el E3/E3, seguido del E3/E4 y el E2/E3; en

concreto, en la población española se estima que la frecuencia de estos fenotipos es

alrededor del 70%, 17% y 11% respectivamente.

Existen evidencias que muestran que los portadores del fenotipo E4/4 tienen

mayores probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares y enfermedades

neurológicas como enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, esclerosis

múltiple o epilepsia (11).

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5. EFECTOS DEL POLIMORFISMO EN LA AFINIDAD POR LOS RECEPTORES

DE LDL

Se han realizado numerosos estudios sobre los efectos del polimorfismo de la Apo E

en los niveles lipídicos. Éstos han mostrado que los individuos con al menos un alelo

E2 tienden a presentar niveles de colesterol total en plasma más bajos que los

sujetos con al menos un alelo E4. El diferente efecto que tienen los alelos E2 y E4

sobre los niveles de lípidos viene dado por la distinta afinidad de las isoformas por

los receptores LDL.

La presencia de una cisteína en la posición 158 de la apo E2, en lugar de una

arginina, afecta a la capacidad de enlace con el receptor, debido a la eliminación de

un puente salino entre la Arg158 y el Asp154 y a la formación de un nuevo puente

salino entre Arg150 y Asp154. Este nuevo enlace modifica la conformación de la

Arg150 con respecto a otros residuos básicos en la región de unión a los receptores

(residuos 136-150), disminuyendo la capacidad de la apo E2 para unirse con el

receptor de la LDL. Por este motivo la isoforma E2 tiene una afinidad del orden de

50-100 veces menor por el receptor de las LDL que las isoformas E3 y E4 (7).

La isoforma E4 tiene alta afinidad con las lipoproteínas ricas en triglicéridos e induce

una captación más rápida de estas partículas por el hígado. Como consecuencia, el

colesterol contenido en los hepatocitos aumenta y el número de receptores de LDL

es regulado negativamente, disminuyendo su número. Esto conduce a una

disminución del catabolismo de las LDL plasmáticas y al incremento de los niveles de

colesterol unido a LDL. Esta relación se ha encontrado en individuos caucásicos

homocigotos (E4/E4) y heterocigóticos (E4/E3) para este alelo, y se asocia con

elevados niveles de colesterol total y LDL, comparado con los niveles obtenidos con

el alelo más común ε3.

El alelo ε2 tiene el efecto metabólico opuesto al descrito para el alelo ε4. Como la

afinidad de la isoforma E2 hacia los receptores es reducida, disminuye la captación

por parte del hígado de quilomicrones y VLDL, provocando una menor concentración

intracelular de colesterol en el hepatocito; esto lleva a una mayor expresión por parte

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del hepatocito de receptores de las LDL, aumentando su catabolismo y disminuyendo

el colesterol plasmático unido a LDL (10).

En la Figura 2 se representa la diferente captación por parte de los receptores del

hepatocito para las tres variantes alélicas de la Apo E (12).

Además del efecto de los distintos alelos sobre el metabolismo lipídico, la Apo E2 se

asociada con la hiperlipoproteinemia tipo III (disbetalipoproteinemia).

6. DISBETALIPOPROTEINEMIA (HIPERLIPOPROTEINEMIA TIPO III)

La disbetalipoproteinemia es un tipo de hiperlipemia mixta que se caracteriza por una

elevación del colesterol y de los triglicéridos plasmáticos como consecuencia del

aumento de las -VLDL. Estas lipoproteínas son partículas remanentes que proceden

Figura 2. Mecanismos por los que los diferentes

alelos de la Apo E influyen en el metabolismo lipídico. La Apo E2 tiene escasa afinidad por el receptor de la Apo E, se acumula en los remanentes de quilomicrones y disminuye el colesterol intracelular. La célula responde con un aumento de la síntesis de colesterol y expresa un mayor número de receptores de las LDL, con lo que aumenta su aclaramiento del plasma. Por el contrario, la Apo E4 se une normalmente con los receptores, pero tiene una mayor afinidad por las VLDL y los quilomicrones que la Apo E3, con lo que aumenta su captación hepática. Al incrementarse el colesterol intracelular disminuye la síntesis de colesterol y la expresión de los receptores de las LDL, disminuyendo su aclaramiento. Por último, los portadores de la Apo E3 (superior) se comportarían de una forma intermedia.

