Adela Cortina Etica de La Razon Cordial

download Adela Cortina Etica de La Razon Cordial

of 16

Transcript of Adela Cortina Etica de La Razon Cordial

00c...JEn las crceles de Abu Ghraib y de Guantnamo, enel gulag ruso y en lasatrocidades del Gran Paso Adelante, en las matanzas de tutsis en Rwanda yde campesinos enEi Salvador o Guatemala, pero tambin en los centros deenseanza, cuandogrupos de alumnos golpean a los ms dbiles, quedansin respuesta las preguntas: hasta dnde podemos llegar cuando la pre-sin social arropa a los desalmados, a los que desprecian el dolor y el sufri-miento de otros?, por qu esa distancia entre nuestras grandes declaracio-nes sobre los derechos humanos y las reaJ.izaciones de la vida cotidiana?"No tienen corazn." -dicen las gentes. Yaciertan. No tienen corazn, ypor eso es imposible salvar el abismo entre los grandes dichos ylos hechos.El presente libro propone unas nuevas bases para una verdadera ticade la ciudadana, fundamentadano slo en argumentos, sino en una razncordial, capaz de aunar inteligencia, sentimientos y c;oraje, de modo que losvalores morales arraiguen en los ciudadanos. _Apartir del principio de que "conocemos la verdad no slo por la razn,sino tambin por el corazn", por decirlo con Pascal, es preciso recordar quecorazn, en su origen etimolgico, significa al mismo tiempo afecto, inteligencia, talento y estmago. Educar en una ciudadanra cordial, en la capaci-dad de estimar los valores, de compadecer y de argumentar, es el propsitodel libro.- 1- _r:[1Ii.. II"I:,.:a Cortina, de \o. '( ',-,''. y' .........,.""-"" --....-' '..J - i -.....,..; -....J ,,-,,' '-'" ,_/ 1....-/ \..-/ ""-'" \..-;" \...,....-' .---.,/ -......,; \._/ '-...J ',-, ""-'" \-./ "-'" ",-,''-'"...

,;. i!" l ..mientobsico se descubre unvnculo, una ligatio, que es el que nosliga y, enconsecuencia, nos ob-liga internamente yno desdeunaimposicinajena. La fuentedelaobligacinesentonces elreco-nocimientorecproco de interlocutores, que se sabenmutuamenteimprescindiblesparaaveriguar si unanormaes justa. En qucon-siste este vnculopor el que somos enrelacin y a qu obligaes elasunto.2. Del miedo a la muerte a la indignacin por eldesconocimiento. El reconocimiento del otroEnsulibroLos caminos del reconocimiento comentaPaul Ricoeurunhecho curioso: a lolargo delahistoriadel pensamiento se hanelaboradounabuena cantidad de teorasdel conocimiento y, sinembargo, noexisteningunateora del reconocmiento.Cosa verda-deramente inslita enunapoca como lanuestra, marcadapor elafn de conquistar elreconocimiento delapropia identidad.Como comentamosal tratar sobre (asidentidades morales, eladvenimiento delapostmodernidad trajodelamano, entre otrascosas, la exigencia de agudizar la sensibilidad ante las diferencias decultura,raza, sexo, religin. Bien est reconocer que todos los sereshumanos soniguales en dignidad, perolas identidades personalesno se construyen slo conaquellas caractersticas que nos aseme-jan, sino tambinconlas peculiaridades quenos distinguen y quebrotandeladiversidad de culturas, razas, sexos, religiones. Lapri-meraModernidad subial podium dela relevancia socialla idea deigualdad humana, entoncesrevolucionaria. Peroel Romanticismorecordquelas diferencias nos constituyen, y elmovimientopost-moderno, recogiendo la antorcha del Romanticismo, hizo dela sen-sibilidadantela diversidad su santo y sea. Enel mundohumanolos iguales no son idnticos, sino diversos, por eso es imprescindiblereconocer al Otro, al distinto de unomismo, en su alteridad.162L \ _La noin de alteridad ocupa ahora el primer puesto dela rele-vanciasocial,y conella, laexigencia de quelos otros