Algunos Datos de Las Mujeres en La Iglesia Primitiva

7/24/2019 Algunos Datos de Las Mujeres en La Iglesia Primitiva

1/11

Algunos Datos de las Mujeres en la IglesiaPrimitiva

por M Jos Arana1. Consideraciones generales

Es evidente que an no conocemos suficientemente la vida, organizacin, liturgia, etc., de las

primeras comunidades cristianas; sin embargo parece que sera muy aventurado decir que el

monolitismo y la uniformidad fueran las caractersticas del desarrollo de las mismas.

Somos ya muy conscientes de que, en la interpretacin de esta poca de la Iglesia, se han

cometido muchos anacronismos, transfiriendo sentidos y contenidos posteriores a trminos

como sacerdote, presbtero, dicono, jerarqua..., e incluso Eucaristas. Se ha entendido la

organiacin eclesial de los primeros tiempos desde categoras y e!periencias posteriores

que, e"identemente, hoy nos dificultan una justa interpretacin y comprensin de aquellas

comunidades.

#uchos autores$as reconocen la estructuracin de las primeras comunidades de %erusaln

como mucho ms semejante a la de las sinagogas y modelos judos que a lo que actualmente

entendemos por Iglesia& incluso sabemos por los 'echos que los cristianos continuaban

acudiendo al (emplo judo )l*. (ampoco eran iguales ni se acentuaban las mismas cosas en

las comunidades jonicas, en las paulinas o en las de %erusaln. +o todas eran judas sino

que muchas de ellas estaban encla"adas en lugares en los que la emancipacin de la mujer

era muy superior a la registrada en los mbitos judos, etc. or ejemplo, las comunidades

jonicas acentuaban la importancia del -iscpulo amado- y no tanto la de edro )/*. Es

decir, se trataba de comunidades en formacin y crecimiento con una agilidad estructuralbastante considerable.

(endramos que se0alar bre"emente algunas caractersticas generales de estas Iglesias. 1os

apstoles )los oce* no formaban parte del grupo de los presbteros sino que permanecan

en una categora distinta& ni el trmino presbtero tena en aquella poca connotacin

sacerdotal tal y como se ha entendido despus& el mo"imiento de resacraliacin se

efectuar posteriormente. #oingt dice2 -1os ministros de 3risto no tenan ninguna ran

para rei"indicar prerrogati"as sacerdotales que el mismo 3risto no haba reclamado para S,

y nada, ni en su ministerio e"anglico ni en su comportamiento, induca a fijarse en el

mbito de lo sagrado en el que se ofician los sacramentos tradicionales- )4*. 5dems, lascomunidades primiti"as afirmaban el sacerdocio uni"ersal de los fieles, cosa bastante

ol"idada posteriormente, de manera que la concepcin y prctica del ministerio, as como la

misma estructuracin de la Iglesia, tenan que resultar indudablemente diferentes de lo que

hoy entendemos por tales.

2. Los Doce

Tambin tendramos que pensar en la institucin de los Doce. Efectivamente, dentro de este grupo

no se contaba ninguna muer. !"ora bien, "abra que ver en ello una aplicacin simblica del

!ntiguo Testamento, dentro de unas claras resonancias udas. #os $oce representaban a las docetribus de %srael& 'Estaris sentados sobre los doce tronos, uzgando a lasdoce tribus de Israel" ()t.


2/11

*+, -. $oce son tambin las puertas de la /erusaln celeste y doce estrellas coronan a la )uer del

!pocalipsis. #os $oce seran tambin una imagen de los doce 0atriarcas, en definitiva significaran

al 0ueblo udo (1. Es decir, tendramos que ver en ellos un matiz de cumplimiento del !ntiguo

Testamento con clara proyeccin escatolgica. $e "ec"o, se reemplaza a /udas por el tambin udo

)atas, pero no se prev ningn relevo nominal de los 2nce restantes despus de su muerte y claro

est3 que entre ellos no figura ninguno que no perteneciera al 0ueblo udo... (4. 0ero incluso

podemos ver que 0ablo entra a formar parte del grupo, no respetando as el nmero de doce, ya que

con )atas seran trece, ni tampoco las condiciones para formar parte de dic"o grupo& no conoci

personalmente al )aestro; 0ablo es siempre visto como una e5cepcin v3lida y, de alguna forma,

como representante de los cristianos de la gentilidad que se incorporan.