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de los quilomicrones de origen intestinal y del catabolismo periférico de las VLDL de

origen hepático.

La acumulación de estas partículas residuales suele asociarse con la presencia de la

isoforma Apo E2 que no es reconocible por sus receptores específicos, LDLR y LRP, lo

que provoca la disminución del catabolismo de las lipoproteínas de las que esta Apo

E es parte constituyente, con la consiguiente acumulación plasmática.

Se conoce que existe una asociación entre la variante alélica Apo E2 y el riesgo de

padecer disbetalipoproteinemia de forma hereditaria recesiva. La mayoría de los

pacientes que presentan disbetalipoproteinemia son homocigotos para la Apo E2 (se

calcula que lo son el 0,5 % de la población, aunque aproximadamente un 8 % es

portadora de una copia de Apo E2), y sólo en raras ocasiones se da con el fenotipo

E2/E3 y E2/E4 (5).

También existen otras variantes de la Apo E, mucho menos comunes que la Apo E2,

que pueden predisponer a la enfermedad incluso de forma dominante en

heterocigotos porque en ellas se producen ciertas sustituciones puntuales de

aminoácidos que provocan que la unión a los receptores sea deficiente. Se han

descrito cerca de 30 variantes de Apo E, de las cuales 14 se asocian con

disbetalipoproteinemia y otras 7 con diversas dislipemias. En la mayoría de los casos

que presentan alguna de estas variantes asociadas a disbetalipoproteinemia se

expresa la enfermedad, teniendo además manifestaciones clínicas más graves y

presentándose a edades más tempranas, en comparación con la forma recesiva de

disbetalipoproteinemia asociada con los pacientes homocigotos para la Apo E2. Por

tanto, en estos individuos la herencia es autosómica dominante con un alto grado de

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penetrancia. En un estudio realizado en España se han identificado varias familias

con una variante rara, Apo E Arg136Ser, asociada con disbetalipoproteinemia (13).

La mayoría de los pacientes homocigotos para la Apo E2 no presentan

disbetalipoproteinemia hiperlipémica; para desarrollarla es necesario otro factor

desencadenante como puede ser una alteración metabólica (diabetes mellitus tipo II,

obesidad, hipotiroidismo, déficit de estrógenos), aspectos ambientales (fármacos,

alcoholismo) o la presencia de otros genes hiperlipémicos.

La disbetalipoproteinemia hiperlipémica suele detectarse después de los 20 años de

edad, generalmente a partir de los 40, edad en la que puede ya asociarse a síndrome

coronario agudo. Es más común y más precoz en hombres que en mujeres, en

quienes es relativamente rara antes de la menopausia. Presenta un riesgo

aterogénico elevado, ya que hasta el 50% de los individuos son sintomáticos de

alguna lesión aterosclerótica, ya sea de los territorios vasculares coronarios como

cerebrovascular. Los signos clínicos son arco corneal prematuro, xantelasmas,

xantomas cutáneos eruptivos o tuberosos, que aparecen en codos, rodillas y

tendones de Aquiles, y sobre todo xantomas palmares estriados o xantomata striata

palmaris (en el 80% de los pacientes con dislipemia grave no tratados) en palmas y

pliegues interdigitales. Este signo clínico es patognomónico de la

disbetalipoproteinemia, pero sólo se presenta en formas hiperlipémicas (5).

7. ATEROSCLEROSIS

Dado el impacto de la variación alélica del locus de la Apo E sobre las

concentraciones lipídicas, se ha hipotetizado que el polimorfismo de la Apo E pudiera

desempeñar un importante papel determinando la susceptibilidad a la aterosclerosis.

