Alexandra Rey de Suecia - Una Mujer Libre - VICTORIA ROCH

8/15/2019 Alexandra Rey de Suecia - Una Mujer Libre - VICTORIA ROCH

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ALEXANDRAREY DE SUECIAUNA MUJER LIBRE

VICTORIA ROCH


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© 2013 Victoria Roch

Reservados todos los derechos

Primera edición abril 2014Segunda edición 2015


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“El sueño de los que están despiertos es la esperanza”

Carlomagno


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Madrid, primavera del 2009.ЖЖ Desde hace años mi amiga Ana y yo vamos de vez en cuando a la feria del

libro de lance de la Cuesta Moyano. Aprovechamos para pasar unas horas juntas,

dar un paseo por el Retiro y charlar largo y tendido. Es una costumbre que nos

encanta mantener, otras quedaron ya en el olvido. A las dos nos gusta mucho leer,

intercambiamos los libros desde pequeñas, fuimos al mismo colegio. Ella optó por

la enseñanza, ejerce de maestra. Casada, divorciada y enrollada; en ese orden. Yo no

llegué a tanto en lo uno ni en lo otro , pero estoy en el ramo en cuanto al trabajo, es

un decir, me ocupo de enseñar el inglés en una guardería bilingüe. Me gustan los

niños y disfruto de lo lindo con ellos.

En la feria aprovecho para comprar cuentos que después relato a mis pequeños

alumnos. Rebusco incansable entre los libros usados hasta encontrar aquellos que

no les son conocidos. Los niños de ahora saben lo que no está escrito y me esfuerzo

por sorprenderlos con lo que pueda ser una novedad para ellos; también lo es para

mí, hay miles de cuentos por descubrir y supongo millones de histor ias. Paso horas

en las casetas y tenderetes, primero mirando todo y cuando algún título o portada

me atrae lo hojeo con detenimiento y casi siempre acabo llevándome a casa media

docena de libros y algunos cuentos.

Ana no pudo venir el día que habíamos quedado, acordamos vernos por la tarde

para tomar algo y darle a la sinhueso hasta la hora de la cena. Anda enrollada con

un medio novio que la lleva a cenar y bailar todos los sábados. Como ya tenía el

ánimo hecho fui sola, suelo ir con frecuencia aparte de cuando voy con ella. Es un

hábito que me viene de pequeña, iba con mi padre, era una de sus distracciones

favoritas. De él heredé mi afición a la lectura y la de comprar en la Cuesta Moyano.

Antes tenía más ambiente pero yo la prefiero así, me gusta recrearme sin agobios y


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andar a primera hora de la mañana; me siento más cómoda. Me encanta el lugar y

ahora que la calle es peatonal mucho más. Puedes pasear a gusto; los árboles,

grandes castaños, invitan al relajo. No sé quién mencionó lo bueno que sería tener

la biblioteca en el jardín. El hecho de que las casetas estén junto a la valla del jardín

Botánico favorece en mucho el recorrido. También la vista de las mismas, todasnuevas pintadas de azul y hechas de madera de pino a la antigua usanza, tal cual eran

en 1925.

La feria de la Cuesta Moyano tiene bastante historia, data de principios del siglo

XX y ha cambiado de ubicación en varias ocasiones. Primero estuvo en el Paseo del

Prado, no era solo de libros, más bien tipo mercadillo con tiovivo incluido. Un

lugar para comprar cualquier cosa y al tiempo de esparcimiento. También lo era de

encuentro para intelectuales y escritores de la época, yo no he visto nunca a ningunopero al parecer, según narran los cronistas de Madrid, eran muy frecuentes las

visitas de autores de renombre y aún hoy alguno conocido o no tanto anda por ahí

buscando ese ejemplar descatalogado que le interesa. Porque no todos son de

segunda mano, hay también nuevos.

La escultura de Pío Baroja preside el recinto en un extremo, escritor de la

Generación del 98, fue uno de aquellos que impulsaron en su inicio la feria, antes

estaba en el Retiro, es más adecuado que esté en la Cuesta, han hecho bien entrasladarla. En el otro extremo está la de Claudio Moyano, al que homenajearon

dando su nombre a la calle. Político liberal que impulsó la “ley Moyano”. Ley de

educación vigente durante más de cien años, nada más y nada menos. Ahora no

duran tanto las leyes, será que las piensan menos. Y a otro escritor, don Ramón

Gómez de la Serna, debe la feria el sobrenombre de “La feria del boquerón”.

Según parece lo dijo porque un libro costaba quince céntimos de los de entonces.

En la actualidad también puedes encontrar alguno por menos de un euro o pocomás.

Ana y yo nunca nos hemos detenido en la caseta de la Gruñona, es una mujer que

tiene poco de vendedora, antipática como ella sola; los habituales huyen y los que

no lo son salen espantados a la primera de cambio. Nadie sabe qué hace allí, es

difícil comprarle un libro. Pero yo lo conseguí, con mi mejor sonrisa y los sesenta


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euros que pagué sin rechistar después de hablar con ella y sin hojear siquiera el

ejemplar. Y no lo abrí no porque no tuviese ganas, no permite tocarlos. Conchita,

ese es su nombre, monta unos pollos increíbles si solo te dedicas a mirar. Como no

sabe si vas a mirar o comprar, si miras y tocas la arma con un tono que te quita las

ganas de adquirir un solo ejemplar. Pero ese día debió de ser el bueno del añoporque hizo que cambiase mi opinión sobre ella. No me pareció tan cascarrabias, al

contrario, creo que ama tanto los libros que le duele tener que venderlos y mucho

más que los toquen manos profanas.

Ocurrió que, sin acercarme porque nunca lo hago, me llamó la atención un libro

colocado en un atril al fondo de la caseta, por el título: “ Alexandra Rey de Suecia”.

Y ese algo tan especial que surge cuando de verdad te atrae un libro me estalló por

dentro. Sin pensarlo dos veces me acerqué sacando pecho y una sonrisa, me dir igí ala temible señora señalando el libro desde la distancia.

—Buenos días, quisiera ese libro. ¿Cuánto cuesta?

—Sesenta euros.

—Es muy caro.

—No lo compre.

—Claro, el caso es que me gusta. ¿Por qué es tan caro siendo usado? ¿Qué tiene

de especial? —La verdad, y no es usado.

—Aun así es caro, ¿no le parece?

—No, a mí no me lo parece. Todo tiene un precio, a veces pagamos más por

menos. Hay otros más baratos, a solo dos o tres euros, seguro que los que lleva no

habrán costado mucho más. ¿Por qué le interesa?

—No sé, ha sido un impulso irrefrenable. Me ha llamado la atención al estar en el

atril, parece buena la encuadernación y el título me ha sorprendido. No sé quién esAlexandra. ¿Es una novela o una biografía?

—Es la verdad sobre la Reina Cristina de Suecia. ¿Conoce su histor ia?

—Vagamente, no he leído nada sobre ella, he visto la película en la televisión.

—¡La película! No me haga reír, una patraña. La gente cree todo lo que la caja

tonta les muestra. No se molestan en leer la verdad de los hechos, no les interesa y


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hablan sin fundamento. ¿Qué busca usted en un libro? ¿Matar el tiempo con

mediocridades? ¿Adornar un estante? Si es así váyase por donde ha venido, no

estoy aquí para entretener. Para eso tiene la caja tonta o el circo. Yo no vendo para

perder el tiempo, ni quiero perder el mío con quien no tiene verdadero interés en

conocer la verdad. —Perdone, no pretendo causar le molestia alguna ni robarle su tiempo. Si me lo

permite contestaré a sus preguntas. ¿Puedo o es mucho pedir?

—Si pregunto es para que conteste, si tiene alguna respuesta que dar.

—Sí, la tengo. Vengo a la feria desde antes de tener uso de razón, mi padre

siempre compraba aquí los libros. Él me enseñó que en ellos puedes hallar

respuestas, conocer y aprender a la par que disfrutar. Viajar por el mundo entero

sin salir de Madrid. Sentir ternura, piedad, incluso amar y no solo a los personajesque parecen buenos. Tener sentimientos positivos y saber de lo negativo cuando los

hechos sean en exceso ruines. En resumen, lo que busco en un libro es vida, real o

fingida, en todo caso será la verdad de quien lo ha vivido, pensado o sentido. Yo no

mato el tiempo, lo vivo, ni adorno mi casa con libros para eso prefiero las flores.

—Debe usted entonces comprar el libro, es su destino.

—Gracias, pero me sigue pareciendo caro. Nunca he pagado tanto por un libro,

ni compro sin siquiera hojearlo. —Ya lo hará cuando sea suyo, de momento es mío. Su valor es mucho más de lo

que cuesta, aunque para algunos no valga nada. Si es capaz de entender al leer lo

comprenderá.

—¿Puede por lo menos decirme quién lo ha escrito? Parece de piel la cubier ta,

¿lo es?

—El continente es importante, pero no tanto como el contenido. Aparenta ser

anónimo, no lo es. Alguien quiso expresar su pensamiento pero no pudo o no quisodar su nombre. No todos tienen la valentía de afrontar la verdad, aunque sea solo la

suya. En este caso lo hizo, sin miedo de contradecir la historia escrita como les

convino a quienes lo hicieron en su momento. Pudo ser y así lo creo, que fuese la

histor ia misma la que no le permitió firmarlo. La crónica de personajes y pueblos

está llena de relatos falsos con firmas notables, aseguran con ellas miles de ventas.


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Y casi todos dan por bueno lo que cuentan porque lo prefieren a la verdad, siempre

más incómoda y menos adornada. Usted decide si quiere conocer la verdad. ¿Lo

quiere o lo deja? Su tiempo aquí ha terminado.

Llegado a ese punto no hablé más, le di el dinero y envolvió el libro en papel

de seda de color negro. Luego lo metió en una funda de tela negra con el logotipode la feria adornándola y me lo dio, sin una sonrisa ni palabra amable, solo dijo...

—No necesita que lo cubran con colores, la luz está en él.

Musité un “gracias” casi inaudible que no recibió respuesta alguna y me alejé

de allí con cierto nerviosismo. Conchita me había sorprendido y al tiempo

acomplejado por su firmeza y brusquedad en el tono. Habla sin matices, tiene una

mirada penetrante que acobarda por su osadía. Me había costado contestar con

normalidad. A pesar del precio y de su actitud estaba decidida a comprar el librodesde el primer momento, pero me habría gustado poder dar media vuelta y dejarla

con la palabra en la boca. Sin embargo sus palabras me dieron pie a creer que no

era precisamente lega en la materia, en cambio yo me sentía como una pardilla.

