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Eugène Grasset, (1845-1917), poster para una exhibición decorativa de arte,, 1893 Mi amigo Mutis 2 Coloquio de historia y Filosofía de las Matemáticas 4 Acuerdos del CDM 5 La habitación de Fermat 7 Los granos de arena 8

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Eugène Grasset, (1845-1917), poster para una exhibición decorativa de arte,, 1893

Mi amigo Mutis 2

Coloquio de historiay Filosofía de lasMatemáticas 4

Acuerdos del CDM 5

La habitación de Fermat 7

Los granos de arena 8

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Mi aMigo Mutis

Por gabriel garcía Márquez

Álvaro Mutis y yo habíamos hecho el pacto de no hablar en pú-blico el uno del otro, ni bien ni mal, como una vacuna contra la viruela de los elogios mutuos. Sin embargo, hace 10 años justos y en este mismo sitio, él violó aquel pacto de salubridad social, sólo porque no le gustó el peluquero que le recomendé. He esperado desde entonces una ocasión para comerme el plato frío de la ven-ganza, y creo que no habrá otra más propicia que ésta.Álvaro contó entonces cómo nos había presentado Gonzalo Ma-llarino en la Cartagena idílica de 1949. Ese encuentro parecía ser en verdad el primero, hasta una tarde de hace tres o cuatro años, cuando le oí decir algo casual sobre Félix Mendelssohn. Fue una revelación que me transportó de golpe a mis años de universi-tario en la desierta salita de música de la Biblioteca Nacional de Bogotá, donde nos refugiábamos los que no teníamos los cinco centavos para estudiar en el café. Entre los escasos clientes del atardecer yo odiaba a uno de nariz heráldica y cejas de turco, con un cuerpo enorme y unos zapatos minúsculos como los de Buffalo Bill, que entraba sin falta a las cuatro de la tarde, y pe-día que tocaran el concierto de violín de Mendelssohn. Tuvieron que pasar 40 años, hasta aquella tarde en su casa de México, para reconocer de pronto la voz estentórea, los pies de Niño Dios, las temblorosas manos incapaces de pasar una aguja por el ojo de un camello.“Carajo”, le dije derrotado.”De modo que eras tú”.

Nota: El pasado domingo 20 de septiembre falleció en la ciudad de México a los 90 años, debido a un problema cardiorrespiratorio el poeta y escritor colombiano avecindado hace muchos años en nuestro país Álvaro Mutis.El creador de Maqroll el Gaviero, Premio Cervantes 2001, y otros premios más, llegó a México en 1956 y aquí forjaría amistad con escritores y artistas como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Juan Rulfo, Luis Buñuel, Fernando Botero y otros más.Vinculado al realismo mágico, Mutis no se sentía próximo a éste. “Cuando lo ejerce alguien como García Márquez pues salen libros bellísimos, pero yo no sé hacerlo”, decía. García Márquez y Mutis eran grandes amigos. Mutis era el primero que leía los manuscritos de Gabo cuando éste último aun era un incipiente escritor. Eran tan buenos amigos que Mutis se alegraba con los premios y celebraba tanto como el ganador.Los que conocieron a Mutis hablan de lo buen amigo que era. “El hombre más simpático del mundo”, así lo describía Gabo. Además estaba su vozarrón, (Mutis realizó el doblaje del narrador de “Los intocables” (1959), aquella serie de televisión sobre las peripecias del agente Eliot Ness acérrimo enemigo de Al Capone), su habilidad para la conversación y su tremenda memoria. A continuación reproducimos el texto que Gabo escribiera para su amigo en ocasión de los setenta años de Mutis.Tomado de: La biblioteca virtual http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/mansion/lmda7.htm

