Aeroplano 25 - Primer dirigible Español 1907, Nacimiento aviacion española de combate

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1 Revista de Historia Aeronáutica. Año 2007. Nº 25 Ismael Warleta de la Quintana Los proyectos españoles de Émile Dewoitine La Cuarta Promoción de Kirovabad 9 7 7 0 2 1 2 4 5 5 6 0 8

Transcript of Aeroplano 25 - Primer dirigible Español 1907, Nacimiento aviacion española de combate

  • 1Revista de Historia Aeronutica. Ao 2007. N 25

    Ismael Warleta de la QuintanaLos proyectos espaoles de mile Dewoitine

    La Cuarta Promocin de Kirovabad

    9770212

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  • 3 PRESENTACIONLAS BODAS DE PLATA DE LA REVISTA AEROPLANO. Por Emilio Dneo Palacios. 4

    18 NOTAS PARA EL CENTENARIO DEL TORRES QUEVEDO N 1, PRIMER DIRIGIBLE ESPAOL (1907-2007). Por Carlos Lzaro vila.I CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE NARCISO BERMDEZ DE CASTRO ZAFRA-VZQUEZ.

    Por Miguel Garca-Valenzuela Bermdez de Castro. 2430 EL NACIMIENTO DE LA AVIACIN ESPAOLA DE COMBATE. RASTIKERMIN, 22 DE DICIEMBRE DE 1921.

    Por Enrique Gudn de la Lama.

    FAUSTO ARTURO IGLESIAS, LA LLAMADA DE LA SANGRE. Por Santiago Guilln Gonzlez y Antonio Montero Roncero. 4660 ISMAEL WARLETA DE LA QUINTANA. APUNTES BIOGRFICOS. Por Jos Warleta.

    LOS VUELOS DE REIN LORING A FILIPINAS. Por Jess Salas Larrazbal. 9096 ICONOGRAFA DE LA AERONUTICA. Por Adolfo Roldn Villn.

    LOS BREGUET XIX REPUBLICANOS EN EL AERDROMO DE ANDJAR (JAN). Por Rafael Permuy. 108122 LA CUARTA PROMOCIN DE KIROVABAD. Por Rafael de Madariaga.

    LOS PROYECTOS ESPAOLES DE EMILE DEWOITINE. Por Julin Oller. 140

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    Revista de Historia Aeronutica. Ao 2007. N 25

    Ismael Warleta de la QuintanaLos proyectos espaoles de mile Dewoitine

    La Cuarta Promocin de Kirovabad

    9770212

    455608

    MINISTERIODE DEFENSA

    SECRETARAGENERAL TCNICA

    Edita

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    Revista de Historia Aeronutica

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    Direccin: Jos de Aza DazCoordinacin: Antonio Rodrguez VillenaRedaccin y Diseo: Antonio Alonso, Juan Medina, Maite Dneo.Portada e ilustraciones: Jos F. Clemente Esquerdo.

    El Instituto de Historia y Cultura Aeronuticas agradece su colaboracina todas aquellas personas que han cedido desinteresadamente fotografas parala elaboracin de los artculos que se recogen en este nmero de AEROPLANO.

  • PRESENTACINQuerido lector, hoy me cabe el honor y la satisfaccin de presentar el n-

    mero vigsimoquinto de AEROPLANO. Desde aquel mes de Junio de 1983en el que el entonces Director del Instituto de Historia y Cultura Aeronuti-cas (IHCA), General Abundio Cesteros, presentaba ilusionado el primer n-mero de AEROPLANO, han pasado veinticinco aos en los que el IHCA havenido cumpliendo puntualmente con el compromiso contrado con nues-tros lectores de publicar cada ao un nmero de dicha Revista; respetandoescrupulosamente las normas establecidas de publicar solamente aquellostrabajos de investigacin, sobre la historia y cultura aeronuticas espao-las, que tuviesen inters, calidad y valor histrico. Tales circunstancias hanhecho que AEROPLANO tenga hoy da un reconocido prestigio nacional einternacional que, unido a que es ya una revista totalmente consolidada,haga sentirnos optimistas de cara al futuro. As pues, por tal motivo quere-mos mostrar nuestro orgullo de haber conseguido la plata y, as mismo,queremos mostrar nuestra predisposicin a seguir trabajando en la mismalnea para alcanzar nuestra prxima meta, el oro.

    Pero nada de todo esto hubiera sido posible sin el trabajo y esfuerzo denuestros colaboradores, redactores, diseadores, ilustradores y de otrosmuchos que de forma desinteresada nos dieron su apoyo e hicieron reali-dad este proyecto. Nuestro agradecimiento ms sincero a todos ellos, alos que pido desde aqu que sigan trabajando y apoyndonos como hastaahora.

    Por otra parte y en cuanto a las caractersticas propias de este vigsimo-quinto nmero, podemos concretar que, dado que es un ao rico en efem-rides, el lector encontrar una serie de artculos que nos lo recuerdan y re-alzan. As tenemos los trabajos realizados sobre: 25 Aniversario de AERO-PLANO, 50 Aniversario de la Guerra de Ifni (al que dedicamos la portada),75 Aniversario del vuelo de Reing Loring a Manila y Centenario del naci-miento de Bermdez de Castro. Se recogen adems en este nmero bio-grafas de personajes ilustres, pioneros de nuestra aviacin, y se completacon una serie de artculos de gran valor histrico que hacen finalmente deeste ejemplar el AEROPLANO digno del aniversario que conmemoramos.Solo nos queda desearos que disfrutis con la lectura de este nmero, queestamos seguros que os deleitar una vez ms al tiempo que difundimosunos hechos relevantes de nuestra rica historia de la Aviacin espaola..

    JOS DE AZA DAZGeneral Director del IHCA

    Madrid, julio 2007

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  • Una publicacin dedicada a rememorar las hazaas, lo-gros y acontecimientos ms importantes de la historiade nuestra aviacin era algo que desde haca tiempose vena echando de menos en nuestro Ejrcito del Aire y suinexistencia era indudablemente una de las causas de queesas hazaas y logros fuesen prcticamente desconocidos anivel internacional y no figurasen reseadoscon el valor e importancia que tenan en lagran historia de la Aviacin Mundial. S sehaban publicado algunos libros en los quelos protagonistas de algunos de esos he-chos haban relatado sus experiencias, exis-ti en los aos veinte del pasado siglo la Re-vista Area y se haban publicado los dosprimeros tomos de la Historia de Gom, pe-ro todo ello con una difusin local y muy li-mitada. De hecho pareca como si a nues-tros aviadores les resultara indiferente todolo relacionado con la Historia.

    Seran las circunstancias las que vendrana dar solucin a este problema. En el ao1980 fue creada la Comisin Nacional deHistoria Militar, encargada de coordinar las

    actividades de los Servicios Histricos de los tres Ejrcitos,bajo la presidencia del director del Centro Superior de Estu-dios de la Defensa Nacional. Convocados los jefes de dichosservicios para una primera reunin, al Ejrcito del Aire le sor-prendi sin contar con tal Servicio. Existan como organis-mos dispersos y sin relacin entre s, el Museo de Aeronuti-

    ca y Astronutica, el Archivo Histrico delEjrcito del Aire y la Biblioteca Central.

    La Secretara Militar del jefe del EstadoMayor del Aire, dirigida entonces por el ge-neral Abundio Cesteros, tom conciencia delproblema y propuso emprender las accionesy actividades que pudiesen llegar a darle so-lucin, pero no una simple solucin orgnicay de boletn oficial, sino una puesta en mar-cha de los estudios y realizaciones que lue-go pudieran cristalizar en un verdadero Ser-vicio Histrico. El plan propuesto obtuvo laaprobacin y apoyo del jefe del Estado Ma-yor del Aire, teniente general Emiliano AlfaroArregui, y se comenz por agrupar a una se-rie de investigadores que trabajaban particu-larmente y dispersos en el estudio de acon-

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    Las Bodas de Platade la Revista AEROPLANO

    EMILIO DNEO PALACIOSCoronel de Aviacin

    Durante una reunin de los miembros del Seminario de Estudios Aeronuticos.

    Portada del primer nmero de Aeroplano.

  • tecimientos concretos denuestra historia aeronu-tica, en un organismo decarcter provisional quese cre al efecto, el Se-minario de Estudios His-tricos Aeronuticos (OMn 3/81, BOD n 8, de 17de enero de 1981). Lue-go, dos aos ms tarde,este organismo acabaratransformndose en elInstituto de Historia yCultura Area, al que seunieron el Museo, el Ar-chivo Histrico y la Biblio-teca Central para formarel Servicio (RD 1632/83).Todo este proceso lo ex-plica minuciosamente elgeneral Leocricio Almo-dvar en su artculo titu-lado El Servicio Histri-co y Cultural del Ejrcitodel Aire, publicado enel nmero 15 de estarevista Aeroplano.

    La primera tarea del Seminario consisti en plantearse ta-reas en las que trabajar. Precisamente se haba publicadoun libro en el que se criticaba acerbamente el vuelo delPlus Ultra a Buenos Aires y se embarraba la figura de Ra-mn Franco, su principal protagonista, y el propsito inicialde restablecer la verdad histrica acab transformndoseen el estudio y redaccin por diversos autores del libroGrandes Vuelos de la Aviacin Espaola, que se publica-ra conjuntamente con Espasa Calpe.

    Adems, dado que en1983 se cumplan loscincuenta aos del vuelode Barbern y Collar, enel Cuatro Vientos, aCuba y Mjico, acabadotrgicamente, se progra-m una celebracin ex-traordinaria del cincuen-tenario con diversos ybrillantes actos en Ma-drid y Sevilla. En Madridconcretamente se montuna exposicin de la His-toria de la Aviacin en elCentro Cultural CondeDuque, donde se celebradems un ciclo de con-ferencias, culminando losactos con un festival a-reo en Cuatro Vientos,seguido de una comidaen su pabelln de oficia-les. Se logr reunir paraque asistieran a esos ac-tos a un grupo de prota-gonistas supervivientes

    de la poca heroica de nuestra Aviacin: los tenientes gene-rales Gonzlez Gallarza, Fernndez Longoria, Rubio y Vives,el general Lavia, los aviadores Juan Ignacio Pombo que re-aliz en solitario el vuelo en avioneta Santander-Mxico y Er-nesto Navarro que llev a cabo el vuelo directo Madrid-Cana-rias, y el ingeniero Aguilera que haba participado en la cons-truccin del avin Cuatro Vientos. En Sevilla se inaugur unmonolito en recuerdo de la gesta del Cuatro Vientos, tras unamisa de campaa y un acto de Jura de Bandera, a continua-

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    Aerdromo de campaa en la Guerra de frica. Dibujo de Cuevas.

    Ratas y Chatos. Dibujo de Clemente.

  • cin del cual se celebr un festival areo. Como acto final elteniente general Serrano de Pablo pronunci una conferen-cia en el Crculo de Labradores.

    Precisamente al finalizar la comida celebrada en el Pabe-lln de Oficiales, el Palace, del aerdromo de Cuatro Vien-tos, se presentaron oficialmente el libro Grandes Vuelos dela Aviacin Espaola y el primer nmero de la revista Aero-plano. Era el da 19 de junio de 1983.

    As que podemos decir que en esa fecha naca la revistaAeroplano, de la que este ejemplar que ahora tenemos enlas manos es el nmero 25. No han transcurrido exactamen-te veinticinco aos, pero al tratarse del nmero 25 y ser supublicacin anual, nadie podr protestar si consideramos quecon l se pueden celebrar las Bodas de Plata de la Revista.Porque aquella fue la fecha del parto, pero su gestacin, ascomo la del libro de los Grandes Vuelos y la preparacin yprogramacin de todos los actos de la celebracin del cin-cuentenario del vuelo de Barbern y Collar, primeras activi-dades del Seminario de Estudios Histricos, exigieron, en losaos 1981 y 1982, la dedicacin entusiasta y fuera de las ho-ras de servicio, de aquel primer grupo de historiadores y deinteresados en el tema, en multitud en reuniones, muchas deellas celebradas en el castillo de Villaviciosa de Odn, sededel Archivo Histrico.

