Alfredo Sáenz S.J. - El Apocalipsis según Leonardo Castellani

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    Introduccin

    En nuestro libro El fin de los tiempos y seis autores modernos (Asociacin pro-culturaoccidental, A.C., Guadalajara 19962, 402 pgs.), expusimos el pensamiento sobre este tema enlos escritores Dostoiewski, Soloviev, Benson, Thibon, Pieper y Castellani. En esta breve obrapresente reproducimos solamente el ltimo captulo, que expone lo que el P. LeonardoCastellani nos dice acerca de las ultimidades de la historia.

    Los cuatro primeros pensadores aludidos, Dostoievski, Soloviev, Benson y Thibon, seexpresaron prevalentemente mediante el recurso literario, sin dejar de lado, por cierto, lascosas que de los tiempos postreros se leen en el Apocalipsis. En lo que toca a Josef Pieper,investig el mismo tema desde el punto de vista filosfico-teolgico. El P. Castellani, que citafrecuentemente a algunos de los autores nombrados, apelar a los dos expedientes, el delnovelista y el del telogo. Lo que en algunas de sus obras nos lo dice de manera novelada, loreitera en otras de modo ms sistemtico.

    Para muchos, seala nuestro autor, el Apocalipsis es un libro enigmtico, prcticamentehermtico, y por consiguiente resulta intil leerlo. Pero cuesta pensar que Dios haya legado asu Iglesia una revelacin tan impresionante Apocalipsis significa descubrimiento,revelacin, sabiendo que resultara inaccesible al entendimiento de la mayora. Un enigmainsoluble es lo contrario de una revelacin. Castellani se abocar a su interpretacin, con laayuda de la gran tradicin patrstica de la Iglesia, y de autores ms recientes como Newman,Billot, Benson y Pieper. Los Padres vieron mucho, sin duda, pero en cierto modo nosotrospodemos ver ms, encaramados sobre sus hombros y con la experiencia de los hechos que yahan sucedido o que se van volviendo predecibles.

    Por otra parte, el mundo actual se muestra ansioso de atisbar el futuro que la historia ledepara. Nada de extrao, ya que semejante inquietud se suele acrecentar en las pocastempestuosas y preadas de amenazas. A dnde se dirige el acontecer histrico?, sepreguntan todos. De ah el pulular de falsas profecas, de apariciones inslitas, de pronsticosperegrinos. Por eso hoy se vuelve ms apremiante que nunca poner sobre el tapete el grantema de la esjatologa. A decir verdad, algunas de las interpretaciones que nos ofrecer elgenial Castellani son muy personales y no estamos obligados a hacerlas nuestras. Con todo,sus intuiciones resultan frecuentemente brillantes y, segn decamos, se respaldan en el avalde grandes pensadores.

    I El Apocalipsis y la Teologa de la HistoriaUn primer aspecto que estudia nuestro autor es la relacin del Apocalipsis con lo que se ha

    dado en llamar el sentido teolgico de la historia.

    1. Typo y Antitypo

    Entre los discursos de Cristo que consigna el Evangelio se encuentra el denominadoDiscurso Esjatolgico. All el Seor anunci que hacia el fin de los tiempos estallara unagran tribulacin, tras la cual l reaparecera, lleno de poder y majestad. En el transcurso dedicho sermn, encontramos esta afirmacin tan categrica como desconcertante: En verdados digo que no pasar esta generacin sin que todas estas cosas sucedan. El cielo y la tierrapasarn, pero mis palabras no pasarn (Mc 13, 30-31). Aquellos que lo oan murieron y, sinembargo, no lleg el anunciado fin de los tiempos. Se equivoc Cristo? Castellani juzga queac se esconde la clave que explica el sentido de la interpretacin proftica. Toda profeca sedesenvuelve en dos planos y se refiere a la vez a dos sucesos: uno prximo, llamado typo, yotro remoto, llamado antitypo . El profeta describe sucesos lejansimos, para los cuales hastalas palabras resultan deficientes, pero proyectndolos analgicamente desde sucesos cercanos.

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    El profeta se interna en la eternidad desde la puerta del tiempo y lee por transparenciatrascendente un suceso mayor indescriptible en un suceso menor prximo; es el modo queexiste tambin analgicamente en los grandes poetas.

    De este modo Isaas profetiz la redencin de la humanidad en la liberacin del pueblo judo del cautiverio babilnico, as como San Juan describi la Segunda Venida en ladestruccin de la Roma imperial, y el mismo Cristo previo el fin del mundo en la cada deJerusaln. Cuando, pues, dijo no pasar esta generacin sin que... se refera a la vez a losapstoles all presentes, con referencia al typo, que es el fin de Jerusaln; y tambin a la

    descendencia de los apstoles, con referencia al antitypo , el fin del mundo. Los apstolesvieron el fin de Jerusaln, la Iglesia ver el fin del mundo. As lo puso en claro un gran telogo,el Cardenal Billot, en su libro La Parousie, donde afirma que el profeta ve el futuro lejano einescrutable a la luz o por transparencia de un suceso cercano, tambin futuro, pero msinteligible y obvio. O, si se quiere, en el caso del Apocalipsis, percibiendo el vidente los tiempospropiamente parusacos, profetiza en esquema todos sus prolegmenos y su germinacinhistrica latente en las tres primeras visiones que resumen cabalmente la historia de la Iglesiaen forma simblica: el Mensaje a las Siete Iglesias, los Siete Sellos y las Siete Tubas.

    El mismo San Juan afirma en el Apocalipsis que la Parusa palabra griega que aplicada aCristo significa su presencia justiciera en la historia humana est cerca. Lo hace desde elcomienzo, cuando titula el libro Revelacin de Jesucristo para manifestacin de lo que ha de

    suceder pronto (Ap 1, 1), hasta el final, donde reiteradamente le hace repetir a Cristo: Mira,vengo pronto (Ap 22, 7.12.20).Digamos una vez ms que Cristo no se equivoc. Porque, como seala Castellani, este

    vengo pronto puede ser entendido de tres modos. Ante todo trascendentalmente , en cuantoque el perodo histrico de los ltimos das, o sea el tiempo que corre de la Primera a laSegunda Venida ser muy breve, cotejado con la duracin total del mundo. Segn una antiguatradicin judeo-cristiana, este siglo, es decir, el tiempo que va desde Adn al Juicio Final,tendra una duracin de siete milenios, a semejanza de los siete das de la creacin: dosmilenios corresponden a la Ley Natural, dos milenios a la Ley Mosaica, dos milenios a la LeyCristiana, siendo el ltimo milenio el de los tiempos finales, el domingo de la historia, lapoca parusaca de los nuevos cielos y de la nueva tierra. As, pues, en un sentido

    trascendental, Cristo pudo decir con verdad que su Segunda Venida estaba cerca.En segundo lugar, la promesa vengo pronto puede ser entendida msticamente , en elsentido de que todos debemos considerarnos prximos al juicio en razn de la muerte, quepuede sobrevenir en cualquier momento, resultando siempre sorpresiva e inesperada para lasexpectativas e ilusiones humanas. La pedagoga de Cristo en el Evangelio fue siempre alertarsobre el carcter imprevisto que tiene la muerte para cada uno de los hombres: Necio, estamisma noche morirs. Lo que has juntado, para quin ser? (Lc 12, 20). Y no slo respectode los hombres individuales sino tambin en un sentido ms universal: Como sucedi en losdas de No dijo Jess, as ser tambin en los das del Hijo del hombre. Coman, beban,tomaban mujer o marido, hasta el da en que entr No en el arca; vino el diluvio y los hizoperecer a todos... Lo mismo suceder el Da en que el Hijo del hombre se manifieste (Lc 17,

    26-27.30). Lo sensato ser, pues, pensar que el fin est siempre cerca, para tener aceite en elcandil, como las vrgenes prudentes.Por fin la expresin vengo pronto puede ser interpretada literalmente . Porque ese

    pronto de Cristo, un presente justiciero, se cumpli al poco tiempo en la destruccin deJerusaln, y luego en el derrumbe del Imperio Romano, los dos typos del fin del siglo, o sea,el trmino del ciclo. Se cumpli en su primera fase para los contemporneos del Seor, y secumplir quiz en su forma plenaria para nosotros, que pensamos menos en los fines ltimosque los primeros cristianos, siendo que estamos ms cerca que ellos.

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    2. El estilo profticoHay exgetas que han interpretado la totalidad del Apocalipsis en un sentido alegrico, lo

    que se presta a las ms fabulosas fantasas. San Agustn y Santo Toms dejaron una regla deoro para la interpretacin de las Escrituras en general, y es que todo lo que en ellas se puedeentender en sentido literal, debe ser as comprendido. Por cierto que literal no se contraponea simblico. El Apocalipsis es un conjunto de smbolos plsticos, segn se estila en todas lasliteraturas primitivas. Como sabemos, smbolo es una cosa o imagen concreta de algo que nose ve; por ejemplo, el anillo del obispo representa su autoridad. Alegora, en cambio, es una

    imagen concreta de un concepto abstracto, como la barquilla del poema de Lope representa lavida humana. Las visiones del Apocalipsis son, por cierto, metafricas, y no pueden entenderseen un sentido literalsimo, pero s en un sentido literal-simblico. En razn de la teora deltypo y el anti-typo, dicho sentido es doble. As la Primera Bestia puede significarsimultneamente a Nern y al Anticristo, la Mujer calzada de luna a la Iglesia y al pueblo deIsrael, la Gran Ramera a la Roma Pagana y a la ciudad que ser la capital del Anticristo...

    El tema central del Apocalipsis es la persecucin de los fieles y el triunfo final de Cristo y dela Iglesia. En torno a dicho asunto se concentran las diversas visiones, que se desenvuelventanto en el cielo como en la tierra y su tiempo histrico, con la ayuda de smbolos plsticos,como la Bestia, la Mujer Coronada, la Gran Ramera, los Dos Testigos. Su gnero literario tienealgo de polifona: los espectculos celestiales se conjugan con las diversas intervenciones de

    Dios en las vicisitudes religiosas de la historia humana. La contemplacin del Trono divino abrela trama del texto sagrado, le confiere un marco litrgico en toda su extensin, y la clausuraen la ltima visin de la Jerusaln celestial. Mientras tanto, los hombres se debaten en eldevenir de la historia. Y as el autor de este drama divino se mueve continuamente del cielo ala tierra y otra vez al cielo, hasta que la tierra y el cielo quedan unidos y como compenetrados,nuevos cielos y nueva tierra , la Jerusaln Celeste.

    La gran dificultad para penetrar en el sentido del Apocalipsis es su estilo. No debe serinterpretado, seala Castellani, como si se tratase de una historia lineal, sino segn las leyespropias del hablar proftico. Como se sabe, en el Apocalipsis encontramos diversosseptenarios: el de las Iglesias, que examina los diversos estadios de la historia de la Iglesia; elde las Trompetas o Tubas, que recorre las sucesivas herejas que se han ido manifestando en

    el curso de los siglos, hasta la ltima; el de los Sellos, que describe la curva del progreso y dela decadencia del cristianismo en el mundo; el de las Copas o Redomas, que preanuncia lascalamidades de los tiempos postreros, los castigos de Dios a la Gran Apostasa. Dichosseptenarios siguen un mtodo recapitulatorio , es decir, en algn momento el escritor detienesu relato y vuelve atrs en una nueva visin; cuando se acerca a la Parusa, recomienza enuna inesperada perspectiva, o desde un punto ms cercano a ella. La marcha no es as recta nilineal, sino en espiral . Es el mismo tema general visto desde diferentes enfoques,sinfonizado por visiones que lo van explicando cada vez ms, hasta la visin de la Jerusalncelestial, que es el objeto y trmino de las otras. Como dice San Victorino mrtir, autor delsiglo III: No hay que buscar en el Apocalipsis el orden [cronolgico] sino el sentido. Y SanAgustn: Con muchas palabras repite la misma cosa, cuando procura decir lo mismo de otramanera. Por lo que no hay que perder de vista el sentido de la imagen total.

