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Complutum, 9,1998: 85-lOO ALINEACIONES ASTRONÓMICAS EN LA NECRÓPOLIS DE LA EDAD DEL HIERRO DE LA OSERA (CHAMARTIN DE LA SIERRA, ÁVILA) Isabel Baquedano*, Carlos M. Escorza RESUMEN. - Se analizan los datos arqueológicos conocidos sobre la disposición de las estelas de piedra que marcan los distintos grupos de enterramientos de La Osera, así como otros datos sobre inhumaciones singulares de cabezas cortadas. De la comparación de las alineaciones de las estelas con los puntos de salida del sol y de la constelación Orión en la época de la necrópolis, calculados infomnuiticamente, se desprende que pudieron funcionar como marcadores de los días más importantes del calendario anual (solsticios de invierno y verano, principales fiestas célticas). Incluso la misma colocación de las estelas recuerda la disposición de Orión, lo que sugiere la importancia simbólica que tuvo esta constelación, al igual que en otras muchas culturas, y refuerza la idea de un sacerdocio institucionalizado en el mundo céltico vettón. AB5TRACT. - An analysis is presented of the known archaeological data about the spatial position of the stone stelae marking tIte different grave groups in the ¡ron Age cemetery of La Osera, as well as those referring to so- me exceptional single heads burials. The comparison between tIte stone alignments and tIte places of rising sun and Orion constellation at the prehistoric times, determined by computer means, strongly suggests that the stelae could have had a calendric function, marking the most important days of the year (winter and summer solstices, main celtic feast days). Even the position itself of the stelae is very similar to the position of tIte main stars in Orion, thus suggesting the symbolic importance of this constellation, as in many other traditional cultures, and the possible existence of an organized priesthood in tIte celtic Vettonian societies of Central Spain. PALABRAS CtA VE: Necrópolis, Arqueo-astronomía, La Osera, Edad del Hierro, Meseta. KEY Wotms: Cementeries, Archaeo-astronomy, La Osera. ¡ron Age, Meseta. 1. INTRODUCCIóN Presentamos la demarcación ritual del espa- do sacro necropolitano en el mundo vettón, centrándo- nos en los datos que aporta la necrópolis de La Osera y las estelas que se localizan en ella (láms. 1 y 2). Los estudios que estamos realizando del ce- menterio han demostrado que la elección del lugar que ocupa una determinada sepultura dentro de cada zona de enterramiento no es casual (Raquedano y Es- corza 1996). Este hecho nos llevó a planteamos el significado de las mencionadas estelas, ya que en el caso de La Osera no son demarcadores de una sepul- tura o un grupo de enterramientos, como ocurre en otras necrópolis del área céltica peninsular, intentan- do buscar una explicación satisfactoria a su localiza- ción en la necrópolis. Desarrollamos la idea de que Celtex. Mesón de Paredes, 77, ático A. 28012 Madrid. Museo Nacional de Ciencias Naturales. CSIC. José Gutiérrez estos hitos están relacionados con los conocimientos astronómicos y el calendario que poseían estas pobla- ciones peninsulares a comienzos del s. IV a.C. La hi- pótesis está elaborada a partir del análisis de los datos y se asienta en dos bases distintas: una arqueológica y otra astronómica. Cualquier intento de explicación de datos re- lacionados con la muerte (no hay que perder de vista que analizamos una necrópolis) no debe obviar que la condición humana, prácticamente en todas las épocas y en todas las culturas, se ha planteado cuestiones hin- damentales relacionadas con este tema, siendo la esen- cia de la religión responder a estos interrogantes, creando una imagen del universo y del lugar que ocu- pamos en él. Siguiendo a Renfrew (1985), sería la reli- gión la encargada de establecer el contacto con lo so- brenatural, sirviendo de puente entre el mundo del pre- Abascal, 2. 28006 Madrid. [email protected]

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Complutum, 9,1998:85-lOO

ALINEACIONES ASTRONÓMICASEN LA NECRÓPOLIS DE LA EDAD DEL HIERRO

DE LA OSERA (CHAMARTIN DE LA SIERRA, ÁVILA)

IsabelBaquedano*,CarlosM. Escorza

RESUMEN. - Se analizan los datos arqueológicos conocidos sobre la disposición de las estelas de piedra quemarcan los distintos grupos de enterramientos de La Osera, así como otros datos sobre inhumaciones singularesde cabezas cortadas. De la comparación de las alineaciones de las estelas con los puntos de salida del sol y dela constelación Orión en la época de la necrópolis, calculados infomnuiticamente, se desprende que pudieronfuncionar como marcadores de los días más importantes del calendario anual (solsticios de invierno y verano,principales fiestas célticas). Incluso la misma colocación de las estelas recuerda la disposición de Orión, lo quesugiere la importancia simbólica que tuvo esta constelación, al igual que en otras muchas culturas, y refuerza laidea de un sacerdocio institucionalizado en el mundo céltico vettón.

AB5TRACT. - An analysis is presented ofthe known archaeological data about the spatial position of the stonestelae marking tIte different grave groups in the ¡ron Age cemetery ofLa Osera, as well as those referring to so-me exceptional single heads burials. The comparison between tIte stone alignments and tIte places of rising sunand Orion constellation at the prehistoric times, determined by computer means, strongly suggests that the stelaecould have had a calendricfunction, marking the most important days of the year (winter and summer solstices,main celtic feast days). Even the position itself of the stelae is very similar to the position of tIte main stars inOrion, thus suggesting the symbolic importance of this constellation, as in many other traditional cultures, andthe possible existence ofan organizedpriesthood in tIte celtic Vettonian societies of Central Spain.

PALABRAS CtA VE: Necrópolis, Arqueo-astronomía, La Osera, Edad del Hierro, Meseta.

KEY Wotms: Cementeries, Archaeo-astronomy, La Osera. ¡ron Age, Meseta.

1. INTRODUCCIóN

Presentamosla demarcaciónritual del espa-do sacronecropolitanoen el mundovettón,centrándo-nosen los datosqueaportala necrópolisde La Oseray las estelasqueselocalizanenella (láms. 1 y 2).

Los estudiosqueestamosrealizandodel ce-menterio han demostradoque la eleccióndel lugarqueocupaunadeterminadasepulturadentrode cadazonade enterramientono es casual(Raquedanoy Es-corza 1996). Este hechonos llevó a planteamoselsignificado de las mencionadasestelas,ya que en elcasode La Oserano sondemarcadoresde unasepul-tura o un grupo de enterramientos,como ocurre enotras necrópolisdel áreacéltica peninsular,intentan-do buscarunaexplicación satisfactoriaa su localiza-ción en la necrópolis.Desarrollamosla idea de que

Celtex. MesóndeParedes,77, ático A. 28012Madrid.MuseoNacionaldeCienciasNaturales.CSIC. JoséGutiérrez

estoshitos estánrelacionadoscon los conocimientosastronómicosy el calendarioqueposeíanestaspobla-cionespeninsularesacomienzosdel s. IV a.C. La hi-pótesisestáelaboradaa partirdel análisisde los datosy se asientaendosbasesdistintas:unaarqueológicayotraastronómica.

Cualquierintentode explicacióndedatosre-lacionadosconla muerte(no hayqueperderde vistaqueanalizamosunanecrópolis)no debeobviarquelacondiciónhumana,prácticamenteen todaslas épocasy en todaslas culturas,se haplanteadocuestioneshin-damentalesrelacionadascon estetema,siendola esen-cia de la religión respondera estos interrogantes,creandounaimagendel universoy del lugarqueocu-pamosen él. SiguiendoaRenfrew(1985), seríala reli-gión la encargadadeestablecerel contactocon lo so-brenatural,sirviendodepuenteentreel mundodel pre-

Abascal,2. [email protected]

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86 ISABEL BAQUEDANO Y CARLOS M. ESCORZA

Lámina l.- Fotografía tomada durante el proceso de excavación de la zona V de la necrópolis de IA Osera. Túmulo circular, todavía sin excavar, sobre el que apareció la estela p, mencionada en el texto. (Fotografía archivo Cabré 1933).

sente y el mundo que se halla más allá de él, actuando el ritual como vehículo de comunicación entre ambos mundos y siendo la muerte la manifestación funda- mental de ese mundo liminal.

