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Biblioteca de Actualización Pedagógica

dirigida por:Pedro Lafourcade

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La crisis de la enseñanza media

Guil/ermo A. Obiols • Si/via Di Segni de Obiols

ItKÁI)I:LUSZed itv..-a s.a.MORENO 372 • 1091 BUENOS AIRES

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Introducción

Prólogo

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Indice •• ~_-.u-.u~~-.u_

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1. Modernidad y posmodernidad:elementos para entenderun debate .'. 1

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11. Ser adolescenteen la posmodernidad

1. Las ideas de la modernidad en los siglos XVII y XVIII.2. El siglo XIX: crítica y replanteo de las ideas

de la modernidad.3. Sociedades posindustriales y cultura posmodema.

, 4. Las ideas de posmodemidad .5. La cultura de la imagen: otra estética.

~ 6. Del sujeto moderno al individuo posmoderno.7. Un nuevo papel para la ciencia .8. Los finales de la historia.9. La recreación de los proyectos de la moderru dad.

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Para María Julieta y Ana Inés,en camino hacia la adolescencia

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©, KAPELUSZ editora S.a. Buenos Aires, Argentina

ISBN 950·13·6142·X

LIBRO DE EDICiÓN ARGENTINA, Printed in Argentina

1. ¿Existe la adolescencia? 392. ¿Hasta cuándo la adolescencia? 413. Un poco de historia 44

" 4. Perfil de un adolescente moderno 485. La famosa brecha generacional ~ 526. Los duelos en la adolescencia 53

i 7. ¿Qué fue de las ideologías? 558. Pastiche del adolescente de la posmodernidad 579. Nuestros adolescentes en la posmodernidad 6210. ¿Hay duelos en la posmodernidad? 6511. ¿Dónde están los adultos de antaño? 70

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III. La crisis de la escuelasecundaria , 81

1. La escuela secundaria en la historia 822. La escuela secundaria en la Argentina 863. De la escuela iluminista al enciclopedismo 894. ¿Dónde nos hallamos hoy? 925. Primer interludio: retrato del adolescente en la escuela 936. Hablemos de los docentes 967. Ese oscuro objeto idealizado , 978. Una escuela "jardín de infantes" ;: : 1009. Modelos patológicos en la docencia 10110. ¿Límites o no límites? 10411. Creatividad, divino tesoro 10512. Dificultades en la comunicación 11113. Segundo interludio: la historia de Paulina 11214. Los aprendizajes socio-afectivos, .

los cognoscitivos y el rol docente 11515. La escuela guardería 11816. Cultura posmodema y escuela seClmdaria 12117. Las pedagogías "light" , 12418. Entre la "disciplina" y la "convivencia" 12519. Planteo s conservadores: la pedagogía "líght" como

"contra pedagogía" oo •• 12720. De Gramsci a Femández Enguita:

una escuela exigente y útil para todos 128

Correl usiones . 133

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Prólogo ~~IIIlliI~~~"~

El presente libro intenta realizar un enfoque global y no demasiadotécnico de la crisis de la escuela secundaria y de la situación del alum­no adolescente en las condiciones de posmodernidad en las que, enprincipio, nos toca vivir. El mismo se dirige a profesores, psicólogos,directivos, alumnos y padres que viven distintas caras de la crisis pro­funda de una institución y que se preguntan por la situación de laadolescencia en nuestros días. Aunque la obra tiene un eje definido,aspira más a plantear problemas y suscitar un diálogo franco que adar respuestas que se constituyan en recetas para orientar conductasde profesores, alumnos, padres o directivos.

El libro reconoce como antecedente más inmediato un breve artícu­lo titulado "Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria: unenfoque psicoanalítico". Este trabajo fue presentado por nosotros conlos seudónimos de Sarmiento y Madonna al concurso del año 1991del Premio "DI. José Bleger" que organiza la Asociación Psicoanalíti­ca Argentina; un jurado integrado por el DI. Jorge A. Kury, la Dra.Sonia D. Abadi, la Dra. Sara G. de Jarast, el Dr. David Saludjian y elDI. Luis A. Storni lo consideró merecedor del premio.

La redacción de este artículo conjunto había sido precedida por lacomunicación "Narcisismo y vida cotidiana", presentada por SilviaDi Segni de Obiols en las Cuartas Jomadas de la Asociación de Psico­logía y Psicoterapia de Grupos, Bs.As., 1988, y por el artículo "Ado­lescencia, posmodemidad y escuela secundaria" de Guillermo A.Obiols, que había sido enviado al profesor Julián Arroyo Pómeda, se­cretario de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía y publica­do en Paideia, revista de dicha entidad en octubre de 1991. Otros ante­cedentes importantes habían sido un curso dado en la UniversidadNacional de Salta a propuesta de la profesora Lila José, y el planteodel tema en la asignatUJ:a "Didáctica especial y prácticas de la ense­ñanza en filosofía" en la Facultad de Filosofía y Letras, con un grupode alumnos-practicantes. .

Con posterioridad a la obtención del premio Bleger, en enero de1992, el profesor Carlos Alemián, de la sección educación del diarioLa Nación, con el título de "Enfrentamiento de escuela y aluIlli'1os",publicó un artículo en la edición dominical de dicho diario en el quereseñaba las principales tesis planteadas. La publicación efectuadapor el profesor Alemián originó que muchas personas, especialmenteprofesores, psicólogos, psicoanalistas y psicopedagogos y algunasinstituciones como el Colegio Ward, la Facultad Latinoamericana deCiencias Sociales (FLACSO) o las editoriales Estrada y A-Z, se intere­saran por el artículo que circuló en forma de fotocopia por el mundode los colegios secundarios donde fue objeto de discusiones. Unamención destacada del mismo fue realizada por el DI. Pablo Grinfeld

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de APdeBA en su artículo "Posmodernismo y diversidad psicoanalíti­ea" presentado en el Congreso de FEPAL, Montevideo, 1992.

A partir de aquí, los autores fueron invitados y dieron varias char­las y conferencias relacionadas con el tema del artículo en el Departa­mento de Orientación del Colegio Nacional de Buenos Aires que diri­ge la licenciada Elena Pérez, en el Curso de Gestión Educativa organi­zado por la licenciada Graciela Frigerio en la FLACSO y en las escue­las ORT, en el Curso de Perfeccionamiento Docente dirigido por elprofesor Carlos Frumento del Centro de Profesores Diplomados, en laFeria del Libro de 1992, la cátedra de Didáctica especial y prácticas dela enseñanza de la Facultad de Filosofía y Letras y otras instanciasinstitucionales. Un lugar muy especial lo cpnstituyó el ámbito confor­mado por el "Programa para el mejoramiento de la enseñanza de la fi­losofía", proyecto de investigación subsidiado por la Secretaría deCiencia y Técnica de la UBA y codirigido por el DI. Eduardo Rabossiy el profesor Guillermo A. Obiols. A 10 largo de dichos encuentroscon profesores, psicólogos, directivos, ete., las tesis que se sosteníanen el artículo fueron ratificadas unas Y rectificadas otras, ampliándosehacia nuevos temas y considerando las posiciones de otros autores.

El resultado de este complejo proceso es el presente libro que Ka­

pelusz EditOra se mostró muy tempranamente interesada en publicary con el que los autores aspiran a enriquecer y profündizar los deba­tes va existentes en la escuela seCLrndaria acerca de su sentido, el con­tenido de sus enseñanzas, el rol de los docentes, los alumnos y los di-rectivOS.

A todas las personas e instituciones mencionadas, muchas gracias.

Los autores

Introd ucción~~~~~~mm;r¡El tema de este libro es la situación de la escuela secundaria y del

alumno adolescente en las condiciones de posmodernidad.Si consideramos a la posmodernidad como una edad de la culhlra

como lo plantea Lyotard (1), la misma se constituye en el marco quemoldea tanto a los sujetos como a las instituciones y las prácticas so­ciales, las redefine y resignifica permitiendo comprender lo que suce­de con ellas.

Ya no estamos en la época de los adolescentes existencialistas sar­treanos. Tampoco se trata de las generaciones masivamente politiza­das de los años setenta. Nuestra conjerura es que buena parte de losadolescentes de fin de siglo se hallan influidos por un "clima deideas" de posmodernidad. Esto no significa que los jóvenes hayan leí­do La condición postmoderna, como la adhesión al existencialismo noimplicaba que conocieran más que las tapas de El ser y la nada. La ana­logía con el existencialismo, que por lo demás no debe ir más allá deesta comparación, puede tener algo de fructífero si se repara que, endicha corriente, había por un lado, una importante producción teóricay filosófica y, por otro, una "moda" que incluía una vestimenta, unaspecto físico y ciertas actitudes o hábitos. En el caso de la posmoder-.nidad también nos encontramos con estas dos vertientes: una produc­ción teórica sobre la cuestión y una moda que, debido a los medios decomunicación, se difunde en todo el planeta.

Pero no sólo buena parte de los adolescentes son posmodernos, si­no que la sociedad misma se "adolescentiza" en las condiciones deposmodernidad y la escuela secundaria, una institución hija de lasideas de la modernidad, ingresa en una crisis mucho más profundaque en cualquiera de sus etapas anteriores.

El deterioro de la escuela secundaria argentina en el tiempo se mi­de por décadas; en el espacio, en mayor o menor medida, abarca a lacasi totalidad de los establecimientos, y en cuanto a sus manifestacio­nes las hay de todo tipo y tenor. .

En relación con estas últimas, no hace mucho los resultados de unaencuesta entre alumnos del Ciclo Básico Común de la Universidad deBuenos Aires y del curso de ingreso de una universidad privada indi­caban que:

"Entre .500alumnos que terminaron o están por terminar el secun­dario, el 36 'y., no sabe sumar fracciones, el 78 % ignora si 6/8 es ma­yor o menor que 2/4, el.55 % no acierta a responder cuánto suman los¡ingulos interiores de un triángulo y un p~ntágono, el 21 % no puedeprecisar qué países nos rodean y el 31 % no tiene una idea precisa dequién fue Julio Verne." (2)

Por otra parte, la escuela secundaria logró llegar a las páginas poli­ciales de los diarios en reiteradas oporhmidades en los últimos añoscon noticias de agresiones físicas que tuvieron por consecuencia

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Este libro aspira a realizar un análisis general de la escuela secun­daria argentina actual, de las diversas facetas de su crisis, de la histo­ria que llevó a la actual situación, de las condiciones sociales y cultu­rales en las que se desenvuelve la escuela, de la situación en que seencuentran el alumno adolescente, los profesores y los padres, de losproyectos de transformación. Aspira más a plantear problemas paraenriquecer un debate que a ofrecer soluciones e intenta abarcar de unmodo global las cuestiones planteadas. No se trata de una investiga­ción educativa, sino más bien de un ensayo general sobre la situaciónde la escuela secundaria, aunque, naturalmente, hace uso de los resul­tados de varias y valiosas investigaciones sobre el tema.

Aunque hay muchos libros destinados a tematizar la escuela secun­daria, el presente se distingue de cualquier otro, para bien o para mal,por otorgar en el análisis un papel central a la noción de posmoderni­dad. Ocurre que creemos que desde esta noción, que involucra unagran cantidad de ideas, es posible entender mejor la situación de laescuela y del alumno adolescente.

Se parte de tratar suscintamente la cuestión Ifmodernidad- posmo­dernidad", considerando, en particular, el "clima de ideas" posmo­demista gestado en la década de los ochenta, como el marco de refe­rencia en el que se mueven y se redefinen el sujeto adolescente y lainstitución escuela secundaria. A continuación se tematiza la cuestióndel adolescente considerando aIgu.J.'osanálisis clásicos como los deArminda Aberastury, Peter BIas, Erik Erikson y Louise Kaplan a laluz de las nuevas condiciones socio-culturales. Finalmente considera­mos la situación de la escuela secundaria, ámbito clásico de socializa­ción del adolescente, en las condiciones de posmodemidad. El traba­jo se cierra con el establecimiento de algunas conclusiones.

(1) Lyotard, ]ean-Franc;ois. La condición postmoderna. Es. As., REI, 1989, p. 13.

(2) Kunis, Ricardo. "Retroceso en la enseñanza de la escuela secundaria". Bs. As., Cla­rín, 27-lO-92.

(3) Servicio InfortllativL) y Cultural de los Estados Unidos de América. "El sistema edu-cativo d" los Estados Unidos", folleto, noviembre de 1984. .

(4) Pel'ia-Ruiz, Henry. "Filosofía, educación y ética". En Revista de Filosofía y de Didácticade la Filosofía. Aúo IV, número 4, Madrid, 1986.

(5) Casanova, ]ean-Claude. "La educación en Francia frente a graves problemas". Es.As., L1 Nación, 18-8-88.

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lesiones de diversa consideración para sus protagonistas: algún alum­no golpeó con un fierro a una profesora que lo había amonestado, unpadre trompeó a un profesor que no le había dado permiso a su hijapara ir al baño, varios alumnos resultaron heridos por choques pro­ducidos entre barras de distintos establecimientos, etcétera.

También se amontonan en sanidad escolar los pedidos de licenciade los docentes por razones psiquiátricas. Un diario transcribía no ha­ce mucho declaraciones de una profesora que decía: "No quiero vol­ver al aula, tengo miedo de tirar a un alumno por la escalera", lo queen el marco en el que vivimos es altamente probable que ocurra encualquier momento. Se podría hacer la crónica de esta muerte anun­ciada, sea la de un alumno o la de algún profesor.

Las manifestaciones mencionadas constituyen algunas de las másespectaculares y visibles de que algo no funciona del todo bien en laescuela secundaria en la Argentina. Sin embargo, hay otras expresio­nes, más habituales y cotidianas, como los rostros hastiados de losalumnos, el cansancio de los profesores, las quejas de los padres, quesiendo menos dramáticas hablan de 10 mismo: una institución que sedebate en una crisis profunda.

Aunque no sirva de consuelo y salvando las distancias, vale la pe­na señalar que la insatisfacción con el estado de la escuela secundariano es exclusiva de la Argentina.

En un boletín del Servicio Informativo y Cultural de los EstadosUnidos de América se decía en 1984, con cierto tono "reaganiano" aluso para la época:

"...1os resultados de los exámenes, en toda la nación, acusaron unalarmante descenso en el aprovechamiento escolar. A mediados delos setentas hubo un acentuado alejamiento de la experimentación yun retorno a los elementos básicos. En muchos estados empezaron ahacerse pruebas de aprovechamiento para la graduación de los alum­nos de enseñanza media." (3)

En 1986 un profesor español planteaba un problema bien conocidopor los docentes argentinos:

"Si un alumno que entra en mi clase por la mañana no está dis­puesto a escucharme porque se ha quedado viendo la televisión hastatarde, ¿se puede decir que su 'desmotivación' estriba en el cadetertrasnochado de mi asignatura? '¡Ad<lptate!',nos grita el pedagogl) deturno. ¿Pero en este preciso caso, qué significa? ¿Renunciar a dar ins­trucción?" (4)

De 1988 son estas palabras que se refieren a Francia:

"La formación de los profesores se ha tomado inadecuada respectode la heterogeneidad de las clases. / .../ la división entre la enseñanzaprofesional y la enseñanza general se ha hecho mal, el problema delacceso a la enseñanza superior no se ha resuelto." (5)

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Modernidady posmodernidad:elementos paraentender un debate

Ahora luchemos para cumplir aquellas promesas, luchemospor liberar al mundo, por acabar con las barreras, con los odios e intolerancia.

LllcJzemos por un mundo con raciocinio, un mundo donde la ciencia y el progresonos conducirtÍn a lajl'1icidad. Soldados, en nombre de la democracia iunámonos!

Charles Chaplin, 1940.

Desde que en la antigua Grecia Heráclito afirmó que todo cambia per­manentemente y Parménides revlicó que lo esencial es inmutable, cali­brar la entidad y el significado d~ los cambios ha resultado bastante pro­blemático. Sin embargo, el cambio parece ser el denominador común delas últimas décadas. En la Argentina como en el mundo, en la política co­mo en la economía, en la ternología como en las ideas y la vida cotidiana,en las comunicaciones como en la educación, rápidos y significativoscambios han transformado la vida de gran parte de los hombres, a losque nos toca vivir LID complejo final de siglo. Aunque el cambio lo afectatodo y produce una crisis global de las distintas sociedades, hay territo­rios, sectores, institudones, grupos y generaciones, más o menos dinámi­cos, más o menos dependientes, que viven la crisis de modo diferente.

