anuario interior - Montañeros de Aragon · Compito en los campeonatos y diferentes copas...

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Mon

tañe

ros

de A

ragó

n

Anua

rio 2

013-

2014

� Construyo refugios de altura, que me permiten disfrutar de la montaña

con seguridad� Señalizo senderos, tanto

recuperados como de nueva creación� Participo en la gestión de los Espacios Naturales Protegidos

� Promuevo la difusión de los deportes de montaña a través de los más de cien clubes adheridos a la Federación Aragonesa de Montañismo

� Accedo a programas de Tecnificación Deportiva� Represento a Aragón como selección en las competiciones nacionales� Coopero en los únicos juegos deportivos en edad escolar de Escalada

Deportiva que existen a nivel nacional� Compito en los campeonatos y diferentes copas aragonesas de Escalada

Deportiva, Esquí de Montaña, Carreras por Montaña y Raquetas de Nieve

� Participo en las pruebas de la copa aragonesa de Andadas Populares

� Me formo en los cursos organizados por la Escuela Aragonesa de Montañismo

� Dispongo de una importante colección de topoguías y libros relacionados con la montaña de

PRAMES S.A. con una importante bonificación� Represento a Argón en la Europen Rambler�s

Association� Respeto el medio ambiente colaborando con el

Comité para la Defensa de la Naturaleza� Reviso los equipamientos de montaña

� Aprendo y comparto con los montañeros veteranos

� Semanalmente tengo a mi disposición un boletín de noticias relacionadas con mi deporte

� Impulso la seguridad en la montaña aragonesa con el desarrollo de la campaña Montaña Segura y otros convenios

� Obtengo importantes descuentos en todos los refugios que gestiona la Federación Aragonesa de Montañismo, y en todos los refugios internacionales adheridos al convenio de reciprocidad del que formamos parte.

� Tengo a mi disposición una plataforma de reserva online en refugios y establecimientos asociados que también me ofrecen un descuento en sus servicios presentando mi tarjeta

� Contrato un seguro de accidentes deportivos en montaña� Me adhiero a un club de montaña en el que poder desarrollar mi

actividad montañera, acompañado siempre de amigos que me orientan en mi formación

� Disfruto de la montaña

Yo con mi tarjetaFEDERACIÓN ARAGONESA DE MONTAÑISMOC/ Albareda, 7, 4.º, 4.ª•50004 ZaragozaTeléfono: 976 227 971 •Fax: 976 212 459E-mail: [email protected]: www.fam.es

Sumario 3 Saludo del Presidente. Ramón Tejedor

4 Treking Everest 2014. Alberto Hernández

8 Paradojas en el techo del mundo. Ramón Tejedor

12 Nueva Ruta "Shiva: Straight to the Top" al Pico Chekigo (Cara Sur), 1.200m de pared VI,M6,AI5/+ 6270m, en el Vallede Rolwaling, Nepal. Manu Córdova

16 ¿Cuarenta años no es nada?. Alejandro Cortés

22 El espectro de Toni Kurz. David Castillo

26 Norte del Eiger. Un sueño hecho realidad. Jorge Galve

29 Tor des Geants. Jorge Galve

36 Cumpliendo sueños. Nacho García Berlanga

38 La Partacua: corredores para todos los públicos.José Antonio Sierra

42 Al este del Noguera Ribagorzana. Marta Iturralde

45 Escalada en Calcena. Quique Gracia

49 Hasta la vista alpinistas. Juan Corcuera

51 El barranco la Pillera. Miguel A. Gil y Alberto Planas

53 Y seguimos por el GR-1. Miguel Ángel Gil

55 Canal Roya. Pedro Salaverría

58 El gran epicentro del esquí de montaña pirenaico.Alberto Martínez Embid

63 Nueva sección deportiva. Jorge Marquina

68 50 aniversario de la Carnavalada “Una gran hazaña”.David Abajo

71 XII Trofeo “Jerónimo Lerín”. José Joaquín Lerín

74 La digitalización de los Boletines de Montañeros de Aragón

75 El Súper. Pepe Díaz

76 Escuela de escalada de Montañeros de Aragón.Juan Corcuera

78 VI Competición de escalada Pepe Garcés Ciudadde Zaragoza. Juan Corcuera

80 V Edición del concurso de fotografía de montaña "Miguel Vidal" 2015

83 Entrega anual de Premios y Distinciones de Montañerosde Aragón.

84 Obituario. Francisco Guillamón. Pepe Díaz

Portada: Imagen del pico Tawoche,durante el treking de nuestro Club que elpasdo año 2014 se llevó acabo enNepal.Autor: Ramón TejedorNúmero: 30. Año 2015

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Montañeros de Aragón | Anuario 2014-20152

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3Montañeros de Aragón | Anuario 2014-2015

Saludodel PresidentePor Ramón TejedorNuestro Club fue fundado en 1929 con un objetivo claro que se recogía (y se re-coge) en el artículo número uno de sus Estatutos: Montañeros de Aragón tienepor objeto facilitar y propagar el conocimiento y estudio de las montañas arago-nesas, procurando el fomento y desarrollo de la afición a la montaña y sus depor-tes. Un objetivo perfectamente válido 86 años después que pone de manifiestola clarividencia de quienes fundaron esta Sociedad. Unos visionarios que anticiparonen esta declaración de principios lo que mucho más tarde conoceríamos como des-arrollo sostenible, conjugar la práctica deportiva de la montaña con el estudio yconsiguiente conservación del entorno en que nuestra afición se lleva a cabo.

Pero en las últimas décadas la evolución ha sido extraordinaria. No sólo los nuevosmateriales y las tecnologías han cambiado radicalmente el contexto en la prácticadel montañismo y ampliado la seguridad sino que han aparecido nuevas disciplinasque enriquecen nuestro deporte. Vimos el crecimiento del esquí de travesía, de labicicleta de montaña, del excursionismo con raquetas de nieve y más reciente-mente las carreras por montaña y la competición deportiva en escalada. Monta-ñeros de Aragón ha querido abrirse a estas nuevas perspectivas y ha creado unasección de carreras por montaña con un equipo de jóvenes preparados y una sec-

ción de espeleo-barranquismo para fomentar estas actividadesen el medio natural.

En el último año hemos desplegado un amplio elenco de activi-dades, bien acogidas por los socios y amigos de Montañeros,que han tenido como escenario fundamental las cordilleras ara-gonesas y que asimismo han llevado a una treintena de personasa la región del Everest en el Himalaya colocando nuestra banderaen la cumbre de un seismil y de tres cincomiles.

Un esfuerzo notable en la difusión de nuestras actividades, po-tenciando las redes sociales de Facebook y Tweeter, las publi-caciones digitales del Boletín y la Revista y las conferenciasaudiovisuales con protagonistas de primer nivel, han cerrado elcírculo de proyección cultural de Montañeros en la sociedad ara-gonesa.

Finalmente querría referirme a un acontecimiento del máximonivel y relevancia que ha tenido como escenario nuestra tierra.Me refiero al Congreso Internacional de las Montañas, CIMA2015. Hay que felicitar a la Federación Aragonesa de Monta-ñismo por el esfuerzo exitoso que ha llevado a cabo, por haberasumido el reto que le planteó la FEDME y por los magníficosresultados obtenidos en este evento en el que la montaña hatenido un tratamiento multidisciplinar. El Congreso situó a Aragónen el primer plano del interés mundial por nuestro deporte y en-fatizó una vez más por qué exhibimos con orgullo la etiquetade “Aragón, un país de montañas”.

Como presidente de nuestro Club tuve la ocasión de participar,representando a los clubes españoles, en una Mesa Redondasobre las Organizaciones de montañeros en el siglo XXI, mode-rada por Joan Garrigós y con la participación de representantesde la UIAA, del Club Alpino Alemán y del montañismo asiático.Trasladé allí la pervivencia del espíritu de nuestros fundadoresal que me refería al principio, los retos a afrontar en el corto ymedio plazo y una conclusión final: Las organizaciones de mon-tañeros deben de ser más que un vehículo útil para la prácticade un deporte en un medio natural extraordinario. Deben sertambién un medio activo para formar ciudadanos comprometidosen una sociedad en permanente cambio que entiendan la mon-taña como un paradigma de vida, ciudadanos implicados en laconservación de la naturaleza, en la lucha contra el cambio cli-mático y en el progreso y bienestar de las poblaciones de mon-taña.


Cuando empiezas en esto de salir a la montañahaciendo pequeñas excursiones a la Peña Oroel,el Moncayo, Ordesa, … y sientes que esto tegusta, que aunque eres niño, se te hace larga lasemana hasta que llega el siguiente fin de se-mana, o duermes menos la víspera de una salidaque en la noche de Reyes, es que la montaña tegusta de verdad !!! Empiezo así porque este es mi caso, y como yo,sé que existe más gente que comparte esta afi-ción, me atrevería a decir pasión, y ya desdejoven, cuando has subido al Aneto y al Perdido,te vas planteando con ilusión que algún día subi-rás al Mont Blanc, escalarás la norte del Eiger, elCervino, subirás al Aconcagua pero por su carasur, el Alpamayo, al K2 y por qué no, al EVEREST.Cuando ya eres menos joven, aunque te sientesfuerte y con experiencia como para de verdad in-tentar una de esas grandes cumbres, ves que lacosa no es nada fácil, que necesitas muchotiempo, que valen mucho dinero, que como no telo pagues tú no hay forma, ya que sin “padrino”,en este olvidado mundo de la montaña, en el quea veces solo vende la tragedia, las ayudas sonpocas o inexistentes.De esta forma te vas haciendo más mayor y asu-mes que difícilmente irás a una de esas grandesmontañas soñadas, que no estás dispuesto a in-vertir lo que se cobra, por lo que optas por otrascumbres altas pero más olvidadas y por lo tantomás baratas. Es el caso del Lenin, el Muztag Ata,Huascaran…

Ama Dablam

Cumbre del Island Peak

Everest

Everest y Nupse

Treking Everest2014Por Alberto Hernández


Pese a que vas conociendo una serie de montañasalternativas a las “más grandes”, te pica el gusani-llo… ¿y si al menos vamos y las conocemos, leshacemos fotos, contemplamos sus rutas o disfruta-mos de sus siluetas? De esta forma y gracias anuestro club, te animas en compaginar algo de al-pinismo con rutas senderistas pero a lo grande, enlas grandes cordilleras del planeta, viendo esasmoles que de niño soñamos con escalar. En otoño de 2012 el club ya organizó un treking alSantuario de los Annapurnas. Fue un éxito tanto de-portivo como de convivencia, así que ¿cómo des-perdiciar la oportunidad de ir al Everest en el2014?Cuando empezamos con las reuniones previas einscripciones se vio que había una gran demandade socios por la actividad, que se harían variosgrupos para facilitar la organización, así que unoscuantos ya empezamos a madurar la idea de queun grupo podría alargar algo el treking e incluir laascensión de alguna cumbre por la zona. La ideacuajó y finalmente fuimos siete socios los que op-tamos por esta modalidad de treking: Teresa, Bea-triz, Carolina, Paco, Carlos, Lorenzo y yo. Laguinda la puso Fernando Garrido, socio del club,gran conocedor de la zona y sobre todo gran per-sona, que nos acompañó como guía.Como en todos los viajes extraeuropeos, te pegasun día enlazando AVE, vuelos, escalas, más vuelos… Llegas a Katmandú y tras una breve jornada porla ciudad, haces el famoso vuelo interno hastaLukla (2.840 m), donde pasas más miedo que cru-

zando grietas el día de cumbre !!!De esta forma empiezas recorriendo el valle y endos cómodas jornadas llegas al pueblo de Nan-che Bazar (3.440 m), capital de la región del Eve-rest y donde puedes encontrar de todo. Desdeaquí ya se ven las grandes montañas como el AmaDablam (6.814 m), Thanserku (6.618 m), Lothse(8.516 m), Nuptse (7.864 m), Everest (8.848 m).Desde allí, nosotros dedicamos una jornada paraaclimatar subiendo hacia Khumjunb (3.780 m).Nuestra ruta sigue por el valle principal haciaPhortse Thanga (3.680 m), donde ya nos separa-remos del camino clásico al campo base del Eve-rest para introducirnos por el valle de Gokyo y susfamosos lagos, alargando de esta forma el treking.Para llegar a Gokyo invertimos un par de jornadas,haciendo noche en Machherma (4.470 m). Si dis-ponemos de jornadas extra, la visita a los lagosmerece la pena, las vistas hacia el Cho Oyu(8.201 m) y su glaciar nos compensarán del es-fuerzo extra. En Gokyo (4.790 m) haremos noche para ascen-der al Gokyo Ri (5.357 m) al día siguiente, es unafácil ascensión con grandes vistas panorámicas ydesde donde se ven cuatro ochomiles, pero teníapensado hacer el ascenso la misma tarde de lle-gada para poder disfrutar del atardecer desde sucumbre. Logré engañar a Lorenzo para que meacompañara y el esfuerzo se vio recompensadocon creces.Al día siguiente volvimos a subir como estaba previstocon el resto del grupo antes de seguir con nuestra ruta

Kala Patthar y Pumori


hasta Dragnag (4.700 m), pernoctando antes de cru-zar el famoso collado del Cho La Pass (5.368 m), ypunto clave de nuestro treking, ya que tiene cierta al-tura y se pasan tramos de glaciar. Lo cruzamos sinincidencias para descender hasta Dzonglha (4.830m), con impresionantes vistas del Ama Dablam, Lo-buche (6.135 m), Cholatse (6.335 m)…En una jornada más llegamos desde Dzongla hastaGorak Shep (5.140 m), ultimo núcleo habitado auna jornada del campo base del Everest. Lo clásicoes subir al Kala Patthar (5.550 m), cumbre muy ac-cesible pero con unas vistas de impresión, y queen nuestro caso algunos subimos ya por la tardepara ver el atardecer desde la cumbre. El frío quepasamos no nos impidió disfrutar de una de las me-jores puestas de sol que tardaremos en olvidar. Aldía siguiente ascendimos hasta el campo base delEverest, situado en la base de la cascada de hielodel glaciar del Khumbu y bajo el Pumori (7.165m). Por la tarde, subieron al Kala Patthar los que nolo habían subido la tarde anterior.La parte principal del treking llegaba a su fin, peroquedaba la guinda del pastel. Hacemos una jor-nada de descenso hasta el pueblo de Dingboche(4.410 m) para reponer fuerzas y preparar la as-censión final al Island Peak (6.189 m).

Lagos de Gokyo

Llegando a la cumbre del Island Peak

Makalu


De camino al campo base del Island (5.080 m),paramos en Chhukhung (4.730 m), donde comple-taremos el material técnico para la ascensión delIsland: piolets, crampones, jumars, etc. En nuestrocaso, descartamos portear todo el material duranteel treking ya que existe la posibilidad de alquilarlo,es de buena calidad y el precio razonable.En el campo base, repaso rápido de técnica y ma-teriales, cena y a “dormir”, pues a las doce de lanoche empieza la fiesta !!! La ascensión no tieneverdaderas dificultades técnicas, es una subida delestilo a las que se hacen en los Alpes: ascender sen-das y morrenas a la luz del frontal, superar una zonaglaciar con las primeras luces, y un tramo final detrepada por pendientes de nieve, 50º, que al estarequipados con cuerdas fijas se hacen sencillas parallegar a la arista cimera. Salimos siete con Fernandohacia la cumbre, pero la altura solo nos dejó llegara cinco, por lo que la gran diferencia respecto auna escalada alpina es que se desarrolla dos milmetros por encima de estas. Las vistas desde la cum-bre no te dejan indiferente: la imponente vertientesur del Lhotse y Lhotse Shar (8.382 m) te imponegran respeto por su grandiosidad y por las gestasde himalayismo que allí se han vivido, en ella se

quedó el gran Jerzy Kukuczka en 1989. Como notanegativa decir que se trata de una montaña algomasificada en ciertos días del año.Una vez que bajas de la cumbre y te recuperasdel esfuerzo, el cuerpo se relaja y ya te dejas lle-var en el resto del treking de regreso hasta Lukla.Desde la cumbre descendimos a dormir hastaChhukhung y en dos jornadas bajamos de nuevoa Nanche Bazar, pasando por Pangboche (3.930m) y Tengboche (3.860 m), el famoso monasteriobudista más importante de la zona. Tras regresar a Katmandú, nos quedaban todavía tresdías que los dedicamos a las típicas compras de Tha-mel y visitas turísticas como Pashupati, Bhaktapur,Patan y los templos típicos de la caótica ciudad.Solo me queda agradecer al club y a la gente quele dedica parte de su tiempo a la organización detodo tipo de actividades, donde incluyo estas “ex-cursiones a Nepal”, y decir finalmente que a pesarde hacernos mayores, no renunciaremos a tentaruna de las “grandes”, que la ilusión de la infanciasigue intacta y que la esperanza de poder ascen-derlas permanece. Mientras tanto, hasta que lleguela oportunidad, disfrutaremos de otras cumbres yla amistad que se forja en estas aventuras.

Por el valle de Gokyo


Intuyo la ansiedad de mis trece compa-ñeros en la larga espera entre vuelos in-ternacionales en el mastodónticoaeropuerto de Doha. En cinco horasKathmandú estará ahí y la gran cordi-llera del planeta, el Himalaya, nos des-cubrirá sus entrañas y nos hará suyos.Difícil describir un viaje tan poliédrico yfascinante como el vivido a lo largo de15 días en el entorno del Everest, el granmonarca de las cumbres.

Como aperitivo para tomar concienciade encontrarnos en latitudes tan diferentes a las habituales en nuestro modus vivendi, la capital nepalínos desborda con su bullicio caótico, un caos paradójico pues todo allí es orden en el aparente desor-den: calles semiurbanizadas repletas de vetustos vehículos y personas, instalaciones eléctricas fuera decualquier norma, tráfico denso sin semaforización alguna pero en el que reina una autorregulación pro-digiosa, exenta de incidentes, que vivimos con tensión desde el interior de los taxis que nos trasladanraudos a los hitos más emblemáticos de esta urbe multicultural y medieval.

Desde allí, tras un vuelo fascinante hasta un minúsculo aeródromo en Lukla, apto sólo para pilotos muyversados, nos sumergimos en el mundo de las grandes montañas. Innumerables las que rebasan los

Por Ramón Tejedor

Paradojas en el techodel mundo

Lhotse

Cara norte del Ama Dablam

Montaneros interior 2014 15:anuario interior 16/12/15 17:21 Página 8


6.000 metros de altura y entretodas ellas brillan con luz propiacuatro cumbres de entre las seismás elevadas del mundo: Everest,Lhotse, Makalu y Cho Oyu. Perouna vez más quedará demostradaotra paradoja: el guarismo que de-termina la altura no lo es todo. ElAma Dablam, con sus 6.800 me-tros, es la constatación de cómo labelleza más emblemática no de-pende de la altura. Su presenciapermanente llenará nuestros díasde trekking y la perfección de susformas nos cautivará para siempre.

Descubrimos paisajes fascinantes,atardeceres inolvidables por incendiarios, bosques acogedores y cálidos, abismos y barrancos insondablessalvados por escalofriantes puentes colgantes. Y como nos gustan los retos añadidos acometemos con ilusiónla ascensión a dos cincomiles: el Nangkartshang (5.083 m.) y el Kala Pathar (5.545 m.) en las proximidadesdel Everest. ¿Qué decir de estos retos? Mejor callar, cerrar los ojos y recordar en la intimidad. Muy difícil na-rrar el cúmulo de emociones, abrazos y lágrimas al pisar estas cimas tras horas de esfuerzo y sufrimiento.Difícil también describir el entorno extraordinario y dilatado de montañas ciclópeas y bellísimas.

Pero aquí, en las estribaciones del Techo del Mundo, las montañas son sólo una parte del valor añadidoque inunda nuestras almas. Están sobre todo los sherpas de esta región del Khumbu. Este territorio haconocido un indudable avance socioeconómico con la llegada en los últimos 25 años de miles de mon-tañeros y turistas que vienen a descubrir estos paisajes. Pero las condiciones de vida son muy duras.Todo se portea por los caminos del Everest. Decenas de aldeas, hasta los 4.900 metros de altura, seabastecen a hombros de cientos de porteadores, algunos casi adolescentes, que transportan todo tipo

Pumori

Tawoche y Cholatse



de enseres, desde alimentos y utensilios hasta vigas para la construcción de edificios. Y siempre enestas gentes la sonrisa permanente, el namasté en su boca que da la bienvenida y desea lo mejor, elespíritu fraternal que emana de este territorio budista repleto de simbología espiritual (chortens, piedrasmani, ruedas y banderas de oración, monasterios). Esta es la mayor de las paradojas a los pies delTecho del Mundo. La telefonía móvil lo inunda todo, internet está omnipresente, encuentras red wifi encada lodge, pero las formas de vida, el porteo, la agricultura artesanal y autárquica, las infraestructuras,todo ello está anclado en muchas décadas atrás.

El neozelandés Edmund Hillary quien con Tenzing Norgay conquistara el Everest un ya lejano 29 demayo de 1953 dedicó su vida a promover conjuntamente con gobiernos occidentales y Organizacionesno gubernamentales nuevas perspectivas de vida para los habitantes del Khumbu. Las escuelas que en-contramos y el único hospital del área, en Kunde, son fruto de su empeño personal. Sin apoyo de la ad-ministración nepalí este hospital funciona sobre la base del voluntarismo de médicos occidentales que

aquí pasan temporadas de trabajo y gracias alas ayudas económicas para la cooperación aldesarrollo. Su eficiencia es muy notable: hanlogrado una drástica disminución de patolo-gías infantiles y han puesto en marcha eficacesprogramas de control de la natalidad.

Me quedo como síntesis del viaje con la son-risa de Ang, nuestro guía local, y con suabrazo de despedida. Quiere lo mejor parasu hijo de 16 años. Apuesta por su educacióny sueña con poderlo enviar a la universidadde Kathmandú. Espero regresar un día Ang,saludarte con un namasté franco y sincero yver que a los pies del Techo del Mundo tusueño se ha hecho realidad.

Proximidades de Lobuche

Porteadores



LA TRAGEDIACOMO EPÍLOGO

La fatalidad sacude inesperada-mente mi corazón. Semanas des-pués de escribir las líneasprecedentes un terrible terremotoasola Nepal sembrando la des-trucción y la muerte en Katmandúy sus montañas. El destino máscruel ha hecho su aparición súbi-tamente y en cuestión de minutosuna brutal sacudida ha cerce-nado la vida de miles de nepa-líes, esas gentes afables ytolerantes cuya sonrisa quedó im-presa en nuestras retinas. Tam-bién la vida de otros alpinistasque fueron a descubrir la bellezamás exquisita en el entorno del Techo del Mundo sin sospechar que el vecino Pumori extendería las ne-gras alas de la parca más cruel sobre ellos y sus sherpas.

Esta fatalidad se ha cebado con uno de los países más pobres del mundo. Pobre pero en el que la dig-nidad, la tolerancia y la convivencia entre personas de diferentes creencias religiosas y condición eraejemplar. Recreo abrumado los momentos vividos con quienes nos acompañaron en el fantástico viajepor las montañas. Lloro desolado pensando en Ang y su familia, en los proyectos para su hijo, me angustioante las imágenes de la ciudad de Katmandú herida cruelmente, de miles de supervivientes sin hogar ysin nada, de un excelso patrimonio cultural e histórico desaparecido y sin perspectivas de recuperación,de un país en el que la desesperanza se abate sobre su futuro dado que una buena parte de su economíaresidía en el turismo de montaña y no sabemos qué ha sido de sus aldeas e infraestructuras.

Tenemos la obligación moral de responder desde el pomposamente llamado primer mundo al silenciosolamento colectivo de la ciudadanía nepalí. Nunca la solidaridad fue tan urgente y perentoria comoahora. Quienes amamos las montañas y pensamos que éstas son inseparables de quienes allí habitandebemos aportar nuestro granode arena para que la frustraciónsocial fracase y la luz de la dig-nidad humana vuelva a iluminarel horizonte en Nepal.

Todas las iniciativas solidariasserán pocas. Por ello, desde Mon-tañeros de Aragón, con el re-cuerdo de viajes inolvidables queallí hemos hecho en los últimosaños, hemos querido contribuircon los recursos económicos re-caudados entre nuestros socios yamigos y la colaboración de Mé-dicos sin Fronteras a reforzar la feen el futuro de Nepal y sus gentes.

Everest y Nupse

En Namche Bazar



Una gran aventura siempre tiene un gran comienzo. Y así es como para mediados de verano Jonathan,Jordi y yo, Manu, nos juntamos a tomar una cerveza y decidir el plan que queríamos llevar en otoño.Así surgió la decisión de ir a Nepal.

Por Manu Córdova

Nueva Ruta "Shiva:Straight to the Top" al PicoChekigo (Cara Sur),1.200m de paredVI,M6,AI5/+ 6270m, en elValle de Rolwaling, Nepal


Tras un par de meses muy liado, llegó la hora desubirse al avión y comenzar un bonito viaje. Esta-mos a finales de octubre, y aunque algo tarde,partimos hacia Nepal, esta vez a adentrarnos enel Valle del Rolwaling, un valle en el que solo Jordi,de nosotros tres, había estado, pero ya hacía casi15 años, por lo que seguro que habría cambiadobastante.

La verdad que el comienzo fue todo rodado y enpoco más de dos días caminamos ya hacia lasmontañas. Nos queda una semana de trekkinghasta que alcancemos lo que tomaremos comocampo base, el pueblo de Na. Esta semana dis-curre por campos cultivados al comienzo, territorioselvático seguidamente y ya ambiente más desér-tico, estilo alta montaña, los dos últimos días, unsigno evidente de que ya estamos a cierta altitud.

Una vez llegamos a Na, nos encontramos connuestros amigos Oriol y Paula que ya estaban enel Valle de Rolwaling, explorando y haciendo di-versas ascensiones. Gracias a ellos, en un par dedías ya estábamos en las faldas del Chuquima Gopequeño, listos para repetir su vía “Infleti” (MDinf)

Oriol y Paula habían realizado unos días antes laprimera ascensión de esta montaña y nos habíancomentado que las vistas eran preciosas, por loque fuimos a por la segunda ascensión. Todavíaestábamos aclimatando, por lo que fue muy duroprogresar por las palas de nieve, pero a su vezfue muy satisfactorio. La vía tiene un largo de rocaal comienzo de más o menos IV y luego palas denieve hasta unos mixtos sencillos en la parte supe-rior. Es muy divertida, bonita y lo de las vistas estotalmente acertado. Una panorámica preciosadel Everest, Melungtse, Gaurishankar, Tegi RagiTau, Tengkampoche y muchos más pone la guinda

Imágenes de la ascensión al Chequigo


a un día precioso. Con esta ascen-sión concluimos nuestra fase deaclimatación y estábamos prepara-dos para ir a algún objetivo algomás severo.