Comprar un libro de ese coste sin ver ni una sola hoja y sin confianza en quien te lo

vende, merecía me sintiese así.

Mientras andaba cada vez más rápida hacia el metro, me di cuenta que si algo

había conseguido Conchita con su trato, impensable en cualquier vendedor de libroso de lo que sea, era confianza. Sí, con su ruda seguridad y la fuerza de su mirada

había logrado en unos minutos que fiase en su criterio y en sus extrañas palabras.

Respiré aliviada al llegar a esa conclusión y apreté la bolsa con el libro contra mi

pecho. En ese momento tuve la sensación de que iba a significar algo importante en

mi vida. Me moría de ganas por verlo y descubrir lo que guardaba. No lo hice, no

era el lugar ni el momento y pensé que sería un sacrilegio. Siempre que voy sola

suelo sentarme en el Retiro y leo un rato alguno de los que he comprado, pero estavez necesitaba llegar a casa, silencio, ambiente adecuado y serenidad. Aún estaba

nerviosa, aunque ya no era por el mismo motivo. Ahora los minutos parecían

eternos, cerré los ojos tratando de tranquilizarme y cuando llegó la hora de bajar

del metro estaba relajada y dispuesta a acometer la lectura después de comer.

Aunque mi padre decía: “Acabando de comer, ni tu nombre debes leer” o algo


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parecido. La verdad es que siempre que lo he hecho me he quedado dormida, pero

estaba segura de que no me iba a pasar leyendo Alexandra Rey de Suecia.

Al llegar a casa hice lo habitual, cambiarme de ropa y preparar una ensalada. No

puse la televisión, no quería que nada perturbase mi ánimo. Comí despacio, ya no

tenía mayor importancia tardar unos minutos más o menos. Tenía el libro en casa yun silencio casi absoluto. Mis vecinos suelen ir a la sierra los sábados y no regresan

hasta el domingo por la noche. Vivo en la calle Calatrava, no es de mucho ruido y

menos los fines de semana. Terminé y con la taza de café en la mano pasé al salón.

Lo había dejado junto a la butaca en la que suelo sentarme para leer, aún sin sacarlo

de la bolsa. Me senté y encendí un cigarrillo, apenas fumo pero en esos momentos

lo necesitaba para llenar el tiempo del café.

Toda la ansiedad sentida era ahora calma, una calma inusual aunque nodesconocida. Me pongo así cuando he tomado alguna decisión importante, lo cual

no ocurre con frecuencia, mi vida es bastante anodina. Los nervios los tengo

durante el proceso que precede a la toma de la decisión y luego ya nada. Soy así, un

poco rara a veces. Olí mis manos después de terminar de fumar, fui al baño y las

lavé sin usar jabón, no quería que otro olor las impregnase. Tenía que oler el libro,

es importante cómo huelen, forma parte del encanto.

De nuevo sentada procedí a sacarlo de la bolsa y con infinito cuidado, tal cual lohabía envuelto Conchita, fui apartando poco a poco el delicado envoltorio. Respiré

hondo, cerré los ojos y lo olí, ¡nuevo! No estaba bien conservado, era nuevo, no me

había engañado. Me estremecí al contemplarlo: una joya, eso me pareció. La

suavidad de la piel, quizá de cabritilla; el título en oro, tanto en la portada como en

el lomo. El interior de la portada y contraportada forrado con un papel de muy fina

textura con un dibujo de celdillas en relieve con color, distintos tonos ocres. Cosido

y perfecto. No respiraba cuando di la vuelta a la primera página de papel ahuesadode alta calidad. Una, dos y... Los datos del editor, sueco. La edición numerada,

trescientos ejemplares, este tenía el número veintidós. No ponía el año. Sin más

datos salvo el sello estampado de la editorial de Estocolmo. Pasé la página sin

respirar. El prólogo. Con toda delicadeza deslicé el marca páginas, una cinta roja.

Protegí el libro con el papel de seda antes de depositarlo en la mesa, fui al baño,


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luego a la cocina y regresé con una botella de agua dispuesta a leer el tiempo que

fuese. Tuve el presentimiento de que iba a leerlo de tirón.ЖЖ

Prólogo

Por fin me decidí a publicar el relato de uno de mis viajes, solo que en

este caso ha sido el más importante de mi vida. Cuando supe que pasaría mis

vacaciones en Suecia pensé que era una oportunidad de conocer de cerca la histor ia

de la Reina Cristina. No podía en aquellos momentos imaginar la consecuencia. Han

dicho tanto de ella que seguro no pueda yo aportar nada nuevo. Pero quizá sí decir

de manera diferente lo que otros dijeron y con ello me cabe la esperanza de

despertar el interés de quien lo lea. Y si no es así, por lo menos a mí me ha servido

para conocer un poco más a esa gran mujer y seguir su ejemplo. Cuando visité

Roma me interesó saber de ella por el hecho, no fue su decisión, de estar enterrada

en la basílica de San Pedro ¿? En aquel momento no indagué más, pero ahora sé

que son tres las mujeres enterradas en el Vaticano. Matilde de Canossa (1046-1115)

María Clementina Sobieski (1702-1735) y Cristina de Suecia (1626-1689). Cada

histor ia es muy diferente.

Matilde, llamada la Gran Condesa, fue una noble italiana con mucho poder y

mayor territorio. Parte del norte de Italia estaba gobernado por ella, así como la

Toscana. Su ejército era fuerte, pasó su vida defendiendo al papa Gregorio VII. A su

muerte donó sus bienes al Vaticano. Se ganó el privilegio, incluso lo pagó.

María Clementina murió a los treinta y dos años de tuberculosis. Fue una

princesa polaca de gran fortuna que casó con el Príncipe de Gales, James Francis.

El Viejo Pretendiente al trono de Inglaterra y Escocia que nunca consiguió. Pero sí

fue reconocido como rey por algunas naciones, una de ellas el Vaticano. Tanto fueasí que le asignaron una pensión vitalicia y pudo tener corte en Roma. María

Clementina tuvo pues el rango de reina bendecido por la iglesia y quizá fue por eso

que está enterrada en San Pedro. No parece haber en su historia mayor mérito.

Mas no es el caso de Alexandra, conocida como Cristina de Suecia, no es similar

a ninguno de los otros. En realidad la única que hizo méritos externos fue la


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primera, Matilde.

Alexandra Rey de Suecia no es una biografía rigurosa, ni lo pretende ser, aunque

he tratado de ceñirme a la historia en gran parte. Es el relato de un viaje hecho

novela, en el que uso y abuso del hecho histórico. De sucesos y anécdotas

personales, pensamientos y sentimientos. Algunas frases son ciertas, otras inciertasy las que más mera ficción. El personaje, Alexandra, da para mucho; a ello he unido

mi personal interpretación y vivencias. ¿Cómo era en realidad Cristina de Suecia?

Difícil saberlo a estas alturas, si las personas a veces ignoramos cómo somos, ni

qué piensan los más cercanos. Pero la he imaginado y dado forma a su manera de

ser y pensar.

Por tanto, Alexandra no es con exactitud Cristina de Suecia o quizá sí, es posible

que fuese en realidad como yo la describo. Todo puede ser, pues lo que sí me haquedado claro es que la historia puede contarse de muchas maneras. Ensalzar lo que

a uno le interesa o dejar de contar aquello que no cree conveniente. La historia

enmascara, enmudece expresiones, exalta verdades a medias o trabuca en falsedades

lo ocurrido. En pro de intereses ajenos a los protagonistas de los hechos que

acaecieron, tal y como le pasó a ella. Alexandra vivió y sintió una vida que no fue la

que después nos contó la historia. Su intento por dejarnos su versión no alcanzó

más que un pequeño periodo, quizá dijo más y lo ocultaron porque no lesinteresaba.

Aún hoy hay documentos guardados en el archivo del Vaticano, a los cuales no

tenemos acceso el resto de los mortales, sino es bajo estricto control y numerosos

permisos que obtienen algunos privilegiados. Conserva el Vaticano millones de

secretos de vidas y hechos. La verdad sobre la Reina Cristina de Suecia puede que

sea uno de ellos. El interior en su vida y el porqué del exterior en su muerte puede

que nunca lleguemos a saberlo con absoluta certeza.Lo mismo ocurre con los papas, dicen que no puede hacerse la autopsia a un papa

por su cercanía a Dios y ser el sucesor de San Pedro. Lo entiendo, después de todo

qué más da una vez muerto saber la causa de la muerte. De esa forma cuentan “su

verdad” y pudiera ser cierta, pero lo que sí es cierto es que así no necesitan mentir,

aun siendo parte o todo lo que digan una falsedad o una suposición. A fin de


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cuentas: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color

del cristal con que se mira”. Lo dijo don Ramón de Campoamor.

No ha sido uno, sino varios los colores de los cristales con los que he visto a

Cristina de Suecia. De todos esos colores ha nacido Alexandra y lo mismo el resto

de personajes. Cierto que forman parte de la historia real la mayoría, pero no talcual los describo o quizá sí. La histor ia, la que yo cuento, pudo ser pero forma parte

de mi invento aun siendo real su fundamento.

