Algunas Reconsideraciones Cuarentisiete Años Despues

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    ALGUNAS RECONSIDERACIONES CUARENTISIETE AOS DESPUES JORGE BASADRE

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    CUARENTISIETE AOS

    DESPUES

    JORGE BASADRE

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    ALGUNAS RECONSIDERACIONES CUARENTISIETE AOS DESPUES JORGE BASADRE

    Razones obvias han impuesto que se hagauna seleccin de Reconsideracionesformuladas para este libro a curentisiete aos

    despues

    EL AUTOR

    I

    BREVES REFLEXIONES PRELIMIN RES SOBRE UN TR SO Y UNV NCE NOT BLE EN UN RELOJ

    LA ANTIGEDAD DEL HOMBRE

    El argumento del reloj utilizado en la pgina 5 de Per: Problema y Posibilidad para

    demostrar la antigedad del hombre en la historia y el origen reciente de su cultura necesitaser aclarado y enmendado.

    Cuando Darwin en su libro sobre el origen de las especies editado en 1859 vincul laprocedencia del hombre con la de los animales, dentro del concepto de que venimos deformas vivientes menos complejas, se crey que la trayectoria de esa evolucin no fue muylarga.

    Vinieron refinamientos sucesivos en los mtodos investigatorios y el hombre resultcada vez ms viejo. Gracias a los hallazgos todava incompletos de fsiles y otrostestimonios, puede afirmarse que sus pisadas en la arena del tiempo tienen una antigedadaproximada de cuatro millones de aos, a veces en compaa de prehombres que luego se

    extinguieron y de hombres muy primitivos.

    Slo ha habido probablemente dos etapas verdaderamente fundamentales en lahistoria de las civilizaciones: el paso prehistrico de la etapa de los cazadores y recolectorestrashumantes a la etapa sedentaria de la cultura agrcola, iniciada unos 10,000 aos atrs, yel moderno trnsito a la industrializacin.

    Desde el tiempo durante el cual la alta cultura egipcia construy las pirmides y laesfinge, han transcurrido tres mil aos ms o menos. Es decir, aquello ocurri unas 150generaciones atrs, si es que se calcula 20 aos para cada generacin. La historia registraese hecho a un plazo menor que del 1/100 en el tiempo durante el cual el ser humanoapareci en el planeta.

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    LA VASTA PERIPECIA HUMANA

    La certidumbre de que la trayectoria humana es mucho ms larga en relacin con losdatos generalmente aceptados hasta hace poco (a su vez hundidos ms en lo profundo de laantigedad que lo imaginado en aos anteriores) lleva, en s, la idea de que la inteligencia, lavoluntad y la perseverancia, cuyo uso tenaz hizo cambiar la vida en los pantanos, en la selvay en las cavernas por el dominio gradual sobre la naturaleza, el desarrollo cultural, social yjurdico, la exploracin y el conocimiento del universo y la internacionalizacin e lostransportes y las comunicaciones se han sucedido en un plazo comparativamente breve. Ellono implica, por cierto aceptar la idea simple y optimista del progreso. Al lado de su capacidadnica para entender su vida, para reflexionar sobre el pasado y sobre el provenir y paradesarrollar las cualidades invvitas en el intelecto y en la conducta racional, el hombre ha

    demostrado y sigue demostrando excepcionales aptitudes para la iniquidad, la estupidez y lalocura.

    COMO ENTENDER LA HISTORIA

    La historia es un proceso motivado por fuerzas humanas al que hay que entender atravs de trminos puramente humanos. Ella no debe ocuparse sino de la verdad de nuestrossemejantes en su calidad de seres que vivieron, a lo largo y a lo ancho del tiempo que nosinteresa. Su destino alberga un enjambre de causas diversas, coyunturas, estructuras,avances y retrocesos y fenmenos con elementos eventuales de sorpresa. Si hay una utilidaden estudiarla es la de ahondar la experiencia, y lograr que, de algn modo, seamos mslcidos en relacin con nosotros mismos y con nuestros semejantes y con la sociedad que

    nos circunda. Debemos investigar con humildad, paciencia y honestidad los factoresautnticos en el acontecer histrico y tratar de entender e interpretar la amplitud de lasrelaciones que los generan, los caracterizan o los rodean. Se trata de una labor primaria perono sencilla, ya que la complejidad de las fuerzas desencadenadas en el tiempo es intrincada ysu dilucidacin resulta una tarea nunca fcil. De all la necesidad de ser extremadamenteatentos, sensibles y cautos.

    El deber del historiador est en hallar, dentro de lo posible, y sin desconocer la verdadde que otros han de superarlo inevitablemente ms tarde, por lo menos algunas de lascomplejidades en la conducta, el pensamiento, la sensibilidad y las obras de la existenciahumana a travs de las distintas etapas del acontecer y dentro de los marcos especficos desu inters profesional. Ello implica buscar las interrelaciones sutiles entre las luces y las

    sombras del pasado, ser leal a ste y no distorsionarlo, cosa que no es tan fcil como parece;tener siempre presentes las difciles y largas tareas que an faltan por cumplir a nuestraespecie. No se trata ya de que la historia proporcione auxilios o instrumentos para el dominiodel poder o de la autoridad poltica o econmica establecida, cualquiera que ella sea. Sudeber es proclamar que en la razn (siempre y cuando est controlada por los hechosmismos y por la experiencia viva y se halle incentivada, adems, por los hondos instintosbiolgicos y sociales que buscan el desarrollo y la proteccin de la especie), as como en lacapacidad para pensar acerca de ellos mismos, de sus semejantes y de su medio ambiente,encuntranse, pese a todos sus defectos, errores o miserias, los atributos mejores de loshombres, los elementos que les otorgan una calidad nica y superior dentro del universo todo.

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    LA UTILIDAD DE LA HISTORIA PARA LASCIENCIAS HUMANAS

    La historia, disciplina por algunos llamada auxiliar y, en realidad, fundamental, otorga alas ciencias del hombre esa densidad en el tiempo que, cuando aparece verdaderamentecomprendida, en su relativismo y en su complejidad constituye el sustituto ms seguro de unaexperimentacin imposible.

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    RECONSIDERACIONES SOBRE LA CULTURA ANDINA ANTIGUA

    Descendemos ahora de cimas remotas hacia el submundo concreto en el que vamosa fijar nuestras meditaciones.

    UN LARGO PASADO

    Los descubrimientos y comprobaciones relativos a la arqueologa andina en lasltimas tres dcadas han sido trascendentes aunque desordenados e inconexos. Uno de losms llenos de inters se relaciona con la existencia de un largo perodo ltico precermico queabarca varios milenios, o sea, ms o menos 20,000 aos, a travs de los cuales cazadores yrecolectores, seguidos por grupos humanos que practicaban los comienzos de la agricultura,fueron ocupando partes de la sierra andina de los valles de la costa del Pacfico y otroslugares aledaos.

    Los recolectores y cazadores de la Edad Mesoltica crearon nuevas formas de vidadirectamente relacionadas con complejas y mundiales transiciones en el clima. Si bien no

    hubo en el Nuevo Mundo las grandes innovaciones tecnolgicas que ocurrieron en el ViejoMundo, que acompaaron a la emergencia de las sociedades civilizadas, surgi aqu laagricultura independientemente de otras zonas.

    En la evolucin de la vida de los cazadores y los recolectores se produjo el momentode ms trascendencia en el proceso de la cultura del Nuevo Mundo porque implic el trnsitode la vida migratorio a la vida sedentaria. Cualquier revolucin tecnolgica es, asimismo, unarevolucin social, ya que toda nueva tecnologa produce consecuencias y causasprecisamente en el sentido social. La agricultura implica una vida ya civilizada y es la base deella. Al generar un sobrante de alimentos contribuy a la expansin de la especie humana.

    Si bien el trabajo de los arquelogos ofrece muchas evidencias de modalidades.tecnolgicas y raras veces aclara los cambios sociales, Gordon Wiley se ha caracterizado porsu afn de superar estas limitaciones. Seala l la aparicin de las dos grandes civilizaciones,la mesoamericana y la andina, cumbres elevadas sobre las culturas primitivas que lasantecedieron y rodearon. Nacieron ambas por obra de una capacidad creadora e inventivaque lleg a imperar inicialmente en pequeas regiones de cada una de las dos reas y luegose expandi; hubo, sin duda, fenmenos de difusin inter.-continental de variados tipos en laaurora de ambas civilizaciones y muchas similaridades en su evolucin respectiva. Nada deesto lleva a creer que la andina fue una colonia de la centroamericana o viceversa.

    En la cultura andina, el empleo del algodn y del arte textil aparecieron hacia 2,500aos antes de Cristo dentro de la etapa inicial de sembro de la tierra. La cermica floreci,

    segn las regiones, a partir de los aos 2000 y 1200 a. C.

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    La larga y previa poca precermica (sobre la que arrojaron luces iniciales junius B.Bird, Frederic Engel y Augusto Cardich entre otros) tuvo como escenario lugares muyvariados sobre los que estuvieron la gruta de Pikimichay en la regin de Ayacucho,Chivateros en el valle de Chancay, Toquepala, Lauricocha, el Callejn de Huaylas, la gruta dePumurco en el valle de Cajamarca. En su evolucin aparece la importancia creciente dellitoral del Pacifico; si bien finaliza con la propagacin de la agricultura del maz, productoconocido inicialmente en los Andes.

    La civilizacin llamada Chavn abarc aproximadamente un milenio antes de Cristo ylleg a todo el centro y el norte del Per, primero en los valles andinos y ms tarde en ellitoral. Esencialmente agrcola, inici los primeros grandes trabajos hidrulicos y dej restosde grandes centros religiosos, de una cermica magnfica con variantes regionales ymultiplicidad de estilos. En la costa, parece que tuvo su expresin ms importante en el vallede Casma.

    Ignorase cmo termin esta poca, ms o menos 300 aos antes de nuestra era. Vinodespus un perodo en el que aparecieron gran nmero de estilos locales, algunos de ellostotalmente nuevos y otros que conservaron y revivieron su propia tradicin (Vicus, Vir,Recuay, Gallinazo, Huaylas, Cajamarca I, II y III, Lima, etc.). La gran cultura Mochica (hacia600 d. C.) tuvo como ncleos los valles oasis de Pacasmayo a Nepea y lleg hasta Piura yChongoyape. Son universalmente conocidos sus notables exponentes, como lo son losrestos de las civilizaciones Paracas y Nasca con sus propias y hermossimas notasdiferenciales. Paracas alcanz una trayectoria que va desde el siglo VII a. C. y su evolucinpresent diez fases hasta, ms o menos, el ao 100 d.C. A partir de esta poca emerge lacultura Nasca con nueve etapas sucesivas, la ltima de las cuales recibi la influencia del arteserrano de Huari-Tahuanaco.

