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AL NATURAL

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A L N A T U R A L

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Información y contacto: www.bajamontana.com

Baja Montaña/Mendi Behera es una asociación que pretende promocionar económica, social y culturalmente la Comarca de Sangüesa y trabajar por un desarrollo medioambientalmente sostenible de su territorio; busca, ser un instrumento para la promoción de la imagen “Baja Montaña” que represente a los diferentes productos, servicios y sectores económicos de la zona.

Durante siglos, una de las características definitorias de la Baja Mon-

taña ha sido su biodiversidad paisajística de transición. No sólo en el

sentido estético, sino como resultado del conjunto de procesos cultu-

rales que han configurado la secular intervención del ser humano en

el medio natural. El paisaje original de la Navarra Media Oriental, de

hayedos y encinares, pero especialmente de quejigales y carrascales, se

ha ido entremezclando con el más reciente mosaico de cultivos típico

de las zonas bajas. Así, la combinación peculiar de ciertos elementos

naturales (orográficos, bioclimáticos e hidrográficos, principalmente)

y la acción humana, han determinado un tipo de poblamiento, rela-

tivamente denso, en pequeños pueblos, con casas agrupadas, algunos

hoy disminuidos o vacíos y silenciosos; una estructura agraria con-

creta; una forma característica de propiedad y un modo de explotación

ganadera y forestal.

Medio natural

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Geología: El relieve de la baja montañaNavarra reparte su territorio entre las altas montañas de los Pirineos, las estriba-ciones de los montes vasco-cantábricos y las llanuras del valle del Ebro. El paso gradual de una a otra unidad, proporciona al conjunto gran variedad ecológica.

Al sur, del macizo montañoso, se encuentran las cuencas prepirenaicas, una depresión recubierta por arcillas y margas que se extiende paralela-mente al eje de los Pirineos. Son dos: la cuenca de Pamplona y la cuenca de Lumbier-Aoiz. Los montes vasco-cantábricos cierran las cuencas prepirenaicas por el oeste. Las sierras prepire-naicas (o exteriores) se encuentran al sur de las cuencas prepirenaicas. Son las sierras de Codés, Lóquiz, Andía, Perdón, Alaiz, Izco y Leire; y sobre el valle del río de Aragón, la sierra de Es-calar, hacia Tiermas y Escó. Son pliegues suaves de caliza y unos 1.500 metros de altitud. Desde esta altura serrana, se va abriendo un panorama de ondulaciones que van descendiendo hacia el Sur, configurando la Baja Montaña.

Desde el punto de vista geográfico y estructural, la Sierra de Leire, corresponde a un importante accidente dentro de una extensa cuenca prepire-naica integrada por depósitos secundarios y ter-ciarios de origen marino, tendida sobre la Canal de Berdún.

En sus estribaciones, la Foz de Lumbier, es un desfiladero, excavado por el cauce del río Irati. Formado por materias calizas eoceno-cretácicas, sus paredes alcanzan 150 metros de altura y su cañón se extiende más de un kilómetro de lon-gitud. Durante millones de años, las aguas han trabajado las duras rocas calizas hasta tajar la

Las margas afloran en la falda sur de

la Sierra de Leire o Sierra de Errando

El Irati disuelve la caliza de la Sierra de Leire formando

la Foz de Lumbier

montaña en el desfiladero, compartido entre los términos municipales de Liédena y Lumbier.

Este fenómeno se repetirá en el Aragón a su paso por Gallipienzo, al abrir las aguas una bella garganta a espaldas del pueblo en la Sierra de San Pedro.

Ambas tienen un paso hondo y estrecho de muros bruñidos que se levantan sobre el cauce. Dentro del desfiladero, el espacio se abre y muestra escalones y pisos en las paredes abruptas. Estas se colorean en tonos rojizos por causa del óxido de hierro que acompaña al carbonato cálcico.

Hacia el oeste de la Sierra de Leire, geomorfológicamente llama la atención el gran farallón sobre la canal de Berdún. En esta crestería sobresale el Pico Arangoiti, que alcanza los 1.355 metros. Desde su cumbre es posible divisar una extensa panorámi-ca del embalse de Yesa, las sierras de Illón y Peña y la depresión del Río Aragón.

La estructuración de este relieve se determinó hace miles de años, cuando el mar cubría la comarca. Su retirada gradual y lenta ha dejado huella en el territorio. Desde la villa romana de Liédena se percibe como la configuración de la Sierra de Leire va complicándose hacia el Este: en primer lugar aparecen nuevos pliegues que se superponen a los que bajan desde el Norte, y en segundo lugar, poco antes de Arangoiti, la sierra se convierte en un pliegue-falla cabalgante. Visto desde la carretera de Jaca, semeja una gran cresta con su reverso suave buzando hacia el Norte y su frente abrupto mirando hacia el Sur. Desde lo alto de esta sierra se

Desde la cima de la Baja Montaña, Arangoiti, mirando hacia el norte.

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domina toda la comarca. A partir del Monasterio de Leire, la cornisa de la sierra superpone la banda de calizas rojas a las calizas grises. El talud está sembrado de abundantes bloques desprendidos y sirve de arranque a los glacis que se extienden, cortando y superpuestos a las margas hacia el río Aragón. El glacis principal se extiende en forma de láminas estrechas sobre el río, reconocibles por su suave in-clinación a partir del escarpe de la sierra y por la naturaleza, estructura y colorido de los depósitos que la forman: cantos angulosos de calizas embalados en arcilla rojiza que contrastan con las margas gris azuladas.

Poco a poco, la zona se va suavizando en lomas, destacando algunas alturas, de unos 900 metros, que marcan el perímetro de la Baja Montaña: la sierra de Peña, la sierra de San Pedro, el alto de Lerga, los altos de Sabaiza se sitúan entre la Valdorba y el barranco de la Vizcaya, que riega un amplio territorio de desiertos despoblados escondidos entre extensas masas forestales. Este, junto a los barran-cos de Bancervera e Induci, riegan la Valdaibar. Se pueden distinguir dos partes: la occidental, más fragosa, descompuesta en una serie de barrancadas separadas por serrijones y la oriental, más ancha, formada por glacis y terrazas. Hacia el alto de Lerga, después de atravesar una vista típica de piedemonte mediterráneo de policultivo, el paisaje se vuelve muy valdorbés con suaves laderas cubiertas de encinar o matorral.

Cabe encontrar en la zona interesantes muestras geológicas de un paisaje que comenzó a configurarse hace 60/40 millones de años, en el mar que cubría el actual valle del río Ebro. Así, en el entorno de la foz, en Liédena, es posible ver gran variedad de fósiles animales y vegetales. Por su profusión, en rocas y piedras sueltas, llaman la atención, los nummulites, que vivieron en los mares terciarios. Con forma de lenteja (el nombre hace referencia a su aspecto de moneda) no sue-len medir más de 20 mm., de diámetro pero se han encontrado piezas de hasta 6 cms. Otro ejemplo lo encontramos en las salinas de Yesa, que tienen su origen en el Eoceno superior con la superposición de margas grises (tan características, hoy, en las orillas del embalse) en un mar limitado. Poco a poco, la cuenca de sedimen-tación se fue reduciendo como consecuencia del levantamiento pirenaico iniciado en el eoceno inferior hasta quedar un brazo de mar muy restringido en que se formó una especie de albufera que llegó hasta Javier. La intensa erosión depositó en el terreno sales potásicas. La retirada definitiva del mar, entre el Oligoceno y el Plioceno, deja una tierra arcillosa con pequeños canales arenosos en Javier.

