Algunos de mis cuentos...

Escuela Primaria Nº 77 con Jornada Extendida

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ÍNDICE

La princesa Jazmín y el rey Juan................................................................4 Ana Laura Cifuentes 5º Grado

Historias de Brujas Malvadas por...............................................................6 Abril Milagros Abraham 5º Grado

La aventura de Dino ...............................................................................6 Benjamín, Yunes 5º Grado

¿Qué harías si encontraras un tesoro escondido?............................................8 Jesús Damián Epul 5º Grado

Los pescadores .......................................................................................9 Emelyn Perez y Aylén Vazquez 4º Grado

¿Qué haría si encontraras un tesoro escondido?...........................................10 Lara Campos 5º Grado

El lobo cruel ........................................................................................11 Maximiliano Javier Carreras 5º Grado

La princesa que buscaba al príncipe ..........................................................12 Micaela Vidal 5º Grado

¿Qué harías si encontraras un tesoro escondido?..........................................13 Ana Laura Cifuentes 5º Grado

La Sirenita y el Joven Pescador................................................................14 Candela Migone 5º Grado

Los Enamorados ..................................................................................15 Benjamín Chamba y Joaquín Coronel 5º Grado

Coco y Roxana.....................................................................................16 Joaquín Formiga 5º Grado

La joven Bruja......................................................................................17 Anahi Condori 4º Grado

El Ogro Emmanuel ...............................................................................17 Juan Ignacio Cerezo y Jeremías Casamajou 4º Grado

La aventura del tesoro misterioso .............................................................19 Aylén Vázquez 4º Grado


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El bosque y el ogro triste ........................................................................21 Tomás Cañupan 5º Grado

¿Qué harías si encontrarás un tesoro escondido?..........................................22 Candela Migone. 5º Grado

Jessica y el E.T. en la Tierra....................................................................23 Micaela Rodríguez 4º Grado

Bella...................................................................................................25 Tiara Gonzalez 5º Grado

La Princesa Ángela ...............................................................................26 Micaela Rodríguez 4º Grado


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La princesa Jazmín y el rey Juan

por Ana Laura Cifuentes

abía una vez en un lugar muy lejano, un castillo con un rey. El rey, te-nía una hija llamada Jazmín que era princesa. Un poco más lejos de ese castillo, había un

bosque con un ogro llamado Juan.

Juan tenía unas amigas que eran ardillas un poco pícaras y malignas. Juan no era malo, sólo que todos le tenían miedo, porque vivía en el bosque y en un lugar donde nadie se atrevía a entrar.

La princesa Jazmín tenía un secreto que nadie sabía: si ella se ponía al sol se trans-formaba en ogro.

Un día, Jazmín, fue al río y se perdió, pero en fin, estuvo muy bueno su paseo porque recorrió muchos lugares donde había variedad de animales, le gustó un caballo alado y de muchos colores al que subió velozmente y recorrió los paisajes del horizonte. De repente, ella empezó a escuchar sonidos dulces de campanas que estaban cerca de una iglesia, no le dio demasiada importancia y con su caba-llo siguió y siguió recorriendo paisajes. Llegó a un valle montañoso, donde Juan y sus ardillas estaban jugando a las escondidas felices hasta que decidieron ir al río a refrescarse y a nadar un poco. La princesa que corría con su caballo vio a un pescador que había llegado antes que ella. El joven no venía a pescar, sino que iba siempre a ver nadar a la hermosa princesa. Jazmín ese día no se fue a bañar y Juan junto a sus ardillas se bañaron, pero volvieron tristes. Al día siguiente la princesa llegó al valle montañoso y se dirigió al bosque, donde al encontrarse con Juan, le dijo que estaba muy enojada porque él la seguía. Juan con todo su amor y desde el corazón le pidió perdón por seguirla y le confesó su amor.

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Al tiempo se casaron y fueron muy felices y nunca más Jazmín se transformó en ogro al salir el sol.


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Historias de Brujas Malvadas

por Abril Milagros Abraham

ace mucho tiempo en un mar azul muy azul, vivía una sirena encanta-dora, bonita y buena de nombre Celestina. Todos la querían, bueno, casi todos. Una bruja, la más bruja de las aguas

profundas, no la quería. Celestina, la sirena, conoció a un joven pescador llamado Cristian. La bruja al ver feliz a Celestina, preparó una poción de embrujo para que Cristian la abandone. Mientras Cristian pasaba una bella tarde pescando, la bruja terminaba la poción malvada. Como Cristian tenía sed, la bruja aprovechó para darle un poco de agua embrujada. Cristian al asustarse cayó al piso mientras la bruja lo ató.