seanacep-tadosensuidentidad. Estaaceptacinreclama sindudarcono-cimiento, ypor esoresultainslito quenohayan surgidoteorasdel reconocimiento, comobienapuntaRicoeur. Tal vez sedebaal hechode que el verbo"reconocer" goza deunagrancantidadde significados, como acreditael Diccionario de la Real Academia alofrecer diecisiete acepciones, que incluyen desde el reconocimientode objetos o personas al "reconocer por"hijo opor jefe a alguien,que lleva aparejadas determinadas obligaciones. Y,sin embargo, elsustantivo"reconocimiento"recoge slo dosacepciones: "acciny efecto de reconocer oreconocerse" y tambin"gratitud". Puedoreconocerobjetos opersonas, puedopedir serreconocidacomovalenciana, espaola, europea y latina, y puedo quedar muy reco-nocidaa alguien -muy obligada- por algn favor. El mbito delreconocimiento, su terreno de juego, es el dela identidad, la obliga-cin y la gratitud.Por suparte, Ricoeurhaceunasugerenciabieninteresante,y esladeorganizar losposibles usos filosficosdelverbo"reco-nocer"siguiendounatrayectoriaque vadesdesuusoenfavozactiva del verboa lapasiva. Enuncomienzo, el verbo"reconocer"expresara aquella accinpor la que intentamos aduearnos de unobjetoodeunser vivo, intentamosdominarlointelectualmentecaptando suidentidad. Igual que los avionesllevan 'acabo vuelosdereconocimientoconel finde tener biencontroladauna zona,el entendimientohumano sobrevolarael mundo delos o b j e t o ~ ydelas personas tratando dereconocerles por rasgos que recuerdao de los que ha odo hablar.Sinembargo, conla filosofadeHegelse produciraunainflexin enlahistoria de este verbohaciala vozpasiva, porque ahora105 objetos quedan aunlado y sonlas genteslas quepidenser reconocidas en suidentidad, respetadas y admi-tidasenel concierto socialconsupeculiar bagaje, sintener que163..,.''- -asimilarse a los gr.Jpos dominahtes. Quien comete un delito tal veznopretende tant:) entar conitrala vida olaprc:>piedad como mar la atencin sobre su existehcia y sobre sus derechos. Tal vez loque ansa es ser n:!conocido, PQrque hay una funcincomunicativadela violencia queno conviene desestimar.Laluchadelosesclavos,ladelos campesinosenlaEuropamedieval, la de los i1dgenas erh Amrica Latina, la de las mujeres ola de lospalestinos sonluchas Ipor elreconoCimiento. La violenciaes entonces lapa -tera delahistoria,y esahistoria viene presididapor nuestro deseo de ser por nuestraexpectativa deser aceptados por los otros en muestra insobornable identidad, por-quela intersubjetividad nos corhstituye y la libertad consiste en lizarla con sus dif,:rencias. Esa texpectativa slo' puede satisfacerseenelreconocimil:lntomutuo, Gue esprecisomaterializar tambinconinstituciones paraquenoquede slo enunsueo. PoreS-J,'cualquierpropue.5ta de diseoinstitucionaldeberaintentar plas-mar en las instituciones esta pretensin de reconocimiento. Porqueno existe el indiv'dl:lo aisladoYo autosuficiente, sino lapersona queprecisa ser reconocidapara vivir bien.Si esta inter: retacin del clecurso histrico es acertada, HegelhabrapropuestounapreciosaalternativaaI'ainterpretacindeHobbes: elmoto'quellevaa Ilas gentesa constituir unEstado ysucorrespondientesocial noes el miedoalamuerteviolenta, sino un'nClvo tico: jdistamente, la indignacin que expe-rimentanlaspersonas al no ser reconocidas por las dems, al vi\iirla experiencia del no-reconocirhiento, dela invisibilidad, y el con:;i-guiente deseo de ser reconocidas.Como yahemos comenta/do, Hobbes describe enel Leviatnel estado denaturaleza, anterior ala formacindela comunidadpoltica, como una situacin qe potencial guerra de todos contratodos, porque individuos comparan entre s desde suafnde poder y