Antropologia filosofica parte_iii_2_

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Antropología Filosófica Prof. Andrés Stark Naturaleza del hombre y su lugar en el universo Parte II: Conocimiento e inteligencia Objetivos: - Comprender qué es ‘conocer’. - Describir el conocimiento sensitivo (común a hombres y animales). - Reconocer el conocimiento intelectual o racional (exclusivo del hombre). - Distinguir conocimiento sensitivo y conocimiento intelectual (o racional). - Comprender el elemento inmaterial presente en el conocimiento humano. 1. Qué es el conocimiento . - Lo distintivo del ser humano es el conocimiento racional y el querer de la voluntad. A continuación, vamos a analizar con cierto detenimiento el conocimiento intelectual (también llamado ‘racional’). - Los animales también poseen conocimiento, a saber, el que se adquiere mediante los sentidos, pero este modo de conocer (conocimiento sensitivo) no es lo mismo que el conocimiento racional o intelectual. Y debemos estudiar por qué. Por Augusto Merino Medina 1

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Antropología Filosófica

Prof. Andrés Stark

Naturaleza del hombre y su lugar en el universo

Parte II: Conocimiento e inteligencia

Objetivos:

- Comprender qué es ‘conocer’.- Describir el conocimiento sensitivo (común a hombres y animales).- Reconocer el conocimiento intelectual o racional (exclusivo del hombre).- Distinguir conocimiento sensitivo y conocimiento intelectual (o racional).- Comprender el elemento inmaterial presente en el conocimiento humano.

1. Qué es el conocimiento.

- Lo distintivo del ser humano es el conocimiento racional y el querer de la voluntad. A continuación, vamos a analizar con cierto detenimiento el conocimiento intelectual (también llamado ‘racional’).

- Los animales también poseen conocimiento, a saber, el que se adquiere mediante los sentidos, pero este modo de conocer (conocimiento sensitivo) no es lo mismo que el conocimiento racional o intelectual. Y debemos estudiar por qué.

- Lo primero es saber qué quiere decir, en general, ‘conocer’.-Conocer es una operación (es decir, acción o actividad) de ciertos vivientes.

Los hombres y los animales conocen, en cambio, los seres inertes no tienen la capacidad de conocer.

-Existen diversas operaciones de conocimiento: ver, oír, palpar, imaginar, recordar, entender, etc. Aunque son diversas, todas ellas tienen ciertas características comunes, por las cuales todas pueden llamarse ‘conocimiento’.

1º. Son operaciones inmanentes (viene de ‘in-manere’: permanecer dentro); es decir, el resultado de estas acciones no sale fuera del sujeto que las realiza (a saber, el cognoscente), sino queda dentro de él. Ejemplo: Cuando yo ‘veo’ una casa, a la casa vista no le pasa nada, y la ‘visión’ de la casa queda dentro de mí. En cambio, otras acciones del hombre no son inmanentes, por ejemplo, cuando yo ‘construyo’ una casa, el resultado de esa acción queda principal y directamente en la casa.

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2º. Toda operación de conocimiento significa una ‘presencia’ de algo dentro del cognoscente. Ejemplo: al ver la casa, ‘algo’ de la casa ‘está dentro’ de mí. En este ejemplo concreto, podemos decir que, al ver la casa, yo tengo dentro de mí, el color y la figura de la casa.

3º. Esa ‘presencia’ de algo de lo conocido en el cognoscente no debe confundirse con una presencia de la cosa misma en su estado natural o físico, sino que es la presencia de una cierta ‘semejanza’ de lo conocido dentro del que conoce. Ejemplo: al ver la casa (que es –supongamos – verde), yo no tengo el color verde ni la figura de la casa ‘físicamente’ dentro de mí, sino tan sólo una cierta semejanza de lo verde y de la figura de la casa.

-Por tanto, el conocimiento es un modo de presencia interior de lo conocido en el cognoscente, pues al conocer, se produce esa ‘asimilación’ por la cual ‘algo’ de la cosa conocida (por ejemplo, ‘algo’ de la casa, a saber, el color verde) está existiendo, presente, dentro del sujeto que conoce, pero no materialmente.

- El conocimiento es una aprehensión o captación (‘captación’ viene del verbo ‘captar’ que significa, originalmente: tomar, agarrar) porque, al conocer, el sujeto, en cierto modo, ‘posee’ lo que conoce y lo tiene en su interior.