Dos días de descanso con algúnpaseo y muchas horas de prismáti-cos, nos valieron para decidirnospor ir al pico Chekigo. Habíamosvisto una linea directa a la cumbrey no podíamos desperdiciar laoportunidad de abrirla. Estaba unpoco expuesta a la caída de los se-racs en la zona baja pero bueno,la idea era ir muy rápido por esazona y al final pensamos que notenían tan mala cara. Optamos porla idea de ir en el día, ya que con-

sideramos que de la pared podíamos salir y esonos iba a permitir “correr” más.

Empezamos la actividad a las 12 de la noche,con un largo de mixto (M5) un poco expuesto, yaque no se podía apenas proteger, pero el fríohabía hecho que el hielo cogiera consistencia ydaba confianza. Tras éste le sucedieron 4 largosmás de entre el M4 y el AI5 muy divertidos, aun-que debíamos correr y no pudimos parar a disfru-tarlos demasiado. Una vez superadas estasdificultades decidimos guardar una cuerda y pro-seguir por unas campas de nieve hasta nuestro“desvío a la izquierda”, donde ya estaríamos asalvo de los seracs. Ahora venían los tres escalonesque veíamos desde la base. Los tres primeros losteníamos claro, eran hielo. Uno fácil, el segundoun poco más complicado, como AI5 o 5+ y el in-terrogante estaba en el tercero. Un pequeño des-plome con carámbanos hizo que me emocionara.Ya estábamos a unos 6000m e íbamos a reso-plar, pero el largo pintaba divertido. Quedó unlargo bonito aunque un poco expuesto, ya quesolo se pudo colocar un seguro en el tramo difícily más o menos M6, pero muy entretenido. Unavez estuvimos los tres en esa reunión, solo queda-ban 300m de palas de nieve inconsistente y unpoco de mixto para llegar a la cima. Volvimos arecoger una cuerda y para arriba. Poco a pocofuimos subiendo por la pared hasta alcanzar lacima. Es una cima vertiginosa. La nieve inconsis-Imágenes de la ascensión al Chuquima


tente nos hizo tener que ir con muchísimo cuidadodesfilando por la arista. Aquí ya no estuvimos tantorato como en el Chuquima Go pequeño. Fueroncuatro fotos, dos vídeos y para abajo. Todavía nose había acabado. La idea era bajar por el flancoizquierdo de la montaña, pero teníamos un largotrozo de arista hasta alcanzar esa zona menos ver-tical. Nos costó un buen rato llegar hasta el lugardesde el cual comenzar el descenso de la pared,pero una vez allí solo quedaba rapelar y tener cui-dado de que no nos cayera nada encima.

La vía la llamamos “Shiva: Straight to the top” ytiene unas dificultades de VI, M6, AI5/+ y una lon-gitud de 1200m aprox. La abrimos en estilo alpinoen el día en 20 horas de actividad.

La verdad es que ha sido una suerte poder subirse aun monte cuyas ascensiones se cuentan con los dedosde una mano por una línea tan bonita y directa.

Tras esta ascensión y un día de descanso, dimos laexpedición por finalizada y volvimos muy contentospara casa. En tres días estábamos en Katmandú denuevo brindando con unas cervezas por la aperturatan bonita que habíamos podido hacer.

Imágenes de la ascensión al Chuquima


¡Esto es increíble!

A pesar del viento que corta como un cuchi-llo, acentuando el intenso frío reinante, nopuedo evitar quedar paralizado por el espec-táculo que se despliega ante mis maravilla-dos ojos.

Me encuentro de nuevo, cuarenta años des-pués, en el punto más alto del Huayna Potosí(6.088 m según GPS y 6.220 m según losantiguos mapas bolivianos), un nevado quese yergue sobre el altiplano, orgulloso y ais-lado sin pico alguno que le dispute la supre-macía en muchos kms a la redonda.

Se convierte en un apetecible objetivo desdeque, al descender del avión en el aeropuertodel Alto (4.100 m), divisas esa gigantesca pi-rámide blanca, trasunto de la montaña idealque dibujábamos de niños. Me parece men-tira poder volver a pisar esta cima cuatro dé-cadas después, siendo invadido por unaabrumadora alegría, sólo empañada por laausencia de mis compañeros de expediciónen este inolvidable momento, que parece pre-parado por el mejor coreógrafo. Durante nues-tra ascensión, hemos pasado de caminar enmedio de una helada noche cerrada, bajo uncielo abarrotado de millones de estrellas, queel frío hacia aún más brillantes, a acercarnosa la pirámide terminal con las primeras lucesde la aurora, recorriendo la afilada arista finalentre dos abismos, con el amanecer tiñendoel horizonte de rosa mientras, allá abajo, losvalles permanecían en la oscuridad. Justo enel momento de alcanzar el curioso mogote dehielo que corona la cima, asoma el primerrayo de sol pudiendo contemplar, extasiado,cómo el triángulo perfecto de la sombra delHuayna va creciendo, devorando a cada ins-tante decenas de kms de altiplano, pasandopor encima del inmenso lago Titicaca, hastatocar la lejana línea del horizonte.

Por Alejandro Cortés

¿Cuarenta años no es nada?A veces los sueños se cumplen…

Pasado este increíble e inolvidable minuto de maravillado asombro,a pesar de la gélida temperatura, me quito las gruesas manoplas y,protegido por los guantes de seda, me entrego a una orgía foto-gráfica para dejar constancia de tanta belleza aunque, en tres oca-siones, el frío bloquea la máquina. Debo entonces introducirla bajomi chaquetón de plumas hasta que se recupera y puedo proseguira duras penas.

Mientras saboreo unos chocolates con frutos secos puedo, finalmente,dedicarme a contemplar con detenimiento el grandioso panoramaque se extiende en todas las direcciones, desplegando su grandezacomo un gigantesco mapa en relieve.

El horizonte del norte está, como es habitual cubierto por un manto denubes extendido hasta el infinito, cubriendo las “yungas” tropicales,desplegadas miles de metros por debajo de nosotros.

Al O, a más de 100 kms. sobrevolando un mar de picos menores,la vista tropieza con los Chachacomani, Ancohuma, Illampu, todosellos por encima de los seis mil metros, reducidos por la distanciaa enormes masas blancas.

En el S los picos de 5000 m, aplastados por la perspectiva, pare-cen simples colinas que vigilan los numerosos lagos verde azulados,esparcidos como gemas preciosas sobre el pardo tapiz del alti-plano.

Por detrás de la hoy pedregosa Chacaltaya, por el E aparecen lasinverosímiles y abigarradas aglomeraciones de luces de La Paz y El


bolivianas, regresando el 29 de julio con elsiguiente resultado:

• Huayna Potosí (6220 m) Primer 6000aragonés ( por Zongo )

• Nevado Aragón (5670 m) Primera as-censión absoluta (vía arista SE)

• Cerro Riglos (5567 m) Primera ascensiónabsoluta (via montañeros de Aragón)

• Wila Luoje (5580 m) Primera ascensiónpor la cara sur o de los aragoneses

• Ayllaico (5420 m) Primera nacional entravesía integral

• Lipichani (5380 m) Primera nacional entravesía integral

Así mismo, se cartografió la zona del Ne-vado Aragón bautizando lugares como Co-llado Pirineos, Glaciar Zaragoza, Colladode los maños, etc

Las condiciones en que se realizaron estas ac-tividades, a pesar de la inestimable ayuda deAgustín Arrieta, resultarían cómicas sino fuesepor la dureza de las mismas. Como muestra po-demos indicar que los desplazamientos a losmacizos se hicieron mediante auto-stop, tra-bando conocimiento con todo tipo de vehículosde caja abierta (camiones, jeep, etc, tragandopolvo en cantidades industriales) y cerrada

Alto, custodiadas por los colosos nevados de Illimani y Mururata.

Podría permanecer indefinidamente en este increíble lugar, descu-briendo nuevas facetas de este paisaje espectacular, pero la pro-saica realidad impone el regreso pues nos esperan 1.400 m dedesnivel, salvando la empinada chimenea de hielo y las imprede-cibles grietas del glaciar, todavía cubiertas de nieve reciente, queimponen el ascenso nocturno y un temprano regreso matutino pues,al calor del sol abren sus gélidas bocas haciendo peligroso é incó-modo el transitar entre ellas.

Tras las correspondientes fotos de cima, procedo a atar, en la estacaque sirve de anclaje en este estrecho vértice, la cinta de la Virgen delPilar, que un compañero nos entregó con ese propósito cuando parti-mos,. Asimismo, como homenaje y ofrenda a la Pachamama, Diosa dela Tierra, por permitirme recorrer sin daño sus dominios, entierro en lanieve cuatro caramelos (hay que respetar las creencias locales), tras locual me despido de esta cima, cuyo recuerdo será imborrable para mí.

Durante el largo descenso me invaden multitud de recuerdos, comosi tratasen de crear la película de nuestra larga trayectoria hastaeste momento.

A esta temprana hora (apenas son las 7,30 h) el 23 de julio de1975, tres jóvenes montañeros aragoneses, Agustín Osés, JoséRacaj y Alejandro Cortés, tras salir de sus heladas tiendas estabanluchando por vencer las ultimas dificultades que la ascensión deesta preciosa montaña les oponía, para culminar su primera granaventura andina en la que llevaban inmersos tres intensas semanas,durante las cuales habían completado un bagaje de conquistas másque aceptable, sobre todo teniendo en cuenta los medios de quedisponían.

Todo había empezado en 1974, al comunicar Ramón Cóndor aun grupo de amigos la posibilidad de viajar a la Cordillera Real delos Andes Bolivianos, pues su antiguo compañero de cordada,Agustín Arrieta, residente hacía unos años en ese país por motivosprofesionales, le había ofrecido su casa en La Paz como base deoperaciones así como su asesoramiento sobre las posibles ascen-siones a realizar en esas increíbles montañas, por lo que sólo habíaque afrontar los gastos de viaje y alimentación. A pesar de que, enaquellos años, nuestros recursos económicos eran, por decirlo sua-vemente, más bien escasos, unos cuantos locos nos apuntamos aesa singular aventura, la primera expedición exclusivamente arago-nesa a los Andes.

Si bien, desde el principio, contamos con el apoyo del Club y dealgunos buenos amigos, por otra parte se creó un grupo de oposi-ción al proyecto por considerarlo “prematuro y poco factible” (losresultados obtenidos luego demostraron la inexctitud de dicho crite-rio) que originó que poco a poco solo quedásemos cuatro locosdispuestos al viaje. Para colmo Ramón Cóndor, promotor del pro-yecto, aprobó unas oposiciones en los últimos días, lo que impedíade modo taxativo su viaje a Bolivia.

El 1 de julio de 1975, pertrechados con nuestro material particular,un credi vuelo de Iberia ( a pagar al regreso), con menos perras enel bolsillo que Tarzán cuando se baña, pero con una enorme cargade ilusión en sus petates, salían tres ilusionados jóvenes hacia tierras

El Huayna desde el Refugio

Laderas superiores del Huayna


como por ejemplo una ambulancia (con enfermo y todo);el cocinar al aire libre por no disponer de propano y usarhornillos de gasolina, etc, etc, etc….

Por todo ello no es extraño, que esta aventura resultasepara nosotros una excepcional experiencia cuyo re-cuerdo ni el tiempo ni otras actividades posteriores, in-cluso en el Himalaya, pudieron mitigar.

Como prueba de ello, aunque nuestras vidas transcurrie-ron por cauces profesionales y familiares muy diversoscuando , décadas después, la gozosa y anhelada jubila-ción nos permitió reunirnos y, junto con otros buenos ca-maradas, reanudar las salidas a la montaña recordandoviejas batallas y disfrutando de las nuevas, ya en el 2012empezó a cobrar cuerpo la posibilidad de volver a Boli-via, no para repetir aquella aventura (el agua del rio nopasa jamás dos veces por el mismo sitio) sino para com-probar si, al paso de los años, habíamos magnificado endemasía nuestras actividades en el andino país.

Además, para dar lustre y empaque al proyecto, en julio2015 se cumplían 40 años de aquella empresa ¿Quémejor ocasión? Dicho y hecho. Como las circunstanciaspersonales de algunos miembros del grupo, desaconse-jaban las salidas de varios días y los fines de semanaeran para estar con la familia, decidimos salir a la mon-taña martes y jueves. Como método de entrenamiento efi-caz buscamos ascensiones de fuerte desnivel, inclusosituadas a cotas medias, para ascender lo más rápidoposible y descender también con celeridad. Así mismo,realizamos un par de salidas invernales, de 8 a 10 días,a la Cordillera del Atlas, pues ofrece un buen número deascensiones a picos de 4000 metros, con un coste sensi-blemente inferior a un viaje a Alpes.

El ahorro de recursos era tema importante pues, desdeel principio, pretendíamos que nuestro “Huayna Potosi40 años después” como bautizamos nuestro proyecto lofinanciaríamos nosotros íntegramente, sin por ello des-

deñar las ayudas altruistas que nos pudiesen llegar (nollego ninguna, cosa de la crisis….) . Nuestra idea inicialse confirmó al comunicarnos el Club su total disposiciónpara ayudarnos en temas de difusión del proyecto, con-tactos institucionales, etc. etc… pero en lo relativo a ayu-das financieras el tema era inviable, dada la situacióneconómica en general.

Todos poseíamos el material necesario para afrontaresas alturas pues, recientemente y por separado, había-mos llevado a cabo proyectos similares, tanto en Andescomo en el Himalaya lo cual suponía un valioso activo.Por lo que respecta a la logística decidimos recurrir auna agencia boliviana de aventura que Pepe conocíade visita anterior, para que se encargase de todo lo re-ferente a nuestra estancia en ese país, desde alojamien-tos a porteadores, desplazamientos, etc…

Al fin, el 4 de julio de 2015, nos recibía en el aero-puerto del Alto una fría y lluviosa mañana, que en el cer-cano altiplano era nieve. Primera sorpresa: el pobladode un par de miles de habitantes que conocimos ahoraera una ciudad independiente de ¡un millón y pico dealmas! Bajando a La Paz, por la nueva autovía, sigue elasombro: Si en 1975 nos pareció una ciudad (500.000 hab.) de grandes contrastes entre barrios muypobres encaramados en las laderas del barranco Chu-guiaguillo, mientras las clases dirigentes ocupaban laszonas bajas, mas cómodas y acogedoras, ahora todose había multiplicado exponencialmente: 1.500.000hab, las modestas casas subían por pendientes inverosí-miles, el antiguo centro histórico se había degradadoconsiderablemente y los nuevos barrios residenciales sealejaban de él, a lo largo de los cauces de las diversasquebradas de la zona.

Tras un breve intervalo de día y medio combatiendo el“soroche” o mal de altura boliviano, a base de infusio-nes de coca, dispensados por el hotel de forma abun-dante y gratuita, en la tarde del día 5 de julio partimoshacia el Salar de Uyuni para un recorrido de tres días,por alturas entre los 4100 y los 5000 metros, finalizadoel cual, nos trasladamos a Potosí (4120 metros) para vi-sitar sus famosas minas de plata, con intención de regre-sar la noche siguiente a La Paz para iniciar el periodode ascensiones propiamente dicho.

Pero el hombre propone y….Al llegar a esta histórica ciu-dad nos encontramos con un “bloqueo ciudadano”, de-nominación local para una huelga general, iniciadaalgunos días antes, paralizando totalmente la ciudad eimpidiendo además la salida de la misma en cualquiermedio de transporte. Una vez superado el monumentalcabreo que nos produjo la tremenda irresponsabilidadde nuestra Agencia, enviándonos a una ciudad sitiada,nos pusimos en contacto telefónico con ellos y la Emba-jada de España en La Paz para que solucionaran el pro-blema lo antes posible. Sin embargo las escasas 20

Cima del Austria. Al fondo el Condoriri


horas previstas se convirtieron en más de 50, vividas enla total incertidumbre sobre el final de este insólito inci-dente. Al final fue la Policía Boliviana la que nos sacóde allí, cabalgando en cinco motos todoterreno (connuestras mochilas a la espalda), manejadas con maestríapor cinco impresionantes agentes antidisturbios comple-tamente pertrechados, dirigidos por un amable y deci-dido teniente. Gracias a semejante escolta pudimossortear las numerosas barreras que cortaban la salida dela ciudad (una de ellas con varias decenas de camionescruzados en el vial), hasta alcanzar el punto donde au-tobuses y taxis, que no habían podido entrar, esperabana los viajeros que pudiesen sortear el bloqueo, para asírentabilizar su viaje de regreso. Como muestra de la gra-vedad de la situación, baste decir que solo nosotros detodos los extranjeros que visitaban la ciudad, pudimosser rescatados, el resto tuvo que esperar más de 10 días.

Tras viajar toda la noche y descansar un día entero, el11 de julio salíamos ¡¡por fin!! en dirección al macizode Condoriri. No obstante, la mala planificación de laagencia se hizo patente una vez más pues entre unascosas y otras hasta las 14 horas no iniciamos la marchaa pie hacia el Campo Base, aunque estaba previsto as-cender al Pico Austria (5320 m) ese mismo día. A buenritmo, llegamos al C.B. a las 16 horas y, casi sin parar,atacamos las fuertes pendientes del Austria, alcanzandosu cima en dos horas y cuarto de rápida ascensión, apesar de que un guía nativo nos aseguró que no llegarí-amos antes de las 21 horas, en plena noche. Teniendoen cuenta que el desnivel salvado esa tarde desde elcoche rondaba los 1000 metros de desnivel, podemossentirnos muy satisfechos de nuestra forma física. Sin em-bargo en la cima apenas podemos echar un vistazo almajestuoso Condoriri, teñido de rojo por el sol poniente.Hace 40 años debimos renunciar a él por las malas con-diciones de la nieve, pero esa dura decisión nos salvóla vida pues, al día siguiente, 5 miembros de una expe-dición checoslovaca perecían allí, arrastrados por un gi-gantesco alud. De noche cerrada, a la luz de las linternasllegamos al Campo Base decidiendo atacar el PequeñoAlpamayo al día siguiente.

Tras una noche que se nos hace corta, a primera hora yaestamos ascendiendo el agrietado pero precioso glaciarde Tarija, con un duro hielo perfecto para los crampones,aunque al salir el sol se levante un viento cada vez másfuerte. Al llegar al Collado de Tarija, de donde parte laafilada arista del Pequeño Alpamayo, las ráfagas son detal potencia que nos hacen comprender que ese día nopisaremos la cima. Como compensación disfrutamos dela visión del conjunto de afilados picos que nos rodean,la mayor parte de ellos despojado de su manto glaciarpor el cambio climático. No sucede lo mismo en el sectordonde nos encontramos, al igual que en el pico que danombre al macizo pues recuerda a la figura de un cóndorcon las alas desplegadas, así que disfrutamos del des-

censo por este precioso glaciar con el telón de fondo delinmenso altiplano, salpicado de lagunas.

Precisamente a orillas de la más cercana se halla nues-tro C.B. Al llegar a él nos encontramos con un inespe-rado regalito. Una familia de pescadores faenan en ellacon su barca (¿cómo la habrán subido hasta aquí?), ha-biendo obtenido hoy una buena captura, circunstanciaaprovechada por nuestro simpático y astuto cocinero,Sabino, para adquirir unas hermosas y sabrosísimas tru-chas, cuyo increíble sabor mitiga la decepción de hoy.

Como según Roque, nuestro guía, un cordial y atléticoaymará, el viento va a mantenerse, nos acogeremos alplan B dedicando los dos próximos días a una travesíahacia el Huayna, atravesando varios collados por en-cima de los 5.000 m. para completar así nuestra pre-paración. La idea es llegar al valle de Milluni, subiendoluego al collado de Zongo, donde se halla el refugiobase de nuestra Agencia, desde el que atacaremos ¡porfin! el Huayna. ¡Qué ganas tenemos!

Los primeros rayos de sol nos encuentran en el colladode Jallayco (5.020 m) contemplando la majestuosa siluetade “nuestro pico” a más de 20 kms a vuelo de pájaro,por supuesto muchos más en la ruta a pie, pero como nosabemos volar…… A lo largo del día vamos “disfrutando”de continuas subidas y bajadas, cruzando enormes que-bradas, de empinadas laderas cubiertas por inmensos pe-dregales, cuyo fondo llano evidencia su origen glaciar,tapizado por una áspera hierba pacida con delectaciónpor los diversos rebaños de llamas y vicuñas que encon-tramos a nuestro paso. Cada collado nos muestra unpoco, muy poco, más cercano el Huayna.

Como cuentas de un gigantesco rosario vamos pasandopor una larga serie de lagunas, algunas de gran ta-maño: Tuni, Sura Quta, Wichu Quta, Janko Quta, Espe-ranza….y otras menores cuyo nombre incluso Roque oSabino desconocen, alcanzando a media tarde el fondo

Cima del Huayna Potosi


de un extenso y plano circo, cerrado por un lado por lainmensa muralla glaciar de la cara oeste del Huaynaempequeñeciendo al precioso Nevado Maria Lloco(5.222 m,) situado a su sombra, mientras el resto lo li-mitan unas crestas menores que lo separan del valle deMilluni. Pernoctaremos aquí, en unas rústicas chozas deparedes de barro y techo de paja pero, antes de que elsol se ponga, vamos a contemplar admirados la enormepared oeste, hasta hace muy poco una de las grandesrutas de hielo de Andes, hoy convertida en una vía im-practicable casi todo el año, debido al calentamientoglobal, según nos confirma Roque. Volvemos a las cho-zas y ¡a dormir! que la jornada ha sido larga.

El amanecer nos pilla de pie y con la boca abierta. Hanevado por la noche, se acerca un frente de ominoso as-pecto y hace un frio polar. Esssstupendo. No hay comoempezar el día con buen pie, y este debe estar cojo puesa cada momento la cosa se pone peor. Haciendo de tri-pas corazón, salimos hacia la cresta que nos separa denuestro destino, acompañados de un pertinaz “mataca-bras” que, a ratos, se convierte en granizo, “amenizando”los continuos repechos y descensos a través de un monó-tono y árido paisaje. Tras varias horas, que se hacen eter-nas, alcanzamos la divisoria envueltos en nubes queocultan el cercano macizo del Huayna, descendiendo alvalle de Milluni, donde nos espera ¡una furgoneta de laAgencia! que el habilidoso Roque ha conseguido llamar(¿Cómo? Nosotros no tenemos cobertura…) para abre-viar esta “encantadora” jornada. En poco más de mediahora nos deja ante la puerta del refugio.

Por el camino hemos podido constatar los enormes cam-bios en el entorno. En 1975 unas chozas desvencijadasconstituían el único cobijo posible, como bien pudimoscomprobar personalmente. Hoy ¡ocho refugios! se distri-buyen alrededor del embalse de Zongo, no en balde laequívoca etiqueta de ser el” seis mil más fácil” lo hace elmás visitado de Andes, pero la realidad es que, a pesarde haber perdido sus neveros inferiores, comenzando elglaciar continuo a más de 5.000 m., el Huayna sigueoponiendo sus enormes dimensiones, con un largo reco-rrido hasta la cima a efectuar en dos días lo que, unidoal “soroche”, provoca un porcentaje de abandonos, in-cluso en las laderas inferiores, de más de dos tercios delos confiados turistas que las agencias llevan hasta allí.

Nuestro refugio se encuentra a 4.530 m. en la margendcha del embalse, entre la presa y la carretera de Millunia La Paz, con un emplazamiento y una vista del Huaynaprivilegiados, no en balde fue el primero que se instaló.Lo encontramos totalmente abarrotado pues el grupo decima ha regresado por el mal tiempo y el que debíasubir al Campo Alto no lo ha hecho, por el mismo mo-tivo. Vamos a explicar cómo organizan el ascenso lasagencias (prácticamente no hay andinistas por libre…)

Hoy, al igual que ayer, la ascensión se realiza en dos

etapas. En la primera se progresa, a lo largo de unenorme contrafuerte, por empinadas laderas y afiladascrestas (ayer de nieve y hielo, hoy de roca, grava y tie-rra) para pernoctar en el Campo Alto, entre los 5.200-5.300 m, intervalo en el que se escalonan: Un refugiode piedra, otro de módulos prefabricados, un tercero enconstrucción y el último y más elevado de cúpulas isotér-micas (el nuestro). El efecto visual, medio ambiental, pai-sajístico, etc, etc, que semejante aglomeración producees indescriptible. Parece mentira que una aberracióncomo esta haya podido producirse. Hace cuatro déca-das acarreamos todo nuestro equipo, tiendas incluidas,hasta el Campo Argentino a 5.600 m sin ayuda nin-guna.

La segunda etapa empieza de madrugada, para estarde regreso en el refugio antes de las 10 a.m. descen-diendo a continuación al C.B. A partir de esa hora elglaciar se vuelve peligroso de transitar. La situación secomplica si ha nevado recientemente, cubriendo las grie-tas, por lo que la ayuda de un guía de la zona es másque recomendable. Aparte de esto hay que superar unachimenea de hielo de unos 25 m y 60-70 grados, pasoobligado a los campos superiores, atravesados los cua-les se ataca la empinada pirámide terminal para alcan-zar la afilada arista final y, cabalgando entre dosabismos, llegar a la cima. En 1975 ascendimos de día,llegando a la cima a las 13,15 h. superando una gi-gantesca rimaya y varias placas de hielo entre 60-70grados, siendo el resto igual pero ahora el glaciar estámucho más quebrado.

Según lo previsto, mañana descansaremos (a ver si pasael temporal…) y seguramente daremos un paseo por labase del pico. No sabíamos lo que nos esperaba… Porla mañana estalla la noticia: Tras el habitual control ma-tinal de tensión, medicación, etc (todos somos sesentonesgarridos…) Ramón y Agustín comprueban, estupefactos,que su tensión se ha descompensado totalmente (estánen 19-9) impidiéndoles soñar siquiera en intentar la as-censión y debiendo regresar a La Paz sin tardanza. Enese momento, si nos pinchan no sale sangre. Tantos es-fuerzos, salidas, preparativos, etc inutilizados por un im-previsible problema de salud. No es justo.

Como quejarse nada arregla, al mediodía parten parala capital. No es preciso describir el estado anímico detodos nosotros. Pasamos la tarde, Pepe y yo, como enun sueño mirando constantemente la evolución de lasnubes, entrando, saliendo, acostándonos, levantándo-nos, haciendo y deshaciendo la mochila… Vamos, comogatos enjaulados. Poco a poco nos calmamos acep-tando lo inevitable, contribuyendo a ello Roque, asegu-rándonos un periodo de buen tiempo de dos o tres días.

El 17 de julio pisábamos, por fin, las primeras laderasdel Huayna. Según ascendemos acuden los recuerdoscomprobando los enormes cambios producidos desde


nuestra primera ascensión. Donde una lengua glaciarcubría un valle, hoy una laguna ocupa su lugar; las aris-tas nevadas de antaño son crestas de roca, tierra y hielo,obligando al uso de cuerdas fijas dado lo inestable ypeligroso de la ruta; el vecino macizo de Chacaltaya,enclave entonces de la pista de esquí más alta delmundo y en cuyas nevadas cumbres iniciamos entoncesnuestra aventura andina, hoy es un inmenso y árido pe-dregal…Como compensación, el día es radiante aun-que muy frio y la visibilidad casi ilimitada.

