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Resumen En la última década se ha visto un avance y un interés cada vez mayores sobre la integración de la agroecología y la investigación acción participativa (IAP). Este artículo tiene los siguientes objetivos: (1) analizar las características y principios clave de la IAP, usando dos estudios de casos que integraron IAP y agroecología en América Central; y (2) aprender de las lecciones ofrecidas por estos estudios de caso y otros de la literatura, sobre cómo integrar mejor IAP y agroecología. Los principios clave identificados para los procesos agroecológicos efectivos de IAP incluyen un interés compartido en la investigación por parte de los socios, una creencia en el poder / acción colectiva, un compromiso con la participación, la práctica de la humildad y el establecimiento de la confianza y la responsabilidad. Las lecciones importantes a considerar para el trabajo fu- turo incluyen: (1) procesos de investigación que no comenzaron con un enfoque de IAP, pueden evolucionar para incoporarlo; (2) la participación de los agricultores / partes interesadas en el establecimiento de la agenda de investigación, desde el comienzo, resulta en una mayor partici- pación y mejores resultados; (3) tener los socios adecuados para los resultados deseados es clave; (4) la reflexión intencional y explícita es un componente esencial de los procesos de IAP; y (5) las colaboraciones intergeneracionales son cruciales para los beneficios a largo plazo. Los desafíos clave que enfrentan los procesos de IAP incluyen la necesidad de tiempo y recursos durante pe- ríodos más largos; la complejidad de la facilitación de procesos con múltiples actores; y las barre- ras institucionales dentro de la academia y las organizaciones de desarrollo, que aún no adoptan e inverierten adecuadamente en procesos agroecológicos integrales de IAP. Palabras clave: investigación comunitaria; cooperativas de agricultores; investigación transdisci- plinaria; café; El Salvador; Nicaragua; México Summary Agroecology and Participatory Action Research (PAR): Principles and Lessons from Central America The last decade has seen an increasing advancement and interest in the integration of agro- ecology and participatory action research (PAR). This article aims to: (1) analyze the key character- istics and principles of two case studies that integrated IAP and agroecology in Central America; and (2) learn from the lessons offered by these case studies, as well as others from the litera- ture, on how to better integrate PAR and agroecology. Key principles identified for effective PAR agroecological processes include a shared interest in research by partners, a belief in collective power/action, a commitment to participation, practicing humility and establishing trust and ac- countability. Important lessons to consider for future work include: (1) research processes that did not start as PAR, can evolve into it; (2) farmer/stakeholder participation in setting the research agenda, from the outset, results in higher engagement and enhanced outcomes; (3) having the right partners for the desired outcomes is key; (4) intentional and explicit reflection is an essential AGROECOLOGÍA E INVESTIGACIÓN-ACCIÓN PARTICIPATIVA (IAP): PRINCIPIOS Y LECCIONES DE CENTROAMÉRICA * V. Ernesto Méndez 1 , Martha Caswell 1 , Stephen R. Gliessman 2,3 , Roseann Cohen 2 , Heather Putnam 4 1 Agroecology and Livelihoods Collaborative (ALC), Department of Plant and Soil Science and Environmental Program, University of Vermont, Burlington, VT 05405, USA; 2 Community Agroecology Network (CAN), Santa Cruz, CA 95064, USA; 3 Department of Environmental Studies, University of California, Santa Cruz, CA 95064, USA; 4 SureHarvest, 2901 Park Ave. Suite A2, Soquel, CA 95073 USA. Email: [email protected] * Este artículo es una versión revisada, modificada y traducida de Méndez VE, Martha Caswell, Stephen R. Gliessman, Roseann Cohen 2017. Integrating Agroecology and Participatory Action Research (PAR): Lessons from Central America. Sustainability 9: 705. doi: 10.3390/su9050705. Agroecología 13 (1): 81-98, 2018

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Resumen

En la última década se ha visto un avance y un interés cada vez mayores sobre la integración de la agroecología y la investigación acción participativa (IAP). Este artículo tiene los siguientes objetivos: (1) analizar las características y principios clave de la IAP, usando dos estudios de casos que integraron IAP y agroecología en América Central; y (2) aprender de las lecciones ofrecidas por estos estudios de caso y otros de la literatura, sobre cómo integrar mejor IAP y agroecología. Los principios clave identificados para los procesos agroecológicos efectivos de IAP incluyen un interés compartido en la investigación por parte de los socios, una creencia en el poder / acción colectiva, un compromiso con la participación, la práctica de la humildad y el establecimiento de la confianza y la responsabilidad. Las lecciones importantes a considerar para el trabajo fu-turo incluyen: (1) procesos de investigación que no comenzaron con un enfoque de IAP, pueden evolucionar para incoporarlo; (2) la participación de los agricultores / partes interesadas en el establecimiento de la agenda de investigación, desde el comienzo, resulta en una mayor partici-pación y mejores resultados; (3) tener los socios adecuados para los resultados deseados es clave; (4) la reflexión intencional y explícita es un componente esencial de los procesos de IAP; y (5) las colaboraciones intergeneracionales son cruciales para los beneficios a largo plazo. Los desafíos clave que enfrentan los procesos de IAP incluyen la necesidad de tiempo y recursos durante pe-ríodos más largos; la complejidad de la facilitación de procesos con múltiples actores; y las barre-ras institucionales dentro de la academia y las organizaciones de desarrollo, que aún no adoptan e inverierten adecuadamente en procesos agroecológicos integrales de IAP.

Palabras clave: investigación comunitaria; cooperativas de agricultores; investigación transdisci-plinaria; café; El Salvador; Nicaragua; México

Summary

Agroecology and Participatory Action Research (PAR): Principles and Lessons from Central America

The last decade has seen an increasing advancement and interest in the integration of agro-ecology and participatory action research (PAR). This article aims to: (1) analyze the key character-istics and principles of two case studies that integrated IAP and agroecology in Central America; and (2) learn from the lessons offered by these case studies, as well as others from the litera-ture, on how to better integrate PAR and agroecology. Key principles identified for effective PAR agroecological processes include a shared interest in research by partners, a belief in collective power/action, a commitment to participation, practicing humility and establishing trust and ac-countability. Important lessons to consider for future work include: (1) research processes that did not start as PAR, can evolve into it; (2) farmer/stakeholder participation in setting the research agenda, from the outset, results in higher engagement and enhanced outcomes; (3) having the right partners for the desired outcomes is key; (4) intentional and explicit reflection is an essential

AGROECOLOGÍA E INVESTIGACIÓN-ACCIÓN PARTICIPATIVA (IAP): PRINCIPIOS Y LECCIONES DE CENTROAMÉRICA*

V. Ernesto Méndez1, Martha Caswell1, Stephen R. Gliessman2,3, Roseann Cohen2, Heather Putnam4

1Agroecology and Livelihoods Collaborative (ALC), Department of Plant and Soil Science and Environmental Program, University of Vermont, Burlington, VT 05405, USA; 2Community Agroecology Network (CAN), Santa Cruz, CA 95064, USA;

3Department of Environmental Studies, University of California, Santa Cruz, CA 95064, USA; 4SureHarvest, 2901 Park Ave. Suite A2, Soquel, CA 95073 USA. Email: [email protected]

* Este artículo es una versión revisada, modificada y traducida de Méndez VE, Martha Caswell, Stephen R. Gliessman, Roseann Cohen 2017. Integrating Agroecology and Participatory Action Research (PAR): Lessons from Central America. Sustainability 9: 705. doi: 10.3390/su9050705.

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1. Introducción

El campo de la agroecología ha ganado conside-rable reconocimiento en la última década, y ahora es ampliamente considerado un enfoque que abarca diversas perspectivas. Estas pueden variar en cuanto a contenido académico, métodos de investigación y aplicaciones prácticas y políticas (Méndez et al. 2016a). Con base al trabajo de Gliessman (2015) y Méndez et al. (2016), definimos la agroecología como un enfo-que que busca integrar la ciencia ecológica con otras disciplinas académicas (por ej.: agronomía, sociología, historia, etc.) y sistemas de conocimiento (por ej: local, indígena, etc.) para orientar la investigación y acciones hacia la transformación sostenible de nuestros sistemas agroalimentarios (Gliessman 2015, Méndez et al. 2016b). Esta definición representa una agroecología orientada transdisciplinariamente, integrando diferentes sistemas de conocimiento en una búsqueda de soluciones a los desafíos planteados por los problemas actuales del sis-tema agroalimentario (Francis et al. 2008, Ruiz-Rosado 2006). También apoya la noción de que la agroecología es un marco que tiene expresiones como ciencia, prác-tica y movimientos sociales (Wezel et al. 2009), y que es más efectivo cuando estas tres dimensiones convergen. El principio agroecológico de integrar el conocimiento de los agricultores o campesions con el conocimiento científico, representa una de las intersecciones centrales de la ciencia y la práctica en la agroecología. También proporciona un escenario natural para la Investigación Acción Participativa (IAP). Las variantes de la metodolo-gía de IAP han ganado mayor legitimidad y aplicaciones en un número creciente de campos académicos, inclu-yendo geografía (Kindon et al. 2007), ecología (Whitmer et al. 2010), educación (James et al. 2008), las ciencias de la salud (Minkler y Wallerstein 2008) y las ciencias socia-les (Greenwood y Levin 1998).

Cuando se usa en combinación con principios agro-ecológicos, la IAP ofrece una herramienta práctica para unir la experiencia de los no investigadores (incluyendo pequeños agricultores y otros que tienen un profundo conocimiento de lugar, contenido y prácticas, convir-tiéndolos en socios activos), con las personas formadas académicamente en investigación y diseño experimen-tal. Idealmente, el resultado de este trabajo colaborativo es un conocimiento que ha sido co-creado y que es im-

plementable. En los últimos años, un creciente número de investigadores agroecológicos han adoptado la IAP para llevar a cabo sus investigaciones (Méndez et al. 2013). Una de las mayores fortalezas de la IAP es que “... se basa en ‘pensamiento de complejidad’: enfoques no lineales, contingentes y específicos al contexto, en lugar de modelos reduccionistas”. (Bezner Kerr et al. 2016). La IAP se distingue al buscar compromiso y contribuciones auténticas de los socios investigadores y no investiga-dores, así como buscar acciones transformadoras para abordar temas de interés para los socios del proceso (Fals-Borda y Rahman 1991). La metodología IAP des-crita en este documento incluye ciclos iterativos de in-vestigación, reflexión y acción (Figura 1), y se basa en la creencia de que este tipo de investigación tiene un papel, no solo en la búsqueda local de soluciones para los desafíos cotidianos, sino también para abordar pro-blemas globales complejos (Méndez et al. 2016a).

