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QUIMIOTERAPIA DE LAS ENFERMEDADES BACTERIANAS EN PERROS Y GATOS Angel Céspedes Rubio ® MVZ., MSc., cPhD I. GENERALIDADES El término “Quimioterapia” ha sido usado casi con exclusividad en el campo de la oncología; sin embargo su concepción es más amplia y hace referencia a toda terapia o tratamiento practicado con sustancias químicas, por lo tanto es válido su aplicación cuando se trata de terapias específicas con antibacterianos, antivirales, antiricketsiales, antimicóticos, antiparasitarios, etc. Podemos definir a un “Antimicrobiano” como una sustancia química de origen natural o sintético capaz de destruir ciertos microorganismos o disminuir la población de los mismos cuando estos generan condiciones de infección en un huésped. Un “Antibiótico” se puede definir como un producto del metabolismo microbiano que es capaz de matar o inhibir el crecimiento de otros microorganismos y además es efectivo a bajas concentraciones 1 . Actualmente se conocen más de 5000 antibióticos de los cuales alrededor del 75% son producidos por el género Streptomyces. Los antibióticos han sido tradicionalmente clasificados de acuerdo con el espectro de acción pudiendo ser agrupados en tres grandes categorías (amplio espectro, espectro moderado y espectro reducido); sin embargo esta categorización es un poco vaga ya que muchos antibióticos con el mismo modo de acción sobre el microorganismo pueden tener diferente espectro de actividad o actuar sobre diferentes tipos de microorganismos incluyendo bacterias, ricketsias y hongos por ejemplo. ® Profesor Investigador. Farmacología y Toxicología. Departamento de Sanidad Animal. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad del Tolima. E-mail: [email protected] 1 coli.usal.es/web/educativo/micro2/tema20.html Mateos, P.F. 2006. Agentes antimicrobianos y Microorganismos. Departamento de Microbiología y genética. Facultad de farmacia. Universidad de Salamanca

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QUIMIOTERAPIA DE LAS ENFERMEDADES BACTERIANAS EN PERROS Y GATOS

Angel Céspedes Rubio®

MVZ., MSc., cPhD

I. GENERALIDADES El término “Quimioterapia” ha sido usado casi con exclusividad en el campo de la oncología; sin embargo su concepción es más amplia y hace referencia a toda terapia o tratamiento practicado con sustancias químicas, por lo tanto es válido su aplicación cuando se trata de terapias específicas con antibacterianos, antivirales, antiricketsiales, antimicóticos, antiparasitarios, etc. Podemos definir a un “Antimicrobiano” como una sustancia química de origen natural o sintético capaz de destruir ciertos microorganismos o disminuir la población de los mismos cuando estos generan condiciones de infección en un huésped. Un “Antibiótico” se puede definir como un producto del metabolismo microbiano que es capaz de matar o inhibir el crecimiento de otros microorganismos y además es efectivo a bajas concentraciones1. Actualmente se conocen más de 5000 antibióticos de los cuales alrededor del 75% son producidos por el género Streptomyces. Los antibióticos han sido tradicionalmente clasificados de acuerdo con el espectro de acción pudiendo ser agrupados en tres grandes categorías (amplio espectro, espectro moderado y espectro reducido); sin embargo esta categorización es un poco vaga ya que muchos antibióticos con el mismo modo de acción sobre el microorganismo pueden tener diferente espectro de actividad o actuar sobre diferentes tipos de microorganismos incluyendo bacterias, ricketsias y hongos por ejemplo.

® Profesor Investigador. Farmacología y Toxicología. Departamento de Sanidad Animal. Facultad de Medicina

Veterinaria y Zootecnia. Universidad del Tolima. E-mail: [email protected]

1 coli.usal.es/web/educativo/micro2/tema20.html Mateos, P.F. 2006. Agentes antimicrobianos y

Microorganismos. Departamento de Microbiología y genética. Facultad de farmacia. Universidad de Salamanca

