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cazaría feliz” para los espe-
culadores. Hay una forma
para entender el libro. Hay
dificultades en el libro para
los que no tengo una res-
puesta, pero el objetivo
principal del libro puede
claramente ser entendido.
Se le pide que dedique una
pocas horas de esfuerzo
diligente para comprender
este enfoque del libro. Al
final de este estudio, creo
que muchos de ustedes se
convencerán que usted
puede entender este gran
libro. Cualquier estudio
correcto comienza con una
introducción al libro.
El Libro de Apocalip-
sis es Apocalíptico
El título del libro en el
Griego es apokaluptis, de
la cual tomamos nuestra
palabra Apocalipsis (1:1).
Apokaluptis significa reve-
lación o descubrir. Este
término clasifica el libro
como un a clase de litera-
tura reconocida. Esta for-
ma literatura no es tan
Introducción al Libro de Apocalipsis — Ferrell Jenkins
Julio-Agosto 2018 Vol. 18, Número 4
El Expositor
“Predica la
Palabra, in-
siste a tiem-
po y fuera
de tiem-
po” (2 Tim.
4:2—LBLA)
Introducción al
libro de Apoca-
lipsis
Ferrell Jenkins
1
La Segunda Ve-
nida de Cristo
Wayne Jackson
5
La Esposa de
Pedro
Sewell Hall
7
Prioridades de
la Verdad
Don Willis
8
bien conocida a nosotros
como lo es la novela, la
poesía o la narrativa histó-
rica.
En el Nuevo Testamen-
to, el libro de Apocalipsis y
las secciones sobre la des-
trucción de Jerusalén son
apocalípticas. (cf. Mat.24;
Marr.13; Luc.21). El mate-
rial encontrado en estos
capítulos son a menudo
referidos como el titulo
apocalipsis. En el Antiguo
Testamento, los libros de
Ezequiel, Daniel y Zacarías
son apocalípticos. Apoca-
lipsis fue una literatura
muy común en el periodo
entre los dos testamentos.
Literatura no Canónica
semejante a el libro de
Enoc, la Asunción de Moi-
sés, el libro de Baruc, el
cuarto libro de Esdras, et
al., son comúnmente refe-
ridos como la Apócrifa y la
Pseudoapócrifa del Anti-
guo Testamento.
No debemos creer que
el libro de Apocalipsis sea
E l libro de Apocalipsis
es una de las porcio-
nes más descuidadas y más
abusadas de las Escrituras.
Es considerado como el
libro más difícil del Nuevo
Testamento por muchos
Cristianos.
Es el libro del que mas
se “devuelven” Las clases
toman su rumbo a lo largo
de los libros del Nuevo
Testamento, pero cuando
llegan a Apocalipsis “se
regresan” a Mateo. Algu-
nos evitan el libro y otros
se concentran en el. Apo-
calipsis ha sido abusado y
mal usado por parte de los
fanáticos religiosos y se ha
convertido en “terreno de
comparte algunas cosas
en común con la literatu-
ra apocalíptica, pero esta
está en la línea verdadera
de los libros proféticos
(1:3; 22:7, 10, 18, 19). Esta
no es pseudónima; el au-
tor de Apocalipsis se
nombra así mismo (cf.
1:3, 4, 9. 10, 12). Usa un
método diferente de tra-
tar las predicciones del
futuro. Contiene exhorta-
ciones éticas.
La literatura apocalípti-
ca fue siempre relevante a
la situación histórica del
tiempo. Daniel y Ezequiel
fueron escritos durante el
exilo Babilónico para con-
solar al pueblo elegido en
su fidelidad y para prepa-
rarles para las pruebas,
incluso hasta el tiempo de
Antíoco Epifanio y al
tiempo del Imperio Ro-
mano. Apocalipsis fue
escrito en un tiempo
cuando los santos de Dios
estaban siendo probados
en el crisol llamado Ro-
ma. La literatura apocalíp-
tica hizo gran uso de sím-
bolos y visiones. El libro
de Apocalipsis no fue es-
crito en un lenguaje se-
creto o bajo códices. Los
símbolos habrían sido
entendidos por sus pri-
meros lectores.
La literatura apocalípti-
ca fue básicamente una
reinterpretación de la
profecía. Esto significa
que el libro de Apocalip-
sis se basa en gran medi-
Página 2 Vol. 18, Número 4
da sobre el Antiguo Tes-
tamento. La falta general
de un conocimiento de la
porción profética del An-
tiguo testamento es pro-
bablemente una de las
razones por las que nues-
tros hermanos se han
sentido incomodos con el
libro de Apocalipsis. Para
una discusión mas deta-
llada de este tema vea mi
libro: El Antiguo Testa-
mento en el Libro de
Apocalipsis.