ЖЖ El final de la lectura del prólogo me había dejado perpleja. El libro estaba

editado en Suecia y sin embargo la mención a Campoamor daba pie a pensar en un

escritor español. Eso me intrigó. Si alguien fue allí de vacaciones debieron de ser

muy largas pues tuvo tiempo de editar un libro. Pasé la página teniendo en elpensamiento esa extrañeza. ЖЖ

Suecia

Quise llegar en barco, pues era la mejor forma de viajar en el siglo XVIIpara todos aquellos que visitaban Suecia. Claro que no era posible utilizar el mismo

tipo de embarcación, tuve oportunidad de ver cómo fueron en su museo. Y tambiénla reproducción del busto de dos marineros, gracias al ADN han realizado un

trabajo que sorprende, la imagen es casi viva. Me impresionó mucho ver el

realismo de sus miradas y la perfección de sus rostros. Allí, en el museo Vasa,

conservan un barco de guerra que no llegó a navegar. Quizá fue un error en el

cálculo de la línea de flotación por la carga excesiva que colocaron porque el Rey,

padre de la Reina Cristina, quiso más cañones cuando ya estaba avanzada la

construcción.Ocurrió que el Vasa se hundió en el momento de la botadura ante el asombro de

todos los presentes. Fue recuperado en el siglo XX en buen estado debido a la

nobleza de su madera de roble y a la poca salinidad de las aguas. Si bien impresiona

de sólido, no me imagino navegando en alta mar con ese tipo de nave a pesar de ser

lo mejor de aquella época. Un galeón de sesenta y nueve metros por poco más de


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once con más de sesenta cañones. Muy ornamentado aunque estaba pensado para la

guerra, una auténtica joya. Tiene mucho mérito la labor que han realizado para

restaurarlo. En cambio para navegar entre las islas no me importará utilizar los

pequeños barcos de vapor que tanto abundan por aquí y que son piezas de museo,

alguno ronda ya el siglo.Suecia es un archipiélago —unas treinta mil islas, islotes y cabos hay en el

archipiélago de Estocolmo— La misma Estocolmo está conformada por catorce

islas. No necesitas ir navegando de una a otra, aunque puedes hacerlo por los

canales hay puentes por todas partes y recorres toda la ciudad pisando tierra si es de

tu gusto. Si hay algo que destaca, en la parte antigua y en los otros barrios que he

visitado, es esa tranquilidad que te invita a deambular sin prisas o a sentarte

dejándote acariciar por este sol del Norte que ilumina con calidez. La llaman laVenecia del Norte.

Apenas hacía dos horas que habíamos dejado el equipaje en el hotel y salimos

con ganas de ver. Ernesto, mi marido, ya daba muestras de cansancio antes de

empezar.

ЖЖ ¡Vaya! Desvelada la sorpresa, es una mujer y seguro que española.ЖЖ

—Bien, si quieres nos sentamos a tomar algo y ya seguiremos después.

—Mira lo que te digo, para nada quiero hacer un viaje de idas y venidas. Tú

tienes la maldita costumbre de querer verlo todo, eso supone darse un atracón

diario de visitas a piedras ruinosas.

—Perdona, creo que hay pocas ruinas, lo tienen todo muy bien conservado. Y te

recuerdo que has sido tú quien ha elegido el lugar y el tiempo que pasaremos aquí.

—No voy a ir a una playa para mor irme de asco, como hace Pepe, pero tampocoquiero estresarme en visitar museos todos los días; lo sabes perfectamente.

—Bueno, sí, estoy de acuerdo. Podemos organizar unas horas de turismo y otras

de descanso, al igual que hemos hecho en alguna ocasión. Incluso, como son

muchos días, dedicaremos uno de cuando en cuando al relax, hay tiempo para todo.

Claro que para relajarnos de verdad lo mejor hubiese sido quedarnos en casa.


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—No me fastidies con tus ironías, por favor. Sé que no hubieses aguantado dos

días sin protestar.

—Ah, entonces hemos venido hasta aquí para que yo no proteste, ¿lo hago alguna

vez? A cambio tengo que oírte a ti hacerlo nada más llegar. Bueno, tendré que

aguantarme si esa es la contraprestación. —Vale, Rosa, perdona, no vamos a discutir el primer día de vacaciones. Lo que

quiero decir es que tú puedes organizar los recorridos como te parezca, pero no

cuentes conmigo yo iré el día que me apetezca. Creo que es una buena idea, tú harás

turismo y yo descansaré, no nos ha ido mal cuando lo hemos hecho así. He elegido

este hotel porque tiene todo lo que necesito para disfrutar de mis vacaciones. Cada

cual lo suyo, así los dos estaremos satisfechos. Este es un país tranquilo y seguro,

no tienes que tener ningún temor por ir sola, además, tú ya estás acostumbrada avisitar museos y palacios sin que te acompañe. ¿Qué dices?

—¿Tengo que decir algo? Si ya lo has decidido así sin consultarme, ¿por qué me

preguntas? Bueno, sí, me parece bien. Como tú has dicho, cada cual lo suyo. Pensé

que tenías interés por conocer Suecia, siempre has elogiado su forma de hacer las

cosas y que ese era el motivo de tantos días aquí. Por mi parte intentaré ver todo lo

que pueda. Haber reservado dos habitaciones, así tu relajo sería total.

—Vale, no te enfades, tampoco es para tanto ni es una novedad que no teacompañe en tus recorridos. He llevado un año de perros, lo sabes, necesito

descansar porque el siguiente no va a ser mejor. Lo tengo así decidido, Rosa al final

me lo vas a agradecer, con lo que a ti te gusta andar y ver, si no tienes que llevarme

a mí arrastrando disfrutarás el doble.

Dije que quise llegar en barco, pero no fue así. Ernesto tiene por costumbre

organizar las vacaciones sin consultarme, según él es su forma de sorprenderme y

regalarme, nunca he protestado por ello. Tampoco lo hubiese hecho si hubieradecidido que nos quedáramos en casa, las decisiones importantes que nos afectan a

los dos las toma él. Y si ha decidido venir a Suecia es por presumir en el despacho

en el que trabaja, algunos de sus comentarios me han llevado a pensar así. No le

gusta viajar, pero menos que otros lo hagan y él no. No es mi caso, a mí me encanta

visitar sitios diferentes, saber de su historia y costumbres. Me gusta documentarme


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antes y ampliar la parte que más me interese cuando estoy en el lugar. Y de la

historia de Suecia tengo especial interés en la etapa que vivió la Reina Cristina y el

porqué fue importante su relación con España. No tengo aún datos suficientes para

hacerme una idea clara. Hay mucha información contradictoria sobre lo ocurrido y

aun más sobre su personalidad. Esa será una tarea a realizar y va a tener razónErnesto, pues si él no viene conmigo podré dedicarme a ello. Estando él a mi lado

es un imposible hablar de historia, no le interesa lo más mínimo. Siempre dice que

el pasado no trasciende en el presente, siendo así le trae sin cuidado qué hizo quien

reinó en el siglo X o en el XVI. Mi opinión con respecto a la historia y sus

protagonistas es justo la contraria. Es posible aprender de aquellos que nos

precedieron, incluso tomarlos como ejemplo. El mundo ha cambiado mucho, pero

no tanto las personas.Llevo ya cuatro días andando sola de aquí para allá. Como todas las ciudades

Estocolmo tiene barrios distintos y a mí me gusta patearlos porque cada uno posee

un encanto o una imagen diferente de la misma ciudad que no siempre figura en las

guías turísticas. He dejado la parte más nueva y actual para los últimos días, porque

si me falta tiempo para verlo todo prefiero sea eso. Ya he recorrido la Gamla Stan,

la ciudad vieja, lo más antiguo de Estocolmo, está en la isla de Stadsholmen y

alrededores. Al parecer fueron alemanes los que iniciaron su construcción allá porel siglo XIII y de ahí la semejanza con su arquitectura medieval. Algunas de sus

calles son muy estrechas y empedradas aún con adoquines. Ahí está la catedral

gótica en su interior, por fuera está reformada y no dice mucho. Por dentro la

austeridad es lo más destacable junto con un San Jorge imponente luchando con el

dragón; es el patrón. Hay un barco colgando del techo, tal cual, nunca había visto

algo así. Aunque teniendo en cuenta que aquí deben de aprender a navegar antes que

a gatear, parece normal tengan eso.El palacio real está muy cerca y en activo, sí, el Rey y la Reina tienen ahí sus

oficinas. Puede visitarse y ya lo he hecho. He visto el sillón de plata, la Reina

Cristina lo mandó hacer, ella fue la primera en usarlo. El cambio de guardia tiene

una particularidad que supongo única en el mundo, les pagan a diario a los guardias

al finalizar la jornada. Me ha llamado la atención que los soldados no llevan el pelo


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a lo militar, lo que da muestra de un relajo poco corriente. Aquí todo es diferente y

al tiempo no te sientes extraña. Hay tanto orden que parece imposible pueda ocurrir

nada malo.

Pero tengo presente el asesinato de Olof Palme en 1986, siendo primer ministro:

salía del cine con su mujer cuando lo mataron. Mi padre lo admiraba y tenía unacarpeta con todos los artículos al respecto. Un crimen que no han resuelto, parece

mentira pudiese suceder algo así en este lugar. Y más reciente, 2003, el de la

ministra Anna Lindh que estaba de compras cuando ocurrió. Detuvieron al asesino y

fue condenado a cadena perpetua. Es curioso, en ninguno de los dos casos

consideraron que el motivo fuese político a pesar de ser del mismo partido; más

bien fruto de una trágica coincidencia. El destino que al parecer tenemos cada cual

fue el causante. El móvil o el beneficio de esas muertes creo que no ha sidoestablecido por la investigación. Sin móvil y sin beneficio conocido, queda solo

pensar que fueron consecuencia de la locura y ante eso poca defensa tenemos nadie.

Con todo considero que esta ciudad es la más segura de las visitadas hasta ahora,

tranquila y al tiempo muy viva. Sobre todo por las tardes tienes la sensación de que

es fiesta, la gente está en la calle y en las terrazas igual que en los pueblos y

ciudades del Mediterráneo. Además, el cielo está adornado con frecuencia por los

colores de los globos, hacen la visita aérea a la ciudad; también puedes hacer unaruta por los tejados. Nada de eso me interesa, no soy yo de alzar el vuelo.

El parlamento está en este entorno, y el museo de los Nobel en la plaza de

Stor torget, hoy remanso de paz, antaño fue escenario de un baño de sangre. Es

pequeña pero con un encanto muy especial por los edificios que tiene, todos de

similar altura y sin superar las seis. Son de los siglos XVI y XVII en su mayor ía,

muchos pintados de color rojo o anaranjado. El número veinte es un palacete de la

época de la Reina Cristina, sorprende su decoración original: Llama la atencióndentro de su sencillez pues tan solo son pequeñas piezas de piedra y otras de

orfebrería las que adornan a lo largo y ancho la fachada. Resaltada por esculturas

sobre el pórtico y en lo más alto del edificio. Hoy es un café en la planta baja. Cada

una de estas construcciones tiene una larga historia. Hay una fuente en el centro de

la plaza, en realidad un pozo, no podía faltar. La gente está relajada en las terrazas o


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deambulando disparando sus cámaras.