    La floracin y expansin de la cultura Tiahuanaco se ubica cronolgicamente entre losaos 550-950 d. C. y su centro principal en los Andes del sur del Per estuvo localizado en laregin de Huari, en Ayacucho. El, estilo Huari se proyect hasta el litoral del Pacifico y en laregin andina lleg a Cajamarca y las serranas de Piura. Dicha expansin, probablementemilitar, no hizo desaparecer de modo absoluto a las culturas regionales preexistentes, Hubo,ms bien, un fenmeno de intercambios y hasta difusin entre pueblos, tcnicas, artes e ideasreligiosas. Tuvieron gran perdurabilidad los contactos entre pueblos distintos favorecidos porla proximidad o accesibilidad de distintos pisos ecolgicos.

    Distintas culturas regionales tendieron a enmarcarse dentro de reinos, seoros oconfederaciones. Especial inters ostenta el florecimiento de los chachapoyas que llegaronhasta la rejn de Pataz y de Pajatn y colonizaron una vasta zona de la ceja de selva. En el

    litoral, sta fue una etapa de gran prosperidad.1

    La etapa siguiente corresponde a la rpida expansin del Imperio Inca que empez,en realidad, hacia 1438. Los espaoles llegaron en 1532, apenas noventaicuatro aosdespus.

    Lo que sabemos hoy acerca de los orgenes y el desenvolvimiento de las viejasculturas andinas es totalmente distinto de lo que se crea cuando fuimos escolares. Estasnoticias se transformaron en nuestros aos universitarios y fueron nuevamente rehechasdurante el tiempo en que ejercimos la docencia, Ellas son ahora completamente obsoletas. Laprehistoria peruana empieza hoy a integrarse mejor dentro de marcos americanos yuniversales.

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    Avanza gracias a denodados esfuerzos individuales e institucionales, a mejorestrabajos estratigrficos, a ms minuciosas comparaciones cientficas y al empleo de tcnicaspara la datacin suministradas por el radiocarbono y otros medios; aunque ello ocurre conlentitud y entre contradicciones y parece a veces perderse en vericuetos y tcnicos y minuciasespecializadas. Brillantes xitos en ciertos aspectos, acompaados tambin por misterios anno resueltos, por hiptesis que acaso el futuro ha de borrar y por trabajos prximos en zonasya exploradas o que falta descubrir.

    Tambin en el campo de la arqueologa el Per es un problema y una posibilidad.2

    EL REA DE "COTRADICIN PERUANA"

    Dentro del campo del extenso y enmaraado perodo preinca ha surgidoocasionalmente la tendencia que anhela una visin orgnica y sistemtica de l.

    Uno de los conceptos con ese motivo expresado hace algn tiempo y, que ofrece graninters a los no especialistas, es el de "rea de cotradicin peruana" que seal WendellBennett. Quirese indicar con esto la unidad en la prehistoria cultural de una zona geogrficadebido a las mutuas relaciones entre las distintas culturas que all emergieron. Combinaseaqu la idea de profundidad en el tiempo, que en un nmero cuantioso de restosarqueolgicos puede haber, con la idea de constancia o persistencia de otras y distintasexpresiones culturales en el mismo territorio donde ellos han sido descubiertos con recprocasinfluencias.

    Para que haya "cotradicin" es necesaria, pues, la presencia no de una sino de variasculturas en una misma regin y no slo una realidad sucesiva o simultnea de ellas sino laefectividad de importantes interrelaciones.3

    Se considera que cabe hablar de una cotradicin peruana en el mbito geogrfico dela costa y la sierra del Per actual, de ciertas zonas de la selva o muy prximas a ella y debuena parte de Bolivia dentro de considerable profundidad en el tiempo, iniciada ms omenos con el desarrollo de la cermica y del arte textil hasta 1532. Las notas distintivas deesta "cotradicin" que debi ser variable en sus caractersticas, dentro de su mbitogeogrfico y a travs del curso del tiempo, comprenden ciertos aspectos unitarios osemejantes en la agricultura, la ganaderia, los medios de subsistencia, el vestido, las artesindustriales, la arquitectura, la organizacin social.

    Concretamente, han llegado a ser especificadas las caractersticas iguales o similaresresumidas a continuacin. Las reas de expansin o de influencia de las culturas superaron,

    desde muy temprano, la divisin vertical entre sierra y costa. Ambas zonas conectronse porlos ros o los valles; y, a la vez, fueron a expansiones regionales y, por lo menos tres veces(Chavn, Huari y los Incas), a macrouniversos. La subsistencia de los pobladores estuvobasada en las distintas pocas y en mltiples focos culturales en una agricultura intensiva, abase de una especie de arado de palo; y en la ganadera, a base de auqunidos. Las plantascomunes fueron el maz, la papa, la quinua, la yuca o mandioca, el frijol, el man, la oca, lamostaza, el algodn y varias frutas. Los animales domesticados se redujeron a la llama, laalpaca y al puerco llamado de "Guinea". El uso de la coca fue vasto y el del tabaco no tuvomayor importancia. Para el cultivo se empleo el palo para cavar y se hizo, adems, uso de lairrigacin, los andenes o terrazas, los fertilizantes y la rotacin de cultivos. Hubocaractersticas similares en los vestidos, con gran diferencia entre los monarcas, los seoresy la gente comn. Desarrollronse la metalurgia y el trabajo con plumas, conchas y madera; y,

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    sobre todo, a veces con formidable esplendor, el arte textil y la cermica. En los productostextiles y cermicas suelen aparecer similares motivos antropomorfos, zoomorfos ygeomtricos. Las construcciones macizas abundaron para fines religiosos y como obraspblicas; y los templos y casas estuvieron decorados por pinturas, incisiones y arabescos. Eltrabajo fue realizado colectivamente, sea por cooperacin voluntaria, ritualismo religioso oconscripcin forzada. La organizacin del Estado, en varias zonas, alcanz gran desarrollo.Una mentalidad "necrotrpica", es decir orientada hacia las tumbas, puede ser definida y secaracteriza por el predominio en el culto de los antepasados, la abundancia de momias, lariqueza de los presentes funerarios. Peregrinaciones religiosas debieron tener lugar enpocas diferentes y en regiones distintas (Chavn, Tiahuanaco, Pachacamac, Copacabana).Muchas caractersticas negativas podran agregarse a las caractersticas positivas deigualdad o similitud, entre ellas la ausencia del arco, de la flecha y de las urnas funerarias y lasignificacin relativamente escasa del transporte martimo.

    El inters de las elaboraciones tericas aqu mencionadas reside primordialmente enel hecho de que ellas contribuyen a destruir, repetimos, la hiptesis acerca de la constante e

    inexorable discordia o rivalidad entre la costa y la sierra. Aunque algn da parezca mentira,todo eso se ha dicho, acerca de todo ello se ha discutido. Hay trascendencia que supera elpunto de vista tcnico o especializado en estas palabras de Kroeber: "Debo observarprimeramente que considero que toda la civilizacin peruana aborigen forma una unidad, untodo histrico ms vasto, una rea cultural con profundidad en el tiempo".4

    Cabe hablar, pues, de una "cotradicin peruana" antes de 1532.

    EL COMIENZO DE LA REVOLUCIN EN EL ESTUDIO DE LA SOCIEDAD ANDINA

    La publicacin que hizo Hermann Trimborn en Leipzig, en 1939, de un documento conel tamao de un libro escrito en idioma indgena ostent carcter sensacional. Se trataba de

    unos treinta relatos o leyendas reunidas entre 1598 y 1606 en Huarochir y salvados porFrancisco de Avila antes de la campaa para la extirpacin de idolatras iniciada en 1610. Pormedio de esta fuente, que no es una crnica, se establece contacto con la tradicin oralandina, reflejo de ideas y sentimientos profundos y antiguos en idioma indgena. HiplitoGalante reprodujo el manuscrito en facsmile y con traduccin latina. Nuevas ediciones fueronhechas por Trimborn y Kelm en 1967 y por Jos Mara Arguedas en 1966.

    Otra fuente de importancia vino a ser la elega Apu lnca Atawallpaman, sobre lamuerte de Atahualpa, escrita segn se cree en fecha no muy lejana a la ejecucin delprisionero de Pizarro en 1533, obra traducida y editada tambin por Jos Mara Arguedas.Abre, adems, un camino para marcar la importancia del folklore indgena actual en cuantolleva en sus entraas el recuerdo del pasado dentro de la tenaz memoria colectiva de los

    indios.

    Asistimos hoy a una verdadera revolucin en toda la historia andina mediante eldesarrollo del inters por asuntos relacionados con la ecologa, la demografa, los cultivos, losmodos de utilizar la tierra, el agua, la economa, la lingstica y otros aspectos importantes.

    Bulle tambin un universo (slo en parte descubierto y en muchsimas zonas aninexplotado o sujeto a interpretaciones diversas) en el material que revelan las visitas" oinformes administrativos de las autoridades coloniales durante los primeros cuarenta ocincuenta aos de la dominacin europea.

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    En aquellos documentos hablan los indios de abajo y no los parientes de los Incas olos curacas tal como ocurre en las crnicas. John V. Murra ha podido afirmar, confundamento, que en el examen del mundo andino se puede ahora "ir ms all de las crnicashaca (su) comprensin desde un punto andino tambin. 5

    Al mismo tiempo, existe un ms fcil y seguro acceso a las crnicas clsicas y mejoresconocimientos acerca de sus textos, sus autores y de las relaciones entre los distintostestimonios si se compara el momento actual con, digamos, 1950.

    Por otra parte, los documentos sobre litigios de tierras en el siglo XVI resultanvaliossimos, no solo para estudiar la organizacin colonia naciente sino, adems, el rgimenanterior. Asimismo, son o pueden ser utilizadas las informaciones de servicios y hasta lasclulas reales expedidas durante el perodo de la Conquista y ms tarde. Bajo este prisma,crecen y adquieren nueva dimensin los datos incesantemente suministrados por la historia;y, tomando en cuenta los cambios invvitos en los mtodos y las tcnicas de la llamadaetnohistoria y etnologa que aportaron brillantemente Luis E. Valcrcel y Jos Matos Mar,

    utilzanse tambin los avances espectaculares de la arqueologa.Surgen as perspectivas nuevas dentro de la antropologa social para comprender y

    valorizar autnticamente el Imperio Inca en su realidad profunda, mucho mas compleja de loque se crey, en los procesos multiseculares que lo antecedieron o que fueroncontemporneos a l y en su catstrofe con los trasfondos econmicos, sociales, polticospertinentes; as como en relacin con muchos otros aspectos de la cultura andina, concapacidad de supervivencia.