Celestina lo estaba buscando para ir a pescar juntos, cuando escuchó que la bruja la llamaba, entonces fue rápidamente a esconderse. Celestina corrió detrás de la bruja, que se llevaba a Cristian dormido y embrujado en un bote. Celestina paró de correr, gritó: -¡Bruja no vas a ganar!-Yo voy a encontrar a Cristian y lo voy a salvar.

La Bruja le respondió: -¡Eso no va a pasar!-¡Si vos lo encontrás yo te voy a em-brujar! Entonces, Celestina vio otro bote se subió y la siguió. Cuando la bruja dejó de remar, Celestina, dejó de remar tam-bién. La bruja bajó del bote y ella tam-bién. La bruja empezó a correr con Cris-tian. Celestina estaba por alcanzarla y estiró tanto su brazo, pero no alcanzó a Cristian y la bruja corrió. Cuando vio que no lo tenía cerca, paró y le gritó a la bruja malvada que se llevaba al joven: -¡Esto no es lo último, vas a ver, lo voy a encontrar!

Imagínate un final………………………………………………..………………...

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La aventura de Dino

Por Benjamín Yunes

ace unos días mi perro Dino, salió de la casa para ir a corretear con los demás perros. Corridas van, corridas vienen, cuando quiso acordar ya estaba anocheciendo y tenía que volver a su casa para comer su hue-

so diario. Estaba excavando cuando de pronto, apareció otro hueso, que no era justamente el que buscaba, lo desenterró y descubrió que era una mano. Luego si-guió sacando tierra en el mismo sitio y se encontró con una calavera, siguió escar-bando y escarbando tierra hasta que se cansó, y decidió irse a dormir. Al día si-guiente se levantó temprano, observó a su alrededor y de repente miró hacia un árbol, en el que todavía no había excavado la tierra, se le ocurrió que ahí podría seguir encontrando cosas, y así lo hizo. Se encontró una manija de cobre, que no

pudo desenterrar totalmente, lo cual le llevó casi todo el día, cuando ya estaba oscureciendo, y debía volver a la casa para comer, bañarse y dormir. Esa noche, Dino, no pudo dormir, porque sentía la presencia de algo extraño que no lo dejaba descansar, eran fantasmas que lo molestaban.

A la mañana siguiente se levantó, y se dirigió hacia el árbol de nuevo, pero esta vez, acompañado por su dueño,

quién lo ayudó a desenterrar el cofre. No lo había podido sacar porque estaba muy bien enterrado y trabado con un gran candado de hierro, el dueño lo rompió con una tenaza y al abrirlo encontraron en su interior una gran cantidad de diaman-tes. Ambos estaban felices, se hicieron millonarios y disfrutaron de su nuevo auto Ford Sierra que compraron.

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¿Qué harías si encontraras un tesoro escondido?

por Jesús Damián Epul

n día mientras caminaba con mi abuelo, encontramos tirada en el camino una moneda de Francia, esto

nos llevó a pensar que algo podía haber en ese lugar, ¿un tesoro? Las dudas hicieron que buscáramos una pala y después excaváramos en el lugar donde habíamos encontrado la moneda, pero no había nada, ni en ese lugar ni a su alrededor. Nos detuvimos a observar el lugar, cuando de pronto, veo que debajo de un pequeño árbol, había una marca, como si estuviera indicando algo.

En ese mismo instante le pedí a mi abuelo que me acompañara y comenzamos a excavar. Lo hicimos en varios lugares alrede-dor del árbol, hasta que en uno de esos momentos, la pala rebo-tó, algo había encontrado, seguí escarbando y descubrí un cajón, mi abuelo me ayudó a sacarlo y abrirlo. ¡Qué sorpresa nos lleva-mos!, en su interior había muchí-simas monedas de Francia, como

la que habíamos encontrado. ¿Qué haríamos con tanta plata?, era una fortuna. Decidimos con mi abuelo, dársela a los pobres, para que puedan comprarse pan-talones y remeras. Ellos nos agradecieron muy contentos y nosotros muy felices por verlos bien a ellos.

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Los pescadores

Por Emelyn Pérez y Aylén Vázquez.

abía una vez un pescador que quería ir al Mar Argentino, para pescar muchí-simos peces de diversos tamaños y

especies.

Pensaba invitar a sus amigos marineros para que lo acompañaran. Comenzó a llamar por teléfono a todos sus amigos.

Primero llamo a Emmanuel, quien sin hacerse rogar, le respondió que sí, que le encantaría ir a pescar. Luego llamó a los demás compañeros y todos respondieron que sí.

