Album Especial, 100 Años del ATLÉTI (As)

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Ejemplar gratuito www.as.com SÁBADO, 26 DE ABRIL DE 2003. AÑO XXXVI. 1903 ESCUDERO COLLAR PEIRÓ RIVILLA CALLEJA MENDONÇA ADELARDO PEREIRA ABEL FUTRE PANTIC TORRES BURGOS 2003 100 AÑOS SEGÚN 15 MITOS 100 AÑOS SEGÚN 15 MITOS 100 AÑOS SEGÚN 15 MITOS 100 AÑOS SEGÚN 15 MITOS 100 AÑOS SEGÚN 15 MITOS IRURETA GÁRATE

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SÁBADO, 26 DE ABRIL DE 2003. AÑO XXXVI.

1903

ESCUDERO COLLAR PEIRÓ RIVILLA CALLEJA MENDONÇA ADELARDO

PEREIRA ABEL FUTRE PANTIC TORRES BURGOS

2003

100 AÑOSSEGÚN

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LOS COLUMNISTAS DE AS EXPLICAN POR QUÉ SON ATLETICOS

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El Atlético en su casaALFREDO RELAÑO

♠ El 8 de abril de 1903 se disputó en Madridla primera final de Copa. Para más preci-

sión, en el campo del Hipódromo, que ocupa-ba lo que hoy son los Nuevos Ministerios. Losfinalistas fueron el Athletic Club, de Bilbao, yel Madrid. Ganó el Athletic Club, ante el júbilode una buena peña de estudiantes bilbaínos,que cursaban en la capital carreras universita-rias que entonces todavía no se podían estu-diar en Bilbao. Ingeniería de Minas, por ejem-plo, carrera a la que pertenecía el mayor nú-cleo de aquellos primeros hinchas, en muchoscasos amigos de los propios jugadores.

♠ Entre ellos estaba un tal Eduardo Acha,abuelo de Bernardo Salazar Acha, el au-

tor de la Enciplopedia del Atlético, que es laaportación de AS al Centenario. Lo digo paraque sepan ustedes que esta historia que lesofrecemos está legitimada por el entusiasmopionero de aquel hombre, y que ha heredadosu nieto más devoto de aquella iniciativa. Por-que el caso es que Eduardo Acha y algunos desus amigos, arrebatados por el entusiasmo delpartido y el título, y añorantes de su Bilbao

querido, decidieron crear en la capital una su-cursal del Athletic Club, un Athletic Club deMadrid. Durante años fue eso, una sucursal.Pero el curso del tiempo fue madrileñizandoaquella iniciativa bilbaína, pero que tenía tra-zada en su destino una vocación distinta.

♠ Eran tiempos en los que coexistían enMadrid bastantes equipos. Pero pronto

aparecería el profesionalismo, como una duraprueba de selección natural que fue haciendoa los más pequeños víctimas fáciles de los ma-yores, y en particular del Madrid, el que porllevar en su nombre el propio nombre de laciudad, más favorecido se vio desde el princi-pio ante dificultades de todo orden. Eso de-sencadenó un proceso por el cual los antiguosjugadores o hasta seguidores de clubes queiban desapareciendo ante los usos y abusosdel Madrid, decidieron buscar refugio bajo elparaguas del Athletic Club, cuya fortaleza bá-sica residía en Bilbao y resistía mejor el abrasi-vo y creciente poder de los madridistas. Esaespecie de emigración interior desde otrosclubes al Athletic es lo que va madrileñizando

el club y le va dotando de una de sus señasmás identificables: la rebeldía contra el poderestablecido.

♠ Yo trabé contacto con el Atlético de Ma-drid en 1960, el mismo día que trababa

contacto con el fútbol y la televisión. Fue unafinal de Copa, ante el Realísimo, que acababade ganar su quinta Copa de Europa consecuti-va. Fue en casa de un amigo pudiente de mipadre, que tenía un mágico aparato llamadotelevisión, y definido como una radio queademás se ve. Es decir, que además de escu-char un partido se veía. Y allí escuché y vi cómoel Atlético ganaba esa final, en el Bernabéu,ante Di Stéfano, Puskas, Gento y demás mega-estrellas de la época, cuyo juego académico fuedesbaratado por el fútbol más imaginativo, re-suelto y vivo de un Atlético que terminaba enPeiró y Collar, el Ala Infernal. Collar, todavíacon camisa abotonada, subió a por la Copaante los ojos atónitos de mi padre y mi herma-no (vengo de familia madridista) que mehabían llevado en la seguridad de que me ini-ciaría al fútbol con una gran goleada blanca.

Sufrir cien añosha sido un placerLa Casi Copa de Europa del 74 hizo más fuerte al Atlético ● La gesta ante el

Celtic, la Intercontinental y el doblete del 96 lo han compensado todo

Descubrí al Atlético el mis-mo día que comprendí

que Jerónimo era el bueno de lapelícula y el general Custer, unamilongada de los americanos. For-mo parte de la generación de laCasi del 74. Los rojiblancos quenacimos bajo el complejo de la fi-nal de Bruselas. Mi vida cambiócuando el central alemán de nom-bre irrepetible y del que me quie-ro olvidar pronto nos quitó laChampions en el último minuto.Reflexioné y comprobé que la de-rrota tiene su misterio, su morbo.Que no es cuestión de sacar elhistorial a paseo. Vaya aburri-

miento ganar hasta en las cha-pas. No disfrutas. Te acostumbrasal caviar y no a disfrutar del placerde un buen cocido casero.

En mi Atlético hay algo que noperdonamos. Coquetear con losvencedores. Cuando nos senti-mos más pisoteados, sacamos arelucir nuestra unión. ¡Qué pre-ciosidad de Calderón lleno en el In-fierno de Segunda! Una lecciónirrepetible. Desde pequeño mi pa-dre me hablaba de las excelen-cias de Silva o Ben Barek. Se megrabó en el corazón que por enci-ma del resultado estaba la ge-nialidad y el paladar futbolístico.Gárate, Leivinha, Heredia, Perei-ra, Kiko, Vieri o Juninho son loscaballeros de mi mesa redonda.Por eso nunca cambiaré mis plan-

teamientos. Las gestas ante Cel-tic e Independiente o el dobleteson fogonazos imperecederos.

Inconformistas, amantes de loimposible, guerreros, amigos denuestros amigos, soñadores y so-bre todo expertos en sobresaltosdel corazón son algunas virtudesque se cultivan cuando caes enla casa rojiblanca. Son nuestrasseñas de identidad. Ya somos cen-tenarios y cada día ganamos másadeptos a la causa. Nos gustanlas causas justas y somos los pri-meros abanderados en luchar con-tra las injusticias.

El fútbol no sería lo mismo sinlas grandes tarde o las enormestrastadas que jalonan nuestra his-toria. El Atlético, si no existiera,habría que inventarlo.

MANUEL ESTEBANLA OPINIÓN

PERDIMOS, ¿Y QUÉ? La final del 74 me reveló el morbo de la derrota.

■ El fútbol se transmite aveces de padres a hijos, o dehermanos mayores apequeños. Yo fui uno de esosniños, como dice la canción deSabina, que un día llegué alMetropolitano de la mano de mipadre y de mi hermano mayor.

Me abrieron los ojos a unmundo fantástico, a un deporteapasionante y a una religiónúnica como la rojiblanca. Es porellos que acabé descubriendoque ser del Atlético es un privi-legio. No hay razones para seratlético, es genético.

Gracias a mi padre y a mi hermano mayor

VICENTECARREÑO

■ Ahora que cumplimos cienaños es momento para reflexio-nar sobre una vida transcurrida,en parte, a lomos de los sobre-saltos que proporciona este sin-gularísimo equipo. Domingo adomingo, todo lo que represen-ta el Atleti, jugadores y aficiona-

dos, me enseñaron a creer quecon el esfuerzo todo se consi-gue, aprender que el ser verda-deramente grande consiste encaerse y levantarse y entenderque hay que estar cuando auno más se le necesita, esdecir, en los peores momentos.

Aprendí que uno es grande al caer y levantarse

JOSÉRIBAGORDA

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♠ Luego traté al Atlético más de cerca. Vivílas dos últimas temporadas del Metro-

politano, donde impartían lecciones Ramiroy Mendonça, donde vi a Luis meter su pri-mer tiro libre contra el Sabadell, donde Ade-lardo ya lo hacía todo bien y donde le tiraronsombreros al gran Ufarte. Y me hice socio yaen el Manzanares, a tiempo para ver el Atlé-tico de Marcel Domingo, al que creo que fueJuan Manuel Gozalo quien apodó por enton-ces como el otro Ajax y donde Gárate em-pezó a enamorarnos.

♠ Pero no es cuestión de que les cuente yoaquí la historia del Atlético. Eso está en

la Enciclopedia y por la pluma de la personamás legitimada y con más conocimientospara hacerlo: Bernardo Salazar. Yo desdeaquí solo quiero enviarles un saludo, desear-les que disfruten el Centenario y recordarlesque pase lo que pase el Atlético es de todos.Es un sentimiento colectivo, un depósito dememoria y de afectos cuya propiedad escomún. Es un siglo de sucesos, sorpresas,sustos, alegrías inmensas, decepciones quedejan el ánimo lúgubre pero que dan paso auna inmediata recuperación de la ilusión. Unsiglo caliente, que ahora puede usted teneren su librería para saber, para gozar, paraojear, para comentar. Para sentirse acom-pañado, para saber que cada día del año elAtlético está en su casa.

