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Revista Literaria y Crónica del Grupo Literario ¿al vacío...? de los Valles del Tuy N° 30. Año XI. Diciembre, 2015 con el apoyo del Sistema de Editoriales Regionales Sede Miranda de la Fundación Editorial El Perro y la Rana del MPPC 11 once años

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Revista Literaria ¿al vacío...? de los Valles del Tuy. Miranda. Venezuela. Edición 11vo aniversario. Diciembre 2015.

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Revista Literaria y Crónica del Grupo Literario ¿al vacío...? de los Valles del Tuy N° 30. Año XI. Diciembre, 2015

con el apoyo del Sistema de Editoriales Regionales Sede Miranda de la Fundación Editorial El Perro y la Rana del MPPC

11once años

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MIEMBROS: Julio Valderrey, Isaac Morales Fernández, Leonardo Delgado, Danna Urdaneta, Marcelo Seguel Bon, Leonard Delgado, Rosa Anyélica Guevara, Ana Karina Rondón, Magdalena Goncalves, Michelle Antoine, Marcelo Seguel Bon, Angélica Aguilar, Hamlet Yaraima Marín, Leandro Blanco, Stefanía Sierra.ESCRIBEN EN ESTE NÚMERO: ISAAC MORALES FERNÁNDEZ, JULIO VALDERREY, ISABEL ORTEGA HERNÁNDEZ, EDUARDO

LÓPEZ, JAVIER PÉREZ, NELSON MARTÍNEZ, CÉSAR LIMA, JAZMÍN SUÁREZ, MERCEDES ESPANCHE, YURI ARAQUE, SILVIA NAVARRO, SUSANA VILLAMMIZAR, ELIZABETH VALDEZ, CARMEN DE LEÓN, JUAN CARLOS MIRANDA PONCE, ÁLVARO TRUJILLO, ROIBERT GIRÓN, ISALOREN QUINTERO, KENY LOAIZA, JOSÉ LUIS ARAQUE, MARCELO SEGUEL BON, DANNA URDANETA, VIRGINIA APONTE.CORREO: [email protected]ÁGINA: http://grupoliterarioalvacio.blogspot.com

ESTAMPAS SENCILLAS

- Conversación con Elsa Morales, por Isabel Ortega Hernández. pág.-32- Aguas negras. Homenaje al poeta Ramón Querales, por Julio Valderrey. pág.-31

ENTREVISTAS

- “Los medios de comunicación me han apasionado toda la vida”. Entrevista a Jazmín Suárez, Directora del Diario Noticias del Tuy, por Isaac Morales Fernández. pág.-30

NARRATIVA MIRANDINA

- El retorno de Nora. Por Mercedes Espanche. pág.-28

- El & ella. Por Yuri Araque. pág.-27

- La manzana podrida. Por Silvia Navarro. pág.-27

- Kenia. Por Susana Villamizar. pág.-26

- El pájaro arcoíris. Por Elizabeth Valdez. pág.-25

- El libro. Por Carmen de León. pág.-24

- Este jueves 19 arriba a Caracas la soprano Maclik Lala Fallé. Por Isabel Ortega Hernández. pág.-23

- Paradoja en boga. Por Álvaro Pacheco. pág.-21

- El liminar de la gitana. Por Keny Loaiza. pág.-20

- Tu recuerdo. Por José Luis Araque. pág.-18

- Dos textos breves del nuevo libro Proshibridades. Por Isaac Morales Fernández. pág.-17

POESÍA LATINOAMERICANA

Juan Carlos Miranda Ponce. pág.-16

POESÍA VENEZOLANA

Álvaro Trujillo - Robert Girón. pág.-15

POESÍA MIRANDINA

Jazmín Suárez - Isaloren Quintero - Isabel Ortega Hernández. pág.-14

ENSAYOS LITERARIOS

- Dionisio Cisneros en la literatura tuyera. Por Isaac Morales Fernández. pág.-13

CRONISTAS TUYEROS

- El ANIACSH de Santa Teresa del Tuy. Un centro cultural y sanador cuya historia debe rescatarse. Por Isaac Morales Fernández. pág.-6

COMENTALIBROS

- Sobre María Angélica Ascanio y su Orú. Por Marcelo Seguel Bon. pág.-3- La piel de los descalzos de Isabel Ortega. Por Isaac Morales Fernández. pág.-2

-.-Trabajadores y trabajadoras chavistas de la Fundación Editorial El Perro y la Rana en defensa del legado del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y la Revolución Bolivariana. pág.-1

-.-Relanzamiento del Sistema de Editoriales Regionales de El Perro y la Rana. Por Cortesía de Noticias del Tuy - Virginia Aponte. pág.0

¿AL VACÍO...?

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ed i to r i a l

¿al vacío...? te recomienda visitar los siguientes enlaces en internet:

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Gabinete MirandaEscritores Mirandinos con ChávezCultores de MirandaNoticias del TuyNotiMirandaY EN TWITTER: @snimprentas@Venceremostuy@isaacmoralesfe@GabineteMiranda

Empuñar la palabra no es nada fácil. Se requieren excepcionales dotes de masoquista. Pero por acá nos volvemos a topar con un lector, y algún lector vuelve dócil o cómplice a toparse con este ímpetu necio de los espíritus.

Pero afortunadamente no estamos tan solos como a veces la cotidianidad parece insistir en hacérnoslo creer. Hemos conocido recientemente una juventud vibrante, inquieta, que no sólo quiere soñar y sino que quiere crear sus propias ensoñaciones y hasta moldearnos una que otra afortunada pesadilla celes-te. Hemos conocido un grupo de hermosos maso-quistas, y con ellos estamos decididos a fumarnos esta vida que acostumbra a contarnos tantas amar-guras, por ellos apostamos hasta la última gota de nuestra sangre, no queremos acogerlos en un lugar común de “maravilloso mundo de la literatura”, como si nosotros fuéramos dueños de eso que Barthes lla-maba la Logosfera. Al contrario queremos que ellos, estos muchachos y muchachas que apenas se acer-can a los 20 años de edad o apenas los pasan por poco, nos acojan en su fértil mundo de reverberacio-nes verbales, de melodías concéntricas del universo.

Todos ellos tendrán permitido pisar orgullosamen-te nuestras tumbas si honran los templos dedicados a la profanación exacta, si no tienen ningún miedo a construir su propia torre de Babel en pleno centro de los Valles del Tuy, un obelisco imposible de altura, que cause cataclismos.

La literatura está allí para ustedes. Tómenla y há-ganla suya, arrebátenosla porque ella no pertenece a nadie y se marchará con quien mejor la tome por la cintura y la siente en sus piernas.

* * *

Algún destino inefable me había impedido escribir un editorial para esta revista onceavo aniversario que cubriera todo el espacio de estas dos columnas com-pletas. Justo iniciando este cruel diciembre de 2015, me di cuenta por qué los planetas se habían desali-neado: porque parece que las confluencias celestes han preferido someternos a las peores pruebas.

Un triunfo de la hegemonía mundial sobre este cuartel armado de flores y canciones, nos ha puesto de nuevo a merced de las manos más voraces de la Tierra, las mismas manos que la tienen horadada desde hace siglo y medio. 200 años cumple la Carta de Jamaica, 100 años cumple César Rengifo, pero en los massmedia trasnacionales lo que se celebra es el centenario de Frank Sinatra. Sólo nosotros los tercos soñadores recordamos a Bolívar y a Apacua-na, mientras el Imperio nos restriega en la cara su “New York New York” y parece que los nuestros se tragan toda esa babaza regurgitada por el águila im-perial directamente sobre nuestras cabezas. Las si-glas USA están de moda, son fashion. Las siglas VZLA no. Lo que sí sabemos es que lodo, barro, cieno, fango, pantano y en general todo lo que impli-que estancamiento y podredumbre, en inglés se dice “mud”. Revise el diccionario para corrobarlo.

Las planes por ahora parecerán cercenarse, he-mos permitido infantilmente que se nos trunque el camino hacia la Liberación, pero no desistiremos en nuestro intento por establecer la vida como regla de vida. Nos declaramos, más bien, en constante Gue-rrilla Mediática contra esos a los que Aldo Pellegrini llamó una vez, sin titubear, los “idiotas”.

I.M.F.

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Conversación con

Elsa Morales *

Isabel Ortega Hernández

Aquí estamos para realizar esta conversación que teníamos pendiente. Ahora nos unen las auroras y la quietud que siempre necesitaste para elevar esa alma tan golpeada por las circunstancias del tiempo que te tocó vivir. Ahora en jardines calmados compartimos tus colores de pájaros libres abocando por la paz de los hombres, de cuerpos desnudos femeninos, donde qui-zás muchos no se atrevían a colgar la censura y la es-tupidez de la norma, para una mujer como tú, que nació sin ropa, para una mujer que conoció los secretos del agua. Supiste adueñarte de todo lo que te pertenecía, por el simple hecho de venir de la arcilla y llevar pegado lo africano en tus ojos. Ya sólo por eso, la historia te eligió.

La memoria en tu piel, los rostros de tu pueblo mes-tizo-cobrizo, es realmente lo que nos une, eso que se hizo arte es lo que ningún simple ser podrá detener. Elsa tú bien sabes que la travesura es robarle al sol sus des-tellos, sabes, tan bien como yo, que llevar una montaña verdiflorida es precisamente lo que nos hace poetas, haber nacido entre los cantos de los árboles, es la gran diferencia de los condenados a la tristeza, al olvido, a la sinrazón de la vida. No te preocupes por ellos, ellos serán cenizas.

Esa fuerza guardada que poseemos, fue entregada por el arcoíris. ¿Te parece poco? Tu salón de paredes amarillas y cuadros con flores abre los brazos a todos aquellos que lo disfrutan, los perros de nuestro pueblo, te los llevaste hechos maletas para la lejana Europa, allí se sentaron tus mujeres y hasta tuvieron un espacio los santos con sus hijos, pero sobre todo cruzaron las fronteras, esos ojos de mujeres vigilantes, de mujeres desafiantes, esas mujeres que dan la vida por la justicia, ante una sociedad gris, devoradora, racista y excluyente, pero entonces que nos consuelen los ríos, que nos com-prendan nuestros ancestros, por continuar en la lucha.

Todas las posibilidades de hacer una vida mejor y eterna están en el arte, ese don celestial, en esas voces

que nos habitan, pero tú supiste llenar esas tinajas de agua florida, le cantaste a la vida, y le lloraste a la muerte, colocaste color en cual-quier lienzo, entonces fue vida, miles de veces le reclamaste a la tris-teza y a la partida, pero mira, todas estas son cosas que pasan en si-lencio, lo eterno está allí tan pegado a nosotros, que casi no lo sabemos.

Pero ahora que ha transcurrido el tiempo y que te-nemos la oportunidad de vernos de frente, allí estás, sentada con una actitud de trovadora trascendental, es-parcida en los ojos que te aman, en las uñas pintadas de cualquier muchacha que nos mira, allí, allí estás, ¿no te ves? con lágrimas más apaciguadas por Aquiles, tú que lo viste, yo que nunca lo toqué, pero ¿no son acaso sus muñecas, las que me dejó sentadas cerca de la ventana para que yo hoy entone mis canciones?, ¿no fue acaso Aquiles el mejor cantor de Caracas, el que más historias contó?, cada anécdota nos mostró sus monedas de chocolate debajo de su almohada, por él sigo cabalgando en su caballito de palo, por todo un país que se llama Venezuela.

Estás casi parecida a Dios, eternizada en muchos pueblos, en muchas esquinas, en muchos soles, en papeles pegados, en papeles perdidos, allí estás, entre líneas muy gruesas, entre líneas muy aéreas, allí estás en el canto solitario a Bolívar el nuestro, a ese que la soledad lo sorprendió, descalzo, triste, pero bañado en el oro de la gloria.

Aquí estás Elsa, entre nosotros, tan parecida a Dios, amándote.

* Artículo publicado originalmente en el diario Noticias del Tuy, el 4 de septiembre de 2015.