No es difícil advertir la interrelación entre los diversos procesos decambio: un descubri..'11Íentotecnológico en el mundo desarrollado lleva aque tiempo después se instale un video-club a la vuelta de nuestra casa,lo que traerá como consecuencias, entre muchas otras, menos salidas alcine, con una reducción en el número de salas, y un mayor acceso almundo de la imagen televisiva, con una reducción del tiempo dedicadoa otras actividades; el generalizado uso del walk-man entre los jóvenes,replantea su relación con la música que se hace omnipresente en de loscontextos más diversos, incluida el aula de la escuela que debe dar algu­na respuesta a este nuevo fenómeno. Aunque advertimos la interrelaciónde los cambios entre sí, más difícil resulta encontrar un hilo conductorque nos permita aproximamos a comprender las grandes líneas de losprocesos de cambio los que participamos, un hilo conductor que nos

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permita llegar a entender, aunque sea de un modo provisional, el sentidoglobal de los mismos y nos posibilite una ubicación más o menos lúcidaen relación con ellos.

Naturalmente se puede intentar buscar este hilo conductor en muydistintas áreas y acudiendo a distintos conceptos; explicarlo todo desdela economia, a partir de la revolución científico-tecnológica o postularuna crisis de los valores. Sin embargo, estas explicaciones suelen ser untanto reduccionistas: todo seria consecuencia de ciertos desarrollos pro­ducidos en el área que se privilegia. En lugar de definir una clara, pero ala vez unilateral perspectiva, para intentar una comprensión de los pro­cesos de cambio, hemos optado, en este trabajo, por algo más difuso cuales considerar como punto dé referencia la transición, el corte o el enfren­tamiento modernidad- posmodernidad que atraviesa las disciplinascientíficas, pero también las expresiones estéticas, el mundo de los valo­res, la política, la economia, la educación y la vida cotidiana. Este cortemodemidad- posmodernidad ha resultado fecundo para entender dife­rentes áreas sociales y aunque se lo ha aplicado a la comprensión de laeducación, en general, y a la universidad en particular, casi no se lo haempleado para comprender la crisis de la escuela secundaria y la situa­ción del adolescente en relación con esta institución en las presentes cir­cunstancias.

La expresión "posmodemidad" fue ocupando un espacio a partir delos años ochenta. Desde su uso en los medios de comunicación en primertérmino, y en el vocabulario de algunos jóvenes posteriormente, quienesla abreviaron "posma", nos fuimos habituando a una palabra que, en casitodos los casos, se emplea con un significado extremadamente vago.

Comencemos por indagar sus orígenes. A fines de los sesenta, AlainTouraine escribe un libro titulado La sociedad postindustrial; en la décadadel setenta se habla de cultura posmodema, con especjal referencia a laarquitectura. De 1979 es el libro de Jean-Fran<;:oisLyotard, La condiciónpos moderna, donde sostiene la hipótesis de que el saber cambia de estatu­to al mismo tiempo que las sociedades entran en la llamada edad posin­dustrial y las culturas en la edad posmodema. (1) La posmodernidadsería entonces la cultura que correspondería a las sociedades posindus­triales, sociedades que se habríall desarrollado en los países capitalistasavanzados a partir de los años cincuenta sobre la base de la reconstruc­ción de posguerra. Más adelante consideramos en este trabajo las carac­terísticas de estas sociedades posindustriales y, lo que será objeto denuestro especial interés, las de la cultura posmodema. Pero hay un pun­to de referencia inevitable de donde la posmodernidad recibe su nombreque es la modernidad. La posmodemidad, como edad de la cultura, debecomprenderse por referencia a lo que se denomina "modernidad", ya seaque se la considere como su contrapartida, como su continuidad o su su­peración. Nuestro planteo nos llevará entonces inicialmente a la considera­ción de las ideas de la modernidad en los siglos xvn Yxvm y al replallteoy las criticas de estas ideas en el siglo XIX;posteriormente estudiaremos eldesenvolvimiento de las sociedades posindustriales y la crisis de la mo­dernidad; seguiremos desarrollando las ideas que conforman la culturaposmodema, para finalizar con una valoración crítica de lo expuesto.

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1. Las ideas de la modernidaden los siglos XVII y XVIII

La modemidéld se había gestado en las ciudades comerciales de laBajélEdéld Media en 1<1sque se había desarrollado el capitalismo y sur­gido una nueva clasc social: la burguesía. En las mismas se había ori­ginado el Renacimiento artístico de los siglos XV y XVI con figurasque, como Leonardo Da Vinci, atisbaban un futuro diferente. De estasciudades había partido el impulso de viajar y conocer el mundo, deafán de riquezas y de conocimiento científico. El mundo se ensanchacon los grandes viajes de descubrimiento y conquista de los siglos XVy XVI que penetran en 10 desconocido y abren nuevas posibilidades alcomercio cuyo desarrollo lleva, progresivamente, a la constitución deun incipiente mercado mundial potenciado por la plata americana. Elpredominio económico y po[[tico se desplaza del Mediterráneo alAtlántico, a partir del siglo XVI. Políticamente, los estados nacionales,necesarios pélra encarar tos enormes gastos que exigen las empresas dela modernidad, se van consolidando frente a la multitud de condados,ducados, etc. La autoridad de los reyes, apoyados por la burguesía¡ seimpone sobre los señores feudales y enfrenta exitosamente al papado.

En materia religiosa, en el siglo XVI se produce la Reforma Protes­tante. Esta¡ al defender la libre interpretación de la Biblia, significa unespaldarazo en el desarrollo del individuo. Con la Reforma, la religiónse recluye en la conciencia individual y se retira de los asuntos públi­cos. Por otra partc, la Reforma cuestiona la supuesta dignidad de lapobreza y exalta el valor del trabajo con lo que propende al desarrollodel capitalismo. A lélReformél sigue la Contra-Reforma, la intolerancia¡las guerras de religión, y la ruptura política y religiosa de Europa Oc­cidental.

En el siglo XVI Copémico postula el sistema astronómico heliocén­trico en reemplazo de la concepción tradicional que ubicaba a la tierraen el centro del lmiverso. Poco después, a principios del siglo XVII,Galileo realizará astronomía observacional y una lectura matemáticade la naturaleza estableciendo las leyes de la caída de los cuerpos yKepler, corrigiendo a Copérnico, enunciará las leyes del movimientode los planetas. En buena medida estas ideas se abrirán camino lu­chando contra la intolerancia de la Iglesia, que llevmá a GiordanoBruno, defensor de las teorías de Copérnico y de la idea de la infini­tud del universo, a la hoguera y que obligará a Galileo a abjurar desus creenciéls. A fines del siglo XVII, Newton enunciará la teoría de lagravitación universal, paradigma de la física moderna.

Este conjunto de cambios llevan a una crisis de la concepciónmedieval del mundo centrada en 'Dios v en considerar al serhumano una criatura trascendente cuyo auténtico destino es la sal­vación de su alma. La modernidad va a elaborar una concepciónmás bien antropocéntrica, menos religiosa y más profana, parala cual la auténtica vida es la terrenal y el cuerpo recupera su lugaralIado del alma.

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Con la crisis de la concepción medieval del mundo se cuestionan lasgrandes autoridades medievales: la Biblia, la Iglesia y Aristóteles.Como contrapartida, con el desarrollo científico, los tiempos moder­nos darán progresivamente más importancia a la observación y la ex­perimentación que a cualquier autoridad.

Una descripción literaria de los tiempos modernos en la que se re­sume buena parte de lo expue~to se encuentra en Galileo Galilei, obradel dramaturgo alemán Bertolt Brecht, quien pone en boca de Gali-leo, las siguientes palabras:

"Desde hace dos mil años, Andrea, la Humanidad cree que el Soly todos los astros del Cielo giran alrededor de la Tierra. Pontífices ycardenales, príncipes y eruditos, militares y comerciantes, alfareros yartesanos, todos creen estar parados inmóviles, sujetos a una esferade cristal. Pero ahora nosotros vamos a terminar con todo eso. Seacerca-una nueva era, amiguito, y a rrú me gusta pensar que todo em­pezó con los barcos. Desde que el hombre tiene memoria, los barcosse arrastraron a lo largo de la costa. Pero un día decidieron lanzarsemar adentro. En nuestro viejo continente se empieza a escuchar el ru­mor de que hay otros continentes, y el hombre descubre alborozadoque el h'tmenso océano, tan temido, no es más que un modesto estan­que. Surge entonces el deseo de investigar la causa de todas las co­sas: por qué la piedra cae cuando la soltamos y por qué se elevacuando la arrojamos hacia arriba. Todos los días se descubre algonuevo, y si bien ya se han explicado muchas cosas, lo que queda porexplicar es muchísimo más todavía. Por eso, loma gran tarea le esperaa las nuevas generaciones. Una vez, cuando era joven, vi a dos alba­ñiles que, luego de cambiar ideas tan sólo cinco minutos, sustituye­ron la costumbre milenaria de mover los bloques de granito por unanueva y más razonable manera de disponer las cuerdas y las poleas.En ese m.omento me di cuenta de que el tiempo viejo había termina­do y de que estábamos ante una nueva época. Pronto la Humanidadentera sabrá exactamente dónde habita, en qué clase de cuerpo celes­te le ha tocado vivir. Al hombre ya no le alcanza con lo que dicen losviejos textos, y donde la fe reinó mil años, hoy reina la duda. 'Sí, loslibros dicen eso, pero ahora yo quiero mirar con mis propios ojos',piensa. Hasta las verdades más respetadas son puestas en tela de jui­cio, y ha empezado a soplar LIDviento que levanta las doradas vesti­duras de príncipes y prelados, dejando al desnudo piernas más gor­das o más tlacas, pero exactamente iguales a las nuestras. Yo te ase­guro, Andrea, que antes de morirnos vamos a oír hablar de astrono-mía hasta en los mercados." (2)

Es en este contexto que Descartes inicia sus Meditaciones metafisi­cas, de 1641, con las que se considera que comienza la filosofía mo-derna diciendo:

"Hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que desde mis

primeros años había admitido como verdaderas una cantidad de opi­niones falsas y que lo que después había fundado sobre principios tanpoco seguros no podía ser sino muy dudoso e incierto, de modo queme era preciso intentar seriamente, una vez en mi vida, deshacerme detodas las opiniones que hasta entonces había creído y empezar entera­mente de nuevo desde los fundamentos si quería establecer algo firmey constante en las ciencias." (3)

Descartes afirma que a lo largo de su vida ha considerado comoverdaderas una cantidad de opiniones falsas y que todo lo edificadosobre ellas no puede ser sino dudoso e incierto. De este modo, expresasus dudas sobre todo aquello que le han enseñado: los principios aris­totélicosy los valores tradicionales; péro la duda no aqueja a Descartesindividualmente, sino que es el sentimiento de la época frente a lastransformaciones que han tenido lugar. Si el conocimiento tradicionalha mostrado no ser muy firme, es necesario "empezar de nuevo, desdelos fundamentos", es decir, rehmdar el edificio todo del saber; por estaidea de "empezar de nuevo" es que Hegel considera a Descartes un"héroe" de la filosofía. Para esta tarea es que necesita un métodO;elelemento esencial de ese método es justamente la duda, ahora trans­formada en instrumento: no habrá que admitir proposición alguna queno sea indubitable. Para la misma época la preocupación por el méto­do también está presente en F. Bacon, filósofo británico. El método esconcebido por ambos como un camino para descubrir nuevas verda­des, a diferencia del silogismo que sólo permite convalidar lo ya sabi­do, y como Lmconjunto de procedimientos sencillos que cualquier per­sona podría aplicar. Estas características implican una democratiza­ción del saber y una concepción revolucionaria para la época. Inicial­mente Descartes duda de todo, y, en ese momento, aparece como unescéptico, pero profundizando en la duda descubre que en tanto queduda piensa y si piensa existe. "Pienso luego existo" se constituye enla primera verdad. La primera certeza es la existencia del yo que pien­sa. La misma existencia de Dios y la del mundo se derivarán de estaverdad. Nunca antes de Descartes se le había dado un papel tan fun­damental al sujeto pensante. La preeminencia del mismo será el signofundamental de casi toda la modernidad.

Mientras en Europa continental se desarrolla el racionalismo, en b­glaterra crece vigorosamente otra rama de la fiJosofíamoderna: el em­pirismo. Según el empirismo, el conocimiento se halla hmdado en laexperiencia y por experiencia, en última instancia, se entiende algún ti­po de información sensorial. Para los empiristas no hay ideas innatas;por el contrario, la conciencia es una tabla rasa, un papel en blanco porescribiry quien escribe es la experiencia. La escuela empirista británicaincluye a F. Bacon, contemporáneo de Descartes, J. Locke, G. Berkeleyy David Bume.

Ya en el siglo XVIIIlos empiristas británicos por boca de Hume,mucho más drásticamente que Descartes, afirmaban:

"Si procediéramos a revisar las bibliotecas convencidos de estos

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principios, ¡qué estragos no haríamos! Si cogemos cualquier volumende Teología o metafísica escolástica,por ejemplo, preguntemos: ¿Con­tiene algún razonamiento abstracto sobre la cantidad y el nÚfi.lero?No. ¿Contiene algún razonamiento experimental acerca de cuestionesde hecho o existencia? No. Tírese entonces a las llamas, pues no pue­de contener más que sofistería e ilusión." (4)

Si se repara que todavía en el año 1600Giordano Bruno había sidoquemado por la Inquisición por adherir a las ideas de Copérnico encontra de las verdades reveladas de la teología, es notable y sintomá­tico de un cambio de la mentalidad imperante que sólo ciento cin­cuenta años después Hume, en nombre de los principios del empiris­mo, se permita sugerir, metafóricamente, que los libros de teología ometafísica escolástica pueden ser quemados sin ningtma pérdida.

La tradición racionalista francesa, el empirismo británico y el desa­rrollo de las ciencias son en el plano de las ideas las fuentes de las quese nutre el Iluminismo, o filosofía de la ilustración, en el siglo XVIII.Esta corriente de pensamiento defiende una razón que se apoya en laexperiencia, que va de lo singular a lo universal, de los hechos a losprincipios y que, cada vez más, va tomando a la ciencia natural comoel modelo de todo conocimiento. El auge de la burguesía, el desarro­llo del capitalismo y las revoluciones inglesa, norteamericana y Íran-

o cesa constituven el marco económico, social v político en el que se for­man las idea~ iluministas, ideas que a su ve;' van a ejercer decisiva in­±luencia en la sociedad en general y en los procesos revolucionariosmencionados en particular.

En 1751 comenzó a publicarse la Enciclopedia o Diccionario Razonadode las Ciencias, de las Artes y de los Oficios, bajo la dirección de Dideroty D'Alembert, que buscaba reunir y sistematizar todos los conoci­n:üentos, incluidos los pertenecientes a los oficios y las artes mecáni­cas, para difundirlos entre los contemporáneos y trasmitirlos a la pos­teridad "para que nuestros nietos, al convertirse en más instruidos,lleguen también a más virtuosos y más felices". Característica de laEnciclopedia y del movimiento ilustrado es la idea de que el conoci­miento es útil, debe divulgarse y tiene un carácter liberador, pues, amayor instrucción corresponderá mayor virtud y mayor felicidad; enla divulgación del conocimiento los ilustrados le asignarán un papelprivilegiado a la educación y, en particular, a la escuela y al libro. Laeducación debe ampliarse a "todas las condiciones". Merced a la mis­ma y al desarrollo d~ las ciencias, la humanidad puede lograr un fu­turo mejor: progresar, tanto material como espiritualmente. En lugarde ubicar lli'l.aedad de oro en el pasado, en algún pasado remoto y

perdido, mito común a varias culturas, los iluministas creen que esposible lograr, en el futuro, una humanidad más libre de los condicio­namientos de la naturaleza. En general, los ilustrados ven al progresocomo una posibilidad de la humanidad, y no como una marcha ine­xorable de la misma hacia algo mejor. El iluminismo tiene una voca­ción universalista, sus ideales son de tipo universal, el ciudadanoilustrado rechazará los prejuicios de raza, nacionalidad o religión y,

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en cambio, se identificará con cualquier otro ilustrado en cualquiercontinente.

