actas Ponencias y - Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ... · A la lección magistral de Elliot W....

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I CONGRESO INTERNACIONAL LOS MUSEOS EN LA EDUCACIÓN LA FORMACIÓN DE LOS EDUCADORES actas / Ponencias y comunicaciones

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I CONGRESO INTERNACIONAL

LOS MUSEOSEN LA EDUCACIÓN

LA FORMACIÓN DELOS EDUCADORES

actas/ Ponencias y comunicaciones

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actas / ponencias ycomunicaciones

I CONGRESO INTERNACIONAL

LOS MUSEOSEN LA EDUCACIÓN

LA FORMACIÓN DELOS EDUCADORES

Organizan Organisers

Colaboran Associates

actas / ponencias ycomunicaciones

I Congreso Internacional

Los Museos en la Educación.

La formación de los educadores

Presidencia Presidents

Guillermo Solana

Rafael Spottorno

Carlos Alberdi

Consejo ejecutivo Executive Board

Dirección Director: Javier Arnaldo

Coordinación general General Co-ordination: Ana Moreno

Ayudantes de coordinación Assistants to the co-ordinator:

Begoña de la Riva y Leticia de Cos

Comité científico Scholarly Committee

María Acaso López-Bosch

Javier Arnaldo

Isabel Durán

Selma Holo

Roser Juanola

Ana Moreno

Durante los días 9, 10 y 11 de abril de 2008 se celebró en el Museo Thyssen-Bornemisza

el I Congreso Internacional Los Museos en la Educación. La formación de los educadores.

245 profesionales del mundo de los museos y de la universidad, procedentes de hasta

16 países diferentes, asistieron a este encuentro. La oportunidad de esta convocatoria

venía dada por la propia importancia que ha adquirido la acción educativa en los mu-

seos y la necesidad objetiva de revisar algunas ideas que mueven lo que hoy en día es en

muchos de ellos el principal vehículo de proyección social. El Congreso se proponía

precisamente la reflexión acerca de áreas de conocimiento, cuestiones de método y vías

de investigación nuevas o incipientes vinculadas a la formación de los educadores de

museo, cuyo perfil profesional es relativamente nuevo y está en pleno desarrollo.

En el Congreso se distinguieron cuatro blocs de ponencias, dos paneles de comu-

nicaciones, dos workshops y un foro de debate. Las actas que ahora publicamos reor-

denan ligeramente la secuencia de intervenciones en favor de una lectura más acorde

con las prioridades que fueron marcando las aportaciones de los congresistas, y se ar-

ticulan en los bloques temáticos que en definitiva resultaron de los contenidos en los

que el propio encuentro vino a insistir.

A la lección magistral de Elliot W. Eisner sigue un capítulo dedicado a trabajos

de reflexión histórica sobre la pedagogía artística moderna que responden, aunque

sea parcialmente, a la pregunta “¿de dónde venimos?”. En el relato sobre los museos

y la educación artística que se centró en la caracterización del “quiénes somos”, Selma

Holo introdujo el paradigma “desde fuera-desde dentro” para marcar diferencias en la

relación entre los museos y sus respectivas comunidades. Bajo ese interesante epígrafe

se ordena significativamente una parte de las ponencias y comunicaciones, a la que sigue

el grupo que de forma más explícita se ocupa del tema de la formación de los educado-

res y de los condicionantes de la práctica profesional. La pregunta de “¿adónde vamos?”

la respondieron fundamentalmente voces afines a la llamada “museología crítica”, que

determina en buena medida el actual debate sobre pedagogía de museos que se lleva

a cabo en el ámbito universitario. También se sumaron a las aportaciones de esa sección,

que cierra las actas, estudios sobre experiencias de inclusión de nuevos públicos, sin duda

uno de los ámbitos de trabajo en los que más novedades se pueden hacer constar en la

trayectoria seguida por los programas educativos de los museos en los últimos años.

Con la publicación de estas actas esperamos contribuir a que continúe el colo-

quio sobre los temas que nos reunieron.

Javier Arnaldo

DIRECTOR I CONGRESO INTERNACIONAL

LOS MUSEOS EN LA EDUCACIÓN.

LA FORMACIÓN DE LOS EDUCADORES

¿Dónde reside el conocimiento? De intercreatividad, conectivismo y otras caóticas maneras de educar en los museosRufino Ferreras Marcos

La formación de educadores de museo en la Universidad de LeicesterViv Golding

Cambiando el papel de la educación en los museosMaite Álvarez

COMUNICACIONES.

El compromiso con la formación de los educadores

Creación de un curso on line de Educación en museos en la Universidad de GranadaDolores Álvarez Rodríguez

Formando educadores en la National GalleryWilford W. Scott

Formando formadores. Curso de capacitación para docentes del Museo de Arte de LimaCarla Ferrari Pawlikowski

La formación del educador de museo. La experiencia de la Pinacoteca do Estado de São PauloMila Milene Chiovatto

Estrategias educativas para una percepción global del hecho artísticoEva Alcaide et al.

El educador invisibleAlberto Gamoneda

La educación en los museos: un compromiso con todosMabel Mayol

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Museo Ixchel. Un lugar de encuentro para el desarrollo y la cultura de pazFabiana Flores-Maselli

La Casa de la Capitulación: educando para el patrimonio históricoMaría Margarita Fermín Henríquez

Experiencia de arte y educación. La escuela va al centro de arte y el centro de arte va a la escuelaGlòria Jové et al.

Inmersión en el arte, un espacio abierto de conocimiento, reflexión y acciónJavier López-Roberts

El museo en la cultura digitalMaría de los Ángeles Hernández Ledesma

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LA FORMACIÓN – LA PRÁCTICA

La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidadSelma Holo

¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?Amy Silva

El museo y su entorno natural. La Fundación César ManriqueAlfredo Díaz Gutiérrez

COMUNICACIONES

Retos actuales del museo y su comunidad. La educación en el arte y la educación en el museo

Distrito MNCARS. Políticas educativas de proximidad: el potencial del museo como agente social para el cambioPablo Martínez

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DESDE FUERA – DESDE DENTRO

EL OBJETO

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS – HISTORIA DEL ARTE

12 El museo como lugar para la educaciónElliot W. Eisner

Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativaJavier Arnaldo

Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna. Un rápido repaso a la historia de la pedagogía del arte en AlemaniaRainer K. Wick

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ÍNDICE

The Museum as a Place for EducationElliot W. Eisner

Avant-garde Art Teaching. The Artistic Discovery of the Educational RevolutionJavier Arnaldo

Key Changes in Art Education in the Modern Period.A Gallop through the History of German Art EducationRainer K. Wick

Multiculturalism and the Art Museum: an InterdependentRelationshipSelma Holo

What Do We Talk about in the Dialogue with Art?Amy Silva

The Museum and its Natural Environment. The Fundación CésarManriqueAlfredo Díaz Gutiérrez

Where Does Knowledge Lie? On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic Ways of Educating in MuseumsRufino Ferreras Marcos

Teaching Museum Studies at the University of LeicesterViv Golding

Changing Role of Museum EducationMaite Álvarez

The Importance of Museums in Art Education. Dialogues of Interpretation and TransformationRoser Juanola Terradellas

Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesCarla Padró

The Museum as a Platform for the Transformation of ToxicPedagogy. Non-toxic Educational Models for a PostmodernSocietyMaría Acaso López-Bosch

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ENGLISH TEXTS

Importancia de los museos en la educación artística. Diálogos de interpretación y transformaciónRoser Juanola Terradellas

Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)Carla Padró

El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica.Módelos educativos no tóxicos para una sociedad posmodernaMaría Acaso López-Bosch

COMUNICACIONES

El museo y sus papeles educativos

a) Cuestionamiento de métodos

La interpretación de las obras de arte en las actividades educativas de los museosAmaia Arriaga Azcárate

El educador de museos como agitador político. El sistema de formación de formadores en el método MUPAINoelia Antúnez del Cerro et al.

El educador como mediador de un aprendizaje reflexivoIlargi Olaiz Soto et al.

Siete años y un día. Formando educadores de museos en laUniversidad de ValenciaRicard Huerta

b) Inclusión de nuevos públicos

Aportes de la pedagogía museística en la estrategia de educaciónpara el desarrolloIsabel L. Torres Hernández

Programa Educación a través del arteClaudia Villaseca

Arte para aprender a vivirIsabel Durán

Programas educativos desarrollados con un grupo de visitantes con necesidades especiales. Singularidades de una experienciaElena Rodríguez Carballo

Sentidos recreadosBeatriz Eugenia Pérez et al.

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EDUCACIÓN – “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

EL OBJETO

En primer lugar, me gustaría darles las gracias por brindarme la oportunidad de

regresar a Madrid, una ciudad donde mi mujer y yo pasamos nueve maravillosos

meses cuando fui profesor visitante en la Universidad Complutense. Agradezco la

oportunidad de volver y de dirigirme a ustedes en este congreso que nos reúne en el

Museo Thyssen-Bornemisza. Antes de centrarme en las cuestiones y dilemas que afec-

tan a los que nos interesa la educación en los museos, me gustaría decir unas palabras

sobre lo que pienso de la naturaleza de la mente y del papel del arte en su desarrollo.