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Aguas negrashomenaje al poeta Ramón Querales

Julio Valderrey

Fue por allá, por los años setenta cuando lo conocí, era Ramón Querales un gran y humilde poeta de la palabra y de la vida, que hacía algo muy hermoso: escribir poesía, vender libros y enseñar, militante de las causas nobles, de la izquierda venezolana y la gran utopía aún vigente como es la transformación de la sociedad venezolana, y yo, un iniciado estudiante de literatura en el glorioso Pedagógico de Caracas a la búsqueda de la palabra, y aún recuerdo el lugar donde estaba la vieja librería Kuai-Mare donde lo conocí. Esta funcionaba en el centro Simón Bolívar de manera portátil, pues se armaba en la mañana y se desarmaba en la tarde. Era un ritual que se hacía de lunes a sábado y a donde confluían, y nos hermanamos, muchos escritores y poetas noveles para el momento, Chevige Guaike, Armando José Sequera, Fidel Flores, Willian Osuna, Héctor Seijas, Jesús Salazar y quien esto escribe, entre tantos. Quizás fue uno de mis primeros maestros en este oficio de la poesía, pues era a quien le mostraba mis incipientes trabajos poéticos y como buen amigo, padre y maestro me hacía sugerencias y recomendaciones las cuales yo seguía al pie de la letra, sobre todo las lecturas recomendadas y por ahí nos fuimos abriendo camino. Nuestra amistad evoca una de mis mejores épocas y etapas de mi vida. Era la asunción del riesgo con la palabra, la alegría de vivir y la búsqueda, la cual era alimentada por mi padre-amigo. En su momento compañero de la vieja bohemia de Sabana Grande y los bares de La Candelaria donde vivía en Caracas, pero es triste hablar de los amigos que ya no están físicamente y que han influido en la visión de mundo y en el oficio que llevamos como vida, pero“ y la vida, la vida de uno no se perpetúa./ A lo más una obra puede/ conservar el nombre de uno en cierta/ medida/ pero uno termina...” dice en uno de sus poemas. Padre y maestro en esa hermosa ciudad llamada Caracas donde me hice y reforcé mi pasión por la poesía. Brindemos poeta como en los viejos tiempos, salud.

estampas sencilla

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_______________________________________________________________________________ ¿al vacío...? entrevistas

“Los medios de comunicación me han apasionado toda la vida”

Entrevista a Jazmín Suárez, Directora del Diario Noticias del TuyExclusiva para ¿al vacío...?, con Isaac Morales Fernández

IMF: Naciste en Argentina y estudiaste en la Escue-la de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Cuéntanos sobre ese periplo de tu vida.

JS: Llegar a Venezuela fue parte de los azares de la vida. Mi padre, militante de izquierda y opositor a la dictadura militar que asoló Argentina durante muchos años, fue un perseguido. Perseguido real, cabe acotar, de los que si los agarraban, amanecían flotando en el río de La Plata. Así, que Venezuela fue el país que nos acogió y donde crecí. Y ya que estoy en esta tierra des-de los seis años, soy venezolana por convicción y por supuesto nuestramericana por filosofía. Aquí mi mamá me inscribió en un colegio de monjas porque la consi-deraba “segura”, al menos para la seguridad física. Y la Escuela de Letras de la UCV formó parte del tránsito de formación profesional, sitio para despertar conciencias y abrir los ojos ante las realidades múltiples que pueden esconderse detrás de los rostros que ves cada día.

IMF: Y luego trabajaste en la Dirección de Literatura del antiguo CONAC. Cuéntanos un poco sobre tu expe-riencia laboral. ¿Comenzaste allí o en otro lugar?

JS: En el CONAC sólo fue un breve tránsito, antes de convertirse en lo que ahora es el Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Los medios de comunicación me han apasionado toda la vida. Esa cualidad de lo efí-mero que tienen los periódicos, como lo dice la canción “tu amor es un periódico de ayer”, es un poco vivir siem-pre al borde de un incendio. Es una manera de vivir que te llena de adrenalina, y que además, vuelve a empezar cada día, una vez que terminas una edición y empiezas otra desde cero.

“soy venezolana por convicción y

nuestramericana por $ losofía”

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¿al vacío...? _______________________________________________________________________________entrevistas

IMF: ¿Qué escribes? ¿Qué lecturas te cautivan? ¿Tienes escritos guardados? ¿Has publicado algo o piensas publicarlo? Háblanos un poco de esa Jazmín escritora.

JS: Escribo siempre, en una servilleta, en la pc, en un cuaderno, tengo varios escritos guardados. Muchos. Eso es porque escribo en principio para mí. Y además porque casi nunca considero que sea tan bueno como para darlo a los ojos de los lectores. Salvo contadas excepciones, claro. En un momento de debilidad hice un blog para contar unas historias mínimas, aunque aho-ra lo tengo abandonado. Mis lecturas favoritas son mu-chas. Gabriel García Márquez, Camus, Virginia Woolf, Silvina Ocampo, Saramago y mejor no sigo…

IMF: ¿Cómo llegas a Noticias del Tuy, cómo surge este pro-yecto? ¿Por qué aquí y no, por ejemplo, en Altos Mirandinos?

JS: Noticias del Tuy es prác-ticamente como un hijo, porque desde que germinó la idea, he estado pendiente de cada uno de los detalles que implica hacer un periódico. Todos los detalles, el equipo humano, la impresión, la distribución… Noticias del Tuy surge de la necesidad de un medio propio de los Valles del Tuy. Un medio que reflejara otras cosas del Tuy. Sa-bemos que un diario propio de Valles del Tuy no existía, y que el centimetraje dedicado al Tuy en la prensa era prácticamente para la crónica roja. Así, conociendo el papel formador que puede tener un medio de comunica-ción, decidimos darle vida a lo que en un momento fue un proyecto y hoy es una realidad palpable para miles de tuyeros que cada día lo tienen entre sus manos cada día.

En Noticias del Tuy mostramos a la gente que tra-baja, a la gente que lucha por sus sueños, a la gente que escribe poesía, que hace teatro. A los jóvenes de-portistas, a los liceístas que cada día van a sus centros de estudio a formarse. En fin, Noticias del Tuy es un medio de comunicación del Tuy, hecho por la gente del Tuy. Hay que destacar que más del 90% del personal es tuyero. Y también hay que destacar que la mayoría son formados en las aulas de la Universidad Bolivariana de Venezuela, lo que para nosotros es un motivo de orgullo. No puedo tampoco dejar de agradecer el trabajo de todos los que hacen posible que el periódico salga cada día. Un equipo entregado, apasionado, maravilloso y que cada día trabaja duro para que el periódico sea cada día mejor y más digno reflejo de ese tuyero real. Los periodistas, en cada una de sus fuentes, junto a los fotógrafos, buscando todos los días la información

en esas calles soleadas… Los diagramadores que dedican su creatividad todos los días a hacer diseños atractivos para los lecto-res.

Y no puedo dejar de mencio-nar que hay un estupendo equipo de pregoneros que hacen posible que el periódico llegue a muchas más manos cada día, ya que No-ticias del Tuy se distribuye en to-dos los kioscos y puntos de ven-ta del Tuy, pero los pregoneros lo

llevan directamente a la mano de cada persona.

IMF: ¿Planes a futuro: personales, con el periódico -que ya cumple un año-, literarios…?

JS: Ahora casi el 100% de mis energías están dedi-cadas a Noticias del Tuy porque apenas está naciendo. Aunque estamos celebrando nuestro primer aniversario, ahora es que tenemos muchísimo que mostrar al Tuy y a todo el estado Miranda.

“En Noticias del Tuy mostramos a la gente que lucha

por sus sueños”

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El retorno de NoraMercedes Espanche

Participante de Taller. Santa Lucía

Nora recorría las calles inmersa en sus recuerdos. Atrás quedaron la vieja estación con el ruido de los mo-tores, el bullicio de la gente que bajaba y subía de los trenes. Unos despedidos, otros eran recibidos co ale-gría. A ella nadie la esperaba. Su bolso al hombre y un pequeño maletín de viaje en la mano. El silencio de las calles y sus pensamientos envueltos en recuerdos eran sus compañeros. Habían transcurrido muchos años des-de aquel día que salió del pueblo. Casi todo permanecía igual, las mismas calles, las misas casas, como si el tiempo se hubiese detenido, mas ella no era la misma. Demasiadas cosas, demasiadas vivencias. Sin buscar mucho, llegó a la casa. Sus pies conocían el camino, la reja entreabierta le permitió entrar libremente. Detalló las iniciales de la familia artísticamente trabajadas sobre la reja. Llegó al jardín, el suave olor del romero nuevamen-te la invadió. Las flores, en su esplendor de primavera parecían decirle “adelante”, atravesó el pequeño patio

que separaba la casa del jardín. Ya tenía frente a sí las blancas columnas del porche. Estaba en el recibo, de-corado con exquisito gusto, sus ojos se posaron en el piano de cola que adornaba el recibo. Su hermoso pia-no color rosa. No pudo contener el impulso. Sus dedos se deslizaron sobre él. Sintió su fina y pulida textura. Evocó momentos pasados, compartidos con ese vie-jo instrumento que tanto amaba. Quedó paralizada. Se oían voces. Una en particular. Era su voz. Sí. Era la de él. Sus pensamientos se agitaron. Entonces no se había marchado como ella creía. Estaba allí. Sería que ha-bría regresado. En su recuerdo lo contempló veinte años atrás. Se enfrentaría a él. Le contaría todo. Oyó una voz femenina que le decía “señora, cómo llegó hasta aquí, qué desea”. No le prestó atención, temblaba de la emo-ción. Las voces se oían más cerca y la figura de Daniel apareció en lo alto de la escalera…

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El & ellaYuri Araque

Participante de Taller. Charallave

-Suenan las campanas, cae el arroz, gritos, empie-zan a escucharse tres disparos, todos al suelo...

-Steffanie, 24 años de edad, era una hermosa joven cabello rubio, ojos claros, estudia en la academia de Toronto. Allí conoció a un joven chico llamado Jhonel. Jhonel era un joven de 26 años de edad, pero él tenía un oscuro pasado, pues no todo es lo que aparenta.

-21 de Febrero: Jhonel dejó todo su pasado para realizar una nueva vida. Allí fue... Pocos días después comienza en la academia. Es ahí donde Jhonel conoce a Steffanie. En el comedor, como en una película, rara coincidencia, les tocan los mismos cursos; ella tenía los mismos gustos que él, compartieron muchas cosas en común. Pasan varios meses desde que se conocen…

-Jhonel le pide a Steffanie que sea su novia y ella acepta. Ya al tiempo salen de la academia, pero ellos tenían el mismo sueño y querían compartirlo. Querían formar una familia, un hogar, pero ya va… no adelante-

mos mucho esta pequeña historia…

-Vamos a irnos un momento al principio donde Jho-nel tiene su pasado oscuro. No salió muy fácil de su pasado oscuro y lleno de maldad. Él tuvo que hacer un pequeño trabajo. Así le llama el jefe de Jhonel, Maickoll.

-Maickoll le manda a asesinar a su socio Paolo. Pao-lo le robaba la mercancía y eso no le gustaba a Maickoll. Jhonel hizo ese trabajo pero ese día no asesinó a Pao-lo, Jhonel hizo que todo pareciera lo que tanto Maickoll quería.

-Ya cinco años de novios...Steffanie y Jhonel. Jhonel le propone matrimonio, ella acepta. Llega el día de del matrimonio todos felices y nerviosos...

-Se casaron, suenan las campanas y cae el arroz de las manos, tres tiros al aire... Todos al suelo, gritos, sangre, llanto, muerte... Zzz

-Pd: No todos los finales son de cuentos de princesa, otros finales sólo te llevan a un cementerio.

La manzana podridaSilvia Navarro

Participante de Taller. Charallave

-Así, contención, que el día de la batalla no se halló espadas ni lanzas en mano de ninguno del pueblo.

Sólo dos las tenían: Rafaela y la maestra.

En el ambiente sólo se respira un perfecto silencio y expectativa. No esperábamos que se fuera a revelar de esta manera.

-¡Ya basta maestra Nancy, no puedo más con el peso que ha puesto sobre mis hombros. Usted ha doblado mi cruz en este suelo. Sólo soy una niña de 10 años.

La maestra con cara llena de ira, dio media vuelta y se dirigió a la oficina de la Coordinación. Junto a su amiga la directora escribió el libro de vida. Nuestra niña no sólo fue expulsada, sino que debía repetir de grado. Citación. Señora, su hija tiene problemas de conducta y

le falta conocimiento. Una junta de coordinadores edu-cadores investigan sobre el caso resultando que todo lo descrito en dicho boletín no era cierto, quedando al descubierto situación de violencia escolar y abuso de poder. El tribunal de menores tomó las medidas correc-tivas sancionando a los culpables. ¿Un perdón desvane-ce heridas y angustias?

La humanidad, la modestia y las ganas de enseñar es el perfil de un educador, dijo una madre.

-¡La templanza, la tolerancia y la motivación para aprender hace a un alumno triunfador!- Exclamó Rafae-la. Me llamo Rafaela N., tengo 26 años me encuentro sentada frente al jurado de la universidad a un minuto de realizar la defensa de mi tesis de grado.

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KeniaSusana Villamizar

Participante de Taller. Charallave

Kenia, una joven delgada, 16 años, que creía que lo que hace esta bien. Su Padre, Keny, músico, trabaja en sitio nocturno, gana muy poco para mantener a los 6 hijos. Una familia humilde, y su mujer Juana, una madre luchadora dedicada al trabajo día a día. Le tocaba hacer comida para vender en su barrio para ayudar a su pare-ja. Cada día la situación en el hogar era más difícil para criar a los hijos por los recursos ecónomicos.

Kenia, dice Juana, ve a vender esas hallacas a los vecinos, mira que necesitamos el dinero para la casa. Sí mamá, contesta Kenia, voy. Ella ilusionada cree en todo lo que le dicen, se lo cree, estaba viviendo un cam-bio hormonal, todo era ilusión, sueños. Se consigue con un amigo, Juantenorio. Él, muy elegante, le decía cosas lindas a Kenia, cada vez era más in-tensa la relación de ellos.