Partiendo de lo hasta aquí esbozado, intenta- remos explicar, basándonos en datos arqueológicos y astronómicos, algunas ideas que las poblaciones cel- tas hispanas teman sobre la muerte y el universo y que plasmaron en la necrópolis de La Osera. La capa- cidad humana de simbolización ha permitido postular un mundo “divino” en términos religiosos, siendo una parte de este simbolismo lo que hemos querido ver plasmado de forma magistral en la planificación de este espacio sagrado.

2. LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS

En La Osera existen seis zonas de enterra- miento que se utilizaron de forma simultanea, fechán- dose las sepulturas más antiguas, por algunos tipos de armamento y sobre todo por ciertos materiales bien da- tados en el área ibérica, en el primer cuarto del s. IV

a.C. (Cabré, Cabré y Molinero 1950; Baquedano 1996). En ninguno de estos conjuntos se han localizado mate- riales posteriores a finales del s. III a.C. Por lo que res- pecta al castro, su cronología es imprecisa ya que no se han realizado excavaciones sistemáticas aunque, al menos, debió de funcionar desde el comienzo de la uti- lización de la necrópolis, superando eI momento final de ésta con una ampliación de las murallas a finales del s. III a.C., que debió utilizarse poco tiempo, aproxima- damente hasta una fecha imprecisa del s. II a.C. (qui- zás relacionada con las guerras lusitanas o celtiberas), ya que no se ha halqado en él ningún material romano.

Con los da\os conocidos hasta hoy,“pensamos que la necrópolis se planificó de manera integral en una fecha cercana al 400 a.C., enterrándose en cada una de sus zonas una parte específica de su población, con un sesgo todavía desconocido que intentaremos comprender, en la medida de lo posible, cuando fina- licemos el estudio del cementerio.

2.1. Relación castrohecrópolis

El castro de la Mesa de Miranda con una ex. tensión aproximada de 40 ha y amurallado en tres re.

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Lámina 2.- En primer término el túmulo circular con la estela P. Detrás el túmulo cuadrado de la sepultura 1224, con ajuar de guerrero.Esta fotografia se tomó después de excavar y reconstruir ambas estructuras, colocándose la estela (como se comprueba en esta lámina y laanterior) levantada pero respetando su posición original. El túmulo circular se halló vacio, a excepción de, la sepultura muy superficial1195, con una cineraria hecha a mano. (Fotografia archivo Cabré, datos inéditos cuaderno VI, pág. 142 y cuaderno VH, págs. 4 y 5).

cintos, se sitúa en un espolón de rocas graníticas en lasestribaciones norte de la Sierra de Ávila, flanquea- do porlos ríos Matapeces y Riohondo, desde donde domina laszonas llanas de la cuenca del Duero (Cabré, Cabré yMolinero 1950).

La necrópolis se localiza a unos 350 metros alexterior de la línea que forman las murallas del primerrecinto y a unos 100 metros del segundo (el tercer recintode murallas soterra uno de los grupos de enterran-úento,por lo que su fecha de construcción sería claramenteposterior a la utilización de la necrópolis) (Fig. l). Lavisibilidad entre el poblado y su cementerio es total. Éste seasentaba en una gran explanada al sur, por la cual,probablemente, transcurriría la vía de acceso a la población.Además, entre ambos se localiza un curso de agua menor(en la actualidad de carácter estacional) llamado regato deLa Osera, que separaría el espacio dedicado a los vivos y elde los muertos. Estos datos de distancia, visibilidad y lo-calización en las vías de acceso al poblado (frecuente-mente hacia el sur/suroeste) parecen ser característicascomunes en la relación espacial entre los castros y lasnecrópolis célticas y aunque es un tema poco tratado, seconfirma en zonas próximas (Berrocal 1992: 242).

Testimonios arqueológicos que relacionen deforma directa algún tipo de culto con el agua para estemomento son todavía escasos en la Península Ibérica, perono así en etapas anteriores, sobre todo durante el BronceFinal, cuando los depósitos en los ríos (fundamentalmentearmas) están ampliamente documentados. Podemosmencionar que la construcción del santuario de CanchoRoano (Zalamea de la Serena, Badajoz) se levantó en lasproximidades de un arroyo de agua de curso permanente, deespaldas a la sierra y cara al sol naciente (,Maluquer deMotes 1981: 274), sobre canales y con un foso que limitanel santuario exterior (Celestino 1996: 307 y 336) y que, enel mundo vettón, probablemente sea el edificio de Ulaca elejemplo más significativo de cultos relacionados con elagua, ya que se ha interpretado como una "sauna" endirecta relación con una serie de rituales guerreros decarácter iniciático (Almagro y Álvarez 1993).

Almagro y Gran-Aymerich (1991: 220, 221) hanseñalado que sol, cielo, tiempo, lluvia, agua, fertilidad ymuerte son ideas siempre asociadas en la mentalidadcéltica, con una cosmología basada en el ciclo de lasestaciones de la naturaleza, donde el agua era el elementode relación y tránsito entre uno y otro mun-

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ISABEL BAQUEDANO Y CARLOSM, ESCORZA

Fig. 1.- Planodel Castroy su relacióncon la necrópolis.Croquisrealizadosobrelosdatospublicadosde la zonaVI de la necrópolisdeLa Osera(Cabré,Cabréy Molinero 1950),y documentacióniné-ditadelos diariosdecampoy planimetríasde la citadanecrópolis.

do (nacimietito/muerte),puesen la cosmologíaceltael sid o mundodel Más Allá es un mundoparalelo,pero siempreen relacióncon el agua.En estalínea depensamientoapuntamosla separaciónenLa Oseradel“espacio~’dedicadoa losvivos y el de los muertosporun caucede agua,lo quepodríahabertenido no pocatranscendenciaen la eleccióndel emplazamiento.

La necrópolisde la Osera ocupa una superfi-cie máxima aproximadade 250 metros según este!Oeste por 170 metros en norte/sur.Las sepulturasseconcentranen variaszonas,definidasdesdelos añosde su excavación(Cabre,Cabréy Molinero 1950),conunaextensiónmediaaproximadade 40 x 30 metros.Estasáreasde enterramientose hallanseparadasentresi por unaseriede interespaciosyacios, cuyasepara-ción media desdelas últimas sepulturasde unazonahastalas máspróxima de la siguientees: de la zona1a la II hay 30 tu; zonaII a III, 6 tu; zonaIII a la IV,40 tu; zonaIVa VI, 50 tu y zonaIVa V, 80 m (Fig. 2).

2.2. Lasestelas

quénesesalgo más pardo, del color 10 YR 6/2, ma-rrón amarillento, segúnla tabla de coloresde la USGeological Survey.

La forma que tienen es casi la misma paratodas,cuadrangularen la basey piramidal en el vérti-ceo la cúspide,exceptoenel casode ~, que es oblon-ga-triangular.Tanto E comoy parecenestarpartidas.

Las dimensionesellasencentímetrosson:

visibles para cadauna de

BASE ALTURA MEDIAN S E O

25 27 37 40 120

E — — 51 — 50

5 27 26 66 66 16054 34 19 28 90

X 43 45 30 45 16340 67 71 118

Cuandose realizaronlos trabajosde excava-ción de la necrópolissusexcavadoresobservaronquelasdistintaszonasquela componíansehallabanseña-

lizadaspor estelas(Fig. 2). Es significativo al respec-

Norte

¶22

Zona VI

.1~;Sep3>7

LI65 Zona IVZona Vo e;’.

Zona 1100 m

Zona III

Zona II

211 Zonas de enterramiento . Murallas

01<

Estánconstituidaspor roca granítica,de gra-

no gruesomedio, con cristales feldespáticosde másde 1 cm dispersosen su masay con algún enclavegranularnegro.El granito cuandoestálimpio presentael color5Y 6/1, gris óliva claro,y cuandoestácon Ii-

. Estelas n Probables estelas • Inhumaciones

Fig. 2.- Planimetríageneraldela necrópolis.Localizaciónespacialde las sieteestelasy su relacióncon laszonasde enterramiento;localizaciónde la probableestela~: situación espacialde los doscráneoshumanosinhumadosen la necrópolis; tercer recinto demurallasdel castro.

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Necrópolis

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to lo queescribió A. Molinero antesdecomenzarlasexcavacionesde la zonaVI: “Terminadala ZonaV ytratándosedeinvestigarsi en latierra deBaltasarMo-reno,situadaal E. deLa Osera,entreEl Palomary elextremoE. del Cerro de Las Navas,existen enterra-mientoscomo hacensospechardeterminadaspiedrasclavadasen el sueloa modode estelas...’ (Cabré,Ca-bréy Molinero inédito,cuadernoIX, pág. 35).

