“EL QUE CREE TIENE VIDA ETERNA” · Jesús les contesta: “Yo soy el pan de vida. El que viene...

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7. El que cree tiene vida eterna Jesús les contesta: Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás. Tengan la certeza de que el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Yo soy el pan bajado del cielo para que quien lo coma nunca muera”. (Juan 6,22-50). Quien cree en Jesús y vive de acuerdo a sus enseñanzas, comienza ya desde ahora a vivir una vida que es eterna; una vida plena que da paz y felicidad completas. 8. Si tuvieran fe como un grano de mostaza Como la gente se aglomera, Jesús manda salir al espíritu impuro; le dice: Espíritu inmundo y sordo, te mando que salgas y no vuelvas a entrar en él”. El espíritu sale dando gritos; sacude con fuerza al niño que queda como muerto, de modo que muchos piensan que está muerto. Jesús lo toma de la mano, lo levanta y él se pone de pie. Después los discípulos preguntan a Jesús: ¿Por qué nosotros no fuimos capaces de expulsarlo?Él les responde: Porque tienen poca fe; tengan fe en Dios; si tan solo tuvieran una fe del tamaño de un granito de mostaza, dirían a esa montaña: Muévete y échate al mar’, y así ocurriría; o dirían a este árbol: Arráncate y échate al mar’, y les obedecería. Todo lo que pidan con fe en su oración lo van a obtener; nada les será imposible”. Entonces los discípulos le piden a Jesús: Señor, aumenta nuestra fe”. (Mt 17,14; 21,20; Lc 17,5) Tener fe es confiar en Dios, es confiar en que su presencia es buena para nosotros, en que su Palabra es una guía verdadera para nuestra vida; en que sus promesas son reales y nos dan esperanza en lo que pueda venir. En esta vida tan vulnerable que tenemos, vivir pudiendo confiar, nos libera de la angustia de tener que contar con nuestras solas fuerzas. La fe es un don, una riqueza, un bien inestimable que debiéramos trasmitir a nuestros hijos, tanto como una buena educación. 9. Señor, aumenta nuestra fe Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos”. Jesús le dice: ¿Qué quieres decir con eso de si puedes’? Todo es posible para quien tiene fe”. El padre del niño exclama: ¡Creo, pero ayuda mi poca fe!(Marcos 9,14-29). Oración Yo creo en ti, Señor, pero haz fuerte mi fe. Yo espero en ti, pero fortalece mi esperanza. Yo te amo, pero enciende en mí un amor grande y fuerte. Como ese padre del evangelio, ayuda mi débil fe, para verte siempre a mi lado; Agranda mi confianza, para que apoyándome en ti, no me angustie en las dificultades; Acrecienta mi esperanza; así tenga siempre mi mirada en la eternidad que nos tienes prometida. Dame claridad para contagiar a mis hijos esta fe, esperanza y amor que me regalas. Amén Colegio Academia de Humanidades Padres Dominicos “EL QUE CREE TIENE VIDA ETERNA” FORMACIÓN DOMINICANACURSO 2 - TALLER 1 - MARTES 04 DE JUNIO

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7. El que cree tiene vida eterna

Jesús les contesta: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá

a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás. Tengan la certeza de

que el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Yo soy el pan bajado

del cielo para que quien lo coma nunca muera”. (Juan 6,22-50).

Quien cree en Jesús y vive de acuerdo a sus enseñanzas, comienza ya desde

ahora a vivir una vida que es eterna; una vida plena que da paz y felicidad completas.