de gloria, y slo se reconocen como competidores con164Capftulo7. Razonesdelarazonlos que conviene cooperar para poder mantenerlavida ylapro-piedad. Por eso, la formacindel Estado e inclusolapromulgacindelasleyesmoralesqueacontecenatravsdeltienen 'ensubaseel intersms fuertequecabe enlos sereshumanos: el dela supervivencia. Es verdadque tambinHobbes serefiereaunconjunto de "leyes dela naturaleza", en nmero de diecinueve, enlas que incluye las normas de sentido comn que ha excluido de latrama central por el afn de ceirse exclusivamente alinters mspoderoso, y quelanovena dice as: "Todo hombre ha derecono-cer alotro como suigual por naturaleza. Violarestepreceptoesorgullo". Sinembargo, enel estado denaturaleza queoriginafacomunidadpoltica lbs individuos slo se reconocenentre s comocompetidores, y no entranenconsideraciones sobre laidentidadola dignidad.Hegel, por suparte, se percatar dequeel origen delavidasocialno sonlos individuos aislados, sinopersonas yaenrelacinrecproca que nopodrn llevar sulibertada plenitud si no es con-juntamente. Aquellos que no se sientenreconocidos experimentanindignacinanteel desprecio yreaccionanconunaluchapor elreconocimiento. El temor alamuerte violenta es sustituidopor laindignacin ante el desconocimiento y por eldeseo de ser reconocido;la luchapor la supervivencia es sustituida, comopartera delahis-toria, por la lucha por el reconocimiento. La ganancia de estanuevapropuesta frente a lahobbesiana es evidente.Elordenpoltico y la dimensin social de una sociedad podrnentonces fundarse 'enla exigencia moral de ser reconocido, qUeestanoriginariaalcomoel miedoalamuerte violenta y elclculoracional queeste oponealavanidad, al menospor tresrazones, como aplintaHonneth.Enprimer lugar, el reconocimientorecprocoesunvnculoqueaseguralaconexinentrelaautorreflexin, laconciencia dem misma, y laorientacinhacia elotro. No necesitopreguntarme165- ,,.0'

00casi meinteresaentrar enrelacin con otros, sino que ya soy en esarelacindesdeelorigen, y loqueme cabe es tomar partido anteella, bienreforzndola, bien intentandoignorarla. Ni siquieraespreciso abrirse al otro desde s mismo,por la presenciadelahumanidaden supersona, sino quereconozcoalotro ensualteridadparapoder reconocerme a m misma. Esla"vida tica"del reconocimientorecprocola que nos constituye, y noese "arti-ficio", ese Leviatn construido del que hablaHobbes.Por otraparte, eldinamismo delprocesohistriconos valle-vandodel polonegativoal positivo, deladesconsideracinalaconsideracin,delainjusticiaal respeto. Y, por ltimo, esta teoradel reconocimientonospermite descubrir unaestructura sistem-tica, que se articula enniveles jerrquicos, ligados a institucionesespecficas.En efecto, y tambinconHonneth, laposibilidad que tiene unindividuoderealizar suautonoma depende de quepuedadesa-rrollar unarelacinintacta consigo mismo a travs dela experien-cia del reconocimiento social. Elcontenido dela justicia se medirentonces segn las diferentes clases de relaciones sociales entre lossujetos:el principio de necesidad tieneprioridadsi se trata de unarelacinconfiguradapor elamor;el de igualdad, enlasrelacionesconformadaspor laley; y el de mrito,en las cuestiones decoope-racin. El ncleo dela concepcin dela justicia social viene confi-guradopor estos tresprincipios (cuidado afectivo, igualdad socialy estima social), ennombre dela autonoma. El progreso que seproduce en esta triple lnea esU[l progreso moral en la visibilidad.Lahistoriadel reconocimientoesentoncesladelalibertad,que se ir desarrollando en tres modelos de reconocimiento. El pri-meroesel del amor, que se viveafectivamenteenla familia ylaamistad, dondelaspersonas