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  • LA IMPORTANCIA DE MARXPARA EL PENSAMIENTO HISTORIOGRAFICO

    CONTEMPORNEO *Por ALFRED SCHMIDT

    La importancia de Marx para el pensamiento historiogrfico contempo-rneo es un tema que contiene varias esferas de problemas distintos ya que laobra de Marx abarca mbitos del saber muy diversos y no se deja encasillarde modo definitivo en ninguno de ellos. Si nos atenemos a las clasificacio-nes terico-cientficas habituales, la obra de Marx comprende en parte his-toria poltica del siglo xix y, parcialmente, historia econmica y social, ascomo economa poltica, estudios empricos de sociologa y psicologa social,sociologa y antropologa estructural y tambin comprende, en parte, unahistoria especulativa de la filosofa con una finalidad prctica de transfor-macin de la realidad. Vemos as cuan compleja es la obra de este pensador.Como corresponde a mi propsito, me limitar aqu al aspecto terico-hist-rico en su sentido ms amplio. Me planteo la cuestin de la historiografamarxista; es decir, en el espritu de Droysen, me planteo la cuestin de culhaya sido la contribucin de Marx al proceso de conocimiento histricoque, por supuesto, es un proceso de autoconocimiento de la humanidad.Qu caminos ha abierto que conducen al universo histrico. Qu sucede,con el descubrimiento del continente historia, del que ha hablado LouisAlthusser. En un primer momento, resulta evidente que, en Marx, la histo-ria se manifiesta con significados diversos, sin que sea posible reducir todos

    * Conferencia que form parte de la contribucin del profesor Alfred Schmidt alciclo que en homenaje a Marx, en el centenario de su muerte, han organizado las uni-versidades madrileas y las fundaciones Pablo Iglesias y de Investigaciones Marxistas,bajo la coordinacin del profesor Romn Reyes.

    49Kevisa de Estudios Polticos (Nueva poca)Nm. 37. Enero-Febrero 1984

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    estos conceptos diferentes de la historia a un denominador comn. El objetomaterial de la historia, en mi opinin, aparece en la teora de Marx bajo cua-tro formas a las que corresponden cuatro aspectos del proceso de conoci-miento histrico.

    En primer lugar tenemos que habrnoslas con concepciones episdicas ynarrativas de la historia; se tratara del concepto historiogrfico de la histo-ria. Lo especficamente marxista de este concepto es que se fundamenta enaspectos econmicos y sociales y relativos a las luchas de clases. Mas, en miopinin, este primer concepto de historia no se distancia grandemente delos esfuerzos historiogrficos del siglo xix burgus. El marxista Leo Kofler,precisamente, ha calificado la historiografa marxista como una historiogra-fa comprensiva (verstehende) en el sentido de Dilthey. Ahora bien, todahistoriografa narrativa, en la medida en que tiene que hacer una selecciny superar el simple descriptivismo, contiene siempre momentos constructi-vos, que toman en consideracin el carcter cada vez ms annimo del de-curso histrico, esto es, estructuras vectoriales, que son inconscientes parael individuo y de las que es preciso derivar determinadas series de aconte-cimientos.

    En otro sentido, sin embargo, encontramos el elemento constructivo enMarx all donde es ms posible compararle con los filsofos tradicionalesde la historia, filsofos de la historia del tipo de Herder, Kant y, sobre todo,Hegel. Pensemos en el celebrrimo locus clasicus de la concepcin materia-lista de la historia, en el prefacio al escrito Crtica de la Economa Poltica,de 1859, o en los manuscritos sobre la Ideologa, Alemana, de 1845. El prin-cipio de construccin predominante en estos escritos para explicar el cursoque sigue la humanidad es la dialctica entre relaciones de produccin es-tancadas y fuerzas productivas que siguen progresando histricamente. Encuanto Marx se puso a estudiar pormenorizadamente una inmensa cantidadde material de historia social, comprendi con claridad que su principio ge-neral de construccin solamente poda tener el carcter de un principioeurstico, es decir, que, como l mismo ha sealado, solamente se trataba deun hilo conductor para el estudio de los hechos y no de una cadena irrever-sible de acontecimientos que solamente hubieran podido discurrir de unmodo determinado y no de ningn otro.

    Por ltimo, existe otro concepto de historia, el de la historia en statunascendi, esto es, lo que los franceses llaman histoire inmdiate, o sea el ca-rcter inmediato de acontecimiento que tiene el presente como el de unarealidad que introduce en lo nuevo. En su clebre interpretacin de losacontecimientos de la Comuna de Pars, Marx habla de una iniciativa hist-rica mundial de los trabajadores de Pars; es decir, como hombre poltico,

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    se siente inmensamente impresionado por los acontecimientos cotidianos in-mediatos y no consigue incorporarlos por completo en el gran marco tericode su obra. No deja de ser interesante que Lenin se haya apoderado precisa-mente de esta interpretacin de la Comuna de Pars para poner en juego elconcepto de un romanticismo revolucionario que ha tenido cierta importan-cia en las discusiones tericas. El materialismo histrico se ha convertidoaqu en mtodo histrico en el sentido de la accin poltica. En su famosaobra primera, Lukcs ha dicho que, en funcin de sus propias condicionesvitales, el proletariado se considera a s mismo como el creador del procesohistrico de la irrupcin de lo nuevo. En este aspecto del pensamiento his-trico de Marx es en el que han tomado pie Sartre, Merleau-Ponty o HerbertMarcuse, en relacin con el concepto heideggeriano de historicidad. Hei-degger separa de modo radical la historicidad en cuanto carcter de aconte-cimiento inmediato de la mera historia en cuanto existencias almacenadasen archivos.

