AGUAS CORRIENDO HACIA LA META - Para la proclamación del ... · Paulo Coelho y la amoralidad...

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33333 ¿Autoayuda o autodestrucción?Los libros de ‘autoayuda’ son leídos condevoción por millones de personas en elmundo entero. ¿Cuál es su mensaje, y laideología que los sustenta?

5 5 5 5 5 Excusas que suelen darsepara no seguir a Cristo“Dios es severo, no me atrevo a acercar-me a Él...” ¿Es ésta la suya?

66666 Una deuda impagable¿Sabe cuál es su deuda con Dios y cómopagarla?

77777 Juicios sobre la tierraLas terribles calamidades que se dejaráncaer durante la Tribulación.

99999 Entrando en el reposo de DiosEl reposo de Dios está desde el comien-zo de la vida cristiana victoriosa.

1212121212 Vamos adelante a la perfecciónUna invitación del Espíritu a los hombresy mujeres de fe para dejar el pasado yextenderse hacia la madurez.

1414141414 La amplia provisión de Dios¿Cómo puede el cristiano alcanzar la per-fección? He aquí la solución para los pe-cados y la debilidades.

1717171717 Perfeccionados, ¿para qué?La perfección no es un estado beatífico,carente de sobresaltos. Antes bien, es unejercicio apasionante como instrumentosde salvación e intercesión.

1919191919 Dios busca intercesoresAl igual que ayer respecto de Israel, Dioshoy sigue clamando por hombres que sepongan en la brecha a favor de la huma-nidad.

21 21 21 21 21 La oración intercesoraLa oración que mejor refleja la forma deser de Dios y de sus amados es la ora-ción intercesora.

2424242424 SiervasDe todos los roles que una mujer de Diosestá llamada a desempeñar, el de ‘sierva’es uno de los principales.

2727272727 ¿Cómo puedo mejorarmi rendimiento escolar?La educación es hoy un deber que tieneque asumir todo joven creyente. Pero enesa tarea no está solo.

3131313131 ¡Misión entre los antropófagos!El amor de Dios por los indígenas de lasislas Nuevas Hébridas llevó a Juan Patona emprender una peligrosa aventura defe.

3333333333 TestimoniosTestimonios de cómo creen, sufren y cre-cen los cristianos vencedores.

ADEMÁS:Para Meditar 26Escudriñad las Escrituras 29Cosas viejas y cosas nuevas 30Citas escogidas 32Recortes de la Web 34Bocadillos de la Mesa del Rey 35Cartas de nuestros lectores 35

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CORRIENDO HACIA LA META

a vida de los hombres sin Dios se mueve normalmente en círculos, sin metas niesperanzas trascendentes. Es como un vagar por el desierto, sin un norte queguíe su deambular. En ese contexto, el escepticismo, el fatalismo y la depresiónsuelen hacer de las suyas en los corazones desalentados y desesperanzados.

No es así, sin embargo, en la vida del creyente, la cual es lineal, porque tiene un princi-pio y tiene un final. Su origen es cierto, y también lo es su meta. No hay lugar para lasincertezas, ni para los rodeos innecesarios. Incluso, aun en las etapas de la vida en queparece estar perdido el rumbo y detenido el paso, hay avance, porque todo ello obedece alpropósito predeterminado por Dios. No hay pérdida alguna en Dios, ni en los que han pues-to sus vidas en sus sabias manos. Armados de este pensamiento, corremos la carrera congozo confiado, y con esperanza.

En este número hemos querido abordar el importante asunto del progreso del cristianohacia la perfección. Habiendo recibido alguna luz acerca de la epístola a los Hebreos, he-mos querido desarrollar aquí algunos de los principales tópicos que presenta el EspírituSanto en esa epístola.

No es, por supuesto, un estudio exegético, ni tampoco es un examen acabado de ella. Es,a lo más, el delineamiento de los perfiles que sobresalen ante nuestros ojos, y que responden–así lo creemos– a las necesidades del pueblo de Dios en este preciso tramo de su caminarde fe. En todo, estamos agradecidos del Señor por su bondad al concedernos su buena Pala-bra. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos.

Temas como el reposo de Dios, los recursos que Dios ha provisto en Cristo para nuestraperfección, las señales y claves de la perfección expresados en el sacerdocio del creyente, laimportancia de este sacerdocio, y la oración intercesora, conforman esta serie de mensajesque fueron compartidos recientemente en el Retiro de Ruca-Kura (Chile) en el mes de enerorecién pasado.

Confiamos que esta palabra, que tiene un especial valor y aplicación a los creyentes enChile, tenga también valor y aplicación para los amados hijos de Dios en todo lugar dondeDios se sirva llevarla, para gloria de su precioso Nombre, y bendición de su iglesia.

Diseño y diagramaciónMario Contreras T. - Mario Cortés P.

Finanzas y distribuciónVirginia Cáceres S. - Alicia Cuevas P.Llanquín Lucio 01972, Temuco, Chile

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Equipo RedactorEliseo Apablaza F.

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AGUAS VIVAS

Fotografía de portada: «Araucarias». Parque NacionalNahuelbuta - Región de la Araucanía - Chile

(Autor: Mario Contreras T.)

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Nuestra meta es servir a Dios y a todos los hombres; nuestro único mensaje esJesucristo, el don inefable de Dios.

Escríbanos o llámenos; háganos llegar sus sugerencias, colaboraciones y consultas.

esde hace unas dos décadas, hanestado surgiendo en el mundo,con mucha fuerza, los llamadosescritores de “autoayuda”. Su

proliferación ha sido tal, que sus libros ocu-pan lugares destacados en las librerías y bi-bliotecas del mundo. ¿La razón de su éxito?Hay que buscarla en una sociedadsobresaturada de tecnología, rica y cómoda,pero sicológicamente desequilibrada, carentede horizontes en el plano afectivo y espiritual.

Estos escritores se han alzado en cortotiempo como los mayores vendedores de li-bros en el mundo. El éxito de estos “guías es-pirituales” no se debe tanto a la calidad delcontenido literario de sus obras, sino a la in-saciable hambre de trascendencia del hombrepostmoderno, la misma que esconde tras unvelo de superficialidad y suficiencia.

Revisemos brevemente dos de estos auto-res, uno de corte cientificista, y otro con unsesgo más espiritualista. Cada uno de ellos –con diferente énfasis– ofrece un camino paraalcanzar la soñada, aunque esquiva, ‘realiza-ción personal’. Cada uno de ellos ha hechoescuela en nuestros días.

Goleman y la reivindicación de las emo-ciones

“Tenemos dos mentes, una que piensa, yotra que siente”, dice Daniel Goleman en su

libro La inteligencia emocional.Esta es una de las revolucionarias frases

que contiene el libro, uno de los grandes best-sellers de los últimos años. La educación quese imparte en las escuelas –plantea Goleman–fortalece la inteligencia racional, pero descui-da la inteligencia emocional. Esto trae insa-tisfacción y frustración. Por eso propone elcultivo de actitudes que desarrollen, por ejem-plo, el optimismo (“que favorece a los enfer-mos del corazón”), y la esperanza (“que tienepoder curativo”).

Goleman sostiene que, quitando la ira, laansiedad y la depresión podremos quitar elcáncer y otras enfermedades crónicas, y me-jorar así la calidad de vida de las personas.

Goleman pone su esperanza en una nuevaeducación que prepare de verdad a los jóve-nes para la vida. Dice: “Imagino un futuro enel que la educación incluirá como rutina elinculcar aptitudes esencialmente humanascomo la conciencia de la propia persona, elautodominio y la empatía, y el arte de escu-char, resolver conflictos y cooperar.”

Sin duda que el planteamiento deGoleman llena un vacío en la enseñanza for-mal de los colegios. Redescubre el valor de unsector descuidado de la personalidad huma-na. Sin embargo, ¿es esta la panacea para so-lucionar definitivamente las deficiencias de laeducación y –más allá– los problemas delhombre?

Goleman cree que es posible mejorar alhombre desde afuera, estimulando el cultivode ciertos valores. ¿Es esto posible? La espe-ranza de que el hombre pueda ser mejoradoen su condición sicológica, y su pretensión deun futuro mejor gracias a los efectos benefac-tores de una educación de mayor calidad, sonsimilares a las aspiraciones de los iluministasfranceses del siglo XVIII, desmentidas hastala saciedad en los siglos posteriores.

Si miramos a la luz de la Biblia, podemosafirmar que tales pretensiones no tienen mu-cho asidero, por cuanto “lo que es nacido dela carne, carne es”. Nada que el hombre haga

puede variar la naturaleza del hombre.El hombre no puede sacarse de encima la

ira, ni la ansiedad ni la depresión, porque elhombre es, constitutivamente hablando, unser caído que necesita de la gracia de Dios. Elhombre no alcanzará una solución definitivaa su mal endémico con promover actitudes deoptimismo o de esperanza. Es posible que elcultivo de esas actitudes pueda mejorar algu-nos de los síntomas del mal, pero definitiva-mente no pueden con el mal.

Al leer a Goleman, es fácil soñar con unmundo feliz, con una sociedad solidaria, conunos niños sanos, puros y perfectos, pero larealidad es muy diferente. Si hay una tenden-cia en la sociedad tecnologizada del presenteno es hacia una mejoría, sino una acentuaciónde los mismos males ancestrales.

El hombre no puede ser perfeccionadodesde afuera. El hombre es como un vestidoviejo que no puede ser parchado sin que serompa. La solución, por tanto, no es remen-darlo por partes, sino reemplazarlo por otronuevo. Y eso sólo lo puede hacer Dios.

Paulo Coelho y la amoralidadProcedente de un oscuro trasfondo –liga-

do a la magia negra, a la homosexualidad y alsatanismo1 – Paulo Coelho ha alcanzado encorto tiempo la cima de la popularidad, mer-ced a la publicación de unos cuantos libros,simples en contenido y ambiguos en sus prin-cipios, pero que manejan muy bien una seriede recursos altamente comerciales.

Su lenguaje es espiritualista –siguiendo elmodelo de Tagore y Rampa–, su temática esvariada y liviana. Tal vez el mayor peso de suslibros se lo otorgue la abundancia de referen-cias bíblicas. No debe sorprender que en suslibros aparezcan personajes comoMelquisedec dialogando con un niño de nues-tra época, o elementos sagrados como el Urimy el Tumim. Tampoco debe sorprender que seciten profusamente las enseñanzas del SeñorJesucristo, aunque las más de las veces se ci-ten fuera de contexto, o forzándoles el senti-

ENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDADADADADADAGUASVIVAS 3

¿Autoayuda oautodestrucción?

Muchos de los mayores best-sellers en la actualidad son obras escritas por autores de corte‘espiritualista’, verdaderos ‘gurúes’ posmodernos que pretenden ayudar al hombre en su bús-queda de la felicidad. Sus libros son leídos con devoción por millares, incluso por los grandespersonajes de la televisión y del ‘jet set’ en el mundo entero. ¿Cuál es su mensaje, y la ideologíaque los sustenta?

do. Hay, incluso por ahí, una referencia a JuanBunyan, el amado siervo de Dios, en su libro“Manual del guerrero de la luz”, en una alu-sión, por decir lo menos, extraña.

Así, sus relatos y reflexiones resultan unhíbrido que mezcla lo sagrado de las Escritu-ras con lo profano de las situaciones en quese las aplica. Pero ¿quién podría recelar de unautor que cita la Biblia, que habla del amor,de la humildad, y –sobre todo– de Dios? Alos ojos de un lector desaprensivo, todo estábien. Todo es bueno y bonito. Sin embargo,ello configura sólo un perfecto disfraz.

En su libro “A Orillas del Río Piedra meSenté y Lloré” se desarrolla la historia de unsacerdote recién egresado del Seminario, po-seedor de dones milagrosos, que se encuen-tra con una antigua amiga de infancia. Des-pués de revivir la amistad, y de un breve pe-ríodo de incertidumbres y agonías, logranconsumar su amor. ¿La moraleja? “Dios esamor” y como Dios “hizo al hombre para lafelicidad”, cuando no se lucha en obtenerlapor todos los medios disponibles, entonces,“estamos matando a Dios dentro de nosotrosmismos”. ¿Moralidad? ¿Principios? No loshay.2

En “El Alquimista” (el más conocido desus libros) desarrolla la historia de un mucha-cho que va tras el sueño de encontrar un teso-ro, propósito que alcanza después de muchasperipecias, gracias a la enseñanza impartidapor el alquimista. ¿Cuál es esa enseñanza?Hay que escuchar la voz del corazón, porqueesa es la voz del “Universo”. Cuando una per-sona desea realmente algo —no importandolo que sea— el “Universo” entero conspirapara que ese sueño se pueda realizar.

En este relato, el “Universo” y el “Amor”toman el lugar de Dios –en un abiertopanteísmo–, siendo el viento, la tierra, el sol,las estrellas, animales, pájaros y hombresquienes representan al Universo en distintosmomentos. 3

En otro de sus libros, el “Manual del Gue-rrero de la Luz” colecciona máximas, axio-mas, principios y enseñanzas, con un débilhilo argumental. Aquí Coelho roza varios tó-picos de moralidad, tales como: ser agradeci-do, ser apasionado por lo que uno cree, saberusar las fuerzas, jamás hacer trampas, serhumilde, ser sorpresivo en la guerra, sermenospreciador de hombres viles, etc. Ponecomo ejemplo al Señor Jesús, pero siempredesde su particular óptica. Su mensaje es op-timista, su fin es el engrandecimiento del almahumana, de la grandeza de carácter, de lareafirmación del yo. ¿Propósitos loables?

En busca de un marcoAhora bien, ¿cuál es el marco ideológico

que da sentido a toda esta literatura ‘edifican-

te’? ¿Hay algunas señales que nos permitanconocer qué hay en el fondo de esta literaturaque alimenta al alma de millones de personasen el mundo entero?

Tal vez lo que más llama la atención dellector más atento es la apropiación de los pos-tulados de la fe cristiana, para unaamalgamación con otros elementos de origenextraño, seudocientíficos o esotéricos. Esto,junto con validar esta línea de enseñanza,vuelve difusos los límites entre lo verdadero yaquello que no lo es.

El mensaje transmitido es un seudo ‘evan-gelio’ que invita al hombre a un perfecciona-miento en sí mismo, desconociendo suabismante impotencia por alcanzarlo. Unhombre que parte de esa falacia fundamental–la bondad natural del hombre– no necesitade un Cristo crucificado, derramando su san-gre en expiación por sus pecados. La creenciaen la bondad intrínseca del hombre desdeñatoda la obra redentora de Cristo en la cruz,juzgándola innecesaria e inútil.

En tanto las Escrituras proclaman solem-nemente: “No hay quien haga lo bueno, nohay ni siquiera uno.” (Romanos 3:12), la mo-derna literatura de autoayuda dice al hombre:“Tú puedes evolucionar infinitamente, en tiestán los recursos para llegar a ser un dios.”

Este mensaje pretende también zafar alhombre de las restricciones que el evangelioy su moral han establecido en la sociedad, parauna vida sin moral, o bien, con una moral a lamedida del hombre (la vieja máxima deProtágoras revivida: “El hombre es la medidade todas las cosas”), en que todo es permiti-do, y en que nadie le pide cuentas de sus ac-tos.

Es un mensaje de “autoestima”, de valo-ración de sí mismo, que está en absoluta con-traposición con el verdadero carácter delevangelio, toda vez que el mismo Señor Je-sús, enseñó a sus discípulos que debían mo-rir a esta vida para ganar la venidera. La esen-cia del mensaje del evangelio es la cruz (“Cris-to crucificado”), en la cual es crucificado todoaquel que sigue a Jesús.

Otra idea que subyace en estos libros es lade un Dios impersonal. Con esto se pretendedesperfilar del todo la existencia de un DiosViviente y Personal, poniendo en su lugar laidea del “Universo” como Dios, y de una fuer-za, el “Amor”, ante la cual los hombres no ne-cesitan rendir cuenta de sus actos. ¡Qué con-trario es al testimonio de las Sagradas Escri-turas!

Las Sagradas Escrituras hablan de un Diospersonal, quien ha creado todos los mundosy todas las cosas existentes, manifestando asísu inteligencia y capacidad para sostener tam-bién todas las cosas con la palabra de su po-der. Este Dios glorioso habla, se comunica. ¡Él

nos ha hablado por el Hijo y en el Hijo, nues-tro Señor Jesucristo!

Identificando el mal¿Cuál es el nombre de esta ideología que

subyace a esta literatura? ¿Cuáles son sus al-cances y pretensiones?

Se trata, ni más ni menos que de la ‘Nue-va Era’. Es esta una ideología de fines de sigloXX, pero cuyas raíces son muy antiguas; suspretensiones, universalistas y totalitarias. ¿Sumeta? Destruir el testimonio de Dios. Ella seapoya en diversos pensamientos, especial-mente de corte orientalista, y aun en las mo-dernas teologías liberales y racionalistas. Sufin es tratar de desvirtuar el latir del corazónde Dios, que es la salvación de todos los hom-bres por medio de la única persona que Diosha puesto como mediadora, es decir, CristoJesús.

¡Oh, pero sobre este tema hay mucho quedecir! Así es que esperamos poder hacerlo másadelante. Entretanto, rogamos al Señor quelibre de esta perniciosa plaga posmoderna anuestros lectores y a todos los que le buscan yaman su Santo Nombre.

1 Ver artículo “Del manicomio a súper ventas” enLa revista El Sábado de “El Mercurio”, Santiagode Chile, 28/10/2000.2 En la entrevista que aparece en la revista citadaCoelho afirma: “No creo en el camino del sufrimien-to como un camino espiritual. Yo soy católico, y simiro la vida de Jesucristo, veo que, claro, terminócon dolor, pero disfrutó bien su vida. Bebía, cena-ba. Los evangelios se pasan como el ochenta porciento alrededor de una mesa y en viajes. Jesús novaloraba el dolor para nada.” (p.40).3 Una de las más sesudas conclusiones a que arri-ba en este libro es: “Todo lo que pasó una vez, pue-de no pasar nunca más, pero lo que pasa dos veces,pasará seguramente tres.”

AGUASVIVAS4 ENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDADADADADAD

El hijo menor se acerca al padre y con un tono decidido,le pide su parte de los bienes,

porque quiere irse de casa.El padre se sorprende.Intenta, infructuosamente, disuadirlo.Él sabe que no podrá sobrevivir. ¡Es un muchacho aún!Sin embargo, el hijo está empecinado.El padre cede. (Total, es su vida)Entonces el hijo se va de casa, lejos, muy lejos.Poco le dura su dinero. Vive perdidamente.Cuando todo lo malgasta, viene una gran hambre en aquel lugar, y comienza a faltarle.Se arrima a un hombre rico, quien lo ocupa apacentando cerdos.No es el mejor oficio, pero no tiene otra opción.Muchas veces desea llenar su vientre con esa bazofia,pero ni eso le dan.Entonces vuelve en sí y dice:"¡Cuántos jornaleros hay en casa de mi padreque tienen abundancia de pan,y yo aquí perezco de hambre!"Entonces toma una gran decisión: ¡Decide volver a casa, y pedirle perdón a su padre!No le pedirá (¡No!) que lo trate como a su hijo,(¡ay, él no es digno!)sino como a uno de sus jornaleros.

Cuando llega a casa (sí, la misma y amable casa)su padre (su anciano padre) lo ve a la distancia.Pese a sus vestiduras andrajosas,y su aspecto innombrable, lo reconoce.(¡Oh amor profundo!)Entonces corre a su encuentro, se echa sobre su cuello.Le besa una y otra vez.El hijo intenta, entre sollozos, pedirle perdón.El padre no le deja.¡Está preocupado de ordenar a sus siervos que lo atiendan!Que traigan el mejor vestido. Que le pongan un anillo.Que le pongan un calzado hermoso. Que sacrifiquen el animal más gordo.Que haya mucha comida ...

¡y también fiesta!

Todo el mundo corre.¡Nunca había mandado él con tanta urgencia!

EVEVEVEVEVANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOAGUASVIVAS 5

¿Es ésta la suya?

Excusas

CRISTOque suelen darse para no seguir a

Entonces dice el padre, con voz entrecortada,sus lágrimas todavía corriendo:"Mi hijo estaba muerto, y ha revivido.Se había perdido y lo he hallado."Muchos hay que no conocen a Dios.En su ignorancia,le atribuyen un carácter duro, un corazón insensible.Muchos piensan que Dios es severo,y que permanece alejado del hombre, ¡sin inmutarse por nada!Es cierto, en la antigüedad,Dios no había dado a conocer aún su precioso carácter.Pero cuando Jesucristo vino, Dios se nos mostró.A Dios nadie le había visto jamás, pero el unigénito Hijo ¡Él le dio a conocer!El Señor Jesús dijo a Felipe que el que le veía a él,

veía al Padre.Antes que viniera Jesús, había muchas cosas escondidas.Una de ellas era ésta:el corazón de Dios, cómo es Él, cómo piensa, cómo siente,y cómo ama.La historia del hijo pródigo nos muestra cómo ama Dios alos hombres.Todos nosotros somos este hijo necio.Cuando pecamos en Adán, nos fuimos de la casa paterna, y vivimos perdidamente.Dios, el Padre, espera ahora que volvamos

a nuestro hogar.¿Cómo nos recibirá Dios?¿Nos reprochará por nuestro descarrío?¿Nos condenará?¡Oh, no, no, no!(Por favor, la respuesta a esa pregunta es ¡no!)

Porque en el corazón de Dios sólo hay misericordia parausted hoy.Es preciso que usted se vuelva a Él para recibir su perdón,y ser restaurado en su condición de hijo.¿Quiere hacerlo ahora mismo?

Le invitamos a orar:"Oh Dios, he estado lejos, y he pecado contra ti;perdóname y recíbeme.Creo que Jesús pagó el precio por este perdón.Gracias, Padre.En el nombre de Jesús. Amén"

Dios es severo, no me atrevo a acercarme a Él

as parábolas usadas por el SeñorJesús tenían el propósito de de-clarar cosas escondidas desde lafundación del mundo. Y de esas

cosas, una de las más gloriosas era dar a co-nocer el corazón, los pensamientos y los ca-minos de Dios.

Antes que el Señor revelara a Dios me-diante sus enseñanzas, los hombres no cono-cían a Dios, y tenían un concepto equivocadode Él. El carácter de Dios estaba escondidodesde la fundación del mundo, pero ahora esrevelado en toda su maravillosa gracia.

La grandeza del corazón de Dios y la pe-queñez de nuestro propio corazón se mues-tran claramente en la parábola de los dos deu-dores. Un rey quiso hacer cuentas con sus sier-vos. Uno de ellos le debía diez mil talentos, ycomo no pudo pagar, su señor ordenó ven-derle a él y su familia. Pero este siervo, pos-trado, le suplicaba, diciendo: “Señor, ten pa-ciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” Elrey, movido a misericordia, le soltó y le per-donó los 10.000 talentos. Un talento valía6.000 dracmas, y una dracma era lo que ga-naba un jornalero al día. De manera que10.000 talentos era el equivalente a 60 millo-nes de días de trabajo de un jornalero. Estosería, en nuestros días, aproximadamenteunos 34 millones de dólares, más de 18.000

millones de pesos chilenos. ¡Una cantidadimpagable!

Para graficar la inmensidad de la deuda,digamos que ese monto es equivalente a 1.800casas de diez millones cada una1 , o a 3.600vehículos de cinco millones. Si tuviésemos quepagar esta deuda a plazos (sin intereses), concuotas de $ 200.000 mensuales2 , tardaría-mos 7.500 años. Si pudiéramos pagar unos$500.000 mensuales3 , demoraríamos 3.000años. Si pagáramos un millón de pesos almes4 , tardaríamos 1.500 años, es decir, unas21 vidas. Si alguien dijera: “Yo tengo muchodinero, yo quiero pagar esa deuda mensual-mente de por vida”, en setenta años deberíapagar $21.428.571 todos los meses5 . Verda-deramente, la deuda de este siervo eraimpagable.

Tal como ésta, es la deuda que todo hom-bre tiene con Dios. Sus muchos pecados y re-beliones se han acumulado en su contra.¡Cuánto ha ofendido la santidad de Dios! ¿Quépuede hacer el hombre en tal condición? ¿De-bería intentar pagarla?

El siervo de esta parábola pretendía pa-gar, pero el rey, sabiendo que no podría, leperdonó. El siervo pensó como lo hace la ma-

yoría de los hombres; es decir, creyendo quetiene alguna solvencia en sí mismo. Que tieneméritos suficientes como para que Dios loperdone.

Dios, que conoce nuestra condición, ac-túa como hizo este rey, es decir: perdonando.Aún más, Dios no acepta nuestros recursospara solucionar este asunto. El no quiere queusemos recursos que están viciados por nues-tra injusticia.

Cuando Dios envió a su Hijo al mundo nolo envió a cobrar deudas, sino que lo envió aperdonar, para que por medio de su sangrefuéramos limpios de todos nuestros pecados.El perdón de esta deuda no fue un acto reali-zado por decreto (que hubiera sido fácil), sinopor medio de la muerte de su propio Hijo.

Lo que en verdad agrada a Dios es que re-conozcamos que necesitamos de su gracia ysu perdón. El corazón de Dios es tan amplio,sus pensamientos son tan generosos, la pro-visión de la sangre de Jesús es tan abundan-te, que hay salvación para todo aquel que seacerca a Él con un corazón quebrantado.

¿Quiere recibir el perdón de sus pecadoshoy? De usted depende, sólo de usted.

1 Unos 18 mil dólares americanos.2 Unos 360 dólares.3 Unos 900 dólares.4 Unos 1800 dólares.5 Unos 38.500 dólares.

AGUASVIVAS6 EVEVEVEVEVANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOANGELIO

La carga de pecados y de ofensas que el hombre ha acumulado contra Dios es demasiadogrande para ser saldada. Dios tendría todas las razones a su favor para condenar a la huma-nidad completa, sin apelación. Sin embargo, Dios halló una solución para este gran proble-ma. La solución no requiere nada del hombre, pero sí todo de Dios. Porque el hombre espequeño y su corazón es estrecho; pero Dios es grande y su corazón, generoso.

