Alfonso Reyes OC XV

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letras mexicanas

OBRAS COMPLETAS DE ALFONSO REYES

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OBRAS COMPLETAS DE

ALFONSO REYES

xv

ALFONSO REYES

El deslinde

Apuntespara la teoríaliteraria

letras mexicanas

FONDO DE CULTURA ECONOMICA

Primeraedición, 1963Segundareimpresión, 1997

Se prohíbela reproduccióntotal oparcialdeestaobra—incluido el diseñotipográfico y deportada—,seacualfuere el medio,electrónicoo mecánico,sin el consentimientopor escritodel editor.

D. R. © 1963,FONDO DECULTURA ECONÓMICA

D. R. © 1997,FONDODE CULTURA ECONÓMICA

CarreteraPicacho-Ajusco,227; 14200México,D. F.

ISBN 968-16-0346-X(obracompleta)ISBN 968-16-0472-5(tomoXV)

Impresoen México

NOTA PRELIMINAR

CON EL presentevolumen se cierra todo un ciclo del “pensar lite-rario” de Alfonso Reyes. El deslinde,en su día exaltadoy vitupe-rado, al correr de los añosque remansanla opinión se perIila hoycomo una de las obrasmayoresdel pensamientohispanoamericano.Acogido de inmediato como texto en las universidades,citado porquienessededicana la Teoría Literaria, estáa punto de aparecertraducido a varios idiomas europeos. He aquí su descripción y suhistoria:

Alfonso Reyes/ / El deslinde// Prolegómenosa la teoría litera-ria // El Colegio de México II Pánuco,63 — México // [1944]. 40

376 págs.+ colofón.“Se acabóde imprimir estelibro en los talleresde ‘Gráfica Pan-

americana’, S. de R. L., Pánuco63, el día 7 de junio de 1944”,dice el colofón. Las pruebasfueron corregidaspor el propio Reyes,durante la convalecenciadel primer infarto, entre marzo y juniode 1944. Martín Luis Guzmán (“La sonrisacomoactitud”, Tiempo,11 de junio de 1943; Páginassobre Alfonso Reyes,1, Monterrey,N. L., 1955, pp. 484-486) fue ci primero en darnoticia de los cursosde Reyesen El Colegio Nacional —origen de El deslinde—y delproyecto de juntarlos en volumen: “El fenómenoliterario lo habíapreocupadosiempre: lo primero que anheló fue comprobarsi ha-bía logrado unavisión de conjuntosobreel sentidohumanode esefenómeno. La Universidadde Morelia lo invitó a explicar un cur-sillo en torno a la ‘ciencia de la literatura’, y esto le sirvió de pro-vocación. Partiendode las conclusionesque hubo de redactarconesemotivo, emprendióhace tres añosla construcciónde una teor[aliteraria de carácterdescriptivo. Aunque se reducea una interpre-tación de los rasgosmás generalesde la literatura, no es cosadedefinirla en abstracto,puestoque la literatura es una actividad quese desarrolla en la historia. Esto lo obligó a volver sobre las pri-meras valoracionesestablecidaspor la antigüedadclásica,basedenuestracultura. Los cursosque dio en do5 inviernos sucesivosenla Facultadde Filosofía y Letras sobre la crítica en la É~pocaate-niensey sobre la antigua retórica —ya publicadosen forma delibro— puedeii considerarsecomo un esfuerzo de estudianteparaadquirir el manejo de los instrumentosnecesarios,antesde llegar ala teoría literaria. -. Ahora se disponea comparecerante otroauditorio para dar un paso máshacia el logro de la finalidad quese tieneasignada.Por encargode El ColegioNacional, desarrollará

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en 13 conferencias—desde el 6 de junio todos los lunes a las7:15 p.m.— unos Prolegómenosa la teoría literaria, que mástardeofreceráimpresosy con mayoramplitud. En esecurso se enfren-tará con un problemafundamental:el deslindedel objeto literarioen confrontación con los demásobjetos teóricos del espíritu, talescomo el histórico,el de las cienciasde lo real y aunla matemáticay la teología.”

El “Prólogo” a El deslinde,en una primera publicación en re-vista, estáfechadoen “México, una medianochede agostode 1942”,a diferenciade la impresión definitiva en el libro quelleva la fechade “México, 1944”. Una nota al pie de páginaexplicabaen aquellaocasiónque “Este libro El deslindeha sido la basede un cursoenel Colegio Nacional,junio a agostode 1943” (cf. Papel de Poesía,Saltillo, Coah., junio de 1943, N~11, p. 2), dato al que se agregóesteotro, al imprimirse en volumen: “y febreroa marzode 1944”.Lo queviene a decirnosque El deslindefue concebjdoen la formaen quelo conocemosentremayoy junio de 1940 (leccionesde Mo-relia) y agosto de 1942 (primera leccióndel “Prólogo”). De estaúltima fecha a los primeros días de marzo de 1944 el ms. originalfue pasadoen limpio.

Como siempre,las páginasle fueron creciendoentre las manos.Las 13 conferenciasanunciadassevolvieron 17 durantelos mesesdejunio a agostode 1943, y 12 más sobreel mismo tema en el cursodel año 1944, defebreroa marzo (cf. Memoriade El ColegioNacio-llal, 1946, vol. 1, N~1, pp. 133 y 140). Así, El deslinde admitióadicionesen la última etapade su elaboracióny aunen vísperasdeenviar el original a la imprenta. Una lectura en el PEN Clubde México, 6 de agosto de 1942, fue incluida rápidamenteen elCap. vil, a la altura del § 3, por lo quetuvo querotularla como § 3bis. Sonlaspáginastituladas“Escoliosobreel problemasemántico”,que tambiénfueron aprovechadasen un “Discursopor la lengua”,conferencialeída el 17 de agosto de 1943 en la EscuelaNormalSuperiorde México, peroahíya conla indicaciónde quepertenecíana los fols. 218.221 del ms. de El deslinde (cf. Nueva Era, Quito,1944, vol. XIII, pp. 64-74). “Recibí el primer aviso el 4 de marzode 1944.. - Durantemi obligadoaislamiento,pudetrabajarconmo-deración.Revisépruebasdealgunaspublicacionesen marchay, sobretodo, del Deslinde”, escribeen sus recuerdosde “Cuandocreí mo-rir”, publicadospóstumamente.No se parabala actividadde Reyesni con la enfermedadni con la aparición pública del libro de susdesvelos. Por el contrario,aparecidoel volumenla tareacontinuabasin descanso:adicionesy correccionesmanuscritasen su ejemplar

personal,unassurgidasdela autocrítica,otrasde la ajena. Siempredispuestoa aprendery enseñar,coleccionabalos comentariosy re-señasqueiban saliendoen revistasy periódicos,aceptabalasenmien-

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dasque le parecíanjustas,dabalas graciaspor los reconocimientos,aclarabalos malentendidosque podíaofrecerla lectura.

Con El deslindeestamanerade honradezintelectual y de cor-tesíallegó a los extremosdel desencanto,perono al desaliento. Bienpronto publicadoel libro, la crítica ofreció por igual alabanzasyreparos. Reyesse esmeróen tomar nota de los últimos con la in-tención de prepararuna segundaedición de la obra. Con eseob-jeto guardabatodaslascríticasquehabíasuscitadoal mismo tiempoque otros trabajosajenosútiles para nuevosdesarrollos. Quizá laobjeción más justificadaque se hizo a Reyesen esemomento fuela del empleo del término “fenomenología” en un sentidoque sedesentendíadel deHusserl;Reyes,quevenía usandoel términodesdeen La antigua retórica y La experiencia literaria, igualmente losustituyóen El deslindepor el de “fenomenografía”,másde acuerdocon la Lógica de Parraen queél habíaestudiado.Una nota al piede La experiencialiteraria, queya figura en la segundaedición, darazón de la enmienda. Otrasobjecionesy reconocimientosse ex-presaronen el “Symposio sobre El deslinde” efectuadoen la Fa-cultad de Filosofía y Letrasy publicadoen su revistaen octubre-diciembrede 1944 y enero-marzode 1945. El homenajemássigni-ficativo lo recibió Reyespor partede JoséGaos:su Antología delpensamientode lenguaespañolaen la edadcontemporánea(México,Editorial Séneca,1945) se abrey secierracon el nombrede Reyes.La dedicatoriadice así: “A Alfonso Reyes,representantepor exce-lencia de la nuevaunidad histórica de Españay la Américaespa-ñola, y en ella de una de las figuras humanasesenciales,la delhumanista.” Y las páginas finales de la Antología presentanunaselecciónde los capítulosy-viii de El deslinde (pp. 1367-1397),loque vino a darlesla categoríade texto clásico. Sin embargo,fueReyesel quedijo la última palabrasobresu propia obra. De 1944a 1958 no dejó de volver sobre los temas de El deslinde, paradesarrollarlosde otra manera,con su modo más peculiar. Son losensayospublicadospóstumamentebajo el título de Al yunque(Mé-xico, Tezontie,1960),complementoindispensable,y, enalgunoscasos,contrapartidade El deslinde.

Así, la “Carta a mi doble”, fechadaen septiembrede 1957, quetieneel oficio de proemioa los 18 ensayossiguientesde Al yunque,cantaunagraciosapalinodiadel esfuerzodesistematizaciónquecons-tituyó El deslinde,a la vez que señalaciertosachaquesculturalesdel medio y se despidede “la continuacióncasi ofrecidaen El des-linde”. Aunque la carta comienza con buenadosis de humor, nose extiendeéstahastael final, por lo que más vale tomar en seriosus declaraciones,si queremosentenderlabien a bien. Creemosquelas formasverbales‘clavetear’, ‘incurrí’, establecenla linde entre lohumorísticoy la confesiónobjetiva: “Mi estimadoy laboriosoDoble:

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- - .Y voy a satisfacersusdudas,sin máspreámbulo.Y no se inquieteusted si me burlo de mí mismo, que eso es señal de buenasalud.En efecto, hubo un día, hacemásde diez añosy pronto completare-mos quince,en quemedominó el afán de clavetear,más queponer,.algunospuntossobrelas íes a propósito de la cuestiónliteraria. In-currí entoncesen El deslinde,cuyosanálisisdesconcertabanaalgunos,.porquecomencéa rasdelsuelo,partí del cero,delo obvio y evidentesegúnla lecciónde Aristóteles,convencidodequebajardesdelo altoes expuestoa deshacerseen el aire.-. Otros, como usted recordarámás bien pensaronque el libro era de difícil lectura, cuando esmucho más fácil de lo que a primera vista parece. Lo hacenalgotemible, es justo reconocerlo,las denominacionesabstrusas,sumu-cho aparatode párrafosnumerados,las constantesreferenciashaciaadelante y hacia atrás, los resúmenesde resultadosadquiridos ycuadrosde resultadospor adquirir: en fin, precisamentesusesfuer-zos de claridad, el excesode cuidadosy explicacionespara ir con-duciendoal lector..- Pero creo que tambiénme movía un ocultoafánde venganza.Me incomodabaque, entrenosotros—y aun enambientesmás cultivados— quien quiere escribir sobre la poesíase considereobligadoa hacerloen tonopoético.- - y sefigure queeltono científico o discursivo es, en el caso, una vejación. ‘Yo sos-pecho—me decía JoséGaos—que lo mismo les pasabaa los mís-ticos cuando los teólogos comenzarona establecerla ciencia deDios’. - - Si entre nosotrosse usaran las prácticas de los liceos ala francesa,los niños mismossabríanque se puedenexaminar lostextospoéticosmedianteprocedimientosintelectuales,sin queello seaun desacatoni tampocouna impertinencia... Pude organizar,paralos prolegómenosde mi teoría,una respetablemasade papeles.Perotuve que dejarmefuera algunosavancesen el terrenomismo de lateoría,páginasque veníana serla continuacióncasi ofrecidaen Eldeslinde.¡Ay! Mi órbita de cornetase dejó ya atrásesacierta zonadel espacio. Medir la distanciaa pequeñospalmosme parece hoymenostentador. Y además,no creoya tenertiempo de levantarotraarmazónsemejante,y aun he llegado a creer, sinceramente,que lejeu ne vaut pas la chandelle,no sé si por el juego mismo o por losque lo ven jugar... Hastala distinción entre‘teoría de la literatura’y ‘ciencia de la literatura’ es difícil —y aunociosa—paraquien nose hayafabricado,como yo, toda una máquina. Romperemos,pues,en adelante,el arreglo sistemáticode esoscapítulosinéditos; les ex-traeremosla sustancia,y la esparciremospor ahí en brevesensayosmás fáciles de escribir, más cómodosde leer, y ojalá no por esomenossustanciosos.Así acabó,pues,aquellatan ambicionadateoríaliteraria. Alas, poor Yorick!”

Como se ve por la transcripción,Al yunqueofreceno sólo mate-rialesque se exigierona El deslinle en su día, como ‘La literatura

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y la.s otrasartes”, sino reflexiones,que ya estabanentre los pape-les o en la pluma del ensayista,sobrela creacióny el quehacerliterarios,como “Arma virumque”, “Etapasde la creación”,“Del co-nocimiento poético”, “La poesíadesdeafuera”, etc., ensayostodoscon referenciasinmediatasa La crítica en la edadateniense,La anti-gua retórica, La experiencialiteraria y El deslinde.

La bibliografía y las cartascruzadasentre Alfonso Reyesy loscríticos, motivadaspor la publicaciónde El deslinde,se registranacontinuación:

FernandBaldensperger,Carta de 2 juillet 1944. Original en elArchivo de Alfonso Reyes.

PedroGringoire, “El deslinde,por Alfonso Reyes”,en Excélsior,México, 16 de julio de 1944.

R[aúl] R[angel] F[rías], “El deslinde”, en Armas y Letras,Monterrey, N. L, 31 de julio de 1944,p. 1.

David H. Stevens,Cartade August 2, 1944. Original en el Ar-chivo de Alfonso Reyes

WernerJaeger,CartadeAugust 10, 1944. Original enel Archivode Alfonso Reyes.

Arturo Rivas Sáinz, “Alfonso Reyes: El deslinde” en El HijoPródigo, México, agostode 1944, vol. V, N~17, p. 121.

J[osé] L[uis] S[ánchez] T[rincado], “Alfonso Reyes: El des-linde”, en Educación,Caracas,Venezuela,agostode 1944,N~32.

Ermilo Abreu Gómez, “El deslinde”, en Letras de México, Mé-México, 1~de septiembrede 1944,año VIII, vol. IV, N~21, pp. 1-2y 10.

Ermilo Abreu Gómez,“El deslinde:Prolegómonos[sic] a la teo-ría literaria”, en Libros, México, septiembrede 1944, N~1, p. 5.

Anónimo, “Alfonso Reyes:El deslinde”, en Espiga,México, sep-tiembrede 1944, N~1.

Anónimo, “Alfonso Reyes:El deslinde”,enEl Universal,México,24 de septiembrede 1944.

JoséAntonio Portuondo,“Alfonso Reyesy la teoríaliteraria”, enGacetadel Caribe, La Habana,octubrede 1944,año1, N~8, pp. 16-19. ReproducidoenPáginassobreAlfonsoReyes,1, pp. 506-518.

Paulita Brook, “Círculo y espiral”, en Así,México, 4 de noviem-brede 1944, p. 75.

ErnestoSábato,Cartade 20 de noviembrede 1944. Original enel Archivo de Alfonso Reyes.

Alfonso MéndezPlancarte,“El deslinde,de Alfonso Reyes”, enEl Universal,México, 20 de noviembrede 1944,pp. 3 y 9.

Alfonso Reyes, Carta a Alfonso Méndez Plancarte, s. f., perodebesituarseentreel 20 y el 27 de noviembrede 1944, fechasdeller y 20 artículosde A. M. P, si se tomanen cuentalos primerosrenglones: “Me apresuroa escribírsela[la carta] ante su primer

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artículo”. Sin embargo,por ciertas“diferencias” a propósitode SorJuana,que en ella se discuten y que sólo aparecieronformuladaspor A. M. P. en su 49 artículo, de 11 de diciembre,la carta de A. R.pudieraser posteriora esta última fecha; salvo que esas“diferen-cias” hubieransido tambiéndeclaradasverbalmente,ya que en lacarta de A. R. sehabla de “nuestraconversaciónreciente”. Cópiaen el Archivo de Alfonso Reyes.

Alfonso MéndezPlancarte,“El ‘ente religioso’ en El deslindedeReyes”, en El Universal, México, 27 de noviembrede 1944, pá-ginas 3 y 15.

Alfonso Méndez Plancarte,“La Iglesia y la Escolástica en Eldeslindede Reyes”,enEl Universal,México, 4 de diciembrede 1944,pp. 3 y 7.

Alfonso MéndezPlancarte,“Hermosuray verdaden El deslindede Reyes”,en El Universal, México, 11 de diciembrede 1944,pá-ginas 3 y 15.

JuanDavid GarcíaBacca,“El problemafilosófico de la fenome-nología literaria”, en Filosofía y Letras, México, octubre-diciembrede 1944, tomo VIII, N~16, pp. 117-132.

GabrielMéndezPlancarte,“En torno a El deslinde”, en Filosofíay Letras, México, enero-marzode 1945, tomo IX, N~17, pp.. 11-20.Reproducidoen La Prensa,Lima, Perú, 10 de junio de 1945,pá-ginas 9-10.

Alfonso Reyes,Carta a GabrielMéndezPlancarte,de 3 de abrilde 1945. Copiaen el Archivo de Alfonso Reyes.

EdmundoO’Gorman, “Teoría del deslindey deslindede la teo-ría”, en Filosofía y Letras, México, enero-marzode 1945, tomo IX,N~17, pp. 21-36.

Alfonso Reyes,Carta a Edmundo O’Gorman, de 3 de abril de1945. Copia en el Archivo de Alfonso Reyes.

Luis Emilio Soto, “El deslinde,de Alfonso Reyes”,en Sur, Bue-nos Aires, febrerode 1945, N~124, pp. 75-81. Reproducidoen Pá-ginassobreAlfonsoReyes,J, pp. 539-546.

Albert Guérard,“Alfonso Reyes:El deslinde”, en BooksAbroad,Norman, Oklahoma, Spring 1945. Reproducidoen Páginas sobreAlfonso Reyes,1, pp. 547-548.

Joaquín Xirau, “El deslinde, de Alfonso Reyes”, en Revuede.l’IFAL, México, 30 dejunio de 1945,N~1, pp. 207-208. Reprodu-cido en PáginassobreAlfonsoReyes,1, pp. 549-552.

ConchaMeléndez,“Alfonso Reyes: El deslinde”, en Asomante,San Juan,PuertoRico, noviembrede 1945,N~4, pp. 113-115. Re-producidoenPáginassobreAlfonsoReyes,1, pp. 565-568.

Émilie Noulet [Sobre El deslinde],en Orbe,México, 1• de marzode 1946, II, N~5, pp. 76-80.

Patrick Romaneli,“El deslinde”,en Philosophyand Phenomeno-

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logical Research,Buffalo, junio de 1946,vol. VI, N~4, pp. 654-656.Reproducidoen PáginassobreAlfonso Reyes,II, Monterrey,N. L.,1955, pp. 12-14.

Manuel Crespo,“El deslinde,de Alfonso Reyes”, en RepertorioAmericano,San José,CostaRica, 6 de diciembrede 1947,p. 207.

AlejandroLasser,“Las ideasliterariasde Alfonso Reyes”,en ElNacional, Caracas,Venezuela,17 de diciembrede 1953. Reproclu-cido en La NuevaDemocracia,New York, N. Y., enero de 1955vol. XXXV, N9 1, pp. 98-101, y en Páginas sobre Alfonso Reyes,II, pp. 327-334.

IngemarDüring,AlfonsoReyeshelenista. Madrid, fnsula,1955;87 pp. (Publicacionesdel Instituto Ibero-Americanode Gotemburgo,Suecia). Señaladamentelas pp. 13 y 51-55.

Manuel Olguín, Alfonso Reyes,ensayista.Vi4a y pensamiento.México, EdicionesDe Andrea, 1956; 228 pp. + índ. (“ColecciónStudiumn”,N~11). Especialmentelas pp. 154-207.

Émilie Noulet, “Rhétoriquesmodernes”,en Synthéses,Bruselas,1956, pp. 7-9.

Itzhak Bar-Lewaw, “El patrimonio literario ae Alfonso Reyes”,en sus Temas literarios iberoamericanos,México, B. Costa-Amic,editor, 1961, pp. 97-110.

No pudo Reyes,sin embargo,aprovecharestosmaterialesen urnasegundaedición siempre deseadapor él e igualmentepospuesta.Quien llevó El deslindecomo texto obligatorio de Teoría Literariaen la Facultadde Filosofía y Letras, cátedrade Agustín Yáíiez en1945,pudo escucharde labios del propio autor, en el Centro de Es-tudios Literarios de El Colegio de México, el examenmás rigurosode la obra: por 1948 Reyesdeseabareelaborarlaen forma bien di-ferente. El aparatosistemático,creía él, habíaofuscadoa algunasinteligenciase impedía el contactocon el público medio. Quizá porlasmismasrazones,los ApuntessobreTeoríay Cienciade la Litera-tura quedaronrelegadossin llegar a la forma definitiva. Algunosfueron reelaboradosde maneramás accesible,tal como aparecenenAl yunque. Otros, corno la “Breve reseílahistórica de la crítica”,produjerona su tiempo todo un tratado,como La crítica en la edadateniense.Ver “páginasadicionales”del volumen anterior de estasObras Completas (XIV, pp. 337-350).

Aquel desencantono le impidió en lo mínimo realizarotros pro-yectos más apegadosa su espíritu: la poesíasiempre, la traduc-ción de algunasrapsodiashoméricasy sus indagacioneshelenistas,por ejemplo. Los planes eranvastos y múltiples las ocurrenciasdecada día. Ya lo decía él mismo en 1955: “Ya no tendréocasiónde llevar a término todos los planesque se ocurren. Las tareasenmarchason numerosas.El arte eslargo y la vida breve. Tengo quecortar las alas a mi esperanza.”

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En aquel“Fragmentosobrela interpretaciónsocial de las letrasiberoamericanas”(Ensayossobre la historia del NuevoMundo, Mé-xico, 1951, volumen colectivo editado por el Instituto Panameri-canode Geografíae Historia), escrito y suspendidoen díasde malasalud,se observaya estaactitud: “La llamadacrítica pura —esté-tica y estilística— sólo considerael valor específicamenteliteraricde una obra, en forma y en fondo. Perono podría conducira unjuicio y a una comprensióncabales.Si no tomamosen cuentaalgu-nosfactoressociales,históricos,biográficosy psicológicos,no lle-garemosa una valuaciónjusta” (Marginalia, 1a serie, México, Te-zontie, 1952, p. 154). Es claro quelas ideasexpuestasallí no sonnuevasen Reyes;suconceptode la “integraciónde los métodos”dela crítica puedeverse en los “Apuntes sobrela Ciencia de la Lite-ratura” (Obras Completas,XIV, pp. 317-337),páginas que se re-montan a 1940. Lo nuevoes la actitud,casi polémica,con que ini-cia el “Fragmento”.

Respectode la estilística,en particular, llegó a expresaren losúltimosañosno sólodespego,sino desconfianza,enun tonodefrancodesagrado:“Puestambiénnosengañanloshoy llamados‘estilísticos’,‘quienespretendenreconstruira un autoro a una épocapor un solotexto literario, y hacencomo esosfotógrafos que, por los rasgosdela fisonomía,nosdicen cómo era y cómo pensaba,digamos,VictorHugo. - - Sí, pero una vez que han conocidoantesa Victor Hugopor sus libros y su biografía. Hace tiempo que venimos peleandopararescatara estadoncelladel sentidocomún,que los partidariosde escuelaslimitadas tienen encarceladaentrerejas: que la críticalo mismohadetomarencuentalascondicionesexclusivamentelitera-rias, y ademáslasbiográficas,las históricas,las psicológicas,aun laspsicopáticasen su caso. Sin quererpor eso incurrir en el error detantos snobsque hoy pretendenexplicarnospor complejosfreudia-nos, complejos de Edipo y otras ‘macanas’ (para decirlo, en ar.gentinismoelocuente),los ‘encabalgamientos’y lasconsonantesdeunpobrecito e irresponsablesoneto” (“Extremos críticos”, de agostode 1954,en Las burlas veras, 1er ciento,Tezontle,1957, p. 34).

Aún llegó su pluma, con cierta exasperaciónque no veníaalcaso,a preguntarsin mayoresconsideracionespersonales:“~ Imagi-náis a un jovende Europaenterándosedealgunosextremosrelativosa la filosofía en los libros de Caso o de Vasconcelos?¿ O de lateoríaliteraria en mi Deslinde?” (“Europay América”, de enerode1957, en Las burlas veras, 2~ciento,México, Tezontle, 1959, pá-ginas 109-110). Pues la respuestaestáya dada: un profesorbelgalo hatraducidoal francésy la edición inglesano tardaráe~iaparecer.

ERNESTO MEJÍA SÁNCHEZInstituto Bibliográfico Mexicano.

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1EL DESLINDE

PROLEGÓMENOS A LA TEORÍA LITERARIA

No es engrandecer,sino desfigurarlas ciencias,elconfundir suslímites.

PRÓLOGO

CUATRO leccionessobre la Ciencia de la Literatura, en elColegiodeSanNicolás,Morelia, entremayoy junio de 1940,han sido la ocasión de este libro. Las leccionesformabanparte de los Cursossobre el siglo xx, primera etapade laUniversidad de Primavera “Vasco de Quiroga”. Entre losactoscon que se celebróel IV Centenariode aquel Colegio,ningunomás atinadoquela creaciónde estaUniversidadvia-jera, que de año en añoha de transportarsu sedea otrasciudadesde la provincia, corrigiendo así un aislamiento tandesventajosopara los interesesgeneralesdel país como in-compatiblecon los más elementalesconceptosde la culturay de la política. Los dos mayorespeligros que amenazanalas naciones,de que todos ios demásdependen,son la defi-ciente respiracióninternacionaly la deficiente circulacióninterna. A la luz de estosdos criterios podráninterpretarsealgún día todaslas vicisitudes mexicanas.

Lasleccionesoriginales,necesariamentelimitadaspor lacircunstancia,hansido objeto de sucesivastransformacionesposterioresy hanido dandode sí nuevosdesarrollos. Enton-ces se tratabade situar nuestramateriadentro del cuadrogeneralde unacultura, abarcandoa grandestrazos un pa-noramainmenso,y prescindiendo,además,de muchosson-deos que hubieran resultadoexcesivos. Hubo, pues, querefundirlo todo. Esto produjo en el primitivo cuadrounaproliferación interior. Susespeciesimplícitas afloraron a lasuperficie como en la placa fotográficaquepoco a poco serevela.

Y de aquí han resultadovarios ensayosque iré publi-cando uno tras otro: ya sobre la Ciencia de la Literaturapropiamentetal, ya sobrela descripciónde sus técnicasespe-cíficas,ya sobrelos fundamentosde la TeoríaLiteraria,a lacual sirve de introducción este libro. Puedodecir de él que

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separeceal bosquejooriginal comose pareceun huevo aunagranja de avicultura.*

Reduzcoal mínimo mis referenciasbibliográficas—pues-to que la primitiva exposiciónse ha convertido en una tesispersonal—,procurandoque ellas correspondana la nece-sidad de mis argumentosy sin entregarmea ostentacionesinútiles. Porqueno quisehacer“un libro quelos acotetodosdesdela A hastala Z”, y porqueen esta ocasiónal menos,yo también me sentí “poltrón y perezosode andarmebus-candoautoresque digan lo queyo me sé decirsin ellos”. Seha escrito tanto sobretodaslas cosas,que la solaconsidera-ción de la montañaacumuladaen cadaáreadel saberproduceescalofríosy desmayos,y a menudonosoculta los documen-tosprimerosde nuestroestudio,los objetosmismosy las doso tres interpretacionesfundamentalesque bastanparatomarel contacto. NuestraAmérica, herederahoy de un compro-misoabrumadorde culturay llamadaacontinuarlo,no podráarriesgarsu palabrasi no se decide a eliminar, en ciertamedida,al intermediario. Estacandorosadeclaraciónpudieraserde funestasconsecuenciascomo regla didácticaparalosjóvenes—a quienesno quedaotro remedioqueconfesarles:loprimero es conocerlotodo, y por ahí se comienza—,pero esdecorrectaaplicaciónparalos hombresmadurosque,trasdenavegarvarios años entre las sirtes de la información, hanllegado ya a las urgenciascreadoras.Los Chadwick nuncahubieranalcanzadosuspreciosasconclusionessobrela génesisde las literaturas orales si no se atreven a prescindirde loque se llama “la literatura de la materia”. Paralos ame-ricanos—una vez rebasadoslos intolerableslinderos de laignorancia,claro está— es mucho menos dañosodescubrirotra vez el Mediterráneopor cuenta propia (puesto que, depasoy por la originalidad del rumbo, habrá que ir descu-briendoalgunosotros maresinéditos),queno el mantenernosen posturade eternoslectoresy repetidoresde Europa. Lacivilización americana,si ha de nacer, será el resultadodeuna síntesisque,por disfrutar a la vez de todo el pasado—con una naturalidadque otros pueblos no podrían tener,

* Este libro ha sido la base de un curso en El Colegio Nacional, México,junio a agosto de 1943, y febrero a marzo de 1944.

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por lo mismo que ellos han sido partes en el debate—,su-prima valientemente algunas etapas intermedias, las cua-leshansignificadomerascontingenciashistóricasparalos quehan tenido querecorrerlas,pero en modo algunopuedenas-pirar acategoríade imprescindiblesnecesidadesteóricas.Te-nemosquereconocer,aunqueen lo particularnosduelay nosalarme a algunos profesionalesde la Memoria, que toaaneoformacióncultural supone,junto con los acarreosde latradición viva, una reducción económicay una buenadosisde olvido.

Entre mis pocas referenciasexpresas,disimulo algunasreferenciastácitas a mis trabajos anteriores—particular-mentea mis libros La crítica en la edad ateniense,La anti-gua retórica y La experiencia literaria, que hubiera sidonecesariocitar muchasveces,y dondeconstananticipacioneso fundamentosde mis temasactuales—,puesprefiero repe-tirme acitarme. Perootrascontadasvecesme he consentidoel recuerdode la propia bibliografía. Era inevitable: pri-mero, porquela tarea quecon este libro inauguro obedeceal anhelode organizarlas notasdispersasde mi experiencia;segundo,porque nadaconocemosmejor que la experienciapropia. Et ego in Arcadia vixi.

Mucho debo, pues,agradecera la UniversidadMichoa-cana. Ademásdel alto honor que me hizo incorporándomea suslabores,y de la acogidaquesus autoridadesy su claus-tro me dispensaron,de paso también se me dio el estímulopara emprenderesta investigación retrospectivadel propioitinerario, queesun imperiosoreclamode la conciencia;paraponer un poco de orden en los hacecillosdispersosde unaobrasiempredesarticuladapor unaexistenciade viajero. To-dos tenemosderecho—pero casi siemprenos lo estorbalavida— a procurar la unidad, la confortante unidad. Ycuando,tras de dar al Servicio Exterior de mi país mis me-jores años, me veo dichosamenterecluido en mi oficioprivado —aunqueseamáspor abandonoque por premio—,entonces,antesde que Octubre me invada, tomo la Qcasiónpor los cabellos,como se dice en buen román paladino,yme concentroa interrogar mi imagendel mundo.

Grandees tambiénmi gratitud para los amigos y com-

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pañerosde trabajoquesiguieronpacientementemis leccionesy aunme proporcionarondespuésobservacionesvaliosas. Supresenciaen el aula me comunicabaaquella provec osainquietud de sentirmevigilado por una atencióna la vezbenévolay avisada.

Pero todavíaes mayor mi deudaparacon los estudian-tes de varioslugaresde la Repúblicaqueconcurrieronamischarlas. Lo mejor de nuestraobligación se lo lleva la juven-tud, cuandohemosllegado a aquella edad en que nada seambicionatanto como transferir a tierra nueva y jugosaelarbustoquenosha tocadoeducar. Y másahora,queel jardínhumanose ve pisoteadopor la locura. En la carade la ju-ventudque me escuchabafui buscandomi rumbo; y orien-tado así magnéticamente,procedí despuésa una laboriosarefundición de mi materia,hastadejarla en su forma actualy, por ahora, definitiva. Aquel fuegode la miradaquedecíaSainte-Beuve,en sus conferenciassobre Port-Royal,no nosfue, cierto, escatimado.Más tarde,en esa primera y teme-rosa confrontación de la obra que se va escribiendo,contédurantelargasveladascon el diálogo de doctos censores,aquienesno mencionoparaobjetivar mi mejor sentimiento,ycon la abnegaciónincansable y los constantesalientos deaquellapor quien dijo el Versículo: “Ciñóse de fortalezayfortificó su brazo. Tomó gusto en el granjear. Su candelano se apagóde noche. Puso sus manosen la tortera, y susdedos tomaronel huso.”

II

Evoco los días transparentes,de grata compañíay fecundotrabajo, que paséen la tierra michoacana,tan impregnadade saboresvernáculos: cuna y teatro de ideas y haza-ñas trascendentalespara la formación nacional: pintorescay gustosa:maestradel buentrato y de la dulceríamexicana:aromadade cafetales:amenaorilla de pescadoresqueper-petúanel misterio secularde sus danzasy llevan a los usosdiarios un inefable sopio artístico: coquetaen su suelo y ensu cielo, dondese han citado todoslos coloresde la natu-raleza: refrescadade episódicos lagos,dondela geografíamismaparecequequisodar alivio al espíritu.

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Y me inclino, reverente,ante las grandessombras—hé-roes y pastoresde pueblos—evocadaspor los nombresmis-mos que presidenaquella tradicional casa de estudios: elPadre Hidalgo, en cuya personala Historia intencionada-mentequiso condensarlos rasgos de la Mitología: libro yespada,aradoy telar, sonrisay sangre;y el obispo VascodeQuiroga, el que con sus Fundacionestrajo hastanosotrosaquelsentidoutópico que,a la solaapariciónde América, seapoderódel pensamientoeuropeo;el que,con la masa denuestragente,comenzóa modelarun mundomejor, bajo lasinspiracionesde TomásMoro y JuanLuis Vives.

Ni desconozcomis deficiencias,ni tampocopido discul-pas. Nadaestá acabadode hacer. Por mi parte,paraconti-nuar,esperoel avisode la crítica, fiel al preceptobaconiano,Seutperaliquid addiscere.

Me complazco en reconocer mi obligación para con laFundación Rockefeller, cuya División de Humanidadesmeviene proporcionandoel auxilio indispensablepara llevara cabo estasinvestigaciones.

ALFONSO REYESMéxico, 1944.

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PRIMERA PARTE

1. VOCABULARIO Y PROGRAMA

1. Marchageneralde estelibro. Estelibro es el primerpasohacia,la teoría literaria. Comencemos,pues,por explicar loque entendemospor teoría literaria.

a) Postura activa y posturapasiva. La vida de la lite-raturase reducea un diálogo: el creadorproponey el pú-blico (auditor, lector, etcétera) respondecon susreaccionestácitaso expresas. De un lado hay unaposturaactiva; delotro, unaposturaquesuperficialmentellamamospasiva. Su-perficialmente,pueses evidenteque la reacciónes tambiénuna acción,y mucho habríaque decir sobrela colaboraciónentreel creadory el público para la representaciónhumanadefinitiva de cada objeto literario. Así, el lector se forjauna imagende su lecturaen quenecesariamenteponealgode sí mismo,y en la quehastapuedehaberdivergenciasres-pectoa la imagenque le ha sido propuesta.Si ya todaper-cepciónes traducción (la luz no es luz, la mesano es mesa,etcétera),muchomáscuandoel filtro es la sensibilidadartís-tica. En sustanciahaytantostipos divergentescomolectores.La frasevulgar dice que “en materiade gustosno haynadaescrito”,y lo mismopudodecirqueen materiade gustostodose ha escrito sobrecadaartistay cadaobra,desdeel sí abso-luto hastael no absoluto. Shylock es un prototipo detesta-ble, pero un estudiosoactor judío logró haceraplaudir enél al padreburlado y ofendido, medianteun esfuerzo de“representación”,en el sentido técnico y en el sentidoco-rrientede la palabra. El laboratoriopsicológiconos da diezdiferentesrepresentacionesvisualesde Faustoen diez distin-tos sujetostomados al azar. Y esto no sólo acontececonlos criptogramaspoéticosdonde el poeta acumulasombrasde propósito,seapor hazañade ingenio o porquesu asuntoes naturalmenteindeciso,como tantasveceslo son las emo-ciones o esosfantasmasqueescapana las coagulacionesló-gicas (tal poema de Góngora o de Mallarmé); sino queacontececon la proposiciónpoéticade aparienciamás diá-

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fana. No sólo con los objetosque el poeta apenassugiere,sino también con los que directamentedescribe. En todadescripción hay algo de disparatey fracaso.* El tiradordisparaun pocoal azar. Dantepinta loscírculosdel Infiernocon la precisiónde un topógrafoque usarapalabrasen vezde líneas. Con todo, los planosquelos eruditoslevantanso-bre el Infierno dantesconuncasondel todo coincidentes.Losempeñosfotográficosde los “realistas” no sólo padecenporel coeficientede conversiónentre lo óptico y lo verbal, sinotambiénpor el coeficientede conversiónentreel creadoryla personapasiva. Las distintas representacionespuedenquedarseen lo íntimo del lector,pero tambiénpodráserquese lasexpresey exponga. De aquí las discusionesentreapre-ciacionesdiferentesu opuestas;de aquí las revaloracionescríticasquede tiempo en tiempo sobrevienen,pues tambiénel curso de los años trae consigo una refracción. Recuér-dese,como ejemplo ilustre, la historia de la “cuestiónhomé-rica”. Estos vaivenes,estasvicisitudes, constituyenpropia-mentela vida social de la literatura. Un caso sencillo noshará ver cómo obra este coeficientede conversiónentre lapostura activa y la pasiva. De Sancho Panzase nos hacesaberque tambiénse lo llamó SanchoZancas,porquetenía“la barrigagrande,el talle corto y las zancaslargas” (Quij.,1, ix). Pero ello es que los héroesde Cervanteshan pasadoa la imaginaciónpopular segúnlos interpretó la pluma deGustaveDoré. Y seaque éste no encontrómodo de armo-nizar los rasgosque se le proponían, o seaque, inconscien-temente,la panzavoluminosade Sancholo impresionómásque las zancaslargas (y la gran panzapareceexigir piernascortasy gordas),dibujó al escuderocomohoy lo recuerdantodos: rechoncho,de tronco corpulento,de baja estaturaypiernas repletas,en contrastecon la enjuta esbeltezde suamo,como una“o” junto a una“1”. Ciertaeconomíamne-

* Al tiempo de revisarestelibro, encuentrouna nota deJorgeLuis Borges,

“Sobre la descripciónliteraria” (Sur, Buenos Aires, octubrede 1942, año 12,N’ 97, pp. 100-102) en que se hace resaltarel disparatede varios métodosdescriptivos—el de predicación metafórica, el analítico o enumeraciónde laspartesde un todo— y se señalanlas excelenciasdel procedimientoindirecto,como en El mercader de Venecia,acto Y, escena1: “En una noche comoésta, etcétera.”

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mónicaha hechoprevalecerestetipo sobreel descritoreal-mentepor Cervantes. En alguna edición popular, no con-taminaddpor Doré, hemosencontradoláminasen queSanchoaparecealto y zancudo:la panzase le desprendíacomo unbulto postizo; la figura era tan poco feliz que se explica laadulteraciónde Doré.

Hechasestassalvedadesaclaratorias,bien podemos,sinequívoco,seguirconsiderandola literaturacomo un cambioentreuna posturaactivay una posturapasiva.

b) Fasesde la posturapasiva. El estudiode la posturaactiva —leyesy modosde la creación—no nos competeenestelibro. El estudio de la posturapasivasólo nos competeen una de sus fases. Estas fasespuedensepararseteórica-mente,aunqueen realidad andanmezcladasy aun se auxi-lian entre sí. Se las puede clasificar conforme a varioscriterios: psicológico, histórico, sistemático. Aquí preferi-mosconfundirestoscriteriosen una simple enumeraciónquenos permita agruparlasen dos órdenes,el particular y elgeneral:

1) En el orden particular, encontramosaquellas fasespasivaspropiamentecríticas,o quese enfrentanconlos pro.duetosliterarios determinados,esta obra o esteconjunto deobras. Tales son la impresión, el impresionismo,la exegé-tica o ciencia de la literaturay el juicio. Teóricamente,lastres primerasseencaminanal juicio.

2) En el ordengeneral,encontramosaquellasfasespa-sivas que, hastadonde ello es humanamenteposible, con-templan la literatura como un todo orgánico. Tales sonlahistoria de la literatura, la preceptivay la teoría literaria.

A la solaenumeraciónde estassieteespecies,y aun antesde definirlas, ya se entiendeque ellas se relacionan entresí por radiacionesy atracciones.*

e) Fasesparticulares. Impresiónes el impacto que laobra causaen quien la recibe, resultado de una facultadgeneral y humana, irresponsableen el sentido técnico, portodos compartida,indispensabley mínima, sin la cual no

Ver mis libros La antigua retórica, 1 lec., § 1 a 8 [Obras Completas,XIII,pp. 349-363] y La expeTiencialiteraria en el ensayo “Aristarco o anatomíade la crítica” [Buenos Aires, Editorial Losada, S. A., 1942, pp. 97-109; enObras Completas,XIV, pp. 104-116].

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podríahabercontactocon la obra, ni podríanlegitimarselasotrasfasesmáselaboradasde la posturapasiva. Es el efectoquenos causalaobra,efectoanteriora todaespecíficaformu-lación literaria, y quepuedeo no alcanzarlao pretenderaella. Cuandola impresiónse expresafuera del arte, se con-fundeconlas manifestacionessocialesde la opinión. Cuandoadquiere una formulaciónliteraria, es ya la crítica impre-sionista o, más brevemente,el impresionismo. El impre-sionism.o,campo de la crítica independiente,expresiónyaredactada,productode cultura y sensibilidaddestinadoa lapreservación,es una respuestaa la literatura por parte deciertaopinión limitada y selecta. Orientala opinión generaly da avisosy materialesa la crítica de tipo mástécnico.Esun eco provocadopor la obra, que hastapuedevaler másqueésta,y conservatodaslas libertadespoéticasde la crea-ción. La exegéticao ciencia de la literatura tiene un carác-ter eminentementedidácticoy un puntode partidaescolar.Esel dominio de la filología, a quien está confiada la con-servación,depuracióne interpretación del tesoro literario.Preparalos elementosdel juicio y, a veces,aunqueno ne-cesariamente,lo alcanza. Una investigación biográfica obibliográficapuededesentendersedel valor mismo del autoro la obra a que se aplique; pero el juicio sobretal autor otal obra necesitaconoceraquella investigaciónprevia de laexegética. La exegéticaopera conforme a tres gruposme-tódicosprincipales:históricos,psicológicos,estilísticos.Sólola integraciónde estos métodospuedeaspirara la catego-ría de ciencia. El juicio es la estimaciónde la obra, no a lamaneracaprichosay emocionaldel impresionismo,sino ob-jetiva, ~e dictamen final, y una vez que se ha tomado encuentatodo el conocimientoqueproveela exegética. Si éstaerael andamiaje,el juicio esya el monumento.Sitúala obraen el cuadrode todoslos valoreshumanos,culturales,lite-rarios y, hastacierto punto, religiosos, filosóficos, morales,políticosy educativos,segúncorrespondaen cadacaso; peroha de enfocardepreferenciael valor literario—si es quehade ser juicio literario— y considerarlos valores extralite-ranoscomo subordinadosa la estética. Las anterioresfases

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desembocantodas o van a parar en las siguientesfasesge.nerales.

d) Fasesgenerales. La historia de la literatura estudiay sitúa los conjuntosde obrascomo hechosacontecidos,enconceptocronológicoo temporal, o bien en conceptogeo-gráfico o espacial, o bien en concepto étnico, político onacional, o en ciclos genéricosy temáticos,etc., según milcombinacionesposibles,cuyo último y fecundo métodoes laliteraturacomparada,la cual atiendea la comunicacióndecorrientesespiritualesefectivasy rompe con las artificialesbarrerasde épocas,lenguasy regiones,unasvecesimpuestaspor la rutina,y otrasporla meraeconomíao distribucióndelestudio. La preceptiva representauna intromisión de laposturapasivaen la creacióno posturaactiva. Al generali-zar suscasos,no seconformaconrecogerreiteracionesde laexperiencia,sino que—fundadaen autoridadesy modelos,y en principios máso menosarbitrariamenteinferidos—pre-tendeestablecercánonesy dictarreglasa la creación.Cuandopartede evidenciaspsicológicas,es inútil por obvia; cuan-do da categoríade leyesa las merasrepeticionesde la cos-tumbre,es equivocada;cuandoquiere hacerpasarpor in-ferencias las inclinaciones personaleso impresionistas,esfraudulenta.En su aplicacióna la crítica, si intentasustituiral juicio, es nula o mezquina. Su error se explica porqueelfenómenoliterario está sustentadoen formas culturales,ge-néricasy lingüísticas quesí requieren,o al menosadmiten,aprendizajesy reglas,no siemprede adquisiciónespontánea.Pero hayen la preceptivaunafunción útil —cuandono esexacerbada—,que es el esfuerzopor crearla denominacióno nomenclaturade los tipos y casos,en quecompletala exe-géticay en quese adelantóa la teoría literaria, la cual poseeunanaturalezamuchomás aséptica. La teoría literaria, fi-nalmente,es un estudio filosófico y, propiamente,fenome-nográfico. Si la exegéticano hubierausurpadopara sí eltítulo de ciencia de la literatura, tal título podría convenirtambiéna la teoría literaria, bien que el término “ciencia”sugiereya un sentidode aplicaciónpráctica,de quela teoríase dispensa.Pedir a la teoría literaria unacrítica concretasobretal o cual obraes pedir recetasculinariasa la química.

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La teoría es la contemplaciónmásdesinteresadafrente a laposturaactivay en su totalidad,entendidaéstacomo rumbomental,comosesgonoéticoy contenidonoemático,comoagen-cia delespíritu.Consideralas principalesformasdeataquedela mentesobresusentesu objetospropuestos:funcióndramá-tica, funciónépicao narrativay función lírica, las cualesnohande confundirseconlos génerosaellas circunscritos,queson meras estratificacionesde la costumbreen cadaépoca.Tomaen cuentala materiao lengua,suesenciaemocional,in-telectualy fonético-estética,y sunaturalezarítmica en el ver-so y en la prosa; el caráctersustantivooral y el accidenteadjetivo de la escritura,y sus mutuosreflujos; la condiciónpopular o culta de formas e imaginacionesy sus mutuospréstamosy cambios; lo tradicional y lo inventivo, comomaneraspsicológicas. Y todo ello, en puro conceptode des-cripción, de visión (“teoría”), quenodebederivar normasni proponercortapisassobrelas evolucionesposibleso aunlas súbitasmutacionesfuturas. Pero la literaturano sólo esunaagenciamentalabstracta(lo literario), sino tambiénunprocesoque se desarrollaen el tiempo, unasuma de obrasqueaparecendía a día. De modo queel tronco de la teoríaliteraria,en sus ramificacionesmásfinas, no conocelímites—así cuandollegaa la descripciónde los géneros—,y tienequedescendersin remedio a consideracioneshistóricas. Lateoría literaria tambiéntiene que descendersin remedio ala preceptiva,pero sólo en cuantoexaminay valora las no-menclaturasqueésta proponey su correspondenciacon lasrealidadesliterarias. Talesincursionesencampoajenodebendiscretamenteadministrarsede acuerdocon las necesidadesde los propios objetivos teóricos. Esto es la teoría literaria(1, 10).

e) Propósitosde estelibro. El primerpasohaciala teoríaliteraria es el establecerel deslindeentrela literaturay lano-literatura. (Namprima virtus est vitio carere.) Tal esel propósitode este libro. No entra en la intimidad de lacosaliteraria,sino queintentafijar suscoordenadas,susitua-ción en el campode los ejerciciosdel espíritu; su contorno,y no su estructura. Damospor admitidoel valor estético,alque sólo nos referiremos como noción indispensabley ya

o

adquirida. Pasamospor alto ciertasconsideracionespsicoló-gicas: no sólo las que afectana la genéticade las obrasya la índole particular de los autores,cuyo estudio corres-pondea la posturaactiva, sino cuantoafecta a la psicologíade la personapasiva, auditor o lector. En rigor, nuestrodeslindecala hastaunacapamáshondaqueaquellaen queaparecenla literaturay la no-literatura;calahastalo litera-rio y lo~no literario, que puedendarse indiferentementedentro de la literaturao dentro de la no-literatura. Posiblees queen el cursode nuestraobra digamos,a veces,“lite-ratura” o “no-literatura”, dondemásbien pensamosen “loliterario” y “lo no literario”; pero el contextoaclararáfácil-menteel sentido de las frasesy, en todo caso, el lector yaquedaadveritdo.

f) Método de estelibro. Como en estegénerode aven-turasno se puedeprocederen línea directa,con frecuencialas páginasanterioresreciben su pleno sentido de las pos-teriores,y viceversa. Hay que admitir entre paréntesisal-gunasafirmacionesque no siemprese demuestranal enun-ciarlas. En algunoscasos,hay que tolerar anticipacionesmetódicas;en otros,retrocesose insistencias.Se procedeenmarchascíclicasy por redibujossucesivos.Hasta es posibleque se adelantenalgunasespeciescuya explicación se re-servapara obrasulteriores.

Además,el estudiodel fenómenoliterario es una feno-menografíadel ente fluido. En estamudanzaincesante,eneste mar de fugacessuperficies,no es dado trazar rayasimplacables. Nuestroviaje se desarrollaa través de regio-nes siempreindecisas. Nuestrasconclusionestienen un ca-rácter de aproximacióny tendencia;graciasaesoseránrigu-rosas.Téngaseello muy presenteantesde juzgarnos.En estevaivén hay culminacionesy depresionesde la onda,pero nosiemprese puedenfijar pesosespecíficospermanentes.Nues-tro estudiose parecemás a la física vibratoria que a lafísicacorpuscular.Y todavíaestacomparaciónconla físicanos resulta grosera, por lo cuantitativa. Mejor diríamosque nuestro estudioacompañarespetuosamenteuna virtudde la existenciaque va cuajandoen diversas formas tras-cendidas.

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Tenemosqueavanzarcomoel samurai,con dosespadas.Nuestra atenciónse divide en dos series de observacionesparalelas: lo literario y lo no literario; el movimiento delespíritu, y el dato captadopor esemovimiento; la noéticaocurso del pensar,y la noemáticao ente pensado;la pun-tería y el blanco; la ejecuciónexpresivay el asunto signi-ficado. Estoshacesparalelosno siemprecoincidenen susrespectivasanchuras,y aquíy allá, aunse entrecruzan.¡Dé-dalonosasista! No hemoslogradoofrecer unalecturafácil.Pero quien nos lea —ya queno noslea dosveces—,tendráqueleernosde caboarabo,ariesgode interpretarnosmal.

2. Carácter lingüístico de este libro. Nuestrainvestiga-ción puedereducirse a un esfuerzo lingüístico. La mismafluidez de nuestramateriahaceque los conceptosandenporahí sin bautismodefinido,y quelas denominacionesse apli-quenconindiferenciaavariosconceptos.Pretendemosllegara una recta distribución entre los nombresy las nociones,como a un acto de justicia teórica. No nos importa que anuestradistribuciónsólo se concedaun acatamientoprovisio-nal y paramientrasduraestelibro. No la presentamoscomotipo inamovible,sino comoconvenciónexplicativa. Que cadauno emprenda,después,otra reparticióna su guisa. Al me-nos habremosconseguidodar la voz de alarmay despertarcierta inquietud contra la conformidad en el desorden.Almenoshabremosencontradoalgunosinstrumentosparael ma-nejode estasrealidadesfugitivas,quenosdejansiemprealgoburlados,comoen la fábulade Ixión y la Nube.

3. La indecisióndel vocabulario. Puesnóteseque la teo-ría literaria padece,desdesus orígenes,de constantesconfu-siones verbales,las cualeslo mismo puedendescubrirseenel campo cotidiano e indocto como en el campo de las doc-trinas másilustres. Tal vez quienescon mayor hondurahansondeadoen estasaguascombatidas,por lo mismo quepo-seíanunamenteliteraria y unacomunicaciónintuitiva conla materiade su estudio,fueron reaciosa las coagulacionescientíficas del vocabulario,que afean,sin remedio,el valorestético de la obra y aun parecendisecar un poco la gra-

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ciosapalpitaciónde lo indeciso. Pero sin ánimo de sacrifi-cio ¿quéconquistase alcanza? Tal vez ios mejor dotadosparala catalogacióntécnicade especiesse acercaronal mis-terio literario con dura y profanairreverencia.Y tal vez losque simplementese conformancon aprovechara la ligeralas conclusionesdel especialista,ahuyentadospor la subli-midad de unosal par que por la insolenciade los otros, sedejaron ir por la pendientey dieron en usar los términosal capricho. Ademásde que las realidadesliterarias no con-vidan a la precisiónal queno las padeceo sientehastaciertoextremodoloroso; ademásde que la literatura dista much.de lascienciasexactas.Cuando,por ejemplo,sedice “metro”,o cuandose dice “moneda”, nadiese permiteel caprichoenla interpretación. Pero ¡pongausted de acuerdoa la gentecuandose dice poesia o se dice critica -

4. Un ejemploindocto. Por lo mismo que las palabrasruedanpor la calle, sufren de accidentesindoctos,se estro-peanen los acasosdel momento, se tiñen con los hábitosparticulares,se tuercencon la pasión dominante. Hace años,me encontréinvolutariamenteenfrascadoen una discusiónsobreel valorde la crítica con un dramaturgosudamericano,cuyo nombre la piedad disimula. Logramos ponernos deacuerdo,en cuanto me fue dable explicarle que donde yodecía“crítica”, entendiendola funcióndel espíritu,él enten-día otra cosa, que puede describirse en cuatro grados deestrechamiento:1°,aquellalimitada partede la función crí-tica que es la crítica literaria; 2~,aquellalimitada parte dela crítica literaria que es la crítica teatral; 30, aquella limi-tadapartede la crítica teatralque se manifiestaen crónicasperiodísticassobrelos estrenos,y 49, aquella limitada partede tales crónicasen que se atacaa los autores. Abreviando:donde yo decía “crítica”, el pobre señorentendía: “Fulanode Tal, que una vez se metió conmigo.”

5. Un ejemplodocto. Pero, según queda advertido, lanaturalezamisma del objeto literario puedeproducir confu-sionesenlas doctrinasmássublimes. Platón,aunqueseocupamucho más de estética—en último análisis volcada sobre

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la ética y la política— queno de teoría literaria, roza tam-bién estateoría; y de tal suerteva enmarañandosuspropó-sitosen la malla de oro de los diálogos, quehemosllegadoa preguntarnossi no aparecenen él dosvaloracionescontra-dictorias de la poesía,dos estéticasinconciliables: la unapropiamenteplatónica, cuandocree ver en la inspiración lavoz del dios; la otra pedestre,cuandocreever en toda lite-raturaunadecadenciaen tercergrado de la verdaderareali-dad. Su imprecisiónen la teoría de la “mimesis” lo ha de-jado expuesto a las peores interpretacionesdel retratismorealista. Su apreciaciónfinal del objeto artístico resultaex-tra-artística.Y todavíasediscutelargamenteel vario sentidocon que aplica el término téchnee.*

6. La dolencia aristotélica. A la falta de ciertas deno-minacionesunívocasen Aristóteles, que tanto irrita a FritzMauthner,me he referido ya anteriormente(La crítica enla edadateniense,capítuloix) .‘~ Vuelvo ahorasobreelpuntoparadestacaralgunaconfusiónverbal quela teoríaliterariapadececomo mal de origen. CuandoAristótelesescribíasuPoética, como entoncesse llamaba“poesía” a toda obra enverso,tuvo queempezarpor un deslindeentreel usotécnicoqueél queríadar a la palabray el usovulgar quegeneral-mentese le asignaba.Perohechoya el deslinde,y al estudiarla estructurade la tragedia,aquesuPoéticase consagraso-bre todo, volvió a caer inconscientementeen el enredo. Nipor sospechasse le ocurrió —aunquevagamenteanuncialasposiblestransformacionesfuturasdel género—quepudieranllegar a darsetragediasen prosa. Cierto: le sirve de dis-culpa el queello nunca hubieracorrespondidoa lo que laAntigüedadllamó tragedia. Tratando de la concepcióndela historia en Heródoto, decíaAlfred Croiseten un artículode revista: “Pasacon la historia comocon la tragedia,quelleva el mismo nombrebajo Luis XIV y bajo Pendes,aun-que en cada épocaesenombredesigneunacosa distinta.”

* John Wild, “Plato’s theory of TíxvlI: A Phenomenologicalinterpreta-tion”, en Philosophy and PhenomenologicalResearch, Buffalo, 1, 3, marzode 1941.

** [Obras Completas,XIII, § 462, pp. 296-297.]

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De todasmaneras,el distingo aristotélicose mantiene:aun-queEmpédocleshayaescrito en verso,su obra no es poesía,sino filosofía o ciencia; y aunquelos mimos de Sofrón yJenarcoesténen prosa,lo mismo queciertos diálogosplató.nidos, son poesía. Hay quebuscarlas esenciasmásallá delas arbitrariedadeslingüísticas.

7. Vicisitudesdel término “poesía”. En rigor, la Anti-güedadaplicóel término “poesía”en otros sentidosdiferen-tes. En un sentidolato, llamó “poesía”a todaobra de crea-ción humana. El sentidoespecialy máspróximo al sentidomodernose anunciadesdemuy temprano. Sócrates(Symp.,186 A. y 205 c.) resumela discusióndel amor entabladaentrelos comensalesde Agatón el trágico. Al criticar a En-xímaco,observaqueésteusala palabra“amor” de un modomuygeneral,paratodatendenciahaciala felicidad o el bien.Y entoncesadvierteque con la palabra“amor” aconteceloqueconla palabra“poesía”. La cual, dice, aunquedesignaen efectotodaclasede creación,se empleaya de preferenciapara la música y los versos. De modo que estassolasespe-cieshan usurpadoel nombrede todo el género. La Antigüe-dad padecía,pues,el deslizamientode la palabra,desdeelextremo “creación humana en general” hasta el extremo“creaciónverbal en músicao en verso”. Como acabamosdever, Aristótelesreclamaya elensanchedel conceptoacuantohoy llamamos“literatura”, verso o prosa. Finalmente,hoytrasladamoslas connotacionesdel término “poesía” a “ciertamanerade literatura,no necesariamenteen verso”;auncuan-do, enlos estudiosde ciencia literaria,al tratar de la génesisy de los estímulosqueprovocanla obra, se caiga en decir“poesía”en vez de decir “literatura” porquelas esenciasdelprocesocreadorse revelanmásclaramenteen esa“tempera-tura” literaria acentuadaque llamamos “poesía” (III, 2) -

Estosejemplos,entre mil posibles,dan idea de las in-decisionesde vocabulariocon que tiene que habérselaslateoríaliteraria.

8. Nuestrovocabulario. Parasortearen lo posibleestosmales, intentaremosir fijando un vocabulario en el curso

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de nuestrotrabajo, aunquedesdeluego convendremosen al-gunasdenominacionesprevias. Pediremosnuestrasdenomi-nacionesunas veces al lenguajecomún; otras, al lenguajetécnicode algunasdisciplinasespeciales.

Sobrelo primerono encontramosobstáculode bulto apre-ciable:bastacon desinfectarpreviamenteel términousual; yestadesinfección,las másveces,seoperade modotácito y re-sultadel lugar en que se empleael término. Tal es,en sus-tancia, el trabajodel escritor, y a ello se reducebuenapartede la laborestilística. Si hubieraquedetenerseacadapasopara explicar, como en escritura interlineada, la verdaderaaplicación que se pretendedar a cadapalabra,no acabaría-mos nunca. El arquitectoescondebajo tierra los cimientosde su edificio. El músico, más afortunado,puedeponer envalor estético las dosseriesfónicas, voz cantantey acompa-ñamiento,queaunse robustecenporsu apariciónsimultánea.El escritor sólo emite la voz cantante,y deja sobrentenderel acompañamiento.Pero—aquíestáel arte—la serieverbalexpresadebe ir creandoen la mente del lector, de algunamaneramágica,aquellaotra seriefantasmalde explicacionesqueno se escriben. Por supuesto,haycasosde excepción,seapor necesidado por alarde. Por necesidadexplica Cervantesde un galeote: “Este, señor,va [presol por canario; digo:por músico y cantor.” Y todavíaañadeque “cantar en elansia” es confesar en el tormento. Por alarde dice: “Unamanadade puercos,quesin perdónasí se llaman.- .“ Pordesgraciala necesidadexplicativa se acentúaen el discursocientífico, pesandomásde unavez sobrela elegancia.

Sobrelo segundo,o uso del lenguajetécnico,de unavezpara todas reclamamosel derechoa la metáfora,el dere-cho de aplicar los términos en sentido translaticioy segúnconvengaanuestroobjeto, aunquetal sentidono correspondaestrictamenteal del matemático,al del filósofo, al del biólo-go. De otra suerte,nos gastaríamosen empeñosinútiles opedantescosparainventarpalabrasnuevas,o sufniríamosdelmal que hemos llamado dolencia aristotélica: la falta dedenominacionesadecuadasal caso. El ascetismode los his-toriadoresliterarios que,sin duda por miedo a las generali-zacionesapresuradaso a la confusión entre órdenesdife.

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rentes,ha parado en un supersticioso temor de vocabloscomo “evolución”, “curvasde nivel” y otros semejantes,nospareceun poco pueril y hastaorillado a empobrecimientodel criterio. No hay queprivarsede aquellasfluorescenciasmentalesqueresultandel mero acercary compararlas cosasdistantes. Quien va sobre aviso ya sabebien que las metá-foras no son más que metáforas (II, 13; III, 13, 38-2~,58-4v).

9. Algunasconvencionesprevias. Pasamosahora a pro-

poneralgunasconvencionespreviasde vocabulario.a) Literatura. Paradenominaraquellaesenciaquebus-

cabaAristóteles,no podemosseguir usandohoy del término“poesía”. En efecto,aunprescindiendode que la poesíase

expreseen verso o en prosa,hoy tendemosa aplicar el tér-mino “poesía” sólo a ciertas obras literarias: aquellasqueofrecen una “temperatura”de ánimo que no se encuentraen obras de caráctermás discursivo. Conservamos,pues,eltérmino corriente “literatura”, segurosde que a nadieper-turba el origen etimológicode la palabra,la limitación a la“letra” o carácterescrito, y de que todossabenque la lite.natura es tan oral como escrita. En rigor, oral por esencia(y no sólo por origen genérico), puesto que el caráctergráfico se refiereala palabrahabladay en ella cobrasusen-tido, y la palabrasólo es escrita por accidente,para ayudade la memoria. No puedeconfundirsela músicaquesuenaconla impresiónde unapartitura. Esto, independientementede que el hábito de la letra escritarefluya despuéssobrelas modalidadesliterarias, a través de varias representacio-nespsicológicas(visual, muscular,etc.), y aun a través delas comodidadesmaterialesque le procura (puntuación,etcétera).

b) Poesía. Conservamosel término corriente “poesía”parala obra literaria de cierta“temperatura”,en versoo enprosa.Y no necesitamosahondarpor ahoraen la distinciónde la poesíay la no-poesía,dentroya de la literatura.

c) Poética. Estesustantivono significaráparanosotros,como para los contemporáneosdel Sympósion,el arte apli-cablea todo génerode creación. Pero tampocosignificará,

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como para los modernos,el arte aplicable a la sola poesía(y singularmentea la poesíaen verso). Sino que será elarte aplicable a toda ejecuciónverbal, tráteseo no de lite-i-atura. Toda forma verbal será para nosotrosuna mani-festación de la “poética”. Este sentido correspondea unode los usos del término lexis en las Retóricas y Poéti-casde la Antigüedad:“el cuerpoverbal” de la obra (II, 2 yIII, 2). Paraevitar confusiones,llamamosespecialmentelaatención del lector sobre estepunto.

d) Semántica. A falta del barbarismo“asúntica”, serápara nosotros“semántica” el asunto mentadopor la expre-Sión verbalo poética;sin importarnosqueesteempleode lapalabracorrespondao no con todorigor al quesuelendarleel lógico y el filólogo. Poética: maneraverbal. Semántica:materiasignificada.

10. “Literatura” en sentidotécnico. La misma palabra“literatura” corre también de varios modos. Lo curioso esque el sentido técnico es aquí el del uso vulgar, y los sen-tidos extratécnicosmásbien hansido propaladospor la crí-tica. Nada cuestadetenerseun instante a considerarestosvarios sentidos,ya que estamospor las precisiones.

]9 Se llama literatura todamanifestaciónmentalpor me-dio del lenguajehablado o escrito. Así se dice: “la litera-tura de tal producto farmacéutico”,por “las explicacionesyprospectoscon queel productose lanzaal mercado”. O bien:“las suertes [~ ‘pruebas’, diría un argentino] del ilusio-nista son mejores que su literatura”, por: “los discursosal públicocon queel ilusionistaacompañasuexhibición valenmenosqueésta”. Este sentidolato no nos interesaen nuestroviaje.

2°Tambiénse llama literatura al conjunto de documen-tos escritos, o repertorio bibliográfico sobre una materiadeterminada:literatura de las aporias de Zenón, literaturade la Torre Eiffel, o de las campañasde Bolívar. Este sen-tido provisional tampoconos interesa.

30 Se dice constantementeliteratura por el conjunto deobrasespecíficamenteliterarias, seaentodoslos tiempos,lu-gares y géneros, sea en tiempos, lugares o génerosdeter-

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minados:literaturauniversal,literatura mundialenel sentidogoethiano (o tradición viva de una cultura), literatura eu-ropea,provenzal,hispanoamericana,de la RevoluciónFran-cesa,erótica,dramática,pastoril,etcétera.Esteconceptohis-tórico, geográfico o genérico tampoco nos interesa en sucircunstancialidad,sino sólo como conjuntode manifestacio-nesparticularesde aquellaagenciadel espíritu aquevamosa referirnos.

49 Finalmente,literatura se llama a una agenciaespecialdel espíritu, cuajadaen obras de cierta índole. Esta es lamateriaque aquí estudiamos;y para explicar en quémaneraes ella una agenciaespecial,discerniblede los demásejer-cicios de la mente, se escribe estelibro.

Esclarezcamosla posibleconfusión entrelos dos últimosconceptos.Ahora tengosobremi mesanueveobrasliterarias:la Odisea,la Medea,El Acerode Madrid, Píndaro,La Vorá-gine, Las majasdel Avapiés,el Buscón, las Prosasprofanas,las Ruinasde Itálica. Estoy, como diría el escolástico,anteuna “multitud”, aunqueya bastantehomogénea.Un primerexamenme permite agruparlas obrascronológicamente:An-tigüedad,Edad Moderna,épocacontemporánea.Un segundoexamen las ordenaríapor países: Grecia, España,Colom-bia, Nicaragua. Todavía cabe clasificarlas en verso y enprosa; en tipos genéricos: epopeyaclásica y moderna, no-vela picaresca,novela de costumbreslocales,lírica heroica,lírica arqueológica,lírica indepen(liente,tragediamitológica,comediade capay espada,sainetecostumbrista,etc. Hastaaquí he venido haciendohistoria de la literatura, en variossentidos. Si ahoraprescindo,hastadondees posible, de épo-cas, países,génerosconcretos,y procuro abstraerde todaslas obras una cierta esencia común al fenómeno literario,ésteseráel conceptode la literatura a que aquí quiero refe-rirme. Las obrashan pasadoa serejemplosparticulares.Tales la literatura segúnla contemplala teoría literaria. Perocomo en esta materia es imposible manejar la abstracciónpurasin acercarseun poco más a las especiesconcretas,ne-cesitaremos,aun cuandoen este libro no entramostodavíaen el seno de tal teoría literaria, sino que nos quedamosensusprolegómenos,referirnos, a modo de anticipación,a los

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tresprincipalesprocedimientosde ataqueque lanzala menteliteraria sobresus objetos,a las tres funcionesfundamenta-les: drama,novelay poesía,funcionesque no debenconfun-dirse con los génerosparticularesque ellas abrazan. (Ennuestroejemplo: epopeyaclásica,epopeyamoderna,novelapicaresca,tragediamitológica, comediade capa y espada,etcétera) (1, 1-d; III, 40). Insistamosen el distingo: nonegamoshistoricidad a la literatura, pero creemosque ellaadmiteuna abstracciónfenomenográficaqueni es de ordenespecíficamentepsicológico ni tampocode ordenpreceptivo.Esta abstracciónes la teoría literaria. Quien dude de quepuedallevarsea estaabstracciónel estudiode la literatura,todavía podrá aceptarnuestro libro —sin compromisosdedoctrina— como una descripción metódica y organizadade los fenómenosmásgeneralesde la literatura,en su rela-ción con las disciplinasmáscercanas.

11. Literatura en purezay literatura ancilar. Todos ad-miten que la literatura es un ejercicio mentalque se reducea: a) una manerade expresar;b) asuntosde cierta índole.Sin cierta expresiónno hay literatura, sino materialesparala literatura. Sin cierta índole de asuntosno hay literaturaen pureza, sino literatura aplicada a asuntos ajenos,litera-tura como servicio o ancilar. En el primer caso —drama,novela o poema—la expresiónagotaen sí misma suobjeto.En el segundo—historia con aderezoretórico, ciencia enforma amena,filosofía en bombonera,sermónu homilía re-ligiosa— la expresiónliteraria sirve de vehículo a un con-tenidoy aun fin no literarios (II, 14, 15; III, 24; VII, 9-3°).En el siguientecapítulo veremoslos acarreosancilares quela literatura en purezapuedellevar consigo, o los bostezosy entreactosy hastamanerasliterariasque a vecessepermitela obrano literaria.

La manerade expresiónaparecedeterminadapor la in-tención y por el asuntode la obra. La intención es unapos-tura, o mejor un rumbo psicológico que más adelante seanaliza (II, 10 ss.; III ss.). El asunto,para la literatura

I)ropiamentetal, se refiere a la experienciapura, a la gene-ral experienciahumana; y para la no-literatura, según el

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caso,aconocimientosespeciales(máso menos:tópicacomún,o tópica específicaen Aristóteles). La literatura expresaalhombreen cuantoes humano. La no-literatura,en cuantoesteólogo,filósofo, cientista,historiador,estadista,político, téc-nico, etcétera.

Se han deslizadoaquí dosconceptosque requierenciertaaclaración:el conceptode lo humano y el de lo puro en laliteratura.

12. Aclaraciónsobre lo humano. El filósofo ha puestoen circulaciónla metáfora:“deshumanizacióndel arte”, paradescribirde un rasgo magistral ciertos caracteresde la esté-tica contemporánea.El recuerdode esta brillante fórmulano debepreocuparnosni confundirnos. Hemos dicho que,a diferenciade la no-literatura,la literaturarecogela expe-riencia pura de lo humano. No hay contradiccióncon lo“deshumano”de quehabla Ortegay Gasset. En el sentidoqueél da a la palabra,la literaturapuedeaparecerdeshu-manizada;no poresopierdela calidaddepuramentehumanaque, en otro sentido, le asignamos. Todo está en el valorconvencionalque se atribuye a las denominaciones.Paranosotros,lo humanopuro se reducea la experienciacomúna todoslos hombres,por oposicióna la experiencialimitadade ciertos conocimientosespecíficos:los términos se distin-guencomo se distingue el beberel aguadel analizarlaquí-micamente. Cuandose dice: “deshumanizacióndel arte”, lodeshumanose oponemásbien a lo sentimentalinmediato omediocre. El arte llamado deshumanomás bien busca laemociónde la inteligenciay de la sensibilidadafinada,y aestose llamó deshumanizaciónafalta de un equivalentemejorde“desentimentación”.Y hastapudieraañadirsequetal artedeshumanizado,quintaesenciadoen suma,por lo mismo queapelamás directamentea la inteligenciao a la sensibilidadexcelsa,y procurahuir del bajo “chantaje” o fraude senti-mentalfundado en estímulosbiológicos, es más caracterís-ticamentehumano. Y si no se le llamó “inhumano”, esporqueestetérminoenvuelveprecisamenteconnotacionessen-timentales,en tantoque“deshumano”evocaunaideaajenaalplano sentimental.Véasecómotodo dependedel valor rela-

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tivo que se asignea las denominaciones:en cierto sentido,el hombreno puedehacernadadeshumanoni inhumano,perosí lo puede,y a veceses lo único quepuede,en otro sentido.El crimenes inhumano,peroes tambiénhumano.Es inhuma-no el juez quesentenciaequivocadamente,pero tambiénerrares dehumanos.Es deshumanoconsiderar,con De Quincey,elasesinatocomo una de las bellas artes, pero es un tipo dehumorismohumano. ParaBergson,lo cómico se define porunasuspensiónvoluntaria de la simpatía,y estanota cómicacubre —de modo más o menos visible— buenapartede laestéticadeshumanizada.El restolo cubre la nota intelectual,que lleva también un saborde crueldadoculta. Es deshu-manoqueel poetase entregueajugar con las palabras,pres-cindiendo de la naturalezasentimental de los hechos quemienta; pero, al mismo tiempo, es humano. La especializa-ción exacerbadaen el puro placerverbal —extremo agudodel deleite técnico—no por ser extremaes menoshumana.Y en cuantosignifica ya la expresiónde una experienciaes-pecífica,es la orilla por dondela función literaria sedesvir-túaen funciónde mera ingeniosidadlingüística.

Desdeluego,las especiesquemanejala no-literatura,asíseanlas matemáticas,son tan humanascomo las que la lite-ratura maneja;pero, además,son especiales.No brotan delhombre desnudo, o en su esencial naturalezade hombre,sino del hombre revestido de conocimientos determinados,aunqueéstosno lleguen al “saber crítico”. La intención dela obra, en uno y en otro caso, es diferente (II, 5).

Todoestose reduceadecir: J°Quelo humanoes unano.ción antropológicadequeel hombre,por definición, no puedeescapar;y lo “deshumano”es una denominaciónconvencio-nal paracierta modalidadde lo humano. 2°Que lo humanoabarca tanto la experienciapura como la específica,peroen la primera radica la literatura, y en la segunda,la no.literatura.

13. Aclaración sobre lo puro. Hemoshabladode litera-tura en purezay de literatura ancilar. La literatura en pu-rezano debeconfundirsecon la tan traída y llevada nociónde “poesíapura”. Ante todo, porquela poesíasólo es una

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parte de la literatura; en seguida,porque la poesía purasólo es una parte de la poesía: una cumbre si se quiere,perono todala montaña.Ápice heroicodela lírica, la poesíapura ni siquierapudo ser definida con precisión, lo cual ennadamermala autenticidaddel fenómeno. Susteóricoscasiacabanpor decirnosqueescomounaforma neumática,comoun choqueeléctrico tan intenso como vacío. Talesdescrip-ciones recuerdansingularmenteaquel callejón sin salidade los tratadistasde otro siglo: el hermoso“no sé qué” deFeijoo.

Subrepticiamente,los teóricosde la poesíapura parecensuavementeempujadoshacia un propósitopreceptivo.Quienlos lea de prisa, se figuraráque intentanimponeruna normasobrelo quedebeser la poesía,puestoquedibujan la formapoéticaqueconsiderancomo la más excelsa.Tambiéncuan-do Ortegay Gassetdio testimonio de cierta evolución delarte, algunos se figuraron indebidamenteque preconizabael arte deshumano.La sola cautelaantecualquierainvasiónpreceptiva bastaría para precavernosaquí contra un con-cepto de la purezaque no aceptala literatura tal como es,sino como algunos suponen que debe ser. Pues aquí nohacemospreceptiva,sino teoría.

Porotra parte, si nuestroanálisis se limitara a la poesíapura,nosquedaríaenla probetauna solagotita de agua,diá-fana y radiosa,pero insuficientepara las abundantesmani-pulacionesa quehemosde entregarnos.Tenemos,pues,queexplicar nuestranoción,nada comprometedora,de la litera-tura en pureza. Estonosconducea unavisión de lo literariomás extensatodavía que la misma literatura.

14. Lo literario y la literatura. Lo literario es un ejer-cicio dela menteanterior,en principio,ala literatura. Puedeo no cristalizar en literatura. El mismo viento puedehin-charvarias velas:ya empujala barcade la verdaderaobraliteraria, ya la de otras barcas,o bien se mantiene en unestadoatmosféricoy abstracto. No sólo los literatós,no sólolos creadoresno literarios: toda mentehumanaopera lite-rariamentesin saberlo. Todos disfrutan de esta atmósfera.Cuando ella precipita en literatura, tenemosla literatura

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en pureza,cualesquieraseanlos acarreosextrañosque estaprecipitación recoja a su paso. Cuando el viento empujaotrasbarcas,cuandolo literario sevierte sobreotras corrien-tes del espíritu, tenemosla literatura ancilar. Pronto vere-mosqueesteprocesoancilarde la literatura quedasumergidoa su vez en un procesomás amplio: la función ancilar, lacual puede ser literaria o no literaria. Tal es la sencillaimagen de la literatura en pureza.

Paraapreciarla,y antesde confrontar la literatura conla no-literatura, tenemosque emprender una decantaciónpreviaquesepareel líquido del depósito. Nuestroobjeto seráreconocerel líquido comotal líquido, y el depósitocomotaldepósito,pero en maneraalgunanegarel derecho,y menosla existencia,de las distintasmezclas. Paradistinguir recta-mente,en la literatura, la agenciapura o sustantivade laadjetivao ancilar, estudiaremosla función ancilar. Hechala levigación, más de una vez volveremosa remover los po-sos, que nos servirán como reactivos para la expresión deciertas virtudes implícitas (II, 10 ss.). Y ya familiarizadoscon la función ancilar, nosencontraremosarmadosparacon-frontar la literatura conlos otros rumbosteóricosdel espíritu.

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II. LA FUNCIÓN ANCILAR

1. La decantaciónprevia o primera etapa del deslinde. Sihay,pues,en la literaturauna fasesustantivay unaadjetiva,descartemoséstapara quedarnoscon la esencia. Tal es ladecantaciónprevia o primera etapadel deslinde. Si quierodistinguir enel agualo queno es agua,lo primeroes reducirel aguay deshacerlas mezclasen queaparece.El aguaes laliteratura, y comienzopor destilarla, medianteel discrimende los elementosajenos que lleva en suspensióno en diso-lución, o la extraigo de los “sistemasdispersos”en que apa-rece. Estos“sistemasdispersos”constituyenla literatura an-cilar. Pero para llegar al conceptode la literatura ancilarhay queexaminarantesla función ancilar en conjunto. Laliteratura ancilar es un casode la función ancilar. Y lo quese llama literatura aplicadaesun caso de la literatura an-cilar.

2. El concepto ancilar. En toda obra de pensamientohay que distinguir: 1°el movimiento noético de la merilehaciasus objetos:2°la noemáticao conjuntode objetosmen-tales propuestos.Estos, para nuestro fin actual, se reducena temas. Los temaspuedenserasu vez: a) temasformales,de expresióno lenguaje; b) asuntosmentados. En esta de-cantaciónprevia no tomamosen cuentael movimiento de lamentehacia sus objetos,queserámateriadel siguientecapí-tulo, sino sólo las formas y los asuntos,sólo la noemática,ensus dosfases:la poéticay la semántica(1, 9-e).

3. Poética y semántica. Hay dos grandesmanifestacio-nes de la función ancilar: una correspondea la poéticayotra a la semántica. Prescindimosprovisionalmentede lanecesariaintrincación queentre ambaspuedaexistir. Todorelieve supone un hueco, todo perfil suponeun frente. Deigual modo se traban forma y asunto;pero por ahora nosbastaque ambosaspectosexistan sin preocuparnosde que

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siemprecoexisten, sin preocuparnosde la ley que los atacomohermanossiameses,ley en que se descubreya el rastrodel rumbo mentalo nóesis(II, 10 y 16).

La poética,entendidacomo procedimientode ejecuciónverbal,no se refieresólo ala literatura. Tambiénel tratadocientífico seescribeo redactasegúnciertapoéticao arte,aun-quenadieconfundesu intencióncon la de unaobraliteraria.Estearte o estilode la ciencia,auncuandono imite o adopteel arte o estilo de la literatura, bien puedepor sí mismoproducir unaemociónestética;como cuandose dice de unademostraciónmatemática que es “elegante”, por sobria oajustadaa los rasgosindispensables;como cuandola buenadescripciónde los fenómenosnaturaleso la seriebienarticu-lada de razonamientosparecencomunicarnoscierta alegríaintelectual. Porque la estéticaes inseparablede todas lasrepresentacioneshumanas,aunquese la considereespeciali-zadaenlas bellasartesy en la literatura. En la másmodestapercepciónhayun saborestético:el espírituorganizasiemprelo que recibe, la sensaciónmisma lo organiza. “Hasta elaire es arquitectura”,dice Santayana(II, 8-B; VII, 9-4v, ~1°,12-1~,VIII, 21-1v).

Que la semánticao conjuntode asuntosno pertenecesóloa la literaturaes cosatan obvia queexplicarla la perjudica.

4. Préstamoy empréstito. Entendemospor función an-cilar cualquierserviciotemáticoo noemático,seapoético, seasemántico,entrelas distintasdisciplinasdel espíritu. Pone-mos aun lado la literatura,por sernuestroestudio,y aotroladoconfundimostodoslos órdenesde la no-literatura. Perola funciónancilarpuedeserconsideradadesdecualquierotroorden —la matemáticay la no-matemática,la agriculturayla no-agricultura—y tendremostantasperspectivasancilarescomo órdenesposibles;ya entrelo teórico y lo práctico;yaentreunasy otrasactividadesteóricas;ya entreunasy otrasactividadesprácticas;ya entrelo generaly lo generaldife-rente;yaentrelo generaly lo particular;ya entrelo particu-lar y lo particular, etc. Lo ancilar puedeaplicarsea tododiscrimen,y como hemosdicho, lo ancilar literario es sóloun caso,nuestrocaso. Y en nuestrocaso,el servicio puede

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ser:a) directo, préstamode lo literario a lo no literario; y~5)inverso,empréstitoquelo literario toma de lo no literario.

5. Descartedel tipo obvio. En el empréstito,hay quedescartar,por inútil, el tipo obvio: la literatura, hastacuandoes más fantástica, alude necesariamentea realidades,quecombinaa su maneracon mayor o menor capricho. Estas,aun las más humildes,aun las depositadasya en el sentidocomún, aun las quecorrespondenal patrimonio del “saberingenuo” que dice FranciscoRomero, puedenser objeto deuna investigacióno deun conocimientoespecial,de un “sabercrítico” (1, 12). Si el novelistahabla de unamesa,si hablade una casa,o si dice que el personajefue a consultaralmédico, seríapueril referir estospasajesa un empréstito,aun servicioquela literaturarecibede la carpintería,la arqui-tectura o la medicina. La literatura se caracteriza,entreotras cosas,por la universalidadde su temática. Paraquese dé la función ancilar —empréstitoen el caso—es indis-pensablequela literaturaacarreeel datoconcierta maliciao insistencia,con cierta intenciónde sabercrítico: por quéla mesase hizo de tal maderay no de tal otra,estiloo plantade la casa, descripciónde los síntomas. (Singular excep-ción: II, 21. Ver tambiénIII, 52) El tipo obvio no es lite-i’atura ancilar, sino que se refiere a la “temática general”dela literaturaen pureza. Sobrela imposibilidad de marcarlímitesprecisosentreel “sabercrítico” y el “saberingenuo”,recuérdeseel Jón,en queSócratesproponeal rapsodapasa-jes homéricosreferentesal arteculinaria,médica,piscatoria,del auriga,etcétera.

6. Función esporádicay función total. Finalmente, lamanifestaciónancilar,préstamoo empréstito,poético o se-mántico,puedeser:a) esporádica,momentánea;o b) total,cubriendoentoncestodo el conjunto de la obra. Este dis-tingo se mantieneunas vecesen el terreno cuantitativo,yotras adquierede paso un valor cualitativo. Si un estudiosobre la psicología criminal está todo él consagradoa laobra de Dostoievski, o si cita simplementeun ejemplo deDostoievskia título de aclaraciónpasajera,la funciónancilar

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(préstamo) es cualitativamenteidéntica, aunquecuantitati-vamentedistinta. Peroya no es lo mismo queen unanovelaaparezcaunacasualmencióncientíficao que toda la acciónse fundeen un hechocientífico, puesaquíla función ancilar—ahora,empréstito—adquiere,sobreel valor cuantitativo,otro cualitativo.

7. Observaciones.1°Generalmentese piensaen la litera-tura aplicadacuandose piensa en la función ancilar. Hayque penetrarsebien de que la “literatura aplicada” es tér-mino que sólo puedeconvenir: a) al préstamode lo litera-rio alo no literario; b) de carácterpoético y no semántico;yc) de alcancetotal y no esporádico. Es literaturaaplicadala historia escritacon bellezaliteraria de estilo y forma, lahistoria que mereceser “consideradacomo obra artística”,segúnel discursode Menéndezy Pelayo. No lo es el estudiocriminológico sobreDostoievski, si está escrito en lenguajetécnico;no lo es el esquemageométricode Federicode Oníssobre la transmisiónde los textos en una oda de Fray Luisde León (Revistade Filología Española,Madrid, julio-sep-tiembre de 1915); tampoco lo es el diagramade AurelioMacedonio Espinosasobre la clasificación metódicade uncuentopopular (Madrid, Tip. Archivos, 1934). Y el aleteode algunasfurtivas frasesliterariasen unaobra no literariatampocobastaa comprenderla obra —sólo el fragmento—como literaturaaplicada. En la práctica,el término se re-servaa los tipos totales.

2° Lostiposaparecenmuchasvecesmezcladosy sólocabedistinguirlos teóricamente. El estudio criminológico sobreDostoievskitambiénpuedeestarescrito con bellezaliteraria,y entoncessí que es literatura aplicada,no por referirse aDostoievski,sino por tal belleza. La cita casualde Dostoievs-ki en el estudiocriminológico puedeservir para ilustrar ocorroborarel argumento,y entoncesessemántica;peropuedeserun meroadornoretórico, y entoncesserápoética,etc. (II,8-D’). El análisis teórico nosprestaráinstrumentospara elmanejode todasestasnociones.

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8. Cuadro ancilar (Primero). Ordenandolas anteriores‘2onsideraciones,podemosestablecerel siguientecuadro detipos parala función ancilar, dentro del campode las acti-vidadesteóricas,y contempladala perspectivadesdeel puntode vista de la literatura. Como nuestroobjetoes separarloliterario de lo no literario, usaremoslas letrascomunesparalos tipos queefectivamenteconstituyenliteratura; las letras“primas” para los tipos no literarios; y para el tipo im-posible,la letra “segunda”.

TIPOS ANCILARES

Préstamo

(De lo literario a lono literario)

Empréstito

(De lo no literarioa lo literario)

(Descartado el tipoobvio)

PoéticoTotal (Lucrecio)—___________________________

Esporádico (Bergson)

A

B

C’

D’

E”

F

G

H

SemánticoTotal (Sobre Dostoievski)

Esporádico (Cita de Dostoievski)

Poético -

Semántico

Total (La no-literatura)

Esporádico (Prosaísmo en gene-ral)

Total (Novela científica)

Esporádico (Episodio científico)

A. Préstamo poético-total. Es la literatura aplicada.Ejemplo: Lucrecio o de la filosofía en verso. Mientras laantigua Retórica (génerodeliberativo) conservósu utilidadpolítica, es decir, en laAtenasdemocráticao en la Romare-publicana, fue literatura aplicada. Cuando las dictadurassegaronel cuelloala elocuencia,predominóel géneroepidíc-tico, exacerbadoen declamacionessin utilidad queeran yajuegosde ingenio. (Ejemplo: las Suasoriasde Séneca.)Estaexacerbaciónconducea la figuracióndel “ensayoliterario”.(Ejemplo: Dión Crisóstomo.)*

B. Préstamopoético-esporádico. Pudiera considerarsecomo casomomentáneode la literaturaaplicada,pero estetérmino se reservaparael tipo anterior. Ejemplo: Bergsono

* A. R., La antigua retórica, lee. xii, 8 y lee. xv, 2-3 [Obras Completas,XIII, pp. 407-408y 441-448,respectivamente].

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la casualpalpitaciónliteraria que cruza el discursofilosó-fico. (Las imágenesconstantesparadar la intuición del “im-pulso vital”. No confundir la función ancilar específica-mente“literaria” con la emoción“estética” generalquedejala lectura de Bergson: II, 3; VII, 9.49, 10-1°,12-1°;VIII,21-1v)

C’. Préstamosemántico-total.Ejemplo: el estudiocri-minológico sobre Dostoievski escrito en lenguaje técnico.Aquí caeríaun estudiosobrela evolucióndel graciosoen lacomediaespañola,por serciencia de la literaturay no lite-ratura, pero como es casi seguroqueun estudiode esta na-turaleza,aunqueacarreetecnicismos,ha de estarredactadocon estilo artísticoo literario, pasaráa la categoríadel gé-nero literario “ensayo crítico”, participandoa la vez de lacondición C’, de la A, y hastacon un pie fuera del cuadroancilar y dentro de la literaturaen pureza,segúnfuere sucarácter. Valery Larbaudse ha quejadode que los espe-cialistas en exegéticacuando,digamos,escribenuna inves-tigación biográfico-bibliográfica,pretendancompetir con elnovelista,en vez de limitarse apublicar susfichas, puesge-neralmentelos que a esto se consagranson más eruditosqueartistasy no debieransalirsede lo suyo. Luego se apre-cia que este tipo es resbaladizodentro de las zonas delcuadro teórico. En breves palabrasse lo describeasí: lano-literatura(cualquieraque sea su forma o estilo) ha to-madocomomateriade estudioun asuntoliterario.

D’. Préstamosemántico-esporádico.Limitación del tipoanterior. Es el estudiocriminológico,técnico, dondeaparecela cita de un pasajede Dostoievski. Si la cita es textual ytransportadacomo cuerpoextraño,el tipo ancilar es obvio,intrascendente.Cuandohay más bien referenciao alusión,el elementoextrañocomo quese disuelveen el discursocien-tífico. Cuando no articula o adelantael argumento,sinomeramenteadornala frase, ya hemosdicho que se deslizahacia el tipo B, préstamopoético-esporádico:metáfora enBergson. (Ver tambiénII, 7-2v, Dostoievskien cita ornamen-tal de unaobracientífica.) El discernirlos maticeses tarea

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fina. ¿Hastadóndela cita o referenciaa Dostoievski esmeroadornoo lleva unaintenciónde refuerzodemostrativo?Aquí sucedelo queconlasalusionesalos poetasantiguosqueQuintiliano recomiendaa su orador: la sola aparición delos nombresvenerablescorroborael argumento como untestimonio de peso moral (Inst. Orat., 1, ix). Pero tambiénpodrá acontecerque la tesiscientífica acudaal testimoniodel novelistao poetapararefutarsuvalidez desdeun puntode vista extraliterario. Tendríamosentoncesel caso de laobjeciónnula desdeel punto de vista artístico:el pintor queha representadoun caballo “moviendo a un tiempo los dospies derechos”(Arist., Poét., Y, 2. Tr. Goya y Muniain,Madrid, 1798). Peroestaposicióncrítica es indiferenteparael análisisancilar.

E”. Empréstitopoético-total. Es un tipo imposible o in-concebibledesdeel punto de vista literario en quenos situa-mos. No es propiamentetipo ancilar, sino que es caso deno-literatura. Puestoque la expresiónliteraria agota en símisma su objeto, no puedehaberobra literaria hechatodaella en expresiónno literaria (1, 11 y III, 33-34). No per-turbarsepor el hechode queunaobra tal puedaservir comocanterao materiaprima,cuyoselementosse aprovechenparaedificar con ellos otra obraque sí seaya literaria.

F. Empréstito poético-esporádico.Incrustación de unaexpresiónno literaria dentrode la obraliteraria. Limitacióncuantitativadel tipo anterior; pero cualitativamente,otrouniverso. Desdeluego, es ya concebibley legítimo desdeelpunto de vista de la literatura. Tal una prescripciónmédicaen una novela; o un artículo de código leído en un dramasobreel divorcio (II, 6). Aquí entranlos prosaísmos,aun-queno seannecesariamentecensurables.

G. Empréstitosemántico-total.Puedeejempiificario la no-velacientífica,hastadondeno se deshagaen prolongacionesfantásticas(lo queya no seríatipo ancilar,porquefantasíanoes ciencia),o la novela de asuntopatológicoen general.Ad-viértasequeel sustentode la obraliteraria estáen la poética;

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de modo que la semánticaextraliteraria corre como unamúsicade fondo, comouna presenciatácita en la mentedellector; pero sólo apareceefectivamenteen las expresionesverbalesde tiempo en tiempo y a modo de “ondas” pasaje-ras. En suma,queuna novela de asuntocientífico no estátodaella escrita,sino sólo por momentos,en lenguajecien-tífico. De lo contrario, caeríamosen el tipo inconcebibleE”. (Sobre este tipo, consideradocomo “fertilización”, ysecundariamentesobre el tipo H, se insistirá en el capítu-lo III, 41 ss.)

H. Empréstito semántico-esporádico.Viene a ser una“onda” aisladadel tipo anterior. Aquí la acciónde la obraliteraria no se funda todaella en datosespecíficosextraños;perohaceunareferenciao un aprovechamientopasajeroaunode estosdatos. Si toda la aventuraresideen la prediccióndeun eclipsequesalvaaun sabiode serdevoradopor los asom-bradoscaníbales,tenemosel tipo G. Si tal aventuraes untrancemomentáneoen la acción,tenemosel tipo H.

9. Reduccióndel cuadro anterior (Segundo).Descartan-do las letras“primas” (tipos no literarios) y la “segunda”(tipo literariamenteimposible),y agrupandolas cincorestan-tes conformea los conceptospoético y semántico,el cuadroancilarse convierteasí:

TIPOS ANCILARES LITERARIOS

Tipos poéticos

AyB(Lucrecio y Bergson)

obra no literaria

F(Prosaísmos)

obra literaria

Tipos semánticos

c(Novela científica)

H(Episodio científico)

1~Tipos poéticosA, B y F. En A y B el asuntono esliterario, pero adoptaforma literaria por las consideraciones

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que luego se dirán (II, 11). En F la obra es literaria,apro-vechade modosecundarioel interésestéticoaccesoriode al-gunaexpresiónno literaria.

2~Tipos semánticosG y H. Aquí la obraes literaria: enG, aprovechade modo predominanteel interésestéticoacce-sorio de algúndatono literario,y en H lo aprovechasecunda-riamente.

10. Nuevaescalade tipos: la voluntadde servicio (Ter-cero). Consideremosconformeaotro criterio nuestrocuadroancilar. Confundamosotra vez los tipos literarios (letrasco-munes)conlos no literarios (letras“primas”), segúnyaanun-ciábamosquetendríamosquehacerloparamejor revelaral-gunos aspectosdel fenómeno(1, 14). Prescindamosde queel servicioseapréstamoo empréstito,puestoqueestasdeno-minacionesdependende que tomemoscomopuntodevista laliteraturao la no-literatura,y podemoshacercon,ellasla “re-ducciónde términossemejantes”quese dice en álgebra.Apli-quémonosahoraadesentrañarla dosis devoluntad queacom-paña al servicio. A reservade esclarecerloen seguidaconejemplos,encontraremosentoncesestanuevaescalade tipos:

TIPOS DE VOLUNTAD ANCILAR

Intencionales

.Indiferentes

Violentos

Todos los poéticos:A, B y F.

El empréstitosemántico-total:G.

Algunos casosdel empréstitosemántico-esporádico:H.

Algunos casosa que se refieren los préstamossemánticos,sean totaleso esporádicos:C’ y D’.

Algunos otros casos del empréstito semántico-esporádico:tipo H.

.

Algunos casosa quese refieren los préstamossemánticos(to-tales o esporádicos):tipos C’ y D’.

Algunosotroscasosa que se refieren los tipos C’ y D’.

Conexcepcióndel motivo de necesidad(II, 12), los casosintencionales,por lo mismo que son ofrecidos y evidentes,sonlos máscaracterísticos,perotambiénlos menosútiles para

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revelarla necesidaddel servicio: los menos“estimables”,di-ríamosconunametáforamoral. Los indiferentesy los violen-tos representanunagradacióncrecientede sutilezay de nece-sidad del servicio:el servicio seda impensadamentey hastaen coacta voluntas, luego es inevitable. En los indiferentesencontramos,como consecuenciade la falta de intención,unaaproximaciónal descartadotipo obvio (II, 5).

Antes de entraren la vida de los ejemplos,quepermiti-rán apreciar el pleno sentidode estos símbolos, insistamosen una observacióngeneral:

En teoríay en abstracto,es fácil representarsela poéticay la semánticacomo manifestacionesseparadas;en la prác-tica, en los ejemplos, en la unidad del caso vivo, algunasmanifestacionesaparecenmachihembradasy sóloun esfuerzoartificial de atenciónpuedesepararlas(II, 3). De maneraqueel señalarla notapoéticade un ejemplono significaquese le niegueunaconcomitantenota semántica,y viceversa.Difícilniente se encontraráun poetemaqueno envuelvaunsemantema(II, 16).

Pero,apartede que la abstracciónnos permite concen-trarnosen lo unoo en lo otro, puedeser tambiénque la in-tencióndel autor carguenotoriamentesobreel carácterpoé-tico o sobre el semántico,y esta intención nos dictará elcriterio parala elecciónde los ejemplos.

Examinemosahora,por su orden,la familia de los tiposintencionales.

11. Tipos intencionalespoéticos: Los préstamosA y B.La obra no literaria tiendea adoptarla forma literaria poralg~no o varios de estosmotivos: 1~,necesidadinterna; 2°,com)didad de la exposición;39, deseode amenidady atrac-tivo, y 4°,facilidad pedagógica.El casode necesidades jus-tificado por definición. Casi lo mismopuededecirsedel casode comodidad,atenuacióndel anterioro equilibrio entreelanteriory el siguiente. En el casode amenidadya aparecela posibilidadde abuso,apoco queel gustoflaquee. El pe-dagógico,legítimo en sí, ha dadolugar aextremosridículos(II, 14, 17, 19; III, 57). Veamosde cercalos motivos.

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12. Motivo denecesidad.El ejemplomáseximio esPla-tón. Partede su obra adoptarecursosde expresiónliterariapor el conceptode comodidad,pues la fronteraes indecisa.Pero otra partede su obra adopta tal poéticaliteraria porimprescindibleimposiciónde sumododepensamiento.Así seexplicanen su filosofía ciertasformasmíticas, queBrochardha analizadolúcidamente. El mito vienea seraquíun todoconsudoctrina,y resultaen unaexpresióndela probabilidad(III, 16; IV, 20; VII, 3-2’).

13. Motivo de comodidad. El tipo anteriory el actualsólo se distinguenavecespor un leve matiz. Es de discutir siciertasideasplatónicaspuedeno no alcanzarunacabalex-presiónfuera de la forma mítica en que se las arriesga. Laobrano literaria tiendea 1-a maneraliteraria por comodidadcuandosu materiano estásuficientementediferenciadani hallegadoa construir su lenguajepropio. Acude entoncesa laliteratura,senode todaintegracióny universalidad.Aquí en-contramosla ciencia en etapanaciente,confundidaaúnconla mitología, la superstición,el folklore; o la quepodemosllamar ciencia de fronteras,queprocedetodavíapor tanteosen terrenosinexplorados.* Mientras la Iglesia no llega a lateologíaescolástica,se derramaen literaturamística;la cual,si despuéspersistepor supropiacuenta,es que se especializaenotranecesidaddelespíritu—el sentimientode lo divino—,dejandoparael lenguajecientífico la ciencia de lo divino(VII, 1 y 9; VIII, sec.B). Los escurridizosfenómenosdel es-piritismo, acépteseloso no, sólo comienzanaencontrarsu len-guaje—a pesarde los donessistemáticosde Allan Kardec—conforme se desprendende la ganga del ocultismo y seacercancon la metapsíquicade Richet, a aquellapenumbradel sonambulismoy del hipnotismo. La sociologíapadeceavecesporfaltade un lenguajepropio,y si no lo pidede modoexclusivo ala literatura,es porquese vale, no sin peligro,deobraspoéticascientíficasya bastantedesarrolladasy queen-cuentraala manodesdesucuna. Así sueleacontecertambién

* Pról. de A. R., § II, a la edic. de A. de FuenteLa PeSa,Si el hombrepuede artificiosamentevolar, Río de• Janeiro, 1933 [Capítulos de Literaturaespanola,2 serie, México, 1945; Obras Completas,VI, pp. 287-2951.

con los “fenómenosfronterizos”, a los que se extiendeporensancheunacienciaya evolucionadaymadura(1,8; III, 19,38-obs.2~,58-4v).

Ejemplodeconfusiónde orígenes:El antiguoEgipto,pue-blo de longevidady tradiciones, no llega a desprenderlahistoria de la leyendasacrani de la novela, y aun deja verunamarcadatendenciaaenvejecerla épocadel relato,comoparadarleel prestigiode los siglos, o como si el factor deltiempo añadieraalgo ala verdad:curiosanociónparainter-pretadaa la luz del principio aristotélicode la “adición debienes”. Por tal concepto,ya teñido de amenidad,estetipose relacionaconel siguiente.

El ensanchede la ciencia ya madurahacia el fenómenofronterizo sigue dos sendas:en la unapredominael descu-brimiento, y entonceses menosvisible el esfuerzoqueobligaa la ciencia aecharmano de la forma literaria; en la otrapredominael razonamiento,y entoncesel esfuerzolingüísticosuelesermásperceptible,y se sazonade recursosy metáforasliterarios. En el primer casopudiera decirseque acontececon el descubrimientocientífico lo queconel descubrimientode América: quemientrasse llega a la concienciade la no-vedad,se le adaptaun nombre ajenoy se la llama “las In-dias”. Antesde llegar a la concienciadel alcaloide,se hablaya, en metáfora,de algunacualidadmisteriosaquemástardeharáreíraMoli~re(“virtud dormitiva”). Las antiguascartasde mareardibujanun temibledragónen las regionesno prac-ticadasde los océanos.La “atracción de los cuerpos”,reli-quia de antropomorfismo,esexpresióncontaminadade pro-sopopeyaliteraria (III, 25). En el segundocasoo procesode ensanchelógico, la metáforalingüísticaayudacomo ins-trumentodel pensar. Louis Farigoule (paralas letras JulesRomains)haexpuestounateoríasobrela visión extra-retinia-na o atravésde lapiel, visión de queel ojo vendríaaserunaespecializaciónvictoriosa.* Fenómenode frontera atacadopor razonamiento,pudo la tesishabersedesarrolladoen me-táfora literaria. Pero acasopor ser el autor un expertoenla poéticaliteraria —ademásde susjuvenilesestudiosen laNormale—logróel prodigio de entraren el fenómenofron-

* La visión extra-rétinienneet le sensparoptique,París, 1920.

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terizo con la pura poéticacientífica. Cualquieraque sealadosisde verdad,su monografíaes modelo del razonamientotécnico. Resultadoparadójico:la Facultad,por lo mismoqueasí la tesiserapresentadamás“en serio” quesi afectaraunalibre vacilaciónliteraria,la recibió conprofundorecelo.JulesRomainstomóunavenganzamolierescaen su comediaKnockou le triomphede la Médecine. Pero aprovechóla lección: enadelante,ha preferidoexponerciertas teoríasaudacesen ellenguajede la novela:así la suspensiónvoluntariadel movi-miento cardiaco (Les hommesde bonne volonté: II, 18).Como si le hubieraparecidomáscuerdoprocederen lo du-dosodudosamente,aunsin llegar a la extralimitaciónfantás-tica de Verne,Flammarion,Wells, Nervo o Bioy Casares.

14. Motivo de amenidad. La obra no literaria tiende ala maneraliteraria por un deseode amenidady atractivo,cuandoasí lo quiereel temperamentodel autor—en quienlanecesidadestéticano logra cederante otros intereses—,ocuandoasí lo aconsejael propósitode vulgarización.

Al primer miembrode la disyuntiva,o razónde tempera-mento, correspondenalgunosdiálogossocrático-platónicos,yel poemade Lucrecio De rerum natura; obraséstasde valorfilosófico quese acompañande unacalidadestéticasólo se-cundariaen principio, aun cuandoen sí misma tan valiosaquepasaal primer plano en la apreciacióndel lector, y máscuando,a efectosdel tiempo, algunasespeciesintelectualespuedendepreciarse,y no así elefectodebelleza. A tal puntoque,en el siglo xvi, el Pincianose atrevíaa incluir los diálo-gos platónicosenla poesíadramática.Verdadesqueno lo ha-cíasólopor motivosdeestimaciónestética,sinoporqueaquíelRenacimientoespañolvino apadecerlos efectos de unacon-fusión que ya se insinúaen el Libro III de la República, yqueperturbapasajeramentelas teoríassobre la tragediaenla Poética de Aristóteles. Trátasede la confusión entre“lafunción drama” y “el elementodiálogo”. Platón dice quehay tragediaen Homerosólo porquehay diálogosfigurados.Y Aristóteleslo repite,a pesarde queconsiderala represen-tacióncomoparteintegranteen sudefinición de la tragedia;y si bien reconoceque la representaciónes cosasecundaria,

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su análisis de la estructuratrágicahacever queno cabeenel dramaeldiálogo figuradodel poemaépico.

De la filosofía se ha dicho que empezó en el poema,llegó al sistemao tratado,y luegoha venidoa refugiarseenel ensayomonográfico.Tal esquemano tiene sentidoestric-tamentecronológico,sino meramentedescriptivo. El ensayo,géneromixto, centaurode los géneros,respondeala variedadde la culturamoderna,másmúltiple quearmónica. Lasbre-vespáginasde Alain (Propos) o el viejo Glosario de D’Orstienen a la vez valor filosófico y de poemaen prosa.

En este miembro de la disyuntiva, o razón de tempera-mento,es dondepuedeacontecerel abusoquedenunciábamos(II, 11, 17, 19; III, 57). Así, la tirada lírica, queel autorno puedeconteneren mitad de unaobra científica, apareceo no justificadasegúnel talentodel escritor.* Sonreíamos,en los díasde la juventud,cuandoencontramosen cierta ex-posicióñsobrela teoríadelasneuronas,un grito infortunado:

neuronasde mi cerebro! ¡Vosotrassois la garantíademi vida, la pazde mi hogar,la felicidad de mishijos!”, etcé-tera. Perono hemossonreídocuando,en los días de la ma-durez,encontramosun magnífico himno a la piel, de altacalidaddescriptiva,en las disertacionescientíficasde WoodsHutchinson.**

En cuantoal segundomiembrode la disyuntiva,o propó-sito de popularización,ni es siempreseparabledel propósitoestético,ni determinanecesariamenteunaobra de saborlite-rario. Todosconocemosexposicionesde la filosofía, la histo-ria, la filología, la estética,hechasen términos de amenadivulgación, en cartas, novelaso paranove1a~,diálogos en-tretenimientosy veladas(1, 11;; II, 15; III, 24; VII, 9~39).Entre los abuelos del género, fray Antonio de Guevara,Valdés,Cascales,el Viaje de Anacarsis,libro éstedondeesmanifiesto que la venaestéticatenía que reventarel moldeangustiosodel tratado,ono lo hubieradejadocristalizarfácil-mente. ¡ Quémás! Aun el uso de la lenguaromanceen vez de

* Nous avons quelques morceaux de physiquedans le goz2t ¿u poémeepique et de l’ode.

0rr a voulu parler de sciencecomme Voiture parlait uMlle. Pauletdegalanterie.Voltaire, Dict. Phil., Style, II.

** Studies in Human and ComparativePathology,VII y VIII.

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la latina,paraescribirdeasuntosgraves,comenzópor pareceraudaciade popularización.A PedroMalón de Chaide—tanrico de color y encanto—lo censurabanpor escribiren cas-tellano, lenguapropia paracuentosde “hilanderuelasy mu-jercitas”*

Peroel propósitode dirigirseal público no especializadoes a veces indiferente a la maneraliteraria, y aun admitealgún rigor científicocuandola culturamediaha alcanzadocierto nivel. Ejemplo, cualquiermanualde medicinao ciru-gía de emergenciaparauso de los vecinos. Ejemplotodavíamáselocuente:unaexposiciónpopularde la nuevafísica. Sihayalgoque,aprimeravista,desconciertey rechaceal lectormedio es estanuevaconcepciónde la física. Se nosha dichoy repetido hastala saciedadque renuciáramosa entender-la; que las flamantesteoríasno soninteligiblesen el sentidocorrientedel vocablo, sino sólo demostrablesa travésde lacerebraciónartificial de la alta matemática.Y, sin necesi-dad de acudir a los esfuerzospoéticosde Maeterlinck —nomuy satisfactoriosparala ciencia,aunquesiemprenobles—,he aquíquede pronto, en colaboracióncon Infeid, Einsteinpublicaunaobrasin unasolafórmulaalgorítmica,obra acce-sible y diáfana dondevemosque la matemáticasólo sirviócomoun lenguajeabreviadoy rápido,único quepermitíalle-gar a las conclusionesdentro del límite de unavida, y quela nuevafísica no es másqueunadescripcióndel universopoco a poco asimilable para nuestroshábitos mentales.**(VIII, sec.A.)

15. Motivo pedagógico.(1, 11; II, 14; III, 24;VII, 9-30)

La obra no literaria propendetambiéna la maneraliterariacuandoasumeun carácterya máspedagógicoquedidáctico,con miras directamenteescolares. Echa entoncesmano devarios recursos,entrelos cualeses típico el uso de fórmulasmnemónicas,fácilmenteridículas(II, 11). Buscaentonceslopegadizodel ritmo, lo precisodel metro, la asociaciónqueestableceel eco de la rima. La antigualógica, por ejemplo,

* A. R., “De la lengua vulgar”, en El Cazador, Madrid, 1921 [ObrasCompletas,III, pp. 144, y en La experiencia literaria (Buenos Aires, 1942),“Hermes o de la comunicación humana”, § X; en Obras Compeltas, XIV,pp. 36-38].

** The evolution of Physics -.., Nueva York, 1928.

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para recordarlas cuatroclasesde proposicionesfundamen-tales,formuló estosversos:

AsseritA, negatE, vero generaliterambo;Asserit 1, negatO, sedparticulariterambo.

Pararetenerlos modos legítimosdel silogismo, la esco-

lástica compusoaquelloshexámetrosde palabrashechizas:

Barbara,Calarent, Darii, Ferio, etc.

PedrodeEspañaresumiólasreglasdelsilogismoen aque-llos afamadosnúmeros:

Terminusesto triplex, medius,majorque,minorque...

El maestroGonzaloVillarreal, en suOrtographia,Sticho-logia y Kalendasen verso trocaico castellano (Salamanca,1621):

Es sílabade un enterosonido la comprehensión,quesehace dela vocaljunta a consonanteo no...

Damiánde la Redonda,“maestrode leer, escribiry con-tar”, en su Ortographia castellana (Bibi. Nac. de Madrid,Ms. Bb. 195,siglo xvi):

Destas,a e i o u,que son cinco, son vocalesde importancia y sustanziales.De dezissietequequedansemivocalesson unasy las demásseránmudas...

Y el licenciadoJuanPérezCastialy Artigues,en su Bre-vetratadode la Ortografía espaííola(Valencia,1727):

Quiena la x destierrapor letra j achnitir,no funda biensusentir,pues en desterrarla yerra.

No escrivasquandocon c,porqueseescrivecon q;y esto quete digo a túdesdepequeñolo sé. - -

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Es bien conocido el sonsoneteespañolde los monarcasgodos:

Ataúlfo, Sigerico,etc.

No recuerdosi son imputablesa Vital Aza estas reglasquímicas:

Son insolublesen aguacasi todoslos sulfitos,menos bario, estroncio, calcio,magnesioy los alcalinos.

En mi tiempo, los estudiantesde derechose amañabanparaponer en versoalgunasenumeracionesde las leyesad-ministrativas,que de otra suerteeranunaverdaderatorturade la memoria.

Parareteneral menoslas onceprimerascifras de la rela-ción entrela circunferenciay el diámetro,designadapor laletra ‘c, se usaen Franciaestedodecasílaboheroico:

Que j’aime á faire connaitrece nombreutile auxsages!

Notandoseparadamenteel númerode letras de cadapa-labra, resulta:3.1415926535..-

Todosrecuerdanaquelloslibrejos de higieney urbanidadconpreceptosversificadosque fatalmentehacenreír:

La saludes donpreciosoque Dios quita al perezoso...

Teneren la alcobafloresda en la cabezadolores..-

Y GenaroEstrada,en sus200 notasde bibliografía me-xicana, cita éstos:

En estabuenaestaciónes muygrandela humedad,muy fácil la enfermedad,y muy grandeprecaucióndebetenerse. Atencióncon la personay posada!No cubrir ropamojada,y elaguardiente,tal vez

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bebérselopor los pies;peroporla boca,nada.

D. Ignacio Vargas, Abogado de la Real Audien-cia de México, Pronósticospara el Estío del bi-siesto de1792. (Seha corregido la puntuación quepone Estrada.)

Lavarnosni vestirnos,ni cortarnosdebemoslas uñas,a presenciade gente de respeto.

Don Juan María Murgula, Preceptosdidácticosde urbanidad, Puebla, 1832.

16. Tipo intencionalen el empréstitopoéticoF. Recuér-deseque se trata de un tipo esporádico,pues el correspon-dientetotal E” es inconcebible.Aquí resucitala observaciónsobrela unidad prácticade poetemay semantema,los cua-les sólo son discernibles:10, por abstracciónteórica,2~porla intenciónpredominantedel autor (II, 3 y 10). Cierta in-significantenovela describeun duelo a espadacon toda laminuciosidadde unacrónica deportiva: guardias,ataques,paradas,respuestas-ydemásincidentesdel asalto,fraseafra-se. Si la intenciónfuera semántica,hubierabastadomencio-nar �4dueloy susresultados,o describirlo desdeel punto devistahumano,emocional;pero el afán de lucir el lenguajede armasdemuestrala intenciónpoéticay da sucarácteraltema. Así acontecesiempreque se hacegalade tecnicismos:tal novelaer~quese pinta unapartidade caza,desenterrandolos ya desusadostérminos del que fue ejercicio de pode-rosos; la monografíasobre las aguasmedicinalesen JulesRomains,Leshommesde bonnevolonté, etC. En algunaslo-cucionesadverbialesaparececon gran nitidez la intenciónpoética: “Demostrarpor a más b”, “Como dos y dos soncuatro”. A vecesel recursoa la poéticano literaria es unaverdaderanecesidadexpresiva. EugéneMarsanse ve obli-gadoal lenguajematemáticoparadescribirel junco macho:“~,Conocéis—dice— cierta curva algebraicaquetiene nom-bre de danzay sellama la lemniscata?Afectao puedeafectarla forma de un 8 cuyo nodo fuerarectángulo. Cortadpor la

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cinturaesteocho,estalemniscata.Puesbien: la seccióntrans-versal del junco macho es más o menosla hemilemniscata.Más valdríahaberlodibujado; perono hasido escasoel gustode decir, aunqueconciertaextravagancia,lo que,siendo tanfácil de entender,al puntoqueun niño podríatrazarlo,pare-cía imposible de poneren palabras.”*

17. Tipo intencional en el empréstito semántico-totalG(II, 10). (Este y los demástipos semánticosseránconside-radosnuevamente,y desdeotro puntode vista,en elsiguientecapítulo,secciónB.)

En el tipo G, la obraliteraria aprovechael interésde unasuntono literario, el cual cubrevirtualmentetodasuacción,auncuandolos semantemassólo aparezcanen “ondas” (II,8-G; III, 40~2a).Pero como la literatura se nutre de todo,entiéndasequeaquítratamos,no de temasextraliterariosengeneral,sino de cierto orden específicodel conocimiento,ypresentadotambiénconforme a sustécnicasespecíficas.Enel caso del tema histórico —que remitimos al capítulo III,40 Ss.—estetipo puedeigualmentepresentarseen drama,no-vela o poema. En otros casoscomo el tema científico, sepresentamásfácilmente en narracionesy novelasqueno endramas,y en dramasmucho másqueen obraslíricas. Consi-déreseel efecto grotescoy ramplón—sobretodo si no esadredehumorístico—de cierta Oda a la Matemáticaen quese decíadel círculo: “Tú ciñes la gargantade las bellas...Y teenvileces¡ay! en las monedas”(II, 11, 14, 19; III, 57).

En los ejemplossiguientespredominanlas afeccionesdelalmay cuerpo.Era de esperarse,por lo mismo que,entrelos“tópicos especiales”que diría Aristóteles,son éstoslos másdifundidosy accesiblesy los de mayoratractivopatético. Laemocióndelconocimientopuro no es dableatodos.

Drama. La tuberculosis en La dama de las camelias,quecolindaconel tipo obvio; dramaspatológicosen general:Los espectrosde Ibsen. El matadorde toros IgnacioSánchezMejías,llorado por GarcíaLorca,acertócon un dramacuyospersonajesson todos sujetosfreudianos. Las peripeciasdel

* Les cannes de M. Bourget. ., París, Le Divan, 1923.

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descubrimientodelavacunaantirrábicaporPasteurhandadoasuntoalcine.

Novela. La tuberculosisen La montañamágicadeMann;la tuberculosisy lacocaínaen La luttede LéonDaudet;ciertotrágicocuento de Clarín, cuyaacciónse reduceal dúo de latos,entreun enfermoy unaenfermarecluidosen un sanato-rio; algunanovelapolicial sobrelos efectosde la insulina;lanovela en forma de “expedientepolicial”, File on ClaudiaCragge de Q. Patrick, fundada en los tipos de la sangre.En cierto sentido, caen aquí las novelasde “anticipacionescientíficas”,aunqueya mezcladasde fantasía(III, 54, 55).Es evidenteel temaen El viaje a la luna de Verne, dondeel fracasoes debidoa un error matemático,aménde otrascircunstanciascientíficase imaginarias. Aquí acomodanloscuentosde locos, al modo de Cervantes; el distanteéxitojuvenil de Martínez Sierra, Almas ausentes;el relato deldibujanteRomeroCalvetsobrelos huéspedesdel manicomioque se acercabana ver la imagen de unamujer en los ojosde un enamoradoobseso,etcétera.

Reservamosalgunosejemplos líricos o cuasilíricos paramásadelante(III, 57).

18. Tipo intencional en el empréstitosemántico-esporá-dico H. Este tipo es unas veces intencionaly otras indife-rente (II, 10). El semantemano ha de serobvio, sino seña-lado especialmentea la atencióndel lector. Especieaisladadel tipo anterior,puedeya encontrárseloigualmenteen dra-ma, novelao lírica, cualquieraseala naturalezade los temasextrañospresentadosen incrustación,ora históricos, cientí-ficos, etc. (III, 17). Un problema de química, por ejem-pio, siemprepodrá ser mencionadoen la literatura. En eltipo anterior, la acción quedabaligada al tema específica-menteno literario, lo queproducíacierta limitación. Aquí,como sólo se trata de mencionespasajeras,la disponibilidades infinita.

Drama. Mencionespasajerasa tópicosespecíficos,extra-literarios,y tocadosconformea técnicasespecíficas,no son

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cómodasde aislaren el drama,puesfácilmentese confundenconel temaobvio o temáticageneral,porlo mismoquesutra-tamiento es fugitivo y no insistente. Los personajesaludenconstantementea sus actividades habituales, que muchasvecespuedenserórdenesdel sabercrítico, pero la alusiónno da tiempo al tratamientotécnico. En Ibsenhay dos filó-logos,pero no llegamosaaveriguargran cosade su filolo-gía, sino sólo de surelaciónrespectoaunamujer. El venenode Romeo no es la sustanciaquímica, sino el agentede lamuerte. El desagüedel valle de México en EL semejantea sí mismoes un recuerdode la vida y no una cuestióndeingeniería. La comparaciónde nuestraexistenciacon el aje-drez o la baraja,en Lope, es másbien una alegoría. Si laalusiónespecíficase vuelve técnica,tendráforzosamentequeseruna digresión,por lo mismo queno sustentala marchade la obrá; y para no resultarun cuerpo extraño, tendráforzosamenteque conteneren sí misma gran dosis de ame-nidado atractivoestético,puesesun paréntesisen la acción.Sirve entoncespara enriquecerel ambiente o dar mayorrelieve a la “etopeya”. Nos figuramos queaquí acomodanaquellascomediassabiasdel siracusanoEpicarmo,en que sedeslizabanjuegos gramaticalesy brevesenseñanzasfilosó-ficas, así comola mímica alfabéticadel esclavoen el Teseode Eurípides. No es difícil concebirun drama de la revo-lución mexicana dondeel caudillo agrario, en un compásde la acción,expliqueasucompadrelaeducacióndel gallo depelea,por ejemplo. Pero ¿es esto un conocimientoespecí-fico, o un caso de temáticageneral? Sin dudalo segundo.La vitalidad misma querequiereel dramahacehuir de losconocimientosdemasiadoremontados. Difícilmente se atre-vería el dramaturgoa presentarnosdos matemáticosdiscu-tiendo a fondo sobreel planteo de unaecuación.

Novela. En Proust,el oficial Saint-Loup, de guarniciónen Donciéres,charlasobreel arte de la guerracon evidentepropósitode contarnosalgo de lo quesabe. En Les hommesde bonnevolonté de JulesRomains,el movimiento cardiaco(II, 13). Tanto en uno como en otro caso,y en el segundomás todavíaporque es un conjunto de novelas, el carácter

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panorámicofacilita la incrustaciónde los datos. Lo propioen Aldous Huxley, Contrapunto,donde el químico explicael peligro futuro, aunqueremotísimo,para la vida en elplaneta:lapaulatinadesaparicióndel fósforo;o dondeelper-sonaje escritor muestra sus apuntessobre ciertas singu-laridadesde los peces. En el Wilhelm Meister, se describecomo novedad la industria de los maniquíesanatómicos,noticiaquepodríapasardirectamenteala historia de las in-dustriasmédicas.

Sobrela lírica senosofreceun ejemploquemerecetra-tamientoaparte:

19. El cementerioy la flecha. En Le Cimeti~reMann,Paul Valéry exclama:

Zénon! CruelZénon! Zénon d’Elée!M’as tu percéde cette fl&he ailée,Qui vibre, yole et qui ne yole pas?

Esta “flecha alada,que vibra y vuela pero nuncavue-la” —segúntraducción de JorgeGuillén— es una de lasaporiasque proponíaZenón Eléatapara demostrarla ma-nidad del movimiento,junto a otras entre las cualesno esmenoscélebrela de Aquiles y la Tortuga. Si tienta al filó-sofo y al matemáticoen cuanto interroga las nociones demovimiento,espacioy tiempo, también seducea la menteliteraria por su eleganciade parábola,concentradaen laflecha comoun símbolovisible.* Valéry recuerdala aporia

* También ha tentado a nuestros traductores. Conozco las siguientesversiones de este poema: el cubano Mariano Bruil y el español Jorge Guillén,casi al mismo tiempo, en 1930, y esteúltimo en dos versiones (Cf. Monterrey,Correo Literario de A. R., Río de Janeiro, octubre de 1931, sobre la corres-pondencia cambiada entre ambos poetas); el argentino Néstor Ibarra y elmexicano Rafael Lozano, en 1931; el uruguayo Emilio Oribe, en 1932; el chi-leno Oscar Vera Lamperein, en 1933; el mexicano Alfonso Gutiérrez Hermo-sillo, trad. publicada en 1937; el venezolano R. Olivares Figueroa, en 1940.Unos prefieren decir “aporía”. Felipe Picatoste, autor de un Vocabulariomatemático,trae “aporeo” (El tecnicismomatemáticoen el Diccionario de laAcademia Española, Madrid, 1873) [Cf. Obras Completas,XIII p. 43]. Unaexposición popular de esta aporia, en G. Boucheny, Curiosités et récréationsmathématiques,1939. Bergson resuelve la aporía distinguiendo los conceptosde movimiento y trayectoria. Una solución matem&tica en B. Russell, Problemsof Philosophy. Jorge Luis Borges, preocupado con la aporia segúncreo desde1927, antes de que se le ofreciera comentar la trad. de Ibarra, ha propuestodespuésuna solución fundada en la subjetividad del tiempo y del espacio.

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al sentir que supropia vida estáimplicada en la muerte,suexistir en el no existir. La flecha de Zenón corroborael girodel poema, “compensandocon unatonalidad metafísicalasensualidaddemasiadohumanade las estrofasprecedentes”.“El gusanoroedordel cambio,quesólo cesacon la muerte”(y que se enlaza con el gusano que hila en las cuencasdel cráneo),lo conduce,transportadode la imagen visuala la filosofía matemática,hastala dudaperfectade Zenón:¿Y si el cambiomismo fuera ilusorio? El poetareaccionaentoncesy reclamasu derechoa la vida, es decir, a la muta-ción, plantándosede pie en “la era sucesiva”:

Le son m’enfanteet la fl~cheme tue.

La equívocaflecha quevuela sin volar deshacemi nociónde existencia,pero el silbido de la flecha—el sonido perte-necea la era sucesiva—me devuelvea la realidadde estarvivo, injerto tambiénen lo mudable.*

Se comprendela importanciade la aporiaen el poemacomo un enriquecimientoy, muchomásqueun adorno,unapartedel procesopoético. Con todo, se comprendetambiénque la flecha viene a ilustrar al poema,y no al revés elpoemaa la flecha. El dato no literario es episódico. Si,al contrario,elpoemano tuvieramásfin quecomentarla apo-ria, el efecto en vez de ser grave podría resultarhumorís-tico, como en las odas al triángulo, al círculo (II, 11, 14,17; III, 57), o de mero acertijoe ingeniosidadmásque devalor literario puro.

El acierto poético, en casoscomo éste,es cuestión degustoy no de doctrina. El P. Butrón, poetastrojesuita delsiglo xviii, en su Harmónicavida de Santa Teresade Jesús,no aciertaadar bellezaaestaincrustaciónde un temafís~‘o—de relatividad clásica o pre-einsteiniana—,con que setrata de mostrar los contrapuestossentimientosde la Santacuandoabandonabasu hogar:

¿No habéisvisto tal vez un navegantecorrerde proaa popa velozmente,

* R. Fernandat, Méditationsur M. Valéry et “Le Cimetiére Mann”, Saint-Étienne, 1925; G. Cohen, “Essai d’explication du Cimetiére Mann”, en LaNouvelleRevueFrançaise, 1~de marzo de 1933.

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y el viento, a su carrerarepugnante,apartarledel puerto queve enfrente?Dosmovimientoslograen un instante,uno haciael puerto y otro haciael tridente,que,en el impulso con queva corriendo,acercándoseva, y retrocediendo?*

Escolio sobre la flecha en el cementerio. El ejemplode Valéry sirve de pasoparaestablecerun principio del tes-timonio histórico: no decir másde lo quese ve. Si un eru-dito del siglo xxx, ojeandoa Valéry, encuentraesa flechacaída en el cementeriomarino, sólo tiene derechoa decla-rar queallí la encontró;pero no a inferir de estoque en elsigloxx aún no se habíaresueltola aporia,en vista de quese refiereaella como aun enigma,y en términosde sobre-salto, un ilustre poeta del siglo xx, el cual, para colmo,constaqueeratambiénun expertomatemático.Quien seen-tregareaestasinferenciasarbitrariassobreel testimonio deun dato científico aprovechadopor la poesía,caería en elabsurdode los eruditos modernosqueatribuyena Lope deVega firmes creenciasastrológicas,sólo por algunasalu-sionesempleadaspropter elegantiamsermonis—alusionesque,por lo demás,abundanen la comediaespañolay eranun estilo metafórico que a nadie alarmaba—,o porqueLope y su cuñadoRosicler se divertían en levantarhorós-coposcomo todavíase hacey como se echanlas cartas:porjuego de sociedady vaga cosquilla supersticiosa.**

20. Singularidaddel tipo H. Otro ejemplo nos permi-tirá señalarcierto singularefectoquepuederesultarde estaalusión a un tema no literario dentro de la obra literaria.

* Ap. Prefacio de Gerardo Diego a la Antología poéticaen honor de Gón-gora, Madrid, Revistade Occidente,1927, p. 62.

* * Sobre la metáfora astrológica en la comedia española: A. R., “Untema de La vida es sueño: El hombre y la naturaleza en el monólogo de Se-gismundo”, en Revistade Filología Española,Madrid, 1917, final del segundoartículo [Cf. Capítulas de literatura española,2’ serie; Obras Completas,Vi,pp. 237-238}. Juegos de sociedad: además del tipo supersticioso arriba con-siderado, los hay de tipo científico en el sentido de la Physique Amusante,de Tom Tit, o las diversiones matemáticas, de naipes, etc. Ha salido unjuego fundado en la económicay las finanzas: “El estanciero”. Y seha creadoya un tipo peligroso, fundado en el psicoanálisis: Prince Leopoid Loewensteiny William Gerharcli, Meet yoursel/as you really are, Londres, 1936.

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En la primera parte de su novela, Proust nos hace saberque Swann, aficionado a las artes, se ocupabaen ciertamonografíasobreVermeer de Delft Los Goncourt no hu-bieran desperdiciadola ocasiónde incorporardentro de lanovela todo el ensayopictórico. Proust se limita a aludiral temasuavemente,de lejos en lejos. Eso bastaparaqueelentendidolo absorbacomo un elementomás del carácterde Swann,como una ilustraciónmásde su psicología.* Lagotacaeen unapáginay las perfumatodas. El temaespo-rádico, aunqueno searecurrente,puede por su sola vivezadar cierta iluminación a toda la obra. Y por supuestoqueesto es másfrecuentey más fácil de obtenercon los temasobvios: el gustopor los animaleso por los viajes, etc. Lapreocupaciónde objetividaden Flaubertse reducea no de-cirnosél por su cuenta,en declaraciónde autor, queel per-sonajeera de tal modo y tenía tales inclinaciones,sino quela acción misma de la obra nos lo vayadictando. Tambiénel humorismode Teofrastoresultasólo de la descripcióndesus Caracteres,y no de los comentariosdel autor sobresuspropias descripcionesmorales. Y Aristóteles considerabaque el tipo más débil de la anagnórisis o reconocimientosúbito entredoshéroes trágicosera aquel en que,comobajoorden expresadel autor, uno de los héroesdeclarasu iden-tidad, en vez de que ella aparezcaacarreadainvoluntaria-mentepor la situación.

21. Caso intencional “a que se refieren” los préstamossemánticosC’ y D’ (II, 10). Éstosno sontipos literarios. Ensí mismosson intencionalespor necesidad,puesningún autorde obra no literaria puedeocuparseconstanteo esporádica-mentede un temaliterario sin darsecuenta (salvo el burroque tocó la flauta). Pero esta intencionalidadno es la queinteresaa nuestrainvestigación desdeel punto de vista dela literatura. Seael estudiotécnicodedicadoa los crimina-les deZola, o un estudiocriminológico en que se aluda a lospersonajesde Zola. Talesestudiosno nos importan por sí:

* A. R., “Vermeer y la novela de Proust”, en Monterrey, Buenos Aires,julio de 1937, despuésrecogido en el libro Grata compañía,1948 [y hoy enlas Obras Completas,XII, pp. 60-651.

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no son literatura. Lo queen ellosnos importason las obrasde Zola en cuestión,los temasliterarios “a que se refieren”tales tipos C’ y D’. ¿Cuálespuedenser estostemas?

1°Todos los posiblestemasde literatura en purezay lostemasobvios (o no ancilares).

2~Todos los posiblestemasde servicio de la literatura alano-literaturay de la no-literaturaa la literatura. En suma,todo el cuadroancilar, sin excluir los propiostipos C’ y D’,que a su vez puedenpasara ser temasde otro estudionoliterario: monografíacrítica sobre los ensayoscriminológi-cosescritosen vista de los personajesde Zola, etcétera.

Esto equivalea decirque las variasdisciplinas no lite-rarias puedenhacermateriade su estudiolos múltiplesas-pectospoéticos o semánticosde toda literatura, y aun losmúltiplesaspectosliterarios (poéticoso semánticos)de la no-literatura. Así lo permite la misma universalidad de lafunción literaria, puestoquetodarealidadquellega anues-tra mentepuedesermencionadapor la literatura (III, 32).Aun el desdeñadotipo obvio adquierevalor singular parala ciencia de la literatura: por ejemplo, cuandoel críticoadvierte que, en doce novelas de un autor, hay pacientesqueconsultanmédicos,e interrogael sentidoque estopuedetenerpara el conocimiento del autor o de su obra. Así sehan notado ciertos motivos recurrentesen Eça de Queiroz:las comidas,los sueños,etc. Verdades quela reiteracióndeun tema obvio puedeya anunciar “cierta malicia”, el pro-pósitode hacerlosentir (II, 5). Puedeanunciarla,pero nonecesariamente:y, cuandono lo hace así, el caso se vuelveindiferente,o aunviolento, comoluego veremos(II, 23).

La intencionalidadde que aquí tratamosno está,pues,en los tipos C’ y D’, sino en la materiade “algunos” temasa que C’ y D’ puedenaplicarse. A veces, la literatura, enpurezao ancilar, pareceofrecerseconscientementea la in-vestigación extraliteraria, parececonvidarla. Otras veces,pareceserindiferente;y otras,reacia. Estonosconducea lossiguientesgradosdel análisis.

22. Indiferenciaen algunoscasosdel tipo H (II, 10 y18). No siemprees fácil, en la práctica,establecerla in-

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tencionalidado la indiferencia. Haría falta, en ocasiones,la “declaración de parte”, como dice el Derecho. Las másveces,la obra literaria es indiferentea la utilidad extralite-raria quede ella resulta. Todoslos elementosde realidado de orden intelectualque ella contengapuedenser apro-vechadosfuera de la literatura,así se trate de la mismaur-dimbrepsicológicadelautor manifestadaen la obra. Proustno escribióparaquemástardeel Dr. CharlesBlondel extra-jera de sus libros un ensayosobrepsicografía;o para queOrtegay Gassetdenunciaralas percepcionesproustianasdeltiempo y del espacio; ni para que Louis Abatangel (pordesgraciaimitandocon pocasuerteel inacabablefraseodelnovelista) hiciera consideracionessobreel valor de la mú-sica en aquellasu “reconstru~cióndel tiempo perdido”; nitampocoparaque RenéHuyghe,despuésde nosotros,estu-diaraen aquellanovela las sugestionesde la pintura.

Pero en el ejemploanterior,escogidoentremuchosotrosposibles,el autor no oponeobjeción a quesu obra seaana-lizada desde todos los puntos de vista ajenos que puedanimaginarse.Lo peorquepuedeaconteceres queexperimentela inevitable desazónque Valéry confiesaante las explica-ciones ex cathedra de Gustave Cohen sobre El cementeriomarino. ¡Y esoqueaquíse tratabade unaexégesismásbienliteraria! Tal desazónse reducea la natural sorpresaquecausael ver analizadocomohechoestáticoy final lo queparael poeta ha sido un un proceso en crecimiento y cambiocontinuos. Mas si la exégesises de carácterno literario, eseleve sentimiento de escándalosube de punto. “~Demodo—dice la gallina—quehe criadoun pato? ¿Desuerte—sepreguntael olmo— quehe dadoperas?”Y aunen estesen-timiento de escándalopudierahaber cierto atractivo. Elmismo Valéry ha dicho alguna vez que la boga del psico.-análisis onírico o aplicado a la pesadilla se funda en lacuriosidadmalsanade sentir que se ha dado a luz un mons-.truo. En cambio,hay ocasionesen que,hablandofigurada-.mente,la obra se resistea esteservicio.

23. Tipos violentos o de resistencia(II, 10, 21). Y lle-gamos,en fin, a los casosen quela función literaria parece

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cerrarse ante las indiscreciones de la no-literatura. Así,cuando la investigaciónpersigueel descubrimientode unatara psíquicadel autor. Sacher-Masoch,a pesarde sus abe-rraciones,nuncase consuelade queel profesorKrafft-Ebinghayabautizadocon el nombrede masoquismoesaperversióneróticaque se complaceen la propiatortura (opuestaal sa-dismo,por Sade,o complacenciaeróticaen la torturaajena),y nunca quiso confesarseanormal. CuandoVinci tuvo lafunestaidea de contaraquelextraño“recuerdode la cuna”(o dígase“coagulaciónfantasmala posteriori”), en que unbuitre le abría la boca y le pegabatres vecescon la colaen los labios, lo quemenoshubieradeseadoes que, andan-do los siglos, viniera Freud a sostenerque en ese dato seescondenvarios “complejos”, de inversión, de Edipo, defellatio. Sólo falta que al autor de Les Copains y Lebourg régéneré le descubranun día el complejo de “ondi-nismo”, por los relatos mingitorios que en ambas historiasaparecen.*

Por supuestoquehay ejemplos de cinismo y exhibición,aunqueexcepcionales.No podemosconjeturarsi, en el des-orden del alma romántica,la sombrade Mussetagradeceráo no aquella averiguaciónde Maurras donde,con ayudadecierta curiosacircunstanciaestablecidapor el Dr. Cabanés,trata de demostrarseque el poeta, durantesus accesosdefiebre, llegó a ver lo que sucedíaentre GeorgeSand y elguapomédico italiano (Lesamantsde Venise).

Por supuesto,también,queel servicioextraliterariopuedeser indeseableal autorpor algún pudor de otra especie.Asícuando la confrontación entre varios lugares de su obrademuestraqueel autor mienteen todo o en parte: Chateau-briand en América. Y hay otros ejemplosque,másque deembuste,son de confesióninvoluntaria. Estaresistenciacasisiemprees tácita, pero bien puedeserexpresa:“No quieroque se veaen mi obra una manifestaciónde odio”, etcétera.(III, 39.)

* A. R., “La vida y la obra”, en Revista de Literatura Mexicana, México,julio-septiembre, 1940, donde se tocan este y otros casos bajo otro aspecto.[Este ensayofue recogidodespuésen Tres puntos de exegéticaliteraria, Jor-nadasde El Colegio de México, N’ 38, 1945, p. 28; en Obras Completas,XIV,pp. 257-258,y en el presentevolumen, p. 114.]