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Se calcula que el genotipo de la Apo E podría ser responsable de hasta un 14% de la

variación de las concentraciones de colesterol total y de colesterol LDL. Existen datos

epidemiológicos que apoyan esta afirmación. Así, la frecuencia del alelo ε4 es alta en

los países del norte de Europa y baja en el sur de Europa y en Japón, siguiendo el

mismo patrón que la prevalencia de cardiopatía isquémica (CI). En nuestro país, la

prevalencia del alelo ε4 es del 7,6 %. En segundo lugar, existen numerosos estudios,

en pacientes con CI, en los que se observa de forma mayoritaria la mayor frecuencia

relativa del alelo ε4 en los pacientes con CI que en los grupos de control. El infarto

agudo de miocardio (IAM) ocurre una media de 4,6 años antes en los portadores del

fenotipo E4/E3 que en los E3/E2 (14). En tercer lugar, en estudios autópsicos en

varones menores de 34 años con muerte accidental en quienes se estudiaron el

grado y la extensión de la arteriosclerosis en la aorta se observó que aquellos con el

genotipo E4/E3 tenían más avanzadas y extensas las lesiones que los E3/E3 y estos,

a su vez, más que los E3/E2 (15). Cuando ajustaban estos resultados con las

concentraciones de colesterol plasmáticas no había cambios apreciables. Los autores

concluyeron que el efecto del genotipo de la Apo E sobre la pared arterial no estaba

mediado enteramente por los cambios en las concentraciones de colesterol.

Por último, existen varios estudios prospectivos que han evaluado el papel del

polimorfismo de la Apo E y el riesgo de CI. En el primero (16), en pacientes

procedentes del Multiple Risk Factor Intervention Trial (MRFIT), se observó que la

presencia de E4 estaba asociada con un incremento del riesgo de CI, incluso después

de ajustar con otros factores de riesgo, incluido el colesterol LDL. De la misma

manera, en los sujetos del Framingham Offspring Study se encontró que la

prevalencia de CI se asociaba con la presencia del alelo ε4 y dicha relación persistía

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después de ajustar con otros factores de riesgo, incluyendo colesterol HDL y LDL.

Aproximadamente un 15% de la prevalencia de CI es atribuible al alelo ε4 (17).

Además, existe una relación entre la presencia del alelo ε4 y la mortalidad total,

siendo dicho alelo más frecuente en jóvenes que en ancianos (18).

Numerosos estudios han demostrado que las LDL son las lipoproteínas con mayor y

más evidente poder aterogénico; éstas son más susceptibles a la oxidación y a

producir daño arterial. Es bien conocido que el efecto de niveles altos de colesterol

en el plasma, especialmente los que se asocia a lipoproteínas de baja densidad o

LDL, se asocian con deterioro de la función endotelial de la íntima arterial. En la

búsqueda de una asociación entre el grado de la obstrucción coronaria y el

polimorfismo de la Apo E, se concluye que el alelo E2 se relaciona con bajos niveles

de obstrucción, así como baja prevalencia de enfermedad coronaria. Más aún, el

genotipo E2/E2 se ha asociado con la no presencia de obstrucción. Comparados con

los individuos con genotipo E3/E3, los portadores del alelo E2 tendrían un 20%

menos de riesgo de enfermedad coronaria, mientras que los portadores del alelo E4

tendrían un ligero aumento de riesgo.

Por lo tanto, parece claro que existe una relación entre los genotipos de la Apo E y el

riesgo de padecer CI y que dicho efecto no sólo está mediado por las variaciones

producidas en el perfil lipídico por los diferentes alelos. Otros factores sobre el

metabolismo lipoproteico, los factores hemostáticos, así como otros factores de

riesgo (obesidad, diabetes, hipertensión,…) median dicho efecto.

