ANÁLISIS DE LA OFERTA DE TURISMO CULTURAL EN ESPAÑA

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Estudios Turísticos, n.° 150 (2001), pp. 15-40 Instituto de Estudios Turísticos Secretaría General de Turismo Secretaría de Estado de Comercio y Turismo ANÁLISIS DE LA OFERTA DE TURISMO CULTURAL EN ESPAÑA Julio Grande Ibarra* Resumen. El turismo cultural es un producto emergente como consecuencia de los cambios que se han producido en la sociedad occidental en los últimos años. Estas transformaciones han generado asimismo importantes cambios a la hora de enfrentarse al patrimonio y la cultura. En el artículo se plantea una breve reflexión sobre los nuevos conceptos que se manejan sobre el patrimonio para, a partir de aquí, tratar de analizar los cambios experimentados en la propia definición de turismo cultural. En segundo lugar se ofrecen una serie de datos que pueden servir de indicativos a la hora de poder valorar la oferta patrimonial y su estado de uso turístico, así como los componentes turísticos de la oferta de turismo cultural. Por último se revisan algunas de las principales estrategias de transformación de recursos patrimoniales en productos turísticos (creación de rutas, infraestructuras expositivas, eventos y parque temáticos) con algunos ejemplos. I. INTRODUCCIÓN El turismo cultural es uno de los pro- ductos emergentes que con más fuerza se está desarrollando en los últimos años en el panorama turístico español. El potencial de recursos que ofrece nuestro país, basa- do en un abundante y variado patrimonio, permiten servir de base a este creciente de- sarrollo. Al mismo tiempo y fruto del debate abierto en los últimos años, el concepto de patrimonio se va ampliando con nuevos elementos como los bienes vinculados a la cultura tradicional (incluidos los inmate- riales) o el patrimonio industrial. Bienes que hasta hace escasos años estaban prác- ticamente relegados al olvido y que hoy atraen a miles de visitantes para su disfru- te y conocimiento. El concepto de turismo cultural ha ido del mismo modo transformándose, adap- tándose a las nuevas exigencias de la de- manda. Ha sufrido así una evolución para- lela al mismo concepto de patrimonio, en la que se considera cada vez un mayor nú- mero de factores y elementos. En todo caso patrimonio y turismo cul- tural son dos realidades íntimamente liga- das que, aunque no siempre con intereses comunes, se desarrollan de forma depen- diente en la actualidad. II. PATRIMONIO Y USO TURÍSTICO II. 1. Los cambios del concepto y de uso del patrimonio Según el diccionario de la Real Acade- mia Española, el patrimonio es la "hacien- * Jefe de Programas y Actividades. Fundación Caja-Rioja. [email protected] 15

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Estudios Turísticos, n.° 150 (2001), pp. 15-40

Instituto de Estudios TurísticosSecretaría General de Turismo

Secretaría de Estado de Comercio y Turismo

ANÁLISIS DE LA OFERTA DE TURISMO CULTURAL EN ESPAÑA

Julio Grande Ibarra*

Resumen. El turismo cultural es un producto emergente como consecuencia de los cambios que se han producido en la sociedad occidentalen los últimos años. Estas transformaciones han generado asimismo importantes cambios a la hora de enfrentarse al patrimonio y la cultura. Enel artículo se plantea una breve reflexión sobre los nuevos conceptos que se manejan sobre el patrimonio para, a partir de aquí, tratar de analizarlos cambios experimentados en la propia definición de turismo cultural.

En segundo lugar se ofrecen una serie de datos que pueden servir de indicativos a la hora de poder valorar la oferta patrimonial y su estadode uso turístico, así como los componentes turísticos de la oferta de turismo cultural.

Por último se revisan algunas de las principales estrategias de transformación de recursos patrimoniales en productos turísticos (creación derutas, infraestructuras expositivas, eventos y parque temáticos) con algunos ejemplos.

I. INTRODUCCIÓN

El turismo cultural es uno de los pro-ductos emergentes que con más fuerza seestá desarrollando en los últimos años enel panorama turístico español. El potencialde recursos que ofrece nuestro país, basa-do en un abundante y variado patrimonio,permiten servir de base a este creciente de-sarrollo.

Al mismo tiempo y fruto del debateabierto en los últimos años, el concepto depatrimonio se va ampliando con nuevoselementos como los bienes vinculados a lacultura tradicional (incluidos los inmate-riales) o el patrimonio industrial. Bienesque hasta hace escasos años estaban prác-ticamente relegados al olvido y que hoyatraen a miles de visitantes para su disfru-te y conocimiento.

El concepto de turismo cultural ha idodel mismo modo transformándose, adap-tándose a las nuevas exigencias de la de-manda. Ha sufrido así una evolución para-lela al mismo concepto de patrimonio, enla que se considera cada vez un mayor nú-mero de factores y elementos.

En todo caso patrimonio y turismo cul-tural son dos realidades íntimamente liga-das que, aunque no siempre con interesescomunes, se desarrollan de forma depen-diente en la actualidad.

II. PATRIMONIO Y USO TURÍSTICO

II. 1. Los cambios del concepto y de usodel patrimonio

Según el diccionario de la Real Acade-mia Española, el patrimonio es la "hacien-

* Jefe de Programas y Actividades. Fundación Caja-Rioja. [email protected]

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da que una persona ha heredado de sus as-cendientes". La aparente simplicidad dedefinición, claramente vinculada al concep-to de transmisión de propiedad, dista mu-cho de resolver el debate abierto sobre laconcepción que atribuimos a lo que pode-mos considerar patrimonio desde un puntode vista social o cultural.

El significado y el papel que se le haatribuido, ha sufrido desde la antigüedadrevisiones y transformaciones, aunque enlos últimos años los especialistas han plan-teado una profunda reflexión.

La transformación social del siglo XXafectó, como no podía ser de otra manera, ala consideración del patrimonio y del pro-pio concepto de cultura que la actualidad seesfuerza por encontrar su verdadero papelante las nuevas realidades.

Baste como ejemplo las revisiones plan-teadas en algunos de los documentos deinstituciones del peso de la UNESCO. Asíen el artículo primero de la Convención so-bre la protección del patrimonio mundialcultural y natural se consideraba patrimo-nio cultural a los monumentos, los gruposde edificios y los lugares (UNESCO, 1972),en lo que podemos considerar un conceptoclásico del patrimonio. Sin embargo, lamisma institución en la Conferencia ínter-gubernamental sobre políticas culturalespara el desarrollo, en 1998, en su tercer ob-jetivo plantea la necesidad de "Renovar ladefinición tradicional de patrimonio, elcual hoy tiene que ser entendido como to-dos los elementos naturales y culturales,tangibles e intangibles, que son heredadoso creados recientemente. Mediante estos

elementos, grupos sociales reconocen suidentidad y se someten a pasarla a las ge-neraciones futuras de una manera mejor yenriquecida" (UNESCO, 1998). Mas ade-lante se insistirá sobre alguno de estos as-pectos.

No es objetivo de estas páginas abordarla ardua tarea de desarrollar una análisishistórico del concepto de patrimonio (1),pero sí parece pertinente al menos tratar deplantear las bases conceptuales sobre lasque en la actualidad se viene abordando eltema.

En primer lugar llamar la atención sobreel hecho, sobradamente sabido, pero enmuchas ocasiones olvidado, de que el patri-monio es una construcción social. Este he-cho implica que no existe en la naturaleza,sino que es "un artificio, ideado por al-guien, en algún lugar y momento, paraunos determinados fines, e implica, final-mente, que es o puede ser históricamentecambiante, de acuerdo con nuevos criterioso intereses" (Prats, L. 1997, p. 20). Dichode otra manera, el patrimonio no es algoque existe por sí mismo, ni los bienes al-canzan la categoría de bien patrimonial porpropiedades innatas, sino que su "genera-ción" (y su desaparición) responde a la in-tervención de diferentes agentes socialesgeneralmente relacionados con los gruposhegemónicos. Y aunque no lo parezca, estasituación es mucho más frecuente de lo quese pueda pensar a primera vista. En defini-tiva, el poder y en menor medida, diferen-tes agentes sociales, son los responsablesde alguna manera de otorgar la nobleza pa-trimonial a determinados objetos, lugares ohechos para alcanzar el codiciado rango,

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con el riesgo que esto supone de manipula-ción cultural.

