Agustin contra académicos

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ANÁLISIS DE ARGUMENTOS FILOSÓFICOS 1 Agustín de Hipona, Contra académicos (386) Traducción de Clemente Fernández 1. TEXTO (…) Niegan los académicos que pueda saberse algo. ¿Qué apoyo tenéis para decir eso, oh hombres estudiosísimos y doctísimos? "Nuestro apoyo es, dicen, la definición de Zenón". Mas ¿por qué? Decidme. Pues si es verdadera, alguna verdad admite quien la admite; si es falsa, no debió haceros mella a vosotros, que os preciáis de vuestra constancia. Pero veamos lo que dice Zenón: Sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso. ¿Esto te movió, ¡oh discípulo de Platón!, para que con todo empeño retrajeras a los amigos de saber de toda esperanza de ciencia, para que, dominados por una lamentable pereza espiritual, abandonasen toda investigación filosófica? (…) Pero discutamos la definición de Zenón, según nos permite nuestra ignorancia. Sólo puede comprenderse un objeto que de tal modo resplandece de evidencia a los ojos, que no puede aparecer como falso. Evidente cosa es que fuera de esto nada puede percibirse. -Lo mismo pienso yo -dice Arquesilao-, y por esto, enseño que nada puede percibirse, pues nada puede hallarse que reúna tales condiciones. -Tal vez no lo halles tú y otros necios; pero el sabio, ¿por qué no ha de poder hallarlo? Aunque, al mismo necio creo que nada puede responderse si te pide que con tu reconocida agudeza refutes dicha definición de Zenón mostrándole que también puede ser falsa; y si no puedes lograr ese intento, ya tienes en ella una proposición cierta; pero, si la refutares, quedas libre del obstáculo de conocer la verdad. Luego no sé cómo pueda refutarse, y la juzgo muy verdadera, dicha definición. Así, pues, si la conozco, aunque necio, alguna verdad conozco. Pero imagínate que ella cede a tus argucias. Me valdré entonces de un dilema segurísimo. Porque dicha definición o es verdadera o falsa: si es verdadera, mantengo mi posición; si falsa, luego puede percibirse algo, aun cuando ofrezca caracteres comunes con lo falso. -¿Cómo puede ser eso? -pregunta él. -Luego muy acertado anduvo Zenón en su definición, ni se engañó alguien al darle asentimiento. ¿Tal vez condenaremos como poco recomendable y neta una definición, la cual, contra los que habían de formular muchas objeciones contra la percepción, se

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Análisis de un argumento de Agustín de Hipona en Contra Académicos según el Methodus Argumentandi

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ANÁLISIS DE ARGUMENTOS FILOSÓFICOS

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Agustín de Hipona, Contra académicos (386) Traducción de Clemente Fernández