Tras pasar por el caótico enclave de los tres refugiosamontonados en un rellano del empinado contrafuerte, al-canzamos el final del mismo donde, justo al lado del gla-ciar superior, se encuentra nuestro Campo Alto,compuesto por varias amplias cúpulas isotérmicas, un ba-rracón cocina y un WC ecológico, privilegiada atalayadesde la que contemplar las nevadas moles de los Illi-mani, Tiquimani y cientos de picos menores, hoy despo-jados del manto blanco que hace años los cubría; laincreíblemente extensa capa de nubes que cubre, casipermanentemente, las tropicales “yungas” que se extien-den miles de metros más abajo; la cima del Huayna sobrenosotros muy, muy arriba y muy, muy lejos aún….Es enese momento, y sólo entonces, cuando sentimos que po-demos decir emocionados: ¡Hola a todos!¡Hemos vuelto!

Tras unas pocas pero intensas horas de descanso, sali-mos al helado exterior, en plena noche cerrada, bienabrigados y con el ánimo a tope para completar el úl-timo episodio de esta aventura. La monotonía de las tra-vesías nocturnas convierte los movimientos enmecánicos: mantienes tu ritmo, vigilas que la cuerda estétensa, no pisarla con los crampones, soltar cuerda en elpaso de una grieta, recogerla después, etc, etc. Pero lasuperación de los 25 m. de la chimenea de hielo, bajola cual se abre una profunda rimaya, despierta todosnuestros sentidos. No hay que descuidarse en este difícil

y expuesto paso, aunque resulta más seguro de lo pre-visto pues el hielo es de excelente calidad.

Llegados a la zona superior, la capa de nieve reciente esmás espesa, cubriendo totalmente las grietas, por lo que ex-tremamos las precauciones. De repente, tras superar unlomo nevado, aparece en el negro horizonte una increíble-mente extensa aglomeración luminosa. Es la ciudad de ElAlto. Vista desde estas soledades parece pertenecer a otroplaneta.

Pero, cuando ya nos acercamos a la enhiesta pirámideterminal, Pepe se detiene y me dice:

• Yo me vuelvo, no sigo. Nos quedan 1.400 m dedescenso y quiero estar en condiciones de volvercon seguridad. Continúa tú.

• ¡Pero Pepe, que falta una hora o poco más!

Mis argumentos resultan inútiles ante su decidida actitud.Me admira su serenidad ante una decisión tan impor-tante. No sé si yo sería capaz de actuar con tanta ente-reza, pero comprendo que lo lleva pensando un buenrato. Así que nos separamos, él con el jovial Roque y yocon el adusto Mario al que conocí ayer mismo. Comoel horizonte se va tiñendo de rosa, remontamos a ritmorápido las duras pendientes de la pirámide terminal, al-canzando pronto la afilada arista final, la seguimos y…

En este momento mis recuerdos se interrumpen pueshemos llegado al Campo Alto, donde un entusiasta Pepeme espera para fundirnos en un interminable abrazo, quepronto compartiremos con nuestros amigos en La Paz.

Ya está, lo hemos conseguido. Hemos vuelto al Huaynacuarenta años después, mas curtidos, con más cicatricesy achaques pero con la misma ilusión, ambición y respetoque entonces. A veces los sueños se cumplen con creces.Ahora a seguir soñando… ¿Cuál será el siguiente….?

Alejandro Cortes 1975 Agustin Oses 1975 Jose Racaj 1975 Ramon Condor 1975


Hace un siglo el alpinismo tuvo su hueco en los Jue-gos Olímpicos. Además, entre la primera guerra mun-dial (sobre la que hace ya 100 años quecomenzara) y los años 30, escalar la cara norte delEiger se convirtió en una conquista de gran enverga-dura para los países europeos.

En los primeros intentos de escalar esta vertiente so-brecogedora, fue el equipo liderado por AndreasHinterstoisser y Toni Kurz quienes descubrieron el ca-mino en 1936. Fue una historia imborrable y cruelpara el alpinismo. Durante su ascenso, unos despren-dimientos fortuitos obligaron a una retirada que,horas más tarde, se convertiría en una lucha por lasupervivencia. Durante su retirada, uno a uno los al-pinistas fallecieron como si de una broma macabradel destino se tratara. Toni Kurz, último supervivientedel equipo, murió extenuado colgado de su cuerdabloqueada durante un rapel desplomado con1000m de vacío bajo su cuerpo, ante la imposibili-dad del equipo de rescate de llegar hasta él. La fotocon su cuerpo congelado dio la vuelta al mundo, yaún hoy en día estremece esta estampa. Tras esta trá-gica historia, fue un equipo austríaco-alemán quienesalcanzaron la cima en 1938, siendo un excelenteescaparate para Hitler en su propaganda racistaantes del comienzo de la segunda guerra mundial.

Tras estos apuntes históricos, y lejos de cualquier com-paración, la cara norte de la Pala de Ip (2.779m.)concentra los mayores retos del pirineísmo invernalde las últimas 2 décadas. Con una pendiente mediaque ronda los 55º, una roca deleznable y una reti-rada siempre comprometida, ascender cualquiera delas pocas rutas abiertas en su cara norte, incluido enel estío, hollar su cima merece una celebración.

Cuando no hay opción a esquiar fuera de pistas porprecaución ante cualquier daño físico, significa quela nieve está perfecta para escalar. Con este exce-lente campo de juego que se presentó en el Pirineoaragonés a final del 2014 y comienzo del 2015,los pirineístas sienten una sensación de actividad por-que saben que es el momento adecuado para ascen-der alguna ruta invernal. De esta manera, Manolo yyo centramos nuestra atención y energía para dirigir-nos a la cara norte de la Pala de Ip e intentar la rutaUrsi-Forn, en los días más cortos del invierno. Estaruta podemos dividirla en 3 partes bien diferencia-das: la primera, en roca difícil; la segunda, en nieve-hielo con tramos semisecos; y la última, enpendientes muy mantenidas a 50º. Una vez supe-

Por David CastilloEl espectro de Toni Kurz

Comienzo de la ascensión

Mismo largo desde arriba

2º largo. Mixto obligado con pies romos


rada la primera parte, la retirada se antojamuy difícil.

Con tablas de esquí, realizamos una aproxi-mación por la estación de Formigal hasta elcollado de Izas. Desde este punto, diagonaldescendente hasta detenerse las tablas. Eneste punto, y al abrigo de una gran roca, mon-tamos una pequeña tienda, donde cenamosy dormimos unas pocas horas. En la madru-gada siguiente nos plantamos rápidamente apie de la ruta. El azar hizo que me tocara laprimera parte, y tras volar inesperadamentesobre un friend en el penúltimo largo serio (conpie de gato se hubiera escalado muchomejor), cogió el relevo mi compañero quiense ventilaría un largo descompuesto rápida-mente. La siguiente tirada, una gran travesíaen hielo escaso sobre un desplome, y con elrecuerdo de la caída en la cabeza, me obligóa montar reunión y ceder el turno a Manolopara el resto de largos. Pocos minutos después de encen-der el frontal, alcanzamos con las cuerdas en la mochila,la deseada cima de la Pala de Ip por su ruta Ursi-Forn.Emocionante momento. Apenas 5 segundos en la cima,suficientes para estrecharnos la mano y felicitar personal-mente a Manolo por su entrega, y comenzaríamos el des-censo en medio de la oscuridad.

Ninguno habíamos estado en este punto con anterioridad,y para bajar nos guiaríamos por una reseña que sigue elespolón este hacia un gran collado tras dos rapeles, y deeste punto a un segundo collado donde finaliza un grancorredor de nieve. Con esta idea, comenzábamos a des-trepar lentamente por el espolón al mismo tiempo que elviento sur, frío, y del cual habíamos estado protegidos du-rante la actividad, nos azotaba con violencia.

Orientarnos en la oscuridad sería complicado,y por intuición supimos que bajo nuestros piesse abría un cortado por donde debemos rapelar.Unos bloques, pesados pero sueltos, nos asegu-raron una primera instalación de rapel. Mi com-pañero en este momento comenzaba abalbucear. El viento y el frío le estaban haciendobajar su temperatura corporal rápidamente, ytras las primeras náuseas, los vómitos se presen-taron sin remedio. Sus manos, estaban paraliza-das por el frío, y la situación fue comprometida.

– El helicóptero no vuela de noche, verdad?-le pregunté, con las mismas ganas de lle-gar a tierra que hacía unas horas. - No.

Sin poder hacer nada por él, comencé a ra-pelar en medio de la ventisca. No quedabamás opción que bajar por nuestros propios me-dios por un terreno difícil y desconocido,donde las condiciones climatológicas y la os-

curidad aumentaban el riesgo del descenso. Cerca yadel final de de este rapel, a mi izquierda apareció otrobloque, con un gran lazo y un mosquetón. Adiviné quese trataba de una instalación de rápel. -Este cordino nopuede haberse olvidado casualmente, pensé. Así que seancló a él, y gritó: Reunión!. Noté como Manolo comen-zaba a rapelar, y adiviné que se acercaba a la reuniónpor el haz de luz de su frontal. En breves, los dos está-bamos anclados al mismo bloque. Comenzamos a recu-perar la cuerda, rezando para que las ráfagas noatascara las mismas en los numerosos bloques que se en-contraron durante este ràpel. El viento era cada vez másfuerte, pero debíamos seguir el descenso en medio delfrío y la oscuridad. Comenzé a rapelar nuevamente, pri-mero por un terreno tumbado que poco a poco cogió

3er largo. Caminando hacia una bavaresa de piolets

4º largo. Laberinto sobre unos centímetros de hielo precario


verticalidad y rápidamente apareció un volado. Me paréun momento antes de afrontarlo, pero el frontal no alum-braba claramente el final del mismo. Sabiendo que lainstalación anterior correspondía a un ràpel, y como novi ninguno en medio, este debía acabar de manera fa-vorable. Así que con esta idea me lancé decidido haciael oscuro desplome, en medio del viento y la oscuridad.

10 metros por debajo de la cornisa, ya en el desplome,comprobé como una de mis cuerdas estaba atascada 15metros a mi derecha. La otra cuerda, quedaba libre peroenmarañada. Ambas, al igual que mi cuerpo, sufríamossacudidas por las huracanadas ráfagas de viento. El frontalahora sí alumbraba el suelo, a unos 12 metros por debajode mí. El atasco de la cuerda me impedía poner pie entierra, y por más que tiraba de la misma cuerda blo-queada, no conseguía liberarla. Al mismo tiempo, tratabade mantenerme en un plano respecto a la pared. La situa-

ción en la que me encontraba, me obligaba aactuar rápidamente. Pensé en jumarear el des-plome, en medio del huracán, y así lo intenté.La escasez de medios de fortuna con la quecontaba y el viento le impedían avanzar haciaarriba. El vaivén, la ventisca, el frío y la transpi-ración, hacían que no pudiera ver más que deforma borrosa. Mis gritos de auxilio no podíansuperar el desplome. En pocos segundos, el pre-sagio de un espectro me apareció. La imagende Toni Kurz llegó a mi cerebro y con esta elhorror ante un nuevo dramático desenlace. Losminutos pasaban y el arnés empezaba a apre-tar por la zona de las perneras. De repentellegó el recuerdo de otro alpinista desapare-cido, Bunny. Dos grandes alpinistas, fallecidosen un rapel en 80 años de diferencia. Sería yoel próximo en fallecer durante un rapel? Mien-tras Manolo permanecía en la reunión pregun-

tándose qué pasaba, intentando entrar en calor ydesconociendo todo lo que acontecía a pocos metros dedistancia, preocupado por el largo tiempo que llevabanlas cuerdas tensas. En su cabeza rondaba que había sidoalcanzado por alguna piedra y permanecía inconsciente.

M, tras esperar un largo rato a comenzar su rápel, pudodestrepar asegurado a un cordino autoblequeante hastala cornisa, y pudo contactar verbalmente con D. Nopodía hacer nada, su hipotermia le impedía maniobrarcon claridad, y montar un polipasto sería inviable.

Más abajo, tuve que tomar una decisión, debía actuar.Mi vida pendía de un hilo, nunca mejor dicho. El frontalno alumbraba bien, pero pude calcular los metros que que-daban para llegar al suelo. A continuación, tiré a pulsode la cuerda bloqueada hasta que no pude más, y sinpensarlo más, en menos de un suspiró corté la cuerda pordonde alcanzó mi brazo estirado. Continué con el rápelhasta que se acabó la cuerda, 2 metros sobre el suelo, yen el momento en el que el viento me dejaba en una po-

sición óptima, deslicé la cuerda y salté a la pen-diente de nieve con el piolet en la otra manopara realizar una hipotética autodetención encaso de que me resbalara.

Tras unos minutos ambos alpinistas se juntaronpor fin, aunque su aventura continuó hasta al-canzar la tienda de campaña tres horas des-pués. Un corredor en la oscuridad, con nuevosràpeles desconocidos y abandono de clavosnos esperaba, pero sólo era ya cuestióntiempo el poder alcanzar la tienda y fundirnieve para preparar un caldo. Pocas horasdespués, en la siguiente madrugada, comen-zábamos a desmontar la tienda y volver a loscoches. Un desayuno de dioses nos esperaba.Habíamos escapado a los fantasmas.

Travesía sobre los desplomes amarillos. Los tornillos cortossolo entran a la mitad de su longitud

13-1-15 Estado general de la cara N. de Pala de Ip


Se acabó el frío invierno y parece que con la pri-mavera llegan las ganas de salir de la madri-guera y emigrar hacia tierras donde aún quedealgo de hielo que picar, así que tras un largoviaje (bueno, dos, yo desde Villanúa y el enanodesde Escocia) nos encontramos en Chamonix.

Este invierno no hemos escalado juntos desdeque en enero Chema marchó a Escocia, así queya hay ganas de volver a hacer alguna gambe-rrada juntos.

Después de ver llover unos días en Chamonix,por fin parece que dan buen tiempo durante tresdías seguidos, así que tras unas gestiones parasaber condiciones tenemos pocas dudas. Aquí en el valle hay muchas clásicas enmuy buenas condiciones, pero Chema, que tiene relación con la élite, habla conUeli y le comenta que hay buenas condiciones en la norte del Eiger, que hay quedejar purgar la pared un día de buen tiempo y al siguiente ya no habrá ni restode las nevadas de los días anteriores. No hay duda, allí nos vamos.

Viajamos con calma desde Chamonix hasta Grindelwald y aparcamos a mediahora del pueblo en un apartadero de la carretera. Allí todo es de pago y no nossobra el dinero, así que nos toca andar un poco más, pero no pasa nada, aúnestamos frescos.

Preparamos todo el material y comemos antes de subir a coger el tren que nos lle-vará a Kleine Scheidegg, punto de partida para la norte del Eiger.

Una vez en la estación pensamos que se nos están riendo en la cara, 60 eurospor el billete de tren que vamos a coger por menos de 10 minutos. Al final pasa-mos por el aro, pero no sin el previo mosqueo.

Ya estamos, hemos encontrado un buen sitio para dormir en una caseta de man-tenimiento cercana a la estación, es media tarde y poco más tenemos que hacer.Decidir a qué hora despertarnos mañana, comer, beber y dormir... Qué vida másdura!!!

Llegó el día, suena el despertador y un té recién hecho nos calienta el estómagomientras recogemos los sacos y preparamos las mochilas. El día va a ser largo,no hemos madrugado mucho y cuando miramos a la pared ya hay gente entrandoa la vía, incluso se ven luces de gente que ha vivaqueado a media pared.

Aproximamos de frente por unas pen-dientes que nos hacen empezar asudar, a pesar del frío amanecer ypronto estamos metidos en pared. Nosatamos y avanzamos en ensamble bas-tante rápido hasta el pie de la fisura di-fícil, donde monto reunión. Acabamosde adelantar a dos cordadas y elenano sale como un rayo tras recogerlos cacharros que me quedan en elarnés.

Por la fisura difícil, como su nombre in-dica, no se pasa silbando, por lomenos nosotros, así que Chema sepelea durante un rato con la roca, pio-lets y crampones, hasta que me dice "alloro que voy a acerar" ¿estamos locos?¿a qué estabas esperando? A partir deese momento todo va más fluido. Mequedo helado en la reunión, pero alpoco rato ya me pongo en movimientoy este largo hace que me caliente rá-pido.

Norte del Eiger.Un sueño hecho realidad

Por Jorge Galve


Después de la fisura difícil avanzamos en ensamble y lle-gamos rápido a la travesía Hinterstoisser. Encontramoshielo bueno y la cuerda fija que presumíamos estaba en-terrada, pero a mitad de travesía el hielo desaparece y lacuerda fija nos gritaba "¡¡¡agárrame!!!" así que sin soltarlahasta la siguiente reunión. De aquí, otro largo peleón demixto y con el primer tramo todavía con cuerda fija quefacilitaba bastante la cosa.

Entramos en el primer nevero y ahora toca avanzar a ratos

a ensamble y otros a largos hasta el segundo nevero. Estetramo me pareció uno de los más bonitos de la vía, si noel que más. Sin ser extremadamente difíciles, son largosde hielo fino y con pocas posibilidades de protección,pero como aún íbamos frescos, los disfrutamos bastante.Hasta las "pequeñas" purgas nos hacían gracia y volvíanla cosa más entretenida.

Llegamos al segundo nevero y de momento todo va bien.Lo superamos en vertical al principio y después en travesíaa la izquierda, espectacular la panorámica que se tieneaquí. Seguimos en ensamble y salimos del nevero por unlargo bastante guapo, aún tenemos fuerzas y humor y todonos parece maravilloso.

Vamos en busca de la plancha, el hielo sigue bueno, quizádemasiado duro (supongo que lo normal) y avanzamos rá-pido hasta lo que intuimos que es el vivac de la muerte,hay varios parabolts para atarse y es una buena repisa(única en condiciones para dormir tranquilamente) de todala vía. Aún es pronto y nos quedan fuerzas, así que ni si-quiera paramos, seguimos avanzando en ensamble porel tercer nevero. Aquí hay hielo duro, solo entran las pun-ticas de los crampones, pero se avanza y se protege bien.

Ya empezamos a estar cansados y al salir del nevero y en-trar en la rampa nos empieza a pegar el sol por primeravez en todo el día. Hace calor y avanzamos por la rampaa largos. El hielo está fundiéndose y la nieve está muy in-consistente. Sin ser largos muy difíciles, nos damos cuentade que nos cuesta mucho avanzar. Son largos peleonesde mixto y estamos cansados, así que como según la re-seña hay una repisilla a mitad de rampa, decidimos quecuando lleguemos pararemos allí a pasar la noche. Noes ninguna maravilla pero uno cabe tumbado y al otro le

tocará dormir con los pies en el vacío.

Atardece mientras fundimos nieve para hacer la cena. Las vistasson inmejorables. Esto es el paraíso. Un autentico privilegio elpoder ver la puesta de sol desde aquí. Inolvidable.

Pasamos la noche lo mejor posible, el enano roncando y yobuscando la postura para intentar echar una cabezada, peroen seguida suena el despertador que nos avisa que hay queempezar a fundir nieve para desayunar algo y llenar las bote-llas de agua para hoy. Metidos en el saco ni nos hemos ente-rado si la noche ha sido muy fría, la verdad es que nosotros lahemos pasado bastante bien y nos da una pereza brutal salir,calzarnos las botas y empezar de nuevo a escalar.

Amanece, recogemos los frontales y el enano coge los hierrosrápido y me dice que sale él para no quedarse frío. Por mí co-jonudo, así me voy desperezando poco a poco. Es un largo


duro, muy duro, demasiado duro. Conel frío que hace me desperezo rápido.Me quedo helado mientras el enanoresuelve el largo. Después voy yo y mequedo acojonado. Se me pasa el fríorápido. Vaya largo, probablemente elmás duro de toda la vía. Pero esto noacaba aquí, hasta salir de la rampa lamontaña no nos regala nada, largosde mixto y roca bastante duros, de losque te hacen sudar.

Llegamos a un nevero y a la travesíapodrida, en la que encontramos algúntramo con cuerda fija hasta llegar aotro largo bastante duro, de roca en-tero para escalar con las manos, nadade piolets.

Estamos en la travesía de los dioses yaquí empiezo a flojear. Aunque nopuedo proteger es relativamente fácil,pero no me encuentro seguro. Al finalde la travesía y antes de entrar a laaraña le doy el relevo al enano y llegahasta la mitad de la araña en ensam-ble. Solo llevamos 3 tornillos y eso nonos permite avanzar muchos metros enensamble, además el hielo está durí-simo y las piernas empiezan a pesar.

Mientras el pequeño alivia su estomagocolgado de la reunión aprovecho parabeber y comer algo y vuelvo a salir deprimero. Aunque voy mejor no mesiento nada cómodo. Salimos por findel infierno que para mi ha sido la

araña. Quizá el hielo tan duro que su-mado al cansancio, hacen que tenga lasensación de no ir muy seguro y al finalla cabeza es la que manda.

Ya estamos en las fisuras de salida, lar-gos duros de mixto precario en los quesolo esta contemplado el gancheo, gol-pear la fina capa de hielo que quedaharía que se despegase de la roca y su-

primiría un punto de apoyo, algo muy codiciado en estos largos. Se hacen bien,mejor de lo que podría parecer desde abajo.

Un rapel pendular (cuerda fija) nos deposita en el vivac Corti y escalo unos largosbrutales calentado por el sol que nos empieza a pegar con fuerza. El hielo justoy perfecto para disfrutar. Me empiezo a encontrar mucho mejor, pero estoy bas-tante cansado. Así hasta las rampas de salida, donde me da el relevo el enano,que avanza como un tiro. Yo voy destrozado y a tramos no le puedo seguir elritmo del ensamble, pero poco a poco llegamos a la arista Mittellegi que nos de-positará en la cima.

Avanzamos por la arista castigados por el cansancio y por la niebla, que se vametiendo algún rato. Podemos intuir la cima. Seguimos avanzando y por fin, es-tamos en la cima. Lo hemos conseguido. No me lo acabo de creer y hasta se meescapa alguna lagrimilla. Un sueño hecho realidad.

Fotos de rigor y toca bajar. La bajada no es fácil y además es bastante expuesta.Nieve muy dura y muchos metros de bajar cara a la pendiente clavando solo laspuntas de los crampones. Estamos cansados pero hay que hacer un último es-fuerzo. Despacico y con calma llegamos abajo bajo la luz de los frontales.

Pasamos la noche en un garaje que tenía la puerta abierta donde guardan lasmáquinas de la estación. Estamos derrotados, no tenemos ni hambre así que untrago y a dormir.

Al día siguiente cogemos el tren que nos devuelve al pueblo de Grindelwald conuna sonrisa de oreja a oreja. Ya ni nos acordamos de los 60 euros que nos co-braron por montar, bueno sí, pero ahoralo llevamos mucho mejor.


Javier en Malatra el año pasado ¿como ibaa perdérmelo este año?

Entrenando este verano en el Bisaurín

Es difícil escribir acerca de mi Tor desGeants porque no es solo la carrera,que 330 kilómetros dan para mucho,sino que es todo lo que ocurrió losmeses anteriores, lo que hicieron quepudiese ir y acabar, la que para mi hasido la carrera más dura que he corridonunca.

Desde que Javier acabó la carrera elaño pasado y volvió de Italia, estuvodándome la brasa con el Tor... "me-nudo carrerón, la mejor carrera delmundo, nunca podrás correr nada pa-recido..." y cosas por el estilo que note dejan indiferente y que te hacen pen-sar el porqué no puedas estar algún díaallí corroborando todo aquello que tehan contado.

Así que este año decidí marcarme elTor des Geants como objetivo paramantener la ilusión, por hacer algo, yaque seguía con dolores y lo de escalarme estaba dando más disgustos quealegrías debido a la impotencia de nopoder hacer casi nada.

Y así fueron pasando las fechas y seiba acercando el verano sin habermecalzado unas zapatillas de correr entodo el año, salvo para la ultra de lesfonts en marzo, en la que bastante tuvecon acabar.

Empecé a salir al monte (que no a co-rrer) sin ninguna convicción, pensandomás en otras cosas que en el Tor, e in-

cluso algún día fui con Javier a correr ya final de junio fuimos a Emmona (meinscribí una semana antes), en la quesorprendentemente acabé bastantebien de tiempo, de posición y lo másimportante, de sensaciones.

Y así llegó julio y marché hacia losAlpes en busca de montañas más altasy nuevos caminos por los que andarcuando tocase y trotar cuando pudiese,pero una meteo inestable nos ofreciómuy pocos días de sol que aprovecha-mos para escalar un poco, así que lode trotar debería esperar.

Se me iban echando las fechas encimay decidí subirme al Pirineo durante todoagosto. A veces corría y otras andaba,a veces conocía los caminos por losque iba y muchas otras no, simple-mente corría hasta que me cansaba ydespués volvía, sin mapas, sin gps, sinrelojes ni altímetros, salía cuando meapetecía y volvía cuando estaba can-sado, no importaba hacer una cosa uotra, no importaba el desnivel ni eltiempo, solo importaba disfrutar y pa-sarlo bien. A partir de mitad de mes misrodillas dijeron que ya valía y aprove-chando que Chema ya estaba poraquí aprovechamos para escalar yestar por Villanúa de relax.

Y llegó la fecha. Una última subidahasta el refugio de la Espata el miérco-les con el enano y una visita a mi primopara poner las patas a punto me deja-ban visto para sentencia. Llenamos lafurgoneta y pusimos dirección a Cour-mayeur. Poco antes de llegar ya nosjuntamos con Pepinillo, Mario y Pedro,compañeros en esta aventura.

Ahora tocaba lo mismo que en otrascarreras, recoger dorsales, preparar lamochila y lo más difícil, preparar la

bolsa que nos trasladarían a las basesde vida. No se podía olvidar nada.

El domingo amaneció un día limpio ysoleado. Quizá mucho calor para migusto, pero mejor así que jarreandocomo el año pasado. Fotos de rigorcon todo el equipo y para adentro. Yano hay marcha atrás, estamos entre lamultitud y casi ni puedo hablar conMario y Pepino. Miro a mi alrededor yveo caras de tensión, sonrisas nerviosaspero yo no tengo nervios, ni presión, ninada que se le parezca, quizá es queaún no soy consciente de lo que me es-pera. Suenan por megafonía un par decanciones y comienza la cuenta atrás...

