“Este Juicio ha terminado”...Javier Ferreyra, Leonardo Luna, Irma Montiel, Juan Manuel Rojas,...

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Diario de la memoria Córdoba, septiembre de 2008 Publicación de la Comisión y Archivo Provincial de la Memoria. Año I, Nº 2. “Este Juicio ha terminado”

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Diario de lamemoria Córdoba, septiembre de 2008

Publicación de laComisión y Archivo Provincialde la Memoria. Año I, Nº 2.

“Este Juicioha terminado”

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Diario de la memoria

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Los crímenes de lesa humanidad son,afirma Hanna Arendt, un atentado a lapluralidad humana. Tales actos, comoningún otro, ponen en riesgo toda huma-nidad. Suponen formas límite de violen-cia que niegan las personas morales(etnía, individuo, divisiones posibles demúltiples formaciones sociales) y susderechos a la existencia misma.

Durante el juicio realizado en losTribunales Federales de la ciudad deCórdoba entre el 27 de mayo y el 24 dejulio del año 2008 a ocho ex integran-tes de las Fuerzas Armadas argenti-nas por el crimen perpetrado contracuatro militantes del PRT (Hilda Flo-ra Palacios, Humberto Horacio Bran-dalisis, Raúl Osvaldo Cardozo y Car-los Enrique Lajas), la imagen cruda declausuras a la humanidad fue sentida,expresada y transmitida por cada unode los testigos que pasaron por el Cen-tro Clandestino de Detención La Perla.Por momentos, los detalles de los testi-gos en el juicio se tornaban inaudibles,eran difíciles de asimilar, de tolerar.Era duro aceptar que esas situacionesextremas y crueles hubieran sucedidoaquí, en esta ciudad, entre seres huma-

nos que pudieron o pueden caminar unojunto al otro, que pueden compartir lavida en un barrio, el recorrido de uncolectivo. Si bien la larga historia de“excesos” que plagan la historia políticanos arman de esquemas donde lo extre-mo puede ser previsto, lo vivido por lasvíctimas individuales y lo sentido por lacolectividad a través de los testimonios,hacen de la última dictadura un sinóni-mo de violencia insospechada.

A medida que pasaban los días, losrelatos de los testigos frente a la expe-riencia concentracionaria dejaban cla-ro que la aplicación de tormentos no sereducía –tanto por el nivel de crueldady por las formas elegidas para inflin-gir dolor– apenas a un “método paraobtener informaciones”. Los crímenesde La Perla tenían, sin duda, otroobjetivo: cada uno de los militares quecerraba su puño para pegar, que viola-ba a una mujer, que metía picana, quequemaba cuerpos de almas abatidas oque mantenían viva a una embaraza-da hasta el momento de parir, paraluego robarle su hijo y asesinarla; nosólo se dejaba llevar por una patológi-ca pulsión hacia la violenta. Cada uno

de esos actos contenía un plus, racio-nalizado. Con la destrucción de vidasindividuales buscaban un sufrimientoextremo, colectivo, un asesinato de lapersona social y moral antes que el dela persona física. Era el ejercicio siste-mático de la crueldad como mensajepolítico. Eran creyentes… de un pro-yecto político, de un plan sistemáticode aniquilación de “enemigos inter-nos”. Venían entrenándose desde ini-cios de los 60: fueron los alumnos másbrillantes u obsesivos de maestrosfranceses y norteamericanos que ven-dían el producto de sus fracasos enArgelia y en Vietnam.

El juicio no sólo llevó al castigo. Dejótambién una posibilidad de aprendiza-je. Los testimonios fueron registrados,podrán ser oídos e interpretados porfuturas generaciones. Confirman quela experiencia concentracionaria deLa Perla fue peor de lo que muchoscordobeses podían imaginar. De ahoraen más el reflejo de la crueldad allíperpetrada podrá servir para demar-car los límites de tolerancia aceptablepara un colectivo asentado en precep-tos de libertad, igualdad y solidaridad.

Este primer juicio por crímenes delesa humanidad en Córdoba permitesacar conclusiones pero también gene-rar nuevos interrogantes: ¿Los crimi-nales fueron realmente castigados?¿Existe algún tipo de justicia capaz decomprender y abarcar la crueldad a laque fueron sometidas las víctimas ytoda la humanidad? ¿Cómo percibir yactuar frente a la posibilidad de quecrímenes homólogos perduren, meta-morfoseados, sobre la piel oscura delos dominados de siempre por delito decondición de clase o de filiación étni-ca? Como enseña la antropología, paramirar cerca es preciso poder mirarlejos, en experiencias distantes y con-ceptos universales como los que propo-ne Hanna Arendt. De forma total oparcial, se pueden reconocer crímenesde lesa humanidad en toda situaciónen las que, “al tornarlos superfluos,cosas, los hombres pierden su digni-dad. Así, lo que las ideologías totalita-rias pretenden es la transformación dela propia naturaleza humana”.

Ludmila da Silva Catela

EDITORIAL

Crímenes contra toda humanidad

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Comunicarse permite intercambiar, poner en común,reflexionar, trasmitir, difundir. El Diario de la Memoria es unapublicación de la Comisión y elArchivo Provincial de la Memoria.En sus páginas, distintos puntosde vista, pretenden recuperar loque el Terrorismo de Estado, intentó borrar. Hacer visible, con lafuerza de las palabras, los trabajosque desde este espacio llevan a reconstruir y trasmitir el pasado y sus memorias.

AutoridadesComisión Provincial de la Memoria:• Abuelas de Plaza de Mayo• Familiares de Desaparecidos y

Detenidos por Razones Políticas• H.I.J.O.S. Hijos e Hijas por la

Identidad y la Justicia, contra elOlvido y el Silencio

• SERPAJ Servicio Paz y Justicia• Asociación de ex Presos

Políticos de Córdoba• Universidad Nacional de

Córdoba• Poder Ejecutivo de la Provincia

de Córdoba• Poder Legislativo de la Provincia

de Córdoba• Poder Judicial de la Provincia de

Córdoba

Archivo Provincial de la MemoriaDirectora: Ludmila da Silva Catela

Diario de la memoriaEdición:Ludmila da Silva Catela Agustín Di ToffinoMaría Laura Villa

Colaboración:Héctor Schmucler, Luis Rodeiro,Enzo Stivalla, Pablo Llonto, MaríaEmilia Salto, Alejandra Gómez,María Cristina, Pablo Becerra,Enrique Hansen, Roberto Martínez,Eliana Lacombe, Virginia Rozza,Natalia Ferrero

Fotografías: Acervo Fotográfico del ArchivoProvincial de la Memoria, PabloBecerra, Tomás Barceló Cuesta,Nicolás Bravo, Carla Acrich,Antonio Carrizo, Sergio Cejas,Javier Ferreyra, Leonardo Luna,Irma Montiel, Juan Manuel Rojas,Ermi Novisardi, Diego Roscop,Osvaldo Ruiz, Mariano Paiz,Ramón Verdu

Diseño: Di Pascuale Estudiowww.dipascuale.com

Agradecimientos:Diario del Juicio de HIJOSwww.eldiariodeljuicio.com.ar

El texto de Alejandro Mareco fuepublicado en la edición del 25 dejulio de 2008 de La Voz del Interior.

Dirección: Comisión Provincial de laMemoria, Archivo Provincial de laMemoria: Pasaje Santa Catalina 66. Tel.: (0351) 4342449 / 4341501.E-mail: [email protected]ó[email protected]

Diario de la memoria

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El Tribunal Oral en lo Criminal Federalde Tucumán condenó el pasado 28 deagosto a los represores Antonio DomingoBussi y Luciano Benjamín Menéndez ala pena de prisión perpetua por la des-aparición del ex senador provincial Gui-llermo Vargas Aignasse en 1976. Si bienla sentencia fue festejada por los organis-mos de derechos humanos, la decisión deltribunal de beneficiar a Bussi con el régi-men de prisión domiciliaria generó unmalestar entre los presentes en el juicio.

Bussi encabezó la V Brigada de Infante-ría entre diciembre de 1975 y 1977, perío-do en el que desapareció Vargas Aignasse,y a partir del golpe de Estado ejerció laintervención militar en Tucumán, siendoel responsable principal de la desapariciónde centenares de personas en esa provin-cia. Por su parte, Menéndez tiene una lar-ga vinculación con Tucumán porque entre1970 y 1973 ejerció importantes cargos enla V Brigada de Infantería, con asiento enesa provincia por ese y encabezó el III

Cuerpo de Ejército, del que dependíadicha guarnición militar. A pesar del fallo,la situación judicial de Bussi y Menéndez

no termina ahora, porque ambos estánimputados en otras 600 causas por viola-ciones a los derechos humanos.

Prisión perpetuapara Bussi y Menéndez en Tucumán

El 29 de mayo pasado, en el marco de un nuevo aniver-sario del Cordobazo, el Archivo Provincial de la Memo-ria inauguró la primera baldosa de la memoria en nues-tra ciudad, en la esquina de Arturo M. Bas y BoulevardSan Juan, lugar donde fue asesinado el obrero MáximoMena. La rebelión popular conocida como El Cordobazose convirtió en una bisagra en la lucha del movimientoobrero local y significó un duro golpe para la dictaduramilitar que encabezaba Juan Carlos Onganía.

A partir de Las Baldosas de la Memoria se pretendeirrumpir en el espacio público con “llamadores” querecuerden lo que allí pasó durante el pasado reciente. Sebusca romper con la idea de “yo no sabía nada” y mostrarque la represión, el asesinato y la muerte se dieron allídónde uno vivió. Las baldosas serán colocadas en aque-llos lugares que hacen referencia a una historia particu-lar, con la intención de construir un sentido de memoriaen los espacios urbanos actuales.

Primera baldosa de la memoria

En el mes de mayo, el juez de laAudiencia Nacional de España, Balta-sar Garzón, visitó por primera vez dosde los símbolos del Terrorismo de Esta-do en Córdoba: La Perla y el Departa-mento de Informaciones de la Policía,donde hoy funciona el Archivo Provin-cial de la Memoria. Durante el recorri-do por el Archivo, se detuvo en la salade “Vidas para ser Contadas”, espaciodonde familiares y amigos de personasdesparecidas reconstruyen por mediode álbumes, fotos, relatos y otros obje-tos, sus historias de vida. Allí, se encon-tró con las hijas de un ex gremialistadesaparecido quienes le mostraron elalbúm de su padre. “Siento mucho res-peto por un lugar donde se produjo tan-to sufrimiento de personas que no habí-an hecho nada para merecerlo (...) queperdieron su libertad y su vida por elrespeto de los derechos de otras perso-nas”, dijo el magistrado.

Baltazar Garzón visitó el Archivo Provincial de La Memoria y La Perla

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En el marco del inicio del primer juiciocontra Luciano B. Menéndez, el Archivoy la Comisión Provincial de la Memoriadesarrollaron dos actividades concretasen relación al comienzo del juicio. Unade ellas fue el dictado de una ClasePública sobre los Juicios por Delitos deLesa Humanidad, a cargo de la Dra.Lyllan Luque del Área Legal del Archi-vo Provincial de la Memoria.

Otras de las actividades fue la inter-vención urbana y señalización del lugardónde fueron asesinados las cuatro víc-timas, a partir de las cuales se desarro-llaba este primer juicio.

“¿SABE USTED DONDE ESTÁ PARA-DO?”, preguntaban los cuatro carteles quesostenían integrantes del Archivo Provin-cial de la Memoria, el pasado 23 de mayo,cuando comenzaba el rojo del semáforo.“AQUÍ FUERON ASESINADOS POR ELEJERCITO HILDA FLORA PALACIOS,HUMBERTO HORACIO BRANDALI-SIS, CARLOS ENRIQUE LAJAS YRAÚL OSCAR CARDOZO,” se marcabaal girar los carteles. Así, se sostenían enalto hasta que el verde del semáforo volvíaa dar paso a los autos.

La intervención fue en la esquina deColón y Sagrada Familia donde el 15 dediciembre de 1977 el Ejército simuló unenfrentamiento en el que aparecieronmuertos Hilda Flora Palacios, Humber-to Brandalisis, Carlos Lajas y RaúlOsvaldo Cardozo. Mientras tanto, en lasbaldosas de la vereda quedaban impre-sos lo nombres y fechas de los asesinatosde estos cuatro militantes del PRT, y serepartían postales con sus historias devidas.

El 27 de mayo comenzaba el primer juicio porCrímenes de Lesa Humanidad en Córdoba.El ex Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez,

junto a Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován, Ricardo

Lardone, Hermes Rodríguez, Jorge Exequiel Acosta, Carlos Alberto Vega, Arturo

Gumersindo Centeno, Ricardo Andrés Lujan, César Emilio Anadón (estos tres últimos

fallecidos) todos del grupo de tareas del Centro Clandestino de Detención de La Perla,

serían finalmente juzgados.

Luego de sortear los impedimentos –la anulación de las Leyes de Punto Final y

Obediencia Debida y el indulto– que impidieron juzgar el accionar represivo del estado

durante la última dictadura militar, se desarrolló este primer juicio a los responsables

de los delitos y las violaciones a los derechos humanos cometidos en el Centro

Clandestino de Detención y Exterminio “La Perla”.

Pasados 32 años de la última dictadura militar, El Tribunal Oral Federal Nº 2 de la ciudad

de Córdoba, conformado por Jaime Díaz Gavier, José Vicente Muscara y Carlos Otero

Álvarez, daba comienzo al juicio que sentó en el banquillo de los acusados, al máximo

responsable del Terrorismo de Estado en más de diez provincias. A partir de la causa

denominada Brandalisis que implicó el secuestro, la desaparición, tortura y asesinato

de Hilda Flora Palacios, Humberto Horacio Brandalisis, Carlos Enrique Lajas y Raúl

Oscar Cardozo, quienes fueron víctimas del “Circuito del Terror”: Secuestrados,

alojados en “La Perla”, torturados, asesinados y enterrados clandestinamente.