Comenzaron a preparar sus bolsos, una linterna, ropa, una red, tres baldes, cuatro barriles, dos bancos, comidas y muchas cosas más.

Pasaron tres días de los preparativos y decidieron embarcarse y partir.

El primer día de navegación y siendo de noche, ya cansados, dejaron abando-nado el timón de la embarcación, perdieron el rumbo y cayeron en un remolino. El capitán se despertó asustado por los movimientos del barco y llamando a sus compañeros, tiraron el ancla y así el barco pudo detenerse. Fue ahí cuando largaron la red al mar y pescaron algo asombroso y poco común: una sirena con su cola de pez color violeta. La sirenita pedía ayuda, porque decía que había sido hechizada por una bruja malvada, mientras descansaba sobre el caparazón de una enorme tortuga marina, quien la llevó al mar.

El capitán tranquilizándola le dio un remedio para romper el hechizo y así vol-ver a convertirse en una chica normal, su cola de pez, se transformó en dos bellas piernas.

Así los pescadores y la niña volvieron a la ciudad sanos y salvos.

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¿Qué haría si encontraras un tesoro escondido?

por Lara Campos

na vez caminando por la estancia de mi papá, y sólo por curiosidad, quise salir al patio y escuché un ruido detrás de los arbustos. Fui a ver y había solamente un árbol. De repente, observé algo escrito que decía:

“Querida mía, ya sabes que fui a la guerra, en caso de que muera le dije a

Julián, mi amigo, que me entierre aquí debajo de este árbol. Si necesitas más

plata para dar de comer a nuestros hijos, da cuatro pasos lejos del árbol, allí

verás una cruz, encontrarás un cofre con plata, joyas, y muchas cosas más. Besos

te quiero mucho Alejandro Sim. PD: En caso de que no seas mi esposa, por favor, entrégaselo a ella. Gracias”.

Yo siguiendo las instrucciones hice cuatro pasos lejos del árbol, luego al lado mío había una pala, la agarré y empecé a excavar hasta que de pronto sentí algo duro, lo saqué y había un cofre, lo abrí y no podía creer lo que estaba viendo, eran alhajas, joyas, dinero y muchas cosas más. Decidí quedarme con ellas. Me fui a dormir y en mis sueños me pasó lo mismo, encontré el tesoro, me lo quedé, pero esta vez me perseguía un fantasma, que apareció y me dijo: -Niña vas a estar embrujada, sacaste el cofre con todas mis pertenencias- En ese momento me des-perté muy asustada y me levanté. Tomé el desayuno y nuevamente me dirigí al mismo árbol y hablándole le pedí: -Alejandro dame una pista- Al decir esto, escu-ché un ruido, como señal. Estaba segura que era él, me doy vuelta y no había na-die. Pero nuevamente escuché algo no era un ruido, sino una vocecita que me de-cía:- Larita, Larita, date vuelta, estoy aquí. Giré, pero no vi a nadie. Pensé que era mi imaginación. De pronto junto al árbol, unos anticuados lentes de sol apare-cieron de la nada y nuevamente la voz pidiéndome que me los coloque para poder ver, y así fue como pude ver a Alejandro. Lo primero que me preguntó fue por qué había sacado el cofre. Asustada no contesté, pero un nuevo ruido llegó a nues-tros oídos, miramos sin saber de donde venía. Alejandro me pidió que corra hacía la casa para escondernos. Luego de un momento sentimos otro fuerte golpe contra la pared de la casa, entonces Alejandro me tranquilizó y me dijo que son los fan-tasmas que quieren recuperar sus pertenencias y que no pueden entrar a la casa porque está protegida por un campo de fuerza “ve al livin fui ven”. Le propuse a Alejandro salir por la ventana, volver a enterrar el tesoro en el árbol y luego de un segundo todo había vuelto a la normalidad. Me arrodillé junto al árbol y le di las gracias.

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El lobo cruel

por Maximiliano Javier Carreras

abía una vez un pastorcito que vivía en un valle montañoso. Todas las mañanas apenas salía el sol bien amarillo y enorme por el lejano hori-zonte, él partía al campo para

hacer sus labores diarias. Largaba a su perro Guardián, buscaba su caballo, preparaba su bolsa de comida de todos los días: un trozo de pan, un poco de jamón y chorizos, dos naranjas y dos bananas.