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8. ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS

8.1. Enfermedad de Alzheimer

Es un trastorno neurodegenerativo que clínicamente se caracteriza por un deterioro

cognitivo progresivo, que llevará a los pacientes a una demencia con afectación de

distintas funciones superiores: memoria, lenguaje, capacidad de reconocimiento y

orientación, capacidad de realizar acciones aprendidas, etc. La prevalencia de esta

enfermedad depende del grupo de edad, de tal modo que entre 65 y 69 años esta

enfermedad la sufre un 1% de la población mundial, mientras que el porcentaje

aumenta hasta el 30% para el rango de 95 años (19).

Por lo general en la práctica clínica habitual hacemos el diagnóstico de demencia tipo

Alzheimer a pacientes que cumplen los criterios clínicos, tras descartar otras causas

de demencia. No obstante, para confirmar el diagnóstico es preciso el estudio

neuropatológico; en este, los marcadores principales son:

Acumulación extracelular de péptido β amiloide (19).

Presencia de ovillos neurofibrilares compuestos por proteína Tau

hiperfosforilada (19).

Disminución del número de neuronas colinérgicas en el cerebro.

Existen numerosas evidencias que confirman la relación existente entre la

enfermedad de Alzheimer y el gen de la Apo E. Estudios en poblaciones de origen

caucásico han proporcionado datos que muestran que los individuos que portan los

fenotipos ε2/4 o ε3/4 poseen el doble de probabilidades de padecer la enfermedad

de Alzheimer que el resto de individuos. Otros estudios realizados en poblaciones

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europeas y americanas de origen europeo, muestran que el riesgo de padecer la

enfermedad de Alzheimer es 8 veces superior en individuos con el fenotipo ε4/4 que

para aquellos con el fenotipo ε3/3. El alelo de la Apo E ε4, está relacionado con la

aparición de la enfermedad de Alzheimer temprana, antes de los 65 años de edad

(19). El mecanismo por el cual la Apo E influye sobre la aparición de la enfermedad

de Alzheimer, no está del todo claro existiendo dos hipótesis para explicarlo:

la acción de la propia Apo E

la acción mediada a través de receptores neuronales de la Apo E

Por un lado encontramos la posibilidad de que la Apo E module la acumulación y

maduración del péptido β amiloide (3,20,21). En modelos animales se han

encontrado evidencias de la necesidad de que la Apo E esté presente en el proceso

de maduración de la forma soluble del péptido β amiloide. En modelos murinos que

expresan Apo E (las 3 isoformas; E2, E3 y E4) de origen humano, se observa la

existencia de diferencias en cuanto a la cantidad del péptido β amiloide acumulado y

la isoforma presente, de tal modo que la cantidad acumulada de péptido β amiloide

sigue la relación: E4>E3>E2 (20).

Se considera que existen diferencias en cuanto a la capacidad de unión de los alelos

3 y 4 de la Apo E, con el péptido β amiloide, favoreciendo la agregación de éste

(4).

Esto concuerda con los datos obtenidos en humanos, donde se observa la

acumulación del péptido β amiloide en pacientes diagnosticados de la enfermedad de

Alzheimer que expresan el alelo 4, con respecto a pacientes con el alelo 3, en los

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que no se observa esa acumulación (20). De hecho, en estudios post-mortem se ha

observado que los depósitos del péptido β amiloide son mayores en aquellos

individuos que portan el alelo 4, tanto si la enfermedad de Alzheimer tenía un

origen genético como esporádico (4).

Los receptores neuronales relacionados con la Apo E son los receptores VLDL

(VLDLR), receptores LDL (LDLR) y los LRP1. VLDLR y LDLR se encuentran ubicados

en la membrana plasmática de astrocitos y microglia y LRP1 se encuentra

principalmente en la membrana plasmática de neuronas (22). Además, están

relacionados con distintas funciones como por ejemplo: i) el tráfico y el procesado de

la proteína precursora amiloide (APP, del inglés Amyloid Precursor Protein) (3,21), ii)

regulación de la dinámica de los microtúbulos (21), iii) regulación de la plasticidad

sináptica (21), iv) aclaramiento del péptido β amiloide, entre otras funciones.

