Análisis de la actual política criminal sobre drogas

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Federación Andaluza de Drogodependencias y SidaENLACE

SEMINARIO DE ESTUDIO 2001

ANÁLISIS DE LA ACTUALPOLÍTICA CRIMINAL SOBRE DROGAS

Edita: Federación Andaluza de Drogodependencias y Sida ENLACEColabora: Comisionado para las Drogodependencias de la Junta de AndalucíaComisión de Redacción*: Remedios Aguilar Alés

Virtudes Fernández OrtegaRosario Martagón RoperoMª Carmen Martínez PerzaRosa Martínez PerzaLuisa Márquez LópezInmaculada de Pando RojoBeatriz Pardal RedondoJosé Sánchez FernándezCarolina Sánchez Silva

Imagen de Portada: Francisca Lozano SotoJunio de 2002Depósito Legal:Imprime: Imprenta Pinelo

* Aunque desde ENLACE tenemos presente la igualdad de género, en este documento hemos utilizadoel genérico masculino, a efectos de facilitar la lectura.

Conclusiones del Seminario de Estudio2001 de la Federación Andaluza deDrogodependencias y Sida ENLACE. Textodefinitivo aprobado en la Asamblea Ordi-naria de febrero de 2002

PRESENTACIÓN

Una vez más, con la discusión en Asamblea del documento enviado a las

Asociaciones y de las aportaciones al mismo realizadas por las diferentes

Jornadas Provinciales, se pone fin al proceso de reflexión interna en torno a

un tema de interés, como ha sido en esta ocasión el “Análisis de la actual

Política Criminal sobre Drogas”.

Este documento es únicamente una visión parcial del «fenómeno de

las drogodependencias», que para ENLACE queda explicado de una forma

mucho más completa considerando éste como un capítulo del conjunto de

documentos que hemos ido publicando fruto de los anteriores Seminarios.

El contenido de este documento no nos puede hacer olvidar que la

causa última de la problemática de las drogodependencias es la existencia

de un modelo social basado en las desigualdades y la rentabilidad económi-

ca, y en un estilo de vida asociado a los intereses lucrativos; ni que nuestros

pasos deben dirigirse hacia una sociedad que priorice la calidad de vida de

muchos, frente a las ganancias de pocos.

Es imprescindible señalar en este momento, la enorme importancia

que para nosotros tienen las intervenciones preventivas, el actuar decidida-

mente sobre todos aquellos factores que están provocando que muchas

personas tengan serios problemas relacionados con el abuso de drogas, y,

en particular, la necesidad de replantearse el papel, no muy exitoso, que

están teniendo los diversos agentes educativos (escuela, medios de comu-

nicación,...). Conseguir retrasar todo lo posible la edad de inicio al consumo

de drogas y, en cualquier caso, garantizar que la relación de las personas

con las drogas -que siempre van a existir en la sociedad- sea racional y

positiva y no autodestructiva, son objetivos prioritarios.

También es obligatorio apuntar que las propuestas que aquí se reco-

gen no son más que una serie de actuaciones que, entendemos, amplían y,

en consecuencia, mejoran lo que ya se viene haciendo, cuya validez no debe

ser cuestionada. Así pues, los programas de carácter ambulatorio, los de-

sarrollados en las comunidades terapéuticas, los de incorporación socio-

laboral, etc., no sólo deben mantenerse sino potenciarse.

Por último, las reivindicaciones que ahora realizamos carecerían de

sentido para nosotros si junto a ellas no seguimos planteando aquellas otras

en las que, lamentablemente, aún no hemos avanzado mucho, tales como

conseguir que las penas alternativas a la prisión sean una práctica habitual

en los juzgados, que los drogodependientes dejen de ser la población ma-

yoritaria en las cárceles, que los presos tengan acceso a cualquier trata-

miento existente en la calle y, en general, se humanice la realidad de las

prisiones, etc., etc.

En este contexto general es donde cobran importancia las conclusio-

nes que ahora publicamos, esperando que tengan la influencia que les co-

rresponde en el diseño de las políticas sobre drogas y, con ello, mejorar las

condiciones de vida y las posibilidades de incorporación de muchos

drogodependientes, así como aumentar los recursos preventivos existen-

tes.

ÍNDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN ...............................................................................7

ORÍGENES DE LA ACTUAL POLÍTICA PROHIBICIONISTA .................. 15Un poco de historia... .................................................................. 15Cruzada contra las drogas... intereses ocultos, intereses manifiestos ...... 16España no es diferente... ............................................................. 20

CONSECUENCIAS DE LA ACTUAL POLÍTICA SOBRE DROGAS ........ 23Respecto a la seguridad... ........................................................... 24¿Protegiendo la salud...? ............................................................. 28

PROPUESTAS DESDE EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO....................... 33Centros de encuentro y acogida ................................................... 33Programa de suministro controlado de heroína .............................. 35Regulación del cannabis .............................................................. 37Control de la publicidad ............................................................... 40

Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas a Junio de2002 ......................................................................................... 43

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Análisis de la actual política sobre drogas

INTRODUCCIÓN1

Huntsville es una ciudad cercana a Houston, en EEUU. Tiene 40.000

habitantes y siete centros penitenciarios donde hay 14.000 presos, por lo

que en esta localidad hay más personas privadas de libertad que en toda

Andalucía. Tiene otro aspecto que la hace tristemente famosa: una cámara

en la que acaban con la vida de las personas condenadas a pena de muerte

mediante inyecciones letales. Están realizando una media de una ejecución

al mes y sólo en los últimos veinte años llevan, aproximadamente, 240 per-

sonas ejecutadas.

Si a los ciudadanos de Huntsville se les preguntara qué opinan sobre

la pena de muerte, o qué opinan sobre la propia realidad de las prisiones,

seguramente muchos estarían de acuerdo con la política penitenciaria ac-

tual, incluyendo la pena de muerte y el hecho de que allí mismo se aplique.

Casi toda la economía de Huntsville gira en torno a sus 14.000 presos y a

las propias ejecuciones. Cada pena de muerte se “celebra” allí económica-

mente: nunca se echa más gasolina, nunca en los aparcamientos se llega a

cobrar hasta veinte dólares, nunca los bares y restaurantes hacen tanto

negocio, ... como cuando hay una ejecución. De otra parte, las prisiones,

además de dar trabajo a mucha gente de la zona, son el más importante

recurso productivo de la ciudad2 .

En Huntsville, por tanto, la opinión sobre la pena de muerte y, en

general, sobre el sistema penitenciario, está muy condicionada por intere-

1 Este texto está extraído de la exposición realizada por Pepe Sánchez, presidente de ENLACE, ante elgrupo de discusión del Seminario, en Barbate en Junio de 2001.

2 No hay que olvidar que los presos en EEUU son trabajadores forzados que no cobran. Dentro de laspropias cárceles, en su mayoría privadas, funcionan gran cantidad de fábricas, que generan productosde todo tipo, y que se comercializan dentro y fuera de las fronteras norteamericanas.

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ses económicos, que determinan fuertemente el pensamiento, la ideología,

las propias vivencias...

Y a los intereses económicos sumamos otros condicionantes perso-

nales. Por ejemplo, imaginad los médicos o los capellanes cuya dedicación

es poner inyecciones o confesar a las personas condenadas a muerte. Para

ellos, replantearse su opinión sobre la pena de muerte supondría pensar

que llevan toda su vida equivocándose.

En definitiva, es fácil comprender que la opinión sobre política penal

de muchos habitantes de esta localidad está condicionada por sus propios

intereses, aunque al hablar sobre el tema manifestarían que es necesaria

por razones de seguridad ciudadana, por el efecto disuasorio y ejemplificante

que tiene la pena, ... y nunca expresarían sus verdaderas razones.

De la misma forma, cuando vayamos a hablar sobre las drogas y su

marco de regulación legal, vamos a descubrir muchos condicionantes: po-

derosísimos intereses económicos, fuertes posturas morales, ...; es decir,

una gran cantidad de puntos de vista que tienen un interés último, ya sea

de carácter ideológico, electoral, económico... Y es difícil abstraerse de ello.

Además, esos intereses no se muestran abiertamente, sino que se mantie-

nen ocultos. Igual que en Huntsville, la gente va a argumentar supuestos

intereses de carácter general, pero no sus intereses particulares.

Cuando hablemos de la regulación de las drogas, nadie va a decir “es

que ésta es la mejor situación desde la que se defienden mis intereses”, ni

la industria farmacéutica, ni los narcotraficantes, ni los partidarios de un

sistema represivo, nadie va a decir “mis intereses son...”, sino “qué va a

pasar con los jóvenes, qué va a pasar con los drogodependientes...”. Todo

el mundo va a dar razones de salud, razones de protección/seguridad, que

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Análisis de la actual política sobre drogas

van a ocultar los verdaderos intereses que distintos sectores tienen en este

tema.

En medio de esa multitud de intereses que existe en todos los temas

y, en particular, en un tema como el de las drogodependencias, vamos a

iniciar una discusión sobre la actual política criminal en drogas. Yo creo que

la mayoría de nosotros está preocupado por las drogodependencias, y pre-

ocupado porque no hagan tanto daño como han estado haciendo hasta

ahora.

Nuestros intereses, aunque unos y otros podamos pensar de distinta

forma, sí son auténticos, en el sentido de que si nosotros decimos que

estamos preocupados por los jóvenes o por los drogodependientes, éstas

son afirmaciones sinceras. Podemos estar influenciados por todo lo que

hay alrededor y por otros intereses, desde luego, pero seguro que cuando

nos posicionamos, lo hacemos creyendo que es lo mejor para esas perso-

nas, y esto nos da, ante el resto de la gente, una autoridad moral importan-

te.