8. Si tuvieran fe como un grano de mostaza

Como la gente se aglomera, Jesús manda salir al espíritu impuro; le

dice: “Espíritu inmundo y sordo, te mando que salgas y no vuelvas a entrar en

él”. El espíritu sale dando gritos; sacude con fuerza al niño que queda como

muerto, de modo que muchos piensan que está muerto. Jesús lo toma de la

mano, lo levanta y él se pone de pie. Después los discípulos preguntan a Jesús:

“¿Por qué nosotros no fuimos capaces de expulsarlo?” Él les responde:

“Porque tienen poca fe; tengan fe en Dios; si tan solo tuvieran una fe del

tamaño de un granito de mostaza, dirían a esa montaña: ‘Muévete y échate al

mar’, y así ocurriría; o dirían a este árbol: ‘Arráncate y échate al mar’, y les

obedecería. Todo lo que pidan con fe en su oración lo van a obtener; nada les

será imposible”. Entonces los discípulos le piden a Jesús: “Señor, aumenta

nuestra fe”. (Mt 17,14; 21,20; Lc 17,5)

Tener fe es confiar en Dios, es confiar en que su presencia es buena para

nosotros, en que su Palabra es una guía verdadera para nuestra vida; en que sus

promesas son reales y nos dan esperanza en lo que pueda venir. En esta vida tan

vulnerable que tenemos, vivir pudiendo confiar, nos libera de la angustia de tener que

contar con nuestras solas fuerzas. La fe es un don, una riqueza, un bien inestimable que

debiéramos trasmitir a nuestros hijos, tanto como una buena educación.

9. Señor, aumenta nuestra fe

Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos”. Jesús le

dice: “¿Qué quieres decir con eso de ‘si puedes’? Todo es posible para quien

tiene fe”. El padre del niño exclama: “¡Creo, pero ayuda mi poca fe!” (Marcos

9,14-29).

Oración

Yo creo en ti, Señor, pero haz fuerte mi fe. Yo espero en ti, pero fortalece mi esperanza.

Yo te amo, pero enciende en mí un amor grande y fuerte. Como ese padre del evangelio, ayuda mi débil fe, para verte siempre a mi lado;

Agranda mi confianza, para que apoyándome en ti, no me angustie en las dificultades;

Acrecienta mi esperanza; así tenga siempre mi mirada en la eternidad que nos tienes prometida.

Dame claridad para contagiar a mis hijos esta fe, esperanza y amor que me regalas. Amén

Colegio Academia de Humanidades Padres Dominicos

“EL QUE CREE TIENE VIDA ETERNA”

“FORMACIÓN DOMINICANA”

CURSO 2 - TALLER 1 - MARTES 04 DE JUNIO

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1. Feliz tú porque has creído

Por esos días María va a la montaña, a una ciudad de Judá. Entra en casa

de Zacarías y saluda a Isabel; cuando Isabel escucha el saludo, su niño da saltos en

su vientre. Isabel, llena del Espíritu Santo exclama: “¡Bendita eres tú entre las

mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo es posible que la madre de mi Señor

venga a verme? El niño ha dado saltos de alegría en mi seno en cuanto oí tu saludo.

¡Feliz tú que has creído! Porque todo lo que el Señor ha dicho se cumplirá”. (Lucas

2,39-56)

¿Por qué son felices los que creen? Porque viven sintiendo la compañía de Dios y

confiando en Él. Dios nos promete su compañía, asistencia, ayuda y protección; él cumple

su palabra de manera misteriosa. Creer en Él y confiar en Él es un bien enorme para

nosotros; por eso Isabel felicita a María: ¡Feliz tú que has creído! La fe en Dios no es una

carga de obligaciones; es una ventana abierta a nuestra propia eternidad. Es la posibilidad de

experimentar la gratitud y la felicidad por Dios que nos ama cada día.

2. A Dios no lo vemos, lo sentimos

“Lo esencial es invisible para los ojos, sólo se ve bien con el corazón”, dice

El Principito. Dios pertenece a lo esencial; no lo podemos ver, ni demostrar por la ciencia. La

Fe es la capacidad para “ver a Dios”. Dios nos rodea, nos abraza, está siempre presente en

nuestras vidas. Es él mismo quien nos permite “verlo” a través de la FE.

3. ¿No sentíamos arder nuestro corazón…?

Entonces Jesús les dice: ¡Cómo son tan torpes para entender y duros para

creer lo que dicen los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera todo esto

para entrar en su gloria? Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les

explica lo que de él dicen las Escrituras. Cuando llegan al pueblo al que se dirigen,

Jesús hace ademán de seguir adelante. Pero ellos le insisten: ¡Quédate con nosotros,

porque cae la tarde y se hace de noche!