Un día, Juantenorio dice: Kenia, ¿qué tienes? Te veo ex-traña. Ella muy distraída y ner-viosa le cuenta: creo que estoy embrazada. ¡¿Cómo?! ¿Qué dices? No puede ser. Sí… Callada por unos minutos dice: y eso no es lo peor, lo más grave es que no sé cómo decirle a mi mamá. Tengo días que no duermo pensando cómo vamos a hacer. Juantenorio se queda pensando profundamente y le dice Kenia: no quiero pro-blemas. Prefiero que tú resuelvas de la mejor manera con tu familia. Ella responde: ¿qué podemos hacer? Él responde: ¿qué es lo que no entiendes? Te dije que tú resuelvas. Yo voy a viajar ahorita a buscar trabajo don-de unos amigos. Kenia dice: así que piensas dejarme, responde la joven triste y deprimida.

Se va llorando al llegar a su casa. Su madre le pre-gunta: ¿hija, qué tienes? Madre no sé cómo decirte. Es una situación que estoy viviendo. Pero la mamá sospe-chaba que era serio y dijo: tu cómo que estás emba-razada, chica. Ven, quiero verte. Párate aquí. Y se fija si Kenia se le nota la barriguita. ¿Y ahora qué va decir tu papá? No sé, mamá. Él me dijo que se va de viaje. Responde la madre: ¡ah, para completar no responde!

¿Es Juantenorio? Sí, mamá. Ese hombre es mayor de edad. Tiene que responder, dice la madre también an-gustiada y preocupada. Se quedó en silencio y de pronto dijo: bueno vamos a esperar a tu padre. Lo vamos a obligar a que te responda.

Al otro día van a la policía y lo denuncian. Los casan. Juantenorio molesto deja desentendida a la muchacha. Al ver a los padres la situación, echan a Kenia de la casa, ella se deprime, busca a una vecina, Carlota, para que la ayude. Pasaban los días y Kenia, débil y flaca, no comía. Se entregó a la depresión y los vicios. Un día, reunida con su amiga, de pronto se desmaya. La lle-van al puesto de socorro. Kenia pierde a su hijo. Nadie

responde, sólo su amiga Carlota estaba allí.

A los meses, Kenia se re-cupera, sale de peligro. Vivía la vida alegre donde Carlota. En-tre tragos y copas consiguió a Vicente, un apasionado enamo-rado de la joven. Una noche de tragos ella pierde los sentidos y

amanecen. Siente su cuerpo extraño. Cree que fue un sueño. Nunca pensó que podía vivir la pesadilla de vol-ver a quedar embarazada con la diferencia de no saber quién es el posible padre. A Kenia le tocaba esperar los nueve meses para salir de sospecha. Ella cree que Vicente, un hombre mayor, es el responsable de su des-gracia. Paciente, espera con su amiga Carlota.

Van al médico a su control. El día llegó. Nace Vi-centico. Todos asombrados del parecido extraordinario de ese hombre ajeno a Kenia. Ella se sentía abusada, burlada y un día decidió hablarle y decirle: este es tu hijo, ¿cómo vamos a hacer? Siento que tú eres el res-ponsable y no encuentro solución en mi vida…

Pasan los días, Vicente analiza la situación, busca a Carlota, le dice: siento que debo responderle a Kenia. Quiero que me ayudes a convencerla. Estoy dispuesto a casarme con ella y hablar con sus padres. Y fue en-tonces que a los meses ya Vicente y Kenia formaron su hogar y con dificultades lograron salir adelante.

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narrativa mirandina

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El pájaro arcoíris (Fábula)Elizabeth Valdez

Participante delTaller. Charallave

Era un pájaro que creía en la amis-tad, además era particular, vistoso, único y quería vivir entre los hu-manos. Voló un día, creyendo en su sueño y fue a dar a la ventana de doña Rosa. Ella estaba acostumbrada a escu-char a los mirlos, los cristofué, los rui-señores y a otras aves que además le servían de compañía.

- ¡Dios, qué hermoso! A este sí que nunca lo había visto -dijo a la vez que se acercaba a conseguirlo. El pájaro la miró de lado y entonó su canto.

- Tampoco había escuchado algo así. Quiero que vivas aquí adentro conmigo. Me harías la vida más feliz -dijo mostrándole una jaula dorada que no había sido usada nunca.

El pajáro hizo silencio, miró el objeto entendiendo la intención de la señora.

-¡Ah, eso sí que no! Nunca podré ser un prisionero. Eso es para los humanos -y alzó su vuelo.

Doña Rosa hizo el intento de atraparlo con sus manos. El pájaro sacudió sus alas y dejó caer una de sus plumas.

Ella la tomó y alzó la vista para se-guir el vuelo del pájaro. Mientras

se remontaba iba apareciendo un vistoso arcoíris y su can-

to se escuchaba cada vez más lejano. Doña Rosa absorta le invadió un sentimiento que la hizo

expresarse: -no sé tu nombre, pareces un arcoíris, pero ahora te llamaré Libertad.

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_______________________________________________________________________________ ¿al vacío...? -24narrativa mirandina

El libroCarmen de León

Participante de Taller. Charallave

Juan Francisco camina altivamente, sonriendo y tarareando la melodía favorita dentro de su men-te, mientras sube la colina empinada cual montaña hasta llegar al castillo encantado donde vive. Es un buen estudiante y su mayor sueño es graduarse. -Hola, hijo-. Dice su madre con emoción, -Hola, mamá. Bendición-. Contesta mientras coloca el morral sobre la mesa. Sube a su habitación. Al abrir la puerta brinca con gran energía Aquiles, dándole la vuelta entre sus piernas, y pule sus di-minutas uñas en el bluejean, -Hola amigo, tantas horas sin vernos. ¿Qué hiciste todo el día? No me digas. Mirar por la ventana, comer y dormir-.

Antes de llegar a la casa de nuestro amigo Juan, existe un parque. Él pasa por allí a la misma hora. Le llama la atención una joven que siempre perma-nece sentada en posición contemplativa abrazando un libro. Cierto día de desvía de su camino y se acerca a dialogar con la joven misteriosa. -Hola, ¿cómo estás? ¿Qué haces aquí tan sola?-, -Nada-. -Siempre paso por aquí y te veo. Bueno, se me hace tarde. Nos vemos mañana. Adiós-.

Desde entonces Juan Francisco, antes de llegar a su casa, tomaba veinte minutos para conversar en dicho parque. Al cabo de tres meses le pregunta a la amiga su nombre y por qué está en ese lugar de esa manera. Ella con voz suave y con sentimiento responde que desde allí observa la casa donde nació, creació y recibió amor de su familia. -¿Te mudaste o algo así?-... Silencio... Como siempre, Juan pasa afanoso y se encuentra con un banco vacío, una brisa suave mueve los arbustos y el sol despide el día. Sorprendido regresó a su hogar, ex-trañado, callado. Su madre le dice: -Hola, hijo. ¿Te pasa algo?-, -¡No, nada! Bueno, sí. Quiero contarte algo...- Al terminar la historia, la madre se levanta de la cama donde estaba sentada al lado de su hijo de un sobresal-to. -¡Dios! ¡Me estás describiendo a Cristina!-, ¿Quién es Cristina, mamá?-, -La hija de una amiga mía. Nos graduamos juntas en el colegio. Ellos vivían en la urba-nización más abajo de la nuestra... Pero después de la muerte trágica de su única hija se mudaron y no supe más de ellos. Es más, aquí tengo el recorte de periódico:

CARACAS, 19 DE SEPTIEMBRE DE 2006

NOTICIA LOCAL

FALLECE TRÁGICAMENTE HIJA DE EMPRESARIO AL CHOCAR SU CARRO CONTRA OTRO DE FRENTE

-¡No puedo creerlo!

Al día siguiente era sábado. Juan y su madre se diri-gen al parque, no encontrando a nadie. -Espera, mamá, mira-. Debajo del banco ven algo: es un libro azul ma-rino con las páginas y letras en dorado. Al abrirlo, la primera impresión decía:

“Para mi nieta querida, María Cristina Medina, con mucho amor de su abuelita Romana”

Los dos quedaron sin mediar palabras, sus corazo-nes latían más de lo normal. Acudieron con dicho libro a la iglesia y contaron todo lo ocurrido al párroco. Este sugirió ofrecer una misa por nueve días para la paz del alma de María Cristina.

Desde ese entonces, Juan Francisco quedó pensan-do en las cosas que le contó su amiga, y siempre le de-jaba una rosa blanca sobre el banco vacío como símbolo de su amistad.

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Guido Crepax: Valentina Rosselli (cómic)

-23narrativa mirandina

Este jueves 19 arriba a Caracas la soprano Maclik Lala Fallé

Isabel Ortega HernándezParticipante de Taller. Charallave

ESPECIAL - Noticiero de Caracas.

Este jueves arriba a nuestra ciudad capital la gran soprano Maclik Lala Fallé, quien se presen-tará en el teatro Guzmán Blanco de esta ciudad. La artista procedente de Mi-llán cumple con una gira internacional por Europa y América.

Se conoce que recien-temente, contrajo nupcias con el también famoso bailarín Marie de La Croix, el cual según su manager no estará presente en esta gira por otro compromiso que debe cumplir por Áfri-ca y la India.

Se conoce en las fuen-tes de información más cercanas a los artistas mundiales que Marie de la Croix, prefiere acompañar a su hermosa esposa en todas sus giras alrededor del mundo, dice “ella es mi muñeca consentida, y siempre prefiero estar pen-diente de sus cosas perso-nales, para que su ánimo esté en perfectas condicio-nes a la hora de abordar el escenario, yo cerca de ella, donde me mire y co-mience la función.”

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El público desde muchos días antes ha tenido que comprar su entrada, pero a estas alturas, ya se han agotado. Los publicistas tenían preparado los carteles expuestos en la fachada del teatro, y los diarios con an-terioridad han reseñado la trayectoria de la artista.

Las interpretaciones de la gran soprano Maclik Lala Fallé, serán la inspiración de Jacopo Peri, en la Ca-merata de Bardi de Dafne. También está previsto, la tendencia de favola in musica, en este repertorio estarán presentes los temas de Francesco Cavalli y del maestro Claudio Monteverdi, bajo la dirección del maestro Gus-tavo Dudamel.

Es importante destacar que antes de la presentación de la artista internacional invitada, se contó con la pre-sencia de la talentosa Teresa Carreño, y posteriormente del maestro Vicente Emilio Sojo, para engalanar y darle vida artística al Teatro Guzmán Blanco.

Se ha comentado en los medios oficiales que el Pre-sidente de la República estará presente en la gala, ade-más se conoce de una programación de invitación es-pecial de manera oficial, que el mandatario acompañará a la artista en un recorrido que se ha denominado “MI orgullo arquitectónico” como son el mismo Teatro Guz-mán Blanco, Palacio Federal Legislativo, en ese mismo sentido Maclik Lala Fallé, será trasladada a la ciudad de Maracaibo, para presentarse en el Teatro Baralt , la cual hasta ahora es la máxima expresión de belleza y confort que puede brindar la ilustre ciudad.

Hoy por la tarde todo está listo para la gran presenta-ción. Las luces apagadas, y todos los presentes ubica-dos en sus respectivas butacas, las alfombras rojas muy

limpias y las paredes con unas flores disimuladas por los esquineros del teatro. Marie de La Croix, no estará entre los telones, pero antes ya habían hablado con calma sobre lo importante que eran sus giras y que este era el precio que tenían que pagar, por su fama y cumplir cabalmente sus contratos. Él le juró que pronto se verían en España y de allí se irían en vida privada a Grecia como lo habían programado. Él le entregó el medallón con un rizo de su cabello y una fotos en blanco y negro, para que ella no lo olvidara. Eso le daba fuerzas para que se concentrara en la presentación y realizara una interpretación perfecta en Venezuela.

En eso estaba, ya dispuesta a enfrentarse con su pú-blico que la aclamaba con vehemencia. Sale al escena-rio saluda y se inclina, en ese preciso momento oye una voz: “¡Maclik Lala Fallé, Maclik Lala Fallé, Maclik Lala Fallé! ¡Aquí estoy, aquí, aquí!”. Se oye un disparo de es-copeta, de pronto la voz se quita el sobretodo y se abre la cremallera de su patalón, se saca su pájaro carpintero y de un solo tirón corta su miembro, salpicando de san-gre a las damas y caballeros, sentados en la misma fila. Gritos, espantos, “lo hago por ti, por tu culpa, nunca me miraste, nunca tuve tu amor” y la voz cayó desvaneci-da por los torrentes de sangre por todas partes. Todos corrían, desesperados, se golpeaban, se pisaban, llora-ban, nada se entendía, sólo una cosa estaba clara, la alfombra había cambiado para siempre, desde ahora no sabría si volvería a participar en otra gala.

A los cuatro años, la policía dio con el domicilio del suicida, encontraron una habitación con Maclik Lala Fa-llé en la pared, de cuerpo entero, sin ropa, riéndose

frente a sus fans con los senos desnudos y un orificio profun-do en su miembro de intimidad, y cien cartas de amor que ella nunca contestó. El casquillo de la bala se encontró cerca del escenario, rodado hasta llegar a posarse debajo de una buta-ca de primera fila.