    Cindonos a la revista Aeroplano, la idea de contar conuna revista de este tipo ya vena rumindose en la mente dealgunos que sentamos una sana envidia al hojear otras re-vistas extranjeras de carcter histrico aeronutico. As, al

    crearse el Seminario de Estudios Aeronuticos, surgi comouno de sus primeros frutos la decisin de crearla. Pues no to-dos los trabajos de investigacin histrica que se realizarantendran volumen suficiente como para plasmarse en un libroy por otra parte, una revista atractiva siempre lograra a tra-vs de suscriptores y de compradores ocasionales, la mxi-ma difusin.

    Como director que yo era entonces de la Revista de Aero-nutica y Astronutica, me correspondi la tarea de concebiry poner en marcha la nueva revista. Cont para ello con lacolaboracin entusiasta de los entonces capitn Jos Cle-mente Esquerdo y teniente Antonio Alonso Ibez. Desde unprincipio estuvimos convencidos de que no debera limitarsea ser una clsica revista de campaas militares, en ella ten-dran que tener entrada tambin la Aviacin Civil y la indus-tria aeronutica, tan unidas a lo largo de toda la historia denuestra aviacin a su rama militar. El formato debera sergrande para reproducir bien las fotografas, que constituyendocumentos bsicos de nuestra historia, y la presentacin ymaquetacin todo lo cuidada y perfecta posible para hacerlaatractiva.

    Se plante el problema de los colores dominantes en supresentacin. Uno de ellos tena que ser indudablemente elsepia para remarcar su carcter de histrico y como reflejode antigedad. Pero era necesario encontrar otro color quecombinara bien con el sepia y al mismo tiempo reforzar supersonalidad. Alonso y yo, junto con los especialistas de laimprenta, ensayamos multitud de combinaciones sin xito,

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    Ratas contra Fiats. Dibujo de Clemente.

  • hasta que surgi la idea luminosa en el lugar ms inespera-do. Fue precisamente el color verde del alicatado del local delos servicios de la Secretara Militar, y ha funcionado, al me-nos eso creo yo; por lo pronto se ha venido utilizando en losveinticinco nmeros publicados.

    Su nombre, Aeroplano, fue tambin elegido para resaltarsu carcter histrico, ya que haba sido ese nombre, aeropla-no, el utilizado en nuestro idioma para designar a esos artilu-gios ms pesados que el aire que con sus vuelos pusieronen marcha la era aeronutica de la historia de la humanidad.

    Desde la aparicin de su primer nmero la revista atrajo laatencin de todos los interesados de alguna manera en lahistoria de la aviacin, unos porque ya tenan la experienciade haber dedicado esfuerzo y tiempo a la investigacin hist-rica aeronutica, otros porque las posibilidades que pona enmarcha la existencia de la revista despertaron su vocacin y

    muchos simplemente porque haban sido protagonistas otestigos de hechos y acontecimientos que consideraban dig-nos de ser conocidos y recordados. El hecho es que en es-tos veinticinco nmeros han sido ms de cien los colabora-dores, literarios o grficos, que han aportado sus trabajos ala revista, algunos de ellos con tal frecuencia que son pocoslos nmeros en que sus nombres no aparecen en el ndice.

    Desde que existe la aviacin la accin area ha estadopresente en todas las guerras que en el mundo han sido du-rante el pasado y extremadamente violento siglo XX, y algu-nas de ellas han afectado, de una forma o de otra, a nuestrapatria. Precisamente la aviacin militar espaola fue pioneraen la accin blica al participar, ya al comienzo de la segun-da dcada del siglo XX, en la guerra de Marruecos en el nor-te de frica. Luego, en la Guerra Europea del 14, en la quese establecieron los principios de la doctrina area, fueron

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    Escuadrilla Azul. Dibujo de Goi.

  • concretndose, fruto de la experiencia de los primeros com-bates, las misiones especficas de la aviacin en la guerra, altiempo que la industria se esforzaba en disear los avionesadecuados para cumplirlas. Si bien nuestro pas se mantuvoneutral y no intervino en esa guerra, no cabe duda de que lagran transformacin experimentada en ella por la aviacin,afect a sus ideas, organizacin y dotacin de material.Apuntan en esta direccin y son reveladores los artculos deJos Warleta Carrillo sobre el nacimiento de la aviacin decaza y su repercusin en Espaa.

    Ms tarde, nuestra Guerra Civil nos depar dos aviacionesenfrentadas, a las que sumaron sus aportaciones de hom-bres y material los aliados de uno y otro bando. En ella, a lasmodalidades de empleo ensayadas en la Guerra Europea sesumaron nuevas iniciativas que tambin se tradujeron encambios estratgicos,tcticos y orgnicostanto en una como enotra fuerza area, altiempo que surgan yse consagraban nue-vas personalidades,que destacaban porsus xitos en comba-te, en el mando, la or-ganizacin o las reali-zaciones industriales.

    Poco despus, seprodujo la Gran Gue-rra Mundial, en la queEspaa tambin semantuvo neutral, ancuando hubo unida-des espaolas quecombatieron en Rusiaencuadradas en laLuftwaffe, y tambinvoluntarios espaolesque combatieron co-mo miembros de laaviacin rusa. El ex-traordinario desarrolloy evolucin alcanza-do por la aviacin enesta guerra se reflejen las fuerzas areasde todos los pases ynaturalmente tambinafect, decisivamen-te, aunque con ciertademora y tras la firmadel acuerdo de Espa-a con los EstadosUnidos, a nuestro Ejrcito del Aire.

    Toda esta actividad de la aviacin en la guerra ha tenido sueco en los contenidos de la revista Aeroplano. En primer lu-gar han dedicado su atencin a la guerra de Marruecos, yatratada bastante exhaustivamente por Gom en su Historiade la Aviacin espaola, Eduardo lvarez Varela con el art-culo Nuestra aviacin en Marruecos y ms especficamentecon el del desembarco de Alhucemas; Julin Oller con losaviones de Abd-el-Krim; y sobre todo Emilio Herrera Alonsocon varios trabajos: El cerco de Afran, con la decisiva actua-cin de la aviacin; La aviacin en el socorro a Tifarauin;La aviacin en la retirada de Annual; y El da de Aneira,artculos que culminaron con el de Once laureados en Ma-

    rruecos, y Carlos Lzaro vila sobre las primeras accionesnocturnas de la aviacin espaola.

    Como una segunda fase de esta guerra con Marruecos, te-nemos los conflictos de Ifni y el Shara en los aos cincuen-ta, que nos relatan Mariano Fernndez Aceituno con su art-culo La aviacin en el Shara, Emilio Herrera con Ifni1957: 18 das cruciales, y Mariano Gmez Muoz con la ac-tuacin de la Primera Bandera de Paracaidistas del Aire en elShara, unidad cuya historia y organizacin ya haba ex-puesto anteriormente en su artculo Memoria de la PrimeraBandera Paracaidista del Aire.

    Lgicamente, se presta la mxima atencin a nuestra gue-rra civil con multitud de artculos, entre los que destacan losque le dedica el que ha sido el principal historiador de la par-ticipacin de la aviacin en ella, Jess Salas Larrazbal, co-

    menzando por la bata-lla de Guadalajara, si-guiendo con la delJarama, la batalla a-rea de Madrid, la lu-cha area en Aragn,unos comentarios alos artculos de Esta-nislao Abelln sobrelos Chatos en Espa-a, y siguiendo con laactuacin de los DO-17 de la Legin Cn-dor, para publicar co-mo colofn, en el n-mero 21 de la revista,dedicado en ciertomodo al recuerdo delcentenario de la avia-cin, uno titulado sim-plemente La GuerraCivil. Acaba la dedi-cacin de Salas a es-te tema concreto conuno sobre la LeginCndor en 1938. Perono se limita la aten-cin de Salas a la ac-tividad blica en laGuerra Civil, sino quededica adems otrosvarios artculos a laaportacin extranjerade material areo,tanto a la Repblicacomo al bando nacio-nal. Aunque sea untema distinto, no po-

    demos ignorar el que escribe Gonzlez Betes sobre un he-cho que tampoco es propiamente blico, como es el histricovuelo del Dragon Rapide que traslad al general Franco deCanarias al norte de frica.

    Completan la labor de Jess Salas en este tema de laGuerra Civil, adems de Estanislao Abelln, que a sus artcu-los sobre los Chatos agreg otro sobre los JU-52/3m; Ra-fael de Madariaga con dos artculos, uno sobre los Baca-laos, Dornier 17, durante la guerra, y otro de apuntes para lahistoria de los Natachas; Cecilio Yusta Vias nos relata elepisodio de Carlos Vara de Rey en Tablada, al comienzo delalzamiento; Joaqun Calvo Diago escribe sobre la segundaescuadrilla de Chatos; Jos Pla Blanch recuerda el ltimo

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    Perfil del Breguet XIX.

    Perfil del Maurice Farman MF.7.

    Perfil del Aviocar.

  • combate de los Natachas en Catalua; el Diario de Comas,aviador republicano, aporta con sus anotaciones diarias unpunto de vista particular, que matiza Jess Salas; Llus Coro-minas habla de la actuacin de los Hispano Nieuport 52; An-tonio Rafeles Gil, Saviana. Alas Rojas; Canario Azaola co-menta la adquisicin de los Caproni por el mando nacional yEmilio Herrera con Viriatos do Ar sobre la participacin deaviadores portugueses en la guerra que sera completadopor otro de Jos Luis de Mesa sobre voluntarios extranjeros,con una exposicin exhaustiva de los de distintas proceden-cias y diferente encuadramiento en uno u otro bando. EmilioHerrera ya haba publicado, como prlogo a la Guerra Civil,su artculo sobre la actuacin de la aviacin en Asturias du-rante la revolucin de octubre de 1934. Y si este ltimo art-culo era el prlogo, podemos considerar como eplogo el deSalas sobre la actuacin en Rusia de las escuadrillas expedi-cionarias, el de Rafael de Madariaga sobre los aviadores es-paoles en la Unin Sovitica y por ltimo el de Jorge Fer-nndez Coppel siguiendo la pista a la actuacin de los miem-bros de la Legin Cndor en la Segunda Guerra Mundial.

    Pero no termina este tema blico con los artculos resea-dos, pues entre los ms de ochenta personajes que figurancon sus nombres y apellidos, a lo largo de estos veinticinconmeros de Aeroplano, por su relacin de una u otra maneracon nuestra aviacin, figuran una serie de ellos en los que suactuacin ms destacada ha sido precisamente la guerrera,como son: el capitn Boy, un hroe en Marruecos, cado enacto de servicio; ngel Salas, destacado en Espaa y luegoen Rusia; igual que Gonzalo Hevia, Abundio Cesteros, funda-dor del Seminario de Estudios Histricos y luego del ServicioHistrico y Cultural del Ejrcito del Aire, y Ramn Gaviln, to-dos ellos adems pioneros luego de la aviacin a reaccinen nuestro pas. Pilotos de la Repblica: Juan Antonio Ibarre-che, Jos Mara Bravo, Leopoldo Morquillas y Leocadio Men-diola, que desempearon un papel destacado en la guerra

    de Espaa y luego en Rusia, durante la guerra mundial. AdolfGalland, un as alemn de la Legin Cndor y luego en la Se-gunda Guerra Mundial, igual que el ruso Mijail Yakushin, sloque en sentido contrario; sin olvidar a Rodolphe de Henri-court de Grenne, piloto belga que combati en la aviacinnacional, ni a Julita, piloto rusa que lo hizo en las filas repu-blicanas. Tambin se citan en Aeroplano las historias de al-gunos personajes que habiendo brillado antes por sus servi-cios y mritos aeronuticos tuvieron un final trgico comoconsecuencia de la Guerra Civil, como Rafael Martnez Este-ve, Virgilio Leret y Antonio Gudn, o marcharon al exilio, comoEmilio Herrera Linares, uno de los puntales, como piloto y co-mo tcnico, de los primeros tiempos de nuestra aviacin, y elque fue jefe de la Aviacin Republicana, Hidalgo de Cisneros.