Lo único que lamenté fue no poder cobrarle los resentimientos atrasados, porque ya habíamos digerido tanta música juntos, que no teníamos caminos de regreso. De modo que seguimos de ami-gos, muy a pesar del abismo insondable que se abre en el centro de su vasta cultura, y que ha de separarnos para siempre: su in-sensibilidad para el bolero.Álvaro había sufrido ya los muchos riesgos de sus oficios raros e innumerables. A los 18 años, siendo locutor de la Radio Nacional, un marido celoso lo esperó armado en la esquina, porque creía haber detectado mensajes cifrados a su esposa en las presenta-ciones que él improvisaba en sus programas. En otra ocasión, durante un acto solemne en este mismo palacio presidencial, confundió y trastocó los nombres de los dos Lleras mayores. Más tarde, ya como especialista de relaciones públicas, se equivocó de película en una reunión de beneficencia, y en vez de un docu-mental de niños huérfanos les proyectó a las buenas señoras de la sociedad una comedia pornográfica de monjas y soldados, en-mascarada bajo un título inocente: “El cultivo del naranjo”. Fue también jefe de relaciones públicas de una empresa aérea que se acabó cuando se le cayó el último avión. El tiempo de Álvaro se le iba en identificar los cadáveres, para darles la noticia a las familias de las víctimas antes que a los periódicos. Los parientes desprevenidos abrían la puerta creyendo que era la felicidad, y con sólo reconocer la cara caían fulminados con un grito de dolor.En otro empleo más grato había tenido que sacar de un hotel de Barranquilla el cadáver exquisito del hombre más rico del mun-do. Lo bajó en posición vertical por el ascensor de servicio en un ataúd comprado de emergencia en la funeraria de la esquina. Al camarero que le preguntó quién iba dentro, le dijo: “El señor obispo”. En un restaurante de México, donde hablaba a gritos, un vecino de mesa trató de agredirlo, creyendo que en realidad era Walter Winchell, el personaje de “Los Intocables” que Álvaro doblaba para la televisión. Durante sus 23 años de vendedor de películas enlatadas para América Latina, le dio 17 veces la vuelta al mundo sin cambiar el modo de ser.Lo que más aprecié desde siempre es su generosidad de maestro de escuela, con una vocación feroz que nunca pudo ejercer por el

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maldito vicio del billar. Ningún escritor que yo conozca se ocupa tanto como él de los otros, y en especial de los más jóvenes. Los instiga a la poesía contra la voluntad de sus padres, los pervierte con libros secretos, los hipnotiza con su labia florida y los echa a rodar por el mundo, convencidos de que es posible ser poeta sin morir en el intento.Nadie se ha beneficiado más que yo de esa escasa virtud. Ya con-té alguna vez que fue Álvaro quien me llevó mi primer ejemplar de Pedro Páramo y me dijo: “Ahí tiene, para que aprenda”. Nun-ca se imaginó en la que se había metido. Pues con la lectura de Juan Rulfo aprendí no sólo a escribir de otro modo, sino a tener siempre listo un cuento distinto para no contar el que estoy es-cribiendo. Mi víctima absoluta de ese sistema salvador ha sido Álvaro Mutis desde que escribí “Cien Años de Soledad”. Casi to-das las noches fue a mi casa durante 18 meses para que le contara los capítulos terminados, y de ese modo captaba sus reacciones aunque no fuera el mismo cuento. Él los escuchaba con tanto en-tusiasmo que seguía repitiéndolos por todas partes, corregidos y aumentados por él. Sus amigos me los contaban después tal como Álvaro se los contaba, y muchas veces me apropié de sus aportes. Terminado el primer borrador se lo mandé a su casa. Al día siguiente me llamó indignado:“Usted me ha hecho quedar como un perro con mis amigos”, me gritó. “Esta vaina no tiene nada que ver con lo que me había con-tado”.Desde entonces ha sido el primer lector de mis originales. Sus jui-cios son tan crudos, pero también tan razonados, que por lo me-nos tres cuentos míos murieron en el cajón de la basura porque él tenía razón contra ellos. Yo mismo no podría decir qué tanto hay de él en casi todos mis libros, pero hay mucho.Me preguntan a menudo cómo es que esta amistad ha podido prosperar en estos tiempos tan ruines. La respuesta es simple: Ál-varo y yo nos vemos muy poco, y sólo para ser amigos. Aunque hemos vivido en México más de 30 años, y somos casi vecinos, es allí donde menos nos vemos. Cuando quiero verlo, o él quiere verme, nos llamamos antes por teléfono para estar seguros de que queremos vernos. Sólo una vez violé esta regla de amistad elemental, y Álvaro me dio entonces una prueba máxima de la clase de amigo que es capaz de ser.Fue así: ahogado de tequila, con un amigo muy querido, toqué a las cuatro de la madrugada en el apartamento donde Álvaro sobrellevaba su triste vida de soltero y a la orden. Sin explicación alguna, ante su mirada todavía embobecida por el sueño, descol-gamos un precioso óleo de Botero, de un metro y veinte por un metro; nos lo llevamos sin explicaciones e hicimos con él lo que nos dio la gana. Álvaro no me ha dicho nunca una palabra sobre el asalto, ni movió un dedo para saber del cuadro, y yo he tenido que esperar hasta esta noche de sus primeros 70 años para expre-sarle mi remordimiento.Otro buen sustento de esta amistad es que la mayoría de las ve-ces en que hemos estado juntos, ha sido viajando. Esto nos ha permitido ocuparnos de otros y de otras cosas la mayor parte del tiempo, y sólo ocuparnos el uno del otro cuando en realidad valía la pena. Para mí, las horas interminables de carreteras europeas han sido la universidad de artes y letras donde nunca estuve. De Barcelona a Aix-en-Provence aprendí más de 300 kilómetros so-bre los cátaros y los papas de Aviñón. Así en Alejandría como en Florencia, en Nápoles como en Beirut, en Egipto como en París.Sin embargo, la enseñanza más enigmática de aquellos viajes fre-néticos fue a través de la campiña belga, enrarecida por la bru-ma de octubre y el olor de caca humana de los barbechos recién abandonados. Álvaro había manejado durante más de tres horas, aunque nadie lo crea, en absoluto silencio. De pronto dijo: “País de grandes ciclistas y cazadores”. Nunca nos explicó qué quiso decir, pero nos confesó que él lleva dentro un bobo gigantesco,