Mañana saldrán los porme-nores de los hechos, no se lo pierda, por este su periódico Noticiero de Caracas.

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Paradoja en boga (Micronovela)Álvaro Pacheco

Participante de Taller. Cúa

I

Feliz, infeliz. Cansado quizás. No lo sabía. La vida sin sabor a chicle fresco reseca -piensa sin querer Manuel Mijares-. Al salir de la panadería lleva dos canillas como todo buen padre. Se lo inculcó Rómulo, a la voz de la revolución que nunca llegó.

Ángela Morris, a sus 63 años, salió a comprar una torta. Quiere que su nieta Roselena sea feliz ese día. Piensa en El Rey del Pan, a una cuadra del mercado. Las ha comprado antes. Siempre frescas.

Andrés Millán antes había conducido un viejo Sedán. Hoy estrena una vieja Custom de doce puestos. Mañana pirateará. Hoy practica.

II

Rosalba Rendón grita a su hijo Carlos Javier: “Busca otro cucharón que este se pegó en la masa”. Él respon-de molesto: “Se te quedó a ti”. Bueno, tú decides si ba-tes o caminas”. “‘Ta bien” y se va. Se queda pensando que está muy espesa.

René Gómez recibe una bofetada de Daniela. Los celos hacen que vea fantasmas. No le para. Busca a Nelson y Julio. Hacen la vaca. Sube a la moto y sale a comprar la curda.

Andrés piensa: debes pisar el acelerador al salir de las curvas y no antes. No se imagina coleado y volcado. En la esquina sin querer pisa el freno.

Ángela salió del termi-nal. El trayecto de media hora de cola le pareció cansón. Le permitió dor-mir. Ahora se sentía ac-tiva aunque encandilada. Caminó frente al merca-do. Piensa: torta, El Rey del Pan, ¿y si no hay?... Pensó en la chichera, en la esquina. “Ojalá esté”, se dijo. Me tomo una y busco en otra parte.

III

La calle de sábado era alterada por Enzo, el fiscal nuevo en la esquina.

El semáforo cambió a verde. No le correspondía. “¡Pasó de amarillo a verde!”, pensó Enzo sorprendién-dose. “¡Qué vaina! ¿Qué pasó aquí?”, monologó para sí.

El motorizado se atravesó. Manuel le gritó: “¡Co... piii...!” René volteó pintándole una paloma.

El carro de Andrés, derrapado, pellizca la acera, se sube y golpea a Rosalba, cuyo carro empujado va hacia el cruce y René vuela por los aires, ante la mirada atóni-ta de enzo. La moto engancha a Ángela. Ella piensa en la chichera y la chica, en Roselena y la torta, mientras la gente corre. Ángela ayuda a levantar a René y van hasta la Custom de Andrés. Debajo Rosalba sólo tuvo desprendimiento de cadera. Carlos Javier la consuela. René ve que su moto ha matado a una mujer.

IV

Ángela ve un muchacho tendido sobre la acera.

Porfirio Valera, dueño de El Rey del Pan, vio todo y aunque se conduela de las víctimas, no deja salir a los empleados. Piensa en las pérdidas. Al llegar a su casa, besar a su esposa en la frente y entregarle las dos ca-nillas, Manuel no sabe lo que pasó atrás y Carlos Javier piensa que gracias a Dios su madre vive.

El informe de Enzo y el vespertino rese-ñan el fatal accidente. A los días, Daniela en su mente pide perdón y se empata con Julio, quien imagina consolar-la. Nelson piensa que nunca olvidará al “pana” y Roselena recuerda a la abuela. La vida en Boga, Municipio Pascal, conti-núa.

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El liminar de la gitanaKeny Loaiza

Esa noche no se trataba de una gitanada, ese día era la celebración de un aniversario más de su vida. Poco a poco, fueron llegando los invitados a la velada improvi-sada bajo aquella lona de tela, la cual hondeaba por el viento fresco y seco del mes de enero. La luna nueva de esa décimosexta noche prometía ser el farol orien-tador de una gitana y un gitano que jamás se habían encontrado. Él, de pronto, llegó con su caballo negro, sosteniendo la brida con fuerza ante el corcoveo sor-presivo de la bestia. Era un gitano taciturno, de cabellos crespos y de mediana estatura, de barba desordenada y con el deseo de danzar con ella en el suelo empolvado y frente a la hoguera hecha con el madero del fresno.

Una noche llena de magia frente al fuego chispeante, iluminaba los cuerpos sudorosos de los asistentes, el resto de los invitados se encontraban en las orillas del acantilado anonadados por las estrellas fugaces. Sus labios a distancia como mimos circenses, decían: El encuentro de estos dos era un deseo primitivo desde que él la conoció. La interrupción de las castañuelas, el panderete con sonajas y cascabeles, el voceo de los asistentes coreaban el Kalé, el taconeo levantaba el pol-vo barajado con el humo que dibujaba la silueta de una gitana desnuda antes los ojos de todos.

Las antorchas apostadas en los árboles distorsiona-ban aquella silueta que bailaba con excitación foránea. Aquel hombre desmonta su potro y pisa el suelo con sus pies forrados de cuero cabrense. Llevaba en su es-currida cintura un látigo, su pecho abierto revelaba las dos heridas que llevaba en el centro de su corazón. Se acercó a una de sus mejores amigas para solicitar la be-bida que rondaba en los labios de todos, era una bebida dulce tintada de rojo con frutas tropicales del Caribe. La bebida surtía efecto a medida que la constelación capri-corniana iba rotando en dirección a donde se encontraba ella.

Ella no salía aún de su tienda. Él esperó hasta el último instante para invitarla a bailar, pues se encontra-

ba perfumando su cuerpo con las esencias caprichosas de una gitana. Los invitados fueron dejando la escena porque estaban somnolientos por el tránsito de sus vi-das. ¡Al fin! Aparece en la arena la agasajada. Vestía una falda vaporosa y ajustada después de sus fabulosas caderas, la fina blusa mostraba las exuberantes lade-ras, vestidas de la nieve gauchesca de su anatomía. Los pocos allí, se sorprendieron por la majestuosidad de aquella figura y taconeaban con más energía.

La brisa ahoga el ambiente con la fragancia de la gi-tana, su fragancia se confundía con los manantiales vir-ginales de la Patagonia. Ese gitano, la tomó por primera vez de su mano, la haló delicadamente, separó por un instante de raíz a un anturio encadenada a un caos ruti-nario. Siglos habían pasado antes de que su talle rozara con armonía el sudoroso cuerpo de un hombre luchador y nómada de su cultura. La danza comenzaba con paso lento, el flamenco se llamaba “La casada infiel”, el ángel, la musa y el duende, eran el verso de un par de flamen-cos danzantes y sincronizados.

Ella le dijo que su hombre tenía tiempo que no la sacaba a bailar, es más, que no le permitía mover su cuerpo, y por eso se sentía entumecida. Su cadera era estrechada por el látigo del gitano, al mismo tiempo en que se miraban a los ojos. Él, sorprendido, respondió la frase de un ginebrino que conoció en sus largos re-corridos: “El hombre ha nacido libre, y en todas partes está encadenado. Hay quienes se creen señores de los demás y son más esclavos que ellos mismos”. El de-seaba que esa pieza no terminara nunca, la alargó en su mente y en su pecho, pues sabía que ese momento no se repetiría jamás.

“Se apagaron los faroles

y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas

toqué sus pechos dormidos,

y se me abrieron de pronto

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¿al vacío...? _______________________________________________________________________________narrativa mirandina

como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua,

me sonaba en el oído,

como una pieza de seda

rasgada por diez cuchillos”.

Así sonaba aquella tonada, donde dos protagonistas se incorporaron con energía lorquiana en un solo danzón. Ese hombre, seducido por el capricho de una mujer ajena, se desincorporaba de pronto por la llamada de las trompetas de una nube gris, como ceniciento de un cuento de hadas, su alma, su espíritu y su escu-rrido cuerpo abandonaban la escena, dejándola en la arena manchada de honor, iba desapareciendo simultá-neamente con el agotamiento de las antorchas, con el humear de la hoguera y con el olor de la pradera, para luego volver a la academia. No hubo besos, no hubo caricias, sólo fantasías llenas de malicia.

Su jamelgo lo esperaba para destinarlo a un destino parnasiano, Gautier y Baudelaire le daban la bienvenida a ese nuevo escenario. Preguntaron ¿Dónde estabas?-Él respondió- Estaba con la “Preciosa y el aire”, en una “Reyerta”, en un “Romance sonámbulo” con una “Casa-da infiel” y “Muerto de amor”. Mientras, la gitana volvía de nuevo a su caos rutinario, a su cosmos castrense, jamás olvidaría aquel Kalé, la agasajada de futuro in-cierto, de pocas palabras y de melodía en su piel, jamás se despidió de él. Frecuentemente se ven como dos compañeros desconocidos en el camino de sus ca-rreras, ella ve a lo lejos a un luchador sin lucha, a un hombre infiel y a un raquítico niño con una vida cruel.

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Tu recuerdoJosé Luis Araque

Bien te recuerdo. Con esos hoyuelos en tu cara de ninfa mestiza. Y no olvido tu risa, la misma que ilumina mis sentidos en este lugar atroz y lúgubre, el mismo infierno en la tierra. Quiero que ella me espere adherida a tus sueños, que podamos remembrar todas las fisuras de tu húmedo cuerpo en el río aquel, tu cabello libre al juego de los cristales y mi implacable sed (creciente, creciente) de hundirme en ti, de llenarme de ese aroma a mujer real que no es el de flores silvestres como dirían los románticos: es de calle, de humildad, de vida.

Recuerdas que en aquella primera velada no dijimos nada, que bastó con que nuestros ojos tropezaran pupila a pupila, cristalino a cristalino, y se llenaron nuestros pe-chos de las llamadas mariposas (no soy muy romántico, pero he oído tanto esa frase que me parece apropiado usarla).

En fin, fuesen mariposas, luciérnagas, caballitos del diablo, cucarachas, hormigas culonas o cualquier otro amoroso insecto, lo cierto es que nos llena-mos de un sentimiento acoplado muy real, muy vivo. (Nota: para evitar el sentido romántico de este relato

y para efecto de nosotros me gusta más que usemos el término cucarachas en el estómago, así lo evoca-remos con durabilidad. Imagina que ellas pueden, se-gún, soportar una hecatombe nuclear, una mariposa no duraría un peo, si con sólo tocarla se rompen...)

Volviendo a lo nuestro, las cucarachas empezaron a roer mis entrañas y supe que estaba enamorado o en su defecto había crecido más de la cuenta la sagaz e insaciable solitaria, prefiero pensar en lo primero.

Ambos empezamos a pautar sin palabras nuestro lugar de encuentro. Mañana me bañaré a las tres, musitaste; pero yo alcancé a callar, tratando de evitar que una de las monstruosidades de mi pecho saltara sobre ti para devorarte y te dijera: «te amo, te amo, te amo».

Así fue pues que te encontré al día siguiente des-nuda al viento, con esa silueta perfecta, esos pechos, esas perfectas nalgas. Estupefacto, pálido, inhumano, erecto, me contuve. Me miraste y nada hiciste, ense-guida comenzaste a jugar con tu cuerpo deslizando cada mano por tus piernas, como pájaros que pican

la superficie cristalina del agua.

Nuevamente te re-cuerdo. Este infierno, esta soledad, este mar de barrotes, esta tumba de burócratas uniformados, el pajúo aquel mirándome feo, y ese otro pendiente de un trance, maldita sea debo dejar los re-cuerdos para otro mo-mento, tarde, pues ya se prendió la trifulca, el peo, la riña, lláma-lo como tú quieras, lo cierto es que correrá la sangre.

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Dos textos breves del nuevo libro

Proshibridades*

(El Perro y la Rana, noviembre 2015)de Isaac Morales Fernández

INTRO

La presente es una investigación de amplia docu-mentación y profunda reflexión con respecto a la en-sayística y la ficción. ¿Son ensayos ficcionados? ¿Son ficciones cientifizadas con el ojo de la ensayística? No se sabe aún. Se reúnen en este libro cuentos, ensayos, poemas, dramaturgia, entrevistas, crónica, crítica, artí-culos de periódico y revista, y otras cosas que ilustran el problema de los ensayos sobre la ficción o la ficción sobre los ensayos.

Como toda investigación, esta no excluye cierto pro-ceso experimental y análisis crítico de un tema especí-fico. Es por eso que debemos observar, atentamente y antes que todo, la supremacía de lo subjetivo sobre lo que creemos objetivo, para finalmente concluir que aquí no se ha dicho nada. ¿Podemos, acaso, confiar nues-tros destinos a un tirano metafórico?