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24. Superabundanciadel servicio. La literatura,al igualde todo testimonio humano —y ningún almacénde hechosmásabundante—,contienenoticias sobrelos conocimientos,las nociones,los datos históricos de cada época,así comocontienelos indicios máspreciosossobrenuestras“moradasinteriores”,puestoquerepresentala manifestaciónmáscabalde los fenómenosde concienciaprofunda. Talestestimonios,utilizables por las más diversas disciplinas, significan unconstanteservicioextraliterario. El másligero examende lasliteraturasnos muestrala riqueza de semejanteaportación.En la Ilíada puedenencontrarsetoda unaconcepciónde lahistoria,y la significacióneconómicade Troya comoemporioentreel Orientey el Occidente. En la Odisea,un esbozodegeografíamarítima (la exploraciónde los pasosy escalasdelMediterráneo)y el ideal de la damaen la civilización occi-dental. En Hesíodo,la relaciónentrela meteorologíay laagricultura. En el ciclo trágico de la Orestíada, rastrosde la pugnaentreel matriarcadoy el patriarcado. En lacomediade Aristófanes,la políticade lospartidosatenienses.En Virgilio, algo de la historia natural y artesde la siem-bra y la cría. Costumbresromanas,en Horacio. En Pru-dencio —rasgoético de una edad—,el furor hematólatraproducido por el martirio de los cristianos. En las leyen-das medievales,los fermentosde un nuevo ideario en ges-tación. En Dante, la cosmografíade su tiempo. La ideanacional,enel Cid, ademásde noticiassobrelas antiguasins-tituciones. Programaspedagógicos,en Rabelais. En Ruiz deAlarcón, conceptosjurídicos. La teoría del honor, en Lopey en Calderónde la Barca. Tal atisbodesconcertantesobrecostumbresdela vidacolonial —objetode un cambiode car-tas entreEnriqueJoséVaronay PedroHenríquezUreña—,en Sor Juana. En la literatura del siglo XVIII, la invasiónde las preocupacionescientíficasy sociales Tal estado dela geografía,la economíao la matemática,en los cuentosde Voltaire. En la novela de Valera, la moral de cierta so-ciedadespañola,mejordestacadaaúnpor el suavecontrasteirónico. La criminología,en Zola o en Dostoievski. La quí-mica, en Aldous Huxley. NuestroPeriquillo Sarniento,querepresentael transportea Américade la picarescaespañola,

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es también,comodice Luis G. Urbina,el mejorprocesolevan-tado contra el régimen colonial en los alboresde nuestraindependencia.

La literaturapuede sercitada como testigo ante el tri-bunal de la historia o del derecho,como testimoniodel filó.sofo, como cuerpo de experimentacióndel sabio. Cuandoparecenhaberseagotadosusdocumentosmás externos,toda-vía puededar indicios sobrela concienciaprofunda,sobreel estadomentalde un hombre,susasociacionesmetafóricas,sus “constelaciones”y “complejos”. El psicoanalistala in-terrogaconconfianza,comointerrogalos tumbosde esebarcoebrioqueesel sueño,o la escrituramediumnímicao sonam-búlica. A este respecto,el suprarrealismo,tan entregadoalos automatismosverbales,presentauna singular docilidad;al grado quepareceaspirar,másque a la famaestética,alpremio del laboratorio.

25. Ocasiónal desvío crítico. Tales son los usos anci-lares de la literatura. Aunqueellos sazonanel placerlite-rario, tambiénpuedeacontecerque lo desvíen. Cuandoaquelsabio comprobósu indiferencia antela lecturade Homero,porque no encontrabaen ella argumentosparala teoría dela evolución,seconfesóconmelancolíaquesu naturalezanodebíade sermuy generosa. (El Ramayana,dondeaúncom-baten los monoscon los hombres,acasolo hubieraconten-tado.) La críticadebedefendersedesemejantespeligros. Yaadvierte Aristótelesque la verdadpoéticano debeconfun-dirse con la verdadcientífica o la moral, y que en poesíaes preferible un imposible queconvenzaa unaposibilidadqueno convence(VI, 2; VIII, 37).

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SEGUNDA PARTE

III. PRIMER TRÍADA TEÓRICA: HISTORIA,CIENCIA DE LO REAL Y LITERATURA

A

1. Segundaetapadel deslinde. Hemosvencido la primeraetapao decantaciónprevia. Ella nos condujoapercibir másnítidamentela literaturaen pureza,y las diversasmodalida-des de la agencialiteraria. Ordenamostal agenciaen dosgrupos:el poéticoy el semántico.Sin abandonarahoraestasdosnociones,tomaremosademásen cuentael movimientodelespíritu hacia sus objetos,seanentesempíricos y realesomerosentesideales(II, 2). Nos aplicamosahoraa los rum-bos de la mentey a las cosasde que se ocupanlas diversasdisciplinas teóricas: movimientose intencionesdel pensar,especieso nocionesaque se dirigen,hechosde realidady deidealidadque recogen.

2. Las tres antiguasposturas. En la filosofía de Aris-tóteles, los modos de aprehensiónde la mente sobre susdatos pueden correspondera la práctica, a la intelectivao contemplativay a la poética. La práctica,en el antiguosentido,que por lo demásse acerca mucho al uso actualde la palabra,no nos incumbre. La poética,no sólo abar-caba todos los procesosejecutivos o artísticos de las dis-ciplinas espirtuales,como hasta aquí venimos haciéndoloen este libro, sino que, además,confundíaen su dominiolas artes que hoy llamamosprácticas y fabriles con lasbellas artes; y en este dominio, ascendía,por jerarquíamoral,desdeel carpinterohastael poeta,pasandoporel mé-dico y el pintor (1, 7 y 9-c). De suerteque englobabaas-pectosquehoy consideramosprácticos. Hoy, en efecto,pre-ferimos poner a un lado la práctica,en que comprendemosbuenapartede la antiguapoética,y a otro lado la teórica,entendidacomobasecomúnde la posturaintelectivay la ar-tística. Nos conviene,pues,olvidar las tresposturasaristo-

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télicas; y de las dos nocionesmodernas—prácticay teóri-ca—, nos reducimosa la teórica.

3. Las posturas teóricas. Contemplemosel enfrentarsede lamenteconla realidad.De modosumario,y a reservadeirlo explicandoapasos,podemosdecir quecuandola mentese planta ante sus datos investigandola esenciaabsoluta,tenemosla teología;cuandoinvestigael ser,tenemosla filo-sofía; cuandoinvestigael suceder,la historia y la ciencia;cuandoexpresasuspropiascreaciones,la literatura. De estecuadrodescartamosde plano la filosofía, descartamospro-visionalmentela teología y la matemática,y conservamoscomoprimer tríadateórica:la historia, la ciencia de lo real,la literatura.

Se imponenalgunosesclarecimientos:

a) “Historia” se llama: 1~al sucedergeneral;2°al su-cederhumanoen particular; 39 a la “historiografía” o con-junto de obrasen quese lo relata. El primer sentidoes bienclaro. Paradistinguir el segundoy el tercero disponemos,respectivamente,de los términos “historia” e “historiogra-fía”, pero cuando no nos parezca indispensablea lacomprensión,seguiremosempleandoen un u otro sentidoeltérmino general“historia”, comolo hace elusocorriente.

b) “Ciencia” se llama: J°a todo sabero conocimiento,sentidolato quedescartamos;2°a un “conjunto de conoci-mientose investigacionesque poseen un grado suficientede unidad,de generalidad,y quepuedenpermitir a quieneslos empleanel llegar a conclusionesconcordantes,que noresultande convencionesarbitrarias,ni de gustoso interesesindividuales,sino de relacionesobjetivasque se descubrengradualmentey que se confirman por métodosdefinidosdeverificación” (Lalande).No necesitamosentrarenla clasifica-ción de las ciencias.De modogeneral,se ponenapartela ma-temáticay la teologíacomocienciasde seresirrealeso idea-les —en suma, de entessui generis—y se ponen a otraparte las cienciasde lo real. Dentro de estos dos grandes

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grupos,se introducenseparacionesinterioressegúnla pers-pectiva adoptada,de modo que los resultadosno siemprecoincideny una misma ciencia cambia de sitio, así comopuedeacomodaren dos órdenessuperpuestos.Rickert, porejemplo, que distingue las cienciasnaturalesde las cultu-rales, sitúa la psicologíaentrelas primeras,mientrasotrosse conforman con situarla entre las ciencias del espíritu.Ahora bien: la historia sueleincluirse entrelas cienciasdelo real, y puedeparecerviolento que la consideremosaquícomo miembro aparte. Es una mera cuestión de palabrasque no mereceembarazarnos.Unos simplementellamaron“ciencia” a la “historia” en un sentido lato, como pudie-ron haberlallamado “disciplina” o “conjunto coherentedeconocimientos”,parade algún modo darlecabidaen el cua-dro de clasificación. Otros la han llamado “ciencia” conuna intenciónmás ambiciosa,pretendiendover en ella unsistemade generalizacionesgarantizadaspara descubrirelpasadoy preverci porvenir, y éstos,ciertamente,han exa-geradoy handesvirtuadoel conceptode la historia, incom-prensiblesin el fermentode libertady sin la modalidaddis-tintiva y exclusiva del sucederhistórico (ver capítulo V);o, en el mejor caso,hanconfundidola historia conla antro-pología o con la sociología. Otros, al llamar “ciencia” a la“historia”, hanqueridosolamentepurgarlade procedimien-tos caprichosose insistir en la necesidadde manejarlacontécnicasde objetividadcientífica,hastadondeello esposible;afánperfectamentelegítimoqueno afectaal conceptomismode lo histórico, sino quese refiere a la lógica de los testi-moniosen todoslos asuntoshumanos.La historia, en efecto,trata de un sucederreal, social, susceptiblede conocimientometódico. Pero todosreconocenen ella una modalidadca-racterísticaque claramentela distingue de las demáscien-cias de lo real, ya físicas o naturales,ya sociales. Lo másque se puedeconcederes que la historia es unaciencia delo real “dotadade ciertasingularidad”. Y comonuestroob-jeto es precisamentetrazar la fronteraqueesta singularidaddetermina,de unavez contraponemosla historia a las demáscienciasde lo real, sin necesidadde entraren mayoresave-riguaciones.

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c) En cuantoa la “literatura”, el esclarecersu conceptoes el objeto de la presenteobra.

4. Descartede la filosofía. ¿Por qué descartamosdeplano la filosofía? Porqueaunqueésta,como disciplinaes-pecifica,esperfectamentediscernible,comomovimientomen-tal es el instrumentomismo del deslindeentrelo histórico,lo científico y lo literario: la vara de medir no se mide así propia. La filosofía no puede deslindarse,porque ellamisma es aquí la operacióndel deslinde.

Estadeclaraciónno es tan evidentecomoparece. El de-mostrarlanos llevaríamuy lejos. Pero el precisar el sen-tido que damos a las palabrasnos ahorrarádiscusiones.Cuandosetratade filosofíacomoepistemología,lógica,teoríade las ciencias,psicología,axiología en general,o en par-ticular ética y estética,el pensarfilosófico se confundeconel pensarcientífico y cede al mismo deslindede la ciencia.Cuandose trata de filosofía comoontología o metafísica,elsupuestode estasdisciplinas —investigacióny representa-ción del mundoen abstracto—abarcatodosloscaminosmen-tales. “La metafísica—decíaBosanquet—casi no es másque la interpretaciónteórica.” Soslayamos,pues,el pro-blemade la reabsorciónde la filosofía en la historia,plan-teado singularmentepor las escuelasitalianascontemporá-neas—BenedettoCroce, Giovanni Gentile—, sin que estosea negarhistoricidad al pensamientofilosófico. La histo-ria, como dice Vico, es el reino de lo humano. La filosofíaes un hechohumanoy se desenvuelveen la historia. Bienestá; pero no por eso vamosa confundir los movimientosmentalescon sus productos,con las obras, los sistemas,loslibros que ellos han engendrado;no por eso vamosa con-fundir el pensarfilosófico con la historia de las filosofías,ni en cuanto a la non definitiviM de la filosofía segúnCroce,ni en cuanto a la unidad del pensieropensante,se-gún Gentile. También la historiografía,la ciencia y la li-teratura,entendidascomo productos, tienen su historia, yno por esolas reabsorbemosen la historiografíacomo órde-nes del pensar. En cambio, estudiadascomo órdenesdelpensar,historia, ciencia y literatura sí se reducencierta-

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menteafilosofía de la historia,filosofía de la cienciay filo-sofía de la literatura. Y aquí intentamosprecisamentelacomparaciónde estostresórdenesparallegar aun deslindefilosófico. El criterio del deslindeno podría figurar entrelos miembrosdela comparación.Parasabercuántopesanunsaco de arroz, uno de maíz y otro de trigo, ponemosenun platillo las pesas,y en el otro, sucesivamente,los tressacos,pero no pesamoslas pesascon las pesas. Si no meengaño,estoseríahacerfilosofía de la filosofía, o verificarlos patrones;que no es nuestronegocio. Historia, ciencia yliteratura,hablansus diferenteslenguas:la filosofía, en laoperaciónqueemprendemos,tratade entenderlassinintrodu-cir otra lengua.

5. Descartede la teología. ¿Porquédescartamosprovi-sionalmentela teología?Desdeluego, porquesu naturalezanos obligaaestudiarlaen capítuloseparado.Pero conviene,desdeahora,una dilucidaciónprevia. La religión se mani-fiesta en dos fases: teórica y práctica, Éstas se resuelvenen dos órdenes:el subjetivo y el objetivo. El primero nobusca fines útiles, es amory conocimiento. El segundosíbuscafines útiles, transitoriamenteparaestemundoy defini-tivamente para el otro, y se encargade mantenerla ligacontractualentreDios y el hombre. El orden objetivo —sis-tema de cultos, institucioneseclesiásticas—quedareabsor-bido en el dato antropológicoo en el histórico y no exigeconsideraciónaparte. El orden subjetivo tiene dos notas:laemocionaly la intelectual. La emocional—intuición de lo so-brenatural,sentimiento de dependencia,adoración—quedareabsorbidaen los datosde la antropologíay de la psicologíay no exige consideraciónaparte. La nota intelectual es lateología o conocimientode Dios, o es un pensarfilosóficoreferido a Dios como causade las causas. Cuandoes asíun pensarfilosófico, se reducepor mucho a unafilosofíaprofunday pasaal criterio del deslinde,ajenoa los términosdel deslinde. Cuandoes teologíao teoría del conocimientodivino, podrá, en extremo rigor laico, ser entendidacomociencia e historia, pero historia y ciencia sui generis: poresoirá en capítuloaparte(VIII-B).

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6. Descarte de la matemática. ¿Por qué descartamosprovisionalmentela matemática?Desdeluego,porquesuna-turalezanos obliga a estudiarlaen capítuloseparado.Peroconviene desdeahora unadilucidación previa. Estamosha-bituados a pensaren la matemáticacomo un arte prácticamucho más que como una ciencia; como un sistema defórmulas ya definitivamenteconquistadas,mucho más quecomo un descubrimientode esas fórmulas. La enormeabs-tracción de tales fórmulas permite el aplicarlascasi uni-versalmente.Y esto,a suvez, hace que las empleemoscontanta frecuenciaen los diarios usos de la vida, que las to-mamosya como si fueran instrumentosnaturales,de ante-mano preparadosparanuestroprovecho. Olvidamosel pro-cesode creaciónteóricaquecondujoa la confecciónde estosinstrumentos;olvidamosquela matemáticaes una investiga-ción mental,una invención de entesy relaciones. Esto, encambio, se advierte claramenteen la historia de la mate-mática. Meditemosun instanteen todo el trabajo de repre-sentacionesespiritualesque precedió a la concepciónde launidad,dela pluralidad,de la numeración;delnúmerocomocosadistintadelobjetoquese enumera;de las relacionesfijasentre los números,independientementede los objetos. Losgriegosconservaronala geometríasunombrede cálculoprác-tico paramedir la tierra. Ya los egipciostriangulabanlosterrenosqueel Nilo inundabaperiódicamente,pararestable-cer las particiones.* Pero sólo los griegosllegaron a per-cibir nítidamentequeel triánguloeraun enteapartedelsueloen que se lo trazaba. Y aunque.ya los egipciosconstruíantriángulos cuyos lados medíanrespectivamentetres, cuatroy cinco unidades,sólo los griegosalcanzaronel teoremadelrectángulo,la ley querelacionalos catetosy la hipotenusa.**Pues meditemosahora la invención quesignifica el vaciarlas relacionesde contenidocuantitativo,la sustituciónalge-braica de númerospor letras; la aplicación de este nuevosimbolismo a la geometríaanalítica;los supuestosapriorís-ticos de relacionesdinámicasen crecimientoo evanescenciaincesantes,y la integraciónde estosgrados;los númerosima-

* Lo recuerdaLope deVega en La Arcadia, sonetosobrela geometría.* * Acasotambién los hindús,desdeel siglo viii a. c.

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ginarios; las curvaspatológicas,etc. Cadaconcepciónmate-mática, que hoy recibimos graciosamente,es una riquezaacumuladade intencionesmentales.Ni siquierase trataaquíde meras abstraccionessobre los objetos empíricos. Abs-tracciónes también“la flor”, “la ausentede todo ramillete”,como decía Mallarmé. Pero —se objetará—el ente mate-mático es una abstracciónde otro orden,es unaabstraccióncuantitativa. Pase,aunqueaún quedamucho por adelgazaren estoshilos; pero, desdeluego, cuandose ha dicho “abs-tracción cuantitativa” no se ha descrito cuanto es la mate-mática. El ente matemático,comparadocon el ente real delas ciencias,es un ente irreal o ideal. Se trata aquíde crea-cionesimaginativas,imaginativascomo las de la poesía,aun-que tambiénmuy diferentes;pues,comoAristótelesobserva,sólo se distingue entrelo que se parece. Se trata, pues, deuna ciencia sui generis: por eso irá en capítulo aparte(VIII-A).

7. Lostres términos del deslinde. Nosreducimosde mo-mento al orden histórico, al científico (real) y al literario.Utilizaré el esquemade Toynbee.* Mezclarésus ejemploscon los míos, con las míassusexplicaciones;lo completaréen algunosaspectos.Ya lo sigo, ya me alejo de él gradual-mente,ya lo rechazoy aun lo abandono. Su fin no coincidecon el mío. El estudia relacionesgeneralessin calificarlas;yo estudioservicios o funcionesancilares,movimientose in-tencionesdel pensamientoteórico,contaminacionesde fronte-rasy deslindesde esencias.Él va adilucidar la historia; aquíse intenta dilucidar la literatura. Allá, sin advertirlo, sepasa del pensaral producto del pensary se llega, final-mente,aunatorsión cuantitativade las cualidades.Aquí seprocuraráevitarlo.

Sea,pues,nuestroesquemainicial:1. El orden histórico registrarálos hechos: descubri-

miento,narración,explicación,etapaúltima quelo aproximaa la ciencia (III, 9 a17).

II. El orden científico, por comparacióny abstracciónen los hechos,formula leyes generales(III, 18 a 30).

* Arnold J. Toynbee,A Studyof HistoTy, 1, 441-464.

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III. El ordenliterario usade la invenciónartísticao fic-ción, enel sentidoqueluegose explicará (III, 32 a57).

El esquemaanteriores todavíademasiadosumario.Debetomárselocomomeraexploraciónde tanteo.

8. Aclaraciones.Ante todo,aquínosreferimosaórdenesmentales,y no asussucesivasestratificacioneshistóricas.Desuertequeno tomaremosen cuentalas inconscientesanalo-gías que se adviertenentrelos productosmentales,en rit-moshistóricosbienperceptiblesy fácilmenteexplicablesporlos respectivosambientesde cultura. Los impulsos,teórica-mentediferenciadosen estructurasdistintas,son anterioresa las fasesgenéricasque adoptan,y se mantienensobre latrascendenciade éstascon imperio inmanente.Max Schelerrecuerdaestosejemplos seductoresde analogíasde estilo:Dante-SantoTomás; Descartes-Raciney Moliére; Goethe-Spinoza; Schiller-Kant; Wagner-Schopenhauer;Hebbel-He-gel; la tragedia y la física matemáticafrancesade lossiglosXVII y XVIII; Shakespearey Milton y la física inglesa;la arquitecturagóticay la escolástica;Leibniz y el arte ba-rroco; Mach Avenarius y la pintura impresionista;el arteexpresionistay la modernafilosofía de la vida.* Poco cos-taría añadir analogíasentreel “mester de clerecía” y laarquitecturareligiosacoetánea,** el romanticismoliterarioy la historia romántica,el industrialismoy la historia ma-terialista, etc. I~stasobvias analogíasno deben perturbarla comprensiónde las autonomíasestructurales. Tampocodebeperturbarlael imperfecto desprendimientoen los orí-genesde los distintos ejercicios mentales (III, 16, 38, 41,43, 46, 51).

Ademásde estaobservacióngeneral,convienehaceral-gunassobrecadaordende la tríada.

a) En cuantoa lahistoria: No nosconcierneaquíla dis-cusiónde las tres etapasteóricas:1°la narrativao descrip-tiva; 2~la pragmáticao didáctica,y 3°la “evolucionaria” o

* Max Scheler,Sociologíadel saber,II-B: “Ciencia, técnica y economía”.* * A. R., “Los estímulosliterarios”, § 4 (tipo visual), en Filosofía y Le-

tras, tomo IV, N° 8, México. octubre-diciembrede 1942 [Cf. Tres puntos deexegética literaria, Jornadasde El Colegio de México, N°38, 1945, p. 50; enObras Completas,XIV, p. 278, dondese remite a Los sietesobre Deva, Méxi-co, Tezontle,1942, pp. 12-13].

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genética,a queE. Bernheim reservael nombrede ciericia.*Por sobre las concepcionesque cada épocao autor tengande la historia, nos atenemosaquí al mínimo establede lanoción.

b) En cuantoa la ciencia: No nosconcierneaquí la dis-cusiónsobreel valor de las leyesnaturales,que tiene ante-cedentesilustres,no siemprerecordados,en Augustin Cour-not,Considérationssur la marchedesidéesetdesévénementsdans les tempsmodernes,y luego se explayaen Émile Bou-troux,Dela contingencedesbisde la nature.No eslo mismo“ley de la naturaleza”que “ley científica”. La primera esuna inflexibilidad presupuestaen cierto orden de hechos,yla discusión de. la ciencia moderna la reducea unamera“probabilidad estadística”. La segundano es más que unesquemade uniformidadesconceptuales,entendidascomopermanentesmientrasno las sustituyaunadescripcióno unaexplicaciónmejor. La primera es testimonio de un hechodado; la segundaaspiraaexplicaro justificar.

Para apreciarla diferencia,recordemoslos profundosproblemasde la termodinámica,que llevan la impronta deCarnot. Si mezclamosaguafría y caliente,las moléculasde todala masade aguaacabanpor odoptarunatemperaturamedia, en virtud de la “entropía” de Clausiuso tendenciaal desordenneutral,a lo indiferente,a lo homogéneo.Entro-pía significa’ aquíevoluciónhacialos estadosmásprobables.No hay razón algunapara queno se conservenlos dos ór-denesladoa lado: moléculascalienteso animadasde mayorvelocidad,y moléculasfríaso animadasde velocidadmenor.Pero es infinitamenteimprobablequeasí suceda,segúnlasreiteracionesestadísticas.Y la probabilidadinfinita se con-vierte en ley de la naturaleza.La enunciaciónde estehechoni siquieracomprometela idea de causa,sino simplementerelacionaun estadodeterminanteconuno determinado,unaantecedenciaconunaconsecuencia,hastahoy invariablementeobservadas.Pero falta la relación conceptual,explicativa,que transformeestaenunciaciónen “ley científica”. El “ho-rror al vacío”, en cambio,auncuandopropuestoen susdíascomo ley natural (puesla distinción de conceptoses mo-

* Lelzrbuch der F,istorischenMethode und der Geschichtsphilosophie.

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derna),es unaley científica, un esquemaa la vez descrip-tivo y explicativo de uniformidadesconceptualesentendidascomo permanentes,aunqueestéya rechazado.De suertequela cualificación sobre“ley natural” no afecta la definicióndel pensarcientífico como sistema de “leyes científicas”(VIII, 9.4~-8).

c) En cuantoa la literatura: Aunquepoco a poco se irápercibiendoel sentidoqueatribuimos al término “ficción”,por lo pronto no se lo confundacon la palabrainglesafic-tion (novelística). Se lo usa como “fingimiento”, en elsentido a la vez más profundoy extenso.

Veremosdespuésque la diferenciaentre estastres in-tencionesmentales—histórica, científica,literaria— corres-ponde,comoel cóncavoal convexo,acierta diferentemoda-lidad en los tres órdenesde datosque captan. Por ahorabastaadvertir que entreestasprovincias hay límites borro-sos,y en cadauna, a veces,indecisionesintrínsecas,que re-sultan de la unidad fundamentalde la mente. Analicemosahoranuestroesquema.

9. La historia y sus límites. Sea,ante todo, la historia.Ella se ocupaen las relacioneshumanas.Perohay quenotaren ella algunasmodalidadesde asuntoy algunascontamina-cionesde giro mental. Las modalidadesde asuntopuedenser ensancheso limitaciones.

Comoensanchesde asuntono consideramosprecisamentelos descubrimientosdentro del propio orden histórico de lashumanasrelaciones,concepto inexpresivo, sino las insercio-nes de lo no humanoque tocande cercaa lo humano. Así,par t sólo hablar de ciencias naturales:en el tema mine-ral, los descubrimientosdel petróleo,que acabanpor sercomo una terriblenovela de conspiracionesy aventurasden-tro de la historia, o la conquistay pérdidade los salitressudamericanos,que tiene sabor de epopeyaelegiaca; en eltemavegetal,las vicisitudesdelcaucho,quees todo un cuentoárabedel talismánrobado,y causala aparicióny la desapa-rición de pobladosamazónicos;en el tema animal, segúndijo ya JustoSierra,la redencióndel indio por el asno,quelo sustituyecomobestiade carga;o el establecimientoy vida

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urbanade los perroscallejerosen Constantinopla,quepare-cen imitar el sentidohumano de las jurisdicciones territo-riales, y evocanal par el diálogo cervantescoy el humildemotivo pictórico quepaseaen los cuadrosde Figari; o las in-vasiones de ratas egipciastransportadasa Europa por losejércitosnapoleónicos,que traena la memoriala GeronadePérezGaldós,unade las másoriginalesnovelasen todaslasliteraturas,dondehombresy ratas,acosadospor el hambredel sitio, se disputanlos alimentos,y dondela rata giganteque conduceunade las manadases trágicamentebautizadacon el nombrede Napoleón.

En cuantoa limitacionesde asunto,la historiano recogetodas las relacioneshumanas,sino que prescindetotalmentede las primitivas, asuntode la antropologíaejemplificadocon abundanciaen The GoldenBough,* de Frazer.Además,prescindeparcialmentede las relacionesde la vida privada—biografías y autobiografías—por economíadel método(III, 14, 17; IV, 7, 8; V, 7). Por el orden antropológico,la historia colindacon la ciencia;por el biográfico,se des-vaneceen literatura.

Taleslas modalidadesde asunto. En cuantoa las conco-mitanciasdel giro mental, la historia,como vamosa verlo,aceptaservicios:

a) de la ciencia;b) de la literatura.

10. Contaminacionesde la historia por la ciencia. Antro-pología e historia. Tomamos el ejemplo más peligroso yel más angostolímite para que mejor se aprecie el caso.La historiapuedeinvadir la antropologíay las demáscienciasen el sentidoqueluegoveremos(III, 20). Veamoscómo,en elconceptoexplicativo,se deja invadir por la antropología.Laantropología,disciplina científicaen formación,estudia,ensu aspectomás temporal,las sociedadesprimitivas, y cadavez avanzamás,en su fasemáspermanente,desdeel merodescubrimientohistóricohacia la formulaciónde leyessobreciertasestructurasmínimasy estables,primero de gruposhu-

* [Primera edición inglesa, 1890. En español, La rama dorada, México,1944, Fondo de Cultura Económica,4 edición, 1961.1

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manos,luego de la especieen general. Ahorabien, la histo-ria, aquien competela explicaciónde suspropioshechos,nopodría, sin el préstamoantropológico,explicar ciertos pro-blemasde orígeneso ciertos tipos de persistenciaancestral.Ello no sólo se apreciaen negociostan generalescomo elavecindamientoy creación de territorios —paso del noma-dismo cazadora la agricultura—, enigma que la historiarecibeya casi resueltopor la reiteradaexperienciaprehistó-rica, sino que tambiénse apreciaen el caso de organismosya propiamentehistóricos, como ciertas institucionesgreco-romanas. El fuego de Vesta sólo es explicable por algunaantehistóricanoción del cosmos.El derechoformulario sóloesexplicablepor la primitiva concepciónmágicadel mundo.Aun la predominanciade cierta anomalíaen las costum-brespuedeencontrarsuetimologíaen algúnprocesoprevio ala historia. Se ha afirmadoque,en los orígenessociales,lahomosexualidadde los machospuedehaberobradoparami-tigar los celosdestructorespor la disputade la hembra,y laestelapuedeseguirsehastalos hábitosespartanosy la orga-nizaciónde las huestestebanasde Epaminondas.* ¿No fueel Bailío de Suffren quien aplaudía ciertas irregularida-cies entrelos marinos, porqueellas fomentabanl’amour del’équipage? Acaso la patria de CondónseaNeandertal. Seha atribuido tambiénal antecedentedel matriarcadola mo-dalidaderóticaa queLesbosha legadosu nombre. Y acasoseatodavíamásextraña—como residuodel vetustosistemaque las Erinas esquilianassentíanderrumbarseante las pa-labras de Apolo— la perduración de la autoridadde lasSibilas,a travésde los llamadosLibros Sibilinos, en la pri-mitiva Iglesia católica.** (IV, 2, 6, 15).

11. Económica e historia. Tampocopuede la historiaprescindirdelos auxiliosde la económica. Estacienciapres-ta hoy su lenguajea la explicaciónde los hechoshistóricos,antesentendidoscomo efectoscaprichososdel quererpolíti-co. Tal es la interpretaciónmaterialistasistemadapor KarlMarx. Ella operaun vuelco semejanteal de la revolución

* R. E. Money-Kirle, Aspasia,The future of Amorality, 1.** Krische,El enigma del matriarcado.

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copernicana,que trasladóel centro del diagramadesde laTierra hastael Sol. El individuo, antesagenteomnímodo,pasaa serun planetamásque gravita en torno a otro pun-to determinante. No es indispensableser un materialistahistóricoparaaceptarlanecesidadde estaexégesis,quecom-pleta el entendimientode los hechos sociales. Napoleón,héroesi los hay, deslumbraconsu individualidad poderosa.Pero, al mismo tiempo, es un corpúsculoremecido en lacauda de la pugnapor los mercados.*

12. Cienciasy técnicas auxiliares. Todo un cortejo dedisciplinasviene en ayudade la historia,desdetodoslos ho-rizontesdel espíritu. Hay que distinguir: 1°Cienciasquetienensufin aparte,pero quepuedenayudara la historia,ypasanmomentáneamentea la consideraciónde verdaderascienciasauxiliaresde la historia: ya hablamosde la antro-pología;podríamosinacabablementealargarnosen el cuadrode la ciencia real y aun la irreal; en el de las cienciashu-manasy las no humanas;lo mismo habría querecordarlageografíaque la crítica literaria y la artísticaen general,cuando obran función de exégesisy no de mero impresio-nismo (1, 1). 2~Técnicas secundariasde la historia que,como la cronológica,no tienen su fin en sí mismas, sinosólo en el servicioquevuelcansobrela historia. 39 Técnicasaccesoriasgenerales,que tambiénvuelcan su servicio sobreotrasgrandesdisciplinas,pero no sólo sobre la historia, yque por ser así, como en la novela del pícaro, “mozo demuchosamos”, logranmayor autonomía:el folklore lo mis-mo se acercaa la antropologíaquea la historia,a la lingüís-tica, a la genéricaliteraria, etc.; la epigrafía lleva recadosde la historia a la lingüísticay viceversa.

13. Contaminacionesespurias. Aun se dan,entrela his-toria y la ciencia,verdaderoscasosde contaminacionesespu-rias (III, 30, 38-2v, 58-4v). La preocupaciónindustrial, ca-racterísticade nuestraépoca,desvirtúala historia en cuantoéstaes agenciaintelectiva, y tiende a convertirla en agenciahacinadorade materiaprima y producción de documentosindiferentes.Tal es la “falacia apatética”,dondela historia

* John Strachey,The coming struggle for Power.

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pierdesu objeto.* Entoncesel historiadorse interesamenospor el milagro de la monarquíaSeléucida,“cámara nup-cial de la civilización helénica y la siriaca”, que por elcomparativamentemodestoImperio Tolomaico,sólo porqueaquellamonarquíanos brinda reliquias escasas,insuficien-tes al prurito de producciónmaterial, mientraseste impe-rio nos ahogabajo unamontañade papiros y documentosanodinos.

14. Contaminacionesde la historia por la literatura. Labiografía (III, 9, 17; IV, 7, 8; Y, 7). El ordenhistórico,por otro de sus extremos,pisa la biografía. En rigor, labiografía cubre, teórica si no prácticamente—porque ellosería imposible—, la descripcióny el relato de todas lasexistenciasprivadas. Ya veremoscómo estetipo de fenó-meno ilimitado sólo cedea la agencialiteraria de la ficción.Esta cuestión trasciendepoderosamentedel asunto al giromental. Pero desdeaquí podemos afirmar que, entre lascontadísimasexistenciasprivadasque la biografía realmenterecoge,ninguna,por oscura quesea,deja de dar luces res-pectoauna época,un país,una condición social,luces todasquevan a iluminar la historia. Casanovapareceque sóloescribesusmemoriaspara recrearseen los trancesde supa-sado amoroso;nos da, sin embargo,todo un nivel humanode la Europasetecentista.Cuandoel personajeha desem-peñadoun papel importanteen la política o en el pensa-miento de su época,resulta todavía más difícil distinguirlo quehay de histórico y lo quehay de extrahistóricoen lanarraciónde suvida. Ejemplo: las Confesionesde SanAgus-tín o las de Rousseau.No son el relato de la acción pú-blica, sino de la intimidad. ¿Y quién podríatrazar el lími-te? Sin ir más lejos, en José Vasconceloslos motivos ypasionesdel hombreprivado y del público se enredanconaire de alegatoy defensa. Aquel desorbitadoy bravo pre-cursorde la República,Fray ServandoTeresade Mier, es-cribió tambiénuna narraciónapologéticapara deshacerloscargosque le acumulabala Inquisición,pero al mismo tiem-po dio rienda al afán de contarlisa y llanamentesus aven-

* Toynbee,op. cit., 1, 8.

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turas, entrelas cualeslas hay dignas del Barón de la Cas-taña. Las Meditacionesde Marco Aurelio conservansu va-lor aun a los ojos de quienesignorenlo que fue el antiguoImperio, sobrecuyaadministraciónno se encuentraen ellasnoticia alguna. Allí no hay más lección histórica que elver a un filósofo en el trono, sueño dorado de Platón. Ensuma,la biografía esgéneroanómalo,sólo relativamentehis-tórico. Algunos llegan a decir que es extrahistórico poresencia.No exageremos:es extrahistóricopordefinición con-vencional de la historia. El que quiera considerarlovir-tualmenteincorporadoen la historia,no por eso invalidarálas conclusionesa queaspiramos.Génerocomparableal re-trato, es arte y tambiénes documento.Histórico por el giromental, pero prendido,por su asunto, a las vidas particu-lares, como la literatura. La biografía pura es la biografíade hombreshumildes, sin conexionesdominantescon suépoca. Si la figura es importante,hay dos peligros: o atri-buir los acontecimientosde la época a causasprivadasyextrahistóricas;o al contrario, presentaruna figurilla mo-desta,no compaginablecon la influencia que desarrollóensu mundo. Lo primero: atribuir la intervenciónde Napo-leónIII en México al simple deseode contentarun caprichode Eugenia que, como princesaespañola,todavía contem-plabanuestraindependenciaconojeriza. Lo segundo:Prez-zolini ha trazado una silueta encantadorade Maquiavelo,pero en tal siluetano cabe lo único que de Maquiaveloestávivo: su contenidoespiritual. Lytton Stracheyha merecidoelogiospor haberresistidola tentaciónhistóricay darnosunareinaVictoria queno esmásqueunamujerprivada.Peroaun-que tales biografías sean alardes técnicos, paran en unamutilación contranatura;ofrecensólo unapartede la ver-dad, tal vez la que menos importa. En su afán de huma-nizar el mito, se dejan fuera el sentido verdaderode unaexistencia. “~Quépuedeninteresarlea la posteridad—decíaStevenson,el certero—mis pañuelosllenos de sangre?”

15. Ficciones externas. Adelantemosmás en las conta-minacionesya indiscutiblesde la historia por la literatura.El procedimientoliterario por excelenciaes la ficción. Pues

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bien: en los historiadoresclásicosmuy a las claras,con másdisimulo en los modernos,encontramosel recursoconstantea las ficciones para representarlugares y personajes,condescripcionesen que hay reflejos imaginados,y con retra-tos en queparecequeprestasupluma el novelista (Y, 20).Los antiguosusabanmásliberalmentede talesrecursosy enun grado más; pues llegaban a forjar epístolas,discursosy diálogosparaexpresarel ánimo de los capitanes,los sen-timientospopulares,el estadode la opinión,en alguna ma-nera breve, simbólica y plenamenteexpresivadel acto hu-mano. Artificio no censurablesi se lo reconocecomo talartificio. Prestaservicios eficaces,evoca las atmósferasso-ciales, facilitan la exégesis. En todo caso, vale más que lafea acumulaciónde documentosparalelosy superpuestosque fundanhoy el orgullo de la campanuda“historia cien-tífica”. Los clásicos dan el edificio; los otros, los anda-mios, entrelos cualesno escaseanlas vigas inútiles. En Ho-mero, origen común de la épica y de la historia helénicas,se oyen soplar los vientos encontradossobre la asambleade los guerreros,y cambiar a influjos de la persuasiónuoratoria de los jefes. En Tucídides,oímosla disputaentreAtenasy Espartay, merceda la ficción, entendemosmejory más pronto el choquede los interesesencontrados.Lasarengasque nuestroscronistas de Indias ponenen boca delos conquistadoreso de los nativosrealizanel mismo efectoy, por ser simbólicas, aprietanmejor la realidad. Tal esla función de toda síntesisartística. No hay mejor docu-mentopsicológicosobreMoctezumaII y su ascode la codi-cia ajenaqueel discursoque le prestaCortés,dondeel em-peradorexquisito,dolientey refinado, acabapor desnudarseparademostrarqueno esde oro. Si la historia no recibierael esfuerzode la literatura—una vez quepasade la etapade la investigacióna la etapade la redacción—nunca lo-graríasercosaviva. “Por talesvirtudes,antespoéticasquehistóricas,viven y vivirán eternamentea los ojos de la me-moria la peste de Atenas, la oración fúnebre de Pendesy la expediciónde Sicilia, en Tucídides; la batalla de Ciroel joven y su hermano,en Jenofonte;la consagracióndePublio Dedo a los diosesinfernalesy la ignomonia de las

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Horcas Caudinas, en Tito Livio; el tumulto de las le-giones del Rin y la llegadade Agripina a Brindis con lascenizasde Germánico(infausti populi Romani amores),enTácito; la conjuraciónde los Pazzi y la muerte de Juliánde Médicis, en Maquiavelo; la acusaciónparlamentariadeWarrenHastings,el terrible procónsulde la India, en LordMacaulay.” * Con todo, y castigandomis aficiones,llamo atalesrecursos“ficciones externas”porque,enconcepto,la his-toria puede desprendersede estasgalas y seguir siendohistoria, aunquede menor trascendenciaplebiscitaria; por-que son en concepto,separablesde la misma historia (VII,12-2v; VIII, 21~19).**

16. Ficciones internas.Hay, en cambio, ficciones litera-rias internas,entrañadasen el flujo mental de la historia y,desdeluego, indispensablesen su expresión. Como que vanimpresasen las formasmentalesque refleja el habla y pe-netradasde lo literario anteriora la literatura (1, 14; III, 8,38, 41, 43, 46, 51). Propósitodirecto en la literatura, laficción hacevagamentede las suyasdesdeantesde serlitera-tura. Todoshablamospor metáforas,decíaya Aristóteles. Yasíserámientrasno alumbreel mortecinodía, si es queha dellegar, en que todo lo expresemospor álgebrao lenguájecientífico de segundogrado. La concepciónmisma de losenteshistóricosse hacepor estilo de fingimiento. Historiay literaturase mecieronjuntasen la cunade la mitología; yéstano acierta a distinguir —ni le importa— el hecho delo hechizo. Al beneficiar despuéssus coladas,la historiaconservauna ganga de ficción. Así sucedeque atribuyeanhelos e impulsos. de personasindividuales a las insti-tuciones que son los objetos de su estudio. Y tal es, poroposicióna la otra,la “falacia patética”,especiede prosopo-peya agigantada(III, 13). Por prosopopeya,el poetacon-cedevoz humanaa los animalesy a las cosas. Los árbolesgritanen Ovidio y en Dante. Los “vivientespilares” de Bau-delaire respondencon murmullos. Se lamentan las ruinas

* Menéndez y Pelayo, De la historia considerada como obra artística.** B. Croce, La historia como hazauia de la libertad, 1, 1, Tra~d.E. Díez.

Canedo. México, Fondo de Cultura Económica,1942. [2’ edición, 1960.]

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y exclama: “~Ay!” la columnarota. El viento, en Ander-sen, cuenta la historia de Yaldemar Daae. En la Ilíada,en el romance del Conde Olmos y en la Leyendade lossiglos, los caballoshablan. Pueshe aquí que,por una pro-sopopeyasemejante(de que encuentroen Toynbeela ma-yoría de mis ejemplos), la historia asignacaracteresde in-dividuos gigantes al Estado,a la Iglesia, a la SoberaníaNacional,a las derechasy a las izquierdas;a las perífrasiscomo “S. P. Q. R.”, “el Ejecutivo a mi cargo”, “la Prensade la Capital”, “la Ciudadde los Palacios”; a las enseñascomo el Creciente,la Sublime Puerta,el Sol Naciente,elGorro Frigio, la Hoz y el Martillo, la Cruz Gamada;a lossereshechizos del derechocomo las personasmorales, ra-zones socialesde las empresas,nombresde asociacionesyclubes.

Todas estasficciones se suponeque viven y obran comootros tantos señoresdeterminados. Sin lo cual la realidadíntima queasí se representaseríainmanejable,careceríadeasa por dondeagarrarla. Los nombresde las nacionesenque se articulaunasociedadhistóricason ficciones del mis-mo tipo: tan ficción es “la GranBretaña”como“John Buil”,los “EstadosUnidos” comoel “Tío Sam”, “Francia” como“Mariana”, “Hispanoamérica”como “los Cien cachorrossueltosdel león español”. Y otro tanto las antiguasdenomi-nacionesépicas:“Merry England”,“la DouceFrance”,“Cas-tilla la Gentil”. Y el león español,recordadoal paso,noslleva a la perpetuacióndel ~totemen las insignias naciona-les: león, águila, serpiente,gallo, elefante,dragón;todo ellomitología pura, al igual de las divinidades y santosbajocuya advocaciónse amparabanen otro tiempo los pueblos:diosa Atenea,Dea Roma, SanMarcos de Venecia,San Dio-nisio de Francia, San Jorgede Inglaterra, San Pedro deRoma, Santiagode España.Mientras másevidenteseaestasuertede mitología, menosobjetableparecedesdeel puntode vista de la diafanidad,pues menosse la va a confundircon las intuicionesque toscamenterepresenta.Sobrela con-servaciónde los tipos mitológicosy literario-lingüísticosauncuandoestánya vacíosde creencia,y sobrela imposibilidadde representarsin ellos ciertas esencias,sucedeaquílo que,

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en el ordenfilosófico, le acontecíaa Platón con susfábulas(II, 12; IV, 20; VII, 3_2a).*

17. La historia complementada.En elcapítulon, cuandonos referimosaPlatón,lo hacíamosparadestacarel aspectoancilarpoético. Aquí acabamosde destacarel aspectode laconcepcióno imagendel espíritu,puesya sabemosquevariasfasesfenomenalesse danjuntasen los casosprácticos.Igual-mente,citaremosahoraotrosejemplosdetiposancilares,paraconsiderarloscomo contaminacionestemáticas,mediantelascualesla historiadehechosecomplementa.Estostipos, desdeel puntode vista de la literatura,son empréstitos,son adqui-sicionesque la literaturaobtieneen el campohistórico (II,18); pero desde el punto de vista de la historia, vienen acompletarhuecosde información o de interpretación,porfalta de otro documentodirecto. ¡Casosingularde aumentopor los doscabos! Parala literatura habrán sido ensanchestemáticos;y para la historia,complementacionestemáticas.La paradojase resuelveobservandoqueninguna de las dosdisciplinasha comido de la otra; sino que la literaturaseacrecentócon fragmentosdel sucederreal, y luego aparecióante la historia como documentosustituto del sucederrealolvidado, obligando a la historia a aceptarpor bueno ~utestimonio (aunquesin duda puedeir alterado de intenciónliteraria), a falta de otro testimonioespecífico(III, 41). Heaquíel mejorejemplo de historia complementada:la épicacastellanallena las lagunasde las crónicas. Inversamente,estal el apegohistórico de aquellaépicaque, en las edicionesescolares,llenamosel huecoinicial del Cid con un trozo dela Crónica de veintereyes. He aquíotros ejemplosde Toyn-bee, donde ya la garantíade ajuste es menor: Los persasde Esquilo (III, 45); The Dynast de Hardy; Jud Süs deFeuchtwanger.1~staes ocasiónde subrayar,con la pruebadel servicio parala historia, la diferenciaentrelas relacio-nes panorámicasde ésta y las individuales de la biografía

* A. R., La crítica en la edadateniense,§ 65 [Obras Completas,XIII, pá-gina 49]. Sobrela enfermedadsemánticaproducidapor el fetichismo de lametáforaen el orden de la vida social, Stuart Chase,The Tyranny of Words,capítulo II.

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(III, 9, 14; IV, 7 y 8; Y, 7). La Guerray la Pazde Tolstoi,novela histórica, puedeprestarservicio a la historia. Pero¿dequé puedeservir a la historia el toquebiográfico delhéroede Stendhalque,en su carácterparticular y modesto,concurrea la gran batalla napoleónicasin percatarsebiende lo quesucede?

18. La ciencia. Aclaración entredos lenguajes(ver: III,3 y capítuloy). Segundocapítulode la tríada (III, 7). Cadauno por su lado,el lenguajede Toynbeey el de Rickert hanalcanzadociertadifusión. Comoaquísolemosusarde ambos,se imponeunaaclaraciónprevia. ParaRickert, haycienciasdel ser real y cienciasdel ser irreal. Entre las cienciasdelser real, encontramoslas naturalesy las culturales. Por suparte, Toynbee, aunquesólo anunciaen términosgeneralesquepiensaocuparseen “the objectsof ourthoughtand,amongthem, the phenomenaof human life”,* de hecho sólo seocupaenlas cienciasdel espíritu,dejandofueraaquellasquetradicionalmentese llaman físicas o naturales.Conlas cien-cias del espíritu comparala historia, y la distingue comodisciplina apartepor cuantono generalizani formula leyes.En tanto que Rickert incluye la historia entre las cienciasreales,aunqueexpresamentereconoceque ella no se pro-ponegeneralizarni legislar. Con distinta nomenclatura,es-tamos,pues,anteuna identidad de conceptos**El esquemade Toynbee,apesarde la simetríaqueafecta,descuidapre-cisamentealgunosextremosqueaquínos interesan,como sonlas corrientesque lacienciarecibede la historiay de la lite-ratura. Tenemosquecompletarloen estospuntos.

19. Límitesy precaucionesde la ciencia. No noslimita-remosa las cienciasdel espíritu; consideraremosen general

* Lac. cít., p. 53.* * Como una corroboraciónmás de las variedadesindividuales del voca-

bulario no resistoa contaruna anécdotapersonal. CuandoValery Larbaud pu-blicó mi poemaYerbasdel Tarahumara, acompañadode su traducciónfrancesa(Commerce,París,N°XX, estío de 1929), Paul Valéry me escribió a BuenosAires, refiriéndose al último verso

—perfectosen su ciencia natural:

“Pero, Reyes de Monterrey, ¿acasohay ciencia natural? ¡No, sólo cienciahumana!”

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las cienciasreales. La demarcaciónde fronteraspareceaquímás nítida. Por definición, la ciencia reservasu nombreprivilegiado a los hechosen quepuedeaplicartodo su rigor,y se niegamáso menosaprohijar los otros,como los “fenó—menosfronterizos” (II, 13). De suertequeel mismo descu-brimiento la encuentratan recelosacomo si se tratarade al-guien que “no nos ha sido presentado”. ¡Considérenselasvicisitudesdela quinina, sólopresentadaceremonialmenteensociedada comienzosdel siglo xix, aunquedesdecomienzosdel xv!! se habíaentrometidoen la casadel virrey del Perúpararetardarla muertedela Condesade Chinchón! La cien-cia se reservalas mayoresseguridadesy se arriesgalo mí-nimo. Con declarar“acientífica” toda aportación de tipoajenoy aunpuramentesospechoso,pareceque lograponerseasalvo. Perono es posiblequelo logrealpunto decerrarsealas corrientesmentalesque le llegan de regionesmás pro-fundas.

En la ciencia, en efecto, encontramoscontaminacionescausadas:

a) por la historia;

b) por la literatura.

20. Contaminacionesde la ciencia por la historia (IIT,10). Entendámonos:cuanto acontecepara el hombreacon-tece en la serie temporal y, por consecuencia,admite serconsideradobajo especiehistórica. Hay, así, historia de laciencia,hay historiade la literaturay aunhistoriade la mis-ma historia (o historia de la historiografía),que gira so-bre sí como la serpienteque se muerdela cola. El procesode todaslas nocionesy de todaslas técnicashumanasadmitehistoria,y hastamoday actualidad,quesonpulsosde histo-ricismo. Y en estopensabaaquelpobre director de unare-vista francesa,que tanto nos ha hecho reír, el cual rechazóun ensayosobrela idea de Dios “porque no era de actua-lidad”. Pero no caigamosen el error de considerarcomoinvasión noéticade la historia en la ciencia estaexternare-ducción a historia de las nocionescientíficaspor cuanto son“hechos acontecidos”.

No: dondese apreciade verasque la ciencia no podría

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privarsede un pulso histórico es en la intimidad misma delpensamientocientífico.*

21. La induccióny la historia. La cienciapadecela his-toria en aquellosprimeros pasosde la investigaciónquenoson más quecosechade hechose inventariosde hechos,so-bre los cualeshande lanzarsepronto esosniveles de reitera-cionesy probabilidadesestadísticasquellamamosleyes.Todaciencia induce; toda inducción comienzapor el inventario.Veamos:

La realidades un continuoheterogéneoal queno corres-pondeningún conceptopositivo, y es,por eso, incognoscibleen sí misma. Paraconocerla,hay que transformarlame-diante unaasimilacióncomparablea la queobra el cuerpoa fin de que lleguenhastala sangreciertas sustanciasenforma tolerable. (Puesla digestión es, en esquemadesee-pado,** un conocimientosin conciencia.) Paraconocerlarealidadse la parteen dos y, en cierta manera,se la mataantesde devorarla: aun lado, lo continuo homogéneo:ma-temática,ciencia de lo irreal; a otro, lo heterogéneodivisi-ble, lo discretoheterogéneo,queesde verasun discretoade-rezoo trituración previa de especies,paraque las cienciasde lo realpuedandeglutirlas.

En estascienciasde quepor ahoratratamos,los concep-tos trazanlímites artificiales en la continuidaddel mundo,el cual fluye, irrestañable,por entre estasrejas inconsisten-tes. “No podemosmásqueecharpuentessobreel río, pordiminutosqueseansusojos” (Rickert). Ahora bien, los pi-laresde estospuentesson otros tantoshechoshistóricamenteregistrables. La ciencia se va apuntalandocon la historia.Los dos procedimientosmentales trabajande consuno. Lohistórico es materiaprima que el molino de la ciencia des-hace y amasa. La materiaprima no es ciencia antes, sinodespuésde la muela. Y el molino, sin esegrano, voltearíaen gastoinútil.

* Sobre cómo y por qué toda forma integral del conocimiento es unpensamientode orden histórico, ver B. Croce, La historia como hazaña de lalibertad, Fondode Cultura Económica,1942 [2’ edición, 1960], capítulo y.

* * Usaremosde estaexpresión en III, 26-d; VI, 5; VIII, 10 y 21 y “Pero-racion -

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22. Lo histórico en la ciencia cultural. El caso es máspatentecuandose trata de cienciasculturales,todas ellasdiferenciadasde la historia comode un comúnprotoplasma.El historicismoquehayen el subsuelorezumaen ellas cons-tantemente(Y, 9). Considérese,por ejemplo, lo quehabrácomenzadopor ser la económica,mientras el catálogodesus hechosno permitía aún la generalización. ¡Qué sinosobresaltocontinuo,esperanzasin garantía! Y aun,hoy mis-mo, los teóricosde la economíapura la definencomo unsistema de ecuacionesconstantementeperturbadaspor lainadecuaciónde lo jurídico, es decir: de lo institucionalhis-tórico, grano de estamuela (VIII, 10).

23. Lo histórico en las cienciasnaturales. Considéreseloque era, para el hombre remoto, el hecho agrícola antesde la ciencia;paraque volvieran los brotes de la primave-ra, la rogaba,la solicitaba,la imitabacomopodíay excitabael suelocon los pies; es decir: danzaba.El hechoastronómi-co era el colmo de los pavores.¿Volveríael sol al día si-guiente? Abuelo de Chantecler,el primitivo le cantabaparadespertarlo.Lejanasutilidadesdel arte, inmersionesintuiti-vas, mientrasse construíael vado, el concepto.

En el lenguajede Rickert, a las cienciasnaturalesco-rrespondeelmétodo“naturalista”, y alas culturalesprecisa-menteel método“histórico”. Peroentreambosmétodoshaycontaminacionesy “tierras de nadie”o mostrencas.“El mé-todo naturalista—dice—— se prolonga dentro de la esferade la cultura... Y tambiénes legítimo hablarde un proce-der histórico dentro de la ciencianatural” (V, 9). Despuésmostraremosel carácterde la hipótesishistórica, y la histo-ricidadprácticadela hipótesis(III, 26 y 27).

24. Contaminacionesde la cienciapor la literatura. El tipoqueparala historiahemoscalificado como“ficción externa”no tendría sentidoen lo científico (III, 15). 0 lo tendríaciertamente,pero no como pensarcientífico, sino como eje-cución ancilar, externa al mismo pensar científico: como“literatura aplicada”, ciencia amenaa uso de la calle o laescuela,paraeducaral delfín o al hijo de Lord Chesterfield,

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conduciéndolospor lo dulcealo útil. Esrepeticiónde la cien-cia en modo artístico, no creacióndel pensarcientífico (1,11; II, 14, 15; III, 24; VII, 9~3Q).Es tipo genérico,no estipo genético. Acomodacomo anillo al dedoal ensayolite-rario de asuntono literario. Es, en Luciano, la especiegra-matical deslizada—doradapíldora— con el Juicio de lasvocales;es,en el siglo xviii, la especieeconómicadeslizada—endulzadapócima—con el cuento del viajero y su mo-nedade oro en medio del desierto;es,en las fábulasinfan-tiles, la especiemoral amalgamadacon una alusión a laciencia: ya la humildad de la violeta, flor de penumbra;yael diálogo—como lo encontrábamosen la historia clásica—entrela vanidosaperla y el segurodiamante,que a la vezpredicala democráticavirtud y describeciertaspropiedadesde los cuerpos:“Dijo la perlaal diamante”,etcétera.*

25. Ficcionesexternas. Dejamos de lado, en el caso dela ciencia,las queparala historiaadmitimoscomo ficcionesexternas.Y he aquí: las queentoncesaparecieroncomofic-cionesinternashistóricas,ahoranosaparecencomo ficcionesexternascientíficas. Fundadasen la operaciónmetafóricadellenguaje,su naturalezaverbalse acentúaen la ciencia de talsuertequeno llegansiquieraa la contaminaciónmitológica.Y aunmuchasvecesse las podría expresarcon símbolosnolingüísticos. Se reducen,así,al problemadel lenguajecien-tífico que,mientrasse veobligadoausardel coloquiocomúno literario, no puedemenosde acarrearlas:pero, en cuantoconsigueel tecnicismoadecuadoo el adecuadojeroglifo (II,13 y VII, 14), se desprendede ellas. Luegono lleganaen-sartaren su pensamiento:le son separables,como resultaronseparablesde la historia las queeranallá susficcionesexter-nas. Hablando en vulgar, la física dice ciertamenteque el“éter” es elsujeto del verbo “vibrar”, comosi deverasfueraun sujeto muytembloroso. Perola física, expresándoseen sutecnicismopropio, puededecirlo muy bien sin asomode an-tropomorfismo,medianteunas fórmulasde queaquínos dis-pensaremos. La biología profunda habla, en vulgar, deciertos diminutoselementosmasculinos,y femeninos,lo cual

* Fábuladel colombianoSantiagoPérez[1830-19001.

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no deja de serunametáfora,comola de atribuir sexo a losnombresde los objetos;pero, en el tecnicismopropio, nohace falta ya metaforizar:bastacon dibujar circulitos conuna flecha hacia arriba o hacia abajo, segúnel caso. Laeconómicahabla de la oferta y de la demandacomo de unmatrimonio más o menosbien avenido,segúnlas circuns-tancias (III, 22) - Pero nada le cuestaemplear símbolosconvencionalesparadecir lo mismo,y máscuandoya el no-vísimo órganode la logísticada notacionesgráficasparamu-chos sentidosproposicionalesque andabanhastaahora sinciudadanía(VIII, 12.11)- Todo lo cual se abreviaadvirtien-do que lo que en historia era “conducta”, con sentidoéticomáso menospatente,en ciencia es sencillamente“acción”.

26. Ficcionesinternas. La hipótesis.Perotambiénposeela cienciasus ficciones internaspropias. La cienciaempiezaun escalónmás arriba que la historia. Y así, aparece,porarriba, otro nuevo tipo de ficción en que se descubre elflujo literario: ¡ la hipótesis!

a) Pero¿nohay tambiénhipótesisen la historia?Claroquesí, pero en función científicade la mente,como la quepuedeaplicarsea cualquierorden de la investigación. Asícomo la reconstrucciónhistórica es complementada,en sushuecosdocumentales,por el testimonio literario, así es hil-vanadatambién por la suposición científica. Por maneraquela hipótesisvienea serun servicio científico prestadoala historia, paraañadirsea los otros que ya hemos exami-nado (III, 17,20 ss.).

b) Aquí no convendríadetenernosen las modalidadesespecialesde la hipótesis según que se aplique a la inves-tigación de lo generalo de lo particular. Algunos teóricosde la historia tomanlas cosasal revés,y se dejandecir que,en historia literaria, la hipótesises particularpor referirsea vecesauna investigaciónparticular. Equivale a decir queel hachase modifica cuandoconella se cortaun arbustoenvez de un árbol.

e) La hipótesispuedealgunavez confundirseen el vastofondode los estímulosestéticos.El merosentimientode sime-tría conduceaCopérnicoa sospecharsu nuevosistemaastro-

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nómico. (Dedicatoriaa Paulo III) (VIII, 7, 17-7v, 21~1).*Otrasveces,la hipótesisnacedel receloo de cualquierotradominante psicológica,ya arraigadaen el temperamento(como en el eruditoquepropendeadesconfiarde la acuciaajenay acabapor estableceralgunasútiles rectificaciones),ya en constelacionesmáscomplejasde inclinacionesy prin-cipios (como en la suspicaciade Sila ante la laticlavia malceñida del joven César). Hemos sospechadoalgunavez si,entrelos muchosingredientesque contribuyenal rosario dehipótesis o teoría del Estado-Leviatán,no habrá un fondode traumatismo de nacimiento y pavores hereditariosenHobbes.**

d) En todo caso,no confundamosel impulso hipotético,vastísimafuncióndel espíritu,conla hipótesiscomofórmulaexpresay argumental,queaquínos incumbe. Claro es quela hipótesiscientíficano es literatura,no tieneintenciónlite-raria,pero es un modode lo literario espiritual,un modo deficción, aunqueno cumplesu destinodentro del fin ficticio,sino como tanteopara buscarel ajustecon un sucederrealqueaúnse ignora. (Estehuecoesquemaliterario, descepadode la intención,recuerdaaquel“esquemade conocimientosinconciencia”,comollamamosa la digestión:III, 21 y n).

Las hipótesispuedengraduarseasí:10 Hipótesis “indiferente”, o supuestolibremente esco-

gido entrevariasposibilidadesigualmenteverdaderas.Actode voluntad intelectualque evocaunarepresentacióndeter-minada:“Seaun triángulode tres ladosiguales,o seade treslados desiguales.” Y de aquí la matemáticaconcluye lasleyesdel equiláteroo del escaleno.“Sea un serautotrófico,o heterotrófico.” Y de aquí la biología concluyelas leyesecológicasdel tipo propuesto.

2~Hipótesis “acasoverdadera”que,como intento inter-pretativo,y areservadecomprobaciónulterior, se adelantaenvanguardiadel conocimiento.“Nace de la imaginación”,dice

* Sobreel estímulo estético como factor de la invención y el descubri-miento, por cuantoempujaoscuramentea cerrar las “configuraciones” todavíaincompletas:A. P. Usher, Historia de las invencionesmecánicas,tr. T. Ortiz,Mexico, Fondo de Cultura Económica,1941, capítulos1-ii.

* * A. A., “Trasluz del Leviatán”, en El Nacional, México, 20 de mayo de1941 [Cf. A lápiz, México, 1947; Obras Completas,VIII, pp. 282-2831.

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Comte (Cours de Phil. Posit., 28). “Del sentimiento”,dice ClaudeBernard(Introd. ~ la Médec.Experirn., 1, 11,2).

30 Hipótesis “acaso falsa”, con la que se contentaDes-cartes a condición de que la experienciadespuésverifiquelas deducciones(Principes, III, 44.47); y contra la cual es-grimeNewtonsuafirmaciónde las vercecausce,en el famosopasajeIlypothesesnon fingo (Phil. Naturalis Principia Ma-them.at.).Estahipótesis adquierevalor científico en calidadde métodoheurísticoparala exploraciónde los hechos,y elinglés la llama Working-hypothesis.

49 Hipótesis “falsa”, que se admiteparala contraprue-ba por absurdoo pruebaapagógica.La más literaria de laescala.*

27. Historicidad de la hipótesis. En cuantoasu destino,la hipótesis estableceuna “teoría”, en el.sentidode tal tér-mino que se oponeal “conocimientocomprobado”. Y cuan-do sellegaa lacomprobación,la hipótesisse retirapor el foroy deja de existir. Sólo existe mientrases fingimiento. Demodo quesi la ciencia aprovechalos servicios de la historiaen la etapaprevia de la inducción, ahoravemos que apro-vechaunaoperaciónliteraria comoetapatambiénprevia dela comprobación. Este sentidode lo “previo” nos conduceinesperadamentea la nota de historicidad, intrínsecaen lamisma hipótesis (III, 23). Ello bastaríapara ponernosenguardia,desdeahora,contrala pretendidaserie cronológicade Toynbeeaqueluegohemosdereferirnos:Historia—Cien-cia— Literatura. Porqueel procederliterario puedeprece-der al científico (IV, 14, 20).

28. Ejemplosde la historicidad de la hipótesis. El “ho-rror al vacío” de la Antigüedadquedasuperadopor Torri-celli (s. xvii), quien demuestraque tal horror se suspende,para el agua, a los m. 10.33, y para el mercurio, a losm. 0.76. Después, la ciencia llegará a la noción de queel vacío ocupa el mayor espacio,el sitio de honor en eluniverso. Las sucesivasteoríasde la luz: a) emisión cor-puscular (Newton); b) ondulación (Huygens); e) electro-

* Sobreel “como si” de Vaihinger,ver VIII, 16.

1 fi’)1 ~i~?

magnetismo(Maxwell); d) los cuantos,complementode laanterior (Planck); e) mecánico-ondulatoria(De Broglie,Schroedinger,con ampliaciónde ideas sugeridaspor Hamil-ton). Mientras subsisteel duelo entreel corpúsculo y laonda,o entreelcontinuoy el cuanto,las nociones,por lo mis-mo que son inconciliables,se mantienenen la etapadel fin-gimiento. La armonía que ahora se intenta significa parala física una revoluciónno menorque la de Einstein,y aña-de a las cuatro dimensionesde éste una quinta, única queexplica los fenómenoselectromagnéticos. Se dice que laonda material vehicula corpúsculos(electronesy protones),como la onda electromagnéticavehicula fotones o gránulosde radiación. Se nos explica que una lámparaencendidapuedeconsiderarseindistintamentecomoun armonioo comounaametralladora.Un pasomás,y Langevin,Mott y Pauliinsisten en que estosúltimos elementos—electrón, protón,fotón— no admitenel serconcebidoscomo “objetos” o “cuer-pos aislados”. Ya Russell sugeríaque se los interpretaramás bien como“sucesos”o “ruidos”. Parecequelas etapasde estos fingimientos puedenreducirseasí: 1~’oposición;2~alternanciaindiferenteo “libre elecciónde la naturaleza”,dice Dirac; 39 elecciónpor “concienciay omniscienciadelátomo”, dice Darrav con humorismo;49 negaciónde corpo-reidad al corpúsculo.

29. La iluminación o rapto intuitivo en la ciencia. Siya la hipótesis es un proceder literario ¿.qué no decir deaqueldescubrimientoque se adelantaen salto intuitivo? Ge-neralmenteel salto procedede una plétora que fuerza laválvula, plétoraconscienteo inconsciente;no procede,claroestá,de la nada, del cero absoluto del conocimiento;peroen todo caso, corta atajos, abrevia trámitesen las parsimo-niosasinferencias regulares. Arquímedes,interpretandoensu cuerpoel secretode la flotación, sale del bañogritando“;Eureka!” Newton recibe en la cabezala manzanades-prendidadel árbol—otra vez Árbol de la Ciencia—y, porla imagende unaescalaen el dolor, concibeunaescalaen lagravitación. Y lo queasí se da en la física ¿cómono ha dedarse en las cienciasdel espíritu,cargadasde mejor dina.

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mita? El rapto desaparecemodestamenteal llegar a la for-mulación científica, y entoncesse movilizan los ignoradosrecursosargumentalesque la explosión pusode manifiesto.Peroel rapto está allí, latente, tras la fórmula, paraquiensabeatravesarlas realidadeshumanas.La ley de gravitación,la hipótesis de la selección,la teoría de la imitación encu-bren, bajo sus rasgos austeros,la vehemenciaque un díasacudióa Newton,aDarwin o aGabrielTarde. El solo ín-dice de velocidadmentalnos transportóasí de la inferenciaregular hacia el tipo literario inventivo (III, 38) -

30. Contaminacionesespuriasentrevarios órdenescien-tíficos. Ellas acontecen,por ejemplo,en el trasladometafó-rico de las nocionesnaturalesa las culturales, lo cual, enguerrainterior, perturbael reino de la ciencia (1, 8; II, 13;III, 13, 38-2k, 58.4v).

Por falta de lenguajepropio, la sociologíase atascaenfiguras de la biología o la mecánica:organicismo,mecani-cismo y aunmorfologismohistóricoa lo Spengler.La cien-cia de la literatura quiere a vecesconcedera los génerosliterarios consideraciónde organismoso seresqueevolucio-nan según leyes biológicas, sólo porque en el sentido delsucederhistórico aparecen,se desarrollany mezclan,y al findesaparecen.Se achacaeste error a Bruneti~re.En malahora, por seguir la terminologíacientífica de sutiempo (~élquellegó apreguntarsesi la cienciaestaríaen bancarrota!),pusoel nombre de La evoluciónde los génerosa un librode crítica: merametáforasin las negrasintencionesque sele achacan.A nadiese le ha ocurrido, hoy que los términoscientíficoshanentradoya en el usocorriente,culpar aHenriFocillon de confundir la estéticay la biología por haberes-crito la Vida de las formas. Y a Maeterlinck,poetaaficio-nadoa divagacionesfilosófico-científicas,puedenseñalárseleerrores de información; pero nadiepuedeculparlo de pen-sar que las dimensionesse alimentan,creceny se reprodu-cen, por haberescrito La vida del espacio. A nadie alarmaya GustaveCohen cuandoexplica la historia del teatro me-dieval echandomano de uno que otro término sobrela ex-pansióny la bifurcación celular. Lo que pasa es que la

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fórmula de Bruneti~reproporcionó contra él una cómodaarmade censura,y es raro que nos decidamosa enterarnospor nuestracuentade las cosascuandose nos obsequiaunafácil disculpaa la pereza. De donde muchos se autorizanparano leer un buen libro. Es ya uno de sus méritos elhaberprovocadolas reaccionesde Croce y de su discípulonorteamericanoSpingarn.

31. Resumenpara la historia y la ciencia. Parala his-toria y para la ciencia hemoscomenzadopor preguntarnossi ellas abarcabanla totalidadde los fenómenosquecorres-pondena sus respectivosmétodos,y si abarcabanexclusiva-mente tales fenómenos;hemos comenzadopor trazar lasirregularidadespositivasy negativasde su frontera, las zo-nasde invasióny las zonasinvadidas,los límites y las con-taminaciones. Si recordamoslo que llevamos dicho, vemosqueel conceptode límite se refiere a los temas,a vecesse-mánticosy a vecespoéticos,o sea al contenidonoemáticode asuntosy formas; y el conceptode contaminaciónse re-fiere al curso noético del pensar,al ángulo de declinaciónbajo el cual el espíritubañasusmotivos temáticos. De suer-te que ni uno ni otro conceptodeben confundirsecon elsentidocorriente de la “influencia”, que es algo equívoco.Influencia puedellamarsea todo; y por lo mismo que laidea es tan vasta,no nos sirve de instrumentoanalítico. Re-sumiendonuestrasconclusionesanteriores,encontramos:

J9 Que, en cuanto a límites, la historia prescindede laantropologíahastacierto punto, y hastacierto punto tam-bién, de la biografía. Por el descubrimiento,se ensanchasobresupropio terreno.

2~Que, en cuanto a contaminaciones,la historia las re-cibe de la ciencia (antropología,económica,cienciasauxi-liares de la historia o en función transitoriade talespor elhecho mismo de contaminarla); y las recibe también dela literatura (caso mixto de la biografía y casopuro de susficcionesexternase internas). Esto,prescindiendode la con-taminaciónespuriadel espíritu industrial,en que la historiamásbiense desvirtúa.

39 Que, en cuanto a límites, la ciencia rechazatodo

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tema que le es ajeno, pero caminapor ensanchesobre losfenómenosfronterizos que,aunqueno actualmentecaptados,le correspondenpor derecho.

49 Que, en cuanto a contaminaciones,la ciencia las re-cibe de la historia en las disciplinasllamadascienciascul-turales; y hastacierto punto, y singularmenteen la etapade la inducción, tanto en las cienciasculturalescomoen lasllamadascienciasnaturales. Y que la ciencia recibeconta-minacionesdel pensarliterario en sus ficciones externaseinternas—singularmente,la hipótesis—y en la iluminaciónintuitiva. Prescindimosde las contaminacionesinteriores,enque la cienciapuededesvirtuarsepor confusiónde unastéc-nicascon otras.

Tras este resumen,pasamosa la literatura.

B

32. La literatura: ni límitesni contaminaciones.Sea,en fin,la literatura,nuestrameta, tercer capítulode la tríada (III,7). Si parala literaturanos proponemosahorala preguntasobrelímites y contaminacionesimpuestospor la historia yla ciencia,nos encontramoscon una respuestasingular, con-secuenciade la índole especialde la literatura dentro de latríadateóricaqueestudiamos:la literaturano conocelímitesnoemáticos,la literatura no admitecontaminacionesnoéticas.Por unaparte,el pensarliterario sólo puedeser el pensarliterario. Por otra parte,la temáticaliteraria, de formas ode asuntos,puedeaprovechartodala poéticay la semánticaajenas. Las “influencias” (en el caso,empréstitos)que dela historiay la ciencia recibala literatura significanun en-sanche,no una limitación de su temática,y en modo algunosignificaríanunacontaminaciónextrañadentro de su ordenmental. Hemosdicho que es pasible de mencióno aprove-chamientoliterario todarealidadque llega anuestramente(II, 21). La intención de la literatura es inflexible; susmotivos, ilimitados. Al punto que la literatura puededefi-nirse por estapurezade sentidoy estauniversalidadde mo-tivos.

Más aún: pronto veremosque la universalcaptaciónde

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la literaturasólo es posiblemerceda esaoriginalidad o au-tenticidad de su notaciónmental (IV, 10). La integraciónde todoslos motivos e intencionessólo puedeexpresarseenla literatura,y la literaturaes la únicadisciplinaque no sedesvirtúacon tal integración,antesvive de ella.

33. Los límites comorelación ancilar. A lo largo de laconfrontación de la tríada teórica que examinamos,hemospasadotácitamente sobre nuestro cuadro ancilar, contem-plándolobajo nuevaluz y sin preocuparnosya del criteriode la voluntaden el servicio,queantesnos hizo de reactivoparael análisis de los casosprácticos(II, 8 a 10). Comoexaminábamosla historia y la ciencia, es decir, órdenesdela no-literatura,hastaaquípasamostan sólo sobrelos tiposdel préstamopoético (A, B), por ejemplo en las ficcionesde la historia y la ciencia (III, 15-16, 25.26). Los présta-mos semánticos(C’, D’) ya sabemosque no son literatura,sino que en ellos la literatura sirve de tema o materia aotras disciplinas. En el caso de la tríada actual, aquíaco-modanla historia de la literaturay la ciencia de la litera-tura. Y si nuestrocuadroancilar,que fue trazadoen vistade la literatura, fuera ahora respectivamentetrazado parala historia y para la ciencia,aquíencontraríamostipos co-rrespondientesen que acomodaríanla historia de la cienciay la ciencia de la historia. Pero nuncapodríamosencontrarliteratura de la historia o literaturade la ciencia—que se-rían, en efecto, una contaminaciónnoéticasufrida por laliteratura—sino en aquelotro sentidode la palabra“litera-tura” queequivalea “bibliografía” y quedescartamosdesdeel principio (1, 10-2~).

Pasemosahoraa los empréstitos,que son los que pue-denpermitirnosapreciarsi realmentehay límites en la lite-ratura, puestoque, como hemosobservado,el conceptodelímites se refierea los temas(III, 31). Si estos empréstitosrepresentan“invasiones” y no “ensanches”—como sostene-mos que representan—habría límites a la literatura. Eltipo E” (la no-literatura),quepareceel máspeligroso,me-rece consideraciónespecial.

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34. Salvación del tipo inconcebibleE” (II, 8). Si ennuestrocuadroancilar aparecíaun tipo inconcebible¿nopo-drá legítimamentedecirse queeste tipo inconcebible es unlímite de la literatura? En maneraalguna: el maíz no esel límite de la harina,es “otra cosa”. La diversidaden lasespeciesno es un límite o resistenciaexterior que cada es-pecie impone a las demás,sino que resulta de un agotarseinterno —por plenarealización—en la esenciade cadaes-pecie. El juego de clasificacionesverbalesnos llevó, en la

tabla ancilar, a enumerarel tipo E”. Este tipo nos resultóinconcebiblecomo tipo ancilar,pero no es inconcebibleen símismO. Poseesu propio sentidonoético: es, como dijimos,la no-literatura. Tambiénhubiéramospodido trazarel esque-ma ancilar como un eje cargadocontodos los procesosin-termedios,y cuyos dospolos serían: aun lado, la literaturadiáfana, teóricamentedesprovistade tentacionesancilares,que llamaríamos“alfa”, y al otro lado, la no-literatura, eltipo E”, que llamaríamos“omega”. Puesbien: entoncesresultaque “omega” sí existe, en todaslas obraspuramenteno literarias; y, en cambio,por muchoque nos esforcemos,“alfa” no existe,porqueno existe literaturaqueviva sin ah-mentarsede la no-literatura,en grado mayor o menor. Se-ría un imposible tipo escorbútico. “Alfa” es un apetitoabstractoque se arroja sobre“omega” como un ave de pre-sa y vive de su sustancia. Por dondecaemosen una nuevademostracióndescriptiva de la universalidad o ilimitacióntemáticade la literatura.

35. Los demásempréstitos:ensanches.El poético-espo-rádico (F) es meraincrustaciónlingüísticaque no afecta alsesgodel pensarliterario, o sólo lo afectaríaal desvirtuarsepor mal gusto,al convertirseen mala literatura, como en elcasoespuriodel duelo presentadopor el novelistaen térmi-nos de crónica de sala de armas(II, 16), parangóndel casoespuriorecíprocoo tirada lírica inoportunaen la obra cien-tífica (II, 14). El semántico-total(G) muestrael aprove-chamientodel argumentohistórico o científico, de francaintenciónliteraria. Lo propio puededecirsedel semántico-esporádico(H), y aun es en él más evidentela imposibi-

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lidad de enturbiarla intención literaria por su misma mo-destia cuantitativa. Casos todos de “ensanche” y no de“invasión”. La teleología literaria nuncaha sido afectada.

Com-’~vemos,el verdaderoconceptode ensanchese re-duceal t~poG, puesel F y el H no afectanel carácterde laobra por ser esporádicos,y menosaún el F que el H. Enefecto, el F, como poetema,no pasade modo de hablar,ysólo significa asuntoen cuantoes consideradocomo seman-tema, o sea por su fase de asunto, por lo que necesaria-menteimplique del tipo H.

36. Primeras conclusionessobre la literatura. Si a lasconsideracionesanterioressumamosahora el criterio de lavoluntaden el servicio,quepartede nuestrocuadroancilarsecundario(II, 10 ss), podemosya resumirasí nuestraspri-merasconclusiones:

La literaturaes tan universal quepuede,conscientemen-te o no, ya de propósito,ya de pasoy con indiferenciao yade mala gana, dejaralgunaslimosnasen las escarcelasdela historiay laciencia. Por suuniversalidadmisma,adquie-re, ante la historia y ante la ciencia,el valor vicario de lavida. Nada quesea humanole es ajeno,y cuanto existe eshumanopara el hombre. De suerte que historia y cienciapuedeneconómicamentetomar por materiael estudiode laliteraturacomo un testimonio compendiosode la realidad.Pero, en cuanto la historia y la ciencia significan órdenesdelpensamientoespecífico,se detienenrespetuosamentea laspuertasde la literatura.

En cambio, hemosvisto que la literatura unasvecesseentrometea ayudara la historia (III, 14 a 17), y otras, aayudara la ciencia (III, 24 a29). La literaturatiene ejér-citos sobrantesparainvadir camposajenos. Las incursionesliterarias en estoscampospuedenserpermanenteso transi-torias. Permanentes,en la ficción internade la historia o enla externade la ciencia; transitorias,en la ficción externade la historiay en la internade la ciencia,o aunen el raptodel descubrimientopor iluminación intuitiva. De suerteque,como las expedicionescivilizadoras de los antiguosIncas,sólo fundan establecimientosdondehacenfalta y son acep-

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tadas,y se retiran discretamentedondeya no hacenfalta ose las rechaza.

37. Precaucionesmetódicas. Aquí daríamospor termi-nadaesta segundaetapadel deslinde, a no ser porque lanecesidadde referirnosa la literaturaen conjuntonos obligóaun lenguajeabstractoen que no se venbullir las especiesvivas. Paraproponer ahora algunos ejemplos,a título deejercicios analíticos,tenemosque asegurarnosalgunaspre-caucionesmetódicas. 10 Porquela índole especialde la lite-ratura, dentro de la tríada teórica,nos obligaráa unamar-cha digresiva,que no guardacompáscon la que aplicamosa la historia y a la ciencia. 2°Porqueno se puedeejempli-ficar ordenadamentela literatura sin agruparlos ejemplospor funciones. Lo primero es una elasticidadmetódicaenel tratamientodel fenómenoliterario. Lo segundo,una an-ticipación metódica sobrela descripcióndel fenómenolite-rario concreto,descripciónque no es aún el objeto de estelibro (III, 40).

38. Elasticidad metódica. Fertilizacionesy excitacionesmetafóricas. Se impone un pequeñocambioen el méto4o.Ya no tememosencontrar en la literatura limitaciones nicontaminaciones,y abandonamospor eso el primer movi-miento de nuestroavancesobrelahistoria y sobrela ciencia.Nos quedaahoradecir algo mássobreel empréstitosemán-tico-total (G), al cual acabamosde reducir el conceptodelos “ensanchesliterarios” (lo contrario de ios límites, III,35). Huimos de la vaguedad del término “influencias”(III, 32), y por igual razón,huímos aquídel término “ins-piración”, que sugiere muchas otras ideas, aunque másadelantelo usaremoscon libertad (VIII). Bien podemosllamar al ensanche“fertilización”, para de unavez descu-brir su efectosobre la obra literaria. Esto, a condición deno confundir la fertilización propiamentetal, empréstitote-mático queestápresenteen la obramisma,con aquellaotrafertilización que es más bien una “excitación metafórica”acontecidaen la mentey anteriora la obra.

La excitación metafórica de que hablamospuede ilus-

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trarsecon aquelinstanteen queSor JuanaInés de la Cruz—grandeautoridaden las experienciasdel conocer—lograentenderalgunasreconditecesde la teologíaa travésdel es-tudio de la teoría musical (VIII, 25)- Luego se ve queesta excitación metafórica se relacionacon la iluminaciónintuitiva, y es másbien unacontaminaciónque el obrar li-terario de la menteproducesobreel obrar científico: así elrapto en la manzanade Newton (III, 29). Sólo que aquelrapto dio un descubrimientopara la ciencia,mientrasquela excitación metafórica en Sor Juana lo dio únicamenteparala persona.Allá fue un descubrimientohistórico; acá,individual.

Tal excitaciónmetafóricase fundaen la comunicabilidadde los órdenesmentales,de la cual los imperfectosdespren-dimientos de origen no sonmásque un caso explícito y vi-sible, unaetapahistóricay genética(III, 8, 16, 41, 43, 46y 51) - Pero la naturalezadel espíritu es tan compleja, queen cualquiermomentode nuestraevolución hay siempreunacomunicaciónlatentede los diversos ejercicioso disciplinas,los cualesno por esopierdensu autonomíaesencial. De unaa otra disciplina siemprepuedendarseexcitacionesmetafó-ricasque,en nuestrocaso,vienena sercontaminacionesnoé-ticas de la no-literaturapor la literatura, o mejor, por loliterario anteriora la literatura (1, 14). Ellas saltande unorden a otro aun sin conexión aparente,misterio semejanteal salto de los electronesde unaa otra órbita interatómica,que la física cuantistaregistra con asombro(IV, 20.50; V,15; VIII, 17-4v).

Observaciónl~:No confundir las excitacionesmetafóri-cas con las analogíasde estilo entrelas distintasmanifesta-ciones genéricasde las etapasculturales,conceptohistóricoque no afecta al deslinde (III, 8).

Observación2~’:Cuandolas excitacionesmetafóricaspier-densu carácteretéreo,eléctrico,y se estabilizanen caucesmecánicos—en suma,cuandolas metáforasse tomanal piede la letra—, abrencanalespeligrosos. Tales las contami-nacionesespuriasde unas a otras disciplinas 11, 8 final;II, 13; III, 13, 30, 58-4v).

Pero las fertilizaciones propiamentetales a que aquí

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queremosreferirnossonmuchomenosmisteriosas;no acon-tecenya como merosresorte~de la mente,sino que,además,se revelanexpresamenteen la obra literaria, respondenalempréstito semántico-total,y no son más que un aprovecha-miento de temasextrañospor partede la literatura. Por su-puesto, también hay fertilizacionesen el sentido contrario:de la literatura sobrela no-literatura. Aquí sólo nos interesael tipo inverso, el empréstito semántico-total,y secundaria-mente,el esporádicocorrespondiente:en primer lugar, G;y accesoriamente,H. Las consideracionessiguientesvienenaser complementariasdel capítulo u, en la parte respectiva,o sea:estudiodel tipo G.

39. Sentido recíproco de las fertilizaciones. Se ofreceesclarecerla naturalezade las fertilizaciones. Lo que,vistodesdela literatura, es empréstitocon valor de ensanchete-mático, visto desde la no-literatura, es un aprovechamientoeconómicode la literaturaentendidacomo función vicariade la realidad (III, 35, 36). Este galimatíastécnico, cuyofin es insistir en que aquí no hay límite ni contaminaciónparala literatura,se traduceasí: cuandola literaturaabsor-be temasde la no-literatura,éstapuedeaprovecharloscomoun documentomásde la vida. Consideremosesteaprovecha-miento desdeel extremono literario y desdeel extremo li-terario.

Esteaprovechamiento,consideradodesdeel extremo noliterario, tienendosgrados:J~es meracorroboraciónde cono-cimientos ya adquiridos por otros medios, como cuandolaliteraturamencionalo que ya sabíanla historia o la cien-cia; 2~es origen de conocimientosnuevos, o fuente, comocuandohemosvisto que la literaturacomplementala historia(III, 17). La fuente tieneun valor heurísticodistinto en lahistoria y en la ciencia,que resultade la distintanaturalezadel sucederaqueunay otra disciplina se aplican, sucederenglobadoen un solo conceptoal enumerarlas funcionesteóricasde la mente,pero queseráobjeto de un discrimenulterior (III, 3 y V, 4): 1°para la ciencia, la fuente esmeraprovocaciónen el conocimientode un datopermanente,quehastaentoncesno había llamado la atención;2°para la

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historia, la fuenteofrecea suvez dos gradosteóricosy pro-visionales,no siemprediscerniblesen la práctica: a) fuenteabsoluta;b) fuente relativa. Es absolutacuando,efectiva-mente, el testimonio es único por naturaleza;es relativa,cuandose trata del único testimonio que ha llegado a nos-otros, entrevarios testimoniosposiblesque se han perdido.Como,en general,el sucederhistóricodeja varios rastros,lamayoría de las veces la fuentees relativa. Así, para la his-toria o parala ciencia,la fuentepuederetroactivamentedes-cenderal grado de una mera corroboración,en conceptoalmenos,si luego resultaquese descubrenotrascorroboracio-nes; aunque,en la historia de la historia o en la historiade la ciencia,siempreconserveel título de “haber sido lafuente”.

Ahorabien, desdeel extremoliterario, el aprovechamien-to, sometidoal cuadro ancilar secundariode la intención,ofrecelos tres gradosque ya conocemos:J9 voluntario; 2~involuntario, y 39 violento: intencionalmenteofrecido, indife-renteo casual,y resistenteo reacio. Estagradaciónse reflejade diversomodo sobreel estilo literario del documento:enel caso voluntario, la literatura tiende ahacerun sacrificioen sus apetitosde imaginación, paraproveeren lo posiblela veracidadpráctica; en el caso indiferente, la literaturageneralmenteestiliza la realidad, como en La gitanilla, deCervantes,máspreciosistaque realista,y que destila,entrelos documentosde la vida gitana, los quetienen color esté-tico. Así tambiénla presentacióndel honor en la comediaespañola,dondesin duda aquel sentimientose exageraencódigoliterario algo másallá de la realidad,paradarletodosuvigor de resortepatético. En el casoviolento, al queantesnosreferimosen bloque (II, 23), cabaaúndiscernir: a) laresistenciavirtual o potencial;b) la resistenciaefectiva.Vin-ci “hubiera resistido”,a haberlaprevisto, la interpretaciónqueel psicoanálisisharíasiglos mástardesobresu documen-to onírico; en tanto que Sacher-Masochse opuso efectiva-mentea la interpretaciónqueensusdíasse hizo de suposturaante la vida. Ambos casosresultandel mayor o menor des-ajustecronológico,pero amboscaen en rigor dentro de laresistencia,virtual o efectiva, ante el aprovechamientoim-

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previsto. c) Hay todavía otro casomás sutil: la resistenciaprecautoriao de previsión, como cuando un autor afectadesconocerun paísdondedespuésse averiguaquetuvo cuen-tas con la policía. En este casohay el disimulo de unarea-lidad, y lo queen derechose llamaría dolo.

La exégesisse ve obligadaaabrirsepasopor entreestastrampasde la intención. Y todavíadescubrecon frecuenciaqueel datocrudo y ofrecido solícitamenterevelamenosdi-rectamentela realidad queel dato estilizado o el datoen-cubierto. Tal es la complejidaddel fenómenoliterario: talserá la sutilezade la interpretaciónque debaaplicársele.

Hay que explicar ahora la anticipación metódica queanunciamos(III, 37).

40. Anticipación metódica. Dijimos, a reservade escla-recerlogradualmente,que la literaturaprocedemediantelaficción (III, 7 y 8.c). Estaficción se expresaa través dellenguajepuestoen valor estético,y operapor tresmovimien-tos o funcionesformales (1, 10). La expresión“funcionesformales” resulta de consideracionesqueno son objeto delpresentelibro y quesehande publicar mástarde. En ade-lante las llamarésimplemente“funcionesliterarias”, puestoque en este libro no examinaremoslos otros órdenesposi-bles de funcionesliterarias.

Son ellas las principalesmanifestacionesde la literatu-ra, a saber: drama (comediay tragedia),novela (que en-vuelve la épica) y poesía (identificadacon la lírica). En-tiéndasebien: funciones, procedimientosde ataquede lamenteliteraria sobre sus objetos;no los génerosestáticosque ellas abarcan. Sin entrar por ahora en mayoreshon-duras, y sin hacercaso de que la obra sea prosificadaoversificada,dramaseráparanosotrosla representaciónhis-triónica, cómicao trágica,ya en el acto teatralmismo o aunen la obra escritaparael teatro, de hechosofrecidoscomoactuales;novela será la narración de hechos ausentesypretéritosen concepto,aunquelos verbos,por sintaxisfigu-rada,se usenen presente;y poesía,la expresiónde las pu-ras energíassubjetivas. El examen de las fertilizacionespuede,pues,orientarsepor el siguientecuadro:

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Tipo G (y H)

Fertilizaciones

1’

2’

39

Drama

Novela

Poesía

e Historia

49 Drama

59 Novela y Ciencia

6’ Poesía

Estecuadro sugieredos observaciones:1’ Entreel primer grupoo grupohistórico y el segundo

o grupo científico, hay un matiz quesaltaa los ojos:a) La historia es resurreccióndel pasado. La vitaliza-

ción queadquierela historia en la presentaciónliteraria estan intensa,que aun logra predominarsobreanacronismos,erroresy caprichos. La literaturade asuntohistórico puedeacertarcon unaverdadhumanamás profunda que los in-ventariosy calendarioshistóricos. El alegatode JonathanNield en pro de la novelahistórica (Guidelo Historical No-veis and Tales) es,en tal sentido, extensivoa toda la lite-raturade asuntohistórico. Y éstees elmomentode recordarla tesisaristotélicarespectoa la primacía,filosófica dela lite-raturasobrela historia (V, 17). Parece,pues,quede modogenerales la historia quien sale ganandoen este tipo defertilización. Aun puededecirseque,desdeel punto de vis-ta literario, este tipo ni siquieraha sido muy fecundo enobrasmaestras.

b) La ciencia se gobiernapor un rigor que no cuadracon la naturalezaimaginativade la literatura. En cambio,las incrustacionesdel rigor científico dana la literaturaeseencantoindefiniblequecomunicaa los alimentosblandosal-gunadurezainesperada:la almendrao la nuezconquecho-ca el dienteen el crocante. Además,el partir de datoscien-tíficos parael vuelo de la imaginación,comunicaa ésta unmayor misterio o incentivo, como si ello consolaraunase-creta esperanza,dandoalgo de posibilidada los imposiblesde la fantasía.

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Parece,pues,quede modo generales la literaturaquiensale ganandoen estegénerode fertilizaciones.

2’ Parael recto entendimientode ambosgrupos,el his-tórico y el científico,hayqueteneren el espírituel principiode las “ondas alternantes”a que antesnos hemosreferido(II, 8-G y 17): la obraliteraria corre comoun haz de hilosestambradosy, en eseproceso,el asuntono literario va comosobrentendidoy sólo reaparecede tiempo en tiempo, conunafrecuenciavariable,y permaneceen foco visible tambiéncon constanciavariable. Vuelve despuésasumergirse,y asísucesivamente.De otro modo,caeríamosen el tipo inconce-bible E”.

Ejemplo: unanovela sobreNapoleóncita los hechoshis-tóricos de su vida de tiempo en tiempo (aquí la alternanciade la ondaancilar), y de tiempo en tiempo lo trataen tér-minos puramentenovelísticos,como lo haría con cualquierfigura ficticia.

Pasemosahoraa las fasesdel tipo G (y H) en su natu-ralezade fertilizaciones,ejemphificándolaspor las tres dis-tintasfuncionesformalesde la literatura—drama,novela ypoesía—y refiriéndolasa los dos camposcomparativosdenuestratríadateórica: historia y ciencia.

41. Drama ehistoria. Por el extremono literario, el dra.ma “historiante” (conceptomás general que el “drama his-tórico”) * es corroboracióno es fuente. En tal sentido,he-mos dicho que hayhistoria complementada(III, 17). Porel extremoliterario, el datohistórico acarreadoen el dramarecorre la escalaintencional. Ambos sentidosse cruzan enla interpretaciónpráctica:Esquilo, en Lospersas,usade lahistoria conscientemente,pero no podíaprever quesu trage-dia quedaraen valor de fuente,etcétera(III, 44, 45).~

¿Cómoobra la funcióndel dramasobrela operaciónhis-tórica? Veamosesta operación. ¿Quéhace la historia consus datos? 1°Los descubre;2~los expone;39 los explica,

* Drama “histórico” sólo podría Ilamarseal tipo total, G; drama“histo-riante” comprendeel tipo esporádico,H.

** A. R., “Los persas,de Esquilo”, en El Nacional, México, 13 de mayode 1941. [Después en Junta de sombras,México, El Colegio Nacional, 1949,pp. 168.172.]

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sea por sus propios medios, sea con ayuda de cienciasytécnicasauxiliares.

1°Descubrimiento,o corroboraciónsecundaria,son ope-racionesde la historia,no de las técnicasdramáticas.Aquíestamosen el extremono literario, dondeel dramaes usadocomomateriahistórica.

a) Testimoniovoluntario. Ejemplo: Se delataenun dra-ma la prevaricaciónde un político, ignoradahastaentonces.Utilidad práctica,ancilar,transportadaal drama.Modalidadestratégicade la delación,seapara atenuarel compromisojurídico, sea para reforzarse con la emociónplebiscitariaqueerigeal público en juezpotencialy suscitaun movimien-to de la opinión. Comparable,comorefuerzo,a la inserciónde la judicial en la epidícticade quehablaAristótelesen suRetórica: Isócratesaprovechala ocasióndel PanegíricoparaacusaraCares.Comparable,comoatenuación,a las especiescientíficasqueJulesRomainsprefierearriesgaren la novelaparano exponerlasa los rigoresde la tesis (II, 13). Fuerade este ofrecimientoespurio,extratécnico,no se ve cómo po-dría confiarsevoluntariamenteal drama la presentacióndeun descubrimientohistórico, puesseríaun “gasto inútil”.

b) Testimonio involuntario. En cualquiermomento dela literatura puedenaparecerdramasindependientesde lahistoricidadespecífica(y aun de la tradición legendaria,como aquelAnteo en que Agatón aventuróunatragediaex-trañaa las sagasheroicas);o pueden,en cualquiermomen-to, aparecerdramasabstractos(simbólicos,alegóricos,fan-tásticos) que son ajenos a la historicidad. Pero la ciencialiteraria lograal cabodescubrirsu vinculacióncon la histo-ria, su dato involuntario, su fechaescondida,lo mismo enel d:amarealistaqueen el de pura imaginación,porquetan-to las realidadesdel primero como las imaginacionesdelsegundo—aunqueaquíde modo másvago—, tienensuhis-toria. Estahistoricidadinvoluntaria va desdelo obvio hastalo recóndito (III, 43, 44).

e) Testimonio violento. Su posibilidad general quedósuficientementeanalizadapara toda la literatura (III, 39).Parael dramaen particular,resultalaboriosoelbuscarejem-pios. Salvo cuandoel investigadorva sobreaviso y siguien-

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do una pista, será inusitado que nos salte a los ojos, derepente,en un drama,la fuenteo siquiera la corroboracióndel datoqueel dramaha queridoprecisamentedisimular.Y,sin embargo,cabeaquí,paraquien va con sustrampaspre-paradas,el dar cazaa ese testimonionegativoque es la omi-sión dolosa,o siquieraintencionada.

2~Exposición de lo histórico en el drama. Tiene queservoluntaria, intencional,y ofrecetrescasos,descontadoelinconcebibledel “gasto inútil”:

a) La historia que, por imperfectodesprendimientodeorígenes,aún no llega aserhistoria: el puebloprimitivo queconservasus tradicionesen forma teatral. Acasocorrespon-da aquí esemonólogo sacerdotal,hoy perdido, que, segúncreeJohn Hubert Cornyn, se practicabaentre los antiguosmexicanos,por más que el hecho de ser monólogo o re-presentaciónde un solo actor lo acercaa la épica. Y, enefecto,en la épicao novelísticael casose presentacon todadiafanidad(III, 8, 16, 38, 43, 46, 51). Pero también loencontramosbienmanifiestoen la antiguatragedia,reperto-rio de hazañasy genealogíaslegendariasvinculadasa cultoshistóricos,y en los orígenesdel teatromedievaleuropeo,re-pertorio hagiográficode igual sentido. Ya se entiendeque,en estostipos, historia y leyendaandanmezcladas~

b) Función poéticaancilar de popularizacióno pedago-gía (II, 14, 15). Ejemplo: una dramatizaciónde la vidade Bolívar para fines “panamericanos”de enseñanzaporradio, o la teatrahizaciónescolar del Grito de Dolores parael día de la Independencia.

e) Aprovechamientodel interés estéticosecundarioqueacompañaal sucesohistórico, interés estético que aquí sevuelve patético. Es el caso máscaracterísticoy generaldeldramahistórico.

39 Explicacióno interpretaciónde la historia en el dra-ma. Es por fuerza intencional. Fueradel inconcebible“gas-to inútil”, se la usaen trescasos:

a) Por el interéspatéticode la historia,como en el caso(e) anterior.

b) Como atenuaciónestratégica,y para no adquirir elcompromisodel pleno rigor histórico, tipo de paradojaque

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es parangóndel tipo espurioo extratécnicode la delaciónenel drama,arribaconsiderado.GeorgeBernardShaw,enMa-tusalén,usade Napoleóncomo mero símbolomitológico dela energíahumana, cosa que aquí no nos importa; peroen El hombrede los destinos,arriesgaunahipótesisbiográ-fica sobreNapoleóny los comienzosde sucarrera. Estetipohipotético sueleiluminar hondamentela interpretaciónhistó-rica, al incorporarlaen la conductade los caracteresdra-niáticos.

e) Por interéspedagógico,segúnel tipo (b) de la expo-sición históricaya considerado.

42. Ejercicio analítico de Don Pedro el Cruel. Sealatradiciónde la comediaespañolasobrela figura de Don Pe-dro el Cruel. ]9 El temaaparecesimplementealudidoen undramano histórico; empréstitosemántico-esporádico(H), demero alcanceretórico. 2°El temaes el argumentodel dra-ma, y da el verdaderodrama histórico: empréstitosemán-tico-total (G). La sazónliteraria dependede la estilizacióno el apegomás o menosestrictosa la verdadhistórica (LaGitanilla y “el honor en la comedia”,III, 39). Hay casoshistóricos queestán“pidiendo el teatro” y entranderecha-menteen el drama; los hay querequierengrandesretoquesy aderezos. Pero el valor literario no reside en el apegohistórico. Si se aciertaa resolverde un golpe ambosproble-mas, o es por elecciónfeliz del tema—libre coincidenciaentrela literatura y la historia—,o por un arte intelectualqueda con un éxito en sí mismo extraliterario,como el deresolverlogogrifos, aunquepuesto aquí en valor literario.Manzoni que,en su Carta sobre las unidadesdramáticas, alhacerla apologíadel dramahistórico, aseguróque “las cau-sashistóricasde una acción son esencialmentelas másdra-máticasy las másinteresantes,y cuantomásconformesseanlos hechosconla verdadmaterial,tendránen másalto gradola verdadpoéticaquebuscamosen la tragedia”,rectificó estaidentificación de la verdadhistórica con la verdadpoéticaen su ensayoposteriorDe la novelahistórica. La ley de estaoperaciónmental,sin duda descubiertapor Schiller, consisteen palparla juntura“entreel dramade la pasiónindividual

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y el dramade la plaza pública. Así se explicanesasmiste-riosas figuras de mujeresy de niños, colocadaspor la tra-dición comohitos terminalesal principio de todagranevolu-ción histórica,como si el dramadel hogar fueseinseparabledel quese desatapor la voz de los tribunos o por el puñalde los conspiradores.Así, en la fantasíapopularque abri-hlantalos orígenesde las repúblicas,la sangrede Lucreciay de Virginia es riego lustral y expiatoriopara la libertadromana,y la flecha del arqueroTeli rubrica la Cartade lasfranquiciashelvéticas” (Menéndezy Pelayo,op. cit.).

La tradición teatralde Don Pedropuedeestudiarse:1°Dentro del teatro mismo,o aun dentro de unao varias lite-raturasen general,para sólo ver la evolución literaria deltema(comoalgunavezestudiamosla confrontacióndelhom-bre y la naturalezaen el monólogodel Segismundocaldero-niano),* y entoncestenemosciencia literaria, temáticacom-parada. 2~En relación con la verdad histórica: a) Seráentoncesciencia literaria auxiliadapor la historia,si se tra-ta de apreciarla dosisde historiaque la obraliteraria apro-vecha. b) Seráhistoria documentadao corroboradapor eltestimonio literario, cuandose trata de recogerasí un docu-mento más sobrela opinión histórica. En nuestrocaso, talopinión vacila entrela noción de Pedroel “Cruel” y la no-ción de Pedroel “Justiciero”, como en un tiempo lo ha lla-mado Sevilla.

Y así sucesivamente,segúnlos diversosusosposiblesdeltema. Puesadviértasequeaun la historiade los conocimien-tos popularesen materiade fisiología humanaencuentrada-tos en la tradición de Don Pedro:así aquel crugir de laschoquezuelas,que lo denunciabacuando andabaen sus fe-chorías,nocturno e incógnito, y de que tan felices efectospatéticosha sacadoel teatro.

Todo es tirar, y comienzaadesarrollarsela cinta de mo-tivos complejos. ¡ Universalidadde la literatura,esteespejode la vida y de la no-vida!

Pasemosa algunasobservacionescomplementarias.

* A. R., “Un temade La vida es sueño”, op. cit., II, 19, 4 n. [Capítulosde literatura española,28 serie, México, 1945; Obras Completas,VI, pp. 186-204].

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43. Historicidadobviaen el drama.En los orígenesdelaliteraturay la historia,el desprendimientode ambosórdeneses imperfecto,y seda sobreel subsuelocomúnde la mitolo-gía. Lo histórico y lo literario son todavía algo anterior ala literatura y a la historia (1, 14; III, 8, 16, 38, 41, 46,51). Mientrasunacivilizaciónno conoceotraforma de histo-ria que la dramáticao la épica,no ha llegadoaúna la his-toria. En cuantoa la fertilización del dramapor la historia,podemostambiénaquídescartarel tipo obvio, consecuenciade la universalidadliteraria: tododatode realidadhistóricapuedesermentadoen el drama, y cuandose trata de unahistoricidadcomúno no específica,caemosen el tipo obvioancilar. Si la escenarepresentaunacasa,es que los perso-najesviven en casas,seapor la época,queno esya la épocade las cavernas,seapor la clasesocial, queno es la de losgitanosamontonadosen carros o acampadosbajo los árbo-les, etcétera. Estahistoricidad transparenteno merecedete-nernuestramirada. Salvoel casosingularde reiteración,enquela ciencia literaria descubreunafrecuenciatemáticaquese resuelveen inclinaciónpsicológica(II, 5 y 21).

44. Inserciónde la historicidad en el drama. Veámoslaen dos grandesejemplos.

La tragediaantigua—conunasola excepciónquenoshallegado:Lospersas,de Esquilo (III, 41, 45)— opera,den-tro de la mitología,con unaclaseficticia: diosesy héroesaquienesse animaconpasionesmáso menoshumanas.Tardía,creceasu lado la comedia,derivadade las fiestasbáquicasy pronto captadapor el costumbrismo. La comediaoperaya conunaclasehistórica. Por aquíentrala historicidadenel drama. Lasinstitucionesdoriassujetana la comediaden-tro de los tipos abstractos;las libertadesateniensesla dejanllegar a las personalidadesy a los hombresdel día (Aris-tófanescontra Cleón).

Compáreseestoconlos orígenesdel teatrooccidentalque,antes de los génerosindependientesy profanos,cruza porlos génerosreligiosos,inspiradosen los Evangeliosy la ha-giografía,fondo mitológico de la época. “Si la antiguapoe-sía teníadiosescelestiales,infernalesy terrenos,la moderna

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tiene ángelesy santosdel cielo... Convieneque la materiaépica seafundadaen la historia verdaderade nuestrareli-gión cristiana” (Cascales,Tablas poéticas,1617). Al bifur-carse a su vez el teatro occidental,la tragediaconservalatendenciaa operarcon unaclaseficticia o, lo queequivale,extraordinaria:príncipesy señores,ya escogidosen la tra-dición remotao reciente,clásicao nacional. La comediacaesobrela claseactual y cotidiana,aunquepor muchotiempoda en los tipos abstractos:el avaro,el tartufo.

45. La ilustre excepciónde “Los persas” (III, 17, 41,44). La historia,en suprimer accesoa la tragedia,tuvo quesubir al coturnoy presentarsealgomagnificada. Seguramen-te queLos persasno es la primer tragediaen que ello seintenta. Frínico, predecesorde Esquilo, habíallevado ya alteatrounaTomadeMileto por los persas,quefue prohibida,así como multado el autor, por la exaltaciónpasional queprodujo en el auditorio. Estaexaltaciónse explica,no sólopor el estadobélico entrehelenosy persas,sino porque,enel largo procesode la invasiónpersasobreel mundohelé-nico, la caídade Mileto representala primer conquistatras-cendental,y la que arrojó sobre Atenasla herencia de lacultura cuyo emporiohastaentonceseraMileto, expulsandosobreel Occidente,hastalos términos de la Italia griega,alsemillero de filósofos del Asia Menor. SeguramentequeEsquilo, en los desquitesdel tiempo, quiso ahoradar unarespuestaal dolor expresadoen Frínico, presentandoel es-pectáculode unavictoriahelénica,de un dolor de los persas.

46. Novelaehistoria. Segundocapítuloen el cuadrodefertilizaciones(III, 40). El procesoseguidoparael dramase repite parala novela. Por el extremono literario, la no-vela “historiante” puedesercorroboración,o bienfuenteau-téntica o relativa (III, 39). Por el extremoliterario, reco-rremos otra vez la escala intencional. Sobre el cruce deuno y otro sentidoen la interpretaciónpráctica,recuérdeselo dicho sobrela historia completada(III, 17): La epopeyacastellanaquedainvoluntariamentecomocomplementode lacronic~.

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]9 Aquí también,y al mismo modo queel drama,la no-vela puedeofrecera la historiadescubrimientoso corrobora-cionesvoluntarias,involuntariasy aunviolentas.

2° Aquí también encontramosla exposición histórica,siempreintencional,en los tresgrados(descartadoel “gastoinútil”): a) imperfectodesprendimientode orígenes(III, 8,16, 38, 41, 43, 51), tan sensibleen la novela como en eldrama: ejemplo de Egipto, dado a novelarla historia (II,13), ejemplo de la épica escandinava,aficionadaa lo ma-ravilloso y dondees imposibletrazar el límite; b) propósitode popularizacióno pedagogíaen el génerohíbrido de lahistorianovelada;e) aprovechamientodel interéspatéticodela historia,en la auténticanovela histórica.

39 Aquí también,la explicacióno interpretaciónpor fuer-za intencionaly, descartadoel “gasto inútil”, ya fundadaenel interéspatético,ya en la atenuaciónestratégica,ya en losfines pedagógicos(II, 12; III, 41).

47. Observaciones.1~La literatura narrativa o nove-lescase prestatanto como el dramaal acarreodel temahis-tórico.

2° Hay unahistoricidadlatenteen la novela, relaciona-da conel tipo obvio. Y en ella, lo mismo queen el drama,entrañaunareferenciamáso menosexpresao tácitaal tiem-po y al espacio (épocay lugar), a la circunstanciasocial(historicidadespecífica). Todo autor escribedesdeaquellaintersecciónde líneashistóricasque lleva como marcaen lafrente. El mismo saboratemporaly escuetode las Quinzejoyesdii mariagepermitea Leo Spitzersituar estaobra, portestimonio de omisión, en suhora medieval.

39 En la novela fantástica,la capahistóricase adelgazamáso menos,sin desaparecerdel todoen teoría: a) porquetambiéntienenhistoria los génerosde la imaginaciónlitera-ria, y el cuento fantásticopor excelencia,el cuento árabe,delatasu origen en cuantohabla de geniosy huríes;b) por-queel recursomássocorridode la novela fantásticaconsisteen introducir en el mundoreal un dato irreal paraobservarla alteraciónqueproduce,y ese ambientereal quesirve decampoal experimentoayuda adatarla novela. Por supues-

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to, la interpretaciónprácticase dificulta con la vecindad:en-tre el cuentoárabey la fábula milesiaes fácil orientarseporel soio tipo de fantasía;no lo seríaigualmenteentreun re-lato fantásticobelga y uno suizo, dondehay que acudir alos elementosno imaginativos,seanreferenciasa lugaresyhábitos,seanformasdialectalesdel francés,etcétera.Dentrode unamismaliteratura,de la EdadMedia al Renacimiento,no podría ocultarsela delaciónlingüística;pero ¿entre1830y 1840?

4~’Como parael drama (ejemplo de Shaw sobreNapo-león), la explicaciónhistóricase desliza en la novela a tra-vés de la hipótesis biográfica: Jules Romains atribuye aBriand ciertas reflexionesque muy probablementecruza-ron el ánimode éste,cuandoel escándaloprovocadopor sudiscursoen la huelga ferroviaria. AbundantesejemplosenGaldós.

5°El tipo vacilantede la biografíapuedeacercarsemáso menosa la novela. Recuérdenselos conocidoslibros deMaurois sobre los poetasinglesesy, para América,el DonManuel (GonzálezPrada),de Luis Alberto Sánchez,el JoséAsunciónSilva, de Alberto Miramón, el Don Alberto BlestGana, de “Alone”, etcétera.El dilema va siemprede la his-toria (o biografía) noveladaa la novela histórica (o biográ-fica), segúnel declive de la intención.

6” Tipo singular de novela “historiante” es la novela declave, que se prestaa la delaciónde modalidadestratégica,por refuerzo plebiscitario y por atenuaciónjurídica, comoen el casodel drama(III, 41-1v). Así fue como JoséOrtegay Gassetaveriguó,en Troterasy danzaderas, de PérezAyala,quién le habíasustraidodel bolsillo unasumade dinero.Engeneral,el propósito es retrataruna sociedadsin herir defrente las susceptibilidades:las Memorias de Saint-Simonpasana serEn buscadel tiempo perdido, de Marcel Proust,y el autorse reservala libertadde crearun tipo, comoChar-lus, fundiendo en uno varios modelos,o de introducir alte-racionesinventadas.A veces,elescándaloo el crimenentrandirectamenteen el cuento. Mariano Silva Acevesrecogió asícierto sucesodel mundo diplomático en México; Georges

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Simenon se jacta de trasladaren bruto, a sus novelas, lasgacetillasde policía.*

48. Inserción de la historicidad en la novela. En ver-dad, la historia, entendidaa la maneraclásica, justifica ladespectivasentenciade Macaulay: “novela fundadaen he-chos”, por el recursoa las ficciones externas:retratos,dis-cursos,diálogos,etcétera(III, 15). La EdadMedia, al ca-lor de la idea religiosa, introduceen la historia un nuevoconceptoprovidencialistaque,por unaparte,ensanchaelsen-tido del tiempo histórico segúnadelantese explicará (III,28) y, por otra, consideraa la humanidadtoda como unsolo hombreconducidopor el Creadorhacia la redención.SanAgustínanunciaaBossuet.En PauloOrosio,la historiaes lección y castigo,desfile de calamidades:MoestaMundi.Pero, sobreesteconceptobásico,las obrashistóricasmedie-valesprontose deshacenen crónicase inventarios. La EdadModernavuelve, por imitación, al tipo novelescode los an-tiguos, mezclandoen él más o menosun sentimientoprag-mático y de ejemplaridad:estanotaes crudamentepolíticaen Maquiaveloy predominantementeética en Mariana. Elsiglo xviii pervierte la historia en tesis y epigrama. Comose ha dicho, la flechaes, en Voltaire, enherbolada,leve yaérea;y es,en Gibbon, torpey plomiza. La reaccióncontraesteprocedersobrevieneentoncesa modo de apetitoromán-tico. “Y como la historia escritaal modo de Gibbon o deVoltaire hablabaal ingenio,pero no a los ojos, y la historiaescritaal modo antiguo no abarcabamayor espacioqueelqueva desdela Acrópolis hastael Pireo,o el que se dilatadesde el arco de Septimio hasta el anfiteatro Flavio, fuemenesterque una mitad de la historia humanasaliese deentrelos escombrosy cenizas,evocadapor los conjurosdelarte.” ** Es decir,quese volvió la miradaa la EdadMedia,restaurándolacon nuevoespíritu y mediantelos instrumen-tos de la literatura episódica(drama y novela), los cualesvinieron a servir así de acicatesdel pensarhistórico.

* A. R., “La vida y la obra” [cf. Tres puntos de exegéticaliteraria. Jorna-dasdel Colegio de México, N°38, 1945, p. 30; en Obras Completas,XIV, pá-ginas259-2601.

~ Menéndezy Pelayo, op. cit.

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“Sacudieronsumanto de polvo las abadíasy las torresfeudales; tomó a arderun monte de leña en la cocina delseñorsajón,mal avenidocon la servidumbrede suraza;vol-vió a correr la tierra el maniferro Goetz de Berlichingen,terror del Obispode Bambergy esperanzade los aldeanosinsurrectos;coronósede lanzasy de alborotadamuchedum-bre de croatas,arcabucerosy frailes,el campamentode Wal-lenstein;repitieronlas gaitasde los highlandersescoceseslamarchade combate; resonó en los lagos de Suiza el jura-mentode los compañerosde Stauffacher;cayóel Innomina-do a los piesdel CardenalFederico,y se alzó en el lazare-to de Milán la benditafigura de Fra-Cristóforo. Se dirá quefueron arte híbrido,arte de transición,el dramay la novelahistóricos;pero ¡ dichosoel arte quetal sangrevino a infun-dir en el cuerpoanémicode la historia!” *

Estemovimientopuedeevocarseconel nombrede WalterScott, o con el de Manzoni,que fue a la vez autorde novelahistóricaen 1 PromessiSposiy teórico del géneroen suCar-ta sobre las unidadesdramáticasy luegoen suopúsculoDela novelahistórica. Comoejemplosespañoles,puedencitarseEl Príncipe Negro en Castilla, de Telesforo de Truebay Co-sío; El señor de Bembibre,de Enrique Gil; la Ave MarisStelia, de Amós de Escalante,y, sobre todo, los EpisodiosNacionales,de PérezGaldós;paraMéxico, las novelashistó-ricas de Guillermo Prieto, JustoSierrael viejo, Díaz Coya-rrubias,Altamirano,Riva Palacio,Olavarríay Ferrari,Vic-toriano SaladoÁlvarez.

Tras estemilagro de fertilización de la historia por laliteratura, sobrevienenlas normasescuetasde la investiga-ción, las técnicaseruditasy filológicas que,en nuestrotiem-po, parecenempeñarseen cerrarel coto a todaslas incursio-nesgloriosasde la fantasía.Y aquíde “los libros sin estiloy abrumadosde notasy testimonios”,los cuales,por ahora,estánabonandoel terrenoparaalgunasíntesisfutura.

Con todo, la novela histórica,en tropas irregulares,si-gueconquistandoel interéshaciala historiapor terrenosqueno alcanzalahistoria pura. Lo sabenbienlos lectoresde Lostres mosqueteros,de los episodiosde Erckmann-Chatriany

* Ibid.

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de PérezGaldós. Y no seríaunatorpemanerade despertarla curiosidadhistóricael establecerbibliografíasmetódicasde tales novelas,como las de ErnestA. Baker,en quepuederecorrersela vida inglesadesdela épocalegendariade Beo-wulf y la Corte de Arturo hastapleno siglo XIX; la de losEstadosUnidos, desdeel descubrimientode Américahastalaguerra con España;la de Francia,desdelas persecucionesde cristianosen Nimes,hastalas campañascolonialesen Ar-gelia y Tonquín; la de Alemania,desdelas emigracionesdelsiglo y hastala crisis monetariade los millones francesesen 1876,etcétera.“Me atrevo asostener—dice Mahaffy—que por cada personaque ha logrado alguna informaciónacercade Luis XI, hurgandoen las crónicasde la época,hay diez mil que tienen de él mejor y másverdaderocon-ceptogeneralpor haberleído el Quintin Durward o NuestraSeñorade París. Y puedoañadirque la obligaciónde inte-resara los públicos generalesen la lecturahistórica es in-mensay no menor el provechoque de ella deriva para lacivilización moderna.”

Poco anteshabíaresumidoasí su pensamiento:“No seha insistido lo bastanteen que la mayoría de la literaturauniversales históricaen cierto modo.”

49. Otro puntode vista. SirWalterBesantconsideraquelos novelistas contribuyen a la historia de dos maneras:opor la pinturay reconstruccióndel cuadrohistóricoen cues-tión, o por la interpretaciónencarnadade las inquietudesdesu época. Como ejemplosde lo primero cita a Defoe,Field-ing, Dickens,las cartasde Swift y aun las obrasmásmodes-tas de ThomasBrown y Ned Ward; y confiesaque, si lebastaranlas fuerzas,emprendería,en torno a Defoe, la re-construcciónde la calle londinensey las agitacionesnacien-tes de la Inglaterracomercial,aspectosque no se descubrenen el Spectatorni en el Taller. Como ejemplosde lo segun-do, o tipos de novelistasintérpretes,recuerda,entreotros, aRabelais,expresiónpopulardel anticlericalismo;aVoltaire,del escepticismoy la duda;a CharlesReade,de los anhelosde justiciay compasiónparael desvalido;a la Beecher-Sto-Wc, del antiesclavismo;a Mrs. Humphry Ward, de los pro-

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blemas religiososque han conturbadoa los pueblosanglo-sajones.

El primer grupo novelísticoes de reconstrucción,y cuan-do se aplica al pasadocorresponde,aun en el sentidopeyo-rativo, a lo que se llama peinture cl’histoire. En españoltiende algunasvecesa la imitación lingüística o formal deunaépocapretérita (poética),no conformándoseconla evo-cación de asuntos (semántica). En la Argentina, LarretaydespuésLevillier hancultivado estetipo, con varia fortuna;y en México, Artemio de Valle-Arizpe, paraquien la historiade las costumbrespasadasda másbien pretexto a cierta in-terpretaciónpersonale irónica de la vida.

El segundogrupo novelísticoes un hacerhistoriao creardocumentosparala futura historia,y se aplicaa la expresióncabal de la vida contemporánea,en sus elementosideales,sin por esodescontarlos elementosmaterialesy hastael co-lor local. Más o menos,casi toda la novela contemporáneasatisfaceestetipo. Entrenosotros,Martín Luis Guzmán,Ma-rianoAzuela. En otrospaíseshermanos,Güiraldes,JoséEus-tasio Rivera, Teresade la Parra,Ciro Alegría, etcétera.*

50. La poesíay la historia. Tercercapítulo (le las ferti-lizaciones(III, 40). Dramay novela son funcioneseminen-tementeepisódicas. El análisis intentadopara el uno dabala pautaparala otra. Inútil seguircon igual minuciosidadelcaso de la poesía. Reducidaa la lírica como aquí la enten-demos,es menos.poesíamientrasmás se apoyaen el episo-dio. La poesíaes,entrelas funcionesliterarias, la hermanadíscola que contravieneun poco el carácterde la familia.Cuantomás se acercaal tipo puro, menor historicidadad-mite. Y segúnse enturbiade episodio,va gradualmenteacep-tando la inserción histórica, hastadesvirtuarseen épica onovelística. A un extremo,Igitur, una sombraen las som-bras,o el himno religioso queha prescindidode todo motivohistórico y aun antropológico (puestoqueen él se trata delyo y no del yo comoejemplarde la especie),y que se des-

* Escrito este libro, me llega la obra de Amado Alonso, Ensayo sobre lanovela histórica. El “modernismo” en La gloria de Don Ramiro, Buenos Ai-res, Instituto de Filología, 1942, obra que me apresuroa recomendar.

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cargaen una explosiónsubjetiva del anima mea. A otroextremo,el Cid, los romances históricos tradicionales,losdel Duque de Rivas, el viejo corrido mexicano; es decir:nombres,fechas,retratos,paisajesy sucesos,dondela ondapoéticaresulta apoyadaen hitos históricos, de suerte queel poemasólo se distinguede la historia en la mayor liber-tad de tratamientoy en el mayor espíritu exclamativoquese consiente.

51. Grados de historicidad. Nuestroanálisisse reduce,pues,a apreciarla mayor o menor sujeción del poema almotivo histórico que lo ha provocado. He aquí los grados:

1° Poemay datohistórico se confundenen los orígenesde las literaturaspor imperfectodesprendimiento,no por-queaquél carezcade valor poemático,sino porque aún noexistela historia emancipada(III, 8, 16, 38, 41, 43, 46).

2~Poemay dato histórico se confundentambiénpor eltemperamentodel poema. Así en ciertos rasgosde la épicacastellana,tan apegadaa la historia quepermiteusarlaparallenar los huecosde ésta,en ajustede cabal taracea.Hemostocadoel ejemplovarias veces: ya para la historia comple-mentada,ya parael servicio de la novela comofuentehistó-rica, y ahoracomo momentáneaidentidadsemántica(si nopoética,por aquello de la forma versificada)entreel poemay la crónica. Pero es que el ejemplo admite,en efecto, di-versasfases.

3°El datohistóricoandadisueltoen el flujo poemático,ya a modode tipo obvio, o bien, de historicidadinvoluntariay latente. Los métodoshistóricosde la crítica literaria, des-de los másvastosy teñidosde sociologíahastalos máspar-ticulares y prendidosa la lingüística—último residuo ma-terial de la historia, el más intangible e incorpóreo— seaplican aquía sacarde la canciónel precipitado de infor-macionesgeográficas,cronológicase institucionalesque traeconsigo. El poemade FrançoisVillon o elde Piers Plowmanpermitenreconstruiraspectosde la vida cotidianaen el Lon-dresdel siglo xiv o en el Parísdel siglo xv.

4°El poemaseñalavoluntariamentesu asunto,y a él sepliega de un modo concreto: oda de Leopardi a la muerte

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de Napoleón;o de un modo generaly abstracto:Ode Gé-noise, de Jules Romains.

59 El poemase desliga de su provocaciónhistórica. Elhéroe que inspiró al poetapuedesustituirsepor otro y aunpor un serabstracto.Ciertaodade SalvadorDíaz Mirón, detal suertequedóreducidaal valor retórico puro, queel au-tor mismo comenzópor declararlaconsagradaaHenryGeor-ge, luego a Ibseny, finalmente,A un profeta. GenaroEs-trada cuentael caso, ya francamentecómico por lo mismoquese funda en razonesextraliterariasy de orden mezqui-no, de cierto poemaque,en la violenta sucesiónde nuestrasetapaspolíticas,apareciódedicadoprimeroaPorfirio Diaz,luego a De la Barra, mástarde aMadero y, por último, aVictoriano Huerta. Así la personade los “envíos” puedeserunapersonareal: el Gregorio (Martínez Sierra) en la Ba-lada en honorde las musasde carney hueso,de Darío; perolo mismo puedeserel “Príncipe” de las antiguasbaladas,o el “Fabio” de las Ruinasde itálica y de la EpístolaMoral.

6°Un gradomás,y escapamosde todahistoricidad. So-bran ejemplosen la “poesíapura”.

52. La literatura y la ciencia. Discrimenprevio entre laciencia ética y las reflexiones morales. Antes de entrar enejemplossegúnlas funciones,unaobservacióngeneral.ParaToynbee,son vetas científicas en el manto de la literaturaaquellospostuladoséticos que, conscientementeo no, infor-man la obra literaria, aunqueéstano seaobra de tesis. Se-gún esto, habríaun caso excepcionalde contaminacióndelgiro mental de la literatura por la ciencia ética. Y hemosnegado,en principio, queestacontaminaciónpueda aconte-cer, afirmandoquela literaturasólo recibede la no-literatu-ra ensanchestemáticos. Pero ¿acasoel giro mental de laliteratura se contaminade ciencia por el acarreode refle-xionesmorales? ¿Quéhay aquíde yetacientífica? Los pos-tuladoséticos no son la ciencia ética: son expresionesdehechospragmáticoscomo las otras relacioneshumanas,he-chosquepuedenserobjeto de unaciencia determinada,peroquepor sí mismos no son la ciencia. Una piedra no es untratadode mineralogía;la vida no es lo mismo que la Mo-

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logía. Si la obraliteraria mencionauna mesa, un médico,unacasa,ni siquieraestamosante un empréstitotomado dela carpintería,la medicina o la arquitectura,sino ante untipo obvio, descartadoya por inútil, que revelaunavez másla universalidadtemáticade la literatura(II, 5). Lo propiodiremos de las reflexionesmoralesque aparezcanen unaobraliteraria y que no debenconfundirsecon las alusionesespecíficasa la ciencia ética. Lo único que cabe decir esqueel abusode reflexionesmoralesrebajala calidadlitera-ria: el abuso,no el uso, que es inevitable en principio. Yconstequeaquí nos referimosa la literatura en pureza,noa la literaturaaplicadaen el ensayomoral del tipo senequis-ta. Los deslicesde Toynbee provieneninvariablementedeconfundir los rumbosmentalescon los temas. El caso de laética se resuelve,además,con esta observaciónsecundaria:la historia,la ciencia del espíritu (en queacomodala ética)y la literatura, aunqueen distinto modo, se ocupanigual-menteen las relacioneshumanas;y esteparentescotemáticohace esperary aun dar por demostradoun análogoparen-tesco en los rumbos mentalesque está muy lejos de existir(y, 18-a). Por aquí se llega a las peoresaberraciones:aque-llas de que hace donaire el cuento del loco empeñadoendibujar un silbido (III, 57-2v; VIII, 34-2°).

53. Drama y ciencia. Cuartocapítulode las fertilizacio-nes (III, 40).

1~En punto de corroboracióno escurrimientode espe-cies científicas en el drama:

a) Por el extremoliterario: no se descubreo corroborala ciencia medianteel drama.

b) Por el extremono literario: la ciencia puedeencon-trar materiade investigaciónpara descubrimientoso corro-boraciones,en dos casos:

U) El arqueológico,cuandolas constanciasobviassobreel medio cultural acarreadaspor el dramahacende fuenteabsolutao relativa, sea imperfectodesprendimientode orí-genes(tan perceptibleen la épica como en la dramáticaan-tiguas),seapérdidade documentosdirectos. Así, tal pasajede Esquilopuededar vestigiossobrela ya abolida institución

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del matriarcado(II, 24; III, 10). El casoarqueológicopa-rece másbien involuntario. Sólo en la remotaconfusióndela liturgia y el drama podríanrastrearseinsercionesvolun-tariasdel conocimientoreligioso en el drama,y aunahí másbientienen carácterde exposiciónpopulary catequísticaso-bre lo ya conquistado,descubiertoo conocido.

b”) El moderno,cuandoel drama—y singularmenteelde asunto patológicoo parapsicológico—aparecea la cien-cia como un documentovicario de la observacióndirecta.Naturalmente,estecaso de descubrimientomásbien es unaincitación a la observacióndirecta. Incauto seríael hombrede ciencia que, sin estaverificación previa, se lanzaraa susespeculacionesfundándosesolamenteen el poetadramático.En estesentido,el especialistaniegaautenticidada la sinto-matología presentadapor Ibsen en sus Espectros. Se handacio ejemplosen el capítulo mi.

2~En punto a exposicióno explicacióncientífica (parala ciencia los dos términosse confunden) el dramanos da:

a) El tipo de popularización,pedagógicoo catequista.A través del drama,los misionerosinculcabana los indiosde América la doctrina cristiana. El film ha propaladolahistoria y vicisitudesde los descubrimientosde Pasteury deEhrlich. El dramade temacientíficoencarnaen individuos,ficticios o reales. En ambasmaneras,lleva unanota de his-toricidad: ya por la referenciaa la especiecientífica, queen sí misma tienehistoria, o ya por la referenciaal sabio.Pero ya no sería drama la fría presentaciónde procesosintelectuales;sería,a lo sumo, un tipo ancilar poético, deliteratura aplicada,como los diálogcis científicos que nadiese atreveríaa representar.Estanecesidadde incorporarlasespeciesse advierteaun en los Autos Sacramentales,confi-nes de la aberraciónestéticay acasopor esomásseductores,que evocansobre la escenael misterio de la Encarnaciónmedianteel recursoantropomórfico.En los orígenesdel tea-tro occidentales visible el esfuerzopor convertir las entida-des moralesen Pedro,Juany Francisco. El teatro antiguo,de inspiraciónreligiosa, se obligabaa seguir operandoconhéroesmitológicos,cuandoya la filosofía habíaliquidado elantropomorfismoy sólo lo empleabaamanerade convención

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lingüística. Si es verdad queel siracusanoEpicarmo se lasarreglabapara difundir en sus comediaslos conocimientosgramaticales,su teatro caeríaen estegrupo, siquierapor al-gunos temas esporádicos.Y, en efecto, como temaesporá-dico, es fácil queel autordramáticose decidaaofrecer,aun-que sea por gala, alguna explicación sobre conocimientosespeciales.Recuérdese,así,la invencióndel papel monedaen el SegundoFausto, y la exposiciónde Mefistófelessobrela teoría de los bancos.

b) El tipo artístico,o aprovechamientodel interés esté-tico (o patético) secundarioimplícito en el tema científico.Es el auténticodramacientífico. Parano caeren frías abs-tracciones,estedrama se sazonageneralmentecon el interésPolítico —así en La pesteblanca, de Karel Capeck—,o conel interésde lo maravillosocientífico, en quela cienciasirvede apoyo aprolongacionesfantásticaso a esas“anticipacio-nes” tan a la modaen la novela. En el film sobreel mundodesaparecido—pedazode la tierra que se habíaconservadoen otra erapaleontológicay que es descubiertocasualmentepor una expedición científica— vemos manadasde mons-truos antediluvianos,y la destrucciónde Londrespor uno deellos, en mala hora enviadoal Zoo a título de curiosidad.

54. Novelay ciencia. Quinto capítulode las fertilizacio-nes (III, 40). Hemosvisto quela novela admitía con singu-lar facilidad el accesode la historia, al punto de ofrecergéneroshíbridoscomo la historia novelada. Parala cienciaesta facilidad se acentúa,y superala quemuestrael teatro,pues el tema científico exigeciertos desarrollosexplicativosque cuadranmejor en la pluma del novelistaque no en losparlamentosdel personaje(II, 17).

Los análisis anterioresnos dispensande insistir en losgradosde la escalaintencional,en los tipos obviosy de gastoinútil, fuentesrelativas,modalidadestratégicay otrassutile-zas en quedamosya por avezadoal lector.

Los gruposdefinidos de relación entre la novela y laciencia (o novela “cienciante”) puedenestablecerseasí:

]9 Imperfecto desprendimientode origen.2°Popularizacióny pedagogíaen general,comprendidos

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los casosde catequismoy propaganda,de utilidad extratéc-nica.

3°La novela en función vicaria de la vida, como docu-mentode observaciónsujeto a la estrictaverificación cientí-fica: en general, ‘os padecimientosdel alma y del cuerpo.Este tipo puedeo no acentuarse,segúnla intención del au-tor, hastala verdaderanovela científica.

4°El caso más general de la novela científica aparececuandola tocanla fantasíay el propósitode anticipaciones.Aquí es ya manifiestoel aprovechamientodel interésestético(o, especialmente,patético).

59 Pudieranañadirselos acarreosesporádicos.Las diversasejemplificacionesen estey el anterior ca-

pítulo, nos permitencontraemosaquí a algunoscasosespe-ciales.

La novela fantásticarepresentaun esfuerzode emanci-pación de lo históricohacialo puramenteliterario. En nom-bre de esta pureza literaria, Mallarmé lanzó un suspirodealivio cuando,habiéndoleanunciadoAndré Gide la lecturade unanarración de viajes, lo oyó que comenzabaasí: “Alsurcarlas aguasdel OcéanoPatético.- .“

55. El género de “anticipaciones”. He aquí algunosejemplos, sólo destinadosa avivar la memoria del lector:los viajes a la Luna y al Sol, de Cyranode Bergerac,poetadel xvii, que luego pasaroncomo temaesporádicoal cono-cido dramade Rostand;la máquinade vuelo en el Rasselasdel Dr. Johnson;los modernosy populareslibros de Verne,Wells, Huxley; La muerte del hierro, de S. S. Held, dondese mezclanel tema científico y el político. Las anticipacio-nescobrana vecesel valor de hipótesisirregulares(modali-dadestratégicaqueya conocemos),y aunsuelecorroborarlasdespuésel descubrimientocientífico. Así, en Verne, la pre-dicción de los palacios flotantes,de los submarinos,de losaparatosde vuelo y —lo quehoy pareceun poco olvidado—del cine parlante(en El castillo de los Cárpatos). Si el ba-rón de Münchausenvisitaba el campo enemigomontadoenunabala, los tripulantesdel tanquepuededecirseque hoylo visitan alojadosdentrode unabala.

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Léon Daudet,en Las bacantes,presentaunaorgíade con-temporáneosentrelas visionestransparentesde la destrucciónde Pompeya,atrapadasretrospectivamentepor medio de al-gún invento fotoeléctrico. La invenciónde Morel, del jovenargentinoAdolfo Bioy Casares,aunciala íntegrareconstruc-ción física del hombremuerto o ausente:como le falta elalma, el muñecono hace más que repetir sus actos ante-riores, los que fueron captadospor la máquinamaravillosa.El mayorencantode estafantasíaresideen queel personajeprincipal —que habla en primera persona—no conoce deantemano la situación, la descubre penosamentea travésde extrañasexperiencias,y en vano intenta trasladarsealmundode aquellassombrascorpóreas,movientesy parlantes(que naturalmentepasanjunto a él sin advertirlo), porqueha acabadopor enamorarsede unade ellas. Estanovelame-rece la fama.

¿Hastadóndela imaginaciónha queridointencionalmen-te adelantarsea la ciencia en este género novelesco? Larespuestaadmitetodos los matices.

56. Supuestosfantásticos. Aquí la imaginaciónno seanticipa a la ciencia. Ni siquieracon esaprecauciónestra-tégica que,en el casoanterior,autorizaríaal novelistaa re-petir la palabrade Descartes:“Avanzo enmascarado.”Aquíla novela establecefranca y abiertamentesupuestosimposi-bles. (No confundir este caso con la novela de misterio, alo Poe, en que se explotanel miedo y el asombro,muchomás que la ciencia.) Estasobrasson, paranuestrogustoalmenos,los casosmásatractivos,los máspoéticosen el senti-do corrientede la palabra.

10 Tipos místicos.A losviajes psíquico-estelaresdeFlam-marion sólo les faltó mejor literatura. El donadorde almas,de Nervo, queoperacubileteosentrelas personasespiritualesy las personasfísicas,es en cierto modo un antecedentedes-conocidodelPesadorde almas, de AndréMaurois, quien en-cierra en redomasel espíritu queexhalan los moribundos,aunquesin reincorporarloen seresvivos. Es ejemploclásicola isis de Villiers de l’Isle.Adam.

2°Tipos sonambúlico-espiritistas.En la inacabablese--1-Lo

nc (le Dumas,hay una mujer que aborreceal héroe cuan-do está despiertay lo adoracuandoestá bajo el hipnotis-mo, comoesemillonario del film que, alternadamente,des-conocea Chaplin en sus horasde sobriedady lo tiene porsu mejor amigo en las horasde embriaguez. A ruegos delsujeto sonambúlico,el hipnotizadorde Dumasacabapor hip-notizar parasiemprea su sujeto,a fin de quenuncamásseinterrumpael amorosodeliquio.Y encontrándoseella en estasituaciónindefensa,el maestrodel héroe, viejo mago ferozquenecesitabala sangrede unavirgen paraelíxir de juven-tud, le da muerte. Lo peor es que el mago quedatrágica-menteburlado,porque,al aceptarel hipnotismoperenne,lamuchachahabía renunciadotambién a su virginidad. Talvez nadie conoce ya El Doctor Lañuela, de aquel extrava-gantegeneralRos de Olano, quecontribuyócon sus armasala primera república española. En este libro, uno de losmásextrañosqueexistan,haytambiénunamujer fantasmal,evocadano se sabede dónde por el mago-pedicuro,y quepaseanoctumnamentepor elpatio enlunado. En cierto cuentode Hoffmann,el fantasmapuntualde la medianocheno hacecaso de que adelantenel reloj. Los cuentosde Hoffmannpuedendistribuirseentrevarios tipos.

3°Tipos filosófico-psicológicos.El escritorargentinoJor-ge Luis Borgesha acertadocon algunasnarracionestrascen-dentalesque, aunquesin trama novelística, crean mundosficticios: en “Tl~in,Uqbar,Orbis tertius”, inventaun puebloqueconcibe el universobajo normasmuy diferentes de lasnuestras;en “La lotería de Babilonia”, un pueblo goberna-do por el juego de azar. Estas fantasíasvan mucho másallá del humorismoy tienen un valor de verdaderasinvesti-gacionessobrelas posibilidadesepistemológicas.

49 Tipos físico-matemáticos.El ejemplo más ilustre es“Alicia”. El Rey. Dodgson, conocido en las letras comoLewis Carroll, era un matemáticoexperto,y un logístico ca-paz de enfrentarsecon el problemade la tortuga para ayu-darla a alcanzara Aquiles. De él se conservan,en las re-copilacionesinglesasde juegosde sociedad,ciertostrucosdenaipesfundadosen la másingeniosaaritmética. Su aptitudpara los malabarismosde la inteligenciahace de él un Poe

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sin misterio. Nos ha dejado dos libros inmortales paralosniños:Alicia en el reino de las maravillas y Alicia allendeel espejo.La fantasíade estoscuentos,quedifícilmente pu-diera superarse,no es hija del desorden. Por entre las li-bres invencionesquecirculan la obra, corre un hilo conduc-tor: se percibela regularidadde la mentematemática.Unavez admitidoel supuestoirreal, el autorse atieneal compro-miso adquirido,y aceptalas exigenciaslógicas,comolo haceel geómetramodernoal construir un sistemasobreprincipiosno euclidianos (VIII, 18).

En estegrupo puedenconsiderarseciertasfantasíasfísi-cas como La máquina para leer el pensamiento,de AndréMaurois, que, por decirlo así, viene a ser un altoparlanteaplicado alo queel psicólogollama“la palabrainterior”, omás bien a sus imperceptiblesconcomitanciasfisiológicas.Si, como se ha pretendido,fuera verdad que los hombres“piensancon palabras”,pero no las mujeres,la máquinadeMaurois sólo podría leer el “pensamientomasculino”.