    Quisiera ahora referirme brevemente al cuarto concepto de historia,sobre el que pretendo volver con mayor detalle ms adelante ya que creoque la especificidad del proceso de conocimiento histrico se puede recono-cer con toda precisin en la obra principal de Marx, El Capital. Se trataaqu de la cuestin de cmo puede dar cuenta el pensamiento terico-con-ceptual de la multiplicidad de hechos de un sistema social sumamente com-plejo. En las discusiones marxistas este problema se ha debatido siemprebajo la rbrica lgico-histrico, siendo siempre la cuestin la de la uni-dad o diferencia de lo lgico y de lo histrico. El problema de la dialcticaen El Capital, de Marx, es, esencialmente, el de la relacin entre historia yconcepto. Droysen, el gran fundador de la ciencia de la historia en el si-glo xix, un contemporneo de Marx, introdujo el concepto de ciencia de lahistoria en el lenguaje especializado, concepto por el que entenda una me-todologa y enciclopedia de la historia. Marx aparece ligado a esta empresaen la medida en que hubiera suscrito la afirmacin de Droysen de que elmtodo de la investigacin histrica est determinado por el carcter morfo-lgico de su material. En el siglo xix, Goethe ha trabajado con los concep-tos de morfologa y de estructura en relacin con su botnica y con su zoolo-ga y aqu se ve ya toda la importancia que tiene averiguar cmo es posiblepensar conjuntamente en lo sincrnico que se encuentra en una corres-pondencia estructural y en lo sucesivo, en lo que se sigue a lo largo deltiempo; cmo puede pensarse simultneamente en la unidad de una estruc-tura relativamente estable y en el movimiento de sus elementos; qu es undevenir estructural. Todos hemos escuchado a menudo la clebre frase deGoethe Forma formada que se desarrolla por estar viva; la hemos escu-

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    chado a menudo, pero aqu se esconde una grave cuestin, que preocupmucho a Marx, esto es, la simultaneidad de los conceptos sincrnico y dia-crnico, que se han transferido de la lingstica al moderno pensamiento es-tructural y que, de ah, han servido para resucitar el debate en la cienciasocial. Lo que Marx se pregunta es si, al estudiar la historia de la estructurade las relaciones de produccin capitalistas, puede averiguar algo sobre laestructura de la historia en general, en qu medida tiene carcter paradig-mtico la formacin social burguesa, esto es, en qu medida se trata de unacima alcanzada por la humanidad en su recorrido desde la cual cabe observarlas formas sociales anteriores al mundo burgus y cabe hacer determinadospronsticos.

    En los aos de 1840 en adelante, Marx y su amigo Engels desarrollaronel concepto de ciencia de la historia, por lo que no hay duda de que secuentan entre aquellos pensadores que han ayudado a la irrupcin de laconciencia histrica en el siglo xix. Pero tambin tienen claro que el con-cepto de historia, con el que trabaja la ciencia, es un concepto muy elabo-rado que slo de modo aproximativo coincide con su objeto real, esto es,con la infinita multiplicidad de hechos. As, por ejemplo, tanto Droysencomo Dilthey han visto la historia como un gigantesco campo de materiales.Lo que yo configuro trabajosamente, como si fuera un rompecabezas, o unmosaico, es una imagen completa hecha de piezas separadas. Lo que me en-cuentro en un principio son correspondencias de estructuras y de efectos si-multneos. La historia se compone en principio de sistemas relativamenteestables. Desde la comprensin de estos sistemas puedo plantearme la cues-tin de si a partir de la horizontalidad histrica cabe deducir algo anlogo auna correspondencia evolutiva.

    Este es el punto de vista que yo quisiera sostener y, en especial, estoyinteresado en mostrar que, a diferencia de lo que quisieran ciertos crculosinteresados, Marx no es incomprensible para la conciencia cultivada comosi se tratara de una persona que hubiera hecho algo distinto a los dems.En adicin a todas sus agudas intuiciones, Marx se cuenta entre los pensado-res que han visto el problema, como Droysen y como Dilthey: hemos depasar de la comprensin de los sistemas a la comprensin de la historia,que es anterior en el tiempo a dichos sistemas; esto es, lo que aparece enel conocimiento como lo primero, no es lo primero en la realidad, sino loposterior y viceversa. Tal es tambin el pensamiento eurstico en el quequisiera detenerme algo ms aqu y, para ello, tambin tengo que referirmea las peculiaridades que ha aportado el llamado materialismo histrico,puesto que esto es lo que se espera de m y, de otro modo, sera algo ascomo si viajramos a Roma y no viramos al Papa. Pretendo hacer dicha re-

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    ferencia en formulaciones sucintas para poder retornar luego a la cuestinde historia-sistema-estructura. En primer lugar cabe decir que la actitud deMarx ante la historia se distingue de la del historicismo acadmico de lapoca postdiltheyana. Una vez que he citado la unidad pretendo ahora men-cionar la diferencia, consistente en que Marx se neg a levantar una murallachina entre la naturaleza y la historia. En consecuencia, tambin se neg alos dualismos metodolgicos al uso en la poca, segn los cuales la naturale-za tena una forma especfica de conocimiento, la explicativa, mientras quela historia pertenece a otra forma de conocimiento completamente distinta,la comprensiva (verstehende). Marx no comparta esta diferencia entre lageneralizacin y la individualizacin, porque vea que la historia tena algode sistema y algo de acontecimiento al mismo tiempo, esto es, que en elobjeto de la historia coincidan las dos formas del conocimiento, la explica-cin (Erklaren) y la comprensin (Verstehen).