Martín Fresneda y Claudio Orosz, fueron los abogados de la agrupación H.I.J.O.S. y

Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, que representaron a

las hijas de Hilda Flora Palacios. Mauro Ompré, representó a la familia Lajas. El Fiscal

de este tribunal fue el Dr. Maximiliano Hairabedian, acompañado por Graciela López

de Filoñuk, Fiscal del Juzgado Federal Nº3 quien llevó adelante la instrucción de la

causa, y Jorge Fabián Asís, fiscal del Tribunal Oral Federal Nº2. Marcelo Arrieta

representó a las figuras de los "ausentes" Brandalisis y Cardozo.

Los imputados fueron defendidos por los Defensores Oficiales María Mercedes Crespi

y Adriano Liva. El imputado Jorge Acosta fue representado particularmente por los

abogados Alejandro Cuesta Garzón y Jorge Alberto Agüero.

Finalmente, tras veinte jornadas de audiencia, Menéndez recibió perpetua y se

encuentra alojado en el penal de Bower. En cuanto a Hermes Rodríguez y Acosta,

ambos recibieron una pena de 22 años por no comprobarse la participación en el

asesinato de las víctimas. Lo mismo ocurrió con Vega, que por su menor jerarquía

fue condenado con 18 años de prisión. El resto de de los imputados, Manzanelli,

Díaz, Padovan y Lardone recibieron condena perpetua. En todos los casos

se dispuso revocar los beneficios de la prisión domiciliaria a quienes la tuvieran

y alojarlos en una cárcel común.

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Crónicas del juicio

00.Los días previos

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01.El juicio:primer díaEsa mañana comenzó temprano. Dife-rentes grupos de amigos, viejos compa-ñeros, militantes de organizaciones,madres se concentraban en distintospuntos aledaños a Tribunales Federa-les. Adentro, en la sala contigua a la deaudiencias, madres, hijos, familiares,funcionarios políticos, y periodistas sepreparaban para ingresar y dar comien-zo al juicio histórico. “De pie”, se escu-chó. Era la marca que avisaba el ingre-só del Tribunal. “Te llegó la hora”, gritóun familiar. Luego, los fotógrafos ingre-sarían, uno detrás de otro, hasta el sec-tor donde se sientan los imputados. Yallí una imagen que no dejaría de cau-sar impresión a lo largo del juicio.Menéndez y sus “dignos subordinados”,como el los llamó, fotografiados en elbanquillo de los acusados. Inmóviles,recibiendo los flashes, como en exposi-ción. Segundos después, los oídos seprestan para escuchar la acusación.Privación ilegítima de la libertad…había un tacho con agua sucia…estuve horas con la picana… las ven-das… nos sacaban a la noche… Lalectura de estos relatos podían tornarsepor momentos repetitivas, pero nuncadejaban de impresionar. Menos cuandopodía mezclarse con los sonidos de fondoque traspasaban las paredes y llegabandesde la calle. “Aquí se queda la clara, laentrañable transparencia de tu queridapresencia”, coreaba la gente que afuerase había reunido.

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02.El juiciohabíacomenzadoAtrás quedaban los nervios, ansiedades,e incertidumbres. En este segundo díade audiencia, se desarrolló el momentoanterior a la etapa testimonial, dondetanto la defensa como la querella puedenplantear sus objeciones relativas a la ele-vación a juicio y, a la vez, tienen la potes-tad de presentar nuevas pruebas. Así lohizo la querella que pidió la inclusión dedos pruebas nuevas. Una, tenía que vercon rastros de sangre encontrados en lasparedes de La Perla, trabajo que llevaadelante el equipo de arqueólogos delMuseo de Antropología, quienes actúancomo peritos de la justicia. La otra, fueuna prueba relacionada al trabajo deinvestigación que realiza el Archivo Pro-vincial de la Memoria y la búsqueda yapertura de documentos. En esa tarea,el Archivo encontró un libro de guardiasde la comisaría 11, cuyo radio de acciónes la zona donde fueron encontrados loscuerpos de las víctimas.

En está jornada, los planteos realiza-dos desde la defensa mostraban quepretendían deslegitimar el juicio paraforzar su anulación o su retraso. Enprimer lugar, plantearon la recusacióndel juez vocal Dr. Carlos Otero Álvarez,secretario de juzgado al momento deproducirse los hechos investigados, porconsiderar que al tener un pedido dejuicio político, no podría garantizarimparcialidad en sus decisiones. Final-mente, y luego de un cuarto intermedióel Tribunal decidió negar el pedido derecusación y aprobó la incorporación delas dos nuevas pruebas presentadaspor la querella.

Luego de estas cuestiones los impu-tados debieron presentarse y hablarpor primera vez, mencionar su nombre,edad, domicilio, estado civil, lugaresdonde han vivido. Escuchar sus voces ylo que tenían para decir generó un cli-ma tenso en la sala. Todos se negaron adeclarar, incluido Menéndez, que sinembargo explicó los motivos de estadecisión a través de un relato en el quedesconoce al Tribunal que lo está juz-gando, asume toda la responsabilidaden relación a sus subordinados y afir-ma que no cometió ningún delito. (Verdeclaraciones de Menéndez en la sec-ción Zona de debate).

03.LostestimoniosA partir de la segunda semana de jui-cio, comenzaban los testimonios. Losprimeros testigos –sobrevivientes deLa Perla– se transformaron en prota-gonistas de estas audiencias, trasmi-tiendo por medio de su relato, sus ges-tos, sus silencios, sus lágrimas, elhorror, la experiencia del secuestro, ladetención, la tortura y la vida en LaPerla. En está etapa, también se inclu-yeron proyecciones de documentalessobre los enterramientos clandestinosy testimonios de familiares, amigos yconocidos de las víctimas por las queeste juicio se desarrolló.

Los imputados tienen derecho a noestar presentes en la audiencia durantela declaración de los testigos. Menéndez,Vega y González, hacen uso del mismodurante todas las audiencias. Sinembargo, deben esperar que el testigolos reconozca mirándolos a la cara. Elresto permanece en la sala. Algunosescriben, otros hacen algún gesto cuan-do el testigo los nombra en el relato.

Teresa Celia Meschiatti, es la prime-ra que declara y muestra a todos lospresentes como se lleva a cabo esteritual que imponen las reglas de la jus-ticia. Reconoce a los imputados, por sunombre y apodo. Luego jura, se sienta yfinalmente comienza. Primero hablanlibremente, narran lo vivido. Luego, elJuez da lugar a que cada una de laspartes haga las preguntas.

Teresa Meschiatti, estuvo dos años,tres meses y tres días, en la perla.Recuerda que apenas llegó al Centro deDetención comienzan a torturarla. “Nosé cuantas horas fueron, pero pasómucho tiempo”. A pesar de lo terriblede la situación recuerda que lo peor fuecuando se fueron y la dejaron desnuda,vendada y atada, frente a un grupo dehombres que hablaba y la miraba. “Dela tortura no se vuelve mas”. Recuerdahaber visto a los cuatro jóvenes. Nosabía sus nombres, pero los vio en LaPerla. Describe a Manzanelli como unhombre muy formado que sabía muchode historia. Y afirma “Un día me pidióperdón por torturarme”. Contó que serealizaban listas de las personas queestaban detenidas, una quedaba en laperla, otra era enviada al Tercer Cuer-po para Menéndez y la otra al Destaca-mento de Inteligencia 141.

Finalmente, en el año 1978, puedevolver con su familia definitivamente.Sin embargo, estaba controlada. Unanoche Manzanelli la visitó en su casa.“Era verano, estaba con mi hijo en elpatio y apareció el señor”, recuerda.

A qué respondían los “Privilegios”con los que contaba, pregunta el defen-sor Agüero. A lo que Teresa responde ysin titubear: “Esa pregunta tienen queresponderla los militares”.

La jornada culminaba con lo quesería apenas el comienzo de los relatosque darían cuenta de las muertes deestos cuatros jóvenes y de la existenciade un plan sistemático de exterminio.

04. Trabasentrelos relatos del horrorUna vez comenzada la cuarta audiencia,se hace notar la ausencia de Lardone.Su abogada explicó que no está por razo-nes de salud, encontrándose en el Hos-pital Militar por una suba de presión.La Dra. Crespi, solicita al Tribunal quese suspenda el juicio hasta que Lardonesupere el malestar, o que se lo aparte dela causa. El Tribunal decide que unmédico se constituya en el Hospital Mili-tar y observe si el imputado se encuentraen condiciones de asistir, mientras tantose pasa a un cuarto intermedio. La genteesperó en el hall de la sala de audienciascon nervios, caras de enojo y malestar.Desconfianza e impotencia en algunos,paciencia en otros. La testigo, esperabapoder declarar.

Luego de una hora, declara el médicoforense que da un informe en el queafirma que Lardone esta en condicio-nes de asistir a las audiencias.

Por la tarde, Liliana Beatriz Callizo,otra sobreviviente de La Perla, comien-za su testimonio. “Estábamos comiendouna pizza de cebolla, cuando Irrumpie-ron por puertas y ventanas, disfraza-dos. Entraron con valijas y cargabancosas de la casa”, cuenta Liliana. Luegocontinúa relatando que la hacen parti-cipar de una tortura colectiva. “Estába-mos todos con los ojos vendados. Nosponían en fila y nos hacían girar en ron-da. En el medio había una persona quenos iba pegando con unas botellas”,explica.

Contó que en La Perla vio un manualde métodos de tortura del ejército deFrancia y su aplicación en Argelia, quehablaba de la venda, la incertidumbre.Liliana relató como transcurrían losdías en cautiverio. “Eran rondas. A lamañana había que enrollar la colchone-ta y permanecer de pie. Hacíamos filaspara ir al baño. A veces nos caíamosporque estábamos vendados. A lamañana, a la tarde y a la noche eran losturnos. Según la guardia se podía pedirir al baño o no. Gendarmería custodia-ba el predio y los prisioneros”. “Un vezLo vi a Menéndez sentado en la prime-ra oficina de la derecha”.

05.“Somosfrutosdel error de ellos”

El jueves 5 de junio, es el turno de otrosobreviviente. Piero Di Monte, es el pri-mer testigo que hace el reconocimientode los imputados mirándolos a la cara,parado en frente de ellos. Los nombrauno a uno, y finalmente les dice “misAmigos”. Luego debe aclarar que lo hadicho irónicamente, ante la reacción deAgüero. La declaración de Piero Di Mon-te se desarrolla a lo largo de toda la jor-nada, dando detalles claros del funcio-namiento y estructura del Centro Clan-destino de Detención, así como tambiénrelatando dolorosamente las situacionesvividas por él y otros compañeros. Cuen-ta que fue secuestrado en septiembre de1976 y trasladado a La Perla. Luego,también llevan a su mujer, embarazadade su primera hija, y ambos son tortura-dos salvajemente.

Por la tarde, Jorge Acosta pide decla-rar y acusa a Piero Di Monte de habersido agente de inteligencia. Cuenta queel Batallón 601 había incorporado per-sonal de inteligencia de organizacionesterroristas, y que Piero Di monte era unagente encubierto de inteligencia, queestaba en peligro de ser descubierto porla organización. Por ese motivo, se fra-guó su secuestro en su casa, haciendotoda una especie de circo.

Luego, vuelve el testigo y retoma sutestimonio. “Somos frutos del error deellos. Porque somos los vivos los quepodemos denunciar lo que paso”, expresacuando es informado sobre las acusacio-nes de Acosta, y tranquilamente respon-de: “Yo pensaba que la defensa se podíamover de otra forma, pero está claro cuáles el problema: ellos cometieron errores,¿y sabe cuál fue el error? Nosotros que-damos vivos”. Finalmente, en marzo del77, Di Monte, es trasladado al Destaca-mento de Inteligencia 141. Es en eseperíodo cuando entró en contacto con sufamilia. “Pero no tenía ningún tipo delibertad”. “Somos lo más incomodo parala sociedad. Somos los que denunciamosy se nos culpa. Nos costo el asilamientode todo el sistema”, afirma.

La Defensora Oficial, Mercedes Cres-pi, realizó una pregunta que hizo siste-mática a casi todos los testigos, sobre laparticipación de los detenidos en peñasdurante su detención en La Perla. Larespuesta de Piero di Monte, en un tonocalmo, fue contundente y a la vez emoti-va: “Se nos permitía cantar, no era unapeña. ¡Imagínese que peña! una personacantando gracias a la vida con los ojosvendados…” “Ese mundo no lo manejá-bamos nosotros. Las guardias estaban acargo de la Gendarmería, y había máspiolas y más difíciles. Las guardias pio-las, en vez de darte de comer agua conalgún fideo, te daban comida. Y cuandollegaba el fin de semana te daban másespacio de libertad, como poder hablar.Pero siempre estaba relacionado a algu-na situación extraordinaria, porque des-pués llegaban los camiones”. Se refería alos camiones que trasladaban a los dete-nidos para ser fusilados.

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Crónicas del juicio

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06.“Estábamostan cercay tan lejos”En la tercera semana de juicio, declaróSusana Sastre, también sobrevivientede La Perla. Ingresa a la sala despacio,mirándolos uno a uno, recorre el espa-cio vidriado que protege a los imputa-dos. La sobreviviente da detalles sobresu ingreso a La Perla, entre golpes ygritos. “Me bajaron de los pelos arras-trada y me colocaron las vendas. Megolpeaban con trompadas, patadas, mesaltaba encima. Había gritos, muchosgritos”. Fue detenida a las cuatro de latarde y la tuvieron así hasta la media-noche. Susana es detenida un viernes,pasa el fin de semana en la cuadraapartada del resto, hasta el lunes cuan-do la llevan a la sala de torturas, ven-dada y arrastrándola. Allí le aplicansubmarino, en un tacho con agua podri-da. Después la desvisten y comienzancon la picana. “Es una doble torturapor la condición de mujer, manoseada ymirada, hasta que comienza la picana.Una como más fuerte, que muerde lapiel y la otra que hace que el cuerpo searquee. Los pechos, la vagina, la boca”explica, mientras llora. Luego conti-nua, “Uno pierde la noción del tiempo,la relación con uno mismo, no sabequién es, ni que pasa, ni que va a pasarminutos después”. “La tortura era loque permitía a este lugar funcionar.Los Centros Clandestinos de Detencióneran una maquina de matar que se ali-mentaba de militantes”. En el transcu-rrir del relato, recuerda pequeñas his-torias que por instantes le devolvían ladignidad perdida, a pesar de la vendas,las esposas, el aislamiento, el frío: “Losmomentos del mate cocido y la comida,eran momentos de relax. Cuando nosllevaban a bañar, íbamos en grupo yeso permitía abrazarnos con otrasmujeres, decirnos nuestros nombres ydejar de ser un número, eso permiteresistir, empezar a restituirse”.