Analizandosu distribución (Fig. 2) se corn-pruebaque la zona IV (que se correspondegrosso¡nodo con el áreacentral del cementerio)estáseñali-zadacon tresestelas.En lasproximidadeso incluidasdentrode las zonas1, II y V existeunaestelarespecti-vamente.La zonaIII no presentaningúnhito de estascaracterísticasque la defina, pero su explicación,creemos,viene dadapor la inexistenciade una nítidaseparaciónespacialentreella y la zona II (apenas6m); dadala continuidaden losenterramientos,proba-blemente,hayaqueconsiderara ambosgrupos comounaúnica zonade enterramientos.Porúltimo, en lazonaVI, como constaen el diario de excavacionbs,existíaunaestelapor la quese localizaronlosenterra-mientosque en principio cubría la muralla, aunquedespuésno se dibujó en la planimetríageneralde lanecrópolis. Según consta en los diarios de campo“...limpiando las inmediacionesde la paredmeridio-nal del frente surde la muralla del tercer recinto, oseadesdela esquinaa la torre cuadrada...hayunapie-dra se seccióntrapezoidal(60 cm de basemayor, 40cm debasemenory 155 cm de altura) y frenterectan-guIar...” (Cabré,Cabréy Molinero inédito, cuadernoIX, páginas37 y 38); ademásse señala,en la página38, su disposiciónexacta.

La posible remociónparcial de estasestelaspordistintosfactores,en el presenteo en siglospreté-ritos, o el cambio parcial de su posición por movI-mientosnaturalesdel terreno u otros factores, sonideasque tuvimos en cuentaen la realizaciónde estetrabajo.No hay ningunarazónsobreel propio terreno,ni documental,quehaga ni siquieraintuir queestaspiedrashincadashayansido desplazadasal lugardon-de se encuentran.Esta suposición,por otra parte, nosupone nadaextraordinariopues buenapartede losmás antiguoscamposde piedrashincadasexistentesenBretañase considerantodosin situ, inclusoaunquealgunode ellos comoel de Kemic estébatido por lascontinuassubidas y bajadasde la marea (ver, porejemplo,Briad 1990).

Pensamospor tanto que las estelasde LaOserase localizan in sim y quefueronlos pobladoresvettonesdel castrode la Mesa de Miranda los quedispusieronestosseñalizadoresen su necrópolis.Ca-bré señalóqueel yacimientosólo tieneconstatadaursaocupaciónde la Edad del Hierro, no produciéndosesuperposicionesde épocasposterioreshastala actuali-dad. Por tanto, todas las estructuraslocalizadashasta

el momentopertenecena esaetapacultural. Descono-cemosla profundidadexactaa laquese sitúanlasba-sesde las estelas,peroal excavarla necrópolisse die-roncuentade que las distintaszonasde enterramientoseseñalizabanporestasestelas(Láms. 1 y 2) y estaszonas(exceptola VI, muymodificadapor la posteriorconstrucciónde la muralla) teníanunapotenciaestra-tigráficamediade 60/80cm, localizándoselas estelashincadasa mayorprofundidad.

Porotro lado, laelecciónde estelasenpiedraen lugarde cualquiermaterialperecederopara la de-marcacióndel espaciosagradoqueconstituye la ne-crópolis, la encontramosllena de simbolismo y desentidopráctico.La durezade la piedraha impresio-nado al hombre desdetiempo inmemorial, simboli-zandola eternidad,por lo que el culto relacionadoconlaspiedrasestuvomuy extendidoen lascomunidadesprehistóricas.Muchossonlosautoresquehanrefleja-do la relaciónparalelaentrela muertey la piedra,“yaquedebidoa su aparenteindestructibilidad,podíaser-vir demoradaalos espíritusde losmuertosy desdeellapodían atenderlos megosde los vivientes” (Andrio1989: 526).Por ello, el que los habitantesdel castrode la Mesade Miranda eligieranestesoporterocosoparaseñalizarsusáreasdeenterramientoentraríaden-tro de estaantiguatradición prehistórica,constatadaarqueológicamentedesdeel mundomegalítico(Hoyle1972; Burí 1976, 1983). Almagro y Gran-Aymerich(1991: 193) señalanque algunos lugarescentrales,ompliálicos, dentrode la culturacelta, se hallabanse-ñalizadospor unapiedra.

Estesentidofuncionalde las estelasenel áreavettonano esexclusivodenuestranecrópolis,puesenEl Raso se ha identificadoun posibleculto a las pie-drasen el santuariodel dios Vaelicus, en Postolobo-so. SegúnFernández(1986: 965) la “piedra se alzaactualmenteen la pequeñaexplanadaqueseextiendedelantede la ermitaqueestuvodedicadaa San Ber-nardo, y aellaseatabanlos perrosqueallí se llevabanparaqueel santo,pormedio del rito de la cauteriza-ción, los preservarade la rabia. Es pues una piedraque ha estadorelacionadaconel culto religioso y cu-yos orígenesprobablementedebanbuscarseen la épo-ca delos puebloscélticos. .~‘.

23. Cabezas cortadas como delimitadores delespaciosacronecropolitano

En el cementeriose cremarony enterraronmásde 2.200 individuos, pero ademásse localizarondurantelas excavacionessistemáticasdosinhumacio-nes.Estasdosdeposiciones,aménde por la excepcio-nalidaddel rito, sonsingularespor sulocalizaciónes-pacial ya que forman una línea recta con las estelascentrales,y juntoconellasseñalan,unadirecciónpró-xima a la norte/sur(Fig. 2).

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90 ISABEL BAQUEDANO Y CARLOSM. ESCORZA

La orientaciónnorte en algunos ajuaresdelasnecrópolisceltibéricasestácomenzandoa valorar-se, siendoun dato de graninteréssi tenemosen cuen-ta queenesasfechasla estrellapolar, queenla actua-lidad señalael nortegeográfico,se hallabadesplaza-da, no existiendoninguna estrellaque marcaseestadirección,por lo que estaorientaciónprecisaríaunbuenconocimientode los movimientosde la bóvedaceleste(Aldecoa e.p.). Tampocodeberíamosolvidarqueel sistemade los cuatropuntoscardinalesno esuniversal,al contrarioque ladireccioneste/oestedefi-nida en función de la trayectoriadiurnadel sol, queescomúna todaslas culturas(Bontee Izard 1996:243).

La informaciónqueposeemosdelas inhuma-cionesy queextraemosde los diarios decampoy dela publicacióndeJ.y E. Cabréy A. Molinero, es la si-guiente:

“Sep. 122 dela zona VI: Sin restosde urnaniajuarapareceun cráneohumano,bastantefragmenta-do, incompleto,al parecerde personajoven, conden-tadurabien conservada,con siete vértebrascervicalesy fragmentode un homóplatoy de clavícula. Sale a25 centímetrosdeprofundidad,a 75 centímetrosdelamuralla y a 48 de la segundaesquinade la torre’.(Cabré,Cabréy Molinero 1950:100).

“Zona IV: Empedradoentre la encina y lapuerta principal. Sep. 1. Urna a torno, barro rojo conestampillados.A la izquierdaun pequeñocuencodebarro negro;a la derechaun cacharrodel mismo barroy detrásun cráneohumano,calzadocondospequeñaspiedras.Los vasoscarecendehuesoshumanos.Sobrela guija natural”. (Cabré,Cabréy Molinero inédito,cuadernoV, página19,año 1933).

En ambasse inhumaronlas cabezasde dosindividuos jóvenesy se señalala inexistenciade ajuary de cremación,lo queconfierea amboshallazgoselcarácterexcepcionalya comentado.

Autorescomo Blázquez(1958), Salinas(1983),Marco (1987), o Almagro y Lomo (1993), entreotros,señalancomocaracterísticode lospuebloscélticoselritual de las cabezastrofeo, recogiendouna seriedeinformacionesliterariasgrecolatinassobreestasprác-ticas.Los textosclásicosmencionanla amputacióndemanosy cabezascomo un rasgodefinidor de lo bár-haro, aludiendo a estasprácticasal hablarde galos,germanoso lusitanos.Paralazonaceltibéricaesteritoestaríarepresentadoen un vasode Uxamaqueexhibeunacabezadentrode unaposibleurna, condos pája-ros flanqueandoel motivo (Cabré 1916) y en unase-ríe de cráneosrecuperadosen Numancia(Taracena1943). Sopeña(1995: 149), comentaque el cráneoconstituyeun vehículoprivilegiadodel sentircéltico,convirtiéndoseen unaconstanteespiritualen diferen-tesámbitos: funerario,bélico, protectoro divino.