Voy a empezar con algunas de las ideas principales que han guiado mi visión

sobre la educación a lo largo de los años. Puede que algunas les suenen un tanto ex-

trañas. ¡A veces también son raras para mí! Pero considero que son importantes pila-

res que sostienen la forma en la que se expresan y se conceptualizan mis ideas sobre

educación. Una de estas ideas hace referencia al propio concepto de mente. Empezaré

con la exagerada pero útil presunción de que los seres humanos llegan a este mundo

sin mente. Aunque, con todo, no llegan al mundo sin cerebro. El cerebro es algo bio-

lógico, pero la mente, en la medida en la que la desarrollamos, es un logro cultural.

La mente es algo que se hace y se hace por el individuo y por aquellos cuyo trabajo

es fomentar el desarrollo individual. A esas personas las llamamos profesores.

Como dije, la mente es una forma de logro cultural y lo que constituye un logro,

en cualquier caso, depende de los valores y las prioridades de la gente que vive en

una determinada cultura. La mente se construye mediante la apropiación de recursos

culturales y no florece por sí misma de una forma natural. La mente es producto de

la interacción, y aquellos de nosotros que nos dedicamos al arte y en especial al arte

en los museos nos preocupamos, en última instancia, de la influencia que tenemos

sobre el tipo de mente que estamos fomentando en los individuos.

Si dudan de la validez de este punto de vista, piensen en el tipo de condiciones

que utilizamos para influir en el tipo de experiencias de los demás.

La educación en los museos, por ejemplo, es un intento de utilizar las obras de arte

para dar forma a la experiencia humana y así dar forma a la manera de sentir y de pen-

sar de las personas. La satisfacción estética es uno de los resultados de ese esfuerzo.

Hablar de pensar y sentir no es, tal vez, lo más apropiado, ya que al incluir la

conjunción “y” separamos el sentir del pensar. La capacidad de sentir lo que expresa

una obra, de participar en el viaje emocional que eso conlleva, es producto de cómo

pensamos sobre lo que vemos. Por otro lado, lo que vemos es un producto de lo que

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El museo como lugar para la educación

ELLIOT W. EISNER

STANDFORD UNIVERSITY, PALO ALTO, CALIFORNIA

hemos aprendido a buscar. El hecho de ver no es sólo una simple actividad cotidiana;

ver es un logro del ser humano. Aunque yo busque las llaves en casa todas las maña-

nas, les puedo decir desde este estrado, que es mi mujer la que siempre las acaba

viendo. Ver es un logro, mientras que mirar es una tarea; es precisamente “viendo”

como modificamos la experiencia y una vez hemos modificado dicha experiencia

conformamos la mente humana.

Es interesante señalar que hablamos de la mente como un proceso mediante

el cual intentamos buscarle el sentido a algo. Históricamente, hemos separado los

sentidos del intelecto. Siempre hemos creído que en una jerarquía cognitiva, los senti-

dos están por debajo de las abstracciones que utilizan los científicos o los matemáticos.

Esta jerarquía cognitiva tan poco acertada es una caracterización errónea de lo que

conlleva el pensamiento. Pensar es darse cuenta, distinguir, poder hacer deducciones,

comparar y contrastar y ver la relación que tienen las cosas. Nuestra tarea como per-

sonas implicadas en la educación en los museos (muchos de ustedes trabajan en mu-

seos) es entender y crear las condiciones que promuevan el crecimiento de la visión

y, por lo tanto, fomentar la dirección que toma el desarrollo de la mente.

La idea de que la mente opera a su máximo nivel cuando no hay información

sensorial involucrada en el proceso de reflexión nació con la teoría de las ideas de

Platón. Hoy en día, dicha teoría se enfoca de una forma tan incorrecta en el ámbito

educativo americano y español, como en los tiempos en los que Sócrates caminaba

por el Ágora de Atenas, 400 años a.C.

Al describir metafóricamente lo que llamo “mis ideas base”, mi intención es en-

fatizar que trabajamos en el “negocio de la construcción”. Nuestro trabajo es diseñar

unas condiciones mediante las cuales las personas puedan aprender a tomar decisio-

nes. Nos interesa ayudar a que la gente utilice sus sentidos. Estamos intentando crear

unas condiciones mediante las cuales se pueda experimentar el mundo a un nivel de

profundidad difícil de encontrar en la vida diaria.

Como la presión de lo práctico es implacable, acudimos a los museos para

encontrar deleites especiales. Las obras colgadas en las paredes de este gran museo

proporcionan algunos de los recursos mediante los cuales podemos obtener gran sa-

tisfacción y formar la mente.

Si desde este estrado escuchan afirmaciones que proclaman la importancia de

la educación, no sólo en colegios sino también en museos, han escuchado bien.

Lo que hacen los museos para promover la experiencia educativa es muy im-

portante. Es una condición necesaria para que la visita al museo tenga algún tipo de

recompensa estética. Pero con demasiada frecuencia lo que se ofrece son imágenes

aisladas que funcionan muy bien para aquellos que saben interpretarlas, pero para

aquellos que tienen una disfunción visual (a nivel psicológico) tal vez la visita no sea

más estimulante que un mero paseo por el parque.

Por lo tanto, el primer punto que quiero resaltar, además de que la mente se

hace, ya que no es sólo un órgano de desarrollo biológico, es que los museos, igual

que los colegios, juegan un papel muy importante en su desarrollo.

Lo segundo que me gustaría transmitir es que la forma en la que enseñan los

museos influye en la forma en la que las mentes se forman.

Pero algunos de ustedes se preguntarán si la intervención de un educador es

estrictamente necesaria y si puede contaminar el entorno del museo alejándolo del

concepto de santuario tan aclamado en esta tumultuosa época en la que vivimos. ¿No

sería mejor tener en el país algunos lugares donde poder disfrutar de la experiencia

solitaria que constituye un cuadro, una sinfonía, un poema, una novela o una obra de

teatro?¿Tenemos que tener siempre alguna forma de actividad o programa si la so-

ledad puede enriquecer más nuestra alma?¿Tienen los museos que alzar la voz?

Algunos dirán que los museos tienen que gritar, o por lo menos hablar en voz

alta. Intervenir es importante y una buena intervención pedagógica siempre ayuda a

profundizar en la experiencia que se tiene al contemplar una obra.

Si la mera presencia de una obra fuera suficiente para que la gente pudiera

comprenderla, los vigilantes de los museos serían las personas más estéticamente refi-

nadas del mundo, ya que conviven con obras de arte a diario.

Hace varios años mis compañeros de trabajo y yo realizamos un estudio sobre

los 22 museos más importantes de Estados Unidos, basándonos en su filosofía educa-

tiva y en los programas que ofrecían. Tuvimos la oportunidad de entrevistar también

a los directores de los mismos, algunos de los cuales eran las figuras más importantes

en el mundo de los museos. Uno de ellos nos dijo que creía que su museo ponía en

marcha su actividad educativa al abrir sus puertas. El resto era complementario.

La idea de que el arte habla por sí mismo se basa en la presunción de que las

obras contienen el poder de penetrar en la ignorancia. Si eso fuera verdad, la edu-

cación en los museos sería irrelevante. Lo único que habría que hacer sería montar

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EL OBJETO ELLIOT W. EISNER El museo como lugar para la educación

las obras y exhibirlas, nada más. Pero sabemos que eso no es cierto. Los cuadros, al

igual que los libros, tienen que leerse, y sin una cultura visual es poco probable que po-

damos “descifrar” sus mensajes.

Hay que tener en cuenta lo que se necesita para poder experimentar una obra

de una forma estéticamente significativa. Por cierto, cuando hablo de estéticamente

significativa me refiero a percibir una obra de arte de tal forma que la calidad de vida

que genera despierte un sentimiento personal. Es algo así como un viaje emocional.

De hecho, pienso que sin ese viaje emocional, las obras de arte pueden ser conside-

radas como algo antropológico, como meros artefactos históricos producto de una

cultura visual, pero no obras de arte como tal. Sin una actitud estética hacia la obra,

es difícil que dicha obra se pueda percibir como arte.

Acabo de utilizar la palabra “estética”. ¿Qué significa? Algo que creo que nos

puede ayudar a comprender el significado de estética es pensar en un término que

exprese algo totalmente opuesto. Ese término sería anestésico. ¿Qué quiere decir anes-

tésico? Que suprime el sentimiento. Nos gusta que nos pongan un anestésico cuando

vamos al dentista o nos van a operar. De hecho, no nos operaríamos si no hubiera

un anestésico en la sala. Por lo tanto, para mí, algo anestésico tiene el efecto contra-

rio a algo estético y la estética es la recompensa que obtenemos al interactuar con

obras de arte.

Según este punto de vista, el arte vive en el espacio que existe entre objeto e

individuo. La experiencia nace cuando estos dos elementos interactúan. El arte es

una forma de experiencia y una forma de experiencia puede ser arte. No hay que

limitar la estética a las bellas artes. Se puede tener una experiencia estética en cual-

quier momento en el que el ser humano se relacione profundamente con la vida.