Lo que creo que debe marcar nuestra discusión es nuestra trayecto-

ria, qué hemos hecho hasta ahora, qué hemos defendido unos, qué hemos

defendido otros, qué pretendíamos y qué hemos conseguido ... Se trata de

parar y decir dónde estamos después de tanto tiempo, porque hay asocia-

ciones nuestras que tienen ya más de veinte años, asociaciones que tienen

comunidades por las que han pasado miles de personas, asociaciones de

barrio o de pueblo que han sido testigos de mucho sufrimiento, que han

tenido bastantes pérdidas humanas, que han podido hacer poco con algu-

na gente que está muy tirada ... Toda esa trayectoria nos debe servir.

¿En qué momento estamos?, ¿hacia dónde nos han llevado determi-

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nados planteamientos?, ¿tenemos que seguir en una línea continuista o,

por el contrario, tenemos que darle un giro a esto?, y si es así, ¿en qué

sentido?.

Tenemos que ser valientes y pensar que si hemos hecho algo en un

momento determinado ha sido porque hemos creído que lo teníamos que

hacer, aunque ahora tengamos otra visión. Nadie tiene que avergonzarse

de que, en un momento dado, haya creído que teníamos que salir a la calle

a pintar una cruz en casa del traficante, a pesar de que ahora no esté de

acuerdo con ello, porque lo hizo con la mejor voluntad, entendiendo que así

mejoraba la situación de las drogodependencias. Si ahora se piensa que

ése no es el camino y que tendríamos que actuar de otra forma, hagámos-

lo, porque a nosotros nada nos ata para elegir un camino u otro, y si tene-

mos que decir, en algunos puntos, lo contrario de lo que hemos dicho, lo

podemos y debemos decir. Nuestro horizonte siempre ha sido la defensa de

los intereses de un colectivo de personas, y si entendemos que por la de-

fensa de esos intereses ahora se lucha mejor de otra forma, lo decimos,

con la misma voluntad y con el mismo empuje que antes hemos dicho otra

cosa.

***

Hechas estas consideraciones iniciales, voy a entrar en materia com-

partiendo con vosotros mi experiencia, lo que conozco, mis ideas después

de que muchos de nosotros hayamos hablado durante muchos momentos,

de haber reflexionado juntos...

En Andalucía, desde los años 80, en los que iniciamos nuestra anda-

dura, ha habido una evolución en cuanto a la intervención de las

drogodependencias en diversos aspectos.

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Análisis de la actual política sobre drogas

Al principio, nos enfrentamos a este tema, cuando empezamos a ver

las primeras muertes, cuando empezaron a transcender los problemas fa-

miliares, cuando vimos disparates que se hacían para conseguir una dosis,

y todos entendimos que lo que había que hacer era “quitar a la gente de la

droga”; no nos explicábamos cómo las personas estaban ahí, creíamos que

estaba muy relacionado con la ignorancia, por no saber las consecuencias

de la sustancia, por no saber qué estaban tomando, y empezamos a plan-

tearnos como meta principal conseguir que la gente dejara de consumir,

intentar que todo el mundo fuera a una “granja”, exigirle a la administración

que creara comunidades públicas: el único objetivo en la intervención con

un drogodependiente era la abstinencia. Creíamos que el problema se aca-

baba con el abandono del consumo.

Sin embargo, después fuimos viendo que eso no era suficiente. Había

algunas personas que dejaban de consumir y seguían siendo infelices, igual

no encontraban trabajo, o no mejoraban sus relaciones familiares, o se-

guían siendo personas marginadas, aisladas, o conseguían la abstinencia

con la heroína pero pasaban al alcohol, ... Bien, qué os voy a contar que no

hayáis visto en tantos años. En otros casos, el abandono del consumo se

ha mostrado como una meta imposible, después de pasar por varios trata-

mientos y comunidades.

A partir de los años 90, sobre todo en su segunda mitad, se abando-

na la idea de que lo único importante es que la persona deje de consumir y

aparece una nueva idea: que la persona se incorpore a la sociedad. Que

pueda incorporarse abstinente, o con sustitutivos como metadona, o inclu-

so consumiendo. No se trata tanto de centrarse en la abstinencia o en el

consumo, sino en que al menos la persona pueda, en la medida de lo posi-

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ble, recuperar cierta vida social, cierta participación en la sociedad, es de-

cir, se trata de que la persona alcance unos mínimos que le permitan mejo-

rar su situación.

Otro aspecto a destacar es el cambio que se ha dado en relación a la

delincuencia. En un principio, la condena era la única respuesta existente

para aquellos drogodependientes que se veían implicados en delitos como

consecuencia de su situación. Poco a poco se fueron aplicando atenuantes

que consideraban la drogodependencia como un factor a tener en cuenta a

la hora de dictar sentencia. Más tarde se ha pasado a una nueva concep-

ción, recogida tanto en el Código Penal como en el Reglamento Penitencia-

rio: la de aplicación de medidas alternativas a la prisión.

Se pasa pues del concepto de persona delincuente, que es

drogodependiente, a persona que delinque por tener problemas con las

drogas y a la que hay que darle un trato diferente. Se abre paso la idea de

que la estancia en prisión es inútil e incluso contraproducente, apostándo-

se por el ingreso en programas terapéuticos capaces de conseguir la

reinserción del “delincuente”.

Formalmente, esta idea se recoge en la legislación española; otra

cosa es que seguimos encontrándonos en las prisiones que el 83% de las

personas está privada de libertad por problemas relacionados con las dro-

gas. Pero a nivel legal, se entiende que la delincuencia es consecuencia de

una situación personal y que, por tanto, pierde terreno la condena en favor

de la aplicación de medidas alternativas, algo que ha estado siempre en

nuestras reivindicaciones.

También en el ámbito de la prevención se ha producido cierta evolu-

ción. Se ha ido pasando de la prevención del “NO” a una prevención bas-

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Análisis de la actual política sobre drogas

tante más realista y más fructífera. Se ha pasado de un “no consumas”

imperativo y drástico a la realización de programas y campañas que con-

templan otros objetivos como la reducción de riesgos, se procura que la

gente no consuma, pero si lo hacen -como es el caso de muchas personas-,

se da información de qué hacer para que el daño sea el mínimo posible. Por

ejemplo, sería bueno que la gente no bebiera abusivamente los fines de

semana, pero si beben, al menos que no tengan un accidente de tráfico.

Como ocurría con el tratamiento penal de la persona drogodependiente

que delinque, en la prevención también se ha producido una evolución en

cuanto a los planteamientos y conceptos, aunque su traducción a la prácti-

ca deje mucho que desear.

Sin embargo, respecto al comercio de las sustancias ilegalizadas, no

se ha producido ningún cambio, ni desde un punto de vista práctico ni teó-

rico.

Desde un principio, se ha pretendido impedir que las personas acce-

dan a determinadas sustancias que están en el mercado, aludiendo a argu-

mentos de protección de la salud individual y de la sociedad en general. Por

tanto, se incluye en el código penal el tratamiento de dichas sustancias,

estableciendo delitos y penas para su comercio.

Con el paso del tiempo se sigue en la misma línea de actuación, que

consiste en reprimir el tráfico, en intentar acabar con los cultivos, en que no

se comercialicen los precursores de la droga, en definitiva, en que la oferta

de la sustancia se reduzca y, finalmente, se anule. Esta sería la última meta

de la represión del tráfico en la que cada vez se invierten más recursos

humanos y económicos, llegando incluso a la militarización de la actuación

en algunas zonas. No obstante, el fracaso de esta política es absoluto.

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Seminario 2001

Este año, ENLACE ha decidido analizar todo lo relacionado con el mar-

co legal que envuelve la producción, comercio y consumo de drogas, estu-

diando las consecuencias que la actual política ha tenido y está teniendo

para los drogodependientes y para la sociedad en general, con el objeto de

plantear alternativas viables que permitan mejorar la situación actual.

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Análisis de la actual política sobre drogas

ORÍGENES DE LA ACTUAL POLÍTICA PROHIBICIONISTA

Un poco de historia...

Desde siempre, las sustancias con propiedades psicoactivas han es-tado ligadas a la historia de la humanidad; por ejemplo, la experiencia hu-

mana con el arbusto de coca tiene como mínimo cinco milenios de antigüe-dad, el opio se cultivaba en la cuenca mediterránea hace cuatro mil años, y

las referencias al uso del cáñamo se remontan a seis mil años.

Las personas establecían una relación con aquellas plantas que for-

maban parte de su espacio natural. De esta forma, las primeras tomas decontacto con las sustancias se realizaban bajo la protección del resto de

miembros de la comunidad, en un proceso en el que se compartía la infor-mación y experiencia colectiva en torno a sus distintos usos. Éstos eran

muy variados y se asentaban en tradiciones ancestrales, transmitidas deunas generaciones a otras. Las sustancias derivadas de las plantas se uti-

lizaban con fines medicinales, lúdico-recreativos, sacramentales e inclusocomo moneda de cambio. En definitiva, cada planta ha cumplido tradicio-

nalmente una función social, que ha formado parte de la identidad de lospueblos.

