Amistades y realidades

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Agosto 2012 Amistad y realidades Víctor Alfonso López Alcaraz 1 Quién dice decir la verdad, miente. Nietzsche en Así habló Zaratustra Que la sinceridad es la unión de los amigos es una verdad consabida, que los amigos se apoyan incondicionalmente es otra de esas acepciones que rayan en dogma de fe. El tema de la amistad lo ha sido de Aristóteles, Kant, Freud y con seguridad conversación de cuantos hemos pisado este mundo. En este ensayo pretendo mostrar que la amistad no es impoluta como tampoco lo es las creencias que forjamos en ella. De acuerdo con Aristóteles lo que a dos personas envuelve es la amistad misma que está presente hasta el punto en que los hombres tienen algo en común y suele ser tal que es también el grado en que comparten una visión de lo que es justo, de ahí que puedan molestarse o no de acuerdo con lo que consideran es motivo de injusticia. Estamos acostumbrados a ver la amistad como un fenómeno de intimidad en el que se comparte datos, vivencias y temas que pueden llegar a sonrojarnos, o bien acciones que nos vuelven cómplice de inmundicias o vituperios del que es amigo. Esta búsqueda de intimidad es criticable, porque significa evitar la disputa, tratar solo temas de los que no se entra en conflicto, es así que los amigos no se dicen la verdad. Si entendemos la amistad desde la óptica de Freud, el caso empeora pues el autor señala que la amistad es el acto de atracción intensa por admiración, fenotípica y de envidia que es suprimida a toda fuerza por un acto de sacrificio, de apoyo “incondicional” y de victimización que, en lo común, se vuelve objeto de reclamo si el otro no lo hace en igual medida. Según Freud los celos en la amistad pueden llegar a ser aún mayor que los de una pareja sexual. ¿Qué es entonces la amistad real y no la que crean los ilusos? Un amigo dice la verdad a otros, no al amigo, ya que busca canales de descargo en los que libre su conciencia sin ataduras. Al amigo se le dice lo justo y prudente ya que se valora la compañía, sus costumbres y se respeta sus decisiones, en el caso extremo de decir “verdades” éstas se pulen y se dicen poco a poco, el dolor del otro también duele y en él nos reconocemos como humanos. Si es necesario un amigo mentirá, antes de hacer sentir o herir al que quiere y estima. Quien no acepte que un amigo le mentirá no está preparado para saber que la desilusión es lo próximo en su vida. Es necesario que los amigos reconozcan que habrán de desilusionarse mutuamente, traicionarse y decepcionarse hasta el punto en el que se atrevan a decir lo que uno espera del otro sin insinuaciones o falsos supuestos. El tema no es para menos, ya que el “amigo” cree ser los suficientemente claro al hacer gestos, onomatopeyas, expresiones simples entre otros. No extrañe que busquemos como amigo al bien portado cuando no lo somos, el que es astuto, el que es ingrato, 1 Especialista en temas de matemática educativa, política educativa comparada y uso didáctico de las TIC en procesos de aprendizaje. Ciudad de México. [email protected]

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Agosto 2012

Amistad y realidades

Víctor Alfonso López Alcaraz1

Quién dice decir la verdad, miente.

Nietzsche en Así habló Zaratustra

Que la sinceridad es la unión de los amigos es una verdad consabida, que los amigos se apoyan

incondicionalmente es otra de esas acepciones que rayan en dogma de fe. El tema de la amistad lo

ha sido de Aristóteles, Kant, Freud y con seguridad conversación de cuantos hemos pisado este

mundo. En este ensayo pretendo mostrar que la amistad no es impoluta como tampoco lo es las

creencias que forjamos en ella.

De acuerdo con Aristóteles lo que a dos personas envuelve es la amistad misma que está presente

hasta el punto en que los hombres tienen algo en común y suele ser tal que es también el grado en

que comparten una visión de lo que es justo, de ahí que puedan molestarse o no de acuerdo con lo

que consideran es motivo de injusticia.

Estamos acostumbrados a ver la amistad como un fenómeno de intimidad en el que se comparte

datos, vivencias y temas que pueden llegar a sonrojarnos, o bien acciones que nos vuelven cómplice

de inmundicias o vituperios del que es amigo. Esta búsqueda de intimidad es criticable, porque

significa evitar la disputa, tratar solo temas de los que no se entra en conflicto, es así que los amigos

no se dicen la verdad.