En segundo lugar hay que hacer notarla incorporación de nuevos elementos alconjunto de bienes admitidos como patri-monio. Los tesoros artísticos o monumen-tales conservados del pasado, los elemen-tos de la alta cultura, no son ya los únicos.En la actualidad podemos considerarcomo admitido que integran el patrimoniootros elementos como la cultura inmate-rial, haciendo especial hincapié en todo loque afecta a la cultura tradicional. Las di-ferentes legislaciones del estado español(tanto nacionales como autonómicas) de-dican ya su atención a este apartado e in-cluso la UNESCO ha reforzado la imagende este rico patrimonio con la puesta enmarcha de la declaración de las PiezasMaestras del Patrimonio Oral e Inmaterialde la Humanidad en mayo de 2001, con lafirme voluntad de defender la cultura tra-dicional y popular, definiendo la mismacomo "el conjunto de creaciones que ema-nan de una comunidad cultural fundadasen la tradición, expresadas por un grupo opor individuos y que reconocidamente res-ponden a las expectativas de la comunidaden cuanto expresión de su identidad cultu-ral y social; las normas y los valores setransmiten oralmente, por imitación o deotras maneras. Sus formas comprenden,entre otras, la lengua, la literatura, la mú-sica, la danza, los juegos, la mitología, losritos, las costumbres, la artesanía, la ar-quitectura y otras artes" (UNESCO,1998). Pero además está tomando cadavez más importancia también el valor in-material de los bienes cultos. Ya no se va-lora exclusivamente su valor estético, sino

todo lo que rodea o ha rodeado al elemen-to y que le otorga un valor añadido funda-mental. En definitiva cada vez se apreciamás su valor simbólico.

A lo anterior hay que añadir una largalista de elementos que hace algunos añoshubieran despertado escasa atención enlos especialistas, pero que sin embargohoy han alcanzado una categoría incontes-table. Entre estos podemos incluir la crea-ción artística actual, que ya no necesitanecesariamente de la validación de la anti-güedad, o el patrimonio industrial. Porotra parte cada vez se trata más de unamanera conjunta el patrimonio natural y elpatrimonio cultural, considerados amboscomo partes de un mismo todo. Se reco-nocen los valores de conceptos como elpaisaje cultural. En definitiva una nuevasensibilidad y unos nuevos criterios a lahora de ir completando la lista, cada másinabarcable de lo que se considera patri-monio.

Por otro lado el patrimonio juega unimportante papel como representaciónsimbólica de la identidad, entendida comola "búsqueda de la idea de continuidadde los grupos sociales" (Pujadas, 1993,p. 63). El patrimonio se convierte de estamanera en un puente con el pasado que"nos provee de marcos de referencia paraque reconozcamos el entorno y nos reco-nozcamos a nosotros mismos" (Ballart, J.1997, p 43). La identidad adquiere unaimportancia más destacada en la medidaque avanzamos a una sociedad globaliza-da, en donde la propia cultura está su-friendo un proceso de mundialización.Como respuesta a esta dinámica de homo-

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geneización, aparece un deseo de la socie-dad por el reencuentro con sus elementosdiferenciadores y la búsqueda de la auten-ticidad. En este contexto el patrimonioestá jugando un papel fundamental, ampli-ficado por un proceso de democratizaciónde la cultura y la facilidad de acceso al co-nocimiento y la educación de amplias ca-pas de la sociedad.

Por ultimo la consideración del patrimo-nio como un recurso.

II.2. El patrimonio como recurso

Desde un punto de vista económico elpatrimonio ha dado origen a la aparición deun nuevo sector y ha pasado de ser consi-derado una carga presupuestaria, a trans-formarse en un motor de desarrollo econó-mico y social. Su tratamiento como unnuevo yacimiento de empleo, el desarrollodel ocio cultural, las empresas de serviciosculturales y de conservación e interpreta-ción, un comercio especializado, etc. hanhecho cambiar la imagen del patrimonioque pasa a ser considerado, no ya solo porsu valor intrínseco, sino por la capacidadde generar desarrollo. Así una visión eco-nómica ha llegado ya al patrimonio cultu-ral, desarrollando la idea de capital cultu-ral, no ya exclusivamente con el criteriodel aumento del valor real de un elementopatrimonializado, sino desde un perspecti-va de los beneficios tangibles e intangiblesque puede generar (Throsby,1997).

En todo caso las transformaciones con-ceptuales que se revisaban en el punto an-terior no son solo un debate de especialis-

tas, sino una reivindicación social. Unaciudadanía en los países occidentales, conuna situación económica que podemos con-siderar en líneas generales como buena,disponibilidad de tiempo de ocio, un mayornivel educativo, una demanda de autentici-dad y de búsqueda y descubrimientos derealidades diferentes a la propia y la dedi-cación del tiempo libre al consumo de cul-tura, ha forzado en gran medida estos cam-bios de mentalidad que, de alguna manera,han dejado de ser materia exclusiva de losespecialistas.

En este proceso la creciente demanda denuevas formas de entretenimiento vincula-das a la cultura, están jugando un papeltrascendental. Tanto es así que en ocasio-nes influyen de manera definitiva en las de-cisiones de intervención sobre el patrimo-nio, o llega a confundirse la gestión delpatrimonio con la gestión para el ocio y elturismo.

La transformación del patrimonio en re-curso y muy especialmente en recurso tu-rístico, le ha dotado de una nueva dimen-sión que está influyendo de una manerafundamental en las propias políticas cultu-ras. Un nuevo escenario en el que cultura yeconomía van ya indefectiblemente de lamano.

II.3. £1 difícil equilibrio entre turismoy patrimonio

El uso del patrimonio como recurso tu-rístico no está exento de polémica ni de di-ficultades. I.C.O.M.O.S. ya avisaba de es-tas dificultades cuando en el principio dos

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de la Carta Internacional del Turismo Cul-tural hacía referencia a que la "relación en-tre los sitios con Patrimonio y el Turismo,es una relación dinamicay puede implicarvaloraciones encontradas. Esta relación de-bería gestionarse de modo sostenible parala actual y para las futuras generaciones"(ICOMOS, 1999).

Es innegable el riesgo que supone parala conservación del patrimonio su utiliza-ción por parte del turismo. No podemos ol-vidar que el patrimonio cultural es un re-curso muy sensible, ya que son multitudlos factores, tanto físicos como sociales,que pueden dañar de forma irreparable losbienes y conjuntos. Esto es quizá más deli-cado y más complejo de prever y controlaren el caso del patrimonio inmaterial, en laque la presencia incontrolada del turismopuede llegar a transformar de forma irre-versible el valor simbólico que representapara las comunidades anfitrionas. Las con-secuencias inmediatas son la pérdida deidentidad cultural y de autenticidad, tras-formando la cultura tradicional en unamera representación teatral.

El patrimonio además es no renovable.El deterioro o la destrucción del mismo su-pone su desaparición definitiva.

Y el turismo no es nunca una actividadinocua sino, más bien todo lo contrario, esuna actividad de alto impacto. Aunque ade-cuadas planificaciones y estrategias puedenreducir las consecuencias negativas del he-cho turístico a niveles que podríamos asu-mir como aceptables, el riesgo está siemprepresente.

Así pues es imprescindible el plantea-miento de criterios de sostenibilidad en eldesarrollo del turismo basado en el patrimo-nio: "los proyectos para el desarrollo turísti-co deberían tomar en cuenta la dimensiónsocial, estética y cultural, los paisajes natu-rales y culturales, las características de subiodiversidad, así como los amplios contex-tos visuales de las sitios con Patrimonio"."Los planes de desarrollo deberían sopesarlos valores naturales y culturales de estosrecursos. Los planes de desarrollo deberíanestablecer límites adecuados para que elcambio sea asumible. Sobre todo en rela-ción al impacto que un excesivo número devisitantes puede producir en las característi-cas físicas del Patrimonio, en su integridadecológica, en la diversidad del Sitio, en lossistemas de transporte y acceso y en el bie-nestar social, económico y cultural de la co-munidad anfitriona." (ICOMOS, 1999).

En su informe del año 2000, la mismainstitución situaba al turismo como uno delos riesgos del patrimonio motivados porlos factores de desarrollo en estos térmi-nos: "Turismo sin manejo"

— Acceso y comportamiento de los vi-sitantes (falta de respeto; basura ydesechos; consumo en masa de mo-numentos y sitios).

— Aceleramiento del abuso físico delos sitios patrimoniales (erosión depavimentos, muros, acabados y jar-dines; concentraciones de humedaden los interiores, etc.).

— Impacto de la infraestructura rela-cionada al sitio (casetas y quioscos,

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estacionamientos, tiendas, hoteles; sende-ros, caminos y carreteras; alcantarillados yagua potable; alambrados de electricidad yteléfono; señalización).

— Museografía y presentación excesi-va o exagerada, y sus obras relacio-nadas, incluyendo las reconstruccio-nes poco apropiadas.

— Deterioro de la calidad espiritual yestética del sitio (aglomeramientosexcesivas, contaminación visual,ruido).

