ANDRES GUACURARI Y ARTIGAS - portalandresito.gov.ar · monocultural y neoliberal, cuyo ideólogo...

84

Transcript of ANDRES GUACURARI Y ARTIGAS - portalandresito.gov.ar · monocultural y neoliberal, cuyo ideólogo...

ANDRES GUACURARI Y ARTIGAS

COMANDANTE GUARANÍ DE LOS PUEBLOS LIBRES

JUAN GONZALEZ

Segunda Edición Especial del Consejo de Caciques de la Nación Mbya Guaraní

Año 2012

¡QUIEN LEE ESTAS PÁGINAS

TOCA EL ALMA DE UN PUEBLO!

No recuerdo donde leí esta hermosa frase, que me quedó grabada

como la expresión de las sociedades que construyen derechos

colectivos, aún desde las mínimas expresiones de ternura o cultivando la

memoria ancestral para saber lo que somos; y, hasta recordando hechos

dolorosos como los genocidios indígenas, repetidos en toda la historia

indoafroamericana, como el último de la Comunidad Primavera en

Formosa, donde una oligarquía terrateniente manipuladora del poder

total, impunemente quiere seguir apropiándose de los territorios de la

Nación Toba-Q`om sin importar la vida de niños y ancianos que todavía

sufren el sabor amargo del humo de sus chozas incendiadas por manos

asesinas.

Este libro es el aporte del Consejo de Caciques de la Nación Mbya

Guaraní al conocimiento de nuestra historia: ocultada, distorsionada por

la historiografía oficial racista y machacada tenazmente por la educación

monocultural y neoliberal, cuyo ideólogo más pertinaz fue Domingo

Faustino Sarmiento “Sangre de gaucho y de indio solo sirve para abonar

la tierra”. En este contexto, se negó la participación de nuestros pueblos

originarios en el proceso de liberación continental, donde los ejércitos

estaban no solo compuestos por mayoría de “naturales”, sino dirigidos

por “mestizos” e “indígenas” como Tupac Amaru, José de San Martin,

José Artigas y especialmente Andrés Guacurari, quienes tuvieron que

combatir al poder extranjero y sobre todo al poder oligárquico interno

dependiente del imperialismo.

Juan González correntino y descendiente de guaraníes nos hace este

aporte que a la vez será distribuido en nuestras escuelas, como el

editado por el Dr Francisco Machón (también titulado Andrés Guacurari y

Artigas), un maestro identificado con el valor libertario del Gran

Comandante Guaraní. No adelanto nada de la lectura del mismo y

prefiero que cada lector haga su propia interpretación, desde su

pensamiento, su memoria e historia personal colectiva. Solo puedo

recalcar y, disculpen la insolencia que me he tomado de hacer esta

presentación, que “quien lee estas páginas toca el alma del pueblo

guarani”.

José Kuntur Bautista Flores

“Cheramoy”, para mis hermanos Mbya

ANDRES GUACURARI Y ARTIGAS COMANDANTE GUARANÍ DE LOS PUEBLOS LIBRES

JUAN GONZALEZ

INTRODUCCIÓN

Motiva el presente trabajo la necesidad de acercar un entendimiento de

la identidad política cultural de los pueblos de nuestra región, de la

cuenca del Río de la Plata1., tomando como referencia la Revolución

iniciada en Buenos Aires en el mes de mayo de 1810. Efectivamente,

como muchos lo sostienen, el inicio en Buenos Aires hace doscientos

años fue una Rebelión, pero todo proceso revolucionario se expresa en

rebeliones. Mejor es decir, que todo proceso de transformación profunda,

política social y económica, por lo tanto cultural, implica una

transformación revolucionaria de los sujetos que integran las

comunidades de los pueblos. En este sentido, la Rebelión de Mayo dio

lugar a que se exprese el movimiento de Liberación de los sujetos

sometidos en el sur de nuestro continente.

Para entender este proceso resulta imprescindible conocer a los sujetos

históricos involucrados; que al manifestar Movimiento de Liberación,

estamos reconociendo la existencia de sujetos dominantes y sujetos

sometidos. De eso se trata, de identificar a estos sujetos históricos,

entendiendo la historia como acción y pensamiento permanente de los

colectivos sociales. Historia que deja marcada sus identidades culturales

en símbolos, en referencias, que materializan y encarnan esas acciones

y esos pensamientos.

1 La cuenca esta conformada por los ríos principales del Paraná, del Uruguay y del Paraguay, con muchísimos afluentes. Ríos

que descargan sus aguas en el ancho río bautizado por los españoles con el nombre “de la Plata” creyendo que ese el camino

hacia el encuentro de lo único que buscaban: las minas de Plata. Al Río de la Plata se le dio, recientemente, una nueva

designación basada en la cultura guaraní: Guaray, significando, muy acertadamente por la Prof. Asela Liuzzi, “aguas del

guaran” o “ríos del lugar de los guaraníes”.

En nuestra región, como en todo el continente, existen sujetos históricos

originarios, sobresaliendo una identidad cultural trascendente: los

guaranís. Que al hablar de movimiento de Liberación, necesaria e

imprescindiblemente debemos reconocer en los guaraníes un sujeto

histórico de resistencia cultural. América nació como consecuencia de un

proceso de dominación de los imperios europeos, que en la región del

Guaray, fue el reino de España. Imperios que invadieron el continente,

ocuparon su territorio, saquearon sus riquezas y esclavizaron a sus

pueblos violentando sus culturas hasta llegar al genocidio y también al

etnocidio.

La identidad de los sujetos dominantes fue claramente esclavista y

rasista; de aquí la importancia de conocer su proceso histórico cultural

para entender su creencia ideológica de ser sujetos superiores en la

evolución humana, definida como “civilización occidental y cristiana”

Los imperios invasores convirtieron a los pueblos originarios, que

denominaron indios, en clase trabajadora esclava. Por ello, la identidad

del movimiento de liberación es como clase trabajadora y como pueblo

simultáneamente.

En esta historia de conquista y colonización hubo resistencias y

rebeliones del sujeto originario y luego, también de las multitudes,

mestizas y criollas, que se fueron conformando en el proceso de

explotación del trabajo por parte de los sujetos dominantes.

Estas multitudes fueron conformando la compleja diversidad cultural de

los explotados, construyendo sus identidades de resistencia al régimen

dominante y con ellas se fueron sumando al movimiento de liberación.

Hace doscientos años desde la rebelión de mayo, en nuestra región del

Guaray, se expresó la unidad de los sujetos históricos, originarios y las

nuevas multitudes (mestizas y criollas) en un Proyecto revolucionario

federal que conocemos en la historia como la Liga de los Pueblos Libres.

Andrés “Guazurarí”2 Artigas es sin ninguna duda la mayor

encarnadura de ese sujeto revolucionario bicentenario en nuestra región

2 El historiador misionero Francisco Machón es quién a hecho la más profunda investigación sobre el “Comandante Andresito”.

En cuanto a su apellido, claramente de origen guaraní, de acuerdo a las documentaciones existentes es: Guacurarí. Y según

estudiosos de la lengua guaraní y su cultura, además de los guaraníes (Mbya guaraní misioneros y Tupí guaraní brasileños),

Guacurarí no podría ser nombre guaraní sino Guazurari. Aquí ponemos Guazurarí solo para reafirmar su cultura guaraní

independiente del registro occidental.

del Guaray. Desde el análisis cultural de su nombre ya expresa el

proceso de construcción de ese sujeto histórico revolucionario de origen

guaraní, misionero de los pueblos guaraníes de las misiones jesuíticas y

de los artigueños de los Pueblos Libres.

Por ello, a partir de él, tratamos de desarrollar una síntesis del proceso

de construcción histórica de ese sujeto revolucionario. Para lo cual

resulta necesario conocer el proceso cultural del sujeto histórico

dominante colonizador.

La cultura es la construcción colectiva de un Pueblo que expresa sus

valores materiales y espirituales acumulados en su historia. En la historia

de la humanidad, los pueblos que luchan conforman su identidad cultural.

Puesto que como dice Adolfo Colombres en su obra “La hora del

Bárbaro” (Ediciones del Sol, 1996), “La identidad cultural alimenta en el

opresor su misión civilizatoria proporcionándole una justificación

ideológica, y en el oprimido su resistencia a tal acción que lo amenaza de

muerte”.

Los pueblos construyen su identidad cultural sobre tres ejes

fundamentales, su Historia, su Idioma y su espiritualidad. Por esto, en

todo proceso de dominación de una cultura sobre otra, de aculturación,

esta presente la conflictividad en estos tres ejes. Los civilizadores

occidentales consideraban primitivos a los pueblos originarios, sujetos

salvajes sin historia civilizatoria. La disputa cultural, el logro de la

dominación cultural definitiva está en la supresión del idioma y de la

espiritualidad del oprimido. Los tres ejes están unidos intrínsecamente,

donde el sujeto histórico se construye en las relaciones, consigo mismo,

con los otros, con la naturaleza y con lo sobrenatural.

En esto, la relación con la naturaleza será y es fundamental. Con la

civilización occidental vino el concepto de propiedad, la idea de

explotación de servirse de ella sin límites, contraria a las culturas

originarias de ser parte de la naturaleza y de convivir con ella en

armonía.

Andrés Guacurarí representa al sujeto de liberación de los pueblos

guaraníes, continuador de la lucha de Oberá (el profeta rebelde que

terminó internándose en la selva para siempre), de Abiarú (batalla de

Mbororé), de Sepé Tiarayú (guerras guaraníticas contra los dos imperios,

españoles y portugueses).

Buscaremos aquí, conocer y reconocer el proceso de los sujetos

históricos, de opresores y oprimidos, fundamentalmente los de

Liberación, de la revolución de los Pueblos Libres.

NUESTRA AMÉRICA

La historia americana comienza cuando a fines del siglo XV los

españoles primero y los portugueses después, ambos imperios europeos

invadieron nuestro continente creyendo que estaban en la India o en

algún lugar cercano a ella. Y el nombre nos viene del navegante

florentino Américo Vespucio que fue el primero que escribió sobre este

continente en 1503, llamándolo Mundus Novus, describiendo sus cuatro

viajes con sus respectivos mapas. Pero, un geógrafo de apellido

Waldseemüller actualizando la “Cosmología de Ptolomeo”3 en 1507

tomó el trabajo de Vespucio incorporó el “Nuevo Mundo” y lo designó

“tierras de Américo”. A partir de entonces, empezaron a llamar “América”

al nuevo continente y así nos llamamos, por el nombre de quien terminó

siendo nuestro “descubridor” cartográfico.

Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina”

sintetiza con ironía literaria, “América no solo carecía de nombre. Los

noruegos no sabían que la habían descubierto hacía largo tiempo, y el

propio Colón murió, después de sus viajes todavía convencido de que

había llegado al Asía por la espalda”.

La invasión, iniciada por los imperios latinos (España y Portugal), fue

motivada por la búsqueda de riquezas y en solo unas decenas de años

ocuparon con ese objetivo la tercera parte del continente. Habían salido

de sus puertos, en la península ibérica, con rumbo hacia la India y se

encontraron con estas tierras. El fin era buscar un camino marítimo hacia

el Asia porque el terrestre se había cortado por la ocupación territorial del

Imperio Otomano, aunque en realidad, estaban en la búsqueda de las

“montañas de oro” de Cipango4. La intensión de llegar a la India era por

3 Era el mapamundi utilizado por los pueblos surgidos alrededor del Mar Mediterráneo (sur de Europa y norte de África), antes

que los españoles “descubrieran” el nuevo continente, por eso contenía solo tres continentes (Europa, Africa y Asia).

4 El navegante Marco Polo, conocido por el relato fantástico de sus viajes por las costas de Asia, describió en uno de ellos que

se había encontrado con una isla que denominó Cipango (se supone se trataba de Japón) en la cual existían unas montañas de

Oro.

el comercio, principalmente de sus especias; la búsqueda de Cipango,

era por la conquista de sus riquezas.

El nuevo mundo hallado, estaba habitado por centenares de pueblos

milenarios con grandes desarrollos culturales, pero por la ambición de los

buscadores de oro, invadieron el continente y sus pueblos fueron

conquistados, colonizados y muchos, fueron destruidos hasta su

desaparición, otros fueron violentados culturalmente convertidos,

comunidades enteras, en clase trabajadora esclava.

Algunos llaman “choque de civilizaciones”, otros hasta lo suavizan

diciendo que se trató del “encuentro de dos mundos”, pero, lo cierto es

que de estos mundos, fuera por amores o por violaciones, nacieron

sujetos, no solo con sus genes mezclados sino con sus culturas en

conflicto, creciendo y sobreviviendo en los territorios invadidos. Sujetos

que buscarán identidad, en las sociedades colonizadas, entre

dominantes y dominados, entre explotadores y explotados.

El mestizaje, el entrecruzamiento de etnias y culturas fue conformando

multitudes, que arraigadas en el continente fueron constituyendo nuevas

y heterogéneas identidades culturales.

La historia en los territorios invadidos está marcada por la resistencia de

sus pueblos originarios, a quienes se fueron sumando, en la lucha contra

la dominación y la explotación, las nuevas multitudes arraigadas.

Multitudes conformadas por, mestizos, mulatos e inmigrantes pobres,

que se hicieron criollos. Para poder conocer las identidades de los

pueblos de Nuestra América, resulta imprescindible conocer las

identidades de la cultura dominante y de los originarios. Nuestra primera

dificultad, es enfrentar los conceptos del etnocentrismo europeo, ya que

toda la cosmovisión de su “civilización occidental y cristiana”, construida

desde la idea superior de la teoría evolutiva de la humanidad, esta

presente en nuestra educación, en todos sus niveles.

En este sentido, a efectos de clarificarnos minimamente, resulta

necesario conceptualizar la cultura como la construcción de las

relaciones de los seres humanos, consigo mismo, con los otros, con la

naturaleza y con lo sobrenatural. Y definir la idea del ser humano. Ante el

interrogante sobre él nos encontramos con un reconocimiento cultural,

presente en todas las culturas (invasoras e invadidas), que considera al

ser humano compuesto por cuerpo, mente y alma. Es decir, de una parte

material (cuerpo), una inmaterial que es la energía que lo anima (ánima

derivó en alma) que también tendrían todos los animales y lo diferente,

entonces, es el desarrollo del intelecto, de la capacidad de razonamiento

de la mente humana. Razonamiento que se expresa a través del

lenguaje.

Esto da cuenta de la complejidad de todo desarrollo cultural, pues cada

ser humano es único y su identidad individual depende del desarrollo de

la trilogía planteada anteriormente (cuerpo, razón y espíritu); que significa

su construcción como persona humana. No es nuestra intensión entrar

en la discusión de la existencia o no del espíritu y de su caracterización

sobrenatural, lo concreto para nosotros es que, basados en la filosofía

popular, nos interesa reconocer que la creencia de su existencia es una

realidad en los pueblos. Y en ella se dan las definiciones en cuanto a la

relación con lo sobrenatural que están contenidas en la espiritualidad de

cada pueblo.

Respecto a la relación con los otros, el humano es un ser social, es

producto de su construcción social, de las situaciones históricas de sus

procesos culturales. Proceso provocado por sus necesidades para vivir

que anima el cuerpo trabajando colectivamente, para lo cual deben

comunicarse desarrollando su lenguaje. Federico Engels lo expreso muy

claramente hace más de un siglo atrás, “Primero el trabajo, luego, con él,

la palabra articulada fueron los dos estímulos principales bajo cuya

influencia… se fue transformando el cerebro humano… Así, el desarrollo

del cerebro y de los sentidos a su servicio, la creciente claridad de

consciencia, la capacidad de discernimiento cada vez mayores

reaccionaron a su vez sobre el trabajo y la palabra, estimulando más y

más su desarrollo”.

Concretamente para vivir debe satisfacer sus necesidades vitales y para

ello, debe actuar sobre la naturaleza. Ahora, la convivencia en todo

grupo, compartiendo su vida en comunidad depende de su entendimiento

social, de la comunicación entre sus miembros, que se entiendan. Tan

es su importancia, que el ser humano es el único animal que habla,

aunque, el aparato fonador del ser humano es homologo al de los simios

antropoides; esto nos reafirma que lo diferente esta en la mente, en la

capacidad de razonamiento y que la lengua expresa el desarrollo del

pensamiento.

El lenguaje es el medio por el cual se trasmite el pensamiento y este es

producto de la actividad exclusivamente de la mente humana.

Pensamiento y lenguaje, son generadores del conflicto histórico,

presente en todas las culturas, sobre cual es el origen de estas

facultades únicamente humanas. En todas las culturas, o en su mayoría,

se tiene la creencia de que esta facultad proviene de la decisión de una

razón superior, de una fuerza suprema creadora del universo. Y decimos

la mayoría, puesto que algunos estudiosos sostienen la existencia de

culturas originarias ateas.

Nuestro objetivo aquí no es encontrar la respuesta del origen del

Hombre, sino analizar los procesos culturales, fundamentalmente de las

culturas que dieron existencia a la civilización occidental y a las culturas

originarias de Nuestra América, que han desarrollado respuestas a dicho

interrogante en el marco de su espiritualidad. En este sentido, una

respuesta primaria que encontramos en aquellas culturas, es la teoría

sobre la existencia del alma. “Los sonidos emitidos por la voz son los

símbolos de los estado del alma” definió Aristóteles en la Grecia antigua;

y Graciela Chamorro expresa sobre la filosofía guaraní, “Los Guaraní

entienden que todo ser humano es, en su origen, una palabra-alma

soñada, ñe-é”.

Nosotros intentaremos buscar las identidades de los sujetos sociales

históricos, tanto de los invasores como de los invadidos, sobre tres ejes

de análisis que están unidos, que no son tratables por separados: su

historia, su idioma y su espiritualidad.

¿Quiénes eran los españoles?

Ante todo es necesario desmitificar el concepto de raza, ya que el

rasismo parte de considerar la superioridad cultural de un grupo fundado

en su identidad genética, en la herencia biológica, que se percibe

claramente en la apariencia física. “En realidad, la raza, no es tanto un

fenómeno biológico como un mito” (UNESCO, Declaración sobre la raza,

1950). La ciencia desde las investigaciones antropológicas precisa sobre

la existencia de la raza, sin entrar en explicaciones sobrenaturales ni

mitológicas, afirmando que el proceso evolutivo humano se inició en

África hacia el Mioceno y desde entonces se expandió por el mundo

siguiendo un camino; del África paso a Europa, de allí al Asia y luego por

Alaska a toda América. Por ello, Eduardo Galeano, en su libro “Espejo”,

dice, “y ahora sabemos, que todos somos descendientes de inmigrantes

africanos”, interesante para aquellos tan afectos a realizar los árboles

genealógicos, que sepan que la raíz de todos es africana. De aquí que lo

correcto es hablar de etnias.

Conocemos del rasismo hispánico, como de toda Europa, de allí su

etnocentrismo. Tratemos de encontrar su origen en la península ibérica

ya que fue ocupada por distintos pueblos, entre los nativos podríamos

identificar a los iberos, aunque son muy imprecisos los datos, dada la

movilidad y el nomadismo de las tribus originarias. Pero parece ser que

todos ellos vinieron del norte del África, aunque algunos volvieron luego

de haber llegado al centro de Europa como los celtas. Pueblos estos que,

además, tuvieron una distribución territorial en la península que

establecerán identidades culturales, que se mantendrán durante la

romanización.

En la península se establecen claramente dos etapas, la anterior a los

romanos, que nos muestra los primeros asentamientos, que muchos

estudiosos llaman la iberización cultural de la península, y la de romanos,

considerada de romanización.

Con la caída de los fenicios eran los griegos los que estaban en plena

expansión en el mediterráneo y ocuparon el sur de la península itálica,

fundando la llamada Magna Grecia, se apoderaron de Sicilia, de Ceuta y

fundaron Massalia (Marsella), Ampurias y Sagunto en la península

ibérica.

Con la decadencia del imperio griego, este escenario entró en disputa,

entre Roma, Grecia y Cartago. Los romanos derrotan a los griegos

dominando toda la península itálica y luego a los cartagineses.

Los cartagineses habían colonizado la costa meridional de la península

ibérica. En ese territorio tuvieron la resistencia de las tribus íberas, que

allí residían, los layetanos, ausetanos, indigetes, los ceretanos,

oretanos, cosetanos y los airenosinos.