LA MEJOR AFICIÓN. En las duras y en las maduras, cuando los títulos eran el único objetivo y cuando se luchaba por el ascenso. La hinchada del Atlético nunca falla a su equipo.

■ Para explicar por qué soyatlético he de apelar a variassinrazones. Desconfiar delvalor supremo de la victoriaporque los que creen en ellaacaban siendo falsarios ocayendo en la falsa humildaddel perdonavidas. Y eso no lo

aguanto. Te tiene que gustartener cierto grado de incerti-dumbre y correr ciertos ries-gos. Luego está la fidelidadpor encima de todo, sin pensaren la deserción. Somos indiosy no nos gustan las ordenadasfilas del Séptimo de Caballería.

Desconfío del valor supremo de la victoria

CARLOSLLAMAS

■ Soy del Atleti desde queasistí a mi primer partido en elStadium Metropolitano allá poroctubre de 1947, con empatea un gol contra el homónimobilbaíno. Me viene de familia,pero desde ese momento sentíel afán inextinguible de adquirir

y conservar todo lo que tuviesearoma rojiblanco madrileño,por conocer su historia y dis-frutar o padecer con las actua-ciones del equipo. Como biendijo Pascal, el corazón tienerazones que la razón no puedecomprender.

Soy del Atleti desde antes de tener uso de razón

BERNARDODE SALAZAR

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Cuando se trata de sinte-tizar la historia de unaentidad deportiva decien años de vida, for-

zosamente tenemos que referir-nos al ámbito general, porquese necesitan varios volúmenespara explicar con detalle la gran-deza de uno de los clubes másqueridos en el mundo como esel Atlético. Los clubes van cele-brando sus Centenarios y cadauno tiene peculiaridades, virtu-des y defectos diferentes a losdemás, pero siempre hay algoque destaca sobre todos y ennuestro caso es fácil adivinarlo,el Atlético es el tercero de Es-paña, a pesar de tantas circuns-tancias adversas a lo que esmeramente deportivo. Por dere-cho propio, tiene una implanta-ción internacional (no es sola-mente regionalista, como la ma-yoría), porque tiene aficionadosde todo el mundo.

Desde 1903 son muchos losaconteceres deportivos transcu-rridos, buenos, mejores o peo-res, pero hay algo que persiste, lailusión de cada año al ver a esasfamilias completas con las equi-paciones atléticas, felices y con-tentas, que también marcan otragran diferencia. Antes, cuando te

preguntaban de qué equipo eras,confesabas, como si de un pe-cado se tratase y en voz baja,“bueno, soy del Atlético de Ma-drid”, después llegaron lo de “Unaño en el infierno”, “Papá, papá,¿por qué somos del Atlético?”, yel último protagonizado por elMono Burgos del “ya estamos

aquí”, eslóganes afortunadísimosde los que todos los atléticos es-tamos muy orgullosos, por esoahora cuando nos preguntan ¿dequé equipo eres?, gritamos quesomos del Atlético de Madrid.

Interesa destacar tambiénaquello que es inevitable en lasconversaciones de los aficiona-

dos, unos del Madrid, otros delAtlético y otros del Rayo, al que nose debe olvidar, pero también conorgullo y reconociéndonos anti-madridistas, pero en lo funda-mental, no nos cambiamos pornadie, nos trae sin cuidado el de-venir del eterno rival y no tene-mos que hacer más comentarios.Preferimos nuestras alegrías, lo-gradas con toda la modestia delmundo, que todos los honoresconseguidos por influencias y ta-lonarios. Estos pensamientos losguardamos en lo más íntimo delcorazón y seguimos siendo feli-ces, porque lo que nos importaes nuestro Atlético, que siguesiendo como la sangre “siempreacude a la herida sin esperar aque la llamen”.

Debo confesar que desde quesoy del Atlético de Madrid, yahace años, cambié de forma depensar, me hice mejor persona ymis afectos y amores son inque-brantables, es un sentimiento, esuna forma de vivir, es una formade sufrir también, lo reconoce-mos, pero es nuestro.

¡Viva el Atlético de Madrid!

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■ En la noche del 25 al 26 de abril de 1903, unareunión para formar un equipo que sea sucursal delAthletic de Bilbao en la capital concluye con la elec-ción de Enrique Allende, un abogado bilbaíno, comoprimer presidente de la sociedad deportiva, que lle-vará el nombre de Athletic de Madrid.

EnriqueAllende, primer

presidente

■ Esta imagen inédita pertenece al primer encuen-tro del Athletic Club, celebrado el 2 de mayo de1903. En la misma se observa la completa uniformi-dad de los jugadores y la asistencia de unos pocosespectadores. El campo en el que se disputa el par-tido estaba junto a la verja de El Retiro, en la llama-da Ronda de Vallecas. Este terreno, además, es elprimer campo en el que disputaba sus duelos lasucursal athletica.

El primerpartido del

Athletic Club

JESÚS GIL Y GIL

El Atlético me cambió y mehizo una mejor persona

UN PRESIDENTE EN ELOJO DEL HURACÁN.

A lo largo de su controvertidaetapa presidencial, el Atléticoha alternado grandes éxitoscomo el doblete (1996) o lasCopas de 1991 y 92, con fra-

casos como el descenso.

Nació en Burgo de Osma el 12 de marzo de 1933. Fue directivo de VicenteCalderón y accedió a la presidencia tras las elecciones del 26 de junio de

1987. Cuando el club se convirtió en S.A.D., él pasó a ser máximo accionista.

HAN REALIZADO ESTE SUPLEMENTO:IÑAKO DÍAZ-GUERRA, AGUSTÍN MARTÍN, JUAN GATO Y F. J. DÍAZ

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Llegar al Atlético fue unsueño hecho realidad. Yoera un chaval de 21 añosy fiché por un grandísimo

club. Un equipo que acababade ser campeón de Liga conuna de las mejores delanterasde la historia del fútbol: Ufarte,Luis, Mendonça, Adelardo y Co-llar. Fue un poco impresionantepara mí, pero tuve la suerte deintegrarme rápidamente, ir ju-gando minutos y, al final, todosellos se convirtieron en gran-des amigos. Eran tan buenos,esos y muchos de los que llega-ron después, que me cuestaquedarme con uno. Luis era es-pecial, pero con ninguno me en-tendí jamás tan bien como conArmando Ufarte. Jugar a sulado era un auténtico lujo y unade las cosas de las que másdisfruté durante mis 11 añosen el Atleti.

Entre todos mis recuerdos,los buenos y los malos, la Copade Europa del 74 acapara losmás intensos. Nunca viví unanoche tan especial como la deaquel 24 de abril ante el Celtic,en la vuelta de las semifinalestras empatar a cero en Glas-gow. El cambio del Metropolita-no al Manzanares, ocho años

antes, había sido difícil. El nue-vo estadio era un poco frío,pero aquel día se hizo mayor.Jamás había visto ese ambien-tazo, esa tensión... Salimos allíy nos dimos cuenta de que ibaa ser un partido histórico. Ga-namos 2-0, marqué yo un gol yAdelardo el otro, y nos clasifica-

mos para la final. Ese fue el díaque más disfruté en un campode fútbol. Pero también fue elorigen de mi noche más triste:la final del 15 de mayo en Hey-sel. El Bayern nos robó la carte-ra en el último instante y ya nonos recuperamos. Esa Copa deEuropa era nuestra. Después

de ese disgusto ni descansa-mos, ni dormimos, ni nada; ypasó lo que pasó. En el desam-pate nos dieron un repaso,pero nosotros no estábamosrecuperados. No sé si algunavez lo estaremos del todo.

Ahora festejamos nuestroCentenario y estoy muy orgullo-so de formar parte de la cele-bración. Muchos atléticos loson de manera casi hereditaria.Va en sus genes. Pero esteclub va mas allá. El atléticonace y también se hace. Yo lle-gué de fuera y ni sospechaba loque representaba el ser roji-blanco. Ahora siento este clubcomo el que más. Disfrutare-mos de esta fiesta que debeser familiar. Lo que sucede esque la familia atlética es enor-me. Nos reuniremos los jugado-res actuales, los veteranos, losdirectivos, los empleados quehan colaborado para convertiral Atlético en la gran instituciónque fue, es y será. Pero, por en-cima de todo, ésta es una fies-ta para la afición, lo más impor-tante de este club.

JOSÉ EULOGIO GÁRATE

El atlético nace y se hace; yosiento el club como el que más

EL GRAN ICONO DELMANZANARES.

Con sus goles, su elegancia ysu calidad, el ‘Ingeniero del

área’ fue fundamental en unade las épocas más gloriosas delclub, que ganó tres Ligas, dosCopas y la Intercontinental.

Nacido en Sarandí (Argentina), el 20-09-44, llegó al Atlético en 1966 y hasta1977 la afición rojiblanca disfrutó de uno de los mejores delanteros del fút-

bol español. En 327 partidos oficiales, marcó 136 goles y logró tres pichichis.