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Actualmente, la clasificación más aceptada para los antibióticos se basa en el mecanismo de acción de los mismos y es importante conocer los grupos reconocidos ya que del conocimiento del mecanismo de acción de un fármaco depende la correcta elección de éste en terapéutica. Grupo I: Inhibidores de la síntesis de la pared bacteriana Grupo II: Agentes que modifican la permeabilidad de la membrana celular Grupo III: Inhibidores irreversibles de la síntesis proteica (Bactericidas) Grupo IV: Inhibidores reversibles de la síntesis de proteína (Bacteriostáticos) Grupo V: Agentes que afectan la función de los ácidos nucleicos Grupo VI: Agentes que alteran las vías metabólicas del microorganismo Grupo I: Los más conocidos son los β-Lactámicos (penicilinas, cefalosporinas, ácido clavulánico), monobactámicos (Aztreonam), carbapenemas (Imipenem) y glucopéptidos como la Vancomicina. Grupo II: Pertenecen a este grupo los agentes antimicóticos polipeptídicos tipo Anfotericina B, Polimixina B y Bacitracina. También se incluyen los polienicos como la nistatina. Grupo III: En este grupo se encuentran los agentes bactericidas de mayor uso y aplicación, los cuales inhiben en forma irreversible la síntesis de proteína ocasionando la muerte bacteriana. Los aminoglicósidos son azúcares aminados e incluyen la estreptomicina, la gentamicina y la neomicina. Grupo IV: Dentro de los antibióticos que inhiben aunque de forma reversible la síntesis de proteína bacteriana se encuentran los macrólidos (eritromicina y tilosina), las tetraciclinas, los lincosánidos (clindamicina, lincomicina,) y los fenicoles (florfenicol, cloranfenicol).

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Grupo V: A este grupo pertenecen los antibióticos que alteran la acción de los ácidos nucleicos, siendo los más utilizados las quinolonas (ciprofloxacina, enrofloxacina, marbofloxacina), los nitrofuranos, los nitroimidazoles, la rifampicina y la novobiocina. Grupo VI: Entre los agentes que alteran las vías metabólicas del ácido fólico siempre se han asociado el trimetoprim y las sulfonamidas como la sulfadiacina sódica; también incluyen otras sulfas como la sulfametacina, la sulfasalicina, la sulfaguanidina y otras. Para que el antibiótico ejerza su acción es necesario que se distribuya amplia y rápidamente, que llegue al foco infeccioso, penetre en las bacterias (por difusión o transporte activo) y alcance intracelularmente la concentración necesaria para lograr su efecto. Una vez dentro de la célula el antibiótico puede ser bacteriostático si inhibe la multiplicación bacteriana de forma reversible, o bactericida si tiene un efecto letal para estos microorganismos. En general, cada grupo de antibióticos actúa preferentemente de una forma u otra. II. LA TOXICIDAD SELECTIVA, BASE DE LA QUIMIOTERAPIA En general, los antibióticos deben su toxicidad selectiva a las diferencias entre las células eucariotas (hospedador) y procariotas (microorganismo). Su eficacia tóxica es la consecuencia de su capacidad de inhibir una reacción bioquímica específica y esencial, bien sea para la célula eucariota o para la célula procariota. Las enormes diferencias que existen entre las células bacterianas y las células de los mamíferos, hacen que, en muchas oportunidades los blancos de los antimicrobianos en una bacteria, no existan en las células del hospedador o, en todo caso, que esos blancos sean suficientemente distintos como para que las diferencias en afinidad sean tan marcadas que expliquen la acción selectiva sobre la bacteria. En definitiva la célula bacteriana es procariota (carece de núcleo desarrollado), a diferencia de los protozoarios, hongos o las células de animales superiores. La penicilina, primer antibiótico de la historia, es, quizás, el más claro ejemplo de acción quimioterápica, dado que actúa sobre una estructura de la bacteria que no se encuentra en los eucariotes. Otros antimicrobianos, por su parte, no son tan perfectos en su actividad quimioterápica, dado que actúan sobre estructuras presentes en bacterias y animales superiores, aunque con mayor afinidad sobre los receptores bacterianos. Esto permitiría que, en estos casos, dosis elevadas del agente quimioterápico, generen algún tipo de toxicidad en el hospedador.