Luego de una larga guerra, sangrienta, los romanos lograron vencer a los

cartagineses en la Segunda Guerra Púnica, ocupando definitivamente las

colonias cartagineses en la península ibérica y constituyeron con ellas,

su primera provincia en el occidente europeo continental, la que

llamaron, Hispania Citerior.

La expansión territorial de los romanos, luego de ocupar las colonias

cartagineses, fue invadiendo toda la península, dividiéndola en tres

provincias. La Hispania Citerior se convirtió en provincia Tarraconense.

El segundo territorio ocupado sería la Beturia, zona que por la identidad

de sus pobladores, a su vez, se dividía en dos, una Beturia celta y otra

túrdula o turdetana. Pero existían otras tribus menores, como los

etmaneos, olbisios, cilbicenos, igletes y una, considerada la más antigua,

la perteneciente a la civilización mítica Tartessica. Los romanos

constituyeron una nueva provincia en esta región, denominándola

Bética. Y luego, el tercer territorio conquistado sería Lusitania,

comprendido entre el Duero y el Guadiana. Este territorio era habitado

por pueblos celtas, aunque hubo otras tribus, pudiéndose destacar a los

vetones, pero la identidad cultural al ingreso de los romanos, era celta. Y

fue llamada por los conquistadores, Hispania Ulterior, primero, para luego

ser denominada, Provincia de Lusitania5.

Es necesario preguntarnos a esta altura ¿cuál es la “raza de los

hispánicos”? Lo primero que debemos reconocer con este andar

histórico, es la pérdida de sustento para sostener la existencia de “raza”

en la construcción humana. Más aún, para los hispánicos que luego de

los romanos vinieron los germánicos (los godos), y simultáneamente,

5 Territorio ocupado las tribus lusitanas. Esta provincia de Lusitania (algo más reducida) será la que se convertirá en el reino de

Portugal, de aquí que a los portugueses se los denominaban “lusitanos”. Pero, culturalmente el pueblo de mayor desarrollo en

esos territorios hacia el norte eran los celtas. El portugués es una lengua latina románica construida sobre la celtica.

aprovechando la decadencia del imperio romano, se metieron los

vándalos, y los suevos, que juntos con los alanos entraron en el norte de

la Hispania ocupando el territorio que fue el último conquistado por los

romanos en la península. Territorio que cuando llegaron los romanos

estaba ocupado por pueblos indoeuropeos de lengua celta, llamados

galaicos, de donde, los romanos, le denominaron, Gallaecia6.

Teniendo en cuenta los tres ejes que sustentan la identidad cultural de un

pueblo (historia, idioma y espiritualidad) son los romanos, sin lugar a

dudas, los que dejaron marcado definitivamente la identidad de la

construcción de los pueblos hispánicos. Y es con los romanos que

podemos decir que nos acercamos a la punta del ovillo del origen de la

civilización occidental y cristiana. Porque la construcción cultural romana

tampoco es de “pura sangre”.

Si desarrollamos la historia de la península itálica no va a ser muy

diferente a la ibérica. Pero, en ese derrotero llegaríamos a los griegos y

aquí tal vez encontraríamos la punta del ovillo. Desde la fundación de

Roma en la región de los etruscos y Latinos, se construyó el imperio de

mayor expansión occidental (Europa) y oriental al incorporar a la otrora

gran Grecia como provincia romana. Su historia es tan parecida a la de

los griegos, que teniendo en cuenta la admiración que los romanos

tenían por ellos, es entendible la asimilación de su cultura, pues

encontramos en ellos una adaptación de muchos aspectos

fundamentales de la cultura griega.

Y desde el Oriente nace el tercer eje (espiritualidad) que de la mano del

imperio romano se expandirá hacia occidente, el cristianismo, convertido

políticamente en religión católica.

Así, la romanización de la península significó la latinización y la

cristianización de la Hispania. La resistencia cultural de los pueblos se

expresa, justamente, en la preservación, de su memoria, de sus

costumbres, de su identidad, de su lengua. Sea cual fuere el nivel de

6 Es el territorio que será posteriormente Galicia. La lengua gallega es también uma lengua latina románica construida sobre la

céltica, por ello es muy parecida al portugués y entre ellos se disputan su origen. Pero em definitiva la estructura linguistica de

ambos es el Latín.

resistencia, por más asimilación cultural que haya en la dominación de un

pueblo a otro en la convivencia, sea violenta o pacífica, se produce una

contaminación cultural. Con el tiempo, más aún si se trata de siglos de

dominación, en ese lugar, es imposible hablar de pureza cultural

histórica. En la Hispania, prácticamente no ha quedado ninguna de las

lenguas prerromanas de los pueblos originarios de la península, la única

que aún pervive es la euskera7. La existencia de escritos en lenguas pre-

romana, dan cuenta de las culturas de los pueblos de la etapa de

iberización, ya que se conservan textos en lenguas, íbera, celta, celtíbera

y tartésica. No obstante, la fuerza desarrollada por la romanización, la

resistencia cultural de los pueblos originarios y sus multitudes arraigadas

construyeron una pluriculturalidad expresada en sus lenguas romances

regionales que aún perviven como el gallego y el catalán. El castellano,

lengua romance nacida en la región de Castilla, es la que se convertirá

en el idioma del reino de España debido al predominio del reino de

Castilla en la unificación monárquica hispánica.

La gran latinización ibérica, se debió a la expansión política del Derecho

romano y a la cristianización del imperio romano, convirtiéndose de esta

manera el latín en la lengua de las normas que regían la vida de los

pueblos, no solo de la política sino de la religión. La relación entre política

y religión marca la identidad de la civilización occidental que nace con la

división del imperio romano en occidental y oriental.

Fue Constantino I quien inició la división del imperio romano al vencer al

co-emperador romano Licinio, transformándose en el hombre más

poderoso del Imperio, decidiendo trasladar la capital del imperio a

Bizancio (antigua ciudad límite entre Asia y Europa) con el nombre de

Nueva Roma en el año 330. Posteriormente esta ciudad sería bautizada

Constantinopla (actualmente Estambul). Emprende una refundación del

imperio sobre la base de una cultura grecorromana y construye el inicio

de la unidad teológica del cristianismo y la cultura teocrática cristiana

patriarcal.

La construcción de la Nueva Roma de Constantino significó la

constitución del imperio con dos cabezas y aunque las caras eran 7 El idioma de los vascos. De aquí la existencia de los movimientos independentistas en el “país Vasco” en España.

parecidas (foro, capitolio y senado), las dos Romas se diferenciaron

culturalmente, aunque ambas eran unitarias política y religiosamente,

pero una se fortaleció sobre la base latino-romana y la otra sobre la

griega.

Es importante conocer la cristianización del imperio romano con

Constantino I, aunque era sacerdote superior de la religión Mitraica,

como la mayoría de los emperadores romanos anteriores, sin embargo,

con el objetivo de consolidar la unidad política de su gobierno intervino

decididamente en la disputa entre los distintos grupos cristianos

promoviendo los Concilios y asumiendo sus resoluciones en el imperio.

Así fue desde el Primer Concilio de Nicea donde el catolicismo determinó

la persecución a la creencia sostenida por el sacerdote Arrio, declarando

al arrianismo8, herejía.

Después de la muerte de Constantino la división política del imperio

resultaba inevitable dada sus diferencia culturales. Su tercer sucesor,

Teodosio I apeló al cristianismo, declarándola (Edicto de Tesalónica en el

381) como única religión del imperio, en su intento de mantener la

unificación política.

La iglesia católica, con los Concilios, fue destruyendo cada una de las

líneas teológicas opositoras a la construcción cristologica asumida por

ella. Las controversias estaban en la consideración del carácter divino de

cristo en Jesús (la concepción de la trinidad católica); por ello, desde el

cristianismo católico se convocaba a los concilios, donde más que

conciliar enjuiciaban a quienes teologizaban en contra de su concepción,

y en los que resolvían determinar el carácter de herejía a las líneas de

pensamiento opositoras.

A la muerte de Teodosio quedó definitivamente dividido en dos el imperio

romano y el catolicismo se fue construyendo en las iglesias de ambos

imperios, tanto oriental como occidental, hasta que se produce el cisma,

la división entre, la iglesia católica romana con su máxima autoridad el

8 Importante a tener en cuenta es que los visigodos habían asumido, antes de su invasión al imperio romano, el cristianismo de

Arrio y aún después del Concilio de Nicea. Cuando ocuparon Hispania lo seguían practicando.

Papa (en Roma) y la iglesia católica Ortodoxa con su autoridad el

Patriarca (en Constantinopla).

El Oriente se convertirá en Imperio Bizantino hasta que Constantinopla

caerá en manos de los otomanos en 1453. Todo este proceso, es

estudiado en la cultura occidental como la “Edad Media”, en el que todos

acuerdan en fijar su inicio con la caída del imperio romano pero difieren

en su finalización, ya que algunos consideran como fin el “descubrimiento

de América” en 1492 y otros la establecen con la caída del imperio

Bizantino en 1453; de todas maneras, fueron mil años que se

caracterizaron, por la cristianización católica, la conformación de los

imperios teocráticos y la confrontación de los reinos teocráticos

cristianos occidentales contra el creciente imperio musulmán, también

teocrático, de los califatos islámicos9.

Veamos cual es la historia de la conformación del sujeto hispánico de los

reinos conformados con la caída del imperio. La historia de la hispanía10

convertida en dos reinos (Portugal y España) es la historia de conquistas

y reconquistas de los pueblos, como vimos anteriormente, por la disputa

de sus territorios y las consecuentes construcciones culturales que

concluyó en la actual España plurinacional de Estados Autónomos.

Con la caída del imperio romano en manos de los germanos, la

península ibérica fue invadida por los visigodos, quienes unificaron la

hispania en un reino11

, estableciendo su capital en Toledo durante tres

siglos.

Los musulmanes se expandieron por el oriente hasta ocupar la propia

Jerusalén, la tierra Santa, judía y cristiana. Ante este hecho, desde el

papado de occidente se convocó a la recuperación del santuario perdido

y a estas campañas se les dio en llamar las cruzadas, definidas como

Guerras santas que consistieron en campañas organizadas por órdenes

militares-religiosas, financiadas y conducidas por los reinos cristianos

9 Mahoma trasnitía oralmente las revelaciones y uma vez fallecido em el año 632, sus seguidores comenzaron a reunir las

revelaciones y durante el Califato de Utman ibn Affan tomó la forma de un libro, el Corán (libro sagrado del Islam).

10 Hispania significaría “tierra de conejos” denominación que tendría origen fenicio. Los romanos asumieron esta denominación

cuando la conquistaron convirtiéndola en provincia...

11 El reino visigodo estaba compuesto por feudos en toda la península. Aquí encontramos el origen del feudalismo hispánico

unificados por una monarquía.

occidentales, que bajo el estandarte de la “Cruz” construyeron la mística

de la reconquista cristiana por recuperar su Tierra santa perdida en

manos del imperio musulmán.

Pero la expansión musulmana se había iniciado antes hacia occidente

desde el norte de África pasaron por el estrecho de Gibraltar a la

península ibérica en el 711. El reino visigodo debilitado por disputas

internas fue invadido en solo siete años por los musulmanes, quienes la

convirtieron en un Califato con sede capital en Córdoba. Estos nuevos

invasores dividieron la península en cuatro partes: Al-Andalus, Toledo,

Mérida y Zaragoza.

La Reconquista fue iniciada por Don Pelayo, quien defendiendo el feudo

asturiano lo convirtió en reino con la idea de restaurar el reino visigodo

perdido. Ocho siglos duró la reconquista de la península y desde la

resistencia en los antiguos feudos se fueron conformando reinos en los

territorios que eran reconquistados.

En el siglo XI, ya habían logrado constituir los reinos de Castilla y León,

el reino de Navarra, el reino de Aragón y el Condado de Barcelona; el

Califato de Córdoba había desaparecido y el territorio que quedaba en

manos de los musulmanes se había dividido en reinos Taifas. Y en el

1230, los musulmanes, sólo resistían con un reino-taifa, el de Granada.

Por la reconquista, se fueron fortaleciendo cuatro reinos: Castilla y León,

Aragón y Cataluña, Portugal y Navarra. Es importante entender que toda

la Reconquista hispánica se hizo bajo la caracterización de guerra santa

de las cruzadas.

El reino de Portugal se independiza, se asume totalmente autónoma y

como tal se lanzó a los mares en búsqueda de su desarrollo comercial

hacia el oriente.

Los reinos de Castilla y Aragón se unificaron con el casamiento de sus

reyes que eran profundamente católicos y ambos logran recuperar luego

el reino-taifa de Granada en enero de 149212

; a partir de aquí, los reyes

católicos se lanzaron también a los mares.

Para entender la compleja historia de la Hispania, desde la ocupación

romana, cuando se conforma como una provincia13

del imperio, resulta

imprescindible desarrollar la historia política que dejó la cultura romana

en la península ibérica. La provincia nació como administración

republicana14

porque los romanos eran republicanos pero su gran

desarrollo imperialista fue basado en el sistema de la Esclavitud. La

caída del imperio define la transformación del sistema, de la esclavitud

por el Feudalismo que se desarrolla con los reinos germánicos en el

occidente, del que surgirán las monarquías de origen latino. Pero es

importante reconocer en origen republicano en sus dos tradiciones

griegas, la oligárquica y la democrática.

“En algunas póleis griegas, y señaladamente en la Atenas posterior al

461 antes de nuestra era, triunfó el programa democrático revolucionario

del mundo clásico: 1) gea anasdesmos (redistribución de la tierra); 2)

kreon apokopé (supresión de la esclavitud por deudas); y 3) sufragio

universal acompañado de remuneración suficiente (misthon) para los

cargos públicos electos.

Democracia significaba para los griegos “gobierno de los pobres libres”,

y venía de la extensión de la libertad”15

. Esto será de fundamental

importancia a tener en cuenta en los procesos revolucionarios de

América Latina contra el absolutismo imperial de las monarquías

europeas; pero muy especialmente en la identidad política presente en la

construcción de la liga de los pueblos libres.

La Monarquías teocráticas occidentales fueron constituidas con la

identidad germano-romana católica. Y en medio del enfrentamiento

político religioso entre los imperialismos teocráticos del occidente

12 A partir de aquí, asumiéndose triunfadores de la Reconquista hispánica, inician un proceso de reconstruir la unidad

monárquica española. En 1512, conquistaron Navarra constituyendo el reino imperial de España. De los procesos históricos, la

vieja Hispania quedaba dividido en dos reinos con identidad latina, España y Portugal. Ambas lenguas son latino románicas.

13 Del Latin pro-vinci que significa “administración de los vencedores”.

14 La República deviene de los griegos que latinizada por Ciceron se constituyó la tradición republicana de los romanos. De res-

pública significa la cosa pública, la propiedad pública, “lo que es del pueblo”

15 “Propiedad y libertad republicana” de Antoni Doménech y Daniel Raventós.

cristiano y el oriente islámico, se desarrolló la Reconquista de la

Hispania. La reconquista de la Hispania fue un proceso lento y confuso

que duró ocho siglos que fue marcando la frontera entre ambos imperios.

En todo este proceso, es para destacar que en la península los territorios

bajo dominio de los musulmanes convivían las comunidades cristianas,

manteniendo su religión, idioma y leyes propias. Lo mismo ocurría en los

territorios que eran recuperados por los reyes cristianos, los musulmanes

continuaban viviendo, lo cual generó una convivencia intercultural

importante entre musulmanes y cristianos. Además, junto con estas dos

culturas, también coexistía la judía que por su actividad primordial, el

comercio, sabían el árabe, el latín y el castellano, además de su lengua

hebrea. Por esto, cumplieron un papel importante en la traducción de

textos a los diversos idiomas.

La convivencia de las tres culturas en la Hispania, se tornó intolerante en

la realidad europea como consecuencia de la importancia política de las

cruzadas. Los Reyes Católicos, de Castilla y Aragón, luego de vencer

definitivamente a los musulmanes recuperando Granada, expulsan ese

mismo año al rey Boabdill, de la dinastía Nazarí, continuando luego, con

la expulsión de los judíos. De esta manera transforman aquella

convivencia cultural en intolerancia religiosa.

La vida multicultural española resultaba incomprensible para el

catolicismo europeo, la cual era muy cuestionada y empezó a ser

considerada, en Europa, una sociedad contaminada, impura.

A tal punto fue el desprecio que recibían los españoles por parte de los

reinos cristianos del resto de Europa, que se los consideraban pueblos

bárbaros, definiéndolos como medio judío y medio musulmán,

sospechados de infieles.

La reacción de los reyes católicos fue tomar la decisión de realizar una

profunda cristianización en la península hispánica, resolviendo realizar

una limpieza de infieles, apuntando principalmente a los conversos16

;

esta decisión fue de tal magnitud que los reyes fueron “más papistas que

el Papa”, generando una persecución religiosa sin precedentes. De esta

16 La expulsión de musulmanes y judios fue a todos aquellos que se negaban a convertirse. A los judios conversos se los llamaba

“marranos” y a los musulmanes convertidos al cristianismo, “moriscos”.

manera fueron construyendo la identidad fundamentalista católica que

motivaron la creación de una institución de característica fascista como el

“Estatuto de Limpieza de sangre”.

Los españoles inventan la “sangre cristiana”

En el caso de la Hispania, resulta absurdo siquiera pensar en la

posibilidad de asumirse como una etnia de pura sangre, pero a partir de

su constitución como “nación española” y su fundamentalismo católico,

se inventaran una raza o algo parecido, la raza cristiana, constituida a

través de la Limpieza de sangre.

Los Estatutos de Limpieza de sangre fueron no solo una acción legal de

discriminación hacia las minorías de marranos y moriscos, sino un

mecanismo de construcción racista que ante la inexistencia de una

identidad étnica hispánica, basaron su nacionalización en el unitarismo

religioso.

La nacionalización implicó la unidad política de los reinos hispánicos,

creándose el Estado español bajo el régimen monárquico de los reyes

católicos. Algo que impactará en la colonización de América, fue la

supremacía política de Castilla en la monarquía hispánica, muy

significativa culturalmente ante la adopción de la lengua castellana como

idioma nacional. Podemos decir que la nacionalización de España17

fue

la castellanización de la Hispania.

Lo que nos interesa analizar es el proceso de cristianización católica

como identidad nacional, de donde surgen los “linajes hispánicos”. Los

Estatutos de limpieza de sangre consistían en exigir para el ingreso a

instituciones, para los cargos públicos, para el ingreso a una orden

religiosa-militar, para las casas de estudios, etc., el requisito de

descender de padres que pudieran probar descendencia de cristiano

viejo.

17 España es la constitución de un Estado Nación, pero culturalmente es un Estado plurinacional.

Generalmente, las probanzas se demostraban con testigos y sus

declaraciones firmadas ante escribano. Estos testigos debían dar fe de

conocer al solicitante, de su buen nombre y de su “pureza de sangre” de

acuerdo a lo establecido en las reglamentaciones de la institución en el

que pretendía entrar.

Algo importante y decisorio era no poseer antecedentes con la

Inquisición, tanto él como su familia por las generaciones requeridas en

el reglamento del Estatuto que en algunos casos llegaban hasta la

necesidad de investigar siete generaciones, aunque el común eran

cuatro. Lógicamente que existen antecedentes de casos cuestionados en

su veracidad, donde la sospecha de pagos de dinero con el fin de

transgredir los Estatutos, comprando voluntades testimoniales y de los

comisionados a la investigación, aunque los testimonios falsos eran

motivo de inquisición.

Así fue construido la identidad de los linajes españoles partiendo del

invento de la existencia de “sangre cristiana”, a falta de “raza” propia

crearon la “raza cristiana”. Durante el siglo XVI, los Estatutos de Limpieza

de Sangre, fueron puestos en vigencia sucesivamente por todas las

congregaciones religiosas, militares y civiles.

Cada institución implementaba su propia reglamentación de probanza de

la limpieza de sangre, eran variables las cantidades de generaciones que

debían transcurrir para considerar que un individuo era “limpio”, pero en

algunos casos, principalmente en las ordenes militares-religiosas, no solo

se refería a probar la ascendencia cristiana sino que el Estatuto era

utilizado para la determinación de “linaje” que incluía “limpieza laboral”,

no debiendo tener ascendientes campesinos, artesanos, es decir, de

profesiones consideradas propias de servidumbre.

