Alicia

Por: Lindemann

El motor elctrico del Charger ronronea cuando lo fuerzo a ganar camino sobre la

terracera. Acelero y por un momento espero escuchar los pistones machacando gasolina en

un rugido; en vez de ello, el auto slo sube el tono del quedo gemido que produce la

bobina. La potencia del motor se funde en el sigilo que nos da el velo de la noche y es as,

cual depredador furtivo, que el Charger devora vido la ruta.

En el asiento de atrs, Marina sigue dormida con las manos bajo la cabeza, como pintan a la

gente que suea en los cuentos para nios. Su traje viviente se ha plegado sobre s mismo

en una especie de bolsa para dormir que le abriga las piernas y los brazos. A la altura de su

regazo, el gato fosforescente duerme hecho un ovillo.

Al mirar la escena por el retrovisor, ella envuelta en la tibia piel artificial y el gato brillando

como una seal de camino, pienso en el cadver destazado de puerco en el maletero y me

molesta un poco la invasin de esas quimeras biolgicas en mi vida.

Maldigo en voz baja. Yo sola vivir bien hasta hace dos das. Ahora vivir como fugitivo.

Hacer estallar treinta y dos kilos de explosivos, tiene ese efecto.

******

Dos das antes, el telfono son con su tono apremiante, encend el programa de grabacin

y conect el ruteador fantasma. Una vez invisible para posibles rastreadores, contest.

Diga.

Busco al Bony dijo mi interlocutor con acento norteo del otro lado del auricular.

l habla.

Le tengo un encargo de parte del Seor LeBarn pronunci Seor siseando la ese y

levantando el tono, como para darle solemnidad a la frase.

Dgame.

Es una entrega viva, recoges en Quertaro y entregas en Ciudad Jurez.

Una mula? pregunt.

Se ri antes de contestar S, una mula dijo an riendo entre dientes.

La cuota de siempre dije con el tono serio, propio de los negocios . La mitad ahora, la

otra mitad sobre entrega; entrego veinticuatro horas despus de recoger.

Perfecto dijo el norteo bien entendido del negocio y recit una cadena de nmeros

antes de colgar.

Un aviso de crdito salt en la maraa de informacin, desplegada en los monitores de mi

departamento. Haban depositado de inmediato a mi cuenta la mitad de la cuota. Al parecer

era un trabajo urgente, y como tal, le di prioridad.

Junto con el aviso, lleg un paquete de datos encriptados, que abr con la cadena de

nmeros que el norteo enunci. En l, los especficos del trabajo.

Como siempre, chequ y volv a checar el estado del Charger, la suspensin, las llantas, el

motor y las bateras de nquel. Revis el correcto funcionamiento del detector de radar y el

jammer. Cargu media docena de identidades falsas para burlar el sistema de

posicionamiento vehicular y tom rumbo hacia Quertaro. Haba que transportar a una

persona hasta Ciudad Jurez y haba que hacerlo en menos de veinticuatro horas. Por sobre

todo, haba que mantener mi reputacin. El tiempo me habra de mostrar lo equivocado que

estaba.

*****

En el viaje del Distrito Federal a Quertaro, hubo un nico sobresalto.

Durante todo el trayecto, el Charger transmiti su firma digital y su identidad al sistema de

posicionamiento vehicular, advirtiendo a los dems conductores que se trataba de una

reliquia andando; que su sistema de navegacin era en su totalidad manual y propenso a la

negligencia del conductor. Un par de veces, los carros completamente automticos sonaron

su bocina en son de saludo hacia mi auto de coleccin.

Pero cerca del kilometro 100 del recorrido, una patrulla me detuvo. Suponiendo que se

tratara de una revisin de rutina, me mantuve calmado y escond las identidades falsas en

el chip ilegal. Ambos agentes bajaron de su patrulla y uno de ellos traicion su asombro en

cuanto abri la boca.

Qu modelo es? pregunt asombrado por el Charger.

Sesenta y nueve Le respond con cierto orgullo . Hay algn problema, oficial?