peludo y babeante, que en sus momentos de descuido suelta fra-ses como aquella, aun en las visitas más propias y hasta en los palacios presidenciales, y tiene que mantenerlo a raya mientras escribe, porque se vuelve loco y se sacude y patalea por las ansias de corregirle los libros.Con todo, los mejores recuerdos de esa escuela errante no han sido las clases, sino los recreos. En París, esperando que las se-ñoras acabaran de comprar, Álvaro se sentó en las gradas de una cafetería de moda, torció la cabeza hacia el cielo, puso los ojos en blanco y extendió su trémula mano de mendigo. Un caballero impecable le dijo con la típica acidez francesa: “Es un descaro pedir limosna con semejante suéter de cachemir”. Pero le dio un franco. En menos de 15 minutos recogió 40.En Roma, en casa de Francesco Rosi, hipnotizó a Fellini, a Mó-nica Vitti, a Alida Valli, a Alberto Moravia, a la flor y nata del cine y de las letras italianas, y los mantuvo en vilo durante horas, contándoles sus historias truculentas del Quindío en un italiano inventado por él, y sin una sola palabra de italiano. En un bar de Barcelona recitó un poema con la voz y el desaliento de Pablo Neruda, y alguien que había escuchado a Neruda en persona le pidió un autógrafo creyendo que era él. Un verso suyo me había inquietado desde que lo leí: “Ahora que sé que nunca conoceré Estambul”.Un verso extraño en un monárquico insalvable, que nunca había dicho Estambul sino Bizancio, como no decía Leningrado sino San Petersburgo mucho antes de que la historia le diera la razón. No sé por qué tuve el presagio de que debíamos exorcizar aquel verso conociendo Estambul. De modo que lo convencí de que nos fuéramos en un barco lento, como debe ser cuando uno desafía al destino. Sin embargo, no tuve un instante de sosiego durante los tres días que estuvimos allí, asustado por el poder premonitorio de la poesía. Sólo hoy, cuando Álvaro es un anciano de 70 años y yo un niño de 66, me atrevo a decir que no lo hice por derrotar un verso, sino por contrariar a la muerte.De todos modos, la única vez en que de veras me he creído a pun-to de morir, también estaba con Álvaro. Rodábamos a través de la Provenza luminosa, cuando un conductor demente se nos vino encima en sentido contrario. No me quedó otro recurso que dar un golpe de volante a la derecha sin tiempo para mirar adónde íbamos a caer. Por un instante sentí la sensación fenomenal de que el volante no me obedecía en el vacío. Carmen y Mercedes, siempre en el asiento posterior, permanecieron sin aliento hasta que el automóvil se acostó como un niño en la cuneta de un viñe-do primaveral. Lo único que recuerdo de aquel instante es la cara de Álvaro en el asiento de al lado, que me miraba un segundo antes de morir con un gesto de conmiseración que parecía decir:“¡Pero qué está haciendo este pendejo!”.Estos exabruptos de Álvaro nos sorprenden menos a quienes co-nocimos y padecimos a su madre, Carolina Jaramillo, una mujer hermosa y alucinada que no volvió a mirarse en un espejo desde los 20 años porque empezó a verse distinta de como se sentía. Siendo ya una abuela avanzada andaba en bicicleta y vestida de cazador, poniendo inyecciones gratis en las fincas de la sabana. En Nueva York le pedí una noche que se quedara cuidando a mi hijo de 14 meses mientras íbamos al cine. Ella nos advirtió con toda seriedad que tuviéramos cuidado, porque en Manizales había hecho el mismo favor con un niño que no paraba de llorar, y tuvo que callarlo con un dulce de moras envenenadas. A pesar de eso se lo encomendamos otro día en los almacenes Macy’s, y cuando regresamos la encontramos sola. Mientras los servicios de seguridad buscaban al niño, ella trató de consolarnos con la misma serenidad tenebrosa de su hijo:

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“No se preocupen. También Alvarito se me perdió en Bruselas cuando tenía siete años, y ahora vean lo bien que le va”.Por supuesto que le iba bien, si era una versión culta y magnifi-cada de ella, y conocido en medio planeta, no tanto por su poesía como por ser el hombre más simpático del mundo. Por donde-quiera que pasaba iba dejando el rastro inolvidable de sus exage-raciones frenéticas, de sus comilonas suicidas, de sus exabruptos geniales. Sólo quienes lo conocemos y lo queremos más sabemos que no son más que aspavientos para asustar a sus fantasmas. Nadie puede imaginarse cuál es el altísimo precio que paga Ál-varo Mutis por la desgracia de ser tan simpático. Lo he visto ten-dido en un sofá, en la penumbra de su estudio, con un guayabo de conciencia que no le envidiaría ninguno de sus felices audito-res de la noche anterior. Por fortuna, esa soledad incurable es la otra madre a la que debe su inmensa sabiduría, su descomunal capacidad de lectura, su curiosidad infinita, y la hermosura qui-mérica y la desolación interminable de su poesía.Lo he visto escondido del mundo en las sinfonías paquidérmi-cas de Bruckner como si fueran divertimentos de Scarlatti. Lo he visto en un rincón apartado de un jardín de Cuernavaca, durante unas largas vacaciones, fugitivo de la realidad por el bosque en-cantado de las obras completas de Balzac. Cada cierto tiempo, como quien va a ver una película de vaqueros, relee de una tirada “En busca del tiempo perdido”. Pues una buena condición para que lea un libro es que no tenga menos de 1,200 páginas. En la cárcel de México, adonde estuvo por un delito del que disfruta-mos muchos escritores y artistas, y que sólo él pagó, permaneció los 16 meses que él considera los más felices de su vida.Siempre pensé que la lentitud de su creación era causada por sus oficios tiránicos. Pensé además que estaba agravada por el desastre de su caligrafía, que parece hecha con pluma de ganso, y por el ganso mismo, y cuyos trazos de vampiro harían aullar de pavor a los mastines en la niebla de Transilvania. Él me dijo cuando se lo dije, hace muchos años, que tan pronto como se ju-bilara de sus galeras iba a ponerse al día con sus libros. Que haya sido así, y que haya saltado sin paracaídas de sus aviones eternos a la tierra firme de una gloria abundante y merecida, es uno de los grandes milagros de nuestras letras: ocho libros en seis años.Basta leer una sola página de cualquiera de ellos para entenderlo todo: la obra completa de Álvaro Mutis, su vida misma, son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es sólo él, como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos.Quedémonos con esta azarosa conclusión, quienes hemos venido esta noche a cumplir con Álvaro estos 70 años de todos. Por pri-mera vez sin falsos pudores, sin mentadas de madre por miedo de llorar, y sólo para decirle con todo el corazón, cuánto lo admi-ramos, carajo, y cuánto lo queremos.

Coloquio de Historia y Filosofía de las Matemáticas

¿Qué es la matematización?