    Quisiera, adems, citar otra razn que demuestra la unidad entre la na-turaleza y la historia en Marx; tal razn es la propia praxis histrica. La uni-dad entre el ser humano y la naturaleza no es solamente de tipo gentico,como supona el antiguo materialismo cientfico-natural. Para Marx, el ori-gen natural del ser humano era un hecho evidente casi sin inters. Lo queinteresaba a Marx no era tanto la naturaleza como tal, sino lo que los sereshumanos hacan con la naturaleza al desplegar sus fuerzas productivas encurso de la historia. Lo que le interesaba es la relacin que en todo momen-to se ha dado entre la historia humana y la naturaleza extra histrica, rela-cin determinada por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, que,segn la poca ha sido una relacin industrial, tcnica, artesanal, etc. Con-trariamente a Feuerbach, esta relacin se expresa en la idea de que la natu-raleza, el mundo sensible no es algo dado eternamente, sino un productohistrico, el resultado de la actividad de toda una serie de generaciones.Incluso los objetos ms simples de la seguridad sensible llevan la improntade la praxis histrica. Estas reflexiones son importantes puesto que hemosde guardarnos de creer que Marx y Engels hubieran defendido un realismoingenuo en materia de observacin histrica. Los dos autores saben que loshechos con que se enfrentan presentan una multiplicidad de filtros y de me-diaciones, que no se trata de la pura inmediatez. Segn Marx, hay que re-chazar la historiografa objetiva, aquella que separa las relaciones histricasde la actividad de los sujetos. La actividad crtica del cientfico trata dedesenterrar la multiplicidad de mediaciones histrico-naturales e histrico-sociales de los hechos empricos. De este modo y ello es un aspecto im-portante pierde la filosofa actual su medio de existencia, segn Marx.Marx cree que, en cierta medida, puede ayudar a desmitificar los conceptos

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    metafsicos de esencia y substancia del ser humano, sobre los que los fi-lsofos no han cesado de reflexionar. Marx no se limita a rechazar simple-mente los conceptos, sino que trata de mostrar que responden a circunstan-cias objetivas muy reales, esto es, a una suma de fuerzas de produccin, ca-pitales y formas de circulacin social que cada individuo y cada generacinse encuentra como algo dado. Es decir, se manifiesta aqu un concepto nuevode ciencia; ya no se deduce, como por arte de magia, el curso de la histo-ria de un concepto filosfico del ser humano sino que, al revs, se muestraque las distintas antropologas, pensadas por los filsofos, remiten por sulado a las formas elementales de las relaciones de las personas con sus igua-les y con la naturaleza. Si, como historiadores, trabajamos con conceptos deorientacin general, hemos de comprender en todo momento la funcinauxiliar que cumplen estos conceptos. El material histrico es polifacticoy estos conceptos generales, como capital, relacin de produccin quecontiene, a su vez, sus propias categoras, estos conceptos generales vienena facilitar la ordenacin del material histrico y, en cierto modo, nos permi-ten indicar el orden de sucesin de cada una de las capas arqueolgicas delmaterial. Hay aqu una va doble: de un lado se abandona la historia comocoleccin de hechos muertos y de otro tambin se abandona el intento deuna construccin puramente conceptual. El historiador debe considerar comouna totalidad el perodo concreto que estudia. Esta indicacin metodolgicano significa, sin embargo, que el historiador posea esa totalidad de hecho,sino que los hechos aislados alcanzan su significacin cuando se les repre-senta mediados por la totalidad, de modo que al clebre concepto de totali-dad en Marx significa solamente que se cuenta con un nuevo principio regu-lador de conocimiento.

    La segunda diferencia importante entre Marx y los grandes historiadoresdel siglo xix reside en que Marx se niega y esto es lo que llamamos ma-terialismo a considerar la esfera de las construcciones culturales comoalgo que puede reconocerse exclusivamente por medio de s misma y a travsde s misma. Marx niega tal inmanencia de los procesos ideales. No existeuna historia nica de la religin, del derecho, del arte, de la filosofa sinrecurrir a los fundamentos esenciales del proceso vital social, lo cual plan-tea una cuestin grave, por supuesto, que no creo que Marx haya conseguidoresolver, la cuestin de la validez objetiva de estas construcciones espiritua-les, que no queda resuelta con la simple remisin a sus races sociolgicas.La gnesis y funcin social de una construccin espiritual no nos resuelvela cuestin de su individualidad puesto que, si no la considero suficiente-mente, incurro en un sociologismo vulgar que se contenta con adscribircualesquiera manifestaciones culturales a diversos grupos y clases o tenden-

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    cias sociales, incluso a ciertos partidismos polticos. En todo caso es sta unacuestin que siempre me ha parecido grave en la reflexin acerca de lasventajas e inconvenientes del materialismo histrico. Lo interesante, pordecirlo en pocas palabras, es que el propio Marx tropieza con este problemacuando se pregunta cmo es posible que los productos del arte y la litera-tura griegos, en cierto modo, sigan siendo modelos inalcanzables para nos-otros. Cmo es posible que se d esta importancia atemporal de los produc-tos espirituales de la Antigedad en la que la base mitolgica que Marxremite, por supuesto, a un grado muy bajo de desarrollo de las fuerzas pro-ductivas, en realidad supone una relacin ingenua y precientfica con la na-turaleza. Qu significa el reconocimiento permanente de aquellas construc-ciones espirituales griegas cuando se recuerda que su base material ha des-aparecido por completo. Es decir, en la consideracin del arte que surgede la mitologa, Marx tropieza con los lmites de su propia concepcin. Marxnos dice entonces que los griegos eran nios grandes y que la humanidadmadura suele recordar con agrado su ingenuo pasado infantil; pero, en miopinin, se trata aqu de escapatorias, esto es, Marx no ha conseguido re-solver la cuestin de la validez supratemporal por un lado y el condiciona-miento histrico-sociolgico por el otro. Pero yo he sealado siempre queMarx es ms interesante cuando nos deja en la estacada que cuando, encierto modo, queda todo resuelto y ya no nos es preciso seguir pensando.