Me he sorprendido en el barrio de Södermalm, iba con intención de visitar el

museo del juguete. Ver miles de juguetes de todo el mundo de una tirada puede

llevarte al agotamiento, no sé si hay cuatro o cinco pisos, no he acabado de verlo.

Lo que sí he visto ha sido un edificio diseñado por el arquitecto Ricardo Bofill, lollaman “La media luna roja”. Es así su estructura, impresiona por ello aunque no es

un edificio alto. Del barr io dicen que es el más bohemio, por eso he venido a verlo,

aunque es en parte de muy reciente construcción —ese edificio es de 1991—.

Hicieron una remodelación de algunas zonas de la ciudad, incluida la de Gamla

Stan que está al lado norte de aquí, tenía edificios muy deteriorados, algunos los

derribaron para dar mayor amplitud. Ahora está preciosa toda la zona y es un

verdadero placer andar por sus calles.Me he dado cuenta de que la gente abrevia el nombre: Söder. Si en otros tiempos

fue un barrio pobre —en el que por cierto nació Greta Garbo— en la actualidad

tiende a ser el más de moda por sus tiendas y lugares de ocio. Por supuesto es una

isla, con puentes que la unen por aquí y por allá, pero isla con inmensos parques y

diferentes alturas que hacen difícil el poder construir. Ello beneficia a los que ahí

viven, no son pocos, pero con mucho espacio para respirar. Hay gran desnivel por

la montaña, de hecho con un ascensor puedes llegar a lo alto y ahí están losmiradores que permiten ver casi todo Estocolmo. Conserva unas casas de madera

de una planta con varios siglos de antigüedad, a esa zona alta la conocen por “La

Montaña de María”. Este barrio es multicultural, la única mezquita de la ciudad está

aquí, también he visto dos iglesias del siglo XVII, y casualidades de la vida, las dos

reconstruidas por haberse quemado.

Lo más curioso es una extensión de terreno que también tiene nombre: “Tanto”,

la gente planta flores o verduras y hay casetas por doquier para guardar los enseresen las que se reúnen los que han tenido la suerte de conseguir una pequeña parcela.

Al parecer hay que esperar años para disfrutar de un huerto, mientras que en España

dejamos la tierra fértil sin cultivar por la falta de rentabilidad.

En la isla siguiente se encuentra el cementerio, no suelo visitarlos pero es

obligado porque no tiene nada que ver con los nuestros. La muerte nos hace iguales


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y en este lugar, un enorme bosque, la igualdad llega al milímetro. En alguno de sus

rincones las lápidas son de la misma altura, sin panteones ni adornos innecesarios.

Hay diferentes espacios con zonas ornamentadas, pero lo más coincidente es una

piedra rústica puesta en pie o una pequeña a ras del suelo con los datos y una planta

adornando. Me ha impresionado la paz y la vida que se respira con tanta naturaleza.Un bosque de unas cien hectáreas con desniveles que propician un encanto especial

por los arbustos, árboles diferentes y el verde prado por doquier cuidado con

esmero. Hay un par de capillas, el crematorio y una zona de estar para los

visitantes. Todo en perfecta armonía con el entorno y con distintas estructuras. Es

Patrimonio de la Humanidad. Un lugar ideal para relajarse... eternamente.

No muy antiguo, de finales del siglo XIX, es el barrio más caro de la ciudad y

puede que de toda Suecia, Östermalm es su nombre, está junto a Gamla Stan. Antesde construir ese elegante núcleo era una zona dedicada a la ganadería, de eso hace

muchos años. Sus edificios no suelen superar las seis alturas y están en esa línea de

nuevo clasicismo a lo sueco que me encanta. Amplias calles y parques maravillosos

realzan una arquitectura que denota señorío, y a pesar de ser muy similares las

edificaciones no me canso de contemplarlas. Grandes yates atracados en su puerto

dan clara muestra del poder adquisitivo de sus vecinos. Ahí viven algunos famosos

y puedes encontrar las tiendas más lujosas y muy buenos restaurantes, además delugares de ocio sofisticado. Es el barrio de moda para quien puede permitírselo.

He visitado el ayuntamiento —Stadshuset— uno de los edificios más

emblemáticos y quizá que más conocemos los que no somos de esta tierra. Y es así

porque es donde hacen la entrega del premio Nobel y celebran la Nobelfesten, o

sea, la cena y baile posterior. La sala dorada, en la que hacen el baile, tiene las

paredes cubiertas de oro con dieciocho millones de piezas doradas. Una barbaridad

que te deja con la boca abierta. Tampoco lo es menos los ocho millones de ladrillosde monje con los que está construido —los llaman así porque eran los más usados

en los conventos— Remata el edificio su torre con una aguja dorada con las tres

coronas, símbolo de la corona sueca, más una media luna que no sé a qué viene. Las

vistas desde lo alto de la torre son espectaculares, muchos de los tejados de la

ciudad son verdes, otros negros y los adornos dorados abundan. La imagen es muy


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diferente a otras ciudades europeas. Me ha valido la pena la larga cola que he tenido

que hacer y el esfuerzo, con temblor de piernas incluido, para subir el último tramo

de unas escaleras que son un auténtico laberinto.

He subido a un ferry para poder ver la ciudad como me hubiese gustado hacerlo

al llegar. A pesar del retraso el placer ha sido grande. Porque es desde fuera, esdecir llegando por el mar como puedes apreciar el conjunto de su casco antiguo.

Armónico, bello y con ese toque de digna permanencia de un clasicismo que, si me

encanta es por no ser agobiante ni recargado. El día es soleado, estamos en verano,

la luz del sol estalla en las aguas del mar y esparce su chispeante frescura.

Sorprende la claridad, quizá porque a los del Sur siempre nos parece oscuro el

Norte. Pero no es el caso, por lo menos estos días. Es de suponer que en el invierno

será muy diferente incluso en las horas de sol.Skeppsholmen es otra isla de esta encantadora ciudad, se encuentra entre Gamla

Stan y Djurgården. En ella está ubicado el museo moderno que fue diseñado por

otro español, Rafael Moneo. Me satisface ver que los españoles se mueven. He visto

las coloridas esculturas que hay al aire libre y he podido admirar el edificio del

museo en su exterior, no he entrado a pesar de que era gratis. He podido apreciar

otro edificio de un arquitecto no sueco, al parecer lo hizo un neozelandés. Aunque

ha sido remodelado a lo largo del tiempo, fue construido en el siglo XVII yconserva gran parte de su imagen inicial, es clara la diferencia con otras

construcciones de aquella época. Lo llaman “La Casa del Almirantazgo” y está

pintado en tono rosa. Es curioso ver tanto color y en tonos nada agresivos, tal cual

son ellos por lo menos en su apariencia. Desde aquí hay una vista magnífica del

ayuntamiento, es una maravilla ese edificio de estilo romántico a lo sueco.

Aprovechando la salida he vuelto a Djurgården, fui el primer día para ver el Vasa.

Queda al noreste de Gamla Stan, es otra isla que está dedicada a museos. Hevisitado el de Skansen, al aire libre, un lugar ideal para pasear y contemplar

edificios y oficios de diferentes épocas. Sorprende que los han traído de todo el

país; me explico, son los auténticos con los utensilios y maneras de vivir de cada

lugar y tiempo. También tienen ahí un zoo y mucho entretenimiento para los niños

en un parque. Por todo Estocolmo encuentras cosas para los niños y museos varios.


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En esta isla está el Junibacken con los personajes de Astrid Lindgren, recibió el

equivalente al Nobel de literatura infantil. Yo recuerdo de sus personajes a Pippi

Calzaslargas y Miguel El Travieso. Tienen un cuidado muy especial con los más

pequeños. No es de extrañar que tengan cuentos famosos, deben de haber escrito

miles, a ver si no cómo los entretienes en esos meses oscuros. Aunque de todo lovisto en esta maravillosa isla, el Vasa ha sido con mucho lo mejor. Es visita

obligada y muy merecida.

Ya era tarde y tenía que volver para cenar, así que me he limitado a dar un paseo

por el enorme parque. Ya con esto creo que voy a dar por finalizada mi visita a los

museos, hay unos cien no puedo verlos todos, como muestra tengo suficiente.

Queda mucho por recorrer fuera de Estocolmo.

Lo que siento es no poder hacer comentario con nadie, no hablo sueco, palabrassueltas solo. Con el inglés me defiendo muy bien, pero para improvisar una

conversación no, imposible, necesito hablar con calma, pensando lo que quiero

expresar puedo hacerlo casi perfecto. Pero si vas por ahí y te paras a preguntar no

puedes estar meditando más allá de una frase. Ernesto lo habla como si hubiese

nacido en Londres, pero no lo usa para entablar relación. Aunque los suecos no

parecen muy dados a la conversa con los desconocidos, supongo que sí existirá

alguien predispuesto a contarme. No quiero un guía oficial porque suelen dar decarrerilla los datos y no llegas a enterarte de casi nada.

Voy en bicicleta la mayor parte del tiempo, muchos van así, el transporte público

es caro y porque evitan usar los coches aun siendo una mayoría ecológicos Tienen

gran interés en preservar el medio ambiente. Me parece estupendo y ya que como

más de lo habitual, la bicicleta me ayudará a mantenerme en mi línea. No es algo

que me obsesione, pero trato de cuidar un poco la alimentación, por salud y

estética, ya que de normal hago poco ejercicio. No soy nada coqueta, pero prefieroseguir delgada. El metro no lo he usado, aunque sí he bajado por ver alguna de sus

estaciones, auténticos museos. Han combinado de forma muy original las paredes

de roca con decoración de vanguardia o clásica. Vale la pena dar un paseo.

El hotel en el que estamos está situado en el corazón de Estocolmo en una de sus

islas, no podría ser de otra forma, rodeado de naturaleza y museos; muy relajante el


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ambiente. El edificio es de finales del XVII pero su interior es moderno y tiene

gimnasio. Con lo cual, Ernesto no necesita alejarse de él para sentirse bien y no lo

hace. Soy yo la que va y viene, acudo para la comida y la cena, él no se mueve del

entorno del hotel. Como mucho salimos a dar una vuelta, a tomar una copa y

escuchar algo de música en el barrio de Östermalm. Hay bastantes sitios conmúsica en directo, incluso puedes bailar. El ambiente es muy bueno y selecto, eso

es lo que prefiere Ernesto.