Los receptores de Apo E pueden alterar la producción de la APP, lo cual conllevará a

una alteración en la producción del péptido β amiloide que puede provocar su

acumulación. Además se debe tener en cuenta que el complejo formado por la Apo

E3-lipoproteína se une al péptido β amiloide con mayor afinidad que el complejo Apo

E4-lipoproteína, con lo que Apoe E3 aclarará de modo más eficiente el péptido β

amiloide que Apo E4. El complejo formado por la Apo E4-lipoproteína y péptido β

amiloide aclara a una velocidad baja, mientras que los complejos de péptido β

amiloide con Apo E2 y Apo E3 se aclaran vía VLDLR y LRP1 a una velocidad mucho

mayor. Esto desemboca en una acumulación del péptido β amiloide (20).

Esa alteración puede provocar, a su vez, que los receptores LDL del tipo1 de la Apo

E, que se encuentran ubicados en la membrana plasmática de astrocitos, microglia o

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neuronas, no puedan realizar la función de aclaramiento al no poder unirse al

péptido β amiloide y sacarlo a través de la barrera hemato-encefálica (20).

En numerosos estudios se ha comprobado la existencia de una concordancia entre la

presencia de la isoforma E4 del gen de la Apo E en pacientes diagnosticados de la

enfermedad de Alzheimer, y los siguientes elementos:

Alteración en la fosforilación de la proteína Tau y existencia de ovillos

neurofibrilares de esta proteína (3). La Apo E suele expresarse en astrocitos y

microglia pero puede comenzar a expresarse en neuronas después de una

lesión. Es posible que en enfermos de Alzheimer se produzca una expresión

anormal de Apo E en neuronas que induzca la hiperfosforilación de tau (22).

Aumento de la muerte neuronal por apoptosis, de neuronas colinérgicas (3).

Estos datos sugieren una relación entre la aparición de algunos marcadores

patológicos de la enfermedad de Alzheimer, como la acumulación del péptido β

amiloide, y el gen de la Apo E.

8.2. Enfermedad de Parkinson

Es, en frecuencia, la segunda enfermedad degenerativa del sistema nervioso tras la

enfermedad de Alzheimer. A su vez, es el trastorno extrapiramidal más frecuente. La

prevalencia de esta enfermedad es de aproximadamente 0.5-1% en individuos entre

65-69 años y aumenta hasta el 3% en individuos de 85 años (19).

Se caracteriza por la existencia de una degeneración neuronal debida a la

acumulación de proteínas anómalas como la α-sinucleína. Se afectan de forma

preferente (pero no exclusiva) las neuronas dopaminérgicas de la pars compacta de

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la sustancia negra, lo que supondrá desajustes funcionales en la actividad tanto de

los ganglios de la base como de la corteza y del tronco cerebral, que justifican la

abundante sintomatología esperable en estos pacientes. Los síntomas cardinales

serán motores (extrapiramidales): rigidez, bradicinesia (lentitud de movimientos) y

temblor de reposo.

Los datos obtenidos en los distintos estudios sugieren la existencia de una relación

entre el gen de la Apo E y la enfermedad de Parkinson, mucho más débil que la

existente entre este gen y la enfermedad de Alzheimer (23). Estudios recientes

muestran la existencia de una relación entre la acumulación de α-sinucleína y la

presencia de APP y del péptido β amiloide, lo que hace suponer que el gen de la Apo

E tenga una influencia directa en estos acúmulos de proteínas y por tanto en la

enfermedad de Parkinson (23).

Se han realizado numerosos estudios con el objetivo de evaluar la posible relación

entre el gen de la Apo E y la enfermedad de Parkinson, obteniéndose resultados en

los que se observa una asociación positiva entre la presencia del alelo 4 del gen Apo

E y la enfermedad de Parkinson. Otros estudios realizados muestran una asociación

positiva entre el alelo 2 del gen ApoE y la enfermedad de Parkinson (23,24),

mientras que el alelo 4 no mostraba esa asociación positiva.