■ Unos meses antes de abandonar la presidencia,Acha decidió legalizar al Athletic de acuerdo con laLey de Asociaciones de 30 de junio de 1887. Paraello, se redactó el nuevo Estatuto para presentarloen el Gobierno Civil y obtener la personalidad jurídi-ca que el club necesitaba. Conseguido su propósito,cesó voluntariamente el 20 de febrero de 1907,siendo sustituido por Ricardo de Gondra, que sería el máximo rector athletico hasta 1909.

Eduardo deAcha decidió

legalizar el club

■ El 22 de enero de 1911, este equipo formado porMuguruza, Cárdenas, Allende, Arango, Ruete, Man-diola, Elorduy, Belaunde, Garnica, Palacios y Smithvistió las nuevas camisetas rojiblancas contra laGimnástica. El traje era de esoso colores debido aque Juan Elorduy, que debía de comprar 50 camise-tas blanquiazules, dejó el encargo para el último día.Al no encontrar el número suficiente de zamarrasblanquiazules, compró unas blancas y rojas.

Rojiblancosgracias a unencargo mal

cumplido

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LLlleeggaa llaa mmeejjoorr hhiissttoorriiaa ddeell

Attllleettiiieessccrriittaa ppoorr BBeerrnnaarrddoo ddee SSaallaazzaarr

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■ Desde la temporada 1913-14 el Athletic Club per-seguía ganar el Campeonato Regional. En 1921 llegóel primer título futbolístico de la historia rojiblanca, loque le permitió participar en el Campeonato deEspaña y llegar a jugar la final de Copa, que perdióante el Athletic de Bilbao. En la imagen, una forma-ción habitual de esa temporada. Arriba: Luis Olaso,Fajardo, Pololo, Sansinenea, Mieg, Tuduri, Triana yEscalera. Sentados: Durán, Olarreága y Olalquiaga.

Primer títulofutbolístico

en la historiarojiblanca

■ Los hermanos Otamendi construyeron un stadiumen Madrid a imagen y semejanza de Wembley. La ini-ciativa fue un éxito y el 13 de mayo de 1923 se inau-guraba con un encuentro entre el Athletic Club y laReal Sociedad, que concluyó con el triunfo de los pri-meros por 2-1. En un primer momento, la idea eraque todos los equipos madrileños jugasen en élmediante un alquiler, pero el Real Madrid se des-marcó porque quiso ser el único titular.

Se construyey se inaugura

el Stadium delMetropolitano

Aveces pienso que midestino era ser del Atlé-tico, ya que por dos oca-siones escapé de las

redes del Madrid. La primerafue cuando era un niño. Yo vivíaen Cuatro Caminos, muy cerqui-ta de Chamartín y, por proximi-dad,empecé a hacerme madri-dista, pero entonces un tío mío,que era rojiblanco, me hizo so-cio del Atleti. Empecé a ir con éla Vallecas, donde jugaba enton-ces, y ya fue irremediable. To-davía guardo aquel carnet. Lasegunda vez acabó con mi in-greso en el Atleti. Yo jugaba enel Mediodía, un equipo madri-leño de Tercera que tenía unconvenio con el Madrid, que, acambio de una subvención, sellevaba a sus mejores jugado-res. Pero, de repente, un día elpresidente del club llegó con micarta de libertad y me dijo queme iba al Atleti. Me sorprendió,pero firmé encantado. Añosdespués, en una cena, don San-tiago Bernabéu se acercó a mí yme explicó que aquel directivodel Mediodía se la había jugadoy, por algún asunto que prefierono conocer, me había traspasa-do a sus espaldas. Cómo sería

la cosa que, la temporada si-guiente, se acabó la subvencióny desapareció el Mediodía.

Y por esas cosas de la vida,aquí estoy, como máximo golea-dor de la historia del Atlético.Pero, la verdad, a mí, que soyde otra época, esas cosas no

las tengo muy en cuenta. Enton-ces el fútbol era sólo un juego ycuando marcabas, te dabas lavuelta, sonreías volvías a tucampo y seguías jugando. Dehecho, si por cada gol que logréme hubieran besado y abrazadotanto como lo hacen ahora, no

hubiera llegado hasta hoy. Lo di-cho, otros tiempos. Recuerdouna vez que me rompí la piernay Helenio Herrera quería entabli-llarme en el vestuario para se-guir jugando. Aunque los mejo-res momentos fueron los parti-dos decisivos en las dos Ligasseguidas que ganamos, mecuesta elegir uno concreto. Loque viví en el Atlético fue todoinolvidable. Además, tuve lasuerte de coincidir con algunosde los más grandes. Silva, BenBarek, Juncosa o Collar. Todoseran artistas del balón. Y esque el Atlético siempre ha esta-do plagado de grandes estrellasy ahora que ha resucitado vol-verá a tenerlas.

Por eso creo que don VicenteCalderón no estuvo afortunadocon aquello del Pupas. El Atléti-co es un grande y ahí están lostítulos para demostrarlo. Esevictimismo no se ajusta a la rea-lidad y no podemos justificar asítodo lo que nos pase. Este clubdebe aspirar siempre a lo máxi-mo y no poner excusas. Esagrandeza es la que me hacesentirme tan orgulloso de perte-necer a él y poder celebrar tanespecial Centenario.

ADRIÁN ESCUDERO

La grandeza de este club noadmite victimismo ni excusas

DELANTERO DE SEDA.Juncosa, Vidal, Silva, Cam-pos y Escudero formaron enla temporada 47-48 la céle-

bre ‘Delantera de Seda’ que lemetió cinco al Madrid. Sin

embargo, las Ligas no llega-ron hasta el 50 y el 51.

Nació en Madrid el 24-11-27. Perteneció a la primera plantilla rojiblancadesde 1945 a 1958. En esos años disputó 324 partidos oficiales y marcó 170tantos, cifra que le convierte en el máximo goleador de la historia del club.

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El Centenario del Atléticosupone mis bodas de Oroen el club, pues hace cin-cuenta años que ingresé

en la entidad rojiblanca. Estuvediecinueve temporadas en elAtlético, dos como juvenil y elresto en el primer equipo. Du-rante diez años fui capitán ygané tres Copas del Rey, unaLiga y una Recopa, por lo querecogí estos cinco trofeos. Yoera seguidor del Atlético antesde jugar en el club. Ingresé enél y con 15 años Helenio Herre-ra me llevaba a entrenar con elprimer equipo. Fue un técnicoque me marcó como futbolista,pues siendo un chaval me llevóa entrenarme junto a jugadoresde la talla de Ben Barek, porejemplo. Este jugador fue in-creíble, de los mejores. Luego,ya en el Atlético, formé un buenala con Joaquín Peiró, ademásun gran compañero. Como afi-cionado me deleitó Kiko. Pero,de joven, Ben Barek me marcómucho. Lo tenía todo: rapidez,técnica, dominio de balón. Lohacía todo bien.

Yo nací en Sevilla y de muypequeñito me gustaba el Betis,pero rápido mis simpatías fue-

ron hacia el Atlético. La FIFAobligaba entonces a tener unfutbolista juvenil y me eligierona mí. Recuerdo con muchoagrado los enfrentamientosante el Real Madrid. Nos vimoslas caras en un enfrentamientode Copa de Europa y tuvimos

que jugar un encuentro de de-sempate en Zaragoza. El Atléti-co tenía un equipo grandísimo ypodíamos haberles tumbado,aunque caímos. El equipo ma-dridista era muy bueno. Dicenque el jugador de antes nopodría jugar ahora, pero creo

que el buen futbolista lo haríaen mi época y ahora. Y es cier-to que a últimos de los añoscuarenta y a principios de loscincuenta el Atlético era el másgrande. Un equipazo. La aficiónes muy buena y se vuelca conel equipo y ya lo era en mi eta-pa como futbolista, aunquequizá entonces era algo másexigente. Sabían que había ungran conjunto y exigían jugarbien y ganar. Tambiénaplaudían mucho al equipo. En-tonces había grandes equipos.Estaba el Real Madrid, el Barce-lona, pero también el Athleticde Bilbao, el Zaragoza, el Valen-cia, el Sevilla. El Espanyol llegóa ser subcampeón. Era compli-cado ganar todos los partidos.

Ahora sigo al equipo y consi-dero que Fernando Torres es unfutbolista muy aprovechable,Tiene condiciones para ser unade las figuras de nuestro fútbolpero el tiempo dirá lo que pasay si progresa lo que todos espe-ramos de él. Los actos del Cen-tenario serán muy bonitos paramí y para todos los aficionadosdel Atlético. Y yo nunca olvidarélos cincuenta años de relacióncon este club.

ENRIQUE COLLAR

El Centenario supone mis bodas de Oro en el Atlético

DIEZ AÑOS COMOCAPITÁN ROJIBLANCO.Collar se siente orgulloso de

haber sido durante diez añoscapitán del Atlético y tuvo el

privilegio de recoger cincotrofeos que ganó con la

camiseta rojiblanca.

Este extremo izquierdo sevillano (2-11-34) marcó una época en el Atlético.Disputó 470 partidos oficiales entre el 53 y el 68, en los que marcó 104 goles.

Fue 16 veces internacional absoluto con España y logró cinco tantos.