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III. DESARROLLO DE ANTIBIÓTICOS EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS En la década del 40 se introdujeron la estreptomicina, el cloranfenicol y la clortetraciclina. En la década del 50 la eritromicina y la vancomicina. En la del 60, gentamicina, ampicilina, cefalotina y amikacina. En la del 70, cefalexina, carbenicilina, cefoxitina y cefaclor. En la del 80, cefotaxima, moxalactam, combinación ácido clavulánico, amoxicilina, combinación imipenem-cilastatina, aztreonam. En los 90 aparecen las fluoroquinolonas, nuevos macrólidos, y nuevas cefalosporinas y agentes antivirales más efectivos. Luego del 2000 registramos la aparición de quinolonas de espectro ampliado2. A pesar de lo anterior, en medicina veterinaria este desarrollo ha sido mucho más lento y en muchos casos no obedece al orden cronológico de los hallazgos y uso de fármacos como en medicina humana (Tabla 1); también es cierto que el desarrollo de resistencia a los antibióticos es mucho mas bajo en animales, aunque un mal uso conduce ineludiblemente a dicha resistencia. Tabla 1. Descubrimiento, uso clínico y resistencia comunicada de los principales antibióticos

FUENTE: Errecalde, J.O. FAO, 2004. IV. BASES PARA UTILIZACION CLINICA DE LOS ANTIMICROBIANOS Como se dijo anteriormente, existen en la actualidad más de 5000 antibióticos; sin embargo, sólo unos 100 se utilizan en la práctica clínica debido quizá a los requerimientos para que un compuesto químico pueda ser considerado como agente terapéutico frente a infecciones microbianas. A continuación, se mencionan algunas de las cualidades que deben reunir un fármaco para ser considerado como medicamento antibiótico:

2 Errecalde, J.O. FAO, 2004. Uso de antimicrobianos en animales de consumo. incidencia del desarrollo de

resistencias en la salud pública. Universidad de la Plata

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1. Debe ser capaz de destruir o inhibir varios tipos de microorganismos patógenos y su valor está dado en la medida en que afecte mayor número de especies microbianas potencialmente patógenas; de allí la importancia de los antibióticos de amplio espectro. 2. La inhibición de los microorganismos, será tal que evite el desarrollo, la proliferación y la supervivencia de otros patógenos resistentes al antibiótico. 3. Debe estar libre de efectos secundarios indeseables o tóxicos en el paciente, tales como reacciones alérgicas, daño al sistema nervioso, a los riñones, al hígado o al tracto gastrointestinal. 4. No debe eliminar los microorganismos constituyentes de la flora normal simbiótica o microbiota del tracto intestinal o de otras áreas del cuerpo, ya que estos microorganismos juegan un papel importante al controlar diversas poblaciones de patógenos y por lo tanto ayudan a prevenir el desencadenamiento de una infección por desequilibrio en la ecología microbiana. 5. El agente propuesto debe ser estable a pH ácido, de tal forma que al administrarse por vía oral, no se vea alterada su composición ni valor terapéutico al entrar en contacto con el jugo gástrico. Igualmente, deberá absorberse en el menor tiempo posible y ganar rápidamente concentraciones plasmáticas estables. 6. El fármaco debe ser altamente soluble en los fluidos corporales y permanecer activo en solución en todos los compartimentos en los cuales se distribuya. 7. Deberá alcanzar una concentración lo suficientemente alta en los tejidos y la sangre del paciente, de tal forma que le permita actuar inhibiendo los microorganismos causantes de la enfermedad. Realmente y a pesar de los esfuerzos que a diario se hacen en los laboratorios de investigación farmacéutica, no existe hasta ahora ningún antibiótico que reúna todas y cada una de estas características; por lo tanto, el criterio profesional, la experiencia previa y el conocimiento de base juegan un papel trascendental en la escogencia del mejor agente quimioterapéutico para cada situación particular. V. VALORACION Y SELECCION DE ANTIBIOTICOS Antes de establecer una terapia antimicrobiana es importante conocer al menos tres factores: 1. Naturaleza del microorganismo causante de la infección. 2. Grado de sensibilidad del microorganismo a diferentes antibióticos. 3. Historial médico del paciente.

