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Ana Requena Muñoz

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PERSONAJES:JAVIERAMELMAESTROBIBLIOTECARIA

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ESCENA 1JAVIERMAESTROAMEL

(En un parque. Una señora leyendo en un banco y un chico joven la ve desde su clase, por la ventana).

JAVIER.- (A su compañero). Oye, esa señora lleva leyendo allí más de una hora.AMEL.- ¿Sí? Hay gente para todo.JAVIER.- ¿Verdad? Ya me cambiaba yo por ella un ratito, que estoy aquí que me

duele todo hoy. ¿Cuánto queda para el recreo?AMEL.- No lo sé, no tengo reloj.JAVIER.- Espero que sea poco. Oye, ¿y qué estará leyendo? Debe ser interesan-

te porque para estar tanto rato…AMEL.- ¡Y yo qué sé! ¡Cállate ya!, ¡que no nos vamos a enterar de nada!JAVIER.- Vale, vale… Pero que digo yo que tendrá que ser interesante, ¿no?AMEL.- Seguramente. (Suena la sirena que da paso al recreo).

AMEL.- ¿Te vienes?JAVIER.- No, hoy me quedo aquí. (Mientras se come el bocadillo no deja de

observar a la señora). ¿Qué estará leyendo? ¡Es que no para! Voy a ver… (Apunta): un libro sobre las aventuras del Quijote, un libro sobre ejercicios de Matemáticas que se le dan mal como a mí, o… un libro sobre… ¿Sobre qué hay más libros?

MAESTRO.- (Entra en clase un profesor). Oye, Javier, ¿por qué te has quedado aquí dentro del aula? Vete a dar una vuelta y te despejas un poquito, es la hora del recreo.

JAVIER.- Ya, ya lo sé pero es que, ¿puedes venir un momento, maestro?MAESTRO.- Sí, dime.JAVIER.- ¿Ves aquella señora?, ¡pues lleva leyendo una hora!MAESTRO.- ¿Y cuál es el problema?JAVIER.- ¡Justo lo que pensaba: está haciendo un problema!

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MAESTRO.- No, no, te pregunto si eso es un problema.JAVIER.- ¡Ah! Pues yo creo que sí, ¿no? Algún problema debe tener para que

pase tanto tiempo ahí sentada sin hacer otra cosa.MAESTRO.- Para leer no hace falta tener problemas, hombre. Estará leyendo por

placer o para informarse de algún tema que le interese.JAVIER.- ¿Y para qué está Internet?MAESTRO.- Internet puede ayudarte mucho a buscar información pero también

la biblioteca y los libros pueden ayudarte. A ver, piensa, ¿qué ocurriría antes cuando no existía Internet?

JAVIER.- ¿Es que Internet antes no existía?MAESTRO.- ¡Claro que no! Por ejemplo, cuando yo estudié no existía pero sí

existían los libros y las bibliotecas.JAVIER.- Ah… Vale. ¿Y los libros?, ¿han existido siempre?MAESTRO.- Creo que no, pero no estoy muy seguro. Pienso que eso es un pro-

blema que debes resolver tú solo.JAVIER.- Maestro, no me dejes así, me gustaría saberlo.MAESTRO.- Y seguro que lo sabrás pero para eso debes hacer como aquella se-

ñora según tú: “tener un problema”. Tú mismo te has creado un problema que debes resolver. No sé si me entiendes.

JAVIER.- Entiendo que hubiera sido más sencillo irme al recreo.MAESTRO.- (Riendo). En eso también llevas razón. Bueno, ¿qué?, ¿te vas o re-

suelves el problema?JAVIER.- La verdad es que tengo curiosidad, pero, ¿qué tengo que hacer?MAESTRO.- Voy a ayudarte. (Escribe en la pizarra).

“Antaño escaseaba la letra impresa y la docencia se impartía a través de grandes oradores. Un discípulo adquiría conocimientos pero nunca en ningún sitio podía leerlos. Después se pintaron en piedras para que los saberes pudieran sobrevivir. Se hicieron ligeras las piedras y en las tierras de Egipto una planta las sustituyó. En un país con la muralla más grande del mundo hicieron por vez primera el papel. Así hasta que Gutenberg descubrió un gran aparato y se hicieron libros a destajo. Todo se iba extendiendo, también el conocimiento que se prestaba desde los lugares apropiados. Porque sucedió todo eso tú ahora puedes reconocer lo que hace esa señora leyendo su texto, ¿qué es?”