1. TEXTO

(…) Niegan los académicos que pueda saberse algo. ¿Qué apoyo tenéis para decir eso, oh hombres estudiosísimos y doctísimos? "Nuestro apoyo es, dicen, la definición de Zenón". Mas ¿por qué? Decidme. Pues si es verdadera, alguna verdad admite quien la admite; si es falsa, no debió haceros mella a vosotros, que os preciáis de vuestra constancia. Pero veamos lo que dice Zenón: Sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso. ¿Esto te movió, ¡oh discípulo de Platón!, para que con todo empeño retrajeras a los amigos de saber de toda esperanza de ciencia, para que, dominados por una lamentable pereza espiritual, abandonasen toda investigación filosófica? (…) Pero discutamos la definición de Zenón, según nos permite nuestra ignorancia. Sólo puede comprenderse un objeto que de tal modo resplandece de evidencia a los ojos, que no puede aparecer como falso. Evidente cosa es que fuera de esto nada puede percibirse. -Lo mismo pienso yo -dice Arquesilao-, y por esto, enseño que nada puede percibirse, pues nada puede hallarse que reúna tales condiciones. -Tal vez no lo halles tú y otros necios; pero el sabio, ¿por qué no ha de poder hallarlo? Aunque, al mismo necio creo que nada puede responderse si te pide que con tu reconocida agudeza refutes dicha definición de Zenón mostrándole que también puede ser falsa; y si no puedes lograr ese intento, ya tienes en ella una proposición cierta; pero, si la refutares, quedas libre del obstáculo de conocer la verdad. Luego no sé cómo pueda refutarse, y la juzgo muy verdadera, dicha definición. Así, pues, si la conozco, aunque necio, alguna verdad conozco. Pero imagínate que ella cede a tus argucias. Me valdré entonces de un dilema segurísimo. Porque dicha definición o es verdadera o falsa: si es verdadera, mantengo mi posición; si falsa, luego puede percibirse algo, aun cuando ofrezca caracteres comunes con lo falso. -¿Cómo puede ser eso? -pregunta él. -Luego muy acertado anduvo Zenón en su definición, ni se engañó alguien al darle asentimiento. ¿Tal vez condenaremos como poco recomendable y neta una definición, la cual, contra los que habían de formular muchas objeciones contra la percepción, se

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presenta en sí misma dotada de aquellas cualidades que requería como propias de un objeto perceptible? Luego ella es a la par una definición y un ejemplo de cosas comprensibles. -Y no sé -dice Arquesilao- si ella es verdadera; mas por ser probable, aceptándola, demuestro que nada existe semejante a lo que ella exige como comprensible. -Tú la utilizas para todo menos para ella, y ves la consecuencia, según creo. Pues aun estando inciertos de ella, no nos desampara por eso la ciencia, porque sabemos que es verdadera o falsa. Luego sabemos algo. Aunque nunca logrará hacerme un ingrato, juzgo dicha definición como absolutamente verdadera. Pues o pueden percibirse las cosas falsas, hipótesis a que tienen pavor los académicos, y realmente es absurda, o tampoco pueden percibirse las cosas semejantes a lo falso; luego aquella definición es verdadera. Mas pasemos a lo demás.

2. ANÁLISIS

En el primer párrafo se exponen las razones de los académicos para sostener que nada puede conocerse. La razón es que Zenón dice que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso. Parece, pues, que la argumentación de los académicos comienza con un argumento de autoridad:

Zenón dice que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Por tanto, sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

La alusión a Zenón podría ser, alternativamente, un modo indirecto de referirse a las razones que aquél esgrimió para sustentar esa tesis, y que entonces se supondrían de conocimiento mutuo. Arquesilao parte de este argumento para, concatenando argumentos, desembocar en la conclusión principal:

Zenón dice que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

No hay nada que no pueda parecer falso

Por tanto, nada puede conocerse

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El segundo subargumento es de carácter deductivo: si no poder parecer falso es una condición necesaria de la cognoscibilidad, y todo puede parecer falso, entonces nada es cognoscible.

Expuesta la argumentación de los académicos, la estrategia del oponente consiste en intentar demostrar que una de las premisas (la definición de Zenón) es inaceptable. Sin embargo, sus primeras palabras cuestionan la verdad de la otra premisa (Nada hay que no pueda parecer faso): “pero el sabio, ¿por qué no ha de poder hallarlo?”. Para rebatir la definición de Zenón se ofrecen dos dilemas ligeramente distintos. Primero se argumenta que si no puede rebatirse la definición de Zenón entonces ésta es una proposición cierta; pero si puede mostrarse que es falsa, entonces no hay ninguna razón para concluir que nada puede conocerse, puesto que el argumento ofrecido en primer lugar no sería sólido. El diccionario de la RAE define certeza así: “Conocimiento seguro y claro de alguna cosa; firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”. Así, el primer subargumento de este dilema es:

Supongamos que no puede mostrarse que sea falso que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Entonces sabemos que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Luego, sabemos algo.

