Analisis Del Libro Vigilar y Castigar Yeslyn[1]

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Escuela Normal Superior María Auxiliadora LECTURA ANALITICA INVESTIGACION Fecha: Abril 5 de 2011 NOMBRE: Yeslyn Andrea Duque Meneses GRADO: Once B A continuación se presentan enumeradas y en su totalidad las reglas que rigen las distintas etapas de la lectura analítica, según el orden que siguen y bajo los encabezamientos adecuados. I. Primera etapa de la lectura analítica: reglas para descubrir sobre qué trata un libro. 1. Clasificar el libro según la clase y el tema Es un ensayo sobre la evolución de los métodos de castigo y vigilancia desde la sociedad medieval a la contemporánea. Pertenece al género de la filosofía, y al subgénero de la criminología. 2. Enunciar sobre qué trata el libro con la mayor brevedad posible. Es una mirada genealógica de los procesos históricos desde el análisis de los castigos como expresión de poder desde sus extremidades e intenta demostrar como las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el espesor mínimo de los cuerpos. 3. Enumerar las partes más importantes según su orden y correlación y perfilar dichas partes al igual que se ha hecho con el todo.

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Analisis pedagógico

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Escuela Normal Superior María AuxiliadoraLECTURA ANALITICA

INVESTIGACIONFecha: Abril 5 de 2011NOMBRE: Yeslyn Andrea Duque Meneses GRADO: Once B

A continuación se presentan enumeradas y en su totalidad las reglas que rigen las distintas etapas de la lectura analítica, según el orden que siguen y bajo los encabezamientos adecuados.

I. Primera etapa de la lectura analítica: reglas para descubrir sobre qué trata un libro.

1. Clasificar el libro según la clase y el temaEs un ensayo sobre la evolución de los métodos de castigo y vigilancia desde la sociedad medieval a la contemporánea. Pertenece al género de la filosofía, y al subgénero de la criminología.

2. Enunciar sobre qué trata el libro con la mayor brevedad posible. Es una mirada genealógica de los procesos históricos desde el análisis de los castigos como expresión de poder desde sus extremidades e intenta demostrar como las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el espesor mínimo de los cuerpos.

3. Enumerar las partes más importantes según su orden y correlación y perfilar dichas partes al igual que se ha hecho con el todo.

I. SUPLICIO: El castigo se centra en el cuerpo, las penas son extremadamente severas, el proceso es público y se busca el sufrimiento mortal del delincuente.II. CASTIGO: Se busca una nueva forma de castigo, donde se deja de lado el cuerpo y se pretende corregir el alma, no castigar menos sino castigar mejor.III. DISCIPLINA: Para controlar, manipular y vigilar se requiere de la disciplina, se impone el castigo disciplinario. Se habla del Panóptico, una figura arquitectónica, que cumple la función de cárcel y en la cual la visibilidad es un trampa.IV. PRISIÓN: Marca un aspecto importante dentro de la justicia penal, se da un interés particular sobre por qué se comete el delito, las críticas que se hacen respecto a los fracasos de la prisión en algunos objetivos iniciales y la creación de máximas de buena condición penitenciaria.4. Definir el problema o los problemas que ha tratado de resolver el autor.

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El autor comienza con la descripción del suplicio de Damiens para abordar una serie de proposiciones sobre el castigo del cuerpo y las técnicas y mecanismos de poder de la época, surge entonces entre los reformadores y filósofos la idea de corregir el alma en lugar de castigar el cuerpo, se quiere o se busca la dominación de los cuerpos a través de la disciplina y aparece el modelo de la prisión , mecanismo actual con sus fracasos, pero también la creación de principios de buena condición penitenciaria. La problemática que se aborda es la evolución de los mecanismos de poder desde la Edad Media hasta la actualidad y los cambios y consecuencias que esto ha acarreado.