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En primer lugar, el diagnóstico clínico permite establecer los posibles microorganismos implicados en la enfermedad, basado en la incidencia de ciertas bacterias en un tipo de infección particular. El conocer si el microorganismo presente en una infección tiene propiedades de crecimiento y reproducción en condiciones aerobias o anaerobias es fundamental en el momento de la selección de los antibióticos. De igual manera debemos conocer el pH del medio que más favorece el establecimiento de un foco infeccioso en particular. En cuanto al grado de sensibilidad del microorganismo frente a un antibiótico, existen tablas de múltiples estudios hechos en este sentido mediante el uso del antibiograma como prueba específica in vitro, en la cual se favorece el crecimiento de la bacteria previamente aislada y desarrollada en un medio enriquecido al cual posteriormente se le colocan varios sensidiscos impregnados con pequeñas cantidades de antibióticos conocidos. Existe controversia con relación a la validez de esta prueba de sensibilidad, con relación a la respuesta real in vivo; incluso, en la práctica se han obtenido resultados desalentadores frente a un tratamiento antibiótico, el cual mostró en el antibiograma un halo importante de inhibición. No todos los agentes infecciosos requieren llevar a cabo pruebas de susceptibilidad. En infecciones causadas por hongos estas pruebas son difíciles, generalmente demoradas y a veces innecesarias. También existen ciertos grupos de bacterias como los estreptococos A y todos los anaerobios (excepto Bacteroides) que generalmente son sensibles a las penicilinas. En estos casos no son necesarias las pruebas de susceptibilidad salvo que el paciente sea alérgico a la penicilina o exista antecedente de alergia en una especie o raza en particular. Las pruebas de susceptibilidad son necesarias en aquellos grupos de bacterias que comúnmente presentan resistencias, fundamentalmente Staphylococcus, Neisseria, ciertos estreptococos (S. pneumoniae y S. faecalis) y los bacilos aerobios entéricos Gram negativos. También se recomiendan en infecciones reincidentes o tratadas previamente con varios antibióticos.

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De otra parte, es una práctica común iniciar la terapia con antibióticos de amplio espectro cuando empíricamente quiere abordarse el problema, cuando no existen los medios o las condiciones necesarias para especificar el microorganismo implicado en el proceso infeccioso o cuando hay una clara sospecha de una infección sobre agregada o mixta. Vale la pena considerar la posibilidad de iniciar la terapia con el antibiótico más específico posible lo cual reduce las probabilidades de resistencia por parte del o los microorganismos responsables de la enfermedad. Muchos de los procesos refractarios a los antibióticos tienen buena parte de efecto por abuso o mala escogencia de estos fármacos. Es por lo tanto recomendable y en la medida de lo posible, enfocar toda la atención en identificar el agente causal de la enfermedad infecciosa antes de seleccionar el agente terapéutico más idóneo. VI. ANTIBIÓTICOS DE MAYOR UTILIDAD CLÍNICA EN PERROS Y GATOS

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A. ββββ-lactámicos: penicilinas y cefalosporinas Inhiben la transpeptidación durante la síntesis del péptidoglicano de la pared celular bacteriana, impidiendo la estabilidad y favoreciendo la ruptura de dicha pared3. Están indicados para el tratamiento de infecciones activas ocasionadas por bacterias aerobias grampositivas y gramnegativas dependiendo del grupo generacional y del espectro (Tabla 2).

3 Restrepo, J.G. 2006. Terapéutica Veterinaria 2006-2007. Fundamentos de Medicina Veterinaria. Corporación

para Investigaciones Biológicas. Medellín, Colombia. 292p.

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Tabla 2. Antibióticos β-lactámicos de uso más frecuente en perros y gatos

Antibiótico Posología Presentación Penicilina G* sódica cristalina

10-50000 UI / kg / 6h x 5 días IM.

Fco. Amp. x 1 y 5 millones UI

Penicilina G** procaínica 10-60000 UI / kg / 12h x 5-7 días IM.

Vial polvo liofilizado x 400000 y 800000 UI

Penicilina benzatínica*** 10-60000 UI / kg / 3-5 días IM. Sola o asociada con otras penicil.

Dicloxacilina 11-55 mg / 8h PO. Cáps. X 250-500 mg.

Suspensión x 125-250 mg / 5ml.

Ampicilina

10-40 mg / kg / 6-8h PO. SC. IM. 6,5 mg / kg / 12h SC:, IM. Trihid.

Tab. x 500 mg y 1g. Suspensión x 125-250 mg / 5ml. Iny. x 1g.

Amoxicilina

10-20 mg / kg / 8-12h x 5-7 días PO., SC., IM

Tab. x 50-100-200 mg. Iny. 15% Suspensión x 125-250 mg / 5 ml

Cefadroxilo 20-30 mg / kg / 12h PO. Cáps. x 500 mg-1g.

Suspensión x 125-250 mg / 5 ml.

Cefalexina 10-30 mg / kg / 6-12h PO. Suspensión x 125-250-500 mg / kg. Tab x 500 mg-1g.

Ceftiofur 4,4 mg / kg / 12-24h / 5-7 días IM., IV., SC.

Iny. 5% Fco. x 10-50-100 ml.