Lo que complica el asunto sustancialmente es que lo que los individuos apor-

tan al encuentro estético tiene un enorme impacto en lo que experimentan. La esencia

de la percepción es que es selectiva y cuando aquello que se lleva al encuentro con la

obra hace que la selección sea complicada, puede que los visitantes no saquen nada

de ella. De hecho, el visitante medio de un museo no dedica más de cinco segundos a

cada obra. Las obras que cuelgan de las paredes de las casas pasan muchas veces total-

mente desapercibidas.

Lo que estoy sugiriendo es que la gracia de aquel director que dijo que el

museo educa nada más abrir sus puertas es una descripción demasiado simple de lo

que requiere una experiencia estética. Lo digo otra vez, en mi opinión, “experiencia

estética” es el sine qua non de lo que el arte tiene que conseguir para poder funcionar

como tal. El educador de museo tiene la responsabilidad de crear las condiciones a

través de las cuales esa experiencia sea posible.

Existen muchos elementos que a menudo interfieren en la comprensión de di-

cha experiencia. Lo cortas que son las visitas que la gente realiza a los museos es una

de ellas. La organización expositiva puede que tenga más que ver con la información

histórica que se transmite que con la promoción de formas de experiencia estéticas.

Dejen que les ponga un ejemplo.

A veces leo cartelas en los museos que en teoría van dirigidas a legos, pero

que en realidad parecen más apropiadas para académicos. Hay que tener en cuenta

pequeños detalles como colocar las cartelas en un ángulo de 40 grados para que la per-

sona que está enfrente del cuadro pueda leerlo más fácilmente que si se cuelga en

perpendicular con el suelo. Ese tipo de cosas son importantes, al igual que tener lu-

gares acondicionados en las salas del museo para sentarse a descansar y recuperar

fuerzas para seguir con la visita.

Cuando se tiene en cuenta el nivel de formación que los visitantes con experien-

cia aportan a una obra determinada, uno se da cuenta de que dicha formación está

llena de imágenes similares a la que tienen enfrente. Como resultado se produce una

comparación tácita entre la obra de arte y el cúmulo de imágenes que el visitante al-

berga en su experiencia. Dicha comparación tácita nos ayuda a distinguir aquello que

es sutil pero relevante en la obra de arte.

Sin embargo, existe una complicación en lo que se refiere a la comparación.

Tenemos tendencia a afirmar que una obra es mejor o peor que otra. Es mucho mejor

utilizar datos comparativos para darse cuenta de aquello que es distintivo, de lo que

hace que esa obra sea única, que decir que tiene más valor que las demás. Por de-

cirlo de otra forma, una buena crítica de arte busca aquello que es único y personal

en la obra, en lugar de lo que tiene en común con las demás para crear una jerarquía

de valores.

Cuando era estudiante de pintura en la School of the Art Institute de Chicago

solía toparme con un retrato de Gertrude Stein pintado por Pablo Picasso. Pasaba

por delante del cuadro a diario de camino a clase y solía comentarle a mi profesor

que no me gustaba y que no se parecía para nada a Gertrude Stein. Él me respondía:

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EL OBJETO ELLIOT W. EISNER El museo como lugar para la educación

“Ya se parecerá”. Ese comentario nos ayuda a comprender la idea de que las obras de

arte tienen la capacidad de cambiar la manera en la que vemos el mundo. El retrato

de Picasso cambió gradualmente la manera en la que veíamos a Gertrude Stein.

Lo mejor de las obras de arte que contemplamos tiene un efecto similar al con-

cepto de Thomas Kuhn sobre el cambio de paradigma. Kuhn, en su libro La estruc-

tura de las revoluciones científicas, afirma que la ciencia no funciona a través de la

acumulación de desarrollos teóricos uno tras otro, sino que progresa gracias a la pro-

ducción de nuevos modelos teóricos que cambian la manera en la que concebimos la

realidad. La ciencia no es una acumulación de simples hechos, es la producción de

grandes ideas que, una vez comprendidas, nos permiten apreciar la realidad de forma

diferente. La ciencia cambia nuestro mundo.

Las grandes obras de arte tienen un efecto similar. Ayudar a la gente a que

aprenda a descifrar esos paradigmas ocultos en las obras es una de las cosas que la

educación en los museos en particular y la educación del arte en general tienen que

aportar a la cultura humana.

Ya he hablado sobre arte y sobre el papel que juega el museo en su utilización

para promover el desarrollo humano. De acuerdo con la idea base con la que comencé,

que la mente es una entidad construida por la experiencia, la educación en los mu-

seos puede ser considerada como un proceso para crear las condiciones mediante las

cuales conseguimos esa experiencia. En cierto modo, aunque no lo haya dicho explí-

citamente, nuestra intención es ayudar a que la gente aprenda a convertirse en arqui-

tectos de su propia educación. La educación se termina sólo cuando termina el ser.

Puesto de otro modo, tenemos que esforzarnos en aprender a hacer lo que no sabe-

mos hacer. Como educadores de museo tenemos que desarrollar nuestras virtudes en

la batalla de ser cada vez más efectivos.

Tal vez sería útil simplificar las cosas y ser capaces de transmitir un paquete

conceptual que contenga las aportaciones más importantes del arte al desarrollo hu-

mano. Considero que estos tres objetivos que voy a nombrar son de vital importancia:

la atención a lo cognitivo, la atención a lo simbólico y la atención a lo experimental.

Por atención a lo cognitivo, me refiero a dar a la gente la oportunidad de

aprender a pensar sobre las cualidades. Los artistas son gente que describe cualidades.

Utilizan cualidades para crear otras cualidades. Un cuadro, una composición musi-

cal, un poema, si se reducen a pequeñas unidades, están compuestos de cualidades

que interaccionan al crearse. Lo que hacen los artistas es juntar todas las cualidades

para así conseguir un efecto total que sea expresivo o satisfactorio. Los artistas des-

criben cualidades.

Sin embargo, no hace falta ser un artista para realizar esa actividad, no en

sentido formal. Las cualidades están presentes al poner la mesa para cenar, o cuando

disfrutamos de un paseo por la calle o por la playa. El proceso de hacer que eso se

materialice es un reto y aprender cómo ponerlo en práctica en su máxima expresión

es la tarea de la educación artística.

El arte es una manera de enriquecer las habilidades cognitivas que un indivi-

duo ya ha desarrollado y seguirá desarrollando gracias a un programa educativo.

Ese programa educativo es una herramienta que cambia la mente. Es un vehículo

que fortalece la manera en la que la gente piensa. No hay ningún padre que quiera que

sus hijos terminen el colegio con la misma mente que tenían cuando empezaron.

Se puede decir lo mismo de los museos. No conseguir el tipo de desarrollo cognitivo

que el arte conlleva posible sería un fraude para la gente que visita los museos con

regularidad. Desde que aprendemos a ver, a oír, a movernos, el refinamiento de esas

cualidades es una forma de enriquecer nuestra mente y fomentar el crecimiento de

nuestra experiencia. Por lo tanto, no sólo encontramos en los estudios una herra-

mienta para el crecimiento de la mente, también lo hacemos en el arte. Cuando se

utilizan correctamente son una forma de abrir nuestra mente y la sensibilidad con la

que lo hacemos. Los artistas son personas que juegan con nuestra mente.

Una segunda función del arte, dentro de un contexto educacional, hace refe-

rencia al simbolismo. Por funciones simbólicas me refiero a utilizar el arte para expre-

sar significados que sólo el arte puede expresar. El uso del arte para expresar formas

de experiencia que no tienen nombre, ha sido habitual desde que se utilizaron las

paredes de las cuevas de Lascaux para representar animales hace unos 15.000 años.

Empleamos el arte como estructura simbólica que transmite significados de una for-

ma no discursiva. La poesía es un ejemplo.

Hay muchas cosas que pueden decirse sólo a través de las formas poéticas del

lenguaje. Algunos significados requieren el uso de la forma visual, otros de la forma

musical, etc. Cada uno de estos ámbitos se centra en la vida sensorial, permitiendo

intercambiar significados que de otra manera serían mudos. Este estado de silencio

haría que dichos significados desaparecieran con el tiempo. Con el arte tenemos medios

1918

EL OBJETO ELLIOT W. EISNER El museo como lugar para la educación

que hacen posible transformar la experiencia en objeto, o incluso en eventos, y así el

artista puede compartir su mundo con los demás.

Es importante señalar que a lo largo de la historia los seres humanos han acu-

dido al arte para que les ayude a expresar lo que sienten de una forma más profunda,

ya sea en una ceremonia civil o religiosa. ¿Por qué utilizamos flores, música e imá-

genes cuando queremos transmitir a los demás nuestros más profundos sentimientos

en situaciones de tragedia o de celebración? Pienso que utilizamos esas formas porque

necesitamos transmitir aquello que tan sólo esas formas pueden transmitir. Recuerden

lo que pasó el 11 de marzo del 2004 en unos trenes aquí en Madrid. Hacemos poesía

para decir lo que las palabras no pueden decir. El arte es un vehículo para construir

y compartir el significado y lo usamos como tal cuando sabemos cómo leer las formas

en las que aparecen dichos significados.

