Alma Mater

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Revista Alma Mater Revista Alma Mater LA UNIVERSIDAD Y YO Por Manuel Calviño La Universidad y yo nos conocimos cuando apenas era un niño y ella «adulta mayor». Desde mi casa natal, en el número 12 de la calle Jovellar, se sentía su presencia allá en lo alto de la colina. La Universidad nos pertenecía visualmente a la gente de Cayo Hueso. Mi padre trabajaba en el Calixto García y en sus «vamos hasta el hospital» me decía: «estudia mucho para que un día entres a este lugar en el que se puede aprender todo lo que quieras.» Mucho antes de que su sueño se realizara, mucho antes de que la Universidad entrara en mí, ya yo había entrado en ella —me había deslizado por sus muros, había disfrutado en sus patios interiores del amor a destiempo marcado por la diferencia de edad, me había acercado a sus tesoros guardados en su Museo, conocía los cubículos de su biblioteca para el estudio—. Mi historia estudiantil previa a la decisión vital de estudiar Psicología no tiene mucho que ver con lo que se supone sea un buen estudiante. Anduve mucho entre guitarras eléctricas, trasnoché en un show en el Cabaret Internacional del Hotel Riviera junto al grupo Los Dada, hice del parque Mariana Grajales mi aula al aire libre y con asignaturas solo opcionales. Por suerte, una segunda vuelta del último año me llevó a los brazos de lo que no sabía se convertiría en una obsesión inclaudicable y amada: ser profesor. He llegado a pensar que fue un arrebato de remordimiento por lo que había hecho sufrir a todos aquellos a quienes hoy, además de ofrecerles disculpas, les agradezco profundamente. Fue sentado en el parque de 23 y C donde decidí en unos segundos que estudiaría Psicología. Me costó algunos años entender que aquella decisión tenía una larga historia en la que se vislumbra otra vez la figura de mi padre con su ansia irrealizada de ser file:///C|/Publicaciones/Entrevistas/UniversidadYo.htm (1 of 3)6/8/2004 13:01:42

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MANUEL CALVIÑO

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    LA UNIVERSIDAD Y YO Por Manuel Calvio La Universidad y yo nos conocimos cuando apenas era un nio y ella adulta mayor. Desde mi casa natal, en el nmero 12 de la calle Jovellar, se senta su presencia all en lo alto de la colina. La Universidad nos perteneca visualmente a la gente de Cayo Hueso. Mi padre trabajaba en el Calixto Garca y en sus vamos hasta el hospital me deca: estudia mucho para que un da entres a este lugar en el que se puede aprender todo lo que quieras. Mucho antes de que su sueo se realizara, mucho antes de que la Universidad entrara en m, ya yo haba entrado en ella me haba deslizado por sus muros, haba disfrutado en sus patios interiores del amor a destiempo marcado por la diferencia de edad, me haba acercado a sus tesoros guardados en su Museo, conoca los cubculos de su biblioteca para el estudio. Mi historia estudiantil previa a la decisin vital de estudiar Psicologa no tiene mucho que ver con lo que se supone sea un buen estudiante. Anduve mucho entre guitarras elctricas, trasnoch en un show en el Cabaret Internacional del Hotel Riviera junto al grupo Los Dada, hice del parque Mariana Grajales mi aula al aire libre y con asignaturas solo opcionales. Por suerte, una segunda vuelta del ltimo ao me llev a los brazos de lo que no saba se convertira en una obsesin inclaudicable y amada: ser profesor. He llegado a pensar que fue un arrebato de remordimiento por lo que haba hecho sufrir a todos aquellos a quienes hoy, adems de ofrecerles disculpas, les agradezco profundamente. Fue sentado en el parque de 23 y C donde decid en unos segundos que estudiara Psicologa. Me cost algunos aos entender que aquella decisin tena una larga historia en la que se vislumbra otra vez la figura de mi padre con su ansia irrealizada de ser