Este subargumento consta de dos inferencias: un argumento ad ignorantiam y una inferencia deductiva a partir de la conclusión de aquella. En su conjunto este argumento suposicional actúa como una refutación del argumento de los académicos: muestra que su conclusión es falsa. Si A es el argumento de los académicos, el segundo cuerno del dilema puede representarse así:

Supongamos que puede mostrarse que es falso que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Por tanto A no es concluyente

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En principio parece tratarse de una recusación del argumento de los académicos, Pero si el argumento de los académicos no es concluyente, y es la única razón para creer que nada puede conocerse, entonces puede mantenerse legítimamente que algo es cognoscible. La carga de la prueba se imputaría, pues, a los académicos.

Supongamos que puede mostrarse que es falso que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

A no es concluyente

Por tanto, no hay ninguna razón para mantener que nada puede conocerse

Sin embargo, la frase “quedas libre del obstáculo de conocer la verdad” puede interpretarse de una manera distinta. La idea es que por “rebatir” ha de entenderse refutar, y no recusar como antes. Refutar que solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso es demostrar que puede conocerse algo que tiene características de lo falso; en tal caso se sigue deductivamente que puede conocerse algo.

La frase “Pero imagínate que ella cede a tus argucias” introduce una segunda variante del dilema. Ahora no se trata de la posibilidad o imposibilidad de rebatir la definición de Zenón, sino de la verdad o falsedad de su enunciado.

Es verdad que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

y

Es falso que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Puedo saber que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Puede percibirse y comprenderse un objeto que ofrece caracteres comunes con lo falso

Luego algo es cognoscible Luego algo es cognoscible

Luego algo es cognoscible El oponente emplea a continuación una argumentación ad hominem; puesto que Arquesilao tiene por verdadera la definición zenoniana, si acepta la suficiencia del primer subargumento del dilema precedente, está obligado a concluir que sabe algo. Arquesilao replica que no afirma saber que la definición de Zenón es verdadera, sino únicamente que puede ser verdadera.

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“Aceptándola”, pretende, “demuestro que nada existe semejante a lo que ella exige como comprensible.” Esta aclaración supone una reformulación (o una precisión) del argumento de partida, que ahora quedaría así: Zenón dice que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso

Es posible que sólo puede percibirse y comprenderse un objeto que no ofrece caracteres comunes con lo falso No hay nada que no pueda parecer falso

Por tanto, es posible que nada puede conocerse

Luego nada puede conocerse Su oponente parece acusarle de ser inconsecuente (“Tú la utilizas [la definición de Zenón] para todo menos para ella”), aunque esa imputación no es el núcleo de su réplica. Podría interpretarse que a continuación ofrece un nuevo argumento en contra de los académicos:

Sabemos que la definición de Zenón es verdadera o el falsa

Por tanto, sabemos algo No obstante, no es la única interpretación posible de sus palabras. Volviendo a los dos dilemas en contra de los académicos, se estaría concediendo que el primero (que gira en torno a la posibilidad o imposibilidad de mostrar que la definición es falsa) no es ahora aplicable, pero se insistiría en la vigencia del segundo (que gira en torno a la verdad o falsedad de la definición). Esta segunda interpretación del texto parece preferible, puesto que la primera interpretación requiere, so pena de incurrir en irrelevancia, considerar que una tautología (una verdad de la dialéctica, en una terminología menos anacrónica) es un objeto susceptible de ser percibido y comprendido. El oponente prosigue intentando establecer la verdad de la definición de Zenón, un enunciado que figura en la formulación inicial del argumento de los académicos, pero no en la segunda. Para ello procede a una reductio ad asbsurdum.