Una deUdaimpagable

n nuestro número anterior, he-mos hablado brevemente acer-ca de lo que ocurrirá en los cie-los, luego de la resurrección y el

arrebatamiento. Pero ¿qué ocurrirá entretan-to en la tierra? Los hechos que ocurrirán so-bre la tierra son de índole muy distinta, y ellosafectarán a los que no fueron arrebatados.

Después del arrebatamiento, todo lo quepodrá hacer la humanidad será conjeturaracerca de lo que sucedió, juzgándolo por susefectos: los miles de desaparecidos por todoel planeta. Muchos lamentarán, porque sehabrán ido esposos, esposas, hijos, padres,amigos y vecinos. Será para ellos como el do-lor producido por una gran catástrofe.

Al estupor inicial, seguirá, seguramente,el planteamiento de numerosas hipótesis, cuálde todas más absurda: la intervención deOvnis, el juicio de Dios para castigo de los quedesaparecieron, etc. De esta manera, cada cualintentará sacar el mejor partido de un hechoque asombrará a todos, pero que por la dure-za de corazón no estarán dispuestos a inter-pretar correctamente.

Por su parte, los cristianos no arrebata-dos (el trigo que no estaba maduro) lamenta-rán mucho más, porque ellos estaban adver-tidos de que tal cosa sucedería, pero nuncaprestaron la debida atención.

La humanidad no arrebatada se escindirá,entonces, en dos: los que no creían, ni cree-rán como consecuencia de la desaparición delos creyentes; y los que, siendo cristianos denombre, se habían asimilado al mundo, des-cuidando su fe, sin esperar al Señor. Estosrecobrarán ahora su amor y se consagrarán,pero a un precio muy alto: al de su propiavida.

Luego de la cosecha de los cristianos, elmundo quedará como un rastrojo desolado.La vida transcurrirá, en un comienzo, aparen-temente igual, el sol saldrá y la lluvia caerá.Pero muy pronto las cosas cambiarán radi-calmente.

El mal se desplegará con todo su terrorífi-

co poder, debido a que ya no tendrá el con-trapeso del bien. Los que fueron levantadoseran la sal de la tierra, que evitaba la descom-posición del mundo. Eran la luz, que mante-nía a raya las tinieblas. Pero ahora, ¿quién lasdetendrá? El deterioro y el mal comenzarán acampear por doquier. Entonces se manifes-tará plenamente el misterio de la iniquidad,el cual hoy ya está en acción, aunque en for-ma restringida (2ª Tesalonicenses 2:6-7);pero en aquel tiempo, ¿quién lo frenará? Eldía de la gracia termina con el arrebatamien-to de los creyentes en el Señor Jesucristo, quees, a su vez, el comienzo de los juicios sobreuna humanidad culpable y apóstata.

Tal vez usted haya pensado hasta hoy quede lo que viene nadie sabe, que tras la muertesólo hay silencio para siempre. Pero es preci-so que sepa usted que la palabra de Dios nosmuestra claramente lo que ha de venir.

Después del arrebatamiento, comenzaráuna situación de tal dramatismo como jamásse ha conocido. El poder político y religiosose concentrarán en una sola mano, la delAnticristo, y bajo su dominio absoluto se so-meterán todos los hombres.

Su genio político y su gobierno autorita-rio logrará evitar el caos económico, y unifi-car a todas las naciones, para una época depaz y bienestar momentáneos. Pero muypronto se mostrará su verdadero carácter ysus verdaderas intenciones. Se levantará con-tra todo vestigio que haya quedado de Dios,perseguirá a los cristianos rezagados, y losmatará.

El mal irá en aumento y los juicios de Diostambién. Todos los horrores presenciados porla humanidad en el pasado, sea por las gue-rras, por las pestes, o el hambre, no son nadacomparados con los que vendrán.

En una primera instancia, los juicios cae-rán sólo sobre la naturaleza. La tercera partede ella será destruida, incluyendo la vida delmar y de los ríos. Esto alcanzará incluso a losastros, que verán mermado notoriamente suresplandor.

Luego, en una segunda instancia (lo quese conoce como la Gran Tribulación), vendránlos juicios sobre los hombres. El diablo mis-mo será echado a la tierra; el Anticristo subi-rá del abismo para comandar la más grandematanza, y el falso profeta subirá de la tierrapara colaborar con él. La trinidad de maldadobrará unida contra todos los habitantes dela tierra. Habrá cinco meses de tormento,como el producido por el escorpión; al finalde los cuales una tercera parte de la humani-dad habrá sido destruida.

Poco después, vendrán los juicios de lassiete copas de la ira de Dios, que traerán, en-tre otros, úlceras pestilentes y mortales sobrelas personas; el mar y aun todas las aguas sevolverán sangre, y el sol abrasará a los hom-bres.

Antes tales catástrofes pudiera esperarsealguna actitud de arrepentimiento por parte delos hombres, pero no será así. Las personasserán conscientes de sus sufrimientos, pero noconsiderarán la causa de ellos (Ap. 9:20-21)

Armagedón y Babilonia

Hacia el final de este período ocurrirán doshechos gigantescos por sus dimensiones: labatalla de Armagedón, y el juicio contraBabilonia.

La batalla deArmagedón es elfin de la trinidadsatánica, en que elSeñor Jesucristovencerá a los ejér-citos reunidos con-tra Jerusalén. Lamortandad será te-rrible, tanto, quetodas las aves se saciarán de las carnes deellos. La bestia y el falso profeta serán echa-dos vivos dentro de un lago de fuego quearderá con azufre. Satanás será atado por milaños y encerrado en el abismo, los mismos milaños que el Señor reinará sobre la tierra conlos suyos.

MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROAGUASVIVAS 7

JUICIOSSOBRE LA TIERRA

Mientras la iglesia, luego del arrebatamiento, esté en los cielos preparándose para reinar milaños con Cristo sobre la tierra, en la tierra ocurrirán hechos espantosos, de los cuales el libro deApocalipsis habla en detalle.

AGUASVIVAS8 MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTURO

Sin embargo, el mayor de los juicios queaparece en Apocalipsis, y el que despierta lasalabanzas más estruendosas en los cielos, y elhorror de los hombres, es el juicio sobreBabilonia.

¿Qué es Babilonia? Babilonia es el gransistema político y religioso de Roma (la ciu-dad de las siete colinas), que ha existido a tra-vés de estos 20 siglos, el cual se va a cobrarmás fuerza en los días que vienen. Este siste-ma religioso se remonta a la época de Nimrod,el artífice de Babel, y está mezclado hasta ensus más mínimos detalles con el seudo cris-tianismo de la iglesia de Roma. Este sistemaserá reforzado en los años futuros por algu-nos sectores del lado protestante, tancorruptos como aquél.

Así llegará a ser Babilonia “la grande”, “lamadre de las rameras y de las abominacionesde la tierra”. Históricamente, sus pecados hansido tantos, que los juicios se amontonan con-tra ella, para espanto de todos los habitantesde la tierra.

Roma primeramente mató a los cristianos,y luego adoptó el cristianismo como religiónde estado, hasta constituirse por sí sola en unestado religioso. En tal situación, reina yfornica con los reyes de la tierra. Roma havenido a ser albergue de demonios, y los mer-caderes de la tierra se han enriquecido a cos-ta de ella.

Este sistema político-religioso es conoci-do de todos, y nadie puede declararse inocen-te si participa o consiente en sus hechos. Enlos próximos años, se acentuarán sus funes-tas acciones. Y el mensaje para los fieles que,por ignorancia, aún están allí es: “Salid de ella,pueblo mío, para que no seáis partícipes desus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;porque sus pecados han llegado hasta el cie-lo, y Dios se ha acordado de sus maldades”(Apocalipsis 18:4-5).

Cuando se produce su caída, se oyen vo-ces de lamento por doquier, pero nadie pue-de socorrerla. El humo de la ciudad sube porlos siglos de los siglos. El panorama en la tie-

rra llega entonces al máximo de la desolación,porque a todo lo anterior se habrá sumado elcaos de la naturaleza, que parecerá fuera decontrol. Habrá oscuridad, relámpagos, vocesy truenos; y terremotos cuales nunca antes hahabido; tanto, que las ciudades de las nacio-nes caerán, las islas huirán, y los montes noserán hallados. Y aún se añadirá sobre todoello un gigantesco granizo que hará blasfemara los hombres contra Dios.

¡Muchas desdichas ha vivido la humani-dad en sus seis mil años de historia, pero nin-guna será como aquélla!

La humanidad no resucitada

Todo esto es lo que ocurrirá con la huma-nidad no arrebatada. Pero, ¿qué ocurrirá conlos que no fueron resucitados, los que, almomento de producirse la resurrección y elrapto estaban muertos y siguieron muertos?

Los no resucitados constituyen la másgrande masa de seres humanos muertos enlos pasados siglos, y que esperan en lugaresde tormentos, el día del justo juicio de Dios.Ellos seguirán en la región de los muertos poraproximadamente mil años más a la esperadel juicio de Dios.

Ellos se levantarán después del milenio,para comparecer ante Dios y recibir el justopago por sus obras impías. Toda la maldad einjusticia cometida impunemente durante tan-tos siglos se pagará allí. ¡Qué terrible será esedía! ¡Triste será el fin de los que aborrecierontoda justicia y se complacieron en la maldad!

Aquel día –el día de la ira de Dios– nadiepodrá escapar del justo juicio de Dios; perohoy, para los que leen esta solemne adverten-cia, sí hay oportunidad. Hoy existe la oportu-nidad para escapar de todas aquellas cosasque sobrevendrán.

Hoy está abierta la puerta. Hoy tenemosacceso libre, por medio del nombre de Jesu-cristo, a la salvación de Dios. El Señor Jesúsdice: “Yo soy la puerta, el que por mí entrare,será salvo” (Juan 10:9).

¿Cómo escapar de la tribulación?

Pero los juicios más inmediatos son losque Dios enviará sobre la humanidad apósta-ta e incrédula en lo que se conoce como “latribulación”. ¿Habrá alguna posibilidad deescapar de ella?

La Escritura, en dos partes, da a entenderclaramente quiénes escaparán a esos juicios.

En Lucas 21:36 dice: “Velad en todo tiem-po orando que seáis tenidos por dignos deescapar de todas estas cosas que vendrán, yde estar en pie delante del Hijo del Hombre.”Esto significa que los que velan y oran pidien-do escapar y estar en pie delante del Hijo delHombre, de hecho escaparán y estarán en piedelante de Él.

En tanto, en Apocalipsis 3:10 dice: “Porcuanto has guardado la palabra de mi pa-ciencia, yo también te guardaré de la horade la prueba que ha de venir sobre el mundoentero, para probar a los que moran sobrela tierra.” Aquí se da a la iglesia en Filadelfiauna promesa, porque ella guardó la palabrade su paciencia. ¿Está usted entre éstos?

Hoy es el día para escapar. Mañana pue-de ser tarde, porque, luego que el Señor arre-bate a los suyos, no habrá lugar.

Los incrédulos pueden decir que desdehace mucho tiempo están oyendo decir lomismo, y que nada ocurre. También algunoscreyentes tal vez estén cansados de esperar.Sin embargo, los que esperan al Señor, con-tra el escepticismo de unos y otros, son decla-rados bienaventurados, por cuanto guardanla palabra de la paciencia del Señor.

¿En qué consiste la palabra de su pacien-cia? En que usted sigue creyendo, aunque losdemás se cansen de creer y de esperar. Es lapalabra de Dios, firme y segura, pero que re-quiere de la paciencia.

Así que, seamos como lo que creen y es-peran, confiadamente.

odos los estudiosos de la Bibliacoinciden en que, tanto el éxodode Israel de Egipto, como su es-tada en el desierto y su entrada

a Canaán son hechos históricos concretos. Sinembargo, ellos también coinciden en que son,a la vez, hechos representativos, simbólicos ycon un valor trascendente en el plano espiri-tual: Ellos son verdaderas metáforas del ca-minar del cristiano.

El apóstol Pablo, luego de pasar breve-mente revista a algunos de los hechos queacontecieron a Israel, lo confirma cuandodice: “Y estas cosas les acontecieron comoejemplo, y están escritas para amonestarnosa nosotros, a quienes han alcanzado los fi-nes de los siglos.” (1ª Cor. 10:11).

Siguiendo esta línea –muy ortodoxa– deinterpretación bíblica, quisiéramos conside-rar algunos aspectos de la historia bíblica delpueblo de Israel, en el comienzo de nuestroestudio de Hebreos.

Egipto y el mundo

La vida de Israel en Egipto tuvo sólo unfugaz momento de bienestar, en los días deJosé. Eran los albores de la vida de Israel comopueblo, en que gozaba del protectorado delsabio gobernador judío. Era la infancia de Is-rael.

Para el cristiano, evidentemente, Egiptoes el mundo. Antes de nacer de nuevo, él par-ticipa de la posición de destitución del mun-do (muerto y bajo condenación), siguiendo lacorriente que lo envuelve. (Efesios 2:1-2;12).Por algún tiempo, el mundo se le ha mostra-do favorable (tal vez en los días de su adoles-cencia), pero pronto esa actitud cambia, ape-nas él despierta a su propia condición peca-minosa. Entonces, el mundo le muestra suverdadera naturaleza y su condición hostil.

Más temprano que tarde, llegó para Israella hora del dolor. Faraón desconoce los favo-

res concedidos otrora a este pueblo, y lo con-sidera una grave amenaza. ¡Así que lo con-vierte en su esclavo! Israel pasa a servir a losintereses de Faraón. Israel es ahora sólo unafuerza de trabajo que tiene valor en la medi-da que produce. Sus manos sostienen la gran-deza del imperio. Faraón tiene cientos de mi-les de esclavos judíos, que hacen el trabajomás rudo, para que Egipto pueda lucir sus bla-sones al mundo entero.

Poco a poco la esclavitud se vuelve inso-portable, la carga es ya insostenible. El pue-blo gime bajo la impiedad de un amo cruel.Sus más legítimas aspiraciones han desapa-recido: un esclavo no tiene ninguna opción.La voz se levanta entonces hacia el cielo. Elclamor sube, y Dios oye.

El cristiano crece en el mundo. Aunque éles un escogido de Dios, todavía no conoce supoder liberador: es un esclavo. El trabajo looprime, el amo que impera en el mundo –eldiablo– lo subyuga. La corriente del mundole atrapa. Sus exigencias le abruman; él debeestudiar, hacer fortuna, alcanzar el éxito. Paracada una de esas demandas, hay un esfuerzomás que realizar. Las fuerzas le faltan. Sienteque en el fondo de su alma hay un hoyo pro-fundo, siente una gran insatisfacción. Piensaque en alguna parte debe haber una solución.Tal vez, más allá de las estrellas. El no lo sabe,pero Dios ha escuchado su clamor y preparaya su liberación.

Entonces, en su bondad infinita, y en suanticipado conocimiento y consejo, Dios dis-pone para su pueblo una salida. Dios preparaen el crisol del desierto un hombre para aten-der tal necesidad. Nace Moisés. Crece, se le-vanta, cae, huye y se esconde. Cuando pareceque Dios ha olvidado, Él lo llama, y lo envía.El Libertador hace su entrada en Egipto. Supalabra es una palabra libertaria que conmue-ve las entrañas del pueblo, y los cimientos delimperio.

Dios le habla al corazón a su pueblo, y su

palabra, que es también poderosa, le saca dela esclavitud. Moisés trae los juicios de Diossobre Faraón y sobre Egipto, le vence en to-dos los frentes, y saca a Israel con brazo po-deroso.

La sangre del cordero les ha librado delúltimo y más severo juicio, que es la muertemisma. Mientras los primogénitos egipcioscaen bajo la hoz del destructor, los hijos deDios comen con premura del Cordero pascual,para memoria perpetua de su gran salvación.

Aquella sangre esa noche en Egipto, pues-ta sobre el dintel de las puertas de las casasjudías es la sangre del Cordero de Dios queha librado de una vez y para siempre a los hi-jos de Dios de toda condenación. ¡La conde-nación ha pasado! ¡El destructor no los ha po-dido tocar! ¡La poderosa salvación de Dios hallegado! Aquel “veré la sangre y pasaré de vo-sotros” suena todavía, glorioso, en los oídoscreyentes. Todavía la sangre del Cordero deDios está vigente. Tan vigente como ayer. Y loestará por siempre.

Aquella noche el bordón estaba en la manode todo israelita, la masa sin levadura quesobró del pan necesario, está envuelta parallevarla. ¡Hay que marchar! ¡Egipto debe que-dar atrás! ¡Canaán les espera!

Egipto deja salir a sus cautivos, y no so-los: les añade voluntariamente regalos y jo-yas en abundancia. Egipto es devastado porlos mismos egipcios, para regalar a sus ex-es-clavos que se van. ¡Qué terrible es el Dios queellos tienen! ¡Que se vayan luego, antes queellos sean consumidos!

Dios ha dignificado a su pueblo ante losojos de Egipto y de Faraón. Dios ha enjoyadoa sus amados; salen, no como esclavos queescapan de su amo, sino como príncipes quevan a adorar a su Dios al desierto.

El cristiano es conducido por el Espíritude Dios a salir del mundo. ¡Se ve todo tan dis-tinto ahora! El mundo le es ajeno, él tiene una

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Entrando en el reposoEntrando en el reposoEntrando en el reposoEntrando en el reposoEntrando en el reposode Diosde Diosde Diosde Diosde Dios

A poco andar en la epístola a los Hebreos, el Espíritu Santo nos introduce al tema del reposo.Tomando el ejemplo de Israel –de su gran fracaso en el desierto– nos advierte acerca de unode los mayores males que podrían ocurrir a los hijos de Dios, y que les impedirían alcanzar laperfección: no disfrutar del reposo de Dios en Jesucristo.

AGUASVIVAS10 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

nueva patria. ¡Tiene que salir! Su pie se mue-ve, su corazón palpita. ¡Pertenece a otro pue-blo! ¡Su patria está lejana! ¡Hay que salir!

El paso del Mar Rojo

Esta salida y definitiva separación del pue-blo de Israel de Egipto es tan significativa, quedebe quedar una clara constancia de ella. De-berá quedar grabada, no sólo en el recuerdo yla conciencia de quienes fueron sus protago-nistas, sino aún debe quedar registrada en losanales de la historia misma. Su relevancia estal que de ella habrá una perpetua memoria.

Israel avanza a paso lento. No sólo cami-nan los hombres de músculos endurecidos porel trabajo diario, sino que van los abuelos de-bilitados por la enfermedades, y los niñosmarchitados por la desnutrición. Pese a todo,la alegría se desborda. Hasta los animales seunen a ella aquí y allá con sus voces tan dis-pares.

Sin embargo, a poco andar, una nube depolvo y el ruido de carros por retaguardia lesllena de pavor: Faraón y sus carros de a caba-llo se acercan a galope tendido.

La encerrona es perfecta. Al frente, el mar;detrás, el ejército más poderoso de la tierra.¿Puede haber escape para esa multitud inde-fensa?

El cristiano sabe que ya no pertenece almundo. Se sabe libre de él y perteneciente aotro pueblo. Su frente se alza para mirar a lolejos. ¿Dónde estará la meta? ¿Dónde estaráAquel que lo ha llamado “por su gloria y exce-lencia”? (2ª Pedro 1:3). Avanza con paso fir-me; le parece que nada puede perturbar supaz y su gozo. Sin embargo, de pronto se cier-ne un peligro a sus espaldas. Es el diablo queemprende una persecución. Tal vez use a ami-gos muy cercanos. O, tal vez, a familiares muyqueridos. Desde algún lugar inesperado sur-ge la amenaza. El gozo se mezcla con un ex-traño dolor, que nunca antes había sentido.Es como un puñal clavado en medio del cora-zón.

El pueblo está encerrado entre Faraón yel mar. Los ojos se abren desmesuradamen-te. El corazón se llena de pavor. Las mujeresy los niños buscan refugio en el seno del pa-dre. Los hombres gritan a Moisés. Entonces,¡oh maravilla!, la vara de Moisés, se alza y elmar huye. Las aguas se espantan y el fuerteviento oriental deja el paso expedito. Lasaguas bullen a un lado y otro del camino, for-mando paredes gigantescas. “Todos en Moi-sés fueron bautizados ... en el mar ...” – diráPablo mucho tiempo después, interpretandoese glorioso hecho. (1ª Cor.10: 2).

Faraón está vencido, y los cánticos delpueblo así lo declaran con alborozo: “Ha echa-do en el mar al caballo y al jinete. Jehová esmi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salva-

ción ... Echó en el mar los carros de Faraón ysu ejército; y sus capitanes escogidos fueronhundidos en el Mar Rojo. Los abismos los cu-brieron; descendieron a las profundidadescomo piedra. ” (Exodo 15:1b-2; 4-5 a).

El pueblo, otrora esclavo, ha escapado, yya está fuera de su alcance. El Mar Rojo estáde por medio.

Cuando el enemigo hiere con esa primerapunzada en el corazón, el cristiano se descon-cierta momentáneamente, pero luego, asisti-do por el poder de la resurrección de Jesu-cristo –que está en su corazón– recobra fuer-zas. Y en vez de la lágrima –que se enjuga–aparece en sus ojos un brillo desconocido. Esel valor del corazón que asoma con inusitadafuerza. ¡Sí, a la amenaza del diablo opondráun testimonio de fe más claro aún que su pri-mera y débil confesión de fe! ¡El bautismo!Será la demostración de una fe inclaudicable,de una decisión irrevocable. Será para él comoquemar los puentes que lo unen al pasado.¡Todos deben saber qué significa para él elmundo y quién es su Dueño ahora!

El bautismo es muerte y resurrección. Elmundo queda atrás; adelante hay una nuevaTierra Deseable. La esclavitud ha terminado;la libertad comienza. El sistema corrupto haquedado atrás, un nuevo día de justicia yaalumbra.

Al igual que Israel en el Mar Rojo, el cris-tiano también tiene su bautismo en las aguas.Son otras aguas, seguramente más calmadas,pero el testimonio –público– es tan firmecomo aquél:

¡El mundo quedó atrás! ¡Satanás estáderrotado! ¡El cristiano es libre!

El Sinaí y la Ley

El paso del Mar Rojo es el inicio del pere-grinar de fe en dirección a Canaán. El MarRojo es la separación del mundo. Egipto que-dó atrás. Nunca más Israel volvió allí (aun-que tuvo el deseo y la ocasión de hacerlo). Laprimera gran experiencia luego del Mar Rojoestá en el Sinaí. Así que, hacia allá se encami-nan los pasos de Israel.

El camino más corto entre Egipto yCanaán es la ruta costera; sin embargo, Israeles llevado hacia el sur, para que reciba la Leyen un ambiente de grandes demostracionesde poder de parte de Dios. Ellos entienden quela Ley es buena, y que sus mandamientos sonsantos y justos. Así que ellos dicen: “Todo loque Jehová ha dicho, haremos.” (Ex.19:8). Sinembargo, ellos no saben qué peso han acep-tado sobre sus hombros. La Ley de Moisés esdada a un pueblo que aun camina en la carne.Se le demanda santidad y perfección a quienno puede producirla.

Así, a poco andar luego de su bautismo, elcristiano se encuentra con la Ley. No es queDios se la imponga, son las criaturas de Dios–los ángeles, en el caso de Israel (Heb.2:2;Gál.3:19b); los mismos cristianos mayores, enel caso del cristiano (Gál.5:4,7)– quienes sela imponen. Ellos lo ponen bajo el peso de Leyde los mandamientos. Son maestros que, máspor ignorancia que por maldad, quieren so-meter al nuevo cristiano a la esclavitud conuna infinidad de ordenanzas según la carne.Él deberá vivir las enseñanzas de Jesús,autoimponiéndose para ello una férrea disci-plina. Deberá producir cantidades de gozo, deamor, de paz y de bondad, sin claudicar. Aun-

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que su ánimo esté triste y su alma agobiada.

Él aceptó de buena gana todas estas co-sas. Él quería agradar a Dios. Si sus mayoresle enseñan eso, ¡así deberá ser! Se siente hon-rado con las demandas, y al igual que Israelen el Sinaí, él dice: “Todo lo que el Señor hadicho, eso haré.” Así, él comenzó a añadir –sin saberlo– las obras de la carne, a la fe. Élestaba lleno de gozo, el gozo del espíritu. Peroahora, a medida que se esfuerza por agradaren la carne, el gozo se ha ido secando. El de-sierto de sus propios esfuerzos fallidos lo haido consumiendo. ¿Por qué se siente ahoratriste y agobiado? ¡Ah, es que él no se ha es-forzado lo suficiente! – piensa. Así que debe-rá esforzarse más por tenerlo. ¡Ay, y si ya nolo siente, por fingirlo!

Deberá esforzarse todo lo necesario parapoder agradar a Dios. Literalmente, tendráque someterse a todo un código de leyes acer-ca de cómo agradar a Dios y cómo servir, se-gún un régimen de estricto orden. Allí habráleyes bíblicas y también otras que no son bí-blicas. Mandamientos divinos mezclados conmandamientos humanos. Estos últimos for-man parte de la larga tradición que pesa so-bre el grupo de que forma parte. Aunque seesfuerza, no puede agradar a los demás niagradar a Dios. ¡Se siente podrido! ¡Qué tris-te suerte le espera!

La vida en el desierto

El pueblo, premunido de la Ley, avanzaahora hacia el norte; su meta: la Tierra Pro-metida.

En el trayecto surgen inconvenientes,como era de esperar. El pueblo de Israel esun pueblo quejumbroso e iracundo. ¿Quiénque viva bajo la Ley no es así? En Israel secumplió anticipadamente la certera palabradicha por Pablo: “Pues la ley produce ira.”(Romanos 4:15). Si se habían airado antes deSinaí por causa del pan y el agua (Ex.15:22-17:7), se quejan mayormente ahora en Tabera(Núm.11) y se llenan de nostalgia por los pes-cados de Egipto.

En pocos meses llegan a Cades-Barnea;están en las proximidades de Canaán. Ha lle-gado la hora de la verdad. Es la hora de la con-quista ¡Por fin la meta está a la vista! Pero,entonces, surgen algunas interrogantes, que,lamentablemente, no proceden de la fe: “¿Quétal es el pueblo al que tendrán que desalojar?¿Están ellos en condiciones de emprender laconquista?”

Entonces, solicitan que se envíen espías.(Deut. 1:22). Es el primer signo preocupan-te, aunque Moisés parece no darse cuentade ello. (Deut. 1:23). Ellos desconfían, node sí mismos, sino de Dios, y temen al enemi-go.