En materia de religión, los ilUstrados son librepensadores, en sumayor parte no se trata de ateos, pero está muy extendida la idea deuna religión nahual o deísmo. Esta posición sostiene que en el fondode las distintas religiones históricas habría una religiosidad racionalcomún. Las distintas tradiciones históricas deformarían ese núcleo na­turalllevando a la superstición y el fanatismo; Dios, denominado pre­ferentemente "Ser supremo", es considerado el gran arquitecto, puntode referencia último para la explicación del universo.

La Revolución Francesa con su lema "Libertad, igualdad y frater­nidad" y la democracia política son deudoras de la Ilustración y for­man parte del núcleo de las ideas de la modernidad que tanto iní1u­yen en nuestra Revolución de Mayo y, en general, en el proceso inde­pendentista en Hispanoamérica.

Una esfera particularmente importante en el desarrollo de la mo­dernidad está constituida por el campo de las ideas éticas. Lasnormasmorales y jurídicas de un pueblo se originan generalmente a partir delas tradiciones religiosas. Durante siglos se concibió al Estado comodotado de una religión oficial. En la Europa medieval, más allá de lasdiferencias entre los distintos pueblos que la conforman, la religióncatólica es la fuente de las normas morales y jurídicas, las cuales dejanpoco margen para el desarrollo de ideales de vida individuales quecontradigan las tradiciones sociales. En ese marco, las minorías mu­sulmana y judía son apenas toleradas. Con la Reforma Protestante"ylas guerras de religión del siglo XVIIse quiebra la unidad religiosa yla idea de fundamentar la moral y el derecho en la religión cede supaso entre los iluministas a una concepción que busca establecer nor­mas universales fundamentadas racionalmente. El progreso que haproclamado la ilustración tiene en el dominio de la moral un ámbitoprivilegiado y, en esta esfera, el progreso consistirá en buscar estable­cer normas que, en lugar de valer para un pueblo o tilla cultura deter­rrünadas, valgan para todos, sean universales y, en vez de estar basa­das en la tradición o-en la religión, tengan un fundamento racional.En realidad, los requisitos de racionalidad y universalidad se comple­mentan.

La ética de Kant, expuesta en la Fundamentación de la metafísica de lascostumbres y en la Crítica de la razón práctica va a constituir el más ela­borado intento por construir una ética universal de naturaleza racio- ­nal.

Según Kant puede haber muchas cosas buenas como el ,:alor, la de­cisión, la perseverancia y otras muchas cualidades, pero ninguna deellas puede ser llamada buena sin re~tricción, porque cualquiera deestas cualidades pueden llegar a ser malas y daüinas si lél_voluntadque ha de hacer uso de ellas no es buena. Una voluntad buena, encambio, lo es en cualquier circunstancia y con independencia de quealcance un fin propuesto. No importa el éxito de la acción. Así, porejemplo, si hago todo lo posible por ayudar a una persona y finalmen­te fracaso en el intento, esto no diminuye el valor moral de la acción.

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La buena voluntad es buena cuando obra no por 'inclinación, es decir,siguiendo alguna tendencia de nuestra sensibilidad, sino cuando obrapor deber. En nuestras acciones podemos obrar en forma contraria alddx'r, siguicndo nlgllll<l inciin,lcióll, por ejemplo, cuando no ayudo a1111<1P('I'SOII<1qlll' Sr' l'llnll'niril('1l <11)UI'()~;porquc privilegio mi comodi­d;¡d. T,lInb¡(;n lllll'do obr,lr dl' ,ll'lll'rdo di (j¡'\lI'I', pl'nl pUl' illl"lilldCiún,clIill1du dyudo i1 un.1 l)l'rsull.1, Ill'W lu iJago 1l()l'll'll' suy ¡lInigu dI' ellit.Finalmente, puedo obrar simplemente pUl' deber Cll,llldo ayudo a unapersona porque el deber manda ayudar a un semejante. Sólo estas últi­mas acciones merecen la calificación de moralmente buenas. Las con­trarias al deber son moralmente malas y las que se efectúan de acuer­do con el deber, pero por inclinación, son moralmente neutras. Así,por ejemplo, Kant analiza el caso de los actos de"beneficencia y señalaque hacer beneficencia es un deber pero que en realidad muchas per­sonas experimentan un cierto regocijo al efectuar la beneficencia; enconsecuencia, obran de acuerdo .11dclll'r, siguiendo una inciill.1ción,pl~r() no por dl'bl~r y su acción, ;1UI1(]Uenu ('s Illomlllll'nle reprol'h.1bll',tampoco es dign.1 de que' se 11'adjudique valor lTIOrdl.

Kant define al deber como la necesidad de una acción por respeto ala ley. Se refiere a la ley moral universal que la razón práctica da a lavoluntad y que dice que" ...no debo obrar nunca más que de modoque pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley l.miversal"(5). Esta ley, a la que Kant llama imperativo categórico, quiere decirque no debo obrar sino de acuerdo con máximas que puedan univer­salizarse. Sólo obro moralmente bien cuando puedo querer, es decir,aceptar por propia convicción como obligatorio para mí, que el princi­pio de mi querer se convierta en ley válida para todos. Así, por ejem­plo, supongamos que en determinadas circunstancias puedo obtenerun beneficio diciendo una mentira, mi máxima podría expresarse así:"En caso de que me sea útil diré una mentira". Esta máxima puedeservirme, pero, según Kant debo generalizada y pensada como si fue­ra una ley que dijera: "Cualquier persona, en caso de que le sea útil,puede decir una mentira". Al universalizarse, se advierte que esta má­xima no puede valer como ley general, pues, si todos mienten, la mis­ma mentira ya no sería eficaz. La máxima, en resumen, no es moral­mente buena. Lo moralmente malo consiste en que el sujeto se permitaacciones que no les permite a los demás.

El imperativo categórico se constituye así en el fundamentofacionalde las normas morales que la modernidad buscaba. Ante la necesidadde obrar, el sujeto racional debe preguntarse si la máxima con la quese está guiando es universalizable o no. La ética kantiana es a priori,puesto que el imperativo categórico no depende de condiciones o cir­cunstancias empíricas, es formal porque lo que enuncia es la condicióngeneral él que deben someterse las acciones para ser consideradas mo­ralmente buenas, pero no dice en concreto o en particular qué es loque debe hacer cada individuo; precisamente por dejar librada a cadaindividuo la elección de las máximas, con la sola restricción de quesean universalizables, la ética kantiana es autónoma.

Jürgen Habermas, filósofo alemán de la escuela de Frankfurt, realiza

una síntesis del significado del Iluminismo con las siguientes palabras:

"El proyecto de modernidad formulado por los filósofos del ilumi­nismo en el siglo XVIII se basaba en el desarrollo de una ciencia objeti­va, una moral universal, una ley y un arte autónomos y regulados porlógiCilSpropias. Al mismo tiempo, este proyecto intentaba liberar elpotvllcial cognitivo de cada una de estas esferas de toda forma esotéri­ca. Deseaban l'mplcar esta acumulación de cultura especializada en elenriquecimiento de la vida diaria, es decir en la organización racionalde la cotidianeidad social." (6)

Como se habrá advertido, el conjunto de ideas gestadas en los siglosXVII Y XVIII constituyó una concepción del mundo altemativa a lacosmovisión cristiana indiscutiblemente hegemónica en el medioevo yse tradujo en instituciones y pautas concretas de conducta que orienta­ron la vida de los hombres en todo el ml.mdo. América no fue ajena aeste proCl'SOy en ocasiones se consideró que la modemidad tenía másposibilidades de plasmarse integralmente por constituir l.m territoriovirgen en el que sería más fácil organizar la sociedad desde las pautasmodemas. El proceso de revoluciones independentistas que desde fi­nes del siglo XVIII se desarrolla en el continente es expresión del climade ideas de la modernidad.

2. El siglo XIX:críticas y replanteos de las ideasde la modernidad

En lo económico-social, el siglo XIX es la época de la consolidacióndel desarrollo industrial iniciado en la segl.mda mitad del siglo ante­rior, con la aplicación en gran escala de la máquina de vapor a las co­municaciones y la producción. Con la Revolución industrial se desa­rrolla un nuevo sector social, el proletariado o la clase obrera, que tra­baja en las minas de carbón y en las fábricas y que va a librar impor­tantes luchas sociale's, que en algunos momentos se transformarán enluchas políticas. Todo el período está marcado por un ascenso cons­tante en todos los países europeos de la burguesía. En todas partes essu capital el criterio que sitúa a los individuos dentro o fuera de lamisma. La burguesía, por una parte se opone a la nobleza; por la otra,se opone a las reivindicaciones obreras y populares, siendo ella mis­ma heterogénea y tejiendo alianzas altemativamente con uno u otrosector social.

En el plano político la primera mitad del siglo XIX oscilará entre larevolución y la restauración, entre las repúblicas o monarquías consti­tucionales y las monarquías o imperios absolutistas. Ya en la segundamitad, la revolución política se desvanece y lo que predomina es eldespliegue del capitalismo en el mundo.

La restauración, después de la derrota de Napoleón en 1815,reacciona contra el Iluminismo. De Maistre y de Bonald/pensadores

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tradicionalistas, desechan la pOsibilidad de que el hombre programeracionalmente la sociedad. El segundo de los nombrados afirma: "Elhombre no puede dotar de una constitución a la sociedad política, co­mo tampoco puede dot;.lr de gravedad a los cuerpos o de extensión ala materia". (7)

En una orierü'lCitÍn Silllil,lr, p.1ra la Escuela histórica del derechoque se desarrolla con fuerza en Ak'lll,wia, \;1 gl~l1l'r,lci(¡nanterior GHC'da de "sentido histórico". Se desenvuelve el nacionalismo que consti­tuirá una fuerza política importante en el siglo XIX y que enfatiza co­mo elementos diferenciado res de la nación los aspectos geográficos,étnicos, religiosos y lingüísticos, reivindicando el volkgeist, el espíritudel pueblo, y las tradiciones nacionales.

En realidad, aunque el siglo xvnI, llamado eL"siglo de las luces",es el siglo del auge de la razón universalista y de la idea de progreso,no faltarán en el mismo tendencias que cuestionarán tanto la idea deprogreso como [,1 posibilidad dl' una r¡lzrín univl'rsalista en (,1 planopráctico y ¡ltlll en el tetÍrico.

Expresión de estos cuestionamientos a la modernidad es el alem¡ínJohann G. Herder quien en su Filosofía de la historia para la educación dela humanidad sostiene una concepción providencialista de la historiaen la que cada pueblo debe desarrollar sus propias instituciones y for­mas espirituales que le son características. Para Herder, ca.da épocaconstituye una plenitud en sí y no hay progreso en la historia. Lasideas de Herder se ampliarán y desarrollarán en el romanticismo ale­mán del siglo XIX, cuyos ideales se contrapondrán marcadamente alIluminismo del XVIII.

Mientras e1l1uminismo se identific<.1con la mz(¡n y 1<.1ciencia, el w­m<lnticismo tiene una mayor inclinación por la emoción, la fuerza, lasensibilidad y lo instintivo. El romanticismo privilegia la excitación yla aventura a la tranquilidad y la seguridad; aprecia las pasiones fuer­tes y destructoras -el amor romántico-- que pueden culminar con lamuerte del enamorado. Lo estético es más valorado que lo utilitario.Los románticos admiran lo exótico y lo misterioso que se identificacon lo remoto, lo asiático, lo antiguo, lo primitivo, la naturaleza, y rei­vindican la Edad Media y sus historias de castillos y brujas. Se ideali­zan las labores campesinas y se condena el industrialismo -en unaépoca de pleno desarrollo industrial- que se asocia con la fealdad.

_La personalidad debe liberarse de la moralidad y los convencionalis­mos sociales al servicio del orden. Hay un culto del héroe y del granhombre que vive la vida intensa y arriesgadamente. Políticamente elromanticismo es antiuniversalista y nacionalista, considerando que lanación es una especie de organismo que posee un alma o espíritu quela anima, siendo los individuos miembros de la misma. Separados dela nación, los individuos no son nada, pierden sus "raíces", para usaruna metáfora naturalista frecuentemente empleada por los románticos.El romanticismo es fuertemente antiliberal en la medida en que el li­beralismo considera a la sociedad como la suma de los individuos ydefiende los derechos de éstos. Como contrapartida, es fuertementearistocratizante. Por sus propias concepciones, el romanticismo es un

movimiento más literario que filosófico y que dará grandes poetas co­mo el inglés Byron o el italiano Leopardi.

La crítica de la modernidad en el siglo XIX iniciada por el romanti­cismo culminará en su segunda mitad con el pensamiento de un filó­sofo extremadamente corrosivo: Federico Nietzsche. Para éste, la filo­sofía occidental, con excepción de Heráclito y otro puñado de filóso­fos, h;¡ sidll una filosllfía del St'!: que busca un fundamento absoluto yque se h,l lllvidadll dl'1 dc'venir, una filosofía del concepto que ignorala vida y la voluntad de vivir, una filosofía de la razón que se opone altestimonio de los sentidos. Nietzsche también critica la moral por suantinaturalidad, por su oposición a la vida, por condenar los instintosy por constituir una evasión del mundo real, de las condiciones con­cretas de existencia. En realidad, la moral tradicional es para Nietzs­che una moral de esclavos que exalta el dolor, la pequeñez, la humil­dad, la amabilidad, la bondad, la objetividad, el amor al prójimo y queniega In que sería una moral de seíl0res que apreciaría la vida, el po­ckr, ];¡ grande/a, el placer, b virilidad. La moral tradicional ha signifi­cado un ascemo de los valores de los débiles; el liberalismo, la demo­cracia, la Revolución francesa y los movimientos sociales del siglo XIXse inscriben en esta línea valorativa a la que Nietzche opone la volun­tad de vivir que es el mayor desmentido a la objetividad, al igualita­rismo, a la piedad y a la compasión. Vivir es arriesgar la vida y vivirpeligrosamente. La crítica de la religión comienza por hacer notar quela religión nace del miedo. El cristianismo invierte los valores greco­romanos y destruye los \,<:¡loresde los pueblos germánicos, la bestiarubia, el germano bárbaro, es domesticado. El cristianismo significa lapérdida del sentido de la tierra, la pérdida de los instintos y la intro­ducción de los valores mezquinos, propios del rebaño, y de la nociónde pecado, una idea que atenta contra los instintos de la vida.

Para que el hombre viva, Dios ha de morir; para que la vida florez­ca en la tierra, no debe haber más allá. Pero Dios ha muerto como fru­to de la modernidad. A través de las experiencias del antropocentris­mo del Renacimiento, el racionalismo desde Descartes, el poder delpueblo con la Ilustración y del auge de la ciencia con el positivismo,no hay lugar para Dios en la cultura moderna que es una cultura secu­larizada. Hemos matado a Dios.

Como resultado de la muerte de Dios, el hombre moderno ha llega­do al nihilismo que significa una falta de metas, una falta de respues­tas a los porqué que se habían respondido desde Dios. Nos hallamosperdidos. Ntl hay posibilidad de obrar a partir de un fundamento sóli­do. La experiencia del nihilismo se acentuará en la experiencia vitaldel siglo XX después de las dos grandes guerras mundi?tles y todossus horrores.

Pero el siglo XIX no es todo romanticismo, sino que en buenamedida'puede entendérselo como una continuación crítica de la líneaque arrancando con Descartes y el empirismo británico se prolongahasta el Iluminismo y Kant. Tres son los grandes pensadores que ex­presan esta continuidad crítica respecto de la Ilustración: Comte,Hegel y Marx. .

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Augusto Comte funda el positivismo en la primera mitad del sigloXIX. ¿Qué significa "positivo"? Comte dice que positivo significa loreal frente a lo quimérico o lo fantástico, 10 real es 10 dado en la expe­riencia; positivo también significa lo útil, frente a 10 ocioso, con locual Comte defiende una concepción instrumentalista del conoci­miento que tiene fuerza por 10 menos desde Bacon; positivo significatambién lo preciso, contra 10 vago, lo indefinido; positivo es lo cons­tructivo, 10 organizador, frente a lo destructivo; por último, positivoes lo relativo, frente a lo absoluto, conocimiento de fenómenos, no deesencias.