La IAP ha sido descrita como un proceso emergente. No es algo que siempre se afirma cuando se comienza, sino una progresión que se puede lograr con las inten-ciones correctas y los actores dedicados (Greenwood et al. 1993). Sin embargo, el proceso requiere intención y facilitación, y muchos investigadores interesados en utilizar IAP se ven tentados a saltarse el paso inicial de “probar las aguas” debido a restricciones presupuesta-rias y/o límites de tiempo. El término “preflexión”, ha sido utilizado por académicos que trabajan en el aprendizaje con un enfoque en la experiencia (Jones y Bjelland 2004, Wingenbach et al. 2006), y nos parece un descriptor útil de esta etapa inicial. La Figura 1 muestra la etapa de pre-flexión como un período de preparación y planificación que es fundamental para generar confianza, establecer expectativas y refinar las preguntas de investigación. Otro cambio a los diagramas de IAP anteriores es el reconocimiento de que la reflexión y el intercambio se deben distribuir en todas partes, enfatizando que ni los ciclos de investigación ni de acción están completos sin este componente. Una vez se inicia el proceso, se pro-duce la reflexión y el intercambio para interpretar la investigación y diseñar la acción, y luego nuevamente para reflexionar sobre los resultados e identificar nue-vas direcciones.

La imagen incluye una fase de preflexión -donde los socios crean una relación- y varias iteraciones de ciclos de investigación, reflexión y acción. Los colores más os-

component of IAP processes; and (5) cross-generational collaborations are crucial to long-term benefits. Key challenges that confront IAP processes include the need for time and resources over longer periods; the complexity of multi-actor process facilitation; and institutional barriers within the academy and development organizations, which prevent shifting investment towards inte-grated IAP agroecological processes.

Keywords: community-based research; farmer cooperatives; transdisciplinary research; coffee; El Salvador; Nicaragua; Mexico

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curos reflejan una profundización progresiva del pro-ceso a medida que evoluciona. Las reflexiones pueden ser internas -que solo incluye a los socios involucrados- pero también externas, cuando hay un contacto con otras personas fuera de la iniciativa de IAP para compar-tir y/o discutir el proceso.

Durante décadas, la IAP se ha asociado positivamen-te con la agroecología, debido en gran parte a su apoyo a la ‘ciencia para el pueblo’ y al diálogo continuo sobre el conocimiento y las propiedades emergentes de los sistemas (Cuéllar y Calle 2011 3581). Sin embargo, la IAP también enfrenta varios desafíos, incluyendo los dife-rentes niveles de participación que pueden tener los di-verentes socios; el hecho que es un proceso que requie-re mucho tiempo y recursos, pero puede tener alcances limitado (es decir, a pequeña escala); problemas de des-equilibrios de poder (o sea, quién controla el proceso); y otros (Bacon et al. 2005, Bentley 1994, Selener 1997). Pruebas reales de colaboraciones entre científicos y campesinos funcionan cuando la IAP y la agroecología se usan en conjunto, lo que inevitablemente incluye de-safíos de acceso físico, diferentes estilos de observación y/o experimentales, limitaciones de tiempo y diferen-cias de poder (Bacon et al. 2005, Bentley 1994). El uso de la IAP por individuos que solo tienen un interés pa-sajero en un sitio o en los temas de interés de los no-in-vestigadores también ha sido criticado, señalando que aquellos “... sin el tiempo o capacidad de colaborar con los campesinos (tienen) pocas posibilidades de resolver problemas agronómicos”. (Bentley 1994). A pesar de es-tas críticas (Bentley 1994), la IAP también es acreditada por identificar problemas y soluciones potenciales que

reconocen las perspectivas situacionales (Dlott et al. 1994), a la vez que demuestra una utilidad para ayudar a comprender problemas a través de micro, meso y ma-croescalas (Eksvard y Rydberg 2010, Kindon et al. 2007). Un creciente número de investigadores agroecológicos han elegido adoptar la IAP dentro del amplio universo de metodologías de investigación participativa, que abarcan diversas disciplinas académicas y herramientas de investigación (Greenwood y Levin 1998, Kindon et al. 2007, Minkler y Wallerstein 2008, Whitmer et al. 2010). Esto hace que sea importante evaluar, aprender y com-partir críticamente las limitaciones y el potencial de esta integración. Los objetivos de este artículo son: (1) revisar algunas de las características y principios clave de los procesos de IAP; (2) discutir los desafíos y oportunida-des para integrar agroecología e IAP, utilizando dos ca-sos que ejemplifican múltiples ciclos de IAP; (3) extraer y analizar las lecciones clave de estos estudios de caso; y (4) proponer recomendaciones para una mejor integra-ción de IAP y agroecología en iniciativas futuras.

2. Características y Principios de IAP

2.1. Características y Prencipios la IAP Dada la diversidad de interpretaciones de la IAP, pri-

mero queremos explicar cómo percibimos este com-plejo proceso y sus fases de investigación, reflexión y acción. Para empezar, creemos que un proceso de IAP puede evolucionar en casi cualquier circunstancia en que los investigadores y no investigadores decidan participar en una investigación con el objetivo de com-prender mejor o resolver un problema de interés para

Figura 1. El ciclo iterativo de la Investi-gación Acción Participativa (IAP) (mo-dificado y expandido de (Méndez et al. 2017)

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todas las partes involucradas. Además, hay diferentes ‘puntos de entrada’. Idealmente, un posible proceso de IAP comenzaría con una etapa de preflexión, como propusimos en la introducción. Sin embargo, los proce-sos de IAP son a menudo “impuros” y desordenados, y pueden comenzar en cualquiera de las etapas del ciclo (es decir, preflexión, investigación, reflexión o acción). A veces estos procesos evolucionarán a una IAP, y otras veces se quedarán cortos. Por lo tanto, determinar si un proceso cumple con los requisitos básicos de la IAP no es sencillo. Lo que parece determinar cómo evoluciona el proceso de IAP, y la naturaleza de sus resultados, es en gran parte consecuencia de las características y prin-cipios que los participantes usan y aplican en su situa-ción específica (Méndez et al. 2013). En nuestro trabajo como investigadores y académicos hemos intentado involucrarnos en la IAP lo más posible, y hemos experi-mentado tanto procesos de IAP que fueron profundos, gratificantes y que cumplieron los principios de IAP es-perados, como otros que no lo hicieron. A partir de estas experiencias, identificamos las siguientes características clave que distinguen a los procesos exitosos de la IAP:

1. La IAP es un proceso complejo y negociado, donde cada socio articula posibles contribuciones, aboga por intereses específicos y nombra los beneficios tangibles que espera obtener del proceso. A través de estas negociaciones continuas, los actores de-ben trabajar activamente para identificar y nom-brar los beneficios implícitos, además de enfrentar los desequilibrios de poder tradicionales relacio-nados con raza, género y clase, entre otros.

2. Los procesos de IAP rara vez siguen una línea de tiempo predecible y, a menudo, resultan en perío-dos en los que el enfoque se dirige más hacia uno de los componentes de un ciclo (ya sea investi-gación, reflexión o acción). Algunas partes inte-resadas pueden ver los frutos de su trabajo antes que otros, pero el objetivo es comunicarse abier-tamente y colaborar durante el tiempo suficiente para que cada parte alcance el/los beneficio(s) deseado(s).

3. La paciencia, la flexibilidad y la responsabilidad son clave para identificar y evaluar características emergentes. Cada una contribuye a los procesos de la IAP que sobreviven a los intereses cambian-tes y/o la(s) agenda(s) de los socios involucrados.

4. Las colaboraciones a largo plazo no pueden soste-nerse sin inversiones considerables de tiempo, es-fuerzo y recursos suficientes. Esto a menudo apunta hacia la necesidad de colaboraciones instituciona-les y/u organizacionales que facilitan la sucesión de participantes activos sin perder el impulso.

Los procesos de IAP exitosos tienden a guiarse por los siguientes principios clave:

1. Interés compartido en la investigación: La IAP faci-lita la identificación de soluciones apropiadas (o al menos respuestas razonables) a problemas de la vida real, a través de diversas metodologías y la triangulación desde múltiples perspectivas. Los socios que no estén convencidos de que la inves-tigación pueda contribuir a sus intereses rara vez duran mucho en un proceso de la IAP.

2. Creencia en el poder colectivo: Los socios creen que participar en el proceso de la IAP es una forma de lograr fines que van más allá de lo que se realiza a través de otras herramientas, y existe una valo-ración intrínseca de la contribución potencial de cada uno de los socios.

3. Compromiso con la participación: Más allá de solo estar ahí, todos los socios son dueños de o con-tribuyen, en la manera de lo posible, en todas las fases de la investigación, comenzando con la defi-nición de preguntas de investigación, la recopila-ción de datos, el análisis de resultados y eventual-mente participando en acciones que representan soluciones co-creadas.

4. Humildad: Un espacio para honrar la profundidad y reconocer las limitaciones del conocimiento de cada uno de los socios es fundamental para el tra-bajo transdisciplinario, y donde se valoran los co-nocimientos contextuales, académicos, prácticos y técnicos.

5. Confianza y responsabilidad: Los socios reconocen que las acciones, no las palabras, son las que esta-blecen una base sólida para la colaboración conti-nua, y el diseño intencional incluye oportunidades para que los socios compartan el liderazgo y los mecanismos para resolver conflictos.