El papel de los oce en la Iglesia primiti"a no aparece ligado a ninguna funcin jerrquica&

su presencia en la e"angeliacin es notable y no se presentan como una estructura aparte&

menos a6n, como decamos anteriormente, formaban un grupo de carcter presbiteral.

5hora bien, como se0ala S. (unc2 -los oce son las piedras sobre las que se apoya nuestra

fe. En ese sentido, todos somos sus sucesores en la fe. (oda la Iglesia es, efecti"amente,

apostlica. 1os laos que e!isten entre los oce y sus ministros futuros son solamente un

lao de sucesin al ser"icio de la continuidad de toda la Iglesia- )7*.

. La pro!ec"a

2tra cuestin importante que debemos resaltar es la de la profeca. #a lista que 0ablo propone (% 6or.

*, -789 sobre la enumeracin y orden de los carismas, no siempre "a sido suficientemente

considerada. #a profeca ocupa uno de los primeros lugares, mientras que los referentes al gobierno

de la %glesia est3n situados en lugares inferiores. Tampoco sabemos e5actamente la funcin concreta

que corresponda a cada uno de esos carismas. 0or eemplo, la comunidad de !ntioqua aparece en

:ec"os *8, regida por 'profetas y doctores'. na de las funciones m3s importantes del 0rofeta

consista en la proclamacin de la !ccin de i realmente se

reconoca en ellas este don, parece inevitable que tambin se les dease actuar en los marcos propios

de la profeca. Ba nos "emos referido tambin a la profeca y los carism3ticos al tratar del asunto de

la confesin. Esta perspectiva es muy importante para conocer las funciones de las mueres en la

%glesia primitiva.

esde luego, no constituan una no"edad, pues en el 5ntiguo (estamento nos encontramos

con abundantes ejemplos2 'ulda, #ara, bora, 5na..., y es de especial inters el darnos

cuenta de la continuidad e!presa que se da entre las mujeres profetas de ambos

(estamentos y cuya relacin est apuntada desde el da de entecosts2 -erramar mi

Espritu..., y profetiarn "uestros hijos y "uestras hijas- )'ch. /, 89*.

e hecho, una de las principales dificultades que tu"o el -montanismo- con la ortodo!ia fue

la de las mujeres carismticas y profetas y el protagonismo eclesistico que se les conceda

porque -adems de permitir que las mujeres mandaran, ejercan el ministerio...- )9*. (enan

mujeres que profetiaban -de manera contraria a la tradicional establecida desde los


3/11

comienos- )Eusebio de 3esarea*. 1o que no e!plica con demasiada claridad es cules eran

esas funciones en el siglo I:, aunque s sus lmites. #s claramente se capta el problema en

un dilogo entre un montanista y un -ortodo!o-, "eamos un fragmento2

M. -Y por qu os horrorizis por Maximilla y Priscilla y decs que no est permitido

que las mujeres profeticen !o tena "elipe cuatro hijas profetas #$ora% no eraella misma profeta &l 'p(stol no dice) *que toda mujer que reza o profetiza loha+a con la ca$eza descu$ierta* ,lo que no hu$iera dicho si no existieran entreellos mujeres que profetiza$an o reza$an. Pues ellas tam$in profetizan/.