Los objetivos iniciales de estas reglamentaciones fue impedir a los judíos

conversos y a sus descendientes, ocupar puestos y cargos en diversas

instituciones, que podían ser de carácter religioso, universitario, militar,

civil o gremial. Tiempo más tarde los Estatutos se extendieron a los

moriscos y luego también a los protestantes.

El Estatuto de Limpieza de Sangre marcó la conformación de la identidad

española que otorga demasiada importancia a la genealogía, a los

linajes, a la idea de la “cuna noble” de las personas, en definitiva, a una

sociedad de privilegios clasistas, de armados nobiliarios y eclesiásticas.

Un exagerado aprecio por los títulos de nobleza y los escudos de armas,

y también, el afecto a asumir la idea de superioridad humana

característico del racismo, basada en la jerarquía eclesiástica católica

nacida y sustentada con la sociedad política religiosa de las teocracias.

Los Estatutos de Limpieza de sangre alimentaron la conformación de las

órdenes religiosas – militares y el surgimiento de los “linajes de

caballería” que son el símbolo del romanticismo y el absurdo político de

lo caballeros, caracterizado en el Quijote de la Mancha. La identidad de

este sujeto, entre romántico y aventurero, es el que se representa en la

mitología de los conquistadores de Nuestra América, el a aventurero

supera al romántico convirtiéndose en su mayoría en solo un perverso

ambicioso. No pocos, solo debido al aporte de riqueza que robaron para

la corona fueron premiados con títulos de nobleza. Las familias

hispánicas buscaban como progreso social y económico superar los

Estatutos de Limpieza de Sangre para obtener cargos públicos

relevantes y también eclesiásticos.

El crecimiento estructural del poder religioso católico fue constituyendo

una nueva clase política social. El clero se convirtió en una clase social

que se fortaleció como poder real, como grandes propietarios de medios

productivos, con el dominio del sistema educativo, colegios, institutos,

monasterios, universidades; con todo ello se constituyó en lo que fue

denominado, el “segundo Estado”.

Los invasores invocaron Derechos

Desde el inicio, la corona de castilla, para la Dominación territorial en el

nuevo continente hallado, invocó los Derechos por Donación Pontificia y

el Derecho de Conquista, unificando ambos derechos en el fundamento

de Justa Guerra. Este fundamento, surge de las concepciones religiosas

de la época, que consideraba como justa la lucha emprendida contra los

infieles y como tal, el derecho de ejercer el poder temporal sobre ellos y

sus bienes.

Por supuesto que aquí hicieron la interpretación, de este supuesto

derecho definido en la cultura europea occidental y cristiana, al gusto e

interés del imperio. Primero considerando “infieles” a los pueblos

originarios, a los que llamaron indios18

por su creencia de haber llegado a

la India; segundo, mal pudieron considerar “guerra santa” a su invasión

conquistadora contra pueblos que desconocían por completo el dogma

cristiano y que además, en ningún caso expresaron interferir en la vida

de la Cristiandad, por el contrario, fueron ellos los que violentaron la vida

espiritual de los originarios.

Los reyes católicos, continuaron con la “reconquista”, ahora conquistando

las nuevas tierras “descubiertas”, fundamentando su derecho de dominio

sobre las denominadas “Indias”, en la donación o reconocimiento

otorgado por el Papa Alejandro VI, en las bulas del 3 y 4 de mayo de

1493 (que provocó el reclamo de Portugal). La demostración práctica del

sentido del poder teocrático es que el derecho invocado19

, parte de la

autoridad atribuida al papado, reconocida por los reinos cristianos de la

Europa occidental, en su carácter de vicario de Cristo. Por cierto que

desde los principios mismo de la doctrina cristiana, estas atribuciones y

facultades del Papa son absurdas como fundamento del Derecho a la

propiedad.

Más aún, entendiendo la universalidad en cuanto igualdad humana, estas

políticas de poder temporal contrastan con los principios y valores

mismos del cristianismo, pues toda jerarquización genera privilegios que

asociado a la “apropiación” de riqueza genera el círculo vicioso

(expresado por los pensadores griegos y romanos), que degenera todo

sistema político de gobierno provocando el desarrollo de tiranías,

oligarquías y demagogias, profundizando consecuentemente las

desigualdades sociales.

18 Al principio ni siquiera fueron considerados humanos.

19 Derecho que consistía en la facultad del Papa de repartir entre los príncipes cristianos las tierras ocupadas por infieles a fin de

propagar la fe Católica.

Privatización de la conquista

La relación confusa de la propiedad pública con la propiedad privada

presente en las tiranías u oligarquías, se expresa en el proceso de la

conquista con la utilización del Adelantazgo. La necesidad del

financiamiento de la conquista les hizo, a los reyes católicos, requerir de

la “inversión privada”, dado que el gran emprendimiento de conquista y

saqueo de las riquezas de “las Indias”, demandaba cuantiosas sumas

que los reyes no tenían. En Europa, los imperios enfrentaban dificultades

económicas-financieras debido a la conflictividad permanente por la

hegemonía entre ellos, por el dominio del círculo vicioso de las

ambiciones de poder y de riqueza.

Fue en la Reconquista española que se creó la institución del

Adelantado20

cuya mayor importancia o la más apetecible era el de

repartir tierras del territorio conquistado entre los nuevos pobladores

cristianos.

En el caso de la conquista de América transformaron el Adelantamiento

en un contrato de concesión. Se determinaba un territorio a colonizar

creando el Adelantazgo y se licitaba el cargo de Adelantado en base al

proyecto de conquista y colonización para dicho territorio. Por supuesto

que las condiciones de participación eran para la nobleza, alta o baja,

pero lo que definía el otorgamiento era la magnitud del proyecto

relacionado con el grado de inversión privada, motivado en el propósito

principal, la explotación (saqueo de riqueza) de los territorios

determinados.

El motor generador de dicha explotación, sin dudas, estaba motivada por

el enriquecimiento del inversor. Por supuesto que todo proyecto

conquistador y colonizador debía hacerse cubriendo las condiciones de

la teocracia, los proyectos debían cumplir con el fin de civilizar y

evangelizar. Poder que se centraba en administrar la riqueza de lo

20 El Adelantado consistía en un oficial de la Corona castellana, generalmente un Caballero, a quien se le otorgaban

competencias judiciales y gubernativas sobre una circunscripción determinada (reconquistada), era representante directo del

monarca estableciendo la extensión del reino, gobernado por un delegado de la corona.

conquistado, para unos era el interés del enriquecimiento personal, para

otros, el financiamiento de la guerra santa. Esta es la historia fundacional

de la nueva cultura en el continente conquistado, sintetizado en la triste

frase popular de “hacerse la América” es enriquecerse.

El avance en nuestra región

También buscaron el camino a las riquezas navegando hacia el sur.

Con esta búsqueda dieron comienzo a otra historia, la disputa

conquistadora entre los dos imperios ibéricos, España y Portugal.

Esta competencia por la apropiación de nuevas tierras y por quién

encontraba el camino más fácil para llegar a los apreciados minerales, el

oro y la plata, exigió una revisión de lo resuelto por el papa Alejandro VI,

y logró que los españoles acordaran establecer una línea imaginaria a

370 leguas al oeste de las islas Azores por el tratado de Tordecillas

La necesidad de buscar un camino más accesible para facilitar la

explotación de las minas del Perú hizo que la Corona, nuevamente apele

al sistema de “inversión privada”, para armar una expedición lo

suficientemente importante que sea capaz de tomar posesión efectiva de

los territorios de la región, que garantice el dominio de la explotación de

sus riquezas en forma permanente, instalando principalmente un buen

puerto, el más adecuado para garantizar el saqueo. Este cometido

implicaba la necesidad de establecer poblaciones estables, por esto la

conquista de la cuenca del Río de la Plata21

nació directamente con el

Adelantazgo creado por Carlos V y su objetivo fue la colonización.

El ganador de la “licitación” fue Pedro de Mendoza, quien emprendió una

de las empresas de mayor envergadura que partieron desde la península

ibérica hacia el continente americano. El proyecto exigía al Adelantado,

trasladar a estas tierras por lo menos mil personas, que serían los

primeros inmigrantes de la región. Mendoza se lanzó con todo,

pretendiendo cumplir con los objetivos en un solo y único viaje,

transportando más de mil almas entre pasajeros y tripulantes. Se cree

21 Su denominación es clarificadora de las intenciones de las expediciones españolas a la región.

que el motivo por el que se embarcó en esta aventura tan riesgosa fue

por la enfermedad que aquejaba a Mendoza, sífilis, del que era

consciente y por lo tanto que no tenía mucho tiempo de vida.

Pedro de Mendoza, Caballero de la Orden de Alcántara y de Santiago

fue el Primer Adelantado del Río de la Plata con solo 36 años y falleció al

regresar en 1537 de su misión que duró dos años.

Primera fundación en la cuenca del Guaray

Pedro de Mendoza desembarcó en la Boca del Riachuelo, donde el 2

de Febrero de 1536 fundó el Puerto de Santa María del Buen Aire, su

intención fue fundar una ciudad, no solo de levantar una fortaleza.

Al poco tiempo de instalado el fuerte comenzó el conflicto con los

originarios de la zona. Fueron dos culturas bien definidas que confluían

en ese entonces en la región, la de los pámpidos, que avanzaron de la

región pampeana hacia la cuenca, y la de amazónicos, que llegaron

bajando por los ríos.

En las inmediaciones del nuevo fuerte emplazado, habitaban los

aborígenes Querandíes (pámpidos), que se desplazaban por las costas

del Río Paraná y Río de la Plata. En las islas del Delta se hallaban las

avanzadas de los guaranís (amazónicos), quienes llegaron navegando

por el río desde el alto Paraná y por el río Uruguay.

Los expedicionarios tomaron contacto con estos naturales,

especialmente con los querandíes de quienes obtuvieron a cambio de

rescates, alimentos de carne y pescado principalmente. Pero la escasez

de alimentos para tanta población fue el problema crucial.

Concluidas las expensas que traían en los barcos, debieron recurrir a la

caza y a la pesca y a los alimentos que les proveyeron en un principio los

querandíes, pero éstos, ante la imposibilidad material de abastecer

tantas bocas y cansados de los reclamos de los españoles, después de

catorce días se retiraron dejando librados a su suerte a los pobladores.

Mendoza envió varias comisiones en su busca para exigirles la entrega

de provisiones, todas con resultado negativo. Unas fueron corridas por

los querandíes; otra, más numerosa, se internó por las islas del Delta en

busca de los guaraníes, pero éstos, también distancia de ellos.

Algo interesante a destacar es que aquí se conoce la primera unión de

pueblos originarios en la región para enfrentar a los invasores. El

Adelantado envió a su propio hermano Diego de Mendoza con 40 jinetes

y 300 infantes en busca de nativos, con el objetivo de tomar rehenes y

exigirles a cambio alimento. Los hallaron cuatro leguas al norte, cerca del

actual río Luján. Pero los indígenas, querandíes y guaraníes, estaban

enfrente a los invasores dispuestos a dar pelea. Según Schmidel22

, el

número de originarios agrupados llegaba a cuatro mil. El encuentro fue

violento y los españoles se quedaron en el terreno sufriendo muchas e

importantes bajas, entre ellas el mismo Diego de Mendoza y los

Capitanes Carlos Medrano y Pedro Luján, ante la retirada de los

originarios, pero sin lo que buscaban.

El hambre hizo estragos, muchos perecieron, otros se comieron algún

caballo y tuvieron el patíbulo por castigo; hubo quienes cometieron actos

de antropofagia con los cadáveres. No obstante la crítica situación, los

sitiados pudieron rechazar todos los ataques de los sitiadores. Según

Schmidel en los ataques, además de los querandíes, intervinieron

guaraníes, charrúas y chaná timbúes; toda una confederación de los

originarios del bajo Paraná, río Uruguay e islas del Delta, esta sería una

demostración de unidad de los pueblos que expresaban su convivencia

en la región.

En su desesperación por obtener recursos económicos, encomendaba a

Ayolas23

que sí se encontraba con Almagro o Pizarro en uno de sus

viajes, negociara su renuncia a las tierras que le había sido otorgadas

por las capitulaciones, a cambio de ciento cincuenta mil ducados, que

podían rebajarse a cien mil, "si no vieres que hay otra cosa que sea más

en mi provecho no dejándome morir de hambre".

Ayolas desapareció en su búsqueda del camino al Perú. Quien lo

reemplaza fue Martines de Irala, Mendoza ya había emprendido su vuelta

a España.

Para entender este tiempo de conquista y colonización en la región del

Guaray, debe conocer quien era Domingo Martínez de Irala. Este

22 Cronista que viajó con la expedición.

23 Su Segundo que había subido por el río Paraná en búsqueda

personaje, era un pasajero del montón que se embarcó en la expedición

de Pedro de Mendoza; en el momento de zarpar. No estaba en la lista de

Caballeros, de los que vinieron para ocupar cargos de jerarquía, sin

embargo fue escalando posiciones hasta convertirse en uno de los

conductores de los sobrevivientes de la expedición, llegando finalmente

al cargo de Gobernador del Paraguay, luego de la desaparición de

Ayolas.

Por el cronista se conoce que a pesar de que la relación con los nativos

payaguás era cordial y recibían de éstos todo el alimento que

necesitaban, al poco tiempo, los españoles comenzaron a maltratarlos,

abusándose de las indias. Esto provocó la reacción indígena, que explotó

cuando Irala violó a la hija de un cacique. Indignados los payaguas,

rompieron relaciones y privaron a los invasores de todo auxilio, situación

que determino a Irala de irse del lugar y bajando unas leguas por el río

llegó a tierra de los guaraníes.

Fundación de Asunción la ciudad madre de la región

De la expedición desorientada por la desaparición de Ayolas, al

comando de un bergantín, Juan de Salazar, acordó con un cacique

lugareño la fundación de un asentamiento poblacional y el 15 de Agosto

de 1537 construyó una fortaleza o casa fuerte en ese lugar, a la que

denominó Nuestra Señora de la Asunción en honor a esa festividad de

la Virgen María. Esta simple fortificación se convertirá en la Ciudad de

Asunción, la ciudad madre de ciudades de la región, además, será la

única que sobrevivirá de todas las establecidas por la expedición del

Adelantado Pedro de Mendoza. Pasados unos años, en las últimas

décadas del siglo XVI, de Asunción partirían las expediciones que

fundaron Santa Fe en 1573, Buenos Aires en 1580, Concepción del

Bermejo en 1585 y San Juan de Vera de la Siete Corrientes en 1588.

Los treinta pueblos misioneros guaraníes-jesuitas

En la región de la cuenca del Guaray24

existió una experiencia diferente

dentro del sistema Colonial. Durante casi un siglo y medio la orden

religiosa, Compañía de Jesús, fundó treinta Pueblos misioneros con

comunidades guaraníes. Los Jesuitas en su campaña de evangelización

en América, en esta región desarrollaron un proyecto muy particular,

logrando que la corona española les conceda una excepción, dentro del

sistema colonial, con el objetivo de llevar adelante su misión

evangelizadora con los guaraníes.

La propuesta jesuita fue constituir los pueblos misioneros conformando

ciudades, unificando unas cinco comunidades guaraníes, organizadas

bajo la tradición política y económica de los guaraníes a cambio de que

éstos asuman la espiritualidad cristiana.

De esta manera, los jesuitas apostaron al sometimiento cultural de los

guaraníes imponiendo su religión católica. La sociedad, entonces, se

regía de acuerdo a los principios y valores cristianos que eran impuestos

por la autoridad católica, minimamente eran dos sacerdotes por pueblo,

los que asumían el poder de la Justicia.

Los Pueblos-ciudades eran exclusivamente guaraníes, se hablaba solo

su idioma y la propiedad era comunitaria como la concebían los

guaraníes, de economía absolutamente solidaria.

Sin dudas que éste fue un proyecto controvertido, aún hoy muy discutido,

entre quienes reivindican el cristianismo como proceso de “humanización

occidental” de los guaraníes y los que cuestionan la evangelización como

aculturación de los pueblos originarios. De todas maneras, ambas

posturas están inmersas en la discusión sobre el proceso histórico de la

propia “civilización occidental y cristiana”.

Desde, la cultura guaraní, la discusión se enmarca en la resistencia

cultural originaria, en la lucha histórica por la liberación indígena.

24 Cuenca del Guaray, denominación guaraní de la Cuenca del Río de la Plata dada por la Profesora Asela Liuzzi. La cuenca de

los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay y que unen sus aguas en el Río de la Plata, fue definida acertadamente como “aguas del

guaran”.

Tal vez sirva a este debate la experiencia personal de un anciano

quechua que me contó con serena sabiduría que “siendo pequeño, sus

padres le enseñaban en el seno de su hogar, su idioma y con su lengua

les transmitían los principios y valores de su cultura originaria, todo lo

cual se sustentaba en la gran espiritualidad de su pueblo. Pero al mismo

tiempo, no entendía porque fuera de su casa, sus padres cumplían con

los ritos de la iglesia católica, hasta que un día, viendo que su padre

participó como de costumbre de la procesión y portó sobre sus hombros

la imagen de un santo, decidió interpelarlo; así, una vez que tuvo la

oportunidad de estar solo con él en su casa, le preguntó: ¿porque se

comportaba como un servidor de la religión que violentó su espiritualidad,

su cultura, que con tanto orgullo y convicción le enseñaba? A lo que su

padre mirándolo a los ojos y tomándolo de los hombros le respondió:

para que sobrevivas hijo, lo hacemos para que ustedes puedan

prepararse para ser libres, porque va llegar el tiempo de ser libres”.

Es difícil entender como se resuelve tan tremenda conflictividad cultural

provocada; más aún cuando desde la colonización ya no se trató solo de

invasores e invadidos sino de la existencia de nuevos sujetos que, sea

por amor o por violación, nacieron como consecuencia de las relaciones

entre ambos, una nueva multitud criolla y mestiza que fue conformando

la compleja construcción latinoamericana.

La situación en la región era compleja, los guaraníes estaban siendo

acorralados. Los portugueses esclavistas ya habían sometido a los tupí-

guaranís de la región atlántica y avanzaban sobre los guaraníes del

Guayrá. Las incursiones desde Asunción eran rechazadas o se corrían

hacia la selva.

Esto, originó un mito trascendente de esa realidad, la del profeta rebelde

Oberá que predicaba resistir desde su espiritualidad guaraní y convocó al

levantamiento. Pero, resolvió internarse en la selva del que nunca volvió

evitando más derramamiento de sangre, dicen que se fue en busca de la

tierra sin mal.

El interrogante de muchos, aún hoy, es porque los guaraníes aceptaron

incorporarse al proyecto misionero jesuita ya que la construcción de cada

pueblo-ciudad fue voluntaria para las comunidades guaraníes con solo

dos curas por pueblo. No todos los pueblos guaraníes de la región se

sumaron, hubo resistencias y muchos se mantuvieron en sus territorios,

en sus habitad de la selva y monte. Pero, entendiendo las agresiones

permanentes que sufrían los pueblos guaraníes era por lo menos

razonable aceptar una propuesta que de los tres ejes culturales de

dominación (historia, idioma y espiritualidad) a los guaraníes le

respetaban su historia (su forma política económica) y lo más importante

para los guaraníes su idioma.

Aquí vemos claramente la diferencia sustancial de la cultura guaraní con

los españoles y portugueses, el concepto de propiedad de los

occidentales.

Recordemos que la invasión nace invocando un derecho a la propiedad

por mandato divino, proceso histórico de apropiación que fue dando

identidad a los sujetos propietarios relacionados directamente con el

poder político, sustento, más que ideológico, filosófico de la civilización

occidental.

Debemos partir de la constitución de la sociedad occidental basada en la

organización de la familia. La institución familiar de carácter paternalista

constituye la base estructural de la civilización occidental que es

determinante en la diferencia de clase, en las desigualdades sociales,

consecuente con fractura social generada por la propiedad surgida con el

“derecho privado” de familia. Es importante desmenuzar esta estructura.