6. Comunicación: Los socios amplifican las voces y perspectivas tradicionalmente marginadas, reco-nocen prejuicios, establecen una expectativa de transparencia y priorizan la difusión de resultados en múltiples formatos para aumentar la accesibili-dad.

2.2 Retos y conflictos en los procesos de la IAPLos procesos de la IAP representan espacios don-

de interactúan o se ´involucran´ individuos y organi-zaciones con diferentes antecedentes e historias (por ejemplo, campesinos e investigadores, ONG y univer-sidades), lo que en uno u otro momento generalmen-te llevará a algún grado de conflicto (Grudens-Schuck 2000). Además, el trabajo de la IAP puede ser trans-formador, tanto de manera positiva como desafiante, a nivel individual, lo que puede conducir a conflictos tanto personales como interpersonales (Cahill 2007). Varios autores han descrito algunos temas sobre los cuales los profesionales de la IAP deben estar atentos, y que pueden anticipar diferentes tipos de conflictos, así como encontrar formas de resolverlos. Estos inclu-

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yen una concientización y un examen de la presencia de “actores invisibles”, tensiones entre académicos y no académicos en el establecimiento de la agenda, y darle importancia a minimizar el daño cuando se descubren incongruencias, o “ropa sucia”, de cualquiera de los so-cios (Fox 2006). La IAP es también un proceso cargado de dinámicas de poder, que se relaciona no solo con el género, la clase social y/o la raza de los socios, sino también con la dinámica interna de las comunidades de investigadores y no investigadores (Cahill 2007, Fals-Borda y Rahman 1991, Kindon et al. 2007). Como en cualquier proceso social, tratar de resolver conflic-tos existentes o emergentes es esencial para que la IAP tenga éxito. En este sentido, es difícil proponer estrate-gias universales, ya que cada contexto traerá un con-junto específico de conflictos que deberán abordarse de una manera única. Sin embargo, creemos que algu-nos de los principios descritos en la sección anterior y los artículos discutidos en esta sección brindan una guía sobre cómo abordar algunos de estos desafíos.

3. La Integración de la Agroecología y la IAP

El incremento de proyectos que intentan integrar la IAP y la agroecología ha hecho que sea más importante analizar críticamente este enfoque. Méndez y colegas (Méndez et al. 2016a) discutieron la alineación de la IAP y los principios agroecológicos, incluyendo la valora-ción de diferentes tipos de sistemas de conocimiento, el poner atención al contexto local y las acciones a múl-tiples escalas espaciales y sociopolíticas. Hay muchas experiencias que integran la IAP con la agroecología en una variedad de contextos, y las cuales han sido documentadas en la literatura académica. Por ejem-plo, Dlott y sus colegas incorporaron este enfoque en su trabajo sobre el manejo de plagas con agricultores de duraznos en California (Dlott et al. 1994). En el sur de España, investigadores asociados al programa de post-grado en agroecología de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), la Universidad de Córdoba (UCO) y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), han llevado a cabo procesos a largo plazo de IAP, con una variedad de agricultores, orientados a la agroecología (Cuéllar y Ca-lle 2011, Guzmán et al. 2013), y enfocándose en temas de producción ecológica, certificación y mercados. La Red de Agroecología Comunitaria (CAN, por sus siglas en inglés) ha colaborado en procesos de la IAP con la Universidad de Santa Clara y la Universidad de Chapin-go, los cuales se han orientado a la seguridad y la sobe-ranía alimentaria con productores de café en el norte de Nicaragua (Bacon et al. 2014, Putnam et al. 2013) y Mé-xico (Putnam et al. 2016). En Malawi, una colaboración que incluye a universidades africanas, estadounidenses y canadienses y organizaciones no gubernamentales, ha utilizado la metodología IAP para evaluar la gestión agroecológica como una contribución a los hogares ru-

rales afectados por el VIH/SIDA (Nyantakyi-Frimpong et al. 2017, Nyantakyi-Frimpong et al. 2016).

Las secciones siguientes presentan dos estudios de caso, a largo plazo, en América Central y México. Se discute como se desarrollaron, en estos contextos, las características y principios en procesos de IAP con un enfoque agroecológico.

4. Estudio de Caso 1: Agroecología e IAP con Pequeños Productores de Café en El Salvador

4.1 AntecedentesEl proceso de IAP descrito en esta sección tuvo lugar

entre 1999 y 2013, y aunque se ha interrumpido en este momento, podría resucitarse en el futuro. El proceso co-menzó como la tesis doctoral del primer autor de este artículo, posteriormente denominado el “investigador principal”(Méndez 2004). El proceso tuvo un enfoque agroecológico explícito y se convirtió eventualmente en un proceso de IAP. Esto sigue la trayectoria de aque-llos que describen la IAP como un proceso emergente, lo que significa que no es algo que siempre se afirma al comienzo, sino que puede ser también una progresión que se puede lograr con intenciones claras y participan-tes dedicados (Greenwood et al. 1993). Los resultados de este trabajo se han reportado en numerosas publica-ciones, incluyendo manuscritos más enfocados a la eco-logía (Méndez et al. 2007), otros más interdisciplinarios (Méndez 2008, Méndez et al. 2010), y otros que abordan explícitamente los componentes de la IAP (Bacon et al. 2005, Méndez 2008). El proceso se llevó a cabo en el municipio de Tacuba, ubicado en la la región cafetalera occidental de El Salvador. El proceso de la IAP involucró principalmente a tres cooperativas de pequeños pro-ductores de café, aunque también participaron otros agricultores, así como un grupo diverso de actores, in-cluyendo a investigadores y no investigadores (ver des-cripciones detalladas del sitio en Méndez 2008, 2004).

El objetivo general de la investigación original fue evaluar si los pequeños productores de café y sus coo-perativas podían desarrollar y mantener estrategias que apoyaran tanto la conservación de biodiversidad (más específicamente, árboles nativos), así como los medios de vida de los hogares. El investigador principal estable-ció este objetivo sin la participación de los agricultores. En otras palabras, la fase de preflexión no fue explícita, sino que ocurrió durante la primera fase de la investiga-ción, mientras los diferentes socios creaban relaciones y generaban confianza (Figura 2). Por lo tanto, los objeti-vos de investigación iniciales se desarrollaron con una participación limitada de los agricultores. Sin embargo, como el investigador principal estaba comprometido con los principios de la IAP, la iniciativa eventualmente se convirtió en un proceso de IAP. Para comprender me-jor el proceso lo hemos dividido en tres fases (Figura 2), pero es importante considerar que esta división repre-

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senta la perspectiva del investigador principal. Si otros socios (ej: campesinos/cafeteros) lo describieran, po-drían hacerlo de manera diferente, y su interpretación sería igual de válida. Estas fases se describen con más detalle en secciones posteriores.

4.2. Aplicación/Integración de la IAP y Principios Agroecológicos

1) Interés compartido en la investigación: El investiga-dor principal arrancó el proceso de investigación sobre agroecología, biodiversidad y medios de vida, sin mucho aporte de los socios al comienzo del proceso. Como los agricultores no participa-ron en el establecimiento de los objetivos de in-vestigación iniciales, no estaban tan involucrados en el proyecto, sino que estaban más interesados en negociar diferentes tipos de apoyo que el in-vestigador principal pudiera aportar, tales como la creación de redes, capacitaciones y ayuda para obtener certificación orgánica y de comercio justo. A medida que el proceso evolucionó, los caficulto-res lograron redirigir la investigación hacia la se-guridad alimentaria, la cual se había convertido en un tema de mayor relevancia en ese momento. A su vez, el equipo de investigación pudo contribuir con su perspectiva agroecológica al desarrollo de alternativas agrícolas, mientras que otros proyec-tos en la región se concentraban en métodos más convencionales (por ejemplo, uso de insumos sin-téticos en la producción). Cuando los agricultores pudieron elegir el tema de investigación, se invo-lucraron más en el proceso de investigación.

2) Creencia en el poder colectivo: Aunque el inves-tigador principal creía en el poder colectivo, los agricultores inicialmente se mostraron escépticos. Esto cambió cuando lograron obtener beneficios tangibles del proceso, como la certificación orgá-nica y el conocimiento de los factores que afectan los niveles de seguridad alimentaria en los diferen-tes hogares. Es importante reconocer que el sector cooperativo en El Salvador ha tenido una historia tumultuosa, afectada por problemas de corrup-ción y desconfianza, lo que también ha afectado

el trabajo y la confianza entre los mismos agricul-tores en los procesos colectivos. Varios miembros de cooperativas desconfían mucho de los actores externos y esto también dificulta la creación de un sentido de poder colectivo.

3) Compromiso con la participación: En este caso, au-mentó la participación plena a medida que el pro-ceso evolucionó y, una vez establecido, tanto los agricultores como los investigadores se compro-metieron más. Dicho esto, una cultura de pater-nalismo infundió todo el proceso. Los cafetaleros tenían muy pocas experiencias de participación plena en iniciativas con actores externos, por lo que su compromiso de ser participantes activos a veces fue ambiguo e inconsistente. Por ejemplo, en unas ocasiones estaban muy dispuestos a par-ticipar en una variedad de actividades, y en otras querían que el equipo de investigación hiciera la mayor parte del trabajo. La participación y el nivel de recursos disponibles fue un tema negociado regularmente durante todo el proceso de la IAP.

4) Humildad: La humildad fue un principio clave para todo este proceso. Durante la Fase 1, el investi-gador principal fue muy transparente y humilde sobre su falta de conocimiento del contexto y las realidades a las que se enfrentaban los agriculto-res, y la voluntad de aprender de ellos. Esto abrió la puerta para profundizar una relación de confianza. Durante las etapas posteriores, cuando la toma de decisiones condujo a discusiones y debates, la hu-mildad fue un principio a ser recordado y practica-do intencionalmente. Era más fácil mantener esto en las interacciones entre investigadores y agricul-tores que dentro de los grupos de agricultores de diferentes cooperativas. Aunque la humildad pue-de no ser un principio explícito de la práctica agro-ecológica, está implícita al valorar los diferentes tipos de conocimiento que poseen los diferentes actores. Los agricultores rara vez comparten sus conocimientos con personas externas que actúan con una actitud arrogante o de superioridad, ya sea por su clase social o su nivel educativo.