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    psiquiatra, una biblioteca casera con todos los psicoanalistas de la poca, quin sabe si alguna neurosis infantil de la que hasta hoy conservo el mordisqueo incontrolable de las uas, pero sobre todas las cosas un destino inexorable escrito all en mi barrio natal: subir la loma.La Universidad cambi mi vida o para decirlo sin fetichismos: en la Universidad cambi mi vida. Desde el 1ro de septiembre de 1970, cuando logr matricular luego de tortuosas entrevistas y tests de todo tipo, sent que algo en m haba cambiado. El ambiente universitario vivido con especial intensidad en la entonces Escuela de Psicologa de la Facultad de Ciencias, era tan placentero y retador, que no te dejaba cometer el pecado de renunciar a su disfrute. La FEU se separaba de la UJC, no para la ruptura, sino para la unidad en la diferencia. Los alumnos eran profesores para suplir una falta de manera emergente. Un pujante movimiento cultural y deportivo movilizaba a ocupar las noches y las madrugadas. Descubramos el desarrollo cientfico de la Unin Sovitica sin saber ruso. He llegado a creer, al recapitular, que la semana tena ms de siete das y los das, ms de 24 horas. Cmo pude obtener excelentes evaluaciones docentes, dar clases como profesor a los estudiantes del curso posterior al mo, participar en la fundacin y despegue del grupo Moncada, jugar baloncesto y voleibol en el SEDER y disfrutar de los favores de ms de una de las cantantes del Coro de Psicologa un coro de psimas voces, pero de excelentes piernas? Cmo alcanzaba el tiempo para, adems, ser dirigente de la FEU al lado de Carlos Lage en la Secretara de Deportes y Recreacin, y analizar con Marcos Portales, de militante a militante, si el largo de mi pelo era diversionismo? Cmo leamos 10 ms estudiantes de un mismo folleto, nico, tirado en estncil, o textos originales de un solo ejemplar en bibliotecas y lograr que colegas reconocieran nuestra buena formacin? Cmo podamos asistir a las movilizaciones en la ciudad o el campo, estar en los festivales de aficionados, en los Caribe y adems tener tiempo para disfrutar de un espectculo en la Sala Tespis o de aguantar las lgrimas mientras todo el cine La Rampa lloraba con Los Paraguas de Cherburgo? No estbamos libres de conflictos y contradicciones. Quizs hoy resulte increble para muchos que el grupo Moncada estuvo a punto de desaparecer porque algunos

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    dirigentes consideraban que era un proyectoelitista y de dudosa fortaleza poltica; gracias que tuvimos buenos defensores y una certeza total en el valor de nuestro empeo. En julio del 74, hice mi ltimo examen de la carrera. Das despus, en septiembre, era profesor responsable de una asignatura y jefe del departamento de insercin (este ttulo me encantaba). El entrenamiento como alumno ayudante desde 1971, y que an consta en mi experiencia y mi expediente laboral, me ayud mucho. Jams olvidar que a Jorge Luis Pratts le era ms sencillo deslizar en velocidad supersnica sus manos encima de un teclado que repetir la palabra voskrisiie (domingo). No todo fue alegra. Duros fueron los aos del predominio de un burocratismo metodolgico en el que no era inusual que se confundiera programa con clase, retroproyector con comunicacin, estructura con contenido, metodologa con ciencia. La Universidad perdi algo de su esplendor como centro de vanguardia en la promocin y desarrollo de la cultura. En ocasiones, pareca un centro de adiestramiento y enseanza y nada ms. El epicentro de ideas que desde su origen fue la bicentenaria casa de estudios fue cediendo terreno a las nuevas instituciones emergentes. La inadecuada y obsoleta idea inconscientemente dominante de que cultura es arte y literatura, no ha favorecido la insercin del pensamiento universitario en los dilogos (monlogos de los que se creen intelectuales). Es esta una asignatura que an tenemos pendiente y la vamos a revalidar. La extensin de la Universidad no ser apenas un hecho geogrfico, sino esencialmente de cosmovisin. La cultura nace en el saber y no en el don. No hay cultura sin educacin, ni educacin sin instruccin. La campaa es de ternura y de ciencia. Los que un da asumimos con honor y orgullo la santificacin de acadmicos, militamos desde entonces en la misma trinchera: en una universidad revolucionaria ser profesor es ser revolucionario. No faltarn quienes se rindan a seducciones. Yo... me muero como viv. Y ojal que el montculo de tierra que me cubra no est lejos de mi colina.

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