En la relación con las sustancias hay un punto de inflexión, a partir delsiglo XIX, relacionado directamente con el proceso de desarrollo industrial

que vive el mundo occidental. Este proceso supone un cambio en la formade organización socio-económica. Los adelantos técnicos que van surgien-

do tienen como consecuencia un aumento, hasta ese momento desconoci-do, de la producción. Y entre estos productos, las sustancias psicoactivas

se convierten en una mercancía más, que se obtiene dentro del intercam-bio del mercado, donde ya no tiene por qué conocerse el origen del produc-

to ni quiénes lo han elaborado.

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Seminario 2001

Se necesitan, por un lado, nuevos mercados para dar salida a esta

producción masiva. Se consolida una política colonialista, en la que los paí-

ses más industrializados se enfrentan en la conquista por la dominación y

explotación del resto de países. Por otro lado, se requiere la expansión del

consumo como auténtico fenómeno de masas, es decir, la creación de un

inmenso mercado de consumidores. Los trabajadores -hombres, mujeres y

niños- de las incipientes industrias, progresivamente, pasan a formar parte

de ese imprescindible mercado de consumidores.

En este contexto, el nacimiento de la industria farmacéutica y de un

circuito moderno de distribución de la “mercancía-fármaco”, supone la ela-

boración de un nuevo tipo de sustancias, derivadas de las naturales, que se

promocionarán en función de los intereses de expansión de las potencias

occidentales. Es el caso de la morfina, aislada como componente del opio

en 1806; la cocaína, principio psicoactivo de la coca descubierto en 1859;

o la heroína, derivada de la propia morfina, descubierta en 1873.

Cruzada contra las drogas... intereses ocultos, intereses mani-fiestos

En este proceso de búsqueda de nuevos mercados y consumo

masificado de las sustancias, tenemos que resaltar las llamadas Guerras

del Opio, a mitad del siglo XIX, entre Inglaterra y China. El objetivo es que

China abriera sus fronteras a la entrada del opio que Inglaterra obtenía de

sus colonias en Asia. Las Guerras del Opio terminan con la victoria inglesa y

China se ve obligada a permitir el comercio de opio.

Poco después, Estados Unidos inicia una cruzada contra el opio, pri-

mero dentro de su propio territorio, y más tarde a escala mundial, en la que

confluyeron varios intereses. Por un lado, el objetivo de debilitar a Inglate-

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Análisis de la actual política sobre drogas

rra, hasta ese momento primera potencia mundial, quitándole el inmenso

mercado de opio que tenía en China. Por otro lado, a nivel interno, se utilizó

la identificación del opio con minorías étnicas que no entraban en el modelo

ideal norteamericano que se estaba construyendo, criminalizando a la co-

munidad china fumadora de opio; con esto se cumplía, además, otra fun-

ción: contener el descontento de los trabajadores norteamericanos que se

sentían amenazados. Y, al mismo tiempo, favoreció a su propia industria

farmacéutica, que se encargó de abastecer la demanda de consumo de

opio, ahora prohibido, ofreciendo sustancias sintetizadas como la morfina.

Se van definiendo, de esta forma, dos tipos de consumidores: los de

sustancias prohibidas -el opio-, que acuden al mercado negro; y los de sus-

tancias permitidas -morfina y otros derivados-, mucho más numerosos que

los anteriores, y que las obtienen en farmacias. Son sólo los primeros a los

que se identifica con una conducta “moralmente inaceptable”.

Una vez ilegalizado el opio dentro de sus fronteras, Estados Unidos

acomete el segundo objetivo: extender esta prohibición al resto de países.

Esta Campaña tiene sus frutos en la “Convención del Opio” (1912), cele-

brada en la ciudad holandesa de La Haya, que supone la primera regulación

restrictiva a nivel internacional de determinadas sustancias.

En esta Convención se limita la producción, venta y consumo de opio,

morfina, heroína y cocaína exclusivamente a fines medicinales y “legítimos”.

Esa legitimidad se deja en manos de la industria farmacéutica, que se hizo

con el monopolio de la producción y circulación de estas sustancias y cuyo

poder aumentó considerablemente cuando logró fabricar los derivados sin-

téticos sin necesidad de utilizar las sustancias naturales.

La industria farmacéutica produce cantidades de cocaína y heroína

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Seminario 2001

que sobrepasan las necesidades del mercado lícito, utilizando el mercado

negro como instrumento para colocar los excedentes, con lo que se crea y

mantiene la demanda necesaria.

Como estamos viendo, son intereses económicos y de dominio socio-

cultural los que van determinando la configuración internacional de la ac-

tual política criminal sobre drogas, y la clasificación de las sustancias como

legales o ilegales. Paradójicamente, todo esto se realiza utilizando como

principal argumento la protección de la salud.

A partir de aquí, el carácter de legalidad o ilegalidad impuesto

internacionalmente va a marcar profundamente la relación de las personas

con las sustancias psicoactivas, relación que había estado marcada funda-

mentalmente por pautas culturales.

Por esta misma lógica de funcionamiento, en base a los intereses de

las élites europeas y norteamericanas, se van estableciendo legislaciones

prohibicionistas en torno a otras sustancias, como es el caso del cannabis.

Esta sustancia había sido incluso incorporada por sus propiedades tera-

péuticas al conocimiento médico europeo, en la primera mitad del siglo XIX

y su uso llegó a ser muy extendido.

Sin embargo, a principios del siglo XX, de nuevo a Estados Unidos le

interesa, por varios motivos, que esta sustancia sea prohibida

internacionalmente. Por un lado, como medio de control social de minorías

étnicas -en esta ocasión hispanos y negros-, identificando el consumo de

esta sustancia con comportamientos agresivos. Por otro lado, el cáñamo se

había convertido en un competidor de la industria del nylon, algodón,

lubricantes o papel. Además, se estaban fabricando nuevos fármacos a los

que beneficiaba la eliminación del cannabis en el campo terapéutico. Tras la

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Análisis de la actual política sobre drogas

restricción a usos terapéuticos del cannabis en 1937, finalmente se retira

del mercado farmacéutico de EEUU en 1941, a pesar de la oposición del

colectivo de médicos norteamericanos.

Hasta en dos ocasiones las Naciones Unidas rechazan los argumen-

tos de los Estados Unidos -centrados en que es una sustancia tóxica y que

genera agresividad- para prohibir el cannabis a nivel internacional (algo que

finalmente se consigue en 1961). Ante el reiterado fracaso de estos argu-

mentos, se adopta una nueva estrategia: además de ser una sustancia

“moderadamente tóxica”, el cannabis es un medicamento en desuso, por

lo que no tendría sentido su permanencia en el mercado legal. Con esta

estrategia se trata de salvar una contradicción importante: si se hubiera

prohibido el cannabis sólo por ser un “intoxicante superfluo”, proponer su

prohibición hubiera supuesto que otras sustancias como el alcohol o el ta-

baco, ampliamente consumidas en occidente, y mucho más nocivas, hubie-

ran seguido el mismo camino.

En 1946 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) constituye la

Comisión de Estupefacientes, organismo responsable desde ese momento

del control internacional de las sustancias. En 1961 tiene lugar la Conven-

ción Única de Estupefacientes de la ONU, que viene a unificar los distintos

tratados que sobre este tema se habían ido acordando desde la Conven-

ción de La Haya, estableciéndose la base legal de la actual política interna-

cional de drogas. En esta Convención se consolidan como argumentos de la

política prohibicionista la defensa de la “salud física y moral” y se delimita la

clasificación actual de sustancias objeto de fiscalización, estableciéndose

como objetivo para los años ochenta la desaparición del cultivo de opio,

coca y cannabis para fines ilícitos.

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La Convención de 1988 de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas

supone una reorientación de la política internacional sobre drogas. Si hasta

ese momento la protección de la salud pública había sido el argumento de

mayor peso, en 1988, la “lucha contra la droga” se centra más en las reper-

cusiones económicas, políticas y culturales de su tráfico. Y se plantea como

solución la represión, persecución penal y criminalización de todo lo que

tenga relación con la producción, comercialización y consumo de drogas. Se

definen una serie de conductas delictivas básicas, estableciéndose penas

para ellas, además de articular medidas para la cooperación internacional

en esta materia.

Las legislaciones prohibicionistas se han ido endureciendo progresi-

vamente, por lo que se requiere cada vez más de instrumentos represivos

para su cumplimiento y de fuertes inversiones para mantenerlos y reforzar-

los. De esta forma, la estrategia oficial de la “lucha contra la droga” se ha

convertido en muchos casos en una “guerra contra las drogas”, llegándose

a la militarización del problema.

España no es diferente...

En cuanto a la política criminal sobre drogas en el estado español,

señalar que ésta ha estado marcada por la dinámica internacional anterior-

mente descrita.

Cuando a finales de los años sesenta se comienza a crear la alarma

social en torno a la droga, el problema aquí era prácticamente inexistente,

si bien ya se estaba construyendo una respuesta burocrática y represiva.

A través del Código Penal de 1973, España se incorpora a la política

criminal de las Naciones Unidas (Convención de 1961). Una norma represi-

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Análisis de la actual política sobre drogas

va que provoca la criminalización de un gran número de drogodependientes,

a pesar de que muchas sentencias en esos años rechazan la penalización

del consumo y la tenencia para dicho fin.

La dureza de dicha legislación provoca una reacción en su contra, que

tiene como consecuencia su modificación en 1983, eliminando, por ejem-

plo, la tenencia para el consumo como conducta penada, distinguiendo entre

drogas duras y blandas y rebajando las penas de forma importante.