Algo que se debe tener en cuenta al hablar de la enfermedad de Parkinson es la

demencia asociada a esta enfermedad, que afecta alrededor del 30% de los

individuos con Parkinson. En cuanto a la relación del gen de la Apo E con la

demencia en la enfermedad de Parkinson, debe decirse que es controvertida puesto

que se encuentran numerosos estudios que señalan al alelo 4 del gen de la Apo E

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como un factor de riesgo en la demencia (25). Por otro lado, numerosos estudios con

poblaciones de pacientes arrojan otro tipo de resultado, esto es, que no existe una

relación entre el alelo 4 y la demencia en la enfermedad de Parkinson.

8.3. Epilepsia

La epilepsia es uno de los desórdenes neurológicos más frecuentes; afecta a

alrededor del 0.5-2% de la población mundial. Para su diagnóstico, es precisa la

presencia de crisis epilépticas repetitivas (una crisis aislada no es suficiente en

principio para hacer el diagnóstico) y espontáneas (pues todos estamos expuestos a

padecer crisis epilépticas ante un estímulo suficiente). Una crisis epiléptica es el

resultado clínico de una descarga brusca, anormal por su intensidad e hipersincronía,

de un agregado neuronal del cerebro. De forma global, las crisis pueden clasificarse

como:

Generalizadas: no podemos definir una región cerebral causante de las

mismas con los datos clínicos y los estudios neurofisiológicos

Parciales: podemos localizar una región cerebral responsable del inicio de las

crisis. Son estas las más frecuentes y de entre ellas la más prevalente es la

denominada epilepsia del lóbulo temporal (ELT); se trata de un síndrome

adquirido multifactorial, que aparece como síntoma provocado por diferentes

lesiones, como la esclerosis mesial. Los avances realizados en biología

molecular han facilitado la detección de numerosas alteraciones en genética

molecular que pueden tener un efecto patógeno en las ELT. Recientemente

numerosos autores muestran evidencias de la existencia de relación entre

factores genéticos y epilepsias de tipo idiopático (11).

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Existen estudios en diversas poblaciones, que sugieren la existencia de una

asociación entre la aparición de la ELT y la presencia del alelo 4 del gen Apo E. Se

han obtenido resultados que muestran una relación positiva entre la presencia del

alelo 4 y la aparición de crisis. Dicho efecto podría estar asociado a la capacidad del

alelo 4 de la Apo E de promover la acumulación intracerebral del péptido amiloide

(20). Sin embargo existen estudios recientes en los se han obtenido resultados

donde no se observa una relación positiva entre el alelo 4 del gen Apo E y la

aparición de epilepsia.

8.4. Esclerosis Múltiple

Exceptuando a los traumatismos, ésta es la causa más frecuente de discapacidad

neurológica en adultos jóvenes. Es la enfermedad por alteración de la mielina más

frecuente en el sistema nervioso central (S.N.C.). Se produce una destrucción

selectiva de la mielina del cerebro y la médula espinal, que suele presentarse en

brotes de actividad inflamatoria que dará lugar a las llamadas placas de

desmielinización (detectables con estudios radiológicos y neuropatológicos),

responsables de la variada sintomatología que presentarán los pacientes (en función

del territorio cerebral afectado por la desmielinización). Aunque la etiología es

desconocida, se asocia su inicio con la aparición de un agente infeccioso, vírico, que

induciría una respuesta inmune, que conllevaría la destrucción de los

oligodendrocitos. Se considera que la pérdida de funciones cognitivas puede

presentarse pronto en la historia natural de la enfermedad, y avanza en intensidad

con esta. El 40-60% de los pacientes diagnosticados de esclerosis múltiple

desarrollarán deterioro cognitivo (25). Aunque no se conoce con exactitud cuál es la