    LA CIUDAD INCA

    EL "MODO DE PRODUCCIN ASITICO"

    En el trabajo del autor del presente libro La multitud, la ciudad y el campo en la historiadel Per,originariamente ledo como discurso acadmico de apertura del ao acadmico dela Universidad de San Marcos en 1929,6 pueden hallarse conceptos empricos como lossiguientes: el Cusco en nada se asemeja a la ciudad griega o a la romana (pg. 9); sirvi paraagrupar a la casta dominante en palacios (pg. 9); tuvo carcter sagrado o poltico (pg. 10);ninguna de las ciudades prehispnicas implic el desasimiento de la vida campesina (pg.15); no carecieron en ellas de gran importancia el industrial y el comerciante (pg. 15); en elImperio existi una economa descentralizada donde lo campestre domin sobre lo urbano(pg. 16); el fondo del alma peruana fue, desde tiempos antiqusimos, labriego (pgs. 16 y23). No cabe, por lo tanto, plantear una semejanza entre el Imperio Inca y el socialismomoderno (pgs. 24-25).7

    Las consideraciones que aqu, aparecen resumidas fueron hechas en una pocadentro de la que tenan gran boga las ideas romnticas acerca de la existencia de un rgimencomunista en el Per antiguo con ilustres abogados de l (Valcrcel, Maritegui, CastroPozo). Cuando fueron enunciadas, no se tena noticia acerca de las ideas de Marx relativas al"modo de produccin asitico". Marx desarroll estas ideas aunque no en forma orgnica osistemtica, desde 1853 en una serie de artculos sobre la India, China, Persia y otrasregiones de Asia, publicados en el diario New York Daily Tribune (1853, 1857-60). Hizo alrespecto anlisis ms detallado en un texto que data de 1857-58 y que fue publicado slo en1939 en Mosc con una traduccin alemana en Berln, 1953. Se trata de Grundrisse der Kritikder poltischen Oekonome (Principios de una crtica de la Economa Poltica). Estudiosospacientes han encontrado referencias complementaras en algunos pasajes de El Capital, La

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    modernos. Modernizacin del Estado sin relacin con cambios de la sociedad en profundidad:he aqu una de las notas dominantes de Rusia en el siglo XVIII.

    EL CASO DE JAPN

    Japn no qued incluido entre los pases con un modo de "produccin asitico". Marx,en su optimismo revolucionario quizs subestim la resistencia de las fuerzas socialesarcaicas niponas y, al mismo tiempo, su capacidad de adaptacin a las corrientes nuevas dela economa mundial. Cuando el Japn de la era llamada "Meiji" lleg a ser una potenciaindustrial a la vez que mantena inalterables relaciones sociales de tipo feudal, los marxistasde fines del siglo XIX encontraron dificultades para interpretar correctamente un fenmeno tansingular.

    FRAGILIDAD DE BAUDIN

    No hubo, en el captulo segundo de Per: Problema y Posibilidad, una idea acerca de

    la formidable transformacin en los descubrimientos sobre las culturas preincas en los ltimoslustros.

    El ingenuo acatamiento (no obstante los puntos de vista heterodoxos que han sidoexpresados ya) al libro de Louis Baudin sobre los Incas (obra muy nueva cuando Per:Problema y Posibilidad fue escrito) debe ser enfticamente rechazado. No es Baudin hoy unaautoridad a nivel de figuras extranjeras como John V. Murra, Hermann Trimborn, AlfredMtraux, R. Tom Zuidema, Ake Wedin, Margaret A. Towle, Udo Oberem, John H. Rowe,Gordon R. Willey, Edward P. Lanning, Donald Lathrap, Wendell C. Bennett, Richard S. MacNeish, Steven S. Webster y otros.

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    NOTAS:

    1. Sera inconducente reproducir aqu la formidable bibliografa que se va acumulando sobre los ms nuevosavances arqueolgicos peruanos. Rpidamente las obras que aparecen, se marchitan. Alusin especial merece

    Hans Horkheimer con su primer tomo de El Per prehispnico, Intento de un manual, Cultura Antrtica, Lima, 1950.Crticas malvolas e injustas, expresiones de como es el ambiente intelectual capitalino, lo hicieron abandonar elproyecto de publicar dos volmenes ms. He aqu algunos textos recientes de sntesis: Herman Buse, Per, 10,000aos, Colecci6n Nueva Crnica, Lima, 1962: e Introduccin al Per, Imp. Colegio Leoncio Prado, Meja Baca, Lima1965; Edward P. Lanning, Per before The Incas, New York 1967, Englewood Cliffs, New Jersey, 1967; Luis G.Lumbreras, De los pueblos las culturas y las artes del antiguo Per, Lima 1969; Jos A. del Busto, Historia generaldel Per, Per antiguo, Studium, Lima, 1970; Eugenio Alarco, El hombre peruano en su historia. Nuestrosantepasados aborgenes, Lima, 1971, 2 v.; Luis G. Lumbreras, De los orgenes del Estado en el Per. NuevaCrnica sobra el viejo Per,Lima, 1912; Frederic Engel, Le monde precolombien des Andes. Paris, 1972. FranklinPease G. Y., Del Tawantinsuyu ala Historia del Per, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1978. Un largo captulo,el cuarto, "Derroteros Andinos la historia del Per", estudia los nuevos planteamientos de la historia andina. Amediados de 1972 el Instituto Nacional de Cultura organiz el simposio "La arqueologa peruana despus de Tello".Bajo la presidencia de Jorge C. Muelle, participaron los ms distinguidos arquelogos nacionales de entonces:Duccio Bonavia, Rosa Fung, Luis G. Lumbreras, Ramiro Matos, Toribio Meja Xesspe, Josefina Ramos de Cox y

    Rogger Ravines. Sus resultados estn publicados en la Revista del museo Nacional, tomo XXXVIII, Lima, 1972.

    Debe ser tomada muy en cuenta asimismo, la obra 100 aos de arqueologa en el Per, introduccin, seleccin,comentarios y notas por Rogge Ravines. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1970. Este libro es una antologamuy cuidadosa y el prlogo representa un esquema evolutivo de, los trabajos acerca de la antigua cultura que seiniciaron desde 1940 a partir de la obra de Max Uhle, Julio C. Tello y Alfred Krueber, con referencias bibliogrficasesenciales.

    2. G. R. Willey y P. Phillips, Method an Theory in American Archeology, Chicago,1958, Pgs. 72 y siguientes. G. R.Willey, "The Pre-historic Civilizations of Nuclear America en: TheAmericam Anthopologist, LVII, 1955, pgs. 589 ysiguientes Rushton Coulbom, "Toynbee's Reconsiderations: A Commentary" en: Journal of World History,Vol. VIII.1, 1964, pgs. 37-42.

    3. El libro Reappraisal or Pervian Archeology, Menasha, Wilconsin, 1948, es una sntesis sobre los conocimientos y

    de las ideas que acerca de lo culturas preincas tenan entonces los arquelogos norteamericanos. Vase en estaobra, sobre todo, el trabajo de Wendell C. Bennet "The Peruvian Co-Tradition", pgs. 2 a 7.

    4. A. L. Kroeber, PeruvianArcheology in 1942, New York, 19 44. pg. 111

    5. Jonh V. Murra, "Las investigaciones en etmohistoria Y sus posibilidades en el futuro" en Formacioneseconmicas y polticas del mundo andino, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1975. pgs. 275.312.

    6. J. Basadre, La multitud, la ciudad y el campo en la historia delPer. 2do. edicin, Lima, Editorial Huascarn,1947. Cuando este edicin fue publicada, el autor no tena noticia an acerca del debate relativo al modo deproduccin asitico".

    7. Estas ideas fueron desarrolladas en el artculo "Marx y Pachacutec" que apareci en Nueva Revista Peruana,No. 1, agosto de 1930. pgs. 16-32.

    8. Karl A. Wiltfogel, Oriental Despotism, A Comarative Study of Total Power, Yale University Press, 1957.

    9. El debate sobre el "modelo de produccin asitico" es muy extenso. Un planteamiento integral acerca del tema,quizs demasiado simtrico, aparece en el libro de Umberto Melotti, Marx y el Tercer Mundo, Buenos Aires,Amorrortu Editores, 1974, con una vasta bibliografa.

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    III

    RECONSIDERACIONES SOBRE LA POCA COLONIAL

    DISCREPANCIAS

    Las discrepancias que, en general, hoy tiene el autor con el captulo segundo de Per:Problema y Posibilidad son importantes. No puede menos que tacharlo dc superficial y, enalgunos prrafos, de errneo. El lector de buena fe encontrar, sin embargo, que otrosconceptos han sido reiterados o ampliados en estudios posteriores.

    UNA RECTIFICACIN ESPECIFICA Y PERENTORIA

    La tesis aqu expuesta sobre "el terreno" y "el comienzo de la siembra" es inaceptable.Toda etapa histrica es un terreno y en l hay aluviones, riegos, sequas, siembras ycosechas. El imperio de los Incas coexisti con numerosos elementos preincas; los incorporpor la fuerza o sin ella; convivi con esos factores; o introdujo sus propios cnones hastadeterminados limites. La conquista y la colonizacin espaola devastadoras, tremendas ensus efectos sobre la poblacin aborigen, produjeron una sociedad dual, aunque en ellahubiese eventuales esferas de contacto. El aspecto ms resaltante de lo que acontece entreel siglo XVI y comienzos del XIX en el Per es la forja, con hondas diferencias de niveles, ytensiones constantes, de una sociedad criolla-mestiza-indgena-negroide.

    LA VISIN DE LOS VENCIDOS

    La novedad ms explosiva en los trabajos sobre los Incas est hoy en lo que se llamadespus del libro que Miguel Len Portilla edit en Mxico, en 1964, la bsqueda de "la visinde los vencidos".

    LOS ORGENES DE LA ECONOMA CAPITALISTA MUNDIAL

    El periodo que transcurre entre ms o menos 1450 y 1640 simboliza, como lo haprobado Immanuel Wallerstein, profesor de la Universidad de McGill en Montreal, Canad, ensu libro The Modern World System. Capitalist Agriculture and the origens of the EuropeanWorld Economy in the Sixteenth Century, elcomienzo de la economa capitalista mundial.1Ella estuvo unida a la crisis del feudalismo y a la expansin ultramarina de Europa,inicialmente bajo el comando de Portugal y Espaa, de la cual provino el influjo de los tesoroscoloniales, la revolucin en los precios y la baja en los salarios, as como el desarrollo de laproduccin, de la poblacin y del comercio. Estos grandes cambios, a su vez, estuvieronconectados con importantes modificaciones en la estructura social, la formacin deimportantes grupos sociales y el surgimiento de un nuevo tipo de Estado europeo cuyosmbolo fue la monarqua absoluta.