El punto de partida de Comte es una filosofía de la historia que seresume en la ley de los tres estados. En el estado~teológico se explicanlos fenómenos por medio de seres sobrenaturales, sus fases son el feti­chismo, el politeísmo y el monoteísmo, y se corresponde con un po­der espiritual teocrático y un poder temporal monárquico unidos enW1estado de tipo militar. El estado metafísico arranca del monoteís­mo y despersonaliza la fuerza divina, y la causa de los fenómenos pa­san a ser ideas abstractas o principios racionales. Es un período críticoen el que irrumpen las fuerzas negativas, disolventes de la inteligen­cia. En el estado positivo la especulación metafísica es sustituida poruna investigación de los fenómenos lL.Tllitadaa la búsqueda de sus re­laciones. En este estado, los sabios o científicos pasan a desempeñar elpoder espiritual que antes ejercieran los teólogos y los industrialesocupan el poder temporal que en el primer estado ejercieran los mo­narcas. Esta reivindicación de los industriales es de origen saL.'1tsimo­niano y en ella se expresa el carácter burgués y la aguda' percepciónde Comte de la importancia de este nuevo sector social que se está de­sarrollando con la revolución industriaL El pasaje por los tres estados,además de una dimensión social tiene una dimensión individual: elniño es un teólogo; el adolescente, un metafísico; y el adulto, un cien­tífico o una mentalidad positiva.

La ciencia, para el positivismo, se apoya en una metodología gene­ral de tipo L.'lductivista. Los hechos singulares son conocidos por laobservación y la experimentación; no hay conocimientos a priori; porvía inductiva se pueden llegar a establecer leyes que no explican losfenómenos, sino que describen las regularidádes observables en losmismos. La ciencia tiene un carácter instrumental, es valiosa porquesirve a la técnica y a la industria.

Las ciencias se ordenan en una jerarquía que tiene en su base a laciencia más general, menos compleja y que ha alcanzado en primertérmino el estado positivo: la matemática; apoyándose sobre la:mate­mática se encuentra la astronomía que es un poco menos general ypoco más compleja que la matemática; a continuación se hallan la físi­ca la Química, la bioloo-ía y, finalmente, la sociolobo-ía.Esta última es laI ~ o «

más compleja, la menos general y la menos desarrollada.La sociología es concebida por Comte como una ciencia natural, la

denomina "física social" y tiene por objeto establecer las leyes que ri­gen el desarrollo social como el de un organismo vivo. Comte lamen­ta que la sociología todavía esté en pañales y atribuye a este escaso

desarrollo los desórdenes sociales de su época. Naturalmente, el atra­so de la sociología se explica por la complejidad del objeto de que seocupa: el hombre en sus relaciones sociales, lo que ha hecho que toda­vía no haya llegado al estado positivo. Cuando la sociología ingrese,con Comte, al estado positivo, la humanidad en su conjunto habrá in­gresado al tercer estado. Esta concepción de las ciencias sociales comodesarrollo de las ciencias naturales es típica del positivismo.

En la sociología de Comte se distinguen la estática y la dinámicasocial. La estática social estudia al individuo, la familia y la sociedaddesde la perspectiva del orden, es decir, desde la estructura que le daa estos objetos estabilidad y firmeza. La dinámica social, en cambio,estudia el progreso; es decir, el cambio, el pasaje de W1estado a otro.Cada estado (teológico, metafísico y positivo) constituye una situa­ción transitoria, a excepción del último, que es el estado definitivo.

En una línea de pensamiento muy distinta de la de Comte, Hegel,en los primeros años del siglo XIX, en su Filosofía de la historia, trata dedemostrar que el mlLl1dode la voluntad no está sometido al azar, quelo que sucede en la historia tiene un carácter racional, que hay un es­píritu que se está desenvolviendo en la historia. La primera categoríaque surge al pensar el proceso histórico es la de "variación", la de.queen la historia todo pasa y nada permanece: "En la historia caminamosentre las ruL.'las de lo egregio" (8); pero a la categoría de variación in­cesante, sucede la categoría del "rejuvenecimiento": de la muerte sur­ge una nueva vida, corno en el mito del ave fénix; pero la nueva vidano es idéntica a la anterior/ la nueva vida encarna otro momento en eldesarrollo del espíritu, el espíritu se sublima. Cada pueblo, según He­gel, encarna un momento en el desarrollo del espíritu y ningún indi­viduo puede saltar por encima del espíritu de su pueblo. El papel delos grandes hombres de la historia es encamar o interpretar adecua­damente el espíritu del pueblo, éstos son los conductores de los pue­blos, como Napoleón, por ejemplo. En realidad, los grandes hombres,creyendo perseguir sus propios fines, su gloria, cumplen con el papelasignado por la historia. A esta superposición entre el fin de la histo­ria y el fin subjetivo, Begella llama la argucia de la razón. Con estascategorías analiza el papel desempeñado en la historia por cada pue­blo o cultura, desde China e India hasta los pueblos germánicos, con­siderando que "América es el continente del porvenir", es decir, quetodavía no ha ingresado en la historia universal pero lo hará en el fu­turo. A grandes rasgos, Hegel ve en el desarrollo histórico una mar­cha hacia mayores grados de libertad. En los grandes imperios orien­tales, uno solo, el emperador, es libre. En las polis griegas y la repú­blica rornana, muchos, los ciudadanos, son libres. El cristiarLismo pro­clama la igualdad de los hombres ante Dios y, con la reforma protes­tante que reivindica la libre interpretación de la Biblia, los pueblosgermánicos encarnan el mayor grado de libertad alcanzado.

A mediados del siglo XIX, Marx construye su filosofía sobre la basede las doctrinas de la filosofía clásica alemana, la economía políticainglesa y el socialismo francés. De la filosofía alemana Marx rescatabuena parte del pensamiento de Hegel y Feuerbach, un filósofo de la

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izquierda hegeliana. De la economía política británica, Marx toma lateoría del trabajo como base del valor, teoría ya enunciada por AdamSmith y David Ricardo. Desde la revolución de 1789, Francia había si­do el caldo de cultivo de doctrinas socialistas con figuras como Babeuf,que ya en 1789 levanta las banderas rojas y que termina guillotinado, oSaint-Simon y hechos políticos de la envergadura de la Comuna de Pa­rís de 1871, primera experiencia de una insurrección obrera y popularque logra controlar París durante unos meses. Este pensamiento socia­lista es calificado por Marx como socialismo utópico, como una expre­sión voluntarista al que opondrá el socialismo científico. Mientras lossocialistas utópicos imaginaban al socialismo como una vuelta haciaun pasado más simple, Marx lo entiende como el avance hacia unmayor grado de complejidad y desarrollo social, posibilitado por elcapitalismo. .

Según Marx, el modo de producción capitalista lleva a una concen­tración de la burguesía -habrá cada vez menos burgueses, cada vezmás ricos- y a la proletarización de la inmensa mayoría de la socie-.dad, a una socialización cada vez mayor de la producción en grandesestablecimientos industriales, y conduce a crisis de superproduccióncon L'levitables recesiones. De las condiciones en que se desenvuelve elmodo de producción capitalista surge la necesidad de un nuevo modode Droducción: el socialismo, en el cual se 2stablecerá la proDiedad co­lectiva de los medios de producción y desaparecerá la burg~esía comoclase social. El proletariado, a través de la revolución social, puede ydebe acelerar el proceso de surgimiento de la nueva sociedad. Lasideas de Matx inspiraron la mayor parte de los procesos revoluciona­rios dd siglo XX.

Hegel, Marx y Comte expresan, cada uno a su manera, lL.""1pensa­miento que cree ver en el desarrollo histórico de la humanidad unacierta lógica: desarrollo del espíritu, lucha de clases y pasaje de la ig­norancia al conocimiento, respectivamente. Los tres además confían enque la humanidad puede progresar, y en algún caso hasta afirman queel progreso se ha de producir inexorablemente, aunque definen esteprogreso de manera distinta: el reino de la libertad bajo la monarglúaconstitucional para Hegel, el estado científico-positivo en el que la so­ciedad es dirigida por los industriales para Comte y la sociedad socia­lista producto de la lucha de clases para Marx. Los tres tienden a pen­sar en términos de la humanidad en su conjunto y aunque a ellos les"interesa el desarrollo del individuo y su libertad, encuentran las posi­bilidades de realización del mismo inscribiéndolo en proyectos colecti­vos. También con grandes diferencias entre sí, Hegel, Marx y Comtecuestionan las ideas iluministas y la revolución francesa, pero sus teo­rías se desarrollan tratando de corregir, mejorar y superar estas ideasque son el punto de partida de los tres. Es por eso que los considen­mos como expresiones de la modernidad que aunque producidas en elsio-loXIX, tendrán una gran influencia a lo largo del siglo XX.

bDesde Descartes hasta Marx, las ideas de la modernidad surgidasen interacción con la lucha política y el desarrollo científico- tecnológi­co modelaron el mundo en el que vivimos. Aunque en pugna entre sí..

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muchas veces desvirtuadas al llevarse a la práctica y hasta habiendoengendrado criaturas monstruosas, su sello se encuentra presente enlas instituciones políticas y las prácticas sociales desde la salud a laeducación, en los valores, las creencias y las actitudes de millones dehombres por todo el planeta. Cuando Charles Chaplin, en plena Se­gunda Guerra Mundial, en "El gran dictador" llamaba a luchar, lo ha­cía para liberar al mundo y acabar con las barreras, los odios y la into­lerancia -ideal universalista-, por un mundo con raciocinio y en de­mocracia, en el que la ciencia y el progreso nos conduzcan a la felici­dad, es decir, levantaba todavía los grandes ideales de la modernidad.Terminada la guerra ... ¿se realizaron estos ideales? y lo que es más im­portante¿continuaron o continúan, los mismos, jugando un papelorientador, siendo movilizantes?

Para contestar estas preglffitas debemos detener por ahora el reco­rrido por las ideas de la modernidad y pasar a considerar los cambiosque en el orden económico social pernúten hablar de sociedades po­sindustriales, que constituyen el ámbito en el que se desarrollan lasideas de posmodernidad. .

3. Sociedades posindustriales y culturaposmoderna

Podemos ahora volver atrás y recordar que, para Lyotard, la posmo­dernidad sería lma edad de la cultura que se correspondería con lffi ti­po de sociedad a la que se llama sociedad posindustrial. Para compren­der entonces la cultura posmoderna, debemos ahora presentar suscin­tamente las sociedades posindustriales, el marco en el que se gesta lacultura posmoderna.

La sociedad posindustrial, también llamada capitalismo tardío, eratecnotrónica; se habría desarrollado fundamentalmente en los p¡:¡isescapitalistas avartzados luego de finalizada la segunda güerra mundiaLdesde los arcos cincuenta en adelante y se caracterizaría por un notabledesarrollo de las fuerzas productivas -a través de la automatizacián yla cibernética- que produciría una enorme riqueza material, y unaprofunda modificación en la composición de las clases sociales: dismi­nución de la ca.l1tidad de obreros agrícolas e industriales, aumento deprofesionales liberales, técnicos, científicos y empleados. Las socieda­desindustriales se habían desarrollctdo sobre la base del modelo taylo­rista de producción en grandes series, la línea de montaje que tan fácil­mente se asocia con la producción de los sólidos Ford T, y que el1 sumomento satirizara Chaplin en "Tiempos Modernos"; en cambio, enlas sociedades posindustriales predominaría la producción de, relativa­mente, pequeñas series de artículos que son fablicados para una dura­ción mucho más breve, ya que la constante innovación tecnológica los

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tornará obsoletos rápidamente. Dicho en formágráfica:ya no hayunos pocos modelos de televisores o heladeras repetidos hasta el infi­nito, sino una infinita variedad; tampoco se pretende que estos artícu­los vayan a "durar toda la vida", sino un corto período de tiempo por­que pronto serán reemplazados por modelos más avanzados. Por otraparte, el sector terciario, la producción de servicios concentra la mayorparte de la población económicamente activa, porque la industria au­tomatizada necesita menos personal pero mucho más capacitado. Eneste contexto, el conocimiento es la fuerza de producción fundamentaly la información y su adecuada circulación éS imprescindible para eléxito de los emprendimientos económicos. También la producciónagropecuaria sufre importantes modificaciones:<continúa el desarrollode la tecnificación, pero hay mucho más cuidado en el empleo deagro químicos, apreciándose una producción más "natural", libre deagentes contaminantes. Los cultivos orgánicos, sin embargo, no supo­nen un retorno a métodos artes anales, sino, por ejemplo, un controlbiológico de plagas que requiere un gran conocimiento de las distintasespecies y una tecnología capaz de interferir en su reproducción sinnecesidad de rociar los cultivos con productos químicos de alta toxici­dad.

Las modificaciones tienen lugar no sólo en la faz productiva, sinotambién en la comercialización de millones de mercancías en la que sedesarrollan nuevas y sofisticadas formas de marketing. El supermer­cado tradicional, por ejemplo, en el que se compra y vende masiva­mente una gama de productos poco variados, se corresponde más biencon la fase industrial; hoy, en cambio, los grandes supermercados rea­lizan sus ganancias sobre la base de diseñar políticas de venta muycuidadas para intentar diferenciarse evidenciando un gran conoci­miento de las necesidades y deseos de los clientes. Ejemplo de estaspolíticas es el ofrecimiento de múltiples productos¡ envasados de dis­tintas maneras, con presentaciones especiales, premios, y asociadosentre sí (una gaseosa puede venderse junto con 1m vaso que tiene im­presa una imagen de los "Simpsons"). Quizás la cara más visible parael gran público de las nuevas formas de comercialización esté dadapor la presencia de los "shoppings", esos gigantescos centros comer­ciales que constituyen un monumento al consumo y que reorganizanla vida de millones de personas pues, al decir del norteamericano AlanT. Duming:

"Los centros comerciales se convirtieron en las plazas de nuestra vi­da pública, y las marcas y cadenas de negocios que allí conviven sonlos íconos de nuestra cultura popular." (9)

El "shopping" es el sitio por el que circulan personas y mercancíasy, aunque originario de Estados Unidos de América, se extiende porJapón y Europa y también en las sociedades subdesarrolladas donde,según el mismo Durning:

"Los ciudadanos más ricos de las naciones pobres emulan este

consumismo como mejor pueden y para ello construyen palacios decompras amurallados en medio de la suciedad y la escualidez de susciudades".

Las líneas de producción y comercialización correspondientes a lassociedades posindustriales requieren actualización e innovación cons­tantes, decisiones rápidas y descentralizadas, incompatibles con los re­gímenes fuertemente burocráticos de la Unión Soviética y los paísesdel Este que habían resuelto exitosamente, en cambio, los problemascorrespondientes a una sociedad industrial, hasta los años cincuenta osesenta. La decadencia de estos regímenes a finales de los ochenta pue­de explicarse como el resultado de no haberse adaptado a las condicio­nes de la época posindustrial, lo que hizo que sus economias dejarande ser competitivas intemacionalmente y se abriera un abismo entre laopulencia del consumo entre grandes sectores del oeste y la austeridaden el este.

Estos cambios en lo económico han significado una modificaciónimportante en varios otros órdenes y, en particular, han implicadonuevas demandas al sistema educativo, ya que la producción necesitaun trabajador que tenga una buena formación general que le permitaadaptarse a nuevas tecnologías a lo largo de su vida productiva; la co­mercialización requiere un empleado más calificado.

Como ya se dijo, las sociedades posindustriales se han desarrolladoplenamente en los llamados países capitalistas avanzados en la segur,­da mitad del siglo XX. Sería allí donde se habría gestado la cultura pos­moderna, pero gracias a los medios de comunicación dicha cultura seextendería rápidamente por todo el mundo, aun en los lugares que es­tán muy lejos de constituir sociedades posindustriales o que viven laépoca de posindustrialización de 1m modo muy distinto, como lo sonlos países sudamericanos. Por otra parte, vale la pena señalar que elconcepto mismo de sociedad posindustrial no es aceptado por otrosautores que prefieren hablar de capitalismo tardío o capitalismo avan­zado para resaltar que de lo que se trata es de la etapa del capitalismomultinacional, en la que el capital se extiende a territorios o dominiosantes no tan mercantilizados como los relacionados con la producciónestética que, como lo hace notar el norteamericano Fredric Jameson, ensu libro El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado (10),recibe hoy apoyos institucionales y canaliza inversiones multimillona­rías, desde los vestidos hasta los aviones, pasando fundamentalmentepor la arquitectura cuyos productos están más cercanos a la economía,con cifras de negocios siempre crecientes.