La Autoricidad de
Apocalipsis
La preponderancia de
la evidencia indica que
Juan el apóstol, el hijo de
Zebedeo, escribió el libro.
El libro reclama haber
sido escrito por Juan
(Apoc.1:1, 4, 9; 22:8). Es
imposible conocer con
certidumbre que este fue
Juan el hijo de Zebedeo,
el apóstol de Cristo. Lo
mismo puede ser dicho
de evangelio y de las
epístolas de Juan. Un caso
fuerte puede ser hecho
para Juan el apóstol co-
mo el autor del evangelio
de Juan. Vea especial-
mente el argumento de
Brooke F. Westcott y uno
más reciente hecho por
Donald Carson. La eviden-
cia interna sugeriría que
la misma persona escribió
Apocalipsis. Por ejemplo,
Jesús es llamado el Verbo
únicamente por Juan
(Juan 1:1; 1 Jn.1:1;
uno de ellos, pero tampo-
co debiéramos pasar por
alto el hecho que incluye
estas características gene-
rales. La literatura apoca-
líptica fue ocasionada por
determinadas condiciones
discernibles; fue “creada
en un tiempo de necesi-
d a d e s a p r e m i a n -
tes” [Rowley]. Mucha de
ella fue escrita entre los
años 200 A. C. y 100 D .C.
cuando la nación Judía
estaba luchando por su
misma existencia. La gran
crisis espiritual que cayó
sobre los Judíos en ese
tiempo fue provocada
desde afuera. Antíoco
Epifanio ofreció al Judío
piadoso la alternativa de
la muerte o la asimilación
del mundo pagano a su
alrededor; el Judío eligió
la muerte. Russell señala
que la literatura apocalíp-
tica ilustra el dicho que
“la extremidad del hom-
bre es la oportunidad de
Dios” (Jenkins 34-35).
La literatura apocalípti-
ca mira más allá del tiem-
po presente a una inter-
vención dramática de
Dios. “Cuando las pruebas
y la persecución fueron
más severas, la luz de la
esperanza se volvió más
brillante” (35). Sin embar-
go, el libro de Apocalipsis
difiere de la literatura
apocalíptica en varios as-
pectos. La literatura apo-
calíptica reescribió la his-
toria bajo el disfraz de la
profecía. Apocalipsis
Apoc.19:13). Everret F..
Harrison provee más de
diez semejanzas adicio-
nales entre el Apocalip-
sis y el evangelio de
Juan (441).
Hay abundante evi-
dencia externa que Juan
el apóstol fue el autor
de Apocalipsis. Donald
Guthrie dice que los
padres primitivos asu-
mieron la autoricidad
apostólica “sin discu-
sión” Tan fuente es la
evidencia que es difícil
creer que todos ellos
cometieron un error en
confundir el Juan del
Apocalipsis con Juan el
apóstol” (935).
Dos de las referencias
mas tempranas son ci-
tadas aquí. Justino Már-
tir (c. 100-165 D.C.) en
la alusión histórica más
primitiva al libro de
Apocalipsis, dice que
este fue escrito por
Juan, un apóstol de
Cristo (Dialogo Con Tri-
po, 81). Ireneo, quien
floreció durante el últi-
mo cuarto del segundo
siglo, dijo que Juan vio
la revelación “casi en
nuestro tiempo cerca
del fin del reinado de
Domiciano” (Contra
Herejes V. xxx.3; Vea
también a Eusebio, His-
toria Eclesiástica V. viii).
Referencias a evidencias
adicionales pueden ser
encontradas en Henry
Thiessen, (317-320), en
en Everett F. Harrison
(440) y Donald Guthrie
( N e w T e s t a m e n t
Introduction, 934-949).
El Pueblo Dirigido
E l l i b r o d e
Apocalipsis es dirigido a
las siete Iglesias que
están en Asia. En el
Imperio Romano, la
provincia de Asia
comprendió el territorio
de Asia Menor al sur de
Bitinia, norte de Licia,
oeste de Galacia y Este
de Mar Egeo” (Charles
F. Pfeiffer, 287). Cartas
separadas son dirigidas
a las siete Iglesias de
Asia: Éfeso, Esmirna,
Pérgamo, Tiatira, Sardis,
Filadelfia, y Laodicea.
Las “cartas” ciertamente
toman la forma de
edictos Imperiales, con
aperturas “con las
características verbales
de declaraciones, legei
[dice]” (G. H. R. Horsley
1:40; cf. Adolph
Diessmann, 375). Estas
Iglesias deben ser
representativas, porque
hubo otras Iglesias en
Asia: Troas (Hech.20:7);
Colosas (Col .1:2) ;
Hierápolis (Col.4:13).
