Agotarse en La Existencia

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Agotarse en la existencia Citlali Las Ubarry, de Oscar Liera es una obra que se despliega con la suavidad y precaución con que el maquillaje se desliza sobre la agrietada piel de Maria Dominga Ubarry. Mostrando en ese lento y polvoroso despliegue la soledad de una condena compartida por madre e hija. En mi opinión es una historia interesante porque muestra a través de dos mujeres desdichadas, una desesperada búsqueda de prolongar su existencia, de dejar su propia huella en este miserable mundo a través de un hijo, un hijo que satisfaga la obsesiva necesidad de conservar un apellido que con orgullo portan como viejos recuerdos de una gloria que ahora es sólo una nube de polvo en una casa de lamentos. La madre, sumisa y regañada por su propia hija como una niña, pareciera muerta, un maniquí con vagos vestigios de sentimientos, de melancólicos ecos de felicidad y belleza, como cuando recuerda el día en que se sintió la más bella mujer, capaz de hacer sentir a un hombre orgulloso de su compañía. Sus mayores señales de vida radican en su dolor, el dolor de salir a buscar la semilla para su vientre seco, vestida con el mismo atuendo el día en que perdió la oportunidad de tener más hijos, el día en que el apellido Ubarry comenzó su muerte y para ellas, su eterna soledad. La hija, empapada por el coraje de no poder crear en su interior la vida que ella siente escapársele a sus espaldas,

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Agotarse en la existenciaCitlali

Las Ubarry, de Oscar Liera es una obra que se despliega con la suavidad y

precaución con que el maquillaje se desliza sobre la agrietada piel de Maria

Dominga Ubarry. Mostrando en ese lento y polvoroso despliegue la soledad de

una condena compartida por madre e hija. En mi opinión es una historia

interesante porque muestra a través de dos mujeres desdichadas, una

desesperada búsqueda de prolongar su existencia, de dejar su propia huella en

este miserable mundo a través de un hijo, un hijo que satisfaga la obsesiva

necesidad de conservar un apellido que con orgullo portan como viejos recuerdos

de una gloria que ahora es sólo una nube de polvo en una casa de lamentos.

La madre, sumisa y regañada por su propia hija como una niña, pareciera

muerta, un maniquí con vagos vestigios de sentimientos, de melancólicos ecos de

felicidad y belleza, como cuando recuerda el día en que se sintió la más bella

mujer, capaz de hacer sentir a un hombre orgulloso de su compañía. Sus mayores

señales de vida radican en su dolor, el dolor de salir a buscar la semilla para su

vientre seco, vestida con el mismo atuendo el día en que perdió la oportunidad de

tener más hijos, el día en que el apellido Ubarry comenzó su muerte y para ellas,

su eterna soledad.

La hija, empapada por el coraje de no poder crear en su interior la vida que ella

siente escapársele a sus espaldas, trata con una esperanza utópica de darle vida

al interior de su madre, valiéndose y reclamando el orgullo que recibió como

herencia al sentir su apellido agonizante.

El particular estilo de Liera al escribir acotaciones y didascalias transmite al

lector-creador con mayor fuerza la esencia de su obra, sus colores, las

motivaciones de sus personajes, sus dolores, su tristeza. La riqueza de sus

personajes, que después de haber discutido y haber discutido con fervor, se miran

y al tomar conciencia de su cruel condición se abrazan fraternalmente, en la

complicidad de dos seres que buscan una reconciliación con la naturaleza, una

cicatriz en la piel del mundo. Dos seres que buscan la paz que necesitan sus

almas para descansar del peso que sobre ellas ha caído.