Salimos corriendo por las calles deCourmayeur, aplausos y cencerros so-nando. La gente sale a ritmo alegre yme parece mal quedarme el último yaantes de llegar al camino, así que medejo llevar por la marea. Pronto se llegaa un sendero en el que hay que hacerfila de a uno, así que aprovecho paraechar la primera meada y enfilo el sen-dero. A los pocos minutos ya estánPedro y Javier animando a tope bande-ras en mano. Pepinillo y Mario hanmarchado para adelante, ni quiero nipuedo ir con ellos, soy consciente demis limitaciones y decido coger un ritmocómodo que me permita mantenermevivo durante los más de 300 km quenos quedan. Durante la primera subidaal Col d´Arp coincido con un mozo deTeruel muy majete (Chavi) y vamos cha-rrando. Pese a tener bastante desnivel

Tor desGeants

Por Jorge Galve


Bajando del Col Loson

se hace bastante bien (se nota que aúnvamos frescos) y el ambiente es brutal,muchísima gente animando en la cima.Ahora toca bajar hacia La Thuile,donde el pueblo es un hervidero degente, parece el Tour de Francia, lascalles están a rebosar y te olvidas porun momento de lo que llevas en laspiernas, pero sobre todo de lo que aúnte queda.

Después del avituallamiento de LaThuile otra vez para arriba en lo queserá una rutina constante durante todoel Tor. Subir, avituallamiento (si haysuerte), bajar, avituallamiento y así du-rante los 330 km. Subir hasta un co-llado, bajar hasta un pueblo, subir,bajar, subir, bajar...

Llego al Refugio Deffeyes y allí estánPiter y Javier. Es una alegría encontrár-telos sea donde sea, una palmadita enla espalda siempre ayuda. Me comen-tan que Pepinillo y Mario andan 12 mi-nutos por delante y aunque measombra que vayan tan cerca real-mente me da lo mismo, preferiría no sa-berlo, con saber que van bien mebastaría. Tengo que seguir como voy,consciente de lo que soy y hasta dondequiero llegar, así que no tengo que de-jarme llevar por euforias. China chanahaciendo camino.

Aquí, en Deffeyes me encuentro conMaddi, con la que también coincidí enEmmona, hablamos un rato pero en lasiguiente subida se queda un poco pordetrás, no porque le faltaran piernas,sino porque de inteligencia iba más so-brada que yo.

Y así seguimos sumando kilómetros ydesnivel a las piernas en este bucle in-finito, subir y bajar una y otra vez, esosí, en un marco incomparable, unospaisajes de ensueño, impresionantes,preciosos, rodeados de montañas, deglaciares, de lagos de montaña... pormomentos te olvidas de todo y te metesdentro de la montaña, eres parte deella y todo te parece maravilloso.

Subiendo a Crosatie me quedo acojo-nado, adelanto a gente con calambresy a otros tirados en la "cuneta" del ca-mino... pero si aún quedan 300km!!!Llego a Planaval poco antes de la pri-mera base de vida y Javier y Pedro medicen que Mario y Pepino están a 6 mi-

nutos. Me asusto un poco, quizá voydemasiado rápido y podría pagar lanovatada, pero bueno, ya habrátiempo de obligar al cuerpo, ahora queva bien hay que dejarlo trabajar comoél quiera. Antes de llegar a Valgrisen-che (primera base de vida) alcanzo aPepinillo y a Mario, me alegra un mon-tón poder compartir aunque sea un ratode carrera con estos dos máquinas.

Valgrisenche. Km 48,6. Primera basede vida. Evaluación de daños. Nin-guno. Todo bien, alguna pequeña ro-zadura en los pies, cansado pero bien.Ahora a comer y a prepararse para laprimera noche de carrera. Javier yPedro nos ayudan en todo lo que estáen sus manos (infinitas gracias). Se vael tiempo sin quererlo y llega la hora desalir del máximo confort que nos ofreceesta base de vida. Quizá esto sea lomás duro. Parar y cuando parece quetodo ha acabado, volver a salir. Duro,sobre todo psicológicamente.

Estamos todos preparados pero noquiero salir con Mario y Pepino, sé quellevan un ritmo más fuerte y prefiero ir ami marcha. Les dejo salir 5 minutosantes, distancia suficiente, pero nadamás lejos de la realidad. En menos de8 km, en el refugio Epée me los encuen-tro y ya no tengo escapatoria, iré conellos mientras pueda aguantar. Aquínos alcanza Maddi, que a partir deahora también será compañera deviaje, ya que nos comenta que necesitair hablando con alguien para no dor-mirse. Y así volvemos a entrar en estebucle, subir y bajar, pero esta vez denoche y con la luna llena dejándonosintuir la belleza de lo que nos rodea.Pasamos por el Col de Fenetre, Rhe-mes, Col de Entrelor, Eaux Rosses y ColLoson antes de llegar a Cogne. Aquiya el grupo se ha dividido, cada unoha cogido su ritmo y algunos han deci-dido parar a dormir un poco. Yo su-biendo al Col Loson (3.300m.), quizáuno de los más duros de la carrera, porlo menos para mí (10,6km y 1642 D+)he pasado algún momento de crisis,sobre todo de sueño, pero gracias aMaddi que no me deja sentarme y meobliga a ir hablando sin parar consigocruzar este pequeño muro y alcanzo aPepinillo, que iba un poco por delante.Está sentado y me dice que no va. Co-

nociéndolo, si dice que no, es que no.Intento animarle pero no consigomucho. Me dice que siga hacia arriba.Me como un guirlache a medias conél, me pongo el mp3 y sigo. Me jodedejarle aquí (joder, que el flojo soyyo!!!) Hace frio y por fin llego al co-llado donde empieza a entrar el solque me da vida y fuerzas. Bajo can-tando (más gritando que otra cosa) y amitad de bajada me encuentro a Javier(más alegría!!!) que me acompañahasta el refugio Sella, donde me quitoropa (ya empieza a hacer calor).Ahora hay que bajar por un terrenobastante malo, pero bueno, hay quepensar que pronto llega Cogne y sepodrá descansar y comer bien.

Cogne. Km 102,4. Segunda base devida. Evaluación de daños. Rozadurasen los pies (normal, nada preocupante)rozaduras en la entrepierna (un pocomás preocupante). Un pie inflamado yel otro muy inflamado (bastante preocu-pante). Hace rato que se me ha jodidoel reloj y no sé ni qué hora es ni nada,pero casi mejor. Me doy una ducha fríaque sabe a gloria para quitarme lamierda que llevo acumulada en elcuerpo y a comer!!! Hay que reponery descansar un poco. Javier me trae lacomida a la mesa y me va dando laropa que le pido para cambiarme.Llega Mario un poco más tarde y mecomenta que Pepinillo va mal y bajaandando (más tarde me enteraré quese acabó retirando en este punto).Cuando me levanto de la mesa me doycuenta de que no puedo andar. Nopuede ser, menuda putada!!! Bueno,no pasa nada, solo quedan 230 km!!!Pienso que esto en cuanto me pongaen marcha y se caliente un poco sepasa seguro, pero por si las moscas ledigo al médico que me mire. Me diceque es el tibial, de retener en las baja-


das. Me pone hielo y me da una me-dicina mágica. Me obliga a estar unrato en la camilla (aquí pierdo mogo-llón de tiempo y Mario sale antes queyo). Después me vendan la pierna y so-lucionado, como si no hubiese pasadonada. Me calzo y decido seguir conesta locura (aunque realmente en nin-gún momento se me había pasado porla cabeza el acabar tan pronto).

por el sendero. Voy en la reserva, justitode fuerzas.

Por fin llegamos al asfalto y pensamosque tenemos que estar ya en la basede vida, pero nada más lejos de la re-alidad, aún nos queda pasar un par depueblos, asfalto y más asfalto y una cal-zada romana que debe de ser espec-tacular para pasarla de día, pero denoche no hace ni puta gracia, hastaque por fin llegamos a Donnas.

Donnas. Km148,7. Tercera base devida. Evaluación de daños. Cansancioy sueño. Fiebre. Tengo muchísimo fríopero no paro de sudar y todo el mundodice que hace mucho calor. Me duchoy ceno bien. Duermo hora y media(quizá un poco menos) y bastante mal.No paro de sudar y tengo muchísimofrio. Lo paso un poco mal y me da unapereza salir de aquí enorme.

Vencida la pereza me lanzo hacia Per-loz bajo la luz del frontal y la fina lluviaque cae. Un chino del que intento des-prenderme (prefiero ir solo) me acom-paña. Se me ha pegado como unalapa, así que intento hablar con él,pero no entiende nada de inglés, ni defrancés ni de nada, pero bueno, se leve un tío majete, así que marchamosjuntos y yo le hablo como si me enten-diese y él asiente con la cabeza y seríe. Es una situación bastante cómica,pero como no nos ve nadie no pasanada.

Nada más pasar Sassa hay dos tíosanimando (serian cerca de las 7 de lamañana). Conforme me acerco y miro

Ahora vienen poco más de 14km bas-tante llevaderos, con 1000mD+.Pronto alcanzo a Mario y vamos juntos,aunque yo me empiezo a quedar, meentra sueño y voy medio zombi. Cha-rramos a ratos y otros nos dejamos lle-var por la inercia. El camino hasta elrefugio Sogno se hace interminable,nunca se llega. Voy medio dormido,dando tumbos, Mario también, ya casino hablamos. Por fin llegamos al refu-gio y nos echamos a dormir mediahora. Menos mal, porque estaba em-pezando a pasarlo mal.

Salimos de Sogno, donde están ha-ciendo control de material a algunoscorredores. Aún nos queda un rato desubir hasta Fenetre di Champorcher,pero el Tor nos guardaba un regalo, unmar de nubes hacia el valle por el quenos toca bajar, unas vistas impresionan-tes! Más de 20km y 2500mD- nos es-peran hasta Donnas, así que mejordistraerse un poco con el paisaje mien-tras se pueda. La primera parte de labajada es espectacular, hasta el lagoMiserin (si no recuerdo mal) Aquí hayuna fina niebla que hace de este sitioun lugar mágico. Si me tuviese que que-dar con algún lugar de los 330km seríaeste. Seguimos bajando y el paisajehace que olvides los kilómetros que lle-vas encima.

A partir de Chardonney la bajada seempieza a hacer pesada, por un bos-que en el que las piernas piden un res-piro. Hace rato que se nos ha hechode noche y sigo como puedo a Mario

a uno de ellos a la cara no me lopuedo creer... es Bruno Brunod quienme está animando a mí!!! Me paro ahablar con él y me cuenta que se ha te-nido que retirar porque llevaba el estó-mago tocado, no podía ni comer nibeber. Me dice que ya está muy viejopara estas cosas, se le ve jodido. Ledigo que yo tampoco voy sobrado yme dice que yo no puedo verme lacara, pero que me asegura que hagobuena cara y que seguro que llego ameta. Me da un abrazo y me cita enCourmayeur. Me emociono y meanimo. Este deporte es especial y de-talles como este lo demuestran. El chinose debe pensar que somos amigos oalgo así, solo sonríe. Seguimos su-biendo y llegamos a Coda. Aquí tengopensado descansar un poco, ya he pa-sado algo de sueño en la subida y pre-fiero parar. Al final convenzo al chinopara que se vaya sin mí y en estas llegaMario que también sale antes que yo.Al final acabo perdiendo más de unahora en este refugio, pero no duermoni descanso... cagada grande quedespués pagaré. Sigo y pasamos poruna casa en la que han sacado todotipo de dulces caseros que están bue-nísimos y bajando al lago Vagno meempiezo a quedar dormido y tengoque parar en mitad del camino a sen-tarme unos minutos.

Se me ha explotado una ampolla ba-jando y hay que parar a arreglar el pin-chazo, así que en el avituallamiento,entre taza de té caliente y trozo de em-butido me voy cubriendo un pie con es-paradrapo.

Salgo con el chinorris (que no se des-pega de mí ni con agua hirviendo) yvamos camino del Col Marmontana,mientras nos castiga el viento y de vezen cuando nos cae algún chaparrón sinmucha importancia. Se me está ha-ciendo muy dura la subida a este co-


llado, me cuesta más de lo que me ima-ginaba en un principio. Agacho la ca-beza y aprieto los dientes. Hace frío yal subir hacia Crenna du Leui empiezaa llover fuerte, incluso a granizar algúnrato, llego al collado y hay varios co-rredores debajo de una roca ponién-dose el pantalón impermeable, yodecido seguir y combatir el frío co-rriendo más rápido. Me gusta el frío,así que agradezco la lluvia y me dafuerzas, pero tengo que perder unpoco de altura, así que corro lo más rá-pido que puedo. La bajada no es muycorredera y en ocasiones meto los piesen algún riachuelo hasta los tobillos...alegría!!! Subo al Col della Vecchia yme confundo y me tiro hacia la otra ver-tiente, perdiendo un buen rato (creoque era en el único punto del recorridoque era imposible equivocarse, peroahí estaba yo para conseguirlo!) Unavez remendado mi error me tiro haciaNiel bajo la lluvia en una bajada malí-sima y peligrosa. Corro todo lo quepuedo y no me libro de algún resbalón,pero solo muerdo el suelo un par deveces sin ninguna consecuencia grave.

Llego a Niel. Pepinillo, Javier y Pedrollevan una fiesta del copón. Se hanhecho amigos del cocinero del avitua-llamiento y me tienen preparado unplato de polenta con queso buenísimo.Descanso un poco y subo hacia Laso-ney, Javier decide acompañarme contoda su buena intención pero a mí nome acaba de convencer eso de ir conalguien que va fresco, así que le digoque se ponga detrás mío y que mehable todo lo que quiera, pero que medeje llevar mi ritmo. Intenta conven-cerme de que ya queda poco, pero mepone de mala leche, porque aunque lohace con toda su buena intención yquizá tenga razón, se me hace duro yno me parece que el collado esté tancerca como dice, hasta que por fin co-ronamos y ya para abajo. Me encuen-tro bien y entero (relativamente, claro) ycorro mientras empieza a jarrear otravez. Javier me va animando y bajamoslos dos bastante bien hasta que llega-mos al bosque. El camino se vuelve depiedras lisas y pulidas y con la noche,la lluvia, la neblina y el cansancio seconvierte en una trampa y beso el suelodos veces más, esta vez haciéndomedaño de verdad.

Durante esta bajada ya he empezadoa tener alucinaciones, llevo todos losdías pensando que unas arañas gigan-tes van a salir por el camino y me vana robar un bastón, solo uno, pero yaconvivo con ese miedo, no le doy nin-guna importancia, veo coches y cami-nos donde no los hay, pero totalmenteinsignificantes comparadas con las quevendrían más adelante.

Salimos y después de cruzar varias al-deas por un sube y baja enfilamoshacia el col Pinter, "solo" son más de1500m D+. Llego destrozado y cagán-dome en todo. Aprovecho que tengocerca a Javier para culparle de todo(aunque no tenga la culpa de nada,solo de no haberme dejado dormirmás). Estoy penando de verdad. Corre-mos (por llamarlo de alguna manera)hacia abajo, la bajada sería correderasi tuviese piernas y cuerpo, pero notengo nada, ni moral. Las alucinacionesya empiezan a ser serias, paro paradejar adelantar a corredores inexisten-tes y hasta empiezo a ver hipopótamosen el camino. Punto de inflexión de miTor. Me pongo el plumas y los guantesgordos. Solo quiero dormir y descan-sar. Pasamos por la puerta de un hotelque no es de la organización que ponea disposición de los corredores todo desu bolsillo. Sopa, jamón, una tarta dechocolate… el mejor avituallamientodel Tor sin ninguna duda. Aquí des-canso cerca de la chimenea un raticoy seguimos hacia adelante. Antes dellegar a St Jacques me tengo que sentaren una roca cinco minutos, voy jodidoy me duermo mientras ando. En St Jac-ques duermo media hora y salimoshacia el Col di Nana. Llego al refugioGrand Tournalin destrozado, como ydescanso un poco, pero quiero llegara Valtournenche lo más rápido posible.Llegamos al Col di Nana y despuésaún nos queda subir al Col des Fontai-nes. Tenemos enfrente el Cervino, laverdad que esta carrera tiene unas vis-tas espectaculares, una recompensamerecida a este esfuerzo brutal.

Valtournenche, Km.236,3. Quintabase de vida. Evaluación de daños.Pies destrozados, cuerpo destrozado,se me ha pasado el sueño y aunqueestoy mejor que hace unas horas, estoybastante cansado. Como y trato de re-cuperar lo máximo posible porque encarrera hace ya muchos kilómetros que

Poco antes de Gressoney adelanto aun mozo que lo llevan entre dos. Nopuede abrir los ojos y se arrastra literal-mente. La lluvia, el frio y el cansancioempiezan a pasar factura. Llego a labase de vida y se lo comento a los chi-cos del control y salen los médicos a suencuentro.

Gressoney. Km.200,3. Cuarta basede vida. Evaluación de daños. Las ro-zaduras de la entrepierna no han idoa mucho más, los pies tampoco estánmal del todo. Estoy cansado, mojado,lleno de barro pero eso poco importa.Ducha, cena y a dormir un poco. Yoquiero dormir un par de horas, pero Ja-vier se empeña en que duermamenos... necesito dormir, coño! Peronada, me echo a dormir y Javier medespierta a los ¿45 minutos?, mequiero morir! Javier dice que me acom-paña, que son solo 36km hasta la si-guiente base de vida y son muyllevaderos, por un lado quiero creerle,pero me da a mi que estos kilómetrostienen trampa.


Toca subir y me encuentro bien, suborápido y adelanto a algún corredor.Antes de que se haga de noche en-ciendo el móvil por primera vez en todala carrera. Empiezo a recibir mensajesde mi casa y de mis amigos. Me emo-ciono al leerlos y al saber que tantagente te sigue desde tan lejos. Menudosubidón, las piernas me van solas, subocomo si fuese el primer día, adelanto

corredores que paran a abrigarse y asacarse el frontal y aprieto para intentarllegar a Fenetre du Tsan antes de quese vaya la luz del todo. Aquí saco elfrontal y en Reboulaz paro a comer unbuen rato. En el siguiente refugio(Cuney) paro a dormir 20 minutos. Estazona es un sube y baja muy correderoy seguro que de día es espectacular,pero de noche lo único que hay es unsilencio sepulcral. Ni se ve ni se intuyeel paisaje. Llego al vivac Clermontdonde como algún embutido casero yun culín de vino antes de afrontar la su-bida al Col Vessonaz. Me encuentrobastante bien y muy recuperado. Hace50 kilómetros era un autentico despojoy ahora me encuentro fuerte y bajocomo un tiro hacia Oyace. La bajadaes muy larga pero corredera a tope.Corro y corro pero nunca acaba ycuando parece que por fin he lle-gado... a subir! No puede ser! Em-piezo a hablar solo, a cagarme entodo lo cagable, nunca acaba esto oqué? Por fin llego al pueblo...Coño, siyo he estado aquí antes! Lo conozcocomo la palma de mi mano y ya re-cuerdo por dónde hay que ir, haciaabajo del pueblo esta el pabellón (yaempiezan las alucinaciones de verdad,jamás había estado aquí). En seguidallego y allí me encuentro al equipomaño-vasco al completo. Me pongo ahablar con ellos, me apetece hablar.Llevo tantas horas por el monte solo queme apetece hablar y les cuento cosasque no tienen nada que ver con la ca-rrera, pero da igual, yo hablo y hablomientras me llevo algún bocado a laboca. Después decido dormir un ratohasta que Javier me despierta (20 mi-nutos?)

Aquí empieza mi infierno. Quedan60km y parece que ya se puede tocarcon las manos la gloria. De piernas meencuentro muy bien pero el sueño em-pieza a pasar factura. Es lo más limi-tante de esta carrera y es a lo que másmiedo tenía antes de empezar esta lo-cura, el puto sueño, que ya ha llegadoy parece ser que para quedarse defini-tivamente.

Empiezo a subir hacia el col Brison,aún es de noche y confío en salvar losmás de 1000m D+ antes de que ama-nezca para enfilar los 1100 metros de

no como casi nada. El cuello, la es-palda, una rodilla y la cadera me due-len bastante de una de las caídas enla bajada hacia Gressoney, así que de-cido pasar por la ducha y visitar al fisioy al osteópata, que me dejan bastantebien. También me curan los pies sin queyo les diga nada... qué majos!!! Aquílas zapatillas de mi número, con lasque había ido corriendo hasta ahorano me entran y me calzo unas de unnúmero más que he traído pensandoen esto... menos mal!

Solo cuando estás aquí y llegas a unabase de vida le encuentras sentido alnombre que tienen. Aquí es dondetodo acaba y todo empieza. Puedesllegar destrozado y salir nuevo con tansolo unos minutos de descanso o todolo contrario, puedes llegar bien y comote confíes y salgas sin comer y descan-sar lo suficiente puedes estar destro-zado a los pocos kilómetros de salir.

En este tramo quiere venir Pedro con-migo, pero prefiero hacerlo solo, noquiero ir con nadie, así que él sale pordelante y más tarde salgo yo. Subocomo un zombi hacia Barmasse, no re-cuerdo casi nada de la subida, me voydurmiendo mientras ando. En el refugiotomo un café, descanso diez minutossentado en la taza del baño y continúo.A tramos voy dando tumbos y me con-fundo de camino muchas veces ycuando miro montaña abajo veo aalgún corredor por el camino co-rrecto... Tengo que hacer y deshacer lasubida varias veces!

bajada de día. Voy subiendo y me en-cuentro bien, pero poco a poco se meva gastando la pila, empiezo a subirmedio zombi, dando cabezadas porun terreno que creo conocer de memo-ria (no había estado allí en mi vida) Nome sirve de nada intentar subir rápido,ni ponerme música... me quedo dor-mido andando. Me pongo el plumas yme siento en una piedra lo más incó-moda que encuentro, con los piesmedio colgando y de malas maneras,así en cuanto descanse un poco meobligare a salir. Después de varias ca-bezadas en las que casi acabo mor-diendo el suelo decido salir caminandohacia arriba. No sé cuánto tiempo heestado, he perdido la noción y ya hacerato que ni miro el reloj, y si lo miro, lasiguiente vez que lo hago ya no re-cuerdo cuando lo había mirado por úl-tima vez, así que no me sirve de nada.Ya empieza a amanecer y mi objetivoes llegar hasta donde da el sol parapor lo menos poder descansar un pocomejor. Por fin, avituallamiento y unoscientos de metros más arriba el sol em-pieza a calentar. Me tiro en un lado delsendero. Necesito dormir un poco! Cie-rro los ojos y duermo un rato (no sécuánto), lo suficiente para poder seguircon unas mínimas garantías de poderllegar a la siguiente base de vida sinquedarme tirado por el camino.


Bajo y corro, pero no con la alegría deantes, bajada por pista en la que hayque ir frenando y acabas con las pier-nas tocadas pero por fin se acaba yllego al asfalto.

Ollomont. Km283,5. Sexta (y ultima)base de vida. Evaluación de daños.Mucho sueño y cansado, imagino quelo normal para llevar casi 300 km enlas piernas. Una rodilla (la de la caida)ya ha perdido la forma y empieza aparecerse más a un botijo que a unapierna. La cadera también me duelepero solo a ratos. Los pies merecenmención aparte. Ducha fresca y fisiopara que me de un masaje y mientrasme quedo dormido y descanso. Des-pués como y bebo algo. Paro pocoaquí ... quiero llegar ya!!!

"Solo" quedan 50km y 2900m D+ re-partidos en dos subidas. Si todo vabien esta noche llegaré, así que mecalzo las zapatillas, me despido dePedro, Pepinillo y Javier hasta Courma-yeur y para arriba con la moral bienalta.

Subo hacia Champillon, pero tampocovoy muy fresco, de piernas sí, pero vivoen un permanente estado de somnolen-cia que trato de llevar lo mejor posible.Al llegar al refugio veo una bandera es-pañola colgada en la entrada y meanimo. Aquí tomo un café y pido si tie-nen algún tipo de crema para las roza-duras y resulta que me contestan queno tienen nada en un perfecto caste-llano, tan perfecto que el camarero esde Valencia. Me quedo hablando unrato con él, un tío bastante majo. Muya mi pesar tengo que despedirme ycontinuar hacia el collado. Voy bas-tante más despejado y en el collado

hay dos señores mayores con un listadocon los dorsales. Me llaman por minombre y sin que yo les diga nada medicen "viva Aragón!"... menudo subi-dón! Llego donde ellos, están con el pe-riódico local en el que hay una lista delos corredores que aún seguimos en ca-rrera y me comentan que estoy entre los100 primeros, aunque ese dato me latrae al pairo. No paro mucho. En estemomento creo cruzar mi meta del Tor,sé que si no ocurre nada muy raro lle-garé. Me emociono al cruzar esa ba-rrera psicológica, aunque sé quefísicamente aún me queda camino perome encuentro bien y quiero aprovecharel momento. Bajo fuerte (todo lo fuerteque os podáis imaginar después decasi 300km, pero a mí me da la impre-sión que voy bien y con eso me basta)Buena bajada en la que adelanto agente, que ya va bastante tocada. Re-parto dos nolotiles a un catalán con elque había coincidido en muchos tra-mos y un paracetamol y un ibuprofenoa un francés. No he tomado nadahasta ahora y no creo que me hagafalta en lo que me queda, así que lesayudo en lo que puedo. Se acaba labajada y empieza una pista intermina-ble, primero llana y después en ligerabajada hasta Saint Rhemy. Intermina-bles estos kilómetros (11?) Es un terrenomuy corredero, bajo la guardia yvuelvo a entrar en mi casi permanenteestado de somnolencia, hasta que medespierto de golpe mientras ruedo la-dera abajo. Me he quedado dormidoy me he salido de la pista, suerte quees bosque y está mullido, no me pasanada, solo el susto. Sigo bajando,viendo al fondo del valle el pueblo,corro pero no muy rápido, lo sé, perohago lo que puedo a estas alturas decarrera hasta que por fin llego al pue-blo.

Unos metros antes del avituallamientome encuentro con el equipo maño-vasco que me cuentan que "nos hemoscascado una comida del copón, hastanos han regalado una botella de vinoen una casa". Me muero de envidia,yo también quiero sentarme a tomarmeun vino, o dos... o diez! y ponermehasta arriba de jamón y chorizo, peroaún no podrá ser, así que bajo al avi-tuallamiento, que está unos metros másadelante a tomar un caldo y poco más.

Salgo de Saint Rhemy por la carreteray se me hace muy raro el ir tanto ratopor una carretera, así que me siento enmitad esperando a que pase alguien,corredor o coche o alguien a quienpoder preguntarle, pero nada, ni rastrodel género humano, así que sigo hastaque acaba la carretera y empiezo asubir por un sendero. Vuelvo a mi es-tado de somnolencia habitual hastaque llega un momento que me des-pierto sentado sobre mi mochila, con elgoretex puesto y el cubrepantalón me-tido solo por media pierna, veo unosmetros más allá una camiseta demanga larga y cosas que llevaba en lamochila esparcidas por el campo. Heperdido la noción de dónde estoy y dequé es lo que estoy haciendo aquí. Noentiendo nada, no sé por qué estoy tanabrigado, porque aquí hace calor. Mequito la ropa de abrigo y sigo paraarriba. Estoy cerca de las granjas deMerdeux y ya queda poco para Fra-sati, así que para no dormirme tiro paraarriba fuerte, muy fuerte, me quedoasustado conmigo mismo de ver cómoresponde el cuerpo después de tantoskilómetros, voy como un caballo desbo-cado y cuando llego al refugio me diceel guarda que desde las granjas he su-bido más rápido que el primero. Meencuentro bien y aunque el habermequedado dormido por el camino me hatrastocado los planes de haber llegadoa Malatra al atardecer no me importa.Aunque hubiera sido una manera es-pectacular de cerrar el Tor. Estoy enFrassati viendo atardecer, que tampocoestá nada mal. Me preparo para lanoche. Ceno bien y me abrigo. Salgocon tres o cuatro corredores más en di-rección a Malatra, el último collado deesta aventura, el collado que nos se-para de la gloria que supone ser "aca-bador" de una prueba como esta.


