El valor del medio ambiente es como el

amor: no puede ser calculado, sólo estimado.

¿Se imagina usted un amor verdadero sin

cuidar el lugar que comparte con aquella

otra persona? Lo dudo.

En la actualidad, la sociedad en general

construye su imaginario social a partir de

conceptos. He allí el problema: debería ser al

revés. Increíblemente, esta primera forma de

comprender la realidad es la causa N° 1 del

fracaso de los esfuerzos de las fundaciones

internacionales, los Estados y la empresa

privada en su afán por contribuir al

desarrollo del mal llamado Tercer Mundo.

Las herramientas que utilizan (capital

financiero y asistencia técnica) no son muy

efectivas a largo plazo debido a que los

procesos no conllevan una complejidad

empírica y moral; y a la falta de información1.

Al igual que en toda relación amorosa, la

única solución efectiva consiste en trabajar

sobre la base de criterios de cantidad,

calidad y tiempo de disponibilidad. De esta

forma, pueden identificarse los siguientes

puntos: a) las acciones relevantes con

verdadero impacto positivo sobre el medio

ambiente que deben mantenerse y

1 Existen 2 motivos principales por los cuales no

existe cantidad ni calidad de información: a)

incapacidad e ineficiencia operativa del Estado y

b) corrupción. Además, no existe un verdadero

interés en el mejoramiento de las capacidades de

gestión de los agentes locales.

reforzarse; y b) los impactos negativos que

corregir/subsanar y prevenir. Hoy en día, sin

embargo, incluso cuando dichos impactos

son identificados (i.e. deforestación y

minería aurífera informal e ilegal en Tingo

María), nada es hecho.

Ante este problema, surgió la valoración

económica. Esta fue introducida oficialmente

en el Perú a través del INRENA hace 20 años

mediante el “Programa de Becas de

Investigación sobre Valoración Económica de

la Diversidad Biológica y Servicios

Ambientales”. Su función principal fue y

sigue siendo el estimar el valor en el

mercado de los bienes y servicios ofrecidos

por el medio ambiente para cada factor

ambiental. Fue creada con la finalidad de

mejorar la planificación de los proyectos y

establecer retribuciones tangibles capaces de

minimizar y subsanar los daños producidos al

medio ambiente y a la sociedad mediante la

producción de información económica que

permitiera la internalización de las

externalidades. Lamentablemente, al igual

que con el amor, es poco conocida y confusa

(¿ponerle un precio fijo a un recurso

ambiental?); y existen pocos profesionales

capacitados para llevarla a cabo (no todos

aman de verdad). Porque es difícil, pero no

imposible.

Amar tiene un precio que no se conoce Una breve introducción a la valoración económica Germán López Geógrafo 15 de octubre de 2013

Imagen N° 01. Minero artesanal preparando la balanza con la que pesará oro extraído de Supte –

Tingo María.

Bibliografía

BATALLOSO, Juan. 2006. “La educación como responsabilidad social: Bases para un nuevo paradigma educativo”. Lima: San Marcos.

FUNIBER. 2013. “Curso de especialización en Evaluación de Impacto Ambiental”.

GOLDMAN, Michael. 1998. Privatizing nature: Political struggles for the global commons.

INRENA. 2000. “Valoración económica de la diversidad biológica y servicios ambientales en el Perú”.