    En principio, el materialismo histrico tiene un significado profundo:el de que no hay una historia ingenua del espritu. Esto es algo que todoshemos aprendido de Marx y, lo que es ms interesante, ya Hegel considerainseparable la historia espiritual de la historia de la totalidad del espritu,cuando seala en la Fenomenologa que el espritu absoluto se encuentraen el tiempo y las formas que, como tales, son formas del espritu absoluto,se sitan en una serie sucesiva; nicamente la totalidad es real. El mtodomarxista considera que las relaciones de produccin constituyen las relacio-nes objetivas que convierten a una poca histrica en una totalidad terica-mente concebible. En esta medida, Marx sigue aqu las huellas de Hegel. Lahistoria no puede fundamentarse antropolgicamente a partir de una ideaabstracta del ser humano en general y tampoco puede concebirse en funcinde una historia de las ideas puramente inmanente, sino que ha de entendersea partir de la comprensin de los procesos de vida material del ser humano,siendo as que la materialidad de estos procesos vitales incluye, por supuesto,la inteligencia, los actos con finalidad y la espiritualidad subjetiva de los in-dividuos. Se trata aqu de una materialidad de tipo propio, no de carctermetafsico. Al emplear el trmino material, Marx se refiere a las relacionesverdaderas, empricamente verificables.

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    En un tercer aspecto se diferencia Marx de los historigrafos del si-glo xix, en su concepcin de la historia del mundo. En tanto que los ma-nuales y libros de texto ms conocidos entienden por historia mundial ouniversal en la mayora de los casos un vistazo sucinto de conjunto del pro-ceso histrico desde los comienzos de la cultura humana, el concepto dehistoria mundial tiene un significado especfico para Marx. Es decir, nose trata de calificar de historia mundial, por as decirlo, a la historia que vadesde la antigedad prehistrica hasta nuestros das, en que tanto hemosprogresado, sino que en Marx el concepto de historia del mundo tiene otrosignificado. En el prefacio a la Crtica de la Economa Poltica, de 1857, diceMarx en una nota sucinta que la historia del mundo no existe siempre, quela historia no da siempre como resultado historia del mundo; esto es, Marxno quiere entender aqu el concepto de progreso en su abstraccin habitual.Cuando, en el curso de los aos de 1850 se concentr en el estudio de unaenorme cantidad de material histrico-social como puede verse en los tra-bajos preparatorios de su obra capital comprob que el esquema linealde escalones sucesivos no era satisfactorio. Por ejemplo, observa que losdistintos mbitos de la sociedad no avanzan con el mismo ritmo de desarro-llo. As, pueden darse tiempos que conozcan una gran desarrollo tcnicoy que, en cambio, estn muy atrasados desde el punto de vista artstico yviceversa. Esto es, nos encontramos aqu con desproporciones, con rupturas.As, por ejemplo, se pregunta Marx cmo puede explicarse que las moder-nas relaciones de produccin, entendidas como relaciones jurdicas, descan-sen en el Derecho privado romano que, por su lado, se basaba en una so-ciedad determinada por la propiedad del suelo es decir, que presupone unaeconoma totalmente distinta.

    Tales son pues, las cuestiones que ocuparon a Marx y no sera hacerlejusticia creer que se ha inventado una construccin histrica y que, por lodems, ha descuidado el estudio de los hechos verdaderos. Antes bien, Marxsostiene que el proceso de constitucin de la sociedad burguesa, que lleva asu afianzamiento, es un proceso que posee un valor cognoscitivo fundamen-tal para la comprensin de la historia en general. El capitalismo ha produ-cido una universalizacin sin precedentes de las fuerzas creadoras, ocupa-ciones y logros de los seres humanos. Esto es, en cierto modo, la sociedadburguesa ha convertido a la historia en prehistoria. Marx considera que lasociedad burguesa se caracteriza por una dinmica sin precedentes de formaque, como buen Victoriano que era, elev el crecimiento de las fuerzas pro-ductivas a la categora de dios de la historia. Es evidente que los contem-porneos, que hablamos de crecimiento cero o de un dos o un tres por cientode crecimiento, hemos tenido que adaptarnos a un gran cambio. Esta con-

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    fianza en que la evolucin de la tecnologa, de las relaciones econmicasy de la ciencia (que, segn Marx, se convierte en una fuerza productivainmediata), que habran de llevar a un reino de la abundancia eterna harcompletamente innecesario el mantenimiento de una estructura de clase.As, al menos, se lo imaginaba Marx por lo que, en todos estos asuntos,Marx ha sido un pensador muy burgus, cosa que digo sin asomo deirona. Marx participaba en algunos de los prejuicios decisivos de la bur-guesa del siglo xix, entre otros el relativo al valor del crecimiento econ-mico y, en general, de la dinmica de la historia. En los ltimos aos hemostenido que darnos por satisfechos con una estabilidad relativa frente a ladinmica. Marx ha subrayado ms que ningn otro autor la funcin eman-cipadora, grandiosa, del capital, la civilizing influence of capital, como diceen ingls. Marx est convencido de esta funcin y seala que, frente almundo burgus, todos los adelantos anteriores de la humanidad han sidomeras evoluciones locales y puras ideolatras de la naturaleza.