Ceftriaxona 25-50 mg / kg / 12-24h IM., IV Fco. amp. x 250-500 mg, 1g.

Cefradina♪ 10-25 mg / kg / 12-24h IM., IV Amp. x 1g * 1mg de penicilina G sódica = 1600 UI ** 1 mg de penicilina G procaínica = 1001 UI *** 1 mg de pencilina benzatínica = 1333 UI ♪ Medicamento disponible en medicina humana Nota: Todos los tratamientos deberán extenderse mínimo por 5 días consecutivos. En la medida de lo posible y mientras no exista evidencia de resistencia a los antibióticos, la terapia del paciente con una infección por gérmenes Gram+ debe iniciarse con penicilinas de primera elección como las penicilinas G sódica, potásica, procaínica o benzatínica. Si el paciente ha recibido previamente antibióticos tipo penicilina y la respuesta no ha sido exitosa en las primeras 48 horas o lo infección es subclínica, deberá recurrirse al grupo de penicilinas resistentes a la penicinilasa como es el caso de la ampicilina, amoxicilina y dicloxacilina.

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En un segundo lugar deberá recurrirse a las cefalosporinas de primera generación: Cefadroxilo, cefapirina, cefazolina, cefalotina y cefalexina las cuales se usan principalmente en infecciones cutáneas, del tracto urinario así como de tejidos blandos y óseos. Este tipo de cefalosporinas ofrecen una cobertura suficiente en la profiláctica quirúrgica. El espectro cubre principalmente gérmenes Gram+ tipo Streptococcus, Staphylococcus y Corynebacterium e incluso algunos Gram- como E. coli, Klebsiella y Proteus mirabilis. Se cuenta con presentaciones orales e inyectables según la necesidad del tratamiento y el juicio profesional. Las cefalosporinas de segunda generación tales como cefaclor, cefamandol, cefmetazol, cefonicid y cefoxitina son menos activas que las de 1ª generación contra cocos Gram+ pero mucho más eficaces frente a Gram- como Neumococo meningitidis y Neisseria además de cubrir ciertos anaerobios. Las cefalosporinas de tercera generación en pequeños animales están indicadas fundamentalmente frente a una infección comprobada por Pseudomona y otros Gram- aerobios. No debe usarse en infecciones banales o como primera elección. A este grupo pertenencen el ceftiofur, la ceftriaxona y la cefixima. Aunque existen en el mercado cefalosporinas de cuarta generación como la cefepime y la cefquinona, usualmente no se utilizan en medicina de mascotas sino en animales de producción y en equinos. B. Monobactámicos, el Aztreonam es quizá el único miembro de este grupo con una actividad antibacteriana extendida frente a bacilos aerobios Gram- incluyendo Pseudomona aeruginosa y Serratia, además de ser resistente a las β-lactamasas. Otra característica que lo hace excepcional es su inocuidad frente a la flora saprofítica anaerobia y aerobia Gram+, aunque actúa como inductor enzimático de transaminasas y puede producir pancitopenia a dosis altas y por largos periodos. Su uso en la terapéutica canina y felina es muy limitado en nuestro país y al igual que la Meticilina y la Vancomicina se considera como “antibiótico de reserva” de tal forma que su uso debe quedar circunscrito a aquellos casos en los que los microorganismos han demostrado sobrada resistencia a otros antibacterianos. Por lo demás este tipo de antibiótico suele ser costoso en regímenes terapéuticos asociados y por 10 o más días de cobertura. C. Inhibidores de las ββββ-lactamasas. En este grupo se destaca la asociación de Sulbactam / Ampicilina en la cual, el sulbactam a pesar de no poseer una verdadera actividad antimicrobiana, es quien inhibe irreversiblemente las β-lactamasas y favorece la actividad de la ampicilina como bactericida. Además, la asociación extiende el espectro hacia los anaerobios. La presentación más útil en pequeños animales es la suspensión de 250 mg / 5 ml para administración oral y la inyectable de 750 mg, 1,5 y 3g. La posología diaria se ha establecido en 50 mg / kg para sulbactam y 100 mg / kg para la ampicilina repartidos en dosis fracción cada 8 horas IM., IV. Otro agente inhibidor de las β-lactamasas es el ácido clavulánico el cual al asociarse con la amoxicilina potencia su espectro de actividad, similar a lo que sucede con el sulbactam / ampicilina. El ácido clavulánico asociado a la amoxicilina parece ser más eficaz en perros (12,5-25 mg / kg / 12h PO.), que en gatos (62,5 mg / kg / 12h PO).