07.La navidaden La PerlaAsí, entre suspiros, Susana Sastre rela-tó una navidad detenida en la perla:“Por la tarde Acosta, Manzanelli y otrosvinieron a saludarnos y les dieron per-miso a la guardia para que nos dejarajuntarnos. Nos trajeron pan dulce ybebidas. Mientras tanto torturaban aFalik de Vergara. La guardia llevó ungrabador y puso música…yo al finalbaile un chamame con Di Toffino. Alprincipió no tenía ganas de nada yTomás (Di Toffino) vino a convencermey me dijo: Este es un momento de vida,no sabemos si mañana lo vamos a tener.Después otro compañero cantó “Unovive lleno de esperanzas”.

“Estábamos tan cerca y tan lejos, por-que La Perla está a 20 metros de laruta. Nosotros podíamos escuchar, peronadie podía escucharnos a nosotros”,expresó trasmitiendo la desesperación yresignación que provocaba la situación.

08.El papagayosubversivoCuenta que una vez detuvieron a unapareja que tenían un papagayo queestaba con ellos al momento del secues-tro, y lo llevan también a La Perla.“Estaba parado en la puerta del baño.El papagayo hablaba y cuando alguienllamaba a la guardia, el repetía. Elpapagayo quedó mucho tiempo en lacuadra, aún después de que sus dueñoshabían sido trasladados”, relata.

Recuerda haber visto a Tito Yornet,detalla el lugar donde estaba ubicadoen La Perla, y expresa “era muy simpá-tico, siempre saludaba aunque no teconociera”. Mientras ella recordaba,muy cerca se encontraba el hijo de Titocomo ayudante de la querella, quiensigue escuchando como si hablaran detantos otros detenidos en La Perla. Alotro día, en la inspección ocular, irá ensilencio, sin que nadie lo note, al lugardonde Sastre dijo: “Allí estaba Tito”.

09. Sólo 12 díasPor la tarde, continúan las declaracio-nes. Ni aquellos relatos más detalla-dos, sentidos, llorados, sufridos, permi-ten tomar dimensión real de lo que fuela experiencia de pasar por La Perla.Llega el turno de Ana Mohaded.

Ana es secuestrada en la plaza Jeró-nimo del Barco junto a su compañeroHugo Basso. Desde Allí, son traslada-dos a La Perla. “Me golpeaban y meagredían; me preguntaban ¿vos sabesdonde estas? ¿y Quiénes somos? Somosdel comando Libertadores de América.Estas secuestrada nadie puede saberdonde estás. Tenemos el apoyo legal,pero somos ilegales”, recuerda.

Ana Mohaded pasó por todos los Cen-tro Clandestinos de Córdoba, La Perla,La Ribera, la D2, la cárcel de San Mar-tín y finalmente el Buen Pastor.

Su testimonio es relevante para darcuenta de la existencia de varios Cen-tros Clandestinos de Detención y ade-más es la única que afirma haber sidosometida a un consejo de guerra, bajocondiciones de secuestro y tortura. Losrelatos sobre cada traslado de un Cen-tro Clandestino a otro, y los consejos deguerra, son escalofriantes por la tortu-ra a la que era sometida. Desde losinsultos y golpes, hasta los simulacrosde fusilamientos.

Ana ha hecho un gran esfuerzo porrecordar durante 32 años, y no quieredesaprovechar este momento. “Me pre-paré para memorizar por treinta años.Me dije algún día vamos a salir y lovamos a contar”. Ese día, pudo nom-brar y recordar las voces y nombres quetrajo de La Perla.

Al finalizar su testimonio, Ana pideun minuto de silencio por todos los quequedaron en la perla. “Quiero quedar-me acá, en silencio, durante un minuto:por los hombres, niños, y mujeres quemurieron en La Perla” sostiene.

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10.“Mi madreera unafotosonriente,atemporal...”Soledad Chávez, fue otra de las testi-gos. No sobreviviente de La Perla, perosi del dolor y la pérdida. Es la Hija deHilda Flora Palacios. “Mi madre erauna foto sonriente, atemporal, con elpasar de los años estaba siempre igual”,dice al borde del llanto. Su abogadorepresentante, Martín Fresneda, quientambién tiene sus padres desapareci-dos, le dice: “Sé muy bien lo que es serhijo de desaparecidos, pero tengo quepreguntarte Soledad: ¿qué significapara vos ser hija de desaparecidos?”.“Te sentís sola de chica; sentís el vacíode pensar que tu madre es una foto enuna pancarta, atemporal, que estásiempre igual, sonriente, que no enveje-ce ni llora”, cuenta entre llantos Sole-dad. “Es la ausencia de respaldo, de sos-tén, la ausencia de identidad, una des-conexión espantosa con la familia, nosaber de dónde venís ni quién te engen-dró”, responde la joven. También seexpresa en relación a los sentimientos apartir del hallazgo de los restos de Hil-da Flora Palacios en el año 2004. “Yoesperaba encontrar algo, pero encontrésólo huesos fragmentados. Fue el con-tacto directo con el horror. Esos huesosfragmentados, mezquinos, no puedenser de una madre. Pero supe que mimadre había tenido vida y que de esoshuesos habíamos nacido nosotras dos”,concluyó, haciendo alusión a su herma-na Valeria.

Durante esta jornada también decla-ra Marcos Mayta, quien crió a Martín,hijo de una pareja de desaparecidos quehabía quedado al cuidado de Hilda Flo-ra Palacios y Humberto Brandalisis.

Después, llega el turno de Irma Jun-cos, ella y su marido fueron quienes lle-varon a Hilda a su casa el día delsecuestro. Ellos también son llevados aLa perla y luego liberados.

11.La testigoque le quitóel rango alGeneralMirta Susana Iriondo, es tambiénsobreviviente del horror de La Perla.Ingresa a la sala de audiencias y separa frente a quien fuera el comandan-te del Tercer Cuerpo de Ejercito y loidentifica como “El ex general Menén-dez”. El imputado reacciona y senten-cia: “Soy general retirado”.

El testimonio de esta mujer, secues-trada en Buenos Aires y luego traslada-da a La Perla, da cuenta de la conexióny coordinación del aparato represivoentre los Centros Clandestinos de De-tención de Buenos Aires y Córdoba. Mir-ta es secuestrada cuando estaba con suhijo de un año y nueve meses. Ante lallegada de tres vehículos empuja a suhijo hacia un costado y trata de escapar.Es capturada junto a Luis Fabri. Allíempezaría su viaje al terror con la cruelincertidumbre de no saber el destino desu hijo y el peso de sentirse culpable desu abandono. Con cinta adhesiva en losojos y la cabeza encapuchada la llevanal Vesubio, Centro Clandestino deDetención de La Matanza, donde la tor-turan a golpes y picana eléctrica. Dadetalles de su paso por el Vesubio, don-de las condiciones eran terribles. Cuan-do la obligan a subir a un avión lo haceaterrorizada, dado que ya habían escu-chados relatos sobre los vuelos de lamuerte. Finalmente, el avión aterrizaen Córdoba, donde la espera Acosta

quien le dice “Usted está en manos delEjercito Argentino”.

Mirta logra sumarse a los trabajos delimpieza y otros que hace junto a “Tita”Buitrago en La Perla. De esta formapuede tener por momentos situacionesmás relajadas, quitarse la venda cadatanto para barrer la cuadra, lavar laropa, curar a los que volvían de la tor-tura o acompañar al baño a quienes semovían con dificultad. Logra reconoceren La Perla a las cuatro víctimas, cuen-ta sus charlas con Hilda Palacios preo-cupada por sus dos hijas; y le muestraal Tribunal, los dibujos que Raúl Car-dozo había realizado en La Perla, enimprovisadas tarjetas de año nuevo.

Otros de los testigos fue el ex gendar-me Carlos Beltrán, quién se negó a dis-parar a una pareja de detenidos, des-afiando a Manzanelli, quién lo trato decobarde y lo golpeó. El ex gendarmerelató como Manzanelli fusiló a unamujer embarazada.

La jornada se completó con HildaCardozo, hermana de Raúl Osvaldo,relatando como vivió su familia la des-aparición de su hermano.

También, Marta Bernabé, vecina delas víctimas, recordó algunos movi-mientos raros en la casa de sus vecinos,ese día y que no volvió a ver a EnriqueLajas.

Por último, Marta Lajas, una de lashermanas de Enrique. Al final, le pideal presidente del Tribunal, Jaime DíazGavier, que la dejara leer una poesíaque escribió el día que comenzó el jui-cio. “Es en homenaje a mi hermano y atodos los desaparecidos”, afirma.

“No tuviste oportunidad de despedir-te, no pudiste decirnos con una sonrisahasta luego, hasta mañana, hasta pron-to. No pudiste abrazarnos, besarnos. Apesar de todo querido hermano no pue-do decirte adiós, como decirte adiós siestas presente en mi corazón.”

12.¿Dóndeestán losrestos desu hijo?“Mi mamá nunca pudo estar por suestado de salud. Es hipertensa y tienepre infartos. Llora y me dice: yo soy lamadre y no puedo estar. Entonces mepidió si les podía decir a estos señoressi les podrían decir donde están los res-tos de su hijo, para poder enterrarlo ymorir en paz.”

Silvia Lajas, Hermana de Carlos, pre-gunta primero mirando al Tribunal yluego gira y mira a los acusados: “Porfavor, se los pido, díganlo ahora paraque mi madre pueda morir en paz”.Ellos miran para abajo. Así culminabael testimonio de otra de las hermanas deLajas, quien relato el allanamiento quele hicieron a su familia hora después dehaber secuestrado a Carlos. Reconoce aDíaz y Padován. Sin saber sus nombresrecuerda que fueron parte del grupo queallanó su casa horas después de desapa-recido su hermano Carlos.

13.Otro sobre-vivienteHéctor Kunzman, también estuvo dete-nido en La Perla. “La tortura psíquicano se va nunca”, al igual que el “some-timiento y la servidumbre no se olvi-dan”, reflexiona Kunzman. Además derelatar los calvarios por los que pasa-ron todas las personas que pasaron porlos Centros Clandestino de Detención,afirmó haber visto en La Perla a lascuatro víctimas de la causa, y recordóque lo llevaron a un secuestro, junto apersonal de inteligencia a “una lomite-ría humilde”, explica. Se trataba de lacasa de Carlos Lajas.

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Crónicas del juicio

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14.Mástestimonios,más datosUna de las audiencias contó con el tes-timonio de Luis Eduardo Duhalde,Secretario de Derechos Humanos de laNación, quien en su libro, EstadoTerrorista Argentino, plantea la hipóte-sis de la existencia de un “Plan siste-mático y generalizado de exterminio deopositores políticos”. Duhalde, explicasu posición a partir de datos concretos,menciona que en Córdoba la represiónapunta a las organizaciones de trabaja-dores. Dicho plan, afirma Duhalde,tenía su correlato económico y social enla desaparición del Estado hacia unaeconomía de libre mercado y la devas-tación de los lazos y la participaciónsocial. Aquí el Dr. subraya una caracte-rística del proceso que fue la de negarla detención clandestina y desapariciónde personas, y al mismo tiempo dejarlotrascender a modo de amenaza y terror,cumpliendo con un fin de “disciplina-miento social”. Otra prueba de la exis-tencia de este plan es la vinculación ycoordinación entre los diferentes cuer-pos del ejército y centros de detención.El testigo hace hincapié en dos datos.Por un lado, los procedimientos de tor-tura y las condiciones de cautiverio:

aislamiento, venda o capucha, encade-namiento, eran comunes a todos loscentros de detención lo cual, marca unacoordinación minuciosa. Y por otrolado, las técnicas aplicadas no eranazarosas sino aprendidas y estudiadasmundialmente teniendo como eje laexperiencia del ejército francés en laguerra contra Argelia.

También brinda testimonio, MaríaVictoria Roca quien estuvo detenida enLa Perla, brutalmente torturada, “Veíaun montón de rostros. Parecía un circoromano”, recuerda. Por otra parte, pusode manifiesto de qué manera la impuni-dad de los crímenes de la dictadura con-tinuo después de instalada la democra-cia .Desde que a fines de 1978, MaríaVictoria pasó de su detención ilegal enLa Perla a lo que los militares denomi-naban libertad, siempre recibía unacarta, un llamado telefónico que lehacía revivir nuevamente su calvario.Amenazas a ella, a su esposo y sushijos, con la violencia de la impunidad yla burla. “No pudimos sacarnos esto deencima, nunca”, explica María Victoriay muestra ante el tribunal, una cartarecibida el 20 de julio de 1998, cuyoremitente era el Centro Educativo LaUniversidad, La Perla 5101. Esta cartarecibida, tras quince años de democra-cia, se la enviaban con el fin saludarlospor el día del amigo y advertirles quecuidaran mucho su salud y sus hijos.

María Victoria, quería olvidar y poreso sentía que todo eso no le había ocu-rrido a ella sino a otra persona. Des-pués de 30 años, reconstruye lo vivido yle parece “que hubiera sido ayer”.