Todos sabemos que la verdad es un asunto intoca-ble. De allí que reproduzcamos conversaciones extrava-gantes, y los trenes recorran grandilocuentes distancias. El hablante trueca en elevado y afirma conjeturas anti-guas, para tratar de entender la suma de todas las par-tes, la adición de todas las creencias. Consecuente en su peregrinar de palabras, volcó los ojos un rato como queriendo decir que tenía sed, pero el oyente occiso no murmuró ni por favor. Ninguno estuvo sediento, a nadie se le sacudió la sordera ni engavetó un pensamiento, y las horas circunscribieron un paréntesis vacuo en la vida. No se puede hablar de las unidades aristotélicas sin guiñarle un poco el ojo a Platón, por ello es necesa-rio tomar el asunto detalladamente. No se puede incurrir en apuros de corriente fluvial cuando se requiere la pa-sividad lacustre, ni viceversa.

SOLO DE PERCUSIÓN

Entre últimos sorbos de escocés del amanecer, na-die sabía lo que hacía. Parecían no reconocerse unos a otros ya, estaban sin estar, aunque igual celebraban quién sabe qué. A alguien se le cayeron los lentes, y en-tre el desordenado baile electrónico apenas se escuchó un crujir en el suelo. Su dueño, con sangre en el alcohol más que alcohol en la sangre, se agachó para tratar de alcanzarlos. Pisaron su mano dos veces, una pareja cayó estruendosamente para de inmediato desternillarse con una risa finalizada de manera abrupta. Los lentes estaban molidos y las patas retorcidas como insecto res-tregado. Alguien más cayó sentado sobre su espalda y al voltear, luego de ver furtivamente una pantaleta, justo antes de ver cómo otros tantos caían al ritmo de un solo de percusión, recibió en la nuca el firme porrazo del tacón de la aterrizada forzosamente. No supo más. Des-pertó atolondrado, vio una enfermera salir aprisa y luego vinieron dos policías a interrogarlo. No entendió ni media pregunta. Preguntó la hora. Creyó que aún era sábado. Se dio cuenta de que no lo entendían a él tampoco. No tenía ni idea de lo que se había salvado gracias al paté-tico accidente de sus anteojos y a un taconazo.

* Descargable en: http://www.elperroylarana.gob.ve/catalogo/colecciones/fuera-coleccion/1298-proshibridades.html

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Juan Carlos Miranda PoncePoeta ecuatoriano que nos visitó en el 12vo Festival Mundial de Poesía sede Miranda en junio de 2015.

LA MÁQUINA DE HEIDELBERG & OTRAS DANZAS

(EXTRACTOS)

Yo estoy reconciliado con el polvo

con la saliva fría de aquel loco

que obedecía a Cristo

en el empuje cruel

de la distancia...

Francisco Matos Paoli

1.Hoy, una mujer descubre una nueva y desconocida manera de llevar sus días, empaca sus sueños, los transporta a una pequeña casa en el campo. Sus dos pequeños hijos la acompañan. Acompasan su pulso exaltado. Un horizonte de plumas verdes mira por la ventana. Varios árboles de limones inyectan de una sutil profanación cítrica el aire estremecido. Tres meses atrás un hombrem uere en un accidente de tránsito, colisionando contra un árbol anciano en las afueras de la ciudad. Después del impacto, los cristales del parabrisas, dibujan un estigma en su frente. La garra de la noche destrozó sus sentidos. Segundos antes escuchó esa voz interior a la que pocos llaman voz intuitiva sincronizada. El eje del tiempo se desdobló en la forma de pernoctar en el antes y después. Cuando él muere, también muere ella, y cuando mueren los dos el universo convexo que diseñamos se desvanece. El fuego sobre pie-dra en la playa de pescadores, muere también. En el último vestigio de recuerdo antes de cerrar los ojos para siempre, él siente su primer encuentro con ella: un baile alado, -la música en el vacío- re-montando los cuerpos sobre la cresta de la ola sin descender en el péndulo de amatista. Hoy, cuando todos es diferente, y los días descubren la nueva manera de llevar las sensaciones, ella saborea el humo espiralado de su cigarro. Los niños juegan, los objetos en su sitio son caligrafías de marfil en el desorden del universo, el horizonte es violeta. La mujer ahora, casi nada recuerda de él, sólo esa extraña forma de mirar profundamente a los ojos en el escenario vacío de los días.

4.+++ Andy Warhol, le encantaba acariciar la Koca, la gata blanca de Peter, una felina angora escar-chada de estrellas ámbar. Antes de salir a la Fac-toría trata de hablar con dios por teléfono, fotografía a Koca, luego pinta unos trazos verde limón con violeta encendido, dentro de un rostro delirante. Grita al vacío. Una madrugada de una fiesta de Manhattan, Peter conoció a una joven mujer que patinaba sobre hielo, habló con sus ojos hipnóticos, ella deseaba sentir un nuevo albor en sus labios, hablaron, bailaron, se acariciaron, al final de las horas se besaron por fin, todo pasó tan rápido que la luz del nuevo día los sorprendió, nadie supo qué pasó con ellos. Desaparecieron por las calles de la gran ciudad, esta ciudad que cuida a sus adeptos y seguidores, esta ciudad que es un gran dinosaurio tratando de salvarse del Apocalípsis. Pasaron días sin tiempo y recibimos noticias sobre ellos. Los en-contraron juntos, fosilizados, abrazados a Koca en un departamento al este de la ciudad. Ella vestida con un pantalón rojo eléctrico y una blusa blanca transparente. él con un smoking de paño negro y camisa violeta. Descalzos, insomnes, indestructi-bles. La pista de hielo aún espera por ella. +++ -Los dos bailarines respiraron de la misma bruma azul / bebieron del mismo elixir en la playa noc-turna de otro tiempo / ella tocó el árbol tatuado en su pecho / el árbol se inicendió en sus manos / Diana la cazadora / abrazó la luz ámbar del sonido -dijo que tenía que estudiar- / -desapareció entre la gente sin rostro- / -nos besamos- / -abre tus ojos- / -me alertó que nuestro aliento no debía fundirse- / -signo de lo prohibido- / Nabokov es-cribe sobre ella...-p

oesia latinoamericana

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¿al vacío...? _______________________________________________________________________________poesia venezolana

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Álvaro Trujillo

ESCALA DE SÁBADO

In memoriam Adelso Lares y Moliére

Al borde de la avenida

el mediodía arropa el idioma de los invictos.

Una perla indigente brilla más que una botella

de aguardiente

o un caramelo de coca.

¡Tómala mi niña! ¡Baja a tierra!, dice Moliére

pero ten cuidado con su perro John Parker

Dimitrinski

que devora enciclopedias británicas y toca un

piano de juguete.

Su dueño practica la quiromancia

y descubre empanadas de alitas de pollo en las

cartas del tarot.

¡Dame una moneda del tamaño de tu corazón!

Brilla también el aire ebrio que eructo a

propósito.

¡Cuidado que viene paquirri!, dice Adelso.

Cada día es una feria de gritos, risas y magias

en el Valle de los Fundidos.

Háblame en contra de la corriente azarosa

de la acera de enfrente.

Cuéntame chismes de los transeúntes,

de la Doctora Ratica (ratica en el trajín)

que no me gusta pero me entretiene.

Háblame de líneas reconfortantes

que no hay brisa ni viene carro.

Estoy a media máquina.

Robert Girón

KAMIKAZE

(De la plaquette Preferencias.

Editorial La Espada Rota. Junio, 2015)

Voy hacia ti

con la furia de un kamikaze

con la vena abierta delirante

al paredón de tu frente púbica

juzgado

bajo la sentencia de tus ojos

ejército de abejas asesinas

Levanto una copa

sobre la cresta de tus caderas

Vencido

acabo

en el grito mudo

de tus brazos

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Jazmín Suárez

FINAL EN FEBRERO

Respiromis pulmonesse llenande aguacomo si estuvieraahogada Veobarcos hundidosnaufragiosesqueletos de mástilescaparazonesen el fondodel mar Piensoen mis hermanaslas viudas tristesde los marinerosque duermenen el océano Mandéjunto a ellasmilesde mensajesdentro de botellasazulesque nuncallegaron adestino Paradaen esta orillaal bordedel acantiladote digo adióscon la manolas olassalpican mi rostroy se mezclanpara siemprecon el sabor amargode las despedidasde febrero

Isaloren Quintero

el coágulo saleme mirase abandona a la humedad de la nochedeja de fluirrespiro cada milésima de aliento aquellas lunasrojasenormesvoy contra corriente ella sigue allíresuelta tras la última bocanada de aire

-.-.-

Isabel ORtega Hernández

Déjate amar tanto por míhasta desgastar el hueso el espíritudéjate entregar mis senosblancos y desnudospara que vuelen sobre tu pechoy olvidar para siemprenuestras antiguas soledadesDéjate amar tanto por míque de ahora en adelanteseremos dos tatuadospor la suerte, por la risaMe dejaré amar tanto por tiharé que el sol pierda su relojY hasta la ciudad se mudepara que seamos los únicos dueñosde toda esta tierra...

poesia mirandina

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¿al vacío...? _______________________________________________________________________________

Dionisio Cisneros en la literatura tuyeraIsaac Morales Fernández

José Dionisio Cisneros nació cerca de lo que es hoy el Municipio Paz Castillo, al norte, en una hacien-da baruteña, a finales del siglo XVII. Descendiente de indios, era un manumiso que abrazó la causa realis-ta a cambio de los ofrecimientos de los aristócratas criollos, seguidores y beneficiarios aún de la monar-quía española. Comienza a aparecer en la historia en 1820 con el rango de Sargento, comandando tropas a favor del Rey, asediando las comunidades tuye-ras que querían la liberación de la corona española. Desde los valles tuyeros, hasta las tierras del norte de Guárico, pasando por todo el centro y sur de Ara-gua, el indio Cisneros pasó arrasando, asesinando, robando y aterrorizando durante los días de la Guerra de Independencia y algún tiempo después. Es José Antonio Páez quien logra “apaciguar” a Cisneros lue-go de haber tomado como rehén a su hijo. Después vendrían los tiempos de La Cosiata, la separación de Colombia, la presidencia de facto de Paéz, la trai-ción a Bolívar y el fallecimiento de este ya en 1830. Algunos años después Páez y su nuevo protegido Cisneros se han unido a la oligarquía que gobierna

el país. Ahora compadres ambos, pues Paéz ha bau-tizado al hijo de Cisneros, se unen para sofocar de la revolución reformista liderada por Santiago Mariño y José Tadeo Monagas. Más adelante, derrocado el gobierno conservador de José María Vargas, Páez, alejado de la coyuntura pero siempre detrás de todos los hilos de la política nacional, siempre seguido por Cisneros, se une a la candidatura de Carlos Soublette para las elecciones de 1835. Todo este contexto de belicosidad, la Venezuela “cuero seco” (por el decir de Páez de que Venezuela parecía un cuero seco, que al pisarlo por un lado se levantaba por el otro), sirvió de contexto sangriento para que Cisneros si-guiera siendo el bandolero de siempre, pero ahora protegidas sus crueldades por el gobierno oligarca. Al surgimiento de la insurrección campesina en 1846, y de Ezequiel Zamora como militante liberal en res-paldo a la candidatura de Antonio Leocadio Guzmán, Cisneros sigue en sus funciones militares y es envia-do a combatir contra Zamora en Carabobo. Renuente a ser un simple mandadero obediente, comete críme-nes de guerra contra campesinos y hacendados por

* Artículo originalmente publicado en la Revista histórica Matria Nº9, correspondiente a junio de 2015.

ensayos lit

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igual. Paéz se ha convertido en un avezado y astuto político y finalmente se distancia de Cisneros, quitán-dole su protección. Cisneros se intenta rebelar y es finalmente sometido, enjuiciado y fusilado en 1847.

Hay varios rasgos característicos que la literatura tomó de la historia del polémico personaje. El Indio Cisneros en primera instancia es personificado como un cruel y despiadado mercenario, para usar un tér-mino más contemporáneo. Frío y calculador, astuto y audaz. En Las lanzas coloradas de Arturo Úslar Pietri, novela ambientada en la Guerra de Independencia y con varias acciones contextualizadas en los Valles del Tuy, aparece un personaje sin nombre, que inte-rrumpe repentinamente una conversación sobre Bo-ves, personaje que pareciera confun-dirse con Matías, otro indio alzado pero que hace referencia a cierto personaje conocido del estado Cojedes, histórica-mente posterior a los hechos que narra Las lanzas coloradas. El pasaje que hace alusión, o al menos así se puede considerar, a Cisneros dice así, en el capítulo VIII:

“Fernando se daba cuenta de que su in-terlocutor debía saber mucho más y se pro-ponía sondearlo hábilmente; pero antes que terminara de hablar, del marco de la puerta que se abría a la sombra del camino surgió una voz ronca y autoritaria:

-Buenas noches. ¿Cómo qué se conver-sa?

Era un indio alto, fuerte, de cara enérgica y ojos penetrantes. Al solo efecto de su presencia todos enmudecieron, principalmente el que estaba hablando sobre Boves.

-¿Qué les pasa? ¿Por qué no siguen hablando?

Su voz no sufría alteración y sin embargo se sentía aira-da y amenazante.

Adelantó algunos pasos hasta situarse en medio de to-dos.

Los tres viajeros pudieron entonces verlo a gusto. A pri-mera vista se comprendía que no era un peón ni un esclavo, sino un hombre libre, más aún, un hombre aureolado de un halo de energía.

