Allá en mi Tierra, en Patagonia
-
Upload
renan-ignacio-saldivia-rivera -
Category
Documents
-
view
218 -
download
0
description
Transcript of Allá en mi Tierra, en Patagonia
![Page 1: Allá en mi Tierra, en Patagonia](https://reader035.fdocuments.ec/reader035/viewer/2022072112/55cf903c550346703ba4206d/html5/thumbnails/1.jpg)
Extracto de “Allá en mi Tierra, en Patagonia” de Mario González Kappes.
67
Recuerdo, desde siempre, la presencia del mate allá en Puerto Aisén. Dificulto que
exista alguien en la Patagonia, sea la chilena o la argentina, que no tenga entre sus
costumbres el mate. Tiene distintas versiones dependiendo de los lugares donde se
tome, con algunas cosas comunes.
Leonard Frid, biólogo canadiense, investigador y estudioso de los huemules de la
Patagonia, ha trabajado en Chile en varias oportunidades, Actualmente reside en
Vancouver.
"Recuerdo claramente mi primer sorbo de mate. Era la segunda semana de agosto de
1990, el período más duro del invierno patagónico. Mi hermano Alex y yo estábamos
en el sur de Chile buscando una población de huemules en peligro de extinción. Nos
alojamos en un campamento de lengas, en los faldeos de la montaña, rodeando el
Skyring Sound, ubicado a unas pocas horas de la ruta a Punta Arenas.
La puesta de sol era lúgubre, con una mezcla de lluvia y barro que ensombrecía el
cielo. Adentro de un viejo puesto, nos acurrucamos alrededor de un mohoso tambor,
convertido en fogón, donde ardía la leña. Era un momento de fuertes contrastes con
nuestra cultura: el fuego crepitando, calentando el agua y una taza esmaltada, llena de
hojas de yerba mate.
Un sorbo amargo fue suficiente para convencerme durante meses de exploración, en
Chile y Argentina, que no bebería jamás un brebaje como ése. Fue mi hermano Alex
quien apreció sus cualidades y quien pudo convencerme de sus virtudes. Yo había
jurado no beber nunca más algo tan despreciable; sin embargo, un día me adentré en
la magia del amargo, gracias a lo cual pude apreciar la seducción de su cafeína
vigorizante y el estado de sana excitación que produce.
Lo más cautivante es la forma en que este té puede reunir a las personas, ya fuese con
caminantes mexicanos o con otros con quienes compartimos en Puerto Natales días de
tormenta, con la calabaza de mano en mano, que se transforma lentamente en
confianza y familiaridad, sin que haya límites para los desconocidos que puedan
integrarse a esta ronda compartida de una bebida amarga y extraña.
Solamente bebiendo mate se puede apreciar su significado. Antes de seguir leyendo,
siga estas instrucciones cuidadosamente: Usted necesita una calabaza, un cuerno o un
jarro para prepararlo. Las calabazas para el mate son de muchas formas y tamaños.
Pueden ser sencillas o elaboradamente decoradas. El mate también alcanza estatus
respecto a quien lo toma. En todos los casos, la calabaza debe estar previamente
curada.
![Page 2: Allá en mi Tierra, en Patagonia](https://reader035.fdocuments.ec/reader035/viewer/2022072112/55cf903c550346703ba4206d/html5/thumbnails/2.jpg)
Existen varias recetas para curar el mate: con ceniza, con agua, con pisco, etc. Se
necesitará una bombilla, que es un tubo fino de metal, con una abertura en un
extremo para la boca y en el otro, un filtro.
Para prepararlo se echa yerba en la calabaza, llenando tres cuartas partes de ella;
luego se agrega agua caliente entre 60 y 80 grados, la yerba se hincha y entonces se
coloca la bombilla, o filtro, introduciéndola hasta el fondo de la calabaza. Entonces,
está listo para beber. Se echa agua caliente en pequeños volúmenes, cerca de la
bombilla, y se puede sorber hasta que se emite un típico sonido de gorjeo.
El hábito de beber y preparar el mate descrito ha cambiado poco en cien años, se usan
diferentes técnicas en Sudamérica: sin azúcar, sin comentarios acerca de lo
antihigiénico que puede parecer. Cada individuo debe terminar el mate lleno que ha
empezado, sin vergüenza por el ruido al finalizar, sin revolver el mate con la bombilla,
sin cambiar el orden para servirse, sin retener el mate, sin quejarse porque el anfitrión
bebe primero.
En Chile, el chiste más socorrido entre los pescadores es que cualquiera que mueva la
bombilla deberá ser tirado fuera del bote. Si usted está bebiendo solo, como
probablemente puede estar haciéndolo ahora, puede relajarse, y no cumplir un poco
estas reglas, disfrute de la historia y del mate. Solamente, le recuerdo, no mueva la
bombilla.
Durante la colonización europea se agregan nuevas ficciones respecto del origen de la
yerba que los guaraníes han mantenido durante siglos. Lo seguro es que este vegetal
era usado desde hace centurias antes de Colón y tenía diferentes significados y a veces
propósitos divinos, en recepciones, ceremonias y matrimonios.
El mate fue rápidamente adoptado por los europeos y mestizos. La mayoría de las
fuentes estudiadas sostienen que fueron los españoles los que introdujeron el uso de
la bombilla, ya que antes los guaraníes lo tomaban directamente de la calabaza.
Igual que cualquier otra costumbre de los nativos, que representa en alguna medida
un sentido de identidad cultural, el mate fue combatido violentamente por la Iglesia
Católica: “porque por tomar mate, no van a misa ni a los sermones y rompen los
ayunos y son un pobre ejemplo para sus niños; porque, estos vicios comienzan al
amanecer".
