Agricultura y desarrollo rural en el umbral del siglo XXI ...€¦ · En el caso que nos ocupa de...

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Actualidad Leader 18 Foto: Joaquín Guijarro Agricultura y desarrollo rural en el umbral del siglo XXI El factor humano Vicente Caballer (Doctor Ingeniero Agrónomo) Catedrático-director del Centro de Ingeniería Económica de la Universidad Politécnica de Valencia y consultor externo de organismos internacionales. En España no existe un z ,e e.. soectiva; en parte debido a que se dedican muchos r, rs1 Ieriales y humanos a la historia; en parte, por miedo a ha. porque las previsiones de futuro nunca se cumplen E u totalidad y nadie se arriesga a proponer alternad tradición. Así, llama poderosamente la atención, por ejemplo, que en la Universidad Española exis- tan tantos estudios de Historia (que miran al pasado) y sean inexistentes los estudios de pros- pectiva que miren al futuro. Sobre todo, si to- mamos en cuenta la creación de nuevas Universidades y nuevas titulaciones que nacen con la enfermedad de la vejez prematura, por donación. En el caso que nos ocupa de la agricultura y el desarrollo rural, la tradición, la perento- riedad económica, la lentitud en el cambio, la demagogia electoral o el paternalismo, son com- ponentes que configuran un entorno, no sólo escasamente propenso a plantearse el futuro, sino ni tan siquiera a estudiar con realismo el presente. Más bien como ideas para el debate sobre lo que puede caracterizar la agricultura y el de- sarrollo rural en los próximos arios se han ele- gido unas cuantas ideas que puedan servir co- mo puntos de arranque para el debate. 1. La ordenación del territorio El desarrollo rural y su principal factor, la actividad agraria, entendida en sentido amplio que se le da en los párrafos siguientes, están estrechamente condicionados a una planifica- ción del territorio exclusivamente urbanocén- trica. En efecto, la ordenación de la mayor par- te del territorio (más del ochenta por cien) don- de se desarrolla la actividad agraria, forestal, pecuaria y medioambiental, pasa a un segun- do plano frente al territorio edificado que es una mínima parte. Es más, las sucesivas leyes sobre el suelo se han venido elaborando desde la única perspectiva de la urbanización. En la práctica, ello se traduce en consecuencias ne- gativas para el desarrollo, por la falta de inver- siones en infraestructuras y mantenimiento que obstaculizan, más si cabe, la actividad de los agricultores en lo que puede considerarse co- mo una economía moderna. Además de las con- secuencias sobre el resto de la sociedad ( posi- ble arbitrariedad en las decisiones de urbanizar o no, la instrumentación fiscal y especula- ción ), la propia naturaleza del modelo de ciu- dad o pueblo distorsiona el mercado de la tie- rra, acentuando su ineficiencia y dificulta una ordenación del territorio desde la perspectiva del desarrollo rural y dimensionamiento ópti- mo de las explotaciones agrarias. Posiblemente y como consecuencia del de- sarrollo actual de la telemática, se supere el mo- delo de ciudad romana, pensada para la guerra y el comercio, por una mayor difusión de toda la actividad humana en un territorio mayor en busca de una optimización del uso del espacio. 2. Empresa agraria frente a paternalismo y agricultura mendicante. Conviene no olvidar que el nacimiento de la Unión Europea, en su versión antigua Mercado Común, tuvo como uno de sus objetivos el au- mento de las rentas agrarias; en parte, por soli- daridad y, en parte, con el fin de aumentar la de- manda de productos industriales que tirara del previsible proceso de industrialización, lo que justificaría totalmente el peso de los presupues- tos de la polftica agraria comunitaria ( PAC ) en el total del presupuesto de la Comunidad (entre tres cuartas partes y la mitad, según épocas).

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Foto: Joaquín Guijarro

Agricultura y desarrollo rural en el umbral del siglo XXI

El factor humanoVicente Caballer

(Doctor Ingeniero Agrónomo) Catedrático-director del Centro de Ingeniería Económicade la Universidad Politécnica de Valencia y consultor externo de organismos internacionales.

En España no existe un z ,e e.. soectiva;en parte debido a que se dedican muchos r, rs1 Ierialesy humanos a la historia; en parte, por miedo a ha.porque las previsiones de futuro nunca se cumplen E utotalidad y nadie se arriesga a proponer alternadtradición.