Los 12 espías van, y tras un recorrido decuarenta días, regresan. Viene el informe la-pidario y surge la reacción destemplada delpueblo. La incredulidad echa por tierra todapretensión de conquista. Los hijos de Anacamenazan con su sola estatura. Los hijos deIsrael se ven a sí mismos como langostas; ¿yDios? ¡A Dios no lo ven!

Cuarenta años han de pasar. Un año porcada día del infausto recorrido de los espías.La generación que recibió la Ley ha de morir.Ninguno de los que dijo: “Todo lo que has di-cho, haremos” conquistará la Tierra. ¿Porqué? Ellos no caminaban por fe, sino por lasobras de la Ley. La Ley es inútil para vencer alos enemigos de Dios. A los enemigos de Diosse les vence con las armas de la fe, no con lasde las obras. “Todo lo que no procede de fe, especado”. (Rom.14:23 b). Sólo Josué y Calebestán en condiciones de vencer, porque elloscreyeron.

¿Hay un espectáculo más triste que este?Israel da vueltas en círculos, interminable-mente. Ellos ya no tienen metas, ellos no tie-nen aspiraciones. Para ellos ya no existeCanaán. El propósito de su salida de Egiptose ha desvirtuado. Ellos sólo caminan, comeny beben para morir. ¡El sentido de su pere-grinar es la muerte!

Para muchos cristianos hoy, las cosas pa-recieran no ser diferentes.

El cristiano que echa mano a la ley de lasobras da vueltas en el desierto, y finalmentetiene que caer allí. El desierto es la vida cris-tiana vivida en la carne, como un sistema deobras, de rituales externos, sin esperanza deavanzar a Canaán hacia una plenitud de vidaen Cristo. Es la vida del alma no crucificada.El cristiano sólo piensa en saciar su hambrey su sed, y si alguna vez mira hacia lo lejos, noes hacia Canaán, sino hacia Egipto. No obs-tante, la fidelidad de Dios se manifiesta cadadía: no le falta la nube de día y la columna defuego de noche. El calzado no se gasta y elvestido no se envejece. Es un hijo de Dios, ycomo tal, disfruta de sus favores. Sin embar-go, no conoce la plenitud de la vida interior.Lamentablemente, confunde la misericordiade Dios con la buena voluntad de Dios.

Cuando Dios le invita a pasar a Canaán vesólo dificultades. Su vista se ha acostumbra-do al amarillo desvaído del desierto y no pue-de recordar el verde intenso de los valles. Nopuede concebir cómo es una tierra de arro-yos, de la cual fluye leche y miel. Las excelen-cias de Cristo le son desconocidas.

Muchos cristianos acaban su vida sin vera Canaán. Ellos piensan que Canaán es el cie-lo y se consuelan con una dicha sólo futura.Ellos no saben que los lugares deleitosos sonpara su disfrute, hoy.

¿Quiénes entran en Canaán?

Dos clases de personas entraron enCanaán: los menores de 60 años, la mayoríade los cuales habían nacido en el desierto; al-gunos de ellos eran los niños que habían sidoobjeto de los temores de sus padres en el tiem-po del informe de los espías. Estos represen-tan a los niños a quienes el Padre les revela suHijo (Mat.11:25), a los que se vuelven niñospara entrar en el reino. (Mateo 18:3). Y tam-bién a los jóvenes fuertes de que habla Juan.(1ª Juan 2:14 b). Estos son los que no se con-forman con los secos rituales y se atreven aavanzar, dejando el desierto.

La otra clase de personas son los vence-dores longevos, representados por Josué yCaleb. Ellos son los que soportan 40 años enel desierto. Pertenecen a una generación quecayó bajo los juicios de Dios. Son los sobrevi-vientes al sistema. Los pocos que vencen enmedio de la mediocridad de la cristiandad sinincentivo ni metas. Ellos se mantienen vigo-rosos y fuertes como el primer día, porque sonhombres de fe. (Josué 14:10-11).

Muchos cristianos piensan que las aguasdel bautismo son las únicas aguas que el cris-tiano debe cruzar. Sin embargo, hay otrasaguas que esperan a los vencedores. Son lasaguas del Jordán. En el Jordán hay un nuevobautismo, esta vez no se trata de una separa-ción del mundo, pues Egipto ya quedó atrásmás allá del Mar Rojo. El bautismo en elJordán le separa de las tierras áridas, deMeriba y de Masah, de una vida de increduli-dad y de obras.

Pero hay más. Luego del Jordán estáGilgal. Gilgal es la circuncisión. Es la circun-cisión de Cristo, de que habla Col.2:11: “En él(Cristo) fuisteis circuncidados con circunci-sión no hecha a mano, al echar de vosotrosel cuerpo pecaminoso carnal, en la circunci-sión de Cristo.” Allí se queda el viejo hombrecon sus hechos, y surge un hombre nuevo, unhombre espiritual, capaz de servir a Dios enel espíritu. Sólo los que han pasado por Gilgalpueden llegar a ser vencedores.

¿Qué es Canaán?

Más allá del Jordán está la Tierra Pro-metida que espera a los vencedores.

La Tierra Prometida es Cristo. Cristo,para ser disfrutado. Cada palmo de esaBuena Tierra espera por nosotros para quepongamos sobre ella nuestro pie.(Deut.11:24). Es un terreno casi inexplora-do todavía.

Sus riquezas son inefables, y bienameritan una detallada descripción (Deut.8:7-10). Cada vertiente, cada flor, cada ár-

(Continúa en la página 23)

Una invitación del Espíritu a los hombres y mujeres de fe para dejar el pasado y extendersehacia la madurez.

VAMOS ADELANTEA LA PERFECCIÓN

“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección ...” (Hebreos 6:1 a)

tes de las aguas: “Atráeme”.

Luego, al ser atraído por el Señor, el cre-yente corre detrás de Él, pero no va solo. Suhambre ha sido contagiada a otros, su insa-tisfacción ha despertado otros corazones, y larespuesta del Señor también ha alcanzado aotros, de manera que a la hora de correr mu-chos se le han apegado.

La invitación es para que todos vayamos.Naturalmente, no todos cuantitativamente,pero sí una pluralidad de hermanos, represen-tativos de la iglesia, que corren, no por sí mis-mos (porque el Señor les da fuerzas), ni parasí mismos, sino para el Cuerpo. Son aquellosque el Señor ha atraído hacia sí.

Un paso de fe

Este atráeme es similar al desafío que lan-za Pedro al Señor cuando lo ve acercarse ca-minando sobre el mar: “Señor, si eres tú, man-da que yo vaya a ti sobre las aguas” (Mateo14:28). Pedro no se conforma con ir en unabarca que es llevada y traída por el juego aza-roso del oleaje. No se conforma con tener queesconder la cabeza del viento embravecido.Pedro quiere sobreponerse a la fuerza de loselementos, y quiere, al igual que su Maestro,caminar sobre las aguas.

El mar embravecido son las circunstanciasadversas, y el enemigo detrás de ellas, desata-dos todos sobre el cristiano, para hacerle te-mer y, si es posible, naufragar. No obstante,lo maravilloso de este episodio es que el Se-ñor no deja a Pedro con ese deseo insatisfe-cho. El Señor atiende el arrojo de Pedro, suafán de perfección, y le dice: “Ven”.

Entonces Pedro camina sobre las aguas.Así también nosotros. Si somos atraídos porel Señor, podremos también caminar sobre lasaguas de las dificultades, de las pruebas y ten-taciones. Si se lo pedimos al Señor, Él atende-rá nuestro clamor y nos dirá: “Ven”.

ADELANTE (Filipenses 3:13-15)

Para caminar hacia adelante hay que de-jar lo que hoy nos amarra. Hay que dar porsuperada la etapa que nos aprisiona, hay que

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todo cristiano le llega la hora enque Dios le hace esta solemneinvitación. Puede ser despuésde bastante tiempo de haber

creído en el Señor Jesucristo, o puede ser apoco andar en la vida cristiana.

Sea como fuere, la invitación (y que estambién una demanda) llega. Dios consideraque ya ha invertido suficiente tiempo dándo-nos leche y enseñándonos los rudimentos dela fe. Dios ha permitido que disfrutemos, sinmayor compromiso aparente, los deleites dela vida cristiana, de los dones espirituales; ynos ha hecho todas las cosas muy fáciles. Aho-ra, sin embargo, nos dice que espera algo másde nosotros. Él quiere que seamos maestros;que tengamos los sentidos ejercitados en elconocimiento del bien y del mal; que no sea-mos ya más niños; que no profesemos una feclaudicante, ni un testimonio débil. Dios quie-re que vayamos adelante a la perfección.

VAMOS

“Vamos” es una invitación que hace el Es-píritu Santo al Cuerpo, no al individuo. El in-terés de Dios está centrado en la iglesia, no enuno o dos líderes. Aquí hay pluralidad, no in-dividualismo.

Cuando la amada del Cantar de los Canta-res dice: “Atráeme, en pos de ti correremos”(1:4 a) está deseando que todo el pueblo deDios corra tras su Amado, por eso dice, en plu-ral: “... en pos de ti correremos”.

El Señor es glorificado cuando los muchoscorren tras Él, entre ellos también los peque-ños y los cojos (Heb.12:13).

Ahora bien, es cierto que, aunque la ac-ción está destinada para el Cuerpo, suelen ini-ciarla uno o unos pocos. Sea uno o sean dos,se inicia como una oración individual de an-helo por las cosas divinas. Hay detrás de esaoración una insatisfacción que lleva al creyen-te a pedir ser atraído. Sus continuos fracasosle han demostrado que no puede hacer pro-mesas ni puede iniciar un camino de comu-nión más estrecha por sí mismo. Entonces cla-ma con la angustia del ciervo por las corrien-

dar vuelta la hoja. Hay que sepultar el pasa-do.

“Una cosa hago –dice el apóstol Pablo–olvidando ciertamente lo que queda atrás ...”

Hay que olvidar lo que queda atrás. ¿Cómoes que podemos olvidarlo? ¿Sólo porque noslo propongamos? No, lo olvidaremos porquela cuenta está saldada. La deuda que traíamos,el Señor la pagó. Somos libres de nuestro pa-sado.

Atrás están nuestros fracasos, nuestrosyerros, nuestros pecados, nuestras promesasincumplidas, nuestros propósitos frustrados,nuestras amarguras. Todo ha de quedar atrás.Todo aquello que desalienta. La mochila car-gada de ese “peso que nos asedia” (Heb.12:1)tenemos que ponerla delante del Señor, paraque Él se haga cargo. ¡El Señor se hace cargo!

Él murió por nuestros pecados; su sangrees eficaz para quitar todo ello de en medio. Yano hay nada que nos pueda atar y esclavizaral pasado.

Atrás también quedan nuestros pequeñostriunfos, esos que nos envanecen. Si algo delo que hicimos vale la pena recordarlo, queotros lo recuerden, y sobre todo, que el Señorlo tenga en memoria delante de Él. Pero ¿no-sotros? Lo olvidaremos, así como olvidó Da-vid su victoria sobre Goliat, para nunca men-cionarla. ¿Hay algún triunfo? Que lo sepa elSeñor, y no nosotros.

“... Y extendiéndome a lo que está delan-te”. Este extendiéndome tiene un significadoprecioso en el griego. Significa “alargando elcuello”.

Esta imagen nos lleva inmediatamente auna pista de atletismo. Los corredores van lle-gando a la meta. La llegada es estrecha; sólouno se llevará el premio. Hay que esforzarseal máximo. Entonces, los que van disputandoel primer lugar alargan el cuello. Todos quie-ren, en un supremo y postrer esfuerzo, ser elprimero en cruzar la meta, y alcanzar así elcodiciado premio.

¿Hacia dónde estamos alargando el cue-llo? ¿Hacia el mundo, para ver su multitud defrivolidades? Si es así, nos constituimos ene-

migos de Dios. (Stgo.4:4). ¿Hacia atrás, comola esposa de Lot, deseando volver a nuestraañeja forma de vida? Entonces, nos quedare-mos petrificados, sin poder correr más la pre-ciosa carrera. (Gén.19:26) ¿O somos comoaquel labrador que, puesta la mano en el ara-do, mira hacia atrás? Entonces, perderemosel reino. (Luc.9:62).

¿Hacia dónde estamos “alargando el cue-llo”?

“Prosigo ...”. La palabra “prosigo” es sinó-nimo de “continúo”. Pero tiene, además, la si-guiente connotación: Yo prosigo cuando sigoy sigo. Es la acción continuada, persistente,perseverante. ¿Hay dificultades? Yo sigo. ¿Hayluchas? Pues, yo no tengo alternativa: yo sigo.Prosigo ¿adónde?

“A la meta, al premio ...”. El premio de unacarrera no se otorga a los que tuvieron lasmejores intenciones de llegar primeros. Elpodium, con toda su gloria, espera a una solaclase de personas: a los que corrieron bien yganaron. No a los bien intencionados, sino alos que ganaron lícitamente. En una carrerade cien metros, el metro 99 no es la meta, comotampoco lo es el metro 99,9. Hay una meta,que está en el metro 100, que tenemos quealcanzar. Por eso somos invitados por el Es-píritu Santo para ir adelante.

“... del supremo llamamiento de Dios enCristo Jesús.” Muchos llamamientos (o voca-ciones) hay en la vida. En el plano de lo natu-ral, cada persona tiene, por su configuraciónsicológica particular, una vocación determi-nada que suele concretarse en la actividad la-boral que desempeña. Hablamos de que un

aviador tiene una “vocación”, que el profesortiene una “vocación”, etc. Esto, en el planonatural. Sin embargo, aquí se nos habla de unavocación superior a todas las demás: es un lla-mamiento o vocación suprema. Es el llama-miento de Dios, para ser algo para Dios enCristo Jesús.

Muchos se esmeran en ser los mejores pro-fesionales, y para lograrlo, trabajan de sol asol, y se inscriben en cuanto curso de perfec-cionamiento pueden. Su objetivo: ser fieles asu vocación. Ser los mejores en su área. Noobstante, cualquier vocaciónterrenal es demasiado estre-cha comparada con esta vo-cación suprema que tene-mos en Cristo.

Se cuenta del misioneroGuillermo Carey, quien te-nía varios hijos también mi-sioneros. Cuando uno deellos, Félix, comenzó a pre-dicar, Carey escribió con sa-tisfacción en su Diario devida: “Mi hijo, Félix, respon-dió al llamado de predicar el evangelio.” Añosmás tarde, cuando ese mismo hijo aceptó elcargo de embajador de Gran Bretaña en Siam,Carey, desilusionado y angustiado, escribió aun amigo: “¡Félix se empequeñeció hasta vol-verse un embajador!”

Carey tenía una correcta visión del valorque las cosas tienen para Dios. Y es así comotambién tenemos que ver nosotros la supre-ma vocación que tenemos en Cristo Jesús.

“Así que, todos los que somos perfectos,esto mismo sintamos ...”. Aquí también tene-mos al cuerpo, representado por los que amanal Señor en la iglesia, por los más maduros,sintiendo lo mismo. Hasta el versículo 14 laacción es individual, pero aquí se abre hacialos demás en el cuerpo. El creyente tiene unaresponsabilidad personal, y cuando la asume,otros también sentirán lo mismo: “Y si otracosa sentís, esto también os lo revelará Dios.”

¿Ha sentido usted el llamado para olvidarlo que quedó atrás y seguir adelante? Si no esasí, esto también –esperamos– se lo dará elSeñor.

A LA PERFECCIÓN

La epístola a los Hebreos pone un especialénfasis en la perfección del creyente, tanto esasí que la expresión: “Vamos adelante a laperfección” podría usarse como título paratoda la epístola.

Cuando se habla de ‘perfección’, muchosde nosotros nos miramos a nosotros mismos,como Sara cuando Dios le anunció el naci-miento de su hijo. Tal vez hasta una sonrisaescéptica se asome en nuestros labios. ¿Yo,

perfecto? ¡Por favor, no bromee!

Sin embargo, la Palabra de Dios llama lascosas que no son como si fuesen (o para quesean). (Rom. 4:17). 1 Y con ello hemos de que-darnos.

El Espíritu Santo en Hebreos nos muestraque uno de los grandes problemas que teníale ley de Moisés era que no podía hacer, porsu sistema de ofrendas y sacrificios, perfectosa los que se acercaban a Dios por medio deella (Heb.9:9; 7:11,19; 10:1).2 En cambio, laobra del Señor Jesús en la cruz “hizo perfec-

tos para siempre a los santifi-cados” (Heb.10:14). Esta es,por supuesto, la perfección quealcanza el creyente delante deDios por la obra de Cristo. Noobstante, siendo perfectos, elEspíritu Santo nos invita a se-guir avanzando hacia la perfec-ción. Tal como Cristo, que eraperfecto en todo, sin tacha nidefecto (Heb.7:28), fue perfec-cionado (Heb.5:9), así tambiénnosotros, tenemos que llegar a

serlo. De esa manera, la perfección imputadaviene a ser una perfección encarnada en no-sotros, y vivida.

Ahora bien, ¿qué debemos hacer, y cómohacerlo, para llegar a la perfección? La epís-tola a los Hebreos nos entrega las claves paraalcanzarlo; por lo pronto, el Espíritu Santo nosdice en 6: 1: ““Por tanto, dejando ya los rudi-mentos de la doctrina de Cristo, vamos ade-lante a la perfección”. Para avanzar adelantehay que dejar algo atrás. Lo que es leche, lodejaremos, para procurarnos alimento sólido.La torpeza para discernir lo que agrada al Se-ñor, también ha de quedar atrás. Ahora espreciso ejercitar nuestros sentidos, y avanzaradelante.

La meta es alcanzar la estatura del Varónperfecto (Ef.4:13). Era la misma meta que te-nía el apóstol Pablo para los creyentes del pri-mer siglo (Col.1:28; Gál.4:19).

“Vamos adelante a la perfección” es, pues,un llamado a avanzar hacia la meta, a no con-formarse con los fracasos, o con la mediocri-dad imperante. ¡Que el Señor nos conceda unamirada lúcida y un deseo ferviente de seguiravanzando, un solo y mismo deseo, el mismodel anciano apóstol, que sólo deseaba asiraquello para lo cual había sido asido por Cris-to! Amén.

1 Así traduce la Biblia de Jerusalén.2 La Versión Moderna traduce así Heb.8:8: “...Porque tachando a aquél (el primer pacto) deimperfección, les dice ...”

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 13

i miramos atentamente, el Espí-ritu Santo nos revela en la epís-tola a los Hebreos que está muyinteresado en nuestra perfección,

y que Él ha provisto los recursos para que estosea posible. Grosso modo, esta epístola nosplantea que en el Antiguo Pacto no había nin-guna posibilidad de que los hombres alcan-zasen la perfección, pero que en el Nuevo Pac-to, sí.

La Ley no podía hacer a los hombresperfectos

La Ley no podía hacer perfectos a los hom-bres, por dos poderosas razones:

a) por el carácter de las ofrendas: La san-gre de los toros y de los machos cabríos, y lasangre de la becerra sólo santificaban para lapurificación de la carne (9:13), pero no po-dían limpiar la conciencia de obras muertas(9:14). Hebreos 9:9 dice: “... Según el cual (el

sistema legal de Moisés) se presentan ofren-das y sacrificios que no pueden hacer perfec-to, en cuanto a la conciencia, al que practicaese culto.” Esta sangre tenía que ser presen-tada muchas veces (cada año) en un taberná-culo que era apenas sombra del verdadero.“Porque la ley, teniendo la sombra de los bie-nes venideros, no la imagen misma de las co-sas, nunca puede, por los mismos sacrificiosque se ofrecen continuamente cada año, ha-cer perfectos a los que se acercan. De otra ma-nera cesarían de ofrecerse, pues los que tri-butan este culto, limpios una vez, no tendríanya más conciencia de pecado.” (Heb.10:1-2)

b) por el carácter del sumo sacerdote: Laley establecía como sumo sacerdotes a débi-les hombres (Heb.9:28), que por la muerte nopodían continuar (9:23). Ellos tenían queofrecer cada día sacrificios por sus propiospecados, para poder después presentar sacri-ficios por los pecados del pueblo. El autor dela epístola se hace una pregunta con carácterde solemne afirmación: “Si pues, la perfecciónfuera por el sacerdocio levítico ... ¿qué nece-sidad habría aún de que se levantase otrossacerdote, según el orden de Melquisedec, yque no fuese llamado según el orden deAarón?” (7:11).

Considerando, pues, el carácter de lasofrendas y la calidad del sumo sacerdote¿cómo podían los que estaban bajo la ley al-canzar lo perfecto? ¡Imposible! Verdadera-mente, nada perfeccionó la ley (Heb.7:19).

El Nuevo Pacto

El fracaso del sistema antiguo para per-feccionar a los hombres hacía imprescindibleun cambio radical. Por eso, bajo el Nuevo Pac-to hay cambio de ofrenda y cambio desacerdocio.

a) La Nueva Ofrenda: “... ¿Cuánto más lasangre de Cristo limpiará vuestras concien-cias de obras muertas, para que sirváis al Diosvivo?” (Heb.9:14). El cambio de ofrenda haproducido un efecto notable en los beneficia-dos por ella: se ha producido no sólo la puri-

ficación de la carne, sino, sobre todo, de laconciencia. Allí, en ese lugar recóndito; allí,en ese lugar donde hay una voz que hablasiempre a favor de Dios, y que antes nos acu-saba; allí donde el enemigo de Dios y enemi-go nuestro entraba para acusarnos y conde-narnos; allí, en ese lugar ha penetrado la efi-cacia de esta preciosa ofrenda, para limpiar,y habilitar al penitente de modo tal que éstepuede entrar en la obra de Dios. Ahora se pue-de afirmar categóricamente: “Porque con unasola ofrenda hizo perfectos para siempre a lossantificados.” (10:14) ¡Esto es maravilloso!¡Aleluya!

b) El Nuevo Sacerdocio: “Mas éste (Je-sús), por cuanto permanece para siempre,tiene un sacerdocio inmutable; por lo cualpuede también salvar perpetuamente a losque por él se acercan a Dios, viviendo siem-pre para interceder por ellos.” (7:24-25). EsteSacerdote no fue constituido por el manda-miento acerca de la descendencia según lagenealogía de Aarón, sino según el poder deuna vida indestructible (7:16). Dios estable-ció a este Sacerdote mediante juramento paraque ejerciera eternamente (7:21).

El mismo Jesús que en los días de su carnese compadeció de las debilidades y miserias delos hombres, es quien hoy tiene este ministeriopor nosotros a la diestra de Dios, favorecién-donos perpetuamente. ¡Esto es precioso!

Los pecados y las debilidades

Nosotros teníamos dos grandes proble-mas que la Ley no podía solucionar: el pro-blema de nuestros pecados y el de nuestradebilidad o impotencia para agradar a Dios.Los sacrificios y las ofrendas de la Ley no po-dían solucionar el primero de estos asuntos,como ya hemos visto. Tampoco ayudaba asolucionar el segundo el ministerio sacerdo-tal según el orden de Aarón, por su debilidade ineficacia.

Las ofrendas por el pecado tenían por ob-jeto solucionar el problema de los pecados,pero la ley no solucionaba ese problema, por-

AGUASVIVAS14 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

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La solución para los pecados y las debilidades“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo ... y teniendo un gran sacerdote sobre

la casa de Dios, acerquémonos ...” (Hebreos 10: 19-22)

que ella no puede quitar los pecados (10:4).Por su parte, el oficio del sacerdote tenía porobjeto interceder delante de Dios a favor delos hombres en cuanto a sus debilidades.(Cuando se describe el papel de un sacerdoteen el fragmento de 4:14-5:10 nos queda claroque el sacerdote está puesto delante de Dios,a favor de los hombres, para compadecersede las debilidades del pueblo, por cuanto ellosson ignorantes y extraviados). Los sacerdoteslevíticos tenían, ciertamente, la capacidadpara comprender las debilidades del pueblo,pero no para sobrellevarlas, porque ellos tam-bién estaban rodeados de debilidad.

Por eso, el gran objetivo de la perfeccióndel hombre es inalcanzable por medio de laley: “Porque la ley ... nunca puede ... hacer per-fectos a los que se acercan” (Heb.10.1) Era ne-cesario, pues, que Dios proveyera una mejorsolución para estos dos graves problemas delhombre.

Para nuestra perfección

Dios proveyó los recursos necesarios paraque fuésemos hechos perfectos. Por un lado,la ofrenda del Señor Jesús (su preciosa san-gre) es la solución suficiente para la limpiezade nuestro pecados y de nuestra conciencia;y, por otro, el ministerio del Señor como sumosacerdote es eficaz para sobrellevarnos ennuestras debilidades. ¡Gloria al Cordero deDios! ¡Gloria al sumo sacerdote de nuestraprofesión, Cristo Jesús!

¿Hay algún recurso que Dios nos haya ne-gado para alcanzar la perfección como cris-tianos? ¡Todos nos han sido procurados en lapersona y en la obra preciosísima de nuestrobendito Señor Jesús! Ayer en la cruz, hoy enel trono; ayer ofreciendo su vida como ofren-da por nuestros pecados, hoy intercediendoperpetuamente por los creyentes; ayer en latierra, hoy en el cielo; ayer rodeado de debili-dad, hoy ministrando según el poder de unavida indestructible; ayer por los pecados, hoypor nuestras debilidades; ayer como Corde-ro, hoy como Sumo Sacerdote. Ayer nos salvóde nuestros pecados para siempre; hoy nossalva de nuestras debilidades e impotenciaspor su intercesión perpetua.

¿Cómo llegó el Señor a ofrecer una per-fecta ofrenda y a ser un perfecto sumosacerdote?

Siendo eternamente perfecto, el Señor Je-sús tuvo que ser perfeccionado para venir aser autor de nuestra salvación, y ser tambiénsumo sacerdote según el orden deMelquisedec. (Heb.2:10; 5:8-10). Su condi-ción de Salvador aparece en 2:10, la de SumoSacerdote en 2:17. Ambas funciones se reúnenen 5:9-10, y sus efectos en el creyente los po-

demos ver en 10:19-23.