JAVIER.- ¿Me lo preguntas a mí, maestro?MAESTRO.- Sí, a ti, ¿qué es?JAVIER.- ¡Pero si… es que yo estoy en primero de la ESO!

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MAESTRO.- Lo sé, pero tú sólo debes descubrir este misterio, ¿qué es lo que está haciendo esa señora?

JAVIER.- Maestro, si lo llego a saber no te digo nada, me salgo al recreo, me como mi bocadillo y hasta la hora siguiente. Que se me están complicando las cosas mucho y tengo un montón de actividades para mañana y tengo que ir a balonmano y tengo que estudiar y…

MAESTRO.- Bueno, bueno, sin agobiarnos. Eres libre de descubrir el secreto o no. Tú cópialo. Si no quieres seguir con ello, lo dejas y punto.

JAVIER.- ¿Una pistilla? MAESTRO.- Una pistilla: la biblioteca.

ESCENA 2JAVIERAMELBIBLIOTECARIA (Ese mismo día; por la tarde. Javier se dirige a la biblioteca municipal).

JAVIER.- Hola, vengo a... ¿resolver un problema?BIBLIOTECARIA.- Muy bien, puedes sentarte allí, en aquella mesa, en la zona

de trabajo, allí estarás tranquilo y podrás concentrarte haciendo tus tareas.JAVIER.- (Emocionado). ¡Vale, muchas gracias! (Llega hasta la mesa. Se sienta.

Saca el papel con el enigma y se queda mucho rato leyendo sin hacer nada).

BIBLIOTECARIA.- ¿Tu nombre? JAVIER.- Javier.BIBLIOTECARIA.- Dime, Javier, ¿aún no has empezado?, ¿necesitas ayuda?JAVIER.- Pues creo que sí, mira, aquí tengo este enigma, es un problema que

debo resolver, la única pista que tengo es que para resolverlo necesito estar aquí, en la biblioteca.

BIBLIOTECARIA.- ¿Me dejas ver? Ya entiendo, estar en la biblioteca…JAVIER.- Sí, en la biblioteca. Pero no tengo ni idea de qué es lo que debo hacer.

¡Me voy!BIBLIOTECARIA.- ¿Te vas? Creo que sé por dónde debes empezar. Si quieres,

te ayudo.

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JAVIER.- Bueno, si me ayudas quizás lo resuelva hoy.BIBLIOTECARIA.- ¿Hoy? Eso será difícil. Debes ir poco a poco. Paso a paso.

Mira, lo primero que tienes que hacer es saber algunas cosas, aquí hay mucho material concentrado, todo lo puedes usar pero lo importante es que sepas qué quieres y qué no quieres usar. Empieza por hacer una lista con lo que desconoces de ese mensaje. Te dejo, después volveré, me esperan en la recepción.

JAVIER.- Muchas gracias, muchas gracias. (Pensando). Una lista con lo que no sé, una lista con lo que no sé. (Saca un cuaderno y escribe). “antaño, docencia, oradores, discípulo, Gutenberg”. Hecho, ya lo tengo, ¿y ahora qué? Ahora… ¡el diccionario! Voy a ver. (Mira a su alrededor y todo está lleno de libros, ofuscado va hasta la bibliotecaria). Perdona, ¿dónde están los diccionarios?

BIBLIOTECARIA.- Mira aquella lista de allí, lista de la CDU. JAVIER.- Perdona, creo que te has equivocado. Yo quería saber dónde están los

diccionarios no una lista con DCU.BIBLIOTECARIA.- DCU no, CDU, Clasificacón Decimal Universal y sí, te he en-

tendido bien, pero si te digo dónde están los diccionarios y no te digo dón-de está la lista de CDU, después vendrás y me preguntarás dónde están las enciclopedias, dónde están los atlas, dónde están los libros de Historia, dónde están los vídeos en la biblioteca y… sinceramente… creo que ya eres mayorcito para que los encuentres tú solo. Así que sólo te diré dónde está la lista de CDU. El resto de las preguntas que me hagas no podrán empezar por, “¿dónde está…?” ¡Otra cosa! Sólo te acepto dos preguntas por hora. Y ya has consumido una pregunta. ¡Ése es mi trato para recibir ayuda! ¿Lo tomas o lo dejas?

JAVIER.- Bueno, vale, dime dónde está esa lista pero que conste que si consigo encontrar todas esas cosas que dices yo solo, además de ser un superbi-blioniño, tendrás que reconocer que no me has ayudado. A ver si después va a resultar que el maestro se va a creer que el problema lo resolví con “ayudita” especial.