Él entra para quedarse con ellos. Se sientan a la mesa; toma el pan, lo

bendice, lo parte y se lo da. Entonces se les abren los ojos y lo reconocen. Pero

Jesús desaparece de su lado. Se dicen uno al otro: ¿No sentíamos arder nuestro

corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? (Lucas

24,13-35).

Los discípulos no reconocen a Jesús, pero él les anima el corazón; ¿Dónde

podemos descubrir la presencia de Dios? En su Palabra, en la unión de la familia, de los

amigos, de la comunidad cristiana; en la eucaristía; en nuestro interior cuando oramos; en el

amor por el pobre; en la naturaleza; en todos esos lugares se nos muestra Dios.

4. El Señor nos rodea y nos conoce. Salmo 138

La experiencia del Pueblo de Israel, autor de este salmo, es que Dios siempre está

con nosotros. Que nos ha creado, nos cuida y nos protege como pertenencia suya. Creyendo

en Dios nunca nos sentimos solos; siempre estamos amparados por Él.

Señor, tú me examinas y me conoces; sabes cuándo me siento o me levanto.

Desde lejos penetras mis pensamientos.

Tú adviertes si camino o si descanso; todas mis sendas te son conocidas.

No ha llegado la palabra a mi lengua, y tú, Señor, ya la conoces.

Por todas partes me rodeas; tus manos me protegen.

¿A dónde podré ir lejos de tu espíritu; a dónde podré escapar de tu mirada?

Si subo al cielo, allí estás tú; si me acuesto en al abismo, allí te encuentro.

Tú has creado mis entrañas, me tejiste en el vientre de mi madre.

Te doy gracias por tantas maravillas, prodigio tuyo soy; todas tus obras son maravillosas.

Tú conoces hasta el fondo de mi alma; nada mío te era desconocido

cuando me iba formando en lo oculto, y era tejido en lo profundo de la tierra.

5. A los que creen les concede poder de hacerse hijos de Dios

La Palabra es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a

este mundo. A cuantos la reciben, a los que creen en ella les concede poder

hacerse hijos de Dios. Estos no nacen por la vía de la generación humana; éstos

nacen de Dios.

La Palabra se hizo carne y habita entre nosotros. Nosotros hemos visto

su gloria, la gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y verdad. De

su plenitud todos recibimos gracia abundante. Porque la gracia y la verdad nos

llegan por Cristo Jesús. A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, que está en

el seno del Padre nos lo da a conocer. (Juan 1,1-18)

Creemos en Jesús, Hijo de Dios. Creemos en él por la Palabra, por el mensaje

que nos trasmite el Evangelio. Evangelio significa BUENA NOTICIA. El Evangelio es la

Buena Noticia de un Dios que se hace ser humano para acompañarnos y hacernos sentir

el amor que nos tiene. Es la Buena Noticia de que Dios nos hace sus hijos e hijas. Gracias

a este Dios que nos abraza y nos rodea por todas partes no estamos solos.

6. ¿A quién iremos si sólo tú tienes palabras de vida eterna?

Al oír esto, muchos de sus discípulos comentan: “¡Esta doctrina es

inadmisible!, ¿quién puede aceptarla?” Jesús se da cuenta de que sus discípulos

murmuran; entonces les dice: “¿Les resulta difícil aceptar esto? Las palabras que

yo les digo son espíritu y son vida. Pero muchos de ustedes no creen. Por eso les

digo que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede”. A partir de ese

momento muchos de sus discípulos se van, y dejan de seguirlo. Entonces Jesús

pregunta a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?” Pedro le contesta:

“Señor, ¿A quién iríamos? Tú tienes palabras que dan vida eterna; nosotros

creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. (Juan 6,60-69)

Muchos siguen a Jesús por los milagros que hace; pero les cuesta aceptar

su enseñanza. Muchos de quienes lo siguen no aceptan su verdad y se marchan. A la

pregunta de Jesús, Pedro responde que ellos se quedan, porque han sentido que él es el

Santo de Dios, que les enseña palabras que dan vida eterna.