La cruz de la Sierra de San Pedro tiene su ge-mela en la muga norte

de la Comarca, en el pico Castelar de Leire.

Climatología en la baja montañaEn la Comunidad Foral de Navarra encontramos dos climas claramente contras-tados y una zona de transición que hace el paso de uno a otro de manera gradual. En el norte predomina el clima continental oceánico, procedente de la costa oeste, modificado por el efecto de las montañas. Al sur de las sierras prepirenaicas, en la Navarra Media y la Ribera, aparece un clima mediterráneo notablemente conti-nentalizado, típico del centro del valle del Ebro. Nuevamente, la zona de transición se encuentra en la Baja Montaña.

Aquí, las precipitaciones rondan los 1.000 mm., pero se distribuyen a lo largo del año de manera similar. El máximo se produce en otoño y existe un pico secundario en prima-vera. El mínimo se produce en verano con una marca mínima secundaria en invierno. Todo el sur de la región se encuentra bajo condiciones acusadas de aridez en verano.

Las temperaturas medias anuales son su-periores a los 12 ºC, aunque la oscilación térmica es muy diferente, con veranos ca-lurosos e inviernos fríos.

La Sierra de Leire es una barrera climática: detiene los vientos del noroeste. Sin embargo, a partir de sus estribaciones y, especialmente en los valles que van abriendo el río Aragón y la Onsella, es frecuente la presencia del cierzo, que pro-viene de zonas de altas presiones del Golfo de Vizcaya y el Cantábrico y se dirige hacia el Mediterráneo, encontrando en esta zona un corredor natural por el que deambular. En menor medida, aparece el bochorno, que va justamente en direc-ción contraria.

Históricamente, en la zona, la energía que producen estos vientos, sobre todo los del Norte, ha sido empleada para diferentes usos, como triturar el trigo en los mo-linos harineros o bombear agua. Hoy en día la Comarca de Sangüesa es el territo-rio, a escala mundial, que concentra mayor número producción de kilowatios/hora en lo que se denomina, electricidad limpia.

En la vertiente norte de la Sierra de Leire el clima y la vegetación asociada es continental-oceánico.

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El agua: Los ríosLa Comunidad Foral de Navarra divide sus aguas entre dos vertientes, una de 1.074 km2 que drena hacia el Cantábrico y otra de 9.317 km2 que desagua hacia el Ebro. En general, los ríos cantábricos son mucho más caudalosos que los medite-rráneos, y no tienen el estiaje de estos, pero también son mucho más cortos.

Los ríos mediterráneos son todos afluentes del Ebro, la mayoría de ellos por la izquierda. El río más importante de la Baja Montaña es el Aragón, que nace en Canfranc, en pleno valle de As-tún, en las cercanías del puerto de Somport. Trae, desde Jaca, un trazado de este a oeste. Recorridas las provincias de Huesca y Zara-goza entra en Navarra, pero en vez de labrar su cauce entre Yesa y Liédena (aprovechando la ban-da de margas erosionables) tuer-ce su curso hacia el sur, tajando los afloramientos salínicos del eoceno terminal y del oligoceno arenisco, para en Javier, volver a girar con rumbo este a oeste, has-ta Gallipienzo. En Navarra recibe sus principales afluentes. Desde el punto de vista hidrológico es el más pirenáico de nuestros ríos. Una parte impor-tante de su caudal procede de la fusión de la nieve retenida en las altas cumbres situadas en las cabeceras de sus afluentes aragoneses y navarros.

En sus orillas crecen sotos de aliso, fresno de hoja estrecha, sauce blanco y otros, olmos, chopos, álamos, arces, con carrizales en los remansos. En las cercanías de San Pedro hay buenos ejemplares de romerales y arbustos mediterráneos; des-tacan los carrascales y quejigales, catalogados de Interés Comunitario. Y resulta curioso encontrar lentisco o durillo, prueba de que en otras épocas existían con-diciones ambientales más cálidas, que permitieron a estas plantas lucir en todo su esplendor.

Aquí irá el pie de foto de esta

fotografía.

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La fauna acuática se compone, principalmente de madrilla, trucha común, barbo de montaña, locha y chipa. En algunos lugares puede observarse el galápago. Entre las aves se avistan fochas, carriceros y ansarones, garza real cerca del embalse de Yesa y águila pescadora en aguas someras, milanos negros en primavera, milanos reales, martín pescador, abejaruco y abubilla. En los últimos años se ha detectado la presencia de nutria en el curso fluvial y se valora la importancia de este lugar para otras especies como el galápago europeo o mamíferos como el visón europeo y diversos tipos de murciélagos.

Entre los afluentes principales del río Aragón destaca el Irati, uno de los ríos más atractivos de Navarra. Nace en la homónima selva pirenaica y recibe aportes de otros ríos como el Urrobi y el Salazar. Finalmente desemboca en el paraje sangüe-sino conocido con el nombre de “Entrambasaguas”.

En menor medida, la Onsella, río de la Navarra Media Oriental, que desde tierras aragonesas, recorre parte de las Altas Cinco Villas para desaguar en la margen izquierda del Aragón después de Sangüesa. Tiene una longitud de 45 kms, de los que 4,5 marcan el límite fronterizo con Zaragoza y tan sólo sus 3 últimos kiló-metros discurren por Navarra. Su cuenca ocupa una superficie de 279 kms2, de los que 44 pertenecen a la Comunidad Foral. Su caudalosidad es pequeña, 63 Hm3 anuales, siendo su principal afluente el barranco de la Rinconera.

Iratí y Aragón tras unirse en Entrambasaguas, forman una isla y recorren juntos su camino hacia el Ebro.

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De todos los pantanos que se en-cuentran en la cuenca del Ebro, el mayor es el de Yesa. Aunque se en-clava en Zaragoza, la pared de la pre-sa se levanta en Navarra y sus aguas se usan para regar tierras ribereñas a través del canal de las Bardenas, y generar energía eléctrica. Su super-ficie acuática tiene 11.000 metros de largo por entre 800 y 1.200 de ancho, lo que lo hace idóneo para practicar desde la vela al windsurfing, el esquí

acuático o el pilotaje de motoras. Está cerrado por una presa de tipo de gravedad de 74 m. de altura (puesto nº 28 de las españolas) y 411 m. de longitud. Comenzó a almacenar agua el 1 de abril de 1959. Ocupa el lugar 23 en la lista de embalses españoles ordenados por el volumen de agua que pueden encerrar. La cuenca ver-tiente al pantano de Yesa asciende a 2.190 km2.

El pantano de Yesa llega a

represar 485 hm3 de agua.

Los carrizales cons-tituyen el refugio de numerosas aves acuáticas.