Enel casoconcretode los doscráneoslocali-zadosen la necrópolisde La Osera,la documentación

que poseemos,aunquela consideramosexcepcionalparala épocaen la queserealizó estaintervenciónar-qucológica,no es,quizás,todo lo apropiadaquenece-sitaríamosparatrataren profundidadun temade estascaracterísticas.A pesarde ello, y dejandoabiertasotrasposibilidades,creemosqueaportadatosde graninteréssi relacionamosestosdepósitoscon algún ri-tual donde los sacrificioshumanoscontituyesenunaparteesencialen las creenciasde los pueblosvetto-nes,como comúnmentese aceptaparael mundoceltaextrapeninsular(Sopeña1995: 149) y se ha señaladoparalosceltíberos(Marco 1987:74).

La deposiciónde la zona IV, alineadacon lasdosestelascentrales,se localizó sobre la guija natu-ral, enel nivel másantiguodesdeel puntode vistaes-tratigráfico,relacionándoseconel momentofundacio-nal de ¡os enterramientosen la necrópolis. Aparecióestecráneocalzadoconpequeñaspiedrasy flanquea-do por doscerámicas.Si seguimoslos planteamientosde Sopeña(1995: 150), la decapitaciónritual seríauno de los más significativosvectoresde cierre delespacioconsagrado.La demarcacióndel áreasagradaeratrascendentalen el mundocéltico: lo sagradone-cesitabaserseparadode lo profano(Aldhouse-Green1993:458),por lo queno creemosimprobablequees-te sacrificio estuviesedirectamentevinculado a lacreacióndel espaciosacro necropolitanode la Mesade Miranda.Este hechono es extrañoentrelos celtasde Europa,y Sopeña(1995: 204-206) recogevariosejemplosde cabezashumanascomo ofrendasfunda-cionales,extrayendotres conclusionesbásicas:la vin-culaciónentrearmas,bestiasy cadáveres,la exhalta-ción del cráneoy engeneralun amorossumy, porúl-timo,que la selecciónde ciertos huesosy su manipu-laciónseguiríaun procesoriguroso,no siendolos res-tosaparecidosproductodel azar.

Por lo querespectaal segundohallazgo, sulocalizaciónestratigráficaes bien distinta. Se sitúa a25 cm de profundidad,en el nivel mássuperficialdeenterramientosde la zona VI, dondees la sepulturamásoccidental,hallándoseseparadadel resto de losenterramientosde estazonay alineadacon las estelascentralesy con el cráneode la zonaIV. Estainhuma-ción no poseíaningúnmaterialasociado,peropor suposiciónestratigráficasecorresponderíaconelúltimonivel de utilización de la necrópolis. Si enlazásemosestosdatoscon el temade las cabezascortadaspodría-mosinterpretareste nuevo sacrificio con algún ritualde clausurade la utilización de esteespaciosagradoy, quizástambién, se podría relacionarcon la cons-trucciónde la tercera línea de murallasdel castroyaqueamboshechospodríanhabersido probablementesimultáneos.

Interpretamoscomoun hechorelevantela lo-calizaciónde amboscráneosalineadoscon las doses-telas centrales,a pesarde la extensióngeográficaque

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ocupala necrópolisy de las diferenciascronológicasexistentes(unosdossiglos)entreambasdeposiciones.

Como consecuenciade lo expuesto,mante-nemos la ideade que las gentesquehabitaronel cas-tro deLa Mesade Mirandaa comienzosdel s. IV a.C.planificaron integralmenteel espaciosacro que con-formaría su necrópolisde acuerdocon un ritual yunas creenciasprecisasquearqueológicamenteesta-rían señaladospor todoslosaspectoshastaaquí trata-dos (localización del emplazamiento,estelasy sacrifi-cios humanos),trasladandoal espaciofísico ocupadopor sunecrópolistodo suuniversosimbólico.

Almagro y Gran-Aymerich(1991: 206,211),refiriéndosea laorientaciónen el mundoceltadescn-ben que “la auspicatio(.) suponela elección ritualde un puntomedio propicioparala realizaciónde losritos defundaciónsegúnunaorientaciónceleste,dadoquedichadelimitación suponíala proyeccióndel cie-lo enla tierraa modode íemplum(...). Dentrode estaconcepcióncosmológica,también resulta lógico su-poner queexistieranen el mundocéltico ritos funda-cionalesrelacionadosconla orientación(...) dentrodeun sistemade ‘geografíasacra queestaríacontroladopor los druidas -

3. LOS TESTIMONIOSASTRONÓMICOS

Con respectoal calendariocelta,autoresclá-sicos comoCésar(HO. 6, 18) señalan la existenciade un sistemalunar. Segúnestasnoticiassucalenda-rio estaríabasadoen la noche,comenzandoen ellaslos mesesy el año.En el casode Hispaniasoncono-cidasla cita de Estrabón(III, 4.16), que hablade unadivinidada la queen las nochesde pleniluniolos cel-tíberos y otros pueblosrendíanculto danzandohastael amanecer,y la de Apiano (Iber, 82) dondesenanaquelos vacceosde Pallantiase retirarondeun comba-te contralos romanosporun eclipsede luna.Les estu-dios recientesdancomo un hechocomúnmenteacep-tado el carácterlunardel calendariocelta (AlmagroyOran-Aymerich 1991; Marco 1987; Bermejo 1982;Blázquez1983;Markale 1989; Sopeña1995;etc.).

Sin descartarestecarácterlunar al que sere-fieren las fuentesclásicas(que en la actualidadesta-mos analizando),hemosencontradocoincidenciassig-nificativascon un calendariosolarquepasamosa co-mentary que,por otra parte,no tiene nadade extraor-dinario, si pensamosqueel sol esla forma astralmásllamativa, lo quesin dudadebió contribuiral caráctersagradouniversalqueposeeen las religionesde laan-tigtiedad. Así por ejemplo,el cristianismo adoptóelsigno solarcomoimagende Jesucristo,adoptandoel25 dediciembre,la fiestadel SolInvictus romano,co-moeldíadesu nacímíento.

Utilizaremos los programasinformáticosas-tronómicos(del movimientodel sol y de lasconstela-ciones)SunTimes(1996) y Marriot (1998)para recreartan verosimilmente como nos sea posible algunascreenciasrelacionadasfundamentalmentecon los as-tros y el calendariode estos pueblosvettones.Paraello presentamoslas relacionesastronómicasque he-mosreconocidoentrelasdistintasestelasquese loca-lizaron en La Osera.Hemosconsideradocomo fechareferencialpara realizarlos cálculosel año 400 a.C.(momentoaproximadoenquecomenzóa utilizarseelcementerio)aunque,gracias a estosprogramas,hoyconocemosquelasdiferenciasexistentescon los mis-mos datos para la actualidadson prácticamentedes-preciables.

3.1. Puestay salida del Solen el SolsticiodeInvierno (Figs.3 y 4)

Con relación a un análisisde las posicionesdel sol convieneconsiderarquela situacióndel obser-vadorrespectoal cielo debede serla queofrecelapa-norámicahacia el sur, puestoque,situadosen el He-misferioNorte, la eclípticase visualizasiempreíntegracuandomiramoshaciaestepuntocardinal.Por tanto,parecelógico admitir como puntode referenciamásprobableaquelde los de naturalezasingularqueestésituadomásal norte.Además,dichopunto de obser-vacióndeberáocuparunaposiciónmediaa la mayorpartede los otros puntossingulares,puesel sol se des-plaza desdela izquierda hacia la derecha.Por todoello pareceindicadoseñalarcomo punto de observa-ción más favorableparaseguirconesteanálisisel de-terminadopor la estela~ (Fig. 3). Además,desdeaquíunapersonade pie puedevisualizartodaslasotrases-telassin quese lo impidan las pequeñasrugosidadestopográficasdel terreno.