se reconocenentre s comonecesita-das. El segundomodeloes el jurdico, eldelaley, que se vaplas-mandoa travsdel reconocimientoal derecho deposeer bienes166-. materiales y deintercambiarlosmediante contrato. Lointeresan-tedel modeloes quenosreconocemosanosotrosmismos comoportadores de derechos cuandoreconocemoslas obligaciones quehemos decumplir conotros. El reconocimientoincluye tantoalaotrapersonacomolanorma: reconocerlanormaesconsiderarlavlida, reconocer alapersonaesconsiderarlacomolibre eigual.Conlo cual, laidea de respeto a las personas se inscribe enla histo-ria y se va desgranando poco a poco enel reconocimiento de dere-chos, que no slo aumentan, sino que tambin se vanatribuyendoa nuevas categoras de individuos y de grupos.El tercer modelo de reconocimiento mutuo sera el de la estimasocial. Porquenobastanel Estado y loslazos jurdicos para garan-tizarel plenoreconocimiento delaspersonas, la"vidatica"nopuede reducirse a los lazos jurdicos: las gentes necesitan elrecono-cimiento social,que vara segnlasmediaciones quehacena unapersona estimable.El vnculoquebuscbamos enestelibrocomo fuentedelaobligacinmoral, el quehubierapodido actuar demvil para quelos animales de Wellsreconocierancomo suyala obligacin delahumanidad, esel vnculo del reconocimientorecproco que une alaspersonasenel lazodelaintersubjetividad. De suerte quenoesposible ser libre en solitario, sino que esnecesario serlo conlosotros, diseandoinstituciones quecuidenel amor, defiendanel.derecho, fomentenla mutua estima. Sin embargo, con esto todavahemosdichodemasiadopoco sobrelanaturaleza de ese vnculo,tal como aqu lo entenderemos, y de las exigencias que comporta,sobre todo alahora de encarnarlo en las instituciones.Por suparte, Hegel creyver alolargo delahistoria quelaindignacin y laluchahanido desvelandolas situaciones injustas,pero tambines verdad quelaluchanobasta, porquehay luchasjustas e injustas, hay reclamaciones de reconocimientolegtimas yotras ilegtimas. Einclusoes verdadqueno siempre esnecesaria167la lucha, que hay tambin caminos para conseguir ser reco-nocido.3. Conquistar la visibilidaQLa historia humanapuede leerse comola paulatina ampliacin deun l/nosotros", de un conjunto! de gentes que se'reconocen entre scomo autnticas interlocutoras. Ellazo del "nos0tros" ha ido inclu-yendo poco a poco a los miemhros de la propia familia, a la etnia, alos pertenecientesl la comunidad poltica, a los esclavos, las gentesde color,las mujeres, las minoHas culturales,los'discapacitdos. Enlos ltimos tiempo.)los movinnientos animalistas reclamanla inte-gracin de los animales a la cdmunidad poltica; y la ecologa pro-fundahabla de una comunida'd bitica, dela que formaranpartetodos los seres mturales.Quienes lideranla mayor !Darte de las veces estas reivindicaCl:>-nes desde el siglc. pasado son (os llamados "movimientos sociales";esosque. no son ya de clase, como 'en pocas anterio-res, que no pretelc1en constituirla "clase universal"ni la"vanguar-dia dela historia", como erael caso del proleta/iiado, sino que songrupos sectoriales. Exigenpara grupos condenados alainvisibilidadpJr ser diferentes, y reclamanala vez que selesreconozca como iguales en su alteridad. Que no seles obligue aasimilarse a los gruposni tampocolas diferencias conviertan encO:lrtadas para !tratarles de formasocialmente des-igual. Feministas, movimientosml.)lticulturalisil:as, nacionalistas,ecologistas o al1'imalistasexigenreconocimientoparaseresconidentidades diver:ias.Sin embargo. y aqu radica el problema esencial, no es moral-mente obligatorio, ni siquiera es polticamente 0'bligatorio, satisfa-cer las exigencias de