Hoy no hemos comido juntos, he ido a Uppsala y he pasado el día allí. Cada día le

cuento lo que he hecho mientras cenamos o después del paseo que damos al

terminar, en ello estamos ya en nuestra habitación.

—¿Qué tal es Uppsala?

—Preciosa de verdad, una ciudad con encanto y sin agobios. He aprovechadopara visitar la zona de las minas de cobre, está más al norte, en Falun. Hoy en día

solo hacen la pintura rojo Falun, pero durante nueve o diez siglos explotaron las

minas. Todo muy curioso, aún conservan mansiones de la época. Uppsala fue en sus

inicios la capital del reino, de ahí su importancia. Tiene la que fue la primera

universidad, al parecer es de mucho prestigio en la actualidad, la zona es

espléndida. Después he estado en la catedral, toda de ladrillo rojo. Las torres son

altísimas, ciento dieciocho metros de altura, parecen querer acercarse al cielo.Impresiona la sencillez de su interior, lo único ornamentado es el púlpito. Allí está

enterrado el bisabuelo de la Reina Cristina, y lo más curioso es una figura de la

Virgen vestida de calle con una expresión en su mirada que impacta, parece real,

viva. Cerca de la catedral está la iglesia de la Santísima Trinidad, del siglo XIII o

anterior, no se sabe, pero es una curiosa construcción porque siendo pequeña

también tiene tres naves, da la sensación de una barraca con laterales. La mayoría de

los edificios son muy bonitos. Ingmar Bergman nació en esa ciudad. Por cierto, haygente que vive en casas flotantes; quería ver una por dentro pero no ha sido posible.

El castillo está muy bien conservado, como todo. He ido en autobús, en barco y

tren de vapor, ¿qué te parece?

« Mañana quiero ir al noreste, llaman a toda esa zona el archipiélago de

Estocolmo, es la región de Roslagen; al parecer es un lugar ideal. Me gustaría


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llegar hasta arriba y ver el Norte. Hay ciudades, desde luego, pero son numerosos

los pequeños núcleos de población. Casas de madera y amarraderos de los de antes,

tiendas pequeñas y terrazas con el mar al lado. He podido hablar un rato con la guía

de las minas, hablaba español muy bien. Me ha dicho que puedo encontrar algún

pequeño velero o barco privado con el que hacer un buen recorrido por las islas,con o sin guía, lo que quiera. Me ha dado una dirección. Eso me gustaría más que el

paseo que hice con el ferry con un montón de gente.

—¿Tú ves? Estás fascinada y yo también. Me levanto a la hora que quiero, voy al

gimnasio, doy un paseo, tomo el sol, leo. En fin, a cada uno lo suyo, un viaje

perfecto. Estaba seguro que lo sería porque los suecos son muy precisos en todo lo

que hacen. Y el remate de todo eso es una buena comida y aquí se come francamente

bien. ¿No opinas lo mismo? —Sí, Ernesto, pero venir hasta aquí para no salir prácticamente del hotel... Oye

¿quieres hacer el crucero? No sería agobiante, si consigo un barco pequeño para

nosotros haríamos la ruta como eligiéramos. Parando en aquellos sitios que nos

apeteciese, tú podrías bajar a tierra o seguir en el barco ¿qué te parece?

—¿Qué te acabo de decir? Es el viaje per fecto tal cual lo estamos haciendo, no lo

estropees, por favor. Haz ese crucero en velero y disfruta de ello, pero a mí no me

marees. —Pero Ernesto, si fuera posible, que no lo sé. Hacer un recorrido por las islas

con alguna visita, no a los sitios más turísticos, a mí me atraen más esos rincones

antiguos o poco conocidos con el encanto no manipulado. Eso supone ir unos

cuantos días y saliendo a diario de aquí no voy a poder hacerlo. Sería el

complemento ideal de este viaje, por favor, son muchos días los que nos quedan.

—¿Qué problema tienes? Hazlo tal cual lo tienes pensado.

—Sí, bien, pero no podría volver a dormir aquí cada noche. —¿Y qué? Si vas en un velero podrás dormir allí o alojar te en cualquier albergue

que encuentres, hay muchos y seguro que están limpios; esta gente es muy aseada.

Sabes que yo de albergues no soy, pero a ti nunca te ha importado el alojamiento,

total pasas el día fuera. No sé cómo no te agotas con todo lo que andas. Todo eso

que has contado que has visto es una animalada. Bien que sea bonito o interesante,


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pero ¿qué necesidad tienes de agotarte? Si vas a ese crucero, haz el favor, con

calma. No quieras ver las cosas en dos días y vengas reventada.

« Estamos de vacaciones, Rosa, son para descansar, así que no pretendas recorrer

Suecia de arriba abajo en un santiamén. Con tranquilidad, por eso hemos venido

todo el mes más los días que me debían, total son treinta y ocho, no necesitascorrer, ¿me oyes? Hazlo, si es una semana como si son dos o el mes entero que aún

nos queda. Lo importante es que te lo pases bien pero relajada, ya tienes el resto del

año para agobiarte, no vayas con prisas. Me aturde solo escucharte, no sé cómo te

puede gustar levantarte a las seis de la mañana y andar arriba y abajo todo el día.

Estoy contemplando a mi marido, ha dado por terminada la conversación y ha

encendido la televisión. Es un hombre apuesto, moreno, con ojos marrones y una

sonrisa fascinante. Hace quince años que lo conocí y apenas ha cambiado, unaspocas canas en las sienes que le dan mayor interés y sí, algunas patas de gallo pero

apenas le restan nada. Siempre ha sido muy metódico, ya lo era cuando lo conocí y

ello me equilibraba, pues yo no lo soy nada. Nos conocimos en la universidad y

empezamos a trabajar juntos, estamos los dos en empresas de seguros. Yo sigo en la

misma oficina; él cambió, encontró una compañía internacional que le daba mejor

puesto, mayor responsabilidad pero con un magnífico sueldo. Yo trabajo solo por

la mañana y él no sé las horas que hace y cuando está en casa el móvil suena a dospor tres. Entiendo que necesite más que yo la tranquilidad.

Llevamos doce años casados, no tenemos hijos porque él no puede. Pero no es

algo que me preocupe, ya los tiene mi hermana por mí, va por el quinto. Las pocas

veces que voy por allí salgo con la cabeza destrozada. Los dos tenemos la misma

edad, treinta y cinco, aunque él parece mayor que yo por las canas y las patas de

gallo. Yo tengo el pelo rizado, rubio oscuro, aún no he necesitado teñirlo, voy a la

peluquería porque me gusta llevar una media melena, por nada más, apenas lopeino. No estoy mal de tipo; él un poco más robusto, sin pasarse porque va al

gimnasio dos veces por semana, le gusta comer bien y procura hacer algo de

deporte para compensar.

El tiempo que llevamos casados hemos viajado al extranjero todas las vacaciones

de verano. La Navidad la pasamos con su familia en un hotel y algunos puentes el


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recorrido es dentro de España. No le gusta quedarse en casa cuando tiene cuatro

días de descanso, aunque luego suele hacer lo que está haciendo, se queda en el

hotel y soy yo la que hago de turista. Le cuento lo que veo y cuando volvemos él lo

detalla como si hubiese hecho el recorrido igual que yo. Pero nunca hemos estado

separados por la noche. No es que nuestras noches sean gran cosa; con respecto alsexo, apenas lo hacemos un par de veces a la semana. En vacaciones no es más,

pero vamos con tranquilidad y se nota. Si me voy de crucero sola ni eso. Tampoco

es que me muera por hacerlo, pero es algo que nos une, por lo menos en lo físico.

A veces me pregunto si vivo en una costumbre o es lo que de verdad deseo. Vivo

bien, entiéndase que nada me tiene en exceso perturbada. Pero sí, hay un pero y es

esa sensación de que algo te falta aunque todo esté en orden. Tenemos trabajo, nos

sobra el dinero ahora que ya está pagada la casa. Una buena vivienda en unaurbanización, no de lujo pero aceptable. Nuestras discusiones no llegan nunca al

enfado, los dos somos educados y nos tenemos un mutuo respeto. Él es un poco más

brusco, supongo que va unido a la virilidad o quizá es por la tensión de su trabajo.

Resumiendo, nos llevamos bien y aceptamos nuestra diversidad.

Tengo contratada una mujer a diario que me asiste en la limpieza, solo me ocupo

de cocinar y apenas pues él la única comida que hace en casa es la cena y son pocas

las noches. Una ensalada y algo a la plancha, siempre igual porque come en excesoal mediodía o si cena fuera. También preparo el desayuno, eso sí es todos los días.

Algún fin de semana comemos con alguien de su familia, siempre en un restaurante,

y las cenas las hacemos fuera con conocidos suyos. Es decir, apenas nos vemos a

solas, salvo por la noche. Y la casa, que la compramos con gran entusiasmo por su

parte porque según él era perfecta, con un pequeño jardín y piscina, no la usa sino

es para dormir. Ya que los sábados, si no estamos fuera va al gimnasio o se levanta

casi al mediodía. A mí me gusta estar en casa y sentarme en el jardín o bañarmecuando el tiempo lo permite. Por supuesto que hay tardes que no regreso hasta las

tantas, alguno de los días que él no viene a cenar aprovecho para ir de compras con

alguna compañera, visitar una exposición o pasar un rato con mis hermanas. Tengo

tres y no es que vaya todas las semanas a verlas, no somos de mucho roce, pero voy

alguna vez.


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Esa es mi vida. Perfecta según Ernesto, pero yo no la tengo como tal y casi es

delito que lo diga. No sé, algo me falta, pero no sé el qué. En alguna ocasión me he

hecho la pregunta a mí misma, ¿soy feliz? Nunca he llegado a darme una respuesta

afirmativa. No puedo decir que no lo soy, pero tampoco podría decir de forma

contundente que sí. Y ese en realidad es el “pero” que le pongo a mi vida. Megustaría poder decir que soy feliz sin tener que pararme a reflexionar sobre ello,

que la respuesta fuese espontánea y surgiese directa de lo más adentro de mi ser.

Quizá pido demasiado a la vida, de la gente que conozco soy la que menos

motivos tengo para no ser feliz. Miro a mi alrededor, a mis compañeros de oficina,

incluso a mis hermanas y veo sus vidas, algunas nada envidiables pero dan la

impresión de ser más felices que yo. Mi hermana Paloma, la de los cinco niños,

tiene en su casa a la suegra con la que nunca ha tenido buena relación. Su maridocambia a dos por tres de trabajo, lo cual es causa de problemas económicos. No se

lo he preguntado, ni falta que hace porque rebosa alegría. Adora al inestable de

marido que tiene a pesar de que discuten con frecuencia. Estoy segura, Paloma es

más feliz que yo.