    3. Los signos de los tiemposDe lo que se trata es, fundamentalmente, de percibir los signos de los tiempos. Como

    Castellani le hace decir al protagonista de su novela teolgica Los papeles de BenjamnBenavides: La Venida Segunda es imprevisible y es previsible a la vez... Es imprevisible desdelejos y en cuanto al tiempo exacto; pero a medida que se aproxime se ir haciendo... no dircierta, pero s, como dicen, inminente. Se oler en el aire, como las tormentas; pero no portodos, ciertamente, sino por muy pocos.

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    Le pasa al Apocalipsis lo que a todos los libros profticos, que slo se vuelven claros amedida que se van cumpliendo las profecas. Es natural que habiendo pasado dos mil aosdesde la Primera Venida, y encontrndonos nosotros ms cerca del fin de la historia, estemosms capacitados para entender mejor las cosas relativas a las ultimidades. Por eso algunosautores de los tiempos recientes han logrado inteligir los hechos con ms claridad que losmismos Padres de la Iglesia, si bien en continuidad con ellos. Cuando una profeca se cumple,entonces todos aquellos que la guardan en su corazn creyente, y solamente ellos, ven conclaridad que no poda ser de otra manera.

    Al igual que Pieper, Castellani observa cmo algunas de las cosas anunciadas en elApocalipsis, que antao pudieron parecer irrealizables y hasta ridculas, hoy se las ve comoperfectamente posibles. Hace slo un siglo Renn se permita burlarse del apstol Juan y de suimaginacin oriental delirante y desmesurada, tan diferente del sereno equilibrio y elegantecompostura de la imaginacin griega. Un ejrcito de doscientos millones de hombres!, dicecon sorna, aludiendo a Ap 9, 16. Pues bien, en la ltima guerra ha habido cerca de doscientosmillones de combatientes, contando los obreros de las fbricas de armas. Ciudades enterasque se derrumban en un instante y se convierten en ruinas! Fuego que cae del cielo! Todo elloes hoy factible con las bombas nucleares. La imagen de la Bestia que se ve en todo el mundo!Hoy es posible por la televisin satelizada. Renn paladea con gusto los absurdos de Juan,imposibles de aceptar en la edad del Progreso, de la Civilizacin y de la Ciencia Moderna.

    La percepcin de los signos de los tiempos resulta, pues, insoslayable para entender tantola complejidad como el cumplimiento del Apocalipsis que, al decir de San Agustn, abarcatodos los acontecimientos grandes de la Iglesia, desde la primera venida de Cristo hasta el finde este siglo, en que ser su segunda venida. Una gran profeca que engloba lo que se hadado en llamar el tiempo de la Iglesia, es decir, el tiempo que corre entre la Ascensin deCristo en que un ngel anunci a los discpulos el Retorno del Seor hasta su SegundaVenida, con el acento puesto en el trmino. O, como escribe Castellani: El Apokalypsis es unaprofeca referente a la Segunda Venida de Cristo (dogma de fe que est en el Credo) con todocuanto la prepara y anuncia, que es ni ms ni menos que el desarrollarse en continua pugna delas Dos Ciudades, la Ciudad de Dios y la del Hombre. Por el hecho de que dicha SegundaVenida se basa en el Sermn Esjatolgico de Cristo y en su exgesis autntica hecha por Juanbajo la inspiracin del Espritu Santo, el Apocalipsis constituye la cspide y clave de todas lasprofecas del Antiguo y Nuevo Testamento, as como de la Metafsica de la Historia de laIglesia; y del Mundo por extensin. Lo que explica que ningn libro de la Escritura hayatenido tantos comentaristas y dado lugar a tantas extravagancias.

    Nosotros afirmamos que el Mesas ya ha venido contra lo que sostienen los judos, demodo que las profecas mesinicas ya se han cumplido en su primera parte, pero tambinafirmamos que han de realizarse de manera plenaria y ms esplndida en su segunda venida.Afirma San Juan que Cristo es o wn kai o hn kai o ercomenod (Ap 1, 8), el que es, el que eray el que va a venir. Con la expresin el que es , el nombre mismo que Dios se dio cara aMoiss, se alude, escribe Castellani, a la existencia eterna de Dios; al decirse el que era , sequiere significar la existencia temporal de Cristo, que tuvo principio y trmino en la tierra; ycon la frmula el que vendr , el que est por venir, el erjmenos , se hace referencia al futurode quien est vinindose.

    II Las reluctancias frente al ApocalipsisTal es la gran enseanza del Apocalipsis. Por eso quizs en el Adviento, al celebrarse la

    Expectativa de la Primera Venida del Seor, se comienza por recordar y expectar laSegunda, pues si sta no existiera, en cierta manera la Parusa quedara trunca. El Apocalipsisnos recuerda que este mundo terminar. Pero dicho trmino se ver precedido por una grantribulacin, y una gran apostasa, tras las cuales suceder el advenimiento de Cristo y de suReino, que no ha de tener fin.

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    La llegada del Seor, decamos, ser precedida por cataclismos, primordialmente csmicos.En su Discurso Esjatolgico, el Seor dice que habr en diversos lugares hambres yterremotos..., el sol se oscurecer, la luna no dar su resplandor, y las estrellas caern delcielo (Mt 24, 7.29). El sol en la Escritura representa a veces la verdad religiosa; la luna, laciencia humana; las estrellas figuran a los sabios y doctores. Pregntanse los exgetas siaquellos signos en el cielo tan extraordinarios, sern fsicos o metafricos; si hay que tomaresas palabras como smbolos de grandes trastornos y perturbaciones morales, o siefectivamente las estrellas caern y la luna se pondr color sangre. Castellani piensa que lasdos cosas; porque al fin y al cabo el universo fsico no est separado del universo espiritual, yestas dos realidades, materia y espritu, que se nos muestran como separadas y aun opuestas,en el fondo no son sino dos caras de una misma realidad.

    Pero ms all de tales seales en la tierra y en el cielo, Cristo dio tres signos troncales de lainminencia de su Segundo Advenimiento: la predicacin del Evangelio en todo el mundo ( cf . M24, 14), el trmino del vasallaje de Jerusaln en manos de los Gentiles ( cf . Lc 21, 24), y unperodo de guerras y rumores de guerras (Mt 24, 6). Los tres signos parecen habersecumplido. El Evangelio ha sido traducido ya a todas las lenguas del mundo y los misioneroshan recorrido los cinco continentes. Jerusaln, que desde su ruina el ao 70 ha estadosucesivamente bajo el poder de los Romanos, Persas, rabes, Egipcios y Turcos, ha vuelto amanos de los Judos con la consiguiente implantacin del Estado de Israel. Y en lo que tocaa las guerras, nunca existi antes en el mundo una situacin semejante a la de las ltimasdcadas, en que la guerra, segn dijo Benedicto XV en 1919 parece establecida comoinstitucin permanente de toda la humanidad. Estos sntomas no son an el fin, pero estncomo preludiando el fin que ser el Reinado Universal del Anticristo, quien perseguir a todo elque crea de veras en Dios, hasta que finalmente sea vencido por Cristo.

    Bien seala Castellani que todo el mundo, o casi, acepta que Cristo ha existido, ha nacidoen Beln. Tanto Rousseau como Renn, tanto los modernistas como los judos lo reconocencomo un gran hombre de nuestra raza, y en cierto modo como Dios, sin concretar mucho siese modo es el de Arrio, el de Nestorio, el de Mahoma, o el de Dante y Toms de Aquino. Perolo que distingue a los verdaderos cristianos es su fe en la Segunda Venida. Hoy da serverdadero cristiano es desesperar de todos los remedios humanos y renegar de todos lospseudosalvadores de la Humanidad que desde la Reforma ac surgen continuamente conpanaceas universales, escribe Castellani.

    A semejanza de Pieper, sostiene Castellani que frente al trascendental tema del sentido dela historia, se han dado dos posiciones igualmente falsas, o mejor, dos actitudesheterodoxamente profticas: una agorera y otra eufrica, que pueden ejemplificarse confacilidad en la actual literatura social o filosfica.

    La primera de ellas podra enunciarse as: Todo es intil, no se puede hacerabsolutamente nada. Dicha tesitura es advertible en el existencialismo ateo, as como endiversas obras al estilo de El ocaso de Occidente de Spengler, quien document con admirableerudicin el estado de nimo del pesimismo radical: nuestra civilizacin ha llegado al trminode su devenir, al agotamiento senil e irreversible, contra lo cual no hay nada que hacer. Una

    posicin semejante la encontramos en Luis Klages, Benedetto Croce, y tantos otros, quedesahucian al Occidente de manera implacable, extendiendo el certificado de defuncin alacontecer histrico.

    La otra posicin, de euforia atolondrada e infantil, es la ms generalizada. Quizs hayaencontrado su mejor expresin en la teora espejista del Progreso Indefinido, que tantavigencia tuvo en el siglo pasado, y que se opone tan directamente a la palabra de Cristo deque el final intraterreno ser catastrfico, de que una terrible lucha preceder como agonasuprema la resolucin del drama de la Historia. Oigamos si no lo que deca Renn: ElAnticristo ha cesado de alarmarnos. Nosotros sabemos que el fin del mundo no est tan cerca.Operar por medio del fro en centenares de centurias, cuando el planeta Tierra haya agotadolos recursos de los senos del viejo Sol para proveer a su curso. Y tras mostrar su admiracin

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    por las leyes del progreso de la vida, slo vea en este mundo brotes y yemas de un gran rbolque se va elevando por siglos sin fin. Por eso, concluye, el Apocalipsis no puede dejar deregocijarnos. Simblicamente expresa el principio fundamental de que Dios no tanto es,cuanto que llegar a ser. Lo que dice Renn, el padre del modernismo, no es por cierto loque dice Cristo, quien nos habl de una tribulacin como no se ha visto otra en el mundo, deguerras terribles, pestes, terremotos, y de una accin desatada de Satans.

    Detengmonos un tanto en esta segunda posicin, tan francamente optimista. El mundo havivido ya cientos de millones de aos, afirman sus sostenedores, y por lo tanto puede pensarse

    que seguir existiendo cientos de siglos ms. Todas las dificultades por las que pasamos, nopueden ser sino una especie de gripe, que necesariamente pasar para dejar al organismo mssano y ms robusto. No son dolores de agona sino de parto. La Ciencia y la Civilizacinconvertirn a este mundo en el Edn del Hombre Emancipado. Esta idea est muy impregnadaen el ambiente, y con ella podemos tropezar por doquier, en forma de argumento o deespectculo. Es la gran Esperanza del Mundo Moderno, posedo del espritu de la tierra, elmesianismo del Progreso o milenarismo de la Ciencia, sobre el que tantos pseudo-profetasde hoy escriben pginas tan brillantes. No hacen sino cumplir lo que preanunciaba San Pedro:Sabed que en los ltimos das vendrn hombres llenos de sarcasmos, guiados por sus propiaspasiones, que dirn en son de burla: Dnde queda la promesa de su Segunda Venida? Puesdesde que murieron los padres [los fieles de la primera generacin], todo sigue como alprincipio de la creacin (2 Pe 3, 3-4). Los hombres, como en los das de No, comern,bebern, harn negocios, sin abrigar la menor duda sobre la continuidad indefinida del mundo.Por eso, como dice Castellani, la ltima hereja ser optimista y eufrica, mesinica. Sercomo el resumen de todas las anteriores.