Para llegar a ser autor de nuestra salvaciónfue perfeccionado por aflicciones, para que asíaprendiese la obediencia (Heb.2:10; 5:8). Parallegar a ser un perfecto sumo sacerdote Él sehizo en todo semejante a nosotros, y fue tenta-do en las mismas tentaciones que nosotros(Heb.2:17-18), pero sin pecado (Heb.4:15).Siendo Dios, todopoderoso y perfecto, no po-día participar de la debilidad de los hombresde otra forma que haciéndose como ellos parapadecer como ellos. Por eso pudo ser declara-do por Dios sumo sacerdote, porque Él pade-ció todo lo que los hombres padecen. El sufrió“para venir a ser misericordioso y fiel sumosacerdote en lo que a Dios se refiere ...” (2:17).

Siendo Dios, se sujetó a debilidad, paraque, al estar en esa condición, pudiese cono-cer nuestras debilidades y pudiese llegar a serun fiel y compasivo sumo sacerdote en lo quea Dios se refiere.

Los salvos necesitan un intercesor

Alguno dirá: “Yo ya soy salvo, ¿para quénecesito un intercesor a la diestra de Dios?.”Pues bien, aunque usted sea salvo, necesitaun intercesor.

Es cierto que la salvación que Cristo logróen la cruz es eterna y perfecta. Por ella somoslibres de los pecados para siempre. Sin em-bargo, aun siendo salvos, usted y yo tenemosproblemas. Aunque hijos de Dios, todavía lu-chamos contra enemigos poderosos. Aunqueverdaderos creyentes, arrastramos un cuer-po de muerte, lo cual es una desdichada con-dición para un hijo de Dios. ¿Qué podemoshacer?

Es aquí donde interviene el sumo sacer-dote. Si la obra de Cristo en la cruz hubiesesido completa para su perfección y la mía (lofue para nuestra salvación), entonces Él hu-biese estado descansando hoy a la diestra delPadre, disfrutando de aquella gloria que tuvodesde el principio. Sin embargo, no es así.Porque cuando el Padre le dijo: “Siéntate ami diestra, hasta que ponga a tus enemigospor estrado de tus pies” (Heb.1:13), tambiénle dijo: “Tú eres sacerdote para siempre, se-gún el orden de Melquisedec” (Heb.7:21).

Usted y yo somos ignorantes aún y nues-tro corazón suele extraviarse. (Heb.5:2). To-davía estamos rodeados de debilidad(Heb.4:15). Deberíamos ser ya maestros, ytodavía somos niños. Todavía necesitamos deleche y no podemos comer alimento sólido.No tenemos aun los sentidos ejercitados en elconocimiento del bien y del mal. Todavía da-mos vueltas y vueltas en los rudimentos.(Heb.5:12-14). ¿No es esto una desgracia?

Sin embargo, he aquí, una buena nueva:Tenemos un Sumo Sacerdote a la diestra de

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Dios. Uno que no se cansará de oírnos llegara Él vez tras vez con los mismos clamores. Unoque no se aburrirá de nuestra torpeza. Si tu-viésemos en el trono de los cielos sólo al Pa-dre, podríamos –en nuestra debilidad y ce-guera– albergar todavía temores (Él es temi-ble en santidad y habita en luz inaccesible),pero teniendo a Jesús, el que anduvo por loscaminos de Galilea, el que lloró y tuvo ham-bre, el que tuvo sed y perdonó, el que se com-padeció de las miserias de los hombres, en-tonces nuestro corazón se llena de esperanza,y nos sentimos alentados a acercarnos con-fiadamente para hallar gracia y misericordiapara el oportuno socorro.

Un ejemplo del Antiguo Testamento

Los hijos de Jacob, luego de conocer queJosé era gobernador en Egipto, y que estabadispuesto a favorecerlos, acudieron a ese paíscon esperanza y con gozo. En el mundo habíahambre, pero en Egipto había pan. En el mun-do había desconcierto, y los gobernantes nosabían como paliar la necesidad surgida porla sequía; pero en Egipto había uno –su pro-pio hermano– que podía proveer a todas susnecesidades. Egipto era para ellos un lugaratractivo desde que supieron que su herma-no era allí el gobernador. Ellos eran bien reci-bidos en Egipto por causa de José, su herma-no.

Así también ocurre con nosotros. ¿Quéhace para nosotros tan grato el cielo, sino elsaber que allí está nuestro Hermano mayor,misericordioso y compasivo, que puede com-padecerse de nuestras debilidades? ¿Qué eslo que nos quita el temor para acercarnos, sinoel saber que está allí uno que estuvo en nues-tra condición, que vivió como nosotros, y queno olvidará jamás los días de su carne? ¡Nodudemos jamás de su amor! Así como amó alos suyos hasta el fin en su ministerio terre-nal (Juan 13:1), nos ama también eternamen-te, y nos salva también perpetuamente.

Una escena celestial

El Señor resucitado, luego de estar cua-renta días con sus discípulos, instruyéndolosacerca del reino, asciende a los cielos. Ante lavista atónita de sus discípulos, es alzado, y lerecibe una nube que le oculta de sus ojos. (He-chos 1:9).

Entonces, el Señor Jesús sube a lo altocomo vencedor, y lleva cautiva la cautividad(Ef.4:8). Al acercarse a la gloria, se oyen vo-ces potentes, que dicen:

“—Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, yalzaos vosotras puertas eternas, y entrará elRey de gloria.

Otra voz pregunta:

—¿Quién es este Rey de gloria? – No por-

AGUASVIVAS16 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

que no le conozca, sino para provocar la glo-riosa respuesta, que conmueve los cielos y losinfiernos:

—Jehová el fuerte y valiente. Jehová el po-deroso en batalla.

Entonces la voz se oye de nuevo, aún másimperiosa:

—Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, yalzaos vosotras, puertas eternas, y entrará elRey de gloria.

Jehová (Jesús) de los ejércitos, Él es el Reyde la gloria”. (Salmo 24:7-10).

Esta escena continúa en el trono mismode Dios. ¡Qué fausto, qué gloria, qué refulgen-cia! ¡El Hijo de Dios es entronizado con lamagnificencia del Rey de reyes y Señor de se-ñores!

El Padre entonces le dice (y su voz ha dehaber resonado en todos los rincones del uni-verso):

—Hijo amado, siéntate a mi diestra, hastaque ponga a tus enemigos por estrado de tuspies (Heb.1:13).

El Hijo observa a su alrededor la grande-za de la celebración que hay en los cielos. To-das las criaturas celestes se han regocijado yhan venido para adorarle. Sin embargo, elSeñor se vuelve hacia su Padre, y le habla enla intimidad de su amor.

—Padre, hay algo que tengo que decirte.Vengo de estar con los hombres, como unomás entre ellos. Treinta y tres años viviendo ala semejanza de ellos me han cautivado el co-razón. Allá quedaron los que me diste; partede mi corazón se quedó con ellos. Mientrasestaba con ellos, yo los guardé, y ninguno seperdió, sino el Hijo de perdición, para que laEscritura se cumpliese. Ahora quedarán so-los. Su debilidad es tal que no sólo necesita-rán al Espíritu Santo en ellos, sino me necesi-tarán a mí, para que vele por ellos desde aquí... Padre, sé que debería estarme en paz dis-frutando de esta gloria que Tú me has dado,pero mi corazón de hombre se quedó prendi-do al de mis hermanos ... ¿Quién los conoce

como yo? ¿Quién vivió sus debilidades y fuetentado en sus tentaciones? Padre ... quierodedicar todo este tiempo, mientras tú ponesa mis enemigos bajo mis pies, y mientras ellospelean allá abajo la buena batalla, quiero de-dicarme a interceder permanentemente porellos. Padre, así como Tú me amas a mí, y quie-res honrarme, yo los amo a ellos y quiero fa-vorecerlos. Así como Tú buscas mi bien, yoquiero buscar el bien de ellos. Así como Túme guardaste en los días de mi carne, yo quie-ro guardarlos a ellos en su debilidad.

Entonces el Padre, conmovido por los ar-gumentos del Hijo, por su amor generosocomo sólo el Hijo amado puede tenerlo, ledice:

—Hijo mío, declaro bajo juramento que Túeres sacerdote para siempre, a favor de tushermanos, según el orden de Melquisedec(Heb.7:21,28).1

Una condición básica para ser socorridos

Hay una sola condición que Dios exigepara ser socorridos y es que nos acerquemosen busca de socorro. Hay un solo problemaque puede impedirnos ser ayudados, y paraser enteramente perfeccionados, y es que nonos acerquemos. ¿Estamos lejos, distantes?¿Nos hemos desanimado hasta el punto depensar que no tenemos remedio, que jamásllegaremos a la meta? ¿Están nuestras manoscaídas y nuestras rodillas paralizadas? ¿Nues-tras sendas están torcidas? ¡Acerquémonosconfiadamente!

“Así que, hermanos, teniendo libertadpara entrar en el Lugar Santísimo por la san-gre de Jesucristo ... y teniendo un gran sacer-dote sobre la casa de Dios, acerquémonos concorazón sincero, en plena certidumbre de fe,purificados los corazones de mala conciencia,y lavados los cuerpos con agua pura. Manten-gamos firmes, sin fluctuar, la profesión denuestra esperanza, porque fiel es el que pro-metió.” (Heb.10:19-23).

En el Lugar Santísimo que está en los cie-los no sólo tenemos la sangre de Cristo a nues-

tro favor, sino que también tenemos a Jesúsmismo como Sumo Sacerdote; recursos –ambos– gloriosos, benditos y suficientes paratoda defección: “Teniendo ... la sangre de Je-sucristo, ... y teniendo un gran sacerdote ...acerquémonos”.

Ni nuestros pecados ni nuestras debilida-des pueden ser un obstáculo para acercarnos.No nuestro corazón impuro (porque ha sidopurificado), no nuestra conciencia cargada(porque ahora tenemos buena conciencia). Sihay pecados, echemos mano a la sangre deJesús, y basta. Los pecados no son un proble-ma para quienes hemos conocido la eficaciade la sangre de Cristo. Si hay debilidades,pues, acerquémonos con corazón sincero, sincaretas, ni melindres. ¡Con corazón sincero,resueltamente!

La vida en sociedad tal vez nos obligue aactuar con imposturas; a asumir ciertos rolessociales; y en ello se nos infiltran hipocresías;sin embargo, delante de Dios ¿qué somos?¡Somos, simplemente, lo que somos! Enton-ces, si vamos al Señor sinceramente, confe-sando nuestros fracasos por agradarle, nues-tras inconstancias, nuestras concupiscencias,nuestras apostasías, nuestra incredulidad,¡hallaremos socorro!

Así que, no hay excusas para amar la im-perfección y el fracaso. No hay excusas parapermanecer en la desesperanza y el desalien-to. No hay excusas para consentir la amargu-ra y el fatalismo. ¡En Cristo, perfecto Salva-dor y Sumo Sacerdote, tenemos todos los re-cursos de Dios para llegar a la perfección!

Que el Señor nos alumbre el entendimien-to y nos provea de la fe para creerlo y experi-mentarlo. ¡Para la gloria de su santo Nombre!

1 Perdónenos el Señor y los hermanos que hayanleído con recelo este relato, como si pretendiése-mos conocer los arcanos de Dios. Es sólo una re-creación, sugerida por las Escrituras citadas, quepretende graficar el amor del Señor Jesús por no-sotros, y su motivación al ser constituido Sumo Sa-cerdote.

l fin último de Hebreos es mos-trarnos que podemos alcanzar laperfección como cristianos. No esmostrarnos meramente que Cris-

to es superior a la Ley, sino que es mostrar-nos los recursos que Dios ha provisto en Cris-to para que alcancemos la meta que nuestroDios se fijó para nosotros.

La preciosa sangre de Jesús es la soluciónpara el problema de nuestros pecados, y susumo sacerdocio es la solución de Dios parael problema de nuestras debilidades. La car-ga de pecados, y la flaqueza de nuestra hu-mana condición quedan en las manos de Diospor medio de nuestro Señor Jesucristo, paraque ya no nos estorben hacia nuestra meta deperfección y en nuestro servicio a Dios.

Hebreos nos muestra cómo el Hijo de Diosllegó a ser un perfecto Salvador y un perfectoSumo sacerdote para favorecernos hasta quealcanzásemos la perfección. La voluntad deDios no es que seamos sólo limpiados de nues-tros pecados, y seamos así perfectamente sal-vos, sino que también seamos socorridos ennuestras debilidades para llegar a ser cabalesy perfectos. Sólo así Dios podrá usarnos parasu gloria. Sólo así podremos alcanzar la ma-durez en Cristo.

La revelación de Hebreos tocante al valorde la sangre y del sumo sacerdocio de Cristose completa en el pasaje del capítulo 10:19-23. Allí se nos muestra que, por medio de lasangre, y teniendo este gran sacerdote, pode-mos acercarnos a Dios. Más aún, se nos invi-ta y exhorta a acercarnos confiadamente, enlo que es una confirmación, pero con mayorconocimiento de causa, de lo que se nos enun-cia brevemente en Hebreos 4:14-16. Ahoraque hemos visto la excelencia de Jesucristocomo Ofrenda y como Sumo Sacerdote, po-demos acercarnos.

Luego, en el versículo 23 se nos dice:“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profe-sión de nuestra esperanza, porque fiel es elque prometió.” ¿Cuál es la profesión de nues-tra esperanza?

En Hebreos no se nos aclara suficiente-mente cuál sea la profesión de nuestra espe-ranza. Para saberlo, tendremos que avanzar

un poco más en la revelación de las SagradasEscrituras para encontrarla.

Una revelación gradual

La revelación divina avanza, gradual ysostenidamente, desde el Génesis hasta elApocalipsis. Hay muchas verdades y doctri-nas en las Escrituras que se van revelandopaso a paso a través de sus diferentes libros.

Veamos, por ejemplo, cómo el sumosacerdocio del Señor Jesucristo se revela gra-dualmente.

Comenzando el libro de los Hechos encon-tramos la ascensión del Señor Jesucristo (1:9),y poco más adelante lo vemos ya a la diestrade Dios (7:55-56). Nada se dice allí todavíade su función como sumo sacerdote. Más ade-lante, en Romanos 8:34 se nos dice que elSeñor Jesús está a la diestra de Dios interce-diendo por nosotros. Esto es una avance conrespecto a Hechos 7:55, pero todavía no se nosdice cuál es su investidura como Intercesor.Esta revelación (y que es su completación)está en Hebreos, donde se nos presenta al“apóstol y sumo sacerdote de nuestra profe-sión, Cristo Jesús” (Heb.3:1), constituido, bajojuramento, sumo sacerdote según el orden deMelquisedec (Heb.7:21). Aquí se nos muestraque Él no sólo intercede por nosotros, sino queestá investido con un oficio sacerdotal másexcelente que el de Aarón, constituido porDios bajo juramento, teniendo como funda-mento el poder de una vida indestructible.

Así también, tal como la revelación de Je-sucristo en cuanto sumo sacerdote es gradualen las Escrituras, también lo es la revelaciónde nuestra perfección como creyentes, y decuál es “la profesión de nuestra esperanza”.

La mayor señal de perfección

Como se ha reiterado, en Hebreos se noshabla acerca de que nuestra perfección es po-sible, debido a que tenemos a nuestro favor lapreciosa Sangre y los oficios de nuestro granSumo Sacerdote. Sin embargo, no nos dicequé espera Dios de nosotros, excepto que pon-gamos los ojos en Jesús, el autor yconsumador de la fe (Heb.12:2), para recibir

aliento y fortaleza.

Así que, Hebreos nos invita a mirar a Je-sús como Ofrenda, autor de nuestra salvación(es decir, Salvador), y como consumador dela fe, es decir, como Sumo Sacerdote. Sin em-bargo, no nos dice mucho acerca de lo queDios espera de nosotros luego que hemos sidotan favorecidos por la obra perfecta del SeñorJesucristo.

Para saberlo, tenemos que avanzar unpoco más en las Escrituras, hasta 1 Pedro 1:9:“Mas vosotros sois linaje escogido, realsacerdocio ...”; esto se ve corroborado en Apo-calipsis 1:6: “Y nos hizo reyes y sacerdotespara Dios, su Padre ...», y en Apocalipsis 5:10:“Y los has hecho para nuestro Dios reyes ysacerdotes; y reinarán sobre la tierra” (Ver-sión Moderna de H.B. Pratt). El primero es eltestimonio de Pedro, el segundo es el testi-monio de Juan en Patmos, y el tercero es eltestimonio de los cuatro seres vivientes y losveinticuatro ancianos en la corte celestial, res-pecto de los redimidos.

Lo que en Hebreos apenas se nos sugierepor el ejemplo de nuestro bendito Señor comoSumo Sacerdote, aquí en estos pasajes se nosaclara perfectamente: ¡somos sacerdotes paranuestro Dios! Y no sacerdotes comunes, sinosacerdotes-reyes, que tienen no sólo la fun-ción de interceder (hoy), sino también la dereinar (mañana).

Por estos pasajes entendemos que el ob-jetivo de Hebreos no era sólo mostrarnos laobra perfecta de Cristo como Autor de nues-tra salvación y Sumo Sacerdote, sino, además,darnos el mejor ejemplo de cómo nosotrospodemos llegar a ser eficaces sacerdotes, esdecir, instrumentos de salvación y de inter-cesión para otros. Aquí comprobamos que eldeseo de Dios es que andemos como el SeñorJesús anduvo (1 Juan 2:6), y que “como él es,así somos nosotros en este mundo” (1 Juan4:17 b).

El mejor ejemplo

Para saber cómo se llegar a ser un eficazinstrumento de salvación y de intercesión te-nemos que volver a Hebreos 5 y revisarlo bajoesta nueva perspectiva. Allí vemos cómo el Se-

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PPPPPerererererfeccionados, ¿para qué?feccionados, ¿para qué?feccionados, ¿para qué?feccionados, ¿para qué?feccionados, ¿para qué?Instrumentos de salvación e intercesión

La perfección no es un estado beatífico, carente de sobresaltos. Antes bien, es un ejercicioapasionante como instrumentos de salvación e intercesión.

ñor Jesucristo, siendo perfecto, llegó a serperfeccionado para ser autor de nuestra sal-vación y sumo sacerdote según el orden deMelquisedec.

En el pasaje del versículo 7 al 10 leemos:“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendoruegos y súplicas con gran clamor y lágrimasal que le podía librar de la muerte, fue oído acausa de su temor reverente. Y aunque eraHijo, por lo que padeció aprendió la obedien-cia; y habiendo sido perfeccionado, vino a serautor de eterna salvación para todos los quele obedecen; y fue declarado por Dios sumosacerdote según el orden de Melquisedec.”

Lo primero que tenemos que extraer deaquí es que el Señor no dedicó los días de sucarne para pedir al Padre que lo librara de lamuerte. Sus ruegos, súplicas y clamores notenían ese objetivo. Si miramos atentamenteel pasaje completo, veremos que hacía ora-ción con clamor y lágrimas en medio de suspropios padecimientos, para llegar a ser au-tor de nuestra salvación y sumo sacerdote se-gún el orden de Melquisedec. (Vea que la lí-nea de pensamiento que hay hasta el versícu-lo 6, y que más adelante se une al 10, se refie-re al sacerdocio).

Si el Señor hubiese estado pidiendo ser li-brado de la muerte ¿cómo iba a llegar a ser elCordero de Dios y salvar así al mundo? Re-sultaría contradictorio con el propósito de suvenida. El sabía que venía a morir. El decía:“De un bautismo tengo que ser bautizado; y¡cómo me angustio hasta que se cumpla!”(Luc.12:50). Y ese bautismo era su muerte enla cruz. El sabía que venía a dar su vida enrescate por muchos. (Mat.20:28). Además, elhecho de que diga que “fue oído a causa de sutemor reverente” indica claramente que laoración fue contestada, ¡si hubiese estado pi-diendo ser librado de la muerte, esa oracióncontestada habría significado precisamente

ser librado de la muerte! En cambio, su cla-mor se ofrecía para llegar a ser un eficaz Sal-vador y Sumo sacerdote, clamor que fue con-testado, ¡porque llegó a ser ambas cosas per-fectamente!

Sin duda, sus madrugadas en oración y suslargas vigilias no tenían por objeto un benefi-cio personal. ¡Lejos esté de nosotros llegar apensar tan mezquinamente de nuestro ben-dito Señor, que se dio por nosotros, y que novino para ser servido, sino para servir! Susdesvelos no buscaban un estrecho fin, sino elllegar a consumar una obra perfecta de salva-ción para los hombres. El no quería fallar ensu misión. (Ay, al hablar así hablamos comoen locura. Hablamos como si Él no hubiesesido perfecto Dios, y por tanto, irreprensible.¡Es que llegó a ser tan perfectamente hombre–semejante a nosotros en todo– como si nohubiese sido Dios!). En su debilidad comohombre, Él agonizaba cada día en oraciónpara que nada impidiera el cumplimiento desu sagrada misión.

Y si en Getsemaní (aquella “prensa de acei-te”) su debilidad extrema pudo hacerle excla-mar: “Padre mío, si es posible, pase de míesta copa ...”, rápidamente recupera su forta-leza en Dios para decir: “ ... Pero no sea comoyo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:39). Estafue, sin duda, una ocasión única de agoníasuprema –previa a la cruz–, porque en nin-guna otra ocasión se nos dice que haya sidosu sudor “como grandes gotas de sangre quecaían hasta la tierra” (Lucas 22:44).

Él vino a salvar a los hombres que esta-ban en tinieblas, y por ellos oraba. Tambiénsus discípulos ocupaban su atención en esascontinuas oraciones en la intimidad con elPadre. Su mente y corazón tenían una solameta; uno sólo era el propósito de su venida,y no descansaría hasta cumplirlo. (Juan 9:4).

La plenitud de Dios

Ser como Cristo es la máxima aspiraciónde todo cristiano. Esto se alcanza, no medianteun proceso de imitación, sino de transforma-ción en su misma imagen. (2 Cor.3:18). Cris-to en los días de su carne fue y vivió de mane-ra tal que nos muestra cómo hemos de ser yvivir nosotros en este mundo.

La plenitud de Dios es el amor, pero no elamor platónico, romántico, a la manera de lacarne y la sangre, sino a la manera de Dios:“Como Cristo nos amó, y se entregó a sí mis-mo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Diosen olor fragante.” (Efesios 5:2). Es el amor quese derrama en la oración intercesora con “rue-gos, y súplicas con gran clamor y lágrimas”.Es la intercesión con el auxilio del EspírituSanto, quien, dentro de nosotros y con noso-tros, “intercede ... con gemidos indecibles.”

(Rom.8:26).

La plenitud de Dios no es alcanzar la cimadel poder para la realización de portentososmilagros. Es algo más profundo que eso. Esla manifestación del amor de Dios en la inter-cesión de los santos a favor de otros, y ser asíllenos de la plenitud de Dios (Efesios 3:19).

En Apocalipsis, donde las cosas alcanzansu consumación, somos hallados reyes y sa-cerdotes. Hoy somos, por decirlo así, más sa-cerdotes que reyes; mañana seremos más re-yes que sacerdotes. Hoy tenemos las rodillaspara interceder, mañana tendremos una co-rona para reinar.

La forma de ser de Dios

Cuando miramos a Jesús en los días de sucarne, lo vemos, o bien buscando cómo hon-rar al Padre, o bien cómo favorecer a los hom-bres. Nunca lo hallamos preocupado por Símismo.

Cuando miramos al Padre, lo encontramossiempre ocupado en glorificar a su Hijo, ce-diéndole a Él todas las cosas y buscando supreeminencia. Dio al Hijo la autoridad paraefectuar todo juicio, le dio el tener vida en Símismo, y lo constituyó heredero de todo.Cuando introduce a su Hijo al mundo ordenaa los ángeles que le adoren (Hebreos 1:6); y alos tres apóstoles en el monte de la transfigu-ración que le oigan a Él (no a Moisés ni a Elías;Mateo 17:5). Y, sobre todo, el Padre muestrasu perfecta complacencia en su Hijo. El Pa-dre ha decretado que todo el que quiera hon-rarle a Él debe honrar al Hijo, que quien sequiera acercar a Él debe hacerlo por mediodel Hijo.

Por su parte, cuando miramos al EspírituSanto, lo vemos ocupado en glorificar al Hijo,en dar testimonio de Él y en revelarlo a Él.Nada hace el Espíritu Santo para sí mismo.

De manera que, al interior de la Deidad,las cosas son muy nobles y santas. Cada unobusca favorecer a Otro. Podemos decir aunmás, la forma de ser de la Deidad es buscar elbien del Otro. No hay en la Deidad rivalidad,ni egolatría; tampoco hay celos o contiendas.No hay ensimismamiento ni ninguna formade vanidad. Cada una de las tres benditas Per-sonas se derrama en amor por las Otras, en elorden y los propósitos que la misma Deidad,en ese amor perfecto, ha establecido.

En Filipenses hallamos algunas muestrasde esta perfección divina. La hallamos, porejemplo, en Pablo cuando pospone su deseode partir y estar con Cristo, confiando en quese quedará en la carne un poco más por causadel provecho y gozo de la fe de los creyentesque aún le necesitan. (1:21-25). Y lo hallamos,sobre todo, en el Señor Jesús, cuando se des-

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(Continúa en la página 30)

ay una urgente necesidad de Dioshoy en día sobre la tierra: Diosnecesita intercesores.

Dos pasajes de los profetasgrafican exactamente esta necesidad de Dios.

“El pueblo de la tierra usaba de opresióny cometía robo, al afligido y menesteroso ha-cía violencia, y al extranjero oprimía sin de-recho. Y busqué entre ellos hombre que hi-ciese vallado y que se pusiese en la brechadelante de mí, a favor de la tierra, para queyo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto,derramé sobre ellos mi ira.” (Ezequiel 22:29-31 a)

“Y el derecho se retiró, y la justicia se pusolejos; porque la verdad tropezó en la plaza, yla equidad no pudo venir. Y la verdad fue de-tenida, y el que se apartó del mal fue puestoen prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a susojos, porque pereció el derecho. Y vio que nohabía hombre, y se maravilló que no hubie-ra quien se interpusiese ...” (Isaías 59:14-16a).

La situación actual es similar a la de Is-rael en tiempos de estos profetas. La maldadimperaba, la justicia y la verdad eran perma-nentemente burladas. ¿Qué necesita Dios entiempos como estos? Hombres que se pongandelante de Dios a favor de los hombres parainterceder por ellos.