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Biología de la baja montaña

Botánica

Por su condición de frontera entre el clima atlántico y el mediterráneo y por su carácter montañoso, Navarra, es una de las regiones con más variedad ecológica de

España. Sin embargo, las transformaciones humanas que ha sufrido el medio natural han sido tan notables que prácticamente han reformado por completo la distribución de las especies vegetales. Estas modificacio-nes, ejercidas desde la Antigüedad, alcan-zan, incluso, a la mayor parte de las masas forestales del Pirineo.

La penetración del clima mediterráneo se hace más palpable en los valles del río Ara-gón, determinando un paisaje de bosques, bosquetes o ejemplares sueltos en una to-

pografía que se va suavizando desde la Sierra de Leire hacia el sur hasta llegar a la Bardena de Cáseda.

Desde tiempos remotos, en la Baja Montaña, se labró y cultivó todo lo cultivable y más; se conservaron sólo los “montes”, bosques comunales necesarios para el abastecimiento de leña. La agricultura y la ganadería transformaron radicalmente los paisajes originales. Casi todas las masas forestales de los llanos cedieron el lugar a campos agrícolas. Las praderas de siega fueron sucediendo a los viejos bosques, aunque siempre conservaron buenas muestras de las masas forestales primitivas en laderas pendientes, ribazos, separaciones entre campos, a lo largo de los ríos, etc., con bosquetes, hileras de árboles, setos, refugios de fauna y flora y configuradores de paisajes humanizados, es cierto, pero con buenas dosis de elementos naturales.

Centrándonos en las características de los montes y espacios forestales, podemos señalar que al sur de las sierras prepirenaicas, encontramos el bosque mediterrá-neo, sin embargo no son muy grandes las masas forestales de encina (quercus

La concentración parcelaria ha unifor-mizado las tierras de labor suprimiendo las ezpuendas.

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ilex), ni la presencia de dehesas, ya que es la región que más intensamente se ha explotado para la agricultura. Además, la sequedad del clima provoca una degra-dación natural del bosque hasta hacer aparecer la maquia y la garriga en especies como: endrinos, carrasco, tomillo, espliego, aliaga, etc. Por lo común, predominan las especies subseriales, que, en determinadas áreas, pueden ser típicas del bosque caducifolio: arces (acer campestris), boj (buxus sempervirens), endrinos, majue-

los, etc. En las laderas de umbría son muy comunes los quejigos (quercus faginea). En las zonas más altas de las montañas orientadas hacia el Ebro, como la Sierra de Leire, predomina el pino albar o royo (pinus sylvestris). El cresterío superior de esta Sierra traza una crencha, determinando que la vegetación a uno y otro lado sea diferente. Al norte, medran tupidos bosques de haya (fagus silvática) y pino albar o royo (pinus sylvestris); al sur, caracterizando la Baja Montaña, carrasca (quercus ilex rotundifolia) y quejigales.

Los tonos otoñales favorecen la observación de esta diversidad. Ladera abajo, en la vertiente aragonesa de la sierra, en los campos abandonados de Tiermas y Escó, crecen las repoblaciones de pinos. En la umbría, la Sierra de Leire estaba cubierta por espesos hayedos, de los que se conservan algunas masas. El pino royo o albar acapara el terreno que dejó libre el haya e invade espontáneamente los pastizales abandonados por la ganadería extensiva, sustituida por la estabulada.

Junto a la fuente de los Mosquitos, se yerguen buenos ejemplares de haya (fagus silvática) , restos indudables del bosque primitivo. Entonces, los pinares debían

Barrancos y zonas con marcado

desnivel guardan vestigios de de la

vegetación original.

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estar confinados a puntos de suelo rocoso y zonas de gravas fluviales. A partir de esos breves núcleos, el pino fue colonizando los espacios aclarados por incendios, pastoreo y roturaciones.

Pese a que han sufrido una fuerte agresión antrópica, todavía conservan su espe-cial relevancia, los bosques de ribera de las orillas del Aragón y sus afluentes. Es posible apreciar, en algunos tramos de las orillas, bellos ejemplares de álamo (po-pulus alba) y frondosos chopos (populus nigra), sotos de aliso (alnus glutinosa), fresno (fraxinus excelsior) de hoja estrecha, sauce (galix alba) blanco y otros, ol-mos (ulmus minor), arces (acer campestris), con carrizales en los remansos. En las cercanías de la Sierra de San Pedro hay buenos ejemplares de romerales y arbustos mediterráneos; destacan los carrascales (quercus ilex rotundifolia) y quejigales, ca-talogados de Interés Comunitario. Asimismo, resulta curioso encontrar lentisco o durillo (pislacea lentiscus), prueba de que en otras épocas existían condiciones am-bientales más cálidas, que permitieron a estas plantas lucir en todo su esplendor.

Entre las fisuras de las rocas de las foces de Lumbier y de Gallipienzo, crecen es-pecies rupícolas, terófitas y algunas leñosas, de elevado interés como la saxifraga cuneata, erinus alpinus, y petrocoptis pyrenaica. Carrascas, sabinas, bojes y hie-dras se anclan en lugares escarpados.

El otoño distingue con un color propio, hayas, quejigos, arces, serbales, del perenne verde de pinos, encinas y bojes.

Aquí irá el pie de foto de esta

fotografía.

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En la umbría de los montes que limitan por el sur de Petilla de Aragón se encuen-tra el hayedo más meridional de Navarra, mezclado con pinos albares, al pie de los pastizales de las cumbres; y en el término de Aibar, hacia Leache, destaca el robledal más mediterráneo de la Comunidad Foral. Las solanas se cubren en parte con quejigales en donde afloran numerosos roquedos.

Por último, en las zonas más secas aparece una región semidesértica de vegetación dispersa, fundamentalmente arbustiva.

En cantidades más pequeñas, repartidos por el territorio es posible encontrar algu-nas interesantes muestras de especies tan variadas como pino laricio (pinus nigra); avellano (corylus avellana); serbal (sorbus domestica), espinos (crataegus mono-gyna), pacharán (prunus spinosa), enebro común (juniperus communis), o brezo (erica arborea).

De modo testimonial, existe en la Baja Montaña, un árbol con nombre propio, declarado Monumento Natural, es el Sauce de la Presa del Molino de Sangüesa.

Por su parte, los cultivos y usos no forestales del territorio, contribuyen a crear un típico paisaje mediterráneo, seminatural y cultural: un horizonte que alterna pastos, matorrales y masas arbóreas de carrasca. Persisten usos tradicionales del suelo con cultivos de cereal y frutales de secano. El olivo que no penetra hacia el Norte más que por el portillo Leire-Izco, encuentra en la Baja Montaña su terreno ideal, así como la vid, más profusa en la actualidad en la parte sur de la Comarca: Aibar, Sada, Eslava y Lerga.

Especies acuáticas

Los importantes recursos hidrológicos de la Baja Montaña y la excelente calidad de sus aguas, permiten albergar una variada ictiofauna. En el río Irati se encuen-tran buenos ejemplares de barbos (barbus barbus), escasas truchas (salmo trutta), madrillas (chondrostoma toxostoma), barbos de montaña o culirroyos, chipas, lo-chas y algún gobio. Mientras que, la fauna acuática del río Aragón se compone, principalmente de madrilla, trucha común, barbo de montaña, locha y chipa.