5) Confianza y responsabilidad: La confianza y la res-ponsabilidad fue un principio que se trajo al proce-

Figura 2. Las tres fases del proceso de la Investigación Acción Participativa (IAP) con pequeños productores de café en Tacuba, El Salvador, según el investigador principal.

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so desde el principio. Comenzó con el investigador principal comunicando el compromiso de buscar una relación con los agricultores, a través de un proceso basado en la confianza y en el que las per-sonas fueran responsables. Esta intencionalidad y compromiso con la confianza y la responsabilidad fueron bien recibidos por los agricultores, pero fue claro que era algo que debía demostrarse median-te acciones concretas con el tiempo, y no solo pa-labras. Todos los actores revisaron esto constante-mente a lo largo del proceso. Un área que pudiera haberse mejorado fue definir mecanismos claros de responsabilidad o de “rendición de cuentas”. En este caso, se definió vagamente haciendo un inventario de acciones o resultados tangibles, en lugar de un monitoreo explícito del proceso que examinara si los socios, tanto investigadores como agricultores, estaban haciendo lo que se comprometían a hacer.

6) Comunicación: Un compromiso con la comunica-ción clara y constante fue una fortaleza de este pro-ceso. Esto significó que se invirtió mucha energía y recursos en ayudar a los agricultores que vivían lejos para poder asistir a las reuniones (es decir, ofrecer transporte y comidas) y se proporcionó ac-ceso a un teléfono en la oficina mantenida por los investigadores en la ciudad de Tacuba. Un primer paso importante fue que el investigador principal pasara una cantidad considerable de tiempo (los dos primeros años) viviendo en el municipio. Esto permitió conversaciones constantes y consistentes que llevaron a encontrar los mejores metodos de comunicación entre los diferentes socios.

5. Cronología

5.1 Fase 1 (1999-2003)La primera fase del proceso incluyó una investigación

exploratoria para establecer socios y objetivos, así como una fase posterior de investigación profunda sobre los sustentos/modos de vida y las características biofísicas de las plantaciones de café de sombra. El investigador principal se acercó a los líderes de las tres cooperativas para actuar como colaboradores en el proceso de inves-tigación. El sitio fue seleccionado por su importancia ecológica como zona de amortiguación de un parque nacional, y por la presencia de numerosos pequeños ca-feteros y cooperativas. El investigador principal tuvo ca-pacitación e interés en la IAP, y desde el principio abrió el diálogo para discutir las formas en que la investiga-ción podría beneficiar a los agricultores. Además, se hizo énfasis en la transparencia, explicando los antecedentes del investigador principal (salvadoreño urbano de clase media), y cómo el proceso lo beneficiaría (completar su tesis y contribuir a su futura carrera). Esto proporcionó a los agricultores una base desde la cual negociar a favor de sus propios intereses. Aunque estos pasos iniciales

se alinean bien con la IAP, lo que no siguió una meto-dología de IAP fue que el investigador principal desa-rrolló la investigación inicial sin la participación de los agricultores (en parte, como resultado de la estructura/proceso de tesis y doctorado). A su vez, los agricultores describieron áreas de apoyo donde el investigador prin-cipal podría ayudar. Estas estaban vinculadas indirecta-mente a las preguntas de investigación, en el sentido de que afectaban el sustento de los agricultores, pero no necesariamente a través del manejo de conservación de biodiversidad. Las áreas de interés que identificaron los agricultores fueron: (1) apoyo para certificarse como or-gánicos y de comercio justo, incluyendo formación; y (2) apoyo para expandir sus redes con organizaciones de desarrollo nacionales e internacionales, que pudieran potencialmente llevar proyectos de desarrollo agríco-la y rural a sus comunidades. Este período del proceso tomó el lugar de preflexión, y se centró principalmente en la construcción de relaciones. Desde la perspectiva investigativa, se llevó a cabo una amplia recopilación de datos, pero como los análisis recién comenzaban, hubo pocos productos terminados en forma de publicaciones y presentaciones.

Esta etapa también incluyó actividades de acción fa-cilitadas por los investigadores, representada en capa-citaciones sobre la conservación de la biodiversidad y servicios ecosistémicos, certificaciones orgánicas y de comercio justo, y la construcción de entidades coope-rativas. Un logro clave al final de este período fue rea-lizar un intercambio “de campesino a campesino” entre agricultores de El Salvador y Nicaragua. Quince agricul-tores salvadoreños, y varios investigadores, visitaron cooperativas en la zona cafetera del norte de Nicaragua. El objetivo fue aprender sobre certificaciones, control de calidad del café y modelos cooperativos. En general, los aspectos más destacados de esta fase del proceso fueron los resultados de acción relacionados con el fo-mento/la formación de capacidades y el avance hacia la certificación orgánica de las cooperativas.

5.2. Fase 2: Acciones de Apoyo, Investigación Continua e Intercambio con Otros (2004-2007)Esta fase se caracterizó por cambios en la situación

de los investigadores, una profundización de los resul-tados académicos y avances en el fortalecimiento de las organizaciones cooperativas. Primero, después del via-je a Nicaragua en el 2003, los agricultores se sintieron motivados y entusiastas sobre buscar una unión entre las tres cooperativas, según el modelo que habían ob-servado en el norte de Nicaragua. El equipo de inves-tigación apoyó esta iniciativa y el proceso legal avanzó sustancialmente. Aunque la moral era alta en cuanto a los beneficios potenciales de formar una unión, tensio-nes entre los líderes de las tres cooperativas estuvieron presentes desde el inicio. Además, las tres cooperativas lograron la certificación orgánica y el apoyo en gestión

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orgánica de parte de varios proyectos externos. Esto fue percibido por los agricultores como un resultado muy positivo derivado del proceso.

En cuanto a la investigación, se llevaron a cabo varias tesis de posgrado con el apoyo del equipo de investiga-ción y que fueron revisadas por las cooperativas de agri-cultores, lo que resultó en manuscritos publicados (in-cluyendo artículos e informes en inglés y español). Esto proporcionó visibilidad y credibilidad al proceso, lo que ayudó a los agricultores en sus negociaciones con ONGs y donantes, así como a incrementar su participación en varios proyectos. Varios miembros del equipo de investi-gación también se involucraron con otras iniciativas de investigación y desarrollo que brindaron oportunida-des de intercambios internos y externos. Sin embargo, al final de esta fase, los dos investigadores principales en el proceso se mudaron fuera de El Salvador por ra-zones profesionales y personales. Este cambio tuvo un efecto en el funcionamiento del proceso, ya que estas dos personas habían trabajado con los agricultores du-rante casi una década. No obstante, la oficina en Tacuba permaneció abierta, y la posición más estable obtenida por el investigador principal en la Universidad de Ver-mont (UVM) en los Estados Unidos, permitió canalizar más recursos humanos y financieros. Esto incluyó cubrir los costos de mantener la oficina y el personal, financiar proyectos de estudiantes de posgrado y lanzar un curso de pregrado, enfocado al café, el cual proporcionó in-gresos y visibilidad a las cooperativas.

5.3 Fase 3: Cambio de Rumbo, Resultados Académicos y de Acción, e Interrupción del Proceso (2008-2013)Esta etapa vio una verdadera transformación de la

investigación hacia un proceso de IAP. A medida que los agricultores enfrentaron el aumento en los precios mundiales de cereales en el 2008, se interesaron en se-guir explorando el tema de la seguridad alimentaria. El equipo de investigación respondió reorientando la in-vestigación y aprendiendo e interactuando con otros proyectos enfocados en la seguridad alimentaria en va-rias regiones cafeteras de Mesoamérica. Dos estudiantes de doctorado de UVM enfocaron sus tesis a este tema (Morris et al. 2013b, Olson et al. 2012), y surgieron nue-vas colaboraciones con grupos en Nicaragua y México. Los resultados de investigación de estos esfuerzos in-cluyeron un número significativo y una amplia variedad de publicaciones en inglés y español, incluido un libro editado sobre agroecología, medios de subsistencia/sustentos y la crisis del precio del café. La investigación de este período tuvo una aplicación más directa al tema de la seguridad alimentaria, ya que las investigaciones cubrieron las causas y las posibles alternativas para que los agricultores enfrentaran mejor este tema. Además, la agroecología era el núcleo de la investigación sobre la producción alimentaria, incluyendo temas como el

rendimiento de las variedades locales de maíz y frijol (Olson et al. 2012), los costos de insumos sintéticos (Mo-rris et al. 2013a), y la posibilidad de una transición de la producción convencional de maíz y frijol a alternativas más agroecológicas.

Esta fase también fue rica en resultados de acción, aunque no sin conflictos. Los agricultores lograron lega-lizar su unión de cooperativas, la Asociación de Caficul-tores Orgánicos del Occidente de El Salvador (ACOES), pero en el proceso la organización más grande decidió retirarse, dejando a la unión con un número relativa-mente pequeño de caficultores y de volumen de café. Este fue un duro golpe para una iniciativa que había lle-vado años construir. Algo positivo fue que ACOES pudo establecer relaciones directas con un tostador de café progresista de Estados Unidos y Canadá. El café se ven-dió a precios muy favorables durante dos años. De nue-vo, esto fuel resultado de un esfuerzo en equipo entre agricultores e investigadores que llevó mucho tiempo y energía, ya que no había experiencia con el proceso de exportación, el cual es muy complicado.