La tercera función del arte es hacer posible la existencia de formas especiales

de experiencia humana, una experiencia que tiene un sabor distintivo, y que por lo

general se valora de una forma intrínseca más que ser tratada como una orientación

instrumental exclusiva. En cierta manera, el arte nos recuerda lo que es estar vivos

cuando experimentamos el mundo en sus momentos más gloriosos. La adquisición de

ese tipo de experiencia, ya sea como algo a lo que aspirar o como un proceso de entre-

tenimiento, no es un valor secundario en la cultura humana. No es irracional querer

proporcionar las condiciones para que aquellos cuyas vidas se pueden enriquecer a

través del arte puedan disfrutar de dicha experiencia.

A continuación voy a terminar resumiendo las ideas principales que he inten-

tado transmitir. Son las siguientes:

• La mente es una entidad construida que la enseñanza y los museos promueven.

• La cultura aporta los recursos para la creación de la mente.

• La educación en los museos es un proceso colectivo que da forma a nuestra

forma de pensar y de ver las cosas.

• Ver no es una tarea, es un logro.

• A lo largo de la historia, la gente ha subestimado la complejidad del pensar y

sus implicaciones en la creación y percepción del arte.

• El arte no habla por sí mismo.

• La experiencia estética no se limita al proceso generado por las bellas artes.

• El arte puede cambiar la manera en la que la gente percibe el mundo. Un cam-

bio de paradigma.

• Los artistas describen cualidades.

• La experiencia con las obras de arte tiene tres consecuencias: desarrollo cogni-

tivo, expresión simbólica y experiencia estética.

Esto debería recordarnos que los museos como instituciones y los educadores como pro-

fesionales tienen el privilegio de perseguir esa noble meta en su responsabilidad profe-

sional. Esa responsabilidad aumenta enormemente con acontecimientos como el que

se celebra aquí estos días. De parte de todos los aquí presentes, me gustaría expresar

mi más sincero agradecimiento al Museo Thyssen-Bornemisza y a la Fundación Caja

Madrid por hacer posible este evento. Soy consciente de que nuestras vidas profesiona-

les se enriquecen con ello y, en consecuencia, me gustaría dar las gracias a los organiza-

dores. Les deseo lo mejor en esta importante labor.

2120

EL OBJETO ELLIOT W. EISNER El museo como lugar para la educación

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS – HISTORIA DEL ARTE

El estudio de la relación entre la modernidad artística y el reformismo pedagógico

nos ayuda a situar históricamente la realidad de las funciones que desempeñan los

programas de educación artística en los que se implican los museos en la actualidad.

Tomando por objeto esa correspondencia, quiero aportar argumentos para proponeros

una inversión crítica de términos. En la relación entre arte moderno y educación acos-

tumbramos a considerar que es la escuela, la escuela moderna que desarrolla parte

de su actividad curricular en el museo, la que interpreta el arte moderno. Por el con-

trario, la tesis que os voy a ofrecer vendría a decir que es más bien al revés: es el arte

moderno el que interpreta a la escuela y se hace portavoz de las expectativas de re-

forma cultural que de ella parten.

Cuando vemos alguna fotografía del escultor Alexander Calder jugando como

un niño con las piezas de su Circo [fig. 1], no sólo comprobamos que lo pasaba muy

bien, sino que estamos obligados a admitir que aquel hombre maduro nos invita a

entender su obra poniendo oportunamente de nuestra parte la actitud de quien tiene

ganas de participar en la diversión de un juego infantil. La capacidad de creación y de

actuación propia de los niños podría tenerse como la manifestación primera y natural

de la disposición artística; al menos Calder estaba seguro de ello. El Circo de Calder

actúa en ese sentido como demostración de un impulso de juego que su obra defiende

como principio genuino y forma original de la creación artística.

La pregunta acerca del origen del arte guarda una estrecha relación con la

pregunta sobre la razón de ser del arte mismo, sobre su voluntad primigenia, sobre

un móvil que de alguna manera se proyecta en la historia de lo que sucede después,

sobre una intención que se transforma y se accidenta en la historia. No en vano la pre-

gunta acerca del origen del arte aparece como una cuestión eternamente irresuelta

en la historiografía artística.

Puesto que toda cultura es, por definición, humana, no está exento de contra-

dicción hablar de la existencia de una cultura artística natural, en un sentido parecido

a como hablamos del canto natural de los pájaros. Sin embargo, la cultura artística es

prolija en ejemplificaciones de su naturalidad. ¿Podemos considerar, pongamos por

caso, la Santa Faz como una pintura natural, incluso como el modelo natural de la

pintura? A lo largo de la historia del arte hallamos numerosas definiciones distintas

de lo que conocemos como el principio de la naturalidad de la cultura que defienden

que determinadas manifestaciones culturales son más naturales que otras y cuyos

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Pedagogía de la vanguardia.El descubrimiento artístico de la revolución educativa

JAVIER ARNALDO

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

argumentos se amparan muchas veces en lo que supuestamente fue el arte o la repre-

sentación artística en origen. En este sentido, santa Verónica descubrió, en efecto, para

el arte cristiano, un modelo natural, lo mismo que la apelación al impulso infantil de

juego busca la tutela de un nuevo paradigma natural en vida de Calder.

La Antigüedad encontró también una respuesta bien conocida a la pregunta

sobre el origen de la pintura. Me refiero a la que nos transmite la Historia natural de

Plinio1, quien relata el nacimiento de la pintura según una tradición corintia. Como es

sabido, Plinio cuenta que la pintura fue descubierta por la hija del alfarero Butades.

La joven, queriendo retener la imagen de su amado, dibujó el perfil de éste sobre una

pared dejándose guiar por la silueta de su sombra. En la pintura europea del siglo

XVIII abundan las representaciones de este episodio. La leyenda nos ofrece, sin duda,

muchas claves de interpretación, pero en primer lugar reconoceremos que en ella se

describe el origen del dibujo sobre la base del descubrimiento de un recurso técnico

que permitía imitar fidedignamente la figura2. La hija de Butades aprendió a dibujar

al hallar la técnica para hacerlo, después de ser consciente de la sombra no ya como

accidente o efecto colateral de un objeto que recibe luz, sino como representación de

la figura en el plano.

De la premisa de que el primer dibujo fue la silueta de una sombra se derivó

para toda una época la moda de guardar como imagen de los seres queridos el contor-

no de su perfil. Del joven Goethe, como de tantos de sus contemporáneos, se conserva

un retrato realizado con esa técnica del recorte de la silueta de su cabeza [fig. 2]. Con

una habilidad mecánica se generaba una imagen natural del sujeto. Los retratos de

contornos se popularizaron enormemente, al tiempo que el estilo afín al ideal de lo

que se llamó la “simplicidad primitiva”, como lo cultivaron en Gran Bretaña John

Flaxman y Joseph Wright de Derby [fig. 3], determinó todo un periodo de la histo-

ria de la cultura.

Ciertamente, el episodio que nos cuenta Plinio explica en términos legendarios

el nacimiento de la pintura, pero también propone los elementos de una propedéutica

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PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

Fig. 1.

Alexander Calder en

una función de su Circus

en Nueva York, 1929.

Fotografía de André Kertész

1 Plin. nat. XXXV, 151-152.

2 Véase Víctor Stoichita: Breve historia de la sombra. Madrid, Siruela, 1999, pp. 15-24.

para los rudimentos del dibujo. De hecho, aún hoy podemos servirnos del juego de

relaciones descubierto por la hija de Butades para introducir a algunos alumnos a de-

terminados valores de la pintura. No puedo dejar de poner como ejemplo una activi-

dad de la Universidad de Mayores que se desarrolló en el Museo Thyssen-Bornemisza

en 2007, en la que aquella técnica convertida en leyenda se actualizaba como método

de iniciación a una teoría elemental de la imagen [fig. 4].

Encontraremos ilustraciones de aquella técnica fundacional del dibujo según

los antiguos en muy diversos métodos de arte para aficionados publicados en los si-

glos XVIII y XIX. Tomemos, por ejemplo, el método del pintor y grabador alemán

afincado en Inglaterra Franz Joseph Manskirsh, el Ackermann’s New Drawing Book,

publicado en Londres en 1808. La misma portadilla del libro [fig. 5] ilustra la técni-

ca de la hija de Butades. Sólo que en esta representación es la sombra de una mujer

el objeto cuya silueta marca el dibujo que se está realizando y es un hombre, y más

concretamente un pastor, el autor de ese, digamos, retrato del natural. Manskirsh

mezcla la historia que cuenta Plinio con otra narrada por Vasari. Vasari había escri-

to en su vita de Giotto que, siendo éste un joven pastor y sin formación artística al-

guna, dibujó maravillosamente una oveja con una punta de piedra sobre una roca3.

En la ilustración de Manskirsh la mujer a la que dibuja el pastor comprueba con la

mirada la facilidad de ejecución técnica de su propio retrato. Era la técnica natural

o lo parecía.