Pues allí encontramos el origen de la pérdida de libertad. Familia viene

de famuli que significa siervos-esclavos, es decir “los siervos del

patriarca”, del jefe de familia. Estructura que intentaron imponer los

jesuitas a los guaraníes, pero, no el de propiedad privada.

La importancia de la Palabra

Para los guaraníes la Palabra es todo como bien dice Bartomeu Meliá.

De aquí la importancia de la decisión de la compañía de Jesús de que en

los pueblos misioneros guaraníes solo se hable guaraní. Su gran desafío

fue imponer la cultura cristiana con la propia lengua del pueblo guaraní.

Los curas jesuitas estudiaron la lengua y enseñaban el evangelio y sus

principios sociales, en guaraní.

Fue un desafío enorme teniendo en cuenta el significado filosófico de la

lengua para los guaraníes. Porque tal como lo expresa Graciela

Chamorro en su trabajo publicado en “La Buena Palabra. Experiencias y

reflexiones religiosas de grupos guaraníes” se puede afirmar que el

elemento central de la experiencia religiosa y del discurso religioso de los

pueblos guaraní es la “palabra”. “Los términos ñe'ẽ, ayvu, ãng y asy —

traducidos por “palabra”— poseen, sobretodo, una esencia espiritual y

abren caminos para entrar en el pensamiento indígena e intentar

describir la forma en que ellos traman y dimensionan su vida hacia lo

trascendente”.

“Los Guaraní entienden que todo ser humano es, en su origen, una

palabra-alma soñada. La palabra-alma, ñe’ẽ, ayvu, es un elemento

constitutivo del ser humano, es su palabra divina y divinizadora”.

Es importante entender la filosofía guaraní, en cuanto a su convicción de

que el alma se realiza con la vida de cada guaraní y el modo de

realizarse es su decir. Así la historia del guaraní es la historia de su

palabra, los guaraníes son sus palabras.

Bartomeu Meliá lo expresa en su libro Elogio de la Lengua Guaraní

(Centro de Estudios Paraguayos "Antonio Guasch", Asunción/1995), “El

arte de la palabra es el arte de la vida. En posesión de un hombre, que

mantiene el fluir de su decir, cada indio guaraní puede desarrollar su

personalidad mediante la palabra. Al ideal del hombre y la construcción

de su prestigio corresponde la obra poética. Se espera de un guaraní que

será un chamán, un profeta y un poeta. Cada guaraní es considerado y

apreciado no según sus cualidades corporales ni según sus riquezas

materiales sino según los "cantos" que posee. La manera como se

expresa da la medida de lo que él es”.

“El lenguaje no era sólo el medio para comunicarse entre los hombres

sino principalmente para comunicarse con la Divinidad. Lo original de la

religión Tupí-guaraní - nos dice Lucía Gálvez – es la identificación del

alma con el concepto de la palabra y todo lo que esto implica en cuanto a

la valoración del lenguaje como medio de comunicación con lo

sobrenatural y con el propio perfeccionamiento”.

Desde los primeros contactos con los guaraníes y aún los estudiosos de

nuestro tiempo, todos los análisis sobre la cultura guaraní son

controvertidos respecto a su espiritualidad. Posiciones, desde el

eurocentrismo, que van de considerarlos como totalmente Ateos a los

que lo definen como los grandes “Teólogos de América”.

“El término 'religión', a rigor, no existe en guaraní. Para traducirlo, hay

que recurrir a la expresión 'nuestro buen modo de ser' (ñande reko katu),

que entre sus varios significados incluye la experiencia religiosa. La

expresión indica que lo que podemos considerar la religión de los

Guaraní no es algo aparte del sistema cultural, sino algo esencial en el

pensamiento y en la expresión del grupo (teko); no se refiere a un mero y

supuesto sometimiento de los Guaraní a la voluntad de los dioses, sino

que tiene que ver con el desarrollo y perfeccionamiento de lo que el

grupo considera suyo (ñande), propio y bueno (katu)” (Graciela

Chamorro). Ese “buen modo de vivir” de los guaraníes esta en la

convivencia cotidiana de su vida comunitaria, en su relación con la

naturaleza.

Los jesuitas se dedicaron a tratar de asimilarlos traduciendo la religión

cristiana-católica al guaraní. En la concepción católica de relacionar el

poder supremo al miedo y al castigo divino, observando que los

guaraníes solo mostraban temor ante el trueno, tradujeron definiendo a

Dios como Tupa (trueno). Una desorientación de los jesuitas que se

convirtió en una dificultad fue que los guaraníes no adoran imágenes de

ninguna naturaleza.

La otra cuestión, es en cuanto a la idea del “Paraíso” que los jesuitas

pretendieron asimilarlo a la búsqueda de los pueblos guaraníes de la

“Tierra sin mal” (ivy mara ey); no lo pudieron lograr, pues para los

guaraníes, la búsqueda del “paraíso” está en la tierra y depende del

pueblo encontrarlo, buscando su felicidad en armonía con su hábitat.

Aún es motivo de análisis el proceso de las misiones jesuitas, de la

experiencia de los treinta pueblos fundados con los guaraníes, lo

indiscutible es que los jesuitas entendieron que la disputa cultural de

imponer su concepción cristiana-católica solo podrían hacerlo si

lograban apropiarse de su lengua, si lograban introducir la filosofía de

vida cristiana en la propia lengua guaraní. Apropiarse de la lengua

guaraní era apropiarse de los guaraníes. De aquí que en las Misiones,

solo se hablaba guaraní y los jesuitas misioneros en los pueblos

guaraníes debían aprender el idioma guaraní, sabiendo que

evangelizando la lengua significaba el paso fundamental para

evangelizar a los guaraníes.

Políticamente, los pueblos misioneros eran gobernados por un Cabildo

Indígena, compuesto por los mburuvicha25

de las comunidades que

integraban cada pueblo.

El régimen constituido, fue explicado por el jesuita Peramás en su Libro

(“La República de Platón de los guaraníes” nombre de su publicación en

el Paraguay) escrito en su exilio26

; en él describe al pueblo misionero

guaraní-jesuita comparándolo con el pueblo ideal definido por Platón en

su libro La República. La ciudad republicana platónica era gobernada por

sabios ancianos sobre la idea de igualdad y libertad de su población.

También, su economía era comunitaria, solidaria.

Los guaraníes jamás tuvieron poder centralizado, no concebían

existencia de jerarquía única, como la monarquía, nunca tuvieron reyes y

son contrarios, culturalmente, al menor concepto de propiedad privada.

No reconocen herencia, su cultura no contiene existencia de “dinastías

propietarias” y en sus pueblos, la “última palabra” era del anciano

arandu27

.

Nos encontramos con una historia de igual característica con la contada

por Tomás Moro en su Libro “Utopía”28

. Podríamos decir, de lo expresado

por Peramás, que los jesuitas vieron en la Cultura guaraní la posibilidad

25 El Mburuvicha es el representante político de los guaraníes, los españoles lo tradujeron denominándolés cacique. Hay quienes

toman el término Tekoaruvicha, dándole el significado de “jefe de casas”, lo correcto sería “representante de uma comunidad

guaraní”. Estos responsable político son elegidos por su comunidad y participan en los “aty” (asamblea), donde resuelven las

cuestiones de la comunidad. También funciona un “aty guazu” la gran asamblea en la que participan varias comunidades y sus

tekoaruvicha. El Cabildo indígenas era un “consejo de caciques”

26 Peramás fue uno de los jesuitas expulsados de los treinta pueblos misioneros que fueron llevados exiliados a un convento em

Florencia – Italia. Allí escribió un trabajo sobre la experiencia jesuita-guaraní en los pueblos misioneros . Trabajo escrito en

Latín que fue traducido y publicado en el Paraguay.

27 Arandú significa Sabio. En los Mbya Guaraní (actualmente em Misiones) son denominados “opyguá” que algunos lo definen

como líderes espirituales y otros, más específicamente, como “profetas”. Estos se negaron a la conformación de los pueblos

misioneros, se aislaron de las comunidades (vivieron fuera de los pueblos) pero hay pruebas de que los guaranies de los

pueblos lo íban a ver, inclusive tenían lugares ocultos em la selva donde se reunían sin el conocimiento de los curas jesuitas de

los pueblos.

28 Tomás Moro describe un pueblo ideal Utopía (de Libertad e Igualdad), imposible de realizar en la concepción monarquista y

oligarquica, basados em la desigualdad de los “propietarios”; de los grandes propietarios “absolutos” de la monarquía o de

“unos pocos” de la oligarquía.

de hacer realidad la Utopía, la ciudad descripta por Moro. Dada la

similitud filosófica entre la polis republicana de Platón, la ciudad utópica

democrática de Moro y la comunidad guaraní, a los guaraníes se los

puede definir, desde la cultura occidental, como “pueblos republicanos

democráticos”.

Pero, éstas y otras traducciones políticas, realizadas de la cultura

guaraní, desde las concepciones filosóficas de la cultura occidental, nos

llevan a entender de que su forma de organización política, social y

económica, identificada en la Soberanía territorial de sus pueblos, nos

referencia en un sistema republicano democrático y federal.

Un régimen de estas características contrariaba a toda concepción

monarquista y oligárquica. Podemos hacer mencionar de la estructura

social de los pueblos misioneros, además de lo fundamental de la

inexistencia de la propiedad privada, la Educación general era obligatoria

sin discriminación de sexos (algo que no funcionaba ni en la Europa de

aquellos tiempo) y con un gran desarrollo de las artes en la enseñanza;

políticamente el funcionamiento del Cabildo indígena un funcionamiento

colectivo sin jefatura única.

Es destacable un hecho que debería estar reconocida en la historia

oficial argentina, la Batalla de Mbororé. Cansados de los ataques de los

bandeirantes, en 1638 siete pueblos del Tape debieron emigrar

atravesando más de 1000 kilómetros. Allí fue donde tomaron la decisión

de enfrentarlos para escarmentar a los bandeiras. A principios de marzo

de 1639, los guaraníes que se habían preparado fueron advertidos de la

existencia de una flota estacionada junto al río de Mbororé, eran unos

400 bandeirantes y cerca de 2000 guaraníes que estaban en colleras. El

11 de marzo comenzó la batalla que duró ocho días, los guaraníes eran

250 en 30 canoas conducido por Ignacio Abiarú. El triunfo fue total

logrando la huida de los paulistas hacia el monte.

Más allá de lo discutible, del significado cultural, dado que fue un

proyecto de evangelización, la experiencia de los pueblos misioneros

guaraníes jesuitas fue un modelo diferente al colonial. Y su diferencia se

debe a los guaraníes no a los jesuitas, criterio fácilmente demostrable en

dos situaciones. La primera respecto a la propiedad, cuando los jesuitas

fueron expulsados, la corona ordenó la realización de un inventario. Los

jesuitas contaban con grandes propiedades, como ejemplo, solo en las

Estancias de Córdoba: Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia,

La Candelaria y San Ignacio (ésta última hoy desaparecida), estaban

registrados más de 1.200 esclavos. Este doto es más que suficiente, en

los treinta pueblos solo se reconocía como de los jesuitas sus iglesias y

mucho menos había esclavos.

La otra es cuando España y Portugal firmaron el Tratado de Límite en

1750, entregando el primero los siete pueblos misioneros orientales a

cambio de que el segundo entregue definitivamente Colonia de

Sacramento. Los jesuitas trataron de convencer a los guaraníes de

entregar sus pueblos, quienes no solo rechazaron la decisión sino que

enfrentaron a los ejércitos de ambos imperios durante cinco años en lo

que se conoce como las Guerras Guaraníticas. Al frente de los guaraníes

comandaba Sepé Tiarayú corregidor del pueblo de San Miguel, enfrento

a los españoles con Andonaegi al frente (1.700 hombres) y los

portugueses con Gómez Freire a la cabeza (1.200 hombres). Sepé

Tiarayú trató de parlamentar con los generales logrando ser recibido por

unos representantes de ambos jefes; en el encuentro Tiarayú planteó el

retiro de las tropas del territorio guaraní, ofreciéndoles 500 cabezas de

ganado para que las tropas imperiales no tengan dificultades en su

regreso, como respuesta tuvo la exigencia de rendición y cumplimiento

incondicional del Tratado. Tiarayú clavo su lanza reafirmando la

resistencia. Los enfrentamientos se daban en términos de guerrilla

indígena, hasta que cayó herido Tiarayú siendo ejecutado en plena

batalla; luego, los ejércitos imperiales atacaron a las fuerzas guaraníes

en la colina de Caibaté, la diferencia de armamentos era notable, así se

produjo la “masacre de Caibaté” donde fueron muertos 1511 guaraníes.

Las guerras guaraníticas son demostrativas de la concepción de

soberanía territorial de los pueblos guaraníes por encima de la

“autoridad” de la Compañía de Jesús.

Y los jesuitas fueron expulsados por la Corona; así fue destruida la

experiencia política, en tiempos de la colonia, de aquel proyecto de los

jesuitas, ejecutado gracias a la identidad cultural (democrática y federal)

de los pueblos guaraníes.

Esta experiencia, que algunos hasta se atrevieron a denominarlo como

sistema “comunista cristiano”, adjudicada a los jesuitas, en realidad, tal

como se expresó anteriormente ella se debió a la Cultura de los

guaraníes, en cuanto a la economía de los pueblos misioneros, los

guaraníes se desarrollaban bajo su concepción solidaria y los Jesuitas

manejaban los excedentes que incluía el pago a la corona (ellos se

manejaban con los criterios económicos de la colonia).

Expulsión de los Jesuitas

El encargado del “extrañamiento” de los jesuitas en los pueblos

misioneros fue el Gobernador de Buenos Aires Francisco Bucarelli, quien

se preparó con cerca de 1.500 hombres, aunque el objetivo era solo

detener a los curas jesuitas y respetar el sistema socioeconómico,

inclusive el funcionamiento del cabildo indígena.

La diferencia sustancial que ira cambiando toda la vida de los guaraníes

fue la intervención política administrativa, los treinta pueblos fueron

divididos en cinco Departamentos nombrándose un Gobernador de la

nueva Provincia de las Misiones con sede en Candelaria. Los otros tres

departamentos tenían un Teniente de gobernador a cargo. Resulta

importante saber que el Departamento de Candelaria estaba compuesto

por: Santa Ana, Loreto, San Ignacio Mini, Corpus, Trinidad, Jesús e

Itapúa: el Departamento de Concepción por: San José, San Carlos,

Apóstoles, Santa Maria Mayor, Mártires y San Javier; el de Yapeyú por:

La Cruz, Santo Tomé y San Borja; los otros dos eran el de Santiago de

los pueblos en territorio paraguayo y el de San Miguel de los seis pueblos

orientales restantes. Las iglesias fueron repartidas en tres órdenes, diez

a cada una, Dominicos, Franciscanos y Mercedarios.

La nueva política colonial comenzó con los saqueos que hicieron los

soldados del ejército de Bucarelli cuando recorrieron los treinta pueblos.

El empobrecimiento de los pueblos fue acelerado por la presión

“impositiva” de los nuevos administradores, en su propio beneficio, que

empezaron a funcionar como encomenderos. De esta manera la

“comunidad de bienes” (propiedad común de los guaraníes) fue

transformado en un instrumento de explotación.

Equivocadamente, el Virrey Avilés en 1801 pidió al Gobernador Zabala

de Misiones que le envíe una lista de los indios que en su jurisdicción

haya observado “sean más aplicados a la agricultura o a la industria y

cumplidor de contrato” a efectos de repartir tierras en propiedad

individual. Así lo hicieron, destruyendo la identidad cultural de los

guaraníes en los pueblos misioneros. La solución hubiera sido

devolverles la administración total de su producción comunitaria sacando

a los administradores que se beneficiaban con el trabajo indígena.

Nace Montevideo

En 1680 el almirante portugués Lobo fundó la Colonia del Sacramento,

que inició una competencia portuaria comercial creciente con Buenos

Aires. Esta situación provocó la decisión de la corona española de

ordenar al designado gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de

Zabala, que ocupe el territorio oriental en la región de Montevideo y

Maldonado. Zabala convoca a la débil milicia bajo su cargo a efecto de

interesarles sobre la misión que concluirá con la fundación de la fortaleza

de Montevideo (1724-30) que luego se convertirá en ciudad, también

portuaria.

El objetivo de la fortificación de Montevideo fue la recuperación del

control territorial oriental que incluía el “desalojo" de los portugueses de

Colonia de Sacramento. Para cumplir con esto, Zabala planificó la

ocupación para enfrentar a los portugueses que actuaban faenando

ganado para comerciar los cueros y la acción sobre Colonia para cortar

su actividad comercial; para ello, acordó la ayuda del ejercito de

guaraníes de los pueblos misioneros, quienes llegaron en un numero

cercano de 2.000 y fueron los que trabajaron en la construcción del

Fuerte de Montevideo y actuaron en la campiña junto a la milicia

fundadora, cortando contacto de los “bandoleros” con Colonia.

Así se fue formando su identidad Montevideo, Jesualdo en su Libro

Artigas (Buenos Aires – 1961) describe aquellos primeros años, “Y entre

cientos de menudos problemas llegamos a 1740, en que el rostro de

Montevideo, lo único fuerte que presenta, al decir de un viajero, es su

batería que guarda la entrada por tierra para donde solo hay una puerta”.

“...La ciudad sufre necesidades. El abasto no alcanza y la carne

escasea”. Y a estos problemas se sumaba los enfrentamientos con los

indígenas minuenes y charrúas que defendían su territorio.

La identidad fundamental del territorio oriental en el siglo XVIII era la

abundancia de ganado, del que se aprovechaba básicamente el cuero.

La faena o traslado en pie del ganado marcó las rutas y los centros

poblados, así nacieron las llamadas "estancias cimarronas" y fue

conformando el "gaucho oriental" de campaña, solitario, casi nómada.

La disputa por Colonia de Sacramento fue la marca política en la

existencia misma de Montevideo y el desarrollo de las poblaciones que

ira dando identidad a la Banda Oriental del Uruguay. Por ello, su

población aporto hombres al ejército que enfrento a los guaraníes en la

guerra guaranítica por el Tratado de Permuta.

Era una ciudad-puerto de veloz desarrollo -Montevideo- orientada a la

comercialización de cueros, tasajo y esclavos. Amurallada, la poblaban

militares y una rica burguesía agro-exportadora con hábitos y mentalidad

europea, celosa de su autonomía. En el interior, inseguro y casi

despoblado, la actividad básica se daba en la estancia cimarrona, con un

estanciero que solía tener características de caudillo y peones que

alternaban períodos de empleo con trashumancia de corte gauchesco. La

escasa población indígena charrúa se negaba a asimilar la cultura

europea.

Montevideo, si bien dependía políticamente de Buenos Aires, tenía el

privilegio de que su gobernador era designado directamente por el rey de

España; era puerto único de introducción de esclavos y apostadero

naval. La defensa de estos privilegios contra el afán centralizador de

Buenos Aires generó una mentalidad autonómica muy marcada y

contribuyó a exacerbar la "lucha de puertos".

La vida en la campaña estaba signada por la inseguridad, tanto física

como jurídica. Indios y mamelucos (bandoleros portugueses) disputaban

el territorio y en los enfrentamientos eran verdaderas batallas; la

propiedad de la tierra no estaba definida, los ganados no estaban

marcados y cada uno era dueño sólo de lo que podía defender. A finales

del XVIII se creó el Cuerpo de Blandengues para tratar de regularizar

esta situación.

Proceso Revolucionario en el Río de la Plata

Cuando Napoleón invadió España destituyendo al Rey Fernando VII y

lo tomó prisionero, la resistencia española constituyó gobierno provisorio

en la Junta de Sevilla. Situación que dejó a la deriva a las colonias

hispánicas de América cuyos virreinatos dependían directamente del

Rey. Ello generó una disputa de gobierno, en el caso del virreinato del

Río de la Plata con sede en Buenos Aires que se expresó claramente,

rechazando la dependencia de la Junta de Sevilla.

Aquellos días, de la tercera Semana de Mayo de 1810, en Buenos Aires

se produjo una rebelión al gobierno provisorio de Sevilla, exigiendo la

constitución de una Junta de gobierno propio. Ante esta oportunidad de

acceder al gobierno del Virreinato, Un frente democrático popular,

destituye al virrey Cisneros en Buenos Aires con lo que el absolutismo

pierde el control político institucional (ejecutivo) en el virreinato del Río de

la Plata, el 25 de mayo de 1810. Se inicia un tiempo político social de

liberación en la región de la cuenca del Plata. Este proceso expresa

desde sus inicios la disputa entre un ala liberal burguesa y la

revolucionaria popular.