Comenzando en Éfeso,
las ciudades nombradas
formaron un circuito. Si
uno comienza en Éfeso
y sigue la ruta sugerida
en Apocalipsis, la
distancia desde Éfeso a
Laodicea es de cerca de
Página 3 Vol. 18, Número 4
Profesor Frederick F. Bru-
ce. Esta obra confirmada
con la nueva y adicional
información, la obra más
temprana de William
Ramsey, la cual mostró
que el autor tenía con
conocimiento profundo
de las ciudades de Asia a
las cuales el libro de Apo-
calipsis fue dirigido.
Domiciano. El hijo
de Vespasiano y hermano
de Tito, reinó del año 81
al 96 D. C. ). La Encylope-
dia Cambridge Ancient
History ofrece una buena
descripción de Domiciano
(XI:22-45). Él es descrito
como un hambriento de
poder, despiadado― cul-
pable de crueldad delibe-
rada e inmoral, incluso
por las mismas normas
del Imperio. Se hizo lla-
mar así mismo “Maestro”
y “Dios” y le gustaba que
las personas se dirigieran
a él bajo estos títulos.
Durante la segunda parte
de su reinado, aceptó
formas de dirigirse a él
que implicaban divinidad
y señorío. Los que no re-
conocieron su “divinidad”
fueron acusados de at-
heotes (impiedad o teís-
mo). Dos inscripciones
del reinado de Domiciano
fueron encontradas en
Jerash en 1974 las cuales
mencionan que Domi-
ciano era el “divino Ves-
pasiano” (Newsletter,
American Schools of
256 millas. Desde Laodi-
cea a Éfeso son casi 100
millas. Vea un mapa bíbli-
co para comprobarlo.
La Fecha y el Tras-
fondo Histórico de
la Escritura de Apo-
calipsis
La Fecha de la com-posición de Apocalip-
sis ha sido colocada en
los reinos de varios em-
peradores Romanos in-
cluyendo a Claudio, Ves-
pasiano, Nerón, Trajano y
Domiciano. Muchos ex-
positores mantienen una
de las dos fechas. (1) Una
fecha durante o poco
después de la persecu-
ción de Nerón (quien
reino durante los años 54
-68 D.C.) y antes de la
destrucción de Jerusalén
(año 70 D. C.). Esta es co-
múnmente llamada la
“fecha temprana”. (2) Una
fecha durante o poco
después de la persecu-
ción por Domiciano
(cerca de los años 95-96
D. C.). Esta es comúnmen-
te llamada “la fecha tar-
día”. Este escritor ve el
peso de la evidencia
apuntando a esta última
fecha.
La evidencia citada an-
teriormente bajo el enca-
bezado de la autoricidad
favorece a esta última
fecha. Ireneo declaró que
el libro fue escrito “cerca
del fin del reinado de Do-
Herejes V. xxx.3). Victo-
riano, al fin del tercer si-
glo, dijo que Juan vio el
Apocalipsis mientras él
estaba en Patmos, ha-
biendo sido condenado al
exilio por Domiciano
(Commentary on the
Apocalypse, 10:11; La
Versión Inglesa de Ante-
Nicene Fathers VII:353;
Vea Everret Harrison,
446). La fecha del libro de
Apocalipsis está relacio-
nada con el tiempo de la
persecución descrita en el
libro. Este escritor está
convencido que los Cris-
tianos fueron persegui-
dos por el emperador
Domiciano. Vea una dis-
cusión de este tema en
¿Domiciano Persiguió a
los Cristianos? Por Arthur
Ogden y Ferrell Jenkins.
Estoy convencido que el
contenido de Apocalipsis
encaja mejor con la fecha
tardía. Pasemos a tocar
algunas cosas que cono-
cemos sobre Domiciano.
En recientes investiga-
ciones del medio ambien-
te de la Iglesia en Asia
Menor en el período ente
el año 70 D. C. y el año
100 D. C. Colin Hemer
presenta la evidencia dis-
ponible concluyendo que
esta ciertamente apoya la
fecha para Apocalipsis
durante el reinado de
Domiciano. El libro de
Hemer fue desarrollado
desde su tesis doctoral
[PhD] en Manchester,
Inglaterra escrita bajo el
L os libros, las conferencias, los
viajes de excursión y la predicación experimentada del hermano Ferrell Jenkins ha bendecido a muchos Cristianos que le han escuchado o leído por los pasados 65 años. Su discurso en Colegio Florida en 1994 bajo el título: Introducción al Libro de Apocalipsis presenta un breve pero provechoso trasfondo del posible marco histórico que condujo a la producción de las visiones apocalípticas. Publicamos una conferencia mas de este mismo año bajo el título: Retratos de Jesús en el Apocalipsis expuesto por el hno. Weldon Warnock Búsquenlo en las ediciones de EL Expositor (Abril-Mayo de 2014). El articulo del hno. Wayne Jackson: La Segunda Venida de Cristo detalla los acontecimientos cruciales relacionados con el desenlace de la historia de la humanidad a la venida del Señor. Escrito en el estilo y sabiduría del hno. Sewell Hall el tema: La Esposa de Pedro nos dibuja el carácter apacible y la adecuada disposición que ella pudo tener a pesar de no ser mencionada por su nombre.