cualquiena que se sienta diferente y empren-da una lucha para ser reconocido, sino slo de aquellos que cuen-16B'capftulo7. Razonesdelarazntan con expectativas que pueden mostrarse como legtimas, es decir,que pueden mostrar que han sido tratadas de una manera injusta.La presinnopuede ser nuncaunarazn suficiente para recono-cer una demanda, sino slo. la demanda acompaada derazonesquela legitiman,se presente a travs dela violencia o por cami-nos de paz.y en este punto conviene hacer unalto enel camino y aden-trarse en una cuestin tan central enla historia dela justicia comoes la distincin entre desigualdad y diferencia, a la que hemos hechoreferencia en algunas ocasiones. Aunque etimolgicamentela dis-tincinno tiene demasiadorespaldo, s lo tiene desde el punto devista deluso social de los dos trminos.Es evidente que todoslos seres humanos son desiguales entres y,enlo que se me alcanza, las desigualdades podran ordenarseen cuatro tiposal menos: 1)las naturales, las diferencias debelle-za, temperamento (inteligencia, estilo emocional) y las aptitudescongnitas;2)las sociales, que dependendel contextoenel quese nace; 3)las que van conformandoel carcter queunapersonase forja, contandoconsuspropias elecciones y conel medioenel que vive, y 4)las diferencias que introducenlos prejuicios delasdistintas sociedades' y que no tienen otra justificacin ms que unahistoria de prevencin frentea determinadas culturas, religiones,razas, gneros, usos' y costumbres.Obviamente, resulta imposible introducir un bistur enel modode ser de unapersona adulta y diseccionar sus caractersticas, paraclasificarlas a este modelo. Sin embargo, lo bien ciertoes quela lotera natural y social y las propias elecciones hacen a laspersonas desiguales:Son esas desigualdades injustas?Pararesponder a estapreguntanobastaconlos"hechospalmarios", ni conlas cifras, sino que necesitamos contar con algu-na concepcin dela justicia desdela quebarruntar qu desigual-dades soninjustas, culesno y por qu encadacaso. Por9uela169oO),. \.-evaluacin de la justicia o la injusticia delas desigualdades o, mejordicho,de unas desigualdades, y no de otras, depende de una cier-ta concepcin de la justicia, ms o menos explcita.Lo cualno significa quelos seres humanos no puedan evaluar'lajusticia o injusticia de las desigualdadessi nocuentan conunateorabienpergeada.Ms bien sucede, como seal Hegel,. quelas teoras se elaboranal atardecer, cuando las gentes hanbregadopor lo que barruntaban como justo y es tiempo de ponerlo en con-ceptos, cuandolaprotesta, el dolor y el sufrimiento ante las desi-gualdades vividas como injustas va cristalizando enuna estructuratambinterica. Por eso, noesmenos cierto que slo contandoconuna concepcin de lo justo,in feri o ya bienperfilada,es posi-ble hablar de desigualdades justas o injustas.Baste recordar cmo la tradicin delaRepblica de Platn con-sideraq.uelas desigualdadesnaturales y sociales no soninjustas,sino que deben ser aprovechadas para introducir el orden justo enla comunidadpoltica, haciendo quelas distintas funcionesdelapolis (gobierno, defensa, produccin) sean ejercidaspor aquellosque tienencapacidad para ello. Lo justo, desde estaperspectiva,noesreducir desigualdades, sino aprovecharlaspara queresulteuna polis armnica. La clave consiste, entonces, en recordar quelojusto es dar a cada unolo que le corresponde, tratar de modo iguala los iguales y de modo desigual a los desiguales.Juntoalainnegable desigualdad encaractersticasnaturalesy sociales, pues, recorrelahistoriala conviccin de una irrenuncia-ble igualdad, que todas las actuales' teoras dela justicia defiendenen algn