La riqueza cultural de la revolución de mayo constituye, como en toda

Hispanoamérica, la participación de los actores sociales, representados

por la identidad de los desiguales, indios, mestizos, criollos, morenos,

pardos, afros, zambos…

Desde la conformación de la Junta de Gobierno, comienza la

confrontación interna por el poder, casi comparable con la que tuvieron

en la Francia revolucionaria los jacobinos con los girondinos. El propio

Cabildo y la Real Academia mantenían sus miembros virreinales. Pero,

además, las provincias del Paraguay y Montevideo se asumían leales al

absolutismo, convirtiéndose así en un peligro para la revolución. En

Córdoba, con Liniers a la cabeza, también se mantiene fiel a la Junta de

Sevilla desconociendo a la Junta criolla surgida de la revolución de mayo.

Conozcamos a los líderes populares de la revolución: El secretario de la

Junta, Mariano Moreno, es el más duro de la corriente “jacobina”. Este

junto con Belgrano y Castelli representan los principios fraternos,

principalmente respecto a los pueblos indígenas. Moreno como

secretario de interior, decide preparar organizar las fuerzas para

garantizar el desarrollo revolucionario en todas las provincias del Río de

la Plata. La misión es avanzar sobre los frentes opositores. A Juan José

Castelli se le encomienda la expedición hacia Córdoba en camino al Alto

Perú. Y a Belgrano le comisionan marchar hacia el Paraguay.

Identidades en la Colonia

El sistema colonial de las Indias consistía en territorios de propiedad

directa de la Corona, no de España sino del reino de Castilla. Este

carácter propietario de las Indias es importante entender, ya que ni el

Consejo de Castilla ni las Cortes tenían intervención, tanto en la política

como en la Administración de las nuevas tierras, puesto que éstas,

pertenecían solo al derecho del rey29

. La Corona creó en 1503 la Casa

de Contratación con asiento en Sevilla como autoridad máxima de la

política económica de las Indias y en 1524 el Consejo de Indias como

autoridad política, siendo el primer presidente, del Consejo, Francisco

García de Loaysa (Confesor del emperador) de la Orden dominica en

España30

.

29 La Corona conformó organismos especiales para su administración. Primero fue en 1493 el nombramiento como

“ministro de colonias” al obispo de Burgos, Juan Rodriguez de Fonseca.

30 Como se puede observar, las autoridades de las Indias fueron clérigos, marcando claramente la identidad política

comprometida de la Iglesia, no solo em cuanto a la evangelización.

Los reyes, por supuesto, no respetaron derecho alguno de los pueblos

originarios, la vida pública del Estado colonial implicó un trasplante del

feudalismo peninsular, sobre la base del comercio.

Las discusiones en la Casa de Contratación estaban puestas en el

porcentaje de utilidades con los aventureros que venían a estas tierras

para explotar sus recursos. Y la iglesia participaba en el negocio, por

derecho divino, sobre el capital. Así, en las colonias, la política se redujo

a los conflictos entre tres socios, el rey, la Iglesia y los arrendatarios.

José Ingenieros en su libro “La evolución de las ideas argentinas”

expresa con claridad este proceso, “Frente al Rey y la Iglesia, los

sucesores de los arrendatarios primitivos, agrupados en vecindarios,

constituyeron pequeñas burguesías locales, de espíritu esencialmente

godo31

; a medida que fue creciendo la anexa población de mestizos, el

Cabildo fue el órgano de aquellas oligarquías municipales, con exclusión

absoluta del vecindario propiamente popular o “cuarto estado”... No es

posible ver en los Cabildos una escuela de la democracia aunque las

leyes correspondientes induzcan a creerlo; fue, sí, la cuna del espíritu

oligárquico municipal, que en tiempos ulteriores procuró confundirse con

el federalismo, siendo este precisamente su antítesis: el

perfeccionamiento más acabado de la democracia”.

El análisis político de Ingenieros, además de identificar a la burguesía

española de concepción aristocrática como “seres privilegiados de una

raza superior” (pie de página anterior), nos introduce en dos cuestiones,

fuertemente relacionadas, que serán fundamentales para entender el

proceso revolucionario en nuestra región, la Democracia y el

Federalismo.

La democracia, definida como gobierno del pueblo o de los pobres,

según fue desarrollado por Aristóteles en su libro “La política”, al decir

que la “Democracia es el gobierno de la mayoría y estos son los pobres”.

Aristóteles, al igual que Platón, consideraba imprescindible que

gobiernen los mejores en lugar de la mayoría y calificaban los sistemas

31 Los españoles “persuadidos de que el territorio y los naturales de América eran el feudo y los feudatarios de la

metrópoli, y de todos y de cada uno de los que habían nacido en la Península Ibérica, se consideraban como señores naturales, a

titulo de seres privilegiados de una raza superior, y pensaban que mientras existiese en la Mancha un zapatero de Castilla con su

mulo, ese zapatero con su mulo tenía derecho a gobernar toda América” B. Mitre, Hist. de San Martín. (Ed. de La Nación)

de gobierno en dos clases de regímenes políticos: los que buscan el bien

común y los que buscan el bien particular de los gobernantes.

Entre los primeros, definía, como Monarquía al gobierno de una sola

persona; al gobierno de pocos como Aristocracia; y si gobiernan muchas

personas, Democracia. En cuanto a los gobernantes que solo buscan su

bien particular, ambos consideraron como degradaciones de los

regímenes mencionados anteriormente. Así, la degradación de la

monarquía es la tiranía; la aristocracia se degrada en oligarquía; y la

corrupción de la democracia en demagogia.

Es importante traer el pensamiento del filósofo griego ya que podemos

considerarlo, sin equivocarnos, como uno de los mayores exponentes del

pensamiento de la “civilización occidental” en sus orígenes. En su

pensamiento encontramos el fundamento de la aristocracia patriarcal y

su proyección en el liberalismo burgués paternalista.

Aristóteles rechazaba la Democracia ateniense y lo fundamentaba en

que, “Se ha hecho costumbre consultar, no solamente al mérito, sino a la

fortuna, en la elección de los magistrados y se dice que un ciudadano

pobre no puede abandonar sus negocios y ocuparse de la polis con

honradez. La base del gobierno aristocrático es la virtud, (…) Las

funciones públicas deben confiarse a las virtudes y al talento". (Libro

sexto. Cap. V. Diversas clases de democracia). "... es difícil que el

ciudadano indigente pueda contribuir al gasto común, y así es difícil de

alcanzar para los pobres el derecho político de ciudadanía". (Libro

segundo. Cap. I. Del Estado y del ciudadano).

Ahora, la tendencia histórica de la Aristocracia, a la que se suma

posteriormente la gran burguesía, es conformarse en oligarquía, la cual

es definidamente antidemocrática. Es que la esencia de estos sujetos

políticos tiene como objetivos la acumulación económica, contrario al

interés popular que es el de la distribución de la riqueza.

Platón fue coincidente con Aristóteles en el pensamiento político al

calificar a la Democracia, asumida por Atenas en su tiempo, como

“gobierno de los pobres” y expresa en su obra La República, que la

oligarquía desencadena en democracia, “El abuso de las riquezas

provoca la democracia. Ansiosos de aumentar sus ganancias, los

oligarcas ignoran la existencia de hombres valientes que se hallan

sumidos en una desesperada pobreza. No existe ley alguna que prohíba

la indebida adquisición de riquezas. Los que están al frente del Estado se

entregan a los placeres hasta que los pobres, que llegan a observarlos

de cerca, comprenden que si no se apoderan del gobierno es porque no

quieren. Esto basta para que estalle la revolución. Triunfante el pueblo,

se establece la democracia, luego de eliminar algunos ricos y obligar a

los restantes a vivir en pie de igualdad”. Coincidiríamos con el final de

esta historia al decir “vivir en igualdad” una vez consumada la revolución,

sin embargo, Platón considera luego, que esto genera un círculo vicioso

por una lucha de clases permanente de disputa de poder, no lográndose

el objetivo de vivir en igualdad. Es entonces que se degrada la

democracia concluyendo en tiranía. Así, lo plantea al decir, “El exceso de

libertad engendra la tiranía. Intoxicada por el abuso,… Desaparece toda

disciplina y subordinación, hasta el extremo de que no hay respeto por

ninguna ley, ya sea escrita o impuesta por la tradición. En medio de esa

anarquía los más enérgicos y laboriosos se presentan ante el pueblo,

como los defensores de sus derechos (….) El nuevo jefe, el tirano, se

transforma en un déspota licencioso”.

Resulta interesante el análisis sobre el tránsito entre democracia y

tiranía, cuando lo define como anarquía y es para tenerlo en cuenta ya

que este concepto estará presente en la disputa política entre unitarios y

federales en las provincias del Río de la Plata.

Pero, la idea de exceso de libertad asociada a la pérdida de “orden”

estará presente siempre en la fundamentación de las Tiranías. Podemos

aprovechar estas definiciones para considerar que la disputa entre

unitarios y federales fue, en realidad, una disputa entre oligarcas y

democráticos.

Pero analizando lo expresado por José Ingenieros respecto a los

“cabildantes españoles” del tiempo colonial cuando manifiesta que, éstos

fueron el “espíritu oligárquico municipal, que en tiempos ulteriores

procuró confundirse con el federalismo, siendo este precisamente su

antítesis: ...”, nos surge la existencia de dos federalismo: el confundido

por los cabildantes oligarcas de las provincias y el verdadero federalismo,

considerado como el “perfeccionamiento más acabado de la

democracia”, representado por los sectores populares.

Estas dos identidades, el falso federalismo de la oligarquía cabildante y

el federalismo popular de los demócratas, se verán muy claramente

representados en la disputa entre la oligarquía porteña y el federalismo

popular de las provincias adheridas a la Liga de los Pueblos Libres en

nuestra región, durante el proceso independentista, ya que la oligarquía

porteña lograba sumar permanentemente a las oligarquías locales de las

provincias.

Los conquistadores europeos que invadieron el continente americano y

sus pueblos sobrevivientes se empobrecieron al sufrir la ocupación de

sus territorios y el saqueo de sus bienes naturales. De esta manera

pasaron a ser, en la categorización socioeconómica de los occidentales,

pobres; su condición de pobreza fue consecuencia de la pérdida de su

Libertad. Dominados, dejaron de ser soberanos en sus territorios

invadidos.

Los originarios, convertidos en indios pobres, eran considerados menos

que los vasallos de los Feudos32

europeos.

En América, la feudalización de los originarios fue a través de la

Encomienda, sistema que significaba hacer trabajar a comunidades

indígenas para un “encomendero” español; eran, en realidad, esclavos

disfrazados de vasallos. Los pueblos resistieron ser convertidos en

indígenas sometidos al sistema de explotación de la encomienda, a

muchos los mataron y no pocos se internaron en las selvas, los montes y

los Esteros, aislándose de los invasores.

La revolución en Misiones

El Gobernador de Misiones, Tomás Rocamora se adhirió a la

revolución y reunidos el 8 de julio de 1810 en Candelaria delegados

32 En el proceso de decadencia del imperio romano se produjo una transformación de su sistema esclavista a la creación del

feudalismo. Básicamente fue un cambio en el modo de producción, de las relaciones sociales en torno a la Tierra y del sistema

político basado en las relaciones del señor feudal con una nueva institución, el vasallaje.

cabildantes guaraníes aprobaron la decisión siendo Misiones la primera

provincia en adherirse institucionalmente a la Revolución de Mayo.

Es importante entender el escenario complejo de la región, por un lado

los realistas del Paraguay, con su Gobernador Velasco que desconoce al

gobierno porteño y asume lealtad al Consejo de Regencia, e invade

territorio de Misiones; por otro lado, los portugueses se fortalecen en la

ocupación de San Borja. La gobernación de Rocamora se reduce a los

pueblos del margen del río Uruguay, trasladando la Compañía de

Naturales, a su sede en Yapeyú donde dos meses después constituye el

Cuerpo de Milicias Provinciales.

Andrés Guacurari y Artigas

Como ya se dijo, la más clara encarnadura de las ideas revolucionarias

de liberación de los pueblos, no solo originarios sino de la nueva

identidad latindoamericana en nuestra región esta en la cultura guaraní y

su mayor exponente en el Comandante Andrés Guacurarí y Artigas.

Con él intentaremos transitar la historia del sueño revolucionario de la

Liga de los Pueblos Libres.

Poco se conoce sobre Andrés Guacurarí antes de los 33 años, ningún

historiador ha podido avanzar en el conocimiento documentado de sus

primeros años. Por un bando del Cabildo de la ciudad de Corrientes, que

expresa que lleva la fecha del día de su nacimiento, se conoce que nació

un 30 de noviembre, en cuanto al año existen distintas posiciones, pero

la mayoría parten de 1778 hasta mediados de la década de 1780.

Sobre su lugar de nacimiento se plantean dos versiones, algunos se

inclinan por San Borja, y otros sostienen Santo Tomé, pero podemos

saldar la discusión diciendo que nació en el Departamento de Yapeyú (La

Cruz, Santo Tomé, San Borja y Yapeyú) al igual que San Martín. Lo que

no hay dudas es que su crianza en esta región de los pueblos misioneros

fue posterior a la expulsión jesuita.

Todos coinciden en reconocer su cultura, es evidente su buena

formación: hablaba, leía y escribía en tres idiomas (castellano, portugués

y guaraní), esto totalmente corroborado por las documentaciones

conservada en los Archivos, manifiestos, actas, cartas, donde puede

observarse su letra y firma.

En cuanto a su nombre podemos simplemente basarnos fríamente a las

documentaciones existentes o intentar hacer un análisis cultural de su

identidad. Optamos por lo segundo.

Respecto a Andrés no hay dudas, siendo guaraní nacido en un pueblo de

las misiones, que se trata de nombre seguramente de bautismo; con él

lleva toda la carga de la influencia cristiana de los pueblos misioneros.

Tanto que el 30 de noviembre es San Andrés. Realidad que también está

presente en su apellido guaraní, puesto que en la cultura guaraní no

existe el apellido, solo tienen nombre propio el que es determinado por el

sabio de la comunidad aproximadamente al año de nacer. Su nombre

guaraní, aún hoy, lo utilizan en sus comunidades. Por tal motivo, los

jesuitas empezaron a registrar en sus bautismos, el nombre cristiano y

como apellido el nombre guaraní del padre. De esto sacamos dos

conclusiones, que el apellido Guacurarí le viene de su antepasado; la

otra es que el guaraní era una lengua no escrita por los guaraníes (su

razón es cultural donde la palabra es el todo para los guaraníes) por lo

cual el registro de Guacurarí no fue de un guaraní. Debemos sumar a

esto que según la mayoría de estudiosos del idioma y de los propios

guaraníes actuales (Mbya misioneros) guacurarí carece de significado,

por lo que deducimos que fue mal escrito, de allí la confusión de muchos

que se inclinan por Guazurari. Este análisis adquiere relevancia al

observar que Andrés adoptó apellido dándole el sentido cultural a su

“apellido” en la cultural occidental que corresponde al padre y por ese

motivo su opción por su padre político adoptivo: Artigas.

Otra discusión es saber cuando se fue de su región natal, en que

circunstancia y cuando toma contacto con Artigas. Hay quienes suponen

que pertenecía al ejercito de naturales misionero que se sumó a

Belgrano en su marcha hacia el sitio de Montevideo; otros aseguran que

se incorporó al cuerpo de Blandengues creado por Antonio González

Balcarce, con sede en Santo Tomé en 1803; y por último, los que

plantean que se habría sumado a Artigas (muy adolescente) cuando este

vivía en la campiña oriental.

Lo que podemos asegurar es que su educación es anterior a Artigas y

que su identidad cultural es claramente guaraní; más aún teniendo en

cuenta la educación recibida. Algo que está presente en la vida de

Andrés es su lucha contra los portugueses en la liberación de los pueblos

orientales misioneros que quedaron en poder de Portugal desde 1801.

Lo concreto es que Andrés Guacurarí es parte de estas tierras,

atravesadas por los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay, decenas de

riachos, lagunas y esteros, territorio quebrado con cascadas y grandes

cataratas, tierra colorada con distintas tonalidades de verde en su

vegetación de selva y monte, el territorio de los guaraníes.

Los Guaraníes llegaron a estas tierras viniendo desde el Caribe

transitando el Amazonas extendiéndose hasta el litoral Atlántico y la

cuenca del Guaray. Su expansión no fue con objetivo imperialista sino

por su búsqueda de la “Tierra sin mal”. Sus aldeas estaban distribuidas

cercanas a los ríos y llegaron hasta las islas del delta del Río de la Plata

al sur y hasta el Caribe al norte.

Los guaraníes nunca conformaron una unidad política, pero podemos

decir que culturalmente constituyeron una gran nación, donde cada

comunidad era soberana, sus pueblos eran libres.

ES para resaltar algo que muy pocos quieren asociar, que es la

extraordinaria coincidencia de los nacimientos por el tiempo y el

ambiente en que crecen los primeros años de Andrés Guacurarí y del

que se convertiría en el Padre de la Patria, José Francisco de San

Martín.

Más allá de las cuestiones del lugar, lo trascendente es la identidad

social de la región, el desarrollo de sus comunidades, que se expresa, en

ambos, respecto a la cultura mestiza, pero con raíz definidamente

guaraní.

En el caso de San Martín, según lo expresa Ricardo Rojas: “Aquel a

quien llamaron indio, por su color moreno y haber nacido entre los indios

de Yapeyú, el que en 1812 al iniciar su carrera, pidió que trajeran, a

Buenos Aires, trescientos mozos guaraníes de las Misiones nativos, para

formar su primer plantel de granaderos... (ese mismo) que en 1816, al

parlamentar con los araucanos, en Cuyo dijo a varios Caciques,

justificando su guerra de reivindicaciones contra los conquistadores:

“Porque yo también soy indio”.

Y Norberto Galazo, en su libro “Seamos Libres”, expresa sobre aquellos

días del pequeño José Francisco: “Allí en el hogar, imaginamos el

predominio del idioma español, con fuerte acento castizo, como

asimismo los iconos religiosos católicos, las costumbres devotas, las

leyendas y usos propios de la tradición española y flameando en la casa

del teniente gobernador (su padre) la bandera del Rey. Afuera, en los

caminos de tierra, en los juegos junto al río Uruguay, en las creencias de

amiguitos y familias vecinas, domina el idioma guaraní, las leyendas de

Tupá (Dios del Trueno), el peligro de la Pora o del Pombero, que se lleva

los niños o el culto a San la Muerte, invocado tanto para el bien como

para el mal”. Continúa diciendo Galasso, “Queda claro de toda duda que

más allá de la influencia del hogar, José Francisco esta sujeto a la

atmósfera cultural guaranítica, que su reconocimiento del paisaje y las

inevitables travesuras infantiles – pescar quizás, surubíes y dorados,

perseguir mulitas, cazar palomas torcazas, apedrear a un loro o trepar a

algún lapacho – responden a ese marco de la selva misionera”

Es el mismo ambiente de Andrés Guacurarí, las mismas travesuras, las

mismas enseñanzas de juegos infantiles, junto al mismo río, en definitiva

frutos de una extensa y fuerte raíz cultural, guaraní, pero también

compartiendo con otros niños, mezcla de razas, convirtiendo en bilingüe

su hablar, así van construyendo una nueva identidad mestiza

hispanoamericana. Andresito criado por su madre india guaraní e

instruido por el cura párroco de Santo Tomé, Martín Céspedes, fue

aprendiendo a leer y escribir español, como ampliar sus conocimientos y

con el seguramente las ideas republicanas y democráticas, que le harían

entender como la cultura de su pueblo histórico es superador en su

sentido humanista, en convivencia solidaria, comunitaria. Entender la

importancia de su relación con la naturaleza tan profundamente

incorporada en su lengua originaria.

También crece en la región José ARTIGAS

Será la personalidad más importante durante la etapa revolucionaria en

el litoral argentino y la Banda Oriental, sin dudas reafirmada no sólo por

sus ideas sino por su identidad cultural claramente mestiza,

hispanoamericana.