Participantes: Carlos Álvarez, Jean Dhombres, Begoña Fernández,

Paolo Freguglia, Adolfo García de la Sienra, Francisco Hernández, Andrew D. Irvine, Vin-cent Jullien, Carmen Martínez Adame, Rafael

Martínez, Elías Okón, y Patricia Radelet-de Grave.

9, 10 y 11 de Octubre de 2013Sala Leonila Vázquez, Amoxcalli,

Facultad de Ciencias, UNAM

Inauguración: 9 de octubre 10:00hrs.

Mayor información: https://sites.google.com/site/

matematizacion/

Seminarios FENOMEC en la Facultad de Ciencias:

10 de octubre, 13:00 horasDinamicas en medios desordenados

David Sanders (Fac. Ciencias-FENOMEC)

14 de noviembre, 13:00 horasLas ecuaciones de transporte

Carlos Malaga (Fac. Ciencias-FENOMEC)

Anfiteatro Alfredo Barrera, Conjunto Amoxcalli.

Facultad de Ciencias, UNAM

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Estando presentes:

Dra. Ma. del Pilar Alonso ReyesCoordinadora GeneralMat. Ana Luisa Solís González CosíoCoordinadora InternaM. en A. O. Oscar Aranda MartínezCoordinador de la Carrera de ActuaríaM. en C. Ma. Lourdes Velasco ArreguíConsejera Técnica

Se tomaron los siguientes acuerdos:

Solicitante: Lic. Aureliano Morales Vargas.Asunto: Informa que la DGAPA apoyó con $50, 000.°° al Departamento de Matemáticas, para el XLVI Congreso Nacional de la Sociedad Matemática Mexicana, a cele-brarse en Mérida, Yucatán.Acuerdo: El Consejo Departamental se da por enterado.Solicitante: Dra. Sofía N. Galicia Haro, Dr. Francisco Her-nández Quiroz y Dra. Ruth S. Fuentes GarcíaAsunto: Solicitan Promoción.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Rosa María Flores para el trámite que corresponde.Solicitante: Dr. Alejandro Alvarado García y la Dra. Ruth S. Fuentes García.Asunto: Solicitan Definitividad en la plaza que actual-mente ocupan.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Rosa María Flores para el trámite correspondiente.Solicitante: Karla Ivonne González Rosas.Asunto: Solicita su renovación de contrato como Técnico Académico.Acuerdo: Se turna a la Coordinadora General, Dra. Ma. del Pilar Alonso Reyes y a la Coordinadora Interna, Mat. Ana Luisa Solís González Cosío, para su evaluación.Solicitante: M. en C. Ma. de Lourdes Guerrero Zarco.Asunto: Informa que los Cursos para los exámenes de Certificación y/o Acreditación de Conocimientos para Actuarios estarían próximos a ser programados. Sin em-bargo, solicita que el mínimo de inscritos sea de veinte personas, para que se lleven a cabo y sean redituables. Acuerdo: Se apoya. Solicitante: Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez.Asunto: Informa que el Consejo Técnico aprobó los movi-mientos administrativos de alta de Ayudantes, con excep-ción del cuarto Ayudante, solicitado por el C. Salvador Zaragoza Juárez.Acuerdo: El Consejo Departamental se da por enterado. Se turna a los Coordinadores de la carrera de Actuaría, M. en I. A. Oscar Aranda Martínez y al Coordinador de Cien-cias de la Computación, Mat. Salvador López Mendoza.Solicitante: Act. Javier Fernández García.Asunto: Entrega copia del escrito que dirigió a la Direc-

Acuerdos del Consejo Departamental de MatemáticasSesión del 24 de octubre de 2013