    De todas formas, raro es el personaje que ha merecido fi-gurar, bien como semblanza o ya como entrevista, en las p-ginas de Aeroplano, que no interviniera, en una u otra forma,en la Guerra Civil. Uno de los ms destacados por haber si-do testigo de toda la historia de nuestra aviacin, fue el te-niente general Francisco Vives, conocido por todo el mundocomo Paco Vives, hijo del coronel Vives, fundador del Servi-cio de Aviacin en Espaa. Paco Vives estuvo en Marruecos,colabor desde Cuba con Mariano Barbern en la prepara-cin del vuelo del Cuatro Vientos y luego en su desarrolloposterior; fue testigo de los primeros momentos de la suble-vacin del 36 en Tablada, secuencias que relata en una delas tres entrevistas que se le publicaron en distintos nmerosde esta Revista; particip destacadamente en la Guerra Civily luego en el desarrollo del Ejrcito del Aire durante sus pri-meros aos, y fue entusiasta colaborador, desde un primermomento, del Seminario de Estudios Aeronuticos y luegodel Instituto, poniendo a disposicin de estos todo su archivode documentos y el de sus propios recuerdos.

    No podan faltar en esta Revista los nombres de el InfanteDon Alfonso de Orleans, de tan dilatada y brillante vida aero-nutica; Mariano Barbern, uno de los aviadores ms inteli-gentes y preparados de los primeros tiempos, desaparecido

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    Dibujo de Goi de Emilio Herrera.

    Dibujo de Goi de la Torre de Mando de la Base Area de Cuatro Vientos.

  • trgicamente en la catstrofe del Cuatro Vientos; Juan de laCierva Codorni, quiz el ms famoso inventor de la historiade nuestra aeronutica; junto al que no desmerece EduardoBarrn, el ms prolfico proyectista espaol de la primera po-ca; Jos Ansaldo, un verdadero mito aeronutico; TeodosioPombo, un piloto de leyenda; y figuras destacadas de la Avia-cin Comercial como Indalecio Rego, Premio Edward Warner;Carlos Texidor y Lus Dvila como pilotos, o bien Juan Viniegracuya historia como gestor coincide con la de Iberia. Brillarontambin Toms Castao, al proclamarse campen mundial deacrobaca area; Fernando de Juan Valiente, piloto de prue-bas de la Hispano; Sebastin Almagro, campen de vueloacrobtico sin motor y como empresario y Enrique Mapelli,eminencia en el derecho aeronutico. No olvidemos tampocola figura de Ramn Salas Larrazbal, creador del paracaidis-mo militar en Espaa y luego reputado historiador, especializa-do en nuestra Guerra Civil.

    Entre los autores de algunas de las entrevistas o semblan-zas publicadas citaremos a Marino Gmez Santos, Carlos P-rez San Emeterio, Jos Warleta, Fernando Querol, Rafael deMadariaga, Jaime Aguilar, Antonio Gonzlez Betes, RicardoFernndez de la Torre, y Martn Cuesta lvarez, entre otros.

    Al partir la revista Aeroplano prcticamente de cero en supublicacin de las gestas, datos, hechos y acontecimientosde nuestra historia aeronutica, no podan faltar en ellaaquella primera fase de la Aerostacin ni el relato de cmose vivi en las ciudades espaolas el espectculo de vervolar por primera vez un aeroplano.

    Una de las personas que ms atencin ha prestado en Es-paa a la Aerostacin, fue sin duda Ricardo Fernndez deLatorre. Su aportacin a Aeroplano consisti en cuatro artcu-los muy documentados: Los globos en la conquista del aire,I y II; Dos siglos del primer vuelo y Espaa y los dirigi-bles. Participa tambin Emilio Herrera Alonso, cuya curiosi-

    dad le lleva a investigar todos los temas, con dos artculos:De Pau a Pars en globo y Melilla 1909. La aerostacin encampaa. Vicente Garca Dolz contribuye con otros dos:Guadalajara. 1896-1909. Milicia, aerostacin y ciencia y Eltrienio crtico: 1909-1911. (Del globo al aeroplano). Comple-ta el tema Nicols Salas con Sevilla y el Zeppeln.

    No s si ser fcil comprender ahora la impresin que cau-saron aquellos primeros vuelos en nuestras ciudades. Yo,que ya tengo bastante edad, recuerdo perfectamente como,cuando era nio, todo el mundo se detena a escudriar concuriosidad el cielo cuando se oa el ronroneo de un avin. Elprincipal investigador y relator de esos episodios en la Revis-ta ha sido Antonio Gonzlez Betes, con sus artculos sobre laInvestigacin de los primeros vuelos, y los de los primerosvuelos en Asturias, Toledo y Valladolid, que completa conuno sobre los primeros aerdromos en Asturias. Colaborantambin en el tema: Jaime Montoto, con Principios de laaviacin en frica; Fernando Querol, con Historia aeronu-tica granadina; Vicente Garca Dolz, con Aquellos primerosaviadores en Espaa; Ricardo Garca de Celis Borrell, quenos relata el primer vuelo de un avin en Canarias; Lluis Co-rominas se refiere a los comienzos en Baleares; Ricardo Fer-nndez de la Torre glosa el ochenta aniversario de la carreraPars-Madrid, y Emilio Herrera se interesa por la Aviacin Mi-litar en el frica Occidental.

    Luego, ya sobre la poca gloriosa de la aviacin, se tratade la participacin espaola en los grandes vuelos en que elavin atravesaba por primera vez continentes y ocanos,uniendo puntos del globo separados hasta entonces por mi-les de kilmetros y semanas o meses de viaje.

    Precisamente el motivo principal que puso en marcha lapreparacin por el Seminario de Estudios Histricos de todoslos actos celebrados en junio de 1983, en uno de los cualesse present el libro de los grandes vuelos y el primer nmerode la revista Aeroplano, fue, como ya se ha dicho, la celebra-cin del cincuentenario del vuelo de Barbern y Collar, y na-turalmente la revista le ha dedicado la atencin que la gestase merece. En el primer nmero se publica el artculo de An-tonio Gonzlez Betes, Gloria y tragedia del vuelo Sevilla-Cu-ba-Mjico, al que completar ms tarde, en el nmero 22,con Dos entrevistas para la historia, en el que analiza elvuelo del Cuatro Vientos entrevistando a dos personajes cla-

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    Fiats y Chatos. (Dibujo Clemente).

    Los Chatos en Espaa. (Dibujo Clemente).

  • ve, el general Vives que lo vivi desde Cuba y el ingenieroAguilera que particip en CASA en la construccin del avin.Y es complemento importante la conferencia magistral quepronunci el Consejero Togado del Aire, Jos Mara GarcaEscudero sobre El mundo en 1933 en el ciclo que se cele-br en los locales del Conde Duque,en la que analiza el ambiente de aquelmomento histrico con todo rigor. Estaconferencia fue publicada en el nme-ro 2 de la Revista.

    De otros vuelos tenemos Los re-cuerdos de un hijo. A propsito delvuelo de la Patrulla Atlntida, escritopor Natalio Grande, hijo de uno de losprotagonistas. El raid areo a BuenosAires, por Rafael Fernndez de Cas-tro y Pradera. El da en que Elcanovolvi a Filipinas, de Miguel Portilla.Por ltimo, Evocaciones histricas dedos gestas: Plus Ultra y Elcano, escri-to por Ricardo Fernndez de la Torretras su visita a los escenarios finalesde ambos vuelos. Se complementa es-ta poca con los artculos que dedicanJos Clemente y Jaime Aguilar a lasmarcas aeronuticas nacionales.

    Tambin figuran en esta coleccin deAeroplano las historias de los aerdro-mos y bases sin los cuales no habrasido posible la actividad area y vistolas publicadas en la Revista sera dif-cil pensar que hayan quedado muchasen el tintero. Tal vez se podran echarde menos la Base Area de Torrejn y

    trabajos de cierta extensin sobre los aeropuertos civiles, co-mo Barajas, el Prat y el de Palma de Mallorca que con otrosvarios vienen acumulando, en las ltimas dcadas los mayo-res porcentajes del trfico comercial.

    Cindonos a los que s aparecen, tenemos, ya en el primernmero de Aeroplano, la historia del ae-rdromo de Los Alczares, por JessAmurrio, y luego, sucesivamente, elRompedizo en Mlaga, por AntonioFuentes Vlez; Matacn, por FranciscoNovales; los primeros aerdromos deMadrid, por Gonzlez Betes; CuatroVientos, de Jos Ramn Snchez Car-mona; Getafe, sus primeros veinticincoaos, tambin de Antonio Fuentes; otrode Betes, Cabo Juby; el aerdromo decampaa de Navia, por Rafael de Mada-riaga; la base de hidros de Pollensa, s-te por Emilio Herrera; la Base Area deJerez, por Jos Clemente; la Base A-rea de Tablada, tambin de Clemente.Un artculo de carcter general, de Ale-jandro Soriano Ocaa, titulado Aerdro-mos, aeropuertos y bases areas. 1911-1995, que subsana en cierto modo lafalta que yo acusaba al iniciar este tema.Siguiendo con los aerdromos militares,citaremos los de Manises, que trata Jo-s Miguel Salas Lluch; Morn, por Ra-fael de Madariaga, que tambin escribeel de Len; por ltimo, el de Alcantarilla,de ngel Garca. Acaba esta serie conun estudio tcnico de Martn Cuesta,Aerdromos militares/civiles, bases a-

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    Dibujo de Goi sobre ovnis.

    Perfiles del Polikarpov I-16. Los cuatro perfiles co-rresponden a las versiones siguientes: F) Tipo 5 con

    la cubierta de cabina en posicin abierta, corrida ha-cia adelante, y la portezuela tambin abierta; G) Tipo6 en vuelo, con el tren retrado; H) Tipo 10 con motorM-25 A, del costado de estribor; I) Tipo 10 standard o

    SAF-15, con las ruedas principales recogidas; J)Rata de los construidos en Espaa, con los ltimos

    cambios aplicados en Tablada: nuevo parabrisas,apoyacabezas ms alto y compensador de timn.

  • reas y aeropuertos. Infraestructura y radio ayuda, y un recuer-do nostlgico de la Casa del Mar y alrededores, cuna de laAviacin Naval y de la aeronutica catalana por Javier Sn-chez Llad.

    Por lo que se refiere a historias de unidades la relacin noes tan exhaustiva, quiz porque muchas de ellas habrn sidocitadas en los relatos blicos o en la historia concreta de losaerdromos. En este campo destacan los trabajos realizadospor Rafael de Madariaga sobre las Escuelas de Caza, com-prendiendo Gallur, Villanubla, Reus y Morn, completadoscon otro artculo sobre las Escuelas de Caza republicanas.Gerardo Garca Gutirrez recuerda precisamente los anti-guos cursos de caza con el Fiat 32 y los primeros tiempos dela Escuela de Reactores. Ruiz Nicolau y Madariaga escribenun artculo apasionadosobre la historia de losF-104 en Espaa. Y esmuy completa la aten-cin que se dedica a lahistoria de los Sabres,con cinco artculos sobrelas unidades: El Ala deCaza n 1 de JavierBautista Jimnez; El Alade Caza n 2 de JosPrez Cruz; Los sabresde Morn, de Madaria-ga; El Sabre en Mallor-ca. 41 Escuadrn. Ala 4por Guil Pijuan y El F-86 Sabre en la Escuelade Reactores por JorgeMora. Artculos sobre losSabres complementadospor los dos de LeocricioAlmodvar sobre la Pa-trulla ASCUA y el de Ra-fael de Madariaga Unda en la vida de cien pi-lotos de Sabre, en elque detalla todos lospormenores de la prepa-racin y realizacin deun desfile de la Victoria.