La otra cara de este capitalismo tardío sería, en la visión de sus críti­cos, la ampliación de la brecha que separa a ricos y pobres y la extensiónde la marginalidad social aun en las propias sociedades capitalistas de­sarrolladas en las que coexisten, apenas separados por un muro y unoscuantos agentes de seguridad, el mundo mostrado en "Dallas" o "Di_nastía" con los "homeless" y toda clase de marginados, principalmenteinmigrantes que provienen de los países más pobres: hispanos en losEstados Unidos de América, africanos y asiáticos en Europa Occidental.

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4. ~ i.fJgilsde pgsrnode.rnldad~ .-L.Ell-una-Erímera aproximación y considerada negativamente, la

edad de la c~uT¡:cqlie llamamospTI5IITodeirudacryqtie se correspon­d~a" con.~~s.~<:>cie~adesposindustriales;ro~osontraE1!~sta- al~mo­dermc!ad~-.?~naJª-~pº~-ª.geldesencan.:!9L_ª,el fin de l~s utopías, de laausencia_P.e los gr.ªndes proyectos que descªI"l?-ªpan..en li:fideadeprQgIi,§.QJ~omo ya se dijo, esta idea, con importantes diferenCias enla manera de concebida, está en la base de las grandes filo~a~ h.~­gemónicas, de los sistemas de ideas que han tenido una gran influen­cia en la sociedad, en los siglos XVllLX1X y-X~: el iluminismo, el po­sitivismo X-gl :rIl~~O, y sus exr-resioI}es "Eolí~s.~ principales, d~.s­de etcºDS.erYaduri~del!l0crático h¡~sta el ~Q~.n.:J§.!lo E~~ando poreUib~r..~!.~~?l<:>!el ?gSi~!~!!1-.23aLlI1.l.Q~~PQPLl1.i?!P.ºs.~:l desencanto-ose •produce p6i9:t¿.~.~~S_Qnsjderaque los ideales cl~.Ja,.m.od..ciDíaa~rnosec~IEP!i~12n, menos aún si se enfieña.e-qüedichos ideales eran uni­versalistas, es decir, debían valer para toda la humanidad. Así, Est­her Díaz, profesora de filosofía de la Universidad de Buenos Aires,afirma:

"El proyecto de la modernidad apostaba al progresoJn;e_º"-ªª-.q\Jelasit::.Dciaa.~~a1?ª_h?siª--§.'yerdad, etªrte§..~~:;w~dl!:ía como formade vida V la ética encontraría la universalidad de normas .fuíldainé:l.­

tauas r~lQn·aImente. No o1:?§[email protected],.lª?~i:ÓnmocionessociaIes)7Cclt;ra­les -.ª~los_ últimos deceI)i¿;s'dPªx~cen contradeciI1gs' ideales IllOdernos.La moder:nidad, preñaqa de utopías, se dirigía hacia un mañana~ me­jor. Nuestra.época desenc~llta.cla, s,edesem"Q.araza.si.eJa.?.YlcíP1asZ'.Y1)

LL~rd, por su parte,drnom;lliJ, peyorativamente, "grand~~~a­~ºs" (12) a los pro~tos o utopías cUY..ª...fu:!-ª-lidader~gr~ar, iarunidactyJl1.Ddamentar las .iE§.!iillf;io.nesy la~Iª~.hS:ª~'§'95.iales y..E91í­ticas, lasleg!.s!ªfJ~Q.nes,la~~h:;ª.$,y las mane.r(1s,ª,I2_P~!J.S9...r·Uno de losgiai:i4i~.!~!~os modernos es de origenhegeliano: la historia h~anaes concebida como la marcha deLespídtL1.h5'tdªJa libertaq, todo_lo.:..real eSI\lCÍollal~JQclQ.lo..racionalesreal) Otro delos grandes relatoses el de la eméU,CÍpación de los trabajadores y la lucha por la socie­dad sin clases, de origen marxista. Un tercer gran relato de origenpositivista promete un mundo de bienestar para .todos basado en eldesarrollo de la ciencia y la industria. . .

A la luz de estos "grandes relatos", para aceptar provisionallnenteel nombre con que Lyotard denomina a estos proyectos de la moder­nidad, se podía fundamentar la in.§iliución ec;coJ ar: formaciólLd_el es...:pgÜ...u y b¡J~deLsahe.Lpor-el saber TI.lÍsmo~n.::.laspedagogíasidealistas ge tanta influencia en .e.Lcle.sarrollo.de·una escuela clásica,hti~ani~.t~·Y-lId~~lñtt;rJ;.s.ª-a;·"opor lo menos no crudamente'uillif;:Tia, apoyªcl.ª---eDJa_~nseñanza-del ar!~, la [email protected]~~oik."c.ienh~ación para la-t;!P-\lDCÍpacióll....y escuelsLP..I.Qductiv..a_enJaS.PRga.­gogtaLde .m:i~nti1ctQ¡LSQfi§)i§.ta;escuela~a-Y.Jecnol?g!c::ªl_c"onb~s."~..EE.D.Jª_biologí~].J(1_ p ~i.c()~o.~i~!...~~.s.precie)P9t: J~..m~.i;.afí~i~(1.y.

afirmación explícita de fines utilitario s, en las pe~Q~s_cl..e .Q!ienta­ciÓILp-ositLvista-yJ.ihe.ral. -

Pero, según Lyotard, todos los" "grandes relatos" h~ª-ª-Q..~n.­cE.~~n ~i2QjDY.é!lic:ladQ.§.~..r:~lcurso .dg!o?.gLtiploS cincuenta años,pOLdi.fer.eIlt~,:Lq~ºl1teci:mi.entg~,desde los campos de concenjraCiól1,pues no todo lo real es racional, hasta la crisis delm.arxismo en laversi6Q. de los países del este. Estas diferl2.Dtesmaneras.de.c:ontaI..l:!..Ila..._hi?j:Qria.univ~rsaLcle la humanidad que conducen a la emancipaciQ.D:..de 1,": misIlla han fracasado; Es la muerte de las utopías o de las ideo­logías (en el sentido de sistemas de ideas que apuntan al futuro yprometen, cada uno a su manera, emancipar a la humanidad). DiceLyotard:-'

lE~I1..§.amientQ ....L1..a_a~s.LQ.D~<;le.lossigtº~XP'C.yX2< estªD_ciC?,mi~a-d9.~rpor la id~'Lq~Jª~I2!Il-ªI1ºP-C3.s::.iQn.de la.bllI1lanidad: Esta icl..eaesel~bQx-ªdaaJinales..delsiglo.XYIII en la fi1C?~ofíadelas Luces.y_gDJ.ªJ~~­volu~i.QIl.:eJ:"ancesa~El pr~gr~so de las-CiE;Ilcias,de las art~§.y de las g­bert"c:l§s,políticasliberará. a toda la humanidad de la igno.ranci,a, de lapoh~ga, de la incl,1H:td!:a,del despotismo.fIlo. sólo pr0clllcirá hombresf~:ÜI¿.essino que, en especial graCiasa la Eg1Jela, generará ciudadañosilu5tr~4.9..~,dueño,§cle ..5.upropiQ.(i~sti-Ilo. ;.; ----- .

"De esta fuente surgen todas las cQrrie~§..JLQl.íj:Js..as de los últimosdos siglos, con excepción de la reacción tradicional y del nazismo. En­tre el liberalismo político, el liberalismo económico, los marxismos,los anarquismos, el radicalismo de la III República, los socialismos,las divergencias, incluso violentas, pesan poco si se 1?-?c()!l1para sol.'la un§[1.i.JT!:iQªclque reÍlla en todas partes cuando se'trata deUin._~ seh~·de_.ª-!~ª-W:,ar:Tá·pfóÍnesa de libertad es para todos nosoh'os el hórí::"'zonte del progreso y su legitimación. To9-_osS~)J:J.dlLc~no creen condu­cir hacia unah~~~:nE~~d trasrarente para sí misma, hacia una..ci"llQa-danía mundial. '.

"Estos idéáies están en declinación en la opinión general de los paí-

\' s~s llamad05aes.a.r.:r:2Jla9.os....La·-C1.á.~·~~PO.l.g.icacontinúa discurrie~oéie\ acuerdo ~:n la retóric~ª~}a emancipació~. Pero no consigue cicatri­z--ª!las heridas i:nITingidas al idg_ª1..JtiQ.d..Efrno'durante casi dos siglos

,de historia ..N~~u.s,~~ci<l. d~p'rog~~~Q sino, por el contrario, elde­sªJ,Iollo JeCJ1Q.cieutífico,artigjco, ecoD2..!I'i..C::o Y p~~o, 10 que h.~.5,e-cho po~ibl~e~~.s.tª:llid~.ci~,l~~$!::l~g~stotales, 10:,UQ!aJi@!'i.:mJ.9S,la bre­cha creciente entre la riqueza del Norte ..y.Ja.pobreza ..deLS.1Jr,eLde­sep1pl..~~y la.'.I1.!!.eyapobreza', la deculhu:ación general con la crisis de..­19_E..?~l!~la...5(13)

La declinación de los ideales modernos, un hecho que constata enla opinión pública de los países desarrollados, sería, según Lyotard, elresultado del desarrollo de los mismos que han llevado a las guerras,los totalitarismos, la pobreza, etc. Sólo elJel1gp.ªje ...d.~Jª_políti.C-ªC0T!:sus_promesas.y sl1E..l2.)(h.QJ:".t~iQ~~or~..QQ.]]J.gjQIl seguiría sien­do moderno, pero, también en este campo, en lQs_últim9.~...ti.~mRQ§L.eltema de la P-J::~suDta..muerte..d~Jª:;:U9g910.$ías~!l"<:>'. de 19..?....!...<?~s

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que se ha convertido en un lugar común del lenguaje de vastos secto­res políticos que justifican de esta manera una conducta pragmática yla adaptación de su discurso a las nuevas condiciones. Por otra parte,el surgimiento de candidatos ajenos por sus antecedentes al mundo dela política supone una asunción de los políticos tradicionales de la eri­sis en que se encuentran.

La m..Q.Q.ern.idadfue un producto típicamente eW;.Qf2eoen sus orige­I}gsY cuando se e~endió, en nombre de lo universal, [email protected] EuroEalo hizo de una manera avasallante; frente a ella sucumbieronculfiñ:asasiáticas, africanas );·~mericanas-que carecían de un desarrollo cTeñ·Sff·

co::teCnológlco compara51eaIeuropeo. Sin embargo, allí donde ha12íaÍUlOrtesculturas autóctonas, la modernización de las sociedades fue só­

lo.E-ªr~ehabl.arse de uná moCferñfdac(periférica;;en ca:ffi5lo,donde la inmigración.~1.!I..opea 0C2:Póun espacio vacío o desalo¡Ó-a dé­biles culturas. indígenas, como en Estados U~mérica o Aus­tra1iá~ios princip0s de la modernidad calaiOñ'Tl0!1~do.Hoy, que-s~amu,cia una crisis o lill colapso definitivo de1aIñOdernidad, hay unespacio para que reaparezcan los particularismos culturales en su mo­mento sometidos. Así, por ejemplo, la crisis de los principios de la mo­dernidad también ha sido die-'?llo~a d~s.d~~~esl"§'jgn.talesque consider2Jl que las ideils~cI~u!.~p:1Í})Ío.de.la.E"§:Jtrr:.~eia_desarrolladas en Occidente a partir:_ci~Bacon y Descartt:;s están lleyan---­dº~a la aru.9§~acfóil:~a.eIuJ.!:i9,_y la des-trucéí6n.(1eLinUndo. En esa fEne~eshi Umehara, filósofo jaEonés contemporáneo se pregunta:--_.>-_.~~--.'_,-_.__._~ . ....-_.. -. -....,....

"¿Es tan difícil, hoy en día, ver que la modernidal-t por haber perdi­do su relación con la naturaleza y el espíritu, no es otra cosa que unafilosofía de muerte?" (14)

Si es cierto que asistimos al colapso de las ijlosonas de la moderni­dad, si se trata de una crisis tenr>.inal,corresponde preguntarse qué al­ternativas se abren o cómo es el m.undo posmoderno.

"La posmodemidad no sería un proyecto o un ideal más, sino, por elcontrario, lo que resta de la cris.is.ddQs.:grandesJ'elat0..s", l0..QlILC]JJ~d.aekléccb!.1:1?-' ..IDLdela~j~eol~ De ahí la denornLTlación de "cQI}illi:tónp.:':lSIllQQE::ma",utilizada por Lyotard, para indicar que sé trata de un es­tadD de cosas en el que vive eLhQJl1b~tO.-SQJ:lt~g:1E2Iát"J~0de los p.'::ÚSes.,ca­pitalistas aVaI1~a_d9s.La p0:iUlO.demidad tendría la ~a de los hechosCOJlSUt-n~s, pero no es unívoca la interpretación y valoración de esoshechos; por el contrario, distintos autores han destacado ciertos sucesosy menospreciado otros con lo que han llegado a distintas cosmovisio­nes posmodernas, a veces contrapuestas entre sí.

"Una primera pregunta que podría formularse es:[qué queda cuan­do se desvanecen las utopías? En lugar d~.lJuturo, el presente y algodel pasado. Esto se ad\ierte en ellenguaje~La modernidad había acu­I1ado toda una constelación de palabras que giraban alrededor del tér­mino "fuhlro", palabras que sólo tenían sentido por referencia al mis­mo tales como "ideal", "proyecto", "progreso", palabras que habíanservido como nombre de cines, teatros, mueblerías y confiterías.J

J

1

j,

También estas palabras (podría constatar Lyotard) se encuentran en"declinación en la opinión general" y n.Qsó12 en los países ~sª!I2ll.<l--dos. En su reemplazo, se~n o reactualizan otras_~~l2I~sion~~§ i5!Jp.rQP.iasde la época corno "reciclaje", "r~lax", "im~", "consumo",'~ de la historia", etc. En lo que sigue exploraremos laslGeasaeposmoderÚidad en las áreas de la arquitectura y la expresión estética,las concepciones antropológicas y el mundo de los valores, las nuevasactitudes ante la ciencia y las teorías sobre el final de la historia, consi­derando a diversos autores que han llamado la atención sobre ideas ysucesos que signan el mundo en que vivimos.

r5~"t-ªSu1turád~Ja im~~p.: otra_e.s.t~tica~En arquitec~ra, la .piqueta que en nombre del progreso d~I.r:!.Q.§l:_

l22.i~i2_ se.ti~ tlpiqJ)lente .moderna, eL'r:~_cjclaje" ql!~J'~~~ll:p'gr:.a...elpasado, posm...?_derno.Otra tendencia de cuño posmodernista es ~p~ini9_ de lQQm.ªm~Jlj:ªLy lo escenográfico: columnas ~­tico que nada sostienen, arcos que nada dividen, etcétera, por sobreloracionarY-lüfun·éíOñal, ·que definíañ:eñ:·gemral, el punto de vistamoderno. Producto de volver superficialmente la mirada...ill..P.-'h~dosor;-..J~'i"r:no~dasretro", el culto por las ?-ntigüedades o la 110stalzi9­irÓnica de los programas radialesü-televisivo·sdeai¿¡:i"dos a lás·déc~: __.das"PZlsad.a.~.En forrn':l.Pél.~a..1.~l~~=enarte y literªt~ITª, seiJ1JpQnen ladeconstrucción y la recomposición, es decir, la descomposición deUD.JJLdo.y laorgaI1iz.!"c:i9n.~qe un nuevo producto con la mezcl.a_~p.artes, dando lugar a un "c.Q.Uªg~.",la ruptura de la distinción entreliteratura y crítica, cierto populismo estético y el.Q~svan~c.imil::;nto_qe la antigua frontera entreJa cultura de <§litey la cl¿}t.t1:.[é1';:Qm~r:dª-Lo de masas.C~~.!~-¿D91ogías au(ii.9y~-g.ales tienen un p.ªp'~Lhegemónico en la

comunicación y gracias a ellas todo es omnipresente, con todo sepüeaejugarrrtodo lo ocupan: la.lelevisigp n<?~~.?.r:Ditesu~.~s2~.~.~,.aC.2D!.ec.e.ríª!ljguª!m~.n.te_"?Él:~lla,sino que las cO~?2QD..h~chali.p-a.ra_.__ser J~l~vj~a.s!asl ha~t.<thélY~n.~s~x.º-J~r~IQ.ñlcoy muchas imágenes,muy sof~!i~.~ª.as.aco~Eaftadas de pocas.E~l~!2.~.ªs, consHFuyen laforma de comunicáción predominante. Si~~Qnicos para indicaral peatón que debe detenerse o que puede avanzar, pará-senaTirr"e1"tQil~tt~ de.Yi3;rones y II1.:.:1j~~~:>,10go!iP2s en la pape.~~~ía.9e..l.§:?g}"an.:de?_~mpresas, pero también en eLp~W,1gij9_empr_enclimiento.Jami­