15.El trabajo dela morgueJosé Adolfo Caro fue uno de los trabaja-dores de la Morgue Judicial desde 1974hasta 1982. Su testimonio permitióreconstruir el recorrido de los cuerposde los secuestrados/desaparecidos. Enla morgue, Caro y sus compañeros tení-an orden expresa de que los cuerpostraídos y denominados “subversivos”por los militares no debían ser tocados.En la causa de muerte se registraba“herida de bala”; y en los motivos:“enfrentamiento armado”. Cuando lamorgue excedía su capacidad se lleva-ban a cabo operativos de enterramien-tos masivos en fosas comunes. El testi-go afirma haber participado de operati-vos de este tipo y recuerda la primeravez, pues en la fosa común donde lesordenaron descargar los cuerpos yahabía otros cadáveres enterrados.“Esos cuerpos, no habían pasado por lamorgue”, afirma Caro.

16.Desde elprimer díaEl jueves 26 de junio, llega el testimo-nio de Cecilia Suzzara, sobrevivientede La Perla, secuestrada el mismo 24de marzo de 1976.

Quizá lo más destacado de estaaudiencia, es que por primera vez unavíctima admitió haber dado informa-ción de sus compañeros bajo los efectosde la tortura. “No teníamos ni siquierala posibilidad de administrar nuestravoluntad, porque siempre estábamosal borde de la muerte”, cuenta Suzza-ra. Después de tres días de aguantarlas palizas, la mojarrita, la picana y losvejámenes, dio información sobre unacompañera. También es muy impor-tante cuando Suzzara recuerda ante elTribunal haber visto personalmente aLuciano Benjamín Menéndez en LaPerla.

Al final de esta audiencia el Tribunalconfirma que se prolongará la etapatestimonial, dado que la defensa deAcosta solicita la presencia de Ana Illio-vich, sobreviviente que no se encontra-ba entre los testigos propuestos por lasparte y que fue citada, luego de que Jor-ge Agüero Obligara a otra testigo adecirlo, cuando relataba que habíansido llevadas al secuestro del jovenRomanutti.

Illiovich ingresa, hace el reconoci-miento de rigor y solicita que se losretire de la sala. El presidente DíazGavier le aclara el porqué de su cita-ción y le pide que recuerde lo que pasóel 10 de noviembre de 1977, cuando fuesecuestrado Ramonutti. El testimoniode Iliovich es corto pero contundente.

17.Inspecciónocular enLa Perla El miércoles 11 de junio, la audienciaes trasladada de lugar. Para ese díaestaba prevista una Inspección ocularen La Perla, con los testigos que habí-an declarado hasta ese momento. Elobjetivo de este trabajo es que pudieranseñalar el lugar físico donde ocurrieronlos hechos relatados en las dos prime-ras semanas de audiencias. En estainspección, planteada por la Fiscalía,se hicieron presentes el Tribunal, losAbogados de todas las partes y los tes-tigos. La primera recorrida la realiza laprensa, fotógrafos y camarógrafos, lue-go solo los testigos, junto al tribunal ylos abogados. De a uno y en el mismoorden que han declarado, los testigosvan recorriendo La Perla.

Quienes observamos desde afuera,nos preguntamos ¿Qué será, para lostestigos, volver a ingresar rodeados detanta gente? desnudando, contando loque alguna vez estuvo oculto. Aquelloque tal vez se pensó nunca saldría a laluz. Se emocionan, hacen gestos dedolor con sus caras, recuerdan. Mues-tran donde se ubicaban ellos, y otroscompañeros. Todos lo relatos que sehan escuchado hasta el momento,toman forma, color, olor...Algunos sedetienen en el patio, el día es soleado yles hace recordar aquella única vez quelos sacaron a tomar sol. Otros, recorrenla cuadra y se nota en sus caras estánahí, pero 32 años antes. Ven algo que elresto no puede compartir. Ven a esamujer, a ese hombre, que allí se queda-ron. El recorrido hacia donde funciona-ba la sala de tortura es costoso, sólouno queda en el camino y pide noseguir. El resto, toma fuerza y siguecaminando. Quizás el momento másemotivo, fue cuando le toca el turno aSusana Sastre, quien cumplía aniver-sario de su secuestro. Apenas ingresó ala perla le dijo al Presidente del Tribu-nal, “hoy hace exactamente 32 añosque me secuestraron. 32 años antesentraba arrastrada al lugar dondedurante 8 meses estaría presa de latortura y el encierro. 32 años después,volvía a denunciar.

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18.Losalegatos*La ronda de alegatos comenzó con lapalabra de Martín Fresneda, quiéntuvo a su cargo la descripción del PlanSistemático de exterminio montado aescala nacional. Orosz abordó puntual-mente los hechos investigados en el jui-cio y la participación de los imputadosen esos delitos.

La fiscalía dividió su argumentaciónen tres partes. En principió hizo su pre-sentación el Fiscal General Maximilia-no Hairabedian enmarcando el contextode violencia política en el cual se des-arrollaron los hechos. Luego, GracielaLópez de Filoñuk, se refirió a la partici-pación de los imputados, y afirmó queen La Perla los represores actuaban enconjunto y “todos hacían todo”. Final-mente Fabián Asís, El otro de los fisca-les coadyuvantes, aportó numerosasjurisprudencias internacionales paracomprender, tipificar y sancionar losdelitos de Lesa Humanidad. Miró alpúblico presente y pidió perdón en nom-bre de la institución a la cual represen-ta por haber demorado tres décadas endar respuesta a los pedidos de justicia.

La Defensora Oficial, Mercedes Cres-pi, argumentó que los delitos que seinvestigan están prescriptos ya que laimprescriptibilidad de estos es “unacostumbre internacional que no pode-mos aplicarla en nuestro país”. Por otraparte apuntó a descalificar a los testi-gos, solicitando que se anulara la tota-lidad de la prueba aportada por ellos,ya que tenía una expresa intención enel resultado de este juicio y por lo tan-to su testimonio debe ser invalidado.

Liva, el otro defensor Oficial, expusoentre otras cosas que, antiguamente sebuscaba “penitenciar” al culpable, luegose pasó al sentido “del castigo”, poste-riormente a una condena “retributiva” yen la actualidad impera el criterio de“resocialización”. En este sentido mani-festó que estos imputados hace 30 añosque gozan de libertad porque no fueronjuzgados antes, y “han demostrado” eneste tiempo ya estar resocializados, conlo cual enviarlos a una cárcel no tienesentido. Agüero, se limitó a desligar a sudefendido, Jorge Acosta, de las instan-cias de decisión de aquel aparato depoder. Agüero expuso durante tres horasy desarrolló doce puntos en los que ata-có la constitucionalidad del Tribunal, laprescripción de los hechos, la mala ins-trucción de la causa y a los testigos.

* Los alegatos pueden consultarse completosen www.eldiariodeljuicio.com.ar

“Este Juicio ha terminado”, con estaspalabras el Presidente del Tribunalponía fin al proceso judicial. El juicio sehabía realizado, los imputados conde-nados y alojados en una cárcel común.

Al igual que el primer día, la sala deaudiencia estuvo colmada y en la puer-ta miles se adueñaron de la calle yesperaban con expectativas la senten-cia, que podía observarse por pantallasubicadas en la entrada de Tribunales.La audiencia comenzó con la últimapalabra de los imputados. Menéndezrepitió el mismo discurso del comienzo,asumiendo y justificando su accionar.El resto, se desligo de los hechos, yagradeció al Tribunal.

Luego de un cuarto intermedio, elpresidente del Tribunal comenzó a leerla parte resolutiva del fallo. La ansie-dad y la tensión sólo permitían escu-char palabras indescifrables, hasta elmomento en que la voz de Díaz Gavierse sintió firme e insoslayable: “Decla-rar a Luciano Benjamín Menéndez,coautor mediato penalmente responsa-ble, de los delitos de privación ilegíti-ma de la libertad calificada por tratar-se de un funcionario público, agravadapor el uso de violencia, por la duracióny por haberse cometido para compelera la víctima a hacer, no hacer o toleraralgo a lo que no estuviese obligada;imposición de tormentos agravada porla condición de perseguido político dela víctima y homicidio doblemente cali-ficado por alevosía y por el concurso deuna pluralidad de partícipes e impo-nerle en tal carácter para su trata-miento penitenciario la pena de Pri-sión Perpetua e Inhabilitación Absolu-ta Perpetua, en consecuencia revocarsu prisión domiciliaria y ordenar suinmediata detención y alojamiento enuna unidad carcelaria dependiente delServicio Penitenciario de la Provinciade Córdoba”.

Mientras el juez prosiguió informan-do sobre las condenas del resto, la gen-te en la sala y en la calle explotaba enllanto y en abrazos. Llantos y abrazosmarcados por sentimientos encontra-dos. “Feliz por el fallo. Tristeza por lasausencias”, esa fue la frase generaliza-da de quienes ese 24 de julio presencia-ron este juicio histórico.

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19.El día dela condena

Crónicas del juicio

LA EXPERIENCIA DE SER TESTIGO

“Estoy viva y vengocon miles de ojosatrás”Ana Mohaded, una de las testigos de este juicio,

estuvo detenida en La Perla. Pasó por varios Centros

Clandestinos de Detención y continúo presa hasta el

retomo de la democracia. Cuando comenzó el juicio,

Ana se reencontró con un cuaderno donde había

anotado todo lo que debía recordar. Con claridad

incuestionable, puso en palabras lo que significó vol-

ver a declarar después de tantos años, la diferencia

con otros juicios, las sensaciones y los momentos

vividos antes, durante y luego de su testimonio.

ENTREVISTAS > > >

¿Qué abarca la experiencia de sertestigo?

Uno es muchas cosas. Es una perso-na construida social y psicológicamen-te, que en ese momento oficia de testi-go. La experiencia te atraviesa en todoslos planos de la vida.

Todo el tiempo del juicio estuve tira-da para atrás. Me costo la cotidiana delpresente. No estuve deprimida pero siabstraída. Cualquier otro me costabapensarlo. Estaba como enajenada. Enlo personal me llevaba al dolor, al llan-to y fue importante poder llorar, porqueyo he pasado muchos años en los queme ponía rígida para no llorar. Esta veztuve la sensación de que tenía másespaldas. No porque antes no los tuvie-ran, sino porque socialmente no estabalegitimado. Tenía incluso, miedo dedañar a los compañeros o hacerles car-gar una responsabilidad tan alta.

En esos días me reencontré con algoperdido. Cuando yo salí de la cárcel,escribí e hice unos dibujitos con la cosasde La Perla para no olvidarme. A quie-nes había visto, como los había visto,etc. Un día me di cuenta que lo habíaperdido. En los días previos, como ade-más estaba con poca capacidad de traba-jo intelectual y mi casa estaba en remo-delación, sacaba cajones y acomodaba.En eso saque un caja de cosas viejas yahí encontré los cuadernitos… antes dela declaración. No lo podía creer. Losabría, los cerraba… y me di cuenta queno los podía leer sola, porque iba a sermuy doloroso. Agradecí mucho el acom-pañamiento de las Psicólogas porque lallame a la Negra (Silvia Plaza, psicólo-ga), y le pedí que me acompañara a leer.Con eso pude transitar y acordarme deun montón de cosas.

¿Cómo fue ese día? ¿Como viste laescena, la entrada a la sal deaudiencias?

El día fue muy tranquilo porque tuvela posibilidad de no ir al trabajo el día

anterior. Estaba tranquila pero con unalgún grado de ansiedad o tensión porconsumar. Llegue tratando de contenera mis hijas que no querían ir a la escue-la y de compartir con ellas la importan-cia del proceso, sin desarticular la vidacotidiana. Cuando vinieron los de pro-tección a testigos a buscarme, sentíuna cosa extraña. Venía un auto y otroy mis hijas me decían que parecíamosmafiosas. Eran como dos mundos,muchas imágenes que se te cruzan. Porun lado, y comprendiendo la distancia,escuchando cuando hablaban porradio, y decían: “vamos por la calle taly doblamos por la calle tal”, me acorda-ba del traslado de la Ribera a la Perla.A su vez, otra imagen que se me cruza-ba, fue cuando salí de un careo a Lar-done en el 90. Estábamos solos con mimarido, de noche, frente a Tribunales,esperando el colectivo y los autos en losque salía Lardone, nos encandilaban yatropellaban. Esa imagen era un dibu-jo demasiado grande para la situaciónde garantía de hoy. En el juicio a lasjuntas, me fui en tren a Buenos Aires yno sabía ni donde tenía que ir. Ahora,antes de entrar pude abrazar a algunoscompañeros. Eso fue vital. El abrazo telleva. Y cuando entré, no puedo decirque estaba nerviosa a nivel consciente,en lo físico si, a los cinco minutos queentre me di cuenta que tenía la bocaseca. Sentir que te palpita el corazón yque necesitas el cuerpo tranquilo parapoder pensar. Yo no me di cuenta dequienes estaban. Sabía que había gen-te porque antes de entrar recibía men-sajitos y llamadas. Con toda esa red,para mi ya estaba, me daba energía.

¿Qué te inspiraban los jueces y elestar sentada ahí después de mu-chos años?