No, pero nos gustara hacer una inspeccin.

Adelante dije bajndome del auto.

Revisaron el interior del Charger manual y digitalmente. Se sorprendieron al descubrir que

el carro no tena computadora a bordo y era totalmente idiota. Les expliqu, casi

sardnico que el auto no requera ningn tipo de inteligencia, aparte de la que haba entre

mis dos orejas y rieron la risa desparpajada de quin ha vivido inmerso en ropas

telemtricas y casas semi-inteligentes.

Determinaron que el chip de identificacin vehicular tena una firma vlida y me

permitieron seguir mi camino, sin darse cuenta de que el chip es un ingenioso invento de

contrabandistas chinos, que puede albergar decenas de identidades clandestinas.

Como lo dije, el auto no requiere de ms inteligencia que la albergada en mi cabeza.

*****

Los datos del norteo me llevaron hasta un hotel del centro de la ciudad de Quertaro. Al

tocar sobre la puerta de la habitacin, una mujer emperifollada al ltimo grito de la moda

piel clonada de cocodrilo o serpiente, no sabra decir , me recibi con mirada fra. El

protocolo me llev a recitar la cadena numrica que el norteo me haba compartido en la

contratacin telefnica. Ella acept la contrasea con un puchero entre los labios y grit

hacia dentro de la habitacin: Marina!

Fue entonces que Marina sali. Vestida en un complejo traje viviente y con un gato

amarillo atigrado entre los brazos. Los ojos profundos de una adulta en el rostro de una

adolescente. Al verla, me di cuenta de que algo estaba fundamentalmente mal. No slo era

demasiado joven para servir de mula, sino que adems era evidente que no encajaba en el

perfil. La callada intensidad de la pobreza que obliga a alguien a prestar su cuerpo como

contenedor de drogas, no estaba presente en ella.

Hola soy Marina Me salud extendiendo la mano derecha y dejando al gato colgado de la

izquierda.

Llmame Bony, todos lo hacen Le contest el saludo.

Como Bonnie y Clyde dijo ella sonriendo.

Bonnie era mujer respond, ocultando mi sorpresa de que conociera un filme tan viejo.

Le abr la puerta trasera del Charger y con un ademn le ped que subiera. Sonro con una

mezcla de picarda y agradecimiento. Acentu la expresin con una perezosa mutacin de

su vestido, que pas de ser una minifalda a un overol corto.

Trat con todas mis fuerzas de ocultar mi turbacin pero en vano, sonre intranquilo.

*****

Slo hay una regla y es sencilla dije mientras haca el camino por la salida de la ciudad.

No hablaremos. Entre menos hablemos mejor; entre menos informacin compartamos, ms

seguros estaremos los dos. Alguna duda?

Cundo llegamos? pregunt ella con el gato en el regazo.

En veintitrs horas Y se quej con un gimoteo infantil.

Y si quiero ir al bao? Volvi a inquirir.

Nos detenemos cuantas veces quieras pero a ti te conviene que lleguemos antes le dije,

pensando en la bomba gentica a contrarreloj que llevaba dentro de ella.

Y si me aburro?

Es slo un da. Ahora, por favor, guarda silencio.

Se reclin en el asiento a todas luces enfadada y mir hacia la ciudad que se escapaba por la

ventana.

Al salir a la carretera, cambi la identidad que el auto transmita a la red de control

vehicular, un par de veces. En cuanto encontr la salida angosta a la ruta libre, apagu todo

instrumento que emitiera radiacin electromagntica. ramos, prcticamente invisibles.

Traes algn instrumento electrnico, un chip de reconocimiento?

Cre que ya no bamos a hablar dijo con sorna.

Es necesario que lo sepa, de lo contrario nos pueden rastrear.

No.

El gato?

No dijo mientras levantaba al felino a la altura de su cara, como si quisiera determinar si

el gato menta.

Tu vestido?

Qu tiene mi vestido? pregunt, como si la hubiese ofendido.