La imagen que sirve de frontispicio a este libro destinado a la enseñanza no pro-

fesional del arte invita a reconocer, de entrada, que la técnica del dibujo puede apren-

derse con sencillez. El ejercicio del arte estará al alcance de los menos adiestrados,

si hasta un pastor es capaz de ejecutar con competencia un retrato all’antica. No sabe-

mos si la hija de Butades, la inventora de la pintura, prosperó, al igual que Giotto,

como artista, pero el caso es que su mito vale de figura de identificación para todo

aficionado que quiera iniciarse al ejercicio del dibujo sin mayores exigencias. Obser-

vamos que, en definitiva, con ese ejemplo del dibujo original lo que se enfatiza emi-

nentemente para el aprendizaje del dibujo es el adiestramiento en la copia. Saber

trazar la silueta de la sombra es saber dibujar copiando. De hecho, el ejercicio del di-

bujo propuesto en las escuelas y métodos para aficionados en los siglos XVIII y XIX

consistía eminentemente en la copia de láminas y en la reproducción de procedi-

mientos de ejecución de composiciones dadas. La leyenda corintia servía de emblema,

como vemos, a tales intenciones. En los ejercicios propuestos por ese y otros de los mu-

chos manuales para aficionados que proliferaron en el siglo XIX se invitaba básica-

mente a la copia de láminas y se facilitaban ayudas y recetas para ese dominio, como

el uso de la cuadrícula. Pero por mecánicos que fueran tales procedimientos, se pro-

ponían servir a la iniciación en el dibujo como lenguaje natural.

2928

Fig. 2. Autor desconocido: Johann Wolfgang von Goethe, c. 1775-1780. Papel recortado sobre papel.

41 cm de alto. Klassik Stiftung Weimar

Fig. 3. Joseph Wright de Derby: La doncella corintia, c. 1783-1784. Óleo sobre lienzo. 106,7 x 127 cm.

The National Gallery of Art, Washington. Paul Melon Collection, 1983

Fig. 4. Ejercicio en un taller del programa de Universidad de Mayores del Museo Thyssen-Bornemisza, 2007.

Fotografía de Eberhard Hirsch

Fig. 5. Franz Joseph Manskirsh: portadilla de Ackermann’s New Drawing Book, 1808. Yale Center for British Art,

New Haven

3 Giorgio Vasari: Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue

a nuestros días. Luciano Bellosi y Aldo Rossi (eds.). Madrid, Cátedra, 2002, pp. 116-117.

Parto de estos ejemplos para poder referirme a una realidad que es determi-

nante para el tema que me propongo abordar. En las décadas iniciales de la Edad

Contemporánea se divulgaron profusamente los métodos de aprendizaje del dibujo

para legos. La enseñanza no profesional del arte es una de las grandes novedades

que aportó el siglo XVIII. Fue ese el desencadenante de una corriente de época que

desembocó en la paulatina generalización del dibujo como materia indicada para la

enseñanza escolar hasta su inclusión en la práctica totalidad de los programas curricu-

lares, como la lengua o las matemáticas. Diderot había recomendado que “se apren-

diera a dibujar, como se aprende a escribir”4. De hecho, en la educación de los hijos

de las casas patricias era común que se recibieran clases de dibujo ya en el siglo XVIII,

y pronto esta práctica se divulgó entre las clases acomodadas, para alcanzar después

a la generalidad de la sociedad.

Pero la institucionalización del dibujo en las escuelas no empieza a adquirir

importancia hasta mediado al menos el siglo XIX. Hoy nos parece tan evidente que

todos los bachilleres tienen que haber recibido clases de dibujo que nos cuesta en-

tender que la historia de la enseñanza del dibujo en las escuelas es un fenómeno muy

joven. Y lo mismo que el arte de la Edad Contemporánea está profundamente mar-

cado por la desaparición de la tratadística, el auge de esa rama del saber filosófico

que llamamos Estética, la creación de los museos, el surgimiento de la crítica de arte

y de la propia historiografía artística, también sin duda las nuevas fórmulas de la

enseñanza del dibujo han desempeñado en él un papel fundamental. La profunda

transformación que experimentaron los paradigmas pedagógicos en numerosos pro-

gramas de reforma, especialmente desde el último tercio del siglo XIX, alcanzó de

lleno a los usos artísticos, que fueron en muchas ocasiones el vehículo mismo de di-

chas reformas. Me propongo en lo que sigue traer a colación algunos aspectos par-

ciales de la relación entre el reformismo pedagógico y el arte moderno, y más en

particular de vanguardia, sólo que considero necesario referirme en primer lugar a

algunos episodios previos a las vanguardias artísticas que pueden servirnos de térmi-

no de comparación.

1. El saber ver como un arte

“El arte de saber ver” es el título de uno de los primeros artículos que publicó Manuel

Bartolomé Cossío. Este hombre, a la larga uno de los grandes reformadores de la pe-

dagogía en España, decía ya en ese escrito de 1879:

“Que el niño aprenda jugando; que represente y realice los objetos de sus concep-

ciones; que la memoria deje de ser, como ha venido siendo hasta aquí, el casi úni-

co instrumento de la enseñanza; que se amplíen los programas escolares, dando

entrada en ellos a las ciencias naturales; que se practiquen las lecciones de cosas;

que los alumnos trabajen en oficios mecánicos; que no se desatienda el desarrollo

físico, etc., etc., son los principios formulados tiempo hace en la esfera de la enseñan-

za, y bases en que ésta debe descansar y descansa, por fortuna, de hecho, en los pue-

blos más cultos. Pero el principio capital que envuelve los restantes, que viene a ser

como el alma y vida de todos ellos y de cuya práctica o desatención pende, a nues-

tro juicio, el resultado provechoso o inútil de todas las reformas escolares, es el que

ordena enseñar a los niños lo que un articulista del Times llama la ciencia de ver

(the sciencie of seeing). [...]

El niño, campo fecundo tan mal cultivado hasta el presente, con sus sentidos abier-

tos y sus facultades razonadoras, esperando siempre a que una mano con arte ven-

ga a sacarlos del sueño en que dormitan, es quien tiene en su propia naturaleza la

ley según la cual debe educársele. [...]

El mundo entero debe ser, desde el primer instante, objeto de atención y materia

de aprendizaje para el niño, como lo sigue siendo, más tarde, para el hombre. [...] Edu-

car antes que instruir, hacer del niño, en vez de un almacén, un campo cultivable,

y de cada cosa una semilla y un instrumento para su cultivo; evitar que el hombre

pueda dolerse del tiempo que ha perdido, teniendo las cosas delante sin verlas, y que

tantos desaparezcan de este mundo sin haber sospechado siquiera que pueden ser

dueños de una fuerza inextinguible para conocer cosas que nunca se olvidan, es el

ideal que aspira a cumplir, mediante ese arte de saber ver, la pedagogía moderna”5.

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PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

4 Véase Wolfgang Kemp: “...einen wahrhaft bildenden Zeichenunterricht überall einführen”. Zeichnen und

Zeichenunterricht der Laien, 1500-1870. Ein Handbuch. Frankfurt M., Syndikat, 1979, p. 150.

5 Manuel Bartolomé Cossío: “Carácter de la pedagogía contemporánea: el arte de saber ver”. En BILE,

Año III, 1879, pp. 153 y ss.

JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

El joven Cossío traducía la expresión sciencie of seeing y la preservaba como

componente fundamental de la educación. Sin duda remitía a criterios formados en la

estela de las teorías de John Ruskin, cuyo influjo fue, como bien sabemos, poderosí-

simo. El pensador británico alternó la escritura con la práctica del dibujo, particular-

mente de paisaje, y dejó espléndidas tintas y acuarelas y, desde luego, las numerosas

ilustraciones de sus libros que son de su propia mano. En sus escritos y en su activi-

dad como enseñante, Ruskin luchó en contra del empleo meramente utilitarista del

dibujo. Dibujar no había de ser sino parte constitutiva de la educación general. Se

dio cuenta, por ejemplo, de que la enseñanza del dibujo decorativo destinada a la for-

mación de quienes trabajaban en la producción de manufacturas, lejos de educar sus

sentidos, era parte de la explotación económica de los propios sujetos. Ruskin aspi-

raba a una educación del gusto al servicio de la transformación de las propias condi-

ciones de producción y con una base social crítica desarrolló una pedagogía de la

práctica del dibujo cuyo fin era la instrucción del ser humano en su integridad. Es

ahí donde interviene el primado del arte del saber ver que defendieron sus seguidores

y que Cossío retomó con nuevos fines.

Para Ruskin el objeto al que había que dar cumplimiento era enseñar a ver.

El dibujo se presentaba, en primer lugar, como medio para ello. En el prefacio de su

manual de 1857 Los elementos del dibujo, que redacta a partir de su experiencia en

Londres como enseñante de la escuela obrera Working Men’s College, podemos leer:

“Estoy casi convencido de que una vez que miramos con el suficiente cuidado hay

muy poca dificultad para dibujar lo que vemos. Pero incluso si supusiéramos que

esta dificultad es aún grande, creo que la mirada es más importante que el dibujo;

y yo prefiero enseñar a mis alumnos a dibujar para que aprendan el amor a la na-

turaleza, que enseñarles a mirar la naturaleza para que aprendan a dibujar”6.

