Adolfo Suárez, o la Nostalgia de la Razón Política

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Artículo del autor en homenaje a la memoria de Adolfo Suárez, así como expresión de una profunda nostalgia por su tiempo.

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  • Adolfo Surez, o la Nostalgia de la Razn Poltica

    Dentro de pocas horas, el ya de facto absentis en trminos de poder eclesistico real Cardenal-Arzobispo de Madrid Monseor Rouco Varela se ver impelido una vez ms luego del trgico dcimo aniversario de los espantosos atentados del 11 M de 2004 , a oficiar otro solemne Funeral de Estado, el que rubrica el ltimo adis colectivo de la sociedad espaola en honor a la reciente prdida de Adolfo Surez Gonzlez. El primer y ms admirable, generoso, sabio y grandioso Presidente de la por entonces naciente democracia constitucional espaola y piloto indiscutible de su Transicin Constituyente. Quien fue primus inter pares de la excepcional, brillante y por desgracia altamente infrecuente cosecha generacional de polticos, gobernantes y estadistas que condujo a este pas desde una plomiza, paralizante, asfixiante y aislante dictadura militar de corte ultra-conservador/nacionalista hacia una democracia parlamentaria de libre mercado (en el triple sentido poltico, econmico y socio-cultural). Sistema tan moderno como ptimo (en el sentido de menos malo, no de una absurda e inalcanzable perfeccin), cual por desgracia ajeno a la violenta, intolerante y rgidamente anticuada tradicin histrica patria desde el ocaso de su Imperio e incluso antes que este hasta su clmax infernal en la cruenta Guerra Civil que acab por alzar al dictador.

    Un cambio hacia arriba y adelante de colosal magnitud, operado dentro del marco de la reforma constituyente de un nuevo rgimen de libertades polticas, civiles y ciudadanas, sin por ello sufrir cortes traumticos en la legalidad institucional, evitando al mismo tiempo motines, estallidos sociales de envergadura y la sombra nefasta de una nueva confrontacin intestina, en el contexto adems de fuertes

  • presiones terroristas, territoriales separatistas y extremistas de ambos bandos desarrolladas por si fuera poco en el escenario de elevada presin externa de orden superior internacional derivada de una acerada Guerra Fra , lo que compone un cuadro casi digno de las pesadillas ms negras de nuestro inmortal Goya.

    Por todo ello fue todava ms sobresaliente y loable el mrito y xito de la gigantesca labor encabezada por Adolfo Surez, pero asimismo apoyada, respaldada en lo esencial y compartida con no pocos ni indoloros sacrificios mutuos por los restantes lderes coetneos y partcipes con l en tan crucial, arriesgado y complejo trance: Nombres de dirigentes polticos, algunos de ellos adems padres, redactores o ponentes de la Constitucin de 1978 como Santiago Carrillo, Felipe Gonzlez Mrquez, Alfonso Guerra Gonzlez, Abril Martorell, Manuel Fraga Iribarne, Josep Tarradellas i Joan, Miquel Roca i Junyent, Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero y Rodrguez de Min, Jos Pedro Prez-Llorca Rodrigo, Gregorio Peces-Barba Martnez, Jordi Sol Tura , lderes sindicales Nicols Redondo Urbieta, Marcelino Camacho Abad , as como patronales Carlos Ferrer Salat . Todos ellos por ms controvertidas, variablemente densas y discutibles sombras que hayan enturbiado sus trayectorias pblicas y personales antes y/o despus de aquel periodo crtico en algunos casos , destacados personajes que supieron contribuir de un modo u otro junto a Surez en sortear los enormes, traicioneros y afilados obstculos de la tumultuosa singladura de la Transicin Constituyente y hacer navegar el gran navo espaol comunitario de forma razonablemente ntegra hasta arribar al puerto de la Democracia sin zozobrar en una nueva explosin de caos, radicalismos enfrentados, ruina y sangre... Opcin por la que la mayor parte de observadores, analistas y expertosmundiales de la poca no apostaban ni un centavo o cntimo, dicho sea de paso...