Les programasinformáticosastronómicosuti-lizadosdan la informaciónen ángulosconun horizon-

te lineal, peroen la realidadsi nos situamossobre~,

orientadoshaciael sur, se disponede unapanorámicaen la queel perfil del horizonteno esplano debidoalaspequeñaselevacionesquerodeanpróximaso des-de máslejos a La Osera;teniendoen cuentaestedato,trascendentalpara los cálculos,introducimosel perfilreal de la líneadel horizonteen La Osera(Fig. 3 A).

Pararealizarlos cómputosnos situamosconunaorientacióndel nortegeográfico(líneaN-S) en elpunto ~, y vemosquelas líneasquepasandopor ~ sedirigen a X, haciael E, y a 3, hacia al W, formanán-gulos de 530 y 540 respectivamente(Figs. 3 II y 4),ángulosque, ademásde habersido medidossobreelplanodel yacimiento (Cabré,Cabréy Molinero 1950),han podido ser comprobadostambién en el campocon un teodolito. Estosángulosson muy próximos,paralascoordenadasgeográficasde La Osera(tenien-

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92 ISABEL BAQIJEDANO Y CARLOS M. ESCORZA

Este SUR90 1 ‘80yzrn60-Y——ii

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Fig. 3.- Esquemasquerepresentanorientadoslos doshaciaeí Sur: A.- En alzadola trayectoriadel Sol sobreel cielo de LaOseraparael 21dejunio de 40<) a.C. (arcoexterno)y el 22 de diciembrede 400 a.C.(arco interno),fechasde los solsticiosde veranoe inviernorespectiva-mente(segúnSunTimes, 1996). Se ha introducidoenel programala líneareal del horizonteenLa Osera.Este“perfil real” esel queseobser-va enel respectivoazimuthdesdela estela~. B.- En planta,los valoresangularesparaun observadorcon vérticeen la estela~ deLaOserahacialasotrasestelas.(Latitud: 41?43’ 15” Nt I..ongitud: 0040 56 40 W; Altitud: 1140 inI.

do siempreen cuenta el perfil real del horizonte) alos valoresde 590 y 580 obtenidosde los programasinformáticos(Figura 3 A), y secorrespondena los queformanla saliday puestadel sol enel horizonteeí día22 de diciembredel 400 a.C. (SunTimes1996).El 22dediciembrees el día quese aceptacomo el solsticiodeinvierno(Fairbridge1967:906).

Con estas coincidencias deducimos que laestela~ debió de serel vértice de un par de ángulos;desdesu posición y orientandola observaciónhacia

la estelaA se defineel lugar de salidadel solduranteel solsticio de invierno y desde~ dirigiendo la vistahacia~ se obtieneel azimuth de la puestade sol deesamisma fecha. Las discrepanciasde 6 y 4 gradosentre los valorescalculadospor el programa y losexistentesen La Oserase puedenexplicar atendiendoa que los cálculosteóricosseñaladosserefieren a unperfil de horizonteplano, cosaqueen realidadno exis-tedesde~ (datoqueaunqueno repetiremoshabráqueteneren cuentaen los sucesivoscálculos presentados

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ALINEACIONES ASTRONÓMICAS EN LA NECR6POLIS DE LA EDAD DEL HIERRO DE LA OSER% 93

Lámina 3.- Fotograffa actual hacia el sur de la zona lV de la necrópolis de La Osera. En primer término la estela 5 y conforme se aleja la vis- ta, las estelas E y 6. La imagen ha sido tratada por ordenador incluyendo una linea para resaltar el cinturon de Ori6n que según nuestra inter- pretación formarfan estos tres hitos.

en este estudio). La figura 3 A muestra cúal es ese “perfil real” y las posiciones desde la salida a la pues- ta de sol para esa fecha del año 400 a.C. y como se observa desde el terreno, los valores angulares reales para el observador resultan prácticamente los detemi- nados sobre el plano y terreno en La Osera.

La preocupación de los pueblos antiguos por encontrar estas alineaciones del solsticio de invierno está recogida en algunos análisis de este tipo que tam- bién se han realizado sobre estructuras determinadas por rocas hincadas en el terreno. Por ejemplo son de destacar, en Gran Bretaña, los trabajos de Hoyle (1972, 1977) sobre la estructura de Stonehenge y los de Burl(l976,1983). En algunos santuarios franceses se ha constatado la existencia de postes artificiales que recordarían el ámbito del bosque santuario tradi- cional y que estaban orientados según los puntos car- dinales y siguiendo ciertas alineaciones astronómicas, siendo la sombra proyectada por los postes la que, probablemente, fijase las fechas de fiestas religiosas (Bruneaux 1993: 63-64).

3.2. Puesta y salida de sol en el solsticio de verano (Fig. 3)

En el solsticio de verano las aperturas angu- lares respecto al N-S en la salida y puesta de sol tie- nen valores mayores a los de invierno (Figura 3 A).

En efecto, para la fecha de 21 de Junio de 400 a.C. en La Osera, los valores de los suplementarios azimuta- les son de 123” y 122’ para la salida y puesta de sol (SunTimes 1996).

Hemos puesto de manifiesto que c es el pun- to de observación ppa desde allí determinar por me- dio de h y j3 la salida y puesta del sol en el solsticio de invierno. Parecerfa lógico suponer que asimismo 6 serfa el punto de:observación para la determinación de laslíneas de salida y puesta de sol en el solsticio de verano. El problema para el solsticio de verano es que desde 6 ~610 disponemos de una estela que marca sobre el terreno la alineación ,según los mencionados angulas. ‘v ‘

Desde la orientacion N-S pasando por c se- ‘gún el arco de 123” hacia .el E se dibuja una alinea- ción que pasa precisamente sobre la estela de la zona VI, a. La alineación de < con a definirfa la salida del sol en el solsticio de verano en La Osera.

Debemos decir que la estela que señalaría el poniente no se ha localizado y, aún más problemático, tampoco hay allí reconocidos indicios de enterramien- tos. Pero si aceptamos como validos los pasos segui- dos hasta ahora, la solución de suponer la estela de poniente, que denominamos K, puede también ser sa- tisfactoria. Para ello seguimos el procedimiento de trazar el ángulo de 122” hacia el W desde 6 a partir de

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94 ISABEL BAQUEDANO YCARLOSM. ESCORZA

Fig. 4.- Posiciónrelativade lascincoestelas(C’ 8, y; l~ y ?~) desdelasque sehanmedido los ángulosaexcepcióndel solsticio deve-rano(Fig. 3B, estelasay ic). En líneagruesasehantrazadolasali-neacionesdesde~, 8. y y hacia ~ y A.. Estasalineacionesformancon la direcciónN/S los ángulosqueseindicanen la figura.

la orientaciónN-S; en el áreapróxima a la delos en-terramientos de La Oseray en los puntos más adecua-dos (la superficie allí no es tan plana) y manteniendola condiciónde visibilidad desde~, se hizo unapros-pecciónocular sobreel terreno.Apoyadosen los da-tosy en estashipótesisrazonadas,creemosquela es-tela1< existió algunavez,peropor razonesdesconoci-dasno se ha hallado todavíao hadesaparecidode sulugar. Además, esteárea encerraríanuevosenterra-mientossimilaresa los ya excavadosen las restanteszonasde La Osera muy próximos a la segundalíneademurallaso soterradosporella.

3.3. Otras alineaciones

La excepcionalidaddela estructuraquerepre-sentanel conjuntode las tres estelas~, ti, 8 (Lám. 3,figs. 3 y 4) y las alineacionessolsticialesque se handeterminadotomandocomo puntode observación~,

mostradasenel anteriorapartado,son indicio de quealgunaotra posible alineaciónde interéspodríaestarseñaladaal tomarcomopunto de observaciónotra deestasestelas.

Desde8 lasestelasX y 13 determinandosli-neasquecon la N-S en8 formanlos ángulosde 630 y700 respectivamente(Fig. 4). Estosarcos, haciendousode SunTimes(1996), coincidencon los valores640y 680 que señalanla salida y la puestade sol en losdías20 de febreroy 1 de noviembre,siemprepara lascoordenadasgeográficasde La Oseray para400 a.C.