BIBLIOTECARIA.- Trato hecho. Sin ayuditas… Ve a aquel tablón, allí está la lista.

JAVIER.- A ver a ver… “CDU”. Ya lo tengo. “0 :Obras generales (diccionarios, en-ciclopedias); 1 Filosofía; 2 Religión; 3 Ciencias Sociales; 4 Vacío; 5 Cien-cias Exactas y Ciencias Naturales; 6 Ciencia aplicadas. Curar.; 7 Juegos. Espectáculos. Deportes. Pintura; 8 Lingüística y Literatura; 9 Geografía e Historia.” No me entero de nada, empiezo: “0:Obras generales (dicciona-rios, enciclopedias); 1 Filosofía; 2 Religión; 3 Ciencias Sociales; 4 Vacío; 5 Ciencias Exactas y Ciencias Naturales; 6 Ciencia aplicadas. Curar.; 7 Juegos. Espectáculos. Deportes. Pintura; 8 Lingüística y Literatura; 9 Geo-grafía e Historia.”

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ESCENA 3JAVIERAMELBIBLIOTECARIA

(Llega Amel, un amigo de Javier. Es muy delgado y alto y tiene el pelo liso, muy alborotado y un poco largo).

AMEL.- ¿Qué estudias, Javi?JAVIER.- ¡Eso digo yo!, ¿qué estudio? Me parece que nada. Algo de unas CDU,

esta lista que me ayudará a comprender un enigma, un problema sin re-solver, un misterio…

AMEL.- ¿Un misterio?, ¿cuál?JAVIER.- El de por qué aquella señora esta mañana estaba leyendo.AMEL.- ¿Todavía sigues con eso?JAVIER.- Todavía y lo que me queda…AMEL.- Pues es muy fácil, vas y se lo preguntas. ¡Se acabó!JAVIER.- ¿Eh?AMEL.- Ahí está la señora, ¿no la ves? (Señalando a la bibliotecaria). ¡Ésa, ésa

es!JAVIER.- ¡No me lo puedo creer! La verdad es que se le parece mucho, mucho,

se le parece tanto que podría…AMEL.- Que podría ser su hermana gemela, ¿no? Javi, por favor, ¡como que es

ella!JAVIER.- ¿Seguro? Ahora vengo, espérame aquí, le preguntaré si ella estaba

esta mañana en el banco de fuera. (A la bibliotecaria). Perdona, ¿dónde estabas esta mañana?, ¿leyendo en un banco?

BIBLIOTECARIA.- No puedo responderte a esa pregunta, era el trato, no respon-dería a nada que empezara por “¿dónde está…?”

JAVIER.- ¡Ay! Bueno, lo diré de otra manera, ¿te encontrabas en el parque hoy?BIBLIOTECARIA.- No puedo contestarte. Ya has desperdiciado la única pregun-

ta que te quedaba para esta hora y me parece que no la has aprovechado bien. Así tu misterio dará poco resultado.

JAVIER.- Pero es importante, quizás mi misterio si tú me contestas quede re-suelto.

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BIBLIOTECARIA.- No tengo nada más que decirte, Javi. La próxima hora quizás tengas más suerte con las dos cuestiones que desees formularme. Pién-satelas bien esta vez. Y no se te ocurra mandar a tu amigo, a él tampoco le responderé. Las reglas son las reglas.

JAVIER.- (Enfadado se va hacia donde se encuentra su amigo). ¡Nada, hoy no tengo suerte, sólo me complico la vida y gano enemigos! Que no me dice nada, que hasta la siguiente hora no me dice nada…

AMEL.- ¿Cómo?JAVIER.- Son las reglas, ahora te explico pero antes mira aquí, esta lista, ¿tú

entiendes esto?AMEL.- Entiendo que hay números y que cada número tiene que ver con una

materia.JAVIER.- ¡Qué listo eres! Pero, yo quiero saber palabras y no sé de qué materia

son, por eso quiero buscarlas en el diccionario pero no sé dónde está. Aquí pone que en el 0, ¿dónde está eso?

AMEL.- Te va a pasar lo mismo que con la bibliotecaria: por no mirar bien no te das cuenta de nada. ¿Ves aquellos cartelitos con números? Hay por todas partes, me imagino que también estará el 0.

JAVIER.- ¡Es que eres el mejor! Oye, quédate conmigo si quieres y resolvemos juntos este problema.

AMEL.- Vale. No me importa pero después hacemos juntos las actividades de Sociales, ¿vale? Es que se me dan fatal.