Advirtiendo las tres personas sentadas retiró un ancho sombrero de cogollo de palma y saludó con dignidad.

-¿Los señores son forasteros?

-Sí –respondió Fernando.

-¿Compradores de ganado? –agregó, sonriendo con

malicia.

-También.

Luego, observando que el inglés lo miraba con fijeza, dijo señalándolo:

-Y el señor no es de aquí. El señor es «musiú».

Mientras hablaba con los tres amigos, todos los demás fueron saliendo sigilosamente hasta dejarlos solos.

-Yo, señores, antes que me pregunten, voy a decírselo: soy mayordomo de una hacienda de la Villa y ando por aquí buscando unos esclavos que se me fueron.

-Si es así –dijo Fernando con ironía-, me parece que no los va a encontrar fácilmente.

-¡Quién sabe! Tal vez los encuentre ligerito.

El hombre continuaba de pie, imponiendo su estatura maciza.

-Esta gente de aquí es montuna. O no hablan nada o hablan mucho y fastidian. ¿No le parece?

No creo –opuso Bernardo.

-Y además se preocupan mucho de la guerra. Como si los esclavos pudieran perder en la guerra. No hablan de más nada. Como si en la guerra se fuera a morir todo el mundo.

-Sin embargo, ya se han muerto bas-tantes –comentó el inglés.

El indio guardó silencio y luego agregó con displicencia:

-Nada más que los que se tenían que morir. ¿Ustedes quieren saber una cosa? ¡En la guerra no matan sino al que tiene miedo!

Subrayó sus palabras con una sonri-sa corta, les deseó las buenas noches y volvió a salir por la puerta ahora solitaria,

hacia la sombra del camino.

Los tres amigos quedaron silenciosos, impresionados.

-Este hombre es tan mayordomo –dijo Bernardo- como yo soy cura. ¿Quién sabe a quién hemos tenido aquí?”

Luego de esta escena, los personajes reunidos en la taberna se van a dormir. En la madrugada, el inglés despierta al oír cuchicheos y cascos de caballos, a propósito de ello le inquieta el recuerdo de la presen-cia del indio en la taberna. Al amanecer el posadero les revela que quién se ha llevado los caballos y ha robado todo ha sido “ese indio que estaba anoche con ustedes, ese es el jefe”. Por la ausencia de indicios de violencia, y el amarrado flojo del posadero, se dan cuenta de que este es un cómplice obligado del indio.e

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Aunque Úslar Pie-tri no expone nunca el nombre de este fuerte personaje indio, jefe de una banda de ladrones rebeldes contra la re-pública ubicados en la región tuyera, que so-mete al tabernero con-virtiéndolo en su cóm-plice, esta descripción basta para identificar potencialmente a José Dionisio Cisneros, aho-rrado su nombre den-tro de la trama de la obra por las técnicas básicas de la narrativa que conocemos como administración de la información y cantidad controlada de persona-jes terciarios identifica-dos. La escena cumple una función estructural dentro de la novela que no es otra que forzar a Fernando, uno de los protagonistas, hacia los sentimientos de desolación y venganza contra todos los actantes de la guerra independentista. Para ello, tratándose de una novela histórica, es muy posible que Úslar Pietri utilizara el personaje histórico de Cis-neros para llevar a Fernando, otrora un acomodado ahora en campaña por la zona de Valles del Tuy, a la situación límite de no tener ni siquiera un caballo para desplazarse.

Pocos años antes, Rómulo Gallegos había publi-cado su novela La trepadora, también ambientada en los Valles del Tuy, principalmente entre Charallave y Cúa, y escrita en esta región, además, en la hacienda que tenía este escritor en Charallave. La trepadora está contextualizada en épocas posteriores incluso a la guerra federal, a finales del siglo XIX, pero siendo totalmente de ficción y no una novela histórica, en ella se habla de La Guanipera, una bandada de ladrones mercenarios que asolaba y aterrorizaba a los Valles

del Tuy desde hacía décadas, lideradas por el indio Guanipa, as-cendente del protago-nista de la novela, Hi-lario Guanipa (sobrino menor, específicamen-te). Es muy posible que Gallegos hiciera alusión con el indio Guanipa y su Guanipe-ra al indio Cisneros y sus “guerrilleros”, como se les decía en la épo-ca. De nuevo es el ele-mento de la crueldad masiva el que principia a la hora de describir ese enigmático perso-naje del siglo XIX que marcó para siempre el imaginario tuyero con sus crímenes atroces, delineando una cróni-ca roja que aún pare-ce ensombrecer a esta región.

Ya entrados propia-mente en la literatura

escrita por tuyeros, Francisco Tosta García en Me-morias de un vividor, novela también histórica que se ambienta en los tiempos de la revolución reformista y los previos a la guerra federal, expone al indio Cisne-ros como el peor mercenario de Páez, tan malo que él mismo es quien lo manda a fusilar. Así lo expone Tosta García en su novela, en una carta de Rufino Peralta que lee su protagonista Antonio Castro a pre-sidente electo José Tadeo Monagas. Se refiere a los liberales:

“No se conforman con haber fusilado al infeliz e inocente Calvareño en la plaza de San Jacinto, y en San Luis de cura a Dionisio Cisneros, el célebre compadre de Páez, a quién perdonó y dio dinero y tierras para premiar sus fechorías cuando realmente fue criminal, para ponerlo a su servicio, y a quien ha hecho fusilar ahora, por negligencia en la per-secución y exterminio de los venezolanos que empuñaban las armas en defensa de los hollados fueros de las leyes, la

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justicia y la libertad del sufragio. ¡Contra-dictoria magnanimidad, irritante e ilógica rectitud!”

También hay un dejo, en la na-rración de esta carta del personaje de Rufino Peralta al referirse a Cis-neros, de que el reaccionario indio era un “tonto útil”, un caudillo des-echable, o diríamos más explícita-mente un asesino a sueldo realengo que cuando ya no le sirvió a Páez por las razones que hayan sido, simplemente lo mandó a asesinar.

El personaje de Cisneros se mantiene un poco en las sombras de la literatura tuyera hasta el famoso relato en forma de entrevista imaginaria que hace Juan Alberto Paz al personaje mítico de Mauricio el Encantado, publicado en El Periódico de Ocumare en 1980 y reeditado en la revista ¿al vacío…? en 2013. En él ya Cisneros como personaje abandona la historia y es revestido también de lo mítico, al asociarlo con El Encantado. Así lo describe Juan Alberto Paz en su entrevista fic-ticia:

“-No soy bebedor ni fumador, sal no cabe dentro de mi formación debido a que pertenezco única y exclusivamente al reino de las aguas. Por lo otro, en relación al tabaco y aguardiente, es para calmar las furias de las ánimas que deambulan por el universo, debido a que fueron malos en vida y no tuvieron cabida ni en el infierno, mucho menos en el cielo. Por ello, cuando se me acercan, les rocío aguar-diente, y con el humo del tabaco los ahuyento. Dentro de esas almas está uno que anduvo cuando las guerras inde-pendentistas, por allí, el cual era un asesino que mataba y se comía a sus víctimas. Ese llevaba por apellido Cisneros. Por ese motivo es que compro aguardiente y tabaco en ra-mas.”

Cisneros ya ha calado en el imaginario popular de-bido a sus acciones vandálicas que aterrorizaron a los pobladores tuyeros de poco más de un siglo atrás con respecto a la fecha de publicación de este texto de J.A. Paz.

Más adelante Metodio Aurely en su novela La al-dea del cerro, escrita en los años 80 y publicada fi-nalmente en el año 2009, también hace mención de Cisneros sin nombrarlo. La aldea del cerro es una es-

pecie de novela fundacional de Santa Teresa del Tuy, ambientada a finales del siglo XIX, pero en la que su autor ha cambiado todos los nombres de los referentes reales para hacer énfasis en la naturaleza ficcionaria de su obra. Así, Santa Teresa del Tuy se convierte en El Joyal y el río Tuy se convierte en Aucayumbo. En esta versión ficcional del pueblo tereseño, se habla de unos “sembradores de sueños”, refiriéndo-se a los bandidos que enterraban sus tesoros y pasados los años se comen-zaron a correr los rumores infundados por los deseos de los aventureros de querer conseguirlos, desenterrarlos y

hacerse de grandes fortunas. Es a propósito de estos tesoros que esta “aldea del cerro” se llama precisa-mente El Joyal. En ese contexto novelístico, Metodio Aurely escribe ampliamente:

“Viejos lugareños cuentan que a los finales de la cruenta Guerra de Independencia y a comienzos de la devastadora y nefasta Guerra Federal, existió un facineroso guerrillero, en-tre muchos de los tantos cazadores de botines y asaltantes de los pueblos inermes. Este era más sanguinario y rapaz. Algunos lo describen diciendo que era un hombre bragado, de buen porte, taciturno y ágil como las ardillas. Buen jinete y de una firme palabra, por lo cumplidor. Todo un palo de hombre, como decían los abuelos. Pero estaba marcado por un signo demoníaco, y malo iba a ser su fin.

De tal se cuenta, entre consejas y fantásticas leyendas, que un viejo caudillo veterano de las dos guerras, lo hizo su compadre para no tratar de someterlo y se dejara de eso. Pero no fue tarea fácil. Unas veces por las buenas y otras por las malas, no alcanzaba su propósito de acabar con las tropelías de renegado compadre.

Tanta indignación le causó al caudillo, que este decide salir personalmente a someterlo, y si hace resistencia, en-frentársele y hacerle prisionero, luego fusilarlo. El taimado guerrillero era más audaz y más astuto, en tanto continua-ba en lo suyo. Asaltos, robos, crímenes, aldeas arrasadas por el fuego. Hasta los templos eran pasto de su diabólica vesania. Era similar al lobo de Santo Pancho, como llaman los lugareños a San Francisco de Asís. No, era tal vez peor, ya que el animal del venerable santo se sentiría ofendi-do ante tal comparación; pues lógicamente nació irracional; pero no era más cruel y sólo mataba para comer después que los humanos le hicieron tanto daño, apaleándolo y ne-gándole alimento, dándole muy malos tratos en ausencia de su dueño. Como sentencia el dicho, también hay animales bautizados y el sanguinario guerrillero dejaba en menos y

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aún más minimizado a cualquier irracional, fuera lobo o no. El animal, cual el más feroz, mata únicamente para comer. Tampoco sabe de venganza, odio ni ambiciones bastardas. En cambio el bípedo humano, sobre todo de la especie del que aquí se menciona, saqueaba pueblos, profanaba tem-plos, violaba, asesinaba a sangre fría, sólo por primitivo y atávico placer.

Del fruto de sus atrocidades y latrocinios, llevaba recuas de mulas cargadas con baúles y alforjas con oro y joyas de diversos tamaños, calibres y colores. Lo que fue lugar común ha pasado a ser leyenda, conservada en los menti-deros de la tradición. Contándose desde mucho tiempo ha, que cierta vez, en una fecha indefinida, pasó por tierras ale-dañas a este pueblo en su inicial comienzo, un hombre con arreos de miliciano, quien resultó ser el guerrillero que cargaba un caudaloso tesoro de oro y joyas, caudal que sólo era producto de sus andanzas de bandolero, asaltante y reo fugitivo que debe-ría ajustar cuentas con la justicia. Andaba huyendo, puesto que lo buscaba una patrulla de militares del gobierno que le perseguía por los contornos, y en vista de que podía ser sorprendido de un mo-mento a otro, se aprestó a des-hacerse de las piezas de oro y joyas que llevaba en sus avíos, producto de tropelías en los pue-blos y robos en las iglesias, de los que cargaba con todo lo de valor material.

Su último resultado era que estaba ante el dilema, si resistir los ataques de los militares que lo seguían de muy cerca, vencer o morir, o enterrar el tesoro, y así, en caso de ser apresados, única-mente él tendría la ubicación del lugar donde dejaba su tesoro que nadie le podía disputar.

Dicho y hecho, contrató varios peones y con tres de sus hom-bres de confianza, optó trasladar la cuantiosa fortuna. Habilitando tres mulas y dos burros, se internaron los hombres por intrincados breñales en busca del lugar más escabroso y oculto donde enterrar el cuantioso tesoro. Con ellos, muy vigilante y atento a cualquier movi-miento sospechoso, estaba el dueño de aquello tan valioso que iba a ser confiado a la tierra, distribuyéndolo en sendas partes, la plata, el oro y joyas. De las joyas se dice que era mayor cantidad que los cajones del oro y la plata. Todo un tesoro, sólo comparable al de Atahualpa.

Después de realizada la faena de los “enterradores”, el hombre que los contrató, dispuso premiar su labor con un

brindis luego de pagarles su trabajo. En medio de la euforia y la consabida borrachera, el sanguinario bandolero, echó veneno en las garrafas y barriles del vino, ron y aguardiente. En la complicidad de las tinieblas, después de realizado su macabro plan, el asesino se marchó dejando una docena de cadáveres, única manera de hacer que callaran para siem-pre el secreto y el nombre del lugar donde quedara enterra-do el tesoro de El Joyal.

