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ANÁLISIS TECNO-FUNCIONAL DE LAS AZAGAYAS DE BASE HENDIDA EN EL ÁREA CENTRAL DE LA REGIÓN CANTÁBRICA. 57 KOBIE SERIE PALEOANTROPOLOGÍA Nº 31: 57-72 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia Bilbao - 2012 ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie ANÁLISIS TECNO-FUNCIONAL DE LAS AZAGAYAS DE BASE HENDIDA EN EL ÁREA CENTRAL DE LA REGIÓN CANTÁBRICA. Techno-functional analysis of the splint base point from the central area to the Cantabrian region. Daniel Garrido Pimentel 1 (Recibido 23.I.2012) (Aceptado 18.IV.2012) Palabras clave: Análisis tecnológico. Auriñaciense. Azagaya de base hendida. Enmangue. Industria ósea. Funcionalidad. Paleolítico superior cantábrico. Key Words: Aurignacian. Bone tool. Cantabrian Upper Paleolithic. Functionality. Hafting. Splint base point. Technological analysis. Hitz gakoak: Azterketa teknologikoa. Aurignac aldia. oinarri pitzatuko azagaia. Eskulekua jartzea. Hezur- industria. Funtzionaltasuna. Kantauri aldeko Goi paleolitoa. RESUMEN Las azagayas de base hendida o del Aurignac han ostentado un papel importante en la metodología de estudio por ser un fósil director que en ocasiones ha servido para designar el contexto cultural de un determinado nivel arqueológico. Sin embargo, en la Cornisa cantábrica, estos artefactos no han sido analizados con profundidad dentro del ámbito económico, tecnológico y funcional al que están asociadas, es decir, al de los primeros humanos anatómicamente modernos que poblaron la región cantábrica a principios del Paleolítico Superior. SUMMARY The split based points or the Aurignac points have held an important role in the methodology of study becau- se sometimes has used as a fossil director to designate the cultural context of a particular archaeological level. However, in the Cantabrian cornice, these artifacts have not been analyzed in depth in the economic, technologi- cal and functional scope that they are associated, the first humans anatomically modern that occupied the Cantabrian region in the Upper Paleolithic. 1 Cuevas Prehistóricas de Cantabria. Monte Castillo. 39670 Puente Viesgo (Cantabria). E-mail: [email protected]

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ANÁLISIS TECNO-FUNCIONAL DE LAS AzAGAYAS DE BASE HENDIDA EN EL ÁREA CENTRAL DE LA REGIÓN CANTÁBRICA. 57

Kobie Serie PaleoantroPología nº 31: 57-72Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de BizkaiaBilbao - 2012ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie

ANÁLISIS TECNO-FUNCIONAL DE LAS AzAGAYAS DE BASE HENDIDA EN EL ÁREA CENTRAL DE LA REGIÓN CANTÁBRICA.

Techno-functional analysis of the splint base point from the central area to the Cantabrian region.

Daniel Garrido Pimentel1

(Recibido 23.I.2012)(Aceptado 18.IV.2012)

Palabras clave: Análisis tecnológico. Auriñaciense. Azagaya de base hendida. Enmangue. Industria ósea. Funcionalidad. Paleolítico superior cantábrico.

Key Words: Aurignacian. Bone tool. Cantabrian Upper Paleolithic. Functionality. Hafting. Splint base point. Technological analysis.

Hitz gakoak: Azterketa teknologikoa. Aurignac aldia. oinarri pitzatuko azagaia. Eskulekua jartzea. Hezur-industria. Funtzionaltasuna. Kantauri aldeko Goi paleolitoa.

RESUMEN

Las azagayas de base hendida o del Aurignac han ostentado un papel importante en la metodología de estudio por ser un fósil director que en ocasiones ha servido para designar el contexto cultural de un determinado nivel arqueológico. Sin embargo, en la Cornisa cantábrica, estos artefactos no han sido analizados con profundidad dentro del ámbito económico, tecnológico y funcional al que están asociadas, es decir, al de los primeros humanos anatómicamente modernos que poblaron la región cantábrica a principios del Paleolítico Superior.

SUMMARY

The split based points or the Aurignac points have held an important role in the methodology of study becau-se sometimes has used as a fossil director to designate the cultural context of a particular archaeological level. However, in the Cantabrian cornice, these artifacts have not been analyzed in depth in the economic, technologi-cal and functional scope that they are associated, the first humans anatomically modern that occupied the Cantabrian region in the Upper Paleolithic.

1 Cuevas Prehistóricas de Cantabria. Monte Castillo. 39670 Puente Viesgo (Cantabria). E-mail: [email protected]

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LABURPENA

Oinarri arrakalatuko azagaiek edo Aurignaceko azagaiek rol garrantzitsua izan dute aztertze-metodologian, zeren eta, batzuetan, maila arkeologiko jakin baten testuinguru kulturala izendatzeko erabili den fosil zuzendari bat izan baita. Hala eta guztiz ere, Kantauri aldean, tresna horiek ez dira sakontasunez aztertu dagozkien eremu ekonomiko, teknologiko eta funtzionalean, hau da, Goi paleolitoaren hasieran Kantauri aldea populatu zuten lehenengo gizaki anatomikoki modernoen testuinguruan.

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1. INTRODUCCION.

En 1860, Édouard Lartet y Henri Christy (1875: 95), descubrieron en el yacimiento del Aurignac la primera azagaya de base hendida. Desde un principio, ambos investigadores fueron conocedores de su anti-güedad, al señalar “that the lanceolate arrow-head is nearly always associated with a larger assemblage of extinct species of animals than that ordinarily accom-panying the barbed kind of arrow-heads and other products of more advanced art and industry”.

Sin embargo, es Gabriel de Mortillet (1869) el primero en defender la existencia de un nuevo contex-to cultural, asignado al Auriñac (Haute-Garonne) tras el descubrimiento de estas azagayas de base hendida que diferían mucho de la industria ósea encontrada hasta el momento en el Solutré, La Madeleine o Laugerie-Haute (Déchelette 1908: 117-118). De esta manera, G. de Mortillet relaciona el Paleolítico medio con la época de “le Moustier”, y subdivide el Paleolítico superior en “l’Aurignac” (el más antiguo), seguido del “Solutré” y de “La Madeleine”, comenzándose a utili-zar las azagayas de base hendida como “fósil director” del Auriñaciense desde finales del siglo XIX.