Aquí acomodan,hastacierto punto, las obrasde ciencianovelada:lo queseríaun mundode dos dimensiones(VIII,18); en cierto cuento de Wells, el efecto de un retardo enla percepciónqueaumentaraparael sujeto (como tal vez lohace el peyotl al convertir sonidos en colores) todas lasvelocidadesnaturales;en cierto cuentode Ramóny Cajal,lafacultadde percibir lo infinitamentepequeño,etcétera.

59 Tipos lógico-policiales. Antes hemos dado algunosejemplos. Este grupo de novelasa vecesse complaceen lasimple aventura;pero aquí nos interesapor cuanto insisteen el placerde la investigaciónlógica, en el contentamientoestético de la razón bien conducida. Este placer paradóji-co, quedesdeluego bastaparaexplicar todaslas reaccionesliterarias que sucedena los excesosde lo amorfo, puedeilustrarsemetafóricamentecon cierta novela libertina del si-glo xviii: los amanteshan agotadotodas las experienciasposibles. De pronto, ella exclama:“Ahora, casémonos.Yoiré vestida de blanco. Nada hay másexcitanteque la casti-dad.” ¡Lógica excitante, castidaddel espíritu! El génerosatisfaceel “cientismo” de la mentecontemporánea.

6~Tipos mágicos. La magia entraaquí como prehisto-

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ria de la ciencia,puesen lo que tiene de mera fantasía,seafantasíapura o fundadaen supersticionesy folklore, no co-rrespondea la fertilización científicaqueestudiamos.Comotodoaquíes imprevisto,no hayrelación lógicaestrictaentrelos supuestosy las conclusiones.La triste gentede hoy endía, queya no leelas Mil y una noches,ha podidoal menosdisfrutar de un compendiotemáticode los cuentosárabesenel film El ladrón de Bagdad,maravilla de realizacionesóp-ticas. (El arte del escritor puede, a veces, dar efectosdemagia sin usar de la magia misma: en las Nuevas nochesárabes,de Stevenson,el muchachocorrepor la calle regandodiamantessin darsecuenta. En uno de los cuentosdelPadreBrown, de Chesterton,el ladrón,dominadopor la persuasióndel eclesiástico,va arrojando,en mitad de la nochey desdeel árbol en que se había escondido, todas los joyas roba-das. Efectossemejantesha logrado Chestertonen su come-dia Magics.)

79 Tipos naturalistas,a) Robinsonesy paraísos.En elantiguo génerode los “Robinsonesmetafísicos”(Abentofail,Gracián),se entrecruzancon la ficción novelescalas investi-gacionesdel hombrequedescubreo rehaceel mundopor sucuenta,a partir de la cartesianatabla rasa. Estosson tiposalegóricos,mixtos de novela y de literatura aplicadaa lafilosofía o a la ciencia. Pero en el Robinsón literario ala manerade Daniel Defoe,el hombre,ya estructuradoporlacultura, se ve de pronto desposeídoy en mitad de la natura-leza. Nuevo Adán, cadacosale pareceun asombro,y el es-pectáculonaturalotravez se le iluminaconlosencantosde unparaíso.¿Y cómono enviarun saludo,depasada,a la únicaRobinsonaque recordamos?Tal es la Susana,de JeanGi-raudoux,náufragaen un islote del Pacífico,pobladode dul-ces animales que ignoranlas crueldadesdel hombre. Hayallí una informaciónabundante,rico acarreode especiesquevienen directamentede los tratadosde historia natural. Noes Susanauna introvertida comosus hermanosvarones,sinouna extrovertida. No se entrega,en su soledad,a inventaro interrogarel universo,sino a admirarlo. Hembra al fin,no interviene,sino que recibey acoge. Los ojos le hacendecerebro—propia condición de optimistas—,y se acompaña

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lo mejor quepuedeconlo másparecidoaella: el reinode lafauna. Es, frente al triste Adán sin Eva, la gozosaEva sinAdán: acasola precursoraLilith, mujer del Diablo en algu-nas mitologías confusas. b) Refracciones. A través de laliteratura, la historia natural sufre refraccionesintenciona-das: el acuario de Salomé en JulesLaforguepulula de for-masabsorbentesy eróticas; las plantasquecoleccionabaDesEsseintes,en Huysmans,teníanla aparienciade vísceras.

En prosopopeyasnovelísticas,apólogos, relatos de ani-malesen primera persona,metamorfosismitológicas o nomitológicas, el temaanimal pierdevalor científico: es unametáforadel hombre. (No confundir esto con la literaturaaplicada,o recursomedianteel cual, paradescribir la viday costumbresdeun animal,se suponequeéstenos lascuenta.)

57. Poesíay ciencia. Sexto y último capítulode las fer-tilizaciones (III, 40). Ya hemosseñaladoel peligro de lostemascientíficosen la poesíay la facilidad con quecondu-cen a lo grotescoy a lo humorísticoinvoluntario (II, 11, 14,17, 19). Ya hemospresentadoun noble ejemplo de la in~serción del tema esporádico(II, 18). Ya hemosvisto iosesfuerzosdel dramaparacorporizar las abstracciones,cuan-do no usa el recurso propiamenteépico de explicarlas enmonólogosdel autor (III, 53-2v). El poema lírico poseetambién este recurso,pero aquí el obstáculoes la frialdadde toda alusión a motivos científicos, el prosaísmoen unapalabra. Por eso,mientrasmenosespecíficosseantalesmo-tivos, son presamáscómodaparala poesía.

1~Motivos de la naturaleza:los máspropicios. Virgilioda enseñanzassobre agriculturay ganadería. La odaA laagricultura de la zonatórrida se refiere seguramentea te-mas de geografíay de historia natural, y aun describeelaprovechamientode los productosdel suelo,pero insiste enel encantoobjetivo y sensual,de suertequeel asuntoresultadeglutible parala poesía. Lo mismo puededecirsedel so-neto del parnasianoHerediaen que,desdeel arrecifequimé-rico, siente llegar en el viento marino el aroma tardío delas primaverascubanas,juego meteorológicoy geográficode indudableparentescocientífico. Véase,también,el apro-

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vechamientoque hace Rimbaud de la naturalezaamerica-na, en Lo que se ha dicho al poeta sobre las flores (acasoparangónhumorístico del Barco ebrio), poema en que noparecenhaberreparadolos críticos de Cuba. Cuandola re-fracción fantásticase exacerba—comoen otro sentidolo hacela novela de inspiraciones“naturalistas” (III, 56-7°)—,en-contramosla terrible creaciónde monstruosde hambrey deataquerecientementeestudiadapor GastonBachelarden Loscantosde Maldoror. Una sublimación semejante,en Saint-JohnPerse,cuyaAnábasismezcla la naturalezaexóticaconla antropologíaexótica.Y estonos conduceal segundogrupo.

2~Motivos de antropologíay folklore. En el casoobvio,tenemosel costumbrismoy el color local. Pero aprovechadosestosmotivoscon cierto tacto, danlos efectosqueadmiramosen el Barco ebrio, donde son inolvidables los “pieles rojaschillones” y el “postede colores”.*La prosade Chateubrianden sus descripcionesamericanas,realmentepoemáticas,estállena de rasgosde igual encanto:“el dardo enherboladodelsalvaje”y “la cima indefinida del bosque”.** Estosmotivosno son ciencia por sí mismos, sino materia de la ciencia,comolos supuestoséticos de quehablabaToynbee(III, 52;VIII, 34-2v) y correspondena la universalidadde la capta-ción literaria, a lo que ayuda la naturalezamisma de losmotivos,cargadade cosassensiblesy concretas.

39 Motivos sociológicose industriales.Emparentadosconlos éticos, derivanpor otro lado hacia consideracionesdetipo casi utilitario. El asombro“huguiano” anteel misterioque es el hombreo ante la muerte—ya declamatorioy yaprosaicoen las odas de Manuel Acuña—, lo mismo que eltemapatriótico,ci de la libertad, el de la revolución y otrossemejantes,son demasiadogeneralesy vastosparaconside-rarlos como fertilizacionesespecíficas. Igual acontece,en elotro extremo,con la posturalírico-satíricaante ciertos malesde la sociedadhumana,como el “Don Dinero” de Quevedo.El Cantoa la Argentina, de Darío, aunqueya se trata de un

* En este poema hay inspiracionesde Verne, Veinte mil leguas de viajesubmarino, y de Victor Hugo, Los trabajadoresdel mar.

* [Véanse en la Visión de Anóhuac,“los entusiasmosverbalesde Chateau-briand” y el texto francésdela primerafrase:Obras Completas,II, p. 16.]

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solo pueblo,no pierdecarácterde universalidad,puesel con-ceptono es cuantitativo,sino cualitativo. Algo másse acercaa nuestrotipo el esfuerzode René Ghil para versificar laevolucióndel mundoy de la humanidad.Perocuandola cua-lidad se estrechahacia lo específico,entramosen las fertili-zacionescientíficas. Así, en Quintana, la odaa la propaga-ción de la vacunaen América, la oda a la invención de laimprenta y aun la oda parael accesode Jovellanosal Mi-nisterio de Gracia y Justicia, llena —valga el disparate—de “inspiración administrativa”. El poema del brasileñoMartins Junioral siglo xix, ShyntheseScientifica,respiraunentusiasmoante los descubrimientosindustrialescomo el deciertos poetascontemporáneosque, a partir del estrepitosoy superficial futurismo, se creyeronobligadosa adorar lasmáquinas.Otro brasileño,Sylvio Romero,oponiéndosea la“escuela científica” de Sully Prudbomme(este débil pre-cursorde la emociónintelectualde Valéry, y artista “a lapunta-seca”psicológica), explicaba que el poeta no teníapor misión “enseñargeografíao lingüística, prehistoria omatemática,mas sí debía realzar la belleza con los lam-pos de la verdad,paraalcanzarla certezade los problemasallende los espejismosde la ilusión” (Prólogoa los Cantosdo finr do Seculo). Acomodanaquí ciertos tipos de la ac-tual poesíade propagandasocial.

4) Motivos pedagógicos.Estaalusiónala enseñanzaporla poesíasirvepararecordarnoslos tipos poéticosancilares,más o menosrespetableso ridículos, segúnel caso a queantesnoshemosreferido (II, 15).

59 Motivos físico-matemáticos.Hay por ahí ciertosaso-mos de poesíafisiológica: el soneto de un poetabrasileño,que no queremosnombrar, a su padre muerto, en que seconsiderael cadávercorno un laboratoriode descomposicio-nes químicas;el soneto humorístico de FernándezMorenoa su propio cuerpo. El prosaísmocientífico y moralizantede Bartrina (“~Noanalices!”) hacepensara los críticos enciertos aspectosde Manuel Acuña. Esta ala gris se ciernetambién sobre las sonrisasde Campoamor. Paraponer envalor una aporia matemáticahacía falta el tino de Valéry,como —en su orden— el de Lewis Carroll (II, 19 y III,

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56-4v). Valéryes tambiénmatemáticoporcontexturay nuncaha dejado de serlo, a la vez que poeta y descubridordemundosmentales;imagen de la constantevisión ideológica,caso típico de la emociónque brota de la inteligencia; vi-sitado a la vez por el “espíritu de fineza” y el “espíritu degeometría”,y por eso comparablea Poe: no aPoeel magotempestuosoy patético,sino al investigadorde acertijos,má-quinasde ajedrezy lenguajescrípticos. Pero en Valéry estejuego se mantiene en las abstracciones,en tanto que Poe,mucho más narrador, lo encarnainmediatamenteen perso-nas, pasiones,objetos y máquinasy hastalo vuelve novelapolicial. En Valéry, tan investigadorcomo artista—no envano ha sentidosu afinidad con Leonardo—, la ciencia dela creaciónpuedeestudiarseal desnudo.

6°Motivos abstractos.Declive de la poesíaalegóricao,en otro camino, “corporeidad de lo abstracto”,como diceJuan JoséDomenchina. Lope de Vega, que padecíatodaslas tentaciones,se sintió un día en vena de escribir versosescolásticos.Su instinto, tan rabiosamentecertero, le acon-sejóponerlosen labiosde un loco, de un personajequeandapor el manicomiodel Peregrino:

Todas las cosasque ocupanmuestran estar ocupando:imperfectamente, es cuandoel cuerpo ocupalugar.

Y entrelas alegoríasde la Arcadia, se atrevió con unosextensospoemassobrela gramática,la lógica, la retórica,laaritmética, la geometría,la música,la astrología,la poesía,de inspiraciónen verdadpoco afortunada.

En Cuestionesestéticas,* he propuestoun ejemplo delmismo tema tratadocon sentido lírico y con procedimientodialéctico. Al grito de SanJuande la Cruz, suficienteen símismo: “iAmada en el Amadotransformada!”,correspondeel sonetoexplicativo de Camoens:

Transformase o amador na cousaamadapor virtude do muito imaginar;

en queencontramosversos como éste:Que, como o accidente em seusogeito.- -

* [Obras Completas,1, p. 146.]

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58. Resumen.Agotadoel paseo digresivopor las ferti-lizaciones,parahacerver su naturalezamediantelos ejem-plos de las tres funciones(drama,novela, poema)y en losdos campos (historia, ciencia),volvamosal punto que ha-bíamosalcanzadoy recojamosnuevamentelas conclusiones(III, 31 y 36):

]9 Contaminaciónnoética,o del rumbo y métodomental:a) En ambossentidos,entrela historia y la ciencia,b) Sólo en sentidodirecto, de la literaturasobre la

historiay la ciencia.

2~Comunicaciónnoemáticao de la temáticaen sus dostipos (poética y semántica):a) En los dos sentidos,entre los tres camposde la

tríada: historia, ciencia y literatura (cuadrosdela función ancilar, tanto los consideradosen estelibro desdeel punto de vistade la literatura,comolos quepodríantrazarserespectivamentedesdeelpunto de vista de la historia y la ciencia),*

b) Estacomunicacióntemáticaadmiteciertos límitesentrela historiay la ciencia.

e) En cambio, entreel grupo no literario (historia,ciencia)y la literatura,es ilimitada en ambossen-tidos (puesla limitación quesignifica el tipo in-concebibleE” se deshaceobservandoque, másbien queun tipo temático,E” es la misma obrano literaria, III, 34).

39 Consecuenciasde estecambiotemáticoilimitado entrela literaturay el grupono literario:a) Que la literaturase ofrece al grupo no literario

comomateriade estudio (así comohistoriay cien-cia se ofrecenla unaa la otra, punto que no nosimporta en este libro). Y que este ofrecimientoasume dos tipos: ya el fenómenoliterario es ensí mismo temade historia y ciencia, o ya el fenó-

* El lector podría intentarloscomo ejercicio.

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meno literario apareceante la historia y ante laciencia como unafunción vicaria de la vida.

b) Que los empréstitosrecibidospor la literatura delgrupono literario significanotros tantosensanchesparala literaturay no límites, ensanchesque tie-nennaturalezade fertilizaciones. Lo cual se rda-ciona conla universalidadpropiade la literatura:experienciapura, o seatotalizadora,punto que seirá aclarandoen los desarrollosulteriores.

49 Hay excitacionesmetafóricasentrelos tresórdeneses-tudiados,consecuenciasde la naturalezacompleja delespíritu.Unasvecesresultanoportunasy otras inopor-tunas. Si oportunas,obran como iluminaciones:des-cubrimientopersonalo general(SorJuanay Newton)-

Si inoportunas,causan,en el génerono literario, lostipos espurios;en el literario, los deslicesdel gusto;y, en amboscasos,desvirtúanla obra (1, 8; II, 13; III,13, 30, 38-2~).

59 Hay desprendimientosimperfectosen los orígeneshis-tóricos de los géneros,en los alboresde las manifesta-ciones históricas,científicas o literarias; tipos confu-sos queno se presentanen la humanidadde una vezpara siempre,sino que reaparecenen efecto con losalboresde cadanuevacultura.

59. Recapitulaciónmetódica. Al llegar a este punto, nohemosalcanzadoaúnel deslinde. En la primeraetapao de-cantaciónprevia examinamosla función ancilar, lo que nospermitió adquirir ciertos instrumentosanalíticos. En la se-gunda,o confrontacióngeneralde la primer tríada teórica,hemosdelimitado las tresdisciplinaspropuestas,considerán-dolas por sus contornoshuecos. Descubrimos,vencida estaetapa,otra tercera jornada a la vista, consecuenciade lasque acabamosde salvar. Anunciábamosya que la diferen-cia entrelos tres órdenescorrespondea cierta diferentemo-dalidadde los datos captados,como el cóncavocorrespondeal convexo (III, 8). Emprenderemosahorael análisis de

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estasmodalidades,que se refiere a asuntosmentadoso sig-nificados, no a formas de expresión:es un análisissemán-tico y no poético. Este análisissemánticose intentará,pro-visionalmente,desdeel punto de vista cuantitativo,tanto porlas luces que arroja sobre la universalidadtemática de laliteratura, como para descartardespuéseste criterio provi-sional, queerróneamenteha sido propuestocomo definitivo,cuandosólo puedesercomplementario(cap. iv). En segui-da, emprenderemosun nuevoanálisis semántico(y tambiénnoético) desdeel punto de vista cualitativo (cap. y), paraotear nue~amenteel campo cuando salvemos esta cuartacolina.

]9 Función ancilar (noemática). Temasno específicos(o extra-específicos),poéticoso semánticos;cambiode ser-vicios entrela literaturay la no-literatura,en préstamosoen empréstitos.

2~Comparacióngeneralentrehistoria,cienciade lo realy literatura: a) contaminaciones(noética); b) límites (noe.mática). En la literatura no hay contaminaciones,y los lí-mites se rompenen ensanches(fertilizaciones).

39 Modalidaddiferente de los datoso temasespecíficoscaptadospor cadadisciplina: a) discrimencuantitativo,sóloparcialmenteadecuado(noemáticade ordensemántico);b)discrimen cualitativo, cabalmenteadecuado(noemáticadeorden semánticoy, necesariamente,noética).

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IV. CUANTIFICACIÓN DE LOS DATOS

1. Tercera etapadel deslinde. La escala. Volvemos al es-quemade Toynbee(III, 7). CuandoToynbeeexplica la di-ferentemodalidadde los datosrespectivamentecaptadosporlos tresórdenesteóricosquevenimosexaminando,sólo tomaen cuenta el criterio cuantitativo,y razonaasí, aunquecondiferentespalabras:

J9 Donde los datos son escasos,bastacon descubrirlos,narrarlosy explicarlos: historia.

2~Cuandolos datosson excesivosparaenumerados,peroaúncaptablespor la observaciónsiempreque se presenten,es dabley, además,necesario,el emprendercon ellos aque-lla elaboracióncomparativaquepáraen formulaciónde ge-neralizacionesy leyes: ciencia.

39 Si los datos son ya innumerables,prácticamenteili-mitados, al punto que aun desbordande lo existente a loposible, entoncesentra en acción una nueva técnica, parareivindicarlos como sólo ella sabe:literatura.

Hemos anunciadoque este criterio cuantitativosólo nossirve secundariamentey, tomado como definitivo y único,nos conducea un desastre.Vamos a verlo.

2. La historia y la antropología, en cuanto a los datos.Expliquemosla primeray segundaproposiciones,comparan-do nuevamentela historia y la ciencia antropológica,no yaporsusesgomental,sino ahoraen cuantoa susdatos. Lasre-laciones humanasde que tratan ambas disciplinas no sonrelacionespersonales,que ello es asuntodel escurridizogé-nero biográfico, literario por definición, híbrido por esen-cia; no son aquellasrelacionesen que se trama cada exis-tencia “de la cuna a la sepultura”,sino que son relacionesimpersonales,y mantenidasmedianteesosmecanismosquese llaman instituciones. Institución másanchay queabarcaa todaslas demásvienea ser la sociedad,el “campo histó-

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rico inteligible”. Estudiarsociedadeses estudiarinstitucio-nes (III, 10; IV, 6, 15).

3. Relacionesimpersonalesen el espacioy en el tiempo.La impersonalidadde tales relacioneses mássensibleen ladimensióntemporalqueen la espacial.Al gobernadolo sepa-ra de suactualgobernanteun espaciomáso menosfranquea-ble. Pero la magnitud que lo separa,en el tiempo, de lainstitución que actualmentelo gobierna bien puede ser deaños,de siglos y aun de milenios. La relación temporal seestableceentreunageneraciónviviente,y numerosasy variasgeneracionesde fantasmas,de muertos. La inmensamayoríade unasociedadhistórica,todavíaactual,estáal otro ladodela tumba.

Toynhee trae a punto una reminiscencia:el Mi gravitad plures de las viejas inscripcionesfunerarias. Si ya enunasociedadprimitiva son muchaslas generacionesasí su-perpuestas,de suerte que la sanciónde las costumbresseconfunde con el respetoa los antepasados—asuntode laantropología—,el tiempoaparecetodavíamáshenchidoparaunasociedadcivilizada, queha aprendidoya a fijar en duramateriasus recuerdos:la inscripción o el libro son másre-sistentesy másfijos quela memoria.La Musadel Archivo estambién, como las otrasnueve, hija de la Mnemósine,peroes ya una hija emancipada. Nosotros conocemos,con unaprecisión queel primitivo nuncapodríaemular, nuestrade-pendenciadel mundogreco-romano,de la EspañaMedieval yla de los descubrimientosy lasconquistas,de la tradicióncon-vergenteen Cortésy Moctezuma,del virreinato colonial, deHidalgo, de la Reforma, de Juárez,de la Paz Porfiriana,de la Revolución...

4. Realidadde las relacionesimpersonales.Estarelaciónes impersonal;no irreal, no inoperante:¡al contrario! Másson los llamadosa morir por el Estadoo la nación que losllamadosasacrificarsepor sus amigoso parientes.La “cau-sa” arrebatamásque la afición o la sangre. El hombresehizo sersocial en virtud de este lazo abstracto,el cual brotadel espíritu y no de la naturaleza.El lazo concreto,animal,

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no conduceal Estado. El joven prestael serviciobélico, enprincipio, contrael deseosecretode su madre.

¿Naturalmentesocial el hombre,como decíaAristóteles?No: el hombreinventó la sociedad,la institución, la relaciónimpersonal.En la naturalezaabundanlos animalessolitariosy “Dios alimentaal gavilán”. En la naturalezahay algunosanimalespolíticos (hormigas,abejas),queprescindende suindividualidad para articularseen un super-organismocon-junto. Allí la personalidadno existe: no hay monumentosni estatuasparalos héroes. En la naturalezahay tambiénun término medio: los animalesgregarios,que sólo se aso-cian ante el peligro común. Acaso el hombreperteneceaeste grupo, y los accidentesde la defensaante las bandasde supernumerarios(la guerra) acabanpor dar fijeza a susinstituciones.

Estas relaciones impersonalesadquieren entoncesunacohesiónquese hacenaturaleza.Sin paradoja,son convencio-nes impuestasa la naturaleza.La incorporaciónes absorbidapor las evoluciones;y la convenciónse vuelvenecesidadmien-trasexistalaexigenciaquela produjo,y aunpor muchotiem-po después,porquehaysupervivenciaso idolizaciones(y, 8).Los queargumentanquesin la guerrano existiríael Estado,debieranargumentarmásbien que, sin la guerra,la institu-ción sui generisque hoy llamamosEstadose transformaríaen otro tipo nuevo de lazo abstracto,en otra suertede Es-tado. Puesla guerra distamucho de ser la únicaexigenciaqueaconsejaal hombreel agregarseen institucionessuperio-res a las primitivas formastribaleso familiares. El niño nodejade alimentarsecuandopierde el cordónumbilical, sinoque pasaa otro régimen.

5. Relacionesextrasociales. Hay otro tipo de relacioneshumanasqueno son personalesni impersonales,queson pornaturalezaextrasociales:la experienciamística,la percepciónestética,la aprehensiónmatemática,que no dejande ofrecerentresí semejanzasmuy singulares.En suma:los bienesper-fectos de quehablaPlatón (VIII, 21.1v). Aun así,quienesmáslos disfrutan másquierenbrindarlos a los demásy, enprincipio, la sociedadreclamade ellos estacontribuciónque

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considerapreciosa. Tales relacionesvienen de fuera de lasociedad,pero son sus mayoresenergíasconstructivas.A talpunto se amalgamanya en el hombrelo social y lo extra-social.

6. Superabundanciarelativa de ios datos antropológicosrespectoa los datos históricos, y superabundanciaabsolutade los datos literarios sobrelos históricos y científicos. Exa-minandola naturalezade las relacionesimpersonales,volve-mos a la comparaciónde historia y ciencia. Los datosinsti-tucionalesreferentesa las sociedadesprimitivas son másnumerososque los referentesa las sociedadescivilizadas.Aclarémoslo:“datos institucionales”es expresióntécnica.Seha queridodecir simplemente—y aquíseguimosaToynbee,resumiéndolo—queel númerode sociedadesprimitivas has-ta hoy registradasalcanzala cifra de 650, mientraslas ci-vilizacionesvivas o extintasno pasande veintiuna. De aquíque la antropologíapuedaintentar leyesgenerales,superadoya el mero procesohistórico del descubrir,relatare interpre-tar. Si a vecesel historiadorde la civilización occidental sesienteagobiado,no es por causade los muchos“datos” —enel sentidoque aquíse da al término—, sino de los muchos“documentos”,las muchas constanciassobrepuestasen unmismofenómeno,mercedal robustecimientoy fijación de lastécnicashistóricasauxiliares. Los árbolesocultanel bosque.Cuandola visión conjuntade toda una civilización —ideacapital en la sociología—superatales obstáculosaparentes,el historiador descubrequehay vastoscamposinteligibles,los “camposhistóricos”; que sólo ellosexplican los procesosinsftucionales,rompiendoarbitrarioscuadroscronológicosypoiíicos; que tales procesosresultanconsiderablementere-ducidosen número; que entoncesla atmósferase despeja;que las civilizacionesofrecenmenosdatosquelas sociedadesprimitivas. Acépteseo no este punto de vista, un hecho esindiscutible: el que las relaciones,institucionales,históricaso antropológicas,representanunaproporcióndesdeñablejun-to al torbellino de las relacionespersonalesque son temadela literatura. Lo mismo resultade la comparacióncon otrasciencias,y es lo queaquí importa (III, 10; IV, 2, 15).150

7. Infinidad de las relaciones personales,objeto de laliteratura. El hechode la gestaciónliteraria,cierto,es lo másindividual queexiste. Todos los métodosde la cienciade laliteraturase detienena las puertasde este misterio: lo roencuanto puedenpor las orillas, pero —de modo general,ysalvo casosexcepcionalesen que la gestacióndeja ya deserlo paraconvertirseen calco automático—quedasiempreun residuo o mejorun núcleo,una semilla dui-a que no sedeja morder, una mónadade invención o siquierade oca-sión, un algo imprevisible. Perouna cosa es el oscuro, elentrañableproceso de la gestaciónindividual, y otra el in-ventario de los datosquela literaturarecoge. Y estosdatosalcanzan,por su infinidad, proporcionesuniversales.Y aunel que la gestaciónsea un procesoindividualísimo y ariscocontribuye a la multiplicación de los datos (III, 9, 14, 17;IV, 8; V, 7).

8. Ineptitud de los procedim~ientoshistóricos para las re-lacionespersonales.Semillerode experienciasy motivosquea todahora saltan,en todaspartesy ante todoslos ojos, laliteraturanadaganaríacon registrarlosa la manerahistóri-ca, y siempreresultaríaridículamenteincompletaen sus in-ventarios.

Ya sabemosque la biografía —tipo intermediario si sequiere entre la literatura y la historia— sólo se salva delabsurdopor aplicarseaun solo individuo o aun solo grupode conexión inmediata (III, 9, 14, 17; IV, 7; V, 7). Sila literatura se propusierael registro de todas las relacio-nespersonalesqueson suasunto,necesitar.íacomenzarpor uncuadroestadísticoimposible e inconcebible. Esto, sin contaicon que todavía faltaba hacerun registro y una expresiónparecidosparala totalidadde energíassubjetivasemanadasdel episodio, que son el objeto de la lírica. El sueño delInventario Total como sustitutode la literatura es unapesa-dilla sólo comparableal cuento fantásticode Maurois sobreaquellasavenidasdel cielo en quese cruzany alargantodaslas posibilidadeshistóricasnuncarealizadasen el pasadonirealizablesen el porvenir,y dondela historia real representa

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un desdeñablemilímetro; o a aquellaespantosaBibliotecaTotal imaginadapor el admirableBorges.*

9. Ineptitud del procedimientocientífico para las rda-cwnes personales. ¿Será,entonces,que la literaturapuedeoperarsobresus datosa la manerade la ciencia? ¿Aspirara la formulación de leyes, concatenacionescausales,antece-dentesdeterminantesy consecuentesdeterminados?¿Redu-cir así estecaosaunasíntesiscomprensible?¡Oh, quégastoinútil, qué resultadosanodinos,quécosatambiénimposiblee inconcebible! Porquehay una virtud de economíaen elespíritu,grataaOccamy aErnstMach; y a ning~mnmatemá-tico se le ha ocurrido, por ejemplo, contar las arenasde lamás pequeñade las playas (creo que lo es cierta angostafaja de humedadesfosforescentesque, en el Recreodos Baii-deirantes,avanzaa quilla sobreel mar del Brasil), o esta-blecercon fórmulas la posiciónde cadagrano de arenaconrespectoa cadauno de los demás.

Suponiendoqueello fuera dable—queya es conceder—,de fijo, al analizar,llegaríamosa las conclusionesde AnatoleFrancesobrela historiade todoslos hombres,condensadaenciencia por cierto sabio paraqueel monarcatuviera tiempode leerla: “Nacieron, sufrierony murieron.”

10. Recurso a la ficción literaria. Si la literatura nopuederegistrarsus datos ni tampocoreducirlosa leyes,usa-rá de otro procedimiento. De aquísu característicamanerade flotación; la quehacesus datossignificativos y abarcablesa un tiempo, dando la intuición de lo infinito en términosfinitos (III, 32). De aquí la ficción. Desdeestepunto devista meramentecuantitativo,la literaturano parecesermásqueuna colección de muestraso ejemplossobreel enormecontenidoqueguardanlos almacenesde la existenciahuma-na. Ya corregiremosestamezquinaconsecuencia,a quenosconduce, quiéraseo no, el criterio puramentecuantitativo(IV, 14; V, 6; VIII, 16-4, 21-P: inducciónmatemática).

* “La Biblioteca Total”, en Sur, Buenos Aíres, agosto de 1939, año 9,N’ 59, pp. 13-16.

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11. Conclusionesinjustificadas.Hemosseguidoconleal-tad el análisiscuantitativode Toynbee,con pasajerasobser-vacionespersonalesqueno lo desvirtúan. AunqueToynbeereconoceque el análisis cualitativo sería mucho más tras-cendental,la verdades queno lo emprende,no sabemossipor considerarloextrañoa su propósito. Estoparecejustifi-cable. Pero ya lo es muchomenosel que,en tal caso, selancea desprenderconclusiones,asabiendasde queson in-suficienteslos fundamentos.Las conclusionesaparecenpre-sentadascon cierto tono de divagación: no por eso menospeligrosas. Parahacermás comprensibleesta divagación,voy a exponerlaa mi manera—es decir, con otra divaga-ción—, disculpándomedel involuntario sesgohumorísticoqueadquiere,de su propio paso,el argumento.

12. La precipitación de los datos. Pongamosal hombre,virgen de datos,anteel universopalpitantede insinuaciones.Los datos de la realidadcomienzanacaeren su frente. Losunos caen como las gotas de una llovizna escasa:historia.Los otros,en lluvia verdadera:ciencia. Y los últimos, en unchubascoasolador,por dondeparecequeel universose vie-iie encima: literatura.

Pero éstaseríasolamentela figura actuaL En los oríge-nes teóricos, la figura ha sido diferente. Las gotas de lalluvia y aun las del chubascotambiéncomenzaronpor caeren llovizna escasa.Y despuéshanido aumentando,cadaunode los órdenessegúnsurespectivopoder de proliferación.Esdecir: quehubo un día en queel remoto hombreimaginadorecibía tan pocos datosde ciencia y auntan pocos de lite-ratura,que los tres órdenesse reducíanaun solo orden: elde las gotas escasas,el histórico. Si entoncesel hombrenisiquierahizo historia, es porque aún no se lo permitía suconcienciaelemental.

De pronto, un orden se va quedandoatrás: la historia;mientraslos otros dos siguen progresandohastaconvertirseen lluvia u orden científico. Nuestrohombreteóricohubierapodido elaborarlosen ciencia,pero aún no contabacon unlaboratorio cerebral suficiente. Por fin, aunqueel ordencientífico lleva siempre la delanteraal histórico, se atrasa

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asu vez con respectoal orden literario. Y éste,como el ga-nador que adelantaun cuerpo sobre el placé, llega solohastala categoríade chubasco. Y aquí sí el hombrehizoliteraturaaunantesde tenerconcienciade que la hacía. Tales el estadomitológico de la mente. Ya tenemos,pues,lostresórdenesdiferenciadospor el mero factor del tiempo, yen vista de la diversaproliferaciónde susrespectivosdatos.

Ahora bien: el procesono podrá detenersemientraseltiempo no se aniquile para el hombre. El caso sigue enmarcha. No ha terminadola carrera. Tambiénlos dos ór-denesretardadosllegarána la meta,uno despuésde otro.Un día habrácaídotanto líquido histórico, queadmitirá yael tratamiento científico: la llovizna, para los efectos delcómputo,se habrávuelto lluvia. Y trasalgunosmillones desiglos, habrá caído asimismo tanto líquido científico —alquese ha sumadoya el líquido histórico— queya sólo ad-mitirá el tratamiento literario que conviene al chubasco.¡Todael aguase habráconvertidoen literatura! Y esto,porla mera acumulaciónen el tiempo. Esedía de los días,noexistiráotro procedimientomentalqueel literario; e historiay ciencia pasarána la categoríade curiosidadarqueológica,como ya lo es la mitología (tadmitiendoque esto últimofueraverdad!).

13. Deficiencia del criterio cuantitativo. Este sueño se-ría aceptablesi, entrelos tresórdenesde datos,sólo hubieradiferenciascuantitativas.Por esocreoque se lo debeinter-pretar como pruebaapagógicao ab absurdosobre la nece-sidad de aplicarel discrimencualitativo. Dígase,por ejem-plo: la sociología,ciencia tardíamenteproducidasobre laacumulaciónhistórica,¿podránuncasustituir ala historiaensus serviciosespecíficos?¿Opodránunca,aplumaliterariay mediantelas técnicasespecíficasde drama,novela o poe-ma, resolverseun punto lingüístico (materiacientífica la másprendidaa lo literario), sin queello sea—en el orden delpensar—unaincrustacióntemática,un depósitoancilarmen-cionablesiempre,pero en modo alguno“soluble”, en la lite-ratura?(III, 32 ss.).

No: el instinto filosófico nosvenia diciendoal oído que,

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entrellovizna, lluvia y chubasco,no sólo hay diferenteíndicede precipitación,sino que, además,los tres gruposde gotassonde diferentecolor, y no se los puedeconfundir, cualquie-ra seasu escasezo abundancia.El examencuantitativopecade interpretaciónpositivista,por mezclarlas esenciasen lasevolucionesgenéricas—propio pecadode deformaciónpro-fesional, explicable en el historiador habituadoa plegarsedócilmenteal procesode las cosasempíricas—;y por figu-rarsequelos imperfectosdesprendimientosgenéricosde orí-genessignifican identidadposibleen las estructurasmenta-les. Y el pecadoresultaen unafalsa interpretaciónrespectoal pasadoy en una falsa presunciónparael porvenir.

¿Acasomantengo,entonces,que el espíritu trae sus for-mas preconcebidasy absolutas,cismasde todaeternidad,eimprime con ellas su clasificación a los datos? El alcancede semejantediscusiónescapaa mi objeto. Me bastaaquíel admitir quela vibración fenomenalse nosapareceen mu-chos ritmos y maneras,segúnlos diversos diapasonesconqueel espíritu los ponea danzar. Nada presuponemosaquí,en términos de filosofía general. Nos guardamosde compa-racionespeligrosascon las percepcionessensoriales,recursoseconómicosde distribuciónparalas distintasescalasde eseúnico órden eléctricoque es la materia. Los datos mentalesno nos aparecensiquiera como una precipitacióno lluvia,sino como resultadosde unacaptación,para lo cual, segúnel caso,usamosde varias redeso trampas.

14. Recelosya insinuadoscontra la cuantificación. Elcriterio cuantitativoya había despertadonuestrasdudasaltiempo de exponerlo. Como exploracióny tanteo,era indis-pensableejercitarlo. Pero vemos queen su conclusiónnoslleva al absurdo. Al tratar la hipótesis,ya advertíamosqueera insosteniblela serie cronológica:historia > ciencia —~

literatura (III, 27; IV, 20). Ya tambiénnos parecíamez-quino el que la literaturaquedaraen categoríade muestrariosimbólico (IV, 10; Y, 6). Y es queen lenguajede la cuanti-ficación no puedeexpresarseel verdaderosentidode lo lite-rario. El mismo nombrequehemosdadoal recursoliterariocaracterístico—la ficción— fue menesterbuscarlodesdeel

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principio en otro lenguaje,porquea priori parecíaya impo-sibledenominarlo“expresiónsimbólicade lo superabundan-te”, y no sólo porun escrúpulode estilo,sino porla sospechade que esta reducción cuantificanteno pasabade un esca-moteo.

15. La distinción entre la historia y la cienciano escuan.-tificable (III, 10; IV, 2, 6). El criterio cuantitativoresultapobre aun para distinguir lo histórico de lo científico. Sirecordamoslo expuestosobre la antropologíay la historia,sentimosque la diferenciaentreel númerode datostambiénnos resultabaya algo sospechosay con todo el aire de serunaexplicación limitada. Lo característicode la antropolo-gía no es el poder formular leyes por contarcon datosmásabundantesque la historia. Lo suyo estáen la cualidaddeldato antropológico,o corremosriesgo de entenderpor antro-pologíauna sola fase de estaciencia. El dato antropológico,dijimos, quedasujetopor sunaturalezaa cierto nivel mínimoy a cierto relativo estatismo,conceptualmenteanterior al ace-leradoadvenirhistórico. Su esencia,en el sentidofilosóficoque Groethuysendefine, consiste en consideraral hombrecorno una especiesui generis (y no sólo en su contexturaanimal). No es que la materiaantropológicase presentepri-mero, y luego la materiahistórica. Ambas disciplinas cu-bren, o pueden cubrir, con sesgodistinto, el mismo cam-po. La antropologíano es sólo la arqueologíani es sólo laprehistoria. Y si ha insistido en el estudio de grupospri-mitivos, es porquetal tema vino a ser suprovocacióngené-rica, así como sigue siendo un campo de observaciónmásdespejadoy diáfano. Que las estructurasenfocadaspor laantropologíanosparezcan“mínimas y estables”debeenten-derse en recto sentido: con lo establealudimos a los ele-mentos básicos de nuestraespecie; con lo mínimo, a queellos aparecensaneadosde adiposidadescontingentes. Dedonde cierta uniformidad de tipos que hace posible la pro-yección de leyes. Los datos podrán serpocos o muchosconrespectoa la historia, según la definición que de la historiase acepte. Pues aunque admitimos como materia históricalos tipos propiamenteinstitucionales, sin descendera par-

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ticularidadesbiográficas,ni siquieraqueremosquedarpresosen estadefinición. Al queveade otro modo la historia y nossostengaquela historia recogemásdatosque la antropología,se lo concedemosentreparéntesis:no nosafecta. La principaldistinción entreunosy otros datos la encontramosen su res-pectivanaturaleza. De un lado, tipos mínimos y estables;del otro, tipos llenos de excrecenciasy dotadosde mayorva-riabilidad interna. Claro es queel tipo histórico se recogefácilmenteentrelas realidadesempíricas;no así al tipo an-tropológico,por lo mismo que es una abstracciónen pureza.De aquí queel ejemplohistóricono puedadefraudarnos,pueslo recibimoscomollega; en tantoqueel ejemploantropológi-co, apocoquevengamezcladocon contingencias—que sede-benen granparteal terrenode prehistoria,arqueologíao pri-mitivismo en que se lo cosechade preferencia—,nos da lasorpresade admitir unatransformaciónaccesoriade celeridadya casi histórica, en vez de la pesadaevolución milenariaque preveíamos. Y entonces,por no ser del todo auténticoel objeto de la experiencia,y en tanto que lo depuramos,nospareceráque la dichosaestabilidadera un espejismode dis-tancia, como la de aquellacolina de Lucano,desdela cuallos ejércitos en lucha parecíanmasasestables. Y claro esque,en definitiva, la mirada de un Matusalénpuedeapre-ciar el cambio de lo que nosotrosjuzgamosinmóvil, pueslalentitud o la prestezadel móvil observadoson correlativasde nuestro propio movimiento. Así, la “cámara lenta” nospermite apreciarlos gestosde las plantas,o la “cámara rá-pida” nos deja ver la bala en el aire. Comoquiera,en eltránsito o en la confrontación del tipo antropológicoy delhistórico percibimos inmediatamentela diferencia que nosautorizaa considerar,dentrode la relatividadde las cosas,elprimero como másestabley el segundocomo más inestable.El conceptoadmiteunainterpretacióngenética:escasezen loantropológico, proliferación en lo histórico, siempre relati-vas, pero siempre apreciables. Y es esta proliferación loque, segúnya decíamos,empañalos ojos del historiador y,

desdeluego, le veda la postura científica tal como aquí laconsideramos:el campohistórico estámáshenchidode suce-sos que el antropológico.Sólo apurandomuchola diferen-

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cia entre“hechos” y “datos” nos pondríamosde acuerdoconToynbee;y en estepunto al menos,ni siquieravale la pena:Le jeu n’en vaut pas la chandelle.

16. Limitacionesdel lenguajecuantitativo. La nota hu-manade la literatura y del arte escapaal lenguajecuantita-tivo. ¿Cómo opera semejantelenguaje? “En mi opinión—dice Koffka— la dichosaantítesisentre cantidady cuali-dad no es una verdaderaantítesis. Debe su boga,en granparte, a una lamentable ignorancia sobre la esenciade lacantidad,tal como se la usa en la ciencia física... La des-cripción cuantitativa,matemática,de tal ciencia física, lejosde oponersea la cualidad, es más bien un modo singular-mente preciso de referirse a ella.” * No pretendemosquehaya antítesis. Si la hubiera, por algún oscuro subterráneo,y a poco que la naturalezanos hayadotadode “virtus hege-liana” ¿quiéndice que no encontraríamosla síntesis? An-títesis significa pugna entre dos polos que colaboran porsimpatíaeléctrica.Peroenel casohay algopeorqueantítesis:hay diferencia,hay incomunicación. El lenguajecuantitativoy el cualitativo son dos reinos aparte, aunquesobrepuestosal fenómeno; dos paralelosque no se encuentran,aunqueadmitendel uno al otro vuelcosaparentesque se reducenauna metáforaverbal. Y si la descripcióncuantitativaquela física hace de lo cualitativo aparecesingularmentepre-cisa, no por eso capta lo cualitativo: sólo lo señalade le-jos, como desdeun tren vemos otro tren, sin que por esola vista nos transportematerialmentedel uno al otro. Ladescripción cuantitativa sólo es útil para las aplicacionescuantitativas. Palpémosloen ejemplos,donde,como diceBa-con, los conceptosse nos ofrecendrene/redin matter.

17. Los colores. Los colores son, por una parte, cuali-dades:sensacionesdeterminadaspara el hombre. Por otra,parala física, son cantidades,velocidadesde onda. Un len-guaje se vuelca en otro sólo metafóricamente.La fórmulade velocidadpuedeevocaro aludir, pero nuncasustituir, lasensacióncolorida. Y la fórmula de velocidad es,sin duda,

* K. Koffka, Principies of Gestalt Psy-chologie,Harcourt, 1935.

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la másprecisaentreambasdescripciones.Como que la sen-sación del color está a merced del viento cambiantede lasvariacionessubjetivas—las cualeslleganhastael patológicodaltonismo—, y en todo caso, como cosasde la intuición,padecende inexpresabilidadsecretay de claustro solitario.Así, al ciego de nacimiento no hay manerade ponerlo enintuitivo contactocon la noción del color-cualidad;pero sícreoque se le puedacomunicaruna alusión,una referenciavacía del color-cantidad. Pero,por el hecho de ser la másprecisa¿sirve de algola notaciónfísica fuera de la física?Lo admitiremoscuandoKoffka pinteun cuadroconfórmulasde velocidadesvibratorias. Verdad es que la industria ob-tiene sus efectoscualitativosmedianteel lenguajecuantita-tivo: letrero luminoso, pianola, radio, se montande acuerdoconlos números. Pero es porquese tratajustamentede apli-cacionesfísicas. Tambiénlas sustanciasconquepintaRiverahansido hechasquímicamente,y nadieconfundeaRiveraconel fabricante de tales sustancias.*

18. El acontecimiento.Seaotro ejemplo. Parala física,el “acontecimiento” se reduceal encuentrode un electróncon otro electrón. Esto supone una contradanzade siete di-mensiones:tresde espacioparacadaelectróny unade tiem-po en que amboscoinciden. ¿Hayprecisiónmayor? ¡Puescombinemoslas siete dimensiones,a ver quésacamosen cla-ro sobrealgún acontecimientoextraño a la física, sobre al-gún eminente sucesohumano, como el coup-de-/oudre,elhallazgo de la vocación, el “encuento providencial”! Seael encuentrodel joven Jenofontecon Sócrates,que en uncallejón de Atenas atraviesael báculo para detenerloy ledice de pronto: “~Quieressaberdóndese hacenlos hombresbuenosy virtuosos? Síguemey lo sabrás.” Seael encuentroentre Hipócratesy Demócrito, entre San Antonio y San Pa-blo, entreGoethey Schiller; sea—lo que es ya mucho máscomplicado—el encuentrode previa intenciónamorosaen-tre Salomóny la Reina sabea,que se acercanel uno al otroproponiéndoseadivinanzascomo quien alargaun florete; oentreAntonio y Cleopatra,fascinadosya por la imaginación

* [Cf. Obras Completas,XIII, p. 363.1

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antesde enfrentarsey resueltosambos a perderse... ¡Oh,reducidmea fórmula cuantitativaaquelinstanteen queLadyCarolineLamb, que tanto creíaodiar a Byron sin conocerlo,exclama, al tropezar con él: “Este rostro pálido será midestino”!

19. Imposibilidad de generalizarlo cualitativo. Si, comoafirmamos,los tresórdenesestudiadoscorrespondena fenó-menosde cualidaddistinta, el error objetadoresultaeviden-tementede haberqueridogeneralizaren lo cualitativo. Acla-remos confusionesverbales.

Por deficiencia lingüística, el término “generalización”se aplica a veces,en libros y en cátedras,a una operaciónmental muy diferentede la que aquí tratamos. Tal uso nointeresaanuestradiscusión. Así, se dice “generalizar”paraaquel procesoque, cualitativamentey abstrayendola esen-cia sobre un casoúnico, llega a travésde él a un concepto.Esteuso es tan peligroso,y a tal punto hacefalta encontrarotra denominaciónmáspropia, queLalandeproponetímida-mente algunos neologismosconstruidoscon sufijos conven-cionales sobre el término original de “concepto”: koncep-turo (concepto como producto); konceptigo (el hecho detransformar algún dato en concepto:por ejemplo,una ima-gen); koncepteso(la cualidad abstractade ser concepto),etcétera. Aun en este modo de generalizaciónpudiera de-mostrarseque se ha recurrido, secretamente,a la analogíaentre varios tipos (cantidad), a una cuantificaciónmásre-finada y pudorosa.

En todo caso, aquí no tratamosde esto, sino de aquellageneralizaciónpropiamentedicha, la generalizaciónde bultoy de bultos, la ostensible,la que se opera sobrelo cuantita-tivo únicamentey queen lo cualitativo resultaerrada.“Man-tengoqueasí es. Los quede otro modo opinanseráporquedan al término ‘generalización’ algún sentido especialqueno han acertadoa explicarnos. Yo significo por el verbo‘generalizar’ aquel procesomedianteel cual, desdeel míni-mo hastael total de los datosobtenidos,se establece,en de-terminado orbe o universo, la predominancia de un datodeterminadoo de cierta configuraciónde datos. Y entiendo

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por ‘generalización’ la declaracióna que se llega como re-sultadode tal proceso. O sea,que de acuerdocon las exi-genciascientíficas aceptadas,defino el conceptoconformealas operacionesque me hanpermitido alcanzarlo.”* Puesbien, el error del criterio cuantitativo procedede haberapli-cadoa las cualidadesla generalizaciónasí definida.

20. La falsa serie cronológica. Si ahora volvemos alpunto en que acumulamosnuestrasdudassobre la eficaciade este criterio cuantitativo,veremosque aún no hemosaca-bado de exprimir el jugo del error. Hemos consideradolaineficaciadel lenguajecuantitativoparacaptarel sentidodelo literario. Nos falta examinara fondo el error de la pre-tendidaseriecronológica:historia ~ ciencia~ literatura, se-rie cronológicaque va vinculadaen el dicho criterio cuanti-tativo (III, 27; IV, 14).

Al examinarlos tres órdenesde la tríada, hemosencon-trado imperfectosdesprendimientosde origen, tipos genéricosde una técnicatodavíano evolucionadasuficientemente,queni porun instantenoshanorillado aconfundir la autonomíaestructural de los tres órdenes mentales. Esta autonomía¿podráborrarseen un mañanahipotético,merceda la seriecronológicay a la precipitaciónde los datos,de modo quela actual figura de las nocionesno tenga más valor que elde una etapatransitoria? No lo creemosasí.

1° Desdeluego, hay procesosliterarios previos a lo his-tórico y a lo científico: tal la “función fabulatoria” que diceBergsony que legitima la presenciaactualdel fantasmami-tológico en nuestramente;tales la hipótesisy hastael raptoo iluminación intuitiva, de todo lo cual hemostratado enpáginasanteriores.Parapercibir la precedenciade talespro-cesosno es necesariodescenderhastalos orígeneso imper-fectos desprendimientosgenéricos. Ahí está, entre otros, elclaro ejemplode Platónen queel mito prestarecursosal dis-currir filosófico, y esto en hondasignificación, y no cierta-menteporque Platón fuera un primitivo de la técnica (II,12; III, 16; VII, 3.2a). Pero hay otros casosde más deli-cadotratamiento. Ello nos obliga a un rodeo.

* George A. Lundberg, Fou.ndations of Socioiogy, Nueva York, 1939.

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20 En la evolución de las ideas históricas,el siglo xixrepresentó,hastacierto punto, un esfuerzopor concebir lahistoria como teoría científica, en un sentido imposible yapriorístico: así cierto hegelianismo,no el de Hegel; asíciertasintencionesdel marxismo,así el comtismo. En estossistemas,y aun en el providencial de Bossuet,la historia esconclusióndeducidade algunasleyes fundamentales,antici-pación del sueñode Toynbeesobreel día en que lo históricosólo puedaser pensadoya científicamente. La “evolucióncreadora”de Bergson,la “libertad” de Croce, la posturaes-piritualista de Dilthey, la emancipaciónlógica de Husserl,van contra estasconcepcionesdeterministas. Entiendo quela Introducción general a la Filosofía de la Historia, deHegel, resuelveya, de antemano,este problema. AlfredWeber, en su Historia de la cultura como sociologíade lacultura (el título es unade las confusionesque combatoenel presentelibro), reaccionacontra el profetismo nihilistade Spenglery auncontrael profetismoproletario de Marx—a quien debe tantas inspiraciones—,volviendo otra vez,aunquesin nombrarla,por los fuerosde la “evolución crea-dora”, y declarandoderechamentequeel mañanahistóricono es objeto de pronósticoexacto; que el proceso contieneuna levadura de voluntad ante las crisis (cadapresenteescrisis), y aun abre,por eso mismo, salida a la esperanza(III, 7; Y, 9).

3? Cualquieráseala opinión del lector sobre las tesisanteriores—pueséstees asunto de doxologíay no de cono-cimiento demostrable—mientraslo histórico existacomo tal,responderáa las característicasdel sucederreal y perecedero(y, 4). Y esto, aun cuandose admitiera, en el supuestomásgenerosoy máspeligrosoparanosotros,que la “nove-dad” esencial del hecho histórico es pasible de previsiónabsoluta. Si, por ejemplo, se aceptaque tales o cualesmo-dos de explicar las cosashan perdido ya su eficacia (lamitología, la revelación,etcétera),ello no quita que sepue-dan definir las característicasde lo que fueron, en su día,semejantesmodos. Si, en el peor de los casos,el pensarhistórico pudieradesapareceralgún día en el senodel pen-sar científico, seguiríasiendo lícito el averiguarlo que fue

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el pensarhistórico en los días de su reinado,y el tratar dediscernirlo de los otros órdenesteóricos. Aun admitiendo,pues—queno la admitimos—,la saturaciónintegral de lahistoria por la ciencia,nuestraactual averiguaciónquedajustificada.

49 La modernafísica introduce,inversamente,en la cien-cia, unanotade historicidad,con el relativismodel tiempo.Aporta a los antiguosconceptosunanovedad“visual”. Pero,he dicho en otra parte, “lo queen aparienciaes un carácteróptico, en el fondo es un carácterhistórico”.* No esya po-sible, como dice Eddington,aislarla ideade una“extensiónfísica” (en la extensiónastronómicaresultamucho más cla-ro), del pensamientode un “tiempo” y de un “cambio”.Estosignificaría, aunquede modotodavíamuy vago y siem-pre en el supuesto“confusionista”, una amenazade que elpensarcientífico se saturegradualmentede pensarhistórico(no hay saturación:hay complementaciónaccesoria),a lainversade lo quesucedíaen el caso anteriory al revés de“la serieToynbee”. Pero,paranuestroobjeto,que es carac-terizar el pensarcientífico porsu adhesióna normasde per-manencia,mientras sea tal pensar científico, nos daría lomismo. Y el argumentodel casoanterior sería convertibleparaéste.

5°Apartede queel factor “tiempo”, comoelementona-tural que influye en el hechocientífico, no representaningúnescándaloparala mente,y quedatambiénsometidoanormasde permanencia.En la geología,por ejemplo,hay unanotahistórica: sucesiónde edadesde la cortezaterrestre. Lo pro-pio seadvierteen la astrofísica:las estrellas,antesincorrup-tibles, hoy nacen,crecen,evolucionanapretándosey decre-ciendo, y al fin perecen,sin que esta vicisitud del objetodesvirtúela inmutabilidad de la ciencia. El hechocientíficono es inmóvil, sino reguladoen susnormasde mutación. Elreloj, antesabsoluto,hoy dependede su posiciónen el espa-cio, del tiempo que tarda la luz en llevar noticia de la ima-gen,segúnlo compruebala magia de la razón, trasladándo-nos hastaSirio o Betelgusia;pero estasdependenciasson

* Los dos caminos,Madrid, 1923, pp. 113-114 [Obras Completas,IV, pá-gina 298].

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reguladas,calculables. ¿Sucedelo mismo en la física pro-funda? ¿No dicen ahora que hay indeterminaciónen losmovimientos intra-atómicos? No: por lo pronto, hay límites.Lícito es sospechartambién que la indeterminaciónaparen-te no es más que incapacidadactualde previsión (III, 38;V, 15; VIII, 17.4~).*

Y en unosy otros casos,y en cuantospuedanlegítima-menteproponersecomo contaminacioneso reversionesde lostres órdenesteóricos, nunca apareceafectadala purezadela agencialiteraria en sí misma.

En suma:1°La propuestaseriecronológicaes falsa.Pero,de serverdadera,nadaperderíacon ello la agencialiteraria,antestendríapor delanteenriquecimientosimprevistos,pueslos otros órdenesestaríanllamados a confundirse y a vol-carse en lo literario. 2~Si existiesen otras seriesposibles(historia —~ ciencia,o ciencia historia) ellas tampocoafec-tarían a la agencialiteraria. 39 Por último, y es fundamen-tal: no creemosen la mutaciónevolutiva de las contexturasmentalespor obra del tiempo, mientras que el hombreseael hombre. Perosi el hombre—generosaconcesión—ha dellegar al post-hombre(no en el orden biológico y limitado,que poconosimporta, sino en la naturalezadel espíritu), nopor eso perderíavalidez el estudiode lo que hayansido las

contexturashumanas.

21. Resumen.Las objecionespresentadascontrala cuan-tificación de los datosse refieren a un apéndiceque resultadiminuto en la vastaobra de Toynbee;no afectanal sentidode tal obra, y menospodrían empañarnuestraadmiración,ni mermar el reconocimientoque le debemospor habernosdado el primer estímulode nuestro trabajo, y aun algunosmaterialesde que hemos dispuestoa nuestraguisa. Talesobjecionesse limitan a decir que la cuantificaciónno puedeserun criterio definitivo en el caso,como el mismo Toynbeelo reconoce,y que no conviene por eso embarcarseen ellahastael término del viaje, comoél incautamentelo ha hecho.Pero la cuantificaciónnos ha dado,por lo menos,una com-

* No se me oculta que aquí me guía cierta inclinación y echo mano dela “prueba por ignorancia” que más adelantecensuro:VIII, 11 final.

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probaciónsecundariasobre la universalidadtemáticade laliteratura, aun cuandotal universalidadno debe ser sóloconsideradacuantitativamenteo por fuera,sino tambiéncua-litativamenteo por dentro. La cantidado superficieno hasido aquímásquela expresiónde unacualidado dimensiónprofunda.

Quiere decir que, al llegar a este punto, abandonamosel análisis semánticode los datosconformea la cantidad,ylo continuamos,en la cuartaetapade nuestrodeslinde,con-forme a la cualidad. Alcanzamos,con el primer método,hastael término lícito, y ahora lo cambiamospor el segun-do. Llegamosconlanavehastael puerto,y ahorala dejamospor el ferrocarril paraentraren el continente.

22. Digresión final. ¡ Largo duelo entreel cuantificaryel cualificar! Si lo segundoes sobretodo clasificar, lo pri-mero sobre todo es medir. Ahorabien: la filosofía ha gas-tado algunos siglos en clasificar lo que debíamedirse, yotros despuésen medir lo quedebíaclasificarse. Mientrasparael biólogo Aristótelesla piedraeraun organismo,parael matemáticoDescartesel animal era una máquina. Loprimerollevó al desvíomedieval,el cual produjoen las cien-cias aquellaesterilidad que el utilitarismo humanonuncaperdona. Lo segundoes el desvío moderno,y arrancasim-bólicamentede Descartes;pues aunqueel Discursodel mé-todo vino demasiadotardepara dar muertea la filosofíamedieval,al menos—comose ha dicho— le extendióel cer-tificado de defunción.

Despuésde esto sobreviene,como consecuencia,el cultode las antinomias. La antinomia Individuo-Estado,por ejem-plo, queapareceyaen el Leviatán,lleva aRousseauy aKanta la idea del “contrato”. Kant, en general,vive contra lasantinomias,mientrasque Hegel vive de ellas. Pero, en laEdadMedia, Tomásy Escoto las evitaban:puestoque ellasse reconcilianen la realidad—parecendecirnos—no soninsuperables:Dios respondade ellas; si nos limitamos a re-presentarla realidadcomonoses dada,no las encontraremosen nuestrocamino. Aquí bullía, en verdad,el germende laciencia,si no hubierasobrevividoel desvíomedieval.

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Pero sobrevinoel desvíoy luego, paracorregirlo, sobre-vino la enormidadde la reacción. Y he aquíel dueloabiertoentrecualificacióny cuantificación,cuandoen rigor sonmé-todoscomplementariosparaabrazarlas totalidades.El errorestáen el “bizqueo” de los métodos. Ante el nadadorPa-lemo, Galateahuye por la playa adentro,y Góngora ex-clama:

- . - ¡ Oh cuánto yerradelfín que sigueen aguacorza en tierra! *

* Ver cap. viii, 8 [La misma cita con diversa aplicación en La crítica enla edad ateniense,ahora en Obras Completas,XIII, p. 187. Recuérdese queReyes editó el Polifemo (Madrid, Biblioteca Indice, 1923) y a últimas fechasse ocupó en una “libre interpretación”de su texto, publicada póstumamente(El “Polifemo” sin lágrimas, Madrid, Aguilar, 1961),a cuyaestrofaXVII per-tenecela cita].

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Y. CUALIFICACIÓN DE LOS DATOS

1. Cuarta etapadel deslinde.Estructurade la cualificación.Venimosavanzandode lo exterior a lo íntimo y estrechamoscada vez másel cercode la ciudadela. Parala cuantifica-ción, los datosno eran más quecifras, sin importarnossucontenido intrínseco: tres peras y cuatro manzanaseran3 + 4 = 7. Ahorahayquedistinguir la manzanade la pera,sin importarnosel númerode ejemplares.Hay queentrarenla naturalezade los datos. El datoes un objetopresenteen elespíritu, y aparececomo algo que le aconteceal espíritu:comoun suceso,seaconfiguraciónde imágenesfísicas o denocionesabstractas,o bienunacombinaciónde ambas. Estesucesointerior puedecorresponderen todoo en parteal su-cederreal y exterior que lleva su nombre,o puedeser unsucesoideal o imaginarioqueno encuentracorrespondenciaen el sucederreal y exterior. A la notade la corresponden-cia se suma íntimamentela nota de la intención: el sucesointerior no aconteceautonómicamente,sino queviene trans-portadoy teñido en un flujo mentalque lo sustenta,en unaintención. La intenciónobra de emoliente en la correspon-denciay tiendeaborrar sus fronteras. La correspondencia,conceptoestático,fija el datoen un grado de suescala. Laintención,conceptodinámico,lo deslizade uno aotro grado.La integraciónentreambosconceptosda su cualidadal dato.Ilustremosla conjugaciónde ambosconceptos:

1~“Ya salió el sol”, dice un vecino. “Estudio las man-chasdel sol”, dice un sabio. Correspondenciaperfectaconel sucederreal. Pero cambiala intención,y el mismo datomudade correspondencia:“El sol alumbrabala batalla”,diceel novelista. Y el poeta: “El camino estaballeno de polvoy sol, dos cosascon que se hacela gloria.” O bien: “El solse reíade su tristeza”, o “El sol de la justicia”, o “~Cuántosol tieneel día!” paracelebrarel sí de unamujer. Distintasaplicaciones:el sol ha salido para todos,pero por distintoOrienteparacadauno. Ya no es el Sol, yasonparhelios.

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2~Si ahora se trata de endriagos,quimeras, dragones,fantasmas,aún quedanelementosde evocaciónreal, aunquelas configuracionesseanimaginarias.Menoselementosrealesquedansi se habla de triángulos y cuadradosde los cate-tos, de categoríasangélicasy el misterio de la Trinidad, ymenossi se emite una merafórmula fonética sin contenidomental,o jitanjáforapura,como“Curubú”, “Matarilerileró”,etcétera*(VII, 22; VIII, 3).

El primer grupo, asido al sucederreal, sólo se poneenmarchahacia lo imaginario con un papirotazode la inten-ción. El segundo,máspenetradode intenciónemancipadora,ya está en marcha. La escalade correspondenciay la deintención han corrido en orden inverso. La intención fuemínima en el ajustey máximaen el desajuste.Porqueaquíintención no significa unanoción éticani unamedición delmayor esfuerzo:el sabio puedeserfuriosamenteactivo y elpoeta apenasdisfrutar de su dón gratuito; pero aquél sóloquiso ajustarseinterpretativamentea la realidad dada, yéste,torcerlay completarlaa su guisa, con la contribuciónde sus riquezasinternas,con unanuevarealidadpor él pro-ducida. En cuantoal matemáticoy al teólogo,aquélestilizóy aunsutilizó el mundo; éste,lo trascendió.

2. Criterios de la cualificación. Estaestructurapudieraafinarse mucho más, pero bastapara nuestroobjeto. Ellaalumbra los criterios de la cualificación:

1~Esenciadel suceder.2~Relacioneslógicas del suceder.39 Referenciahumanadel suceder.

1°La esenciadel sucedersignifica el grado de corres-pondenciaentreel dato internoy el datoempírico.

2~Las relacioneslógicas del suceder—causa,espacioytiempo— se examinancomo un escolio,para mejor cubrirel campo de análisis. La causaapareceamalgamadaen laintención; el espacioy el tiempo, en la ubicaciónde la co-rrespondencia.

* A. R., “Las jitanjáforas”, en La experiencialiteraria, BuenosAires, Lo-sada, 1942, pp. 193-235 [en Obras Completas,XIV, pp. 190-231].

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30 La referenciahumanadel sucederes tambiénun cri-

terio complementarioque,conla mira puestaen la literatura,convienesiempredestacar,aunquequedaimplícito en losanteriores.

El primer criterio se explicará en tesis seguida. Sobreel segundose haránlas indicacionesmásindispensables.So-bre el tercero,que irá un poco diseminadoen los anteriores,algunasobservacionesdestacadas.

Como la intención bañalos tres criterios, en cada casoque se ofrezca se insistirá en sus efectos,a reservade con-sagrarledespués,en su relación conla ficción, algunosho-nores especiales.

3. Cualificaciónpor la esenciadel suceder.He aquítrescasoscorrespondientesa cadauno de nuestrosórdenesteó-ricos:

1°Napoleónmurió en Santa Elena, el 5 de mayo de1821: historia.

2~El 9 de mayo de 1940, el termómetro,en la ciudadde México, marcóunatemperaturade22°1’ C., a las 3 p. m.:ciencia.

3°“Como un rey oriental el sol expira” (Díaz Mirón):literatura.

Apliquemosahoranuestralente.

4. Semejanzay diferencia entre lo histórico y lo cientí-fico, a) Sucederreal en ambos(III, 7). Ante todo, saltaalos ojos cierta manerade parentescoentrelos dos primeroscasos,parentescode queel tercerono participa. Los dos pri-meros, desdeluego, poseencierta nota de historicidad. Yahemosvisto que la ciencia se apuntalaen hechoshistórica-menteregistrables(III, 21 ss.)- Ambos casoshansucedidouna vez y no volverán a suceder. Hasta aquí la semejanza.¿Y la diferencia?

b) Sucederefímeroen la historia. El casohistórico pe-reció en absoluto,perteneceal pasadocontrael cual los mis-mos dioses se atajan. Napoleón no puedenunca volver amorir en SantaElenael 5 de mayode 1821, fechaque tam-pocovolverá,“oscuragolondrina”. El datohistóricono pue-

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desalvarsedel naufragio;por esola historiano es laciencia.Sería pueril intentar generalizacionessobre uniformidadesfortuitas, y afirmar, pongopor caso,que las tropasinvasorasdel emperadorNapoleónIII tenían que ser derrotadasenPueblaprecisamenteel 5 de mayo de 1862,porque exacta-mentecuarentay un años antes,y en la propia fecha del5 de mayo, había fallecido otro emperadorfrancés de lamisma familia y del mismo nombre. Bauer (Einführungiii

das Studium der Geschichte)hace expresamenteentrar ensu definición de la historia la “irreproducibilidad” tempo-ral y espacialde los cambiosoperadosen las relacioneshu-manas. Equivale a decir, con Bergson, que la vida no serepite y quees irreversible.

e) Sucederpermanenteen la ciencia. El caso científicotambiénpereció, como ha perecidoirremediablementeel 9de mayo de 1940. Pero sólo perecióen cierto grado. Algose salvade él, y es lo másespecífico:la posibilidad de queen México volvamosa tenerlos 220 1’ C., y aun tambiénalas 3 p. m. Estosdosápiceshanquedadovivos en la puntadel tallo muerto. El casocientífico ofreceunaconfiguraciónde circunstanciasde quealgunaspuedenrepetirse:en deter-minado cruce del espacioy del tiempo, el mismo fenómenotérmico puedereincidir. Estascircunstanciasqueconsientenla repeticióny que,por lo mismo,admitenentreellaspuen-tes de pensamiento,son los datoscientíficos. Los mantieneun carácterde permanencia:en el caso,leyesnaturales.Equi-vale adecir, con Bergson,que lo científico, a que se aplicaeminentementela función intelectual,sólo capta estatismosyrepeticiones.

5. Decantaciónde lo histórico en el caso histórico, y delo científico en el caso científico. a) En el caso históricohay algo que puederepetirse,pero lo que puederepetirseya no es histórico, sino quees un tipo de abstraccióncientí-fica o ley de la naturaleza:que el hombrees mortal, la“primera” del silogismoen Bárbara. El casohistórico agotaun suceder,en lo quetienedehistórico,y enestose distinguedel casocientífico, en lo queéstetienede científico. De don-de el sentidopatéticode la historia,y la serenidad,la con-

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fianza de sustentaciónque adornael rosto de la ciencia.Esto, en cuantoal rematedel hecho.

b) Tomémosloahorapor el otro cabo,por el nacimien-to del hecho: en la historia todo esverdaderanovedad;enla ciencia sólo hay la novedaddel conocimientohistórica-menteadquiridotal díaatal hora,y lanovedad,sólo por sertal, ganauna valuaciónhistórica secundaria.Así aconteceaunen el casoheroicodel descubrimientocientífico, Por lodemás,el descubrimientoo novedadcientíficagarantiza,encuantoacontece,unapermanencia,unaperspectivade repeti-cioneshacia atrásy hacia adelante.Cuando,contrael dicta-menjuvenil de Freud,secomprobóquela cocaínaera drogaperniciosa,pudieroninterpretarselos estragospasadosy pre-verselos futuros. Lo histórico naceprendido a la sustanciadelhombre—este“gusanodecuatrodimensiones”,quedecíaProust,recortadoen tiempo y en espacio—y muerecon elhombre. Si lo históricoes interhumano,patéticoy efímero,lo científico es extrahumano,conceptual,tiene una manerade impasibilidad. En el casocientíficoqueexaminamos,casitodopuederetornar:no todo. Lo que no puederetornaresel tiempo. Peroel tiempo ya no pertenecea la ciencia,sinoa la naturalezadel universo. (Las teoríasdel retorno,clási-cas y modernas,determinarían“otro universo” igual o pa-recido al anterior,pero no aboliríanlo temporal.)

6. Carácter aparte de lo literario. En comparaciónconlos casosanteriores,el casoliterariosedistinguedesdeluegopor su indiferenciaparael sucederreal y su suficienciaenel sucederficticio. De suerteque la literaturano es mera-menteun muestrario (IV, 10 y 14). ¡Y aconteceque elsucederreal es lo único que,en algún sentido,puedecompu-tarse,medirse,cuantificarse! Si ahoradesnudamosnuestroejemplo literario de toda retórica —la fermosa coberturaquedecíael Marquésde Santillana—,con lo cual lo priva-remos de su naturalezaliteraria específica,pues sabemosque la expresiónliteraria agotasu fin en sí misma (1, 11),nuestroejemplo,como mariposasin alas,se reducea esto:“El sol se pone.” Esta frase desnudabien puedetambiénclaro está,serun fingimiento literario: no es cierto que el

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sol se esté poniendo al tiempo que la escribo. Para serfingimiento, esa frasecilia modestano necesitade ningunasgalasverbales. Pero,paramayor claridad,hemospreferidoun ejemplo que presentala proposiciónlógica envueltaenciertaelaboraciónartística. De otro modo,como el ejemplono iba acompañadode un comentariosobresu intenciónfic-ticia (la cual, en cambio,quedapatentegraciasa la fermosacobertura),corríamosel riesgo de que la proposiciónescue-ta: “El sol se pone” se confundiera:a) con un “El sol sepone” empleadoparaun simple fin práctico; b) conunare-ferenciahistórica al momentode algún sucesoreal; e) conunacircunstanciaconcomitantede algún testimonio científi-co. El atavíoverbal,repito, subrayala intenciónficticia: setrata de hacerqueel sol expire, precisamentecomo un serque fallece; y queeseser,por la vistosidady la pompadelos funerales,semejeun monarcaasiático. Estairradiaciónmetafóricahace ver a las clarasque aquí se procura satis-facerunanecesidadespiritualdiferente,diferentepor su cua-lidad misma,de las otras dos: unanecesidadque perteneceal ordencreadoro demoniaco,unaficción. Por esodefinía-mos algunavez la literaturacomo “la verdadsospechosa”.*Algunosllamanaestola mentiraartística,y avecesel efectoestéticoresultade desenmascararlade pronto. Ej.: “Porqueesecielo azul que todosvemos/Nies cielo ni es azul” (VI,2 ss.). Mas, paralos fines del poeta, la ficción no es unamentira,anteses otro modo máscabal de verdad(VII, 15-1v). Y esto,por dos razones:la una, porqueella contienela evocacióndel hecho práctico,el mínimo de realidadconque se satisfacela prácticay, ademásde eso, la expresiónde un quererreal añadidopor el hombreen un arrestodecreaciónmágica, o complementacióndel mundo por la vo-luntad verbalmentemanifestada:“Seael sol, ademásde loque suele,un monarcaoriental que expira?’ Y la otra ra-zón, queaquíencontramosla traducciónde unaverdadínti-ma en todasu plenitud; ancha,arborescente,y no mutiladaen un sentidolineal, no desplumadaya por la utilidad prác-tica: “Cuando el sol se pone, yo veo en él, ademásde eso,un monarcaoriental queexpira.” Trocandoel proloquiodi-

* [Cf. Obras Completas,XIV, pp. 83 y 265.1

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ríamosque“el solseponeparatodos”—~mínimoreal—,peroque en la puestade sol acontecenmuchasotras cosas,dife-rentesy privativasparacada uno; cosasen que la mayoríano repara,por atrofia constanteo por indiferencial casual;cosasqueel poetapercibey dice por oficio. Y todo estoesun sucederirreal. Relajadoslos resortesútiles, escapalacargaopresade la contemplación.Y estacarga,paraexpre-sarse,y dadoqueel lenguajemismo tiendea dejarsecuajarpor el fin práctico,se ha servidode aquellosrodeosde cata-cresiscon los que se nombralo innominado.

Ahoraqueremosdesprendernosde algunasaparentesven-tajasquenoshandadolos casosescogidosparael discrimen.

7. Rectificacióndel ejemplohistórico propuesta. La ins-titución. La muertede Napoleón,se dirá, tiene el inconve-nientede ser másbien un datobiográfico, aunquede tras-cendenciahistórica, que no un dato histórico. Trae consigolas confusionesdel géneroanómalode la biografía. Se re-fiere a una relación personal,lindero de la biografía y laliteratura,y no a unarelación impersonal,institucional pornaturalezay característicamentehistórica(III, 9, 14, 17; IV,7 y 8). Y en verdad,antesde su extinciónbiológica,Napo-león habíamuerto ya parala historia.

Aunque estaobjeción no afecta al carácterde historici-dadanalizado,podemossustituirnuestroejemplopor un casoinstitucionalcualquiera.Al instanteapreciaremosquesimple-menteaumentael compás,que la muertese aleja un poco,años o siglos, pero la muertesigue siendoel término fataldel sucesohistórico. Y la posibledesapariciónde las insti-tucionesno se nos presentacomo un hechoteórico, relacio-nado con el posible acabamientode la creacióno siquieracon la extinciónde la razahumana,no; sino como un hechoverificable en la sucesiónde las generacionesy registrableporla memoria. El Imperio romanoescosaquenace,crece,decrecey desaparece.Aun atribuimos a estasetapasfechasmáso menosprecisas,y quelas jalonancon suficienteexac-titud. El carácterperecederosimplementeha sido atenuado,mitigado,piadosamenteprorrogadopor un plazo máso me-nos largo.

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Ahorabien, estehechoinstitucional,condenadoamuerteaunquesu ejecuciónhaya sido aplazadapara mañana,estáintegradoporunamasade hechosbiográficosdiminutosque,todos,perecenen cuantoacontecen.De modo quela historiaestátejida sobreel cañamazode la muerte:esun derrumbe,un deshieloque,en su camino, va encontrandolas diversasformasde su proceso. (“A la luz de un relámpagonacimos/Y aúndura su fulgor cuandoexpiramos”, decíael román-tico.) Y estosin prejuzgarnadasobreel sentidoascendenteo descendente,sin inquietarnosrespectoa lasfigurasmísticasdel progresoo la corrupción.Tambiénla “montañarusa” es,físicamente,unacaíday, sin embargo,el carro bajao subeconforme al accidenteque le tiendela pista. Así, las insti-tucionesmuestran,a veces,procesosde integracióny otras,de desintegración.

8. Vida y muertede instituciones(IV, 4). En ocasiones,las institucionesson idolizadasa pesarde su evidentenatu-ralezaefímera. Y estaidolización,o es unamentiraconven-cional preñadade peligros, o trae funestasconsecuenciascuando es candorosa. La Ciudad-Estadode los griegos esidolizada, aunparala épocaen quese habíaentradoya enuna vida económicade orden ecuménico,lo cual resolvíael problemamaltusianoque sepresentólo mismo en Atenasqueen Egina o Mileto. Otro ejemplo de semejanteidoliza-ción esel culto de la guerra,entendidacomoinstitución ne-cesariapor razonesantropológicas,aun mucho despuésdequeel Cristianismoha superadola antiguaconcepciónde lavirtud militar. Otro ejemplo más:la idolización de la teo-craciaproducela ruinade la civilización egipcia.

En ocasiones,cuandose reconoceel carácterefímerodela institución,éstaaparececomo obstáculoal bien social, alprogreso,y entoncessobrevienenlas revoluciones,de queapenashace falta poner ejemplos. Como obstáculosconside-raronlos Enciclopedistasfranceses—Condorcetsobretodo—las institucionescaducasen susdías. “La misma instituciónque es preciosoauxilio en el primer escalón,resultael ma-yor obstáculoen el segundo” (Walter Bagehot,PhysicsandPolitics).

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Otrasveces, las institucionessimplementese modificanhastadesvirtuarse,con mayor o menor intervencióncons-cientede los hombresa quienesrigen. Esto sucedepor re-ajuste, cuandoen unasociedadaparecennuevasfuerzasso-ciales,seannecesidades,aptitudes,emocioneso ideas,cuyotempoo cuyaintensidadno bastanpararomperde golpe losantiguoscuadros. El pasode las nacionesariscashacia elderechointernacional,conel tira y afloja entrela soberaníay el compromisoextranjero,es un ejemplo de reajuste.

Pero tambiénpuededarseel quealgunosresiduosinsti-tucionalesseantransportadosdentro de la nuevainstitución,en estadode quistesayunosde la circulacióngeneral.

O bien,que sobrevengaunarevirada de arcaísmohacialas formasatrasadas,un arrepentimientode lo dinámicoha-cialo estático.Estasreviradasse inspiranen elpasado,pero,naturalmente,nunca lo reconstruyen.

Tal es el combateentrePrometeoy Epimeteo.

9. Vicisitud histórica y ciencia. Lasmodalidadessonin-contables. Pero ninguna de ellas escapaa la ley de naci-miento, adveniry muerte,ley queno podría sujetarla esen-cia de lo científico, permanentesiempreen conceptoy ajenoa la vicisitud. En la ciencia mudanlas interpretacioneshu-manas,no los hechoscientíficos. Cuandose modifica el textode la ley de gravitación,es porquela antiguafórmula apa-rececomo interpretaciónfalsa, no porquela naturalezadelmundofísico hayapadecidounadolencia. Y lo mismosi undía la cienciarelegaseestaley y sueinsteinianafe de erratasal rincón de los trastosviejos: nadahabríamuertoen el mun-do, sino sólo en la vanidadde los hombres. Luego el argu-mento se mantiene,aunquesustituyamosa Napoleónpor suimperio.CuandoEdgarWind noshablade “puntosde contac-to entre la historia y la ciencia natural”, sólo se refiere apuntosde semejanzaformal entreciertosmétodos,o a “exci-tacionesmetafóricas”,o azonasde contaminaciónfronterizaqueya hemosestudiado(III, 22 y 23). Peroni porun instan-tele ocurrereducirel sucederhumanode la historiaa fórmu-las cuantitativaso de valor permanente(IV, 2O-2~).Antesda expresamentepor superadaesta concepciónpositivista,

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considerandoinútil volver sobrela reacciónquesignificó, encontrade ella, la Geisteswissenschaftde Dilthey.*

El ejemplo institucional, queparamayor coherenciahe-mospuestoen lugar del biográfico-histórico,no altera,pues,nuestrasconclusionessobrela esenciadel sucederen los dosórdenesmentalesquecomparamos.Paranuestro objeto, lomismo dabaconsideraren el orden histórico exclusivamentelos hechosinstitucionales,o éstosy ademáslos individuales,como explícitamentelo haceBernheimen las reedicionesdesu Lehrbuchder historischenMethodeundder Geschichtsphi-losophie,de 1903 en adelante:“. - .desarrollode la humani-dad en sus actividadescomo conjunto de seressociales,lomismo individuales que típicasy colectivas”.

En suma,ni la instituciónni el individuo eludenla muer-te, gravepatrimoniode Adány sus hijos desdela hora de laExpulsión, hora en que,místicamente,comenzóla historia.

Inútil añadir que, en cuanto a la realidad del sucederhistórico, la sustitucióndel ejemplo tampocoaltera el resul-tadode la comparacióncon el orden literario.

10. Rectificacióndel ejemplo científico propuesto. Laeconómica. Nuestrosegundoejemplo, relativo a la tempera-tura en ciertatardemexicanade mayo,pertenecea las cien-cias físicas. Aunqueéstas,como cienciasde lo real, entranen la tríada teórica quehastaaquívenimos examinando,elejemplo pudieradespertarcierto escrúpulopor referirse aun orden no humanode las cosas;pudieraparecerescogidocon alguna malicia. Y, en efecto, nos fijamos en él paramás pronto y con mayor relieve destacarla diferenciaconlos otros dosejemplos.Podemosdarnosel gustode sustituirel ejemplo físico por otro tomado de las cienciassociales,másavecindadasa la historia y a la literaturapor lo mismoque tajan sobre la carnehumana. Seala económica:

—El sábado4 de mayode 1940,en la ciudadde México,el cambiodel dólar al pesocerró a 5.9825 comprador,y a5.9850 vendedor.

* E. Wind, “Sorne points of contactbetweenHistory and NaturalScience”,en P/&ilosophy and History: Essais presentedto Ernst Cassirer, Oxford, 1936.Ver, también, sobre la imposibilidad de la previsión científica en la historia,nuestrocap. Iv, 20-2’

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Pues bien: podemosrepetir las mismasconsideracionesaplicadasal casometeorológico. Tambiénhay aquí acceso-rias circunstanciasperecederas,cortejo histórico del hechoconcreto (la fechay su coincidenciacon la divisa determi-nada);tambiénaquíhay rasgosespecíficospermanentes,nú-cleo científico: leyesdel cambio,posibilidadde repetición,yde repeticióna la hora de cerrar el mercado,etcétera. Elcarácterde historicidadse acentúamásqueen el casode í

temperatura:la fluctuación del dólar afecta la vida socialmásinmediatao sensiblementequeun estado de la tempe-ratura. Si la fluctuación es brusca, sobreviene,dentro delímites másposiblesque los límites de la fluctuacióntérmi-ca, unacrisis que la fluctuacióntérmicasólo provocaríaenexcepcionalísimoscataclismos.La trabazónentrelo constan-te y lo perecederoes más íntima. El ejemplo es aúnmásexpresivoqueel anterior sobrela manerade parentescoen-tre la historia y la ciencia en cuanto al sucederreal, y yaesperábamosqueasí aconteciera(III, 22). Y la diferenciaentreciencia y literatura se mantienecomo parael ejemplotérmico.

11. Nuevosejemploscientíficos. Paraquemejor se apre-cie la solidez del argumento,castiguemosmásla discusión.Seaahorala cienciamáscercanaala literatura:seala cienciade la literatura. Y vaya, de unavez, un juego de tresejem-plos correspondientesalos tresgrandesgruposmetódicosdedicha ciencia. Ninguno es de nuestrainvención, todos hansido escogidosen textos indiferentes.

a) Ejemplo crítico-histórico: “La poesía lírica del si-glo xix ha tomado por materiaaquellos sentimientosque,durantelos siglos xvii y xviii, sólo se habíanexpresadoenFranciadesdela cátedrasagrada.” (G. Lanson,Histoire lit-téraire, en la obra De la méthodedans les Sciences,II. Pa-ris, Alcan, Nouvelle Collection Scientifique: E. Borel.)

b) Ejemplocrítico-psicológico:“Si queremosprecisarto-davía más el punto exacto en que se separauna voluntadsana,comola queapareceen las cartasde Guizot, de unavoluntadenfermizacomo la que revelanlas páginasdel dia-rio de Amiel, veremosque tal punto reside en un poder de

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aceptaciónvalerosade las circunstancias,que falta en el se-gundoy abundaen el primero.” (P. Bourget,Essaisde Psy-chologie contémporaine,II, París,Plon.)

e) Ejemplocrítico-estilístico:“Y cadavez suenala dulceréplicaquees asu turno unapregunta:Mais of~soni les nei-gesd’antan? Estepero aleccionantees inauditoen la poesíalírica; quizá seael resto de algún débato disputa medievalsobrelavida y la muerte,perotieneaquíunaextraordinariafuerzapoética:El ¡nais - - - muestradentrode sí todala faltade sentidode la preguntaUbi sunt?.- .“ (Leo Spitzer,Lainterpretación lingüística de las obras literarias, trad. A.Alonso y R. Lida, BuenosAires, Colecciónde EstudiosEsti-lísticos del Instituto de Filología, 1.)

Los tres ejemploscompruebanel argumento:10 Un sucederreal,acontecidoy desaparecidocomoacto

de los seresmortales:lo queen el siglo xix escribieronlospoetasde Francia, las cartasque un día escribió Guizot yel diario que Amiel escribió un día; lo que un día cantóVillon, son todoshechoshistóricos.

2~Carácterpermanentede leyesy valoresen las aseve-racioneshistóricas,psicológicasy estilísticas;posibilidaddereiteraciónde los hechosreferidos:en a) generalizaciónso-bre los poetasfranceses;en b) sobreel contrastede dos ma-nerasde hombres;en c) sobreel efectoestéticode unafor-ma y su retornelo como caso representativode una largadisputatradicionalentrela vida y la muerte.

39 Ausencia de parentescocon el fenómeno literario,puestoqueen ninguno de los tresejemploshay invención ofingimiento, sino ajuste interpretativoa un sucederreal. Nilos poetasdel xix, ni Guizot, ni Amiel, ni Villon, ni susrespectivasobrashansido inventadospor el crítico.

12. Observacionessobre la ciencia de la literatura antelas demásciencias humanasy ante la história. 1°Ningunaciencia máscercanaa la literaturaque la cienciaque de laliteratura se ocupa. La literatura es la manifestaciónmásuniversalmentehumana. La ciencia que la enfoca acentúapor esosu universalidad.No puedemenosde estarpenetradade historicismo,comolo estánlas demáscienciashumanas,y

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singularmenteen el grupo de sus métodoshistóricos. Peroes indudableque la ciencia de la literatura, al integrar susgruposmetódicos (único caso en que alcanzaverdaderaca-tegoríacientífica), tiendea los grandessaldosperennesdelpensarliterario y, por aquí,a los rasgosmásfundamentalesy básicosde la humanaestirpe, al punto que cobra sumavalidez antropológica.

2~Estarelativa desvinculacióndel historicismose apre-cia en la diferenciaquehay entreel documentosobreel cualtrabajala historia y el documentosobreel cual trabaja laciencia de la literatura,o en la intencióncon queambasseacercanal documento,que en muchasocasionespuede serel mismo. Parael historiador, el documentoes un agenteindirecto de evocaciónsobreun pasadosocial que no resu-cita, pasadoquees la materiade su estudio. Parael críticoliterario, el documentomismo constituye,ya de por sí, lamateriade su estudio, dotadade actualidadperenne(VII,24; VIII, 21-5v). Si en vez de consideraraquí el ordenli-terariofrenteal ordenhistórico, nuestroobjeto fueracompa-rar el ordenhistóricoy el crítico-literario,explicaríamosmáspor menudocómo el primero es una reproducciónpor frag-mentos,mientrasqueel segundoopera sobreentidadescom-pletas;salvoel casode accidenteprecisamentehistórico (do-cumentotrunco), como si la apariciónde la nota históricacomportaraunaposibilidad de mutilación extrañaen sí almundo de lo literario. -El Cid es,parala historia,un frag-mento de reconstrucción;para la crítica literaria, un todopoemático,cuyo conjuntosólo padeceen virtud del accidentehistóricode quele faltenpedazos.

13 Conclusionesdel análisis cualitativo en cuantoa laesenciadel suceder(V, 2).

a) La historia y la ciencia forman la familia del suce-der real, transitorio en la primera y permanenteen la se-gunda.

b) La literatura forma por sí la familia apartedel su-cederficticio, conceptoqueserátodavíaobjeto de ulterioresesclarecimientos(VI).

e) Entre las dos familias hay, pues,una diferenciade

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intención. Parael deslindede la literatura, nunca se insis-tirá lo bastanteen la intención. Ya otra vez dijimos que siAristóteles,en vez de guiarsepor la denominacióngriegadela imitación o “mimesis”, tanorilladaaconfusiones~,hubierainsistido en la intención, su vocabulariohubieraganadoenfijeza y sus conclusionesen nitidez.*

14. Cualificación por las relacioneslógicas del suceder(V, 2). Aunqueno haceaquí falta bajarhastalos subsuelosdel suceder,aunquehastaaquí sólo hemosrozadosu notatemporaly su notahumana,las presupuestasnotascausalyespacialmerecenrecordarse.De estascuatronotasdel suce-der,la humanaes semántica;las otras tres—causal,tempo-ral y espacial—sonlógicas. Como no tratamosdel sucederpuro —que se resuelveen la “duración real” de Bergson—,sino del suceder“factual” (real o imaginario), es claroquelas dos notas de causay de espaciovan entrañadasen eltiempo. Pero el analizarlasseparadamenteproducirá otraperspectivade cualificaciónen las familias de órdenesmen-tales,por cierto sin modificarlas. No entraremos,por eso,aquí,en el detalle de estasotras cualificacionescoinciden-tes,pero haremosalgunasobservacionesde conjunto.

15. La causa. La causa,en su hondosentido filosófico,es inseparabledel sucederhistórico y del científico, comocondiciónimpuestaporla “sinonimia” delas cosas.Enla lite-ratura,la causa—comonotacreadao atribuida por la men-te, supuestoqueel sucederes ficticio— admiteunaelastici-dadqueva desdeel rigor absoluto,imitado de la naturalezacientíficay de la notacausalde la historia,hastael caprichoy aunhastala indiferencia,que es peor (¡ o mejor!).

La causa,en el ya limitado conceptocientífico, es inse-parable del sucederhistórico, siempreentendidocomo re-lación continua de determinantesy determinados,aunqueel historiadorno siempreaciertea ensartarsusperlasen elhilo, y otras vecesfabriquesartascaprichosas,todo lo cual

* A. R., “Apolo o de la literatura”, § 3, en La experiencialiteraria [enObras Completas,X1V, p. 83], y La crítica en la edadateniense,§ 390 [ObrasCompletas,XIII, p. 2501.

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parecíairritar aAristóteles. Perouna cosaes la idea de lahistoria; otra, las aproximacionesque, respectoa esa idea,representanlas obrashistóricasdeterminadas.

La causacientífica, en nuestromodesto sentir, es tam-bién, y con igual fundamento,inseparabledel sucedercientí-fico; aunquepor ahí se pretende,por amoral escándalo,quees tan excitante(y hastainútil paradevolvernosal asombroquedebecausarnosel mundo,si es quede veraspretendemospensarlo en serio), que la nueva física ha descubiertounhuecoen la malla causalcon aquellode la irreductibilidadde los cuantosy la indeterminaciónde Heisenberg.Los elec-trones planetariosdel núcleo o sol atómico saltan de unaórbita determinadaA, hastaotra tambiéndeterminadaB, ynuncaa otra diferente A’ o B’ y no en salto continuo, sinocomosi dejarande existir en la primera y volvieran anaceren la segunda.

En su entusiasmopor lo inexplicable, algunosafirmanqueeste imposible mentales la única y verdaderaley natu-ral queexiste, como quees impuestaa la mente,en contrade susnormascausales,por lamismanaturalezafísica. Otroshastase figuranqueaquíestála basenaturalde la evolucióncreadoray que,prolongándolaconvenientementeen el labo-ratorio insobornabledel alma, podremosjustificar las posi-bilidadesde lo imposible.

Peroaestopuedecontestarse:]0 Tal vez los actualesmé-todosde observaciónson deficientes,tal vez no hemos en-contradoel instrumentoquepuedaaprisionarun fenómenotan diminuto, tan fugaz: la observaciónmisma lo modifica,y carecedel mínimo de estabilidadrequeridopor la obser-vación; ni siquieraes dablefijar a la vez la velocidady lasituaciónde los electrones. 20 Tal vez los actualescriteriosde interpretación,desconcertadospor lo insólito del descu-brimiento, nos llevan aún por falsas pistas. 3°Tal vez elhecho mismo de queeste milagro asumacarácterde cons-tancia,aunadmitiendoque no llegara aexplicarse,lo exaltaa la categoríade causanatural. Pues¿quési la contexturadel mundo físico fueraunayuxtaposiciónde órbitasrígidase infinitesimales? (III, 38; IV, 20-5v; VIII, 17-4v)

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16. El espacio. En cuanto a la nota espacial,elásticatambiénen el sucederficticio de la literatura,ofrece,en lascienciasdel espacio,unanecesidadesencial;y en lasnatura-les y sociales,unanecesidadde arraigo fundamentala luga-resdeterminados,vinculacióncuyo rigor crececonformeellasse acercana la historia. Y ya en la historia, el espacioseha vuelto, simple y humildemente,lugar, y aun lugar jalo-nado conun bautismo:el pueblo de tal, la ciudad de cual.¡El espacio decaídoen lugar! No de otro modo el ferozsombreroalto para intimidar al enemigose hace caseroyacabaen sombrerode ceremoniafúnebre o nupcial.

En las cienciasdelespíritu,la notaespacialtiendeacon-vertirseen supuestopsicológicoabstracto;y hastase la ol-vida en el fondo del paisaje,paralos análisisparticularesque no radican precisamenteen ella. No por eso deja deestarallí, muday en potencia,agazapadaparareclamarsusfuerosen cuanto le pisan sujurisdicción inexorable.

17. La poesíacontra la historia en Aristóteles. Mientrasrepasamoslas reflexionesanteriores,unalarvade pensamien-to pugnainquietamentepor nacery venir a luz, con gestointerrogante.¿Puesno nosha dicho Aristótelesquela poesíaes másfilosófica que la historia? ¿Y no se funda paraél lanoción de lo filosófico en unanecesidadlógicaincompatiblecon las elasticidadesquevenimos concediendoa la literatu-ra? ¿Vamosa invalidar la sentenciadel filósofo? Segura-menteque preferimosconciliarla con el recursoinfalible:demostrar,si podemos,que bajo iguales nombresestamoshablandode cosasdiferentes.*

1~Dijo Aristóteles,en su Poética,que la poesíaes másfilo ~óficay hondaque la historia. Pero no lo dijo de pron-to. Destacarla sentenciadel senodiscursivoen quebrota esfalsearsu intención. Paramejor interpretarla,para mayorlealtad deportiva,soltemosalgunasprendasinútiles, algunasaccesoriasfacilidadesque disimularíanel problemasin re-solverlo.

Por aqueltiempola historiahabíaalcanzadonotabledes-* A. R., La crítica en la edadateniense,§~472 ss., consideraotros aspec-

tos de la cuestión [Obras Completas,XIII, pp. 302.3071.

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arrollo. Aparentemente,el método de Tucídidesno merecela desdeñosaobservaciónde Aristóteles. Se diría que éste,para mejor resaltarsu argumento,sólo tomó en considera-ción obrasmásobjetables. Puesmás adelantevuelve sobreel tema,y habla de “las historias ordinarias, donde se dacuenta,no de un hecho, sino de un tiempo determinado,re-firiéndosea él cuantascosasentoncessucedierona unoo amuchos,sin mayor conexiónentresí que la fortuna o coinci-dencia”.* Así, encontramoslado a lado, por haberaconte-cido en los mismosdías,la victoria de griegoscontrapersasen Salamina,y la victoria contralos cartaginesesen Sicilia,“sin tenerrelación con un mismo fin; así también,en tiem-pos diversos,avecesunacosase hacetrasotra, sin quedelas dos el fin sea uno mismo”. De modo que las historiasordinariasprocedenen posthocy no en propter hoc.

Las historias ordinarias, las queandanen manosde to-dos. ¿Serefiere Aristótelessolamentea la historia-inventa-rio, a la crónicao catálogode hechosacumulados,fechassinrelación entrelugaresni causas?No, Aristótelescala másadentro. Lo mismo pudo haberpensadoen Tucídides,cuyadisciplina formal, aprendidaen la sofística,no podía ocul-társele. La historia es, en Tucídides,bajo su rigurosa apa-riencia,un despojoartísticode la realidad,tan artísticoqueen ello estribasuencantocasigeométrico,tan despojoquenosdeja sin conocerlo quemásnos importaba: salvo el aspec-to bélico, suprime toda la vida griega. Es sintética en laabreviacióncronológicadel año: inviernos paraprepararsey veranospara pelear;es sintética en la interpretación,loquesin dudale permitió hilar algunoshechosque parecíaninconexos. Pero resulta,porla naturalezamisma del género,unilateralen su representaciónde la realidad,monográfica.No nosda la imageníntegrade los pueblos:nos describeunaguerra.Se diría entoncesquela historia,ya no monográficayni siquierapolítica, sino esta historia que hoy concebimosy practicamosy queabarcatodos los contenidosculturales,campossociológicosenteros,contentaríala objeción de Aris-tóteles. No lo creemos:la objeciónva más lejos.

* El Arte PoéticadeAristóteles en castellano,por don Joseph Goya y Mu-ni~in,Madrid, Benito Cano, 1798. La cursiva es mía.

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El sucederreal es una marañade hechos. La historiapretendenarrarlos,perosólo los narraen partemínima,puesno estádotadadel instrumentoliterario de notaciónsimbó-lica, paradar lo universal en términossingulares(IV, 10).Y si, en el supuestode que los hechosreales,institucionalesy biográficos,pudieranrecogerseen su totalidad, la historiapretendieraestablecerla trama causalcompleta,se perderíanecesariamenteen la intrincación (V, 9) - Porquela historiamira al sucederreal y efímero,mira a lo particular y con-tingente. En tanto que la notaciónespecialde la literatura,al captarde unasola vez lo universal humano,se lleva ensu inmenso abrazotodo el contenidode contingencias;y alestablecerlas causasfundamentales,las causasde causasenraizadasen los sueloshumanos,de paso fundamentalasconsecuenciasparticulares,las realizadasy las probables.*Por eso Gonzálezde Salas—cuyo estilo como se ha dichoes la lobreguezy el desconsuelomismos,pero que conocíabien suAristóteles—convierteasí la sentenciade la Poética:“De aquí infiere tambiénel Maestrocuántomásgravey fi-losófica profesión es la de la Poesíaque la de la Historia.Porquela Historia con singularidad consideralo quehizo opadecióAlcibíades;perola Poesía,generalmentelo quepudohacero padecer;y el Filósofo trata de Universales,no deSingulares,como al hombreconsidera[pongo yo por ejem-plo], en su género,no acadahombrede por sí.” ** Quieredecir que la universalidad,en su superficiecuantitativalomismo que en su hondura causal,es captablepor la poesíay por la filosofía más que por la historia. Todo lo cualcorroboralas tesis generalesque aquívenimos sosteniendo,pero no nos da todavíala conciliaciónentrela mayor virtudfilosófi~:~t(virtud que para Aristóteles se traduce en cohe-rencialógica) y la mayor elasticidado despegológico que

* No creo que sea impertinenteiluminar esta discusión con la doctrina deMax Scheler,en su Sociologíadel saber, sobre“la soberanaindiferenciade lahistoria real de las instituciones,acontecimientos,situaciones,paracon la his-toria espiritual y las exigenciasde su propia lógica del sentido”. ¿PresentíaAristóteles esta historia espiritual distinta de la real, y más satisfechaen lasexpresionespoéticasque en los relatoscomunesde la historia?

* * Nuevaidea de la Tragedia Antigua, o Ilustración última al Libro Sin-gular de Poética de AristótelesStagirita, por don IusepeAntonio González deSalas. Madrid, 1633.

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aquí atribuimos a la poesía,y que pudiera alcanzartodoslos extremosimaginables.

2°Aristótelesse refiere indudablementea la coherencialógica, envolviendoen ella la causacióndondevan las seriesde tiemposy espacios.Paracomprenderlo,no hay queatri-buirle la doctrina renacentistade las Tres Unidades;bastarecordarel carácterde su filosofía. Además,así resulta dela intención que trae su sentencia,de la corrienteargumen-tal en queviene. Estesentidose estableceacercandodos lu-garesde la Poética. Aristóteleshabla de la unidad de ac-ción, la solaquele es atribuible en buenaley, y la consideracondición por excelenciadel poemaepisódico. (Es decir:épica y dramática;pues por desgraciala crítica atenienseno llegó a aislar conceptualmentela lírica, que se le per-dió en alas de la música.) No todoslos poemas,nos dice,ofrecenestacualidad. Muchosse figuranhaberlaconseguidoporqueescogenparasu poemaun héroeúnico o siquieracen-tral. Pero entrecruzanaccionesdiferentes,como ellasde he-cho se entrecruzansobre la vida particular de un hombre.Homero,en todo superior,sin dudareconocióla convenienciade semejanteunidadde acción. No digamosen la Ilíada, quees hilo recto, fábula simple (donde,por lo pronto, no quisohacercabertodala guerratroyanadel principio al fin): enla Odisea misma, que es fábula compleja, dondehay dosseriesseparadas—“las navegacionPsde Odiseo” y “los pre-tendientesde Penélope”,sublimementeajustadasen la esce-na del arco—, también se cuidó de no acaparartodosloshechosdel héroe, sino queescogió los pertinentes. Porque,en la realidad,las cosasno sólo caendesordenadamenteunassobre otras, sino que nunca empiezanni acaban;y en elpoemaes necesarioquetodo empiece,se engendrepor pasossucesivos,y acabe. ¡Y aquíes dondeaparecela famosasen-tenciasobrela poesíay la historia! Y luegose la completaconsus consecuenciassobreelvalor y sentidode lo universaly lo singular.

3°Adviértase,pues: a) Que Aristóteleshabla de la ló-gica interior del poema,en queél ve un reflejo de ciertalógica fundamentaldel espíritu; pero no de la lógica comoapego al sucederreal: todo lo contrario. Esto deshacela

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oposiciónque queríamosresolver. Y nóteseque la deshace—otra vez aquícomo siempre—medianteel criterio de laintención. La literatura,vienea decir el Estagirita,cumplelo quepromete,porcuantosu promesaestábienfundadaenfilosofía; la historia no puedecumplir lo quepromete(pro-mesadistinta de la otra), por cuanto estámal fundadaenfilosofía. b) Adviértase,además,queaunquela universali-dad de lo literario ha quedado,si cabe,mejor cimentadadelo quehastaaquínos aparecía,en nadala afectael conceptoaristotélicode la unidadpoemática.En esteconceptose hadeslizado,como tantasvecesaconteciópara la teoría litera-ria, un propósitoya preceptivo,de que no tenemosparaquépreocuparnos.El poeta moderno bien puede profesaruncriterio mucho más liberal y hasta francamenteanárquicoen punto a la lógica interior del poema: aceptarla unidadrománticadel héroeentreunaselvade peripeciasinconexas,o saltar de un héroe a otro héroe; deshacerel héroe en lamultitud unanimista,y aunquedarsesin héroe paradarnoscuadrostemáticamenteligados;presentarnostalescuadrosenunasimple sucesiónplacentera,como la revista teatralquees en rigor unasartade poemas;empezardondele plazcaydetenersede súbito; arrojarnosin medias res, obligándonosadescubrirpor nuestracuentael sentidode la acción;inte-rrumpirsepatéticamenteen sinfonía inacabada,cuandoadi-vinamosque la nubequedatodavía cargadade rayos,comoen ciertanovelaqueterminaen interrogación;deshacerseenun racimo de hipótesis,propia cuerdaquese destuerceporel cabo,como en Jeunessese fane,de PierreLi~vre.Y nó-teseque la máximaviolación de la coherenciaadquiere,porantítesis,un valor humorísticode acertijo: seael cuento deenredo,en Mark Twain, donde damoscontra un muro sinsaliday el autorparecegritarnos:“~DesenrédaIocomopue-das, que yo no acierto!”; sea la novela rompecabezasdeTorquemada,Cain’s Jawbone,dondepáginasy párrafoses-tán barajadosparaqueel lector restaurela acomodaciónló-gica. La exigenciadel orden trino —principio, desarrollo,fin— irritabaaFlaubertcomounaimposicióndelpúblico; ylo curiosoes quele irritaba por lo mismoqueseducea Aris-.tóteles: porque,alegaba,en la vida las cosasno tienenco—

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mienzo ni término absolutos. Baldenspergerinterpretaesteprincipio del orden trino como unafórmula de la exigenciasocial. El especialista,el refinadopuedenapreciarinfinita-menteun ejerciciode taller de Leonardo,un acordede Beet-hoveno unasentenciade Pascal;perosinlas obrascompletas,queempiezan,se desenvuelveny acaban,lahumanidadnuncahubieraquedadosatisfechade quese tratade un gran pintor,un gran músicoo un gran filósofo. En todocaso,es innega-ble queel margende libertad es inmenso. En todocaso, loque paraAristótelesera un abusode la libertad no mermanecesariamenteel valor estéticode la obra. Más aún: la ex-perienciaha venidoa probardespuésque tal libertades fe-cunda,y es rica en nuevose inexploradosalicientes. c) Fi-nalmente,ni por estasaventurasde libertad puede escaparla obra a la universalidadfilosófica, única cosaquenos in-teresabadejarasalvo comonatural patrimoniode la litera-tura: Q.E.D.

18. Cualificaciónpor la referenciahu.m~anadel suceder(Y, 2). Tras esta discusión académica,cuyo resultado noha sido inútil a la marchade nuestratesis, abordamoselúltimo criterio previstode cualificación. Lo histórico, ya enla institución o en el individuo, nos aparecióprendidoa lasustanciahumana,al punto de padecersu misma flaquezamortal. Al sustituirnuestroejemplo físico—extrahumano—porun ejemplode las cienciassociales,notamosen éstelana-tural trabazóncrecienteconlo humano. Al examinarla uni-versalidadde la literatura, la vimos descenderhastalas in-conmoviblesbasesde la especie. Todo esto se expresadeunavez reconociendoque, en cuanto a la relación humana,se produceen la tríada unanuevaclasificaciónde familias:

a) Historia, ciencia social, ciencia del espíritu y litera-tura se emparientanpor el tema humano,al punto que setiendeadar por demostradoentreellas un parentescoseme-jante del rumbo noético, parentescoque está muy lejos deexistir entrelos tresórdenesde la tríada (III, 52).

b) Cienciasexactas,físicas y naturalesson extrahuma-nas,por su asunto.

e) En la aplicación del método de las cienciasnaturales

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al serhumano,entendidocomoanimal,apareceuna fronterasemánticacon las cienciasdel espíritu:pasovacilante—saltode abismoacaso—de la fisiología humanahastala psicolo-gía, de la sensacióna la emoción,lugarsutilísimo en queseprendencuerpoy alma, enigmáticainserción del espíritu enla vida, quepareceuna inserciónen cursoinversoy de con-traste como lo es la conciencia (flexión hacia atráso re-flexión).

En estatercercualificaciónno hayobstáculoparael des-linde, y nos ha llevado a ella un mero afán de simetría,esdecir, de integridadteórica. El punto se prestaa ilustracio-nes que no nos parecenimpertinentes,aunquesólo seanes-caramuzasen redorde nuestraciudadela.

19. Comparaciónsemánticaentre la historia y la ciencia.La rectainteligenciade la historiaexige la atenciónparaunhechoesencial. El pensamientohistórico de un pueblo—haobservadoToynbee*_se distinguedel correspondientepen-samientocientíficoen cierta notaintrospectiva. No estávuel-to hacia el ambientefísico, exterior y permanente,sino haciala vida del pueblomismo. Estoimplica cierta relaciónentreel objeto del pensarhistórico y el pensarhistórico mismo.Por unaparte,“el método,los resultadosy, en general,elcontenidode todo pensarhistórico, arrojan luz naturalmentesobrela vida de la sociedaden que tal pensarse produce”.Por otraparte,y demodo inverso,“el conocimientoy la apre-ciación del caráctery la carrerade tal sociedad,segúnapa-recenreveladosen supensarhistórico,sonindispensablesparael entendimientode ese pensarhistórico”. En otras pala-bras, la historia y el pensamientohistórico de una sociedadestánmásestrechamentetrabadosentresí quesu pensamien-to científico y su ambientenatural “cienciable” o captablepor la ciencia. Lo cual no significa queentreéstosfalte latrabazón,sino que ella es menosestrecha,o bienmenosin-mediatamenteperceptible. Es difícil percibirlo, pero no poreso es de negarque haya unaevolución histórica entreel“número” de los antiguosy el “número” de los modernos.“Cadacultura tienesu propiamatemática”(Spengler).Bien

* Introducción al volumen Greek Civilization and Character.

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puedeel pensarcientíficode helenos,occidentales,indostáni-cos o chinos dar informacionessobreel respectivoambiente“cienciable”; o, al contrario,bienpuedeesteambiente—su-poniendoque lo conozcamosen sí mismo—ilustrarnosa suvez sobreel procesodel concomitantepensarcientífico. Perobienpuedenambascosasresultarimposibles. A medidaquese encuentraunatrabazónmásestrechaentreel pensarcien-tífico y el objeto científico, la familia extrahumanade laciencia se acercaráa la familia humanísticade la historia.Así, en las cienciassociales,penetradasde historicismo. Así,en los orígenesdel pensamientofísico —babiloniosy egip-cios—todavíaimperfectamentedesprendidocomodisciplinaautónoma. Si comparamosla cienciafísica de estospuebloscon la de ios primerosjonios, al instante advertimoshastaqué punto pesantodavíaen aquéllalas circunstanciaspolí-ticas y religiosas,socialesen suma,y hastaquépunto en és-tos se aventurnlos tanteosy paulatinoslogros de indepen-dencia.Y cabetodavíanotarquetal independenciaestambiénprovocadapor el ambientesocialde los jonios.

Ejemplosanuestroalcance:difícil descubrirla relaciónentreel ambientemexicanoy el pensamientomatemáticodeManuel SandovalVallarta; pero fácil encontrarlos síntomasde nuestro ambienteminero en las investigacionescientífi-casde Andrésdel Río. Y ya en las concepcioneshistóricasdeJustoSierra se transparentacon todanitidez la épocaliberalen queestánutrido.

20. Comparaciónsemánticaentre la literatura y la histo-ria. La comunidadde temahumanoentrela literaturay lahistoria, cuya frontera es la biografía, admite el deslindeinmediatomercedal criterio de la intención,segúnqueellase pliegueaun sucederreal, o representadocomotal, o a unsucederimaginario,o como tal ofrecido auncuandose fundeen datosreales. Eseparentesco,despuésde las excursionesanteriores,no puedeperturbarnos. La clasificación atiendea las esenciasy se desentiendede lo accesorio.La definiciónno debeembarazarsecon los detalles. De otra suerte,nosrevolveríamosen el caos, de que hemospretendidosalir ha-cia un cosmosya estructurado,y nosquedaríamospresosen

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la palabracircular de Luis Cabrera,el cronistade FelipeII:“Una misma manerade mundoes todo.”

Ademásde la biografía,ya estudiada,variosgénerosli-terariosnos dan tipos próximosa la historia.,y la pruebaesque la historia los usacomo ficcionesexternas(III, 15): lanarracióny la descripción“realistas”,el retratoo etografía.El retratohistórico es,psicológicamente,afín de la creaciónnovelistadel personaje.Perola intenciónes diferente:cargasobreel sucederreal en la historia,sobrela construcciónes-téticaen la literatura. A veces,puedeapareceren la litera-turaun fragmentohistórico ancilar;aveces,lahistoria adop-ta galas literario-semánticasde tipo ancilar. Continuar lacomparaciónde los respectivoscamposhumanosnos obliga.ría a repetirnos,paraconcluir por todoslos caminosla uni-versalidadde la literatura. Ante estauniversalidad,la his-toria aparecesiemprelimitada —con serla másvastaentrelas disciplinassocialesespecíficas—,y esto aunen los tiem-posmodernos,quepor primeravez hanllegado aconsiderarcomo patrimoniocomúntoda la tradición humanaanterior.Porquela universalidadliteraria no sólo es cuantitativa,sinocualitativa.

21. Humanizacióntotal por mediode la literatura. Cuan-do la historia toma por materialos conocimientosde las de4másdisciplinas,los humanizaal presentarloscomo actosdelhombre. Peroporlo mismoque se mantienedentro de ciertageneralidadespecífica,sólo alcanzauna humanizacióndeprimer grado. La literatura, quepuede permitirseen cam-bio interpretaciones,hipótesise irregularidadesfundadastansólo en las sospechasde la humananaturaleza,penetraungrado másen estaabsorción(III, 32 ss.). Por arte de fic-ción y universalidadaun tiempo,la literaturasujetadel todoal orden humanocuantosdatosbañacon su magia. Midas,mejor aconsejado,convierteen prolongacionesde Adán pie-dras,árbolesy animales.Antropomorfizaen cierto modo loextrahumanoque adoptabajo su tutela. Y es así, la litera-tura, el camino real para la conquistadel mundo por elhombre.*

* Sobre metamorfosis de realidad a irrealidad y viceversa: VII, 15-2’ yVIII, 21-4v

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22. Resumen.El análisis semánticoque hemosempren-dido, primero por cuantificacióny luego por cualificación,nos lleva aconcluir la naturalezauniversalde la literatura,ala vez quesunaturalezaficticia conrespectoal sucederreal.Universalidadpor ficción; ficción parauniversalidad. Aun-queel sentidodel término “ficción”, a fuerzade usarlopro-visionalmente,se ha ido estableciendoya por sí solo, es horade atacarloa derechas(Y, 13). Tal seránuestraquintaetapa. Adviértasequevamosaislandoel fenómenoliterario.El estudiode la ficción nos transportaya al sermismo dela literatura. Se ha abiertounabrechaen el muro.*

* Para otros esclarecimientosde orden l6gico a propósito del ente real,ver cap. viii, 3.

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VI. LA FICCIÓN LITERARIA

1. Quinta etapadel deslinde. Recapitulación. De propósitohemosvenido empleandoel término “ficción” (en conceptode ficción literaria) sin definirlo hastaaquí,por varios mo-tivos: 1) porqueotra cosanoshubieraobligadoa invertir elorden de nuestrainvestigación,poniendode punta la pirá-mide; 2) porquela constanteaplicacióndel términohaceve-ces de descripciónindirecta;3) porquela solapresentaciónde las nociones,en sus distintosusos particulares,es —mu-cho másque la definición— el caminovivo del conocimien-to, y 4) porque,en la inteligencia de las cosas,hay ciertoingredientede hábito, de suerteque muchasvecescreemosno entenderlo quesimplementenos sorprende. Pero ahorahay que examinarde cercala ficción, aunqueello nos obli-guea repeticiones.

Reducidala agencialiteraria asu menoscomprometedo-ra apariencia—a) maneraespecialde expresar,b) ciertaíndole de asuntos(1, 11)—; hechala decantaciónde lo an-cilar, quenos dio instrumentosde vasta aplicación; compa-radospor el contorno los tresórdenesteóricos (los sacosdeharina),entramosdespuésen la naturalezade los datosqueestos órdenescaptan(la harinade los sacos),paralo cualprocedimosa un análisis semánticode tales datos, vistosprimero por su fase cuantitativay luego por la cualitativa.Falta todavíael análisisformal o poético, puessi no hubieraexpresiónlingüística, lo literario se mantendríaen la zonade las agenciasdifusas,al modo de la pasión,aguijandoes-tos y los otros actosprácticoso teóricos,pero,sin encajarenun ejercicio determinadocomo lo es la literatura (1, 14).

Pero antesde abordarel análisis formal, que dejamosparael capítulo siguiente,nos detendremosen la estructurade la ficción, por lo mismo queella ha sido el criterio primoen la cualificación de los datos,y queel segundoasí comoel tercero—relacioneslógicasy relaciónhumana—quedarona él subordinadosen sola condición de refuerzos.

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2. Ficción y sucederreal. El inconvenientedel término“ficción” está en sugerir la mentirapráctica(Y, 6). Hayquesanearlopreviamente. Por lo mismo que su sobriedadpermiterectificarlo y asirlo, nos pareció preferiblea otrostérminos de mayor hechizo, como “fantasía” o “imagina-ción”, cuyasuperabundanciapsicológicay constantesconta-minacionesde uso corriente hacen que escapena la rien-da como potros bravíos.* Puesaunquela psicología lograrecortar para ellos un coto de significaciones técnicas,noestamossegurosde queéstascorrespondancabalmenteal sen-tido de nuestra“ficción”. Entreaquéllasy éstava unadife-rencia de causaa efecto. La psicología,desdeluego, visitalas surgentesanímicas. No es lo nuestro: a nuestro planimporta mantenernosen las presenciasfenomenales,en losproductos.

El saneamientoprevio del términose obtienepor la reac-ción ético-jurídica. Hay quetreparel Sinaí de la ley y bajarpor pasosescalonados.

El hombrenecesitade la sociedad,y la sociedadnecesitade la confianzamutua. La confianzaes función de la pre-visión, y la antigua Diké de los griegos se encargade ga-rantizarla “esperanzasocial”, estableciendosancionescontraviolaciones. La confianzamutua va desdela blanda prác-tica de la cortesía,pasandopor la ética,hastala rigidez delEstado.Lo máximoe insignificantese abandonaal arbitrio;lo medio y secundariose confía al consensopúblico; y elmínimo indispensablese legisla. Paraasegurareste cuadrode cumplimientos,aparece,en sentidoinverso,el sistemadesancioneS. El sistemade sancionesva desdela meraapre-ciación particular,pasandopor los dictámenesde la opinióno fama,hastalas sentenciasjudiciales. En esteexamenpu-ramentepráctico,prescindimosde los conflictos entrela éti-cay el derecho,entrela ley escritay la ley no escrita;pres-cindimosdela sofoclianadisputaentreAntígonay Creonte.**

La declaraciónhumana,en cuanto a su mayor o menor* Tras estosdistingos,hemospodido aceptar—creemosque ya sin peligro—

la palabra“imaginación”, en el cap. viii, donde, por la amplitud de la aplica-ción, parecíaviolento hablarsiemprede lo “ficticio”.

* * Insisto aquí sumariamenteen mi tesis jurídica, Teoría de la Sanción,presentadapara el grado en la Facultad de Derecho, México, 1913.

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correspondenciacon el sucederreal, admitenumerososma-tices intencionales,así como un grado variable de ajuste odesajuste,queaquíno es del casoexaminarminuciosamen-te.* Si sobre las declaracionesvolcamosel reactivode lassanciones,llegamosal siguientecuadro:

GRADOS DE DESAJUSTE Y SANCIONES

Intencional

Máximo: Ley severa

Medio: Ética

Mínimo: Arbitrio estimativo

Con culpa: Ley benigna

No intencional Máximo: Ética1 Sin culpa Mínimo: Arbitrio estimativo

Este cuadrova desde la mentira propiamentetal hastael error. Pero la declaraciónliteraria o ficción escapaalcuadrode sancionesy correspondea la meraestimacióncrí-tica o sanciónsui generis,por lo mismo quesólo se refierea la fantasíay anadieengañasobresus propósitos. Carece,pues,de la “agresividadoculta” quejustifica el “ascocontrala mentira”.** Y al instante,y por sólo eso, la “mentiradescepada”queen el arte se vuelve, al contrario,placentera.Sobrevieneentoncesaquella “suspensiónvoluntariadel des-creimiento”, fórmula de Coleridge paraesta falacia lógicaque es la poesía. Tal ficción, en la sociedadreal, a nadiehace daño, antesenriqueceel ánimo de los hombres. Sólopodría, pues, sancionárselaen alguna utopía humorísticacomoel Erewhon,de Butler, donde,por ejemplo,se encarce-la a los enfermosy se curaa los criminales. (Lo cual, des-

* A. R., “La vida y la obra”, en Revista de Literatura Mexicana, México,julio-septiembre de 1940: pormenor de los tipos de declaración y los testimo-nios acarreadosen la obra literaria. También: “Los estímulos literarios”, partefinal, loc. cit., en nota a III, 8-a [Tres puntos de. exegéticaliteraria, Jornadasdel Colegio de México, N’ 38, 1945, pp. 19-37 y 72-75; en Obras Completas,vol. XIV, pp. 249.66 y 301-3, respectivamente].

** A. Kolnai, “El asco”, en Revista de Occidente,Madrid, diciembre de1929,XXVI, N’ 78, p. 315.

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puésde todo, no es tan quimérico,puestoquehaylas reclu-sionessanitariasy la terapéuticacriminológica. Con ciertoinstinto, el pueblo mexicanodice de un hombreque “cayópreso”, como se dice: “cayó en cama”.) Cuandose hablade encarcelara los malospoetas,se haceun falseo cómicoentrela sanciónsui generisde la críticay la sanciónpropia-mentedicha. Tal es la independenciade la verdadpoéticaconrespectoa la verdadpráctica,puntoqueya sosteníaAris-tóteles (II, 25; VIII, 37). La sanciónpropiamentedichasólo caecomohachasuspendidaen defensadela verdadprác-tica o sucederreal; y la alertadesconfiadade algunospú-blicos que protestanfrente a las escenasmaravillosasdelcine, o la “actitud de guardiacivil” —como decíaOrtegay Gasset—que otros manifiestanfrente a la lírica no sonmásque tipos de la que podemosllamar “falacia rústica”.La sanción propiamentedicha sólo se descargaen defensade aquella “verdad” que es convertible en “lo hecho”: elverumy el factumde los antiguositalianos,agudamentese-ñalado por Vico, aunquecon más deseo de construir unanueva teoría que de establecerla exactitud erudita.* Conesta verdad práctica la literatura no contrajo compromisoninguno,y si a vecesla recogecomo rehala,o es por el mí-nimo de factumde que no podríaprescindir,o por señorialy libre complacencia.

No nos detengamosen averiguarlo quehay de amarga-menteirónico en el candorosocuadro anterior: la flaquezahumanapremia a vecesal embustero,castigaal inocente, odesconfíadel poetay aun lo persigue. (En el Congresodecierto país, dijo unavez un diputado:—~Paraqué quierenla libertad los intelectuales?El Quijote se engendróen unacárcel.)

Tampocoreparemosen el carácterpor fuerzasumarísimode estecuadro. Lasaplicacionesparticularessiemprelo des-bordan: en La verdadsospechosa,Don Juan “finge” comopoetay porel placerde imaginar,cuandoinventala descrip-ción de la cenaen el Soto;perosu invencióntiene consecuen-

* De antiquissima italoruni sapientia,1710. Más tarde, al desarrollar a fon-do su doctrina, Vico abandonael estímuloo pretexto inicial de las etimologíasfilosóficas y se decide a dar a tal doctrina su verdaderonombre: La nuevaciencia.

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ciasmorales. “Miente” ya, cuandohacecreerasupadrequeestá secretamentecasado. Se “equivoca”, cuandoconfundecon otra a la damade su predilección. Y, al fin, entreeldédalode los desajustes,se encuentracon la amenazade laespada—la ley de entonces—,y ponetérmino a sulocuracon aquellaspalabrasen que se restaurala confianzaso-cial y se confiesael fracasode la persona:“La manodoy,pues es fuerza.” Hay también la mentira tartarinescadelque se engañasolo; la fabulacióna posteriori, por el empeñode dar coherenciaa los acasos,etcétera. Pero de estos des-ajusteslógicos no mana el sentido de la ficción literaria,aunquela psicologíapuedadescubrirque ellos andanalgu-nas veces mezcladosen la ebullición temperamentalquetransformaal hombreen poeta.

3. Ficción y verdad. El sucederreal o verdadprácticano es másqueunamanifestaciónlimitada de la verdad(VII,15-1v). El torbellino de la ficción., animadode la intenciónliteraria (“la ficción del ánimo conmovido”, decía Vico),gira y asciende,desde el ajuste con el sucederreal mássingulary contingente,hastael desajusteheroicode la fanta-sía. Peroen ninguno de sus grados,ni en esteúltimo, podríala literaturaescapar:1° a la verdadfilosófica o universali-daden el sentidoaristotélico (Y, 17); 2°a la verdadpsico-lógica o expresiónde las representacionessubjetivas,de quenos dio ejemplo el poeta anteel crepúsculo (Y, 6); y 3°al mínimo de sucederreal, de verdadpráctica,que necesa-riamentelleva consigotoda operaciónde nuestramente. Laficción vuela, sí; pero, como la cometa,prendidaa un hilode resistencia:ni se va del universo,ni se va del yo, ni seva de la naturalezafísica por más que la adelgace. Estostres círculos dispuestosen embudo representanel cono, elámbito rígido de su torbellino.

Si el arte no escapade la verdad,quiere decir que, encierto sentido,la repite. Y de la repeticióna la “mimesis”no hay más que un paso. Se imponen algunos esclareci-mientos.

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4. Ficcióny “mimesis”. La antiguateoríade la “mimesis”tan resbaladizay expuestaa falsasinterpretaciones—tantoquenosresistimosa rebajarlaparafraseándolaconla moder-na palabra“imitación”—, acasopudieraredimirsea la luzde las anterioresexplicaciones(1, 5). Analizandoen otraocasiónlos conceptosde Platón y Aristóteles,creímosllegara algunosesclarecimientos,que hoy aplicaremosal presentediscurso.

Hay tres sentidosde la “mimesis”:1°El creadorartísticoobra como el dios, mima al dios

y comoél produce:ficción sujetaa la verdadfilosófica.2°El creadorartísticoexpresa,en el materialde su arte,

la imagenque lleva en la mente,mima su visión interior:ficción sujetaa la verdadpsicológica.

30 El creadorartísticoacarreapor fuerzaen su obraal-gunosdatosdel mundoempírico,los mima o repite apesarsuyo: ficción sujeta,en mayor o menor grado,al mínimo derealidad. (Siemprehablamosde realidadpráctica.)

Si abandonamosla funestacomparaciónplatónica de laliteraturacon la pintura y preferimosla comparaciónaristo-télicade la literaturaconla música;si libertamosasí la lite-ratura de la jurisdicción óptica, espacial u objetiva, tancontrariaa su naturaleza,parasituarlaen la serie acústica,temporaly subjetiva,comprendemosal instanteque la “mi-mesis” debeserentendidacomounametáforamental.* Mi-méticaes tambiénla danzaqueevocala lluvia o la primave-ra; pero ¿quétiene de comúno de parecidocon la lluvia ola primavera?Sólo la comunidado parecidoque les ha im-puestola intención: primero,intenciónde engendrar;segun-do, intenciónde hacer;tercero (y aquíse deslizael proble-ma), necesidadde contarcon el mínimo de realidadde queno podemosdesprendernos,mínimo en quecabentodavía,enondascircunscritas,una intenciónmayor o menor de ajustecon el sucederreal.

* Por supuestoque considerar la literatura o la músicacomo unamera se-rie acústica (sin concederlesel reflejo ir.~erioren simultaneidadde movimien-to y en precipitacióndeunidadesanímicasunísonas)es tambiénsólo una partede la verdad y es caer otra vez en la aporia de Aquiles y la tortuga, confun-diendo el flujo de la marcha creciente con su trayectoria sobreel suelo. Peroesta discusión no corresponde al presente libro.

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5. El mínimo de realidad.* Esta expresiónbien puedeaplicarseen dos sentidos: a) la cuantitativay b) la cuali-tativa.

a) Al mínimo cuantitativode realidadsólo nos referire-mos ahora a manerade escolio, pues su conceptose redu-ce a la cuantificación de los datos ya tratadaen el capítu-lo iv. Dijimos que la literaturaproporcionabauna manerade notaciónparasignificar lo indefinido sin enumerarlo.Laestadísticade nota histórica sería,en el poema,un gastoinútil. Peronaturalmentequeestadefinición de unaesenciano debeerigirseen canonpreceptivo. En la prácticaliterariacabenel más y el menos: también es legítima, junto a laestéticadel símbolo representativo,del ejemplar en que seabreviaunaespecie,la estéticadel inventario,de la descrip-ción por sumade datosparalelos,quealguienha llamado laestéticadel rascacielosparareferirseal casoafortunadodeWalt Whitman,y queotro, a propósitode casosmenosafor-tunados,llamó la estéticade la escolopendra.El inventariobienpuedesertan bello y excelentecomolos catálogosde laantiguaepopeyao la pinturadelmercadode TenochtitlánenCortés. La pruebapor enumeraciónde casos‘será la másdébil enmatemáticas,**perola literaturano buscalaprueba,sino la mostración,y nadahaymásseductorqueesaspáginasde adición aritméticaquenosrecuerdanlos desfilesde pro-cesionesen los antiguoslienzos o la agitación de las plazasen los grabadospopulares. Explicándomesus frescos delPalacioNacional de México, DiegoRivera me decíaquelanaturalezafabrica sustejidospor acumulaciónde células.Locual no quita que, en sustanciaal menos,sorpresa,rigor yeconomíaseanigualmentelos elementosde la eleganciama-temáticay la literaria. La naturalezano poseecriba de es-píritu, y entresus datoshay muchosque sobrany muchosquefaltan parael poema. Lo peor quepuedehacerel poetaes aflojar los resortesdel alma y dejarseinvadir sin discer-nimiento. A estolos griegosllamaron caos: la bocaabierta.

* [Cf. “La poesíadesde afuera”, ensayo de 1952 (Al yunque, México, Te-zontle, 1960, pp. 79-81), donde Reyes se refiere a este “mínimo de realidad”(“que acarrea necesariamentetoda obra fantástica”) que aquí se estudia.]

* * G. H. Hardy, A Matematician’s Apology, § 18. Cambridge, 1941.

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b) El mínimo cualitativo de realidades lo queahoranosinteresadirectamente.Volvemos aquía las correspondenciasvariablesentre lo noemáticoy lo empírico (Y, 1). Anali--cemosel casopor sus polos: 1°emancipaciónrelativa; y 2°sujeciónvoluntaria.

1° Emancipaciónrelativa. Hijo él mismo de la natura-leza, el creadorliterario no podría emanciparsecompleta-mente de los datos empíricos. No lo dudéis: si el poetapudierarobar,en algún rincón de los abismos,elementosex-trañosa la realidad,los usaríade preferenciaparaconstruirsu poema. Descendería,como en Baudelaire,Au fond del’inconnu pour trouver du nouveau,asegurándoseasí el pri-vilegio de edificar por su cuentaotro universo. El poetaseconforma,a falta de esto, con los viajes al país de la fan-tasía,al sol y a la luna, a los infiernos; y en otro ordenmenosepisódico,al vastoalmacénde los datosnaturales,parabarajarlosde otro modo,en susinfinitas combinaciones,per-mutacionesy cambiaciones,procurando nuevaspresenciasquesacudanla gastadasensibilidadde los hombres. Tal esel efecto del contrasteestético, única ventanaintuitiva ha-cia el misterio; tal es la mayor cantidadde creaciónposible,

la estéticadel bruscoestímulomayor.

(DíAZ MIRÓN)

2°Sujeciónvoluntaria. Cuandoaconteceel cabal ajus-te con el suceder,el dato literario se superponeexactamenteal dato de carácterhistórico. La anatomíaes equivalente,no la fisiología; la estructurahueca,no la dinámica inten-ción. Aquí, otra vez, la imagen de los “esquemasdescepa-dos” (III, 21, y n.). Como parangóncon el casopresente,recordemos la hipótesis científica, proceder literario sinpropósito literario (III, 26, d) - Puesbien, en el caso delcabal ajuste,tendríamos,parala literatura,un procederhis-tórico cercenadode la intenciónhistórica. La historiava alsucederreal por imperioso deber. La literatura, por volun-tariaelección,y en buscade valoresestéticos.Comoentoncesse ofreceen función vicaria de la vida, da la historia com-plementada.Y de tal suertepuedeencajaren la verdadprác-

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tica, queaunauxilia entoncesa las sanciones,prestandounanuevaespeciede función ancilaren el orden práctico. Aun.quees másquedudosoqueAristófaneshayapretendidoha-cer de su caricaturauna acusacióncontra un sucederreal,Anito usa de Las nubes como de un documentoreal contraSócrates.El casonos ilustra sobreestautilidad extratécnicade la literatura (VII, 2).

Es inútil volver sobreel examende la literatura comofuenteo corroboraciónvoluntaria, involuntaria,reacia,etcé-tera, queno son fasesde ficción.

6. Ficción de lo real. Segúnlo anterior,hay una ficciónde lo imaginado(polo de emancipación)y una ficción delo realmentesucedido (polo de sujeción). La primera esobvia. La segunda¿nonos ha llevado, por juego verbal, auna contradicciónen los términos? No: nos lleva al nivelmásbajo, al puntode desprendimientoen que la ficción co-mienzaapenasa revelarse,dondepodemosasistira sus pri-meroslatidos. Estaficción de lo real puedeser todavía in-terior, mental o engendrada—lo literario anterior a laliteratura (1, 14)—, o puede,además,ser ya exterior,ex-presa,lingüísticay ejecutada.Y como, en uno y otro caso,comienzadesdeel ajustecon el sucederreal y poco apocose le va despegando,hay que tomarla por la fase en quetodavía no es ficción, en el terreno no literario, paraverlaprogresarhastala fase en que es ya ficción, o terreno lite-rario. El desprendimientose producepor el acentogradualde intención estética.

Hay, así,aquelintentode lo literario difuso, casi rebeldea todo análisis, anterior al pensaraun en el sentido máslato y cartesianodel cogito. Y luego, conforme se entraenel enunciado,en la fase ya expresao lingüística, nos vasiendodablepercibir si el procesose orientadefinitivamentehacia la ficción, aun cuandola forma no asumacualidadesprivativamenteliterarias, y aun cuandoluego la obra lite-raria que de ahí resulte se presenteen sistemasdispersos,ancilares,o en acarreosalternantesde lo no literario.

Hay, así,estadosen quenos andaen el ánimo unalarvaque no sabemossi se produciráen manifestaciónliteraria o

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no literaria. Pero los hay tambiénen que la larva mismadescubreun acusadodestino literario. De lo primero:cual-quierexperienciarealqueaúnno sabemossi nos llevará,porejemplo, al relato autobiográficoo al relato imaginadoso-bre basesde la experiencia. De lo segundo,aquellascoagu-lacionesde pura imaginación,o hastaaquellospruritos mu-sicales, rítmicos, que antecedenal poema y que todos lospoetasconocen:el previo “sentimiento musical” de que ha-blaba Schiller (VII, 1). De momento,nos importa lo pri-mero, los estadosindecisos,paraapreciarel desprendimien-to. El análisistiene por fuerzaque darlesun estatismodequecarecenen la realidadpsicológica.

Un enunciadode sucederreal, acontecidoo meramenteposible¿va haciala no-literaturao va yahaciala literatura?El caso se ilustra con la hipótesis “indiferente” (III, 26,1°). Acto voluntario de representación:la mentese da así mismaun objeto mental. Sólola intencióndistingueentre:“He aquíun hombre”, cuyo destinoseráasesinaraLincolnen un teatro (historia), o dejarseexaminarla sangre(cien-cia), o descolgarsede un balcón,en la pálidamadrugada,alos primeros avisos de la alondra (poema). En la expan-sión ulterior de la obra, puedeserquese prefierael génerohíbrido, la zona indecisa,paradar, por ejemplo,máscabal-mente, la descripciónde una épocavivida, mezclandolosmedioshistóricoscon los recursosde lo imaginadoo lo lite-rariamenteinterpretado:El águila y la serpiente,de MartínLuis Guzmán.

A muchoapurar,la solaenunciacióno traducciónen pa-labras de los entesmentales es ya una manerade ficciónparaaludirloso mentarlos;es un mimarlosconestaespecia-lización oral de la mímicaque llamamosel habla.

Las reconstruccioneshipotéticasde la antropologíanosdescribenasí esteproceso:la magiaprimitiva comienzaporconfundir el objeto y su mímica, supone la identificaciónentreel gesto humanoy el término de su intención. Mástarde, espera que el objeto, por lo menos, obedezcaa lamímica. De este grado —mandatoal dios— se pasa,trasuna evolución secular, al grado de invitación al dios; ytras otra evolucióndilatada,al ruego o plegaria dirigida al

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dios. Hoy, fuera de los casosmísticosde la imploración,el estadono literario de la menteapenasse sienteautorizadoa “nombrar” o “mencionar”;peroel estadoliterario sostieneel derechoa la inmersión intuitiva. De esta supervivenciamágicadan claros ejemplos,no sólo la poesíapropiamentetal en sus juegos de fascinación,sino también ciertasutili-dadesprácticasdel habla que usandel secretoliterario: laexhortación,la persuaciónoratoria (VII, 9, 25).

Considérenselas implicacionesficticias que,sobreun su-cederreal,puedendarseen la creaciónliteraria: 1°El poetaexperimentadeterminadasemociones. Hasta aquí no hahabido poesía,aunquehayatodo esehalo de repercusionesanímicasquese llama laemociónpoética,y quetantasvecesla críticaconfundeequivocadamenteconel artede la poesía.2~Entonces,cuandola experienciavital ha terminadocomosucederreal,aunquedejesu largaquemaduraen el ánimo,yya en los límitesdondeacabala realidadempírica,el poetala finge otra vez, se la da en representaciónactuala sí mis-mo, paraver el modo de mimarla o traducirla en palabras.39 Aquí, a posteriori, comienzaaquella fabricación ficticiadel arte,aquel“hacerfríamenteversosconmovidos”,quede-cíaYerlaine. Claro quelo mismo puedepartirsede coagula-cionespuramenteimaginadas,peroentoncesya no estaríamosen el casode ficción de lo real que ahoraexaminamos.4°Los versos llegan a otra mentey, por correspondenciamá-gica, suscitanen ella la representaciónideal de emocionesteóricamenteiguales a las del poeta,aunqueprácticamentesólo aproximadas,puesva de uno a otro término lo que vade uno a otro hombre,y no es verdadqueel “prójimo” seanecesariamente“próximo”. En estaprovocaciónde emocio-nes, la poesíaha obrado,parael que lee o escuchael poe-ma, en función vicaria, sí, ¡pero de otra vida que no estáen lavida! Y el magnetismoquecorreporestacadena—des-de el dios que inspira su mensaje,a travésdel poetao “spi-ráculo” del dios,hastael auditorio sacudidopor un engañofundadoen realidades—aconteceatravésde aquellacadenade locura de quehablabaPlatón y quees, paranosotros,laintenciónficticia.

La ficción de lo real se convierte en esta modestísima

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fórmula: lo inventadoconelementosreales. La fórmula ad-mite unavaluaciónmínima y unavaluaciónmáxima:1°Enla valuaciónmínima, significa que lo real de mi literaturaseráaquello que yo expreseo cuenteliterariamente,y quede verashayaacontecidoal alcancede mi percepcióno ex-periencia;y que lo inventadode mi literaturaserálo pro-bablereal, lo queno hayaacontecido‘en las condicioneses-trictas de mi expresióno de mi relato. 2~En la valuaciónmáxima,significaque,aunpuestoa fabricar fantasmas,ten-go que fabricarloscon elementosqueme prestela realidad:un hombresumadoaunasalas es igual a Icaro.