    De acuerdo con su dinmica, el capital traspasa fronteras y prejuiciosnacionales y, dentro de ciertos lmites, garantiza la satisfaccin adecuada delas necesidades y la reproduccin de las formas de vida; el capital eliminatodos los obstculos que impiden el desarrollo y el intercambio de las fuer-zas naturales y espirituales. Marx considera que el ser genrico hombre sedespliega en la historia merced a las relaciones capitalistas. Pero Marx nohubiera sido aquel espritu agudo y crtico que fue si no hubiera visto quela especie de los seres humanos se ha desplegado a lo largo de extensos pe-rodos a costa de individuos concretos. El ser humano, como tal, continasu avance, lo cual no significa automticamente que el progreso humano sed con igual ritmo e idntica intensidad en todos los individuos. Y consideroque tiene gran inters el hecho de que, en los trabajos preparatorios de ElCapital, Marx recoja la temtica clebre de los manuscritos de Pars, estoes, la autoalienacin humana, que corre paralela con este proceso progresivo.Y escribe genialmente a este respecto: Esta elaboracin completa del inte-rior del ser humano se presenta como un vaco completo; esta objetivacinuniversal como una alienacin total y la abolicin de todos los objetivos uni-laterales como el sacrificio de las metas propias en aras de un objetivo abso-lutamente extrao. La produccin por la produccin misma haba reco-gido este concepto del economista ingls Ricardo solamente puede impli-car que el despliegue de las fuerzas propias del ser humano se ha converti-do en un objetivo en s mismo. Este objetivo en s mismo nicamente serealiza en grandes perodos de la historia, hasta ahora transcurrida, en lamedida en que se sacrifica a los individuos en que el transcurso tiene lugara costa de los individuos. Y, de acuerdo con Marx, el capital, en cuanto que

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    poder sobre trabajo ajeno, en realidad, niega esta forma limitada y se ma-nifiesta como el contenido de lo que el genio humano ha sido capaz de fa-bricar en el decurso de la historia. Qu otra cosa es el capital escribeMarx, sino la referencia numrica de las fuerzas humanas esenciales y Ga-sificadas, pero bajo la apariencia de su enajenacin.

    Tales son algunas de las observaciones que me parecen importantes. Elser humano en cuanto individuo social libre es decisivo para Marx; no setrata del conjunto desespiritualizado de personas cada una con los mismosttulos. Y, si se trata de hablar de materialismo histrico, creo que debe-decirse algo acerca de la interpretacin especfica de la escuela de Frankfurt.Horkheimer ha puesto siempre gran inters en subrayar que el materialismohistrico en lo esencial, ha de entenderse como diagnosis y crtica. Dicho deotro modo, que la famosa determinacin de la conciencia humana por el.ser social no es un principio eterno, ni constituye la ltima palabra sobre larealidad humana, puesto que lo que importa a Marx es que, por medio de laasociacin libre, los hombres se hagan seores de sus propias formas de aso-ciacin, esto es, que sea la configuracin consciente, el intelecto colectivode la misma humanidad los que tomen bajo su cuidado en el futuro el cursode las cosas. Se trata de una formulacin que ya encontramos en un pensa-dor tan idealista como Johann Gottlieb Fichte quien dice que de lo que setrata es de adecuar a la humanidad a su propio concepto.

    Yo quisiera detenerme en las cuestiones ms terico-categricas y, de-este modo, volver a enlazar con mis reflexiones en el sentido de que enMarx no puede tratarse de una mecnica doctrinal de desarrollo, sino quel considera su concepcin de la historia expresamente como un hilo con-ductor para el estudio. En el ao de 1877 Marx se vio obligado a actuaras por razones polticas: los revolucionarios rusos le escriban cartas conti-nuamente a Londres para saber cundo estallara la revolucin en Rusia;por supuesto, Marx no lo saba, pero ello le dio motivo para corregir algunosaspectos de su concepcin de la historia. Acerca de su bosquejo histrico so-bre el surgimiento del capitalismo en Europa occidental (se trata aqu delvigsimo cuarto captulo del primer tomo de El Capital, la llamada acu-mulacin primitiva) escribi expresamente que no se trata de convertir talbosquejo en una teora histrico-filosfica de la evolucin general del des-arrollo y aade tambin expresamente, de una evolucin del desarrollo delos pueblos que les hubiera sido prescrita de modo fatal a todos con inde-pendencia de las circunstancias histricas en que se encuentren. Y aade demodo sarcstico: tal llave universal tiene una gran ventaja: que es supra-histrica; esto es, que sirve para todo y, en consecuencia, para nada. Es^preciso observar aqu que el Marx historigrafo tiene un inmenso respeto

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    por los hechos y que el historigrafo Marx no se deja embrollar por elMarx terico de la historia o el Marx poltico; es decir, Marx une a un am-plio horizonte espiritual que le protege de una consideracin puramentedescriptiva un gran respeto por los hechos que, en ltimo trmino sonsiempre el fundamento de toda teora.