El ministerio sacerdotal

Todo sacerdote es tomado de entre loshombres y constituido a favor de los hombresen lo que a Dios se refiere. En esto coincidentanto Ezequiel (22:30) como Hebreos (5:1).Ezequiel dice: “a favor de la tierra”, en tantoHebreos dice: “a favor de los hombres”.

De los pasajes citados, podemos deducirque los sacerdotes de Dios de hoy precisanconocer tres cosas para realizar su ministe-rio:

1. El estado de la cristiandad y del mundoactual.

2. La apostasía de la cristiandad y el pe-

cado del mundo necesariamente acarrearánjuicio de Dios sobre ellos.

3. Que Dios espera que sus hijos interce-dan, llenos de compasión, por la cristiandady por el mundo.

Hay una verdad que subyace a todo lo an-terior, y es que Dios ama al mundo. Los hom-bres sumidos en el pecado y la apostasía noalegran el corazón de Dios. Sus criaturas de-berían tener un mejor destino que el que ellasse han procurado para sí mismos. ¿Quién co-noce el dolor de Dios? ¿Quién es capaz de sen-tirlo y compartirlo?

Muchos hijos de Dios están muy confor-mes con ser ellos salvos, y con que los demásse pierdan. La triste suerte de los demás lestiene sin cuidado. Sus hijos están bien, su casaes cómoda; disfrutan de un buen trabajo. So-bre todo, disfrutan de la paz y del amor deDios, y de la compañía y el afecto de sus her-manos. Todo está bien. El mundo (mejor, sumundo) marcha como debiera, ¿a qué preocu-parse?

La ira de Dios no justifica la ira de loshijos de Dios

Cuando Dios está enojado con la humani-dad rebelde, no espera que sus hijos se eno-jen también. Antes bien, Dios ve con buenosojos que ellos se interpongan a favor de loshombres. No son los “Hijos del trueno” (Mar-cos 3:17; Lucas 9:52-56) lo que son aproba-dos por Dios, sino los que, llenos de compa-sión, interceden por ellos.

Cuando Juan y Jacobo quisieron hacer llo-ver fuego del cielo sobre la aldea samaritana,el Señor les dijo: “Vosotros no sabéis de quéespíritu sois.” Sólo un espíritu extraño puededesear la destrucción de las gentes. La acti-tud de estos discípulos se alinea con la granobra del diablo en este tiempo: acusar a loshijos de Dios. (Apocalipsis 12:10). El que acusaa los hijos de Dios es pariente cercano delquiere hacer llover fuego del cielo sobre loshombres.

En tiempos de Abraham, Dios tenía deci-

dido destruir a Sodoma y a Gomorra. Su san-tidad había sido ofendida de tal manera queÉl no podía tolerar más el pecado. La maldadde los hombres habían excedido todo puntode tolerancia. Entonces, Dios decide raer aesas ciudades de sobre la faz de la tierra.

Sin embargo, antes de hacerlo, Dios visitaa Abraham, y le notifica lo que piensa hacer.Entonces Abraham, que conocía a Dios de ver-dad, intercede a favor de esas ciudades. Y labase de su argumentación es el carácter justode Dios: “Lejos de ti el hacer tal, que hagasmorir al justo con el impío, y que sea el justotratado como el impío; nunca tal hagas. ElJuez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo quees justo?” (Gén.18:25). Podían morir todos loshabitantes de Sodoma y Gomorra, pero, porla intercesión de Abraham, estaba claro queningún justo podía morir confundido entre losimpíos. Por eso, Abraham fue llamado “ami-go de Dios”.

En tiempos de Moisés, Dios quiso destruiren más de una ocasión al pueblo de Israel enel desierto; sin embargo, Moisés estaba allípara impedirlo. (Exodo 32:31-32; Números14: 11-20; 16:20-22; 44-48). Aunque esta ex-presión (en cursiva) parezca irreverente, esexacta. Dios mismo se suscitó a un Moiséspara detener su propia ira. ¿No es maravillo-so cómo el hombre puede colaborar con Dios,y cómo su voz y su acción son importantespara Dios?

Así también es hoy. Dios busca urgente-mente hombres y mujeres que quieran poner-se en el vallado y hacer oír su voz delante deltrono de Dios, para que los juicios de Dios sedetengan todavía, y los hombres procedan alarrepentimiento.

La intercesión de Daniel y la recons-trucción del templo

Daniel vivió en tiempos del cautiverio ba-bilónico. Sin patria, sin libertad, sin templo.¿No es eso la miseria misma para un judío?

Sin embargo, aun estando en Babilonia,Daniel desempeñó el noble oficio de sacerdo-

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Dios buscaintercesores

Dios no está contento con la apostasía de la cristiandad y la maldad del mundo. Sin embargo,a muchos cristianos el dolor de Dios les resulta indiferente. Al igual que ayer, en tiempos de losprofetas de Israel, hoy Dios sigue clamando por hombres que se pongan en la brecha delantede Él, a favor de los hombres.

Intercesión

Colócame, Señor, las vestidurasDel sacerdocio intercesor de Cristo.Colócame el vestido de tu graciaQue atraiga a los hombres a tu reino.

Colócame, Señor, en tu trinchera;Equípame para el rescate eterno.Colócame en la brecha donde puedaMecer el incensario que suplica.

Soy fruto de tu propio sufrimiento:Respuesta a la oración de otros creyentes.Hoy tomo la vanguardia como siervoHaciendo intercesión por muchos otros.

Colócame, Señor, en tu milicia.Que asuma el sacerdocio como Cristo.Desprecie yo mi propio beneficio.¡Colócame, Señor, tu vestimenta!

¡Ayúdame en la intercesión que apagael fuego de tu ira venidera!¡Colócame palabras como aquellasque Cristo pronunció para salvarnos!

Claudio Ramírez L

te a favor del pueblo cautivo. El capítulo 9 desu libro nos muestra a Daniel intercediendopor su nación.

Cuando Daniel leyó la profecía de Jere-mías (9:2) se dio cuenta de que era el tiempode que el cautiverio terminase; entonces, sa-biendo cuál era la voluntad de Dios, volvió surostro a Dios el Señor “buscándole en oracióny ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.” (9:3). Suruego comienza con una confesión del peca-do de Israel (9:4), y concluye con una apela-ción a las misericordias de Dios (9:18). Su ora-ción nos muestra a Daniel perfectamenteidentificado con el pecado del pueblo. La con-fesión no es por el pecado “de ellos”, sino por“nuestra confusión de rostro”, como dice elprofeta, en una primera persona plural en lacual él mismo está incluido.

Daniel era muy joven cuando fue llevadocautivo, y seguramente él no tenía mucho quever con los pecados que gatillaron la cautivi-dad. Sin embargo, él ahora, ya viejo, habla anombre de toda la nación, ofreciendo contun-dentes argumentos delante de Dios a favor detodos. Su corazón misericordioso y quebran-tado se derrama delante de Dios en un ofren-da de súplicas que Dios no puede desoír. (Estoocurre en el año primero de Darío - Dan.9:1)

Al año siguiente, Dios le envió su palabraa Hageo (Hag.1:1) para que hablara al pue-blo, y emprendieran la reconstrucción deltemplo en Jerusalén. Esto provocó que Diosdespertara también el espíritu de muchosotros (entre ellos Zorobabel y Josué).(Hag.1:14).

¡He aquí un modelo de intercesión y susfrutos inmediatos y gloriosos!

Nuestro llamado al sacerdocio

Mientras un sacerdote de Dios busca fa-vorecer a los hombres, Satanás los acusa de-lante de Dios. Sus oficios son totalmenteopuestos, y ellos merecen una distinta sanciónde parte de Dios. Siendo tan diferentes, noobstante, muchos hijos de Dios parecen nodiscernir claramente la diferencia.

Muchos desempeñan el oficio deacusadores, antes que el de intercesores. Y alhacerlo así se alinean con Satanás, el padrede toda mentira, y se ponen en la línea de losque serán juzgados por Dios. ¡Qué pérdida!

Por eso, el llamado hoy para los cristia-nos es dejar de lado aquellas pequeñas cosasen que nuestros hermanos nos han ofendido,a dejar de mirar la paja en el ojo ajeno, parallenarnos, en cambio de compasión y miseri-cordia y elevar oraciones a Dios a favor deellos. La boca que se llena de juicios hacia suhermano se secará y no podrá concebir pala-bras para bendecir a Dios; en cambio, la bocaque se llena de bendición, será ella mismabendita de Dios.

¡Cuánta palabra se pronuncia y se escribesólo para enjuiciar, para acusar y para justifi-carse a sí mismos los que las dicen! Dios cla-ma hoy, lo mismo que ayer, por hombres quehagan vallado, que se pongan en la brechadelante de Él, a favor de los hombres. ¡QueDios no se llene de estupor hoy, por no hallarquién se interponga a favor de los hombres!

Tú y yo, amado hijo de Dios, tenemos lapalabra.

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QUEBRADO DE AMBOS LADOS

Cierta vez el evangelista Samuel Jones recibió de regalo algu-nos potros monteses, sin amansar. El evangelista, que no los nece-sitaba, los vendió todos, menos uno, que guardó para que lo monta-ra su hijo. Mandó llamar a un domador y le preguntó:

—¿Cuánto me cobra usted por quebrar este potro? Lo quierobien amansado para que pueda montarlo mi hijo.

—Quince dólares – respondió el amansador—Muy bien – dijo el evangelista – lléveselo usted y no me lo

traiga hasta que esté amansado.Algunos días después, el amansador condujo al potrillo a la casa

de su dueño. Éste le preguntó al amansador:—¿Está bien amansado, quebrado y domado? ¿Cree usted que

mi hijo podrá montarlo sin correr peligro alguno?—Sí, señor – replicó el hombre —, su hijo podrá montarlo e ir

donde quiera montado en él.—¿Lo puede montar por cualquiera de los dos lados? – preguntó

Samuel Jones.El amansador respondió, sonriéndose:—No vaya a hacer tal cosa; este potro no se deja montar, ni

tocar siquiera por el lado izquierdo, pues está acostumbrado a quese le monte subiendo únicamente por el lado derecho.

—Así no lo quiero – dijo el evangelista —. ¿Cuánto me cobraríausted por amansarlo de tal modo que se le pueda montar por cual-quiera de los dos lados?

—Quince dólares – replicó el amansador.—Muy bien, lléveselo usted, domestíquelo de tal modo que se le

pueda montar subiendo por cualquiera de los dos lados –dijo el evan-gelista.

Pocos días después, el amansador volvió a llevar el potrillo a lacasa del evangelista, y le dijo:

—Ahora pueden montarlo por cualquiera de los dos lados sin co-rrer riesgo alguno.

—¿Ha sido quebrado de ambos lados? – preguntó el evangelista.—Sí, señor – respondió el amansador —, no tiene usted nada que

temer, está bien quebrado de ambos lados.¿Comprende usted lo que quiero decir? Ni usted ni yo podemos

servir a Dios mientras no seamos bien quebrados como lo fue el potrillo.Antes de poder ser útiles es necesario que se nos quebrante. Podre-mos tener talento, haber recibido buena educación, tal vez contemoscon muy buena experiencia y seamos de cautivadora apariencia, peromientras querramos seguir nuestras propias inclinaciones, mientrasno hayamos sido quebrados, seremos inútiles para Dios.”

Oswald Smith, en La investidura del poder

xisten requisitos para realizaruna oración eficaz; y estos sonalgunos: Tener fe, orar en SuNombre, orar en su voluntad, la

seguridad de ser escuchado por Dios, impor-tunidad, perseverancia, y ser llenos del Espí-ritu Santo. Todas estas condiciones se resu-men en una sola: “...Si permanecéis en mí ymis palabras permanecen en vosotros, pedidtodo lo que queréis y os será hecho” (Jn.15:7).Si esto no se da, será inútil orar.

Tenga usted en cuenta que no estamoshablando de la oración de un penitente, sinode un creyente maduro, que tiene una trayec-toria caminando con Dios, que actúa comosacerdote ubicándose en la brecha entre elDios Todopoderoso y los hombres necesita-dos. De este tipo de creyentes que son siervosy colaboradores de Dios, se espera que reali-cen un trabajo a favor de los intereses de Dios,para lo cual deberán entrar en las obras deDios a través de la oración intercesora.

Pedir confiados en que recibiremos

¿Cuál es la base de nuestra confianza?¿Por qué podemos pedir confiados en que re-cibiremos?

a) Porque somos amigos.

La historia que nos relata Jesús acerca delhombre que va a su amigo a pedir tres panespara atender a su visitante, pese a la impor-tunidad de la hora, conlleva grandes leccio-nes que han de considerarse y aplicar en laoración eficaz: ¿Qué es lo que da la confianzapara pedir a medianoche?. En primer lugar,el hecho de que aquel a quien acude es suamigo. Un amigo no se puede negar: Pode-mos importunar haciendo uso de la confian-za que nos brinda la amistad. No nos atreve-ríamos a molestar a un desconocido, y si lohiciéramos, nos sentiríamos muy incómodos,y lo más probable es que nos iría muy mal;pero Dios nos conoce a nosotros, y nosotros aÉl.

La amistad con Jesús es también comu-

nión con él. Esta amistad en comunión se for-talece permaneciendo en Cristo, en su pala-bra, en su amor y haciendo su voluntad.¿Quién de los que conocen a Cristo no quiereser su amigo? En Juan 15:4-14 encontramoscinco “Si ...” que expresan las condiciones denuestra amistad en comunión con Cristo: “Sipermanecéis en mí ...”; “si mis palabras per-manecen en vosotros ...”, “si guardáis mismandamientos...”, “si me amáis ...”, “si hacéislo que os mando ...” Entonces, si cumplimosestos requisitos, nos promete que recibiremostodo lo que pidamos. No cualquiera puedeorar eficazmente. Para tener la osadía de pe-dir a medianoche es indispensable ser susamigos. La comunión con Cristo nos da unasólida y vigorosa vida espiritual que nos llenade confianza para elevar nuestras oracionesante el trono de la gracia de Dios.

Abraham fue llamado “amigo de Dios”¿Por qué? Porque cuando Dios le habló,Abraham le creyó. Desde entonces, cada vezque Dios se proponía hacer algo se lo comu-nicaba a su amigo; lo mismo pasó con Isaac yJacob; después con Moisés y así con cada unode los que le han servido.

“¿Encubriré yo a Abraham lo que he dehacer?” fue el soliloquio de Dios antes de des-truir Sodoma y Gomorra. Entonces, Dios lehabló a su amigo y le dijo lo que se proponíahacer. Fue entonces cuando Abraham se pusoen la brecha para interceder para que Dios de-tuviese el castigo. Sabemos que eso no fue po-sible, pero Abraham reconoció que no habíaun solo justo en esas ciudades que cambiarael designio de Dios respecto de ellas.

Todo lo que Dios quiere hacer pasa por elcorazón de sus amigos, y no hay nada que ellosignoren, porque el Espíritu Santo sondea loprofundo de Dios y nos lo revela a nuestro es-píritu. De esto aprendemos que Dios no ac-túa arbitrariamente (pudiendo hacerlo por-que es Dios), puesto que la esencia de su na-turaleza no es individualista sino corporati-va. Dios busca la colaboración de sus amigos.

¿Quieres entrar en sus labores? Conságra-te en espíritu, alma y cuerpo: “Santificaos,

porque Jehová hará mañana maravillas en-tre vosotros” (Jos.3:5). La oración precede atoda santificación del espíritu; conéctate conDios mediante la oración, porque desde la tie-rra, en conexión con los cielos, se atan y des-atan grandes cosas para la humanidad.

Hace poco, un marino chileno nos contóque en un puerto de Corea había una calle lle-na de prostíbulos. Los hermanos allí se con-certaron para orar en diversos puntos de esacalle: ahora no hay un solo prostíbulo en eselugar. ¡Dios escuchó a sus amigos!

b) Porque nuestro Amigo tiene abundancia.

Podemos acercarnos a Dios, nuestro Ami-go, porque sabemos que tiene abundancia. Nonos atreveríamos a molestar a un amigo si deantemano sabemos que es pobre. El hecho desaber que nuestro Amigo tiene recursos abun-dantes, nos aumenta la confianza y la osadíapara pedir. Sabemos que si le pedimos cual-quier cosa no disminuiremos en nada su ri-queza. Él no será menos si da algo, pues Él esel Dueño de todo el universo y de cuanto exis-te, porque Él lo creó. ¡Tenemos en Dios alAmigo poderoso! ¡Somos amigos de Aquel quetodo lo puede y todo lo tiene! “¡Cuán precio-sa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso loshijos de los hombres se amparan bajo la som-bra de tus alas. Serán completamente sacia-dos de la grosura de tu casa, y tú los abreva-rás del torrente de tus delicias. Porque conti-go está el manantial de la vida.” (Sal.36:7-9).

Asumamos la conciencia de que en el cie-lo están los recursos espirituales para enfren-tar todo el rigor de la existencia en este mun-do, y que es nuestra la responsabilidad debajarlos. Las fuentes del ‘hábitat’ de Dios es-tán esperando por nosotros, para que, por laoración intercesora, le demos salida desde elcielo hasta la tierra.

¿Ha visto pobreza en la iglesia de Dios?Debe ser porque no hemos orado lo suficien-te, o si hemos orado, no reunimos todos losrequisitos que se necesitan para hacer unaoración eficaz. ¿Anhela usted ver una iglesia

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 21

La Oración Intercesora(Lucas 11:1-13; 18:1,6-8)

La oración que mejor refleja la forma de ser de Dios y de sus amados es la oración intercesora.Es la oración por excelencia del Sumo Sacerdote que tenemos en el cielo, y de los sacerdotes-reyes que están sobre la tierra. Tomando como base la parábola del amigo inoportuno, sedesarrollan aquí las condiciones y recursos que tenemos para ejercitarnos en ella.

AGUASVIVAS22 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

gloriosa, evangelizadora, llena del EspírituSanto, con hombres firmes que sostengan eltestimonio de Dios, con matrimonios estables,con jóvenes comprometidos con el Señor; unaiglesia que vence en todos los ambientes: con-tra la carne, el mundo y Satanás? Todo esto ymucho más es nuestro por la fe. Si no lo tene-mos aún, es únicamente por falta de una per-sistente e importuna oración intercesora. “Osdigo, que aunque no se levante a dárselos porser su amigo, sin embargo por su importuni-dad se levantará y le dará todo lo que necesi-te” (Lc.11:8).

El intercesor eficaz se tomará de las pro-mesas de nuestro amigo Jesús, porque ellas“son apoyo poderoso de la fe. Mientras vivaaquí, confiado de su luz, siempre en sus pro-mesas confiaré”. (Versos de un antiguo him-no). “¡Todo lo que pidiereis en mi nombre,creed que lo recibiréis!”. Es decir, se esperaque demos por hecho lo que pedimos en ora-ción.

No estamos por un cristianismo exitistaen lo externo. Las cosas tangibles son propiasdel ‘hábitat’ terrenal. Nosotros estamos porlo que no se ve, porque lo que se ve es tempo-ral, pero lo que no se ve es eterno. No por estovamos a decir que Dios no se interesa en nues-tros problemas cotidianos; pero esas cosasestán dentro de las añadiduras que siguen alos que primeramente buscan el reino de Diosy su justicia. Existe un énfasis triunfalista enalgunos sectores del cristianismo que lleva alos creyentes a creer que, como tenemos unDios rico, no podemos ser pobres. Pobres oricos, Cristo es suficiente y con Él nada nosha de faltar. El pobre puede ser inmensamenterico en Cristo; en tanto el rico tal vez no losea.

c) Porque pedimos para otros.

“Amigo, préstame tres panes, porque unamigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengoqué ponerle delante” (Lc.11:5-6). Lo que pideeste hombre no es para él, sino para otro. Heaquí una de las grandes lecciones de la ora-ción intercesora. Jesús nos enseñó a poner lavida por los amigos. Dijo que nadie tiene másamor que el que pone la vida por los amigos.

Una buena manera de poner la vida por otros,es interceder por ellos. Pedir por las necesi-dades de otros nos hace participar de la mu-tualidad propia de la iglesia, pues Jesús nosmandó a orar unos por otros.

Pedir por otros es propio del estilo de vidadel Dios trino. En la Deidad existe una formade vida superior: la vida en comunión, la vidade cuerpo. Cada una de las Personas de laDeidad tiene el mismo poder y autoridad;participan de una misma esencia. Lo que Unohace, igualmente lo puede hacer el Otro; sinembargo, Uno le da la pasada al Otro consi-derando al Otro como superior.

En la resurrección de nuestro Señor Je-sucristo hubo un despliegue del poder de laDeidad. Jesús dijo que Él tenía poder paraponer su vida y para volverla a tomar; tam-bién se dice que el Padre levantó a Jesús, suel-tos los dolores de la muerte, y lo mismo se dicedel Espíritu Santo, que Jesús fue levantadode entre los muertos por el Espíritu Eterno.De modo que de los Tres se da testimonio quetienen el mismo poder. Lo maravilloso es quehan vivido eternamente el Uno para el Otro ypor el Otro.

Jesús, en los días de su carne, dio testi-monio diciendo: “Como me envió el Padre vi-viente, y yo vivo por el Padre, asimismo el queme come, él también vivirá por mí” (Jn.6:57).La vida que vivió Jesús en la tierra no fue suya,sino del Padre. Aunque Él tenía su propia vida,se negó a vivir por ella para vivir la de Otro.Lo mismo se espera de los creyentes ahora:que su vida sea la de Cristo en ellos. Él no vinopara hacer su voluntad, sino la del que le en-vió; es decir, la de Otro, y para otros (noso-tros).

Esto mismo es lo que manifestó Pablo aldecirnos: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo enmí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo enla fe del Hijo de Dios el cual me amó y se en-tregó a sí mismo por mí” (Gal.2:20). Pablo vi-vió la vida de Otro (la de Cristo) que a la vezhabía vivido para otros (en este caso, noso-tros los creyentes, incluido Pablo y todos lossantos que se han beneficiado con la entregade la vida de Cristo para otros).

El estilo de vida del cielo

Vivir la vida de Otro para otros es el estilode vida del cielo, y debe serlo para nosotrosacá en la tierra. Esta vida mata la vidaegocéntrica de la carne y es la más grande ex-presión práctica de la cruz de Cristo – de esabendita cruz de la cual tantos son enemigos,ya que la cruz es enemiga de la carne. La cruzmata el amor propio y hace que amemos a losdemás, y aun que los veamos como superio-res a nosotros. La tendencia de la carne es le-vantarse en sí misma. Pero la cruz la perse-guirá hasta darle muerte, pues no hay otro fin

para la carne.

La cruz es intrínsecamente parte de la na-turaleza de la Deidad. El negarse a sí mismopara darle la pasada al Otro, es el estilo de vidaque se ha vivido por la eternidad entre las per-sonas de la Deidad. Ellos actúancorporativamente; están siempre de acuerdo.(El único instante, en toda la eternidad, en queestuvieron separados fue cuando Jesús cargónuestros pecados. Allí el Padre le abandonó,pues Cristo, en ese momento, estaba cargan-do con el pecado de toda la humanidad. Nofue por causa de ellos que se separaron, sinopor nuestros pecados. Jesús murió por noso-tros. La resurrección de Jesús es la demostra-ción de que Él no tuvo pecado; pues la muertesólo afecta a los pecadores; mas Cristo fue le-vantado, sueltos los dolores de la muerte).

En la intercesión no pensamos en noso-tros, sino en los demás. Hay grandes dificul-tades que vencer; el egoísmo de la carne nonos permite pensar en los otros; pero Dios selas arreglará para llevarnos a un estado dequebrantamiento e impotencia, hasta que sepueda unir nuestra voluntad a la suya; hastaconseguir que aprendamos la vida de iglesia;que es la vida corporativa en Cristo, ¡la vidadel cielo aquí en la tierra!

En la oración intercesora morimos a no-sotros mismos para vivir para otros. Es unaforma de crucificar el yo. No será nada de fá-cil, porque Dios sabe cuánto mal nos haría sinos diera todo lo que le pedimos. Somos tandados a gloriarnos en nuestros logros, queDios ha dispuesto que la respuesta a la ora-ción intercesora no produzca vanagloria. Paraesto se aseguró de llevar los corazones al que-brantamiento antes de responder nuestrasoraciones; así, Él es el único digno de ser ala-bado por sus obras. ¡Si Dios nos vence a no-sotros, nosotros podremos vencer con Él!

Una vez que el intercesor prueba la victo-ria, se enamorará de ella; luego no escatimaráesfuerzos en pro de nuevas conquistas. Bus-cará, llamará con insistencia, porque sabe quecuenta con la confianza de ser amigo de Dios.Sabe que en su Dios están todos los recursosdel cielo, y, por último, sabe que no le viene apedir para sí sino para otros. ¡Adelante inter-cesores, el cielo espera vuestras súplicas!

La osadía se basa en la comunión

Lo que da la osadía para pedir es el gradode comunión que tenemos con Dios. Así lovemos en la experiencia de los intercesores delAntiguo y Nuevo Testamento: Abraham, Moi-sés, Elías, Pedro, Juan y Pablo, por mencio-nar algunos. En la vida de cada uno de ellosexistía una confianza en el pedir, con la queosadamente comprometían a Dios ante loshombres.

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 23

Abraham, por la fe, salió a conquistar am-bientes y llegó a ser heredero del mundo. Moi-sés ordenó a su hermano Aarón que ofrecieraexpiación por la congregación cuando, a cau-sa de la rebelión de Coré, se había encendidoel furor de Jehová contra ellos. EntoncesAarón corrió con el incensario delante de lacongregación, se puso en la brecha, en mediode los rayos y de los juicios de Dios que caíansobre la congregación. ¡Qué osadía! Ganarseen la brecha es actuar como pionero, como elque toma el terreno en primer lugar, como elque abre un forado donde no hay pasada, seubica entre el juicio de Dios y los hombrescaídos; intercede por ellos y Dios tiene mise-ricordia a causa de los justos.

Elías se pone en la brecha como conquis-tador de terrenos, desafía a los profetas deBaal, compromete a Dios ante multitudes.¡Qué arrojo! Hace actuar los poderes del cieloa fin de vindicar el nombre del verdadero Dios.