    De las primeras unida-des de la guerra de fri-ca, tenemos el artculode Vicente Garca Dolz,titulado La Escuadrillade Zelun, que se podahaber incluido tambinen los prrafos dedica-dos a esa guerra en Aeroplano. Luego, ya situndonos enotra poca, Jos Carlos Garca Verdugo publica su artculosobre la Escuadrilla 89/41 de Guinea Ecuatorial. Y pasandoahora a centros de enseanza, Jos Parejo Linares escribesobre la Escuela de Especialistas de Mlaga, los gurripa-tos; Rafael de Madariaga, incansable, aporta un trabajo muycompleto sobre la Academia de Aviacin de Len, donde setransformaron las promociones de oficiales procedentes dela guerra, y Rafael Mellado Prez lo completa con Cincuentaaos de la Academia General del Aire. Y ya que de personalse trata, incluiremos para terminar, La creacin del Cuerpode Sanidad del Aire, de Manuel Martnez Cerro.

    Captulo importante en la historia de nuestra aviacin ha si-do lgicamente el del material que la ha dotado, cuya des-

    cripcin y vicisitudes ocupa buena parte de las pginas deAeroplano. Pese a que desde el principio la dotacin de avio-nes en nuestras unidades viene siendo preferentemente deprocedencia extranjera, nuestra industria siempre realiz ungran esfuerzo, no siempre con xito, por capacitarse lo sufi-ciente como para satisfacer nuestras necesidades, esfuerzoen que las variaciones de la situacin mundial, como las li-quidaciones de material tras dos guerras mundiales, han su-puesto con frecuencia grandes obstculos que vencer. Art-culos como el que nos habla del setenta y cinco aniversariode Construcciones Aeronuticas, de Jos Luis Tejo Gonzlezy Jos Antonio Martnez Cabeza, y el de Antonio GonzlezBetes, sobre el sesenta aniversario de la creacin de la inge-niera area espaola, nos dan una cierta panormica sobre

    la evolucin industrial ytcnica, y las vicisitudessufridas a lo largo deltiempo, panormica queresultar especificadacon los trabajos publica-dos sobre los proyectosde aviones espaoles,primero los de Barrn yLa Cierva, y luego los yams modernos de Cons-trucciones Aeronuticas,la Hispano Aviacin eIberavia, luego AISA,fundamentalmente. Deestos, tenemos trabajosnumerosos y completosde Jos Luis Lpez Ruizy Jos Luis Tejo, miem-bros del equipo de pro-yectos de CASA, sobrelos aviones: Alcotn,Halcn, Azor, C-212Aviocar, CN-235 y C-101Aviojet. Es un comple-mento el artculo de Mar-tnez Cabeza sobre elcincuentenario del primervuelo del AZOR. Juandel Campo Aguilera, de-talla los proyectos de losaviones I-11, I-115 y I-11B, iniciados por Ibera-via SA, que en 1952 pa-s a depender de Aero-nutica Industrial, AISA.La historia del Saeta,de Hispano Aviacin, la

    relata Juan Antonio Guerrero Mesa en el artculo La denticindel Saeta. Otro artculo de Jos Luis Tejo, titulado Prototiposespaoles: el autogiro, recorre todo el proceso creativo de LaCierva; el de Alfonso del Ro, El autogiro La Cierva C-30A,matrcula LV trata de los intentos para introducirlo en Argenti-na; y luego el de los posteriores proyectos de aeronaves dealas rotatorias de AISA, no culminados con el xito, que relataJos Antonio Delgado Vallina. Podemos considerar que com-pleta esta serie, el del primer helicptero construido en Espa-a, la Liblula Viblandi, que desarrolla Adolfo Roldn.

    Jos Warleta es el autor de los artculos que nos hablan delos principales modelos que dotaron la aviacin espaola delos comienzos: Los Farman de los primeros aos, El cuar-teto de Havilland, El Dornier Wal y Los monoplanos Nieu-

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    Francisco Valiente, la ltima victoria de la Escuadrilla Azul. (Dibujo Cueva).

  • port de la Belle Epoque en Espaa y en el mundo. Artculostodos ellos en los que se especifican y detallan sus caracte-rsticas y evolucin en los diversos modelos, al tiempo quese expone su historial, de forma que su relato es al mismotiempo el de las vicisitudes de las unidades de que formaronparte en la guerra de frica, por lo que igualmente podra ha-berlo recordado en los prrafos que dedico a esa guerra.

    Aparte de ello, nuestra industria, antes y despus de laGuerra Civil, fabric modelos de aviones de patente extranje-ra, unos de los de ms rendimiento fueron los Breguet, quetambin trata Warleta con su artculo La serie Breguet enEspaa, aviones que protagonizaron muchos de los grandesvuelos espaoles.

    De los fabricados despus de la guerra, que fueron bastan-tes, se ha centrado laatencin de Aeropla-no en el Messerch-mitt 109, con dos art-culos, uno de JosAntonio Garca P-rez, El Messer espa-ol, el CK, y otro deSan Emeterio, Hom-bres y buchonesdel Ala 7, en el quela base del relato sonlas vicisitudes sufri-das por el avin y sushombres en aquelEscuadrn n 71, quemandaba el coman-dante Isidro Comas,el famoso Bobito, asde la aviacin en elGrupo de Morato,que vivi todas las

    aventuras de este avin en torno a Ifni y el Shara, y deGando al Copero, aventuras que duraron desde 1957 a 1962y que luego tuvieron un eplogo extraordinario con la partici-pacin de los buchones disfrazados de alemanes, en la pe-lcula La Batalla de Inglaterra.

    La Guerra Civil convirti nuestros cielos en un muestrariode aviones, el diverso material recibido de distintas proce-dencias por republicanos y nacionales, hizo de nuestro Ejr-cito del Aire, cuando acumul todos sus restos al terminar lacontienda, una especie de museo aeronutico. Algunos deestos modelos se han citado ya con los artculos en los quese trataba la guerra, como los de los bacalaos (Dornier 17),los chatos, los natachas o los Junker 52. Posiblemente elavin tratado en la Revista ms a fondo y con detalle de esta

    poca sea el Policar-pov I-16, Rata oMosca, en el artcu-lo de Rodolfo RivesRivarola, un avin le-gendario que fue elprincipal rival de lacaza nacional.

    Otros han sido es-tudiados y seguidosavin por avin minu-ciosamente por JosLuis Gonzlez Serra-no en sus numerososartculos: Apuntespara la historia de losbacalaos en lapostguerra; ElGrumman Delfn delEjrcito del Aire, El13 Regimiento y losJU-88, Detalles so-

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    La lucha area en Aragn a mediados de octubre de 1937. Ataque de los Chatos a un aerdromo nacional. (Dibujo Dneo).

    La Escuela de Reactores en sus primeros tiempos. (Dibujo Dneo).

  • bre los settantanove espaoles, Datos e interrogantessobre los Heinkel 112 en Espaa y Un tejano con indudablepersonalidad: el North American T-6. Emilio Herrera aportala trayectoria del hidro Heinkel 60 en el Mediterrno y en elEstrecho, y Abelln Los Heinkel HE-112 OB espaoles.

    Al comienzo del alzamiento militar, existan avionetas propie-dad de particulares o en los aeroclubs, que fueron utilizadaspor el bando, republicano o nacional, que dominaba la locali-dad en que se encontraban. Jos Luis Gonzlez Serrano hainvestigado las aventuras vividas por algunas de esas avione-tas y lo expone en su artculo Avionetas monomotor (indicati-vo 30) del Ejrcito del Aire y en otro posterior sobre las dems de un motor. Es el mismo tema que trata Jaime Velarde,referido a las tres Miles Falcon existentes en nuestro pas enjulio del 36, de las que una de ellas, despus de mltiples pe-ripecias, vuela an en la Fundacin Infante de Orleans. Unahistoria similar es la de las Miles M-2 Hawh, que nos relatanRafael Permuy Lpez y Jos Miguel Sales Lluch.

    Otras, son historias anecdticas, como las que noscuenta Jaime Velarde del avin Hotel Alfa, un DC-3 mili-tar americano que aprision el hielo y la nieve en el rtico;rescatado al cabo de un ao por unos daneses, que lo ad-quirieron a bajo precio, termina finalmente en Iberia, don-de vuela con la matrcula EC-AHA y en el que, casualmen-te, yo mismo tuve ocasin de ocupar el puesto de copilo-to, cuando efectuaba mis prcticas en la Compaa.

    Antes de terminar con el tema del material, debemos citarartculos de tipo tcnico, como Avances tecnolgicos de

    Gonzlez Betes, La era de los reactores en Espaa de Ma-dariaga, El motor de reaccin de Virgilio Leret de MartnCuesta y Los inicios de la inspeccin en vuelo de radioayu-das en Espaa, tambin de Gonzlez Betes.

    No ha faltado en Aeroplano la debida atencin al paracai-dismo, en el que aparte de los artculos ya citados dedica-dos por Gmez Muoz a la Primera Bandera Paracaidistadel Ejrcito del Aire, en su gestacin y organizacin y en suactuacin en el Shara, tenemos Los principios del para-cadas por Rafael Gonzlez Granda; y El paracaidismomilitar, por Manuel Corral.

    Tambin ha estado presente el aeromodelismo, en dos art-culos de Jos Gogorcena Azategui, en uno de los cualespuede verse fotografiado un futuro teniente general, con pan-taln corto, presentando su maqueta.

    Desde que existe el hombre en la Tierra tuvo que regularsus relaciones con los dems mediante normas de obligadocumplimiento. Al iniciarse la actividad area surgi un nuevombito que exiga una reglamentacin, cada vez ms com-plicada, a medida que la tcnica haca crecer las posibilida-des de las aeronaves. Naci as el Derecho Aeronutico, cu-ya historia desarrolla en un artculo Martn Bravo Navarro,que luego dedica otro al derecho en los albores de la Avia-cin Militar espaola. El tema se completa con la aportacinde Enrique Mapelli en la entrevista que le hace San Emete-rio y con los artculos de Cecilio Yusta Vias El CongresoIberoamericano de Navegacin Area de 1926 y Chicago1944. La Conferencia Internacional de Aviacin Civil.

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    Desde sus comienzos la aviacin fue primera noticia para la prensa. (Dibujo Dneo).

  • Luego, no es mucho lo que se ha publicado en Aeroplanosobre Aviacin Comercial, aunque en la entrevista que le haceSan Emeterio a Mapelli puede recorrerse toda la evolucin deIberia desde el final de la Guerra Civil hasta nuestros das. Unartculo de Madariaga titulado Una corta e intensa experienciaen la historia de la Aviacin Comercial, en el que nos cuentala reanudacin de los vuelos comerciales en Espaa tras laGuerra Civil y se centra sobre todo en la historia de la compa-a CANA, concebida para efectuar trfico irregular en el inte-rior de la pennsula y al norte de frica. La CANA slo durtres aos, de finales de 1946 a 1950, pero fue un intento valio-so que luego tuvo continuacin con otras empresas.

    Hay otro artculo deCarlos Prez San Emete-rio, titulado Sobre el Es-trecho en un De Havillandcon una saca de correo,a propsito de la inaugu-racin del correo areoentre Sevilla y Larache,del que se encargaba lacompaa espaola detrfico areo CETA, man-tenida principalmentecon una subvencin de 6pts. por ki lmetro queaportaba el gobierno. Yes tambin San Emete-r io quien escr ibe LaIberia de Machn. Dilo-go con la primera azafa-ta, en el que nos hablasobre las experiencias

    de sta mientras atravesaban el Atlntico en treinta y sietehoras en un DC-4 lleno de pasajeros muertos de miedo. Yhablando de miedo, no poda faltar el tema de los ovnis,que trata R. Gonzlez Granda con el ttulo: Los ovnis denuestros antepasados.