En 1906 Henri Breuil retoma la cuestión del Auriñaciense, valiéndose de una visión más global que Gabriel de Mortillet, gracias a los trabajos de campo llevados a cabo en toda Europa, con posterioridad a la publicación de este último. H. Breuil (1906, 1907a, 1907b, 1909a, 1909b y 1911) incluye en el Auriñaciense los yacimientos cántabros de Hornos de La Peña (excavada por Hermilio Alcalde del Río) y la desapa-recida cueva de Camargo (excavada en 1908 por el Padre Lorenzo Sierra). Esta última con un nivel de ocupación compuesto por numerosas láminas apunta-das y una “punta del Aurignac” carente de hendidura basal (Breuil 1909a).

Denis Peyrony (1934) subdivide el Auriñaciense francés en cinco “estadios culturales”, tras analizar el registro arqueológico de Laugerie-Haute y La Ferrasie (Les Eyzies-de-Tayac, Dordoña), asignando a su con-texto más antiguo (Ariñaciense I) las azagayas de base hendida.

Hoy sabemos que las azagayas de base hendida fueron utilizadas en el Centro y Suroeste europeo, entre los 40.000 y los 29.000 años de antigüedad, datándose las puntas más antiguas en el Auriñaciense cántabro, en concreto en el nivel 18c de la cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria) con diez ejemplos asociados, y once dataciones del nivel en torno a los 40.500 años de antigüedad2 (Cabrera 1984: 219; Hahn

2 Las once dataciones por AMS de C14 del nivel 18c y b de El Castillo fueron realizadas en tres laboratorios diferentes: Tucson, Oxford y Gif-sur-Yvette. Las fechas obtenidas son (Cabrera Bernaldo de Quirós 2000: 28; Cabrera et al. 2001: 511; Cabrera et al., 2005:16) de: 40.000 ± 5.000 B.P. (42. 265 ± 5.108 calBC), 40.700 ± 1.500 B.P. (42.495 ± 1.312 calBC), 41.100 ± 1.700 B.P.

1988a: 5; Knecht 1993; Nuzhnyi 1998: 117; Cabrera et al. 2001: 525).

2. ASPECTOS TECNOLOGICOS.

Las azagayas ostentaron un papel importante en la economía cazadora del grupo. Su generalización en asta de cérvido, por los primeros grupos humanos anatómicamente modernos que poblaron Europa a inicios del Paleolítico superior, es un claro referente de la intensa labor cazadora que estas poblaciones lleva-ron a cabo.

La caza no sólo estaba encaminada a la adquisición de recursos nutricionales, sino también al acopio de otras materias de origen animal, asociadas a los recur-sos tecnológicos del grupo como los tendones (usados para enmangar útiles o hacer collares), las pieles (para calentarse) o los huesos y astas (en donde confeccionar objetos asociados a labores de vida cotidiana, la capta-ción de recursos e incluso, la decoración corporal, entre otros).

Se desconoce si con anterioridad al Auriñaciense, se confeccionaron azagayas en material perecedero como la madera, o si ambas coexistieron en el Auriñaciense. Heidi Knecht (1991: 122) tras analizar trescientas ochenta y una azagayas de base hendida pertenecientes a niveles auriñacienses de treinta y un yacimientos de Bélgica, Alemania y Francia, sólo diez estaban realizadas en hueso y el resto en asta de cérvi-do. Joachim Hahn (1988: 13) comparó las azagayas de base hendida existentes en varios niveles auriñacienses del Suroeste francés y la Cornisa cantábrica, recono-ciendo un claro predominio en el uso del asta de reno en el Suroeste francés, y el asta de ciervo en la Cornisa cantábrica.

La morfología apuntada de su área distal, apenas se modifica a lo largo del Paleolítico superior, mientras que la sección (oval, triangular o aplanada) del fuste (alargado o losángico3) y la respuesta de su área de enmangue, dotado de una pequeña hendidura longitu-dinal por los laterales, es sometido a numerosos cam-bios en el tiempo, con el objeto de incrementar la capacidad funcional y durabilidad de las mismas, aclarando a veces el contexto crono-cultural al que pertenece el registro arqueológico asociado.

La técnica empleada para la confección de su hen-didura basal, ha sido objeto de debate a lo largo del

(42.915 ± 1.569 calBC), 40.000 ± 2.100 B.P. (42.136 ± 1.640 calBC), 39.800 ± 1.400 B.P. (41.815 ± 1.072 calBC), 39.500 ± 2.000 B.P. (41.699 ± 1.487 calBC), para el nivel 18c y de: 40.700 ± 1.600 B.P. (42.533 ± 1.384 calBC), 38.500 ± 1.300 B.P. (40.998 ± 974 calBC), 38.500 ± 1.800 B.P. (40.910 ± 1.305 calBC), 37.100 ± 2.200 B.P. (39.259 ± 2.154 calBC), 37.700 ± 1.800 B.P. (40.116 ± 1.601 calBC).

3 El término “losángico” proviene de la forma romboidal del fuste, debido al ensanche de éste en su área meso-proximal que dota a la azagaya de una forma lanceolada o de punta de lanza.

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tiempo, siendo las técnicas descritas por Henri-Martin (1930), Denis Peyrony (1935) y Dimitri Nuzhnyi (1998) las más aceptadas:

1. Henri-Martin (1930: 36-37) tras analizar varias azagayas de base hendida asociadas a la ocupación auriñaciense de La Quina (Gardes-le-Pontaroux, Charente), plantea la introducción de cuñas en asta o hueso por el extremo proximal del soporte hasta la realización de una hendidura basal. Esta técnica fue avalada años más tarde por Heidi Knecht (1991: 125) mediante la aplicación de un programa experimental.