Los procesos de desarrollo que se hanpermitido avanzar sin reto ni control hancreado daños irreversibles y pérdidas entodo nuestro patrimonio. Las nuevas y po-derosas corrientes que están surgiendo enel contexto de una economía más global einterrelacionada presentan una amenazadevastadora a la diversidad cultural delmundo. Sobre estas tendencias profundasque abarcan todo el planeta no es posibleinfluir usando los canales e instrumentostradicionales de la conservación y las le-yes, pero sí se pueden tomar decisiones anivel nacional, regional y local que forta-lezcan la capacidad de crear un mejorequilibrio entre el dar respuestas a nues-tras necesidades económicas y el con-servar y retener usos tradicionales o ade-cuados en los sitios patrimoniales, monu-mentos y sitios. La sustentabilidad del pa-trimonio cultural es de por sí importante."(ICOMOS, 2000)

Hay que considerar que el patrimoniotiene un protagonismo social incuestio-nable que obliga a mantener acciones de

conservación e investigación, y que el tu-rismo no debe condicionar las necesariasintervenciones. El fin del patrimonio noes exclusiva y/o prioritariamente su usoturístico, principio que algunas ocasio-nes parece no quedar suficientemente ma-tizado.

Sería en todo caso injusto, no recono-cer que el turismo genera a su vez una se-rie de beneficios claros en las zonas enlas que se desarrolla y en el propio patri-monio.

El turismo ha sido, y está siendo en laactualidad con una tendencia creciente,causa de puesta en marcha de numerosas eimportantes acciones de conservación yvalorización del patrimonio que muy pro-bablemente de otra manera no se hubieranproducido. Y está facilitando nuevas opor-tunidades a muchos territorios. Así el tu-rismo se convierte en elemento dinamiza-dor, no solo económico sino tambiéncultural.

Se repite hasta la saciedad que el turis-mo cultural permite la obtención de recur-sos que se destinan a la conservación ymejoras del patrimonio, aunque quizá ha-bría que situar estas afirmaciones en sujusta dimensión. En muchas ocasiones losbeneficios inducidos por el patrimonio norepercuten de ninguna manera sobre él. Escurioso analizar que en concreto el empre-sariado turístico, colabora escasamentecon programas específicos de intervenciónsobre el patrimonio a pesar de ser uno delos de los sectores que, de forma directa,obtiene de su utilización un mayor benefi-cio. ICOMOS llama la atención sobre este

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punto en el informe citado anteriormente:"En algunos países, la industria del turis-mo, intrínsecamente ligada a monumen-tos, barrios históricos y paisajes cultura-les, constituye al parecer la única razónpara proteger monumentos, al menos encuanto puedan ser considerados como lu-gares de interés. Un turismo comunitariomoderado, podría tener, desde luego, efec-tos positivos en la preservación. Pero elturismo masivo, del que han sido víctimasen las últimas décadas paisajes culturalesenteros, representa ante todo un peligro.Es decepcionante comprobar que, a pesarde todas las garantías expresadas en lasinnumerables conferencias que han tenidolugar sobre el tema del turismo y la pre-servación, la industria turística siga sincomprometerse en este sentido, aun sien-do actualmente, con sus ventas de milesde millones, el sector industrial más im-portante a escala mundial. El turismo ex-plota el patrimonio cultural mediante unuso excesivo, a veces ruinoso (citemos al-gunas tumbas egipcias, por ejemplo), perono aporta ninguna ayuda financiera para laprotección y preservación del patrimoniocultural." (ICOMOS, 2000.)

Esta falta de atención de la industria tu-rística a la hora de intervenir en el patri-monio cultural se puede achacar a diferen-tes causas. En primer lugar es un bienpúblico y al alcance de todos, lo que lógi-camente incluye al sector turístico, quepuede beneficiarse de su uso y disfrute deigual manera que lo podría hacer cualquierparticular.

Sin embargo hay dos diferencias que pa-recen no tenerse en cuenta. Por un lado el

patrimonio es para el turismo la materiaprima de su industria. Por otro genera unimpacto superior por el número y la fre-cuentación de las visitas, que en muchoscasos se producen en números muy eleva-dos. Sin embargo ni por la utilización nipor el impacto el sector contribuye de ma-nera suficiente.

Por otra parte muchos productores tu-rísticos ven todavía el patrimonio comoun elemento marginal, aunque esta ten-dencia está poco a poco cambiando. Aun-que se asume el interés de disponer de unabuena oferta cultural y el valor añadidoque esto genera en los destinos, se sigueconsiderando como un tema relativamentesecundario o, cuanto menos, responsabili-dad de otros. Esto no excluye sin embar-go, que se reivindique desde los sectoresprofesionales a las administraciones públi-cas la necesidad de realizar inversionespara la correcta adecuación del patrimonioy su adecuada puesta en valor, como sifuera exclusiva responsabilidad suya.

Buscar el fiel de la balanza no es tareafácil, pero es sin duda imprescindible.Los intereses del sector turístico y de laprotección y conservación del patrimo-nio no son en todo coincidentes, perotampoco necesariamente incompatibles,todo lo contrario, son en gran medidacomplementarios e imprescindibles el unopara el otro. Pero es necesario abrir nue-vas líneas de trabajo y aproximación entreel mundo de la cultura y el ocio, de mane-ra que las necesidades de ambos quedensuficientemente garantizados, buscando esedifícil equilibrio sin duda por todos de-seado.

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III. TURISMO CULTURAL: LAEVOLUCIÓN DE UNADEFINICIÓN

Si bien el concepto de turismo culturallo podemos considerar como de recienteaparición (Richards, 1996, p. 26) podría-mos considerar al Grand Tour del sigloXVIII, viajes de una reducida élite socialcuyo objetivo era conocer in situ los gran-des tesoros patrimoniales clásicos, comoun origen remoto de los actuales viajes cul-turales.

Sin embargo el turismo cultural comoproducto específico alcanza entidad propiahace pocos años y su concepto ha sufridouna rápida evolución influido por los cam-bios conceptuales que se están produciendoen el campo del patrimonio y por los cam-bios sociales y los consecuentes cambios dela demanda que busca nuevas formas deconsumo cultural. La revisión de este proce-so puede aportar una idea sobre la concep-ción actual del producto turismo cultural.

Una de las primeras definiciones corres-ponde al ICOMOS, que lo definía en 1976como "la forma de turismo cuyo objeto esel descubrimiento de monumentos y si-tios", definición que, como se ve se refiereúnicamente al patrimonio monumental, yque durante mucho tiempo permaneciócomo la definición clásica de turismo cul-tural.

En 1984 el ECTARC (European Centerfor Traditional and Regional Cultures) de-fine el turismo cultural, en este caso, enten-diéndolo como "aquel relacionado con elpatrimonio artístico e intelectual de un

área", añadiendo el concepto de territorio ala definición.

En 1985 la Organización Mundial delTurismo (OMT) trata de aproximarse al tu-rismo cultural desde dos puntos de vista.Aporta así una definición técnica "el movi-miento de personas debido esencialmente amotivos culturales como viajes de estudio,viajes a festivales u otros eventos artísticos,visitas a sitios y monumentos, viajes paraestudiar la Naturaleza, el Arte, el Folklore,y las peregrinaciones" y otra de caráctermás general "todos los movimientos depersonas para satisfacer la humana necesi-dad de diversidad, orientados a elevar el ni-vel cultural del individuo, facilitando nue-vos conocimientos, experiencias yencuentros". Este concepto se empieza adesmarcar de un viaje exclusivamente mo-tivado por elementos monumentales yplantea ya otros elementos como la culturapopular, la naturaleza, que se incorpora yacomo un elemento más de patrimonio, y al-gunas motivaciones religiosas.

En 1986, Mcintosh y Goeldner definenel turismo cultural como "todos los aspec-tos del viaje, a través de los cuales el viaje-ro aprende sobre la historia, el patrimoniode otros o acerca de sus actuales formas devida y de pensamiento" (Citado por RI-CHARDS, 1996). El concepto de enrique-cimiento personal activo y voluntario vaasomando poco a poco.

En 1991 el grupo de trabajo de ATLAS(European Association for Tourism andLeisure Education) en su proyecto de inves-tigación sobre el turismo cultural planteabados definiciones que partían de las conclu-

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siones de un estudio previo elaborado por laI.T.B. sobre los recursos de turismo culturalrealizado en 1988 para la Unión Europea.(Richards, G., 1996, pp. 23-24)

Así plantean una definición que conside-ran como técnica turística "todo movimien-to de personas hacia atracciones específica-mente culturales como sitios patrimoniales,manifestaciones artísticas y culturales, artey representaciones, fuera de sus lugares ha-bituales de residencia", en una línea similara la que planteaba ICOMOS, y una defini-ción más conceptual "el movimiento tem-poral de personas hacia una atracción cultu-ral fuera de su lugar habitual de residencia,con la intención de satisfacer sus necesida-des culturales". Vuelve a aparecer aquí laidea de una acción positiva del viajero en sudeseo de ampliar su conocimiento.