0. -!osotros no tenemos nin+una repu+nancia respecto a la profeca femenina.1anta Mara tam$in profetiz( cuando dijo) *#esde ahora me felicitarn todas las+eneraciones*. 2omo t3 has dicho% tam$in "elipe tena cuatro hijas profetas.Mara% la hermana de 'aron% profetiz(. Pero nosotros no les permitimos ha$lar en lai+lesia ni tener autoridad so$re los hom$res hasta el punto de tener li$ros firmadospor ellas. Porque rezar y profetizar con la ca$eza descu$ierta deshonra la ca$eza%es decir% al 4ar(n. Mara% la santa Madre de #ios% no podra ha$er escrito li$ros consu nom$re 1in em$ar+o% no lo hizo para no deshonrar la ca$eza% teniendo

autoridad so$re los hom$res.

3omo se puede "er, ya para esta poca, en las comunidades ortodo!as, no toman ejemplos

ni e!plican lo que hacen en esos momentos las mujeres profetas, se refieren a las mujeres

de la Escritura y, limitando en mucho las funciones, simplemente se recurre a las palabras

de ablo que hacen callar a las mujeres en la iglesia& ni por un momento e!plican su

situacin o significado en la Iglesia de los primeros tiempos sino que se basan en una

prctica posterior )finales del s. I:* );*.

Indudablemente, parece que la atencin al don de la profeca y su consideracin en la

Iglesia desapareci bien pronto y, desde luego, este punto, especialmente en lo referente asu posicin en la estructura eclesistica de los primeros tiempos, no est suficientemente

estudiado. El ine"itable enfrentamiento entre carisma e institucin se produjo tambin en

la Iglesia y, sin duda, su repercusin no dej de ser importante2 la -autoridad carismtica-

se "e absolutamente desplaada por la autoridad de tipo ms institucional. 5lgunas telogas

se0alan algo muy interesante a propsito de la profeca en la primiti"a comunidad2 -En la

primera generacin, se podra rei"indicar la profeca como lnea de continuidad apostlica

y, al basarse en la inter"encin directa del Espritu, todos los que integraban el mo"imiento

cristiano primiti"o eran personas llenas del Espritu )%8. /, 89


4/11

del Evangelio constituye el centro del ministerio salvfico apostlico ligado al car3cter sacerdotal y

la edificacin de la %glesia; sin embargo, observan, 'la funcin de 0ablo como liturgo de sus

comunidades no aparece con la claridad que cabra esperar' (l9. #ucas s observa la relacin entre

predicacin de la 0alabra y 'fraccin del pan', pero no especifica sobre la presidencia (:c". , 8C71C

y 1, 878D.

3omo se lee en el ocumento, -la Iglesia primiti"a no acab de "er todo esto con claridad-,

refirindose al papel del ministerio en los -presbteros-, -copresbteros-, -epscopos-,

-diconos-, etc. 1o que no se menciona son las funciones de mujeres que tambin aparecen

en los libros y pasajes por ellos citados.

ero de lo que no podemos dudar es de la accin apostlica que ejercan las mujeres del

+ue"o (estamento. Ellas se -afanaban-, se -fatigaban-, -luchaban- por el E"angelio, son

misioneras y autnticas apstoles )cfr. ?om. 8@, 4. =ill /,4. I

3or. 87,8A*.

'. Iglesias domsticas. Diacon"a % otros aspectos

Tendramos que destacar tambin el indudable car3cter domstico de las primeras comunidades,

3mbito en el que ellas cobraban un particular protagonismo, lo que favorece y refuerza las tesis que

estamos e5poniendo. afael !guirre se?ala precisamente 'la casa' como punto de partida importante

para el estudio y comprensin de la organizacin del cristianismo primitivo (**. En el Fuevo

Testamento, especialmente en las Epstolas paulinas, nos encontramos con muc"as mueres que

presiden, o tienen a su cargo, iglesias domsticas o 'casas del >e?or', como las llamaban

normalmente. En realidad, eran mueres 'presbteras' e incluso 'epscopas' (l.

Incluso en este mbito podramos situar la e!presin del obispo de :ercelli )s. B*, cuando

hablaba de las mujeres que, pro"iniendo del paganismo, posean una formacin sacerdotal,

y no e!clua la posibilidad de que continuaran ejerciendo funciones similares en las

comunidades cristianas )l4*, especialmente si tenemos en cuenta el culto domstico del

paganismo.