Ernesto ha cerrado la televisión y me ha guiñado el ojo al tiempo que ha hecho

un gesto con la cabeza hacia la cama. Es su forma de decir que quiere sexo, bien,

aprovecharemos la noche, porque si puedo me voy de crucero sola, ya que está deacuerdo.


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Ania y Jan

Por la mañana salgo hacia Vaxholm, es la capital de la zona, el inicio dela región de Roslagen. Tiene unas trece mil islas, no parece posible puedan haber

tantas pero al parecer Vaxholm ya tiene sesenta y cuatro. Algunas de las islas son

ciudades y otras, las que más, no están habitadas o muy poco. Voy en un barco de

vapor llamado Storkska, es de los más antiguos, tiene varios pisos. No puedo ni

imaginarlo navegando por el ancho mar, pero por el archipiélago me siento muy

tranquila, más que eso porque el paisaje es de ensueño. Todos los barcos de este

estilo son blancos, forman parte del encanto de Estocolmo, de su tradición.

Desde el barco puedo apreciar las construcciones cercanas: palacetes, casas deuna o dos plantas. A veces una isla tiene una sola casa, fantástico. El color de los

edificios es rojo Falun y el amarillo tirando a ocre suave, los verdes y azules son

los menos. Con los techos de brea o de teja con ese rojo característico. Todo

resaltado por el verde inmenso de los árboles y prados. Las zonas habitadas junto al

mar tienen en su mayoría pequeños puertos o atracaderos de madera. Da la

impresión de que todo el mundo posee un barco, bien sea grande o pequeño, los hay

a montones navegando, amarrados o varados. Hemos pasado cerca del castillo deVaxholm, en perfecto estado, antes fortaleza militar y ahora museo; hay hotel en la

isla. Vaxholm y el castillo son de la época del bisabuelo de la Reina Cristina; ya

reinando ella otorgó mayor rango a la ciudad.

Por la orilla de las islas hay restaurantes que parecen casas, y terrazas que son el

ardín de alguna vivienda en las que degustar un café y una buena ración de tarta al

aire libre rodeado de flores, arboleda, y de las aguas que por doquier están. A veces

hay un puente para cruzar a otra parte, en la mayoría de ocasiones el camino es elmar. Entiendo que tengan barcas por dondequiera que vas, es la forma más habitual

de trasladarse de un sitio a otro. Aunque hay carretera desde Estocolmo a

determinadas islas, incluso llega el tren hasta alguna de ellas.

Han desembarcado pasajeros ya varias veces, este es mi destino, la dirección que

tengo es de esta zona y me decido a ir. Es una tienda de recuerdos, hay gran cantidad


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de caballitos, es lo más típico. Son de madera pintados con colores muy vivos, los

llaman dalahäst y su origen es el entorno de la ciudad de Mora. De esa ciudad

salieron dos esquiadores a buscar a Gustavo Vasa para luchar contra los daneses.

Hay una carrera de esquí de fondo que rememora esa hazaña. Y no es para menos,

fueron noventa kilómetros. La joven que me ha atendido ha hecho varias llamadashasta lograr lo que quiero.

La suerte está de mi lado, he contratado un barco a vela, parece antiguo; nada

especial, normal. Lo he visto en una foto vieja en blanco y negro. No saldré hoy

porque no está, he hecho trato con la madre del capitán, ha acudido para cerrar el

contrato. Al principio ha sido toda una odisea entendernos, porque yo me he hecho

un lío con las islas y el continente y no lograba explicarme, pero lo hemos

conseguido. Hasta el punto que me alojo esta noche en su casa; preciosa por cierto,toda de madera y con sauna, con planta baja y buhardilla. Pintada de rojo Falun, el

color típico de Suecia, es opaco y me gusta, muy acogedor. Al parecer las pintaban

así para imitar el ladrillo. En esta isla, con un nombre imposible de pronunciar, se

repiten los colores que ya he visto, así son la mayoría de las viviendas que hay por

aquí. Hay casas muy señoriales, incluso con varias alturas. Tiene embarcadero

propio, aunque el calado no es suficiente para su barco, según dice. La vivienda

está situada junto a un entrante del mar por un lado y por el otro es agua dulce, hayuna laguna. Rodeada de árboles, pues tienen cantidad de terreno entre una casa y

otra, pero no hay vallas y si las hay son de adorno, con poca altura. Tampoco he

visto rejas ni persianas, es más, la puerta tenía la llave en una caja junto a ella. Tal

cual, algo impensable en la mayoría de sitios aquí es normal y no me extraña, hasta

el aire anda tranquilo.

El lugar es casi de cuento, estoy fascinada. La dueña, Ania es su nombre, es una

mujer esbelta y con mucho dinamismo. Rubia, por supuesto, con unos ojos tanazules como no recuerdo haber visto nunca. Tiene una sonrisa que invita a

conversar con ella. Así que aquí estoy, con el pequeño diccionario intentando hacer

un repaso para poder expresarme con más fluidez. Ella está preparando la cena y

me ha puesto una copa de vino después de enseñarme la botella y darle yo mi

conformidad sin palabras. Estoy encantada con el trato que recibo, a pesar de no


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haber tenido aún una conversación amplia. De vez en cuando suelto una frase y debe

de ser que no pronuncio bien porque la veo reír. Ella se esfuerza en hacerse

entender sin usar el inglés, chapurrea algo de español. Con lo cual soy yo la que río

al escucharla, nos lo estamos pasando en grande.

Ya en la mañana voy con Ania a dar un paseo en bicicleta por la zona. Las callesestán en parte empedradas, los caminos son algunos de tierra. La gente anda muy

relajada, por esta parte no va nadie en coche; alguna bicicleta o en barca. Los

coches los utilizan para ir al continente, al que acceden en un transbordador. Ella

tiene que hacer la compra y aprovecha para darme clases de sueco, el inglés lo

habla mucha gente. Cada cosa que coge me dice qué es en los dos idiomas y yo lo

traduzco al español, así que si fuera posible estar algún tiempo aquí acabaríamos:

ella hablando español perfecto y yo el sueco. Vamos que, estamos las dos deprofesoras de idiomas. Me siento realmente a gusto junto a esta mujer.

Nos hemos acercado a una librería para recoger un libro, el dueño habla español

con acento andaluz, he hecho esfuerzos por no soltar la carcajada. Es muy gracioso

el dejo que tiene y sobre todo oírlo aquí. Le pregunto si tiene algún libro sobre

Cristina de Suecia en español o inglés.

—Sí, justo uno. Novela hay, Jan lee y habla bien español. Hago vacaciones en

Málaga, allí compro. Hay mucho libro español en Uppsala, aquí poco. Aquí está, eslibro viejo.

Curioso, tiene una veintena de novela contemporánea y algunos de nuestros

clásicos, Cervantes por supuesto. Me sorprende que en un pueblo donde apenas hay

unas cuantas calles tengan una librería llena de encanto y muy bien dotada. Hay un

par de mesas y puedes tomar café o té mientras charlas con el librero. Ania me

había explicado cuando veníamos hacia aquí que la gente lee mucho, no solo en

invierno, durante todo el año. A pesar de ello me llaman la atención los libros enespañol, aunque veranee en España. Se lo digo y me dice que Jan y otros los han

leído todos.

—¿Quién es Jan?

—Oh, Ania es su madre. Jan navega, tú vas a navegar con Jan, ella lo ha dicho.

—Sí, vaya, no sabía su nombre, gracias. Me lo llevo.


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De vuelta a la casa me he sentado en una mecedora a leer cerca del

embarcadero junto a una mesa hecha con la mitad del tronco de un árbol. Hay patos

en la laguna, discretos. Quiero decir que no organizan mucho ruido, es una estampa

relajante y tan insólita para mí que no hago más que sonreír por dentro y por fuera

cada vez que Ania me hace algún gesto. Estoy pensando que no me va a importarnada que Jan tarde en regresar, dijo que serían dos días y pensé en volver a

Estocolmo, pero todo el encanto que tiene este lugar me hizo decidir quedarme aquí

y ha sido un acierto total. En estos momentos no echo nada en falta, estoy feliz.

Mientras leo voy tomando notas, llevo una libreta en la que ya tengo anotados

algunos datos de historia de la época en la que vivió Cristina y redactado lo que he

visto hasta ahora. Siempre suelo hacerlo así, me gusta cuando termino las

vacaciones pasarlo a limpio con un resumen del viaje y todo aquello que me hallamado la atención; hago observaciones en relación a lo que pueda conocer de la

histor ia del país, su influencia positiva o negativa. Ernesto lo lee con sumo interés y

Paloma, mi hermana, que ha leído todos mis viajes porque ella nunca viaja, me ha

dicho un montón de veces que debiera escribir una novela o por lo menos un relato

más amplio. Nunca he creído tener suficiente material para ello, puede que la

historia de la Reina de Suecia sí me proporcione lo necesario. Por si acaso trataré

de anotar lo mejor posible toda la información que obtenga.El libro no está mal, aunque da la impresión de ser una biografía para estudiantes,

todo son datos que en gran parte ya conozco. Ania acaba de sentarse a mi lado,

sonríe señalando el libro y hace un gesto que entiendo califica a la Reina... si no

loca, por lo menos alocada. Me sorprende esa expresión, trato de preguntar y no

llego a expresar dos palabras, ella intenta explicarme pero se detiene. Al final dice

que cuando venga Jan podré aclarar mis dudas con él.

—No sabría decir te con rigor, porque hay mucha historia y distintas opiniones. AJan le gusta mucho la historia, tiene más información, él te dirá.

He podido terminar el libro sin que Jan llegase, al parecer ha tenido una avería

y serán dos días más los que tarde. He ido con Ania a cenar a casa de unos amigos.

El trayecto lo hemos hecho en una barca de esas que parecen una cáscara de nuez y

remando, aunque lleva un pequeño motor. Ha sido muy agradable la velada,


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conocen varias ciudades de España, entre ellas Madrid. Suelen ir en invierno porque

les resulta más económico y evitan ese tiempo sufrir el frío de aquí.