En general, en la zona, hay bastantes presencia de ciprínidos (carpa, barbo, madri-lla...), trucha, chipa, perca americana, cacho, cangrejos de río: señal (pascifascatus leniusculus) y rojo (procambarus clarkii).

La acción del hombre ha transformado radi-

calmente el paisaje.

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Anfibios

No sólo en las orillas de los ríos, sino también en zonas húmedas, en las cercanías de manantiales y fuentes o en los barrancos encuentran, entre otros, su hogar, la rana verde (rana ridibunda), el sapo común (bufo bufo), el tritón palmeado (tri-turus helveticus) y el tritón jaspeado (triturus marmoratus).

Reptiles

De aspecto menos simpático, pero imprescindibles para mantener nuestros ecosis-temas con vitalidad, podemos encontrar en la Baja Montaña variados reptiles. En la Reserva Natural de Caparreta es frecuente ver al galápago europeo o a la culebra bastarda (malpolon monspessulanus), la más grande de Navarra, ya que puede llegar a medir 2 ms. y a vivir más de 30 años.

Hay presencia, en toda la zona, de culebras de escalera (elaphe scalars), de las mí-ticas culebras de agua (natrix maura), lagartos ocelados (lacerta lepida) y lagartija colilarga.

Con apariencia poco amable y mucho más temidas, reptan por la Baja Montaña, las Víboras Áspid (vipera aspis) o las Víboras Hocicudas (vipera latastei).

Ornitología

Algunos roquedos de la sierras de Leire, Peña o San Pedro, con paredes rocosas de areniscas y conglomerados, son el hogar perfecto del buitre común, que nidifica en las colonias de cría más septentrional de Navarra y cuyos individuos deben desplazarse hacia la Ribera con las ovejas montañesas. Son también el hábitat permanente de los cuervos (corvus corax), el gran duque o búho real (bubo bubo), cernícalos (falco tinnunculus) y grajillas; en verano el alimoche (neophron per-nopterus) y el avión roquero, en invierno, el treparriscos; en primavera el roquero solitario o mirlo azul macho (turdus mérula).

Sobrevuela este paisaje el quebrantahuesos (gypaetus barbatus). De su adoración por el tuétano de los huesos deriva su nombre. Aunque nunca resultó abundante, a principios de siglo todavía había ejemplares en la mayor parte de los macizos montañosos peninsulares. Aunque durante años, diferentes agresiones amenaza-

Las construcciones humanas también sirven de refugio a la fauna salvaje.

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ban la especie con su desaparición paulatina; actualmente, experimenta un proceso de lenta recuperación gracias al Plan Especial llevado a cabo en los Pirineos y sierras anejas.

Cruzándose ocasionalmente con ellos por los cielos de la Baja Montaña, un cen-tenar de parejas de buitre leonado (pyps fuluus), águila real y halcón peregrino (falco peregrinus). Cercanos a las zonas más rocosas, se avista una buena comuni-dad de aves especialistas en roquedos: milanos reales (miluus miluus), chovas pi-quirrojas (pyrhocorax pyrhocorax), grajillas, vencejos reales (apus apus), gorrión chillón, palomas bravías y galgorros o ratoneros (buteo buteo). Supervisando la superficie de los ríos, las fochas (fulica Ara), el martín pescador (alcedo athis) y el mirlo acuático. Cercanos a los cascos urbanos la lechuza (tyto alaba), la cigüeña (ciconia ciconia), la tórtola (streptopelia Turtur), primaverales golondrinas (mi-rundo rustica) y amigables gorriones (passer domesticus). En los ribazos, la perdiz (alectoris rufa).

Vuelan por la Baja Montaña, además, petirrojos (erithacus rubecula), carboneros (parus major), picarazas (pica pica) y arrendajos (garrulus plandarius).

El águila perdicera (hieraaetus fasciatus) y el quebrantahuesos (gypaetus bar-batus), se encuentran en Navarra en franca regresión. Figura en una disposición europea (el Anexo I de la Directiva 79/409/CEE, del Consejo, de 2 de abril de 1979) sobre la conservación de las aves silvestres, como una de las especies que, en toda la Península Ibérica, requiere medidas de conservación especiales en cuan-to a su hábitat, con el fin de asegurar su supervivencia y su reproducción en su área de distribución. La población navarra ha pasado de siete parejas establecidas a mediados de los años setenta, a cinco parejas a comienzos de los ochenta, para quedar en la actualidad reducida su presencia a tan sólo tres territorios ocupados. En Gallipienzo, en la Reserva Natural de Caparreta, han encontrado uno de los lugares más idóneos para sobrevivir.

Entre las aves que sobrevuelan el río Aragón se avistan carriceros y ansarones, garza real (ardea cinerea) y una importante colonia de azulón o ánade real (anas platyrhychos) cerca del embalse de Yesa y en aguas someras, milanos negros en primavera, milanos reales, martín pescador, abejaruco (merops apiaser), y abubi-lla (upupa epops).

El buitre leonado aprovecha las corrien-

tes de aire para sus desplazamientos.

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Mamíferos

En la Baja Montaña viven grandes y pequeños mamíferos. La nutria (lutra lutra) se mantiene cerca de la mayor parte de los cursos de agua del espacio natural Sie-rra de Leire y foces orientales de Navarra, teniendo constancia de su presencia en el río Irati y en el Aragón. Igualmente son entornos propicios para otras especies como el visón europeo.

Gato montés (felis sylvestris) y gineta (genetta genetta) se hacen presentes en Caparreta, fuinas (martes foina) en las zonas rocosas de las sierras de Leire, Peña o San Pedro. Entre las grietas y cuevas se refugian diversos tipos de murciélagos.

En el arbolado más tupido y frondoso se ocultan el zorro (vulpes vulpes) y el tejón (meles meles), y el jabalí (sus scrofa), que puede superar los 100 kilos, siendo el ma-yor de los mamíferos de la Comarca. Y, en las alturas serranas tranquilas y enriscadas vive el corzo (capreolus capreolus).

Amables y de menor tamaño, corretean por la Baja Montaña, familias de erizo (erinaceus europaeus), topo (talpa europea), ardilla (sciurus vulgaris), lirón gris (glis glis), liebre (lepus capensis granatensis), liebre ibérica (lagopus granatensis) que no construye madrigueras. En menor medida, se ven corretear familias de conejo (oryctolagus cunniculus) a pesar de que la enfermedad de la mixomatosis supuso una disminución del 90 % de la especie en la zona.

Insectos

Odonatos (libélulas y señoritas), santateresa (mantis religiosa), grillo común (gryllus campestris), mariquita (coccinella seperpunctata), avispa común (véspu-la vulgaris) y abeja doméstica (apis mellifera), son algunos de los insectos más frecuentes de la Baja Montaña.

Aquí irá el pie de foto de esta fotografía.