El Expositor Julio-Agosto 2018 COLUMNA EDITORIAL
Página 4
cuadradas con las más her-
mosas ciudades de Asia
Menor.” (Cosmades, 36).
Esta vasto territorio sirvió
como un excelente amorti-
guador entre Roma y el
Imperio Seléucida de Siria.
Esto explica como Roma
paso a tener el poder en
Asia Menor. La adoración
al Emperador fue tempra-
namente adoptada por el
pueblo de esta región.
Los Cristianos no podía
adorar al Emperador y eran
considerados ateos por las
normas del Imperio. Los
Cristianos no fueron perse-
guidos por servir a Cristo,
sino por no adorar al Em-
perador. Las ciudades de
Asia Menor compitieron
por el honor de levantar
un templo al emperador.
Pérgamo ganó este honor
tan pronto como el año 29
A. C. (cf. Apoc.2:13). Cuan-
do los Cristianos fueron
perseguidos, algunos de
Oriental Research, Oct.,
1974).
El Imperio Romano es-
tuvo compuesto por mu-
chas pequeñas naciones.
Roma aceptó todas las
formas de “dioses” y el
Partenón Romano fue eri-
gido de manera que todos
estos “dioses” pudieran ser
adorados. Más tarde, los
gobernantes fueron a me-
nudo adorados
por todos los
ciudadanos. La
adoración a los
reyes era una
practica común
en la porción
Este del Imperio
Romano. Cerca
de trecientos
años antes que
Cristo, el reino
Atalid se esta-
bleció en Asia
Menor. Estos
reyes Átalies
que llevaban el
nombre de Áta-
los, fueron adorados co-
mo dioses. En Pérgamo
uno puede ver las ruinas
de heroon, fuera de la
puerta de la fortaleza, la
cual sirvió como santuario
de los reyes heonizados.
Átalos III quien murió en el
año 133 A. C. legó todos
sus bienes de su Imperio a
los Romanos. “Esto fue
mal interpretado como
significando todas sus po-
sesiones, incluyendo todo
su Imperio. De esta forma,
los Romanos heredaron un
territorio de 66, 750 millas
perseguidos, algunos de
ellos estuvieron dispues-
tos a servir al emperador
pero otros estuvieron
dispuestos a morir. Les
costó la vida ser Cristia-
nos a ellos.
Dos grandes Imperios
salieron a conquistar los
corazones de los hom-
bres — el Imperio Ro-
mano y el Reino de Cris-
to. El libro de
Apocal ips is
describe una
batalla entre
Dios y el Dia-
blo, entre
Jesucristo y
el Emperador
Romano, en-
tre la Iglesia
y el Imperio.
¿Quién gana-
rá la batalla?
Este libro les
dice a los
C r i s t i a n o s
habitando la
región de
Asia Menor, por adelan-
tado, que el Cordero y
Sus seguidores serán
finalmente victoriosos.
Supongamos que
alguien con una esposa
e hijos no podía comprar
o vender (cf.Apoc.13:17)
sin un certificado que
mostraba que él había
quemado una pizca de
incienso ante la imagen
del Emperador. ¿Qué
haría usted? ¿Qué haría
yo? ¿Qué haría ellos?.
― Continuará (Parte 1 de 2)
El Expositor Jul-Agosto 2018 Pág. 5
¡Cómo se atreve algún
clericó moderno que él
conoce el tiempo de la
segunda venida!
La Forma de Su
Venida
Por inspiración, Pablo
dramáticamente describió
algunos eventos caracte-
rísticos del regreso del
Señor.
“Porque el Señor mis-
mo con voz de mando,
con voz de arcángel, y
con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y
los muertos en Cristo
resucitarán primero.
Luego nosotros los
que vivimos, los que
hayamos quedado,
seremos arrebatados
juntamente con ellos
en las nubes para reci-
bir al Señor en el aire,
y así estaremos siem-
pre con el Señor” (1
Tes.4:16-17).