    No nos compete aqu entrar en el examen detallado del sistema mundial que Europaforj y que inicialmente fue tan frgil. Basta recordar que ella no cre un imperio nico como

    en los anteriores conatos de economas mundiales, sino se quedo en una unidad de tipo

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    econmico pero no poltico, cuya expansin lleg a ser ilimitada sin que llegaran a destruirselas fronteras. Por el contrario, al iniciarse el siglo XVI, distintas naciones de Europaoccidental comenzaron a transformarse en lo que lleg a ser un conjunto de ncleos deimperios ultramarinos. Y este fue un fenmeno bsico para la gnesis de la economa mundialcapitalista: junto con una nueva organizacin de la produccin, nuevas formas de apropiacinde ganancias, una maquinaria administrativa no conocida antes y el surgimiento de nuevasclases sociales, qued abierto el camino para lo que llamamos el universo moderno. Trescircunstancias, sostiene Wallerstein, fueron los requisitos para la forja de aquel sistema: laexpansin en el mbito geogrfico del mundo afectado, el desarrollo de mltiples mtodospara el control del trabajo, para diferentes productos y para distintas zonas de la economa enel mundo y la creacin de rganos administrativos relativamente poderosos dentro de los quellegaron a ser -varios no uno- los Estados ncleos de esta economa mundial capitalista.Gracias a la expansin de Europa sobre los dos continentes americanos en particular, fueposible desarrollar los otros grandes cambios. Aquella agresin territorial facilit el modelo deuna "divisin de trabajo a escala mundial y de las burocracias vigentes en ciertas zonas".Wallerstein cree, adems, que result elemento bsico para el capitalismo la mencionada

    divisin de trabajo que acab por tener reas diferentes, pero estrechamente relacionadas: elncleo, la semiperiferia y la periferia, cada una de ellas con distintas funciones econmicas,diferentes modos de control del trabajo y variada organizacin poltica. Los Estados-ncleo(Inglaterra, Holanda, y una parte del norte de Francia) se caracterizaron por el trabajo libre. Lasemiperiferia (los iniciales Estados-ncleo como Espaa y Portugal) por modos de producirestancados. La periferia (Amrica hispana y Europa oriental) por el trabajo forzoso.

    En esta combinacin de trabajo libre, por un lado, y de trabajo forzado en el submundoperifrico, estuvo la esencia inicial del capitalismo, dice Wallerstein. Dichas regiones eraninterdependientes y, a consecuencia de la divisin de las relaciones sociales de produccin,pudo emerger el desarrollo de la economa mundial. La estructuracin social, econmica ypoltica de dicha economa facilit varios de los procesos y efectos esenciales del capitalismo

    entre los que estuvo la circulacin de los excedentes o sobrantes econmicos, desde elestrato bajo al estrato alto, de la periferia al centro, de la mayora a la minora.

    En todo caso lo que interesa sealar aqu es que el descubrimiento, la conquista y lacolonizacin del Per no es sino un episodio incluido dentro de complejos fenmenos dealcance mundial derivados de la agresin europea sobre el mundo de ultramar.

    LA HISTORIA COLONIAL DEL PER NO ES LA HISTORIA DE ESPAA EN EL PER

    Aparentemente la poca colonial peruana fue, despus de las guerras civiles de laConquista, montona, lenta, acompasado. En realidad, ms all de la vida frvola de Corte enLima; ms all de jadear de indio y del negro; ms all del sucederse de generaciones bajo

    el mismo techo familiar; ms all de la hacienda (trabajada acaso dentro de un contrato decenso con una "mano muerta" y con el sudor del esclavo negro o del indio en servidumbre);ms all del temor al terremoto y al pirata; ms all del sonar de las campanas, desde la misadel alba hasta el toque de oracin; ms all de la loa y el pasqun; ms all de los milagros delos santos y beatos del siglo XVII y de las expediciones cientficas del siglo XVIII; ms all delestilo barroco o del neoclsico, el perodo virreinal fue una poca dinmica e incesante decreacin. Dentro de la, historia gentica del Per, aquellos tres siglos implican sencillamenteel desarrollo incompleto de una heterognea sociedad hispano-indgeno-mestizo-criolla, quehasta hoy existe en fermento y llega a derivar hacia el surgimiento paulatino de unaconciencia autonomista dentro de una parte de las "lites" de ella, fenmeno paralelo a otrosen el resto de Amrica hispana. La enumeracin de los diversos gobernantes del Per en esapoca o de sus obras, la referencia a los apellidos espaoles que pasaron al Per, o la lista

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    de las leyes entonces vigentes, serian ms que historia del Per, propiamente dicha, historiade Espaa en el Per, o historia del Estado espaol en el Virreinato peruano. El estudio decaptulos ms o menos interesantes o aburridos (stos, sin duda, ms probables) de lahistoria de los espaoles de Ultramar no es la historia peruana del Per.

    LA CAPITAL DEL PER

    El autor lamentase hoy de no haber reiterado ni, mucho menos, aclarado en Per:Problema y Posibilidad su tesis expuesta en 1929, en el discurso acadmico sobre Lamultitud, la ciudad y el campo en lahistoria del Per en el sentido de que, al afianzarse elpoder de los conquistadores, colonizadores y administradores espaoles, hubiese sidopreferible que escogieran como capital la zona de jauja o Huancayo, sana, amplia y cntrica,no alejada del verdadero Per.2La inexhausto aptitud para el trabajo que es tpica en los hijosgenuinos del departamento de Junn y la riqueza que esta rea del territorio guarda, cuyautilizacin comienza ya a hacerse tardamente con la Central Hidroelctrica del Mantaro,ratifican dicha hiptesis. Ella habra situado al Per en una posicin similar a la de Colombia,

    que ostenta la ventaja de una capital en medio de la Repblica, al lado de otras ciudadesgrandes. Lima y Callao pudieron muy bien desarrollarse sin el leo burocrtico.

    LAS CARACTERSTICAS ECONMICAS DE LA SOCIEDAD COLONIAL

    Se podra sostener la existencia de un semifeudalismo econmico, sobre todo en lazona andina durante la poca colonial. La Conquista fue una empresa privada y no una obradirecta del Estado espaol mediante sus ejrcitos. Triunfantes, los conquistadoresconsideraron legtimo disfrutar de gran fuerza poltica, social y econmica. Las rebeliones deGonzalo Pizarro y Girn (la primera de ellas magistralmente estudiada por Marcel Bataillon)expresaron, con ms o menos claridad, ese anhelo.3La monarqua espaola, ya entoncesfuerte, no toler esas tendencias autonomistas. La enorme influencia que ella simbolizaba

    hizo que la adhesin a la metrpoli entre los conquistadores mismos, as como sagacesmedidas de estrategia y de tctica ejercitadas por los personeros de ella, llevara al fracasoesos levantamientos.

    Pero la Corona, triunfante, no luch contra la semifeudalidad econmica porque, al finy al cabo, los conquistadores, sus descendientes y quienes cumplieron anloga funcin en elsistema de tenencia de la tierra, no representaron sino un nmero pequeo dentro del vastoespacio del Per virreinal, mientras que la poblacin aborigen o conquistada eraenormemente ms numerosa; y la economa basbase en la agricultura y, en menor grado,en la ganadera. En cuanto a la minora, su desarrollo estuvo vinculado al horrendo fenmenodel reclutamiento para la mita.

    El semifeudalismo econmico tiene bases especficas. Una de ellas es el predominiode la produccin agrcola y minera, o sea la importancia menor del comercio y la industria. Elsegundo elemento hllase en la honda desigualdad social. La tierra juega un papel primordialen las relaciones humanas, anloga a la del dinero en las sociedades modernas. Elpropietario permite" o "concede" la posesin de la tierra a cambio de que el trabajador leentregue el producto o parte del producto y, frecuentemente, que l o su esposa o sus hijos lesirvan. La tierra resulta permutada por tributos de carcter privado o de orden pblico y sirveno slo de fuente de riqueza sino de instrumento de dominacin. El poder del propietario de latierra no es slo sobre ella; se ejerce tambin sobre quienes en ella trabajan. El labriegoresulta adscrito a su lote. Este puede cambiar de manos por herencia (a veces ella funcionadentro del rgimen del mayorazgo) o por contrato (abundan aqu distintos tipos de censosms que la compraventa o el arrendamiento propiamente dicho). El campesinado queda al

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    margen de eso; su vida cotidiana no se modifica. La propiedad inmueble, dentro de esosniveles, hllase dentro de un sistema intermedio entre la propiedad colectiva y la absolutapropiedad libre. El dueo aunque retiene sus derechos, suele ceder a terceros la posesin yel uso; aqu funciona, dentro de variantes, la figura jurdica del censo. El titulo de quieneslaboran es precario; y su derecho se puede trasmitir a sus herederos naturales pero no essusceptible de legados ni de ventas sin consentimiento del seo

    Cabe hablar, sin embargo, de algunas formas socioeconmicas capitalistas osemicapitalistas en la Colonia. Primero, con la introduccin de mercaderas a travs deEspaa. Segundo, a travs de la acumulacin de dinero que podan hacer algunos grupossociales, especialmente en la vida mercantil. El Tribunal del Consulado de Lima, que agrup alos grandes comerciantes de esta ciudad, represent una fuerza muy poderosa en elVirreinato y hasta lleg a ser, a veces, prestatario del Estado. Ejerci un verdadero monopoliosobre el continente antes de que las reformas borbnicas del siglo XVIII separasen del Perlas regiones del Ro de la Plata y de Nueva Granada. Tercero, con el desarrollo del trficointerregional, dos de cuyos smbolos ms visibles fueron el comercio de mulas entre Tucumn

    y la zona andina central, as como el arrieraje ente Arica y el Alto Per. Cuarto, con elflorecimiento de la artesana bajo el sistema de los gremios, dentro de los que pudierontrabajar eventualmente espaoles, criollos, mestizos, indgenas, mulatos o negroides.

    La acentuada orientacin hacia la gran exportacin minera a Europa transform todala economa de dicho continente; y John Maynard Keynes dijo que la captura efectuada porSir Francis Drake de grandes remesas de tesoros enviadas principalmente del Per a Espaaen el siglo XVI, sirvi como base para el desarrollo del capitalismo ingls. 4Al lado de estefenmeno de grandes alcances, ciertos productos agrcolas nativos llegaron al Viejo Mundo,entre ellos el maz y la papa. En el panorama, visto en conjunto, existieron, pues, simultneao paralelamente relaciones de tipo semicapitalista y semifeudal. Bajo la dependencia ovigilancia de Espaa, hubo la importacin de mercaderas ultramarinas para el consumo, con

    notorias tendencias al contrabando y al comercio ilcito en beneficio de otros pases europeos.

    ELEMENTOS BSICOS PARA UNA HISTORIA INICIAL DEL PUEBLO PERUANODESPUS DE 1532

    Una historia de los peruanos despus de la Conquista de ninguna manera podr dejarde tomar en cuenta la presencia de la poblacin aborigen. Este sector racial sigui siendonumricamente preponderante, a pesar de la gran amputacin que sufri como resultado delsojuzgamiento, las guerras, las epidemias y otros fenmenos simultneos. Aqu es precisodistinguir, en los primeros aos hispnicos, dos etapas. La primera se caracteriz por elenfrentamiento o la convivencia entre indios y europeos dentro de la Conquista misma y enlas guerras civiles (a las que fueron aquellos arrastrados como carne de can) as como

    tambin durante los aos iniciales del Virreinato. La segunda etapa estuvo simbolizada por laobra que ejecut el Virrey Francisco de Toledo con la finalidad de ubicar a los indios,concentrndolos en lugares donde poda ser mas fcil supervigilarlos, convertirlos y, sobretodo, utilizarlos; para lo cual emple como instrumento la "visita" general ordenada en 1571 yel drstico programa de "reducciones". A pesar de la resistencia de muchos grupos andinos yaunque hubo esfuerzos hasta para sobornar a los funcionarios y evitar las deportaciones,miles de aldeas fueron trasladadas sin atender a las fronteras tnicas. Unidades andinasquedaron rotas, mientras, a la vez, era deshecha la autoridad de jefes tradicionales y decultos regionales o locales. Vino a ser una verdadera nueva catstrofe para la poblacinaborigen. Como resultado surgieron la disminucin de los recursos disponibles y elempobrecimiento de la economa andina.