■ Quico Marín, Tuduri, Luis Olaso, Cosme, Barroso,Palacios, Burdiel, Pololo, Triana, Alfonso Olaso y, sen-tado, De Miguel, fueron los principales artífices delos éxitos rojiblancos en los años 1925 y 1926. Conla aportación eventual de Flores, Fajardo, MéndezVigo, Bustillo, Merediz, Elizalde, Luis Aguirre, Ortiz dela Torre y Fuertes de Villavicencio formaron el equipoconocido como el de Los Caballeros, llamados asípor su comportamiento dentro y fuera del campo.

‘El equipo de los

caballeros’

■ 19 de abril de 1936. Última jornada del Campeo-nato de Liga de la temporada. Faltaba saber qué otroequipo descendería junto a Osasuna (no se le dabanopciones de ganar al Athletic bilbaíno en San Mamés)a Segunda. El duelo entre el Athletic de Madrid y elSevilla depararía esa tragedia. Con 2-3 en el marca-dor, y faltando unos minutos para el final, Chachodispone de un penalti para salvar a los atléticos,pero ajusta tanto el tiro, que éste acaba en el poste.

Chacho falla y condena al Atlético a Segunda

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Es bonito vivir el Centena-rio. Me encantaría poderacudir a los actos, peromi profesión me lo impi-

de. Así que tendré que disfrutar-lo desde la distancia. Tengo mu-chos buenos recuerdos de mietapa en el Atlético, la mayoríade ellos como jugador, pero notodos. La labor que hice en el fi-lial, cuando metí 14 o 16 juga-dores en el primer equipo en unaño, tampoco estuvo nada mal,al igual que el ascenso a Segun-da. Por supuesto, me acuerdode mi Recopa y de quedar cam-peón de Copa dos años conse-cutivos. Además, tuve la fortunade hacer goles clave como enlas dos finales ante el Real Ma-drid o en las dos de la Recopa.Estuve ocho temporadas comojugador, cuatro como segundoentrenador y ocho como técnicodel filial, y siempre estuve muybien atendido y considerado. Alcompañero al que más unido heestado siempre ha sido Adelar-do, porque éramos compañerosde habitación y amigos dentro yfuera el campo.

El Atlético es un equipo sufri-dor. Se machaca mucho al clubcon eso, que si el Pupas, que siel Atlético es otra cosa... pero

es sólo un equipo que ha atra-vesado por diversos momentosen una larga historia. La aficiónahora es diferente. Ha evolucio-nado todo y hasta han cambia-do de estadio. Nací como futbo-lista en el Metropolitano. Pasépor allí hace poco y cuando viesos edificios me invadió unasensación de malestar.

Llevo un pedacito del Atléticoen la maleta. En Italia, siemprepensaba en ello y recibía casidiariamente el AS para vercómo se desarrollaba todo. Sino, llamaba a mis amigos parapreguntarles. Estaba al día y se-guía la actualidad, como ahora.Cuesta desengancharse de unclub donde has nacido. Ahora,tanto Luis en el banquillo comoJesús Gil en el despacho encar-nan muy bien el espíritu de loque es el Atlético. El presidentesigue su línea y esperemos quelas cosas le salgan bien. Piensoque encarno una parte de lahistoria, que he sido un gran ju-gador y que he cumplido conmis deberes siempre. No meconsidero superior a ninguno delos nombres de la historia col-chonera, pero tampoco inferior.

JOAQUÍN PEIRÓ

Siempre llevaré un pedacito del Atlético en mi maleta

EL ALA INFERNALEnrique Collar(izquierda) yJoaquín Peiró(derecha) for-maron el míti-co ‘Ala infer-nal’ del Atléti-co entre 1955 y1963. Seentendíancomo pocos yformaron unade las bandasizquierda deataque mástemibles de lahistoria delfútbolespañol. Sólola marcha dePeiró al Interde Milán pudodetener a tanmaravillosasociedad.

Nació en Madrid (25-1-1936) y, tras una cesión al Murcia, actuó en el Atlé-tico desde 1955 a 1963. En ese tiempo, jugó 219 partidos oficiales, marcó

129 goles y ganó dos Copas y una Recopa. Fue 12 veces internacional.

■ El jugador más famoso del fútbol español se con-virtió en un entrenador de prestigio al conseguirganar dos Ligas consecutivas con el Athletic-AviaciónClub. De esa manera, el conjunto rojiblanco pasabadel descenso de 1936 a la gloria de conquistar susdos primeros títulos ligueros. Incluso estuvo a puntode conquistar un tercer título, pero las lesiones quepadeció la plantilla rojiblanca y un poderoso Valenciaimpidieron esta hazaña.

Con Zamorade técnicollegan las

primeras Ligas

■ El 23 de noviembre de 1947, el Atlético reci-be al Real Madrid, que luce números en laespalda por primera vez. En el ataque rojiblan-co juegan Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escu-dero, una delantera hasta entonces inédita. Elresultado es demoledor: 5-0, con tantos deEscudero, Campos, Juncosa (2) y Vidal. El exmadridista Úbeda, crítico en el diario Pueblo,les bautizó como La delantera de seda.

‘La delanterade seda’

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CENTENARIO DEL ATLÉTICOLOS MITOS DEL CLUB COMPARTEN SUS RECUERDOS 1111

La primera anécdota quetengo en el Atlético esque me ficharon el 28 dediciembre, día de los ino-

centes. Me llamaron esa maña-na y, como castellano que soy,les dije que me llamaran al díasiguiente. Entonces sí me creíque el Atlético se interesabapor mí. Esa es la historia de mifichaje por esta entidad. Luego,pertenecí al club 14 tempora-das y gané tres Copas, unaLiga y una Recopa. Tengo quedecir que la década de los se-senta fue prodigiosa para nues-tro club. Tuve un montón de en-trenadores, todos muy buenos,y entre ellos a Helenio Herreray Villalonga. Este último fue elmejor. La prueba está en queentrenó al Real Madrid y le hizocampeón. Entrenó al Atlético ytambién le hizo campeón y sehizo cargo de la Selección y fuecampeona de Europa. Es la evi-dencia de lo buen técnico queera. De presidentes tuve lasuerte de haber coincidido conBarroso y Calderón, dos gran-

des dirigentes. Cuando yo entréen el Atlético había eleccionesy estaba una gestora. Luego hahabido muy buenos dirigentes.La hinchada del Atlético ha sidogrande y el club es el tercero deEspaña por títulos. Además,también es el tercero, pordetrás de Real Madrid y Barce-lona, por el número de teles-pectadores. Y el que más so-cios tiene después de madridis-tas y azulgranas. A mí, desdeque era niño, me gustaba elAtlético. Y una de las cosasque más orgulloso estoy es deque paisanos míos de Ávila medecían que eran de este equipopor mí. Yo jugaba en el Atlético,me marchaban bien las cosas,y abulenses se hicieron delAtlético gracias a mí. Esto suce-dió, sin ir más lejos, con elobispo que oficiará la misa delos veteranos. He contado queme ficharon el 28 de diciembre,pero la manera en que entrétambién es curiosa. Ojeadoresdel club fueron a Ávila a vermey me hicieron una prueba ante

el Real Madrid. En Navidad, ycon fines benéficos, se jugabanpartidos entre madridistas y ro-jiblancos y yo probé en estepartido y me quedé. No creoque le suceda esto a todo elmundo. El partido se disputóen el Metropolitano. En mi épo-ca había grandes equipos,pero, para mí, Real Madrid yBarcelona eran los grandes ri-vales. Había un sistema de pre-mios y siempre se primaba elganar a estos dos equipos. Yhabía una tercera prima que,normalmente, se fijaba anteuno de los equipos revelaciónde la temporada. El Atléticotenía un gran equipo: Griffa, Co-llar, Calleja, Adelardo... Eranfutbolistas de una calidad extra-ordinaria. Aquel conjunto plan-teaba mucha batalla al mejorReal Madrid de su historia. Yeso dice lo que era nuestroequipo. Uno de los mejores dela historia.

FELICIANO RIVILLA

Los sesenta fueronprodigiosos

para nuestro club

EL MEJOR HOMENAJE. El Atlético invitó al Santos de Pelé a ladespedida de Rivilla. Se le impusieron la insignia de oro y brillantesdel club y la medalla al Mérito Deportivo. El 1-3 final, lo de menos.

Nació en Ávila (21-8-36) y, tras tres temporadas cedido en el Plus Ultra y enel Rayo, se asentó en el Atlético durante una de sus épocas más gloriosas. Del

58 al 68, disputó 356 partidos, ganando una Liga, tres Copas y la Recopa.

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■ Juncosa, Ben Barek, Pérez-Payá, Carlsson y Escu-dero. Este quinteto formó la línea atacante del Atléti-co de Madrid de principios de la década de los 50.De la mano de Helenio Herrera conquistaron un títu-lo liguero, pero los números cantan: en las dos tem-poradas, el Atlético marcó 167 tantos en Liga, delos que estos cinco magníficos anotaron 134, el80%. Su gran pero estuvo en las lesiones que pade-cieron, por eso les llamaron de cristal.