Tu vestido, al ser tan caro, puede que tenga un chip antirrobo Me expliqu.

No, no creo que tenga dijo viendo hacia su estomago y oblig a la prenda biolgica a

cambiar.

Asent con la cabeza sin despegar la vista del retrovisor. La sensacin de que algo estaba

mal, sigui apretando un nudo en mi nuca.

******

La camioneta era un vehculo de asalto urbano modificado. La vi acercarse desde un

costado, bajando una ladera demasiado empinada para cualquier auto comercial. Pis el

acelerador a fondo y el Charger vol, rebotando sobre el camino no asfaltado. Al frente, en

un claro donde no haba vegetacin, distingu la estela polvorienta que delataba a otro

vehculo. Ninguno de los dos debera de estar tan lejos de la carretera y la civilizacin, en

medio del territorio de nadie.

Mi primera impresin fue que se trataba de asalta caminos, pero no se le poda llamar

camino al pedazo de tierra plana sobre el que corra mi auto. Imposible que alguna banda

de asaltantes trabajara en un pramo tan poco frecuentado.

Estaba seguro de que el Charger no emita radiacin alguna, ni siquiera calrica, que

pudiera ser detectada. Estaba seguro de no haber sido seguido en los pocos puntos que

tocamos pueblos y rancheras. Y entonces el auto del frente se puso en lnea directa haca

m, delatndose. Eran profesionales.

Reconoc la maniobra de inmediato. Nos queran venadear. Queran que cambiara mi curso

y con ello darle oportunidad a la camioneta de atrs, de alcanzarme e impactarme. Haba

visto la jugarreta, muchsimas veces, durante los disturbios de la crisis alimenticia del

treinta y nueve, cuando se robaban los camiones repletos de maz para exportacin. A todos

en la tropa nos haban entrenado a burlar la maniobra, pues era parte integral de nuestro

trabajo de proteccin.

Recordando mi entrenamiento, mantuve al Charger en lnea con el de enfrente. La

camioneta nunca tendra oportunidad de alcanzarme. Haba que cambiar el rumbo hasta el

ltimo momento o, como deca el capitn Higareda, hasta verle lo blanco de los ojos al

pelado. El truco est en aprender a compensar mentalmente, la velocidad de un blido en

trayectoria de colisin con otro. Siempre hay que reaccionar un instante antes de que los

nervios empiecen a gritar desaforados. Y es as como le vi lo blanco de los ojos al

conductor que vena de frente hacia m, pasndolo apenas unos metros de lado, en un pase

mortal que hizo gritar a Marina en el asiento trasero.

Con un golpe de volante los obligu a seguirme, condenndolos a nunca darme alcance. Me

siguieron por casi dos horas a campo traviesa, con la tenacidad propia de profesionales.

Finalmente en una pendiente que terminaba en un valle polvoriento, los perd con otro

volantazo. Un golpe en una ventana, me hizo creer que nos haban disparado.

Ests bien? pregunt hacia el asiento trasero. No hubo respuesta.

Al volver la mirada, Marina estaba lvida, en una expresin a medio camino entre el terror y

la fascinacin, las manos rojas de sangre y una herida abierta en la sien derecha.

******

Marina observaba a los puercos desde la reja baja que los contena en su zona. Nunca haba

visto cerdos en la vida real y por lo mismo no encontr extrao la pulcritud de la estancia

donde deambulaban. Distrada se toc el parche blanco en la frente que cubra las tres

puntadas que Fabin le hizo.

No te toques la herida grit Fabin a mi lado.

Ella volvi la mirada hacia l y sin asomo de malicia, sigui tocando la gasa. Sonro y

regres su atencin hacia los cerdos.

Fabin suspir. Entonces es una mula...dijo retomando nuestra conversacin.

Si te refieres a que no entiende razones...dije tratando de bromear.

Qu droga transporta?

No lo s, entre menos sepa, mejor Contest honesto.

Qu vas a hacer?

No lo s

Qu sabes? Pregunt un poco exasperado.