nivel. Unigualitarismo, entendido comola aspiracin a lahomogeneidad, es sin duda descabellado, porque los seres humanosson heterogneos. Pero hay un gran nmero de desigualdades, a lasque vamos conviniendo en llamar "diferencias" para sealar que noson sino expresin de la rica diversidad humana. Su eliminacin, si esque fuera posible, creara un montono mundo homogneo, sin dife-170Iw HU ,..... t: I.:.Urencias de sexo, cultura,raza, caractersticas fsicas, y todos los rasgosidentitarios que componenla diversidad humana. Tratar socialmen-te estas diferencias, de formaque las personas que pertenecen a unsexo o una raza vayan a ser injustamente tratadas en elnivel de igual-dad que consideramos irrenunciable, es lo que resulta injusto.Queunapersona de color veamermadas sus oportunidadesfrente a otros, que alguienpor subagaje cultural resulte preterido,que grandes"bolsas"de poblacin se encuentrenenunnivel depobreza en un universo supuestamente global por haber nacido enunos lugares y no en otros, son formas injustas de tratar la diferen-cia, que generan desigualdad injusta, que es a lo que vamos convi-niendo en llamar "desigualdad", ms que diferencia. La gran cues-tines, pues, dilucidar qu diferenciaspuedenreclamar con todalegitimidad ser reconocidas como elementos de identidad quenopueden dar lugar a un trato desigual. Cul es el criterio -o culessonlos criterios- para distinguir entre una demanda dereconocimiento y una ilegtima?4. La lucha por el reconocimientolegtimoEvidentemente, el elemento distintivonopuede serlapurapre-sindelos grupos queluchanporel reconocimiento, porquelapresin y la violencia se ejercen desde distintos lugares y no siem-pre conrazones aceptables. Losmiembros del KuKluxKlanejer-cenuna feroz violenciapara conseguir quelaspersonas de colorvivanen guetos, enel mejor de los casos; los terroristas de signonacionalista siembranel terror entrela poblacin, tambin en pa-ses democrticos, para conseguir por la fuerzabrutalo que tieneque lograrse a travs de las urnas;otros grupos presionan desdela"obviedad" de lo que ellos mismos han conseguido que se conside-re como polticamente correcto, y ninguna de estas luchas acreditaque sus demandas sean legtimas.171Por otraparte, la tentacinde caer enel vktimismoesunatentacin bien rea paralos movimientos sociales!Pueden empezarplanteando reivindicacionesmliJy legtimas por li1aber sido conde-nados a la invisibilidctd habitualrinel'lte, pero, una vez la sociedad hareconocidolainjl,lsticia originaria,continuar com nuevasreclama-ciones hasta el inf nito, visto ellxito obtenido hastael momento.Muy bien puede ccurrir Ricoeur- quela exigencia dereconocimiento afectivo,jurdicro y social,expresada conun estilomilitante y conflic:ivo, termine len una "demanda infinita",en unaespecie de "mala infinitud". Es! demasiado fuertela tentacin caer en una nueva formade "conciencia desgraarte,buscat!Jncriterio crtico para las reglas tras-cendentales dela comunicacion; uncriterio que, para tener fuer-zanormativa, de:>: descubrirse mediante el mtodo acuadoporKant -el trascendental-ahora al hecho dela argumenta-cin y dela comunicacin. D ai;l que slo puedallevar adelanteesta tareaunaPragmticaTrafcendental, capaz dedescubrir esoselementos a priori delconocinhiento yla accin'que constituyenlafundamentacinLi/tima del saber y el obrar. En este, como en otrospuntos, divergen Apel y Habermas: en considerarla pragmtica noemprica, respect ivamente, corino una ciencia reconstructiva, capazde"fundamentaciones o comounaPragmtica trascen-dental, preparadaparaofrecer,nos los elementds ltimos, porbasables, del conocimiento y la accin.Pragmtica Universal y