    Tambin tenemos la presencia de esa ciencia incierta tanimportante para la Aviacin, que es la Meteorologa, sobretodo en aquellos tiempos en que todava no haban llegadolos satlites Meteosat a completar la informacin que cap-taban los observadores meteorolgicos asomados a susventanas. Y nos viene de la mano de Manuel Palomaresque escribe Historia resumida de la Meteorologa espao-

    la, Ciclones tropicalesy la Historia de la Mete-orologa antigua y me-dieval. Y no olvidemosalgo tan importante paralos aviadores militarescomo es la Compensa-cin econmica del vue-lo que explicaba el in-terventor del Aire Anto-nio Raquejo. FranciscoFernndez Monzn Alto-laguirre, desde su pues-to de director del ArchivoHistrico del Aire, noshabla de la Valoracinhistrica de la fotografade archivo y de la difi-cultad que supone la se-leccin de las que con-viene conservar.

    15En aquellos tiempos todo aviador estaba pendiente de las noticias sobre premios, rcords y marcas. (Dibujo Dneo).

    La prensa con sus premios fomentaba la aviacin. (Dibujo Dneo).

  • Canario Azaola, queha logrado acumularuno de los archivosms completos de fo-tografas de temas ae-ronuticos, presumoque no tiene ese pro-blema, me da la impre-sin de que l lasguarda todas, las cui-da, las reproduce, lasmima, las clasifica yles pone su sello.

    Canario, siempre haestado disponible paracolaborar con nos-otros, tanto para ilus-trar artculos de las re-vistas Aeronutica yAstronutica y Aeropla-no, como para idearcolaboraciones origi-nales, que en esta re-vista aparecen en cada uno de sus nmeros y contribuyen adarles amenidad. As tenemos los de herldica area enlos que detalla los emblemas que se dibujan en los aviones,emblemas en los que luce muchas veces el sentido del hu-mor de los aviadores. Otra seccin suya en Aeroplano es lade Avioncitos de mentira, en la que aviadores en efectivo oen potencia fueron fotografiados asomando la cabeza en los

    puestos de pilotaje deaviones pintados endecorados de fotgra-fos ambulantes.

    Ms seria es la titula-da En homenaje y re-cuerdo, en la que serefiere a la costumbreiniciada en la guerrade Marruecos y conti-nuada luego en laGuerra Civil, de grabaren los aviones comohomenaje los nombresde aquellos que per-dieron la vida en com-bate o incluso en acci-dente, si su personali-dad y fama lo hacamerecedor a su re-cuerdo. Precisamenteyo vol en mi curso depilotos un avin Ro-

    meo 37 que llevaba grabado el nombre de Comandante Ne-grn. Aqu Canario publica biografas sintticas de algunoscuyos nombres figuraron en aviones, con sus fotografas ylas de los aviones correspondientes.

    Y entre otras iniciativas de Canario tienen verdadero valor,al menos para los que hemos servido durante cerca de cin-cuenta aos en el Ejrcito del Aire, las fotografas de los gru-

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    Marcas nacionales aeronuticas de distancia. (Dibujo Cueva).

    Los Chatos en Espaa. (Dibujo Clemente).

  • pos de alumnos de cursos o de componentes de promocio-nes, que permiten reconocer y recordar a los que han sidonuestros compaeros durante tantos aos.

    Tras manejar estos 24 nmeros de la Revista Aeroplanocon objeto de documentar este artculo, puedo asegurar queha sido un placer repasarme nuevamente toda esta docu-mentacin literaria y grfica que verdaderamente se puedeasegurar que recoge, si no en su totalidad, s buena parte dela historia de nuestra aviacin, tanto de sus tiempos prehist-ricos, como de los ya digamos que histricos y buena partede los recientes. Sin olvidar facetas como las que exponeJaime Aguilar sobre el cincuentenario del Atltico de Madrid,que fue Atltico Aviacin en una parte de su historia; la de laprensa y la aviacin, del mismo autor, que recuerda los est-mulos de la prensa en aquellos primeros pinitos de los avia-dores; pintorescos como el del Ejrcito del Aire y la msica,de Fernndez de la Torre; El cementerio de los aviadores,de Florentino Carrero, que tambin es autor de El monumen-to del Ejrcito del Aire en la plaza de la Moncloa.

    Ya como remate de todo lo dicho hasta ahora, tenemos va-rios trabajos orientados a dar una visin panormica. En pri-mer lugar, el de Jos Luis Martorell Guisasola, que durantevarios aos fue director del Instituto de Historia y Cultura Ae-ronuticas, titulado Nomenclatura y bestiariode aviones y aviadores, en el que da un ori-ginal repaso a nuestra historia aeronutica atravs de smbolos y lemas. El artculoNuestra aviacin en sus primeros tiempos,en el que Ramn Salas Larrazbal hace unaexposicin muy documentada y pormenoriza-da de nuestra aviacin desde los comienzosde la aerostacin hasta el inicio de la GuerraCivil. Y finalmente, el de Jos Warleta, publi-cado en el nmero del ao 2003, centenariode la Aviacin, titulado Cronologa de un siglode Aviacin, en el que detalla ao a ao y fe-cha a fecha, los acontecimientos ms impor-tantes de la historia mundial de la Aviacin,sin olvidar los antecedentes, ya en 875 de unintento de vuelo en Crdoba y luego los msinteresantes de los siglos XVIII y XIX. Real-mente un recordatorio de obligada consulta.

    Para terminar quiero resaltar el fervor conque en todo momento se ha querido cuidar lapresentacin de la Revista dndole un toqueartstico, con una maquetacin muy cuidada,que ha realizado en la mayora de sus nme-

    ros el equipo de redaccin de la Revista Aero-nutica y Astronutica. Se ha recurrido a ilus-trar sus nmeros, aparte de con las mejores fo-tografas, con dibujos de ilustradores de prime-ra fila como fue Lorenzo Goi, uno de losmejores dibujantes espaoles del pasado siglo,encargado de las portadas y de ilustrar algu-nos artculos con dibujos extraordinarios en to-dos los primeros nmeros, hasta su falleci-miento; Jos Clemente, encargado de las por-tadas desde la prdida de Goi, que harealizado con su maestra acostumbrada, deforma que no se ha notado ningn cambio y altiempo habitual ilustrador de artculos desde elprimer nmero hasta el ltimo, sin fallar en nin-guno; en alguna ocasin Mingote; en variosnmeros el magnfico dibujante de temas aero-nuticos Fernando Cuevas; ilustrando su art-culo el mismo Martorell Guisasola, fino dibujan-te; y en varios de los nmeros que se publica-ron estando yo an en activo, aprovech miinfluencia para meter algn que otro dibujo.

    Pero no acaba aqu la nmina de dibujantes,hay que citar adems a los autores del cmic con

    que terminaron los quince primeros nmeros de la Revista, siem-pre sobre historias y ancdotas de la historia de la aviacin. Losrealizaron Juan Warleta, Juan A. Abelln, John Watiluego, FloresAlonso y Cicundez en colaboracin, y finalmente Antonio Perera.

    Otra iniciativa interesante que slo se pudo mantener en losseis primeros nmeros fue la inclusin entre las pginas de laRevista de la reproduccin en facsmil de algn documento im-portante. As se incluyeron, entre otros, una carta en papelavin de Barbern a Vives, escrita de su puo y letra, cuandopreparaba el vuelo del Plus Ultra; dos de Emilio Herrera al coro-nel Vives relatndole en una el uso de los globos en la guerrade frica y en otra el vuelo de Tetun a Sevilla en un Nieuportcon motor Gnome de 80 CV, en febrero de 1914, primera vezque se atravesaba el Estrecho en Vuelo.

    En resumen y como colofn de todo lo dicho hasta aqu,puedo asegurar que la coleccin de estos veinticinco nme-ros de Aeroplano constituye una verdadera joya, que todoprofesional de Aviacin disfrutar poseer.

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    Dibujo de Jose Luis MartorellGuisasola.

    Herldica area.

    Aviones con nombre ilustre.

  • En el mes de julio de 2007 se conmemora el centenario dela construccin del primer dirigible espaol ideado por elingeniero de caminos cntabro Leonardo Torres Queve-do, lo que supuso un verdadero avance para la aeronutica es-paola y mundial. Es conocido que este genial invento aero-nutico no pudo culminarse en Espaa y Torres Quevedo tuvoque marcharse a Francia para completarlo en el seno de la ca-sa Astra. Exponemos a continuacin documentos que nos per-miten aclarar las causas de su forzado viaje al pas vecino.

    UNA GENIAL INNOVACIN TCNICA

    El dirigible de Leonardo Torres Quevedo nofue la primera aportacin espaola al cam-po de los dirigibles. Desde mediados del sigloXIX tenemos constancia de diversos proyectosciviles como los de E. Fradera, T. Morillas queno llegaron a cristalizar en un modelo objetode experimentacin. En 1902 surge el innova-dor proyecto de dirigible semirrgido de Leo-nardo Torres Quevedo; en este ao, el inge-niero cntabro presenta unas Memorias a lasAcademias de Ciencias de Madrid y de Pars

    en las que aporta soluciones a los problemas de estabilidad,avance y conservacin del volumen de la envuelta (entreotros) experimentados por los dirigibles flexibles y rgidos1. Elprimer sistema, ensayado por pioneros como Santos Dumonty continuado por franceses e italianos, mantena la forma de laenvuelta por la presin interior del gas y facilitaba el transportey manejo por la ausencia de una estructura rgida interna de laque penda la barquilla; sin embargo, el peso de sta as comoel sistema de suspensin haca que el globo se doblara por elcentro, frenando el avance. El sistema rgido, representadopor las aeronaves alemanas del conde alemn Ferdinand von

    Zeppelin y el consorcio SchtteLanz, garanti-zaba la rigidez de la envuelta gracias a un cos-toso armazn rgido interno, pero ste soporta-ba mal las oscilaciones laterales y difcil posibi-lidad de plegado, lo que ex iga enormeshangares para su almacenamiento y repara-cin. Frente a ellos, la novedad del sistema se-mirrgido de Torres Quevedo resida en que el

    Notas para el centenario delTORRES QUEVEDO n 1, primer dirigible

    espaol (1907-2007)CARLOS LZARO VILA

    Miembro del IHCA

    Leonardo Torres Quevedo (Foto Asociacin Amigos de

    la Cultura Cientfica).

    El TQ n 1 realizando pruebas demotores (Centro de Teconologas

    Fsicas Leonardo Torres Quevedo).

    1Para una visin completa de la obra tcnica de Leonar-do Torres Quevedo ver: F. Gonzlez de Posada (Ed.)Conmemoracin del Sesquicentenario de su nacimiento(1852). Leonardo Torres Quevedo Sociedad Estatal deConmemoraciones Culturales. Madrid, 2003.

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  • 19

  • armazn se encontrabaen el interior de la en-vuelta proporcionando ala barquilla o habitculola posibilidad de pegar-se a la parte inferior delglobo, eliminando lamayor parte de la cate-naria que haca oscilarla cabina y cuyos ca-bles y riostras frenabael avance del dirigible.Ese armazn o viga fu-nicular estaba compues-ta por un conjunto debarras en forma detringulos issceles rgi-dos y flexibles alternados que adquieren rigidez con la presininterior del gas y que permanecen unidos por un sistema de ti-rantes, aportando la innovacin de la autorigidez de la envuelta,el bajo coste de produccin, su facilidad de plegado y acceso alas reparaciones. En la parte inferior del globo se localizaba unaquilla de donde salan los cables que sujetan la barquilla. LaAcademia de Ciencias francesa elabor un prolijo y laudatorioinforme sobre la Memoria presentada por Torres Quevedo, te-niendo gran repercusin en los principales medios aeronuticoseuropeos como el francs LAerophile y el britnico Aeronau-tics, provocando las ofertas de constructores franceses que seofrecan a ensayar y fabricar el invento del ingeniero espaol.