Artigas nació en Montevideo el 19 de julio de 1764, nieto de don Juan

Antonio Artigas aragonés que llegó a Buenos Aires en 1717 y que luego

formó parte de los fundadores de Montevideo que encabezó Bruno

Mauricio de Zabala gobernador de Buenos Aires, en 1724.

La abuela de José es Ignacia Javiera Carrasco de Melo y Cuitiño, nacida

en Santa Fe (Argentina), quien era descendiente de madre inca, de

Beatriz Tupac Yupanqui. De este matrimonio, realizado en Buenos Aires,

en 1725 se instala definitivamente en Montevideo y nacen nueve hijos

siendo el séptimo Martín José quien será el padre de José Gervasio.

Los esclavos negros traídos del África tienen una gran importancia en la

organización familiar de la vida colonial, cumplen tareas desde las

domesticas hasta la enseñanza de los hijos de sus amos en los primeros

años.

Los Artigas tienen, no pocos esclavos, tanto en sus campos como en la

ciudad.

Otra coincidencia, es que en el mismo tiempo los padres de José

Francisco y José Gervasio gobiernan en la región: uno Don Juan en

Yapeyú, Provincia de los pueblos misioneros y el otro Don Martín en

Montevideo, Provincia Oriental del Uruguay. Don Martín Artigas fue

electo Alcalde Provincial en el año 1774.

“¿Cómo es la infancia del pequeño José al lado de los negros esclavos?

Niño físicamente de complexión débil, no muy armoniosamente

desarrollado de cuerpo, de cutis blanco de ojos claros, es

extremadamente sensible y de muy fácil inclinación a la amistad de los

seres humildes que viven como sombras a su alrededor. Recogido y

callado, en largos paseos por los alrededores de Montevideo, al igual

que otros niños, por el caserío de los negros o por la rivera del puerto, va

viviendo y aprendiendo parte de sus vidas y secretos. “Pepe” como lo

llaman familiarmente, conoce la intimidad de esta clase pobre a la que

sin duda ama de verdad”. (Jesualdo)

Pero antes de 1780 ya instalado en el campo de su padre, se va

integrando con entusiasmo a la vida campesina, aprende a enlazar,

bolear, correr en el rodeo y en el campo, domar potros, tirar el cuchillo,

atravesar a nado los arroyos asumiendo todos los días la convivencia

con el gauchaje, a quienes aprende a conocer y querer como a los

esclavos negros en su infancia. La actividad en los campos lo enfrenta a

la lucha en la “frontera”, la zona gris de bandoleros, cuatreros y

contrabandistas, mezclados y entreverados están: gauchos, indígenas e

invasores portugueses. Pero Artigas se siente bien entre los humildes y

lo conjuga con la rebeldía al sistema de opresión y de saqueo. Su

relación se fortalece con los gauchos al punto de ser uno de ellos y de la

misma manera con los indios traspasando la frontera cultural con su

entrada al “mundo Charrúa”.

Los minuanes, como casi todas las etnias de la zona, eran parte del

complejo cultural y social de la región, convivían con los guaraníes en

Yapeyú y con los charrúas en las campiñas del oriente.

Esta realidad de los pueblos donde crecen Andrés y José Gervasio sólo

puede entenderse conociendo sus construcciones políticas, sociales,

económicas y culturales, producto de la resistencia de los pueblos

originarios, las invasiones sufridas, las inmigraciones, las opresiones, el

genocidio, la explotación, las violaciones… y los encuentros. Vayamos

entonces al encuentro de estos dos grandes revolucionarios.

José Gervasio Artigas en el inicio de la Revolución de Mayo se presenta

a la Junta en Buenos Aires, ofreciendo sus servicios y esta lo designa

Teniente coronel y segundo comandante de las fuerzas orientales que

tenían como jefe al coronel José Rondeau.

El Virrey Elío, instalado en Montevideo, desconoce a la Junta de Buenos

Aires representando un peligro para la revolución, por lo que se le ordena

a Belgrano que marche hacia Montevideo.

Belgrano, ahora con 3.000 hombres, inicia el sitio sobre Montevideo,

logrando ocupar Minas, Maldonado, Canelones, San José y Colla. Con el

ejército de Naturales o con los Blandengues, Andrés ya forma parte de

los sitiadores de Montevideo. Belgrano es convocado a regresar a

Buenos Aires y delegar el mando en Rondeau.

El 18 de mayo de 1811, Artigas vence en Las Piedras a las fuerzas

españolas, y queda a las puertas de Montevideo, era cuestión de tiempo.

Pero ocurre algo insólito, el Primer Triunvirato que reemplazó a la Junta

de Buenos Aires firma con el Virrey Elío un tratado reconociendo como

único soberano al rey de España, aceptándolo como autoridad en la

Banda Oriental y en los pueblos entrerrianos ubicados a orillas del río

Uruguay, ordenando retirar a las tropas patriotas del territorio.

El tratado firmado por el Triunvirato, marcó la primera decepción de

Artigas del gobierno porteño. No resignándose a la entrega, aunque

siguió reconociendo al gobierno de Buenos Aires como su autoridad,

inicio una marcha hacia la costa occidental del río Uruguay.

El pueblo disconforme con este tratado lo siguen convirtiéndose en un

éxodo de más de 15.000 blancos, charrúas, guaraníes, pardos, morenos,

llevando en 1.000 carretas sus pertenencias. Se convierte así ya no solo

en un militar, sino en un conductor de pueblos.

Andrés Guacurarí no tiene dudas, es tiempo de emancipación, con miles

de guaraníes siguen a Artigas.

El triunvirato designa, posiblemente para contenerlo, teniente gobernador

de Misiones con sede en Santo Tomé a Artigas. Este incorpora a todos

los guaraníes misioneros a la Escuela de Caballería del cuerpo de

Blandengues.

Podemos destacar de este tiempo varios enfrentamientos con los

portugueses a quienes mantuvo en las márgenes orientales del río

Uruguay. Destacándose la recuperación de Santo Tomé, que estaba en

manos portuguesas, por el lugarteniente de Artigas, Fernando Otorgues.

La batalla por las ideas

del proyecto revolucionario

La Asamblea del año XIII convocado por Buenos Aires, pone en

tensión política las diferencias entre el gobierno porteño y los Artigueños,

por la posición federal e independentista asumida por estos.

Los diputados orientales (electos en Tres Cruces, abril de 1813) al

congreso provincial llevaban unas "instrucciones" que resumían las ideas

básicas del artiguismo: democracia, independencia (de todo poder

extranjero), república y federalismo, cada provincia con su constitución,

su gobierno, su ejército y la capital fuera de Buenos Aires.

El gobierno porteño decide iniciar una campaña contra las fuerzas

artiguistas ubicadas sobre las costas del río Uruguay. Artigas, cansado

de esta actitud de Buenos Aires, se aleja de Rondeau y luego de explicar

la situación a los cabildantes de su patria, inicia el camino hacia la costa

del río Uruguay. Al conocer su decisión el cuerpo de Blandengues

completo lo sigue.

Posadas, recientemente designado Director de las Provincias Unidas, lo

declara "infame traidor y enemigo de la Patria", y le puso precio a su

cabeza. Esto es importante resaltarlo pues, la capital de nuestra

Provincia de Misiones lleva el nombre de Posadas.

Artigas organiza un ejército de 3.000 hombres a orillas del río Uruguay,

mientras sus lugartenientes derrotan a las fuerzas de Buenos Aires, en

Corrientes y Entre Ríos. Blas Basualdo al frente de tropas misioneras, del

que seguramente Andrés integraba, ocupa Curuzú Cuatía, y luego vence

al gobernador Pérez de misiones que respondía a Buenos Aires en La

Cruz. Artigas nombra a Basualdo gobernador interino por ser

Comandante de las fuerzas misioneras. Posadas ofrece un acuerdo de

paz, aceptado por Artigas que consolida la posición Federal en los

territorios de Misiones, Corrientes y Entre Ríos.

En junio de 1814 cae Montevideo, pero es Alvear quien entra triunfante

en la ciudad, Rondeau había sido enviado al noroeste.

Otorgues, es nombrado gobernador por el cabildo de Montevideo, y

Córdoba junto con Santa Fe adhieren a la política artiguista, es el

momento de mayor desarrollo de la Confederación de los Pueblos Libres.

El Director interino Alvarez Thomas le ofrece la independencia de la

Banda Oriental a cambio del abandono de su dominio político en los

territorios del resto de las provincias, Artigas responde claramente, no

quiere la separación de su provincia sino un sistema Confederal que

agrupe a todas.

Corrientes cansado de que Buenos Aires nombre sus gobernadores,

produce la llamada “revuelta del 14”. Convocando a un Cabildo Abierto

declara su autonomía aunque en el acta esta escrito independencia, elije

su gobernador en la persona de Juan Bautista Méndez y adhiere al

proyecto federal de Artigas. Para ratificar esta decisión a nivel provincial

convocan al primer Congreso correntino.

1815: año del Protector de los Pueblos Libres y del Comandante

Andrés.

En febrero de 1815 Artigas nombra a Andrés Guacurarí, Ciudadano

Capitán de Blandengues y Comandante General de la Provincia de

Misiones en reemplazo del fallecido Blas Basualdo. El nuevo

Comandante se instaló en Santo Tome, pueblo que pasa a ser la capital

efectiva de Misiones.

Aquí podríamos decir que se inicia la historia grande de Andrés

Guacurarí y Artigas, Comandante Andresito ó “Artiguinhas” como lo

llamaron sus enemigos los portugueses. Andrés llevó a Santo Tomé,

como capellán y jefe militar a fray Acevedo y buena parte de oficiales

indígenas del cuerpo de Blandengues.

El 29 de Junio de 1815 en Arroyo de la China, hoy Concepción del

Uruguay, se reunió el Congreso de los Pueblos Libres, participando

delegados de la Banda Oriental del Uruguay, Entre Ríos, Córdoba, Santa

Fe, Corrientes y Misiones, convocado para “tratar la organización política

de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero; el

papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación,

la política agraria y la posibilidad de extender la Confederación al resto

del ex-Virreinato”.

El primer punto es resuelto con la Declaración de la “Independencia de

todo poder extranjero”, sosteniendo la Confederación de las provincias

autónomas como organización política. Es la primera declaración de

independencia en el Sur de América, pero esta no era una declaración

separatista del Río de la Plata, por lo que se designó una delegación que

viaje a Buenos Aires para acordar la unidad sobre estos principios de

“Soberanía particular de los pueblos unidos en Confederación”. Era claro,

la unidad federal de todos los pueblos e independencia no solo de

España sino de “todo poder extranjero”.

La intransigencia del gobierno centralista porteño hizo fracasar la gestión

política por la unidad y recién un año después, el 9 de Julio de 1816 en

Tucumán, se declaró la independencia del resto de las Provincias del

Río de la Plata. No pudieron ponerse de acuerdo con el sistema de

gobierno. Los dos proyectos en discusión eran monarquista: Belgrano

propuso monarquía Inca con Capital en Cuzco y los porteños

encabezados por Anchorena, querían monarquía borbónica con Capital

en Buenos Aires.

Al inicio del Congreso en Arroyo de la China, se Juró la Bandera

Tricolor de la Confederación de los Pueblos Libres: Blanco al medio,

azul en los extremos y una franja roja cruzada, resolviéndose que todos

los Pueblos de la Confederación sostengan “el Pabellón de la Libertad”

como la llamaba Artigas.

En este Congreso se hizo una modificación respecto a la primera

bandera izada en Purificación (sede del Protectorado), la que fue descrito

por el propio Artigas: “Blanco al medio, azul en los dos extremos, y en

medio de estos unos listones colorados, signos de la distinción de

nuestra grandeza, de nuestra decisión por la República y de la sangre

derramada para sostener nuestra libertad e independencia”. Esta

descripción se la hace en una carta, de fecha 26 de marzo de 1815,

enviada al Gobernador José de Silva de Corrientes, quien asume dicha

bandera en la provincia.

Los gobernadores de los pueblos confederados confeccionan sus

banderas con los mismos colores pero dispuestos de diferentes maneras.

Andrés Guacurarí en Misiones y Otorgués en Montevideo levantan una

bandera con tres franjas horizontales: roja la superior, blanca la inferior y

en medio azul. Corrientes mantiene en un principio la primera izada en

Purificación, luego la cambia por la jurada en el Congreso. Entre Ríos

sostiene la izada y jurada en el Congreso. Santa fe y Córdoba también

aunque luego otros gobernantes la cambian manteniendo los colores en

vertical. Lo concreto es que la bandera tricolor continúa siendo el símbolo

histórico de los Pueblos Libres que flamea en nuestra región.

Se resuelven dos puntos más; una es la confección de un “Reglamento

para el fomento de la campaña” que es promulgado el 10 de septiembre

del mismo año, que constituye la primera Reforma Agraria de América

Latina.

Establecía la expropiación de tierras y su reparto a los que la trabajen

“con la prevención que los más infelices sean los más privilegiados”.

El Reglamento establece claramente que el reparto no es el de promover

la acumulación de tierras sino todo lo contrario, prevé en sus artículos

que “los agraciados no posean más que una suerte de estancia”; también

que no “puedan enajenar o vender estas suertes de estancia ni contraer

sobre ella débito alguno bajo la pena de nulidad…”. “Estas son

heredades que tienen un alto sentido de reparación social y de

instrumento de mejoramiento del campo y no de meros instrumentos

para transacciones comerciales”.

Y el segundo fue el Reglamento de Aranceles (9 de septiembre de 1815)

en la Liga Federal se constituyó como un “mercado común regional”

donde se protegía la producción interna de la Confederación y se

fomentaba la agricultura con el reparto de tierras, animales y semillas.

Es importante recordar sobre el significado político social y cultural del

proyecto confederado de los Pueblos Libres expresado en este

Congreso, resaltando su identidad Democrática manifestada en el

proceso previo que podemos constatar en los párrafos de una nota

enviada al Comandante Andrés Gobernador de Misiones: …”creo

oportuno reunir en Arroyo de la China un congreso compuesto de

diputados de los pueblos, y para facilitar su modo de elección, tengo el

honor de acompañar a V.S., el adjunto reglamento”…”se proceda en ese

departamento a la reunión de Asambleas electorales, encargando muy

particularmente que los ciudadanos en quienes la mayoridad de votos

haga recaer la elección, sean inmediatamente provistos de sus

credenciales y poderes, y se pongan con toda prontitud en camino al

indicado punto de Arroyo de la China” (29 de abril de 1815).

También es de destacar lo expresado al gobernador Silva de Corrientes

instándolo a enviar delegados indígenas al Congreso: …“Yo deseo que

los indios, en sus pueblos, se gobiernen por sí, para que cuiden de sus

intereses como nosotros de los nuestros. Así experimentarán la felicidad

práctica y saldrán de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta la

desgracia. Recordemos que ellos tienen el principal derecho…”

Resume Norberto Galasso, en Seamos Libres: “En el litoral, Artigas

resulta en 1815 la expresión de la Revolución a la cual ha incorporado a

las masas populares y ha dotado de un ideario contundente que combina

distribución de tierras, protección a la producción local, dignificación y

democracia para negros, indios y gauchos, con la clara posición contra el

absolutismo, contra la burguesía comercial porteña y contra los

ingleses.".

Alcira Argumedo estudiando los documentos políticos de Artigas, cuyo

contenido es ejecutado por Andrés, expresa su profundo republicanismo

y tomando como base el Contrato Social de Rousseau lo traduce en los

principios definidos por la Liga de los Pueblos Libres. “El contenido de

este contrato será, en base a lo que preside e inspira:

- no es el resguardo del libre goce de la propiedad privada individual,

sino que se trata de un contrato entre comunidades, provincias o

regiones, para la salvaguarda de la independencia de la nación.

- Los contratantes no son los individuos sino los pueblos y provincias,

donde la libertad es a un mismo tiempo independencia y

federalismo en cuyo marco - y solo allí- cobra sentido y es posible la

libertad individual.

- El concepto de propiedad adquiere asimismo un significado

diferente, en tanto la promoción de este derecho no podía

desvincularse de la lucha política por la independencia y del sentido

de justicia igualitaria de sus bases sociales." (Alcira Argumedo -Los

silencios y las voces en América Latina)

Las campañas del Comandante

Andrés Guacurarí y Artigas

En 1815 designado Comandante General de Misiones y Ciudadano

Capitán de Blandengues por Artigas, debía cumplir com la misión de

liberar pueblos oprimidos em su región, proteger a los pueblos libre y

garantizar el cumplimiento de las resoluciones del Congreso. A partir de

lo cual se convirtió en un defensor de la Frontera del actual nordeste

argentino confrontando contra las invasiones del Imperio esclavista

Portugués, manteniendo la unidad de los pueblos misioneros y

correntinos con las Provincias unidas del Río de la Plata bajo la Bandera

Federal de los Pueblos Libres.

Su acción podemos desarrollarla en cinco campañas emprendidas:

1. Campaña del Río Paraná, recuperación de los Pueblos misioneros

en poder del Paraguay, en 1815.

2. Campaña de la contra-invasión de Artigas en 1816.

3. Campaña del Río Uruguay, contra la invasión portuguesa de

Chagas Santos en 1816-1817.

4. Campaña de recuperación Federal de la Provincia de Corrientes en

1818.

5. Campaña hacia los pueblos misioneros orientales del Río Uruguay,

contra los invasores portugueses, en 1819.

Todos los historiadores que estudiaron este tiempo del Comandante

Andrés han desarrollados sus campañas más o menos con este criterio

histórico. Aquí trataremos de resaltar los hechos que lo muestran en su

dimensión política y humana.

Una vez asumido se dedico a fortalecer los pueblos de Santo Tomé, La

Cruz y Yapeyú, como base de su Comandancia y desde allí se lanzó a

recuperar los pueblos misioneros que quedaron en poder del Paraguay,

luego de la derrota de Belgrano en su campaña hacia la entonces

provincia del Paraguay, leal a la monarquía española.

Comenzó con Concepción el pueblo más cercano a Santo Tomé. Para

fines de abril, Andresito había reconquistado los pueblos de Santa María

la Mayor, San Javier, Mártires, San Carlos, San José y Apóstoles.

La recuperación de Candelaria

El último pueblo en recuperar fue Candelaria. Desde San Carlos,

enfermo de viruela, Andresito intima al jefe paraguayo para que entregue

el pueblo sin derramamiento de sangre:

“Al señor José Isasi:

El Derecho es el ídolo y objeto de los hombres libres, por quien

se ven empapados en su propia sangre, me ha obligado, solicitando ellos

nuestra protección, a molestar a Usted el que venga con nosotros o de lo

contrario, deje ese Departamento al goce de sus Derechos, repasando

Usted el Paraná con toda su guarnición, sin el armamento que tienen

esos terrenos para su defensa. Esto lo hago como Americano y hermano

que somos, para evitar todo derramamiento de sangre entre nosotros”…

Aquí vemos lo que será una constante en su conducta profundamente

humanista, siempre trato de evitar el derramamiento de sangre.

Pero, ante la falta de respuesta se decide el ataque, la batalla fue con

gran resistencia, lo que la hizo sangrienta y luego de horas de combate

vencen las fuerzas de Andrés. Desde Candelaria envía el parte a Artigas

de lo actuado y de la situación general del Pueblo recuperado.

Restablecida su salud, que le dejó marcas en su cara, Andrés reasume el

mando de todos los pueblos vecinos a la Candelaria: Loreto, Santa Ana,

San Ignacio Miní, Corpus, y el paso de Itapúa.

Organización de los Pueblos misioneros

A fines de 1815, todos los pueblos de la margen sur del río Paraná

pertenecían a la Comandancia General de Misiones. Definida la posesión

territorial de los pueblos occidentales del río Uruguay y del sur del río

Paraná, el Comandante Andrés Guacurarí Artigas comienza a organizar

los pueblos misioneros política, social y económicamente.

“Podemos decir, en términos generales que los pueblos de las Misiones

– y esto es importante – durante el gobierno de Andresito reviven, de

alguna manera las viejas organizaciones de las misiones guaraníes”

(Salvador Cabral).

Al decir gobierno en realidad debería decir Comandancia puesto que él

fiel a sus concepciones que muy bien lo expresara en sus proclamas,

siempre respeto su definición de que “cada pueblo debe gobernarse a sí

mismo”.