‘La delanterade cristal’

Yo jugaba en el Guadala-jara de Tercera cuandoel Atlético me invitó aprobar al final de la tem-

porada 57-58. Les habían elimi-nado de la Copa y ya no se juga-ban nada, así que aprovecharonpara ver jugadores jóvenes. Fer-nando Daucik, que era el entre-nador, me dijo que querían quedespués del verano me uniera alamateur y que me pagarían3.000 pesetas al mes para mimanutención y mis estudios deDerecho. Dije que sí y me fui tancontento a mi pueblo para ayu-dar a mis padres durante la co-secha. Pero pasó el verano y na-die me llamó, así que cuandovolví a Madrid para examinarmede Civil, que me la habían sus-pendido, me acerqué a las ofici-nas del club a ver qué pasaba.Me encontré a Daucik y me pre-guntó por qué diablos no habíaaparecido por allí. Cuando se loexpliqué, me llevó para dentro,hizo que me pagaran julio yagosto y me citó en el Metropoli-tano al día siguiente. Y allí me

quedé, con 6.000 pesetas queno esperaba y tan feliz.

Cuatro meses después de-buté con el primer equipo enOviedo, pero me ascendierondefinitivamente después de unpartido contra el Madrid en elque ellos se jugaban la Liga. Yoentonces jugaba de 10, pero enesa posición estaba Peiró, queera un fuera de serie. Así queDaucik me colocó de medio vo-lante a marcar al gran Kopa. Mesalió un partido redondo. Por milveces que le hubiera marcadonunca lo hubiera hecho tan biencomo aquel día. Pero ahí no que-daron mis reconversiones. En la60-61, todos los laterales zur-dos estaban lesionados y Villa-longa me puso a mí. Le dije queera una mala idea, que ya lohabía hecho una vez y que yo nosabía jugar ahí. Pero, mira... Eseya fue mi puesto para siempre y,cuando me retiré, Kubala, queera el seleccionador nacional,dijo que, de haber continuado enactivo, hubiera seguido con-vocándome para el lateral.

Precisamente el día de mi re-tirada fue el mejor momento demi carrera. Ganamos la final deCopa al Valencia y, como ca-pitán, recibí el trofeo. Me queda-ba un año de contrato, pero en-tendí que había cumplido con mimisión en el fútbol. Se lo expli-qué a Vicente Calderón y él en-tendió que quisiera dejarlo en lomás alto. Pero fueron 14 añosincreíbles. Los más felices yapasionantes de mi vida. Cadadía era especial, el equipo aspi-raba siempre a todo, con Peiró,Collar, Ramiro, Gárate... Y Men-donça. Era el mejor. Con una cla-se exquisita, esa elegancia, eseporte... Maravillaba a la aficióncon sus quiebros y contoneos.Los volvía locos. Es bonito recor-darles a todos en este Centena-rio. Son casi mis hermanos ypensar en todo aquello sigueemocionándome. Y éste es tam-bién un homenaje a una aficióndiferente. La mejor del mundo.

ISACIO CALLEJA

Aquí viví misaños más felicesy apasionantes

LA LIGA DEL 70. Calleja no marcó muchos goles, pero un tanto

Una institución en la banda izquierda. Nació en Valle de Cerrato (Palencia),el 6-12-36, y jugó en el Atlético del 58 al 72. Disputó 425 partidos oficiales y

marcó 7 goles. Logró dos títulos de Liga, cuatro de Copa y una Recopa.

■ El único título europeo que tiene el Atléticoen sus vitrinas llegó en 1962. El rival fue laFiorentina, con la que tuvo que disputar unencuentro de desempate, pues en el primerpartido empataron 1-1, con tantos de Peiró yHamrin, para los italianos. El encuentro dedesempate se jugó en Stuttgart, el 5 de sep-tiembre. No hubo color y los madrileños gana-ron 3-0, goles de Jones, Mendonça y Peiró.

Conquista laRecopa tras

derrotar a laFiorentina

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CENTENARIO DEL ATLÉTICOLOS MITOS DEL CLUB COMPARTEN SUS RECUERDOS 1155

Llegué al Atlético con sólo19 años y al poco tiempoentendí que tenía la suer-te de pertenecer a una

entidad con una personalidadpropia que le hacía diferente alresto. Ese fenómeno de dife-renciación se ha acrecentadocon los años, porque la masasocial es ahora más joven y en-tusiasta. Pero esto no quieredecir que la afición de mi épocafuera peor. Ni mucho menos.Simplemente era menos ruido-sa, pero siempre nos apoya-ba... Qué voy a contar yo, siuna vez me sacaron a hombros

del campo tras un partido.Evidentemente recuerdo con

especial cariño todos los parti-dos que significaron títulos. So-bre todo la Copa del 61, queganamos al Madrid en el Ber-nabéu y metí el último gol. Fuemaravilloso. Sin embargo, otrafinal, la de la Recopa del 63,fue mi peor día como jugador.Cometimos demasiados erro-res y el Tottenham nos ganó 5-1. Fue humillante porque noeran tan superiores. Eso sí,como aficionado, no he vividomomento más traumático queel descenso.

Tuve la inmensa fortuna decompartir todas aquellas aven-turas futbolísticas con jugado-res de la categoría de Collar,Peiró, Ufarte, Calleja, Griffa oRamiro. Y podría seguir nom-brando hasta el infinito. Aunqueuno se distancia con los años,sigo en contacto con casi to-dos. En aquel equipo se trans-cendió el mero compañerismo.Salíamos juntos, nos íbamosde vacaciones con nuestras fa-milias... Se crearon unos lazoshumano fortísimos que perma-necerán siempre. Recuerdo queviajamos a Bolivia, que acaba-

ba de ganar la Copa Américaaprovechando que jugaba en al-tura, para jugar con el campeónlocal, el Strongest. La altitudobligaba a todos los equipos autilizar oxígeno y nos conjura-mos para no utilizarlo. Todosaventuraron que nos golearíany les metimos cinco. Fuimos lasensación en toda Suramérica.Por eso, reencontrarme ahoracon todos ellos será extraordi-nario. El Centenario es un mo-mento cumbre y el culmen deuna historia brillantísima. La deuno de los grandes clubes delmundo. Disfrútenlo.

JORGE MENDONÇA

El Centenario esel culmen de una

historia brillantísimaUNO DE LOS PREFERIDOS

DEL METROPOLITANO.Mendonça tardó muy poco en

ganarse a la afición rojiblanca.Sus quiebros, su elegancia y sus

goles en partidos decisivos leconvirtieron en uno de sus ído-los. Partidos como el que pro-tagonizó en la Recopa ante elDinamo de Zagreb, con tresgoles, el último de ellos de

auténtica antología, no hicie-ron más que agrandar su

leyenda. Hasta compañerossuyos, como el mítico Isacio

Calleja, reconocen que les hip-notizaba verle jugar.

Tal vez el jugador más exquisito de la historia atlética. Nacido en Luanda(Angola), el 19-9-1938, permaneció en el club desde 1958 a 1967. Disputó 236

partidos oficiales, marcó 91 goles y ganó una Liga, dos Copas y una Recopa.

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■ El 2 de octubre de 1966, el Atlético de Madridestrena su nueva casa: el estadio del Manzanares,que posteriormente pasaría a denominarse EstadioVicente Calderón. El encuentro de la cuarta jornadade Liga entre el Atlético de Madrid y el Valencia eselegido para llevar a cabo la puesta de largo. Pronto,a los 19 minutos de juego, Luis Aragonés, quién sino, inaugura el marcador y consigue, con un rematede cabeza, el primer gol en el nuevo estadio.

Inauguracióndel nuevo

estadio delManzanares

■ Vicente Calderón, presidente del Atlético deMadrid, e Isacio Calleja, capitán, levantan el títulode campeón de Liga. Este es el primer título ligueroque consigue Calderón, que llegó a la presidencia en1964. Bajo su mandato (estará hasta 1980 y vol-verá al cargo en 1982 hasta su fallecimiento en1987), el Atlético vivirá su época más dorada y glo-riosa, con la conquista de otras tres Ligas más, tresCopas y la Copa Intercontinental.

La primeraLiga deVicente

Calderón

El partido que recuerdosiempre es el de la finalde la Copa de Europafrente al Bayern. Nunca

se me olvidará. Por muy poqui-to no pudimos ser campeonesde Europa. Es una circunstan-cia difícil de superar. Cuando yojugué había grandes futbolistasy es complicado quedarse conuno. Sí tenía mucha admiraciónpor algunos que jugaron antesque yo, como Silva y Ben Ba-rek. No coincidí con ellos, aun-que lo tenían todo. Yo le tengoun cariño especial a este club,pues me hice futbolista en él.Una vez que entré me dije: deaquí no me muevo. Y se cum-plió. Los colores rojiblancosson muy especiales para mí.Estuve 17 temporadas en elAtlético y gané tres Ligas, cincoCopas, una Recopa y una Inter-continental. Empecé y me retiréen esta entidad y esto es algomuy bonito. Además, creo quehe sido el tercer máximo golea-dor en la historia del Atlético.De juvenil siempre marcaba go-les, lanzaba los penaltis y lasfaltas. Junto a jugadores de latalla de Luis Aragonés o Escu-dero he sido uno de los máxi-mos goleadores de este equi-

po. Antes se jugaba más a ha-cer goles, se jugaba más al fút-bol. Ahora es diferente y no semira tanto la portería contraria.Una de mis mejores anécdotasviene del día de mi primer en-trenamiento con el Atlético. Erala temporada 59-60. Ficharon ajugadores como Griffa, Jones,

Polo, Amador, Oriol... Éramosseis o siete nuevos, entre ellosyo. Entonces, los del primerequipo se vestían en la casetalocal y en la visitante los quepodríamos denominar como losdel carro del pescado. O sea,los demás. Todos los nuevosmenos Griffa, que venía como

figura. A la hora de salir, lo hi-cieron todos los de la primeraplantilla y yo, como no me dije-ron nada, no salí. Mi padre, queestaba en la grada, tuvo queentrar a por mí. Recuerdo queme sacó de la oreja y no bajé alcampo por el túnel, sino por lagrada. Como nadie me había di-cho nada, no salía al campo. ElMetropolitano era un estadiosimpático y eso lo saben bientodos los que fueron allí. Lo pri-mero que hizo Vicente Calderónfue intentar rescatar la ventade este estadio. Tenía una sal-sa especial. Fue el presidentebajo cuyo mandato se ganaronmás títulos en el Atlético. Tam-bién recuerdo con cariño lospartidos ante el Real Madrid. Alprincipio me marcaba Felo yluego me las veía con Veláz-quez. Éramos compañeros,pero había una gran rivalidad.Les ganamos dos Copas en suestadio y eso fue bonito. El clubdebe recuperar el cartel deequipo que gana títulos quequizá haya perdido. Pero siguesiendo uno de los mejores.