5. Autor del libroMICHAEL FOUCAULT

II. Segunda etapa de la lectura analítica: reglas para interpretar el contenido de un libro.

6. Llegar a un acuerdo con el autor interpretando las palabras clave. (8 A 10)PODER: Quiere decir la capacidad, real o en potencia, para influir en otros en el sentido deseado.SUPLICIO: Sufrimiento físico intenso o lesión grave que se inflige a una persona como castigo.CASTIGO: Pena que se impone a quien ha cometido un delito o falta.CORREGIR: Rectificar, enmendar los errores o defectos de alguien o algo, señalar una falta o un error con el fin de quitarlo o enmendarlo.DISCIPLINA: Dominio de sí mismo para ajustar la conducta a las exigencias del trabajo y de la convivencia propicias para la vida en sociedad.DOMINIO: Conducir con acierto a las personas a la consecución de sus objetivos, en un ambiente de trabajo sereno y ordenado.VIGILAR: Observar cuidadosamente a una persona o cosa para seguir su evolución o desarrollo.SISTEMA PENITENCIARIO: Es el conjunto de prisiones y la organización respectiva que las administra.PRISIÓN: Es una institución autorizada por el gobierno, donde son encarcelados los presos y forma parte del sistema de justicia de una nación.PRINCIPIO: Máxima, idea o norma personal que rige el pensamiento o la conducta. 7. Comprender las proposiciones más destacadas del autor reflexionando sobre las oraciones más importantes. El momento en que se percibe que era según la economía de poder más eficaz y más rentable vigilar que castigar. Este momento corresponde a la formación a la vez rápida y lenta de un nuevo tipo de ejercicio del poder en el siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX. Es sorprendente como en tan poco tiempo cambia el mecanismo de castigo, en este período de transición a los castigos con humanidad, se pasa de castigar al cuerpo de forma violenta y directa a un castigo más sutil.

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El objetivo de la pena pasa a ser convertir al malhechor y obtener su curación, en definitiva, normalizarlo. No se juzga el delito como tal, sino el “alma” del delincuente, su voluntad, lo que puede ser, y la posibilidad de que vuelva a delinquir.

La idea del encierro penal era criticada tanto por los reformadores como por los juristas clásicos ya que no puede responder a la especificidad de los delitos, tiene pocos efectos hacia los demás ciudadanos y puede ser objeto de desconfianza para estos ya que no saben lo que ocurre dentro. Es increíble pensar que para los reformadores, la prisión era una idea inconcebible y ver que en la actualidad la detención es la forma más usual de castigo.En suma, el arte de castigar, en el régimen del poder disciplinario, no tiende ni a la expiación ni aun exactamente a la represión. La penalidad disciplinaria se encarga de todo lo que no se ajusta a la regla, las desviaciones y tiene como función reducir estas desviaciones, es decir, normalizar, corregir.¿De qué sirve el fracaso de la prisión? Los castigos entre ellos la prisión, están destinados a distinguir las infracciones y no a suprimirlas; estamos ante una nueva forma de administrar los ilegalismos, señalar cuales se toleran y cuáles no.Esta producción de la delincuencia y su envestidura por el aparato penal, hay que tomarlos por lo que son: no por unos resultados adquiridos de una vez y para siempre sino como tácticas que se desplazan en la medida en que no alcanzan jamás del todo su objeto. La táctica de separar la delincuencia de los demás ilegalismos y de conseguir que toda la población lo acepte es una barrera complicada.

8. Conocer los argumentos del autor hallándolos en las secuencias de oraciones o construyéndolos a partir de éstas.

Para mostrar los cambios que se producen en estos siglos como efectos de la reorganización punitiva es interesante contrastarlo con la organización anterior. Veamos en el caso del suplicio es preciso que los habitantes sean espectadores para lograr atemorizarlos y así mostrar el poder real; este espectáculo no era muy seguro ya que a veces se producían rebeliones para defender al sentenciado o para matarle mejor.Con la reforma se pretende hacer a todas las personas partícipes de las leyes, que sean asumidas por todos, por tanto la persona que comete un deliro se convierte en enemigo de toda la sociedad, traiciona la patria.De esta forma el delincuente es descalificado como ciudadano, enemigo social, el malvado, el loco, el enfermo… y pronto el anormal. Se produce un proceso de objetivación de los delincuentes y de los delitos.La detención se convierte en la forma más usual de castigo, se construyen prisiones por distrito.La prisión funciona aquí como un aparato de saber. No se castiga pues para borrar un crimen, sino para transformar a un culpable; el castigo debe llevar consigo cierta técnica correctiva.Las disciplinas existían ya de hacía tiempo, pero en el transcurso de los siglos XVII Y XVIII pasan a ser fórmulas generales de dominación que ya no se basan en lo negativo sino en la construcción positiva. La disciplina es una anatomía política del detalle.