Cuando estaba ahí, ya no pensaba enlos jueces, les hablaba a esas personasque estaban ahí cumpliendo el papel dejuez. Todo el tiempo estuve pensando si

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estos que estaban ahí atrás (los impu-tados) se acordaban de lo que contaba.Me hubiera gustado darme vuelta enalgún momento y decirles ¿te acordás?.Creo que en algún momento dije: “no sesi se acordaran ellos”. Al mismo tiempopensaba que pasó tanta gente, que nose si ellos tendrán personificado, aquien le hicieron tal o cual cosa. Antesde ese momento, lo único que puedodecir es que estaba tratando de calmarmi cuerpo. Es como que no estaba ahí.Estaba concentrada en donde tenía queir, donde me tenía que sentar. Tengouna mirada desde arriba de mi hacien-do ese recorrido, pero es una miradatécnica, despojada de sentimientos. Ymidiéndome, porque el momento delreconocimiento no es relajado. Todo loque pensé cuando lo mire a Menéndezfue, usted está con su discurso, pero yosigo viva y tengo que mirarlo, por esome quede todo el tiempo que me pare-ció prudente. En realidad, no pretendíanada que el hiciera, sino trataba depensar en los compañeros y ponerlos enesa mirada y decir estoy viva mirandoal responsable. Y volver mi mirada alos demás, a los que conocía personal-mente. Manzanelli, es muy similar ycuando lo miraba se me cruzabanmuchas cosas. Él es para mí, esta cosapuntillosa del tipo pseudo intelectual.La imagen que a mi me lo pinta decuerpo entero es cuando me lleva a unlugar y empieza a hablar de cine parainiciar diálogo, que por supuesto era:“levántate la venda y charlemos unpoco”. Una cosa de loco, y yo decía ten-go que hablar con este perverso. Porsupuesto que la charla termino con unafuerte golpiza porque yo no entre en lacharla de cine, sino que le preguntabade mi secuestro, mi torturaba, y termi-ne muy mal. A Vega lo reconocí en elinstante. Es un físico, una pinta, unmodo. Tengo el registro de cuando mequería robar la cadenita. Y una obse-sión por hacer el papel del bueno. Lar-done es el que más me costo reconocer.Tal vez me costó ese gesto caído quetenía, porque el era el grandote clinu-do, pelirrojo, desplegando esa cosa for-

tachona con un gamulan, esa es la ima-gen de él. Y la ventana que abrí de él escuando me llevan al simulacro de fusi-lamiento. En ese reconocimiento, fuerade Menéndez, en el cual sintetice lacosa de acá estoy viva y vengo conmiles de ojos atrás, fui abriendo venta-nitas del recuerdo, de lo que yo se queme hicieron. Me hubiera gustadomucho reconocer a Díaz, yo se que elme torturo, pero no lo vi. Y en eso dijeque me iba a manejar con mi verdadinterior más fuerte. Sino no lo vi, no lovi. Además, en ese recorrido, otras delas cosas que yo pensé muy fuerte, esyo voy a contar y ustedes se tiene queacordar, no pueden desmentírmela, esosentí también.

¿Qué otro momento destacas a lolargo de tu testimonio?

A mí en términos generales no meinteresa, salvo que sea necesario por-que tiene que ver con hacer justicia,hablar específicamente con detalles dela tortura.

Otro momento de muchísima ten-sión, fue cuando quería hacer un minu-to de silencio, se los había prometido alos compañeros. Pensaba hacerlo en elmomento en que se cierre mi testimo-nio, pero cuando se cerró el testimonio,el juez empezó a hablar y no me diotiempo. Así que, decidí quedarme ahí. Yvenía el policía que quería llevarme yyo le decía no me quiero ir (rie). Cuan-do terminaron de planificar no se quecosa, lo dije. En un momento me dicuenta de que estaba re desubicada,pero me quede tipo burro que se empa-ca. Pensé mucho en qué valor simbólicoadquiere la memoria de los compañe-ros, en el sentido de que siempre medefiní como no creyente de una vidaposterior, pero a su vez y posiblementeporque uno convive dentro de estructu-ras judío cristianas, esta cuestión de latrascendencia de la vida, no sólo desdela posibilidad de que exista un másallá, sino la trascendencia de la vidacomo lo que queda del otro, como ima-gen que uno reactualiza. Todo el tiem-po me estuve conectando con esas imá-

genes que uno reactualiza y que quiereque los otros tengan de estas personasque ya no están.

La salida también es importante, elfinal del testimonio y a su vez la vueltaa casa con mil cosas en la cabeza. Unade ellas es, me olvide de esto y de lootro.

En el trayecto desde tribunales hastami casa, fue muy importante el abrazootra vez. En casa fue maravilloso sen-tirme con los amigos que venían porquela sensación es que te queda todas lastripas afuera, entonces hay que empe-zar a acomodar. Y cuando estas solas esmás difícil, en cambio ahí yo sentí queestaban todos y me ayudan a ponertodo en su lugar. Ese compartir termi-no de dar sentido, porque ellos me con-taban los detalles de lo ellos habíansentido.

Como haces no volver a ese horrory tener la necesidad de contar loque paso…

Pude resolver la contradicción pen-sando que si yo supiera quien lo hizo osi esos datos aportaran, lo hago. Peroahí, sólo iba a hablar de un dolor ynada más. Para qué voy a andar desnu-dando la atrocidad, la cosa morbosa,terrible ¿para qué?, yo quedo hechauna piltrafa, y además fue uno de losmomentos en los que yo pensé quehabía madres, hermanas, hijos y queiba a estar contando algo que dolía. Lacontradicción vino, cuando el abogadome lo pregunta, porque yo pensaba quesi me lo preguntaba era por algo.

Y en ese sentido, te pasa algo con elcompañero Soria…

Si, el último día. Soria estaba la ladomío en La Perla. El día de la sentencia,cuando voy llegando, me encuentro conlas hijas que me regalan una foto y yomiraba una cosa y otra, y la cabeza ibade un lado a otro. Buscaba a Soria enesa foto con mi propio recuerdo, y melargue a llorar, no se si por la foto, porCésar (Soria), porque yo estaba ahí consus dos hijas y él no podía, no sé… Y

entre con la fotito, y cada cosa que ibandiciendo agarraba la foto y le decía mira(rie). Para mi fue muy simbólico que medieran esa foto, en ese momento.

En cuanto a las diferencias, con eljuicio del 85, cual es el cambio designificado generado por la distan-cia de los hechos.

Para mi una cosa importante son losHIJOS grandes. Había otra gente, queno estaba en el juicio a la Junta que ledaba nuevos sentidos. El juicio a lasJuntas tenía un sentido político fuerte,era reciente, pero estaban las sombras.Esa imagen de la sombra de ellos, eramuy fuerte. Ahora no, ahora para mi elsignificado estaba fuertemente ancladoen estas otras cosas y en terminar decerrar un ciclo en el cual se asientesocialmente que esto fue un genocidio,porque en el medio estuvo el 90. Ahí eldiscurso era “Ustedes fueron unos pelo-tudos”, no éramos peligrosos ni subver-sivos como dijo Menéndez. Entonces,era importante volver a adquirir senti-do en las cuestiones de la justicia, y delsentido político social común que tie-nen que quedar claras.

¿Qué paso entre ese tren desoladodel juicio a las juntas y tantosabrazos ahora?

Puedo decirte que lo que hubo es ejer-cicio de democracia, con reflexiones ypérdidas de algunos miedos. Cuando yofui al juicio a las juntas debo decir quehabía mucha gente que quería acompa-ñarme y mucha que tenía miedo. Cuan-do nosotros estábamos declarando enCONADEP estaban poniendo bombas.Aquel momento respecto de este, tieneese trayecto recorrido, de cuando lasociedad estaba con temor aún. Mientrasque ahora la permanencia y crecimientode las organizaciones, HIJOS por ejem-plo a la que respeto mucho el modo deorganización y el hecho de haber mante-nido la consigna de las otras organizacio-nes y no por testarudos, digo por cons-tancia, por certeza, por coherencia, esoha formado incluso socialmente un res-peto que ha abierto el camino y que haplanteado menos miedo.

¿Los dilemas de ser testigo?En un momento, pero no ahora, tuve

el dilema en relación a mis hijas. Hacedos años cuando me amenazaron yhabía pasado lo de Julio López, habíagente que me decía pensá en tus hijas.Y, hubo momentos en los que pensabasi tenía derecho a poner en riesgo a mishijos por esta testarudez mía. Y a suvez me decía, ¿tengo derecho a no apor-tar esto? ¿a callarme? Cómo me voy acallar si justamente tengo mis hijas.Ahora, ya no tenía dilemas, salvo estede decir que suerte que voy a testimo-niar, que cagada sobre lo que voy a tes-timoniar.

¿Esperabas la sentencia?El dilema más alto estaba dado en la

cárcel común, porque más allá de quefuera perpetua o no, iban a tener unacondena. El sentido de que sea comúnme parece muy importante.

Espero que se construya algo quevaya más allá de la condena. Algo másallá de este Menéndez de gira, porque ami su cotidianeidad me tiene sin cuida-do. Me parece que estamos en unmomento en el que se produzca algopolítico o social que trascienda esto.Reflexiones incluso a los 70 y que cosashacen cambiar el mundo.

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¿Cuál fue la primera aproximaciónque recuerdes sobre la posibilidadde iniciar el juicio a Menéndez?

Me acuerdo que primero había habla-do con los chicos de H.I.J.O.S. para reu-nirnos, iban a venir a mi casa. Ante-riormente tuve contacto con DaríoOlmo del Equipo Argentino de Antropo-logía Forense (EAAF); y en ese momen-to lo hablo para decirle que iban a lle-gar a casa unas personas y que nosabia quienes eran. Darío me dijo queles abra la puerta, que no me preocupa-ra, que se trata de buenos chicos (ríe)…y bueno ese día vinieron a casa y plan-tearon todo esto del juicio. Yo no creo enlas casualidades, pero justo ese año(2003) había venido a vivir a Córdoba yse me fueron encaminando muchascosas, de manera milagrosa. Yo vivía enSanta Fe y con mi familia no teníamosintenciones de irnos a vivir a ningúnlado, estábamos muy cómodo, pero leofrecieron a mi pareja la oportunidadde venir a trabajar a Córdoba. Y ahíempezó todo, primero fue lo que noscontaron del cementerio San Vicente ylas fosas clandestinas, luego vino lo deH.I.J.O.S: y la restitución de los restosde mi mamá. Y esto empieza a revolverun poco, no es que no había pensadonunca en estas cosas, pero no las habíabuscado. Nunca me había acercado aH.I.J.O.S., a Familiares, si bien cuandoera chiquita la acompañaba a mi abue-la, pero era muy chiquita y la acompa-ñaba porque no me quedaba otra. Peroempezar a ser testigo directo de todoesto me pareció mágico, fantástico.

¿Te ayudó este proceso para recons-truir la historia de tu mamá?

No sé, porque lo que yo necesito saberde mi mamá no me lo puede decir nadiemás que ella. El agujero que yo sientoes esta relación que no tuve con ella.Espero morirme y encontrarme con ellapara que me lo cuente.

¿Cómo les trasmitís a tus hijos laexperiencia de tu mamá?

¿Cómo le enseñas a tus hijos que esaseñora que es más joven que yo en lasfotos es la abuela y que no esta? Eso esredifícil. Ellos son chiquitos tienen pocoprejuicios y no entienden todo lo que fueel proceso militar y la dictadura quemataba. Pero después fueron aprendien-do más, sobre todo por lo que veían en latele o leían, o lo que yo les contaba. Enrealidad no es algo tan fácil de trasmitir,menos a una persona que uno ama y estaen pleno proceso de crecimiento.

Y cuando se inicio el juicio ¿Quéexpectativas hubo en tu familia?¿En tu casa?

Con mucha expectativa, ellos esta-ban con expectativa de lo que me pasa-

ba a mi. Y yo siempre estaba un buenrato leyendo el diario o la página deljuicio, siguiendo los días que no habíapodido estar. Pasaba horas en la com-putadora y como que me levantabatransformada, fue todo un proceso perotenia que pasar.

¿Y las audiencias cómo las viviste?Me pasaba algo raro cuando iba a tri-

bunales, eran días fríos y yo llegabatemblando, pero en realidad no era frío,eran todos los nervios, eso me di cuen-ta el último día. Uno se va haciendo laidea que no era solo frío. Cuando subíame faltaba el aire y sentía que todas laspersonas respiraban con la boca aligual que yo. Hubo momentos del juicioque fueron muy crueles y no solo paralos que estábamos ahí. Me acuerdo eldía que testimonió Piero Di Monti, tuvea la mañana y a la tarde, fue la únicavez que pude estar toda la audiencia.El relato fue impactante, en unmomento sentía que toda la gente llo-raba y que caía como una catarata delágrimas sobre esa sala. Piero nombra-ba chicos que habían estado secuestra-do en La Perla con el y yo escuchaba ala gente llorar, quejarse, hablar, porqueconocían a esas personas y eso me par-tió, eso me mató. Una cosa es leer unlibro o ver una película, pero escuchar-lo ahí, escuchar sobre lo que le pasó aun hijo, a un hermano, a un padre; yesa gente era conocida y sus familiasestaban ahí. Ese día cuando salimos

Claudio (Orosz) me contó que dos chi-cos que había nombrado Piero eran susfamiliares, yo me llevaba mucho papel.

¿Los testimonios fueron los momen-tos más duros en el juicio?

Sobre todo por los testigos de la cau-sa, me parecía muy cruel. Vos lo sentísy todavía sufren mucho por lo que lespasó y seguramente al igual que nos-otros le han dejado secuelas para siem-pre esos momentos. Y me parece cruelque tengan que decirlo y repetirlo des-pués de haberlo dicho tantas veces. Sindudas, ellos saben cual es la razón detener que ir y decirlo frente al tribunal,que esto se sepa, que no pase más, loentiendo, pero me parece terrible.

¿Qué te generaba estar en esa sala,a pasos de los imputados?

No sé, no mucho, pensé que me iba adar miedo, que si los veía me iba ame-drentar. Pero no, un solo día que mesenté en la segundo fila de asiento unode ellos se dio vuelta y me sostuvo lamirada por un tiempo, algo que no megusto, no me dio miedo, pero le dije ami marido que intercambiemos losasientos para que yo no los viera por lomenos. Tampoco me dio bronca, no mehubiera levantado con un cuchillo paraasesinar a nadie, me parece que está-bamos a la misma altura y nosotrosparados sobre un nivel más elevadosque ellos, parados enfrente y de lamejor forma, y de la manera que ellos

no eligieron, ni quisieron juzgar anuestros padres. Esa fue la sensaciónque tenia, como que todo el tiempotuvimos en un terreno más elevado queellos.

¿Qué pensas del trascurrir del tiem-po? Que hayan tenido que pasar 32años para llegar al juicio.