Un paso más en este sentido lo aporta elGEATTE, (Grupement d'étude et d'assis-tance pour l'amenagement du territoire, letourisme et l'environnement), cuando pro-pone la siguiente definición: "Para hablarde turismo cultural es necesario que al des-plazamiento turístico se añadan tres condi-ciones: el deseo de cultivarse, conocer ycomprender los objetos, las obras y loshombres; el consumo de una prestación detipo cultural (monumento, obra de arte, es-pectáculo...); y la intervención de un me-diador, persona, documento escrito o mate-rial audiovisual, que ponen en valor ogeneran el producto cultural" (1993, p. 11).

Para Richard Prentice ( 1997, p. 210) elconcepto de turismo cultural es algo muchomás amplio que el enfoque monumental, estodo lo relacionado con un lugar y su he-

rencia: "El turismo cultural y paisajísticoes un concepto mucho más amplio que elque implicaría centrarse en palacios, cate-drales, templos y galerías de arte; sus re-cursos incluyen la geografía histórica, laarqueología, la literatura y la gestión me-dioambiental, por citar sólo algunos deellos. Esencialmente, el turismo cultural ypaisajístico se refiere a lo que un geógrafodenominaría lugar, como comprensión delos lugares como son en sentido absoluto, yademás al patrimonio".

Poco a poco este concepto de turismocultural ha incorporado dos ideas. La pri-mera, la de la ampliación del conjunto deelementos que lo forman, de manera simi-lar a la evolución sufrida por el conceptode patrimonio revisado anteriormente, per-diendo su carácter exclusivamente monu-mental. La otra cuestión planteada hace re-ferencia a la postura adoptada por elturista, que ya no es la de un mero curioso,sino que mantiene una actitud de búsqueday ampliación de conocimiento, pasando deser un espectador de la cultura a transfor-marse en un agente activo.

IV. EL COMPONENTE CULTURALY EL COMPONENTETURÍSTICO DEL PRODUCTOCULTURAL

IV.l. El componente cultural

Este componente constituye la ofertaagregada y especializada del producto yconstituye el elemento de motivación fun-damental que genera el desplazamiento tu-rístico en el producto turismo cultural.

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rV.1.1. El tratamiento de la ofertacultural desde una perspectivaturística

Son muchos y muy variados los compo-nentes de la oferta cultural que puede serutilizados como recurso turístico. Algunasclasificaciones tipológicas pueden servirpara mostrar la diversidad de estos recursos.En el cuadro 1 se muestran los recursos devocación cultural dentro de la clasificaciónde recursos propuesta por la O.E.A.

En todo caso la sola presencia de losatractivos patrimoniales no implica la exis-tencia de recursos turísticos. Es necesarioun proceso de organización, e inversión,para su correcta puesta en uso.

Hay que precisar que el escenario turísti-co requiere unas especiales característicasque hay que considerar. Aspectos que vandesde el cálculo de la capacidad de carga auna correcta política de horarios que seadapte a las demandas de los turistas; desde

Cuadro 1Clasificación de recursos (OEA)

Categoría

Museos ymanifestacionesculturales

Folklore

Realización técnicas,científicas y artísticascontemporáneas

Acontecimientosprogramados

Tipo

• MuseosObras de arte y técnica »•

• Lugares históricos• Ruinas y lugares arqueológicos

• Manifestaciones religiosas y creencias• Ferias y mercados

Música y danzasArtesanía y artes >-

Comidas y bebidas típicasGrupos étnicos

• Arquitectura popular

• Explotaciones mineras• Explotaciones agropecuarias• Explotaciones industriales• Obras de arte y técnica >•• Centros científicos y técnicos >•

• Artísticos >•• Recreativos >-

• Otros »•

Subtipo

Pintura, Escultura, Arte decorativoArquitectura, Realizaciones urbanas,Obras de ingeniería

Alfarería, Tejidos e indumentaria,Metales, Cueros, Cestería,Instrumentos musicales, etc.

Pintura, Escultura, ArtesaníaArquitectura, Diseño industrial,Zoológicos, Botánicos, etc.

Musicales, Teatrales, Festivales de cineFiestas populares y religiosasParques recreativosFerias y exposiciones, Mercados,Corridas de toros, etc.

Fuente: O.E.A. y elaboración propia.

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Análisis de la oferta de turismo cultural en España

el planteamiento de los sistemas de acogidahasta las estrategias de promoción; desde laaccesibilidad a la comercialización.

Mención especial merecen las interven-ciones en el campo de la interpretaciónpara garantizar una correcta accesibilidadintelectual al bien cultural, elemento funda-mental para alcanzar el adecuado nivel desatisfacción de los visitantes. Las estrate-gias interpretativas pretenden contribuir ala conservación de los valores naturales yculturales, ayudando a que el visitante de-sarrolle una profunda conciencia y entendi-miento del lugar que visita. (Morales, J.1998). Tal y como se conciben hoy en día,son además una excelente herramienta degestión controlando el impacto generado,incrementando la valoración del bien porlos visitantes, mejorando el manejo de flu-jos, favoreciendo la obtención de benefi-cios económicos y, muy especialmente, fa-cilitando el disfrute por parte del visitante.

La oferta patrimonial, desde una pers-pectiva turística puede cumplir tres funcio-nes bien diferenciadas.

En primer lugar puede constituir el re-curso fundamental, la motivación principaldel viaje. Se trata de bienes de gran entidadque, por sí mismos, son capaces de generarel atractivo suficiente como para motivar eldesplazamiento turístico. Quizá el ejemplomás claro sea el del turismo relacionadocon el patrimonio natural, como en el casode los Parques Nacionales. Pero no es elúnico ejemplo, hay grandes atraccionesculturales capaces de despertar gran interésen masas de público que deciden dedicarparte de su tiempo de ocio a "su disfrute: el

Gugenheim, la Semana Santa sevillana, elCamino de Santiago o los grandes eventosson claros exponentes. Junto a estos atrac-tivos de masas, existen otros recursos másminoritarios y especializados que empiezana organizar otro tipo de producto que tienetambién en la cultura su principal recurso:el turismo relacionado con la ópera, losviajes destinados a la visualización de es-pecies animales, los apoyados en fiestaspopulares, los relacionados con la vida depersonajes o el descubrimiento de la cultu-ra del vino pueden ser casos ilustrativos.Sin embargo no es la situación más fre-cuente de la utilización turística del patri-monio.

En otras ocasiones los elementos patri-moniales se presentan asociados a otros re-cursos de diferente categoría. Es sólo unaparte más de los atractivos, que se comple-mentan con un muy variada tipo de oferta.Es el caso de los exitosos circuitos de ciu-dades, en los que el interés fundamental seencuentra más en el descubrimiento deldestino, que en los bienes culturales aun-que es innegable que estos juegan un im-portante papel.

Y por último cuando el patrimonio ad-quiere un papel complementario o secunda-rio dentro de la oferta turística, la situaciónmás frecuente. El patrimonio genera un va-lor añadido de imagen al destino, de efectodiferenciador frente a los competidores yde imagen de calidad. En algunos casosesta utilización no pasa del mero reclamopublicitario.

Estas tres modalidades de uso se corres-ponderían con el viaje de "motivación cul-

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tural", el viaje de "inspiración cultural" yel viaje del turista "atraído por la cultura"(Bote, V. 1998, p. 41).

IV. 1.2. La dimensión de la ofertacultural

Una importante dificultad se plantea a lahora de evaluar cuál es la dimensión realdel patrimonio cultural que se puede utili-zar turísticamente. El problema se presentaa la hora de conocer el número y la calidad(el inventario y su evaluación desde la óp-tica turística) de la oferta, así como su dis-ponibilidad de uso por parte de la industriaturística.

Produce cierta extrañeza que se dispon-ga de tan pocos datos y tan dispersos, cuan-do estamos hablando de uno de los produc-tos emergentes más importantes y que sinduda se encuentra en un dulce momento deactualidad.

De igual manera sorprende que la mayorparte de nuestro rico y variado patrimoniose encuentre en una situación de escaso onulo aprovechamiento turístico. Aunque eneste momento es prácticamente imposiblepoder evaluar este dato de una manera fia-ble, existen algunos indicios de esta faltade correlación.

Así por ejemplo en Granada, ciudad declara vocación turística en torno a su patri-monio monumental con la Alhambra y elGeneralife como recurso fundamental en laactualidad a punto de alcanzar su umbralde saturación, de sesenta y dos monumen-tos declarados B.I.C. solo diecisiete están

total o parcialmente acondicionados para lavisita (Troitiño, M.A. 2000).

Este caso no es desgraciadamente el úni-co. Toledo es otro ejemplo similar: "El PlanEspecial del Casco Histórico" identificaciento tres edificios con valor monumental,con manifestaciones relevantes de la culturaarquitectónica hispano- musulmán, gótica,renacentista y barroca. Sin embargo no lle-gan a veinte los que están debidamenteacondicionados para la realización de visi-tas" (Troitiño, 2000, pp. 79-80).