Ademásde las característicassolaresmen-cionadas,estasdos fechasse correspondencon otracircunstanciaastronómicasingular.En efecto,hacien-do uso del programade Marriot (1998) se puedeco-

17h~422 dicienbre

II 6’

196’

5 royo

17 6’

OS o

mi’ 426’

15 agosto

2 6’ 21 6’

¡0 6’

056’ 156’

21 jurio

20 6’ 17 6’

Fig.5.- SituacióndeOrión sobreel cielo deLaOseraen lasfechasde 400 a.C.queseñalanalgunasalineacionesde lasestelas.La fian-ja horariavisible, por serdenoche,estáseñaladapor un arco. Paraello se hatenidoencuentala horade“salida’ y ‘puesta”de Orióny la del Sol. Losprogramasutilizadoshansido: SunTimes(1996)yMarriol (1995).Los valoreshorarios no son exactospuesseha to-madoel valorenteromáspróximo, todosellos en hora local.

nocer que la constelaciónde Orión se encuentrahaciala medianoche,siempreobservandoel cielo desdelanecrópolis,en su punto másalto en el firmamentoeldía 1 denoviembre,y con suestrellati rozandoel ho-rizonte,es decirvisualmentedesapareciendo,el 20 defebrero, fechaen la queOrión sólo es visible al atar-decer(Figura5).

En estaexposiciónde resultadostodavíanohemosinvolucradoa la estelay, de la que,antetodoslos datosprecedentes,nos ha parecidooportunobus-car algún significado a su presenciay localización.Atendiendoa su posiciónen la partemeridionalde to-do el conjunto de estelascreemosque de entradalasposiblesalineacionesquepuedenestardefinidasconelladeberánser aquéllasquese definentomandopre-cisamenteestaestelacomo puntodeobservacióny di-rigiendovisualeshaciaX y I~ (Fig. 4).

El resultadoes que a partir de la recta N-Squepasapory se obtienendosángulosde 1100 hacia

y de 1060 hacia13 (Fig. 4). Estaprácticacoinciden-cia de valoresde ángulos ya es indicativade que laposición de estastresestelasno escaprichosa.Porelcontrario, si establecemoslos díasen quedesdey seve salir y ponerel solen las alineacione113 y y13 (Sun-Times 1996) los valores angularesque se obtienen(l0~ y 1070)correspondena las fechasdeSde mayoy 14 de agostorespectivamente.Aunqueen la prime-rade las fechasOrión todavíano es visible en la lati-tud de La Osera,no es así en la segunda,en la que laconstelaciónse haríavisible enun momentopróximoal amanecer(Fig. 5).

Las estelas~y E estánmarcandoel nortegeo-gráfico (Fig. 2) datoimportantesi recordamosquepara

6’

1 noviegtre

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ALINEACIONES ASTRONÓMICASEN LA NECRÓPOLISDE LA EDAD DEL HIERRO DELA OSERA 95

estasfechasla estrellapolar se hallabadesplazada,noexistiendoninguna otra estrellaque señalaseestadi-rección.

La coincidenciaentre los programasinformá-ticos astronómicosy la posicióny/o combinacióndetodaslasestelases un dato másqueavalaríala situa-ción original de estoshitos (Mm. 1), ya quela conjun-ción de estosdatoshace prácticamenteimposibleco-moexplicacióna susituaciónla colocacióncasual.

4. ARQUEOLOGÍA Y ASTRONOMÍA

4.1. El calendario

Convienerecordarqueenlos solsticiosel solsaley seocultapor unospuntosdeterminados,quenose repiten y que coincidencon los extremossepten-trional y meridionaldel horizonte.Paralas demásfe-chas,la trayectoriadel sol desarrollaun “ciclo pendu-lar” señalandounamisma estelala puestao la salidadel sol dosdíasdistintosen un únicorecorridoanual.Como los programasinformáticoshan reveladocua-tro fechasenLa Oseraademásde los solsticios,apar-tir de estemomentoseimpone, al menos,intentarade-cuar estosdatosastronómicoscon los testimoniosar-queológicosconocidos.

No vamos a referirnosa la señalizacióndelossolsticiospuessuconocimiento,al igual queel delosequinocciosdebió de ser fundamentalparatodaslas poblacionesprehistóricas.Inclusohoy, autoresco-moSantillanay van Dechend(citadosen Bernal 1993:258) señalanqueprácticamentetoda la mitología an-tigua es unaalegoríade la astronomíacientífica, lle-gandoa afirmar la existenciade unosconocimientosque se localizanen distintosmitosdel mundoenteroyque fechanconanterioridadal 6000 a.C.,graciasa laprecisiónde solsticiosy equinoccios.Nos centraremospuesen los otrosdíasseñaladosen LaOsera,ya queobien soncoincidenteso sehallanmuy próximosa lasfechas más significativas conocidasdel calendariocelta(Powell ¡958; Markale 1989;Le Roux y Guyon-varc’h 1995;Le Contely Vendier 1997).

En tiemposno muyremotosdebióde serdevital importanciapoderfijar la duraciónexactade losaños, a fin de conocerel momentoidóneo para lasiembrao la recolección,ya quedeello dependeríalasupervivenciadel grupo.Las fuentesirlandesasreco-nocencuatrograndesfiestasreligiosasceltas, relacio-nadascon los ciclos agrícolasy ganaderos,que divi-dían el añoen dosestacionesprincipales:la fria y lacálida(Powell 1958: 144). La fiestade Imbolc, que secelebrabalos días 1-2 de febreroy serelacionabaconla lactanciadelas ovejas,en el calendariocristianosecorrespondecon la fiestade Santa Brígida. Una denuestrasalineacionesseñalael 20 de febrero, perola

coincidenciaesexclusivamenteenel mes.La segundafiestaes la deBeltaine, celebraba

el 1 de mayo,y en ella se dabala bienvenidaal vera-no y comenzabael pastoreoal aire libre, encendién-dosegrandeshogueras,costumbrequecontinúa hoyen ciertoslugares(Powell 1958: 147). Aldecoa (e.p.:nota40) recogeal respectoque los celtasconcedíanun especialsignificadoa las Pléyadesen susalida alalba, quecoincidíacon la fiestade Beltaine(fiestademayo). Creemosqueestasimbiosisentrecalendarioyastronomíaen el mundocelta tambiénestápresenteen La Osera:nuestraalineaciónseñalael día5 dema-yo, fechaen la quelas Pléyadesson visibles al ama-necery coincidecon las fuentesirlandesasen el mesy prácticamenteenel día.

Cotsworth (citado en Tompkins 1988: 138-143) relacionó la costumbrede plantar un árbol el“Día de Mayo” en GranBretaña(sepodríaextendertambiéna Francia,Españay otros lugaresde Europa)como la perpetuaciónde una ceremoniaprehistórica,consistenteen realizarmedidasastronómicascon lassombrasqueproyectabanciertosmonolitosen el sue-lo. Si seaceptaestateoríaresultainteresantela perdu-ración en el folclore popular actual de un rito dondeestarían asociadosel nacimiento del verano y losmenhiresmegalíticos(sustituidospor árbolesconguir-naldasde flores y banderasnacionalesen muchosca-sos).

La tercera fiesta, Lughnasadh,estabavincu-lada a la cosecha.Se celebrabadurantetodo agostocon especialrelevanciael primer día del mes. Sobreestafiestano seríael nuestroel único testimonioar-qucológico localizado en la Península,si considera-mos válida la interpretaciónque Marco (1986: 752)hizo de la inscripción grandede Villastar donde,sí-guiendo su argumentación,si el equeisu del texto secorrespondieraconequos (quinto mesdel calendariode Coligny), tendríamosla únicamenciónantiguaso-bre estafiesta. La alineaciónde La Oseraseñalael 14deagosto.

Porúltimo, la fiestamás importantey sobrela quemásse conocees la del Samonios, quese cele-brabael 1 de noviembrey marcabael final de un añoy el inicio del siguiente(Powell 1958: 144). Es el finde la estacióncerealistay de comidade granopor elganado.Era unafechade luto ritual por la muertedelverano.Es un momentode transgresióndondelos lí-mitesdel tiempo y el espaciodesaparecen:los espíri-tus del Más Allá podían viajar a la tierra y los vivosrecorrerel mundo de los muertos.Esta tradición hasobrevivido hastala actualidaden las celebracionesdeHallowe’eny el Díade los Difuntos (Marco 1987:60). Nuestraúltima alineacióncorrespondea la fechadel 1 de noviembre(siempreparalas coordenadasgeo-gráficasde La Osera),y en estecasola coincidenciacon la principal festividadceltaestotal.