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    La estructura tradicional perdi su coherencia y hasta ella llegaron algunos elementosnuevos, adicionados o superpuestos. Pero ellos, en numerosos casos, no lograron erradicarla lealtad tenaz al pasado, o impedir la infiltracin de l en la realidad emergente, o erigir unaactitud insuperable de disimulo, o caer en una larga noche espiritual alumbrada, a veces, porferoces sublevaciones.

    Al descubrir este fenmeno bsico de inmutabilidad, se ha llegado a decir en el Perque la Colonia fue el "Inkario sin el Inka". Esta afirmacin peca de unilateral. La Colonia, paradesgracia de la poblacin aborigen, no se redujo a ser un "Inkario sin el Inka". Tampoco selimit a ser una sub-Espaa incrustada en la periferia del mundo occidental. Lo indgena enella fue, de un modo u otro, postincsico; en tanto que lo espaol se hizo aqu,inevitablemente, extraeuropeo.

    En relacin con los indios bajo la dominacin colonial, George Kubler ha sealado lossiguientes tres perodos:

    a.El periodo de colisin de las dos culturas (1532-72). En esta poca todava funciona elEstado Neo-inca.

    b. El perodo de reajuste (1572-1670). Entonces sistemticamente viene el despliegue de lasreducciones, las encomiendas, el tributo, los repartimientos, el servicio de las minas, la luchacatequista contra las idolatras y la diseminacin de la flora y la fauna europeas.

    c. El periodo crepuscular de la primera conciencia indgena (1670-1820). Corresponde almovimiento nacional indio estudiado por John Howland Rowe, que tuvo una liteintelectualizada, hasta cierto grado, en el Colegio de Caciques; pero se apoy eventualmenteen las masas rurales lanzadas a la aventura revolucionaria y milenarista en 1780, dentro deun esquema tras del cual no se hubiera producido, en el caso hipottico del triunfo, sino, de

    hecho, el derrumbe de la hegemona espaola y su reemplazo por un orden nuevo basado enuna imitacin del Incario, sin otras fundamentales transformaciones. Castrado estenacionalismo indio al fracasar Condorcanqui, las masas rurales y aldeanas aborgenes fueronindistintamente llevadas en los aos iniciales del siglo XIX, sobre todo, al ejrcito defensor delpoder vicerreal (Cusco, Apurimac, Huancavelica, Ayacucho, Arequipa) o al ejrcitoseparatista. 5

    Dentro de otro nivel, la historia de los peruanos, despus de 1532 deja de ser mito,arqueologa, leyenda o relato de los longevos, slo cuando viene dramticamente la rupturade su mundo tradicional y los indios quedaron bajo el vendaval de quienes los agredieron.Aparece tambin a travs del impacto, a veces mayor, a veces menor y nunca general, delidioma que puede poner a algunos de esos hombres o a sus hijos (pocos en conjunto) en

    relacin con el resto del mundo; o el de la religin por lo general recibida para mezclarla conelementos propios; o el de algunos animales o plantas que antes no conocieron; o el delvestido que, entre los campesinos, suele ser de origen espaol pantaln corto y una faja quecie el cuerpo.

    Pese a todo, muchos elementos llegaron por la ruta que abrieron los conquistadores ycolonizadores espaoles. La religin, propensa a sufrir deformaciones en el alma indgena, elsentido del hogar y de la casa para el individuo particular, el arado, la rueda, el trigo, lacebada, la vid, la lechuga, la escarola, el rbano, la col, el nabo, el ajo, la cebolla, la espinaca,el higo, la granada, la lima dulce y agria, el pero, el membrillo, el durazno, el albaricoque, elmelocotn, la manzana, la ciruela, la almendra, el pltano, el meln, el pepino, la calabaza, lacereza, la lenteja, el frijol, el haba, el garbanzo, el ans, el ajonjol, el caballo, el asno, el toro,

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    el buey, la mula, el puerco, el gato casero, la gallina, el conejo, la paloma, la alfalfa, la cabra,la oveja, la rosa, el trbol, la manzanilla, el jazmn, la azucena, el clavel, el lirio, la msicapolifnico, los instrumentos de cuerda, incluyendo la guitarra, la imprenta, el navo, la celosa,el arco arquitectnico, el encaje, el anzuelo, la pintura como arte autnomo, la escuela ymuchas otras cosas ms y muchas, muchas otras ideas ms, incluyendo el nombre y elconcepto del Per y, sobre todo, el idioma.6

    Cuntas de estas cosas e ideas tuvieron origen espaol con carcter exclusivo?Cuntas fueron aportadas, tambin, por los portugueses, ingleses, franceses u holandeses alos territorios por ellos colonizados? No slo las hubo de origen europeo u occidental. Huboalgunas procedentes de lejanas tierras asiticas o africanas. No faltaron las que provenan deMxico o Centro Amrica, como el chocolate, y slo entonces llegaron a ser conocidas enAmrica del Sur. Y el indio comn hall, adems, acceso, para su goce o su dao, a cosasoriundas del Per que en la poca de los Incas le fueron negadas o recortadas.

    Y todo este vasto y dramtico, heterogneo e incompleto fenmeno se cumpli dentro

    de un medio social y geogrfico con caractersticas propias y variadas y con una peculiarubicacin en el plano de la cultura. La incorporacin de las nuevas formas de vida dependide su adecuacin al medio, al clima, a la capacidad de rechazo u hostilidad del indgena ascomo de su aptitud para no competir con cosas similares ya conocidas.

    La historia de los peruanos no deber olvidar, por lo dems, a los espaoles que aquvinieron para romper definitivamente el constreimiento de su vida en Europa y para quedarseen el Per y fundar sus hogares y sus familias. Auscultar el vago acento autonomista en losademanes y en las actitudes de los conquistadores y sus descendientes que buscaronpremios para sus hazaas, no aceptaron las normas de la metrpoli o carecieron de xito enla bsqueda de una situacin mejor para ellos, diferencindose de los que llegaron ms tarde,en la poca de los virreyes. Percibir, asimismo, el choque generacional que implica la actitud

    enconada o resentida o arrogante de los hijos aqu nacidos frente a sus ascendientes"chapetones", as como el orgullo de los peninsulares cuyo smbolo hllase en ese personajedel siglo XVIII mencionado por Concolorcorvo. Todas las cosas del pas eran vituperablespara l y un biznieto le dijo un da que no te faltaba otra cosa que decir que la hostiaconsagrada en Espaa era mejor que la que se consagraba aqu, a lo que respondi ellongevo sin titubear: s, biznieto, porque aqullas hostias son de mejor harina".7 Pero all notermina esta perspectiva.

    El mestizaje se inici en la misma poca de la Conquista porque no hubo mujeres enlas expediciones iniciales. El segundo gobernante del Per, sucesor de Francisco Pizarro,fue, a travs de la primera captura del Palacio en la Plaza de Armas de Lima, en junio de1541, Diego de Almagro el Mozo, hijo del conquistador y de una india panamea, joven de

    veintids aos a quien su padre haba dado la mejor educacin posible en aquellos tiempos ylo haba asociado a sus empresas. Aunque el gobierno del mestizo Almagro el Mozo slodur un ao, existen seales de que, en la primera etapa de la Conquista, este grupo racialdisfrut de muchas ventajas, en comparacin con la poca siguiente. El Inca Garcilaso vivisu infancia con esplendor. Luego empez la actitud recelosa y de discriminacin emanada dela Corona. Una Real Cdula de 1549 orden que los mestizos no tuvieran indios de servicio.A fines del siglo XVI la palabra misma que los caracterizaba tom carcter peyorativo; y ellosprefirieron, como dice Garcilaso, que los llamaran montaeses. No ya en la poca del VirreyToledo, sino antes de ella, la situacin de estos exponentes del cruzamiento racial fue difcil.Hasta se les prohibi que se ordenaran de sacerdotes.8Temidos y vetados por los espaolesy despreciados por los indios, a pesar de todo, su nmero y su importancia fueron creciendoinexorablemente.

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    En este pas donde tantas veces se ha utilizado el cilicio en el regocijo para el propiovituperio, son muchas las gentes para las cuales son irreductibles las dificultades geogrficasque lo separan; absolutas las diferencias de razas, estratos y niveles sociales que loescinden. Quienes plantean esas tesis no toman en cuenta para nada lo ya recordado antes,o sea que desde el siglo XVI lo que se llama Per haba vivido bajo una autoridad centralsiglos antes de esa fecha; contina bajo un rgimen racial, poltico y social totalmente distinto,dentro de la misma unidad a lo largo de tres siglos; y, si bien su territorio sufre gravesmermas, es el mismo Estado que proclam su independencia no hace unos cuantos aos,como buen nmero de Estados nacidos despus de la segunda guerra mundial, sino muchotiempo ms atrs, al punto de que ha llegado a celebrar su sesquicentenario.

    No son el Per de hoy, el de la Colonia y el de los sistemas imperiales que antaodominaron su territorio, entidades extraas a una trayectoria, aunque los elementosesenciales de nuestra vida colectiva se hallan demasiado lejos de haber alcanzado,repetimos, su integracin. Es un hecho repetido que el Inca Garcilaso de la Vega dedic la

    segunda parte de su libro inmortal "a los indios, mestizos y criollos de los Reinos y Provinciasdel grande y riqusimo imperio del Per" . . ."su hermano, compatriota y paisano". Cuntasnacionalidades pueden exhibir un documento como se, testimonio solemne publicado en,1617 y escrito, sin duda, muchos aos antes?