Los pasos que llevaron a una interrupción en el pro-ceso comenzaron en 2011. En esta época, disminuyeron los fondos para el equipo de investigación, resultando en el cierre de la oficina en Tacuba. Además, ACOES de-cidió dejar de vender su café al tostador solidario por lo que se había trabajado tanto. Esta decisión fue muy dura para los investigadores, ya que habían invertido tiempo y esfuerzos considerables para desarrollar esta relación. Es importante señalar que la distancia entre los agricultores y el investigador principal estaba afectando las relacio-nes, e impactando los niveles de confianza y transparen-cia en el proceso. En 2012, un ex alumno de UVM que había realizado su tesis de pregrado en Tacuba y había comenzado a trabajar con un tostador de café progresis-ta en los Estados Unidos, buscó al investigador principal para explorar la posibilidad de comprarle café a ACOES. Durante los siguientes dos años, y con un palpable in-terés y entusiasmo de ACOES, el tostador y el investiga-dor principal visitaron Tacuba y exploraron el desarrollo de esta relación. Lamentablemente, después de mucho esfuerzo de todas las partes, los agricultores decidieron no concretar su relación de venta con el tostador. Estas acciones finales condujeron a una interrupción en el pro-ceso de IAP, y el investigador principal sintió que la con-fianza se estaba rompiendo en la relación. Finalmente, la escasez de recursos financieros para mantener el proceso fue la última causa que llevó a una interrupción de la IAP.

5.4. Lecciones Aprendidas

- Este estudio de caso muestra que, a largo plazo, un proceso de investigación que no necesariamente comenzó como una IAP se puede transformar en ella si hay intención y compromiso por parte de los actores involucrados.

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- Una parte clave de este proceso fue el estableci-miento de negociaciones abiertas y transparentes. Esto permitió, tanto a los investigadores como a los agricultores buscar metas y beneficios de in-terés. A veces estas metas diferían, pero los benefi-cios obtenidos por cada socio excedían los costos de tiempo y recursos para continuar apoyando el proceso en su conjunto.

- Cuando los agricultores pudieron participar en la decisión de los temas de investigación y contribuir a la planeación de la investigación, se involucraron mucho más en la misma y en las posibles acciones resultantes.

- Es importante tener socios adecuados que se alineen bien con los resultados deseados. Aun-que los resultados del trabajo durante más de 14 años fueron considerables en términos de rendi-miento académico y beneficios tangibles para los agricultores (acciones), a este proceso le faltó un socio clave que pudiera apoyar más consistente-mente a los agricultores en la implementación de las acciones e iniciativas emergentes del proceso. Idealmente, este actor adicional habría sido una organización ‘en el campo’ (es decir, una ONG lo-cal o una unidad de extensión del gobierno), que pudiera proporcionar acompañamiento a medida que los agricultores implementaran nuevas prác-ticas y trabajaran como una nueva asociación. Los investigadores tuvieron limitaciones de tiempo y recursos para poder mantener una presencia con el nivel de estabilidad y el enfoque en la imple-mentación que se percibía necesario.

- La reflexión es muy importante y necesita una intención y atención explícita. En este proceso, la reflexión fue implícita y algo ad hoc en la práctica. Hacerlo más explícito e intencional pudo haber servido para evaluar mejor y dirigir el proceso.

- Aunque este fue un proceso a largo plazo, y con una considerable inversión de tiempo del equipo investigativo, no hay certeza de que haya sido tan costoso como podría percibirse. Esto apunta a la necesidad de analizar mejor los costos de los pro-cesos de la IAP, ya que muchos cuestionan la vali-dez de la IAP por ser demasiado lenta y costosa.

6. Estudio de caso 2: La Agroecología y Producción e Intercambio de Conocimiento Participativo de la Red Comunitaria de Agroecología (CAN) en México y Nicaragua

6.1 AntecedentesLa Red de Agroecología Comunitaria (CAN, por sus

siglas en inglés) es una organización internacional sin fi-nes de lucro comprometida a apoyar los medios de vida y entornos rurales sostenibles a través de investigación colaborativa, educación, formación y estrategias de de-

sarrollo localmente informadas (Jaffe y Bacon, 2008). La agroecología está en el corazón del trabajo de CAN, y le sirve para producir conocimiento y desarrollar prácti-cas socialmente justas y ecológicamente racionales, que puedan crear un sistema alimentario más sostenible. CAN opera como una red, aliándose con organizaciones comunitarias, cooperativas de agricultores, organiza-ciones sin fines de lucro y universidades. Juntos, CAN y sus socios, buscan lograr su visión de comunidades que tengan soberanía alimentaria, resiliencia al cambio cli-mático, medios de vida rurales sostenibles y participa-ción de todos los géneros, generaciones, etnias y clases sociales (ver http://www.canunite.org).

CAN utiliza la Investigación Acción Participativa (IAP) para facilitar colaboraciones entre agricultores, organi-zaciones comunitarias y científicos para identificar co-lectivamente los problemas y las agendas de acción, a través de un proceso de reflexión. Esto requiere relacio-nes interculturales a largo plazo con organizaciones lo-cales socias, basadas en humildad, confianza, responsa-bilidad y aprendizaje mutuo. Pensar CON y NO PARA las comunidades permite espacio para la experimentación y conduce a estrategias específicas para el contexto particular, que tienen más probabilidades de ser soste-nibles y escalables. Las acciones exitosas de cada proce-so de la IAP se comparten a través de la red de CAN, por medio de intercambios de aprendizaje entre colegas y entre científicos y agricultores.

El estudio de caso discutido en esta sección se enfo-ca en una iniciativa de IAP de cinco años (2011-2015) con comunidades cafeteras en San Ramón, Nicaragua. El Proyecto de Liderazgo Juvenil y Educación para la Agri-cultura Sostenible y la Soberanía Alimentaria (YLFS, por sus siglas en inglés) fue una colaboración entre CAN, la Unión de Cooperativas de San Ramón (UCA San Ra-món) en Nicaragua y la ONG Vinculación y Desarrollo Agroecológico en el Café (VIDA) en México. El proyecto buscaba aliviar la inseguridad alimentaria y el hambre estacional mediante el fortalecimiento de los medios de vida de 234 familias productoras de café, y la construc-ción de sistemas alimentarios locales sostenibles en 12 comunidades productoras de café. El diseño del proyec-to puso a jóvenes y mujeres como líderes de la iniciativa, mediante la formación y empoderamiento. Fortalecien-do aún más los objetivos del Proyecto YLFS, los produc-tores de café de San Ramón y Veracruz se unieron al mo-delo alternativo de comercio de café de CAN, llamado Café AgroEco®. AgroEco® es una cadena de suministro del café mucho más corta que lo normal, y que prome-te mayores ganancias a los agricultores. Se enfoca en la solidaridad, la participación y la transparencia. Todos los actores de la cadena de suministro (agricultores, coo-perativas, importador y tostador) se sientan en la mesa de negociación para fijar los precios cada año. La CAN facilita las relaciones, proporciona capacitación y moni-torea los impactos de AgroEco®. Esto no es una certifi-

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cación, sino un compromiso, a largo plazo, de todos los actores para apoyarse mutuamente en la transición a un modelo agroecológico de producción y comercio. Esta transición está respaldada por el “Fondo de Agricultura Sostenible” y el “Fondo de Trabajo no Remunerado de Mujeres”, y se incluye en el precio pagado por el tosta-dor. Este fondo se invierte según decidan colectivamen-te los agricultores y las mujeres, respectivamente.

En el estudio de caso destacamos las siguientes dos actividades del proyecto: 1) la introducción de huertos familiares de vegetales en sistemas de producción de cultivos, para mejorar la diversidad de la alimentación de los hogares y diversificar los ingresos de las mujeres; y 2) el desarrollo del Fondo de Trabajo no Remunerado de Mujeres de AgroEco®, el cual reconoce el trabajo de la mujer, tanto como productora y reproductora, en la producción de café. Ambos ejemplos demuestran los desafíos, las lecciones y los resultados positivos al inte-grar la IAP y los principios agroecológicos.

6.2. Aplicación/Integración de IAP y Principios Agroecológicos

1) Interés compartido en la investigación: CAN busca alianzas con investigadores y organizaciones loca-les para llevar a cabo investigaciones colaborati-vas enfocadas en el desarrollo de resultados im-plementables y basados en evidencia. Los socios comparten un interés por abordar las injusticias en el sistema alimentario y trabajar por la sobe-ranía alimentaria. La IAP comienza abriendo un diálogo y organizando espacios intencionales de discusión, enfocada a varios actores, a fin de deter-minar las agendas y los métodos de investigación, y para que los resultados sean relevantes y escala-bles.

2) Creencia en el poder colectivo: CAN funciona como red y como organización de aprendizaje. Reúne a investigadores, organizaciones locales y comuni-dades a las que sirven para compartir las lecciones desde la base. Reconoce y valora diferentes formas de conocimiento, y promueve el intercambio in-tercultural de conocimiento y prácticas como una herramienta clave para lograr la transformación del sistema alimentario.

3) Compromiso con la participación: Las familias de pequeños agricultores y los trabajadores del cam-po se relacionan con la CAN, y las organizaciones locales, a través de procesos colaborativos de in-vestigación que crean capacidad e identifican soluciones relacionadas con su contexto y aspira-ciones particulares. Para lograr una amplia partici-pación, la IAP debe integrar métodos para afrontar las relaciones de poder y la diversidad dentro y entre los grupos de actores. El objetivo es demo-cratizar la producción de conocimiento, haciendo

que la ciencia funcione para las personas/el pue-blo. Se enfoca en la formación con socios comu-nitarios, para que los movilizadores comunitarios (llamados promotores juveniles en el estudio de caso discutido) aprendan a hacer investigacio-nes en sus propias comunidades y apoyen a sus comunidades en la toma de decisiones, según la evidencia, y para generar cambio en los sistemas alimentarios.