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96 ISABEL BAQUEDANO Y CARLOS M. ESCORZA

Si exceptuamos los solsticios, pues la expli- cación de su importancia nos parece innecesaria, las

señalizan los ángulos se disponen de la siguiente for-

relaciones y coincidencias entre las principales festi- ma: tres señalando el eje central (“cinturón” de Orión) y las restantes en lugares opuestos a cada lado for-

vidades celtas y los 4 días que los programas informá- ticos nos señalan en La Osera (entre los 182 posi-

mando un trapecio y conformando, todo el conjunto, una figura muy similar a la mencionada constelación.

bies), nos llevan a interpretar las estelas, además de Si comparamos las estelas con el lugar que como demarcadores de las distintas zonas que compo- ocupan las estrellas en la constelación de Orión (a ex- nen la necrópolis, como un calendario donde, por me- dio de la astronomía, se señalatían las fechas más

cepcion de la K, cúya localización es hipotética) la si-

trascendentes, las festividades más significativas para militud pudiera resultar un,poco forzada ya que la po-

las poblaciones vettonas que habitaron La Mesa de sición de las estelas cenrales queeeñalan el cinturón

Miranda. de la constelación esta invertida (Lám, 3), La explica- ción de este hecho no nos resulta sencilla, a pesar de

4.2. La Constelación de Orión (Figs. 5 y 6) l lo cual proponemos dos diferentes, que podrían com-

plementarse: una, contrastable, que su posición estaría determinada por los ángulos solares comentados, lo

Hemos señalado que este “almanaque” se marca con las estelas. Pero tal vez lo más sorprenden-

que impedirfa’otra situación espacial; otra, hipotética, que los sacerdotes que construyeron esta compleja

te sea que entre los muchos puntos en la trayectorfa ‘z simbología no recrearon Orión para ser contemplada de cada ángulo que se podrían haber elegido para la por los vivos, sino por los muertos enterrados en La consiguiente señalización, estos hitos se distribuyeron de forma análoga a cómo se sitúan las estrellas princi-

Osera, por lo que representarían una imagen especular

pales que forman la constelación de Orión, una de las del cinturón, parte más notable de la constelación.

más características y visibles del firmamento, La simi- Si nos fijamos en la figura 6, podemos ver

litud del conjunto de las estelas (Figuras 2 y 3) con la cómo esta constelación ha sido especialmente ‘(vene-

constelación, aunque podría argüirse como casual, nos rada”, o si se prefiere representada, por diferentes cul-

parece convincente ya que las sietetocho estelas que turas muy alejadas geográfica y culturalmente: esqui- males, moches, chimus, chinos, egipcios, griegos, ro-

Fig. 6.- Representación de Ori6n en diferentes épocas y culturas: esquimales, egipcios, moches y chimns, griegos y romanos, chinos, aboti- genes australianos y celtas hispanos. Esta imagen está basada en Reston (1993, F’ingree (1996), Haynes (1997) y datos propios presentados de La Osera.

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ALINEACIONES ASTRONÓMICASEN LA NECRÓPOLISDE LA EDAD DEL HIERRODE LA OSERA 97

manos,aborígenesaustralianosy, si se aceptanuestrapropuesta,celtas hispanos.La elección de Orión enlugarestan disparesde amboshemisferiosno necesitaexplicaciónalguna:si seelevala miradacualquierno-che del largo invierno, allí está, brillante, fácilmentereconocibleentrelos demásastros,por lo quesiemprehadebidodellamarpoderosamentelaatención.

En muchasde estasculturas se relacionadealgunamaneracon los muertosy sobretodo conla ca-racterísticamásdefinitoria dela subsistenciadel gru-po. Así, la iconografíade Orión se asimiló paramu-chosde estospueblos,fundamentalmentegriegosy ro-manos,con la figuradel cazador/guerrero(Fontenrrose1981),oserepresentóentrelos aborígenesaustralianosen relación directa con la pesca,principal actividadeconómicade estaspoblaciones(Haynes 1997).Pero,de entretodaslasrepresentacionesde Orión señaladas,quizásseala egipciala quenos resultamássugerentepor su relación con el mundode los muertos,comoocurre también en La Osera.SegúnlosTextosde lasPirámides(de inspiración claramentesolar), el cielonocturnosembradode estrellastenía como soberanoindiscutible aOsiris, dios de los muertos,que fue iden-tificado como Orión, e! príncipede las constelaciones,soberanode los caminosdel cielo y de las barcasso-lares; dios al quese le atribuyetambiénunanaturale-za lunar(López y Sanmartin1993:96-97).

En la Figura 5 hemosvisualizadolos datosobtenidos haciendo uso del programade Marriot(1995) y las seis fechasobtenidasconelprogramaSun-Times(1996) señalandola trayectoriavisibleeste/oes-te de la constelaciónde Orión sobre La Oseraen el400 a.C. Tampoconos parececasualque, cuandolaconstelaciónes visible, estasfechasseñalende entretodas las horasposiblesa lo largo de la nochelos sí-guienteshitos: el día 20 de febrero,la constelaciónsó-lo es visibleal atardecer,los días 1 de noviembrey 22de diciembre,cuandola visibilidad es total duranteto-da la noche,la constelación,en la medianoche,se hallaen el punto másalto de su trayectorianocturnay, porúltimo, el 15 de agostosóloes visible al alba. El oca-so, la medianochey el amanecerson los tresmomen-tostradicionalesdeobservacióndelas estrellas.

La importanciade Orión, por unaparte, y elsoporteen piedrade su representación,por otro, lohallamosnuevamenteen un contextofunerario en lasepultura113 de la necrópolismedievalde Palaciosde la Sierra, dondesobrela lápidasepulcralse talla-ron una serie de orificos que representabana estaconstelación(Andrio 1994: 181 y comunicaciónper-sonal). La separacióncronológica(principios del si-glo IV a.C. paraLa Osera,siglos XII-XflI d.C. paralanecrópolisburgalesa)de ambasrepresentacionesim-pide ver en ellas unacontinuaciónlineal, aunquesa-bemos que muchoscultos prerromanosperduraron.Así por ejemplo,enel Concilio de Toledo de681 se

condenaronlos ritos que se seguíanpracticandoenbosques,fuentesy piedrassagradasy hay noticiasdelsiglo VII de obisposacusadosde practicarla magia(Hillgarth, citadoen Marco 1987:74).

La creenciade que el cielo es la moradadelos muertosy de que la divinidad supremaresideenlos astrospara los pueblosprerromanosde Hispania(Blázquez1983),de aceptarsenuestraargumentación,cobraríaun nuevosignificado.

4.3. El sacerdocio(Fig. 7)

Sobre el temadel sacerdocioen la historio-grafíahispanaexisten doscorrientes,la de los investi-gadoresquedefiendenque la religión de los pueblosprerromanospeninsularesno poseíaun auténticosa-cerdociocomo institución, admitiendola posibilidadde un sacerdocíoocasíonal,no profesionalizado(p.ej.Blázquez1983; Fernández1986) o aquellosotrosqueadoptanla posturacontraria(p.ej. Marco 1987; Sope-ña 1995),siendoutilizadaslas mencionesa los druidasen la literaturaclásicaparajustificarambasposturas.

Algunosautoresclásicosrecogennoticias so-bre los conocimientosastralesde los druidas.Pompo-nio Mela (De Chorographia, e,2,18) dice: “pretendenconocerel tamañoy la formade la tierra del mundo,los movimientosdel cielo y de los astros y lo quequierenlos dioses””...salióal bordedel patio y sepu-so a observary escrutarlasnubesdel cielo, la posi-ción de las estrellas”(citadoen Almagroy Gran-Ay-merich1991: 228); Cicerón(De Diu., 1,90)proclamasu amistadconel druidaDiviciaco y su respetosobresus conocimientosacercadel universo(citadoen So-peña 1995:83). PorVenancioFortunatosabemosquelos celtasnadatemíansalvo quecayera la bóvedace-lestesobresuscabezas(citadoenMarco 1987:72). Apesarde ello, hastaeste momentono existían datosproporcionadospor la culturamaterial queconfirma-senestasafirmaciones.

Lassieteestelaslocalizadasen La Oseray sudistribuciónsiguiendoun ordenadoplan astronómico,aportan, a nuestrojuicio, un testimonioarqueológicofundamentalparaapoyarla existenciade un sacerdo-cio organizado,posiblementeparangonableal de losdruidas,al menosdesdeel comienzode la II EdaddelHierro en España,ya que el sabercontenidoen ellasnecesitaríade unos conocimientosque sólo largosañosdeaprendizajey una largatradiciónde “sacerdo-tesastrónomos”pudierondesarrollar.