    Nuestro autor insiste en este punto, capital para la inteligencia de su obra: la enfermedadmental especfica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve ms. En base a ello, ytras declarar que el cristianismo ha fracasado, el mundo inventa sistemas, a la vez fantsticosy atroces, para solucionar todos los problemas, nuevas Torres de Babel en orden a escalar elcielo. Pululan los profetas que dicen: Yo soy. Aqu estoy. ste es el programa para salvar elmundo. La Carta de la Paz, el Pacto del Progreso, la Liga de la Felicidad, la Una, la Onu, laInam, la Unesco. Mrenme a m! Yo soy! Y as, encerrndose en su inmanencia, negandoexplcitamente la Segunda Venida de Cristo, lo que el mundo hace, en el fondo, es negar suMesianismo, negar el proceso divino y providencial de la historia. Con retener todo el aparatoexterno y la fraseologa cristiana, falsifica el cristianismo, transformndolo en una adoracindel hombre; o sea, sentando al hombre en el templo de Dios, como si fuese Dios. Exalta alhombre como si sus fuerzas fuesen infinitas. Promete al hombre el reino de Dios y el parasoen la tierra por sus propias fuerzas. Esto se llam sucesivamente filosofismo, naturalismo,laicismo, protestantismo, catolicismo liberal, comunismo, modernismo, corrientes diversas, porcierto, pero que confluyen ahora en una religin que todava no tiene nombre. Todos loscristianos que no creen en la Segunda Venida de Cristo se plegarn a ella. Y ella les har creeren la venida del Otro, como llam Cristo al Anticristo: Porque yo vine en nombre de miPadre y no me recibisteis; pero otro vendr en su propio nombre y a se lo recibiris (Jn 5,43).

    De ah la importancia de ese dogma que recitamos en el Credo, casi como de paso: Y denuevo vendr con gloria a juzgar vivos y muertos. Un dogma bastante olvidado y nadameditado. Su traduccin es sta: el mundo no continuar desenvolvindose indefinidamente,ni acabar por azar, o por un choque csmico, sino por una intervencin directa del Creador.El Universo no es un proceso natural, como piensan los evolucionistas o naturalistas escribeCastellani, sino que es un poema gigantesco, un poema dramtico del cual Dios se hareservado la iniciacin, el nudo y el desenlace; que se llaman teolgicamente Creacin,Redencin y Parusa. El da en que el Seor ascendi, dijeron los ngeles: ste que os hasido llevado, este mismo Jess, vendr tal como le habis visto subir al cielo (Act 1, 11). Dedonde concluye nuestro autor: El dogma de la Segunda Venida de Cristo, o Parusa, es tanimportante como el de su Primera Venida, o Encarnacin.

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    Por eso San Pablo dijo: El tiempo es corto (1 Cor 7, 29), recordando las enseanzas deCristo sobre la vigilancia que es preciso mantener frente a la muerte, el ladrn nocturno,dirigida ahora no ya solamente a los particulares sino a toda la historia, as como a susgrandezas caducas y sus ilusiones de pervivencia terrena y de progreso indefinido. Lopreocupante es que muchos cristianos consienten a dicha tentacin. Porque, como escribeCastellani, la seal ms cierta de la aproximacin del Anticristo ser cuando la Iglesia noquerr ocuparse de l, conforme dice San Pablo: cuando digan, henos aqu en plena paz yprosperidad, entonces sbito vendr la pataleta (1 Tes 5, 3).

    III El Apocalipsis como dramaEntremos ahora en el contenido mismo del Apocalipsis. El libro sagrado nos expone un

    drama impresionante, el de la secular lucha entre el bien y el mal, ahora llegada a suculminacin, y por ende radicalizada. El P. Castellani lo escruta con toda la inteligencia y lainspiracin del telogo y del poeta que es a la vez.

    Detengmonos con l en los principales personajes los dramatis person , que actan, aveces bajo la forma de smbolos, en este drama teolgico.

    1. Cristo y el DragnEn el teln de fondo aparecen los dos grandes protagonistas, por as decirlo. Ante todo

    Cristo, el Seor de la Historia . Porque no es otro que el Seor, el Kyrios, el Cordero, quien abreel libro sellado, manifestando as su dominio plenario sobre los acontecimientos histricos. les el Liturgo que preside en el cielo el majestuoso culto de los ancianos, los ngeles y losseres vivientes. Es tambin el Guerrero, montado sobre blanco corcel, con su tnica salpicadaen la sangre de su martirio victorioso, que galopa seguido por los ejrcitos de los cielos,tambin en caballos blancos, y en cuyo muslo est grabado su nombre: Rey de Reyes y Seorde Seores.

    Frente a Cristo, el Dragn, el demonio, el abanderado de las fuerzas del mal. Aquel que alcomienzo no trepid en gritar Non serviam, encabeza ahora la rebelin decisiva y terminal,escoltado en la demanda por dos auxiliares: la Bestia del Mar, que ser el dominador en elplano poltico (en la Escritura el mar simboliza el orden temporal) y la Bestia de la Tierra, quellevar a cabo la falsificacin del cristianismo (la tierra es el smbolo de la religin); ambasBestias en estrecha conexin y alianza.

    Consideremos ahora los personajes subalternos.

    2. La Primera BestiaY ante todo la Primera Bestia o Anticristo. Con cierto facilismo se crey reconocer al

    Anticristo en los enemigos concretos de la Iglesia que se iban presentando a lo largo de lahistoria. El mismo Juan dio pie a ello cuando en su primera carta dijo que el Anticristo yaestaba en el mundo, as como que haba ya en l muchos anticristos ( cf . 1 Jn 2, 18),denunciando as la analoga entre los malvados de su tiempo, y el ltimo y mayor enemigoventuro del Seor.

    Los primeros sealados como tales fueron los emperadores romanos que desencadenabanpersecuciones. As algunos Padres vieron al Anticristo en la persona de Nern o Diocleciano. Nose equivocaban del todo al afirmar tal cosa. Pero recordemos lo que dijimos acerca de lossentidos literales, uno inmediato y otro mediato. El emperador pagano poda ser el typo delAnticristo. Pero su antitypo estaba an por venir al fin de los tiempos.

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    De manera semejante, en el bajo Medio Evo se lo crey encarnado en Mahoma, ya que eldominio tan extendido del imperio mahometano represent para la Cristiandad un peligro queno pareca ofrecer salida alguna. Esta idea cobra hoy nueva vigencia a raz de la conjetura dealgunos autores, principalmente Belloc, que afirman la posibilidad de que el Islam puedarenacer como Imperio Anticristiano, ms poderoso y temible que antes.

    Con el advenimiento del Protestantismo se produjo una extraa variacin en la exgesis delAnticristo. Lutero aplic la terrible etiqueta esjatolgica al Papado. Sobre la base de que laIglesia puede corromperse, y de hecho se corromper en los ltimos das, tesis muy delicada,

    y que debe entenderse con cautela en atencin a la indefectibilidad que Cristo le ha prometido,Lutero, interpretando dicha tesis de manera hertica, crey ver en el Papa la Gran Ramera deque habla el Apocalipsis.

    Castellani parece sostener una suerte de manifestacin gradual del Anticristo. Las SieteTrompetas del Apocalipsis, que simbolizan siete grandes jalones herticos en la historia de laIglesia, aludiran a siete sucesivos Anticristos, en el sentido en que habla Juan en su epstola,precursores del ltimo, al cual preparan sin saberlo, acumulativamente. A medida que seaproximan al Hombre de Pecado, las herejas van creciendo en fuerza y malignidad. Laprimera trompeta representara el arrianismo; la segunda, el Islam; la tercera, el CismaGriego; la cuarta, el Protestantismo. Aqu se produce una especie de parntesis, que se puedeadvertir tambin en los otros Septenarios antes de la ltima terna; un guila vuela por lo alto

    del cielo y amenaza: Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra... (Ap 8, 13). Es el aviso deque la catstrofe se avecina. La quinta trompeta sera la Revolucin francesa, con suEnciclopedismo. La sexta, el enfrentamiento de los Continentes, la guerra como institucinpermanente. Y as llegamos a los umbrales del fin, de la poca en que se atentardirectamente contra el primer mandamiento, la poca del odio formal a Dios, el pecado yhereja del Anticristo.

    a . El O b s t c u l o y l a a p a r i c i n d e l A n t i c r i s t o

    Pero antes de la manifestacin del Anticristo deber ser quitado de en medio un misteriosoObstculo, de que habla San Pablo: El misterio de la iniquidad ya est actuando. Tan slo quesea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestar el Impo (2 Tes 2,7-8). A qu se refiere el Apstol? Anteriormente haba predicado con tanto vigor enTesalnica sobre el Misterio de Iniquidad, anunciando su llegada como inminente, que lostesalonicenses pensaron que lo mejor era dejarse estar, ya que el Fin del Mundo se venaencima. Entonces Pablo les escribi dicindoles que, segn lo haba predicho Cristo, no sesaba ni el da ni la hora precisa, dado que todava estaba en pie El-Que-Ataja, el Katjon, ypor ende era necesario perseverar en la arduidad de la fe.

    Castellani se detiene, y con razn, en este tema tan misterioso como apasionante. Hay algoque ataja o demora la aparicin del Anticristo. San Pablo lo llama el katjon , el obstculo, quese concreta en el katjos , es decir, un ser obstaculizante. Hasta que dicho katjon no seaquitado de en medio no se manifestar el Hombre sin Ley. Cul es este enigmticoObstculo? Algunos Padres de la Iglesia pensaron que el Katjon (en neutro, loobstaculizante) era el Imperio Romano ya cristianizado, que asentado sobre cuatro columnas,el ejrcito, la familia, la religin y la propiedad privada, impeda el estallido de la Iniquidadsiempre al acecho; y el Katjos (en masculino, el obstaculizante) era el Emperador. Peroacaso no acabamos de decir que los antiguos consideraban el Imperio Romano como el hbitatde la Bestia, dado que diez Emperadores consecutivos haban perseguido mortalmente a loscristianos? As es, pero a partir de la conversin de Constantino, las cosas haban cambiadosustancialmente, y de este modo se poda ver en el Imperio, o en lo que de l restaba, lagaranta del orden cristiano, como lo proclam sin ambages el Papa San Len Magno en el sigloV. Mucho ms adelante, en el siglo XIII, Santo Toms afirmara algo semejante, creyendo veren la Cristiandad medieval la continuacin del Imperio Romano. De alguna manera eseImperio, mal o bien, permaneci hasta hace poco. Para Castellani el Imperio Romano,

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    bautizado en Constantino, restaurado en Carlomagno, triunfante en Carlos V, fue decapitadoen 1806 por el sable de un soldado victorioso que encarnaba los principios de la Revolucinfrancesa. Francisco I de Austria habra sido el ltimo Emperador de los Romanos. As pues, asu juicio, histricamente hablando, el Imperio muri a principios del siglo pasado. No seramejor decir que desapareci con la Primera Guerra Mundial, y la consiguiente cada de las tresltimas grandes monarquas cristianas, la de Austria, la de Alemania y la de Rusia? Pero staes una opinin nuestra, no de Castellani.