2. Denis Peyrony (1935) justifica su método a tra-vés de la presencia de numerosos “desechos de talla”, localizados entre el registro óseo del nivel A (Auriñaciense I) de Castanet (Sergeac, Dordoña). La hendidura se efectúa realizando un corte en la cara ventral y otro en la cara frontal, ambos cortes deben ser simétricos entre sí. Con una orientación transversal al eje morfológico de la varilla utilizada como soporte. Ambos surcos no deben superar una profundidad mayor a un tercio o un cuarto del espesor total de la varilla. Una vez efectuados ambos surcos, se sostiene la varilla con una mano en cada lado de la incisión, flexionándose la varilla con los pulgares hasta produ-cir una fisura longitudinal el eje morfológico del soporte. Después, se gira la varilla y se efectúa la misma operación hasta obtener una segunda fisura

longitudinal en esta cara. Por último, se separan las dos áreas delimitadas por sendas incisiones y se obtie-ne por un lado; una varilla de base hendida, y por el otro; una fracción de la varilla dotada por uno de sus extremos de una lengüeta (fig. 1).

3. La técnica propuesta por Denis Peyrony (1935) no pasa desapercibida entre los investigadores (Cheynier 1958: 190; Hahn 1988: 13; Koz owski y Koz owski 1976: 207), influyendo en la propuesta descrita años más tarde por Dimitri Nuzhnyi (1998: 121; fig. 4). Según éste, debe aplicarse en el área mesio-proximal del soporte una sola y profunda ranu-ra, transversal a su eje morfológico. Una vez realizada esta ranura, se introduce la varilla por el orificio de un bastón perforado, apoyando la cara sin ranura sobre la superficie del orificio y ésta se flexiona desde ambos extremos longitudinales hasta producir una fisura de escaso recorrido y en sentido longitudinal a su eje morfológico. Con posterioridad, se introduce por la ranura una cuña, aprovechando la abertura producida por la fisura longitudinal. Una vez emplazada la cuña, se efectúan varios golpes de percusión sobre ésta, combinándose con un continuo movimiento continuo de palanca. La inflexión del fuste no sólo origina la hendidura basal de la futura azagaya, también ocasiona la fractura transversal del soporte (fig.2)

Figura. 1. Sistema propuesto por Denis Peyrony para la realización de la hendidura basal; 1. Detalle de un desecho de talla perteneciente al nivel A de Castenet; 2. Fases para la fabricación de la hendidura basal; 3. Aspecto de la lengüeta (a) y el soporte (b) antes de ser separados (en Peyrony 1935: 426, Fig.9.2 y 9.4).

Figura. 2. Sistema de fractura aplicado para la elaboración de la hendidura basal según Dimitri Nuzhnyi (en 1998: 129, Fig. 4).

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El modo de inserción utilizado entre el astil y este tipo de azagayas, también ha sido motivo de debate entre los diferentes autores, coexistiendo varias pro-puestas según su sección (aplanada, triangular o circu-lar) y la forma del fuste (losángica o alargada):

1. Autores como Henri Breuil (1906b: 54) o Joaquim Hahn (1988: 16, fig. 10a) proponen la utiliza-ción de un astil de madera, cuyo extremo distal esté provisto de un doble bisel. La fragilidad de sendas lengüetas basales favorecería la fractura de estas aza-gayas por su base: “les lèvres de la fente sont souvent trop menues, pour donner passage au biseau d’une hampe; certains sont trop menues, trop faibles; le moindre choc aurait posse la fente jusqu’à l’extrémité, éclatait l’objet en plusieurs fragments. On pourrait y voir plutôt l’un des moyes primitif de fixer l’extrémité d’un lien ou d’une cordelette à une à une sorte de navette ou de «passe-fil» ” (Breuil 1906b: 54).

2. Heidi Knecht (1991: 131, fig. 4a; Knecht 2000: 32) propone para las azagayas fusifomes o biapuntadas un astil de madera dotado por uno de sus extremos de un orificio o abertura en forma de “U”. Este mismo sistema de enmangue, pudo utilizarse en las azagayas biapuntadas de base hendida, como la pieza aquí ana-lizada perteneciente al nivel 18 de El Castillo.

3. Otro sistema de enmangue, propuesto por Heidi Knecht (1991) para las azagayas losángicas (sin la base hendida), es la introducción de la misma en un astil de madera provisto de una horquilla que permita introducir la base de la azagaya en el astil (articulación hembra según la clasificación de Danielle Stordeur 1987)

4. Para las azagayas losángicas de base hendida, Heidi Knecht (1991: 129) propone la introducción de una cuña en la hendidura de la azagaya, con el propó-sito de obtener una mayor adherencia al astil, y reducir el riesgo de que la azagaya se separe del astil durante su uso, además de amortizar el golpe que se produce entre la azagaya y el astil, cuando la azagaya invierte su trayectoria inicial, tras impactar contra una superfi-cie dura (fig. 3).

3. AZAGAYAS DE BASE HENDIDA EN LA REGIÓN CANTÁBRICA

En el sector centro-occidental asturiano destacan los hallazgos de: la cueva de Arnero (Posada de Llanes, Asturias) con la presencia de “puntas de hueso de base hendida” (Obermaier 1925: 184), asociadas al nivel 6 o B (asignado al Auriñaciense típico); y La Viña (La Manzaneda, Asturias) con un ejemplar deco-rado por una serie de muescas más o menos alternas (Fortea 1995: 23, fig. 5; 2001: 151). La pieza pertene-

ce al nivel XIII (Auriñaciense), el cual fue datado en: 36.500 ± 750 B.P. (39.591 ± 523 calBC).

En el sector central cántabro, el mayor número de ejemplares se ha constatado en el nivel 18 de El Castillo, con diez ejemplares y uno asociado al nivel 16 (Cabrera 1984). En Covalejos (Velo de Piélagos) se han documentado, al menos seis azagayas de base hendida. Todas ellas asociadas al nivel B (Auriñaciense típico), datado en: 30.380 ± 250 B.P. (32574 ± 212 calBC) (Sanguino y Montes 2008: 35). En cueva Morín (Villanueva, Villaescusa, Cantabria) se recupe-ró otro ejemplar de “azagaya de base hendida al estilo clásico” en el nivel 5 inferior (asignado al Auriñaciense evolucionado) (González Echegaray 1971: 225, fig. 112. 48; Bernaldo de Quirós 1981: 153; 1982: 218). En El Pendo (Escobedo de Camargo, Cantabria), Ignacio Barandiarán menciona la existencia de otra azagaya de base hendida asignada al nivel VII (Auriñaciense inferior), a la cual describe como un: “fragmento de hueso (…). Muy posiblemente es frag-

Figura. 3. Propuestas de enmangue asignadas a este tipo de azagayas: 1. Mediante el empleo de un astil a doble bisel (en Hahn 1988: 16, Fig. 10a); 2. Mediante una articulación hembra en las azagayas biapuntadas o; 3. losángicas de base hendida (en Knecht, 1991: 131, Fig. 4a) o ; 4. Mediante la introducción de una pequeña cuña, la cual se situada entre la hendidura basal.