En publicacionesanteriores(Baquedanoy Es-corza 1995; 1996: fig. 8) habíamosatribuido una delas sepulturasde la necrópolisa un “probable sacer-dote”, basándonosen las diferenciasen el ajuar conrespectode otros gruposenterradosen la necrópolis:guerreros,mujeres,etc. Con los datosque ahorapre-sentamos,la asignaciónde esasepulturaa unacasta

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Fig. 7.- Representacionesde dos probablessacerdotesceltibéricos,en soportevascular.A- Numancia(Martínez 1996).8- Arcóbriga(AguileraGamboa1909).

sacerdotaladquiereun nuevovalor. Asimismo, pode-mos rastrearevidenciasen estalínea en recientestra-bajos, como el de Berrocal(1994: 272),quien al ex-plicar el usodel altar de Capote y su disposiciónse-ñalaque sólo se comprendeestaestructuradesdelaaceptaciónde laexistenciade“personajesdecariz so-cial y religioso, sin muestrasde poder militar, algoque recuerda,imprudentemente,a la función de losdruidasgalos”. Es probableque estascaracterísticashayandificultado el reconocimientode ajuaresespe-cíficos de sacerdotesen las necrópolisceltas,dondeal-gunaspiezascomo el cetronumantino(Sopeña1995:fig. 35) quizás esténseñalandoestasfunciones.Deacepíarselos razonamientoshastaaquí expuestos,elajuar de La Oserapodría,en parte, ayudara rastrearestosaspectossimbólicos y socialesen los materialesdepositadosenlas necrópolis.

5. CONCLUSIONES

La creaciónde los espaciossagradosnecro-politanosdebióde tenerunaimportanciafundamentalen las poblacionesvettonas,como creemoshaberde-mostrado en este estudio, puesen su delimitaciónaparecenimbricadosconceptostopográficos,religio-sosy conocimientosastronómicos.

Para emplazarla necrópolisde La Oserasetuvieronen cuentadatosprocedentesde ámbitosmuydistintosy se llegó a unasolución,aparentementetansencillaque, a pesarde que casi todoslos datos im-

portantesdel yacimientose publicaronen 1950,nadieapreciósudisposiciónhastaesteestudio.

Los datostopográficosson los mássencillosdereconocerdesdeel puntode vistaarqueológico.En

¡ estesentido,sevaloraronelementoscomo la visibili-dad total conel castroy su localizaciónen el caminode accesoal mismo comoelementosde primer ordenparasituarel emplazamientodela necrópolis.

La utilización de losprogramasinformáticosadecuadosha venidoa demostrarquelos conocimien-tos astronómicosde estos “sacerdotes”eran razona-blementeprecisos,como se compruebaarqueológica-menteen La Osera.La capacidadde abstracciónquesuponesu plasmación,al igual quelos conocimientosgeométricosenellos encerrados(medicionesenángu-los con precisión,etc.),demuestranque el sacerdocioceltaexcedíacon muchoel conceptosacerdotalroma-no, prioritariamentereligioso. Todo ello avalaríaelreconocimientode unacastasacerdotalqueatesoraríauna serie de conocimientosancestrales,entre cuyasfuncionesestaríanla observaciónastronómica,el con-trol del calendario,la demarcaciónritual de los espa-cios sagradosy el servir, por medio del ritual, depuenteentreel mundodelosvivosy el Más Allá.

Las ideas religiosasque se plasmanen esteespaciosonnumerosasy resumendeforma magistrallos puntosprincipalesde la religiosidadcelta: la sepa-racióndel mundode losvivos y el delos muertosporun caucede agua; la constataciónarqueológicade ri-ros relacionadoscon sacrificioshumanosinauguralesy de clausuradeeste espacioconsagrado;la señaliza-ción en la necrópolisde las fechastrascendentalesdelcalendarioceltasegúnlos datos aportadospor el ca-lendariode Coligny (Le Contel y Vendier 1997) y laliteratura irlandesay, para concluir, la traslación delcielo a esteespaciosagradoal “reflejarse” Orión enelmundoliminal quesuponeel cementerio.

Llegadosaquí,traemosa colación las narra-cionesde Silo Itálico (III, 340-343)cuando,refirién-dosea los celtíberos,dice que“eraun honorcaerencombatee interpretabancomoun sacrilegioincinerarel cuerno muerto de estemodo,pues creíanretoma-ban al cielo,junto a losdiosesde lo alto, si el buitrehambrientodevorabasus despojos”,y la de ClaudioEliano (Natur. anim., X, 22), dondese mencionaesterito expositorioparalos vacceos,que“ultrajan los ca-dáveresde los muertosporenfermedad,ya queconsI-deranque hanmuerto cobardey afeminadamente,ylos entreganal fuego; pero a los que han perdido lavida en la guerra, los considerannobles,valientesydotadosde valor y, en consecuencia,los entreganalos buitres,porquecreenque éstosson animalessa-grados” (Sopeña1995:219).Trasestaslíneas,resultafácil interpretarque,para estospueblos,el destinoce-lestedelalma seríaunaideaprimordial, colocandolamoradade sus diosesen el firmamento(¿quizásen

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Orión?).La importanciadel cielo y su relaciónconlainmortalidad ya se había constatadoarqueológica-menteen unaseriedeestelasdondeel jineteheroiza-do “asciende”a esteámbitoastral,en las representa-cionesvascularesnumantinas,o en lasornamentacio-nesheliátricasde ciertas espadas,porcitar los ejem-píosmásconocidos.

Por lo que se refiere a losconocimientosas-tronómicosde estaspoblaciones,creemoshaberde-mostrado con la utilización de programasinformáti-cosqueeran precisos,ampliosy queestabaníntima-menteligadosa las estacionesy a los ciclos biológi-cos. Hecho incuestionablesi pensamosque del con-trol de los mismos dependeríala supervivenciade es-taspoblaciones.

Por otro lado, la lógica seguidahastaaquínoshacepresuponerla existenciade otra zonade en-terramientohastaahorano localizadaen las excava-cíonesrealizadasen la necrópolisque se hallaríapró-xima a la segundalíneade murallasdel castro,haciael oeste,si no soterradapor ella.

Estecúmulo desaberesy suplasmacióncon-firmaría la existenciaen la Península,desdeal menosuna fechaanteriora principios del s. IV a.C., de unsacerdocioorganizadoque habríasido capazde reali-zarduranteañoscomplicadasconstatacionesastronó-micas. Estossacerdotesconoceríanla bóvedacelestecon granprecisióntras largos años de aprendizajeyno dudamosquesu sabiduríadebio de impresionara

los autoresgrecolatinos,ya que en el casode La Ose-ra sólo necesitaronocho estelasparatrasladarun uni-versosimbólicotancomplejocomoel aquí descrito.

No queremosfinalizar estasreflexionessinseñalarqueestainvestigación(quehemospretendidosealo máscontrastadaposible)espioneraenlos estu-dios de arqueologíacélticapeninsular.Supublicaciónestáencaminadaa abrir nuevaslineas interpretativasen la disciplina arqueológica,que ayudena conocermejor a las poblacioneshispanasquecarecende unregistroescrito de su historia. Partiendode estaidea,presentamosnuestrotrabajo como la primera piedrade un largocamino,animandoa otros investigadoresa recorrerlocon nosotros,ya quenuevostrabajosco-locarána estaprimeraobraen su lugar: bien como unintentofallido, bien comounapropuestaexperimentalválida.

AGRADECIMIENTOS

Noshemosaprovechadode la buenavoluntaddeprofe-soresy amigosenviándolesun primer borrador,cuandolean estetrabajo finalmente publicado, comprobaránque sus sugerencias(casitodasplasmadasen él)hanmejoradosustancialmenteel texto.Por ello, estanota no es sencillamenteuna cuestiónde cortesia.pueslos comentariosde todos ellos ademásde mejorarel originalnos han animadoapublicarloconpremura. Agradecemospuesa A.Acosta, A. Aldecoa. M. Almagro, L. Berrncal, 1’. Burillo, M.L.Cerdeflo.1’. Marco.E. Martinez,R. Olmos y O. Ruiz Zapaterolasabiduríay el tiempoquenos han dedicado.

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