El correlato de la leyenda corintia del dibujo original en el método de Ruskin lo

encontramos en la propuesta del ejercicio número 8 de Los elementos del dibujo.

Prescinde de la figura humana e invita a escoger una piedra, el elemento más sencillo,

colocarla bajo una luz suave y dibujarla. “Si puedes dibujar esa piedra, puedes dibujar

cualquier cosa”7, dice. La sustitución de la sombra de la cabeza por la piedra quiere

servir de revulsivo al dominio de la copia mecánica en la práctica del dibujo y colo-

ca en primer plano la observación, la apercepción sensible, desde el cuidado de los

elementos más sencillos e informes de la naturaleza. Ilustra esa invitación paradig-

mática a la apercepción sensible con dos dibujos de su propia mano [fig. 6]. Es más,

se esmera en resaltar el valor de la captación del relieve, las luces y las sombras, las

relaciones físicas de objeto y ambiente, pues son éstas, en suma, las que abren a la

percepción de la naturaleza como totalidad, a diferencia de los ejercicios que se es-

fuerzan en el dibujo de contornos, que sirven para aislar la figura.

Los elementos del dibujo, exponente sin duda de la tradición secular de los ma-

nuales de dibujo diletante, se dirige a todos los que desean ejercitarse en el dibujo y

aspira a tener incidencia en las escuelas. Se propone, eso sí, como un método del sa-

ber ver, que es condición y resultado del ejercicio del dibujo. Excluye, de todos mo-

dos, su aplicación a los menores de doce o catorce años. Para estos recomienda dejar

en total libertad su voluntad expresiva en el dibujo:

“No me parece recomendable involucrar al niño en otra cosa que no sea la práctica

más voluntaria del arte. Si tiene talento para dibujar, estará continuamente gara-

bateando en cualquier trozo de papel que pueda conseguir; y se le debería permi-

tir garabatear según su libre deseo”8.

El presupuesto de que el dibujo es base de la formación estética y de que ésta es par-

te fundamental en la educación integral del ser humano no era nuevo en el siglo XIX.

Había cobrado mucha fuerza ya en Alemania con las doctrinas para la reforma de la

enseñanza de Johann Heinrich Pestalozzi y de sus discípulos, entre los que cabe des-

tacar a este respecto a Friedrich Fröbel y Josef Schmid. Pero Ruskin emprendió una

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PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

6 John Ruskin: The Elements of Drawing (1857). En The Works of John Ruskin. Londres, G. Allen, 1904,

vol. XV, p. 13.

7 Ibíd., p. 49.

8 Ibíd., p. 9.

cruzada contra los modos de enseñanza del dibujo que se habían implantado en las

escuelas industriales, y alcanzaban a las academias de aficionados y a la propia enseñan-

za escolar, donde se imponían la simple copia de láminas y modelos y el adiestramiento

en la reproducción de figuras geométricas. En todo ello veía un síntoma perverso del

sistema de producción que estaba conduciendo al alienamiento de la sensibilidad, en

una sociedad, además, altamente interesada por el consumo de bienes ornamentales.

Había que cambiar el objetivo de la copia por el principio de la imitación. Su receta

fue la del “saber ver”, una clave de la teoría visual de Goethe que se integró en el dis-

curso crítico de un rebelde.

El arte del saber ver consta como primado en el discurso reformista de la peda-

gogía del dibujo de la segunda mitad del siglo XIX, en el que destaca también la apor-

tación del arquitecto Eugène Viollet-le-Duc. “Voir c’est savoir” (“ver es saber”), leemos

en el ensayo novelado que Viollet-le-Duc escribió al final de su vida, en 1879, y que ti-

tuló Histoire d’un dessinateur (Historia de un dibujante). En esa pieza literaria se recre-

an y amplían los principios reformistas de la pedagogía del dibujo que Lecoq de

Boisbaudran y Viollet-le-Duc habían defendido en la Petite École Bacheliers de Pa-

rís9. El icono principal de este libro es el dibujo que la novela atribuye al niño Jean

Loupeau, hijo de un hortelano [fig. 7]. Se trata del dibujo de un gato que, por apare-

cer con sólo dos patas y con una rara tira sobre su cabeza, es objeto de mofa entre al-

gunos personajes, pero entusiasma a Monsieur Majorin, fabricante que decide costear

y dirigir su formación. La novela cuenta la historia de esa formación, que está goberna-

da por la educación del talento visual. La historia narrada presenta todo un progra-

ma de formación centrado en el aprendizaje empírico, en el que el dibujo es apoyo

fundamental de la educación de la mirada. Pero el programa de esa pedagogía del

dibujo con la que crece el pequeño Jean no pretende hacer de éste un artista. Nueva-

mente nos topamos con un método de dibujo que no se propone la formación en el

oficio, sino la educación de la persona. Majorin había descubierto el talento visual de

un niño en un sencillo dibujo y toma en crianza su educación para vindicar el para-

digma rousseauniano de formar no en doctrina, sino en los medios que permiten ha-

cerse con el conocimiento. Leemos:

“Quiero desarrollar sus disposiciones, estimular su inteligencia, transmitirle el gusto

por aprender, tomando como medio de este método el dibujo, como yo lo entiendo,

es decir, observar, comparar y pensar antes de dar expresión”10.

Viollet-le-Duc actualizaba la invitación a volver sobre la naturaleza postulada por

Rousseau en el Émile, lo mismo que la necesidad de adecuación a las disposiciones

del niño, y acentuó las virtudes del dibujo como medio privilegiado en la formación

de la capacidad de ver y en el aprendizaje integral de la persona.

El énfasis en el desarrollo de la virtud visoria que antes mencionaba a propó-

sito de los postulados pedagógicos de Manuel Bartolomé Cossío tiene precedentes

como los de Ruskin y Viollet-le-Duc, que destacan entre las numerosas contribucio-

nes de una corriente de época que alcanza a la revolución educativa que en las pri-

meras décadas del siglo XX cambió en tantos sitios las premisas, los programas y el

funcionamiento de las escuelas. En España destacan, desde luego, para estos fines, las

actuaciones de la Institución Libre de Enseñanza, que tanto deben a Manuel Barto-

lomé Cossío. Él fue, además de un importantísimo pedagogo institucionista y teóri-

co de la educación, historiador del arte, autor en 1908 de un libro emblemático sobre

El Greco que, como es sabido, conoció, aunque sin proponérselo, el impacto sobre las

corrientes de la vanguardia artística del primer expresionismo11. Y él fue también el

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JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

Fig. 6. John Ruskin: ilustración del ejercicio VIII de su libro

The Elements of Drawing, 1857

Fig. 7. Dibujo del pequeño Jean. Ilustración de la novela de Eugène

Viollet-le-Duc Histoire d’un dessinateur, 1879

9 Véase Wolfgang Kemp: “...einen wahrhaft bildenden Zeichenunterricht überall einführen”. Zeichnen und

Zeichenunterricht der Laien, 1500-1870. Ein Handbuch. Frankfurt M., Syndikat, 1979, pp. 309 y ss. y 320 y ss.

10 Eugène Viollet-le-Duc: Histoire d’un dessinateur, comment on apprend à dessiner. París, Hetzel, 1879, p. 67.

11 Martin Warnke: “El viaje a España de Meier Graefe”. En Historiografía del arte español en los siglos XIX y XX.

Madrid, CSIC/Alpuerto, 1995, pp. 349-353.

primero en España en cultivar las visitas de los niños al museo. Por cierto que, a este

respecto, consideró que el educador que muestra un museo de arte a un grupo esco-

lar debe ser siempre alguien formado en la investigación histórico-artística. El “ver es

saber” de Viollet-le-Duc y el “arte de saber ver” de Cossío apuntaban a una simbiosis

entre la experiencia visual y el conocimiento que se instrumenta mediante el ejerci-

cio de la observación y del dibujo, pero que no se ciñe meramente a objetos de repre-

sentación visual, sino que toma por objeto del educando hacer suya la naturaleza

visible, educar la percepción. En este sentido la pedagogía se propone abolir la sim-

ple percepción de la figura en superficie que parecía dominar en toda pedagogía se-

cular del dibujo amateur. Quizá la palabra que mejor corresponde al horizonte de

expectativas de la pedagogía de la virtud visoria sea la de “vida”, lo mismo que los mé-

todos de aprendizaje que defendió el institucionismo se basaban en la experiencia di-

recta de la realidad de las cosas y no en la enseñanza desde el libro de texto.

2. El primado de la instrucción escolar

El pintor Gabriel García Maroto, afín al ideario de la Institución Libre de Enseñanza,

publicó en 1927 un libro que describía una deseada situación por venir para la prác-

tica y la enseñanza del arte en España que tituló La nueva España, 1930. Resumen de la

vida artística española desde 1927 hasta hoy. Con respecto a los centros escolares pode-

mos leer ahí, por ejemplo, lo siguiente:

“Estas clases de hoy aspiran a ser, en su movimiento esencial, como la Escuela euro-

pea más exigente y afinada. Los chicos de hoy, los alumnos de hoy, acometen la vida

con una visión limpia, con un concepto afirmativo verdaderamente ejemplar”12.