#uy relacionada con la profeca est la -diacona de la alabra- )'ch. @, /


5/11

mismas funciones y categoras que las que nosotros, despus de muchos siglos de historia,

captamos y les asignamosF

edro 5belardo ya, en el siglo BIII, insiste en que -no parece que la religin de las mujeres

est muy distante del Grden de los clrigos. 1as cuales tambin consta que estn unidas por

el nombre, siendo claro que llamamos tanto diaconisas como diconos- )l@*. ?ealmente, losescritos de la Iglesia primiti"a no dan pie para pensar en grandes diferencias entre hombres

y mujeres incluso en cuestiones referentes al culto y a la liturgia, por ms que los "arones

sean los autnticamente tenidos en cuenta.

E!iste un documento particularmente interesante pues procede del 5mbrosiaster )s. I:*,

poco amigo de conceder a las mujeres altas posiciones en la Iglesia, sin embargo "iene a

decir que al comieno, todos y todas ense0aban y bautiaban, pero que ms tarde -se

instituy un orden distinto para gobernar la Iglesia- porque pareca -irracional, "ulgar y "il-

que todos hicieran lo mismo )l9*.

(. Mar"a Magdalena

En el libro de la 0istis >op"ia, encontramos algo interesante& /ess se aparece a los '$oce apstoles'

y a las '>iete discpulas', de las cuales slo se nombra a )ara )agdalena, que le "aban seguido

desde


6/11

Seg6n el E"angelio de =elipe, -haba tres que siempre iban con el Se0or, su #adre y su

hermana y #ara #agdalena, que fue llamada su compa0era )/l*. -1a Sofa


7/11

5hora, solamente querramos subrayar la trascendencia de esta mujer en la primiti"a

Iglesia as como la situacin conflicti"a y tensa por el relie"e que adquieren las mujeres

simboliadas en ella, ya que la tensin que subyace refleja tambin una polmica a

propsito de la representati"idad de las mismas. Esta tensin con los discpulos se

personifica ms fuertemente en el antagonismo entre -el rncipe de los apstoles- y la

mujer ms significati"a del E"angelio, precisamente como consecuencia de la situacin

pri"ilegiada de #ara #agdalena, al ser la ms amada de %es6s y objeto de -re"elaciones

secretas-.

Es muy importante que nosotros$as tambin nos fijemos en el hecho de que, en los albores

del cristianismo, hubo dificultades respecto a la inclusin de las mujeres personificadas en

#ara #agdalena. H tambin podemos formular una pregunta2 tendra algo que "er todo

esto con la circunstancia de que los dems libros del +ue"o (estamento e"iten toda

referencia a #ara #agdalena y -las otras mujeres- que, indudablemente, no se ol"idaron

ya de %es6s ni de su E"angelio cuando Jl subi al 3ieloF esde luego, as quis se podra

entender mejor aquello que dice uns Scoto respecto a #ara, que como -apstola- -es un

pri"ilegio que se e!tingue con ella-, pero por qu se e!tinguiF, por qu en el +ue"o

(estamento ya se silencia su nombreF, cmo entender estas tensiones y la forma de

resol"erlasF

#ara #agdalena fue reconocida por los adres de la Iglesia, y la liturgia oriental a6n lo

mantiene, como -5pstol de los apstoles-, pero este reconocimiento no alcana, en la

pra!is posterior eclesial, ms significado que el de un ttulo meramente honorfico. +o lo

"emos reflejado ni en la teologa bblica ni en la prctica a la hora de conceder

representati"idad a las mujeres. Eso s, la tradicin y la de"ocin han "isto en esta mujer

algo especial, no siempre relacionado con la -pecadora y arrepentida-& la iconografia

tambin nos lo indica. 3uriosamente e!isten representaciones de la "Asuncin de #ara

#agdalena- )s. B:III*, en lugares como el Santuario de 3arona cerca de 1ugano )/9*. #uy

anterior a6n )finales de la Edad #edia* es la representacin que se puede contemplar en un

retablo precioso que le est dedicado, en el que aparecen diferentes escenas de su "ida, y en

el centro laAsuncin de la Santa que est en el ahora museo del monasterio de 3larisas de

edralbes en Karcelona.