En La Rioja, sobre ciento tres monu-mentos declarados como B.I.C, tan sóloocho se pueden considerar preparados parala visita, a los que se pueden añadir otrosdiez con una adaptación parcial.

La Guía Arqueológica Oxford de Espa-ña, describe ciento treinta y ocho lugaresde interés arqueológico repartidos por todoel territorio nacional, incluyendo ademáscomentarios sobre otros muchos. Un altoporcentaje de los mismos se encuentra enlamentable estado de conservación, sin vi-gilancia, ni las mínimas condiciones para lavisita. Lo que es más preocupante, en la in-troducción de la misma reza "los museosespañoles cierran por obras de restauracióncon mayor frecuencia de la que parece ne-cesaria y, en caso de cierre parcial, invaria-blemente se trata de la sección que interesaal visitante. Se han dado casos en que laOficina de Turismo desconocía el cierre"(Collins, 1999, p. IX).

Estos ejemplos pueden servirnos paramostrar de alguna manera la situación enla que el país se encuentra. Cierto es que la

26 Estudios Turísticos, n.° 150 (2001)

Análisis de la oferta de turismo cultural en España

realidad no es igual en todos los lugares yque, en los últimos años, se está produ-ciendo un cambio en lo que a puesta en va-lor se refiere, pero no es menos cierto quelos casos citados no son más que el expo-nente de una situación que dista mucho deser ideal.

Los bienes incluidos en la lista de Patri-monio de la Humanidad simbolizan lo másdestacado de la herencia de nuestro pasadoy pueden servir de ejemplo a la hora de co-nocer las tendencias sobre la valoración delpatrimonio. El hecho de la declaración in-fluye además en la repercusión pública quealcanza el bien y, en consecuencia, en unaumento de la demanda y del número devisitantes, los convierte de hecho en autén-ticos recursos turísticos.

En la actualidad figuran en la lista de pa-trimonio de la humanidad quinientos cin-cuenta y cuatro bienes culturales, ciento cua-renta y cuatro naturales y ventitrés mixtosrepartidos en ciento venticuatro países. Lahegemonía de Europa es manifiesta. Españacuenta con treinta y seis declaraciones, de lasque una es compartida con Francia y otra, eltema del mudejar en Aragón, ha recibido unasegunda declaración, ampliando la primeranominación. Representa casi un 5% del totaldel Patrimonio Mundial y el patrimonio cul-tural supera ostensiblemente al natural. Sólocuatro declaraciones pertenecen a esta cate-goría, a la que habría que sumar una mixta,en la línea general de predominio de patri-monio cultural sobre natural existente a nivelmundial y, más marcadamente, europeo.

Relación de Bienes declarados Patrimoniode la Humanidad en España

1984. Centro Histórico de Córdoba 1994.1984. Alhambra, Generalilfe y Albaicín de Granada 1996.1984. Catedral de Burgos 1996.1984. Monasterio y Real Sitio de El Escorial, Madrid 1997.1984. Parque Güell, Palacio Güell y Casa Mila , Barcelona 1997.1985. Cueva de Altamira, Cantabria1985. Casco Viejo y Acueducto de Segovia 1997.1985. Prerrománico Asturiano.Asturias 1997.1985. Casco Antiguo de Santiago de Compostela 1998.1985. Casco antiguo de Avila e Iglesias extramuros1986-2001. Arquitectura Mudejar de Aragón 1998.1986. Casco histórico de Toledo 1999.1986. Parque Nacional de Garajonay, Canarias 2000.1986. Casco antiguo de Cáceres 2000.1987. Catedral, Alcázar y Archivo de Indias de Sevilla 2000.1988. Casco antiguo de Salamanca 2000.1991. Monasterio de Poblet 2000.1993. Conjunto arqueológico de Mérida 2001.1993. Camino de Santiago

Parque Nacional de Doñana, HuelvaCasco histórico de CuencaLa Lonja de la Seda de ValenciaLa MédulasEl Palau de la Música y el Hospital de Sant Pau,BarcelonaMonasterios de San Millán, La RiojaPirineos- Monte Pedido (con Francia)Universidad y recinto histórico de Alcalá de He-naresArte rupestre en la cuenca mediterráneaIbiza, biodiversidad y cultura.Conjunto arqueológico de TarragonaPalmeral de ElcheMurallas de LugoIglesias románicas del valle de Boí, CataluñaLugar arqueológico de AtapuercaPaisaje cultural de Aranjuez

Fuente: U.N.E.S.C.O.

Estudios Turísticos, n.° 150 (2001) 27

Julio Grande Ibarra

Atendiendo a la tipología, nueve bienescorresponden a cascos históricos y otrosnueve a monumentos o conjuntos dentro deciudades, con lo el patrimonio situado encasco urbano representa el grupo más nu-meroso; siete declaraciones se refieren apatrimonio arqueológico.

Por lo que se refiere al volumen del pa-trimonio cultural español podemos destacarla existencia de 13.363 bienes inmuebles y31.389 bienes muebles declarados comoBien de Interés Cultural (B.I.C.) Su distri-bución por Comunidades Autónomas sepuede observar en el cuadro 22.

En lo que se refiere a los bienes inmue-bles, los que en principio serian una mayorreferencia desde el análisis turístico, desta-

Cuadro 2Bienes declarados B.I.C.

AndalucíaAragónPrincipado de AsturiasUles BalearsCanarias

. CantabriaCastilla la ManchaCastilla y LeónCataluñaComunidad ValencianaExtremaduraGaliciaLa RiojaComunidad de MadridRegión de MurciaComunidad Foral de NavarraPaís Vasco

TOTAL

Muebles

1.242453647675

376

4.0132.6936.6603.916

593683

5.8101.9532.989

117

31.389

Inmuebles

1.958627271

2.872414255668

1.1692.176

648246640154451385144285

13.363

Fuente: Ministerio de Educación y Cultura

can las Comunidades de Ules Balears, Ca-taluña, Andalucía y Castilla y León.

Por categorías se puede observar el pre-dominio absoluto de los monumentos, conmucha diferencia sobre el resto. No obstan-te cabe mencionar por su interés para el ob-jeto de estas páginas el elevado número deconjuntos (687).

El crecimiento experimentado por losbienes declarados en los últimos años esfrancamente notable, superior el 80%,coincidiendo con la nueva sensibilidadexistente en la sociedad.

Por lo que respecta a la evolución porcategorías destaca sobre manera el incre-mento en la declaración de las zonas arque-ológicas que de 119 en 1990, pasan a 683en 2001, aumentando más de cinco veces ymedia su número. Los sitios históricos ex-perimentan también un notable incrementode tres veces y media. Este aumento va enconsonancia con los nuevos conceptos a lahora de concebir el patrimonio, en el quelos entornos, los sitios y los paisajes vanadquiriendo un creciente protagonismo.

En cuanto a los museos el Ministerio deCultura disponía de un censo de 1.350 a fi-nales de 1996, lo que supone un incrementoespectacular con respecto al año 1994, en elque el total de museos era de 758. Cataluñacon el 18.9% de los museos en esta fecha laComunidad Autónoma que contaba con unmayor número de infraestructuras museísti-cas, seguida de la Comunidad Valenciana(13,7%) y Andalucía y Castilla y León, am-bos con el 11,5%. La distribución por tipo-logías se puede observar en el cuadro 5.

28 Estudios Turísticos, n.° 150 (2001)

Análisis de la oferta de turismo cultural en España

Cuadro 3Bienes declarados B.I.C. por categorías

Andalucía

Aragón

Principadode Asturias

Ules Balears

Canarias

Cantabria

Castilla la Mancha

Castilla y León

Cataluña

ComunidadValenciana

Extremadura

Galicia

La Rioja

Comunidadde Madrid

Región de Murcia

Comunidad Foralde Navarra

País Vasco

TOTAL

Monumentos

1.669

546

243

2788

265

193

590

922

1.973

570

184

566

103

359

347

115

263

11.696

Jardineshistóricos

16

0

0

9

7

5

0

4

6

3

1

6

1

24

0

0

0

82

Conjuntos

127

50

19

28

45

27

33

118

65

18

40

48

8

19

11

15

16

687

Sitios

94

2

6

13

2

3

12

28

2

6

14

40

5

7

1

0

154

Zonasarqueológicas

127

22

6

39

82

27

35

102

103

52

13

2

0

38

19

13

3

683

Otros

10

5

1

2

2

1

7

11

1

3

2

4

2

6

1

0

3

61

TOTAL

1.958

627

271

2.872

414

255

668

1.169

2.176

648

246

640

154

451

385

144

285

13.363

Fuente: Ministerio de Educación y Cultura.