Por ello, lo primero que instala en cada pueblo son los Cabildos

indígenas y una economía basada en la propiedad colectiva y el

comercio interno de la Confederación. No le fue difícil aplicar el

Reglamento de Tierras de Artigas (Distribución de la Tierra) en Misiones,

puesto que a los guaraníes no había que convencerlos, era recuperar su

cultura de propiedad social colectiva, comunitaria.

En 1816 Artigas convoca a una

contra-invasión a los portugueses.

El General Artigas, enterado de los movimientos portugueses hacia la

frontera, toma una decisión de adelantarse y avanzar sobre el enemigo

lusitano.

Para tal fin desarrolla un Plan que comunica al Comandante Andresito y

al Cabildo de Corrientes. Surge de una carta enviada por Artigas a

Andrés cuales eran sus objetivos: “No debemos dudar que Portugal va a

hacer un esfuerzo general y que debe hacerlo muy vigoroso en esas

Misiones, pues le interesa su dominación, así es preciso que todo el

mundo se ponga sobre armas, ya sea con fusil, ya con lanza para

caballería. Por lo mismo es preciso que se reúnan todos los hombres y

todas las armas, y que todos estén prontos para cuando llegue el caso.

Según el caso que anteriormente expuse a Ud., Miño con su División

debe guarecer Concepción y la costa del Uruguay arriba. Ud. el centro de

Santo Tomé, y Sotelo el Departamento de Yapeyú. Puestos en esta

forma y arreglados toda la gente, no hemos precisamente de aguardar

que ellos nos ataquen. Debemos penetrarnos a su territorio para

asegurar un golpe, para cuyo fin estoy tomando mis providencias en toda

la circunstancia de la línea, con el objeto que el movimiento sea general y

violento. Yo le avisaré el día en que debe hacerse”.

...”pasado mañana salgo con el resto de las tropas para activar los

movimientos en frontera. Por consecuencia, a los diecisiete días

contados sobre esta fecha, deben abrirse las hostilidades contra

Portugal. Cumplido este término debe usted repasar el Uruguay y atacar

San Borja, continuando sus marchas hasta libertar los Pueblos de las

Misiones y ganar la boca del Monte Grande.”

Esta convocatoria reaviva en Andresito la oportunidad de la

reivindicación histórica guaraní, ya que se le plantea la recuperación de

los Siete Pueblos misioneros orientales, ocupados por los portugueses

desde la invasión de 1801. Representa la reivindicación de la liberación

de su pueblo, de la lucha contra la esclavitud del imperio portugués que

tanto daño, tortura, muerte y sometimiento han sufrido los guaraníes de

las misiones.

Artigas ya había distribuido sus fuerzas para la ejecución del plan: al

oeste, en Santa Tecla se encontraba las tropas al mando de Otorgués.

Frente a San Borja, Andresito con su ejercito guaraní y al sur del río

Uruguay, en la Banda Oriental, el gobernador de Corrientes Méndez,

bajo las ordenes de Artigas acompañado por su lugarteniente Verdún.

El 12 de septiembre de 1816, Andresito con su ejército cruza el río

Uruguay y en su avance derrota dos veces a guarniciones portuguesas

en Itaquí y en el Paraje de la Cruz. Antes de continuar la marcha y rodear

el pueblo de San Borja, donde se encuentra el Brigadier Chagas Santos,

Comandante de la Frontera de las Misiones portuguesas.

Andrés redacta una proclama dirigida a sus hermanos guaraníes de los

siete pueblos orientales.

El contenido de la proclama no tiene desperdicio en cuanto a definiciones

de identidad, principios y objetivos políticos culturales, que Andrés asume

representar convocando a sumarse fraternalmente a sus iguales.

“Andrés GUACURARI y ARTIGAS, Ciudadano y Capitán de

Blandengues, Comandante General de la Provincia de Misiones, por el

Supremo Gobierno de la Libertad, a los Naturales de la Banda Oriental”

...“he tenido la dicha de quitar los pueblos gobernados por Buenos

Aires, y rescatar los otros que se hallaban en el año anterior bajo el yugo

del Paraguay, colmándome el Dios de los ejércitos de todos aquellos

beneficios que son necesarios para la empeñosa empresa de rebatir todo

enemigo de la justa causa que defiendo.

Por tanto atendiendo, e inteligenciado que las mismas o aún

mayores razones concurran en mí para libertad de los Siete Pueblos de

esta banda del tiránico dominio de los Portugueses bajo el cual han

estado quince años los infelices Indios gimiendo la dura esclavitud”.

“He puesto mi ejercito delante los Portugueses sin recelo alguno,...

solo con el fin de dejar a los Pueblos en el pleno goce de los Derechos,

esto es, para que cada Pueblo se gobierne por sí, sin que ningún otro

Español, Portugués o cualquier de otra Provincia se atreva a gobernar”...

“Ahora, pues amados hermanos míos, abrid los ojos, y ved que se

os acerca, y alumbra ya la hermosa luz de la Libertad, sacudid ese yugo

que oprime nuestros Pueblos, descansad en el seno de mis armas,

seguros de mi protección sin que ningún enemigo pueda entorpecer

nuestra suspirada libertad, vengo a buscaros porque sois mis

semejantes, y hermanos vengo a romper las cadenas de la Tiranía

Portuguesa, vengo por fin a que logren vuestros trabajos, y a daros lo

que los portugueses os han quitado el año 1801.

Ea pues, compaisanos míos, levantad el sagrado grito de la

Libertad, destruid la tiranía, y gustad del deleite néctar que os ofrezco

con las venas del corazón que lo traigo deshecho por vuestro amor”.

Es fácil identificar su pensamiento republicano democrático y federal en

el contenido de la proclama. El término utilizado por Artigas de

“soberanía particular de los pueblos” está definido al decir Andrés “para

que cada Pueblo se gobierne por sí”.

Sitio a San Borja y Batalla del Palmar

El 21 de septiembre Don Andrés Artigas rodea el pueblo San Francisco

de Borja que cuenta entonces con 2.000 habitantes y defendido por 14

cañones y 400 hombres. El brigadier Chagas Santos en evidente

inferioridad numérica pero con poderosa artillería y suficientes

municiones, establece la defensa colocando un cañón en cada entrada

de la ciudad protegido por barricadas.

Rodeando el pueblo, el ejercito del Comandante con más de 1.500

hombres en su mayoría guaraníes mal armados, con chuzas, hondas y

boleadoras y su capacidad de lucha montonera.

El día 28, luego de dos intimaciones a rendirse a Chagas Santos, Andrés

se lanza al asalto de San Borja. Ante el ataque se encuentran con una

carga de caballería portuguesa trenzándose en dura lucha, al poco

tiempo por los soldados caídos y cierta dispersión de sus hombres, los

lusitanos tocan retirada. La plaza hubiera caído de no ser por la infantería

y la artillería que resistió provocando la retirada de las tropas del

Comandante con no pocas pérdidas. Según un parte de guerra

portugués en esa acción de la madrugada del 28, las fuerzas de

Artighinas lograron penetrar una de las entradas pero no pudieron

sostener el ingreso.

El 3 de octubre se decide la segunda ofensiva hacia San Borja cuando

en un momento el Comandante Andresito se encuentra entre dos fuegos

de fuerte artillería, el ejército compuesto por 800 soldados del Teniente

coronel Abreu llegaba en auxilio de Chagas Santos. El Comandante

Andresito con una división de caballería bajo su mando ordena enfrentar

a los recién llegados, una y otra vez son rechazados, luego de

sangrientos enfrentamientos, Andrés reordena sus tropas y planifica la

acción para la batalla.

El enfrentamiento se da en un bañado rodeado de palmeras, por lo que

se conoce como el “Combate del Palmar”. Así describe Savoini el

combate: “Después de dos largas y violentas horas de lucha, con lanzas

improvisadas, pocas armas de fuego y un solo cañón, en la que

Andresito se batió valientemente llegando a perder su espada, como

también acosados desde dos frentes, y ante la imposibilidad de vencer a

un enemigo superior en fuerzas y armamentos, da la orden de escapar a

los cuatro vientos, según la táctica montonera para reencontrarse

posteriormente en un lugar determinado de antemano. En la guerra de

montoneras no se puede calificar a este combate como una “derrota

total” al decir de los autores brasileros, ya que si bien existieron

numerosas bajas, el ejercito guaraní se dividió en pequeños grupos que

vadearon el río Uruguay en distintos pasos”. Andrés juró no usar otra

espada hasta merecerla con una victoria.

Este contraataque frente al imperio portugués es solo una parte de una

gran guerra, tal como lo analiza Salvador Cabral: “En casi toda América,

durante el transcurso de 1816, se ven otra vez desembarcar, o preparar

desembarcos, de tropas europeas, ya sean inglesas, españolas o

portuguesas, que tenían como objetivo poner de nuevo de rodillas al

pueblo criollo, que trataba de emanciparse, y para ello, este pueblo debía

pelear contra poderosas fuerzas históricas, teniendo, además en su

contra, el peligro de la propia disolución interior, producto de las

tendencias centrífugas de nuestra América inmadura.”

La batalla del Palmar en San Borja es en ese tiempo y en ese escenario,

la lucha indígena, gaucha y mestiza, lucha montonera, y por eso no fue

un desastre como algunos pretenden calificar.

El mismo Abreu dimensiona en su parte el verdadero significado de esta

lucha: "Es increíble que un enemigo indisciplinado y sin orden y puesto

en confusión, se mantuviese por espacio de dos horas en la creencia de

poder contrarrestar nuestras armas”.

Andrés defiende los pueblos del ataque

de Chagas Santos (1816-1817)

Es de imaginar los sentimientos del Comandante Andrés Guacurari,

cargando en sus espaldas, en sus retinas y en su corazón el escenario

sangriento de sus hermanos muertos en la batalla del Palmar.

El General Artigas después del reproche lo incita a rearmar sus fuerzas.

Y lo hace en la misma carta a Andresito:

: “Siendo Ud. alto objeto de mi estimación, con alto dolor mío dígole que

Ud. no ha observado celosamente las repetidas y terminantes ordenes

que le dirigí a Santo Tomé. Debió atacar y tomar San Borja, sin lástima y

sin pérdida de tiempo. Pero aun cuando no me alcanzan cabalmente los

motivos que lo indujeron a no asegurar el primer golpe, tal como yo se lo

había mandado ejecutar, quiero que se penetre de una vez por todas del

valor de las reflexiones que paso a exponer. Mire que si bien los buenos

militares deben hacer la guerra sin ofender los derechos de la

humanidad, la clemencia que empleen para quienes se oponen con las

armas a nuestros anhelos de libertad, deben empezar recién después del

momento en que esas armas sean rendidas, y no antes. Vencer

fulminantemente debió ser su cifra”.

“No le será difícil calcular los sentimientos que arrancan de mi corazón

estas expresiones, y espero que en lo sucesivo será Ud. más inexorable

en el cumplimiento de su deber. Quiero darle a entender con esto que es

preciso que Ud., desde yá, reorganice sus legiones, para que

contribuyan, cuando yo lo ordene, a romper las cadenas de la esclavitud

y asegurar la felicidad de la Patria. Desde 1798, cuando los portugueses

habitaban nuestras posiciones, ocupaban nuestros campos, corrían,

robaban y mataban, estoy luchando contra ellos sin descanso y con

muchas fatigas. Sin en aquellas épocas defendí al español contra el

portugués, no voy ahora, con mayor razón, a descaminar a mi pueblo del

sendero de la libertad. Aunque la suerte no se canse de desairarme, yo

no me cansaré, pues me sobran los bríos para reiterar la protesta de no

dejar las armas de la mano hasta no contemplar a nuestra patria libre de

los tiranos que la oprimen. Hay que prepararse de nuevo para

exterminarlos”.

Artigas además le ordena ir hasta la Tranquera de Loreto, que allí junte

gente y que luego se desplace hacia los pueblos sobre el río Uruguay.

Andresito cumple rápidamente, yendo con algunos de sus lugartenientes

hacia el norte de Corrientes, donde comienza la difícil tarea de

reorganizar su tropa.

Los portugueses atacan al inicio del año 1817, venciendo a Artigas y a su

lugarteniente Latorre a orillas del arroyo Catalán. El camino hacia

Montevideo se les presenta liberado. Con estos triunfos y

envalentonados por la victoria del Palmar, el Marqués de Alegrete toma

la decisión de aprovechar esta situación para invadir los pueblos

occidentales de las Misiones y destruirlos.

El objetivo fijado era no ocupar, sino aniquilar todo asentamiento

fronterizo para terminar con el peligro constante de la recuperación de los

pueblos orientales ocupados por ellos. Y sin dudas que ese peligro tenia

nombre “Artighinas” tal como los portugueses llamaban al Comandante

Andresito. Para cumplir con tan tremenda misión el Marqués designa al

General Chagas Santos.

La orden empieza el 14 de enero a ser ejecutado por Chagas Santos,

con 700 soldados bien armados y cinco cañones, partiendo desde San

Borja hacia La Cruz lugar donde estaba instalado Andresito.

Cuando la vanguardia portuguesa encabezada por el teniente Carvalho

cruza el río Uruguay a la altura de Itaquí, es recibido por Tiraparé,

conocido como Capitán Don Vicente valiente lugarteniente de Andresito,

quien al frente de sus indios montoneros los ataca “hasta que las aguas

se tiñen de rojo”. Cada enfrentamiento entre soldados armados con

fusiles y cañones contra indios con chuzas, cuchillos y hondas, en campo

de batalla, no podía terminar de otra manera que con muchas muertes y

la retirada a la orden de su jefe, de pocos sobrevivientes.

Andresito ante la aproximación del ejército portugués, evacua el pueblo

de La Cruz y marcha con 400 guaraníes a Yapeyú para preparar la

defensa.

Enterado Chagas Santos del éxodo, ordena al Capitán Da Gama que al

frente de 300 soldados persiga a Andresito. Estos son atacados por

Tiraparé nuevamente antes de entrar a La Cruz, pero solo los hace

demorar unas horas.

El 20 de enero Chagas instalado en La Cruz da ejemplo de cómo debía

cumplirse con la orden de destrucción, manda quemar las casas y el

templo. Los pocos pobladores que se habían quedado fueron asesinados

al querer huir.

Andresito salva Yapeyú

Ese mismo día Andresito decide abandonar Yapeyú con 500 bravos

pero mal armados guaraníes, comunicando la situación al Cabildo de

Corrientes reiterando la necesidad de ayuda. El Capitán Da Gama entra

en Yapeyú encontrándola vacía y ordena el saqueo y la quema de las

casas. Cuando comienza el incendio, a puro “sapucay” los guaraníes

montoneros con Andresito atacan desde todos los lugares al galope de

sus caballos y las chuzas al frente. Luego de algunas horas de violento

enfrentamiento, donde la sorpresa y el cuerpo a cuerpo pudieron superar

la diferencia de armamentos, el Capitán Da Gama ordena la retirada

huyendo hacia La Cruz.

Así pudo Andresito salvar Yapeyú de su destrucción total, aunque no

pudo impedir que se quemen los documentos oficiales entre los que

debió estar seguramente el registro del nacimiento de José Francisco. El

General San Martín por esos días estaba en pleno cruce de los Andes

yendo hacia Chile con sus granaderos también integrado por no pocos

correntinos y misioneros guaraníes.

Victoria de Apóstoles

Era el mes de junio del año 1817 y Andrés Guacurarí había establecido

su Cuartel General en el pueblo de Apóstoles, meses antes saqueado y

destruido por la invasión portuguesa dirigida por el comandante

Francisco Das Chagas Santos. Don Andrés Guacurarí, comenzó la

organización de las fuerzas misioneras con la finalidad de contrarrestar

las invasiones de los portugueses. Integraban aquél ejército misionero

los sobrevivientes de las matanzas realizadas por los portugueses en

San Carlos, San José, Concepción, Santo Tomé, La Cruz, Mártires, San

Javier, Apóstoles y otras tantas reducciones de Misiones, durante los

meses de enero y febrero de 1817. Un pueblo levantado en armas está

en juego la dignidad mancillada en la invasión lusitana. El

reordenamiento de las fuerzas misioneras en Apóstoles exacerbó los

ánimos del portugués Francisco das Chagas Santos, quien decidió

organizar una nueva invasión a Misiones con el objetivo de atacarlos en

Apóstoles.

A fines del mes de junio del año 1817 una fuerza portuguesa compuesta

por 800 hombres pertenecientes al Regimiento de Dragones de Río

Pardo y a la Infantería de Santa Catalina, comandados por el Bigradier

Francisco Das Chagas Santos, el Mayor José María da Gama, el Capitán

Alexandre José de Campos y el Alférez Antonio de Souza Coutinho,

cruzaron el río Uruguay y se dirigieron hacia Apóstoles. En su mayoría

eran soldados veteranos, gran parte formados en las guerras

napoleónicas de Europa. Ante el avance de los portugueses los gauchos

que habitaban las chacras y estancias se fueron replegando junto a sus

familias hacia la guarnición de Apóstoles, uniéndose a los guaraníes.

Al amanecer del día 2 de julio el enemigo se presentó en formación en

las afueras del pueblo, sobre la margen izquierda del arroyo Cuñamanó,

dispuesto a iniciar el ataque. Los misioneros decidieron salir a

enfrentarlos enarbolando una bandera roja. El enfrentamiento se produjo

a media legua del pueblo. Los misioneros fueron rechazados no logrando

quebrar la línea de artillería de los portugueses y se repliegan hacia el

pueblo, fortificándose en los talleres, residencias y en el templo.

Entonces los portugueses, a media mañana, comenzaron el asedio del

pueblo. Dice textualmente el parte de batalla redactado por el Brigadier

Das Chagas Santos: “El escuadrón de la izquierda rompió el fuego

tomando los costados del cementerio y la huerta. El de la derecha ganó

al galope el portón del segundo patio y por el centro atacó nuestra

infantería, que luego tomó la bandera encarnada siendo muerto su

portador y atacando a los gauchos, huyeron éstos para la plaza y

acosados por nuestra fusilería corrieron por el patio del colegio, cuyo

portón cerraron guarneciéndose adentro con sus tiradores; así como por

las ventanas de la iglesia de donde nos habían iniciado fuego. Al mismo

tiempo, los milicianos de la derecha habían forzado el portón del segundo

patio debajo del fuego de los gauchos, que precipitadamente corrieron

para el primer patio, en que hubo mucho fuego de ambas partes.”

A las 3 de la tarde, el Comandante Andrés Guacurarí al frente de un

cuerpo de caballería compuesto por doscientos hombres avanza al

galope desde el vecino pueblo de San José. Das Chagas intentó

detenerlo mandando al encuentro de Andrés al Capitán da Gama con

120 hombres a las afueras del pueblo. Con doscientos lanceros

guaraníes, el Comandante Andresito arrolló a la columna portuguesa

cayendo sobre los que atacaban al pueblo. La Batalla con lluvia y barro

fue tremenda, una vez más el valor, la lucha cuerpo a cuerpo vencieron a

la superioridad de las armas. El Brigadier das Chagas fue herido en el

hombro y ordena la retirada. Los guaraníes inician la persecución a los

portugueses hasta que estos lograron repasar el río Uruguay.

Al anochecer del 2 de julio las fuerzas del Comandante Andrés

Guacurarí, acompañado por sus oficiales lograban la histórica victoria de

la Batalla de Apóstoles que constituyó un hecho más que relevante

fortaleciendo política y militarmente la campaña del Comandante

Andresito, en contra de la dominación extranjera y en defensa de los

principios de la Libertad y la Soberanía de los Pueblos misioneros.

Defensa de la Democracia.

Restituye al gobierno Federal de Corrientes.

Mención especial merecen los ocho meses que Andresito constituyó su

Comandancia de Misiones y de Corrientes en la Provincia de Corrientes.

El 25 de mayo de 1818, José Francisco Vedoya, a cuyo cargo estaba la

vigilancia de la frontera norte de la Provincia de Corrientes, da un golpe

de Estado, deponiendo al Gobernador Méndez y asume como

gobernador de facto.

Enterado de esta situación Artigas ordena a Andresito que marche a

Corrientes y restituya a Méndez en la gobernación.