Gtra pintura interesante, procedente de un annimo de la escuela suia )s. B:I*, es la que

representa a #ara #agdalena, en la iglesia de 5i!, predicando, funcin que desde la

idascalia aparece reiteradamente prohibida a las mujeres y siempre muy ligada al

ministerio sacerdotal o presbiteral2 -porque no estis constituidas para ense0ar, Loh

mujeresM...- )III,8>A*, simplemente -las mujeres, aunque sean muy doctas, que no ense0en

a los hombres- )/;*, que no estn sobre ellos.

1a influencia de esta mujer debi de ser enorme. Nuis, por su e!cesi"a -peligrosidad- se

fue acentuando en la tradicin el aspecto de -pecadora arrepentida-. ero, claro est,

"ol"eremos sobre otras facetas de #ara #agdalena desde los E"angelios, "erdadera fuente

para su conocimiento.

). Movimientos *eterodo+os


8/11

Evidentemente, no es difcil suponer que "ubiera tambin una cierta tendencia a la divergencia en la

concepcin de las mueres y del mayor o menor protagonismo que se les conceda en los diferentes

movimientos m3s o menos "eterodo5os. Fos "emos referido ya a los m3s conocidos y e5tendidos,

los montanistas, que no slo reconocan a las mueres como verdaderas profetas sino que tambin les

otorgaban cargos, ministerios y ordenaciones. #a documentacin sobre ellos es amplia y

relativamente conocida.

5dems, en el siglo II, aparecen los quintilianistas o pepucianos que, seg6n San Epifanio,

no solamente atribuan el sacerdocio a los legos, sino que proponan mujeres para obispos,

presbteros y otros grados eclesisticos, seg6n 3hadon, abusando de las palabras del

5pstol2 -En %esucristo, no hay distincin entre hombre y mujer-. (ambin surgen, en el

siglo I:, los coridianos, haciendo sacerdotisas a las mujeres, y otros. +o queremos

detenernos en estas corrientes -heterodo!as-, simplemente dejar constancia de su

insistencia en este punto concreto. 1as mujeres asoman una y otra "e y su presencia

resulta, a menudo, conflicti"a. 1os "alentinianos admitan mujeres a la presidencia de la

Eucarista.

#uchas corrientes heterodo!as les concedieron un mayor protagonismo y esto constituy

un punto de friccin importante con la ortodo!ia. or desgracia, no era sta la 6nica causa

de herejas y -des"iacionismos- en la Iglesia, ni la 6nica materia de discusin que di"ida a

los cristianos )/>*. ero no cabe duda de que la frecuencia con que se debata este problema

con los mo"imientos heterodo!os dio pie para pensar que siempre que surge este tema se

refiere a ellos y, como ya hemos "isto anteriormente, no es siempre as.

arecera bien lgico afirmar que, en un principio, las mujeres ejercan funciones que luego

les fueron siendo arrebatadas y prohibidas y que hubo dificultades y resistencias en este

proceso de plasmacin de papeles y roles y de interpretacin de ser"icios concretos. Esas

prohibiciones, al parecer, no seran siempre acatadas al unsono ni tampoco siempre de

buen grado. Esto pudo dar lugar a e!presiones, prohibiciones y condenaciones en tono

gra"e y se"ero.

