Amor cibernético

 ¡He estado todo el día pensando en ti! ¡Hola!

Hace mucho que no lo pasaba tan bien: ¡Yo también!

A mí también me gustaría, pero los dos estamos casados. Va

a ser difícil...

Quiero conocerte en persona.

¡Creo que también! Lo digo en serio, tienes que hacer

algo. Estoy enamorada de ti,

¿Y tú?

¡Estoy perdido de amor por ti! Me has

embrujado. Ya no sé ni dónde tengo la cabeza; si

arriba o abajo.

¡Dime que me amas!

 ¡Qué pendejo es tu marido! No sabe lo que tiene en casa. A mí me pasa lo

mismo con mi mujer… ¡Es muy fría!

¡Ja, ja, ja...! Me encanta que me digas esas cosas. Mi marido no tiene sentido del

humor.

¡A esa hora estoy trabajando!

Quiero verte, me excito mucho contigo. ¿Puedes

hoy a las 16:00?

¡Apenas me dejan ir al baño!

¿No puedes salir, alegando motivos de

trabajo?

No puedo. Tiene que ser cuando salga a las seis.

¡Ja, ja, ja...! Pues, dices que te sientes

indispuesto.

¡Dile que vas a visitar a una amiga! A las siete llega mi

marido, y ya no puedo.

Desde que te conocí no pienso sino en tenerte entre mis brazos. ¡Y hacerte el amor!

 Y… ¿qué me harías si nos vemos?

¡Y yo...! ¡Veámonos a las seis!

¡Mmmmmmmmm! Me gusta. Te quiero mucho. Te deseo tanto. ¡Lo estoy

deseando!

¿Cuántos tienes? Tengo que ver a mis hijos.

Igual que yo. ¡Déjaselos a tu

marido! Tres...

  ¿Cuántos años tienen? Los míos son pequeños. Todos tienen menos de siete.

¡Ja, ja, ja...! Hay que acostarlos.

Por eso mismo tenemos que vernos. ¿Dónde vives? Yo vivo en el sureste de la ciudad.

Igual que los míos. ¡Es que somos almas

gemelas!

¿Luisita? ¡Se llama igual que la mía! ¡Qué

casualidad! El mayor mío se llama Javier, y la del medio Marta, como su

mamá.

¡No me digas! Somos vecinos. Sí que somos almas gemelas. Trataré de que mi marido se quede con los niños. Aunque,

Luisita, la menor, está engripada.

¡¡Martaaa...!!  ¡¡Javieeeer!!

¡¡¡Zorra!!! ¡¡¡Puta!!!. 

¡Cabrón! ¡Desgraciado! ¡Impotente!.