    Sea lo que fuere, las migajas o lo que resta de ese Imperio habran impedido hasta el

    presente la aparicin formal del Anticristo, el cual, en su momento, restaurar dicho Imperio,pero a su modo, calcndolo en aquellas viejas estructuras. Ser la Ciudad del Hombre de SanAgustn, opuesta a la Ciudad de Dios, que hallar finalmente su concrecin visible y poltica enla historia.

    Algunos autores han pensado que el katjon era la misma Iglesia, cuya presenciaconstitua el ltimo obstculo para la manifestacin del Anticristo. As opina San Justino, elprimer comentador del Apocalipsis, segn el cual Ecclesia de medio fiet , la Iglesia sersacada de en medio. La interpretacin es un tanto atrevida. Es claro que no se la puedeentender como si se tratase de una extincin de la misma Iglesia sino de una grave decadenciade la misma. Su estructura temporal ser arrasada; fornicar con los reyes de la tierra (Ap17, 2), al menos una parte ostensible de ella, y la abominacin de la desolacin entrar en el

    lugar santo: Cuando veis la desolacin abominable entrar adonde no debe, entonces ya es(Mt 24, 15). Tambin San Victorino aplic el katjon a la Iglesia la Iglesia ser quitada,dice, pero en el sentido de que volvera a la oscuridad, a las catacumbas, perdiendo todoinflujo en el orden social.

    En su novela Juan XXIII (XXIV) escribe Castellani que Iglesia se dice en tres sentidos:Hay la Iglesia que es el proyecto de Dios y el ideal del hombre, y est comenzada en el cielo,la Esposa, a la cual San Pablo llama sin mancha, una; hay la Iglesia terrenal, donde estnel trigo y la cizaa mezclados para siempre, pero se puede llamar santa por su unin con lade arriba por la gracia, dos; y hay la Iglesia que ve el mundo, el Vaticano, que trata con elmundo; que est quiz ms unida con el mundo que otra cosa, y que desacredita al todo.

    b . L a f i g u r a d e l A n t i c r i s t o Dejemos el Obstculo y vayamos ahora a la figura misma el Anticristo, segn lo presenta el

    P. Castellani. Quin ser el que asuma ese terrible papel? Inicialmente los Padresconsideraron que se trataba de una persona concreta e individual. A partir del Renacimientosurgi la idea de un Anticristo colectivo e impersonal. Ambas cosas son admisibles. Ser, porcierto, una atmsfera, un espritu que se respira en el ambiente, espritu de apostasa,segn la descripcin que de l formula San Juan ( cf . 1 Jn 4, 3), un modo de ser que se vuelvecorporativo, informando a una multitud de personas. Pero tambin ser un individuo, porqueSan Pablo lo llama el hombre impo, el inicuo, el hijo de la perdicin, quien se levantacontra todo lo que lleva el nombre de Dios, que llega incluso a sentarse en el Santuario deDios y proclamar que l mismo es Dios ( cf . 2 Tes 2, 3-4). Esto no parece poder aplicarse a uncuerpo colegiado de individuos, como podra ser la masonera o el filosofismo del siglo XVIII.

    Las dos cosas son, pues, verdaderas, y perfectamente conciliables. Pareciera ser una ley dela historia que siempre un gran movimiento colectivo suscita un jefe que lo comanda, as comoun gran dirigente poltico da forma y cohesin a la multitud que lo sigue. Ningn esprituambiental existe ni acta sino encarnado. Todo gran movimiento histrico engendra uncaudillo. Ambos se crean mutuamente, en causalidad recproca.

    El nombre de Anticristo lo invent San Juan. San Pablo lo denomin nomos, el sin ley(cf . 2 Tes 2, 8). Cristo lo llam el Otro en aquel texto que ya hemos citado: Porque yo vineen nombre de mi Padre y no me recibisteis; pero Otro vendr en su propio nombre y a se lerecibiris (Jn 5, 43).

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    Dice el Apocalipsis que la cifra del Anticristo ser 666 ( cf . Ap 13, 18). En griego, la palabraBestia, que es el nombre que le da San Juan, se dice theron . Si esta palabra se vierte alhebreo, y se suman los nmeros de cada letra segn su lugar en el abecedario de dichalengua, el resultado es 666.

    De qu nacionalidad ser el Anticristo? Dostoievski lo hace ruso, habindolo pintado conlos rasgos de Stavroguin en su novela Demonios, que comentamos meses atrs. Benson loimagina norteamericano, bajo el nombre de Felsenburgh, como lo vimos en su momento.Segn algunos Padres y exgetas antiguos, ser judo, para mejor emular a Cristo, su

    anttesis, que tambin lo fue. El cuerno pequeo que en la profeca de Daniel crece casi degolpe (cf . Dan 7, 8.20), podra ser el reino de Israel, comenzando el Anticristo por constituirseen Rey de los Judos, quienes se le sometern con gozo, creyndolo el Mesas esperado, hastaque los desengae cruelmente, pues llegado a la cspide, perseguir a todas las religiones queno se le sometan de manera absoluta, incluida la de sus padres ( cf . Dan 11, 37).Recordemos que algo semejante imaginaba Soloviev en su Breve relato sobre el Anticristo .Esta ltima adjudicacin se ha visto coloreada en la leyenda popular, hasta llegarse a detallesnimios: sera de la tribu de Dan, hijo de una monja juda conversa y de un obispo, cuando nodel demonio, directamente. No tendra ngel de la guarda. Nacera provisto de dientes yblasfemando. Adquirira con rapidez fantstica todas las ciencias. Describen su corte, susmujeres, sus maldades felinas, etc. Pero todo esto es leyenda y pura imaginacin, que no debeser tomado en serio.

    En realidad el Anticristo no se presentar como un personaje siniestro, la perversidadencarnada. Ser, por cierto, demonaco, pero no aparecer tal, sino que har gala dehumanitarismo y de humanismo; se fingir virtuoso, aunque de hecho sea cruel, soberbio ymentiroso; anunciar quizs la restauracin del Templo de Jerusaln, pero no ser en beneficiode los judos sino para entronizarse l y recibir all honores divinos, quizs como Hijo delHombre, como autntico Mesas, como el fruto ms perfecto de lo humano, soberbiamentedivinizado. Porque el Anticristo no se contentar con negar que Cristo es Dios y Redentor, sinoque se erigir en su lugar, cual verdadero Salvador de la humanidad. Tratar incluso deparecerse a Cristo lo ms posible. Ser el simio de Dios, el mono de Cristo. Encarnar lahipocresa sustancial de los fariseos del siglo I, que no slo eran tenidos como santos, sino queellos mismos se crean tales. Juntar presuntas virtudes y un inmenso orgullo.

    c . El p o d e r y l a o b r a d e l A n t i c r i s t o La eclosin del Anticristo ser fulgurante, si bien a partir de modestos orgenes. Juntando lo

    revelado por San Juan sobre la Bestia que sali del mar ( cf . Ap 13, 1) con lo que Daniel nosrelata de su sueo ( cf . Dan 7), los antiguos escritores eclesisticos entendieron que en laconsumacin del mundo, cuando el Orden Romano se encontrase destruido, habra diez reyes(o varios reyes, como interpreta San Agustn), a quienes la Escritura llama los diez cuernos(cuerno significa Poder), que provendrn, por cierto, del Imperio Romano, de sudesmembramiento. El Anticristo ser el undcimo rey, que al parecer emerger histricamentecomo el superviviente de una lucha entre otros reyes. Un cuerno pequeo, dice el profeta(cf . Dan 7, 8), o sea, un rey oscuro y plebeyo, que quiz crecer de golpe, en medio de losdems y a la vez como al margen de ellos, porque es el undcimo, el apndice, fuera delnmero perfecto. Vencer a tres reyes ( cf . Dan 7, 24), es decir, a los principales, o los mscercanos, y los otros se le sometern. Empezar como reino pequeo, seala Daniel ( cf . 7,8), y despus lograr el dominio sobre los restantes, convirtindose en otro Reino,descomunal y distinto de los dems, cabeza de una confederacin de naciones.

    El Anticristo llevar a cabo una sntesis mundial de todos los adversarios del cristianismo,tanto en el Oriente como en el Occidente. En su libro sobre el Apocalipsis dice Castellani quelograr realizar una especie de contubernio entre el capitalismo y el comunismo. Ambosbuscan lo mismo, el mismo Paraso Terrenal por medio de la tcnica, en orden a ladeificacin del hombre. La ideologa que los une es comn: la de la inmanencia, el paraso en

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    la tierra, el hedonismo sin lmite. La sombra doctrina del bolchevismo escribe no ser laltima hereja, sino su etapa preparatoria y eufrica, mesinica. El bolchevismo seincorporar, ser integrado en ella. Esta amalgama del Capitalismo y el Comunismo en unaunidad englobante ser justamente la hazaa del Anticristo. Se arrodillarn ante l todos loshabitantes de la tierra (Ap 13, 8).

    En su libro Los papeles de Benjamn Benavides aade Castellani una observacin curiosa, yes la posible integracin, en esta amalgama poltica, del mahometismo. Basndose en unaafirmacin que hizo el conde de Maistre, a saber, que el protestantismo vuelto sociniano, no

    se diferencia ya fundamentalmente del mahometismo, nuestro autor sostiene que elOccidente se est musulmanizando, especialmente los Estados Unidos, cuyo pueblo, lejos deser amoral o inmoral, tiene una religin, pero ella corresponde, rasgo a rasgo, al mensaje deMahoma. Los dogmas son comunes: el capitalismo y la esclavitud de los muslimes; lapoligamia y el divorcio; la guerra santa y la defensa de la democracia; la creencia comn en unDios inaccesible, lejano y desconocido; el rechazo de la Encarnacin y, en general, delmisterio; el naturalismo; la falta de sacramentalismo; el primado de la accin; el fatalismo yel culto determinista a la Ciencia. Por lo dems, el mahometismo no carece de semejanzascon el comunismo: ambos buscan edenizar la tierra por la violencia. Son tres lneas quepueden reunirse un da: tienen un lado y los ngulos adyacentes iguales, qu digo?, tienenque encontrarse necesariamente, el da que les salga un padre, as como nacieron de unamisma madre... Qu madre? La Sinagoga. Esas tres religiones son herejas judas.

    Sea lo que fuere de tales hiptesis, lo importante es que el Misterio de Iniquidad ,encamado en un cuerpo poltico dotado de inmensos poderes, se encarnar en aquel Hombrede satnica grandeza, plebeyo genial y perverso, de maldad refinada, a quien Satanscomunicar su poder y su acumulada furia. Bien ha escrito Donoso Corts: En el mundoantiguo la tirana fue feroz y asoladora; y sin embargo, esa tirana estaba limitada fsicamente,porque los Estados eran pequeos y las relaciones universales imposibles de todo punto.Seores, las vas estn preparadas para un tirano gigantesco, colosal, universal, inmenso... Yano hay resistencias ni fsicas, ni morales. Fsicas, porque con los buques y las vas frreas nohay fronteras, con el telfono no hay distancia... Y no hay resistencias morales, porque todoslos nimos estn divididos y todos los particularismos estn muertos. Recordemos aquelFelsenburgh de Benson, y su fulgurante acceso al trono del mundo. En torno a l se reunirntodos los que Castellani llama los oneworlders , o sea mundounistas, los que hoysustentan el Nuevo Orden Mundial.