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Le técnica penitenciaria y el hombre delincuente son en cierto modo, hermanos gemelos. Aparecieron los dos juntos y uno en la prolongación del otro, como un instrumento tecnológico que forma y recorta el objeto al que aplica sus instrumentos.La multiplicidad de técnicas carcelarias pasa a toda la sociedad, sociedad repleta de jueces de la normalidad, formando una red carcelaria con formas compactas o diseminadas de poder normalizador y dispositivos de encarcelamiento múltiples donde el delincuente no está fuera de la ley ni es producto de las márgenes de la sociedad.

9. Determinar qué problemas ha resuelto el autor y cuáles no, y de entre estos últimos, cuáles sabe el autor que no ha logrado resolver.El autor comienza abordando del tema del suplicio y de cómo el acto punitivo es sustituido por el castigo del alma, se supera aquí el acto de barbarie que es el primer problema; los reformadores hablan de la curación del delincuente, de corregirlo, para ello es necesario vigilar y controlar, de allí la pendidad disciplinaria, y la aparición del Panóptico, así la prisión pasa a ser el castigo más regular, pero con ello surgen nuevas problemáticas y se considera el fracaso de la prisión, con lo que surgen o mejor se crean las máximas de buena condición penitenciaria que dejan abierto un interrogante sobre el futuro de la prisión.

III. Tercera etapa de la lectura analítica: reglas para criticar un libro como comunicación de conocimientos.

A. Máxima generales de la etiqueta intelectual para llegar al conocimiento.

10. No empezar la crítica antes de haber completado el perfilado y la interpretación del libro en su totalidad. (No decir que se está de acuerdo o se disiente, ni suspender el juicio hasta poder decir «Lo comprendo» y porque)El libro comienza hablando de Damiens, un hombre que fue condenado el 2 de marzo de 1757 en París, por el delito de parricidio (ir en contra del rey: máxima autoridad), nos describe el precio que tuvo que pagar, su castigo cruel, narra paso a paso su suplicio. Aquí es donde nos damos cuenta que en esa época existían penas corporativas, que eran despiadadas, el delito se pagaba con la tortura hasta llegar a la muerte.Justamente tres cuartos de siglo después Leon Faucher redactó el Reglamento para la Casa de jóvenes delincuentes de París, que indica como pagaban aquellos infractores de la ley en los centros penitenciarios, en lugar de castigos crueles, trabajos forzados. He aquí pues, un suplicio y un empleo del tiempo. No sancionan los mismos delitos, no castigan el mismo género de delincuentes. Pero definen bien, cada uno, un estilo penal determinado. Menos de un siglo nos separa.A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX desaparece el cuerpo como blanco mayor de la represión, ya la exhibición del delincuente frente a la expectativa de una gran audiencia que tendía hacer una escena repugnante y falta de humanismo, fue desapareciendo la sombría fiesta punitiva, el castigo poco a poco ceso como espectáculo, esto entre los años de 1830-1848 fecha que se ceso más o menos el suplicio.

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Entonces se dio la tendencia que era más hacia la privación de libertad, podría decirse que el castigo recae más sobre el alma que sobre el cuerpo. Ya que como opinan los jueces lo esencial de la pena no consiste en castigar, trata de corregir, reformar, “curar”.

Se acaba aquellos suplicios en lo que el condenado era arrastrado a largos caminos, en lo que se le abría el vientre, arrancándoles las entrañas apresuradamente; en lo que se decapitaba finalmente y se dividía su cuerpo en cuartos. La experiencia nos dice que cortarla la cabeza a un delincuente expone a un suplicio más espantoso que la simple privación de la vida.

La atenuación de la severidad penal en el transcurso de los últimos siglos es un fenómeno muy marcado en los historiadores del derecho. Pero se ha tomado de una forma de ver menos sufrimiento, de ser más humanistas, de tanto ya no es el cuerpo sino el alma nos menciona Mably.

Juzgar era establecer la verdad de un delito, era determinar su autor, era aplicarle una sanción legal, tres condiciones que permitían fundar en verdad un juicio. Desde que funciona el nuevo sistema penal, el definido por los grandes códigos de los siglos XVIII y XIX, un proceso global a conducido a los jueces a juzgar otra cosa que los delitos; han sido conducidos en sus sentencias a hacer otra cosa que juzgar; y el poder de juzgar ha sido transferido, por una parte, a otras instancias.