Esta reforma no es bien recibida en la comunidad internacional y, de

forma intencionadamente exagerada, se llega a presentar como una

“despenalización” de las drogas en España. En respuesta a esa presión

internacional, en 1988 se produce otra reforma del Código Penal que

incrementa el rigor de las sanciones, establece un trato específico para el

drogodependiente e intenta perseguir los beneficios económicos proceden-

tes del tráfico ilegal de drogas.

La reforma del Código Penal de 1992, que sigue la tendencia de la

Convención de la ONU sobre Drogas de 1988, supone de nuevo un aumen-

to de las penas y conductas susceptibles de ser castigadas.

Paralelamente, la Ley de Seguridad Ciudadana de 1992, conocida

como Ley Corcuera, supone una vuelta de tuerca en esta espiral de legisla-

ciones represivas: a partir de ahora también se castiga el consumo perso-

nal y la tenencia en lugares públicos, declarando infracción administrativa

grave el consumo y la tenencia de drogas o utensilios para su tratamiento,

con sanciones de multas que pueden ser desde cincuenta mil hasta un

millón de pesetas.

La redacción del Código Penal de 1995 es muy similar a la anterior, ya

que se recogen todas las conductas castigadas en el mismo, aunque se

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Seminario 2001

introducen algunos cambios de poca entidad, como el abandono de jeringuillas

como falta.

En la actualidad, dada la gran desproporción de las penas asignadas

al pequeño “menudeo” con respecto a las de los responsables de las gran-

des organizaciones dedicadas al tráfico de drogas, los grupos políticos es-

tán debatiendo en el parlamento la posibilidad de realizar otra reforma del

Código Penal que aumente las penas de estos últimos.

En resumen, en España, al igual que en otros países, la respuesta

legal que se ha ido dando al “problema de las drogodependencias” ha sido

cada vez más restrictiva y represiva.

Paralelamente, a lo largo de las dos últimas décadas ha habido, en

general, una evolución en cuanto a la intervención en drogodependencias,

en el sentido de pasar de un tratamiento muy uniformador, donde el único

fin era la abstinencia, a uno más personalizado, donde se valora la situación

global que vive la persona, sin condicionar la intervención al abandono del

consumo; contradictoriamente, es esta misma persona la que, por su rela-

ción con una sustancia ilegal, se ve perseguida y criminalizada.

***

En definitiva, son intereses económicos, políticos, sociales, ... los que

han determinado el que unas sustancias y no otras sean ilegales. Sin em-

bargo, los principales argumentos oficiales en los que se sustentan las le-

yes prohibicionistas son los de protección de la salud y la defensa del orden

social.

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Análisis de la actual política sobre drogas

CONSECUENCIAS DE LA ACTUAL POLÍTICA SOBRE DROGAS

Este siglo de prohibición de sustancias psicoactivas conlleva una se-

rie de consecuencias económicas, políticas, jurídicas, sociales, sanitarias,

medioambientales,... que han afectado, y afectan, en mayor o menor medi-

da a personas, familias y comunidades.

En el análisis histórico realizado anteriormente, hemos constatado el

hecho de que determinadas sustancias legales han sido promovidas, mien-

tras que otras, al ilegalizarse, han pasado a formar parte de una economía

sumergida que, por un lado, contribuye a aumentar las desigualdades y el

dominio de unos países y grupos sociales sobre otros y, por otro, amortigua

los efectos negativos de la globalización económica.

El mercado de la droga ha reproducido y acentuado todos los efectos

perversos del actual sistema económico, ha contribuido al crecimiento eco-

nómico de los países occidentales a expensas de los países históricamente

explotados. En términos generales, los países del norte son los distribuido-

res/consumidores y los que se quedan con la mayor parte de los beneficios

y, los del sur, los productores. De esta forma, se mantiene el patrón de

países dominantes y dominados, que condena a los países productores a

ser meros proveedores de materias primas.

La prohibición de las drogas ha hecho que gran parte de los ingresos

de determinados países productores provenga de la economía sumergida,

acentuando su dependencia económica y su pérdida de soberanía con res-

pecto a las potencias occidentales. Paralelamente, la prohibición de algu-

nas sustancias que formaban parte del acerbo cultural de estos países y la

imposición de otras que les eran ajenas, ha causado la desaparición de

pautas culturales y el inicio de una relación problemática con las drogas.

Pág 24

Seminario 2001

La economía sumergida nacida de la ilegalización de ciertas sustan-

cias, como mencionábamos anteriormente, amortigua los efectos negati-

vos de la globalización económica (pobreza, desempleo, exclusión,...), per-

petuando situaciones de injusticia social y económica, de tal forma que el

cultivo y el tráfico a pequeña escala hacen las veces de colchón de la pobre-

za. Es decir, la situación de determinados barrios, pueblos y ciudades que

sufren un desempleo estructural, sólo es sostenible porque la población

sobrevive gracias a los ingresos procedentes de la economía sumergida en

general, y del negocio de la droga en particular.

Además, las personas que viven de esta economía de subsistencia

(campesinos productores y pequeños traficantes), al dedicarse a una acti-

vidad clandestina, ven negados sus derechos, sobre todo laborales, y que-

dan a merced de la explotación de otros grupos, una poderosa minoría, que

aprovecha la situación para enriquecerse. De esta forma, la prohibición ha

conllevado un fortalecimiento de las mafias a nivel nacional e internacional

sin precedentes.

Respecto a la seguridad...

En la base de esta política se hace necesaria la creación de todo un

aparato represor dedicado fundamentalmente a la persecución de la pro-

ducción, el comercio y el consumo de algunas drogas.

Esta represión se ha plasmado en “la guerra contra las drogas” que,

a nivel internacional, legitima la intervención de unos países sobre otros -en

el caso de Latinoamérica ha llegado a ser militar- y, dentro de cada Estado,

tiene como víctimas a los grupos sociales más desfavorecidos.

España no es ninguna excepción y, siguiendo las políticas marcadas

Pág. 25

Análisis de la actual política sobre drogas

internacionalmente, está destinando gran parte de los fondos públicos a

perseguir y criminalizar, en detrimento del desarrollo de políticas eficaces

de prevención, tratamiento y reducción del daño. Se está dando una res-

puesta represiva a un problema eminentemente social; en este sentido, no

es casual que el Plan Nacional sobre Drogas se enmarque en la estructura

del Ministerio del Interior.

Toda esta inversión dirigida a acabar con la sustancia, no está consi-

guiendo cumplir los objetivos manifiestos de proteger la salud individual y la

seguridad ciudadana, mediante la reducción de la oferta y la demanda de

ciertas drogas; muy al contrario, los informes más positivos apuntan a que

las incautaciones no superan el 10% de la cantidad que circula. Por otro

lado, actualmente, los precios se mantienen, e incluso bajan, por lo que

podemos deducir que siguen aumentando en cantidad y diversidad las sus-

tancias psicoactivas en el mercado, lo que viene a confirmar lo bien organi-

zado que está el tráfico de drogas a nivel internacional y la ineficacia y el

fracaso de la política prohibicionista.

Esta política, así como el sistema jurídico penal que le sirve de instru-

mento, está teniendo unas repercusiones muy graves que atentan directa-

mente contra principios fundamentales del Estado de Derecho, como el de

proporcionalidad de las penas y el de racionalidad.

Quiebra el principio de proporcionalidad, porque las penas impuestas

a los delitos relacionados con las drogas causan al penado un mal muy

superior al perjuicio social que provoca. Se incumple el principio de raciona-

lidad, porque no se han podido demostrar los beneficios de la penalización,

mientras que sí se han constatado los costes sociales y personales que

conlleva, como veremos más adelante.

Pág 26

Seminario 2001

Como consecuencia de la prohibición, por un lado, se sanciona

administrativamente a miles de personas por la simple tenencia o consumo

público de algunas sustancias y, por otro, aumentan las figuras delictivas,

viéndose desbordados los sistemas judicial y penitenciario. Esto provoca, a

modo de ejemplo, que muchas de las personas con las que trabajamos

sean condenadas varios años más tarde de la comisión del delito, cuando

han iniciado, e incluso culminado, su proceso de incorporación social.

La política prohibicionista afecta con mayor violencia a las personas

más débiles de cada sociedad -pequeños productores y distribuidores, y

consumidores-, quienes, precisamente por ser más débiles, no pueden bur-

lar la persecución oficial. Sin embargo, los grupos de poder, que se enrique-

cen extraordinariamente con el narcotráfico, son capaces de esquivar el

más perfeccionado aparato represor del Estado, y ello se debe en gran

medida a la facilidad con la que se extiende la corrupción en los círculos

políticos, financieros, judiciales, etc.

Asimismo, la ilegalidad dificulta el acceso a las sustancias, obligando

a muchas personas adictas a las mismas a hacer cualquier cosa para lo-

grarlas. Ese “cualquier cosa” consiste, muchas veces, en prostituirse y, otras

tantas, en robar y trapichear, lo que ha hecho que la delincuencia haya

aumentado de forma considerable, así como la inseguridad ciudadana, en

cuya idea se sustenta, precisamente, el endurecimiento de las acciones

represivas del Estado.

Un efecto directo de todo esto es la masificación de las cárceles, con

el consiguiente empeoramiento de las condiciones de vida de las personas

presas, en su mayoría drogodependientes.

Sin embargo, el consumidor de drogas no se convierte necesariamente

Pág. 27

Análisis de la actual política sobre drogas

en drogodependiente/delincuente, sino que se ha ido creando una imagen

problemática de las drogodependencias, que responde a los intereses de

determinados grupos de poder que tienen la capacidad de imponer su vi-

sión al resto de la sociedad.