4) Humildad- La humildad se refiere a un proceso de autorreflexión que enfrenta la desigualdad. Requiere que nos comprometamos al aprendi-zaje permanente, reconozcamos conocimiento y perspectivas diferentes a las nuestras, y formemos alianzas mutuamente respetuosas y dinámicas con otros/as para trabajar hacia un cambio sisté-mico (Tervalon y Murray-Garcia 1998). La agroeco-logía es un concepto con raíces en los sistemas de conocimiento indígenas: formas de conocer e in-teractuar con las ecologías locales que surgieron de pueblos con profundas conexiones con el sue-lo, la tierra, las plantas, los animales y el cultivo de alimentos (ver www.canunite.org). Los científicos que desarrollaron el campo académico de la agro-ecología aprendieron de observar a agricultores, probar cosas en conjunto y comunicarse a través de distintos sistemas de conocimiento (Gliessman 2015). Aquellos más afectados por las injusticias del sistema alimentario -personas de color, comu-nidades indígenas, mujeres, campesinos y traba-jadores de comida - están transformando la agro-ecología en un movimiento y una práctica de cien-cia popular (Araujo 2015, La Via Campesina 2015). La IAP ofrece una metodología para aprender de historias agrarias alternativas y de desafíos a los que se enfrentan a diario los productores y consu-midores marginados. Es crucial que escuchemos y aprendamos de estas luchas. De lo contrario, co-rremos el riesgo de fomentar los desequilibrios de poder que crean profundas desigualdades en nuestro sistema alimentario, y de perder conoci-miento con el potencial de transformar los siste-mas alimentarios desde la base.

5) Confianza y responsabilidad: Los socios reconocen que las acciones, no las palabras, son las que esta-blecen una base sólida para la colaboración conti-nua, y el diseño intencional incluye oportunidades para que los socios compartan el liderazgo y los mecanismos para resolver conflictos. Para cuando el proyecto de YLFS comenzó en el 2011, CAN ya había establecido una relación estrecha con cam-pesinos, sus comunidades y las cooperativas a las que pertenecían. La constante reflexión a lo largo del proyecto de YLFS permitió a los socios expre-sar sus preocupaciones y seguir siendo responsa-bles ante los compromisos.

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7. Cronología

7.1 Fase 1 (2011-2013)La primera fase del proyecto de YFLS se centró en el

diseño de un sistema participativo de monitoreo y eva-luación; la implementación de un estudio integral de referencia sobre la inseguridad alimentaria y los medios de vida de los hogares en las comunidades; la conso-lidación de la metodología centrada en los jóvenes y las mujeres del proyecto; la capacitación de líderes ju-veniles y la formación en producción agroecológica de alimentos con un fuerte enfoque en la diversificación. Las estrategias de diversificación incluyeron huertos caseros; café con sombra de árboles frutales, madereros y de combustible; patios con cultivos de raíces y tubér-culos, y producción de proteína (pollos y huevos). Así, los huertos caseros de vegetales fueron parte de una estrategia de diversificación de producción más grande para mejorar la diversidad de la dieta de los hogares y diversificar los flujos de ingresos, siendo las mujeres las principales agentes que implementaron estas estrate-gias de diversificación. La introducción y desarrollo de huertos caseros enfrentó tres desafíos durante la fase uno, lo que reveló la necesidad de enfocar la formación en la recuperación del conocimiento tradicional, combi-nado con innovación y adaptación colectiva.

En San Ramón, el primer desafío fue que los huertos caseros de vegetales no eran comunes. Como explicó una mujer, “esto no se hacía desde la época de su abue-la”. No era una práctica nueva, pero el conocimiento de técnicas de producción, preparación y conservación de semillas se había visto afectado por el predominio de la producción de café para la exportación y la afluen-cia de alimentos procesados (localmente denominados “comida chatarra”). Un equipo de líderes juveniles, capa-citados como promotores del proyecto, lideró la forma-ción en técnicas básicas de jardinería y producción de alimentos, incluyendo la selección de semillas, germina-ción, trasplante, construcción de suelos y tecnologías de mejora, y siembra asociativa y rotativa.

A medida que la producción mejoraba, surgió un segundo desafío. Una encuesta anual de monitoreo y evaluación reveló que muchas familias no estaban co-miendo los alimentos que cultivaban, sino que alimen-taban la mayoría de los vegetales a sus cerdos y otros animales pequeños. En un taller de seguimiento con las mujeres jardineras para analizar e interpretar los datos de la encuesta, descubrimos que no estaban familiariza-das con las diferentes formas de preparar la gran varie-dad de verduras disponibles. En conjunto, CAN, UCA San Ramón, las mujeres jardineras y los promotores juveni-les desarrollaron una serie de talleres de nutrición que culminaron en un recetario de vegetales. Las mujeres locales y los promotores juveniles dirigieron los talleres de nutrición, en los que se compartieron y probaron re-cetas tradicionales y nuevas con plantas disponibles lo-

calmente. El recetario resultante, impreso y distribuido a mujeres jardineras, captó recetas tradicionales como guiso de ayote e indio viejo (guiso con verduras, maíz, plátano verde y res) e innovaciones como “sopa pode-rosa de frijoles” y panqueques de hojas de yuca, creadas en los talleres. Se incluyó información nutricional con cada receta para promover aún más la diversidad die-tética

Finalmente, un tercer desafío surgió el segundo año, cuando las mujeres jardineras requirieron otra tanda de semillas de parte del proyecto de YLFS. Ellas no habían guardado semillas o raices de sus plantas, o no habían po-dido guardar semillas de ciertas plantas como zanahorias o cebollas. Para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los jardines, las mujeres reorientaron la producción de las huertas en plantas que pudieran producir semillas via-bles bajo condiciones locales, especialmente variedades tradicionales, y el proyecto brindó capacitación a mujeres y jóvenes en técnicas de preservación de semillas y mate-rial reproductivo de vegetales y frutas.

Al final del segundo año, las mujeres jardineras se sentían cómodas y seguras de sus jardines y vendían vegetales fuera de sus hogares. En los años siguientes, las familias desarrollaron un vibrante sistema informal de intercambio de semillas dentro y entre las comuni-dades. Cuando se descubrió que no existía un merca-do formal para las verduras producidas en los huertos caseros, las cooperativas formaron mercados campesi-nos mensuales en el cercano municipio de San Ramón. Además, un grupo de mujeres estableció una cafetería donde venden café preparado con su propia cosecha y comidas preparadas con el exceso de verduras y fru-tas de los huertos caseros del proyecto. Para el quinto año del proyecto de YLFS, los puntajes de diversidad dietética habían aumentado de 6.6 a 7.5, y el 85% de los participantes del proyecto habían diversificado sus ingresos mediante la venta de frutas, verduras, huevos y otros productos de valor agregado hechos con estos insumos. En general, un nivel más alto de diversidad dietética (puntaje más alto) es un indicador de que las familias consumen una dieta más diversa. En el contexto de este proyecto, esto significaba que las familias esta-ban aumentando su consumo de verduras, frutas y pro-teínas adicionales a una dieta basada principalmente en cereales y leguminosas.

7.2. Fase 2 (2013-2015)La segunda fase del Proyecto YLFS partió de las bases

establecidas durante la Fase 1 y, con base a las lecciones aprendidas, incorporó o profundizó los siguientes com-ponentes:

- Fortalecimiento del enfoque en la generación de ingresos de las mujeres;

- Capacitación en liderazgo y de jóvenes;- Educación nutricional;

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- Acceso al agua para consumo e irrigación durante la temporada seca;

- Salud del suelo;- Acceso a semillas de calidad; y- Acceso a alimentos esenciales durante meses de

escasez de alimentos.

La segunda fase también coincidió con el brote de roya (Hemileia vastatrix) en San Ramón. Durante este difícil período, cuando los agricultores tuvieron una pérdida del 65% de su cosecha de café, la importancia de las estrategias de diversificación se hizo evidente. A pesar de la pérdida de ingresos provenientes del café, continuaron las reducciones en el hambre estacional por temporadas desde el comienzo del proyecto. El proyecto de YLFS redujo el hambre estacional/por tem-poradas de 4.6 a 2.3 meses en cinco años. Las mujeres participantes del proyecto acreditaron el mecanismo de protección de alimentos e ingresos adicionales ge-nerados a través de estrategias de diversificación. En los tres años anteriores, las mujeres se han empoderado para liderar el mejoramiento de la sostenibilidad de los medios de vida de sus familias, y éstas han reconocido su contribución. Sin embargo, el brote de roya dejó en claro otro aspecto de la diversificación: las estrategias se centraron principalmente en fuentes alternativas de alimentos e ingresos, pasando por alto la necesidad crí-tica de construir fertilidad del suelo y resistencia a los choques/shocks en la producción de café.

Debido a la roya, la salud del suelo adquirió mayor importancia durante la Fase 2 del proyecto de YLFS. Los agricultores participaron en intercambios para aprender sobre técnicas de producción agroecológica que cons-truyen la fertilidad del suelo. Sin embargo, en lugar de avanzar hacia la adaptación de estas prácticas a su propia producción de café, los miembros de la cooperativa (en su mayoría hombres) involucrados en AgroEco® se vol-vieron cada vez más reacios al riesgo. A medida que los productores de AgroEco® se reunían para decidir colecti-vamente cómo invertir el “Fondo de Agricultura Sosteni-ble (SAF en inglés)”, se produjo una conversación tensa. Se habían comprometido con una transición agroecológica, pero en el contexto de la epidemia de roya, renovar (o volver a sembrar las plantas de café exterminadas por la roya) en sus campos de café sin insumos agroquímicos fue una decisión difícil de tomar. Aunque los estándares de café AgroEco® de la CAN requieren que los agriculto-res inviertan los fondos del SAF en prácticas basadas en la agroecología, CAN decidió ser flexible y permitir que algunos agricultores usaran los fondos para responder a la crisis como lo consideraran conveniente. Esto generó algo de tensión, pero también mostró la capacidad de todos los socios para comprometerse y mantener la rela-ción basada en la IAP.