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mento proximal de una azagaya aplanada de base hendida: trozo de una de las aletas de esa base” (González Echegaray et al. 1980: 152).

En el sector oriental vasco, existen dos ejemplares asociados al nivel B de El Polvorín (Carranza, Vizcaya) (Barandiarán 1958) y una tercera pieza de dudosa atribución tipológica por el tipo de fractura que presenta en su área proximal (Ruíz Idarraga 1989: 47-48). En Santimamiñe (Kortezubi, Vizcaya) se conoce un solo ejemplar asociado al nivel IX (Auriñaciense típico), decorado en su cara dorsal por una serie de incisiones, paralelas entre sí y transver-sales al eje morfológico del útil. En Labeko Koba (Arrasate-Mondregón, Guipúzcoa) se recuperaron dos azagayas de base hendida, asociadas al nivel VI (Auriñaciense típico; sin datar) y al nivel V (Auriñaciense típico), respectivamente, datándose este último en: 30.615 ± 820 B.P. (32.963 ± 757 calBC) (Arrizabalaga y Altuna 2000). En Ekain (Deva, Guipúzcoa) existe un caso publicado por Amelia Baldeón (1984: 201, lám. 7.9.3) de azagaya de base hendida asignada al Magdaleniense inferior (nivel VII). Tiene la sección cuadrangular y una ranura longitudinal (típico del Magdaleniense infe-rior-medio del sector oriental vasco) pero con la base

hendida, y no ahorquillada como es lo habitual en este periodo. Xabier Peñalver y José Antonio Mújika (2005) publican otro ejemplo asignado a la ocupación Magdaleniense de Aitzbitarte IV.

Han sido analizadas las azagayas de base hendida recuperadas en Santimamiñe (1), Covalejos (2), Morín (1) y El Castillo (5). De las once azagayas de base hendida recuperadas por H. Obermaier en el El Castillo, se han analizado seis. Todas ellas asignadas al nivel 18. La posible lengüeta basal, asociada al nivel VII de El Pendo y cuatro de las seis azagayas de base hendida recuperadas en Covalejos, no han sido anali-zadas por no haber sido localizadas entre los fondos del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (fig. 4).

4. DESCRIPCION DE LAS PIEZAS ANALIZADAS.

Todas las azagayas han sido analizadas a través de una lupa binocular. Las lupas utilizadas pertenecen al Museo en el que fueron analizadas cada una de las piezas. Por ejemplo, la azagaya de Santimamiñe se estudió cuando aún estaba depositada en el Museo Etnográfico Vasco (Bilbao), siendo examinada con una Olympus SzH (de hasta 75 aumentos), sin posibi-lidad de tomar imágenes macroscópicas de su superfi-cie. Las tres azagayas de El Castillo, actualmente depositadas en el Museo de Altamira, han sido anali-zadas con una OLYMPUS Sz (de hasta 20 aumentos) también sin posibilidad de tomar imágenes. Por tanto, en estos casos no ha sido posible incorporar imágenes en la descripción. El resto de las azagayas fueron analizadas en el actual Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) con una lupa binocular Leica KL200D (de hasta 75 aumentos) que nos permite la toma de imágenes mediante un soporte informático, a la vez que observamos la pieza. En estos casos ha sido posible la incorporación de imáge-nes durante la descripción.

1. La azagaya de base hendida de Santimamiñe tiene forma biapuntada. En la sigla4 que actualmente figura sobre su superficie, puede leerse su asignación al nivel VIII (Gravetiense), pero José Miguel de Barandiarán la asocia en sus memorias de excavación (Barandiarán 1976: 294, 330, 441; lam. XVI, nº5) al nivel IX, asignado al Auriñaciense típico. La azagaya está realizada en el tejido cortical de una cuerna de ciervo. Su sección es circular en todo el fuste y tiene unas dimensiones máximas de 69mm de longitud, 6mm de anchura y 5mm de grosor. La superficie está muy patinada, dificultando el reconocimiento de las marcas tecnológicas asociadas a la transformación del soporte y la técnica utilizada para la creación de su hendidura basal. Como es un producto final completa-

4 Porta la sigla: S.8H.VIII.Figura. 4. Azagayas de base hendida analizadas: 1. Santimamiñe; 2 al

6 El Castillo; 7 y 8 Covalejos y; 9. Cueva Morín.

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mente transformado, carece de marcas tecnológicas asociadas a la extracción del soporte. El fuste se con-figuró mediante un raspado longitudinal completo, al eje morfológico del útil. La hendidura basal presenta una doble fisura en el extremo distal, a diferencia del resto de las azagayas analizadas, pudiéndose haber aplicado la técnica propuesta por Denis Peyrony. Su cara dorsal y ventral está decorada a través de una serie de grabados, transversales al eje morfológico del útil. La decoración es posterior a la configuración del útil. No se ha reconocido la direccionalidad de todos los surcos, debido a su reducida profundidad y estado de conservación, pero carecen de una misma direccio-nalidad. A parte de estas series lineales y situados en el área medial de su cara posterior, se observan dos pro-fundos surcos, transversales al eje morfológico del útil. Su punta distal carece de fractura alguna, presen-tando una morfología roma por el uso (fig. 4.1).