- ¿Qué es lo que el cognoscente conoce? - lo que conoce dependerá del tipo de conocimiento de que se trata: en el

conocimiento sensitivo, lo que se conoce es "algo de" la realidad, y se lo conoce a modo de imagen sensible (p.ej., la figura de la casa, o el color de la flor, o una síntesis de sus propiedades sensibles); en el conocimiento intelectual, lo que se conoce es la "realidad misma" de la cosa, captada abstractamente (o sea, con independencia de sus propiedades sensibles):

- en la terminología de Aristóteles, en el conocimiento intelectual se conoce la "forma", o sea, la "esencia" misma de la cosa; en otras palabras, "su modo esencial de ser" (téngase presente que aquí "forma" no quiere decir ‘la figura’ o ‘contorno’ físico de una cosa, sino simplemente la "esencia" de la cosa).

2. El conocimiento sensitivo.

- Dentro de los diversos actos cognoscitivos, la filosofía ha distinguido siempre (ya antes del siglo V A.C.) dos grandes modos o clases de conocimiento: el conocimiento sensitivo y el conocimiento racional (o intelectual). El primero es común a los animales y a los seres humanos; el segundo, existe exclusivamente en los seres humanos.

- El conocimiento sensitivo es aquel que se realiza mediante los sentidos, y termina en la formación de la imagen, su fijación en la imaginación y su asociación con otras imágenes. Este modo de conocimiento nos es común especialmente con los animales superiores, y en su proceso podemos distinguir dos momentos claves:

i) el primer momento es el contacto cognitivo del viviente (animal o humano) con la realidad del entorno mediante los sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto):

- los diversos sentidos informan al viviente de las cualidades organolépticas (es decir, de las cualidades que pueden estimular los órganos sensoriales) de un objeto. Por ejemplo: color, sabor, textura, olor, sonido, figura. Todas estas captaciones (ver el color y la figura; palpar la textura; oír los sonidos de dicho objeto) se llaman ‘impresiones sensoriales’.

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ii) el segundo momento consiste en la síntesis de esas impresiones sensoriales (proporcionada por los diversos sentidos), que da por resultado una imagen del objeto captado. La síntesis sensitiva es la reunión y complementación de las diversas impresiones sensoriales respecto a un determinado objeto percibido.

- Pero, cuidado, no debemos confundir la imagen con una especie de ‘fotografía’ interior.

- La imagen completa de una realidad se forma en nuestra mente a partir de los datos captados por varios o por todos los sentidos. La imagen, por tanto, incluye aspectos visuales, aspectos sonoros, aspectos táctiles, etc.

- Por eso podemos usar términos como ‘imagen acústica’, ‘imagen táctil’, ‘imagen olfativa’. Por ejemplo: la imagen de ‘plátano’ incluye no sólo la figura y el color del plátano, sino su aroma, gusto, consistencia y textura, su tamaño, etc.

- Además, los datos proporcionados en una imagen mental no son siempre estáticos ni muestran una sola dimensión (como ocurre en una fotografía); la imagen mental de una cosa incluye el movimiento, las dimensiones, las cantidades; y las diversas imágenes pueden enlazarse unas con otras según diversas asociaciones imaginativas (que pueden llegar a ser bastante complejas).

- El viviente (animal u hombre) es capaz de guardar en su memoria las imágenes que va formando (y también las asociaciones de imágenes); así cuando vuelve a entrar en contacto con una cosa exterior ya antes percibida, la imagen interior que se ha formado previamente (por ejemplo, del plátano) y que ha almacenado en su memoria, le permite reconocerla y distinguirla de otras.

- Por otra parte, el animal está dotado de un instinto, fácilmente observable, que le permite apreciar si la cosa que ha visto (en nuestro ejemplo, el plátano) le conviene o no, o le es útil o no, por ejemplo, como alimento:

- esta capacidad del animal, p.ej. un mono, que conocemos por el acto que él realiza de comer el plátano y rechazar en cambio como alimento un zapato, se denomina “estimativa”: el animal instintivamente “hace una estimación” de lo que le conviene comer y de lo que no, y también de cuánto ha de comer sin perjudicarse (el instinto le dice cuándo detener la ingesta).

- por eso es que los animales conocen instintivamente lo que les es útil para su supervivencia y lo que no lo es.

- Pero respecto del animal, hay que añadir lo siguiente: todo lo que el animal conoce, lo conoce desde el punto de vista de lo que se relaciona con él; es decir, no conoce las cosas sino en cuanto le son útiles o dañinas: el “criterio” de utilidad y de daño es para él el criterio decisivo y único de conocimiento.