~p-prque, en todos los casos, la comunicación por la imagen PE~­Qogüna. "No lo diga, muéstrelo" es la consigna, y como lo anunciauna agencia de publicidad "Para muestrab.asta.unaj.D:',agen", ALta­do del dibujo de un ... ~ot.ón. La mulliplicación de.J~~ iIllªKt:.r:!-g~ue-de ..producir.saturación enJosreceptores ycoIl9:ep:aLilJas imágenes.a una yida efímera: n~tán .ª~stina_~~a ..p~rg:lJrar,..sinolJ:lá?PielLapróvocar un impacto y orientar una cOIlq.":ls~.a;impacto y con­ducta que·sé buscará reforzar con nuevas imágenes. Aunque .eL

e:.rectélc!0r es bombardeado por lasimágenesr n~e.~.~sar~a.rrlgDte

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permanece pasivo frente a las mismas; así, por ejemplo, el argentinoEliseo Verón ha destacado las distintas conductas del televidente fren­te al televisor al señalar que:

"HQY-~ftQ~rrLOS S11.leel térrnin...Q.$~néricode zapE!!lZ-IeCt1breyariosj~­nQJllenos_diferentes.Los inves.rtg~<:lOIes-nQ:tt¡;.am~[icaIlº~Ll;:tanidentifi­cado CUªITQ_tipos_de_comportamiento.El zq¡;!2i1:!-g propiamente diChO;-­acto de cambiar de canal cuando llega la tanda publicitaria que cortaun programa. El zi12}2i!Jg, que consiste en acelerar el pasaje de un pro­grama que el individuo ha grabado en videocasete, con el fin de 'sal­tar' los spots publicitarios. E1f!il2Ei!!:S! que cambia de programa duranteuna enüsión, sin que ese cambio tenga ninguna relación con la tandapublicitaria. Y por último el gy!!:!:f:!!:g,_ que es "una ida y vuelta perma­nente entre dos o más programas y que traduce la voluntad de seguirvarias emisiones simultáneamente." (15)

~E~t.~_.tip-Ü-.dLconductas~rmiten al a.I~tin..QJ2E>carLandi pre­gt.ll1ta);se.nosólo qué es 10 que la televisión ha hecho con la gente, Sillaqué es 10 que la gente hace con la televisión, constatando que hay unaacción recíproca. SegtLT1el rrJsmo autor, el videoc1ipse constituye en ellenguaje de fu.l. de siglo, en el vis.eoclippredomman las siguientes ca­racterísticas téoúcas y formales: J

~ ....!collage' electrónico (imágenes movidas de objetos movidos en va­rias capas espaciales); división, simultaneidad y fragmentación de la

e; narración en planos y significados; secuencias en un tiempo no lineal;/ manipulación digital de los.coloresy formas; absoluta artificiosidad de

la composición de la imagen; simulación de escenas; transformacionesgeométricas libres; efectos gráficos;fusión, disolución y simultaneidadde imágenes; superposiciones; tomas desde ángulos extremos; ilumi­nación desde atrás de la escena;montajes rápidos; utilización del dibu­jo animado, de imágenes computarizadas y de la danza." (16)J

,-,-Estascaracterísticas del videoclip a las que se podría agregar la au­sencia de palabras, se ,trasladan, en buena medida, al conjunto de laproducción televisiva;(así, la otrora inmóvil señal de cada canal seconstruye ahora con élmecanismo del "collage" electrónico que termi­na haciendo surgir de las profundidades de la pantalla el número queidentifica a cada emisora; los montajes rápidos, las superposiciones,fusiones, disoluciones, etc.[están a la orden del día en los programaspara jóvenes, que se acostumbran rápidamente a las pautas de un len­guaje visual muy complejo y rápido y que se aburren frente a"un pa­neo, una cámara fiia o una comunicación con muchas Dalabras.)La es­tética del videoclip también se traslada al cine en fil~s comojFK deOliver Stone quien dice:

"JFKes lli,a de las películas más rápidas. Son como esquirlas dirigi­das al cerebro. Tuvimos 2.500 cortes, quizás unos 2.200 enfoques de cá­mara." (17)

- t

Por otra parte, muchos films publicitarios son costosísimas y so­fisticadas producciones hechas sobre la base de los recursos y la es­tética del videoclip.,)La publicidad, que mueve millones de dólares.,se torna omnipresente; las marcas abandonan el púdico dobladillo yse exhiben, como "Adidas" o "Benetton", en un par de zapatillas oen letras en gran tamaño en una remera. La publicidad es aceptadacomo arte y el artista integrado al sistema social, en la medida en

que los nuevos medios de producción, sofisticados y caros'1sólo es­tán al alcance de grandes empresas o muy ricos mecenas:.JLa pro­ducción estética posmoderna, a diferencia del modernismo artístico,ya no escandaliza a nadie, por el contrario se encuentra incorporadaa la cultura oficial de la sociedad occidental en la medida en que, co­mo dice Jameson, se ha integrado en la producción de mercancías engeneral. (18) .

Aunque más adelante será objeto de estudio específico, &ale lapena señalar que la escuela, en general, permanece al margen de es­ta revolución en las comunicaciones que implican los medios e igno­rante de la cultura de la imagen en la que se encuentra, a pesar deque sus alumnos, los jóvenes, son los mayores consumidores de esacultura de la imagen~Como dice Oscar Landi:

r-, l'En un mundo hipermediado como el que vivimos, en el que una\ I imagen borra a la otra y nna noticia desaparece rápidamente de la\, escena por la superposición de otra nueva, la escuela podría jugarf un gran rol en la formación de competencias para clasificar, ordenar,

interpretar, jerarquizar y criticar el taJ;l._fluidoy caótico mundo deimágenes y palabras en el que vivimos-j(19)

Por el contrario, lejos de desempeñar el pap~ de un ámbito parael lúcido análisis del mundo de las imágenes,~ escuela desarrollapara los alumnos, en la figura de las autoridades y los profesores,una imagen, vetusta y obsoleta, que no puede competir con las imá­genes de los medios y cuyos mensaj~ son tratados como nno másde los que reciben permanentemente. \-,~:\Del _s~jeto mp(t~_J:TIº-ªlj_l}dhTi4~_o_"p_o..~l!!-od~.mo

·-0_;-", •

Lam.9~cie~icI§:(1había significado la emal}sipª.ci.Q1Ldelindiv54J}'0del sometimiento almedi() familiar o social. Desde la Reforma P~_tanteYTá-coI1~i:iEtl·ci~~:<i~~~~tg_S_~~!eSiano,la c9D?~ªeX~ªQiiporel in-=cdividuo y el respeto de sus derechos no habían hecho~_.rnª§qu~~ª"1.:1::_,Ir"leI1tar;no obstante, eUndiyjduo se ihscribía en los grandes proyec­tos colectivos. Para algnnos autores, en la c..ulturap~~"'!1()derI1aseacentúa e1in<:lividualisIll().hastael nivel deL egoísmo, en un "procesode personalización" que abarca t~~~s los aspectos de la .'lida social yque ,significa,según el francés Gilres Lipovetzky (20), por un lado, lafr:;;¡_ctuI~gflasgf.!(;lli.;1;ªdóndis~ipJir~!ia y, por el otro, la elaboradénde 1.].nasociedad Jl_~.iRJI;O basada en la informaciQJ1 y en la

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estinlUlación~~s n~~~~,~~<:9:es.Al individualismo lo acompaña la au­sencia de trascendencia, ya no sólo el}.un ?entido !,-~gioso, prQ9ucto delél.des.éLCTIlliZ.élcj6nde la modernidad, si~_-9.l!~ tambiéil desaparece latJ:9.sce[ld~f.lciaI~licade una vidélS()I~s~lgrél.ci~a u~i<:lgal;cualquiera élueéste sea.

Más que nunca antes l~~oA~igDa es m~~ener:s.~j()_,:.~. Se exalta elcuer:p.o a travé~e una variedad de dietiis~ ~asias de distinto tipo,triltam.i~DJosxevita1i~an_tes y cirugiª-?~.téticas cuyo significado comoseñala Paula Andaló ha cambiado:

"Abora todas quie~~neI...y.einteaños.-No es como antes, cuando lacirl.!gia-Flástica sen.:.~~E~ bor!~gW1a é\.1!~_~a_re~lde<)mej,?::.a~.t:J!lanarizQ~mélsiado agl!D~p.a. Anora es distinto. Las mujeres que lleganhoya la operación pretenden trm1sfi)i:marsl1s cuerpos. Se rebelan con·tra las leyes de la Naturaleza e intentan detener el paso del tiempo des­de la camilla de 1m quirófano, El rostro deja de ser el mismo, las faccio'nes y hasta las expresiones cambian radicalmente. Se de.?_~fíaa la biolo­gía ~!..~lograr un~_~~~ gue. par~,: irl~l<:.ar:z,':l~le:quitar:?~y()r:Jome­nQs_d.Q::3décadas de vida de la superficie de la piel." (21)

---.-- -------.-~ ..•.•....-<; ••...•.".._.,..o._ .••.

Aunque, en general, eS.ffi-ex.al.tadÓndeLQL~mo que aQª-r:~a_él..bQIIll:>~esy muj@re-ses pr~sentªd¡:Lcomo un 5~:tlldag~LdeLrnismo,como la defer.s.ad~..D_rtpp-<:leYida-sana y_sª1.Li:dable,y, a veces, algunas de lil's'dietas ogiJ:Yl.I].~tsiªspue.cl~.nefectivamente pn:>.Sll.cireste resultado, en la mayorparte de las ocasiones seJratamás bien de lucir un envase o ul1.envol·torjo superficialmente preseJ2!:-,:~l:l.!~y es por eso que esta exaltación delcuer.p()_seacompai'i.a de lma exaltación de los seI.lti..ciosY de "lmhedon.i.-?­ITl;oque, en ~.ner-al, cOD.spiracill}tLª-lª-.salud. Dos mil quinientos "añosdesptlés-com:m::obamº~:Lque Plª!.9Il ~stql:>gequivocado, nosomos'efa-f ..ma, sino el cuerpo. Porque somos eLgJ.c~:tpº_~~_q:t:J@JºJll.gs~amºs des­nudo q)n,lJama.fiya facilidad y elnuW~J:!.lº~~ ~ncuentra en aSCeJ1SiLenla.sU:lt~map-osmodeiria:""El· suj.eJo..seautoconcibe como un indiYiduoconstituido .por-un_cu~R.º_S.Q.p_D~ces!Q~ª~~ql!_eAeb.en,seI._satisfec:.llasconstantemente y que, al mismo tiempo, se.vaconsumiendo iueIIled~­blemente,-aunque, una batería de terapias.logre de~9xar la d~c:a<:l~-l1..c:ia.Este5ndividuo.J aunque.establezca yínQ1l.Q~.s:onotr2s_.?~~.9:!1-t§s,se ha­lla fundamen,ta lmente_~olg l...entreDt.ros...indiyiQ.JJºp_q"\:l~,_peEsigueIl.Süpropia .satisfacción; la imagen de lél.re~liz_~~e~sonal y la feliº-ciª-des eL~~relax:",UI} estado de ausencia de tensio.I}-!:s,diñ~~ ~~~a;¡''p'orlos es:fu~rzº_s_qlle-.?er:.~quieren.'p reéisamen te, para ll~g~E.9-!}!1ismo;IeJs­la(fc),vive su existencia como perpetuo presente;con 1m pasado que esel tenue recuerdo de frustraciones y satisfacciones y 1m futuro, que sóloes concebido como un juego de nuevas necesidades y satisfacciones. Enconsecuencia, busca el consumo, el confort, los objetos de lujo, el dineroy el poder, elementos necesarios para dar respuesta a las necesidades

que se le plantean y que definen 2a sociedad posmoderna como laapoteosis de la sociedad de consumo. . .entras la modernidad exaltabael ahorro, ahora se estimula el cré 1 través de tarjetas que con unsimple "track- track" todo lo resuelven de un modo casi mágico y

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facilitan el consumo, porque enla antinomia tener o ser, para la cultu­ra posmoderna soy lo que teng~ Este sujeto posmoderno se halla muylejos de aquel sujeto que hacía de la conciencia y del cultivo esforzadode una persona su mayor orgullo.~Al contrario, la publicidad nos invi­ta a adelgazar sin esfuerzo, a estudiar un idioma sin esfuerzo, a dejarde fumar sin esfuerzo y a lograr el colmo de la felicidad en una playadel Caribe, con la piel tostada, bebiendo lm trago, recostado en una re­posera, con los ojos cerrados y el walk-man colocado. A fines de no­viembre de 1992, ellinyera de la popular historieta de Tabaré satiriza­ba esta idea de felicidad y su recepción entre los pobres diciendo: "Aveces me gustaría poner la mente en blanco"; "No pensar en nada";"Ser solo un cuerpo con sensaciones placenteras"; para rematar en elültimo cuadro: "Pero pienso cuánto me costaría y me pongo loco", loque daba pie a la reflexión de Diógenes, el perro: "En materia de sen­saciones, el escalofrío es lo más barato". (22)j,

Desde una perspectiva de moderada defensa, I1povetzky sintetiza:

" ...valores hedonista s, respeto por las diferencias, culto a la liberaciónpersonal, al relajamiento, al humor y a la sinceridad, al psicologismo,

a la expresión libre: es decir, que priva una nueva significación de laautonomía dejando muy atrás el ideal que se fijó la edad democráticaautoritaria. Hasta fech~n realidad reciente, la lógica de la vida polí­tica, productiva, moral, escolar, asilar, consistía en sumergir al indivi­duo en reglas uniformes, eliminar en lo posible las formas de prefe­rencias y expresiones singulares, ahogar las particularidades idiosin­crásicas en una ley homogénea y universal, ya sea la 'voluntad gene­ral', las convenciones sociales, el imperativo moral, las reglas fijas yestandarizadas, la sumisión y abnegación exigidas por el partido re­volucionario: todo ocurrió como si los valores individualistas en elmomento de su aparición debieran ser enmarcados por sistemas deorganización y sentido que conjurasen de manera implacable su inde­terminación constructiva. Lo que desaparece es esa imagen rigoristade la libertad, dando paso a nuevos valores que apuntan al libre des­pliegue de la personalidad íntima, la legitimación del placer, el reco­nocimiento de las peticiones singulares, la modelación.~ las institu­ciones en base a las aspiraciones de los individuos." (23) J

\~ ~~ La segunda revolución individualista de que también habla Lipo-vetzky ha arrasado con valores, virtudes e instituciones que habíansurgido en la "edad democrática autoritaria" y triunfa en cambio elli­bre despliegue de la personalidad íntima, con el derecho ,a la expre­sión sin límites ya vivir una sexualidad en la que ya no hay tabües/Exprese sus preferencias, sus deseos, sus gustos, hable, llame a la ra­dio, aunque sea a la FM más cercana, vaya a la televisión, o mejorproduzca algo, un video casero, haga expresión corporal, haga gim­nasia o baile o, tal vez, una "gym-danse", pinte o haga manchones,cante o grite, pues, todo sirve. Entre los que pueden comer, nadieacepta el menü fijo, todo el mundo quiere comer "a la carta". ~

En el otro extremo, críticamente, el francés Alain Finkielkraut en su

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libro significativamente titulado La' derrota del pensamiento, en el quesostiene la tesis general de que la exaltación de los particularismo sculturales ha hecho olvidar el ideal iluminista de una vida guiada porel pensamiento, se halla lejos de aceptar a la sociedad posmoderna co­mo la de la realización de la libertad y señala:

"Ya nQSe_tratª-de~onverti.Lalos.hºmlm"s en sujetqi?2JJ-Jónomos, si­no de. satisfaceLsus_cl~.s_e_o?iJ:'lm~cliªios,qe_div~rj:i;d~s_aLmeIl.()!-fQ.Steposible. El indiYiduo posmoderno, conglomerado des~1!2-dene­cesidades-pasajer:as y aleatorias, ha olvidadoAueJa libertad.era ()tracosa qU~,la__potestad dé' cam.biar:de cadenas, y la propia_cultgra.9Jgomás q':1euna pulsión satisfecha." (24)