Menciona Durkheim que hay que estudiar las formas sociales generales, corriendo el riesgo de suavizar lo punitivo en los procesos de individualización, que son más bien uno de los efectos de las nuevas tácticas de poder y entre ellas de los nuevos mecanismos penales.

En los países europeos con excepción de Inglaterra, se mantenía en secreto el proceso criminal hasta la sentencia: es decir opaco no solo para el público sino para el propio acusado. Se desarrollaba sin él, o al menos sin que él pudiese conocer la acusación, los cargos, las declaraciones, las pruebas.

Esta nueva orientación de las penas contrasta con los medios del XVIII, donde lo primordial es que el condenado confiese, y sufra la imposición del poder sobre su cuerpo, todo esto claro está ante los ojos del pueblo, y finalmente termina con la exposición del cadáver en el lugar de su crimen, o en la misma posición que sus víctimas.El papel del pueblo en este caso es ambiguo, por un lado se llama como espectador, ser testigo es un derecho que el pueblo reivindica, muchas veces el pueblo acompaña el suplicio con gritos e insultos al condenado, pero otras muchas, debido al horror y a la atrocidad de los suplicios, el pueblo apoya al condenado e incluso se revela, e intentan arrancar a este de las manos del verdugo.Una causa de relevancia y que se debe de tomar en cuenta era la diferencia de las penas según las clases sociales muy marcada en ese entonces. Entonces se dice que el suplicio cumple dos consecuencias una deseada y otra no deseada y por lo tanto no prevista.

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La oleada de protesta contra los suplicios se encuentra en la segunda mitad del siglo XVIII, entre los filósofos y los teóricos del derecho , entre juristas, curiales y parlamentarios , opinan que hay que castigar de otro modo, deshacer ese enfrentamiento físico del soberano con el condenado, muy pronto el suplicio se hace intolerable, dicen que en el peor de los asesinos , una cosa al menos es de respetar cuando se castiga se “ humanidad”, y ponen de manifiesto que a finales del siglo XVII disminuyeron los crímenes de sangre pero aumentaron los delitos contra la propiedad, los criminales de fin del XVII son “ hombres agotados, mal alimentados, dominados en absoluto por la sensación del instante, iracundos”. En palabras del autor está ocurriendo lo siguiente “se afirma la necesidad de definir una estrategia y técnicas de castigo”.

El suplicio es un gran sufrimiento físico o moral, el suplicio tiene grados. Del grado 0 que es un sentimiento en el que no hay dolor hasta el grado 1000 que es el que causa la muerte. El suplicio es como prolongar una muerte varias veces que es lo que se aplicaba en las penas anteriormente impuestas con el desmembramiento de las extremidades, quemar las heridas etc.… hasta que finalmente el cuerpo no resistía y morían.

A finales del siglo XVIII la tortura habría de ser denunciada como resto de barbaries ya era inaceptable este tipo de conductas y de penas.

Habla de la figura de la confesión que se llega a realizar por medio de la tortura pero dentro de la tortura hay tres figuras que hay que distinguir: Primera los criminales que son evidentemente culpables de crímenes graves no eras sometidos a la tortura, eran directamente condenados. Segunda figura los presuntos culpables que fueran inocentes o no de crímenes menores se les torturaba y si aguantaban la tortura sin confesar se les absolvía de la culpa. Tercera los inocentes que eran sometidos a tortura y eran obligados a imputarse penas que no merecían por medio de la tortura.

Los crímenes afectan directamente al príncipe (el estado) y por lo tanto este se ve agredido directamente. Este se inscribe en un sistema punitivo, en el que el soberano de manera directa o indirecta, pide, decide y hace ejecutar los castigos en medida que es él quien en cierta manera aplica los castigos con el respaldo de la ley. El regicida es esta persona que ataca directamente al rey.

El hecho de que la falta cometida y el castigo se comuniquen entre sí, no era en consecuencia una ley del talión oscuramente admitida. Era el efecto en los ritos punitivos.