- y porque el animal conoce las cosas de este modo y no en sí mismas, “objetivamente”, no puede dar una definición de lo que es alimento; aunque puede reconocer lo que lo alimenta, no puede tener el concepto “abstracto” y “universal” de alimento, aplicable por igual a plátanos, cocos, manzanas u otras cosas “concretas” e “individuales” que lo alimentan.

- Ahora bien, es cierto que algunas conductas de los animales parecen provenir de cierta ‘inteligencia’ muy parecida a la humana: algunos monos son capaces de solucionar ciertos problemas, como por ejemplo, disponer de cierta forma algunos objetos a fin de trepar y alcanzar algo que les atrae (un plátano u otra fruta):

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- es decir, un mono puede reconocer un plátano como algo conveniente, y sabe disponer ciertos objetos para alcanzar su objetivo; pero no puede definir en abstracto qué es el “alimento”.

- el animal sabe que esto o aquello le conviene (como alimento, como bebida o como cualquier cosa útil para su supervivencia); pero no sabe qué es esto o aquello,

- Puede afirmarse, pues, que los animales no pueden tener un conocimiento abstracto y universal acerca de las cosas de la realidad, sino sólo un conocimiento de determinadas cosas particulares en su entorno vital.

3. El conocimiento intelectual o racional.

- Este conocimiento es exclusivo del ser humano.- la observación nos revela, en efecto, que el ser humano sí puede tener el

concepto abstracto y universal de alimento y decir, por ejemplo, “alimento es toda materia que puede satisfacer las necesidades tróficas del organismo” o alguna otra cosa por el estilo.

- Ciertamente también opera en el hombre una capacidad que es correspondiente a la “estimativa” del animal, y que llamamos “cogitativa” (porque funciona estrechamente unida al pensamiento humano); gracias a ella, el hombre puede conocer y reconocer las cosas concretas en cuanto se relacionan con él y le son beneficiosas o perjudiciales.

- Pero, además, el ser humano puede comprender lo que el alimento “es”, independientemente de ésta o aquella cosa nutritiva que le viene bien; o sea, puede conocer lo que una cosa es “en sí misma”, objetivamente, sin necesidad de relacionarla directamente con su propia utilidad o provecho material.

- p.ej., con el desarrollo de la ciencia alimentaria por exigencia de los viajes espaciales, el ser humano sabe que lo que hay en este tubo es pasta dentífrica con sabor a menta y que lo que, en cambio, hay en este otro tubo es un postre con sabor a menta:

- tal cosa es posible porque el ser humano tiene el concepto abstracto y universal de alimento –conoce su esencia- y sabe que, aunque ambas pastas tengan sabor a menta, una es dentífrico y otra es un alimento.

- un punto clave en esta explicación es que existe una radical diferencia entre imagen y concepto:

- cuando el animal o el ser humano forman una imagen, ocurre una síntesis de informaciones o conocimientos sensoriales referidos a un objeto particular.

- cuando el ser humano conoce con su inteligencia, en cambio, forma el concepto abstracto de la cosa conocida.

- el término “abstracto” significa “separado” y, en el caso del conocimiento, quiere decir que el ser humano es capaz, en su inteligencia, de separar lo que hay de universal en el objeto que él conoce, de los demás rasgos particulares y concretos que en tal objeto se dan.

- cuando se forma el concepto, todos los datos sensoriales que están en la imagen son “separados”, o sea, son dejados fuera del concepto a fin de dar lugar a la inteligibilidad de lo universal del objeto de conocimiento:

- p.ej., en el concepto de alimento que hemos dado (“alimento es toda materia que puede satisfacer las necesidades tróficas del organismo”) no hay

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referencia alguna a informaciones sensoriales (sabor, olor, etc.) de las que el animal puede conocer, no obstante lo cual comprendemos perfectamente lo que el alimento es.

- En definitiva, al conocer intelectualmente, lo que el hombre conoce es lo que una cosa “es en sí misma”; conoce, en otras palabras, el “ser” de las cosas; dicho en términos que hemos usado anteriormente en esta clase, conoce la "esencia" o "forma" de las cosas:

- Conocer intelectualmente es ‘entender’, y entender es “conocer el ser” de las cosas.

4. Diferencias entre el conocimiento en el animal y en el hombre.

- El animal “conoce” pero no “entiende”, por lo cual su capacidad cognoscitiva tiene una doble limitación:

- primero, no conoce toda la realidad, sino únicamente aquellos aspectos de lo real que pueden estimular sus sentidos (color, sonido, sabor, etc.) permitiéndole distinguir lo útil de lo dañino.