JAVIER.- No te preocupes, después las hacemos.AMEL.- (Buscan por la biblioteca hasta encontrar el número 0). ¡Aquí está! JAVIER.- Hay muchos.AMEL.- Sí, cogemos cualquiera.JAVIER.- ¡Éste! (Buscando). Tenemos que encontrar, por ejemplo, “orador”. ¡Lo

tengo! Orador es “speaker”.AMEL.- ¡Fantástico! Orador es “speaker” y “speaker” es orador.JAVIER.- ¡Exacto!AMEL.- ¡Exactamente igual que al principio nos hemos quedado! Javi, que eso

no nos sirve, que ahora no sabemos qué es “speaker”. Déjame a mí. (Le coge el diccionario y mira la portada). ¡Bilingüe! ¡Has cogido un diccionario bilingüe!

JAVIER.- ¿”Bi” qué? Ha sido sin querer.AMEL.- Bilingüe, “Bi “significa dos y “lingüe” es lenguas. Vamos, que esto nos

sirve muy bien para traducir en Francés o Inglés pero no para resolver el problema ése. Elijamos uno “monolingüe” y a ser posible, español… que

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nos enteremos bien de lo que pone.JAVIER.- ¡Con lo fácil que sería responder: “el diccionario que buscas está allí”,

¡y ya está!; pero no, ella no, tenía que salirme con lo de las reglitas de las preguntas. (Lo encuentra). ¡Aquí está: español!

AMEL.- Deja de quejarte y busca. Por la palabra de la esquina, la palabra guía.JAVIER.- L, m, n, ñ, o, ordenador, orador. ¡Lo tengo!, ¡apunta!AMEL.- Apunto.JAVIER.- “Persona que habla en público, pronuncia discursos o imparte confe-

rencias”. AMEL.- Mira, como mi hermana, que está siempre echándome unos discursi-

tos… A partir de ahora sé que mi hermana es una gran oradora. Lo que pasa es que no se lo voy a decir a ella porque puede que me “imparta” algo más que una conferencia…

JAVIER.- Ya, como el fin de semana pasado…AMEL.- Pues eso mismo. Bueno dime más, que ahora busco yo.JAVIER.- Falta “Gutenberg, antaño, docencia y discípulo”AMEL.- ¡Eso primero que me has dicho no viene! Sigo buscando las otras pala-

bras y mira tú en otro diccionario.JAVIER.- Vale, aquí hay uno más raro, tiene imágenes.AMEL.- ¿Qué pone en la portada? No será otra vez bilingüe, ¿no?JAVIER.- Pone “en-ci-clo-pé-di-co”. Voy a ver. Aquí está. “Gutenberg”. Es que es

un descubridor, dice aquí, por eso no viene en los otros, los personajes importantes no vienen en esos, en éste sí.

AMEL.- Vamos a la mesa y me enseñas lo que tienes escrito a ver si ya lo resol-vemos.

JAVIER.- Dice así: “Antaño escaseaba la letra impresa y la docencia se impartía a través de grandes oradores. Un discípulo adquiría conocimientos pero nunca en ningún sitio podía leerlos. Después se pintaron en piedras para que los saberes pudieran sobrevivir. Se hicieron ligeras las piedras y en las tierras de Egipto una planta las sustituyó. En un país con la muralla más grande del mundo hicieron por vez primera el papel. Así hasta que Gutenberg descubrió un gran aparato y se hicieron libros a destajo. Todo se iba ex-tendiendo, también el conocimiento que se prestaba desde los lugares apropiados. Porque sucedió todo eso tú ahora puedes reconocer lo que hace esa señora leyendo su texto, ¿qué es?”

AMEL.- Si sustituimos las palabras por las que hemos buscado, ¿cómo quedaría?

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“En tiempo pasado, (antaño) escaseaba la letra impresa y la enseñanza (la docencia) se impartía a través de los que sabían hablar muy bien (los grandes oradores). Un alumno (un discípulo) adquiría conocimientos pero nunca en ningún sitio podía leerlos. Después se pintaron en piedras para que los saberes pudieran sobrevivir. Se hicieron ligeras las piedras y en las tierras Egipto una planta las sustituyó. En un país con la muralla más grande del mundo hicieron por vez primera el papel. Así hasta que el que inventó la imprenta (Gutenberg) descubrió un gran aparato (la imprenta) y se hicieron libros a destajo. Todo se iba extendiendo, también el conoci-miento que se prestaba desde los lugares apropiados. Porque sucedió todo eso tú ahora puedes reconocer lo que hace esa señora leyendo su texto, ¿qué es?”