Esta imagen, promovida por el poder político y difundida a través de

los medios de comunicación, se basa en el estigma (“lacra”); la demonización

y desacreditación de todo lo relacionado con las drogas ilegales; la exage-

ración del problema (“epidemia”); la indiscriminación de sustancias, al pre-

sentarlas como si de una sola se tratara, sin hacer distinción entre la diver-

sidad de sintéticas y naturales, y como si los efectos que pueden producir

fueran idénticos para todas las personas y circunstancias; y por último, en

el desvío de la atención hacia la sustancia, a la que se le atribuye los efec-

tos negativos que provoca la propia ilegalidad, a través del mensaje “aca-

bando con la sustancia se nos terminan los problemas”.

Esta información-desinformación está provocando que gran parte de

la población interiorice un miedo y rechazo a las sustancias y, por ende, a

las personas que las consumen y que pasen a un segundo plano los que

nosotros entendemos que son los protagonistas de este entramado, las

personas, quedando ocultas las verdaderas raíces del problema.

De esta forma, vivimos el «problema de la droga» como una paradoja;

por una parte, como un problema individual y no social y, por otra, como un

entramado tan complejo al que sólo expertos e instituciones competentes

pueden hacerle frente, delegando en éstos la responsabilidad social.

En definitiva, la sociedad, en lugar de exigir políticas sociales y educa-

tivas dirigidas a compensar necesidades, reducir dificultades,... para que

los consumos -que siempre van existir- no sean potenciadores y/o encu-

Pág 28

Seminario 2001

bridores de los problemas de fondo, pide un mayor esfuerzo político para

perseguir la producción, distribución y consumo de drogas, estigmatizando

a las personas que consumen y, por extensión, a sus familias.

Este rechazo social determina la propia imagen que tiene el consumi-

dor de sí mismo, al asimilar el modo en que la sociedad lo percibe. Tanto

desde nuestras propias asociaciones como desde otros recursos, y

mediatizados por los estereotipos, a veces nos acercamos a estas perso-

nas partiendo de la idea de que son irresponsables e incapaces de tomar

decisiones o manejarse por sí mismos, y, por ello, muchas de las respues-

tas que damos son excesivamente paternalistas, lo que desde luego no

contribuye a la recuperación de su autoestima ni de su autonomía.

Con respecto a la familia, cada una tiene unas características pecu-

liares que las distingue pero, en líneas generales, podemos afirmar que la

dependencia -al alcohol, al juego, a las drogas,...- de uno o varios de sus

miembros provoca y/o agrava situaciones problemáticas, como pueden ser

las disputas conyugales y situaciones violentas en el hogar, la desatención

del resto de miembros de la familia, los robos, los chantajes, etc. Si a la

dependencia le añadimos “a sustancias ilegales” nos encontramos, ade-

más, que la estigmatización que sufre el drogodependiente se extiende a la

familia, que se ve sumida en un fuerte sentimiento de impotencia, vergüen-

za y culpa, sobre todo, cuando además de sufrir “la droga”, le toca sufrir la

cárcel y el sida.

¿Protegiendo la salud...?

El objetivo de proteger la salud tan esgrimido por la actual política

sobre drogas, no sólo no se está consiguiendo, sino que con dicha política

Pág. 29

Análisis de la actual política sobre drogas

se está vulnerando el principio de que la salud sólo puede ser protegida con

el consentimiento de la persona afectada, y son innumerables las conse-

cuencias dramáticas que está provocando, y que vemos a diario en nues-

tras asociaciones.

En primer lugar, la ilegalidad provoca la más absoluta falta de control

sanitario de la sustancia que se encuentra en cada momento en el merca-

do. Éste no está regulado, no está controlado, no es inspeccionado,... La

persona consumidora no conoce ni la composición ni el grado de pureza de

lo que compra. A diario se arriesga a morir ante posibles sobredosis o adul-

teraciones con sucedáneos, en ocasiones, incomparablemente más tóxi-

cos que las sustancias originales prohibidas. El mercado negro busca los

mayores beneficios a los menores costes y en el menor tiempo posible, por

ello, muchas veces da “gato por liebre” y, otras tantas, proporciona la sus-

tancia a una pureza excesiva para facilitar su almacenamiento y transporte.

Por otro lado, al estar perseguida la venta, prohibido el consumo y

condenados moralmente los consumidores -incluso sancionados

administrativamente-, las condiciones en las que las personas se ven obli-

gadas a consumir son también clandestinas. La mayoría de las veces sin

medios ni lugares higiénicos, teniéndo que esconderse de la familia y de la

sociedad en general, lo que ha supuesto el contagio masivo de enfermeda-

des infecciosas entre los consumidores (SIDA, tuberculosis, hepatitis,

candidiasis...) y la aparición frecuente de reinfecciones.

La situación descrita se ve agravada considerablemente en el interior

de las prisiones, los más perfectos aparatos de exclusión y abandono so-

cial, donde alrededor del 80% de las personas presas lo está por su de-

pendencia a drogas ilegales. La situación de marginación que tenían ya

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Seminario 2001

en libertad se ve agravada allí por diversos motivos: la sustancia de consu-

mo es más difícil de conseguir; no existen las mismas posibilidades tera-

péuticas que en libertad, por ejemplo, no hay programas de reducción de

riesgos como el intercambio de jeringuillas, lo que facilita aún más la trans-

misión de enfermedades infecciosas; no existen ni los medios personales ni

las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas para la atención del gran

porcentaje de personas presas enfermas; algunas de ellas mueren en con-

diciones de abandono y soledad.

Por último, la prohibición está imposibilitando el acceso a sustancias

terapéuticamente necesarias que evitarían mucho gasto a la Seguridad

Social, como es el uso terapéutico de la propia sustancia a la que una per-

sona es adicta o, o la utilización del cannabis que, tras años de promulgación

de su malignidad, está de actualidad tras haber declarado multitud de cien-

tíficos sus propiedades para contrarrestar los efectos de determinados tra-

tamientos y como remedio para muchas dolencias.

***

En definitiva, la política prohibicionista no sólo no ha conseguido cum-

plir los objetivos manifiestos de proteger la salud individual y la seguridad

ciudadana, sino que, por el contrario, ha sido esa misma política -la

ilegalización de terminadas sustancias y la persecución de todo lo relacio-

nado con ellas-, la que ha provocado que muchos drogodependientes se

deterioren física y psicológicamente, que muchas personas -tanto

“infractores” como “víctimas”- se vean afectadas por el aumento de la de-

lincuencia,...

Desde su aplicación, el sistema legal-represivo ha provocado todos

aquellos daños que decía combatir, atribuyendo a la propia naturaleza de

Pág. 31

Análisis de la actual política sobre drogas

las sustancias efectos que, en realidad, se producen por su posterior

ilegalización. Se justifica, entonces, la necesidad de más inversión en segu-

ridad, más prisiones,... en definitiva, más represión.

Pero no sólo podemos afirmar que, por más que se aplique esta polí-

tica, seguiremos sin solucionar los problemas de fondo, sino que -y esto es

la evidencia más grave- cuanto más se aplique esta política, se producirá

más exclusión, más muertes, más delincuencia, más desesperación y más

sufrimiento, sobre todo en las personas y grupos más vulnerables de esta

sociedad.

Diariamente, vemos cómo la política criminal sobre drogas está crean-

do más problemas que los que resuelve. Es hora, por tanto de buscar entre

todos algunas propuestas que mejoren esta situación.

Pág. 33

Análisis de la actual política sobre drogas

PROPUESTAS DESDE EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO

Como acabamos de constatar, la actual política sobre drogas no sólo

ha fracasado en la consecución de sus objetivos manifiestos, sino que ha

servido para agravar la situación de desfavorecimiento social de las perso-

nas con las que trabajamos.

Por ello, desde las asociaciones, no podemos seguir manteniendo el

objetivo de favorecer la incorporación social de las personas con problemas

de drogodependencias y el proceso de socialización de niños y jóvenes

desde una perspectiva educativa, sin plantear paralelamente alternativas

a una política prohibicionista y criminalizadora, que no sólo entra en contra-

dicción, sino que está impidiendo la consecución de dicho objetivo.

Partiendo de que no hay recetas mágicas para dar solución a los pro-

blemas sociales y de la posibilidad de equivocarnos, debemos ser valientes

a la hora de avanzar en nuestros planteamientos. Por ello, tenemos que

considerar nuestras propuestas al actual marco legal sobre drogas como

un paso más en nuestra evolución como movimiento asociativo y nuestro

continuo intento de adaptarnos a la realidad de las drogodependencias. Si

en su día, reivindicamos la puesta en marcha de programas dirigidos a la

reducción del daño -como el de intercambio de jeringuillas o los de mante-

nimiento con metadona, que, pese a sus deficiencias, están sirviendo para

mejorar la calidad de vida de muchos consumidores-, tenemos que seguir

avanzando en nuestras ideas y reivindicar la adaptación de las políticas en

drogodependencias a la realidad actual.

