Anexo 3

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ANEXO 3: FRAGMENTOS TOMADOS DE “CONFIESO QUE HE VIVIDO” DE PABLO NERUDA: “Había casi terminado de escribir el primer volumen de “Residencia en la tierra”. Sin embargo, mi trabajo habia adelantado con lentitud. Estaba separado del mundo mío por la distancia y por el silencio, y era incapaz de estar de verdad en el extraño mundo que me rodeaba. Mi librio recogía como episodios naturales los resultados de mi vida suspendida en el vacío: “más cerca de la sangre que de la tinta”. Pero mi estilo se hizo más acelerado y me di alas en la repetición de una melancolía frenética. Insistí por verdad y por retórica en un estilo amargo que porfió sistemáticamente en mi propia destrucción. El estilo no es sólo el hombre. Es también lo que lo rodea, y si la atmósfera no entra dentro del poema, el poema está muerto: muerto porque nunca ha respirado”. (página 133). “la calle de mi nueva casa en Batavia se llamaba Probolingo. Era una sala, un dormitorio, una cocina, un baño. Nunca tuve automóvil pero sí un garage que se mantuvo siempre vacío. Me sobraba el espacio en aquella casa diminuta…Allí terminé “Residencia en la tierra”. Mi soledad se redobló. Pensé casarme…” (página 148) “las tierras de la frontera metieron sus raíces en mi poesía y nunca han podido salir de ella. Mi vida es una larga peregrinación que siempre da vueltas, que siempre retorna al bosque austral, a la selva perdida.

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ANEXO 3:

FRAGMENTOS TOMADOS DE “CONFIESO QUE HE VIVIDO” DE

PABLO NERUDA:

“Había casi terminado de escribir el primer volumen de “Residencia en la tierra”. Sin

embargo, mi trabajo habia adelantado con lentitud. Estaba separado del mundo mío por

la distancia y por el silencio, y era incapaz de estar de verdad en el extraño mundo que

me rodeaba.

Mi librio recogía como episodios naturales los resultados de mi vida suspendida en el

vacío: “más cerca de la sangre que de la tinta”. Pero mi estilo se hizo más acelerado y

me di alas en la repetición de una melancolía frenética. Insistí por verdad y por retórica

en un estilo amargo que porfió sistemáticamente en mi propia destrucción. El estilo no

es sólo el hombre. Es también lo que lo rodea, y si la atmósfera no entra dentro del

poema, el poema está muerto: muerto porque nunca ha respirado”. (página 133).

“la calle de mi nueva casa en Batavia se llamaba Probolingo. Era una sala, un

dormitorio, una cocina, un baño. Nunca tuve automóvil pero sí un garage que se

mantuvo siempre vacío. Me sobraba el espacio en aquella casa diminuta…Allí terminé

“Residencia en la tierra”. Mi soledad se redobló. Pensé casarme…” (página 148)

“las tierras de la frontera metieron sus raíces en mi poesía y nunca han podido salir de

ella. Mi vida es una larga peregrinación que siempre da vueltas, que siempre retorna al

bosque austral, a la selva perdida.

Allí los grandes árboles fueron tumbados a veces por setecientos años de vida poderosa

o desraizados por la turbulencia o quemados por la nieve o destruidos por el incendio.

He sentido caer en la profundidad del bosque los árboles titánicos: el roble que se

desploma con un sonido de catástrofe sorda, como si golpeara con una mano colosal a

las puertas de la tierra pidiendo sepultura. Pero las raíces quedan al descubierto,

entregadas al tiempo enemigo, a la humedad, a los líquenes, a la aniquilación sucesiva”

(página 261)

“Residencia en la tierra está escrita, o por lo menos comenzada, antes del apogeo

surrealista, como también “tentativa del hombre infinito”, pero en esto de las fechas no

hay que confiar. El aire del mundo transporta las moléculas de la poesía, ligera como el

polen o dura como el plomo, y esas semillas caen en los surcos o sobre las cabezas, le

dan a las cosas aire de primavera o de batalla, producen por igual flores y proyectiles.”

(página 395).