Cuadro 4Evolución B.I.C. por categorías

TIPO

Conjuntos históricosJardines históricosMonumentosSitios históricosZonas arqueológicas

TOTALES

1990

36745

6.77844

119

7.353

1994

45047

8.60153

237

9.388

1997

50455

9.84758

389

10.853

2001

68782

11.966154683

13.302

Fuente: Ministerio de Educación y Cultura.

Estudios Turísticos, n.° 150 (2001) 29

Julio Grande ¡barra

Cuadro 5Museos en españa por tipologías (1994)

TIPOLOGÍA

Museos de ArteMuseos de Arqueología e HistoriaMuseos especializadosMuseos generalesMuseos de etnografía y antropologíaMuseos de historia y ciencias naturalesMuseos regionalesMuseos de ciencia y tecnologíaOtros

TOTAL

MUSEOS

2211641031026746251614

758

%

29,221,613,613,58,86,13,32,11,8

100

Fuente: Ministerio de Educación y Cultura.

IV. 1.3. El consumo turístico delpatrimonio

De manera similar a lo que sucede conla evaluación de la oferta, resulta extraordi-nariamente complicada la obtención de da-tos que nos permitan establecer el volumende visitantes turísticos de la oferta cultural.

La mayor parte de los datos disponiblessobre la frecuentación de visitantes, no dis-tinguen entre el perfil del público, por lo queresulta imposible poder discernir entre aque-llos individuos que se acercan al patrimonioo a los eventos culturales por razones deocio, los que se encuentran desplazados olos que realizan la visita por otras razones.

En todo caso el porcentaje de turistasdebe representar en muchos de los casos unalto porcentaje. Algunos datos pueden ser-vir de indicadores de esta afirmación, comopor ejemplo el porcentaje de visitantes res-pecto a la población local, o el aislamientode algunos de los monumentos y centros de

interés. En todo caso, en muchas ocasioneses verdaderamente dificultoso poder sacaralguna conclusión.

En el estudio realizado en Madrid sobrecuatro museos (Museo Arqueológico Na-cional, Museo Nacional de Antropología,Museo Nacional de Artes Decorativas yMuseo Cerralbo) puso de manifiesto que el61,6% de los visitantes correspondían a lapropia Comunidad, un 20% a otra región yun 18% eran extranjeros, (GARCÍA, A.[1997]). Como datos respecto al público tu-rista destacan los siguientes: el 35% realizauna estancia de entre uno y tres días y el30% entre cuatro y siete jornadas, el 57%realizaba viaje vacacional, el 62% ya habíavisitado otro museo y el 45% pensaba visi-tar otro museo. Entre estos destaca el Pra-do, el museo Thyssen y el Reina Sofía

La afluencia a monumentos es muy su-perior a la de los museos. Los primerosacaparan más de la mitad de las visitas quese realizan a bienes patrimoniales.

30 Estudios Turísticos, n.° 150 (2001)

Análisis de la oferta de turismo cultural en España

Cuadro 6Visitas en España según la tipología del recurso (1993)

MonumentosMuseosGalerías de arte

Total

N° de visitas

49.402.89029.837.64116.206.308

95.446.839

%

51,731,317,0

100,0

Fuente: Ministerio de Educación y Cultura.

Como ejemplo de lo expuesto se presen-tan algunos datos sobre monumentos y mu-seos de Andalucía (cuadro 7) que indicande forma muy expresiva esta circunstancia.

El cuadro anterior sirve también parailustrar el espectacular aumento que ha ex-perimentado la demanda. Sin embargo, yaunque es posible que no se pueda obteneruna conclusión clara, parece existir unacierta ralentización en el crecimiento. Seráun fenómeno al que haya que prestar aten-

ción en los próximos años. A este respectohay que hacer notar el importante creci-miento de la oferta que puede estar gene-rando una redistribución de algunos flujoscon los efectos positivos, y negativos, queconlleva.

III.2. El componente turístico

La oferta básica especializada o tematiza-da hacia el producto turismo cultural en Es-

Cuadro 7Visitantes a museos y monumentos

GRANADAMuseo arqueológico y etnográficoMuseo de Bellas ArtesMuseo de la AlhambraAlhambra y Generalife

ALMERÍAMuseo de AlmeríaAlcazaba 65.247

CÓRDOBAMuseo Arqueológico y etnográficoMuseo de Bellas ArtesSinagoga 174.611Medina Al-Zahara

1991

22.75645.98062.181

1.608.958

5.54377.466

Cerrado29.631

276.62467.738

1994

22.28325.25875.711

1.756.820

Cerrado140.204

25.11649.948

363.82895.647

1998

47.311107.324308.927

2.066.224

7.797143.391

32.00061.544

Cerrado164.055

2000

34.87188.973

229.4342.230.054

5.144

39.48856.659

176.389

Fuente: Junta de Andalucía.

Estudios Turísticos, n. 150 (2001) 31

Julio Grande ¡barra

paña es escasa. Si exceptuamos la imagende Paradores, de alguna pequeña cadena ho-telera y algunos establecimientos situadosen inmuebles emblemáticos, podemos con-siderar que la mayor parte de los turistasculturales utilizan una oferta genérica.

Los paradores se han ganado la imagende ser una red de alojamientos que recupe-ran patrimonio para uso turístico, una cons-tante en su imagen a pesar de que de losochenta y seis establecimientos de la red,cuarenta y seis son de nueva planta. Sin em-bargo el hecho de disponer ciertamente deun número importante de edificios rehabili-tados y de encontrarse repartidos por losprincipales conjuntos monumentales del te-rritorio nacional, junto con su estrategia demarketing, posicionan a Paradores comooferta hotelera de alguna manera vinculadaal patrimonio. A finales del año 2.000 dis-ponían de más de 9.000 habitaciones con untotal de oferta de 1.812.264 plazas.

El turismo rural, al menos en parte, pue-de de ser considerado en muchos de sus as-pectos como turismo cultural, desde laperspectiva de descubrimiento de las for-mas de vida de las sociedades rurales. Al-gunos de sus establecimientos los podría-mos considerar pues especializados. Eneste sentido destacan algunas de las marcasque se han puesto en marcha como Caso-nas Asturianas, Posadas, Pazos, etc. conuna oferta en la mayor partede los casos enedificios singulares.

La oferta de paquetes turísticos cultura-les con destino España presenta como ca-racterísticas principales (Bote, V. 2001a)basarse en un destino múltiple con una es-

tancia vacacional (en torno a una semana)y "representan un flujo importante, con re-ducida estacionalidad y relativamente fre-cuente en las ciudades donde se concentranlas visitas".

Por lo que se refiere a los destinos desta-can Andalucía, con el 57% de circuitos condestino España, el centro peninsular repre-senta el 21,5 de la oferta, la Cornisa Cantá-brica se sitúa en el 8% y Cataluña el 7%.(Bote, 2001a).

Las pernoctaciones de estos circuitos,según la misma fuente, se concentra en ca-torce ciudades: seis de Andalucía (Sevilla,Granada, Córdoba, Ronda, Torremolinos yJerez de la Frontera), seis del centro penin-sular (Madrid, Cáceres, Toledo, Salaman-ca, Segovia y Burgos), Santiago de Com-postela y Barcelona.

Es evidente la excesiva concentración delas pernoctaciones en un reducido númerode ciudades, muy inferior a las que real-mente se visitan y desde luego muy aleja-dos de las posibilidades que el patrimonioespañol puede ofertar al turista.

V. ALGUNAS ESTRATEGIAS DEPUESTA EN USO TURÍSTICO

La puesta en uso turístico del patrimonionecesita de determinadas acciones que per-mitan poner en contacto directo al turistacon el bien cultural. Además de investigar,restaurar, conservar e interpretar, es precisoen ocasionesrecurrir a otras estrategias quefaciliten la actividad turística.

32 Estudios Turísticos, n.° 150 (2001)

Análisis de la oferta de turismo cultural en España

Su objetivo fundamental es la transfor-mación de patrimonio en producto, aumen-tando la imagen y el atractivo del mismo yfacilitando su consumo.

V.l. Rutas temáticas y culturales

Las rutas son una de las más antiguas ymás frecuentes herramientas utilizadas ala hora de organizar productos en base alpatrimonio. Podemos definir una ruta te-mática como "una ruta para caminar, ha-cer bicicleta, montar a caballo, conducir orecorrerla conotros medios de transporteque, basándose en el patrimonio natural ocultural de una zona, proporciona una ex-periencia educativa que aumenta la satis-facción del visitante. Se marca sobre elterreno o aparece en los mapas, y se pue-de encontrar literatura que sirva de guíaal visitante. El tema realza un rasgo espe-cífico con importancia local, regional onacional; presenta derecho de paso per-manente; las apropiadas instalaciones queaumentan la satisfacción del visitantecomo: aseos,alojamiento, centros (de re-cepción) de visitantes, museos, etc.; se daun continuum que va desde la experien-cia principalmente educativa a la de sim-ple disfrute." (SILBERG, D. et al. 1994,p. 123)

Las rutas nos permiten integrar en unproducto, elementos que, individualmenteno alcanzan interés suficiente o encontrarí-an ciertas dificultades de promoción y/ocomercialización; generando en todo casoun producto final de mayor valor que lasuma de las partes e incrementando así losbeneficios económicos y sociales.