Me pongo en cabeza y cuando medoy cuenta veo los frontales bastanteabajo, o los demás van muy jodidos oquizá sea verdad que me encuentrobien, así que no paro a esperar anadie, sigo para arriba, chino chanohasta los peldaños y la sirga que estánen los últimos metros antes del collado.Paro a cambiar las pilas del frontal y encuanto se apaga la luz mis ojos se cie-rran y pierdo un poco el equilibrio...sustaco!!! Me he quedado dormidodos segundos y casi me voy paraabajo rodando. Me concentro en cam-biar las pilas y cuando lo tengo paraarriba. Llego a Malatra, por fin. Habíasoñado mil veces con este momento,pero imaginaba que sería más feliz,que lo aprovecharía mucho pero no esasí. Me hago alguna foto y empiezo abajar. Tengo ganas de llegar y bajohasta Bonatti, donde coincido con 5corredores más. Pico algo y paraabajo. Todos se ponen en marcha a lavez que yo. Mi siguiente objetivo esque ninguno de los cinco corredoresme adelante en lo que me queda hastaCourmayeur, así trataré de mantenermedespierto si mantengo este ritmo alegre.El Tor es diferente hasta para eso, nosé en qué puesto voy, realmente me dalo mismo, pero nunca había tenido esasensación de querer acabar por de-lante de alguien. Es una manera dedarse vida en lo poco que queda hastala meta.

De Bonatti a Bertone lo pasé franca-mente mal. Corrí mucho y muy rápido(saque media hora a los que salieronconmigo de Bonatti), perdí pronto losfrontales de vista pero empecé a tenerunas alucinaciones brutales. Hablabaconmigo mismo y me daba la impre-sión de que ese camino lo había reco-rrido mil veces. Conocía todos losrepechos, dónde había piedras ydónde había charcos, era como sifuese por el pasillo de mi casa. Ade-más recordaba haberlo pasado con mihermano y con varios amigos, que seme iban apareciendo a lo largo del re-corrido para recordarme lo que mequedaba y lo bien que lo pasamos elúltimo día que estuvimos aquí. Las lucesde Courmayeur quedaban abajo delvalle y recordaba la bajada y la discu-sión que tuve con mi hermano porquecogimos un camino que no era por

querer llegar antes al pueblo, me crucécon tres chavales jóvenes y me dijeronque aún me quedaba más de una horahasta Bertone y los mandé a la mierdaporque era lo que había calculado unahora antes... era todo mentira. Ya notenía sueño pero me estaba volviendoloco y lo peor de todo era que me es-taba dando cuenta. Cuando llego aBertone le digo al guarda que me dejeentrar al refugio y me doy cuenta deque era tal y como lo recordaba (comolo recordaba? si nunca antes había es-tado allí!) y le digo que me estoy vol-viendo loco. Me dice que me eche adormir un poco y le digo que en cuantome tome un té caliente me bajo, queconozco el camino (por los cojones!)Ya no me queda nada! Así que voy ba-jando y poco antes de entrar en el pue-blo me encuentro a un americanoanimando en mitad del camino, conuna linterna vieja con pila de petaca,se pone a mi lado y baja corriendo yhablando conmigo hasta metros antesde la meta (aunque en un principio nome parecía que pudiera ser real, estono fueron alucinaciones) y por fin, pa-sada la 1 de la madrugada de lanoche del jueves al viernes entro en lameta de Courmayeur en el puesto 76después de 111horas y 4 minutosmientras me nombran por megafonía.Allí están Javier, Pepinillo y Pedro espe-rándome... menuda alegría el podercompartir estos momentos con ellos,porque ellos también tienen muchaculpa de que yo haya podido llegarhasta aquí.

Me voy a la ducha y me pongo a ha-blar con Javier, ahora no tengo sueño yme apetece charrar... manda huevos!Sigo viendo caras extrañas en el ves-tuario, así que lo mejor será pasar porla ducha y dormir hasta mañana.

Al día siguiente me despierto en la fur-goneta al lado de Mario, nos damosun abrazo y nos felicitamos mutua-mente. Hemos conseguido acabar y hasido la ostia! Menuda aventura!

Después de varios baños de agua fríaen la fuente pasamos los dos días quenos quedan paseando por el pueblo yreponiendo fuerzas a base de cervezasy pizzas.

Solo me queda agradecer a todos losque me ayudaron a acabar esta aven-tura, tanto a los que fueron allí a animary a ayudar, hasta los que se quedaronempujando desde casa. Nunca ima-giné que tanta gente lo seguiría desdeEspaña pero todos me disteis muchí-sima fuerza con los mensajes de ánimoque de una u otra manera me hicisteisllegar.


Año 1996, mi primer viaje a Perú. Ascensos a Artesonraju,Alpamayo, Huascarán. La Cordillera Blanca acaparó todomi entusiasmo. A Machu Picchu fui en tren.

Año 2004, mi segundo viaje a Perú. Una ola excepcionalde frío hizo que tuviéramos que renunciar a continuar el Ca-mino Inca al comenzar la segunda jornada del trekking. Denuevo, a Machu Picchu en tren.

Año 2015, mi tercer viaje a Perú. Echando mano de la castaaragonesa y de no reblar a cumplir mis sueños hizo que mepusiera de nuevo en marcha hacia el Camino Inca a MachuPicchu.

Un equipo de cuatro amigos (Lorenzo Gracia Artigas, Jesús Ruiz Vela, Pedro Villalba Luna y Nacho García Berlanga)nos fuimos a Perú durante el verano de 2015 con intención de hacer Camino Inca y ascender algún volcán de lazona de Arequipa.

16 días de estancia en el país que queríamos aprovechar al máximo. Así que llegamos directamente de Madrida Cuzco sin salir del aeropuerto y al día siguiente empezamos el Inca-Trail.

El buen tiempo nos acompañó las dos primeras jornadas. Las dos últimas fue la lluvia nuestra compañera. No pa-saba nada. Íbamos muy motivados.

Aprovechamos estos días para empezar nuestraaclimatación a la altura. En el Camino Inca hayun paso a 4200 metros y se duerme dos nochesa más de 3000 metros.

Es un recorrido cargado de historia y cultura. Esemocionante recorrerlo. El paisaje es variado.Va cambiando según se avanza hacia Machu

Picchu. Y la llegada al amanecer al Intipunku con la vista dela ciudad sagrada a tus pies es espectacular. Fue en ese mo-mento cuando los Apus se pusieron de nuestra parte y la me-teorología se fue tornando favorable. Llegamos a la ciudadsagrada de Machu Picchu con nubes y claros. Y a la cima deWaynapicchu con sol.

Mi sueño, cumplido. Llegar a Machu Picchu siguiendo la rutade Camino Inca.

Este lugar no deja indiferente. Pese a estar allí por tercera vezno por ello dejó de ser un momento emotivo para mí.

Y llegamos a Cuzco por la noche y al día siguiente a Are-quipa. Y a decidir qué volcán intentábamos ascender.

Por Nacho García BerlangaCumpliendo sueños

Camino de Warmihuanusca (4200 m)

Cima Cumbre Chachani, al fondo Ampato

Comienzo de Camino Inca


Chachani fue la elección. Queríamos aclimatar para intentar ascender después a Ampato o Coropuna. Los colososde la zona.

Así que a la mañana siguiente fuimos para allá. Dos horas en vehículo todoterreno y otras dos horas de caminatanos condujeron al campamento base a 5400 metros. Cena y a dormir. A las 2 am empezábamos el ascenso a lacumbre (6075 m) donde llegamos a eso de las 8 am.

Descanso en el cañón del Colca, rafting en Arequipa y a intentar subir a Ampato.

Después de 6 horas de viaje llegamos en el propio vehículo todoterreno al campo base de la montaña, a 5060m.Cena y a dormir. A las 2 am comenzamos la ascensión y a las 12 hicimos cumbre (6325 m)

Vuelta a Arequipa y regreso a España con un día de estancia en Lima.

En resumen. Viaje de poco tiempo de duración. El país ha dejado de ser un destino económico. Aprovechandolas opciones de llegar con vehículo a mucha altitud en la montaña. Aclimatación justa pero suficiente. Montañasdiferentes, volcanes. Machu Picchu, sin palabras, hay que estar allí. Perú, lugares magníficos sin fin. Y equipo hu-mano, de amigos desde siempre, lo mejor.

¡Cumpliendo sueños!

En la visita de Machu Picchu

Machu Picchu desde el Intipunku


Recorriendo el bosque nublado

Sí, eso: para todos los públicos… o casi. Y, obviamente,con permiso del hielo o de algún que otro inconvenienteinesperado que se pueda presentar. Además, hablamosde invierno o primavera, porque cuando estos corredo-res pierden el palio blanco, mejor no estar allí: he sufrido(y digo bien, sufrido) algunas vivencias estivales en lacara norte de la Partacua, no demasiadas, pero todasellas se han caracterizado por su marcada incomodidady recuerdo indeseable. Estamos, pues, de acuerdo, ¿ver-dad?: Telera es para el invierno.

De levante a poniente, el primer corredor accesible queencontraremos es la Canal del Burro, en un rincón muypoco transitado a pesar de su indudable encanto; no creoque llegue a sobrepasar los 35 grados en ningún punto,por lo que tampoco suele oponer ninguna dificultad rese-ñable. Y también escatima la exposición, salvo, hastacierto punto, durante la travesía de las rampas superioresque deben atravesarse en diagonal por encima de nimioscortados. Cabe aquí indicar la posibilidad de una salidadirecta, hacia el oeste, bajo la mole de Peña Blanca,siempre que los tres primeros metros permanezcan sote-rrados bajo la nieve, enmascarando entonces un pequeñoescalón vertical. Al parecer, las turbulencias del viento con-siguen dejar desnuda la roca con harta frecuencia.

La Canal del Burro no es una verdadera canal, sino unavaguada difusa, muy abierta, cuyo eje se sitúa precisa-mente en el punto de inflexión que describe la orienta-ción general de la Partacua con la vertiente oriental dela Corona del Mallo sobre los pastos del Sarronal. Delejos parece más difícil de lo que es; de cerca, su as-pecto resulta engañosamente fácil, en especial la trave-sía de salida. Una vez en el collado, puede ascendersea Punta Queba o Peña Blanca de Abajo y continuar porel cresterío hasta la Corona del Mallo. También puedeemprenderse un largo paseo bajo estas cumbres hastala Forca de Cobacherizas. ¡Atención, inciso toponí-

mico!: el lugar recibe muchas denominaciones, desdeZarrambucho a Cachivirizas y Cavichirizas... ignorocuál es la forma correcta: ¿por qué no ¡Clabicliriza!, tér-mino propuesto en su ensayo de toponimia tensina porAna María Escartín? En fin, que si ya hemos llegado ala Forca, qué menos que descender por ahí. Cierta-mente, en alguna ocasión toparemos con una cornisa,pero esto ni es lo habitual ni, de haberla, suele plantearexcesivo contratiempo.

Desde luego, estamos en el sector más frecuentado y co-nocido de la Sierra, por lo que no merece la pena aportarmás comentarios; solo una observación: si para ascendera Telera renunciamos al Paso horizontal, puede resultar in-

Por José Antonio Sierra

La Partacua: corredorespara todos los públicos

Amanecer sobre Telera y la Forca de Clabicliriza

Canal del Burro (el ultimo enero,con poca nieve)

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teresante el recurso a la Canal del Burro, con lo que nosahorraríamos una enojosa pérdida de altitud intermedia.El famoso Paso horizontal constituye siempre una opcióndudosa: en cierta ocasión, coincidí en el ascenso de laGran Diagonal con varias cordadas, parte de las cualeseligieron el Paso horizontal para el descenso: las que op-taron por esta solución en lugar de retornar por PeñaParda, llegaron a la Forca con bastante retraso (y tengoentendido que con el vello erizado), a pesar de la oque-dad que forma el frontón vertical de la Peña y que tantofacilita habitualmente gran parte de la travesía.

la Partacua. Con su trazado sinuoso y estrecho que hurtael abismo y una inclinación moderada, que nunca su-pera los 45º, nos brinda una magnífica solución quesolo impresiona cuando se divisa desde lo alto. Normal-mente, no precisa rápel para el descenso; todo depen-derá del estado del hielo en la zona superior… y de quelos emplazamientos no hayan desaparecido bajo lanieve o, por el contrario, queden demasiado altos. Unaesbelta agujilla calcárea, delgada como un lápiz, puedeservir como referencia para reconocer el punto exactoen el que desemboca esta canal, que también ofreceuna salida alternativa en su margen izquierda: más com-plicada y aderezada con una cornisa rara vez presenteen la vía normal, el asalto solo tiene sentido como unaliciente algo artificioso.

La canal de Pacines encierra una trampa insidiosa encuyas redes caí hace años, cuando la recorrí en descenso,ignorando la necesidad de abandonar la propia canal ensu tercio superior para tomar una vía accesoria en la mar-gen derecha. Merece la pena evocar la experiencia: em-prendí la bajada por una rampa de 50º, legado de unaantigua cornisa, aunque muy pronto el corredor se estabi-lizó en una cómoda pendiente de poco más de 40º. Trasun par de sustos en los que el corredor parecía estrangu-larse, las falsas alarmas devinieron en un obstáculo real,casi ya en la base de la canal: efectivamente, esta quedócortada por las cascadas Silvia, un resalte vertical para elque solo contaba con un cordino de 20 metros (sí; esacosa que se suele llevar “por si acaso” y que rara vez seutiliza). Ante la perspectiva de remontar toda la canal, conel horario previsto desbordado y cuando el sol augurabatoda clase de desprendimientos, busqué y encontré unaescapatoria por la que descendí encadenando tres cortosrápeles de siete u ocho metros. ¡Recuerdo que estuve apunto de emprender esta excursión sin cuerda! En caso denecesidad, debe buscarse esta salida en la margen iz-quierda, justo encima de las cascadas Silvia. El itinerarionormal del corredor es evidente, siempre que se conozcael punto en el que ha de abordarse la propia canal, pre-cisamente bajo un espolón vertical, mediante una travesíacorta pero muy empinada. Por lo demás, Pacines tiende aformar importantes cornisas.

Canal de la Zeta

Canal de Retos, impresionantedesde Cima Capullo

En cuanto a la Canal de Retos o de la Doble Y, a po-niente de Telera, suele indicarse una cotación PD+, quetal vez subvalore un tanto su entidad real, con lo que elloimplica respecto a la enunciada calificación “para todoslos públicos”. Alterna dos rampas de inclinación mode-rada con otra intermedia más suave, donde se bifurca elcorredor Maribel y la canal se estrecha. Toparemospronto con un gran nicho, a veces tapizado de verglas;para llegar directamente a sus inmediaciones hay que su-perar una rampa próxima a los 60º, pero casi siemprees factible un asalto lateral por el margen derecho, quedejaría la pendiente en unos risueños 45º Más arriba tansolo queda una nueva y monótona rampa, muy amplia,habitualmente desprovista de cornisa. En la bóveda delnicho se encuentra el segundo emplazamiento de rapelprevisto para el descenso del corredor, ya que este cons-tituye una excelente opción para el retorno del MaríaLuisa Aller, del Maribel o de la propia Telera.

Más que como ascenso, la canal de la Zeta supone unpráctico retorno de otras vías de mayor compromiso de


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Canal de Pacines vía no he tenido oportunidad de ascender; por cierto,este corredor tiene una doble entrada, siendo muy fre-cuente la elección errónea de la rama izquierda.

Por fin, un poco más allá, la Canal del Ganado ofreceuna alternativa, casi siempre fácil y sin sorpresas, paraacceder al entorno de Bucuesa. El corredor debe aban-donarse, hacia su mitad, tras un primer ensanchamiento,para tomar de inmediato una suave pala en descensohasta la cubeta del ibón.

En todo caso, la vertiente norte de la Partacua no con-cede facilidades y en condiciones adversas, cualquierade los itinerarios descritos puede convertirse en un epi-sodio de muy incierto desenlace. A pesar de su menoraliciente y de lo atractivo que resulta el periplo circular,la opción de descender por el mismo camino de ida,cuyas condiciones ya conocemos, constituye una posi-bilidad que nunca debiéramos menospreciar.

La Canal Ancha, tan amplia como sugiere su nombre,se revela muy accesible, incluso esquiable, dada su am-plitud en la mayor parte del recorrido, pero la salida esmás enhiesta y las condiciones adversas del hielo onieve sin consistencia pueden complicarla todavía más.Las rocas de la margen izquierda, de estar desnudas,ofrecen poca confianza, en tanto que una marcada chi-menea en el lado contrario puede suponer una opciónmás segura e incluso rápida, al menos en descenso; re-quiere un rapel de unos treinta metros, preferiblementeun poco más. Esta canal supone la vía lógica para ac-ceder a Peña Retona desde el norte, en tanto que la dePacines es la indicada cuando el objetivo es El Pabellóno la Punta de Puerto Rico. Muy próxima, la Canal Estre-cha o del Cuarté es una joya encantadora… que toda-

Canal del GanadoCanal Ancha



Por Marta Iturralde

Al este del NogueraRibagorzanaLa punta Alta de Comalesbienes (3.019 metros)

El misterioso territorio de Entre los Nogueras, en un dibujo de Schrader de comienzos del siglo XXi

Durante algún tiempo nuestra cima fue la “presencia invisi-ble” del grupo de Besiberri. Una selección de exploradorescélebres recorrió la base de sus puntales sin hacerles muchocaso. Algo hasta cierto punto lógico, pues los pirineístas delåsiglo XIX estaban obsesionados con el techo de cada ma-cizo. Y en estos territorios el cordal de Comaloforno atraíacasi todas las miradas. Consecuentemente la lista de “des-pistados selectivos” fue creciendo con los años: Friedrich

von Parrot, Charles Packe, Henry Russell, Maurice Gourdon,Henri Brulle, Alphonse Lequeutre… En 1877 este último ani-maba a reconocer las “Montañas de Comalesbienes” antela sospecha de que sus cumbres pudieran rondar los 3.000metros de cota.

Por muy poco la punta Alta no fue ascendida en el temprano1857. Una misión cartográfica encabezada por FernandoMonet puso en ella sus ojos, pensando en que sirviera comopuesto de observación. El oficial desistió cuando su guía,Bautista Norai, le dijo que la creía “inaccesible”. El destinoquiso que la posible primera a este vértice quedase unida

a la memoria de un cartógrafo, sí, aunque del otro lado dela divisoria.

Primera visita certificada a un tresmil dudoso

En 1880 la orografía del macizo del Besiberri seguía llenade enigmas. Pensando en esclarecerlos, Franz Schradercontrató al guía Henri Passet y cruzó a la vertiente sur de lamuga. Como punto de partida para su estudio de Coma-lesbienes, los franceses se instalarían en Caldes de Boí. Sinembargo, en el balneario leridano nadie supo indicarles elcamino hacia unas cumbres que solo frecuentaban los ca-

Croquis del grupo de la punta Alta realizadopor Schrader

Libro de anotaciones de Schrader con notassobre Comalesbienes en 1880


zadores de rebecos. Una verdadera lástima: probable-mente la punta Alta ya había sido ascendida por algún ti-rador ribagorzano.

Desprovistos de cualquier tipo de reseña, Schrader y Passetdecidieron reconocer el macizo en la jornada del 14 deagosto de 1880. El cartógrafo confesó que deseaba congran intensidad encaramarse sobre “un pico desconocidocuya severa majestad le atraía”. Pues dicho y hecho.

La ruta de ataque partiría del estany de Cavallers. A partirde aquí continuaron por un bosque salvaje. Nuestro dúotrepó con dificultad por el primer barranco al este de Cal-des. Los debates entre el cliente y su guía sobre el itinerarioa seguir quedaron resueltos cuando alcanzaron el cuencosuperior de los estanys de Comalesbienes. En torno a ellosse alzaban tantas cimas de aspecto enigmático que el cur-tido guía de Gavarnie rompió en elogios: “¡Vaya país!¡Jamás había visto tantas montañas novedosas!”. Lo másduro de la empresa estaba hecho. Restaba por determinar,un tanto “a ojo”, dónde se erigía la cúspide del grupo, quesupusieron justo al norte de los lagos.

La fase final de la aventura no estuvo exenta de complica-ciones. Los galos se sentían febriles; posiblemente debidoa la fatiga acumulada durante sus andanzas previas porAran. Algo despistados, terminaron trepando por roquedosbastante verticales. Tras verse forzados a realizar diversas“evoluciones gimnásticas”, lograrían situarse sobre el puntalsur del pic de Comalesbienes. Desde aquí avanzaron “atoda cresta” hasta la cercana punta Alta, donde no hallaronrastros de antecesores. Aplazaron cualquier celebración porla conquista de aquella montaña: Schrader había ganadosu vértice para operar desde allí sus aparatos de topografía,deseoso por conocer las regiones circundantes. Aunque Pas-set se sentía al borde del desmayo, tuvo ánimos para alzaruna gran torreta de piedras que diera fe de su visita.

De regreso a Francia, Schrader pasó a limpio los datos re-colectados sobre el terreno, que le proporcionaron una pe-queña decepción: según su orógrafo, la montaña queacababan de cobrarse tenía 2.983 metros de altura sobreel nivel del mar. Sería preciso que, un cuarto de siglo mástarde, cierto consocio nuestro le sacara de su error.

El más temprano Montañero sobre la punta Alta

Durante los primeros años del siglo XX, Louis Le Bondidier,futuro socio de honor de Montañeros de Aragón (a partirde 1932), andaba empeñado en desmadejar los últimosmisterios del Pirineo. Su maestro, Henry Russell, le animópara que se centrara en el macizo de Besiberri. Nuestrohombre enrolaría en dicho proyecto a su mujer, Margalida,a un trío de guías y a varios amigos. En el verano de 1905se dirigió hacia ese territorio indómito que entonces se de-nominaba “Entre-los-Nogueras”.

De este modo arrancaba una aventura que llevó a los es-posos Le Bondidier y a sus colaboradores desde las monta-ñas de Aran hasta las de Eriste. Veintitrés jornadasdurmiendo en dos tiendas de campaña en las que se ano-taron diversas primeras en los Montes Malditos y en los Po-sets. Entre otros logros no menos importantes como elesclarecimiento de los enigmas de Comalesbienes.

El 21 de julio de 1905 la caravana Le Bondidier instalabasus tiendas junto al estany de Cavallers. Tras un par de tan-teos con varios colosos del grupo de Besiberri, el exploradorreparó en la punta Alta: por entonces, un supuesto dosmil.Aunque no constituyese novedad alguna, el remate de Co-malesbienes prometía ser una balconada imprescindiblepara comprender el relieve de estas montañas.

Le Bondidier afrontaba este desafío dos días después, es-coltado por su amigo Dencausse y el guía Sansuc. A tenorde las informaciones recolectadas en su patria, trepar hastadicho objetivo no sería demasiado arduo. De este modosocarrón las quiso resumir el pirineísta:

“El día que haya un Sindicato de Iniciativa en Caldes deBoí y un hotel de altura en Cavallers se podrá escucharel siguiente diálogo:

”El viajero: Por favor, ¿el camino hacia la punta Alta?”El conserje: El primer corredor a la derecha y, después,¡todo recto!”Así es: poco más hay que hacer para subir a la puntaAlta”.

La ascensión de nuestro trío discurriría por la hoy vía normal.El día 23 partieron de Cavallers para ganar cota por losherbazales y pedrizas del referido barranco. Una vez em-plazados ante los lagos de Comalesbienes, trazarían unavariante respecto a la ruta de su amigo Schrader, percibidala víspera desde el Comaloforno: tomaron una de las doschimeneas que bajaban desde la brechita al sur de la puntaAlta. Más en concreto, la de la derecha, obsequiándolescon un tramo de piedras inestables y bombardeos constan-tes. Desde el aludido portillo abandonaron la inseguracresta para trepar por la cara oriental de su montaña, rea-lizando “un poco de gimnasia”. No tardaron en plantarseante esa torreta de piedras que alzara Passet veinticinco ve-ranos antes.

Al igual que sus predecesores de 1880, Le Bondidier habíaascendido a la punta Alta de Comalesbienes en atuendode trabajo. Por ello comenzó a tomar notas y a realizar trian-gulaciones con objeto de aclarar alguna de las lagunas delmapa de Schrader. Tardaría poco en confirmar que aquella

Imagen de Margalida y Louis Le Bondidier, en la fortaleza deLourdes, hacia 1920

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cima era un tresmil. Ante las olas encrespadas de picos des-conocidos que se extendían a sus pies, no pudo evitar unrecuerdo hacia Russell, quien en su día describió estos mis-mos decorados como “una democracia de montañas”.

Las labores cartográficas de nuestro consocio tendrían quecerrarse a toda prisa, pues una tormenta se materializabapor el horizonte. Durante la retirada, buscaron otro itinerariodonde hubiese menos posibilidades de sufrir una “lapida-ción involuntaria”. Mas el corredor por el que finalmente sedecantaron terminó conduciéndoles hacia unos precipiciosdonde fue preciso sacar la cuerda de la mochila para mon-tar un rápel con el que “acortar sus paseos, más bien sinencanto, sobre las cornisas”. Llegaron al campamento deCavallers a tiempo de resguardarse de un diluvio bíblico.