    En el Symposium que sobre el Inca se efectu en Lima en 1955, Jos Durand expreslo siguiente: "En esa poca -claro est, en el sentimiento de la nacionalidad estbamospasando por el Renacimiento y la Edad Media est muy cercana- todava la afirmacin delsentimiento de la nacionalidad se encontraba en proceso. Por tanto, si hablamos que el IncaGarcilaso se senta peruano, estamos presentndolo como un verdadero precursor. Yo creoque as fue, y creo que ese es uno de los puntos extraordinarios y, me atrevo a decirlo,geniales del Inca Garcilaso. El soldado espaol, por ejemplo, no peleaba por Espaa, peleaba

    por el Rey y la Corona. El sentimiento de la nacionalidad espaola no estaba acuadoclaramente en el momento de la Conquista. La palabra "patria" en esa poca (testimonios: elTesoro de la Lengua Castellanade Sebastin de Covarrubias) quera decir: tierra del padre;como nacin, lugar donde se ha nacido. No, pues, por el texto de ser de nacin peruana, a mijuicio, se quiere decir nacin cusquea, sino por ese brillantsimo prrafo que sirve de Ttulo ala Dedicatoria a los Incas, Mestizos y Criollos del Grande y Riqusimo Imperio del Per, "elInca Garcilaso de la Vega, su hermano, compatriota y paisano". En ese magistral comienzode la dedicatoria se encuentra profundamente, como en otros pasajes del libro, un genialatisbo de la nacionalidad peruana. En eso, el Inca Garcilaso, aun antes que ningn antillano omexicano, siendo esos pueblos en su formacin mestiza muy anteriores al peruano, fue sinduda, el primer americano, al menos que se sepa, que tuvo sentimiento o conciencia obarrunto profundo de su- nacionalidad. En efecto, un esplndido historiador espaol de todos

    conocido, Ramn Iglesia, al estudiar a Sigenza y Gngora, ya en el siglo XVII, advierte cmoen l va apareciendo en embrin su sentimiento de lo mexicano; y en el Per, seores, el IncaGarcilaso se adelant genialmente a su tiempo y tuvo un profundo sentimiento de lanacionalidad".9

    ALGUNOS ELEMENTOS PARA UNA HISTORIA DE LAS CLASES INFERIORES

    Una historia de las clases inferiores en nuestro pas, como en otros, no prescindir delhecho de que ellas se componen, en la poca colonial, de castas entre las cuales es posibledistinguir a los esclavos por una parte y, de otro lado, a gente cuya subsistencia depende dela prestacin de servicios o del salario. Este ltimo factor econmico no aparece tan slocomo resultado de la sociedad industrializada; y, antes bien, puede emerger antes de que ella

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    se desenvuelva. A consecuencia de lo anteriormente dicho, la gente sufre cuando el salariocae; afronta el hambre cuando l falta. El trabajo es el nico patrimonio del verdadero pueblo.Dentro de l, quien no trabaja, mendiga. Pero no se trata, en las pocas o en los estadiosprecapitalistas, ni siquiera principalmente, del salario en dinero. Las masas campesinassuelen ser propietarias nominales de parcelas, cuyo dominio eminente pertenece a otros; opueden trabajar, en el caso del Per, reunidas en comunidades agrcolas que las leyes,nominalmente, aunque con frecuencia violadas, respetan y aun estimulan.

    Tienen las caractersticas de ser autoconsumidoras. Al mismo tiempo, en gran nmerode casos, operan dentro de fenmenos de trueque o de venta de su mano de obra. Encambio, en la ciudad, el salario es mucho ms importante y las clases inferiores actan encrculos concntricos alrededor de grandes familias, o se someten a normas prefijadas en losgremios dentro del rgimen del artesonado, o van hasta el trabajo a domicilio, o a la condicinde asalariados libres o semilibres en tiendas o en almacenes. Dentro de todo este panorama,aparecen algunos frenos internos al desarrollo de la miseria fisiolgica que ha sido posiblediagnosticar claramente cuando ya aparece el predominio abrumador del salario en dinero,

    tan caracterstico dentro de la etapa inicial de la sociedad capitalista.Podra creerse que, en lo ms hondo de la conciencia de las mayoras de las clases

    inferiores durante el perodo al que cabe llamar "el antiguo rgimen", el destino de ellasaunque hoy parezca odioso, est, de hecho, generalmente ligado, cuando no aparecen los"furores campesinos" y antes de que se infiltraran las ideas libertarias, al problema delconsumo que, a su vez, se explica por un gran dilogo histrico entre la demografa de unaparte, y la coyuntura de los precios, las tasas, y los empleos de otro lado. Hay un mnimunvital expreso. La estabilidad de la renta se transforma en un tipo de exigencia social, aunquesea frgil y muy baja y funcione acechada constantemente por distintas amenazas.10

    Es posible aventurar la hiptesis de que pudo haber habido eventualmente un cierto

    grado de estabilidad y aun de relativa fijacin de las necesidades populares mnimas ocarenciales en la poca preindustrial, con lo cual la idea del consumo mnimo obtiene un valordurable. Opuesto, por cierto, sera el caso de las muchedumbres arrastradas a las horrendastareas de la mita.

    LOS "FURORES CAMPESINOS"

    Las clases inferiores son, a travs de largas perodos, clases silenciosas, analfabetas,en apariencia resignadas. Ellas han dejado en la historia escrita de la poca precapitalistapocas huellas. De hecho, sin embargo, la historia poltica revela, en algunos momentos, ladiscontinuidad del tiempo: el gran silencio popular del tiempo largo es roto por la explosinpopular del tiempo corto. Y esta explosin revela la profundidad de una miseria, la existencia

    de una sensibilidad en los lmites de la conciencia colectiva, y permite medir en alguna formala realidad del malestar social bajo el gobierno de los ricos. Si pensamos especialmente en lamasa sedentarias resultan explicabas muchas de las grandes "furias campesinas" queestallan antes o despus de largos perodos de resignacin y de silencio que pueden, enetapas posteriores, tener vnculos con ulteriores fenmenos revolucionarios. Ellas suelen sermovimientos milenaristas o mesianistas hoy cuidadosamente estudiados; o protestas contralos abusos de los grandes propietarios, de las autoridades, de los mandones locales, de losacaparadores, de los recaudadores de impuestos, o contra el mal gobierno en general; con lairrupcin de la vida moderna, sobre el gnero de la vida tradicional; contra las grandescalamidades atmosfricas o climticas que traen hambrunas, epidemias u otras desgracias; ocontra excesos o aumentos en los impuestos y gabelas; o frente a la caresta de precios.Suele ocurrir tambin que, en ciertas ocasiones, las masas populares resultan asociadas a

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    algn personaje o grupo social superior a ellas. Se produce as un enmascaramiento de lasrebeliones y dichas clases aparecen con mandatarios e intrpretes originariamente ajenos aellas.11

    LA AUSENCIA DE INQUIETUDES RELIGIOSAS IGUALITARISTAS EN LASMOVILIZACIONES DE MASAS DURANTE EL PERODO COLONIAL PERUANO

    En algunos pases europeos, desde los das de la Reforma a la Revolucin Inglesa, deToms Mnzer a Lilburne, las ideologas polticas que inflaman a las gentes pequeas, a losannimos, al pueblo menudo, estn mezcladas con grandes debates religiosos y con ladislocacin de la dogmtica catlica. La reivindicacin igualitario de las clases inferioresobtiene un apoyo en la democracia de las sectas y en la interpretacin literal de los librossagrados. El caso de la Revolucin Inglesa es impresionante. La cada de la monarqua y dela jurisdiccin episcopal estuvieron acompaadas por una inmensa proliferacin de sectasreligiosas que el llamado Parlamento Largo no logra evitar no obstante los esfuerzospresbiterianos; las sectas que agrupaban a los. ciudadanos sobre la base de una llamada

    experiencia de Dios, o en las que el ingreso o la expulsin eran decididos por la asamblea delos adherentes, cuyo comando hallbase en los artesanos, hicieron surgir una opinin popularque hall su expresin finalmente en el movimiento "Nivelador", hostil, a la vez, a lospresbiterianos y a los independientes. Del consentimiento individual frente a Dios, Lilburne ysus amigos derivaron el consentimiento individual frente al gobierno. De all surgi la dobleidea-fuerza de una Constitucin escrita y del sufragio universal, forma suprema de la igualdadpoltica entre los hombres. En mayo de 1649, el Agreement of tbe People es el primermanifiesto poltico coherente de las clases inferiores. Despus de la derrota de los"Niveladores", la ola "comunista" de los "Excavadores" (Diggers) ya desborda los caucesrevolucionarios en una protesta mstica contra la realidad. El deslizamiento del pensar polticopopular hacia la utopa viene a ser contemporneo del deslizamiento de las clases inferioresfuera de la alianza que hizo posible la Revolucin Inglesa.12Ninguno de estos fenmenos

    emergi en Espaa, ni en el imperio hispnico de Amrica, ni en el Per.

    UN CASO DE AHORRO EN LAS CLASES INFERIORES DENTRO DE UNA SOCIEDADPRECAPITALISTA

    Urge superar, en esta clase de ensayos histricos, como en todos los otros, latentacin de simplificarlos en obediencia ciega a doctrinas prefijadas. Pudo haber en la pocade que estamos hablando, muchas personas de las clases inferiores que, siquiera en algunaforma, escaparon a las crispaciones de la economa general. En el Per de la Colonia,algunas llegaron a conseguir y a organizar el ahorro bajo la proteccin y las directivas de laley. Son numerosos los autores para quienes slo la economa capitalista da lugar al ahorro,por lo menos en forma sistemtica. Sin embargo, en el Per colonial hubo un sector de las

    clases inferiores que no slo lo convirti en realidad permanente sino que fue capaz deadaptarse a su organizacin para distribuirlo, con mayor o menor equidad, cuando nointerfirieron las presiones de las autoridades espaolas. Fue el caso de las "Cajas de Censosy Bienes de Comunidades de los Indios", imbcilmente destruidas en la poca republicana. LaRecopilacin de Leyes de Indias en su libro VII acept y organiz estas Cajas. Disfrutabanellas de tres clases de ingresos: agrcolas, industriales y censales.

    Los primeros tenan su fuente en el cultivo en comn de determinadas extensiones detierras. Para los, segundos, los obrajes industriales de los aborgenes, como los telares yotras producciones, daban su aporte. En estas dos formas haba una procedencia indgena.La ltima, la censal, fue creacin espaola y aluda al canon de arrendamiento que se debapagar por ciertas tierras de comunidad otorgadas en arriendo. Los productos obtenidos por

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    estas Cajas eran gastados en necesidades de comn de los indios y en el pago de sustributos. Ms de una vez sirvieron tambin para hacer prstamos importantes al Estado. Eranellas administradas por oficiales de la Corona y los pleitos a que dieran lugar se fallaban porjuzgados especiales. Durante la guerra de la Independencia las zonas territoriales habitadas,en su mayor parte, por la poblacin indgena, estuvieron a lo largo de toda esta sangrientacontienda de cinco aos, bajo el dominio espaol.13

    HACIA UNA VISIN ORGNICA Y OBJETIVA DE LAS CLASES INFERIORES

    El examen estadstico y cuantitativo del consumo popular en los siglos del Virreinatono puede ser sino, a lo sumo, parcial o incompleto. Quizs hasta resulte imposible en relacincon los vastos propsitos de un buen investigador moderno en la historia econmica. Unasolucin puede hallar su camino en el uso del sondaje y del concepto del "tipo social", o "tipoideal", tanto como en la obstinada persecucin de los numerosos datos que la historiacuantitativa requiere. Los archivos hospitalarios, episcopales, parroquiales, notariales,censsticos y ahora los provenientes de las haciendas, utilizados con una minuciosidad y con

    una sutileza que no evadan las realidades, pueden ser la fuente para el estudio de casosespecficos pero no de excepcin en la vida urbana y en la vida rural. Despus de ellosquizs, y poco a poco, vendr a ser perceptible un cuadro orgnico y objetivo de las clasesinferiores, de sus diversos estratos en el acontecer cotidiano y no a partir de esquemas apriori. Dichos resultados pueden dar luces tambin sobre los presupuestos populares. Laclasificacin socioprofesional es indispensable en el estudio de las sociedades antiguas comoen las modernas y en las contemporneas. A ella hay que anteponer, en el mundo colonialhispano americano y especialmente en el Per, el importantsimo e insoslayable problema delas castas. Caben entonces algunas definiciones especficas de las distintas formas de lariqueza en capital o en renta dentro de una convergencia de sondajes en grupos urbanos y engrupos rurales.