Supongamos que pueden percibirse cosas que presentan caracteres comunes con lo falso

Pueden percibirse las cosas falsas

Eso es absurdo

Luego no pueden percibirse cosas que presentan caracteres comunes con lo falso

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Puede parecer que con este argumento se pretende resucitar el argumento de los académicos en su primera formulación. El movimiento parece extraño si se tiene en cuenta que ese argumento es el blanco de los ataques de quien ahora parece defenderlo. La explicación es que si el nuevo argumento a favor de la definición de Zenón es ´concluyente, como piensa el oponente, demostraría que solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso, que es justamente la premisa de la que parte, como hipótesis, uno de los dos subargumentos del primer dilema, que el último movimiento de Arquesilao parecía haber descartado. Cuando el oponente expone esta demostración, la demostración de que solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso pasa a ser directamente conocida por los participantes en el debate. Por consiguiente, saben que la definición de Zenón es verdadera porque conocen una demostración, más que por la propia demostración. Esto no comporta necesariamente que la definición de Zenón sea paradójica, puesto que cabría alegar que lo que se acaba de mostrar es que es incompatible con la verdad de “Todo presenta caracteres comunes con lo falso”.

3. DIAGRAMA

Según el análisis ofrecido, pueden distinguirse tres fases en el debate:

Primera formulación del argumento de los académicos y contra-argumentación múltiple. Reformulación del argumento de los académicos y retractación de uno de los contra-argumentos. Reducción al absurdo de la definición de Zenón.

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Primera Fase.

Zenón dice que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso

PERO

Supongamos que no puede refutarse que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

Y

Supongamos que puede refutarse que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

O

Supongamos que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

Y

Supongamos que puede conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso,

↓ autoridad ↓ ad ignorantiam ↓ epistémico ↓ epistémico

Sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

Todo presenta caracteres comunes con lo falso

Sabríamos que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

Puede conocerse algo que presenta caracteres comunes con lo falso

Podríamos saber que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

↓ deducción ↓ deducción ↓ deducción ↓ deducción ↓ deducción

Nada puede conocerse

Algo puede conocerse

Algo puede conocerse

Algo puede conocerse

Algo puede conocerse

Algo puede conocerse Algo puede conocerse

Algo puede conocerse

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Segunda Fase

Zenón dice que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso

PERO

Supongamos que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

Y Supongamos que puede conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso,

↓ autoridad ↓ epistémico

Puede que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

Todo presenta caracteres comunes con lo falso

Podríamos saber que sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso,

↓ deducción ↓ deducción ↓ deducción

Puede que nada puede conocerse Algo puede conocerse Algo puede conocerse

↓ epistémico

Algo puede conocerse Nada puede conocerse

Tercera Fase

Supongamos que pudiera conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso

↓ semejanza (?)

Podría conocerse lo falso

↓ conceptual

┴ Sólo puede conocerse lo que no ofrece caracteres comunes con lo falso

↓ ostensión Sabemos que puede demostrarse que sólo puede conocerse lo que no ofrece

caracteres comunes con lo falso ↓ deducción

Luego sabemos algo

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4. EVALUACIÓN.

Análisis contextual. La argumentación analizada corresponde al capítulo IX del libro segundo de Contra Académicos, y se sitúa en un contexto más amplio que hay que considerar en un análisis dialéctico. Ese libro está dedicado al examen de la doctrina de los académicos y su capítulo V a la exposición de esa doctrina. Allí leemos: “Pero que no puede comprenderse la verdad lo deducían de una definición del estoico Zenón, según la cuál (…) lo verdadero ha de ser reconocido por ciertos signos que no puede tener lo falso. Y que estos signos no pueden hallarse en nuestras percepciones, se empeñaron en demostrarlo con mucha tenacidad los académicos. (…) Y habiendo aprendido del mismo Zenón que no hay cosa más despreciable que la opinión, muy hábilmente dedujeron de ahí que, si nada puede percibirse, por una parte, y por otra, la opinión es cosa muy baja, el sabio debía de abstenerse de aprobar nada.” El propósito de Agustín en esta parte de Contra Académicos es rebatir esta doctrina que recomienda la suspensión del juicio. A la luz del análisis precedente, el capítulo IX puede verse como un intento de mostrar que no se pueden suscribir al mismo tiempo la definición de Zenón y la tesis escéptica de que nada distingue a una percepción verdadera de una percepción falsa o engañosa.

