Animorphs 1: La Invasión

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A veces pasan cosas extrañas. Y, sino, preguntádselo a Jake. Una tarde sus amigos y él vieron un curioso resplandor en el cielo. La luz procedía de una nave extraterrestre que llegaba para advertirles de que la invasión había comenzado

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Capitulo 1:Me llamo Jake. Es mi nombre de pila, naturalmente. No puedo deciros mi apellido. Sera demasiado arriesgado. Los controladores estn por todas partes. Por todas partes. Y, si supieran mi nombre completo, podran encontrarnos a m y a mis amigos, y entonces... bueno, digamos simplemente que no quiero que me encuentren. Lo que hacen con la gente que se opone a ellos es demasiado horrible para pararse a pensarlo. Ni siquiera os voy a decir dnde vivo. Tenis que confiar en mi palabra cuando os aseguro que se trata de un lugar real, de una ciudad real que incluso podra ser la vuestra. Si escribo todo esto es para que otras personas conozcan la verdad. Quizs as, la raza humana logre encontrar un modo de sobrevivir hasta que los andalitas vuelvan para rescatarnos, tal como prometieron que haran. Quin sabe. Antes mi vida era de lo ms normal. Al menos lo fue hasta aquel viernes por la noche en el centro comercial. Estaba all con Marco, mi mejor amigo. Como de costumbre, habamos ido a jugar con los videojuegos y a dar una vuelta por aquella tienda tan buena donde venden libros de cmics y cosas as. Lo de siempre. Marco y yo nos habamos quedado sin monedas justo cuando l me sacaba un montn de puntos de ventaja. Podra decirse que los dos somos igual de hbiles jugando. Yo tengo una Sega en casa as que me paso horas practicando con ella. Pero Marco tiene una habilidad especial para analizar los juegos y descubrir hasta el ms mnimo truco. Por eso me gana a veces. Aunque quiz la razn fuera que no consegua concentrarme. En la escuela no haba tenido lo que se dice un buen da. Me haba presentado a una prueba para entrar en el equipo de baloncesto pero al final no haba salido escogido. No es que fuera nada del otro mundo, slo que Tom, mi hermano mayor, era una especie de leyenda cuando jugaba en la escuela. Ahora, sin ir ms lejos, es el mximo encestador en el equipo del instituto. Por eso, todo el mundo daba por sentado que a m tambin se me dara bien. Pero no era as. Nada especial, como ya os digo, pero, a pesar de todo, no poda quitrmelo de la cabeza.

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En los ltimos tiempos, Tom y yo ya no pasbamos tanto tiempo juntos como antes. As que pens, bueno, ya sabis, pens que si yo ocupaba su plaza en su antiguo equipo... Da igual, bueno, a lo que iba... Pues eso, que nos habamos quedado sin dinero y ya estbamos a punto de marcharnos cuando nos topamos con Tobias. Siempre he credo que Tobias era... es decir, sigue siendo, un chico bastante raro. Era nuevo en el colegio, pero no destacaba precisamente por ser un tipo duro, de modo que los dems no paraban de meterse con l. De hecho, cuando conoc a Tobias, tena la cabeza metida en un retrete. Dos individuos grandotes lo sujetaban rindose a carcajadas mientras tiraban de la cadena para ver cmo su cabello rubio y desordenado haca torbellinos dentro de la taza. Les dije a aquel par de gamberros que se largaran y, a partir de ese momento, Tobias me consider amigo suyo. - Qu hay de nuevo?- pregunt Tobias. Yo me encog de hombros. - No mucho. Nos bamos ya para casa. - No nos queda ni un centavo- aadi Marco -. Hay gente que todava no ha aprendido que el troll Malvado aparece justo despus de cruzar el fiordo Nether, as que contina perdiendo partidas y dinero.- Marco me seal varias veces con el pulgar, por si a Tobias le quedaba alguna duda sobre a quin se refera al decir gente. - Quiz sea mejor que yo tambin me vaya con vosotros, chicos dijo Tobias. Yo respond que bueno, que por qu no. Nos dirigamos ya hacia la salida cuando vi a Rachel y a Cassie. Rachel es bastante guapa, supongo. Bueno, vale, es muy guapa, aunque, como es mi prima, a m no me lo parece tanto. Tiene el pelo rubio, los ojos azules y una mirada limpia y clara. Es una de esas personas que sabe qu ropa ponerse en todo momento. Siempre parece recin salida de una de esas revistas que tanto gustan a las chicas. Adems es esbelta y elegante porque hace gimnasia, aunque ella se queja de que es demasiado alta para llegar a ser realmente buena. Cassie es todo lo contrario. Por ejemplo, siempre va vestida con tejanos y camisas de cuadros o alguna otra prenda informal. Es negra y casi siempre lleva el pelo muy corto. Hubo una poca en la que se lo dej largo, pero luego volvi a su estilo habitual, que es como a m ms me gusta. Cassie es ms callada que Rachel, ms tranquila, como si contemplara el mundo desde un punto de vista diferente, ms mstico. Podra decirse que me gusta Cassie. A veces nos sentamos juntos en el autobs, aunque nunca s 3

que decirle. - Vais para casa, chicas?- le pregunt a Rachel -. Sera mejor que no atravesarais solas el descampado. Dos chicas andando solas por ah... Haba cometido un terrible error. Jams deb haberle insinuado a Rachel que la crea dbil o indefensa. Quiz parezca un figurn de una agencia de modelos pero lo cierto es que ella se tiene por uno de los Msters del Universo. - Y qu piensas hacer, Superman? Venir con nosotras para protegernos?- replic -. Crees que corremos peligro slo porque... - Yo preferira que nos acompaaran la interrumpi Cassie -. Ya s que t no le tienes miedo a nada, Rachel, pero yo s. No haba nada ms que decir al respecto. As es Cassie: siempre sabe encontrar las palabras adecuadas para rebatir cualquier argumento sin que nadie se sienta herido. De modo que all estbamos el grupo al completo: Marco, Tobias, Rachel, Cassie y yo, cinco ratas de centro comercial que regresaban a casa. A veces todava recuerdo aquel momento nico, ese ltimo instante en el que an ramos chicos normales. Y tengo la sensacin de que han transcurrido un montn de aos, como si en realidad estuviera hablando de otra gente. Queris saber cul era mi mayor preocupacin? Tener que explicarle a Tom que no haba conseguido entrar en el equipo. se era todo el miedo que me inspiraba la vida por aquel entonces. Cinco minutos despus todo cambi y tuve motivos de sobra para preocuparme. Para llegar a casa, podamos optar entre recorrer un camino largo y tortuoso, que era tambin el ms seguro, o tomar un atajo a travs de aquel descampado al que ya me he referido antes, con la esperanza de no tropezarnos con ningn asesino psicpata empuando un hacha. Mam y pap han jurado dejarme castigado hasta que cumpla los veinte si alguna vez se enteran de que paso por all. Pues bien, cruzamos la carretera y entramos en el solar abandonado. Se trataba de una superficie bastante amplia, rodeada de rboles por dos de sus lados y separada del centro comercial por la autopista. Entre el solar y las casas ms cercanas se extiende un gran descampado. Como ya podris suponer se trata de un lugar muy solitario. Parece ser que, en un principio, iban a levantar all el nuevo centro comercial. Pero luego todo qued en un montn de edificios a medio construir que daban al lugar el aspecto de una ciudad 4

fantasma. Haba enormes pilas de vigas oxidadas: pirmides formadas por tubos gigantes de cemento; montculos de escombros; pozos profundos que se haban ido llenando de un agua cenagosa y oscura; y una gra inestable a la que me sub una vez mientras Marco se quedaba abajo y se burlaba de m. Era un lugar completamente desierto, repleto de sombras y sonidos que te ponan los pelos de punta. Cuando Marco y yo bamos all durante el da, siempre lo encontrbamos cubierto de latas de cerveza y botellas de licor. A veces, descubramos restos de fogatas en las grietas y rincones ocultos de los edificios. Por eso sabamos que haba gente que iba all a pasar la noche. Todos esos pensamientos acudan a mi mente a medida que nos adentrbamos en el solar con cautela. El primero en verlo fue Tobias. Mientras caminaba no haba dejado de mirar al cielo. Supongo que se dedicaba a contemplar las estrellas o algo por el estilo. sa es una de las aficiones preferidas de Tobias: perderse en su propio mundo. De repente, se detuvo y seal algo con el dedo, algo que deba encontrarse justo encima de nuestras cabezas. - Mira!- dijo. - Qu pasa? No quera que nada me distrajera porque estaba casi seguro de haber odo a nuestras espaldas los pasos de un asesino empuando una sierra mecnica. - Mira all repiti Tobias. Su voz sonaba extraa: sorprendida y al mismo tiempo solemne. As que le obedec y all estaba: una luz azulada y brillante surcando el cielo, primero muy deprisa, demasiado para tratarse slo de un avin, y luego cada vez ms despacio. - Qu es eso? Tobias neg con la cabeza. - No lo s. Mir a Tobias y l me mir a m. Ambos pensbamos lo mismo, pero ninguno de los dos se atreva a decirlo. Pensbamos que Marco y Rachel se reiran. Sin embargo, Cassie no dud en expresarlo con toda claridad: - Es un platillo volante! 5

Capitulo 2- Un platillo volante?- repiti Marco. Y, como suponamos, se empez a rer... hasta que mir hacia arriba. Notaba cmo el corazn me golpeaba dentro del pecho. Me senta extrao, nervioso y asustado al mismo tiempo. - Viene hacia aqu anunci Rachel. - Es difcil de saber logr decir yo a duras penas. Tena la boca seca. - No, s que viene hacia aqu sentenci Rachel. Siempre habla de un modo tajante, como si nadie pudiera rebatir lo que dice. Por desgracia, tena razn. Sea lo que fuere aquella cosa, se acercaba cada vez ms a nosotros y su velocidad iba disminuyendo, as que poda ver como era sin ningn problema. - No es exactamente un platillo volante dije. En primer lugar, no era lo bastante grande. Tena ms o menos el tamao de un autobs escolar. Por delante era como una vaina ahuevada. De la parte posterior de la vaina emerga una especie de mstil largo y estrecho. Tambin tena una especie de alas curvadas y planas y en el extremo de ambas sobresala un tubo largo que desprenda una luz azul muy brillante. Lo cierto es que era incluso bonita, una nave espacial tan pequea. Lo que quiero decir es que pareca inofensiva, vosotros ya me entendis. Lo malo es que tambin tena una especie de cola de aspecto amenazador, curvada hacia arriba y hacia delante, que iba estrechndose hasta acabar en una punta afilada y fina como la de una aguja. - Esa cosa con forma de aguijn- dije -, parece un arma. - Pues s- asinti Marco. La nave espacial sigui acercndose cada vez ms despacio. - Est frenando- explic Rachel. En su voz percib el mismo tono extrao e irreal que haba notado antes en la ma, como si no pudiramos creer lo que vean nuestros ojos. O no quisiramos creerlo. - Me parece que nos ha visto- opin Marco- No creis que sera mejor empezar a correr cuanto 6

antes? As nos dara tiempo de ir corriendo a casa y regresar aqu con una cmara. Sabis cunto dinero podramos sacar por un vdeo de un ovni autntico? - Si corremos, es posible que ellos... no s, que decidan activar su fsers a la mxima potencia y eliminarnos- contest yo. Slo era una broma. O, por lo menos, sa, era la intencin. - Slo hay fsers en Star Trek- rezong Marco poniendo los ojos en blanco, como siempre hace cuando piensa que acabo de decir una tontera. Lo que faltaba. Como si l fuera todo un experto en naves espaciales aliengenas. La nave se detuvo y permaneci suspendida justo encima de nuestras cabezas, a unos trescientos metros. Sent cmo se me erizaba el cabello. Cuando mir a Rachel casi me pareci divertido ver su pelo largo y rubio apuntando en todas direcciones. La nica que permaneca inmutable era Cassie. - Qu crees que puede ser?- pregunt Marco. Una vez que aquella mquina se haba acercado, la voz le temblaba un poco. Ya no estaba tan tranquilo como antes. A decir verdad, yo tambin estaba algo asustado. Para ser exactos, el miedo me paralizaba. Pero, al mismo tiempo, pensaba que era lo ms emocionante que me haba sucedido nunca. Imaginaos, una nave espacial! Y estaba all parada justo encima de nosotros. Tobias, por su parte, no dejaba de sonrer. As es l: no es el misterio lo que le da miedo, sino las cosas normales. - Me parece que va a aterrizar.- coment con una sonrisa de oreja a oreja. Los ojos le brillaban de la emocin y sus mechones rubios se haban puesto de punta. La nave comenz a descender. - Se nos echa encima!- exclam. Tuve que luchar contra el impulso de ponerme a gritar y cruzar el descampado a toda marcha hasta llegar a casa, donde podra acurrucarme en la cama y taparme la cabeza con las mantas. Pero a la vez era consciente de que lo que estaba ocurriendo era algo inslito e importante y que deba quedarme para verlo hasta el final. Creo que los dems sentan lo mismo, porque nadie se movi de su sitio mientras la nave emita extraos zumbidos envuelta en un halo de luz resplandeciente, y se dispona a tomar tierra entre montones de basura y las paredes derruidas. Me di cuenta de que a lo largo de la franja superior de la vaina destacaban una serie de marcas de color oscuro que parecan huellas de quemaduras. Parte de la capa que la recubra se haba fundido. Al entrar en contacto con el suelo, las luces de color azul se apagaron de inmediato y el cabello de Rachel volvi a caer sobre sus hombros. 7