Ficción verbal de unaficción mental,ficción de ficción:estoes la literatura. ¿Degradación,pues,de unaverdadhas-ta un tercergrado de inconsistencia,como se ha dejadodecirPlatón? ¡Oh, no, Platón: tu verdadmisma,toda luz, la quetú nos enseñastea adorar,es algo mucho más universal yprofundoqueel pequeñosucederpráctico,sombrade tu ca-verna!

7. Ficción e intención. Teoríadel impu�lsolírico. Consi-deramosla ficción como el resultadode un procesointencio-nal. Antes de la intención, comolo hemosdicho, lo literarioandaen la zonadifusa, en la fertilidad espontáneadel espí-ritu. A veces, tales precipitados involuntarios asumenuncarácterparapsicológico:alucinación,histeria,neurosis,etcé-tera. Pero aquí no hay todavía ficción, aun cuandotalesprecipitadospuedanservir de estímuloo materiaa la futuracreaciónliteraria. Lo mismopuededecirsede la pesadillaode los estadossonambúlicos.El suprarrealismo,por su des-medido afán de aprovecharlos,cae en la supercheríadelparti pris.

Perocuandose ha dicho “intención” no seha dicho todo.Se ha mentadoun movimiento sin señalarsu rumbo o sumcta. Tambiénla mentiraprácticalleva intenciónen sustra-vesurasal sucederreal. Se sobrentiendequenos referimosa la intenciónde puro fin estético,al propósitodesinteresadode armarun sistemade ciertosefectosquela estéticaestudia.Y, limitándonosmás parael caso de la literatura: efectos

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obtenidosmediante recursosverbales,cuyo examencorres-pondeya al deslindepoético (VII, 22).

Segúnlos clásicos,el estímulode esta intención,en lite-raturacomoen las otrasartes,es la necesidadinnatade crearformasarmoniosas,unaaspiraciónhacia la armonía,unaes-peciede erótica. Es el impulso demoniacoquehoy se dice;o en la palabrade Vico, el pulso de la naturezzaferina, dela virginidad vital. Paradesvestirlade todareferenciaa ex-presionesestáticascomo “forma” y hasta “armonía” (engriego, vale “contextura”), bien puedellamarsea esta in-genuidad“impulso lírico”. Participade la fluenciavital queva deshaciendounas unidadespara integrar siempreotrasnuevas;evocala cambiantemúsica y se acompañade ciertaalegría,hastacuandocorre sobreel dolor: la alegríade lasuperabundancia,del excedente,del chorro abierto, del des-dénde los fines. Se manifiestaen manerade juego o eman-cipación imaginativa de las necesidadesprácticas. En talconcepto,es libertad, y tambiénes compensacióncontra lascoercionesdel sucederreal. Pero ¿es libertad? Digamosmejor “liberación”, recordandoque todo arte, como todojuego, se crea suspropiasleyes,forja o finge (ficción tam-bién) sus propios obstáculos.De suertequela creaciónade-lanta entre ficciones de libertad y ficciones de regulacióncan6nica.Y esto,porquetambiénla aventura,la hazaña,laempresa,el choquey el vencimientode la valla son apoyosdel regocijovital. De suertequeel impulso lírico seríain-sípidosin estosencuentrosquele danconcienciade su vigor(lejano origen de la estrofay de las cristalizacionesprosó-dicasdel verso),o se confundiríasimplementeconcualquierdesahogovital sin expresiónestética.Difícilmente,y sólo porcoincidencia,el mero desahogoo explosiónde cargasuper-numerariaasumeun valor de arte. El lamento ante el ca-dáversólo asciendea la categoríade arte folklórico cuandoes el oficio de la plañidera:oficio, sistemade reglas,carrerade obstáculos.La naturalezasin arte puedeproducirefectosartísticosal contemplador,perono es arteen sí misma,comoel paisajeno es arte, sino provocaciónde emocionesartísti-cas,lo que es muy distinto. Repitamos:lamentable,siemprelamentablela confusiónentrela emociónpoéticay la poesía,

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aunqueésta no valgasin aquélla. Porqueaquélla,para laliteratura,tampocopodríavaler sin ésta.

8. Grandezay servidumbrede la ficción. La servidum-bre de la ficción quedatodaella expresadaen la imposibi-lidad de escapara lo que hemosllamadoel ámbito rígidodel torbellino: los tres órdenesde verdadesinsobornablcs(VI, 3); servidumbreque tal vez seael acicatede su propiagrandeza,el apoyo del salto. El místico diría que el almase sientede patria no terrena,y en vano intentatrascenderlo terrenoa travésde los tanteosdel éxtasis. Pero por des-gracia el éxtasis—temerosazona donde,según Plotino, elalmaapenaspuedesostenersey retrocedecomoespantada—no ha encontradonuncaunaexpresiónpropia,nosnos dice loquedescubre,y sólo lo aludeconmetáforasliterarias. Tal esla literaturamísticaen sustancia.El poetaantiguo diría quesomos como la lo de la fábula, que se sabehumana,aun-queencerradaen la envolturaanimal,y en vanohuyede suspropiosmugidos. La servidumbrede la ficción estásencilla-mentedicha en aquellaconfesiónde Goethe: ¿Originalyo?Yo no hagomásque recomponerami modo lo queel mundome presta. O en la pedantescainstancia que, en AnatoleFrance,introduceSantaCatalina de Alejandría, cuandóladiscusiónde los bienaventuradossobreel bautizode los pin-güinos: “La imaginaciónno crea: reúne y compara.”

¡ Perola grandezade la ficción! El Pinciano,aristotélicodel siglo xvi, explanandola superioridadde la poesíasobrela historia,y confrontándolatambiénconla ciencia,escribe:

“El objeto no es la mentira, que seríacoincidir con laSofística;ni la Historia, queseríatomar la materia al His-tórico. Y no siendoHistoria porquetoca fábulas,ni mentiraporque porque toca Historia, tiene por objeto el verísimilque todo lo abraza. De aquí resultaquees un Arte superiora la Metafísica,porquecomprendemucho más,y se extien-de a lo que es y no es.” Puesbien, el “verísimil” —másgenerosoqueel actual “verosímil”— es aquíla ficción, cosanuevaque se añadea lo ya existente,puestoque“la poéticahace la cosa y la cría de nuevo en el mundo” (Filosofíaantigua poética,1546).

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“Verosímil” se dice hoy de lo quepuedeaconteceren elmundopráctico. “Verísimil” se dijo de las merasprobabili-dadesteóricasdel espíritu,dentro de su plasticidadfunda-mentalqueinventanuevosmotivos. El verísimil, arsenaldeengendrarmundoscon el mínimo de datos reales,¡qué fra-gua ardiente, qué alivio, qué afirmación humanay de lomáshumanoen el hombre! Cadauno lleva supoemainte-rior y nuncaescrito,primaverade “flores japonesas”pron-tas a expandirseen aguapropicia. Y ningún poemaperso-nal sustituyeal poemade los demás.

Paramejor palparlo,hemosintentadoredimir el sentidode laantigua“mimesis”, y relegamosel funestotérmino “imi-tación”, de estorbosatradición en la estética. Tal términodesvirtúade antemanoel propósitodel arte, congelándoloenlas formasprácticamenteactuales. Mas cuandose ha dicho“ficción”, se ha dado un paso más: corre por la idea unacirculaciónqueescomola sangredel arte. Se indica,desdeluego, un procedimientomental auténtico. Además,se de-clara, en apuestaprevia contrael mundo,el compromisodeañadirlealgún bien, de enriquecerlo. El poetadijo al cre-púsculo:“Voy adartelo quetú no tienes.” El poetadisponedel último rayo del Fiat.

9. Contenidoemocional:“Ficción del ánimoconmovido”.Llegadosa la puerta, es irresistible la tentación de entre-abrirla: al instanteescapauna onda de emoción. El con-tenido de la ficción era una plétoravital. No todo era loquegrossomodollamamosel efectoestético,queesya comounadomesticacióndel rayo. Estejuego divino que es la li-teraturalanza susolas,retumbandohastalos acantiladosdelyo, y a veces lo socava,o quema para siemprea su víc-tima, reduciendola terribleprecocidaddeRimbaudaun fan-tasmaque la muerte olvidó duranteunosaños. Este juegodivino busca una satisfacciónilimitada, un desquitecontralo finito.

Quiere empujar fronterasdel alma y del lenguaje. Serevuelveentoncesy se castiga,purgándoseen sí mismo. Unoslo hanllamadoestallido; otros,purificación; y los antiguos,catharsis. La emociónqueexpresao quecomunicalleva di-

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sueltastodaslas pasiones,todoslos anhelos,todaslas reivin-dicacionescontrael pequeñosucedercotidiano.

Emociónde vitalidad, de sentimiento,de bellezay de in-teligenciavan graduándoseen el desarrollohaciael arte. Lavitalidad, en la base,lo mismo es alimentode la creaciónartísticaque de todo el ser; y así, los verdaderosextremosespecíficosvan del sentimientoa la inteligencia. Dos peli-gros en suma, porque la creación artísticaes siemprepe-ligrosa como todahazaña. El sentimientoresbalahacia esederrumbaderodel fraude emocionalquepáraen ñoñecesfi-lantrópicasy en ramploneríasmelodramáticas.La inteligen-cia absorbela direccióndel arte hastaconvertirlo en inves-tigación, mucho más allá de la temperaturade belleza, yentoncescomunicaa la obra unafrigidez de problema (1,12 y III, 57.59). Este extremo es menospeligroso que elsentimentalinmediato,dígaselo quesequiera,porqueaquéldesvirtúael arte y éstelo acercaa la conciliaciónde los pla-ceresperfectosdel espíritu: el dios, el númeroy la ideadePlatón (IV, 5).

La tácitacontroversiaentrePlatóny Aristótelesse enta-bla, en verdad,en torno alas extralimitacionessentimentales.Aquél consideraque el sentimientoabandonadoa sí propioperturbalas normasracionalesquedebenregir la república.Éste, convencidode que hay que contarcon el sentimientocomo cosade la naturaleza,le otorga unaconfianzade na-turalista,y cree posible canalizarloen provechodel dma-mismo psíquico. Al peligro del extravío sentimentalseñala-do por el maestro, opone el discípulo el peligro de laamputacióncontra natura. Y ya se ve que uno y otro semuestranigualmenteatentosa los efectosadventicios—éti-cos, políticos— de la literatura; atenciónque,si se la exa-gera, lo mismo desvirtúa la creaciónque la crítica, y nosencerraríaotra vez en las modestasespeciesdel biensubor-dinado. Si Aristótelesnos entusiasmaen su defensade lospoetas,no nos entusiasmamenosPlatón en suheroicalucha—por desgraciaalgo confusaen sus libros— por emanciparla poesíade los fraudessentimentales,llevándolaa la zonaausteray difícil, neumáticaen ciertomodo,en queellareivin-dique sujerarquía.

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VII. DESLINDE POÉTICO

A

1. Sextaetapadel deslinde. Ajuste metódico.* Tras de re-correr el camposemántico,pasamosa considerarel poético.Hemos examinado nuestratríada teórica por sus rumbosnoéticosy, además,por sus respectivosobjetosnoemáticos,pero en su sola fase semántica. Nos falta la fase poética(III, 59; VI, 1). Prescindirde ella seríaun escamoteo,pueshastaaquívamosdeslindandola literatura por la ficción degiro inventivo que agotaen sí misma su propósito, comomeracosamental; y la literaturaes eminentementeunacosalingüística, y en un grado que no alcanzanlas otras disci-plinasteóricas. A tal punto,que la literaturaaunsuelepre-sentarcasosextremosde poetemassin semantemasdefinidos(taleslas quehe llamado“jitanjáforas”).

La nuevaetapadel deslindetiene quepartir de la baselingüísticageneral,de la manifestaciónlingüística,paralue-go ver cómo ésta se canaliza en las distintas disciplinasteóricas. Pero en esteexamenno nos limitaremosa la pri-mertríadateóricaquehastaaquívenimosconsiderando,sinoque (por “anteocupación”,como diría un antiguo retórico)entraremosademásen la fasepoéticade la matemáticay lateología,pues los capítulosulterioresquehemosde reservara estos dos órdenessui generis sólo habrán de estudiarlafase semánticay la fase noética: el ente y el flujo men-tal que lo capta (III, 5, 6). De esta suerte,en el presentecapítulo abarcaremosde una vez el deslindepoético en suconjunto. Advirtamos que el lenguajematemáticonos obli-garáa explicacionesespeciales.No así el teológicoque,en

* Para estecapítulo me referiré, a vecessin indicarlo de modo expreso,amis libros La crítica en la edadateniense,La antigua retórica, La experiencialiteraria (Coordenadas);singularmente,a los ensayosde este libro titulados:“Hermes o de la comunicaciónhumana”,“Marsyaso del temapopular”,“Apoloo de la literatura”, “Jacob o idea de la poesía”, “Aristarco o anatomíade lacrítica”, “De la traducción” y “Las jitanjáforas”. Las demásmencionesa mistrabajosanterioresse indican en notas.

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cuanto es lenguaje,consideraremostácitamenteconfundidoconlos lenguajescientíficos. Si nos refiriéramosal lenguajereligioso en general,tendríamosque añadira la fase teoló-gica la fasemística; pero ésta,parael presenteanálisis,re-sultaríaconfundidaconla literaturaaplicada,en función an-cilar, o con la literatura puraen sus semantemaso asuntosreligiosos(II, 13; VII, 6; VIII, 25).

Fijemosalgunosconceptos.La manifestaciónlingüística,entendidacomo facultad abstracta,es el habla; entendidacomo organizaciónde signos verbales,es el lenguaje;* en-tendidacomo determinacióndel lenguajeen pueblos,regio-nesy épocas,es el idioma o lengua. Paranuestrofin inme-diato,prescindimosdelpolo abstractoy delpolo concreto,delhablaen generaly de las lenguasen particular,y comenza-mos directamentey amediacuestacon el lenguaje.

2. Las varias agenciasdel lenguaje. El lenguajeno estan sólo un instrumento teórico, sino también práctico, ysobretodo y primordialmentepráctico,aunqueno exclusiva-mentelógico, puesdespuésveremosque,en sugénesis,obra-ron factoresafectivosy patéticosque todavíasiguen impul-sandosu vida (VII, 4, 5, 6 y 22).

Esto significa un ensanchede la noción ancilar, antesconsideradacomo circulación interior dentro del campo teó-rico, y ahora como circulaciónentreel campo teórico y elpráctico. Tal ensancheancilarde ordenpoético es parangóndel ensanchesemejantede orden semánticoqueya adverti-rnos en la utilización extratécnicade la poesía (VI, 5-2°)-Así, pues,entre la teoría y. la prácticahay también, porcuanto al lenguaje, un cambio de servicios. Los serviciosque,desdenuestropunto de vistateórico, llamaríamosprés-tamos representansimplementelos aprovechamientosque ellenguajepráctico hacedel lenguajeteórico, las fertilizacio-nesquela culturaproduceen los usosdiarios y comunesdellenguaje. En cuanto a los empréstitos,vendrána seraquí,mucho más que empréstitos,la baseprimordial de susten-tación de todos’ los lenguajesteóricos, desprendidoscomo

* Adelante recordaremos cómo el lenguajecientífico, en su extremode tipo-logía simbólica, se va emancipandode lo verbal (VII, 15-2°).

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pequeñasespecializacionesdentro del lenguaje general, yverdaderosacarreosque estevehículo lleva en su seno. Elprocesode nuestroexamendebe,pues,encaminarsedesdeelgéneropróximo hastala diferenciaespecífica:desdeel flu-jo lingüístico en generalhastalas modalidadesque son loslenguajesteóricos. Después,ya en estos lenguajesteóricos,habráque aislar los no literarios del literario. Ponemosaunaparteel lenguajeprácticoen su uso generaly corrien-te; aotra,la funciónancilarde estelenguaje,en cuantosirvede sustentacióna los lenguajesteóricos;a otra, las caracte-rísticasde tales lenguajesteóricos,máso menospurassegúnel caso;y aotra, finalmente,la modalidadritual, queparti-cipa de la utilidadprácticapor cuanto asusfines y que,porcuanto a su forma, participa de las característicasteóricasmásexclusivasaqueluegovamosa referirnos.

Los anterioresconceptosse esclareceránpocoapoco. Porlo pronto,tenemosqueaveriguarcuál seael carácterdiferen-cial o la novedadque los tipos teóricossignifican dentro dela masadel tipo práctico. Paraesto,abordaremosel lengua-je en general,contemplándoloprimero en su fase social oexterna,y luego,en su faselingüísticao interna.

3. Concepto social del lenguaje. El conceptosocial dellenguajeno es más queun aspectodel fenómeno,y por sísolo no podría dar cuentade la filosofía del lenguaje. Lasociologíaconsiderael lenguaje: 1°Como producto socialcolectivo: fase pasiva. 2° Como factor que influye en losdemásproductossociales,los cuales,sin el lenguaje,carece-rían de la estructuraqueél ha venido acomunicarles:faseactiva. Veámoslode cerca.

1° Fasepasiva. Que el lenguajeseaun producto socialcolectivo no quieredecir queel grupo humanohayacreadoel lenguajepor convenio plebiscitario y de una sola vez.Quiere decir que hay una interacción del individuo y elgrupo,en virtud de la cual la facultaddel hablase conformaen el organismodel lenguaje. “Si yo fuera el único en elmundo, no sólo no habría lenguaje:no habría habla, y nisiquierami habla”, dice Karl Yossler.* La anteriorafirma-

* The Spirit of Languagein Civilization, Londres, 1932.

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ción no niega la posibilidad de que, en los remotos oríge-nes, haya habido un protolenguaje,producto de los purosimpulsosafectivosy. musicalesde alma solitaria, especiedeprotoplegariay protopoesía. En tal sentido, y sólo comoposible factor de origen antropológico,puede admitirseelpunto devista de Santayana,quieninsiste en que“el diálogono es lo primario y original del lenguaje”, que “el hablarconsigo mismo es previo al lenguajeorientadohacia la co-municación”,que “el lenguajees,por su origen,música es-pontáneaquedesarrollarecursospropios,y quesóloen últimotérmino y con muchasvacilacionese inexactitudesse someteasu oficio racional”.* No negamosla corrienteafectivaqueinvade y vivifica al lenguaje,antesvamosa insistir en ella,si bienno considerándolaya como explosiónnecesariamentesolitaria. No sabemossi el lenguajesólo en último términose habrásometidoa su utilidad racional de comunicación,puesbienpudieronobraraun tiempolas energíasde soledady las energíasde sociedad,o precederindiferentementelouno o lo otro. Y en todo caso, este estadoembrionariononos importa,ni pretendemosdilucidar la génesisdel lengua-je. Puesel lenguajede queaquí trata Santayanano es yael lenguajeen madurezde función.

El lenguajecomohoy lo entendemos,o lenguajeverbal,esunaespecializaciónoral de la comunicaciónhumana.Talcomunicaciónacasoempezóporser intuitiva y biológica (“elrayo adánico” de Lacordaire); y pasó luego a ser mímica(corporaly manual),asociaday sustituidapocoapoco,aun-quequedaen vestigios (el ademán,el guiño),por los sonidosbucales.Éstosse refuerzany apoyandespuéspor otros sig-nosexteriores,hastallegar al lenguajede señales,al gráficoy a la actualescritura. Tanto el oral comoel gráfico se re-fuerzanmástardepor instrumentosmecánicosy físicos:telé-grafo,teléfono,fonógrafo,cine, radio. Aquí no consideramosmásfase quela verbal.

El lenguaje, en la práctica, se auxilia con la mímica,los ademanes,señales,voces interjectivaso de sentidoimper-

* Raimundo Lida, Belleza,arte y poesíaen la estética de Santayana,Bue-nos Aires, Universidad de Tucumán, 1943, III, a). Con sabiacautela, Lidaadvierteque estepunto de vista es “acasolo más peculiar, ya que no lo me-nos vulnerable, de la teoría lingüística de Santayana”.

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fecto, como “pst”, “chut” y demás recursosque la retóricallama “neumas”. A pesarde eso, el lenguaje,tal como selo usa en la realidad,nunca se bastapor sí mismo, puesprocedesiempremediante“elipsis ideológicas”,o seasupri-miendo las referenciasa las circunstanciasconocidasquerodeana los interlocutores. El que llega a casade un en-fermo no necesitadecir másque: “~Cómosigue?”,paraquetodoslo entiendan;cuandola completaformulaciónoral ten-dría queser: “~Cómosigue Fulano, quehabitaen estacasay, segúnel médicoMengano,padecede tal enfermedad,sinque sepa yo que haya sanado?”,etcétera. Pues, en todorigor, la cadenade implicacionesquedaabierta. FranciscoRomero acabade proponerel término “situación” para de-signarestaestructurade supuestoscomunesentrelos interlo-cutores. Y hace notar que estos supuestostácitos son máso menosestables,segúnel cuadrovital de cadacaso; másomenos determinadospor una polarización patética de lascircunstancias;y quese los puedeclasificarasí:1~Supuestosde “especificación”,quevanal meollo del significado.Ejem-plo: El profesordice: “Hablaremoshoy de las raíces”, loque significa muy otra cosasegúnque nos encontremosenel aulade matemática,botánicao lingüística. (El chistededoble sentidoo equívocose funda en el “bizqueo” de signi-ficados.) 2° Supuestosde “complementación”,como en elcasodel enfermoo cuando,en la redacciónde un diario, sedice: “Llegó el director”, sin añadirsu nombrepropioni elde la institución que dirige. 39 Supuestosde “valoración”,comoen la frase: “Hay muchaniebla”, queno valelo mismoparaBuenosAires quepara Londres. Deseamosañadirqueel eslabonamientode supuestostácitostiendeen teoría a serinacabable.La “situación” lo limita en los actos prácticos.En las obrasescritas,lo limita el arte,el ambientecreadoporel contexto. Y el milagro del estilo estáen evocarconnota-cionesinsospechadasen principio (1, 8) •*

El lenguajese reducea la atribución de un significadoa un sonido bucal: signo de la idea en la concepcióninte-lectual de Husserl,indicio de la idea en la concepciónvital

* F. Romero, “Comunicación y situación”, en la Revista de Filología His-pánica,Buenos Aires, 1943, V, n°3, pp. 244-250.

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de Vossler. Pero no llega aorganizarsesino medianteunauniformación o nivelaciónsocial causadapor la reiteracióny la retención. Tal uniformación es efectode las excitacio-nes e influenciasdel mismo medio sobreel mismo grupo, yla diferenciade los medios produce la diversidad de laslenguas.

Estaecuaciónsocial tiende acentuadamenteal ensanche,y de aquílos intentosde lenguasauxiliaresinternacionalesode sistemasde notacionescomunesa pueblosde varias len-guas(pasigrafía).Ejemplodelo primero,elesperanto;ejem-plo de lo segundo,las señalesde tránsito. Pero,subsidiaria-mente,la ecuaciónsocial tiendepor otro ladoa la restriccióny adoptamodalidadesdefensivas,seaentre gruposprivile-giadoso entregrupossupernumerarios;y de aquí,por ejem-pio, las lenguashieráticas,las jergascriminales, las claves.Los lenguajestécnicossontambiénlenguajesdefensivos,aun-queno para protegerla casta,sino de orden intelectual yparala salvaguardadelos conocimientosconquistados.Igualtendenciainspira, para los depósitosde sensibilidadsubli-me, a ciertasformasdel preciosismo(VII, 13) -

La ecuaciónsocial resultade unadoblerelación,ningunode cuyos miembros podría por sí solo dar el lenguaje: a)relaciónpsíquicay solitaria entre sujeto y objeto; b) rela-ción colectivao cambiode comunicacionessobreigual objetoentrevarios sujetosasociados.La atribución individual deun significadoaun sonido, libre o biológica, no engendraríalenguajesi no tuviera a la vista la convenciónsocial. El in-dividuo aisladopuedepasardel sentimientoal sonido, comoen el grito animal,o hastade la meraocurrenciapersonalalsonido (supuestoque acojo provisionalmente,aunqueseríade discutir); pero, sin el concursosocial, no podría volverdel sonido al significado y menosal concepto. Si la vincu-lación entre sonido y significado fuese por sí mismanece-sariay no convencional,comolo creyeronlos antiguos“ana-logistas”, el lenguaje sólo sería producto biológico y nosocial. Si tal vinculación fuese únicamentepactadao con-vencional,el lenguajeno seríaproducto del desarrollopsí-quico. Por influencia conjunta de ambosmiembros de larelación,el uso colectivose vuelve norma aproximaday gra-

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mática. En el uso se ha queridover unamerafigura verbaldel pensamientológico; equivocadamente,pues laten en élimpulsosilógicos. El uso lingüísticoy la gramáticano estánentresí cabalmenteajustados,y ello se debeprecisamentealos factoresidiomáticos, específicosdel lenguaje.

La palabra,en cuantoes signo social,quedasiemprere-ferida a la vida íntima y psíquica,en todo 1~queéstatienede exuberanciaextralógica,al modo como el papel monedaquedareferido al metal. Peromientrasel metal fija sólida-menteel límite del papel moneda,la palabra sólo designanúcleosde evocacionesmáso menosestables,y rodeadosade-más de un halo de connotacionessecundarias,que a vecesdesequilibranla interpretaciónpor partedel que recibe elmensajey que, en todocaso,causanen el tiempo las evolu-ciones semánticasde la lengua, o mutacióntranslaticiadelsentidode frasesy términos.

2° Fase activa. Pero la palabrano sólo alude al pen-samiento,sino que incrementael pensamiento.La ecuacióntiendehacia la objetivación íntegra del pensamientosocial;y poco a poco,esta objetivaciónlingüísticarefluye sobreelgrupo que la ha uniformado. Le imprime una concienciacomún,un desarrolloregular; sostienela solidaridadentrelos individuos, y la de cada individuo con el grupo; propa-ga las ideas eficacesde conservacióny progreso. Sin ella,que es función permanente,la misma función sexual, quees momentánea,no bastaríapor sí para determinarla cohe-sión social de tipo humano. Y no es difícil descubrir,enla vida de las instituciones,el efecto de las coagulacioneslingüísticas.

Esteefectopuedeserpositivo o negativo,puedeimpulsaro retardar. Impulsa cuando,en unasíntesissemejantea laconcreciónmitológica (II, 12; III, 16; IV, 20), compendiaen fórmulaeconómica,en santoy seña,todoun anhelosocialdifuso. Retarda,cuando dicha fórmula se ha quedadoyavacía,por no correspondera la nuevavisión del mundo oa la nuevanecesidad.Y entoncesse impone una depuraciónquees comoun golpe de Estadoteórico. (Véase,en nuestrosdías,la aceleradatransformaciónde las nocionesinternacio-nalesescondidasdetrásde laspalabras“soberanía”,“neutra-

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lidad”, etcétera.*) (A esta depuraciónse reduce todo el“problema semántico”,tal como lo concibenKorzybskiy suescuela,quienesinsistenen la urgenciade unadesinfecciónlingüística,para curar a la sociedadde los malescausadospor las fosilizacionesseculares.Frente a esta“escuelatera-péutica”, tenemosla que pudiéramosllamar “escuela lógi-ca”, queestudiaobjetivamentela relaciónentreel signover-bal y el ente por él significado, sin preocuparsede lasinmediatasaplicacionesal remedio social. Así, en RudolfCarnap,quederivade los lógicosde Varsoviay especialmen-te de Alfred Tarski. Entreambasescuelassemánticasno hayoposición teórica, sino que son más bien, una y otra, dostendenciascomplementarias,comopuedetambiénapreciarseen Ogdeny en Richards. Y ya se ve que “la nuevacienciade la semántica”,así entendida,trabajatambiénde acuerdocon la nuevalógica matemáticao logística.) Lo que,parala sociedad,hemosllamado el efecto semánticopositivo esevidente. El negativo bien merece,por los días en quese escribeeste libro, un pequeñoescolio quepondrámásdemanifiesto al fenómeno.

3 bis. Escolio sobreel “problema semántico”.** El len-guaje,a travésdel cual el hombreha llegadoa serel hom-bre, pero a través del cual también se han causadogravesmalesal génerohumano,necesitasersaneadoy devueltoasufunciónedificadorade la sociedady la persona;singular-mente,podadode las arborescenciasparásitasdel abandono,y reivindicadode la servidumbrea que lo sujetan las pro-pagandas.

* JoséMedina Echavarría,“Soberaníay neutralidad”,en El Trimestre Eco-nómico,México, oct.-dic., 1942.

** La siguiente página procede de una lectura en el P.E.N. Club de Mé-xico, 6 de agosto de 1942. Aunque repite o adelanta algunos conceptos queaparecenen otros lugares de estelibro, no he querido deshacersu unidad—casi de alegato— para que mejor se aprecie el alcance social que puedentener las coagulacioneslingüísticas, y la intención con que, desde la “escuelaterapéutica”, se ataca hoy el problema semántico. [En “~ Oh, las palabras’ensayode 1946 (Al yunque, México, Tezontle, 1960, pp. 28-31), citó Reyesennota esta página de El deslinde, junto con otras de Los trabajos y los días:“Grandeza y miseria de la palabra” y “Travesuras lingüísticas” (Obras Com-pletas, IX, pp. 267-269y 301-303, respectivamente) y de Sirtes: “Algo de se-mántica” (México, Tezontle, 1949), pp. 157-193.]

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No se trata de una discusión académica. El problemasemántico,el depurarla relación entreel signo verbal y elente por él significado,dista muchode serun mero achaquede la filología, y hoy por hoy penetracomo preocupacióninvasora todos los intentos de valoración de la cultura, yaparececomo una de las delacionesmás gravescontra loserroresque se han adueñadode la tierra. Inútil descendera una enumeraciónde imposturasque estánal alcancedetodos. El hombrees un serparlante,y seríaabsurdofigu-rarse que la atmósferaverbal que respiraes indiferenteasu conducta,a su equilibrio general,a su salud,aun en elsentidomás material y terapéutico. Toda palabralanzadacausa impacto en quien la recibe, y también en quien laprofiere. Este impactono sólo es de naturalezaespiritual,sino queafectael régimennerviosoy, comocualquieraotraclasede estímulo,va en definitiva a alterarel “falso equi-librio” en quese mantienenlas energíassuperficialesde eseestadocoloidal quees la vida. Por otra parte,todo lenguajelleva implícita una interpretacióndel mundo. Todaretóricaes unaética. ¿No observabaya Aristótelesla diferenciaquemediaentre llamar a Orestes“el matador de su madre” o“el vengadorde supadre”? Toda cuestiónde denominaciónes una cuestióntrascendental.Tocandoapenasel verso deDíaz Mirón, podemosdecir:

En mí el cosmosintima señales,y es un haz de impresionesverbales.*

Parareconocerloasí,ni siquierahacefalta tomarpartidoen el largodebatede “los universales”,ya optandopor con-siderar los nombresde las cosascomo realia, contraquie-nes los consideran como flatus voci, o ya buscandoconPedroAbelardola balanzamediadel conceptualismo.Hayun “nominalismo eficiente”, segúnresultade los analeshu-manosy aunde la particular experienciadiaria (VIII, 23).

Lo sabela teología, que ha henchidobibliotecas paradefinir los términosde las Escrituras,esfuerzocuyo másher-mosofruto es,en nuestralengua,el suavediscursode FrayLuis de León sobreLos nombresde Cristo. Lo sabela filo-

* Díaz Mirón dice: “mentales”.

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sofía, al menosdesdeSócrates,cuyo primer cuidadodialéc-tico era establecerla “homología”, la igualdadde conven-ción sobre los términoscuyo sentidose quería discutir, alpunto quemuchosdiálogosplatónicosse agotany satisfacenen el puro empeñode definir una palabra. Lo sabenlascienciasnaturales,que se enorgullecende haberconstruidoen la químicaun lenguajebienhecho,y queunay otra vezconfiesanaquellaoperacióntautológicaen que sólo procu-ran bautizarlos fenómenosde experiencia. Lo muestralamatemática,cuyagrandezaestriba toda en captarcon leal-tad aquelmínimo de normasmentalesque le ha permitidoestablecerun sistema de signos concordecon la contexturade “nuestro universo”. Lo demuestrala poesía que, comomuchasvecesse ha dicho en diversosmodos, se afanaporcrear“un lenguajedentro del lenguaje”,el cual le permitaaprehenderotro orden sublimede realidades(sub-lime,másallá del límite óntico). Lo acusala cienciasocial de nuestrosdías,cuandodamacontrael especialismotécnicode los au-tómatas,que hanolvidado el común denominadordel bienhumano. No lo ignora ya el psiquiatra,queha comenzadoadar cabidaen su laboratorio a las depuracionessemánticas,lingüísticas,como ataquedirecto contraciertos tipos de pa-ranoiay de esquizofrenia,precisamentelos quehoy por hoyhácenorgíasen los pueblos. Toda una campañamental seha desatado,bajola banderade la semántica,ante la certezade estelenguajequerecibimosyahecho,heredadoen el peorcaso del “hombre arbóreo”,y en el mejor caso,de vetustasenciclopedias(tradiciónaristotélica),construidassobrela no-ciónestáticade objetosaislados,no correspondeya anuestraactualrepresentaciónde las realidades,hechatodade flujosy conexionesdinámicas:desajustequeha determinadoa lalargaunadolencia de la cultura (VII, 14; VIII, 2-19-b, 8,9). Y si ahoravamosa la política, arte de las artes,artederesolverla convivenciafeliz entrelos hombres,¿cómoolvi-dar aquellasentenciade Lao-Tsé? Preguntandoel sabioso-bre cuál seríasu primera ley, si en él recayerael difícilhonor de gobernara los hombres,respondiótrasunamedita-ción: “La ley que establecierael recto sentidode todaslaspalabras.” Talleyrand,cuyo realismorayabaen el descaro,

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vivía atentoa las nuevasexpresionesdel lenguajepolítico,porquetodacristalizaciónverbal acusaun anheloo imprimeunahuella en la mente. Harto lo entiendenquienescondu-cen a los pueblosen nombrede verbalidadesy vanosrui-dos,contralos quevienen rebelándosealo largo de los siglostodos los sistemasmorales, filosóficos y científicos que sehanpreocupadode establecerverdaderasrelacionesde signi-ficado real.

Las nocionescuajanen palabras. La palabraengendraun molde, unamanerade cárcel idealparalas nociones,encuantologra captarlasdentro de su trampamisteriosa. Lasimpresionesque recibimosdel mundotienenun carácterdefluidez: el mundo, para la impresión humana,es la selvacambiantede las Metamorfosisde Ovidio. En ese continuoheterogéneo,las necesidadesde la acciónrecortannociones,y luegola palabralas fija. En estesentido,la “estilística” hapodido decir que el lenguajees una función “desimpresio-nista” (VII, 15 bis) - ¡ Cuántosquisteslingüísticosacarrea-moscomo coagulacionesmuertasen el flujo vivo del pensa-miento! Taleslas “recetasde pensar”,mecanismosverbalesquesatisfacenla perezafundamentalde la inteligencia. Eltabúy la supersticióntodavía nos gobiernan.

Hay más. Una vez creadoel nombreparala noción,ésteinfluye necesariamenteen la representaciónde la cosa. Perosucedeque, en torno al significado, acude—por la fuerzade las implicacionesmentales—unacargade connotacionessecundarias,entrelas cualespuede haberalguna que, gra-dual e insensiblemente,arrebateel centro de gravitación,lasignificaciónoriginariamenteatribuida a la palabra. Tantomáscuantoque esta atribución léxica, fuera de ciertos tec-nicismos,ha sido el resultadode unaoperacióninconscientey colectiva. Tanto máscuantoquelos entesdesignadosestánpor supartesometidosa la constantemutaciónde las cosas.De donderesulta la necesidadde redefinicionesconstantes.

Otras veces,el deslizamientode sentidoprocedede unmero equívoco,de un error u olvido sobreel primitivo sig-nificado de las palabras. Así, cuandorepetimoscomo lorosaquello de que“la excepciónpruebala regla”, dandoa en-tenderque la “comprueba”o “confirma”, cuandola mano-

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seadasentenciamásbien quiso decir originalmenteque “laexcepciónponea pruebala regla”.

Hay más todavía: las implicacionesdel pensamientoyde la acción andanjuntas. El significado no sólo acarrearepresentación,sino tambiénvoluntad. La cápsulaverbal nosólo encierraaromasde intelección,sino tambiénexplosivosde intención. Este fenómenose apreciacon mayor nitidezcuandodel orden de las definicionesnos trasladamosal or-dende los valores. En el campoético y social,por ejemplo,la intención irradiadapor la palabra impulsaun juicio ounaacción;y ya en la política, determinaunaprédica,pro-pagandao campaña.De aquíla sentenciadelsabiochino. Deaquí la atención de Talleyrand ante los síntomasde todanuevasíntesisde tendencias. De aquíque algunavez haya.mos denunciadocomo uno de los malesde nuestraAméricael no haberdescubiertosu propio lenguajepolítico —fuerade fórmulas aisladasde caráctermásbien pintoresco—,eladoptarviolentamentelas fórmulas europeas.Porque,mien-trasesto suceda,nuestrasrealidadessocialesresultaránarti-ficialmenteempeoradasen la descripciónque de ellas haga-mos, e innecesariamenteempeoradaspor los remediosquenuestravoluntadles apronta.

¿Queréisalgunosejemploscallejerosdel efecto que tie-nen sobrela conductasocial las fórmulas verbales? Entrenosotrosse llama “futurismo” a aquellaactitudpolítica queconsisteen buscarunaacomodacióncon la perspectivapre-visible de los cambiospúblicos;y el término ha asumidounvalor de sátirao censura.Muy justificadocuandose tratade“irse a lacargada”o un “chaqueteo”,de unanegaciónde lospropios principios con miras a un medro personal. Pero nocuandose trata de un legítimo deseode prepararcontiempounanuevaaplicacióninstitucional,un juegodeengranajessinestridencias,que es la operaciónnaturalde unademocracia.En cambio,ha llegadoa considerarsecomoel summumdeltalentopolítico esodel “gallo tapado” y de la sorpresa,queeducanal pueblo—o lo deseducanmásbien—en la histeriay el sobresalto,inculcándolela idea de que el capricho, lono previsible o no “futurizable”, es la norma de la vidapública. El ideal democráticoreside en la gradualadapta-

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ción a las siemprerenovadasnecesidadesdel pueblo—quepor algo estávivo y en movimientoincesante—;y lo mejorsería,aunqueimposible,que se llegaraa todo acto electoralcomoa unameracorroboraciónjurídica de lo queya estabaaceptado,en especiede “futuridad”, por la concienciadetodos. Porquelos pueblosno debengobernarsepor el azary la lotería,sino por la persuasióny la conveniencia.

Si ahora queremosejemplificar estadoctrina de la tras-cendenciade las denominacionescon un casoilustre, abra-mos la Biblia. El Génesiscuentacómo Adán recibió el donde denominara los animales;y los queél llamabaanimales,animalesserían. Y entonceshubo que improvisarla creaciónde otro ser: la compañerapropia de Adán. En el siglo IV,

estepunto fue ocasiónde unacélebrecontroversia,quetuvoqueresolverGregorioNacianceno,entreSanBasilio,nuestrocomúnmaestrode humanidades,y su acusadorEunomio,so-bre si el lenguajeera una invención de Dios o del primerhombre.* Hoy los estudiosexegéticosconsideranqueel pa-sajediscutido no se refiere al origen místico del lenguaje,sino quedeberelacionarsecon los hábitosde ayuntamientobestial a quealude el Levítico, y tiene por fin fijar en lamente del hombrela noción precisade que lo humano eslo humano,y lo animal,animalse es. LuegoentreAdán y labestiano debeni puedehabercontacto,sino sólo entreAdány sucompañera.

Puesbien: no permitamosel ayuntamientodel hombreconla bestia. No consintamosen transportarlas nocionesdelnivel significativo. El tigre, el hipopótamoposeensuhermo-surade crueldado de pesadez,que no por ser propias deellos debemosdesearparael hombre. No cometamostanpe-caminosossolecismos. No consintamosen que la reiteraciónde unafalsedadverbal, por el solo hechode aturdirnos,abu-sandoparaesode todoslos mediosorales o industrialesdela comunicación,usurpecualidadesmoralesde quecareceypretendainstaurarseen verdad. El símbolosignificantedebecorresponderal ente significado,segúndicenlos semánticos,“como correspondeun mapaa un territorio”. Todo lo de-

* [Cf. La experiencia literaria, BuenosAires, 1942; en Obras Completas,vol. XIV, p. 23.]

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másescrimeny eslocura, o es imitaciónvesánicadel animalpor el hombre,queen unatriste hora olvida sus privilegiosespirituales,y se va detrásde la capaen vez de irse al bulto.

Claro es: la imaginacióntiene sus derechos. Pero no eslo mismo fantasearuna Isla del Tesoro en una cartografíaa sabiendasirreal, quea nadieembaucay a todossolaza,oplantaruna isla inexistenteen mitad de unacarta prácticade navegación,para que zozobrenuestrobarco. Imaginarun caballo con alasa nadie ofende,y aun contentaciertoanhelo instintivo; pero vendarlos ojos al pobre caballeroyhacerlecreerquecruzalos espaciosmontadoen suClavileñode paloes ya un fraude.

Por supuestoque el lenguajeno sólo tiene una misióninformativa o científica (VII, 24) - Por supuestoque nosiemprese trata de establecerun mapaque correspondaala realidadde un territorio ya existente.La misióndirectivao creadoradel lenguaje,la que más de cerca nos atañe,oes la funciónmágicade la poesía,queno se refiereanecesi-dadesempíricas,de accióninmediata,o es la funciónutópicade la persuasióno de la jurídica,queproponea la sociedadel mapade un territorio queaún no existe; mejor dicho: unplano de arquitecturaparaun edificio por construir. Peroaunesapromociónderealidadesnuevasa travésdel estíniulode la palabratiene un fundamentoprevio en la verdad dela humananaturaleza,o de otra suertenosconduceal desas-tre. El único criterio saludableparaestablecerel significadoreal de las fórmulaslingüísticas—que imprimiéndosepocoapoco en la menteindividual y en la colectivareobrasobrela vida humana—es éste:no importalo quecon la fórmulalingüísticase dice, sino lo que se hacecon ella: ¿se propagala muerte,o se propagala vida?, ¿seprocura la libre feli-cidadde los hombres,o se les reducea la triste condición delas bestias?Lo demás,como dice la frasevulgar, “son tor-tas y panpintados”. ¡Hastaun niño puedeentenderlo!

Esta trabazónnerviosa que es la sociedadsólo se ligamedianteel lenguaje. De aquíla responsabilidadsocial delescritor. De aquí la colaboracióndelictuosade quien usalapalabrasin referirla a la verdad. De aquíla triste condición—científicamenteinfrahumana—del que recibela palabra

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sin referirla a su sentido Podríamosaplicarleel versopro-

fético de GonzálezMartínez, en su poemaViento sagrado:

¡ Ay del que oiga la voz y no comprenda!

4. Conceptolingüísticodel lenguaje. Tras unaexcursiónpor los agudosextremos,de palpitanteactualidad,a quenosconduceel ahondaren el conceptosocial del lenguaje,exa-minemosel conceptoespecíficamentelingüístico. Estecon-ceptose desentrañamedianteun rápido viaje por la historiade los estudioslingüísticos, que nos conducirá finalmentehastala literatura. En efecto,la ciencia lingüística, al evo-lucionar,ha ido ciñendocadavez másel fenómenoliterario,queantesse le iba por la urdimbre,al menosen ciertosas-pectos,que resultanser los máscaracterísticos.

Se comenzóestudiandoel “porqué” del lenguaje; luegovino el “cómo”. Con unaambiciónno impropia de las in-vestigacionesincipientes,se pretendióprimero averiguarelorigen del lenguaje,dándoseaquíun espectáculode tanteossemejanteal que la biología ofrececuandointerrogael ori-gen de la vida. Prescindiendode la Antigüedadclásica,parano remontarnosmucho, puestoque sus resultadospositivosandaninvolucradosen la tradición ulterior, recordemosqueprimero se propusieronexplicacionessobrenaturales,funda-dasen las Escrituras. Y entonces—al preguntarsesobrelalengua queAdán pudo hablaren el Paraíso,seacuandore-cibió el mandatode dar nombre a los animales,sea cuan-do dio los buenosdíasa la Eva intempestiva,o bien cuandoEva se confabulócon la serpienteen aquellaprefiguracióndel adulterio—, sobrevinieronlos más grotescosextravíos.Desdeel hebreohastael vascuence,pasandopor el francésy el sueco: ¡ de todohubo en el Paraíso!*

Despuésse propusieronlas explicacionesmaterialistas,cadavez más arrimadasa la posibilidadpsicológica. Unoscayeronen la noción de un crecimientovegetativo,tesisqueva de PlatónhastaRenan;otros,en la invención convencio-nal, tesis queva de Demócrito hastaCondillac. Se cruzan

* A. R., “De la lenguavulgar”, enEl Cazador [1921, Obras Completas,III,pp. 141-150] y “El ParaísoVasco”, en Las vísperasde Espafía [1937, ObrasCompletas,II, pp. 180-183].

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las teoríasde la onomatopeyay la interjecciónsobrelos orí-genesbiológicosdel habla. Semarcabael pasosin avanzar.

Cuandoel problemase trasladadel “porqué” al “cómo”,entramosen terrenomásfirme con la comparaciónentrelasdiversaslenguasya existentes. Lejanosprecursoresde estemétodo son sin duda los proyectistasde lenguasinternacio-nales a posteriori, o por combinaciónentre las lenguasyaconocidas. El método comparativocomienza a cobrar con-ciencia de sí mismo en el Catálogo de las lenguasdel espa-ñol Hervásy Panduro,y despuéscon Bopp, Gramáticacom-parada de las lenguas indoeuropeas. Ya la aparición dellenguajeno interesatanto comolos caracteresde las lenguas,entrelas cualesse disciernenfamilias y subfamiliasderiva-dasde las grandeslenguasmaternas.Pero estasexploracio-nesabrenveredasquepermitenvolver haciaatrásconnuevosbríos,puestoque analizantendenciasidiomáticasen los va-rios grupos,aun cuandoya nadiepretenderetrocederhastala temerosacuevade los orígenes. Entretanto,la psicologíay la antropologíaaprontansus armas. Y al fin, comohemosdicho, el lenguaje,producto material, se concibe como unaespecializaciónoral de la mímica; la cual, de la manoo engeneral del cuerpo, ha pasado a fijarse económicameuteen los órganosarticulatoriosy en la voz humana,y de allíha pasadoa los signosgráficos.

Paraentonces,se hanestudiadoya por varioscaminoslacontexturay la vida de esteproducto material. Se escarbaen las aparienciasfonéticas,léxicas y sintácticas,estudiostodosde contextura. Y en cuantoa la vida del producto,seha reconocidoya queel lenguajeandacon el tiempo y conel espacio,admitiendola legitimidad de sus transformacio-nes. El conceptode evoluciónsustituyeal de corrupción,to-davía mezclado de mística. Ya las lenguasromances,porejemplo, no son decadencia,sino prolongacióndel latín, ysusistemade régimenpreposicional,órganoad hocparaunafunción aparte, no se ve necesariamentecomo inferior alantiguosistemadeclinativo.Se abrepasola investigacióndes-criptiva, y no ya judicial, de la dialectologíay de los dina-mismospopulares,quenuncaduermen. Se valoranlas fuer-zas de fijación quecontrastanestasmudanzas:la cultura, la

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escrituray, aunqueno se haya insistido lo bastante,ciertasfasesde “timidez colonial” parael neologismo.* Se ve quela cultura tiendepor un ladoa encerrarlas formasa piedray cal, mientraspor otro ladoprovocaa suvez algunasmuta-cionessui generis. (Las modasliterarias, científicas,mun-danas,arrojanformasnuevassobreel lenguajecorriente:loslatinismosde Góngorabajanal mercado;el usocortesanoentiemposde Luis XIV elimina la “e” mudaen la frase: “Quesais-je”,etcétera).Se examinancuidadosamentelas corrien-tesde transformaciónqueentrany salenporla puertafrancadel uso diario, fomentadaspor el contacto crecienteentrehombresy pueblos.Y se rectifica sin esfuerzocierta especieerráticade que la sintaxises impermeabley sólo el vocabu-lario admite exotismos.

Lasestratificacionesy categoríasgramaticalesquedansu-peradas. La psicologíadel lenguajelimita la pretensióndeconsiderartoda forma lingüísticacomo un molde del pensa-miento lógico. Se encuentrael rumbo de la “semántica”como la definió Bréal, o teoría evolutivade los significados.La fenomenologíade Husserlinaugurael análisisestructuraldel signo. Con Ferdinandde Saussure,Bühlery Cassirer,sellega al lenguajecomo sistemade signos. Se abreel caminoreal del idealismoen la lingüística. Se ve ya claro que laley del lenguajeno es lógicapura, sino, sobretodo, ley idio-mática. Sobrevienela fascinaciónpor esos“humoressubje-tivos con quenaceempapadala palabra”, segúnla feliz ex-presiónde Amado Alonso. La “estilística” de CharlesBallyy de Vossler—brotadaéstadel expresionismode BenedettoCroce— se aplica a los acentosafectivos del lenguaje,sindistinguir necesariamenteentreel usovulgar y el uso litera-rio, puestoquela ondaafectivainvade ambosreinos. Final-mente—y cerramosel periplo— la “estilología” o cienciade los estilos acotasu terrenopropio dentro del lenguajeli-terario, atendiendoasingularidadesde época,nacióne indi-viduo,estudioquecorrespondeya de pleno derechoala cien-cia de la literatura.

* Ver mi nota en el ensayode Mariano Silva y Aceves: “Virgilio y su poe-ta mexicano.Estudiosde formas del españolen México”, en el HomenajedeMéxico al poeta Virgilio en el SegundoMilenario de su nacimiento,México,1931, p. 443.

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5. Lasvarias funcionesdel lenguaje. Estarápidarevistapermite vislumbrarel senoprofundo en que se diferencianlas funcionesdel lenguaje. Para mejor estimar semejantediferenciación,todavíahacefalta mirar másde cercael len-guajecomo conjunto.

La tradicióngramatical,empeñadaen sostenerqueel len-guaje era sólo un instrumentológico, hacía incomprensibletal diferenciación,puesdejabasin sentido,por unaparte,elpensaridiomático,quees cosaindependiente;además,ciertasfaseslingüísticasde génesiso ebullición naciente(disparatesde la canción y el juego infantiles, audaciasde invenciónpersonal*); o cerrabalos ojos ante los modismosasintácti-cos del uso, ya relegándolosacategoríade curiosidades,yaponiéndolosindefinidamenteentreparéntesisbajo los títuloscarcelariosde “idiotismos” o “coloquialismos”; y, por otraparte,dejabasin explicaciónel misterio lírico, la expresiónmáspura del lenguajeliterario,entregándoloa la odiosacen-suradel filisteo (VIII, 2, 4, 6 y 22). De esteatolladerosólonossacae! reconocerqueel lenguajetienevarias funciones.

6. Soluciónaproximada:comunicacióny expresión(VII,2, 4, 5, 22) - Paraexplicar la diferenciasentreel lenguajevulgar y el lenguajeestético,se dijo queaquél era comuni-cación (especieintelectual) y éste,expresión(estadoafecti-vo). Algo se adelantócon esto,pero hay todavíaconfusiónen el planteode los términos. En efecto:

1° La comunicaciónno sólo es orden semántico,sino tam—bién orden poético; por su parte, la expresiónno sólo esorden poético, sino también ordensemántico. Comunicacióny expresiónpuedenir conjugadasen la misma configuraciónsemántica;expresióny comunicaciónpuedenir conjugadasen la misma configuración poética. El asuntoo semantemade la aparicióndel fantasmapaternoante los ojos espanta-dos de Hamiet es a la vez comunicaciónde un hecho y deun afecto. Su tinte afectivo es manifiesto aun antesde queHamiet abra los labios paradeclararsu asombro. La solarepresentacióndel hecholleva un tinte afectivo, independien-

* Ya afirmaba Quintiliano que el derechoa la innovación lingüí~tica,“quese concedeaún a los niños, no ha caducadoen su vigencia”.

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tementede que lo manifiestenasí las palabrascon que nosreferirnosal hecho. Si el lector imagina,a solas y en silen-cio, un rasgoconmovedorde la historia de cualquiervidaparticular, o de su propio pasado,este asuntomental llevael afectoen sí mismo,aunsin necesidadde determinacionesverbales. De modo inverso, cuandoen el Horacio de Cor-iieille, el viejo lanza aquellafraseeléctrica,al saberquesuhijo ha abandonadoel combate: Qu’il mourüt!, no sóloexpresaun afecto quecontienetodaunadoctrina ética, sinoque nos comunicauna información de especie intelectualsobre cuál hubiera sido su preferencia, de suerte que laafectividadexpresiva va implícita en la misma comunica-ción. Estaimbricaciónpuedeaconteceren todaactividadhu-mana,prácticao teórica: vida diaria, obra histórica, cientí-fica, filosófica, religiosa o literaria.

2~Ahora bien, si del orden puramentemental bajamosya a las manifestacionesverbales,es evidenteque las dis-tintasactividadesteóricas,segúnsudiferenterumbo y segúnla diferentenaturalezade sus datos —como se explicó enlos anteriorescapítulos—procuranunapoética tambiéndi-ferente,salvo los inevitableso deseadosacarreosancilares,ola ausenciade un lenguajeespecífico. Y así, segúnel caso,en las diferentespoéticaspodráo no acontecerla imbricacióncomunicativo-expresiva.Pero el mayor o menor grado detal imbricación poéticano bastaríapara discernir entre sílas distintasactividades.Habríaqueaplicar siempre,y ade-más, el criterio de la intención o rumbo mental y el de lanaturalezade los respectivosdatos.

30 Mucho menosbastaríaestagraduacióncomunicativo-expresivaparadistinguir a fondoentreel lenguajediario y ellenguajede la literatura.Y menosaúnsi se la considerara,nocomograduación(queestoes,en verdad),sino comofronterainflexible. De modoqueel caracterizarfijamenteuno y otrolenguaje—el vulgary el estético—por referenciaabsolutaala comunicacióno ala expresiónno es másqueunaprimeraaproximaciónal problema,todavíaalgoindecisa,y queno po-dría abarcarlotodo. Cierto,la literatura,de modogeneral,in-sisteen la función expresiva,pero tampocoprescindede lacomunicativa. Cierto, el lenguajecorrienteinsiste en la fun-

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ción comunicativa,pero tampocoprescindede la expresiva.Aun en los casosde deformaciónprofesionalo de heroicidadestéticamásrecóndita,se desea,por lo menos,comunicarsecon los iniciadosy, secretamente,iniciar a los másposibles.Es cosade parapsicologíael componerpoemasparaentender-se solo y ocultarlos de los demás.En estepunto, las aberra-cionesdel autoerotismopuedenproveerla explicación. Porotraparte,h’ comunicaciónprácticausay necesitatambiéndeciertos apoyosexpresivos,quea vecesaun rebasanlas fron-terasdel habla y se desbordanen la mímica gestualo ma-nual. De suertequela comunicacióntodavíalleva la expre.sión en su seno,y viceversa;y la unaen la otra se contienen,no comoel vasoal agua,sino comoel aguaal hidrógeno-oxí-geno,en íntima composiciónde sustancia.

Si de todosmodoslas aislamosparael fin analítico,po-demosrepetir con los lingüistasdel siglo pasadoque la co-municaciónno tiene mejor medio queel lenguaje, y no asíla expresión.Los demásinstrumentoscomunicativos—gesto,ademán—son menos aptos y más costososque la voz hu-mana. El reclamoútil no encuentramejor salidaqueel len-guaje. Puedendescubrirseformasmásútiles, comoun guiñooportuno,pero sonmenosgeneralesy seguras.Y así,el queno sabecon suspalabrasdecir lo quequiere,paseasuspiran-do bajo la palmera, como el incomprendidode Emerson.Puedenencontrarsesistemasmás estableso ventajososdefijación (la tipología simbólicade la ciencia,que luego es-tudiaremos),pero tienenusoslimitados; o sistemasde trans-misión mecánica(escritura,telégrafo,teléfono,radio), perono son por sí mismoslenguaje,sino sustitutosmaterialesdeéste. A veces(fonógrafo), la fijación mismalos imposibili-ta paraese improvisar quees todo lenguajevivo, y los fo-siliza parausos de repetición.

En cambio, la expresiónacasoencuentremejor caminoen ese tiempo teñido de emoción,en esaacústicasin seman-temasintelectualesque es la música. Más fácil, másinme-diatamenteposiblees la “músicapura” quela “poesíapura”.Por su propia gravitación, la músicatiendea no comunicarnada;por su propia gravitación,la literaturacasi no puededejarde comunicaralgo.Aquéllase impurifica artificialmen-

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te (la imitativa,etcétera),mientrasque éstase purifica ar-tificialmente. La sensaciónauditiva está más desligadadesu objeto que todas las demássensaciones,en tanto que ellenguajetraeconsigounapresenciade objetosparecidaaunavisión imaginaria. El ver y el conocerdiscursivamenteguar-danestrecharelación,al punto queparalos griegosnocionesy visioneseranlo mismo. La forma másfácil de la “poesíapura” es unareduccióndel lenguajea merossonidos;aun-que es verdadqueesta forma es tambiénla más anémica,puesla másrobustasuponedificultadesde significaciónquela música ignora. La aplicaciónde efectosacústicossignifi-cantes, como en el llamado Teatro del Aire, suponeun es-fuerzo ingeniosopara henchir de idea el sonido, o suponeesalenta e inconscienteconvenciónatributiva de que,en lossiglos, ha resultadola palabra. En cambio,en la palabrayacreadael esfuerzoparallegar a la poesíaes de sentidocon-trario, pues hay que ir despojandoal lenguaje de todo suhabitualcontenidono estéticoo “prosaico”.*

La expresión,por lo demás,se derramaen las másvariasactividades:de la locomociónhacela danza;del combate,eljuego; de la audición,la música; de la comunicaciónhabla-da, la literatura. Esto ¿hastaqué grado? ¿Hastadóndelaexpresiónpenetrala literaturaamodo dehumedadafectiva?Establezcamosvarios niveles teóricos:

a) Máximo de expresióny mínimo de comunicación.Ellirismo en general(salvo el caso c), desdeel gorjeo bucalde la jitanjáfora,pasandopor la “poesíapura”, hastala poe-sía menoso más“impura”. Esta“impureza” no es aquícri-terio estimativo (1, 13).

b) Mínimo de expresióny máximode comunicación.Laexacerbacióningeniosa,en quela literaturajuegaconla pa-labracomocon un objeto de conocimientoespecífico,y deri-va al acertijo y al ejercicio lógico, ya insista en los ruidosverbales(como especiesclasificables,que no por su valor

* A. Kolnai, op. cit., en II, 2 n, funda enel carácteranalítico,o mayor des-conexión de] objeto en la sensaciónacústica,“la posibilidad de un cosmossen-sible en el mundo de los sonidos y la posibilidad de una músicapura”. Sobreestos extremos,ver A. Salazar,Las grandesestructuras de la música, México,1940, 1, donde,buenoes notarlo, empleael término “comunicación”en un sen-tido diferente,en el sentido generalde transmisiónfísica, y no en el específicode transmisiónintelectual que aquí le damos.

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estético,pues entoncesvuelve al conceptoa), ya en los sig-nificados (más por su equívocoque por su determinación)(1, 12).

c) Término mediode expresióny comunicación:por unaparte,la episódica(drama y novela); por otra parte, estetipo de literatura (versoo prosa) queponeen valor la emo-ción de nota intelectualo la intelección de nota emotiva, laafectividadprendidaal concepto.

Este último caso es el único en que la literaturano ad-mite rival como instrumentoexpresivo. (Salvo cuando,enla mística,se aplica al conceptode lo divino, lo cual, desdeestepunto de vista, no seríamásqueel capítuloexcelsodela literatura conceptual-emotiva:VIII, 31.) En todos losdemáscasos,la literaturacomparteel dominio con otrasac-tividadesteóricasu otrasartes:filosofía y cienciaen lo con-ceptualpuro; historia,en lo narrativo; artesde la vista, enla sugestiónvisual y plástica;música,en la acústica,etcétera.

Considerandolas cosasbajoel aspectosociológico,es evi-denteque la función comunicativaes másprima que la ex-presiva. Si la expresiónse hubieraapoderadodel todo dellenguajeantesde que la comunicaciónlo dominara,el len-guaje,en vez de serun comúndenominadorquehaceposiblehastala poesía(puesla poesíabuscasiempreun cordial in-terlocutor),seríaun conjuntode dialectosestéticosindividua-les, irreducibleso inconvertibles.Esosdialectosse acercaríanocasionalmente,por la fundamentalsemejanzade la especie,o por los estímulosparalelosdel medio semejante.Y nadamás. El lenguajeseríaun método de aislamientoen vez deser un método de relación. Y, con todo, en este conflictolatenteestála fuerzade la poesía,quesiempreprocuravol-car novedadesindividualessobreel grupo humano (Donnerun sensplus pur aux mots de la tribu); aunqueluego re-sulte, paradójicamente,serla manifestaciónde unainquietudgeneraldel grupo, queno habíaencontradoantessupalabra,su intérprete. Es, propiamente,un juego de noria.

Poresola interjecciónexpresiva,raptobiológico, no expli-capor sí la formación del lenguaje,productosocial (VII,22) -

Puesen la interjecciónmismahayquedistinguir dostipos: laespontáneay la histriónica.La espontáneapáraen lo indivi-

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dualbiológico. La histriónicaes yaun fingimiento destinadoal prójimo y sirve a la comunicación. De igual modo lasexpresionesdel llanto y la risacobranvalor de comunicaciónútil, si son intencionadasy encaminadasaproducirun efectoprácticoen “el otro”. Comoya lo sabemos,esta asignaciónde un fin útil al ruido que escapódel pecho esuno de losfactoresen el origendel lenguaje(VII, 3-1°).

Ahorabien: es innegablequeel discrimenentrela expre-sión y la comunicaciónnosda unaaproximaciónglobal parael discrimen entreel uso prácticoy el uso estéticodel len-guaje. Nadie confundelos dos usos, ni se preocupa,parajuzgar lo actual y patente,de la confusión antropológicadeorígenes,o de la confusiónqueentreambospuedahaberenla psicologíaprofunda. FIemos dicho quela virtud expresivahacede la audiciónla música. Y nadieconfundeel silbidodel enamoradopara anunciarsu presenciaen la calle conunaverdaderaejecuciónmusical de fin artístico. Hemosdi-cho que la virtud expresivaconvierte al combateen juego.Y sólo el extravío del impulso hace que los juegos parenen combates,extravío de que dabamuestraaquel ayo delEscuderoMarcos de Obregónque, en medio de un esparci-miento infantil o simulacrode pelea,palidecíadé ira y des-envainabala espada. Hemos dicho que la virtud expresivatransformala locomociónen danza. Y a nadiese le ocurredirigirse por la mañanaa su trabajo con el militar “pasode ganso”—figura de danza—,conel giro de Karsávinaola saltaciónde Nijinsky. NadieesperaqueFokine ataqueElespectrode la rosa con el aire de un vendedorde artículosde cocinaqueentraracasualmentepor la ventanaparaofre-cer su mercancía. Una metáforade Simón Bolívar, en lacartasobrela educaciónde su sobrino—“el baile es la poe-sía del movimiento”—, nos lleva adecir, trocandolos térmi-nos: la poesíaes el baile del lenguaje.* Dondevemosla di-vergencia,y también el mutuoaprovechamiento,de coloquioy literatura. Así como el danzanteusa muchasvecesde pa-sos naturales,pero el transeúntenuncausaintencionalmente

* Algo parecidodecía Malherbe,según Racan (y lo cita Paul Valéry ensus Propos sur la poésie); “. . - comparabala prosaal paro ordinarioy la poe-síaa la danza,...” (Racan,canton°XI a Chapelain) [Adición ms.].

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pasosde danza,así el literato usaun buencaudalde lengua-je práctico,pero el quehablacon suvecino nuncausainten-cionalmenteel lenguajeliterario. Cuandoel danzanteda unpasonatural o el literato desliza una fórmula cotidiana, olo hacenpor cálculoy con malicia estética,o porque no tie-nenotro recursomásqueel de pisarla tierra romo Anteo, oporquela sustituciónque se le ofrece resultaríaalambicadahastalo ridículo. Aquí encajacierta observaciónde Valéry:El escollode la poesíaestáen decir “lo que se estáobligadoa decir”, en pisar la tierra. No de otra suerteluchael (lan-zanteconsu cuerpoque,parasu mal o parasu bien (porqueesta luchaes todo el arte),estásometidoa la durapesantez.La diferenciadel uso prácticoy el estético,poco perceptibleen las manifestacionesliterarias más modestas—informa-ción, narraciónrealista—,resaltaa medidaque se asciendehacia las manifestacionesmáspuras,y con la poesíapropia-mentetal llega al punto heroicoextremo. De la poesíadijoDíaz Mirón:

Tres heroísmos en conjunción:el heroísmo del pensamientoel heroísmo del sentimientoy el heroísmode la expresión.

Aquí la depuraciónestéticaalcanzasu límite, olvida elfin prácticoy agotasu fin en sí misma (1, 11)- El menorreprochequepuedehacersea un poetaes acusarlode oscu-ridad cuandopremeditadamentequiere sugerirestadoscon-fusos. La pruebamayor del desajustepsicológicoes“la pre-cisión en la oscuridad”, máximo alardede la poesía. Poresoseha dicho:no hay queconfundirla poesíaconlas cuen-tas de la lavandera.

Pero, en todo caso,el discrimen entrela expresióny lacomunicaciónno bastaparael discrimen total, queaquí in-tentamos,entreelusoprácticoy cadauno de los usostécnicosdel lenguaje. Paraceñir másel problematenemosqueexa-minar las tresnotasdel lenguajey susposiblesvaloracionesen cadadistinto uso,entendiendobienquelas notasapareceno puedenaparecermezcladasen las distintasmanifestacioneslingüísticasparticulares.

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7. Las tres notasdel lenguajey susvalores. El lenguajetiene tres notas:

1a La notacomunicativa,significativa o intelectual,queadmiteel nivel humilde de la prácticacotidiana y el nivelsuperioro técnicoen todossus grados. Ella muestra,segúnel caso, unacontexturaqueva desdela flojedad máso me-nos caprichosah.asta el mayor ajuste lógico, según sea laexigenciaen la precisiónléxica y en la exactitudde los sig-nosrelacionales.(De propósitoprescindimosde las denomi-nacionesacadémicas,artículo, sustantivo,adjetivo, verbo,et-cétera. Todo lenguajese reducea léxico de objetosy signosde relaciones.) Aquí encontramos,por abajo, el dominiosiempreindecisode la gramáticausual, que es reina entresublevaciones;y por arriba, el dominio de la gramáticacien-tífica y lógica, de ideal matemático.

2~La nota acústica,de sonido en los fonemasy sílabas,de ritmo en las frases,de unidadesmelódicasen los trozos,decadenciageneralen los periodos. Tal es el dominio de lafonética, a cuyo gobiernoen principio no empecenlas irre-gularidadespersonaleso regionales,las pronunciacionesde-fectuosaso las combinacionescacofónicas;puesto que lasfórmulas lingüísticasno dejande sonarpor el hecho de so-nar mal. El dominio fonético no es lo mismo que la precep-tiva prosódicade los manualeso la preceptivade la antigua“composición” retórica: aquel dominio es naturaleza,estaspreceptivasson arte.

3~La notaexpresiva,la humedadde afectoqueni la es-trechaaplicación prácticani la pretendidafijeza lógica lo-gran siempreabsorber;notade patetismoo modalidadsensi-tiva presenteen los estímulosgenéticosdel habla,acarreadaen las peculiaridadesde la charlacomún,manifiestaen lassuperabundanciasdel juegoyerbal, palpitanteen las realiza-cionesde la lírica. Tal es el dominio de la estilística,cuyasoberaníaes extensísimay siemprefue máso menosrecono-cida, o sospechadasiquiera, aunquesólo ha poco estudiadadebidamente.

Como hemos dicho, estas tres notas se mezclan diver-samenteen toda manifestaciónlingüística. Pero no necesa-riamentelas tres. La notaacústicaes la másestable;es casi

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imposible desterrarla,salvo en ciertos símbolosde tipo ma-temáticoqueanulan,en potenciay en acto, la voz humanaymás bien fueron instituidos para los ojos, para ser leídos.Mientras existe la palabra,actualo virtualmentepronuncia-da, la inerciaprosódicadeterminaen ella, o bien ritmos, ca-denciasy unidadesmelódicasprocuradasmás o menosdecaso pensado,o bien aquel inefable “canto oscuro” de quehablaQuintiliano, y queno puedemenosde acompañarauna las manifestacionesverbalesmásdescuidadase inartísticas.Una proposicióntestimonialo informativa, queno envuelvajuicio ni afecto,poseerávalor práctico,intelectualo comuni-cativo, pero no expresivo. Y una forma expresivaextrema,que se apoyesobretodo en el valor acústico,en el estímulobiológico del sonido,puedellegar, comoen la jitanjáfora,aanular la notaintelectualo de sentidosemántico.

La transformaciónde las notasen valoreses efectode laintención, que a su vez polariza la atención: intención dequien emite la fórmulaverbal y atenciónde quien la recibe.La falta de ecuación entre ambos miembros determinaelgrotesco (así cuandoel solo ruido de las palabrascon quese pretendeconmoverprovocauna reacciónde hilaridad enel auditorio), o determinala ineficacia (asícuandose incu-rre en el error, señaladoya por los antiguosretóricos, desumergiry disolverla fuerzade un argumentoen la excesivapompaverbal).

A reservade ulterioresdilucidaciones,desde ahorave-mosque sólo la literaturaintenta,de un modogeneral,poneren valor las tresnotas. De queresultan:1°Su comunicabi-lidad esencial,aunquesela adelgacealmínimo parabuscarlaprecisiónen la vaguedady en el misterio o bien la creaciónmetafóricade novedadesficticias. 2°Su cristalización,ad-versaa las licuacionesdel azar,en palabraúnica,contexturasintáctica determinadae insustituible, serieeufónica, cons-trucciónrítmica, cadenciade miembros,estrofao periodo,va-lor articulatoriode fonemas,lujos de onomatopeyao alitera-ción, las “bellassecuenciasde palabrasigualmentebellas,lascualesse resuelvenen bellassílabas,comoéstasen bellosso-nidos”, aque reducíaDionisio de Halicarnasoel procesodelestilo (La antigua retórica, III, 7), adelantándosea ciertas

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observacionesde Robert Stevenson.39 Su eficacia afec-tiva, de ajustea la vez estéticoy psicológico (VII, 21).

Suspenderemospor un momentoesteprocesodiscrimina-tivo, para estableceralgunasdenominacionesconvencionalesquenos ahorrenconstantesperífrasis.

8. Coloquio y paraloquio. Aunque ello sea forzar unpoco el uso llamaremos“coloquio” al lenguajede nivel máshumilde y práctico, al comercioy cambio cotidianodel ins-trumentoverbal entre los hombres;y llamaremos“paralo-quio” al lenguajesui generiso lenguaje“al lado”, ya en sufase teórica pura, ya en la fase mixta o teórico-práctica(VII, 2).

Coloquio (Práctico: “En el cual suele el pueblo fablar a su vecino.” Berceo.)

HistoriaCiencia.ah. mg)

u ~iatematicaFilosofia-—a mua Teologia

Téorico

aLaParaloquio ~ ~ .~ ~‘ ~. ~. Puro: Literatura

~a’m ~Retorica

Teórico-práctico ( ,1 Formula~ Fórmula litúrgica

1Fórmula jurídica

Aclaracionesde primer intento:

1~Ya se entiendequeaquíusamosla palabra“práctico”en el sentidoalgo somero,caseroy habitual,quenos permi-tió reducir nuestroestudioa las “posturasteóricas” (III, 2y 3; VII, 2). Pueses evidenteque todanota comunicativa,significativa o intelectual—lo mismo en los “buenos días”queen la proposiciónmatemáticao en la descripciónde unescenariocampestre—entrañaunaocultapracticidad:elmen-tar algo y hacercomprensibleal prójimo lo que se mienta,ya seaun objeto, unarelacióno una intención. Por lo que

4)a4)

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4)

uasa4)

234

respectaa la literatura, más adelanteredibujaremosestanoción: evanescenciahacia las mezclasprácticasde la retó-rica (VII, 23).

2~Y debeentenderseque las accionesancilaresentre elparaloquio teórico y el teórico-prácticoadmiten, de abajoarriba, un grado máximo, y de arriba abajo, un grado mí-nimo, puestoqueel lenguajeteórico (literario o no literario)siempreaceptael acarreode fórmulas rituales,mientrasqueel lenguajeritual no podríasiempreaceptarcualquierfórmu-la literaria, histórica, científica, filosófica, teológica, sinoque sólo podrá admitir algunas,segúnel caso, y conformea la estrechezde su aplicación.

Los demásconceptosdel esquema,o son ya claros, o seesclareceránpoco a poco.

9. Los varios productos del lenguaje,segúnsu cohesiónsemántico-poética.El anterior esquemacobra sentidosi selo someteal criterio del mayor o menor apegoo despegoentrelo significado y su formulaciónverbal: al criterio dela mayor o menor posibilidadde sustituir los poetemasparareferirsea los mismossemantemas.Estaescalava desdelaindiferenciahastala rigidez, luegorevelaunaintenciónma-yor o menor de concederal poetemacierta estimaciónemi-nenteo negligente. El máximo o rigidez correspondea losparaloquiosliterarios, ritual, y a “ciertas zonas” o nivelesdel paraloquio no literario, que despuésexaminaremos.Elmedio correspondea otraszonasdel paraloquiono literario.El mínimo o indiferenciacorrespondeal coloquio, dentro delos límites del sentidocomún. El extremopráctico y el ex-tremo teórico se refierena la procuramáxima o mínima deun interésinmediato,y desdeestepunto de vista,quehemosreconocidocomo algo somero,el coloquio, la retórica y elparaloquioritual integranla familia práctica,mientrasel pa-raloquio literario, la historiay la cienciaintegranla familiateórica. De aquíque,participandopor un ladode la rigidezy por otro de la intencióntrascendente,la retóricay el ritolingüístico ofrezcanun carácterhíbrido o teórico-práctico.(No olvidemosque, para los fines actuales,el lenguajefi-losófico, el matemáticoy el teológico debenconfundirseen

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el mismo grupo de la historia y la ciencia: II, 13; III, 5 y6; VII, 1.)

Para mejor entenderesta función variable de apegoodespegoentresemantemay poetema(en que late la inten-ción mayor o menor de valorizar el poetema),hay que pe-netrarsebien de las siguientesbasesde planteo:

a) Aquí no nos referimosal problemade la “semánticametódica” (VII, 3 bis), tal como lo establecenKorzybski,Ogden, Richards,Carnap,etcétera,o seaal discrimenentrela palabray el objetodesignadopor ella (“símbolo Vs. refe-rente”), que los antiguos“analogistas”confundíanteórica-menteen unacompenetraciónmística,comoprácticamentelohacenlas fórmulas rituales antiguasy las modernas. Sinoquenosreferimosa la merasuperficiedel fenómeno,al merohechode queuna mismacosase diga de un solo modo o devariosmodos.

b) La creación del poetematiene dos etapas:una, lagénesiso procesode producción,en que se da una selecciónprevia, un parpadeode libertadmáso menosrápidoy máso menosconsciente;y otra, el productomismo, que en elcoloquio y en los paraloquismosflexibles nuncaasumeva-lor de necesidad,peroque,en los paraloquismosrígidos,cae,en cuantoes creado,en una esclavituddefinida. Expliqué-moslo:

Antes de hablaro antesde escribir,hay, en todagénesisverbal, un compásde libertad y escogitación,más o menoslúcido: con mínimo de conciencia,en general,en los “eolo-quismos”* (desdela improvisaciónmanantehastael titubeoy el tartamudeo);y con máximo de conciencia,en general,en los paraloquismosrígidos. Estemáximo de concienciaodeliberaciónse despliegaen tiempo variable,que va desdeunossegundos—como en el escritorque se detieneun ins-tantepara buscarunapalabrao rima— hastavarios añososiglos, en la operaciónsocial de las conquistasrituales e in-telectuales. Medítese,en el orden ritual, la larga evoluciónquesuponeel tránsito del exorcismoa la plegariao al con-trato (VI, 6), aunquerepáresetambiénquecadaunade es-

* “Coloquismo” es todo poetemade coloquio. No confundir con “coloquia-lismo”: fórmula estereotipada, frase hecha o peculiaridad regional.

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tas fórmulas es ya por sí un poetemalogradoparacadaeta-pa. Aquí la evoluciónse ha referidoal orden semántico.Encambio,medítese,en el orden intelectual,la larga evoluciónque suponela formulación de un nombreo signo ad hocparanocionescomo “célula biológica”, “integral matemáti-ca”, etcétera,que, éstassí, carecíanantesde denominación,por lo mismo que la menteno las había aislado. Mientrasno se llega a la necesidadde crearla fórmulaverbal unívo-ca, no se trata tanto de proferir palabrascomo de aludir acosas. Entonces,hastacierto punto, hablares un salir delpasode cualquiermodo,unaoperaciónneutrasin fin inma-nente. Por supuestoquela descripciónanteriores aproxima-da, pues en los mismosusos prácticos,la cautelaobliga enocasionesa “medir las palabras”,y aunnos lleva a la inhi-bición: para no comprometernos,hablamosdespacio,o nocontestamos,o a vecesni siquierapodemoscontestar.Cuan-do la autoridaddeclaraformalmente presoal sospechoso,éste,queantesse deshacíaen alegacionesa comobuenamen-te salieran,pide un abogadoy cierra la boca,puessabequecuantodigale serácomputado.La concienciade atarseconla palabraaumentaproporcionalmentela necesidadde elabo-rar un poetemade principio artístico.

En el escritor,tal concienciaalcanzasiempreunatezhpe-raturaapreciable. Y si antesdel poetemahubo un margende libertad, en llegandoal poetemaestalibertad se ha per-dido. Entiéndase:desdeel punto de vista estrictamentepoé-tico; pues,desdeel punto de vista semántico,cabensiemprerectificacionesulteriores,quea suvez producennuevospoe-temas. Lasdos, las tres,las n versionessucesivasde un escritoson otras tantasconfiguracionesdiferentes,otro tantos actosdistintos de la manifestaciónlingüística. Y para cada unode ellos, separadamente,ha operadola fusiónsemántico-poé-tica. El primero y el segundoestadode Las tentacionesdeSanAntoniono son la mismaobra de Flaubert,sondosobrasdistintas. Y si sólo hubieraretocadounafrase, estafrasese-ría acto lingüístico distinto inserto en la gran obra única.

Puesbien: el paso de la libre elección a la esclavitudelegidaes menosarriesgadoen los actoslingüísticoscuyo fines simplementetransmitir unanociónvulgar; es decir: cuan-

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do el lenguajees instrumentoneutro. Es ya másarriesgadoel pasocuandose transmitennocionestécnicas,aunquetoda-vía el fin es trascendente;y es en extremoarriesgadoen elrito y en la literatura:en aquél,porquela palabrase vuelveun sermismo conla cosa,aunqueel fin seatrascendente,y enésta,porqueya el fin es inmanentey la palabrase ha vueltopor sí solaunanuevacosa. La gradacióndependedel valoro del riesgoque se adjudiquena la forma lingüística.

Es posibleque en los usosno literarios seaindiferentedecir: “Salió el soi, el solsalía,habíasalidoel sol”, etcétera.Ya no es lo mismo en el uso literario. Tampocoen el usoritual valenlo mismo: “Yo conjuro,yo juro, yo comprometo,yo ofrezco,yo imploro, yo deseo”,etcétera.

c) Harto sabemosque,hoy por hoy, es imposible seguirsosteniendoque un poetemacontengasignificado rigurosa-mentefijo, o pleno significadopor sí solo. Una fluidez in-terior —resultantede la fluidezvital del objeto y el sujeto—corre y retumba sordamentedebajo de toda estructuradepalabras:avecesde modo inevitable,por falta de energíasexpresivasmáscabaleso definidas;a vecesde modo preme-ditado, artísticoen principio, por sobrade poder expresivoparamentarlo que se deseamentar. De suertequela fórmu-la verbal, palabrao grupo, se muevemáso menossensible-mente,se deslizapara allá o para acásobreel plano de susignificadomedio,de un momentoaotro, de un lugar aotro,en lacharlao en laobraescrita,y aveceshastagira de suer-te que se da la espaldaa sí misma. De aquí que las citasde trozos aisladospuedanresultaraviesaso hastainocente-menteinfieles. De aquíque el valor semánticosólo puedafijarse con exactituden los conjuntosdel contexto,y aun enrelaciónconlos conjuntosde la circunstanciavital. Estetrans-formismocontinuodebeentendersecomounainconteniblere-accióndel fluir del mundoy de la concienciacontrala natu-raleza “desimpresionista”del lenguaje (VII, 3 bis). Aun-quelos maticesdiferencialesvan desdelo microscópicohastalo macroscópico,no logran los signos verbalesalcanzarlavelocidaddel flujo que traducen,y tampocoseríadeseableque la alcanzaran,pues con ello desapareceríael lenguaje.Aunque de un instantea otro el grumo léxico haya vibrado

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un poco, grumo sigue siendoy, graciasaeiio, la leve pisadade insectode la comunicaciónencuentraapoyosparavadearel río invisible y pasarde unaconcienciaaotra.

Cuandohablamos,pues,de apegosemántico-poético,máso menosriguroso segúnel uso o productolingüístico de quese trate,no queremosnegareste fenómenode movilidad.No:nuestradeclaraciónsobreel apegosemántico-poéticose que-da, otra vez sea dicho, en la superficie del fenómeno. Asícomo las dosversionessucesivasde un texto literario son dosactos lingüísticosdiferentes, y cadauno de ellos revela sudosispropia de apegoo cuidadoartísticoparala forma ver-bal, así los distintosmomentos,contextosy circunstanciaspo-drán habermodificadolevementeel valor semánticodel mis-mo poetema,sin quepor esocada nuevaaparicióndel poe-tema (palabrao grupo) deje de ofrecer su dosispropia decuidadoo indiferencia artísticos. A este cuidadollamamosapegosemántico-poético;aesta indiferencia,despegosemán-tico-poético. La vibración del grumo no afectanuestropuntode vista.Por ejemplo: acabode describirla palabra“grupo”,y másadelantela usocomotecnicismosociológico (VII, 13).Pero en uno y otro casohe pretendidousarlacon cuidadoartístico, en apegosemántico-poético. ¿Y en cuántossenti-dos,a lo largode estelibro, habréempleadolaspalabras“ob-jeto” o “generalización”? Nóteseque,si aapurarfuéramos,ni siquierapodemosresponderdela estrictasemejanzafísicade una misma palabrausadaen dos trozosdiferentes,pueses muyposiblequeaparezcaescondidao balanceadapor unacadenciadistinta, quealteradel todo supeso acústico.

Quisiéramosllamar la atención del lector sobre las ob-servacionesanteriores,paraevitar algunasgravesconfusionesposiblesen el curso de nuestroexamen.

Filtrando los resultadosanteriormenteobtenidosy lasconsideracionesque acabamosde hacera través del cedazodel esquemareciénpropuesto,podemosestablecerasí los pro-ductos del lenguaje:

1~Productocoloquial. Dentro de ciertos límites, defini-dos por el sentidocomún,por el caráctersocialy por el or-ganismolingüístico, el coloquio revelael máximode indife-rencia o posibilidad de sustitución de las formas. Y esta

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indiferenciase trasmite a todaslas incursionesdel coloquioen los paroloquiosflexibles, en mayor o menor grado, desuerteque donde aparezcaindiferencia podemosreconocerunapresenciade la función coloquialdentro de dichos pa-raloquios,los cualessólo son flexibles por imperfectoo porimposibledesprendimientodentrodelsenodel coloquio.(Des-puésveremoscómo el coloquio transportacuerposestereoti-pados,pero como si fueranuna solapalabra,siempresusti-tuible porotra avoluntad.)

2~Obrano literariani por la intenciónni por la forma. Esla no-literaturaen purezadel tipo E”, inconcebiblecomotipoancilarliterario (II, 8). Sustentadaaquíla obrapor el colo-quio en distintosgrados,exigeun crecienterigor lingüístico yva dejandode serflexible segúnse pasade las disciplinashu-manas (historia y ciencias sociales),hacia las disciplinasextrahumanas(naturales,físicasy exactas)(V, 18).

30 Obrano literaria por la intención,pero sí por la for-ma, o “literatura aplicada”. (Prescindimosde los tipos es-porádicos,acuyo análisisseríaredundantedescender.)Sus-tentada por el coloquio, participa de su indiferencia endistintosgrados. Injertaen el paraloquio literario, participaen distintosgradosde su fijeza (1, 11; II, 14, 15; III, 24).

49 Obraliteraria en general,desdela máspurahastalamássazonadacon acarreosancilaresde las otras poéticas.Aun cuandohaya habidodeliberaciónen la génesis,el pro-ducto ofrecela máscompletarigidez. El apegoentreel poe-tema y el semantemaes absoluto. Bien podrá el poetema—por la universalidadtemáticade la literatura— serunaincrustacióninconscienteo intencionadade una forma colo-quial (por ejemplo, las locucionesvulgaresusadasen unapáginaliteraria, seandeliberadaso seancasosde fatiga es-tilística): en cuantola lengualiteraria prohija y acogeunade estasformas,al instantela cuaja y le comunicasu fijeza,por el hechomismo de recibirla en suseno. Así como en elorden semánticola literatura resultade la intenciónficticia,así,en el ordenpoético la literatura resultade la fijeza lin-güística, gobernadapor la intención estética. (Aquí no setrata de la emociónestéticageneraly difusa que acompañaa todas las - actividades,sino de una condición estéticasui

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generis, de determinaciónlingüística. II, 3, 8-B; VII, 10-1°,12~1a;VII, 21-1v)

59 Obrao fórmula ritual. La rigidez o apegosemántico-poético es aquí, superficialmenteo en extensión,tan cabalcomoen elparaloquioliterario. Peroen intensión(con “s”),tal apegoes todavíamayor.Puesunadeficienciaen la formu-lación literaria es mero error de gusto sujeto a la sanciónestimativa (VI, 2); y unadeficienciaen la formulaciónhis-tórica, científica,etcétera,puedequedaren simpleerror teó-rico queperjudicala fama del autor, o aunpuedeacarrearfunestasconsecuenciasprácticas(unamáquinamal calculadaquecausala muerte de los maquinistas,etcétera).Pero laformulaciónritual tieneun sumovalor legislativo, institucio-nal y místico, seaen la magia,seaen la liturgia, seaen el de.recho,valoresde sustentaciónsocialquemerecenlas sancio-nessumas,y avecesmerecieronla penade muerte. Y estonopor sus consecuencias,sino porquese atribuye a las palabrasen sí mismasunavirtud activa e inmediata,y no un sentidode referenciaalas realidadesno lingüísticasquehaydetrásdelas palabras;porque se transformanlos signos verbalesenentidadesplenas.El rito es fulminante. El error ritual echapor tierra el conjuro, el sacramentoo el contrato solemne.El error, aquí, defraudade modo inmediato la confianzasocial implícita en la fórmula.

Los “semánticos”podrándecir en buenhora queestoesun caso de enfermedadmental causadapor unafalsa iden-tificación entre el signo y lo significado. Podránalegarquese trata de una perduraciónlamentabledel tabú, semejantea la queacusacierta disertaciónque hace añosaparecióenla revista españolaRazóny Fe sobresi erao no canónicoen-cender las velas del altar con “chisquero” de gasolina; osemejante—para usarun ejemplo lingüístico— al caso delos guerrerosmalagasiosque,segúnFrazer,no puedencomerriñón porque,en su lengua,“riñón” y “balazo” son la mismapalabra. Muy cierto; pero ello es así,en el análisisobjetivoque aquí emprendemosdebemoslimitarnos a lo que acon-tece de hecho,sin pretenderremediarlopor ahora.

En toda justicia, hay que reconocer,por unaparte,queel ceremoniales indispensablea las civilizaciones,a menos

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que el hombrealcanzarauna excelsitudpoco asequible,ypoco probableen nuestrosdías; y por otra parte, hay quereconocerquealgunosritualismostienenvalor de reglamen-tacióny economía.Todaadministración,por ejemplo,sepre-ocupadeestablecerformularioscontractuales,queusande laspalabrasconsideradascomo indispensablesal caso,de suertequeya sólo mudael nombrede las personascontratantes.Yesta economíareglamentaria,fundadaen la experienciadelos negocios,es elverdaderovalor indiscutiblede las fórmu-las rituales, por dondeéstasse acercana las altas formula-ciones científicas.

Estaúltima observaciónnosabreunanuevaavenida,en lacual no nos comprometeremosde momento,pero que desdeahora convieneacotar: fuera de la poéticasignificativa deficciones, o sea fuera del lenguaje literario; fuera tambiénde una gran masadel coloquio entrevecinos, cambianteyelásticopor naturaleza,la experienciadel conocimientodeter-mina, al menosen principio, una absorciónde la flojedadhacia la rigidez, del despegoal apego. Ya volveremossobreestepunto (VII, 10-7v y 16). (Ver, además,VII, 17.)

Si ahoraechamosunamiradade conjuntoal cuadrodelos productosdel lenguaje,advertiremosque al primero, ocoloquio, le hemosllamadosimplemente“producto”; en tan-to quea los cuatrorestantesleshemosllamado“obras”. Estosignifica que el carácterde crecimientobiológico es domi-nanteen el primero, y en los otros cuatro domina la inter-vención consciente,el arte. Lo cual equivale adecir queellenguaje-coloquioes materiaprimade los lenguajes-obra.Locual a su vez repite de otro modo la idea generalde queelcoloquio sustentaen cierto modo y vehicula las demásmani-festaciones,desprendidasde él a manerade especialidades.

Veamossi ahoranosesdabledesgajarmáscompletamen-te, desde el género próximo del lenguaje, las diferenciaspropias del coloquio y los paraloquios,examinandouno auno los productoslingüísticos.

10. El coloquio. El coloquio es la faseprácticamásin-mediatade las agenciaslingüísticas.

10 El coloquio cuentaeminentementecon el valor prác-

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fico y, además,con el valor intelectualde la comunicación;aunque no puede menos de implicar valores afectivosimpresos en la tela lingüística donde corta, o aunquea veces la intención del que habla consistaprecisamenteen impresionarde cierto modo emocional al que escucha.Aquí de la “oratoria privada” que los antiguos retóricossoslayabancomo ajenaa su disciplina, pero cuya existenciano cabenegar. Quintiliano rechazacomo cosa extratécnicala “conversacióndialéctica” de quehabla Platón en el So-fista; sin embargo,reconocequehay unadeliberativade or-den privado (A. R., Ant. ret., IV, 45). El coloquio ad-mite la emociónestéticadifusa, si no la específicaliteraria(II, 3, 8-B; VII, 9.49, 12~1a;VIII, 21-1v). En este aspectoinsistenlos que tratan,máso menosen serio, del arte de laconversación,arte quepuedesubir hastacalidadesya litera-rias y docentes. Así, ciertos redactorespiadososrecogieronlos Tischredende Lutero, que Aurifaber publicó en 1566;Boswell recogió los dichosdel Dr. Johnson;Eckermann,lasconversacionesde Goethe;y Holmes, “autócratadel desayu-no”, las de sí mismo. Los salonesde conversación,tabernalondinensede Johnsonu hotel parisiensede Mme Rambouil-let, tertuliasdel café madrileño,etcétera,son famosos,y laverdaderahistoria de la crítica y la culturano debeolvidar-los. Entre symposiarcasy “clubables”, suelen decirse co-sasqueno dicenlos libros, y quenosorientanen un instantesobrelas direccionesestimativasde unasociedad.Estadifí-cil técnicade la charla—a la que han consagradoalgunasreflexionesBacon, Addison, Franklin, Chesterfield,Hazlitt,Stevenson,Mahaffy, etcétera—es un aledañode la antiguaretórica,a igual título que las “artes de triunfar en la vida”sonsuhumildeprolongaciónmoderna,almenosen elcapítulopsicagógico. Pero no hace falta remontarnosa los extremosartísticos. Comohay quien andao se muevecon gracia—el“salero” del puebloespañol—,hayquien charlasiemprecondonosurao con viveza que la vale, cuyo excesode cuidadoes la afectaciónde los redichos,el falso cultismo, el “chu-lismo”... Ciertodía, en Madrid, que nos cansábamosde es-peraraun funcionariopúblico, un sujeto se me acercóy medijo: “Convénzaseustedqueen Españala Plazade Toros es

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el único pentágono en que se conoce la puntualidad.” Tales la enfermedaddel coloquio quepecapor un afánde rigi-dez. Si el “escribo como hablo”, de Juan de Valdés, mepareceestéticamentediscutible,el “hablo comoescribo”seríasencillamenteintolerable. Pero hay la enfermedadcontra-ria. Amado Alonso ha observado,en cierta región de nues-tra lengua,la enfermizatendenciaadecirlo todo “como quie-ra”. JorgeLuis Borges damacontra la palabra“macana”,con que el habla argentinadisimula cierta perezamental,aplicándolaa todo indistintamente. La gentemanual, quetrata másbien con movimientosdel cuerpo,es dadaa salirdel paso con vaguedadescomo éstas: “Tráeme aquel cosoqueestáen la cosa”, “Daca la ancheta.” Alguna vez carica-turizamosese“rumor de almasen limbo” a que se reducenciertasconversacionescasualespor este tenor: “—~,Yqué?—Pues ná. —~Toma!—~Quita!_~Quiá!”* El coloquiose enferma también por el propósitode aturdir paraenga-ñar; el chalán que vende la mula tuerta, la “bernardina”española,la “cantinflada” mexicana,etcétera.

2~El coloquio se gobierna, en principio, por cierta in-diferenciao despegopoético-semántico.Tantoen ajustecomoen desajustegramaticaly lógico, tanto en propiedadcomoenimpropiedadléxica, admitede modo ilimitado —dentro delsentidocomún—sustituciones,equivalencias,recortes,exten-siones,trasladosde palabrasy frases,sin queestoperjudiquesusfines. Dondequieraque los paraloquiosmuestrenesteca-rácter,seráporquehaquedadoun pocoen bruto la inevitableroca de sustentacióncoloquial.

39 Como el sentidometafóricova implícito en el lengua-je, ni elcoloquioni los paraloquiosle soninaccesibles.Pero,segúnel caso,asumedistinto carácter:

a) En la literatura, cobra su pleno valor imaginativo yes función orgánica,intencional: la metáfora de la Poéticay la Retórica.

b) En lo quetienendeespecíficolos lenguajesliterarios,la metáforaes paraellos función adventicia,ya ficción in-terna de la historia, ya ficción externa de la ciencia, tipos

* “Tópicos de Café”, en Calendario, Madrid, 1924 [Obras Completas,II,pp. 278-279].

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ambosde contaminaciónliteraria con trascendenciade pro-cedimientomental(III, 16 y 25).

c) En el coloquio, el sentidometafóricose manifiestaenlos varios niveles quea continuaciónse enumeran.

49 El coloquio acarreafiguras metafóricasestereotipa-das. Como tipos transitorios,con residuosde energíay noenteramentemomificados, puedencitarse los refranes,sen-tencias,etcétera. El mismo uso, vida del coloquio, producela desecacióngradualde talestipos: desecación,en elsentidode quepierdensu vigor de sorpresa.Inversamente,cuandouno de esosproverbios o sentenciases desconocidoo estáolvidado, recobra,al reapareceren bocade alguien, todasuvirtud expresiva. Caso comparablea la paradójica“novedaddel arcaísmo”,quedice Quintiliano.

59 Un grado másbajo, vienen las fraseshechasy eolo-quialismos,correctos o no segúngramática,que ya de en-quistadosni siquiera dejan sentir su aire de metáforas,ymásparecenformasneutrasparatransmitir las nociones. Laincorreccióngramaticalqueavecesmuestranresultaaquídeldesgastepor uso, o del impulso afectivo en la surgentelin-güística:vetustezextremao extremanovedad.Ejemplode for-masantiguasno gramaticales:“a ojos vistas”,por “a vista deojo” y “a campotraviesa”por “a travésdel campo”. Ejem-plo de forma nuevano gramatical:“liquidación verdad” por“liquidación verdadera”.

6~Más abajotodavía,hay la metáforade subsuelo,quesólo percibenel antropólogoy el lingüista: atavismosde lainterpretacióndel mundopor el “hombrearbóreo”,’mitologíao prosopopeyaantropomórficaque,por ejemplo, se revelanen la sencillafrase:“Saleel sol”, dondeel sol vieneaserunseñorque asomaa la puerta de algún recinto. Aquí hacefalta el tacto científico para descubrirel cadáverenterradoen la lengua. El coloquio, bajo estaluz, aparececomo unsuelo hechode fósiles, cuyos supuestosprehistóricosson im-perceptiblescasi parael hombremoderno.

79 De todolo anteriorse infiere quelos mismoshallazgosestéticos,si lleganagastarse,caenen el acervodel coloquio.Los principios querigen estaprecipitaciónhacia la fosa co-mún nos llevaríanmuy lejos. Conformea esto, la metáfora

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literaria naceentredospeligrosde muerte:la muerteestéticainmediatapor alambicamientoo fealdad,y la futura muertecoloquialpor vaciamientoy desgaste. (Góngora,con sertanrevolucionario,se conformaen grado increíble con ciertasmetáforasfósiles: los corales de los labios, la nieve de lafrente, los soles de los ojos.)

8~Segúnlo hemosanticipado,el coloquio transportato-das estascaracterísticashastalos paraloquiosque invade oque no logran urbanizarlodel todo (VII, 9-1’ y 10-2’). Con-vieneseguirlorepitiendo,porqueen estefenómenofundamosla crítica a cierta autorizadadoctrina,y porqueello nospre-paraparainsistir másadelanteen la anunciadatendenciaala “absorciónhaciala rigidez” (VII, 9, 11-1’ y 16).

En resumen,el coloquio es aquelproductodel lenguaje,materialbiológico-social,de vinculaciónconcretaen un idio-madeterminado(comotodamanifestaciónlingüísticano ideo-gramática),destinadoa los usosprácticos,caracterizadoporsu actual indiferenciaparael valor fonético y el estilístico,queadmitesustitucionesilimitadas dentrodel sentidocomún,transportamomificaciones,es basegeneralparala elabora-ción de los paraloquios,y cuyas característicasinvadenadi-chos paraloquiosen la medidaen que éstosno necesitan,nodeseano no puedencorregirlo artísticamente.

11. Faseteórica o paraloquios Hemosdominadola cues-ta práctica. La faseteóricade las agenciaslingüísticas,quecomprendelos paraloquiosno literarios y el paraloquio li-terario, admitealgunasobservacionesgenerales:

1’ Los paraloquiossonpermeablesal coloquio en diver-sos grados. Se equívocaPius Servien* cuandoatribuye allenguajecientífico la indiferenciay posibilidad de sustitu-ciones,las cualesno son característicasde tal paraloquioenlo quede específicotiene, ni menosson privativas de éste,sino queson propiedadesdel coloquio. De dondese transmi-ten irremediablemente,y en mayor grado,comorasgocomúnde la familia lingüística.

2’ Losparaloquios,por sumismafunción teórica,son,demodo generaly en principio, ajustadosa la gramática,con

* Le LangagedesScicnces,París,Hermannet Cie., 1938.

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relativapasividadlos no literarios,conveleidadesde inicia-tiva el literario, matiz queresultade sus distintos fines o in-tenciones.

3’ Los paraloquioscambianentresí la circulación queya conocemospor capítulosanteriores.

12. Paraloquiosno literarios. Estegrupoaparteconsien-te tambiénalgunasobservacionesgenerales,prescindiendodelas reciénenunciadasy de lasficcionesmetafóricasinheren-tes al lenguaje—y por aquíal pensar—de la historia y laciencia (III, 16, y 25). Hagamoscuentaque tratamosdela obrano literaria pura (E”) y olvidemosdefinitivamentela“literatura aplicada”,sobre la cual seha dicho ya lo indis-pensable(1, 11; II, 14, 15; III, 24; VII, 9-39).

1’ Este grupo admite la emociónestéticadifusa, comopuedenadmitirla el coloquio y todas las cosasde la vida;conceptoque, aunqueno correspondeal deslinde poético,vuelvea subrayarseaquíen previsiónde futurasconfusiones(II, 3, 8-B; VII, 9-4°y 10-1’; VIII, 21-1’).

~ Fueradel rigor en su fase específica,la obra no lite-raria puedeestarescritade cualquiermodo; puedetambiénsucederqueesté “bien escrita” en el sentido literario, aunsin serliteraturaaplicada. Puesbien: esteaspectodebellezaformal no es integranteen el caso,no es orgánico. Lo adver-timos ya apropósitode la historiaescritaartísticamente.Setrata de galasexteriores,aun cuandoa ellas puedadeberlaobra su victoria plebiscitariay aun cuandode ellas resultesumayor trascendenciahumana(III, 15; VIII, 21-1’). Nues-tro análisises despiadadamentefenoménico,no socialni psi-cológico, y nuncapreceptivo.

3’ Este grupo abarca:

~la historia(humana, ) (matemática

t la ciencia ~ ~ yaun -Ç filosofía~ extrahumanaJ ( teología

El criterio de la referenciahumana—tercerode los aplica-dosen la cualificaciónde los datos—cobraaquíuna impor-tancianueva (y, 2, 18; VII, 9-2v).

a) La familia humanísticacomprendela historia y las

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cienciasfundadasen la historia,y representaun máximo deincursión del coloquio y del paraloquioliterario dentro dellenguajeespecífico. La historia se afirma en lenguajeespe-cífico segúnrecibeapoyode las cienciasy técnicasauxilia-res, lo quese adviertemás frecuentementeen el vocabularioinstitucional (III, 12) - b) La familia extrahumanísticaofrecematices: b’) A un lado, las cienciasnaturales,término me-dio de incursión del coloquioy del paraloquioliterario den-tro del lenguaje específico,en gama decrecientedesde lapsicología hastalas disciplinas de objeto mineral, pasandci—tambiénengama—por las cienciasde la vida física (cuer-po humano, organismoanimal y organismovegetal). b”)Estazonamediadel término mediose tiñe de antropomorfis-mo, porque el hombrees nuestromódulo para apreciarlavida. b”) A otro lado, las cienciasno vitales, propiamentefísicas; las cuales,cuandollegan a exactas,muestranen suterritorio el mínimo de incursión del coloquio y del paralo-quio literario. c) Estaescaladecrecientecorrespondeaunaescaladecrecientedel lenguajeespecíficoo lenguajecientíficopropiamentetal. d) Estelenguajecientífico se presentaendos aspectos:d’) uno es el tecnicismo (“átomo”, “dicotile-dón”, “vertebrado”,“ecuaciónindefinida”); d”) otro, la ti-pologíasimbólica,caminodel álgebray del algoritmo.

4’ Prescindámosde las zonasindecisas(historia) o laszonasde imbricación (rito). Concentrándonosen los puntosdiferenciales,podemosconcluir: en el senodel lenguajeco-loquial, que es la función generalo no calificada, se espe-cializan, introduciendomodalidadesnuevasy refluyendocul-turalmentesobreel coloquio, los dos tipos teóricosque sonel lenguajecientífico (ya técnico,ya simbólico) y el lenguajeliterario. El científico es limitación defensivade conquistasintelectuales. El literario asume a vecesfunción defensivapara ciertos preciosismosde sensibilidad,pero dista muchode limitarse a esto.

13. El lenguajecientífico y la función defensiva. Antetodo, dosobservacionesgenerales:1) Insistirnos:lo quehayde indiferenciaen el lenguajecientífico no es lo que de es-pecífico tiene, sino lo que tiene de coloquio (VII, 11-1’).

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2) Insistimos:el lenguajecientíficosatisface,entreotras,unanecesidaddefensiva(VII, 3-1’).

El primer puntono requiereya aclaración. Sobreel se-gundohemoshechoalgunasrápidasconsideracionesen otraparte(Hermes). Volvamossobreellas. La funcióndefensivadel lenguajetien dos sentidos:el social y el intelectual.

El sentidosocial se revela desdeluego en las dos zonasextremas:castaaristocrática,y “forajidos” o supernumera-rios; lenguahieráticade privilegio, y jergacriminal de ocul-tación. Mastambiénse revelaen la zonainedia: argotde losgremios,ya seanverdaderosgremiosconstituidoso “grupos”(escolares,artesanos,soldados,etcétera),ya conglomeracio-nes difusas o “formaciones”, como ciertas clases socialesque suelenpreferir determinadoshábitos lingüísticos, porlos cualesse delata a veces la extracciónde una persona.(Los regionalismos,modalidadesde diferenciageográfica,noentranen la cuenta.)

El conceptodefensivo del lenguajecientífico no es deordensocial, sino intelectual(salvo faseshistóricasde super-posición, como la ciencia-sacerdociode los egipcios). Encuantoal sentidointelectualde la defensa,el lenguajecien-tífico sólorepresentaun capítulo. Éstey el lenguajeartísticoson los órdenesmás eminentes.Las conquistasculturalesyde sensibilidadconfiadasa amboslenguajesson las máspre-ciosas. Medíteseen la terminologíade las artesy el acervode experienciaque representa,aun prescindiendode sus as-pectosya científicos,comola cienciade la músicaconrespec-to a la música.Perohay otrosórdenesmásmodestosque,enla acepciónmásvulgar del término,son tambiénsociales:losjuegos,deportes,etcétera,tambiénnecesitandefendercon untecnicismosuscaudalesde experiencia,sus convencionesre-glamentariaso sus criteriosestimativos. Definir susvocabu-larios es ya exponersupreceptiva. Falsearlos,es unasuertede profanación. El rigor técnicono es,pues,exclusivo de laciencia,aunqueen ella asuma su máximaseriedad. Consi-dérenseel lenguajedel golf, o el lenguaje de la tauroma-quia, algunasde cuyas fórmulas son realmente eficaces.*

* A. R., “Palabrasdel golf”, en Los Sietesobre Deva [México, Ediciones

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Véanseel lenguajede la esgrima,la equitacióno la cinegé-tica. Los juegos de cartasdanejemplosvariados. Los hayquetienenfraseso palabrasde canon. Éstas,aveces,handedeslizarsemañosamenteen coplasimprovisadas,como en eseparadójico“truco” argentino,dondehastala trampao viola-ción de la reglaes partedel método,al modo de esefraudeconsentidodel póker queesel bluff. Los hay quecasi sóloadmiten fórmulas protocolarias. En el bridge, es un errordecir: “Mis cartasno me permitencomprometermeanada”,en vez de decir: “Paso.” Y hastaes un error técnico la pa-labraociosa; pues,desatadala marcha,la verdaderapurezadel juego requiereel mutismo,y sólo consienteque se diga,parallamar la atencióndel compañero,por si dejó de ser-vir sin darsecuenta:Pa.s de la couleur, partenaire?¡ Cuándistintosde estejuego ceremonial,con pedantescaspretensio-nesde rito religioso, losjuegospopularesquese sazonanconpuñetazosy palabrotas! En Auteuil he visto gesticulardedisgustoaun buen aficionado,porquea su lado una parejahablabade caballosy jockeysen términos coloquiales. Nopudiendoya contenerse,me dijo de pronto: “~Haoído us-ted? ¡Qué decadencia!” Lo queme recuerdaaquelchasca-rrillo conocido: “APero es queustedviene a los toros a di-vertirse?” La rigidez protocolariaacabapor desnudarde suverdaderointento al solaz,sustituyéndolocon unagravedadpostiza. Pero, en fin, ya se ve que el rigor defensivodellenguajecientífico se fundaen necesidadesverdaderas,a lasqueprotegey amparacomo dentro de unaciudadelaverbal,a la vez que facilita así la concordanciay “sistemación” delas nociones,las cualesen orden dispersopodrían desvane-cerse.

Está,pues,en la naturalezadel lenguajecientíficoel apurar la elaboracióndefensiva. Hastadondelo logra, es espe-cífico; hastadonde fracasa,se quedaen coloquio (VII, 9final y 10 final).

14. El lenguajecientíficoy susgradosde rigor. La cien-cia tiene caráctertautológico, y su operar se reducea un

Tezontle, 1942, pp. 37-38]. J. Bergamín,El arte de Birlibirloque, Madrid, ed.

Plutarco, 1930.

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denominarlos fenómenosde experiencia.Con el ejemplodela química,sueledecirseque la ciencia es un lenguajebienhecho. Su camino es el caminode las denominacionesuní-vocas. No las logradel todo. Hay gradosen estapaulatinaconquista:

1~Basecoloquial. En estegrado,la ciencia usael pro-ducto idiomático en un máximo despegosemántico-poéticoyen posibilidadindefinida de sustitucionesverbales;en indi-ferencia, comomuy bien dice PiusServien. Perosuafirma-ción sólo se aplica al gradoinferior, al no específico,y casipodemosdecir al no científico del lenguajecientífico (VII,11-1’).

2~Grado técnico. Aquí se han logrado ya denomina-cionesunívocas,insustituibles,aunquede valor todavíaidio-mático. A los ejemplos citados (VII, 12-3’-d) añádanseéstos: “género”, “especie”,“familia”, “palingenesia”,“den-sidad”, “gravitación”, etcétera.El coloquioy el paraloquioliterario no estánobligadosa la determinacióncientífica, ypuedenhablarde la “fuerza” de unaidea, del sordo“traba-jo” de la tierra, de la “potencia” de un sindicato, la “ener-gía” de un boxeador,la “acción” de un político. Peroya enel lenguajede la físicano es indiferenteel uso de estostér-minos,y podemosjustificadamenterevocaradudala compe-tenciade quien empleala palabra“fuerza” parareferirseaun motor o aunacorrienteeléctrica.

39 Tipología simbólica. Es el ideal matemáticodel pa-raloquio científico: ~, ~t, H2O son signosde absolutorigor.Por estasendade abrojosgráficoscaminan,no sólo la mate-mática propiamentetal, sino la nuevalógica, lógica matemá-tica o logística (VII, 3 bis; VIII, 2-1’-b). Ésta procura unnuevosistemade anotaciónparala multitud de proposicionesrelacionalesque quedaronfuera del Órgano Aristotélico.Aquél se limitaba a las proposicionessimétricasy de identi-dadentre elementostenidospor estáticos. En la lógicatra-dicional, por ejemplo, podemosenunciar así un principioadmitido: “Con la causase da el efecto,y el efectoanula lacausa.” (La pólvora contienela posibilidadde la explosión,y la explosióndescargasemejanteposibilidad.) Esteprinci-pio, en la logística, puedeanotarseasí: (A~B)~‘ (B—~A).

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¿Quiereestodecir queel rigor científico es de ordense-mejanteal rigor del paraloquioliterario? En maneraalguna.

15. Rigor científicoy rigor literario. Si nos conformá-ramoscon decir que el rigor científico es de naturalezain-telectual y el rigor literario de naturalezaestética,parecequesólo incurriríamosen unaperogrullada.La verdades quetambiénincurriríamosen unaconfusión. Pues,por unapar-te, es evidenteque las expresionesliterarias también aca-rrean comunicacionesintelectuales,aunquede conocimientocomún y más cercanasa lo que llamamos la experienciapura (1, 11; VII, 6). Y, por otra parte, es evidentequeelsentimientoestéticodifuso, de que tanto hemoshablado,lomismo emanade la obra literaria como puede emanardela obracientífica. Paraevitar el malentendido,tendríamosquecualificar lo estéticoliterario por su vinculaciónsemán-tica de ficción y por su vinculaciónpoéticaen los tresvalo-resdel lenguaje(VII, 7). Lo cual (puestoqueen estecapí-tulo tratamosde poética y no de semántica)nos lleva alverdaderopuntosensible,queesotravez volver al comienzo:¿Quésentidotiene la vinculaciónlingüísticade la ciencia,yqué sentido tienela vinculación lingüísticade la literatura?Sólo atacandoeste frente sabremossi la inserción del rigorpropiode la unay de la otra caensobreel mismopunto.

Ahora bien, como el rigor nos ha aparecidoen manerade elaboracióno progresosobre una indiferencia original,volvamosa la idea de la indiferenciao despego;pero noquedándonosya en el plano poético-semántico(el signo ylo significado), sino ahondandoahora un poco más. Y aquíindiferenciao despegose nos cambianen desajuste.

El lenguaje—como todo signo, o todo indicio si se pre-fiere (VII, 3-1°)—es ya en sí un desajuste:uno es el nivelde las palabrasy otro el nivel de’ los entes a que ellas alu-den (aquí de los “semánticos”:VII, 3 bis). Sobreestedes-ajuste, caeel nuevo desajusteentrelo psicológicoy lo gra-matical, pues estono logra del todo absorberaquello (aquíde los “estilísticos”)- Este nuevo desajustese fomenta se-cundariamentecon la lucha entrelo individual y lo social,tercer desajustequesignifica un vaivén entrela tendenciaa

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la iniciativa y la tendenciaa la conservación.Los dos pri-merosdesajustesnosdanla materiade resistencia.El terceronos da la agenciamodeladora.El primer desajustees inevi-table,puesla palabrano podríaserla cosa,y acausade elloexiste el lenguaje. (El sueño del “analogismo” es que lacosadictesunombre;el sueñodel “ritualismo” es queelnom-bre dicte sucosa:VII, 14,25.) El segundodesajuste—psi-cológico-gramatical,entendiendopor psicológico tanto lopsíquicocomo lo espiritual—es el punto de nuestroproble-ma. El tercer desajusteno es más queun procesofluctuan-te, de notahistórica, en que se revela todo el combatedelartista con su materiaprima. Veamos el segundoextremo,único aquípertinente.

1°¿Conciliaestedesajustela literatura? Lo concilia,ensusmásexcelsasmanifestaciones.Al menos,lo procurasiem-pre. Poresteideal se definela literatura. Ha dicho Vossler:“La solucióncabal a favor de una ‘mención’ psíquicaúnicaen su género,que extraiga su expresiónde sí misma, sólose realiza másallá, o si se quieremásacáde la lengua,me-diantela fantasía. Sóloel artistade intensafantasíaes capazde crearla expresiónque traduzca,sin falsearla,la origina-lidad de su menciónpsíquica. Por esose emancipa,cuandoes preciso,de su comunidadlingüística; pasapor encimaopor debajo de las palabras,mediantenotas, melodías,rit-mos, colores,líneas,imágenes,gestos,danzas,etcétera.”

Añadamosque Vico veía ya en la fantasíael principioanimadorde todo lenguaje,y creíadescubrirlos orígenesdellenguajeen las “empresasheroicas”de la mente—sea,ges-to, mímica, semejanza,imágenes,metáforas,descripciones—anterioresa la palabra. Esta surgenteestáviva en la litera-tura que,segúnhemosdicho, ponea contribucióntodoslosvaloresdel lenguaje,potencialesy actuales.Paraesto—he-mosdicho en otro libro—, “la poesíaempujapor todosladosla reaciaorilla del lenguaje”.

Podríamosrepetir aquí lo que dijimos parael ejemplodel poeta ante el crepúsculoy su medio de expresarunaverdad“más cabal” que la verdadordinaria, en tres ele-mentos:a) mínimo de realidadpráctica;b) quererreal aña-dido por el hombre, en un arresto de creación magica;y

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c) traducciónde unaverdadíntima en todasu riquezay ar-borescencia,y no mutiladaen el sentido lineal de la accióno la razón (Y, 6). Porqueel sucederreal es sólo unape-queñaporción de la verdad(VI, 3), y una porción de estaporciónes el sucederaprovechableparala prácticao la es-peculaciónracional. La explosiónliterariahacesaltarlos ta-biques,y es así como la literatura realiza un ajuste “inten-sivo”.

2’ ¿Conciliael desajustela ciencia? Lo conciliaplena-menteen el orden “extensivo”. Tenemosqueconsiderarlosdosgradosdel rigor científico: a) tecnicismo;y b) tipologíasimbólica (VII, 14).

a) Tecnicismo(VII, 13). El tecnicismotiene un carác-ter de generalizacióny permanenciaen los datos,carácterpropio de lo científico, segúnlo sabemosya por los anterio-resanálisis de cuantificacióny cualificación (IV y y). Eltecnicismocorrespondeaunanociónestereotipada,y en modoalguno, a lo individual incomputableque es objeto de laliteratura. Cada tecnicismoes una suma de semejanzasoregularidadesestadísticas;es un poetemaquecorrespondeaun semantemasintéticode abstracciones.Decir “vertebrado”es usaruna inflexibilidad poéticaque se ha de usarsiemprey en todoslos casosen que se deseereferirseal semantemacolectivo de todos y cada uno de los ejemplaresanimalescorrespondientesala clase. La fijación verbalmanifiestaunaprevia fijación de datosen clases. En cambio,el rigor delpoetemaliterario supone:1) la libre elecciónde la ficcióno dato irreal; 2) la individualidadesencialdel semantema,que no puedesercolectivo en el sentidoen que lo es el se-mantemacientífico, a menosque se trate de un empréstitoancilar,obvio o cualificado,al que la literaturava a aplicarsu tratamientoficticio (lo que altera la naturalezadel se-mantemaal punto de trasladarsu significado, como si, altocarlo, la literatura lo volviera irreal: VIII, 21-4’) ;* 3)la libertad previa o eleccióndel poetemaen queel semante-ma ha de cuajar (VII, 9-2’); 4) la creacióndel poetema,creaciónqueen cuantolo esya,y sólo entonces,adquieresurigidez o intangibilidad característica.De modo queel tec-

* Sobre metamorfosis de humanización: Y, 21.

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nicismo trae unarigidez de causay efecto,mientrasque lafórmula literaria sólo es unarigidez de efecto, fundadaso-bre unaprevia e indefinida libertad causal. La ciencia nopuedellamarle invertebradoal vertebrado.El tecnicismoem-balsamasu ente. Pero la individuaciónliteraria deja al entetodasufluidez, y un día ve aPedro (personareal o inventa-da) comomalo, y otro día como bueno,y otro comobueno-malo,y luegocomomásmalo quebueno,y al final comomásbuenoquemalo. Dondela ciencia“tecnifica” a suenteen untipo antropológicoestable,la literaturase las arreglacontraellenguajemismo que, como hijo de la generalizadoraacciónsocial, sólo le da un nombreparaPedro;y la literaturacon-sigue hablarnos,a lo largo de la obra, de Pedro1,Pedro2,Pedro3...,Pedro”, medianteuna incontablevariedadde ex-presiones,circunloquios,catacresis,etcétera.La famosa“pa-labra única” de la literatura consiste en el descubrimientode estadesignaciónno generalizable,y quees inflexible pre-cisamentepor ser únicapara su ocurrenciatambién única.En cambio,la “palabraúnica” del tecnicismoes el descubri-miento de unageneralización,y es inflexible por no admitirocurrenciasdistintas,sino estadospermanentes.

Ahorabien: todo se sometea la intención. Cuandopre-cisamentela intención literaria es crearuna rigidez serilán-tica que sólo se distinguedel tecnicismo por su espíritu deficción o irrealidad,entoncesaplica el epítetoinmóvil de lasantiguasepopeyas.Y entoncesOdiseoes siempreel sutil, yAquiles siempreel de los piesligeros,y Alvar FáñezMinayase nos acercasiempreen el gestode levantarla espadatrasde pasaral enemigode parteaparte, y “por el codo ayusola sangredestilando”. Estainmovilidad del epítetotiene unfin conmemorativosobreel caráctersalientedel personaje:No olvides —vienea decir— queeste Pedro” es aquelquesobre todo descuellaen su función de Pedro1. (Este“índice1” es el epíteto.) Pero,en el casogeneral,la “palabraúni-ca” de la literatura es ese rayo de unicidadintuitiva quecasi produceescalofrío. ComocuandoJoséMartí —supremovarón literario— describeasí a la actriz JaneHading: “Esunacaradramática:los ojos húmedos;la nariz anchay agi-tada; la boca blanday fina; vastay temible la cuencadel

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ojo; los pómulos, de voluntad; la barba, de elegancia; niun átomode carneinútil en el rostro; los músculos,secosyrecioscomoen caballode raza;y el rostro todo, unadesola-ción de amor, un pastelde La Tour.” Estaspalabrasse hanjuntado aquí por única vez, y para una única ocurrencia:cadapalabra,unavez en su sitio, es ya intocable. Unicidade inflexibilidad, prodigio del verbo literario. La ciencia noshubieradadoun huecoesquemade Bertillon, un cuadrodecaracterísticasy mantisas,cadaunageneralizable,y aunda-

sificablestodas por grupos,cuadro inflexible sólo en su ge-neralidad,e incapazde traernoscasi el contacto físico deesta apariciónfemenina.

Y nóteseaún,paramayor complicacióndel análisis,queel personajeasí evocadono es un personajede novela, sinounaactriz que de veras existió. Pero ya sabemosque tam-biénunafigura históricapuedeser creadaen valor literario.Aquí el referentementadopor el signoquedasometidoaunacierta comprobaciónplebiscitaria,queno existe en el casode una figura inventada. Es decir: no existe en el sentidoprácticoy corriente. Pero sigue existiendoen aquelprofun-do sentidoestéticoquenos autorizaparadeclararde un re-trato que es un buenretratoaunqueel modelo hayamuertohace tressiglos.

b) Tipologíasimbólica. Descartespresintió~ue la mate-máticaes un modode pensarquenacedel lenguaje,asícomosu contrincanteVico desarrollóla doctrina de la fantasíaenel lenguaje. La tipología simbólicaes un lenguajede idealmatemático. No se entiendapor esoque la matemática,enla actualidad,estátodahechade tipología simbólica. Abun-dan en ella los tecnicismosidiomáticos, y son por venturalos más sencillosy hastalos másfamiliares ya en el colo-quio: “recta”, “curva”, “línea”, “superficie”, “volumen”, et-cétera. Todo el mundopuedeusarestostérminos, y muchasvecescon bastanterigor. ¡ Considérese,en cambio, lo queseríapedir ácido 0-anhidrosulfaminobenzoicoparacndulzarel café! Por otra parte, la tipología simbólica tampocoesexclusiva de la matemáticacuantitativa: la usa igualmentela logística. Nuestrasobservacionesse aplicana ambosusos(cap.VIII-A).

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Si en el grado técnico,para poder mentar fijamente loque conoce,la ciencia comienzaa abolir el halo de indeter-minaciónsubjetivaque irradia la palabra,en estegrado loconsiguedel todo. La excelsitudde la matemáticaconsisteen habercreadoun lenguajeconcordecon la estructuraner-viosadel hombre,y concordecon aquelmínimo de realidada que se aplica: ajusteperfecto, “exactitud” (VII, 3 bis;VIII, 2-P-b,8, 9).

Pero,por una parte,el ajuste literario y el matemáticose refierenadiferentesperspectivasde la realidad,segúnhade explicarsemásde cercaen el siguientecapítulo. Y, porotra parte,aunqueel rigor literario y el rigor científiconadadejana la casualidad,en lo cual se parecen,la literatura en-cama en la lengua, en el idioma (como el coloquio y losparaloquiosno algorítmicos:VII, 10 final), en tanto quelasimbología científica se descarnahacia el algoritmo. Porlo cual, segúndice Vossler,la solucióncabal de la materná-tica sólo se realiza “más allá en la lengua”, pero en otromás allá que no es el más allá de la literatura (fantasía),sino que es un más allá ultra-verbal. ¡ Como queya no esuna lengua, sino un sistemade ideogramas,una pasigrafíainternacional,quese dispensade las palabras,y en cualquieridioma se traducecon igualessignos! El binomio de Newtonlo leen,cadacual en sulengua,lo mismo “un tal Angulo deVigo” que“un mandarínde China”. Convénzaseel curiosode estecarácterno idiomático de la tipología simbólica re-corriendolos Principia Maihematicade Whiteheady Russell.“Si se toma, por ejemplo, el tratadoen tres volúmenes delógica formal de Russell-Whitehead,sólo se habla en el pró-logo. Después,en páginasenteras,desfilansilenciosasy enig~mática~cadenasinterminablesde letras y símbolos.” ‘~ Demodo queel camino va desdela “antepalabra”de Vico hastala “postpalabra”de Descartes.

Lo dicho no suponeque,una vez aceptadoun símbolo,haya de conservarsesiempre. El símbolo, fijo en su repr~-sentación,puedesersustiiuidopor otro ideogramaconvencio-nal más útil o manejable,como lo fueron los númerosroma-

* J. D. GarcíaBacca,“Hacia el matematicismo”,en Tierra Nueva,México.enero-abril de 1941, afio II, N’ 7-3, pp. 13-29.

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nos por los arábigos,sin los cualesel desarrollode la arit-méticahubieraresultadoimposible.

15 bis. Escolio sobreel Diccionario (VII, 15-29-a). Esposibleque,al hacer la confrontaciónentreel tecnicismoyla “palabraúnica” de la literatura—la denominaciónesta-dística y la denominaciónestética,la de clasificaciónper-manentey la de intuición individuaday en principio esporá-dica—, el lector se haya preguntado:Pero, toda palabra¿noes,al igual queel tecnicismo,resultadode una abstrac-ción en los caracteresde la cosa?¿Puesno hemosconfesadoya que toda fórmula verbal tiende a producir una coagula-ción “desimpresionista”en el flujo complejode la realidad?(Vil, 3 bis). ¿Quévalor tiene entoncesel léxico común ycorriente,quévalor tiene el Diccionario? En la naturalezano hay horno faber, bien está;sólo hayPedro,Juany Fran-cisco.

Pero ahora resulta que, aun en estasdenominaciones,la literatura encuentrademasiadaflojedado vaguedadparaexpresarsus intuicionesindividuadas;y, mediantesus recur-sos artísticos,perífrasis,catacresis,adjetivos,antecedencias,atmósferas de etopeya,inefables sugestionessintácticas yacústicas,etcétera,logra poner al nombrede Pedroun adi-tamentovisible o sobrentendidoque lo conviertaen Pedro’,Pedro2,Pedro3..., Pedro”. Que es lo que de veras existedetrásdel signo; es decir,en el nivel real de lo percibidoyno hablado. ¿Luegohorno faber y “Pedro” son igualmentecoleccionesestadísticasdel mismocarácter?

—Puesbien: sí. Del mismo carácter,pero no de igualgrado en la precisión ni en la abstracción.

Para mejor entenderlo,dejemosa Pedro,que nos hacepensaren un señordeterminadoy en un origendenominativocuya arbitrariedadconocemosmuy de cerca,puestoquesa-bemosbien que a ese señorse le llamó “Pedro” lo mismoque se le pudo llamar “Juan”; que “Pedro” no es sunombrelingüístico, sino su etiqueta,su cifra, su señal,como el nú-mero que se le poneal caballode carrerasparadistinguirlocon los gemelos. Vamos a un auténticocaso lingüístico, aun nombrecolectivo o común,y en estesentidocomparableqro

con el tecnicismo, puestoque uno y otro “embalsaman”suenteal nombrarlo.

Seala palabra“lápiz”. Y entoncesnos encontramosconque se llegó por igual procesode abstraccionesa la palabra“lápiz”, queal tecnicismo“cuadrúpedo”.No existeel “cua-drúpedo”: existen este y aquel animal de cuatro pies. Yparacrearla denominacióny agruparlosen un mismonom-bre,leshemosquitadocuantoposeen,menoslas patas. Tam-poco existeel lápiz (salvoallá, en el cielo de Platón,dondehay tambiénsillas y mesascomo hay ideas o esquemasdetodaslas cosasposibles). Lo que existees este objeto queyo tengoen la mano,y aquelotro muy diferenteque tú tie-nes; éste, cilíndrico; aquél, prismático; éste, rojo; aquél,azul; etcétera. A los cuales,para lazarlosen una sola de-nominación, les hemosquitado casi todo. Todo, menos elservir para escribir de manerano muy durable, o menosdurableque la tinta. Porque,como dice la copla del GéneroChico:

Lo qu~con lápiz seescribe¡ ay madre,prontose borra!

Si me empeñarayo en recogeren la manifestaciónlin-güísticacoloquialotrasnotas másde este lápiz, tendría queusar tantaspalabras,que el lápiz se me volvería inmaneja-ble, prácticay lingüísticamente.Y en vez de: “Dame el lá-piz”, me veríaobligadoapedir: “Dame ese objeto cilíndri-co, alargado,de maderacon alma de plombagina,conpuntaen un cabo y borrador en el otro, que sirve para escribiralgo fácilmenteborrable,etcétera.” Más o menos,una des-cripción superficialpropia del Diccionario. Pero¿he dichoya todo lo quees este lápiz? No: me he dejado fuera unainfinidad de elementosfísicosy químicos,quebastaríanparallenar un volumeny cuyaenumeraciónseríainacabable,aunaplicandoen estadescripciónde profundidadlos tecnicismosy los símbolosde la ciencia. Pues,en extremajusticia cien-tífica, yo no podría describireste lápiz sin situarlo en rela-ción con todo el universosensibleque lo rodea, y aun contodas las asociacionesmentalesy sentimentalesque lo tra-ban dentro de la realidad: recuerdos,esperanzas,cosaspa-

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sadas,presentesy futuras. Todoslos paraloquiosde la his-toria, la ciencia y la literaturauniversalesserían incapacesde traducir la riquezaexistencial de un lápiz. Todo nombrees una descripcióntrunca. De suerte que, para llegar alvocablo “lápiz”, he procedidopor una abstraccióneconó-mica semejantea la quepermite llegar al tecnicismo“cua-drúpedo”.

¿Cuálesentoncesla diferencia? Simplemente:un gradoen el rigor. Hemosdicho que“el caminode la ciencia es elcamino de las denominacionesunívocas” (VII, 14). “Cua-drúpedo” poseeuna univocidadque no posee “lápiz”. Elhalo de connotacionesy trasladosposibles,ocurridospor lasimplicacionesmentalesparásitasy por los deslizamientosdeluso, ha sido “mejor” enjugadoen el tecnicismoque en elvocablo común. “Mejor”: desdeel punto de vista del usoque se pretendedar a la fórmula verbal. Puesya tambiéndijimos queel criterio para juzgar la palabraes lo que sehacecon ella, muchomásque lo quecon ella se dice (VII,3 bis). Para lo quequierehacer la ciencia con la palabra“cuadrúpedo”,tal palabraes mucho másprecisaque lo esla palabra“lápiz” paralo quecon éstaquierehacerel dia-rio comerciode la vida. Y estopor la sencillarazónde que,en la vida, los objetos, las cosastodas,estánsiempremu-dando con una celeridad que no poseenlas abstraccionescientíficas,y porqueel trasladosemánticoo evoluciónde lossemaptemascoloquialeslleva tambiénunavelocidadquenoposeenlos tecnicismos. ¡Como que la vida es sucederpere-cedero,y la ciencia,sucederpermanente!(cap. y). El Dic-cionario nos da, pues,sólo una aproximación,una guíage-neral sobrelos significadosmásobvios; y añadamos:sobrelos significadosmásobvios que,en el pasado,en la tradicióny de un modo más difundido, autorizadoy pulcro, se hanatribuido a la palabra. Pero,por unaparte,no podemoses-perardel Diccionarioquenos dé las superabundantesconno-tacionesde la palabraen el pasado,o su actual representa-ción paracadauno de nosotros;y, por otra parte,mientrasse redactael Diccionario, la vida se ha movido un tanto, re-molcándolotodo. Y así,el que,por ejemplo, obre segúnelDiccionario Manual e Ilustrado de la LenguaEspaííola (ed~

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académica,Madrid, 1927), muy lucido quedaríasi ofreceasu linda amiga el “lápiz” que lleva en el chaleco,cuandoella, consultandoel espejito,se queje de que trae los labiosdesteñidosy ha olvidado su “lápiz”. ¡La palabrase habíamudado! Y el Diccionarioprestaentoncesel mismo favor,o disfavor,quela guíatelefónicadel añopasadopara comu-nicarsecon un sujetoque no vive ya en la ciudad. El Dic-cionario da la instantáneade un cuerpoen movimiento.

Si escogemosotros ejemplosde menor bulto o más abs-tractos (“amor”, “pesantez”, etcétera),la hazañanatatoriaserá más fatigosa, pero la ola nos arrojará en la mismaplaya.

Concluimosque el vocablo coloquial no es másque unlejano, un indigenteaspirantea tecnicismo. Aunquebien seconsuelade su pobreza,y renuncialas másvecesa sus am-biciones, considerandoque lo alumbra y conforta más decercael sol de la vida.*

16. De la flojedad coloquial al rigor científico. Tras decompararel rigor científicoy el rigor literario, tracemosotracoordenadaremitiéndonosa la flojedad coloquial. Ya diji-mos que la paulatinaacumulaciónde conocimientosejercesobreel coloquio cierta absorciónde rigidez, la cual aunadoptaformas para-rituales(VII, 9 y 10-7°)- Todo trata-miento exacto de un dato determinadotiende a la formula-ción lógico-matemática,aunquesealejanamente,y todo “sa-ber crítico” que se popularizava comunicadoen formulaciónmáso menostécnica. Entreel coloquio y el paraloquiocris-talizado hay un abismo; pero uno y otro extremo parecentenderbrazosde puente. El puente,aunen el supuestomásoptimista,sólo llegaríaa juntarsesobreaquelpequeñoterri-torio en queel coloquio correspondeal mínimo de realidadcaptadapor el pensarmatemáticoo a las especiesmás des-pojadas de complicación psicológica y afectiva, las másdeshumanas.Los paraloquiosestrictosavanzanhacia el co-loquio, no por tolerancia,sino por invasióne imperialismo,mientras que el coloquio más bien se deja penetrarhasta

* Para esclarecimientosde orden lógico sobre el grado de abstraccióndelos poetemas,ver cap. viii, 3.

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cierto punto. En estesentido,siemprecomomera tendenciay en una extensiónlimitada, puede aceptarseel sueño deKorzybski. Consideraél: 1) Que todaciencia estállamadaa convertirseen ciencia exacta,por cuantoadmitirá másymásla formulación lógico-matemática,la cual dista muchode referirse a lo puramentecuantitativo.* 2) Considera,además,quela construccióndel puenteentrelo queaquí lla-mo el coloquio y el paraloquiocientífico “será la obra delos futuros investigadores.Algunos trabajaránen la direc-ción inventiva de nuevos métodosy sistemasmatemáticos,acercandoasí la matemática,en contenidoy adaptabilidad,al lenguajeordinario: por ejemplo,el cálculo de tensores,lateoría de los conjuntosy series,el álgebrade las matricesymagnitudesobservables,etcétera. Otros orientaránsus pes-quisasde modo de encaminarel lenguajehacia la matemá-tica: por ejemplo, la presenteobra (SemánticaGeneral).Cuandoambasformasde representaciónse encontrasensobreel terreno relacional, tendríamosun lenguajeúnico, de es-tructura matemática;y la matemáticamisma, tal como hoyla entendemos,sería cosa del pasado” (Scienceand Sani-ty, II, y).

17. Los tres paraloquios inflexibles. Una coordenadamásacabaráde situarnuestropunto. Los tresproductosdellenguajeen que encontramosel carácterde inflexibilidad,rigor o apego semántico-poéticoson la literatura, el rito yla ciencia (VII, 8, 9 y 14) - En esta familia, la tipologíasimbólicaforma un grupo aparte,ideogramático,mientrasenel otro grupo encontramosel tipo todavía idiomático: tecni-cismo, rito y literatura. El tecnicismofue ya examinado,ymuchode lo quea él se aplica puederepetirsepara el rito.Pero, además,es fácil advertir que el rigor literario y elrigor ritual, aunquecolindan en ser idiomáticos,por otro

* El estudio de las lenguas primitivas muestrauna superabundanciadenombresde objetos sobrenombresde relaciones. La ciencia revela una mar-cadapreferenciapor los términos relacionales,en que van impresoslos diversosgradosde abstracciónque alcanzael conocimiento. A travésde estelenguajecientífico de gradaciones,“la química se vuelve rama de la física; ésta, dela geometría;ésta, del análisis; éste, de la semánticageneral;y la vida mis-ma se resuelveenun acontecimientocoloidal de orden físico-químico” (op. cit.,V, xviii). Estaperspectivano toma en cuentalas cienciashumanas,ya se ve.

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conceptodivergen. No sólo se alejanen cuantoa la diversi-dadde sus fines o intenciones,Jo cual es obvio, sino asimis-mo por la diferentevaloración queconcedena las notasdellenguaje. Aun admitiendoque, en el imperfectodesprendi-miento de orígenes,rito y literatura hayan podido confun-dirse algún día y algunasveces; aun reconociendoque, enla creación de la fórmula ritual, se haya atendido tal vezigualmenteal valor significativo, al fonético y al afectivo,todosestosvaloresparecenllegar hastadicha fórmula comopor un clinarneno desvío,desvío queles impone el fin prác-tico-místico.

P El valor significativo ha sido conscientementeopaca-do y entenebrecidoen muchasocasiones,paracausarun efec-to oraculary misterioso,porqueprecisamenteestaoscuridadfavorecela fascinaciónque se procura,y hundeel espírituen profundidadesvitales queya no alcanzala razón. Allí sesuponequecirculan aquellascorrientescapacesde someterlos hechosal imperio de la palabra. Fenómenoéste empa-rentadocon ciertasfasessibilinas de la poesíao ciertasapli-cacionesfraudulentasde la oratoria. “Entre las actividadesrituales hay ciertas formas de discurso,ya procedande latradicióno ya se las compongaal caso,cuya funciónespecialno es dar al auditorio informacionesde que carece,y nisiquiera conducirlo a nuevos sentimientos,sino otra cosa.En cierta medida, aun las ceremoniasreligiosasresultanaprimeravistadesconcertantes.El sacerdoteu oficianteame-nudo pronunciafórmulas en una lengua ignorada por sucongregación:el hebreo en la sinagoga judeo-ortodoxa,ellatín en la iglesiacatólico-romana,el sánscritoen los temploschinosy japoneses.”* Otro tanto sucedíaya con las incom-prensiblesfórmulas arcaicasde los ritos romanos, segúnHoraciolo atestigua.En la comediade Valle-Inclán,Divinaspalabras,el sacristánsalvaa su mujer de la cólerapopularrecitandoalgunoslatines ante la galvanizadamuchedumbre.Esta “otra cosa”, extra-significativa,que la fórmula ritualprocura,pudieraexplicarseasí: se ha despojadode sentido

* S. 1. Hayakawa,Language in action, cap. 5: “Words that don’t inform:Presyinbolic Languagein Ritual”. NuevaYork, 1941.

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a la palabray se le ha devueltoel valor de cosa, de cosafísica, de talismánoperantepor presencia.