JAVIER.- Parece que avanzamos. Pero, ¿cuál será la muralla más grande del mundo?

AMEL.- Ni idea, pero lo peor es que no sé cómo lo vamos a averiguar.JAVIER.- ¿Preguntando?AMEL.- Preguntando, ¿qué hora es?, ¿ha pasado ya una hora?JAVIER.- No, aún faltan diez minutos. Propongo que vayamos buscando la plan-

ta esa de Egipto para saber en qué se convirtieron las piedras donde se escribía antes.

AMEL.- Buena idea, ¿dónde buscamos? En el número 0 recuerdo que también estaban las enciclopedias.

JAVIER.- Creo que es justo lo que necesitamos, aunque la verdad, yo… nunca he usado una.

AMEL.- Ni yo. JAVIER.- (Dirigiéndose a las estanterías). ¡Pero si esto son libros repetidos!, ¡y

cómo pesan!AMEL.- Para que después digan que el saber no ocupa lugar… ¡Cuántos libros

iguales!JAVIER.- Cogemos este mismo. (Mirando). Esto está equivocado, la última pala-

bra llega hasta “Dinamarca”, ya no hay más.AMEL.- Pues estamos bien… ¿Dónde está entonces la “E” de Egipto?JAVIER.- Ni idea. (Mirando nuevamente). ¡Lo tengo! ¿Ves en el lomo? AMEL.- Yo también me comería ahora un bocata de lomo.JAVIER.- No, Amel, no. El lomo no es sólo comida, chico, que andas de voca-

bulario fatal. El lomo es esta parte del libro, donde está el rótulo y esta pegatinita que no sé lo que es.

AMEL.- ¡Es el tejuelo, Javi, que andas fatal de vocabulario!JAVIER.- Vale, ya estamos empates. A lo que iba, que aquí en el lomo pone “1

A-Din”, y en otro “2 Diñ-Gar”, y en otro “3 Gas-Lun” y en otro…

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AMEL.- A ver si te crees que no sé leer… Solucionado: en cada volumen de la en-ciclopedia hay unos términos de tal a tal letra, por lo tanto… nosotros para encontrar Egipto tenemos que buscar en el número 2, que va de la “Diñ” a la “Gar”. Entre medias estará la “E” de Egipto, ¿me equivoco?

JAVIER.- ¡En efecto, querido amigo!, ¡prueba superada!AMEL.- Por lo que aquí pone, está en África y la atraviesa un río, el Nilo, allí in-

ventaron los jeroglíficos.JAVIER.- ¿Los jeroglíficos?, ¿qué es eso?AMEL.- Pone que es un sistema de escritura para comunicarse y que escribían

en papiros, uno de los primeros soportes de la escritura después de las piedras y las tablillas de barro.

JAVIER.- “¡Papiro!”, ¡qué nombre más chulo!AMEL.- Sí, muy chulo pero no veo nada de plantas, no dice nada de plantas, dice

que aquí vivieron faraones, que se conservan pirámides…JAVIER.- Papiro, papiro… ¡me gusta! A partir de ahora te llamaré Papiro.AMEL.- Y yo a ti te llamaré Pamplino. ¡A lo que vamos!JAVIER.- Papiro, en ti está la solución. Busquemos “papiro” ahora, o sea, te bus-

camos a ti en la enciclopedia a ver cómo te definen.AMEL.- ¡Y dale con la bromita! ¡Te saldrá cara, Pamplino! Como te veo tan espa-

bilado, busca tú ahora.JAVIER.- Encantado, Papiro. (Lo encuentra). Mira lo que pone en este libro de ti:

“Papiro, eres una planta que te usaban los egipcios como soporte para es-cribir sobre ti sus manuscritos, cortaban de tu tallo láminas y las unían en vertical y horizontal hasta que… ¡Magia: un papiro de cinco metros! Bueno, tú mides metro y medio pero para el caso es lo mismo.

AMEL.- ¡Qué gracioso!JAVIER.- ¡Mira esto! Dice que te enrollas siempre.AMEL.- ¿Eh?JAVIER.- Sí, que te enrollabas para guardarte y que te desenrollaban para leerte.AMEL.- Rollo es lo que tú tienes.JAVIER.- ¿Cómo lo hacías? (Ríe). ¿En plan croqueta? ¡Enróllate ahora que yo

te vea!AMEL.- Pamplino, déjalo ya que el que se está enrollando eres tú.JAVIER.- La cuestión es que los egipcios escribían en papiros.AMEL.- ¿Y dices que es una planta?JAVIER.- Digo que eras una planta.AMEL.- ¿Y cómo sería?JAVIER.- Ni idea.AMEL.- ¿Lo buscamos en Internet?