Salía con sus ovejas y sus cosas a pastar y largaba a todas las ovejas hacia un gran pastizal. De pronto, se bajó del caballo con un balde para sacar agua del río para darle de beber a sus ovejas. Le dijo a Guardián, su perro, que cuidara las ovejas, porque les iba a buscar agua pa-

ra ellas. Se alejó caminando, mientras el perro empezó a ladrar y ladrar. El pastor regresó corriendo a ver queé pasaba y vio que un lobo iba corriendo con una oveja a la que llevada lastimadísima. Fue un momento muy difícil para el pastorcito porque su rebaño se le iba achicando día a día, por el cruel lobo. El pastorcito lloraba y lloraba de dolor….

Ayúdame imaginado el final…

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La princesa que buscaba al príncipe

Micaela Vidal

abía una vez una princesa llamada Estela, que vivía en un bosque muy, pero muy

lejano. Un día mientras se dirigía al bosque se le apareció de pronto, un ogro, el cual no estaba sólo, sino acompañado por una ogra. Ellos no eran malos, al verla asustada trataron de calmarla y decirle que no le harían daño, que eran buenos con las demás personas del bosque.

Los ogros se llamaban Graciela y Héctor y tenían como misión ir a buscar la princesa para llevarla al lugar donde estaban las ardillas, porque ellas la ayudarí-an a encontrar a su príncipe azul.

Las ardillas vivían en medio del bosque, en lo alto de un árbol y la princesa de-bería llegar a ellas subiendo por una larga escalera.

Los ogros acercaron a la princesa hasta el árbol donde vivían las ardillas. Éstas al verlos bajaron de inmediato y los ogros le contaron que la traían para que las ayude a encontrar a su príncipe. -Claro que te ayudaremos- respondieron las ardi-llas, -Pero para esto deberán pasar por el primer puente que encuentren, luego na-vegar por el océano hasta llegar al más grande de los castillos.

Después de pasar por todo esto, de navegar, descansar, al fin llegaron al gran castillo. Era grandísimo. Luego de llamar a la puerta y ser atendidos por el príncipe, al cual los ogros le comentan su misión, este se puso muy contento porque estaba esperando la llegara de su princesa. Luego de dos meses de conocerse se casaron y fueron muy felices para siempre.

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¿Qué harías si encontraras un tesoro escondido?

Ana Cifuentes

n día sábado, era el año 2000, en mi familia había muchas preocupa-ciones, porque éramos muy pobres.

El domingo a la mañana fui a sembrar verduras, y mientras escarpia con la azada, en uno de esos movimientos, algo duro había en la tierra. Seguí escarbando, sacando un poco la tierra con la mano y otro con la azada, hasta que pude encontrar un viejo baúl enterrado. Lo saqué, lo abrí y encontré joyas, diamantes y muchas cosas más. En ese momento decidí guardarlo y quedarme con el secreto.

Pasaron algunos años, yo ya era más grande, y en el 2004 había formado una familia, mis padres ya habían muerto.

Un día regresé a la casa de la chacra donde había vivido, todavía siendo pobre, y con mi secreto guardado, me dirigí al lugar donde tenía escondido el baúl, para comprobar que todavía estaban los diamantes, las joyas y las monedas de oro, mi intención era vendérselas a alguien para mejorar mi situación de pobre. Tomé el baúl y me lo llevé a mi casa. Cerca vivía una familia amiga, y yo les pregunté si querían ver diamantes verdaderos, ellos me respondieron que sí, aunque dudaban un poco, no creían en lo que les había dicho. Al abrir el baúl y ver todo aquello los diamantes, las joyas, las monedas de oro, me las quisieron comprar y yo sin pensar más les dije que sí. Como eran millonarios, me pagaron muy bien por todo lo que contenía el baúl. Yo me puse muy feliz porque por fin tenía dinero, me compré un auto descapotable, una casa enorme que ocupaba una manzana. La casa tenía un gran jardín, una piscina muy grande y también pude ayudar a los pobres comprándoles cosas, incluso una casa para mi familia. Ahora estoy muy feliz, soy millonaria, feliz y tengo hijos a los que quiero mucho.

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La Sirenita y el Joven Pescador

por Candela Migone

n un mar azul, muy azul había una sirenita que era princesa. En un so-leado día de verano, en medio del mar había un joven pescador que es-taba pescando mientras tarareaba una dulce canción. La sirenita la vio y

lo siguió hasta que apareció la bruja más brujas de las aguas profundas. La Sireni-ta que la vio, escapaba con todas sus fuerzas pero la bruja igual la atrapó. El joven seguía pescando, disfrutando la estación más linda del año, “el verano”. Era un día precioso, tranquilo, azul, muy azul y la sirenita fue a parar a las aguas más profundas del mar azul y a un calabozo con siete llaves.

El papá rey del reino del mar de aguas verde blancas, salió a buscarla, días y días con su ejército de peces guardianes, por todo el mar. El rey verde blanco, estaba muy preocupado por su hija que no aparecía, mientras tanto los guardias llegaban al palacio y le decían, día a día, que no la encontraban.