2~Lo anterior nos lleva de la mano al valor acústico,que casi siemprese conservaen el rito, al punto que sinla pronunciacióno presenciasonorano se cumpleel contratoceremonial,y quealgunasveces (conjurosrítmicosde la bru-jería, formasestróficaso métricasde salmosy plegarias),nosólo importauna acústicade presencia,sino tambiénde en-tonaciónestética,de cadenciaespeciaL

3~El valor afectivo,relacionadodesdeluego conel acús-tíco, puedeo no darseen la fórmula ritual, segúnsu uso osegúnsu abuso. Por su uso, la pieza ritual puedeintentarrevivir en nuestroánimo las expresionesafectivas que aca-rrea: lamentosde plañideras,plegarias,himnos nacionales.Por su abuso,bienpuedeser que se la recitede dientesparaafuera. Pero tambiénha~piezasritualesextrañasa la notaafectiva.

Así, pues,en la subfamilia del rigor idiomático siguesiendo la literatura la única quevaloriza las tres notas demodo pleno, al menosen principio (VIII, 21-7°).

18. Observeciónmetódica. Implícitas en los anterioresanálisisandanya las conclusionesindispensablesal deslindepoético de la literatura. Las aislaremosparadar relievesydesentrañarconsecuencias.A estefin, volveremossobrelaspáginasanteriores,para introducir, a modo de instancias,algunos desarrollos. La riqueza de implicacionesaconsejauna marcha digresiva. Levantemosel itinerario del caminoexplorado.

19. Esenciaverbal de la literatura (III, 2; VI, 1, VII,1). El objeto del presentelibro ha sido el distinguir la lite-ratura de las otras actividadesteóricas,por nóesis y pornoemi~tica(ésta,semánticay poética). De tomarel deslindeab ovo,habríamoscomenzadomáslejos: 1) El mundodado,y la nueva aportaciónhumana.2) La aportaciónhumanapráctica,y la teórica,punto éstequenos conformamoscon se-

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Materia poética (VII, 1)

‘Fin (\‘ll, 2) Concepto (VII, 3)__ - __

Práctico Teórico Social Lingüístico

Cohesión aemántico-poética

Mínima:Coloquio

Media: Desde la ciencia humana basta ciertolimite de la ciencia extra-humana.

Tecnicismo: Nota estadísticaRito: Nota física (talismín) Idioma

Ma.xima Literatura: Nota estética (de intuición individuada

Tipologíasimbólica: Nota matematica} Ideograma

íialar de paso.3) Entrela teóricay la práctica,aparecenór-denesmixtos,artísticos.Y dentrode éstos,lasartesútilesy lasbellasartes.4) Estecaminoescíclico: lasbellasartesvienena colindar a su vez con la literatura,por conceptode ejecu-ción predominantementeestética.Pueslo estéticodifuso se es-pecializaen las bellas artesy en la literatura. 5) Y aquíseofreceotro deslinde,tambiénpor la nóesisy la noemática.El noético o de intenciónnos llevaríamuy lejos y nosbasta

Habla

A

Lenguaje. Lengua

Función (VII, 4 a 6)

Comunicacion Expresion

Notas del lenguaje (VII, 7)#—

Tntelectual Acústica Afectiva

Valores del lenguaje

intención Atención

Productos del lenguaje (VII, 8 a 17)

‘~oloquio Par~3~ios

f Antigua ‘Poética”No literarios Literario 1,~Ar.tigua “Retórica”

No-literatura. Litera.

tura aplicada. Rito.~Producto (Historia, ciencia,coloquial etcétera.)

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conindicarlo. El noemáticode fasesemántica,o significado,resultaríaimbricadoconel anterior,y aquítampoconosafec-ta: seríauna investigaciónen profundidadsobre el signifi-cadode las artes. El deslindede fasepoéticaentrelas bellasartesy la literatura, investigaciónen superficie, se reducesencillamentea la diversidadde materiaprima en queope-ran aquéllasy ésta:sólo la literaturaoperaen el lenguaje.Por esonos hemosquejadode la “inveteradamaníade con-fundir las letrascon la plásticay con la música,lo queenel primer casoes error de metáfora,y en el segundocaso,error de aproximación” (La antigua retórica, lee P, ~ 8) *

Pero he aquíque tanto la literaturacomo los demásór-denesteóricos,objetodelpresentelibro, operanen la palabra(o la “post-palabra”),puestodossonconfiguracionessemán-tico-poéticas. Los diversosgradosy las diversasnaturalezasdel apegoo despegosemántico-poéticoen cada unade estasactividadesteóricasacabade serestudiado. Cuandoencon-tramosque la literatura, la fórmularitual y los tipos supe-riores de la fórmulacientíficapertenecíana la misma fami-lia de los paraloquiosinflexibles (grado), todavía resultóposibledistinguir la respectivanaturalezadel apegosemán-tico-poético en ciencia, rito y literatura. Y de aquí resultóla esenciaverbaldela literatura. Puesla tipologíacientíficase va de la palabraal ideograma,y el rito se integra porfórmulas fijas de destinopráctico inmediato,quedesvirtúanla palabra en talismán, en cosa física, produciendoun cli-namenen los valoresdel lenguaje.

En nuestrovocabulario,el significadoes la semántica;lamateriaes la lengua,y suelaboraciónes la poética;y la for-ma, aunqueprocedede unaconfiguraciónmentalque todavíapuedesostenersesobresemantemaspuros (el pensarsin pa-labras),es algo que se va definiendo y cobrandoeficacia amedidaque se aplica a la materiay la plasma. Estaopera-

* [En “La literatura y las otrasartes” (Al yunque,México, Tezontle, 1960,pp. 17-22), ensayo de “Febrero de 1957”, volvió Reyes a citar con el mismopropósito este párrafo de La antigua retórica (Obras Completas, XIII, pá-gina 362), el 392 de La crítica en la edadateniense(idem,p. 251) y otro másde La antigua retórica (ibídem, pp. 365-366). Véase también en la presenteobra el final del § 17 del cap. iv].

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ción,parala literatura, es de intenciónficticia y de valora-ción estéticainmediata.

Pero adviértaseque, mientraslas demásactividadesteó-ricaspuedenexistir en la mentecomoejerciciono formuladoen palabras,la literaturasólo existecuandoes ya unaformu-laciónen palabras.El novelista,por ejemplo,decidein men-te comenzarpor el suicidiodel personaje,y luegoretrocederaexplicarlo. Puesbien: tal ordenaciónserial de asuntoses,sin duda, una manerade forma interior, psicológica,perotodavía no es la obra literaria. La obra comienza con laprimera frasequese construye,forma exterior,poetemapro-piamentedicho (VI, 6; VIII, 21-8’~).Y este fraseo, esteempezara vivir en la expresiónverbal, va refluyendoa suvez sobrelas distribucionesy aun las eleccionesde ulterio-res temas. De suerteque,prescindiendoaquíde la génesisliteraria, la obra, la literatura, queda,para el estudiodelfenómeno,confundidaconsustancialmenteen la poética. Esmás,el estudiode la génesisnos convencede que,aveces,elprimer pasofue un prurito poético (verbal), el cual despuéssorbió para sí los semantemas.*Aquello de: “~Fuerzadelconsonante,a lo queobligas!”, es muchomásqueunacari-catura:es unasucinta descripciónde los arrastresverbalesque todaobra literaria padecepor sumisma naturaleza.Lospadecey los aprovecha,como cuandola ninfa Eco se engen-dra a sí misma en los consonantes,puesla obratoma apoyoen ritmos formales y en las asociacioneslingüísticas paraseguir creciendo. En cuantoa las asociacioneslingüísticas,el poetemaprovocapoetemas. En cuanto a los ritmos for-males en particular, tenemosaquí una nueva explicaciónparcial sobreel origende las cristalizacionesprosódicas(es-trofa, etcétera:VII, 7). Dijimos antesque tales cristaliza-ciones son los obstáculosque, haciendorebotar el impulsolírico, lo robustecíany le permitíanseguirsumarcha.Ahoraañadimosquetales cristalizacionesobedecena la ley respira-toria de la poética literaria. Y, además,traen todavía elresabiode aquel vaivén propio de los estilos mímicosante-

* A. R., “Los estímulosliterarios”, loc. cit., en nota al III, 8 [Tres puntosde exegéticaliteraria. Jornadasdel Colegio de México, N~38, pp. 44-46; enObras Completas,XIV, pp. 273-275].

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riores a la palabra,a la especializaciónoral de las comuni-caciones.* De aquíqueDíazMirón, en suEpístolajoco-seria,que es un Arte Poéticaen miniatura, sintiera la necesidadde insistir en esteaspectode la cuestión—el menospopular,el másprofesional—y declarararotundamente:“Forma esfondo.”

“El serexpresivoque somos,buceaentoncesen el sub-suelo del alma, dejándoseaconsejarpor ritmos corpóreos,circulatorios, respiratorios,hasta ambulatorios; alerta sussimpatíasdinámicas,y sujetándosea aquellaaritméticana-tural de la máquinahumana,concibepaulatinamentela uni-dad, el número,el par, el impar, la serie, el vaivén, losarranquesy los remates. Lo mismo en el verso que en laprosa. Lo quepasaes que la noción de la prosacomo fun-ción literaria distinta del coloquio no es unanoción inme-diata: suponeun descubrimiento.En nuestracultura occi-dental,lo debemosa Empédocles,a Gorgias,a los primerosretóricos sicilianos.”**

20. La vinculación idiomática de la literatura (La tra-ducción) (VII, 1 y 15). Anunciamosque comenzaríamos,in medias res, con esa organizaciónde signosverbalesquellamamoslenguaje,dejandofuerala facultadabstractao ha-bla, y la concreciónparticular de cadalenguao idioma. Elprescindirdel habla era inevitable:ni correspondeal análi-sis poético,ni al objeto de estelibro, por ser ello asuntodefilosofía y psicología. Lo literario anteriorala literaturalohemosdado por supuesto(I, 14), y acabamosde insistir enque la literaturasólo empiezacon el lenguaje.

Pero entendámonos:al decir “lenguajeliterario” sólo po-demospensarlocomo abstracciónde las diversas“lenguas”en que se incorporala agencialiteraria, así seanlas lenguasartificiales o auxiliaresen quea vecesse ha pretendidotra-ducir, con espantosamutilación, a los mismos clásicos. Laliteraturaopera la valoración de las tres notas lingüísticas(significativa,acústicay afectiva)precisamenteenla vincula-

* [Cf. “Hermes o de la comunicaciónhumana”, § IV, en La experiencia li-teraria, 1942, pp. 15-17; en Obras Completas,XIV, pp. 26-28.1

** A. R., “Apolo”, § 19, en La experiencia literaria, 1942, pp. 83-84. [EnObras Completas,XIV, p. 90.]

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ción sobrecadaidioma determinado.Y comoen cadaidiomaestavaloracióne~de igual naturaleza,nuestrasobservacionestienenvigenciageneral. Aun la preceptiva,queconvierteladescripciónen canon,vale de unalenguapara otra, amodode legislacióninternacional.

Si nos llamanaclasificar unabiblioteca, lo primeroqueparala historia nos ocurre es la clasificaciónpor naciones,épocas,etcétera;en suma: por las característicashistóricas.En las ciencias,se nos impone de suyo la distribución porramasdel saber.Pero lo primeroquehacemoscon los librosliterarios es separarlosconformea lenguas,salvo los ulterio-res agrupamientostemáticosy de orden secundarioquenosconvengan.La característicade primer plano en la litera-tura es la lenguaparticular. De igual modo,si no se tratade clasificar los libros, sino de apreciarlos,la excelenciadela lenguaes el primer criterio de juicio paralas obraslite-rarias;y tal criterio, paralas obrasno literarias, sólo apa-rece en segundositio.

Una singularconsecuenciade estavinculación idiomáticay de estavigencia internacionalde los valoresliterarios,quese le sobreponeen concepto,es que la traducciónde lo lite-rario no debedefraudaren el cambio. Pero¿quéesentoncesla traducción?Aquí no entramosen particularidadesdel pro-blema,ya en otra ocasiónconsideradas.*Ante todo, la tra-ducciónes el trasladode la mismaarquitecturasemántica,deuna a otra poética. Y esto basta,en general,para la obrano literaria, por el despegode los paraloquiosrespectivos,ysalvo el respetoa los rigores de tecnicismoo de simbologíaqueaparezcanen la obra. La semánticase conserva,la poé-tica se creade nuevo. Sin embargo,aun en los casosdondecabe,en principio, el mayor despego,los límites se ajustanmuchomásqueen la creaciónoriginal. El traductorde obrano literaria no procedeaquícon la misma libertaddel estu-diantede retóricaaquien simplementese le dan temasparaquelos pongaen su propia fraseología.Aquí la cre4ción~noes absoluta,sino apie forzado. El traductorde obr~noli-teraria no sólo tiene que emprenderun trasiegosemántico,

* A. R., “De la traducción”, en La expericncia literaria, pp. 141-155. [EnObras Completas,XIV, pp. 142-56.]

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sino procurar también cierta correspondenciade frasesypalabras. Lo cual comunicaal paraloquio no literario, enel casosingularde la traducción,un exaltadovalor reflejoquede cierto modo lo acercaal problemapoéticode la re-dacciónliteraria. Lascorrespondenciasformales,posiblesendiversosgradosentre lenguasemparentadas,se van dificul-tandopor puntosamedidaquesetratade lenguasmásdistan-tes,dondeno sólo son distintaslas estructurasverbales,sinolas estructurassemánticasimplícitas. Y llega un momentoenque ya no hay verdaderatraducción,sino mera paráfrasisinterpretativa;y aquí—no por libertad, sino por imposibi-lidad, no por lo que la lenguanos da, sino por aquello dequenos priva— la traducciónsí que se vuelve unare-crea-ción poéticasobreunapautasemánticadeterminada,dondela fidelidad de ordenverbalse reduceal respetode las seriesmentales.Lasobservacionesanteriores,aplicablesen generalatodatraducción,asumenmayorexigenciade fidelidad cuan-do se trata de la traducciónliteraria, puestoque éstadebesatisfacerla valoración de las tresnotaslingüísticas,dentrode su propio idioma y en el sumogrado literario.

Junto al contrasteexternode la vinculación idiomática,de que la traducción nos ha dado una muestra,hay otrasconsecuenciasinternas. Aquí es dondese insertanla gramá-tica, la preceptivay la estilística; aquí los cánonesde pure-za, corrección,propiedad,correspondientesa cadatipo idio-mático;aquí los consejos,máso menosjustificados,del artede escribir; aquí los inefablesmaticesde la apreciaciónes-tética,etcétera.Nuncala críticapodríaaspirara las normasinflexibles: cadaobra es un mundocon su propio destinoysuspropiasleyes,y auncon sus propias “violacioneslegíti-mas”o de efectopositivo.Y poresodice Quintiliano quecadacasotraeconsigosuretóricaimplícita. A la críticacorrespon-deráinvestigarla,paramedirel poemaconsuspropiosmódu-los,y no conmódulostraídosde fueradel poema,vengandelejemploeximio o de la abstracciónpreceptiva. Lo cual esmásfácil de decir que de hacer. Estamosen la región delos imponderables.Aquel empujar la orilla de la lengua;aquelapartarsede la comunidadlingüística; aquelrecurrira la fantasía;aquelinventar recursosde ajustepsicológico-

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lingüístico (VII, 15), en principio no catalogables,sólo par-cialmentecatalogadosy, cuandocatalogados,casi siempreinservibles,como lo son siemprelas reglasparatenertalen-to; aquellamisteriosa evocaciónde la palabraúnicay de-másvirtudesde la naturalezaqueel arte reverenciade lejos,nos llevan derechamenteal problemadelestilo. No haremosmásqueseñalarlopor susgrandesrasgos,conformeal inten-to de estelibro.

21. El problemadel estilo. Consistetal problemaen darcalidad a las formas verbales. Doble es la operación:deajustepsicológicoy de ajusteestéticovinculado en los valo-residiomáticos (VII, 7). Nótesequeen el ajustepsicológicoel literato procedeen manerade descripciónfenomenológi-ca, ya de objetosrealeso ya de objetos ideales:ya del pa-lacio que tiene ante los ojos y cuyasnotas esencialesdeseaperpetuar,ya—como decíaAristóteles—de la casaquesóloexisteen la mente,ya de una idea quepalpita en nebulosatodavía no verbalizada. Estasespeciescorrespondena losvariossentidosde la “mimesis” —vulgar, filosófico y técni-co— quehemosestudiadoen otra parte (Cnt. edadat., 388y, en este libro, VI, 4.) Y ésta es la fase interna del pro-blema. La faseexternaes el ajusteestético-idiomático.

En efecto,al estilo se llega por entreunamaraíiade des-ajustes(VII, 15): desajustedel espíritu y el lenguaje,elcual difícilmente logra volcar toda la riquezainterior; des-ajustedel coloquio o lenguajeprácticoy la convencióngra-matical, la cual difícilmente logra jardinar del todo —seaconforme a razóny lógica, o seaconforme a uso sanciona-do— el crecimientodesordenadodel habla; desajustede laconvencióngramaticaly la necesidadestética,pues ésta nosiemprecoincideconaquélla.Especializadoel lenguajeenlosusosde la acción,no por esose sometetotalmenteal moldeintelectual. Escapade ésteun fuerte residuo impresionista,que es uno de los fermentosplásticosde las lenguas. Talfermento lo mismo bulle en el coloquio vulgar que en losesfuerzosdel poetaparaalcanzarsus fines, tantasvecesex-trañosa práctica,lógica y gramática. El lenguajees canalangostoparala descargasubjetiva,paratestimoniode la in-

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tención. La gramáticaes mínimo de convencióno uso so-cial, que asegurala comunicaciónprácticay la baseindis-pensablede comunicaciónliteraria, pero queno es ya de porsí toda la expresión,y muchomenostodo el estilo. La gra-mática es un primer dato Hay que pasarpor ella, pero—como decíaQuintiliano— quedarseen ella es la muerte.

Por esoafirmanlos estilistasqueel lenguajeno estáaca-badode hacer. No lo estaránunca. En estesentidoafirmaValéry que la poesíaintenta crearun lenguajedentro dellenguaje,y bien pudo igualmentedecir: fuera del lenguajerecibido. En estesentido,la poesíaes combatecontrael len-guaje. De aquísuprocedimientoesencial,la catacresis,acro-bacia de captarlo que no está aún denominado.Parabiende la poesía,el desajustesigueoperando,y el éxito nacedelobstáculo.

Caso extremo aquel en que lo estético difuso domi-na con su peso humano las específicastécnicasliterarias,como en rebeldíacontra las normas; o en que triunfa so-bre ellas en una suertede arrastrecuantitativo que ahogaerroresde detalle. Entoncesel estilo resultacompatibleauncon las incorreccionesgramaticales.Los reparosde Ciernen-cín dejanintacto el encantoestilístico de Cervantes.Los co-loquialismosy dialectalismosde Cellini —segúnnotaVoss-lcr— aumentanla eficacia de su prosa. Los descuidosyvulgaridadesde Bernal Díaz del Castillo hacensonreír sir!irritar, procurándonosunamanerade placer no reglamen-tado.*

Por supuestoque la excepciónno es regla; por supuestoqueel azarno es aconsejablecomo práctica. Y por supuestotambién que, en vencer el uso, en sacarde necesidadvir-tud,en conquistarsin violar, en superarla gramáticasin des-deñarla, está el secreto verdadero. Incomunicable, comoverdaderosecreto. También el navío impone su derroterointencionadoen el acto mismo quelo esciavizaa la cegueradel viento.

* Lo que no significa que por escribir con desmaflo sea necesariamentehistoriadormás verídico que el correcto escritor Gómara,así como tampocoescriterio de veracidad el que haya sido “testigo de vista”, puestoquemás bienfue “juez y parte”. (Ver Ramón Iglesia, Cronistas e historiadoresde la con-quista de México, El Colegio de México, 1942.)

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A la eficacia del estilo convieneesta vida peligrosadelos desajustes,este sentirsesiemprea un paso del abismo.El ajusteha de ser logro momentáneoy nuncade antemanoseguro. Un ajusteinstitucional y garantizadoseríala ruinade la literatura, ahogaríalos posibles escapesde la fuerzaexpresiva,y nos llevaríaal clisé, al tecnicismoy aun a latipología simbólica;convertiríael máximode la fantasíaenel mínimo de la exactitudmatemática.Cuando,en la EdadMedia, se dabaun relativo ajustehacia abajo,por falta defijación en la gramática,que es unode los miembrosde estecontraste,casi no existía el estilo,hundido en el magmaco-loquial. Y cuandoel ajustese dierahacia arriba, el estilovolvería adesaparecer.

Creemosinnecesarioalargarnossobreel valormeramenteacústicodel estilo,y sobreel desajustequeaquíse trata devencer,paralogra~efectosfonéticosdeterminadoscon pala-bras ya hechas,con gruposde ruidos bucalesque nos hansido previamenteimpuestos.Los antiguosretóricosconcedie-ron a esteproblemasu mayor atencióndesdeel primer ins-tante. Isócratesllevabaal extremoel pulimento; pero, aun-queeludíacacofoníaso hiatos, no se amargabala vida coneludir lo inevitable,sobretodo en punto a partículasarticu-latoriasde la frase. No hubierasuscritola críticamiserablede aquelpobre autorde los Ripios académicos,queconside-raba un desliz decir “la lanza”, porque esto causabala ri-dícula repetición: “la-la”. Muchos mueren de mal de es-crúpulo, parala poesíacomoparael siglo.

22. Potenciaafectivadel lenguaje(Otra vez el ImpulsoLírico) (VI, 7; VII, 2, 4, 5 y 6). Convienedarsecuentadelgrado que alcanzala potenciaafectiva del lenguaje,en des-ajustey hastapugnaabiertacontra la lógica, pues sólo elloexplica el misterio lírico y aun las locurasde la exacerba-ción. Como lo venimosrepitiendo, tal potenciase revelalomismo en las regionesmásbajasqueen las excelsas,lo mis-mo en la frontera zoológicaqueen la alta creaciónpoética:grito, injuria, caricia, arrullo, juego infantil, disparaterít-mico, genialidadde estilo.

La interjección,germende la palabra,hastallegó a ser

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entendidapor algunoscomo el origen único del lenguaje,mientrasotrosconcedíantal dignidadala onomatopeya(teo-ría del “Pah-pah”y teoría del “Bau-Wau”) .~‘ El grito, entodassus fases,es como un amagode palabraque aún norecibeel marchamológico.

La caricia sueleprovocar,en su fuego,graciosascombi-naciones,falsaspalabras.Enun cuentode Stevenson,el bri-tánico personajesintió el espantode la proximidad animalantelos trémolosguturalesde suenamorada,Olalla la Espa-ñola. En ocasiones,la caricia vacía la palabrade significa-do convirtiéndolaen merafunciónacústica,contrasentidoquedelatala traducciónliteral. Nadie se atreveríaa decir: “Mipequeñacol” o “Mi colecita”, donde el enamoradofrancésdice: “Mon petit chon.” O adecir“Quelle pommedeterre!”dondeel galanteadorargentinodice: “~Quépapa!”

Todosconocencancionesde arrullo en quelos ritmos bu-calesdel ronrónadormecedorse entretejenconincoherencias.

En los juegosinfantiles es manifiestoque la razóncedeel pasoal dinamismovital y el ritmo borra las significacio-nes. Así aquel sonsoneteque inspiró un capricho lírico deJoséAsunción Silva:

Aserrín, aserrán,los maderosde SanJuanpiden pany no les dan.- -

riqui, riqui, riquirrán.

Aquí se percibela onomatopeyade la sierraquemuerdeelmadero. Perotalesexplosionesno son necesariamenteono-matopéyicas;a vecesparecenuna expulsiónmás o menosmétrica de residuosverbales,y lo mismo las encontramoscomoválvulas de escapeen la verdaderapoesíaque en lastonadillaspopulares.Ya son merosruidos, ya fingidas pa-labras, ya palabrasque no hacensentidoy queno por esopierdensu encantoestético (jitanjáforas). Así estacanciónasturiana:

No le dabael sol,que le dabala luna;

* A. R., “De la lengua vulgar”, en El cazador, 1921 [Obras Completas,III, p. 146].

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no ledabael solde la media fortuna.*

Puedencompararseconestosestallidosverbaleslas “ri-masatroces” de otro tiempo, y las nonsenserimes con quelos inglesesdiviertena los niños,aunqueaquíya apareceunmaliciosocondimentodel humorismoculto. -

En la prosade Rabelaishaymomentosde verdaderofu-ror dionisíaco:el grancreadorde estilohacebotary rebotarlas palabras,las entrechocay descoyuntacon el regocijo delmoro quecorresu pólvora. La invenciónde palabrascapri.chosaspuedeestudiarse,entreotros,en Lewis Carroll, Léon-Paul Farguey JamesJoyce.

En estasmanifestacionesalógicaslos ritmos y simetríasparecencrearun ejercicio placentero,comoel de unarespi-ración acompasadaqueparanadanecesitade la inteligencia.Taleslos estribillosquese repitenperiódicamentea lo largode un poema,ya sin relación inmediatacon lo que se siguediciendo. La potenciaafectivaborra a veces,no sólo las no-cioneslógicas,sino hastalas nocioneséticasmáselementalesy aun los sagradosrespetosreligiosos. La consideracióndeestefenómenoestupendonos llevó a la teoría del “ImpulsoLírico”, al enfrentarnoscon un caso quevale la penare-cordar:

Seguramentequepocasveceshabrápesadosobrelos pue-blos el código de la moral y la religión como en la Españadel siglo xvi. Si en ella encontramos,pues,un brotede lo-cura,seráqueel impulsolírico es inconteniblee irrestañable.Pueshe aquíel romancede Delgadina,tandifundidoen Es-pañacomo en América,un romancedondeel trancerítmicoanula del todo la aberración. El rey mandaencerrara lainfanta su hija, porque ella rechazasus apetitos.lúbricos.Delgadinase muerede sedy, desdelo alto de la torre, pideaguaa los que pasan. La imagen de la infanta que gritadesdeel balcónal caminoes unafeliz concreciónde la ima-ginaciónliteraria. Los cortesanosy los viandantesse niegana socorrera la infanta, a menosque satisfagaal rey. Deaquínace el estribillo; y una vez que la negativay la con-

* A. R., “Marsyas” y “Las jitanjáforas”, en La experieizcia literaria, pá-ginas61 y 210.211,respectivamente. [En Obras Completas,XIV, pp. 69 y 206.1

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dición se establecencomo compasesmétricos, la corrienteyano reconocedique. Pasanlas mismashermanasde Delga-dina,pasahastasumisma madre,y todasellas,comohipno-tizadaspor la reiteraciónmusicaldel motivo, tambiénle nie-ganel aguay le echanen carael no cedera su padre. Unúltimo destello de buen sentido hace que el castigo sobre-venga. Peroel absurdocastigo recaeen la propia Delgadi-na, que al caboperecede sed. Se diría que la canción,bo-rrachade sí misma,no logra despabilarsedel todoa la horade hacerjusticia, y descargasu puntería fuera del blanco.k tales extremosllega la potenciaafectiva.

23. La retórica, lindero teórico-práctico (VII, 8-1v).Nuestro esquemade coloquio y paraloquiosmuestraotraregión indecisaen que los fines prácticosinvadenla litera-tura: la retórica, entendidaen su sentidoclásico, como unadisciplina de aplicaciónsocial fundadaen el arte de la pa-labra, y no en el desmedradosentidomoderno,que llamaretóricaal adornovacíoo al atavíosuperabundantey super-puesto. Paralos antiguos,la retóricano sólo es un interme-dio entrela función teórica de la literaturaen purezay lafunción prácticade la acciónsocial, sino quees tambiénunintermedioentrela función intelectualpura o discursiva yla función imaginativa (nuestraficción) a la que llamaron“poética”. Toda la retórica está hechade territorios mdc-cisos.*

La función retóricase explicamejora la luz de unacon-sideraciónsobreel tiempo.

24. Tiempo lingüístico y retórica. La literaturaen pu-reza tiene un valor extra o supratemporal,que abarcalostres latidos del tiempo:pasado,por cuantounaobraliterariaya hechaes cosaya acabaday pretérita;presente,porcuantola obra literaria vuelve a serpresenteen cualquiertiempo.Mientras queel documentohistórico es un testimonio de re-ferencia a hechosque no son el mismo documento,agentevicario de un pasadopor reconstruir,la obra literaria es do-cumentode sí misma, es la presenciadel hecholiterario en

* A. R., La antigua retórica, p. 11 [Obras Completas,XIII, p. 3521.

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sí (y, 12; VIII, 21-5°).Por último, la obraliteraria entrañaunafuturidad sui gencris queadelantese explica. Pero laretórica,literaturamixta,pendede un conceptotemporalde-terminado,al mismogrado queel coloquio o los paraloquiosno literarios. Éstosse pliegande distinto modo al peso delpresente,el pasadoo el porvenir.

La intervenciónfactual que significan los lenguajesnoliterarios,sin excluir el coloquio,se reducerespectivamente,en cada caso, a una información de pasado(histórica), depresente(científica) o a unaproposiciónde porvenir (Y, 3ss.) En las dos primeras,la pureza semánticaexige queel lenguajecorrespondaa la realidadexistentecomo corres-pondeun mapaaun territorio verdadero(VII, 3 bis). Mapay territorio no son la misma cosa,pero tienen una relaciónde equivalenciasemántica. La proposiciónde porvenir esunafunciónprospectivadel lenguaje,es el lenguajecreadorde nuevasrealidadesy ofrecedosfases: la unasin finalidaddirecta,efectomágico dela poesía,la cualproponea la meracontemplaciónciertas novedadeso ficciones que añadealmundo real (por donde la literatura en purezaasumeunafuturidad metafórica); la otra,de finalidad directa,utópica,o seadestinadaaprocurarqueexistalo quetodavíano exis-te. Y aquí acomodala lenguaa la realidadcomoun planode arquitecturaaun edificio por edificar. Estafuturidadeshumildementereal, por la intenciónal menos,puessupropó-sito es cuajaren hechos. A estafunción prospectivade fasereal correspondela retórica en su más amplio sentido:yaseaque, en el génerodeliberativo,promuevaleyes que aúnno existen; ya seaque, en el génerojudicial, promuevasen-tenciasaún no dictadas,ya seaque,en el géneroepidíctico,promuevauna nuevao especialdifusión de ideasy de senti-mientos.Ya sevequeesteúltimo tipo se acercaa la futuridadmetafóricade la literaturaen pureza,por lo mismo que laepidícticaes, de todoslos génerosretóricos,el que más seaproximaa la purezaliteraria.

ParaAristóteles,la judicial se vinculabaenel pasado,porreferirsea hechosya acontecidos;la deliberativase vincula-ba en el porvenir, por promovernuevas instituciones;y laepidícticase vinculabaen el presente,por referirseal bien-

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bellezay al mal-fealdaden especiede actualidady de per-manenciaestimativa.ParaQuintiliano,en cambio,la demos-trativa (epidíctica) tambiéntrata de las cosaspasadas.Mianterioranálisisresuelveestadisidencia,porqueno se aplicaa las premisasfactualesdel acto retórico,sino a su conclu-sión o propósitosobrela vida, quees siempreprospectivo:eltiempovital.

Enel fondo,así correspondea la doctrinade Aristóteles,paraquien la esenciade la retóricaes la persuasión(pros-pectividad). Ya Cicerón,aunquelo aceptaen teoría,en laprácticatrasladael peso de la retórica al valor artístico yal éxito de la exhibición oratoria. Finalmente,Quintiliano,hijo de suépoca,entiendeya por “retórica” todo un progra-ma de paideia o formación cultural de la persona,que vadesdela cunaa la sepultura;y con esta idea a la vista, aunniegaqueel fin persuasivoagoteel contenidode la retórica:y la prueba—dice--— esque la retóricasigue siéndolo aun-que no siempreconsigapersuadir. Observaciónciertamentebaladí,queconfundela nocióncon susaccidentesde aplica-ción práctica.

25. Gradosde la funciónprospectiva.Si nos desentende-mos, pues,de estosaccidentesy, sin atendera la eficaciaoineficacia,nosfijamos en la solaintención,podemosgraduarasí la escalade la función lingüística prospectiva:

1. Zonapráctica:

1. Máximo: Rito, que,en rigurosainmediatezóntica,en-gendra—o lo pretende—la cosa nombrada,por el hechosolo de nombrarla:relacióncon la función mímicaen la fic-ción de lo real (VI, 6): a) identificach5n,b) mandato,c)invitación. d) Al llegar al ruego, se pasaal conceptosi-guiente,con la plegaria.

2. Mínimo: a) Todoslos usoscoloquialesde la solicita-ción o el ruego;b) todoslos paraloquialesextraliterariosqueproponeno procuranel cumplimientode la cosanombrada;c) la retóricaconsu persuasióno con el incrementoafectivoy estimativoque la epidícticatrae al auditorio; d) la plega-

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ria, cuandono es puramentepiadosa,sino petitoria o de im-ploración.

II. Zonateórica:

1. Máximo: La literatura,en que la palabrahacecreerque se crea la cosamentada(“suspensiónvoluntariadel des-creimiento”,en Coleridge),y se conformacon la verdadorealidaddel estímuloespiritualy psíquicoque su fantasmaprovoca (Ficción). Agota, pues,su fin, en la sola contem-plación de sí misma. Con los demásórdenesde la funciónprospectivasehacealgo; conla literaturano sehacenada.Los otros son trascendentes.La literatura, inmanente.

2. Mínimo: Sombra o vaho prospectivo que acompaña,conscientementeo no, cualquiermanifestaciónteóricade losparaloquiosno literarios: poner en orden,paraen adelante,talesnociones;hacerlasentrar,paraen adelante,en el acervode los conocimientoscomunes,etc.

Prescindimosde los maticesde la psicología individual,quepuedenllegar hastalo humorístico. Como dijo un díaOrtegay Gasset,la invasorapreocupaciónpolítica hace queel astrónomomismo apuntesu telescopiocon unasecretain-tenciónelectoral. Aun el poetapuedellevar fines prácticocescondidosen su poema (adulación,etcétera),y el másge-neraly disculpablede todos,agradaraunamujer,ya por eldeslumbramientoestético,ya nalagándoladirectamente:

Diré cómo de rayosvi tu frentecoronada,y quehace tu hermosuracantar las aves y llorar la gente.

GÓNGORA

O ya tocándolaporsusmássensiblesafectos,comoci mique-lete donostiarraque enamoraa la niñera jugando con elfino:

L’enfan: avait reçu deuzbon~yeux dansla ~et j’ai /ait cesonnetqui n’est pas régulierpour, quand’il sera grand, que le cheren/ant m’aiine,el surlout que sa mire, etc.

VERLAINE

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Otrasveces,el galanteoes orgulloso, y el poetaofrece a ladamallevarla hastala inmortalidad envueltaen su propiagloria:

Vous vivrez el croistrez commc Laure en grancleur,

Au moins tant quevivront les piumes et le livre.RONSARD

O bien la prospectividadse refiere al anhelo de perpetua-ción,a la gloria griegaque, en el Symposio,inspirael dis-cursode Diótirna sobre los legisladoresy los poetas: así elNon omnis moriar de Horacio, queGutiérrezNájera repite:

No moriré del todo, amigamía.

Estasombrade prospectividadprácticaen la poesíaasu-me tambiénunapuraintención ornamentaly entoncesse des-vaneceen lo indiscernible.

26. Conclusióny deslindeliterario. Podemosya recogernuestrossaldos,puestoqueel siguientecapítuloseráun merolujo de análisis. Los capítulosi y u se agotaronen preám-bulos,vocabulariosy decantaciónprevia. Los capítulosni,iv y y tienenpor fin llegar a la ficción literaria, objeto delcapítulo vI. El vii se ha referido al carácterlingüístico dela literatura. Con apoyoen las tablasde los ~ 8 y 18, lle-gamosa eStesumario:

La literaturaes actividadteóricadel hombre;procededela facultaddehablar;se vinculaenel sistemaorgánicode sig-nos verbalesque es el lenguaje; se manifiestaen lenguaseidiomas determinados;es, allí, paraloquiode configuraciónsemántico-poéticainseparable;tiene intenciónsemánticadeficción; no admitecuantificaciónde los datosrealesquepue-de acarrear,ya por conceptode mínimo de realidadindis-pensable,o de realidadtratadaen direcciónficticia; se refie-rea laexperienciapura,hastacuandoincorporaancilarmentenociones de saberespecífico; pone en valoración máximaigualmentelas tresnotaslingüísticas,intelectual,acústicayafectiva; busca,a travésdel estilo, un ajustepsicológicodeprecisión comunicativo-expresiva(hastaparasugerir lo im-prccis3), y un ajusteestéticode especielingüística,los cuales

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resultanen univocidadde contenido intuitivo e individuado(en contagiosimpático de naturalezasupraintelectualy, alcabo, en deleite de integraciónanímica,que algunosconsi-derancomo intermediariahacia la compenetraciónmística:VIII, 30).

El paréntesisse refiere al aspectofilosófico-estéticoquedamospor previamenteaceptadoen toda interpretacióndela literatura,y quesólo hemosmencionadoal paso. El restode la fórmula tiene mucho de repelente. Pero no hubieravalido la penade emprenderel esfuerzolingüístico aque sereduceeste libro (1, 2), si luego tuviéramosmiedo al logo-grifo que resultade un vocabulariotrabajosamenteconquis-tado,y cuyo objeto era nadamenoshuir las vaguedadesdeuso corriente o de uso sentimentaly los impotentesrodeosde la perífrasis.Al menos,nadieme acusarádehaberarries-gadoentrometimientosde doctrina o depreceptivaen la puradescripcióndel fenómeno,o mejor dicho, en el trazo de superímetro. Lo mucho,lo casi infinito queaquí falta no eraobjetode la actual investigación.

Ya, a lo largo de unavida consagradaa las letras, noshansobradoocasionesparacantarlascon acentomásplacen-tero. Aquí no era caso de cantar,sino definir.

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TERCERA PARTE

VIII. SEGUNDATRÍADA TEÓRICA: MATEMÁTICA,TEOLOGÍA Y LITERATURA

1. Séptim.aetapadel deslinde:La tríada del ente “sui gene-ns”. Dijimos queestecapítulo es apendicular,y se empren-de por lujo de análisisy por amor. Seráinformal y digresivo(VII, 26). Hemos dado fin al deslindevertical: historia,cienciade lo real y literatura. Tal fue nuestraprimer tríadateórica. El deslindese operó por noéticay por noemática(ésta,en sus dosfases:semánticay poética). Al emprenderel deslindepoético,hubo queadelantardesdeluego sobreellenguajematemáticoy el lenguajeteológico,considerándolosinvolucrados,aquélexpresay éstetácitamente,en el lengua-je científico general,parano desarticularla continuidaddela investigación. Nos queda,pues,un deslinde noético-se-mántico,quepodemosconsiderarde línea transversal,entrela segundatríada teórica: matemática,teologíay literatura;el cual se establecesobre el respectivo entesui generis decadaunade estastres disciplinas,y quedesdeel principioreservamosparaun capítulo aparte.

r Historiay

ji ~~ L Ciencia

1Matemática Literatura Teología

Entessui generis

Trataremosprimero del pensarmatemáticoy luego del re-ligioso: Quien aceptequeen el pensarmatemáticohay unfactor de imaginación,considerarásin disputaesta discipli-na, en mayor o menor grado, como ciencia del ser irreal.Quien,siguiendoaquíla tradiciónplatónica,considereel ente

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matemáticocomo más real que los objetos reales, no poresoaceptaráelque la realidadextraordinariade estacienciase identifique con la realidad ordinaria de las demás. Enuno y otro caso,se impone,pues,el deslindeconla ficciónliteraria.

Quien niegue valideza la religión, se limitará a consi-derarla como un pensarficticio, aunquede efectosválidosparael individuo y la sociedad,parala economíapsicológicay la histórica. Quienconcedavalidez a la religión, no poresoaceptaráel que la realidadsobrenaturalse identifiquecon la realidad natural. Aquí de la doble verdad—fe yrazón—que tantopreocupóa la EdadMedia; o, para usarel lenguajetomasiano,el reino de la graciay el reino de lanaturaleza.En uno y otro caso, se impone tambiénel des-linde conla ficción literaria.

Queda así planteadoun nuevo problema: Colación delentey del pensarliterarios con el entey el pensarmatemá-ticos, y con el entey el pensarreligiosos.

2. Reducciónde los respectivoscampos.10 La matemática.Muchascosassecobijanhoybajoeste

nombre. Singularmente,dosvastasconcepciones,queen ma-neraalgunanos pareceninconciliables,sino comprendidalaunaen la otra:

a) En el sentidoparticular,la matemáticaes unacienciaespecífica,que se aplica a la cuantificacióny a la medida.Tal es la matemáticade los programasescolares,consusdi-visiones clásicas:aritmética,geometría,álgebray análisis.Por supuestoque los programasescolaresno van más alláde los primeros grados;pues sólo la aritméticasuperior,ensuactualdesarrollo,rebasala capacidadde cualquiersabio,y ni siquierapodríaestudiarseaparte,sino que se extiendeporvarias ramasde la ciencia. La matemáticaasí entendidaproduceel arte del cálculo,el cual lo mismo auxilia la vidaprácticaque las demásdisciplinasteóricasno literarias. Ental sentido,la matemáticaoficia, al aplicarse,comola fámu-la de las ciencias(E. T. Bell, TheHandmaidenof Sciences).Y aunque,en la mayoríade los casos,las cienciasno suelenusarmásque cierta álgebraelemental,la físico-químicaes

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un ejemplode cienciaplenamentepenetradade matemática.Aquí la matemáticaasume el carácterde un instrumentolímite para las ciencias reales,en punto a cuantificación,medida, orden,etcétera. Naturalmenteque no vacía a lasdisciplinasespecialesde su contenido propio, y las invadecada vez menosconforme se desciendela escaladesde lafísico-química(vérticede las disciplinasrealesno humanas),hastala sociología (base de las disciplinashumanas),pa-sandoantespor todoslos órdenesintermediosde lo inorgá-nico, la vida orgánica (vegetaly animal), la vida psíquicay el espíritu. Al llegar alborde de la historia, la matemáticaentraya por la puertachicaa título de técnicaauxiliar (cro-nología, etcétera).

b) (VII, 3 bis, 13, 14; VIII, 8, 9). En el sentidogene-ral, la matemáticase acercaa la lógica hastaenlazarseconella y aunaspira,comoveremos,al tercer grado de abstrac-ción metafísica (VIII, 3). Partedel estudiode los funda-mentosdel pensarmatemático,y se sublimaen lenguaje oinstrumentode las formas mentaleso estructurasde la in-tuición, determinandoun Tercer Órgano que ha aparecidodespuésdel Nuevo ÓrganoInductivo de Bacon,el cual, a suvez, vino despuésdel ÓrganoDeductivo aristotélico. Aquíla matemáticaasumela categoríade reina de las ciencias(E. T. Bell, TheQu.eenof Sciences)- No esya sólo un ins-trumentolímite paraellas,sino unasustentacióngeneraldelpensamientodiscursivo;y confundidaconla lógica, a la que,bajoelnombrede “logística”, depuraen abstraccióny ensan-chaen contenido,superael ordencuantitativoy entraen elorden profundode la cualidad.*

Aquí tomamospor unaveredatransversalque atraviesalos dosterrenos. Dejamosaun lado la cienciade las magni-tudesen sí misma y, desdeluego, el arte del cálculo. Deja-mosaotrolado el detallede las formulacioneslogísticasquese aplicana rompery enriquecerel antiguo y simétricoes-quemaaristotélico(predicaciónde identidad,elementoses-tablese inconexos,etcétera),y lo sustituyenporun enjambre

* No confundir este uso actual del término “logística” con el uso de losantiguos: los griegosllamaron “logística” al artede calcular todavía empíricoy fundado, como entre los egipcios, mucho másen el número-objeto que en elnúmero como especie aislada.

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de proposicionesrelacionalesque respondencon exactitudanuestraintuición deluniverso. Aquí noscontraemosa lacon-sideracióndel ente matemáticoy a la intenciónmentalquelo capta. Peropor ente matemáticono entendemosya sola-mentenúmeros,algoritmosy figuras, sino tambiénsímboloslogísticosy proposicionesabstractasdel tipo llamado“tauto-lógico”. Y por intenciónmentalmatemáticano entenderemossolamentela abstracciónde cantidad, sino también la abs-tracciónde cualidad quelogra captarla matemática.

2~La religión. De las fasesya mencionadas(III, 5),la prácticao institucional quedóenvueltaen la antropologíay en la historia; la emocionalo mística,en la antropologíayen la psicología. Ahora nos acercamosa la fase intelectual,quea su vez tiene dos aspectos:

a) Cuandoes un pensarfilosófico referido aDios comocausade las causas,sólo nos competeen cuanto afirma larepresentacióndel ente divino, y en todo lo demás quedafuera de nuestrofoco: seaporqueescapahacia la filosofíaprofunda,ajena a los términosdel deslinde;seaporquees-capahaciala filosofía específica,involucradaen las etapasde la ciencia antesdefinidas(III, 4).

b) Pero cuandoes unateoría del conocimientodivino,un método o modo de pensare investigar la divinidad, si-quiera seapor suscontornos,una teologíaen suma,entoncescorrespondeya a nuestroanálisis; bien que reduciéndonossiempreal sesgode espíritu y al ente captado.

Con respectoa la teología,prescindimosde las antiguase indecisasaplicacionesdel término, en quea vecesse con-fundía el conceptoreligioso con el puramentemitológico yaunconel poético. Tenemosa la vistala manifestaciónsumadel pensarteológico, que se produjo en el asuntocristiano,dondeel procedimientomentalva sustentado,por unaparte,en los hechosdel Cristianismohistórico, y por otra parte,enla energíapsicológicadel misticismo.

39 La literatura. Sólo seráconsideradaen aquellasfasesnoéticasy semánticaspertinentesa la colación. Hemos ro-deadoya la literaturapor tantosaspectos,quepodemosaho-rrarnosnuevosperiplos, dándolospor bien recorridos.

288

A

LA MATEMÁTICA

3. Estructura de la abstracción. Comenzaremospor unsumario de cuestiones. Su aridez se corregirá en retoquessucesivos.

Antes de llegar a la matemáticay paramejor asir la na-turalezade su ente,hay quesituarlaen la escalade la abs-tracción. Lo cual, de paso,complementaráen el orden ló-gico la caracterizaciónantesintentadadel ente real y la fic-ción literaria.

A) Escalade la abstracción

P Abstracciónfísica. Primer grado de abstracción,queoperasobre las cosasnaturalesal considerarlascomo cla-ses o tipos, y prescindiendode sus notasde individuación.O, como diría el escolástico,la abstracciónque,en las mul-titudes, destaca las esencias:“hombre”, “flor”, “lápiz”,“cuadrúpedo”,etcétera.

2~Abstracción lógico-matemática.La que, subiendoungrado más,abstrae,sobreclasesy tipos,las formasmentales;o bienlas construyedirectamente:números,figuras, símbolosfuncionales,y aquellasproposicionesreduciblesa símbolosfuncionalesllamadastautologías.

39 Abstracciónmetafísica. La filosofía primera que, engrado diferente,totaliza y abstraelo inteligible en sí mismo,ora sobre las cosasnaturales,ora sobre los moldes de laabstracciónfísica, ora sobrelos moldesde la abstracción16-gico-matemática,en buscade la esenciadel Ser: ontologíaen primera intención,y en segundaintención,teología,cuan-do se fundaen el saberrevelado.

B) Apreciaciónde la escala

1) El primero y el segundogrados lo mismo puedenaplicarseal discurrir prácticoque al teórico: el primero, ensu totalidad; el segundo,en parte, a modo de inspiracióncultural. Tampocopuedenegarse,en principio, la posibili-dadparticular de inspiracionesexcepcionalesquedescienden

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hastala prácticadesdela abstracciónmetafísica:genios,ele-gidos,profetasy el Verbo Encarnadode la creencia.

2) Desdeel punto de vista del poetemao fórmula lin-güística,el primer grado ocupala zonadel coloquio (Diccio-nario estáticoo Diccionarioen movimiento),y unapartedela zonadel tecnicismo,la relativa al ente real (VII, 9-e, 14,15-2v, 15 bis). El segundousacoloquio, tecnicismodel enteirreal y tipología simbólica. El tercer grado generalmentese conservaentreél coloquio y el paraloquiotécnico. Pero,a veces, la lógica matemática(aquí, matemáticasublime)pretendeaprisionarloen sutipología simbólicao ideograma.

3) No se entiendaquecadauno de estostresgradosestápropuestocomomateriaúnicade abstracciónal ulterior y ensuertede procesolineal: elprimero al segundo,el segundoalterceroy —añadiríael teólogo— el tercero al ángel. No:retengamoslas instanciasintroducidasen la enumeracióndela escala:

a) El segundogrado puede“abstraerse”sobreel prime-ro, pero tambiénpuede“construir” sus moldesde modo di-recto,punto quesubrayaremosal focalizar el deslinde.

b) El tercer grado puede abstraersesobreel segundo,pero también directamentesobreel primero y, en casosdeiluminación,aunsobrela cosanaturalmisma; puesel tercergrado sondeaen todaslas vivenciasy representacionesmen-tales. Doctrina que aceptamoscomo base explicativa, sinquenos incumbaaveriguarsi la mentepuedecreardirecta-menteo construir también por sí misma las entidadesdeltercer grado; lo cual atañeal misterio de la revelación,alidealismoabsoluto,ala matemáticasublime,en tesisortodo-xas o réprobassegúnel caso.

c) No nos confundanlas palabras“grados” y “escala”.Corno abstracciónpura, el segundogrado esel másextremo;comofundamentaciónespiritual,el tercero.

4) Se cruzaconla abstracciónel conceptode objetividado despegoaxiológico:

a) La objetividadcorrespondeen plenitud a cierto gru-po de ciencias: las extrahumanas.

b) Aunquesin perdersuvigenciaideal, la objetividadseenturbiaconformenos acercamosa las cienciashumanas;al

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puntoque la sociologíapura o sin orientaciónestimativa esobjetableparaalgunos,y al punto quehay ya cienciasesti-mativaspor destino:ética, política, estética.

c) El objetivismoluchapor mantenerseen la historia; loconsigue,en principio, por cuanto a la base documental;lo alcanzamásdifícilmente en la explicacióno interpreta-ción, ya explícita o ya implícita en la narración;y acasoaquíno seacuerdoprescindiren un todo de la concienciaaxiológica, pues la historia lleva en sí la nota patéticadelo perecederoy la rica encarnaciónhumana.

Nota. “Podemos—ha escritoWhitehead—declararquela característicamatemáticaestáen tratarcon propiedadeseideasqueson aplicablesa las cosasjustamenteen cuantosoncosas,apartede todos los sentimientos,emocioneso sensa-ciones particularesque de cualquiermanerase relacionancon las cosas” (An Introd. to Mathematics)- No: éstano esla característicamatemática.Éstaes la objetividadcientífi-ca. Por de contadoque tal objetividadse consigueen abso-luta asepsiaal llegar al segundogrado de abstracción,fuerade las confusionesde orígenes,como el animismo pitagóri-co de los númerosu otros fetichismosmatemáticosaberran-tes (VIII, 13).

C) Focalizacióndel deslinde

1) La literaturadisponeigualmentede los tresgradosdeabstracción:

a) Por propio derechoen el tipo obvio, en conceptodemínimo de realidad(II, 5 y VI, 5).

b) En los demástipos, sólo en función ancilar inversa,total o esporádica,segúnel caso, y descartandodesdeluegoel tipo E” o no-literatura(II, 8) -

2) La abstracciónfísica:a) Si de ordenprácticoo lógica del sentidocomún,más

o menosfertilizada por aplicacionesde la teoría,no incum-be anuestroestudio.

b) Si de orden teórico, fue ya deslindadaen tres con-ceptos:

b’) Sucederreal y perecederoen la historia; b”) suce-

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der real y permanenteen la ciencia real; b”) mínimo derealidaden la ficción literaria (caps.ni, iv, y y vi).

3) La abstracciónlógico-matemática:a) Cuandosolamente“abstrae”sobreel grado anterior,

se confundecondicho gradoparael deslinde,en conceptodesucederfundado en realidad.

b) Cuando,másqueabstraer,“construye” directamente,atañeal deslinde,en dosestados:

b’) Deslindeentre el objeto físico abstraídode la cosareal, y el objeto lógico-matemáticoconstruidodesdeel espí-ritu en o dentrode la abstracciónde segundogrado.

b”) Deslindeentreesteobjeto real construidoen o den-tro de la abstracciónsegunda,y el objeto de la ficción lite-raria construidoen o dentrode la abstraccióndelprimer gra-do, o en la del segundocon modalidadparadójicaque seexplicaráen sumomento(VIII, 21).

Nota. Que en el segundogrado sólo comprendimoslastautologías,y no las demásproposicionesempíricamentecom-probables,pues éstas (naturalismológico) caen en el pri-mer grado.

D) Coordinación

1) El tercer grado de abstracciónserátocadoal paso,apropósitode la matemáticasublime,queesuna incursión delsegundohacia el tercero;y serátocadocon másmiramientoa prçpósitode la teología (VIII, 13 y sec. B).

2) Dejamos situado el pensarlógico.matemáticoen elsegundogrado de abstracción,quees la zonapura de lo for-mal. Pueslos moldes del primer grado son naturalistasyantropomórficos,y los del tercerodejande ser formalesporsu contenido metafísico. Pecarpor carta de más y pecarpor cartade menos.

4. Estructura del pensarlógico-matemático.Estaestruc-tura interior del segundogrado de abstracciónabarca,pues,el dominio de lo formal, quees lo lógico-matemático. Perohay queesclarecerconceptos:

1°Por cuantoa la matemática(VIII, 2.1v).

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1) No confundir la matemáticacon la matemáticaapli-cada,en que la matemáticaya no es reina, sino fámula delas ciencias:—y aundelas cienciasaplicadas,—y aunde lavida práctica,en el arte del cálculo,—o bien, fámulade loscontenidosdel tercer grado,en la matemáticasublime,aun-que fámula aquícon pretensionesde reina. Toda aplicacióna propósitoajenodeja de ser formal.

2) La matemáticaparticular o cuantitativa es formalmientrasno se aplica: crea los moldesaritméticos,geomé-tricos, algebraicos,y se acercaa la cualidaden las relacio-nes proporcionales,moldesde orden y estructura.

3) La matemáticageneralo cualitativa es formal: des-arrolla aúnmáslas relacionesproporcionales,los moldesdeorden y estructura,y recibede su consorciocon la lógica lastautologías,queasciendenhastala tipología simbólica.

20 Por cuantoa la lógica (VIII, 2-2v).1) La historia de la lógica nos da a revisarmuchossis-

temas,más o menos formales en el sentidode haberalcan-zado el segundogrado o de no desbordarsehacia el tercero.Así, por ejemplo, la deductivaaristotélica;la escolásticadeigual filiación; la inductivabaconianade intencióncientífico-real; la de Port-Royal,inspiradaen el matematicismocarte-siano; la matematicistade Leibniz, precursorade la logísticaen su “lenguaje universal”; la de Vico, que se desvía delmatematicismocartesiano;la dialéctica hegeliana,que tam-biénlo rechaza;el utilitarismo; el positivismo; el anti-inte-lectualismo;el pragmatismo;el neopositivismo;el historicis-mo de Croce; la logística, etcétera.

2) No todos estos sistemashan desprendidoun métodoformal definido,y acasoalgunosno lo consientanpor su car-ga de contenidosmetafísicosdel tercergrado. Otros, aunquerechazaronla matemáticade su tiempo —no generalizadaono claramentegeneralizadaaún— han contribuido al des-arrollo ulterior de la matemáticay, como resultado,al con-sorcio lógico-matemático.Esteconsorciocoagulaen la logís-tica, quellevalas especiesala segundaabstracción,les aplicala tipologíasimbólica, y aun aventurasublimidadeshacia eltercer grado.

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3°Por cuantoa ambas.1) A pesarde los esfuerzosde la logística, lógica y ma-

temáticano parecenhastaahora íntegramenteconvertibles,por desbordesirregularesfuera del segundogrado que im-piden un ajuste cabal. En tal sentido, la logística no sóloha sufrido los ataquesde matemáticoscomo Poincaré,sinode los propios logísticosque—segúndice Brunschvicg—sehanencontradoen el trancede las fundicionesque fabricancañonesexcelentes,capacesde perforarsus propiascorazas.Estacabal conversiónsupone dos tesis:

a) Reducciónde la materiamatemáticaa la materialó-gica,lo quese lograríasólo creandoun cálculo quedominasedel todo sealas clases(o las funcionesproposicionales),sealas relacionesen su estrictoconceptoformal.

b) Irremediablesuperposicióna la lógicamatemáticadeuna metafísica de la lógica (pues todo se sostieneen lasraícesdel tercer grado), de suerteque la lógica llevase ensí unavirtud demostrativa,unavirtud conclusivapor la solaforma, otorgandoasí a la matemáticauna cualidadde ver-dadque le es ajena.

2) Pero sucedeque la lógica sólo nos incumbeparaeldeslinde en aquella fase y porción en que se ha logradoel consorciocon la matemática;pues dondeno se haya lo-grado,la lógicacae en el deslindede la cienciareal, o huyedel deslindehacia la filosofía primera del tercer grado,quesólo nos atañeen cuantoal ente teológico. Lo peorquepue-dendecir los adversarioses que aunesteconsorciolimitadoes aparente:paranuestroobjeto, da lo mismo,puestambién,y muy especialmente,nos competeel objeto teórico ilusorio.

3) En estazonade entesui generislógico y matemático,lo mismo nos da que la logísticaaprietesu métodohastalatipología simbólica,o admitatraduccionesidiomáticasmásomenosprovisionales.

4) Despuésdaremosejemplosde ciertashendedurasen elconsorcio,aundentrodela zonadelsegundogrado (VIII, 8).

49 En el senodel segundogrado.Nuestroente sui generis matemáticose encuentra,pues,

en el segundograde.

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Estegrado de abstraccióntiene como características:1) Por definición,estaabstracción,siendoformal, es in-

manente. En trascendiendo,baja a la aplicación del primergrado o ensayala aventuravertiginosade subir al tercero.

2) El segundogrado de abstracciónprocedepor un me-canismoqueconstade treselementos:

a) El molde entitivo u objeto matemático;b) El molde discursivo o raciociniomatemático;c) La conclusióno consecuenciamatemática.3) Nota: Queestaconsecuenciapuede,asuvez, erigirse

en molde entitivo paraun nuevoproceso.

5°Conclusionespara nuestroanálisis.La estructurade la abstracciónmatemáticase analiza1)

por suesenciay 2) por su mecanismooperante:1) Por su esencia,esa) de nivel mínimo o formal;b) inmanentey de proclividad trascendente,comoluego

seexplicará (VIII, 10).2) Por su mecanismo,a) arrancadel objeto: presenciao planteode los datos.b) discurreo infiere: estrategiaaporética.e) llega a un nuevoobjeto: organizaciónde soluciones.3) Los treselementosdel mecanismo:a) El primer elemento,u objeto de que se parte, se con-

sideróun tiempo comoaxiomao evidencia,y hoy se entiendecomo postuladoo enunciacióninventiva (dentro de ciertoslímites); y casi esesto lo quenos obligaal deslinde. A ve-ces lo llamaremosprimer entematemático.

b) El segundoelementomuestrala rectitud del razonar,común al discursopráctico,científico, etcétera,aunquediá-fanamenteapreciable aquí por ser puramenteformal. Al~rolversediáfanoa tal extremo,por no ir orientadoal sucesoreal, revela una posibilidad inventiva de recursosirreales,“singularidad matemática”que también exige el deslinde:aunqueel discrimenque se apliqueal postuladorecaeauto-máticamentesobreesta singularidad.

c) El tercer elemento es producto de la fatalidad delraciocinio a que se refiere el punto anterior,y asume un

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carácterde remate. Pero a su vez se convierte en objetorecién creado,y funciona como postuladoparauna investi-gación ulterior. De suertequequedaimplícito en el mismodiscrimen. A veces lo llamaremosúltimo ente matemático.Su naturalezainventivanos aparecemásatenuadaquela delprimer ente,porquelo hemosvisto nacerpor inferencia,porobligaciónlógica (VIII, 17-5v).

4) La inventiva, seaen postuladode primeroo de últimoente, seaen la “singularidad” del recursoraciocinante,es elfoco de nuestrodeslinde:

a) Paraconel entereal o elobjeto de abstracciónfísica;b) Paraconlos demásentessui generis;b’) teología,yb”) ficción literaria.

6°Articulación (o punto de orientaciónparael cursoul-terior delensayosobrela matemática).La cabalapreciaciónde la inventiva matemáticaexige:

1) Una descripciónde la matemáticaen general:a) En sufuncióndelibertadlúdica.b) En su consorciocon la lógica (y confrontaciónconsi-

guiente del sistemaclásicoy el actual).2) Una limitación del contornomatemático:a) Por trazo de fronteras.b) Por nivel mínimoy las consecuenciasde éste,asaber:b’) declive a la trascendencia,yb”) virtud mnemónica.c) Por examende las aplicacionesmatemáticasmásallá

del recinto:e’) las indiscutibles;e”) las discutibles (ya hacia el primer grado, ya hacia

el tercero).3) Descrito así el conjunto,a) Reducciónde los treselementosdel mecanismo(pos-

tulado, razonamientoy consecuencia),medianteun esquemadinámico, al enigmade la postulación.

b) El postuladoy su naturaleza:b’) por su origen; b”)por suscondiciones;b”) por suconducta.

4) Obtenidoasí el objeto matemáticoen sus característi-

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cas,confrontaciónde deslinde,por estructurade abstracción,relación de trascendencia,libertad inventivae intención,

a) Con el objetode abstracciónfísica;b) Conel objetoteológico;e) Con la ficción literaria.

5. La matemáticaengeneral. La matemáticase ocupaenlas relacionesabstractasde exactitud. El término “relacionesabstractas”nos liberta de la limitación exclusiva a las rela-ciones métricasy nos refiere a la abstracciónde segundogrado. El término“exactitud” nos refiereala coherenciadelraciocinio y ala lealtadparaconel supuestoprevio. Lo quehizo decir a BenjaminPierce: “La matemáticaes la cienciade las conclusionesnecesarias.”Nuestrafórmula —que nodefinición— puedepareceralgo vaga. Con todo, no puedeclarse nadamáspreciso. La mejor descfipciónde la mate-mática, segúngravesautoridades,se encuentraen estaspa-labrasde BertrandRussell,quedistanmuchode serunahu-morada: “La matemáticapuededefinirsecomo unamateriaen quenuncasabemosde quéestamoshablando,ni podemosaveriguarsi es o no verdadlo quedecimos.”

El haber llegado aeste descuidoen las exigenciasclási-cas de la definición, al punto de sustituir la definición porepítetos,no es sólo consecuenciadel sesgomentalcontempo-ráneo,que prefiere las relacionesa las sustanciasy, a losesquemascerrados,los abiertos. Es tambiénuna consecuen-cia del golpe de muerteque las nuevasgeometríashan ases-tado al antiguo sosténde la filosofía matemática.

En efecto:hastahacepocotiempo, se dabapor admitidoque el pensarmatemáticose fundabaen proposicionesevi-dentespor sí mismas,llamadasaxiomas. Cuandose vio queel abandonode los axiomaseuclidianosno traicionabael or-den del mundo, pudo ya pensarselibremente que muchaspretendidasevidenciasno pasabandehábitosmentales,y queel verdaderométodo matemáticoconsistíaen proposicionesmeramenteenunciativas,las cualesse ofrecensin evidenciay sin demostraciónnecesaria.Tal es el postulado.

TodavíaFelix Klein, sumaautoridad,se dejó decir en elsiglo pasadoque “la matemáticaes la ciencia de las cosas

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evidentes”. Con todo respetopara el genio, apartamostandeplorableafirmación. Nuestrosmaestrospositivistasno sa-bían la travesuraque se hacíana sí propios cuando—conplatonismo inconsciente,y aun con involuntario pitagoris-mo— nos predicabanque el ente matemáticoes la únicarealidadpositiva, en esesentidocandorosode la evidencia.¿Evidentela laboriosísimaconcepcióndel número, aunquesólo se piense en el númeronatural y no en todosesosnú-merosde fantasíaqueson su cortejo? ¿Y la todavía máscompleja elaboración del “cero”, valoración de la nada?¿Evidentela fantasmalfigura geométrica,queparecellegara nosotrosdesde la temerosaregión de las madresen elSegundoFausto? ¿Y el subterfugioalgebraicoquemanipulacon funcionesvariableso cambiaen letraslas figuras? ¿Olos juegos de ilusionismo del cálculo infinitesimal? ¿Evi-dente el propio fundamentoaxiomático de la deducción?¡ Buenofuera! Entoncescaeríapor tierra todoel alegatodeHusserl, más cartesianoque el Cartesio,de quien se alejóprecisamenteporqueno le resultabainmediatala ideaciónalmodo matemático.

Y si del pensarmatemáticoen generalpasamosasuacer-vo actual de nociones,el argumentosube de punto. Ya enel siglo xvii Saint-Évremondretrocedíaante las pretendidasevidenciasmatemáticas,confesandoque“habíaqueestarmuyenamoradode laverdadparaprocurarlaa tan alto precio”.*¿Quéno deciren nuestrosdías,cuandolos últimos cien añoshan presenciadoun renacimientosólo comparableal de lostiemposde Arquímedeso de Newton? Bell declaraquehoypor hoy “pocos puedenaspirara serotra cosa que simplesaficionadosen másde un capítulo de la matemáticamoder-na”, y que “de cadacincuentacontribucionespresentadasenun congresocientífico, raro seráel especialistacapazde en-tendermedia docena”.

Y estas“evidencias”,quepor lo visto se metensolasporlos ojos (y queen verdadconducena las consecuenciasmásrigurosas),se han conquistadosencillamentecon un volteometafísicode los postuladossemejanteal de la literaturafan-tástica. Porqueel significado de la matemáticaes extrama-

* Jugementsur les Sciencesoá peut s’appliquer un 1zonn~te-homme.

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temático,y esta ciencia operasin distraerseen la posibleredadade evidenciasqueagarraal paso. Y así es que las“matrices” de Cayley vivan como entidadesinaccesibles,ysólo resultenaplicablesochentay ocho añosdespuésde ima-ginadas.

No sabemossi las especiesmatemáticasserán,comoquie-re Jeans,las plomadasdelGranArquitectodel Universo,quepor suerteresultaserel SumoPoeta;o si ellas,comocantabael viejo Everett, habitaríanla mentedivina “antes de quealzaransus coroslas estrellasde la mañana”. Pero sí nosconstaqueno se portancomo evidencias. Puesvéansea ojode pájaro los últimos trancesde su agitadavida:

Euclides,por tantossiglos intacto,fundó la geometríaendeterminadosistemade axiomas. Y de súbitonos encontra-mos conuna legión de geometríasno euclidianas,fundadasen otros postulados,diferentesy hastamaliciosamentepro-puestascontraEuclides. Y ahoralas paralelasse juntan; lasfiguras cerradasse empenachancon apéndicesde líneasso-brantes. De pronto el infinitesimal continuo, o infinito enevanescenciahacia cero—queya eramuchoparaevidente—comienzaaquedarsesin trabajoanteotrasagenciasmásefi-caces. El infinito, reinterpretadocasi en nuestrosdías, seacercacomoun huracánmatemático.Lasaplicacionesfísico-matemáticassufreno provocanlas metamorfosisconsiguien-tes: materia,espacioy tiempo se machihembranconaire desucesohistórico: la fuerza, bravucónde la mecánica,revelasu muellezgravitante;la luz se encorva,pesay tarda,antesestocadainviolable. Einstein hace escupir su secreto a lagravitación,esfingede Newton. La distantepsicologíaresien-te la sacudiday la devuelvesobrela lógica; porque,pertur-badala nociónde la continuidadabsolutaen las reaccionesnerviosas,se abreunahendeduraentrela causay el efecto,por dondepareceque la inferenciaha voladoentredos tra-pécios. Y, en fin, el criterio de lo verdaderoy lo falso esdadode bajaen la legítima “proposicióntautológica”.

Todo ello acusaun orden de inventiva, de iniciativa men-tal, que dista mucho de ser la pasividad de la evidencia.David Hilbert no vacila en compararla matemáticacon unjuego cuyas reglas se establecendejandoen el papel unos

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trazosno significativos de realidadconcretaalguna. Puessise concretael significado,se evaporala matemática.

Pero se apreciadel árbol por sus frutos. Es inevitablequetiendaajuzgarsede la validezmatemáticapor la validezprácticade sus fácilesy frecuentesaplicaciones.¿Cómo,di-cen unos,estos frutos lozanosy consistentesvienen de unasuertede ilusionismo? ¿Cómo,dicen los quecalan máshon-do, pudo el espíritu haberolvidado el engañoinicial quese planteó a sí mismo? Y de todos modosquedaabiertalainterrogaciónidealista sobreel fundamentode las másmo-destas realidades.¿De dónde nos vino la telegrafía sinhilos? De unos teoremasinventadospor Maxwell para de-ducir consecuenciasdesdela raíz cuadradade “menosuno”.Otro, dibujandosignoscabalísticos,anunciael fenómenodela refracción cónica que los gabinetesde física todavía ig-noraban. Y otro, por último, teorizandosobrelos extremosde ciertaecuaciónalgebraicay sin salir de sugabinete,anun-cia al mineralogistaquenunca encontraráen el vasto reinode la naturalezamásde treinta y dos tipos distintosde cris-tales.

Bastelo anteriorparapercatarsede queel discrimenen-tre el ente literario y el matemáticono es tareasencilla,auncuandoel sentidocomúnpasede largo sin mirarlo.

La función de libertad lúdica se apreciarámejor con lasiguienteparábola.

6. Parábola del ajedrez. Quisiera tranquilizar a los ti-moratosy a los desconfiados.En las anterioresdescripcio-nes no he hechomás que seguirpuntualmentea las autori-dades. Cuandolos maestroscontemporáneosquierendar unasencilla explicación del pensarmatemático,hablan de unjuego consusreglasconvencionales,y acudenal ejemplodelvetustoy venerableajedrez,con su tablero, sus piezas,mo-vimientosy determinacioneslibrementeescogidos,pero rigu-rosamenteaceptados—conceptodeexactitud—paramientrasdure el torneo. En el ajedrezno cabe preguntarsi el juegoes verdaderoo falso, descartede la evidencia. Sólo cabesabersi procedemoso no segúnel sentidodeportivodel fairplay. Ésta es la verdaderaincumbenciamatemática.Se re-

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duce a lo que decía el P. Maestro Fray Juan Fernándezde Rojas, bajo el seudónimode “Lic. Francisco AgustínFlorencio”, en su Crotalogía o ciencia de las castaííuelas(1792): “En suposición de tocar, mejor es tocarbien quetocarmal.” * Si el tocares,en sí, verdaderoo falso, resultauna interrogaciónsin sentido; en todo caso, no incumbeala lógica matemática;quiero decir: no incumbreal arte detañer las castañuelas.Pero, puestosal postulado,hacerlobien.

Renovadoel aire, cerremoslas ventanas.No nosconfor-memoscon parábolasmáso menosaproximadas.

Naturalmentequeseríapueril quedarseen la descripciónmetafóricadel ajedrez.Los mismosquela proponense apre-suranal instantea haceraclaraciones,recordándonosquelamatemáticase diferenciadel ajedrezpor su “seriedad”.

Y luego se entranen una selvade distingos,paraexpli-car el conceptode la “seriedad”: amplitud de relacionesconotros problemasmatemáticos(lo que incluye en la distinciónel términopor distinguir), etcétera.El tomarla amplitudderelacionescomo basede seriedades cosamuy vaga, hastacuandose refiere al valor de las consecuenciasen la opera-ción matemática.Si se trata de las consecuenciasextramate-máticas,el criterio es impuro, y todavía impreciso: en tinapartidade ajedrezse puedejugarun reino o unamillonada.Si setratadelasconsecuenciaspropiamentematemáticas,haycasosde obvia amplitud relacionaly casosde verdaderain-significanciarelacional,cuyaseriedadpodrágraduarse,perocuya matematicidades igualmenteauténtica. De amplitud:el teoremade Euclidessobre la existenciade una infinidadde númerosprimos; el problemapitagórico sobre la incon-mensurabilidadde los númerosirracionales;la consiguienteteoría de Eudoxo, que todavíaagita a la filosofía matemá-tica. De insignificancia:numerososproblemasen las obrasdematemáticarecreativa.Ejemplo: los números8712y 9801 sonlos únicosenterosqueresultancabalmentedivisibles por suspropiosinversos,pues8712=4 >< 2178,y 9801 9X 1089.

* Por cierto que tal opúsculo“poco o nada tiene que ver con las casta-huelas,siendoen el fondo una sátira a los abusosdel método analítico” (Me-néndezy Pelayo).

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Etcétera. Entre estetipo de problemasy el ajedrezno veodiferenciade seriedad.Tampoco sirve de nadael traducir“seriedad” por “profundidad”, como otros quieren:las lla-madas“Diofantinas”, de tan arduay profunda pruebama-temática,son teoremasesencialmentesuperficialessobrelasecuacionesde enteros. No hay que enredarseen palabrascuandoparecetan fácil decirque la matemáticaes un ejerci-cio abstractode la inteligencia,y elajedrezunaaplicaciónde-portiva del pensarmatemático;el ajedrezdependede la ma-temática,pero ésta no dependedel ajedrez; la matemáticatrasciendesobreel ajedrezcomolo universalsobrelo particu-lar, y no a la inversa. La partidade ajedreztieneun términonecesario;la matemáticaesun juegoindefinido, sin teoremafinal.

Ahora bien, esta aplicación nos da como una muestraprácticade la teoría,y en tal sentidoes curiosoexaminarla.En uno y otro casose sigue unapautainflexible, dentro dela cual cabe cierta iniciativa de recursos. En el juego, seenfrentandos aptitudespsicológicasen figura de combate.En la ciencia,el contrincantedel matemáticoes invisiblecomo el Coronel Bogey parael golfista que juega solo. Elmatemáticono luchacontraotra inteligenciaindividual, sinocontrala tramamisma de susistema. Enverdad,se esfuerzapor dejarque jueguensolas las leyes,a travésde su espíri-tu, procurandoeliminarsea sí mismo en cuantoes unapsi-cologíapersonal. La indeterminaciónque,en el ajedrez,in-troduceel choquede dos factoreshumanos,es lo que hacedel ajedrezun juego. El día que pudiera predeterminarseen absolutoel destinode una partida, nadie jugaría más.Poenegó la posibilidad de reducir el ajedreza un automa-tismo. TorresQuevedocreyóestablecerlaconunamáquina.Estamáquinamataríael ajedrez,y ni siquieraofreceríaelatractivodel aparatoquevendebombonesde chocolatecon-forme a un destinoprevisible. El ajedrezes intrascendente,fuera del limitado valor educativoque se le atribuye en lasescuelasmilitares,queno es ciertamenteun casode trascen-dencia filosófica, como no lo seríadecir que la pelota debase-balitrasciendeen desarrollodel músculoo de la vista.La matemáticaes,en el sentidofilosófico, trascendente;y la

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pruebaes que,en trascendiendo,dejade ser la matemáticapura. Con el ajedrezsólo se juegaal ajedrez. Con la mate-máticase esquematizael raciocinioabstracto,se armael dis-curso y se proveea las ciencias.

7. Ejemplosdelibertad lúdica. Convieneejemplificar lalibertadlúdica, la función imaginativae inventiva,con casosinterioresa la matemáticamisma y a sus aplicacionesmáscercanas,y no sólo conparábolasde ordenpráctico.

El lector puedeencontraren cualquiermanualhistóricolas vicisitudesde invenciónque,segúnla actual filosofía con-ducen—entreel compararobjeto con objeto y el verse losdedos—a la noción del númeroy sus diversasclases,etcé-tera. Aquí abandonamos,por inacabable,la descripcióndetalesprocesos“ancestrales”y nos limitamos a algunoscasosrecientes. En las nocioneshereditarias,cuestamás trabajoentenderquelas cosasno hayansido siemprelo quehoy sony queel construirlasseaobra de largas iniciativas (III, 6) -

En cambio, las nociones recientes impresionancomo sor-presasy en ellas se apreciaal instanteel rapto de imagi-nación,al modo que se apreciamejor el toque manualdelalfareroen el barro todavía blando que no en el jarro yaendurecido.

La investigaciónmatemática,ha dicho Whitehead,es una“divina locura de los hombres.” CuandoKasnery Newman(Mathematicsand Imagination) quierendar ideade las fan-tasíasa que conduce,en las cosasmás simples, la visiónimaginativade la matemática,noscuentanla anécdotadel la-briego rusoquevio por primeravez las jirafas en el zooló-gico de Moscú: “iLo que han hecho los bolcheviquesconlos caballos!”,exclamó. Y otro tantopuededecirsequehacela matemática,en sus espejoscambiantes,con las imágenesde la pobre geometríaescolar. Lo quemenospuederepro-charsea la matemáticaes quesequela fantasía.En el sen-tido corriente del vocablo,la matemáticaes fantástica.

El círculo, forma de las formas a que los antiguoscon-cedieronun respetocasi religioso, h:a venidosiendointerpre-tadoen un tornasol de la imaginaciónmatemática.La pri-mera postura lo proponía como un polígono de infinitos

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lados. Si en un círculo se inscribeun polígono y conla ima-ginaciónse van multiplicandosus lados infinitamente,resul-tará un esquemade la sedgeométrica:el polígono se acercaal círculo y al fin lo alcanzaen el infinito. Así puedefigu-rarseel origen teórico de la forma circular.

Otra figuración es el círculo como secciónnormal delcono o del cilindro. Otra es el círculo corno rotación de unradio. Posteriormente,se lo ha concebidocomo turbina ocomociclo. La turbina es una ruedade ejes,en que los ejesestánreducidosa los rematesqueapoyansobrela circunfe-renciaideal. Si imaginamosqueestaspestañasde ejes soninfinitamentepequeñasy, en vez de conservarsenormalesalcentro, se van acostandotangencialmentesobre la circunfe-rencia invisible, todas en la misma dirección y en igualángulo,cuandoesteángulo tangencialsea igual a cero ten-dremosun círculo. Y de aquí nace una geometríade lasturbinas. En cuanto al ciclo, no es más queun círculo quese suponeanimadode movimiento giratorio en un sentidouotro. Y graciasaestaocurrencia,Laguerreresuelvede nue-va maneraaquelproblemapropuestopor Apolonio: Dadostres círculos,trazar otro que toquea los tres. La solucióntradicional ofrece ocho fórmulas inconexas. Si en vez decírculosponemosciclos, sólo habráun ciclo que toque a lo~otros tres ciclos considerados.

Todavíapodemosimaginar que el círculo es un reloj, osea un punto que se echa a correr en redondo,fantasíaem-pleadaparamanejarlas funcionespoligénicas.

Y aún es másrecóndita,por la imposibilidad de repre-sentársela,la nociónde Keysersobreel pato-círculoo círculopatológico,al que se suponedesprovistode un punto: a pri-meravista, imposibilidad de intuición vedadaal postulado.Pero véase hastaqué grado la libertad de postulación estolerante:el pato-círculosirvió aKeyser paradiscutir la ló-gica de los axiomas.

En sus aplicaciones,la teoría de las probabilidadesesfuente inagotablede fantasía. Considéreseesta ocurrencia:—En principio, nadase oponea que, de pronto, unacoali-ción casualde las vibracionesmolecularesresulteorientadaen un solo rumbo, y hagasaltarla pluma por sí sola desde

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la mesahastala manodel escritor. Probabilidaddiminuta,representadapor un quebradocuyo numeradores 1, y cuyodenominadores 1 seguidode un torientede ceros. Perose-mejanteprodigio lo mismopuedeacontecerahoraquemaña-na, o nuncamientrasyo viva, ni tampocoen varios millonesde generacioneshumanas. Desdeluego, lo más posible esque jamás acontezca. Y, sin embargo,en estrictamatemá-tica, es una falsedadafirmar que jamáspodría acontecer,pues los númerosno por serenormesson infinitos, como yalo sabía Arquímedes, según consta por cierto pasaje del“computadorde las arenas”. Quien no lo entiendeasí estáala alturade los hotentotes,paraquienesel infinito comien-za más allá del 3. Los enigmasde ios números“transfini-tos” se aclaranen buenaparte, si nos habituamosa pensarquepor muchascifras queamontonemos,seguimostan lejosdel infinito como si sólo hubiéramosescritoel número 1.

Tras de ver los ejemplosnuevoso de sorpresa,podemosentrarfácilmenteen algunosejemplosclásicos,incorporadosen nuestroshábitosmentales.Se me ofrecencuatro, tomadosde la mecánicaceleste:

Galileo confiesaqueconcibió la ley de la distanciaen lacaídade los cuerpospor pura razón inventiva, y que sólodespuésla verificó experimentalmente.Copérnicose vio lle-vado a su sistema astronómicopor un deleite de simetría(III, 26-e; VIII, 17-7v y 21-1v). Kepler tardó más de unmes en emprenderla computaciónprobatoriade su ‘~inspi-ración” sobrelas revolucionesplanetarias.Y Newton tardómuchomásen sometersu imagende la gravitacióna las oh-servacionesexactas,al punto que la tenía provisionalmentedescartada.Temía tanto por el resultadoque,desconfiandode su emoción,encornendólas comprobacionesa un amigo.

Nos referiremosde nuevoa todosestosejemplosal estu-diar másde cercael postulado (VIII, 16).

Ya se ve por qué ha dicho Cantor que “la esenciadela matemáticaes la libertad”. Hastaaquídejamos,pues,a lamatemáticaen su libertad de postulacióny juego supremo.Ya limitaremos esta libertad convenientemente,para mejorapreciarcómo se concilia con la rigidez del discursomate-mático. Entretanto,examinemosde quémaneraestaciencia

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logra superarlas especiescuantitativasy llegar a las cuali-tativas.

8. Colonizacióninterior: La lógica matemática. Ya noshemosreferidoa aquelenriquecimientomutuo de la lógicay lamatemática,del cual resultóla cooperaciónde ambasdis-ciplinas, antes distanciadaspor deficiencia de evolución(VIII, 2-1v)- Es el casopolardel imperfectodesprendimien-to de orígenes,puesen éstequeahoraexaminamosse da unainjustificada heterogeneidadprimitiva, aunqueella no dataexactamentede los orígenes. Igual sucediócuandola nuevafísicaredujo la conductade los cuerposa laconductade loscamposintermedios,y fundió en uno varioscapítulosde laciencia que no se sosteníanaparte. La matemática—diceRussell—ha sido siemprereferidaal exclusivo dominio delas ciencias,y la lógica al dominiodel griego. Hoyse apre-cia —añade----que la lógica ha sido la adolescenciade lamatemática,y la matemáticaes la virilidad de la lógica. Lamutua acción de ambosmovimientosconfluyentestiende aracionalizary a unificarel territorio aún indecisode lo abs-tracto, enlazandoen complementaciónsuperior,sin confun-dirlos poreso,los órdenesde lacantidady la cualidad. Ellono se ha logrado del todo.

La posibilidadde estepasoentrelo cuantitativoy lo cua-litativo no ofrece contradiccióncon lo que anteshemos di-cho sobre la imposibilidad de generalizarlo cualitativo encuanto tal, en cierto sentido del término “generalización”(cap. iv). El que ambosórdenesse auxilien para mejordominarla estructurade lo abstracto,no significa quepro-miscuensusregímenesespecíficos.A veces,las palabrassonobstáculoparaentenderse.Procuremosdisiparcualquiercon-fusión al respecto. Alguna vez se ha dicho que cantidadycalidad se asociany se distinguencomo los coloresde lapaleta y el cuadro con ellos pintado. Ya explicamosquela generalizacióncuantitativase sobreponea la cualidad,sinsustituirla. El agrupamientoestadísticode cualidadesseme-jantes,o al revés,el agrupamientoen clases de cantidadessemejantesofrecenlos dos conceptosencimados.Todaclasi-ficaciónescomplementariade la medición,y viceversa(VII,

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22). Peroni unani otra sonconvertibles.Si decimos:“Aquíhay dos partes;a estaprimera partehay seis objetosblan-cos,y a la segundaparte,dos objetosnegros”,hemosyuxta-puestolegítimamenteambasoperaciones.Peroni “primero”,“segundo”, “seis”, “dos” sustituyen“lo blanco” o “lo ne-gro”, ni a la inversa. Cuandohablamos,pues,del paso dela matemáticapor las dos etapas,simplementequeremosde-cir que hoy el pensarmatemáticono sólo se aplica ya a larelación métrica, sino también a la relación amétrica. Laantiguamatemáticase especializómuchotiempo en la rela-ciónmétrica. Después,a larelaciónamétricaha ido llegandopor unaaproximaciónde la lógica. Por suparte, la lógicaclásica,de modogeneral,se dejabafuerade manejomuchasporcionesde su legítimo territorio. Al ensancharseasu vezla lógica,en consorciocadavez másíntimo con la matemá-tica, consiguedominarpoco apocotales porciones. La rela-ción amétricava cediendoa la exactitud. La matemáticaasciendea la relaciónamétrica. Talesensancheshanpermi-tido a la lógica matemáticacubrir un vasto campo (VII,3 bis, 14; VIII, 2-1°-b).

La historia de esteproblemapuedetrazarseasí paraelpensamientooccidental:

1°En los orígenesmismosde la matemáticalate ya laposibilidadde asociarlas dos disciplinas. Al principio, máspor confusiónque por coherencia,por desprendimientoim-perfecto;comocuandoel trapezoidemarcadosobrela riberadel Nilo parecíainseparabledel pedazode tierra. La inne-cesariaheterogeneidadprimitiva de queanteshemoshabladoapareciómuchomástarde. Pitágoras,herederode Egipto, deBabilonia, etcétera,no bien logra concebirel número comounaentidad distinta de los objetosnumerados,cuandoya,atribuyéndolesunasustantividadmística,penetraen su ana-tomía ideal y, desdeel núcleo de la aritmética,la geometríay la acústica, intenta proyeccionesuniversalesque, en loextenso,abarcanel cielo y, en lo intenso,quisieranatravesarel alma. Platón construyeya una filosofía matemática,don-de se percibe el germende una metodologíauniversal, encuyainvestigaciónlos intérpretesllegancasial modernoidea-lismo crítico. En términos universitariosactuales,podemos

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decir queera requisitoprevio paramatricularseen la Aca-demia el poseerel certificado de geometría. Pronto, sinembargo,la especulaciónfilosófica abandonaestecamino; yla ciencia de las conexionesentrelas ideas,la cienciaverda-dera, cedeel sitio, por cerca de veinte siglos, a la cienciaaparentede las clasificacionesverbales (IV, 22; VIII, 8-4°-2).

20 Aristóteles,biólogo y “vidente”, que en el orden dela física matemáticamás bien representaun retroceso, ycuyo pensamientopareceembarazarseun poco en cuanto secruzala rayade lo visible a lo invisible, domina la segunday dilatadísimaépoca. En él llega al apogeola lógicadistan-ciada de la matemática,ya que divorciada no podría ser.La matemáticale aparecesubordinadaa la lógica como unorden particular y referido a la humildecondición métrica.El teoremaimita, en piano modesto,las formasmentalesdela lógica. Esta,por suparte,aunquecree haberllegadoa lacima de su abstracciónformal, sólo se ha quedadoa mediacuestay prendidaal antropomorfismo.La lógica aristotélicaes de origenbiológico. Tal pareceque,parapodercontinuarla arduasubida,era indispensablequeambasdisciplinassetomarande la mano, asociándoseen el empeño. Una y otracorrían por el cañamazode la estructuraabstractasin lograrapretarsusnudos, hastael día en quelas dos fibras se tren-zaron.

A esta etapacorrespondenlos Elementosde Euclides.Aunque posterioresa los Analíticos de Aristóteles, es másjusto decir que una y otra obraprocedendel mismo fondoétnico. (Pueses un error de perspectivael figurarse quecuanto apareceinmediatamentedespuésde Aristótelespro-cede de él, segúnya lo hizo ver Dionisio de Halicarnasoapropósitode la retóricade Demóstenes.)Hoy, reflexionandoretrospectivamente,comparamosa Aristóteles con Euclides,y vemosposibleel pasode la lógica de las clasesa la cienciaespacial. Peroni el filósofo ni el geómetrallegan, como nollega en generalla ciencia antigua, al orden formal. ParaEuclides tambiénlos postuladosson hechosnaturales,y loscuatro primeros libros cíe sus Elementosson, como decíaComte, ciencianatural. Del Libro V en adelante,aparecela

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teoría de las proporciones,y con ella, un esbozode lógicarelacional con el que hubierasido posiblearmonizarla ló-gica de las clases. Pero la antiguageometríase quedaen elestudiocualitativo dela cantidad,sin llegar,comoen la cien-cia moderna,al estudiocuantitativode la cualidad.

39 La terceraetapacruzalas obrasde Kepler, Descartes,Malebranche,Spinoza,Pascal,Newton, Leibniz, Kant, Com-te, MaYmon, Gergonne,los logísticos,y llega a la actualmatemáticageneralizada.Asistimos aquíal mayor prodigiodel pensamientocontemporáneo:el nacimientode la mate-mática cualitativa,en parteprovocadopor su propio métodopostulacional,y enpartetambiéninspiradopor el desarrollode las cienciasfísicas. Algunos filósofos de raíz científicacreenqueestanuevamatemática,o nuevalógica,está llama-da a serel nexo de unanuevaintegraciónde las doctrinaso “fraternidad de las doctrinas”,de una verdadera‘cultu-ra” que recojay organicelas incoherentesconquistasde laespecialidad—las cuales,por su sola incoherencia,tanto pa-decen en sí mismas como hacen padeceral hombre—,yesperanasí que recobremosesa perdidafundamentaciónto-tal quetantafalta nos hacetrasel derrumbede las tradicio-nes seculares.

De estevertiginosomovimientoaqueahoraasistimoshayantecedentesen GeorgeBoole (TheLawsof Thoughs,1854),y sus hitosprincipalesestánrepresentadospor las obrasdeHenri Poincaré,los instrumentalistasdel Círculo Vienés, loslogísticos Whiteheady Russell,el matemáticoHilbert, etcé-tera. Hancontribuidono pocoaestaconcepciónciertasobrasde filosofía matemáticacomola de Riemannsobrelas hipó-tesisbásicasde la geometría(1854), la de Minkowski sobreel espacioy el tiempo (1908), la de Einstein, que es todaunanueva descripcióndel universomásallá de las aproxi-macionesmediasde Euclidesy de Newton;y en general,lasde los revolucionarioscientíficos Wittgenstein,Huntington,Veblen,Carmichael,Cassirer,etcétera. Los “semánticos”,aque antesnoshemosreferido (VII, 3 bis), representanunaaplicaciónespecialde estalógica matemáticaal problemadela relaciónentreel signoverbal y el referenteo entesignifi-cado.Másadelantevolveremossobreestahistoria (VIII, 13).

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No es de extrañarqueestemovimiento se acompafiedeuna intenciónlingüística. Ha acontecidoaquí lo que ya elsagazobservadorde los Ensayoshabíaadvertidoen ciertasantiguasfilosofías: “Veo —decíaMontaigne—quelospirró-nicosno aciertana formular suconcepcióngeneralde modoalguno, pues para ello necesitaríande un nuevolenguaje.”La urgenciade contarcon una tipologíasimbólicase iba im-poniendoconforme se clasificabala exactitudde las estruc-turas relacionales. De suerte que la simbolizaciónno sóloobedeceaquí a la pura función defensiva (VII, 13), sinotambiéna la imposibilidad de mentarlas especiesen térmi-nos de sentidocomún,ya fueran coloquio o tecnicismos.

Estenuevolenguaje,estatipologíasimbólica,debeconsi-derarsecomounaconquistaqueadelantaen cuatrocolumnastácticas:1) Economía:supresiónde la antiguaperífrasisló-gica, paraobtenerunamáscómodamanipulaciónde las no-cionesa menorgasto. 2) Abstracción:la especieintelectualse desliga del objeto empírico medianteel símbolo,en tér-minos que no lo permite la palabrausual. 3) Racionali-zación: movilización o reclutamientode otras nociones querondabanla fortaleza lógica en condición de voluntariosirregulares.4) Descubrimiento:ataquesobrenuevosterrito-rios; pues,como se ha dicho, la lógica tradicional es másbien un sistemapara la confirmación o demostracióndelo ya descubierto,que no un instrumentode adquisicionesnuevas.

La necesidaddel nuevométodo puededecirseque pri-merose dejósentiren aquellabajaregióndondeya el pensarlógico-matemáticoempiezaa desvirtuarsepor trascendencia,o S a en la aplicacióna cienciasparticulares;dondeya eljuega no se bastaa sí mismo,no se satisfaceen sí mismo,sino quese vuelcasobreun fin práctico-empírico.Al apare-cer la nuevafísica—relativismo,cuantismo,etcétera—,ellaarroja sobreel paradigmadel raciocinio lógico-matemáticouna interrogaciónque,grossomodo,puededescribirseasí: laenigmáticaaparicióndel infinito. La posturade los investi-gadoreses audaz:en vez de retroceder,avanzan.Estenuevoconflicto —afirman— quiere decir que la tradición lógica,aristotélica,no basta. Y de esteempeñohaciala reformade

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la lógica, brota la logística o concreciónlógico-matemática.Como se ve, las mismaszonasno asimiladasson el estímulode la asimilaciónen marcha.

El infinito matemáticohabíadormido muchossiglos enel poemade Lucrecio,esperandoque la matemáticalo reco-giera. Si no quedarastro de tal noción en Aristóteles,nadatiene de extrañoquesu lógica no la abarque. A comienzosdel siglo xx, el gran revolucionario de la teoría de la inte-gración,Henri Lebesgue,declaróqueno eraposibleafirmarsi una proposiciónen términosde serie infinita es falsa overdadera.O tales proposicionescarecende sentido,o hayunaterceraposturaentreel “sí” y el “no”, quepareceserelchusco“qué sé yo” y que rebasael tertio excluso de Aris-tóteles. Con la revisión de esta doctrina aristotélicase im-ponela de la “pruebaindirecta” euclidiana(Brouwer). Asíla depuraciónse acercadesdelos dosextremoshaciala con-creción lógico-matemática.

Los trabajosde Frege,Peano,Whitehead,Russell,Key-sery otros precursoreshandemostradoqueel númeropuedementarseen términoslógicos. El número1, por ejemplo,setrasladaen un símboloque,descifrado,vieneadecir: “Exis-teun término c, tal, que la funciónde x es verdaderacuandox escy sólo entonces.”Y la respuestaa la pregunta:“~,cuán-tos?”, o definición del número cardinal, se dice así: “Elnúmerode unaclasees la clasede todaslas clasesque sonsemejantesa ella.”

Estemétodopermitetransformarel clásicosilogismoenbárbara:“Todosloshombressonmortales—Sócrateses hom-bre —Luego Sócrateses mortal” (impuro antropomorfismolleno de nocionesfísicas queaún no alcanzanla abstracciónpretendida,y queademásestableceaseverativamenteun pos-tuladoquesólo podría generalizarseen forma hipotética) dela manerasiguiente: “Si todaslas a son b, y si x es una a,entoncesx es unab.” Lo queya es un teoremaabstractodeuniversal validez. Un mundo sin Sócratesseríaun mundomuy feo, en que yo no desearíavivir; pero no por esoper-deríatal mundo su integridadlógico-matemática.La enun-ciación clásicaestátodavía pegadaal ejemplo empírico,almodo que el número2 todavía no es especiematemática

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mientras la mentesólo es capazde manejarlopegadoa lasperasy a las manzanas.La enunciaciónclásicaobliga—teó-ricamente,puesclaro estáque la sustentade modo tácito la“inducción matemática”quedespuésveremos(VIII, 16)—aperder tiempo demostrandoen lo particular aquello que demodo generalpuededemostrarsey, comodice Russell, a re-petir para Platón lo quedijimos de Sócrates. Estafunciónde economía,si acudimos otra ve~al ejemplo del ajedrez,vieneasercomoel “ajedrezciego”, que se juegasin tableroni piezas,por merasenunciacionesde cifras.

La presentaciónhipotéticadelsilogismonosrecuerdaque,aunen la lógica clásica,la realidadde las premisases cosaextraformal. Antes de que la lógica diga: “Todos los hom-bresson mortales” o “Sócrateses hombre”, estasnocioneshan de establecersepor otro lado; o de lo contrario, sonhipótesis. Si tales nocionesse refieren a objetosempíricos,soncomprobables.Perosi son purasnocioneslógicas,no soncomprobables.Luego, en pura lógica, se impone la formu-laciónhipotética. Afirmándolasrotundamente,damosde an-temano por alcanzadala conclusión. Y entoncesno hemospasado de lo conocido a lo desconocido,no hemosobteni-do una novedad,sino que hemos confirmadopor rodeo loque ya sabíamosfuera de la lógica: demostración,no des-cubriniiento.

Cuando,en el siglo xvi, alguiense atrevió a “negarle lamayor” al formidableLemos—aunquesin dudausóla cor-tesía habitualpara mitigar el desacato:Salva reverentia oPacetua—, Lemos arrojó su birrete doctoral en mitad de lasala,ofreciendo no recogerlo mientras no se le concedierala proposiciónfundamentalde suargumento,y se lanzó,convoz estentórea,a una serie de asaltosdialécticos sólo inte-rrumpidos por unos enormesvasos de agua. He aquí: lanuevalógica comienzapor poner la mayor en el paréntesisde la hipótesis,dejándoseel recursocondicional como arte-jo de unaposibleautonegación.

Considéresehastadónde hemospenetradoya en la cua-lidad. Nada tienenya quever con la conmensuraciónalgu-nasramastan fundamentalesde la matemáticacomola teoría(le los conjuntos,el analysissitus,la geometríaproyectiva,la

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teoría de los números,el álgebralógica, etcétera. A títulode curiosidadexpresiva,recordemosel siguienteenigmadelanalysissitus, en que se ve la conjugaciónde cantidadesycualidades:—En todo mapageográfico,por detallado quesea,dondese usen colorespara distinguir jurisdiccioneste-rritoriales colindantes,nuncahacenfalta más de cuatroco-lores.

La obra de G. B. Shaw, Lectures on the PhilosophyofMathematics(1918), queconsiderael contenidoy evoluciónde estaciencia,susprincipios fundamentales,el origende susnociones,susmétodosy sus “regionesde validez”, conduceaun cuadrode estructurascualitativas (cuatro estáticas:arit-mética,geometría,táctica,logística;cuatrodinámicas:cálcu-lo operacional,álgebra, transmutacionese inferenciagene-ral) que da idea de la amplitud de concepcióna que en lamateriase ha llegadoy deja todavíapor delanteunapers-pectiva prometedora.Shaw concluye que la matemática,mediantesu propio ejemplo de libre y desinteresadacrea-ción, encarnadaen formasracionales,reivindica de pasoelderechode “las otrasbellasartes” a serconsideradascomoencaminamientoshacia “la verdad real”; pero, dice porotro lado, la logísticapodrá ser rama independientedentrode la matemática:no podrá absorberdel todo a la mate-mática.

La conexiónno es todavía total aun dentro del segundogradode abstracción,comoyalo anunciamos.Aun enestegra-do,el microanálisispuedetodavíadescubrirregionesno asi-miladasentrela lógica y la matemática.Como ejemploderegionesno asimiladas,acasopuedencitarselos problemasqueresultande la “teoría de la demostración”intentadaporHilbert.

He aquíel caso:La estructuradel pensamientomatemáticose reduce a

dos fases:postuladosy consecuencias.Los fundamentosma-temáticosse investiganen la esenciade los postulados,rela-tivamente libres, y en la esenciade la rigidez que arrastrahastalas consecuencias.La demostraciónes la prueba deesta rigidez o lealtad. Bien: hacia1925, Hilbert invita porun instantea los matemáticosa concentrarseen las reglas

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del juego, desentendiéndosede todosignificado a queellaseventualmentese apliquen. Su objeto es demostrarque elraciociniomatemáticoestálibre de contradicciones.A estefin, proponeunasimbologíaelementalparalas relacionesló-gicas “y”, “o”, “si”, “no”, “ergo”, etcétera.La crítica re-conocequeHilbert logró establecerla consistenciade algu-nas conclusionesde Dedekind,de Cantor, y la aritméticafinita entera. Pero se le objetatodavíaquesólo logró com-pleto éxito dondese manipulacon el número finito o conuna infinidad enumerable,como la que correspondea laserie de todos los númerosnaturales:1, 2, 3.. - (“~Estecondenadomonosílaboah —dice BeIl— queha dado a lamatemáticamás quebraderosde cabezaque todo el Diccio-nario junto!” Y ya lo esperábamos:sabemosqueesostodosindefinidos son, en cambio,el pastonatural para el pensarliterario: cap. iv.) Pero, segúnla crítica, en algunosotrospuntos la teoría de Hilbert no ha logrado igual fortuna, loquedeja abierto un horizontede conflictos.

Otro ejemplode los escollosconque luchala matemáticaes la llamada“paradojade Russell”:

—Seaw unaclasequecomprendaa todasaquellasclasesqueno se incluyenasí mismascomoelementos.En tal caso,unade esasclasesx, cualquiera,nos da por fuerza las si-.guientesproposicionesde equivalencia(dosproposicionesson“equivalentes”cuandoambasson a la vez falsasy verdade-ras): “x esunaw = x no es unaw”. Ahorabien, si asigna-mosax el valor de w, encontramosestaequivalenciadescon-certante:“w es w = w no es

Sí: hemosvuelto al juego de los enigmas,como en todaépocade nacimientosfilosóficos.

Por supuestoque los anterioresproblemas,si bien des-cubrenintersticiosno cubiertosentrela lógica y la matemá-tica, aun dentro del segundogrado, tambiénpuedenenten-dersecomoproblemasdescubiertospor el acercamientoentreambasdisciplinas. Donde la conquistaavanzatodavíaen ti-tubeos,seríaposibleapuraralgún discrimenprovisional.Taldiscrimen, como poco a poco lo apreciaremos,se reduceareferir la lógica a su posiblefundamentometafísicodel ter-cer grado.

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9. Excursosobre la significaciónactual del sistemaaris-totélico: valor de la antigua retórica. Convieneinsistir en laconfrontaciónde la antiguay la nuevalógica. Paranuestroobjeto, el sistemaaristotélicose reducea dos capítulos: lalógicay la retórica. La antigualógicaha sido muchasvecescontrastadacon la lógica nueva. No así la antiguaretórica,sin lo cual esta apreciaciónqueda incompleta. Pero loslogísticos,y aun los “semánticos”,en quienesello es imper-donablepor el carácterdirectamentelingüístico de sus es-tudios,parecenhaberseolvidado de la antiguaretórica. ConKorzybski, llamemosA al sistematradicional y A’ al nuevosistema,y hagamosunaconfrontaciónde conjuntoquecom-plete las observacionesanterioresy que comprendala retó-rica aristotélica(VII, 3 bis).

1°A en general.La lógicade los antiguosera,paraellos,unaexpresióndel mundotal comoellos lo concebían.“Nues-tra visión de la realidad es distinta, pero seguimosusandoun formulismoquesólo ajustabaa la antiguaconcepcióndelmundo. De aquí que la lógica tienda a aparecernoscomoun lenguajeapriorístico,y no como un resultadoteórico dela investigaciónprevia, del choquecon la problemáticadelmundo,el cual empiezaen las más humildes accionesy enlos primeros desplieguesdel sentidocomún, para acabaren las abstraccionessintéticas. El lenguajelógico o filosóficode la Antigüedadtodavíanos gobierna.” (A. R., La antiguaretórica, 1, 11-2°.b.)

20 Noción y génesisde noción. Apresurémonosadisiparuna confusiónposible: la eternaconfusión de orígenes. Sila lógica ha nacido, como el número, de una investigaciónpráctica,unavez llegadaamadurezla noción ni la propo-sición lógica ni la relación numérica se nos presentanyacomo resultadosde unaexperienciaactual, sino como adqui-sicionesabstractasqueel espíritu aprehendedirectamente,yasí es como se nosenseñanlos númerosen la escuela,puessería imposible, y un gastoinútil además,el reproducirencadacaso el procesogenéticode las nocionesya conquista-das. Lasperasy manzanasde la escuelano sonmásqueunpequeñorecursopedagógico,que en maneraalguna repro-ducelos abismosantropológicosdel proceso. La historia de

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la noción interesasin dudaal que quierereformarel méto-do. No anosotros,quenoscontraemosal deslindede la no-ción actual. Hoy por hoy, el postuladonos aparececomounproducto de la invención, sea que unas veceshaya nacidode experienciaabstraída,seaque otrashayanacido de unainiciativa del espíritu. Tengámosloen cuentapara cuandolleguemosal foco del deslinde.

39 De A haciaA’. Kant, en sus días,llegó acreerquelalógicaestabayahechaparasiempre,y hechaporAristóteles,puestoqueel NuevoÓrganoo lógicainductiva aparececomoun pequeñocomplemento,admitido por consideracióna lanueva táctica científica. Pero hoy todos admiten que lasbasesde representacióndelmundoen A hanperdidovigenciaen A’ auncuandomuchoslas necesitenparaaccederal gradosuperiorde abstraccióno metafísica.Algunostratadistashanentendidoqueel sistemaA se mantieneinquebrantablecomoforma, aunquehayacambiadoel contenidocientífico a quese aplica. A lo que se contesta: 1) que al hincharseloscontenidos,las formas,cuandocomo en el casodependendeellos, tienenquealterarse;2) que A’ superaa A en una de-puraciónmayor de la abstracción,segúnlo vimos al analizarel silogismoen bárbara.

En el caminohaciala abstracciónde segundogrado,pue-denestablecersetres etapasteóricas: 1) la prehelénica:elconocerracionalestátan imbricadoen sus objetosempíricosque cuestatrabajo aislarlo; 2) la helénica: artísticaeman-cipación de formasmentalesque cumplió gloriosamentesupromesa,por cuantodejó nacera las ciencias,pero queto-davíase quedóimplicadaen éstas;3) la actual: sistemaA’,

conquistadoen ordendispersoy sólo recientementesolicitadohacia unaarquitecturaconjunta.

4°Confrontaciónde A con A’. A es método naturalista,que se aplica a lo natural conocido, como diferente de losentido:o sea:que se aplica a lo discursivamentepensado,como diferentede lo opinableo sospechable.A es sólo rela-tivamente formal: no es independienteaún de las cienciasnaturales.Por esoen la Antigüedadno puedemarcarsefron-teraentrela filosofía y las ciencias. El asuntogenerales lanaturaleza. En la naturalezahay lo eterno y lo mudable.

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Sólo aquelloes objeto de verdaderoconocimiento. La natu-ralezatiene dosórdenes:la física y la metafísica. “Física”significa“cosaquecrece”,quenace,se desarrollay muere,enfigura todavíaantropomórfica.“Metafísica” es aquel“des-puésde la física”, detráso másallá, mero términodesigna-tivo que se ha llenado de sentidopor sí solo. Aquí se ma-nifiesta la continuidadde una esenciaa través del procesode mutaciones,pero tal esenciase extrae,en Aristóteles,delas existenciasfísicas,si bien antes,con Platón,las inspirabade arriba abajo. Desde el Ser plenamenteexistente, lascosasse degradanpor jerarquía. Nota estéticasecundaria:segúnel grado de estatismoo configuraciónestéticaqueal-canzan,las cosasrevelanperfeccióno imperfección:las cosasfísicas sonfragmentos;las cosasartísticassonconjuntosaca-bados. El límite perfeccionala esenciay hace,de las cosas,sustancias. La mudanzaes indefinición, sola imperfecciónqueescapaal intelecto, mera contingenciafísica cuyas eta-pasmidenel grado conseguidohacia la perfecciónentitiva.Por eso Aristótelesdice que las cosasson sus tendencias,oseasus metasestáticas. Por eso acabamosde decir que lairrupción del infinito trajo la revoluciónmoderna. (Los nú-meros“irracionales”,por ejemplo,recibieronde los griegoseste bautismopeyorativo por cuanto escapana lo definibley, así,son“alógicos”.) El cambioescosasensorial,particu-lar y parcial. Sólo laquietudesuniversaly cognoscible.Lassustanciasse excluyen: la cosaes o no es esto,y el términomediono se admite. De aquíla “predicación” de identidad,básicaen el sistema A. El mundo es cadenade elementosestáticosinconexos,cuyostránsitostienenexistenciasólo apa-rente. Y la sustanciade cadacosaestáen su clase. En A’, encambio, toda realidad es interacciónde dinamismos,movi-mientos, flujos, relaciones. No que todo seainforme, sinoquela estabilidadde las antiguassustanciasquedasustituidapor la regularidadfuncional de los conjuntosde invariantes.Lasregularidadesno sonya monolitos,sino ondas,recurren-cias, ritmos, etcétera.De lo cual se sigue:

1) Las formas lógicas en A no son formales,sino con-secuenciasde las cosasnaturalesy conocidas.En A’, en cam-bio, se procura un formalismo extremo.

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2) En A el conocimientológico es tarea de definición(conceptuaciónde sustancia)y de clasificación taxonómica(exclusionese inclusionespara fijar la conclusión óntica).A’, en cambio,abandonaestecaminode verbalidady vuelvea las estructurasrelacionalesde Platón.

3) A, comohemosdicho,no es lógica de descubrimientoo invento,sino de enseñanzao demostración.Tal enseñanzaes movimiento, imperfección de orden particular, procesopsicológico-pedagógico,que se perfeccionaal adquirirel ig-norantelo que, en principio, ya sabeel docto. La llamadadeducciónno deducíanada:conocerera aprendero tomarnotade lo ya dadoy fijar susitio. Ahorabien, el descubri-miento no es necesariamenteun efecto del pensarlógico, ymenosdel pensarlógico organizadoen sistema. “Logic dothnot pretendto inventsciences,or the axiomsof sciences,butpassedit over with a cuique in sua arte credendum” (Ba-con). Cuando,por un procesoextrañoa la lógica, mudaose enriqueceel actualcontenidodel conocimiento,sobrevienela paradójicametamorfosisya advertida:la antiguaontolo-gía se vuelveformalismoapriorístico,porfalta de correspon-denciacon la naturalezaconocida. A’, en cambio, pretendereconquistarestacorrespondencia.

4) En A la cualidad, orden de sustancia,era lo únicoesencial. La cantidad,orden de meraconmensuraciónhaciala metaentitiva, era másquesecundaria.Esteaccidentenoescomplementariode aquellaesencia.A’, en cambio,da confrecuenciaprimacíaa la cantidad;y, en todo caso,la sobre-pone a la cualidad en modo de complementación,como lohemosvisto.

5) La noción cualitativaA partede los cuatroclásicos“elementosnaturales” (o cinco, si se cuentael éter de lasestrellasfijas) y de sus combinaciones,lo cual resulta enpostuladobásicode heterogeneidadnatural. A’, en cambio,postulala homogeneidadnatural,admitiendoen su senounadiversidadcualitativa de especiemovible.

6) Hastala aurorade los tiemposmodernos,A considerael movimiento mismo como especiecualitativafija, tendien-te al Serestático. A’, en cambio,se quedaen el movimientoen sí, y cuantitativamentemudableen sí mismo.

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7) A sólo aceptarelacionesde exclusióneinclusión,prin-cipio de identidadque ni siquieraconsideracomo unarela-ción, sino como una esencia. La dependenciaaccidentaldeotra cosa extrañano es objeto científico. A’ se funda en lainstitución relacional,antesdesdeñadacomoindigna. La an-tigua “predicación” lógicade tipo simétrico: (a = b, b = a),ahora,en A’, se sustituyepor unaproliferaciónproporcionalasimétrica:función proposicionalde Russell,función doctri-nalde Keyser,generalizaciónde la funciónsistemaldeSchef-fer, multiordenacióno valor relativode los términossegúnlaescalaconceptual,lógica de la probabilidad (Lukasiewicz,Tarski), principio de incertidumbre,etcétera.Tal prolifera-ción transformalas significacionesmentales,la correspon-dencia de éstascon las fórmulas lingüísticas, la mismainterpretacióndel hombre(concebidoya como integridadyno como adición de elementosafectivose intelectuales),et-cétera. Al esquemade identidadsucedenlos de diferencia,diferenciación,gradación,y se intensifican las nocionesderelación, estructuray orden. La definición admite lo inde-finido y lo infinito, en curvade creaciónabiertabiendistintadel antiguo universocerrado. Y aunqueA’ no pretendere-ducir a lógicatodo procesode descubrimiento(cuya fuenteverdaderaes una constelaciónpsicológicade complicaciónindefinida), sí cree posible una lógica auxiliar del descu-brimiento. Ella tendría un valor comparableal que tienepara el amor el ovidiano arte de amar. Y todavía, mejorquehablarde unalógicadel descubrimiento(ambiciosoplande Bacon y Descartes,tambiénesbozadoen el opúsculodeLeibniz,Proyectode un artedeinventar,1686), debehablar-se de métodoslógicos del descubrimiento,adecuadosa cadaaplicaciónespecialy, por ahora, sólo caracterizableshastacierto punto (Carmichael).

8) La “involuntaria” metamorfosisde la ontologíaenformalismoapriorístico,señaladaen el inciso 3), ocultahoya nuestrosojos que A es,por encima,un sistema finalista,teleológico. Al desaparecersuteleología,dice Dewey,el sis-tema pierdesu utilidad. Este ciclo —añade-—se completasimbólicamentecon el Origen de las especies,que atacaelúltimo reductoteleológico:la biología. Ya se entiendeque,

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por aquí, A’ comportauna reinterpretaciónfundamentaldela relación de causaa efecto, que va desdeel destino deluniversohastael conceptode ley natural* (III, 8-b).

59 Nadie ignoraquela filosofíapresocráticaconteníaele-mentos,hoy en vestigios,paraunaconcepcióndel mundonoaristotélica. Así, en las filosofías de Mileto (Tales,Anaxi-mandro, Anaxímenes),encontramosun postuladode homo-geneidadcomo basede la naturaleza:agua, aire, infinito(puestambién el infinito encontramos,aunqueno de natu-raleza matemática). Ya hemoshabladodel matematicismofilosófico iniciado por Pitágorasy luego dibujado por Pla-tón, que en estoquedósin descendencia.Después,los eléa-tas,aunquepartende la unidadde sustancia,preparanya aAristótelesen cierto modo. Al mono-panteísmoalgo poéticode Jenófanes,sucedela cristalizacióndel Ser inteligible enParménides,y con éste se instituyen el principio de contra-dicción, el de identidad,el tercio excluso,etcétera.En He-ráclito es, sin duda, donde aparecela manifestaciónmáspatentede un posible mundo no aristotélico. Aquí la exis-tencia universales un río de fuego divino, que se consumey vuelve a engendrarseen sí mismo, y a la vez admite launiformidadde la naturaleza,la continuidadno elementalís-tica, la conservaciónde la energía,el procesode las cosashacia diferentey haciaopuesto,modificandoasí el principiode contradicción,etcétera.Lasfilosofíasconciliatorias—Em-pédoclesy su animal universal querespiraen amor y odio,diferenciándoseen los elementosheterogéneos;Anaxágorasy su pluralismo cualitativo regido por el Nous; Leucipo yDemócrito y su atomismoo pluralismo cuantitativoque fer-tiliza la noción del espacio—ofrecenya unaintrincación desistemas.

6°Ante estasluchas y compromisosentreel Ser y elAdvenir, los sofistas nacenescépticosy buscansu tabla desalvaciónen la palabra:se inventa la retórica. Gorgiaspa-rece remontartodavíaun grado en la escalahelénica;puessi ésta comienzasiemprecon un mínimo de ser, Gorgias

* J. Dewey, Logic, T/ie T/zcory of Inquiry, cap. y. A. Korzybski, op. cit.,

pp. xx-xxii (2’ cd.) y 92-94.

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pareceque columbraya la nadaescondidadetrás del ser(La crítica en la edad ateniense,93 y 151): “Nada existe—afirma—, y si algo existe no podemossaberlo,y lo quepodemossabertampocopodríamoscomunicarlo.” Palabrasde que lo mismo resultanel nihilismo ontológico que la fi-losofía contemporáneaedificadaen la no-existenciaanteriora la existencia,y hastalos problemas“semánticos” de larelaciónentreel signoverbaly el referentedesignado.Lico-frón, el discípulo de Gorgias,huye, como de un desliz, delverbo “ser”, no sólo en su funciónde identidadaristotélica,sino aunen su función de partículagramaticalparala pre-dicación. Y vemosqueel horror al “es” de identidadsaltaa la vistaen los teóricoscontemporáneosdel A’. Los sofistasvuelven a los enigmas,que si no son el origen mismo delpensarfilosófico comoquiereHuizingaen suHorno ludens,*sin duda son uno de sus orígenes. Zenón lanza sus contra-dicciones;Protágoras,sus ejerciciosde ingenio. Y los retó-ricos juegancon sus “cocodrilinas” y “ceratinas” (Antiguaretórica, IV, 23). Pero no todo es colgarsedel trapeciover-bal parano pisarel humildesuelo. Puestambiénnaceentrelos sofistas la cienciasocial, quenos lleva desdeProtágorashastaSócrates. Abandonadala región abstracta,donde yano se podíarespirary dondeflorecela vegetaciónviciosa (lela erística,el pensamientobajaa las mássegurasaplicacio-nesde la ética, de la educaciónhumana,de la cultura, de lapolítica. Platón,queviaja a su gustopor todoslos ámbitos,lo mismo visita la Ideaque el Número y el Estado,aunquepor lo pronto la retórica le resulta un orden accesorio,elcual segúnél se perfeccionaautomáticamentecon el cultivofilosófico. Y Aristóteles,sobre todos estos terrenosabona-dos, levantala formidablecosechade su enciclopedia.

79 Anexadaya la política a la filosofía por su maestro,Aristóteles se inquieta de ver que la retórica, arte interme-diaria entre las bellas letras (la antigua “poética”) y lapolítica, andaen las manosinexpertasde los doxógrafos,que la vanconvirtiendoen código de reguilasdispersas,sinningún fundamentode necesidad.Y desdela filosofía, em-prende sobre la retórica su acción imperialista. La lógica

* [El juego y la cultura. Trad. E. Imaz, México, F. C. E., 1943.]

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nos ha dadoya el armade captacióncientífica. Toda pro—posición de predicado,toda oración en modo indicativo, seinserta en el instrumento dialéctico del silogismo y operadesdeallí su función discursiva. Pero Aristótelespercibealinstante (y aquí es donde,como dije, nunca le han hechojusticia los teóricosdel sistemaA’) que hay un. sinnúmerode funcionesdiscursivasque se le escapan,y queandanporla calle abandonadasa suspropias fuerzas,o a los consejosy recetasde los practiconesy doxógrafos.Talessonlas pro-posicionesque,segúnsu sistema,no puedenserobjeto de laciencia,por lo mismo quese refierenamotricidadesrelacio-nalesy no a estatismosdel Ser: tales son las proposicionesquesignifican deseo,ruego,mandato,esperanza,condición,etcétera.En suma,todo el orden de lo contingente,lo afec-tivo, lo pasional. Y Aristóteles las encierraal punto,pararacionalizarlas,enla jaula de oro de la retórica. Así se com-prendepor qué la retóricaaparececomo la antistrofade ladialéctica,y el silogismoretórico,o entimema,vieneahacerfigura de hermanoplebeyo junto al principescosilogismológico. No seríajusto decir queAristótelesdejó la retóricaconfinadaen el orden afectivo o no intelectual,puestoqueestablecióparaella todo un métodode demostracionesinte-lectualeso técnicas,rechazó abiertamentelas exhibicionessentimentalesqueenturbiabanesearte, y sólo concedióa lasdemostracionesextratécnicaso no discursivas(pruebaslega-les,testimoniales,etcétera)unacategoríasecundaria.La re-tórica A es,pues,un primer intento hacia la captacióndis-cursivadel mundomultiproposicionalquehoy el sistemaA’

ha llevado a la abstracciónextrema. Lo queacontecees queAristótelesdejó sumergidala lógica de la probabilidady laincertidumbre(sistemaA’) en el senode lasbellasletras,sinlograr aislarlade la antigua“poética”. Y lo queconcluimoses que la retórica A, en su fase discursiva—no en su fased~confusióncon las bellas letras—viene a serel capítulodel sistemaA que más se aproximaal sistemaA’, aunquetambién se hayaquedadotodavíaen unaetapaantropomór-fica y de abstraccióninsuficiente.

Quisiéramosqueestabreve digresiónse considerecomounareivindicaciónjusticiera,y comounaquejacontrala ge-

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neraldeficiencia de humanidadesclásicasen ciertos estudios“semánticos”.

10. Contorno del reino matemático. Quedadescritalamatemáticaen su función de libertad lúdica, en su enrique-cimiento por colonizacióninterior y en la significaciónfilo-sófica de ésta. El reino de la matemática,con ser tan vasto,no es ilimitado. Convienedibujar sucontornopor exclusióny por inclusión.

~Laexclusión: Ya se comprendeque la matemática,aligual de la literatura, rechazaprofesionalmentetoda conta-minaciónde giro mental,y queaquí se exacerbaaquelge-neral recelo que ya advertíamosen todo pensarcientífico,aquel reservarseel máximo de seguridady arriesgarselomenosposible (III, 19). Curiosonotar que esteparentescohueco,o de esquemadescepado(III, 21 n.), entrela litera-tura y la matemática,significa en la matemáticaun excesode escrúpulo,mientrasen la literaturase conseguíacon uncolmo de generosidad:aquícerrandola puerta,y allá derri-bándola(III, 32).

Pero entendámonos:la matemáticacierra la puertaa lasinvasionesextrañas,perola abre—y muyamenudoen nues-tro tiempo—paraintentarpor sucuentaalgunasinvasiones.No admite sercontaminada,pero se extralimita a contami-nar. Encuantose tratade salirde puertasafuera,se disfrazacon el manteode la matemáticaaplicaday se echapor me-dio de la calle. Embriagadapor sus últimos enriquecimien-tos, comienza a pensarque todo le es lícito. Y como elCortésdescritopor Gómara,es celosaen su casay atrevidaen las ajenas. De talesextralimitaciones—función ofensi-va— luegose hablará.

Reparemosentretantoen la función defensiva:cómo seesfuerzapor sostenerla purezade su abstraccióny su estric-ta objetividad(VIII, 3-B-4). Por sucastidadde abstracción,podemoscompararlacon Psique,que huye en cuantosienteen la gargantala quemaduramaterial. Le convienen igual-mentela historia de Eurídice y todoslos mitos de la fugapor profanación.La abstracciónespecíficade la matemáticacorrespondeal momentoteórico en queel volcarsefuera de

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sí misma,propio de la operacióntrascendente,es atajadoosuspendidoen semantemaneumático. Es la isla magnéticade Swift que flota en los cielos del reino de Láputa,desdedondelos matemáticosrigen a su pueblo. En cuanto ellosse mantienensuspensosen el espacio,moran en la abstrac-ción matemática. En cuanto contemplanla tierra y gobier-nan al país desdesueminencia,desbordanhacia la trascen-denciaempíricay aplicansuabstracción.La matemáticaesuna inmanenciaprovisional, distinta en estode la literaturaque es una inmanenciadefinitiva.

La trascendenciaderivade la abstracción.La abstracciónformal es“falso equilibrio”, suponeesfuerzopeligroso. Laabstracciónes un estaren potencia,quequiere irse de sí ha-cia unaincorporación“actual”. Estevaciarsesobreotra cosaes trascender.Alguien comparóel paso de la inmanenciaala trascendencia,de la matemáticaa la matemáticaaplicada,conel paso de la poesíaa la prosa. Si atajamosel impulsopor unaorden disciplinaria, cuajamosla potenciade ser, lasedde ser,en unaestructurade posibilidadesperennes.Mien-trasen ella nos sostenemos,vivimos en el recinto matemá-tico; en cuanto una posibilidad se realiza, en cuanto unesquemaadquiereentidad significativa real, salimosde lamatemática.Tal es el semantemaneumático. Ante los ojosteníamoslas dichosastresperasy las cuatromanzanas,quetanto se nos indigestaronen la escuelaprimaria. Pero he-mos, dado marcha atrás (o adelante:nunca lo averiguare-mos), y hemos dicho: 3 + 4. Y entonces,como afirmabaRussell, ya no sabemosde qué realidad estamoshablando.Si lo supiéramos,nos habríamosdejadodeslizarpor el planode la trascendenciahacia lo no matemático.Y mejor lo en-tenderíamos—o peor— si, en vez del ejemplode la aritmé-tica elemental,hubiéramospropuestouna\/2, unaV—1, ouna fórmula de Ramanujano de Einstein. El númeroy elobjeto real estánen la relación de la flecha y la manzanade Teil. Mientras la flechaapuntahacia la manzana,es lamatemática;cuandola flecha trasciendeo es disparadaso-bre la manzana,hemossalido de la matemáticaparacaerenel conocimientoparticular. La trascendencia,este suicidiopermanente,esterío de Heráclitodondelo que es ya no es,

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parece,en la matemática,pararun instantepara dejarseex-plorar el seno. Y he aquíel inesperadosecretoquenosdes-cubre: su rigidez de direccióno propósito.

Por lo que respectaa su estrictaobjetividad, la matemá-tica devuelvea Pascalsu sentenciay se enorgullecede igno-rar las razonesdel corazón.

Dicen que en el riñón de Andalucíahubo una escuelade médicos. El maestropreguntaba:—~Quéhayconesteen-fermo, Pepillo? —Para mí, respondíael discípulo, que setraeunacefalalgiaentrepecho y espaldaque lo tiene frito.—,,Y por qué lo dices,salado?—Señormaestro:porquemesale del alma.

Y yo, cuandocomencémis estudiospreparatorios,fui adar aunasociedadastronómicaconstituidaentrealgunosca-tedráticosde buenaintención, dondeoía cosasde estetem-ple: —Acérqueseal telescopioy mire ustedesaestrellado-ble. ¡Quépar de pendientesparasu novia!

De estospecadoscordialesla matemáticacuidade defen-dersecon másesquiveztodavíaque la medicinao la astro-nomíaen los ejemploscitados. Superadoel ordensentimen-tal, no se consientedeleitesajenosa su propia excelsitudformal.

Veamos ahora la inclusión, lo que hay en el claustromatemáticotan celosamenteguardado,y hastadóndellegansus muros.

Las relacionesamétricasaqueaccedeya la matemática,si bien representanun ensancheen la jurisdicción, no abar-canen maneraalgunatodoel campo de las relacionesamé-tricas posibles. Estecampo, a su vez, tampocoabarcatodoel dominio de la cualidad, queva muchomásallá de lo re-lacional. Hay, pues,relacionescualitativasqueno son ma-temáticas;y hay cualidadesqueno sonrelaciones,las cualesse derramanpor todos los órdenes del conocimiento. Lamatemáticaes tan sólo el reino de la exactituden un míni-mo. Estemínimo domina las relacionesmétricasy unapartede las amétricasque,a su turno, sonuna partede la cuali-dad. En esadelgadabasede abstracción,la matemáticaaci-cala una “granja experimentalde exactitud”, paradigmaeinstrumentode las demásciencias,o más bien planta eléc-

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trica cuyosnerviosse extiendenparaanimarla ciudadcien-tífica. La limitación del pensarmatemáticoes consecuenciade la misma abstracciónquelo hacepoderoso;y es tambiénconsecuenciadel compromisode exactitudque le es caracte-rístico, exactitudque,por rigurosa,sólo puededarsedentrode esalimitación. Una férrea necesidadcíclica enlaza losconceptosde limitación, abstracción,exactitud. La cautelaque de aquí resulta parecejugar con el proloquio: “Quienmucho abarca,poco aprieta.”

Cuandohablamosdel “nivel mínimo” en que se confinael pensarmatemático,no hacemosapreciaciónde valor res-pectoa la hazañagigantescaque es el descubrimientomate-mático. Lo mismopudimosdecir “nivel máximo”, según elpunto de vistaempírico o platónico. Se tratade unaabstrac-ción o adelgazamientoen el contenidode las realidadescon-cretas. Por esoel manejode los símbolos,una vez conquis-tadospor la hazañamental,suponesólo un pequeñogastode ideacióny casi se vuelve operaciónautomática.Y en vir-tud de estaeconomía,el procedimientomatemáticoes ejem-plar de la investigacióncientíficaamanerade función límite:función límite, añadamos,dentro de suslímites propios.

Podemosesclarecereste conceptodel nivel mínimo conunaciencia másconcreta:la económica. La económicaestáfundadasobreel supuestoideal de unaequivalenciaen elcambio de servicios, aunqueel accidentehistórico perturbesiempresus ecuacionesteóricas (III, 22). Tal supuestoesel do ut desque tanto repetíaBismarck, y recorta el cam-po económicodentro de la zonaestrictadondeno existe lagratuidad. Lo gratuitono es lo económico. ¿Quédudacabe,pues,que la económicarepresentaun nivel mínimo de lasrelacionessociales,puestoque la gratuidadla desbordaportodaspartes? Puesaunqueconstantementese habladel “ob-tenerlas cosaspor nada”y del “consumir másde lo que seproduce”comosi estofuera el origen diabólicode todaslasperversionessociales,la verdades que la sociedadse man-tiene, sobretodo, por y paraesossupuestos,y queel supues-to de la ecuaciónde servicios apenasse refiere a unazonadiminuta. “Fuera de nuestraprovisión animal, todo lo ob-tenemosprácticamentegratis” (J. H. Robinson,The Mmd

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in the Making, 1921). ¿0 es que compensamosde algúnmodo toda la estructurasocial y cultural que recibimos yahecha? ¿Esque alguienpuedepretenderque los impuestosmunicipalespaganel arte de leer, escribir y contar, la im-prenta,la ciencia quehay detrásde la higienepúblicao delas industrias,la religión, la ética, la literatura,las artes,ytodoslos órdenesinmensurablesdel biensocial? ¿Esque lacivilización no es todaella una transmisiónpor gratuidad?El objeto de la sociedadhumanaes asegurarestagracia. Ysi con algo la correspondemos,la correspondenciano es deordeneconómico. En tal concepto,la económicaes un nivelmínimo; pero como la sustentaciónbiológica a que ella seaplicaes lacondiciónindispensable,también,desdeotropun-to de vista, a estenivel mínimo puedellamárselenivel má-ximo.

Volvamos a la matemática.De estenivel mínimo de rea-lidad empírica,o subidonivel de abstracción,y sumonivelde abstracciónformal, en que la matemáticaopera,resultandos consecuenciasinmediatas. Una es la facilidad del des-lizamientohacia la aplicación,lo quehemosllamadosupro-clividad trascendentey quetambiénpodemosllamar corrup-ción platónica. Otra consecuencia—que seríade apuraciónplatónica—es ciertafacilidad mnemotécnica,cierta levedady cierta misteriosacorrespondenciade las entidadesmate-máticascon las concavidadesde nuestramente,que resultaen economíade esfuerzoy en íntegraretenciónde nociones.Dejaremosestepunto paraun artículo aparte(VIII, 14); ypor ahoraconsideraremosel declive a la trascendencia.

11. Aplicacionesindiscutiblesy discutibles. La aplica-ción del pensarmatemáticoa otrasdisciplinases consecuen-cia de su misma abstracciónque,adelgazandola espadaenestilete—másaún: en aguja—le permite entrarpor el te-jido del raciociniocientífico. La matemáticadomina poreli-minación; se insinúapor nivel mínimo, se entrapor debajode las puertasajenas. Y la resistenciaajena a esteprivile-gio dela matemáticaaparececonla primersospechade ordenconcreto,y se va espesandoa medidaque éstese hacemásdenso. La aplicacióndel matematicismodependede la posi-

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bilidad de “abstracciónen exactitud” que las otrasdiscipli-nas ofrecen.

Siendo,pues, tan franca la entradapara que el proce-dimiento matemáticose deslice,comométodoauxiliar, aotrasciencias,no es de extrañar que sea grandela tentación deusarlocadavez en nuevasaplicaciones.La física, la quími-ca, la astrofísica,por su misma naturaleza,han podido en-tregarseen grado máximo a la inspiracióndel pensarmate-mático y aun a su lenguajede símbolos. Pero este afándeaplicaral pie de la letra la matemáticaa otrasdisciplinaspuedellegar a seraventurado,conforme bajamosde lo abs-tracto a lo concretoo nos trasladamosde lo extrahumanoalo humano.

El criterio de la extralimitaciónes incierto, puesdependea vecesdela costumbrecientíficaen cadaépoca. Como ejem-pio de aplicación legítima que tardó en ser aceptada,po-demos recordar lo que ha sucedido con la química, hacerelativamentepoco tiempo. La teoría de la combustióndeLavoisier, quepara siempredesterróde la ciencia la nocióndci flogisto, es unade las mayoresrevolucionesde la mentehumana. La químicaera hastaentoncesunaciencia de cua-lidades,y todavíalo es por mucho. El flogisto explicabadede modo fácil y directo la aparicióny desapariciónde lacualidad combustibleen los cuerpos,cualidad consideradacomo la másimportantey que,por sí sola, regíala conductade los cuerposen muy numerosascircunstancias.De pron-to, la nuevateoría echaabajo la explicaciónde tantos enig-masqueya parecíanresueltos,y propone,en cambio,ciertasconsideracionesde cantidadque la mentecientífica se habíaacostumbradosecularmentea ver como accesorias.Así seexplica que Lavoisier haya tenido que librar una ruda ba-talla, cuyaplenavictoria ni siquieraalcanzóen vida, contrasabiostan eminentescomoScheele,Priestleyy Cavendish.

De igual modo, es muy posibleque mañanaresultenle-gítimas ciertasaplicacionesdel pensarmatemáticoquehoyparecenaventuradas;pero tampocoes canónicotenerexcesi-va confianzaen los milagros,ni esperarque las estructurasse inviertan. Así, es ocioso preguntarsesi algún día se lle-garáal ideal matemáticode exactituden todo ordende rea-

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lidad, o siquieraen todo orden de rélación amétrica. Nosextrañaquealgunos“semánticos”lleven al beatocandorsuesperanzaen las cienciaspositivas,y den a veces por asi~milación resueltalo quees sólo metáfora. ¡Ellos que tantoclamancontra los seudoproblemascreadospor merasconju-gacioneslingüísticas,comoel preguntarse“si el tiempotieneprincipio y fin”, “si hubo un tiempo en que no existía lamateria”, “por qué la electricidadnegativaatraea la posi-tiva”, etcétera! De todassuertes,la matemáticaintenta,conmuy varia fortuna, constantesaplicacionesnuevas, que seatrevenhastaconlas cienciashumanas.Sobreestosextremos,se recomiendaal aficionadola obra de J. Rueff, Des Scien-cesphysiquesauxSciencesmorales(París,Alcan, 1922).

La verdades queya Spinozaconcibió la aplicaciónma-temáticaalo humano,no sólo ensuÉtica* de tipo geométrico,sino también en su Tratado teológico-político, donde hastaprevé la sociologíapura, proponiendoque la cienciadel Es-tadose trate con objetividadmatemáticay sin mezclarrisasni lamentos,es decir,criterios de valoración,y dondeestudiala basepsíquica de las relaciones de dominación(temor,afecto, admiración,esperanza)en términosqueanuncianelmétodo de Weber. Nada tiene de extrañoquequien se atre-vió adecir: “Dios esextenso”—acasolaposturamásaudazque se haya visto— aparezcaen algún modo como precur-sor, aunqueno recordado,de ciertos filósofos matemáticosquehoy reaccionancontra las concepciones“intensivas” dela tradición aristotélica.

Después,los utilitaristasreducenla éticaal juego de pla-cer y dolor y, mediantela computaciónde estosdos factores,creenpoder sujetarlaa la matemática.

En nuestrosdías,vemosquela sociologíaformal de Sim-mcl deja sentir cierto ideal matemático. Tanto la sociología—dice él— como la geometríaabandonana otras cienciaslos contenidosconcretos,y se aplican a las formas** Perotodavía aquí la matemáticaaparececomo una inspiraciónmetafórica,como un modelo de lenguajeraciocinante;y su

* Ética demostradasegúnel orden geométrico.México, Fondo de Cul-tura Económica,1958. 276 pp.]

* A. Menzel, Introducción a la sociología, trad. deA. Selkey A. SánchezBarbudo,México, Fondo de Cultura Económica,1940, p. 17.

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misma ingeniosidadsalva a Simmel de las estrechecessis-temáticas. Ya la escuelade Vito Volterra sí que se atrevede frente abuscarsalidasde la ciudadelamatemáticahaciala biología y aun la sociología; y lo mismo CharlesHenryensuinconclusateoríade lapsicobiofísica.Estosavances,deque luego propondremosalgún ejemplo,no pertenecena laciencia ortodoxa,por lo mismo queaspirana un rigor ab-solutoy no se conformancon serprocedimientosauxiliaresde aproximación.

Platón —el mismo que concibió una filosofía mate-mática— había sentido cierta desazónante estasposiblesextralimitaciones,desazónacasofundadaen la inconmensu-rabilidad de los llamados“númerosirracionales”. Estade-nominación,como es sabido,no significa el quetalesnúme-ros seancontra razón,sino que su relación respectoa unamagnitud determinadarebasalos cuadrosdel lenguaje ins-tituido para las medidasnuméricas. La actitud de Platónpuedeapreciarse:1) En el Teeteto,dondeestudialos pri-merosgradosdel análisis que asciendedesdela aparienciasensiblehastala verdadideal, y se refierea los escritosdesu maestroTeodoro sobre la irracionalidad de las raícesV5, V7, \/17. 2) En el VII libro de las Leyes,donde de-clara crimen de lesa patria el permitir que la juventud ig-nore, como aél mismo le aconteció,la enormediferenciadenaturalezaquehay entrelo mensurabley lo no-mensurable,diferenciaen quePlatón establecela basede las humanida-des. 3) En el Meno, donde, a propósitodel problemadelos cuadradosqueresultade la no-mensurabilidad,Sócratesacudeal esclavoignaro, para demostrarla doctrina de la“reminiscencia” (y de paso,la igualdadhumana,porqueel esclavo,paracolmo, es un negro). Consideramosel pro-cesoquebrevementehemosdescritocomo unade las pruebasmásaltas del genio platónico.

Todavía,en estadiscusión,el matematicismose defiendecontra todo rechazopor partede las cienciashumanas,ale-gandoque la matemáticamisma no esmásqueun orden dela conductahumana. A lo que contestanlos adversarios:—“~Trampade palabras! Tambiénel macheteescosade laconductahumanay no por eso sirve para pensar. Habría

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quesaberpor dóndepuedela matemáticasacarde sí la con-ciencia ética, característicade los fines humanos.” El temase relacionacon las invasionesintentadaspor el método delas cienciasnaturalessobreel terrenode la sociología (III,30). La solanoción de la extremaobjetividadsociológicao“sociología pura” puedeaúndiscutirsecon referenciaa susposibles resultadossobre esa política toscamentellamada“maquiavelismo”, en que la técnica de dominaciónprimasobrelos imperativosde la felicidadsocial.*

En generalpuede afirmarse que la excesivaesperanzaen la aplicaciónmatemática,hacia abajo o haciaarriba, sefunda en un sofisma muy difundido que se ha llamado “lapruebapor ignorancia”,y que se formula así: “La aparenteindeterminaciónactual provienetan sólo de la actual defi-ciencia del conocimiento.” Petición de principio en que seda por sabidolo queestabapor averiguar. Y la desconfian-za excesiva¿enqué se funda? Gravecosa:en la resistenciapara el descubrimientoo la mutación, secreto instinto dedefensaen la especie.