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JAVIER.- Como quieras. (Se van hacia la zona de ordenadores).AMEL.- No funciona Internet, no hay conexión. JAVIER.- ¡Vaya! (Se acerca hasta la bibliotecaria). ¿Sabes por qué no funciona

Internet?BIBLIOTECARIA.- Es que tenemos un fallo esta tarde, no estoy segura de que

hoy puedas usarlo. Pero si quieres buscar algún dato puedes usar una enciclopedia multimedia, no necesita conexión.

JAVIER.- ¿No necesita conexión? Bueno, si me la dejas.BIBLIOTECARIA.- Está instalada en el ordenador y también la encontrarás en la

zona multimedia.JAVIER.- Perfecto, gracias. (Se aleja. A Amel). Hoy no funciona Internet pero hay

enciclopedias multimedia que no necesitan conexión. Mira en el escritorio.AMEL.- Aquí hay un icono que pone “Enciclopedia”. Será éste. JAVIER.- En búsqueda te pones a ti.AMEL.- ¿Qué dices?JAVIER.- Sí, mira, déjame que haga yo la búsqueda, pongo: “Pa-pi-ro”. (Ve una

ilustración y comienza a reír sin parar). ¿Ves qué pinta tienes? ¡Pero si eres tú!, ¡una calcomanía! ¡Eres igualito que el papiro, mírate, mírate! (A carcajadas). ¡Igualito: flaquito y con tus mismos pelos!

AMEL.- No me hace gracia, “Pamplino”.JAVIER.- Vale, vale, ya lo dejo. ¿Qué más buscamos? Esto está muy bien, hay

de todo…AMEL.- Buscamos… por ejemplo… “muralla más grande del mundo”, a ver si

viene.JAVIER.- ¡Viene! Dice que está en China, se llama La Gran Muralla China. ¡Más

de 8.000 kilómetros midió!AMEL.- Seguro que te has equivocado leyendo, déjame a mí: ¿8.000 kilómetros?

¡Es enorme! Sólo se conserva hoy el 30%, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

JAVIER.- ¿Qué es la Unesco?AMEL.- Ni idea, hay un enlace, ¿pico?JAVIER.- Pica.AMEL.- La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia

y la Cultura (en inglés, United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization).

JAVIER.- Una sigla, entonces…AMEL.- Una sigla, sí. Ahora sí que nos serviría el diccionario bilingüe, ¿eh?JAVIER.- No sé yo, como es una sigla, yo creo que en los diccionarios las siglas

no vienen.

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AMEL.- ¿No? Eres muy listillo tú, ¿es que alguna vez has buscado una?JAVIER.- No, pero me suena que no viene.AMEL.- Te apuesto…JAVIER.- ¡Me apuestas tu apodo!, ¡Papiro! Si gano yo tendré derecho a llamarte

“Papiro” de ahora en adelante cada vez que quiera y no te enfadarás.AMEL.- ¡Y dale! Sí que te ha dado fuerte la manía… ¡Trato hecho!JAVIER.- Voy yo… (Dirigiéndose a la zona de estanterías, CDU 0). AMEL.- ¿Y si gano yo? ¡Te llamaré “Pamplino” a ti!JAVIER.- No ganarás. (Mientras lee). En este diccionario, bilingüe… (Enfadado

porque no lo encuentra). ¡Maldita sea!, ¡no viene! En éste… ¡no viene! Aquí… ¡tampoco viene! (A la bibliotecaria). ¿Podría hacerle una pregunta?

BIBLIOTECARIA.- Depende. (Mirando el reloj). ¡Correcto, ya ha pasado una hora! Te podré contestar a una sola pregunta en esta hora siguiente.

JAVIER.- ¿No eran dos preguntas?BIBLIOTECARIA.- ¡Correcto! ¡Te sabes bien las normas! Tú mismo lo has dicho,

dos preguntas que ya me has hecho: “¿Podría hacerle una pregunta?”, dicho hace sólo un minuto, a lo que te he contestado que “depende” y “¿No eran dos preguntas?”, dicho hace sólo 30 segundos, a lo que te he contestado, “correcto”.