Pedro, con Juan, le dijo al paralítico de laHermosa: “No tengo plata ni oro, pero en elnombre de Jesús de Nazaret, levántate y anda”(Hech.3:6). Pablo, en el naufragio en alta marcomprometió a Dios señalando a la tripula-ción que no tuviesen temor porque ningunomoriría, y así fue.

En todos estos casos vemos la confianzaen el pedir, pero sobre todo está la relaciónque estos hombres tenían con Dios. Dios les

había llamado, les había confiado sus propó-sitos, había hecho compromiso con ellos, dán-doles promesas; todo esto está en la base dela confianza.

Con nosotros Dios también ha hecho gran-des cosas. Se ha dignado revelarnos su pala-bra para nuestro tiempo, ha ido perfeccionan-do la imagen de su Hijo en nosotros; nos haquitado el amor propio, y nos ha hecho llorarpor nuestra pobreza espiritual. Creemos queestamos en condiciones que Él pueda confiar-nos algunas cosas más. Que así sea. Dios nosguarde y nos bendiga.

bol. Cada surco es objeto de la mirada aten-ta de Dios. (Deut.11:12). ¡Oh, de verdad,Cristo es precioso! Con razón, el salmistapodía decir: “Jehová es la porción de miherencia y de mi copa; Tú sustentas misuerte. Las cuerdas me cayeron en luga-res deleitosos; es hermosa la heredad queme ha tocado” (Salmo 16:5-6).

Pablo decía: “En quien (en Cristo) estánescondidos todos los tesoros de la sabiduríay el conocimiento.” (Col.2:3). Cristo es la Bue-na Tierra que esconde tesoros.

Israel no conquistó, por pereza o por co-bardía, toda la tierra que Dios le dio. ¿Hare-mos lo mismo nosotros? Cada vericueto, cadabrizna de hierba, cada metro cuadrado (pordecirlo así) esconde algún tesoro que esperapor nosotros. Ellos no están a la vista, paraque no los hollen los cerdos. ¡Ellos están es-condidos, pero no tanto como para que tú nolos puedas hallar, si lo pides al Padre! Cristo

es la Belleza suma, es el Don de Dios, precio-so y perfecto.

Más que el Edén de Adán, más que elCanaán de Israel (las cuales son sólo figura ysombra) es el Cristo de Dios para aquellos aquienes ha sido revelado. Así que, ¡Adelante,cristianos! ¡A conquistar la Tierra!

A cada cristiano le es dada una porción deCristo. Ningún cristiano particular puede co-nocerle y disfrutarle enteramente. Tampocopuede expresarle completamente. Una por-ción es suficiente para el regocijo de cada uno.Pero al juntarnos todos en amor y al compar-tir lo que de Cristo hemos recibido, vemos aCristo completo, expresando todas sus inefa-bles gracias en el cuerpo que es la iglesia. ¡En-tonces, toda la heredad viene a ser nuestra!

En Canaán, en Cristo, está el reposo delcristiano. Está el reposo de sus enemigos, yde Amalec, que es, por fin, destruido.(Deut.25:19). Es también el reposo de lasobras de la Ley. La carne y sus obras quedan

atrás. Ahora entramos al régimen del Espíri-tu.

En Cristo está la plenitud y la riquezasuma. En Cristo, y sólo en Él está la perfec-ción – todo en Él es deleitoso. En Cristo so-mos hallados perfectos. ¡Nada menos que esoha preparado Dios para los que le aman!

Cómo Dios usa la adversidad“Si a un perro se le enrolla la correa en un árbol o poste de la luz y continúa corriendo hacia delante, lo único que consigue es atarse

cada vez más. Tanto el perro como el dueño persiguen el mismo fin: avanzar, pero el dueño tiene que frenar al perro tirándole en ladirección opuesta a la que él quiere ir. El dueño comparte la misma intención, pero entendiendo mejor que el perro a dónde quiere ésteir, actúa de manera opuesta a la de la voluntad del perro. Es en este sentido que Dios usa la adversidad.”

C.S. Lewis, en Cristianismo y nada más

“Vuelve a casa”“Cuéntase la historia de una joven escocesa que abandonó la casa paterna y se volvió mujer de mal vivir en Glasgow. Su madre la

buscó por todas partes, pero sin resultado. Al fin hizo colgar su propio retrato en una de las habitaciones de la casa de “Misiones de MediaNoche”, donde concurren las mujeres perdidas. Muchas de éstas de paso echaban una ojeada indiferente al retrato; una de ellas se quedómirándolo; era el mismo rostro querido que había visto inclinarse sobre ella cuando era niña. La madre no había olvidado, ni abandonadoa su desgraciada hija; porque si así fuera, su retrato nunca hubiera sido colgado en tal sitio. Parecía que sus labios se abrían y murmu-raban: “Ven a casa, yo te perdono y aún te amo.” La pobre joven cayó abrumada por la emoción. Ella era la hija pródiga. La vista delretrato de su madre conmovió su corazón, y se arrepintió verdaderamente de sus pecados. Con el corazón triste y avergonzado, volvió alhogar que había abandonado, en el que la madre y la hija se unieron otra vez.”

Citado por D.L. Moody en El camino hacia Dios

(Viene de la página 11)

a cultura predominante hoy enoccidente ha revertido la histó-rica postergación de la mujer enel círculo familiar y social. A ello

se han sumado las ideologías feministas, quehan intentado reivindicar para la mujer losmismos derechos del hombre. La mujer eje-cutiva, audaz, liberal, parece ser el prototipode la mujer del siglo XXI. Muchas mujerescristianas –sinceras cristianas–, gracias a sueducación y sus talentos, también se inscri-ben en este nuevo orden. Ellas son inteligen-tes. Ellas aman al Señor, pero también amansu profesión, y sienten que ambas cosas noson incompatibles.

Sin embargo, sean profesionales exitosaso no, la mujer de Dios tiene un llamamientoque va más allá de las ideologías de moda ode un nuevo orden social. Ellas pueden, sinduda, tener que cumplir un determinado pa-pel en sus importantes trabajos, en sus altoscargos como profesionales; sin embargo, paraDios, en sus hogares, y en medio de la iglesia,ellas son llamadas a ser siervas.

Mujeres de Dios en el Antiguo Testa-mento

Cuando observamos las mujeres del Anti-guo Testamento, qué nobleza de espíritu, quéhumildad trasuntan su conducta y sus palabras.

Aquella Ana que llora las humillaciones desu rival, que se postra delante de Dios pidién-dole que no se olvide de su sierva y que le déun hijo; la misma que responde a Elí con sua-ves palabra diciendo que no tome a su siervapor una mujer impía, es la típica mujer de Diosdel Antiguo Testamento.

También lo es aquella Abigail, esposa deNabal (el insensato), que acude al encuentrode David para detener la justa ira del guerre-ro, al que disuade con prudentes palabras.Seis veces se refiere a sí misma como “tu sier-va”, y trece veces a David como “señor mío” o“mi señor”. No era la suya, como pudiera pen-sarse, la actitud rastrera de quien quiere ob-tener algún beneficio personal, sino la reve-

rencia de la mujer de Dios que sabe con quiénestá hablando: “Pues Jehová de cierto harácasa estable a mi señor, por cuanto mi señorpelea las batallas de Jehová, y mal no se hahallado en ti en tus días.” (1 Sam.25:28).

Más adelante, luego que el Señor quitó lavida a Nabal, ella recibe al mensajero de Da-vid con estas sabias palabras: “He aquí tu sier-va, que será una sierva para lavar los pies delos siervos de mi señor.” (1 Sam.25:41). Abigailhabía servido por años a Nabal, su anterior ynecio marido. Ahora, ella se apresta para ser-vir a los siervos de su nuevo amo: David.Abigail habrá de ser reina (la prudencia con-vertida en reina), pero ella será, ante todo, unasierva.

Nabal es el antiguo amo que las mujeresde Dios tuvieron en el mundo. Nabal repre-senta a Satanás, el insensato. Ahora, ellas sepostran ante su David, que es el Señor Jesu-cristo, y le dicen: “He aquí tu sierva, que seráuna sierva para lavar los pies de los siervos demi señor.” Servir a los siervos del Señor esservirle a Él. (Hebreos 6:10).

Otra sierva de Dios del Antiguo Testamen-to es aquella sunamita, la hospedadora delprofeta Eliseo. Ella tiene ojos ungidos para verqué clase de hombre es el que pasaba por lasafueras de su casa. Ello lo invita a comer ydespués le prepara un cuarto para hospedar-lo. Ella se siente honrada de tenerlo en casa:él es un varón de Dios. Cuando el profeta, bus-cando bendecirla, le anuncia a su anfitrionaestéril que el año que viene, por ese mismotiempo, abrazará un hijo, ella contesta: “No,señor mío, varón de Dios, no hagas burla detu sierva.” (2 Reyes 4:16).

La noticia es demasiado hermosa, y temeque sea sólo una ilusión. Sus ojos se han can-sado de esperar por el hijo soñado.

Pero lo recibe. Y cuando ya ha crecido y esun niño que puede acompañar a su padre alas labores del campo, enferma y muere.

Entonces, ella acude donde Eliseo, y sepostra a sus pies. Por largos momentos nohubo palabras; sólo sollozos. El profeta espe-

ra. Finalmente, ella le dice: “¿Pedí yo hijo ami señor? ¿No dije yo que no te burlases demí?” (4:28).

Entonces, la mujer sunamita recibe a suhijo en resurrección. Ella es una mujer deDios, es la sierva de un siervo de Dios.

“Hijo de tu sierva”

Hay una asombrosa frase en el Salmo86:16: “Mírame, y ten misericordia de mí; datu poder a tu siervo, y guarda al hijo de tu sier-va.”

El que habla es David, el dulce cantor deIsrael, el príncipe de Dios. El ora a Dios pi-diendo su misericordia. Entonces,sorpresivamente, incluye en su oración estafrase: “y guarda al hijo de tu sierva.”

Todos sabemos que el padre de David esIsaí, de la tribu de Judá. Sabemos el nombrede sus hermanos: Eliab, Abinadab, Simea,Natanael, Radai, Ozem, y de sus hermanas:Sarvia y Abigail (1 Crón.2:13-15). Pero nadasabemos de su madre. Ni siquiera su nombre.

Sin embargo, aquí en este salmo, cuandoDavid apega su corazón a Dios en busca desocorro, menciona a su madre, y se refiere aella como “tu sierva”. Él mismo se identifica así mismo como “el hijo de tu sierva”. En esemomento de angustia, no se acuerda de sunoble progenitor, Isaí, ni de su abuelo Obed,ni de su más noble bisabuelo, Booz. Se acuer-da de su madre, sierva de Dios. Aunque elnombre de ella es desconocido para nosotros,y su figura no tiene mayor relieve en las Es-crituras, no era así para Dios. Él conoce a losque son suyos, y la vida de esta mujer debióde ser tan ejemplar, como para que David seatreviere a nombrarla delante de Dios en esemomento de aflicción.

Hija, esposa y madre de siervos

Muchas de las mujeres de Dios son hijas,esposas y madres; pero ¿Han reparado en queson sobre todo siervas de Dios? Muchas se es-meran para cumplir muy bien esos importan-

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De todos los roles que una mujer de Dios está llamada a desempeñar,el de ‘sierva’ es uno de los principales.

Siervas

tes roles familiares, y aún también otros en elámbito social. Para ello se preparan y se ca-pacitan. Pero ¿qué de su rol como siervas? ¿Leestán dedicando siquiera algunos minutos ala semana?

Tal vez muchas de nuestras lectoras seanhijas de siervas, hermanas de siervas, espo-sas de siervos, pero no sean siervas ellas mis-mas.

Capacitación

La profecía de Joel respecto del derrama-miento del Espíritu Santo dice: “Y después deesto derramaré mi Espíritu sobre toda carne,y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestrosjóvenes verán visiones. Y también sobre lossiervos y sobre las siervas derramaré mi Es-píritu en aquellos días.” (Joel 2:28-29).

Esta profecía comenzó a cumplirse el díade Pentecostés, en Jerusalén, en el nacimien-to de la Iglesia. En su magnífico discurso, elapóstol Pedro citas estas palabras de Joel ydice. “Esto es lo dicho por el profeta Joel”. Yluego cita ‘in extenso’ Joel 2:28-32.

Es interesante notar que tanto en la pro-fecía de Joel, como en la cita que hace Pedroestán presentes no sólo “vuestros hijos”, sinotambién “vuestras hijas”, las cuales han deprofetizar; no sólo aparecen “mis siervos”,sino también “mis siervas” como receptorasdel Espíritu Santo.

Dios no hace diferencia a la hora de de-rramar sus dones. Ni diferencia de raza ni desexo. Aquí tenemos, pues, la capacitación delas siervas de Dios.

Aunque su papel es de menor responsabi-lidad que el de los varones, no es menos útil.Las siervas de Dios, llenas del Espíritu Santo,pueden y deben prestar un importante servi-cio en medio del pueblo de Dios. Ellas tam-bién han sido capacitadas por el Espíritu deDios para servir.

¿Qué servicios presta una sierva?

En 1ª Timoteo 5:10 tenemos una lista deacciones de servicio que Dios espera de unasierva: “Que tenga testimonio de buenasobras; si ha criado hijos; si ha practicado lahospitalidad; si ha lavado los pies de los san-tos; si ha socorrido a los afligidos; si ha prac-ticado toda buena obra.”

Pablo hizo esta lista pensando en los re-quisitos que debían reunir las mujeres viudasa las que la iglesia debería sostener. Esta listaes, por lo tanto, una lista de méritos.

¿Cuáles son esas acciones meritorias quehan de reunir no sólo las mujeres que aspirana recibir un beneficio en esta vida, sino un pre-mio más allá?

Las buenas obras

Dos veces se mencionan las buenas obras.La primera vez se refiere al testimonio, y lasegunda a la práctica. Las práctica de las bue-nas obras generará inevitablemente un testi-monio en tal sentido. Así como las malas obrasno pueden quedar encubiertas, tampoco lasbuenas obras. Una sierva de Dios será cono-cida por sus buenas obras.

La crianza de hijos

Referente a las viudas, un requisito impor-tante era que hubiera criado hijos. Para unamujer casada es un asunto importante, y paraDios también. Un poco antes, el apóstol ha-bía dicho: “Pero (la mujer) se salvará engen-drando hijos, si permaneciere en fe, amor ysantificación, con modestia” (1 Timoteo 2:15),lo cual da cuenta de su importancia. Pero,¿qué de las mujeres solteras, sin hijos?

Ellas, como siervas útiles, aunque no seanmadres biológicas, deberían engendrar hijosespirituales, y criarlos. Una creyente solterapuede, con mayor libertad, servir a Dios, y lle-var fruto para Dios. “La doncella tiene cuida-do de las cosas del Señor, para ser santa asíen cuerpo como en espíritu ...” (1ª Cor.7:34).

La práctica de la hospitalidad

“Si ha practicado la hospitalidad ...” Lahospitalidad es una gracia conferida especial-mente a las hermanas, porque ellas son las‘dueñas de casa’. Ellas adornan su hogar consu gentileza, con su delicada atención al hués-ped cansado. En los tiempos bíblicos, era cos-tumbre que la primera muestra de hospitali-dad fuese el lavamiento de los pies. Para uncaminante cansado y empolvado por los ca-minos, era una verdadera delicia ser atendi-do de esta manera. Hoy, que no tenemos estanecesidad, tenemos otras, tal vez mucho másgrandes: La necesidad de afecto, y de un rin-cón acogedor donde descansar por una no-che.

Las casas de hoy son estrechas; las fami-lias se adaptan muy bien a sus casas (o lascasas a las familias), y no suele haber un am-biente para huéspedes. Sin embargo, aunqueesto incomode, y haya que hacer dormir a al-gún hijo en el suelo sobre una alfombra o so-bre una colchoneta, es necesario volver a lapráctica de la hospitalidad, “porque por ellaalgunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”(Heb.13:1).

El lavamiento de pies

“Si ha lavado los pies de los santos ...” Sa-bemos que el lavamiento de los pies tiene tam-bién un significado espiritual. Es el frescor quese nos comunica a nuestro espíritu cuando

somos tocados por algún siervo o sierva queha estado en la presencia de Dios. Es el fres-cor del cielo, no a nuestros pies, sino a nues-tro ser entero, como un hálito de vida que nosrevitaliza, en el apretón de manos, en el abra-zo, en la mirada, y aun en el saludo por la ca-lle. El lavamiento de los pies se produce tam-bién por la vitalidad espiritual que viene de laoración que las siervas hacen a favor de lossiervos, para que ellos reciban fuerzas y alien-to en el fragor de la batalla. ¿Cómo no seráimportante que las siervas de Dios cumplansu ministerio?

El socorro de los afligidos

En nuestra sociedad consumista y mate-rialista, van quedando a la vera del caminolos desahuciados por el sistema de libre mer-cado. Muchos de ellos no pudieron competir,dadas las despiadadas reglas del juego. Fra-casaron ellos, y sus hijos están sufriendo lasconsecuencias. Algunos de ellos están tambiénen el seno de la iglesia. Muchos hijos de Diossufren de depresiones y de falta de afecto.Muchas de estas afecciones se podrían sanarcon sólo poner un poco de bálsamo sobre elalma afligida.

La mujer tiene una sensibilidad naturalmayor que la del varón. En las manos de Dios,esa sensibilidad puede rendir hermosos fru-tos a favor de los santos, en la atención de losheridos por esta vida, de los enfermos, en lade los que sufren, en la atención de los niñosdesvalidos. ¡Es incontable la gama de accio-nes que una sierva puede emprender parasocorrer a los afligidos!

Sirviendo con los bienes

Hay otro importante servicio que una sier-va de Dios puede prestar. En Lucas capítulo8 se menciona a varias mujeres: María Mag-dalena, Juana, y Susana; y se agrega: “y otrasmuchas que le servían de sus bienes.” (v.3).En la comitiva del Señor iban los doce após-toles, y un grupo importante de otros segui-dores. Con ellos iban también numerosas

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“La fe y la razón son semejantes a las dos divisiones de un reloj dearena; la una puede estar llena solamente cuando la otra está vacía.Es decir, que la fe genuina no tiene nada de pruebas o razón en quédescansar, sino que se basa absolutamente en el testimonio del Señor,y es de menos valor cuando cree solamente por demostraciones cla-ras. Lo que de evidencia o de emoción, pues, entre como prueba, restaotro tanto de la sencillez de la fe y de nuestra plena participación en labendición.” A. J. Gordon, ,en La vida doble

“Hay algunas personas que, aunque han recibido a Cristo, nuncahan alcanzado la madurez espiritual. Han concurrido al templo todala vida, pero no han llegado a ser cristianos maduros. Todavía son“niños espirituales” y “bebés en Cristo”. Conocen muy poco de la Biblia.Tienen pocos deseos de orar, y en la vida diaria muestran muy pocasseñales características del cristiano. Decir que se proponen ser mejo-res, emplear toda su voluntad en cambiar su modo de vivir, es enco-miable, pero inútil. Es como si un cadáver dijese: “Mediante grandesesfuerzos propios, saldré de este ataúd, y seré de nuevo un hombrevivo”. Te hace falta una fuerza que venga de fuera de ti. No podrásvencer los hábitos ni romper las cadenas que te aprisionan. Necesitasayuda. Necesitas a Cristo.” Billy Graham

“Nosotros los cristianos fallamos al no comprender lo significati-vos que somos. Nos comportamos como si fuéramos una minoría in-significante que puede apenas mantenerse hasta que el Señor Jesúsvenga. Yo estoy viendo a la iglesia al final de los tiempos de una formatotalmente diferente. Creo que es un ejército sobremanera grande, yque va a mover las puertas del infierno y proclamará a cada nación dela tierra. Después de esto, que venga el fin.”

Derek Prince, en Entre dos fuegos

“Cuando nuestra mente está condicionada por el prejuicio o para-lizada por los puntos de vista tradicionales, podemos estar confronta-

dos con una verdad bíblica vez tras vez sin que la misma siquiera nosroce. Nuestra inhibición espiritual en lo que concierne a esta verdadnos deja ver pero no percibir. La verdad permanece latente. La asimi-lamos mentalmente, pero no la aplicamos espiritualmente.”

Artuhr Wallis, en El ayuno escogido por Dios

“Sufren los malos y los buenos. Sufren los que maldicen y los queconfían en Dios. Sólo que el sufrimiento de los primeros es como unaherida purulenta: devora, pudre, y, finalmente, mata. Mientras que elsufrimiento de los que confían en Dios es como una herida limpia.Duele, sangra, pero sana. Y con el tiempo apenas quedan cicatrices, oa veces, ni siquiera eso.” Rosalinda Castro, en “Gethsemaní” Nº 21

“Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se debetener por verdadera y sólida sabiduría, consiste en dos puntos: a sa-ber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en elconocimiento que debe tener de sí mismo.” Juan Calvino

“¿Dónde comienza la soberanía de Dios y termina la libertad delhombre? La soberanía de Dios nunca termina. El siempre ha de sersoberano. Y el libre albedrío del hombre comienza donde Dios decideque puede comenzar, y termina donde Dios decide que termine. Dioses Dios. Él pone los límites.” Luis Palau, en A su manera

“Todos atravesamos temporadas en las que en nuestra vida nohay destellos luminosos ni un evidente entusiasmo, sino que sólo expe-rimentamos la rutina diaria. La rutina de la vida es en realidad lamanera en que Dios nos salva equilibrándonos entre los clímax degran inspiración que provienen de Él. No pretendas que Dios te man-tenga constantemente en la cumbre de la inspiración, antes bien, apren-de a vivir mediante el poder de Dios en mitad del tedio y aburrimientode los quehaceres cotidianos.”

Oswald Chambers, en En pos de lo supremo

mujeres que le servían; unas, tal vez, en lapreparación de los alimentos; otras, con susbienes, para atender a sus necesidades.

No fue un privilegio menor el concedido aestas mujeres al poder servir así al Señor.Aunque era dueño de todo, Él no tenía dónderecostar su cabeza. En su pobreza, Él se dejóatender por mujeres, siervas de Dios. Esosbienes puestos a Su servicio tuvieron, sinduda, el mayor rédito. Fue la mejor inversiónque esas mujeres hicieron en sus vidas.

Hoy en día, las mujeres de Dios que tra-bajan tienen a su disposición tanto o más di-nero que el necesario para sustentar una fa-milia. Muchas de ellas no participan de la car-ga de sostener su casa porque sus maridos tie-nen lo suficiente para hacerlo. ¿Qué inversio-nes realizan ellas? Tal vez, una buena partedel dinero se derroche en nimiedades, o semalgaste en vanidades: en ese vestido que seusó una sola vez, o en esos zapatos que yacencasi olvidados en el desván, y que pocas vecesse usaron. Pequeños o grandes caprichos quese alimentaron con la última moda, mientrasla obra de Dios está detenida, o se hace a du-

ras penas. ¡Cuánta mala inversión suele ha-cerse en las cosas de la tierra! ¡Cuán poca in-versión se hace, en cambio, en el Banco delcielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen!

¡El peligro de las cristianas en este aspectoes mayor que el de los varones! ¡Amadas sier-vas de Dios: atended a estas palabras de ad-vertencia!

Criando siervos

Las mujeres del mundo crían hijos e hi-jas; las siervas de Dios crían siervos y siervasde Dios. Criar hijos lo hace todo el mundo;criar siervos lo pueden hacer sólo las siervasde Dios.

Las mujeres del mundo crían profesiona-les de la más variada índole, y con las mayo-res pretensiones pecuniarias posibles; las sier-vas de Dios crían hijos e hijas para que sirvana Dios.

Así, mañana podrá haber nuevos Davidesque digan a Dios: “Tu siervo, hijo de tu sier-va.” Y esa sierva será usted, amada hermana,sierva de Dios. Su nombre contará delante de

Dios, porque su herencia de fe habrá sido tras-pasada a su hijo y a su hija.

Pablo podía decir a Timoteo: “Y que des-de la niñez has sabido las Sagradas Escritu-ras” (2 Tim.3:15). ¿Quién hizo posible quePablo pudiera decir esas palabras? Una sier-va, conocida por Dios, llamada Eunice, y co-nocida por nosotros como la madre deTimoteo.

PARA MEDITAR

o primero que debes tener encuenta, amado joven cristiano, esque Dios está interesado en todolo que concierne a tu vida. No

pienses que la esfera de tus estudios es ajenaal Señor, o que a él no le compete, que no leinteresa, o que en ella no te puede ayudar.

En la presunción propia de la edad, tú talvez tiendas a separar a Dios de tus estudios.Tal vez tiendas a circunscribir a Dios a unareunión de iglesia, o a un Retiro de fin de se-mana. Que Dios no es para el Colegio. Esto esun error. Dios está en todo lugar donde estánsus hijos. Así como los adultos le llevan a sustrabajos, tú también le llevas a tu colegio oUniversidad.

La sabiduría humana que en esos lugaresse despliega no es algo que sorprenda a Dios.¡Lejos de ser así! La mayor capacidad de hom-bre es una nada delante de Dios. AlbertEinstein, el hombre más inteligente de esteúltimo siglo, es como un bebé de pecho paraDios, y sus teorías, tan complejas eindescifrables todavía para el común de lasgentes, son apenas unos tímidos balbuceosdelante del Creador de todo cuanto existe.

De manera que tienes que ver que Diosestá en todo lugar, que está contigo dondequiera que vayas, y que Él quiere ayudarte en

todas aquellas cosas en que tú debes cumplir.

El principio de la sabiduría

Lo primero que ha tener en cuenta el jo-ven cristiano es lo que dice Proverbios 1:7: “Elprincipio de la sabiduría es el temor deJehová.” Si los jóvenes temen a Dios, enton-ces tienen en su corazón el principio de la sa-biduría. El hombre más necio es aquel quemira hacia arriba y dice: “No hay Dios”. Encambio, porque los creyentes temen a Dios,ellos son verdaderamente sabios.

Cuatro jóvenes sabios

Para ejemplificar esto que vamos dicien-do, tomaremos el caso de Daniel. Daniel 1:8dice: “Y Daniel propuso en su corazón no con-taminarse con la porción de la comida delrey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tan-to, al jefe de los eunucos que no se le obligasea contaminarse”. Más adelante, en el versí-culo 16, dice: “Así, pues, Melsar se llevaba laporción de la comida de ellos y el vino quehabían de beber, y les daba legumbres. A es-tos cuatro muchachos Dios les dio conoci-miento e inteligencia en todas las letras yciencias; y Daniel tuvo entendimiento en todavisión y sueños”. Cuando los llevaron al rey,éste los halló mejores que los demás: “En todoasunto de sabiduría e inteligencia que el reyles consultó, los halló diez veces mejores quetodos los magos y astrólogos que había entodo el reino” (v.20).