Nada, a veces es bueno no saber nada dije mientras me encoga de hombros.

Esa es una excelente respuesta Escupi Fabin molesto . Te persigue una clica de Dios

sabr qu y tu respuesta es seguir en la ignorancia.

|Qu puedo hacer?

Puedes comenzar por saber qu rayos transporta Marina Expuso tajante mi amigo, el

genetista. Asent con la cabeza, con el desgano de quien sabe que acaba de firmar su

sentencia de muerte.

*****

Conoc a Fabin cuando me contrat para transportar clandestinamente algunos rganos

transgnicos sancionados por la OMS. Riones y corazones por debajo del estndar para

transplante humano, pero con la suficiente calidad para que un par de ricachones

desesperados, los compraran. Desde luego, entablamos buena amistad.

As, despus de que Marina se golpeara la sien contra la ventanilla de mi auto, la traje a la

granja de cerdos transgnicos de Fabin, en las afueras de San Luis Potos, para mantener

un bajo perfil.

Mi intencin era que le suturara la herida y continuar el camino, pero no pude negarme a

que analizara la matriz gentica de Marina. Craso error.

Este es el mapeo gentico de Marina dijo Fabin frente a una pantalla poblada de lneas

verticales de colores . Ahora vamos a aislar las muestras residuales de infecciones virales.

Por qu virales? pregunt.

Porque esa es la manera de introducir nueva informacin gentica en las clulas dijo

orgulloso . En los cerdos introduces material gentico humano y terminas con rganos

para transplante Apunt con el dedo hacia los cerdos afuera del laboratorio . En los

humanos terminas con un montn de cosas diferentes.

Como drogas nuevas dije yo siguiendo el paso.

No necesariamente drogas, ms bien recetas para drogas nuevas expuso mientras

tecleaba y continu , as cuando las mulas pasan la frontera, un pequeo laboratorio puede

hacer lo que estoy haciendo y encontrarse con las instrucciones para hacer un qumico

psicoactivo.

Por qu no los detectan en la aduana? pregunt casi con vergenza

Para ser tan inteligente eres muy ignorante, mi Bony dijo sonriente, pero no por ello

menos insultante . Porque en la reforma de los derechos humanos se incluy el apartado a

la privacidad del cdigo gentico individual; nadie puede tocar tu ADN sin tu

consentimiento.

Oh repliqu, a falta de una mejor respuesta.

All estn los cambios artificiales del cdigo de Marina, ahora los extraemos y corremos

una simulacin de sntesis proteica para ver el psicoactivo que crea dijo embelesado por

la rpida sucesin de grficos en la pantalla. Su expresin cambi a azoro y luego a temor.

En la madre! dijo apenas suspirando

******

Lo que Fabin encontr fue un apndice de Meta-datos en el cdigo gentico de Marina.

Una especie de pie de pgina a su ADN. Esa es una prctica comn entre los artista

genticos para firmar su obra y en la industria genmica, para reclamar la reserva de

derechos.

En el caso de Marina, la informacin que Fabin encontr es la firma de los autores de la

modificacin gentica y una especie de manual del usuario.

Fabin dice que Marina no transporta una droga, sino que ms bien, ella misma ser

activada por una droga, o mejor dicho, por una protena compleja especfica.

El documento gentico est firmado por Luz Absoluta, la secta apocalptica que se ha

dedicado a traer el fin de la civilizacin, basados en una interpretacin proftica de la

cultura del siglo veinte. Es por ello que Marina conoce tan bien las pelculas de gangsters

de la dcada de los cincuenta. Una cosa es querer ver como texto religioso la delirante

produccin cultural del siglo veinte y otra muy distinta, querer traer el fin de los tiempos

con ataques an ms delirantes basados en las novelas de Heminway

Luz Absoluta, como cualquier otra secta fundamentalista y mezquina, atrae a la peor calaa

de esquizoides: los proactivos; y yo no conozco a nadie ms emprendedor y esquizofrnico

que al seor Luis Miguel LeBarn ex jefe del poderossimo crtel de Monclova , y

principal beneficiario del pacto de reforma social. Mi empleador.