Las rutas pueden además aplicarse a di-ferentes escalas y son fácilmente adapta-bles a realidades diversas.

En los últimos años se ha producido ennuestro país una auténtica explosión a lahora de lanzar rutas. Las temáticas y losámbitos geográficos son de lo más diverso.El Camino de Santiago (quizá el paradigmade itinerario temático), el Camino de laLengua, el Canal de Castilla, la Ruta de laPlata, la Cañada Soriana Occidental, el Ca-mino del Cid, las Rutas de Al-Andalus o laruta del Quijote son algunos de los ejem-plos de grandes rutas más conocidos, aun-que la lista de rutas locales y comarcalessería interminable.

Sin embargo son excesivamente nume-rosos los recorridos planteados sobre losque en realidad no se ha desarrollado unaestrategia de producción real. Una ruta esalgo más que un título y una publicación.Necesita de una correcta planificación, unplan de inversiones, una estrategia de mar-keting y una cierta implicación de la pobla-ción local y de los operadores turísticos. Laproliferación de lo que podríamos denomi-nar rutas imagen, pone en riesgo una tipo-logía de producto que, por otra parte, esmuy bien acogida por el público. La rutanecesita reunir los atractivos suficientes yreales para otorgarle la entidad necesaria,así como las infraestructuras para garanti-zar la correcta satisfacción del visitante.

Dentro del mundo de las rutas temáticasconviene destacar la iniciativa del Consejode Europa al lanzar los Itinerarios Cultura-les Europeos (ICE), que se definen como"rutas" basada en las utilizadas por las an-

Estudios Turísticos, n.° 150 (2001) 33

Julio Grande ¡barra

tiguas civilizaciones, movimientos cultura-les o intercambios económicos, buscandola difusión de la identidad europea, promo-ver la conservación del patrimonio comofactor de desarrollo y desarrollar un turis-mo de alta calidad.

El programa se lanza en 1987. Nace enun primer momento para mejorar la calidadde ocio de los europeos invitándoles a re-correr y a explorar los caminos, reales oimaginarios, en los que la identidad euro-pea se ha forjado en la unidad y diversidad,es decir nace como una iniciativa que sepodía considerar como turística.

Sin embargo el concepto ha ido evolu-cionando y en la actualidad el mensajeprioritario es "la defensa de los derechosculturales, componente esencial de los de-rechos humanos. Lejos pues de restringirseal lanzamiento de productos culturales oturísticos... deben ser ante todo el fruto deun auténtico proceso de cooperación cultu-ral" (THOMAS- PENETTE, M. 1996).

Los requisitos para poder ser declaradoI.C.E. son: afectar a varios países, ser elfruto del trabajo de un grupo de expertosque desarrollen estudios e investigacionessobre el tema, ser significativo como me-moria colectiva, afectar a pueblos o co-rrientes de civilización, dar muestra de ladiversidad de Europa, permitir intercam-bios culturales, servir de soporte de proyec-tos de turismo cultural y permitir una coo-peración a largo plazo.

En la actualidad el catálogo lo compo-nen veinte rutas, aunque no todas han obte-nido el éxito alcanzado por el Camino de

Santiago, primer itinerario declarado y, sinduda, la referencia de la iniciativa.

V.2. Museos y exposiciones permanentes

Los museos, junto con otros equipa-mientos que desde un punto de vista turís-tico podemos considerar similares comoecomuseos, centros de interpretación, co-lecciones, etc., han experimentado un nota-ble crecimiento, a veces buscando precisa-mente el jugar un papel importante en eldesarrollo, además de su tradicional papelcultural.

Algunas operaciones realizadas en el te-rritorio nacional han sido proyectos de granenvergadura con importantes repercusionesen las áreas donde se han implantado. Des-taca por sus exitosas consecuencias lapuesta en marcha del Museo Guggenheimde Bilbao.

El museo recibió durante su primer añode apertura (de octubre de 1997 a octubrede 1998) a 1.360.000 visitantes y de octu-bre de 1998 a diciembre de 1999,1.265.000. De estos el 79% del primer pe-riodo y el 87% del segundo eran turistasque escogieron Bilbao para su viaje paraconocer el museo, o habiendo venido porotros motivos decidieron alargar su visitapor este motivo. Los gastos directos gene-rados por estas visitas han alcanzado los72.000 millones de pesetas, de los que3.900 se han producido en el propio museo.El gasto medio por visitante durante el pri-mer año se sitúa en 22.800 pts., mientrasque en el segundo periodo alcanzó las32.500 pts. Es evidente que su efecto en la

34 Estudios Turísticos, n.° 150 (2001)

Análisis de la oferta de turismo cultural en España

economía de Bilbao y de todo el País Vas-co es notable, a lo que hay que sumar losbeneficios añadidos como base de la crea-ción de una nueva imagen de Bilbao en elexterior y generar un cambio social y eco-nómico a largo plazo (GÓMEZ, J. 2000).

La apertura de la reproducción de lascuevas de Altamira ha supuesto otro acon-tecimiento que ha levantado una gran ex-pectación aunque, en este momento y dadala cercanía de la apertura, sus consecuen-cias son todavía difíciles de evaluar. Losprimeros hacen pensar en una operación degran trascendencia. Desde el día de suinauguración (19 de junio de 2000) hasta elfinal de noviembre, el museo había recibi-do 192.177 visitantes, con prácticamenteuna ocupación plena de su capacidad deacogida (de 2.200 visitantes/día) durantelos meses estivales.

Aunque otras inversiones de importanciano han llegado a resultados tan exitosos,parece claro que el atractivo de los museos,al menos los emblemáticos, seduce a unnúmero creciente de turistas.

Además de estas grandes obras, se haproducido una explosión de infraestructu-ras de pequeña o mediana dimensión, espe-cialmente en el medio rural. Sus objetivosson diversos, pero básicamente operancomo introductores a la cultura, la historiao la naturaleza locales y, en muchas oca-siones, nacen con el objetivo de servir derecurso turístico.

En esta estrategia han jugado un papelimportante las medidas de incentivacióndel desarrollo local a través de programas

europeos, nacionales o regionales. Estas in-fraestructuras pueden resultar de gran utili-dad a la hora de la producción, pero hayque reconocer que en muchas ocasiones losproyectos no reúnen las necesarias garantí-as técnicas. Otras muchas veces su viabili-dad económica hace peligrar el futuro delos mismos.

En todo caso, aun reconociendo su inne-gable potencial, es preciso ajustar la puestaen marcha de estos museos y centros de in-terpretación locales en su adecuada dimen-sión, sopesando de forma realista el papelque pueden jugar en el contexto cultural delas comunidades locales, un plan de gestiónposible y una adecuada valoración del pa-pel efecto que pueden producir en el desa-rrollo turístico.

V.3. Eventos

Entendemos por evento la celebraciónde un acontecimiento extraordinario, quetrasciende del ámbito local y que genera laasistencia de público para la participaciónen el mismo.

El turismo cultural tiene a su disposiciónun amplio abanico de posibilidades a lahora de poder atraer visitantes, entre losque podemos destacar las exposiciones, losfestivales musicales y teatrales (de los quelos festivales de España han sido un ejem-plo), las recreaciones históricas (escasa-mente desarrolladas en nuestro país) y losmercados y fiestas tematizadas.

Las grandes exposiciones se han conver-tido en un hecho turístico de gran trascen-

Estudios Turísticos, n.° 150 (2001) 35

Julio Grande Ibarra

dencia. En España fue quizá la exposiciónde Velázquez del Museo del Prado, la quemarcó un punto de inflexión en lo que serefiere a la participación popular masiva,en una actividad hasta ese momento reser-vada a grupos minoritarios. Desde ese mo-mento el calendario de exposiciones y lascolas de visitantes se han incrementado deforma espectacular.

Pero quizá ha sido la programación de laserie de exposiciones de las Edades delHombre la que ha contribuido a crear unanueva imagen e incluso casi un modeloque, adaptado a las peculiaridades locales oregionales, se ha ido generalizando. Es pro-bable que a ello haya contribuido el hechode trasladar el concepto de gran exposicióndesde las grandes ciudades a capitales deprovincias y pequeñas ciudades, abriendonuevas posibilidades.

El efecto de las Edades del Hombre hasido en todo caso tan espectacular comosus resultados. Las ediciones celebradashasta ahora dentro del territorio nacional(se celebró una muestra en Amberes) han

reunido a casi seis millones de visitantes enocho convocatorias.