    Una vez que haya tomado las riendas del poder en sus manos, el Anticristo se abocar a suobra, que a los ojos del mundo aparecer como benfica. No en vano es el Cuarto Caballodel Apocalipsis, que reemplazar a los tres primeros: al Caballo Blanco, desde luego, querepresenta el Orden Romano, el Katjon ; y luego al Rojo y al Negro, que simbolizan,respectivamente, la Guerra y la Caresta.

    Acabar con la guerra, ante todo, cumpliendo el anhelo ms profundo de la humanidad,que es la paz universal, una paz sacrlega y embustera, por cierto, la paz del mundo,estigmatizada por Cristo. Castellani opina que esta concordia mundial la lograr sobre todo a

    travs del comercio. Porque el comercio moderno, escribe, tiene algo de satnico. Elcapitalismo se enriquece automticamente, no expone nada; el oro engendra oro, como sifuese una cosa viva, y ello parece invencin de Satans. El comercio es hoy lo ms importanteen las relaciones internacionales; lo dems, naciones incluidas, parecieran ser epifenmenos,al decir de Marx.

    El Anticristo solucionar igualmente los problemas econmico-sociales, ofreciendo no sloabundancia sino tambin igualdad, aunque sea la de un hormiguero. Corregir as la plana a suRival, consintiendo a las tres tentaciones que antao Jess se obstinara en rechazar: Di queestas piedras se conviertan en pan, y dar de comer al mundo entero; trate del Temploabajo, para que todos te aplaudan, y adquirir renombre universal por los medios decomunicacin; todos los reinos de la tierra son mos y te los dar si me adorares ( cf . Mt 4,

    1-11), y los recibir. Es lo que vio con tanta claridad Dostoievski en su Leyenda del Gran

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    Inquisidor. Las Tentaciones, rechazadas por Cristo, han quedado como suspendidas en elaire, hasta que, desaparecido el Katjon, sean formalmente aceptadas por el Vicario delDragn.

    Tratar asimismo de destruir lo que queda de Cristiandad, pero aprovechando susdespojos. Los escombros del orden pblico, los restos de la tradicin cultural, los mecanismose instrumentos polticos y jurdicos suprstites, todo ello ser utilizado en la construccin de lanueva Babel, la grande e impa confederacin mundial. Cmo, si no, podra levantarse en tanpoco tiempo?

    Perseguir sobre todo duramente a la Iglesia y matar a los profetas, porque ver en ellosa quienes denuncian su superchera, los aguafiestas de la felicidad colectiva, los profetas dedesgracias. Pero los sustituir enseguida por profetas mercenarios, dispuestos a cantar lamadurez de los tiempos, los encantos del viento de la historia, los maanas venturosos.Fomentar con predileccin el espritu de inmanencia, en razn de lo cual aborrecerespecialmente a quienes pongan en guardia a la gente dndoles a conocer las profecas delApocalipsis. Y, como es obvio, no querr ni or hablar de la Parusa.

    Porque no hay que olvidar que la figura del Anticristo no es primordialmente poltica, sinoteolgica. Ello se hace evidente por las metas que la Escritura le atribuye: 1) negar queJess es el Salvador Dios ( cf . 1 Jn 2, 22); 2) ser recibido en lugar de Cristo por la humanidad(cf . Jn 5, 43); 3) se autodivinizar ( cf . 2 Tes 2, 4); 4) suprimir, combatir o falsificar lasotras religiones ( cf . Dan 7, 25). Su proyecto es, pues, prevalentemente teolgico. El Misteriode Iniquidad, que el Anticristo encarna, se resume en el odio a Dios y la adoracin del hombre.Porque, paradojalmente, aquel cuya boca proferir blasfemias contra todo lo divino ( cf . Ap 13,5-6), por otro lado pretender hacerse adorar como Dios ( cf . 2 Tes 2, 4). Ello ser lo msgrave. Castellani advierte cmo los tiempos modernos le estn haciendo la cama al Anticristo,propagando sin descanso la Idolatra del Hombre y de las obras de sus manos.

    d . L a s e d e d e l A n t i c r i st o Un ltimo aspecto relativo a la Primera Bestia es la cuestin de la sede y mbito de su

    gobierno. Algo de ello nos lo deja traslucir el mismo Apocalipsis, cuando habla de aquellamujer siniestra, que llama la Gran Ramera (cf . Ap 17, 1). Con este nombre se designa aBabilonia, la Meretriz Magna. Es la Ciudad del Mundo, que el Apocalipsis muestra como divididaen tres partes ( cf . Ap 16, 19). Castellani aventura que podran ser Europa, Norteamrica yRusia. Trtase de una Urbe concreta o un conjunto de urbes, que ha logrado conquistar elpoder mundial: La mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que tiene la soberana sobretodos los Reyes de la tierra (Ap 17, 18).

    San Juan dice que vio escrito en su frente la palabra misterio ( cf . Ap 17, 5), y testifica elasombro que dicha visin le provoc. Lleva, sin duda, aquel nombre para indicar que corporizael Misterio de Iniquidad. Es la ciudad moderna, desacralizada, laicista y socialdemcrata, quecomenzando en el Humanismo, desemboc en el Protestantismo y el Enciclopedismo de losllamados filsofos del siglo XVIII, o sea en el naturalismo religioso, que se contina a travsde los actuales intentos de homogeneizacin internacional en la inmanencia. Babilonia es elmarco ciudadano de la adoracin idoltrica del hombre y el consiguiente odio a Dios, la sede dela Ciudad del Hombre que lucha contra la Ciudad de Dios.

    La capital del Anticristo ser un gran emporio econmico, cabeza de un Imperio sacrofalsificado, es decir, de un imperialismo. Babilonia se presenta en el Apocalipsis con los rasgosde una ciudad capitalista, martima y corrompida. Los mercaderes de toda la tierra seenriquecieron con su lujo desenfrenado, dice el texto sagrado (Ap 18, 3). San Juan nos ladescribe como una urbe tecnocrtica, encandilante con el resplandor de sus luces, el oro y las

    joyas que la cubren, poblada de comerciantes. Al decir capitalista no se excluye el designiosovitico, ya que el comunismo es un capitalismo de Estado, hijo dilecto del CapitalismoTecncrata Liberal, hijo putativo, si se quiere, ya que estamos entre rameras, pero hijo alcabo.

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    Mas lo principal de Babilonia, y lo que la hace especialmente ramera y madre de rameras ,es su proyecto de carnalizar la religin, legalizando as los planes del Anticristo. Ciudadadltera, la llama el Apocalipsis, expresin a que frecuentemente recurre la Escritura paradesignar el abandono del Esposo divino en favor de los amantes terrenos; amazonadesprejuiciada: VIH una mujer, cabalgando la Bestia color escarlata... se llama Babilonia laGrande, madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra (Ap 17, 3.5), con la quefornicaron los reyes de la tierra y todas las naciones se embriagaron con el vino de sufornicacin (Ap 18, 3). Segn el lenguaje escriturstico, especialmente de los profetas Isaas,Jeremas y Zacaras, fornicar significa idolatrar, sustituir a Dios, el esposo de Israel, porun dolo. Fornicar con los reyes de la tierra es poner a los poderes polticos en lugar del Diosvivo y trascendente; embriagarse es mostrarse satisfecho, petulante y glorioso. O, si sequiere, fornicar es poner la religin al servicio de la poltica del Anticristo, amalgamar elReino y el Mundo, inmanentizar la fe y la doctrina.

    Tal ser la sede del Anticristo. Durante cunto tiempo reinar en ella? Casi todos loscomentaristas le atribuyen a su gobierno una duracin de tres aos y medio . As pareceinsinuarlo el profeta Daniel ( cf . 7, 25), y lo confirma el Apocalipsis al decir que se le dio poderde actuar durante cuarenta y dos meses (Ap 13, 5; cf . tambin 11, 2).

    A su trmino, la Gran Babilonia caer de golpe, se desplomar estrepitosamente ( cf . Ap 18,2.9-24), suscitando el llanto de los mercaderes de la tierra (Ap 18, 11). Llorarn porque ya

    nadie negociar su mercanca, sus piedras preciosas.3. La Segunda BestiaComo ya lo hemos sealado en conferencias anteriores, junto al Anticristo, el Apocalipsis

    nos presenta otro personaje fundamental, un Pseudoprofeta. Es la Segunda Bestia, el brazoderecho del Anticristo en su fustico intento. Tambin l se parecer a Cristo: Hablaba comoel Dragn, pero tena dos cuernos como de cordero (Ap 13, 11). Si la Primera Bestia sali delmar ( cf . Ap 13, 1), sta surge de la tierra firme ( cf . Ap 13, 11), es decir, del mbito religioso, ysu propsito ser que todo el mundo adore al Anticristo: Hizo que toda la tierra y sushabitantes adoraran a la Primera Bestia (Ap 13, 12).

    El Apocalipsis lo presenta dotado de poderes taumatrgicos, con capacidad para realizargrandes portentos (Ap 13, 13). No sern verdaderos milagros, pero tampoco meros juegosde prestidigitacin. Delante de todos har bajar fuego del cielo, seduciendo con sus prodigios atodos los hombres ( cf . Ap 13, 13-14). Pregntase Castellani si la Segunda Bestia ser laTcnica actual, como aventura Claudel. O si tiene razn Pieper al afirmar que encarnar lapropalacin pblica y sacerdotal de los proyectos del Anticristo, siendo algo as como el PrimerMinistro del Emperador, a cargo de todo lo que se refiere a la Propaganda. Sabemos el poderque hoy tiene la propaganda para cretinizar a las masas.

    A juicio de nuestro autor, la principal labor que llevar a cabo esta Segunda Bestia ser laadulteracin de la religin. Las Dos Bestias representaran as el poder poltico, la primera, y elinstinto religioso del hombre, la segunda, vueltos ambos contra Dios. Lo afirma de maneraterminante: Cuando la estructura temporal de la Iglesia pierda la efusin del Espritu y lareligin adulterada se convierta en la Gran Ramera , entonces aparecer el Hombre de Pecadoy el Falso Profeta, un Rey del Universo que ser a la vez como un Sumo Pontfice del Orbe, obien tendr a sus rdenes un falso Pontfice, llamado en las profecas el Pseudoprofeta. Noque la Iglesia perder la fe, pero s se ver gravemente afectada. Todas las energas deldemonio estarn concentradas en pervertir lo que es especficamente religioso. Al demonio nole interesar matar, sino corromper, envenenar, falsificar.

    Lo que Castellani expone en sus libros teolgico-exegticos, lo ha desarrollado tambin, yde manera insuperable, en sus novelas. Entre ellas, quisiramos destacar Su MajestadDulcinea, a nuestro juicio una de sus obras cumbres, donde, retomando la trama de la novelade Benson que hemos comentado anteriormente, imagina los sucesos del Apocalipsis, peroaplicndolos a nuestra patria. Tambin all reaparece la figura siniestra de Juliano Felsenburgh.

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    Mas lo que all se describe con pluma maestra como sabemos, constituye uno de los temasrecurrentes en el pensamiento de nuestro autor es la corrupcin en el interior de la Iglesia. Adiferencia de los catlicos fieles, una minora cada vez ms exigua, la mayor parte de loscristianos adhiere a la corriente poltica dominante, la poltica del Seor del Mundo, que no esotro que Felsenburgh, de cuyo Imperio somos una de las colonias. Digamos entre parntesisque en esta materia del Gobierno Mundial, Castellani fue un verdadero profeta, llegando apredecir hasta el envo de tropas argentinas para operaciones ordenadas por el Poder queejerce la hegemona universal. Pues bien, en nuestra patria se va formando en ciertos lugaresuna Iglesia falsa, que bajo el nombre de Neocatolicismo, Movimiento Vital Catlico o VitalismoCristiano, llega incluso a inficcionar ciertos espacios de poder de la Iglesia de Cristo y comosealara S. Po X en su condena al Modernismo, socava las races mismas de la fe, y operandodesde dentro, confunde al pueblo cristiano, al mismo tiempo que acosa duramente a loscatlicos fieles, de modo semejante a como ocurri en tiempos de Arrio o de otras grandesherejas.