Hace dos años atrás jamás hubieraimaginado esto, que empiecen las cau-sas, menos la de mi mamá. Dadas lascondiciones en que pasó ese tiempo y laimpunidad que hubo, no esperaba quehaya justicia, por eso ahora estoy rea-gradecida, estoy feliz. Lo que no tengono me lo van a devolver, a lo mejorcuando era chiquita la única justiciaque hubiera aceptado como niña hubie-ra sido que mi mamá regrese y esohubiera sido lo más justo. Y ahora queyo se que no está, estoy tan agradecida,que nos hayan restituidos los restos esalgo impagable. Estaban desapareci-dos. Me acuerdo lo que dijo mi herma-na Soledad en el juicio “Si una personaes materia no se puede desaparecer”, yeso es tal cual. Y más, porque no seamateria, son personas, y tienen histo-rias, tienen familia, tienen padres,hijos, hermanos, sobrinos…

…Y no se puede borrar a alguienen el mundo.

No, porque no podes borrar todo elmundo. Digamos, todas las personasestán relacionadas a alguien más, el

Diario de la memoria

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ENTREVISTA A VALERIA CHÁVEZ, HIJA DE HILDA FLORA PALACIOS

“El juicio despertó y movilizó sentimientos y recuerdos que van a ayudar a seguir con la búsqueda de la justicia”Valeria Chavez, junto a su hermana Soledad fueron querellantes en el juicio contra Luciano B. Menéndez.

En el siguiente dialogo, Valeria repasa los momentos más significativos del juicio, reflexiona sobre el proceso

de la justicia y lo que significa para ella la ausencia de su madre.

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que no tienen familia tendrá amigos,porque Brandalisis no tiene familia,pero vinieron sus amigos. Todas laspersonas estamos socialmente relacio-nadas y todo esto hace que una personano pueda desaparecer, porque no puededesaparecer de la memoria de todos, nopueden desaparecer los rastros quedejo mientras vivió.

¿Cómo recordás el día de la sentencia?Mi día empezó temprano en mi casa,

yo tenia que elegir si iba a la mañana oa la tarde, por supuesto elegí ir a la tar-de, hubiese querido estar toda laaudiencia pero no podía. ¿Qué hiceentonces? Estaba muy nerviosa en lamañana, en casa tenia la televisión atodo volumen, saque el hidrolavador ylave el frente de mi casa, la vereda.Mande las chicas a la escuela y la tar-de fui con mi pareja a tribunales, tam-bién estaba una prima y una amiga desoledad, estábamos todos ahí, nosencontrábamos en la explanada de tri-bunales. Ahí temblaba, lloraba de losnervios, en realidad no creo que hayatenido incertidumbre con respecto a lasentencia porque desde el primer díame pareció que estaba claro quieneseran los culpables. Recuerdo que cuan-do entre a la sala de audiencia no habíalugar para mi, en realidad no habíalugar para nadie. Y buscaron una sillay me senté con Claudio y con Martín(Fresneda), la Sole se sentó atrás, está-bamos ahí mas unidos que nunca.

¿Y cuando leyeron el fallo que fuela sensación que tuviste?

Yo no pensé que lo iban a mandar a lacárcel común, después me dio la sensa-ción que tuve a lo largo del juicio: todofue impecable y yo no se nada de jui-cios, no conozco; pero me pareció impe-cable que un día entrábamos con teléfo-nos y al día siguiente después de tantoruido dijeron no más teléfonos; que otrodía un imputado no podía venir porqueestaba enfermo y mandaron al medicoa ver si estaba descompuesto y el acu-sado tuvo que volver al juicio; que sigrita de nuevo la saco de la audiencia,el tribunal fue impecable y la condenafue impecable también.

En la cárcel común la gente estalló,eso era importante porque por más quele dieran los años que se merecen, estostipos no van a pagar todo el daño quehicieron y no van a sufrir lo mismo quesufrimos nosotros, imagínate por mimamá cuantas personas sufrieron, portodos los desaparecidos cuantas perso-nas, las familias, los amigos y ese sufri-miento no se queda acá. Nuestros hijosvan a sufrir porque no tienen abuelos.Tenes que tener uno y no tenerlo paradarte cuenta cuanto es lo que te falta.Porque cuando no están se hacen maspresente y ese agujero queda siempre.

¿Y vos como tratas de llenar eseagujero?

Mi agujero es lo que no voy a tener,que nadie me va a poder dar, ni lo va allenar.

Pero que haya justicia, ¿qué signi-fica?

Me calma, me de un poco de aliviosaber que no hay impunidad.

¿Cómo estás ahora, después de estejuicio donde mucha gente lo sientocomo propio?

Siento esa sensación que vos decís,que ya la había sentido cuando entrega-ron los restos de mi mamá. Allí sentíaque yo le prestaba mi mamá a todospara que lloren. Yo estaba feliz, si hubie-ra podido no llorar no lo hubiera hechoporque fue un momento de mucha paz yde mucha felicidad de reencontrarmecon los restos de mi mama, porque sabiaque no la iba a tener mas, obvio, peroque hayan restituidos sus restos fue fan-tástico. Y ese día los veía llorar a todos ylloraban como si fueran niños y en esemomento sentí esa sensación de estartodos juntos, lo mismo que el día de lasentencia, todos juntos.

Es fuerte ese mensaje, que la dicta-dura no pudo quebrar los lazos solida-rios entre las familias y los compañe-ros, logramos que se rompa un objetivode la dictadura. Ellos quisieron des-truir una juventud que por ahí ahorano hay, vamos a tener que esperar anuestros hijos para que sean tanvalientes como nuestros padres.

¿Qué esperas que deje este juicioen la sociedad?

Creo que despertó y movilizó un mon-tón de sentimientos y recuerdos delpasado que pueden ayudar a seguir conla búsqueda de la justicia.

¿Cómo vivieron el juicio?Marta: lo peor que yo he vivido es

ver que estos militares siguen con susconvicciones y están más convencidosque nunca que salieron victoriosos deuna guerra. Yo me pregunto si es salirvictorioso en una guerra detener apersonas desarmadas, me pregunto sieso es una guerra. En realidad, pare-cen palabras de un niño, ni siquieraeso, porque los niños juegan a la gue-rra con armas de juguete y en igualcondiciones, no juegan a la guerra conun amiguito que no tenga armas. Medio la sensación que si ellos pudieranvolver a hacer lo que hicieron antes loharían tres veces peor. He sentidomás impotencia que antes al escuchara ellos. A la vez, los testimonios de laspersonas que tuvieron en cautiveriofue terrible, cuando detallaban lascosas que ocurrían en La Perla yopensaba si eso le habría pasado a mihermano, es muy fuerte. Con respectoa la sentencia suponía que a los acu-sados del secuestro, la tortura y lamuerte les iban a dar la pena máxi-ma. Cuando me preguntan si estoymás tranquila yo digo que no, porqueninguna sentencia me va a devolver ami hermano, por más que el juicio sehubiera hecho 19 años atrás, el dolorsiempre esta. Con la sentencia se hizolo correcto, lo que tenían que hacer losseres humanos. En ese sentido dice sehizo justicia y es una forma de ver quese esta empezando a hacer justiciacomo se esta haciendo en otras pro-vincias, esta gente esta donde tienenque estar. Ellos ahora ven lo que esestar privados de la libertad con ladiferencia que no se los esta torturan-do, nunca se lo hizo. Ellos tienen laoportunidad de relacionarse con su

familia, de verlos, de abrazarlos, nos-otros esa oportunidad no la tuvimos.Ellos están gozando de los privilegiosque debería tener todo ser humano,en cambio mi hermano y los desapa-recidos no lo gozaron y uno dice queinjusta que es la vida, ellos que sonlos asesinos tienen privilegios, y losque lucharon por un ideal, los quetenían convicciones, como en el casode mi hermano que luchaba contra laexplotación del obrero, contra el ham-bre de los niños y matarlo de la formaque lo mataron, hay cosas que uno va amorir sin entenderlas. Me alegramucho que se haya dado esta sentencia.Si la fiscal Graciela López de Filoñuk,los jueces y todos los que estuvieroninvolucrados en esto, no hubieran tra-bajado de la forma en que lo hicieron,nunca se hubiera llegado a este fallo yeso me da la tranquilidad de que sepuede confiar en la justicia.

La sentencia fue el día mas espe-rado del juicio ¿Cómo vivieronese momento?

Daniel: El día de la sentencia lo está-bamos esperando con mucha ansia, noquise concurrir a tribunales porque nome sentía cómodo, así que fueron misdos hermanas. Me quede pintando micasa en las sierras, estaba solo, escu-chando el juicio, fue fuerte para míseguir el paso a paso de la sentencia.El desahogo que tuve fue gritar al cie-lo, abrazarme a mi hermano mirandoel cielo, para que el desde allá arriba sesienta más cómodo, de que algo se hizopor el y por todos los desaparecidos,porque el sufrimiento fue de muchasfamilias. El momento fue de muchaemoción, me abrazaba a mi mismo ycon ese abrazo estaba con mi hermano.

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ENTREVISTA A LOS HERMANOS LAJAS

“Carlos era un ejemplo de vida”A través de esta entrevista, Marta, Daniel y Silvia Lajas, los hermanos

de Carlos Lajas revivieron la experiencia del juicio, nos cuentan

sus impresiones sobre la justicia y evocan la figura de su hermano.

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este juicio para aquellos que delinquenhoy día y se creen, al igual que losimputados, intocables, invencibles,impunes, que a ellos los pueden llegara juzgar. Que tarde o temprano todollega en la vida. Y aquellos que se cre-en seres superiores, que se cuiden esefue el mensaje que le dejó el juicio a lasociedad.

Por ultimo, ¿cómo recuerdan a suhermano Carlos?

Daniel: Y como recuerdo, los recuer-dos lindos que he tenido con mi herma-no es que le he hecho caso, el me decíaDaniel yo me he metido acá y no puedosalir, no quiero que vos te metas. Esavocecita de el me sirvió mucho y gra-cias a escuchar lo que el me dijo hoyestoy vivo.

Marta: El mejor recuerdo que tengode Carlos es que el era muy especial.Carlos no discutía con nosotros tres ynosotros con el tampoco, no habíamotivos para discutir con el porquetenia con nosotros una relación tan lin-da, siempre hacia que tuviéramos uni-dos en todo sentido, en las buenas y enlas malas, fue un excelente hijo. Lodije en el juicio, el tenia unos senti-mientos extraordinario, tengo losmejores recuerdos de Carlos como her-mano y como ser humano, el era unejemplo de vida.

Silvia: Lo último que me quedo deCarlos, no me lo dijo el porque ya esta-ba desaparecido, sino que está escritoen su diario intimo. Allí pone, mientrasestaba en la Marina, que extrañaba unmontón a mis hijas, que no veía la horade llegar a su casa para abrazar a sufamilia. El recuerdo triste que tengo esque hubo un momento donde nosotrosperdimos todo lo que teníamos, perdi-mos la casa y por ende se disolvió todoel vinculo familiar. A mi hermana y ami nos albergaba un matrimonio cono-cido de mi papá, mi hermano que era elmás chico se fue a la casa de una tía ymi papá en casa de otra tía. El recuer-do que tengo de Carlos es que todo losdías se tomaba un colectivo y visitaba adonde estábamos cada uno de nosotros,y cada vez que llegaba donde estába-mos nosotros el me decía “Groni, pórta-te bien, aguanten ya vamos a estartodo junto de vuelta”, hasta que mipapá nos logró reunir a todos en esaprecaria vivienda donde finalmente eldesaparece. Yo era feliz ahí porqueestábamos todos juntos de vuelta.

Diario de la memoria

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Silvia: Yo ese día me llevaba el mun-do por delante, el cuarto intermedio fuetan largo que ya no sabia que hacer y elcorazón me palpitaba a mil. Cuando selee la primera sentencia para Menén-dez llore con tanta fuerza que meempezó a temblar todo el cuerpo. Se mehabían mezclado todos los sentimien-tos, era dolor, era alegría, era angustia,era impotencia. En ese momento yoquería gritarle cuando se iban yendopero no me salían las palabras, másque llorar y llorar. A mi hermano lo tor-turaron 38 días pero a mi madre y mishermanos y todas las familias toda unavida nos van a torturar; hasta el díaque cerremos los ojos, porque no hayuna noche en que uno no recuerde a susseres queridos y te levantes pensandoen ellos.

Marta: El día de la sentencia estába-mos entre el publico, Silvia va haciaadelante con el abogado, al lado míoestaba don Américo Losada, quien mehabía contado que hace poco recuperólos restos de su hijo desaparecido. Yopor lo general no lloro delante de lagente, como que la angustia la procesosola, también en el momento de la sen-tencia me pasa lo mismo que mi her-mana una mezcla de sentimientos,todavía no puedo describir lo que mepasaba porque era muy fuerte. Con donAmérico llorábamos los dos tomados dela mano. Mi hijo Marcelo me saludabay yo tenía la necesidad de gritar, noinsultarlos, gritarles cobardes, porqueson cobardes por todo lo que hicieroncon las personas que secuestraron.

¿Qué piensan que les puede dejareste juicio a la sociedad?

Silvia: Yo entiendo que a la sociedadeste juicio le ha dejado un alivio. En lasociedad hay gente que piensa de unamanera y gente que piensa de otra,pero en común todos apuntan a que lajusticia tiene que ser trasparente, másallá de lo que piensen. Esto ha sido unalivio para la sociedad, para decir pode-mos caminar libremente sabiendo queno hay más impunidad.

Daniel: Lo positivo ha sido que den-tro de la sociedad se han unido más lasfamilias de los desaparecidos, teníamostodo gente desaparecida pero no nosconocíamos los unos con los otros y amedida que pasa el tiempo uno se vaconociendo más, se ha unido el sufri-miento de cada uno.