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Por su rareza y su bello colorido metalizado, destaca entre todos ellos la libélula gomphus graslini. En la Baja Montaña existe una de las ocho pequeñas y distantes

poblaciones peninsulares que aun resisten

Micología

La variedad de relieves, la diversidad de especies forestales, el nivel de humedad en las zonas más frondosas y boscosas y una climatología idónea de primaveras y otoños húmedos hacen de la Baja Montaña una zona apta para la aparición de setas y hongos. Entre las más apreciadas por su valor culinario, encontramos boletus edulis (hongo beltza), boletus pinicola (hongo del pino) lepiota procera (galam-perna o parasol), lactarius deliciosus (níscalo o robellón), pleurotus eryngii (seta de cardo), agaricus campestris (champiñón silvestre) y pholiota aegerita (seta de chopo). Seta menos buscada, pero que es preciso conocer y distinguir por su peli-grosidad es la amanita Phalloides (seta mortal). Existen también otros tipos como

la coprinus comatus (matacandil) o la amanita muscaria (matamoscas).

Espacios protegidos

Se dan, en la Baja Montaña, diferentes modalidades para la salvaguarda de lugares con riqueza, valor y belleza singular. En primer lugar, la Reserva Natural es una figura de protección orientada a preservar determinados ecosistemas que, por su fragilidad o singularidad, merecen un tratamiento especial. La protección de los

Caparreta alberga pequeños tesoros para los botánicos.

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valores naturales procura, fundamentalmente, la limitación de la explotación de los recursos. Las Reservas Naturales Navarras declaradas por el Gobierno Foral en la Baja Montaña son Caparreta y la Foz de Lumbier.

En el bello término municipal de Gallipienzo se encuentra la Reserva Natural de Caparreta que ocupa 35 hectáreas, situadas en los rebordes de la sierra de San Pedro, cerca de la margen izquierda del río, frente al casco viejo del pueblo. El clima local de su foz sobre el Aragón, con alta humedad ambiental, pocas heladas invernales y máximo pluviométrico en diciembre-enero favorecen la presencia de algunos ejem-plares de encina litoral (quercus ilex ilex) y de alisos (alnus glutinosa). Quedan reta-les del bosque primitivo con presencia de garriga y buenas áreas de maquias (denso arbusto de carrasca, coscoja, lentisco, labiérnago, madroño, sabina, durillo, enebro, romero, tomillo, espliego jaras y aliagas). Su fauna se compone de curruca rabilarga, lagartija colilarga, culebra bastarda, buitre leonado, alimoche y búho real. Pero, en-tre todas las especies, destaca, el águila perdicera, por su enorme fragilidad.

En segundo lugar, la Comunidad Foral cuenta con otros espacios de cierto valor ecológico que, por su pequeña extensión o por el grado de intervención humana en los mismos, quedan protegidos bajo la figura de Enclave Natural. El fin prin-cipal es el de preservar y mejorar sus valores ecológicos pero se permiten en ellos actividades humanas debidamente ordenadas. El único Enclave Natural situado en

Los hábitats rupícolas

predominan en la Reserva.

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la Baja Montaña es Soto de Campo Allende. Localizado en el término municipal de Cáseda, con una extensión de 93,5 has., es un bosque de ribera con chopos, álamos, fresnos y sauce blanco, hogar del ratonero común y del milano negro. En el sotobosque, torcecuellos, pito real y oropéndola. Polla de agua en las aguas remansadas y lavanderas blanca y boyera en las playas.

Con este panorama inicial, pero más recientemente, la Comunidad Foral de Nava-rra, ha marcado para la Baja Montaña, como demarcaciones especialmente signi-ficativas en aspectos naturales, medioambientales y paisajísticos, tres Lugares de Interés Comunitarios, adscritos a la Red Natura 2000.

Los datos más relevantes de estas demarcaciones son los que siguen:

LIC 6: Sistema fluvial de los ríos Irati, Urrobi y Erro

SUPERFICIE 1.096 Ha.

ALTITUD MÁXIMA 480 m

ALTITUD MÍNIMA 401 m

HABITATS PRIORITARIOS 43 %

LOCALIDADES QUE AFECTA Liédena, Sangüesa.

La mayor parte del área está integrada por el río Irati, por un tramo bajo del río Erro y por otro del Urrobi. Este río, el Irati, encuentra perpendicularmente su dirección a la Sierra de Leire, atravesando la Foz de Lumbier. Es de destacar su colonia de buitre leonado. Los bosques de hoja caduca son las formaciones más abundantes. No en vano, las saucedas, las choperas y las alisedas son de interés y muy abundantes.

Otras formaciones importantes son los cultivos de cereal, el matorral arbustivo mediterráneo y formaciones propias de roquedos.

Durante el período de invernada es fácil localizar ejemplares de cormorán grande.

Se considera la zona como hábitat para la nutria. En el cauce se encuentra madrilla y bermejuela. En las paredes rocosas se pueden localizar plantas que sobreviven en fisuras y suelos existentes como la petrocoptis pirenaica, endemismo del Pirineo.

Entre los términos municipales de la Comarca de Sangüesa que participan de este LIC están: Liédena y Sangüesa.

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LIC 25: Sierra de Leire, Foz de Arbaiun

SUPERFICIE 8.375 Ha.

ALTITUD MÁXIMA 1.355 m

ALTITUD MÍNIMA 800 m

HABITATS PRIORITARIOS 47 %

LOCALIDADES QUE AFECTA Liédena, Yesa.

Zona de relieve variado y en ocasiones abrupto marca una especie de frontera climática en la que confluyen el clima mediterráneo y la influencia oceánica. Tan-to por el relieve como por las características del clima se encuentra una variada vegetación. En la vertiente sur de la sierra se extienden los carrascales, coscojares y aliagares, ocupando la mayor parte del área. En zonas más altas se localizan los quejigales que con la altitud dan paso a masas de roble peloso. Los quejigales su-ponen la mayor parte de los hábitats de Interés Comunitario de la zona.

Existen otras formaciones vegetales como el matorral mediterráneo y las bojeras, los hayedos en los cara-norte y el roble marojo (Quercus pyrenaica), en su ubica-ción más norteña de la Península.

Destaca la importante presencia de aves relacionadas con los roquedos: el halcón peregrino, el buitre leonado (se trata de uno de los principales núcleos reproduc-tores de Europa), el alimoche (en época reproductora), el águila real, el quebranta-huesos, el búho real, las chovas... y en zonas boscosas, la presencia de pito negro, el azor, el gavilán y el cárabo.

La fauna también es variada: gato montés, gar-duña, gineta, así como tritón pirenaico y culebra de esculapio. Entre los insectos el enorme ciervo volante y la libélula.

Entre las especies vegetales se cuenta con peque-ñas plantas que crecen en las fisuras de las rocas sobre suelos muy raquíticos y que, en algunos casos, son endemismos pirenaicos como el caso de la saxifraga longiflora o corona de rey, lla-mada así por la disposición de sus hojas.

La cigüeña blanca, inquilina estacio-nal de nuestros campanarios.

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Afecta, en la Comarca de Sangüesa, a las localidades de Yesa y Liédena.

LIC 31: Tramo medio del Río Aragón

SUPERFICIE 1.382 Ha

ALTITUD MÁXIMA 733 m

ALTITUD MÍNIMA 395 m

HABITATS PRIORITARIOS 71 %

LOCALIDADES QUE AFECTAAibar, Cáseda, Gallipienzo, Javier, Liédena, Sangüesa,Yesa.

Comprende el curso fluvial desde las proximidades del embalse de Yesa hasta las sierras de Gallipienzo y San Pedro, por cuyos acantilados y angosturas discurre el río Aragón. Posee una diversidad ambiental extraordinaria.