    A travs del Ministerio de la Guerra, el gobierno espaoltransmite el dictamen de la Academia francesa a los aeroste-ros militares del Polgono de Aerostacin de Guadalajara quie-nes, como ha demostrado Francisco Gonzlez Redondo, sedesentienden de un posible ensayo del dirigible de TorresQuevedo aduciendo problemas financieros para desarrollar elproyecto2. Un ao despus, el Ministerio de Fomento le conce-

    de a Torres Quevedolos fondos necesariospara la creacin delCentro de Ensayos deAeronutica en Madrid;se le asignan como au-xiliares tcnicos a loscapitanes de ingenierosAntonio PelezCam-pomanes y Alfredo Kin-deln Duany, quienesllevan a cabo la cons-truccin y ensayos depequeos modelos dela envuelta del proyectoque culmina con laconstruccin de un glo-

    bo de 640 m3 elevado en el Parque del AeroClub de Madriddel que Torres Quevedo solicita la patente correspondiente.Para la construccin del resto de los elementos del dirigible pi-de el traslado del Centro de Ensayos de Aeronutica al Parquede Aerostacin de Guadalajara ya que ste cuenta con los me-dios necesarios para continuar con el desarrollo de su invento,que tiene que albergarse bajo una gran lona que, a modo dehangar, se estableci en la explanada del Polgono cercana alro Henares. En julio de 1907 finaliz la total construccin de laaeronave Torres Quevedo n 1, pero en los ensayos se de-tecta un prdida de gas que obliga a reformar la envuelta queya tiene un volumen de 960 m3 y una configuracin prctica-mente definitiva. En ese mes comienzan las pruebas de losdos motores Antoinette de 24 CV cada uno y con pasajeros enla barquilla (el propio inventor, el capitn Kindeln y el coronelVives). A finales del verano de 1908 salen a la luz las conse-cuencias de una disputa que dar lugar a la sorprendente sali-da del ingeniero cntabro de Guadalajara y posteriormente re-calar en Francia en un hangar que ha puesto a su disposicinla empresa aeronutica francesa Astra.

    Francisco Gonzlez Redondo y Francisco Gonzlez de Po-sada han indicado que el motivo directo de esta salida provie-ne de la agria disputa surgida entre el ingeniero inventor, To-

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    El TQ n 1 con la envuelta modificada (960 m3) maniobra junto al ro (Foto Coleccin Carlos Lzaro).

    Talleres del Centro de Ensayo de Aeronutica en Madrid.

    2F. Gonzlez Redondo y F. Gonzlez de Posada, Torres Quevedo, Vives y Kin-deln: encuentros y desencuentros de los pioneros de la Aeronutica espaola,1905-1908. Actas del II Simposio Ciencia y Tcnica en Espaa de 1898 a 1945:Cabrera, Cajal y Torres Quevedo Madrid, Amigos de la Cultura Cientfica, 2002.

  • rres Quevedo, y el ingeniero constructor, Kindeln. Ambos in-vestigadores apuntan al desacuerdo por parte de Kindeln deque, tal y como sealaba una Real Orden emitida por la Gace-ta del Ministerio de Fomento el 28 de julio de ese ao, el dirigi-ble recibiera el nombre de Torres Quevedo. El ingeniero mili-tar se quejaba de que, como reflejo de su trabajo, no se inclu-yera su apellido en la nominacin de la aeronave (de hecho,un peridico de la poca haba publicado noticias de los ensa-yos que se realizaban en el Polgono de Aerostacin de Gua-dalajara y se haba referido a la aeronave como el dirigibleKindelnTorres Quevedo). El desacuerdo se tradujo en lainmediata interrupcin de la colaboracin de Kindeln con elinventor cntabro y, como indican ambos investigadores, antela actitud escasamente conciliadora del coronel Vives, trajoconsigo la salida definitiva de Torres Quevedo del Polgono deIngenieros de Guadalajara3.

    Ahora tenemos ms datos sobre esta polmica. A travs deuna serie de documentos que se conservan en el Archivo dePalacio Real4 sabemos que el 16 de agosto de 1908, el capi-tn Alfredo Kindeln dirigi al general Ramn Echage, jefede la Casa Militar de Alfonso XIII, una carta en la que le expli-caba su punto de vista sobre la situacin que se estaba vi-viendo en Guadalajaray le indicaba que, siacaso el asunto sala arelucir en Palacio, leexpona al generalEchage que la citadaReal Orden del da 28haba sido redactadapor unos ingenieros yamigos de Torres Que-vedo; por ltimo, el ofi-cial de ingenieros, en

    referencia a la nominacin del dirigible no protesta del nom-bre, aunque tampoco est conforme pero quiere que se reco-nozcan sus trabajos, y si ello no es as, abandonar el Centrode Ensayos de Aeronutica desplazado a Guadalajara. Porotra carta fechada en septiembre de 1908, en la que Kindelntrasluce el hecho de que Alfonso XIII no slo conoca los he-chos ocurridos en Guadalajara sino que el monarca aprobabasu proceder, le rogaba al general Marina que comunique alRey que, como no se reconoca el hecho de que su papel nohaba sido el de mero ayudante, sino colaborador en el pro-yecto y constructor nico del globo, rompa su relacin conTorres Quevedo y abandonaba el Centro de Ensayos porqueno est dispuesto a sacrificar su dignidad militar y personal5.

    En ese fondo documental tambin hemos encontrado unacarta que Torres Quevedo escribe el 11 de septiembre de1908 en la que explica que solicit al Jefe del Negociado delCentro de Ensayos de Aeronutica que redactara la Real Or-den en la que le daba al globo el nombre de su inventor y, almismo tiempo, notificara al Ministerio de la Guerra la importan-cia de la labor prestada por Kindeln en la construccin delglobo. La misiva indica que el coronel Julio Rodrguez Moureloredact una minuta sobre el texto y tanto Torres Quevedo co-

    mo Kindeln dieron suconsentimiento al mis-mo, llevndolo al Minis-terio de Fomento pero,segn la carta de To-rres Quevedo, cuandose public la Real Or-den, Kindeln expressu disconformidad. Enesta carta el ingenierosantanderino tambinmostraba su pena por

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    El Torres Quevedo n 1 en el Polgono rodeado de soldados de Ingenieros. Al fondo la tiendahangar (Centro de Teconologas Fsicas Leonardo Torres Quevedo).

    Maqueta del dirigible en el Centro de Ensayo de Aeronutica en Madrid.

    3bidem.4Archivo de Palacio Real. Fon-do Alfonso XIII. Aeronutica.Globo dirigible de LeonardoTorres Quevedo. Carta de Al-fredo Kindeln al General Ma-rina. 16.08.1908. C 15.672/22.

    5Archivo de Palacio Real.Fondo Alfonso XIII. Aeronu-tica. Globo dirigible de Leo-nardo Torres Quevedo. Car-ta de Alfredo Kindeln al Ge-neral Marina. 14.09.1908. C15.672/22.

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    El Espaa en el interiordel hangar de Guadalajara

    (Foto Coleccin CarlosLzaro)

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    el inamovible deseo de Kindeln de no mantener una entrevis-ta para resolver la situacin ya que Torres Quevedo queraque le aclararan cul era el motivo de la queja, sobre todo,porque hay mucha gente que cree que [Kindeln] ha colabo-rado en la invencin y eso no lo ha pretendido l nunca ni lopretender ciertamente ahora6.

    La ruptura de relaciones con los militares provoc que el Mi-nisterio de Fomento propusiera a Torres Quevedo la reubica-cin del Centro de Ensayos de Aeronutica en otros terrenosde Madrid, dotndole de nuevos presupuestos y asignndoleen marzo al capitn de ingenieros Jos Mara Samaniego co-mo nuevo auxiliar tcnico pero, al haberse producido en enerode 1909 una explosin en la fbrica de hidrgeno de Zaragozaque proporcionaba todo el gas para las pruebas de Guadalaja-ra, los nuevos ensayos se tendran que aplazar hasta el vera-no, decidindose el traslado de todo el material del Centro aun hangar alquilado a la casa Astra situado en Sartrouville.

    En esta localidad francesa cercana a Pars, el dirigible deTorres Quevedo (que habiendo sido modificado recibi la de-signacin n 2) realiz unos ensayos exitosos por lo queEdouard Surcouf, director general de Astra, solicit al inventorespaol la cesin de la patente para su explotacin exclusiva.El Ministerio de Fomento concedi la autorizacin en diciem-

    bre de 1909 con la nica excepcin interpuesta por TorresQuevedo de que Espaa pudiera disponer libremente de lapatente para uso propio, a lo que Astra no puso ningn reparo.De esta manera, Espaa, como tendra ocasin de comprobarpor la actuacin de los dirigibles AstraTorres en las filas fran-cesas, britnicas, rusas y norteamericanas en la Gran Guerracerraba, por primera vez, la puerta a uno de los dirigibles msrevolucionarios de la poca7. Para cubrir la ausencia del dirigi-ble de Torres Quevedo, el gobierno espaol compr en 1909uno de los dirigibles flexibles que Astra estaba saldando paraproducir los modelos autorrgidos de Torres Quevedo. La Ae-rostacin Militar pretenda que el nuevo dirigible, bautizadoEspaa, interviniera junto a los globos cautivos en la campa-a para frenar la sublevacin rifea que haba estallado en elProtectorado espaol a finales de primavera, pero las pruebaspreliminares en Francia cuajadas de problemas retrasaronsu llegada a Espaa y para cuando se recibi en 1910 el dirigi-ble en Guadalajara, ya se haba sofocado la rebelin. Excep-tuando un viaje que hizo a Cuatro Vientos (Madrid), aerdro-mo donde el rey Alfonso XIII realiz un pequeo vuelo, as co-mo cortos trayectos desde su base alcarrea, el Espaa tuvouna escasa vida operativa en la Aerostacin Militar.

    Dirigible Astra Torres I en Sartrouville (Foto Coleccin Carlos Lzaro).

    Dirigible Espaa de la Casa Astra vendido a Espaa (IHCA).

    Dirigible North Sea britnico con envuelta modelo Astra Torres que inter-vino en la Gran Guerra (Foto M. Passingham).

    6Archivo de Palacio Real. Fondo Alfonso XIII. Aeronutica. Carta de Leonar-do Torres Quevedo. Portoln 11.09.1908. C 15.672/22.

    7Para conocer la proyeccin internacional de los dirigibles Torres Quevedo yel nuevo intento de participar en el proyecto trasatlntico Coln vase: C.Lzaro vila. Descubrir la aerostacin. Aena. Madrid, 2006.

  • H ace cien aos, fruto del matrimo-nio de Francisco Bermdez deCastro Montes y Carmen Za-fraVzquez Ruiz de Mendoza, Narcisonaci en Granada el da 16 de ju-lio de 1907.

    Desde su infancia, pareca queestaba predestinado para entraren los anales de la historia, comoas fue. Su muerte temprana noimpidi que sus hazaas lograranganarse el corazn de los espa-oles.

    DATOS BIOGRFICOS

    En septiembre de 1922, ingre-s en la Academia de Infante-ra (Promocin 32), siendo nom-brado alfrez por SM Alfonso XIII(R.O.C. de 8 de julio de 1926, DO151).

    El 8 de julio de 1928 ascendia teniente (DO. Nm. 152, de 12de julio de 1928) y fue destinadoal Cuerpo de Regulares de Ceu-ta.

    Atrado por la aviacin, solicitasu ingreso en la misma, y el 4 deagosto de 1930, obtiene el ttulode Observador y es destinado alAerdromo de Armilla en Grana-da. En 1931, marcha a Alcal deHenares y a Guadalajara y consi-gue el ttulo de piloto con aptitudpara aparatos de caza, destacan-do por sus dotes y habilidad parael vuelo acrobtico.

    El 15 de abril de 1937, se leconcede la Medalla Militar Colec-tiva, junto al capitn D-azBenjumea, por sus extraordi-narios servicios prestados en la GuerraCivil con la Patrulla Azul (O.C. de 7 demayo de 1937).