La justicia necesitaba que su víctima autentificara en cierto modo el suplicio que sufría. Se le pedía al criminal que consagrara por si mismo su propio castigo proclamando la perfidia de sus crímenes y a esto es lo que se conoce como “las últimas palabras del condenado antes de morir” que no eran más que aceptar su culpa y que estaban muriendo justamente lo que les hacía perder toda dignidad humana.

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Algunos condenados después de su muerte se les recuerda con orgullo y jubilo y hasta sus almas pasan a ser veneradas como de santos.

Se ha pasado de la exposición de los hechos y la confesión al lento proceso de descubrimiento, del momento del suplicio a la fase de investigación; del enfrentamiento físico con el poder a la lucha entre el criminal e investigador durante el proceso.

Una buena ilustración del primer aspecto, el control minucioso de las operaciones del cuerpo, lo constituye la conformación de los ejércitos organizados tipo Napoleón en Francia, o Federico II en Alemania; en efecto, la especificación detallada de cómo debe ser el movimiento del cuerpo del soldado resulta toda una anatómica minuciosa. Segundo aspecto: una sujeción constante de las fuerzas; es decir, la fuerza que tiene el cuerpo, no porque tenga una fuerza por naturaleza, sino porque se le construye. Por ejemplo, cómo, antes de la época clásica, un soldado era el que "nació para soldado", al estilo de los gladiadores.

Posteriormente, no importará quién va a ser soldado, será cualquiera, porque el soldado se hace, el soldado no nace. Ejemplo de ello lo tenemos en la recluta: se puede reclutar un campesino o un estudiante, de todas maneras se hará soldado, porque para eso hay una disciplina bien precisa. Finalmente, tercer aspecto: la relación docilidad-utilidad supone el cuerpo dócil, el cuerpo maleable; con el cuerpo se puede hacer lo que uno se proponga, siempre que lo haga disciplinadamente y eso es muy útil, es muy fructífero. Por ejemplo, en términos de la conformación industrial, un obrero se hace, se hace con capacitación para la fuerza de trabajo.

Esto es lo que llama Foucault disciplina; pero, claro está, lo que él muestra es que pocos se han ocupado de estudiar la disciplina, quizás porque la disciplina se nos presenta como algo natural (normal), y no solamente natural porque lo llevamos acendrado en nuestro comportamiento, sino que además es asunto despreciable por menudo y regular, en fin, por ser asunto de detalle. Y ciertamente, de eso se trata, de ínfimos detalles, mas con consecuencias extremas y tremendas.

"La minucia de los reglamentos, la mirada puntillosa de las inspecciones, la sujeción a control de las menores partículas de la vida y del cuerpo dan, dentro del marco de la escuela, del cuartel, del hospital o del taller, un contenido laicizado, una racionalidad económica o técnica al cálculo místico de lo ínfimo y del infinito."

Es decir, la disciplina obviamente no es un invento de la época estudiada; disciplina tenían por ejemplo los jesuitas, grandes contribuidores de la disciplina, pero en el origen con un sentido completamente místico; es decir, muy disciplinadamente el ejercicio de los jesuitas es la búsqueda del encuentro con Dios, y eso se hace en silencio, tiene sus especificaciones. Foucault muestra cómo ese sentido va derivando en uno que ya es laico y que se transforma en un ejercicio que se da en las primeras escuelas fundadas por los religiosos en Europa, más o menos a mediados del siglo XVI. "Una observación minuciosa del detalle, y a la vez una consideración política de pequeñas cosas, para el control y la utilización de los hombres, se abren paso a través de la época clásica, llevando

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consigo todo un conjunto de técnicas, todo un corpus de procedimientos y de saber, de descripciones, de recetas y de datos". Es decir, hay todo un cuerpo de conocimientos que nosotros, en principio, consideramos como despreciable, hasta que se nos muestra la magnitud que tienen, por ejemplo, al cristalizar como pedagogía en el campo educativo, o como psiquiatría en el campo de los hospitales o de los encierros, o como criminología en el caso de la cárcel. Cuerpos del saber, en su origen, de minucias, de detalles que conformaron, lentamente, un modo de ser individuos: enfermo-médico, loco- psiquiatra, alumno-pedagogo, preso-carcelero, delincuente-criminólogo. "Y de estas fruslerías, sin duda, ha nacido el hombre del humanismo moderno". Ese es el hombre construido.