ADELARDO RODRÍGUEZ

Entré en el Atlético y me dije: ya no me muevo de aquí

EL QUE MÁS PARTIDOSHA JUGADO.

Adelardo es el que jugadorque más encuentros oficialesha disputado con el Atlético:511. De ellos, 401 fueron de

Liga, 69 de Copa del Rey y 81en competiciones europeas.

El Atlético no se entiende sin él. Nació en Badajoz (26-9-1939) y vistió la elás-tica rojiblanca del 59 al 76. En 511 partidos, marcó 113 goles y ganó tres Ligas,

cinco Copas, una Recopa y una Intercontinental. Fue 14 veces internacional.

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El Atlético ha significadomucho en mi vida. Allí diel salto a profesional yme aportó la experiencia,

la formación deportiva y huma-na. Pero este club es una espe-cie de sentimiento. Es un equipomuy querido, y como un hijo o unfamiliar, te da alegrías pero tam-bién disgustos. Hay que enten-derlo así. Por eso uno se sienteatlético. Recuerdo que a la calledel antiguo Metropolitano le lla-maban la ‘avenida de los elefan-tes’ porque siempre queperdían, salían los aficionadoshombro con hombro diciendo:“este Atlético...”. Es un club quese mueve entre extremos, conmucha pasión y que arrastra agente de toda clase social, peroque quizá se encuentra másidentificado con gente acostum-brada a sufrir.

Ocupó ocho años y pico demi vida. Acababa de cumplir los19 y la primera temporada ya ju-gué bastantes partidos. Yohabía estado en el Real Uniónde Irún y pasaba a un equipo dePrimera que luchaba por sercampeón. Recuerdo que, con 17años, el Real Unión me mandó aMadrid a la Mutua de futbolistaspara poder jugar como profesio-nal, al ser menor de 18 y no serinternacional. Y coincidió que allíestaba el Atlético haciéndose larevisión. Yo, cuando vi a aque-llos futbolistas, como Mendoza,Adelardo, Collar, Griffa, Calleja...me sentí empequeñecido anteaquellos ‘monstruos’ y medecía: “¡Vaya jugadores!”. Y alos dos años me fichó el Atléticoy estaba jugando con ellos.

Tengo muchos y muy buenosrecuerdos: los títulos, la Inter-continental, la Copa... quizá des-tacaría mi debut, frente a LasPalmas, que perdimos 1-2 sien-do líderes y tuve que recibir trespuntos de sutura en la cara.Pero un grato recuerdo que ten-go es el compañerismo. Formá-bamos un grupo muy armoniosoy fue una experiencia muy agra-

dable profesional y humana. Elrecuerdo más amargo es la finalde la Copa de Europa, seguro.La derrota contra el Bayern enesos fatídicos últimos segun-dos. ¡Cómo no! Estábamos des-tinados como el Pupas.

En mi opinión, Adelardo es laviva imagen del Atlético: trabaja-dor, luchador, creador, golea-dor... y con toda una vida como

rojiblanco. Para mí también esun orgullo formar parte de estoscien años. Por eso, lo que dese-aría para este Centenario es queel Atlético siga siendo tal y comoes, hay que aceptarle con susvirtudes y sus defectos. Y queestos cien años se conviertanen doscientos, en los que logremás éxitos para satisfacción desus admirados hinchas.

JAVIER IRURETA

Es como un hijo: te da alegríasaunque también disgustos

GOLEADOR EN LAINTERCONTINENTAL.

Irureta vistió la camiseta delAtlético durante más de ochoaños, “los más importantes”de su vida. Formó con Ade-lardo una de las medulareshistóricas y vivió una de lasgrandes épocas rojiblancas,que culminó con un gol enla Intercontinental del 75.

Nació en Irún (1-4-1948) y llegó al Atlético en 1967. Jugó en el Manzanareshasta el 75, disputando 281 encuentros oficiales y marcando 36 goles. Ganó

dos Ligas, una Copa y una Intercontinental. Fue 6 veces internacional.

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Me di cuenta de queel Atlético era dife-rente desde el díaque nos ficharon a

mí y a Leivinha. Habíamos viaja-do con el Palmeiras a Españapara jugar el Ramón de Carran-za de 1975 y el homenaje aUfarte. En Cádiz dimos una ex-hibición y ganamos en la final alReal Madrid. Ahí se acababa lahistoria y nos volvimos a Brasil.Pero en nuestro avión viajabanSantos Campano, entonces vi-cepresidente de Vicente Cal-derón, y el doctor Ibáñez. Ellosiban a cerrar el fichaje de Ivo,pero en el avión surgieron pro-blemas con las negociaciones yel estado físico del jugador. Asíque, allí mismo, encantadoscon cómo habíamos jugado enEspaña, nos ofrecieron ficharpor el Atlético. Todo en el aire ynosotros encantados, claro.Nada más llegar a Brasil el doc-tor nos hizo las pruebas médi-cas y regresamos a Madrid.Todo en dos días y con el vistobueno de Luis, que era el quede verdad tenía que decidir.Sólo lo lamenté por la hinchadadel Palmeiras, que se tomómuy mal nuestra marcha.

Luego entendí en muy poco

tiempo lo que representa esteclub. El Atleti es el pueblo.Cuando veo al niño del anuncioque pregunta “papá, ¿por quésomos del Atlético?”, yo le res-pondería que porque es algodistinto, es el corazón, el atléti-co siente los colores de unamanera diferente al resto de

aficionados. Yo sentí muy rápi-do esa pasión y acabé ena-morándome del Atleti.

Recuerdo todos mis partidoscomo rojiblanco, pero hay unoque me supuso una alegría es-pecial. Fue el 1-1 en el Ber-nabéu con el que nos proclama-mos campeones de Liga en el

77. Fue una sensación maravi-llosa. Aquel equipo era impre-sionante. Intento destacar auno de mis compañeros y recitola plantilla entera. Acabaronsiendo como mis hermanos yformamos un grupo realmenteespecial. Todos seguimos lle-vando al Atlético en el corazón.

El mayor disgusto de mi ca-rrera fue irme. Me quedaba unaño de contrato y tenía clarísi-mo que quería seguir en elequipo. Pero hubo unas eleccio-nes, cambió el presidente,llegó el doctor Cabeza y tuveque marcharme por la puertade atrás y no como yo habíasoñado. Ese fue mi día mástriste. Pero ahora he tenido lasuerte de volver al club y vivirdesde dentro las celebracionesdel Centenario. Hay que darsecuenta de su enorme importan-cia. Compartir esta alegría conla hinchada, reencontrarse conlos viejos amigos que son lahistoria de este club. Una histo-ria que hay que enseñar a loschavales para que la continúen.Será maravilloso.

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■ Triste experiencia la sufrida en la Copa de Europade la temporada 1973-74. El Atlético de Madrid semide al Bayern de Múnich. Tras acabar el tiemporeglamentario con un empate a cero, será en lasegunda parte de la prórroga cuando Luis, al transfor-mar una falta, adelanta a los madrileños. Pero en elúltimo minuto, Schwarzenbeck lanza un durísimo dis-paro que bate a Reina, provocando un partido dedesempate, donde los alemanes no dieron opciones.

Pese al gol deLuis, la Copa

de Europa se escapó

■ Pese a no conquistar la Copa de Europa, el Atléticodisputó la final de la Copa Intercontinental al no que-rer hacerlo el Bayern de Múnich. Así, los rojiblancosse midieron al Independiente. El primer encuentro sejugó en Avellaneda con triunfo de los locales, 1-0, conun gol de Agustín Mencho Balbuena. En la vuelta, Iru-reta igualó la eliminatoria y, a falta de cinco minutospara el final, Ayala marcó el gol definitivo. El Atléticose proclamaba campeón del Mundo.

Campeonesdel Mundo

LUIZ PEREIRA

El Atleti es el pueblo y acabéenamorándome de él

PEREIRA-LEIVINHA, LASAMBA BRASILEÑA.