TraiScendental constituyen, en cualqui,=rcaso, el ncleo e eJnapropuesta filosfica, que vadesa-rrollandopaulatinamente distintos"radios": la teoradela acci6ncomunicativa, unateoradelbs tipos deracionalidad, una teoraconsensual de lo verdadero y lo c0rrecto, una teora de la evoluci6nsocial, una tica de: discurso, su vertiente de fundamentacin yaplicacin, y una teora deliberativa de la democcracia.El conjuntoarquitectnkodeestasteorasconstituyeunmarcodesdeel ':lue sus defensores tomanposiciones enlas dis-putas prcticasmsrelevantes, refutandoelescepticismomoral,sealandolainconsistenciadel relativismo y del etnocentrismo,optando por un comunitarismb universalista, terciando enla cons-trucccin de sociedades multitulturales, dialogando sobre

",-.../ , .\./ '-..-- \.-,/ '-.J ',-,'-"'" '-' ........,.i V''''/' '-" '-.-' ''"-'' ...._/\..---' -..-.' -' __J ............ ',,-," 0 '-'"' '''''-''" :v ...__:1 C"""'O7. R""",, d. ,. '"", ,. tutodelas identidadesnacionales ypostnacionales, enjwiciandoi ticamente losprocredimientos que se siguenpara decidir normas:.I..enlaeconoma ylaempresa, lasanidad, el medioambiente, los"" medios de informacino el deporte. La filosofade quehablamos.;.'luces, comprometida conla realidad presente, terica-. ysucede que enestos desarrolloslanminade"constructo-i res"dela filosofadialgicaha aumentado de formaconsiderable. Nacida enlos aos setenta del siglo xx, cuenta ahora conrepresen-tantes endistintospases deEuropa y Amrica, y suscitaelinters delosrestantes continentes. Larazn fundamentalde este inters

es queesos elementos irrebasab/es a quenoshemosreferido permi-:: tenorientar y criticar, no sloelconocimiento, sino sobre todo/aaccin....,o'c.oc.nUnaaccin comunicativa es aquellaenla quehablante y oyen-te tienen susproyectos personales, peropara coordinarlosbuscana travsdel lenguajeel entendimientomutuo, comounmedioineludible, mientras que unaaccin estratgica es aquella enla quehablante y oyente se instrumentalizanmutuamentepara lograr susmetas individuales, tratndose, por tanto,comomedios y no comofines. Laaccincomunicativaposeeunaprioridadencuanto a suvalor, porque el sentido ylametadel lenguaje -el tlos- consis-teenlograr unentendimiento; el usoestratgicodel lenguaje es-por contra- derivado, ya queinstrumentalizael mutuoenten-dimiento. Si noexiste unaracionalidadcomunicativa adems delaestratgica;esimposible tomar en seriolaafirmacinkantianadeque todo ser racionalha de ser tratado comoun finen s, ya que atravOsdel lenguajenopodemos sinoinstrumentalizarnosrecpro-camente, delo que sonbuena muestra l a ~ teoras de juegos y deladecisinracional.Ahorabien, si el hechodequerealicemosaccionescomuni-cativasesinnegable ylotomamoscomopuntodepartidadelareflexin, cules sernlas condiciones que esprecisopresuponerpara que seanracionales las acciones comunicativas?Para que lo sean es precisopresuponer que el hablante preten-dede formaimplcita quelo que diceesinteligible, quel mismoes sinceroal hablar, que elcontenido delo quedicees verdaderoy que sedesenvuelve enel marcodenormasquesoncorrectas.Inteligibilidad, veracidad, verdad ycorreccinsernentonceslas"cuatropretensiones de validez del habla"queel hablanteelevaimplcitamente cori su accincomunicativa y que el oyente acepta,tambinimplcitamente, si laaccin tienexito. Pero, enel casode quee.l oyentepongaencuestinalgunadeellas, el hablanteprocederracionalmente slo si tratadeexplicarsemejor cuandosepone encuestinlainteligibilidad, o deaducir lastazonesporlas que considera quelaproposicin que emite es verdadera o que178lanorma de accin es correcta. Comprobar la veracidad (la corres-pondenciaentreloquesedice