Marta: Ese día de la sentencia yo vique nos dejaba una gran enseñanza

ENTREVISTA A LOS

HERMANOS LAJAS

ENTREVISTA A CLAUDIO OROSZ Y MARTÍN FRESNEDA,ABOGADOS DEL ÁREA DE INVESTIGACIÓN Y LEGALES

DE LA AGRUPACIÓN H.I.J.O.S. Y FAMILIARES

“En un fallo ejemplar demostramosla existenciadel terrorismo deEstado en Córdoba”En el juicio contra Luciano. B. Menendez y otro siete represores,

Claudio Orosz y Martín Fresneda fueron los abogados querellantes

en representación de las hijas de Hilda Flora Palacios. Ellos forman

parte del Área de Investigación y legales de la Agrupación H.I.J.O.S.

y Familiares, que reúne el incansable aporte de un equipo de inves-

tigadores que trabajan desde hace años para llegar a la justicia.

Después de la sentencia, los abogados hacen un trazado de

cómo fue el proceso judicial que desembocó en este juicio.

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¿Cuál es el origen de este caminoque llevó a la condena del generalLuciano B. Menéndez?

Martín: Desde el nacimiento deH.I.J.O.S., el 14 de abril de 1995, asu-mimos la consigna histórica de juicio ycastigo a los genocidas. En ese contexto,nuestra decisión no tenía la dimensiónde llegar al momento que hoy estamosatravesando. Pero sí, desde el punto devista político, el objetivo era fortalecercon una nueva generación, las banderasque en aquel marco estaban algo des-gastadas. De esta manera, tuvimosaños trabajando la consigna de juicio ycastigo, hasta que en 1998 surge la ideade los escraches. Concientes de lavigencia política y jurídica de las leyesde obediencia debida, punto final y losindultos, asumimos esta idea de escra-char a los genocidas poniéndolos en evi-dencia ante la sociedad, con el conceptoinvertido de justicia; ya que existía esteincumplimiento por parte del Estadoargentino de juzgar el terrorismo deEstado. Nosotros desde ahí, desde undiagnostico de que si la justicia no cum-ple con lo que tiene que cumplir, susacuerdos internacionales firmados, nos-otros con el escrache íbamos a empezara construir una condena social.

¿Los juicios por la Verdad Históricaque aparecen en ese contexto sir-vieron para el avance de la justiciasobre los crímenes de la dictadura?

Martín: Si, aportaron mucho, en el 98surgen los juicios por la “Verdad Histó-

rica”, que nacen cuando una madre dePlaza de Mayo, Carmen Lapacó recurrea la Co-mi-sión Interamericana deDerechos Humanos (CIDH) desde laconciencia de que su país, y hasta laCorte Suprema de la Nación, le habíaimpedido investigar lo que sucedió consus hijos. Ahí se llega a un acuerdoamistoso entre el Estado argentino y laCIDH, previa condena de la CorteSuprema, para que se reabran las cau-sas en la Argentina para determinarcuál fue la verdad de los hechos y cuálhabía sido el destino final de los des-aparecidos. Estos antecedentes empie-zan a ser tomados por la organización,trabajamos para aportar datos en estacausa y empezamos con la primeraacción judicial de constituirnos comoquerellantes, en los casos de nuestroscompañeros que tienen sus padres des-aparecidos en Córdoba.

¿En ese marco, la declaración deinconstitucionalidad de las leyesde impunidad fue clave para des-trabar los obstáculos de la justicia?

Martín: En el año 2001 nos sorpren-de gratamente un fallo del juez GabrielCavallo, en la causa “Simón” que setramitaba como Verdad Histórica. Eljuez plantea que las leyes de obedien-cia debida y punto final son un obstácu-lo para su deber de investigar estosdelitos que son imprescriptibles, quedeben ser investigados y que ponen alEstado argentino en incumplimientode sus obligaciones internacionales en

relación a los tratados. A partir de ahíse empieza a trabajar la idea de que lainconstitucionalidad de las leyes no eraun imposible.

Claudio: Nosotros ya habíamos toma-do una decisión política de ir por lainconstitucionalidad de las leyes. En unprincipio, María Elba Martínez y Hora-cio Verbistky hacen una presentaciónsobre la inconstitucionalidad, luego rea-lizamos un planteo nosotros y la fiscalGraciela López de Filoñuk. Al fin y alcabo cuando va avanzando la acciónjudicial, el 21 de marzo de 2003, la Jue-za Cristina Garzón de Lascano, falla enrelación a los planteos de inconstitucio-nalidad de las leyes. Lo que resuelve esque hay “no bis in idem”, es decir “cosajuzgada” para las causas históricas afec-tadas por las leyes de obediencia debiday punto final. Sin embargo, había 413causas que quedaron fuera de esa reso-lución. El fallo decía que no se podíaavanzar en la causa Menéndez, la “31 M87”, que en su momento casi llega a jui-cio pero nueve días antes se paró por elindulto a Menéndez. No obstante, hubocausas en aquel entonces que por diver-sos motivos no habían entrando en laacusación inicial a Menéndez. Justa-mente, estas causas no fueron contem-pladas por el indulto. La causa Branda-lisis es un caso testigo dentro de los 413causas que habían quedado afuera enaquel entonces. Ahí sí aparece la necesi-dad de que H.I.J.O.S. asuma la decisiónpolítica y Jurídica de llevar adelanteuna acción judicial penal.

¿Y cómo llegan a constituirse enquerellantes?

Martín: En un principio nos consti-tuimos como querellantes de los casosde nuestros compañeros de H.I.J.O.S. ydespués tomamos la decisión de consti-tuirnos como querellantes particularesen la causa Brandalisis, para ellotomamos contacto con las hijas de Hil-da Palacios, a quienes no conocíamos.Fuimos a la casa de Valeria, y fue muydifícil, hablar y explicarles que éramosde H.I.J.O.S. que queríamos llevar ade-lante una querella, que esto, que lootro. Hasta que se accede, primeroValeria, luego a través de ARHISTA(Asociación para la reconstrucción His-tórica) contactamos a Soledad en SantaFe y también nos constituimos con ella,para luego unificar la querella. Estofue antes de septiembre del 2003, por-que en septiembre empiezan a meter-los presos por esta causa.

¿Y la justicia venía avanzando enotros expedientes?

Claudio: Así es, concomitantementevenía avanzando todo lo de enterra-mientos clandestinos, por el desarrollopropio de la causa y de las investigacio-nes, de repente habíamos logrado, enun lugar donde se esperaban determi-nadas cosas encontrar los cadáveres endistintas fosas de estos cuatro compa-ñeros, existía la posibilidad de identifi-carlos. Los registros de la morgue, delcementerio, los diarios de la época, per-mitían a la justicia empezar a recons-truir un hecho histórico y de repenteese hecho histórico, con muchas medi-da previas por parte de la fiscalía, ayu-dada por el EAAF, por ARHISTA y por

esta querella. Había un espectro muyamplio de posibilidades hasta que sellegó con está investigación a un casoconcreto. Todas estas series de investi-gaciones que se llevaban en enterra-mientos clandestinos terminan con unproducido, que es cuatro personas delas cuales sólo una que es Raúl Cardo-zo, había sido visto en La Perla, enton-ces quedaba toda la permanencia de elen La Perla y se comprobaba que fueasesinado en lo que había sido un ope-rativo ventilador o un falso enfrenta-miento. Y es el caso de Brandalisis,Palacios y Lajas, quedaba claro quenunca había sido tratada dentro de la“31 M 87”, entonces toda la investiga-ción era posible, el secuestro, la torturay la muerte. A partir de eso se empiezaa investigar esta causa y se toma unadecisión por parte del juzgado, quesiendo evidente, se ordenan las prime-ras detenciones. Justo, tenemos la bue-na nueva, que además en enterramien-tos clandestinos tiene éxito la tarea deintentar ponerle nombres los restosque habíamos rescatado. Si bien habíaindicios de que podía tratarse de Pala-cios, lajas, Cardozo y Brandalisis. En el2004, se pudieron identificar los restosde Palacios.

De esta manera logramos avanzar enesta causa, con una importante etapade instrucción hasta por fin poder lle-gar a las audiencias orales y publicaspara esclarecer los secuestros, las tor-turas y los asesinatos.

Y ahora que ya se estableció la con-dena a Menéndez y los otros repre-sores, ¿Qué evaluación hacen deljuicio?

Martín: El juicio y el fallo han sidoejemplares. De la sentencia, podemosdecir que ha receptado y ampliado todala requisitoria de acusación tanto delMinisterio Público Fiscal como de laquerella. En el contenido del fallo mar-ca claramente, tal como lo indicó laquerella y la fiscalía, que estamos antela presencia de la implementación deun terrorismo de Estado dentro de loque fue la Guarnición Córdoba del Ter-cer Cuerpo de Ejercito, particularmen-te desarrollado en el marco del Área311 teniendo como autores a miembrosdel Destacamento de Inteligencia 141del cual dependía El Centro Clandesti-no de Detención La Perla, en el cual secometieron los delitos. La implementa-ción de este plan también se ve refleja-da en los procedimientos clandestinos,tal cual actuaban estas patotas, utili-zando el secuestro, la privación ilegalde la libertad para llevarlos a La Perla.Allí se sometía a todos los detenidos aun trato igualitario en relación a laimposición de tormentos y torturas, conel fin de establecer y aplicar un métodoen cadena en lo que es la extracción deinformación al detenido. Método encadena que propiciaba otra detención yasí sucesivamente con muchas vícti-mas que se ha podido comprobar, inde-pendientemente que no fue el objeto deeste juicio, pero que si inicialmente sir-vió para demostrar que ese lugar fun-cionó como un centro ilegal de deten-ción en donde se aplicaba una metodo-logía ilegal, de interrogatorios ytorturas.

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En esta sección pretendemos crear un espacio para visibilizar los análisis, las discusiones y los aportes

teóricos que ayudan a la comprensión de los procesos de memoria. Durante el juicio en su contra

Luciano Benjamin Menéndez hizo uso de la palabra en dos oportunidades. Su discurso, más allá del generalizado rechazo que generó,

es un muestrario del pensamiento de los militares que interrumpieron el orden constitucional en 1976. Diario de la memoria convocó a

Héctor Schumucler, Luis Rodeiro y Enzo Stivalla para que nos cuenten lo que les provocaron esas palabras.

Lo que dijoLucianoBenjamínMenéndez

“Me niego a declarar porque estos jui-cios son inconstitucionales.

La Constitución Nacional señala ensu artículo 18 que ningún habitante dela nación puede ser penado sin juicioprevio fundado en ley anterior al hechodel proceso ni juzgado por comisionesespeciales ni sacado de los jueces quedesignaba la ley antes de los hechos dela causa.

La ley vigente cuando la subversiónmarxista inició el asalto armado a nues-tra patria era la numero 14.029 delCódigo de Justicia Militar.

Ella designara como mi juez naturalal Consejo Supremo de las FuerzasArmadas.

Por lo tanto, con todo respeto, el tri-bunal que me citó es incompetente.

Además, esa ley cumplimos y a ellanos ajustamos las fuerzas legales paraenfrentar y vencer al terrorismo mar-xista, sin apartarnos de lo que ella y losreglamentos en vigencia imponían ysin cometer delito alguno.

Con esa ley, dice la Constitución debeser juzgada nuestra actividad en laguerra contrarevolucionaria.

Finalmente, por esa ley, yo, comoComandante, soy el único responsablede la actuación de mis tropas. Por eso,a mis dignos subordinados de entonces,no se les puede imputar nada y muchomenos privarlos de la libertad comoinjustamente se ha hecho con algunosde ellos.

Pero además de esas irregularidades,hoy se da una paradoja grotesca: Losterroristas subversivos que conducían

desde el exterior, asaltaron la repúblicaen la década del 60 y 70 porque no cre-ían en nuestras instituciones democrá-ticas y querían reemplazarlas por gri-ses organizaciones marxistas de impor-tación ahora aprovechan, se refugian yusan esas mismas instituciones queellos atacaron para juzgarnos a quie-nes las defendimos.

No hay más que ver los nombres y losantecedentes de los que nos acusanpara corroborar su filiación ideológicacon el agravante que su propósito siguesiendo el mismo: usurpar el poder paracambiar nuestro estilo de vida.

Porque los terroristas derrotados enel campo militar abandonaron la luchaarmada pero no la lucha política y loque es peor, tampoco el objetivo político.

Y siguiendo el dicho de Lenin 'la pazes la continuación de la guerra con otrosmétodos' desarrollaron desde 1980 enadelante la táctica gramsciana de infil-trarse en todas las organizaciones delpaís, dominarlas y aprovecharlas para,

amparándose en las normas democráti-cas, atacar la república desde adentro ydestruir nuestra democracia republica-na, representativa y federal.

No quiero prestarme al juego de losterroristas que ayer ponían bombas yasesinaban a traición para transformarel país en comunista. Y hoy pretendenser pacíficos ciudadanos democráticos ybajo esa máscara persistir en su oscuroobjetivo.

No quiero ser cómplice de ese doblecrimen.

No declaro pues, como no lo he hechoante nadie que no fuera mi juez natu-ral a fin de ceñirme al cumplimiento dela constitución nacional hoy permanen-temente violada y para no ser cómpliceen facilitar a los marxistas el uso de losmedios legales de la democracia.

Es incomprensible que las institucio-nes de la república, por las cualesluchamos para defender y que existenporque triunfamos nosotros, nos juz-guen hoy.”

Las palabrasde Menéndezpor Héctor Schmucler

Durante el juicio que se le siguió enCórdoba, Luciano Benjamín Menéndezhabló dos veces: al comienzo y al final.Una y otra vez dijo sustancialmente lomismo, aunque sus “últimas palabras”fueron más extensas. Menéndez dijoque el juicio era constitucionalmenteilegítimo porque se sustentaba en unajurisprudencia inexistente en elmomento en que se produjeron lossucesos que se le imputaban. Dijo tam-bién que las acciones de las cuales élera responsable se inscribían en unalucha desencadenada como respuesta a

la acción subversiva que, orquestadadesde el exterior, pretendía imponer unsistema contrario a las institucionesdemocráticas sobre las que se asentabala República. Los jueces, en su conde-na, desbarataron la argumentaciónjurídica. Las consideraciones político-ideológicas que podrían haber enmar-cado los delitos cuya denuncia dabanlugar al procesamiento, no eran perti-nentes a los efectos del juicio. De lo quese trataba era de acciones criminalescometidas voluntariamente. Tal vezresulte adecuado subrayarlo: todo cri-men, aunque se lo encubra con otronombre, es condenable porque mediauna voluntad de ejecutarlo.