La modernización de la escuela era aún una aspiración irresuelta en 1927, y ni que de-

cir tiene, en 1879, cuando Cossío escribió el artículo que antes cité, o, más aún, en 1876,

cuando Francisco Giner de los Ríos y otros intelectuales crearon la Institución. Con

todo, para 1879 en España no era el único problema escolar la falta de actualización

de la pedagogía. El analfabetismo afectaba al 72% de la población global, y a un tanto

por ciento mucho más elevado en sectores sociales desfavorecidos, en la población feme-

nina o en las regiones más subdesarrolladas, como Murcia y Extremadura. De hecho,

el siglo XIX acabaría sin que se consiguiera coronar, ni por lo más remoto, el proceso

de instrucción popular. En 1900 la tasa de analfabetismo no se había reducido más que

hasta el 64%; en 1920 al 53%. Además, buena parte de la población con instrucción

escolar no estaba sino semialfabetizada, esto es, sabía leer, pero no escribir. Es compren-

sible que el problema de la educación ocupase un lugar muy destacado en los proyec-

tos políticos reformistas de muy distinto signo en el fin y en el cambio de siglo13. El

republicanismo, el socialismo, los proyectos políticos regeneracionistas, el anarquismo

e iniciativas civiles muy diversas tomaron la educación por la cuestión prioritaria a

resolver en el momento histórico que llamamos modernidad. La creación de centros de

instrucción para niños y adultos en las Casas del Pueblo, el funcionamiento de los Ate-

neos Obreros, la red de escuelas racionalistas que puso en marcha Francisco Ferrer

y Guardia son ejemplos destacados de este movimiento protector de la formación,

constantemente enriquecido con propuestas y proyectos nuevos, como los sistemas

de pedagogía reformista por los que trabajó la Institución Libre de Enseñanza. Ha-

blo del ejemplo de España, un país periférico, pero en diversos grados la cuestión de

la educación fue en las décadas en torno a 1900 una cuestión tan perentoria en todas

partes que, a poco que exploremos, difícilmente podremos excluirla de entre las in-

quietudes más determinantes que afectaron a la cultura artística emergente.

Uno de los problemas irresueltos en las antiguas escuelas era la inexistencia

de graduación. Hasta el siglo XX no llega a introducirse en España la escuela graduada.

Los alumnos de distintas edades y niveles se agrupaban en un aula única, bajo la au-

toridad impositiva de un maestro temido, al tiempo que socialmente desprestigiado.

La reforma del aula, así como la concepción de la escuela con varias aulas puede

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PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

12 Gabriel García Maroto: La nueva España, 1930. Resumen de la vida artística española desde 1927 hasta hoy.

Madrid, 1927, p. 96.

13 Véase Jean Louis Guereña: “Infancia y escolarización”. En José María Borrás Llop (ed.): Historia de la infan-

cia en la España contemporánea, 1834-1836. Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales/Fundación Sán-

chez Ruipérez, 1996, pp. 349 y ss.

tenerse, allí donde se da, por uno de los signos más preclaros del progreso social. Las

reformas, eso sí, no se universalizarían sino muy paulatinamente. Fueron en todos

los sentidos muchísimo más lentas en las zonas rurales, tanto por lo que respecta a la

implementación de la escuela graduada, como por lo que concierne a la adopción de

nuevos métodos e instrumentos de enseñanza.

A las innovaciones en el aula que traía consigo la graduación de la escuela se

unían en ocasiones los cambios que seguían a la implementación de principios peda-

gógicos y fórmulas de enseñanza novedosos. Por ejemplo, la diferencia entre un aula

de la llamada Escuela Moderna, que seguía las directrices de educación propuestas

por Francisco Ferrer y Guardia, y un aula tradicional, era enorme. Radicaba, entre

otras cosas, en que la Escuela Moderna abolía el viejo mobiliario escolar y la distribu-

ción que se hacía de éste en el aula autoritaria. Si aquí primaba la jerarquización y el

espacio que ocupaban los alumnos se separaba radicalmente del lugar elevado que se

reservaba al profesor, especie de vértice y norma del aula, la Escuela Moderna, con

una disposición del mobiliario completamente distinta, propiciaba el sentido de grupo

no subordinado, en el que se integra el maestro. Son signos externos de la voluntad

de autonomía y de diálogo, que formaban parte de la modernización escolar. Otros

signos correlativos a estos eran, pongamos por caso, el énfasis que se concedía al lai-

cismo, la importancia que adquiría el estudio de las ciencias naturales y el empleo de

materiales pedagógicos antes inusuales (gabinetes de física, de química, colecciones

de minerales y de figuras geométricas u otros del mismo orden).

Cuando se divulgaron en España los nuevos estándares racionalistas de la ar-

quitectura escolar, ya en la época de la Segunda República, y la revista A. C. dedicó en

1933 su número 9 monográficamente al tema, el manifiesto que encabeza el número

advertía de entrada que para la creación de las nuevas escuelas no ha de olvidarse

“que existe un nuevo sistema pedagógico, consecuencia del nuevo concepto de la vida

que viene acentuándose después de la gran guerra”14. En aquella publicación se de-

fendían directrices tales como la iluminación y la ventilación generosas de las aulas,

la tendencia al uso de espacios de proporción cuadrada para las clases y el empleo de

mobiliario no fijo, que permitiera diversas disposiciones y la cercanía del profesor.

Fueron objeto de comentario diversos edificios señeros del funcionalismo, como la

Escuela Montessori de Bloemendaal (Holanda) y el Instituto Escuela de Madrid, pro-

yecto del arquitecto Carlos Arniches, construido a comienzos de los años treinta. La

apertura al exterior y el nuevo mobiliario gobernaban un cambio de paradigma en

la configuración del aula que sólo cabe interpretar como transformación revolucio-

naria. Si tenemos en cuenta que muchas de las corrientes pedagógicas reformistas

postulaban la abolición del libro de texto, no nos parecerá exagerado el empleo de la

palabra revolución. Lo mismo que el mobiliario, todo el sistema de enseñanza se vol-

caba en la adecuación de sus métodos a las disposiciones motoras y mentales del niño.

Y, desde luego, correspondía a esa adecuación el estímulo de la creatividad manual

y plástica propia de la infancia.

El marco físico de implementación de las nuevas pedagogías obedecía a plantea-

mientos rigurosamente nuevos. Con sus diversas variantes, el espacio y el mobiliario

rompieron tajantemente con la estructura jerárquica que convertía el aprendizaje en

un ejercicio de subordinación a un modelo impuesto. Antes bien, se desplegaba una

cosmología de la enseñanza en la que se confería autonomía al propio enseñando

desde su misma ubicación en el espacio. Éste se hacía democrático. La estructura po-

lifocal del espacio, que desplaza a la disposición monofocal, facilita las condiciones

de posibilidad de una experiencia de soberanía en el aprendizaje. La enseñanza cuida

del alumno, como tantas veces se dijo, como de una semilla, lo cultiva para “dejarle

crecer” en el conocimiento. El alumno, recordemos las palabras escritas casi sesenta

años antes por Cossío, “es quien tiene en su propia naturaleza la ley según la cual

debe educársele”.

Encontramos un correlato muy elocuente de este principio en el aserto de

Johannes Itten que dice: “Jeder Mensch ist ein Kosmos für sich” (“Todo hombre es

un cosmos en sí mismo”). El artista, fundador del curso elemental de la Bauhaus, lo

escribió en una carta que dirigió a Anna Höllering en 1920 con una caligrafía festi-

va que ilustró con dibujos de corazones envueltos en líneas espirales [fig. 8]. Cada co-

razón es distinto y todos ellos responden a una misma energía cósmica. Ese universo

no lo conforman relaciones de dominio que partan de un solo centro; por el contrario,

observa una cosmología basada en la caracterización de las partes como todos autó-

nomos, según la antigua idea de que el universo es un círculo cuyo centro está en to-

das partes y su circunferencia en ningún lugar.

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14 A. C. Documentos de Actividad Contemporánea, n. 9, 1933, p. 15.

Permitidme comparar esa visión de corazones arrastrados por líneas rizadas

y enérgicas, que hacen su aparición como destellos de estrellas fugaces, con un dibujo

que ilustra la página 67 del libro de Walter Krötzsch Rhythmus und Form in der freien

Kinderzeichnung (Ritmo y forma en el dibujo infantil libre) [fig. 9]15, publicado en 1917.

El grueso de las ilustraciones del libro de Krötzsch son dibujos de niños, de los que

hace un análisis muy interesante siguiendo pautas de la psicología evolutiva. Pero

este otro dibujo al que me refiero es un ejemplo de lo que denominaba “pintura sin

pensamiento”. Son grafismos realizados por un adulto sobre el papel mientras habla

por teléfono, es decir, sin pensar en lo que dibuja. Se repite una serie de movimientos

que ponen de relieve una voluntad vital de generación de ritmo, cuya expresión es au-

tomática, inconsciente. Krötzsch compara esa “pintura sin pensamiento” con la que-

rencia por la repetición rítmica que detecta en diversos dibujos infantiles.