He contemplado el atardecer más espectacular de toda mi existencia, increíble.

Tanto me ha impresionado que un par de lágr imas han escapado de mis ojos, me he

disculpado por ese desliz emocional y mi anfitriona me ha dado dos besos sinpalabras, tras lo cual ha revuelto mis cabellos sonriendo. Es extraña la sensación de

cercanía que tengo con ella. No soy ni mucho menos arisca, pero tampoco hago

amistad a la primera de cambio y sin embargo con Ania es todo lo contrario.

Jamás he sentido tanta libertad como la que estoy sintiendo. No he llamado a

Ernesto, ni él tampoco. La verdad es que no he tenido ninguna necesidad de hacerlo.

Aquí la naturaleza es tan prístina que sientes estás viviendo en otro momento. No

importa que tengan televisión, móvil o que Ania maneje el ordenador con tantafacilidad como la cafetera y al tiempo sea capaz de trabajar su propia huerta y

mimar a sus conejos; no son para comer solo para distraer, curioso. Lo mismo

hacen la mayoría de sus vecinos que con alguno de ellos nos hemos cruzado,

nosotras dando una vuelta a pie y ellos a caballo. Es otro medio de transporte por

estas tierras, incluso arrastran algún carro de paseo. Miras a tu alrededor y el

mundo que conoces: lleno de ruidos, velocidad, ambiciones y maldades no existe,

hay paz. La naturaleza la transmite a todos los que por aquí viven y nada pareceperturbar sus mentes relajadas, alejadas del mundanal ruido. Ahora hay casi

diecisiete horas de luz, da vida y aprovecho cada minuto por sentirme más viva que

nunca. He andado sola por los boscosos alrededores y he podido cruzarme con

algún habitante del bosque sin ningún temor.

Ha venido Jan, el hijo de Ania, capitán de su propio barco y marinero de pura

cepa considerando sus tatuajes. Lleva el barco tatuado sobre su pecho y el nombre

en su brazo derecho, Ljus, creo que significa luz. Su pelo es rubio y liso, tieneentradas pronunciadas y lleva una larga coleta. Sus ojos son de un azul

mediterráneo, pero su mirada está apagada. La tez atezada, con aspecto descuidado,

barbado. No es que lleve barba, más bien es que no se ha afeitado en muchos días o

así lo parece. Dientes perfectos, que he podido apreciar en la mueca que pretendía

ser sonrisa que me ha dirigido, da la impresión de agotado. Está delgado y es muy


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alto, parece un junco su cuerpo.

Jan apenas ha hablado durante la cena, se ha retirado al terminar y ha sido Ania

quien me ha aclarado el porqué de su poco cordial conducta. No ha sido una avería

lo que le ha retrasado la vuelta, sino el suicidio de su mejor amigo. Me ha costado

entender la explicación de Ania, no ha entrado en detalles y ha hecho esfuerzos porno llorar en mi presencia. He recordado que la tendencia al suicidio forma parte del

mito del pueblo sueco, al igual que su carácter taciturno, la timidez, la frialdad y la

discreción.

No es cierto que tengan más suicidios, pero sí lo es el hecho de que hace ya un

par de siglos contabilizan los que tienen, lo que no hacían en casi ningún país. En

cuanto al carácter, si tomo como referencia a mi anfitriona, nada tiene de tímida o

fría. Le gusta hablar a pesar de la dificultad que para las dos supone porque lointenta cada vez más en español y ríe por cualquier cosa. No sé nada de ese joven

que ha decidido dejar el mundo, pero ahora comprendo el aspecto y

comportamiento de Jan, me voy a la cama con la desazón en el cuerpo.

Es curioso que puedas sentir malestar por la muerte de un desconocido o por el

dolor que aprecias en una persona a la que acabas de conocer. Ocurre cuando

escuchas una noticia dramática, no sabes quiénes son ni tienes cercanía con ellos,

pero algo dentro de ti se remueve y te solidarizas con el dolor de aquellos que síestán afectados. Supongo será ese punto de humanidad que por for tuna aún tenemos

en nuestro interior. Ya en la cama he cerrado los ojos y he visto el rostro sombrío

de Jan. Los he abierto de inmediato y tratando borrar esa imagen he mirado por la

ventana. Es de noche, noche clara con una luna inmensa y diminutas estrellas.

Ahora las noches duran muy poco, antes de las cuatro de la mañana comienza el

amanecer y es una auténtica gozada disfrutarlo. Pero esta noche tan limpia no tiene

nada que envidiar. Respiro hondo repetidas veces y llego a relajarme, siento el pesode los párpados...

Ania ha dicho que Jan está preparando el barco, saldremos esta tarde. Ella hará

parte del trayecto con nosotros, se quedará en casa de su hermano y la recogeremos

a la vuelta. Estamos desayunando, es como si fuese una comida y la comida un

ligero almuerzo. Me gusta todo, me levanto con apetito porque antes de las nueve de


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la noche ya hemos terminado de cenar, aunque no es poco lo que comemos. Ania es

buena cocinera y se esmera en presentarlo. La mesa está repleta: tres tipos de queso,

salchichas, huevos revueltos, dos clases de pan de centeno, filmjölk —una especie de

yogur— y café, por supuesto. Aquí tomo más de lo habitual. Al terminar salimos las

dos fuera para fumar, no permite hacerlo dentro de la casa. Y la verdad es que lodisfrutas más sentada en el porche en este paraíso. En cuanto termino me decido y

llamo a mi marido, seguro que aún está en la cama. Cuando está de vacaciones

nunca se levanta antes de las doce, justo lo contrario que hago yo. Madrugo por

aprovechar el tiempo, estar en la cama doce horas no es precisamente algo que me

guste y si estoy fuera de casa una pérdida de tiempo.

—Hola, soy yo, ¿te he desper tado?

—Sí, pero no importa, ya tenía ganas de saber de ti, ¿dónde estás? —En una isla al lado de Vaxholm, tiene un nombre impronunciable. En realidad

no he comenzado el crucero aún, saldremos esta tarde. Me he alojado en casa de la

madre del capitán del barco, bueno no creas que es un enorme velero. Es un barco

de vela similar a los de pescar, corriente; me ha parecido bien, por lo menos en la

foto.

—¿He entendido bien, has contratado un barco sin verlo?

—Lo he visto en... —En foto, ya lo has dicho. Pero Rosa, no es un paseo por el Retiro. Bien que esta

gente son buenos navegantes, pero debes ir en un medio apropiado, no te importe lo

que cueste, contrata uno que esté en condiciones; debí hacerlo yo, ¡maldita sea!

—Tranquilo, si veo que no está bien no subiré, no soy una inconsciente ni tan

amante de la aventura como para poner en r iesgo mi vida; aunque estas aguas están

en calma.

—Vale, pero quiero que me llames antes de emprender viaje en ese dichoso barcoy me digas en qué condiciones está. Y el tipo ese, el capitán, ¿qué tal es?

—No sé, apenas he hablado con él. Vino anoche y hoy no lo he visto porque ya se

había ido cuando me he levantado. Es serio o por lo menos lo está ahora, un amigo

suyo se ha suicidado y le vi muy afectado.

—Pero ¿dónde coño te has metido? ¿Con qué clase de chusma andas?


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—No son chusma, Ernesto, son buena gente. No he debido de decir nada, tú

siempre quieres que esté todo en orden y algo así puede parecerte tremendo. El

hecho en sí lo es, qué duda cabe, pero eso no tiene nada que ver para su trabajo.

Bueno, te dejo, tengo que recoger mis cosas para embarcar, ya se acerca la hora.

—Rosa, Rosa atiende. Lo que te he dicho, llámame, ¿estamos? —Sí, por supuesto. Ah, perdona, no te he preguntado, ¿cómo estás?

—Yo estoy de maravilla, tú eres la que alteras mi bienestar.

—Lo siento, porque yo estoy encantada, esto es precioso y si lo que voy a ver es

tan solo la mitad será perfecto.

—Vale, allá tú, pero quiero dormir tranquilo, así que en cuanto veas el barco me

llamas.

—De acuerdo y oye levántate ya que hace un día precioso, es una lástima estar enla cama.

—Pues yo prefiero la cama, ya lo sabes. Hasta luego.

ЖЖ No está mal, me gusta, aunque no sé si será esto la historia de la Reina de

Suecia o solo el relato de un viaje por el país. Desde luego, el tal Ernesto es un tipo

para echar a comer a parte, ir a Suecia para estar durmiendo ya tiene bemoles.ЖЖ

Ljus: el barco

He ayudado a Ania a cerrar la casa, en realidad lo único que hemos hechoha sido asegurarnos de que las luces y aparatos eléctricos estaban desconectados.

Esta vez ha guardado la llave en uno de los gnomos que tiene adornando el pequeño

ardín de la entrada, dice que ellos lo cuidan todo. Luego hemos ido a casa de uno

de los vecinos y le ha encargado el cuidado de los conejos y la huerta, al tiempo leha llevado una tarta de arándanos con una pinta buenísima. Me he quedado con las

ganas de probarla.

Por fin estamos junto al barco, es un motovelero, una goleta con un aspecto

magnífico. Mucho mejor que en la foto, no parece el mismo. De color azul oscuro

y brillante el casco; la cabina en blanco. Tiene dos mástiles enormes, aunque no es


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muy grande comparado con otros que están cerca; puede que unos quince metros de

eslora. Hemos subido, no hay nadie y Ania es quien me lo va mostrando. En

cubierta, en la popa, hay una zona habilitada con asientos y una mesa. Todo de

madera muy bruñida, al igual que el resto. Sobre la cabina están puestas unas

colchonetas para tomar el sol. Mi camarote tiene una cama grande y aseo con unabañera pequeña. Hay otros tres camarotes con literas y aseo con ducha. El espacio

es para un máximo de ocho pasajeros y tres de tripulación. La sala de estar es

también comedor y tiene la cocina incluida. Aunque Ania dice que es un barco

sencillo, para mí es de lujo auténtico. Por el color de la madera de caoba, presta

calidez; la sencillez y el buen gusto de los detalles, al tiempo la sensación de

confort en cada rincón. Estoy encantada, tanto que de inmediato llamo a mi marido

y le describo lo visto. —No puedes imaginarte lo bonito que es. En serio, Ernesto deberías venir.

Podrías dormir a tus anchas, la cama es enorme y está todo muy limpio, es perfecto.