Los escépticos moder-
nos, por supuesto, desa-
fían la declaración de
Cristo con respecto a su
regreso. Los Testigos de
Jehová sostienen que Je-
sús regreso a la tierra en
el año de 1914 y que Él ha
estado presente invisible-
mente en nuestro planeta
d e s d e e n t o n c e s
(GMWELL, Sección III).
Este concepto esta vacío
de cualquier prueba.
Eventos Asociados
con La Venida de
Cristo
nida (Jn.14:3). Pero sub-
secuentemente Él tam-
bién prometió: “vendré a
vosotros” (v.19). Este ver-
sículo no alude a su se-
gunda venida literal, sino
se refiere a la venida re-
presentativa del Señor
por medio del Espíritu
Santo en el día de Pente-
costés (cf. V. 26). Pero
observe estas referencias
a la venida literal de Cris-
to. Cuando Jesús ascen-
dió al cielo, los ángeles
prometieron que Él ven-
dría “como le habéis vis-
to ir al cielo” (Hech.1:11).
Y Pablo se refirió a la se-
gunda venida de Cristo
como “la esperanza bie-
naventurada” de los redi-
midos (Tito 2:13). Esta
será en persona y visible.
El Tiempo del Re-
greso del Señor
Por los pasados varios
siglos diversos cultos han
profesado conocer el tiem-
po preciso del regreso del
Señor. Por ejemplo, Charles
T. Russell, fundador de los
Testigos de Jehová reclamó
que Cristo regresó
“indivisiblemente” en el
año de 1874.En 1992, el
pastor Harold Camping de
Oakland, California proféti-
camente predijo que “el fin
de la historia ocurriría en
Septiembre de 1994 (531).
No habiendo aprendido
nada de su previo fracaso,
Camping repitió error en el
año 2011 con aun una más
grande atención de los me-
dios a nivel mundial. Cuan
arrogante es hacer seme-
jantes reclamos absurdos
cuando Cristo mismo de-
claró que aun Él no conocía
el tiempo de Su regreso y
cuando el día final de la
historia humana ocurriría,
“Pero del día y de la hora
nadie sabe, ni aun los ánge-
les de los cielos, sino sólo
mi Padre” (Mat.24:36).
L a Segunda venida
de Jesucristo es un
tema bíblico importante,
pero uno que es seria-
mente mal entendido por
muchos que profesan
una relación con el Cris-
tianismo.
Aunque el regreso de
Cristo es negado por la
comunidad escéptica,
algunos eruditos han
sugerido que el regreso
de Jesús es referido en
más de trecientas veces
en el Nuevo Testamento.
Consideremos algunos
elementos de este tema
crucial.
La Certidumbre
del Evento
La realidad del re-
greso de Jesús está en-
raizado en la integridad
del testimonio del Señor.
Sin embargo, una distin-
ción debe ser hecha en-
tre la venida del Señor en
un sentido indirecto y
aquella de su regreso
corporal literalmente. Por
ejemplo, poco antes de
Su muerte, Cristo prome-
tió a sus discípulos que Él
vendría “otra vez” alu-
diendo a Su segunda ve-
La Segunda Venida de Cristo Wayne Jackson
Página 6 El Expositor Julio-Agosto 2018
Un numero de eventos
significativos ocurrirá con
el regreso del Señor. La
venida final de Jesucristo
será un evento único en la
historia de la humanidad.
Confrontación Divina:
Todos los incrédulos des-
de el más puro ateo hasta
el religioso liberal que ha
ridiculizado la promesa
del regreso de Cristo se
derretirán en el disgusto
de su error. A lado de
ciertos antiguos, estos se
lamentarán: “Cesó el gozo
de nuestro corazón; Nues-
tra danza se cambio en
luto” (Lam.5:15). La justi-
cia prevalecerá.
Resurrección: Cristo
declaró que todos los
muertos serán resucita-
dos, los justos a la vida
eterna (es decir, la comu-
nión eterna con Dios),
pero los impíos al castigo
eterno, simbolizado por la
llanto constante y el crujir
de dientes (Mat.24:50-51;
2 5 : 4 6 ; J n . 5 : 2 9 - 2 9 ;
Hech.17:31; 24:15).
Sentencia Justa: Ocu-
rrirá un día de juicio final.
Este no será un tiempo
para determinar el destino
de uno. Cada persona co-
noce su destino en el mo-
mento de su muerte. El
día del juicio será un
tiempo de vindicación de
la justicia de Dios en la
implementación de Su
voluntad, la belleza de Su
rectitud y el horror de re-
velarse contra Él.