    No se puede prescindir aqu de lo relacionado con los asuntos referentes al gran temade la estructura numrica de las clases populares que, al ser estudiada con ojos nuevos,debe llevar al examen de la evolucin de los grupos socioprofesionales, al de la masademogrfica y a la caracterizacin realista de los empobrecidos as como del volumen deellos a travs de distintos aos. Aqu los materiales hacendsticos son fundamentales. Hayque tomar en cuenta que la estadstica colonial peruana se orient hacia una finalidadtributara. Ante todo, quiso verificar cuntas personas vivan, principalmente las quehallbanse obligadas a pagar los impuestos personales. Las autoridades civiles tuvieron aqula competencia del clero imbuido por su afn de adoctrinamiento.14

    A travs del examen de las clases inferiores peruanas coloniales habr que ver cmoel quechua a veces se propaga geogrficamente, ms de lo que haba sido entre los Incas,

    por la accin de los catequistas. Ha sido costumbre distinguir en cada perodo distintosgrupos entre los indios, que fueron, en todo momento, segn la profunda frase de Solrzano,"los pies de esta Repblica".15 : los hatunruna o indios tributarios, pertenecientes a lascomunidades agrarias que sobrevivieron a la conquista y se organizaron dentro de las pautaspor ella impuestas; los yanacuna o indios plebeyos alejados de las comunidades, cuyonmero aument porque se convirtieron en un vasto preproletariado informe al servicio de losespaoles; los curacas o seores locales utilizados como capataces o mayordomos(sapayapa) al servicio de la administracin colonial con algunos privilegios para ellos y susfamilias; y, dentro de un estrato distinto, la nobleza inca que, en sus variados cuadros, entren un proceso de desintegracin parcial despus del colapso del Estado Neo-Inca. Perocomo a la historia no la determina el inmovilismo, hay que agregar otro grupo: el de los indiosladinos, conocedores del castellano y con instruccin bastante para abrirse paso ya sea en el

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    ejercicio del comercio o en el de algn oficio o arte. Empezaron por ser auxiliares,sacristanes, cantores o msicos de los curas y doctrineros; a veces hasta llegaron a lacondicin de fiscales de doctrina y catequistas de los de su raza. Estaban dispensados deltributo y de la mita. Creci su nmero cuando les fue dable acompaar o reemplazar poco apoco a los espaoles en las artes grficas junto con algunos mestizos. As llegaron a tener lamayora en algunos gremios y cofradas. Lleg a introducirse la alternativa entre ellos y losespaoles y criollos para el gobierno de esas entidades como priostes o hermanos mayores,as como estaban a cargo de las rdenes religiosas, sucesivamente, sacerdotes criollos yespaoles. En la cofrada de los zapateros o de San Crispn en Lima, establecida en laCatedral, una de las ms antiguas, durante el siglo XVIII, los indios, no obstante algunosdebates, llegaron a ese alto cargo. Hubo, por cierto, cofradas especiales para los de su raza;pero en otras, donde inicialmente haban dominado los espaoles, como la de los plateros,llegaron stos a tener menor o nula importancia. De dicho grupo especial provinieron elrumbo, la magnificencia y el boato, a veces similares a los que exhiban las clases altas, enlas fiestas reales con motivo de la elevacin al trono de un nuevo monarca o por otra causade general regocijo. 16

    Y, por ltimo, esa historia de los peruanos necesitara otorgar atencin a laintroduccin de los negros y al vasto experimento de mestizaje negroide que surgi desde losprimeros momentos de la Conquista, sin estar obligada a darle tampoco importanciaexclusiva. Slo en tanto y en cuanto incluya a los distintos sectores de poblacin, a susdiversos estratos y a sus mutuas relaciones e influencias, podr hablarse de una verdaderahistoria general o social de los peruanos durante esa poca. E. Harth-Terr, en sus estudiossobre los artfices en el Virreinato, ha encontrado, por ejemplo, la figura de Santiago Rosales,"cuartern" de mulato libre, oficialmente autorizado en noviembre de 1723 para que fueramaestro en las artes de albailera y arquitectura, con facultad para tener oficiales yaprendices. El mulato Rosales, agrega, fue, adems, relojero y artillero; conocedor de losidiomas francs, italiano y latn.17

    ELEMENTOS BSICOS PARA UNA HISTORIA DEL ESTADO PERUANO DESDE ELSIGLO XVI

    Si lo que se intenta hacer, en cambio, no es una historia del pueblo sino una historiadel Estado en el Per a partir del siglo XVI, se encontrar, en sus aspectos polticos y jurdico-externos, una diferencia sustantivo con el Estado de los Incas. En ese plano, surge entre lasdos pocas, la prehispnica y la hispnica, una separacin mucho mayor que cuando se hacela historia del pueblo peruano. Pero en el orden jurdico interno, hallarase que la legislacinnueva reconoci o utiliz a veces para sus fines propios las instituciones antiguas. Si enAmrica hubieran vivido slo pueblos salvajes, los espaoles se hubieran mantenidoposiblemente en ellos; pero no hubiesen avanzado con tanta rapidez y de un modo tan

    extenso y tan seguro como lo hicieron. Supuesto de ello fue, precisamente, la existencia deEstados que tenan una cultura desarrollada y estaban gobernados por soberanos poderosos.La obediencia y el orden que los prncipes indgenas haban establecido abrieron el camino aldominio nominal de los reyes de Espaa. La veneracin de que gozaban los Incas, tangrande, fue, en cierto modo, un precedente de la autoridad que obtuvo el lejano monarca dela dinasta de los Austria o de los Borbones a travs de sus personeros ultramarinos. El poderpoltico y el poder religioso estaban entre los Incas tambin estrechamente unidos, muchoms todava que en Espaa. Los espaoles trataron de ocupar los lugares de los dos poderessupremos que derrocaron18y sobre la base del orden pblico por ellos hallado, pretendieronerigir su autoridad. Y el cacicazgo, la mita, el tributo, la comunidad indgena, institucionesaborgenes, sirvieron como instrumentos utilizados para sus fines especficos coloniales por elsistema fiscal, econmico y administrativo del Virreinato. El Derecho Indiano afirm -

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    repetimos- bajo condiciones muy claras, la existencia y la validez de la costumbre jurdica,validez legal a la que hay que agregar la importancia de las costumbres "aparte de la ley" y delas costumbres "'fuera de la ley" o "contra la ley", mantenidas de hecho. Algunas de estascostumbres tuvieron origen indgena, sin que faltaran, adems, por cierto las que provenande fuentes criollas, mestizas o castellanas.19

    COMIENZOS DE UNA EXPRESIN INTELECTUAL PROPIA

    Del mismo modo fueron disendose rasgos peculiares en la historia cultural. Latradicin cultural espaola, con una parte de sus elementos integrantes, pudo sertransportada al Virreinato peruano, como a las otras regiones del imperio espaol en Amrica.Llegaron as, a travs de ella, elementos de origen cristiano, medieval, renacentista, de laContrarreforma, barroco o neoclasicista. Pero llegaron a veces sucesivamente y a vecesdemasiado tarde. En todo caso, en una mezcla o en una sucesin que en Espaa no tenan.Hubo aqu, adems, un problema de transporte y un problema de transformacin. Y nofaltaron en las letras, en las ciencias o en las artes, desde muy temprano, durante la

    Conquista, figuras y obras que expresaron la preocupacin por la naturaleza o por la genteamericanas a travs de estudios lingsticos, etnolgicos, histricos o geogrficos; o sea que,en el acento o en el sentido de su obra, revelronse diferentes del espaol peninsular,aunque en Espaa hubiesen nacido dichos autores.

    Y al lado de estos y otros escritos fueron surgiendo, espontneamente, a lo largo delos tres siglos coloniales, notas indgenas o mestizas o criollas en la imponente estructura, enlos muros frontales, en las altas columnas y en las motivaciones decorativas de la arquitecturacolonial; en las tallas y esculturas; en los artesanados y retablos; en los muebles y en lasjoyas; en las lneas, los colores, la composicin de los lienzos policromados.20Los recientesdescubrimientos de Pablo Macera, en relacin con las pinturas murales en iglesiasprovinciales de la regin del Cusco, no pueden dejar de suscitar viva admiracin hacia esos

    olvidados y, a veces, geniales artistas. Un pueblo que, como el indgena, pese a todas sustribulaciones, padecimientos y dificultades, se expresa y sigue expresndose en el arte, es unpueblo que merece un gran futuro.

    EL SEMICOGOBIERNO DE LA ARISTOCRACIA CRIOLLA EN LAS POSTRIMERAS DELA COLONIA

    Escap naturalmente al superficial captulo aqu anotado otro fenmeno que varioshistoriadores revisionistas contemporneos detectan; el de la poderosa influencia de la

    aristocracia criolla en el gobierno y en la administracin del Virreinato, al menos durante losaos iniciales e intermedios del siglo XVIII. Contra este grupo de presin surgieron lasreformas que intent hacer el Ministro Jos de Glvez. El autor del presente ensayo se hareferido a tales hechos en El azaren la historia y sus lmites (Lima, P. L. Villanueva, 1973).Quizs sea interesante repetir, una vez ms, que, aos antes, ya constat la decisivainfluencia ejercida por dos personajes localizados en la vida limea, el mestizo lvaro deIbarra y el judo Diego de Len Pinelo, sobre el autoritario Virrey Conde de Lemos alinvestigar la poca de este gobernante en el que, de lejos, resulta ser el primero de los tres -tres! - libros que a l han sido dedicados.21

    LA IDEA DE CAMBIO EN LA NOBLEZA COLONIAL.EL CASO SINGULAR DE RIVA AGERO Y SNCHEZ BOQUETE

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    No es de sorprender que el ideal autntico de los grupos ilustrados de la aristocraciacolonial en el siglo XVIII fuese el reformismo, es decir el mantenimiento de la pirmide socialcon una mejor ubicacin para dicha clase. Durante mucho tiempo ese sueo estuvoacompaado por la idea de la conservacin de los vnculos con la metrpoli, o sea enarmona con la frmula de un regionalismo americano dentro del imperio ultramarino. EnNueva Granada, las regiones atlnticas de Venezuela y Buenos Aires, por el contrario, laburguesa perifrico del imperio hispnico de ultramar fortalecida por las nuevas relacioneseconmicas creadas entre la Madre patria y sus colonias y entre ella e Inglaterra y Francia,opt tempranamente en el siglo XIX por la frmula independentista, quizs bajo influenciasmasnicas de origen internacional.22

    Aun en el caso de personajes peruanos tan representativos como Jos de la RivaAgero y Snchez Boquete, adherente a la tesis de una revolucin emancipadora desde1809, es necesario tomar en cuenta que sus ideas no llegaron nunca a pretender un nuevoliberador sistema social sino un trnsito de gobierno que entregase el manejo del nuevo

    Estado soberano a su propia clase, sin otras innovaciones. Cuando se examina con cuidadosu famoso Manifiesto de las 28 causas23 publicado en Buenos Aires, en 1818, se halla lacondena del rgimen colonial, fundamentalmente, por la postergacin de los criollos o"espaoles americanos", a pesar de la noble estirpe de una buena parte de ellos en contrastecon el origen plebeyo de los peninsulares llegados a Amrica y tambin por los abusos delgobierno, resultado de lo anterior. En suma el Manifiesto denuncia una mal dirigidaadjudicacin de empleos y de honores, origen de arbitrariedades administrativas y fiscalesque enumera minuciosamente. A propsito de la causa 10a." dice: "Para consolidar elgobierno monrquico moderado, es preciso conservar la nobleza. A proporcin que se ultrajay confunda a esta clase interpuesta entro el monarca y el pueblo (el subrayado es nuestro), lamonarqua corre velozmente a la ruina". Los prejuicios sociales afloran en muchos prrafosque reflejan el desprecio a los espaoles venidos a Amrica o que califican a los secuaces o

    consejeros del Virrey Abascal como "gentes despreciables" o "hijos adlteros".