Aunque de lo sucedido en ese entonces, es de dominio popular que en una de las casas más viejas, de las que quedan en pie unas paredes de tapia y derruidas puertas de hierro leproso de herrumbre; en medio de tales escom-bros, dicen los lugareños que se levantan voces y ruidos que espantan y entre gallos y medianoche se oye un galopar

de caballo de alguien que huye. Hay quien asegura haber visto la visión de hombre a caballo que, al salir al galope, los cascos del animal emiten destellos de fue-go como algo que arde sobre las piedras y se percibe un olor muy característico a tumba recién abierta, y un ‘¡arreeh!’ que se pierde en el abismo del silencio, y hasta los grillos silencian sus bandolines, causando tal escalo-frío que al más pintado le pone el cuero y los pelos de punta. ‘Ese es el espectro fantasmal del pueblo El Joyal’, dicen algunos con temor supersticioso, mientras hacen la señal de la cruz. Es lo que se oye decir a los lugareños, cuando alguien hace mención acerca la Leyenda del Enterrador de sueños, refiriéndose al bando-lero que enterró oro, plata y joyas sagradas de las imágenes de los altares de las iglesias que profa-nó, al autor de numerosos críme-nes, quien sepultó en el silencio profundo y eterno lo que otros sueñan poder hallar, no importa cuando, y desenterrar el legen-dario tesoro de El Joyal.”

Tal es una de las evocaciones más detalladas en el imaginario literario tuyero de la figura del indio Cis-neros. La novela no pretende ser histórica, ni siquie-ra es de estilo costumbrista ni criollista, es una obra narrativa contemporánea con juegos de realidades y saltos temporales que enmarcan la vida de un inte-lectual frustrado de un pueblo, Mauro Malasín, cuyo amigo “El librero”, del cual nunca se dice su nombre,

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y “el arriero” son los únicos confidentes, psicológica-mente pincelados, ensombrecidos, que tiene Malasín, quien vive enamorado solo con tendencia a evadirse de la realidad entre el licor y la literatura. Pero Me-todio quiso enmarcar su obra de manera sutil, sólo apreciable para quien conoce la historia de Venezue-la, y específicamente la relación entre el no nombrado Páez (“el caudillo veterano de las dos guerras”) y su “renegado compadre” tampoco nombrado, es decir, Cisneros. Pero esta reminiscencia histórica le sirve de excusa al autor de La aldea del cerro para agregar el elemento casuístico de los legendarios tesoros que dan nombre al pueblo y que son, en alguna medida, parte de los sentimientos de frustración de antihéroe absurdo de su protagonista Malasín, quien se sabe totalmente incapaz de conseguir uno de esos tesoros enterrados en las afueras de la aldea. Además to-das las hazañas asesinas del guerrillero, o dicho con un lenguaje más ajustado, el mercenario, pintan el cuadro perfecto para el otro elemento atmosférico de la narrativa aurelyana: lo fantasmagórico, el espanto que aparece en las noches en el pueblo.

Es fácil evidenciar como de nuevo, luego del texto de Juan Alberto Paz, vemos al personaje de Cisneros reves-tido con esa aura monstruosa del villano en vida convertido después de la muerte en alma en pena, un ser tan maligno que al no ser recibido ni en el mismo infierno, quedó como espíritu maligno vagando en la tierra. Es, en buena medi-da, el reflejo de un imaginario popular bien arraigado en la tradición oral tuyera, y llevado magistralmente a la literatura por estos escritores tuyeros.

Más adelante encontrare-mos a Cipriano Alberto More-no y su novela, escrita entre finales del siglo XX y princi-pios del XXI, y publicada en 2012, El jardín de Rosa Ame-lia, novela contextualizada igualmente en la época pos-terior a la Guerra de Indepen-

dencia, en ese período en el cual, lograda la repúbli-ca, Cisneros siguió aún con sus fechorías por la pura sed de maldad. Sin duda, es C.A. Moreno quien más se ha esforzado en una psicologización de José Dio-nisio Cisneros, ya que este es precisamente el anta-gonista de la novela mencionada, de manera que no aparece como personaje terciario, sino como el que prácticamente lleva toda la trama de la novela a su antojo de principio a fin. El perfil que hace C.A. Mo-reno de José Dionisio Cisneros merece por sí solo un análisis un poco más detallado que acá por razones de espacio no podrá tener lugar, ya que a lo largo de toda la obra Moreno se preocupa por detallar pensa-mientos, gestos, acciones, actitudes y aptitudes que convierten al último realista en un personaje muy bien construido, bien pensado desde el imaginario popular y la tradición oral tuyera pero también con la profun-didad de un escritor que sabe dominar la caracteri-zación tridimensional de un personaje. En la escritura de moreno, Cisneros pasa de ser un ordinario asesino por naturaleza, pasa de ser un personaje histórico arquetipado por el terror sembrado en la memoria co-lectiva, a ser un personaje humano, astuto y cruel

como siempre, pero también, como ya lo vislumbra Metodio Aurely, en un hombre de pa-labra, que no se traiciona a sí mismo. En su astucia, cuyo rasgo común presente desde Las lanzas coloradas es su táctica de ocultar su identi-dad y ejercer el poder sobre los demás con su sola apa-rición, algo que vemos en El jardín de Rosa Amelia, donde Cisneros se presenta con el nombre de Manuel Oliveros; y es también, recalco el ras-go común de su astucia, su capacidad para conseguir be-neficios mediante la extorsión a los dueños de propiedades, convirtiéndoles a pesar de ellos en sus cómplices, como el posadero en Las lanzas o Inocente Ascanio en El jardín. Cisneros llega a tener, gra-

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cias a la potente creatividad de Moreno, una especie de ética de la maldad digna de los personajes villanos mejor diseñados de la historia de la literatura, desde el cruel Yago para acá.

Aún queda mucho por decir de la figura de José Dionisio Cisneros. No fueron tomados en cuenta para este ensayo textos como el ensayo histórico de Oscar Palacios Herrera Dionisio Cisneros, el último realista publicado en 1989 por la Academia de la Historia; o los Episodios venezolanos de Tosta García, el prime-ro por ser un libro histórico, no literario, y el segundo porque bastó para los fines de este ensayo la percep-ción pincelada del mismo autor en Memorias de un

vividor, donde ya la literatura dejó de ser reproducción y exaltación de los hechos históricos para convertir-se en verdadera creación literaria. Quedará pendiente para otra investigación, el sondeo de la tradición oral aún no llegada a la tinta, de los cronistas de los pue-blos, y de un sinfín de otras fuentes no tuyeras y no escriturales donde Cisneros seguirá para siempre en su corcel nocturno degollando el imaginario colectivo tuyero, escondiendo sus tesoros, ocultando su nom-bre y dejando su desolación por todos estos valles de la violencia cíclicamente reproducida por los merce-narios del momento.

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El ANIACSH de Santa Teresa del Tuyun centro cultural y sanador cuya historia debe rescatarse

Isaac Morales Fernández

con testimonios de: Eduardo López, Javier Pérez, Nelson Martínez y César Lima

A principios de la década de los noventas existió en la esquina de la Avenida Ayacucho, cruce con calle Miran-da, frente a lo que fue la famosa Casa de los Adornos, un local nada común en los Valles del Tuy. Hoy en día funciona en esa esquina una tienda de ropa, pero vein-te años atrás funcionaba allí la Casa para la Vida, que pronto pasó a llamarse Asociación Nacional de Investi-gación, Autogestión, Capacitación Social y Humanística, ANIACSH por sus siglas. Fue fundada por un grupo de personas interesados en la cultura mística oriental, el arte y la inquietud intelectual por la lucha social que le-vantaba la cabeza a principios de dicha década. Entre ellos estaba el prof. Orlando Meléndez (que impartía la asignatura de Psicología en el liceo “Rafael Olivares Fi-gueroa”), la profesora, músico y artesana Lilian Rojas (fallecida en 2013 y quien fuera la docente de Serigrafía del Centro de Formación Cultural “Federico Bello Klie”, por entonces conocido popularmente como “El Conac”)1, y sus hermanos Rafael y Willy Rojas.

César Montezuma Lima, militar retirado que participó muy activamente en el local, expresa emotivo que el ANIACSH fue:

“Uno de los proyectos más grandes de mi vida, no sólo por haberme hecho crecer como persona, si no por haber integrado a personas de distintos carac-teres, religiones, niveles sociales, etc., pero con un mismo corazón de lucha social.”

1. Expresa Eduardo López afectivamente sobre Lilian Rojas (y lo incluimos acá como pequeño tributo a su reciente fallecimien-to): “Lili siempre sonreía y su risa era suave, su pelo abundante siempre la adornaba como un follaje de selva... Siempre fue la niña de la casa, siempre fue la maestra, la hermana, la amiga, la madre... Recuerdo eso y me toca las fibras y me dan ganas de llorar su recuerdo... Su voz bajita, melosa, casi un susurro, era una buena música para mi tormento, ella era El Principito, pero Principita. (…) Quiero decir que Lili era la brisa que refrescaba el calor de las tardes, la flaca, que bello ser humano, que her-mana olorosa a la colonia de la vida...”

Eduardo López, músico y artista plástico, uno de los primeros en sumarse a la creación del ANIACSH relata su primer día en el sitio, cuando apenas se estaba acon-dicionando el local:

“La casa estaba un poco abandonada y estaba un poco sombría y húmeda, daba la impresión que uno entraba en una casa de esas de los abuelos, donde la frescura y ese olor como a bodega de pueblo que es tan especial te recibe... Había una sala ancha de piso de cemento gris y techo de caña, si mal no re-cuerdo. Luego una puerta un tanto angosta te daba paso a un pasillo ya a cielo abierto y otra habitación de un techo un poco más alto, a mano derecha, con tres puertas de madera a la vieja usanza, pintadas de un azul que por el tiempo, lucía desconchado... Más allá, otra casita muy pequeña que, creo yo, sirvió de cocina en sus buenos tiempos, de cocina donde las arepas se asaban a leña y la abuela cocinaba entre humo y calor mañanero y donde supongo tam-bién danzaba el olor del café recién colado antes de desaparecer espontáneo en el aire que circulaba. Un poco más allá había un patio con malezas, un árbol y muchas maticas de lado y lado, patio sabroso…”

Por su parte, en la descripción del recinto que hace Nelson Martínez, este compañero nos revela que:

“(…) a Willy se le ocurrió hacer un espacio para una cocina en el patio trasero de la casa, que era muy grande, y logró hacer un espacio para la cocina con retazos de cortezas de árbol que le regalaron y quedó espectacular. Con una ventana que a la mis-ma vez servía de mesa y daba al patio (…) En la entrada había una pequeña sala con una puerta an-cha, en ese espacio estaba una pequeña venta de productos naturales: melaza, afrecho, miel, jarabes naturales. Entrabas y podías disfrutar de comprar,

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escuchar música, y podías conocer la casa y sus di-ferentes actividades.”

Transcurrían los años 1993-’94. El pasillo a cielo abierto, que funcionaba como un patio interno, era de piso de cemento también, y llegó a utilizarse para conciertos de trovadores como Eloy Sira, de las ban-das de música rock de la población, como Martes 13; así como proyección de videos, entre otras cosas. Ese espacio estaba bordeado por un muro de me-diano tamaño, como de un metro de altura aproxima-damente, donde los visitantes solían apoyarse para conversar u observar las actividades culturales que se hacían. En la habitación contigua se organizaban

exposiciones de pintura en las que participaron precisamente Eduar-do López, Francis Monroy, Javier Pérez, Irving (un pintor que ve-nía de Francia) entre otros. Otras personas asiduas a esta Casa de la Vida eran Michelina Flammia, Darlenis Sánchez, Jacqueline, Nelson, entre otros. El ANIACSH también sirvió para las primeras reuniones de organización de los artesanos tereseños de la época, quienes a la sazón no tenían apo-yo de ningún ente gubernamental, sino todo lo contrario, eran perse-guidos por la policía. Habían lo-

grado usar los espacios del Pasaje Independencia, pero no sin sufrir vejámenes aún. Siguiendo con el testimonio de Eduardo López, a este respecto él nos cuenta:

“Nos reunimos varias veces en el Aniacsh para tomar las acciones contra Freddy Camacaro (AD), el primer alcalde elegido por voto popular en San-ta Teresa. Allí planificamos como abordaríamos el caso para que el bulevar fuera nuestro. Fuimos y hablamos con él para que nos permitiera instalar-nos allí, ya que el cura nos había dado el consen-timiento y sólo faltaba el del gobierno. Para ese entonces, sólo con ese Sí de palabra, pudimos

Fotografía de Rafael Eduardo Castellano, alojada en la página https://ssl.panoramio.com/user/140205 . En la misma se aprecia la Avenida Ayacucho vista desde lo alto de la esquina de la Plaza Bolívar , tal vez la azotea del edifi cio Don Guillermo o Telas Villa, en dirección noroeste-sureste. Cerca del fondo de la imagen, a la izquierda del punto central, se alza una estructura de ladrillos de tres pisos. Ese es el lugar donde estuvo ubicado el ANIACSH entre 1991 y 1996,.