¿Qué vemos aquí? El ejemplo de Danielnos ayuda a mejorar los niveles de nuestra in-teligencia y de nuestra sabiduría en Dios.

Consagración

Lo primero, Daniel hizo un acto de con-sagración. Él no quiso contaminarse con elmundo, ni con la comida del rey ni con el vino.Él no quiso alegrarse con lo que, delante deDios, era aborrecible. Luego, Dios vio eso –porque todo acto de consagración que tú ha-gas Dios lo ve– y lo tomó en cuenta. ¿Qué

ocurrió como consecuencia? A estos mucha-chos Dios les dio conocimiento e inteligenciaen todas las letras y ciencias.

¿Dios sabe de Física? ¿Dios sabe de Quí-mica? ¿Dios sabe de Biología? ¡Sí! Dios cono-ce todo. Aun conoce los intrincados vericuetosde la más avanzada ciencia. Dios le dio la in-teligencia al hombre, ¿cómo no sabrá Él mis-mo todas las cosas?

Yo te invito a que hagas esto: Cuando ten-gas problemas en una asignatura, dile al Se-ñor: “Señor, tú conoces este asunto de Álge-bra, tú conoces esto (pon ahí todo lo que quie-ras). Señor, tú lo conoces mejor que mi profe-sor, por favor, enséñame esto.” ¿Lo has he-cho? Si lo has hecho, entonces lo has podidocomprobar. ¿Verdad? El Señor lo sabe, y elSeñor te da la sabiduría.

La respuesta de Dios

En este pasaje de Daniel se dice que elSeñor les dio a estos muchachos conocimien-to e inteligencia en todas las letras y ciencias.No sólo en las cosas espirituales, ¿te fijas?. Lascosas que se enseñaban en Babilonia eran co-sas humanas: “letras y ciencias”. Allí estabanpresentes las dos grandes áreas del conoci-miento humano. En Babilonia había un grandesarrollo en ese tiempo. Tú sabes que unade las consideradas “maravillas del mundo”,los jardines colgantes, fueron creados allí enBabilonia. De tal manera que no eran gentesignorantes, y, sin embargo, Daniel llegó a serel mejor entre ellos. ¿Por qué razón? Porqueél se consagró a Dios, él decidió no contami-narse.

JÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESAGUASVIVAS 27

¿Cómo puedo mejorarmi rendimiento escolar?

La educación es hoy un deber que tiene que asumir todo joven creyente. Pero en esa tarea noestá solo. El Dios de toda sabiduría será su fuente de provisión y de socorro permanente, paracomprobar que de Dios es la ciencia y el conocimiento.

¿Quieres ser un buen alumno? ¿Quierestener un buen rendimiento? Yo te digo: másallá de tu supuesta falta de capacidad en cier-tas materias ¡el Señor es capaz de enseñarte,y de sacarte adelante!

Por supuesto, eso no significa que tú te vasa poner relajado y flojo, y vas a decir: “No mepreocupo, porque el Señor me va a ayudar”.No. Tú debes ser responsable. Dios te dio in-teligencia, y Él no hará aquello que tú tienesque hacer, y que puedes hacer. Ahora bien, sitú estás sirviendo al Señor, y si por visitar aun hermano o por participar en las activida-des de la Iglesia, por hacer algo que el Señorte demanda a ti en lo espiritual, tú descuidasen algún momento el estudio, tú perfectamen-te puedes decirle al Señor: “Señor, lo que hi-ciste con Daniel, por favor, hazlo también con-migo”. No alcancé a estudiar lo suficiente,pero creo que tú me puedes socorrer en esto.Hazlo, Señor.”

Perder para ganar

En otra oportunidad, les hemos dicho aalgunos hermanos jóvenes: “Si tú quieres ser-vir al Señor, tú tienes que estar dispuesto (so-bre todo si has sido tradicionalmente buenalumno, si estás acostumbrado a sacarte lasmejores calificaciones), si tú amas al Señor,tú vas a tener que estar dispuesto, a veces, aaceptar una calificación inferior, porque elSeñor es más importante. Y si el Señor en al-gún momento te prueba en esto, y te dice:“¿Hasta dónde valgo yo para ti? ¿qué es másimportante para ti?” Y entonces, cuando es-tés en la disyuntiva, elige correctamente, ¡eli-ge a favor del Señor! Tal vez ya no debas aspi-rar a ser el mejor alumno de la clase, pero ¿sa-bes?, vas a tener el gozo en el corazón de agra-dar al Señor y de que el Señor esté contentocontigo.

Algunas cosas prácticas

Para mejorar tu rendimiento escolar espreciso, también, que tú consideres algunascosas prácticas.

Es necesario que tú tengas un lugar apar-tado, privado, para estudiar. Tú no puedes es-tudiar en la mesa de la cocina, donde está lamamá preparando la comida, y suele habermúsica y distracciones: es necesario apartar-se.

Es bueno también tener también un ho-rario diario para el estudio, una hora, media

hora o lo que sea, según la necesidad.

Es necesario también que tú estudies conotros. En Proverbios 27:17 dice: “Hierro conhierro se aguza; y así el hombre aguza el ros-tro de su amigo”. ¿Qué significa este extrañoversículo? Podemos decir simplemente esto:que cuando hay dos personas, las cosas sehacen mejor, y uno a otro se ayudan. En elestudio, es importante estudiar de a dos o dea tres, sobre todo en la Universidad. Tú nopuedes aislarte y decir: “Yo lo puedo hacersolo”. Es necesario también reconocer queentre varios se pueden conocer mejor las co-sas y cuando hay varios, todos pueden hacersu aporte. En fin, hay un mayor avance.

Dios quiere que tú seas un buen estudian-te, responsable e inteligente. Para ello, tú noestás solo, para que no desmerezcas tu condi-ción de hijo de Dios (si no eres muy aventaja-do), y para que tampoco te dejes cautivar porel oropel del conocimiento humano (si eresun buen estudiante). Para que en todo el Se-ñor Jesucristo sea glorificado en tu vida. Entoda tu vida. Amén.

AGUASVIVAS28 JÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENES

Te busca para salvarte«Hace algún tiempo los periódicos publicaron la historia de un joven llamado Guillermo, quien estaba huyendo de la policía. El

adolescente se había escapado con su novia porque los padres querían separarlos. Lo que Guillermo no sabía era que la enfermedad porla que había ido a ver al médico días antes de su huida, había sido diagnosticada, poco después de haber desaparecido, como cáncer.

Guillermo estaba haciendo todo lo posible para huir de la policía por miedo de perder su amor, mientras que la policía hacía todo loposible por encontrarlo para que no perdiera su vida. El pensaba que ellos lo estaban buscando para castigarlo, pero realmente lobuscaban para salvarlo.

Guillermo representa a cada hombre cuya culpa le dice que Dios lo sigue para arreglar cuentas en esta vida y torturarlo parasiempre.»

Howard G. Hendricks, en Dilo con amor

También mi vida«Un joven noruego llamado Peter Torjesen, a la edad de diecisiete años se sintió tan tocado en su corazón por el reto de dar para la

obra misionera, que puso en la ofrenda todo lo que tenía en su cartera, y después de pensarlo brevemente echó también un pedazo depapel en el cual decía: ‘Og mi liv’ (y mi vida). Resulta significativo que el joven Torjesen tuvo después una fructífera vida como misioneroen la China.»

R.Kent Hughes, en Disciplinas de un hombre piadoso

BIBLIABIBLIABIBLIABIBLIABIBLIAAGUASVIVAS 29

“La Biblia es un gran libro, una obra monumental. En el transcurso de nuestra vida sólollegamos a tocar una pequeña parte de sus riquezas. Es imposible que una persona laentienda si no dedica un tiempo prudencial a estudiarla. Los creyentes jóvenes debenlaborar en la Palabra de Dios para que cuando crezcan puedan recibir la nutrición que ellaproporciona y abastecer a otros con las riquezas que ella contiene.

Todo aquel que quiera conocer a Dios debe estudiar Su Palabra con seriedad; todos loscreyentes deben comprender la importancia de leer la Biblia desde el comienzo de su vidacristiana.”

Watchman Nee, en La lectura de la Biblia

“La Biblia no es un libro de teología sistemática que tabula lo que tenemos que creer. Esun libro de biografías que muestra cómo personas muy sencillas a través de los siglos hanaprendido a caminar en la fortaleza de Dios para vencer sus problemas. Al contar sushistorias, el Espí-ritu Santo no oculta nada. Él muestra cómo ellos descubrieron la realidadde Dios en las prisiones de sus fracasos personales.”

Malcolm Smith, en Agotamiento Espiritual

Apuntes a la lectura del Nuevo Testamento

Lo que significa confesar y negar a Cristo.En Mateo 10:32-33 dice: “A cualquiera, pues, que me confiese (omologései) delante

de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Ya cualquiera que me niegue (arnésetai) delante de los hombres, yo también le negarédelante de mi Padre que está en los cielos.”

“El griego (omologéo) significa, etimológicamente, decir lo mismo que ... La prepo-sición griega en señala el objeto (Cristo) sobre el que hay que estar de acuerdo “conDios” en el testimonio que ha dado respecto de su Hijo. (1ª Juan 5:10). En tanto, laforma verbal arnésetai “es un aoristo constativo, que no se refiere a un momento dedebilidad (como el de Pedro), sino a un estilo de vida (ver 2 Tim.2:12), por el quealguien prefiere no aparecer asociado con Cristo.” (Lacueva: Nuevo Testamento InterlinealGriego-Español).

La confusión de Juan el Bautista (Mateo 11:1-6)

Juan el Bautista no distinguía claramente los tiempos implícitos en Isaías 61:2, eltiempo de la gracia y el de los juicios. Por eso pregunta si el Señor es el Cristo que habíade venir. El Señor le envía respuesta citando Isaías 35:5-6 y 61:1. No era aún el tiempode que se cumpliera la segunda parte de Isaías 61:2, que es lo que Juan tiene en cuentacuando dice Mateo 3:12. Por causa de su bondad, de su misericordia, podían decepcio-narse del Señor Jesús (“hallar tropiezo”). Y es que el ejercer poder y juicio puedesatisfacer lo que el hombre estima como señal de autoridad, pero no es así en el día dela gracia.

No estás lejos del reino de Dios (Marcos 12:28-34).

El escriba tenía la doctrina correcta, pero no tenía al Señor. El Cristo estaba delantede sus ojos, pero no podía verlo. Su conocimiento le hacía un maestro de la ley, peropara entrar al reino es preciso tener al Señor del reino.

Otro caso similar es el de Gamaliel, quien tenía mucha sabiduría según la ley, pero notenía el discernimiento suficiente para reconocer la obra que Dios estaba realizandodelante de sus ojos. Se puede estar muy cerca del reino, pero no necesariamenteadentro.

DIECISIETE PREGUNTAS SOBRE LA

VIDA DE

JOSÉ1. ¿Quiénes fueron sus padres?2. ¿Qué tristes circunstancias rodeabanla vida de Raquel antes de nacer José?3. A la luz de Gén.37:2-8, hubo 3 facto-res que acarrearon sobre José la ira desus hermanos. ¿Cuáles son?4. La actitud de los hermanos hacia Josées semejante a la de los labradores dela parábola (Mat.21:18-20). Cite las ex-presiones que lo demuestran.5. ¿Cuál fue la venganza de los herma-nos con respecto a José?6. ¿Cómo pudo José vencer la tentación?(Gén.39:9).7. ¿De qué manera se produjo el ascen-so de José desde la cárcel al trono deEgipto?8. ¿Qué hecho demuestra la sabiduríade José como gobernador de Egipto?9. ¿Qué hecho obligó a los hijos de Is-rael a llevar a Benjamín a Egipto?10. ¿En qué momento José se da a co-nocer a sus hermanos?11. ¿Qué hecho convenció a Jacob deque lo que sus hijos decían de José eraverdad?12. ¿De qué modo José honró a su pa-dre?13. Lo que se dice de José en Gén.49:22-26 es aplicable también al Señor Jesu-cristo, en cuanto a sus sufrimientos y suvictoria. Mencione 3 aspectos coinciden-tes.14. José es el más perfecto tipo de Cris-to en el Antiguo Testamento. Junto a cadadefinición ponga la cita que demuestrela equivalencia respecto del Señor Je-sús.• Fue llevado a Egipto• Amado por su padre• Enviado a sus hermanos• Sus hermanos tramaron contra él• Fue severamente tentado• Vendido a precio de esclavo• Falsamente acusado• La edad al comenzar su ministerio• Exaltado después de su sufrimiento• Toma una esposa no judía• Estuvo temporalmente perdido para sushermanos• Perdona y restaura a sus arrepentidoshermanos• Visitado y exaltado por las naciones

“Escudriñad las Escrituras,porque ellas dan testimonio de mí”

AGUASVIVAS30 BIBLIABIBLIABIBLIABIBLIABIBLIA

Cosas Viejas Cosas Nuevas

pojó y se humilló a sí mismo para venir a morirpor nosotros. (2:5-8). Lo hallamos en las pa-labras de Pablo cuando exhorta a los filipensesa tener el mismo sentir que hubo en CristoJesús, “no mirando cada uno por lo suyo pro-pio, sino cada cual también por lo de losotros.” (2:4).

Esta abnegación por los demás la halla-mos también en el elogio que hace Pablo deTimoteo, al decir: “Pues a ninguno tengo delmismo ánimo, y que tan sinceramente se in-terese por vosotros”, y, por contraste, al plan-

tear una fuerte reprensión por la anti-virtudde muchos: “Porque todos buscan lo suyo pro-pio, no lo que es de Cristo Jesús” (2:20-21).

La forma de ser de Dios es vivir para otros,no para Sí mismo. ¿Cómo es esto posible enlos creyentes, si no siempre vemos que secumple? Hebreos 5 nos ayuda: “Y aunque eraHijo, por lo que padeció aprendió la obedien-cia; y habiendo sido perfeccionado ...”

Siendo el Hijo eternamente perfecto, tuvoque ser perfeccionado por medio de los pade-cimientos. Nosotros, en tanto, habiendo sidohechos perfectos por medio de la sola ofren-

da de Cristo (Hebreos 10:14), mayormentetenemos que ser perfeccionados para llegar aser dóciles instrumentos de salvación y de in-tercesión.

La perfección se va produciendo a medi-da que vamos saliendo de la esfera de lo nues-tro y nos vamos proyectando –olvidándonosde nosotros mismos– en la búsqueda del biende otros.

Esta es la forma de ser de Dios, y ha de sertambién la forma de ser de los cristianos per-fectos. ¡Que el Señor nos ayude para el cum-plimiento de tan magnífico propósito!

COBARDE Y VALIENTE

(Exodo 2:11-20)

En este breve pasaje podemos comprobar lo engañoso quees el corazón del hombre.

Moisés demuestra, primeramente, una gran cobardía anteFaraón, por el asesinato cometido, y luego una gran valentíaante los pastores de Madián.

Ante Faraón, Moisés estaba actuando como libertador deIsrael, y lo estaba haciendo con sus propias fuerzas, porque noera el tiempo ni el modo de libertar del Señor. En cambio, antelos pastores, Moisés no estaba comprometiendo el propósito deDios. No estaba involucrándose en la obra de Dios, sino simple-mente estaba defendiendo a las hijas de Reuel, en una causajusta.

Nadie puede agradar a Dios y hacer Su obra usando susrecursos carnales. Nadie puede iniciar una obra, sino Dios. ¡Quéhorrible es este inicio de Moisés (el asesinato de un hombre) yqué distinto de aquel otro de la zarza ardiendo! Porque aquélasesinato fue cometido en la confianza de que sus hermanoscomprenderían que “Dios les daría libertad por mano suya, masellos no lo habían entendido así”(Hech.7:25). ¿Podía ser este uninicio divino? ¿Con derramamiento de sangre humana?

Moisés se estaba anticipando cuarenta años. Estaba en laplenitud de sus fuerzas, y en la presunción de sus capacidades.Faltaba aún mucho que aprender para que pudiera llegar a de-cir: “¿Quién soy yo para que saque de Egipto a los hijos deIsrael?” (Ex.3:11).

Moisés estaba apto para defender una causa humana, perono para iniciar una obra divina. Para lo primero se requiere sóloiniciativa y cierto sentido de justicia; para lo segundo, se requie-re que Dios tome la iniciativa.

Así pues, para la obra de Dios toda valentía humana esinútil; toda osadía se torna en temor, y el más fiero corazónhumano se vuelve como aguas. Sólo el Señor puede iniciar unaobra y capacitar debidamente a quienes la realizan.

LUCHAR LEGÍTIMAMENTE

“El que lucha como atleta, no es coronadosi no lucha legítimamente.” (2ª Timoteo 2:5)

En toda carrera hay reglas, las cuales, si se transgreden,eliminan al competidor culpable.

En la lucha de la fe hay ciertos principios fundamentalesque revelan el carácter de Dios. Nadie se atrevería a pensar, porejemplo, que un hombre que repudia a su esposa pueda conti-nuar dando la batalla con la aprobación de Dios. O que un hom-bre engañador pueda seguir luchando con la aprobación de Dios.

No obstante, alguien puede, con la complicidad de otros,intentar luchar y aun cuidar de la casa de Dios en esas condicio-nes. O intentar prestar un servicio que Dios no aprueba.

Por eso, hemos de ver cuidadosamente si estamos luchan-do legítimamente o no.

La cuestión no es si tenemos éxito en el presente; de he-cho, podemos tenerlo. El éxito, según se entiende en términoshumanos, no es una demostración fehaciente de que se cuentacon la aprobación de Dios. Las más grandes herejías hoy en díatienen mucho éxito, arrastran multitudes, edifican grandes tem-plos, y son capaces de mostrar estadísticas de crecimiento exor-bitante.

Lo que de verdad importa es si se hemos luchado legítima-mente, porque hoy en día vemos con cada vez más frecuencia acristianos que son descalificados. Y es que en esta lucha no seaceptan trampas. No podemos usar estrategias ni recursos pro-hibidos. No podemos usar de astucia para burlar a Dios. Nocabe el “juego sucio” contra el Señor.

Aun la incomodidad de la lucha hemos de sufrirla, porqueen ella somos perfeccionados. Tras cada revés, o tras cada difi-cultad, hallaremos una especial provisión del cielo o una lecciónfundamental que era imprescindible aprender antes de podercontinuar nuestro servicio.No hay otra alternativa para nosotros que luchar legítimamen-te. ¡Que el Señor nos ayude!

(Viene de la página 18)

Todo escriba docto en el reino de los cielos saca de su tesoro ...

y...

TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOAGUASVIVAS 31

¡Misión entre los antropófagos!El amor de Dios por los salvajes indígenas de las islas Nuevas Hébridas llevó a Juan Paton a dejarsu incipiente obra en Escocia para aventurarse entre los temidos antropófagos... Pese a lascondiciones desalentadoras, esos años de paciente trabajo dieron su fruto de la manera másimpensada... Una proeza de fe en un tiempo y lugar donde predicar a Cristo podía costar lavida.

uando el misionero John Paton,tras ingentes esfuerzos, logró sa-car agua del pozo, echó a correrla voz, y la noticia corrió como un

reguero de pólvora. Los jefes, acompañadosde todos los hombres de las tribus, quisieronparticipar del acontecimiento. Ante los ojosescépticos de los circunstantes, Paton bajó alpozo, trajo agua en un jarro, y le dio a beberal primero de los jefes. El indígena, incréduloal principio, se resistía a creerlo; pero luego,convencido, revolvió los ojos con alegría, be-bió de nuevo y gritó:

— “¡Lluvia! ¡Lluvia! ¡Sí; es verdad, es llu-via! —. Pero luego, dirigiéndose al misionero,le espetó:

—¿Pero cómo la conseguiste?

A lo que éste replicó:

— Fue Jehová, mi Dios, quien la dio de sutierra en respuesta a nuestra labor y nuestrasoraciones. ¡Mirad y ved, por vosotros mismos,cómo brota el agua de la tierra!

Los indígenas sentían temor. No tenían va-lor suficiente para acercarse a la boca del pozo,así que formaron una larga fila y, tomándoseunos a otros de las manos, fueron avanzandohasta que el primero en la fila pudiese miraradentro. En seguida, el que había mirado ibaa tomar su lugar al final de la hilera, cediendosu lugar al siguiente.

Todos salían asombrados. Uno de ellosdijo:

—Hay lluvia de Jehová ahí abajo.

Después que todos hubieron mirado, el jefele dijo a Paton:

——¡Misionero, la obra de tu Dios, Jehová,es maravillosa! Ninguno de los dioses deAniwa jamás nos bendijo tan maravillosa-mente. Pero, dinos, misionero, ¿continuará Éldándonos siempre esa lluvia en esa forma? ¿ovendrá como lluvia de las nubes?

El misionero les dijo:

—No teman. Esta bendición de mi Dios espermanente y para todos los aniwaianos.

El júbilo se desató, entonces, entre los sal-vajes, libres ya de temores y recelos.

Venciendo los obstáculos

Para entender este júbilo es preciso saberque hasta ese momento, por siglosinmemoriales, los indígenas habían usadosólo agua de coco para satisfacer su sed. ¿Parabañarse? Ellos se bañaban en el mar. Usabande un poco de agua para cocinar, ¡y ningunapara lavarse la ropa! ¡Jamás habían bebidoagua dulce desde la tierra!

Así que, este día fue un gran acontecimien-to para todos. Por supuesto, también lo fuepara John Paton. Hacía casi diez años habíallegado a esos lugares proveniente de Glasgow,Escocia, y la lucha había sido feroz. Parecíaque las oraciones a favor de los nativos no da-ban su fruto, pues las tinieblas y la supersti-ción no cedían terreno entre ellos.

Antes de salir de Glasgow había encontra-do resistencia entre los hermanos de su con-gregación. Uno de ellos le había dicho:

—¡Usted quiere trabajar entre los antropó-fagos! ¡Será comido por los antropófagos!

A lo que Paton había respondido con lamisma franqueza:

—Usted hermano, es mucho mayor que yo,y en breve será sepultado y luego será comidopor los gusanos. Le digo a usted, hermano, quesi yo logro vivir y morir sirviendo y honrandoal Señor Jesús, no me importará ser comidopor los antropófagos o por los gusanos. En eldía de los resurrección mi cuerpo se levanta-rá tan bello como el suyo, a semejanza delRedentor resucitado.

Sin embargo, los temores del hermano nocarecían de fundamento. Las islas NuevasHébridas habían sido bautizadas con sangrede mártires. Pocos años antes habían muertodos misioneros a garrotazos, y sus cadávereshabían sido cocidos y comidos.

En esa encrucijada, teniendo en su cora-zón el deseo de partir a servir a Dios entre esosnaturales y no queriendo desoír tampoco elconsejo de sus hermanos, Paton escribió a suspadres para consultarles su opinión. Lo queellos le dijeron terminó por aclararle su ca-mino. Sus padres le dijeron que el mismo día

en que él nació, ellos lo habían ofrecido al Se-ñor para tal servicio.

Para Paton, esto fue suficiente. Era la con-firmación que estaba esperando, así que notuvo ninguna duda de que ésa era la voluntadde Dios.

Sin embargo, las cuatro primeros años, enque Paton permaneció en la isla de Tana, nohabían sido para nada fructíferos. Al contra-rio, parecía que las cosas iban de mal en peor.Su esposa, que había logrado reunir algunaspocas mujeres para compartirles el evange-lio, murió al poco tiempo de malaria, y trasella también murió su hijito. A duras penasescapó él mismo de la muerte, en momentosen que recrudeció la hostilidad y los indíge-nas decidieron matar al misionero. Así quetuvo que dejar Tana.

Luego de un paréntesis en Australia y enEscocia, Paton volvió a las Nuevas Hébridas.Esta vez, por consejo de otros misioneros, de-cidió establecer su obra en la isla de Aniwa.

Las condiciones de vida de las indígenasallí era tan precaria como en Tana. Las peleasentre las diferentes tribus dejaban centena-res de muertos, las viudas de los guerrerosdebían morir para “acompañar” a sus mari-dos en su partida. Luego de una batalla, loscadáveres de los vencidos eran cocinados y co-midos. Su idolatría era monstruosa: adorabanlos árboles, las piedras, las fuentes, los insec-tos, los espíritus de los muertos, etc.

Una fuente en medio del sequedal

En este estado estaban las cosas cuandoPaton decidió cavar un pozo. Al hacerlo, nopensaba sólo en derribar una fortaleza en quese apoyaba la superstición y la ignorancia delos naturales, sino también en razones prác-

(Adaptado de «Biografías de grandes cristianos» de Orlando Boyer)

AGUASVIVAS32 TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIO

ticas. La falta de agua dulce era la mayor ne-cesidad para él.

En un principio, algunos indígenasproclives, decidieron ayudaron en la obra,pese a que consideraban una locura que elDios del misionero pudiera proporcionar “llu-via desde abajo”. Sin embargo, más adelante,amedrentados por la profundidad del pozo,le dejaron solo. Mientras él cavaba, lo contem-plaban desde lejos, diciendo entre sí:

—“¡¿Quién oyó jamás hablar de una lluviaque venga desde abajo?! ¡Pobre misionero!¡Pobrecito!

Cuando Paton insistía en decirles que elabastecimiento de agua en muchos países pro-venía de pozos, ellos respondían:

—Es así como suelen hablar los locos; na-die puede desviarlos de sus ideas fijas.

Después de muchos días de extenuante tra-bajo, Paton dio con tierra húmeda. Confiabaen que Dios lo ayudaría a obtener agua dulcecomo respuesta a sus oraciones. A esa altura,el solo pensar en que podría encontrar aguasalada le llenaba de temores. ¿Qué reaccio-nes podría despertar ese fracaso en los indí-genas? Mejor no quería pensar en ello.

Por eso, cuando el agua comenzó a brotardesde abajo y a llenar el pozo, tomó –trému-lo– agua en la mano, y se la llevó a la boca. Susabor era inconfundible.

—¡Es agua! ¡Es agua potable! ¡Es agua vivadel pozo de Jehová! – exclamó, alborozado.