Entre tanto el joven seguía pescando y se le apareció la bruja que también lo atrapó y se lo llevó al calabozo con la sirenita. Estaban atra-pados y el joven no podía aguantar tanto debajo del agua en el mar azul, muy azul de aguas profundas. La sirenita lo ayudó a respirar. Pero había un problema: la llave del calabozo no aparecía. De repente, apareció un cangrejo muy bueno que los ayudó a escapar alcanzándoles las llaves. Así pudieron escapar luchando. La bruja más malvada fue expulsada del mar azul. Todo volvió a estar en orden y la paz llegó antes de que apareciera la bruja malvada. La sirenita y el pescador fue-ron al palacio donde estaba el papá rey y muy contento recibió a su hija.

El pescador y la sirenita se casaron y vivieron felices por siempre.

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Los Enamorados

por Benjamín Chambí y Joaquín Coronel

ace mucho tiempo en un bosque estaba sentado en un árbol un ogro que esperaba que pasaran las ardillas. Cuando por fin,

pasaron las ardillas, él se bajó del árbol y las corrió. Después que había perdi-do las ardillas se encontró con una ma-riposa, la siguió y luego se encontró con un rey llamado Timoteo. Este rey era muy alto y rico. El ogro estaba muy sucio y el rey le dijo que si él se hacia su guardaespaldas le daba ropa limpia y nueva. Le respondió que sí y se fueron al castillo del rey. Todos lo miraban y se reían. Cuando subió a la torre, el ogro, se encontró con una princesa llamada Evelin. Él se quedó enamorado de la princesa al ver sus ojos de color azul marino.

El rey se enojó al ver el interés que tenía el ogro por su hija y le dijo que se vaya y ya no vuelva nunca más. El ogro no quiso irse y el rey llamó a sus guardias. Se encontraron para una pelea en el bosque. El rey tenía una espada luminosa y el ogro un palote gordo para cuando llegara el día fijado para la pelea.

El rey que tenía a la princesa propuso: el que gane se la lleva y así comenzaron a pelear. El rey le partió el palote por la mitad, y el ogro le dijo: -Peleamos mano a

mano. El ogro justo ganador, se llevó a la princesa. Después de unos años el ogro y la princesa seguían felices. Se habían casado y vivieron, desde entonces muy lejos del castillo del rey. Salieron de lu-na de miel a conocer a todos los pa-rientes del ogro y vivieron felices para siempre.

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Coco y Roxana

por Joaquín Formiga

abía una vez un ogro que vivía en un bosque hace muchísimo tiempo, se alimentada con todo tipo de plantas y animales.

El ogro un día se encontró con una princesa muy especial. Era medianita, de piel color azul, su pelo rosado con reflejos dorados. El ogro al verlo le dijo a la princesa bonita: -¿Cómo te llamás?

La princesa le contestó: -Yo me llamo Roxana, y vos, ¿cómo te llamás?

-Yo me llamo Coco-Le respondió el ogro.

Se hicieron amigos y Roxana le enseñó modales, a cocinar y comer ricas comidas elaboradas porque el ogro comía plantas y carnes crudas.

Paseaban muchos por el bosque verde-azul-celeste mientras hablaban contentos con los pajaritos multicolores y las ardillas que jugaban con ellos en sus largas caminatas.

El ogro verdinegro y muy bruto, fue cambiando de a poco convirtiéndose en un ser prolijo y amable, disfrutando de las comidas en la mesa con mantel, servilletas y velas de todos colores.

Después de la merienda, muy tempranito buscaba las mejores flores para ador-nar la casita que le ayudó a construir Roxana, la dulce princesita de colores raros, que había encontrado en el bosque. La princesa le contó que había sido abando-nada por una bruja malvada, que la había convertido en una rana, pero logró salir

de ese desencanto el día que vio a Coco, el ogro más ogro del bosque.

Al tiempo Coco le preguntó muy nervioso:

-¿Te querés casar conmigo?

Roxana feliz aceptó y se casaron e hicieron una gran fiesta organizada, por los pajaritos y las ardillas del bosque.

Tuvieron cuatro hijos y eran los hijos de Coco: uno verde, otro verdinegro, otro azul y una muy rosada. Mientras, vivieron felices, muy felices, siempre en aquel bosque olvidado.

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La joven Bruja

por Anahi Condori

ace mucho tiempo había una chica llamada Marcela. Ella era buena,

linda, tenía pelo rubio y corto. Siempre paseaba por el bosque juntando frutas.