El capítulo XI del libro II trata de la certeza del mundo y de las verdades matemáticas. Interpretar las frases “Pues aun estando inciertos de ella [la definición de Zenón], no nos desampara por eso la ciencia, porque sabemos que es verdadera o falsa. Luego sabemos algo” como

Sabemos que la definición de Zenón es verdadera o el falsa

Por tanto, sabemos algo sería anticipar lo tratado en ese capítulo y salirse del tema debatido en el capítulo IX.

Análisis del contenido. Como sucede con muchas argumentaciones filosóficas, el número de premisas es muy reducido; en concreto, parece haber únicamente dos premisas:

- Zenón afirma que sólo puede comprenderse un objeto que de tal modo resplandece de evidencia a los ojos, que no puede aparecer como falso (la definición de Zenón).

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- No hay ningún objeto que de tal modo resplandece de evidencia a los ojos, que no puede aparecer como falso (tesis de Arquesilao).

La primera opinión se atribuye a Zenón de Citio, fundador de la Estoa antigua. Al parece Zenón mantuvo que todo conocimiento proviene de los sentidos y que el criterio para determinar si una representación sensible es adecuada es la “katalepsis”, es decir, aquella cualidad de nuestras percepciones a la que no podemos resistirnos, que nos “agarra” por entero (J. Hirschberger, Historia de la Filosofía, tomo 1, p. 168). La primera premisa parece, pues, verdadera. La segunda premisa es propuesta por Arquesilao y es aceptada por su oponente únicamente para rebatirla. Esta circunstancia hace que no proceda preguntarse por su verdad al margen de la argumentación desplegada. Este Arquesilao parece ser Arquesilao o Arcesilao de Pitane, fundador de la Academia media, a quien Agustín, que lo conocía por Varrón, presenta como un escéptico.

Análisis lógico. El argumento inicial de los académicos está formado por la concatenación de un argumento de autoridad y un argumento deductivo. En la segunda fase del debate, Arquesilao debilita el argumento de autoridad, que pasaría a ser un argumento basado en la opinión. Si en su primera aparición se pretende que la autoridad de Zenón avala que solo puede conocerse lo que no presenta rasgos comunes con lo falso, tras la reformulación de Arquesilao lo único que se pretende es que su opinión constituye una razón para conceder que podría ser así –en ausencia de argumentos en contrario. Al argumento de los académicos, en su primera versión, se opone una argumentación múltiple formada por dos dilemas. El primer dilema parte de la disyunción “Arquesilao puede rebatir la definición de Zenón o no puede hacerlo”, y parece interpretar “rebatir” como demostrar la falsedad. El primer cuerno del dilema parece el más débil de los dos, puesto que se pretende inferir de la supuesta incapacidad de Arquesilao para rebatir la tesis de Zenón, que esta es verdadera, o al menos que Arquesilao estaría obligado a tenerla por tal. Es dudoso que pueda alegarse aquí con fundamento una presunción a favor de la definición de Zenón, y desde luego un escéptico (posición que sería la de Arcesilao) abogaría en un caso como este por la suspensión del juicio. De hecho esa parece ser la alegación de Arquesilao que abre la segunda fase de la argumentación. En cuanto al segundo cuerno de este primer dilema, puede representarse con algo más de detalle como sigue.