Cuando el Atlético fichó aPereira y Leivinha, la hincha-

da de Palmeiras montó encólera. Luiz era un ídolo enBrasil. No en vano, vistió en33 ocasiones la canarinha.

Su collar verde y sus quiebros en su propio área sedujeron a la afición desde1975 hasta 1980. Nació el 21 de junio del 49, disputó 171 encuentros oficia-

les con el Atlético y, pese a ser defensa, marcó 17 goles. Logró una Liga.

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CENTENARIO DEL ATLÉTICOLOS MITOS DEL CLUB COMPARTEN SUS RECUERDOS 1199

Mi sentimiento roji-blanco es de naci-miento. Estuve13 temporadas

en el Atlético, 12 de ellas enel primer equipo, y eso no seolvida. Ser del Atlético es unsentimiento grande y profun-do y, al final, es algo conta-gioso. Parece que a los juga-dores de la casa siempre lescuesta más triunfar en losclubes donde se han forma-do, pero en mi época habíamuchos jugadores que salie-ron de las categorías inferio-res. Quizá por este motivo laafición del Atlético me de-mostró un cariño especial. Yobatí el récord mundial de im-batibilidad y esto es algo quemarca a un futbolista. Es unorgullo muy grande para to-dos los que formamos aquélequipo. Creo que es un títulomás para el Atlético. Recuer-do que el récord nacional lobatí frente al Betis, en el Vi-llamarín, y el mundial, anteOsasuna, en Pamplona. LaLiga fue nuestra asignaturapendiente. Teníamos un granequipo, pero coincidimos conun gran Real Madrid, el de laQuinta del Buitre, y otro granBarcelona, liderado porCruyff. Esos equipos eraninaccesibles. Nosotros éra-mos buenos, pero ellos, unpoco mejores. La final deCopa que ganamos en el año91, al Real Madrid, en el Ber-nabéu es un recuerdo muyespecial. La mitad del esta-dio era del Real Madrid y laotra mitad del Atlético. Tuvi-mos un gran día y creo que elAtlético sacó una casta espe-cial en ese encuentro. Loschoques contra el Real eranbonitos, pero los más espec-taculares resultaban los quejugábamos ante el Barça. Enmi época había grandes fut-bolistas, criados en la casa:Julio Prieto, Marina, Rubio,Pedraza, Mejías, Mínguez... Yluego hubo extranjerosmagníficos, como Schuster,Alemao o Baltazar. Futrepodía ganar el encuentro enuna sola jugada. Tuve dospresidentes: Vicente Cal-derón y Jesús Gil. Yo lleguécuando la salud le impidió aCalderón ejercer todo lo quequería. Era emblemático parala afición, un abanderado delclub. Gil es un enamorado delAtlético y un precursor en mu-chos aspectos del fútbol.

ABEL RESINO

Ser de este club escontagioso, un

sentimiento profundo BATIÓ EL RÉCORD DE IMBATIBILIDADEl 17 de marzo de 1991, Luis Enrique, entonces en el Sporting, batió

a Abel y rompió así su racha de 1.275 minutos sin recibir un gol.

Nació en Velada (Toledo), el 2-2-1960, y perteneció al Atlético desde 1982 a1995. Disputó 304 partidos oficiales y, además de su famoso récord de

imbatibilidad, su palmarés luce tres Copas y una Supercopa de España.

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No soy de esos a losque les gusta echar lavista atrás, pero cuan-do jugaba y el público

del Vicente Calderón gritaba minombre sabía que estaba vi-viendo algo inolvidable. Eso esun orgullo. Para mí fue un ho-nor vestir esta camiseta. Ycada vez que piso este estadiosiento algo distinto y especial.Algo que va muy, muy dentro demí. Jugué en los tres grandesequipos portugueses y ganéuna Copa de Europa... perojamás experimenté el senti-miento que tiene ser del Atléti-co. Desde el momento en elque llegué, en mi primer año,fue creciendo un sentimientoque siempre ha sido único. Yohe tenido la enorme suerte deir al Atlético, el mejor destinoposible. Aquí llegamos a tocarel cielo con el doblete, que esel éxito más reciente, o nos sa-lió todo mal como en la final deCopa de Europa ante el Bayerno con el descenso al infierno deSegunda. Por eso este club esdiferente a todos los demás.Me acuerdo sobre todo de la fi-nal de la Copa del Rey en elBernabéu, ante el Real Madrid.Aquello fue increíble y muy es-

pecial para mí. Mucha genteme ha confesado que a raíz deaquel partido se hicieron delAtlético. Niños que entoncestenían 15 años, una edad en laque eliges lo que quieres, seconvirtieron o escogieron estacamiseta. Y eso me llena de or-gullo. Recuerdo aún el golazo

de Schuster, algunas jugadasespectaculares mías o el penal-ti que paró Abel. Lo tengo todograbado perfectamente y no seme olvida por más tiempo quepasa. Mi paso por el Atlético haestado impregnado, además,de una relación amor-odio conel presi. Nuestra forma de ser,

nuestro carácter fuerte, hizoque nos enfrentáramos y quediscutiéramos. Siempre lo hici-mos porque no nos esconde-mos nada y nos decimos todo ala cara. A pesar de todas estascosas, me he sentido un juga-dor privilegiado por pertenecera un club único e irrepetible. Laexperiencia de vestir la camise-ta rojiblanca es magnífica y di-ferente a la de estar trabajandodentro del club. También lo hicecon pasión y con la idea de su-perarme a mí mismo y demos-trarme que era capaz de afron-tar otros retos. En el Atléticome hice un hombre y maduréen muchos aspectos. Han sidoaños intensos y muchas horasde trabajo y entrega, pero siem-pre dejando lo mejor de mí pory para este Atleti que llevo gra-bado en el corazón por todo loque ha significado en mi vida.Este club me ha marcado y,aunque ahora no esté, siemprehe dejado las puertas abiertas.No renuncié a él cuando peorestaba ,a las puertas de Se-gunda B, así que... volveré.

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PAULO FUTRE

Me siento privilegiado por serparte de un club irrepetible

LA FINAL DE COPA ENEL BERNABÉU.

Paulo Futre dio una leccióna todos los madridistas conuna exhibición de juego ycon un golazo fruto de sucalidad. El portugués fuefeliz en campo enemigo.

Nació en Montijo (Portugal) el 28-2-66 y, tras ganar la Copa de Europa conel Oporto, fue la gran baza electoral de Gil. Entre 1987 y 1993 disputó 215partidos oficiales con el Atlético, marcó 52 goles y ganó dos Copas del Rey.

■ Tras estar durante un par de temporadas rondan-do el descenso a Segunda División, Jesús Gil decidióapostar por Radomir Antic como nuevo entrenador. Elresultado no pudo ser mejor: el Atlético de Madridconquistó la Liga y la Copa. En la imagen, el entrena-dor serbio posa con Biagini (a su derecha), que sos-tiene el título liguero, y con Pantic (a su izquierda),que sostiene la Copa. Es el primer doblete en la his-toria del Atlético de Madrid.

Gana la Liga yla Copa en

una campañainolvidable

■ Finales de 1999. La parroquia rojiblanca se prepa-ra para despedir el año cuando la noticia estalla sor-prendiendo a todo el mundo: el juez García Castellóndecreta la intervención del club rojiblanco y designaa Luis Manuel Rubí Blanc como administrador conplenos poderes. De esa manera, el Atlético deMadrid dejaba de estar en manos de Jesús Gil, alque también se acusaba de haberse apropiado deforma ilícita de 9.427 millones de pesetas.

El club esintervenido

judicialmente

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Mi fichaje por el Atléti-co fue una bomba,una sorpresa, puesnadie me conocía.

Venía de jugar en Grecia, enuna Liga desconocida para elaficionado español, y gracias aAntic vine a España. Yo yasabía lo que era el Atlético,pues el equipo rojiblanco habíajugado partidos europeos con-tra el OFI de Creta y el Olympia-kos. Pero no me imaginaba lagrandeza de esta entidad. Tie-nes que estar dentro para sa-ber lo que es el Atlético de Ma-drid. Es impresionante. Para mí

fue un orgullo y me siento unprivilegiado de la vida por haberjugado en el Atlético. Tengo dosniñas y son más atléticas queyo. Están locas con este equi-po. Dicen que la afición delAtlético puede compararse a ladel Boca Juniors. Yo no lo sé.Pero sí sé que en Europa esdifícil encontrar gente como elseguidor rojiblanco. Leo en laPrensa y oigo en la radio losmotivos por los cuales los se-guidores son del Atlético. Todoel mundo busca explicaciones.Y al final no hay ninguna en es-pecial. Muchos han nacido del

Atlético. Otros han apuntado asus recién nacidos como so-cios. ¿Qué se puede decir anteesto? Yo jugué en un equipo enel que todos estuvimos muyunidos. Con algunos mantengoel contacto, como con Vizcaíno,Toni Muñoz o Kiko. Con otros lohe perdido. Era un grupo mara-villoso. Yo siempre me llevémuy bien con Vizcaíno, con elque compartía habitación.Siempre le he consideradocomo mi hermano. La final deCopa ante el Barcelona, el par-tido definitivo de la Liga ante elAlbacete, los cuatro goles en el

Camp Nou... ¡Qué grandes mo-mentos! No me quedaría conninguno en especial, aunquemarcar un gol en una final deCopa del Rey y llevarte el títulonunca lo puedes olvidar. Hicecinco goles de cabeza en mi ca-rrera deportiva y uno fue ése.El más importante.Tuve mérito,pues me anticipé a la defensarival. Es curioso que marcaracon la peor arma que yo teníacomo futbolista. Pero es verdadque el fútbol es así. Lo más bo-nito es ver disfrutar a tantos mi-les, millones de personas. To-dos tuvieron momentos muy fe-

lices gracias a ese equipo atlé-tico. Luego, seguro que en Bar-celona no olvidan los cuatro go-les que hice allí en Copa. Al fi-nal no valieron para nada. Se-guro que esa racha, que unjugador haga cuatro goles enun estadio como visitante ypierda, durará muchos años. Loque yo quiero es que la genteno recuerde tanto el doblete,porque eso significará que he-mos vuelto a ganar otro título.Seguro que la próxima tempora-da salimos con grandes posibi-lidades. La afición rojiblancatiene hambre de títulos.