Un día mientras realizaba su paseo por el majestuoso bosque, se encontró con una hermosa mujer, que en realidad era una malvada bruja, la cual aprovechó la situación para hechizar a la bella niña luego de llamarla “La bruja del bosque”.

La joven chica decidió buscar a un muchacho para que le diera un beso y así poder romper el hechizo, ya que esa era la receta.

Buscó por todo el bosque, en todos los rincones y después de mucho andar y andar, encontró a un joven muchacho, el cual portaba una espada y su color de cabello era castaño.

Al encontrarse, se presentaron y la bella chica le contó lo sucedido. El joven en-tendió el pedido de la chica y la besó quitándole así el hechizo.

Luego de tres meses se casaron y vivieron felices.

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El Ogro Emmanuel

por Juan Ignacio Cerezo y Jeremías Casamajou

abía una vez un ogro que vivía en un bosque. Se llamaba Em-manuel; él era solitario y muy

callado, quizás algo tímido.

Un día Emmanuel se extravió, y enton-ces llegaron ardillas diciéndoles: “Es vera-no y deberás rescatar a la princesa Aylén en un lugar llamado “Santa Constanza de los Milagros y Migraciones”.

-¿Dónde está ese lugar?-preguntó asom-brado el ogro.

-Es en Brocelandia-dijeron las ardillas que también vivían en el bosque.

Al día siguiente no saben lo que pasó. Los siete enanitos que también vivían en el bosque, lo fueron a buscar y lo encontraron herido, porque se cayó del árbol más alto del bosque golpeándose la rodilla, muy redonda, de la pierna derecha. Los enani-tos preguntones y generosos le dijeron: -¿Estás bien? Y él le dijo – Estoy bien, pero muy preocupado porque tendré que esperar para rescatar a la princesa Aylén.

Luego de tres días de permanecer en la cama, se recuperó. Al cuarto día se pre-paró con uniforme, casco y armadura.

Llamó a un taxi dragón amigo que acudió rápidamente y en diez minutos llegó a Brocelandia.

Y allí estaba en la torre más alta, ro-deada de lava ardiendo, rojiza y espeluz-nante, la hermosa princesa Aylén. El taxi dragón, cruzó el puente del viejo y oscu-ro castillo, buscando a la princesa para encontrarse con un dragón escupe fuego que la custodiaba y la retenía, pero la res-cataron con valentía.

La princesa y el ogro se enamoraron, se casaron en el palacio del rey y vivieron muy felices. Así termina la historia de la

princesa Aylén y de Emmanuel, el valiente ogro del bosque.

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La aventura del tesoro misterioso

por Aylén Vázquez

abía una vez un niño llamado Jeremías que vivía en un lugar muy be-llo. El lugar se llamaba Las Sierras de Tandil. Un día escuchó una voz

que daba mucho miedo. Esa voz misteriosa dijo:

-¿Quieres ser rico?

-Sí, dime que debo hacer-dijo Jeremías.

La voz misteriosa le respondió:

-Tienes que atravesar las serpientes negras, los monstruos de diez cabezas, ocho manos y veinte ojos, el desierto, la selva llena de muchos, muchos animales salvajes y ¡cuidado con las plantas carnívoras! Luego tienes que buscar la letra X, cuando llegues a la letra X excavarás muy profundo y encontrarás el tesoro. El tesoro tiene esmeraldas, rubíes, diamantes, oro, plata y muchas más piedras preciosas y joyas. Después de varias horas de explicar toda la búsqueda del tesoro le dio un mapa y la voz misteriosa desapareció.

El niño se preparó para hacer la búsqueda y salió. Cuando llegó al lugar de las serpientes, una de ellas intentó atacarlo, pero el niño la distrajo tirándole comida y pasó nadando rápido. Otra serpiente que lo observaba trató de alcanzarlo, pero no pudo. Unas horas después estaba en la cueva de los monstruos de diez cabezas, ocho manos y veinte ojos que estaban durmiendo y se despertaron con el canto de los pájaros. Empezaron a pelearse. Jeremías trató de decirles que se tranquilicen, pero no lo escucharon. Eso sí, se entretuvieron peleando y él pudo pasar por la cueva en puntas de pie y con una linterna. Sin problemas siguió caminando un poco, llegando al desierto de día, sediento. Se sentó a tomar agua y descansar.

Comenzó a caminar en el desierto, sentía frío y la oscuridad de la noche hizo que preparara un fogón para abrigarse del frío y comer un poco para calmar su apetito.