- Es muy grande, verdad?- susurr Rachel. - Debe ser... - dije intentando pensar en algo- como tres o cuatro veces nuestra camioneta. - Tendramos que contrselo a alguien- sugiri Marco.- Esto es demasiado importante, no os parece? No todos los das aterriza una nave espacial en un solar abandonado. Deberamos llamar a la poli, al ejrcito, al presidente o a todo el mundo. Nos haramos famosos. Seguro que saldramos hasta en la tele. - S, tienes razn- contest -. Habra que llamar a alguien. Sin embargo, nadie hizo el menor movimiento, ninguno de nosotros tena intencin de alejarse de la nave. - Estoy pensando que tal vez podramos hablar con ellos- propuso Rachel. Tena los brazos en jarras y estudiaba la nave como si se tratase de un rompecabezas que tuviera que resolver -. Deberamos intentar comunicarnos con ellos de algn modo. Tobias asinti, dio un paso adelante y tendi las manos. Imagino que con ese gesto pretenda demostrar a quienquiera que hubiera dentro de la nave que no llevbamos ningn tipo de arma ni nada parecido. - No temis- dijo en voz alta y clara -. No os vamos a hacer ningn dao. - Crees que hablan nuestro idioma?- inquir yo. - Bueno, en Star Trek lo habla todo el mundo respondi Cassie con una risita nerviosa. Tobias volvi a intentarlo. - Por favor, salid. No os haremos dao. < Ya lo sabemos> Me qued helado. S, haba odo que alguien deca ya lo sabemos, pero lo cierto es que... que no se haba producido el menor sonido. Es decir, que lo haba odo pero sin llegar a orlo en realidad. A lo mejor todo aquello no era ms que un sueo. Mir a Cassie de reojo y ella me mir a m. Nuestras miradas se encontraron. Ella tambin lo haba odo. Luego mir a Rachel, que no cesaba de mover la cabeza de un lado a otro, intentando descubrir de dnde proceda aquel sonido, que en el fondo no era tal. Senta el estmago revuelto, como si estuviera mareado. 8

- Todos lo habis odo?- susurr Tobias. Todos asentimos a un tiempo, muy lentamente. - Podis salir?- pregunt Tobias en aquel tono que, por lo que yo saba, slo utilizaba para hablar con los extraterrestres. < S, no tengis miedo. > - No tenemos miedo.- respondi Tobias. - Habla por ti- murmur. Los dems slo emitieron pequeas risas nerviosas. Apareci una estrecha franja luminosa y, al mismo tiempo una puerta en el lado ms liso de la vaina. Yo estaba completamente hipnotizado y me limit a contemplarla, a la espera de los acontecimientos. El proceso de apertura sigui y la franja luminosa evolucion desde la fase de luna creciente hasta convertirse en un disco redondo y brillante. Y entonces apareci l. Mi primera impresin fue que alguien haba agarrado a una persona y a un ciervo y los haba fusionado. La cabeza, los hombros y los brazos de aquella criatura eran ms o menos como caba esperar, aunque su piel tena un tono ms bien azulado. Pero la parte inferior de su cuerpo estaba cubierta de un pelaje entre azul y canela que se extenda tambin a las cuatro patas, lo que le daba un aspecto de ciervo, o ms exactamente, de caballo pequeo. Agach la cabeza al pasar por la puerta y pude comprobar que incluso la parte de su cuerpo que pareca ms normal en realidad no lo era tanto. Para empezar, en lugar de boca tena slo tres ranuras verticales. Y luego los ojos: dos ocupaban el lugar que les corresponda, aunque el resplandor verdoso que despedan resultaba ms bien desagradable. Pero eso no era nada comparado con el susto que uno se llevaba en reparar en los otros ojos: uno en cada extremo de aquellos dos cuernos que se movan adelante y atrs, arriba y abajo, escudrindolo todo. Cre advertir algo maligno en aquellos ojos, y eso que an no haba visto la cola, gruesa y amenazante, como la de un escorpin. Al final de la misma, y curvado de un modo perverso, se vea un cuerno o aguijn muy puntiagudo que me record al de la nave, que tambin nos haba parecido bonita e inofensiva hasta que descubrimos la cola. A primera vista, el extraterrestre tena ese mismo aspecto pacfico. Entonces uno se fijaba en aquella cola y pensaba: Vaya, este tipo podra hacer dao de verdad si se lo propusiera. 9

- Hola- salud Tobias. Haba dulzura en su voz, como si se dirigiera a un nio pequeo, y su sonrisa no haba desaparecido. Me di cuenta de que yo tambin sonrea y de que mis ojos estaban llenos de lgrimas. La verdad es que no puedo explicaros cmo me senta, pero s os dir que tuve la impresin de conocer al aliengena de toda la vida, como si se tratara de un viejo amigo al que no vea desde haca mucho tiempo. < Hola> respondi el extraterrestre de aquel modo silencioso que slo poda escucharse dentro de la mente. - Hola- fue nuestra respuesta a nuestro saludo. Para mi sorpresa, el aliengena se tambale y cay al suelo desde la nave. Tobias intent levantarlo y ponerlo de pie pero se le escurri y volvi a desplomarse en medio de toda aquella basura. - Mirad!- grit Cassie y seal una quemadura que cubra la mitad del costado derecho del extraterrestre.- Est herido. < S. Me muero >, dijo l. - Hay algo que podamos hacer por ti, llamar a una ambulancia, o a quien sea?- pregunt Marco. - Podramos vendarle la herida- le propuso Cassie.- Jake, dame tu camisa. La rasgaremos en pedazos y fabricaremos las vendas. Los padres de Cassie son veterinarios y por eso sabe perfectamente cmo tratar a los animales. Bueno, no es que aquella criatura fuera un animal. Al menos, no del todo. < No. Voy a morir. La herida es mortal. > - No!- grit -. No puedes morirte. Eres el primer extraterrestre que viene a la Tierra. No te puedes morir. No s por qu estaba tan alterado. Slo s que en lo ms profundo de m senta un gran dolor al pensar que se mora. < No soy el primero. Hay otros, muchos otros. > - Otros extraterrestres? Cmo t?- pregunt Tobias. 10

El aliengena movi la cabeza de un lado a otro muy despacio. < No son como yo. > Entonces profiri un quejido de dolor, un sonido silencioso cuyo eco se repiti de una forma espantosa dentro de mi cabeza. Por un momento, pude sentir como la vida estaba huyendo de l. < No son como yo- repiti -. Son distintos. > - Distintos? Cmo de distintos?- le pregunt a mi vez. Siempre recordar su respuesta. Dijo: < Han venido a destruiros. >

Capitulo 3< Han venido a destruiros. > Por extrao que parezca, ninguno dud de sus palabras, estbamos convencidos de que deca la verdad, as de simple. A nadie se le ocurri contestar: y qu ms! o te lo acabas de inventar!. Lo sabamos, eso es todo. Se estaba muriendo e intentaba avisarnos de que algo terrible estaba a punto de suceder. < Se llaman yeerks. Son distintos a nosotros. Y tambin a vosotros. > - Quieres decir que ya han llegado a la Tierra? < Muchos ya estn aqu. Cientos de ellos, incluso ms. > contest. - Cmo es que nadie ha notado su presencia?- pregunt Marco, echando mano de la lgica -. Alguien lo habra mencionado en la escuela. < No lo entendis. Los yeerks son diferentes. No tienen cuerpo, como vosotros o como yo. Viven en los cuerpos de otras especies. Son... > Haca un esfuerzo por encontrar la palabra adecuada para definir lo que eran los yeerks, as que cerr los ojos y pareci concentrarse. De repente, una imagen brillante invadi mi mente, una cosa resbaladiza de un color verde grisceo y ms o menos del tamao de una rata. Era una visin 11

desagradable. - Supongo que eso era un yeerk resolvi Marco -. Eso o un chicle viscoso de tamao gigante. < Son casi inofensivos si no consiguen un husped. Son... > De pronto sentimos una oleada de dolor proveniente del extraterrestre, acompaado de una enorme tristeza. Era consciente de que su tiempo se estaba agotando. < Los yeerks son parsitos. Tienen que hallar un husped en el que habitar. Bajo esa forma se los conoce como controladores. Penetran en el cerebro y son absorbidos por l. De esa manera, se hacen con el control de los pensamientos y sentimientos del individuo. Procuran que ste los acepte por propia voluntad, porque eso les facilita el trabajo. Si no lo consiguen, es posible que el husped oponga resistencia, al menos durante un tiempo. > - Ests diciendo que se introducen en los seres humanos?- inquiri Rachel -. Qu poseen a la gente?, qu controlan sus cuerpos? - Mira, esto es muy serio aad -. No deberas decrnoslo a nosotros. Slo somos unos chicos, sabes? De este tipo de cosas hay que informar al gobierno. < Tenamos la esperanza de poder detenerlos continu el aliengena -. Un enjambre de cazasinsecto esperaban a nuestra nave nodriza a la salida del hiperespacio. Sabamos que su nave base estaba cerca y estbamos preparados. Sin embargo, los yeerks nos atacaron por sorpresa; tenan oculta una potente nave-espada en uno de los crteres de la vuestra luna. Luchamos... pero nos derrotaron. Me han seguido hasta aqu. No tardaran en llegar para eliminar todo rastro de m de mi nave. > - Cmo pueden hacer eso?- quiso saber Cassie. Los ojos del extraterrestre parecieron sonrer. < Los caones de rayos dragn de sus cazas no dejarn tras de s ms que una pocas molculas de la nave y de m respondi -. He enviado un mensaje a mi planeta. Nosotros, los andalitas, combatimos a los yeerks all donde se encuentren. Mi gente enviar ayuda, pero hasta entonces puede transcurrir un ao, tal vez ms, y para entonces los yeerks podran haberse apoderado ya de vuestro planeta. Si lo logran, nada les detendr. Debis contrselo a vuestro pueblo. Debis advertirles del peligro. > Un nuevo espasmo de dolor recorri su cuerpo y todos supimos que su fin se hallaba prximo. - Nadie nos creer declar Marco en tono desesperanzado. Me mir e hizo un gesto negativo 12