Tras las huellas de nuestro consocio Le Bondidier

Nada más sencillo que reconstruir las vivencias de los pri-meros exploradores de la punta Alta. Para ello, hemos desituarnos en los aparcamientos del embalse de Cavallers(1.781 m, 0 h). Nuestra ruta arranca de la carretera de ac-ceso a la presa. Al llegar a la barrera, aparece por la de-recha una pista que seguiremos hasta la tubería donde naceel sendero que habrá que tomar: esa trocha que debuta deun modo abrupto sobre una pedriza. Ganaremos cota condecisión por el barranco de Comalesbienes hasta que estese cierre ante unas paredes de tonos oscuros. No resultacomplicado vencer dicho estrangulamiento por el lado dela derecha, localizando la flecha pintada en rojo que señalael paso de las Roques Negres (1.840 m, 1 h 10 min). Unavez contorneadas dichas peñas, desembocaremos en unbosque situado sobre laderas inclinadas. Poco a poco suspinos van clareando para dar paso a las praderas. Unosmetros más de cuestas y nos emplazamos sobre las pedrizasdel barranco de Comalesbienes (2.300 m, 1 h 45 min).Es un sector donde la trocha se desdibuja, por lo que espreciso prestar atención a los hitos. Una subida sin treguaen paralelo a la cresta de Comalesbienes nos lleva anteuna primera laguna, antesala del estany inferior de Coma-lesbienes (2.581 m, 2 h 40 min). Torcemos aquí a la dere-cha para ingresar en un circo pedregoso. Con rapidez, da

lugar a más lagunitas y, por fin, al estany superior de Co-malesbienes (2.600 m, 2 h 55 min). Desde sus riberas oc-cidentales sale una senda irregular, justo por la derecha delos muros que defienden la arista sureste del pico de Co-malesbienes. Nuestro ascenso se inicia por canchales y ne-veros rumbo al noroeste, apuntando hacia ese portillo(2.991 m, 3 h 55 min) que se abre entre el pico de Coma-lesbienes y la punta Alta. Desde aquí progresaremos por lacresta, que brinda algún paso atlético fácilmente evitablepor el oeste. Entretenidos con estas trepadas, alcanzamosla cercana cumbre de la punta Alta (3.019 m, 4 h 10 min).Por nuestra izquierda se alzan de un modo solemne lasmoles del Besiberri y, más al oeste, nuestros queridos MontesMalditos.

En resumen: una ascensión amable de 1.238 m de desnivelque obsequia con magníficos panoramas. Nos encaramarásobre una cumbre donde es imprescindible recordar los es-fuerzos de los pirineístas que nos precedieron para trazarlos mapas que hoy utilizamos. Uno de los nuestros, Louis LeBondidier, la ascendió con esa finalidad hace ahora cientodiez años.

Uno de los guías posa ante un campamento Le Bondidier.

Margalida Le Bondidier, en plenapractica de progresion por el glaciar

Base de partida en Cavallers,y macizo de Besiberri

Circo superior de Comalesbienes, con lapunta Alta presidiendo sus lagos

Ante la torreta cimera de la puntaAlta de Comalesbienes



Hasta hace poco, el citar Calcena como des-tino de escalada nos podía evocar al pasado:pocas vías, mal equipadas con hierros oxida-dos y mala roca; un paisaje muy bonito peropoco válido para la escalada. Pero actual-mente todo eso ha cambiado, Calcena ha su-frido un lavado de cara y se ha recuperadopara la escalada. Al igual que ha ocurridocon otras escuelas de la provincia de Zara-goza, en Calcena ha habido un boom deequipamientos, creándose incluso nuevos sectores con moder-nas vías de una gran calidad.

Hoy en día, Calcena es válido tanto para la gente que quiereiniciarse en la escalada, con gran número de vías de iniciaciónpefectamente equipadas, como para los que buscan dejarselos antebrazos en la roca en vías de alta dificultad y algún pro-yecto sin encadenar. Todo este desarrollo de la escuela vinodesde que hace unos años se encargaran de la gestión del al-bergue de la localidad Rosa y Diego, quienes iniciaron unalabor de reequipamiento de rutas antiguas, equipamiento denuevas vías y la celebración de encuentros de escaladores yjornadas y cursos de equipamientos, lo que haservido para impulsar la escalada en la zona,dándola a conocer en su nueva faceta y haanimado a nuevos equipadores a ponerse atrabajar y dejar un buen puñado de vías degran calidad.

Cómo llegar: Calcena está situado a pocomás de 100 kilómetros de Zaragoza, en la lla-mada cara oculta del Moncayo. Vamos a des-cribir dos formas de llegar, costando ambasalrededor de hora y media de viaje desde Za-ragoza.

Tomaremos la autovía de Madrid A-2 hasta eldesvío a Morata de Jalón. El primer caminoconsiste en tomar la carretera de Morata,

pasar Chodes, Arándiga y Mesones hasta llegar a Tierga,una vez allí continuaremos hacia Trasobares por un tramocon abundantes curvas y llegamos a Calcena. Atravesamosel pueblo y el albergue está situado justo a la salida delmismo a la izquierda. Para llegar a la zona de escaladacontinuamos 100 metros más y tomamos el desvío a la iz-quierda hacia Oseja, atravesando el puente. Los sectoresson visibles a ambos lados de la carretera.

La otra forma de llegar es continuar por la A-2 hasta llegara El Frasno, allí tomar el desvío hacia Illueca, pasar Gotor yJarque de Moncayo y al poco tomar un desvío a la derecha

Por Quique GraciaFotografías y croquis: Albergue de Calcena

Escaladaen Calcena


hacia Oseja. Esta carretera es bastante estrecha con nume-rosas curvas. Pasando Oseja llegaremos primero a la zonade escalada y luego al pueblo de Calcena.

Mejor época: la mejor época es la primavera y el otoño,aunque los sectores tienen todo tipo de orientaciones, pu-

diéndose escalar todo el año. Eso sí, los días fríos del inviernoserá impracticable, pues estamos a un paso del Moncayo consu cierzo helador.


Estilo de escalada: la mayoría de lasvías son placas con una roca caliza untanto especial, pudiendo parecer a tra-mos incluso conglomerado. Actualmentela escuela cuenta con alrededor de 400vías, desde vías de iniciación hasta va-rios proyectos sin encadenar. La mayoríade las vías son de un largo, pero tam-bién contamos con varias rutas de hasta100 metros de longitud. También existeuna vía ferrata para los que quieran estetipo de actividades.

Restricciones: hay algunos sectoresdonde la escalada está restringida enunas fechas del año por nidificación deaves y otras zonas donde está prohibidala apertura de vías por el mismo motivo.Existen carteles en la zona de escaladaque indican los sectores restringidos ytambién en el albergue nos podrán in-formar del tema. Es imprescindible res-petarlo por el bien de todos:escaladores y bichos. Calcena es unejemplo de equilibrio entre escalada yconservacionismo, el cual deberíaadoptarse en todas las zonas de esca-lada.

Servicios: el centro de operaciones seráel albergue de Calcena, donde podre-mos alojarnos, alimentarnos, refrescar-nos y obtener información sobre laescalada y otros asuntos que tengamosdudas. Existe fuente en el pueblo dondeaprovisionarnos de agua. Por lo demás,Calcena es un pequeño pueblo. La ga-solinera más cercana se encuentra enIllueca, a 24 kilómetros.

Guías de escalada: la guía de escaladamás reciente, “Escaladas en la caraoculta del Moncayo”, de Juan CarlosRomero, editada por Prames en 2008ha quedado desfasada debido al grannúmero de vías nuevas equipadas. El al-bergue publica unas mini guías conparte de los sectores de la escuela con-forme se van equipando. Se pueden ad-quirir allí mismo en el albergue al preciode 5 €, dinero que se emplea en adqui-rir material para equipar nuevas vías.Próximamente está prevista la publica-ción de una guía completa actualizada.

Otras zonas cercanas: Trasobares, a 10kilómetros, es una zona renovada muyinteresante con unas 40 vías entre 6a y7c+ repartidas en dos zonas.

Illueca, a 24 kilómetros, cuenta conunas cuantas vías de iniciación. El Pe-ñueco de Arándiga, a 34 kilómetros, esun agradable mini sector para coleccio-nistas con unas 10 vías de V a 7a+.Morata de Jalón, a 39 kilómetros no ne-cesita presentación.


Nunca me ha costado excesivamente ponermea redactar y escribir. Unas veces con mayor for-tuna que otras pero las palabras siempre sur-gían. Ahora mismo al escribir sobre las últimasvías de Alpinismo que escalé la temporada pa-sada me tiembla el pulso como en un largo ex-puesto y me llora el corazón.

Durante muchos años he dado todo por la es-calada y el alpinismo. Esto me ha llevado a vivirla vida con una intensidad abrumadora. Via-jando de aquí para allí, conociendo a un mon-tón de buena gente. Durante mucho tiempopensaba en el Alpinismo como el ideal de unamicrosociedad basada en el respeto, el compa-ñerismo y la amistad. Craso error. La vida meenseñó que el Alpinismo es otra actividad más,ni mejor ni peor y en la que hay gente buena yno tan buena que te ayudan o te ponen trampasque aunque hacen daño no derrrumban la ilu-sión y las ganas de vivir la vida al máximo. De-cepción sí, pero el dolor que cura deja de serdolor y se convierte en fortaleza. He podidocombinar dos de mis pasiones, la escalada ylos niños. Conocí a alguno de mis mejores ami-gos a los que amo con locura (Jorgito y Sueco).He formado parte de buenos equipos de losque he aprendido un montón y el caso es quehe disfrutado de una pasión con intensidad má-xima, amor y respeto por unos valores que meinculcaron ya mis padres cuando íbamos dechiquis a la montaña. He aprendido el valor dela constancia, de la fuerza de voluntad, de la

amistad… Saber sobreponerse a situaciones difíciles,aceptar pérdidas y valorar lo que se tiene en cadamomento intentando disfrutar de una vida que en de-finitiva son dos días.

Pienso en todas las aventuras vividas y os expongolas de la última temporada en Francia y en la Peña

Hasta la vistaalpinistasPor Juan Corcuera


Telera y os digo que me llora el corazón porquenunca más podré volver a escalarlas. Una lesión meaparta del terreno de juego y me deja entre bam-balinas. Alpinista de salón, espectador de la mon-taña, amante de la naturaleza, montañero recolectory viajero incansable, que el Mundo es muy grandey siempre habrá un rincón donde perderse. Estoytranquilo y he encontrado la paz. Lloro una pérdidapero le doy la bienvenida a nuevas experiencias vi-tales, a nuevos proyectos, a nuevas ilusiones que mealegran y me motivan. En la vida todo son enseñan-zas, pero una palabra es la clave, MOTIVACIÓN.La felicidad no es un objetivo que tengamos o de-bamos perseguir. Ni siquiera es un estado de ánimocomo dicen algunos. La felicidad no es otra cosaque una ACTITUD. Dependerá de cómo yo me tomelas cosas el que los sucesos sean en una u otra di-rección. La vida siempre sonríe al doblar una es-quina y sólo hay que saber ver dónde mirar paraencontrar esa sonrisa.

El proceso de reinvención está en proceso, pero lamuestra de apoyo y cariño de mucha gente ha sidoimportante para que hoy pueda escribir estas líneasacordándome de todos y todas las que me hanhecho y me hacen disfrutar de la vida sacando lomejor de mí mismo.

Mucha suerte, a pura sangre y hasta la vista al-pinistas ;-)


Este interesante barranco se encuentra a lospies de Peña Guara por su cara norte. Elacceso se hace desde Nocito y en nuestrocaso se trata de un recorrido circular queefectuamos en el mes de noviembre.

Con cielo cubierto pero buena tempera-tura, los 37 participantes iniciamos la mar-cha en Nocito, subiendo por sendero bienmarcado al santuario de San Úrbez, para

continuar por el GR-1 hasta Bentué de Nocito. Corta pa-rada para coger agua en la fuente y continuamos bajandoa la carretera, siguiendo enfrente por un sendero hasta unposte que indica Las Cañadas. El sendero es en subidamuy evidente, pasamos por un cruce en cruz con poste yseguimos subiendo hasta una zona llana con un senderoeste-oeste. Se sigue a la dcha. hasta el final de un muroparalelo al sendero pero un poco más abajo, aquí deja-mos el sendero y seguimos otro en dirección a Guara queenseguida comienza un fuerte descenso hasta el cauce delbarranco de La Pillera. El barranco suele estar seco eneste punto, se cruza y siguiendo por senda descendemosde nuevo al barranco un poco más adelante. Desde aquí

El barrancola Pillera

Por Miguel A. Gil y Alberto Planas

Santuario de San Urbez

Fuente de Fuendeguaril

Badina Estanonero Cruzando el rio una vez mas

Zona de hayedo


se baja por el cauce hasta la Fuente de Fuendegua-ril, donde dejamos el cauce, pues ya lleva agua,continuando por una preciosa senda que pasa bajounas paredes y una zona de hayedo que en estaépoca luce sus espectaculares tonos rojizos.

Tras cruzar el río varias veces encontramos a la dchaun poste que marca la Cueva del Brazo de Mar(atención si se visita pues tiene un lago en su interior).Poco más adelante llegamos a la confluencia con elBarranco Avellada formando la badina Estaño-nero, estupendo punto de descanso con un claro enel bosque y buen sitio para darse un baño.

La marcha continúa por sendero junto al río, que locruza 19 veces, normalmente hay pasos prepara-dos, pero en caso de subida de caudal hay que des-calzarse en algún cruce. El sendero termina en lapista Nocito - Sta. Eulalia, por la que siguiendo enascenso volvimos a Nocito.

Este recorrido es muy accesible para hacerlo conniños pero en sentido contrario, bajando por la pistaa Sta. Eulalia, llegando hasta la badina Estañoneroy desde allí volver por el mismo camino.

Barranco de La Pillera


En el anuario del año 2013 dejamos el recorrido por el GR-1en Bolea. En este artículo vamos a continuar con las etapas si-guientes, recorridas en noviembre de 2013, marzo de 2014 yoctubre de 2014.

10 NOVIEMBRE 2013. Etapa: Aniés - RiglosLa etapa anterior terminó en Bolea, pero tras ver el tramo entreBolea y Aniés, todo por pista con algo de tráfico y nulo interés,decidimos comenzar en Aniés.

El GR sale detrás de la iglesia pero pronto comienzan los pro-blemas. En esta etapa se han marcado nuevos recorridos quecoinciden en parte y se han abierto nuevas pistas, quitando omoviendo las marcas, por lo que tras muchas dudas consegui-mos llegar a Loarre, parando antes a visitar el parque infantil(curiosa la colección de piedras talladas), situado en la carreteraque sube al castillo.

Salimos de Loarre, por pista a la carretera de Sta. Engracia.Sin entrar al pueblo seguimos por pista y luego por senderohasta el área de descanso de Sarsamarcuello.

La salida de Sarsamarcuello es por la pista al Mirador de losBuitres, que se deja cuando hace unas eses y cogemos unapista a la izda, sin hacer caso a la marca X, que nos lleva aLinás de Marcuello.

Desde Linás seguimos el sendero de subida a la ermita y desdeallí por el collado de Santo Román bajamos a Riglos para tomaruna cerveza en el refugio y volver a casa.

Sarsamarcuello y Linás tienen estupendas áreas de descanso enlos lavaderos, donde podemos coger agua fresca para el ca-mino.

Y seguimos por el GR-1

Por Miguel Ángel Gil

Panoramica de la Hoya de Huesca

GR-1 entre Riglos y Aguero

Puente de MurilloLlegando a Murillo, al fondo Riglos


23 MARZO 2014Etapa: Riglos - AgüeroSalida de Riglos y tras pasar por el apea-dero, continuamos por pista y luego porsenda hasta la nueva pasarela sobre el Gá-llego. Desde aquí vamos a continuar por eltrazado antiguo del GR que cruza el río porel puente de Murillo y tras superar las cur-vas de la carretera por una pista llegamosal desvío de la carretera a Agüero. El GRcontinúa por un antiguo camino entre murosen dirección a Murillo.

En Murillo, nos acercamos a ver una curiosacasa decorada con edificios en miniatura.

El camino continúa por un área de recreo,una antigua calzada empedrada y luegopista hasta Agüero. Aquí es recomendablepedir las llaves y visitar la ermita.

19 OCTUBRE 2014 Etapa: Agüero - BielEl tramo del recorrido entre Agüero y SanFelices es todo por pista. Desde San Felices,continúa la pista hasta descender al Ba-rranco de Reacuba. Tras cruzarlo, comienzauna fuerte subida a la ermita de San Miguelde Liso, donde encontramos una fuente.

El GR sigue por un sendero frente a la ermitay tras cruzar la pista más abajo, se interna enun bosque. Alternando subidas y bajadas,cruza el barranco Los Bergales y el barrancoBarragueta y ya por pistas, desemboca en lacarretera cerca de Fuencalderas.

El tramo entre Fuencalderas y Biel, está algoconfuso y a veces cegado por lo que hayque prestar mucha atención a las marcas.

Continuaremos con el GR-1 en el anuariosiguiente.

Esculturas en una casa de Murillo

Mallos de Aguero

Ermita de San Miguel de Liso

Iglesia y castillo de Biel

Chimenea en San Felices


Mis inicios en la montaña, años atrás, transcu-rrieron por este valle. Inolvidables campamentosescolares, donde fui descubriendo esos peque-ños secretos del montañismo. También se fragua-ron amistades que todavía tengo la suerte deconservar. Más tarde vino la escalada y las emo-ciones fuertes; algunos proyectos se culminarony otros aguardan en el tintero.

Hoy, la sentencia ya ha sido dictaminada. Losarrasadores de montañas esperan el momentoadecuado. Los teleféricos y las infraestructuras he-rirán de muerte el valle.

El Midi, en Francia, permanece a salvo. Destruidoel Pirineo español “emigraré” hacia tierras galas.

Canal Roya

Por Pedro Salaverría

Amanecer sobre el Anayet

Atardecer en los ibones de Anayet

Anayet y Midi


Panoramica de Canal Roya

Panoramica desde la cima del Anayet

Midi reflejado sobre los ibones de Anayet

Atardecer, al fondo el Midi


Por Alberto Martínez Embid

El granepicentrodel esquíde montañapirenaicoLa Andorra Blanca durante losaños iniciales del siglo XX

Sobre el escenario níveo de los Montes de Pirene, el debutdel ski pudo producirse desde su extremo más oriental. Exac-tamente un 29 de enero de 1901, bajo los pies de ProsperAuriol y en el col de la Quillane. Sin embargo, su despegueinmediato se concretaría en Pau, desde donde las esquiadasse extendieron por el centro de la cordillera. En estos arran-ques heroicos, las aficiones de Toulouse y de Barcelona semostraron un tanto comedidas. Por ello resulta sorprendenteque uno de los principales emporios de los deportes de in-vierno durante el primer tercio del siglo pasado se estable-ciera en torno a cierto Principado pirenaico…

Tempranos deslizamientos por AndorraEl deporte de las dos tablas llegó a Toulouse en 1906, dela mano de Clément Decombe y Marcel Parant. Reforzadospor otros pioneros del Club Alpin Français, una añada des-pués se fundaba un primer Ski-Club. Sus actividades se apo-yaron inicialmente en el estamento militar: a finales dediciembre de 1907, un grupo de cafistas y unos oficialesde 59º Regimiento de Línea evolucionaban con sus tablonespor las cercanías de L’Ospitalet… Y la villa francesa que-daba a solo 1’5 km de la muga andorrana. En tal caso,¿los esquís ingresaron en el circo del Pas de la Casa durantelas Navidades de 1907? No parece del todo improbable.

La siguiente ocasión para ponerle fecha al inicio del de-porte blanco en Andorra tardaría poco en materializarse.Así, los esquiadores de Toulouse promovieron otra salidacolectiva, rumbo a los mismos decorados, el 3 de enero de1909. A tenor del resumen facilitado por Paul Bessou, susdeportistas más hábiles pudieron deslizarse por el País delPirineo, dado que “a pesar de lo endurecida que estaba lanieve, se logró alcanzar, con grandes dificultades, el collde Puymorens (1.920 m) y volver a L’Ospitalet”. Al menoshubo una tercera experiencia certificada por el entorno delPas de la Casa: en marzo de 1909, otro grupo galo ron-daba nuevamente el Puymorens-Pimorent.

Durante la segunda década del siglo XX, los esquiadoresde Toulouse se dejaron ver con asiduidad por el Pas de laCasa, donde el ascenso al Puymorens era su actividadreina. Existe una fotografía sobre dicho portillo de un pri-merizo Jean Arlaud mientras calza tablas de patín pronun-ciado y empuña un solo bastón, fechada en diciembre de1913. Antes de retomar la crónica blanca, explicaremoscómo era el equipo de entonces…

Los primeros esquís pirenaicos consistían en unos maderosde más de dos metros de longitud y sin cantos de metal.Las fijaciones menos inseguras eran las del sistema Huitfeldt:una U metálica donde se encajaba la puntera de una botade cuero normal, retenida hasta cierto punto mediante co-

Postal con escenasde esquiadores, hacia 1910

Arlaud en el Puymorens,diciembre de 1913


rreas. Aunque en 1906 se habían estudiado las atadurasSessely que sujetaban con una sirga el talón, hasta los añostreinta se prefirió llevarlo suelto para avanzar mejor conestos tablones desmesurados bajo los pies.

Durante los ascensos, cuando no se portaban los esquís alhombro, se recurría a los llamados antideslizantes: englo-baban los más variopintos sistemas para que, cuando sevencía alguna pendiente, el esquiador no resbalara haciaatrás. Los escandinavos usaban unas tiras de pieles de ani-males colocadas mediante cordoncitos en la suela de latabla y a contrapelo; sobre todo, de foca. Dado su costeprohibitivo, en el Pirineo se emplearon mucho sustitutivosque iban desde cuñas articuladas de metal hasta bandasde tela basta o cuerdas enrolladas en torno a la tabla. Elskiman primitivo utilizaba un solo bastón, que en ocasionesadquiría la forma exótica de una alabarda-piolet.

Las esquiadas con acento catalánLa primera reseña sobre el uso de tablas por parte de unnatural del Principado no fue por cuenta de un empleo lú-dico. Al igual que en otros valles de la cadena como Tenao el Aure, los montañeses se interesaron por el esquí pen-sando en que ayudara en sus desplazamientos sobre el ne-vazo a médicos, aduaneros, guardas de refugios,trabajadores de presas…, y carteros. En el caso andorrano,se cree que su esquiador más temprano fue Miquel Farré,encargado postal de Soldeu. Durante el invierno de 1924cambió sus raquetas tradicionales por unas tablas como lasque había visto en la población francesa de Portè. Cincoañadas después, Farré cruzaba con sus esquís desde Sol-deu hasta el Pas de la Casa.

Pero la temporada blanca de 1924 daría más de sí. Du-rante su Semana Santa, el País de Pirineo acogió a ungrupo de cinco esquiadores de Barcelona liderado por LluísEstasen. Partiendo de La Massana, alcanzaron con sus ta-blones el port Negre d’Arinsal (2.734 m), para deslizarseluego hacia Solcén. Comenzaba la recolecta de grandescotas andorranas con tablas.

Los activos miembros del Centre Excursionista de Catalunyatardaron poco en concretar su siguiente raid. El 25 de di-ciembre de 1925 otra cuadrilla formada por Estasen,Freixa, Gonzàlez, Puntas y Vila se allegó con sus esquíshasta el francoandorrano pic d’Escobes (2.779 m). Dicho

sector gustó a estos sportmen barceloneses debido a las fa-cilidades que brindaba el Refugi de la Vésina, construidodurante la añada anterior por el ayuntamiento de Mérens.La cuestión de estos cobijos se revelaría esencial para eldesarrollo de los deportes de invierno.

Durante los Carnavales de 1926, le llegaba el turno al picNegre d’Envalira (2.812 m). Toda una proeza con tablasfirmada por Estasen, Puntas, Ribas y Vila. Tres de ellos de-cidirían bajar por la vertiente de Andorra… Así lo narró Es-tasen desde el, acaso, primer texto esquiador delPrincipado:

“Ante nosotros teníamos el valle de la Valira completamentecubierto de nieve y, por el costado sur, se abría el circo deEls Pessons y sus encadenamientos de cumbres, que presen-taban un bonito contraluz. Una hora después comenzamos

Esquiadores de travesia del grupo de Guilera en Soldeuen 1919

Idealizacion de una esquiadora olimpica,a mediados de los años veinte

El grupo de Guilera en laComa Ransol, hacia 1927


Los asistentes de Montañeros de Aragón en 1955 (Col. Gainzará�in)

un espléndido descenso por unos llanos donde la nievepolvo era muy abundante. Después entramos en un bosquede pinos que incrementó el interés de nuestra esquiada, lle-gando al fondo del río. Este corría por una serie de plani-cies que dejamos para buscar la carretera procedente delport de Framiquel. Hacia abajo, siempre hacia abajo, es-quiando con velocidad, llegamos a Soldeu”.

Los promotores del deporte blanco pronto se vieron reforza-dos por Josep Maria Guilera. El 24 de marzo de 1927 estebarcelonés atravesaba la Portella Blanca (2.517 m), juntoa cuatro camaradas, para encaramarse sobre el Montmalús(2.781 m) y descender luego a Soldeu. Al día siguiente,todo el grupo se cobró el pic de la Coma de Varilles (2.759m) a golpe de focas.

Las travesías por las nieves andorranas comenzaron a po-nerse de moda. El 28 de mayo de 1928, Estasen y varioscompañeros franqueaban la muga desde Campcardós, conel Montmalús y el pic dels Pessons (2.864 m) como objeti-vos de sus esquiadas. Un descenso fantástico que se con-cretó por el estany de l’Illa y la ribera del Madriu.

Sin ánimo de resultar exhaustivo, añadiré una actividad másde los activos pioneros del CEC durante este decenio: del30 de marzo al 1 de abril de 1929, su Secció d’Esportsde Muntanya organizaba un raid con tablones para desli-zarse por los estanys de la Pera, la cima de Perafita (2.752m), el río Madriu, Entremesaigües, Escaldes… Poco a poco,las grandes cumbres del Principado iban cayendo ante esteempuje esquiador.

Convulsiones en el deporte blanco galoMientras los deportistas catalanes exploraban la Nieve deAndorra, sus colegas de la vertiente norte no perdían eltiempo. El 31 de diciembre de 1927 la tropa compuestapor Arlaud, Frossard y Pérès se emplazaba con sus tablassobre el pic de la Serrera (2.913 m). Otra de las tradicio-nales “despedidas del año con tablas” fomentada por elCAF-Toulouse, la del 28 de diciembre de 1929, logró queArlaud y una decena de colegas se desplazaran hasta Ran-sol para cobrarse el pic de l’Estanyó (2.915 m). Tres díasdespués, le llegaba el turno al techo del país: sobre el picde Comapedrosa (2.939 m) se reunieron diecisiete esquia-dores para su histórica primera, antes de descender de unmodo alborozado hasta La Massana por las landas neva-das de Arinsal.

Sin embargo, a despecho de todas estas aventuras monteatraviesa, había indicios de un cambio de tendencia en estaactividad, que ya soñaba con pistas preparadas para elaprendizaje y la práctica sosegada, amén de competicionesde velocidad o habilidad… A partir de 1932 las primiciasde los deportes invernales se trasladaron hasta esos decora-dos del Puymorens donde se incluía el hemiciclo del Pas dela Casa. Unos nevados en pleno auge merced a esa líneadel ferrocarril Toulouse-Barcelona que, con su túnel de 5 km,ofrecía a los esquiadores la posibilidad de conectarse me-diante las estaciones de L’Ospitalet y de Portè. En torno aestos núcleos florecieron pronto los hotelitos.