El Comandante Andrés Guacurarí al frente de su ejército de guaraníes

marcha hacia las fuerzas de Vedoya y luego de dos combates victoriosos

– en Caá Catí y Saladas – se prepara para entrar en la ciudad de

Corrientes y cumplir con la restitución del gobernador Méndez.

Huida del golpista Vedoya

Es necesario recordar dos hechos que pintan claramente la conducta

criminal de Vedoya. En uno las hermanas Postlethwaite (inglesas), que

vivían en Corrientes en aquellos días, escribieron: “Vedoya había hecho

asesinar cruelmente a todos los habitantes de una aldea indígena pocas

semanas antes del ingreso de Andresito en la ciudad de Corrientes. Los

correntinos temían, y con razón, que los indios ejercieran venganza. La

aldea había estado compuesta por treinta familias y solo escaparon tres

de la muerte”.

La otra es que en su huida al pasar por la localidad de Mburucuya

secuestró a diez indiecitos que los arrancó de sus familias para llevarlos

de rehenes. Enterado Andresito del secuestro de los niños guaraníes por

Vedoya, nombra a Campbell Comandante General de Marina,

mandándole el siguiente oficio: “Los bandoleros Francisco Casado y

Juan Francisco Vedota nos han robado niños indios en Mburucuyá, para

reducirlos a la esclavitud entre las familias ricas de Buenos Aires. Yo no

puedo rescatarlos, porque aquellos malhechores han huido ya de

Corrientes por el río Paraná asustados de mi avance. … Atájemelos

Usted frente a Goya….Si los atrapa remítalos bien asegurados a

Purificación donde purgarán su delito. Los indiecitos cautivos van según

me informan en la polaca “La Florentina”…. Le encarezco que a los

indiecitos los mande sin tardanzas a San Antonio de Mburucuyá para

evitar el desconsuelo de sus pobres madres.

Sigo para la Capital. Siempre su amigo. Andrés Guacurarí y Artigas”

El irlandés artiguista Pedro Campbell era un desertor de las tropas

inglesas invasoras de Beresford que se quedó en estas tierras

haciéndose curtidor de cueros en Corrientes. Lamentablemente

Campbell no pudo interceptar “La Florentina” y a los indiecitos nunca se

los pudo recuperar.

Andrés entra en Corrientes

El 20 de agosto descendió de su caballo a una legua de la Capital

correntina y marchó desarmado a pié hasta la plaza. Así cuenta las

hermanas Postlethwaite: “La entrada del ejército indígena se efectuó en

calma y buen orden. Formó el Ejército en la plaza y después se fueron

los soldados a sus cuarteles. El General y los oficiales asistieron a una

misa que se cantó en la iglesia de San Francisco”

Acompañaban a Andresito El Gobernador de Corrientes Juan Bautista

Méndez, El jefe de su Estado Mayor Don Vicente Tiraparé, su capellán

Fray José Acevedo, y sus capitanes guaraníes Juan Abiaré, Javier Sity,

Manuel Cahiré, Ignacio Mbaybé, Blas Uré y José López (López Chico),

también el reciente nombrado Comandante de Marina Pedro Campbell.

Tomemos el relato de las hermanas Postlethwaite sobre el ingreso y los

primeros días de Andresito en Corrientes: “Cerrando la marcha venían

doscientos muchachos indios. Estos indiecitos habían sido apresados

antes por los correntinos y tenidos como esclavos. Andrés los había ido

liberando donde los encontraba apoderándose al mismo tiempo de un

número igual de hijos de aquellos hombres a cuyo servicio habían estado

los indios.

Después de tener prisioneros estos niños, cosa de una semana, Andrés

hizo comparecer a las madres. Les reprochó duramente la crueldad e

injusticia del que se habían hecho culpables ante los pobres indios y

apeló al mismo sentimiento de angustia en que ahora se encontraban:

“Pueden llevarse ahora a sus hijos –concluyó – pero recuerden en

adelante que las madres indias tienen también corazón”.

Muchos correntinos, de la burguesía aristocrática, y no pocos

historiadores afines a estos, denominan como “invasión del indio

Andresito” al ingreso del Comandante Andrés en Corrientes para restituir

a un gobierno democrático y federal. Califican de “salvajismo y

vandalismo” al ejército de los guaraníes sabiendo que durante la estadía

de estos en la ciudad, reconocido en documentos, no hubo robos ni

saqueos, torturas ni asesinatos y mucho menos masacres que sí

sufrieron los guaraníes en las verdaderas invasiones de los

conquistadores, encomenderos y colonizadores que explotaron a los

indios, niños y mujeres.

Política de Andrés en Corrientes

Luego de reponer al Gobernador Méndez, continuó como Comandante

General de la Provincia de Corrientes, cargos que mantenía en la

Provincia de Misiones. Andrés reorganizó el Cabildo y como Comandante

recorrió la Provincia aplicando los principios y las leyes de la Revolución,

a su paso ordenaba la abolición de toda servidumbre, combatiendo la

explotación del trabajo. Durante su estadía en la Provincia, desarrolla

una política de justicia social impulsando la reforma agraria establecida

en el Reglamento de tierras promulgado por Artigas y que fuera

resolución del Congreso de los Pueblos Libres en 1815.

Con el fin de conocer mejor la personalidad de Andresito y sus hombres,

apelemos a las memorias de las hermanas Postlehwaite, que dicen al

respecto: “Andrés era un hombre de buen corazón y mucho más instruido

de lo que pueda suponer. Creo que fue educado en Montevideo. (..) los

indios guaraníes eran hombres inofensivos, amables y de índole benigna.

En su mayoría sabían leer y escribir y tocaban algún instrumento,

muchos de ellos hasta dos y tres (...) Nosotros fuimos tratado siempre

con el mayor respeto, atención y urbanidad durante el tiempo que

permanecimos en Corrientes”.

Ultimo intento de recuperar los pueblos orientales.

Artigas, en los primeros días de marzo de 1819, planifica un avance

sobre los portugueses, ordena a Andresito que invada las misiones

orientales y que luego se reúna con el capitán Cahiré, en Ibicuy.

Reunidas las fuerzas, se debía incorporar a él con su ejercito en Santa

Ana, desde donde atacarían al ejército del General Curado. El plan

propuesto de esta nueva invasión a Río Grande era: Rivera en la Banda

Oriental, Andresito en las Misiones, Ramírez en la banda occidental del

Uruguay, y él avanzando sobre Río Grande.

Andrés Guacurarí marcha y se instala en Candelaria, desde donde el 25

de abril cruza el río Uruguay al frente de 2.400 hombres ordenados en

dos divisiones: la misionera con sus jefes, los comandantes Vicente

Tiraparé y Manuel Cahiré, y la correntina al mando del Teniente Coronel

Pedro Sánchez Negrete.

Al frente de su ejército libre guaraní occidental, Andrés marchó

sigilosamente hasta el pueblo de San Nicolás, el que ocupó sin

resistencia al atardecer del 26 de abril de 1819. La presencia de

Artighinas en San Nicolás sorprendió totalmente al Brigadier Chagas su

eterno rival, que se hallaba en San Borja, creyendo que aquel todavía

estaba en Corrientes.

Y Andresito vence a Chagas

El 9 de mayo de 1819 los portugueses llegaron a las puertas del pueblo

ocupado por los misioneros, sin encontrar casi resistencia y ante un

silencio desconcertante. El padre Gay escribió que la vanguardia de las

fuerzas de Chagas bombardeo las casas pero que ni eso provocó que los

sitiados dieran señales de vida. Poco después llega Chagas con el

grueso de las tropas y ante esta situación por desconfianza no se anima

a dar la orden de ataque.

Pero su jefe de vanguardia pierde la paciencia y ordena avanzar. La

infantería portuguesa fue recibida con una descarga de armas de fuego

que le provocó grandes pérdidas y la muerte de Moraes Lara. Ante el

desconcierto de los lusitanos es Andrés el que ataca. “El general

brasilero (Chagas) mando tocar y efectuó la retirada, cruzando el Piratiny

en el Paso de San Luís yendo a acampar 36 kilómetros al norte de San

Borja”, así escribía el autor brasileño H. J. Velloso de Silveira.

Dispuesto a cumplir con lo planificado por Artigas, el Comandante Andrés

no continuó la persecución y se dedico a reorganizar sus tropas. Reforzó

las defensas de San Nicolás y dejo allí a cargo a Vicente Tiraparé con

600 hombres. Y emprendió la marcha hacia el sur en búsqueda de

Artigas con el que debían encontrarse de acuerdo a lo convenido en el

río Ibicuy. En los últimos días de mayo Andresito desesperaba ante la no

aparición de su padre adoptivo. Destacó numerosas partidas en su

búsqueda sin hallar rastro alguno.

Artigas no lograba acudir a la cita, complicado con la situación de Entre

Ríos y Santa Fe con Buenos Aires donde un enfrentamiento entre estos

era inevitable. Y Rondeau (Director Supremo) ya tenía por objetivo

destruir a Artigas y su sistema Federal, para lo cual el Director propuso

un acuerdo a los portugueses para que estos invadan la Banda Oriental.

Inicio del calvario de Andresito

Andresito al no encontrar a Artigas decide volver tratando de evitar

cualquier enfrentamiento con los portugueses. Pero el 6 de junio es

emboscado en el Paso de Itacurubi del río Icamacuá, allí estaba

esperándolo la caballería portuguesa al mando del Coronel Abreu.

“El encuentro fue violento, eran 800 soldados bien pertrechados contra

indígenas cuyas únicas armas eran el coraje y sus lanzas. Así atacados y

encerrados en el lecho del río, con la mayoría de los caballos cansados y

con el agua hasta el pescuezo los indios intentaron defenderse. Pero

aquello fue una masacre se perdieron 430 hombres entre muertos y

prisioneros” (Luís Savoini). En el combate fue herido Andresito. Otros

200 indios mueren en la travesía del río Uruguay. Al otro día de la

masacre de Itacurubi las tropas portuguesas entraron en San Nicolás y

vencen a los guaraníes que habían quedado en su defensa. En la

persecución los portugueses logran matar al heroico y valiente Vicente

Tiraparé.

El Comandante Andrés Guacurarí fue sorprendido por un grupo de

soldados lusitanos comandada por el sargento Joaquín Santiago cuando

se disponía a vadear el río Uruguay en el paso de San Lucas y cayó

prisionero, siendo remitido a Porto Alegre y de allí a Río de Janeiro a la

Cárcel Isla Das Cobras.

De Souza, historiador brasileño escribió: “Una simple casualidad que

equivalía a una espléndida victoria, puso término a esta campaña; el

valeroso Andrés Tacuary, más conocido por Andresito o Artiginhas, fue

aprisionado por un sargento y unos soldados nuestros de San Isidro, en

circunstancias en que con algunos indios preparaban una jangada para

cruzar el río Uruguay…. El apresamiento de este jefe, que

incuestionablemente gozaba del mayor prestigio entre los guaraníes,

perfecto baqueano del territorio de Misiones, de donde era oriundo,

dotado de gran bravura y constancia en medio de reveses fue un golpe

profundo para Don José Artigas”

Otro historiador expresa según Carrazoni: “La suerte de este y de sus

desgraciados compatriotas, fue la más amarga. Atados por el pescuezo

con cueros frescos, que secándose eran más fuertes que el hierro,

fueron llevados a pie hasta los calabozos de Puerto Alegre, en la

Capitanía de Río Grande, por centenares de leguas, a trabajar en la

obras públicas, dándoles por único sustento un poco de fariña a veces

corrompida….. encerrados en hediondos calabozos, desnudos y

maltratados sin piedad como brutos; cargados de hierros, se les veía que

los hacían servir para nivelar las calles y plazas de Porto Alegre”

¿Qué paso con el Comandante?

Andrés fue llevado desde Porto Alegre donde estaba prisionero a la

cárcel en Isla Das Cabras – Río de Janeiro, donde también, en otra

cárcel cercana, se encontraban los lugartenientes de Artigas que

cayeron prisioneros en la invasión portuguesa a la Banda Oriental.

Según surge de cartas de Francisco de Magariños, este revela sobre

gestiones concebidas por su padre pero ejecutadas por el Embajador de

España en Río de Janeiro a favor de los prisioneros artiguistas. La idea

planteada por Don Francisco de Borja Magariños era peticionar la

Libertad de los prisioneros para luego hacerles firmar un juramento de

fidelidad a la Constitución de España de 1812 con el objetivo que estos

sean los impulsores de la vuelta de la Banda Oriental al dominio español

teniendo en cuenta que para 1821 estaba previsto la realización de un

Congreso en Montevideo. Es entonces que, el Conde Casa Flores –

Embajador - solicita la libertad de capitanes y soldados de Artigas., y es

así que mediante esta influencia, el bergantín inglés “Francia” del

armador John Perié, zarpó de Río de Janeiro el 17 de junio de 1821 y

arribó a Montevideo el 3 de julio del mismo año con los militares

liberados.

El prestigioso historiador misionero Anibal Cambas expresa sobre esto:

“Comprobaciones contenidas en legajos de la época revelaron la verdad

de que el denodado defensor de nuestros territorios, derechos y

libertades, no embarcó con sus camaradas de infortunio el 17 de junio de

1821 en el “Francia” como manifiesta el rol de viaje, sino que fue

detenido por las autoridades lucitanas un día antes de la salida del citado

bergantín, bajo el pretexto acusatorio de haber intervenido en una

incidencia callejera, con marinos y soldados ingleses. La revelación

pertenece a Flavio Garcia que …. halló el billete que ofreciera variante en

cuanto al destino de nuestro procer…representado por una comunicación

del Conde Casa Flores al ministro de guerra lucitano, del 23 de junio, es

decir, seis días después de la partida del bergantín de Perié con los

guerreros liberados, solicitándole la liberación del comandante misionero,

quien no había podido embarcar como los demás, en razón de haberse

operado su detención el día 16, acusado de haber participado en una

incidencia callejera, por lo que fue alojado nuevamente en la prisión”.

El Congreso de Montevideo se constituye el 18 de julio de 1821 para

decidir el destino de la Banda Oriental. El día 31 es aprobado la

conformación legal de la Provincia Cisplatina bajo el reino de Portugal. El

objetivo de la gestión del Conde Casa Flores fracasó y por lo tanto

también su interés por el destino de los prisioneros. Es muy posible que

Portugal los haya liberados sabiendo que el resultado del Congreso no

corría peligro. En cuanto a Andresito, tal vez no fue liberado por haber

solicitado como destino ir a Arroyo de la China y no a Montevideo según

lo considera Salvador Cabral y los portugueses seguramente no querían

volver a tener a Artiginhas en las tierras de las misiones guaraníes.

Pero, sin dudas, el Prof. Francisco Machón es el mayor investigador de la

vida de Andresito y muy especialmente de sus últimos pasos. Según sus

estudios, Andresito fue liberado al igual que todos, su situación era más

que precaria, a tal punto que pidió ayuda al mismo Embajador Casa

Flores. Tenia pasaje para viajar en el Bergantín junto a los otros

artiguistas a Montevideo, pero el pensaba ir luego a Arroyo de la China.

Efectivamente no fue de la partida por haber sido detenido nuevamente,

supuestamente por una riña con unos ingleses, junto al paraguayo José

Domingo Palacios. Casa Flores hizo el reclamo de su liberación por el

cual se inició un expediente, que al final se resolvió su libertad y la de

Palacios, dispuesta por una Orden Real fechada el 6 de julio de 1821.

Así describe él su visión después de su liberación: “Sin recursos

económicos, en una ciudad que le era extraña y con sus antiguos

compañeros de lucha ya embarcador hacia la Banda Oriental, Andrés

Artigas se encontró abandonado a su suerte, sin tener a quién recurrir y

sin que nadie se interese ya por su condición, De su destino posterior

solo podemos elaborar conjeturas en el estado en que están actualmente

las investigaciones”

Desde 1821, el Comandante General ANDRES GUACURARI Y

ARTIGAS es un desaparecido político social, fue capturado y torturado

por la fuerza imperial portuguesa, aliada con los ingleses, cuando

ostentaba el cargo de Comandante General de los Pueblos Libres de

Misiones y Corrientes.

Pero, Andrés Guacurari y Artigas sigue vivo en la lucha de los pueblos

por su liberación y su Soberanía territorial. La deuda histórica con su

pueblo y con los movimientos populares, los pobres, los más “infelices”,

se ha incrementado. Resulta imprescindible su reparación histórica, su

reconocimiento como revolucionario, como el político y militar humanista

que fue, un luchador por la soberanía de los pueblos y partícipe de la

gesta emancipadora, levantando la bandera de la fraternidad, del

solidarismo, por la República Democratica y Federal de los Pueblos

Latindoamericanos.

La búsqueda de sus restos implica conocer su verdad histórica, lo que

servirá sin dudas, para potenciar la integración de los pueblos de nuestra

región. Es asumir con orgullo, en cada región de nuestra América Latina,

el camino marcado por la lucha de Bolívar, San Martín y Artigas,

representando la referencia política y cultural de los pueblos originarios

en su ser guaraní.

Implica también, reivindicar la historia de los pueblos, la de millones de

historias ciudadanas que tienen tantos heroicos combatientes que

debemos reconocer, como a Ignacio Abiarú, comandante en la batalla

de Mbororé; José Sepé Tiarayú comandante en las guerras guaraníticas

contra el Tratado de Límites; y los que perteecieron al ejército libre de los

guaraníes con Andrés: Vicente Tiraparé, Cahiré, Pantaleón Sotelo,

Mbayté, Uré y Maracayú.

Recuperar la Memoria de los luchadores de la Liga de los Pueblos Libres

es fortalecer este nuevo tiempo latíndoamericano de liberación y

Soberanía de los Pueblos.

BIBLIOGRAFIA

ARCHIVO de la Provincia de Corrientes.

CABRAL, Salvador. Andresito Artigas en la emancipación Americana.

San Antonio de Papua, Buenos Aires. Ediciones Castañeda 1980.

CABRAL, Salvador; CAMBAS, Graciela y otros. Misiones una provincia

Argentina en el corazón de América. Buenos Aires. Corregidor, 1990.

CAMBAS, Aníbal. Historia Política e Institucional de Misiones. Comisión

Nacional de Cultura Buenos Aires, 1945.

CARRAZONI, José Andrés. La Epopeya del indio Andresito. Buenos

Aires. Editorial Dunken, 1999.

CAYOTA, Mario. ARTIGAS y su derrota. Ed. Taurus. Uruguay. 2007

COLOMBRES, Adolfo. La hora del “Barbaro”. Ed. Del Sol. Buenos Aires

1996

DOMINGUEZ, Wenceslao Nestor. El primer Congreso Correntino.

Buenos Aires. 1964

FURLONG CARDIFF, Guillermo. Las misiones Jesuitas. Cap. XII Historia

de la Nación Argentina dirigida por R. Levene. Vol. III, Buenos Aires,

1939.

FURLONG CARDIFF, Guillermo. Los Jesuitas y la Cultura rioplatense.

Buenos Aires. Huarpes, 1946.

GALVEZ, Lucia. Guaraníes y Jesuitas. Editorial Sudamericana. Buenos

Aires, 1995.

INGENIEROS, José. La evolución de las ideas Argentinas. Ed.

Problemas. Buenos Aires 1946

JESUALDO. ARTIGAS. Editorial Losada Buenos Aires 1961.

LUNA, Félix. Los Caudillos. Buenos Aires. A Peña Lillo editor S. A.,

1971.

LUNA, Félix. Historia integral de la Argentina. Tomos II, III y IV, Buenos

Aires. Planeta 1995.

MACHÓN, Jorge Francisco. Andrés Guacurarí y Artigas. Posadas. 2005

MACHON, Jorge Francisco y CANTERO, Oscar Daniel. Posadas. 2006

MARILUZ URQUIJO, José M. El Virreinato del Río de la Plata.Ed. Plus

Ultra. Buenos Aires 1988

MARTINEZ, Miguel. Andresito caudillo guaraní. Montevideo. Barreiro y

Ramos, 1949.

PATIÑO, Enrique. Los Tenientes de Artigas. Montevideo. Imp.

Monteverde, 1936.

SAVOINI, Juan. Andrés Guacurary y Artigas. Destrucción de las

Misiones occidentales. Instituto Superior del Profesorado. Santo Tomé,

Corrientes 1990.