12. Ejemplosde aplicacionesextremas. Como ejemplode las aplicacionesdiscutiblesconsideraremosalgunoscasosen quela matemáticadesbordahacialascienciashumanasdelprimer gradode abstracción,y acontinuaciónexaminaremosel desbordesobreel tercer grado,o matemáticasublime.

Entrelos primerosejemploscitaremos:1. El esquemadelos partidospolíticosenVolterra. II. El proyectode “econó-mica no euclidiana” en Rueff. III. Y el proyectode “éticano euclidiana” en el propio autor. Respetamosla designa.ción de Rueff, pero hubiéramospreferido quedijera “cien-cias no aristotélicas”. Euclidesno tiene la culpani se in-miscuyeen estosórdenesde lo humano.

1. Esquemade los partidospolíticosen Volterra. Ejem-pb sobrela invasiónmatemáticaen la sociología:

1°Supongamosunasociedadhipotéticade un solo grupoaislado. El crecimientodel grupo obedeceráa la “variación

* Véasela polémicade J. Gaosy J. Medina Echavarría: “En busca de laciencia del hombre”, en los Cuadernos Americanos,México, marzo-abril de1942, año 1, vol. 2, n

9 2, pp. 103-113.

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exponencial”:progresióngeométricatendidasobrela progre-sión aritmética del tiempo. Lo propio aconteceríacon dosgruposqueocuparanel mismo territorio en desarrollopara-lelo y sin chocarentresí, en absolutaindependencia.

2~Los gruposse hanvuelto partidosen pugna. Por hi-pótesis,el másfuerte trata de aniquilar al másdébil. Estadependenciarecíproca,creadapor la animadversión,alterala ley de la variaciónexponencial,y se representapor unacurva cíclica cerrada:o sea que, por una parte, el grupodestructornuncaaniquilarátotalmenteal otro, y ambos,trasun periodode lucha, volverána las condicionesiniciales; ypor otra parte,el progresocontinuoy normal de ambosgru-posquedaretardado,encerrándoseen la triste curva sin ho-rizontesabiertosni ideales. La duracióndel ciclo periódicopuedeestablecersepor cálculo integral, y es proporcionalala medida geométricaentre los tiemposde quecarecenlosdestructorespara doblarsu poblacióny los destruiblesparaversereducidosa la mitad.

30 Paraacercarsemás a las complejidadesreales,aúnpuedeintroducirseun tercerfactor, un tercer grupo quecon-viene con los anteriores,el cual se mantieneen actitud dedesconfianzafrente a los otros dos, por los malesquede supugnacidadrecibe,y que estápronto a procurar indistinta-menteel desmedrodel uno y del otro. Estetercer factor traeun coeficientede aumentopara el grupo agredidoy de re-ducción correspondientepara el agresor,lo que acortalasdimensionesdel ciclo periódico. La complicaciónpuedeasíaumentarseindefinidamente,introduciendo nuevos factoreso grupos,hastadondelo resistanuestracapacidadde cálcu-lo. Perodifícilmente seríaposibleceñir del todo las múlti-pies relacionesde un solo caso verdadero.

Observaciones:1) Concediendoque los datosde la ecua-ción matemáticalograsencorrespondera todoslos datos deun conflicto real, queya es concesióngenerosa,el esquematendríavalor de sociologíapura o descriptiva,punto devistade Sirio quese despreocupade estimacionesy de soluciones,y que considera los conflictos humanoscomo indiferentesreaccionesfisicoquímicas. 2) Concediendotodavía que lasola predicción matemáticadeterminara,en el caso conside-

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rado y reducidoauna simplicidad ideal, un ánimo de con-cordia en la pugna,concordiaencaminadaa la fusión de losgruposen unasolacombinaciónarmoniosa,entoncestendría-mos: a) el paradójicoresultadode una “persuasiónretóri-ca” fundadaen un “lugar específico”de los másinaccesiblesal conocimientoordinario de la opinión pública media,jun-to alcual palideceelcasode MenenioAgripa, quedesarmólahuelga política de la plebe con la fábula del vientre y lasmanos;persuasiónmatemáticaquebastaríapara atenuarladesconfianzade Aristótelesen el uso oratorio de argumentoscientíficos muy remontados,y que fortaleceríala tesis ca-racterísticade Quintiliano sobre la educaciónenciclopédicade su orador;y b) el resultadoparadójicode unasoluciónno matemática,sino de psicologíacolectiva,provocadapor unestímulomatemático,comparable,aunquede orden más su-blime, aciertascampañaspolíticas fundadasen la medicinasocial. Las anteriores observacionestienen un mero valoracadémico,y correspondenexactamenteal espíritu de la an-tiguaescuela“declamatoria”,queensayabael ingeniode losretoressobresupuestosirreales(La antiguaretórica, IV, 2) .‘~

3) Contrayéndonosal caso de los tres factores,el esquemade Volterraha sido generalizadoal mundoanimal. Así comoen las observacionesanterioresse idealizahipotéticamenteala humanidad,en estageneralizaciónse la deshumanizaar-tificialmente, paramejor realizarel esquema. Se han estu-diado al efecto las estadísticasde la pesqueríaen el AltoAdriático (Venecia,Triestey Fiume). En aquellaregiónhayunacastade pecesvoraces,y otra másmansa,de pecesde-vorables. La primera, acaso por mejor armada,es menosútil a la economíahumana. En tiemposnormales,antesdela rupturaacontecidaen 1914, los provechosde la pesquería(adviértaseque la red hace aquíde tercer factor eliminato-rio) demostrabancierto equilibrio entrelos ejemplaresquede ambascastasse lograban,cumpliéndoseasí,con algunasvacilaciones,la ley cíclica acortada. La Guerra Mundial 1interrumpióla pesca,y dejóobrar librementela ley exponen-cial entrelos dos factoresen pugna. Cuandola pescase re-

* [Ver Obras Completas,XIII, pp. 455-64.]

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anudóen 1918,las primerasredadasdemostraban,en efecto,la superabundanciade la casta feroz, periodo ascendentede la variaciónexponencial.Al normalizarsede nuevoaque-lla industria, se volvió rápidamenteal equilibrio primitivo.4) El esquemade Volterraoponeunarigidez cíclica al idealmarxistaabiertosobrela perspectivade unafutura sociedadsin clases(o de grupoúnico),amenosqueobraranla singu-larísima persuasiónmatemáticau otraspersuasionescientí-ficasy éticas de resultadoequivalente. 5) La GuerraMun-dial II, con susinventos de matanzatotal, haceapareceryamuy optimistael esquemacíclico; pero aúnpuedecontestar-se queya el territorio no es determinadopaís,sino todalatierra, y queel resultadoestátodavíapor ver.

En nuestraAmérica,J. Bernouilli Pequenoha aplicadoel esquemade Volterra, con curiososresultados,al procesohistórico del Brasil, desdePedro II hastael “Tenentismo”queacompañólos primeros díasdel régimenGetulio Vargas(1930)- No creoqueen México se hayaintentadoexaminar,ala luz de los anterioresprincipios,el discutidoconflicto,deque tanto se habló hace pocos años,entre la feroz truchareciénimportadaa los lagos de Michoacán,y el pacífico ytradicional pescadoblanco, quehastaentonces,como primerocupante,disfrutó la plenavariaciónexponencialdel grupoúnico.

La aplicación matemático-sociológicano siemprees tanambiciosacomo en el anterior esquema. Suele limitarse acortas conclusionesestadísticas.Y aunentoncesse la discu-te: a) porquetodaestadísticade lo indefinido social es pornaturalezaincompleta,y su aproximaciónsigue siendounalejanía, llegandoa la mayor ineficaciaen gruposhumanossin hábito o docilidadparapermitir la estadística,o en re-giones donde la inaccesibilidadgeográficala hace imposi-ble; b) y lo másgrave,porqueestareducciónde lo humanoa lo deshumano—dicenlos adversarios—parececontrariaala naturalezamisma de las cosassociales,y comoestanatu-ralezano es tenidaen cuentapor el postulado,el rigor ma-temáticoquenos lleva a las consecuenciasdeja fuera el sig-nificado reala quepretendeaplicarse. Si ya en las cienciasnaturalesel avancedel matematicismoes sospechoso,en las

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humanasfácilmentejustificaría las protestasde Platónsobrela confusiónentrelo mensurabley lo no mensurable.

IL Proyecto de “económica no euclidiana” en Rueff(VIII, 25). Aplicación de la mecánicaracional para obte-nerun métododeductivoen la económica. Se enuncianalgu-nosprincipios básicos,y luegosemuestraquelos teoremasdeellos deducidoscoincidencon leyeseconómicasverificadasempíricamente,no sólo en aquelloscapítulosde la económi-ca queya parecensometidosaestetratamiento,sino tambiénen algunosotros. El plan se reducea la comprobaciónde loaveriguado,pero se proponecomo posibleprácticade ulte-riores descubrimientos,a) En la mecánica,somos llevadosa la noción de fuerza por nuestroesfuerzoparamover losobjetos. Esteesfuerzo,inconmensurableen sutotalidadden-tro de nosotroscomofenómenopsico.biológico,es traducidopor una convenciónoperable: fuerza es el producto de lamasapor la aceleración,la cual es cómputode cambio develocidaden el tiempo, o cambio del “momento mecánico”.b) En el cambioo movimiento de mercancíasde la econó-mica,la “necesidad”tomael lugarde la “fuerza” mecánica.La necesidadpsicológicano es medible. La sustituimosporunaconvenciónoperable:la necesidadn es cómputodel au-mento de la cantidadde mercancíasque poseemos,q, conrespectoal cómputode disminucióndel precio que podemospagar,p. La fórmulaes: n = — dq/dp. De dondeel pos-tulado: “La necesidadque tenemosde cierta mercancíade-crece,conformeaumentala cantidaddeella queposeemos.”Del O de provisiónal O de saciedad,quequedaya inalterablesi la provisión sigue aumentando. Introduzcamosahora la“utilidad”, tambiénen convenciónoperable. Ahora la nece-sidades función de la provisión: n = f(q). La utilidad Uparala provisión Q es la integral de O a Q de f(q) conrespectoaq. De dondeel postulado:“Todo individuo poseeriquezaen cantidadfinita, y procuramedianteel cambioad-quirir riqueza en objetosdiferentes,de modo de llevar almáximo las utilidadesrespectivasde estosobjetos.” Las ci-fras n y U conjugadascon los dos postulados,producende-ductivamenteleyesya establecidas,como éstas:“Cuando unindividuo poseedeterminadacantidadde las mercancíasA

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y B, la utilidad total de éstases paraél máxima si la razóndesunecesidadde A conrespectoaB es igual al preciode Acon respectoa B, y viceversa. Cuandoaumentael precio, lademandadecrece.El compradorprocurael precio másbajoposible. El precio tiendeaestablecersesegúnla ecuacióndeoferta y demanda.” Rueff arriesgaotros postulados másparaprobartentativamentela posibilidadde descubrirotrasleyes,aunqueno seande aplicacióngeneralparael futuro,sino de corto alcancey mientrasno cambieel estadosocial.Del mismo modo el descubrimientode la radiactividadobli-gó a modificar la estructurade la ciencia física. Por lodemás,se reconocequeel métodono penetraen la honduradel fenómenoeconómico,sino que es sólo un instrumentoauxiliar.

III. Proyectode “ética no euclidiana” en Rueff. Conrelación a determinadosgruposy épocasdeterminadas,yaque no con mayor amplitud,cabedefinir las máximasde larectaconducta,aunqueya aquíla aproximaciónentrelo efec-tivo y lo ideal es mucho menor que en la económica,desuerteque los resultadosson másbien teóricos. Las reglashande versecomo elaboracioneshistóricasy racialesde ca-rácter general, independientementede la vida de los hom-bresparticulares. Escójansepostuladosy definicionesde talnaturalezaque, por deducciónrigurosa,salgan de ellos lasnormasaceptadasy nadamásquepuedacontradecirlas.De-sígnenseestasleyesen forma operante,quepermitacompa-rarlas y referirlas a los postulados.Puedeser que así sellegue,al menos,a ciertasdepuracionesy auna la explicita-ción de leyes subyacentes.Si éstasresultanverificablesex-perimentalmente,se habrá avanzado. De lo contrario, hayque ir a la rectificaciónpor retroceso. Cabría pensarque,así como hay varias geometríascoherentesen sí mismasaunqueincompatiblesentre sí, puedehabervarias cienciaséticasque respondana las mismascondiciones,de las cualesunapor in menosresultaráaplicablea la configuracióngru-po-época. Sólo el criterio empírico,pero no el rigor teórico,podrá eliminar las demás. (~Comosi ese criterio vivo nofuera ya de suyo toda la ética!) Rueff advierte, en apoyode su exorbitancia,la identidadde ciertosprincipios básicos

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en diferentestiposhistóricoso racialesde moralidad. La fí-sica,dicenlos creyentesde estefrío credo,también procedióun tiempo por argumentostrascendentales,que hoy ya nonecesita.Y segúnesto,el bienpodrállegar aserun logogri-fo de funciones,integrales,vectores,tensores,etcétera.

No podemosseguir estaslucubraciones,que todavía sealargana la estética. Lewin, en sus estudiosde la persona-lidad, aplica el métodomatemáticoa la psicologíadel campopsíquico o “topología”. Brown lo extiende a la psicologíadel “orden social”. Estosensayosdebenconsiderarsecomométodosauxiliareso acompañantesde relativaaproximacióny de utilidad limitada.

13. La matemáticasublime.El sentidomístico del núme-ro entrelos pitagóricoso en ciertassupersticionesaberrantes,más que una extralirriltación matemática,es un imperfectodesprendimientode orígenes,en que se operareligiosamenteconla cifra o la figura como conun ídolo mental(VIII, 3-B.4-d,y 8) - Un tal ClaudeBredeau,correspondientede Mersen-ne, da ejemplodela intrusiónde estesentimientoen el campocientífico, cuando,en 1626,escribe: “ConsideroqueDios seha servidodel número6 paracrearel mundo.” Estemisti-cismo no es sólo un momentode la filosofía, de que todavíaquedanrastrosfolklóricos: es casi un estadode ánimo, unapendientepsicológicaquevienedesdela menteprimitiva, pordondese puedecaeren cualquier instante,y quePlatón ex-plicaríaacasocomo unanostalgiade la perfecciónperdidayrecordada. En esta ráfaga soledosa,las religionesy las li-turgias aparecenfascinadaspor ciertos númerosque se con-vierten en símbolossacramentales,y que la magiay la bruje-ría erigenen amuletos. La solaperiodicidadde los ritmosnaturaleso la simetríade las formas (y periodicidady sime-tría son,de por sí, especiesmatemáticas)fundanuna suertede mitologíageométricay algebraica.Peroseríainjustoacu.sarala matemáticade serinvasoracuandomásbienes inva-dida. Encambio,he aquíquela matemáticaentornala puer-ta de la última abstracción,la del tercer grado,y se lanzaa la aventurasublime.

La aventuraes ilustre y parte seguramentedel pitagoris-

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mo y del platonismo. La mostraremossólo por algunasdesusfasesmáshazañosas.Nadamás reveladoren tal sentidoque los esfuerzospor probarmatemáticamentela existenciade Dios. No se trata de un juego de ingenio. Se trata deacudir a la crisis de ateísmoque se produceen los siglosxviy xvii, y de aportaral problemalos sólidos y eficacesargu-mentosde la objetividadmatemática,capacesde arrasarlasvacilacionesde ordensubjetivo. Tal es, desdeluego, la pos-tura apologéticade Leibniz, en cuyo estudioencontramosdepasola reseñahistóricade los esfuerzoshaciala matemáticasublime.

Aquellaonda de ateísmotiene dos orígenes:la reformareligiosay la reformade las cienciasy la filosofía. La pri-mera atrajo controversiasy guerrasde religión, sobre todoen Alemania,en Francia,en Holanday en Suiza,entreana-baptistas,zwinglianos,calvinistas,católicos,produciendounaconfusiónque era fácil presaal escepticismo.La segunda,de efectosmástrascendentales,significa la guerracontraelescolasticismometafísico,el grandesperezodel métodocien-tífico ante los descubrimientosde Copérnico,Kepler y Gali-leo. Segúnéste,magnitud,figura y movimiento lo explicantodo, por dondela deudase insinúa,pues la oficina de lacreación deja de ser la fábrica de milagros continuos, yel Creadoraparececomo una fuerza sin inteligencia ni vo-luntad.

No, se dice Leibniz, aquellasnocionescientíficas no loexplicantodo. No seengañenmáslos espritsforts y los liber-tinos filosóficos de las clasesacomodadas,primerasen mor-der el anzuelo.Habríaquefundartal vez unaSocietasTheo-philorum, reclutandoa todos esosteólogosy creyentesqueestánlevantandopor todaEuropaverdaderasestadísticasdeldescreimiento.Éstesepresentaseaen formaprecisade ateís-mo,comoen Vanini, seacomoen Bodino envueltoen princi-pios queconducenal ateísmoy, socapade atacarlas religio-nesreveladas,dejanquebrantadala fe, seaen otrasformasdeimpiedadcomolas de socinianos,naturalistas,escépticos,ma-hometanos,o esostibios paganizadosde Italia que,segúnde-cíaMelanchton,afirmanaDios en la eucaristíay lo nieganenlos cielos. El procesode Galileo, las ejecucionesde Bruno99

y Dolet son malosexpedientes,y sólo conducenal disimuloy al desquite.Lo mejorserá,sin duda,defendera Dios conlas propiasarmasde la ciencia,y mejor aún de la cienciasuma,la matemática,quegobiernaa las demásciencias.

Tanto máscuanto queLeibniz no considerabaexentadepeligros la reforma filosófica iniciada por Descartes,Hob-bes y Spinoza. Las consecuenciaspeligrosas,escondidasenel sistemacartesiano,como tambiénlo creíael obispo Huet,salíana la superficie en Spinoza. Y aunquehay evidentesrelacionesentreLeibniz y Hobbes,las haypor cuantoal me-canismoy la teoría del Estado,no por cuanto a la lógicani a la teología. Es verdadque Leibniz no envuelveen suacusacióna Locke, porqueéste supo defenderse,ni a JohnToland,porqueésteera hombrede valimiento y amigo de laprincesaSofía.

En su posturaapologética,Leibniz seve sostenidopor elteólogo Teófilo Spizel, y aunqueanteshabía declaradonoserteólogo,arriesgasuespada.El propioArnauldno lo con-vence,por cuantoconcluyeen la apuestade Pascal:la im-posibilidadde probar la creencia,pero la cordurade obrarconformeala creencia,apuestaqueresucitael puntode vistade Cicerón sobre la convenienciade conservaren el almaeste“divino error”, por lo quepudieravenir másallá de ladiuturnidad. No: hay queir a la demostraciónabsoluta,dequelos lógicosfranceseshandudadopor sudesconfianzaenlos poderesde la razónhumana.

A estefin, Leibniz comienzapor enfrentarsecon el me-canicismoy el materialismode su tiempo, herederode De-mócrito y Epicuro,y por lo pronto se armade la solameta-física. Por si no bastanlas fuerzasde un solohombre,luchaa lo largo de su vida paracrearla sociedadapologéticadelos Teófilos. De ella sólo resultó,pálida imagende su sue-ño, la Sociedadde Cienciasde Berlín, bajoFederico1 y conapoyode Sofía Carlota. Pero tampocole bastala metafísi-ca. La metafísicaes como aquellavieja sala de la Sorbonaquele mostrabancon orgullo a IsaacCasaubon:“Aquí, hacemásde trescientosañosque se discute.” “~Sí?—dijo él—.¿Y qué se ha concluido?” Sólo la matemáticaha sabidopreservarsede indecisiones. En su afán de aprovecharla,.

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Leibniz ensaya,antesde los logísticos,el consorciológico-matemático.

El métodomatemáticole pareceteneruna faseexternayuna interna. La externase reduceaprincipios y consecuen-ciasrigurosas,y tambiéna la garantíade manipulaciónqueofrecenlos signos. La interna se reducea invención y (aquíel desbordehaciael tercergrado de la abstracción)averdadontológica.

Los orígenesde esta logística que pára en matemáticasublimehande buscarseen el mecanismosilogístico de Aris-tóteles,perfeccionadopor SantoTomás; en la reduccióndelrazonamientoal cálculo intentadapor Raimundo Lulio, ysingularmente,a finesdel siglo xiv, por “un tal JeanSuisset,apodadoel Calculador”,aquienVives, por cierto,serefieredespectivamente.Diremos de paso que los círculosproposi-cionalesrotativosqueencontramosen el Ars Magna de Lulioy que acasoinspiran la “combinatoria” de Leihniz, hacenpensaren los trigramasy hexagramasdel Y-King o Libro delas Mutaciones,monumentode la vetustafilosofía china,paracuyoexclusivoestudioConfuciopedíadel cielootroscincuen-ta añosde vida.

DespuésvienenTartaglia,Cardan,Patritius,Stelliola, Ke-pler, Gilbert, Cabeus, Snellius, en cuyas obras encuentraLeibniz encaminamientoshacia la expansióndel métodoma-temático.

AunqueadmiraaBacon,lo halla másempíricoquemate-mático. Galileo extiendela matemáticaala naturaleza,peroaún no a’canzacon ella la metafísica. En las filosofías desu tiempo, segúncartaa la princesaIsabel,Leibniz dice queel temaa la modaes la pruebade Dios. A Leibniz importaestapruebacuandoasumevalor matemático,ya lo muestreo no en el rigor de la forma. Unaspruebas,las queél aca-barápor preferir, son apriorísticas;otras,a posteriori. Leib-niz tiene a la vista el matematicismofilosófico de Hobbes,Descartes,Spinoza,Locke,Tsehirnhaus,Weigel,Klinger, Der-kennis,Morin, Ward.

En DescartesencuentraLeibniz la concepciónmecanísticade Galileo, y ademásel análisis de tipo geométrico. Esteanálisispermitirá ir a los elementos,y obrandosobreéstos

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por combinatoria,se llegaráal artede inventar. Parafacili-tar estareducción,habráquecrearla lenguasimbólicauni-versal. Spinozaciñe la forma del discursoal esquemadedefinicionesaxiomáticasy teoremasgeométricosdemostrati-vos, pero su rigor no es más que aparente. Hobbesda unesquemaaritméticoen queel nombrees número,la sumadedos nombreses proposición,la sumade dosproposicionesesun silogismo, y la sumade silogismoses unademostración.Pero aquí todavía hay el punto de partida arbitrario quees la cifra-nombre,cuya construcciónanalíticaseresuelveendefinición, la cual carecede necesidad.De modo quela ver-dad se quedaen los nombresy no llega a las cosas. Estacrítica se aplica tambiéna Descartes:falta el alfabeto delpensamientohumanoparafijar las “características”quesus-tituyan los nombreslingüísticosy casualesy denvalidez alas definiciones;y en Descartesespecialmentefalta la defi-nición de los axiomas,que se danpor supuestos,lo quedejaal sistemaunaoscuridadque se transmitea los discípulosycontinuadores. Locke hace su demostraciónpor deducciónmatemática,perosinsometerseal rigor formal y, segúnLeib-niz, con pocafuerzaprobatoria.Tschirnhausredibujay sim-plifica aSpinoza.Weigelrepresentalas nocionesmoralesconfigurasy esferaseinsisteen la conservacióndivina o creacióncontinuadacomo prueba de Dios, a la que da forma geo-métrica. Klinger acompañaa Weigel en la idea de la des-apariciónconstantedel mundo, que requierela re-creaciónincesante,y adoptatambiénla disposicióngeométricamáses-tricta: un sersupratemporalsostieneen continuidadel “unavez” de “cada cosa”, y la vez y la cosase identifican. Conlos métodosanterioresguardanestrecharelaciónlas tesisdeDerkennis,Morin y Ward, paraquienesla creacióntuvo unprincipio, luego un creador; salvo queel primero niegaelnúmeroinfinito, mientrasque los otros dos lo aceptan,y auncon magnituddeterminada,bien que siempresometidoa lanecesidadde unacausa.

NuevasinspiracionesencuentraLeibniz en los matemáti-cos contemporáneosSturmius, Jungius (a quien exaltacasisobreDescartesy quese adelantóa éstey a Galileo), Fabri,White (autorde un Euclidesmetafísico),GregorioTolosano,

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Kirchery Alsted (continuadoresde lacombinatorialuliana),Bechar,Wilkins, Dalgarno, algunos de los cuales nos sonfamiliaresen la historia de los intentoshacia la lenguauni-versal.*

Pero en todosellos advierteLeibniz oscuridades,paralo-gismosy deficiencias,o por desconocimientodel métodoana-lítico en general,o por falta de uno de suselementos:ya ladefinición,ya la característica.

Estostreselementos:a) análisis,b) definición, c) carac-terística,Leibniz declarahaberlosinventadopor sí solo a losdieciochoaños (Prefacio a la Ciencia General),graciasasuprofundidadintuitiva y también asu audaciade autodidac-to. Su descubrimientolo llenó de alegríay todos los díascreíaverlo comprobado.a) El análisis,reducetodoconceptoa sus elementosya irreducibles,simplicísimose indefinibles.Estoselementosintegran el alfabeto del pensamiento,y porsu combinaciónpermitenjuzgarlo y descubrirlotodo. Igual-mente, en las proposicionesverdaderas,el predicado estácontenidoen el sujeto, y éste,analizado,soltará de su senotodoslos predicadosposibles. En la mayoría de los casos,ni siquierahacefalta completarel análisispara dar con laconsecuenciaque buscamos,aunquesólo el análisis integrales garantíasuficiente:ideal teórico. El final de todo análi-sis es la identidado la contradicción,y el fundamentoquepermiteir de un término aotro es el principio de razónsu-ficiente. Con estasarmas,Leibniz cree poderalcanzarya lademostraciónmatemáticade la metafísica. Nóteseel proble-ma: la identidades principio lógico; la razónsuficiente,me-tafísico. No se saltafácilmentede lo uno a lo otro b) Leib-niz aceptacon Hobbesque todametafísicaes producto dedefLiiciones. Con ello volvemosala lógicaaristotélicade lasclases,conscientementeo no. Leibniz pretendeescapardis-tinguiendo las definicionesreales,o sobrela posibilidad dela cosa, de las puramentenominales, recurso desesperadocuandolos otros resultaninaccesibles.Importa, pues,probarla posibilidad de la cosa, o sea su no contradicción: ya apriori, descomponiéndolaen sus elementosparaver si no se

$ [A. II., “Hermes o de la comunicaci6nhumana”, § XI, en La experiencialiteraria, pp. 28-31; en Obras Completas,XIV, pp. 38-42.]

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contradicen;ya a posteriori (empirismoexperimental),com-probandoque la cosaexiste. c) La característicaes la fija-ción del elementoanalíticopor sunotadistintiva, y de aquíel álgebralógica, que podrá usar letras, cifras o figuras.Los signostransformaránnuestrosrazonamientosen arte decálculo. Los arrobamientosde Leibniz ante la perspectivade descubrimientosque esto abreal espíritu,nos llevan de-rechamenteal “reloj metafísico”de Mallarmé, dondelas no-cionestodasse hande combinarporcalidoscopio,ensanchan-do lamentehumana.De aquíesperael filósofo un métododecertezay un métodode invención,cuyo términoes la enciclo-pedia total.

En la enciclopediadebehallar su sitio la teología,es de-cir: la pruebade Dios, ya matematizada.En los primitivosplanes leibnizianos, la teología y el derechoaparecíanenprimer lugar. Después,estelugar es concedidoa la matemá-tica, y la teologíava retrocediendohastael último término.Los primerosplaneserande dignidad. Los posteriores,pe.dagógicos.La teologíaes la sumade los conocimientos.

La pruebamatemáticade Dios le pareceposible,porqueconsiderala creacióncomo una obra de matemáticadictadade unavez parasiempre. Reprocha,pues,a los escolásticosel no concederal númerouna realidadmetafísica. A estefin, se ve conducidoa generalizarla noción espacialhaciael movimiento y el espíritu. Paralo primero, traduceel es-tatismo en movimiento infinitesimal, y funda el cálculo deestenombre. Paralo segundo,comienzaa construir su ma-temáticasublime.

El movimientoinfinitesimal o conatoes la acción instan-táneade un cuerpoen un punto. El espíritu,que es un pun-to, obra en ese punto corpóreo. El cuerpo es un espíritumomentáneo,peroel espíritutienememoriay concienciaquele permiten obrar constantemente.En lo mecánicoy en lometafísico,todo es,pues,puntosy conatos.El movimientocor-poral sólo duraun instante,porqueno nacede sí, sino que escomunicadode fuera,desdeuna fuentequeconstantementeloproduce:Dios, naturalezadivina de ordentan elementalcomoel punto geométrico.

Pronto Leibniz se percatóde queentresu geometríacor-

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póreay su geometríadivina sólo habíaunaanalogíameta-fórica, y se esforzópor ahondaren suproblema. El presien-te quesuanalítica,si fuera total, probaríala posibilidaddel.a existenciay, por aquí, la característicade Dios. Puesto~daslas formassimplesson,por naturaleza,compatiblesentresí, independientes,sin sentidodenegación;y no teniendonadade comúnni de contradictorio,se sumanen una totalidadquetampocoadmitecontradiccióninterna,y queconstituyela na-turaleza de Dios, la cual, no ofreciendo contradicción,esposible. Probadoesto,se pasade la posibilidada la existen-cia como de unaesenciaaun ser.En vez de subir de efectosacausas,se baja de causasaefectos,y Dios vuelve aserlacausade las causas.

Esta pruebaa priori requiereel catálogo de todos loselementos,el alfabetocaracterístico.Los elementosson no-cionesque se concibenen sí mismas,tesisque se aceptapornegaciónde la tesis retrospectivainfinita, y parano ir abus-car haciaatráseternamenteel fundamentode cada noción.

Estoselementosson los atributos de Dios, y son canti-dadesy cualidadesanálogasa las magnitudesy las estruc-turas matemáticas.Como la geometría deduce todas lasfiguras de las formas del movimiento en el espacio,comola aritmética decimal reduce la serie numéricadel uno aldiez, así el análisis total de las nocionespermite llegar aDios por la integraciónde todossus atributos. Y mejor to-davíasi, en vez de guiamospor la aritméticadecimal,nosguiamospor la diádica, en que todoslos nombresresultande combinarel 1 y el 0: toda la creaciónes combinaciónentreel Ser divino y su privación, o seala nada. (AunqueLeibniz no se atrevea afirmar que la nadasea el segundotérmino de su alfabeto.) Comoel análisistotal es imposiblea la merite humana,otra vez caeríamosen la imposibilidadde la pruebaa priori. Con todo, nuestrocomienzode aná:lisis o análisisparcial nos da ya la simplicidadde la esenciadivina, fundamentode la no contradicción. Siendono con-tradictoria la esencia, la existenciaresulta como necesidad.

Nótese que Leibniz rechazó los otros sistemaspor suinsuficienciade análisis; nóteseque fundó el suyo en la su-ficiencia del análisis; nóteseque acabapor resignarsecon

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la insuficiencia de su propio análisis. Entre su teoría y suprácticahay una visible contradicción.

No entraréen el detalle técnicode las pruebasde Dios.Por todala obra de Leibniz hay observacionescomplementa-rias al respecto,pero se encuentranresumidasen el cuerpoclásico de sus cuatrodemostraciones.A saber,dos a poste-riori y dos a priori, de las cualessólo la primera asumelaestricta forma matemáticatraducidaen idioma. Hélas aquíen compendio:

1) “Demostracióndela existenciadeDios porexactacer-tidumbre matemática”,fundadaen la investigacióndel pri-mermotor y medianteaceptaciónde los principios de sustan-cia y movimiento transmitidos,paratácitamentedestrozaralos mecanicistasen su propio terreno,pero haciendover lanecesidadde la sustanciaincorpórea;y medianteaceptacióndel principio atomísticode la división infinita de la mate-ria, parael mismo fin polémico, pero haciendover la nece-sidad de potenciainfinita del motor. 2) “Confusión de na-turalezacontra ateístas”,en que, ademásdel movimiento,entranen consideraciónlas propiedadescorpóreasde mag.nitud, figura y consistencia,éstaen sus tres fasesde resis-tencia,cohesióny reflexión. El ataquea los mecanicistasesya explícito. PuesHobbesnegabala pruebamatemáticadeDios, aceptandosólo la de revelacióne historia,queSpinozarechazará.Hastaaquí,las propiedadesde los cuerpossólo seexplicanpor Dios. DespuésLeibniz introduceunarazóninter-media,la fuerza,como depositadapor Dios en la naturaleza.Despuéstodavía, dejarácaer la consideraciónde la consis-tencia, queacasole pareció redundante.3) “De cómoexisteel serperfectísimo”,pruebadestinadaaesclarecerla discu-Sión con Spinozay a hacerver la insuficienciade la demos-tración ontológica de Descartes,la cual alcanzala posibili-dad, pero no llega a la necesidadde la existenciade Dios;pruebaal gusto geométricopor su empleo de letras y delmétodo de reducciónal absurdo,fundadaen la no contra-dicción de los atributosde Dios, quesonlos últimos elemen-tos del análisis,y en la perfecciónde estasumade elementosquesuponede por sí el existir. 4) “Pruebade la existenciade Dios por su esencia”,ensayode demostraciónontológica

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(que en el fondo siemprele parecióa Leibniz insuficiente)destinadaa rebatir a Huthman. Leibniz confiesa que estapruebaprovocafácilmentela resistencia,por su misma sin-gularidad,puesDios es el único ser aquien puedeaplicarsey nuestraimposibilidad de alcanzaruna cabal idea de laesenciadivina nos perturba.

Fue imposible que Leibniz encontraraun fundamentopleno en la sola forma lógico.matemática,y bajo ella latensiemprelos supuestosmetafísicos,como lo advirtieronen elsiglo xviii Abicht, Mendelssohny Kant, volviendo en estoala tradición tomasiana.

En nuestrosdías,RobertLe Masson,cierto queen modotentativo,buscala fundamentacióndel númeroen la filosofíatomista, y procura identificar el número cardinal con la“multitud trascendental”,dejandode lado, según dice, elnominalismode un Helmoltz o el realismode un Russell, yatrayendohacia la verdadescolástica,en manerade compro-baciones,las teoríasmatemáticasde Cauchy y de Cantor.Dios y los númerosaparecenen la discusióncomo términosdel mismo problema,aunquese censuraen Bendael no dis-tinguir entrela infinidad matemáticay la infinidad divina.Dela abstracciónfísica,sesubea la abstracciónmatemática,y de éstaa la metafísica,parallegar hastael númeroonto-lógico.

Por su parte, Russell se entregaa estasconsideracionesal final de su Introduccióna la filosofía matemática:

Para determinar si puedehabern individuos en el mundo,

no poseemosmás medio que la observaciónempírica. Entrelos mundosposibles,en el sentidoleibniziano,los habráde uno,de dos, de tres.. - individuos. Ni siquiera se ve la necesidadlógica de que exista un individuo para que el mundo puedaexistir. (Si en los Pricipia Maihematica las proposicionesprimitivas son tales que parecenpresuponerla existencia, almenos, de un individuo, hoy considero este extremo comoun defecto de pureza lógica.) La prueba ontológica de laexistenciade Dios, si fueseválida, se fundaríaen la necesidadlógica de un individuo al menos. Pero se la reconoceen ge-neral como insuficiente y, de hecho, reposasobre una con-cepciónerróneade la existencia:tal prueba,en efecto,no toma

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en cuentaque la existenciasólo puedeafirmarse de una cosadescrita, y no de una cosa simplementenombrada, de suerteque no tiene sentidosustituir “esto es lo tal”, o “lo tal exis-te”, por “esto existe”. Y si rechazamosel argumento onto-lógico, tenemosque concluir que la existenciade un mundoes un accidente, que ella no es lógicamentenecesaria. Y siasí es, no hay principio de lógica que pueda asegurar“laexistencia”, a menos que se admita una hipótesiscuya formano podría ser: “La función proposicional tal o cual es al-gunas vecesverdadera.” Pues,en lógica, esta forma es hipó-tesis o consecuenciade hipótesis, pero no proposiciónabsolu-ta: que si lo fuera, tendría que afirmar que la proposicióndadaes siempreverdadera... Pero las proposicioneslógicasabsolutascontienenuna verdad independientede la existen-cia del universo. Si no hubiera universo, todas las propo-siciones generalesseguirían siendo verdaderas.Mas la con-tradictoria de una proposición general lleva implícita una

afirmación de existencia: luego sería siemprefalsa si el uni-verso no existiera.*

En la Arcadia, de Lope de Vega, las doncellasque re-presentanlas distintas disciplinas humanasocupan sendassalasque ostentanlemas definitorios. Y son éstos:para lagramática,“Voz de letras y artículos, debidamentepronun-ciada”; parala retórica,“Adornadapersuado”;parala lógi-ca, “Verdadero y falso”; para la aritmética, “Igual, des-igual”. ¿Cuálsería,hoy por hoy, el lema quecompendiasetodala ambiciónmatemática?

14. Matemñticay memoria. Hagamosun poco de pita-gorismo a nuestromodo. Se handeslizadoalgunasinsinua-cionesque bien puedenser organizadasen unamaneradeteoría. Hablamosdel mínimo mental en que la matemáticase sostienecuandonos referíamosal “nominalismo eficien-te” (VII, 3 bis). Luego procuramosdespojarestacaracte-rización mínima de todo valor peyorativo, considerándolacomo un extremo adelgazamientoque permite,una vez con-quistadoel arduo ideograma,procederal arte del cálculo

* Volveremossobrelas pruebasdeDios, pero desde otro punto de vista, enla secciónB de estecapítulo.

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sin gasto intelectualapreciabley en fácil automatismo. Se-ñalamosotra vez esteconceptode economíacomo uno de losalicienteshaciael nuevosimbolismo lógico (VIII, 8). Des-puésnos referimos a la virtud de levedady facilidad mne-mónicadel entematemático,por conceptode adelgazamientoformal, consecuenciade la apuraciónplatónica (VIII, 10).Más adelante,al tratar de la construccióndel objeto mate-mático, lo veremosacercarsecomopor arquitecturade la in-tuición, en contrastecon la marchaatrásde la abstracciónfísica (VIII, 20). Y si todavíatenemosánimo de hojear laspáginasanteriores,acasodemosconaquellasfórmulas mne-mónicas,referidasen la funciónancilar,que no sonmásqueaprovechamientodel instinto rítmico-matemático,en que laaritméticadel cuerpoparecesolazarsey, cediendoa la solagravitación biológica, encuentrael cómodocauce del apren-dizaje y la retención(II, 15). ¿No andamosaquígirandoen torno a cierta configuraciónde la economíay la memo-ria, sobremínimo de sustentaciónmental,que hastahoy nohemospuestoen foco?

Sin bajarotra vez a los túnelesde la materiay la memo-ria, ya recientementevisitadospor uno de los contemporá-neosquemásnos devuelvenla confianzaen los poderesdelespíritu;* sin insistir demasiadoenestarelaciónde memoriay tiempo, tan firme como leve, propio éter rígido que per-mite al seranimadoentretejerseen unapersonalidadindeci-say llegar,porúltimo, a la dignidadde la personahumana;quisiéramosver en esta seductoradelgadezmatemáticauntrasuntomentalde la nervaturadelmundo:hilo de la trama,hilo de quecuelgael seren continuidady suficiencia (me-moria y economía);hilo quepermite dejara la espaldaelpasadosin perderlo,y alargar la manoal porvenir sin re-nunciaral presente;quehaceconcienciadel camino,y dellaberinto haceorientación.

Para tan íntimas y sutiles exploracionesera menesterel hilo mínimo, a cuentade ser irrompible, porque el cala-brote—como en la parábola—no pasael ojo de la aguja.Era fuerza la fibra una, inequívoca,para la certeza delpespunte.Era necesariala hebra inexorable (concepto de

~ [Henri Bergson (1859.1941),Mati~reet memoire(1896).]

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exactitud),paragarantíade la costuracon que ligamoslascosas,cuajadasen nociones. Sólo así puedecircular la tras-cendencia,la “sinonimia” metafísicadel Estagirita,y sólo asíla tropa de representacionesestáticaspuede devolversea lasucesióny al movimientovivo (VIII, 9) -

La abstracciónneumáticaopera en suertede memoriaperfecta,cuyas criaturasdiáfanaspuedensiempreser evo-cadasen toda integridad. El círculo, lugar de los puntosde un plano equidistantesde un centro, ahí está siempre,ente ileso de la memoria,intacto y sin desgaste,para apa-receral momentoque lo mandemosy para dar coherenciaal espacio,protegiéndonoscontrael caos,como aquellarue-da de lumbre que defendió de sus perseguidoresa SantaCatalinade Alejandría. El círculo no admite melladuraenel tiempo, y viene girando de toda eternidad. Forma natu-ral de la mente,se deja asir por el recuerdoen todos suselementosy características,adiferenciade aquel óvalo delrostro amadoquecada día se desvanececomo un pastelalesfumino de los minutos. La criaturageométricanos pagacon probidadel haberlesacrificadolas emocionespara de-jarla ser quien es. Su docilidad infinita a la evocaciónysucabal presenciadan lecho seguroal análisis. Su obedien-cia es quietudde modelo disciplinado,quefacilita el retóqueconstantey el constanteprogreso. Y todavíaesteentemíni-mo, Proteode esencias,de quintaesencias,se deja metamor-fosearen signosmanualessobrela pizarradel sabio;permiteoperar y manipularcon un esfuerzoapenassensibley ocu-pandoapenasel espíritu,y se deja captar,fijar, transmitirpor mediosextracorporales.Como el molino de campanitasdel sacerdotetibetano,el círculo trabajapor elespíritu,mien-trasel espíritu descansa.

15. El esquemadinámico.Consultemosnuevamentenues-tros cuadrosestructurales(VIII, 4-6~-3).La marchade lainvestigaciónmatemáticase reduceapostuladosy consecuen-cias,ligadospor el fair play del raciocinio.

a) Postuladoes todaenunciaciónqueaceptamossin pe-dirle prueba. Puedeserun objeto o una relación. El obje-to es síntesisde relacionesimplícitas. La relación es objeto

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explicitado en elementos. Todo es, en nuestro universo, in-terseccionesy flujos. Los flujos relacionalesson líneas designificadotendidasentrelos entesde intersecciónu objetos.Estaslíneascuajanen poetemasllamadosproposiciones.Lasproposicionesson fórmulas lingüísticascuyo contenido se-semánticoes trasladableen múltiples poetemasy traduciblea todaslas lenguas(VII, 20. Russell, An Inquiry mio theMeaningof Truth). La proposiciónlógico-matemáticaes unaforma invariable que liga dos términos variables. Podríaconstruirseuna perfectasintaxisde “constanteslógicas” sinconocerlos valoressemánticosdel léxico, o sea sin conocerel Diccionario. Seríaun cuadrode posibilidadespermanen-tes,cuyaverificacióncorresponderíaa la aplicaciónparticu-lar, o adjudicaciónde sentidosconcretosa las variables. Entodo caso, podemosreducir el postuladoa objeto, seaquerespondaa un nombreo a unaproposición,segúnaquellacomodidadescolásticaqueLeibniz empleóensu primerprue-ba matemáticade Dios: “Es lícito considerarcomo un todocualquiernúmerode cosasindiferentes.” Con mayor razónla sumade elementosrelacionados.

b) Respectoa las consecuencias,las hemosreducidoyaaun postuladode último ente,quepuedeerigirse en puntode partidade un nuevoproblema. Ejemplo matemático:Par-tiendo de las propiedadesde los númerosenteros,conocidospor anteriorconsecuencia,se llegaaunanovedaden la teoríade los números.Ejemplosfísicos:Partiendode un campodeanterioresconsecuenciasfísicas, Maxwell llega a la presiónde la luz. Partiendode estanuevaconsecuencia,Einsteinlle-ga a la curvaturade la luz en un intensocampode gravita-ción. Así, pues,paranosotroslaconsecuenciase reducetam-biénaun objeto como el postulado(VIII, 17-5v).

c) En el razonamientointermedio—campopropio de ladeducción—estála naturalezarígida de la matemática.Casino vale la penade detenerseadeslindarlo. Es paradigmadetodo discurso práctico o teórico; es norma mental de basecomún,más o menos estrictamenteaplicable según el caso.Peroel discursoliterario se pliega a él con máximo de liber-tad imaginativay con el límite que le marcael “mínimo derealidad” (VI, 5; VIII, 21-8v).

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De modo que nuestroataquese concentraen el objetomatemático.Prescindiendoasíde indecisascurvasaccesoriasy fijándonosen los vérticesdel discrimen,evitaremosel per-dernosen dificultadesmonográficas,y lograremosdar ciertaopacidad,cierta visibilidad a nuestrasexasperantestranspa-rencias.

Todo pensares un esquemadinámico de tiro al blanco.Lo cual suponeel arma, el proyectil, la trayectoria y elblanco. La trayectoriaes especiecinemática. Arma,proyec-til y blanco, especiesestáticas. Aunquede virtud dinámicatodoello.

1°Es asunto de metafísica,epistemología,psicologíayhastafisiología el averiguarsi hay blanco sin arma, armasin blanco,armaanterior al proyectil o viceversa,o cuál hadeterminadoa cuál de estostres términos estáticos,o si sedancoherenciapor paralelismopreestablecido,por modela-ción mutua, por adaptaciónunilateral y relación de supra-ordenadoa subordinado,etcétera.

2°La trayectoriada las reglas del juego, la estrategiade puntería,con amplitud o estrechez,con ensanchesde ar-bitrio o rigoresde exactitudsegúnel caso,desdeel procedi-miento literario-fantásticohastael lógico-matemático,desdelos pies ligeros hastalos pies de plomo.

3°El arma es el aparatohumano—espiritual, psíqui-co,biológico—querecibey devuelve:recibela incitacióndelblanco,devuelveel proyectil. El armaes el reductode laintención,de la puntería. La punteríaes unacomo imanta-ción delblanco sobreel arma,y sólo sabemosde ella despuésdel tiro, por referenciaal blanco. Allá iremos despuésadescubrirel impacto de la intención: historia, ciencia, lite-ratura, abstracciónlógico-matemáticao metafísica.

49 El proyectil es el medio a travésdel cual el armasevuelve trayectoria,a fin de llegar hastael blanco. En elarmaarrojadiza,armay proyectil se confunden. Y el pro-yectil es ya el principio de la trayectoria,quesin él no exis-te. Luego tambiénel proyectil se transportaen la trayecto-ria. El distinguir a ambos más allá de la cuenta, lleva alos enredosde Aquiles y la tortuga; o másclaramente,a laconsabidaflecha de Zenón,quevuelay no vuela (II, 19).

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59 La trayectoriano tiene más destinoqueel blanco; ysi las cosassonsus tendencias,la trayectoria,como la inten-ción de que tambiénes sustento,sólo se descifraen el extre-mo delblanco. La estrategiadel razonamiento,del descubi-i-miento factual o de la invención (con sus implicacionespsíquicasy lógicas) sólo se averiguaen el esquemade geo-metría proyectiva que todo ello arroja sobreel plano delblanco.

6~Todo se suma, pues,sobreel blanco. El blanco he-rido es la obra mental, es el fruto que permite juzgar delárbol. Sin estaobra mental (práctica,histórica, científica,matemática,teológica,literaria), nadasabríamosdel tiradorni del oscuro procesode su tiro. Apliquémonos,pues, alblanco. Los distintosblancosson las creaciones,los produc-tos, o, desdeotro puntode vista, las captacionesde todopen-sar. Son los objetosmentalesen queha de insertarsenuestrodeslinde.

Por la relaciónqueguardancon el postulado,segúnlasobservacionesanteriores,el análisis de los objetosmatemá-ticos exige un previo estudiodel postulado.

16. Origen del postuladomatemático,con explicacionessobre el postulado científico en general. Paraestudiar elpostulado,consideraremossuorigen,su naturalezay su con-ducta. La rigidez orgánicade que tanto hemoshabladoy ala que es atribuible la exactitud matemáticaapareceen eseente intermediarioque liga el postuladoa suconclusión:elrazonamiento;o, parahablarmástécnicamente,la reglamen-taciónde las operacionesmatemáticas(fair play y lealtad).Nietzscheha dicho: “En cuanto calculamos,ya no hay másficción paranosotros;peroparapodercalcular, tenemosquecomenzarpor la ficción.” ¿Quiereesto decir,puestoqueelpostuladono es necesariamenteevidencia,que antesde caeren la regla rígida, y a la hora de la postulación,el pensa-miento da un salto en el vacíopor arte de invenciónabsolu-ta? No: la libertad lúdica admitelimitacionesque son susgarantíasde acierto (VIII, 5 y 7). Estasgarantíasse in-vestiganen el origen, la naturalezay la conductadel pos-tulado.

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a) El origen del postuladoes inseparablede su natura-leza, y ésta determinasu conducta. El postuladono es ele-mento exclusivo de la matemática,aunqueen las cienciasdelo real puede no desempeñarla función central que aquídesempeña,o puedeno habersido formuladoy aunno muyconscientementepresentido.En dichasciencias,el postuladoexplícito o implícito partede la inducción general. Estain-ducción,cuandode verasse réfiere a todo el fenómenoqueabarcauna ciencia,es por fuerza incompleta,y asumemáso menosclaramenteel valor de la “inducción matemática”que adelanteveremos. ¿Cómodemostrarpor inducción ab-soluta el postulado,másque ley, de la conservaciónde laenergía?Su validez se refiere al hechode que de él se de-ducen leyesempíricasválidas. En unasegundafase de sudesarrollo,las cienciasconstituyenun cuerpode leyesempí-ricamenteconquistadas,y manipulansobretalesleyesdesen-tendiéndoseprovisionalmentede las verificacionesempíricas,término deductivoideal a que todas aspiran. Conformelascienciassonmásabstractas,es decir, conformeseaproximanmásal caráctermatemático,su campo postulacionalse dila-ta. Hastallegar así aesecuerpoo sistemade postulados,queaspiraya aunacoherenciateóricade problemasdela mismaclase,cuerpoque la nuevamatemáticallama una“proposi-ción funcional”. Se ve de aquíque las basescientíficases-tán másen los postuladosinicialesqueen lasleyesempíricasdeducidas.

En lo quepudierallamarse los preliminaresde la cien-cia real, aparecennecesariamentelos fundamentosdel pensarlógico comobasede todo discurso,y conellos, ciertospostu-lados innatoso no derivadosde la inducción, comolos prin-cipios de no contradiccióny de causalidad,el primero deorden mentaly el segundode orden fenomenal.A veceslasllamadasleyescientíficassonmeraspostulacionesparadefi-nir términospor sí mismosindefinidos:en la mecánica,porejemplo, estos fantasmasque se nombran materia, fuerza,energía,casi bautismosléxicos puros. Por aquí, al menosen las cienciasrealesmásabstractas,se insinúaun halo dela libertad lúdica queencontramosen la matemática.Véasede quémanera:un cuerpode doctrinapuedeconstarde nu-

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merososjuegos o sistemasde postulados;pero cadauno deestossistemaspuedecontenerasu vez una variedadde cuer-pos doctrinalesconcretos.De donderesultaun margenparala selecciónde recursossemejantealo quehemosllamadolasingularidadmatemática,si bienmenoselástico(VIII, 4.S~~3y 4). Así, la mecánicaracionalha espigadosu sistemadepostuladosen varias ramasde la física. El conectarvariasramassignifica mayoreconomía—por proporcionararmasde uso másgeneral—,y mayor honduraen la investigacióndel fenómenoa queunaciencia se aplica. Estaabstracciónes unaconquistade artificialidad e inventivaque dista yamuchode las leyesempíricas. Un caso de tal métodoes lahipótesis del éter en los estudiosópticos,éter de que no setienela menorcomprobación.Otro es la teoríaatómica,quesólo muy tardeha logrado ciertos atisbosde comprobación(III, 26 ss.). Y lo cierto es quealgunashipótesis,como eléter, son ya tan delgadas,que admitenel sersuturadaspornivel mínimo con todo aquelmétodomental queVaihingerllama el “Como si”: ficción tan pura quesólo por la inten-ción se distingueya de la literaria, y que lo mismo prestautilidad en la filosofía, la religión y el arte. Estemétodonodeja de relacionarsecon el análisis de Leibniz, que iba enbuscade los elementosúltimos, aunqueahorase percibeme-jor quetaleselementossonrelacionalesy no sustanciales.Yaunquetal método,en cuantose lo define,asumeun aire decinismoque a muchosdesconcierta,y aunpareceun capri-chosoempeñode imponernuestravoluntadsobreel fenóme-no, la verdades que la mentehumanalo ha aplicado sincesar,y vale másque lo sepamos.Desdela magiahastalaciencia,hayun procesocontinuado.La explicaciónmitológi-cá hoy nos parececaprichosay fantástica. En su momento,fue más útil parael progresocientífico de lo que hubierasido una teoría modernacaídaintempestivamenteen mitadde la Grecia arcaica.Voltaire, en uno de susdiálogos,poneen boca de la naturalezaestaspalabras:“Pobre hijo mío¿quieresque te diga la verdad? Puesresulta que me handadoun nombrequeno me conviene:me hanllamadonatu-raleza,y todayo soy arte.”

Del cuerpooperante“Como si”, manipulandopor deduc-

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ción, puedenobtenersetres resultados:1) leyes empíricasconocidas,caso anodinoy frecuente;2) leyes empíricasenque aúnno habíamosreparado,subyacentesen la materiacientífica;3) estasleyes,asu vez, puedenconducir:a) me-dianteulterior observación,a la comprobaciónfenomenal,ob) anuevasproposicionesqueel fenómenorechaza;y enton-ces habráquerevisarhaciaatrástodoel proceso,guiándonospor la evitación de estaúltima consecuencia,lo que tambiénsignifica unaganancialimitativa. Tal vaivén de supuestosyverificacioneses todala vida de la ciencia. Rueff confirmaasí, mediantesupuestosartificiales, algunosprincipios eco-nómicos, y cree que de igual modo puedeprocederseen laética (“económicay ética no euclidianas”) (VIII, 12). Locual no es necesariamenteuna extralimitaciónmatemática,sino un cautelosométodo de tanteosujetosiempreen últimotérmino a la comprobación.Y adviértasequeel métodosóloseaplicaprecisamenteen las cienciasde lo real, dondepuedellegar hastalas leyesempíricasverificables.

b) A reservade dar nuevosdesarrollossobreel enigmapostulacional,estaexcursiónpor la lógicade las cienciasnosarmaya paraacercarnosal postuladomatemático. El origendel postuladomatemáticonos arrastrairremisiblementea lossupuestosmetafísicos,aunquegeneralmentecreemoseludir-los con tecnicismosde psicología.

Los filósofos acudenaquía su lámparade Aladino: laintuición, cima cuasi-angélicade la inteligencia humana,cuandoella capta sin raciocinar. El postulado(por defini-ción, sin pruebarequerida),sólo es caprichosoen aparien-cia. En cuantosueltede síel rigor de susconsecuencias,éstasdaránel criterio de su validez, como hijo que juzgaal pa-dre. Y si ellas resultansíntesisde intuicioneslegítimas,se-rán ya leyesmatemáticas.Todos,a sabiendaso no, vivimosbajoestamística de la intuición.

Los investigadorescientíficos,por suparte,tratan de ro-dear la intuición y reducirla con sus métodos envolventes.Nos aseguranquelamatemáticaoperaen aquellazonaáureae inefable,dondeacontece(y se callan el añadir: “~pormi-lagrode Dios!”, con lo quepiensanescabullirseala mística)ciertamisteriosay cabal correspondenciaentrela contextura

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de la realidady la contexturade nuestroaparatoreceptivoorepresentativode realidades,tanto en su fasepsíquica(ner-viosa), como en su fase lógica (mental). “. . .No podemos—dice Carmichaelen The Logic of Discovery—eludir lapreguntadesi las leyesdenuestroespíritusonconformesconlas del mundo externo. Tal vez no nos seadable contestarcon certeza. Pero si no hubiesetal conformidad,tendríamosqueconcluir que la cienciaes imposible.” Lo que no pareceserel caso.

Parala matemática,el caso se planteaasí: El postuladopuede venir por cinco caminos principales (fuera de losaccesorioso mixtos). Los dos primeros nos dan tipos depostuladosa posteriori; los otros tres,de postuladosapriori.Los dos primeros son verificables en sus másbajas conse-cuencias,mejor digamosya en sus aplicacionesinframate-máticas,enel senode la ciencia real de queproceden. Losotros tres pertenecena la pura originación matemática,ypodráno no admitir aquellacomprobaciónen casaajena,segúnquepuedano no entraren aquellacasa.

1) El postuladopartede abstraccionesfísicas o del pri-mer grado,aspiradashaciala matemática.Tal es la génesisde las primerasnociones matemáticas.Este caso, para elefectode nuestrodeslinde,caeen el conceptode las cienciasrealesya anteriormentetratado (III-V).

2) El postuladopartedegeneralizacionesya establecidasen otrascienciasparticulares,sobrelas cualesla matemáticaoperasu abstracciónde segundogrado. Lo cual aconteceso-bre todo cuandola matemáticaponea servicio las cienciasfísico-químicas,las que más se han aprovechadoa su vezde los servicios y aplicacionesde la matemática.Estecaso,comoel anterior,correspondeal deslindede las cienciasrea-les y tambiéntiene cierto primitivismo (III-V).

3) El postuladopartede nocionesya específicamentema-temáticas,previamenteestablecidas,o sea de consecuenciaserigidasasuvez en postuladosde nuevasinvestigaciones,dequeen el artículo anterior hemosdadoejemplos. Seguirá,entonces,parael deslinde,la suertedel postuladode primerente, de queprovengael segundoente que lo ha producido:avecesirá al deslindede la cienciareal (casopocofrecuen-

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te, porquesu largaelaboraciónmatemáticaprevia lo ha pa-tinado), y las más veces corresponderáal nuevo deslindeque intentamos. Ejemplo de esto último: la investigaciónmediantela cual se demuestraque la sucesiónde los núme-rosprimos es infinita, unavez admitidasla serieinfinita delos enterosy, dentro de ella, las propiedadesde los primos(o sealos que no son productode dos enterospositivosme-nores).

4) El postuladoparte de una “inducción matemática”.Estetipo de inducciónequivalea declarar,con todacertezay como por confianzaintuitiva en algunaley estructuraldelmundo,que “quien haceun cesto hará también 1 + n ces-tos”, cualquierasea el valor de n. Aquí se advierte ya elsaltoacrobático,si no saltoen el vacío,de quelapostulaciónpuedebrotar. Aquí nosapoyamosen la intuición. La virtudde esta inducción es tal queha logradopenetraren el infi-nito matemático.

Nota: Que la ficción literaria, por su naturalezade cap-tación de series indefinidasmedianteentesrepresentativos,produceunamanerade vagainducción matemática.El lec-tor que cierra la novela amorosase quedapensando:“Asíobranlos enamorados”(sobrentendidaavecesla hamilton~a-na cuantificación: “todos los enamorados”)(IV, 10; VIII,21)-

5) El postuladonacede la heurísticamatemáticade tonoinventivo, por iniciativa libre y tanteo. Imaginacióntambiéncomparablea la ficción literaria, y discerniblepor la inten-ción distinta, améndel contenidosemánticode saberespecí-fico. El salto es aquí aún más sensible. Ejemplos: Loba-chewskyy Riemannabandonanelpostuladoeuclidianode “laparalelaúnicapor un punto extrañoa unarecta”, y fundanasí,respectivamente,la geometríade infinitas paralelasy lageometríasin paralelas. Aquí la postulacióninventiva hausadode un sencillo recurso,que es el negarun postuladoantes admitido, negaciónque sirve de trampolín al salto.Perosupongamosla definición clásicade las paralelas:“Doslíneasquesejuntanen el infinito.” ¿Dedóndeprocede,si node la purainvención,aunquese la tomóporaxioma?¿Enquése distinguede un hai-kai oriental? Amén del contenidose-

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mánticoespecífico,sólo en la intención. Claro queesacon-cepción clásicade las paralelasbien puede procedera suvez, digamos,de unadiferenciaintroducidaen la concepciónde las convergentes-divergentes.Y entoncesésta ¿de dóndeviene? ¿Tal vez de la abstracciónfísica directadel inciso(1v)? ¡En algo se funda toda invención! Aquí, como en laliteratura,comoen todopensarhumano,rige el principio del“mínimo de realidad” (VI, 5). Por lo demás,el complejopsicológicodel descubrimiento,la inspiraciónu ocurrencia,no admitencatalogaciónni análisisposible(III, 38; VIII, 7y 9-4°~7).

Añadiremosalgunosejemplosde la física, por ser tancercanosa la matemáticay por la corporeidadquedana lasabstraccionesdel segundogrado:las tresdimensionesgriegasse han vuelto cuatro, por aditamentodel tiempo, desdelamecánica analítica del siglo xviii (Diderot, Enciclopedia,1777). En nuestrosiglo, por aquí se llegaa la relatividad.Paraentonces,se ha llegado ya al espaciode dimensionesinfinitas, de que nace la física atómica. (Para determinaruna esferaen el espacio,ademásde la x, y, z de sucentro,hacefalta su radio r. Multiplicando los ejesde referencia,sellega a las dimensionesinfinitas.)

Nota: Quelos tipos (1) y (2) sondifíciles de encontrar,y las másvecesse reducena inspiracioneso sugestionesme-tafóricasparallegar a algunafunción abstractadel “Comosi”. En estos tipos, el postuladomatemáticose revierte so-bre las cienciasrealescomo un poder soberanosobre lossúbditosquelo hanelegido. En los tiemposespecíficos(3),(4), y (5), el postuladomatemáticobajahacia las cienciasreales,quelo consientencomoun monarcade derechodivinoaceptoa sus súbditos.

En conclusión,nuestrodeslindeestabaya hechoparalostipos (1) y (2) y ahora debesólo tomar en cuentalos tiposespecíficos(3), (4) y (5), cuya intensidad inventiva au-mentade uno a otro. En el mundode los postuladosespecí-ficos, es notoria cierta elasticidado multiplicidad de cami-nos. Por todosellos se llega a Romao no se llega. Y si nose llega, es queaveriguamosa posteriori, por la contradic-ción de la consecuencia,queel postuladoera vicioso, y la

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operaciónse truecaen pruebaapagógica,útil como tal: nohabremosperdidoel tiempo. La limitación no es anulaciónde libertad.

17. Naturalezadel postulado. La teoría generaly losorígenesdespejanel campoparacontinuarel estudiosobrela naturalezadel postuladomatemático.

1°Abstracción,en susimplicacionesde inmanencia,ni-vel mínimo,etcétera.Correspondea la naturalezade la ma-temática,y el postuladola sigue por sola coherenciadoctri-nal. En el problemamatemáticono vamosa introducir unaespecieno matemática.No hace falta insistir en ello.

2~Libertad postulacional,yatratada(VIII, 5 y 7). Perosabemosque tal libertad tiene límites, segúnlas siguientescondiciones:

3°Consistencia,o seano contradicción,respectoa la in-tuición, evitación del absurdo. Absurdoes términovago, es-tropeadopor el uso, y relativo segúnla personay el tiempo.Hay aquíun elementode capacidady otro de hábito. Porlo primero,el límite lícito parecedependerde la audaciadelinvestigador. Límite éste muy vasto porque, como hemosdicho repetidasveces,el tanteofrustradose transforma,porpruebaapagógica,en gananciade limitación. Comoejercicioteórico, siemprees lícito abrir la cajade sorpresasparaverquéescapade su seno. De aquíquecierto físico aconsejaraa sus discípulosproponerse“todas las fantasíasposibles”,como en los ejerciciosdeclamatoriosde los antiguosretores.Naturalmenteque no cuentan las humoradaso las insensa-teces. La libertad de postulaciónno se ejercitapor el gustode equivocarse.Tirar al aire no es buscarel blanco. Por loque hace a los hábitosmentalesde la época,el límite delo absurdopareceasumirunaprovisionalidaddifícil de va-luar. Comte creyó dejar demostradoque la mentehumanano podría averiguarla constituciónquímicade las estrellas,verdaderolímite prohibitivo. Pero el progresodel conoci-mientoconsisteen perderseparasalvarse,y elhumanopensarvive siempredel contrabando.Estelímite debe,pues,enten-dersecon delicadeza,con cierta “nobleza de conducta”, ybien puededecirsequees un límite en marcha. Lo que de

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plano se rechazaes el absurdoinmediato,o tambiénel ab-surdoprevisiblea cortadistancia. Puesel cañónparabólicono tira directamentesobresu objetivo, sino por elevación,loquedista muchode serobvio. Si le damosacomercírculoscuadrados(no confundir estesupuestocontradictoriocon elenigma de medición llamado “la cuadraturadel círculo”),entoncesla máquinano anda. Cuandose afirma que la se-rie de los númerosenteros,siendo infinita, no puededeno-minarseporun númeroentero,puesseríapedir ala serpienteque se traguea sí misma, es notorio quenos apoyamosenunalegítima intuición. Peroya la intuición no sabeguiamossi senosocurredar al infinito matemáticoalgunadesignaciónoperante,que no sea el ineficaz ocho acostado(co), cuyosentidoes tan nulo como el dragón que se pintaba en losviejos mapasparaseñalarla tierra incógnita. Ya Morin yWard tuvieronalgúnpresentimientosobreestadomesticacióndel infinito (VIII, 13). Y ahora Cantor, en rapto genial,inventa, partiendode los únicos númerostrascendentesen-tonces conocidos—4t o razón de radio a circunferencia,ye, basede lo~logaritmosnaturales—,el númerotransfinito“Alef-Cero”; y todavía,manipulandosímbolosy por procesode “involución”, se transportaa otros transfinitos mayores.Aquí no hubo máslímite que el vasto imperio del genio, yseguramenteque sus conquistasson merosabsurdosparalamayoría de los contemporáneos.La verdaderafunción dela consistencia,en todasu fuerza,se despliegadespuésde lapostulación,cuandode ella salimosa la maniobradel razo-namientodeductivo. Pero al estudiar,en el siguienteartícu-lo, los “campos” de postulados,encontraremosotra aplica-ción másprecisade esteconcepto.

40 Rectavaluación. Estacondiciónse refierea los lími-tes queel postuladomismo se marcaen el hechode la pos-tulación. Si hay indecisión en los términos, el investigadorpuedeperderde vista los contornosde su primer ente y sa-lirse del supuestosin darsecuenta.Perotambiénaquí,apartede estarelatividad subjetivao personal,hay una relatividadobjetiva o histórica,queinsinúaunanotade provisionalidady determinaun peligro futuro y no previsible. Euclidescre-yó trabajarsobreabsolutos,evidenciaso axiomas. Lasnue-

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vas geometríasfundadasen otras basesresultanigualmenteexactas. No es quela geometríaeuclidianaseafalsa: es sen-cillamenteque sus “postulados”,que no “axiomas”, fueronindebidamentegeneralizados.Ellos no se refieren a la es-tructuratotal delespacio,sino aunasolasendade esaestruc-tura. Dentro de esasenda,la geometríaeuclidianaconservasu plenavalidez. Pretendíaabarcarlotodo, y sólo abarcabael mundo aprehensiblepor nuestrossentidosmacroscópicos,y singularmentepor la visión humana.* Para andar porcasala geometríade Euclides funciona. Paradescenderalátomo o subir hastala estrella, tenemosque mudarla porotra, tenemosquebuscarotros postuladosque correspondana las magnitudesmodificadas. Un discretoy bienentendido“hasta dondese me alcanza”,restaurala autoridadde Eu-clides. (Porlo demás,la geometríaeuclidianano es la únicaconvenienteparaandarpor casa.) Cuandola lógicade igualtradiciónclásicadice que el todo es mayor que unade suspartes,incurre en unageneralizaciónviciosa por igual con-cepto,y paracorregirlabastaconañadir: “Así es dentro delo lineal finito, puesno aseguramosnadarespectoalo multi-dimensionalinfinito, y menosrespectoa lo multirrelacionalarborescentee indefinido” (VIII, 18-e).

Pero ¿puedeacusarsea ios fundadoresde los sistemasclásicosde no haberprevisto lo imprevisible? Naturalmenteque ellos operabansegún la representaciónque teníandeluniverso. La valuacióndel postuladoes funciónde estare-presentaciónvariable, y por eso admitela nota secundariade historicidad. Seguramentequemañanapodráresultarquetambiénnosotroshemosincurrido en deficiencias de repre-sentaciónsemejantesa las que hoy advertimosen los anti-guos. Así, el astrónomoanteriora Le Verrier y aAdams nocuenta con Neptunoen sus cálculos. Así, aunqueen estepunto sólo podemosofrecer nuestradesconfianzaintuitiva,sospechamosquemañanaseránrectificadasciertasconclusio-nes ambiciosasy de orden ya filosófico fundadasen lospostulados“cuantistas” (III, 38; IV, 20-5v; V, 15).

5°Motivación. Entendemospor estola cargade necesi-* Véasesobre“la geometríade los ojos y de lasmanos”,J. D. GarcíaBacca,

op. cit., en VII, 15-29-b).

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dad anteriorqueun postuladotraeconsigo,y quedeterminaotra limitación de su naturaleza.No es posible averiguarcuálhayasido deveraselprimerentematemático,y todoentees ya último ente, sea que se lo propongacomo primerente, seaqueselo acabede engendrarcomo consecuenciadeunainvestigación.Puesen todocasotraeen sí, de modo ne-cesario,la previa acumulaciónde nocionesrecogidasen lahistoria de la ciencia.Todoprimer entelo essólo conrespec-to a cadaproblema determinado,pero es sospechosoen símismo de venir configuradopor una larga herencia (VIII,4-5°-3;15-a y b). Estacondición tiene unanotagenéticaylanzasuflechahaciael pasado,comolos partos.

6°Intención. Aquí la flechava al porvenir. El postu-lado ha sido propuestocomo en vista de unasospecha,auncuandoseacon el ánimo de disiparla. Y es así,en general,comose procede.Estaatraccióndel fin presentidoaconsejaunacierta acomodaciónde los términos,una comodidaddemaniobra,queluegopuederesultarviciosaporparticipardelprejuicio; pero no cuandose tiene plenaconcienciade ello,puestoqueentoncesse avanzaacautelado.Estefinalismome-tódico estádeterminadopor la gravitaciónmisma de la doc-trina total que se maneja,y engendrade paso sus propiosrecursosde economía;se inspira en los hábitosy en la ex-perienciadel investigador,y tienesaborde deducciónpresen-tida; se sustentaen la sagacidad,queno se enseña,y en elarte, que no se improvisa. La notasubjetivaes aquí ma-nifiesta. De modo que la intención lo mismo parecevirtuddel postuladoquedel postulante.Y en verdadquees unape-tición, esun ruego.Ellahacehastacierto puntode brújula enestos caminos aéreosdonde no hay señales(VIII, 19-4°).

¿Lo habéisnotado?Comosi hubiéramospedidosusecre-to a la errata de imprenta,hemossaltado de la misteriosa“intuición” a la “intención”. Tal vez hayamosganadoalgoen el cambio.

79 Guía estética. Puedeparecerexcesivo decir que elpostuladose orientatambién conformea ciertasnormases-téticas. Y, sin embargo,en aquelloshechosde la intuicióndondese críanlos arrestosapriorísticos,la orientaciónesté-tica, el sentimientode economíay eleganciamatemáticapara

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reducirsea los recursosindispensables,el tacto de los equi-librios, el pulso para dejar abiertoel contorno de los pos-tuladospor ciertazonaindefinidaqueha de serel rumbodela investigación,son factoresinnegablesquela psicologíadelinvento siempreha reconocido. Por eso dice Carmichael:“En las cienciasnaturales—significando las realesen ge-neral— hay siemprealguna evidencia empírica directa oindirectaparala verdadde los postulados;y en la matemá-tica hay, parasuformulación,unaguíaestéticaque les per-mite avecessostenerseen regionessumamentelejanasa todaexperienciadel mundoexterno.” Ya hemoscitadodos vecesel efectode la simetríaen la inspiraciónde Copérnico (III,26-e,y VIII, 7 y 21). Aquí tambiénes predominantela notasubjetiva.

18. Constelacióno “campo” de postulados.Aunquehe-mos usadola comodidadescolástica,aceptadapor Leibniz,de considerarun conjunto de elementoscomo un todo, locierto es que lospostuladosmásbiense presentanen grupos.Paraacabarde entendersu naturalezahay quever cómo seportan en compañía,hay que examinarla conductade lospostulados.Estaagrupación,de que resultana la larga sis-temasy vastosorbesde “matrices” y “proposicionesdoctri-nales”, las cualesvan sirviendo de puentesentrelas ramasde unaciencia y aunentrevariasciencias,y dondeaparecentipos de categoricidad,de isomorfismo, de equivalencia,et-cétera,es un crucede avenidasmuy complicado. Nos limita-remosal primer orden de agrupamiento.

Un juegoo constelaciónde postuladosdeterminaun cam-po. Base paraesparcimientosde sociedad,propio ejerciciodel pensarmatemático.En la literaturafísico-fantástica,en-contramosdesde luego la Alicia en el mundo inverso delespejo (III, 56-4v). El cambio de situacióndimensionaldeGulliver, segúnpasadel reino de los enanosal de los gi-gantes,es un juego de “relatividad clásica”. En otrasfan-tasías,el apegoa los postuladoscientíficoses mayor.GeorgeGamow,en Mr. Tompkinsin Wonderland,*nosda un relato

* [En el país de las maravillas: relatividad y cuantos.México, Fondo deCultura Económica, 1958. 120 pp. (Coleccién “Breviarios”, ~ 134).]

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humorísticode lo queaconteceríasi la relatividad einsteinia-na fueraperceptibleanuestrossentidos.El lector puedeensa-yar arreglospor esteestilo: a) Seaun mundo de sólo dosdimensionesespaciales,en superficie,abarcadoen el primercapítulode la geometría.b) Seapoblado de seresconscien-tes, sombraschinescascon espíritu. c) Seanestassombrassemovientes. Ahora infiéranse las primerasconsecuencias:los seresno tienenfrente, sólo se presentande perfil; peroesto, paraun espectadorideal, como nosotros,que los con-templa desdela terceradimensión:ellos se verían entresícomo líneas rectas, o mejor dicho, no se verían, sino quese sentirían de algún modo. Si no han de vivir clavadosdondenacieron,comoel vegetal,y si no puedenpenetrarlosunosa travésde los otros,es fuerzaque no hayasuelo,quecircule cadauno a voluntad,por encimao por debajo de suvecino, lo queobligaaeliminarel supuestodela pesantez;yentonceshabrá que inventar alguna fuerza místicaque losmantengaen su mundo. Además,si no hande moversesiem-pre en un solo sentido,de frente,habráquedotarlosdel dónde andarparaatrás;y entonces,por necesidadsimétrica,nosveremostentadosadotarlostambiénde rostrosdobles,Janosconunanariz de cada lado. Considérenseahoralas conse-cuenciasparasuvida de amor y de combate,de pugnao decooperación. La asociación social de lucha o trabajo, porejemplo,no podráadoptarla figura horizontaldel corro,sinola de unaruedavertical, o la de unacuerda en que tiranunostras otros como los batelerosdel Volga, etcétera. Al-gunasfantasíasliterario-filosóficas de Poe parten de meca-nismossemejantes.Ver tambiénJorgeLuis Borges:las apo-riasde Tlün,etcétera.En un ordenpráctico,la novelapoliciales tambiénun juego de campos.

La recta construcciónde un campo exige,por partedelos postuladosquehande asociarse,ciertosrequisitosde con-ducta. A saber:

a) Economía máxima. Esta circunstanciaadmite unanotaestéticasecundaria:nadade redundanciao pleonasmo.Lo cual significa quecadapostuladoha de serindependientede los demás. Si algunoes inferenciade otro, no es tal pos-tulado: estáde sobra,no añadenadaa la configuracióndel

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campo. Si quiero marcarcon cuatro jalones un terreno,hede clavarcadaestacaen otro sitio, y no unaestacadentro (leotra.El casoes de aplicacióninmediataatodoprocesodecon-figuración. ¿Quépensaríamosdel narradorque comenzaseasí su cuento: “En el ranchohabíacinco familias: los Pé-rez, los González,los Fernández,los Martínez,y JuanMar-tínez,hijo menor de éstosquevivía conellos”?

b) Consistenciaabsoluta. Los postuladosno habrán decontrariarseentresí, puesde otro modono determinaríanuncampoy, en vez de darsela mano paraestablecerla cade-na, se estaríandandobofetadas.Por desgraciaestacircuns-tancia no puedemásque presentirseaproximadamentea lahora de crearel campo. Los amigosde ayerpuedenser losenemigosde mañana. La coherenciano puedeafirmarsedeantemanocon plena certeza.Algunasfuturas consecuenciaspuedenrevelarla contradicciónescondida.Sólo entoncesave-riguaremosquehabíavicio oculto en la elecciónde los pos-tulados;y al llegar a la mayoría, los hijos juzgarána lospadres. Así se corrigen algunossistemasdel pasado,a ve-cesdespuésde varios siglos.

De estosrequisitosde conductaresultan—tras un pro-ceso que aquí no puedo detallar— algunasconsecuenciasgeneralesparaesepostuladocomplejoquese llama juego depostulados,paraesecampocorrectamenteconstruidopor hi-pótesis:

r Sustituciónlingilística. Los mismos campospuedendefinirsemediantedistintospostulados,queen la matemáticasuelenreducirsea signosgráficosdistintos. Los hombresdeBabel, cadauno en su lengua,hablabansobrela misma to-rre. La estrategiadel álgebraelementallo mismo permitemarchary evolucionarcon la clasede los númerosraciona-les, que con la de los realeso la de los complejos,clasesquepuedenconsiderarsecomo las cajasjaponesas,unaden-tro de otra, a condición de que todas seaninfinitas. Perola sustituciónlingilística tienelímites,como siemprela liber-tad. Se puede llegar hastalos complejos de dos unidades(a, b), pero—segúnparecehastaahora—la máquinadejade funcionarcon cumplimiento simultáneode las leyesfor-males(propiedadesconmutativa,asociativay distributiva) en

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cuanto introducimos un complejo triple o superior (a, b,c... n). El TercerÓrganoestáhaciendoesfuerzospor rom-per estabarreratodavíainfranqueable.

? Supresiónde postulados:“generalización”del campo.La independenciade los postuladosde un campopermitesu-primir uno de ellos. Entonces,a manerade liga elástica,elcampose ensanchaa la par que se debilita. Seaésta la fi-gurade nuestroterrenoacotado:

B—- CABCDE = n

ABCD n-i

SeaAB un muro,y CDE las tresestacasquedeterminanel campoABCDE (n). Si suprimimosla estacaE, nuestrocampose agrandaen el triángulo AED que le faltaba paracompletarel cuadrilátero,y el nuevo campon-1 es mayorqueel antiguo campon. Como n-1 comprendea n, lo quede aquélse diga podrá sostenersede éste,pero no a la in-versa. Éstees uno de los mediosde la llamadageneraliza-ción matemática. Ella proporciona ensanchesinesperados.Pareceque, amputandounosu otros de los siete postuladosen que descansael álgebraelemental(referentesa las pro-piedadesconmutativa,asociativay distributiva),puedencons-truirse otros 1151 sistemasde álgebradiferentes,de queenelpasadosiglo seconstruyeronefectivamenteunos200.Ejem-plo: se llama “vector” unarecta dotadade direccióny sen-tido, y en física representa,por ejemplo, unafunción de lafuerzay la dirección. Puesbien, la teoríade los vectoreses

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un campoensanchadomediantela supresiónde un postuladodel álgebraelemental:la propiedadconmutativade la mul-tiplicación,o seaa )( b = b )< a. Enlos vectores,en efecto,estaconmutaciónno se realiza,sino que a X b = — b X a(W. R. Hamilton). Amputandoel postuladoalgebraicodela propiedadasociativaen la multiplicación, o sea (ab) ><X c = a X (bc), se ha creadoel álgebralineal asociativa.

3’~’Adición de postuladose intensificacióndel campo.In-versamente,la adiciónde postuladosindependientesrestringeel campo y lo intensifica. Como ejemplo,en la aplicaciónprácticá, recordemosla iniciativa de Capablancapara au-mentar,en el ajedrez,las callesdel tableroy dos piezasmáspor cadabando,creoquemixtas de alfil y roque. Su objetoera intensificarel campo,dandoa los campeonesnuevointe-résen el torneo,puessucedequemuchosabandonanel juegopor lo mismo que prevénlas consecuenciasa los primeroslances(VIII, 6). Demosalgunosejemplospuramentemate-máticos:

a) El campose enriquececon un sistemade referenciasextrañoa la figura. Una tardede lluvia, Descartescontem-pla las ramasde un árbolenmarcadasen su ventana,y concibe la geometríaanalítica o situación de los puntos porreferenciaa dosejes y mediantedos coordenadas.En nües-tros días,el sistemase generalizaal espaciode it dimensio-nes;y en la aplicacióncinemáticaala teoríade los gases,delas 6 dimensionesrígidasse ensanchaa las 6 n, siendon elnúmerode moléculasparael volumende gasconsiderado.

b) El campoestablese transforma,por iniciativa, en cam-po movible o cambiante. Si movemosfrente a un muro unaparrilla de alambre,la sombraasíproyectadacambiaacadanuevapostura. Pero,paracadapostura,hay elementosquecambiany otros que se conservanen la misma relaciónque guardanen la parrilla. Tal es el problemade la geo-metríaproyectiva. En las llamadaspropiedadesmétricashaycambio de dimensión lineal o angular; no lo hay en laspropiedadesproyectivas. El caso puedegeneralizarseparaotros movimientos:bandaelásticaquese estira,varaquesearquea,etcétera.La designaciónde los elementosquecam-bian y los que no cambian,en cadasupuesto,se hacealge-

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braicamente.Hay variablesy hay invariantes. La teoría delos grupostrata las invariantes. Más tarde,aquelRimbaudde la matemática,el extraño adolescenteGalois, asesinadoen un duelo a los veintiún años,reducela soluciónde todaecuaciónalgebraicaa la soluciónde susgrupos,y dejaplan-teadoasí, en nuevos términos,el reacioproblemadel icosa-edro, o ecuaciónde 5~?grado. Klein lo resuelveal fin, trasuna luchaque ha durado2 200años,medianteel grupo derotación de ejes simétricos,o “cambio del icosaedrohastatransformarseen sí mismo”. Quedatrazadoparala geome-tría, merceda la teoría de los grupos,un vasto programaqueabarcala proyectiva,y en general,la geometríamétrica,la euclidianay las no-euclidianasde cualesquieradimensio-nes. Taleslas consecuenciasde estosnuevospostuladosque,como de rigor, se desarrollanen profundidadal par querestringenel campo,lo cual a suvez suscitaotros supuestos.Los gruposno cubrentoda la matemática,y ni siquierasonsiempreesencialesen los camposdondeaparecen.

c) Otros ejemplos. Por naturaleza,los númerosaritmé-ticoshansido másrebeldesa la novedad. Con todo,la inten-sificaciónhallegadoala teoríade los números,invencióndelos númerosideales,analítica aritmética, númerostrascen-dentes,etcétera. Durante los últimos ochentaaños,se suce-den los esfuerzospor domesticar el infinito matemático(Weierstrass,Dedekind,Cantor)- Las consecuenciasde estacampañapermiten hoy afirmar que, en la claseinfinita, eltodo no es mayor queunade suspartes:así, la seriede losnúmerosenteroscomprendeen sí la de los númerospares,y sin embargoambasson iguales (VIII, 17-4v). El estudiode las propiedadesgeométricasque,en todoespaciorieman-niano, resultaninvariantesa lo largode casi todaslas trans-formacionesdables,conduceaRicci al cálculode “tensores”,hace posiblela obra de Einstein y se ofrece (todavía me-tafóricamente) como método para la eliminación de todoelementosubjetivoen las operacionescientíficas.De ahí, Vol-terra, con sus funcionesde variablesinconmensurables,seatrevea la predicciónfísica y, segúnhemosvisto, aun a lasociológica,desbordandola jurisdicción matemática(VII,11).

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Volvamos ahora al objeto matemático,al cual reduji-mos, por esquemadinámico,todo el procesodel pensarma-temático(VIII, 15). Tenemosquedistinguiresteobjeto, abs-tracción en segundogrado: a) del objeto de abstracciónfísica; b) del objeto teológico; c) de la ficción literaria(VIII, 4-6~-4)-

19. Objeto físico y objeto matemático. Llegamosala fo-calización del deslinde,cuyo primer tiempo es el discrimenentreel objeto físico y el objeto matemático,entreel entedelprimer gradoy el del segundogrado de abstracción.Den-tro de la abstracciónfísica, la prácticasólo nos servirácomoreactivo o piedra de toque, como referenciaauxiliar, y laabstracciónhistórica o la científica real se reviertensobrelos discrímenesya hechos(111-VI) - La ficción literaria seráo no provisionalmenteinvolucradacon la abstracciónfísica,segúnse adviertaen cadacaso. La confrontaciónseguiráesteorden: P abstracción,2~trascendencia,30 libertad, 49 inten-ción (VIII, 4-6°-4).

J0 Abstracción. De momento,involucramosconel objeto

físico, por lealtad del argumento,el enteliterario —aunqueésteescapade la zonay se liberta hacia la ficción— en aten-ción al mínimo de realidadquedicho ente literario cargaensu seno.

Consideremosun objeto de abstracciónfísica: la flor.Confrontémoslocon cuatro objetos de abstracciónmatemá-tica de varias clases:número,símbolo algebraico (de todoorden), figura, tautología o proposiciónespecífica(o nocomprobableempíricamente,que si lo fuera, caeríaen elpensarcientífico real, ya deslindado). El deslindequevalgapara la flor en generalvaldrá igualmenteparala flor comohistoria, como ciencia y comoliteratura. Una flor determi-naday quese marchitaes historia,en principio al menos.Alconsiderarlaasí la hemoshumanizado,entendiéndolacomoun hombreque nace,vive y muere, y le hemosconcedidouna dignidad institucional. La flor generaly permanente,abstraídadel sucederreal de las flores, es ciencia. La florimaginadaparalos fines de la ficción (aquí ficción de loreal: VI, 6) es literatura. En una recienteexposición de

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orquídeasbrasileñas,el Presidentedel Brasil obsequióa laesposadel Presidenteargentinoun ejemplarextraordinario:ésta fue unaflor histórica. Cuandoel botánicodescribelaclasevegetalde la flor, ésta es la flor científica. La clasemisma,hechasímbolo,puedeasumir sentidohistórico (Gue-rra de las Rosasen Inglaterra,estrellafederalen la Argenti-na, clavelesrojos en México). CuandoOfelia se coronadeorquídeas,éstasson flores literarias.

Todasestasflores son,pues,la flor: la flor, abstracciónfísica, al mismotítulo queel “lápiz” de nuestroDiccionario(VII, 15 bis).

El concepto“flor” seha formado suprimiendonotasdetodaslas flores realesquehanpasadopor la experiencia.Poreso dijo Mallarmé: “La flor, la ausentede todo ramillete”(III, 6). El ordende abstracciónaqueperteneceesta“flor”no es,ni con mucho,el vértice de la abstracciónde primergrado. Parapercibirlo asíbastaconstruirestaescala:a) estaflor determinadaque veo sobrela mesa (conceptoindivi-dual); b) la flor hermafrodita(conceptoespecífico);c) laflor (concepto genérico);d) el vegetal (conceptogenéricosuperior);e) el seranimado(conceptogenéricotodavíamásdespojadoy másvasto),etcétera. Se tratade unaescalase-mejantea la generalizacióndel campopor supresiónde pos-tulados(VIII, 18-2a)- Peroya el género “flor” es lo bas-tanteamplio parano existir por sí en partealguna,salvoenel jardín platónico.

Consideremosahoranúmero,símbolo algebraico,figuray proposiciónespecíficamatemática.Hay quedistinguir lahistoria de la noción y la noción actual (VIII, 9-2v) - Desdeel punto de vista genético,parecea primera vista que estosobjetos se han formado como la flor, por mera abstracciónsobrelo empírico. Por lo menos,así comenzaronel número“natural” y la figura geométricaprimitiva. Los historiado-res de la matemáticanos dicen que, tanto aquélcomo ésta,fueron “aislados” primeramentepor los griegos(más o me-nos), y arrancadospor ellos, en un primer atletismo deabstracción,a los objetosrealesa queestabancomo adheri-dos. Y todavíaes muy posible queel númeroordinal hayaprecedidoal cardinal. En todo caso,ya hoy no podría con-

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fundirsela actual representacióncon la génesisde las nocio-nes. Tampocoseríade buenaley confundirla nociónadultadel númeroy la figura con los rudimentosinfantiles: perasy manzanas,“sólidos” de madera, etcétera. Los númerosdistanmuchode serlos merosnúmerosnaturales,abstraíblesde la experiencia;lo propio puederepetirsede las figuras.Quiensólo conocelos númerosnaturaleso las contadasfigu-rasde la caja de sólidos nadasabede aritméticao geometríaverdaderas.Quiende unapalabrasólo sabela etimología,ig-norageneralmentesuverdaderosignificado. Y ni siquieraesverdadque la pedagogíaelementalreproduzcalos procesosgenéticosíntegramente:cualquierahistoria de la matemáticalo demuestra.Si comparamosla lentitudsecularde talesevo-lucionesantropológicascon lo que se nos dijo en la escuelaprimaria,no esexageradodecir que,de niños,noshan incul-cadoya hechosel númeroy la figura; queloshemosrecibidode golpe, comoun tiro en el corazón.Lasnocionesnacenenel légamo espiritual mezcladasunas con otras (~elimper-fectodesprendimientode orígenes,otra vez!), y pocoa pocoespecializansu oficio. Tal especializaciónya logradaes loúnico pertinenteanuestroanálisis. La prehistoria,en vez dellevarnosal deslinde,nos devolveríaal caos, contrael cualpartimosen guerradesdeel epígrafede este libro. Y si estose aplica a númerosy figuras, ya en el casodel símboloal-gebraicoy de la proposiciónespecíficani siquieracabe ladiscusión:nadiepretenderíabajarlos del segundogrado deabstracciónmatemática.Bastaqueel símboloalgebraicoseafunciónvariableparaver que no es objeto empírico; basta,paraconvencersede lo mismo,que la proposiciónque trata-mos seade ordentautológico.

Tras estasconsideracionesgenerales,enfrentamosel orbefísico —la flor— conel orbematemático—número,símboloalgebraico,figura, proposiciónespecífica.Uno y otro orbese han construidopor distinto y aunopuestocamino:el ob-jeto físico, en rumbo de abstracciónnegativa, partiendodela cosa real; el matemático,en rumbo de abstracciónposi-tiva, partiendodel espíritu. En el intermedio,yace la cosaempírica,individuada,con todassus notasexistenciales.Deeste intermedioo “cero” rico de sentidos,hacia la izquierda

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y alejándosede él con signo “menos”, por sustraccióndenotas,partela abstracciónfísica, de modoque“estaflor” sevuelve “la flor”. A estecero rico de sentidos,desdela nadaque estáen el infinito de la derecha,y con signo “más”,camina—puesno llegadel todo, sino quequedaun hiato,untrancevacío—la abstracciónmatemática.Estehiato sólo sesalva en la aplicaciónmatemáticaque no es ya la matemá-tica. De modo que el númeroapunta su flecha —sin lan-zarla— a las perasy a las manzanas;la figura, al pedazode tierra o a la caja de sólidos; el símbolo algebraico,talvez al movimiento;la proposicióntautológica,yano es dabledecir a dónde:acasoa las demásabstraccionesmatemáticasanteriores,quele interceptandel todo la cosaempírica. Estono pasade serunaexplicaciónmetafórica,quepor sumismolujo pudieracrearoscuridades.

Paramayor esclarecimiento,vamosa buscarobjetos deaparienciatodavíamássemejante.Vamos adejarqueduer-ma la flor en su ramillete inexistente. Vamos a prescindirde la tautologíay del algebrismo,que a todaslucesquedanmuy lejos de la tierra. Vamos a prescindirhastadel núme-ro, queen sus últimos acrobatismosllega a la irrealidad del“transfinito”. Vamos a quedarnoscon la figura, a la queson convertiblesel número,el símbolo algebraicoy aun laproposiciónalgunasveces(VIII, 8). Y vamosaescogerunasola figura, tratable y domesticable,que se parezcamuchoa unacosa de uso diario. Seael objeto matemático“círcu-lo”. Seael objeto físico “rueda”.

La rueda tiene más notasrealesque el círculo, es unaespeciemenosabstracta. Con todo, la ruedapareceun pro-ducto del olvido de las ruedasparticulares. El círculo, encambio, parece,como génesisde noción, un producto delrecuerdode la abstracción“rueda”. Y, en la madurezde lanoción, cuando ésta es ya matemática,el círculo ha sidoconstruido mentalmente,medianteun radio que gira sobreuno de sus extremosconsideradocomo eje fijo, y en unarazón de 7tr2. Al círculo le hemosdado cuanto tiene en símismo. La rueda se nos ha quedadoen la mentepor sus-tracciónde notasparticularesen las ruedas,por destrucciónde cuantohemosquitado a las ruedas.

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El resultadode talesoperacionesinversases el siguiente:la rueda y el círculo son, ambos,objetos ideales. Pero entanto que la ruedano existeen el nivel empírico en quepre-tendeexistir, dondesólo existenlas ruedasdeterminadas,elcírculo, en cambio,sí queexisteen el nivel en quepretendeexistir. Cuandodecimos“la rueda”, hemosmentadoun es-pectro de realidadempírica; cuando decimos“el círculo”,hemosmentadounarealidadsui generisde plenavalidezensu clase. Cadaruedaes diferente de otra rueda, y “la rue-da” es igual acadaruedamenosalgo. En cambio, todosloscírculosson “el círculo”. La diferenciaentrecada rueda,yentre todaslas ruedasy la rueda, es ante todo cualitativa(apartede la aplicación matemáticaal tamaño). La dife-renciaentrelos círculosy “el círculo” es sencillamentecuan-titativa y proviene de la dimensión del radio, pero estavariedadde magnitudno modifica suspropiedadesmatemá-ticas, su entidad. Esto equivalea decir que “la rueda” esunaalusiónhueca,y “el círculo” es unaplenitud. Proponer“el círculo” a la operaciónmatemáticaes obrar de un mododirecto. Quererponerleaun carro “la rueda” en abstracto,es serun carroceroloco. “Acudir a unaclaseparaquenosprestelos servicios de unaverdaderaentidad (determinaday práctica) es lo mismoqueacudir aun perro fantasmaparaque dé caza a una rata real” (Whitehead, Process andReality) .“

En suma,la “rueda”, esenciamorfológica, es una abs-tracciónde las ruedas. El “círculo” es una abstracciónengrado superior; pero, en cuanto es esenciamatemática,noprocedede la sola abstracción,sino de la dotaciónde pro-piedadesque le proporcionael espíritu.

Notas: a) Que se relaciona con este discrimen de abs-tracciónla teoríade Vico sobreel entendimientoperfectodetodanociónqueconstruimosconla mente,al modo del Crea-dor, como lo es la matemática,y el entendimientoimperfectode lo quenoses dado,máso menos,como el objeto naturalo su abstracciónfísica (Sabiduríaprimitiva, lib. 1, caps. i,

u) - b) Que este discrimen guarda relación con la virtudmnemónica(VIII, 14).

~ Ver también VII, 15 bis.

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2~Trascendencia.“La rueda” sólo cumplesu fin en lamisión prácticade ser una ruedadeterminada,sólo existecuandotrasciende,dejandode ser“la rueda” paraser “estarueda”. Y si uso de la noción “rueda” en inmanencia,aun-que estoy empleandola palabra “rueda”, en rigor estoytratandoya del “círculo”. La abstracciónformal de la ma-temáticaes inmanente;y sólo la hemosllamado inmanenciaprovisionalparaseñalarla facilidad conque se deslizaa laaplicación (VIII, 4-4~-1;10, exclusión; 11). Nota: Queaquí no hemosinvolucradoya con la abstracciónfísica laficción literaria,pueséstacorrespondeaotro orden de inma-nencia,como luegoveremos.

39 Libertad. Distingamosla libertadprácticadela liber-tad teórica. Ejerce la libertad prácticael que, entrevariasruedas,escogeunaruedaque le conviene. Peroel quequi-siereejercer tal libertad prácticacon la abstracciónfísica“la rueda”,no podrá,porque“la rueda” no existeen el pla-no prácticoen quepretendeexistir. Aquí la libertad prácticase reduceauna libertad de nota literaria: a la libertad lin-güística de usar la palabra “la rueda”, para, en el actoefectivo,ir deverasala cosaprácticasugeridaporla alusiónhueca. Consideremos,en cambio, la libertad teórica o deconcepciónquenos asisteen el caso del “círculo”, sobreelcual podemosoperar al modo lúdico ya descrito,y siemprelegítimamente:polígono de infinitos lados,seccióncilíndricao cónica normales,rotación del radio, turbina,ciclo, reloj,pato-círculo (VIII, 7). Nota: Que la libertad de la ficciónliteraria no estáaquí involucrada,porqueperteneceal ordende la intencióngeneral,comoluego se explica.

49 Intención. Distingamosla intencióngeneralde las in-tendonesparticulares. Por cuanto a la intención general,quedafuera, desdeluego,la ficción literaria,con su libertadapartey~susometimientotan sólo a las particularidadespoe-máticas,asuntoyaextrañoanuestrodeslinde(VIII, 21.8°-b).Lasespeciesde libertadconsideradasen el inciso anterior serelacionancon las intencionesparticularesde cada proble-ma (VIII, 17-2v ss.)- Pero en cuantoa intencióngeneraldela abstracciónmatemáticay la abstracciónfísica —descar-tadaya la literatura—sólocabedecirquela intenciónes una

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relación de coherenciacon los contenidossemánticosde ladisciplina de que se trate: historia,cienciareal, matemática,etcétera(VIII, 17.6v)- Nota: como se ve, el verdaderofocode estediscrimencorrespondióa la abstracción,y los demásconceptosson auxiliares.

Aunquenuestroanálisis se ha limitado por fuerza a losejemplosde másbulto, podemosrecordar,sin detenernosendemostracionesinacabables,quelos enterospositivosno fue-ron encontradosen la naturaleza,sinoen la mente.Ignoramospor qué haya supuestoKronecker que “Dios creó los ente-ros, y lo demáses obra del hombre”. Podemostambién re-flexionar en la elaboraciónmental del espaciomatemático,ahoraquelo hemosvisto cederanuevasinterpretacionessinperderpor eso su vigencia lógica, lo que hubierasido im-posiblesi tal nociónhubierasido dadaíntegi’amentepor laexperiencia,cualesquierasean los apoyos secundariosqueéstanos prestea posteriori.

20. Objetomatemáticoy enteteológico. Quedaaplazadoparacuandonos acerquemosal ente teológico(VIII, sec.B).Puesaunquelo hemos consideradoen cierto modo a pro-pósito de la matemáticasublime (VIII, 13), no fue en símismo, sino paraestudiarel método matemáticoque ambi-ciona demostrarsuexistencia. Sin embargo,desdeahorasa-bemosya que uno y otro ente se distinguenpor grado deabstracción,por contenidosemánticodiferente,por finalidado teleologíade rumbodistinto (VIII, 3 y 21.3°y 4°).Tambiénpodemosya entenderque,si tuviésemosintuición de la natu-raleza infinita, y sólo entonces,podríamosconocerel entedivino como conocemoslas propiedadesde la figura geomé-trica, deduciéndolade los, postuladosde su forma. De esteinfinito metafísico,como de Dios, sabemosmásbien lo queignoramos,figurándonoslo finito y luego negándolefronte-ras (VIII, 31).

21. Ente matemáticoy ficción literaria: Deslinde. Nosacercamosal término del deslinde(VIII, 4-6°-4y 18 final).Compararla matemáticay la literaturano era un disparate.El parentescodel ente sui generis,comúna la segundatría-

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da, ha descubierto,sometidoal análisis,muchosmatices,losunosde simpatíay los otros de diferenciaentreambasdis-ciplinas.

10 Simpatíaexiste por cuanto ambasdisciplinas, ciertoqueen proporcióndiferente,guardanrelaciónconla estética.No sólo por aquelsentimientodifuso y generalde las acti-vidadeshumanas,aunqueespecializadoen las letrasy en lasartes(II, 3, 8-B; VII, 9~49,10-1v, 12-P). Hubo algo más,yya lo señalabaPlatónal predicarnoslos gocessuficientes,losbienes perfectosde la mística, la belleza y la matemática(IV, 5). Aquí el aura estéticano es mero acompañamientoo adorno, como puedeserlo en la página históricao en lapáginade las cienciasreales,queaun sin tal encantosegui-rían cumpliendosu misión (III, 15; VII, 12-2a). Aquí elauraestéticainvade,en diversamedida,los órdenesmentalesy sirve de orientacióny pauta. Al grado quecuandola ma-temática,navegandosu aire enrarecido,amenazaextraviarseen sus acrobacias,todavía,parasalvarse,le quedancomo alpoemaestasúltimas providencias,estospitagóricosavisosdeequilibrio, economíay elegancia(III, 26-e; VIII, 7 y 17-7v).

2°Simpatíaexiste en cierta cualidad de perennidad opermanenciaquesustentapor igual a la verdadmatemáticay a la literaria; en la constanciacon que ambascruzanlossiglos. No padecencon la mutaciónde tiemposy doctrinas.No estánsujetasa la variabilidadde la historia o las teoríascomo la ciencia real, cuyavida es unarectificaciónen mar-cha. No: paraellas no hay rectificación, sino adición. Dis-frutan a la par de aquellaconservaciónmnemónicaque pa-rece una adecuacióna las formas del alma, y de aquellajuventudpersistentemerceda la cual ni el círculo ni la florde Ofelia se marchitan(VIII, 14 y 19). Como lo diría dela pintura Fray Diego González,la literatura levantaamássublimeestadolos “seresdesmayados”de la naturaleza.

39 La diferenciafundamentalresideen la intención,cri-terio sumo que domina todo el deslinde. Con apegamosaesta interpretacióndel sentido, o hermenéutica,del rumbode la mente—punto de vista señaladocon insistenciaa lolargo de nuestro trabajo—, nos hubiéramosahorrado estaobra. Peroaquínospropusimosla tareamodestade analizar

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las aparienciasfenomenales,considerandolos entesa modode esquemasdescepados(1, 11, 12; II, 10 Ss.; III, 21, 26-d;VI, 3, 5; VIII, 10,21).

Tal intenciónse enlaza desde luego con los contenidossemánticos,de experienciapura en lo literario y de saberespecíficoen la matemáticacomoen los demásórdenesteó-ricos; caeen los discrímenesya operados,y parala no-litera-tura, serefierea la obvia coherenciadoctrinal quehacequela historia, la ciencia real o la matemáticaseanlo que sony no puedanresultarconvertibles(1, 11, 13; III, 9, 18, 19,sec. B; VI; VIII, 5, 10, 17-1v, 19-3v y 4). De la intenciónse desprendentodaslas siguientesconsideracionesanalíticas.

4°Abstraccióny realidad (VIII, 3 y 19). Fuerade quela literatura recoja algunas realidades,bien por mínimoindispensableen el tipo obvio,o bienpor función ancilarin-versa en los demástipos, hemosdicho ya que imprime unsello de desinteréso irrealidad a los mismos objetosrealesque incorporaen su seno,como si les comunicaraotro rum-bo: el rumbo de su propia ficción (VI; VII, 15-2’-a). Estaenergíaparadójicade metamorfosisobra de modo complejoparael casodel objeto matemático. (Sobrela metamorfosisde humanización,ver V, 21.) Puesaunquehemosvisto quela matemáticaconstruyedesde la mente sus creacionesencoagulaciónde ente irreal, sucedeque,cuandola literaturarecibeen sucorrientealgunaespeciematemática,le confierecredencialesde realidad metafórica, la acoge ya hechayconstruidapor el pensarmatemático,y la transportaal mis-mo plano de los entesreales,paradesdeahí virtualizarla denuevoen la ficción. De modo que,por un lado, desacreditahacia otro valor diferenteel objeto realdel saberespecífico;y por otro lado, acreditade objeto real al ente irreal mate-mático,parade ahí transportarloa su vez al plano ficticio.Salvo servicios ancilares,la literatura trata con igual manoy como si fueran realidadesde igual consistenciaconcretaios objetosprácticosy las especiesde la historia,de la cien-cia real o de la cienciamatemática,ya seanabstraccionesdelprimeroo del segundogrado,y les da igual bañode ficción.Y todavía, por su aptitud de captaciónsimbólica sobre lasseriesindefinidas,la vemoscompletarlas induccionesincom-

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pletas mediantela “inducción matemática”o razonamientorecurrente,no al modo generalen queesterazonamientoesinevitableparainnúmerosprocesoslógicos, sino de unama-nera característica,que precisamenteanula el problemadela cuantificación de los datos (IV, 10; VIII, 16-4 nota)-

Matemáticay literaturatrabajanen la abstracciónpor gradodiferentey en distintaintenciónsemántica,cualquierasealasemejanzade intangibilidad queconfierana sus respectivosproductos. Peroel espectrode la abstracciónliteraria tieneunagamaqueva desdeel nivel bajo de la ficción episódicahastael nivel superior de la creación puramentepoética—fórmulasverbales,ritmos,etcétera—,nivel en queya co-linda con la creaciónde tipo lingüístico que es la matemá-tica, y en queéstase desliga tan sólo por el abandonode loidiomático hacia la tipología simbólica. Esta cualificaciónde la literatura frente al segundogrado de abstracciónnopodría aplicarsede modo semejanteal tercer grado o abs-tracciónmetafísica,por lo mismo queallá obra muchomásen eldeslindela distanciade los contenidossemánticosquenola purezaformal.

59 Inmanenciay trascendencia.Matemáticay literatura,ambassoninmanentes,ambasviven en sí mismasy saciansuplena función dentro de su recinto. Ambas son por y parael ente queellas mismascrean,y no, como la historia y laciencia real, por referenciaal ente que les ha sido dado oimpuesto. Por eso dijimos que,mientrasla historia usa eldocumentocomo un intermediariohaciael hecho quees suverdaderoasunto,la literaturaes el documentode sí misma(Y, 12; VII, 24). Y lo mismo podemosahora decir de laciencia irreal y de la matemática,agrupandoasí,de un lado,la no-literaturade ente real, y del otro, la literatura y lamatemática. La materiahistórica existe aun antes de quela captela historia, como existían los pueblos de Américaantesde que Europalos encontrara,o como existieron lasvariasTroyasantesde que la piquetade Schliemannlas in-corporaraal conocimientode los modernos. Los animalesnoesperaronaquela zoologíalos clasificara,y ya poblabanelparaísoantesde queAdánles atribuyeranombresdetermina-dos (VII, 3 bis). El ente matemáticoy el ente literario han

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sido creadosen el hechomismo de su formulación, sin quesealícito confundiraquí la noción conla génesisde noción,ni los sentimientosdifusoscon las concepcionesespecíficas.Si en el hombreprimitivo existía ya el germendel futurohistoriador, del futuro biólogo, del futuro geómetrao delfuturo poeta,el hechohistoriabley el fenómenobiológico yaexistían por sí independientementedel destino teórico queles preparabala mentehumana,y existían de una maneraprácticay efectiva,y no sólo en el fantasmalexistir platóni-co. En cambio,el espaciode Euclideso el espaciode Rie-mann no existían como órdenesmatemáticosantesde queaparecieranlas obrasgeométricasrespectivas,y el hechomis-mo de quecadauna produzcaotro espaciodiferentenos loestámostrandoalas claras.Así comotampocoexistíael Qui-jote antesde que fuera, si no íntegramenteredactado,siquie-ra engendradoen unacárcel,“donde todaincomodidadtienesu asientoy dondetodo triste ruido hacesu habitación”. Ytampocovale confundiren esteargumentola disciplina en sícon la aplicación de unadisciplina, lo cual nos conduceaotro aspectode la cuestión.

6~En en orden de la aplicación hay unaescala:1) Lahistoria,comomásprendidaal hechoparticular,contingentey transitorio, es toda ella aplicación. Esto, independiente-mentede queadmitatodavíaaplicacionessecundariasy trans-laticias de carácterya práctico,cual la previsiónpolítica poranalogíao la persuasiónretóricapor ejemplaridad. 2) Lascienciasrealessonmáso menosaplicación,segúnla alturadeabstracciónque alcanzan,siempredentro del segundogradoa que pertenecen. Esto, independientementede las aplica-cionessecundariasy translaticiasde carácterya prácticoqueasuvez admitan,cual lo son el artedecuraro el de manejarmetales. Y nótesede paso la complicaciónque produceelconjugario teóricocon lo práctico:siendola matemáticaunapura abstracciónformal, cuandofertiliza con su método aunaciencia real determinada,resultaque la poneen capaci-dad de ir más a fondo hastael seno de las aplicacionesprácticas;y así la físico-químicalogra unapracticidadquedifícilmente ambicionaríanlas cienciashumanas,las cualesse resistenpor oficio a la extralimitaciónmatemática(VIII,

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12) - Y esto es lo quehace incomprensiblea primera vista,‘ara muchos,la irrealidad del entematemático,y es tambiénlo quenos ha obligado a ir despacioen estedeslinde,paradejarbienplantadosnuestrosjalones. Puesla proclividadestan inmediata,quea cadapasoy casi insensiblementepone-mosejemplosfísicosparaexplicaro hacercomprensibleslasespeciesmatemáticaspuras. 3) La matemáticadeja de serla matemáticaen aplicándose.La matemáticaaplicadaesun ordenmetódicoderivado del raciociniomatemático,paraservir de paradigmay sosténa la operaciónde las cienciasreales,y másaún,cuandooperaen el consorciológico-mate-mático (VIII, 8-11). Pero la proclividad de trascendenciaque resulta de la misma delgadezde abstracción,de aquelreducirsea formas lógicas de semantemaneumáticoo gran-dementeenrarecido,nos llevó también a decir que la inma-nenciamatemáticaparecíatan instantánea,queera en ciertomodoprovisionaly comoefectode un procesoatajadoame-dio camino. 4) Frente a esto, la literatura nos ofrece unainmanenciade equilibrio distinto, una inmanenciadefinitiva(VIII, 10 y 19.2v). En el orden de suintención, de su sig-nificado mental,de su contenidosemántico,la literaturanopuedeaplicarsecomotal literatura,sino sólo como “ideaciónliteraria” (III, 15, 16, 25, 26). La literaturaaplicadano esun serviciosemántico,sinoun servicio poético,un préstamodelasgalaslingüísticasqueavecesla literaturacedea las otrasdisciplinas (II, 1, 7, 8-A). De maneraque la literatura,sipor un ladono admitelímites ni contaminaciones,puespue-de acarrearen su senotodaslas referenciasespecíficas(sal-vo el tipo ancilar imposibleE”, quees la no-literatura),porotro lado, en el orden semántico,no podría desbordarfuerade sí misma suvirtud de ficción en tanto queficción, porqueello produciría un efecto corrosivo en la no-literatura (III,32 y VI).

79 El apegosemántico-poético.Volvamos a los conceptosdel deslindepoéticodonde,al examinarla relaciónde cohe-Sión entrelos significadosy sus formulacioneslingüísticas,descubrimostambién una simpatíaentre la literaturay lamatemática,que nos llevó a agruparlas,con la ritualística,entrelos paraloquiosinflexibles (VII, 17) - Allá introduji-

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mos desdeluego una diferencia, poniendoa una parte losparaloquiosinflexibles de tipo idiomático,o seala literatu-ra y la ritualística, y a otro los paraloquiosinflexibles detecnología(en que ciencia real y matemáticaoperanjunta-mente) y los de tipología simbólica, exclusivosde la mate-mática, y ahorapodemosya decir, exclusivos de la lógico-matemática(VII, 14-17, 19, 20; VIII, 8). A1Ila luz de lasanterioresobservaciones,vemosclaramente:a) Quela ritua-lística vuelcasu virtud poéticasobrela trascendenciade iosfines prácticosque procura. b) Que la matemáticaguardaen inmanenciasus config~racionespoéticasy puedeoperarcon ellas dentro de su recinto, aun cuando tambiénpuedeprestaralgunasde ellasa laaplicaciónpráctica,singularmen-te sustecnicismosy ciertasfórmulasalgebraicasqueen modoalguno agotansu almacénde tipología simbólica (VIII, 2-1°-a). c) Que la literatura queda apta para prestar a laliteratura aplicada la virtud de sus fórmulas poéticas,enla medida de la intencióny del tacto de quien las use (II,11, 14, 17, 19; III, 57), pero que,mientrases literatura,nopodría—aunquelo pretendiera—escaparde su propia poé-tica, salvo los reparosestimativos del gusto,queen verdadse refierena los casosen que la literaturaprecisamentesedesvirtúa. (Los tipos ancilaresinversosF, G, H, no la des-virtúan necesariamente;antesson, por la universalidaddelos datos, el natural alimento de la literatura: II, 8; III,35.) (VIII, 31.)

8~Libertad, iniciativa, invención o como quiera llamár-sela,son otro conceptode la simpatíaentrela matemáticayla literatura,en aquéllay en éstacon los límites queya co-nocemosy queles impone la respectivanaturalezade ambasagenciasespirituales(VI, 3 Ss.; VIII, 10, 17). En la mate-mática: libertad en la postulación;libertad, por “singulari-dad matemática”de recursos,en el procesoproblemático(VIII, 4-5°-3y 4). En la literatura, libertad de ficción, ytambiénde singularidaddiscursiva(VIII, 15-e), la cual pue-de hastaponer en valor la incoherencialógica (Y, 17-3

9-b).Hastaaquípareceque la diferenciase reduce:a) en el pos-tulado matemáticoy en el ente literario, ficticio, a unadiversidadde intencióny significado;b) en la singularidad

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discursiva, a una elasticidadmayor en la literatura de laqueespermitida a la matemática.

Pero hay más. a) El objeto matemáticoes vida de li-bertad, limitada u organizada,al igual del objeto literario;perounoy otro, o llevanexplícitamenteun rumbodistinto, olo contienencomo potenciaexplosivaen la cápsulade la pos-tulación. Si yo digo: “Seaun círculo en la pizarra”, sólo laexplosiónulterior nos dirá si he comenzadoun problemaoun cuento. Si yo digo: “Seaunamujer quecanta bajounárbol”, todosesperanpoesía,y nadieesperamatemática(VI,6; VII, 19). Luego, por universalidad,la literatura echamanosin cortapisasdel objeto matemático,lo que es fran-queode libertad fuera de su recinto. Lo inversono puededarse: la matemáticano puede echarmanodel objeto lite-rario, lo que es límite de libertad antela fronteraliteraria.Puessi aun matemáticole ocurre revelarel error de cálcu-lo en quepuedehaber incurrido un novelista,a nadiese leocurre queestá “haciendo matemática”en el puro sentidode la palabra,sino haciendouna observacióncrítica sobreunaparticularaplicaciónmatemática.(Así sucede,por ejem-plo, cuandoFabredescubreque La Fontaineconfundió lacigarra conel grillo, en la célebreconversacióncon la hor-miga, porque la cigarra no se alimenta de moucheou devermisseau:nadiepuededecir que aquíFabreestá“hacien-do entomología”,sino aplicándolaen observacióncrítica so-breunaaplicaciónde la entomologíahechaporla literatura.)

b) La singularidaddiscursivade la matemáticaes vidadelibertadsolamentehastadondees sujeciónaceptada:mien-trasla imaginaciónpostularconcibeobjetosdentrode su res-pectivo margende libertad, la imaginación aporéticasóloconcibe medios, y obra, pues,en subordinación. Aquí lamayor libertad del discursoliterario resulta obvia, aunquetambiénla limiten los particularesfinesdel poema. Lo cual,comohemosdicho, escapaya al temade estelibro, por per-teneceral régimeninterno de la literatura (VIII, 194v) -

e) Generalicemosestasobservaciones,paracompletarlasimetría,a los demásórdenesno literarios: 1) La historia,siha de serlo,partede un postuladoya hecho,compulsorio,ydiscurrepor lógica máso menosrigurosasegúnlo consiente

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sumaterial,aceptandotambién,comotodaslas interpretacio-nes de lo humano,todaslas otras fertilizacionesmentalesnodiscursivas.2) La ciencia real, segúnsu material o segúnlos gradosde suhipótesis,dosifica tambiénsulibertad o surigor de postulación(III, 26; VIII, 16); pero, además,en lasingularidaddiscursiva,se apegamáso menosal tipo lógico-matemático,segúnla distanciaaque se encuentrade la abs-tracción formal del segundogrado, y ha comenzadoya amezclarlos recursosteóricosconlos prácticos,por lo mismoque desciendeaveceshastalos trabajosmanuales(laborato-rio). En estepunto,su procesollega a ensancharseen tér-minosque no son ya discursivos:así cuandoEdisonmandabuscarlas fibras de todas las sustanciasposibleparaaveri-guar,factualmente,cuál de ellas resulta,de casualidad,másresistentea la incandescenciaeléctrica.

En suma,podemosdecir que tambiénen el castillo for-tificado de la matemáticaandaba“la loca de la casa”. Sóloque, a la postre,se sometea recortarlos postuladossegúnlas prudenciasqueresultandespuésde haberlosdesplegadoen las consecuenciasdeductivas.No de otro modo Don Qui-jote recorta los extravíosde su imaginacióna la hora de sumuerte. El casode la “divina locura” matemáticaesel casoque,en Medidapor medida,hajuzgadoelDuque:

Si es loca, según pienso, su locuramuestraun extraño ajuste de cordura:Tamañatrabazón de cosa y cosaes, en verdad, locura muy juiciosa. -

B

LA TEOLOGIA

22. La teología. Referenciametódicageneral (III, 5;VIII, 1, 2, 3 y 20). Al entrar en el tercer grado de abs-tracción, nos esforzaremospor no repetir inútilmente losconceptosquedejamosexpuestosa propósitode la matemá-tica. Conviene fijar un cuadro previo de referenciaparaguiar nuestroexamen.

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A) La teologíase acercaaDiospor doscaminosy se ma-nifiesta en dos métodos.

10 Los caminosson la revelacióny la razón:1) La revelaciónse refierea la teologíapropiamentetal

o “revelada”,en que se adviertenel sustentomístico y el his-tórico. El místico se explica de suyo. El histórico se refie-re ala historiaproféticay a la historiade Cristo. La teologíareveladaes “dogmática” cuandoestablecelas normas de lacreencia;es “moral” —conderivacionesala política—cuan-do establecelas normasde la acción. En estosdos aspectosnormativosaparecela práctica.

2) La razónse refiere a la “teologíanaturalo teodicea”,en que se adviertenel sustentomístico y el intelectual. Elmístico se explica de suyo. El intelectualtoma dosrumbos:la demostraciónracionalde la existenciade Dios, y la demos-traciónde sus atributosy relacionesconel mundo.

2~La teología se ha manifestadomediantedos métodospoéticoso tipos de obra:

1) El “positivo”, quecomprendela patrística,de formalibre, literaria, oratoria, representadapor mucho en SanAgustín.

2) El “escolástico”,de carácterriguroso,científico,dia-léctico, representadoen Santo Tomás.

B) En la teologíarevelada,eliminamosel sustentomís-tico y la aplicaciónpráctica,que no atañena nuestroanáli-sis, y queda:

a) Un residuohistórico: los profetas,la Cristología,An-tiguo y Nuevo Testamentoy sus elementosintermediarios;atodo lo cual llamaremossimplementehistoria sagrada,enparangóncon la profana.

En la teologíanatural,eliminaremosel sustentomístico,y cuantose relacionacon la filosofía generaly no específi-camenteteológica,y con Dios como causade las causas;todolo cual, segúnya dijimos, no caebajo el deslinde. Y queda:

b) Un residuo intelectual: ciencia del conocimientodeDios.

En los métodospoéticoso tipos de obra teológica,cabela valuaciónformal, másbien ancilar parala patrística,ysustantivaparala escolástica.Y quedaría:

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c) Un residuo formal. Ya lo hemosinvolucradoen eldeslindepoético,bienpor conceptodelenguajeliterario, bienpor conceptode lenguajecientífico (VII).

El actualdeslinde,de orden semántico,se aplica, pues:a) al residuo histórico, y b) al residuo intelectual: a unsucedersui generisy a un pensarsui generis. e) El residuoformal sólo nosdarálugar aobservacionescomplementarias(VIII, 19-4v y 31).

Enconfrontaciónconla literaturaquees nuestramcta,elanálisisde estos residuosse referirá, segúnel caso,a la his-toria profana,a la ciencia naturalo a la matemática.

23. Resefíahistórica (VIII, 36). La historia del proble-ma teológiconos transportaa la filosofía medieval. El temade tal filosofía es la demostracióny el conocimientode Dios,quetodo lo abarcaen susconsecuencias,por la mismaformay maneraquela mayor del silogismocontieneen sí todaslasconclusionesposibles. El conocimientode Dios se alimentaen la fe, y con la fe le bastaparasostenerse.El escepticis-mo en que remató la filosofía antecristianaprodujo,últimofruto, la desconfianzaparala filosofía misma que sólo sefundaraen razón. Y se buscó entoncesla salida por el ca-mino de la fe.

Ya en el siglo ni, Tertulianofunda la creenciacristianaen dos argumentos:subsidiariamente,en el testimonioapos-tólico; pero, principalmente,en la irracionalidado imposi-bilidad lógica de la fe. De dondeel credo quia absurdumatribuido a SanAgustín. Pero aunquela fe se basta a símisma,apoyadaen el sustentomístico, sucedequela razón,la filosofía en suma,aparececomo ancuade la fe.

La fe echa manode la razónpor unadoble necesidad:1) necesidaddidácticay catequista,de enseñanza,de robus-tecimientoy propaganda;2) necesidadpolémica. 1) El pri-mer puntono sólo significalaexposiciónmetódicay razonadade la doctrina,sino tambiénel auxilio otorgadoal catecúme-no paraque trasciendade la contemplacióndel mundo a lacontemplacióndeDios. 2) El segundopuntodebeentendersecon referenciaa los orígeneshistóricosdel dogmacatólico.

En efecto: el pensamientocristiano estalla en múltiples

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direcciones.Sólo unaorientaciónpolémicapodía ir dibujan-do el dogmaortodoxo,entre los crecimientosparásitoscon-denadosa la podaderay quepronto se llamarán“herejías”.Aunque la Iglesia haya rechazadoel término en el sentidoque le dio Newman,puedellamarsea esteproceso“el des-envolvimientodel dogma”.

Tal desenvolvimientose aprecianítidamenteen los suce-sivos golpes de timón del obispo Irineo, que vienen a serotros tantos redibujosdefinitorios: 1) atenersea la revela-ción apostólica;2) atenerse,para mayor precisión, a losescritosde los apóstoles;3) atenerseaun cuerpode inter-pretaciónde tales escritos, queva desdeel símbolo bautis-mal hastael Credo,y quecierra la puertaa las tesisde losgnósticos y de Marción, contra el cual hizo armasJustinoMártir; 4) completarel testimonio apostólicocon las defi-nicionesepiscopales;5) reducir estasdefinicionesaun or-ganismototal y coherente. Así, se introduce la razón en lafe por vía polémica,y quedacomo espadaeclesiástica.Deaquí, sobre el fundamentode la mística, la escolásticasedespliega.

La gran controversiaentre los realistas,que reconocenrealidad óntica a las ideasuniversales,y los nominalistas,queconsideran.corno palabrashuecaslos nombresque lasdesignan,lleva en sí el destinode la doctrinasacra. La es-colástica,parademostrarla existenciade Dios y surelacióncon~el mundo, empuñalos universales:primero, las ideastrascendentesde Platón; luego, las inmanentesde Aristóte-les. El nominalismode Roscelino,Erígenay Occamfue almenostan fatal para Romacomo los ataquesde Lutero yCalvino, y en cierto modo los prepara. Entre los extremosdel realismoy del nominalismo,corre la gamaintermediaconstituidaen las tres tesisconciliatoriasde Pedro Abelar-do: universaliaanterern (Platón),universalia in re (Aristó-teles) y universaliapost rem (abstraccióninductivaque in-tentaabsorberel saldo del nominalismo) (VII, 3 bis). Porfin, con los modernosBacon y Hob~es,apareceun nuevono-minalismo,camino. de la ciencia.

Al partir así de los universales,la teologíaaplicabaelmétodode la interpretaciónalegórica.,lejanamentederivado

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de los presocráticosy los estoicos,resucitadopor Filón He-breo,empleadoya por la patrística,desvirtuadoen algunasherejíasy tipificado en la escolástica. Despuésde Irineo,despuésdel Concilio de Nicea,la Iglesiaquedabainstauradacomo mediadoraentreel símboloy el creyente,autoridadúnica de la interpretación,deshaciéndoseen principio las in-terpretacionessubjetivasy particularesde los fieles, quealcabo:llevaránal protestantismode Lutero y al liberalismodeErasmo. La historia ulterior es como un lento crepúsculo,aunquecruzadode relámpagos.

La brevereseñaanteriortienetresobjetos:1) situarleal-menteel p~testoauxiliar de la teología junto a la místi-ca, para queninguna de nuestrasconsideracionesafecte laverdaderanaturalezadel pensamientoreligioso; 2) recoger,para nuestroexamen,la noción del ente espiritual creadopor o en la mística, que la teología explica como ente deespecieuniversal;y 3) recordarasimismoel valor de la in-terpretaci&n alegórica. El primer objeto es metódico; elsegundose relacionacon la cualificación de los datos encuantoa la esenciadel suceder(Y, 3 a 6); el tercero,ade-más,asumeunavaluaciónpoética(VIII, 31) -

24. El sucedery el entecl~la. teoiog~aen general. Parael fin descriptivo, dividimos el sucedero ente del pensar,aunquese- dan: juntos~quien aceptaun sucedero ente suigenerisha usadode un pensarsui generis. EL sucedero entede la teologíaapareceentoncescomoasunto;asunto,dijimos,fundadoen historia y en mística. La místicaarroja unare-frac~ionsobrela historia, refracejontau intensaqueacadainstantedesbordalos limites quenospermitia trazarla pri-meratriad-a, y deja inutil todaconsideracionsobrecontami-nacionesdel pensar.

Estedesbordees tan constante,quenos inclina a situarel fenomenoentreaquellosimpulsosprimariosdondeel espiritu revelasu unidadesencial,anteriora todadiferencia-cion entrelas diversaadisc~phnas,aunquesal~emosmuybienqueun escepticismofaed lo explicariapor involucion o re-caídaenla confusión.de orígenes:(UI, 8, 16., 38, 41,43, 4.6,51, etcetera) Fuedefigurarselocomo explosionde lo lao

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mogéneosobrelo heterogéneo;explosiónqueen parteprocedede la energíaintuitiva, cosanadaextrañaen regionesdondeel misticismoaletea,y queen parteprocededel debilitamien-to de resistenciaslógicas aqueconducepor hábito el pensarreligioso: credoquia absurduin. El figurarlo comoexplosiónpinta el carácterrenovadordel fenómeno,en aquelsentidobergsonianode la constantecreaciónespiritual, y nos evitael error mecanicistade compararlocon el empobrecimientofísico o entropía.

25. Esenciareal o ideal del enteteológico (Cualificaciónde los datos). Por la basehistórica,el enteteológicoencarnaen la historia sagrada. El creyentereconoceque Cristo, alvenir al mundo,aceptala antropología,las consecuenciasdeserhombrey la limitación biográfica,a la vez que,por latrascendenciainstitucionaldesuvida, se derramasobrelahis-toria. El no creyentereconoceen la historia sagradaun su-puestoprovisionalde sucederverdadero.A susojos, se tratade un documentohistórico, ya insuficientementeestablecidoo ya imposible de establecer,como tantos otros documentosde la tradición. La cristologíapuedeparecerleunaleyenda:no por eso niega su efecto real sobre la historia, lo cualaceptacomo lo aceptapara otros temaslegendariosde po-sitiva eficacia. Pero, por lo que tiene de característica,lahistoria sagradale apareceimprobableen los dos sentidosdel término: inverosímil e imposible de prueba.En cambio,a los ojos del creyente,tal historia,por lo que tiene de ca-racterística,es másverdaderaque la misma verdad. Entreuno y otro extremo,correla crítica escrituraria,que aplicaa la materialidadde los textoslas técnicasde la pruebapro-fanay, montadaen la idea de la evolucióndel dogma,llegahastalos ápicesdel Modernismo,tachadospor la Iglesia.

En suma:sucederideal paraunos,sobresustentoreal, ysucederirreal paraotros. Y en amboscasos,sucederpro-puestocomo real, y no en libre juego inventivo como el su-ceder ficticio de la literatura; preñadode valor emocionaly ético, y no descepadoen la pura nota intelectualcomo elobjetomatemático. Y, sobretodo, de intenciónsobrenatural.La intención,siemprela intención, es nuestro reactivo por

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excelencia(VIII, 21.3v). La religión como “supercheríavo-luntaria”, grataa algunosSetecentistas,no pasade serunaligereza.

26. Escolio sobre el Modernismo. También la Iglesiaprocedepor deslindescuandocalifica y rechazaherejíasomerosdesvíos. Segúnlos filósofos creyentes,el deslindeseoperaentremovimientospositivosy negativos. Paraellos laherejíaescosanegativa,no sólo con relacióna la ortodoxia,sino queesnegaciónen sí misma,tan implícita comoel aguaen el río o como la pinceladaroja en el color rojo. Histó-ricamente, la Iglesia nace entre herejías,imperfectosdes-prendimientosde origen; y definido su dogma,sepurga~endeslindes. Con la Edad Moderna,mucho menosclara quela EdadMedia en susentimientode la ortodoxia—acasoporserhija de concepcionesheréticas—,sobrevienenefectosdeldesusoo agoníadeprocedimientosmentales,confusiónopues-ta a la de orígenes,y aparecela posibilidad de falsos des-lindes. Algunos creenque el Modernismo np hubierasidotan crudamenterechazadopor la Iglesia medieval. La Igle-sia, en su madurez,conllevabay absorbíaalgunasaccionesirregularesque la secundabanpor las fronteras:el francis-canismo, las Cruzadas,la místicade varias tendencias.

27. Tiempo y espacioen el suceder teológico. Aquellapartede la historia sagradaaceptablepara el descreídoesel acarreode historia profana. Este acarreoofrece la notaefímeradel sucederhistórico, que va muriendo conformeacontece. Pero lo característicode la historia sagrada,ínte-gramenteaceptoal creyente,esatemporal. La criaturalite-raria erapermanentecomohija de la ficción, pero no sobre-naturaly extrañaal tiempo; másbien,perdurable.El objetocientífico era permanentehastadondesubía en abstracción,aunqueya en la matemáticasublimeaspira ala independen-cia metafísica,comounapartede Dios mismo,cuyaexisten-cia sólo se limita en la contradicción.El halosupratemporaldel sucederteológicosólo tiene relación metafóricacon lasotras especiesde perduración. El cristianono podría que-darseen lo histórico, porquenecesitauna relaciónsiempre

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actual con Dios. En la concienciadel cristiano, Cristo nace,sufre, muere y resucitaincesantemente.Ha dicho nuestraGabrielaMistral en su Viernes Santo:

Aún Jesuispadece.-.Está sobre el madero todavía.

Este aspectode la cuestión,siempreque la cuestiónsereduzcaaun contornosin contenido,es el quemásse pareceen superficiea la ficción literaria o al ente matemático,ex-perienciapura de reiteraciónindefinida (trasladoa la cuan-tificaciónde losdatos)- Otro tantoaconteceparaelelementoespacial:la Pasiónde Cristotoca un lugar geográfico,peroapenaslo toca y vuela. Jerusalénno sólo es Jerusalén,tam-bién es el corazóndel pecador. Aquí la patrística,como severá,acudeen auxilio de la escolástica(VIII, 31).

28. Concepciónteológica del tiempo histórico. La con-cepciónteológicamodifica de dossuertesel tiempohistórico:1) por suslímites,y 2) por suserie. En uno y otro caso,loafectaen surepresentaciónesencial,en susabory sentido.

1) Límites del tiempo histórico-teológico.Estaconside-raciónes generalizablea la historiaprofana. La historiogra-fía clásica, de tipo helénico, y la historiografíamoderna,contrastanen cuantoa la noción del tiempo histórico con lahistoriografía de los siglos mediosque Schnürerllama “elperiodo eclesiástico”. Tanto la Antigüedadcomo la EdadModernaconsideranel tiempo histórico en sí mismo y, den-tro de él, se acercanpor anhelointelectualaentenderla ca-rrerahumana. En cambio,la crónicamedieval,ya occidentalo bizantina—y aun la musulmana,quearrancaseis siglosmástardey casi llega a nuestrosdías—,partede unaprevianociónmística. El tiempohistóricoles esmero tránsitoparailustrar el procesode la salvación;breveentreactoterrestreenel grandramadel ultramundo(III, 48)- Comienzanprác-ticamenteen la creacióndel mundo,y de pronto se interrum-penen el Juicio Final, saldo trascendentede la experienciaque luego se vuelca en una expansiónextrahistórica. Lacrónicabizantinacomputalos añoscomenzandopor la Crea-ción. La crónica de Nurembergdejaunaspáginasen blanco

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trasel registrode los últimos acontecimientos,y luego anti-cipa una estampadel Día del Juicio. La carreraterrestrese divide en dos eras,la de ignoranciay la de gracia (a. c.y d. c.), anunciadaestaúltima desdela primeraprofecía.

2) Serie del tiempo histórico-teológico. Estaconsidera-ción sólo se aplicaa la historiasacrao alos acarreossacrosque la profanalleva consigo. La refracción tiene dosmani-festaciones:a) presenciaactual del pasado,y b) presenciaactual del porvenir. Es decir, recurrenciay profecía.

a) La recurrenciano significaaquí,en general,aquellareconstrucciónde un pasadosegúnintuicionespresentesquepermitedeciraCroce: todahistoria es,en sentidoideal, con-temporánea.Esto se aplicaríaigualmentea la historia pro-fana. Aquí la recurrenciaes un revivir y un “repadecer”místicosde hechosya pretéritos. Al santo,de modosubjeti-vamenteefectivo, Cristo vuelve a salirle al paso,sangrantey colgadodel maderocomohacesiglos. Casode graciaparala teología,casode alucinaciónparala psicología,y siempresucedersui generisfácilmentediscernibledel literario y delmatemático. Por un subterfugio literario, Hilaire Belloc,para ofrecernosla reconstrucciónde una batalla, imaginaquesupersonajecaeen unapesadillasonambúlicay presen-cia un acontecimientopasado(The Eye-Witness).Aquí aco-modanlos fenómenosfronterizosde trasladosonambúlicoyaunde doble personalidad,en que la ciencia alargatentácu-los vacilantes. La literatura los explota provechosamente,temadel hombredisyuntivo o temadel dormido-despierto,ensazonesético-religiosasmáso menosclaras:El extrañocaso,de Stevenson;La vida es sueño,de Calderón.

b) La profecía se sitúa en escala,desde la previsiónprácticao de sentidocomún,pasandopor la crítica o cien-tífica, hastala adivinación,la premonicióny la revelación.Los primeros grados son procesoslógicos, comunesa todoposible suceder. Los últimos, que tambiénla ciencia inves-tiga como episodiosfronterizos,son,segúnel caso,metapsí-quica o historia sagrada.Y entoncesvalen parala religióncomo avisossobrenaturalesdel cielo y constituyenla sustan-cia de la profética. Kant (Si el génerohumanose halla enmejoríaconstante)explicaquela proféticano se fundaen le-

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yesnaturalescomola previsiónde un eclipse,sino en la co-municaciónsobrenaturalo como tal entendida. Pero luegose sublevacontrasu propia objetividadde expositor,y hélodeclarandoque el único medio de anticipaciónconsiste encrearuno mismoel hechoque anuncia,y que la sagacidadde profetasy políticos se reducea denunciarlas malascon-secuenciasinmediatasde sus propias torpezas,en queelloshan sido los primeros testigos. También Aristóteles hacíamofa de los augures:ya dice quesólo prevénel pasado;ya,explicándosemejor, que se mantienenen fórmulas oscurasymisteriosas,huyendode laprecisióny de lamenciónde tiem-pos determinados,y cobijándosepor las dudasen las espe-ciesmásgenerales,comoaquelque,envez de apostarapareso a nones,apuestaaqueva asalir “un número”. En todocaso,la observaciónde Kant sobrelos políticos sólo encajaen el primero de los tres tipos, que él mismo estableceacontinuación:1) terrorismoo predicción del retroceso;2)eudemonismoo predicción del progreso;3) abderitismoopredicciónde estancamiento.

29. Relaciónhumanay causaldelsucederteológico(Cua-lificación de los datos). El sucederteológicotiene relaciónhumanacomo el histórico, el de las cienciashumanasy elliterario, pero tienecausacióndivina y no natural. Filosófi-camente,la historia religiosa es la más causadaque existe,por descenderde la causade las causas,únicaque explicael existir de los seresdotadosde alma, antesy despuésde lahistoria, atemporalmente,y dentrode la historiacon las mo-dalidadesqueya se hanvisto. Juntoaesto, las explicacionesde la ciencia sobre la aparicióny la evolucióndel hombrepierdenjerarquíaexplicativa y se vuelvenmerasdescripcio-nes. Aun los salvajesde Tennesseepudieronhaberloenten-dido así,en vez de figurarseque la ciencia mermala omni-potenciadivina. Aunquenuestropunto de vista es laico, nonos veda la consideraciónobjetiva del valor religioso. Lareligión resuelvede estamanerala antinomiaaristotélicaen-tre el caráctercontingentede la historia y el universal yfilosófico de la poesía(V, 17)- De estasuerteentendidalahistoria, se la ve correr enlazadaen los motivos humanos

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con nocionesmísticasde bien, caridad,justicia y redención;por dondese derramasobrela ética y la política con vigorsólo igualadopor la historiaprofanacuandose inventaotrasreligiones. Y al mismo tiempo,la historia va tramadaen lacausacomojustificación del dolor humanoy promesade fu-turo alivio, con un patetismoque sólo la literaturaalcanzacuandose sollamade religión.

Esta intensacausaciónno es el ciego determinismodelos positivistasni, en general,de aquellasfilosofíasquepre-tendenreducir la conducta, la psicología,la historia y lasociología al esquemafísico-matemático(IV, 20-2v y 39;VIII, 12). Parasalvar aquí la noción de libertad esen-cial en la religión, tampoco es necesarioadmitir la indi-ferencia de la voluntad frente a los motivos que la soli-citan, disputade librearbitristasy deterministas:bastasal-tar al terreno de la libertad bergsoniana,la cual “no estanto libre arbitrio como espontaneidad,imprevisibilidad ycreación”.*

En resumen,la historia de sentido teológicoinsisteen elsucederde las especiesuniversales,mientrasla profanaseapegaal sucederde los casosparticulares.