    Es la Iglesia de Monseor Panchampla, obeso obispo a las rdenes del poder imperante,rodeado de su squito de eclesisticos serviles. En un acto pblico se concret solemnementela unin de la Iglesia y del Estado, del poder espiritual y temporal, conciliados cordialmentepor obra de la Razn y la Vida por primera vez en la historia de los pueblos, como clam elLocutor oficial. Y as, la religin adulterada supli pblicamente a la de Cristo. Como la Iglesiadeca Extra Ecclesiam nulla salus , escribe Castellani, esta Contra-Iglesia o Pseudo-Iglesiapredica: Fuera de la democracia no hay salvacin. Trtase, como se ve, de una autnticadefeccin, o ms propiamente, de una hereja o nueva religin. Queda el lenguaje, perovaciado de sentido; quedan los viejos ritos, pero falsificados. El misterio de iniquidad, queconsiste en la inversin monstruosa del movimiento adoratorio hacia el Creador en hacia lacreatura se ha verificado del modo ms completo posible, sin suprimir uno solo de los dogmascristianos..., solamente con convertirlos en mitos, es decir, en smbolos de lo divino que es lohumano.

    En la ficcin de Castellani coexisten dos Papas, el verdadero, Len XIV, que resideocultamente en Jerusaln; y el falso, pero oficial, Cecilio I, con sede en Roma. Cuando aosms tarde Cecilio I muere, es elegido para sucederlo el propio Juliano Felsenburgh, quienrene as todos los poderes. Mas la Iglesia no ha muerto, ya que los catlicos fieles tienen susPatriarcas e Inspectores clandestinos, que a la muerte de Len XIV eligen a Juan XXIV.

    En fin, como puede verse, Su Majestad Dulcinea es una novela teolgica acerca del fin dela historia. Estos tiempos son muy buenos dice su protagonista, el Cura Loco, que no es otroque el mismo Castellani, porque son eficacsimos para hacernos renegar de lo que Cristollam el mundo. Dejemos, por el momento, la consideracin de esta novela, local yuniversal a la vez.

    Estima Castellani que el mundo se encuentra ya suficientemente ablandado y caldeadopara recibir al Pseudoprofeta del Apocalipsis, al que desde hace tiempo est preanunciando lapredicacin de los falsos profetas, contra los cuales tan insistentemente nos precavi Cristo(cf . Mt 24, 14.24), y cuya aparicin es otra de las seales predichas: Pseudoprofetas a

    bandadas.Anteriormente hemos sealado que para nuestro autor las Siete Iglesias a las que seenvan sendos mensajes ( cf . Ap 1-3) son tipos simblicos de siete pocas del devenir histricode la Iglesia. Cuando el vidente se dirige a las primeras Iglesias las impele a purificarse, perocuando llega a las postreras, Filadelfia y Laodicea, el haz penitencia se trueca sbitamenteen he aqu que vengo pronto (Ap 3, 11), y despus: mira que estoy a la puerta y llamo(Ap 3, 20). Quizs estemos en esos momentos terminales, en los tiempos que corresponden ala Iglesia de Laodicea, una Iglesia tibia, ni fra ni caliente, con barnices de cristianismo, conropajes de fe catlica, pero signada por el convencionalismo y la rutina. Una Iglesia a la queDios amenaza con vomitar de su boca. No dice: te vomitar sino comenzar a vomitarte(Ap 3, 16), amenaza que, segn Castellani, corresponde a la gran apostasa anunciada por

    Pablo y el mismo Cristo. Por suerte el vmito no se consumar. Los que resistan o hagan

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    penitencia se salvarn. Ser la poca de la parbola de la cizaa. Cuando llega el tiempo de lasiega es cuando la cizaa se parece ms al trigo. Por eso Cristo, al ver el mundo futuro desdeaquel montculo de Jerusaln desde donde se divisaba el Templo, profetiz la Gran TribulacinFinal, as como la decadencia de la Iglesia en su fervor, e incluy en la profeca parusaca,como typo de ella, la cada de la Sinagoga y el Templo, sobre todo en razn del farisesmo quecorrompi a la Sinagoga y es el mayor mal de la Iglesia actual. De ah las palabras que elvidente dirige a la Iglesia de Laodicea: Porque t dices: rico soy, me he enriquecido, nada mefalta. Y no te das cuenta de que eres un mendigo, digno de compasin, pobre, ciego ydesnudo (Ap 3, 17).

    Tal ser el papel especialmente encomendado al Pseudo-profeta. El Apocalipsis nosmuestra el Templo profanado, no destruido. La religin se mantendr, pero adulterada; susdogmas, conservados en las palabras, sern vaciados de contenido y rellenados de sustanciaidoltrica. Tambin el Templo perdurar, porque no hay que destruir los templos sino la fe. ElTemplo servir para que all se siente el Anticristo, hacindose adorar como Dios (2 Tes 2,4). Es la abominacin de la desolacin, como dijo Daniel (9, 27) y repiti Cristo ( cf . Mt 24,15). Al parecer, Daniel designaba con esa expresin un altar pagano que Antoco Epifaneshaba erigido en el Templo de Jerusaln. Trtase de un hebrasmo que significa la peorinmundicia, la ltima basura. Los israelitas lo usaban para designar el sacrilegio supremo:los dolos puestos en el templo de Dios. Pero Castellani se esmera por dejar en claro que lacorrupcin de la Iglesia no ser total. A ello tender sin duda el intento del Pseudoprofeta.Lograr, s, que el Atrio y las Naves sean conculcados. Pero el Tabernculo o SanctaSanctorum restar preservado.

    Cmo se concretar esta adulteracin del cristianismo? De la manera que antes hemossealado, es decir, consintiendo la Iglesia, ella tambin en su sector adltero, se entiende, alas tres tentaciones del desierto que en su momento Cristo supo rechazar. Una Iglesia abocadaa lo temporal, polarizada en ello, en la adquisicin de los bienes terrenos, en la distribucinabundante de pan. He aqu la primera tentacin. Una Iglesia en busca de renombre, queemplea sus poderes religiosos para alcanzar prestigio y ascendiente, que reemplaza lacontemplacin por la agitacin burocrtica. Tal la segunda tentacin. Y la tercera: una Iglesiaal servicio de los que son poderosos, buscando el reino en este mundo, con los medios mseficaces, que son hoy los satnicos. La acusacin de Dostoievski da, ahora s, en el blanco.

    A este naturalismo religioso o aloguismo, Castellani lo sintetiza as: Es el ideal de laAadidura antes que el Reino, o la Aadidura sin el Reino, o el Reino Milenario desde ya y sinCristo, es decir, el cristianismo expurgado de la cruz de Cristo y de su Segunda Venida.

    La parte corrupta de la Iglesia puesta al servicio del Anticristo. He ah el gran logro de laPrimera Bestia. El Pseudoprofeta ser el que acte, es decir, ritualice el proyecto delAnticristo, el que lleve a cabo su propaganda sacerdotal. El Apocalipsis resume su quehaceren tres iniciativas. Ante todo, organizar la veneracin colectiva de la Primera Bestia,imponiendo la adoracin idoltrica de su icono nefando, so pena de terribles persecuciones ( cf.Ap 13, 12.14-15). En segundo lugar realizar increbles prodigios en favor del Anticristo,haciendo llover fuego del cielo, si es necesario ( cf . Ap 13, 13), y sobre todo haciendo hablar a

    la imagen de la Bestia ( cf . Ap 13, 15). Hoy es ello factible, como dijimos, merced alapabullante progreso de la tcnica. La Bestia podr hablar un da, y a travs de la televisinser visto y odo por multitudes reunidas en plazas y templos, todo un universo exaltado. Yfinalmente inventar una muerte y una resurreccin amaada de la Bestia ( cf . Ap 13, 3.12),para que emule la de su Adversario divino.

    Dicho triunfo slo ser factible con la ayuda del sector adltero de la Iglesia. Bien escribeCastellani: El mundo quiere unirse y actualmente el mundo no se puede unir sino en unareligin falsa. O bien las naciones se repliegan sobre s mismas en nacionalismos hostiles, obien se renen nefastamente con la pega de una religin nueva, un cristianismo falsificado; elcual naturalmente odiar de muerte al autntico. Slo la religin puede crear vnculossupranacionales. La unificacin del mundo se realizar por el terror y por la mentira, por el

    terror poltico y por la mentira de la falsa religin, o de un cristianismo falsificado.

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    4. Las Tres RanasYa tenemos varios de los personajes del drama: el Dragn, el Anticristo, el Pseudoprofeta.

    No ser, nos preguntamos, la nueva trinidad, el simiesco y satnico remedo de la Trinidaddivina: el Dragn emulando al Padre, el Anticristo al Verbo, y el Pseudoprofeta al EsprituSanto?

    El Apocalipsis nos informa que los tres personajes son fecundos: Y v que de la boca delDragn, de la boca de la Bestia y de la boca del Pseudoprofeta salan tres espritus inmundosen forma de ranas. Son tres espritus demonacos, obradores de prodigios, y se encaminandonde los reyes de toda la tierra para convocarlos a la gran batalla... Los convocaron en ellugar llamado en hebreo Armagedn (Ap 16, 13-14.16).

    En estas Tres Ranas, eruptadas por el Dragn, el Anticristo y el Pseudoprofeta, Castellanicree ver el liberalismo, el comunismo y el modernismo, en cuya conjuncin o alianza alcanzasu plenitud el viejo naturalismo que, como lo sealamos, es en el fondo el gran proyecto delAnticristo. Tres herejas que parecen ranas porque son vocingleras, saltarinas, pantanosas ytartamudas, dice.

    Muchos creen que el liberalismo est en las antpodas del comunismo. Nada ms lejos de larealidad ya que, como lo demostr fehacientemente Dostoievski, el segundo, ese espritubatracio que sale de la boca de la Bestia, es hijo del primero. Tanto el liberalismo como elmarxismo tienen todas las caractersticas de una religin. Pero por si ello no quedara claro, elmodernismo, que a los ojos de Castellani es el fondo comn de aquellas dos ideologascontrarias, aunque no contradictorias, algn da las copular estrechamente por obra delPseudoprofeta. El cu-cu del liberalismo es libertad, libertad, libertad; el cu-cudel comunismo es justicia social; el cu-cu del modernismo, de donde nacieron losotros y los reunir un da, podramos asignarle ste: Paraso en la tierra; Dios es el Hombre;el hombre es Dios.

    El Modernismo es la hereja suprema. Segn deca Po X, las engloba a todas, es como suencrucijada. Ser la ltima hereja, porque en materia de falsificacin del cristianismo noparece posible ir ms all. Pudese imaginar acaso una idolatra ms execrable, una apostasams perfecta que la adoracin del hombre en lugar de Dios, y eso bajo formas cristianas,mantenindose incluso el armazn exterior de la Iglesia? En su novela Los papeles deBenjamn Benavides pone Castellani un ejemplo tpico de dicha actitud de espritu. Alude all aun libro de los modernistas donde se habla con emocin de la Misa cantada: es un espectculoimponente, se lee en el mismo, no hay que dejar esa egregia conquista del patrimoniocultural de la Humanidad, sino procurar que se conserve y perfeccione... podada, eso s, de lapequea supersticin que ahora la informa, a saber, la presencia real de Cristo en elSacramento. Con lo que la ceremonia, concluye Castellani, queda vaca, o mejor, quedavaca hasta que otro ocupe el lugar de Cristo en el Sacramento.