La vegetación de ribera compuesta principalmente por saucedas y choperas está bien estructurada y conservada, aunque existen espacios donde se ve muy reducida debido a la ocupación por los cultivos. En las cercanías de San Pedro hay buenos ejemplares de romerales y demás arbustos mediterráneos, encontrándose también muy buenos ejemplares de carrascales y quejigales, ambos de interés comunitario, así como la serie de vegetales que surgen cuando estos bosques desaparecen por tala o incendio. En las gargantas del Aragón resulta muy curioso encontrar lentisco o durillo, lo que indica que en otras épocas en la zona existían unas condiciones climatológicas más cálidas y dichas plantas tuvieron entonces su máximo esplendor.

Diversidad de especies de aves tanto de roquedos como forestales. En los últimos años se ha detectado la presencia de nutria y se aprecia la importancia de los há-bitats fluviales para otras especies como el visón europeo. Se trata, también, de una zona ideal para especies tan diferentes como el galápago europeo, la libélula o diversos tipos de murciélagos.

Con respecto a la flora se localiza la Berberis seroi, un endemismo propio de la Península Ibérica.

Prácticamente la zona ocupa la Comarca de Sangüesa, afectando a las localidades de: Aibar, Cáseda, Gallipienzo, Javier, Liédena, Sangüesa y Yesa.

Municipios y concejos de la Comarca de Sangüesa, con indicación de los LICs

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Energías renovablesEn Europa, pocos lugares reúnen tantas muestras de producción de energías reno-vables como la Baja Montaña.

Se concentran, aquí, el mayor número de plantas y centrales productoras de las principales energías alternativas del mundo: varias minicentrales hidroeléctricas sobre el río Aragón; la planta de biomasa de Sangüesa; muestras de empleo de energía solar repartidas por la comarca y más de 200 aerogeneradores compartidos entre el parque eólico de las Sierras de Izco y Salajones, en Aibar, Lumbier, Lea-che y Rocaforte; que enlaza, en un radio de 30 km, desde Lerga, con el parque de Guerinda, uno de los más importantes de Europa y el Parque de la Sierra de Selva en Petilla de Aragón.

La planta de biomasa por combustión de paja instalada en Sangüesa, en el polígo-no industrial de Rocaforte, representa una experiencia inédita en el sur de Europa en el aprovechamiento de la paja de cereal para producción de energía, y, además, es la mayor planta de biomasa de España por potencia instalada (25 MW). Esta planta, que produce un 6% del consumo eléctrico de Navarra, tiene un singular diseño arquitectónico, con cubierta de acero y grandes huecos de iluminación ce-

La Planta de Biomasa de Sangüesa evita la emisión

de 200.000 toneladas de CO2 al año.

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rrados con policarbonato, y gracias a su galería de visitas permite ver el proceso sin interferir en él.

En 2008 se ha inaugurado, además en Sangüesa, el más avanzado laboratorio sobre Energías Renovables del mundo, dependiente del CENER.

Pero no basta con producir, y, por ello, consciente de la necesidad de acompañar la instalación de energías alternativas con la educación necesaria para el ahorro y la eficiencia energéticos, la Asociación Baja Montaña-Mendi Behera, ha abierto el Aula de Energías Renovables de Aibar.

La elección de la localidad de Aibar/OibarEl centro siempre ha estado situado en la Villa de Aibar/Oibar. Inicialmente, entre diciembre de 2004 y mayo de 2006, el Aula se ubicó en un local provisional, cedi-do por el Ayuntamiento de Aibar/Oibar. Desde esta fecha se trasladó al antiguo cine parroquial. Un bello edificio, comprado y restaurado por el Consistorio aibarés que se levanta junto a la Iglesia de San Pedro, en la parte más antigua del bello casco histórico de la Villa. El edificio, reformado y dotado de varios sistemas de energías renovables para la producción de electricidad y cale-facción fue inaugurado el 27 de octubre de 2006.

Viento y agua, abundantes en la Baja Montaña, fuentes de energía renovable.

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La misión pedagógica del Aula de Energías Renovables

El Aula de Energías Renovables de Aibar/Oibar es un centro para el acercamiento didáctico a sistemas de producción energética alternativa a la generada por com-bustibles fósiles, y para la divulgación en la sociedad actual de la necesidad de uti-lizar de forma eficiente y sostenible la energía para frenar algunos de los efectos del calentamiento global del planeta.

El carácter innovador del Aula de Energías Renovables

Este centro, único en el Estado, propone la unión de lo educativo y lo turístico en un espacio dedicado íntegramente a la difusión y el conocimiento de las energías renovables, a través de su exposición “Renueva tu energía”, la visita a las mismas

Bioclimatismo, biocons-trucción, ahorro energético y producción renovable son la receta contra el

“efecto invernadero”.

La cocina solar permite hervir

un litro de agua en diez minutos.

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instalaciones de energías renovables situadas en la Baja Montaña y actividades de experimentación con la energía.

La idea de crear el Aula de Energías Renovables

El Aula de Energías Renovables de Aibar/Oibar es una iniciativa de la Asociación Baja Montaña-Mendi Behera, que responde a la aspiración de la entidad de buscar el desarrollo sostenible de su ámbito de acción, la Baja Montaña. En su quehacer cotidiano, la asociación se empeña en el aprovechamiento y optimización de todos sus recursos de una forma participativa, respetuosa con el entorno, económica-mente viable y socialmente justa. Para lograrlo su metodología se concreta en el tratamiento pedagógico de esos recursos, con el ecoturismo como motor del proceso. El Aula de Energías Renovables es un ejemplo de ello, y hasta ahora, su proyecto de mayor magnitud.

Propuestas y contenidos del Aula de Energías Renovables

¡Renueva tu energía! Berritu zure energia!Muestra de carácter divulgativo y lúdico en la que los visitantes podrán conocer las energías renovables gracias a la información expuesta en paneles, juegos inte-ractivos, equipos audiovisuales, recreaciones y maquetas.

Exposición “Renueva tu Energía”

Visitas a Instalaciones de E. Renovables

Publicación “Baja Montaña Renovable”

Talleres Pedagógicos

Edición de materiales didácticos

Asistencias Técnicas

Auditorias Ambientales

Actividades Promocionales

Muestra de Ecoturismo

Dinamización Turística

Actividades formativas

Divulgación de conocimientos

Pimientos madurados y cocinados al sol de la Baja Montaña.

Paseos y caminos por la baja montaña

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La Comarca de Sangüesa, tierra de transición y paso, ha estado desde tiempos ancestrales, atravesada por numerosas y variadas rutas religiosas, comerciales y culturales, muchas de las cuáles eran, en otros tiem-pos, recorridas a pie. Unas siguen vi-gentes como paso, otras continúan como itinerarios reconocidos inter-nacionalmente en forma GR, algunas han sido casi olvidadas configurando el paisaje y vertebrando la zona.

La variedad paisajística, la existencia de microclimas y la diversa tipología de sus viviendas hace de la Comarca de Sangüesa un entorno de contrastes y movimiento que sorprende al viajero con sus suaves cambios, brindándole la oportunidad de experimentar todas las bellezas de Navarra en un espacio accesible y desconocido para muchas personas.