Así, llama poderosamente la atención, porejemplo, que en la Universidad Española exis-tan tantos estudios de Historia (que miran alpasado) y sean inexistentes los estudios de pros-pectiva que miren al futuro. Sobre todo, si to-mamos en cuenta la creación de nuevasUniversidades y nuevas titulaciones que nacencon la enfermedad de la vejez prematura, pordonación.

En el caso que nos ocupa de la agriculturay el desarrollo rural, la tradición, la perento-riedad económica, la lentitud en el cambio, lademagogia electoral o el paternalismo, son com-ponentes que configuran un entorno, no sóloescasamente propenso a plantearse el futuro,sino ni tan siquiera a estudiar con realismo elpresente.

Más bien como ideas para el debate sobrelo que puede caracterizar la agricultura y el de-sarrollo rural en los próximos arios se han ele-gido unas cuantas ideas que puedan servir co-mo puntos de arranque para el debate.

1. La ordenación del territorioEl desarrollo rural y su principal factor, la

actividad agraria, entendida en sentido amplioque se le da en los párrafos siguientes, estánestrechamente condicionados a una planifica-ción del territorio exclusivamente urbanocén-trica. En efecto, la ordenación de la mayor par-te del territorio (más del ochenta por cien) don-de se desarrolla la actividad agraria, forestal,pecuaria y medioambiental, pasa a un segun-do plano frente al territorio edificado que esuna mínima parte. Es más, las sucesivas leyessobre el suelo se han venido elaborando desde

la única perspectiva de la urbanización. En lapráctica, ello se traduce en consecuencias ne-gativas para el desarrollo, por la falta de inver-siones en infraestructuras y mantenimiento queobstaculizan, más si cabe, la actividad de losagricultores en lo que puede considerarse co-mo una economía moderna. Además de las con-secuencias sobre el resto de la sociedad ( posi-ble arbitrariedad en las decisiones de urbanizaro no, la instrumentación fiscal y especula-ción ), la propia naturaleza del modelo de ciu-dad o pueblo distorsiona el mercado de la tie-rra, acentuando su ineficiencia y dificulta unaordenación del territorio desde la perspectivadel desarrollo rural y dimensionamiento ópti-mo de las explotaciones agrarias.

Posiblemente y como consecuencia del de-sarrollo actual de la telemática, se supere el mo-delo de ciudad romana, pensada para la guerray el comercio, por una mayor difusión de todala actividad humana en un territorio mayor enbusca de una optimización del uso del espacio.

2. Empresa agraria frente a paternalismo yagricultura mendicante.

Conviene no olvidar que el nacimiento dela Unión Europea, en su versión antigua MercadoComún, tuvo como uno de sus objetivos el au-mento de las rentas agrarias; en parte, por soli-daridad y, en parte, con el fin de aumentar la de-manda de productos industriales que tirara delprevisible proceso de industrialización, lo quejustificaría totalmente el peso de los presupues-tos de la polftica agraria comunitaria ( PAC ) enel total del presupuesto de la Comunidad (entretres cuartas partes y la mitad, según épocas).

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A pesar de este considerable esfuerzo, larenta del sector agrario, en su conjunto y en-tendida como PIB Agrario partido por PoblaciónActiva Agraria respecto a los mismos paráme-tros de la economía de los diferentes países(PIB total respecto a Población Activa Total)apenas llega al 50 %. Varias son las reflexio-nes que se desprenden de este resultado, tantoen lo que respecta a las causas como a las po-sibles salidas de futuro.

Conviene establecer la premisa de la bajaproductividad de la agricultura, con respecto alresto de la economía, como consecuencia de lapropia naturaleza del cultivo de la tierra (pro-ducción de alimentos de baja elasticidad ren-ta, incertidumbre en la planificación, rigidez enlos cambios de estrategias, dificultades de au-tomatización de procesos en un entorno espa-cial amplio, o falta de un mercado eficiente enel mercado de la tierra con connotaciones denaturaleza ajena a la empresa, descapitaliza-ción humana .etc.).