30. El sucederpropiamentemístico. La mística no noscompeteen sí misma. Pero proyectaun sucedercuyanatu-raleza cualificael hecho religioso y queno podemospasarpor alto. El sucedermístico es iluminación o es alucina-ción. En el primer casoposeevalor subjetivo; en el segun-do, alcanzaun tipo sui generis, singular, de “objetividadsubjetiva”, en el sentidoen queha podido hablarsede la“subjetividadfísica” de los aparatos,considerandoquela cá-mara,al igual del ojo, ve como quebradala varasumergidaen un líquido. Puesel alucinadotiene ante sí al huéspedideal quees invisible a los otros. Amboscasos,iluminacióny alucinación,conservantodosuvalor parael creyente,auncuandose los estudiedesdeel punto de vista laico, crítico,científico, segúnlo ha hecho William James.A veces,másque de dos modosse trata de dos movimientos. El primer

* A. Gómez Robledo, “Reflexiones sobreBergson”, en Ábside, México, i~deabril de 3941, año V, N°4, p 236.

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caso, en que “Cristo llama a nuestrapuerta”, es la conver-sión de tipo emocional,quepuede—claro es— relacionarsemáso menoscon la de tipo intelectual,aunqueéstaseamásun pensarqueun suceder. Iluminaciónesel instanteen queFranciscode Asís se niegaaseguirla alegrepartida,porqueha descubiertootra novia mejor que las mortales. No siem-pre acontecede súbito: véase la fatiga con que se orientaAgustín, a través de mil veredastortuosasy por entre unespinerode pecados,herejías,dudasy arrepentimientos.Delsegundocasoo alucinaciónsonejemplolas “voces” de Juanade Arco, las “visiones” de María Margaritade Alacoque,yaun los raptosdifusos de Teresade Ávila. La alucinaciónse parecepor fueraa la ficción literaria,peroel casomísticotiene una fuerza inapelableque el caso literario puedenotenersin desvirtuarsepor eso. El casomísticotiene unacon-creción de notasreales,que en la literaturapuedeserunameracomposiciónimaginativamáso menosvoluntaria;tieneuna tiranía, una imposición queen la literatura se queda,comparativamente,en juego de albedrío. Ambos casosmís-ticos,iluminacióny alucinación,recuerdany subrayanlo quesuelellamarseinspiraciónliteraria o, en psicología,estímulogenético.* Ya lo sintió Suárez(De Oratione, II), y lo hanrepetido muchos teólogos. Entre los modernos,Grandmai-son,Maréchal,etcétera,hablan de analogíasde forma y me-canismoentre ambasexperiencias. Pero el choquemísticoechapor tierra,humilla como un poderqueviene de arriba.En tanto que el choqueliterario deja viva unabrújula deconcienciaorgullosa, parecenacer del yo y ensancharelsentimientode su poderío. El extremode aquellahumildadhace de su criatura “el pobrecitodel Señor”. El extremode esteorgullo hacede sucriaturael “divo”, el “astro”, el“príncipe” de las letras. Cuandoambossentimientosse jun-tan en constelaciónde fanatismo (“Dios connosotros”,etcé-tera) la humanidadsuelepadecerlas consecuencias.

Bremondobservacon agudezaque el trancemístico daluz sobreel tranceliterario, porque, mientrasel literato esconscientede su juego de ilusionesy como tales las desea,

* A. R., “Los estímulosliterarios”, op. cit., en III, 8 n. [Tres puntos deexegéticaliteraria, pp. 38-41; en Obras Completas,vol. XIV, pp. 267-308.]

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el místico, a quien la experienciase ofrece como realidadpráctica,temeserjuguetedeunaflaquezade sussentidos,noquedasatisfechoo no acabade creersugloria, se tortura,seinterroga,se poneaprueba,y deja así unapautade análisis.Pero tampocofaltan análisis de caráctersemejante,aunquede menorangustia,por supuesto,en el tranceliterario: ya lalucidezde Poeo de Valéry, ya la maceranteinterrogacióndeFlaubert,ya la mezclade lo uno y lo otro en Mallarmé, etc.

Algunosconsideranal inspirado,místicoo literario, comotipo de supervivenciaancestral,de mentetodavíamitológica,de confusión en la homogeneidadprimitiva, de involucióncontrariaa la ciencia,etcétera.Aunque, de paso,recomen-damoscontraesta postura sofística la postura analítica de1. A. Richards(ScienceandPoetry) o la posturaapologéticade H. Bremond(Priére etPoésie). Aquél concluyequecien-cia y poesíanosdanbeneficiosdiferentesy por igual modoindispensables.Éste,que la poesíaes como unaposadaca-mino de la plegaria,y quela unase entiendepor la otra,enlos dos sentidos (VII, 26). El conocimientono sistemáticode la mística,o de la literaturay las artes,es tan indispen-sablea la economíahumanacomo el conocimientosistemá-tico del discursológico y la ciencia.

31. La expresiónmística. Nos referimosal deslindepoé-tico (VII y VIII, 21-7°)- Sólo presentaremosaquí las ob-servacionescomplementariasque ofrecimosal establecerelmétodo de análisis(VIII, 22, residuoc). Paradar salidaalas energíasalógicas,la religión necesitade esosmediosex-presivosquefueronun díala patrística,y luego,la literaturamísticageneral. Aquéllaoperabadentro del dogma;ésta,enlibre ejercicioancilar de asuntoreligioso.

Se ofrecenalgunasobservacionessobreel “métodoposi-tivo” de la teología(VIII, 22-2-2°-1).Ya hemosexplicadoelservicioqueprestóla poéticaliteraria ala ciencia de lo divi-no durantesuetapade formación (II, 13). Dijimos entoncesque,cuandola Iglesia llegaa la escolástica,todavíala litera-tura místicasigue siendoindispensableparala expresióndelresiduoalógico. Aquí la poéticaancilar ofreceun apegose-mántico de tipo literario excelso(VII, 1 y 6). Cosa seme-

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jante a lo quesucedeconel mito y el filosofema platónicos(II, 12). Así se comprendela impacienciade ciertos filóso-fos ante la literatura mística: atribuyen a incapacidaddeexpresiónsu falta de “vivencia mística”: el místico declarahaberencontradoen el fondo del alma tesorosmaravillosos,pero no acabade explicarnoscuálessean ellos en especieintelectual definida. Tal es el sentidodel silentiuin mysti-cum. La mística es de hondura; la filosofía, de superficieo, mejor, de extracciónde hondurahacia la superficie. Laemociónde lo divino remediasufalta de explicacióncon lassugestionesde la poética. SantoTomásautorizala metáfora.La literaturala usapor el deleitede las imágenesy propterrepraesentationem;la doctrina sagrada,y no sólo en el gé-nero místico, la usa propter necessitaternet utilitatem: asícuandonuestraSor Juana,en unacomo metáfora interior,entiendea través de la música el misterio de la Trinidad(III, 38) .~ Tal es la “metáfora oscura”queSanto Tomásrecomienda,por cuantohacetrabajaral espíritu. Lo propioveníaadecirGóngoraen unacarta,defendiendosusenigmaspoéticos.** Perono por esorechazaSantoTomásla metáfo-ra humilde y llana, puessabequehay que ir a buscarmuylejosla imagende Dios, “ya quede Dios másbienconocemoslo queno es que lo quees,segúnexplicaJuanDamasceno”.O, como decíael Seudo-Areopagita:aDios se leve solamen-te “por un rayo de oscuridaddivina” (VIII, 20). Además,eluso del método alegórico para la interpretaciónobliga ala doctrinaa valersedel procedimientoliterario (VIII, 27).Pues,dice San Gregorio, “la SantaEscritura suele, en elmismo discursoy por su misma manerade expresión,me-diantela simple narraciónde un hecho,descubrirun secre-to” (SantoTomás). Como el texto de las Escriturases lamateriaprimaen quela teologíatrabaja,la metáforaantiguaentratambiénen el lenguaje teológicopor corrientede tra-dición.

Para nosotrostodo esto quiere decir que la expresión* Pedro Salinas, En busca de Juana de Asbaje, define con pulquérrimo

tacto el temperamento de “estudiosa” en Sor Juana: base intelectual, que nomística y ni siquiera de honda creación literaria.

* * A. R., “Reseñade estudios gongorinos”, Cuestionesgongorinas,pp. 175 ss[Obras Completas,VII, pp. 107-109].

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místicaconservaun valor literario de íntimo apegosemánti-co-poético;y que, frenteaella, el lenguajeescolásticoofrecetodoslos diversosgradosdel lenguajecientífico no simbóli-co, desde la indiferencia coloquial hastael rigor técnico,admitiendotambién las aportacionesancilares de tipo lite-rario.

Así es queel criterio de estimaciónpoéticatrasciendeala sustanciadel pensarreligioso. El místico va al infinito,que es hondura,concentrándoseen el viaje de ida, cadavezmás, hacia la integraciónindiscerniblede los motivos. Elfilósofo vuelve del infinito a flor de tierra, aclarándoseenel retorno,cadavez más,hacia el discernimientode los mo-tivos. Por esodice Landsbergqueel escolásticonecesitadellenguajeparaconvencer,y el místico, paraconjurar(en cier-to modo, como el poeta)- Y añade:“Un escolásticopococlaro como Fichte, o un místico claro como Schleiermacher,son altamentesospechosos.”Entre la pruebadel escolásticoy la fascinacióndel místico,hayunarelaciónsemejantea laqueAristótelesestableceentrela dialécticay la retórica:denecesidada probabilidad,de inteligenciaa ánimo. Paraelescolástico,el rigor probatorio convierte la lógica en unaontología,como parala Academiay el Liceo. La fijeza enla forma de la pruebadeterminaun mecanismoy un léxicode caráctertécnico. En cambio,el lenguajemístico caminapor los senderosdel aciertoestético.

32. Pensaro conocer religioso y pensaro conocer lite-rario. Por el puentede la valuaciónformal, llegamosahoraa enfrentarnoscon el verdaderopensaro conocerreligioso,quepreferimosconsideraren su tipo eximio, en la teologíacristiana. Trátaseaquí del conocimientode realidadessuigeneris, cuyo géneroes lo sobrenatural.Las fasesde esteconocimientoson: 1) presenciapor alucinación;2) ilumina-ción por revelación; 3) adquisición mediante técnica es-pecial, en dos sustentos:a) fe o disposiciónmística delánimo, y b) Philosophiaperenniso progresomedianteunadisciplinaespecífica.

Refiriéndonossumariamentealo antesdicho (VIII, 30),la alucinaciónes sobretodo física,yaconcretao ya difusa;la

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iluminación, sobretodo, espiritual. La adquisiciónes sufi-ciente en la solafe (VIII, 22), y puedeo no alcanzarel sa-ber teológico. Ello es indiferenteal fin práctico,pero no alfin teórico que aquínos importa. El santono necesitaserteólogo, como el poetano necesitadefinir su poética. Laalucinación (objetiva) y la iluminación (subjetiva) se acer-can a la inspiraciónliteraria. La última fase o adquisiciónmedianteunadisciplina, en cambio,se distinguefenomenal.mentedelpensarliterario. Parael deslinde,comencemosportrazar la estructurade ambosórdenesdelpensar:aun lado,un sucedersui generis;aotro, un conoceren el sentidomáslato. Sucedery conocerreligioso o literario, segúnel caso.Se ofrece una instanciaaclaratoria:el carácteractivo o pa-sivo, y los maticesintermedios,en el conocerdel suceder.Laintenciónvoluntaria de la experiencia,en su másy en sumenos,va implícita en la valoraciónde estagamade activi-dad,en queno.vamosaperdernos.

En efecto: los términos “actividad” y “pasividad” seprestana múltiplescubileteosde sentido,y uno en otro se im~plican. Por eso es inconvenientepretenderpuntualizarsusmatices,y peor aún levantarlosen escalavertical, so.brepo-niéndolesun criterio de “dignidad” mayor o menor. Ciertoquelos viejos sofistas,Gorgiasy Protágoras,no se equivoca-banal reconocerunaaltadignidaden la aceptacióndelenga~ño prácticoquees la. literatura;* cierto queAristótelessupo.muy bien lo quese dijo al confrontar,con cierta valuacióndignificante, la poesíacon,la historia (V, 17)., No volvamossobre lo que ya tenemosdicho en varios capítulosanterio-res. Esta “dignidad”, a que se refieren los antiguos, tieneun sentido que.no se~enturbiaen consideracionessobre loactivoy lo pasivo,comoacontececonalgunosapologistasdeúltima hora.. En éstosaveriguarnosqueel conocimientoper-fecto es totalmenteinactivo: la fe. Y que, sin embargo,laa1ucjnaci~nesJaactividadmáxima. Quela fantasíaeslo másindigno,en el sentidotomasianode que“la poeticaes mnfimaentrelas doctrinas”. Y que, sin embargo,la i~,.piraçiónli-teraria es el ejemplomejor que,en el orden natural,.p~tede

* A. R., La crítica en la edad ateniense,§ 93 [Obras Completas, XIII,p. 61].

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darsede la iluminación mística. (~Bremondlo habíamati-zadoya contan fino tacto!)

Pero si los matices de lo activo y lo pasivo puedenconfundirnos,la gamade la intención,siemprela intención,puedeorientarnos.

33. Gamade la intención. Volvamos a nuestroesquemadinámico, reducidoeconómicamenteal blanco, al ente, queya ha recibido el impacto de la captación(VIII, 15). Delente real, del matemáticoy del literario, hemoshabladomu-cho: nos entenderemosahoracon un guiño. No así del entereligioso, que exige ahoraespecialesdesarrollos. Y sealagamade la intención, dondela palabra“normal” significaráfrecuenciamayor, y la palabra“anormal”, frecuenciame-nor, sin nebulosaspreocupacionespsicopáticas.

1) En el conocerobjetivo y normal. Esteconocerse re-ducea la recepciónde un datonuevo,y lleva unanota,máso menostenueo patente,de sorpreSa.El dato.vienede afuera,por su propia virtud. Si hubierasido solicitado, sería yaun conocersubjetivo,normal,del tipo quellamaremosobvio.Aquí, por hipótesis,no ha habidopreparaciónvoluntaria ointención. Ordenreligioso:los encuentroscallejerosdel Buda—miseria,dolor y muerte—lo muevena la reflexión sobrela vanidadde la hum.anaexistencia,de quepartirá su doc-trina. (Referenciaa la “conversión” de estímuloobjetivo.)Ordenliterario: D:au.dety la inspiraciónde suArlesiana,aloír los gritos de unasm.ujeres.* Referenciaa los estímulosgenético-sensoriales(VII, 19 y n.; VIII, 30)- El discrimen,.enraizadoen la percepcióndel dato,se despliegaen la ulte-rior elaboración,ya en el interior de la conciencia,ya en laejecución o poética.

2) En el conocerobjetivo y anormal. Objetos de la alu-cinacióny la pesadilla,quetambiénpuedenasumirulterior-mentefuncionesde revelaçióareligiosao inspiraciónlitera-ria. Aquí, de nuevo,la intencións6l~oapareceenestaposibleelaboracióna posteriori. El objeto.de la alucinaciónse sus-tituye en concreciónde notasal objetonormal,aun cuandoe1sujeto desconfíe,como decía Bremond. La alucinaciónde

* [Obras Completas,XIV, pp. 125 y 280.]

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la droga sólo es intencionalo provocadade modo general,pero no el objeto preciso,imprevisible en principio. Romeoelogiaal honestomercader,porqueel venenoque le vendeno engaña:Romeoya sabequeha compradosumuerte.Peroel vicioso de la droganuncaconocede antemanoal fantasmaqueacudiráasucita. (Referenciaal espiritista,queavecesevoca al espíritu por su nombre,y otras vecesrecibe a unhuéspedinesperado,quehastapuedeser un “duendechoca-rrero”, ¡ estevengadorimplícito en el fraude!) Los habitua-dosaseguranque logranconla drogaunarelativacoherenciade “sueñoscontinuados”.Así tambiénla imagende lapesadi-lla, imprevisibleenprincipio, sueleserrecurrente;y creoquevoluntariasólo llega a seren casosexcepcionalesde técnicapsíquica. La pesadillada unaelaboraciónulterior de supers-ticiones folklóricas y augurales,castade revelacionesdescas-tada.~(Referenciaa las premonicionesobjetivas, presenciassonambúlicas,provocacionesde sugestióno fascinación,etc).

3) En el conocersubjetivo y normal. Aquí no hay pre-senciaantelossentidos,sólo presenciasanteel espíritu. Pue-den seresperadas,conscientementeprovocadas,y éste seríael caso obvio queno necesitaexplicación. Puedentambiénser inesperadas,nocionesde apariciónespontáneaen que nosabíamoshaberparticipado. Orden religioso: iluminación.Ordenliterario: inspiraciónen general. (No confundir“ins-piración” con “excelencia”.) Esta captación instantánea,como por derrame del rapto literario o del religioso, yahemosvisto quese dahastaen el pensarcientífico (III, 29 y38). Puedeinterpretárselatambién como explosiónde lohomogéneoespiritualy latentesobrelo heterogéneoevolucio-nado. Lacordairediría: “el rayoadánico”.* Teológicamente,es reflejo de la inteligencia angélica que deja inútiles lasandaderasde la razón. Precipitaciónde unasimiente divi-na,ponderaDante. Inoculación,defineGoethe. El discrimenentreel casoreligiosoy el literario es de ordensemántico.Yse hacemásmanifiestoen la elaboraciónulterior, internaoartística. Así dice Valéry que el primer versolo dictan losdiosesy el restodel poematiene el poetaque engendrarlo

* [Cf. la p. 211; Al yunque, México, Tezontle, 1960, p. 97, y Obras Com-pletas, XIV, p 22.]

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conscientemente.El matiz es cambiante.En rectadoctrina,se admite una vaga preparacióno solicitación previa. Lafe se da a quien la espera. La esperapuede ser lúcida oadormecida.Sin dudaClaudelestabamaduropara la creen-cia, cuando lo iluminó el relámpagoal encontrarsecon “elmilagroRimbaud”,encuentroal queClaude!atribuyesucon-versión,acasoexagerandoun poco. Tambiénla inspiraciónliteraria prendesólo, como la semilla de la parábola,en elterreno propicio. Cuando Urbina grita: “Amanecí poeta.¡Buenos días!”, es que,desdela víspera,había anochecidopoeta.

4) En elconocersubjetivoy anormal. Reformemosel re-fráncomohacíaQuevedo:“Místico, poetay loco, todoslo so-mos un poco.” Y es creenciageneralque el místico y elpoetason siemprealgo“chiflados”. Por dondese notael des-lizamiento de lo “poco frecuente”a lo “anormal”. La An-tigiledad —Sócrates,Platón, Demócrito, el mismo Aristóte-les—exigende lapoesíacierto arrebatodelocura.AristóteIe~analizael cadáverdel poema,dandopor supuestala previainspiración,peroen ningunapartela niega,y avecesla alu-de tímidamente:caefuera de su oficio, esoes todo. De pa-rejomodo,SantoTomás,mientrasse aplicaala demostraciónracionalde la doctrina,da por aceptadala fe, queconstante-mentealude en su discurso; es base de su oficio, eso estodo. Cumbre angostaen que se puederodar de un lado ode otro, y en quesólo por hazañade equilibrio se sigue defrente, contemplandoaun tiempo las dos laderas:fe y ra-zón. La doctrina sacratrazael límite allí dondeaparecelaautoridaddefinitoria del dogma. En cambio,el Gay Sabersólo choca contrala sensaciónestimativade épocasy socie-dades. Jalonarfronterasde la enajenaciónno nospertenece.El declive es tan escurridizo,quehay locos quesólo lo sonpor simular su locura. Pero ni la mística ni la poesíasesimulan. Los ángeleslabranparaSanIsidro; el árbol cantaparael poeta. Lo queel mundopienseno importa.

34. Gamade la compulsión. 1°Concluimosdel excursoanterior que el orden religioso es más compulsorioque elliterario. Entre el ente divino y el ente a sabiendasficti-

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cio cabeun universo;así como cabeotro entreesteente fic-ticio e inmanentede la literaturay el ente ficticio sometidoaulteriorvalidezdeductivade la matemática;y todavíacabeotro universomásentrelos entesmatemáticosy literarios ylos objetoscientíficos e históricos. Estosuniversos son losabismosdel deslinde,por dondehemosprocuradoviajar sinvértigos.

El ente divino trae compulsiónóntica. El ente literariotrae, parael que lo crea,sólo unacompulsiónvocacional;yparael quelo recibe,sólo unacompulsiónconvencionaly pro-visionalmenteaceptada.Examinemosestosdossentidosde lacompulsiónliteraria: 1) creacióny 2) recepción,y confron-témosloscon la compulsiónmística.

1) La compulsiónen la creaciónliteraria es de gradomenorque la mística,a) no sólo por intensidaden los casosgenerales,b) sino tambiénpor significadoen todoslos casos.

a) Por intensidad,se danen la vocaciónliteraria com-pulsionesde intensidadsuma,peroquedifícilmente llegaríanal extremode la vocaciónmística. Claro quehay unanece-sidad en la vocación literaria. Así vemos que, con extrañafrecuencia,el poetase abre pasohaciasu destinoentrelasprotestasfamiliares y las maldicionesde todos,como en elpoemade Baudelairequeaunel dulce Gautierha comentadocon amargura. Hastapuedeser que así convenga,a juzgarpor la ejemplarhistoria del ramplón Chapelain,único niñoeducadopremeditadamenteparaser poeta. Poetay místicoson hijos de la mala vida: “~Sígueme,y olvida los nombresde tu gente!” Ovidio, reprendidopor su padre, le ofrececonsagrarseal derechoy no hacermásversos. Perola cartaen que se disculpale sale en verso! Heme juegay pierdelaherenciaa la caray cruzde dospalabrasrimadas. Y la vo-caciónobligó a la pobre Sor Juanaa refugiarseen el claus-tro, parahuir de un mundo inoportunodondeunamujerconletrasno teníasitio, a reservade que la estupidezinstitucio-nal se vengaraal fin, privándolade suslibros: propiapatrañadel sabioencantadorFrestónque,por las piadosasmanosdelCura, el Barbero,el Ama y la Sobrina —~Dioslos perdo-ne!—, dio al fuego con la biblioteca de Don Quijote.* Hoy

* A. R., “Frestón”, en El Cazador [1921; Obras Completas,III, pp. 157-9].

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sabemosque la vocaciónliteraria contrariadaproducedolen-cias y perturbaciones.

b) Por significado,la compulsiónliteraria es asuntodepsicologíaprivada,no de exigenciametafísica. Pertenecealorden particular, no al universal. El poeta, para su buenrégimenpersonal,necesitaque le dejenen libertad de crearsus entes. Y en casosextremos,hastapuedeenfermarsi locoartany lo privan de esta actividad; pero no teme conde.narseen el sentidomístico,comoelcreyentequeprefieremo-rir a abjurarsus credos.

2) La compulsiónen la recepciónliteraria es exactamen-te la “suspensiónvoluntaria del descreimiento”,que decíaColeridge.* Quienniegueoídosa estacompulsiónconvencio-nal sólo pierdeun goce: allá él. Seráuna personainferiore intratable,perono va apasarlenada. Aquí sí quese tratade unacompulsiónmínima por intensidada la vez queporsentido. El quepodemosllamar creyenteliterario entiendelo quedice Arriaza de la pintura:

- el mismo sol seasombrade no poder dar luz al rasgo oscuroque condenó el pincel a eterna sombra.

Y cuandoescuchala copla popularandaluza:

Que estámi almita másnegraquenocheen eldescampao,

todo el sol del mediodíaes impotenteparaalumbrarel ins-tantede negruraque inundasu ánimo.

El no creyenteliterario pasade largo sin oír más quevanos ruidos. Lamentable;pero la compulsióncultural noposeebasescomolas que fundanla fuerzade la compulsióncatequista,y aun entrelos más preocupadosde la compul-Sióncultural,haymuchosquesiguensordosalasletrashuma-nasy, en el fondo de su conciencia,no les concedengrandeimportancia. estospiensan,como Saint-~vremond,en el pa-sajeya citado (VIII, 5 n.),quelas letrashumanas,alo sumo,son “útiles parala conversación”.

20 La gamade la compulsióncorresponde,desdela otraorilla, a la gamade la intención. Ya nosvamostransportan-

* [Cf. Obras Completas,XIII, p. 302.1

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do del tirador al blanco,al blanco dotadode poderatractivo.Vemos que la compulsiónentrañapeligro y sacrificio. Porahíha puestoHeideggera la modacierta cita de Hólderlinsobreel peligro supremode la poesía. Estepeligro sube depunto en la compulsiónreligiosa. La revelaciónestáen lafuentedel dogma,pero lleva riesgoscomo todo premio su-perior. Desdeque se interponela autoridadmediadoradela Iglesia, recibir unarevelaciónes caeren sospechade he-rejía. Santa Juana muere en la pira; JoséLumbroso esarrumbadoen las cárcelesde la Inquisición.

Tal es la compulsión exterior y dogmática,que corres-pondea la compulsiónvocacionalo íntima de la literatura.Estesentidocompulsorioen lo externoy en lo internopuedegeneralizarseal sentidocompulsoriode la verdaden todoslos órdenesteóricos:seala verdadestética,tiranaen sureinoindependiente;seala verdadde abstracciónestructural,enla matemática,esclavade sí misma; sea la verdadnatural,impuestaa las disciplinasdel sucederempírico.

Pero (atenciónal discrimen) la verdadteológica se de-clara compulsoriapor absolutanecesidadmetafísica;la ver-dad lógico-matemática,por coerciónintuitiva y trabazónde-ductiva; la verdadde la historia y de la ciencia real, porcorrespondenciacon las comprobacionesempíricasdel mun-do exterior,y en partetambién, por coercióndel discurso;la delasbellasartes,poracomodaciónestética,y tambiénporacomodaciónejecutivaalos elementosdel mundoexteriorquemaneja;la de la literatura,por acomodaciónestéticade na-turalezalingüísticay por expresiónde la ficción literaria. Ytodavíaen las cienciasreales,segúnla invasiónde lo subje-tivo humano,encontramosun máximo de contenidometafí-sico en la ética que,como decíaKant, crea ella misma susfines, conforme a imperativosno dictados inmediatamentepor la naturaleza.Creasus fines, no sus objetosen el sen-tido en quehemoshabladoantesde la creaciónde objetosabstractos(VIII, 19). Pueslos objetosde la éticason el yoy el prójimo, que no hemos inventado nosotros (III, 52,57-2v).

En suma,queapartede los orbesrígidosaqueno podríaescaparel espíritu y apartedel mínimo de realidad,todo lo

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cual fue examinadoen el capítulo vi, la literatura,compa-rada con los órdenesno literarios,pareceextraerde sí mis-ma su verdaden grado muchomayor que las otrasposturasteóricas,y tal es el sentidode su inmanencia(VIII, 21).

35. La prueba de Dios. Démos un paso más. Nos acer-camosdefinitivamenteal blanco. Desdeel punto de vista dela adquisición,el ente divino se convierteen la revelaciónoen la pruebade su existencia.El valor de la revelaciónensí no nos incumbe,y fenomenalmentela revelaciónestáyadescrita. La pruebade la existenciade Dios no nos corres-ponde para juzgar de su validez teológica, sino en cuantodescubrela estructuradel pensarreligioso y es en síntesistodo el asuntode la teología. Además,al examinarla his-toria delproblema,encontraremosya formuladoy comoman-dadohacerparanuestrouso el contrasteentreel ente divinoy el ente literario ficticio.

Volvamos a los tiemposáureos(VIII, 23). Lo másuni-versal es lo más verdadero.Lo universal absolutoes Dios,verdadde lasverdades.Lo menorderiva de lo mayory nun-caa la inversa. De aquípartenlas pruebas.Antes de llegara la elaboracióncanónicade talespruebas,se ha recorridoun largo tránsitopor las doctrinasplatónicas,estoicas,ploti-nianas,hastala patrística,así comoluegoviene otro tránsitoentrela patrísticay la medieval, dondeson perceptiblesdes-víos, mezclas,divergenciasqueseguramentehacencrisis enel misterio de la Trinidad. Las pruebasde la teología sonescriturariaso escolásticas.Lasprimerasson asuntode reve-lación y presuponenlas segundas,o seaque presuponenlademostrabilidadde la existenciadivina. Sólo éstasnos afec-tan. Se clasificangeneralmentede la siguientemanera:*

JO Psicológicas. ideas innatas e inconmovibles,de ver-dad,bondad,justicia, etcétera,querequieren,por unaparte,la participaciónen las respectivasespeciesuniversales,y, porotra, la inmutabilidad intrínsecacuya eternidadsólo puedevenir de Dios. A estasdos fasescorrespondenotras dos deordenpsíquico-ético:la deontológica,ley moral quesupone

* Dr. A. Amor Ruibal, Los problemasfundamentalesde la filosofía y deldogma,vol. VI.

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un legislador;la eudemonológica,deseoinnatode la inmor-talidad feliz.

20 Cosmológicas.Derivandeluniversovisible. Lasprinci-pales:físicas,ordeny bellezadel mundo;antropológicas,na-turalezadel almay del compuestohumano;teleológicas,fina-lidad quese observaen la cosas;cineológicas, mutabilidadymovimiento de los serescontingentes.

3°Metafísicas. Contingenciadel mundo,cuyo ser finitoy temporalexigeuna causainfinita, eternay necesaria.

40 Ontológicaspor antonomasia.De la ideade Dios comoel mayor serpensable,se infiere su existenciareal.

Estaspruebassuelenandarmezcladas.Para la sola re-presentacióndel ente, nos importanexclusivamentelas onto-lógicas,con algunareferenciaa las psicológicas. Lo demáses asuntode filosofía religiosa. Laspsicológicas,sisternadaspor SanAgustín,asumencierta vigenciageneralpor su cohe-rencialógica y por su conciliacióncon las ideasneoplatóni-cas. En SanAnselmoencontramoslas ontológicas,por cuan-to prescindede las ideasinnatas. En San Buenaventura,lainsistenciaen el intuicionismoy la mística. En SantoTomás,el esfuerzopor fundirlo todo en el aristotelismo.

La labor escolásticaen cuantoa la pruebade Dios se des-arrolla en tresetapas:1) la empírica;2) la dogmática;3)la crítica.

1) La empírica. Escolásticaprimitiva de SanJuanDa-masceno,merayuxtaposiciónsin valuación. Etapapreansel-miana.

2) La dogmática. Clasificación de valuacióno catego-rías. De San Anselmo a Santo Tomás, con variantesmúl-tipi -5.

2) La crítica. Periodode la teoríaen quehay ya selec-ción, aceptacióny rechazo. Se inicia en Santo Tomás, seacentúaen Escoto,degeneraen Occam,Bid, Cusa.

Los saldosde la primera etapaderivana la segunda,ylos de ésta son tamizadosen la última. La primera se re-suelveen las siguientes. La última toma susfuentesen lateoría de las participacionesde las criaturasen el ser delCreador,en la teoría peripatéticade la potenciay el acto,yen la teoría aristotélicadel movimiento,quepadeceuna eh-

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minaciónsucesivadesdeEscotohastaCusay Galileo, y quehemosvisto aúnpalpitaren las pruebasmatemáticasde Leib-niz (VIII, 13).

No necesitamosla historia íntegradel problema. Nos fi-jaremosen San Anselmo, dondeencontramosel argumentoque importa a nuestrodiscrimen.

San Anselmo, ocho siglos más tarde que San Agustín,halla que ésteconcedeuna peligrosasupremacíaa lo sub-jetivo, tal vez porquedeja abiertoun hiato y comienzaconsu escalagriega, admitiendoya un ser creado, de cuya al-ternativacon Dios va a resultarla pruebabuscada.SanAn-selmo se apoya en una entidad metafísica que resista elanálisislógico. Su pruebaes triple: a) Por la participaciónmayor o menorde las cosasbuenasen el bien, el cual tienequeexistir encimade ellas, lo que refuerzaa SanAgustíncon doctrinasneoplatonizantesy seudo-dionisianas.b) Porla participaciónde las cosasexistentesen el ser sumo, dedonde aquéllasnecesariamentetoman su existir. e) Por lamutabilidadde las cosasfinitas que,por sólo participar delSer en mayor o menorjerarquía,demuestranal Ser. El ar-gumentoontológico se refiereal punto segundoy, como con-secuencia,al tercero.

Dios, dice el obispo de Cantórbery,es el mayor ser oente pensable.Si Dios no existiera,tal sumoserpensablenoseríaya el mayor,puesun ser inexistentees a fortiori infe.rior al ser existente. El argumentoontológico se desmenuzaen tres postulados:1) si tenemosverdaderaidea del entemás grandeposible,o sólo una representaciónaproximada;2) si tal idea, concediendoque la alcancemos,respondea laverdaderaidea de Dios; y 3) si supuestolo primeroy lo se-gundo,de la idea del sermásgrandese concluyenecesaria-mentesuexistencia.Lasobjecionesde los teólogos,encuantoa que estostrespostuladospresuponenlo quepretendende-mostrar, no nos incumben. La pruebade San Anselmo sereducea esto: si Dios es pensable,sólo se lo puedepensarcorno existente. Y como en la atmósferamentalde la épocase pensabaen función de Dios, la pruebaes completa den-tro de esoshábitosmentales. Sin embargo, tal pruebaen-contró opositores,y reservamosparamásadelanteestedebate

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por lo que interesaa nuestroobjeto. La respuestade SanAnselmo a las objecionesque se le opusieronno fue feliz yni siquieratrasciendea la historia ulterior del problema. Laprimer posturade San Anselmo (Prosologio) es ontológica.Su segundapostura o defensacontra los ataques (ContraJnsipientcm) evoluciona inesperadamentehacia la posturapsicológicay mixta, a la manerade las pruebasagustinianasa posteriori. El mismo Santo Tomás, que tercia más tardeen el debate,sólo pareceteneren cuentala primera posturade SanAnselmo. De ella derivantambiénhastacierto puntolas ulteriorespruebasde Dios queencontramosfuera de laescolástica:Descartes,Malebranche,Leibniz, Flegel, aunqueen todos ellosaparecennuevasmodalidades.

Paraapreciaren todasu nitidez la verdaderafuerzadelargumentoteológico,sin perderseen las marañasde razona-mientosni entrar siquieraal fondode la cuestión,bastaconexaminarel esquemalógico de SantoTomás,tal como se loaplica a lo largo de la Suma. Tal esquemase reducea lossiguientestérminos:

1°Dificultad o problemaqueel argumentoescolásticoseproponedestruir (Ad priínum sic proceditur), a lo quesue-len seguir algunosPraetera.

2°Objeción (Sed contra), en que apareceel argumen-to de autoridad:ya la fe, ya la SagradaEscritura,ya unademostraciónanterior que, a su vez, se fundó en la fc o enla Escritura:tipo comparableal último ente o consecuenciamatemática,cuandose lo erige en nuevo postulado (VIII,15-ay b).

3°Conclusión,queva marcandolas etapasganadas(Res-pondeodicendurn).

De suerteque,sin el artejo segundofundado en autori-dad, no habría demostraciónposible. Y, desde luego, elconceptode la demostraciónque invade la obra es de puralógica aristotélica. Y aquellalógica fue una ontología, unconcederpreviamentela existencia.

Tal es,en espectro,el pensamientoescolástico. Al orga-nizai-lo, SantoTomásnos deja advertir con todanitidez quesólo adelantapor compulsióndogmática. Juntoaestaescalade hierro, el pensamientoliterario es unaescalade aire. El

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entedivino impone al sujeto su existenciaen unaalternativaque parecedecir: —Te ordeno pensarme;y puesme pien-sas,existo; y pues existo,pudeordenarteque me pensaras,etcétera. Y así en ciclo cerrado. El pensamientoliterariofue, en cambio,el solo creadorde sucriatura. Una vez con-cedidala Creación,claro está,y todas susulteriorescontin-gencias(VIII, 34).

36. Confrontacióninversa. La literatura vista desdelateología. Pararedondearel examen,veamosahorala litera-tura desdela teología,pidiendo las gafas al Ángel de lasEscuelas,salva reverenhia (VIII, 23).

El ente religioso se reduceal serdivino, del queson en-tidadessecundariasy dependienteslas categoríasangélicas,las milicias de santos y bienaventurados,las almas inmor-tales. A la plenitud ontológicacorrespondeel serabsoluto:Dios es,Dios no sucede.Conformedescendemosla escala,en-contramosya el suceder,primero en modalidadsingular yextendidoen tiempo sui generis. Ya el ángel admiteel su-ceder. La caída de Luzbel es una manerade historia mís-tica. Lo es también,en conceptoy fueradel reconocimientoexpreso por la Iglesia terrestre,la admisión en la cohortede los santos. Lo es, en igual sentido, la salvaciónde unalma despuésde la muerte corporal o tras el procesodelpurgatorio. En cuanto a la Cristología, admiteya un tintehistórico másconcreto,por cuantola Encarnaciónaceptalaantropologíay consientela biografía. Parael pensarreligio-so,por entrematicesde doctrinasy sectas,el sery el sucederde las entidadestienen una virtud compulsoria. La virtudcompulsoriaes interna y externa: interna si nace de la fey de la mística,externasi de la Iglesia reconocida. Se tratade creenciasnecesarias,imprescindibles,órdenesteóricosdeentenderel mundou órdenesprácticosde conducir la vida,dictadospor la tradiciónde los jefes metafísicosy sustentadaésta en las revelaciones. Tales creenciasno requierenserdemostradas.En torno a su fortalezay paradiversosfines,la razónse limita a haceralgunasguerrillasauxiliaresy unaque otra salvade respeto. La teologíano es másqueun co-mentarioespecialsobreel asuntode la fe establecida;no es

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ni podríaserunaverdaderaprueba.El Dios que se discuteno es el Dios de las religiones,sino esesu lugartenientequese llama Dios de las filosofías.

El ente literario, múltiple y particular por esencia,pueshay tantosentescomohay poemasy poetasy aunconfigura-ciones literarias anterioresa la obra o definitivamentetáci-tas, está tramado en un sucedersingular, intencionalmenteficticio, interiora la mentehumana,subjetivamenteintempo-ral, pero susery su sucederse confunden. El queexista omásbien aparezcaes ya cosade notahistóricaque—conce-dámosloa los antiguos—en cierta maneraimita a la natu-raleza por cuanto es remedodel sucederempírico. En elsentidotomasiano,ni siquierahay creaciónpoética,porqueel arte essola forma, y la forma no proponeverdaderano-vedadontológica,sino sólo novedadcombinaday metafórica.La forma potencialpreexisteen la materia,elhacerartísticose funda ya en naturaleza,y ésta descansaen creacióndi-vina. El arteno puedeinducir formassustanciales,sino porvirtud de naturaleza.Las formas artificiales o artísticas“nuevos son accidentes”y se reducen —como la inven-ción literaria, segúnGoethe,objetandoal que le hablabade“originalidad”— acomposición,ordeny figura, anuevaes-tructuración fantásticade lo ya existente. Ante lo uno ab-soluto,supratemporale imperioso,el ente literario es múlti-ple, fingidamente temporal, e indiferente por cuanto alentendimientodel mundoy a la conducciónde la vida, salvola necesidadde expresiónformal, particular por naturaleza,que Santo Tomásle da de gracia (Compulsiónvocacional:VIII, 34).

37. La Isla Encantada. Estamosya en el momento deapreciaren todo su alcancela objeción levantadacontralapruebade San Anselmo.

He aquí que el monje Gaunilón —el Kant medieval,segúnHegel—, comienzaa objetara San Anselmoen térmi-nos queparecenpensadosde propósitoparaponer fin a estanuestraodiseadel deslinde.

GAUNILÓN. Si Dios existe sólo porque puedo pensarlocomo existente,entoncesexistetambiénuna Isla Encantada,

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puestoque ahoramismo estoy pensándola.Esto sin contarcon que el insensatopiensa en Dios como en una cosa noexistente.

ANSELMO. Dejemosal insensato.La proposiciónqueaélse refiere no es másqueun equívocosobrela palabra“pen-sar” o “concebir”. En tal caso,no se trata ya de Dios, sinode unapalabrahueca,puestoquese niegael objeto queelladesigna. Entoncespodríamosdiscutir sobre el aguasecaoel fuego frío, puesque se los puedementarsin poderpensar-los. En cuanto a la Isla Encantada,es perfectamentepensa-ble, pero el paso de la idea a la existenciasólo se da pornecesidaden el ser infinito, único paraquien vale la prue-ba, y no parael finito. La existenciano es esencialen laIsla, y sí lo es referida a Dios. Los atributoso cualidadesde la Isla soncontingentesy dependientes,mientrasqueDioses absolutoe independiente.Preveodesdeaquíque, dentrode muchossiglos,habráun cierto Spinozaque diga: “Estoyhablandode ideas,y no de pinturasque se le forman aunodentro de la cabeza.”

Ya tenemosaquíel contrasteclaroentreel ente religiosoy el literario. El ente literario ni siquieraestá obligado aexistiren el sentidoontológico. No sólo las “pinturas” o ima-ginacionesde Spinoza: la misma palabrahueca, el mismoabsurdomentabley no pensable,la Isla Encantada,el AguaSeca,el FuegoFrío, existenliterariamente—aunqueno ón-ticamente—en cuanto se los nombrao conjura. La poesía,como dijo en frase intachableel trágico Agatón, es dueñade todas las probabilidades,aun de la probabilidad de loimprobable. La imposibilidadpuede,en el ordenpoético,serconvincente,dijo Aristóteles (II, 25; VI, 2). Todo lo pen-sable,dijo Demócrito,existede algunamanera. Y nos atre-vemosaañadir:parala poesía,existetodo lo mentable.

La Isla Encantadano existe para la ontología. Sedcontra, asumeunaextrañavida metafóricaen cuantolevantala manoel torvo monje Gaunilón. Surgedel abismo,mági-ca y loca, y se arrima por aquellaorillada zona del espíri-tu todavíaplástica,todavíano policiada;aquelladesdedon-de todavíase columbra,abalcón abierto,otra posibilidaddenaturaleza,otra estructurade la creación,quemal podríaser

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ajena a la infinita posibilidad de crear; sin límite ya en lamismacontradicción,quea lo mejor sólo por nuestraflaque-za nos vencey no por su propia autoridad. Los viejos teó-logos teníana Dios enredadoen telarañascomo los enanosaGulliver. La divinidad del dogmase habíaencarceladoensu propia omnipotencia. La divinidad de la poesíacontinúaproliferandomilagros—con licenciade Dios, si así le placea la creencia—,y por esoinfundedesazónal oribe delrazo-namiento,cuyadelgadaherramientadejainútil.

Pero estos desorbitadosengendrosno intentan bajar acompetircon las realidadesque la policía custodia. Se que-danen torbellinoetéreoy participande la condicióndel fan-tasmachino,quenuncalo ve quien no seadigno de temerlo.Duermatranquilo elbuenseñoren quien, por desuso,se handeshechoya los canalespor dondeel alma recibesu sangredemoniaca.Nuestrariquezaes incomputableen sumercado,y no nospasapor mientesel ir a trocarla a cambiode susbiencontadostreintadineros.

Si Dios no es másqueel ente escolástico,entoncesnues-tra Isla estarádejadade la manode Dios. Si Dios es crea-ción y voluntadconstantese infinitas, entoncesquedatodavíamuchopor ver, muchoquehablar,muchasde estaspalabrashuecasque lanzar en la partida de dados,para que Diosescojalas suyas. Por dondela actitudestéticase acercaa laconfianzareligiosamuchomásde lo quesospechábamos.

Y si, en general,tal actitud no arrastrahastael campodelaspeleasasus adeptos,al punto queel dogmalo ha hechoconsusfieles, es porque el poetano le pide mása sujuegodesinteresadoqueel severoencantode jugarlo, en figura deirresponsabilidadun tanto solitaria. En el sentido abyectodel término, nadahay menospráctico que la poesía. Perola fantasíacontemplaa la razón como una de sus muchascombinacionesposibles,quesólo ha usurpadoel puestoa lasdemáspor ser la queentiendede mercado,por ser la de la“gramáticaparda”.

La Isla Encantadaenvía ciertos destelloseléctricos queacasosustentanal mundo, pero queentregadosa sí mismoslo aniquilarían. Un instinto de conservaciónobliga a lasgentes a guarecersecontra el choque directo de la misma

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fuerzaque las anima,al modo que nos defendemosdel solquenoscalienta,parair graduandosubeneficio. Y la razóntaimadamenteabresu sombrilla, y, para defendersus fue-ros, declaraque la fantasíaes juego de niños, invalidandoasí en principio cuantopudierainvalidarla.

Pero¿quési, abiertoslos océanos,asomala Isla Encan-tadasu frente coronadade rayos? La Isla estátodavíatem-blandoen la manode la creación. Y en estahoratremenda,nos quedamosdesamparadosy ya todo puedesuceder. Por-que la creaciónes una manerade cataclismo artístico queadelantaen pasode danza.

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PERORACIÓN

ESTE libro no es un alegato,sino una excursiónpor la selvade las disciplinashumanas,paraaveriguarmáso menoslossitios que la literatura frecuenta. “Enséñame,amadode mialma, dóndeapacientas,dóndesesteasal mediodía,porqueseréyo descarriadaentrelos ganadosde tuscompañeros.”*

Imposible terminar este libro con un inventario de con-clusiones. Ello equivaldríaa levantar murallasdonde sóloquise adivinar rumbos. Y si alguna vez, arrastradopor elargumento,he caídoen la boberíade pintar rayasen el agua,olvídelo el piadosolector.

Parahacermeperdonarla estridencia,tampocoquise des-tacaral final cierta definición, o másbien señalamientodelindes, cuyasolavistapuedehaceraborreciblemi intento alquede verasse acerquea las letrascon inteligenciade amor,únicaactitud definitivamentelegítima. No: escondípudoro.samente,alpie de un capítulo,mi venialpecadodialéctico,yno voy asacarloahoraparagritarlo sobrelas plazas.

Se engendróeste libro en el anhelo de dar alguna cohe-rencia, alguna figura de unidad, siquieracambiantey enmovimiento como la bandadade aves,a las reflexionesreco-gidas en el cursode la experiencialiteraria. Pero la litera-tura,por su misma naturalezatotalizadora,no podíaser re-cinto de reclusión, sino inmensa ventana desde donde secontemplala vastedaddel mundo.

Abstraeresteuniversode imágenesparticulares,conser-vándonossiempreen la posturapasivao receptiva,y sin pres-cindir de las fasescríticas,impresión,impresionismo,exegé-tica, juicio, ni de las fasesgenerales,historia literaria o aunpreceptiva,pero sin confundir jamásestasfasescon aquellainvestigaciónde orden formal; aceptarde ellas la fecunda-ción quebrota al contactodel fenómenovivo, pero sometién-doseluegoa la metamorfosissublimede la teoría,es propó-sito quepuedellevar variasvidas,y mássi se toma en cuentaque la empresano admitesercomenzadasino cuandose ha

* El Libro de los Cantares,trad. Fray Luis de Le6n.

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gastadoya lo mejor de nuestrosaños en acumularlos cau-dalesindispensables.

La teoríaliteraria quehemossoñadopodráo no llevarsea término. El primer pasoera el deslindarla literatura,con-servando,a lo largo de tanabrumadorejercicio, aquellado-ble vista quepermiteconcentrarseen los núcleossin olvidarlas dudosasperiferias. Setratabade abrir, en los flujos men-tales, un corte que nos revelasela actual madurezde lasnociones,y la garantíadel éxito era la estabilidaden movi-miento, hazañaecuestre.La literaturacircula por venasin-contablesy aveces,másque se la ve, se la sospecha.Feno-menologíadel ente fluido, hemosdicho. Pero del ente quecorrey se escabullepor entreotrosentesapenasmenospro.teicos. Sistemade lo no sistemable;rigor en lo instantáneoy fugaz; tanteodel latido, pero sin estrangularlas arterias.¡ Qué múltiple, qué movediza,qué contradictoriamenteher-mosa,qué enigmáticala literatura! Como el aparecidodeShakespeare,estáaquíy ya no estáaquí. Pudierayo contaruna fábuladel quepretendíaclavarsusombrasobreel suelo.Se entiendeque la estimaciónliteraria seatal vez el únicotribunal desdedondeel eclecticismono resultaunaramplo-nería.

Paraprecaversecontralos extravíos,hubo que tenerencuentavariosprincipios quepuedenenumerarseasí y queseaplicarona los diversosórdenesteóricosde nuestroexamen:

Aceptaciónpreviade la condiciónestéticacomoactividaddifusade la mente,aunqueespecializadade diversamaneraen las bellasartesy en las bellas letras.

Principio de fronteras,contaminaciones,ensanches,ferti-lizacionese inspiracionesmetafóricas.

Vitalidad de las nociones,desdeel imperfectodespren-dimiento u homogeneidadde origen,hastalas involucionespor desgastey desusoen un desmayode entropía,con espe-cial atenciónparael apogeoo madurezde las nociones;úni-co criterio que permitedeslindarestructurasmentales,mar-candoíndicesde orientaciónideal y permanenteen las curvashistóricas,sujetasa la contingencia.

Apreciación de los diversosgradosde abstraccióny losdiversosequilibriosde inmanenciao trascendenciaen las dis-

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tintas actividadesteóricas,parasituar en la escalael lugarde la literatura.

Decantacióny análisisde la función ancilar,sólo consi-deradaaquídesdeel punto de vista de la literatura, aunquetambién admite el sercontempladadesdecada uno de losdemásórdenesteóricos,y aun desdeel orden teórico en ge-neralcon respectoal práctico,y viceversa.

Movimientosnoéticos,ya reducidosen abstracciónmáxi-ma al tipo de esquemasdescepados,ya en su cargamagné-tica de intención,válidaen sí misma comounafilosofía delrumbo, denominadorsubyacentea lo largo de todo el libroy cuyas posiblesconsecuenciassólo nos atrevemosahora apresentir. Polo opuesto al análisis elementalo inicial deLeibniz, acaso análisis teleológico, en que la teleología sedesliguede la cargametafísicay sólo conservesu naturalezahermenéuticao de valoracióndel sentido;acasode ello resul-te algún día el programade un eclecticismointegral, muydiferentedel eclecticismoontológico hastahoy intentado.

Contenidosnoemáticos,ya en la cuantificaciónde datosquepermite concluir la universalidadde la menciónlitera-ria, ya en la cualificación de datospor entesrealese irrea-les, quepermite,en relaciónconel impulso noético,concluirla naturalezaficticia de la literatura, sustentadaen la sus-pensióndel descreimientoo admisión del crearmetafórico.

Confrontacióndel orden semánticoo de significadosconel orden poético o de formulacioneslingüísticas,para con-cluir primeroel apegolingüísticoy despuésel apegoidiomá-tico de la literatura.

Teoríassocial y lingüísticadel lenguajey teoría del im-pulso lírico en la surgentevital de mentey hablaquelo mis-mo bañael coloquio humilde que la creaciónliteraria, todoello consideradocomo especializaciónmáso menoslógica dehazañasmentalesemprendidasantesde la palabray que sesostienenen renovadapugna.

El ejercicioqueme propuseeraa la vez humildey cruel:tender un puente,y negarsea la tentación de cruzarlo; y,siendoadeptode la poesía,consagrarle,en lugarde un him-no, una sucesiónde fríos discrímenes.El deslinde nosconduce,con despiadadaobjetividad,hastalas orillas de la

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IslaEncantada,y allí nosabandonaal destino. Perosi el des-linde quedahecho,el pasoestá franco paraotrasaventuraspor el interior de la poesía,a las quehemosde dedicarfu-turos desvelos.

¿Nos dejaránllegar hastael término de la tareaquenoshemostrazado? Mientras los hijos nonatosdelespíritu espe-ran la voz que los levante, todoslos presagiosse conjuranpararecortarnuestraesperanza.Pero hemosrecogidoen la-bios de los maestrosesta sentenciade oro: —No concederal espíritusino los ociosde tranquilidady de dichaesdesde-ñarlo, es suponerquepuedehaberalgo superioral espíritu.Cerrandolos ojos, avanzamoscontrael huracán. El deslindeaspiraa señalarel progresode la fronterahumana. Juntoalos Guardianes,hacenfalta, en la repúblicametafísicadePlatón, los Exploradores. Se trata de empujar la bandera,sueñoeterno de los valientes.

Entretanto,tal ha sido el sueño,pero escasoel avance.El apeoha sido tarea de más pacienciaque gloria. Y ellibro hubierasalido másbrevesin las incidenciasdel cami-no, quepor sí solasdisculpabancierta distraccióny encanta-miento.Paramí el asuntoeranuevo,y porla brevedadnuncase comienza. La sencillez, término natural de todo proceso,no se alcanzasin sacrificio. Por lo pronto, arrojé a los piesde mis diosesalgunosde mis juguetesmásqueridos: la ve-nustezde las frasesy el deleite de las cadencias.Y me re-signé a atravesarpor camposde abruptostecnicismos.

Y todo, para obtenerun modestoresultado. Dar un des-linde no es más quedar un pasaporte.Aunque es talismánde las fronteras,el pasaporteno contieneen sí mayoreste-sorosque unas vagas señales.Ya sabemos,por Aristóteles,que la forma más desdeñablede la “anagnórisis”, o identi-ficación del héroees aquellaquesólo se vale de las marcasy cicatricesdel cuerpo,de las merasexterioridades.¿A quése reduceasí el hombre? A unaresquemadacon un hierro.¿A quése reduceasí la belleza? ¿Puesqué es la Victoria deSamotracia?Y el apeadorreplica: “Es una estatuasin ca-beza.”

Cuandola casquivanaGiocondase dejó raptar por unladrón de museosy fue, más tarde, recobrada,no la re-

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conocieronpor aquel rayo quesalta de sus ojos y quehacereír y llorar a los poetas. Los éxpertos,los apeadores,pro-cedierona la “anagnórisis”estableciendola coincidenciadelos documentosfotográficoscon las raspadurasy trama de latela. Da en qué pensar:¡la Giocondafue identificadaporsu eczema!

Lo más difícil, aquí como en todo problema, es darsecuentade que hay un problema. Nada más avieso que loobvio. Peroconcedera lo obvio la máximaatención,ya pararevocarloadudao pararesignarsea aceptarlo,es prendadeprobidadmental,es métodode asepsia,siempreaconsejablepor lo muchoequívocoquetras de lo obvio se solapa,y esla basede que han partido, en horas de desconcierto,losfilósofos Robinsones. A veces,tras larga investigación, nollegamosnecesariamentea ninguna novedaddeslumbrante.Nos conformamosentoncescon haber descubiertoque, bajouna aparienciade simplicidad, se escondíauna complicadaestructura;que, en torno a lo que se ofrecía comoevidente,hay una atmósfera penumbrosade incertidumbres; que ladudanos sale al paso con mayor frecuenciade lo que hu-biéramossospechado;quehastalas máscandorosaspremisasnos llevan, a veces,a conclusionesnadacandorosas.Habre-moslogrado cambiar simplemente—pero ya es mucho—lacertezaconfusapor la nítida desconfianza.Si esteresultadovale o no el esfuerzoque requiere,es cosaque,en recta cloe-trina, supera las jurisdiccionesdel juicio humano.

Habíaquerescatarla interpretaciónde la poesíaentrelassentimentalidadesconfusasque la ensombrecen,con manofirme de varón, y distinguiendoseveramentelo que es emo-ción,estadosubjetivotan mudocomo la mismanaturaleza,delo que es ejecuciónverbal, de esteartificio de palabras,pro-pio patrimonio del hombre. “La emoción es previa en elpoeta,y esulterior en el querecibeel poema. El poemamis-mo, la poesía,se mantieneentrelas dos personas,entre elPadre y el Hijo, igual que el Espíritu Santo,y está,comoéste,hechode Logos, de verbo,de palabras” (Apolo, ~ 9) .~

Aquí llegados,nos detenemos,pues,a las puertasde lapoesía. Caiharsis parael ánimo, edificaciónen la ética,vi-

* [Obras Completas,XIV, p. 85; y en el presente volumen, p. 478.]

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vificación en la política, compensaciónpara los vacíos delmundo,enriquecimientode la especie,caminode la humani-zacióndel hombre,guíaen tormenta,brechaen ahogo—ellaliberta, ella levanta: no sin henchir antes de arrullos, aimagen de la canción de Ariel, las pausasde la noche deFausto.

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IIAPUNTES PARA LA TEORÍA

LITERARIA

NoTIcIA

Los presentesApuntespara la teoría literaria, cuatrocapítulosma-nuscritos e inéditos de Alfonso Reyes, constituyen “lo salvable” desu proyectada Teoría de la Literatura. Al publicarlos hoy como com-plemento indispensable de El deslinde no se contraría un momentola voluntad del autor: a últimas fechasReyesreelaborópáginasaná-logas en Al yunque (México, Tezontie, 1960), libro póstumo quedebeconsultarseal mismo tiempo que los vois. XIII, XIV y XV delas Obras Güinpletas. Que Reyesteníaprevistala publicación de es-tas páginasy que las identificaba corno “lo salvable”en el proyectofinal de sus Obras, podemosinducirlo de lasnotasbastanterecientesque agregaba a su manuscrito (cap. i, notas2 y 3). Páginasescritashacia 1940 en su mayoría, no dejaron de crecer ni de reclamar aten-ción y vigilancia. Es lo menos que, por nuestra parte, hemospodidoofrecerles, desde la selección y copiadel manuscritohastala anota-ción conformea la norma quenos hemos impuesto.

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1. LOS “CARACTERES” DE LA OBRA LITERARIA

PARTO del cero, de lo obvio y evidente,al modo de Aristóte-les. El bajardesdelo másalto ofreceel riesgode deshacerseen el aire muchoantesde llegar al suelo.

Paramejor explicarnos sobre el fenómeno literario, lohemoscomparadocon los fenómenosafines, ya en cuanto alos respectivosprocesosmentales,ya en cuanto a los datosque ellos recogen(El deslinde: prolegómenosa la teoría li-teraria) - Al deslindarlode los otros producto~,reconocimosdos valoresprincipalesen el producto literario: el formal,uso estéticodel lenguajey el psicológico,que resultade laficción. Al valor formal o estilístico perteneceel serdel fe-nómeno; al psicológicoo semántico,la información que eltexto de palabrastraiga consigo. (Los términos “estilístico”y “semántico” se usanen su sentidomás general,y no en elespecialque ciertos métodoscríticos dan al primero, o quedan al segundola filosofía —Locke, etcétera—o la filología—Breal, etcétera—.) Los dos valoresse manifiestanen ca-racteres del producto literario.

Pongámonosde acuerdosobreel vocabularioprovisionalqueadoptaremosparaesteestudio,a fin de entendernosy afin de evitar circunloquios. Distinguiremoslos caracteresge-neralesde losparticulares.Caracteresgenerales:forma ‘y ma-teria. Caracteresparticulares: asuntos,géneros,temasy ele-mentos.

Estasdenominacionesson flexibles y cambiantes.Parapenetraren esta selva hay que abrir atajosque a vecesseentrecruzan,y otras, se confunden. El queun ángulode vi-sión, en la rotación del objeto, derive insensiblementehaciaotro, no debeperturbarnos.Lo quepor un lado nos aparececomo un “elemento”, por otro puede aparecernoscomo un“asunto”, un “tema”, un “género” y hastauna“función” (dequepor ahorano hablaremos).Sólo estesistemaenvolventepermite describir la cosa literaria, por proyeccionessucesi-vas. Y nuestropropósito es siempredescriptivo, nuncapre-

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ceptivo: lo quees, lo que se hace,y no lo que debieraha-cerse. (Si es queaquíexiste código legítimoal cual referirun deber.) Además,por fuerza, nuestrasgeneralizacionessólo tienenun sentidorelativo, de conjunto. El vocabularioprovisionalirá cobrandofisonomíay relieveamedidaqueloexpliquemosy apliquemos. Acépteseque, de momento,pa-rezcademasiadoindeciso.

La forma es el carácterestético y correspondeíntegra-menteal valor formal. La materiaes el lenguajey corres-pondetambién íntegramenteal valor formal. El asuntoesel contenidomismode la obra y correspondeíntegramentealvalor psicológico. El géneroes el tipo de tratamientoy re-presentaunamezcladel valor formal y del psicológico. Lostemassontipos de forma o de asuntoen quepuedepredomi-nar uno u otro de los dos valores,y elásticoshastael puntode confundirse,en suensanche,conel asuntoo con el géne-ro de la obra, y en su mayorestrechez,concualquierade loselementos. Se los consideraaparteporqueposeenuna notaespecíficaqueadelantese indicará.

Los elementossonlos detallesartísticosde la ejecución,ytambiénpuedenmezciarseen ellos,bajo proporcióndiversa,el valor formal y el psicológico. La Plegaria sobrela Acró-polis, deRenan,es unaformacuyamateriaes la lenguafran-cesa;suasunto,la mostraciónde la culturaclásicagriega;elgénero,un ensayoen monólogodel autor; los temas,las alu-sionesal arte antiguo;los elementos,por ejemplo, las frasesen letanía. Al instantese ve que estasdenominacionessonflexibles y provisionales,comoya se dijo.

De estoscaracteres,unosson necesarios,y otros,contin-gentes;,unos condicionados,y otros, arbitrarios. La formaes necesaria,porque sin valor estéticono hay literatura (alo sumohabrámateriabruta, canterade documentos)- Lamateriaes necesaria,porquesin lenguajeno hayliteratura,yno lo son aún las comunicacionesdel ideograma. El asuntoes necesarioporque—aun cuandose disimule— sin conte-nido no hay literatura,y el mismo disimulo de asuntoasu-me, por boomerang,valorde asunto:lo cual, por lo demás,escaso extravagante.Pero el asuntono es condicionadoa laforma o a la materia,sino cuandose reducea un mero pro-

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blema de estilo o virtuosismo (caso excepcional:sonetoalsoneto,décimaa la décima,etcétera).El géneroes contin-genteen general (paraun moderno,pues no siemprese loentendióasí), y condicionadoa veces,porque ni el géneroes molde absoluto,ni todo asunto,hoy por hoy, determinanecesariamentesugénero. Aunque¿quiénno ha dicho “estanovelaseríamejor vueltacomedia”? Los temasson arbitra-rios en general,aunal confundirseconel asunto,porqueniel autor estáobligadoaecharmanode esteo de aqueltema,ni cuandolos usatiene querespetarnecesariamentesus ras-gos tradicionales:en tal discurso,por ejemplo, decimosqueFulano“se quedócorto” porque“se saltóun tema” que muybienpudohabercitado;peronadalo obligabaaello, amenosque se trate de una deficiencia en la información o en elrazonamiento.Y el otro autor,porejemplo, tocóel temadelFiloctetes,pero no paraestudiarloen sí mismo,en su tradi-ción comoharíaun mitólogo, sino parausarlocomo símbolodel creadorliterario que,segúnél vive afectadode unahe-rida incurable. Los elementos—en su mayoría, formasdefrase— son arbitrariospor naturalezay dependende la vo-luntad artísticadel autor.

Estoscaracteres,en conjunto, admitenunavariabilidadquepuedeserde diversosórdenes.En general,ella dependede la capacidadartísticadel autor, con el límite naturaldelas posibilidadeshumanas;pero, además,la materiatiendeacontenersepor el estadode evolución de cada lengua; elasunto,el género,aun los temas, tienden a contenerseporel estadode la épocaliteraria; y los elementos,dentro de lapreferenciadel individuo o la época,tiendena la permanen-cia. Claro es quelas innovacionesy revolucionesensanchan,en lo posible,o alternanaquelloslímites quesólo poseenca-rácterhistórico.

Examinemosahora,uno auno, los caracteresgenerales,ydespuéslos particulares.

La forma es común a todo productoliterario, amanerade intenciónu orientaciónquele da su peculiardestino. Nose la confundacon aquelpensamientoprevio que la precede,comouna aura. l~ste,másque a los estudiosliterarios, co-rrespondea ios psicológicos. Los métodospsicológicospro-

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curancomenzardesdeese tanteo íntimo el conocimientodela obra. (Ver mis ensayossobre“Los estímulosliterarios”y sobrelas “Etapas de la creación”.)* La forma no existepor sí misma,sólo incorporadao impresaen la materia,aun-queel solo hechode que se traduzcaunanovelao un poemade una lenguaa otra nos indica un margenmínimo de des-prendimiento,mayor o menor según la traducción,la cualpuedeserimposible, correctao mejorqueel original, ya porsuspropias condiciones,ya por las del traductor que le cayóen suerte. Como fuere, la forma es una realidad exterior(auncuando,por ejemplo,se compongaen silencio y de me-moria un soneto,nuncarecitado ni escrito)- Pero la formano agotala materia,porqueno todahablatiene intenciónnivalor estéticos. Es uno de los usosde la palabra,nadamás.Así, la forma del busto está impresaen un fragmento demármol, pero no es todo el mármol, que allá duermeen laroqueda,y acá sirve para las columnaso las escalinatas,et-cétera. La forma responde,pües, a la intención o destinoestético,perotambiénrespondeal conceptode la ficción —losdosvaloresquenoshan servidoparadeslindarel fenómenoliterario. Cualquierobraliteraria puedeservirparaentenderlo que seala forma: es la obra misma en su entidad totaly final.

La materiaes,en abstracto,el lenguaje;en concreto,cadauna de las lenguasqueexisten o quehanexistido. La obrase da siempreen algunalengua determinada,salvo ciertosjuegos o pasatiempos:tales aquellos poemitasbilingües ytrilingües, esparcimientode épocasmás literarias que lanuestra,pueshoy privan los crucigramasde orientaciónléxi-co-matemática;talesaquellosalardeslatino-castellanosde losgramáticosquinientistas(Pérezde Oliva, Morales), con quese pretendíademostrarque el “vulgar” conservatoda la vir-tud de la lengua madre latina, y que tanto parecen haberimpresionadoal joven Góngora.

La diferentecapacidado resistenciaqueofrece en cadaépocael materiallingüístico puedeinfluir sobrelos géneros:cuandoDon Alfonso el Sabio,organizadorde nuestraprosa,

* [Obras Completas,XIV, pp. 267-308; y Al yunque, México, Tezontie,1960, pp. 38-45, respectivamente.]

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queríaescribirsuscántigasen loor de SantaMaría, se pasabadel castellanoal galaicoportugués,lengua quehabía alcan-zado más pronto las agilidadesde la lírica. Claro es quede tan curioso fenómenosólo hay muestrasexcepcionales:lenguasen formación de quehemosperdidoya el sentimien-to, o lenguasde uso tan limitado que, por consideracionessociales,el autor se echa fuera de ellas si quiere acudir aun público más amplio; y a veces,el solo arrastrede unalengua dominadoramueve a hacer lo propio. Los hombresdel OrienteClásico muchasvecesescribieronen griego. Yase sabelo que acontecíacuandoel latín era la lengualite-raria de Europa. BrunettoLatini escribesu Tesoroen fran-cés. Los casosde bilingüismo son muy complejos. No esaventuradodecir que el drama indostánicofue aniquiladopor la necesidadmisma de alternarel sánscritoo lenguanoble con el prácrito o lengua vulgar, y por la resistenciade los brahmanescontra esta última, que hubiera sido lasalvacióndel género,asícomoen Europael teatro en el latínclaustral de Hrotsvitha se salvó echándoseen brazosde laslenguasvulgares.

Sobrelos caracteresgenerales(formay materia)se ofre-ce una observacióncomún. Ya se ha comprendidoque noconsideramoscomolos verdaderospoios estéticosla “forhia”y el “fondo”, en el sentidocorriente de estaspalabras,sinola forma y la materia,entendidaésta, no como “asunto”,sino como condición exterior. Ahora bien, la forma, encuantono es unameraintenciónprevia haciala forma, sinoya una obra, también es realidad exterior, que sólo existepor estarimpresaen la materia. En la cosaliteraria, formay materiaexisten fuera de nosotros,en eseo en el otro li-bro o cuaderno. En nuestrasactualesdenominaciones(~pro-visionales,no nos alarmemos!)oponerla forma al fondo estan impertinentecomoidentificarlos. Se oponenforma y ma-teria, o mejor aún se contraponen,y graciasaesose compo-nen,pero su composiciónes un compromiso—más o menosafortunado—en pugnasecreta. De aquíla estilísticao luchadel estilo (o agoníadel estilo).

Lasnupciasentrela forma y la materia—de queresultael estilo— no parannecesariamenteen un matrimonio feliz.

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Y ya se sabeque tambiénhay otra pugnaentreel estilo yel lenguaje,que no siemprese danalcanceuno al otro.

La variaciónhistórica, perceptibleen forma y materialomismoqueen el concreto“estilo”, se producepor un dobleconcepto:el generalo lingüístico (impropiamentellamado“gramáticahistórica”), y el particularo literario (estilologíao historia de los estilos,etcétera);y ello determinacambiosen el tiempo y en el espacio,por lenguas,épocas,naciones,escuelas,individuos y edadesdel individuo. Paradar ejem-plo de la materia,por igual motivo queparadarnosejemplode la forma, pudieraservir cualquierobrao cualquierpasajeliterarios.

Examinemosahoralosquehemosllamadocaracterespar-ticulares,comenzandopor el asunto.

El asuntoes indispensablee inevitable,aunquese trans-parentede tenue,se esfumeen el tratamientovago,se escon-da en el acertijo o se nieguea sí mismopor alardegimnás-tico o extravaganciade virtuoso. Aun el asuntode no tenerloes un asunto,comoya lo dejamosdicho. Los asuntoscorres-pondenal conceptodel dato literario, que hemosestudiadoen El deslinde. Ya sabemos,pues,que son indefinidamentevariables,aunqueparafines preceptivoso históricosadmitanel seragrupadosen génerosy padrones,segúnsus semejan-zas. La Preceptivacomete uno de sus errorescuando lesdieta principios y reglas,y lograuno de sus aciertoscuandoadelantaparaellos las primerasdenominaciones.La Histo-ria Literariaconsagraun capítuloa los asuntos,y por ahí sedesbordasobrela historiapolíticay cultural, la sociología,lahistoria del pathos humano. El descubrimientogeográfico,por ejemplo, determinaen los asuntosalgunos influjos delexotismoo primitivismo, segúnel caso,como aconteceen lasletraseuropeasa la aparicióndel Nuevo Mundo. La prefe-rencia,paradeterminadosasuntosilustra, verbigracia,sobreel carácterdel hombreen la Antigüedad,en la EdadMediao en el Renacimiento;en la Ilustración, la Enciclopedia,elRomanticismo,el Naturalismo,el Simbolismo,el Suprarrea-lismo, el Socialismo,el Totalitarismo, etcétera. Cuando seaplicael métodocomparativo,los asuntospermiten,digamos,trazar unacorrienteinternacional. En la denominaciónco-

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mún, suelenconfundirseios asuntoscon los génerosy auncon los temas. Lo primero, porque los asuntosencajanengéneros,y porque al clasificar o tipificar los asuntosse caeen los géneros. Lo segundo,porque la palabra “tema” seusaen muchossentidosy, en ocasiones,se la aplicaal asuntogeneralde una obra.

Los géneros,en su océanode las cambiantes,dan a laliteratura sus rasgos fisonómicos. Son tipos de tratamientoparalos asuntos;tipos transitorios,variablessegúnlas épo-cas y naciones,las escuelasy las revolucionesartísticas,losmodossocialesy aun las modas. Representanun compromisomáso menoslogradoentreel propósitodel creadory el há-bito de su tiempo. Teóricamente,en cadamomentopudierahabermáso menosgénerosde los queefectivamenteexisten,así como pudierahaber más o menosde los que registralahistoria literaria entera:su mutabilidad teóricano reconocemáslímites quelos de la misma experiencialiteraria. Prác-ticamente,tal mutabilidadquedafrenadapor la economíadeesfuerzoo la inutilidad de inventar nuevostiposcadadía, yquedasujetaporla circunstanciahistórica,por la preferenciade la épocareveladaen el hábito. Fidelino de Figueiredocreever en las convencionesdel teatrochino un síntomadelagotamientoen la mutabilidadgenérica.

El génerono es unaultima ratio, no tiene en sí mismosu necesidad.En principio, un asunto puedecristalizar envarios géneros. Ni son los génerosseresu organismosqueevolucionande unostipos a otros, como exageradamentesedice que lo sostuvoBrunetiérepor haberusadounametáforadesdichada,ni tampocoson categoríasestéticasde infranquea-blesbarrerascomolo juzgó la Preceptiva. Entre los géneroscabenmodalidades,indecisiones,hibridismos. Ni siquierasecontienendentro de lo puramenteliterario: los haymezcla-dos,de crítica, de política, de historia,de filosofía, de cien-cia; y esto no sólo en cuanto a los asuntosque contienen,dondees inevitablequeasísucedaporla mismauniversalidaddel dato literario, sino en lo que tienende géneroso tiposde tratamiento.La Peticióna la Cámarade los Diputadosenfavor de unosaldeanosa quienesseprohibe danzar (1822),de Paul-LouisCourier,tienetanto deensayoliterario comode

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alegatopolítico. Como pruebade la elasticidadde los géne-ros puederecordarseese géneroconcebidoa modo de sinfo-nía, mezcla de ensayoy poemaen prosa,que soñóVascon-celos.*

El géneroexpresaunareiteración,un hábito en el trata-miento literario, cuya cristalizacióndura máso menosy esmáso menosobedecidapor la literaturade unaépoca. Encadaépocapuedehaberobrasreaciasa los tipos genéricosen boga. Estascondicionescorrespondenexactamenteal con-cepto de la moda. Pudiera,pues,pensarseque, así comohay, excepcionalmente“leones” de la moda (segúnse decíaayer) que lanzanpor un solo acto individual la costumbrede llevar desabrochadoel último botón del chaleco,o llevarun pañuelitovisible en el bolsillo del corazón,así hayexcep-cionalmenteescritoresque inventany establecenun génerocon unasola obra eminente. Pero el caso de la literaturaes másdelicado. Los orígenesde los génerosse confundenen generalcon formasfolklóricas indecisas. No hayaquí in-vencionesabsolutas,o ellasse refierenprecisamentea rasgosindividualesde orden tan personal y subordinado,que noalcanzanímpetuspara convertirseen modas. (No hay queconfundir los géneroscon las modalidadesde las escuelasli-terarias,conceptohistórico que no correspondeal presenteestudiode los caracteres.)Sólo de manerarelativase radicaen unaobra determinadael origende un género,seaporquelos antecedentesestánprácticamenteperdidos(Hornero y laépica antigua),sea porque tal obra representa—ya no enel género,sino en la modalidadde escuela—la madurezdeunaseriede tanteosqueella mismaharádesaparecercon subrillo (Lope y la ComediaEspañola;Victor Hugo y el Dra-ma Romántico). Así nacenlos géneros.Los propagala imi-taciónde los modelosquehanhalladoacogida.Desaparecenporusurao por inadecuaciónhistórica. Sufren innovaciones,despedazamientosy desgastes.A veces reaparecenpor unesfuerzopremeditado,y entoncessiempreresucitantrasfor-madosconforme al nuevotono de la época:comocuandoelteatro clásico francésse inspiraen la tragediaantigua. Por-

* [Cf. JoséVasconcelos(1881-1959),“La sinfoníacomo forma literaria”, enEl monismoestético,México, 1918.]

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que si se intentaresucitarloscon purezaerudita y sin aten-ción a los nuevos gustos y necesidadesse quedanen meracuriosidady se asfixian faltos de ambiente: así, el ensayode los humanistascomo Villalobos, Pérezde Oliva y otrospararestaurar,en la Españadel siglo xvi —que ya tirabapor otros rumbos—la tragediaantigua. En ocasionesse ob-servan curiosas recaídaspor ventura inconscientes:SousaCostaseñalael casodel teatrorusoque,empeñadoen olvidarlas técnicasoccidentales,recurre,sin saberlo,al módulo deGil Vicente.1

Vistos de cerca y al detalle, los génerosse definenporun conjunto de convenciones,unas más indiferentesque lasotras,así,entrelos elementosqueacontinuacióntrataremos,se ha dado en usar diálogosen las narracionesnovelescas;pero nadaimpide que estas narracionesse desarrollensindiálogos,en rasgoy relato continuo. La ComediaEspañola,escritaenverso,admitió la reiteracióngenérica,convencionale indiferente,de que las cartaso misivasque los personajesleen en escenaaparezcancon harta frecuenciaescritasenprosa:elementotambiénarbitrario e indiferente.

El índicede cualquierlibro sobrehistoria literaria ejem-plifica los géneros.Hay quetenerpresentela discriminaciónqueadelantehacemosparano confundir los “géneros”,conlos “génerosde géneros”,con los grandesmovimientosde laliteratura (Drama,Novela,Poesía)en quecabenlos génerosdramáticos,los novelísticos,los poéticosamodode tiposcon-tingentesde las tres manerasprincipales Al definir estos“géneros de géneros” —que lo mismo pudiéramosllamar:Teatro,Narracióny Lírica— usaremosya de otro criteriodistinto al quehastahoy venimosusando:unanueva brechaen la maleza.

Pasamosa los temasen general. Los estudiostemáticoshan adquiridosingular importancia. De aquíque hayamoscreído convenienteconsiderarloscomo un carácteraparte.Ante todo, importaconvenir en el sentidoquepor ahora he-mos de dar a estapalabratan traída y llevada. A todo seha llamado “tema”, desdela arquitecturatotal de una obrahastael empleosui generis de unasolapalabra. Los temas

1 0 primitivo theatro portuguése o iheatro da novo Russia,Lisboa, 1934.

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puedenescribirse,si no definirsecumplidamente,comocons-telaciones formales o psicológicasque llegan a adquirirciertacohesiónmolecular,se estereotipanen figuras identifi-cablespor el conjunto aunquevariablesen lo accesorio,ycuajadasasíen grumos,se filtran entrelas épocas,las lenguasy las literaturas. Los temasson un modo funcional, peroqueopera por unidadesformaleso psicológicas. Este modose reconoce,comoel del temamusical,por la reiteración. Amayor reiteración,mayorvirtud temática:el temaes monedaqueel uso va paulatinamenteacuñando,en lugar de borrarsu busto. No significa esto que todo temaprocedade unaimitaciónsobreantecedentesya establecidos.Aunqueasí su-cede las más veces, lo esencialdel tema es que él parecerespondera un equilibrio espontáneode la imaginación,yasí puedendarse temassemejantesentreliteraturaso tradi-cionesfolklóricas que se ignoranunasaotras. El tematienevalor antropológicoinmediato. A veces,el temaes estilístico(forma y materia);a veces,de asuntoo de género;ya es unsímbolomitológico o religioso; ya es una leyendao un per-sonaje;una fábula, un cuento,una anécdota,un dicho, unamerasituación; figura del pensamientoo del discurso,dellenguaje,de la expresiónpoética,tropo,metáfora,frase,pro-verbio, verso. La rama dorada, de Frazer,es un repertoriocientífico, de temasmitológicosy folklóricos.* Una obra decreacióncomoEn margedesvieux iivres, de JulesLema~tre,puedeservir comorepertoriode temas,queprocedendel Ra-mayana, el Zend-Avesta,la Ilíada, la Odisea,la Eneida, losEvangelios,laLeyendaDorada,losCantaresdeGesta,lasCró-nicas,ciertasobrasrenacentistas,y hastalas proclamasdeBonaparte;por cuanto Lemaitre espiga en estos depósitosde la inventivahumanaciertosrasgospermanentes,paralue-go bordar sobreellos. Dígaselo mismo de Karel Capek,cuyaobraconozcoen inglés (Aprocryphal Stories).

Por meracuriosidad y sin propósitosistemáticoni pre-tensiónde “agotar el tema”, emprenderemosun paseo porlos temas,citando los queprimeronos ocurran.

El temamitológico se mantienea travésde los tratamien-* [Primera edición espaiíola, México, Fondo de Cultura Económica, 1944;

4 edición, 1961.]

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tos máscaprichosos:así en los Cuentosmitológicos,de Haw-thorne; en el chuscorelato de quehabla Chesterton,dondeSansónqueda reducido a “Mr. Simson”; en el fantásticoPerseo,de Cocteau.

El temareligiosono fue necesariamentemanejadocon ladelicadezaquepudieranesperarlos no habituadosa las im-purezasde las formasnacientes,sino tambiéncon brusque-dad. En el Auto de la Resurrecciónde Nuestro Seuior (si-glo xvi), Magdalena,que llora la muerte de Cristo, loencuentraen disfraz de pastor;no lo reconoce. Cristo, paraprobarla,hacedonairede su dolor y se le ofrece acambiodel esposoperdido;y por tal extremoafectala jergade losrústicos,que la pobrepecadorallegar aexclamar:

¡ Mi alma no puede oírun coloquio tan grosero!

Y al final del auto,los Apóstolesjuegan al toro conLucifer,hastaquelo dejantendido (ColecciónRouanet).

La leyendade Lilith, la primera mujer fatal, rival deEva, misteriosaimagensumerade la Caída, amantedespo-seídade Lucifer, atraviesael Faustocomofigura tempestuosay —nubede mitos cambiantes—reapareceenEl fin de Satán,de Victor Hugo. Límaco, SanJerónimoy Metodio la nom-brancon horror. En la altaEdadMedia, es la tentadoraqueAdánrepudia(Libro de Adány Eva). En el siglo x, conSanRomualdo, es el adulterio de Adán; y así la consideranMaimónides(siglo xii) y hastaRobertBurton (1577-1640),en su Anatomíade la melancolía. Y aún hay incontablestestimonios,que lleganhastanuestrosdíascon AnatoleFran-ce, Shaw,Apollinaire.

La leyendadel Santo Grial, o vaso en queJoséde Ari-matea recogióla sangrede Cristo, y aquellacorte del reyArturo (y los Caballerosde la Tabla Redonda,encargadosde custodiarla reliquia),aparecenen losLibros deCaballeríay, por estecamino,irrumpenen la literaturaespañola(“Ma-teriade Bretaña”). El personajereal de Carlomagnodeter-mina otro ciclo de la literatura caballeresca(“Materia deFrancia”). Del personajereal de Virgilio, la mentepopularse apoderadesdela EdadMedia, convirtiéndoloen su mago

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de peripeciasdivertidas. Y Alejandro el Grande ha sidotambiéntemafavorecidoen la fantasíamedieval. Lashaza-ñasy trágicamuertede Marlboroughdejantodavíarecuerdoen la canciónde Mambrú. Don Juan,el máso menosmíticohéroede amores,apareceen El burlador de Sevilla,de Tirsode Molina, y en el popularTenorio, de Zorrilla. El JudíoErranteinspiraunacopiosaliteratura. El ‘Fausto’ de los tí-teres inspira, entreotros, aMarlowe, a Goethe,a Heme ensu recién descubiertoBallet.

La fábula del Convidado de Piedra,que se entrecruzacon el ternadonjuanesco,segúntodoslo saben,se encuentraen el folklore irlandés, el danés,el alemán,el bretón, elfrancés,el gascón,el italiano, el tirolés, el portugués,antesde florecer en el teatro—comediarepresentadaen 1615 porlos colegialesde Ingolstadt—. La fábula del Dormido-Des-pierto se incorporaen La vida es sueño,de Calderón,y pro-cedede lejanasfuentesorientales. La de la Lecheraha sidoinmortalizadapor Max Müller en su ensayosobreLa emi-gración de las fábulas,dondese apreciasuenormey asola-doradifusión. Reyde Artieda,Tirso y Montalvánrecogenlatradición que más tarde Hartzenbuschpopulizará en Losamantesde Teruel.

El cuentoquesirvió de baseal Mercaderde Venecia,deShakespeare,apareceen los novellieri italianos, como SerGiovanniFiorentino (Ji Pecorone),y lo alude a la pasadael Héroe, de Gracián. El cuento de PitasPayas,pintor deBretaña,quehace su apariciónen El Libro de BuenAmor,del Arciprestede Hita, con todo el aire de tema tradicionaly afectandoorígenesfrancesesaun por ciertos galicismos—aunquetalesorígeneshastah.oy no se hayanesclarecido—,reapareceluego en varioscuentistasfrancesese italianos,yal fin en Le Bdt, de La Fontaine. Por lo demás,el poemamismo del Arcipreste,verdaderocentón de historia y moti-vos, se resumeen una enormetradición temática: fábulasesópicasy orientales,cuentos zoológicos, cuentosmorales,“ejemplos”, casosprovocantesa risa, evocacioneseruditas,etcétera.En los cuentosdel Patraííuelo,de Juande Timone-da, se han investigadocuidadosamentelas fuentestemáticasnacionalesy extranjeras,próximasy distantes:Alonso de la

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Vega, Boccaccio,Massuccio,Bandello,Apuleyo, Bilpay, et-cétera,que no siempreson “fuentes”, sino simplementedis-tintasaparicionesdel tema. Y es curiosonotarqueun cuen-tecito infantil difundido por la CasaCalleja viene al menosdesdeChaucer(el ReyJuany el Abad de Cantórbery),pasapor Sacchettiy Teófilo Folengo, por Timonedaa través dealgún probablecamino catalán,y por la Gramática parda,de Trueba; ilustre ascendenciade un modestísimorelato. Yen cuanto a Simbadel Marino, su estudiotemáticopodríallenar unabiblioteca.

Anécdotas,dichos agudosy fraseshechasse mezclanenrápidosrelatos,tan rápidosqueavecespierdentodo sentidoy se quedanen locucionesno siemprecomprensiblesya como“Tomar las de Villadiego”* Así aparecenen el Sobremesay Alivio de Caminantes,dondeTimonedaprocedefrecuente-mentesegúnel esquema:“Por qué se dijo. - .“. En recopila-cionescomoésta,el lectorcontemporáneodescubrefácilmentealguna sentenciao historietaque le es familiar. RaymondFoulché-Delboscpersiguiódurantevariosaños,pacientemen-te, las reapariciones,en libros españoles,del dicho: “Mi ma-dre no, peromi padresí”, apartirde cierto Mar dehistorias,publicado en 1502. Es la respuestaal impertinente queobservaba:“Usted y yo nos parecemosmucho. Yo soy detal pueblo. ¿Habráido por allá su madre?” No bienhabíapublicado Foulché-Delboscsu curiosarecopilación, cuandotuvo que completarlacon algún nuevodocumento. La res-puestaal que preguntabasi deberíacasarse:“Haz lo quegustes:te hasde arrepentiren amboscasos”,pasapor chistecontemporáneoy apareceya atribuida a Sócratesen Dióge-nesLaercio.

Sobreproverbios,refranesy paremiologíaen general,bas.ta recordaral gárrulo SanchoPanza,quemuchasvecesyano necesitabapensar,porquese encontrabaen las sentenciaspopularesel pensamientoya hecho al caso. Los proverbioshan interesado,entreotros muchos,a Dante, Erasmo,Santi-

* [Cf. “Marsyas o del tema popular”, ensayode La experiencia literaria,§~VII y X; Obras Completas,XIV, pp. 62 y 64, respectivamente.Consúltesehoy a Juan M. Lope Blanch, “Tomar las de Villadiego”, en Universidad deMéxico, septiembrede 1960, vol. XV, N’ 1, pp. 20-22.1

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llana, Valdés, Mal-Lara, Horozco, Timoneda,Rufo, SantaCruz, Cervantes,Quevedo,Sbarbi,RodríguezMarín...

La situacióndelparientequeajusticiaporsí mismoal pa-riente paracastigarsu deslealtada la causaapareceen elpadre y el hijo de Taras Bulba (Gogol) y en el MateoFaicone (Mérimée); y apareceen el guerrillero y su mujerde Un Cabecilla (Valle-Inclán),queasuvez declaróhaberseinspiradoen Mérimée.

El tema cruza indistintamentede prosa al verso, y alrevés,como gota filtrable. La décimade Calderónsobrelossabios (“Cuentan de un sabio que un día”) se halla en unrelato en prosadel Conde Lucanor (Don JuanManuel)- Ylo mismo andaen versoy en prosa,dentro y fuera del tea-tro, en obrascientíficas,literarias, jurídicas, filosóficas, elsoberbiotemadel monólogoen queelSegismundode La vidaes sueñose comparaconlascosasde la naturaleza,verdaderopunto crítico entreel pensamientomedievaly el renacentista,queen varios lugareshe estudiado. Lo propio acontececonel Ave Fénix, figura simbólicade la imaginacióngongorinaa que dedicó un libro curioso el indigesto Don JosephdePellicer y Salas y Tovar. La señora María Rosa Lidade Malkiel ha estudiadola Transmisióny recreación de te-masgrecolatinosen la literatura española:el ruiseñorde lasGeórgicas,el ciervo herido y la fuente,y elesquema:“Fléri-daparamí dulcey sabrosa”;comoAmadoAlonso estudióelesquemarubeniano:

Dichoso el árbol quees apenassensitivoY más la piedra dura. -

1 1 temade la rosaha sido objetode largasinvestigaciones(C. joret, La rose dansl’Antiquité et au MoyenAge, 1892;J. Pérezde Guzmán,Cancionerode la Rosa,1891-2;Pedro

2 A propósito de los temasgrecolatinos,ver Pablo Cabañas,El mito deOrfeo en la literatura española, Madrid, 1948; Antonio Alatorre, ‘~Sobretra-duccionescastellanasde las heroidas”, en la Nueva Revistade Filología His-pánica, 1949, III (lista de 18 traducciones)y Las “Heroidas” de Ovidio ~‘ suhuella en las letras españolas,México, 1950; J. M. de Cossío,Fábulas mitoló-gicas en España,Madrid, 1952; y A. Alatorre, “Los romancesde Hero y Lean-dro”, en el Libro Jubilar de Alfonso Reyes, Universidad de México, 1956[Nota de A. fi. El trabajo de Alonso, también citado en Obras Completas,XIV, p. 274 y n.]

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HenríquezUreña,“Rioja y el sentimientode las flores”—MiEspaña—;y Anita Belciugatenau,CarpeRosam,sobrelalite-raturaitalianay francesadel Renacimiento).SalvadorNovoha recogidonotassobrela alusiónal mar y a las avesen lasletras,como otros muchos,y yo entre ellos, a la “volateríaliteraria” y especialmentealos símbolosdel cisnerubenianoy el buho de GonzálezMartínez.*

Henkeha estudiadoel mar en la poesíafrancesadel si-glo xix; Loewa, los poetasfrancesesdel mar; Ditchy, el maren Victor Hugo; y Charlesle Goffic ha formado unaantolo-gía de poetasdel mar desdela Edad Media hastanuestrosdías. Las antologíastemáticasson singularmentesugestivas.

La fortuna españoladel versoitaliano Per troppo variarnatura é bella ha sido establecidapor no menosde tres in-vestigadores.Morel-Fatio lo encuentraen Castillejo, Lope,Zapata,Cervantes,Alarcón, Tirso, Espinel,Esquilache,Gra-cián, el Estebanillo González,Comella y RodríguezMarín.Como Farinelli llegaraasospecharsi tal versono seríamásbienunalocuciónproverbial,EnriqueDíez-Canedolo descu-brió en SerafinoAquilano,sonetoitaliano traducidoal espa-ñol por Rey de Artieda; y yo finalmente —ademásde ha-berlo incrustadoen algunode mis sonetos—lo descubríenel elogio de Alonso de Barros sobreel GuzmándeAlfarachey en un romancede Calderón.**

El tema de la montaña,o másconcretamentedel alpinis-mo, fue asuntode unatesisde Raymann(Grenoble,1912),y despuésha sido objeto de un libro de Claire-ElianeEngellimitado a las letras de Franciae Inglaterradurantelos si-glos xviii y xix. En este libro se establecencincodivisiones:1) Rousseau,Saussure,Ramond; 2) la Revolución; 3) elImperio; 4) 1814-1856;5)1856-1868. Talestrabajospue-denaúncompletarseconla influenciadelas ideascientíficas.La imaginación de Michelet —como la de Goethe,más omenos—se inflama ante la controversiaentrelos “volcanis-tas”, y los “evolucionistas”de la Montaña. De Goethese hadicho que trae a las letrasel sentimientode las cumbres. Y

* [Obras Completas,III, pp. 184-188.1** [Cf. A. R., “Fatiga” (1947): Obras Completas,X, p. 432; y “Fortunaes-

pañola de un verso italiano” (1917): Idenr, VII, pp. 292-293.1

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entrelos autoresposterioresal libro de la señoraEngel,hayquecitar todavíaaMeredithy aLeslieStephen.3

La anterior revista, algoprolija, aunquedesdeluego in-completay caprichosa,sólo tenía por fin dar idea de lostemaspor medio de la impregnaciónde ejemplos,ya que ladefinición resultabapoco expresiva. Los estudiostemáticosdescubrenlas grandesarteriasdelo quese ha dadoen llamarla LiteraturaComparada:cortestransversalesen los motivosliterarios que atraviesanlas fronterasy trazanniveles men-talese imaginativosentrelos pueblosy las lenguas.

Correspondeahoraconsiderarlos elementos.Ante todo,algunasgeneralidades.Los elementosson aquellosdetallesquetejenla urdimbrede la obra: narraciones,descripciones,episodios,retratos,monólogos,diálogos,etcétera,todo lo cualpuedeconteneren sí un valor temático. Son procedimientosde ejecución.La Preceptivatrató algunosde ellos,pero nun-ca los agrupóen un concepto;o los dejó en capítulo apartecomo a la “escena”o fracción del tiempo, o al diálogo,et-cétera,considerándolospatrimonio por excelenciadel géne-ro teatral fijo; o los distribuyóen variasclasificaciones,comola descripción,queya se estudiaentrelas formasde la com-posicióno ya entrelas figurasdel pensamiento.La denomi-nación comúnde “elementos”permitereferirsea todosellosde una vez, sin desperdigarlosen gruposde pretendidasre-glas, y así convienea una exposicióngeneraldel fenómenoliterario. Por lo demás,esta denominaciónde “elementos”indicaya de por sí queellos estándestinadosa organizarseen conjuntosy estructuraspara determinarla obra. Así, eldibujo de un ojo, unaboca,unanariz,unaoreja,se destinana configurar la cara completa. Pero,a la maneraque unrasgofisonómicoaisladotienepor sí un valor artístico,tam-bién la obra literaria puedeavecesusarde un solo elemen-to; y a la maneracomoel artecubistadistribuyelos distintosrasgosen forma que no correspondeal ordenamientohabi-tual (caso éstede imitación o reproducciónde la naturale-za), así tambiénla obra literaria puedepresentarlos elemen-

3 Me complazcoen señalara última hora una contribución al Ami et Amiedel joven investigadorJuan Bautista Valle-Arce: “Una tradición literaria: elcuento de los dos amigos” en la NuevaRevistade Filología Hispánica. Méxi-co, 1957, N’ 1, pp. 1-35. [Nota de A. R.]

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tos en una figura desusada.De lo primero nos danejemplociertasobrasque se reducen,verbigracia,a unadescripción,a un retrato, a unaanécdota:tales las recopilacionesde di-chos agudoso casosdivertidos, género“vagón de fumado-res”, o los cuentosjudíos de Geiger,entretenimientoscuyoantecedenteya conocemosen Timoneday otros viejos anec-dotarios,comolos recogidospor Pazy Meliá en susfeamentellamadasSalesEspañolas,y queno puedenconfundirseenalgunos casoscon las ya citadasinvestigacionestemáticas.Puesya entendemosqueun “elemento” puedeserun “tema”y al contrario. De lo segundonos dan ejemplo las novelasbodegonescomo Le po~teassassinéo La femmeassise,deGuillaume Apollinaire, dondela impresión de conjunto re-sulta como unaatmósferapor el amontonamientode rasgosen orden desusado,segúnla estéticadel cubismo.*

Los elementosson condicionados,cuandosu empleo de-riva de los “caracteres”de la obra (en el �entidoque aquívenimos dandoa estetérmino); y son indiferentesaquellosde queel autorpuedeo no echarmanoa su antojo. La de-pendenciade los elementoscondicionadoses relativa y noha de entendersecomounaley rigurosa,sino como unameracostumbre:sólo significa una preferenciaestablecida. Ladistinciónentrelo condicionadoy lo indiferentees tenue,in-decisa,y ni siquieradivide a los elementosen dos gruposestéticosu órdenesfijos, sino que sólo indica dos empleosposiblesquepuedendarseparaelmismoelemento. Losejem-plos lo aclararán:

En el teatro de variospersonajes,aqueestamosacostum-brados,el diálogo o comercioentreellos es un elementocon-dicionado,aconsejadopor el carácterde la obra. Y el monó-logo poseeun valor indiferente,puestoque se lo usao no avoluntaddel autor. Aquí el monólogoesun recursoexplica-tivo o es un entreactopoético.Entreactopoéticoen ‘Hamiet’:To be or not be; entreactopoético en el galán de la Co-mediaEspañolacuandodespuésde un desairede la dama,se quedasolo con sus lamentacionesy prorrumpegeneral-menteen un soneto;casosamboscomparablesa los cantos

* [Cf. A. R., “La novela bodegón” (1920), en la 2 serie deSimpatías ydiferencias; Obras Completas,IV, pp. 93-99.]

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exclamativosdel coroen la tragediaantigua. En la comediasatíricaespecialmente,suele apareceruna variedad:el per-sonajeincrepadirectamenteal público. Aristófaneshacedes-ternillarsede risa a los marinerosdel Pireo que acudenaescucharlo,poniéndolospor testigosde los manejosaque seentreganlos malospolíticos atenienses.Pero es recursoex-plicativo, en el prólogo de la tragediaantigua,el héroeo eldios quebajadel Olimpo paraprepararel ánimo del audi-torio, recordándolealgunosantecedenteso informándole dealgunascircunstanciasdel drama queempieza. Recursoex-plicativo también, la presentaciónque cada personajehacede símismoen el teatrochino: el dramalírico LospesaresdeHan nos ofrecelos discursosdel Emperador,el Ministro, laseñoraChaoukuen,etcétera.Recursoexplicativo igualmente,en las loas, comola querecita la NuevaEspañaala entradadel “coloquio espiritual” de FernánGonzálezde EslavaenEl obraje divino. Recursoexplicativo asimismo,si no deltodo explícito a fin de mejormantenerla suspensiónde áni-mo, el de Yago cuandonos hace saberqueha concebidoyael plan de susintrigas. (En el cine, parano matarla sorpre-sa, las confabulacionesse hacengeneralmenteen secreto.)Recursoexplicativo,además,el rápido “aparte” con queunpersonajedeclarasu libertad de criterio o su no-compromisocon lo que se haceo dice en escena;recursoquepor la sor-presaquesignifica,se prestaal efectopatético,y porla crea-ción de un hiato o distanciamientorespectoa la accióncon-tinua de la obra, se prestaal efectohumorístico.

Vemos aquíel juego funcional de un elementocondicio-nadoy un elementoindiferente. Sin diálogo no puedehaberteatrode variospersonajes(en el tipo generalo corriente,yase sabe);y monólogospuedeo no haberlosen estetipo deteatro. Pero¿quéley impidela transmutaciónde losvalores?¿Esacasoinconcebibleun teatro en que los personajesape-nasse dirijan la palabray andenmásbien hablandosolos,comoesosalucinadosquede prontoasomanen Maeterlinck?¿No hay también tipos de diálogo-monólogo,como cuandoel ‘Cocu Magnifique’ hablay habla, sin dar tiempo aqueelamanuensele responda?Y recuérdese,paracolmo de varia-bilidad en los tipos, queallí se trata de un monólogobifur-

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cado, en queel personajealterna las tiradas que sobreunnegociocualquieraestádictandoal amanuense,con los par-lamentosentusiastassobre la belleza de su propia ,mujer,que lo tieneen trancede locura. En otro caso:los Hablado-res, de Cervantes,la mujer revientapor hablar, y como elrival parlanteno la deja, cae desmayada.

Parecetambiénuna ley del teatro —paraseguircon losejemplosescénicos—quelos personajes“se digan las cosas”.Con todo, hay dramas,así en Jean-JacquesBernard, queresultanfundadosen lo quelos personajesno lleganadecirse.Pareceunaley del teatroquelos personajesse presentensiem-pre en la escena,y hay casosefl que,por ironíaestética—yadolorosao ya humorística—se les mezcla entreel público:“Prólogo en la sala”, en el Divino Marqués,de Capdevila.Pareceley quecadapersonajeseaúnico; y en unaobra deClaudel—acasotocadade ExtremoOriente—cadapersona-je esdoble:uno querecita,y otro quehacelos ademanes.Co-nozco algún antecedente,no europeodesdeluego, pero aquífalla mi memoria.

Descendamosaotrasparticularidades,aunqueno seanyaelementos,sino más bien condicionesde la representación,porquetambiénnos dan idea de la relatividad irremediableen ciertos valoresque al pronto pareceninconmovibles (yacasoes mejorqueno lo sean)- Hoy distinguimosclaramentela función de actoresy actrices,y sólo por excepciónse daa la actriz papel masculino (la contralto en la ópera,o elcondeen El caballero de la rosa). Peroni la Antigüedad,nien generalla Edad Media conocieronactrices. Su accesoala escenaesya un síntomasobrela independenciadel teatromoderno. En el drama tibetano,que aún conservael airereligioso, los actoressonmonjesy, cuandohacenfalta muje-res,los papelesfemeninosse confían aactoreslaicos, profe-sionales,a manerade transacciónentrela Iglesia y el siglo.(Curioso recordarde paso que, en la centuria X~,apareceuna autora dramática, la ya mencionadamonja alemanaHrotsvitha, que escribió en latín varias comediasde asuntodidácticoy tono terenciano,acasonuncarepresentadas.)Nue-~va particularidad:hoy concedemosal gestofacial y a la mo-dulaciónde la voz singularimportancia,y la tragediaantigua

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usó máscarasy resonadores,instrumentosde congelación.Yalgo parecidosucede,a vecesen el teatro oriental. El reso-nador que hoy empleanlos oradoresy los cantanteses unsigno de indeferenciapara el arte, sacrificado en arasdela utilidad. Hubieraenfurecidoal nerviosoCiceróny aunalmesuradoQuintiliano. Por otra parte, en la retórica, enla oratoria, se concedió entoncesuna inmensa importanciaa la actitud y al ademán.

La novela no escrita en primera personanos da comoelementocondicionado,aunquesólo por habitual, el queelautor “tome la palabra” en nombrede su personaje,paracontarnoslo queéstese dice a sí propio en sus reflexiones.Pero nadase oponea que el autor pongaun monólogo di-rectamenteen bocade su personaje.

Hace algunosaños,la crítica francesase engolosinóconcierta modalidaddel monólogo novelístico:el que se ha lla-mado “monólogo interior”. Refiriéndose a este momento,JeanGiraudoux ha dicho en Juliette au pays des hommes:“En París,por aqueltiempo, la genteno se preocupabaporla muerte,sino por el monólogointerior.” Consisteésteenponer a hablaral personajesin normasdiscursivas,en unarumia informulada,extragramatical,ilógica, fragmentariaydeshecha,como pasapor la menteesedesfile que los psicó-logosllaman “la palabrainterior”. Vago antecedentede laescriturasonambúlicasuprarrealista,aunquemuchomásen-focaday causadapor sumotivo, se veíala revelaciónde estamaravilla en Les lauriers sont coupés,obra mediocre deEdouardDujardin. Alguien, hastiadode la discusión,decla-raba que el tal monólogo venía a ser como “una ventosapsicológica” (queno es decirnada),mientras—díscolamen-te alejadosiempre—Eugénede Montfort lo comparabaconel zumbidode la radio antesde la sintonizaciónperfecta,loqueya tiene mássentido. La mofa llegó al snobismo,y des-tiñó sobrealgunodenuestrosjóvenesliteratos,quecreíapren-derseunaflor en el ojal refiriéndoseal caso.

Laspaginitasde Dujardin,queen sudía pasaronsin penani gloria, danel temaquellegaala obramaestraen el Ulisesde Joyce. Ya el irlandésGeorgeMoore habíadicho aDujar-din: “Temo que el efecto seamonótono.” Valery Larbaud,

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grancuriosoademásdecrítico, resucitó,apropósitode Joyce,el librito de Dujardin; y éste entoncesse creyó en el deberde consagrarun ensayoespecialala discutidamateria,dondenos suplica que el monólogo interior no debe (~preceptivoya!) conteneral azarcuanto pasapor la concienciao sub-conciencia (el chorro suelto de los suprarrealistas),sinoqueha de dar esa impresión,pero sin perderla rienda ar-tística. Despuésdel naturalismo“realista”, de pretensión“objetiva”, el monólogonospareceun medio del naturalismopsicológico:el “trozo de vida” exterior quedasimplementesustituidopor el “trozo de vida” interior, y continúaen suer-te de “documentohumano”, ya no sacadode los ficherosdela policía, sino del laboratorioexperimental.

Un casosingularaconteceen La lozana andaluza,noveladialogadadel siglo xvi, por tanto conceptodigna de estudio,aunprescindiendodel saborpicantey libidinoso. De pronto,el autor aparecey conversacon suspersonajescomo un per-sonajemás,aunque,en la acciónde la obra, nuncase habíasituadodentro de ella ni era, por lo mismo,previsiblesu pe-regrina intromisión amodo de entreacto.

De estay muchasotrasaudaciasse hallanejemplosen elvastísiznorepertoriode PérezGaldós,dondehay másfertili-dady audaciaqueen muchascelebradasrevolucionesde lanovelaeuropea.Lo quesucedees queen Españala literaturaavecesno se percatade queha hechouna revolución.

Los anterioresejemplosmuestran,por unaparte,la mul-tiplicidad de los elementos;por otra, la relatividad de sucategoríacondicionadao indiferente,y aunde su sermismode elemento,quepuedenen otra ocasiónfuncionarde muydistinta manera,con otro caráctero denominación.

Por suertehemos dado término a este paseo sin sentirla necesidadde sacarconclusionesni dictar reglas.

Técnicay práctica. El estudiode la producciónliterarianos plantaotra vez anteel debateentre la teoría y la prác-tica. Quierenalgunosque la actitud juvenil de la menteseincline, por amorde las abstracciones—de las adivinacionespudieradecirse—aconsiderarla teoríacomounaetapapre-via, programa de acción futura de que luego, a modo deejecución,ha de desprendersela práctica;y la actitud ma-

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durade la mentese incline, en cambio,aconsiderarla teoríacomo unaetapaúltima, conclusiónsobrelas experienciasyaverificadas, final resonanciaplatónica del amor particularadquirido en cada casoconcreto. Si lo primero es un adi-vinar, lo segundoes un recordar. No haytal procesosucesi-vo. En la metáforade un crítico agudo,lo teórico y lo prác-tico aparecenjuntoscomoel calory la combustión,y las dosetapasse ilustraríancon la magiade un ilusionista quepri-mero nos hiciera ver la llama separadade la vela, y luegola restituyeracuidadosamenteal pabilo. La verdades quehacemoscomoel ilusionista:aunaparteponemosla prácticay aotra la teórica,aunael productoliterario mismoy aotralas reglasartísticasquelo rigeno pretendenregirlo, aunqueambasaccionesse hayan desarrolladosimultáneamente,re-obrando la unaen la otra de maneramáso menosexplícita.El creador,quiera o no, va procurandoajustarseaun senti-mientoteóricode la forma. Al ponerseala obra,va orientadopor una espectativa,una como preconcepciónde lo que vaa salir de su pluma, más o menosvagao precisasegúneltemperamentode cadauno; pues son múltiples los caminosde la ideaciónliteraria y cubrendesdela intenciónindefinidahastael acabadoplanestratégico.Puesbien: de estamismapreconcepciónnaceel movimiento preceptivo:lo queera unaleteode impulsosno formuladose interioresa la creaciónse va transformandoconla experienciaen un cuadrode prin-cipios intelectuales,exterioresala creación. Éstoscristalizanen reglas,y así se llega aesecódigoque se llama la Precep-tiva, la cual muestraya todoslos vicios de la figura estáticacuandoella pretendesustituir alos crecimientospsicológicos.Entoncesel código caesobreel creadoren legión de normasimplacables,y alegaparaello un derechocuya legitimidades muy discutible. De momentonos limitaremos al estudiode aquelcrecimientointerior.

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II. LAS “FUNCIONES FORMALES” DE LALITERATURA EN GENERAL

CoMo en el ensayoanteriory por igualesrazones,comienzoa rasdel suelo.

He estudiadoanteslos “caracteres”de la obra literaria,que representanfasesestáticas. Un cambio de perspectivanos revelalos aspectosdinámicos,movimientosparalos cua-les reservaréahorael nombrede “funciones”. En cuanto laliteraturaes ficción, operasobresus datos contresprocedi-mientosde ataque:las tres“funcionesformales”. En cuantoes mero lenguaje,se expresamediantedos“funciones mate-riales”. Las tres funcionesformalesson: Drama,Novela (oNarración,que comprendela Epica), Poesía(Lírica sobretodo). Lasdosfuncionesmaterialesson: Prosay Verso. De-seo,al comenzar,como en el estudioanterior,establecerestasdenominacionesparala economíade mi exposición.

No puedodispensarmedehaceraquíunaobservaciónalgoenojosay de algo incómodalectura: A primera vista, pue-de sorprendercierto desnivelen el puntode conexiónde estecuadrode las “funciones” y el punto de conexióndel cuadrode los “caracteres”con respectoal cuadrode los valoresenque ambosse insertan. Me explicaré. En el cuadro de losvalores,tenemosel punto de inserciónpsicológicoy el puntode inserción formal. El cuadrode los caracteres,según elestudioanterior, puede resumirseen dos conceptosfunda-mentales:el estilístico,quesumala forma y la materia,asícomo las modalidadesformalesde géneros,temasy elemen-tos; y el semánticoquesumael asuntoy todaslas modalida-des de contenido en géneros,temas y elementos. Grosso¡nodo, hemos insertadoel conceptosemánticoen el puntopsicológico,y el conceptoestilístico en el punto formal. Yahora,al pasarde los caracteresa las funciones,¡insertamoslas funcionesmateriales (prosay verso) en el punto formal(lingüístico)! Ello nadatienede extraño,dadolo queahoraentendemospor materiay lo que ya dejamosdicho al co-

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menzarel estudiode los “caracteres”. Pero he aquíque alas funcionesbrotadasde la ficción no les llamamosahorapsicológicas,sino formales (drama,novela,poesía),lo queindica o significa quetambiénpretendemosinsertarlasen elpunto o valor formal (lingüístico). La contradicciónes sóloaparente,de meraterminología,ya queen literatura nuncase niegala coexistenciadel valor psicológicoy el valor for-mal. Si ello no se entiendebien hastaaquí,solicito un pocode paciencia:ello se irá entendiendosegúndescendamosdelas abstraccionesa los ejemplos;y además,en cuantohaya-mos definido los dosgruposde funciones,las formalesy lasmateriales.

La definición del grupo de las funcionesmateriales(ypodemosdecir “verbales”) no ofrece ningunadificultad; alsolo enunciadode las palabras“prosa” y “verso” se haen-tendido ya que se trata de los dos órdenesmusicales delhabla,y a todos—menosa MonsieurJourdain—estasnocio-nes nos son ya conocidas. Pero todavíafalta penetrarsedequeaquísólo tratamosde la fasedinámica,no de la estática:de las funciones,y no de los génerosespecialesen que talesfuncionesaccidentalmentecristalizan y que a ellas quedancircunscritos.Puesbien: las funcionesformalestampocosonlos tipos estáticos:funcionesson, y no son géneros;o comodecíamosal principio, son tresprocedimientosde ataqueso-bre los datosliterarios. No se confunden,desdeluego, conlos asuntos;no correspondenal conceptosemántico,sino alestilístico. (Vuelvo a recordar, como lo dije en el ensayoprecedente,el sentidogeneralque asignoaquía estostérmi-nos.) Por esono los he llamado funcionespsicológicas. Conlo cual, de paso,ganamosel no exponernosa equivocarlascon sensacionesa las que se da el mismo nombre. Poesíaynovelacausanla emociónllamadadramáticaen lenguajeco-rriente,sin por esotransformarseen drama;dramao novela,la emociónpoética,sin por esoconvertirseen poesía;y unavida real puede causarnosuna emoción novelesca,sin sernovela. A tiempo nos hemosresguardadoya —en otros li-bros— contrael peligro de confundir la poesíacon la emo-ción poética,la cual lo mismo puedebrotar de la vida quede cualquierade las funcionesformales. Igual defensale-

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vantamosahoracon respectoa la llamada“emoción dramá-tica” (quierendecir: “patética” o “trágica” o “dolorosa”),con respectoa la emociónnovelesca. Unasson las obrasyotros los resultados. Aquí sólo nos incumbela obra, el fe-nómeno:

(AsuntoII. Valor psicologico: Caracteressemanticos ~ (géneros(liccion) Contenidode ~ temas

elementos

aaaa1)

aoaa

ce2 a

‘o ~formaCaracteresestilísticosÇ materia (géneros

~modalidad formal de ~temas~ ~1~ telementos

(Drama1. Valor formal 1 formales ~Novela

(Lenguaje) Funciones Poesia(Prosa

materiales ~L tVerso

Entre las funcionesformales y las materialesno existedependenciateóricaabsoluta. Como las formalesposeenunanotamaterial—en la intimidad del fenómeno—y las mate-rialesunanota formal, segúnel mayor o menor pesode esanotade enlace,se manifiestala tendenciaa trabaravecestalfunción formal con estao aquellafunción material. Así seve claroenla combinaciónpoesía-verso:ciertaestéticaespon-táneaconsiderala poesíacomo el movimiento literario porexcelencia,y el versocomoel lenguajeliterario por excelen-cia: de aquí que los asocie. Cuandose limpia al verso detodos sus elementosadventicios,y a la poesíade todos susacarreoscasuales,tal funciónpareceevidentea la luz de lamodernanoción de la “poesíapura”. En todo caso, estatendenciano significa una trabazónnecesaria.Ya, acomien-zos del siglo xvii, decíaCascalesen sus Tablaspoéticasque

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la poesíano necesitade metro. Lo propio de las funcioneses, al contrario, su independencia,o libre elecciónde susenlaces. Esto es cierto en términosgenerales.Convieneexa-minarlo de cerca.

El cuadrode relacioneso trabazonesentreel grupo for-mal (drama,novela,poesía) y el grupo material (prosa yverso) puedeestablecerseasí,en principio:

A) Entreninguna de las cinco funcioneshay enlacesne-cesarios. Los enlacesposiblespuedenacontecerde unas uotrasfuncionesformales,de unasa otras funcionesmateria-les, o entrelas funcionesformalesy las materiales. Los en-lacespodránserde compenetracióno de merayuxtaposición.

B) De unas a oti-as funcionesformales no puedehabercompenetración:sóloyuxtaposición.Se explicamásadelante.

C) Entre las dos funcionesmaterialespuedehaberyux-taposición,y también compenetración.Se explicará en suoportunidad.

D) Cada una de las tres funcionesformales tiene porfuerzaqueexpresarseatravésde algunade las dosfuncionesmateriales.Quieredecirque,entreuno y otro de los grupos,el enlacees obligatorio, aunquesea libre la elección, la fi-gura de enlace;y quiere decir que aquí el enlacees unacompenetración.Como a su vez la función material quere-cibe la compenetracióno sello de la formal puedeencontrar-se en estadode pureza,o bien compenetrada,o bien yuxta-puestaconla otra funciónmaterial,resultande aquílos docecasossiguientes:

1’ Drama en prosa: Ibsen,Casa demuííeca.2’ Drama en verso: Calderón,El alcalde de Zalarnea3’ Drama en compenetración de prosa y verso: Reiian, arreglo teatral

del Cantar deCantares,en versículosbíblicos; Wilde, la Saloméen prosarítmica francesa; Maeterlinck, Monna Vanna; Claudel, Le soulier desalín.4’ Drama en yuxtaposición de prosa y verso: Shakespeare,Troilo y Cré-

sida; losmisterios tibetanos; los dramashindús.

5’ Novela en prosa: Balzac,La piel de. zapa.6’ Novelaen verso: Goethe,Hermanny Dorotea.7’ Novela en compenetraciónde prosa y verso: la historia de Job, en

versículosbíblicos.8’ Novela en yuxtaposición de prosay verso: el ciclo pastoril, las Dia-

nas de Montemayory de Gil Polo.

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9’ Poesíaen prosa:los poemasen prosade Bertrand,Baudelaire,Fran-cis Jammes: los CantosdeMaldoror, de Lautréamont.10’ Poesíaen verso: la Urna griega, de Keats.11’ Poesíaen compenetraciónde prosay verso: los versículosde Whit-many los de Claudel.12’ Poesíaen yuxtaposiciónde prosay verso: la Vita Nuova,de Dante.

Desentendámonosde las funcionesmateriales,prosay ver-so. Consideraremosahorasolamentelas funcionesformales,de una manerageneral,para mejor explicar las denomina-ciones propuestas.Después, las compararemosunas conotras.

Ya será posible, más adelante,si tenemostiempo paraello, estudiarcada función formal separadamente.

1) Dramaes el hecholiterario que se figura en persona-jes de acciónpresente,que se representa,se mima.

2) Novela es el hechoque se relataen referenciaaunaacciónausenteen elespacioy tambiénpretéritaen el tiempo.

3) Poesíaes el hecholiterario en quemeramentese des-carganenergíassubjetivas,ya de emocióno de puro valorestético.

Las anterioresdefiniciones,muy sumariasaunquesufi-cientespor ahora,se redibujaránconvenientementeen suce-sivos retoques.Y, además,no hacefalta precisarlasmás: to-dos las entienden.

Comprendoen la funcióndrama todoslos génerosy obrasteatralesexistentes,desaparecidoso posibles. Y no le llamo“teatro”, porqueestapalabrainsiste másen la notagenéricaqueen la funcional y, por otra parte, trae al espíritu lasmaterialidadesde la escenografía,ajenasa nuestroestudio.El señalar la representacióncomo esenciadel drama noslibra del genial extravío en que incurrió Alonso López Pin-ciano,grandehastaen sus errores,quien,en suFilosofía,an-tigua poética (fines del siglo xvi), consideralos diálogosdePlatón como poesía dramática(~acasole falta razón deltodo?).

Comprendoenla funciónnovelatodoslosgénerosy obrasllamadosasí corrientemente,como todo aquello que abarcael conjuntode la épica,de quenuestrasnovelasse considerancomo sucedáneosmodernos. Y no le llamo “épica”, porque

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esta ilustre denominación,por lo mismo quese refiereaunaespeciedesaparecida,evocaun géneroy oscureceel signifi-cadode funciónpermanente.Y no le llamo al fin “narración”paraevitar confusionesconla “historia” o con eseelementoliterario quetambiénse llama“narración”.

Comprendoigualmenteen la funciónpoesíatodaslas se-riesy obrasgenéricashabidasy por haber,siemprequeellascorrespondana la “lírica” en su másamplio concepto. Puesla identifico resueltamentecon tal conceptode la lírica,por lo mismo queaquíme refiero a la función formal y noa los génerospoéticos,queno sonsino modalidadeso aproxi-macionesde la lírica. Y aunquepienso que la noción delíricos me acautelocontra esteposible equívocoprefiriendosuficientepara queno se la reduzcaa los llamadosgéneroslíricos, me acautelocontraesteposibleequívocoprefiriendoel vasto término de “poesía”. Toda la notaesencialdel dra-ma (representación),todo lo que en la poesía no es líricacorresponderápor derechopropio a la novela, sea en prosao verso. El Pincianohubierapodido llegar a estanoción dela lírica, si su excesode erudiciónno lo hubieraarrastradoa confundirla con cierta especiede pantomimao baile dra-mático (el “tripudio”), partiendode la falsa etimologíadela “zarabanda”,queél confundiócon el “ditirambo”.

Ya hemos dicho que entre las funciones formales nopuedehabercompenetración,pero sí yuxtaposición. Dentrode una misma obra, en determinadoscasos,estasfuncionespuedenapareceruna al lado de otra. Quiero decir que laobra, por su función, es drama, es novela, es poesía,peroqueen los elementoso recursosqueemplea,algunospuedenpertenecera cualquierade las otrasfunciones—hayun casopsicológico en que las tres alternan,y que va a servirnoscomo unadefinición simbólica. Tal es el casode la tragediahelénica. Tres categoríasde personajespuedenen ella dis-cernirse:

1) Los héroes,verdaderaencarnacióndel hecho o epi-sodio,a quienestoca provocary padecerla acción. Los hé-roes descuellanen Esquilo.

2) Los mensajeros,aquienesse fía el relatode loshechosqueno acontecenen escena,y con los cualespuedenconfun-

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dirse a esterespectolos diosesque recitan el prólogo o an-tecedentesde la acción. Si los héroesejecutanla acciónpre-sente, los mensajeros—medianteun sistemade “ironía”—mencionanla acción ausente,trasladándola,claro está, alpasado,puestoque es siempreun “sucedido”. Los mensaje-ros descuellanen Eurípides.

3) El coro, siempre testigo leal del episodio (puesladificultad de hacerloentrary salir lo poneen trancede en-terarse de todo), que, en principio, no debeperturbar loshechoscon su intervención (hay excepciones:así en el lónde Eurípides),sino que obra sólo a modo de válvula emo-tiva. El coro descarga,de cuandoen cuando,por medio deexpresioneslíricas, la energíapatéticaacumuladapor el epi-sodio del héroe o por el relato del mensajero.En tal sen-tido, cumple la catharsis aristotélica,purificando los senti-mientosde piedady terror mediantedesahogossuperiores,almodo que el grito animal transportael dolor y la alegría,al modoque la danzasupersticiosacombatela ponzoña,o ladanzatriunfal saciael regocijo. Los corosdescuellanen Só-focles.

Puesbien: los héroesson el drama mismo, la literaturade la acción. Los mensajerosson la literaturade la narra-ción, saviade la épica:mensaje,noticia, novela (Nouvelle).El coro, literaturade la contemplacióny el desahogo,es lapoesía. En los dos primeros casosdomina el aspectoobje-tivo, el episodio. En el último, el aspectosubjetivo,nuestracualificacióndel episodio.

Por ahora nos bastaeste ejemplo, el más nítido y her-moso de la colaboraciónentrelas tres funcionesformales,las cualesintegranasí un organismoestéticoperfecto. Luegocitaremosotros ejemplos. Pero,desdeahorarecordemosque,en los misterios tibetanos,los mensajerosy narradoressonvarios (en el teatro griego hay uno por drama), que seidentificanconelcorode cazadoresy repitenla últimasílabade la frase del rey, la que contieneel peso verbal de laoración.

¿Quéresultadohemosobtenido? Recordemosel procedi-miento queaplicamosen El deslindeparaestablecerla dife-rencia cualitativa entreel dato histórico, el científico y el

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literario; recordemoscómo allá comenzamospor agruparenun parentescodel sucederreal el datohistórico y el cientí-fico —aquél,por el sucederperecedero;éste,por el sucederpermanente—;recordemosque,en tal parentesco,no nosfueimposible absorberel datoliterario, en virtud de su intenciónficticia, de suneutralidado indiferenciaparael sucederreal.Puestransportemosahoradelicadamenteaquelmismoesque-ma (como se transporta,inversamente,la Eurídice dormidadesdeel infierno hastala tierra), desdeel plano de la rea-lidad en queallá operábamos,a este nuevoplano de lo in-ventadoo ficticio en que ahora estamosoperando. Y ¿quédescubrimos?¡Queaquí tambiénencontramosun parentescoentredramay novela al que es reacia,en cierta manera,lapoesía! Sólo que aquí el fenómenoresulta más atenuado,comoeraya de esperarse,porquenosmovemosenplenoreinode las sombras. Pero tambiénaquíadvertimosla intensaco-nexión de drama y novela con respectoal sucederficticio,actualen el drama, ausentey pasadoen la novela. De igualmodo, confesamosla neutralidado desconexión—siquierarelativa,siquieraen intento, queya basta—de la poesíaconrespectoal sucederficticio. Es verdadque,en cierto modo,la poesíatieneun pie en esesucederficticio. Desdeeseplanoevolucionay exclama.-. ¡Ah, pero tiene el otro pie, ines-peradamente,en la vida real del yo del poeta! Y serámáspuramentepoesíamientrasmásse limite a expresary excla-mar, relegandoa las otras funcionesel oficio de representaro narrar. El drama ejecuta,la novela narra. La poesía,enprincipio y en pureza,no quisieraejecutarni narrar nada:sólo exclamar. El drama y la novela, por el senderode laficci 5n. La poesía, sola, volando todavía por encima dela fic~ión,pero con un secretQcordónde sedaque,por otrolado, la comunicacon la realidaddel poeta.’ El crítico quese ha quejadode las “interjecciones” en la poesíaespañolaha definido, indirectamentey sin percatarse,el vigor líricode esapoesía.

En cuantoal espacio,el drama es presencia;la novela,

1 Ahmed Rassen,poeta egipcio, quiere que el poema ideal pueda dibujarseen una uáa, pues, dice, más allá de los tres versos,el poema se convierte ennovela.

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ausencia.La poesíaescapaal espacio.En cuantoal tiempo,el drama es actualidad; la novela, recuerdo. Y la poesía¿seráesperanza?En todocaso, tienede comúncon la espe-ranza,el no participar del tiempo ya transcurrido,sino serun anhelo,o seaunacreaciónde tiempo: nuevaescapatoria.Si escapaunay otra vez, la poesía¿eslibertad? Ocurreuntérmino másapropiado: es liberación. De aquíque la esté-tica espontáneano se engañabaal considerarlacomo la lite-raturapor excelencia.De aquíquetampocose engañecuan-do quiereofrecerlela menosútil, la másemancipadade loreal entrelas dos funcionesquehemosllamadomateriales,el mayor atuendoverbal, queesoes el verso. Pero,si en loformal y en lo materialhay aquímayor desasimientode lasleyesútileso leyesdel mundopráctico,impuestasdesdeafue-ra, hay en cambio mayor rigor y constreñimientoa ciertasleyes internas,leyes literarias, voluntariasy por eso mismomássagradas.Así es que digamos“liberación” mejor que“libertad”. Al modo que el versotoma la materiadel len-guajey la someteaobstáculosvoluntarios,a procurade unamusicalidadqueno sólo es de ritmos acústicos,sino tambiénde ritmos psicológicosy respiratorios,de ese mismo modola poesíatoma la forma de la literaturay la sometea obs-táculos voluntarios, a procura de aquellasesenciasque su-ponenla misma funciónen que ha nacido, aprocurade lasficcionesmenosimitativas de la realidadpráctica. (Y esto,auncuandoel poetasea“retratista” y se figure quererotracosa.) Poesíaes la ServidumbreVoluntaria.

Esta pequeñareferenciaal enigma poético es ya sufi-ciente paraandarpor el mundo.

Hemos dicho que las funcionesformalesno se compene-tran, pero sí puedenyuxtaponerse. Toda obra se clasificapor su función predominante,y puederecibir la elaboraciónaccesoriade elementosqueprocedende otrasfunciones.Ade-másdel ejemplo de la tragediagriega (dramacon persona-jes, y narradoresy coro, que incorporanlas tres funcionesformales),hemosofrecido presentar,parala mejor descrip-ción del fenómeno,otros ejemplos:1) el drama y los ele-mentosnovelísticos;2) el dramay los elementospoéticos;3)la novela y los elementosdramáticos;4) la novelay los ele-

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mentospoéticos;5) la poesíay los elementosdramáticos;y6) la poesíay los elementosnovelísticos.

1) Ya hemosvisto la aparición del mensajerodel Pró-logo en la Tragediagriega. Este elementoépico en la tra-gedia tiene tressignificaciones:

Primero: es un residuo. Desdeel punto de vista semán-tico o de los asuntos,la tragediaaprovechala sustanciadela epopeyay, en general,del epos, tradición heroica. DeaquíqueEsquilo (aunquecontó tambiéncon otrasy diversasfuentes)consideresus tragediascomo “relievesdel banquetede Homero”.

Segundo:significaciónescenográfica.La tragediaera enmucho, una coreografíaritual, donde las mismas figurasteníanun lugar propio y determinadoen la escena,y loscorosevolucionabancomo gruposdanzantes.Los recursosomáquinas,las decoraciones(elementales)y el espacioescé-nico aconsejabantambién ciertaslimitacionesy “estilizacio-nes”. Por último, los actores,montadosen los coturnos,yel rostro enmascarado,se veían obligadosa cierta rigidezconvenida.Resultabade todo ello la imposibilidad o siquie-ra la dificultad de presentara los ojos del público ciertosactosde violento realismo—caballosdesbocados,combates,asesinatos—,y así sucedíaqueestosactosfueran relegadosa un plano invisible,aunaausencia,y se los sustituyeraconmensajeros.Claro queesta circunstanciabien puedecorres-ponder al sentidoestéticodel teatro griego, como luego loexplico.

Tercero: las dos significacionesanterioresvenían a su-marsea una significaciónestética:el horror al groserorea-lismo. Yaes muchoqueloscoreutasgolpeensobreunapuertacerrada,detrásde la cual se oyengritos, o queEdipo se pre-sentecon las cuencasde los ojos vacías. Nunca se toleraríaqueuna Medeaasesinasea sus hijos delantede su esposoya la vistadel público,segúnaconteceen la Medeade Séneca,quepor lo demásse leía y no se representaba.La tragediaantigua es el polo opuestode nuestroGran Guiñol, dondeasistimoshastaa operacionesquirúrgicas. Después,el cine,justificadopor el valor visual, ha ido todavíamáslejos: yasólo falta quenos denel olor de sangre. La tragediaantigua

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parecedecir,comola Bellezaen Baudelaire:“Detestoel mo-vimiento queperturbalas líneas.”

En el drama moderno,son asimismoelementosnovelís-ticos todosaquellosqueimpostanla llegadaa escenade unanarracióno relato,oraseaelementoinsertoen la acciónparasustituir hechosausenteso no presentados—lo que refiereun personaje,lo que dice unacarta—,ora un caso ajeno ala acción: un cuento que se dice o lee en escenaparadarambiente, para aplicar la moraleja, para esparcimientoocompásde alivio. Las modalidadesde este recursoseríanindescriptibles,por abundantesy variadas.

En el Don Gil de las calzas verdes (Tirso), el criadoCaramanchel,pararecomendarseal servicio de Doña Juana(que estádisfrazadade Don Gil), emprendeun largo parla-mentosegúnel tema“mozo de muchosamos”,dondedescribeel modo y costumbresde los señoresa quienesha servido,relato quepareceun Lazarillo o un Buscónabreviados.

En Tirso también (El pretendienteal revés),Carlos re-fiere al Duquela Fábuladel león.

En Ruiz de Alarcón (Los favoresdel mundo),el relatode Don Garcíasobresu lance con Don Juansobrevienedes-puésde quehemospresenciadoel lance mismo,pero asumeun valor explicativo,de escolioa posteriori, puessin él nues-tro conocimientodel casoseríaincompleto.

Y en La verdadsospechosa,Don Juansiemprese mues-tra dispuestoahacernarracionesfalsas,de lo quenunca lehaacontecido,ya por jactancia(la supuestacenaaunadamaen el Soto de Manzanares),ya por astuciay maniobra,comocuandodice a su padrequeno puedeaceptarla novia quele ofrecen,porqueestáya secretamentecasadoen Salaman-ca, a objeto de escogerél otra novia másasu gusto (dondejuega el equívoco sobrela persona);y al explicar las cir-cunstanciasde aquel falso suceso,echa mano del tema de“los vestigiosdel amante”,queconocemosya por el romancede BlancaNiña.

Lo mismo acontececon el largo monólogo del Rey Ba-silio en La vida es sueflo, monólogoque nos hace entenderpor qué,en la escenaprimera, Segismundoapareceencade-nadoen la torre.

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Don Juany Don Luis, en el Tenorio, refiereny comparansusrespectivasaventurasanteriores.

Cyrano cuentasu desafíocon los cien matonespagadospor el de Guiche,hechoqueacontece,por decirlo así en unentreacto.

En otro lugar Rostand,inspirándoseen las páginasmis-mas del Bergeracreal, hace que su héroe detenga al deGuiche (como detieneel• “viejo marinero” de Coleridge alhuespedde la boda), contándolelas historias del viaje ala luna, en tanto queRoxanase casa.

En los Seispersonajes,de Pirandello,el relato de lo pa-sado,por unamanerade alucinación,se transformade re-penteen escenaactual (el Cine lo ha hecho muchasveces).Y Pirandellonosda unacuriosaconjugaciónde un dramaenotro, uno real, y el otro ficticio; másbiennos la danambosfundidosen un crepúsculode realidady ficción: Enrique IV.

2) Ya hemosvisto la función del coro en la tragediagriega. El elementolírico dentro de la tragediatiene a suvez tres significaciones:

Primero, una significación genética. Desdeel punto devista formal, la tragedianació de los coros de tragos o ca-prípedos,que danzananimadosdel furor ctónico, y al finhacenqueen el centro de la ruedaaparezca,invocado porla magiadel rito, el protagonista.2

Segundo,unasignificación escenográficaa que ya nosliemos referido: la dificultad de hacerentrary salir al corode la escena,determinasu perfectalealtad, sin la cual laintriga sería imposible y resultaríadelatadapor el testigode muchosojos y de múltiplesbocas. (Ya sabemosque elrevolucionarioEurípidesviola estacostumbreen el Jón.) Talsuertede neutralidadparael episodio, se mantienea pesarde queel coro “toma partido” en cuantoa su apreciacióndelos sucesos,y aunllega adividirseen bandosopuestos:merasfigurasde la danza.

Tercero, una significación estética,que ya también he-mosdefinido: el coro, testigoy no actor,operalas descargas

2 No resisto a la tentación de contar que un poeta hispanoamericanomedijo hace años, con encantadorasuficiencia: “. -. Porqueha de saberustedque la tragedia se llama así,por significar un trago de sangreen la garganta.”

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poéticasdel pathos acumuladopor el episodio. Como el es-píritu contemplativo,observay juzga, pero tambiéngoza ypadece,aunquepor lo generalno desciendeal acto:y cuan-do desciende,puede decirseque, en la transformacióndelgénero,comienzaa dejarde serun coro paraconvertirseenun personajecolectivo, en el pueblo.

En el dramamoderno—según lo hemosvisto a propó-sito de los elementos—hay un tipo de monólogo con va-lor de entreactopoético,cuya funciónrecuerdaen cierta ma-nerala función del antiguo coro. En el drama musical, talseríala funcióndel aria. Las modalidadespuedenserotras.Posible es que, en medio de la acción, se recite un poemasin conexión directa con ella, aunquedestinadoa dar am-biente.

Fuerade loscasossingularesdel usode los elementosmásnimios —como las figuras poéticasdel pensamientoo dellenguajedeslizadasen el coloquiomismo—, la función poé-tica no sueleacercarsehoy muchoal drama,al dramacomúny corriente. La emociónpoética, sí; pero ya sabemosquesoncosastan diferentescomo el estarenamoradoy el escri-bir unaendecha. Sin embargo,es fácil notar queaun estosmerosaleteosde emociónpoética,errantespor el ámbito dela escena,llevan ya consigocierto acentoformal, manifiestosiempreen un relativodesasimientoo liberaciónmomentáneadelepisodio. Los pasajesdramáticosquenos dan la emociónpoéticason pausascontemplativaso líricas incrustadasen lospasesde la acción:pastoresquecharlany cantan,puebloquese divierte, soldadosque se solazanen la treguadel campa-mento, amantesque se arrullan,galanteadoresque requie-bran a las queven (“Requiebroes un sentimientoqueen elgestose aparece”,decíacon sencillaprofundidadLucasFer-nández).

Y, a veces, este toquecillo poético adquiereuna saborhumorístico: así, en las contraposicionessimétricasde laComediaEspañola,entre las sublimidadesdel galán y lastraviesaso rudasobservacionesdel gracioso: tambiénlibe-racióno desasimiento,y ritmo de torsión quemuy bienpudotraer en la menteVictor Hugo cuandoen el prefacio delCromwellproponela estéticarománticade lo grotesco.

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3) La yuxtaposiciónde elementosdramáticosen la no-vela es algo másdifícil de percibir, porquetambiénes másdifícil queacontezca.Por esoadelantamosya la reserva“endeterminadoscasos”,al decir quedentrode unamisma obralas funcionespuedenaparecerunaal lado de otra. El pere-grino en supatria (Lope) es novela dondese insertanno me-nos de cuatro autos sacramentalescon sus respectivasloas;pero estono pasade un caprichode publicación. Estaspie-zas dramáticasson completamenteajenasa la novela y selas puedeextraero suprimir sin quela novelapadezca.Nun-capretendióLope continuarla acciónde la novelamedianteunaescenarepresentable;y si algún moderno,emancipadoya de las convencionesgenéricas,o algún antiguo anterioratales convenciones,de pronto suspendenla narracióny noscuentan,en forma dialogada,unaconversaciónquehayate-nido lugarentrelospersonajes,no se trata aquíde la función“drama”, sino del recursoal elemento“diálogo”. Nuncaseha pretendidoque,en llegandoal pasajeen cuestión,suspen-damosla lecturay nostraslademosal teatro paraver el talpasajerepresentado.Y, segúnnuestradefinición,sólo la re-presentaciónes drama. El que las obrasteatralesse publi-queny lean es mero accidentede la escritura. Otro ejemploilustre de teatro acarreadoen la novela por mero azar depublicación:Los cigarrales de Toledo, de Tirso, dondeapa-rece, entre otras cosas,nadamenos que El vergonzosoenpalacio.

Sobrela novelay el diálogohayalgoquedecir. El diálo-go puedecubrir unaporciónmayor o menor de las novelas,y puede,realmente,determinarunamodalidadfuncionaldeltiemponovelístico.En cuantoa la porciónquecubre,es espo-rádicolas másveces.Otrasparecequese aclimatamejor a lolargo de laacciónnovelística.HayvolúmenesenlosEpisodiosnacionalesde PérezGaldós que casi puedenleersepisandoel vado de los diálogos Por último, hay las novelasdialo-gadas: las del ciclo celestinesco(que provisionalmentesehan llamado “comedias”), la Dorotea de Lope, cierto hu-milde cuentecilloque yo me sé y se llama Lostres tesoros.*

* [A. R., Los tres tesoros,México, Tezontle,1955. “Este poema o entrete~

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Estasnovelaspuededecirsequecreaninteriormenteun teatrofantasmal,comocuandoseleeunapiezaescritaparalarepre-sentación.No hayaquírepresentación,pero síun desfile ima-ginario de personajesquehablan,quemadurapsicológicadetipo dramático.Estoda a la novelaciertanotade tiempo ac-tual, aunqueseaun tiempoficticio “de doblefondo”. A veces,se ha dado a la novelael atavío de un “escenario” de cine(JulesRomains,DonogooTonka).