JAVIER.- (Con mucho enfado se vuelve, le habla a la pared de manera que la bibliotecaria pueda oírlo). ¿En los diccionarios viene la palabra “Unesco”? Ah… ¡que no lo sabes…! ¡Pues hubieras empezado por ahí! (Decidido). Lo buscaré yo solo, como siempre, menudo juego de comodines y preguntas, si es que nunca me sirve de nada.

AMEL.- (Desde la zona de ordenadores, gritando). ¿Lo encuentras?BIBLIOTECARIA.- ¡Silencio, por favor!AMEL.- (Susurrando). ¿Lo encuentras?JAVIER.- ¡Todavía me quedan siete por mirar!AMEL.- Te ayudo. (Coge un volumen). Aquí pone diccionarios especializados: de

refranes.JAVIER.- ¡Ahí no va a venir!AMEL.- Pues, entonces, tú pierdes, Pamplino.JAVIER.- ¡Me queda uno! ¡Diccionario de siglas y abreviaturas!AMEL.- ¿También hay de eso?JAVIER.- ¡También! ¡Efectivamente! Aquí viene: ¡Unesco!AMEL.- ¡He ganado!JAVIER.- ¿Cómo?AMEL.- ¡He ganado, Pamplino! Ese diccionario no es bilingüe, es de abreviatu-

ras, la apuesta era que viniera en un diccionario bilingüe no en uno espe-

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cializado de siglas y abreviaturas.JAVIER.- Pero…AMEL.- Reconócelo, he ganado, soy el rey de los diccionarios y tú el Pamplino

más grande de las letras. (Le extiende la mano como en un saludo).Encan-tado de conocerle, Pamplino.

AMEL.- (Le extiende la mano). ¿Quién me mandaría a mí ser tan gracioso?AMEL.- ¡Problema resuelto, vamos! (Se vuelven a la zona de ordenadores).JAVIER.- Esto de saber tanto te complica la vida. Y yo que venía…AMEL.- ¡Mira! He puesto… (Riendo). ¡Esto de la enciclopedia multimedia es lo

más! He puesto en el buscador “pamplino” y no sale nada pero me reco-mienda buscar otra palabra que se le parece: “pamplina”. (Riendo). ¿Y a que no sabes qué?

JAVIER.- ¿Qué?AMEL.- ¡Pues que también eres una planta! ¡Otra planta! ¡Tú también eres una

planta!JAVIER.- Mira, ¡ya somos dos en el reino de la flora! Yo y tú, planta egipcia.AMEL.- El trato lo he ganado yo, nada de llamarme planta egipcia.JAVIER.- Perdona pero el trato, como tú dices, es que no te llamara “Papiro” pero

sobre lo de llamarte planta egipcia yo no he hecho ningún trato…AMEL.- Bueno, dejémoslo. ¿Qué?, ¿terminamos o no?JAVIER.- Terminamos, ¿qué nos queda?AMEL.- Retomemos el enigma con lo que ya sabemos:

“En tiempo pasado, (antaño) escaseaba la letra impresa y la enseñanza (la docencia) se impartía a través de los que sabían hablar muy bien (los grandes oradores). Un alumno (un discípulo) adquiría conocimientos pero nunca en ningún sitio podía leerlos. Después se pintaron en piedras para que los saberes pudieran sobrevivir. Se hicieron ligeras las piedras y en las tierras Egipto una planta (el papiro) las sustituyó. En un país con la muralla más grande del mundo (China) hicieron por vez primera el papel. Así hasta que el que inventó la imprenta (Gutenberg) descubrió un gran aparato (la imprenta) y se hicieron libros a destajo. Todo se iba extendiendo, también el conocimiento que se prestaba desde los lugares apropiados. Porque sucedió todo eso tú ahora puedes reconocer lo que hace esa señora leyendo su texto, ¿qué es?”

JAVIER.- Yo ya lo entiendo casi todo, lo único que no sé es que dice que se pres-taba el conocimiento desde los “lugares apropiados”.

AMEL.- Eso es fácil, a ver, ¿dónde se presta el conocimiento?JAVIER.- Pero, ¿el conocimiento se presta?

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AMEL.- Pamplino, es una manera de hablar, no es que se preste pero se hacen “préstamos”, ¿lo pillas? Desde que te has vuelto una planta estás más… ¿cómo lo diría?... ¡más pamplino!

JAVIER.- (Enfadado). Préstamos se hacen en el banco y en la biblioteca, planta egipcia…

AMEL.- ¿En el banco? (Riendo). ¡Mis padres entonces son grandes sabios por-que siempre están en el banco! No, Pamplino, en el banco se presta dinero no conocimiento.