Si entendemos la amistad desde la óptica de Freud, el caso empeora pues el autor señala que la

amistad es el acto de atracción intensa por admiración, fenotípica y de envidia que es suprimida a

toda fuerza por un acto de sacrificio, de apoyo “incondicional” y de victimización que, en lo común,

se vuelve objeto de reclamo si el otro no lo hace en igual medida. Según Freud los celos en la

amistad pueden llegar a ser aún mayor que los de una pareja sexual.

¿Qué es entonces la amistad real y no la que crean los ilusos? Un amigo dice la verdad a otros, no al

amigo, ya que busca canales de descargo en los que libre su conciencia sin ataduras. Al amigo se le

dice lo justo y prudente ya que se valora la compañía, sus costumbres y se respeta sus decisiones, en

el caso extremo de decir “verdades” éstas se pulen y se dicen poco a poco, el dolor del otro también

duele y en él nos reconocemos como humanos. Si es necesario un amigo mentirá, antes de hacer

sentir o herir al que quiere y estima. Quien no acepte que un amigo le mentirá no está preparado

para saber que la desilusión es lo próximo en su vida.

Es necesario que los amigos reconozcan que habrán de desilusionarse mutuamente, traicionarse y

decepcionarse hasta el punto en el que se atrevan a decir lo que uno espera del otro sin

insinuaciones o falsos supuestos. El tema no es para menos, ya que el “amigo” cree ser los

suficientemente claro al hacer gestos, onomatopeyas, expresiones simples entre otros. No extrañe

que busquemos como amigo al bien portado cuando no lo somos, el que es astuto, el que es ingrato,

1 Especialista en temas de matemática educativa, política educativa comparada y uso didáctico de las TIC en procesos de aprendizaje.

Ciudad de México. [email protected]

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el que es rebelde, es decir eso que nosotros quisiéramos ser en poca o alta escala, Freud no se

equivoca cuando dice que toda amistad es un acto del deseo que ha de convertirse en ocasión.

Aun con todo sigue siendo la idea de Kant más cercana a mí cuando dice que la amistad se da entre

dos personas de una confianza total que se comunican recíprocamente sus juicios y sentimientos

íntimos, pero que mantienen un respeto recíproco. Situando al otro como un fin en sí mismo pero no

plena según Kant. Cuando un amigo, por ejemplo, cae en depresión éste espera que sea el otro quien

se dé cuenta y lo salve del abismo en que habita, pero no dirá nada solo espera; error.

Habrá que tener claro que podemos nombrar amigos a muchos por compartir tiempos y vivencias

que pueden responder a llamados o que pueden salvarnos de apuros, pero lo interesante es

reconocer si los llamamos amigos por que cubren nuestras necesidades de ser oídos y atendidos o

porque estamos dispuestos en participar en la ley del todo o nada, mejor aún en palabras de Juan

Evangelista nadie tiene amor más grande como el que da la vida por un amigo, y que en este acto

de donación, mutuamente nos constituimos y nos perfeccionamos.

De acuerdo con Aristóteles la amistad es un bien irrenunciable en el que todo humano participa y

que en esa necesidad aceptamos que un amigo nos lastime y trate mal ya que es el que tenemos y

deseamos conservar, habrá que repensar esto a profundidad en otra ocasión. En suma, lo que parece

ser la verdadera unión de los amigos es una opinión compartida de lo que es justo. La amistad, esa

formada por amigos, esos que planearon ilusamente el futuro con la presencia del otro, no es

impoluta como tampoco lo es las creencias que forjamos en ella.

Referentes

Aristóteles (2000). Ética nicomáquea (Intr. T. Martínez, trad. y notas Julio Pallí). Madrid:

Gredos.

Cf. S. FREUD (1930). El malestar en la cultura. OC

Xirau, R. (2006). Introducción a la Historia de la Filosofía. México: UNAM.

Charabati, E. (2006). El oficio de la duda. México: UACM

Arendt, H. (1984). La vida del espíritu. El pensar, la voluntad y el juicio en la filosofía y en la

política (trad. Ricardo Montoso y Fernando Vallespín). Madrid: Centro de Estudios

Constitucionales.