    Hemos visto, pues, en Marx y con ello retorno a las observacionespreliminares tanto consideraciones histrico-filosficas de carcter gene-ral como consideraciones sobre el mtodo que ha de seguir el historiador;pero tambin tenemos juicios polticos inmediatos y el pensamiento de Marxsobre la historia se mueve en esta tierra de nadie. Todava quisiera haceralguna referencia a las relaciones entre lo histrico y lo lgico. La cuestinfue de especial actualidad en Europa occidental, a partir del ao de 1960cuando floreci el estructuralismo francs en sus diversas variantes. En 1966,Roland Barthes comentaba que, en el futuro, la resistencia principal contrael estructuralismo provendra del marxismo. El marxismo gira en torno alconcepto de historia, no al de estructura. En la medida en que el pensa-miento estructural se transfiri de la lingstica a la ciencia social lo cualdebe tomarse muy en serio y all se consolid, se implant en el marxis-mo (en un principio en el francs) un criterio nuevo y cargado de consecuen-cias sobre la historia: diacrona y estructura-sincrona. Se debati la cuestinsobre su unidad y su diversidad. En su obra clebre, Saussure ya haba mos-trado que los sistemas dentro de los que se mueve en cada momento elhablante, tienen una importancia especial y que a partir de la comprensinde estos sistemas, la antigua lingstica evolutiva podra asentarse sobre fun-damentos racionales. Es decir, ya no se deduce el sistema de la lengua dela historia de sta, sino que se ha demostrado que, con independencia deque, ciertamente, toda lengua ha seguido una evolucin histrica, el conoci-miento de su carcter sistemtico es la base para la comprensin de su his-toricidad, y puede comprobarse que tambin Marx ha seguido este caminoy de modo muy interesante. As, por ejemplo, en su obra principal distinguila investigacin de la descripcin. La descripcin estudia los hechos aisla-dos y descubre los aspectos interiores de los mismos, mientras que la des-cripcin conduce a una conceptualidad cerrada en la que desaparecen almismo tiempo los hechos.

    Qu alcance tiene lo anterior en Marx? Quisiera cerrar mis considera-ciones con estas observaciones: Marx tambin pasa del sistema a la historiay, a mi juicio, ello constituye su verdadera aportacin. Si el tema de estetrabajo fuese La aportacin de Marx al pensamiento historiogrfico o a laconcepcin historiogrfica contempornea podra decirse que consiste enque, siguiendo las huellas de Hegel, estudia el sistema burgus, con indepen-

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    dencia de su origen histrico y lo sita en su principio. Es decir, Marx nocomienza con robinsonadas del tipo de: se juntan dos seres humanos, unotiene algunas perlas y el otro tiene un palo y comienzan a reflexionar sobrecmo pueden establecer un sistema justo de intercambio ya que el uno desealo que tiene el otro y viceversa. Marx procede de forma completamente dis-tinta y estos asuntos muy primarios no le interesan nada. Marx seala quela sociedad burguesa se presenta como una gigantesca acumulacin de mer-cancas. Si uno quiere entenderla, es preciso analizar la clula de la econo-ma burguesa, la mercanca, y pasar de este anlisis a un sistema explicable.Este sistema es el resultado de los movimientos, actividades, etc., de las per-sonas activas en sus actos conscientes, pero y ello es el aspecto decisivoesta totalidad se impone de modo ciego y violento a sus creadores. Lo quesucede en realidad es que el carcter valioso de los productos del trabajose manifiesta en el mercado en magnitudes de valor; es decir, se manifiestaall donde cabe observar cunto estn dispuestas las personas a dar del pro-ducto de su trabajo a cambio de lo que se les da a ellas; se trata, pues, delfamoso intercambio de equivalencias en el cual tiene lugar un movimientoannimo independiente de la voluntad y de los conocimientos de los acto-res. Aislado en mi gabinete soy incapaz de determinar si yo me he limitadoa ensuciar papel o si he hecho un libro por el que otras gentes estn dispues-tas a pagar dinero; sobre esta alternativa me informar el mercado, a menu-do de forma muy incmoda. Tal es, tambin, el carcter sistmico de la so-ciedad del que habla Marx. El propio movimiento social, dice Marx, tienepara los hombres la forma de un movimiento de cosas que controla a aque-llos en lugar de ser controlados por ellos. Como ya he sealado, se trata deque las fuerzas que rigen de modo ciego se sometan en el futuro a los indi-viduos solidarios. En este momento, Marx se enfrenta a la estructura evolu-cionada en toda su pureza y generalidad y seala: una vez que haya ascen-dido tericamente de la mercanca al dinero y del dinero al capital, es decir,cuando haya comprendido estas categoras econmicas, entonces podr es-cribir la historia de las relaciones del capital. Esta historia es real y, por su-puesto, anterior al sistema que ahora nos encontramos. Ahora bien, slocabe reconocer dicha historia en el sentido de la descripcin historiogrficacuando s qu historia es la que quiero escribir. Esto es, el estudio del sis-tema proporciona las categoras necesarias a partir de las cuales cabe com-prender la evolucin de la totalidad. De aqu, tambin, la funcin nica quecumple la acumulacin originaria: se trata de la famosa historia en la que losproductores se ven separados de los instrumentos de produccin, por asdecirlo, de la prehistoria e historia secreta de la sociedad moderna de cla-ses, que se constituye a partir del hundimiento de la poca feudal. Slo en

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    el captulo vigsimo cuarto del tomo primero nos describe Marx esta histo-ria y ello porque el conocimiento tiene que hacer un camino exactamentecontrario al del desarrollo real.

    Me permito sealar estas consideraciones porque, .por lo general supo-nemos que, en nuestra condicin de historiadores, tenemos que atenernosa las series de acontecimientos y seguirlas con cierto paralelismo. Marx diraque esto es correcto hasta cierto punto. No obstante, cuando yo preguntopor el carcter histrico de un sistema, cuando trato de hacer historia sis-tmica o estructural, tengo que estudiar estos sistemas y estructuras en sucarcter objetivo y annimo, con el fin de hacerme con aquellos conceptosque permiten describir estos sistemas y estructuras. Quiz sea posible apli-car este procedimiento a la ciencia de la economa poltica. Marx habla aqucon gran propiedad del doble carcter del trabajo humano, de qu es trabajoabstracto general y especial, concreto panadero, sastre. Este carcterdoble del trabajo humano, que luego tiene su reflejo en el doble carcter delas mercancas, es lo primero, por tanto, desde el punto de vista del comien-zo terico. Pero, como seala Marx, en un segundo escaln alcanza la Eco-noma Poltica su comienzo objetivo. Esto es, tambin aqu nos encontramosante una casa que, por as decirlo, tiene ya dos o tres pisos y cuyos cimien-tos hay que construir despus. En mi opinin este es el asunto ms impor-tante: la cuestin de lo primero. Porque lo primero real y lo primero cognos-citivo no son conceptos idnticos. Lo que el comienzo encierra queda con-firmado al final del conocimiento puesto que la continuacin de lo que hagael comienzo, escribe Hegel, slo puede entenderse como una determinacinposterior del mismo de forma que el comienzo se encuenta en la base detodo lo que sigue y no desaparece.