con la cabeza -. No tenemos nada que hacer. Tena toda la razn. Si aquellos yeerks iban a borrar todo rastro de la nave del andalita cmo demonios bamos a convencer a la gente? Nos tomaran por drogadictos o por chiflados. - Me da igual que l piense que va a morir, tenemos que hacer todo lo posible por ayudarle resolvi Rachel- Podramos llevarlo a un hospital. O quizs que lo vean los padres de Cassie... < No hay tiempo. No hay tiempo- la interrumpi el andalita. Entonces sus ojos se iluminaron -. Tal vez si... > - Qu? < Id a la nave. All veris una caja lisa de color azul. Tradmela, rpido! Me queda poco tiempo y los yeerks no tardarn en encontrarme. > Nos miramos unos a otros. Quin iba a ser el guapo que entrara en la nave? No s por qu pero, al parecer, todos haban decidido que yo sera el afortunado. Lo cierto es que no lo tena demasiado claro, pero los dems s. - Adelante- me anim Tobias- Yo me quedar con l. Se arrodill junto al andalita y, en un gesto de consuelo, puso una de sus manos sobre el frgil hombro del extraterrestre. Dirig la vista hacia la puerta de acceso a la nave y luego mir a Cassie. - Ve- me orden con una sonrisa -. S que no tienes miedo. Se equivocaba. Estaba bastante asustado, pero su sonrisa me desarm; no poda decepcionarla. Recorr la distancia que me separaba de la puerta de la nave y ech un vistazo a su interior. Era de una simplicidad sorprendente y ofreca un aspecto casi acogedor. Todo lo que all haba era de color crema con bordes redondeados y de forma ms bien ovalada. sa fue una de las razones que me permiti descubrir la caja con tanta rapidez. Se trataba de un objeto cuadrado de color azul y unos diez centmetros de base. Para ser tan pequeo, pareca bastante pesado. Me introduje en la nave. No haba una sola silla dentro, slo un pequeo espacio abierto donde supuse que el andalita permanecera erguido sobre sus cuatro patas mientras manejaba los mandos. Aunque lo cierto es que no haba demasiados botones ni nada por el estilo, por lo que me 13

pregunt si el extraterrestre no dirigira la nave con el pensamiento. Agarr la caja a toda prisa y estaba a punto de salir cuando algo me llam la atencin. Era una pequea fotografa tridimensional de cuatro andalitas, lo que la haca parecer ms bien una instantnea tomada en una extraa reunin de ciervos con rostro solemne. Por su corta estatura, deduje que dos de ellos deban de ser nios. Comprend que se trataba de un retrato de la familia del andalita. Me embarg una profunda tristeza al pensar que all estaba l, murindose, a un milln de kilmetros de su familia. Muriendo en su intento por proteger a los habitantes de la Tierra. Sent una punzada de clera contra los yeerks, o controladores, o lo que fuesen, por ser los responsables de todo aquello. Regres a donde estaban mis amigos. - Aqu tienes la caja- le dije al andalita. < Gracias. > - Yo, er... es sa tu familia? La de la foto? - Lo siento de veras. aad. Qu otra cosa poda decir? < Hay algo que s puedo hacer para ayudaros a combatir a los yeerks. > Nos miramos entre nosotros. Todos excepto Tobias, que en ningn momento apart la vista del extraterrestre. < Si lo deseis, puedo dotaros de unos poderes que ningn ser humano ha posedo jams. > Poderes? Qu haba querido decir con aquello? < Se trata de un avance de la tecnologa andalita que los yeerks todava no poseen- explic el aliengena -. Una tecnologa que nos da la facultad de pasar inadvertidos en muchos lugares del universo: el poder de mutacin. Jams lo hemos compartido con nadie, pero a vosotros os va a hacer mucha falta. > - Mutarnos? Mutar el qu?- inquiri Rachel empequeeciendo los ojos.

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< Mutar vuestros cuerpos- contest el andalita -. Transformaros en un ser de otra especie, en cualquier otro animal. > A Marco se le escap una risa burlona. - Convertirnos en animales? Marco no es precisamente la persona ms crdula del mundo. < Slo tenis que tocar a la criatura en cuestin para adquirir el patrn de su ADN, y seris capaces de transformaros en ella. Requiere concentracin y decisin pero, si sois fuertes, podis hacerlo. Es verdad que esa facultad conlleva ciertas limitaciones: problemas, incluso peligros. Pero ahora no hay tiempo para ms explicaciones... Deberis aprenderlo por vuestra cuenta. Deseis recibir el problema del que os hablo? > - Est de broma verdad?- se mof Marco. - No- respondi Tobias en voz baja -. Habla muy en serio. - Os habis vuelto todos locos?- protest Marco -. Todo este asunto es una locura. Yeerks y naves espaciales y babosas que se apoderan del cerebro de la gente y andalitas y el poder de convertirse en animales? Venga ya! - S, la verdad es que cuesta de creer- reconoc. - Yo creo que ya hemos superado con creces los lmites de la realidad- afirm Rachel -. As que, a menos que todos estemos soando, sera mejor decidir lo que vamos a hacer al respecto. - Se est muriendo nos record Tobias. - Yo voy a hacerlo manifest Cassie, para sorpresa ma. Por lo general, no es tan rpida tomando decisiones. Supongo que, como Tobias, confiaba en el andalita. - Hay que tomar una decisin de manera conjunta suger yo- Y respetarla, sea cual sea. - Qu es eso? pregunt Rachel mirando hacia las estrellas. All en lo alto, muy por encima de nuestras cabezas, dos minsculos puntos de luz roja brillante atravesaban raudos el firmamento. < Yeerks. > El andalita pronunci con odio aquella palabra en nuestras mentes.

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Capitulo 4< Yeerks. > Los dos puntos de luz redujeron la velocidad, describieron un crculo y se dirigieron hacia el lugar donde nos encontrbamos. < Ya no queda ms tiempo. Debis tomar una decisin. > - Es lo nico que podemos hacer les insisti Tobias - Cmo si no vamos a detener a esos controladores? - No sabes lo que dices! exclam Marco -. Es una locura. - Necesitara ms tiempo para tomar una decisin, pero no es posible declar Rachel -. Yo digo que lo hagamos. - Y t, Jake? me pregunt Cassie. De pronto, me sent muy solo. Es que pretendan que decidiera yo por todos? Mir hacia arriba, en direccin a las naves de los yeerks. Cmo los haba llamado el andalita? Cazas-insecto? Se aproximaban cada vez ms a nosotros, como perros que olfatean un rastro. Mis ojos se posaron en el andalita y volv a recordar la foto de su familia. Se enteraran alguna vez de lo que le haba sucedido? Luego mir una por una a la gente que me rodeaba: Marco, mi mejor amigo, siempre tan divertido aunque a veces algo pesado; Rachel, mi inteligente y guapa prima, tan segura de s misma; y Cassie, a quien, como era bien sabido, le gustaban ms los animales que la mayora de las personas. Por ltimo, mir a Tobias. Fue extraa la sensacin que me recorri en aquel momento mientras lo contemplaba: algo parecido a un escalofro. - Tenemos que hacerlo dijo. Asent lentamente. - S. No hay ms remedio. < Entonces, que cada uno de vosotros presione con la mano uno de los lados de la caja. >

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As lo hicimos: cada mano apret una cara diferente de la caja y, luego, la mano nmero seis, una mano muy diferente a las nuestras, con ms dedos de los necesarios, hizo lo mismo. < No tengis miedo >, nos tranquiliz el andalita. Algo similar a una descarga elctrica, slo que mucho ms agradable, atraves todo mi cuerpo. Fue como un hormigueo que casi me hizo rer. < Ahora iros orden el andalita -. Pero hay algo que debis recordar: nunca permanezcis en forma de animal durante ms de dos horas terrestres. Nunca! Correrais un gran peligro! Si lo hacis, quedaris atrapados y jams podris recuperar vuestra apariencia humana. > - Dos horas repet yo. Un gran temor asalt de pronto la conciencia del andalita. Unido como estaba a l, percib aquel terror que ascenda muy despacio por mi espina dorsal. El extraterrestre miraba fijamente el cielo con sus ojos centrales. All arriba haba algo ms aparte de cazas-insecto. < Es Visser Tres y viene hacia aqu. > - Qu?- Aquel miedo desconocido me haca temblar -. Qu es un Visser? Quines son? < Ahora marchaos. Corred! Visser Tres ha llegado. Ser vuestro enemigo mortal. De entre todos lo yeerks, l es el nico que tiene el poder de transformarse. El mismo poder que poseis vosotros ahora. Corred. > - No, no te dejaremos solo replic Rachel con firmeza. Quiz todava podamos detenerle. El aliengena volvi a sonrernos con los ojos. < No. Debis poneros a salvo. Salvaos y salvad tambin vuestro planeta! Los yeerks ya han llegado. > Elevamos la vista al cielo, estirando el cuello. No caba ninguna duda: los dos puntos de luz roja descendan a toda velocidad y se les haba unido una tercera nave que las superaba en tamao y era negra como una sombra en la noche oscura. - Pero cmo vamos a luchar contra... contra esos controladores? insisti Rachel. < Tendris que hallar el modo. Ahora corred! > La fuerza con que haba dado la orden me hizo dar un brinco. 17

- Tiene razn. Corramos! grit. Echamos a correr. Todos excepto Tobias, que segua arrodillado junto al andalita y lo agarraba de la mano. El extraterrestre le puso la que quedaba libre sobre la cabeza y Tobias se inclin hacia atrs, como si hubiera recibido una descarga elctrica. Luego l tambin se levant y ech a correr, tropezando con los agujeros y la basura que sembraban todo el solar. Un rayo de luz roja cay sobre el lugar. Se trataba del reflector de uno de los cazas. La luz ilumin por completo al andalita cado y su nave. Un nuevo foco fue activado desde el segundo caza y el andalita brill con la intensidad de una estrella. Sin perder tiempo me tir al suelo y ca con un golpe seco entre la basura. Me di cuenta de que una de mis piernas quedaba dentro del crculo de luz procedente del reflector. La apart enseguida y me arrastr a toda prisa sobre las piedras, notando cmo los cantos afilados me araaban las rodillas y los codos. Los cinco nos agazapamos detrs de una pared baja y semiderruida, no nos atrevamos a movernos o a mirar, ni tampoco a perderla de vista. Los cazas-insecto descendieron lentamente. Eran fciles deducir el porqu de aquel nombre: eran algo ms grandes que la nave del andalita y recordaban a una cucaracha sin patas. Haba unas pequeas ventanas en el morro inclinado de la nave y a ambos lados de la cabeza se vean dos arpones dentados muy largos y puntiagudos. Los cazas yeerks aterrizaron, uno a cada lado de la nave andalita. - No quiero seguir con esta pesadilla susurr Marco con voz temblorosa -. Ya he tenido bastante. La nave de mayor tamao inici el descenso. No saba por qu pero, a medida que se acercaba, empec a notar que me faltaba la respiracin. Intent inspirar profundamente pero me fue imposible. Intent tragar, sin conseguirlo. Senta deseos de echar a correr, pero mis piernas parecan gelatina. Nunca antes haba tenido tanto miedo y temblaba de forma incontrolada. Era el mismo terror que haba experimentado el andalita cuando capt la presencia de Visser Tres. La nave se dispuso a tomar tierra. Daba la impresin de querer hacerlo justo encima de una vieja excavadora oxidada que haba aparcada all. Sin embargo, al tiempo que se aproximaba al suelo, la excavadora comenz a desintegrarse en medio de un chisporroteo hasta que por fin desapareci. La nave de Visser Tres recordaba a un arma antigua, una de aquellas hachas dobles, que los caballeros medievales usaban en las batallas para cortar de un tajo las cabezas de sus enemigos. Estaba compuesta por una zona principal semejante el mango de un hacha y en cuya parte delantera destacaba una punta triangular de gran tamao, deba de tratarse del puente de mando. 18