Cerrado el proceso, mostrada suinutilidad como argumento que evitarala durísima condena, las palabras deMenéndez, sin embargo, siguen allí,aterrorizantes. Amenazan con derribar-

nos sobre la tierra, objeto último de lapráctica del terror. La sofocante indig-nación que a algunos nos producen esaspalabras (me pregunto si se son muchoslos que las escucharon o leyeron consuficiente atención) no es necesaria-mente derivada de una posible defor-mación histórica, ni de la expresión deun frío distanciamiento de los hechosconcretos (en cierta medida, cualquierplan de guerra prescinde de poner enconsideración el mal que promueve laejecución del mismo). La irritación, quepuede producir una sensación de ahogo,deriva de la insoportable verdad queencierran y que nada tiene que ver conla exactitud de los datos que menciona.Menéndez no miente y en “su” verdadse concentra nuestra consternanterepulsa. Menéndez habla en serio, almargen de que sus dichos puedan serrefutables. El mundo herido no se res-

taña con demostrar la falsedad de susafirmaciones; así como el logro del “jui-cio y castigo” no clausura la imprescin-dible vigencia de la memoria.

Menéndez verdaderamente cree aun-que muestre ignorancia (cita errónea-mente a Lenin, deforma a Gramsci) y loabrumador, justamente, reside en esoque cree. Está convencido de que ennombre de ciertas creencias, marcas deldestino o ideales inapelables, se justifi-ca cualquier desborde y, en consecuen-cia, se vuelve admisible la transgresióna los principios fundantes de toda éticaque considera al otro, al semejante,como un absoluto de cuya vida no pode-mos disponer. Cuando el otro pierde supropia e indelegable existencia y se con-vierte en mero “instrumento” de algo ode alguien, la idea de crimen se borraen las tinieblas. Y colapsa la condiciónhumana.

La conjurainternacionalpor Luis E. RodeiroPERIODISTA

Las desapariciones, las torturas, losasesinatos son asumidos por el todavíageneral Menéndez, uno de los fervoro-sos ejecutores del Terrorismo de Esta-do, como un acto patriótico que la socie-dad ingrata ha terminado ignorando,negando, cuestionando. Sus palabrasen el Juicio –repetidas en distintasoportunidades– constituyen un repro-che a todos los ciudadanos que en vezde condecorarlo por su victoria, handejado que se siente en el banquillo dela Justicia y lo obliguen a sentir elreclamo de sus víctimas.

El pensamiento de Menéndez, expues-to en pocas palabras, se nutre de la ide-ología del totalitarismo a través de suconstrucción histórica. La estrategiadel exterminio, ejercida desde el Esta-do, tomado una vez más por los milita-res en 1976, se justifica en la lucha“santa” contra lo que llama el “terrormarxista”, conducido “desde el exte-rior”, con la intención de “usurpar elpoder” para cambiar el estilo de vida delos argentinos.

Las resistencias populares de losaños 60 y 70 nada tienen que ver con lainjusticia social, con la violencia contrael pueblo, con la lucha de las clasessociales, con el rechazo a un sistemabasado en los privilegios, sino que sonconsecuencia de una estrategia dedominio, urdida por una conduccióninternacional que pretende apoderarsedel mundo a través del “terror”.

El razonamiento fundamentalista deMenéndez no difiere del pensamientototalitario presente en la historia de lahumanidad, como la tramposa urdimbrede los famosos “Protocolos de los Sabiosde Sión”, que seguramente el general haleído con devoción y que datan de alre-dedor del 1900, publicados en la Rusiazarista para justificar ideológicamentelos pogromos que sufrían los judíos. Elpanfleto, abiertamente antisemita, re-vela supuestamente los planes de unaconspiración judía, que a través de lamasonería y los movimientos comunis-tas, pretendían hacerse del poder mun-dial. La elaboración de Menéndez y suscómplices es bastante similar: sin dejarde lado el antisemitismo, se centra enun supuesto comando superior marxistamundial que ordena y utiliza a los queluchan y resisten la injusticia capitalis-ta para imponer el caos.

Aquellos famosos Protocolos fueronuna producción ideológica que permitíajustificar la represión con los mismosmétodos que en esta elaboración falaztenían hipotéticamente los conspirado-res. La supuesta revelación era unaelaborada falsificación de un librogenial de Maurice Joly, titulado Diálo-gos en el Infierno entre Maquiavelo yMontesquieu, publicado en 1864, que lapersecución política contra el autorhabía dejado sin destino. Convirtieronun texto fundamental en el estudio delpoder, en un manual de instruccionesatroces, adjudicándoselas al “enemigo”para poder practicarlas sin pudor.

El pensamiento del los militares delproceso, que Menéndez expone en eljuicio, se inscribe en la misma línea: losplanes secretos de una conjura interna-cional, a través de supuestos métodosaberrantes, que justifican no obstante

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Zona de debate

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su reproducción por parte de los sol-dados del occidente cristiano, comoúnica manera de combatirlos. El ela-borado mito, por encima de la reali-dad de injusticia y de violencia contrael pueblo, exigía como respuesta unacirugía mayor, para cambiar –comodice Pilar Calveiro– el mapa políticodel país. La misión autoasumida porMenéndez y su cómplices es la de con-vertirse en eficientes “cirujanos” quedebían extirpar el cáncer que “amena-zaba la integridad del cuerpo social”.

Sin duda, ese cáncer era la “subver-sión”, que incluía a los militantes delas organizaciones armadas y a todosaquellos que expresaran su oposiciónal sistema, ya fueran dirigentes socia-les o militantes de base. La “conjurainternacional” en la elaboración ideo-lógica de los “procesistas”, era presen-tada como parte de la Tercera Guerra

Mundial, una guerra cuyas formasclandestinas –como apunta Altamira-no– los “obligaban” –en nombre deDios, la espada y la Patria– a unarepresión también clandestina, unaguerra sin reglas, sin honor, sucia.Una “guerra” que no admitía neutra-les. Espectacular elaboración para jus-tificar las desapariciones, las torturas,los asesinatos, la centralidad de loscampos de concentración como susten-to de una política de exterminio y deinstalación de la cultura del miedo.

Esa elucubración “ideal”, por sobrela realidad de los orígenes y las cau-sas de las luchas populares, le permi-te a Menéndez mantener la idea queesa conjura internacional, en unanueva etapa tras la victoria militar delas fuerzas armadas, ha desembocadoen la lucha política, invocando comoprueba los aportes teóricos de Antonio

Gramsci, pero ignorando deliberada-mente el proceso histórico de su pensa-miento, convirtiéndolo aun muerto, enun audaz estratega de la conjura inter-nacional que hoy lo sienta “paradójica-mente” en el banquillo de los acusadosa un “héroe” de la patria como él.

Y lo que calla este general miserablees que la operación de extirpación deltumor maligno que representaban losluchadores populares, se hizo –comobien señala Gerardo Druetta– sobre elproyecto de Martínez de Hoz, de abrir–en una acción análoga a operar– lasrelaciones de producción, comercializa-ción y distribución al mercado financie-ro e industrial para erradicar la enfer-medad del proteccionismo y el populis-mo benefactor, reemplazándolo por el“fascismo de Estado”, que requería–precisamente– la aniquilación de todaresistencia.

por Enzo Stivala

“…Me niego a declarar porque estos jui-cios son inconstitucionales. (…) No haymás que ver los nombres y los antece-dentes de los que nos acusan paracorroborar su filiación ideológica con elagravante que su propósito sigue siendoel mismo: usurpar el poder para cam-biar nuestro estilo de vida (…). Esincomprensible que las instituciones dela República, por las cuales luchamospara defender, que existen porque triun-famos nosotros, nos juzguen hoy…” fue-ron algunos de los párrafos que ustedseñor Menéndez, nos leyera con vozsenil, por momentos temblorosa, enoportunidad de ejercer su defensamaterial en la primera audiencia deljuicio histórico que concluyó con sumerecida condena.

Sr. Menéndez, hoy –a treinta y dosaños del más cruel de los golpes milita-res que asolaron al país en el siglopasado– Ud. tiene el atrevimiento deinvocar la Constitución para rehuir deun Tribunal Civil a pesar de que desdemarzo de 1976 y durante su jefatura enel III Cuerpo de Ejercito cobardementey de manera sistemática violó los maselementales derechos y garantías quela Carta Magna consagra para todoslos habitantes de nuestra patria.

Debería Ud. reconocer, al menos, queel juicio que se le siguió, desde su ini-cio, gozó de todas la garantías del debi-do proceso, esas mismas que Ud. negó atodos sus enemigos, o sospechados detales, que cayeron bajo su dominio yque, además, Ud. contó con una defen-sa técnica a cargo de abogados delEstado que excedió largamente la meraintervención formal, ya que verdadera-mente fue defendido.

Se queja Ud. amargamente y nos diceque no hay más que ver los nombres y losantecedentes de los que lo acusan paracorroborar su filiación ideológica y queson los que pretenden usurpar el poderpara cambiar nuestro estilo de vida.

Sr. Menéndez, Ud. ha sido juzgado ycondenado por sus propias acciones. Nonecesito el currículum de quienes hanllevado adelante la acusación, sólo mebasta revisar su prontuario. Pero de

todos modos me parece justo señalar quepor su trayectoria y por sus calidadespersonales, ni los integrantes del Minis-terio Público ni los representantes de laquerella particular parecen tener el pro-pósito de usurpar el poder para cambiarmi estilo de vida. Porque mi estilo devida, seguramente muy diferente alsuyo, no tiene como norte imponer misideas a sangre y fuego. Mucho menosutilizar o justificar la violencia criminalpara sostener el orden establecido.

Creo, y en esto seguramente tambiéndiferimos, que la institucionalidad sólose resguarda dentro del marco de lalegalidad. La represión mediante elsecuestro, la tortura, la desapariciónforzada de personas, la sustracción demenores, la violación de prisioneras, eldesapoderamiento de bienes no puedenser considerados actos patrióticos comoUd. lo insinúa, ni pertenecen a “nues-tro estilo de vida”

Ud., Sr. Menéndez, considera incom-prensible que las instituciones de laRepública por cuya defensa dice Ud.haber luchado y que existen porqueUd. triunfó, lo juzgue hoy.

Debe recordar, señor, que Ud. no hizonada, absolutamente nada, por la insti-tucionalidad. Si algo se le debe recono-cer es que Ud. y muchos de sus cama-radas trabajaron infatigablemente porla imposición de un modelo económicodestructor de la industria y de las eco-nomías regionales que retrotrajo alpaís a un esquema de desarrollo ape-nas pastoril. Para ello no dudaron encometer las más crueles violaciones alos derechos humanos.

Se valieron del aparato del Estado yllevaron al paroxismo represión ilegalen el que, por lejos, fue el más trágicoperíodo de la historia argentina: los6.000 muertos y desaparecidos efecti-vamente registrados y los 30.000denunciados, superan con creces ensolo 7 años los poco menos de 5.500muertos que contabiliza toda la histo-ria argentina del siglo XX en las distin-tas masacres que se recuerdan por cau-sas políticas y/o económicas, desde elenvenenamiento de los indios Onas deSpringhill, en Tierra del Fuego allá por1903, hasta los muertos de Embajadade Israel de de marzo de 1992 y AMIAde de julio de 1994 en Buenos Aires.

Sr. Menéndez, las ideas se combatencon ideas. Los delitos se persiguen conlas herramientas que ofrece la Ley. Aúnlos cometidos en el marco de la insu-rrección armada.

Ud. que como Comandante se declaróel único responsable de la actuación desus tropas tiene, sin duda, la mayorcuota de responsabilidad sin menguade la que le ha correspondido a todos ycada uno de sus “dignos subordinadosde entonces”. Pero todos, cada uno ensu medida, degradaron el honor.

Decía el viejo reglamento de los tribu-nales castrenses que el honor es la rique-za más grande que puede poseer un mili-tar. El salvaguardarlo sin mácula es laobligación más sagrada y el deber massublime de todo miembro de las FuerzasArmadas, ya que observar en todomomento una conducta ejemplar es lamejor defensa del propio honor.

Pero Ud. y los otros siete que con Ud.fueron condenado en su misma senten-cia, revolcaron por el lodo de la inmora-lidad el honor militar y personal cuan-do optaron por la degradación de suspropias conductas. Ello les ha valido lacondena, tardía pero condena al fin.

Y eso es justicia.

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Menéndez o el honor revolcado(lo que le diría, si lo tuviera a mano)

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Un poco de solUn poco de sol, querida patria. Vivir para ver

cómo el miedo se desgrana, que habrá un mañana.

Por los condenados a dolor perpetuo, a soledad

perpetua, a sin nombre perpetuo, a sin olvido

perpetuo.

Un poco de sol, querida patria. Vivir para ver

cómo el cielo se derrama, que hay esperanza.

Por los condenados a desolación perpetua, a

pesadilla perpetua, a madrugadas perpetuas,

a la espera perpetua.

Un poco de sol, querida patria. Vivir para ver cómo

el tiempo urde su trama, que siempre hay llama.

Por los condenados a pena perpetua, a lágrima

perpetua, a ayer perpetuo, al amargo perpetuo

en la boca.

Un poco de sol, querida patria. Vivir para ver

cómo la justicia calma, que aún hay ganas.

Por los condenados a herida perpetua, a oscuridad

perpetua, a ausencia perpetua, a morir perpetuo.

Un poco de sol, querida patria.

Alejandro Mareco