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D. Inhibidores reversibles de la síntesis proteica Este grupo es quizá el que cuenta con una historia más amplia de aplicación en medicina veterinaria particularmente en animales de producción; sin embargo, en animales de compañía, solo las tetraciclinas han sido usadas en todos los tiempos y se siguen utilizando eficientemente en la mayoría de los casos aunque cabe reconocer igualmente el uso indiscriminado al cual han sido sometidos estos fármacos siendo causa de muchos problemas de resistencia bacteriana y de efectos tóxicos secundarios a diferentes sistemas orgánicos.

Actualmente, han ganado relevancia ciertas tetraciclinas de indudable valor terapéutico como es el caso de la doxiciclina y la minociclina; la primera de ellas de reconocida eficacia frente a microorganismos obligados o facultativos tipo ricketsia (Erlichia) y otros hemoparásitos (Babesia, Brucella, Leptospira, etc). La minociclina por su parte, debe considerarse “antibiótico de reserva” frente a infecciones resistentes a otros antibacterianos. Es más delicado el uso de estos bacteriostáticos y requiere mayor juicio en su dosificación en relación a los bactericidas, ya que la generación de resistencia por parte de los microorganismos es capaz de rebasar las fronteras ínter especie por mutación, transducción y transformación génica.

Aunque los Macrólidos como la espiramicina y la eritromicina han tenido menor aplicación en medicina canina y felina a pesar de poseer un amplio espectro de actividad antibacteriana contra Gram + y Gram-, constituyen otra alternativa terapéutica a considerar frente a las pruebas de antibiograma. Desafortunadamente, la toxicidad en hembras gestantes, las alteraciones hepáticas por inducción enzimática y el antagonismo con otros antibióticos y muchos otros fármacos, hacen que sean mantenidos celosamente entre las alternativas de los médicos veterinarios practicantes en mascotas. Con relación a los Lincosánidos, lincomicina y clindamicina, actualmente han ganado favoritismo frente a los macrólidos, particularmente por la eficacia de los primeros frente a infecciones mixtas, sobreagregadas con anaerobios Gram- como Fusobacterium y Clostridium perfringens. Debe sin embargo, guardarse las mismos consideraciones de toxicidad e interferencia con otros antibióticos como sucede con los macrólidos. La posología de la clindamicina en perros es de 11 mg / kg / 12h PO. O 22 mg/ kg / 24h PO. En gatos es exactamente la mitad para ambos casos. La lincomicina por su parte, puede administrarse a razón de 15-25 mg / kg / 12-24h por 5 días PO., IM., IV tanto en perros como en gatos.

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E. Inhibidores irreversibles de la síntesis proteica Los “aminoglicósidos” se unen a la fracción 30S ribosomal y generan una lectura errónea del mensaje genético bacteriano, de tal forma que inhiben irreversiblemente la síntesis de proteínas. Son bien conocidas las ventajas y desventajas que la utilización de los aminoglicósidos tiene en la terapéutica antimicrobiana de pequeños animales. Nadie es ajeno a los múltiples reportes y referencias sobre el potencial nefro y ototóxico de estos antibióticos; sin embargo, vale recordar que la gentamicina, la kanamicina, la estreptomicina y la neomicina son los cuatro bactericidas más ampliamente usados en todos los tiempos luego de los β-lactámicos. Aunque los aminoglicósidos se limitan por lo general en su actividad a las bacterias Gram-, la bondad en la asociación con prácticamente todos los mono y betabactámicos les ha conferido gran reconocimiento y sobradas virtudes en la terapia asociada de las infecciones mixtas o sobreagregadas de los tractos gastrointestinal, urinario, respiratorio, de tejido óseo, de tejidos blandos, piel, ojos y oídos. En consideración a lo anterior y de acuerdo con la experiencia del autor y el buen juicio del lector de este documento, se presentan en la Tabla 3 los antibióticos de este grupo más frecuentemente usados en medicina canina y felina.