En la parte de atrs se divisaban dos enormes alas en forma de cimitarra. Era ocho o diez veces mayor que los cazas- insecto. La nave- espada aterriz y se abri una puerta. Cassie comenz a gritar y tuve que taparle la boca con la mano. Saltaron a tierra, y el aire se agit a su alrededor como si al traspasarlo lo cortaran en dos. Aquellas criaturas parecan armas dotadas de vida. Se sostenan sobre un par de piernas dobladas hacia atrs y tenan dos brazos muy largos. En cada brazo llevaban incorporadas una serie de cuchillas en forma de hoz que surgan de sus muecas y codos. Esas mismas hojas afiladas tambin aparecan en las rodillas y en la punta de la cola. Sus pies eran similares a los de un Tyrannosaurus Rex. Sin embargo, lo que ms llamaba la atencin era su cabeza: el cuello tena forma de serpiente, la boca era casi idntica al pico de un halcn y de la frente le brotaban tres cuernos semejantes a dagas. < Controladores hork-bajir. > Di un salto al or de nuevo las palabras del andalita en mi cabeza. Sonaron ms dbiles que antes, en ellas se trasluca el cansancio, como alguien que gritara para hacerse or desde un lugar muy lejano. - Chicos, habis...?- pregunt. - S asinti Rachel. < Los hork-bajir son buena gente, a pesar de su temible aspecto explic el andalita.- Pero los yeerks los han convertido en sus esclavos. Ahora mismo cada uno de ellos lleva un yeerk en la cabeza. En realidad son dignos de compasin. > - Compasin. Lo que faltaba! protest Rachel inflexible. Son mquinas de matar ambulantes. No hay ms que verlos! Sin embargo, nuestra atencin se desvi hacia una nueva forma de vida que surgi de la nave arrastrndose con movimientos vibratorios y oscilantes. , observ el andalita. Comprend que intentaba darnos toda la informacin de la que dispona, hasta que llegara su final. Intentaba prepararnos para lo que nos aguardaba. < Los taxxonitas son malos. > 19

- No hace falta que lo jures murmur Marco -. Creo que yo solito ya me habra dado cuenta. Recordaban a unos ciempis gigantes. De largo medan ms de tres metros y eran tan anchos que si alguien quisiera abrazarlos, no lograra abarcar ni la mitad de su cuerpo. Aunque dudo mucho que nadie sienta deseos de hacer algo por el estilo. Tenan decenas de patas que sostenan dos terceras partes de su cuerpo. El tercio restante permaneca erguido y, a lo largo del mismo, las hileras de patas disminuan de tamao y acababan en una especie de manos que ms parecan pinzas de langostas. Rodeando la parte superior de aquellos repugnantes cuerpos tubulares haba cuatro glbulos de gelatina roja y bamboleante, los ojos. En el extremo ms superior estaba la boca, redonda y plagada de cientos de dientes minsculos. Una multitud de hork-bajir y taxxonitas salieron de la nave-espada y se desplegaron por toda la zona como marines bien entrenados. Empuaban unos pequeos objetos, del tamao de una pistola que, sin duda alguna, constituan sus armas. Formaron un crculo alrededor del andalita y su nave. De repente, uno de los hork-bajir vino directamente hacia nosotros. Dio un salto y, prcticamente se nos ech encima. Yo me abrac a los cascotes como si me fuera la vida en ello. Hubiese dado cualquier cosa por poder esconderme bajo tierra. Por un instante, consegu ver la cara de Marco: tena los ojos muy abiertos, y sus labios se ensanchaban en lo que, a primera vista, hubiera podido tomarse por una sonrisa, pero que en realidad era una expresin de profundo terror.

capitulo 5El hork-bajir apunt a la oscuridad con su arma, o lo que fuera aquello. Su cabeza de serpiente oscilaba con brusquedad de un lado a otro, en un esfuerzo por penetrar en las sombras. < Silencio! nos advirti el andalita -. Los hork-bajir no ven bien en la oscuridad, sin embargo tienen un odo muy fino. > El hork-bajir se aproxim ms. Se encontraba ya a tan solo dos metros de distancia. Aquella pared baja era lo nico que se interpona entre l y nosotros. Tuvo que or los latidos de mi corazn. Quiz no reconoci el sonido que hacan cinco chicos aterrorizados de rodillas temblorosas y cuyos dientes no paraban de castaear. Unos chicos de respiracin entrecortada y jadeante. En aquel momento estaba seguro de que iba a morir. Imaginaba el instante en que aquellas cuchillas despiadadas que surgan de sus muecas y los codos me separaran la cabeza del tronco. 20

Si sois de los que nunca han pasado miedo de verdad, debis saber que a veces lo que ocurre escapa a todo control: se apodera por completo de vuestra mente y vuestro cuerpo. Sientes deseos de gritar, de salir corriendo, de orinarte en los pantalones y echarte al suelo llorando y suplicando: por favor, te lo ruego, por favor no me mates. Si os consideris valientes, bueno, esperad a ser presas del terror, a slo unos metros de distancia de un monstruo que puede convertiros en picadillo en menos que canta un gallo. Entonces, las palabras del andalita volvieron a sonar en mi mente. < Valor, amigos mos. > Y en esa ocasin su voz provoc en m... no encuentro palabras para explicarlo. Su calidez me llen por dentro, como cuando eres pequeo y tienes una pesadilla horrible y te despiertas gritando y tu padre o tu madre encienden la luz y se sientan a tu lado en la cama. As me sent yo entonces. El miedo no haba desaparecido. El hork-bajir continuaba all, tan real y mortfero como antes. Le oa respirar y hasta poda olerle. Pero, al mismo tiempo, notaba como el pnico iba disminuyendo hasta quedar bajo control. Senta que la fuerza flua hasta m desde el desafortunado andalita, que nos ceda parte de su valor a pesar de que l tambin estaba asustado. El hork-bajir se alej. Algo ms estaba a punto de salir de la nave-espada. Tembloroso y haciendo un esfuerzo por contener el castaeo de mis dientes, me incorpor lo suficiente para mirar por encima del muro. Todos los hork-bajir y los taxxonitas se haban girado de cara a la nave. - Estn todos en posicin de firmes murmur yo. - Y t cmo lo sabes?- susurr a su vez Marco -. Cmo vas a saber si un ciempis de ojos gelatinosos o una maldita picadora de carne ambulante estn en posicin de firmes? Entonces apareci l. l! < Visser Tres >, anunci el andalita. Visser Tres era un andalita. O, al menos, era el controlador de un andalita. 21

- Qu diablos...? exclam Rachel -. No es eso un andalita? < Slo en una ocasin ha conseguido un yeerk introducirse en un cuerpo andalita explic el extraterrestre -. nicamente existe un controlador andalita y ese es Visser Tres. > Visser Tres se dirigi con paso seguro hacia el lugar en que se hallaba el andalita herido. Eran tan parecidos que al principio costaba distinguirlos. Tena la misma cara sin boca; los mismos ojos acechantes adicionales que se movan de un lado a otro, escudriando en todas direcciones; el mismo cuerpo poderoso cubierto de piel brillante que se sostena sobre cuatro patas; y el mismo aguijn amenazador. Pero si Visser Tres tena el aspecto de un andalita normal, la sensacin que produca era diferente. Daba la impresin de llevar puesta una mscara, era fcil adivinar que debajo de aquella falsa amabilidad se esconda un ser perverso y vil. < Vaya, vaya >, dijo Visser Tres. Casi me da un ataque al percatarme de que estaba oyendo sus pensamientos. - Puede or nuestros pensamientos? susurr Cassie. - Si puede hacerlo, estamos perdidos le contest Rachel. < No puede orlos respondi el andalita -. Al menos mientras no vayan dirigidos a l. Vosotros escuchis los suyos porque l los emite para que los dems los oigan. sta es una gran victoria para l y por eso desea que todos se enteren. > El andalita no contest, no obstante, hubiera jurado que haban sido ms de ocho. < El ltimo andalita que queda en este sector del espacio. Me temo que vuestra nave nodriza ha sido completamente destruida. S, s, completamente. Yo mismo vi cmo se incendiaba al entrar en contacto con la atmsfera de este pequeo planeta. > < Vendrn otros>, respondi el prncipe andalita. Visser Tres dio otro paso hacia el andalita. 22

< S, pero cuando lo hagan ya ser demasiado tarde. Este mundo ser mo. Ser mi contribucin al Imperio Yeerk. Entonces me convertir en Visser Uno. > < Qu queris de los humanos? pregunt el andalita -. Los taxxonitas son vuestros aliados, y ya tenis a los hork-bajir como esclavos, aparte de otros muchos habitantes de distintos planetas. Por qu esta gente? > < Porque son muchos y dbiles respondi Visser Tres con desprecio -. Millones de cuerpos! Y no tienen ni la ms remota idea de lo que est pasando. Con tantos huspedes, podremos propagarnos por todo el universo. Nadie lograr detenernos! Seremos miles de millones. Ser necesario construir nuevos estanques si queremos que haya yeerks suficientes para ocupar slo la mitad de esos cuerpos. Admtelo, andalita, has luchado mucho y con coraje, pero has perdido. > Visser Tres lleg a la altura del andalita. Yo perciba el miedo del prncipe quien, en lugar de rendirse al miedo, luch contra el dolor que le causaba la herida y consigui incorporarse. Saba que iba a morir y quera hacerlo de pie, mirando a su enemigo cara a cara. Pero Visser Tres an no haba acabado. < Hay algo que si puedo prometerte, prncipe Elfangor: cuando hayamos conquistado este planeta, con su esplndida cosecha de cuerpos, pondremos rumbo al mundo andalita. Yo mismo me encargar de buscar a tu familia hasta darles caza y me ocupar personalmente de que mis lugartenientes ms fieles sean introducidos en sus cabezas. Espero que opongan resistencia para poder disfrutar oyendo cmo gritan sus mentes. > Entonces el andalita atac! Movi su cola hacia delante con tal rapidez que en realidad nadie pudo verla. Visser ech la cabeza hacia un lado y el aguijn del andalita fall su objetivo por escasos milmetros. Sin embargo, s consigui incrustarse en su hombro y de la herida comenz a brotar algo parecido a la sangre. - Bien! le anim yo con un siseo. < Aaaaaarrrrrg! >, bram de dolor Visser Tres en mi cabeza. Al mismo tiempo, la cola de la nave andalita dispar un rayo de luz cegadora de color azul que hizo blanco en el caza-insecto ms cercano. Los hork-bajir y los taxxonitas se dispersaron. Incluso agachado detrs de la pared, me lleg una onda de calor abrasador. El caza chisporrote y desapareci. 23

< Fuego! Fuego! bram Visser Tres -. Destruid esta nave! > Una luz cegadora ilumin la noche. La nave-espada y el caza que quedaba lanzaron rayos de color rojo, y la nave andalita comenz a resplandecer hasta que, con una lentitud inusual, se desintegr. Entonces, entre el brillo y los destellos de las lanzaderas-dragn, vi... o cre ver... a algunos seres humanos. Un pequeo grupo formado por tres o cuatro personas permaneca en la sombra, detrs de Visser. - Hay gente all le dije a Marco. - Qu? Son prisioneros? < Agarrad al andalita orden Visser Tres a los soldados -. Sujetadlo bien. > Tres enormes hork-bajir cayeron sobre el andalita y lo inmovilizaron ponindole las cuchillas de las muecas contra la garganta. Sin embargo, no tenan intencin de matarlo: aquel era un privilegio reservado a Visser Tres. Entonces comprendimos por qu un yeerk tan poderoso como l haba escogido habitar el nico cuerpo capturado de un andalita. Ante nuestros ojos, Visser Tres empez su mutacin. Su cabeza andalita se hizo ms y ms grande. Las cuatro patas de caballo se convirtieron en dos y crecieron hasta alcanzar el tamao de una secuoya. Los delicados brazos del andalita aumentaron de volumen y se transformaron en tentculos. - Esto no puede estar sucediendo de verdad murmur Cassie -. No es real. En aquella cabeza horriblemente hinchada apareci una boca llena de dientes ms largos que vuestro brazo. La boca fue aumentando hasta componer una espantosa mueca, una mueca como para paralizar de terror. Ya no quedaba el menor rastro del cuerpo del andalita. Un monstruo haba ocupado su lugar. - Grrraaaaaggggg! El rugido de la bestia en que se haba trasformado Visser Tres hizo que el suelo vibrara. Me cubr las orejas con las manos. Aquel sonido haca que me castaetearan los dientes. O gemir a alguien. Era yo. 24

Al lado de aquel monstruo, los hork-bajir y los taxxonitas parecan juguetes inofensivos. Extendi uno de los tentculos y agarr al andalita por el cuello. - No, no, no o cmo Cassie susurraba una y otra vez -. No, no, no. - No mires le advirti Rachel. Le rode los hombros con el brazo y la atrajo hacia s. Luego agarr a Tobias de la mano. Creo que nunca llegas a conocer de verdad a alguien hasta que lo ves asustado. Incluso muerta de miedo, mientras las lgrimas le resbalaban por las mejillas, Rachel tena fortaleza suficiente para compartirla con los dems. Visser Tres agarr al andalita de las garras de los hork-bajir y lo levant en el aire. El prncipe no cesaba de asestarle golpes con la cola pero en una criatura como aqulla tenan el mismo efecto que un alfiler. Visser Tres lo alz por encima de s u cabeza y abri la boca.