(Mat.11:20-24; 25:31-46;
Jn.16:11; Rom.2:5; 2
Cor.5:10). El Creador será
liberado de la critica fa-
bricada por los ateos re-
beldes. Él demostrará ser
el Justo, como también el
Justificador de todos
aquellos quienes por me-
dio de Cristo, son recom-
pensados por su fe obe-
diente (Rom.1:5; 6:3-4,
17-18; 16:26). (Nota: El
volumen de F. LaGard
Smith titulado After Life
tiene más errores con
respecto a las ultimas
cosas incrustadas en su
páginas que casi cual-
quier producción que
haya llamado mi aten-
ción).
Asignaciones Divinas:
Dos secciones sagradas
están específicamente
conectadas con la venida
de Cristo. Primero, como
fue notado anteriormen-
te, Él ejercerá su poder
sagrado en levantar de
entre las tumbas a todos
los difuntos de todas las
edades. Segundo, Él
“ejecutará juicio” sobre
aquellos que estén vivos,
a Su venida, como tam-
bién sobre los muertos
resucitados, ejerciendo
ese derecho como “el
H i j o d e l H o m -
bre” (Jn.5:27).
En el texto (1 Tim.5:16-
17) Pablo afirma: (a) Un
tiempo de juicio venidero
que ha sido establecido
por Dios; (b) La totalidad
de la población mundial
estará sujeta a esta de-
terminación; (c) la norma
del juicio será absoluta-
mente “justa”; (d) Cristo
ha sido establecido ser el
juez, funcionando con
absoluta justicia; (e) La
evidencia que apoya este
futuro proceder esta fun-
damentado en la resu-
rrección de Jesus de en-
tre los muertos (Vea
Hech.17:31). El erudito
Británico Thomas Arnold
caracterizó a la resurrec-
ción de Cristo como “el
hecho mejor atestiguado
en la historia de la huma-
nidad” (ISBE, IV, 2569).
Juicios Eternos: Para
los justos, su morada
eterna estará en los cie-
los. Cristo anunciará:
“Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino
preparado para vosotros
desde la fundación del
mundo” (Mat.25:34). El
cielo involucrará muchas
cosas: Será un lugar ma-
ravilloso de descanso
(Heb.4:11; Apoc.14:13).
Será un dominio en el
cual cosecharemos las
recompensas de las labo-
res terrenales (Gal.6:9;
Mat.6:10; Luc.16:9; I
Cor.3:14). El cielo será un
medio ambiente de gran
regocijo por la victoria
ganada (Mat.25:21;
Apoc.12:11-12; 19:7).
Será un ámbito de res-
ponsabilidad para el ser-
vicio ante Dios (Apoc.
22:3; Luc.19:16-19). El
cielo El cielo también
involucrará reuniones
preciosas de fieles de
todos los tiempos
(Gen.25:8; 35:29; 37:35; 2
Sam.12:23; Mat.8:11; 1
Tes.2:19-20). En contras-
te con aquellos que se
rebelaron contra Dios,
estos sufrirán la separa-
ción eterna constante de
su Creador, un destino
absolutamente más allá
de nuestra habilidad para
apreciar en la actualidad.
Cristo declarará:
“Apartados de mí, maldi-
tos, al fuego eterno pre-
parado para el diablo y
sus ángeles” (Mat.25:41).
La escena es descrita
en el libro de Apocalipsis
en una imaginaria tan
dramática para apreciar
(14:9-11). ¿Cómo puede
la penalidad del sufri-
miento eterno en el in-
fierno ser ignorada por
aquellos que están fami-
liarizados con el testimo-
nio de las Escrituras?.
Quizás no esta fuera
de contexto decir que los
ateos, escépticos, etc.
han vorazmente atacado
a Jesús sobre la enseñanza
del Señor respecto al des-
tino final de los impíos.
— Continua Página 8
H ace cincuenta
años era más fácil
recordar los nombres de
los Cristianos de lo que
es ahora. El primer nom-
bre de cada varón era
“Hermano” y el nombre
de cada mujer
“Hermana”. Ahora la
mayoría de las personas
se conocen por sus
nombre casi exclusiva-
mente. Sin embargo,
debemos regresar, a la
antigua costumbre de
designar la esposa de
Pedro porque …. No te-
nemos ninguna pista en
cuanto a su nombre per-
sonal.
La esposa de Pedro
es únicamente mencio-
nada en conexión con la
madre de esta cuando
fue sanada por Jesús
(Mat.8:14-15) y en la
defensa de Pablo sobre
su propio derecho de
estar casado. Pablo dice,
“¿No tenemos derecho
de traer con nosotros
una hermana por mujer
como también los otros
apóstoles, y los herma-
nos del Señor, y Ce-
fas?” (1 Cor.9:5). La úni-
ca otra posible referen-
cia a la esposa de Pedro
es la declaración se en-
cuentra al cierre de su
pr imera ep ís to l a ,
Vol. 18, Número 4
“elegida juntamente con
vosotros” (1 Ped.5:13),
pero la identidad de la
mujer es incierta.