JAVIER.- (Más enfadado, se cruza de brazos). ¡Pues en la biblioteca! , supersa-belotodo planta egipcia…

AMEL.- (Conciliador). No te enfades, amigo, que ya hemos terminado este enig-ma en el que me has metido. Hay que reconocer que esto de la investiga-ción no se nos da mal y lo hemos hecho casi sin ayuda. ¡Enigma resuelto!

JAVIER.- ¿Resuelto? Nos falta un detalle por no llamarlo un detallazo.AMEL.- ¿Cuál?JAVIER.- Pues, el final, el final… (Leyendo). “Porque sucedió todo eso tú ahora

puedes reconocer lo que hace esa señora leyendo su texto, ¿qué es?”AMEL.- Eso es fácil. Se lo preguntamos a la bibliotecaria.JAVIER.- Deja, deja… Fácil dice… En dos horas no me ha respondido a ninguna

pregunta… Prefiero que lo averigüemos nosotros. Sólo tenemos que pen-sar un poco. Ya está casi todo resuelto.

AMEL.- ¡Menuda tardecita de pensamientos que me estás dando y las activida-des de Sociales sin hacer!

JAVIER.- “Porque sucedió todo eso…” “Todo eso” es lo que ya sabemos: que primero no había libros sino todo oral…

AMEL.- Efectivamente, querido Pamplino.JAVIER.- … que después se empezó a escribir en diferentes materiales (piedras,

tablillas, papiro, papel)...AMEL.- Efectivamente, querido Pamplino. (Javier le golpea levemente en la es-

palda por tanta interrupción absurda. Amel ahora tosiendo). Efectivamen-te, querido Pamplino.

JAVIER.- (En tono alto y victorioso)… ¡y que esos materiales ahora son libros y se prestan en las bibliotecas! ¡Soy un genio!

AMEL.- Sí, un genio, entonces ¿qué es?JAVIER.- Es… es… ¡es que los libros no han existido siempre! Ésa era mi duda y

ahora ya no lo es. Le pregunté al maestro si los libros habían existido des-de siempre y entonces comenzó toda esta investigación con las palabras misteriosas que hemos descifrado.

AMEL.- Pues ésa sería tu duda pero ahora yo tengo otra, lee al final de tu enigma, donde dice: “ahora puedes reconocer lo que hace esa señora leyendo su texto, ¿qué es?”; ¿qué es?

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JAVIER.- ¡Claro!, ¡leer! ¡Lo que hace es leer! Gracias a la escritura la bibliotecaria estaba leyendo.

AMEL.- Menuda solución, toda la tarde para la respuesta “leer”.BIBLIOTECARIA.- (Que los está escuchando). ¡No estaba sólo leyendo! También

estaba disfrutando de una tarde estupenda, estaba disfrutando de una his-toria estupenda y estaba leyendo, es cierto, pero por placer.

JAVIER Y AMEL.- ¿Placer?BIBLIOTECARIA.- Sí, placer, ésa es una de las dos respuestas: leyendo por

placer.AMEL.- (Riendo). Desde luego, por mucho que lo hubiéramos pensado, lo del

placer y el leer… JAVIER Y AMEL.- ¡No se nos hubiera ocurrido!JAVIER.- De cualquier manera, ya está todo resuelto.BIBLIOTECARIA.- Todo, no; queda la otra respuesta posible.AMEL.- Sí, pero las actividades de Sociales también quedan… ¡Con lo mal que

se me dan!JAVIER.- Venga, veamos sobre qué van. (Abre el libro de texto).BIBLIOTECARIA.- (Se acerca al libro, riendo). Creo que éstas se te darán mejor

que ningunas. Son facilísimas.JAVIER.- (Riendo). ¡Esto está chupado, Amel!AMEL.- ¿Si, Pamplino? ¡Déjame ver!JAVIER Y AMEL.- ¡La historia de la escritura, Egipto, los jeroglíficos…! ¡Perfecto!

¡Las preguntas están chupadas! BIBLIOTECARIA.- Ésa es la segunda posible respuesta.JAVIER.- ¡Aprender! Leyendo también puedes aprender.AMEL.- Pues vas a tener razón; me sé todas las preguntas y sin mirar en el libro.BIBLIOTECARIA.- Ahora sí me retiro, la tarde ha sido productiva. (Sale).JAVIER Y AMEL.- ¡Estas actividades las podría hacer cualquiera! (Al público).

¡Cualquiera!

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