Capitulo 6No s lo que me sucedi en aquel preciso momento. Haba pasado mucho miedo, estaba aterrorizado. Pero fue como si algo estallara dentro de mi cabeza. No poda permanecer all escondido, mirando. No pude contenerme. - T, asqueroso... Me puse en pie. Recog un pedazo de tubera oxidada del suelo y comenc a trepar por la pared. Supongo que me volv loco. No existe otra explicacin, porque no haba ni la ms remota posibilidad de que yo solo, armado con un trozo de tubera, lograra algn resultado positivo. < No!> El grito silencioso del andalita me hizo dudar. Not las manos de Marco estirando de mi camisa. Tobias y Marco me sujetaron mientras Rachel me tapaba la boca. Yo quera gritar, maldecir, lo que fuera. - Cllate, idiota! susurr Marco -. Vas a conseguir que nos maten a todos.

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- Jake, no lo hagas. Cassie me puso una mano sobre la mejilla. l no desea que mueras por su causa. No te das cuenta? Es l quien va a morir por nosotros. Enfadado, apart a Marco y a Tobias de un empujn, aunque ya haba recuperado el control de m mismo otra vez. Volv a mirar por encima de la pared. El prncipe andalita se encontraba indefenso entre las garras de Visser Tres. Vi cmo lo levantaba en el aire y abra sus monstruosas fauces, negras como un pozo. El andalita cay dentro de aquella boca, que de inmediato se cerr sobre l. Luego, los dientes lo trituraron. As muri el prncipe Elfangor-Sirinial-Shamtul. En el ltimo momento, dio un grito: un grito desesperado que reson en nuestras cabezas y cuyo eco no se apagar jams. Los controladores hork-bajir empezaron a hacer un ruido similar a un jadeo. Quizs estaban riendo o aplaudiendo. Los controladores taxxonitas salieron en estampida y se apiaron en torno a Visser Tres. Pareca como si estuviesen estirndose para alcanzar algo y entonces descubr la razn: un trozo del cuerpo del andalita cay de las fauces del monstruo y el taxxonita ms prximo lo engull con glotonera. Tobias apart la vista y se tap la cara con las manos. Cassie tena el rostro cubierto de lgrimas, al igual que yo. Escuch un sonido que, de tan familiar, resultaba extrao. Era risa, risa humana. Los humanos... los controladores humanos porque eso es lo que eran se estaban riendo, como si asistiesen a un espectculo. Durante unos instantes, cre reconocer una de aquellas voces, como si la hubiera odo antes. Pero el sonido qued amortiguado por los resoplidos de los hork-bajir. Visser Tres abandon aquel aspecto monstruoso y recuper poco a poco su forma andalita. < Ah le o decir- no hay nada como transformarse en bogg de Antarea para... tomar un piscolabis con los enemigos. > De nuevo, los controladores humanos se echaron a rer y los hork-bajir comenzaron a jadear; y yo volv a or aquella risa que no lograba identificar. Marco se puso a devolver, algo del todo comprensible. Pero, por lo que fuera, aquel ruido llam la atencin del hork-bajir que tenamos ms cerca. La cabeza de serpiente se gir y qued totalmente inmvil. 26

Nosotros tambin. El hork-bajir se volvi hacia nosotros. Aquellos ojos miopes enfocaban directamente a nuestro pequeo escondrijo. No s a quin le entr antes el pnico. Quiz ya habamos llegado al lmite de nuestra resistencia. Fue como si una descarga elctrica nos atravesara a todos por dentro. Echamos a correr sin saber siquiera lo que estbamos haciendo. Yo tambin corra, pero me costaba respirar. El hork-bajir dio un grito. - Dividos chill yo -. No pueden seguirnos a todos. Marco, Tobias y Cassie salieron en tres direcciones diferentes. Rachel no se haba movido de mi lado. Al girarme, vi que el hork-bajir dudaba, no saba a quin perseguir. Rachel y yo somos los que corremos ms. Tobias est en baja forma y Marco y Cassie no son lo bastante altos para ser rpidos. As que decid que si los aliengenas iban a seguir a alguien, mejor que fuera a nosotros. Creo que Rachel tuvo el mismo pensamiento. Aminor la marcha y comenz a gritar y a gesticular con los brazos. - Eh! Eh, vosotros...! Y entonces aadi una serie de palabras que no saba que conociera. Los dos hork-bajir que estaban ms prximos a nosotros reaccionaron y empezaron a perseguirnos. - Ghafrash! Aqu! Ghafrash fit! Enemigos! Atrapar! A pesar de estar muerto de miedo, no pude evitar sorprenderme. Hablaban un idioma a medio camino entre su jerga de extraterrestre y el lenguaje humano. - Ghafrash fit nahar! Yo atrapar! Yo matar! Corr. De pronto, tropec con algo y, al caer al suelo, me di un golpe que me cort la respiracin momentneamente. Trat de llenar los pulmones de aire otra vez. Rachel continu adelante. No 27

haba reparado en mi cada. Un rayo de luz rojiza fue a dar en un tubo de cemento que haba junto a m. El cemento se desintegr. Los dos hork-bajir venan siguindonos los pasos, saltando como canguros diablicos. Me levant y ech a correr. Rachel debi de darse cuenta de que algo ocurra porque se detuvo y empez a retroceder hacia donde yo me encontraba. - Qu haces? grit -. Corre! Ella vacil durante un segundo, pero era consciente de que no poda hacer nada por m, as que reanud la marcha. Delante de m vi un agujero y me dirig hacia l a toda prisa. Era una entrada. Dentro estaba oscuro como la boca de lobo, se trataba de uno de los edificios que haban quedado a medio construir: solamente paredes de cemento desnudo y basura por todas partes. Sin embargo, recordaba haber estado all antes. Marco y yo habamos explorado aquel lugar de arriba abajo: estaba lleno de pasillos y pequeas habitaciones adyacentes que lo convertan casi en un laberinto. Marco! Rachel! Habran conseguido escapar? Y qu habra sido de Cassie y Tobias? Mientras atravesaba aquella enorme habitacin a la carrera, intent con todas mis fuerzas concentrarme. Haba un pasillo... en alguna parte. Avanc a tientas en la oscuridad y encontr una pared. O el sonido de unas garras al rozar el cemento desnudo; unas garras gigantescas destinadas a romper y desgarrar. Una botella rod por el suelo, El hork-bajir estaba cerca! Y en medio de aquella oscuridad absoluta, mi vista, en principio superior, no me serva de gran ayuda. Aunque saba cmo moverme por el edificio desierto. O habra sabido si el cerebro me hubiera respondido. Sent que mi mano se mova en el vaco. Al fin una entrada! Conduca a un pasillo. La traspas en el mismo momento en que la luz apareci a mi espalda. Alguien haba trado una linterna. - Efnud decir fallay nyor fit? Cualquier orden. - No. No tenis que capturarlos. Si encontris a alguno, matadlo. 28

La primera voz perteneca a un hork-bajir. La segunda era humana. Y lo ms extrao era que me resultaba conocida. Intent pensar. Haba odo aquella voz antes, pero dnde? Dnde? - Slo debis guardar la cabeza orden el humano al hork-bajir- Luego me la trais para que podamos identificarla. Me deslic por la pared. La luz me segua a escasos metros de distancia. Me devan los sesos tratando de recordar si cerca de donde me hallaba haba un pasadizo. S, all estaba. Haciendo el menor ruido posible, me intern en l. La luz de la linterna brill a escasos centmetros de m. Entonces tropec con algo blando. - Eh! Era un hombre! Estaba tumbado en el suelo, envuelto en una manta. - Eh! Largo de aqu! Este sitio es mo. Aqu no hay nada que puedas afanar! Empec a advertirle del peligro, pero uno de los hork-bajir ya estaba all! La linterna enfoc la cara del vagabundo, que parpade como una lechuza. Vi que haba un hueco justo a mi espalda y me met en l. El vagabundo empez a gritar y luego o el ruido de un forcejeo. Puede que el hombre lograra escapar. Al menos, as lo espero. Sin embargo, nunca llegu a saberlo, ya que aprovech ese momento de distraccin del hork-bajir para escapar. Y corr y corr y corr. Y mientras lo haca rogaba por que todo aquello no fuera ms que un sueo.

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Capitulo 7De alguna manera consegu llegar a casa. No s cmo. No recuerdo nada de lo que pas despus de ver al hork-bajir por ltima vez. Ojal tampoco recordara nada de lo ocurrido aquella noche. Si pudiera olvidarlo todo... Fui a ver a los otros. An temblaban de miedo, pero estaban bien. Rachel continuaba disculpndose por haberme dejado all y Marco se obstinaba en preguntarme si estaba completamente seguro de que aquello no era un sueo. Supuse que aquella noche tendra las peores pesadillas de toda mi vida, pero no fue as. Cualquier pesadilla, por terrible que fuera, era un cuento de nios comparada con mi nueva realidad. Sin embargo, al da siguiente, un sbado, casi haba llegado a convencerme de que lo sucedido no haba sido ms que un mal sueo. Lo nico que pareca real, real de verdad, era la forma en que el andalita nos haba sonredo con los ojos. - Jake, ests despierto? Que remedio. - Hum, s gru yo -. Ahora me levanto. - Tu amigo Tobias est aqu. - Tobias? - Qu haca Tobias all? - Soy yo respondi la voz de Tobias. - Puedo entrar? - Hum, claro. Me sent en la cama y parpade varias veces, intentando despegar los ojos. La puerta se abri y o como Tobias le daba las gracias a mam. Estaba resplandeciente. Os juro que lo estaba. No es que emitiera radiaciones, qu va, nada de eso, no. Sino que le brillaban los ojos y la energa que despeda su cuerpo le haca estremecerse y dar saltos sin cesar. - Lo he hecho anunci Tobias. Intent echarme el cabello hacia un lado peinndomelo con los dedos.