2. Azagaya biapuntada de base hendida pertene-ciente al nivel 18 de El Castillo5. La azagaya está rea-lizada en el tejido cortical de un asta de cérvido de gran espesor. La sección del útil, al igual que en Santimamiñe, es circular y posee unas dimensiones máximas de 125mm de longitud, 7mm de anchura y 6mm de grosor. La pieza destaca por su longitud, a pesar de no conservar su área distal por tener una fractura “reciente” en su área medial. No se han iden-tificado marcas tecnológicas asociadas con la extrac-ción del soporte, debido a que la superficie del útil ha sido completamente transformada mediante rapado longitudinal, y parte de un extremo a otro del útil. Los laterales albergan profundos surcos, producidos por el empleo de una lámina o lasca de sílex con el filo retocado. Ambos fueron completamente rebajados, hasta adquirir su actual sección circular. Tras esta operación, se efectuó una fractura no controlada que constituye su hendidura basal, a través de la introduc-ción de una cuña en su extremo proximal. Con poste-rioridad, se efectuó tanto en la cara frontal como dor-sal, un raspado parcial que parte del área mesial y finaliza en su extremo proximal, con el objeto de rebajar el espesor del útil, dotándole a éste de un doble bisel. Los surcos producidos en la superficie del útil a través de este raspado parcial, poseen una profundidad y un espesor similar al de sendos laterales por lo que pudieron haber sido confeccionadas ambas partes con el mismo artefacto lítico. La superficie apenas está patinada, indicando el reducido uso de la pieza duran-te su vida funcional. En cambio, las melladuras cons-tatadas en su extremo distal, ocasionadas por el retro-ceso de la azagaya y el choque de éste con el astil durante el impacto contra una superficie dura, así como las huellas de enmangue, producidas a través de la fricción de la azagaya con la articulación hembra del astil, indican que esta azagaya fue utilizada (fig. 4.2).

5 Porta la sigla: 1565.

3. Azagaya losángica de base hendida pertenecien-te al nivel 18 de El Castillo6. La materia prima utiliza-da es el tejido cortical de asta de cérvido. El útil posee unas dimensiones máximas de 120mm de longitud, 14mm de anchura y 8mm de grosor. Destaca su fuste de sección aplanada y arqueado, el cual puede haberse originado durante o tras el uso del mismo, una vez erguido mediante la acción térmica (Peltier 1992). Tras la observación macroscópica de la pieza, se han encontrado pruebas de que ésta fue utilizada, y si hubiese estado arqueada durante su uso, ésta hubiera cambiado su trayectoria inicial, reduciendo su efecti-vidad y por tanto, la obtención de los recursos que es para lo que fue concebida. El soporte fue extraído mediante la aplicación de un sistema de fractura con-trolado: el doble ranurado longitudinal. Este hecho se observa a través de las dos plataformas de ranurado conservadas; una en cada lateral, aunque carecen de marcas de ranurado, al haber sido éstas eliminadas durante la transformación del soporte (fig. 5.1). Tras la obtención del soporte, se efectuó la hendidura basal, a través de la introducción de una cuña por uno de sus extremos longitudinales, tal y como se muestra en el recorrido sinuoso de la línea de fractura y el reducido espesor de ambas lengüetas (fig. 5.2). Una vez realiza-da la hendidura de la azagaya, el soporte fue transfor-mado mediante un raspado longitudinal completo, visible en sus cuatro caras. Este raspado longitudinal pretende dotar al soporte de una forma final que homogenice la superficie mediante la eliminación de: la textura natural de su cara frontal; y el tejido espon-joso de la cara ventral (fig. 5.3).

Con posterioridad, se ha reducido el espesor en su área proximal mediante un ranurado longitudinal par-cial, a modo de doble bisel, creando una superficie completamente plana. En su área más proximal, las marcas de configuración son menos visibles por estar la superficie muy patinada, debido al enmangado de éste. La punta distal, facetada, se encuentra muy embotada, y alberga una pequeña fractura por presión, al impactar contra una superficie dura. Las lengüetas se encuentran fracturadas y no se conservan en su totalidad. En su área distal puede observarse un raspa-do parcial muy marcado, atribuible al re aguzado de la punta durante las labores de mantenimiento del útil (figs. 5.4 y 4.3).

4. Azagaya losángica de base hendida asignada al nivel 18 de El Castillo7. La materia prima utilizada es el tejido cortical de una cuerna de cérvido. Su sección es circular en el área distal (apuntada), ovalada en el área medial y aplanada en el área de enmangue o proximal. Tiene unas dimensiones máximas de 167mm de longitud, 12mm de anchura y 6mm de grosor. Las marcas tecno-funcionales apenas han sido alteradas, a pesar de que el útil se haya fracturado en varias por-ciones durante el proceso de recuperación en el yaci-

6 Porta la sigla: 1564.7 Porta la sigla: 1561.

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miento, habiéndose reconstruido con posterioridad. En su área proximal la superficie está ligeramente alterada por la intervención de raíces durante el proceso de sedimentación del útil. La superficie carece de marcas asociadas a la extracción del soporte por ser un pro-ducto final completamente trasformado. Lo primero que se realizó fue su hendidura basal. La cara interior de los labios o lengüetas que constituyen la hendidura basal, se encuentran distanciadas y presentan una superficie muy aplanada. Sin embargo, la línea de fractura de su tramo final muestra un recorrido ligera-mente sinuoso. Creemos que esta hendidura fue reali-zada a través de la técnica propuesta por Denis Peyrony (1935). De este modo, se explica la distancia entre ambas lengüetas y su superficie aplanada. La línea de fractura sinuosa se produjo al extraer el desecho de talla. Ambos labios muestran el mismo espesor. Una vez elaborada su hendidura basal, el soporte fue trasformado por sus cuatro caras mediante un raspado longitudinal completo. Las marcas de ras-pado de los laterales concurren por encima de su hen-didura basal, indicando la secuencia técnica descrita. El reducido espesor de los laterales y la continuidad que presentan las marcas de raspado con respecto a las

marcas de la cara dorsal y proximal, la transformación del soporte en éste área se llevó a cabo, a través una lamina o lasca de sílex dotado de al menos, una mues-ca por donde se introdujo de lado el soporte hasta obtener la forma deseada. Una vez elaborada la forma en general del soporte, se ha reducido su área proximal mediante un raspado longitudinal parcial, elaborando un doble bisel, apenas visible. Sobre la lengüeta de su cara proximal se aprecian dos surcos superficiales e intencionales, paralelos entre sí y oblicuos al eje mor-fológico del útil. En cuanto a las huellas de uso, su punta distal se encuentra ligeramente embotada por el uso, pero no fracturada, y los labios formados por la hendidura basal, se encuentran desconchados a causa del retroceso de la punta al impactar contra una super-ficie dura, golpeando de este modo contra la hendidura del astil (fig. 4.4).