- el hombre, en su proceso de conocimiento, parte también del dato de los sentidos; pero puede sobrepasar el conocimiento sensitivo, y conocer el “ser” de las cosas, su "esencia", es decir, lo más profundo de lo real, que no tiene características que impresionen sus sentidos (por eso resultaría absurdo preguntarse, p.ej., de qué color es el “ser”, o cuánto pesa el “ser”, o si el “ser” es cuadrado o redondo, etc.).

- como el hombre puede captar el "ser" de cada cosa, puede formar y expresar una definición de esa cosa; definición que no comprende característica alguna concreta, ni visible, ni audible ni palpable, ni odorífera, ni gustable (recordar la definición de "alimento" que dimos más arriba).

- segundo, el animal conoce las cosas que estimulan sus sentidos, pero solamente como cosas concretas e individuales, puesto que no puede saber “lo que son”.

- en cambio, el ser humano, al conocer el ser de las cosas y formular una definición esencial de ellas, tiene un conocimiento universal y abstracto de esa realidad.

- p.ej., en el caso del mono, él puede reconocer las cualidades particulares de un plátano (color amarillo, figura alargada, sabor dulce, etc.,) pero no tiene el concepto de “alimento”, que es el género universal al que pertenece la especie concreta “plátano”.

- del mismo modo, aunque con su visión puede distinguir una cosa de color amarillo de otra cosa de color verde, sin embargo, no posee un conocimiento universal de lo que es “el color”, que vale tanto para el color amarillo como para el verde y para todos los colores existentes y posibles.

- el ser humano, en cambio, puede conocer –además de una gran gama de colores- “la esencia” universal del color, que se realiza en cualquier color concreto e individual que el ojo capta.

- la diferencia del entendimiento humano intelectual con el conocimiento sensible estriba, pues, en que mediante éste conocer cualquiera de las cosas que tienen cualidades sensibles, pero el entendimiento le permite al ser humano aprehender, además, el “ser” de las cosas, su esencia misma, de una manera enteramente abstracta y universal:

- en otras palabras, los sentidos pueden alcanzar sólo las cualidades sensibles de lo real, en su particularidad concreta; en cambio, el entendimiento -que sólo posee el

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hombre- es precisamente la facultad cognoscitiva del “ser”, capaz de aprehender todo lo que es, ya sea particular ya sea abstracto, ya sea material ya sea inmaterial.

- y, puesto que la inteligencia humana (o razón) es la facultad que nos permite conocer el ser, podemos sacar de aquí dos consecuencias:

a) sólo el ser humano es capaz de conocerse a sí mismo, es decir, sólo el ser humano posee ‘autoconciencia’.

-el animal no puede conocerse a sí mismo, no posee conocimiento ‘reflejo’:

- primero, porque su ‘ser’ no es algo que se pueda captar por los sentidos;

- segundo, porque el animal no es una cosa ni ‘útil’ ni dañina para sí mismo, y por tanto, él mismo no entra en su único criterio de captación de la realidad: la utilidad o daño.

- En cambio, el entendimiento le permite al hombre auto-conocerse:- puesto que con su entendimiento el hombre puede conocer

las cosas ‘en sí mismas’, su conocimiento puede ‘abrirse’ no sólo a la realidad externa a él, sino que puede tenerse presente a sí mismo, conocer su propio ser y expresar su propia esencia.

b) sólo el ser humano puede abrirse a la infinitud de lo real.- El entendimiento humano puede captar todo lo que tiene ser, ya sea

material, ya sea inmaterial, sensible o abstracto. En este sentido, el conocimiento humano es ilimitado, pues todo lo que tiene ser le es accesible, al menos en algún grado.

- Puede conocer infinitas cosas, aunque no siempre sea capaz de conocerlas todas absolutamente a fondo, pues hay aspectos de la realidad que escapan a la penetración del entendimiento humano.

5. El elemento inmaterial presente en el conocimiento humano.

- De lo anterior podemos extraer una consecuencia de la máxima importancia relativa a la naturaleza del ser humano, es decir, relativa a qué es el ser humano:

- para hacerlo, apliquemos el método para conocer la naturaleza de algo que, según decíamos en la primera clase, es el siguiente:

- a partir de la observación de las acciones de un ser, conocemos las capacidades que tiene para actuar, y conocidas sus capacidades, podemos deducir su naturaleza.

- aplicando este método, en sus tres pasos, al caso humano, llegamos a las siguientes consecuencias:

- Primero: observando la acción humana de entender (conocimiento intelectual) nos damos cuenta de que dicha acción se refiere a una cosa que carece de propiedades materiales o sensibles: el "ser" en general, que está presente en cada una de las cosas materiales y sensibles que se ofrecen a su consideración y que se nos revela en el concepto que formamos de cada una de ellas.