—Vale Rosa, lo celebro. Pero oye, además de bonito, supongo que estará bien

equipado en cuanto a motores y todo lo necesario, ¿te has fijado en eso o te has

quedado solo en el detalle de las cor tinas con estrellas?

—Tiene de todo, incluso una pantalla de esas redondas que llevan los barcos. No

entiendo de esas cosas, pero lo he visto muy sofisticado lo que rodea al timón yAnia me ha dicho que el año pasado cambiaron el motor, es un Volvo, o sea, de

primera marca. Así que puedes estar tranquilo.

—¿Lleva bote salvavidas?

—Por favor, ya está bien. Es un buen barco y además, siendo los dueños los que

van en él, ¿crees que no querrán ir seguros? Me da no sé qué estés ahí solo. Bueno,

di ¿qué piensas hacer?

—Lo menos posible, esas quiero que sean mis vacaciones. Si ves que te vale lapena y te sientes a gusto no te importe los días que estés por ahí. Por mí no te

preocupes, estoy muy bien, creo que he engordado algo a pesar de ir al gimnasio

todos los días. Salvo eso, todo lo demás es perfecto. Mira Rosa, al final nos va a

venir bien este tiempo. Dicen que a partir de los diez años de matrimonio

comienzan los problemas de convivencia. Por suerte nosotros no los tenemos, pero


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no está de más darnos un respiro el uno al otro, ya pasamos el año juntos. Por unos

días que dejemos de vernos no ocurre nada. Lo único que me hacía falta era saber

que viajas con seguridad, siendo así todo está perfecto. Al año que viene, si te

apetece hacer algo parecido me encargaré de contratarlo yo, estaré más tranquilo,

¿vale? —Sí, vale Ernesto, nos veremos a la vuelta. Oye, no sé si al alejarnos tendré

cobertura.

—Llama si te hago falta por alguna cuestión, si todo va bien no es necesar io, ya

me lo contarás cuando vuelvas; supongo que has cogido tu libreta.

—Sí, claro, bueno, de acuerdo, cuídate.

—Lo hago y tú lo mismo, no te acerques a la borda.

—Hasta la vista. Ernesto es un timorato de todo aquello que altere su orden, sus costumbres o

sus decisiones. Cuanto más de las cosas físicas que supongan algún riesgo. Por eso

es tan metódico, es su forma de defenderse, no quiere sorpresas ni soporta los

errores. No solo los suyos, tampoco los míos. Yo he mejorado desde que me casé,

ahora soy menos despistada y más ordenada, pero ni remotamente me acerco a su

perfección. Puedo pasar una hora buscando qué complemento me pongo que

combine bien con lo que ya llevo puesto. Él no soportaría eso, así que su armario esla perfección absoluta, cada traje con todo lo necesario perfectamente conjuntado,

incluida la ropa interior. Y el mío un revoltijo. Soy yo la que coloco su ropa, pero

lo hago como le gusta. Yo no doy importancia a eso y no me preocupo por tener

mis cosas en ese orden, es más, a veces pienso que necesito ese toque caótico que

siempre he tenido en mis pequeñas pertenencias, entre las que incluyo la ropa,

porque la verdad es que no soy de mucho vestir ni de mucho nada. He traído dos

maletas, él tres; pues nada, ahora he cogido la más pequeña con cuatro cosas, loimprescindible.

Quizá por eso mi vida tan poco es nada especial, pero necesito una cierta

anarquía para compensar su equilibrio. Porque si bien su forma de ser me ha

servido para mejorar en algunos aspectos, en otros me aburre. Y hay momentos en

los que hasta me causa malestar saber con exactitud qué tengo que hacer en cada


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minuto, lo que tengo que cenar cada día de la semana si él está en casa. O ese gesto

suyo, invariable, cuando quiere que tengamos sexo. Por supuesto es siempre él

quien lo decide.

Me sorprendió cuando lo conocí por todo ello. Por sus zapatos siempre limpios.

Porque siempre conseguía las entradas para el cine en la misma fila. Por aquellosvaqueros que nunca perdían la raya; jamás he planchado los míos, me gustan así.

Daba la impresión de ser perfecto en mucho y así sigue. No me equivoqué con él,

con el tiempo todas esas virtudes o manías se han acentuado. Es un friki para lo

suyo. Ha sabido adaptarse a mis desbarajustes, no sin intentar corregirlos, sigue

haciéndolo porque él tiene un orden para todo y lo impone en nuestra convivencia.

Hasta sus leves salidas de tono son siempre del mismo estilo. Una, dos o tres

palabras con cierta alteración y el resto en su línea, jamás una discusión ha ido másallá. Yo no soy de discutir mucho, pero con mis hermanas aún lo hago y levanto la

voz a pesar de lo poco que las veo, cosa que nunca he hecho con él. Algo irónica a

veces, lo reconozco, pero de ahí no paso.

Si he podido seguir un poco a mi aire es gracias a que cambió de trabajo, porque

cuando íbamos a la misma oficina el resto de nuestro tiempo lo gobernaba por

completo él y no podía entender que me olvidase de comprar algo —ahora siempre

hago una lista de lo que necesito— Tampoco entendía que de pronto tuviese laocurrencia de ir a ver a una de mis hermanas y llegase tarde a casa sin avisar. Él

nunca llega tarde a ningún sitio porque todo lo tiene programado.

Por eso este viaje con cierta incertidumbre no es algo adecuado para él. En

cambio a mí me está encantando lo que voy descubriendo en mi entorno, las

personas que estoy conociendo y esa imprevisión después de todo el año con todo

cronometrado me provoca sensación de libertad. Libertad de la cual carezco en lo

cotidiano porque mis horas tienen pautado hasta el aburr imiento en los atascos.Estoy escribiendo en mi cuaderno todo lo que voy pensando. Ania se ha puesto a

trajinar para preparar la cena, no sé si saldremos esta noche o mañana, ni me

importa. Son casi las ocho de la tarde pero la luz es inmensa y salvo las gaviotas

que con su ir y venir provocan cierto alboroto, nada más hay que disturbe. Ania me

acaba de traer una copa de vino blanco. Ernesto jamás toma vino fuera de las


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comidas y yo tampoco porque él no lo hace. Una nimiedad que me hace sentir bien

y le doy las gracias con mi mejor sonrisa. Se ha sentado a mi lado un momento y

me ha preguntado por lo que escribo, le he dicho que mi vida. Me ha contestado

algo que no he entendido y antes de volver a su quehacer, responde que tenemos que

aprender a comunicarnos mejor.Tiene razón, porque me gustaría comentar con ella estos pensamientos. Es una

mujer de apariencia muy serena, dinámica en lo físico, pero su gesto y su forma de

mirar demuestran sosiego. La supongo con la experiencia necesaria para

entenderme y quizá darme algún consejo. No sé los años que tiene, aparenta unos

cincuenta. Mi madre murió al nacer yo, mi padre volvió a casarse apenas pasado un

año; él murió el mismo año que empecé a salir con Ernesto.

Mis hermanas mayores, Marta ya tenía quince años y María Teresa acababa decumplir los doce, nunca aceptaron a la estirada Gertrudis. A Paloma, que tenía siete

y a mí cuando fui creciendo nos transmitieron esa animadversión. Al parecer mi

madre era una persona encantadora y Gertrudis nunca sonreía. Tenía una rigidez

permanente, tanto como sus reglas para todo lo que hacíamos. Crecí haciendo lo

que me mandaban sin fijarme nunca en nada porque no me interesaba. Me

despistaba de continuo y en aquello que no me pusieron reglas fui siempre un

desastre. Así seguí hasta casarme con Ernesto. Tengo pues que agradecerle el ordenque he alcanzado aunque no sea nada especial para mí.

En cambio en mis estudios y después en el trabajo brillé. No está bien sea yo la

que lo diga pero es la verdad. Sin llegar a ocupar un puesto tan alto como el que

tiene Ernesto, ni cambiar de empresa, he obtenido buenos rendimientos. Por ese

lado estoy satisfecha y por el resto debiera estarlo. Pero algo me falta o quizá me

sobra, sí, puede que me sobre saber qué tengo que hacer el día veinte del mes que

viene. Iré a Burgos, vive una tía de mi marido allí, iremos a visitarla. Él pasó suinfancia con ella y además le pagó siempre todos sus caprichos. Su familia tiene una

economía sana, son varios hermanos, pero él era el favorito de la tía rica y

solterona. Vamos con frecuencia a verla, no es porque sea una fecha especial,

tampoco son las fiestas ni tenemos que acordar con ella con tiempo el ir porque

pueda estar fuera de casa. Tiene ochenta años y solo sale para ir a misa. No, es


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mucho más simple. Ernesto programa con dos meses de antelación todo lo que

tenemos que hacer juntos. Lo mismo si nos vamos de viaje, hace la reserva en

enero. La suerte que tengo es que como no le interesa hacer turismo, me deja a mi

aire casi siempre y no contrata nada extra. Tal cual ahora.


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Ha venido Jan, ya estábamos cenando. Se ha disculpado con mediasonrisa y, vaya, ahora sí lleva barba: Bigote y una perilla de esas modernas al estilo

de Johnny Depp, el de Piratas del Caribe, aunque con menos pelo y muy rubio. Ha

hablado en sueco durante un buen rato dirigiéndose a Ania, estamos tomando el

café cuando por fin se digna a hablar en español.

—Mi madre me ha dicho que quieres hacer un recorrido amplio por las islas y

subir hasta el Norte. ¿Qué te interesa ver? —No sé, lo que creas más interesante o más bonito. He estado unos días en

Estocolmo y un día fui a Uppsala y Falun. Allí me dieron la idea de hacer una

travesía por las islas.

—¿Tienes experiencia en navegar?

—He ido un par de veces de crucero, pero en barcos grandes.

—Me refiero a si sabes algo de navegación.

—No, perdona, no te había entendido. Sé que esto es la popa y aquello la proa,

poco más, o sea, nada. ¿Es indispensable saber algo?

—Hay quien quiere aprender a navegar o por lo menos participar. Como

experiencia resulta interesante para algunos.

—Bueno, yo estoy dispuesta a lo que sea. Lo que tú creas conveniente.

—No, yo no tengo que creer nada, doy un servicio que puede tener las variantes

que el cliente pida. Tú decid

Alexandra Rey de Suecia - Una Mujer Libre - VICTORIA ROCH

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