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Tabla 3. Antibióticos aminoglicósidos de uso más frecuente en perros y gatos

Antibiótico Posología Características Estreptomicina 10 mg / kg / 8h SC., IM. Generalmente asociada a penicilina

Gentamicina 2-4 mg / kg / 6-8h SC., IM, IV. Aplicación tópica c.s.p

Gotas o crema oftálmicas - óticas, crema dérmica. Asociada generalmente con corticoides. Inyectable exclusiva

Kanamicina 10 mg / kg / 6-8h SC., IV., IM. Inyectable exclusiva

Amikacina 10 mg / kg / 6-8h SC., IV., IM. Antibiótico de reserva

Neomicina* 10-20 mg / kg / 6h PO., Ótico c.s.p.

No usar en felinos. Crema o granulado

* Salmonelosis y colibacilosis F. Agentes que alteran la acción de los ácidos nucleicos Las “quinolonas” son posiblemente los antibióticos de este grupo con mayor utilidad clínica en perros y gatos y en las últimas dos décadas han ganado gran popularidad gracias a su amplio espectro de acción, a que no destruyen los enterococos intestinales comensales4 y a la efectividad en la mayoría de las afecciones por micoplasmas, actinobacilos, pasterelas, clamidias, ricketsias y microorganismos intracelulares. Las quinolonas inactivan la enzima topoisomerasa II o girasa del ADN bacteriano interfiriendo con el enrollamiento del ADN, además estimulan la topoisomerasa I e inhiben la replicación del ADN5.

Clínicamente, las fluoroquinolonas poseen una alta potencia y baja toxicidad con gran efectividad en caninos y felinos para el tratamiento de infecciones dérmicas, infecciones urinarias, prostatitis y osteomielitis. Se conoce que la administración de dosis altas a intervalos prolongados produce mejores resultados que la administración frecuente de un régimen fraccionado.

4 Botana, L.M., Landoni, F. y Martín-Jiménez, T. 2002. Farmacología y Terapéutica Veterinaria. Mc-Graw-

Hill Interamericana. Madrid (España), 734p. 5 Restrepo, J.G. 2006. Terapéutica Veterinaria 2006-2007. Fundamentos de Medicina Veterinaria. Corporación

para Investigaciones Biológicas. Medellín, Colombia. 292p.

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Se mencionó anteriormente que las floroquinolonas son de baja toxicidad, sin embargo en muchos casos puede presentarse fotosensibilización, aumento en las transaminasas, leucopenia y nefritis intersticial particularmente cuando se utilizan en animales con cierto grado de insuficiencia hepática o renal. No deben usarse en hembras preñadas ni en animales en crecimiento ya que en estos últimos pueden producir erosión de los cartílagos articulares con la consecuente artropatía. Entre las fluoroquinolonas, es quizá la enrofloxacina la más conocida en el ejercicio terapéutico de las infecciones caninas y felinas en nuestro país; sin embargo, existe gran experiencia al igual que en medicina humana con otras tales como la ciprofloxacina y la norfloxacina (Tabla 4). Tabla 4. Fluoroquinolonas de mayor uso clínico en perros y gatos

Antibiótico Posología Presentación Enrofloxacina 2,5-5 mg / kg / 12-24h PO., IM. Tab. x 25-50-100 mg. Iny. 5-

10%

Ciprofloxacina 5-15 mg / kg / 12h PO. Tab. x 100-250-500-750 mg. Susp. Oral 5%

Norfloxacina 22 mg / kg / 12h PO. Tab. x 400 mg., crema en asociación con ketoconazol.

Orbifloxacina 22 mg / kg / 24h PO. Tab. x 6,25, 25 y 75 mg

La novobiocina que inactiva la ADN girasa y las rifampicinas que alteran la síntesis de RNA inhibiendo la ARN polimerasa, son otros antibacterianos de utilidad clínica similar a las quinolonas; sin embargo,no se encuentran disponibles en Colombia. Entre los “nitroimidazoles” actualmente se utilizan el metronidazol, dimetridazol, ronidazol y tinidazol para el tratamiento de infecciones bacterianas por Gram+ y Gram- pero principalmente para el tratamiento de las infecciones por protozoos anaerobios. En cuanto a su mecanismo de acción, al igual que los nitrofuranos inhiben la traducción de UNAM y la interacción codón-anticodón además de inhibir las enzimas reparadoras del ADN (ADN-asas). El metronidazol está disponible en tabletas de 250 y 500 mg, óvulos vaginales de farmacéutica humana, suspensión oral al 5%, inyectable en frasco y minibar para infusión endovenosa. En perros se utiliza para el tratamiento de la giardiasis a posología de 25-65 mg / kg / 24h PO. x 5-7 días. Como antibacteriano se recomienda a una posología de 10 mg / kg / 8h PO o IV x 5-7 días. En gatos se recomienda la mitad de la dosis establecida en perros tanto en giardiasis como en infecciones bacterianas.