Los elevados números de visitantes hantenido una clara repercusión turística. En elcaso de la Exposición de Valladolid, la or-ganización estimó que el 79% de los visi-tantes se habían desplazado a la capital deCastilla y León para visitar la exposición.La exposición generó un gasto directo esti-mado en 4.000 millones de pesetas. EnLeón se cifró en 20.000 millones el dinerodejado por los visitantes y en Salamanca elcálculo ascendió a 30.000 millones de losque 8.000 fueron directamente en la indus-tria hostelera.

El año 2.000 se celebrará una nueva edi-ción en Segovia con una inversión previstade 675 millones de pesetas. El escenariomínimo previsto la asistencia estimada esde 900.000 visitantes y la facturación di-recta estaría en los 9.000 millones de pese-tas, de los que el 60% sería directamenteen hostelería, según el informe elaboradopor el Observatorio Socioeconómico deSegovia.

Cuadro 8

Lugar

ValladolidBurgosLeónSalamancaAmberesBurgo de OsmaPalenciaAstorgaZamora

Título

El arte en la Iglesia de Castilla y LeónLibros y documento en la Iglesia Castilla y LeónLa música en la Iglesia de Castilla y LeónContrapunto y su moradaFlandes y Castilla y LeónLa ciudad de los siete pisosMemorias y esplendoresEncrucijadasRemembranza

Añocelebración

1988-19891990

1991- 19921993- 1994

19951997199920002001

N° de piezas

209482219220185

280240374

N°devisitantes

1.050.000500.000980.000

1.303.00095.000

458.787612.000500.000509.322

Fuente: Fundación las Edades del Hombre y elaboración propia.

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Análisis de la oferta de turismo cultural en España

Otras muchas iniciativas similares sehan desarrollado en los últimos años portoda la geografía nacional (Astures, Oríge-nes, La Rioja Tierra Abierta, Cántabros, lasexposiciones de Al Andalus, Celtas y Veto-nes, El Marqués de Santillana,...) aunqueno todas han alcanzado los buenos resulta-dos de la iniciativa comentada.

Las fiestas y mercados temáticos hanalcanzado igualmente un importante desa-rrollo en los últimos años y son numerosí-simas las localidades, grandes y pequeñasque programan ya de forma habitual estosactos. A medio camino entre una activi-dad lúdica, un mercado de productos lo-cales y de artesanía y una cita cultural,han alcanzado un notable éxito. Comoejemplo El Mercado del Camino que secelebra desde el año 1991 en la localidadriojana de Santo Domingo de la Calzada,iniciativa pionera en este tipo de eventosque cada año convoca a más de 100.000personas durante el puente de la Inmacu-lada.

V.4. Parque temáticos y recreativos

Esta oferta ha llegado a España en fechareciente, pero cuenta con un cada vez ma-yor numero de adeptos. El caso de PortAventura se ha convertido ya en una refe-rencia a nivel nacional y las instalacionesposteriores como Isla Mágica o Terra Míti-ca, más los nuevos proyectos en fase de de-sarrollo hacer entrever un venturoso futuroa este sector.

En todo caso existe un cierto confusio-nismo conceptual a la hora de hacer refe-

rencia a la idea de parque temático. Unparque temático es un equipamiento re-creativo destinado a grandes contingentesde visitantes que, en un lugar creado es-pecíficamente para ello, espacializa laimaginación. Tiene un hilo argumental,dispone de equipamientosdestinados alentretenimiento, tiene un alto nivel de ca-lidad y un elevado componente tecnológi-co, dispone de acceso controlado y, porúltimo precisa de grandes inversiones(ANTÓN, S. 1998).

Los parques temáticos presentan un im-portante componente de consumo y un so-fisticado proceso de gestión, en especial dela gestión de los flujos de público.

De alguna manera podemos considerar aestas infraestructuras como un elementocultural ya que muchos de los temas quesirven de eje de los parques le otorgan esecarácter.

En los últimos tiempos, al menos en Es-paña, se ha empezado a utilizar el conceptosin unos criterios excesivamente claros.Así se llama parque temático a una jardín,a un museo o a un territorio, de una mane-ra un tanto alegre.

No se pretende aquí hacer un análisis delos parques temáticos y de ocio, productoque se va consolidando en España (dondese estima que ya un 30% de la poblaciónvisita parques, porcentaje que se eleva has-ta el 53% si se consideran otros espaciosrecreativos como zoos, parques acuáti-cos,...) (ANTÓN, 2001) sino llamar laatención sobre la aparición de un nuevomodelo de parque recreativo-cultural.

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Espacios naturales, recintos culturales,sitios históricos o nuevos lugares creadosbajo un argumento aprovechando los recur-sos patrimoniales vecinos pueden dar lugara generar buenas ofertas de ocio a un pú-blico cada vez más interesado al descubri-miento cultural y que puede encontrar enestos emplazamientos un perfecto equili-brio entre el entretenimiento y la satisfac-ción de sus deseos de aprendizaje.

Este modelo de parque encuentra unbuen desarrollo en Europa. La vecina Fran-cia o las Islas Británicas ofrecen buenos yabundantes ejemplos, algunos de ellos amitad de camino entre el concepto de par-que y el de ecomuseo. En España se en-cuentra todavía poco desarrollado pero sinduda en los próximos años experimentaráun crecimiento notable.

Estos parque normalmente se desarro-llan para un número de visitantes relativa-mente reducido (que puede oscilar entre los100.000 y los 600.000) y están basadosmás en la interpretación del patrimonio queen atracciones. Pueden constituir un exce-lente modelo a la hora de plantear accionesde desarrollo en el medio rural, generandonuevos atractivos que capten un numero devisitantes dimensionado a la realidad terri-torial.

En todo caso en los próximos años es deesperar un incremento de productos temáti-cos, bien bajo el modelo de parque o si-guiendo nuevos modelos. Quizá todavía nose haya trabajado lo suficiente en consoli-dar este tipo de oferta que, presumiblemen-te, tiene un gran futuro dentro del mercadodel turismo cultural.

VI. CONCLUSIONES

El turismo cultural, a pesar de su cortavida, se está consolidando como uno de losproductos emergentes más importantes ypresenta unas buenas expectativas de creci-miento en un futuro inmediato

España es un país que dispone de un ricoy variado patrimonio, tanto natural comocultural lo que le coloca en un excelentepuesto de salida a la hora de consolidarsecomo destino cultural.

Desde el punto de vista de la oferta hayque llamar la atención sobre la necesidadde incrementar los esfuerzos de cara a laconservación y, muy especialmente, a lapuesta en valor del patrimonio. Solo deesta manera los bienes culturales puedenser base de productos. En este campo el ca-mino por recorrer es todavía mucho.

Es necesario organizar la informacióndisponible. El turismo cultural se ha con-vertido en un tema de moda, pero en reali-dad tenemos poca información veraz sobrela situación en la que nos encontramos. Esnecesario analizar mejor la oferta, conocerde manera precisa las preferencias de nues-tros visitantes y analizar el nivel de satis-facción sobre los recursos y productos ac-tualmente disponibles.

Hace falta una mayor implicación delsector en los procesos de producción de tu-rismo cultural y en las intervenciones y lagestión del patrimonio.

El sector turístico y el sector de la pro-tección del patrimonio están obligados a

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Análisis de la oferta de turismo cultural en España

entenderse, por lo que hay que facilitar elacercamiento de profesionales e institucio-nes implicadas.

Existe una importante concentración devisitantes en algunos elementos patrimo-niales muy singulares. Es necesario tratarde reducir la presión sobre estos centros,creando posibilidades de desarrollo en nue-vos destinos.

Disponemos de buenas herramientas deproducción como la creación de rutas, orga-nización de eventos, la creación de infraes-tructuras expositivas o las estrategias de te-matización, que correctamente desarrolladaspueden jugar un papel fundamental a la horade ampliar el catálogo de la oferta nacional.

Por último es necesario no olvidar que elpatrimonio es un bien sensible y que su pa-pel social es amplio y complejo. El turismodebe respetar estos aspectos, garantizandoen todo momento la conservación del mis-mo. Si el principio de sostenibilidad essiempre básico, en este caso alcanza su má-ximo nivel de necesidad.

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NOTAS

(1) Numerosos autores ofrecen referencias a laevolución de este concepto. Un planteamiento de lacuestión se puede encontrar en BALLART, J. &JUAN i TRESSERRAS, J. (2001)

(2) Se ha optado por facilitar los datos ofrecidospor el Ministerio de Educación y Cultura en vez delos que facilitan las Comunidades Autónomas, queno son exactamente coincidentes, por un criterio dehomogeneización de los datos.

(3) Se han agrupado aquí otras categorías que seconsideran, en principio, de escaso atractivo turísti-co como archivos, bibliotecas...

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