,. -ltimas re!le+iones

Todos estos datos nos ayudan a poner de manifiesto unas cuantas realidades concernientes a la

evolucin del contenido y pr3ctica del )inisterio y ministerios en las primitivas comunidades as

como en la estructura e instituciones de la misma %glesia. Esto, como vamos comprobando, es de

suma importancia, tanto para permitirnos ver a las mueres muc"o m3s cercanas al )inisterio de lo

que normalmente se les "a venido concediendo como para darnos cuenta de que el sentido evolutivo

est3 bien presente desde los comienzos de la %glesia y en aspectos muy importantes. 0or otra parte,

conviene recordar aqu otra vez la idea del !mbrosiaster, de que parece que, en el comienzo, las

tareas no se diferenciaban muc"o entre los dos se5os, y esto se nos ilumina an m3s desde las

p3ginas dedicadas a la Edad )edia as como la contempor3nea al 0apa


9/11

apcrifos da pie para "islumbrar una confrontacin nada desde0able y la imposicin de una

lnea, la androcntrica, en detrimento y ol"ido de su contraria. Es "erdad que edro no tu"o

slo como oponente a #ara #agdalena y las mujeres& se conocen tambin discrepancias

gra"es con ablo y posiblemente con la -lnea del iscpulo 5mado-, pero las soluciones se

efect6an de otra manera.

1os mo"imientos heterodo!os e!presan tambin polmicas con respecto a las funciones

femeninas& son tensiones subyacentes y no resueltas.

8. ara datos sobre la organiacin de las primeras comunidades2 (D+3, S. o.c. 5ODI??E,

?.La Iglesia del Nuevo Testamento y preconstantiniana, #adrid 8>;4& 5H+5?, 1. o.c.

35S(I11G, %. #.Los ministerios en la Iglesia, #adrid 8>;4. :E15S3G, ?.Iglesiacarismtica y lo institucional en la Iglesia, #adrid 8>;4. #GI+O, %.Services et lieux

dEglise, Etudes, oct. 8>98, etc.

/. 3fr. ?. K?GP+,La comunidad del discpulo amado, Salamanca 8>;9, y otras obras del

mismo autor.

4. #GI+O, %. o.c. p. 49>.

C. (D+3, S. o.c. pp. >8/.

7. (D+3 S. o.c. p. @8.

@. (D+3, S. o.c. pp. >8/.

9. %D5+ E 5#5S, en 2 15K?IG11E,Les sources de l!istoire du

ontanisme, =ribourg 8>84, p. /C;.

;.I#idem,p. 8A7. E. S3'QSS1E? =IG?E+R5, o.c. 478>4, p. 874. (ambin sobre la profeca S. (D+3.

8A. 3fr. documento de los obispos alemanes.

88. ?. 5ODI??E,%el movimiento de &es's a la Iglesia primitiva, Kilbao 8>;9, p. @7.

8/. 3fr. E. S3'QSS1E? =IG?E+R5, pp. //C y ss. 4C@. ?. K?GP+, -EpisopT and

episcopos2 the +eU (estament e"idence-,T!eological studies, C8 )8>;A*, p. 447.

84. Ha citado arriba.


10/11

8C. 5. O. #5?(I#G?(,Les diaconesses( Essai !istori)ue, ?oma 8>;/& -5 propos du

ministTre fminin dans lVEglise-,*ulletin de litt+rature ecclsiasti)ue. 1BBI:, 8>94, 8A4@7, p. /7;.

/7. %.G?ESSE,El evangelio seg'n Toms, #adrid, 8>;>. n. 88;. ?. WD+(RD#5++,Nag

8ammadi, textos gnsticos de los orgenes del cristianismo, Estella 8>;;, n. 88C.

/@. 5. 5SNDIE?,L+vangile selon arie, #i#l(copte de Nag 8ammadi, Nubec 8>;4.

/9. ?eproduccin en E. #G1(#5++,Le donne c!e 6es9 incontr:, Krescia 8>;>, p.>7.

/;. %. (E%55 H ?5#I?G, ;oleccin de cnones de todos los ;oncilios de la Iglesia

espa. 3. 3'5?G+, o.c. t. :I, p. 8C>, dict. th. cath. o.c.


11/11

Algunos Datos de Las Mujeres en La Iglesia Primitiva

Documents

Transcript of Algunos Datos de Las Mujeres en La Iglesia Primitiva