- es cierto que la acción humana de conocer comienza con la imagen sensible de una cosa, que impresiona su sensibilidad tal como lo hace con la sensibilidad de cualquier animal;

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- sin embargo, en el resultado final de esta acción humana, que es el concepto, el cual se refiere a la "esencia" o "modo de ser" de la cosa en cuestión, observamos que ya no hay elemento sensible alguno de los que caracterizan a esa cosa; recordemos nuestra definición de alimento: “alimento es toda materia que puede satisfacer las necesidades tróficas del organismo”: en esta definición no encontramos ninguna de las cualidades sensibles propias de los alimentos (color, sabor, olor, etc.): la acción humana de conocer ha despojado a los alimentos de tales cualidades, reteniendo sólo el "modo de ser", la "esencia", la "estructura entitativa" del alimento tomado abstracta y universalmente (la definición se aplica, en efecto, a todos los alimentos concretos y particulares que podamos imaginarnos).

- en otros términos, la operación humana de conocer consiste en concebir algo inmaterial, el concepto.

- También al observar que el ser humano puede autoconocerse, tenerse presente a sí mismo, nos damos cuenta de que el hombre realiza una operación inmaterial (re-flexionar) respecto a un ‘objeto’ inmaterial: su propio ser.

- Segundo: podemos dar el segundo paso en el método: de las operaciones a las capacidades:

- si el hombre es, como lo demuestra la operación de concebir el concepto, capaz de ilimitado conocimiento, de conocimiento de lo inmaterial y de autoconocimiento, la capacidad o la facultad que le permite tales operaciones no puede ser material puesto que el resultado no es material: tiene que ser inorgánica, o sea, inmaterial.

- sólo una facultad que no sea orgánica puede conocer lo abstracto, universal e ilimitado y puede replegarse sobre sí misma.

- toda concepción materialista de nuestra facultad intelectiva, como muchas que se suelen proponer en el mundo contemporáneo, implica no haber comprendido que el concepto formado por dicha facultad es abstracto –o sea, inmaterial- y universal.

- en efecto, una capacidad o facultad inmaterial es aquella que no consiste en la operación de órgano corpóreo o material alguno.

- p.ej., la visión es una facultad material, porque consiste en la operación del ojo y del cerebro, que son órganos materiales del cuerpo.

- en cambio, la inteligencia humana es una facultad inmaterial porque no consiste en la operación de órgano material alguno (ni del cerebro, ni del cerebelo, ni de ningún miembro corporal del hombre) sino en una actividad capaz de producir resultados inmateriales.

- el razonamiento que nos permite llegar a esta afirmación de la inmaterialidad de la inteligencia humana es el siguiente:

- la materia siempre tiene, por esencia, una extensión delimitada en el espacio; por tanto, algo material no puede abarcar ni contener lo ilimitado ni lo inmaterial.

- por otra parte, todo lo que está extendido en el espacio es absolutamente incapaz de replegarse sobre sí mismo; es decir, todo lo extenso está ‘fuera de sí’, no puede volverse ‘dentro de sí’, porque con ello dejaría de ser extenso; si la materia, que es extensa por naturaleza, dejara de ser ‘extensa’, dejaría de ser materia.

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- por tanto, lo material no puede ‘meterse dentro de sí’, no puede ‘tenerse’ presente, es incapaz de un acto de autoconciencia (como vemos que es capaz la inteligencia humana).

- podemos concluir, pues, que la capacidad de entender (a saber, la inteligencia) en el hombre es una capacidad inmaterial, o sea, inorgánica.

- Tercero: de esta conclusión, podemos dar el tercer paso del método (de las capacidades a la naturaleza) y concluir:

- si hay en el hombre una facultad o capacidad inmaterial, ello nos demuestra que en la naturaleza del ser humano existe un principio inmaterial de actividad, una dimensión que no es materia, y a eso lo llamamos “espíritu”.

- Conclusión: a partir de la observación del proceso mediante el cual el ser humano conoce, sabemos que en la naturaleza del ser humano hay algo espiritual, hay más que pura materia.

Lecturas complementarias (obligatorias):

1) Capítulos IV (El hombre: animal racional) y V (Los caminos del conocimiento): Ayllón, José Ramón, En torno al hombre - Introducción a la

Filosofía -, Ediciones RIALP, 2006.

2) Capítulo VI (La corrupción de la verdad): Ayllón, José Ramón, En torno al hombre - Introducción a la Filosofía -, Ediciones RIALP, 2006.

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