Surcada por el río Irati, la comarca de Sangüesa debe a este río remansos tranquilos como Entrambasaguas, al unirse con el Aragón en Sangüesa, y paisajes agrestes como la Foz de Lum-bier, una profunda y estrecha garganta que ha labrado la erosión del río Irati con el paso de los años. Sierras pobla-das de centenarias encinas y vetustos robles, fértiles valles regados por ríos dadivosos y barrancos generosos com-pletan un paisaje natural de transición, que va mutándose suavemente de montaña pirenaica en meseta ribereña y convierten a la zona en un lugar

privilegiado para la práctica de numerosos deportes y actividades en la naturaleza: senderismo, bicicleta de montaña, deportes náuticos en el embalse de Yesa, piragüismo en el río Irati, ascensiones a picos como

el Arangoiti, caza, pesca y recogida de hongos y setas.

Además, la sierra de Leire, considerada como una de las mejores zonas de vue-lo en ala delta de Europa, permite la práctica de otros deportes aeronáuticos desde la cima del monte Arangoiti.

En la actualidad y entre las rutas y ca-minos tradicionales que atraviesan la

Baja Montaña, idóneas para le senderismo y el ciclo-turismo, podemos señalar:

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La calzada romana

Este es el recorrido más antiguo, del que se conservan algunos vestigios en la Comarca. Al norte de la Penín-sula Ibérica los más de 700 kilómetros de la cordillera

Pirenaica, con su estructura alpina y sus cumbres que sobrepasan los 3.000 metros constituyen el gigan-tesco portón que condiciona la comunicación de la Península con el resto de Europa. El paso principal y natural que servía de acceso a la Comarca de Sangüesa era Somport y por allí descendía uno de los ramales de la Calzada que servía para unir Jaca con Pamplona siguiendo la ruta natural del río Aragón: testimonios que permanecen de este trazado son Tiermas, el puen-te de Yesa y la villa romana de Liédena. Este ramal co-nectaba con otro que servía para comunicar con Ara-gón, enlazando Cáseda, Gallipienzo, Eslava, Lerga... con dirección a las Cinco Villas aragonesas y punto de salida en Zaragoza. Siglos más tarde estos caminos servirían para modular los itinerarios mayores y me-nores a Santiago.

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Cañadas de los Roncaleses (GR13)

En la parte oriental de Navarra y de N. a S., este GR recorre una de las ancestrales vías de la transhuman-cia pastoril que desde los pastos estivales del Pirineo roncalés, lleva a los rebaños a las orillas del Ebro para pasar el invierno en las estepas de las Bardenas.

Se trata de un recorrido que constituye una auténtica aula de la naturaleza, jalonado de lugares de interés histórico-arquitectónico como el Monasterio de La Oliva, Peña, Sangüesa, el Castillo de Javier y el Mo-nasterio de Leire.

Posee una gran variedad paisajística, donde se dan to-dos los condicionantes climáticos, al pasar de la zona esteparia de las Bardenas Reales a zonas de labor y de éstas a las estribaciones pirenaicas, hasta llegar a pleno cordal.

En Sangüesa enlaza con el GR 65 (Camino aragonés), el Javier/Xabier con el GR 21 (Camino Javierano) y en Peña con el GR 1.

En su recorrido se marcan como principales puntos: Pto. de Lazar - Vidangoz - Las Coronas - Monasterio de Leire - Javier -Sangüesa - Zarkaztelu - Virgen del Yugo - Las Bardenas.

En la Comarca de Sangüesa la Cañada de los Roncale-ses se une en diferentes puntos con la de los Salacen-cos mediante traviesas y pasadas que surcan todo el territorio en sentido horizontal.

Camino de Santiago (GR 65)

Este sendero discurre en Navarra por el antiguo tra-zado jacobeo en dos ramales conocidos por los cami-nos Aragonés y Francés. Se trata de una de las gran-des rutas del senderismo europeo, conocida por E-3 y que tiene su origen en los bosques de Bohemia, en la República Checa.

El GR 65.3 recupera el ramal aragonés, proveniente del Puerto de Somport en la Jacetania, entrando en Navarra por Yesa o Sangüesa. La variedad del paisa-je y el contenido arquitectónico histórico recoge gran parte de la riqueza que Navarra pueda ofrecer.

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Sendero histórico (GR 1)

El tramo navarro conecta con Aragón en la Sierra de Peña. De Este a Oeste cruza la zona media de Navarra pasando por puntos de especial interés arquitectónico-histórico y contemplando paisajes donde se combinan la montaña y la llanura, de clara influencia medite-rránea. En realidad se trata de un recorrido eminen-temente turístico-cultural, en línea con el resto del sendero.

De la Sierra de Peña, en la muga de Aragón, el itine-rario continúa por Cáseda y Gallipienzo para seguir un tramo de la cañada de los salacencos antes de re-montar a Ujué/Uxue, histórico santuario-fortaleza. De este magnífico mirador de la llanura de la Ribera de Navarra el itinerario desciende a las tierras llanas de Olite/Erriberri.

Camino Ignaciano (Javier-Loiola) (GR 21)

Este sendero discurre en Navarra por el camino que en el año 1512 fue utilizado para trasladar a San Ignacio

de Loiola al solar natal, cuando fue herido frente a las murallas de Pamplona en el momento de la invasión y ocupación del reino de Navarra. Este recorrido que va de la capital Navarra a Loiola tiene su prolongación con otros dos que desde Pamplona conducen a Javier con motivo de las tradicionales Javieradas, marchas religiosas que tienen lugar de forma masiva durante las dos primeras semanas de marzo. Con motivo del V Centenario del nacimiento de San Ignacio de Loiola, promovido por la Compañía de Jesús a nivel interna-cional, se realizó la unión de las cunas de los patrones de Guipúzcoa y Navarra.

En lo que corresponde a la parte de Navarra, el itine-rario atraviesa esta comunidad de Este a Oeste por la parte central, por terrenos y paisajes de gran varie-dad, donde se combinan las influencias mediterránea y cantábrica en suave transición de una a otra.

De amplio contenido cultural, el tramo de Pamplona a Javier tiene dos variantes: la ruta Norte, y la ruta Sur. De Pamplona a la muga con Guipúzcoa, el itinerario aprovecha en parte el antiguo trazado del ferrocarril del Plazaola. Enlaza con los GR 12 A, B y C en Arda-natz, Lumbier y Javier/Xabier; el GR 12 en Lekunbe-

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rri, el GR 20 en Lekunberri, Betelu y Azkárate y el GR 121 en Zarate (muga con Guipúzcoa).

En gran parte este recorrido coincide con el camino tradicional de las Javieradas, que cada mes de marzo concentran a cientos de peregrinos navarros en di-rección al castillo donde naciera San Francisco Javier, para honrar al santo patrón y solicitar su ayuda pro-tección durante la Novena de la Gracia.

AlmadíasLa historia de los almadieros es también memoria abreviada de buena parte de Navarra: la que pone en relación a los pueblos pirenaicos con los del sur y to-das las riberas intermedias a través de los ríos que ba-jan desde el Pirineo hasta el ancho y pacífico Ebro por el Esca, Irati, Salazar y Aragón.