    Muri con el grado de capitn de in-

    fantera, piloto y observador de aeropla-nos, en la batalla de Brunete (frente deMadrid), el da 12 de julio de 1937, yese mismo da, se le concede la Meda-

    lla individual del Mrito Militar (BOEnm. 316, de 1 de septiembre).

    Asciende a comandante con la anti-gedad de la fecha de su muerte, en

    virtud del Real Decreto de 23 de febrerode 1940, por ser ejemplo y estmulo delos dems y por hacer as patente elagradecimiento de la Patria a los hro-

    es que tanto contr ibuyeron altriunfo de las Alas Azules (BOE,nm. 69, de 9 de marzo de1940).

    SU PRIMER ACCIDENTEAREO

    Segn relat el propio piloto, elaccidente ocurri en el ao1935 cuando participaba en la IVVuelta Area a Espaa comocomponente de una escuadrillade Sevilla, se me par el motor agran velocidad, planeando saltuna tapia, y fui a estrellarme con-tra un rbol llevndome la partesuperior como si fuera de papel.Milagrosamente he resultado ile-so.

    EL FESTIVAL AREO DE1936

    E l Aeroclub de Granada, encolaboracin con el Ayunta-miento de la ciudad, organiz enel mes de junio un interesantefestival aeronutico en el aer-dromo Dvila. Hubo una exhibi-cin area con vuelo en forma-cin de una escuadrilla de la Ba-se de Sevil la; una prueba develocidad; caza de globos y finali-zando el acto, Garca Morato rea-liz acrobacias con una avionetatipo Fleet.

    Aquella noche en el Palacio de la Di-putacin se repartieron los premios, yentre ellos, la copa del Gobernador Mi-litar, que fue ganada por la escuadrilla

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    Un hroe granadino

    I Centenario del nacimientode Narciso Bermdez de Castro

    ZafraVzquezMIGUEL GARCAVALENZUELA BERMDEZ DE CASTRO

    Coronel AuditorDoctor en Geografa e Historia Contempornea

  • de Granada, y la del Coronel de infan-tera, para la patrulla de caza de Gra-nada.

    SUS PRIMEROS SERVICIOS

    S u brillante historial comienza el 20de julio de 1936 en su ciudad na-tal, al regresar de Barcelona tras finali-zar unos cursillos de pilotos de hi-dros, da en el que junto al capitnPrez Martnez de Victoria y una vein-tena de soldados de artillera, ocupa elaerdromo de Armilla y organiza lafuerza area con solo tres Nieuportque a las pocas horas llegan de Ma-drid en ayuda de los gubernamentalesy que logra capturar.

    El da 22, cuando pilotaba uno de losNieuport capturados, observ que unacolumna de camiones marchaba contraGranada; su actuacin fue inmediata,ametrall a varios vehculos que co-menzaron a arder e hizo estallar a otrocargado de explosivos, logrando abor-tar la expedicin.

    En Trasmulas, salv milagrosamentesu vida. El propio piloto pudo contar co-mo se desarrollaron los acontecimien-tos:

    El da 24 de julio de 1936, cuandorealizaba una de las misiones de enlacecon Sevilla, pilotando Nieuport, observque el enemigo saqueaba e incendiabala ciudad de Loja. Baj mucho y us laametralladora. Cuando quise tomar al-tura ya mi aparato haba recibido variosbalazos disparados desde las crestasque dominan la ciudad. El agua y elaceite se derramaban a chorros. Intentganar rpidamente la Base. Pero fueimposible, pues el avin empez a ar-der. No haba ms remedio que aterri-zar en cualquier sitio y lo hice lo mejorque pude. Sufr heridas en la cara y enun brazo.

    Un vecino del pueblo que se encon-traba cargando un carro de mies, llama-do Luis Gonzlez Cabezas, le lav lasheridas, lo ocult en su carro, y encami-nndose a toda prisa al pueblo, consi-gui que el chofer Manuel Arroyo Agui-lar, lo trasladara junto al labrador, en unautomvil de alquiler a la base de Armi-lla sorteando a un grupo de setenta uochenta enemigos que acudieron paracapturarlo o matarlo.

    Ese mismo da, su valor hace quevuelva a la lucha, y logra su primeravictoria area al derribar a un adversa-rio en la estacin de Piar.

    Sus gloriosas gestas continan enMoreda, Iznjar, e Iznalloz, en dondebate a un caza Nieuport que cae in-cendiado; en Porcuna y Lopera, desta-

    ca por sus arriesgados ataques sobre elsuelo; interviene el 12 de octubre, fiestade la Virgen del Pilar, y el 10 de diciem-bre, fiesta de la Virgen de Loreto.

    El Albaizn tambin fue testigo de susproezas. Desde all, defiende el cielo deGranada sorteando el fuego enemigode los Douglas y Potez. En ocasio-nes arroja propaganda incitando a larendicin, o por la escasez de medios,granadas de mano por la ventanilla, re-cibiendo su aparato cinco disparos.

    Poco despus, marcha a Sevilla a pi-lotar uno de los grupos de Fiat y el 7de diciembre de 1936, ataca a cincoMartin Bomber que intentaban bom-bardear la ciudad, derribando uno cercade Castillejo.

    Sus servicios cada da ms brillantesy eficaces y sus consumadsimas dotes

    como aviador, le hicieron formar partede la Patrulla Azul.

    LA PATRULLA AZUL

    A l iniciarse la Guerra Civil Espaola,el entonces Capitn Joaqun Gar-ca Morato As de ases de la aviacinespaola, se encontraba disfrutandopermiso en Londres, cruz la fronterafrancesa y se traslad al frente de Cr-doba.

    Tras combatir con los aviones alema-nes en calidad de agregado, se incor-por a la escuadrilla de Fiat CR32mandada por el italiano Duqual. En di-ciembre, la aviacin italiana cede a losespaoles tres Fiat, aviones ms ade-cuados para usarlos como cazadores, y

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  • permite a Morato crear el 23 de diciem-bre de 1936, un grupo independiente decaza, denominado Patrulla Azul, en laque bajo su mando, se hallaban los pi-lotos Narciso Bermdez de Castro y Ju-lio Salvador Daz Benjumea.

    La creacin de esta Patrulla, permitirealizar acciones de caza de manera in-dependiente, sin tener que depender dela caza alemana e italiana.

    Desde ese momento, su vida estuvoligada al insigne piloto, ComandanteGarca Morato, que se fij en l por suexcelente espritu militar y combativo ypor sus dotes para la caza, depositn-dole su ms absoluta confianza. No ledefraud, su integracin en la Patrulla,fue uno de los acicates para quepor mritos propios brillara comouna estrella en el firmamento conun final glorioso. La mala suerte olos azares del destino hicieronque en el momento culminante desu carrera, fuera el primero enmorir, pero le recompens con unrecuerdo imborrable que a pesarde los aos an perdura.

    Cuando Garca Morato form suprimera unidad de caza adoptpor insignia, un crculo de fondoblanco, en el que representando acada uno de los tres pilotos, figu-raban tres pjaros en formacinde flecha, y en actitud de vuelo enpicado, con la inscripcin de VIS-TA SUERTE Y AL TORO. El cro-nista de guerra Antonio Olmedo,fue el que bautiz a los tres: Elhalcn, representaba a Morato,por su audacia y destreza en elvuelo, la avutarda, a Bermdezde Castro, por ser rubio y el mirloa Salvador Benjumea, por pasar-se de moreno.

    Se dice, que este lema surgi porcasualidad y en el que tuvo que ver unjoven piloto que deseaba formar partede la Patrulla, al que Garca Morato lepuso como condicin, que antes averi-guara su lematodava inexistente .El piloto un da se acerc a Bermdezde Castro y le pregunt por el lema, yeste le contest Suerte, vista y al to-ro. Tanto le gust a Garca Morato,que no dud en incorporarlo al emble-ma que todava figura en nuestrasfuerzas areas herederas de aquellalegendaria Patrulla.

    Sus primeras misiones a las rdenesde Morato, fueron de proteccin de losvuelos de abastecimiento de los Bre-

    guet y apoyo al Santuario de la Virgende la Cabeza, en Andjar.

    El hecho que mayor emocin causen su vida militar, segn manifest a losreporteros del peridico Ideal de Grana-da, fue el de volar sobre el cerro dondese eleva el Santuario, para llevar a lossitiados que le saludaban con lgrimasen los ojos, los auxilios ms indispensa-bles, y el aliento de su presencia, comomuestra de que la Espaa nacional noles olvida.

    El 16 de febrero de 1937, se trasladaal frente de Madrid, para apoyar desdeel aire la ofensiva del Jarama, Moratorompe la formacin, y ordena a su Pa-trulla internarse en el frente enemigo.

    Se baten contra treinta avionesChatos y Ratas, derribandoocho cazas enemigos. Desde esemomento, se convierten en due-os del aire, y esa hazaa, supu-so la Cruz Laureada de San Fer-nando, para Garca Morato, y laMedalla Militar Colectiva paraNarciso Bermdez de Castro ypara Salvador DazBenjumea.

    En la Granja, frente a doce ca-zas enemigos y doce bombarde-ros, la Patrulla, derrib uno de ca-da clase, cortando el paso de lasescuadrillas enemigas. En Argan-da, lucharon contra once apara-tos rusos. All Bermdez de Cas-tro, recibi numerosos impactosen su avin, y uno, providencial-mente qued atrapado en el para-cadas.

    El 20 de abril, vuelve al frentesur, con destacadas intervencio-nes en Mlaga y Crdoba. En Pe-arroya, se enfrenta contra sietebombarderos Natacha escolta-dos por nueve Chatos ametra-

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  • llndoles durante varios minutos envuelo de pasada por debajo, incendian-do a uno y dispersando a los dems.Por esta accin, fue propuesto para laMedalla Militar y felicitado por el Gene-ral Queipo de Llano, por su magnficadecisin que acredita una vez ms laalegre combatividad de nuestras Fuer-zas Areas.

    El 12 de junio, vuela sobre Huesca, yderriba un Rata, obteniendo as, sucuarta victoria area,

    Despus la Patrulla regresa a la Basede Tablada para revisar sus avionesdesgastados por los continuos serviciosprestados, y Bermdez de Castro apro-vecha para dirigirse unos das a Grana-da a visitar a sus familiares y amigos.Reconocido por las calles, recibiemuestras de cario y admiracin. Peroel destino le tendi sus alas para intro-ducirlo en la gloria; fue un 12 de juliodel ao 1937, en la batalla de Brunete(Frente de Madrid), cerca de Villanuevade la Caada, en donde, tras 232 servi-cios de guerra, 264 horas de vuelo, 15combates y 4 victorias, como siempre,en primera lnea, cuando combata con-tra Ratas reforzados por Chatos, ypersegua a uno de estos ltimos, fuealcanzado por los disparos de un Cha-to; su avin envuelto en llamas estallen el aire, y esta vez, no pudo evitarperder lo que ms quera, su vida.

    En 1940 ngel Salas, Jefe del Aer-dromo de Getafe, envi a la familia unacopia fotogrfica de un trofeo de guerra,que representa un trozo del plano de unaparato enemigo en el que se iban ano-tando los aviones derribados y en don-de se inscriban los nombres de los ca-dos nacionales.

    El homenaje pstumo que resume suvida se puede concretar en estas pala-bras reflejadas en el peridico Patria deGranada, de 26 de abril de 1938, firma-das por un compaero suyo bajo elseudnimo de Aviator, EL COMBA-TE AREO EN QUE CAYO GLORIO-SAMENTE BERMDEZ DE CASTRO ,cuyo autor probablemente fuera GarcaMorato, al describir unos hechos quepresenci directamente, por lo que de-bemos de dar crdito a cmo suceditodo.

    Haba una bruma ligera en la tardeesplndida de julio. Y en la tierra huma-redas sobre los rescoldos de la tremen-da batalla que pareca descansar.