Por ello, no resulta fácil hacer empresa enagricultura y, probablemente, nunca la activi-dad agraria alcanzará la productividad de la in-dustria y los servicios. Sin embargo, esta des-ventaja insalvable no puede conducir a un com-portamiento de abandono de la iniciativa, laracionalidad y el progreso, para ser sustituidospor el paternalismo, la mendicidad y la cazade subvenciones.

Por otro lado, el cambio de siglo va a acen-tuar algunas posibilidades de modernización y,también, acentuará algunos problemas y difi-cultades. Por ejemplo, los sistemas expertosaplicables a los cultivos y a la ganadería, la in-corporación de las nuevas tecnologías y la ma-yor circulación de la información, pueden in-corporar el trabajo agrícola, a la revolución in-dustrial y la postindustrial; o la menor ofertade empleo en los sectores industrial y servicios,pueden tener influencia fijando mayor numerode jóvenes en la agricultura y en el medio ru-ral. Por el contrario, el envejecimiento de la po-blación puede acentuar la tenencia de la tierraen manos de agricultores cada vez mas mayo-res, con las consiguientes trabas a la incorpo-ración de las anteriormente citadas innovacio-nes tecnológicas.

3. Nuevas necesidades nuevos productos.La globalización de la economía con la in-

corporación al mercado mundial de nuevos pa-íses en desarrollo cuya economía se basa en laproducción de alimentos, ha restado importan-cia a la agricultura de los países industrializa-dos como garante y responsable de la seguri-dad alimentaria. Desde la perspectiva de unaoptimización del espacio y el tiempo, la acti-vidad agraria puede tener oportunidades en laconservación y explotación de los recursos na-

turales, medioambientales, culinarios, históri-cos, culturales, etc., cuya demanda en los pró-ximos arios aumentará y se diversificará. Todasestas actividades, frecuentemente, se planteany desarrollan al margen del territorio, princi-palmente agrícola y forestal, y sin contar sufi-cientemente con las personas con vocación depermanencia en la actividad agrícola vincula-da, creándose algo ficticio y desnaturalizado.

Por otra parte, la desvinculación de la res-ponsabilidad en la producción de alimentos daentrada a la posibilidad de la producción no ali-mentaria, en cuyo caso se encuentran las ma-terias activas de la Herboristería (medicinales,aromáticas, condimentarias, tintoreras o bioci-das vegetales, etc) o las plantas ornamentalesy flores, de mayor elasticidad renta.

4. Asociacionismo y formación de capital hu-mano

El asociacionismo en el medio rural se hamostrado como el principal instrumento parala mejora de las rentas de los agricultores, pa-ra la fijación del valor añadido en el medio ni-ral, para la adopción y desarrollo las innova-ciones tecnológicas y para la vertebración depequeños agricultores de cara a iniciativas másambiciosas. En el futuro, posiblemente, estaimportante función se va a consolidar y a acre-centar. Sin embargo, la gestión de cualquierempresa o entidad y , especialmente , estas aso-ciaciones, ya sean cooperativas, organizacio-nes de productores agrarios (en el sentido dela PAC), necesita de personas profesionalmen-te preparadas.

Afortunadamente, la teleformación (y enmenor medida el teletrabajo), ya iniciadas ycon desarrollo previsiblemente incalculable enel siglo XXI, acabará con la mayor de las dis-criminaciones que una sociedad urbanícola haestablecido sobre los jóvenes del medio ruralrespecto a los de la ciudad: la desigualdad deoportunidades en la formación.

La mayor parte de lo expuesto en los pá-rrafos anteriores esta contenido, obviamente,con su desarrollo técnico en el borrador delReglamento (CE) sobre ayuda al desarrollo ru-ral a cargo de FEOGA, y al margen de cual-quier discusión sobre aspectos específicos, co-mo la procedencia o no de las cláusulas res-trictivas de exclusión del articulo 37, las estra-tegias de negociación que defiendan los inte-reses de las agriculturas españolas o la imple-mentación practica en el día a día, el éxito delPrograma Comunitario LEADER II, en nues-tro país, y lo que es lo mismo el desarrollo ru-ral en el periodo 2000-2006, va depender, enparte, de la capacidad de sustituir una culturaancestral de pobreza, tanto económica comointelectual, por una cultura moderna de asumirresponsabilidades y retos de futuro

Asociacionismoy formaciónde capitalhumanoson factoresclave de lacompetitividady vertebraciónde laagricultura ymotor deldesarrollorural