5. Azagaya losángica de base hendida y sección aplanada perteneciente al nivel 18 de El Castillo8. La materia prima utilizada es el tejido cortical de asta de cérvido. El útil posee unas dimensiones máximas de

8 Porta la sigla: 165.

Figura. 5. Marcas tecnológicas de la azagaya losángica de base hendida nº1564 de El Castillo: 1. Plataforma de ranurado que carece de marcas de ranurado, eliminadas durante la transformación del soporte; 2. Detalle de la hendidura basal; 3. Aspecto de la cara ventral; 4. Raspado longitudinal parcial asociado al de re aguzado del útil durante su uso.

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120mm de longitud, 14mm de anchura y 8mm de grosor. Destaca el fuste arqueado del artefacto, el cual puede haberse originado durante o tras su uso, tras haber sido erguida por acción térmica (Peltier 1992). Tras el análisis macroscópico de la pieza, se han encontrado pruebas de que ésta fue utilizada y si hubiese estado arqueada durante su vida funcional, hubiera cambiado su trayectoria inicial, reduciendo su efectividad y por tanto, la obtención de los recursos para lo que fue concebida. El soporte fue extraído de su matriz, mediante la aplicación de un sistema de fractura controlado: el doble ranurado longitudinal y este hecho se observa a través de las dos plataformas de ranurado conservadas, una en cada lateral (fig. 6.1). Tras obtener el soporte, se efectuó la hendidura basal, mediante la introducción de una cuña por uno de sus extremos longitudinales tal y como indica la sinuosi-dad y coincidencia. Una vez efectuada la hendidura, el soporte fue transformado mediante un raspado longi-tudinal completo, visible en las cuatro caras y parte de un extremo a otro de la varilla. Este rapado longitudi-nal pretende dotar al soporte de una forma final, y homogeneizar la superficie mediante la eliminación de la textura natural de su cara frontal (fig. 6.2); y el

tejido esponjoso de la cara ventral (fig. 6.3). De este modo, se han eliminado las marcas de ranurado, aso-ciadas a la extracción del soporte. Con posterioridad, se ha reducido el espesor en su área proximal median-te un ranurado longitudinal parcial, a modo de doble bisel, creando una superficie completamente plana. En su área más proximal las marcas de configuración son menos visibles al estar muy patinada la superficie, debido al enmangando de éste. La punta distal, faceta-da, se encuentra muy embotada y alberga una pequeña fractura por presión por impactar contra una superficie dura. Las lengüetas se encuentran fracturadas y apenas se conservan en su totalidad. En su área distal existe un raspado parcial muy marcado, atribuible al re agu-zado de la punta como labor de mantenimiento (figs. 6.4 y 4.5).

6. Azagaya de base hendida de El Castillo9. Sin atribución estratigráfica. Actualmente se exhibe en la exposición permanente del Museo de Altamira. La sección del útil es ovalada en su área mesio-proximal (apuntada), y triangular en su área distal. Tiene unas

9 Porta la sigla: 1564.

Figura. 6. Marcas tecnológicas de la azagaya losángica de base hendida nº1564 de El Castillo: 1. Plataforma de ranurado; 2 y 3. Marcas de raspado asignadas a la transformación del soporte en su cara dorsal y ventral; 4. Raspado longitudinal parcial asociado al re aguzado del útil durante su uso.

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dimensiones máximas de 87mm de longitud, 10mm de anchura y 6mm de grosor. La azagaya fue elaborada en una varilla longitudinal, la cual se encuentra arqueada al adquirir de nuevo su forma original en la cuerna. Las marcas tecno-funcionales apenas han sido altera-das por procesos post-deposicionales, permitiendo su lectura tecno-funcional. No se han observado marcas asociadas con la extracción del soporte, al ser un pro-ducto final completamente trasformado mediante un raspado longitudinal secuenciado que parte de un extremo a otro del útil en su cara ventral y en los laterales. Su cara dorsal no ha sido trasformada, con-servando la textura natural de la cuerna. Una vez homogeneizada la superficie del soporte, se ha aguza-do su área distal, efectuando un raspado parcial reba-jándose ambos laterales hasta crear una forma apunta-da. La azagaya se encuentra fracturada por la hendidu-ra basal, impidiendo el reconocimiento de la técnica utilizada para su elaboración. La hendidura se elaboró con anterioridad a la homogeneización del soporte por raspado longitudinal (fig. 4.6).

7. Azagaya de sección aplanada y base hendida perteneciente al nivel B (Auriña-ciense) de Covalejos10 (Velo, Piélagos). La materia prima utilizada es el tejido cortical de un asta de cérvido. El útil posee unas dimensiones máximas de 63mm de longitud, 9mm de anchura y 3mm de grosor. Su superficie presenta un estado de conservación óptimo y a pesar de tener la punta fracturada, la pieza se conserva casi en su totali-dad. La superflua configuración del artefacto, nos ha permitido reconocer varias fases de la cadena operati-va como la extracción del soporte mediante fractura controlada a través de un doble ranurado longitudinal. Los laterales conservan en su área medio-proximal la plataforma creada a través del ranurado, con marcas asociadas al ranurado (fig. 7.1) y a la extracción del soporte (fig. 7.2). Estas últimas son estrías de corto recorrido y cierta profundidad, superpuestas a las marcas de ranurado y asociadas al uso de una cuña de materia lítica. Una vez extraído el soporte, se ha efectuado la hendidura basal. El interior de la hendidu-ra carece de marcas de extracción y el recorrido sinuoso de la línea de fractura es correlativo en el

10 Porta la sigla: CV’99 (24-B) nº4193.

Figura. 7. Marcas tecno-funcionales de la azagaya de sección plana y base hendida de Covalejos: 1. Marcas de ranurado; 2. Marcas asociadas a la extracción del soporte mediante el uso de una cuña de sílex; 3. Surcos superficiales asignados a las ligaduras durante el enmangado del útil; 4. Detalle de los desconchados producidos en el extremo basal de la azagaya, al invertir ésta su recorrido inicial durante el impacto.