    Los heroicos combatientes que so-portaron el brutal empelln de Bruneteapenas distinguan algn punto brillanteen el cielo... En el primer escaln, guia-do por el ms arrojado Jefe de la bata-lla area marchaba l formando el se-gundo en un grupito de cuatro aparatos

    y cuatro camaradas. Las nubecillasblancas de los antiareos jalonaban devez en cuando el paso de sta primerapatrulla.

    Sobre el fondo borroso de la calimase acababa de ver la silueta imprecisade un bombardero, pero era nacional.Andaban tambin otros dos grupos porall acechndole sobre la lnea ideal delfrente areo, dos Ratas cruzaban ve-locsimos. El Jefe los vio en movimientoinstantneo, lanz todo su motor su pa-trulla hacia ellos.

    El segundo Rata estaba ya casi alalcance del fuego de las armas del pri-mer cazador. Inmediato el momento defuego, los pilotos azules, lanzaron am-plias y rpidas miradas de reconoci-miento... en las colas de sus avionesiba escrito el lema: Suerte, vista y altoro.

    De repente, por encima aparecieroncinco Curtiss; por un costado cincoRatas ... Los Curtiss en lo alto hi-cieron un breve viraje y se lanzaron enpicado con el fuego abier to de suscuatro ametralladoras hacia los Fiatque pasaban veloces hacia ellos.... LaPatrulla Azul se revolva gilmente en-tre sus enemigos cada vez ms nume-rosos ...

    Ninguno de sus compaeros supocomo fue. El deba de combatir feliz,contento del esfuerzo agobiador que lecorresponda, como aqul da magnfi-co del Jarama, como aqul otro en quesobre Pearroya abati completamenteslo a un compaero enemigo, despre-ciando el rebao de cazas que lo escol-taba.

    En la tremenda confusin del comba-te, virajes bruscos a velocidad lmite,

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    Esta cruz fue hecha con la rama del rbol quele salv la vida en el accidente areo de 1935,en la Vuelta Area a Espaa.

    Trofeo de guerra enviado por ngel Salas, Jefe del Aerdromo de Getafe. En el centro, el emblema dela Patrulla Azul, La banda, con los nombres de los cados. Y sobre rojo y blanco, los aviones derriba-dos.

    Dibujo a lpiz de Bermdez de Castro, bocetodel que despus sera el emblema de la PatrullaAzul

  • descensos en vertical a todo motor se-guidos de tirones que hacen perder lavisin un segundo, el agua a 80% elaceite a 110%, el parabrisas sucio delhumo de las ametralladoras... Sus com-paeros vieron una explosin violentsi-ma seguida de una llamarada que des-cenda perseguida por un avin en pi-cado. Poco antes haba cado unCurtiss .

    El Jefe lanz su aparato hacia elavin perseguidor. Reconoci en segui-da que era enemigo.

    Luego lo otro era un Fiat... apretel disparador de su ametralladora connimo de vengarlo; un chasquido y na-

    da! las dos encasquilladas!Debi ser el momento ms amargo

    de su vida.Despus... hubo diez aviones rojos

    derribados.Luego nada... El sol rojizo alumbr el

    espacio tranquilo de nuevo, donde slolos humillos blancos de los antiareosdibujaban un campo de margaritas.

    Dnde haba cado el compaeroquerido y sus restos? Nadie supo darrazn.

    Yo pienso que no ha cado, que hastasu pobre cuerpo ha tenido la rara fortu-na de quedarse all arriba purificadopor la llamarada inmensa de su avin...

    Un compaero suyo, bajo el seudni-mo de Avitor.

    MENSAJE RADIADO EL DA 4 DEABRIL DE 1940

    Emisin de noche. Direccin Generalde Propaganda. Departamento de Ra-diodifusin. Ministerio de la Goberna-cin.A la Patrulla Azul en memoria de Ber-mdez de Castro... Y volaba muy altooculto por una tenue nube;ligero sobresaltado,que el corazn les sube,aquellas moscas,que entre prietos manojostenan delante de sus ojosen formacin toscas...Un Grupo y otro Grupo y un tercero,sin ganas de volar... iban volando,como se vuela siempre, por dinerocomo se vuela siempre, si no hay mando.La presa era segura.

    Marchaban en sus rutas confiados;Los nuestros, ocultos en la altura...Los cintos apretados,la mano, en la palancaque acaricia el botn que rompe el fuego,prestos a entrar en ganacioso juegode viejo, jugador, que pone banca.Con breves guios hablaron las alas,tres motores metidos a fondo...tres espirales... que marcan las palas,que bajan muy hondo...

    Un Grupo, otro Grupo y otro tercer Grupo;Ellos eran tres, la cuenta es igual.

    Qu exacta la cuenta! La suerte les cu-pouno a cada cual....Flechas que en el aire eran centellas;tres sus direcciones;tres los corazonesque iban dentro de ellas.

    La distancia es larga;el ansia la aleja...la sabia amarga...el motor se queja...

    Se baja deprisa...de prisa...Y parece despacio,y es que en espacioel tiempo es previsa.De mil resplandoresamn los motores.Vistoso torneo a la nueva usanza!Ahora, como antes,Son los gladiadores!Se rompe una lanza!Se rompen los motores!

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    Telegrama de Garca Morato.

    Hogar infantil Bermdez de Castro.

  • Comienza el ataque, que cupo en lahistoria,Como hoja de libro que queda marcada,como la Laureada...y una muerte de gloria...

    Eran muchos, muchos... Tres los caballeros!que en el cielo hacan mil evoluciones,por ganar la cola, pegndose a ellos...Eran tres halcones!Se inician picados que oprimen el pecho...

    se juegan tirones...se dan resbalones...La muerte en acecho!

    Se vuela y se viveal son de motoresBrillo de incendiarias, que con sus fulgores

    en el cielo escribe.Un viva a la muerte!Sin... saber que se siente ms viva la vida,cuando en la partidase ha echado la suerte.

    Y sigue el combate,dura la faena,uno, que se abate,otro entra en barrena;otro, sale huyendo perseguido de cercase alcanza, con una incendiaria...cayendo del cielo, hecho luminaria,cerca de una alberca.Lucha de titanes!

    Al fin... van cayendouno tras de otros, muchos gavilanes...otros van huyendo...

    Termina el combate,estelas de humo en el cielodan bello remate,restos de aviones, yacen en el suelo.

    La lucha ha cesado...

    ...

    Silencio, silencio!la muerte ha dejadouna muestra que yo reverencio...tres los caballeros...En el aire hay dos,Como en los lucerosLo dispuso Dios!

    Pas el tiempo, y un da en esta guerrauna Cruz, impusieron sobre su pecho......de madera, una Cruz falta en un lecho,en un lecho... de tierra.

    Gala del cielo andaluzque hoy eres ngel deluz, junto al Trono del Seor

    y estos versos recuerdo con fervor.

    HOGAR INFANTIL BERMDEZDE CASTRO

    A l terminar la guerra civil espaola(1936-1939), en un domingo a me-dioda se celebr la inauguracin de unhogar infantil que Auxilio Social estable-ci para ciento cincuenta nios en lacasa de la caridad construda en los co-mienzos de la campaa, a iniciativa delentonces Alcalde Del Campo.

    A este hogar ubicado en la Cuesta deChapiz, esquina con el Paseo de losTristes de Granada, se le denomin enhonor a tan insigne piloto, Hogar Infan-til Bermdez de Castro.

    PREMIO DE AVIACIN BERMDEZ DE CASTRO

    Como lt imo homenaje, la RealMaestranza de Caballera de Gra-nada, en el ao 2003, atendiendo a lacalidad militar y humana del insigneaviador granadino, instituy en su honorel premio de aviacin que lleva su nom-bre y en el que pueden participar todosaquellos miembros del Arma de avia-cin con un trabajo de inters para di-cha Arma.

    Caballero del aire! Sevilla, Asturias,vila, Crdoba, Talavera, Mlaga, To-ledo, Zaragoza, Huesca, Torrijos, Ma-drid y otras muchas poblaciones toda-va desfilan bajo las alas de su queridopjaro que le acompa hasta sumuerte.

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  • LA COMANDANCIA DE MELILLA DESPUS DE ANNUAL

    E l desastre de Annual fue en julio de 1921. El general Silvestre, ComandanteGeneral de Melilla, en una accin poco previsora, haba llevado a sus tropasa un terreno hostil, desconocido e inexplorado.Lejos de sus posiciones y sin posibilidad de un apoyo logstico eficaz, sus tropas

    cinco mil hombres se encontraron en el collado de Annual a merced de las tro-pas de Abd elKrim. La reaccin ante el acoso de stas, fue una orden de replie-gue hacia Melilla que se inici con gran desorden. Cundi el pnico y la retirada seconvirti en una huida aterrorizada. En un trgico efecto domin fueron cayendotodas las posiciones de la Comandancia de Melilla. El balance final fue de diez milmuertos.

    Abd elKrim no quiso atacar Melilla, de haberlo hecho, no habra encontrado re-sistencia.

    La recuperacin la reconquista del territorio perdido, posicin a posicin, co-menz a los pocos das, con la amenaza de los moros todava a las puertas de laciudad.

    RasTikermn, 22 de diciembre de 1921

    El nacimiento de la aviacin espaolade combate

    ENRIQUE GUDN DE LA LAMADoctor en Historia Contempornea

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  • Se enviaron a Melilla grandes contingentes de tropa, primero desde Tetun ydespus desde la pennsula. Se pusieron en marcha nuevas unidades y tambinnuevos medios. Uno de los cuales fue la aviacin, que a lo largo de esos mesescomenz a ser empleada de forma diferente a como lo haba sido hasta entonces.

    Las operaciones de reconquista fueron lentas y arduas. Hasta mediados de sep-tiembre no se pudo romper un primer cerco de Melilla. Poco despus se conseguaentrar en Nador, a escasos kilmetros del sur de la ciudad, y mantener la posicinde Tizza al oeste.

    Desde el monte Gurug, los rifeos estuvieron batiendo la ciudad con fuego decan hasta comienzos de octubre, momento en que se recuper su control. A mi-tad de ese mes las tropas espaolas llegaron a Zelun y el 24 entraban en MonteArruit. El avance del ejrcito sobre esos dos lugares se vio acompaado por laconmocin que produjo en los soldados y sus acompaantes periodistas, sanita-rios, religiosos lo que contemplaban en el recorrido: miles de cadveres, rega-dos por el campo y en plena carretera, pudranse al sol1.

    Izado de bandera en la Alcazaba de Zelun, 14de octubre de 1921 - AGA.

    Grficos de la izquierda: Mapas de los avancesde las operaciones de reconquista en los mesesde septiembre, octubre y noviembre de 1921.

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    1PRIETO, Indalecio. Convulsiones de Espaa T I p. 21. Indalecio Prieto acompaaba como periodista ala columna que entr en Zelun.

  • En noviembre se haba ampliado notablemente el sector que dominaba el ejrci-to en torno a Melilla. A lo largo de ese mes se fueron controlando la meseta deIguerman, Tifasor, Uixan, RasMedua y TauriatHamet.

    A comienzos de diciembre se recuperaron Batel y Tistutin. La idea era conseguirpasar el Kert por la parte de Tikermin antes de Navidad para as dar descanso alas columnas y consolidar la retaguardia antes de lanzarse a tomar Dar Drius losprimeros das de enero de 19222.

    Se pretenda tener dominado todo el territorio desde Melilla hasta la lnea delKert a comienzos de ao 22. Desde las posiciones ms all del ro Drius, Tiker-mn se poda hacer presin sobre la cabila de BeniSaid.

    LOS SERVICIOS DE AVIACIN EN MARRUECOS

    Hasta el desastre de Annual haba en Marruecos tres escuadrillas, con seis apa-ratos cada una, en las comandancias de Larache, Tetun y Melilla. En la retira-da de Annual, el aerdromo de Zelun fue tomado por los moros y se perdi la 2Escuadrilla, la de Melil