Centros de Encuentro y Acogida

Un paso importante en ese avance, y una de las propuestas que plan-

teamos para ampliar las medidas dirigidas a atender las necesidades de las

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Seminario 2001

personas con problemas de drogodependencias, consiste en demandar la

inmediata puesta en marcha de Centros de Encuentro y Acogida (CEA), que

incluyan salas de consumo higiénico. A través de nuestro trabajo diario,

constatamos la necesidad de este tipo de dispositivos asistenciales, que

pueden dar respuesta a la situación de un amplio sector de población

drogodependiente que no tiene cubierta sus necesidades básicas, sufre un

grave deterioro personal y social, y para el que en la actualidad no existen

recursos adecuados. La implantación y expansión de los CEAs permitirá que

muchas personas accedan a unos mínimos en cuanto a alimentación, aseo,

... y puedan consumir una sustancia en condiciones higiénico-sanitarias

adecuadas, facilitando de esta forma que se sitúen en una posición de par-

tida menos desfavorable de cara a su incorporación social.

Por ello, desde ENLACE debemos presionar para que estos recursos

se pongan en marcha, al menos, inicialmente, uno en cada provincia. Ade-

más, como movimiento asociativo, debemos reivindicar y potenciar nuestra

participación en el diseño y puesta en marcha de estos programas (CEA+salas

de consumo) y trasladar nuestras propuestas en los distintos foros.

Debemos considerar también que cuando un solo recurso concentra

a muchos usuarios, se suele producir rechazo de la vecindad, problemas de

relación entre profesionales y usuarios, y de estos últimos entre sí, ... si

queremos evitar este tipo de circunstancias y, sobre todo, en pro de conse-

guir un acercamiento de los recursos a las personas -indispensable para el

cumplimiento de objetivos de este tipo de actuaciones- sería muy conve-

niente dotar a otros recursos asistenciales (como podrían ser CPDs, cen-

tros de salud...) de estas salas de consumo higiénico y no limitar su presen-

cia a los CEAs.

Pág. 35

Análisis de la actual política sobre drogas

Pero, aunque los CEA pueden contribuir en gran medida a la mejora

de las condiciones de vida de muchas personas, ni éstos, ni el trabajo que

se viene desarrollando desde la red de recursos asistenciales y nuestras

asociaciones, pueden contrarrestar dos de los efectos directamente rela-

cionados con la ilegalidad de determinadas sustancias, que actúan como

los principales factores obstaculizadores de cara a la incorporación social

de muchos drogodependientes. En primer lugar, el progresivo deterioro de

la salud de la mayoría de los consumidores, como consecuencia de la falta

de control sobre la calidad de la sustancia, y, en segundo lugar, el círculo de

delincuencia en el que se ven obligados a entrar para poder acceder a la

misma, y que en la mayoría de los casos se traduce en reiterados ingresos

en prisión, con la consiguiente estigmatización como delincuentes. Estos

dos efectos son especialmente graves en el caso de aquellas personas con

un largo historial de consumo - principalmente de heroína-, y cuya situación

personal y social, no sólo las sitúa fuera de la red normalizada de recursos

asistenciales, sino que hace que en muchos casos no puedan plantearse

un abandono del consumo a corto, medio o largo plazo y que se hayan

convertido en los “inquilinos” habituales de las prisiones.

Programa de suministro controlado de heroína

Todo ello nos obliga a plantearnos alternativas que den una respues-

ta realista a estas situaciones; y de ahí surge nuestra propuesta de poner

en marcha programas de suministro controlado de heroína y de que éstos

formen parte del abanico de tratamientos al que pueden acceder las perso-

nas con problemas de drogodependencias, como una posibilidad más de

diversificar la oferta de tratamientos, contribuyendo a mejorar tanto su si-

tuación personal como social.

Pág 36

Seminario 2001

Y no debemos escandalizarnos ni asustarnos al proponer el desarro-

llo de este tipo de iniciativas. Hace unos años, también nos asustaba el

programa metadona y hoy, no podemos negar que éste ha contribuido más

a mejorar la salud individual y la seguridad ciudadana que las medidas re-

presivas, policiales y criminalizadoras adoptadas contra las drogas ilegales y

sus consumidores. De lo que se trata es de valorar las posibles ventajas o

efectos positivos del suministro de heroína para muchas de las personas

con las que trabajamos, que podrían ser: reducción del riesgo de contraer

enfermedades o sufrir reinfecciones, disminución de la ansiedad, reducción

del consumo de otras sustancias, aumento de la posibilidad de acceder y

permanecer dentro de la red normalizada de recursos, descenso de los

delitos y las detenciones, mejora de las relaciones familiares y sociales...

Reconocer el avance que ha supuesto el programa metadona, con

respecto a la situación existente anteriormente, no nos impide ser críticos y

señalar que el desarrollo del programa deja mucho que desear, y que es

necesario mejorar bastante su dispensación a la vez que ofertar, a sus usua-

rios, recursos socio-laborales, haciendo realmente de éste un auténtico

programa de incorporación.

Asimismo, la solicitud del programa de suministro controlado de he-

roína, no es una exigencia incondicional, el hecho de estar convencidos de

la necesidad de este programa no es óbice para demandar que el programa

debe llevarse a cabo con todos los recursos necesarios, y que su práctica

debe alejarse de lo que ha sido hasta ahora el programa de metadona que,

en muchos casos, se limita a suministrar la sustancia sin más preocupación

por los que tienen que hacer fila para obtenerla.

La puesta en marcha del programa de suministro controlado de he-

Pág. 37

Análisis de la actual política sobre drogas

roína, y las condiciones en las que se realice, va a depender en buena me-

dida de los resultados que se obtengan en el Proyecto de Experimentación

de Prescripción de Estupefacientes en Andalucía, de ahí, la importancia de

que ENLACE tenga la mayor participación posible en el desarrollo de este

proyecto y en particular en su evaluación, aspecto que tenemos que plan-

tear a la Administración.

Regulación del cannabis

Las propuestas señaladas hasta ahora, se centran en la idea de me-

jorar la calidad de vida de la población drogodependiente, de introducir

medidas que favorezcan la incorporación a mínimos de muchas personas

que en la actualidad tienen vetada esta posibilidad. Sin embargo, no pode-

mos quedarnos ahí y dejar de lado otras realidades sociales con las que nos

encontramos diariamente. En este sentido, como movimiento asociativo en

drogodependencias, tenemos que participar en el debate que en la actua-

lidad existe sobre el uso del cannabis con fines terapéuticos; alternativa

que no sólo está siendo demandada por organizaciones, grupos políticos y

gran parte de la comunidad científica de distintos estados, entre los que se

encuentra España, sino que ya se está desarrollando, si bien de forma muy

restringida, en países como Canadá y EEUU. Éste último, paradójicamente,

fue el pionero en la ilegalización del cannabis en 1937, que en ningún caso

respondió a la constatación de los efectos nocivos del uso de esta planta,

sino a cuestiones de tipo económico, relacionadas con los intereses de las

industrias farmacéutica y textil, fundamentalmente.

Las actuales demandas del uso terapéutico del cannabis se basan en

la constatación de las propiedades medicinales de una planta que tradicio-

nalmente ha sido utilizada por distintas culturas y que, hasta mitad del siglo

Pág 38

Seminario 2001

XX, incluso formaba parte de los componentes de distintos medicamentos

vendidos en farmacias europeas, sin que ello supusiera un problema social

o de salud pública. Los recientes estudios sobre el tema señalan que el

consumo de cannabis en estado natural no sólo es eficaz en el tratamiento

de enfermedades como cáncer, SIDA, migrañas, reuma, depresiones, estrés,

insomnio, ..., sino que, además, es más eficaz, tiene menos efectos secun-

darios y es más barato que medicamentos análogos. De hecho, el Marinol,

sustancia derivada del cannabis sintetizada químicamente, sólo contiene 1

de los, al menos, 61 cannabinoides presentes en la planta, convirtiéndose

en un sustituto imperfecto y de mala calidad de ésta.

El actual marco legal sobre drogas, sin embargo, prohíbe el uso del

cannabis con fines médicos, lo que impide la reducción de los padecimien-

tos que sufren muchas personas enfermas, cuya calidad de vida podría

mejorar sustancialmente si se les permitiera acceder de forma normalizada

a esta sustancia.

Por otra parte, independientemente de sus propiedades terapéuti-

cas, el uso del cannabis se ha convertido en un hábito muy extendido en

esta sociedad, sin que por ello estemos ante un problema de salud pública

o privada. Su ilegalidad no ha sido un impedimento para que muchas perso-

nas lo consuman de forma más o menos cotidiana, aunque sí es la principal

causa de que sus consumidores sean perseguidos y estigmatizados social-

mente.

Esta situación de ilegalidad, hace que sus consumidores se vean obli-

gados a adquirirla de la mano de redes mafiosas y, en consecuencia, a

tomar contacto con actividades criminales y con la distribución de otras

sustancias ilegales mucho más nocivas. Este aspecto, es especialmente

Pág. 39

Análisis de la actual política sobre drogas

preocupante cuando hablamos de los consumidores más jóvenes y, en par-

ticular, de los que viven en situación de desfavorecimiento social, pues en

más de una ocasión ha supuesto la puerta de entrada a conductas delictivas

y a consumos de esas otras sustancias.

Al margen de lo anterior, la ilegalidad del cannabis hace que sus con-

sumidores se vean obligados a actuar fuera de la ley por el simple hecho de

intentar acceder a ella, ya que está sancionado administrativamente su

tenencia y/o consumo en lugares públicos. La única salida que queda para

eludir dichas sanciones es reconocer un “problema de drogodependencia”

y acudir a un centro de tratamiento; en los casos en los que se decide por

esta opción, se hace con el único objetivo de eludir la multa. Ante esta

absurda situación constatada día a día en nuestras asociaciones, sufrida

sobre todo por los jóvenes con menos recursos económicos, consideramos

necesario, como medida inmediata, la desaparición de las sanciones admi-

nistrativas por la tenencia o consumo de cannabis en lugares públicos reco-

gidas en la llamada “Ley Corcuera” sin que esto signifique que no se le

aplique la misma normativa de limitación de uso que ya está en vigor para el

tabaco.