Lipovetzky da cuenta de la existencia de dos caras del "procese-dep~ión". Un~a u <.?perativa que consiste en todos losprocedimientos flu~ y de~~stanE~Jj2adºs qu~J.?-~...§.Qciedad~savan­z~,pQ.l}~n.ª, disposici~Et,<ie sus miemb~9s para las OPciQD~Sde suscÍll(;taclªpg¡;;.:c1it;orltes:Usted podrá v~~jar en tr~ll, en2rn.Lübus, ~navión, en barco, etcétera; si lo hace en avión podrá hacerlo en vuelosdiurnos o nocturnos, con escalas o sin escalas, en el sector de fumado­res o en el de no fumadores, comiendo esto o aquello, etcétera. Laotra c~ del rrÜsmo proce~o a la que se puede llamar salv.§~ °parale­l~ origilla.en la voll1J\tad de_él.1:1JPDoroíay de partic:.;¿.1ªriza~.iºRdelos gruPQs __ejp,dj.:v:id_ll.?s:fe~stas, ne~~e~~stas, de amigos del vi­deo, de homosexuales, de minorías étnicas o lingüísticas, etcétera, q~ereivingi~ª-Il-StLp.J:Opillidentidad. Estos microgrupos, que en las socie­da~.rnodem-ª-s_se hallé\b¡m subordina<ioso incluidos e~ los grandesagrupamientQs queA~fuúan..a~ª-~-ªad, como el sindicato oel par­tido político, pasan a primer pl~Q ante la cri~~sde las"?rgariiZaCionesmayores y t(j,en una tupida re~ de g~gpos secl.lIlª!=!Jj2~.Lípovetikyproporciona en las siguientes palabras un buen resumen de la socie­dad posmoderna:

"...es aquella en que reina la inciifergncia de masa, donde p~-njna elsen~o d~@~ción y estancami~I1Jo, eJi que la_.auto,!1omíaP.D­

v9-A-ano se discute, dQ.Qdel~~ se._é!:~ogecomolo antig~lO, dondese banaliza la innovación, en la que el hItl1J2~WOse asimila ya a un pro­greso ineluctable. La sO.c.iedadmoderna era cOI1qi.íIstáaora, creía el}elfuj:1lro, en la q~.!!.ciay en la técnica, se instituyó como I1¿piura con lasjerarquías d.~J?él.ngrey la sober,arría_sagrada, con las tradiciones y lospartiói!arismos en nombre de lo universal, de la razón, de la revolucción. E~a época se está di~p_ando a ojos vistas; en parte, es~ esosprincipios fU.~istas q~e se estaplecev. nu~s!ras soci~j.a~~~,por estehecho posmodernas, ávicias de identidad, de dif~[~cia, de conserva­ción, de trª-l1quilidad, de reali:?a:ción perso~al !z:gnediata¡ se disuelvenla COrtfia,!lZély lafe en eLfuturo, ya na_qié-Cr~een el poryeflirradiantede la revolución y e1.progr~so, la gel1teAuiere vi.m,enseguida, aquí y":bora, con.~eIY..ars~joven y no ya forjar el hombre nuevo," (25)

Para Lipovetzky, la s,?ciedad posmoderna esJa.g,@..Q~.ya~!() en 1.?­

q~~ 10.?_§~ces..9sy las personas .pasan y se desli2;ªn, en la quenoJ:l<lY .ídQ19Sni tabúes defini!:iyos, pero taIP-P_o.cotragedia o apocalipsis. En

,; la sociedad posmoderna Il9_1lª}':-Juga,!:"para la revol~ºón, niparafugrtes compromiso~ polític.os, la sociedades .como esy la idea decélmbjar radicalmente a la misma, no se le ocurre a nadie. -..

Naturahnente, también la....eclucaCÍ.ÓnS~)110di~Léa'de·:~ma época aotra: después de la educaCÍ.QJ:La.LltoSܧl:ljay mecánica, que Lipovetzkyatribuye a la modernidad, se cqn~tituye el "régimen .homeopátic.o yci:I212IDéti<::9";después de la administraciónjmp.er.ativa, la progra,II!~­ción opcional, a}a_c:ªrta, que sería propia de la posmodernidad. Másadelante volveremos sobre la cuestión de la educación en las condi­

ciones de posmodernidad. La sos:~dad posmoderna es la d.l2t<:onsu­mo cool, más,di.s.p:eto, más íntimo que el consumo,pstentosoahQt.deuri'asdécadas atrás. SeIle.cesitaPil de la riqueza proporcionada por lasociedac¡:-PQsjn¿liistriál, de la afluencia de bienes y su inmensa diygr­siqª<:l.,para que se produjera esta segunda.revoluciónilldiYiclu.alistarque rQmpe con laetapa "demQcrática:autaritaria" que caracterizó laprimera irru12<2:óndel individualismo en los inicios de la moderni­dad. Para Lipovetzky se trata en definitiva de una seg11DstélJil§g"de lamodernidad en la que se acentúa el proceso de personalizac:1211"_~

Otros autores, como el antro12ólogo fr-ª.Dc:és._Mat.<::Augg,. en una lí­nea afín con Lipovetzky, h3!l se~~ª-do que no hay una posmoderni­dad, sino más bien una,::~.ob.reil1Qdemidad~J expresión con la que sequiere indicar que las sociedades posindustrialesyiyenJos desano.::.llos o "excesos" de la modernidad, exceso,deacontecimientQs, satu.­racióidej.rnág~es que nos permiten visualizarlo todo, desde las ca­lles de San Francisco hasta los desiertos de Africa, y ex<:;.e..s0de indivi-d,uªlizaciQ:tl. (26) ..--- ..-~"~

Yara Fink@1craut, sin embargo, hay u;na ahismo entre...eLS.l:1sgi:migrrJodel inc,ljy.iduo en los tieD}Rº~-m9q~_rnos que, significó unaem"p..<:~p.~s:.i~J1_del YC:>.cielp.os.Qtros,de la razón frente a 1.()!,,~~E.Q.~,delpens~rIlj~nto frente a las tradiciones. seculares, y el egoísmo posmo­derno en el que el individuo sustituye su razóJ1 por sus pulsiones.,Así dice:

"Vimmos en la hor~_gg.~Éelings: ya IlQ.existe..verdaQ..D-imentira!~s.t~Leotipo ni invención, belJgza-ñi fealdad, sino una paleta infinitade placer.es, diferentes e igual~§:...La democracia que implicaba el ac­ceso de todos a la cultura se define ahora por el derecho de cada cuala la cultura de su elección (o a denominar cultura su pulsión del mo­mento)." (27)

La crisis del individ.uo- constituido en los tiempos modernos tam­bién eSªPJ-º_Y~.c:hª-dapara revitalizar concgp_cÍ.Qnes.orientªlistas, de ti­po holístico y naturalistas.-Según ellas, la. armonía del hombre con lanaturaleza se lograría a través de una suerte de disolución del indivi­duoeñeT cQS}ll0S,ya no habría que proponerse dominªrJa}latu.:rale~za, sino, más bien, insertarse en ella como un ente más para vivir en

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p~ con los otros hQlIlPJes, las otras es:eecies.-vivas-y en equiliErio contodo el ~io aI1J.1JL~p.te.Muchos plw1teos eco~~gistas se inscriben enesta línea..de pensamiento y se constituyen en un lugar com®en elpensamiento de vastos sectores. Aunqúeestosplariféos-naturalistas decuño oriental puedan enfrentarse en muchos aspectos con la s.9~!eciadde.consumo y la era del Yªf.í()_deLipovetzky, tiellen.~Il..~COI1J.únla diso­lución del sujetor:acionétl que se proponía traTlSf.0I11l<lI"el mund()a. tra­vés de las grandes utopías, para dar paso, por una parte a un.§~je..!oegoísta y por el otro a un sujeto que se <:lisue}veen la naturaleza, pareci­dos; al fin y al cabo, en la pérdida de la autocqp.ciencia.

7. U~ nu:v~ p_~l pª-ra la_fl~J.}~t~Desde las ideas de posmodernidad n9 sólo se cuestionan los valores

estéticos y éticos, el individuo y el valor de las grandes ideologías, sjnotambién el papel y el lugar de la ciencia en las nuevas condiciones: LamocLemJgélQhabíainvent~ªQ lél_9gI}ciay leJlélbía._<;'QD?.E.gggoun lugarfurlcla,:rnentaCen1á-s·ü:d.i?dadpor sus promesas de llegC!rala_ygr.Qél1.Ylo­grar .U11 mundo mejor. Estas promesas de la ciencia habían tri~ado p.<::>rsobre.las:pr.ome'sas de la !~ligión: ver~~_Lsalvél,<::ión, Y desde los siglosXYILv-XVIII habían definido el ideªl dgl científico como un hombre con­sagrado a la búsquecia geJaye~dad y al serVicfo'de~~ humarjcÍ<id~.Podíaocúrrir que a veces ambos ideales no coincidieran y que se produjera elconsecuente cont1icto ético, pero esto no invalidaba los ideales.

Sin embargo, ambos icie--ªlg?son cu¡:.s..tiºD.a_dosen el sigl~ ..>Q(. La ver.:::.dac! ya no parece podecalcanzar-se. A lo sumo, las teorías científicas sonconsideradas como Ut,-aaproximación infinita a la verdad por las con­cepciones 1üpotético-deductivistas de la ciencia sostenidas por Karl Pop­per y otros filósofos de la ciencia; estas concepciones no serían más queuna razonable adecuación del ideal moderno. Pero, posiciones más radi­cales como la de Thomas Kuhn, autor de la obra La estructura de las revo­luciones científicas (28), se fueron desarrollando desde los años sesenta enadelante. KlJlw-sos.!iene que en el de~~J;.~oJlode la ciens:ta.se producel1re­v()!l!fiones científj~_s que constituyenenf;reI1tamientos entr~,.Eétra.dig­mas; es decir, entre una teoría que defineu!!_S:.tglpo, un área de proble­m.as y métodoslegítimos, lo suficientemente abélrcadora y lo bastante in­completa para dejar muchos proble:rnas para ser.reslleltüs por los cientí­ficos _y otro paradigrp.a alte.méltiYQ,_Kuhn élfirma que, en los momentosde crisis, la éldhesión a uno u otro paradigma en disputa no puede deci­dirse acudiendo a una instancia que esté por encima de los paradigmas,ni por medios o procedimientos "científicos", pues estos mismos estánen disputa. La adhesión a uno u otro paradigma es más bien una cuestiónemocional que lógica. Todo esto le hace destacar la semejanza entre las re­voluciones científicas y las revoluciones políticas. Kuhn ha llamado laatención sobre los aspectos sociales de la ciencia, mostrando que en laconcreta producción del conocimiento científico juegan un papel impor­tante las comunidades científicas y sus prejuicios y que, aunque la cien­cia busca superar los condicionamientos ideológicos, no siempre lo logra.

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Otros autores, como P~ul Fey~bend, en obras como Tratado contrael método y Adiós a la razón (29), hi@jsiolDáskj9S que Kuhn en el cues­tionamiento de las comunidades científicas a las que COD~de.Lanc9mogruP~.~.9:~p'r~?iém política_e jr:tte.resadas, tras la bande1.:a..de.Ja-impor-í:a1"1Iíél de la ciel1cia, en defenq~r sus propios privilegios. -

Por otra parte, desde la ciencia misma la idea de un universo regu­lar, ordenado, parece una utopía. Hay un lugar para el azar y la idea deun edificio científico perfectamente construido donde las teorías armo­nicen, al menos en un momento dado, no parece poder alcanzarse, des­de la coexistencia de las teorías de la relatividad y cuántica que no po­drían ser simultáneamente verdaderas.

En consecuencia, la ciencia, según Lyotard, constituye simplementeun "juego de lenguaje" (30) o, mejor, una pluralidad de juegos de len­guaje creados por los científicos y no hay otro criterio de legitimidadque el consenso de los que participan.

La otra gran PLQQle.sade la <;.tef.l,s:.i?:..I!!:()9:~ma,el ide..alde ~p~dom~j()r que podría obt~ne~se gracias al desarrollo.científico, se ve cu~s­tionada por las aplicaciones militares y la posibilidad de contaminaci6ny destrucción de la naturaleza debida a las aplicaciones tecnológicas dela ciencia.

Sinembargo, vale la pena hacer notar que la crisis afectalos relatosde la rt.10demidad y el papel que ésta le había asignado a la ciencia, pe­ro no a los conoci:rrY("ntoscientíficos que se desarrollan en todas dire.c.:,dones. La actitud posmodernista más general, en este respecto, es laaceptación de la ciencia, validada por sus aplicaciones tecnológkas, pe­ro despojada de los ideales de verdad y progreso. Sin embargo, al mis­mo tiempo, jLLT}tºa la ciencia hay lugar para el mito, la magia o la r?li­gión y prácticas de origen-'o:.riental ----ruestionadas por las grandes filO­sofías de la modemidad- en la medida en que sean eficaces o presun­tamente eficaces. Así, la crítica posmodemista de la ciencia aunque ter­mina con cierto cientificismo que había reducido todo conocimiento aconocimiento científico, abre el camino a una ciencia que puededesarrollarse lejos de cualquier humanismo, que es otra forma delcientllicismo.

8. Los finales de la historia~::_:_. __ ,. _._:_-,::::-:~_:::-:-,:,:':'_:_A"_" __ ~_."_"_. __ ~~ .__

Más allá de la estética, las concepciones antropológicas, la ética y laciencia, otra área fuertemente conmovida por la irrupción de las ideasde posmodemidad es la historia. Si los grandes proy~ctos de la mo­dernidad están agotados, si no hay lugar para la utopía de un fut-urodistinto, ¿PJ.l~ciÚQ.g,élYͪ--s~guirseJ:tablando de J.aJ:iliitQriahu)11_aI}ª~Ci.~,mo un proce?Q abi~r:tQLJ)'o.concluido __o..es_más.rªzonªpkp~ns-ª_Lquelos países desarrollados han llegado a una especie de poshistoria, enla que nada significativamente nuevo es dable esperarr"

En 1989 el norteamericano de origen japonés Francis Fukuyamapublicó un artículo que tuvo un alto impacto especialmente fuera de

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los medios académicos con el título" ¿El fin de la historia?" (31).En el mismo se plantea que a lo largo del siglo XX el liberalismocontendió en la primera guerra mundial con los restos del abso­lutismo todavía fuerte en Alemania y el Imperio Austro-Húnga­ro, luego con el bolchevismo triunfante en Rusia en 1917, y con­tra el fascismo en la segunda guerra mundial y, finalmente, conel maoísmo chino que amenazaba con la tercera guerra mundial.Con el derrumbe de los regímenes comunistas en Europa Orien­tal y la Unión Soviética, que en ese momento se insinuaba y seconcretaría poco después, la democracia liberal de estilo occiden­tal habría quedado sin rivales a la vista y la historia política de lahumanidad habría llegado a su fin. _

No habría ya, según Fukuyama,¿un modelo social con preten­siones de representar una forma diferente y más avanzada de or­ganización de la sociedad humana, aunque por mucho tiempopodrían sobrevivir regímenes que no sean de tipo democrático-li­beral. Paralelamente, asociada a la democracia liberal, la culturaoccidental de consumo -música rock, videocaseteras y esté­reos- sería la aspiración de todo el mundo, desde los campesi­nos chinos a los estudiantes españoles, desde Moscú a Teherán3c::. El ascenso del fundamentalismo religioso, manifiesto en losaños ochenta en el cristianismo, el judaísmo y, con más fuerza, enla religión mahometana (especialmente en el caso de Irán o Arge­lia) y del nacionalismo y otras formas de la conciencia étnica, se­rían incapaces de poner seriamente en cuestión, según Fukuya­mal la preemi..l1enciade la democracia liberal en los estados másgr.andes y desarrollados del mundo::JJ- La poshistoría en la que ya se hallarían los países democráticosy desarrollados se caracterizaría por priorizar el desarrollo eco­nómico, el desentendimiento y la apatía política, la construcciónde riqueza material en grado acelerado y la "mercadización co­mún"- (por el Mercado Común Europeo) de la política m~undial;es decir, más centrada en la economía que en la polític§j...iLa noparticipación de amplios sectores en las elecciones, la crisis de re­presentatividad de los partidos políticos, el surgimiento de can­didatos no políticos, la importancia creciente que se le otorga alos ministros de economía en varío s países occidentales se expli­caría por esta clausura de una lucha política en la que ya no hayalternativas excluyentes, sino apenas una diferencia de maticesentre candidatos, por lo demás, muy semejantes. .