En innumerables ocasiones ha declarado a la gracia redentora de la espiritualidad, como la

frmula para su reintegracin a la sociedad civil honesta; siempre ha obviado la fuente de

sus creencias religiosas y el hecho de que an hoy, se sigue dedicando a actividades

ilegales.

No soy de los que tengan conflictos morales a la hora de realizar un trabajo. Hice cosas

indescriptibles cuando fui militar. Como traficante de personas o mulas , s que muchas

han muerto por las infecciones virales que trae la re escritura masiva del cdigo gentico,

pero nunca me han quitado el sueo. Una cosa muy diferente es ser participe en una

estratagema de una secta empecinada en acabar con la civilizacin.

Fabin no sabe con exactitud que ocurrira, de administrarle la protena a Marina; dice que

tiene que ver con el sistema nervioso, pero sin una simulacin ms completa, no se

atrevera a drsela. Podra ser que Marina, con su traje viviente y su gato fosforescente,

fuera en realidad un arma biolgica andando.

Y eso, no me dejara dormir. Casi me arrepiento de haberme quitado de encima al par de

profesionales que nos persiguieron. De haber sabido esto, gustoso les hubiera entregado a la

muchacha. Siempre es mejor no saber.

******

En el asiento de atrs Marina duerme con el gato ovillado a la altura de su vientre. El gato,

es tambin una construccin artificial, pero con genes de medusa injertados. En su

momento la bio-fosforescencia sirvi para estudiar el vector de accin del VIH; ahora es

slo una caracterstica para hacer ms atractiva a la mascota. Por un instante me parece que

el gato me propina una sonrisa, pero slo se trata del patrn atigrado de su pelaje brillante,

alrededor de su hocico.

Manejo por la ruta de terracera hacia San Luis, s que nos estarn esperando los

profesionales en algn punto de la ciudad y est bien. Necesito testigos si quiero que me

dejen en paz. Pienso en la retacera de puerco que traigo en el maletero junto con los treinta

y dos kilos de explosivos.

Ojal que la nia se haya equivocado y no seamos como Bonny y Clyde. Que nos vayan a

matar sentados aqu, en el auto.

Miro de nuevo al gato y le devuelvo la sonrisa.

*****

El Charger estalla en el estacionamiento, los restos de Marina se consumen en el incendio

subsecuente. O al menos es lo que quiero que crean, que los pedazos de cerdo humanizado

son, efectivamente, humanos. La confusin siguiente nos dar la oportunidad de escapar y

comenzar de nuevo, una vida clandestina en algn otro lado. Ahora s debemos hablar, pues

la nia y yo vamos a estar juntos durante un par de aos. Hasta que cumpla la mayora de

edad, y vaya por su camino, sea cual sea que ella decida.

Por qu te dicen Bony? pregunta como seguimiento a la avalancha inquisitiva que me

ha propinado toda la noche.

As me decan los agentes de la DEA, cuando era militar . A la lejana las sirenas de los

bomberos perforan la noche.

Conejo dice ella traduciendo mi sobrenombre . Por qu conejo?

Decan que como el conejo, no tena ni una pizca de pendejo Rememoro los malos

chistes de mi tropa.

Puede que sea cierto dice mientras acaricia al gato.

Vas a necesitar una nueva identidad, un nuevo nombre.

Me quiero llamar Alicia responde intempestiva.

Asiento con la cabeza mientras veo hacia fuera, por la ventana de la habitacin del hotel.

Las sirenas siguen aullando.

El gato me sonre desde una esquina en la penumbra de la habitacin, y me doy cuenta.

Tengo dos aos para evitar que Alicia beba de ese frasquito, que indudablemente tendr

una etiqueta que diga bbeme. Tengo dos aos para evitar las maravillas que le ofrece el

pas.

Le devuelvo la sonrisa al gato. Ya extrao mi ignorancia prdida.