La ilegalidad también es la causa de que una sustancia que en esta-

do natural es mucho menos dañina incluso que otras de uso legal, pueda

provocar riesgos para la salud, al no existir control sobre su calidad. Y todo

esto, paradójicamente, se lleva a cabo para “proteger la salud pública” a la

vez que se ignora el derecho a la libertad personal y al mantenimiento de

hábitos que no perjudican a terceros

Por todas las cuestiones señaladas anteriormente, consideramos

conveniente posicionarnos a favor de la regulación de la producción, venta y

Pág 40

Seminario 2001

consumo de cannabis, entendiendo que de esta forma podrían diluirse los

efectos negativos del uso de una planta, cuyos principales daños vienen

provocados por su ilegalidad.

En relación a la forma en que debiera producirse dicha regulación,

consideramos necesario la creación de un grupo de trabajo dentro de la

Federación Andaluza y/o en colaboración con otras entidades que trabajan

este tema, de cara a profundizar y elevar propuestas a distintas instancias.

De esta forma pretendemos tener elaboradas propuestas de regulación

tendentes a evitar que el cannabis se convierta en una mercancía más

publicitada y promocionada como ahora ocurre con otras drogas legales.

Control de la publicidad

Resulta paradójico que los estados que mantienen y fomentan la ac-

tual política prohibicionista, persigan y criminalicen la producción, comercio

y uso de determinadas sustancias, y paralelamente permitan el fomento

del consumo de aquellas consideradas legales, pese a que éstas provocan

consecuencias muy graves tanto a nivel personal como social.

Y es que, aunque el consumo de drogas institucionalizadas, como el

alcohol o el tabaco, venga a menudo justificado y avalado por cuestiones

culturales y antropológicas, en la raíz de la amplia extensión y la tolerancia

con que son tratadas, subyacen los importantes intereses de determina-

dos sectores económicos, que obtienen grandes beneficios de la produc-

ción y venta de estas sustancias. Estos grupos utilizan la publicidad como

principal instrumento para imponer pautas consumistas, sin tener en cuen-

ta las repercusiones que a nivel social y de salud pública está generando el

consumo abusivo de las drogas legales. Sirvan como ejemplo los importan-

tes gastos sanitarios derivados de las patologías asociadas al consumo de

Pág. 41

Análisis de la actual política sobre drogas

alcohol y tabaco o los accidentes laborales y de tráfico derivados del consu-

mo abusivo de bebidas alcohólicas. Por todo ello, nuestra siguiente pro-

puesta se centra en demandar el efectivo control sobre la publicidad de las

drogas legales, de cara a contrarrestar uno de los factores fundamentales

que están influyendo en el abuso de estas sustancias, sobre todo entre la

población más joven, que se ve a diario bombardeada con mensajes que

incitan a su consumo.

***

En definitiva, con las propuestas presentadas en este documento,

que no son sino el fruto de nuestra reflexión y experiencia como movimien-

to asociativo, sólo pretendemos dar un paso más en nuestro objetivo de

facilitar que las personas con las que trabajamos puedan desenvolverse en

esta sociedad, de una forma autónoma y crítica.

Por ello, como asociaciones tenemos la responsabilidad de seguir pro-

fundizando y avanzando en esta línea de forma continuada, abriendo nue-

vas vías de debate sobre la actual política sobre drogas, concienciando a la

sociedad en general a través de mensajes reales, que contrarresten los

efectos de aquellos que están construidos sobre la base de la desinformación

y el miedo.

Anexo: Federaciones Provinciales y Asociacionesfederadas a Junio de 2002

Federación Andaluza de Drogodependencias y Sida ENLACEc/. Marqués de Pickman, 49. 2ª Plta. 41005 Sevilla

Tfno: 954 98 12 48 / 954 57 35 02 Fax: 954 57 55 36e-mail: [email protected]

pág.web: f-enlace.org

Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas en ENLACE

FEDERACIONES PROVINCIALES

RENOVACIÓNc/. San Alejandro, 2

11510 Puerto Real (CÁDIZ)

MADINATC/. Músico Francisco Salinas, local 9

14011 Córdoba (CÓRDOBA)Tfno: 957 40 50 88

FADYSC/. Julio Moreno Dávila. Naves Comerciales, 3.

Bda. de la Paz18010 Granada (GRANADA)

Tfno: 958 15 75 42

FOADC/. Hermanos Maristas, bl. H bajos

21006 Huelva (HUELVA)Tfno: 959 23 22 57 Fax: 959 23 00 69

e-mail: [email protected]

JAÉN UNIDOSC/. Tetuán, 8 bajo.

23700 Linares (JAÉN)Tfno: 953 65 63 24

FEMADC/. Empecinado, 2 Bl. 1

29013 Málaga (MÁLAGA)Tfno. y Fax: 952 25 30 03

e-mail: [email protected]

LIBERACIÓNC/. Marqués de Pickman, 49. 2ª Plta.

41005 Sevilla (SEVILLA)Tfno: 954 98 11 80 Fax: 954 57 55 36

e-mail: [email protected]

Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas en ENLACE

ALMERÍAASOC. VIDAc/. Rambla de las Cruces, 9104770 ADRA (Almería) 950-40.25.01 (Ayto): 950-40.30.00

AZAHAR CONTRA LA DROGAc/. Estación, 2304600 HUERCAL-OVERA(Almería) 950-47.09.23 (Ayto): 950-47.12.11

CÁDIZAFAADc/. La Plaza, 12. Plta. 211130 CHICLANA (Cádiz) [email protected]

ALATc/. Pio Baroja, 1011520 ROTA (Cádiz) / 956.81.43.11

ANDADAvda. de las Americas, 27Bda. El Tejar11500 PUERTO DE SANTAMARIA (Cádiz) / [email protected]

ANYDESc/. Dionisio Pérez, 311500 PUERTO DE SANTAMARIA (Cádiz) [email protected]

APATc/. Amargura, 14 1º B11510 PUERTO REAL (Cádiz)

BROTE DE VIDAPza. Cocheras, 111403 JEREZ DE LA FRA.(Cádiz) / 956-32.48.30

CEPAc/. Beato Diego de Cádiz, 11Local11004 CÁDIZ (Cádiz) 956-07.95.14 [email protected]

CONTIGOc/. Real, 30 (Salones de laPquia)11600 UBRIQUE (Cádiz) 956-46.02.88

FONTANARc/ Olivo, s/n (Antiguo consultoriomédico)11640 BORNOS (Cádiz) 956-72.80.25

G.R. LA MURALLAc/. Villa de Rota, 211500 PUERTO DE SANTAMARIA (Cádiz)

GIRASOLAvda. Duque de Arcos, 3. 2º11630 ARCOS DE LA FRA.(Cádiz) 956-71.70.63 [email protected]

GRUPO VIDAc/. Rosario, 41,1º A11100 SAN FERNANDO(Cádiz) 956-88.82.98

INYPROSc/. Pintor Zuloaga, 6 Bjo. Dch.11010 CÁDIZ (Cádiz) 956-26.43.52 [email protected]

MARÁc/. San Alejandro, 211510 PUERTO REAL (Cádiz) 956-83.37.48 956-47.27.74marapuertoreal@iespana.eswww.marapuertoreal.iespana.es

NIVELc/. Trille, 4011012 CÁDIZ (Cádiz) 956-26.14.28 956-26.51.07

NUEVA JUVENTUD DE TRILLEc/ Trille, 40 (colegio Tartessos)11012 CÁDIZ (Cádiz) 956-26.14.28 [email protected]

NUEVO DIAc/. Canalejas (Excmo. Ayto.)11680 ALGODONALES (Cádiz) 956-53.74.20

CAMARc/ San Alejandro, s/n local 211510 PUERTO REAL (Cádiz) 956-83.37.48

CÓRDOBAADEATc/ Torremolinos, s/n14013 CÓRDOBA (Córdoba) 957-20.05.98

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Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas en ENLACE

AMIGO DEL HOMBREc/. Sol, 1614200 PEÑARROYA-PUEBLONUEVO (Córdoba) 957-56.29.83 957-56.25.52

APERFOSAPza. de Lahore, 114002 CÓRDOBA (Córdoba) 957-43.07.02 957-26.11.72

ARCO IRISc/. Torre de San Nicolas, 6 Bjo.14080 CÓRDOBA (Córdoba) 957-47.68.47 [email protected]

ARIADNAc/. Músico Francisco Salinas,Local 9 (Bda. Las Moreras)14011 CÓRDOBA (Córdoba) 957-40.50.88

ASADAvda. de la Estación, 54 2º- 2 D14500 PUENTE GENIL(Córdoba) 957-60.60.00

ASTOVAPAvda. de Cardeña, s/n14440 VILLANUEVA DECÓRDOBA (Córdoba) 957-15.94.07

DOLMENApdo. C.: 8614730 POSADAS (Córdoba)

EL BUEN SAMARITANOc/. Hnas. Moreno Pozuelo, 5 Bjo14400 POZOBLANCO(Córdoba) 957-13.12.25 [email protected]