Los frutos de la fe

En los años que siguieron a este aconteci-miento, los naturales cavaron seis o siete po-zos en los lugares más probables, cerca devarias villas. Sin embargo, no tuvieron resul-tados. O bien se encontraban con una roca, obien hallaban agua salada. Entonces se decíanentre ellos:

—Sabemos cavar, pero no sabemos orarcomo el misionero; y por lo tanto, ¡Jehová nonos da lluvia desde abajo!

Un domingo, después que Paton había con-seguido el agua del pozo, el jefe Namakei con-vocó a todo el pueblo de la isla. Haciendo losademanes solemnes propios de los jefes gue-rreros, dirigió a los concurrentes el siguientediscurso:

—Amigos de Namakei: todos los poderesdel mundo no podrían obligarnos a creer quefuese posible recibir la lluvia de las entrañasde la tierra, si no lo hubiésemos visto connuestros propios ojos y probado con nuestrapropia boca ... Desde ahora, pueblo mío, yodebo adorar al Dios que nos abrió el pozo ynos da la lluvia desde abajo. Los dioses deAniwa no pueden socorrernos como el Diosdel misionero. De aquí en adelante, yo soy unseguidor del Dios Jehová. Todos vosotros, losque quisiereis hacer lo mismo, tomad los ído-los de Aniwa, los dioses que nuestros padrestenían, y lanzadlos a los pies del misionero ...Vamos donde el misionero para que él nos

enseñe cómo debemos servir a Jehová ...Quien envió a su Hijo, Jesús, para morir pornosotros y llevarnos a los cielos.”

Durante los días siguientes, grupo tras gru-po de indígenas, algunos de ellos con lágri-mas y sollozos, otros con gritos de alabanza aDios, llevaron sus ídolos de palo y de piedra ylos lanzaron en montones delante del misio-nero. Los ídolos de palo fueron quemados; losde piedra, enterrados en cuevas de 4 a 5 me-tros de profundidad, y algunos, de mayor su-perstición, fueron lanzados al fondo del mar.

Más adelante, la isla completa siguió las en-señanzas de Paton, quien tradujo las Escritu-ras a su lengua, y enseñó al pueblo a leerlas.El milagro se había producido. La fe de unhombre había prevalecido por sobre las os-curas obras de las tinieblas.

Uno de los momentos más emocionantes,lo vivió Paton cuando decidió celebrar la Pri-mera Cena del Señor con su bulliciosa con-gregación. Paton describe así esa inolvidableexperiencia:

“Al colocar el pan y el vino en las manos deesos ex antropófagos, otrora manchadas desangre y ahora extendidas para recibir y par-ticipar de los emblemas del amor del Reden-tor, me anticipé al gozo de la gloria hasta elpunto de que mi corazón parecía salírseme delpecho. ¡Yo creo que me sería imposible expe-rimentar una delicia mayor que ésta, antes depoder contemplar el rostro glorificado del pro-pio Jesucristo!”

“Dios quiere que nos abramos paso has-ta su presencia, y que pasemos toda lavida allí.”

A.W. Tozer

“Dios no nos arrastra; nos atrae”.C.H.Mackintosh

“El hombre encuentra a Dios detrás decada puerta que la ciencia logra abrir.”

Albert Einstein

“Si Dios cuenta nuestros cabellos, tambiéncuenta nuestras lágrimas.”

Anónimo

“Los molinos de Dios muelen despacio,pero muelen muy fino.”

Corrie Ten Boom

“Cuando los creyentes sienten dolores mien-tras están orando, es que hay almas queestán renaciendo.”

Orlando Boyer

“Un creyente puede hacer más en cuatro ho-ras, después de emplear una en orar, quecinco sin oración.”

Jorge Müller

“El creyente que ama la cruz encuentra queaún las cosas más amargas que vienen asu vida son dulces.”

M. Guyon

“Hay más esperanza para el hombre quetiene celo sin entendimiento, que para elhombre de entendimiento, sin celo.”

D.L. Moody

CITASESCOGIDAS

“Las mejores oraciones tienen muchas ve-ces más gemidos que palabras.”

Juan Bunyan

“El mundo cree que yo busco fama; sinembargo, yo tengo una regla: no leonada sobre los elogios que me hacen.»

David Livingstone

“Un creyente es inmortal mientras no aca-be su obra en la tierra.”

John Paton

“La gracia de dar no tiene nada que vercon tener buena situación económica.”

R.Kent Hughes

Un olvido importanteo conocí a Jesucristo cuando teníadoce años de edad, en un campa-mento cristiano y estoy eternamen-te agradecido a aquellos que me ex-plicaron cómo Él murió en la cruz

para que mis pecados pudieran ser perdonados.Francamente, era la primera vez que yo habíaoído una explicación bien clara sobre este he-cho ... Pero siento una cosa. Olvidaron decirmeque Cristo, el que murió por mí, resucitó paravivir en mí. Si ustedes conducen a un muchachoa aceptar sinceramente a Cristo, pero olvidanesto, ¿cómo va a vivir la vida cristiana?

En aquel campamento me dieron una seriede reglas acerca de cómo yo debía vivir la vidacristiana. Me fue dicho todo, pero yo continuabaen la ignorancia de que el Señor Jesús resucitóde los muertos para compartir su vida conmigo,y todo lo que yo podía hacer en mi ignoranciaera movilizar mis propios recursos y tratar de vi-vir según las enseñanzas de la Biblia.

A los diecinueve años estaba acabado, frus-trado. Fue entonces cuando caí de rodillas y dije:“Señor, lo siento. Te amo; jamás he dudado deque soy redimido. Pero es evidente que no es-toy dotado de lo que se necesita para servirte.No estaría bien que fuese al Africa, como de-seo. No estaría bien engañar a los amigos quequieren sostenerme; no estaría bien engañartea ti, Dios, porque mi labor sería un fracaso ro-tundo; también, para ser honesto, estaría malconmigo mismo. Te amo; si hay alguien que po-see las cualidades que hacen falta, le sosten-dré, pondré dinero en la ofrenda, y estaré dis-puesto a ayudarle. Pero no cuentes conmigo. Lodejo.” Y fue entonces cuando casi le escuchécon un suspiro de alivio. En el momento en quele dije al Señor que lo dejaba, Él dijo: “Gracias,es lo que he estado esperando durante sieteaños. Porque durante siete años has estado in-tentando vivir por mí con la más total dedicaciónuna vida que sólo yo puedo vivir a través de ti.»

En aquel momento, de verdad, la Biblia seme abrió de para en par. Los versículos que co-nocía, que sabía de memoria y sobre los cualeshabía predicado, de pronto cobraron sentido.Para mí el vivir es Cristo. No trabajar para Cris-

to. No movilizar mis recursos para Cristo; no pre-dicar a Cristo, ni siquiera ser un misionero o unevangelista para Cristo. Sino que, en toda misublime y mística simplicidad, para mí vivir esCristo. El es mi vida. Estar vivo es Cristo, y per-manecer vivo es Cristo. (Gál.2:20). La fe es algoque la mayoría de los hermanos no comprende.La fe no se demuestra por lo que hago para Él.Mi fe tiene que demostrarse por lo que, en res-puesta a mi fe, en fidelidad, Él hace por mí. Eshermoso comprenderlo claramente.”

(Ian Thomas, en Entre dos fuegos)

No fue un castigo“En los salmos se nos dice que Dios no trata

con nosotros conforme a nuestros pecados e ini-quidades. Mi accidente no fue un castigo por miserrores, lo mereciera o no. Sólo Dios sabe porqué quedé paralizada. Creo que Él sabía quesería mucho más feliz sirviéndole a Él que decualquier otra forma. Es difícil de saber en quédirección habría ido mi vida si yo hubiera estadosobre mis pies. Quizá hubiera sido arrastradapor la corriente de la vida – casada, quizá inclu-so divorciada – insatisfecha y desilusionada.Cuando estaba en la escuela secundaria reac-cioné ante la vida con egoísmo y nunca me pre-ocupé por los valores más permanentes. Vivíapara cada día y para el placer que me apetecía,y casi siempre a expensas de otros.”

(Joni Eareckson, en su libro Joni, luego de un acci-dente que la dejó cuadrapléjica siendo una adolescente).

Influencia de dos jóvenes obreros“Fue cuando Stanley Smith y Carlos Studd

se hospedaban en nuestra casa que inicié laetapa más importante de mi vida. Anteriormen-te, yo había sido un creyente precipitado e in-constante; unas veces ardía de entusiasmo, paradespués estar triste y desanimado durante díasenteros. Percibí que esos dos jóvenes poseíanalgo que yo no tenía, algo que era para ellosuna fuente perenne de serenidad, fortaleza ygozo. Nunca me olvidaré de una mañana delmes de noviembre. Nacía en ese momento elsol, y su luz penetraba por la ventana iluminan-do mi aposento, donde yo me encontraba medi-

tando sobre las Escrituras desde la madrugada.La plática que tuve entonces con aquellos dosjóvenes fue suficiente para influir el resto de mivida. ¿Acaso no debía yo hacer lo mismo queellos habían hecho? ¿No debía ser yo tambiénun vaso, aunque sea de barro, para el uso delMaestro?”

(F.M.Meyer, en Biografías de grandescristianos,Tomo I, de Orlando Boyer)

Humanamente inexplicable“He visto cristianos con cadenas pesando 25

kgs. en sus pies, en las cárceles comunistas, tor-turados con atizadores al rojo y en cuyas gargan-tas habían forzado cucharadas de sal, para lue-go negárseles el agua. Hambrientos, azotados,sufriendo frío y orando con fervor por los comu-nistas. ¡Esto es humanamente inexplicable! Es elamor de Cristo que ha sido derramado en nues-tros corazones por el Espíritu Santo.”

(Richard Wurmbrand, enTorturado por Cristo)

Una vida nueva“Muy a menudo, en mis tiempos de necesi-

dad, consideraba a Cristo como un Ser aparte,nunca vinculándole con las cosas de que sentíatanta falta. Durante dos años anduve palpandoen la oscuridad, procurando reunir todo ese cú-mulo de virtudes que yo consideraba compren-dían el total de la vida cristiana, sin adelantarnada.

Fue entonces, un día del año 1933, que fuiiluminado por luz celestial, y vi a Cristo ordena-do por Dios para ser mío en su plenitud. ¡Quédiferencia! ¡Qué huecas resultaron ser las ‘co-sas’, las virtudes en sí, que antes tanto ansiabatener!

Aparte de Cristo son cosas muertas. Dar-nos cuenta de esto, será como empezar una vidanueva. Desde entonces nuestra santidad se es-cribirá con una S mayúscula y nuestro amor conuna A mayúscula. Cristo mismo en nosotros esla respuesta a todas las demandas divinas.”

Watchman Nee, enSentaos, andad, estad firmes.

TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOAGUASVIVAS 33

TESTIMONIOSCómo creen, sufren y crecen los cristianos vencedores

luntad de ayudar no comprendía, era que elcapullo apretado y el esfuerzo necesario paraque la mariposa pasara a través de la pe-queña abertura, era el modo por el cual Dioshacía que el fluido del cuerpo de la maripo-sa llegara a las alas, de tal forma que ellaestaría pronta para volar una vez que estu-viera libre del capullo.

Algunas veces, el esfuerzo es justamen-te lo que precisamos en nuestra vida. Si Diosnos permitiera pasar a través de nuestrasvidas sin obstáculos, él nos dejaría lisiados.No seríamos tan fuertes como podríamoshaber sido y nunca podríamos volar.

Al ver sufrir a los hijos de Dios no losobservemos con falsa compasión. Los sereshumanos tendemos a no ver más allá de loinmediato. Debiéramos fijarnos más bien enlas buenas consecuencias del sufrimiento,porque de no ser por las dificultades y con-flictos de la vida, nuestra personalidad nose desarrollaría plenamente.

(Enviada por Alfredo Peña,Uruguay, seleccionado)

Todo depende de en manos de quiénestá el asunto.

Una pelota de bas-ketball en mis manos valeunos 19 dólares; una pe-lota de basketball en lasmanos de Michael Jordanvale alrededor de$33.000.000. Una raque-ta de tenis en mis manos,

no sirve para nada; una raqueta de tenis enmanos de Pete Sampras significa el Cam-peonato en Wimbledon. Una honda en mismanos es un juego de niños; una onda enmanos de David es el arma de la victoria delPueblo de Dios. Dos panes y cinco peces enmis manos son un par de sandwiches de pes-cado; dos panes y cinco peces en manos deJesús son el alimento para miles. Unos cla-vos en mis manos pueden servir para cons-truir una pajarera; unos clavos en las ma-nos de Jesucristo producen la salvación detoda la humanidad.

Como has visto, todo depende de: enmanos de quien esta el asunto.

Pon tus proyectos, tus preocupaciones,tus miedos, tus deseos, tus sueños, tu fami-lia y tus relaciones en manos de Dios.

Todo depende de: en manos de quiénestá el asunto.

(Luis Solano, Arturo Quiros Lépiz,christianos@egroups)

Los lentes del abueloMi abuelo amaba

la vida, especialmen-te cuando podía ha-cerle una broma a al-guien. Pero un frío do-mingo, en Chicago,mi abuelo pensó queDios le había jugadouna broma a él.

Él era carpintero. Ese día había estadoen la Templo haciendo unos baúles de ma-dera para la ropa y otros artículos que en-viarían a un orfelinato a China. Cuando re-gresaba a su casa, metió la mano al bolsillode su camisa para sacar sus lentes, pero noestaban ahí. Él estaba seguro de haberlospuesto ahí esa mañana, así que se regresóal Templo. Los buscó, pero no los encontró.Entonces se dio cuenta de que los lentes sehabían caído del bolsillo de su camisa, sin éldarse cuenta, mientras trabajaba en los baú-les que ya había cerrado y empacado. ¡Susnuevos lentes iban camino a China!.

La Gran Depresión estaba en su apogeoy mi abuelo tenia 6 hijos. Él había gastado20 dólares en esos lentes.

—No es justo— le dijo a Dios mientrasmanejaba frustrado de regreso a su casa.—Yo he hecho una obra buena donando mitiempo y dinero, y ahora esto ....

Varios meses después, el Director delorfelinato estaba de visita en Estados Uni-dos. Quería visitar todas las Iglesias que lohabían ayudado cuando estaba en China, asíque llegó un domingo en la noche a la pe-queña Iglesia a donde asistía mi abuelo enChicago. Mi abuelo y su familia estaban sen-tados entre los fieles, como de costumbre.El misionero empezó por agradecer a la gentepor su bondad al apoyar al orfelinato consus donaciones.

— Pero más que nada — dijo — deboagradecerles por los lentes que mandaron.Verán, los comunistas habían entrado al or-felinato, destruyendo todo lo que teníamos,incluyendo mis lentes. ¡Estaba desespera-do! Aún y cuando tuviera el dinero para com-prar otros, no había dónde. Además de nopoder ver bien, todos los días tenía fuertesdolores de cabeza, así que mis compañerosy yo estuvimos pidiendo mucho a Dios poresto. Entonces llegaron sus donaciones.Cuando mis compañeros sacaron todo, en-contraron unos lentes encima de una de lascajas.

El misionero hizo una larga pausa, comopermitiendo que todos digirieran sus pala-bras. Luego, aún maravillado, continuó:

— Amigos, cuando me puse los lentes,eran como si los hubieran mandado hacerjusto para mí!, ¡Quiero agradecerles por serparte de esto!

Toda las personas escucharon, y esta-ban contentos por los lentes milagrosos. Peroel misionero debió haberse confundido deIglesia — pensaron. No había ningunos len-tes en la lista de productos que habían en-viado a China.

Pero sentado atrás, en silencio, con lá-grimas en sus ojos, un carpintero ordinariose daba cuenta de que el Carpintero Maes-tro lo había utilizado de una manera extraor-dinaria.

(Cheryl Walterman Stewart, HéctorSpaccarotella, christianos@egroups)

La lección de la mariposa El capullo del

«pavón de noche»,cierta mariposa noc-turna, tiene la formade una botella de cue-llo estrecho. Para queel bellísimo insecto

aparezca en perfecto estado, debe abrirsepaso por el cuello del capullo, a lo largo devarias horas de intenso esfuerzo.

Cierto día, una pequeña abertura apare-ció en un capullo y una persona se detuvo aobservar ese duro proceso; se sentó y ob-servó por varias horas cómo la mariposa seesforzaba para que su cuerpo pasase a tra-vés de aquel pequeño agujero.

Parecía que ella ya no lograba ningúnprogreso. Parecía que ella había ido lo máslejos que podía en su intento y no podía avan-zar más.

Entonces el hombre, movido por la com-pasión, decidió ayudar a la mariposa: tomóunas tijeras y cortó el resto del capullo queaprisionaba al insecto. La mariposa enton-ces salió fácilmente, pero su cuerpo estabaatrofiado, era pequeño y tenía las alas aplas-tadas.

El hombre continuó observándola porqueél esperaba que, en cualquier momento, lasalas de ella se abrirían y se agitarían paraser capaces de soportar el cuerpo, el que, asu vez, iría tomando forma.

¡Nada ocurrió! Sus alas no llegaron adesplegarse. En realidad, la mariposa pasóel resto de su vida arrastrándose, en vez devolar por el aire reflejando la luz en sus alas.Pasó una vida corta con un cuerpo deformey alas atrofiadas.

Lo que el hombre, en su gentileza y vo-

AGUASVIVAS34 TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIO

Recortes de la WRecortes de la WRecortes de la WRecortes de la WRecortes de la Webebebebeb

HISTORIAS-ANÉCDOTAS-PARÁBOLAS-MORALEJAS-HISTORIAS-ANÉCDOTAS-PARÁBOLAS-MORALEJAS

CCCCCARTARTARTARTARTASASASASASAGUASVIVAS 35

CARTASDE NUESTROS LECTORES

Con lágrimasHe recibido las revistas, y no tengo pala-

bras para decirles de la gran bendición que hansido para mí. En la Nº 5, hay un artículo queabarca tres páginas, es como si el autor estu-viera escribiendo mi biografía. Fue tanimpactante, que mis ojos se llenaron de lágri-mas. Soy un convencido de que sus escritorestienen el ‘rhema’ para el pueblo del Señor.

Que el Señor los siga utilizando.Adolfo Ayala,

Panamá, Panamá

Muy sinceroMuchas gracias por el esfuerzo que reali-

zan.Sobre la revista 5, el artículo que me

impactó mucho fue el estudio de la parábolade los labradores malvados, planteando dospreguntas: “¿Qué hemos hecho con el Hijo?” y“¿Qué hemos hecho con la Viña?”, tanto así quelo compartí en dos sermones en la Iglesia quepastoreo. Pero me gustaría ser muy sincero conustedes al decirles que esperé ver otros artí-culos así y no llenaron mis expectativas. Lesanimo a seguir adelante. Sigan presentándo-nos artículos con estudios interesantes de laBiblia como el de la parábola, y considerandola actualidad en que vivimos, como el artículo“Un Justo gobernará la tierra”, en su primeraparte.

Fernando GoicocheaLima, Perú

No me borren de su listaYa recibí la revista, y me ha causado una

alegría enorme, porque realmente no pensé quepodría llegar; pero gracias a Dios, ya la tengoen mis manos. Les agradezco bastante por en-

viármela, y les pido de favor que no me vayana borrar de su lista. He pensado en sacar foto-copias y así poder regalar las copias a muchosde mis hermanos, para que ellos puedan tam-bién disfrutarla como yo. Si ustedes me las si-guen enviando, yo mantendré actualizados amis hermanos de El Salvador. Ya que realmen-te carecemos de empresas que repartan Re-vistas cristianas. Sí hay empresas, pero no aca-paran toda la ciudadanía cristiana.

Nuevamente gracias y que Dios me los ben-diga grande y poderosamente.

Noé Rivera RodríguezAhuachapán, El Salvador

Con sentido periodísticoFelicidades por el trabajo que están reali-

zando. Actualmente existen muchas revistascristianas, pero muy pocas poseen el sentidoperiodístico, sobre todo desde el punto de vis-ta editorial. Felicidades.

José MartínezDirector editorial Revista “Maná”

Nuevo León, México

Para enriquecer sus ministeriosGrande vuestra visión en hacernos llegar

estas «revistas electrónicas», con rico mate-rial. Creo que muchos de mis amigos y colegasdel ministerio desearán tener en su computa-dor estos materiales por lo que le compartoestos correos para que puedan enviárselos, queseguramente enriquecerán sus ministerios.

Reciba mi aprecio grande en Cristo.Alfredo Peña

Montevideo, Uruguay

No pasa de moda«Aguas Vivas» me parece una muy exce-

lente publicación, y pienso que en los tiemposactuales es interesante que se hagan revistasasí, de carácter sano en las cosas de lo Alto,con respeto y en verdad. Felicita de mi parte al

equipo que hacéis posible ésta publicación, puesme alegra mucho recibirla y leerla y tambiénconservarla, pues sus artículos «no pasan demoda». Siéntanse libres de usar nuestro sen-cillo «Gethsemani» para lo que les sea útil, ygracias por decirnos que encuentran algo deinterés en las sencillas páginas.

Dios les bendiga y les guarde.Joan Soler

Director de “Gethsemani” Publicación,Sabadell, España

En el momento precisoPara mí ha sido razón de regocijo, porque

en el momento preciso los artículos que recibíen el número anterior llenaron mi vida; fueronde gran bendición y mucha edificación, y nosólo para mí sino también para quienes me ro-dean.

Continúen creciendo y siendo bendiciónpara muchos.

Mauricio AldanaGuatemala, Guatemala

Preocupación por las ovejitasMi esposo y yo estamos muy agradecidos

por el precioso trabajo que hacen con la Revis-ta “Aguas Vivas”. Cada vez que leemos sus ar-tículos, nos damos cuenta que Dios los ha un-gido porque todo es de gran valor espiritual einformativo, por lo tanto estamos aprendiendocada vez más y más....

Es una bendición de parte de Uds. en nues-tras vidas: cada vez toman cuidado de noso-tros y nos preguntan si nos ha llegado la revis-ta; esto significa que se preocupan por cadauna de sus ovejitas, si están siendo alimenta-das.

Que el Espíritu de Dios continúe guiandosus vidas.

Isolda RodríguezKamloops, Canada.

Por razones de espacio, las cartas han sido resumidas. Su publicación ha sido autorizada por sus autores

Pilato dijo de Jesús a los principales sacerdotes y a losalguaciles: “¡He aquí el hombre!”

Las palabras de Pilato fueron dichas con un aire burlón,el de un hombre que ostenta el poder. Hay sorna en suspalabras. Como diciendo: “¡Ahí tienen al polémico, al queprovoca disturbios y pasiones encontradas! ¡Ese es el galileo,considerado tan peligroso, pero helo ahí ¡tan indefenso!”

Pilato tenía una amplia cultura romana. Era un intelec-tual, y como tal, se daba el gusto de satirizar con las sutile-zas de su alma refinada.

En un lugar cercano de allí, en esos mismos momentos,está Pedro calentándose junto a una hoguera que los sier-vos y los alguaciles han encendido, porque hace frío.

Una mujer entonces le dice al discípulo: “¡Tú tambiénestabas con Jesús el galileo!”. A lo cual Pedro responde,maldiciendo y jurando: “¡No conozco al hombre!”

Pilato dijo: “¡He aquí el hombre!”. Pedro dijo: “¡No conoz-co al hombre!”

Pedro dice no conocer al hombre. Bueno, decía verdad,

en cierto sentido, porque él no sabía lo que había en supropio corazón, cuando presumió de defender al Señor acosta de su vida.

Pero aquí dice desconocer a Jesús, el Galileo. Es el hom-bre despreciado, traicionado por sus íntimos. Es el hom-bre menospreciado por el amigo más leal.

Que Pilato le menospreciase, es pasable, porque nohabía caminado con él tres años y medio, ni se había pos-trado a sus pies para adorarle. Pero que Pedro lo desco-nociera ¿quién lo entiende?

Pilato y Pedro se ponen a prudente distancia del quees puesto en un lugar de maldición; ambos se escabullen,uno lavándose las manos, y accediendo a que lo martiricen;el otro se escapa, jurando y maldiciendo, para no com-prometerse con uno que está en bancarrota.

No importa si fueran lejanos o cercanos. Todos pusie-ron tierra por medio en la hora suprema. Para que nadiepueda exhibir mérito alguno. Ni ayer ni hoy.

***

Bocadillos de la Mesa del Rey

EL HOMBRE

on una sola ofrenda Tú lograste,oh Cristo, el nuevo pacto hecho en tu Sangre;nos diste la limpieza que no pudo,

la antigua Ley, con sangre de animales.¿Y cómo hacer, entonces, más perfectoa quien la perfección de Cristo tiene?¿Requiere Dios de un nuevo sacrificio?¿Habrá mejor ofrenda que su Hijo?

Vayamos a la perfección de Cristo:Al único Varón a quien el Padrepropuso en la carrera del creyente,en quien perfecta altura es alcanzable.Que nada cuanto Tú, Señor, demandas,se aparta del estilo de tu gracia;que toda perfección lograda en Cristoserá recompensada a su regreso.

En Cristo está propuesto ir adelante:Su muerte resolvió nuestro pecado.En pos de ti corremos a la meta:Tras el Pastor, el Rey y Sacerdote.¡Y cuanto más se acerca lo perfecto,más ancho y despejado el cielo extiendela plenitud de Cristo; y más completa,su perfección que vamos encarnando!

Claudio Ramírez Lancién

¡Hacia La P¡Hacia La P¡Hacia La P¡Hacia La P¡Hacia La Perererererfección en Cristo!fección en Cristo!fección en Cristo!fección en Cristo!fección en Cristo! Ef 4:13; Fil 3:13-15; Heb 2:10; 5:8,9; 7:19; 9:13,14 ; 10:19-23 Ef 4:13; Fil 3:13-15; Heb 2:10; 5:8,9; 7:19; 9:13,14 ; 10:19-23 Ef 4:13; Fil 3:13-15; Heb 2:10; 5:8,9; 7:19; 9:13,14 ; 10:19-23 Ef 4:13; Fil 3:13-15; Heb 2:10; 5:8,9; 7:19; 9:13,14 ; 10:19-23 Ef 4:13; Fil 3:13-15; Heb 2:10; 5:8,9; 7:19; 9:13,14 ; 10:19-23