El desarrollo del esquí de pista sobre estas laderas fronteri-zas, resultó vertiginoso. No tardaron en celebrarse eventosdiversos: un primer Torneo Internacional de Andorra (1933);

Anuncio de la ropade un esquiadorde comienzosde los años treinta

Jean Arlaud en unaprueba de fondo,

hacia 1930


las clases de los monitores del Ski-Club de Toulouse impartidas du-rante los domingos (1934); las Copas Finet-Sport y Royal Sports(1935)… El propio Arlaud elogió unos “terrenos que ofrecían grandiversidad, pues el Puymorens designaba a toda una región que,entre L’Ospitalet y Portè, llegaba por el sur hasta Envalira, en An-dorra, para ofrecer bellos descensos orientados plenamente haciael norte y practicables hasta finales de mayo, por no decir más”.

Cierta domesticación de la faceta más salvaje del deporte blancoasomaba por el horizonte.

El temprano centro del esquí andorranoEn los años treinta del siglo XX, los avances en las técnicas de des-censo y en los materiales iban a conseguir que el número de aficio-nados se incrementara de forma notable. Pero los esquiadoresmostraban pocas ganas de darse unas palizas tremendas para ac-ceder a las nieves de la alta montaña. Conforme fue avanzandoeste decenio, llegarían las tablas más cotas y ligeras, las ceras des-lizantes, los revestimientos de baquelita y los cantos metálicos, lasataduras con sirga del tipo Kandahar, los bastones de aluminio…,y las primeras instalaciones adecuadas para la práctica del esquí.

El Pas de la Casa dejó de ser un circo desolado hacia 1932, de-bido a las obras emprendidas por las Forces Hydroelèctriques d’An-dorra en torno a los lagos de Els Pessons. Más en concreto, porcuenta de la carretera que se construía para unir ambas vertientesdel port d’Envalira. Los esquiadores catalanes tardaron poco en uti-lizar una de sus barracas: el ingeniero Àlvar Menéndez les permi-tiría que se cobijaran durante el invierno en el chalet de direcciónconocido como Privat, no lejos del río Ariège. Desde esta base,Guilera y ocho amigos aprovecharon sus vacaciones de SemanaSanta para efectuar un stage con diversas ascensiones por el hemi-ciclo andorrano. En la cuadrilla contaban con dos féminas, las her-manas Garcia. Coincidirían en el concurrido Pas de la Casa con

Esquiadas por la Portella de Joan Antoni de Guilera, sobre 1930

Cartel publicitario de Puymorens y Envalira,firmado por Champseix, sobre 1933


el equipo junior de esquiadores del CEC que entrenabaCarles Bernard. El plato fuerte de aquellas jornadas blancasfue el ascenso con focas hasta el coll Blanc (2.531 m), paraluego deslizarse por esas nieves donde, años después, semontó la estación de esquí alpino.

La temporada de 1932 reservaba otras novedades… Así,el capitán Larrieu, al mando del incipiente Ejército del Prin-cipado, también frecuentó el circo del Pas de la Casa. Eincluso Menéndez, junto a varios aficionados locales. Estaúltima noticia merece unas líneas aclaratorias: el EsquíClub Andorrà fue fundado un 24 de octubre de 1932,apoyándose inicialmente en los empleados de FHA. Elpresidente de esta entidad deportiva sería Benet Mas,dueño del Hotel Oros de Encamp y delegado del CAF-Toulouse.

La estación primitiva del Pas de la Casa fue a más. En di-ciembre de 1933 se estrenaba la reforma del denominadoChalet-Refugi d’Envalira (2.124 m), una barraca de lasobras de la carretera. Disponía de veintiséis habitaciones

con calefacción, luz eléctrica, agua corriente y duchas. Ensus inmediaciones, el ingeniero Menéndez instaló un cablemetálico de 200 m de longitud que vencía un desnivel de80 m: fue el primer arrastre montado en Andorra y, acaso,en el Pirineo. A comienzos de 1935, el Esquí Club Andorràadquiría un vehículo semi oruga de la marca Citroën parasubir a los esquiadores hasta el port d’Envalira. Todo, al ser-vicio del descenso puro.

Desde 1934 las pistas de Envalira acogieron actividadesdidácticas y competiciones: pruebas de velocidad y de sla-lom combinado, carreras de relevos, cross y saltos. Algunas,con notable participación internacional. Y un calendariomuy denso, organizado, ya por el Esquí Club Andorrà, yapor la Federació Catalana d’Esquí. Especialmente exitosafue la Copa Valls de Andorra, disputada el 21 de abril de1935 por corredores alemanes, andorranos, españoles yfranceses, trofeo que se cobró el campeonísimo MauriceLafforge. Los torneos de entreguerras verían su cénit durantelos días 12 y 13 de abril de 1936, con las pruebas en lasque venció el as germano Henkel.

Apoteosis de la Nieve del PrincipadoCon frecuencia, se contemplan las añadas previas a la IIGuerra Mundial como una especie de edad de oro delesquí de travesía. El reinado de las fijaciones del modeloKandahar y demás equipamientos, ya de cierta calidad sise comparaban con los del inicio de siglo. Un período enel que los raids por la alta montaña lograban que el deportepracticado en estación todavía palideciese. Antes de quelos pisters se hicieran con casi todo el mercado, con la re-levancia económica y social del esquí.

El establecimiento de la estación del Pas de la Casa en1933 no solo sirvió a los deportistas más conservadores.Los adalides del esquí de travesía como Estasen o Guileratambién utilizaron sus instalaciones para enhebrar duros re-corridos por alta montaña. Buena parte de ellos, apuntandoal pic Negre d’Envalira, al pic dels Pedrons, al pic d’Enva-lira (2.823 m) o al Alt del Gríu (2.879 m). A menudo, co-nectando con el estratégico Refugi dels Esparvers, en la vallde la Llosa. Unos itinerarios que con frecuencia contabancon féminas: sirva como ejemplo ese tour de mayo de1934 por Els Pessons en el que participaron Carmelita Ar-mangué, Montserrat Bertomeu y Josefina Garcia.

Las esquiadas se extendieron hacia otro teatro nuevo: LaMassana. Una madrugadora exploración de sus posibilida-des fue llevada a cabo, en enero de 1933, por el grupode Codina, Mis, Puntas, Ribas y Torent. En diciembre delmismo año, Lluís Estasen y dos colegas ascendían con sustablas al Comapedrosa desde Arinsal. El mismo pionero re-gresó, durante las Navidades de 1935, para reconocer afondo, en el curso de varias jornadas de foqueos arduos ydescensos salvajes, las faldas de las actuales estaciones al-pinas de Arinsal y Pal.

Pero estos años dorados de las dos tablas andorranas lle-gaban a su fin. La Guerra Civil primero y el conflicto euro-peo después vetarían su nieve durante largas temporadas.Cuando por fin se abrió a los deportistas, el Circo Blancohabía cambiado de un modo espectacular. Con la segundamitad del siglo XX, el esquí de montaña iba a estrenar unanueva trayectoria como especialidad para minorías.

Pistas de Puymorens y elPas de la Casa, en 1934

Ya hace algún tiempo que mucha gente del club viene

participando en las carreras por montaña que el calendario

ofrece para disfrutar de este deporte.

Adaptándose a las nuevas tendencias mediante la creación de

un equipo que nos represente, el club prentende fomentar la

práctica del deporte y la presencia en competiciones FAM.

Por Jorge Marquina


Distintos entrenamientos en Las Planas, Sierra de Guara, Juslibol, Alfajarín y algunas carreras para preparar la temporada.

A mediados del año pasado conocí a Juanma en la sede del club. Desde la secretaría del club me comentaron que había uno de nuestros socios que estaba consiguiendo muy buenas clasifica-ciones en las pruebas que se estaban disputando ese año. Ya no recuerdo si el me busco a mi o fue al revés, pero me cautivó la motivación con la que vivía las carreras y las ganas que tenía de hacer cosas en el club. Me recordó a mi mismo cuando llegue aquí.

Nos pusimos a trabajar pensando en crear una estructura deportiva que agrupase a las perso-nas que estaban corriendo carreras en el club y que sirviese de nexo para ponerlos en contacto, para fomentar el entrenamiento conjunto, para realizar excursiones o compartir experiencias.

Creamos una idea y la presentamos a la junta. Obtuvimos respuesta positiva y en septiembre ya eramos mas de veinte personas participando de esa idea. Recuerdo esa primera convocatoria con los nervios de saber si tendríamos respuesta positiva de la gente. Contaba con mis amigos, siempre incondicionales y sobrados de motiva-ción, pero me sorprendió la cantidad de per-sonas que no conocía que habían acudido, de perfiles completamente distintos...

Presentamos una propuesta hasta final de año y luego ya veríamos. Esos meses sirvieron para ir conociéndonos y hacer algunos entrenamientos conjuntos e ir captando a mas gente. También fuimos pensando que podíamos hacer para dar-le continuidad en el tiempo y conseguir que el proyecto cuajase. Sin duda teníamos la mejor materia prima deseable, gente con ganas de participar y muy buen ambiente.

A final de año hicimos balance y lo volvimos a presentar en junta. Parece que nuestra propues-ta gustó. Recibimos apoyo del club y obtuvimos su respaldo, sin duda un refuerzo agradable para continuar en la misma línea. El equipo ya estaba creado y abierto para cualquier socio que quiera formar parte de el, con una planificación para esta temporada y la participación de los in-tegrantes en la organización del mismo.

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El primer área en el que trabajamos fue las equipaciones. Hablamos con diferentes marcas para colaborar, pero sin duda apostamos por la me-jor, o ellos apostaron por nosotros. OS2O es una joven empresa aragone-sa especializada en ropa de montaña que nos ha ayudado a poder mate-rializar el proyecto, y las equipaciones que usamos han quedado realmente bonitas. Cada socio ha decidido si quiere o no equipación: camiseta, pantalón entre tres modelos: corto, largo o malla; chaqueta: ultra o corta-vientos y han podido probarlas en su tienda, situada en la calle Fernando el Católico, para elegir la mas adecuada a sus gustos. El trato ha sido excelen-te y confiamos en poder continuar con ellos en el futuro.

En abril se hizo entrega de las pren-das terminadas en el club. Estuvo muy bien ver a la gente uniformada y con ganas de empezar a hacer kiló-metros con ellas. Ramón Tejedor estu-vo presente y nos dio su arenga para que llevemos orgullosos el escudo del club. Nuestro pequeño proyecto esta-ba tomando forma y tenía muy buen aspecto.

La marca OS2O ha colaborado con el equipo y nos ha facilitado que se pueda materializar el proyecto.

Entrega de equipaciones en la sede del club y arenga del presidente para motivar al personal. Gran ambiente!


Y en abril también empezó oficialmente la tempo-rada de carreras por montaña en Aragón. El primer fin de semana las diferentes carreras del calendario se llenaron del amarillo de Montañeros de Aragón. Quizá demasiadas opciones el mismo fin de semana pero es cierto que cada vez la oferta es mayor y cada uno elige en el abanico de carreras disponibles.

Hasta Cáceres llegamos con los dos integrantes del equipo que están en la selección de Aragón de la FAM, gran participación en la Osan Cross Mountain y también en la KTR de Cadrete. Hasta algún podium pescamos! Pero eso ya os lo contaremos mas ade-lante cuando volvamos a hacer balance al final de la temporada.

Lo importante es el buen ambiente que se está ge-nerando entre la gente del equipo. Por fin se están viendo los resultados del trabajo que hemos hecho y es muy gratificante.

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El Equipo de Carreras por Monta-ña es una sección del club abierta a todos los socios, así que si estás pensando en ponerte las zapati-llas y probar no dudes en contac-tar con nosotros.

Correr por el monte es una ac-tividad muy gratificante que te permite mantenerte en forma y acometer objetivos de una forma diferente. Exige sacrificio y cons-tancia para obtener resultados, pero lo que recibes a cambio sin duda compensa el esfuerzo.

En la última carrera que estuve me quede observando a la gen-te que llegaba a la meta, disfruté con la cara de felicidad de todos y cada uno que cruzaban por el arco. A mi, ver que esto funciona, también me pone esa cara.

Presencia en podiums de algunas de las primeras competiciones del año. Algunos hasta repiten!

Integrantes del equipo en las primeras carreras, el amarillo de Montañeros de Aragón empieza a inundar el panorama.

Además de los corredores, algunos amigos nos acompañan animando y haciendo que las salidas para competir sean mucho mas entretenidas.

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Por David Abajo

50 aniversario de la Carnavalada“UNA GRAN HAZAÑA”

Forjar una cordada como la que formaron Ursi e Ibarzo no es algohabitual en los tiempos actuales. Las grandes aperturas y repeticionesde esta cordada han sido reconocidas no solo a nivel nacional, fue-ron muchos los medios de comunicación de otros países como Fran-cia, Italia e incluso suizos y alemanes, que en sus periódicos de laépoca, resaltaban a la cordada Ursi – Ibarzo, como un mito de laescalada de dificultad.

Ursi ya había realizado muchas escaladas con escaladores mayo-res que él como Montaner, Rabadá, Navarro y muchos otros, hastaque un día coincidieron con Jesús Ibarzo, el cual tampoco tenía uncompañero definido de aventuras, para escalar la vía Pani-Haus alMallo Pisón. Desde ese día surgió una química que les llevó a rea-lizar muchas aventuras, algunas de ellas míticas hoy en día y mu-chas otras que les llenaron de amistad y compañerismo, hasta queen esa misma vía que se iniciaron como cordada, una caída el día2 de julio de 2013 le arrebató la vida a Jesús Ibarzo en una jor-nada más de escalada de las que tanto seguían disfrutando.

Empezaron por repetir vías míticas de Rabadá y Navarro, como fue-ron la Oeste del Naranjo, el espolón del Firé, o la Serón-Millán desdesu base. Después iniciaron su faceta de aperturistas, siempre bus-cando líneas de dificultad y lo más directas posibles a la cima, nosolo en los Mallos de Riglos, sino también por el resto del Pirineo.

A la vuelta de un curso de escalada en hielo que tuvo lugar en Italia,al que Ursi fue acompañado por Carmelo Royo, se aventuraron a

abrir el Espolón del Adamello, una de las vías más re-petidas de Riglos para acceder a la cima del MalloPisón, y que fue el detonante para embarcarse en la quesería una de sus mayores hazañas, escalar de forma di-recta la última dificultad que queda por superar y quemuchos creían imposible, la cara Sur del Mallo Pisón.

Todo comenzó el día 9 de octubre de 1965, a lasonce de la mañana salieron de viaje con todo el ma-terial que consideraron necesario para llevar adelantesemejante empresa. La noticia de intentar acceder ala cima del Mallo Pisón por una vía directa, causó ungran revuelo en el mundillo de los escaladores de laépoca e incluso muchos les tacharon de locos, eso sefue traspasando a los medios de comunicación queestuvieron pendientes de los acontecimientos durantelos días en los que se realizó la escalada.

A las tres de la tarde comenzaron la escalada y fueUrsi el que salva las primeras dificultades técnicas dela vía con el techo de la Cueva de la Virgen, reali-

Croquis original de vía

Noticia publicada en el Heraldo de Aragón de la época


zando una primera reunión a unos 50 metros de altura, todohabía comenzado. En esa tarde consiguieron alcanzar una alturade unos 120 metros donde se prepararon para pasar la primeranoche. Gracias a una cuerda auxiliar que llevaron en ese primervivac disponían de enlace con los compañeros como Vidal, Mo-randeira, Guti, Porta o Luis Oro, entre otros. En ese primer vivaclos compañeros les hicieron llegar el resto del material y los víveresque consideraron necesarios para las siguientes jornadas de es-calada, sin saber realmente de cuantas se trataría.

La mañana del día 10 de octubre se enfrentan a la mayor dificul-tad de la ascensión, conocida hoy en día como la Raya de laCarnavalada, un largo muy extraplomado que en la época secreía que sería imposible de superar. Lo superaron a base dehacer agujeros con un ramplús e introducir tornillos defectuososde las cajas de cambios de los coches, a modo de seguros. Lesllevó prácticamente todo el día poder ascender 50 metros y el es-fuerzo físico empezó a ser importante, con todo lo que les que-daba por delante. Esa noche la pasaron en el mismo sitio que seprepararon para el vivac anterior.

El día 11 de octubre a las seis de la mañana, después de tener con-tacto a través de las emisoras con los compañeros de la base sedisponen a continuar su escalada y a abandonar cualquier tipo deconexión con la base de la pared, a partir de ese día serán elloslos que se sirvan de sus víveres y de su material. La jornada les resultódura, pero consiguieron seguir salvando las dificultades que la paredles iba planteando metro tras metro de ascensión. Según sus planesquerían alcanzar la cumbre el día 12 de octubre, día de la festividadde la Virgen del Pilar, pero los continuos extraplomos y las dificulta-des que les surgieron no les dejaron ascender con la velocidad quetenían prevista, a eso le tuvieron que añadir las continuas tormentasque les fueron descargando buenas trombas de agua.

Realizaron el tercer vivac en una pequeña cornisa por encima dela Raya, debajo de un techo para protegerse de las lluvias y cercaya de las canales de salida. Esa noche la pasaron en esa angostacornisa y más bien durmieron poco o nada, en la que le llamaron“la noche del loro”, algo que años después siempre ha sido mo-tivo de risas y bromas entre los dos.

Martes 12 de octubre, a las 6 de la mañana los compañeros,pendientes de ellos consiguen establecer contacto, no han des-cansado como era previsible, pero se disponen a salir y continuarsu escalada. Comienza Ursi, que tras realizar un largo de unos

40 metros, recupera a Ibarzo, que sube con gran ra-pidez. Ese día lo peor no fue la lluvia, sino las tempe-raturas que pasaron de los 30°, haciendo que laprogresión fuera mucho más lenta de lo deseado yplanteándoles un serio problema. No les queda prác-ticamente agua y al ritmo que ascendían no consegui-rían llegar a la cumbre como tenían previsto.

Los días de esfuerzo y la falta de comodidad a la horade descansar les fueron mermando las facultades téc-nicas; y el sacrificio para seguir progresando fue cadavez mayor. Los compañeros de la base, al ser cons-cientes del problema, deciden enviar alguna cordadacon agua para intentar hacérsela llegar desde lacima. Con esas temperaturas, sin agua y con la acu-mulación de fatiga, el problema podría convertirse enalgo muy grave. Una cordada formada por Moran-

Celebrando el 25 aniversario de la apertura de la Carnavalada en la cima del Pisón con amigos del Club. De izqda a dcha: JulioPorta, Gonzalo Prado, Gregorio Villarig, Javier Abajo (de pie), Ursi Abajo, David Abajo, Jesús Ibarzo (de pie) y Gonzalo Vicente

Dedicatoria de Ibarzo con el trazado de la vía desdeel refugio de Montañeros


deira, Guti, Porta y Oro salió hacia la cima por la víaPani-Haus, en un principio con la idea de recibirlosesa misma tarde en la cima, pero viendo la situación,cambiaron los planes y su mayor prioridad fue la dehacerles llegar agua, realizar un vivac en la cima yesperarles al día siguiente.

El suspense fue en aumento, no había ni un pequeñotrozo de sombra en el que los escaladores se pudieranproteger, pese a eso ellos siguieron progresando hastala mitad de la canal que conduce a la cima, donde

al estar anocheciendo deciden hacer un último vivac. Les hacensaber a los compañeros que están muy cansados y que necesitanagua, llevan todo el día sin beber y el sol les ha castigado confuerza. Desde la base se ven linternas en la cumbre que intentanlocalizar a Ursi e Ibarzo para hacerles llegar el preciado líquidoque les pueda hidratar y les permita recuperar las fuerzas nece-sarias para el día siguiente. Al anochecer todo el pueblo de Riglosestá pendiente de los acontecimientos y a las doce de la noche,después de muchas largas horas consiguen hacerles llegar a Ursie Ibarzo una cantimplora que les sabe a gloria, solo queda des-cansar para la siguiente jornada.

El día 13 de octubre, en cuanto las primeras luces se lo permitie-ron, continuaron con su asalto final a la cumbre. Comenzó esca-lando Ursi, que ya cansado de hacer agujeros con el ramplús,ascendió rápidamente sin prácticamente clavar, salvando los te-chos que le quedaban en libre y cambiando por completo la di-námica de la escalada. Ya están más cerca del éxito. El terrenoles fue resultando cada vez más fácil y a las 10 de la mañana hi-cieron la ultima reunión a tan solo 10 o 12 metros de la cumbre.A las diez y veinte de la mañana, Ursi consigue alcanzar la cum-bre y recupera a su compañero y amigo Jesús Ibarzo.

El día 13 de octubre de 1965, a las 10:45 de la mañana y des-pués de noventa y una horas y cuarenta y cinco minutos se dapor conseguida la apertura de mayor dificultad planteada hastael momento. Ese mismo día, a las tres de la tarde se congregamedio pueblo, incluida la maestra y los niños de Riglos, para re-cibir a los dos escaladores que acaban de hacer historia en losMallos de Riglos.

La realización de esta apertura que en un principio fue bautizadacon el nombre de José Antonio Elola, en homenaje a su aficiónmontañera al que era el delegado nacional de Educación Físicay Deporte y la posterior realización de la primera ascensión alPiton-Carré en invierno, les supuso el reconocimiento de las dosmedallas de plata al mérito deportivo a la cordada Ursi-Ibarzo.

A los 25 años de su apertura volvieron a escalar la ruta en compa-ñía de Gonzalo Vicente y un servidor, que nos juntamos en la cimacon otras cordadas formadas entre otros por Julio Porta, Javier Abajoy Goito Villarig, simulando la primera vez que llegaron a la cumbre,pero esta vez se les subió gambas en vez de agua.

La intención de Ibarzo era volver a repetirla este año, en la cele-bración del 50 aniversario, pero el accidente de la Pani-Haus nostruncó los planes a todos. Sin embargo algunos subiremos en suhonor, con gran entusiasmo en lo que será un día muy emotivopara todos.

En la primera panza de la vía, comenzandola ascensión

En la reunión a mitad de pared Curiosa felicitación del alcalde de Riglos en la época de la ascensión


Por José Joaquín Lerín

Marcha de regularidadXII Trofeo“Jerónimo Lerín”

19 de abril de 2015

San Juan de la Peña-Santa Cruz de La Serós

¡Qué rápido pasa el tiempo!

De nuevo una escena me es familiar. Como todos los años observo eltrajín de participantes en la Marcha de Regularidad, Trofeo “JerónimoLerín”, con algo de nerviosismo y grandes dosis de ilusión, esperandoque el control de salida les reclame para iniciar la Marcha.

Esta vez cambiamos de escenario respecto a años precedentes, volve-mos a la provincia de Huesca y a un paraje muy especial, único, car-gado de leyenda. Hablamos nada más y nada menos de los orígenesdel Reino de Aragón, del Santo Grial, de la Guerra de la Independen-cia, etc… y más vicisitudes que se me escapan que durante siglos hanacompañado a este paraje. ¿Cúal? El Real Sitio de San Juan de la Peña,con el Monasterio Viejo, fundado en el siglo XI y el Monasterio Nuevo,barroco, instalado en la pradera de San Indalecio. Enmarcados ambosedificios en un entorno natural privilegiado, van a ser testigos esta vez

de otro acontecimiento, sin tanta trascendenciacomo los que he citado, pero que al menospara mí merece ser tenido en cuenta.

Poco a poco van saliendo las patrullas parti-cipantes, que si no recuerdo mal llegan aveintitres. Este año, al igual que la última edi-ción, se han diseñado dos recorridos a elegirsegún los ánimos de cada cual.

Yo me decanto por el recorrido largo. Mientrasespero mi turno, observo cómo el cielo se vaabriendo, liberándose de las nubes que cu-brían las montañas a primera hora. Respiro ali-viado, nuevamente tendremos un díaexcelente. Jero, has estado al quite, comocada año nos garantizas un día espléndido.

Ya salgo, con ganas y cierto ímpetu, pero mecontrolo. Me recuerdan que no es una carrera.Enfilo por el bosque hacia el llamado “Balcónde los Pirineos”, donde me espera una vista pa-norámica sin parangón, desde más allá de laPeña Forca hasta las Tres Sorores y creo reco-nocer hasta el Posets!!

Con este telón de fondo continúo por lacresta hasta las proximidades de un repetidor.Enseguida tomo un camino muy marcado,que en suave descenso, discurre por un her-

En el primer control de la marcha, en Cuatro Caminos

Patrulla de veteranos. De izqda. a dcha.: Luis Ezquerra, Pepe Díazy Joaquín Arcega


moso bosque de coníferas, con algunos ejemplares caí-dos por la fuerza de los temporales de este invierno. Unincipiente tapiz de flores me alegra la vista y casi sin que-rer me topo con el primer control.

Está situado en un sitio estratégico, denominado “CuatroCaminos”. Como su nombre indica confluyen y/o partencuatro itinerarios. Uno, el que viene de Atarés (por dondehe venido). Dos, el que baja a Santa Cruz de la Serós(ese no toca). Tres, el que continúa hacia el MonasterioViejo (tampoco) y el cuarto, el único que asciende quecasualmente es el que tenemos que seguir.

Este camino asciende suavemente hacia el MonasterioNuevo y la pradera de San Indalecio. Nada más cruzarla carretera, hay que elegir recorrido: los de la Marcha“corta” descenderán hacia el Monasterio Viejo, para re-gresar de nuevo a “Cuatro Caminos” y desde allí bajarhasta la llegada en Santa Cruz de la Serós.

Yo voy a seguir el recorrido “largo”, por lo que me dirijopor pista asfaltada en suave ascenso. Salgo del bosquea terreno abierto y en seguida tomo el desvío en direccióna San Salvador.

Esta vez la vista cambia 180º y el panorama se abrehacia el Sur. Observo toda la Sierra prepirenaica, desdeGuara hasta Santo Domingo, reconociendo lugares deespecial recuerdo: Peiró, Sierra Caballera, Pusilibro, Ma-llos de Riglos,…qué os voy a contar!!

El camino asciende suavemente sorteando los arizones,sin dejar el filo de la cresta. Dejo atrás unas antenas ylos farallones de conglomerado aumentan su entidad ami izquierda. A mi derecha, me acompaña un tupido bos-que y nuevamente contemplo las cimas pirenaicas. Algúnbuitre me observa, pero yo sigo a lo mío.

El camino no tiene pérdida y a la vuelta de un recododescubro la figura inconfundible de la ermita de San Sal-vador en lo más alto de la Sierra (1547 m para ser másexactos). Veo un “rebullo” de gente, por lo que adivinoque se trata del segundo control.

No me equivoco, un fuerte repecho antecede a la ermitay me anotan el tiempo en la tarjeta de control. Puedo des-cansar, me viene bien y encima repongo fuerzas con elavituallamiento líquido que me ofrecen.

La visión desde este punto es panorámica “de verdad”,dada su condición de atalaya natural, por lo que me re-creo la vista un buen rato. Apuro un vaso de bebida iso-tónica de esa que todos sabemos y decido continuar.Ahora es todo bajada, nada más y nada menos que 760m de desnivel, por lo que toca “atarse los machos” y tirarde bastones (¡qué gran ayuda en la bajada!).