GUADALQUIVIRPza. de Andalucía , 114700 PALMA DEL RÍO(Córdoba) (Ayto): 957-64.49.57

QUIERO VIVIRPta. García Lorca, 1614650 BUJALANCE (Córdoba) 957-17.00.80

GRANADAAD-HOCHospital de Santiago, s/n18800 BAZA (Granada) 958-70.12.67 [email protected]/adhoc

ALHAMA POR LA VIDAc/. Vendedera, s/n. Hospital deLa Reina18120 ALHAMA (Granada) 958-35.06.16

APAT «ANTIGUA SEXI»Edif. de Asuntos Sociales, bajoc/. Barrio de la paloma, s/n18690 ALMUÑECAR (Grana-da)

APREXc/. Julio Moreno Dávila, Blq.Osuna 10. Naves comerciales18011 GRANADA (Granada) 958-15.75.42 [email protected]

ASOC. MOTRILEÑABarranco de la Higuera, 1118600 MOTRIL (Granada) / 958.82.42.99

ATANIc/. Cañaveral, s/n (Antiguasinstalaciones Canal 7 T.V.)18500 GUADIX (Granada) 958-66.03.13

AVALONc/. Varela, 2018009 GRANADA (Granada) 958-21.02.00

FLOR ENTRE ESPINASApdo. C.: 10118300 LOJA (Granada) 958-32.40.14

HOGAR 20c/. Guerra, 1718014 GRANADA (Granada) 958-15.07.83 958-15.78.58

HUELVAAMANECERc/. D. Bosco, 1121002 HUELVA (Huelva) 959-24.35.47

APRETc/. Alcantarilla, 621730 ALMONTE (Huelva) 959-40.75.75

ASOC. OLONTENSEc/. Camino Isla, s/n21500 GIBRALEÓN (Huelva)

COTADPlaza del Carmen, 121620 TRIGUEROS (Huelva) 959-30.67.10

DULCE DESPERTARPza. de la Constitución s/n21720 ROCIANA DELCONDADO (Huelva) (Ayto): 959-41.60.15 959-41.65.23

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Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas en ENLACE

EN CAMINOc/. Felix Osorno, 421890 MANZANILLA (Huelva) 959-41.51.18 959-41.52.23

ESPERANZAAvda. 28 de Febrero, 16521710 BOLLULLOS DELCONDADO (Huelva) 959-41.03.00 [email protected]

LIBÉRATEc/. Labradores, 921550 PUEBLA DE GUZMAN(Huelva) 959-57.00.41

LIBERTADAvda. 28 de Febrero, 16521710 BOLLULLOS DELCONDADO (Huelva)

RESURRECCIÓNUrb. 20 de Mayo Bl. 7 P 4 Bjo.21100 PUNTA UMBRIA(Huelva) 959-31.56.78 959-31.19.50

SISIFOc/. Rábida, s/n21810 PALOS DE LA FRA.(Huelva) 959-53.11.31 [email protected]

JAÉNAFADc/. Maestro Cebrián, 1 esc. E 1º N23009 JAEN (Jaén) [email protected]

ALISc/. Tetuán, 8 bajo23700 LINARES (Jaén) 953-65.63.24 [email protected]

ANDÚJAR CONTRA LADROGAAvda. de América, s/n (CentroSocial)23740 ANDÚJAR (Jaén) 953-51.09.32

BAILEN LIBREc/. Juan Salcedo Guillén, 1423710 BAILEN (Jaén) [email protected]

LUZ ALBORADAAvda. Juan Carlos I, s/n23560 HUELMA (Jaén)

POR LA VIDAc/ Huerta Alta, 14 (CentroSocial)TORREPEROJIL (Jaén) 953-77.83.44

MÁLAGAACPc/. Betsaida, L. 2929006 MALAGA ( Málaga) [email protected]

ALTERNATIVA 2c/. Palangre, 829640 FUENGIROLA (Málaga) 952-46.37.17 [email protected]

ANDROPIZPlaza de la cultura, s/n29560 PIAZARRA (Málaga) 646-235.552

APRENDIENDO A VIVIRPza. de la Concordia, bjo local 929770 TORROX (Málaga) 952-53.99.29

ARPOMc/. Fauno, 2 (Bda. la Corta)29010 MALAGA (Málaga) 952-30.16.68 [email protected]

CAMINOc/. Doha, 6 1º DBda. Arcos de San Enrique29600 MARBELLA (Málaga) / 952-34.98.76

CAMINO PARA RENACERc/. Jose Mª Peman, Local 429.100 COIN (Málaga) [email protected]

COLECTIVO FRONTERAc/.Real, s/n Edif. Correos, 2ª Pta29380 CORTES DE LA FRA.(Málaga)

HORIZONTEc/. Galveston, 529600 MARBELLA (Málaga) 952-77.53.53 [email protected]/horizont/index.htm

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Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas en ENLACE

JOMADc/. Altozano, 1 y 329013 MÁLAGA (Málaga) [email protected]/personal2/jomad1

NUEVO CAMINARCasa de Usos Múltiples.c/. Carrera, 8229300 ARCHIDONA (Málaga)

PADRES CONTRA LA DROGAPza. de la Libertad, L-1929670 SAN PEDRO DEALCÁNTARA (Málaga)

SI A LA VIDAAvda. Málaga, 24 2º - Dcha.29313 VVA. DE TRABUCO(Málaga) 952-75.20.24

SEVILLAACATCtra. Bética, s/n. Pab. S.J.Bosco41300 S. J. DE LA RINCONA-DA (Sevilla) / 954 [email protected]

ACATIMc/. Venancio, 341140 ISLA MAYOR (Sevilla) [email protected]

ADROCANc/. Convento Bajo, 1541320 CANTILLANA (Sevilla) / [email protected]

AFACESc/. Virgen del Patrocinio, 241010 SEVILLA (Sevilla) 954-34.74.10 [email protected]

AFATc/. Pilar Salas, 141100 CORIA DEL RIO(Sevilla) 954-21.14.63

ALBORADACentro Social Bda. San José41840 PILAS (Sevilla) 955-75.49.10

ALBOREARPquia. San Pio X (Las Letanias)41013 SEVILLA (Sevilla) 954-61.75.41

ALPREDc/. San Francisco, 141740 LEBRIJA (Sevilla) / 955-97.20.53

ALTERNATIVA JOVENCentro Cívico «Entreparques»41008 SEVILLA (Sevilla) 954-97.50.01 Ext.24

AMATc/. Baleares, 141350 VILLANUEVA DEL RIO YMINAS (Sevilla) 954-74.81.49

APREDATEdif. Giralda Sur, nº 5, 2º, 3º41013 SEVILLA (Sevilla) 954 67.32.36 (papelería) [email protected]

Asoc. MORISCAc/. Pza. de la Trinidad s/n41540 LA PUEBLA DECAZALLA (Sevilla) 954-84.78.64

ASPADPza. Sánchez Mejías, 11541007 SEVILLA (Sevilla) [email protected]

AVATc/ Juan Bautista, 1141520 EL VISO DEL ALCOR(Sevilla) [email protected]

BROTESPza. Juan XXIII. Pqui. Ntra. Sra.Anunciación41006 SEVILLA (Sevilla) 954-64.22.88 954-63.28.80

COLECTIVO LA CALLEc/. Bécquer, 43 A Local41002 SEVILLA (Sevilla) / [email protected]

DESALc/. Candelillas, 641005 SEVILLA (Sevilla) / [email protected]

EL ALBAc/. Echegaray, 841210 GUILLENA (Sevilla) 955-78.47.19

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Anexo: Federaciones Provinciales y Asociaciones federadas en ENLACE

EL TARAJALc/. Veracruz, 4 (L.Cáritas)41600 ARAHAL (Sevilla) / 955 [email protected]

ELIGE LA VIDAc/. Manuel Arellano, 541010 SEVILLA (Sevilla) 954-34.20.02

GIBALBINc/. Fernando Cámara, 7041749 EL CUERVO (Sevilla) / [email protected]

LA SEMILLAc/. Lobato, 4º41530 MORÓN DE LA FRA.(Sevilla) 955-85.25.20 955-85.00.25

LA MURALLAc/. San Sebastián, 1141420 FUENTES DE ANDALU-CÍA (Sevilla) 954-83.81.40

LIMAMc/.Palencia, 6 Esquina c/Sacramento41014 SEVILLA (Sevilla) 954-69.30.00 [email protected]

NUEVA VIDAc/. Miguel Hernández, 4041230 CASTILBLANCO(Sevilla) (Ayto) 955-73.48.11

NUEVO FUTUROc/. Boquerón, 2341015 SEVILLA (Sevilla) 954-90.65.37 954-90.30.87 (centrocívico)

POVEDAc/. Montecarmelo, 10 1º A41011 SEVILLA (Sevilla) 954-28.20.30 [email protected]/-ryhac

ROMPE TUS CADENASc/. V. de Lourdes, 67-6941006 SEVILLA (Sevilla) / [email protected]

SILDAVIAc/. Utrera s/n (Junto a las Navesdel SENPA)41730 LAS CABEZAS DE SANJUAN (Sevilla) 955-87.07.14

SOMBRA Y LUZc/. Cristo del Confalon, 19 Local41400 ECIJA (Sevilla) 955-90.23.04 [email protected]

VIDAc/. Ramón y Cajal, 1341410 CARMONA (Sevilla) [email protected]

VOLVER A LA VIDAc/.García de Leaniz, s/n41860 GERENA (Sevilla)

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