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convencer a los artesanos de cambiarse del Pasa-je Independencia donde sufríamos a cada rato los atropellos de la policía (…) Luego de reuniones y presiones de nuestra parte, el alcalde nos dio el permiso legal para ocupar el bulevar”.

Más adelante la habitación grande fue utilizada para sesiones de consultas y masajes terapéuticos, con técnicas orientales que comenzaron a atraer a algunas personas. En este sentido, continúa el testi-monio de Eduardo López:

“Yo dormía en ese mismo cuarto de masajes en una esterilla de cáñamo que había traído Orlan-do de Lara. (…) Los lunes se hacían las pócimas o menjurjes que se le daba a la gente, es decir, Orlando como buen ‘brujo’ preparaba las bebidas que él conocía en una olla de barro que servía mágicamente a ese propósito. Se usaban hier-bas frescas, algunas cosas ya elaboradas como cremas y se buscaba abaratar el costo. Siempre recuerdo el olor que flotaba en la casa a canela y a hierbas frescas, sobre todo cuando hervían a propósitos en aquella cocina, dónde Lili cocinaba o la mujer de Rafa o las cuñadas de este, o Mery una maestra que era gordita y tenía esperanzas de lograr rebajar con las fórmulas del ‘Chamán’ Meléndez... Para esos días comenzaron a llegar estudiantes del liceo dónde él daba clases.”

Javier Pérez, hoy geógrafo de profesión, además de escritor, fue uno de los que presenciaron la funda-ción del ANIACSH. En parte de su testimonio relata:

“Lili” Rojas, mujer bohemia (la comparé con Janis Joplin), Rafael Rojas, Eglé, César, Eduar-do López (poeta, pintor), Iván Espinoza (artista Integral). En ese espacio se respiraba bohemia, libertad. Recuerdo un gran mural realizado creo que fue por Eduardo López, un espacio donde se realizaban masajes de reflexología, imposición de manos, aromaterapia, musicoterapia, entre otras cosas. Recuerdo a una compañera de Santa Lucía que vino en silla de ruedas y luego de un tiempo se paró de la silla de ruedas y caminó, gracias a las terapias realizadas por Orlando Meléndez, Eduar-

do López… y creo que Ulises Orellano y José Luis también intervinieron. Recuerdo que bailaron en la casa, mucha alegría en ese momento.”

Igualmente el espacio sirvió para talleres de ar-tesanía, así como de pequeño gimnasio halterofílico, dojo de karate. También se llegaron a hacer sesio-nes hinduístas. Había un espacio para una biblioteca también donde el poeta Ulises Orellano pasaba horas leyendo e incentivando a los demás a la lectura. Ex-presa emotivamente Eduardo López en su testimonio: “las noches en esa casa eran llenas de gente, de amor, de amistad, de charlas y esa estancia que viví es lo más cercano a una fraternidad” y agrega con-vencido “siempre digo que fue el primer experimento socialista en un tiempo que no se conocía en ese pueblo nada así a nivel público”. Acota Nelson Martí-nez con su testimonio: “La casa contaba con muchos otros colaboradores. Recuerdo a Bianca, Willy, Fa-bián, la señora Ramona y toda su familia, la cual nos llevaba unas ricas comidas y postres”.

En fin, el ANIACSH o “Casa de la Vida” comenzó a cesar en sus actividades aproximadamente hacia 1996, después de casi cuatro años de intensa acti-vidad cultural y de salud alternativa, todo conjugado bajo las ideas orientalistas y revolucionarias de sus fundadores. Yo recuerdo con mucha tristeza el día, después de unas vacaciones escolares, que pasé por allí (casi todos los días lo hacía al salir del liceo, pues estudiaba en el “José Leonardo Chirinos”, el ANIAC-SH me quedaba en la ruta y siempre pasaba mirando hacia su interior, sin embargo entraba allí sólo una o dos veces por semana), y descubrí sorprendido que ya el espacio había sido alquilado a otras personas, quienes en menos de un mes ya habían montado una zapatería. Esa zapatería no duró mucho tiempo tam-poco, y la casa estuvo abandonada largos años de nuevo hasta que fue adquirida por unos chinos, luego demolida y en su lugar se construyó la enorme tienda de ropa que funciona allí hoy, borrando toda eviden-cia del hermoso pasado que allí tuvo lugar. Aún hay mucho que rescatar sobre la historia de este recinto tan especial que llegó a existir de manera pujante en Santa Teresa del Tuy, y es hora de sentirnos en esa misión trascendental antes de que nuestra memoria nos falle para siempre.

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Sobre María Angélica Ascanio y su OrúMarcelo Seguel Bon

(...) Para entender y asumir la obra Orú de María Angélica Ascanio, la literatura y, en este caso, la poesía, ella está lejos de ser un medio de expresión con fines decorativos o la búsqueda de una abstracta belleza para seres tránsfugos, descomprometidos y de consumo burgués. Lo que me atrajo, hace unos siete años, de la obra de María Angélica y que me llevó a un delicado pero, poderoso estado de comunión (lo que nos permite pensar y sentir con mayor asertividad e inicio de un estado de conciencia en donde el espacio y el tiempo se convierten en elementos simbólicos y cuánticos) fue la de abordar, sorpresivamente, una obra en donde la escritura se convierte en un tejido de orfebrería, en donde sus elementos, sus paisajes, la vida, el transcurrir y la muerte forman una rica, lúdica y radical mitología interior. Una obra que es el producto de un ejercicio –en mi opinión, ya planificado y establecido por un alma muy antigua-, un ejercicio vital y necesario por radiografiar aquellas regiones ocultas y extrañas de lo real, lo concreto y que se agazapa en lo rutinario. Aquí, el lenguaje es anzuelo de lo inexpresable en el hombre, es anzuelo que recoge toda la perplejidad del existir junto a todo el potencial que nos entrega la naturaleza y la paradójica condición humana. Una obra que no pretende explicar lo que pasa en el hombre contemporáneo; si no que es el intento de objetivar el amor, el odio, la cólera, la desesperación y angustia del destino, la vida y la muerte pero, que se convierten en un aporte sustancial; primero, en lo epistemológico y, segundo, en lo ontológico para poder asumir y lograr entender un mundo tan convulso como el que vivimos hoy. Es aquello errante que pasa en un parpadeo fugaz pero que viene a quedarse para contribuir a ampliar nuestra visión de este mundo tan extraño. En fin, nos permite acercarnos a una playa vacía en el último momento de este mundo y lanzar un mensaje dentro de una botella vacía con el fin de lograr una interlocución, un gesto que nos permita un breve estado de comunión.

La obra de María Angélica Ascanio y la de los grandes, conscientes y responsables escritores que se han ofrecido a expresar y, en ese expresar, a comprometerse con la solución de todos los problemas humanos, es un compromiso para construir un espacio que fuese también una base espiritual para la recuperación de un yo que es un nosotros y, que sólo emerge a través del acto creador y la participación de unos lectores que no han perdido su capacidad de asombro. He ahí la importancia de la obra de una autora como María Angélica Ascanio y la importancia de una feria de libros como esta; quizás, algunos no lo consideren de esta forma pero, los autores, esta feria, todo el sacrificio y voluntad puesta en levantar esta empresa y este momento son importantes apuestas para la salvación de este mundo y para corroborar con la unidad del ser frente al paso del tiempo.

* Extracto de Discurso pronunciado en la 12va Feria Internacional del libro de Venezuela Capítulo Miranda. Noviembre, 2015.

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La piel de los descalzos de Isabel OrtegaIsaac Morales Fernández

La piel de los descalzos se llama el segundo libro de Isabel Ortega Hernández (Maracaibo, 1954), publicado en 2008, y fue el primer libro que leí de esta poeta zuliana y wayúu radicada en estos Valles del Tuy que siempre abren sus brazos a quien, como ella, nos aporta sensibilidad poética y social.

Con unos decibeles a la altura de aquel Aullido de Allen Ginsberg comienza Isabel este hermoso poemario: “He visto cenizas humanas / deambulando por las ciudades”. En seguida comenzamos a descubrir que la voz poética que se expresa acá se halla en diálogo permanente con la divinidad cristiana, pero no es una conversación sumisa y postrada ante un ser omnipotente, Jesucristo o Dios, es una posición fraterna y comprensiva, sensible, casi pedagógica, una consciencia ancestral que sabe que no sólo ha sido el hombre primitivo, aborigen y sabio el que ha creado lo divino, sino que además lo divino se justifica en la sensibilidad humana sólo por una relación de mutua dependencia. Así: “Sin padres / no hay hijos

/ y sin hijos / cómo / justificaría Dios / el objetivo de su existencia”. Pero La piel de los descalzos no es absoluto un libro seráfico. Es la expresión de un ser humano para quien la divinidad cristiana mantiene el animismo de los dioses indígenas: “sobre el papel / revuelco mis infiernos / y me siento a cenar con Dios”

La relación con lo divino entonces es más dependiente en sentido descendente que ascendente, porque “Para existir sólo necesito / 25 centímetros cuadrados”, es decir, que la voz poética de La piel de los descalzos de Isabel Ortega Hernández si bien se haya en constante comunicación con la deidad, esta se puede manifestar sólo a través de la página donde se plasman los versos, las verdaderas líneas de expresión, la sensibilidad lírica. Más aún: “¿De qué lado estás? / –respondo- / de los dos / del triunfo / porque se dio la luz / y del otro / porque / es el lado delicado / de la vida”. La ambigüedad es evidente, pero es la ambigüedad de ese animismo deífico. Nos preguntaríamos entonces: ¿qué es la luz?: ¿Lo celestial, lo prometeico, el logos-ciencia, esa “memoria intemporal”? Y, ¿cuál es el lado delicado?: ¿La fragilidad de lo divino, la insignificancia del hombre ante lo divino, o ante el mundo mismo, ese “ladrillo importante”? ¿Será que esa otredad es la misma del célebre “je suis l’outre” de Rimbaud?

Pero Isabel nos mantendrá hasta el final en ese umbral existencialista, o tal vez taoísta, en donde “la vida es / inclusive el no ser”, en donde Dios y Hombre/Mujer son un solo “plan perfecto”.

La piel de los descalzos es un libro de metáforas que se hacen alegoría, y alegorías que se hacen símbolos hermenéuticos. Es poesía para escuchar voces atávicas.

* Artículo originalmente publicado en el Diario Noticias del Tuy, en dos partes el 17 y el 29 de septiembre de 2015.

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Relanzamiento del Sistema de Editoriales Regionales de El Perro y la Rana

Cortesía de Noticias del Tuy - Virginia Aponte

Llegaron cuatro máquinas nuevas para modernizar el Sistema de Editoriales Regionales El Perro y la Rana del Estado Miranda, ubicado en el Centro de la Diversidad Cultural San Benito, en Santa Lucía, municipio Paz Castillo. Son máquinas que facilitarán y acelerarán la impresión de los libros producidos por esta editorial, brindando un mayor rendimiento y ca-lidad a todo el proceso de elaboración de los libros.

REINICIO DE LA IMPRENTA

Isaac Morales, editor del S.E.R.Miranda. explicó que “estas máquinas forman parte del reinicio de lo que hasta hace algunos días se llamó Sistema Na-cional de Imprentas Regionales, y ahora lo conoce-remos como Sistema de Editoriales Regionales. Este consiste en un nuevo circuito de impresión digital, entendiendo como circuito la consecución de cuatro máquinas que hacen todo el trabajo de la impresión, el doblado, el guillotinado y la encuadernación de los libros, reduciendo al mínimo el trabajo manual que veníamos haciendo con la máquina que teníamos, la Riso CR-1610 año ‘99.

MÁQUINAS NUEVAS

“Estas son máquinas más modernas. Tenemos la Konica-Minolta Bizhub C754e (imprenta), la Duplo DF-1200 (dobladora), la Triumph 4850 (guillotina)

y la Duplo DB-280 Perfect Binder (encuadernadora y encoladora). Entre las maravillas que nos brinda este circuito de impresión está que cuadruplicaremos la velocidad del trabajo. Si antes reproducíamos 300 libros diarios, con estas máquinas vamos a tener una capacidad de reproducción de 1200 libros diarios. Con esto podremos dar respuesta rápida a la gran cantidad de libros que tenemos en cola, algunos de ellos con cuatro años en espera por su publicación, debido a que las máquinas viejas se dañaban, o en otros casos por la falta de material, factores que aho-ra se van a solventar gracias al Ministerio del P.P. para la Cultura, que a través de El Perro y la Rana consiguió la dotación de estos nuevos equipos y el material necesario para las publicaciones”.

La nueva imprenta tiene mucha versatilidad, se puede conectar a Internet, no está limitada al alto rendimiento sino que también puede trabajar en bajo consumo. Y su principal ventaja es que es a color.

PRIMEROS LIBROS A PUBLICAR

Los primeros libros que van a estrenar las máqui-nas serán Teatro emergente desde mi esquina, de la dramaturga guarenera María Miguelina González; Ríos de Gracia, de la poeta cueña Alejandrina Rojas y Los Diablos de Cristo, investigación del antropólogo trinitario-venezolano Shalo Steve Smith Olaya sobre los Diablos de Yare.