La disciplina, por otra parte, se resume en la idea del Poder Disciplinario. En el Poder Disciplinario se conjugan fundamentalmente, como ya hemos señalado, la vigilancia y el castigo. Vigilar el cuerpo para que esté haciendo lo que se le impone que esté haciendo; y castigar o sancionar el cuerpo porque no hace lo que se le pide que esté haciendo. Pero, de un modo muy especial, muy específico, en la disciplina –la del cuartel, la de la escuela, la del hospital– la vigilancia es permanente. Es la “vigilancia jerárquica"; es decir, se vigila a los vigilados para, finalmente, terminar en la forma más pura, que los vigilantes también sean vigilados y los vigilados sean vigilantes. El castigo, por el incumplimiento de la disciplina, es una sanción que adquiere la forma de la norma, de la norma en doble sentido. Una norma que especifica qué es lo que hay que hacer, y al especificar qué es lo que hay que hacer especifica el castigo; y una norma que normaliza, en el sentido que hace ver como normal lo que se tiene que estar haciendo. El castigo permanente deviene "sanción normalizadora". Lo más especial de la conjugación de la vigilancia jerárquica y de la sanción normalizadora es su constancia; en cada instante se está haciendo una vigilancia que involucra un castigo, un castigo que involucra una vigilancia y un castigo que es normalizador. La forma suprema que adquiere la conjugación de la vigilancia y del castigo, explica Foucault, es el Examen. En el examen se condensa la disciplina. Disciplina es sinónimo de examen. Y el examen comprende desde el examen de la escuela, pasando por el examen que se le hace al obrero para establecer su calificación para el trabajo, hasta el examen clínico que hace el médico, y el examen psiquiátrico que hace el psiquiatra, o el examen de los trabajadores sociales que, por ejemplo, laboran en la cárcel.

Foucault construye, a partir de una cantidad de documentos y de eventos históricos –el control de las epidemias en la ciudad, el aislamiento de los leprosos–, la forma "típico-ideal" por excelencia que adquiriría la disciplina (con la vigilancia, la sanción, la norma, el examen); a saber, El Panóptico. El panóptico es un diseño de encierro, de cárcel, en el que se conjuga de manera espectacular todo el poder disciplinario. Entonces, ¿Qué es la prisión?

La disciplina es la condición de posibilidad histórica en que se funda esa institución que llamamos prisión. Foucault dice: " La prisión, con toda la tecnología correctiva de que va acompañada, hay que colocarla aquí: en el punto en que se realiza la torsión del poder codificado de castigar, en un poder disciplinario de vigilar"; es decir, al poder disciplinario ya no le hace falta la gran norma que pensaba el reformador para el castigo, porque el mismo poder disciplinario va construyendo las normas en los detalles que le son necesarios.

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La prisión puede ubicarse "en el punto en que los castigos universales de las leyes vienen a aplicarse selectivamente a ciertos individuos y siempre a los mismos"; al individuo creado por la disciplina, es al individuo que se le aplica la disciplina.

Para ello ya no importa mucho la ley universal, la ley del derecho; lo que importa es que ese individuo esté siempre sometido al proceso disciplinario. En términos un tanto simplificados, es lo que se quiere decir usualmente cuando se expresa que "la prisión es una fábrica de delincuentes". Es una fábrica de delincuentes, dice Foucault, en el doble sentido; en el sentido que uno imagina que son llevados allí para refinar su calidad de delincuentes, pero también, y es lo más importante, porque es la prisión, es decir, el fenómeno prisión, la institución prisión, la que constituyó al delincuente como figura: el hombre delincuente es una construcción conceptual y fáctica hecha, por ejemplo, con la " ciencia criminológica", ¿hasta dónde? "hasta el punto en que la recalificación del sujeto de derecho por la pena se vuelve educación útil del criminal". No tiene porqué ser útil sólo para él; con mayor fuerza resulta útil para una conformación del poder disciplinario, "hasta el punto en que el derecho se invierte y pasa al exterior de sí mismo, y en que el contra derecho se vuelve el contenido efectivo e institucionalizado de las formas jurídicas". Se puede hacer exactamente lo contrario de lo que significa el derecho y eso es, exactamente, lo que hace el poder disciplinario. La norma detallada invoca a la norma general, pero la norma general es tan abstracta que no importa si se la invoca o no. El ejercicio de la norma de la disciplina se convierte, ciertamente, en la práctica constante de lo contrario que especifica la norma, lo que nos lleva a nosotros a decir, confusamente, que las cárceles son muy inhumanas.