MILINKO PANTIC

Es impresionante:mis hijas están

locas con este club MARCÓ DE CABEZA Y GANÓ LA COPA.El 10 de abril de 1996 el club madrileño derrotó al Barça y ganó su

novena Copa. El tanto lo marcó Pantic y lo celebró como se merecía.

Nació en Loznica (Yugoslavia), el 5-9-1966, y llegó de puntillas al Atléticopara convertirse en emblema del doblete. Entre el 95 y el 98, jugó 137 encuen-

tros oficiales y marcó 34 goles. Obviamente, ganó una Liga y una Copa.

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Recuerdo que el primerpartido que fui al Cal-derón fue un Atlético-Compostela, en la tem-

porada 94-95. Marcaron Abadíay Valencia. Al año siguienteentré en el alevín del Atlético yprácticamente acudí a presen-ciar todos los encuentros en elaño del doblete. Hubo algunosque coincidieron con mis en-cuentros en el alevín y no pudeasistir, pero la mayoría, sí. Lógi-camente, me acuerdo del parti-do frente al Albacete, el últimode Liga, donde quedamos cam-peones, y también de la final deCopa. Pero el choque que másme impresionó fue uno, en laantepenúltima jornada, frenteal Salamanca, en el que estabael estadio a rebosar. El Valenciavenía apretando mucho pordetrás y me quedé impresiona-do. A los de la cantera nos da-ban los pases en las filas deabajo y no veíamos nada, por loque nos subíamos unas filasmás arriba para poder ver losencuentros. Y los de seguridadnos decían que no podíamosestar ahí, en los pasillos. Mi pa-dre es gallego y siente muchocariño hacia el Deportivo, peroahora todos son del Atlético.

Hay uno de la familia en el cluby todos se vuelcan conmigo ycon el equipo. También meacuerdo del día en que probécon el Atlético, con 10 años, enel Parque de las Cruces, de Ma-drid. Todos éramos niños, está-bamos muy nerviosos y cadauno iba a lo suyo. Es algo difícil

de explicar, porque no conocesa nadie y te mandan vestirte ysalir a jugar. Luego llegaronmás pruebas, pero sobre todome acuerdo de la primera. Yoya he dicho que no me importaser el abanderado de la aficióndel Atlético. Me ha tocado a míy sólo espero no defraudar a la

afición. Como cualquier chicode la cantera, de niño ya soña-ba con ser el estandarte delclub. Yo siempre he manifesta-do mi admiración por Kiko, undelantero que no se parecenada a mí, pero que me gusta-ba mucho. Me encantaba sujuego de espaldas, sus pases,y le imitaba cuando estaba enlos alevines y en los infantiles.Lógicamente, la gente me hahablado de futbolistas comoGárate, Ufarte... Hugo Sáncheztambién fue muy bueno. A él síle vi jugar, ya en su última eta-pa, en el Rayo Vallecano. Futre,Schuster... El Atlético ha tenidosiempre jugadores muy bue-nos. Lo de la afición rojiblancaes increíble. Bajamos a Segun-da División y siguieron animan-do como siempre. Y muchos ju-gadores han querido venir aesta entidad estando en Segun-da. Esto es algo diferente, algoque no se puede explicar. Ojaláque se olvide ya lo del doblete ynosotros podamos conquistartítulos y dar grandes éxitos anuestros aficionados.

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■ Una pésima gestión unida al descontrol existentetras la intervención judicial se transformó en el des-censo del conjunto rojiblanco a Segunda División. Elúltimo partido jugado en el estadio Vicente Calderónenfrentó al Atlético y al Sevilla. El resultado acabóen empate (1-1), pero la imagen fue la de un desola-do Toni recibiendo una lluvia de huevos procedentede la grada. Era el lamentable y penoso colofón auna aciaga temporada para todos los atléticos.

Lamentablecolofón a una

aciagatemporada

■ Con un día de retraso, el Atlético de Madrid volvióa Primera División. Todo estaba preparado para quese produjese en el encuentro ante el Nàstic de Tarra-gona el 27 de abril de 2002. Pero los nervios pudie-ron al corazón. Sería el domingo 28 de abril, cuandoel Leganés facilitaría el ascenso a los rojiblancos, alderrotar al Recreativo de Huelva en la capital onuben-se, provocando el resurgir del sentimiento de todoslos aficionados atléticos.

El renacer delsentimientoatlético dos

años después

FERNANDO TORRES

De niño ya soñaba con ser el estandarte de este club

EL JUGADOR QUERIDOPOR LA AFICIÓN.

Torres es el ídolo de los afi-cionados rojiblancos. Él se

fijó en Kiko y ahora muchosponen sus ojos en él. Ley devida y Torres lo sabe. Espera

no defraudar.

La última perla atlética nació en Madrid el 20 de marzo de 1984. Debutócon el primer equipo el 27 de mayo de 2001, con sólo 17 años, y desde

entonces ya ha disputado 69 encuentros oficiales y ha marcado 21 goles.

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El Atleti y yo estábamosdestinados a encontrar-nos. Siempre lo he creí-do así. Mi encuentro con

este equipo y este club, que yaconsidero mi casa, me pareceque es una historia de imanes.Los dos nos sentimos unidospor una atracción fatal. Y esaatracción ha calado hondo, muyhondo en mí. He formado partede la historia de un club enor-me en mis dos primeras tempo-radas con esta camiseta, perola historia no se detiene. Con-tinúa. Se cumplen cien años devida del Atlético, algo muy gran-

de, pero llegarán otros cienmás. Y yo pretendo seguir for-mando parte de este club has-ta cuando pueda, porque mesiento plenamente identificadocon estos colores. Me gustaríaun montón extenderme en elAtlético muchos años más. Por-que ahora ya percibo claramen-te que la gente se ha acostum-brado a mí. Lo repetí desde quellegué aquí: “Déjenme que lesenamore”. Eso era lo quequería lograr, aceptando tantoal que me quiere como al críti-co. Después de la operación,que es algo que está por enci-

ma del fútbol, lo he percibidomás todavía. Y eso es lo querescato de mis vivencias en elAtlético de Madrid.

Yo no me creo un icono deeste club, para eso tengo quehacer mucha más historia. Enmi trayectoria siempre me hagustado sobresalir y eso es loque pretendo en el Atlético. Mivida ha estado ligada a esteclub desde hace dos años y lobueno que rescato es ver quela entidad, pese a todos losproblemas que afectaron al pre-sidente, siguió funcionando.Nosotros también lo hemos vi-

vido en carne propia, pero pre-cisamente eso es lo grande:que el Atlético continuó funcio-nando como club y eso es ma-ravilloso. La afición estuvosiempre ahí, junto a su equipo,y eso es muy grande. Ahora meestoy encontrando con la histo-ria centenaria del club y comovoy conociendo lo que significa,veo a Luis Aragonés como refle-jo de este club. Él es el estan-darte, la bandera del Atlético.Cuando el barco se movió, por-que los problemas acuciaban ala entidad, él fue nuestro ca-pitán y en él recayó la respon-

sabilidad de dirigir la nave. Mesiento muy bien en el Atlético,en mi casa. No me arrepientode nada. ¿Cómo voy a hacerlo?Si después de perder un parti-do en el Vicente Calderón unseguidor fue capaz de regalar-me ¡un melón! habiendo perdi-do ante nuestra gente. Lo delAtlético es increíble. Yo elegíesta opción y lo hice estando elequipo en el infierno, así quetodo lo que venga de aquí enadelante es la gloria. Entonceshabía que ascender de cate-goría y se logró. Por eso quieroseguir mucho más tiempo aquí.

GERMÁN BURGOS

UN FUTBOLISTA FUERA DE TODA NORMA.Fuera del campo, locuaz, comprometido, accesible y cantante de

rock. Sobre el césped, espectacular y nada ortodoxo. Siempre caris-ma, el ‘Mono’ Burgos es único.

A este bonaerense (16-4-1969) le han bastado dos temporadas para ganarsea la hinchada rojiblanca. Fue el guardameta del ascenso (2001-02) y ha dis-

putado 48 partidos oficiales en el Atlético. Internacional argentino.

Mi encuentro conel Atleti es una

historia de imanes

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