    He aqu las tres herejas, que al decir de nuestro autor, se van a unir por las colas cosaadmirable, dado que las ranas no tienen cola contra lo que va quedando de la Iglesia deCristo, un da que quiz no est lejano.

    5. El Pequeo RestoEn los tiempos del Anticristo, el seoro del demonio ser tremendo, le hace decir Castellani

    al judo Benavides, y se desatar en todas las direcciones: en operaciones esotricas ynefandas de magia y espiritismo; en el poder abrumador de la ciencia moderna, que ya seha vuelto capaz de arrojar fuego del cielo con la bomba atmica y hacer hablar a una imagenmediante la televisin combinada con la radio; en la tirana implacable de la maquinariapoltica; en la crueldad de los hombres rebeldes y vueltos fieras en la tierra; en la seduccinsutil de los falsos doctores que usarn el mismo cristianismo contra la cruz de Cristo, una partedel cristianismo contra otra, y a Jess contra su Iglesia.

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    La opcin por Cristo o por el Anticristo se har universal e ineludible. La sola profesin defe cristiana pondr a los fieles en situacin de martirio. El poder poltico ms totalitario yuniversal que haya existido, revestido de religiosidad falsa, hostigar a los fieles,persiguindolos a sangre y fuego. La mayora caducar, de modo que la apostasa cubrir almundo como un diluvio. Bien deca San Pablo que Cristo, s, volvera, pero primero tiene quevenir la apostasa (2 Tes 2, 3). Los que resistan sern poco numerosos, los contados 144.000de que habla el texto sagrado ( cf . Ap 7, 4), un pequeo resto, perdido en el ocano de lasmultitudes apstatas. Esos pocos no podrn comprar ni vender (Ap 13, 17; 14, 1), nicircular, ni dirigirse a los dems a travs de los medios de comunicacin, ahora en manos delpoder poltico. Cualquier intento de emigracin se tornar impensable, ya que el mundo enteroser una inmensa crcel, sin escape posible. Slo quedar refugiarse en el desierto ( cf . Ap12, 14).

    Los que permanecern fieles sern los que no se ensuciaron con mujeres (Ap 14, 4), esdecir, con la Mujer, la Ramera. Hombres lmpidos, en cuya boca no se encontr mentira (Ap14, 5), hombres lcidos y valientes, verdaderos baluartes en medio de un huracn, acosadospor la traicin y el espionaje. En las novelas Su Majestad Dulcinea y Juan XXIII (XXIV,Castellani los imagina cual guerreros de Cristo, nueva Caballera, al modo de las antiguasrdenes religioso-militares; los cristbales, los llama, la resurreccin de Don Quijote.Sean combatientes, sean pacientes, poco les ser concedido. Vern el Templo hollado porlos impos, vern cmo la jerarqua del Pseudoprofeta mercenarios en vez de pastoresensea una religin nueva. Para colmo, Dios guardar silencio y parecer endurecer sus odosa las splicas de los hroes. Aparecern como derrotados ( cf . Ap 13, 7). Satans y susministros les dirn con sorna: Dnde est vuestro Dios?, y ellos callarn.

    Porque lo exterior siempre es secundario. Lo ms dramtico sern los tormentos interioresque experimentarn los que se obstinen en su fidelidad. Se vern sometidos a noches oscurasinterminables, a conflictos de conciencia desgarradores, que en muchos casos no se resolvernen esta vida. Habr quienes debern luchar, con sangre en el alma, durante aos y aos, sinresultado aparente, contra tentaciones supremas, sufriendo el bofetn de Satans (2 Cor12, 7), sin la ayuda de la gracia sensible; porque el sol se oscurecer, la luna se volver colorde sangre, y caern las estrellas del cielo... (Ap 6, 12-13). Nadie podra aguantar si Cristo novolviese pronto.

    Los primeros mrtires debieron luchar contra los emperadores, los ltimos contra el mismoSatans. Por eso sern mrtires mayores. Ni siquiera sern reconocidos como mrtires, agregaSan Agustn, ya que se los condenar como delincuentes ante las multitudes, vctimas de lapropaganda. La llamada opinin pblica estar en favor de esta persecucin.

    Sern contados, decamos, los que resistan. Porque las situaciones de herosmo, sobre todode herosmo sobrehumano, son para pocos. El mismo Cristo dijo que cederan si fueraposible, los mismos escogidos (Mt 24, 24). Mas no es posible que caigan los escogidos. Unngel ha comenzado a marcar sus frentes con el nombre del Cordero y de su Padre ( cf . Ap 14,1), y Dios ordena suspender los grandes castigos hasta que estn todos sealados, abreviandola persecucin por amor de ellos.

    Su nico apoyo sern las profecas escribe Castellani. El Evangelio Eterno (es decir, elApocalipsis) habr reemplazado a los Evangelios de la Espera y el Noviazgo; y todos lospreceptos de la Ley de Dios se cifrarn en uno solo: mantener la fe ultrapaciente yesperanzada... Los fieles de los ltimos tiempos slo se salvarn por una caridad inmensa, unafe heroica y la esperanza firme en la prxima Segunda Venida.

    Acompaarn en su resistencia a este pequeo resto dos personajes misteriosos, losllamados Dos Testigos (cf . Ap 11, 1 ss.). No se sabe de cierto quines sern. Para algunos,Enoc y Elas, para otros, Moiss y Elas. En el Apocalipsis aparecen como dos grandes y santospaladines, que defendern a Cristo, y tendrn en sus manos poderes prodigiosos. El Anticristoles har la guerra, los vencer y los matar (Ap 11, 7). Sus cadveres quedarn expuestosfrente al Santo Sepulcro. Pero luego de tres das y medio el Seor los resucitar ( cf . Ap 11,11).

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    Hemos considerado ya varios de los personajes del drama apocalptico: el Dragn, laPrimera y la Segunda Bestia, los fieles heroicos y los dos testigos.

    Compendiemos lo dicho hasta ac transcribiendo un texto donde Castellani nos ha dejadouna especie de retrato del Anticristo, junto con una descripcin de su modo de gobierno:

    El Anticristo no ser un demonio sino un hombre demonaco, tendr ojos como dehombre levantados con la plenitud de la ciencia humana y har gala de humanidad yhumanismo; aplastar a los santos y abatir la Ley, tanto la de Cristo como la de Moiss;triunfar tres aos y medio hasta ser muerto sine manu , no por mano de hombre; harimperar la abominacin de la desolacin, o sea, el sacrilegio mximo; ser soberbio, mentirosoy cruel, aunque se fingir virtuoso; fingir quiz reedificar el templo de Jerusaln para ganarsea los judos, pero para s mismo lo edificar y para su dolo Maozm ; idolatrar la fuerza brutay el poder blico, que eso significa Maozm, fortalezas o munimentos... pero l ser ateo ypretender l mismo recibir honores divinos; en qu forma no lo sabemos: como hijo delhombre, como verdadero Mesas, como Encarnacin perfecta y Flor de lo humanosoberbiamente divinizado...

    Fingir quiz haber resucitado de entre los muertos; usurpar fraudulenta la personalidadde un muerto ilustre? O restaurar un Imperio antiguo ya muerto? Reducir a la Iglesia a suextrema tribulacin, al mismo tiempo que fomentar una falsa Iglesia. Matar a los profetas ytendr de su parte una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo yde la euforia de la salud del hombre por el hombre, hierofantes que proclamarn la plenitud delos tiempos y una felicidad nefanda. Perseguir sobre todo la interpretacin y la predicacin delApokalypsis; y odiar con furor aun la mencin de la Parusa. En su tiempo habr verdaderosmonstruos que ocuparn sedes y ctedras y pasarn por varones pos religiosos y aun santosporque el Hombre del Delito tolerar un cristianismo adulterado.

    Abolir de modo completo la Santa Misa y el culto pblico durante 42 meses, 1.260 das.Impondr por la fuerza, por el control de un estado policaco y por las ms acerbas penas, unculto malvado, que implicar en sus actos apostasa y sacrilegio; y en ninguna regin delmundo podrn escapar los hombres a la coaccin de este culto. Tendr por todas partesejrcitos potentes, disciplinados y crueles. Impondr universalmente el reino de la iniquidad yde la mentira, el gobierno puramente exterior y tirnico, una libertad desenfrenada de placeresy diversiones, la explotacin del hombre, y su propio modo de proceder hipcrita y sinmisericordia. Habr en su reinado una estrepitosa alegra falsa y exterior, cubriendo la msprofunda desesperacin...

    La caridad heroica de algunos fieles, transformada en amistad hasta la muerte, sostendren el mundo los islotes de la fe; pero ella misma estar de continuo amenazada por la traiciny el espionaje. Ser virtuoso ser un castigo en s mismo, y como una especie de suicidio...

    6. La Mujer CoronadaEn el captulo 12 del Apocalipsis se habla de otra mujer: Un signo magno apareci en el

    cielo. Una mujer vestida de sol y la luna debajo de sus pies. Y en su cabeza una corona dedoce estrellas. Y gestaba en su vientre y clamaba con los dolores de parto y con el tormento dedar a luz (12, 1-2). Los exgetas han aplicado este texto, algunos a la Santsima Virgen,otros a la Iglesia o a Israel. A la Santsima Virgen no parece cuadrarle del todo, al menosdirectamente, por lo de los dolores de parto, de que careci, si bien no deja de ser legtimoaplicrselo figurativamente, como lo hace la liturgia y el arte cristiano.

    Ser aplicable a la Iglesia? As lo han entendido algunos comentaristas segn los cualesaquella mujer simboliza a la Iglesia de los ltimos tiempos, cristianos y judos convertidos, quetantas veces los Profetas representaron con los rasgos de una mujer, a la que se promete elperdn de su infidelidad, la purificacin plenaria y el Desposorio final. Sin embargo, no parececonvenirle plenamente, aunque s por extensin.

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    Para otros, figura al Israel de Dios, que da a luz un hijo varn (Ap 12, 5). As lointerpreta Castellani, en la inteligencia de que dicho texto se refiere a la conversin final de los

    judos, preanunciada por San Pablo y los profetas. Cuando lleguen los tiempos postreros, los judos, cuya sangre corre por las venas de Mara, y de cuya estirpe naci la Iglesia, van aconcebir a Cristo por la fe expresin usual en las Escrituras y lo van a dar a luz con grandesdolores. En el Calvario le gritaron: Si eres Hijo de Dios, baja de la Cruz y creeremos en ti(Mt 27, 40.42), y all l les dir: Creed en m y bajar de la Cruz, escribe nuestro autor.

    Por lo general, la tradicin catlica ha visto en la Parturienta a la Iglesia y a la Sinagoga a

    la vez, pues entre ellas hay continuidad a los ojos de Dios. Si San Juan vio acaso a Mara enese extrao cuadro que nos traza, fue porque Mara resume a la Iglesia y a la Sinagoga, siendocomo es la corona de ambas.