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Puede demostrarse que es falso que sólo pueda conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso

↓ garante: Si puede demostrarse que p, entonces p

Es falso que sólo pueda conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso

↓ garante: si es falso que p, entonces no p

No sólo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso

↓ garante: ley aristotélica de oposición

Hay algo que puede conocerse y presenta caracteres comunes con lo falso

↓ garante: eliminación de la conjunción

Puede conocerse algo A la vista de la tecera fase de la argumentación, que “Hay algo que puede conocerse y presenta caracteres comunes con lo falso” se siga de la hipótesis “Puede demostrarse que es no es cierto que sólo pueda conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso” podría ser una reducción al absurdo de esa hipótesis. El segundo dilema parte de la disyunción ·”Solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso o puede conocerse algo que presenta caracteres comunes con lo falso”, una instancia del principio de tercio excluso. La debilidad del razonamiento subsiguiente está en el primer de los argumentos coordinados que lo integan. El paso de la hipótesis “solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso” a la conclusión “sabríamos que solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso” invoca un garante tan discutible como Si p, entonces se sabría que p. Una interpretación más caritativa debilita la conclusión por medio del cualificador posiblemente. No obstante, quien crea, como Williamson, que hay casos de ignorancia necesaria pondría reparos a esta licencia inferencial. En suma, este argumento quedaría como sigue:

Solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso

↓ garante: si p, entonces es posible saber que p

Es posible saber que solo puede conocerse lo que no presenta caracteres comunes con lo falso ↓

Algo puede conocerse

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¿Cuál es el garante que permite la última inferencia? Aparentemente tendría la forma Si es posible saber que es posible que p, entonces es posible que p. Una discusión detenida de ese principio modal epistémico estaría aquí fuera de lugar; en todo caso, es un principio que dista mucho de ser obvio. En cuanto al segundo de los argumentos coordinados, parte de una hipótesis (“Puede conocerse algo que presenta caracteres comunes con lo falso”) cuya inconsistencia intenta establecer el argumento subordinado de la tercera fase del debate. Esta reducción al absurdo sería, pues, una recusación del argumento que ahora nos ocupa. Por otra parte, las fuerzas respectivas de los dos argumentos opuestos no son (explícitamente) comparadas.

Puede conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso

Puede conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso

Por tanto puede conocerse lo falso

Podría conocerse lo falso No puede conocerse lo falso

Por tanto, algo puede conocerse No puede conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso

Como ya se ha indicado, en la segunda fase del debate se reformula el argumento de los académicos usando un cualificador. El aspecto más interesante desde el punto de vista de la evaluación lógica es el paso final, de “Posiblemente nada pueda conocerse” a “Nada puede conocerse”. Esa inferencia parece apoyarse en un garante como Si puede dudarse de que se sepa que p, entonces no se sabe que p. El primer “puede” proviene de la conclusión de un argumento basado en la opinión (una forma débil de argumento de autoridad), y por consiguiente esa posibilidad es relativa a nuestro estado de conocimiento o ignorancia. El segundo “puede” es más bien objetivo, y puede sustituirse de forma natural por “es imposible que”. Así las cosas, esta inferencia quedaría ´como sigue:

Por lo que sabemos, podría suceder que fuera imposible conocer nada

Por tanto, es imposible conocer nada En defensa de este paso podría aducirse que saber algo es saberlo con certeza y que si es posible ponerlo en duda, entonces no lo sabemos. Eso haría depender la inferencia de una determinada concepción del conocimiento.

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Llegamos así a la tercera fase del debate. El centro de interés está en el paso de la hipótesis “puede conocerse lo que presenta caracteres comunes con lo falso” a la conclusión “puede conocerse lo falso”. Parece tratarse algún tipo de argumento basado en la semejanza, y por tanto débil, cuyo garante sería si algo presenta caracteres comunes con lo falso, se asemeja a lo falso. La inferencia gana en plausibilidad si se refuerza la hipótesis de partida:

Puede conocerse algo que no presenta ningún carácter que lo distinga de algo falso

Por tanto, puede conocerse algo falso El presupuesto de la inferencia es entonces que conocer algo es reconocer determinadas características de ese algo, una asunción coherente con la epistemología estoica, que el escéptico académico acepta en parte. Hubert Marraud UAM e-mail: [email protected]