Almadieros y barranqueadores formaron parte del paisaje y la cultura de esta tierra hasta mediados del S. XX. Su decadencia y desaparición vino anunciada por el sonido de los primeros camiones y se certificó con la construcción del pantano de Yesa a comienzos de la década de los cincuenta.

Las almadías se formaban en los ataderos de Laguayo, en Uztárroz, y junto al puente de Oncibieta, en Isaba (en Salazar, estaban los ataderos de Ezcároz, Oronz, Sarriés, Güesa, Uscarrés, Aspurz y puente de Bigüe-zal) y desde ahí, bajaban por el río Esca hasta Venta Carrica donde se desviaban al río Aragón que les lle-vaba al Ebro.

Por el Ebro, la madera podía venderse en cualquier pueblo del itinerario, pero el destino más común era Zaragoza y, en ocasiones, Tortosa y Caspe. El viaje

duraba seis o siete días, según el tiempo y los vien-tos. Las noches se pasaban en fondas o posadas fijas -Usún, Sigüés, Lumbier, Sangüesa, Cáseda, Marcilla, Tudela- donde los almadieros se reaprovisionaban.

Tren IratiCortado por el zigzagueante río Irati durante millones de años a modo de cuchillo, en el kilómetro que cubre (bajo 120 metros de paredes) el trayecto entre el túnel de entrada y el de salida, se nos presenta el camino que en su época cubría el ferrocarril de Irati.

El Tren de Irati hizo su primer viaje un 23 de abril de 1911, entre Sangüesa y Pamplona, y constituyó el primer tren eléctrico de la península. Al principio, se utilizaba para transportar madera, casi por el mismo trayecto que las almadías, y más tarde pasajeros, has-ta que desapareció en 1955. Pasado el túnel final, lle-gamos al Puente del Diablo, de arco único y destruido por los franceses en 1812.

Paseos por la Baja MontañaSe trata de otro conjunto de senderos que puede permitir al viajero acercarse a otros lugares de la Baja Montaña. Se articulan en-torno a diferentes elementos de alto valor

ecológico y ambiental, cultural y paisajístico: la Sierra de Leire, la Foz de Lumbier, los ríos Irati y Aragón, la Sierra de San Pedro, el Pozo de las Hiedras, la Balsa del Humedal de la Mueda, San Ginés, la Sierra de La Selva, son algunos de los atractivos a los que se puede acceder. Estos paseos se complementan con cuatro observatorios de aves en Gallipienzo, Petilla de Aragón, Rocaforte y Aibar-Oibar, que muestran la amplísima variedad de espe-cies existentes en este territorio.

Humedal de la Balsa de la Mueda, AibarSL NA 185. 10 km. Desnivel: 25 m.

Circuito de 10 km recomendado para BTT, que inicia-mos en el pueblo por buena pista que entre campos de cultivo, corrales y olivares nos conduce al observato-rio de aves del Humedal de la Mueda.

De regreso cruzaremos el Barranco de la Vizcaya por un bonito puente medieval que es el punto de interés de la variante más corta (3 km) de este sendero.

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Pozo de las Hiedras, AibarSL NA 186. 5 km. Desnivel: 125 m.

Paseo circular por el hermoso robledal del barranco de Vizcaya. Iniciamos este interesante recorrido por el lavadero de Aibar, siguiendo el camino del Mon-te que nos adentra en un magnífico robledal, donde encontraremos el frescor del pozo de las hiedras en el barranco de la Vizcaya, para regresar por una bonita senda y entre viñedos al punto de partida.

Barranco de Jautu, SadaSL NA 188. 4 km. Desnivel: 75 m.

Sendero circular válido para bicicleta que iniciamos en el merendero junto al campo de fútbol y que, pasando por la fuente de la Madre, asciende suavemente por

el pinar mostrando los viñedos del pequeño Valle de Jautu para entrar en el pueblo junto a la ermita de Santa Lucía.

Ermita de San Miguel, SadaSL NA 189. 5,5 km. Desnivel: 150 m.

Comenzamos junto al merendero y, siguiendo la pis-ta entre viñedos, cruzamos el Barranco de la Tejería,

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iniciando el ascenso por pista pedregosa hasta el falso llano del portillo de Ayesa, continuando por el pinar para descubrir magníficas vistas de Sada, Ezprogui y Aibar. Siguiendo la Ascensión, en un excelente mi-rador pronto encontramos la Ermita de San Miguel que rodeamos para descender por una estrecha senda hasta la pista de acceso.

BTT Circuito recomendado para BTT que, partiendo del merendero, se adentra en el pueblo de Sada, buscan-do el camino de Leache hasta encontrar el Barranco de Baluso que sigue por pista en su descenso hasta la carretera que cruzaremos para continuar por la pista que enlaza con el camino a San Miguel y que nos con-duce al punto de partida.

San Ginés y Abaiz, LergaSL NA 192. 9,5 km. Desnivel: 175 m.

Sendero circular apto para BTT, que inicia en el pue-blo y sube suavemente hacia la sierra tras cruzar el Barranco de Ikaiburu. Descendiendo por el Barranco de Txutxu hasta el despoblado medieval de Abaiz para regresar a Lerga entre campos de cultivo.

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Camino del Papa, JavierSL NA 197. 6 km. Desnivel: 50 m.

Paseo lineal coincidente en un tramo con la Cañada Real de los Roncaleses, realizado con motivo de la vi-sita de S.S. Juan Pablo II al Castillo de Javier, y que ofrece magníficas vistas de la Sierra de Leire y del Río Aragón.

Camino de los Carrascones, YesaSL NA 199. 5,5 km. Desnivel: 75 m.

Apto para BTT.Iniciamos este sendero circular en el merendero, jun-to a la carretera que va al monasterio de Leire y nos adentraremos en la sierra entre bosque de encinas en-contrando hermosas vistas del castillo de Javier y la Sierra de Peña.

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Refugio de Pescadores, LiédenaSL NA 200. 7 km. Desnivel: 50 m.

Siguiendo el camino de la Granja con el Castillo de Javier, enfrente encontramos la fuente La Padul, para llegar hasta el río y el refugio de pescadores.

Volviendo por nuestros pasos desde la fuente, inicia-mos un suave descenso por el barranco para regresar al punto de inicio.

Fuente de la Bacía y La Selva,Petilla de AragónSL NA 200. 7 km. Desnivel: 50 m.

Siguiendo el camino de la Granja con el Castillo de Javier, enfrente encontramos la fuente La Padul, para llegar hasta el río y el refugio de pescadores.

Volviendo por nuestros pasos desde la fuente, inicia-mos un suave descenso por el barranco para regresar al punto de inicio.

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Val D’Onsella, Petilla de AragónSL NA 202. 8 km. Desnivel: 150 m.

Junto al museo dedicado a D. Santiago Ramón y Cajal, iniciamos este sendero cruzando Petilla para llegar al mirador sobre el Valle de la Onsella, siguiendo la pis-ta con los Pirineos enfrente hasta que, descendiendo por el barranco, encontramos el río Vado, que segui-remos hasta iniciar la suave ascensión que, pasando por el restaurado lavadero y la ermita de la Virgen de la Caridad, nos lleva al pueblo

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