    Y tenan sus buenas razones para mantener dicha postura: No haban ms que leer la sublime, honda, sardnica, genial y en el fondo triste , desolada y desengaada crtica de nuestra alma social colectiva realizada por el Gran Progenitor de la Novela Moderna: El ilustrsimo y

  • eterno Miguel de Cervantes Saavedra: Una nefanda y letal amalgama de integrismo ideolgico fantico-quijotesco, ilusorio, irracionalista, hiper-idealista, delirante, intransigente y satanizador del otro, el enemigo, sumado sinrgica, complementaria y en multitud de ejemplos hasta esquizoidemente instalado en las mismas mentes individuales u rganos institucionales de poder o contra-poder con su aparente extremo opuesto el no menos tpico sancho-pancismo mezquino, cnico, miserablemente avaricioso, resentido, rencoroso, revanchista, envidioso y corto de miras, desafortunadamente tan inalterablemente especfico del cdigo profundo de memes hispano como el primer rasgo, y no menos perjudicial y auto-destructivo que l . Dicha mixtura perversa pareca conformar una alianza maldita perenne, garantizadora del sostenimiento del fracaso ms rotundo de Espaa por integrarse de manera plena en la moderna sociedad liberal-ilustrada del bienestar...

    Pues bien, estos hombres, este soberbio plantel de lderes carismticos, o bien hbiles urdidores de pactos y fontanera fina de y entre partidos o sectores sociales, otras veces grandes tericos acadmicos, y en general simplemente personas dotadas de un sentido de Estado, del bien comn, de autntico patriotismo, racionalidad y sensatez, situados muy por encima de sectarismos, egosmos a corto plazo y otras rigideces psicolgicas y antropolgico-tribales, rompi la maligna y deletrea dinmica de ese patgeno y parasitario complejo de memes, hasta entonces dominante por completo en nuestro ADN sociocultural y poltico. Lo inhibi, lo control, lo silenci. Lo venci y desterr al pozo de intrones del inconsciente colectivo..., reprimiendo feliz y certeramente su expresin o traduccin operativa en el proteoma de la vida pblica, social, poltica y econmica espaola, quedando reducido a patticas y casi mudas minoras de extremistas de polos opuestos e igualmente insignificantes... Al menos temporalmente...

    Y ahora viene el nudo y clave del sentido de este artculo...

    Por duro, desagradable, terrible, triste, inquietante y hasta amenazante que resulte, la objetiva observacin de los hechos actuales nos obliga a

  • deducir que el magnfico y justamente aplaudido logro histrico de Adolfo Surez y sus excelentes compaeros de ruta de la Transicin incluyendo al presente soberano constitucional, D. Juan Carlos I de Borbn y Borbn tan slo fue un triunfo temporal...

    Hoy por hoy, los viejos demonios-memes Quijotesco-Sanchopancistas ms deletreos y letales del acervo gentico-cultural espaol vuelven a manifestarse con recobrada fuerza y preocupante vigor creciente.

    No hay ms que echar una ojeada a las lamentables, graves y vergonzosas imgenes de lo que est ocurriendo en las calles de nuestras principales ciudades en general y las de Madrid en particular, con sarcstica y casi diablica sincronicidad a la cascada de merecidos homenajes derramada sobre la memoria sin memoria de Adolfo Surez...

    Por eso ha habido tantos millones de espaoles que, al recibir la infausta pero no por ello menos esperada noticia, dada la prolongada e irreversible enfermedad neurolgica degenerativa del Ex-Presidente hemos recibido la misma con algo ms y peor que la natural empata de tristeza y agradecida melancola usual ante el fallecimiento de figuras de su talla e importancia: No nicamente nos pusimos y seguimos tristes, sino profundamente conturbados, deprimidos, nostlgicos, desanimados...; Porque consciente y/o inconscientemente sabemos o intuimos que no se trata de perderlo a l, sino a lo mejor que nos ha ocurrido durante siglos... Y, probablemente, para retornar al Infierno o, al menos, a uno de sus suburbios perifricos en el Purgatorio de la Historia...