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- De qu ests hablando? Su respuesta me pill en medio de un bostezo. - Me convert en Dude. El bostezo no lleg a su fin. La boca se me cerr de golpe. Dude es el gato de Tobias. - Qu? Tobias volvi la cabeza en todas direcciones como si temiera que pudiera haber espas en la habitacin. - Me convert en Dude, tal como dijo el andalita que pasara. Me limit a mirarlo fijamente. - Fue asombroso. No duele ni nada. Vers, estaba acaricindolo mientras pensaba en todo lo que haba pasado anoche, y me dije: por qu no intentarlo? No paraba de moverse por la habitacin chasqueando los dedos, desbordante de entusiasmo. Era un comportamiento muy poco propio de Tobias. - Ni siquiera saba cmo empezar, as que me asegur de que la puerta del dormitorio estuviera bien cerrada. Por suerte mi to segua durmiendo. Tobias tiene una familia de lo ms conflictiva. Nunca lleg a saber quin era su padre y su madre decidi abandonarlo hace unos cuantos aos. Desde entonces, su to, que vive aqu, y su ta, la que reside en la otra costa, lo han hecho ir de un lado a otro. Su to y su ta no se soportan y sospecho que Tobias es algo as como una carga que ambos quieren dejar caer sobre el otro. Me da la impresin de que a ninguno de ellos le importa gran cosa lo que pas con l. - As que all estaba, sentado en la cama, pensando en ello, concentrndome con la idea de transformarme en Dude. Entonces me mir la mano. Me sonri -. Y qu crees que vi? Mov la cabeza lentamente en sentido negativo. - No lo s. - Tena pelo, Jake. Y se estaban convirtiendo en zarpas. Tendras que haber visto a Dude. Se volvi loco. Tuve que echarlo fuera antes de completar la metamorfosis. Me ara de lo lindo.- Tobias se meti uno de los dedos heridos en la boca. 31

Tragu saliva repetidas veces. Aquello empezaba a complicarse. - Hum, Tobias, no podra ser que slo lo hubieras soado? - No fue un sueo contest l. En aquel momento volvi a ser el Tobias de siempre. La sonrisa haba desaparecido de su cara y su expresin era seria. Es cierto, Jake. Todo es cierto. Nuestros ojos se encontraron. Saba lo que trataba de decirme con aquella mirada: l tambin haba intentado convencerse de que lo sucedido no haba sido ms que una pesadilla. Pero no era as. Apart la vista. Me resista a creer que todo aquello haba ocurrido de verdad. Deseaba archivarlo en un rincn de mi memoria, otro mal sueo, nada ms. Ah es donde todas las pesadillas deben quedarse, dentro de la mente, y no plantarse de un salto en la vida real. - Continu concentrndome en el cambio prosigui Tobias y, despus de unos minutos, haba dejado de ser... yo. Clav sus ojos en m. - No te imaginas lo que se siente, Jake. Ser un gato es tan... tan... no tengo palabras para describirlo. En primer lugar, eres tan fuerte... tienes tanta energa dentro... y cmo te mueves! Sabes lo que hice? Me sub a la cmoda de un salto. Est casi a un metro del suelo, y aterric sobre ella tan ligero como una pluma. Un metro! Sabes lo que es eso para un gato? Es lo mismo que si una persona saltara diez metros hacia arriba. Se detuvo de pronto y me mir. - No me crees, verdad? pregunt. - Escucha, Tobias, lo que pasa es que a veces no es fcil distinguir entre la realidad y la imaginacin. - Crees que me he vuelto loco. Reflexion durante unos instantes. - No lo s, Tobias, repasemos lo hechos. Dices que te convertiste en tu mascota. Que te transformaste en tu mascota. Que te transformaste en un gato de verdad. Pues s, la verdad es que me parece un disparate. Tobias asinti con gesto pensativo y luego sonri.

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- Te comprendo, Jake. No quieres que sea verdad. - Qu? Insinas que me niego a creer que puedes convertirte en un gato? Qu me niego a creer que un montn de gusanos babosos estn invadiendo la Tierra y que esos gusanos vivan en la cabeza de la gente y la esclavicen? Qu no quiero creer que... que...? Bah! Pues no! No me lo creo. - Y qu me dices del andalita? musit. Titube. No s bien por qu, pero no deseaba que el andalita fuera nicamente producto de mi imaginacin. Tobias me puso una mano sobre el brazo. - No te muevas de aqu. - Qu? Qu vas a hacer? - Voy a ayudarte a decidir si es real o no. - Tobias... - T slo espera. Y no grites ni hagas nada. As que esper. Durante unos segundos no pas nada. Tobias se limit a quedarse donde estaba. Mir su cara y vi que sus ojos... que sus ojos eran distintos. Ya no tena las pupilas completamente redondas. Os juro que dentro de ellas se reflejaba una luz verdosa. Y pareca como si la boca se le hubiera hinchado y le sobresaliera un poco de la cara. Se estaba encogiendo. Se estaba haciendo cada vez ms pequeo ante mis propios ojos. El cuello de la camisa le quedaba flojo y se le formaban arrugas en los pantalones a la altura de los tobillos. Estaba disminuyendo. Y, al mismo tiempo, las manos, el cuello y la cara se le haban empezado a llenar de pelo. S, de pelo! Era gris con rayas negras, igual que el de Dude. Me entraron unas ganas locas de echarme a rer. Tobias se estaba convirtiendo en un gato atigrado! Pero saba que si comenzaba a rer, tendra que seguir y seguir y ya no podra parar.

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Tobias tena ya ms de gato que de ser humano. Por encima de la cabeza le asomaban unas orejas puntiagudas. Debajo de su delicada nariz rosada le haban crecido unos largos bigotes. Se haba puesto a cuatro patas y la ropa le colgaba del cuerpo como harapos. No paraba de mover la cola. S, la cola, tal como lo os. Por un momento tem caerme muerto all mismo a causa del nudo que se me haba formado en la garganta y por cmo el corazn me martilleaba el pecho. Me pregunt entonces si era posible que an estuviera dormido. Pero para ser slo un sueo resultaba demasiado convincente. Estaba de pie en medio de la habitacin, contemplando a un gato negro y gris que menos de dos minutos antes haba sido mi amigo Tobias.

Capitulo8-Espero seguir dormido-murmur entre dientes-. De veras que s. -Eres t?-le pregunte al gato. La vos de Tobas sonaba sorprendida. Aunque decir sonaba no sea quiz lo ms adecuado. -S respond con cautela. -Creo que slo funciona una vez que te has... transformado.

Me di cuenta de que estaba hablando con un gato. Y yo era el que deca que Tobas estaba loco? Me preguntaba si Tobas habra odo mis pensamientos. Me concentr: -Y antes, has odo lo que pensaba? inquir. 34

De repente, Tobas dio un salto en el aire y se abalanz sobre una pelota de baloncesto con autgrafo que haba en un rincn. Creo que salto ms de un metro. -Que tire de una cuerda dices? Por qu? Busqu en el cajn de mi escritorio y encontr un trozo de cinta que haba servido para atar un regalo de cumpleaos. No soy muy ordenado que digamos. La cinta perteneca a un regalo de hace dos aos. -Te parece bien sta? Arrastr la cinta por el suelo hasta dejarla a unos treinta centmetros de la nariz de Tobas, que se agazap y empez a mover los cuatro traseros. Entonces salt! Cay sobre la cinta, la atrap con sus dientes afilados, dio unas cuantas vueltas de campana y empez a rasgarla como si fuera la nica cosa del mundo que le importaba. Intent arrancarle la cinta, pero se abalanz sobre ella de nuevo. -Tobas, qu ests haciendo? -Tobas, qu haces?-le grit-. Ests jugando con un trozo de cinta! Se par en seco, moviendo la cola de un lado a otro. Clav en m sus fros ojos de gato, sin embargo percib en ellos cierta confusin. , e hizo el gesto de ensear las uas para mostrarme lo que quera decir. 35

-Tobas, creo que podemos sacar algo claro de todo esto le dije. Era increble lo rpido que me iba acostumbrando a la idea de hablar con un gato. - Yo dira que tu ya no eres slo Tobas en este momento. Es verdad que eres un gato. Quiero decir que tienes todos sus instintos y te gusta hacer las cosas que le gusta hacer a un gato. -Ser mejor que recobres tu aspecto de siempre- le recomend. La cabeza de gato hizo un gesto de asentimiento. Les aseguro que resulta muy raro ver cmo un gato te dice que s de un modo normal, como si meditara. El regreso a la forma humana fue como mnimo tan inslito como la transformacin en gato. El pelo desapareci y dej tras de s una serie de claros de piel rosada. En aquella cara plana comenz a brotar una nariz. La cola fu succionada como una serpiente atrapada en el tubo de una aspiradora. Tobas se qued all plantado, pareca sentirse violento. Se apresur a ponerse la ropa de nuevo. -Con un poco ms de prctica aprenderemos cmo volver ya vestidos. -Aprenderemos, dices? l esboz una vez ms aquella dulce sonrisa suya tan caracterstica. -An no te has dado cuenta, Jake? Dije que no con la cabeza. -Creo que no, Tobas. De repente se puso furioso. Me agarr por los hombros y me sacudi. -Es que no lo entiendes, Jake? Todo es verdad. Todo.

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Lo apart de un empujn. No quera seguir oyendo todo aquello. No obstante l no se dio por vencido. -Jake, es verdad. Si el andalita nos concedi estos poderes fue por una razn. -Muy bien le repliqu con brusquedad- pues salos. -Lo har respondi l-. Pero te necesitamos Jake. A ti ms que a nadie. -Por qu a m? l vacil. -Vamos, Jake, es que no lo comprendes? Yo s lo que puedo y lo que no puedo hacer. Y lo que no puedo hacer es hacer planes y decirle a la gente cmo actuar. No soy el lder. T s. Me ech a rer de un modo bastante grosero. l se limit a mirarme con aquellos ojos suyos, tan profundos e inquietos; unos ojos que ahora slo puedo ver en mi memoria. -S Jake, t eres el lder. T eres el nico capaz de lograr que sigamos unidos y derrotemos a los controladores. Ahora tenemos la posibilidad de ser mucho ms de lo que ramos antes: de poseer la astucia de un gato y... los ojos de un guila, el olfato de un perro y... la velocidad de un caballo o de un guepardo. Vamos a necesitar todo eso y ms si pretendemos enfrentarnos a los controladores y salir victoriosos. Lo nico que deseaba era que nada de aquello me estuviese pasando a m. Que nada de aquello fuera verdad. Asent lentamente. Era como si me resignara a cometer algn acto horrible. Como si me estuviese ofreciendo como voluntario para ir al dentista o algo an peor. Tuve la sensacin de que mis hombros se doblaban bajo el peso de una tonelada. Saba cual era el siguiente paso. -Bueno dije en tono grave-. Supongo que ser mejor buscar a Homer. Homer es mi perro.

Capitulo 937

No es doloroso. Me refiero al hecho de transformarse. Me puse a acariciar a Homer durante unos instantes, sintindome como un perfecto estpido. -Esto es lo ms tonto que he hecho en mi vida le confes a Tobas. -Mira, tienes que concentrarte. Al menos, eso fue lo que hice yo. Vers, primero me form una imagen de Dude, entiendes? Pens en convertirme en l. -Ya. As que lo que tengo que hacer es considerar la idea de convertirme en un perro, no es eso? -Exacto. Debes pensar en ello y debes desearlo. En cualquier otro momento hubiera llegado a la conclusin de que estaba chiflado. Pero lo haba visto transformarse en un gato. As que si l estaba mal de la azotea, yo tambin. Me concentr en la idea de convertirme en Homer. Mientras lo acariciaba, en mi mente fue cobrando forma la imagen de la transformacin. Al hacerlo, Homer se qued sorprendentemente quieto. Pareca dormido, slo que tena los ojos abiertos. -Lo mismo que Dude coment Tobas-. Yo dira que el proceso hace que el animal entre en una especie de trance. -Lo que pasa es que tiene miedo porque ve que su amo est completamente loco. Continu acariciando a Homer y concentrndome y Homer permaneci echado, muy quieto-. Bueno, y ahora qu? le pregunt a Tobas. -Ahora ser mejor que saquemos a Homer. A lo mejor se asusta si ve cmo te conviertes en l. Homer tard diez segundos en salir del trance. Luego se levant de un salto para volver a ser el hiperactivo perro de siempre. Entonces lo llev al jardn. Cuando regres, Tobas me esperaba sentado pacientemente. -Prueba hacerlo Me apremi-. Concntrate en hacerlo. Desalo. Respir hondo y cerr los ojos. Recuper la imagen de Homer que se haba formado en mi mente. Entonces empec a concentrarme en convertirme en l. Abr los ojos. -Guau, guau dije riendo-. Creo que esto no funciona conmigo, Tobas. Me picaba el dorso de mi mano y comenc a rascarme con fuerza. -Jake! exclam Tobas. -Qu? -Mrate la mano.