4) En la vida de la novela,el naturalismovino a signi-ficar un paréntesisde sequedadque se creyó y se declaró“objetivo”. Antes, despuésdel naturalismo,es fácil que elautorse entregue,por sí o a travésde sus personajes,aex-clamacionespoéticaso patéticas,morales, sentimentales.Aprescindirde ellasse reducecasi la posibleobjetividad,puescualquierapuede de hecho ser apasionado,intencionadoyabogadode causasaunen las descripcioneso retratosde airemás sobrio. Y no sólo en la novela, aun en la historia8Aquel novelistade Flaubert, dios oculto que obra en todaspartessin llegar a descubrirseen ninguna,es unaconcepciónacadémicacontrariaa las efusionespoéticas. Pero antesdellegar a esta concepción,o despuésde haberlausadohastaelcansancio,la novelavuelveaconsentirseviolacioneslíricasalpretendidoimpersonalismo.La cárcel de amor,de Diego deSanPedro,queestudiamoshacemuchosaños,*estásalpicadade humedadespoéticas,intermedios,gritos y lamentaciones,monólogosde los personajesquequedancircunscritosdentrodel monólogo generalque es la novela, y queme atreví acomparar,como función si no como calidad,con los corostrágicos. Son fragmentospoéticos las salutacioneso mere-pacionesa las ciudades,looresy denuestosde la corte o lasaldeas,en la literaturaespañoladel Siglo de Oro, pasajesalos quesólo falta el versoparaconfundirsecon ciertospoe-mas de la época. ¿Y no tiene ya ese sabor,en la PrimeraCrónica General del Rey Don Alfonso el Sabio,el “loor de

nimiento visual —olvidado entremis papelesdesde haceunos quince años.- .“,

dice Reyesen el “Aviso”.]~ César pasa los ojos del candorosopor algo como una realidad anterior,

física, sin refraccionessubjetivas, ¡y Michel Rambaudha podido estudiar elartede la deformaciónhistórica en los Comentarios!

* [Obras Completas,1, 49-60.1

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España”,uno de los primerosgritos de la prosacastellana,quede lejos y sobresiglos y paísesparecequeanuncia elTableaude Michelet? Pero,volviendo a la novelay dejandoel atractivo imán de la historia,dígasesi estefragmentodelWerther, en el arreglo modernoque se liga sobrela versiónde Mor de Fuentes(Espasa-Calpe)no pareceun cantohora-ciano, templadoya al timbre de Fray Luis:

Bien haya mi pecho,que acierta a paladear los deleitessen-cillos e inocentesdel hombreque pone un repollo en su mesacriado por su mano,y no sólo disfruta la berza,sino tambiénel día apacible,la madrugada preciosaen que la plantó, la des-pejadatardeen quela regó,el gozo de estarviendosusgallar-dos medros,todo en idéntico momento.

El enlaceentrelos fragmentospoéticosy la novela quelos transportapuedeir desdela mayor flojedad hastael ri-gor másajustado.El Peregrino, deLope, lleva en su corrien-te algunaspiezaslíricas, pero suele acontecercon ellas loque con las piezasteatralesallí incrustadas:que son sepa-rables,que no forman cuerpocon la obra. En la Rahab,deWaldo Frank, al contrario,el compásnarrativo se interrum-pe de cuandoen cuandocon fragmentoslíricos que no con-vendríaseparar,que obran como escapesemocionalesdelrelato. Y en la novelacubistade Apollinaire Le poéteassas-siné,dondetodo se yuxtaponey la unidadapenasse mantienepor algunosrasgosgenerales(trazosa trozos),hay cuantosequierabuscar:diálogosen versículosentrelas parteras;unafábulado la ostray delarenque;observacionespersonalesdelautor en primera persona;poemaspara anunciar medica-mentos; diálogos alegóricos entre las personasabstractascomolos Teatros,el Actor, los Bebedores;acrósticos,coplas“populares” fabricadasexpreso,y mil fantasíasmás. Peroaquíha quedadoya inútil el criterio aplicablea los tipostradicionales;pueslos fragmentospoéticos,dadala natura-lezade la obra, ni forman cuerpocon su asuntoni tampocodejande formarlo, y a la obra mismapudieraaplicarseestaobservacióndel autor: “Todas las materiasde los diferentesreinosde la naturalezapuedenhoy por hoy entraren la con-fecciónde un vestidoparala mujer.”

5) Las obras poéticasno admiten colaboraciónde ele-

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mentosdramáticossino en aquelsentidolimitado en que losadmitela novela:elusodelelemento“diálogo”: diálogoen elcomplejoBerowningo en el pedestreCampoamor,allá se vaello. Ningún poemapuedede prontosuspenderseparatrans-portarnosa la representación,y el dramaes,parala consi-deraciónde esteensayo,representacióny nuncalectura.

Perohay algo más quedecir. El conceptomoderno de~‘poesíapura” nos llevaríaa la consecuenciade quela intro-misióndel diálogo es mástolerablemientrasmásse despojaéstede la funciónverdaderamentedramáticay másse reducea unafigura verbal. Lo más“puro” sería,pues,el diálogode ideassin personajes,como en Calderón:

¿Quéesla vida? Un frenesí.¿Quées la vida? Una ilusión.

Luego vendríael diálogo de personajestácitospor ejem-pb, en el ovillejo de Lope queremedaunavoz y un eco:

—~, Qué es lo que el amor meha dado?—Cuidado.—~ O quées lo queyo le pido?—Olvido.—~ Quétengodel bien queveo?—Deseo.—Si en tal locura meempleo

que soy mi propio enemigo,prestoacabaránconmigocuidado,olvido y deseo.

Después,corresponderíael lugar, siempreen orden des-cendentede toleranciao en orden crecientede “impureza”,al diálogo de prosopopeyao diálogo de personajeficticio,comoen estaseguidilladel siglo XVII:

—~ Quién ha sido la causade mis suspiros?

—Y los ecosdel valleresponden:“Iros”.

Finalmente,el casomásturbio seríael máspropiamentedramático,dondeverdaderospersonajesconversan;puesyala presenciade personajesempañala noción de la “poesíapura”. Así, en el poemade EsproncedaEl estudiantede Sa-

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lamanca (que, en rigor, para nosotrosya es una novela enverso másqueunaobra de poesía):

—Hayriesgo en seguirme.—~Mirad qué reparo!—Quizá luegoos pese.—Puedequepor vos.—-Ofendéisal Cielo.—Del Diablo me amparo.—Idos, caballeros,no tentéis a Dios.*

Y todala tercerapartedel poema,queEsproncedallama“cuadro dramático”, es directamenteun acto de comedia,donde las descripcionesescénicasy movimientos de los ac-toresestánescritosen metro, como es la Farsa y licencia dela reina castiza,de Valle-Inclán.

6) La poesíanecesitaa vecesapoyarsusprocedimientosexclamatoriosen un relato, o siquieraen la alusióna ciertoshechos. Es menos poesía,es menospura, mientras más car-gan sobreella estos acarreosnarrativos. (Y adviértasequeen esteanálisisno senosocurresiquieraconfundir el criteriode “pureza” con el de Belleza.) Cuandoel elementonarra-tivo llega a dominar, el peso de la obra se desequilibraha-cia la novela. Por eso El estudiantede Salamancaes novelao cuento en verso, y “cuento” le ha llamado Espronct~da,cuento metrificado, cuyo tono estáen estepasaje:

Una calle estrechay altala calle del Ataúd,cual si denegrocrespónlóbrego, eternocapuzla vistiera, siempreoscuray, de noche,sin másluzque la lámparaque alumbraunaimagen de Jesús,atraviesael embozado,

* [Esta cita de Espronceda,y las dos siguientes,memorizadasdesdela in-fancia por Alfonso Reyes,se ligan en su obra con el recuerdo de su padre:“Hojeando en su biblioteca [la del Gral. BernardoReyes], he encontradolascuatro sucesivasetapasde su firma. La primera, la preciosafirma llena deturgenciay redondecesapareceen un tomo de Obras poéticasde Espronceda,París, Baudry, 1867. - - El hallazgo de aquella firma juvenil en un ejemplarde Esproncedatiene un sentidosingular.- - y todo el fragor del Diablo Mundo:es, línea por l~nea,el cuadro de Espronceda aquel Esproncedaque fue tansuyo y que él mismo me ensefió a recitar!” (Cf. A. R., “Oración del 9 defebrero”, en La Cultura enMéxico, SuplementodeSiempre!,México, 28 defe-brero de 1962, N’ 2, pp. y-vi). En el ejemplar que conservaba Reyes en suBiblioteca, las citas en las pp. 128 y 97, respectivamente.]

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la espada en la mano, aúnquelanzóvivo reflejoal pasarfrentea la cruz.

Ternoqueno dejade serel tonodominante,apesarde losinstanteslíricos, como éste:

Cual suelela luna, tras lánguida nube,con franjas de platabordarlaen redory luego, si el viento la agita, la subedisuelta a los airesen blanco vapor...

Quedanrápidamenteevocadoslos casosde yuxtaposicio-nesformales. Los criterios de purezade quea vecesse hablade pasono son —lo repito—criterios de valoraciónestética,sino medios de análisis; y esto, aun en el casode la poesía,dondemayor es la tentaciónde entregarsealos extremosdelpreciosismo.Al contrario,la riquezaestéticade la obra bienpuedeaumentarconla conjugaciónde funcionesy elementos—lo cual tampocosucedenecesariamente.Se concluye deaquíqueel orden de las funcionesformalesy el ordende lasjerarquíasestéticasson independientes.No hay recetasparacrearla belleza. “Y el secretoideal duermeen la sombra.”El análisisanterior sirve sólo como útil del conocimiento,ytampocoes fundamentodel juicio. Pues,al fin y al cabo,e!métodono es todo. El examende layuxtaposición,por lo de-más, no agotael estudiode las funcionesformales. Algunaotra pruebapuededarnosmáslucessobresu naturaleza.Elestudiode los “caracteres”,en ensayoanterior,nos llevó aagruparlos—independientementede sus cuadrosestéticos--en dos conceptos:el estilístico y el semántico. El conceptosemánticose refiere al asuntoy a ciertas modalidadesdegéneros,temasy elementos.Es ya posible preguntarsecuáles el alcancede la relación entreel orden semánticoy lasfuncionesformales. Deun modogeneral,cabedecir,quecon-forme se asciendepor la escalade los caracteres,crece laposibilidadde una relaciónnecesaria.

1) Los elementossemánticospueden pasear indistinta-mentepor las tres funcionesformales,puestoqueson célulasde la composiciónliteraria, sin las cualesno se llega al te-jido. El parentesco,en cuantoal sucederficticio, hacecorn-

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prender—sin necesidadde ejemplos—que tales elementoscirculenlibremente en el drama y en la novela. El relativoretraimientode lapoesíaaunrespectoalsucederficticio —ensuma, ese su afán de vivir en el éter puro del espíritu—explicacierta resistenciaposiblea aceptarlos elementosmáscargadosde contenidosemántico,al menospartede los poe-tas empeñadosen la “poesíapura” (bajo cualquierade susdenominacioneso tendencias)- Pero aun las mayoresheroi-cidadesneumáticasde la poesíapura tienen, por necesidadde la mente,que aceptarel choquede algunosperdigonessemánticos.Narración,descripción,relato, retrato, etcétera,aunquesea adelgazadosen una técnica de alusionesvagasy sutiles, no puedenevitarse,siquieraseancasi inconsútilescomounosdibujos en el aire. Si se les cerrarala puerta,en-traríanpor la ventanaal modode abejas;y si tambiénse lescierra la ventana,entran por los poros del muro. ¿Rayoscósmicoso virus filtrables?:va en criterios.

Si analizamosdoscasosheroicos—El CementerioMarinoy El abanicodeMlle Mallarmé—,ya sabemos,cuantoal pri-mero que,por muchoquehagaValéry paratrasladarsea laabstracciónestética,hay siempreuna escena:el cementeriode Cette, frenteal mar; y respectoal segundoalgunavez lohemosexplicadotambién por referenciaa un escenario,unpersonajey unaacción:el escenario,el ambientede la damay aun la damamisma desdela manohastala comisuradelos labios,pasandopor la evocaciónde los ojos adormecidosy el ascuadel brazalete;el personaje,el abanicopresoen lamano;y la acciónestáen el aleteoy el monólogoen proso-popeyadel abanico.* Puesbien: nuestropunto se reduceadecir queel orden semántico,en las partículasde los ele-mentos, invade: igualmente—en principio al menos—lastres funciones,sin exceptuarla pudibundapoesía.

2) En el siguientepeldaño de la escalasemánticaen-contramoslos temas. Igual consideraciónquepara el casoanterior, y una contracción mayor en la resistenciade lapoesía,la cual no podría indistintamenterecibir cualquiertemasemánticosin enturbiarsecon cierto saborcilloprosaico.No necesariamente:hay temassemánticosque son poéticos

* [A. R., Mallarmti entre nosotros, México, Tezontle, 1955, pp. 55-60.]

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por naturaleza—el ciervo herido y la fuente,al queya noshemosreferido—, y de estetipo hay millares. Como que latemáticapoéticaes unade las másricas venas de la litera-tura. Y máspuededecirseaún: los temasprosaicossonva-lerosamenteacogidos,y máscadavez segúnse acentúanlos“serviciossociales”de la poesía,por poetasgrandesy chicos.Y los quepudiéramosllamar “temasdel feísmo” son gratosa algunostemperamentos(Díaz Mirón en susmomentosopa-cos). Pero nuestro punto se redude a observarque —enprincipio— cualquier tema semánticopuedepasear indis.tintamenteentredrama y novela, y que la poesía,en gene-ral, abre más francamentesus puertas al tema semánticopreviamentereconocidocomo poético. (Salvo el genio, quetrasformaen “Amarilis” ala “Juana”de Toméde Burguilloso a la “FranciscaSánchez”de Rubén,muchomáspoéticasencuantoellostocansusnombreshumildísimos,que la ridícula“Eudora”, de DíazMirón, nombrecitoqueél se fue abuscarentrelas pastillasde Sen-Senconquetodoel día se perfuma-ba la boca.) Un dicho agudo,por ejemplo, puedeir indis-tintamentea un drama, a una novela; pero, si cae en unapoesía,ya puede cuidarsede no representarallí un pesomuerto,un valor no poéticopor esencia(salvoel genio, et-cétera). Al subir ci peldaño,crece,pues,el gradode necesi-dad en la relación, y disminuyeotro tanto el de la indife-rencia.

3) En el peldañosiguiente de la escalasemántica,elcaso se complica: los génerosson tipificacionesen el trata-miento de los asuntos—todo lo convencionalesque se quie-ra. Su posibilidadde transportarseentreunay otra funciónformal queda,por esomismo,subordinadaal asuntode quese trata. Dado el asunto,las tres funcionesformalespuedenposeerya el métodogenéricoqueha de permitir adoptarlo;oaunpudieraserqueel autor,paraadoptartal o cual asunto,escapea las costumbresgenéricasde suépocaliteraria e in-troduzcapor su cuentanuevasmodalidades,si tiene aptitudparaello. En todo caso,el problemadel transporteo circu-lación depende—para el conceptosemántico—,no del gé-nero, sino del asunto. Ahora bien: es casi imposible pensaren génerosconsiderandosólo la nota semánticay prescin-

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diendo de la estilística; pues si en principio, como hemosdicho, un asunto puede cuajar en varios géneros,una vezdadala coagulacióngenéricanosencontramosanteunaalian-za muy íntima entrelo estilístico y lo semántico. Al puntoque,puededecirse,por sí solo un dato literario nuncaesyaun género:un géneroes un datomás un procedimientoes-tilístico o conjunto de procedimientosestratificadospor lacostumbre.Y claro es que,si pensamosen los procedimien-tos y no en los datos,resulta imposible por definición eltransportarlos génerosde unaaotra función formal. Comoqueprecisamentelas funcionesformales se manifiestan,encadaépoca,a travésde determinadosgéneros:comediasatí-rica, comedia de costumbres,comedia de capa y espada,drama heroico; novela amatoria, novela pastoral, novelapicaresca,novelade costumbres,etcétera.¿Y cómo,por ejem-plo, género “comediade costumbres”habíade acarrearelgénero“novela de costumbres”?Sóloen cuantoal asunto;noc’~cuantoal género,como es obvio. Y respectoa la poesía,por su naturalezade función formal, la hemosidentificadocon la lírica (con cierta violencia, ¡qué más da!) dejan-do fuera, y por definición, los génerospoéticosno líricos,quepor otro lado identificamosconla novela. Y el génerode la poesíalírica —si esque,en nuestranomenclatura,cabellamarse“género”— ni es transportableni, como ideal, de-bieraaceptarcontaminacionesquelo desvitúan. Por supues-to, cabe siempreuna audacia,un acierto de anomalía. Damiedo decirlo, pero es cuestiónde tactoy de gusto.

4) En el peldañosuperiorde la escalasemántica,estánlos asuntos.En los asuntossí es cómodoy fácil pensaraisla-damentey aquí todadensidadse disipa. Traslos esclareci-mientosanteriores(ya lo sé; hastapacientespara el impa-ciente lector), caede suyoel admitir quela funciónpoéticasólo admite,o mejor, prefiere cierto orden de asuntos,comocorrespondea su naturalezavirginal y exclusiva. Por aquíse ve que,en lo alto de la escala,llegamostambiénal gradomáximo de vecindaden las relacionesde la función formalcon el orden semántico. Pero ello se percibe con singularnitidez en el hechode que,en cuestiónde asuntos,apareceninesperadamenteciertasespeciesirreducibles,aun entre las

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dos funcionesmás cercanas:el drama y la novela. Claroes quemuchosasuntospuedenindistintamentesertransporta-dos de la unaa la otra. Peroya estetransportetropiezamu-chasvecesconinesperadasresistenciasal sorneterseala prue-ba de la crítica. Más de una vez, en este punto, la críticadescubrequeseha violado unacerradurasecretaentrela no-vela y el drama. Así, cuandose juzga: “Este asuntodebióllevarseal teatro y no a la novela.” O bien: “Esta novela,trasladadaal teatro, seríaun desastre.” De lo primero nosda ejemplo el juicio lúcido de CharlesMaurras ante unanovela de Françoisde Curel, quien despuésha hecho en elteatro unacarreragloriosa. “~A1teatro,al teatro,Monsieurle Curel!”, le gritó Maurrasdesdeel periódico. De lo se-~undo nos da ejemplo la certera observaciónrecogida porBaldensperger:la Educaciónsentimental,de Flaubert—no-vela sobrelas modificacionesqueel destinova imprimiendoen un carácter,y al fin lo disuelve—,no hubierapodido serllevada al teatro sin traicionar de antemanosu intención.Este extremo nos conduceotra vez a la consideracióndelvalor del tiempo en la novela, que aquíno es ocasión detratar.

Los límites de este ensayo, nos impiden examinar eltransportede los asuntosdei drama o de la novela al cine,problemanulo parala poesía. Me limito aseñalarel punto.En general,el cine prosperaen lo episódicoy no prosperaen lo formal o lingüístico,sino en lo quetienede teatro o derecitacióny no es especialmentecinematográfico.Nada másabsurdo—a pesardel asuntoinsigne—que los empeñosdetransportaral cine la obra de Cervantes,tan fuertementeasi-da al verbo,alo másliterario de la literatura. Claro es quepuedentomarseinspiracionesen Cervantescomoen elmismoSanAgustín (cuandoacompañó,sin poder llorar, el féretrode su madre).Claro es quehay“adaptaciones”que sonadul-teracionesafortunadasparasu objeto. Cocteaulo ha logradoen Francia; Novo, en México.

5) Quedadespejadoel caminopara el estudioparticu-lar de cada una de las funciones formales. ¿Me quedarátiempo de emprenderlo? Resguardémonosdesde aquí conuna aclaraciónal caso.

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Venimosnombrandoinvariablementeestasfuncionesenel orden: drama-novela-poesía.Ésteno pretendeserel ordengenético. Másaún:acasoel inversoseael verdadero,al me-nos paranuestracivilización occidental,que tal vez la antro-pología corroborecon el testimonio de las sociedadesllama-das primitivas (detenidas,fosilizadas), dándoleun valorgeneral: Lírica-Epica-Tragedia.Grito juvenil, acción viril,análisisdecadente,en la teoríade Bossert. (Aunqueya sabe-mosque los “géneroslíricos” de quehablala historia litera-ria aparecierongrosso¡nodo despuésde la Epicay antesde laTragedia.) A la posibleseriede Bossertcorresponderíamáso menosla serie de Frobenius:el paideurnademoniacodela primeraedad,el idealísticode la edadintermedia,el fác-tico de la edadfinal. En el primer círculo, se estápor en-cima de la razón: ni se tieneni se deja de tenerrazón. Enelsegundo,se estádentrodela razóny cuajadoen ella. En eltercero,se estábajoel pesoy el agobiode la razón. El cho-quedramáticoresultade que todaslas personastienenrazóno tienen su parte de razón. Al borbollón de alborada, alabstracto“quererquerer”,al regocijovital, sucedela fijaciónen los actos,la voluntadconcreta,cierta serenaaceptación,ya ésta sucede,a suvez, un recelode anochecida,una licua-ción de propósitos,unasumisiónya melancólica.

(Encuentroen Carl Holliday —TenDawn of Liserature,1931—la afirmaciónde que la serie cronológicamásdefi-nidaenlas literaturases:Epica-Dramática-Lírica(conlo queresulta desairadoel elementolírico queva en el seno delteatro griego); pero, sobre todo, advierto la observacióndeque la Dramáticasucedea la Epica (~monólogoque se estre-lla en variasvoces?)- “Tal vez —dice Holliday— porque,al progresarlas naciones,la gentese acumulaen ciudades,ylas ciudadespor sí mismas son ya dramáticas.” Y adviér-tasequeel choquedramático—vuelto cómico por la oportu-na política ~aristocráticade Odiseo—quesignifica las censu-rasde Tersitescontralos monarcas,en la Ilíada, suponen,enefecto,que se ha dejado ya de vivir en mansionescamp~s-tres,dispersas,apartadas,y que los jefes comienzanavivirya a la vista del pueblo: ¡ Ciudades!

Pero aquíno hemosquerido seguiruna serie genética.

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Todaprecisiónes peligrosaen estamateria,cuyo métodode-biera ser siempre: “AYa lo viste seco? ¡Míralo mojado!”Todo empeñode precisiónnos plantaotra vez, estupefactos,anteel clásicoy familiar problemasobrela prioridad de lagallina y el huevo,la aporiade los corrales,y las cocineras.Los helenistassiempretendríanderechoa argüir quela ver-daderaserie genéticacomienzacon los ditirambos y luegodesarrollalos corostrágicos,mientraspor otro rumbo la na-rración épica o su turno, junta elementosparala futura tra-gedia. Y sobrelos orígenesépicostodavíahay quediscutir.Cuandola historia se presume,no se hacehistoria.

Hemos preferido un criterio relativamenteestético (~ofuncional?),el mismo quenoshace nombrarla prosaantesdel verso,quebienpuedehaberlaprecedidocomo géneroli-terario. Hemos ordenadoel fenómenosegúnsu desprendi-miento gradualdel cuerpohumanoy su viaje hacia las esen-cias puras: desdeel drama, literaturaque se ejecutacon lapersona;pasandopor la novela, que todavía cuentacon unactor que es el juglar y, cuando se emancipade él, sigueviviendo del episodio;hastala poesía:casi unavoz incorpo-ral pronunciadapor un ser angélico.

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III. LAS “FUNCIONES FORMALES” EN PARTICULAR

LA NOVELA

LA NOVELA, segundafunción formal episódica. De las tresfuncionesformalesde la Literatura—Drama, Novela,Poe-sía—, hemos agrupadolas dos primeras en la familia delas funcionesepisódicas.Correspondeahorael estudiode lasegunda:la Novela. A propósitodel Dramahemos hechoconsideracionesquese aplicanigualmentea la condiciónepi-sódica de la Novela,y aellas nosreferiremossin repetirlas,lo queabreviaránuestroestudio.

Las dos consecuenciasde su naturaleza. Quedadefinida laNovela como referenciade acción ausenteen el espacioypretéritaen el tiempo. Ha desaparecidoel valor visual, es-pectacular,del Drama; y, en consecuencia,el espaciorealde la escena. La mencióndel Prólogo o Mensajero de laTragediaantiguasólo se ha usadocomo símbolo. Ya vere-mos en quésentidodebeentenderseel espacioen la Novela,y ya veremos en qué sentido debeentendersela presenciahumanadel narrador. Respectoal valor auditivo, oral, tam-bién lo examinaremoscomo historia y como residuo. Hadesaparecidoel tiempo exterior: ahora sólo nos incumbeeltiempo interior. Antes de entraren el estudioparticular deestafunción, convienetenerpresentecuantose dijo sobreloselementosdramáticosy poéticosquepuedenapareceren laNovela,así comosobrelas funcionesformalesy el orden se-mánticoexpresadopor aquelloscaracteresquehemosllama.do elementos,temas,génerosy asuntos.

Síntesisgenérica. Los génerosa que se refiere la síntesisquedenominamosNovela tienensu raíz históricaen la Mito-logía y el Folklore, pero aquísólo nos incumbencuandohanllegado aun molde definidoy fijo, cuandohancristalizadoen los caracteresgeneralesde forma y materia,pero nuestro

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Ensayono tieneporfin estudiarla imaginaciónliteraria,sinola obra literaria. Comprendemosen la Novela todoslos gé-nerosépicos y narrativos,de todaslas épocas,en versoo enprosa, leyendas,cuentos, fábulas o “ejemplos” didácticos,novelaspropiamentetales,antiguas y modernas:el cuentoegipcio de los Dos Hermanos;el poemababilónico de Izdu-bar; el Ramayana,de Vaimiki; el Libro de los Reyes,deFirdusi; los Viajes por la India, de Fa-Hien; la historiade Joséel Hebreo; las epopeyashoméricas,la Eneida, elBeowulf,y las sagasescandinavas;Fedro,La Fontaine,Sa-maniegoe Iriarte; el Asno, de Apuleyo; Dafnis y Cloe; elSendebar;el CondeLucanor; la Divina Comedia; el Orlan-do; la Araucana; los libros de Caballería; las Dianas; laAstrea; La Princesade Claves;el Quijote; los libros de JaneAusten; la serie de Balzac; la María, de Jorge Isaacs;elTabaré,de Zorrilla de SanMartín; Los de abajo, de Azuela,etcétera. En algunasde estasobrasel valor poético es tanalto como el narrativo,pero de momentosólo las considera-mos en cuanto a su función novelística,como casosde laNovela. Estasíntesisgenéricadebeteneren cuentalas prin-cipalesdiferenciasespecíficas,paraasí dejarver mejor lassemejanzasfundamentalesqueautorizanel agregamiento.Lasdiferenciasespecíficasson de dos órdenes:1°el material y20 el semántico.

Diferenciasde orden material en ios génerosnovelísticos.Alhablar del orden material queremosreferirnosa aquel ca-rácterdel fenómenoliterario quehemosllamadosu materia;en suma,al Lenguaje. En el ordenmaterialo lingüístico, nosólo cabea) el conceptode las funcionesmateriales—Pro-sa y Verso—que ya hemostocado de paso, sino que cabetambiénb) el conceptode las dos manifestacionesfundamen-tales del Lenguaje:el Habla y la Escritura. Aunqueambosconceptosdel orden material han de serobjeto de especialestudiodesdeahora podemostomarlosen cuenta.

Las funcionesmateriales, a) Por lo que respectaa las fun-cionesmateriales,ya hemosdicho que nos desentendemosdeque la Novela sea en prosa, en verso, en compenetración

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de prosay verso o en yuxtaposiciónde ambas. Esta dife-renciaespecíficapor la funciónmaterialno afectala esenciaformal de la Novela, no perturbala narración:es unameramodalidadprosódica. Ahorabien: estáen la naturalezamis-ma del fenómenoliterario el que la Novela en prosatien-da, en general,a sermás puramentenovelística;y que laNovelaen verso(poemanarrativoen todossusgéneros)tien-da, en general,aacarrearmayoreselementospoéticos.

Novela. La definición quehemosdadoes sumaria. Admitecualificaciones. Como dice RamónFernández:“La novelarepresentaacontecimientosquetienenlugar en el tiempo, re-presentaciónsometidaa las condicionesde aparicióny des-arrollo de los acontecimientos.El relato es la presentaciónde acontecimientosquehantenido lugar y cuya representa-ción está reguladapor el narradorconforme a las leyesdela exposición y de la persuasión” (Messages,París,Nrf,1926).

TiempoNovela. Mme Valavertle hacea Jallezunaobserva-ción sobreestéticade la Novela,que se aplica a muchoses-critoresde cierta época,apropósitode Le Rougeet le Noir:las escenasson muy cortas, muy sumariamenteevocadasyresultandemasiadasparael tamañode la obra; tanto quesetiene la impresiónqueel autor se contentacon informar dequehansucedidoalgunascosas—comoen una“relación”—pero queuno no asisteaellas. Un mínimo de lentitud en elrelato y de los detallesde los acontecimientospareceindis-pensableparaque el lector tenga la impresión de vivir loque le cuentan:número de momentospor los cuales pasala escenaevocada:comoen el cine la ilusión necesitaciertonúmerode imágenespor segundo,sin la cual no se percibemovimiento sino seriede notasdocumentalessobreel movi-miento (J. R., La douceur de la vie*).

Dijimos que la Novela es narraciónde hechosen acciónreferida,siemprepretéritaen concepto. A nadieperturbaríael artificio de los verbos que bien puedenusarseen metá-fora gramaticalde presente:“Soy Fulano,salgo a la calle,

* [Jules Romains, Les hommesde bonnevolonté, vol. XVII.]

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encuentroaun amigo.” El conceptosiguesiendounaacciónpretérita. ¿Quémás? Hay narradorqueha escritoun cuen-to en modo subjuntivo. Pierre Liévre usó alguna vez esteesquema:“Como soy crítico ante todo, si yo me decidieraainventarun cuento,concebiríaun asuntode tal y cual sesgoy un personajede tal cual carácter,quien no podría menosde hacerestoy lo otro.” Y así,comosin querer,nosva con-tandosucuento. En el ejemplode la Tragediagriega,vimosque la narraciónsignifica siempreun hecho ausentede laescena:la distanciatemporal y la espacialse combinanenlaNovelacomoenla Historia. Dijimos queconfundimosenlamisma denominaciónde Novela la Épica y la Novela. Pro-visionalmente,pues,Novela seráparanosotros,no sólo LaPrincesade Cli~ves,de Mme de Lafayette,el Dafnis y Cloe,de Longo, Orgullo y prejuicio, de JaneAusten, La piel dezapa,de Balzac,María, de JorgeIsaacso Los de abajo, deAzuela,sino todanarraciónliteraria, incluso la Odisea, in-cluso la Ilíada o las leyendasegipcias. Pero debemostenerpresentequeentrela antiguaÉpicay la Novelapropiamentetal hay diferenciasnotorias: no tan sólo la diferenciafor-mal entreversoy prosa,sino la naturalezadel asunto:ge-neral,popular y nacionalen la Épica,dondelos héroessonlos pueblos;y personal,individual y privado en la Novela,hastacuandosushéroesson figuras históricas,aquítratadosen los rasgosde su intimidad. Venimos, pues,usandola pa-labra“Novela” en un sentidomásgenerosoqueel corriente.

Por lo demás,el fondo de la Novela moderna,que daambiente a los personajes,fácilmente abarcaespaciostandilatadoscomo en la Épica; los personajesmismos,en losúltimos tiempos,handescubiertounatendenciaaconvertirsede nuevoen serescolectivos.De lo primeropuededar ejemploLos novios, de Manzoni, dondelas peripeciasde amor vancomo meandrosentreun mundoconvulsionadopor la pestey por las revueltas:el Milán de comienzosdel xvii bajo ladominaciónespañola. (Y por cierto que esta evocacióndela pestenos lleva aotro ejemplomássutil: en El Decamerón,Boccaccionos presentauna partida de damas y caballerosque,expulsadosde Florenciapor la pestedel siglo xiv, se en-tretienen en contarsehistorias —recurso imitado al siglo

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siguienteen El Heptamerón,de la ReinaMargaritade Nava-rra—; y aunqueestaalusióna las vicisitudesdel tiempo, le-vementetocadas,apenassirve de pretextoo punto de partida,yo nuncahe podido,a lo largode la lectura,borrarya de miimaginaciónel saborcillo trágico del excipienteen quevantransportadoslos relatosgalantes,y queprestaun sádicoen-canto asu mismo gustodisoluto, propio contrasteque se hadadosiempreen medio de las catástrofessociales. Así tam-bién, el sabernosen vísperasdel Saco de Roma —1527—exacerbainvoluntariamenteen el lector el sentidoerótico deLa lozana andaluza,por cuyas páginashemosvisto desfilartodo el ejército del pecado,diezmadoal final por el horrory la muerte.) En cuantoa la tendenciadel héroenovelescomoderno a convertirseotra vez en ser colectivo, épico, ahíestá el “Unanimismo” de JulesRomains,un casomásde la“rebelión de las masas” puededecir JoséOrtegay Gasset.En JulesRomainsvemosa las multitudesurbanasy sus mo-vimientos circulatoriosa lo largode las horasdel día, lo quehace de la ciudad una gran célula que tiembla bajo un mi-croscopiode gigantes.

Conforme la Novela penetraen el reino de lo maravi-lloso, su movimiento va tomando el paso de la Poesía.Mallarmé, poetaimpenitente,naturalezaorientadaa lo abso-luto, a quien le estorbabael realismo histórico cual unacontingencia inferior (y tan generoso, sin embargo, que,segúnse apreciapor sus cartas,entendióel empeñonatura-lista de su amigo Zola), se alarmócuandoel joven Gide leanuncióel relato de un “viaje”. Pero al leer las primeraslíneas, viendo que sólo se tratabadel “Océano Patético”,lanzó un suspirode desahogoy exclamó: “~Quésusto mehabíadadousted!” * En general,aunen los relatos de Hof-fmann o de Poequeofrecenla tendenci~imáspura a la fan-tasía,lo mismo queen el Swift del Gulliver, en JulesVerne,en Wells, en el Amado Nervo de El domadorde almas, en elAndré Maurois de El pesadorde almas,** en el recienteCapek que imagina la revolución del mundo de las moscaspor la apariciónde unamosca con genio, todo se reduce a

* [Cf. la p. 135].** [Cf. la p. 136].

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introducir algunosdatosimaginariosparaver despuésla re-acción que producenen pleno mundo real. De estos librospuededecirse,como de Hamlet, quehay métodoen locura.Así sucedeaunen el cuentoárabe.

Hay también génerosmezcladosque desbordanlas pre-visiones,y queen otro tiempo se llamaron génerosgeniales,como lo es la novela-ensayo,que hastapuedeafrontar dis-quisiciones filosóficas. Sobre una base de interpretaciónsociológica,el admirableFacundo, de Sarmiento,lo abarcatodo. Y, entre los casosmáscaprichosos,mucho antesdelrelato suprarrealista,aquella invención que está ya en loslímites de lo frenético: El Doctor Lan’iuela, del generalAn-tonio Ros de Olano, héroede la primera Repúblicaespañolacuyo nombre figura en el Himno de Riego. En el enigmá-tico Franz Kafka, la metamorfosisdel hombre en insectoalcanzaprofundidady angustia. Hay otra metamorfosisno-velescaquees un buenejemplode cómo se introduceun datoirreal, metódicamente,en el mundo de la realidad:La mu-jer transformadaen zorra, de David Garnett,da idea de loque puedey vale la lealtadaun compromisofantástico. Labasede estecuento está en la fábula de la gata convertidaen mujer. Proust,dondeel espaciomicroscópicamenteobser-vado deshacela apariencia:la manoy el amor, en la notade Ortega. El sabio del cuentocientífico de Cajal.

[LA POESÍA]

Poesía. “El poeta—he escrito algunavez— no debeconfiar-se demasiadoen la poesíacomoestadode alma, y en cambiodebe insistir mucho en la poesíacomo efecto de palabras.Lo primero se le da de presente,los diosesse lo otorgandebalde. Lo segundotiene quesacarlode sí mismo. Hasta losperrossienten la necesidadde aullar a la luna, y esono espoesía.En cambio,Verlaine,hablandode los poetas,confie-sa: Nous.-. qui faisons des vers émustras froidement. Alpintor que queríahacerversos en sus ratosde ocio, porqueideas no le faltaban, Mallarmé solía reprenderle:¡Pero losversos,oh Degas,no sehacenconideas,sino conpalabras!” *

* [A. R., “Jacob o idea de la poesía”,ensayo de La experiencia literaria;Obras Completas,XIV, pp. 102-103.1

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Verlaine nos explica aquíque cierta serenidades necesariaal desempeño,aun para lograr legítimos efectospatéticos;Mallarméapoyael índice en la fenomenologíaliteraria. Laemociónpoéticano es ya la poesía: la emociónprecedeala poesíacomo estímulo,la sigue como resultado. La poe-síaen el medio—cosade palabras—se mantienesuspendidaentreel Padrey el Hijo, comola palomadelEspírituSanto.*Al revés de lo que se figura el profano, estaractualmentedobladobajoel pesode la emociónes lo quemenosconvieneal artista. Y no pasade una extravaganciaestúpidaaquelrasgodel actorateniensePolus,el cual, en el papelde Elec-tra —para que su dolor fuera más real—, salió a escenallevandola urna en queverdaderamenteguardabalas ceni-zas de su hijo recién fallecido. Conquedesdeentoncesha-cía estragosel dichoso realismo!

Prosay verso. La raíz de la prosay el verso,el origen, laCienciasólo lo resuelvepor aproximacióny tanteo,porquese hundeen aquel subsuelodel ser dondela palabrabrotadelespíritu; y dondeel espíritu,queriendoencarnar,se dejaguiarpor ritmoscorpóreos:respiratorios,circulatorios,y has-ta ambulatoriosy, sujetándosea aquellaaritméticanaturalde la biología,concibepaulatinamentela unidad,elnúmero,el par, el impar y la serie. Quisiéramosque por verso yprosase entendieraalgo más generaly anterior a lo quepreceptivamentese entiendepor talesdesignaciones,y quehaentradoya en la lenguafamiliar. Prosaseríaunaexpresiónno sometidaaritmos simétricos;versoseríaunaexpresiónso-metida a ritmos simétricos. Tales ritmos puedenreferirsea simetríasideológicaso del sentido—como los versículosde la Biblia o los de Paul Claudel—, o bien a simetríasacústicasdeterminadas.Éstasa suvez, como en la métricaantigua,puedenserde cuantidadsilábicaquedeterminacier-tospiesrítmicosporcombinaciónde largasy breves;o, comoen la métricamoderna,de pies rítmicos determinadospor elacentotónico, en que prácticamentese concedeigual cuanti-dada todaslas sílabas,o de metrosdeterminadospor cierto

* [Cf. Obras Completas,XIV, p 85; y en el presentevolumen,p. 421.]

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númerode sílabasentendidastodascomo unidadesiguales,ode repeticiónde gruposfónicosen rima perfectao imperfec-ta, la cual puedeapareceral cabo o en medio de los ver-sos.’ La frontera entreversoy prosaes másindecisade loqueparece. Verso y prosa,entremezcladosacasoen el ori-gen, nítidamenteseparadosdespués,hantendido a emulsio-narseotra vez, por unaparte, con la vueltaal versículo yel hastíode ios metrosy rimas fijos y, por otra,conel afánde dar a la prosaciertos nuevos atavíosrítmicos. La confu-Sión partede los polos haciael centro: en el versoafloja, yen la prosaaprieta,los rigoresacústicos. Estasegundaten-dencia, que llamaríamosla versificación de la prosa, noparecehaberprosperadoen nuestrotiempo; en cambio,pros-pera la otra, que llamaríamostendenciaaprosificar el ver-so. Esteanálisissumarísimoes aquí suficiente. Pero claroes que tambiénhay un ritmo sui generisen la prosa,deter-minado por la unidad melódicao “porción mínima de dis-curso con sentido propio y con forma musical determina-da”, como defineNavarro Tomás. A la simple vistay en lamayoría de los casos,Prosay Verso son especiesnítidas ydistintas;pero no sucedeasí en cuantonos acercamosa de-finir su conceptoo en cuantoconsideramostodos los casosexistentes. Entoncesnos encontramoscon unagradacióndematicesque van desdeel día netoy la noche netahastaelcrepúsculoindeciso;y nosencontramostambiéncon unacon-fusióngenéticaen el origen de ambasfunciones. Confusiónque la Cienciasólo resuelvepor aproximacióny tanteos,se-gún adelantelo veremos. Aquellas avenenciasposiblesentrelos dostipos de funciones—lasunenfigurasde la alianza—,canalizanal empaparlos “asuntos”, en los “géneros”; aun-quesiempresin determinarlos,puestoquelos génerosse de-terminan por estratosde la costumbre. Estas indecisionesposiblesentreProsay Versoproducen,y aquísí determinan,una“modalidad” en la “obra”, modalidad(puesla ley del

1 Hay residuos de cuantidadsilábica en la métrica moderna. Así, en cas-tellano, la sílaba terminal de los agudos vale necesariamentepor dos sílabasal cabo del versoo del hemistiquio,y vale potestativamentepor dos al final deciertos pies rítmicos; y el esdrújulo, se cuenta por una sílaba menosen igualposición.

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géneroes siemprela costumbre)que,de repetirse,bienpue-de estratificar en género. Prosa y Verso tampoco es seriecronológica(como paralas psicológicas):acasofuera a lainversa. Peropartimoscomoparaaquéllas:de menosa másen el orden de purezaestética.

Es posiblequeen el curso de las páginasconsagradasalas funcionesformales,hayan acudidoa la mentedel lectoralgunasobjeciones. Es posible que no se sienta inclinado aaceptarnuestrasdenominaciones,singularmenteen lo quealaPoesíase refiere. Aceptamosque tales denominacionessonobjetables,y quenos hemosdejadollevar por inclinacionespersonales,aunqueen maneraalguna nos sean privativas,puesmuchossonhoy los quelas comparten,sobretodo entrelos poetas. No las proponemoscomo absolutas.Nuestroúni-co propósitoha sido emprenderunaexploracióna travésdela complicadaselvadel fenómeno,partiendode algunospun-tos precisosde referenciacomo de otrastantaspremisasy,una vez aceptadaséstas,avanzarhacia las conclusionescontoda la lealtad lógica posible. Otros podrán plantear laspremisasen otros términos. Contaránya, por lo menos,conun ejemplo de la exploracióndescriptiva. Repetimos,comoal principio del capítulo 1, que nuestroobjeto ha sido des-cribir y no preceptuar.¿Hemosagotadosiquierala descrip-ción, aunqueseaen sus grandestrazos? En maneraalguna.Nuestrastresfunciones—conseresenciales—se dejanfueratodo aquel orden promiscuadoen que la literaturade crea-ción se combinacon la llamadaliteratura ideológica:lo di-dáctico,lo moral, lo crítico, etcétera,y en generaltodaslasdireccionesqueel modernoensayopuedeabarcardentro desus anchoscontornos. Peroel fenómenoliterario sólo admi-tía la descripciónen su zonamás específicamenteliteraria.El prescindir de las zonas exteriores ni las juzga ni lasexcluye: no tienemayor sentidoqueel de unaeconomíame-tódica.

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[IV. ORÍGENESDE LA OBRA LITERARIA]

LA AGENCIA sustantivapuedepresentarseen tres fases: a)ceremoniao rito, b) celebracióno fiesta, diversióno espar-cimiento. Estaserie correspondeaun grado crecientede laintenciónestética,a unaclarificacióngradualde la experien-cia pura, desinteresada.

a) La fase ritual o ceremoniales figura del sacramen-to: 1°ya propiamentereligioso,2°ya supersticiosoo folklóri-co, 39 ya político, quesecundariamentese enlazacon el reli-gioso. 1~Religioso: la forma literariaestableceuna relaciónentreel hombrey la divinidad. Tres etapasdel rito, separa-daspor evoluciónsecular:ordeno conminación;invitación oevocación;imploracióno plegaria. Laspalabrasdel ofician-te se acompañande gestoo danza(movimientoo actitud in-móvil), quepretendenimitar o reproduciral dios.

2°Folklórico-supersticioso(un solo aspecto,limitadísi-mo, del folklore general): germeno descomposicióndel sen-tido religioso. En uno y otro caso,atenuaciónde calidadenel sentimientoy valor ceremonialde la forma. En los oríge-neshistóricos,y paraciertasfilosofíasdieciochescas,no siem-pre es separableestecasodel anterior.

39 Político: la forma literaria estableceuna liga o pactode serviciosentrelos hombresy las tribus.

Estos trescasosrituales correspondena los orígenesan-tropológicosde la literatura. A la luz de la evoluciónposte-rior, asumencarácterancilar. Pero son genéticosen concep-to: 1°por lo mismo querepresentanla etapade origen; 2~porque la intención está vinculadaa la forma verbal. Ad-viértanselas supervivencias:la literaturacomo rito religiosopersisteen la liturgia eclesiástica;comorito supersticioso,enlos hábitosincultos: magianegra,conjuros,hechicería,“ma-cumbas”;comoceremoniapolítica, acarreadapor el derechoformulario, llegahastanuestrasnormasy expresionesjurídi-cas: palabrassacramentalesdelcontrato,etcétera.Las super-vivenciaspuedensignificar contaminaciones:tratadode paz

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queasumecarácterreligioso, juramentosobrelas Escriturasdel testigo o del funcionario,etcétera.

b) La fase de celebracióno fiesta: intermediaentrelaanteriory la siguiente,en historia y en concepto. La nociónde celebrara un individuo o aun grupo humano,como an-tes sólo se celebrabaal dios, supone una larga evoluciónhacia lo laico, lo social y lo individual, desdelo religioso ylo gregario. Suponeunaevolucióndesdeel servicio todavíaancilarhacia el fin estéticoya emancipado.Se ha atenuadoel carácterdel rito, por causadel nuevofin aque se aplica,perosin desaparecerdel todo. La intenciónestéticase acen-túa,al puntoque,en susformasevolucionadas—felicitación,brindis, discursoo poemaencomiástico—,puedeconfundír-sela con la fase siguiente.

c) Diversióno esparcimiento.Intenciónestéticapura.Laliteraturacomo placer,segúnhoy se entiende;como un finen sí misma.

Lastres fasesadmitencontaminaciones:el rito religiosodesprendede sí formasfestivasy un génerode esparcimien-to: el teatro. La celebraciónpuedeconservarresabioreligio-so y adquirir sentido político, alcanzandode paso valorestético autonómico: las odas de Píndaro a los vencedoresatléticos. La literaturade esparcimientopuedebrotar del es-tímulo religioso o de la celebración. Estascontaminacionesse fundansobretodo en la comunidaddel estímuloo la ins-piración. La primerafasedifícilmente se confundiráconlasotrasdos,en cuantoa la intención; y, en cuantoa la forma,sólo subsidiariamentepermitequeestasotrasdostransportena su seno algunasde sus expresionessacramentales.Entrela segunday la tercera,las contaminacionesde intenciónyde forma son másposibles.

Leyde Cohen (derivadade la modernasociología:Durk-heim, Lévy-Bruhl, Frazer,Wundt): Toda religión tiendeporsí mismaaengendrarel drama,y todo culto asumeespontá-neamenteunaforma teatral. El segundomiembrotienefun-damentosgenéticos, y sirve de arranque a ciertos cismasreligiosos:los iconoclastas,los mahometanos,el protestantis-mo, tendenciashacia la atenuaciónde la forma. El primermiembro acusael error de Aristóteles,que descuidóel ori-

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genreligiosode la tragedia,origenqueencontramostambiénen la historiadel teatromoderno.’ Corolario de estaley, ins-tintivamenteaplicado por los misioneroscatólicos en Amé-rica: la forma teatral es vehículo adecuadodel catequis-mo. De toda propaganda,en rigor. Y hoy lo es másqueelDrama,el Cine. Los anterioresconceptosse yuxtaponendi-versamentecon los tres estados(noción evolutiva) en quepuedeencontrarseuna literatura:a) Independientey, prác-ticamente,autóctona.b) Cosmopolitao en estadode cultura.e) Colonial.

En (a) no predominanecesariamentela faseritual, aun-queambosconceptossugierenconfusamentetiposprimitivos.En (b) predominala fase estéticapura, de esparcimiento.La faseintermedia,de celebración,es aquí indiferente. Lastres fasesproducendiferentereacciónsobreel estado(c) ocolonial, al menosen teoría. Nóteseque la literaturacolo-nial suponeunaliteratura colonizadorao imperial. No haycasoinvestigadode literatura imperial queno hayadesarro-llado ya la fase última, de esparcimiento;pero ello no esteóricamenteimposible. Tal vez acontecióasí entre pueblosprimitivos. En cambio,una literatura imperial puede,paracolonizar,buscarapoyoen susgradosya superados,aunqueno tanto que retrocedade la fase estéticaa la ritual. Pre-guntarsesi no lo hizo así precisamenteel teatro españolalinjertarseen América.

a) Literatura independienteo autóctona.Lo independien-te y lo autóctonose confundenaquíparaabreviar. Lo inde-pendientese refierea la relaciónentreunoy otro pueblo. Loautóctono,ala relaciónentreun puebloy un territorio. Lo in-dependientese contrasta,porsu aislamiento,conlo cosmopo-lita y lo colonial. Lo autóctonose contrastacon lo importa-do. Abreviamosambosconceptosen uno, asumiendoque loindependienteseaautóctono:paranuestrocasoda lo mismo.Ya dijimos que lo autóctonono es necesariamenteprimitivo,aunquepuedeserlo. La antigüedadgriegaes autóctonay noes primitiva.

Las literaturasautóctonaspuedensucedersey no repre-1 A. R.., La crítica en la edad ateniense,§~69, 217, 403, 415, 429, y 431.

[Obras Completas,XIII, 50, 130-131, 258, 265, 276 y 278, respectivamente.]

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sentarcomienzosabsolutos,sino sólo nuevospuntosde par-tida, como se sucedenlas civilizaciones en el cuadro deToynbee.

Cuadro de las civilizaciones en Toynbee:

1°Sociedadesno relacionadasdel todo:Egipcia, Andina.2°Sociedadesno relacionadascon otrasanteriores:Síni-

ca, Minoana,Sumeria,Maya.39 Sociedadesmfra-afiliadas: Índica (?), Hitita, Siria-

ca, Helénica (?).4°Sociedadesafiliadaspor un germeneclesiásticode ori-

gen extranjero:Occidental,Cristiano-Ortodoxa,Extre-mo-Oriental.

5°Sociedadesafiliadaspor un germeneclesiásticode ori-gen indígena:Iránica, Arábiga, Hindú.

6°Sociedadessupra-afiliadas:Babilónica,Yucateca,Me-xicana.*

En estecuadro,la dudasobrela Índicaexpresael temorde queestacultura no procedadel EstadoSumerioUniver-sal,puesen tal casola Índica no seríamfra-afiliada,sino queascenderíaal grupo2° La dudasobre la Helénicaexpresael temor de queel Orfismo y los Misterios hayan llegadoaserpreviamenteuna verdaderaiglesia, puesen tal caso laculturaHelénicadescenderíaal grupo59

El cuadrode Toynbeesólo es recordadoaquíen cuantoal conceptode sucesión,pero seríafalso a vecesy a vecesprematuro el confundirlo con el cuadrode las literaturasau-tóctonas. Chadwick (The Growthof Literature), con reservacientífica, se limita a los siguientesejemplos averiguadossobre literaturasautóctonas:en las antiguasliteraturaseu-ropeas,la griega, la noruega,la anglosajona,la céltica (ir-landesay galesa) y la islandesa;entre las orientalesanti-guas, la indostánicay la hebraica;entre las modernas,lasoralesde Rusia,Yugoslavia,Asia,Africa y elPacífico.Como

* [Arnold J. Toynbee,A Studyof History, Oxford University Press,1934,1, pp. 131-132.]

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se advierte, estasliteraturasautóctonasya pertenecenal or-den escrito o ya al orden oral. La griega continúasiendoautóctonacuandodeja de seroral. Lasotras cuatro,corres-pondientesa la EuropaMedieval, se conservanen la fasedecelebracióny esparcimientohastadondese libran de la in-fluencia del latín, el cual trae consigouna agenciapedagó-gica, “seria”. Y sonsumergidaspor la mareade la escrituralatina: toscamentehablando,las insulares,desdeel siglo VII;

la continental,desdeel xi.b) Literatura cosmopolitao en cultura. El ejemplo más

vivo lo danlas literaturaseuropeas,bajoel mantode la lite-raturalatina. El latín determinaen ellasunapropagacióndela literaturacomo agenciaancilar,parafines intelectuales,oliteratura “seria”, y al caboinfluye en las agenciasde cele-bracióny de esparcimiento.El fenómenocomienzapor serunacolonizaciónliteraria y acabapor determinarun semille-ro de literaturasen cultura. Su estudioes el campo prin-cipal dela literaturacomparada,aunqueéstatambiénse apli-ca a otros conceptosqueaquíno es del casoenumerar.

e) Literatura colonial. Correspondecasi exactamentealconceptopolítico, perono del todo. La literaturalatina, la delpuebloconquistador,es colonizadapor la literaturagriega,sin siquieramudar de lengua. El estadocolonial es transi-torio, y se encaminaal estadode culturacomoaunamayoríade edad. En general,es puenteentrelos otros dos estados,puessuelepartir del autóctono.

Es el momentode introducir los tipos útiles al entendi-miento de las literaturasautóctonas:

]9 Tipo de literaturaimpersonal;20 Tipo de literaturapersonalo aplicadaapersonas.El tipo impersonalde las categorías:anticuaria,gnómi-

ca, descriptiva,de sabiduríanáutica(no las expresionesnáu-ticas referidasal individuo), etcétera.

El tipo personal,ya se trate de individuos especificadoso no especificados,da las categorías:heroica y no heroica,históricay no histórica,sagraday profana,etcétera. Y ad-mite los cincosubtipossiguientes:

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A) Versonarrativoo sagaen prosa(orales),de esparci-miento.

B) Poesíade discursosen bocade caractereso persona-jes, raramenteen prosa.

C) Versoo prosadidácticos.D) Verso—y a vecesprosa—de celebracióno convite:

panegírico,elegía,himno,plegaria,exhortación.E) Verso —y raramenteprosa—referenteal autoro a

sus motivoscircundantes.

Este cuadro se conjugade varias manerasconlos cua-dros anteriores. Las varias conjugacionesy distribucionespermitenaprisionaro aislar el fenómenocomo en unacua-drícula. En el cursode su aplicación,estasnocionesse vanesclareciendo.Suaplicaciónanuestrosvestigiosteatralesau-tóctonos,por seréstostan escasos,resultapocoprometedora.Perohastacierto grado,puedenguiar o ayudarla investiga-ción del fenómenocolonial. Porlo cual eraconvenientemen-cionarlas.

La colonizaciónpuedesermuy compleja. Acabamosde verlopor la anomalíade Roma, colonizadorapolítica que fue li-terariamentecolonizada,sin por esoperdersu lengua. Losrasgosgeneralesde la colonización,paranuestrotema,pue-denreducirseasí:

a) Sujetospolares:imperio y colonia.b) Transporteterritorial de masasimperialesa la colo-

nia, y consecuenteacarreoliterario.e) Acción en la colonia y reacciónen el imperio. Nos

importala acción. La reacciónes extrañaa nuestrotema.

La acciónimperial, en nuestrocaso,significa:

a) Imposición de una religión, una cultura, una len-gua,unaliteratura extrañas,sobreunasociedadexó-tica y no emparentadani afiliada conla sociedadim-perial.

b) Conservacióne infiltración deelementos,residuos,su-

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pervivenciasautóctonosen todoslos órdenesindica-dos.

e) Resultantecolonial.

La etapaquepuedellamarsede orígenesen nuestrotea-tro colonial quedapor definir en el cursode nuestrotrabajo.

El tipo de colonizaciónliteraria que estudiamosparececederados principios:

a) Debilitamientoen la calidadresultante,efectodel es-fuerzo inconscientede adaptación.El criterio deestructuraciónya apreciableen los ingredientesmez-cladospuedeserunanormaparadeterminarla etapade orígenes.Noción de equilibrio, nociónde incorpo-ración verdadera,noción de expresiónsuficiente delnuevocarácter.

b) Retrocesoen las formas,efectoconscientedel esfuer-zo catequísticoy pedagógicopor partede la sociedadimperial, queprocuraretrotraersea las etapasante-riores de su propia evolución,por considerarlasmásfáciles y asimilables.

Los anterioresprincipios puedenaplicarsea muchosór-denessocialesy no sólo al temaquenosocupa. En nuestrocaso,se agudizanpor la circunstanciaespecialde quelos co-lonizadoresdel teatrono erandramaturgosni literatosprofe-sionales,sino misioneros,“gente apostólicay sencillade máspiedadqueimaginación”. Estocomunicaaambosprincipiosnuevosresortes,y aumentael motor conscientedel principiode retrocesocon un motor inconsciente,involuntario: la ig-noranciadel colonizador.

X la luz del principio de retroceso,veremos,en el cursode nuestroestudio,hastaquépunto es lícito retocarla idearecibidade que “el teatro llegó a nuestraAmérica todavíaen sus formasembrionarias,las queteníaen Españaa prin-cipios delsiglo xvi”.2 El retoquesignificaríasimplementeelañadir al anterior enunciadola siguienteaclaraciónexplíci-ta: el teatro españolno se transportóa nuestraAmérica en

2 P. HenríquezUreiía, El teatro de la América espaiíola en la época colo-nial, Buenos Aires, Cuadernosde Cultura Teatral , 1936, p. 10. [Ahora en suObra crítica, México, Fondo de Cultura Económica,1960, p. 698.]

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las formas másevolucionadasquehabíaya alcanzado,sinoque,escogiósustiposmáselementales,y aunsus superviven-ciasde tipo másvetusto. El seminarioprecisaráo redibujaráestasanticipaciones.

Luego tenemosquerecordarcómo era el teatro españolen la hora de su accióncolonial. Paraentendertenemosquerecordarlo quehabíasido antes. Y paraentenderla historiaanterior del teatro español,tendremosqueentenderlos orí-genesdel teatro europeoen general. Por dondecaemosenla primera fasehistórica de nuestroestudio. Agotada ésta,pasaremosa la segunda,o vestigiosdel teatro mexicanoan-terior a la Conquista.

Comparemoscon las fasesde la agenciagenética. Elteatro profano cae del todo en la fase (e), de diversión yesparcimiento,literaturaemancipada.El religioso trascien-de todavía a las fases (a) y (b), ceremonialy de celebra-ciÓn, y aunenvuelvetodavía fines ancilares.El desprendi-miento del culto hacia el teatro (Ley de Cohen) es másperceptibleen el gruporeligioso. Al aumentarel ingredienteprofano,pordeseodeatractivo,elTeatrova siendoexpulsado(le la Iglesia.

Teatro religioso:Dramalitúrgico.Dramasemilitúrgico.Misterio.

En los dos segundosgruposse mezclael milagro.

Drama litúrgico:Epoca:siglos x a primera mitad del XII.

Fábula: Ilustración popularde las fiestasdel añoritual.Representacióno mímica de la historia sacraque recuerdade cercala estilizaciónde la Misa. La Encarnacióno Navi-dad,la Epifanía:impregnadasdel recuerdode las Saturnalespaganas,ritos del habay la vid, fiestas solsticiales, cultosnaturistas. La Resurrección. La tumba correspondea lacuna, pero aquélla apareció representadaantes que ésta.Anuncio de los Pastores;la Estrella; los ReyesMagos; He.rodes;Procesiónde los Profetas(de mucho aparatoprofa-

488

no); Lázaro; Milagro de San Nicolás; Conversiónde SanPablo, etcétera.

Espectáculo:Apareceelproblemaescénicode desenvolverla acción, o tiempossucesivos,en lugaresdiferentes. Variasreduccionesposibles:

a) Sucesivay en el mismo escenario:la modernamá-quinade telonesy decoraciones,salvo intentosde vueltaatrás.

b) Simultánea:J9 En variosescenarioscomo las variaspistas del circo sajón: carros,pasos,monumentosde la Se-manaSantaen Sevilla,cuadrosde Via Crucis abulto. Tipotardío. 2~Un mismo escenariopartido en estrados:aquíJe-rusalén,allá Damasco.El más antiguo tipo, facilitado porla generalignoranciageográficaquehacíapreguntara losprimeroscruzados,al llegar aBudapest,si aquelloeraya Je-rusalén. El escenariose instala en la naveo en el coro deltemplo.

Estilo: El paso del mimogramaal melodrama,del cua-droplástico al coloquio. Se hablaparael pueblo,conciertofin pedagógico.Paraque entienda,la Iglesia quebrantasurespetoa la lenguasacra,al latín, y deja entrarpoco apocolas primerasformas del vulgar o romance. (Hablar en lalenguadel vulgo, decíaLope, aunqueseaen necio.)

Dram~asemilitúrgico:1~poca:segundamitad del siglo XII al xiii.Fábula: los temasde la historia sacra,con muchamayor

libertad, profanidady desarrolloliterario. Menos apegoala liturgia; preferenciapor la hagiografía:el personajeseva humanizando. Resurrección,Adán, Milagros de Santos.Aún no aparecendestacadosel carácterrealistaque insisteen los sufrimientosde la Pasión,en la Llaga,ni en el carác-ter místico que insiste en el misterio del Corpus.

Espectáculo:Se complica la decoración. No cabeen lanaveo el coro. Salea los pórticoso el atrio. La representa-ción sigue siendocosaeclesiástica,pero daya un pasohaciala calle. Sobreel templeteaparecenlosdistintoslugares:aladerecha,Cielo, Paraíso;a la izquierda(lado nefasto),el In~fiemo. De un lado a otro, corren el Calvario con la cruz,el SantoSepulcro,la Prisión de Barrabás,el Palaciode Pi-

489

latos, la Sinagoga,etcétera. Hasta once “lugares” que, enel siglo XVI, llegarána setenta.

Estilo: Se impone la lenguanacional. Se va fijando unmetro menor de cierta regularidad. Aparecenautores:Bo-del, Ruteboef. Aparecen,por la complicaciónmisma de larepresentación,actoresaficionados,ademásde los sacerdotes,acólitos y monjes. Se reclutanentrecofradíasde artesanos,clérigoso estudiantes,burguesesy nobles. Las “didascalias”o acotacionesescénicas,ya bastantecomplejas,continúanenlatín, salvo que a vecesse incorporanalgunasen los versosintroductorios. Algunascontienenprescripcionesquerecuer-dan los consejosde Hamlet a los cómicosde la corte de Di-namarca.En todo se advierteel procesohacialo laico.

Misterio:Época:del siglo x~ven adelante.Descubrimientosposte-

riores a GastonParis,quecreíaen un eclipsedelgénero.Fábula: Ya no es la Resurrección,sino la Pasión, los su-

frimientos terrestresde Cristo. Milagros de la Virgen enten-dida como dea ex machinaen todo género de tradicioneshagiográficas,épicasy folklóricas: continúael procesohacialo laico. Ya estáallí, prácticamente,el material de Lope deVega,sin su genio.

Espectáculo:Al derramarseen la plaza,va prefiriendolos carrosconescenassucesivas.Alguna representaciónduraocho días seguidos. Se construyentambiénverdaderostea-trosprovisionalescon máquinacomplicada,varios pisos, de-coracionesvistosas,trampas,escotillones. Las decoracionesno mudan. Los cambiosde lugar se anunciancon letreros.Hay personajesmudos y hastamuñecos.

Estilo: El desarrollotienecuatroaspectos:10 Tradiciona-lismo de la materiabíblica y evangélica,aumentadocon losApócrifos sin discernimiento;20 simbolismo y alegoría, encuanto los personajestienden a representarespeciesuniver-salesdel destinohumano;3°moralismo y carácterapologé-tico, en cuanto los rasgos más profanostienen sentido depersuasióny catequismo;y 49 realismo,vida y sufrimientosterrestres,y que—por la fructífera vía del anacronismo—vacíansobreel teatrolas costumbresdel siglo. Autores:Eus-

490

tacheMarcadé,Arnould Greban, JehanMichel. Desarrollode las cofradíasde actores: entran las mujeres,conquistalaica.

Paralelamente,se han desarrolladolas Moralidades,co-loquios de virtudesy vicios, aburridoscuandodegeneranensermóny divertidos cuandose solazanenla sátira. Danmar-genal cuadrode costumbres.

Teatro profano. Como en Grecia,brota del estímuloreligio-so, aun en sus aspectoscómicos,cualesquieraseansus aca-rreospaganos.

Rasgoslúdicos en el folklore. Del siglo XIII en adelante.Mímica de la divinidad, los astros,los hombres,los anima-les, sobretodo en los actos queaseguranla perpetuacióndela vida, de lejano fundamentomágico. Hubo danzasde es-padasde sentidoastrológico. El totem. Los animalesrepre-sentanfenómenosatmosféricos:la serpientey la ranaevocanla lluvia. Las máscarasanimalesdanel Carnaval. Los re-gocijos de la estación. Los símbolosfálicos. Vagos resabiosde cultos exteriores a la Antigüedadclásica. Persistenciaspaganaspopularesy hábitosoccidentalescoincidentesconlospaganos.Danzasen loscementerios,“locos”, Fiestadel Asno,Papade los Niños, etcétera.Intermediojuglarescode paya-saday circo. Los mismos:en el siglo ix, Vitali se jacta desusimitaciones“que comunicannuevosera todoslos perso-najesqueviven en mi cuerpo”. Acaso las Cantafablas.

Rasgoslúdicos en la religión. El mismo dramareligiosode la Pasiónacarreatradicionesde cultos mediterráneosan-teriores—Osiris, Adonis,Mitra y, sobretodo, Dionysos,dio-ses queatraviesanla muerte,muereny resucitan—en quese funda la tragediaantigua. El mito de Dionysostraecon-sigo ciertasfigurasgrotescas.LastresMaríaso las tresmon-jas,paraungir el cuerpode Cristo, discutencon el Mercatorla comprade los perfumes. La escenaadmitetoqueshumo-rísticos. Cuando Simón-Pedroy Juan acuden al Sepulcroparacomprobarel relato de la resurrección,aquél,comovie-jo, se queda atrásy da traspiés:rasgo cómico. Ya hemoshabladode Cristo disfrazadoquerequiebraa la Magdalena.

491

El drama gozoso de Navidad consientefiguras y escenasrisueñas,por sucaráctermismo, que se oponea la semanalitúrgica de las penas:ios Profetassonbufonescos,aparecenBalaamy su burraparlante,Habacucnutriéndosede raíces,los pastorescon su groserocostumbrismo,los ReyesMagosno se entiendenen sus distintaslenguas,y hastael furor deHerodesasumecarácterde sainete.

Rasgoslúdicos de tradición literaria o clásica. El bilin-güismode la nuevacultura. Los humanistasmedievalesnun-ca dejaronde leer a los antiguosen su lengua científica oescolar. Dentrode la EdadMedia,los sabiosde Carlomagnoprimero,y luego el sigloxii, representansendosflorecimien-tos de estudioslatinos. Se hanpublicadodos volúmenesso-bre los rastros de la Comedia Latina en la Francia delsiglo xii. El Babion presentarasgosplautistasy terencia-nos, como mucho antes el teatro de Hrotswitha. Aquí sedeja sentirpor Europala manode los “Vagantes”.

El teatro profano (cómico) francésse estructuratardía-mente,siglo XIII, despuésdel religioso en lenguavulgar quelo precedeen algunasdécadas,así como precedea éste lanovelacortesana,ya florecienteen el siglo xii. Se desarrollasobre todo en la Picardía: Arras y Tournai. A veces, suspersonajescedenaunqueseaelnombreal parnasoerótico delRenacimiento.Si el siglo XII practicóepopeya,novela y tea-tro religioso en sus primerasfases,el xiii concibe el teatroprofanoy determinala proliferaciónde escenasprofanasenel religioso coexistente. Nacen el apólogo dramatizado,lasottie, la pastoreladramática, la farsa, el monólogo, queanuncianla futura comediade caracteresy costumbres.Allado dela observaciónrealista,aparecenciertaspreocupacio-nesfilosóficas simbolizadasen la imaginaciónde Guillaumede Lorris (P partedel Romande la Rose) y en la escolás-tica de Jeande Menng (2~partedel Romande la Rose). Lasegundamitad del siglo xiii es la épocade SanBuenaventu-ra, SantoTomásy Dante.

Estecultivo floreceen el sigloxiv. La Moralidad: Reli-giosa,Moral, Satírico-política. La abstraccióny la alegoríase acentúan.Menor calidadpoéticaqueen el siglo anterior,

492

pero de trascendenciaparael siglo XVI. Se alimentatambiénde literaturanarrativa independiente,cortesanay burguesa.A fines de siglo, invadenParís. Cofradíasde actoresde far-sa. Tránsito.

Nuevo florecimiento en el siglo xv. La guerra de CienAños no perjudicó al teatro,ni profano ni religioso. El re-ligioso ve aparecerlos grandesmisterioscíclicos de la Pa-sión. De momento,augede cofradíasde burguesesy obrerossustituyena los juglaresprofesionales,para ser sustituidosasu vez, en el siglo xvi, por las compañíasteatralesen for-ma, permanenteso trashumantes.Los príncipeslas protegeny usancomo armasde propagandapolítica. Relatosde fre-cuentesescándalos,por las libertadesy audaciasescénicas.Génerosprincipales:comediaescolarlatina, misterio profa-no o semiprofano,monólogo serio y cómico, moralidadconsentido alegórico, sottie o sátira de los “locos”, farsa ogermendel sainete(sunombremismo,eclesiásticoen origen,significabaunaglosaextracanónicainsertaen el texto sacro).Recuérdesela “morcilla”: farcire (embutir). Se preparaelmaterial de Rabelais. La sottie se desarrollasingularmenteen el siglo xvi, como fuertesupervivenciamedieval.

Siglo xvi. Reacciónhumanística,tragedia religiosa almodo antiguo, primero en latín y luego en francés. Bajola influenciade Sénecay Eurípides,brotarádespuésla tra-gedia clásicafrancesa. La supervivenciadel teatro profanomedievales más apreciableque la del teatro religioso, quequedaahogadopor los nuevosgéneros.

493

INDICE DE NOMBRES

A la agricultura de la zonató-rrida (Virgilio), 140

A lápiz (Reyes),102A unprofeta (DíazMirón), 131Abanico de Mlle Mallarmé, El

(Mallarmé),466Abatangel,Louis, 71

Abelardo,Pedro, 216, 386Abentofail, 139Abicht, JohannH., 346Abreu Gómez, Ermilo, 11Ábside (México), 393 nAcero de Madrid, El (Lope de

Vega), 39Acuña,Manuel, 141-2Adams,JohnCrouch,361.Addison, Joseph,243

Agatón, 35, 118, 411Agripina, 93Águila y la serpiente,El (M. L.

Guzmán),201Agustín,San,90, 126,385,394,

406-7, 469Al yunque(Reyes),9, 10, 13,

198n., 215, 266n., 400n.,424, 428n.

Alacoque, María Margarita de,394

Alain (Émile-AugusteChartier),58

Alas, Leopoldo,64Alatorre, Antonio, 438n.Alcaldede Zalamea,El (Calde-

rón), 450

Alcibíades,184Alegría,Ciro, 129Alejandroel Grande,436

Alfonso el Sabio,428, 461Alfonso Reyes,ensayista.Vida

y pensamiento(M. Olguín),13

AlfonsoReyeshelenista(1. Dür-ing), 13

Alicia allende el espejo (Car-roll), 138, 363

Alicia en el reino de las mara-villas (Carroll), 138

Alighieri, Dante,26, 73,84, 93,400, 437, 451, 492

Almas ausentes(Martínez Sie-rra), 64

“Alone”, véaseDíez Arrieta, H.Alonso, Amado, 129n., 178,

224, 438Alsted, J. H., 342Altamirano,IgnacioManuel,127Amantesde Teruel, Los (Hart-

zenbu~ch),436Amants de Venise, Les (Mau.

rras),72Amiel, H. F., 177, 178Amor Ruibal, A., 405n.Aa introduction to Mathema-

tics (Whitehead),291

Anábasis (Saint-John Perse),141

Analíticos (Aristóteles), 308Anatomíadela melancolía(Bur-

ton), 435Anaxágoras,320Anaximandro,320Anaxíznenea,320Andersen,II. C., 94Anselmo, San,406-8, 410-1

495

Anteo, 231Anteo (Agatón), 118Antigua retórica, La (A. Re-

yes), 9, 11, 19, 26, 49n.,208n., 233, 243, 266, 276n.,315, 321, 333

Antología del pensamientodelengua española en la edadcontemporánea(J. Gaos), 9

Antología poética en honor deGóngora, 68n.

Antonio, San, 159Apocryphal Stories (Capek),

434

Apollinaire, Guillaume,435,441,462

Apolo (Reyes),421Apolonio, 304Apuleyo, Lucio, 437, 473Apuntespara la teoría literaria

(Reyes),424Aquilano, Serafino,439Araucana (Ercilla), 473Arcadia, La (Lope de Vega),

82, 143, 347Arciprestede Hita, véaseRuiz,

JuanAristófanes,73, 122, 200, 442Aristóteles,10, 34-5, 41, 51, 57,

62, 69, 74, 77, 83, 93, 118,149, 165, 181, 182-7, 195,197, 207, 216, 277-8, 308,311, 316-7, 320-2, 333, 340,349, 386, 392, 401, 411, 420,425, 482

Arlesiana (A. Daudet),399Armas y Letras (Monterrey,

N. L.), 11Arnauld, Antoine, 339Arquímedes,104, 298, 305Arriaza, JuanBautista,403Ars Magna (Lulio), 340

496

Arte de Birlibirloque, El (Ber-gamín),250 n

Arte Poética de Aristóteles encastellano,El (Goya y Mu-niáin), 183n.

Así (México), 11Asno de Oro, El (Apuleyo),

473

Asomante (San Juan, PuertoRico), 12

Aspasia,TheFuture of Amora-lity (Money-Kirle), 88 n.

Au fondde l’inconnu pour trou-verda nouveau(Baudelaire),199

Aurifaber, Andreas,243Austen,Jane,473, 475Auto de la Resurrección de

Nuestro Señor (siglo XVI),435

Ave Maris .Stella (A. de Esca-lante), 127

Avenarius,Mach, 84Aza, Vital, 61Azuela,Mariano, 129, 473, 475

Babion (siglo xii), 492Bacantes,Las (L. Daudet),136Bacon, Francis, 243, 287, 319,

340, 386Bachelard,Gaston,141Bagehot,Walter, 174Baker, ErnestA., 128Balada en honor de las musas

de carne y hueso (Darío),131

Baldensperger, Fernand, 11,187, 469

Ballet (Heme), 436Baily, Charles,224Balzac, Honoré de, 450, 473,

475

Bamberg,obispo de, 127Bandello, Mateo, 437Banquete(Platón), véaseSim-

posioBar-Lewaw, Itzhak, 13Barco ebrio (Rimbaud), 141Barros, Alonso de, 439l3artrina, Joaquín María, 142Basilio, San, 220

Bát, Le (La Fontaine), 436Baudelaire, Charles, 93, 199,

402, 451, 457Bauer, Edgard, 170

Bechar, filólogo, 342Beecher-Stowe,Henriette Eliza-

beth, 128Beethoven,Ludwig van,187Belciugatenau,Anita, 439Bel!, E. T., 286-7, 314Belleza,arte ypoesíaen la esté-

tica deSantayana(R. Lida),211 n.

Belloc, Hilaire, 391

Benda, Julien,346Beowulf,473Bergamín,J., 250 n.Bergerac,Cyrano de, 135, 458Bergson,Henri, 42, 49-50, 52,

66 n., 162, 170, 180, 348 n.Berlichingen,Goetzde, 127Bernard,Claude, 103Bernard,Jean-Jacques,443Bernheim, E., 85, 176Bernouilli Pequeno,J.,334Bertillon, Alphonse,256Bertrand,Aloysius, 451Besant,Sir Walter, 128Biel, Gabriel, 406Bilpay, 437Bioy Casares,Adolfo, 57, 136Bismarck,Otto von, 326Blest Gana,Alberto, 125

Blondel, Charles,71Boccaccio,Giovanni,437, 475Bodel, Jean,490Bodino, Juan,338Bolívar, Simón, 38, 119, 230Books Abroad (Norman,Okla-

homa), 12Boole, George,309Bopp, Franz, 223Borges, Jorge Luis, 26 n., 66 n.,

137, 152, 244, 364Borja y Acevedo, Franciscode,

439Bosanquet, Bernard, 80Bossert, Adolphe, 470Bossuet, Jacques Benigne, 126,

162Boswel!, James,243Boucheny,G., 66 n.

Bourg régéneré,Le (Romains),72

Bourget, Paul, 173

Boutroux, Émi!e, 85Bréal, M. J. A., 224, 425Bredeau,Claude,337Bremond,II., 395, 399Breve tratado de la Ortografía

española (Pérez Castial), 60Briand, Aristide, 125

Brochard,Victor, 55Broglie, Louis de, 104Brook, Paulita, 11Brouwer, L. E. J., 311Brown, Thomas, 128, 337Browning, Robert,463Bruli, Mariano, 66 n.Brunetiére, Ferdinand, 105-6,

431Bruno, Giordano, 338Brunschvicg,Léon, 294Buenaventura,San, 406, 492Bühler, George,221

497

Burguillos, Toméde,467Burlador de Sevilla, El (Tirso

de Molina), 436Burlas veras, Las (A. Reyes),

14Burton, Robert, 435Buscón (Quevedo),39, 457Butier, Samuel,194Butrón, P. José,67Byron, Lord, 160

Caballero de la rosa,Strauss),443

Cabanés,Dr. Augustin, 72Cabañas,Pablo, 438a.

El (R.

Cabecilla, Un (Valle-Inclán),438

Cabeus,matemático,340Cabrera,Luis, 190Calderón de la Barca, Pedro,

73, 436, 438-9, 450, 463Calendario (Reyes),244 a.Calvino, Juan,386Camoens,Luis de, 143Campoamor, Ramón de, 142,

463Cancionerodela rosa (Pérezde

Guzmán),438Cannes de M. Bourget, Les

(Marsan),63 a.Cantar de los cantares, El,

417a., 450Cantares de Gesta,434Canto a la Argentina (Darío),

141Cantor, Georg, 305, 314, 346,

360, 368CantosdeMaldoror, Los (Lau-

tréamont), 141, 451Cantosdofim do Seculo(S. Ro-

mero), 142Capablanca, Raúl, 367Capdevila, Arturo, 443

Capek, Karel, 134, 434,476Capítulosde literatura española

(Reyes),55, 68 a., 121 n.Caracteres (Teofrasto), 69Cárcel de amor, La (San Pe-

dro), 461Cardan,Girolamo, 340Cares, 118Carlomagno,435, 492Carmichael, lógico, 309, 319,

363Carnap,Rudolf, 215, 236Carnot,Sadi, 85Carpe Rosam (A. Belciugate-

nau), 439Carroll, Lewis, 137-8, 142, 275Cartasobrelas unidadesdramá-

ticas (Manzoni), 120, 127Casa de muñeca (Ibsen),450Casanova,Giacomo, 90Casaubon,Isaac,339Cascales,Franciscode,58, 123,

449Caso,Alfonso, 14Cassirer,Ernst, 224, 309Castillejo, Cristóbalde, 439Castillo de los Cárpatos, El

(Verne), 135Catalina de Alejandría, Santa,

205, 349Catálogo de las lenguas (Her.

vásy Panduro),223Cauchy, Augustin Louis, 346Cavendish, Henry, 328Cayley, Arthur, 299Cazador, El (Reyes), 59 n.,

222 a., 274n., 402 n.Cellini, Benvenuto,272Cervantes, Miguel de, 26, 27,

36, 64, 114, 272, 438, 439,443, 469

Cicerón, 278, 339, 444

498

Cid Campeador,El, 73,95, 130,179

Cigarrales de Toledo,Los (Tir-so), 460

Cimetiére Mann, Le (Valéry),66, 71, 466

Ciro el Joven,92“Clarín”, véaseAlas, LeopoldoClaude!, Paul, 401, 443, 450,

451, 478Clausius,R. J. E., 85Clemencín, Diego, 272Cleón, 122Cleopatra,159Cocteau,Jean,435, 469Cohen, Gustave,67 n., 71, 105

Coleridge, SamuelTaylor, 194,279, 403, 458

Comella,LucianoFrancisco,439

Comentariosa las guerrasdelasGalias (Julio César),461

Comingstrugglefor Power,The(Strachey),89 n.

Commerce(París),96 n.Comte, Auguste,103, 308, 309,

359Conde Lucanor, El (Don Juan

Manuel), 438, 473Condillac,Étienne de,222Condorcet,Antoine-Nicolas de,

174Confesiones(San Agustín), 90Confucio, 340Considérationssur la marche

des idées et des événementsdans les tempsmodernes(A.Cournot),85

Contra Insipientem (San An-selmo),408

Contrapunto (A. Huxley), 66Copains,Les (Romains),72Copérnico,101, 305, 338, 363

Condón,88Corneille,Pierre,226Cornyn, JohnHubert, 119Cortés, Hernán,92, 148, 198,

323Cossío,J. M. de, 438 n.Costa, Sousa, véaseSousa Cos-

taCourier, PauI-Louis, 431Cournot, Augustin, 85Gours de Philosophie Positive

(Comte), 103Crespo,Manuel, 13Crítica en la edad ateniense,La

(Reyes),11, 13, 19, 34,95 n.,166 n., 180 n, 182n., 208 a.,266n., 271, 321, 398n.,483n.

Croce,Benedetto,80, 93n., 98n.,

106, 162, 224, 391Croiset, Alfred, 34,Cromwell (Hugo), 459Crónica de veintereyes,95Crónicas, 434Cronistas e historiadoresde la

conquistade México (R. Igle-sia), 272n.

Crotalogía o cienciade las cas-tafiudas (Fernándezde Ro-jas), 301

CuadernosAmericanos (Méxi-co), 331n.

Cuentos mitológicos (Hawthor-ne), 435

Cuestionesestéticas(A. Reyes),143

Cuestionesgongorinas(Reyes),396 a.

Cultura en México, La, 464n.Curel, Fran~oisde, 469Curiositéset récréationsmathé-

matiques (Boucheny),66 a.Cusa, Nicolás de, 406-7

499

Chadwick, H. M. y N. K., 18,484

Chantecler,Ç9Chapelain,Jean,230 a., 403Chaplin, Charles, 137Chase,Stuart, 95Chateaubriand,François-René

de,72, 141Chatnian,Alexandre, 127Chaucer,Geoffrey,437Chesterfield,Lord, 99, 243Chesterton,Gilbert K., 139, 435Chinchón,Ana de Osorio, con-

desa de, 97

Dafnis y Cloe (Longo), 473,475

Dalgarno,George,342Dama de las camelias,La (Du-

mas, hijo), 63Darío, Rubén, 141, 467Darrav, físico, 104Darwin, Charles,105Daudet,Alphonse,399Daudet, Léon, 136De antiquissima italorum Sa-

pientia (Vico), 195nDe la Barra, FranciscoLeón,

131De la contingencedesbis de la

nature (Boutroux), 85De la historia consideradacomo

obra artística (MenéndezyPelayo),93 n.

De la méthodedans les Scien.ces, 177

De la novelahistórica (Manzo-ni), 120, 127

De Oratione (Suárez),394Dererumnatura (Lucrecio),57

Decamerón, El (Boccaccio),475

Dedekind,J. W. R., 314, 368Defoe,Daniel, 128, 139Demócrito, 159, 222, 320, 339,

401, 411Demóstenes,308Derkennis,físico, 340, 341Des Sciences physiques aux

sciencesmorales(Rueff),329Descartes,René,84, 103, 136,

165, 256, 257, 298, 309, 319,339, 340, 341, 345, 367, 408

Deslinde,El (Reyes),7-14,215,424, 425, 430,453

Dewey, John,319, 320 n.Diablo Mundo (Espronceda),

464n.Diana (Gil Polo), 450Diana (Montemayor), 450Díaz, Porfinio, 131Díaz Covarrubias,

127Francisco,

Díaz del Castillo, Bernal,272DíazMirón, Salvador,131, 169,

199, 216, 231, 268, 467Diccionario Manual e Ilustrado

de la Lengua Española,260Dickens,Charles,128Dictionnaire Philosophique

(Voltaire), 58 n.Diderot, Dennis, 358Diego, Gerardo,68 n.Díez Arnieta, Hernán,125Díez-Canedo,E., 93 n., 439Dilthey, Wilhelm, 162, 176DiógenesLaercio, 437Dión Crisóstomo,49Dionisio de Halicarnaso,233,

308Dirac, PaulAdrien. 104Discurso del método (Descar-

tes), 165Ditchy, crítico, 439

500

Divina Comedia, La (Dante),473

Divinas palabras(Valle-Inclán),263

Divino Marqués (Capdevila),443

Doctor Lañuela,El (RosdeOla-no), 137, 477

Dodgson,CharlesLewis, véaseCarroll, Lewis

Dolet, Stéphane,339Domadordealmas,El (Nervo),

136, 476Domenchina,Juan José,143Don Alberto Blest Gana (“Alo-

ne”), 125Don Gil de las calzas verdes

(Tirso), 457Don Juan Tenorio (Zorrilla),

436, 458Don Manuel (L. A. Sánchez),

125Don Quijote (Cervantes),26,

195, 379, 473DonogooTonka(Romains),461Doré, Gustave,26, 27Dorotea (Lopede Vega), 460D’Ors, Eugenio,58Dos caminos,Los (A. Reyes),

163 n.200 notas de bibliografía me-

xicana (G. Estrada),61Dostoievski,Fedor,47, 48, 50,

51, 73Douceur de la vie, La (Ro-

mains),474Dujardin, Éclouard,444-5Dumas,Alexandre,137Duns Escoto,Juan,165, 406-7Düring, Ingemar,13Durkheim, Émile, 482Dynast,The (Hardy), 95

Eckermann,J. P., 243Eddington,Arthur 5., 163Edison, ThomasA., 383Educación (Caracas),11Educación sentimental (Flau-

bert),469

Ehrlich, Paul, 133Einführungin das Studiumder

Geschichte(Bauer), 170Einstein, Albert, 59, 104, 299,

309, 324, 350, 368Elementos(Euclides),308Emerson, Ralph, 227Emigración de las fábulas, La

(Müller), 436Empédocles,35, 268, 320En busca de Juana de Asbaje

(P. Salinas),396 n.En busca del tiempo perdido

(Proust),125En el país de las maravillas

(Gamow),363 nEn margedes vieux livres (Le-

maitre),434Enciclopedia(Diderot), 358Eneida (Virgilio), 434, 473Engel, Claire-Eliane,439-40Enigma del matriarcado, El

(Krische), 88 n.Enrique IV (Pirandello),458Ensayo sobrela novela históri-

ca. El “modernismo” en Lagloria de Don Ramiro (A.Alonso), 129n.

Ensayos(Montaigne),310Ensayossobre la historia del

NuevoMundo, 14Epaminondas,88Epicarmo,65, 134Epicuro, 339Episodios nacionales (Pérez

Galdós),127, 460

501

Epístola joco-seria (Díaz Mi-rón), 268

Epístolamoral a Fabio, 131Erasmode Rotterdam,387, 437Erckmann,Emil, 127Erckmann-Chatrian:véaseErck-

mann,Emil, y Chatrian,Ale-xandre

Erewhon (Butler), 194Erixímaco, 35Escalante,Amós de, 127Escoto Erígena,Juan,386Escudero Marcos de Obregón,

El (Espinel),230España,Pedrode, 60Espectrode la rosa, El (K. M.

Weber),230Espectros,Los (Ibsen),63, 133Espinel,Vicente,439Espinosa, Aurelio Macedonio,

48Espronceda,Joséde,463-4“Esquilache”, véase Borja y

Acevedo,FranciscodeEsquilo, 95, 117, 122, 123, 452,

456Essais de psychologiecontém-

poraine (Bourget), 178

Estebanillo González,439Estrada,Genaro,61, 131Estudiante de Salamanca, El

(E~pronceda),463-4Ética demostrada según el or-

den geométrico (Spinoza),329

Euclides, 299, 301,331, 360-1, 379

Euclides metafísico311

Eudoxo,301Eugeniade Montijo, 91Eunomio, 220

Eurípides,65, 453, 458, 493Evangelios,434

Everett, C. C., 299Evolución de los géneros, La

(Bruneti~re),105EvolutionofPhysics,The (Eins-

tein e Infeld), 59 a.Excélsior (México), 11Experiencia literaria, La (A.

Reyes),9, 11, 19,27 a.,59 n.,168 n., 180 n., 208 n., 220 n.,268 n., 269 n., 275 a., 342 n.,437 n., 477 a.

Extraño caso del Dr. Jekyll yMr. Hyde, El (Stevenson),391

Eye-Witness,The (Belloc),.391

Fa-Hien,473Fabre,Jean-Henri,382Fabri,Honorat, 341Fábulas mitológicasen España

(Cossío),438 n.Facundo (Sarmiento),477FáñezMinaya, Álvar, 255Fargue,Léon-Paul,275Farigoule,Louis,véaseRomains,

JulesFarinelli, Arturo, 439

Farsay licenciade la reina cas-tiza (Valle-Inclán), 464

Fausto (Goethe),298, 435Favores del mundo. Los (Ruiz

de Alarcón), 457Federico,cardenal,127Federico1, 339Fedro,473Feijoo, Benito Jerónimo,43Felipe II, 190

308, 309,

(White),

Femmeassise,La (Apollinaire),441

Fernandat,R., 67 n.

502

Fernández,Lucas, 459Fernández,Ramón, 474FernándezdeRojas,FrayJuan,

301FernándezMoreno, César, 142Feuchtwanger,Lion, 95Fichte, J. G., 397Fielding, Henry, 128Figari, Pedro,87Figueiredo,Fidelino de, 431File on Claudia Cragge (Q. Pa-

trick), 64Filoctetes (Sófocles),427Filón Hebreo,387Filosofía antigua poética (Ló-

pez Pinciano),205, 451Filosofía y Letras (México),

12, 84n.Fin de Satén,El (Hugo), 435Fiorentino, Ser Giovanni, 436Firdusi, Abel Casem Mansur,

473Flammarion,Camille, 57, 136Flaubert,Gustave,69, 186, 237,

395, 461, 469Florencio,Lic. FranciscoAgus-

tín, véaseFernándezde Ro-jas, Fray Juan

Focillon, Henri, 105Fokine,Mijail M., 230Folengo, Teófilo, 437

Foulché-Delbosc,Raymond,437Foundations of Sociology (G.

A. Lundberg), 161 n.Fra-Cristóforo, 127France,Anatole, 152, 205, 435Franciscode Asís, San, 394Frank,Waldo, 462Franklin, Benjamin, 243Frazer,JamesG., 87, 241, 434,

482Frege,Gottlob, 311

Freud,Sigmund,72, 171Frínico, 123Frobenius,Leo, 470Fuente La Peña,A. de, 55 a.

Gaceta del Caribe (La Haba-na), 11

Galilei, Galileo, 305, 338, 340,341, 407

Galois, Evariste,368Gamow, George,363Gaos, José, 9, 10, 331 n.García Bacca,Juan David, 12,

257 n., 361 n.GarcíaLorca, Federico,63Garnett, David, 477Gaunilón,410-1Gautier,Théophile,402Geiger,Abraham,441Geisteswissenschaft(Dilthey),

176Gentile, Giovanni, 80George,Henry, 131Geórgicas (Virgilio), 438Gergonne,JosephD., 309Gerhardi,William, 68 n.Germánico,93Gerona (PérezGaldós),87Ghil, René, 142

Gibbon, Edward, 126Gide, André, 135, 476Gil, Enrique, 127

Gilbert, William, 340Giraudoux,Jean,139, 444Gitanilla, La (Cervantes), 114,

120Glosario (D’Ors), 58Goethe, J. W., 84, 159, 205,

243, 400, 410, 436, 439, 450Gogol, Nicolás, 438Gómara, Francisco López de,

272 n., 323

503

GómeL Robledo, A., 393 n.Goncourt,Edmondy Jules,69Góngora,Luis de,25, 166, 224,

246, 279, 396, 428González,Fray Diego, 376GonzálezdeEslava,Fernán,442Gonzálezde Salas, lusepeAn-

tonio, 184GonzálezMartínez,Enrique,222,

439GonzálezPrada,Manuel, 125Corgias, 268, 320, 321, 398

Goya y Muniáin, Joseph,51,183 n.

Gracián, Baltasar, 139, 436, 439

Gramática comparadadelas len-guas indoeuropeas (Bopp),223

Gramáticaparda (Trueba),437Grandes estructuras de la mú-

sica, Las (Salazar), 228 n.Grandmaison,crítico, 394Grata compañía (Reyes), 69 n.Creban, Arnould, 491Greek Civilization and Charac-

ter (Toynbee), 188n.

Gregorio, San, 396Gregorio Nacianceno, San, 220

Gregorio Tolosano,341Griñgoire, Pedro, 11Groethuysen, Bernhard,156GrowthofLiterature,The(Chad-

wick), 484Guérard, Albert, 12Guerra y la paz, La (Tolstoi),

96Guevara,Fray Antonio de, 58Guide to Ilistorical Novels and

Tales (Nield), 116Guillén, Jorge,66Güiraldes,Ricardo, 129Guizot, François,177, 178

Gulliver (Swift), 476Gutiérrez Hermosillo, Alfonso,

66 n.Gutiérrez Nájera, Manuel, 280Guzmán, Martín Luis, 7, 129,

201Guzmán de Al/arache, 439

Habladores (Cervantes),443Hading, Jane, 255

Hamilton, W. R., 104, 367Handmaidenof Sciences,The

(E. T. Dell), 286Hardy. G. H., 95, 198 n.Harmónica vida de Santa Tere-

sa de Jesús(Butrón), 67Hartzenbusch,Juan Eugenio,

436Hastings, Warren,93Hawthorne,Nathaniel,435Ilayakawa, 5. 1., 263n.Hazlitt, William, 243Hebbel, Frederick, 84Hegel, G. W. F., 84, 162, 165,

408, 410Heidegger, Martin, 404

Heme, Heinrich, 402, 436Heisenberg,Augustus, 181Heid, S. S., 135Henke, H. P. K., 439

Henríquez Ureña, Pedro, 73,438-9, 487 n.

Henry,Charles, 330Heptamerón,El (Margarita de

Navarra), 476Heráclito,320, 324Heredia,JoséMaría de, 140Hermanny Dorotea (Goethe),

450Hermes (A. Reyes),249Heródoto, 34Héroe (Gracián),436

504

“Heroidas” de Ovidio y suhue-lla enlas letras españolas,Las(Alatorre), 438n.

Hervás y Panduro, Lorenzo,223

Hesíodo,73Hidalgo y Costilla, Miguel, 21,

148Hijo Pródigo, El (México), 11Hilbert, David, 299, 309, 313,

314

Hipócrates,159Histoire littéraire (Lanson),177

Historia comohazañade la li-bertad, La (Croce), 93 n.,98 n.

Historia de la cultura comoso-ciología de la cultura (A.Weber), 162

Historia de las invencionesme-cánicas (Usher), 102 a.

Hobbes,Thomas,102, 339, 340,341, 342, 345, 386

Hoffmann, E. T. W., 137, 476Hólderlin, J. C. F., 404Holliday, Carl, 470Holmes,Oliver Wendell, 243Hombre de los destinos, El

(Shaw),120Homenaje de México al poeta

Virgilio en el SegundoMile-nario desunacimiento,224 a.

Homero, 57, 74, 185, 432,456Hommesde bonnevolonté,Les

(Romains),57, 62, 65, 474n.Horacio, 73, 263, 280Horacio (Corneille), 226Horozco,Sebastiánde, 438Hrotsvitha,429, 443, 492Huerta,Victoriano, 131Huet,PierreDaniel, 339

Hugo, Victor, 14, 141a., 432,435, 439, 459

Huizinga, J., 321Huntington, Ellsworth, 309Husserl, Edmund,9, 162, 212,

224, 298Hutchinson,Woods,58Huthman,filósofo, 346Huxley, Aldous, 66, 73, 135Huygens, Christian, 103Huyghe, René,71Huysmans,JonsKarl, 140

Ibarra, Néstor, 66 n.Ibsen,Henrik, 63,65, 131, 133,

450Igitur (Mallarmé), 129Iglesia, Ramón,272 a.Ilíada (Homero), 73, 94, 185,

434, 470, 4751maz, Eugenio,321 a.Infeid, Leopoid, 59Inquiry into the Meaning of

Truth, An (Russell),350Institutiones Orat. (Quintiia-

no), 51Interpretaciónlingüística de las

obrasliterarias, La (Spitzer),178

Introduccióna la filosofía ma-temática (B. Russell), 346

Introducción a la sociología(Menzel), 329 n.

Introduccióngeneral a la Filo-sofíade la Historia (Hegel),162

Introduction a la MédecineEx-perimentale(Bernard),103

Invención de Morel, La (BioyCasares),136

lón (Eurípides),453, 458Iriarte, Tomásde, 473

505

Juiciodelas vocales(Luciano),Irineo, 387Isaacs,Jorge, 473, 475Isabel, princesa,340Isidro, San, 401Isis (Vilhiers de l’Isle Adam),

136Isócrates,118Izdubar, 473

Jaeger,Werner, 11James,William, 393Jammes, Francis, 451Jeans,James,299Jenarco,35Jenófanes,320Jenofonte,92, 159Jerónimo,San,435Jeunessese jane (Liévre), 186Johnson,Dr. Samuel, 135, 243Joret,C.,438JoséAsunciónSilva (A. Mira-

món), 125Joséel Hebreo,473‘Jourdain’ (en MoIi~re),448Jovellanos,GasparMelchor de,

142Joyce,James,275, 444-5JuanDamasceno,San,396, 406Juande la Cruz, San, 143JuanManuel, infante Don, 438Juanade Arco, Santa,394, 404JuanaInésde la Cruz, Sor, 12,

73, 112, 145, 396, 402Juárez,Benito, 148Jud Süs (Feuchtwanger),95Juegoy la cultura, El (Huizin-

ga), 321n.Jugementsur les sciencesoü

peut s’appliquer un honn&e-homme (C. de Saint-Évre-mond), 298n.

100Juliette au pays des hommes

(Giraudoux),444Julio César,102, 461Jungius,Joachim,341Junior, Martins, 142Junta de sombras (A. Reyes),

117 a.JustinoMártir, 386

Kafka, Franz, 477Kant, Immanuel, 16, 84, 165,

309,316, 346,391-2,404,410Kardec,Allan, 55Karsávina,Tamara,230Kasner,Edward, 303Keats,John,451Kepler, Johann,305, 309, 338.

340Keyser,J. R., 304, 311, 319Kircher, Athanasius,342Klein, Felix, 297, 368Klinger, F. M. von, 340, 341Knockou le triomphede la Mé-

decine (Romains), 57Koffka, K., 158, 159Kolnai, A., 194n., 228n.Korzybski, A., 215, 236, 262,

315, 320 n.Krafft-Ebing, Richardvon, 72Krische, historiador, 88Kronecker,Leopold, 375

La Fontaine,Jeande,382,436,473

Lacordaire,Jean-Baptiste,211,400

Laforgue,Jules, 140Laguerre,Édmonde,304Lalande,Joseph,78, 160Lamb, Lady Caroline,160

506

Landsberg,Johann,397Langagedes Sciences,Le (Ser-

vien), 246a.Langevin,Paul, 104Language in action (Hayaka-

wa), 263n.Lanson, G., 177Lao-Tsé,217Larbaud,Valery, 50,96 a.,444-

445

Larreta, Enrique, 129Lasser,Alejandro, 13Latini, Brunetto, 429Lauriers sontcoupés,Les (Du-

jardín), 444Lavoisier, Antoine,328Laws of Thought,The (Boole),

309Lazarillo de Tormes,457Le Goffic, Charles,439Le Masson, Robert,346Le Verrier, Urbain J. J., 361Lebesgue,Henri, 311Lectures on Me Philosophy of

Matlzematics (Shaw), 313Lehrbuchder historischenMe-

thodeund der Gesch.ichtsphi-iosophie (Bernheim), 85 n.,176

Leibniz, G. W. von, 84, 293,309, 319, 338, 339-46, 350,354, 363, 407-8,419

Lemaitre,Jules,434

Lemos,Tomás de, 312León, Fray Luis de, véaseLuis

de León, FrayLeón de la Barra, Francisco,

véaseDe la Barra, FranciscoLeón

Leopardi,Giacomo, 130Leucipo,320Leviasán (Hobbes),165

473

438aLibros (México), 11Licofrón, 321Lida, Raimundo,Lida de Maikiel,

438Li~vre,Pierre, 186, 475Límaco, 435

141

LópezdeLópez Pinciano, Alonso,

205, 451-2Lorris, Guillaume de,492

Levillier, Roberto,129Lévy-Bruhl, Lucien, 482Lewin, Kurt, 337Leyendade los siglos (Hugo),

94LeyendaDorada, 434Leyes (Platón), 330Libro de Adány Eva,435Libro de Buen Amor, El (Ar-

cipreste de Hita), 436Libro de los Reyes (Firdusi),

Libro Jubilar deAlfonsoReyes,

178, 211María Rosa,

Lo que seha dicho al poetaso-bre las flores (Rimbaud),

Lobachewsky,N. L, 357Locke, John,339,340, 341, 425Loewa,crítico, 439Loewenstein,Leopoid, 68 a.Logic, Me Theory of lnquiry

(Dewey), 320 a.Lógica (Parra),9Longo, 475Lope Blanch, JuanM., 437n.López de Gómara, Francisco,

véaseGómara,FranciscoLó-pez de

Lópezde Villalobos, Francisco,véase Villalobos, Francisco

57,

507

Los de abajo (Azuela), 473,475

Lozanaandaluza,La, 445, 476Lozano, Rafael,66 a.Luciano, 100Lucrecia, 121Lucrecio, 49, 52, 57, 311Luis XI, 128Luis XIV, 34, 224Luis de León, Fray, 48, 216,

417 n., 462Lukasiewicz,físico,319Lulio, Raimundo,340Lumbroso,José,404Lundberg, GeorgeA., 161n.Lutero, Martín, 243, 386, 387

Macaulay,Lord, 93, 126Mach, Ernst,152Madero,Francisco1., 131Maeterlinck,Maurice, 59, 105,

442, 450Magics (Chesterton),139Mahaffy, JohnP., 128, 243MaYmon, Solomon,309Maimónides,435Majas de Lavapiés,Las (R. de

la Cruz), 39Mal-Lara,Juande,438Malebranche,Nicolas, 309, 408Maiherbe,Françoisde, 230 a.Mallarmé,Stéphane,25,83,135,

343, 370, 395, 466, 476-8Mallarmé entre nosotros (Re-

yes), 466n.Malón de Chaide,Pedro,59Mann, Thomas,64Manzoni, Alessandro,120, 127,

475Maquiavelo,Niccoló, 91,93,126Máquina de leer el pensamien-

to, La (Maurois), 138

Mar de historias (siglo xvi),437

Marcadé,Eustache,490-1Marción, 386Marco Antonio, 159Marco Aurelio, 91Maréchal,Pierre S., 394Margarita de Navarra,476Marginalia (A. Reyes), 14¿1/!aría (JorgeIsaacs),473, 475Mariana,Juande, 126Marlborough, John Churchil,

duquede,436Marlowe, Christopher,436Marsan,Eug~ne,62Martí, José,255Martínez Sierra, Gregorio, 64,

131Marx, Karl, 88, 162Masuccio Salernitano,437Mateo Falcone (Mérimée),438Mathematician’sApology,A (G.

H. Hardy), 198 a.Mathematics and Imagination

(Kasnery Newman),303Maticre et mémoire(Bergson),

348a.Matusalén,157Matusalén (Shaw), 120Maurois, André, 125, 136, 138,

151, 476Maurras,Charles,72, 469Mauthner, Fritz, 34Maxwell, J. C., 104, 300, 350Medea (Séneca),39, 456Médicis, Julián de,93Medida por medida (Shakes-

peare),383Medina Echavarría,José,215,

331 a.Meditaciones(Marco Aurelio),

91

508

MéditationsurM. Valéry et “LeCimeticre Maria” (Feman-dat), 67n.

Meetyourself as you really are(Loewenstein y Gerhardi),68 n.

Mejía Sánchez,Ernesto,14Melanchton, Philipp, 338Meléndez,Concha,12Memoria de El Colegio Nacio-

nal (México), 8Memorias (Saint-Simon), 125Mendelssohn,Moses,346MéndezPlancarte,Alfonso, 11,

12Menéndezy Pelayo,Marcelino,

48, 93 a., 121, 126 a., 301 a.MenenioAgripa, 333Menng, Jeande, 492Meno (Platón),330Menzel, A., 329 a.Mercader de Venecia,El (Sha-

kespeare),26 a., 436Meredith, George,440Mérimée, Prosper,438Mersenne,Mann, 337Messages(R. Fernández),474Metamorfosis(Ovidio), 218Metodio, 435Mi España (P. HenríquezUre-

ña), 439Michel, Jehan,491Michelet, Jules,439, 462Mier, Fray ServandoTeresade,

90Mil y una noches,139Milton, John, 84Miad in the Making, The (J.

H. Robinson), 326-7Minkowski, Hermann,309Mr. Tompkinsja Wonderland

(Gamow), 363

Mistral, Gabriela,390Mito de Orfeo en la literatura

española, El (P. Cabañas),

MoctezumaII, 92, 148MoestaMundi (Paulo Orosio),

126Moliére (Jean BaptistePoque-

un), 56,84Molina, Tirso de,436, 439, 457Money-Kirle, R. E., 88a.Monismo estético, El (Vascon-

celos), 432 n.Monna Vanna (Maeterlinck),

450Montaigne,Michel E. de, 310Montalván,JuanPérez de, 436Montañamágica,La (T.Mann),

64Montemayor,Jorgede,450Monterrey (A. Reyes), 66 a.,

69 n.Montfort, Eugénede, 444Moore, George,444Mor de Fuentes,José,462Morales,Ambrosio de, 428Morel-Fatio, Alfred, 439Morin, Arthur, 340, 341, 360Moro, Tomás, 21Mott, N. F., 104Muerte del hierro, La (Heid),

135Mujer transformadaea

La (Garnett),477Müller, Max, 436Murguía,JuanMaría, 62Musset,Alfred de, 72

zorra,

Nacional, El (Caracas),13Nacional, El (México), 102 n.,

117 a.Napoleón,87,89, 117, 120,125,

131, 169, 173, 175, 434

509

NapoleónIII, 91, 170Navarro Tomás,Tomás,479Nervo, Amado, 57, 136, 476Newman,matemático,303Newton, Isaac,103, 104-5, 112,

145, 257, 298, 299, 305, 309Nield, Jonathan,116Nietzsche,Friedrich, 352Nijinsky, Vaslav, 230Nombresde Cristo, Los (Fray

Luis de León), 216Non omnis morar (Horacio),

280Noulet, Émilie, 12, 13Nouvelle RevueFrançaise, La,

67 n.Novios, Los (Manzoni), 127,

475Novo, Salvador,439, 469Nubes, Las (Aristófanes), 200Nuestra Señora de París (V.

Hugo), 128Nueva ciencia, La (Vico), 195Nueva Democracia,La (Nueva

York), 13Nueva Era (Quito), 8Nueva idea de la TragediaAn-

tigua, o Ilustración última alLibro Singular de PoéticadeAristótelesStagirita (Gonzá-lez de Salas),184 a.

NuevaRevistade FilologíaHis-pánica, 438 a., 440a.

Nuevasnochesárabes (Steven-son), 139

Obraje divino, El (GonzálezdeEslava),442

Obras poéticas (Espronceda),464a.

Occam,Guillermo de, 152, 386,406

Ode Génoise(Romains),131

Odisea (Homero), 39, 73, 185,434, 475

Ogden,CharlesK., 215, 236O’Gorman, Edmundo,12Olavarríay Ferrari,Enriquede,

127Olguín, Manuel, 13Olmos, conde,94Olivares Figueroa,R., 66 a.Onís, Federicode, 48Orbe (México), 12Orestíada (Esquilo),73Orgullo y prejuicio (Austen),

475Oribe, Emilio, 66 a.Origen de las especies (Dar-

win), 319Orlando (Ariosto), 473Ortega y Gasset, José,41, 43,

71, 125, 195, 279, 476, 477Ortiz, Teodoro,102 a.Ortographia castellana (Redon-

da), 60

Ortographia, Stichologiay Ka-lendas en versotrocaico cas-tellano (G. Villarreal), 60

Ovidio, 93, 218, 402

Pablo,San,159PadreBrown (Chesterton),139Páginas sobre Alfonso Reyes,

7, 11, 12, 13Panegírico (Isócrates),118Papel de Poesía,8Parménides,320Parra,Porfirio, 9Parra,Teresade la, 129Pascal, Blaise, 187, 309, 325,

339Pasteur,Louis, 133Patraííuelo (Juan de Thnone.

da), 436

510

Patrick,Quentin,64Patritius,Franciscus,340Pauli, Wolfgang, 104PauloIII, 102PauloOrosio, 126Paz y Meliá, Antonio, 441Pazzi, Jacopo,93Peano,Giuseppe,311Pecorone,¡1 (Fiorentino),436Pedro II, 334Pedroel Cruel, 120-1Pellicer y Salas y Tovar, Jo-

sephde, 438Peregrinoeasupatria,El (Lope

de Vega), 143, 460, 462Pérez,Santiago,100Pérez de Ayala, Ramón, 125Pérez Castial y Artigues,Juan,

60Pérez de Guzmán, J., 438Pérez de Oliva, Fernán, 428,

433Pérez Galdós, Benito, 87, 125,

127, 128, 445, 460Pendes,34, 92Periquillo Sarniento,El (Fer-

nándezde Lizardi), 73Persas,Los (Esquilo),95, 117,

122, 123Perseo (Cocteau),435Pesador de almas (Maurois),

136, 476Pesaresde Han, Los, 442Peste blanca, La (K. Capek),

134Petición a la Cámara de los

Diputadosea favor de unosakleaaosa quienesseprohibedanzar (Courier), 431

PhilosophiaNaturalisPrincipiaMathematica(Newtor.), 103

Philosophyand History: Essays

presentedto Ernst Cassirer,176 a.

Philosophy aad Pheaomeaolo-gical Research(Bufíalo), 12-13, 34n.

PhysicsandPolitics (Bagehot),174

PhysiqueAmusante(Tom Tit),68 a.

Picatoste,Felipe,66a.Piel de zapa,La (Balzac),450,

475Pierce, Benjamin, 297Píndaro,39, 482Pirandello,Luigi, 458Pitágoras,307, 320Planck,Max, 104Platón,33, 55,57, 94, 161,

202-3, 207, 222, 243,307, 312, 317, 318, 320,330, 335, 337, 386,401,451

Plegaria sobrela Acrópolis (Re.nan),426

Plowman,Piers, 130Poe,EdgarAllan, 136, 137,143,

302, 364, 395, 476Po~teassassiné,Le (Apollinai.

re), 441, 462Poética(Aristóteles),34,51,57,

182, 184, 185Poincaré,Henri, 294, 309Polifemo (Góngora), 166 n“Polifemo” sinlágrimas,El (A.

Reyes), 166 a.Polo, Gil, 450Polus, 478Portuondo,JoséAntonio, 11Preceptosdidácticos de urbani-

dad (J. M. Murgufa), &2Prefacio a la ciencia general

(Leibniz), 342

197,259,321,420,

511

Prensa, La (Lima), 12Pretendienteal revés,El (Tir-

so), 457Prezzolini, Giuseppe,91Pricre etPoésie(Bremond),395Priestley, Joseph,328Prieto, Guillermo, 127Primera Crónica General (Al-

fonso el Sabio),461Primitivo theatroportuguése o

theatro da nova Russia, O(Sousa Costa), 433n.

Princesa de Cléves, La (Mmede Lafayette),473, 475

Príncipe Negro de Castilla, El(T. de Trueba),127

Principes (Descartes),103Principia Mathematica(White-

heady Russell),257, 346Principies of Gestalt Psycholo-

gie (Koffka), 158n.Problemasfundamentalesde la

filosofía y del dogma, Los(Amor Ruibal),405 a.

Problems of Phiiosophy (B.Russell),66 a.

Process and Reality (White.head), 373

PromessiSposi, I (Manzoni),véaseNovios,Los

Pronósticospara elEstío del bi-siesto de 1792 (1. Vargas),62

Propossur la poésie (Valéry),230 a.

Propossur le bonheur (Alain),58

Prosasprofanas (R. Darío), 39Prosologio (SanAnseinio),408Protágonas,321, 398Proust,Marcel,65, 69, 71, 125,

171, 477

Proyectode un arte deinventar(Leibniz), 319

Prudencio,73Publio Decio, 92

Queen of Sciences,The (E. T.Beil), 287

Queiroz,Eçade, 70Quevedo,Franciscode,141,401,

438Quincey, Thomasde, 42Quintana,Manuel José,142Quintiliano, 51, 225 n., 233,

243, 245, 270, 272, 278, 333,444

Quintia Durward (Scott), 128Quinzejoyes du mariage (Spit-

zer), 124Quiroga, Vascode, 21

Rabelais,Françoisde, 73, 128,275, 493

Racan,Honoratde Bueil, 230 n.

Racine,Jean-Baptiste,84Rahab (W. Frank), 462Ramadorada,La (Frazer),87,

434

Ramanujan, Srinivasa, 324Ramayana(Valmiki), 74, 434,

473Rambaud,Michel, 461 a.Ramóny Cajal, Santiago,

477

Ramond,Hyppolite, 439Rangel Frías, Raúl, 11Rasselas (Johnson), 135Rassen,Ahmed, 454a.Raymann,crítico, 439Razóny Fe (Madrid), 241Reade,Charles,128Redonda,Damián de la, 60

138,

512

Renan,JosephErnest, 222, 426,450

RepertorioAmericano (SanJo-sé, Costa Rica), 13

República (Platón),57Retórica (Aristóteles), 118Revista de Filología Española

(Madrid), 48, 68, 212 a.Revistade Literatura Mexicana

(México), 72n., 194n.Revistade Occidente(Madrid),

194 a.Revuede l’IFAL (México), 12Rey de Artieda, Andrés, 436,

439Reyes,Alfonso, 7-14,21, 55 n.,

59a., 66n., 68a., 69a., 72n.,

396 n., 398 a., 402n., 424,438n., 439 a., 440 a., 441 n.,460-la.,464n.,466n., 477n.,483 a.

Reyes,Gral. Bernardo,464n.Ricci, CurbastroG., 368Rickert, Heinrich, 79, 96, 98,

99Richards,1. A., 215, 236, 395Richet, CharlesR., 55Riemann, G. F. B., 309, 357,

~379Rimbaud,Arthur, 141,206,368,

401Río, Andrésdel, 189Ripios académicos (A. de Val.

buena),273Riva Palacio,Vicente, 127

Rivas,duquede, 130Rivas Sáinz,Arturo, 11Rivera, Diego, 159, 198Rivera, José Eustasio, 129Robinson,J. II., 326-7RodríguezMarín,Francisco,438-

439Romains, Jules, 56-7, 62, 65,

118, 125, 131, 461, 474, 476Romaa de la Rose Lorris y

Menng), 492

Romanell,Patrick, 12Romero,Francisco,47, 212

Romero,Sylvio, 142Romero Calvet,Rafael,64Romualdo,San, 435Ronsard, Pierre de, 280Rosde Olano,Antonio, 477Roscelinode Compi~gne,386Rosedaasi’Antiquité et au Mo-

yenÁge, La (Joret), 4.38

Rosicler,cuñadode Lope, 68Rostand,Edmond, 135, 458

Rougeet leNoir, Le (Stendhal),474

Rousseau,Jean-Jacques,90, 165,439

Rueff, J., 329, 331, 335-6, 355Rufo, Juan,438Ruinas de Itálica (Caro), 39,

131Ruiz, Juan,Arciprestede Hita,

436Ruiz deAlarcón, Juan,73,439,

457Russell, Bertrand, 66 n., 104,

257, 297, 306, 309, 311, 312,314, 319, 346-7, 350

Ruteboef,490Saba,reina de, 159Sábato,Ernesto,11Sabiduríaprimitiva (Vico), 373

84 a., 95 a., 102 a.,121 n., 126 a., 166 a.,180 a., 182 a., 193 a.,198 a., 208 a., 215 a.,243, 249 n., 266 a.,268 n., 269 a., 274a.,276 a., 315, 342 a.,

117n.,168n.,194n.,222 a.,267 a.,275n.,394n.,

513

Sacchetti,Franco,437Sacher-Masoch,Leopold von,

72, 114Sade,D. A. F. de, marquésde,

72Saint•Évrernond,Charlesde,

298, 403Saint-John Perse,141Saint-Simon, Claude-Henri de

125Sainte-Beuve,Charles,Augastin,

20SaladoAlvarez, Victoriano, 127Salazar, Adolfo, 228 a.

Salesespañolas (Pazy Meliá),441

Salinas, Pedro,396 n.Salomé (Wilde), 450Salomón,rey, 159Samaniego, Félix María, 473

San Pedro,Diego de, 461Sánchez,Luis Alberto, 125SánchezBarbudo,A., 329 a.Sánchez Mejías, Ignacio, 63SánchezTrincado,JoséLuis, 11Sand, George,72

SandovalVallarta, Manuel, 189Santa Cruz, Melchor de, 438Santayana,George,46, 211Santillana, Marqués de, 171,

437-8

Sarmento, Domingo F., 477Saussure,Ferdinand de, 224,

439

Sbarbi, JoséMaría, 438Scienceand Poetry (Richards),

395Science and Sanity (Korzybs-

ki), 262

Scott, Walter, 127Scheele,Karl W., 328Scheffer, físico, 319

Scheler,Max, 84, 184 a.Schiller, J. C. F., 84, 120, 159,

201Schleiermacher,F. E. D., 397Schliemann,Heinnich, 378Schnürer,historiador,390Schopenhauer,Arthur, 84Schroedinger,Erwin, 104Seis personajes (Pirandello),

458Selke, A., 329 a.Semejantea sí mismo, El (Ruiz

de Alarcón), 65Sendebar,473

Séneca,49, 456. 493Señorde Bembibre,El (E. Gil),

127Servien, Pius, 246, 251Shakespeare,William, 84, 418,

436,450Shaw,GeorgeBernard,120,125,

313, 435ShyatheseScientifica (M. Ju-

nior), 142Si el hombrepuedeartificiosa.

mentevolar(FuenteLaPeña),55 a.

Siempre! (México), 464 a.Sierra, Justo, 86, 127, 189Sietesobre Deva, Los (A. Re-

yes), 84 n, 249 a.Sila, 102Silva, JoséAsunción, 125, 274Silva y Aceves, Mariano, 125,

224 n.Simbadel Marino, 437Simenon,Georges,125-6Simmel, Georg, 330Simpatías y diferencias

yes), 441Sirtes (A. Reyes),215 nSnellius,Willebrord, 340

(Re-

514

Sobremesay Alivio de Cami-nantes (Timoneda),437

Sociologíadel saber (Scheler),84, 184 a.

Sócrates,35,159, 200,217, 311,312, 321, 330, 401, 437

Sofía,princesa,339Sofía Carlota, 339Sofista,El (Platón),243Sófocles,453Sofrón, 35Soto, Luis Emilio, 12Soulier de satin, Le (Claude!),

450SousaCosta,433Spectator (Londres),128Spengler,Oswald,105, 162, 188Spingarn,JoelElias, 106Spinoza,Baruch, 84, 309, 329,

339, 340, 341, 345, 411Spirit of Languageia Civiliza-

tioa, The (Vossler),210a.Spitzer,Leo, 124, 178Spizel, Teófilo, 339Stauffacher, 127

Stelliola, N. A., 340Stendhal(Henni Beyle), 96Stephen,Leslie, 440Stevens,David H., 11Stevenson,Robert L., 91, 139,

234, 243, 274Strachey,John,89 a.Strachey,Lytton, 91Studiesin Human and Compa-

rative Pathology (Hutchin-son), 58n.

Studyof History, A (Toynbee),83, 484 a.

Sturmius (San Esturmio), 341Suárez, Francisco, 394

Suasorias (Séneca),49Suffren, Bailío de, 88

Suisset,Jean,340Sully Prudhomme,RenéFran-

çois Armand, 142Sumateológica (SantoTomás),

408Sur (BuenosAires), 12, 26 n.,

152 a.Susana (Giraudoux),139Swift, Jonathan,128, 476Simposio (Platón), 35, 37, 280Synthéses(Bruselas),13

Tabaré (Zorrilla de San Mar-tín), 473

Tablaspoéticas (Cascales)123,449

Tableau (Michelet), 462Tácito, 93Tales,320Taileyrand,Chanles-Mauricede,

217, 219Taras Bulba (Gogol), 438Tarde,Gabriel, 105Tarski, Alfred, 215, 319Tartaglia,Niccola, 340Tatier (Londres),128Tetrodela Américaespañolaen

la épocacolonial, El (Henrí-quezUreña),487 a.

Tecnicismo matemático en elDiccionario de la AcademiaEspañola, El (Picatoste),66 a.

Teeteto (Platón), 330Teli, Wilhelm, 121, 324Temas literarios iberoamerica-

nos (Bar.Lewaw), 13Tea Dawa of Literature (Holli.

day), 470TentacionesdeSanAntonio,Las

(Flaubert), 237Teodoro, 330

515

Teofrasto, 69Teoría de la Sanción (A. Re-

yes), 193n.Teresa de Ávila, véase Teresa

de Jesús,Santa

Teresa de Jesús, Santa, 394Tertuliano, 385Teseo (Eurípides),65Tesoro (Latini), 429Tiempo (México), 7Tierra Nueva (México), 257 n.Timoneda,Juan de, 436-7, 4.38,

441Tischreden(Lutero),243Tit, Tom, 68 n.Tito Livio, 93T16n (Borges), 364

Toland,John,339Tolstoi, Leon, 96

Tomade Mileto (Frínico), 123Tomás de Aquino, Santo, 84,

15, 340, 384, 397, 401, 406,408, 410, 492

Torquernada,Antonio de, 186Torres Quevedo,Leonardo,302Tonicelli, Evangelista,103Toynhee,Arnoid J., 83, 94, 95,

96, 103, 131-2, 141, 147, 150,153, 162, 163, 164, 188, 484

Trabajadores dci mar, Los (Hu-go), 141n.

Trabajos y los días, Los (A.Reyes),215

Transmisión y recreaciónde te-masgrecolatinosen la litera-tura española(M. R. Lida deMaikiel), 438

Tratado teológico-político (Spi-noza),329

Tres mosqueteros,Los (Du-mas),127

Tres puntosde exegéticalitera-

ria (A. iteyes), 72 n., 84 n.,126n., 194n., 267n., 394n.

Tres tesoros,Los (Reyes),460

Trimestre Económico,El (Mé-xico), 215

Troilo y Crésida (Shakespeare),450

Troteras y danzaderas (PérezAyala), 125

Trueba,Antonio de, 437Trueba y Cosío, Telesforo de,

127Tschirnhaus,Walter von, 340,

341Tucídides,92, 183Twain, Mark, 186Tyranny of Words,The (Cha-

se), 95n.

Ulises (Joyce),444

Universal, El (México), 11, 12Universidadde México,437 a.

Urbina, Luis G., 74, 401Urna griega (Keats),451Usher, A. P., 102 n.

Vaihinger, Hans, 103, 354Valdés,Juande, 58, 244, 438Valera, Juan,73Valéry, Paul, 66, 68, 71, 96 a.,

142.3, 230 n., 231, 272, 395,400, 466

Valle-Arce, JuanB., 440 n.Valle-Arizpe, Artemio de, 129Valle-Inclán, Ramón del, 263,

438, 464Valmiki, 473Vanini, Lucilio, 338Vargas,Getulio, 334Vargas, Ignacio, 62Varona,EnriqueJosé,73Vasconcelos,José,14,90,432 n.

516

Veblen, Thorstein,309Vega, Alonso de la, 436-7Vega,Lopede, 65, 68, 73, 82 a.,

143, 347, 432, 439, 460, 462,463, 489-90

Veintemil leguasde viaje sub-marino (Verne), 141 n.

Vera Lamperein,Oscar,66 n.Verdad sospechosa,La (Ruiz

de Alarcón), 195, 457

Vergonzoso ea palacio, El (Tir-so de Molina), 460

Verlaine, Paul,202, 279, 477-8Vermeerde Delft, 69Verne,Jules, 57, 64, 135, 141,

476Viaje a la luna, El (Verne), 64

Viaje de Anacarsis (Barthéle-my), 58

Viajes por la India (Fa-lien),473

Vicente, Gil, 433Vivo, Giambattista, 195-6, 204,

253, 256, 257, 293, 373Victoria, reina, 91Vida de las formas (Focillon),

105Vida del Buscón, La (Queve.

do), 39, 457Vida del espacio, La (Maeter.

linck), 105

Vida es sueño, La (Calderón),391, 436, 438, 457

Viento sagrado (GonzálezMar-tínez), 222

Viernes Santo (G. Mistral), 390

Villalobos, FranciscoLópez de,433

Villarreal, Gonzalo,60Villiers de l’Isle Adam, Philip.

peAugusteMathiasde, 136

Villon, François, 130, 178

Vinci, Leonardo da, 72, 114,

Virgilio, 73, 140, 435Virginia, 121Visión de Aaáhuac (A. Reyes),

141Vision extra-rétinienneet le sens

paroptique, La (Romains),

56 a.Vísperas de España, Las (A.

Reyes),222

l7ita nuova (Dante), 451Vitali, 491Vives, JuanLuis, 21, 340Vocabulario matemático (Pica.

toste), 66n.Voltaire, François-MarieArouet,

58 n., 73, 126, 128, 354

Volterra, Vito, 330, 331, 333,334, 368

Vorágine, La (J. E. Rivera),

Vossler, Karl, 210, 213, 224,253, 257

Wagner, Richard, 84Wallenstein, A. E. W. von, 127

Ward, Mrs. Humphry, 128

Ward, Ned, 128Ward, Seth, 340, 341., 360

Weber, Alfred, 162, 329Weierstrass, Karl Theodor, 368Weigel, Erhard, 34.0, 341

Wells, H. G., 57, 135, 138, 476Werther (Goethe), 462White, matemático, 341

Whitehead, A. N., 257, 291,303, 309, 311, 373

Whitman, Walt, 198, 451

Wild, John, 34 n.Wilde, Oscar, 450Wilhelm Meister (Goethe), 66

517

Wilkins, J., 342Wind, Edgar, 175, 176 1,.

Wittgenstein,L. A. P., 309Wundt, \Vilhelm, 482

Xirau, Joaquín, 12

Y-King o Libro de las Muta-ciones,340

Yáñez, Agustín, 13

Yerbasdel Tarahumara(A. Re-yes), 96n.

Zapata,Luis, 439Zend-Avesta, 434Zenón. 38, 66-7,321, 351Zola, Érnile, 69-70, 73, 476Zorrilla, José,436Zorrilla de San Martín, José,

473

518

ÍNDICE GENERAL

Nota preliminar por ERNESTO MEJÍA SÁNcHEz 7

1

EL DESLINDE

Prólogo 17

PRIMERA PARTE

1. Vocabularioy programa 25

1. Marchageneral de este libro, 25; 2. Carácterlin-güístico de este libro, 32; 3. La indecisión del voca-bulario, 32; 4. Un ejemplo indocto, 33; 5. Un ejem.pb docto, 33; 6. La dolencia aristotélica,34; 7. Vi-cisitudesdel término “poesía”,35; 8. Nuestrovocabu-lario, 35; 9. Algunasconvencionesprevias,37; 10. “Li-teratura” en sentido técnico, 38; 11. Literatura enpurezay literaturaancilar, 40; 12. Aclaraciónsobrelo humano, 41; 13. Aclaración sobre lo puro, 42;14. Lo literario y la literatura,43

II. La función ancilar 45

1. La decantaciónprevia o primera etapadel deslin-de, 45; 2. El concepto ancilar, 45; 3. Poética y se-mántica,45; 4. Préstamoy empréstito,46; 5 Descar-te del tipo obvio, 47; 6. Función esporádicay fun-ción total, 47; 7 Observaciones,48; 8. Cuadro anci-lar (Primero), 49; 9. Reduccióndel cuadroanterior(Segundo),52; 10. Nuevaescalade tipos: la voluntadde servicio (Tercero), 53; 11. Tipos intencionalespoéticos: Los préstamosA y B, 54; 12 Motivo denecesidad,55; 13. Motivo de comodidad,55; 14 Mo-tivo de amenidad,57; 15. Motivo pedagógico,59;16. Tipo intencionalen el empréstitopoético F, 62;17. Tipo intencionalen el empréstitosemántico-total

519

G, 63; 18. Tipo intencional en el empréstitosemán-tico-esporádicoH, 64; 19. El cementerioy la flecha,66; 20. Singularidaddel tipo II, 68; 21. Casointen-cional “a que se refieren” los préstamossemánticosC’ y D’, 69; 22. Indiferencia en algunos casosdeltipo 1-1, 70; 23. Tipos violentos o de resistencia,71;24. Superabundanciadel servicio, 73; 25. Ocasión aldesvío crítico 74

SEGUNDA PARTE

III. Primertríadateórica:historia,cienciade lo realy literatura 77

A

1. Segundaetapadel deslinde, 77; 2. Las tres antiguasposturas,77; 3. Las posturasteóricas,78; 4. Descartede la filosofía, 80; 5. Descartede la teología, 81; 6.Descartede la matemática,82; 7. Los tres términos deldeslinde,83; 8. Aclaraciones,84; 9. La historia y suslímites, 86; 10. Contaminaciones de la historia porla ciencia. Antropología e historia, 87; 11. Económi-ca e historia, 88; 12. Ciencias y técnicasauxiliares,89; 13. Contaminacionesespurias,89; 14. Contami-naciones de la historia por la literatura. La biografía,

90; 15. Ficciones externas, 91; 16. Ficciones inter-

nas, 93; 17. La historia complementada, 95; 18. Laciencia. Aclaración entre dos lenguajes, 96; 19. Lí-mites y precaucionesde la ciencia,96; 20. Contami-

nacionesde la ciencia por la historia, 97; 21. La in-ducción y la historia, 98; 22. Lo histórico en la cien-cia cultural, 99; 23. Lo histórico en las cienciasnatu-rales, 99; 24. Contaminacionesde la ciencia por laliteratura, 99; 25. Ficcionesexternas, 100; 26. Fic-

cionesinternas. La hipótesis, 101; 27. Historicidadde la hipótesis, 103; 28. Ejemplos de la historicidadde la hipótesis, 103; 29. La iluminación o rapto in-tuitivo en la ciencia, 104; 30. Contaminacioneses-purias entre varios órdenescientíficos, 105; 31. Re-sumenpara la historia y la ciencia, 106

520

B32. La literatura: ni límites ni contaminaciones,107;33. Los límites como relaciánancilar, 108; 34. Salva-ción del tipo inconcebible E”, 109; 35. Los demásempréstitos:ensanches,109; 36. Primerasconclusio-nes sobre la literatura, 110; 37. Precaucionesmetódi-cas, 111; 38. Elasticidadmetódica. Fertilizacionesyexcitacionesmetafóricas, 111; 39. Sentido recíprocode las fertilizaciones, 113; 40. Anticipación metódica,115; 41. Drama e historia, 117;42. Ejercicio analíti-co de Don Pedroel Cruel, 120; 43. Historicidad ob-via en el drama,122;44. Inserciónde la historicidaden el drama, 122; 45. La ilustre excepciónde Lospersas, 123; 46. Novela e historia, 123; 47. Observa-ciones, 124; 48. Inserción de la historicidad en lanovela, 126; 49. Otro punto de vista, 128; 50. Lapoesíai.’ la historia, 129; 51. Gradosde historicidad,130; 52. La literatura y la ciencia. Discrimen pre-vio entre la ciencia ética y las reflexionesmorales,131; 53. Drama y ciencia, 132;54. Novela y ciencia,134; 55. El génerode “anticipaciones”,135; 56. Su-puestosfantásticos,136; 57. Poesíay ciencia,140;58.Resumen,14.4; 59. Recapitulaciónmetódica, 145

\TI Cuantificaciónde los datos 147

1. Tercera etapa del deslinde. La escala,147; 2. Lahistoria y la antropología,en cuantoa los datos,147;3. Relacionesimpersonalesen el espacioy en el tiem-po, 148; 4. Realidad de las relaciones impersonales,148; 5. Relacionesextrasociales,149; 6. Superabun-dancia relativa de los datos antropológicosrespectoalos datos históricos, y superabundancia absoluta delos datos literarios sobre los históricos y científicos,150; 7. Infinidad de las relaciones personales, objetode la literatura,151; 8. Ineptitud de los procedimien-tos históricos para las relacionespersonales,151; 9Ineptitud del procedimientocientífico para las rela-cionespersonales, 152; 10. Recursoa la ficción litera-ria, 152; 11. Conclusiones injustificadas, 153; 12. Laprecipitación de los datos, 153; 13. Deficiencia delcriterio cuantitativo, 154; 14. Recelosya insinuados

521

contrala cuantificación,155; 15. La distinción entrela historia y la ciencia no es cuantificable,156; 16.Limitaciones del lenguajecuantitativo, 158; 17. Loscolores, 158; 18. El acontecimiento,159; 19. Impo-sibilidad de generalizarlo cualitativo, 160; 20. La fal-sa seriecronológica, 161; 21. Resumen,164; 22. Di-gresiónfinal, 165

y Cualificaciónde los datos 167

1. Cuartaetapa del deslinde. Estructurade la cuali-ficación, 167; 2. Criterios de la cualificación, 168;3. Cualificaciónpor la esenciadel suceder,169; 4.Semejanzay diferenciaentre lo histórico y lo cientí-fico, 169; 5. Decantaciónde lo histórico en el casohistórico,y de lo científicoen el casocientífico, 170;6. Carácterapartede lo literario, 171; 7. Rectificacióndel ejemplo histórico propuesto. La institución, 173;8. Vida y muertede instituciones, 174; 9. Vicisitudhistórica y ciencia,175; 10. Rectificacióndel ejem.pio científicopropuesto.La económica,176; 11. Nue-vos ejemploscientíficos, 177; 12. Observacionessobrela ciencia de la literatura antelas demáscienciashu-manasy ante la historia, 178; 13. Conclusionesdelanálisis cualitativo en cuantoa la esenciadel suceder,179; 14. Cualificaciónpor las relacioneslógicas delsuceder, 180; 15. La causa,180; 16. El espacio,182;17. La poesíacontra la historia en Aristóteles, 182;18. Cualificaciónpor la referenciahumanadel suce-der, 187; 19. Comparaciónsemánticaentre la histo-ria y la ciencia, 188; 20. Comparaciónsemánticaen-tre la literatura y la historia, 189; 21. Humanizacióntotal por medio de la literatura, 190

VI. La ficción literaria 1921. Quinta etapadel deslinde. Recapitulación,192; 2.Ficción y sucederreal, 193; 3. Ficción y verdad,196;4. Ficción y “mimesis”, 197; 5. El mínimo de reali-dad, 198; 6. Ficción de lo real, 200; 7. Ficción eintención.Teoría del impulso lírico, 203; 8. Grandezay servidumbrede la ficción, 205; 9. Contenidoemo-cional: “Ficción del ánimo conmovido”, 206

VII. Deslinde poético 208

522

A

1. Sextaetapa del deslinde. Ajuste metódico,208; 2.Las varias agenciasdel lenguaje,209; 3. Conceptosocial del lenguaje,210; 3 bis. Escolio sobreel “pro-blemasemántico”,215; 4. Conceptolingüístico del len-guaje,222; 5. Las variasfuncionesdel lenguaje,225;6. Solución aproximada:comunicación y expresión,225; 7. Las tresnotasdel lenguajey susvalores,232;8. Coloquio y paraloquio,234;9. Los variosproduc-tos del lenguaje,segúnsu cohesiónsemántic~o-poética,235; 10. El coloquio, 242; 11. Faseteórica o paralo-quios, 246; 12. Paraloquiosno literarios, 247; 13.El lenguajecientífico y la función defensiva,248;14. El lenguajecientífico y sus gradosde rigor, 250;15. Rigor científico y rigor literario, 252; 15 bis. Es-colio sobreel Diccionario, 258; 16. De la flojedadcoloquial al rigor científico, 261; 17. Los tres paralo.quios inflexibles, 262

B

18. Observaciónmetódica,264; 19. Esenciaverbaldela literatura,264; 20 La vinculación idiomática de laliteratura (La traducción),268; 21. El problemadelestilo, 271; 22. Potenciaafectiva del lenguaje (Otravez el ImpulsoLírico), 273; 23. La retórica, linderoteórico-práctico,276; 24. Tiempo lingüístico y retó-rica, 276; 25. Gradosde la función prospectiva,278;26. Conclusióny deslindeliterario, 280

TERCERA PARTE

VIII~ Segundatríada teórica: matemática,teología yliteratura 2851. Séptimaetapadel deslinde: La tríada del ente suigeneris,285; 2. Reducciónde los respectivoscampos,286

A. La matemática

3. Estructura dela abstracción,289; 4. Estructuradelpensarlógico-matemático,292; 5. La matemáticaengeneral,297; 6. Paráboladel ajedrez,300; 7. Ejem-

523

plos de libertad lúdica, 303; 8. Colonización interior:la lógica matemática,306; 9. Excurso sobre la signi-ficación actual del sistema aristotélico: valor de laantigua retórica, 315; 10. Contorno del reino mate-mático, 323; 11. Aplicaciones indiscutiblesy discuti-bles,327; 12. Ejemplosde aplicaciones extremas,331;13. La matemáticasublime, 337; 14. Matemática ymemoria, 347; 15. El esquemadinámico, 349; 16.Origen del postuladomatemático,con explicacionessobre el postulado científico en general, 352; 17. Na-turalezadel postulado,359; 18. Constelacióno “cam-po” de postulados,363; 19. Objeto físico y objeto ma-temático, 369; 20. Objeto matemáticoy ente teológi-co, 375; 21. Ente matemáticoy ficción literariá: Des-linde, 375

B. La teología

22. La teología. Referencia metódicageneral,283;23. Reseñahistórica, 385; 24. El sucedery el ente dela teologíaen general, 387; 25. Esencia real o ideal

del ente teológico (Cualificación de los datos),388;26. Escolio sobre el Modernismo,389; 27. Tiempo yespacio en el sucederteológico, 389; 28. Concepciónteológica del tiempo histórico, 390; 29. Relaciónhu-manay causaldel sucederteológico (Cualificación delos datos), 392; 30. El suceder propiamentemístico,393; 31. La expresiónmística, 395; 32 Pensar o co-

nocer religioso y pensar o conocer literario, 397; 33.Gama de la intención, 399; 34. Gama de la compul-sión, 401; 35. La pruebade Dios, 405; 36. Confron-tación inversa. La literatura vista desdela teología,409; 37. La Isla Encantada, 410

Peroración 415

II

APUNTESPARA LA TEORIA LITERARIA

Noticia 424

1. Los“caracteres”de la obraliteraria 425

524

II. Las “funcionesnormales”de la literaturaen ge-neral 447

III. Las “fur. ionesnormales” en particular 472

La novela 472

La novela,segundafunciónnormalepisódica,472; Lasdos consecuenciasde su naturaleza,472; Síntesisgené-rica, 472; Diferenciasde ordenmaterial en los géneros

novelísticos, 473; Las funciones materiales,473; No-vela, 474; Tiempo novela, 474

La poesía 477

Poesía,477; Prosay verso,478

IV. Orígenesde la obra literaria 481

ÍNDICE DE NOMBRES 495

525

Estelibro seterminó de imprimir y encuader-naren el mesde mayo de 1997en Impreso-ray EncuadernadoraProgreso,S. A. deC. V.(IEPSA), Caiz. de San Lorenzo, 244; 09830

México, D. F. Se tiraron2 000 ejemplares.