Al mismo tiempo, la CAN y la UCA de San Ramón que-rían fortalecer el acceso de las mujeres al capital. Se había

avanzado con los huertos caseros y con los mercados campesinos dirigidos principalmente a las mujeres, pero era evidente que las mujeres (aunque oficialmente no eran miembros de la cooperativa) contribuían más a la producción de café (y a otros trabajos agrícolas y domés-ticos) de lo que se les compensaba. Con todos los actores de la cadena de suministro presentes en la mesa de nego-ciaciones, se creó el Fondo de Trabajo no Remunerado de Mujeres (dos años después del Fondo de Agricultura Sos-tenible) para empoderar económicamente a las mujeres. El acceso de las mujeres al capital cambió la conversación sobre el riesgo de una transición agrícola frente a la roya. El grupo de mujeres (miembros de la cooperativa y cón-yuges de miembros de la cooperativa) dio un paso ade-late y decidió invertir su fondo en la compra de semillas y materiales para viveros de café, para experimentar con renovación agroecológica de 0.5 hectáreas cada una en sus parcelas familiares de café. En apoyo a los esfuerzos de las mujeres para experimentar con renovación agroeco-lógica, la CAN, líderes juveniles y extensionistas de la UCA San Ramón convencieron a todo el grupo de productores de AgroEco® (es decir, a sus contrapartes masculinos) para que invirtieran recursos del “Fondo de Agricultura Soste-nible” en prácticas agroecológicas. Esto incluía la compra de insumos naturales (harina cruda, melaza, minerales de roca, etc.) para hacer fertilizantes artesanales, así como de materiales para producir rociadores foliares para la supre-sión de enfermedades, a partir del cultivo de hongos en hojarasca recogidos de las montañas arriba de sus comu-nidades (Putnam 2016).

A un costo calculado en alrededor de una décima parte de los fungicidas y fertilizantes convencionales, las plantaciones de café mostraron recuperación del brote de la enfermedad y las nuevas plantas mostraron resistencia. La eficacia de estas técnicas agroecológicas sobre la salud del suelo y la nutrición de las plantas se hizo evidente: las plantas eran robustas e incluso co-menzaban a dar fruto después de sólo 17 meses en el suelo. La CAN y la UCA San Ramón facilitaron los inter-cambios entre campesinos para que los caficultores de siete cooperativas vecinas involucradas en el proyecto pudieran aprender las mismas técnicas. Los intercam-bios de aprendizaje incluyeron formación en la elabora-ción de nueve aplicaciones diferentes de suelo y follaje, que incluyen compost, compost de lombriz, microorga-nismos efectivos, biofertilizantes y aplicaciones foliares minerales para áreas de producción de alimentos y café. Se invirtió en barriles y otros equipos para permitir que los grupos produjeran los fertilizantes y las preparacio-nes colectivamente, cuando correspondía. Desde en-tonces, el grupo de mujeres ha expandido las parcelas de café agroecológico a un poco más de 10 hectáreas, y hombres y mujeres se reúnen cada dos sábados para hacer fertilizantes orgánicos colectivamente y apoyar su continua renovación agroecológica del café (Putnam y Gliessman 2015).

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7.3. Características principales del proceso

- Relaciones de largo plazo basadas en la solidaridad, la confianza y la responsabilidad. Los proyectos de la CAN comienzan con un compromiso de tres años (que se ha convertido en alianzas de más de 7 años) para acompañar a los socios en el pro-ceso de cambio y formación en la IAP, y en áreas de necesidad identificadas colectivamente, inter-cambios horizontales de aprendizaje e inversión directa en desarrollo comunitario. En el caso del proyecto de YLFS, la CAN se basó en relaciones an-teriores establecidas por investigadores afiliados, que luego llevaron a un acompañamiento directo durante cinco años, apoyando el desarrollo de la comunidad para avanzar en la soberanía alimen-taria. La CAN reconoce que el cambio sistémico es un proceso a largo plazo, y continúa su relación con la UCA San Ramón a través de AgroEco® y un fondo rotativo para apoyar las iniciativas económi-cas de las mujeres.

- Aunque el modelo de café AgroEco® ha tenido éxito con un pequeño número de agricultores en Nicaragua y México, ha sido un desafío expadirlo. Esto se debe a que manejar mayores volúmenes de café requeriría un aumento significativo en la inversión de recursos humanos y financieros hacia AgroEco dentro de la CAN. La organización actual-mente evalúa los retos y beneficios de buscar la expansión de AgroEco.

- Un componente clave en la innovación de este proyecto fue un enfoque en el aumento de la par-ticipación de los jóvenes, sumado a interacciones intergeneracionales. La importancia de los jóve-nes para continuar y mejorar los medios de vida/sustentos y los paisajes de las regiones cafeteras es un tema que ha surgido persistentemente a lo largo de la larga historia de trabajo de la CAN en Mesoamérica. La gerencia de las cooperativas, que tienden a ser hombres mayores, a menudo lo plantea como un tema importante. Este proyecto buscó responder de manera explícita y directa a este problema y contribuir a una mejor compren-sión de cómo los jóvenes perciben y se enfrentan a algunos de los desafíos que enfrentan estas co-munidades cafeteras.

- La equidad de género se incorporó como una es-trategia transversal en los diferentes componen-tes del proyecto de YLFS. Esto creó una oportuni-dad para asegurar una amplia participación entre los grupos sociales involucrados en el proyecto, y un reconocimiento del trabajo reproductivo y pro-ductivo de las mujeres, tanto por hombres como por mujeres. Como el proyecto de YLFS trabajó para aumentar el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones y en la generación de ingre-

sos, la alianza intergeneracional con líderes juve-niles fue crucial para brindar apoyo a las iniciativas enfocadas en la mujer, las cuales inadvertidamen-te podrían generar una carga de trabajo adicional para ellas.

7.4. SíntesisEl Proyecto de YLFS se lanzó con un enfoque en las

estrategias de diversificación como un camino agro-ecológico para reducir el hambre estacional entre las familias cafeteras. Los múltiples desafíos que enfrenta la integración de huertos caseros de vegetales en los sis-temas de producción de cultivos demuestran el papel crítico de la reflexión que caracteriza los procesos de la IAP, junto con la voluntad de cambiar rumbo. La CAN se basó en encuestas anuales (en colaboración con pro-motores juveniles) para monitorear el progreso de las estrategias de diversificación. Estas formaron la base de talleres donde los datos de las encuestas fueron analiza-dos e interpretados colectivamente por todas las partes (CAN, UCA de San Ramón, promotores juveniles, grupos de mujeres y miembros de cooperativas). A medida que cada desafío con los huertos surgió de los datos de la encuesta, se utilizaron técnicas de producción, prepa-ración de alimentos y reuniones colectivas de preser-vación de semillas (talleres, grupos focales y reuniones comunitarias) para reflexionar sobre los resultados de las encuestas. Esto creó una comprensión más profunda de las razones que llevaron a cada desafío y, a su vez, una respuesta colectiva que incorporó las perspectivas, capacidades y aspiraciones de los participantes del pro-yecto. Cada respuesta a los desafíos de la huerta se ca-racterizó por la disposición de los promotores juveniles de compartir nuevas capacidades, recurrir a los mayores para apoyar la recuperación del conocimiento tradicio-nal y apoyar la experimentación para adaptar los huer-tos a las condiciones locales. También fue fundamental que la CAN y la UCA San Ramón, mientras estaban en posición de dirigir fondos para el Proyecto de YLFS, per-mitieran a los jóvenes y miembros de la comunidad li-derar el desarrollo de planes de respuesta.

Mientras tanto, la epidemia de roya demostró la ne-cesidad de mantener flexibilidad y participar en pro-cesos abiertos frente a amenazas externas más allá del control de los miembros de la comunidad o del proyec-to de YLFS. La reticencia de los agricultores de AgroEco® Coffee a la renovación agroecológica refleja una preo-cupación muy real sobre la mejor forma de proteger a sus familias de una pérdida total de ingresos cafeteros. Sin embargo, se habían comprometido a una transición agroecológica a través de su participación en el progra-ma AgroEco® de la CAN. En lugar de terminar su relación con los agricultores, CAN participó en discusiones de-licadas y difíciles que finalmente permitieron el surgi-miento de un camino inesperado hacia una transición agroecológica. Las mujeres agricultoras, a menudo mar-

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ginadas en los procesos de toma de decisiones relacio-nadas con el café (debido a su menor nivel de membre-sía cooperativa), usaron su nuevo capital del Fondo para el Trabajo no Remunerado de Mujeres de AgroEco® para proponer una alternativa. Su voluntad de experimentar con renovación agroecológica creó un camino alternati-vo hacia el mismo objetivo final, trayendo lentamente a sus contrapartes masculinos a medida que el resultado de la renovación agroecológica se hacía evidente.

Finalmente, los ciclos iterativos del proceso de la IAP crearon una oportunidad para el aprendizaje mutuo que involucró a todas las partes del proyecto de YLFS y AgroEco®. El efecto acumulado de la epidemia de roya junto con tres años de sequía, requirió adaptación y resolución de problemas en torno a la mayoría de las estrategias de diversificación. El ímpetu original para el proyecto de YLFS, desarrollado con un enfoque par-ticipativo con la UCA San Ramón, fue el desarrollo de fuentes alternativas de alimento y de ingresos para los agricultores cuyos sustentos se habían vuelto demasia-do dependientes del café (y cuyos precios escapaban a su control). Sin embargo, cinco años de recopilación de datos, reflexión y experimentación aclararon el entendi-miento de todos/as sobre los efectos positivos de las es-trategias de diversificación promovidas, y cristalizaron la visión de este proyecto hacia la resiliencia frente al cambio climático. La seguridad y soberanía alimentaria se alinean con esta visión al compartir un enfoque hacia el empoderamiento de las familias y las comunidades para garantizarse a si mismas disponibilidad y acceso a alimentos, en todo momento del año, y en cualquier año. Además, la lente de resiliencia al cambio climático permitió a todos observar el panorama completo de los factores que afectan la seguridad alimentaria, desde el clima hasta las estructuras políticas y la salud del suelo.

7.5. Lecciones

- La investigación sistémica y cuidadosa de los problemas (es decir, encuestas participativas de monitoreo y evaluación, y talleres de reflexión), da como resultado soluciones más sólidas, conti-nuamente refinadas y adaptadas a las condiciones específicas del contexto.