tora de la Facultad, en donde anexa una memoria que contiene el libro que escribió durante el año que tuvo una Comisión con goce de sueldo.Acuerdo: El Consejo Departamental se da por enterado y lo turna a la Comisión de Publicaciones del Departa-mento.Solicitante: Alumno: Alfredo Valverde de Loyola.Asunto: Solicita para el próximo semestre, cambio de ca-rrera: de Física a la de Matemáticas.Acuerdo: Se cita el alumno para la sesión de 1 de octubre.Solicitante: Mat. Salvador López Mendoza, como Coordi-nador de la carrera de Ciencias de la Computación.Asunto: Solicita la compra de cuatro ventiladores para las aulas y talleres de Ciencias de la Computación, en el edi-ficio Tlahuizcalpan.Acuerdo: Fueron solicitado a la Dirección por la Coordi-nadora General y la Coordinadora Interna y autorizaron la compra.Solicitante: Lic. Aureliano Morales Vargas.Asunto: Informa que la Técnico Académico, Elvira Pelayo Hernández, tomará licencia pre-pensionaria del 16 de oc-tubre de 2013 al 14 de enero de 2014.Acuerdo: El Consejo Departamental se da por enterado.Solicitante: Dr. Javier García García.Asunto: Solicita un cubículo de Profesores invitados, del 20 al 22 de noviembre, para el Dr. Theodore Johnson.Acuerdo: Se turna a la Coordinadora Interna, Ana Luisa Solís González Cosío.Solicitante: Dra. Guillermina Eslava Gómez.Asunto: Solicita la mesa de cómputo que se encuentra en el Laboratorio de Cómputo de la planta baja del Depar-tamento, ya que la Coordinadora General anterior le co-mentó que estaba libre y podía tomarla.Acuerdo: Se le hace escrito en donde se le informa que no se tiene conocimiento del otorgamiento de esa mesa. Se hará un análisis y posteriormente haremos de su conoci-miento la resolución.Solicitante: Dra. Hanna Jadwiga Oktaba.Asunto: Informa de las condiciones de trabajo de sus alumnos.Acuerdo: Se le hace escrito en donde se le explica la si-tuación.Solicitante: Dr. Sergey Antonyan, Dr. Juan Morales Rodrí-guez, Dr. Favio E. Miranda Perea (solicita de su presu-puesto, apoyo para una Profesora de Asignatura y un pa-sante), Oscar A. Palmas Velasco (solicita que se le asigne la mitad de su presupuesto a su tesista)Asunto: Solicitan viáticos y permiso para ausentarse y así poder participar en el XLVI Congreso Nacional de la Socie-dad Matemática Mexicana, a celebrarse en Mérida Yucatán.Acuerdo: Se apoya dependiendo de su presupuesto. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites que corresponden.

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Solicitante: Dra. Patricia Pellicer Covarrubias.Asunto: Solicita viáticos y permiso para ausentarse del 19 al 23 de noviembre, para participar en el VIII Taller Estu-diantil de Teoría de Continuos y sus Hiperespacios, a realizar-se en la BUAP.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientes.Solicitante: Dr. Pedro E. Miramontes Vidal.Asunto: Solicita viáticos y permiso para ausentarse del 2 al 5 de diciembre, para trabajar con sus tesistas, en Puerto Príncipe, Haití.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientes.Solicitante: Dra. Ma. del Pilar Alonso Reyes.Asunto: Solicita viáticos y permiso para ausentarse del 10 al 12 de octubre, para presentar unas ponencias en el Insti-tuto de Administración Pública de Chiapas, Tuxtla, Gutiérrez, Chiapas.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientesSolicitante: Act. Jaime Vázquez Alamilla.Asunto: Solicita viáticos y permiso para ausentarse del 24 al 30 de noviembre para participar en el IV Simposio Inter-nacional de Actuaría, a realizarse en Medellín, Colombia. Así mismo, el 6 y 7 de octubre, para participar en el 6° Congreso de Ciencias Exactas, a realizarse en Monterrey, N. L., Méx.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites que corresponden.Solicitante: M. en C. Alejandro Bravo Mojica.Asunto: Solicita viáticos y permiso para ausentarse del 23 al 31 de octubre, con el fin de participar en la 27ª. Olimpia-da Mexicana de Matemáticas, que se llevará a cabo en Hues-ca de Ocampo, Colombia.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientes.Solicitante: Dr. Héctor Méndez Lango.Asunto: Solicita viáticos y permisos para ausentarse del 4 al 6 de diciembre, para participar en el VIII Simposio Noro-riental de Matemáticas, el cual se llevará a cabo en Bucara-manga, Colombia.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientes.Solicitante: Dr. José David Flores Peñaloza.Asunto: Solicita viáticos y permiso para ausentarse del 11 al 15 de noviembre, para participar en el Congreso Mexi-can Conference on Discrete Mathematics and Computational Geometry, a celebrarse en Oaxaca, Oax. Así mismo, del 24 al 30 de noviembre, para participar en el 1er. Encuentro Franco-Mexicano sobre Matemáticas Aplicadas e Industriales, el cual se realizará en Villahermo-sa, Tabasco.Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientes.Solicitante: Dra. Rita E. Zuazua Vega.Asunto: Solicita el resto de su asignación presupuestal para realizar una visita en el mes de noviembre al CIMAT Guanajuato, con el objeto de realizar trámites concernien-