    Basta mirar esas noticias... O repasar la lista de nuestros notables y sus respectivas peas partitocrticas sociales o institucionales actuales, comparndolos fra y desapasionadamente con los de la Era Surez... Dan ganas de llorar..., o se llora directamente.

  • Por no hablar de la burda ignorancia de nuestra propia historia reciente por parte de la mayora de los jvenes, tanto roji-verdes/indignados como neo-con/pijos o retro-neofachas... Todos igual de lerdos... Y por ende descerebrados, extremistas, potencialmente autoritarios violentos y lastimosa adems de peligrossimamente manipulables y manipulados por nuevos Quijotes y/o Sanchos de la peor ralea. Eso ya colorea el paisaje de tragedia griega..., nunca mejor dicho.

    No lloramos tanto pues por el Ilustrsimo Seor D. Adolfo Surez Gonzlez ni en sus das por una ya mayora de sus inmortales colegas libre de las fatigas de este mundo, sino por nosotros mismos..., y nuestro futuro. Y, en cierto modo, algunos incluso nos alegramos por l que perdiera la memoria al final de su vida: Al igual que le ocurri con la prematura y desgarradora muerte de su hija mayor Mariam, su larga dolencia le impidi ser consciente de la degradacin progresiva de esa otra Gran Nia Hermosa y radiante que haba ayudado a engendrar como quizs tanto pero desde luego nunca menos que cualquier otro de sus histricos progenitores: La Nueva Espaa Democrtica llena de Esperanza... En cierto modo, quizs la Madre-Diosa Naturaleza fue gentil y compasiva con D. Adolfo, cegando el ojo de su alma... Sabemos que puede ser despiadada, pero tambin que es sustancialmente justa..., a su manera y con muy pocos selectos...

    Una Esperanza, sin embargo, que ahora parece ms lejos que nunca.

    Todos somos culpables de ello en menor o mayor medida... Pero, sin duda, los principales imputados o culpables por el Crimen son la mayor fraccin de mediocres, mezquinos e hipcritas Sanchos Panza quienes estos das pasados y hoy mismo por la tarde fingieron, fingen y fingirn honrar su desmemoriada memoria como si de veras les importase... Al igual que no pocos Quijotes que braman como energmenos enardecidos contra los molinos de viento de sus conspiranoias por las grandes avenidas desoladas por la Crisis, maldiciendo su Obra con la osada de los ignorantes desde uno y otro extremo del espectro ideolgico.

  • Descansa en Paz, Maestro Surez...

    Si es que donde te halles no has recuperado la visin del espritu...

    En cuyo caso, es obvio que no podrs reposar...

    Como todo buen padre al ver a una muy querida hija en serio peligro.

    Nota personal del autor:

    Comparen la alegra colectiva aun en medio del dolor cuando muri Mandela con nuestro horrendo, tristsimo y esperpntico espectculo...

    Les confieso que jams antes he sufrido una depresin tan intensa al analizar un evento pblico. Les juro por mis Musas que he llegado a experimentar lo que significa la desesperacin, o tormenta perfecta entre abismal depresin e infinita rabia impotente...

    Y lo peor no es esto: No hace falta ms que atender un poco al panorama general de la UE y el Ocaso se torna de magnitud global continental..., como mnimo. Cuando no de la Civilizacin Occidental como un todo.

    No les extrae pues que dentro de no demasiado tiempo les escriba en ingls y desde Johannesburgo, Pretoria, Tokio, Osaka, Ottawa o Montreal...

    Invito a mis Muy Queridos, Pacientes y Amables Lectores a que apuesten cul de los citados o pre-seleccionados destinos probables para el exilio de este heterodoxo librepensador es ms plausible...

    Algunos amigos y amigas que me conocen bien no pueden jugar... Tienen demasiada ventaja.

    Por:

  • Juan Schreiber

    En Madrid, a 31/03/201407:25 A.M.