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En la experiencia personal del autor, el metronidazol se puede asociar con bactericidas tipo β-lactámicos y monobactámicos, así como con aminoglicósidos para el tratamiento de infecciones mixtas, complicadas y sobreagregadas con alto riesgo de sépsis. Particularmente en infecciones uterinas (piómetra, metritis puerperal), el metronidazol en ólulo vía vaginal confiere una gran potencia de acción antibacteriana contra aerobios y anaerobios. En estados sépticos, las infusiones con metronidazol en minibar cada 4-6 horas han logrado revertir el proceso que en otros casos se torna irreversible. G. Agentes que alteran el metabolismo del ácido fólico Las diaminopirimidinas como el trimetoprim inhiben competitivamente la dihidrofolato reductasa bacteriana enzima encargada de catalizar la reducción de ácido fólico a dihidrofólico y de éste a tetrahidrofólico, bloqueando la formación de timidilato, purinas y DNA bacteriano. El espectro del trimetoprim es amplio e incluye microorganismos tales como Enterobacter, Klebsiella, Proteus, Shiguella, Salmonella, algunos Staphylococcus, Streptococcus y Listeria monocitogenes, Neiseria, Haemophylus, Brucella, Neumocistes y Nocardia. Su utilidad clínica en perros y gatos está generalmente supeditada a la asociación Trimetoprim - Sulfamidas lo cual permite incrementar su espectro mediante una acción sinérgica frente a infecciones del tracto digestivo, urinario, respiratorio y cutáneo. Las sulfamidas o sulfonamidas son análogos estructurales del ácido para amino benzoito (PABA) compitiendo con éste en su incorporación para la formación del ácido fólico cuya síntesis es esencial para las bacterias. Su espectro se extiende a protozoos, Criptosporidium, Erysipelothrix y Toxoplasma, además de los cubiertos por el trimetoprim. La asociación trimetoprim - sulfamidas se administra a una posología de 2,5-12 mg / kg PO., IV., IM. / 12h o 5-25 mg / kg PO., IV., IM. / 24h. En la mayoría de los productos comerciales se encuentran asociados en una relación de 5:1 sulfa - trimetoprim en presentaciones de suspensión oral, tabletas e inyectable. VII.- RFLEXIONES SOBRE EL USO DE ANTIBIOTICOS 1.- En medicina humana, se recetan cerca de 200 millones de antibióticos al año solo en Estados Unidos y se estima que la mitad de estas prescripciones son inapropiadas debido a que el origen de la infección es viral. 2.- El abuso de antimicrobianos en clínicas y hospitales como medida de profilaxis en procedimientos quirúrgicos y su uso indiscriminado está incrementando la resistencia antimicrobiana con franco detrimento en las posibilidades de contar con un arsenal terapéutico adecuado.

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3.- Existe una tendencia a utilizar antibióticos de amplio espectro para combatir infecciones menos graves lo que puede originar súper infecciones así como reacciones tóxicas. Las tetraciclinas y el cloranfenicol se siguen recetando rutinariamente en medicina humana, así como en veterinaria las tetraciclinas y las sulfamidas para combatir infecciones que podrían ser tratadas más eficientemente con otros antibióticos menos tóxicos y con un espectro más limitado. 4.- Muchos antibióticos se prescriben sin haberse identificado al microorganismo causante de la infección y se retiran ante la más leve mejoría del paciente sin completar el régimen de dosificación establecido para esos fármacos. 5.- En algunas oportunidades se recetan los antibióticos más costosos cuando otros más económicos pueden ser igual de efectivos; o por el contrario, el único criterio de selección suele ser el bajo costo sin considerar los controles de calidad a la materia prima y al producto terminado. 6.- La venta libre de antibióticos (sin prescripción médica) suele ser la principal causa del mal uso o el abuso de éstos fármacos. Finalmente, se recomienda a los médicos veterinarios especializados en medicina canina y felina, recurrir a otras fuentes bibliográficas de información técnica y científica que soportan este documento y establecer ante el mejor juicio profesional el régimen terapéutico más idóneo posible para la resolución de los procesos infecciosos en forma responsable. Staphylococcus epidermidis