En una curva de la pista tomo el desvío señalizado queme dirige hacia un collado situado a los pies del Cuculo,elegante cima que tengo enfrente. El sendero, poco mar-cado, me deja enseguida en el citado collado (CuelloBetito, según rezan los mapas).

Segundo control en la ermita de San Salvador


Aquí, nuevo cambio de dirección. Esta vez el itinerario,muy evidente, me introduce en un espeso bosque mixtodonde abundan las hayas. Aún es pronto y no han salidolas hojas caídas este otoño, pero no por eso pierde subelleza. Estoy en el barranco Carbonera, donde el sen-dero zigzaguea en fuerte pendiente. Tomo precaucionespara no tener un tropezón inoportuno.

El descenso es vertiginoso hasta el punto donde se vadeael barranco. Aquí la cosa se calma y continúo a medialadera hasta topar con la carretera de acceso a San Juande la Peña desde Santa Cruz.

Tomo contacto con el asfalto, pero poco, quince minutos.Me han avisado que hay que estar atentos para tomar undesvío a la derecha. Éste no tarda en llegar, por lo quedesciendo por un terraplén hasta la altura del barranco.

Me encuentro con un agradable camino con pinta de“viejo”, con tramos empedrados y con muros de conten-ción, de esos que han sido testigos del paso de gentesdurante siglos. Ahora han caído en el olvido o han des-aparecido al abrir nuevas vías de comunicación, peroeso es otro tema.

Intuyo la presencia cada vez más cercana del pueblo.Aparecen los primeros campos de cultivo y signos de ac-tividad humana. No me equivoco y alcanzo, ya por pista,las primeras casas de Santa Cruz de la Serós. Destacala Iglesia de Santa María, del siglo XI y un pintorescocasco urbano perfectamente integrado.

En la plaza, junto a la Iglesia y bajo un gran árbol sesitúa el control de llegada.

Ya he llegado!! Entrego mi hoja de control y tomo algunapieza de fruta que me ofrecen. Difícil elección, pero medecanto por las fresas y el melón, que refrescan un mon-tón (toma rima…).

Las patrullas van llegando sucesivamente, algunas conmucho mérito dada la edad de los participantes. Ya megustaría estar como ellos habiendo cumplido los ochentacon creces…. También hay patrullas de chavales, muy

animosos, que destilan alegría e ilusión.

Después de compartir experiencias y sensaciones con elresto de participantes y miembros de la organización, meretiro a descansar y reponer fuerzas.

Pasa rápido el tiempo y se forman animados corros juntoa la pequeña Iglesia de San Caprasio, anticipo de lo queestá por llegar.

De pronto alguien llama la atención del personal. Va acomenzar el acto de entrega de trofeos por lo que la ex-pectación es máxima. No espero ganar, como todos losaños, pero y si sí….

Enseguida se desvelan los resultados.

Patrulla ganadora de la Marcha “Corta”:

Alicia BurónIrati FrechínMara Frechín

Patrulla ganadora de la Marcha “Larga”:

David TejedorJavier TejedorSagrario SalasRamón Tejedor

El “Carcamal 2015”, por toda una larga trayectoria aJesús Mustienes

Nada, este año tampoco mojo. Lo que sí que mojo esuna exquisita pasta en un vaso de moscatel, tradicionalbroche final a la jornada de convivencia.

Veo a la gente despedirse, jovial (ay, el moscatel…) citán-dose para el año que viene. Yo tampoco faltaré a la cita.

Mientras siguen las despedidas y el personal va mon-tando en el autobús, nos alejamos mi compañero de pa-trulla y yo comentando las incidencias del día…pero lagente sólo me ve a mí.

Hasta el año que viene, amigos.

Patrulla ganadora de la Marcha Larga


La Biblioteca de Aragón, dependiente del Gobierno deAragón, acaba de subir a la Biblioteca Virtual de Ara-gón (BIVIAR) la totalidad de los Boletines de Montañerosde Aragón –desde 1950 hasta 2003–, que acabó dedigitalizar este otoño pasado. Quienes deseen conocer al completo este patrimonioliterario, pueden hacerlo de forma gratuita entrando enlas pestañas del Fondo de Boletines de la Web delClub (montanerosdearagon.org), enlazadas con las si-guientes direcciones de la Biblioteca Virtual de Aragón:I Época (1950-1965) y II Época (1967-1986): 123Boletines.http://bibliotecavirtual.aragon.es/bva/i18n/publica-ciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=17905

II Época/En Marcha (1987-1995): 43 Boletines.http://bibliotecavirtual.aragon.es/bva/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=17965III Época/Boletín Montañeros de Aragón (1996-2003): 26 Boletines.http://bibliotecavirtual.aragon.es/bva/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=17985Además, recordamos que los números actuales del Boletín Digital de Montañeros de Aragón, igualmente alojadosdentro de la Biblioteca Virtual de Aragón, se hallan disponibles en el siguiente enlace:IV Época (2008-2015): 42 Boletines.http://bibliotecavirtual.aragon.es/bva/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=17785Desde aquí, vaya nuestro agradecimiento al director de la Biblioteca de Aragón, José Luis Marquina, a la bibliotecariaCruz Bespín, a Javier Jiménez Zorzo y a todo el personal del referido centro que ha participado en este proceso.La rica historia del Club decano del montañismo aragonés, ahora al alcance de todos…

La digitalización de los Boletinesde Montañeros de Aragón

Visita del presidente de Montañeros de Aragón, RamónTejedor (derecha), a la Biblioteca de Aragón el 31 de octubrede 2013, para agradecer el interés por nuestras publicacionespor parte del director del centro, José Luis Marquina (izquierda)

y de la bibliotecaria Cruz Bespín (centro).


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Por Pepe DíazEl Súper

Muchos se preguntarán, y ¿qué es el súper? Puesbien, el súper era un viejo Chevrolet de los añosveinte, con muy buena pinta y un motor de 28 ca-ballos que chupaba gasolina como si tuviese unagujero en el depósito. Estaba medio arrinconadoen un viejo garaje agrícola, junto a la fábrica dondeyo trabajaba. Una zona que poco después se con-vertiría en el polígono industrial de Cogullada.

Seguramente habría terminado sus días lleno de te-larañas o destrozado por los zagales de las casasde labranza vecinas; pero mira por dónde apare-cieron por allí J.A. Bescós y Julián Vicente, quienes

con ciertas reservas por parte del resto: Montaner,Rabadá y yo mismo, llegaron a la insospechadaconclusión de que podría funcionar con algunos re-toques. En aquellos tiempos (mediados de los 50más o menos), era complicado salir a la montañasi no era en tren, con lo cual el campo de acciónestaba bastante limitado y de esta manera tendría-mos más oportunidades.

Total que decidimos poner el tema en las milagrosasmanos de los dos expertos y en contra de lo queparecía, el súper funcionó, contribuyendo de unamanera importante a que pudiésemos realizar mu-chos de nuestros sueños. Era la época en que seempezaban a abrir nuevas vías en las grandes pa-redes del Pirineo y teníamos al otro lado un desta-cado grupo de escaladores con la misma idea.

El súper tenía una planta maravillosa. Era de unperfecto color azul eléctrico, descapotable, con ca-pacidad para cuatro en la parte delantera, otroscuatro más en el maletero llamado también el “Ahíte pudras” y además contaba con dos estribos aambos lados, que permitió transportar hasta 18 per-sonas en un Campamento de San Bernardo. En fin,una maravilla.

Cuando hacía frío o llovía, los de adelante teníanel privilegio de echar la capota, pero los de atrásdebían recurrir a la ropa de abrigo, chubasqueros,

gorros o plumíferos. Esto contribuía a darnos un co-lorido y un aspecto tan singular, que nuestro pasopor Huesca casi era esperado, sobre todo por al-gunos amigos de Peña Guara que se reunían connosotros en La Granja Anita, punto obligado de pa-rada al regreso.

Al principio no era demasiado difícil mantener estejuguete de 28 caballos. La gasolina estaba a 7 pesetas el litro. Pero al poco tiempoel precio se multiplicó por tres y así continuó la racha, como todo el mundo sabehasta hoy. Lo que todo el mundo no sabe, es que a los dos expertos de la cuadrillase les ocurrió que haciendo unas modificaciones en el carburador, podrían arrancarel motor con gasolina y mediante otro invento prodigioso continuar funcionandocon gasóleo bastante más barato por aquel entonces. El resultado no pudo ser másnefasto. El pobre súper empezó a notar el cambio y de vez en cuando nos dejabatirados en los sitios más insospechados.

Una de las primeras quedadas fue en el valle de Escarra, donde a pesar de tododescubrimos y realizamos algunas primeras vías en las hasta entonces descono-cidas paredes de su sierra. Otra vez nos tuvimos que quedar a dormir en el parquede Huesca, esperando a que abriesen los talleres a la mañana siguiente. Re-cuerdo otra en mitad de la carretera, merodeando por los campos frutales conlas consiguientes broncas de los campesinos, mientras los “técnicos” arreglabanla avería. Porque eso sí, no sé cómo se las arreglaban, pero al final el súper nostraía a Zaragoza. Eran unos verdaderos magos.

Pero no todo eran problemas. Gracias a él recorrimos todo el Pirineo e hicimos al-guna que otra escapada a Gredos, donde en el puerto del Pico nos llevamos pordelante una bandada de gallinas sin más consecuencia que el susto de las máscercanas. En otra excursión que realizamos junto al Club tuvimos un pinchazo, aconsecuencia del cual nos alcanzó el autobús, con el consiguiente regocijo de losque viajaban en él y que sin pensarlo más, se subieron casi todos al sufrido coche.Las consecuencias no se hicieron esperar. En la siguiente salida, nada menos quea Francia se nos partió el palier a pocos kilómetros de Escarrilla. Aunque parezcamentira, a uno de los pensantes del grupo se le ocurrió y puso en práctica, arrancarla falleba de la ventana en las ruinas de una casilla cercana para sacar la piezarota. Dicho y hecho; se sacó y se llevó a soldar al lugar más próximo, que eneste caso fue la Central Eléctrica de Sallent. A este humilde servidor, que es un zo-quete, le duró el asombro y la boca abierta hasta llegar a Tarbes, donde visita-mos a unos amigos pirineistas y donde como era de esperar, dimos el golpe.

Y así fue transcurriendo el tiempo, hasta que a alguien se le ocurrió la feliz ideade darle otro aire al súper. Había visto en una chatarrería la carrocería cubiertade la misma casa Chevrolet y pensó que esto podía convertirlo en un señor coche.El resultado fue de pena. Hubo que pintarlo y le dimos un color que no le pegabani con cola. Total, un desastre. Quiero recordar que fue Rabadá quien pensó enmeterlo por una pista forestal y despeñarlo por algún acantilado, no estoy seguro.Lo cierto es que ahora no tengo ni idea de cómo acabaron sus días. Solo mequeda el recuerdo y la nostalgia de aquellos tiempos.

Compra y cara de embeleso

El super al completo

El pinchazo



Escuela de escalada deMontañeros de Aragón2014-2015

Ya ha pasado otra maravillosa tem-porada de la Escuela de Escaladay es un proyecto consolidado den-tro de Montañeros de Aragón gra-cias a la participación de muchagente.

Cuando fundé esta escuela hace lafriolera de siete años, fue sin lugara dudas uno de los proyectos másbonitos que he emprendido en mivida. Siempre me he consideradoun motivado de la vida, por esocuando empecé a dirigir a estoschicos quise transmitir las ganas devivir y de sentir, ganas de crecer através del deporte, ganas de com-partir, de reír y de llorar juntos en laaventura que es crecer y hacersemayor. Viendo los resultados dehombres y mujeres hechos y dere-chas que están estudiando entreotras cosas Química, Bioquímica ose están formando para trabajar deelectricistas me llena de orgullo vol-ver la mirada atrás y ver que todoslos esfuerzos, discusiones y luchashan merecido la pena.

Para mí este año fue doloroso, puesempezaba a trabajar como Maes-tro de Educación Física y tenía queir dejando la Escuela en manos deconfianza para que este proyectono fuera algo personal, sino unaverdadera apuesta de futuro en unclub que envejece y necesita moto-res de explosión de Juventud quegracias a gente como Javier Gar-cés, Jorge Marquina y Tono Molpe-ceres se está consiguiendo tener unambiente más que bueno. Pareceque todo está bien encaminado yahora solo falta seguir apostandopor uno de los proyectos más boni-

Por Juan Corcuera (Director de la Escuelade Escalada de Montañeros de Aragón)

tos que puede haber en la vida el de hacer que nuestros chavales amenla montaña como lo hacemos nosotros.

Qué decir de la Temporada de la EEMA. Como siempre espectacular. Conbuen ambiente, buenas escaladas, buenas competiciones y muchas horasde entrenamiento y diversión. No me gusta hablar de los resultados de com-petición y de hecho como dice Sonia el mejor escalador no es el que másgrado hace sino el que más metros escala, así que no destacaré a aquellosque triunfan en los circuitos de competición porque cada uno de los chicosy chicas que han formado la EEMA son parte fundamental de un bonitopuzzle dónde se ha trabajado la fuerza de voluntad, el esfuerzo, el com-pañerismo, el sacrificio, la amistad, el sentido del humor, la autoestima, elautocontrol, la resolución de problemas, el amor por el deporte y por losdemás y sobre todo el respeto por todo aquello que nos rodea.

Casi con lágrimas en los ojos pero con la felicidad de empezar una nuevaaventura me despido del trabajo de acción de la EEMA y solo puedo darlas gracias a todos los que habéis formado parte de este maravilloso pro-yecto que nos ha enseñado mucho acerca de la naturaleza humana. En micorazón siempre habrá un hueco para muchos nombres que han hecho queeste proyecto fuera una realidad absolutamente preciosa.

UNA ESCUELA DE ESCALADA EDUCATIVA

Quizá por mi condición de Maestro de Educación Física siempre he defen-dido la vertiente educativa del deporte por encima de las concepciones delrendimiento. Primero, antes que cualquier otra cosa, somos personas, ciertoque personas a las que nos gusta el deporte pero personas al fin y al cabo.


En la Escuela de Escalada de Montañeros de Aragón también se defiende esta idea y no buscamos los mejores es-caladores sino los escaladores que mejor se lo pasen. Las consecuencias relacionadas con el rendimiento vienen des-pués y están relacionadas directamente con varios factores como la genética, el entrenamiento, la motivación, lascaracterísticas individuales, los apoyos familiares... Creo que en la Escuela estamos haciendo las cosas bien y estose ve en un equipo que crece, sonríe y disfruta por lo que en la temporada que viene seguiremos planteándonos losmismos objetivos específicos y generales.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

• Formación progresiva e integral (fisica-cognitiva-socioafectiva) de los chicos.• Mejorar la condición física.• Adquirir conocimientos sobre la escalada y sobre el entrenamiento.• Conocer otro recurso para gestionar de forma sana el tiempo libre.• Participar en los Juegos Escolares de Aragón

OBJETIVOS GENERALES:• Disfrutar del mundo vertical.• Practicar la escalada de forma segura, reflexionada y supervisada por un especialista.• Mejorar la eficiencia motriz y aumentar el bagaje motor de los chicos.• Desarrollar positivamente la coordinación y el equilibrio como elementos propioceptivos.• Mejorar el control de respiración y relajación.• Desarrollar las capacidades físicas básicas e intermedias (Resistencia, Flexibilidad, Velocidad, Fuerza, Poten-

cia y Agilidad)• Entender la escalada como un recurso a través del cual liberar energía.• Participar en las competiciones de la temporada de forma sana.• Desarrollar y sistematizar conductas de higiene después de la A. Física

• Conocer, respetar y valorar el medio natural.

Para más información podéis seguir el día a día de la Escuela de Escalada de Montañeros de Aragón en sublog http://eema09.blogspot.com


Como cada año la sección de escalada del club se moviliza paraorganizar sus dos eventos competitivos. Seis años consecutivosen los que seguimos aprendiendo cómo mejorar las cosas paraque la gente disfrute al máximo de unas competiciones cuyo ob-jetivo principal es juntar a un buen número de amigos para pasardos buenas tardes de aprietes y entrenamiento.

La VI Competición de Escalada Pepe Garcés Ciudad de Zara-goza fue un éxito rotundo con una colaboración importante denuestros patrocinadores, a los que hay que dar infinitas gracias,ya que sin ellos la fiesta luciría con otro color. Desde aquí graciasa Zaragoza Deporte, OS2O Outdoor equipment, Tulson Tolf,Altus, San Power, Belmez Face, Escalar, Barrabes, Boreal, Maño-cao, Anayet Vertical, Banana Print y Rasmia.

La competición de este año tuvo de todo. Desde bloques más téc-nicos hasta más acrobáticos, desde vías fáciles a vías más difíci-les, todas las categorías: desde los cinco años hasta mayores decincuenta, pero todo con un denominador común, la diversión yel placer por escalar entre amigos.

Así culminan horas y horas de trabajo por parte de todos los que forman la Organización. Mucho trabajo,mucha ilusión y muchos nervios el día de la compe es lo que experimentamos los que queremos que os lo paséisgenial en un día muy especial para nosotros y para Montañeros de Aragón.

Al final los resultados quedaron de la siguiente manera:

Juvenil mixto: 1º Ignacio Molpeceres 2º Juan Marzo 3ª Celia JiménezInfantil mixto: 1º Alfredo Lana 2ª Lucía Marín 3ª Julia GarcíaAbsoluto femenino: 1ª Rebeca Pérez 2ª Marta Martín 3ª Julie PlacetAbsoluto Masculino: 1º Álvaro Lafuente 2º David González 3º Jesús Joven

VI Competición de escaladaPepe Garcés Ciudadde Zaragoza

Por Juan Corcuera

Podio Infantil. De izqda. a dcha.: Julia García,Alfredo Lana y Lucía Marín


Damas y caballeros, niñas y niños, ya está aquí el divertido, apasionante, alborotante VI Encuentro popular deescalada de Montañeros de Aragón!!!!! Este año disfrutaremos del Gran Circo "Montañeros de Aragón". Muchocolor, alegría y felicidad por juntarse un buen número de escaladores de todos los gustos, estilos y edades. Unverdadero garabato de júbilo y animación. Pasen a la Pista Central y alucinen con los acróbatas, rían con lospayasos, sorpréndanse con el domador de pulgas y cuchicheen estupefactos con la mujer barbuda y los enanoskafkianos. No lo duden y asómense al Gran Circo de Montañeros de Aragón.

Carnaval, carnaval... ¡Carnaval te quieroooo! Mes de febrero y llega la fiesta de disfraces de Montañeros. ElVI Encuentro popular. ¿Que de qué nos tocó este año? Pues de cualquier cosa o payasada relacionada con el¡Gran Circo de Montañeros de Aragón! Una cantidad brutal de risas y unas pruebas divertidas para pasar unabuena tarde con los compañeros del club. Para los más pequeños también hubo divertidas escaladas y para losmás mayores una travesía con bloque, una escalada con un globo grande sin que se cayera, escalar con la cu-chara y el huevo, el famoso chorizo picante y el lanzamiento al jamón donde hubo algunos castañazos de risa.Una gran tarde en la que el local se llenó de colores y de alegría, de fiesta y camaradería, de júbilo y jovialidad.En definitiva una tarde de escalada brutal total ;-)

VI Encuentro popular debúlder de Montañeros deAragón “El Circo”

Podio Juvenil. De izqda. a dcha.: CeliaJiménez, Ignacio Molpececeres y Juan Marzo

Podios Absolutos. De izqda. a dcha.: David González, Alvaro Lafuente,Jesús Joven, Rebeca Pérez, Marta Martín y Julie Plocet


El concurso de fotografía de montaña “Miguel Vidal” con carácter bianual se viene celebrando desde 2006 yquiere recordar la figura del desaparecido Miguel Vidal Cantos (1919-2006), noveno Presidente de Montañerosde Aragón (1971-1973) y gran precursor de la fotografía de montaña. Y también pionero en la cinematografíay las películas de escalada.

Organizado por Montañeros de Aragón y patrocinado por Aramon y con la colaboración de Ibercaja. Comomarca en sus bases la finalidad de este concurso es promover la afición a la montaña y su deportes a través dela fotografía y, en consecuencia, el tema objeto del mismo es la fotografía de montaña, tanto de paisaje, natu-raleza, como cualquiera de sus modalidades deportivas.

En la presente edición han entrado a concurso 77 fotografías de 24 autores.

El cuadro de galardonados queda así:

PRIMER PREMIO: Javier Camacho GimenoSEGUNDO PREMIO: Guillermo Arantegui PérezTERCER PREMIO: Rocco PaceMEJOR COLECCIÓN: Alejandro Montañés MagallónPREMIO ESPECIAL PARA SOCIOS: David Castillo Sánchez

Los miembros del jurado han sido tres fotógrafos profesionales y socios de nuestro Club: Pedro Salaverría, IgnacioFerrando y Chema Agustín. Siendo miembros de la Comisión además de los anteriormente citados, José LuisMolina y Ricardo Arantegui.

V Edición del concursode fotografía de montaña"Miguel Vidal" 2015

PRIMER PREMIO: Javier Camacho Gimeno. Reflejos


SEGUNDO PREMIO: Guillermo Arantegui Pérez. Saltamontes

TERCER PREMIO: Rocco Pace.Convergencias

PREMIO ESPECIAL PARA SOCIOS:David Castillo Sánchez. El laberinto helado


El gigante entre las nubes

Primavera, lluvia y nieve

MEJOR COLECCIÓN: Alejandro Montañés Magallón

Libertad Sabocos, sombras


Entrega anual de Premiosy Distinciones

de Montañeros de AragónLa entrega anual de Premios y Distinciones de Montañeros de Aragón se celebró el miércoles 26 de noviembrede 2014, a las 20 horas en la sede del Club.

Socios Honorarios (Insignia de Plata): Los socios Honorarios son aquellos socios de número queteniendo 65 o más años de edad hayan pertenecido a la Sociedad durante 50 o más años de formaininterrumpida.

Socio nº 2.089 Juan Manuel Blanchard (alta 1-1-1964)Socio nº 2.105 Mª Pilar Anadon Bergachorena (alta 15-1-1964)Socio nº 2.120 Luis Antonio Oro Giral (alta 31-1-1964)Socio nº 2.246 Clara Teresa García Gutiérrez (alta 29-8-1964)Socio nº 2.248 José Ramón Cóndor Tolosana (alta 17-9-1964)Socio nº 2.249 Juan Manuel Castejón Lacasa (alta 17-9-1964)Socio nº 2.155 Mª Pilar Gresa Radigales (alta 15-3-1964)Socio nº 2.212 Juan José Guillen Martínez (alta 13-7-1964)Socio nº 2.316 Mª Dolores Lacambra Cano (alta 17-12-1964)

Trofeo Eduardo Blanchard, al mejor deportista: Juan Manuel Oviedo Gutiérrez.Trofeo Rabadá Navarro, a la trayectoria deportiva: David Castillo Sánchez.Trofeo Edil, de veteranos: José Goula Costa, Mª Carmen Bona Polo y Ana Mª Roque Castel.Trofeo Víctor Carilla, a la mejor actividad juvenil: Juan Marzo Roca e Ignacio Molpeceres Pardos.

Placas de reconocimiento:Juan Carlos Sanz Hernández • María Luz Pérez Morte • MC Projects


Francisco GuillamónPor Pepe Díaz

El 17 de febrero de 2015 nos dejaba Fran-cisco Guillamón, Paquito para los amigos.Nos conocimos en Chamonix, en la prese-lección de la primera Expedición Españolaa los Andes del Perú, en la que fue uno delos que alcanzaron la cima del Huascaránpor su difícil arista N.E. Antes de esto yatenía noticias de él, pues junto a su primoJ. Manuel Anglada habían formado una fa-mosa cordada, cosechando grandes triun-fos allá por los años 50 y 60, durante losque abrieron numerosas vías tanto en Es-paña como en los Alpes.

En el tiempo que duró la expedición seganó el afecto de todos, por su simpatía ybuen humor. Era un excelente compañeroque supo deleitarnos con su acordeón y suscanciones, que al final todos coreábamos.Más adelante tuvimos una duradera amis-tad. Nos reuníamos en los quintos aniver-sarios de la Expedición. Otras veces nos

citábamos en Riglos para escalar juntos, donde tambiéncon Anglada abrieron alguna que otra vía.

Vaya pues mi recuerdo para él y mis condolencias parala familia.

Descansa en paz Paquito.

Tu amigo Pepe Díaz

Obituario

FOTOGRAFÍA DE EQUIPOEXPEDICIONARIO A LOS

ANDES DEL PERÚ. GUILLAMÓNES EL SEGUNDO POR LA

DERECHA DE PIE. EL AUTORDEL ARTÍCULO ES EL TERCERO

POR LA DERECHA DE PIE

� Construyo refugios de altura, que me permiten disfrutar de la montaña

con seguridad� Señalizo senderos, tanto

recuperados como de nueva creación� Participo en la gestión de los Espacios Naturales Protegidos

� Promuevo la difusión de los deportes de montaña a través de los más de cien clubes adheridos a la Federación Aragonesa de Montañismo

� Accedo a programas de Tecnificación Deportiva� Represento a Aragón como selección en las competiciones nacionales� Coopero en los únicos juegos deportivos en edad escolar de Escalada

Deportiva que existen a nivel nacional� Compito en los campeonatos y diferentes copas aragonesas de Escalada

Deportiva, Esquí de Montaña, Carreras por Montaña y Raquetas de Nieve

� Participo en las pruebas de la copa aragonesa de Andadas Populares

� Me formo en los cursos organizados por la Escuela Aragonesa de Montañismo

� Dispongo de una importante colección de topoguías y libros relacionados con la montaña de

PRAMES S.A. con una importante bonificación� Represento a Argón en la Europen Rambler�s

Association� Respeto el medio ambiente colaborando con el

Comité para la Defensa de la Naturaleza� Reviso los equipamientos de montaña

� Aprendo y comparto con los montañeros veteranos

� Semanalmente tengo a mi disposición un boletín de noticias relacionadas con mi deporte

� Impulso la seguridad en la montaña aragonesa con el desarrollo de la campaña Montaña Segura y otros convenios

� Obtengo importantes descuentos en todos los refugios que gestiona la Federación Aragonesa de Montañismo, y en todos los refugios internacionales adheridos al convenio de reciprocidad del que formamos parte.

� Tengo a mi disposición una plataforma de reserva online en refugios y establecimientos asociados que también me ofrecen un descuento en sus servicios presentando mi tarjeta

� Contrato un seguro de accidentes deportivos en montaña� Me adhiero a un club de montaña en el que poder desarrollar mi

actividad montañera, acompañado siempre de amigos que me orientan en mi formación

� Disfruto de la montaña

Yo con mi tarjetaFEDERACIÓN ARAGONESA DE MONTAÑISMOC/ Albareda, 7, 4.º, 4.ª•50004 ZaragozaTeléfono: 976 227 971 •Fax: 976 212 459E-mail: [email protected]: www.fam.es

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013-

2014

anuario interior - Montañeros de Aragon · Compito en los campeonatos y diferentes copas...

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