Al umbral de....
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11 de mayo de 1932- 28 de agosto 2007
En la Fiesta del Dos de Mayo de
2005, la presidenta de laComunidad de Madrid (CAM)
le entregó la Medalla de Oro de
la Comunidad, la máximodistinción del Gobierno
regional.
(Foto: Javier Martínez)
En 2003 fue
galardonado con el
Premio Periodismo
Mesonero Romanos. Alberto Ruiz Gallardón hizo la entrega dentro de
la ceremonia de los
Premios Villa de Madrid,
en la Concejalía de las
Artes.
(Foto: Julio Palomar)
La Vida le enseñó mucho
En 1999 Umbral fue
investido Doctor Honoris
Causa por la Universidad
Complutense de
Madrid, un galardón más
para la cuantiosa colección
de premios que insistieron en
destacar en vida su
innegable calidad como
cronista y literato.
(Foto: Bernabé Cordón)
Un poco tarde…
Francisco Umbral vivió
unido a España, su
compañera, durante
toda su vida.
Él y España han sabido
permanecer juntos en el
tiempo, unidos al principio,
ya inseparables en las
reuniones y actos de los
últimos años. En las
imágenes, el matrimonio
en la cena homenaje al
presidente de la
Convención Europea,
Valery Giscard d'Estaing,
en la sede de El Mundo
(2002) y charlando juntos
en 1969.
(Fotos: Diego Sinova y archivo).
La fuerza de una mujer
Firma diaria e insustituible de la
contraportada, Umbral se
convirtió en el buque insignia
del periódico El Mundo.
En 2001, con motivo del Premio
Cervantes, se celebró una cena homenaje en la sede de este
periódico. En la imagen, el escritor
se abraza a Pedro J. Ramírez,
acompañados por Camilo José Cela, a quien Umbral dedicaría
después el libro 'Cela: un cadáver
exquisito'.
(Foto: Carlos Miralles y Bernabé Cordón
La vida enseña a navegar…
En 2001 recibía el galardón
más importante de las
Letras hispanas de manos
del Rey.
El a veces polémico Premio
Cervantes fue uno de los más celebrados cuando cayó en
manos de Francisco Umbral.
(Foto: EFE)
Los galardones ,a veces esperan al ‘umbral’
Fue uno de los hombres de
letras más populares de
España.
De rostro inconfundible hasta
para los que nunca le leyeron, la
figura de Francisco Umbral se ha convertido en un símbolo. En la
imagen, de 2001, un ninot
valenciano caricaturiza su
conocido dandismo junto a la
figura de su íntimo amigo, el
premio Nobel Camilo José Cela.
(Foto: Benito Pajares)
Sólo un año duró Francisco
Pérez Martínez en el
colegio. Sexto por la derecha en la
segunda fila, el niño que
aparece pegado al mapa de
España no aguantó la
disciplina escolar de los años
cuarenta.
En Valladolid pasó su infancia y adolescencia aunque había
nacido en Madrid, el 11 de
mayo del 35.
(Foto: Archivo)
Quizá pensamos que eso no existía
Activo siempre en la vida
política del país, fue uno de
los intelectuales que apoyó
el No en el referéndum de la
OTAN.
En la imagen, junto a Jaime
Miralles, Ramón Tamames,
Antonio Gala, Gerardo
Iglesias, Alonso Puerta, Alicia
Sartorius, Enrique Curiel y
Cristina Almeida, entre otros.
(Foto: J. Rodríguez)
Aquellos ‘fuegos’ que se apagaron
Delante del retrato de su
hijo, fallecido a los 6 años.
Después de recibir este
golpe, el escritor publicó
'Mortal y rosa', la novela
basada en esta experiencia
y que para muchos sigue
siendo su obra maestra.
(Foto: María España)
Cuando me arranco al bosque de los sueños, a la selva oscura del sormir, y me cobro a mí mismo, me voy lentamente completando. Porque he dejado de interesarme por mis sueños. A la mierda con Freud."
Los años setenta con el
hippismo importado
calando hasta en Umbral.
Ibiza, el paraíso de la
intelectualidad e isla de la
libertad, acoge a un
escogido grupo al que se
suma la 'jet set'
internacional más
progresista.
En 1975 Umbral recibe el
Premio Nadal por 'Las
ninfas'.(Foto: Archivo)
A los catorce años comenzó
a trabajar de botones en un
banco mientras seguía
devorando todos los libros a su
alcance, ya fuese San Manuel
Bueno Mártir o El Coyote. En la imagen, Francisco Umbral entre
dos amigos en el Campo
Grande de Valladolid, hacia 1950. Unos años después,
tutelado por el maestro Miguel
Delibes, debutaría con éxito en
'El Norte de Castilla'.
(Foto: Archivo)
Abriéndose paso por un Campo Grande
Los objetos hablan, sobre todo cuando de tan personales se acaban
convirtiendo en una sombra. Las cosas definen a su propietario, amigo
inseparable de toda una vida. Escucha lo que tienen que decir y sigue el rastro
de su dueño.
(Foto: Chema Conesa).
Tinta para materializar las
ideas y los dardos, para
dejar constancia, para
alterar y crear escuela.
Algo me toca del premio.
Al fin y al cabo, sus huellas
han moldeado mis teclas.
Cuando las teclas no ‘teclan’
Mis baldas se resienten,
tanta cultura sobre la
espalda pesa aunque
también me transporta a
otros universos, esos que
relee mi dueño.
Gimferrer, Enzensberger,
Cocteau. El Zinnat y el
Roberfarin —medicinas— a
mano
Y él deboraba el pan de cada día…
El recuerdo vivo para
normalizar las ausencias. Imágenes que impiden que la
imaginación tergiverse los
rostros. Nos mira de vez en
cuando.
En ocasiones por
necesidad, otras por
casualidad pero siempre se
asoma el tiempo como una
ráfaga.
Vengo de allí, ayer me abrí y llegué a donde iba