    Podemos decir, por tanto, que el mtodo que ha aplicado Marx en El Ca-pital es un mtodo progresivo y regresivo al mismo tiempo. Estos conceptoslos han introducido Sartre y Henri Lefebvre en el debate marxista, en elsentido de la gran lgica de Hegel quien seala que, cuando el conocimien-to avanza desde la apariencia a la realidad esencial, retrocede, es decir, seremonta al fundamento de la existencia de la apariencia. Asimismo, el avan-ce del conocimiento es, en realidad, un retroceso hacia aquellas realidadesque han sido superadas aparentemente en un sentido dialctico, pero queluego pueden desplegarse sucesivamente. Este mtodo progresivo-regresivoes precisamente el concepto, por as decirlo, del mtodo histrico en El Ca-pital. Y la sociedad burguesa es, en realidad, una sociedad histrico-univer-sal, a lo cual ya me he referido, mientras que el lugar histrico-universal delcapitalismo es lo decisivo para Marx. Y el capitalismo, a su vez, es una espe-cie de cumbre seera porque, en cuanto sistema que funciona, se puede em-

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    plear como principio explicativo tanto de su pasado como de su futuro conlo cual contribuye al conocimiento de las fuerzas impulsivas que socavanhistricamente su carcter sistmico.

    A mi juicio, es importante hacer ahora un alto. La economa premarxistaya haba elaborado la determinacin del valor del trabajo por medio deltiempo necesario para producir un bien. Lo que aade Marx con toda raznes que esta magnitud valorativa es el aspecto decisivo en todos los escalo-nes posibles de la historia. Tanto si produzco en el contexto de unas rela-ciones muy desarrolladas como muy atrasadas, la comunidad estar siempreinteresada en reducir al mnimo el tiempo de trabajo necesario. As, pues,dice Marx, la determinacin de los valores por medio de sus magnitudes nopuede servir para caracterizar a la sociedad burguesa como una construc-cin histrica de carcter especfico. De este modo, aade Marx, debo pasardel anlisis de las magnitudes de valor al anlisis de la forma del valor y dela mercanca. En general, para Marx, es decisivo el estudio de los determi-nantes formales; pero la forma de la mercanca tiene un carcter fundamen-tal en la medida en que describe en cierto modo como una poca las rela-ciones burguesas de produccin. As pues, nos encontramos ante un sistemahistricamente determinado y que est sometido a un posterior movimientohistrico. La cuestin que siempre ha sido importante en el contexto deldebate sobre Marx es qu sucede con las profecas clebres, acaso Marx seha limitado a anunciar a voleo catstrofes o asuntos similares? A este res-pecto hay que decir, en primer lugar, que la determinacin histrica del sis-tema capitalista se incluye en la esfera de la crtica de la economa poltica.Pero la historia real, la historia narrativa, el desarrollo futuro de la socie-dad no se puede inventar en funcin de meras determinaciones categricas,puesto que esto es lo que Marx haba reprochado a la filosofa hegeliana:que se permitiera un cambio en este aspecto. Como quiera que nuestros co-nocimientos vienen mediados por los conceptos, Hegel supona que los con-ceptos, o lo conceptual, era tambin el terreno existencial del propio mundoexistente; pero los conceptos con los que comprendemos algo no son idnti-cos a ese algo, a esa relacin objetiva emprica. En otras palabras, aqu tro-pieza con un lmite claro el anlisis sistmico de Marx. En cuanto a la cues-tin de la prosecucin narrativa, Marx habla de tendencias insuperables yfrreas; pero en este aspecto se ha equivocado grandemente incluso en lo re-lativo a la cuestin de cunto podran crecer las fuerzas productivas del sis-tema antiguo antes de venirse abajo, como l supona. El capitalismo ha al-canzado resultados tecnolgicos asombrosos sin problemas, sin verse aboca-do a una transformacin estructural absoluta. La historia de acontecimientos,en comparacin con la historia estructural, es infinitamente ms rica, con-

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    tiene siempre muchsimos ms cambios, indeterminaciones, peculiaridadesque, por supuesto atraviesan las mallas de aquellas categoras que sirvenpara la comprensin de las grandes correlaciones estructurales.

    En este momento conviene tambin interrogarse por la categora de laley del desarrollo. Marx crey de hecho que haba descubierto algo as como,las leyes objetivas del movimiento y del desarrollo de la sociedad burguesa.Por supuesto, se trata de cuestiones de las que se ocupa en la ciencia actual..Pongamos un ejemplo anlogo: cuando Marx seala con acierto que la histo-ria secreta de la Repblica Romana es la historia de la propiedad de la tierra,,por supuesto, este enunciado interesante y profundo no puede hacer queningn historiador razonable deje de investigar en concreto todo lo relativoa la reforma agraria de los Gracos, etc., en la Roma antigua. Esto suponeque este esqueleto desnudo que es la historia de la propiedad de la tierraslo es un lado de la ciencia; a continuacin, es preciso cubrir este esqueletocon carne y sangre para que pueda surgir el edificio terico completo e im-poluto al que llamamos historia.