Después durmió un poco en una roca muy grande que encontró y se abrigó con una manta. Al día siguiente se levantó, des-ayunó más raíces y salió corriendo hasta llegar a la selva de los animales salvajes. De repente, se encontró con el rey león, con una jirafa, una lagartija muy grande, unas culebras y muchos animales más, todos salvajes que querían atacarlo. Un león lo reconoció y les dijo a sus amigos

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salvajes: -No amigos, no ataquen ¡es mi amigo! El león no lo conocía, pero era muy bueno, no quiso que lo atacaran al joven. Jeremías le dijo: -¡Gracias león! Ahora para mí serás el Rey León. El león le respondió: -No tienes nada que agra-decer.

El niño siguió su camino cuando de pronto se encontró con las plantas carnívo-ras que se despertaron y empezaron a atacarlo. Jeremías logró despertarse, y las enredó con una cadena de hierro que llevaba, y le puso un candado muy, muy grande.

Las plantas carnívoras se fueron quedando sin oxígeno. Jeremías decidió pasar con cuidado porque quedaba una planta sin encadenar que estaba durmiendo…

Pasó unas horas más, buscando la letra x, hasta que la encontró. Empezó a ca-var horas y horas hasta que descubrió el tesoro que estaba encadenado. El niño necesitaba una llave grande para abrirlo y pensó como hacerlo. Entonces cavó, cavó más y más hasta que encontró la llave. Probó abrir el tesoro con la llave y apenas rozó el candado éste se abrió. – ¡La llave es mágica!-dijo Jeremías. La llave inmediatamente fue rodando de regreso al pozo.

El joven niño abrió el cofre, saliendo de su interior una luz amarilla, muy ama-rilla y empezaron a asomarse los diamantes. Gritó loco de contento: -¡Soy rico, soy rico, rico, rico….! Siguió admirando su tesoro, excavó, atravesó las plantas carnívoras, la selva con animales salvajes, el desierto hasta que llegó la noche.

Pasaron unas horas se calentó con una fo-gata, tapó el cofre y durmió soñando con él.

Al amanecer se despertó y salió corrien-do, terminó de pasar el desierto, corrió y corrió, atravesó la zona de los monstruos de diez cabezas, ocho manos y veinte ojos. Na-dó como un rey por el lago de serpientes ne-gras, siguió, siguió y llegó a su casa, se sen-tó a descansar y dijo:-¡Gracias voz misterio-sa!

Jugó con los diamantes, las esmeraldas, los rubíes, el oro, la plata y con muchas jo-yas valiosas. Pasaron los años, el joven niño llamado Jeremías fue creciendo y haciéndo-se más grande y se enamoró de una princesa muy bonita llamada Juana que también se enamoró de él. Fueron amigos durante mu-chos meses, luego novios hasta que se casa-ron e invitaron a toda la familia de la prince-sa y de Jeremías. Vivieron felices para siempre y disfrutando de la riqueza del te-soro.


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El bosque y el ogro triste

por Tomás Cañupan

n un bosque muy, pero muy lejano, al que todos llamaban “El malvado bos-

que”, vivía un ogro muy, pero muy lindo. Era chiquito y petiso.

También había una princesa hermosa que visitaba el bosque. Ella vivía junto a las ardillas en un lugar cercano al inmenso bosque.

Un día la princesa decidió ir a

pasear al bosque, cuando de pronto escuchó un fuerte ruido, que la asustó y comenzó a gritar. El ogro corrió a buscarla para brindarle su ayuda.

Al encontrarla le preguntó: -¿Qué te pasa Princesa? ¿Por qué gritas tanto?, ella le respondió que estaba muy asustada y sola en este mundo y que los extraños ruidos la atemorizaban

cada día más, entonces le pidió que la llevara a vivir con él al bosque. El ogro

aceptó, y conmovido le dijo que la entendía, porque él había pasado por lo mis-mo.

El ogro trató de consolarla diciéndole que no se preocupara, porque hay mu-chas personas como ella tristes y solas, y por eso le ofrecía toda su ayuda. Se fueron a vivir juntos y fueron felices por siempre.

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¿Qué harías si encontrarás un tesoro escondido?

Por Candela Migone.

Mientras caminaba por el campo de mi prima Estefanía, cerca de un árbol encontré una pala tirada, la cual parecía señalar algún sitio del campo. La levanté y debajo de mis pies observé algo tapado por la tierra, era una cruz. Empecé a sacar tierra, cuando de pronto parecía que había encontrado algo, seguí sacando tierra y descubrí un cofre. Traté de sacarlo, pero no pude abrirlo porque tenía un enorme candado. Tuve que abandonar el trabajo, ya era de noche.