Page 22: APOLIPOPROTEÍNA E

552

patofisiología responsable de la pérdida de funciones cognitivas, existen datos que

sugieren la existencia de una relación positiva entre esta pérdida y el alelo 4 del gen

de la Apo E (25). Pero existen numerosos trabajos y resultados controvertidos, lo que

sugiere que el alelo 4 se considere como que su presencia sólo indicaría un efecto

desfavorable en el curso de la esclerosis múltiple (26). Sin embargo cabe destacar el

hecho de que existe una distribución muy heterogénea entre las distintas

poblaciones humanas estudiadas del gen de la Apo E. De hecho, en algunos estudios

se han encontrado relaciones estadísticamente significativas entre la esclerosis

múltiple y la presencia del alelo 2 del gen de la Apo E (27), relacionándose este

alelo con las fases medias de la enfermedad, así como con el sexo, y existiendo una

relación significativa entre el alelo 2 y el sexo femenino (26).

9. DETERMINACIÓN DEL GENOTIPO DE LA APOLIPOPROTEÍNA E

Inicialmente, la determinación del fenotipo de la Apo E, basada en la diferente carga

eléctrica de las isoformas, se realizó mediante isoelectroenfoque de las VLDL aisladas

del plasma con posterior tinción con azul de Coomassie (28) o mediante

inmunoblotting directamente del plasma (29). Posteriormente, se han descrito

técnicas para la determinación del genotipo, mediante la amplificación del segmento

de ADN que contiene ambos residuos (112 y 118), su corte mediante una enzima de

restricción y la posterior separación electroforética en un gel de agarosa o

poliacrilamida. La Figura 3 muestra cómo aparecerían las bandas tras la digestión con

la enzima de restricción Hha I (30).

Page 23: APOLIPOPROTEÍNA E

553

En los últimos años, se han utilizado numerosos métodos para determinar los

genotipos mayoritarios de la Apo E. Tradicionalmente, el más frecuente ha sido PCR-

RFLP (PCR- Restriction Fragment Length Polymorphism) (31). Sin embargo, es un

método laborioso que puede dar lugar a errores debido a la posible digestión

incompleta por las enzimas de restricción.

La electroforesis capilar para la detección de fragmentos de DNA obtenidos tras la

amplificación del gen de la Apo E ofrece mayor resolución y sensibilidad para

detectar fragmentos de DNA en el rango de 20-100 pares de bases (32). Esta

técnica realiza una mejor discriminación entre los genotipos Apo E2/E2 y Apo E3/E3

que las técnicas convencionales, lo cual aporta un gran valor clínico en el diagnóstico

de la disbetalipoproteinemia familiar.

La PCR a tiempo real con determinación fluorescente mediante curvas de “Tmelting”

es un método rápido y sencillo, aunque la formación de dímeros de primers puede

complicar la interpretación de las curvas de temperatura.

Figura 3. Efecto del corte de la enzima de restricción Hha I sobre un segmento del gen de la Apo E, variando el tamaño de los fragmentos según las diferentes isoformas. Inferior: determinación de los diferentes genotipos mediante la separación de los fragmentos por electroforesis.

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554

Métodos como la secuenciación PCR plus o la espectrometría de masas son efectivos,

aunque requieren altos costes de instrumentación.

Recientemente se ha desarrollado un método rápido y específico, PCR-FRET

(Fluorescent Resonance Energy Transfer) (33), que incluye tres etapas: (1)

extracción de DNA; (2) amplificación de los fragmentos APOE mediante una primera

secuencia de PCR; (3) análisis de las curvas de temperatura (Tmelting) mediante la

técnica FRET. Las sondas fluorescentes son añadidas en una segunda secuencia de

PCR. Esta técnica permitió determinar la presencia de un nuevo polimorfismo en la

tercera posición del codón 158 (-AAGCGT-), a saber, dos nucleótidos en dirección 5´

respecto del polimorfismo conocido. Al comparar el análisis FRET con los obtenidos

por RFLP y secuenciación, la presencia de este nuevo polimorfismo fue confirmado

solamente por secuenciación, lo cual sugiere que el análisis de los fragmentos de

restricción no siempre es factible para el genotipado.

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