En resumen, "lo que generaliza entonces el poder de castigar no es la conciencia universal de la ley en cada uno de los sujetos de derecho, es la extensión regular, es la trama infinitamente tupida de los procedimientos panópticos."

Ver la prisión como la sola prisión, no conduce a entender nada, porque la prisión no es por ella sola. La prisión es el resultado del desarrollo del poder disciplinario, y es, por así decirlo, el punto límite desde donde se deriva la amenaza del poder disciplinario hacia otras instituciones; pero, además, es porque la prisión resume al poder disciplinario, porque su origen estuvo en otras instituciones. La prisión entonces conforma, es una más dentro de un conjunto de instituciones en el que se expanden las prácticas del poder disciplinario. A ese conjunto lo llama Foucault el sistema carcelario, donde están todas las prisiones y las instituciones más cercanas a las prácticas de la disciplina penitenciaria.

Ese sistema carcelario, "sistema simultáneo que históricamente se ha sobreimpuesto a la privación jurídica de la libertad", es el sistema que se opone, franca y abiertamente, mas en su nombre, a la idea del castigo como privación jurídica de la libertad (la idea del castigo de la reforma). Foucault identifica dicho sistema con estos cuatro elementos inseparables:

Tiene un "elemento de sobrepoder"; es decir, hay algo adicional que la disciplina hace en la prisión. Es algo adicional a lo que tiene establecido. Por ejemplo, el papel cada vez más preponderante que en el ejercicio de las prácticas de las

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prisiones tiene ya no quien juzga, sino quien trabaja en la prisión, quien organiza la prisión, quien sostiene la prisión, quien mantiene las actividades que se están haciendo allí; es decir, cada vez más lejos del proceso del castigo se encuentra aquel a quien corresponde enjuiciar cuál es la pena que debe imponerse a quien comete un delito. En otras palabras, la sustitución por aquellos que saben sobre lo carcelario, de aquel que sabe lo que es justo o lo que es injusto: el juez desplazado por el carcelero, por el director de cárcel, por el policía técnico, por el psiquiatra, por el médico, por el trabajador social, etc. En suma, la pericia técnica sustituye al sentido de la justicia.

Un "elemento de saber conexo"; es decir, que no está especificado por naturaleza qué es lo que tiene que ser restricción de la libertad jurídica, sino que se genera todo un cuerpo de conocimientos. Es la producción de una objetividad, de una técnica, de una "racionalidad" penitenciaria. Foucault señala a la criminología como la ciencia humana que, en buena medida, resulta de la práctica de la prisión.

Un "elemento de eficacia invertida"; es decir, lo que es más visible. La cárcel, en vez de hacer la regeneración del delincuente, lo que hace es crear más delincuentes. Es prolongar de hecho, si no es que acentúa, la criminalidad que la prisión debiera destruir. Le conviene a la sobrevivencia del propio sistema carcelario.

Finalmente, el elemento más espectacular. Es la permanente –desde su origen– "reforma de la prisión". La prisión nace junto con su proyecto de reforma.

"La repetición de una ‘reforma’ que es isomorfa, no obstante su ‘idealidad’, al funcionamiento disciplinario de la prisión, elemento del desdoblamiento utópico". Por supuesto, no se trata en absoluto de una reforma inspirada en el puro espíritu del proyecto reformador de fines del siglo XVIII. Más bien, lo asume como especie de máscara. Es siempre, esencialmente, una reforma "técnica" propia del proyecto carcelario. El que la prisión esté en permanente proceso de exigencia de reforma hace que la prisión sea lo que es.

Foucault, un poco quizás en tono de burla a la época que él está viviendo –en 1975 hay un gran cuestionamiento en Francia por las prisiones, por motines, por asesinatos y suicidios en las cárceles– muestra cómo la idea de la reforma, estando en el mismo origen de la prisión, se ha paseado ya por todas las posibilidades que se le pudieran ocurrir a cualquiera. Como si siempre tuviéramos que aceptar que a la prisión hay que sostenerla, que tenga que seguir siendo lo que es y ver cómo se le puede poner un remiendo. Es decir, cómo resolver el asunto de siempre, a saber, el problema de la conjugación entre humanidad y medida. Siete principios de la "reforma eterna" se han paseado por todo el mundo durante los siglos XIX y XX. Ellos son:

1. Principio de la corrección: la detención penal debe tener como función esencial la transformación del comportamiento del individuo.