Al día siguiente volví con la intención de poder abrirlo. Al llegar al lugar, el co-fre ya no estaba. Lo empecé a buscar por todos lados, por suerte, lo encontré deba-jo de un árbol. Quién sabe cómo fue que hasta allí llegó. La llave que estaba col-gada del árbol, era dorada. Me subí al árbol y la bajé, pude abrir el candado y en-contré dentro del cofre joyas, monedas doradas y diamantes. A los pocos minutos una sombra pareció rodearme, sentí miedo, parecía un espíritu.

Comencé a observar el lugar y entre los yuyos se divisaban tumbas en varias direcciones. El miedo hizo que abandonara ese lugar misterioso.

En el camino de regreso, nuevamente se me apareció la sombra, la cual me llamaba: -¡Candela! ¡Candela! ¡Candela!. Se colocó frente a mí y me dijo: -No debiste haber abierto el cofre, los espíritus saben lo que hiciste y van a venir a buscarlo, hay un círculo protector que rodea la casa.

-No entiendo nada -le dije- El espíritu que era bueno me llevó y me lo mostró. También me contó que había un lugar secreto para esconderse, pero eso tendría que averiguarlo y llevar el cofre hasta ahí, para que los espíritus malos no lo en-cuentren ni me hagan daño.


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-Dentro del círculo protector hay un elfo que impide el paso de los espíritus malos, y si se enoja debes darle masitas con miel y se calma- me dijo el espíritu.

Puede encontrar el escondite y así guardar el cofre.

Esa noche, era noche de luna llena y el círculo protector se rompería, por lo que debía hacer algo para salvar el cofre.

Ayudada por el elfo, que entretenía a los espíritus malos, puede escapar con el cofre, mientras rompía el círculo protector, colocando sal y salsa de tomate.

Así pude escapar para luego destruir el cofre, y ser felices para siempre.


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Jessica y el E.T. en la Tierra

por Micaela Rodríguez

abía una vez una chica llamada Jessica que era pecosa, muy alta y su cabello rubio y enrulado.

Un día fue a la casa de su hermana llamada Irupé, a pasar unos días y así poder visitar a sus mejores amigos: Andrés, Sebastián, Federico y Carlos.

Al oscurecer y ya de noche, observaron una enorme luz en el cielo que descendía lentamente. Era un platillo volador y en su interior venía un

simpático marciano.

Al detenerse la nave y ver bajar de ella el marciano, los niños se acercaron sin temor y comenzaron una larga charla.

Él les contó que su planeta se llamaba Chinchuliss y los niños le contaron que su planeta es la Tierra.

El marciano invitó a los niños a realizar un viaje a su planeta Chinchuliss, quienes aceptaron con mucha alegría.

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Bella

por Tiara Gonzalez

abía una vez una princesa llamada Bella del mar azul, muy azul y princesa de las sirenas, hermana

de otras tres hermosas sirenitas. Sus nombres eran: Madona, Gladis y Maxita. Lo preocupante de Bella es que se había enamorado de un joven y pobre pescador. Un día decidió tomar un producto de su padre para ser “humana”. Al día siguiente ella estaba tirada en la playa. Un hombre hermoso se le acercó y le dijo:

-¿Estás bien?

-¡Sí eso creo!-contestó Bella.

-¿Cómo te llamas?

- Bella-le respondió la princesita.

¡Oh Bella! Nos casaremos mañana por la mañana. Soy un príncipe y tu madre lo aprueba. Al día siguiente se tenía que casar, pero en medio de la boda se escapó y corriendo fue a buscar al pescador.

Lo encontró en la playa y le dijo al joven pescador que se casaría con él. El pescador le dijo que sí y se casaron y fueron felices por siempre.

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La Princesa Ángela

por Micaela Rodríguez

abía una vez una princesa llamada Ángela que vivía en un palacio con sus padres. El Rey se llamaba Lucas y su madre la Reina Irupé.

Ángela iba a casarse con un joven hermoso llamado Lautaro. Ese día sonaron los campanarios de todas las iglesias. Pero había un secreto, un gran secreto, el príncipe no sabía que la princesa era una bella sirena. Este secreto se descubrió, ya que la princesa se lo contó después de casarse. El príncipe le dijo que era muy

hermosa y que no se iba a enojar con ella por ser sirena.

La princesa le contó que una bruja malvada la había convertido en sire-na, porque el rey Lucas había puesto en prisión a Patricia, la hermana de la bruja, y lo había hecho para vengarse.

Después que el príncipe se enteró de esto, la hermana de la bruja quedó en libertad.

Así el príncipe Lautaro y la Princesa Ángela vivieron felices para siempre.

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Algunos de mis cuentos...

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