¿Supone usted que la
esposa de Pedro se re-
sintió con el hecho que
ella en únicamente men-
cionada en conexión con
su madre y con su mari-
do? De algún modo lo
dudados. De hecho,
puede ser que Pedro
pensó en su esposa
c u a n d o e s c r i b i ó ,
“Vuestro atavío no sea el
externo de peinados
ostentosos, de adornos
de oro o de vestidos lu-
josos, sino el interno, el
del corazón, en el inco-
rruptible ornato de un
espíritu afable y apaci-
ble, que es de grande
estima delante de
Dios” (1 Ped.3:3-4). Una
mujer de espíritu “afable
y apacible” no se resien-
te de ser identificada
principalmente como la
hija de una madre sir-
viente o la esposa de un
marido piadoso.
Cualidades Im-plicadas
Primero, de acuerdo a
Pablo, ella fue una cre-
yente, tal como la ver-
sión King James lo tiene
Página 7
(1 Ped.5:1). Pocas personas
fuera de la familia de un
anciano reconocen la ten-
sión que esto coloca sobre
su esposa. Una vez mas,
ella seguramente tuvo que
sufrir por el hecho de no
tener a su marido disponi-
ble para ayudarle tan a
menudo como las otras
mujeres tenían a sus mari-
dos. Y ¿Es mucho suponer
que cuando Pablo perma-
neció quince días con Pe-
dro (Gál.2:18), ella ayudó a
proveer de la hospitalidad
que esperaba todo Cris-
tiano (1 Ped.4:9) y especial-
mente de los ancianos (1
Tim.3:2)? Piense del dolor
que ella debe haber sufrido
cuando Herodes había
arrestado a Pedro, inten-
tándole poner a muerte tal
como lo había hecho con
Santiago (Hech.12:1-4).
El dolor no habría veni-
do de afuera únicamente.
Ella debe haber escuchado
la murmuración “contra los
hebreos, de que las viudas
de aquellos eran desatendi-
das en la distribución dia-
ria” (Hech.6:1), marido
siendo criticado. Podemos
preguntarnos, también si
ella estaba presente cuna-
do Pablo “lo resistió cara a
cara, porque era de conde-
nar” (Gál.2:11) y Pablo lo
reprendió frente a todos
(v.14). Semejantes quejas
contra un marido son a
menudo más difíciles para
la esposa que para él, y si
ella no hubiera poseído un
espíritu “afable y apacible”
ella pudo haber sido perju-
dicial para la paz de una
Iglesia y para vergüenza de
su buen marido.
— Continua Página 8
“una hermana” [de igual
modo la versión castellana
Reina-Valera—AR]. Esto es
significante. Si hubiera sido
de otra manera, esto segu-
ramente habría limitado la
utilidad de Pedro.
Ella debe haber perma-
necido en el hogar mien-
tras Pedro seguía a Jesús
alrededor del país. Pedro
dijo a Jesús, “He aquí, no-
sotros lo hemos dejado
todo, y te hemos segui-
do” (Mar.10:28). Esto segu-
ramente no significó que
Pedro la abandono com-
pletamente, lo que sería
contrario a la enseñanza de
1 Corintios 7:2-5. Ella y
Pedro vivieron en Caper-
naum, el mismo pueblo
donde Jesús vivió
(Mat.4:13). Mas bien esto
significaría que, mientras
que acompañaba a Jesús,
Pedro habría estado a me-
nudo en Capernaum con su
esposa, quizás teniendo a
Jesús como su invitado. Sin
embargo, seguramente
hubo tiempos en que ella
habría permanecido en el
hogar sin él, quizás al cargo
de su madre y sus hijos. Al
hacer esto ella estaba sir-
viendo a Jesús tan segura-
mente como aquellas mu-
jeres que viajaban con Él y
“le servían de su bie-
nes” (Luc.8:2-3).
Después que la Iglesia
comenzó, Pedro se convir-
tió en un anciano (1
La Esposa de Pedro Sewell Hall
J esús dijo que únicamente la
verdad nos volverá libres
(Jn.8:32). Si uno intenta ir al
Cielo, uno colocará la verdad
por encima de todo lo demás.
La Verdad Debe Tener
Prioridad sobre la
Amistad. Aunque las
diferencias son desagradables,
la verdad es más importante
que la amistad. La amistad con
Dios es mas relevante, y Jesús
dijo que sus amigos son los
q u e o b e d e c e n s u s
mandamientos (Jn. 15:14).