    Para terminar, quisiera referirme aun a algunos otros aspectos. En miopinin, Marx tambin nos ha aportado algo decisivo en relacin con elmodo de proceder del historiador, es decir, con su instrumental. En rela-cin con la importancia concedida a los hechos de la historia econmica,,slo poda resultar revolucionaria en una poca en la que nicamente se es-tudiaba historia de las ideas o historia poltica. Entre tanto se han realizado-ya muchos estudios sobre la economa de la Antigedad, por ejemplo, o dela Edad Media; se han reelaborado pocas enteras de la Edad Media y hoyla importancia concedida al punto de vista econmico, a la estratificacinsocial y a los conflictos ya no convierten sin ms en marxista a un historia-dor. Todava en la poca de Max Weber y de Werner Sombart, quien pro-movi el estudio de Marx en la universidad alemana en una poca en que lagente frunca el ceo ante la mencin de los socialdemcratas, las malas per-sonas, resultaba sospechoso quien considerara que Marx presentaba conte-nido suficiente para un debate de estudiosos. Todo ello ha pasado por for-tuna, pero es evidente que por el hecho de que Max Weber y Werner Som-bart hayan aprendido algo fundamental de Marx, no cabe aplicarles en rigorla etiqueta de marxistas. Lo mismo puede decirse, no cabe negarlo, deciertas opciones polticas. Asimismo, Marx ha dado mucho en algunos tra-bajos polticos como El 18 Brumario, por ejemplo, donde muestra cmo laspersonas que hacen nacer una nueva poca en la historia del mundo, en cier-to modo, se entregan a la mascarada del pasado; cmo tambin los revolu-cionarios de 1789 en cierto modo se revestan con la toga romana y adopta-ban aires de antigedad; cmo se lucha por contenidos nuevos en la histo-

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    ria bajo la mascarada y los disfraces. Considero de gran importancia eursti-ca para las ciencias de la historia el concepto de ideologa en cuanto apa-riencia social necesaria con el cual Marx nos explica con claridad que elhistoriador no puede extraer de una poca sin ms lo que ella piensa de smisma.

    Hay fases histricas que tienen una conciencia de s mismas claramentedistinto de lo que descubre una observacin ms cuidadosa un siglo des-pus, en cuanto al contenido de los conflictos. Esto supone, por tanto, quelo que uno afirma de s mismo no tiene por qu ser admitido incondicional-mente por el historiador como aquello que uno ha realizado verdaderamente.En mi opinin este es un aspecto de Marx que tambin resulta extraordina-riamente sugestivo e importante. Y por ltimo, hay que mencionar que Marxnos ha enseado a distinguir entre una historia annima, una historia sinnombres, sin personajes, una historia de estructuras abstractas que, en ciertomodo, discurre sin acontecimientos, que constituye un esqueleto desnudo,y una historia de acontecimientos, de vicisitudes especiales y de circunstan-cias individuales e irrepetibles. Todo ello me parece digno de reflexin yrico en enseanzas.

    Para concluir podemos sealar que Marx ha orientado sus esfuerzos enuna direccin doble en su obra capital y sobre ello he centrado mi trabajo,esto es, una direccin de anlisis estructural y otra histrico-gentica. He in-tentado sealar en alguna medida las extraordinarias dificultades que impli-ca el hecho de simultanear la doble actividad. Todo aquello que Marx con-sidera dialctica en El Capital depende de la cuestin de la simultaneidadde las formas de observacin estructural e histrico-gentica. Que la cienciasea producto consciente del movimiento histrico no quiere decir que el co-nocimiento coincida en todo caso con la historiografa de su objeto; elloimplica que el conocimiento se atiene a la cronologa, a la simple cronolo-ga del calendario y se limita a relatarla posteriormente. Cuando Marx hablade historia en El Capital, no se trata, en la mayora de los casos, de la his-toria narrativa, sino de la historia como construccin histrica. Esto merecela pena de retenerse en mi opinin. Una vez que ha surgido un sistema, cons-tituye una estructura relativamente estable durante largos perodos. Quienestudie las leyes de dichas estructuras no tiene por qu debatir tambin suorigen histrico. Hablando con exactitud, tampoco podra hacerlo en tantono hubiera comprendido la esencia del capital. En la medida en que loshechos constituyen la estructura fctica del pensamiento conceptual cabehablar en el materialismo de Marx de la primaca cognoscitiva de lo lgicosobre lo histrico. Esto implica que lo histrico constituye sin duda la basede lo lgico; pero lo lgico es aquello sin lo cual lo histrico resultara in-

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    comprensible. Esta unidad y diferencia entre la historia y el sistema aparecede nuevo en la distincin entre investigacin y descripcin en la economade Marx. En Gramsci nos encontramos con un historicismo absoluto puestoque, en cierto modo, disuelve toda la filosofa hasta la fecha en historiogra-fa. Por otro lado, en Althusser es clara la tendencia bien a escamotear lahistoria, bien a acentuar su falta de sujeto (un procs sans sujet); en ellotena Marx razn en la medida en que la humanidad todava no es dueade su propio destino histrico. Marx ha tenido el orgullo sin precedentesde exponer tericamente en qu condiciones pueden hacerse los seres hu-manos seores de su propia historia. De este modo el materialismo histricocesara tambin de ser la explicacin correcta de los asuntos humanos; esdecir, que cesara en el sentido de que ahora se despertara la conciencia delos hombres en lugar de ser un mero reflejo pasivo del ser, con lo cual secerrara la idea del humanismo real en Marx.

    (Traduccin: RAMN GARCA COTARELO)

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