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As lo hice y vi que estaba cubierta de pelaje de color canela. Pegu un salto. -Ohh! ohh! No poda apartar mi vista de mi mano. El pelo haba dejado de crecer. -No te asustes me aconsej Tobas-. Sigue adelante. Ahora has detenido la metamorfosis. Vuelve a concentrarte. -Mi mano! exclam-. Tengo pelo! -S, y tus orejas... Corr al espejo que haba sobre mi cmoda. Mis orejas tampoco eran las mismas de antes: ahora me caan a ambos lados de la cabeza y, desde luego, eran mucho ms grandes de lo que deberan. -Sigue! Es fantstico! exclam Tobas. -Fantstico? Es... es... espantoso. Esto es un asco. Es... Mira qu manos! Estn cubiertas de pelo! -Tienes que hacerlo me anim Tobas. -No tengo que hacer nada respond, malhumorado. Tobas asinti. -De acuerdo, tienes razn. No tienes por qu hacerlo, olvdate de lo que vimos anoche y de todo lo que sabemos. Total porque unos yeerks vayan apoderndose cada vez de ms gente tampoco hay para tanto. Todos seguiremos con nuestras vidas de antes y nos haremos mayores en un mundo donde los seres humanos no sern ms que simples cuerpos al servicio de un montn de extraterrestres asesinos. Hombre, visto as, no es que pareciera la mejor solucin. -Vamos me apremi Tobas. Tragu saliva varias veces y cerr los ojos. Pens en Homer, en ser Homer. Volv a sentir picazn y, al abrir los ojos, vi que el pelo me iba cubriendo poco a poco los brazos y la cara y sobresala por encima del cuello de la camisa. Las piernas me picaban y descubr que estaban llenas de pelo.

capitulo10Despus de haber vuelto a mi estado normal, llam a los dems por telfono. Tobas se march y dijo que reunira a todos ms tarde en la granja de Cassie. Con ella estaba hablando por el telfono de la cocina, cuando entr Tom. -Ah, ests ah -coment 39

Tap el auricular con la mano. -S. Tobas dijo que me estabas buscando. -Slo quera que tu perro se callara respondi. Luego le dio la vuelta a una silla y se sent en ella a horcadas. Dud. Por algn motivo, prefera no hablar con Cassie estando Tom adelante. -Escucha, te ver all dentro de un par de horas, de acuerdo? le expliqu a Cassie. Luego colgu. Mir con detenimiento a Tom. Es ms corpulento que yo, aunque yo tampoco soy lo que se dice pequeo; tiene el pelo ms oscuro, casi negro, mientras que el mo es castao. Siempre he confiado en l. Nunca ha sido uno de esos tipos que le pegan a su hermano menor. Siempre habamos estado bastante unidos. Al menos hasta el ao pasado, aproximadamente. No s por qu, pero ya no pasbamos tanto tiempo juntos. En parte se deba a que l se haba hecho miembro de un club llamado La Alianza, en el que participaba con ms gente en una serie de actividades que lo mantenan ocupado la mayor parte del tiempo. A lo que iba: Tom tendra que haber sido la primera persona a quin le contase todo aquel lo, sin embargo, mientras estaba all sentado, mirando cmo mordisqueaba una tostada, tuve un presentimiento y me dije: No, esto debe seguir siendo un secreto, incluso para Tom. En vez de eso, le expliqu algo que tampoco me atreva a decirle. - Yo, ejem... No consegu entrar al equipo, Tom - anunci -Qu equipo? pregunt. Pareca desconcertado. -Que qu equipo? Pues el equipo de baloncesto. Tu antiguo equipo. -Ah, bueno, es una lstima coment. -Una lstima? repet. No poda creer que le diese tan poca importancia. -Bueno, slo es un deporte me contest. Y le dio otro bocado a la tostada. -Qu slo es un deporte? No dejaba de repetirme lo que acababa de decir. Tom restando importancia a los deportes? Imposible. Pero si eran toda su vida-. Vers, no creo que sea tan bueno como t en baloncesto. 40

Se encogi de hombros. -Bueno, de todos modos dej en equipo hace un par de das. Estuve a punto de caerme de la silla. -Que lo has dejado? dije-. Que has abandonado el equipo? Y ni siquiera me lo habas dicho? Qu te ocurre, Tom? -No les dije nada porque supe que pap y t iban a hacer toda una historia. Mira, hay cosas ms importantes que meter pelotas a travs de un aro se defendi y volv a ver aquella mirada misteriosa en sus ojos. Supuse que, al hablar de cosas ms importantes se refera a las chicas-. Adems, en el club hacemos cosas geniales. Quiz deberas unirte a nosotros. Me qued pasmado. Sin duda, la distancia existente entre Tom y yo era mayor de lo que me haba imaginado. Cuando terminamos de hablar, sal al jardn a cortar el csped. Lo hago cada sbado porque es la tarea principal que tengo asignado. Eso y sacar la basura, algo que odio, porque tienes que estar pendiente del reciclado y todo eso. Cuando acab de cortar el csped, podar y rastrillar, me sub a la bici y me fui. Haba quedado con encontrarme con lo dems en la granja de Cassie. No es lo que normalmente se entiende por una granja, aunque si lo fue en otros tiempos, y an tienen una vaca y unos cuantos caballos. Pero ahora, el granero principal, que es de color rojo, se ha convertido en una Clnica de Rehabilitacin de la Fauna Salvaje, cuyo director es el padre de Cassie. Recogen todo tipo de animales, excepto mascotas. All dentro siempre hay un montn de pjaros, adems de ardillas, ciervos, mofetas, etc. Y a veces han llegado a tener alguno que otro lince, un zorro e incluso un lobo. La mam de Cassie tambin es veterinaria, pero trabaja en Los Jardines, un enorme parque de atracciones en el que tambin hay un zoolgico o pequea reserva de animales, que es como creo que la llaman. Por suerte, a Cassie le encantan los animales. De lo contrario, habra sido muy duro para ella, teniendo en cuenta la profesin de sus padres. Ustedes ya saben que yo tengo un perro y Tobas tiene un gato. Pero Cassie tiene de todo: desde puercoespines hasta osos polares. Cuando llegu, Marco, Tobas y Rachel ya me estaban esperando delante del granero. Rachel tena la cara vuelta hacia el sol, para que los rayos le dieran de lleno y pudiera ponerse morena. Cassie 41

no haba llegado todava. Supuse que estara acabando una tarea domstica, porque all siempre hay un montn de cosas que hacer - Eh, chicos -los salud. Rachel abri los ojos y luego me lanz un peridico. -Mira dijo, sealando un artculo. Comenc a leerlo. No era demasiado largo. La polica afirmaba que la noche anterior se haba producido una alteracin del orden en un terreno abandonado. Aada que se haba recibido llamadas de ciudadanos que decan haber visto aterrizar all un nmero indeterminado de platos voladores, seguidos por una serie de luces brillantes. -Fantstico coment, al tiempo que alzaba la vista-. Entonces la poli lo sabe. Menos mal. -Contina leyendo me pidi Rachel. El artculo explicaba a continuacin que, al llegar al escenario de los hechos, la polica haba encontrado a un grupo de adolescentes jugando con petardos. Los jvenes se haban dado a la fuga y los agentes haban incautado el material. El jefe de polica se haba redo de las informaciones que hacan referencia a la aparicin de los platos voladores. -Slo se trataba de una pandilla de chicos que jugaban donde no deban declaraba-. Por supuesto, no haba ningn plato volador. La gente no debera estar predispuesta a creer en esas tonteras. -Pero todo esto no es ms que una sarta de mentiras -dije yo. -Ding, dong..., ding, dong! Respuesta correcta. Johnny, mustrale a nuestro concursante lo que acaba de ganar brome Marco. - Has visto lo que dice al final? -insisti Rachel. Le la ltima frase. Me qued helado, de verdad se los digo. La polica ofreca una recompensa a quien le proporcionase cualquier informacin acerca de aquellos jvenes. -Nos estn buscando sentenci Marco. -Por qu iba la polica a...? Quiero decir, Por qu iban a mentir? reflexion en voz alta, aunque la respuesta era bastante obvia.

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Marco dej escapar su risa sardnica. -Vamos a ver, sabelotodo... No se te ha ocurrido que los polis podran ser en realidad controladores? -Aunque quiz no todos puntualiz Tobas. -Si los controladores se han infiltrado en la polica quien sabe en dnde ms lo habrn hecho se lament Rachel-. En las escuelas? Dentro del gobierno? Puede que incluso hayan llegado hasta los peridicos y la televisin. -Entre los profesores de matemticas seguro que hay alguno brome Marco Todos miramos a nuestro alrededor con gran nerviosismo, como si temiramos que los controladores fueran a aparecer de un momento a otro. -Intente convencerme de que todo no haba sido ms que un sueo reconoci Rachel. -Eso me suena respond yo. Durante unos instantes nadie habl. Tenamos la horrible impresin de estar totalmente aislados. De repente tomamos conciencia de estar enfrentndonos a algo muy, muy, muy superior a nosotros. Marco fue el primero en romper el silencio. - Escuchen, Por qu tenemos que hacernos cargo de todo esto nosotros? Yo voto porque nos olvidemos de lo sucedido y no volvamos a hablar de este asunto ni tampoco a transformarnos. Lo mejor ser que nos preocupemos por vivir nuestra propia vida. Tanto Tobas como Rachel me miraron con la esperanza de que hiciera cambiar de opinin a Marco.

-Estoy de acuerdo contigo slo medias empec. De pronto Marco se puso como una fiera. -Nos pueden matar! grit-. Es que no se dan cuenta? Ya vieron lo que le ocurri al andalita. Esto va en serio, Jake. Muy en serio! Podran matarnos a todos!

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Tobas miraba a Marco de reojo, como era caracterstico de l. Tal vez pensaba que Marco era un cobarde. Pero yo saba que Marco tena sus razones. l movi la cabeza en sentido negativo. En voz baja dijo: -Miren, creo que los controladores son unos idiotas. Pero si algo me sucediera, mi padre no poda sobreponerse jams. La madre de Marco muri hace dos aos. Se ahog y nunca encontraron su cuerpo. Y ah se acab el mundo para el padre de Marco. Se vino abajo: dej su empleo de ingeniero industrial porque no poda soportar estar rodeado de gente. En aquel momento trabajaba de noche como portero y su sueldo apenas alcanzaba para mantener a Marco. Se pasaba el da durmiendo o viendo imgenes de la tele sin sonido. -Pueden pensar que soy un gallina, si quieren continu-. No me importa. Pero si me matan o me pasa algo, mi padre se morir, no lo resistir. Si todava sigue en este mundo es por m. Por un momento sent la tentacin de darle unos golpes afectuosos en la espalda o algo parecido. Pero conociendo a Marco, lo nico que habra recibido sera una respuesta sarcstica por su parte. -Ah est Cassie anunci Rachel. Y utilizando la mano como visera para protegerse del sol, su mirada se pos en algn punto al otro lado del descampado. Un caballo vena galopando a travs del terreno abandonado. La suave brisa acariciaba sus crines, sin embargo, no consegu divisar al jinete. El caballo aminor la marcha y se nos acerc al trote. Entonces me asalt un extrao presentimiento. -Cassie y yo ya llevamos un rato aqu dijo Rachel a modo de explicacin-. Lo hace de maravilla fjense lo rpido que es. El caballo relinch con suavidad y luego empez a disolverse. Los ojos castaos se redujeron un poco de tamao y lo que haba sido una larga quijada se transform en una boca humana. Un ser a medio camino entre caballo y Cassie nos sonri con sus largos dientes equinos y dijo: Marco cay hacia atrs. Se dio un golpe bastante fuerte, pero es que nunca haba presenciado una metamorfosis.