La Verdad Debe Tener
Prioridad sobre la
Cortesía. Juan nos advierte,
“Si alguno viene a vosotros, y
no trae esta doctrina, no le
recibáis en casa, ni le digáis:
¡Bienvenido! Porque el que le
dice: ¡Bienvenido! Participa en
sus malas obras” (2 Jn.10-11).
La Verdad Debe Tener
Prioridad sobre la Paz,
Unidad y la Comunión.
Aunque estas son cualidades
admirables, la base para la paz,
la unidad y la comunión debe
ser la verdad de Dios. Si existe
algo peor que la división, es la
¡unidad en el error!
“Compra la verdad, y no la
vendas; La sabiduría, la
e n s e ñ a n z a y l a
inteligencia” (Prov.23:23).
—Viene de la Página 6
El filósofo ateo Británi-
co Bertrand Russell escri-
bió un pequeño ofensivo
libro bajo el título Why I
Am Not a Christian
[Porque no Soy un Cris-
tiano] Aunque él “dudaba
que Cristo haya existi-
do” (16), no obstante, él
consumió un esfuerzo de
oposición considerable a
e s t e p e r s o n a j e
“inexistente”. Una de sus
objeciones contra Jesús
fue esta: “él creyó en el
infierno” (17). Jesús cierta-
mente lo hizo y habló más
sobre el castigo final que
cualquier otro contribui-
dor del registro bíblico.
El Universo Material: es
aparente que aun ciertos
burladores del primer si-
glo estaban consientes de
la doctrina del regreso de
Jesús y que uno aspecto
de la venida del Señor era
que el universo material
sería destruido a Su veni-
da.
“pero los cielos y la
tierra que existe ahora,
están reservados por la
misma palabra, guar-
dados para el fuego en
el día del juicio y de la
perdición de los hom-
bres impíos” (2 Ped.3:7)
“Pero el día del Señor
vendrá como ladrón en
la noche; en el cual los
cielos pasarán con
grande estruendo, y los
El Expositor Julio-Agosto 2018 Página 8
— (Viene de la Página 7)
Pero no hay ninguna insi-
nuación de tal conducta en
la esposa de Pedro. La re-
prensión de Pablo sobre
Pedro tomó lugar en Antio-
quía, pero como fue obser-
vado antes (1 Cor.9:5), la
esposa de Pedro le acompa-
ño durante sus viajes en los
últimos años. La versión
King James vierte que Pedro
le “llevaba”. Esta acción bien
describe lo que a menudo los
predicadores hacen, y Pedro no
fue una excepción. La esposa
de un predicador, quien
esta deseosa en servir don-
de su marido es más necesi-
tado, puede bien ser llevada
a lugares ya sean desagra-
dables o poco placenteros.
Algunos predicadores son
prevenidos de ir a donde
ellos sienten que debieran ir
debido a una esposa que
está indispuesta a ir donde
ella no lo desea. Aparente-
mente semejante esposa no
estorbó a Pedro.
Un Pensamiento Final
Al enumerar las mujeres
importantes en el servicio
de Dios podemos ignorar a
la mujer de espíritu “afable
y apacible” quien amorosa-
mente apoya a su marido en
la obra que hace. Estimada
hermana, aunque no podre-
mos saber su nombre; para
muchos puede ser solamen-
te conocida como “la espo-
sa del predicador”. Pero
“Dios no es injusto para
olvidar vuestra obra y el
trabajo de amor que habéis
mostrado hacia su nom-
bre” (Heb.6:10).
—Fuente: Biblical In-sights, Vol. 10, Num.11;
Noviembre 2010,
elementos ardiendo
serán desechos, y la
tierra y las obras que
en ella hay serán que-
madas” (2 Ped.3:10; cf.
11-12).
Cristo enfáticamente
declaró: “El cielo y la tie-
rra pasarán, pero mis
palabras no pasa-
rán” (Mat.24:35). Es prác-
ticamente imposible para
el incrédulo entender
que la fuerza personal de
quien creó el universo
algún día lo destruirá. De
esta magnitud es el po-
der del Dios Altísimo. Es
una demostración de un
intelecto arruinado en
aquellos que creen que
nuestro universo se creó,
así mismo y se sustenta,
así mismo y perdurará
para siempre (Gen.1:1;
Heb.1:3; Mat.24:35).
___________
Camping Harold,1992.
1994? New York: Vantage
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GMWELL. 1991. The Grae-
test Man Who Ever Lived.
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dia, James Orr, Ed. Grand
Rapids: Eerdmans.
Russell Bertrand. 1957 Why
I Am Not a Christian. New
York: Simon & Schuster.
Smith F. LaGard. 2003. After
Life. Nashville: Cotswold.
― Fuente: Cristian
Courier, Mayo de 2018.
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