yloquesepiensa)esrealmentedifcil, porque exige convivencia, y an as.Encuantoalosrecelosque despiertanla verdad ylacorrec-cin, nopuedendisiparsesinoatravsdeunaargumentacin,peronodecualquier tipo de argumentacin, sino de una que sesujete a tres tipos de reglas:las reglasms elementales de una lgi-camnima, lasque surgendeconsiderar laargumentacincomouna bsqueda cooperativa dela verdad y la correccin, y tambinlas que nacen de considerar la argumentacin como un proceso decomunicacin. En este ltimo caso, se entiende que losparticipan-tes enla argumentacin deberanparticipar en las condiciones msprximasposible ala simetra, desprenderse de laspresiones delaaccincotidiana, no dejarse convencer sinopor la fuerzadelmejorargumento.Esta formadeargumentacin, sometidaalostrestiposdereglas, recibeel nombre de"discurso", que ser terico cuando setrate dela verdad; yprctico, cuando se trate delacorreccin ojusticia de lasnormas. A la situacin que describeel tercer tipo dereglaslallamamos"comunidadideal decomunicacin"o"situa-cinideal dehabla", unasituacinenlaqueloscientficos, enelcaso dela verdad, y los afectados, enelcaso de lasnormas, pudie-ran tomar decisiones a travs de un dilogo celebrado en condicio-neslomsprximasposible a la simetra, atendiendonicamOentea la fuerzadelmejor argumento.La idea de una comunidad ideal de comunicacinha sido criti-cadahastala saciedad por tirios y troyanos, sin embargo, sunece-sidadno puede ser ms comprensible. Enprincipio, se trata de unaidea regulativa, enel sentido en que utilizabaKant esta expresin.Al tratar sobre unproyecto como el delapaz perpetua, deca Kantquenadie puede asegurar, desde unpunto de vista terico,que vaa serunarealidad, pero tampocoqueno vaa tenerlugar jams.179y cuando de' unameta atradtivanopodemos asegurar desdeelpunto de vista terico que va a tener realidad, pero tampoco queno va a tenerla, todava nos queda acogernos al inters dela raznprctica en trabajar por ella. lEs razonable trabajar por la paz, aun-que no tengamos seguridad de que vaya a instaurarse.En este sent'do, reconoce la tica del discurso quela situacinideal de habla es una idea regWlativa, porque nadie puede asegurarque tendr lugar 'ni tampoco!negarlo, peroqUJien' desee averiguarsi una norma es Justa, debera' trabajar en el sentido de hacer posi-ble su realidad. Por eso decirse que esta situacin ideal sirvede orientacin para la accin tde canon para la crtica de aquellassituaciones enllS que todavaino est encarnada.Pero, yendo todava ms all, esta idea n0 es slo un objetivopor el que mere,:elapena trabajar, sino tambinunpresupuestoindispensable para que tengan sentido nuestros debates sobrelajusticia de las normas:para que tenga sentidoel hecho mismo dediscutir sobre ellas. Quien discjute en serio sobliela justicia est pre-suponiendoqUE en una situadn de simetra sera posible determi-narsi la norma es justa. De ah que la id.ea de una situaciniclealno sea slo unaidl:!a regulativa, sino que est tambin entraadaen las condiciones del habla: es un presupuesto contrafctico prag-mtico delhabla, que tieneIIa fuerzanormativa suficiente comopara exigirnos celebrar dilog;os enla comunidad real de comunica-cin para desentraar qu es1m justo, estableciendo las condicionesms simtricas posible. Es,a fin de cuentas,el 'elementoque buscbamos.Pero precislrnente el hecHo d que fiemos a un consenso iclealel posible descubrimiento delo justo es unaprueba fehaciente deque no nos encontramos ante un criterio para disce'rnir:los consen-sos fcticos, alcanzados enlas comunidadesreales de comunica-cin, no constituyenun criteri:o de justicia. Los acuerds son siem-pre revisables,por falibles, y s