Al Cielo y de Regreso

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Al cielo y de regreso En una pequeña isla en medio de un lago había una vez una cueva que, se pensaba, era la entrada al mundo de los muertos. En la actualidad es Lough Derg, en el condado de Donegalm, Irlanda, y se conoce como el Purgatorio de San Patricio. Se decía que a los peregrinos que experimentaban sus terrores se les dispensaban las penas del purgatorio, el cual se creía que era un lugar de castigo temporal después de la muerte. En 1153, un caballero llamado Owen decidió expiar sus pecados visitando la cueva. Al cruzar su angosta entrada se vio en un amplio claustro y fue recibido por 15 hombres vestidos de blanco que le aadviertie4on sobre los peligros que lo aguardaban. La tierra se estremeció y un terrible grito llenó los oídos de Owen cuando los demonios lo apresaron y se lo llevaron, pasado delante de escenas de torturas terribles lo arrojaron en la boca del infierno, pero él invocó a Jesús y fue lanzado afuera de nuevo con una lengua de fuego. Cruzó un peligroso puente sobre un río de fuego y llegó a un paraíso terrenal de prados con flores habitado por clérigos. Dos arzobispos lo condujeron a la cima de una montaña. Desde donde contemplo el paraíso celestial que relucía como oro. Allí brotaban llamas que lo inundaron de dulzura indescriptible. Aunque deseaba permanecer allí por siempre, fue devuelto con los vivos. Un monje cisterciense, Henry de Sawtrey, escribió esta historia alrededor de 1180. Cuando el relato se difundía, la popularidad del lugar aumentó, aunque la mayoría de los peregrinos sólo dormían allí y soñaban con el inframundo, en lugar de visitarlo físicamente. La cueva se cerró en el siglo xv y hoy los visitantes tienen que contentarse con un rito de ayuno y vigilias de tres días en Station Island, lugar del purgatorio. Se registraron muchas visiones de esta clase en la Edad Media. A pesar de que los monjes que las escribieron las embellecieron considerablemente, estaban basadas en experiencias verdaderas. Aunque Owen aseguró que había visitado el inframundo con su cuerpo, la mayoría de los viajeros lo hacían sólo con el espíritu. El 27 de octubre de 1206, el campesino inglés Thurkill cavaba zanjas para drenar el agua de su inundada granja en Esa cuando apareció un extraño quien se presentó con San Julián y anunció que pronto llevaría a Thurkill a un viaje. La noche señalada, un viernes, Thurkill estaba recostado y entró en estado de coma. Su angustiada familia lo despertó el domingo por la noche vertiendo agua en su garganta. Muy indignado, les dijo que apenas acababa de llegar al Cielo cuando lo interrumpieron de manera tan brusca. El lunes por la noche, San Julián volvió enfadado porque Thurkill no había relatado su experiencia en público. Así que los siguientes dias festivos (el primero y el dos de noviembre), Thurkill describió su visión en la iglesia. Se dice que, aún hoy, ese campo se inunda en esta época del año “Cielo e infierno

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Al cielo y de regresoEn una pequeña isla en medio de un lago había una vez una cueva que, se pensaba, era la entrada al mundo de los muertos.

En la actualidad es Lough Derg, en el condado de Donegalm, Irlanda, y se conoce como el Purgatorio de San Patricio. Se decía que a los peregrinos que experimentaban sus terrores se les dispensaban las penas del purgatorio, el cual se creía que era un lugar de castigo temporal después de la muerte.

En 1153, un caballero llamado Owen decidió expiar sus pecados visitando la cueva. Al cruzar su angosta entrada se vio en un amplio claustro y fue recibido por 15 hombres vestidos de blanco que le aadviertie4on sobre los peligros que lo aguardaban. La tierra se estremeció y un terrible grito llenó los oídos de Owen cuando los demonios lo apresaron y se lo llevaron, pasado delante de escenas de torturas terribles lo arrojaron en la boca del infierno, pero él invocó a Jesús y fue lanzado afuera de nuevo con una lengua de fuego. Cruzó un peligroso puente sobre un río de fuego y llegó a un paraíso terrenal de prados con flores habitado por clérigos. Dos arzobispos lo condujeron a la cima de una montaña. Desde donde contemplo el paraíso celestial que relucía como oro. Allí brotaban llamas que lo inundaron de dulzura indescriptible. Aunque deseaba permanecer allí por siempre, fue devuelto con los vivos. Un monje cisterciense, Henry de Sawtrey, escribió esta historia alrededor de 1180. Cuando el relato se difundía, la popularidad del lugar aumentó, aunque la mayoría de los peregrinos sólo dormían allí y soñaban con el inframundo, en lugar de visitarlo físicamente. La cueva se cerró en el siglo xv y hoy los visitantes tienen que contentarse con un rito de ayuno y vigilias de tres días en Station Island, lugar del purgatorio.

Se registraron muchas visiones de esta clase en la Edad Media. A pesar de que los monjes que las escribieron las embellecieron considerablemente, estaban basadas en experiencias verdaderas. Aunque Owen aseguró que había visitado el inframundo con su cuerpo, la mayoría de los viajeros lo hacían sólo con el espíritu. El 27 de octubre de 1206, el campesino inglés Thurkill cavaba zanjas para drenar el agua de su inundada granja en Esa cuando apareció un extraño quien se presentó con San Julián y anunció que pronto llevaría a Thurkill a un viaje. La noche señalada, un viernes, Thurkill estaba recostado y entró en estado de coma. Su angustiada familia lo despertó el domingo por la noche vertiendo agua en su garganta. Muy indignado, les dijo que apenas acababa de llegar al Cielo cuando lo interrumpieron de manera tan brusca. El lunes por la noche, San Julián volvió enfadado porque Thurkill no había relatado su experiencia en público. Así que los siguientes dias festivos (el primero y el dos de noviembre), Thurkill describió su visión en la iglesia. Se dice que, aún hoy, ese campo se inunda en esta época del año “Cielo e infierno