tes a la Tercera Escuela Mexicana de Invierno de Matemáticas Discretas, como parte del Comité organizador.Así mismo, del 13 al 17 de enero de 2014, para participar en el citado evento.Acuerdo: Se apoya. A su regreso al Departamento debe llenar el formato correspondiente al permiso, para poder tramitarlo ante el Consejo Técnico. Con respecto a los viá-ticos, se turna a Gerardo Chávez para lo correspondiente.Solicitante: M. en C. J. Rafael Martínez Enríquez.Asunto: Solicita viáticos y permisos para ausentarse del 17 al 23 de noviembre, para brindar una conferencia y tra-bajar con el Dr. Antonio Antolín, en la Universidad Autó-noma de Ciudad Juárez. Acuerdo: Se apoya. Se turna a Gerardo Chávez y a Rosa María Flores para los trámites correspondientes.Solicitante: Dr. A. León Kushner Schnur.Asunto: Entrega constancia del congreso al que asistió en Edimburgo, Escocia, del 2 al 6 de septiembre.Acuerdo: El Consejo Departamental se da por enterado.Asuntos fuera de RegistroCon respecto a la solicitud de Favio Miranda Perea, Jorge Marcos Martínez Montejano, Ruth Fuentes García, Fer-nando Baltazar Larios, David Flores Peñaloza, Ma. de los Ángeles Sandoval Romero, Ursula X. Iturrarán Viveros y Gabriela Campero Arena, quienes solicitaron la instala-ción de un pizarrón en la sala de Profesores, se respeta el acuerdo del Consejo Departamental anterior, fechado el 9 de octubre de 2012, que a la letra dice: “Se instalará un pintarrón, siempre y cuando se comprometan a no utilizar la sala de Profesores para impartir cursos o seminarios”.Por tanto, se instalará un pizarrón, siempre y cuando no se utilice la sala para dar cursos, seminarios, etc. Si por alguna razón algún Profesor (a) utiliza la sala para impartir clases, se procederá a quitar nuevamente el men-cionado pizarrón.

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Por Marco Antonio Santiago

la habitación de FerMat

Hace cinco años, se estrenó con gran éxito en España una película que se suscribía a la en ese momento ya epidémi-ca oleada de historias que versaban sobre un conjunto de personas encerradas en un espacio confinado, sometidas a pruebas mortíferas que se volvían más y más retorci-das conforme la película avanzaba. Por citar sólo dos de los mejores ejemplos, Cube (Vincenzo Natali, 1997) y Saw (James Wan, 2004). Aunque el número es inmenso y la ca-lidad enormemente desigual, la película que reseño aho-ra, tiene esta misma premisa en esencia, aunque le agrega un giro de tuerca interesante. La habitación de Fermat (Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña, 2007), es una película que me moría de ganas por reseñar, aunque sólo fuera por-que muy de vez en cuando tengo oportunidad de hacer coincidir mis reseñas con el espíritu del boletín que me pública.La historia puede resumirse así: Cuatro personajes reci-ben una carta en la que se les plantea un enigma. ¿En qué orden se encuentra esta secuencia de números? 5, 4, 2, 9, 8, 6, 7, 3, 1. Si pueden resolverla, serán invitados a pasar un fin de semana con las mentes matemáticas más inge-niosas del país, reunidas para resolver un gran enigma. Los personajes que resuelven el acertijo, reciben instruc-ciones. Se reunirán en un punto a la orilla de un lago, y deberán identificarse con seudónimos, y no con sus nom-bres verdaderos. Quien organiza la reunión se identifica a sí mismo como Fermat.Los protagonistas se reúnen y son guiados hasta una casa campestre. Responden a los seudónimos de Oliva, Galois, Hilbert y Pascal. Se reúnen en una habitación hermosa-mente amueblada y provista de viandas y bebidas. Arriba Fermat y tras las presentaciones, cenan y se preparan para los enigmas. Fermat recibe una llamada telefónica y debe abandonar la habitación. Por medio de una Personal Digi-tal Assistant (PDA), que originalmente les ha servido para llegar a la habitación, reciben ahora los enigmas. Pero hay algo más. La habitación está herméticamente cerrada, y los participantes reciben la noticia de que tienen un tiem-po limitado para resolver cada enigma, o las paredes de la habitación comenzarán a cerrarse sobre ellos, aplastándo-los irremediablemente. Atrapados en este macabro juego, los cuatro personajes deberán resolver acertijo tras acerti-jo si no quieren morir. La película tiene una bonita colección de enigmas clásicos (algunos muy conocidos) y hace muchas referencias a ma-