En 1596 se estableció una multa de diez pesos con un castigo de quince días de cárcel
para el que tomara mate. Fue prohibido el comercio de la yerba; sin embargo, con el
tiempo, las autoridades y la Iglesia se dieron cuenta que no lo podían prohibir.
A partir de 1620, los jesuitas comprendieron el valor de la yerba y la comercializaron,
estableciendo plantaciones que llegaron a ser la base económica del sistema de las
![Page 3: Allá en mi Tierra, en Patagonia](https://reader035.fdocuments.ec/reader035/viewer/2022072112/55cf903c550346703ba4206d/html5/thumbnails/3.jpg)
misiones jesuitas en Paraguay. Así, el mate llegó a estar tan íntimamente asociado con
las instituciones de Jesús, que llegó a conocerse popularmente como "el té de los
jesuitas".
Durante más de un siglo los guaraníes plantaron y cosecharon mate para los jesuitas,
bajo condiciones cercanas a la esclavitud. En 1768 la Compañía de Jesús fue expulsada
de Paraguay terminando así su monopolio de la yerba.
Un enigma en la historia de la yerba mate, que aun no tiene respuesta, es por qué, a
diferencia del café, el té o la coca, no llegó a ser un brebaje mundial. Actualmente en
pequeña escala se exporta de Sudamérica a otros países. Yo compro mis provisiones
de yerba en el Parthenon, un negocio de alimentos especiales en Vancouver cuyos
dueños son griegos.
Este mercado lo realizan especialmente los expatriados; sospecho que una de las
razones del fracaso de la yerba en el mercado mundial puede ser el hábito natural de
su sabor, la novedad de bebérselo desde una calabaza a través de una bombilla, que
pudiera ser considerado insalubre. Por esta y otras razones, no existe Casa del Mate en
ninguna parte del mundo y su comercio está concentrado en Sudamérica.
En 1822 el mate fue identificado botánicamente por Augusto de Saint Hillaire, del
Museo de Historia Natural de París. Saint Hillaire hizo varias colecciones en Brasil y
Paraguay, clasificando y nombrando las plantas. De la familia AQUIFOLIACEAE, con
cuatro géneros y alrededor de 450 especies. Existe en todos los continentes, a
excepción de la Antártica. La planta se parece a un naranjo, su tronco tiene un
diámetro de 20 a 25 centímetros y puede llegar a más. Alcanza hasta 15 metros de
altura, en las plantaciones se poda y crece hasta 7 metros de altura y es un arbusto de
ramas múltiples. Las hojas de la planta son simples y alternadas, angostas en la base y
obtusas en el vértice. Las orillas de las hojas pueden ser dentadas y los pecíolos son de
alrededor de 15 mm de largo.
La hojilla u hojuela misma tiene alrededor de 8 a 10 cm de largo y 4 a 5 cm de ancho.
Las flores son pequeñas y nacen en la parte inferior de la copa de los árboles. El mate
es dioico, es decir, los árboles son masculinos y femeninos. El fruto de la planta del
mate es una baya verde globular, muy pequeña, que en su madurez llega a ser roja o
púrpura. Dentro de la baya hay cuatro semillas pequeñas con un tegumento (túnica)
duro. La dispersión natural de la semilla la realizan los pájaros que se alimentan de sus
frutos. El mate puede encontrarse entre 10 a 30 grados latitud sur y 48 a 56 grados
longitud oeste en los charcos (represas) de los ríos en Paraná y Paraguay.
A los cinco años el árbol se cosecha por primera vez, las ramas se remueven para sacar
las hojas y sus cogollos, esto se hace entre mayo y septiembre. A los diez años el árbol
puede producir entre 14 y 20 kg de yerba mate.
![Page 4: Allá en mi Tierra, en Patagonia](https://reader035.fdocuments.ec/reader035/viewer/2022072112/55cf903c550346703ba4206d/html5/thumbnails/4.jpg)
Las hojas cosechadas se secan cerca del fuego hasta que queden crespas y
quebradizas, luego se muelen y se transportan a un molino donde se secan por
segunda vez. A continuación la yerba pasa por filtros que separan los palos, el polvo y
los tallos; estos componentes se mezclan nuevamente para fabricar el tipo comercial
deseado.
Si usted ha estado tomando mate mientras lee, probablemente comenzará a sentir los
efectos de los elementos químicos contenidos en la planta. El mate actúa como un
estimulante y es además un diurético. Estos efectos son típicos de la mayor parte de
los brebajes con cafeína; sin embargo, el tomar mate es muy diferente a tomar café.
Considero que si se toma en cantidades moderadas, no induce desasosiego como
sucede con el café.
El mate que tomé esta mañana me hizo pensar en cómo compilar este manojo de
notas de una planta que, aunque bien conocida en una región del mundo, es para el
resto una curiosidad excéntrica. Esta mañana tomamos mate en una calabaza
decorada con una medusa, con una hermosa bombilla de plata. Alex, el cebador,
repartía el agua ceremoniosamente, evitando que cualquiera de nosotros demorase la
entrega.
Fastidiados con las fechas de los próximos exámenes nos dimos cuenta mientras
bebíamos este amargo brebaje que su efecto nos serenaba y alejaba la premura de
nuestras obligaciones. Con razón el clero se opuso tan vigorosamente, en el siglo XVI, a
su uso. En cierto sentido, con el mate se puede prescindir del tiempo y sorbo a sorbo
se llega a un acercamiento.
Más allá de las obligaciones y la urgencia del mundo actual, el mate nos transporta sin
presionarnos. El pasar la calabaza de una mano a otra, es una afirmación de
compañerismo, es una experiencia entre amigos y también con extraños”.