CEsta clausura de la historia con el presunto triunfO mundial dela democracia liberal y la cultura occidenta:I de consumo con susestéreos y videocaseteras, pero también con sus serios problemassociales como el racismo, la violencia, la marginación y la droga,plantea también una clausura de los ideales de la modernidad,afirmando, paradójicamente, que se han realizado, y aceptandola condición posmoderna corno un estado definitivo de lahumanidad. J ~-

Otros autores, como el ya citado Takeshi Umehara han

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polemizado con Fukuyama señalando que al colapso del marxis­mo, al que considera como una rama lateral desprendida de lamodernidad, seguirá el colapso del liberalismo occidental, eltronco principal de las ideas modernas. Con sus palabras:

"Lejos de ser la alternativa viable para ocupar el lugar del mar­xismo derrotado y la ideología reinante 'al finalizar la mstoria', elliberalismo será la próxima pieza de dominó que caerá." (32)

(Corno alternativa, el pensador japonés supone que se desarro­llará una sociedad humana en armonía con la naturaleza funda­da en una ética mutualista y una concepción cíclica del tiempo,tradicional en las culturas orientales, que interpreta a la vida, lamuerte y la reencarnación corno partes del mismo todo.

La clausura de la historia humana o la postulación de un ca­rácter cíclico para la misma que la asimila a una historia naturalconstituyen desde distintas ópticas posturas que impugnan lasutopías y luchas por una sociedad mejor que se habían desarro-llado con la modernidad. ~ .

9. l=_a r~cr~~cLóndelos proyectosde la moq~Dlidad--------Las icie.ªs de LYQtªrd, Lipovetzky_-y_Eukuyama, con diferencias

illilegables entre st daI1 porsE:Il._tadoel final o el agolami~I1Jo de r0la modernidad y sus proye<:tos, Y su reemplazo por una pgs.!!:l:0­dernidad sin utopías, individualista, eficiente, consumista. Fren-te a este panorama muchos autores han asumido úlla postlua crí­tica de la posmodernidad y planteado la necesidad de recrear yprofundizar los proyectos de la modernidad.

Para el ya cita40 Alain Fi~lkLélut se trata de evitarJaderr-o­ta del pe~s<:lmientoque significa vivir en la época de los feelirLgs,los sentim.i~iltos~-para los que ya no hay_ni verdad ni men_tJ.Fa,belleza o fealdad, sino una paleta infinita. de placeres. Finkiel­kraut cuestiona la exaltación de la noci{m antrol221Qgié.ade cultu­ra, corno el conjl¿nto de hábitos o valores que el individuo ad~qu-i-¡;.r.epor formar parte de.]f1 sociedad en la que vive;a-Hr:::quecontrapone la noción de cult~!~_~<?.mo"la vida guiada por elpensámiento" que posibilita ia constitución y la autonomía delindividuo en el seno de la comunidad. Según Finkielkraut l}O-.se"-_

nace individuo, sino que se llega a serIo superando la ignorancia,el desorden de los apetitos, la mezquindad del "interés privado,la tiranía de las tradiciones. La educación debe si.gnificar la;,emancipación de la cultura antropológicamente concebida para<alcanzar la cultura del sujeto que se guía por el pensamiento, laemancipación del "yo~', frente al "nosotros.':._'p'erb_en-elGQJltexto

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posmoderno los términos('educación" y "cultura" han sido vaciadosde contenido.- Los ideales de la ilustración como los enunciaba Kantcon su "¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!" deben defender­se frente al deslizamiento posmoderno.-::'

Desde una posición bastante similar a la anterior, el argentino JuanJosé Sebreli en su libro El asedio a la modernidad, de 1991, sostiene queen las últimas décadas, la sociedad occidental ha abandonado los ras­gos que la distingLúeron:racionalismo, creencia en la ciencia y latéc­nica, idea de progreso, humanismo, etc. El asedio a las ideas de la mo­dernidad que Sebreli hace remontar a Herder y al romanticismo ale­mán, se habría multiplicado en algunas de las filosofías y ciencias so­ciales del siglo XXcomo el existencialismo heideggeriano, el estructu­ralismo y el posestructuralismo, la antropología culturalista, los di­versos orientalismos y campesinismos y las filosofías de posmoderni-dad que coincidirían en atacar a la modernidad. -

Particularmente relevante es el análisis que realiza de la noción deprogreso en el cual luego de presentar los antecedentes históricos dedicha noción ubica la concepción activista del progreso en el Iluminis­mo, expresión de la etapa revolucionaria de la burguesía, muy distin­ta de la concepción fatalista del progreso que se desarrolla en el sigloXIX.La negación del progreso en el siglo XX constituye una utopíareaccionaria: ¿cómo sabe el antiprogresista que un futuro mejor esirrealizable? La concepción activista del progreso no dice que nosaguarda un futuro mejor, sólo afirma que el mismo es posible y quevale la pena esforzarse por construido. Sebreliconcluye:

"No es el futuro el que determina el presente -lo cual sería sacrifi­car la libertad a una supuesta necesidad- sino el presente, la libre ac­tividad de los hombres hoy y aquí, lo que determina, aunque sólo enparte, el futuro. Pero la alternativa al sacrificio en el altar del futurono es vivir en el presente puro, afirmarse en tanto existencia momen­tál,ea sin pasado ni futuro, lo que sería caer en una ética hedonista ynihilista.1Fl éxtasis de la existencia momentánea, la exaltación del ins­tante, no púeden mantenerse mucho tiempo, el placer se vuelve pron­to tedio, el momento absoluto se escabulle de entre los dedos. Al ac­tuar, el hombre sobrepasa el instante presente, se desborda inexora­blemente hacia un porvenir. El presente puro es tan mítico como elporvenir escatológico. Todo lo que podemos emprender en el presen­

te está marcado por el pasado individual y por el pasado dE;laJ¡lUma­nidad, y además se proyecta inevitablemente hacia el porvenirjTantoel sacrificio del presente al pasado de los conservadores y tradIciona­listas, como el sacrificio del presente al futuro de los milenaristas utó­picos, como el sacrificiodel pasado y el futuro al presente de los nihi­listas, están destinados al fracasolLa realidad humana tiene tres di­mensiones indisolublemente unidas, el pasado, el presente y el futu­ro, y es imposible anular cualquiera de los tres términos para absolu­tizar uno solo.'')33)

El mexicano Adolf? Sánchez Vázquez, en un artículo titulado

(Posmodernidad, posmodernismo y socialismo" (34t del año 1989,afirma que la sociedad posindustriat si nos atenemos a las relacionesde producción, no es más que el capitalismo multinacional o capitalis­mo tardíolque se·desarrolla con posterioridad a la segunda guerramundial; y que el posmodernismo, siguiendo al ya mencionado Jame­son, sería la ideología o la lógica cultural de este capitalismo tardíoque niega el proyecto de emancipación de la modernidad, no paratrascenderlo o superado, sino para legitimar la realidad existente; elposmodernismo también niega la historia o, si la hubo, considera queya estamos en la poshistoria, con el mismo propósito: negar un futurodistinto y legitimar el presente. En verdad, dice Sánchez Vázquez,hay una [condición posmoderna en la que vivimos que está constitui­da por las amenazás del holocausto nuclear, la catástrofe ecológica yla tragedia genética y por una existencia humana enajenada y cosifi­cada. La conciencia de esta condición posmoderna es necesaria para

contribuir a que la~"autodestrucción de la humanidad" no se convier­ta en una realidad. ero el posmodernismo, lejos de aportar _auna to-.ma de conciencia e esta situación, contribuye-il condenar a los hom­bres a la inacción, la impotencia o la pasividad. frente a esto, SánchezVázquez afirma que no es posible renunciar a un proyecto de emanci­pación, más necesario ahora que nunca antes, y que ese proyecto deemancipación pasa por el socialismo. La distinción que realiza entreuna condición posmoderna constituida por un cierto estado de cosas,y el posmodernismo como una ideología reaccionaria que aspira a le­gitimar ese estado de cosas constituye un aporte interesante que per­mite aceptar la existencia de la primera y rechazar, eventualmente, lasegunda.

Para el fil2-sQ~o_ªjgmán de la segunda generación de la escuela deFrankfurt, Jürgen Habermas (35), las ideas_de posmodernidad se.pa­recerían demasiado a las de premodernidad y serían la expresión delaugeneo·cooservador que-slguloa]a c:iislsdel estado de bienestar enlos años ochenta, y que condujo al desarrollo de un sistema económi- (co casi autónomo que subordina al conjunto de la sociedad. Haber­mas ha llamado a recrear el proyecto moderno que según sus pala­bras "todavía no se ha completado". El proyecto de la modernidadconsistió en un esfuerzo por desarrollar una ciencia objetiva, una mo­ralidad y leyes universales y un arte autónomo para el enriquecimien-to de la vida social cotidiana. Estas tres esferas que corresponden a laacción instrumental de la ciencia y la técnica, a la acción normativa dela ética y el derecho, y a la acción estética del arte tienen cada una suspropios juegos de lenguaje, pero el lenguaje ordinario es el metalen­guaje común a los lenguajes específicos. El lenguaje ordinario presu­pone la existencia de una razón comurucativa que se constituye a tra­vés y por encima de los diálogos reales y es la que posibilita ciertaunidad y objetividad en las tres esferas.

El debate modernidad-posmodernidad invita a tomar partido poralgunos de sus extremos: o bien una defensa a ultranza de los idealesde la modernidad o bien una aceptación entusiasta de las condicionesde existencia posmodernas.t¿in embargo, es difícil mantener

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cualquiera de las ideales madernas sin hacerse carga de la acantecidahistóricamente al tratar de llevarlas a la práctica, pues, al lada de lamedicina habría que paner las armas nucleares, junta al desarralla delcanacimienta, la destrucción de la naturaleza, a la par de la mayar par­ticipación palítica, el terrar de la Revalución Francesa a de Sta~ En elatra extrema, aceptar entusiastamente las candicianes de existenciapasmadernas parece cantradictaria de par sí. N~_haydemasiada l~?rpara el entus~a desde las perspectivas pasmadernas. A,eeptar,eIl.­tonces, el cansumisIr'la, las5:i~~g:Jlaldadesy eldesliza}:nienta resigna­daliente. parece sei~másbien el producto de un éonfarmisma q,:!eseasipla-más por la falta de alternativas que par propia convicción. \--

f Par otra parte, y aunque desde ya en países cama la Argentin:alasc<rtegaríasdel debate modernidad-posmodernidad sirven para enten­der buena parte de las mutacianes sociales cotidianas desde el mundo.de la palítica hasta la mada en el vestir, las mismas se dan en otros tér­minos, a partir de atras realidades, en estas latitudes. Así, la maderni­dad, aunque fue canstitutiva de la emancipación nacianal, no.dejó deser una modernidad periférica que casi no tacó amplios territorias einstitucianes del país y la posmadernidad que se nas afrece no.se ca­

rresponde can el desart9llo de una sociedad pasindustrial, sino másbien desindustrializada. \(Por estos motivos, al que habría que sumar lo suscinto del análisis

realizado, más sensato que asumir UD partido,' parece ser tomar..-con::._cigncia de. que-la cuestión-mode..rnidad~pasmoQgrnidadatraviesa ·lasdistintas áreas <:!eIavidasocial y tiene una llamativa influenci21.p¡;ácti­ca el}la medida en que lasideas que se sostienen en la discusiónsanIabas,eJeórica de propuestas en el plana palítico, econ~~co, educ:.a!iv.9,etcj)propuestas que bv-scanencauzar la vida de lQshambres en deter­minadas direcciones. i"

El rápida recorrida efectuada a través de las principales ideas delos últimos siglos nos ha permitida aproximamos a la comprensión delas cl~~~_ alg~?ti~!1ómenos sacialesSQntemporáne9:S.,_de los cua- -­les nos mteresan aos que abardarérrias-en los próximas capítulas: laredefinición de la adalescencia y la situación de la escuela secundaria.

Notas ~~~~<i,*,::i:Th~~~i4'ifuit"'mb 1& ii jb~:;'}4@hH&*4t"U ..%NmiWW0BiWtiMfi1'i

..-

(1) Lyotard, Jean-Fran<;ois. La condición postmoderna. Bs. As., REI, 1989, p. 13.

(2) Brecht, Bertold. Galileo Galilei. Bs. As., Teatro Mtmicipal General San Martín, 1984,

p.34.

(3) Descartes, René. "Meditaciones Metafísicas", en Obras Escogidas. Bs. As., Charcas,

1980, p. 216.

(4) Hume, David. Investigación sobre el conocimiento humano. Madrid, Alianza, 1984, p. 192.

(5) Kant, Manuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Madrid, Espasa-Calpe,

1967, p. 72.

(6) Haberrnas, JÜIgen. "Modernidad, un proyecto incompleto". En Casullo, Nicolás, El de-

bate modernidad-postmodernidad. _Bs. As., PuntOSUf, 1989, p ..137. --

(7) Citado por Droz, Jacques. Europa: restauración Y revolución, 1815- 1848. Madrid, SigloXXI, 1974, p. 4.

(8) Hegel, Georg Whilhelm. Filosofía de la historia universal. Bs. As., Anaconda, 1946, p. 19.

(9) Durning, Alan. "Shoppings: el nuevo espacio público". Bs. As., Clarín, 22-10-92.

(10) Jameson, Fredric. El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Bs. As.,Paidós, 1992, p. 17.

(11) Díaz, Esther, "¿Qué es la posmodernidad?". En autores varios. ¿Posmodernidad? Bs.As., Biblos, 1988, p. 22.

(12) Lyotard, J.F. Op. Cit, p. 63.

(13) Lyotard, Jean-Fran<;ois. "Esquela para un nuevo decorado". En La Pos modernidad (ex-

plicada a los niños). Barcelona, Gedisa, 1987.

(14) Umehara, Takeshi. "¿Un mundo dominado por la disciplina de oriente?" BuenoS Ai-res, Clarín, 17-10-92.

(15) Verón, Eliseo. "Zapping, zipping, flipping, grazing". Bs. As., Clarín, 24-10-91.

(16) Landi, Oscar. Devórame otra vez. Bs. As., Planeta, 1992, p. 35.

(17) Citado por Landi, O. Op. Cit, p. 39.

(18) Jameson, Fredric. Op. Cit, p. 17.

(19) Landi, Osear. Op. Cit, p. 141.

(20) Lipovetzky, Gilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Barce-lona, Anagrama, 1986.

(21) Ao.,dalÓ, Paula. "Las señoras teenagers". Bs. As., Clarín, 15-9-92.

(22) Bs. As., Clarín, 29-11-92.

(23) Lipovetzky, G. Op. Cit. Prefacio.

(24) Finkielkraut, Alain. La derrota del pensamiento. Barcelona, Anagrama, 1990, p. 128.

(25) Lipovetzky, G. Op. Cit. Prefacio.

(26) Halperín, Jorge. "Entrevista a Marc Augé", Bs. As., Clarín, 22-10- 92.

(27) Finkielkraut, A. Op. cit. p. 121

(28) Kuhn, Thomas. La estructura de las revoluciones científicas. Madrid, Fondo de CulturaEconómica, 1975.

(29) Feyerabend, Paul. Adiós a la razón. Bs. As., RE!, 1990. Tratado contra el método. Madrid,Tecnos, 1981.

(30) Lyotard, J.F. La condición postmoderna. Ed. cit., p. 25.

(31) Fukuyama, FranCÍ5. "¿El fin de la historia?". En Doxa, Es. As., año 1, número 1, 1990.

(32) Umehara, Takeshi. "¿Un mundo dominad" por la disciplina de oriente?" Buenos Ai-res, Clarín, 17-10-92.

(33) Sebreli, Juan José. El asedio a la modernidad. Bs. As., Sudamericana, 1991, p. 92.

(34) Sánchez Vázquez, Adolfo. "Posmodernidad, posmodemismo Y socialismo". En Casade las Américas, La Habana, Año 30, número 175, 1989.

(35) Habermas, JÜIgen. Art. citado.

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