- La inversión adecuada de tiempo en una reflexión constante con todas las partes es fundamental para identificar qué funcionó, qué no, y por qué. Además, las relaciones de poder y la diversidad en-tre y dentro de cada grupo deben abordarse para crear un proceso de reflexión inclusivo que genere soluciones desde múltiples perspectivas.

- La colaboración intergeneracional, en este caso el trabajo en equipo de promotores juveniles y grupos de mujeres, amplificó las voces margina-das y generó alternativas creativas. Esta fue una

estrategia particularmente poderosa para abordar la desigualdad de género a nivel de hogar y de la cooperativa, finalmente exponiendo caminos al-ternativos hacia la transición agroecológica.

- Identificar “ensayadores” o agricultores dispuestos a participar en experimentación (huertos caseros de vegetales y renovación agroecológica del café) puede conducir a cambio de comportamiento, ya que otros miembros de la comunidad tienen la oportunidad de observar resultados positivos (o sea, “ver para creer”).

8. Discusión

En diferentes grados y de diferentes maneras, los dos estudios de caso anteriores ofrecen ejemplos de inte-gración entre agroecología e IAP. En esta sección, discu-timos estas experiencias con relación a una creciente literatura que examina la integración de la agroecología y la IAP en diferentes entornos y contextos.

Levidow et al. (2014) proponen que una metodolo-gía de IAP para la agroecología tiene un gran potencial para apoyar una transformación hacia sistemas agroali-mentarios más sostenibles en la Unión Europea. Argu-mentan que “para romper el bloqueo de la investiga-ción agroecológica y darle un papel transformador, se necesita una investigación participativa que combine la ciencia de la complejidad dinámica con el conocimien-to de los agricultores en contextos locales”. (Levidow et al. 2014). Esto se alinea con los principios de la IAP y la agroecología descritos en los estudios de caso, y respal-da la noción de que las transformaciones en el sistema agroalimentario requerirán de un interés compartido en emprender investigaciones y co-crear conocimientos entre agricultores y académicos. Sin embargo, los auto-res advierten que transicionar hacia este tipo de inves-tigación es un camino lleno de desafíos y “requiere pro-fundas reformas institucionales, incluyendo cambios en los procedimientos de financiación y en la organización de la investigación... Pero tales esfuerzos chocan con los límites institucionales de los institutos de investigación agrícola y los organismos de financiación estatal, espe-cialmente sus agendas productivistas-modernistas, sus estructuras de recompensa y subvenciones a corto pla-zo “(p. 1137).

En el sur de España, un proceso a largo plazo de IAP también ejemplificó el principio de acción colectiva, con investigadores, agricultores y consumidores uniéndose para establecer redes de alimentos orgánicos, desde granjas hasta escuelas y hogares (Guzman et al. 2013). A través de un proceso de 5 fases que enfatiza el desarro-llo de capacidades, los autores llegaron a una etapa en la que los agricultores y consumidores se transforman de ‘beneficiarios’ a protagonistas, y el rol de los investiga-dores se desplaza hacia la facilitación. Uno de los princi-pales desafíos presentados en este caso es la necesidad

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de financiamiento a largo plazo, lo cual se alinea con todas las experiencias presentadas en este documento. El proceso de múltiples actores que se desarrolló, y que enfatizó las relaciones de confianza, la creación de capa-cidades y el logro de los resultados deseados, requirió una inversión estable y adecuada de tiempo, por parte de los socios involucrados, así como de los recursos para apoyarlos. De manera similar al estudio de caso de El Salvador, mantener este nivel de compromiso y apoyo se convirtió en un desafío eventual, especialmente para los investigadores.

Bezner-Kerr et al. (2016) ejemplifican la importancia del compromiso con el principio de participación en un proceso a largo plazo que vincula la soberanía alimen-taria, la agroecología y la resiliencia con agricultores en Malawi. La participación de los agricultores a través de la contribución del conocimiento y la participación en experimentación fueron clave para que se identifica-ran prácticas que pudieran respaldar tanto la soberanía alimentaria como la resiliencia. Además, la reflexión y el diálogo que se dan en la IAP permitieron discusio-nes más profundas relacionadas con las desigualdades económicas y de género. Aunque estos asuntos com-plejos pueden no resolverse completamente en la IAP en agroecología, esta puede ayudar a crear conciencia sobre ellos y comenzar conversaciones que pudieran conducir a la búsqueda de soluciones (Bezner Kerr et al. 2016). Este caso se compara bien con el estudio de caso de la CAN, donde la dinámica de género jugó un papel importante en la definición de los resultados de las in-tervenciones agroecológicas.

El principio de humildad, ya sea explícito o implícito en un proceso, parece estar presente en la mayoría de las iniciativas de agroecología y de la IAP. En El Salva-dor, la humildad inicial del investigador principal, que buscaba “nivelar el terreno” para negociaciones más equitativas, fue esencial para comenzar el proceso. En Nicaragua, el compromiso de escuchar a los agriculto-res y prestar especial atención a grupos frecuentemente marginados (es decir, mujeres y jóvenes) permitió orien-tar el proceso hacia una integración exitosa de estas po-blaciones. Otro ejemplo en Andalucía, España, analiza un intento explícito de romper barreras hegemónicas para examinar las percepciones y los desafíos de los estándares orgánicos entre pequeños y medianos agri-cultores. Este proceso se caracterizó por investigadores que mostraron intencionalmente a los agricultores que no los estaban involucrando desde una posición de su-perioridad (Cuéllar y Calle 2011). Con relación a los es-tándares orgánicos de la Unión Europea, los agricultores estaban acostumbrados a tener poca participación y se sentían sin poder para buscar alternativas que funcio-naran mejor para ellos. Los autores refuerzan aún más su argumento al discutir la importancia de las dinámi-cas de poder y la caracterización de la participación en los procesos de investigación; estos pueden ser desde

manipulativos, a los que apoyen la auto-movilización de los actores. Este ejemplo también apunta a la necesidad de iniciativas a mediano y largo plazo, que, aunque difí-ciles de mantener, son esenciales para que los procesos de la IAP y la agroecología evolucionen.

Finalmente, un proceso de IAP y agroecología, a largo plazo, en Estelí, Nicaragua, presenta un admirable mo-delo de inversión en confianza y responsabilidad con las cooperativas de pequeños productores de café (Bacon et al. 2014). En esta iniciativa, investigadores de la Uni-versidad de Santa Clara y la Red de Agroecología Comu-nitaria (CAN) lideraron una colaboración de múltiples actores para comprender mejor y proponer soluciones a los períodos de inseguridad alimentaria estacional que afectan a los miembros de las cooperativas. Varios de los investigadores habían desarrollado relaciones a largo plazo con la gerencia cooperativa, lo que permi-tió un proceso muy exitoso de IAP para enfrentar los “meses de hambre”. Los esfuerzos para mantener con-fianza y transparencia incluyeron que los investigadores compartieran todas las propuestas de financiamiento (traducidas al español) con la gerencia cooperativa, es-perando comentarios antes de seguir adelante y man-teniendo una presencia constante en el sitio. Estas ac-ciones también requirieron de una inversión de tiempo a largo plazo, que fue similar al estudio de caso de El Salvador, así como a los ejemplos de España y Malawi. Una característica importante de este proceso es, que mediante el reclutamiento exitoso de los socios nicara-güenses adecuados, incluyendo una cooperativa sólida, esta iniciativa ha logrado mantenerse durante un largo período de tiempo.

9. Conclusiones: Direcciones Futuras para la Integración de la Agroecología y la IAP

Algunos de los principios clave identificados para procesos agroecológicos efectivos de IAP incluyen un interés compartido en la investigación por parte de los socios, una creencia en el poder/acción colectiva, un compromiso con la participación, la práctica de la hu-mildad y el establecimiento de la confianza y la respon-sabilidad (rendición de cuentas). Lecciones importantes que extrajimos de los procesos de IAP y agroecología que revisamos, incluyen: (1) procesos de investigación que no comenzaron como IAP pueden evolucionar hacia un proceso de IAP, si existe intención y compro-miso; (2) la participación de agricultores y actores en el establecimiento de la agenda de investigación y el diseño desde el principio, da como resultado un mayor compromiso y mejores resultados de investigación y acción; (3) identificar y reclutar a los socios adecuados es fundamental para lograr los resultados deseados; (4) la reflexión intencional y explícita es un componente esencial de los procesos de IAP; y (5) los procesos de IAP pueden servir para identificar e integrar a grupos mar-

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ginados, tales como mujeres y jóvenes, lo cual es crucial para obtener beneficios a largo plazo y más equitativos.

Las organizaciones de desarrollo y los grupos de agri-cultores han pedido una nueva forma de investigar, y han notado la necesidad de formar a la próxima generación de investigadores. La IAP es una estrategia apropiada para la agroecología, y la cual busca contribuir a una transforma-ción hacia sistemas alimentarios más saludables y sosteni-bles. Además, si bien la “acción” es un componente central de la Acción Participativa, y el movimiento es esencial para la agroecología, cada una de estas áreas puede ser una molestia para muchos científicos que aún intentan man-tener la “objetividad” o sobreviven dentro de los límites del tiempo y los parámetros de financiación de la academia. Trabajar dentro del marco de la IAP y maximizar las con-tribuciones de todos los actores puede requerir que otros socios aborden los temas del movimiento y la acción, pero es esencial que todos sigan siendo parte del proceso de investigación. Las colaboraciones sólidas que tengan re-presentantes de diferentes tipos de actores son la mejor solución temporal, ya que los esfuerzos puramente acadé-micos de la agroecología y la IAP no lograrán un cambio real si están desconectados de los procesos políticos y/o de los movimientos sociales.

Agradecimientos

Los autores agradecen a sus aliados en comunidades cafeteras de Centroamérica y México por su disposición a participar, aprender y desafiar en los procesos de IAP presentados en este documento. El financiamiento para el trabajo de estudios de caso fue proporcionado por varios donantes, pero el tiempo invertido para este doc-umento no fue parte de este financiamiento. Agradec-emos a Natalia Fajardo por su apoyo en la traducción de el documento original.

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