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-No tengas miedo! coment yo, intentando mantener un tono tranquilo-. Tan slo se trata de Cassie. Decid que lo mejor era comportarse como un caballero y mirar para otro lado. Despus de todo, cuando Tobas y yo habamos regresado, no lo habamos hecho con la ropa puesta. Pero me di cuenta de que Cassie emerga de su forma equina enfundada en una prenda azul muy ajustada, una de esas que se ponen las chicas para hacer ejercicios. Mientras contemplaba la transformacin, fui testigo de algo muy hermoso. Durante unos segundos en los que Cassie continu siendo mitad caballo y mitad persona me record al andalita. Entonces me di cuenta de que lo haba hecho deliberadamente y de que controlaba el modo en el que se produca la metamorfosis. -Diablos, Rachel! dije-. Tenas razn! Cassie lo hace de maravilla. De repente, omos el ruido de unos neumticos que se deslizaban sobre la graba que cubra el suelo. Todos nos dimos la vuelta a tiempo. Un coche blanco y negro avanzaba por la carretera sin asfaltar. -La polica! grito Tobas.

capitulo 11-Cassie, transfrmate. Rpido! le orden con brusquedad. El coche de polica se acercaba rpidamente-. Slo nos faltaba tener que dar explicaciones sobre alguien que es medio caballo y medio persona. Comprend lo que pasaba. Estaba intentando dominar el pnico que senta el caballo. -En persona! En persona! la apremi-. Pnganse todos delante de ella! El coche hizo un ruido chirriante al detenerse y la gravilla sali disparada en todas direcciones. Del vehculo slo descendi un polica. Lo salud con la mano.

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-Buenos das dijo-. Eh, chicos, Estn escondiendo algo? Me hubiera gustado mirar por encima del hombro y ver qu aspecto tena Cassie. Pero habra sido un gran error de mi parte. -Escondiendo algo? repet. -Qutense de en medio nos orden. Nos apartamos y Cassie quedo al descubierto. Haba recobrado totalmente su forma humana. El polica pareci algo desconcertado, pero luego se encogi de hombros. Di un suspiro de alivio. -En que puedo ayudarle, agente? pregunt Rachel en un tono que pretenda sonar lo ms responsable posible. -Estamos haciendo algunas averiguaciones Respondi el polica sin apartar an la vista de Cassie, como si notara algo extrao en ella-. Vamos en busca de unos chicos que se dedicaron a buscar de unos chicos que se dedicaron a lanzar petardos anoche en el terreno abandonado que hay al otro lado del centro comercial. De pronto Marco empez a toser. -Le pasa algo? pregunt el polica. -No respond-. Nada. -Tenemos que encontrar a esos chicos explic el polica-. Es muy interesante. Lo que hicieron fue muy peligroso. Alguien podra haber resultado herido. Por eso queremos dar con ellos. Entonces lo supe. Supe que era uno de ellos: aquel polica era un controlador! Estudi su cara y no descubra en ella nada anormal. Pero dentro de su cabeza haba una criatura de otro planeta: un parsito viscoso y cruel. Detrs de aquellos ojos de apariencia humana acechaba algo perverso. -No s nada de ese asunto ment. l me mir ms de cerca y comenc a sudar. -Eh, sabes una cosa? dijo-. Tu cara me resulta familiar. Te pareces mucho a un muchacho que conozco llamado Tom. 46

-Es mi hermano contest. Intentaba que mi voz no me delatara, pero me resultaba imposible olvidar que o estaba hablando con un polica humano normal. Se trataba de un yeerk. Haba dejado de ser una persona. En realidad, ya no volvera a serlo nunca ms. Se haba convertido en un controlador humano. Su cerebro estaba totalmente dominado. -As que Tom es tu hermano, eh? Bueno, es un buen chico. Lo conozco de la Alianza. Soy uno de los adultos encargados de supervisarlo todo. Es un grupo estupendo; tendras que venir a alguna reunin. -Si, Tom me ha invitado ya respond. -Lo pasamos realmente bien. -S repet yo. -Bueno, pues llmame si oyes algo sobre esos chicos. Te advierto que a lo mejor te salen con una historia absurda para justificarse. Pero t eres demasiado inteligente para dejarte engaar, verdad? -Es un verdadero genio se burl Marco. El polica se fue por fin. -Bien, regla nmero uno recit Rachel con firmeza-. No haremos nada que llame la atencin. Tenemos que mantener todo esto en secreto, sobre todo lo que se refiere al tema de transformaciones. Cassie pareca avergonzada. -S fue una estupidez de mi parte. Pero es que... Es tan increble poder correr as! Galopar a campo abierto, correr y correr. -Cmo conseguiste regresar con la ropa puesta? pregunt-. Cuando Tobas y yo lo hicimos... bueno, menos mal que no estaban presentes. -Se necesita un poco de prctica respondi Cassie-. Y slo se puede hacer con ropa ceida. Intente hacerlo con un abrigo y lo romp. No s que vamos a hacer cuando llegue el invierno. -Eso no ser ningn problema la interrumpi Marco inflexible-. Porque a partir de ahora mismo 47

ya no habr ms metamorfosis. -Quizs Marco tenga razn reflexion Rachel-. Esto es demasiado para nosotros. No somos ms que unos nios. Tenemos que encontrar a alguien importante para decrselo. Alguien en quien podamos confiar. -No podemos confiar en nadie replic Tobas con voz cansada-. Cualquiera podra ser un controlador. Si le contamos algo a la persona equivocada, estamos acabados. Y el mundo entero correr la misma suerte. -Yo quiero seguir transformndome protest Cassie-. Se dan cuenta de todo lo que seramos capaces de hacer con este poder? Tal vez podamos comunicarnos con los animales, ayudar a salvar especies en peligro de extincin. -Es posible que la humanidad sea la prxima especie en peligro extincin, Cassie le record Tobas con suavidad. -Y t que opinas, Jake? me pregunt Cassie. -Yo? Me encog de hombros-. No s. Como dice Marco podran matarnos a todos. Rachel est en lo cierto esto nos queda demasiado grande. Vacil. No me gustaba lo que estaba a punto de decir-. Pero Tobas tambin tiene razn. La humanidad se encuentra en peligro y no podemos confiar en nadie. -Entonces, qu hacemos? pregunt Rachel. -Eh, un momento, no me toca a m decidirlo repliqu enojado. -Vamos a votar propuso Rachel. -Yo voto por vivir lo suficiente para sacarnos el permiso para conducir dijo Marco. -Yo voto por hacer lo que nos pidi el andalita: luchar fue la respuesta de Tobas. -Y lo dices t, que jams has participado en una pelea coment Marco con sorna-. T que ni siquiera sabes quitarte de encima a los matones de la escuela. Y ahora, de pronto, resulta que quieres pelear con ese monstruo de feria, ese Visser Tres. Tobas no contest, pero el cuello se le puso rojo como un tomate. -Yo estoy con Tobas afirmo Rachel mientras le diriga una mirada asesina a Marco-. Ojal pudiramos desentendernos de esto, pero no podemos. 48

-Vamos a meditarlo bien sugiri Cassie-. Se trata de una decisin muy importante. No es como tener que elegir entre un pantaln o una falda a la hora de vestirse. Me sent aliviado. Gracias a dios Cassie estaba all. -Si, dejemos pasar un tiempo convine-. Mientras tanto, ninguno de nosotros dir nada a nadie y volveremos a nuestra vida de siempre. En el rostro de Marco apareci una sonrisa de suficiencia. Pensaba que haba ganado, pero yo no estaba tan seguro. Tobas an estaba colorado. Le dirigi a Rachel una sonrisa furtiva de agradecimiento. Marco y yo regresamos a casa, intentando actuar de modo normal. Hablamos de la liga de bisbol y de quin le iba a dar una paliza a quin en Zona letal 5, un juego en CD-ROM que pensbamos poner en mi computadora. Cuando llegamos a mi casa ya habamos agotado todos los temas de conversacin. Jugamos a Zona letal durante un rato, pero ninguno de los dos lo hizo muy bien. Para ser sinceros, los juego ya no resultaba tan emocionantes como antes. Y adems una parte de m estaba ausente. Poco despus entro Tom. -Eh, hola, chicos salud-. Me dejan que lo intente yo? Haban transcurrido varios meses desde la vez en que Tom y yo habamos hecho algo tan simple como jugar a la computadora. -Claro. Marco le cedi el sitio a Tom y le pas el mando. Jugamos durante unos minutos y Tom lo hizo bastante bien. Sin embargo, luego pareci aburrirse y le devolvi el mando a Marco, se recost en la silla y se dedic a mirar. -Chicos, han odo lo que pas anoche en el terreno abandonado? Marco se sobresalt. -A que te refieres? pregunt. -Sali en el diario continu Tom restndole importancia-. Se ve que unos chicos estuvieron all 49

lanzando cohetes y petardos. A los imbciles que viven por all cerca no se les ocurri otra cosa que confundirlos con platos voladores. Se ech a rer-. Platos voladores! Como lo oyen! Marco y yo tambin nos remos. -S. Y slo se trataba de unos chicos que jugaban con petardos coment Tom. -Hmm murmur yo mientras intentaba concentrarme en el juego con todas mis fuerzas. -Ustedes fueron al centro comercial anoche, verdad? me pregunt Tom. -Aj -Y volvieron a casa atravesando el terreno abandonado? Yo hice un gesto negativo con la cabeza. -Ni hablar. -Y no vieron por casualidad a unos chicos merodeando por los alrededores? -No. -No es que quiera buscarles problemas se excus Tom-. Despus de todo, tiene su gracia. Se ponen a lanzar petardos y consiguen que la gente se muera de miedo confundindolos con platos voladores. -Aj. -Platos voladores! repiti. Y se echo a rer de nuevo-. Slo los tontos creen en esas tonteras.- Se inclin hacia nosotros-. Ustedes no creen en esas bobadas, verdad? En todo ese cuento de los extraterrestres, naves espaciales y hombrecillos verdes procedentes de Marte. Sent deseos de responder que no, que ninguno de ellos era pequeo ni verde, pero me limit a decir: -Por supuesto que no! Tom asinti y se levant. -Estupendo. Sabes, Jake, ltimamente ya no salimos mucho juntos.

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-Pues no respond. -Es una lstima coment l. Chasque los dedos como si acabase de ocurrrsele una idea-. Sabes, deberas hacerte miembro de la Alianza. Y t tambin, Marco. -Y eso porque? Tom esboz una sonrisa por toda respuesta. -Tengo que irme dijo-. Nos vemos luego. Y no lo olviden: si se enteran de algo, avsenme. Se fue. Marco me mir. -Jake! Es uno de ellos! -Qu? -Tom. Tom es uno de ellos! Tu hermano es un controlador!

Capitulo 12Cerr el puo y golpe a Marco en un lado de la cabeza. l salt hacia atrs y yo trat de darle otro puetazo, pero Marco era rpido y esquiv aquel segundo golpe. Resbal y ca. Marco agarr la colcha que cubra la cama y me la ech encima para inmovilizarme los brazos. Luego se sent arriba de m. -Jake, deja de comportarte como un idiota rezong. Yo intentaba liberarme para poder atraparlo, pero me tena bajo control. -Retira lo que dijiste! chill. -Ni pensarlo contest l-. Vamos a ver, crees que es una simple coincidencia que de buenas a primeras muestre tanto inters por lo que pas en el descampado? La verdad es que resultaba sospechoso y yo lo saba. Incluso mientras intentaba soltarme para 51

propinarle a Marco una buena patada en el trasero. De pronto record el olor que