2. Principio de la clasificación: los detenidos deben estar aislados o al menos repartidos según la gravedad penal de su acto, pero sobre todo según su edad, sus

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disposiciones, las técnicas de corrección que se tiene intención de utilizar con ellos y las fases de su transformación.3. Principio de la modulación de las penas: el desarrollo de las penas debe poder modificarse de acuerdo con la individualidad de los detenidos, los resultados que se obtienen, los progresos o las recaídas.

4. Principio del trabajo como obligación y como derecho: el trabajo debe ser uno de los elementos esenciales de la transformación y de la socialización progresiva de los detenidos.

5. Principio de la educación penitenciaria: la educación del detenido es, por parte del poder público, una precaución indispensable en interés de la sociedad a la vez que una obligación frente al detenido.

6. Principio del control técnico de la detención: el régimen de la prisión debe ser, por una parte al menos, controlado y tomado a cargo por un personal especializado que posea la capacidad "moral" y técnica para velar por la buena formación de los individuos.

7. Principio de las instituciones anejas: la prisión debe ir seguida de medidas de control y de asistencia hasta la readaptación definitiva del ex- detenido. Se trata del control disciplinario del delincuente que logra rebasar la barrera de la pena impuesta.

B. Criterios especiales para los puntos de crítica. 11. Mostrar dónde está desinformado el autor. No considero que Foucault esté desinformado, ya que los métodos que utiliza en su obra son la arqueología y la genealogía.La genealogía que se caracteriza por:-Un saber minucioso, meticuloso que se adquiere mediante el rastreo de grandes cantidades de información-No parte de la idea de evolución continua, sino que trabaja con discontinuidades.La arqueología sería el método propio de los análisis de las discursividades locales, y la genealogía la táctica que a partir de estas discursividades locales así descritas, pone en movimiento los saberes que no emergían liberados del sometimiento.

12. Mostrar dónde es ilógico el autor. Foucault no es ilógico en su obra, “Vigilar y Castigar” mantiene una secuencia de hechos y sucesos y un hilo conductor, que permite al lector comprender sus proposiciones y su intención al escribir la obra. Esta obra se nos presenta como una genealogía del actual complejo científico judicial de los métodos punitivos, arrancando del corte epistemológico de los nuevos sistemas penales de los siglos XVIII-XIX, pero la obra desborda los límites de una genealogía penal, más bien es una genealogía de la moral moderna a partir de una historia política de los cuerpos.

13. Mostrar dónde es incompleto el análisis del autor.

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El análisis Foucault es muy completo, aunque al final de su obra deja una página en blanco en forma de libro abierto en torno al futuro del sistema penitenciario y desu función normalizadora.

IV. Cuarta etapa de la lectura en su reflexión personal: 14. A titulo personal cual es su posición frente al contenido del libroPara mí el aporte de Foucault es brillante, ya que él nos plantea el desarrollo del sistema penal a través de la historia partiendo desde los suplicios hasta llegar a la prisión, mostrándonos un cambio d mentalidad, un quebrantamiento de estructuras que se da en muy poco tiempo donde el objeto y los mecanismos de castigo cambian, y las relaciones que surgen de estas interacciones que influyen en todos los ámbitos del cuerpo social.

15. Que le quedo claro de lo leído frente a vigilar y castigarCómo ha sido el desarrollo y la evolución de los mecanismos y sistemas de castigo, el cambio de objetivo del castigo, y como las relaciones de poder se hallan inmersas en todo el cuerpo social, y la disciplina ejerce una función controladora y regularizadora, mientras que la prisión ejerce una función normalizadora , que ha tenido complicaciones y grandes dificultades, pero para lo que se crean ciertos principios de buena condición penitenciaria.

16. Problematice su realidad frente al texto leídoLa prisión se ha convertido en la pena más regular, pero no la más efectiva, en la prisión el hombre es despojado de su dignidad, es corrompido por todas aquellas experiencias y vivencias desagradables y por toda la corrupción que ahoga el sistema penitenciario. La prisión no cumple la función de corregir, por el contari , corrompe.