    Ms adelante declara con aprensin: "Los militares espaoles van multiplicando laespecie americana y la especie ms temible, la de los mestizos". No hay en dicho documentouna sola palabra contra la esclavitud de los negros, o contra los servicios personales queagobian a los indios. Y esta actitud hallase corroborada por el elogio uncioso que de laaristocracia peruana hace el mismo autor en su libro final, editado bajo el seudnimo dePruvonena en 1858, a travs de citas de Francisco Antonio de Montalvo (El Sol del Per,Roma, 1683) Francisco de Echave y Assa (La Estrella de Lima, Amberes, 1688) Estcomprobado, afirma, que existe en el Per una nobleza honorable; y que siempre ha sidogobernado por personas de prestigio (est aludiendo a los virreyes cuya lista completaofrece). "No es de presumiese (agrega) que, acostumbrados los peruanos a ser mandados

    por personas respetables, (aqu contradice lo dicho en las "28 causas") pudiese tener respetoa la chusma de depredadores y criminales que han gobernado el Per la mayor parte deltiempo de la Independencia, cuyos delitos se han patentizado en esta obra. Parecedemostrado que no conviene el gobierno republicano a pueblos donde no es homognea lapoblacin., ni tampoco tienen las costumbres y educacin que son necesarias para esta clasede gobiernos.24

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    NOTAS:

    1. Immanuel Wallerstein, The Modern World-System. CapitalistAgriculture and the Origens of the European WorldEconomy in the Sixteenth Century. New York, Academic Press, 19'74. Es la primen parte de una obra fundamental

    en cinco volmenes.2. La multitud, la ciudad y el campo cita pg. 43.

    3. Marcel Bataillon, "Les colons du Prou contre Charles Quint: Analyse du mouvement pizarriste" (1544-1548) enAnnales, Economies,Societs, Civilisation, Pars, mayo-junio de 1967, pgs. 479-494. Se trata del resumen de uncurso en el Colegio de Francia, cuyo texto completo fue publicado en el Annuaire du College de France. Esteartculo lleva tan solo una nota.

    4. Dice Keynes: "El botn que trajo Drake a Inglaterra despus de sus correras (The Golden Hind) puede serconsiderado el origen del capitalismo britnico. La reina Isabel pag con estas sumas toda la deuda externa einvirti buena parte del saldo (ms o menos 42.000 libras esterlinas) en la Compaa de Levante; principalmentecon los beneficios de la Compaa de Levante surgi la Compaa de lo Indias Orientales y, a su vez, losdividendos de ella constituyeron durante los siglos XVII yXVIII la base de las inversiones britnicas en el exterior; y

    as sucesivamente. En vista de lo anterior los clculos que siguen pueden entretener al curioso. En el momentoactual (en nmeros redondos) nuestra inversiones externas nos producen ms o menos 6.1/2% neto despus detomar en cuenta las prdidas y de esa renta reinvertimos fuera del pas alrededor de 3.1/4 %. Si esto viene a ser,por lo general, un ejemplo de lo que ha venido sucediendo desde 1530, las 42,000 libras esterlinas que la reinaIsabel tom del botn de Drake se habran acumulado en 1930 hasta llegar aproximadamente al actual monto denuestro invasiones forneas en la actualidad, es decir 4,200'000,000; o sea 100,000 veces ms que la inversininicial. Podemos, naturalmente, verificar la exactitud de esta cantidad hipottica de acumulacin alrededor de 120aos ms tarde. Porque al final del siglo XVII las tres grandes empresas mercantiles -la Compaa de IndiaOriental, la Real Africana y la de la Baha del Hudson- que representaban el grueso de las inversiones nacionalesen el exterior, reunan un capital de unas 2'150,000 libra esterlinas. y si calculamos en 2'500,000 libras esterlinas elresto de las inversiones similares en aquella poca, ste es el orden de la magnitud de lo que 42,000 librasesterlinas podran haber crecido al 3.1/4% en 120 aos (John Maynard KeynesA Treaty of Money, The AppliedTheory of Money,Londres. Macmillan 1930, V. II, captulo 30, pg. 156).En el caso de Inglaterra, gran parte de leo importaciones al por mayor provenan de la captura que Drake hizo debuques con tesoros espaoles y de muchas hazaas similares ejecutadas por otros. Estas aventuras fueronfinanciadas por consorcios y compaas que buscaban especulaciones mercantiles, cuyos xitos y productossuministraron un enorme estmulo a correras de distintos tipos. El auge de Inglaterra definitivamente comenz conel regreso de la primera expedicin importante de Drake (su tercer viaje) en 1573, y se acentu con las inmensasganancias de su segunda expedicin que volvi a la patria en 1580, mientras que la tercera, efectuada en 1586, nofue, por cierto, despreciable. El valor del oro y la plata capturados en estos viajes (The Goiden Hind) fuecuidadosamente ocultado en su tiempo; pero algunos historiadores lo calculan en una suma que vara entro300,000 y 1'500,000 libras esterlinas. Hay quienes optan por las cantidades ms altas y exhiben pruebas en elsentido de que ha debido exceder por lo menos. a la 600,000 libras esterlinas.El efecto de estas grandes inyecciones de dinero para crear "los once aos de gran prosperidad", desde 1575hasta 1587, tiene que haber sido decisivo. Es una caracterstica de ciertos historiadores ilustres, por ejemplo laCambridge Modern History, no mencionar estos factores econmicos en la formacin de la era isabelina, ytampoco su influencia sobre la grandeza de ella.

    5. Interesantes trabajos para el estudio del indio en la poca colonial siguen siendo, a pesar de los aos, "The

    Quechua in the Colonial World" por George Kubler en Handbook of South American Indians,Wshington, 1946. V.II, pgs, 331 a 410, y The Incas Concept of Sovereignity and Spanish Administration in Perupor Charles Gibson,Autin, University of Texas, Institute of Latin American Studies, IV, 1948. Muy valioso el de Michaele Colin, LeCuzco a la fin du XVII et au dbut duXVII sicle, Pars, Instituto de Altos Estudios de Amrica Latina, Trabajos yMemorias, 16. 1966. prlogo de Pierre Chaunu.

    6. Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, primera parte, Libro IX, captulos 16 a 30. B. Cobo, Historia delNuevo Mundo, Madrid, 1890-95; V. 1, 333-, Vol II, 347, 358 a 395, 403. 416 a 438. Vzquez de Espinosa,Descripcin de las Indias Occidentales, Wshington 1942. 619 a 621. Yacovleff y Herrera: "El mundo vegetal de losantiguos peruanos" en: Revista del Museo Nacional. Vol. III, No. 3, pgs. 241. 322 y Vol. 4 No. 1, pgs. 29-102; 0.F. Cook El Per como centro de domesticacin de plantas y animales, Lima, Museo Nacional, 1937; P. C.Mangeisdorf y R. C. Reeves "The Origins of Indian Com and its Relatives" en Texas Agriculture ExperimentalStation Bulletin No. 574, 1939. K. T. Sappel, "Beitrage zur Kentniss der Besitzbegreifung Amerika und zurEntwicklung der Altamerikanachen Landwirschaft durch der Indianer" en Mittelungen aus der Museum fur

    Vlkerkunde. Hamburgo, Vol. 19, 1938. Pero la sntesis probablemente mejor, con identificaciones botnicas y

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    perspectivas cronolgicas sobre el temo es la de Margaret A. Towie The Ethnobotany of Pre-Columbian Peru, NewYork, Viking Fund. Publications in Anthropology, 30, 1961.

    7. Concolorcorvo, EL Lazarillo de Ciegos caminantes desde Buenos Aires hasta Lima, Biblioteca de CulturaPeruana, Tomo VI, Pars, Descle de Brouwer, Pars, 1933, pg. 337. Existe una nueva y reciente edicin de ElLazarillo segn perece, magnfica, publicada en California. No obstante grandes esfuerzos, no ha sido posible

    conseguirlo en Lima.

    8. Este agudo punto de vista fue planteado por Jos Durand en el Symposium realizado en Lima, en Junio de 1955.sobre el Inca Garcilaso de la Vega y aqu ha sido trascrito. Durand se bas en sus propias observaciones y, parasustentarlo, aludi a la nueva edicin de la obra de ngel Rosenblat La poblacin indgena y el mestizaje en laAmrica Hispnica, mencionada en la nota 14. as como a los documentos publicados por Richard Konetzkeacerca de la formacin social de este continente. De Konetzke: "Las fuentes para la historia demogrfica deHispanoamrica durante la poca colonial en Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, tomo 5, 1948; DeIndianerkulturen Altamerikas un die Spanish Portugsische Kolonialherrschaft. Frankfurt-am-Main, 1965. Coleccindedocumentos para la Historia de la formacin social de Hispanoamrica,1946-1810, Madrid, 1953-1962, 5; entreotras contribuciones.

    9. Jos Durand en Nuevos Estudios sobre el Inca Garcilaso. Lima, 1955, citado en nota anterior, pgs. 156-157.

    10

    . Francois Furet, "Pour une dfinition des classes inferieures a lpoque moderne" en Annales, Pars, mayo-juniode 1963, pgs. 459-474.

    11. Roland Moussier, Fureurs poysannes, Les paysans dans les revoltes du XVIIo. siecle (France, Russie, Chine).Pars, Calman-Levy, 1967. Eric Robsbawm Les primitifs de la rvolte dans L'Europe moderne, Paris, Fayard, 1966.

    12. El autor ha expuesto en su libro El azar en la historia y sus lmites(Lima, P. L. Villanueva, 1973. pgs 94-97), enuna extensa bibliografa, los nexos entre la Reforma y la Revolucin Inglesa de un lado con el movimientodemocrtic