temáticos famosos y sus excentricidades, así como a inte-resantes cuestiones numéricas y algebraicas. Se menciona el Teorema de incompletitud de Gödel, el problema del apilamiento de las esferas de Kepler, y de manera muy particular, la conjetura de Goldbach (este pollo cinéfilo no va a explicar nada. Sacudan al matemático que tienen jun-to a ustedes y pregúntenle). No les contaré nada más porque les arruinaría el suspen-so. Pero les aseguro que pasarán una buena hora y media. La película tiene un par de defectos menores. Su resolu-ción no será del todo satisfactoria para quienes valoran el conocimiento, ya que su conclusión es un poco superficial en ese sentido. Y alguien se quejará de que, habiendo más féminas matemáticas prominentes, se haya escogido a Olivia Sabuco. En este caso, creo que se trató de un exceso de patriotismo hispánico. Y a una ligera confusión, ya que Sabuco, además de lo discutida que es como figura his-tórica, es más filósofa que matemática. Pequeño defecto. Denle una oportunidad a este pequeño acertijo cinemato-

POSDATA: Sigamos en esta línea. Möebius (Gustavo Mosquera, 1997), es la pesadilla fílmica sobre un convoy completo del tren subterráneo de Buenos Aires que desa-parece en los túneles. Se enviará a un joven ingeniero a investigar qué ha ocurrido. La verdad es. Los túneles se comportan como una cinta de Möebius. Y el tren ha pasa-do a otra dimensión. Producida con poco presupuesto, y con un curioso homenaje a Borges, es la recomendación de esta semana.

Page 8: Acuerdos del CDM 5 - UNAMtifon.fciencias.unam.mx/boletin/2013/Octubre/421.pdf · Lo único que lamenté fue no poder cobrarle los resentimientos atrasados, porque ya habíamos digerido

INTEGRANTES DEL CONSEJO DEPARTAMENTAL DE MATEMÁTICAS, FACULTAD DE CIENCIAS, UNAM.COORDINADORA GENERAL maría del pilar alonso reyes - COORDINADORA INTERNA ana luisa solís gonzález cosío - COORDINADOR DE LA CARRERA DE ACTUARÍA oscar aranda martínez - COORDINADOR DE LA CARRERA DE CIENCIAS DE LA COMPUTACIÓN salvador lópez mendoza - COORDINADOR DE LA CARRERA DE MATEMÁTICAS.

RESPONSABLES DEL BOLETÍNCOORDINACIÓN héctor méndez lango y silvia torres alamilla - EDICIÓN ivonne gamboa garduño - DISEÑO ma. an-gélica macías oliva y nancy mejía morán - PÁGINA ELECTRÓNICA j. alfredo cobián campos - INFORMACIÓN consejo departamental de matemáticas - IMPRESIÓN coordinación de servicios editoriales de la facultad de ciencias - TIRAJE 500 ejemplares. Este boletín es gratuito y lo puedes obtener en las oficinas del CDM.NOTA: Si deseas incluir información en este boletín entrégala en el CDM o envíala a: [email protected]

Los granos de arena

Los granos de arena no tienen rey. Actúan por impulso, desorganizadamente, movilizados por caudillos menores, por lo general de mica o madreperla. El viento, las pisadas o las marcas provocan disturbios en sus comunicaciones. Basta una ráfaga para separar indefinidamente a dos interlocutores. Sus científicos investigan un sistema de reproducción que haga innecesario el contacto prolongado entre sus sexos. Ojalá no lo encuentren.

Ana María Shua