    Recordemos que antes se nos habl de otra mujer, la Fornicaria, o Gran Ramera, quesimbolizaba la Babilonia pecadora, o tambin la religin pervertida, entregada a los poderestemporales. Segn Castellani, las dos mujeres del Apocalipsis, la Prostituta, que cabalga laBestia roja, y la Parturienta, vestida del sol de la fe, pisando la luna del mundo, representan lareligin en sus dos polos extremos, la religin corrompida y la religin fiel. Una prostituta no sedistingue esencialmente de una mujer honesta. Sigue siendo mujer, no se vuelve bestia, sibien San Juan la describe montada sobre la Bestia. Las dos mujeres son hermanas, nacidas deuna misma madre, la religin, o mejor, el instinto religioso, inerradicable en el ser humano.

    Representan las Dos Ciudades de San Agustn, en el paroxismo de su enfrentamientoteolgico.De manera concisa escribe nuestro autor: El significado concreto y ya esjatolgico de las

    Dos Mujeres es ste, segn parece: la Mujer Celestial y Afligida es el Israel de Dios, Israelhecho Iglesia; y concretamente el Israel convertido en los ltimos tiempos; la Mujer Ramera yBlasfema es la religin adulterada ya formulada en Pseudo Iglesia en los ltimos tiempos,prostituida a los Poderes de este mundo y asentada sobre la formidable potencia poltica ytirnico imperio del Anticristo.

    La mujer vestida de sol sera, pues, Israel, que finalmente entrar en la Iglesia. El procesohistrico fue segn sigue. Al comienzo, los judos rechazaron al Mesas. Pero dicho rechazo nodej de ser providencial ya que, como escribe San Pablo, la cada de los judos trajo lasalvacin a los gentiles (Rom 11, 11). Dios permiti la obcecacin de los judos para que elEvangelio, por ellos repudiado, fuera trasladado a los Gentiles. As las naciones se convirtieron,estableciendo la Cristiandad. Al fin de los tiempos, tras la apostasa de las naciones, los judosacabarn por convertirse, trayendo con dicha conversin inmensos bienes a todos. Por esoescribi San Pablo: No quiero, hermanos, que ignoris este misterio: el endurecimientoparcial que sobrevino a Israel durar hasta que entre la totalidad de los gentiles, y as, todoIsrael ser salvo, como dice la Escritura (Rom 11, 25-26). Por lo que concluye el Apstol: Sisu reprobacin ha sido la reconciliacin del mundo, qu ser su readmisin? (Rom 11, 15).

    En su libro sobre las Parbolas del Evangelio, Castellani relaciona con la imagen de laParturienta lo que dijo Jess en la ltima Cena: La mujer que da a luz, sufre porque le llegla hora; pero cuando ha dado a luz un nio, ya ni se acuerda de su trance, porque nacido es unhombre para el mundo (Jn 16, 21). A su juicio, las palabras del Seor se refieren de algnmodo al retorno glorioso de Cristo. Desde el nacimiento carnal de Jess tal sera el hombrenacido para el mundo, comienza la larga preez de la Humanidad hacia el nacimiento delCristo integral. El pueblo judo lo dar a luz con dolores de parto.

    El Signo Grande se relacionara, as, con los dos nacimientos de Cristo typo y antitypo,y principalmente con su segundo nacimiento integral en la totalidad de su Cuerpo, queacaecer en los tiempos parusacos. La Parturienta simbolizara al Israel que dio a luz a Cristodos veces; la primera por Mara Santsima; la otra, futura an, por su anunciada conversin aCristo. De este modo los judos, a cuya raza perteneci Mara, van a concebir a Cristo de nuevopor la fe, y lo van a dar a luz, por la pblica y dolorosa profesin de esa misma fe.

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    En qu momento se convertirn los judos? Los Santos Padres tienen dos opiniones al

    respecto. Segn algunos, ocurrir antes de que aparezca el Anticristo. Otros, por el contrario,sostienen que los judos sern los primeros adeptos del Anticristo, a quien reconocern como alMesas esperado, constituyendo su escolta y guardia de corps , segn aquello que dijo el Seor:Yo vine en nombre de mi Padre y no me recibisteis; pero Otro vendr en su nombre y a se lorecibiris (Jn 5, 43). Slo a la vista de la Segunda Venida de Cristo, los judos se convertirn.Mirarn a quien traspasaron, preanunci el profeta Zacaras (12, 10).

    Es sentencia frecuente de los Padres que dicha conversin se deber principalmente a lapredicacin de Elas. El mismo Jess dijo: Ciertamente, Elas ha de venir a restaurarlo todo(Mt 17, 11; cf . Mc 9, 11). Junto con Elas, volver Enoc, el otro Testigo, posiblemente apredicar a los Gentiles.

    Apoyndose en Billot, Castellani cree detectar en la actualidad ciertos indicios de unaposible conversin de los judos. Por ejemplo, la propagacin del sionismo, merced al cuallos israelitas han recobrado el ardor cvico y las virtudes guerreras, de que el mundo los creaincapaces. Una lengua muerta ha sido resucitada, hecho nico en el mundo; en la Universidadde Jerusaln se habla en la lengua sacra de la Biblia. Asimismo se produjo su retorno a TierraSanta: el trmino de la dispersin de los judos por el mundo, que no fue sino castigo de suinfidelidad, puede ser tambin el preludio de su conversin. Hay profecas alusivas en Ez 37,21; Am 9, 11-12; Bar 2, 34-35.

    Sigamos con el texto del Apocalipsis. Cuando la Mujer estaba por dar a luz, un fiero Dragnrojo se detuvo delante de ella con la intencin de devorar a su hijo; pero el hijo varn (Ap12, 5), apenas nacido, fue llevado al Trono de Dios para regir a todas las naciones con el cetromesinico. El Dragn, lleno de furia, persigui a la mujer, mas el Seor le dio dos alas como deguila, con que vol al desierto donde sera alimentada durante 1260 das ( cf . Ap 12, 13-14).La soledad significa quizs el abandono y desprecio de los nefitos por parte de los judos noconvertidos y del ingente mundo apstata que los rodea. Al fracasar en su intento, el Dragnse fue a hacer guerra a los otros de su semilla (Ap 12, 17). Pareciera suponerse que hay dosgrupos de hijos de la Mujer, los judos convertidos, y nosotros, los cristianos de lagentilidad; los judos nefitos y los cristianos viejos.

    Del Dragn se dice que con su cola arrastr la tercera parte de las estrellas del cielo y lasprecipit sobre la tierra (Ap 12, 4). Para explicar este texto recurre Castellani a un telogo delsiglo V, llamado Teodoreto, segn el cual las estrellas del cielo que sern arrastradas a la tierrapor el Dragn, representan a los varones brillantes, prncipes no slo polticos mas tambineclesisticos, doctores y religiosos, que en los tiempos finales perdern la fe, y se pondrn alservicio del Anticristo; apstatas inmanentes, los ms peligrosos de todos.

    A continuacin, el texto sagrado describe un combate en las alturas: Y prodjose unaguerra en el cielo. Mikael y sus ngeles salieron a guerrear con el Dragn (Ap 12, 7). He aqu otro personaje de este drama sagrado, una figura que si bien aparece fugazmente, no por ellosu accin resulta menos contundente, la de Mikael , empeado en lucha grandiosa con elDragn y sus adlteres de la tierra. Se juntan aqu dos batallas, muy separadas en el tiempo.En la primera, que se desarrolla en las alturas, el ngel arroja al Dragn del cielo a la tierra(cf . Ap 12, 9). All el demonio recobra el aliento e instaura su reino por medio del Anticristo.Entonces los que se arrodillen ante la Bestia gritarn: Quin como la Bestia? Y quin podrluchar contra ella? (Ap 13, 4). Grito siniestro, que se enfrenta con el grito de San Miguel.Como se sabe, Mikael significa Quin como Dios?. Mikael es un nombre y un clamor. Sondos gritos que se confrontan: Quin como la Bestia? y Quin como Dios?. Cuando lavictoria del Anticristo y de su Pseudoprofeta parezca ineluctable, en aquel tiempo se levantar[de nuevo] Mikael, Prncipe de nuestro pueblo, como profetiz Daniel (12, 1). La lucha en elcielo ser doblada de una ltima lucha religiosa sobre la tierra.

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    IV La victoria de Cristo y el MilenioMientras tanto, sobre la tierra, el Anticristo tiene los das contados. El Apocalipsis nos

    describe la victoria de Cristo y la instauracin de su Reino. He aqu la sucesin de los hechos.

    1. El Caballero del Blanco CorcelEn el clmax de la persecucin, en el pice mismo de la Gran Apostasa y la tribulacin ms

    espantosa de la historia, cuando los fieles estn casi por desfallecer, segn las palabras del

    mismo Cristo: Cuando venga el Hijo del hombre, acaso hallar fe sobre la tierra? (Lc 18,8), llegar inesperadamente el momento de la victoria, de la victoria no ltima sino penltima,que cerrar el primer combate esjatolgico.

    Entonces v el cielo abierto, y haba un caballo blanco; el que lo monta se llama Fiel yVeraz; y juzga, y combate con justicia (Ap 19, 11). Es Cristo que viene para deponer a suAdversario. Y los ejrcitos del cielo prosigue el texto, vestidos de lino blanco puro, leseguan sobre caballos blancos ( ibid . 14). Ya lo haba anunciado el profeta al decir: Vendrel Seor Dios mo y todos los santos con l (Zac 14, 5), lo que San Judas refrend en suepstola: He aqu que viene el Seor, con miles de santos suyos (1, 14).

    Luego, leemos en el texto del Apocalipsis, el ngel, de pie sobre el sol, llam a todas lasaves que volaban por lo alto del cielo, invitndoles a comer carne de reyes, carne decaballos y de sus jinetes (Ap 19, 17-18). En su libro sobre las Parbolas, Castellani relacionaeste texto con una extraa frase que se encuentra en el libro de Job: Donde est el cuerpo se

    juntan las guilas (38, 27). Varias interpretaciones se han dado de estas ltimas palabras.Nuestro autor prefiere, siguiendo a San Beda, Santo Toms y Maldonado, aplicarlas al mundode los ltimos das, cuerpo muerto y descompuesto, a pesar del tremendo poder poltico ymilitar que lo rige; ese mundo homogeneizado por obra del Anticristo, contra el cual selanzarn repentinamente, con la subitaneidad de un relmpago, las potencias espirituales delCosmos los ngeles para hacerlo pedazos. Si se trata de una prediccin de dosacontecimientos sucesivos, typo y antitypo, veamos lo que acaece en ambos. En el primero,las guilas, que seran las divisiones romanas, confluyeron de todas partes a Jerusaln,segn lo relata Josefo, para ocupar cruentamente la capital de los judos. En el segundo, el

    objetivo ser la gran ciudad capitalista, imperial y sacrlega, sede de la Bestia. Cuando esemundo apstata est hecho cadver, desechada la fe cristiana que le dio siglos de vida yesplendor, entonces las guilas del Espritu caern de las alturas sobre l y sobre suUsurpador, precediendo al verdadero Seor del mundo, Nuestro Seor Jesucristo. Pero noadelantemos la trama.

    Porque ante ese ataque en picada, escribe el hagigrafo, vi a la Bestia y a los reyes de latierra con sus ejrcitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el corcely contra sus ejrcitos. La conclusin es gloriosa: Apresada fue la Bestia, y con ella elPseudoprofeta..., los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre (Ap 19,19-20). En cuanto a los dems, fueron exterminados por la espada que sale de la boca delque monta el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes ( ibid . vers. 21).

    2. La Primera ResurreccinA continuacin, el vidente observ a un ngel, quizs el mismo Mikael, que bajaba del

    cielo y tena en su mano la llave del Abismo y aprehendi al Dragn, l