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interior de ambos labios, revelando que fue obtenida mediante la introducción de una cuña por su extremo proximal. El área distal de la azagaya no presenta una sección circular como es lo habitual en las azagayas, sino espatulada. Por lo tanto, no ha sido apuntado sino afilado, extrayendo pequeñas varitas de asta a través de un raspado longitudinal parcial que ha dotado a la superficie de pequeños desconchados con cierto carác-ter intencional. Su área distal, elaborado a través de un raspado longitudinal parcial de carácter somero, no pretende buscar ningún canon de belleza estética sino más bien de carácter funcional, guardando los conven-ciónalismos de las azagayas descritas con anterioridad: más estrecha en su base para ser enmangado; un raspa-do longitudinal de su cara ventral para la homogeniza-ción de la superficie a través de la eliminación de su tejido esponjoso; y el rebajado de su área distal -de sección aplanada- para favorecer la penetración de la azagaya en la piel del animal abatido. El área medial de su cara frontal no ha sido transformada, albergando la superficie natural del asta.

La azagaya fue enmangada y así lo revela la depre-sión ubicada en su lateral derecho y las marcas de ligaduras presentes en el área proximal (fig. 7.3). Su extremo distal se encuentra fracturado en sendos late-rales. La causa es difícil de determinar, al tener una línea de fractura oblicua al eje morfológico del útil. Su extremo proximal, al igual que en el resto de las aza-gayas descritas, muestra numerosos desconchados producto del retroceso de la azagaya cuando estas impactaban contra una superficie dura (figs. 7.4 y 4.7).

8. Fragmento proximal de azagaya de sección aplanada y base hendida perteneciente al nivel B (Auriñaciense) de Covalejos11. La materia prima utili-zada es el tejido cortical de un asta de cérvido. Las dimensiones máximas de esta fracción son 34mm de longitud, 12mm de anchura y 5mm de grosor. Su superficie presenta un estado de conservación óptimo lo que permite la lectura tecno-funcional del área

11 Porta la sigla: CV’02 (H5-sub.c) s/n.

Figura. 8. Marcas tecno-funcionales de un fragmento proximal de azagaya de sección plana y base hendida en Covalejos: 1. Detalle de la línea de fractura que configura su hendidura basal. Las marcas de raspado son posteriores a la configuración de la misma; 2. Detalle de las marcas de raspado asociadas a la configuración del útil. Desconchados producidos al impactar el proyectil contra una superficie dura; 3. Patinado de la superficie a causa del uso y la acción de los agentes erosivos que han intervenido sobre la misma; 4. Depresiones producidas por la presión de las ligaduras de enmangue sobre la superficie ósea.

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conservada. Cabe destacar la fractura reciente que delimita el extremo más distal del fragmento conser-vado. Al tratarse de un producto cuya superficie ha sido completamente transformada, no conserva marcas relacionadas con la extracción del soporte de su matriz. Lo primero en configurarse fue la hendidura basal, mediante la introducción de una cuña por su extremo distal como indica el recorrido sinuoso de la hendidura. Con posterioridad el soporte fue transfor-mado como indican las marcas de raspado que pasan por encima de la hendidura basal (fig. 8.1). Las marcas asociadas a la configuración del soporte, se conservan muy patinadas por la fricción de la ligadura sobre el proyectil los cuales se produjeron mediante un raspado longitudinal que cubre toda la superficie (fig. 8.2). Según descendemos hacia su extremo más proximal, el útil reduce su espesor, formándose un ligero bisel por ambas caras. Los surcos paralelos entre sí y obli-cuos al eje morfológico del útil, son de una longitud y profundidad diferente. Éstos fueron realizados inten-cionalmente con posterioridad a la configuración del soporte, al encontrarse sobre puestos a las marcas de raspado y tienen la intención de incrementar la adhe-sión del útil al astil una vez enmangado éste, al igual

que en las azagayas mono o biseladas. Las numerosas huellas de uso que recubren la superficie, indican la vida funcional tan intensa que tuvo esta punta de pro-yectil como: el suavizado de las marcas de raspado (fig. 8.3), los surcos superficiales, los desconchados de su extremo distal (fig. 8.2) o las depresiones produci-das por la presión de las ligaduras sobre la superficie ósea (figs. 8.4 y 4.8).

9. La “azagaya de base hendida al estilo clásico” recuperada en el nivel 5 inferior de cueva Morín (González Echegaray 1971: 225, fig. 112. 48) es en realidad un fragmento de costilla perteneciente a un animal de talla media (¿ciervo?), empleada como ali-sador12. Las dimensiones máximas de este artefacto poco elaborada son de 48mm de longitud, 9mm de anchura y 1mm de grosor. La superficie presenta un estado de conservación óptimo, permitiendo el reco-nocimiento del artefacto y las marcas tecno-funciona-

12 Los alisadores están realizados por lo general en hueso y en menor medida en asta de ciervo o reno. Los bordes son paralelos entre sí y su extremo distal está pulido, mostrando el borde redondeado debido al desgaste del útil en esta área mediante su uso.

Figura. 9. Fragmento de costilla de cueva Morín utilizada como alisador: 1. Detalle de una marca de corte producida durante la extracción de los tejidos blandos que recubrían la costilla; 2. Huellas de uso originadas durante el uso de la costilla como alisados; 3. Detalle de su extremo distal; 4. Detalle de su fractura basal, cuya morfología provocó su errónea asignación como azagaya de base hendida.

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les asociadas a éste y presentes en su superficie. La fisura que muestra la costilla en sendos laterales es debido al desgaste producido por el uso en esta área, exteriorizando el tejido esponjoso interno de la costi-lla, dotandola de una forma ahorquillada en su extremo proximal. Su área distal que coincide con la prolonga-ción final de la costilla, se encuentra muy suavizada por el uso, mostrando un extremo redondeado de sec-ción aplanada, lo que pudo llevar a la confusión durante su anterior estudio. La costilla aún conservaba marcas de corte asociadas a la extracción de la carne (fig. 9.1) (Garrido 2008: 2009), al carecer su superficie de marcas asociadas a la transformación del soporte en un producto final cómo las marcas de raspado. El extremo distal de su cara ventral es romo, debido a la fricción del útil a través de un continuo movimiento en vaivén que provoca el bruñido superficial y embotado de sus aristas. El ángulo existente entre éste extremo, ligeramente biselado y la superficie sobre la que des-cansa, indica el grado de inclinación aplicado durante el uso de la costilla. Este movimiento de fricción ha producido sobre su cara ventral, numerosos surcos de espesor y longitud diferente. Parten de su extremo distal y no superan nunca su área meso-proximal. Por lo general, muestran una orientación longitudinal aunque a veces es oblicua al eje morfológico del útil (figs. 9.2 y 4.9).

5. CONCLUSIONES DE ESTUDIO

La materia prima utilizada en todas las azagayas de base hendida analizadas, es el asta de ciervo ya que sus propiedades mecánicas con un alto porcentaje en colágeno, dota al útil de una gran elasticidad, hacién-dolas más resistentes a la fractura cuando golpean contra una superficie dura o cuando son sometidas a un movimiento de inflexión, en el momento en el que la presa comienza a realizar movimientos bruscos con el propósito de liberarse del venablo que le ha sido introducido.

De las ocho13 azagayas analizadas se han reconoci-do hasta cuatro tipos de azagayas de base hendida bien diferenciadas entre sí por la morfología de su fuste y de su sección:

- En primer lugar, están las azagayas de doble punta o biapuntadas asociadas a la ocupación Auriñaciense de Santimamiñe y de El Castillo. Ambas presentan, a pesar de las distancias, una morfología muy similar;

- En segundo lugar, están las azagayas de base hendida y fuste losángico pertenecientes todas ellas al nivel 18 de El Castillo. Este tipo de azagayas se

13 La novena, asociada a cueva Morín, resultó ser un fragmento de costilla utilizado como alisador.

encuentra muy estandarizado, destacando dos de ellas al compartir las mismas dimensiones: 120x14x8;

- En tercer lugar, está la azagaya de base hedida, sección plana y punta espatulada de Covalejos y;

- En cuarto y último lugar, está la azagaya de base hendida de El Castillo, muy similar a la anterior pero la punta espatulada y con la sección distal triangular.

Todas estas azagayas de base hendida, a pesar de sus diferencias morfológicas, no sólo tienen en común su base hendida, también poseen analogías en los procesos técnicos aplicados para la elaboración de las mimas, y en el orden establecido para ejecución de estas técnicas dentro de la cadena operativa.

Como todas las azagayas son un producto final completa o parcialmente elaborado, sólo tres de las ocho azagayas conservan marcas asociadas a la extrac-ción del soporte. Corresponden a dos azagayas losán-gicas de El Castillo y una azagaya de sección aplanada de Covalejos. En ellas, el soporte fue extraído median-te un doble ranurado longitudinal. El resto de las aza-gayas, a pesar de no conservar marcas que testifiquen el tipo de fractura o extracción utilizado en la matriz, seguramente se obtuvo aplicando la misma técnica de fractura controlada. La azagaya de Covalejos es la única que alberga en sus laterales marcas asociadas al uso de una cuña, utilizada para la extracción del soporte de su matriz14.

Una vez extraído el soporte, lo primero en elabo-rarse es la hendidura basal como se puede observar en cinco de las ocho azagayas analizadas. En cuatro de ellas esta hendidura fue realizada introduciendo un objeto apuntado por uno de los extremos del soporte, y sólo en una azagaya de base hendida, asociada a El Castillo15 se aplicó el método propuesto por Dimitri Nuzhnyi (1998). La elaboración de esta hendidura basal, es un momento crítico dentro de la cadena ope-rativa en este tipo de azagayas, porque al realizarse una fractura no controlada, un error puede seccionar longitudinalmente su fuste, creando una plataforma biselada completamente irreversible.

Todas las azagayas fueron configuradas a través de un raspado longitudinal que parte de un extremo a otro de la varilla. En las cinco azagayas, cuya técnica aplicada para la configuración de la hendidura basal ha sido identificada, éste raspado fue aplicado con poste-rioridad a la configuración de la hendidura.

Tras este raspado longitudinal, en las tres azagayas losángicas de El Castillo y en la azagaya de sección plana de Covalejos, se efectuó un raspado parcial en la base, con el objeto de crear un bisel doble. Sobre la plataforma del bisel, se efectúo en la azagaya de

14 Porta la sigla: CV’99 (24-B) nº419315 Porta la sigla: 1561

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Covalejos y en una losángica de El Castillo16, una serie de grabados para nosotros de carácter funcional, al ser series lineales de surcos no figurativos que permiten una mayor adhesión del útil al astil una vez enmanga-dos. Por tanto, estas azagayas al igual que las de doble punta, fueron insertadas en un astil hembra como ya propuso Joaquim Hahn (1988: 17, fig. 10b) quien tiene en cuenta la fragilidad de las dos lengüetas basales en este tipo de azagayas y propone su inserción en un astil cuyo extremo distal se muestre hendido, con el objeto de reducir las posibilidades de fractura en su área basal.

La constatación de puntas distales embotadas o fracturadas, son claros indicativos de que las azagayas analizadas fueron utilizadas. Sin embargo, el área más afectada por el uso es su área basal. A parte de conser-var las típicas depresiones laterales producidas por la presión de las ligaduras, las lengüetas se encuentran fracturadas y perdidas en la mayoría de los casos o están melladas a causa del retroceso de las mismas.

Esta fragilidad patente en las lengüetas de este tipo de azagayas, ha sido el motivo por el que autores como Christiane Leroy-Prost (1974: 457) estiman la causa de su desaparición. Como ya se ha dicho, la fractura de su base en este tipo de azagayas puede incluso producirse durante la manufactura del mismo (Hahn 1988: 17).

7. AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer la amabilidad y los medios pro-porcionados en todo momento por el equipo humano del Museo Etnográfico Vasco, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) y el Museo de Altamira durante el estudio de las piezas descritas en el presente artículo.

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Kobie. PaleoantroPología 31, año 2012 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao.ISSN 0214-7971

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