Itten, de hecho, estaba haciendo valer en los adornos de su escritura autógrafa

también una forma de automatismo afín al dibujo infantil. En definitiva éste traza

simbólicamente la cosmología del nuevo espacio de aprendizaje. En otra carta a Anna

Höllering escribía Itten: “Transformemos las grandes salas del elevado arte del di-

bujo de figura humana en talleres para los humanos. Hagamos juguetes para la fies-

ta trabajando en armonía. Hagamos árboles, casas, animales, pastores, estrellas, como

niños para niños”16.

3. La mirada del niño

Desde sus inicios, el movimiento del reformismo pedagógico estuvo muy estrecha-

mente ligado a la nueva puesta en valor de la pedagogía artística. Dicho más preci-

samente: en muchos casos, el movimiento para una nueva enseñanza del arte fue el

desencadenante principal del reformismo pedagógico. En este sentido, es ejemplar

la nueva dedicación al dibujo infantil que, desde finales del siglo XIX, ocupó inten-

samente tanto a la psicología evolutiva como a la pedagogía del dibujo y a la teoría

del arte.

Es evidente que quienes querían hacer de la enseñanza del dibujo “no sólo

una escuela de la representación, sino ante todo una escuela de la observación”17, como

diría el educador muniqués, coetáneo de Cossío, Georg Kerschensteiner, habían de

reparar en el cuidado del dibujo propio de los niños, a cuya formación van dirigidas

las nuevas pedagogías del dibujo. El lema de formar dejando “crecer desde la propia

raíz” al educando comprometía con el estudio de las características del propio dibujo

infantil, que fue verdadero objeto de descubrimiento.

Descubrir significa encontrar algo desconocido, pero que siempre había esta-

do ahí, como el orden del sistema solar que observó Copérnico. Las aportaciones pio-

neras en el estudio del dibujo infantil fueron, tras la publicación de L’arte dei bambini

(El arte de los niños) de Corrado Ricci en 1887, eminentemente las del psicólogo bri-

tánico James Sully, cuyo libro de 1895 Studies in Childhood (Estudios de la infancia)

tuvo una enorme capacidad de influencia. Pero las publicaciones sobre el arte de los

niños proliferaron en el cambio de siglo, hasta conocer, en los años veinte y treinta

una época de esplendor, a la que pertenecen aportaciones como, entre otras, el libro

Der Genius im Kinde (El genio en el niño) que Gustav Hartlaub publicó en 1922 y el

principal estudio del filósofo, estudioso del dibujo infantil y del graffiti desde 1910,

Georges-Henri Luquet: Le dessin enfantin (El dibujo infantil), de 1927. El prototipo

de lo natural en la pintura correspondía por entonces al arte de la infancia, algo que

también debía haber estado al alcance de la hija de Butades de pequeña, aunque

nada sepamos de los dibujos infantiles de la inventora griega de la pintura.

4140

JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

Fig. 8.

Johannes Itten: “Jeder Mensch ist ein Kosmos für sich”.

Detalle de una carta a Anna Höllering, 1920.

Archivo Annelise Itten, Zúrich

Fig. 9.

Sucesión de pensamientos. Garabatos realizados

hablando por teléfono. Ilustración del libro de

Walter Krötzsch Rhythmus und Form in der freien

Kinderzeichnung, 1917, p. 67

15 Walter Krötzsch: Rhythmus und Form in der freien Kinderzeichnung. Leipzig, Haase, 1917.

16 Carta del 15 de diciembre de 1919. Reproducida en Rolf Bothe [et al.]: Das frühe Bauhaus und Johannes

Itten. [Cat. exp. Weimar, Kunstsammlungen zu Weimar]. Ostfildern-Ruit , Hatje, 1994, p. 451. 17 Georg Kerschensteiner: Die Entwicklung der zeichnerischen Begabung. Múnich, Gerber, 1905, p. 4.

Bastante antes de ese periodo, en 1898, aún en una etapa muy temprana del

descubrimiento del dibujo infantil, tuvo lugar la primera exposición significativa que

hubo en Centroeuropa sobre el tema. Es la muestra organizada por Carl Götze en

Hamburgo bajo el título Das Kind als Künstler (El niño como artista). La exposición,

que precedió a otras muchas, reunía dibujos de niños norteamericanos, japoneses y

de otras procedencias, e incluso una colección de dibujo infantil de los indios Moki de

Arizona, que pertenecía al historiador del arte Aby Warburg18. Pero también se pre-

sentaban reproducciones de arte prehistórico y diversas piezas de culturas arcaicas.

La literatura sobre el dibujo infantil estableció muy pronto la tesis del paralelismo en-

tre los desarrollos filogenético y ontogenético del arte, esto es, la correspondencia entre

lo que caracteriza la evolución del arte en la historia de la cultura y lo que es propio del

desarrollo evolutivo de los modos de expresión gráfica de cada individuo a lo largo

de su crecimiento. Por ejemplo, el estudio del dibujo infantil serviría al historiador de

la cultura Karl Lamprecht para entender el proceso de desarrollo de la expresión artís-

tica individual como analogía de la historia. Son tesis que tendrán una larga estela.

El psicólogo de la educación Jean Piaget, por ejemplo, en su libro La représentation

du monde chez l’enfant (La representación del mundo entre los niños), ya de 1926, daba

pábulo a la correlación entre el arte infantil y el primitivo: el desarrollo cognitivo en los

estadios correspondientes, biológico e histórico, se prestan a parangón. Quienes estable-

cieron la instancia de una adecuación de los métodos de aprendizaje a las condiciones

de conocimiento y comunicación propias del niño y profundizaron en su estudio favo-

recieron a la postre la creación del mito del “primer artista” en la figura del niño.

Las primeras exposiciones de dibujo infantil actuaron asimismo como soporte

de reflexión del reformismo pedagógico, como un despliegue iconográfico para las cues-

tiones que correspondía abordar en la teoría de la educación. La titulada Die Kunst

im Leben des Kindes (El arte en la vida del niño) tuvo lugar en Berlín en 1901. La expo-

sición Kinderkunst (Arte infantil) coincidió en Dresde en 1905 con la celebración de

unas jornadas sobre la enseñanza del dibujo en la escuela. Fue el año de publicación

asimismo del libro de Kerschensteiner Die Entwicklung der zeichnerischen Begabung

(El desarrollo del talento para el dibujo), un estudio sobre las capacidades del niño para

la representación visual basado en la psicología genética que defendía precisamente la

tesis de que existía un desarrollo progresivo conforme al crecimiento del niño que

iba desde la representación esquemática de los objetos a la aproximación gráfica a su

apariencia visual en el espacio, es decir, desde el garabato y la representación “ciega” de lo

que se sabe al dibujo de lo que se ve. Por eso, Kerschensteiner descartaba la conveniencia

de los ejercicios de copia mecánica de modelos de dibujo geométrico e invitaba a tomar

en consideración la adecuación de las clases de dibujo a las condiciones singulares de

las diversas etapas del crecimiento del niño y a favorecer la educación de la percep-

ción que permite desarrollar las habilidades de un dibujo fiel a la realidad visual19. El

momento de madurez en el dibujo coincidía para Kerschensteiner con la convención

realista, pero su estudio instaba a la distinción de episodios condicionados psicológica

y antropológicamente en la evolución hasta el desarrollo de esa competencia final.

Si bien las destrezas que se persigue educar con planteamientos reformistas

como los de Kerschensteiner y otros de su época coinciden muchas veces con hitos ar-

tísticos que podríamos suponer tópicos en comparación con la deriva del propio arte

nuevo en la misma época, los movimientos de renovación de la pedagogía artística

no tardaron en tener un componente crítico en relación a la cultura establecida muy no-

table. Pedagogos como Theodor Wunderlich lamentaban en 1919 que la enseñanza

del dibujo no había conseguido emanciparse de la influencia de las bellas artes y de

las artes aplicadas20.

La pedagogía del dibujo había postulado al descubrir el arte infantil que la

enseñanza tenía que adaptarse a lo que determina las condiciones de creación del niño,

pero se proponía el progreso desde ese estadio del aprendizaje a otros en los que la crea-

ción artística prescindía de valores que tenían en el dibujo infantil su paradigma. Sólo

que la identificación del niño, de su aptitud inherente para la imaginación y el com-

portamiento creativo, con una encarnación paradigmática de la disposición artística,

4342

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

18 Das Kind als Künstler. Ausstellung von freien Kinderzeichnungen in der Kunsthalle zu Hamburg. Hamburgo,

Lehrervereinigung für die Pflege der künstlerischen Bildung Hamburg, 1898, p. 32.

19 Véase Hans-Günther Richter: Geschichte der Kunstdidaktik. Konzepte zur Verwirklichung von ästhetis-

cher Erziehung seit 1880. Düsseldorf, Schwann, 1981, pp. 43-50.

20 Reiner Hespe: Der Begriff der Freien Kinderzeichnung in der Geschichte des Zeichen- und Kunstunterrichts

von ca. 1890-1920. Frankfurt, Peter Lang, 1985, pp. 8 y ss.

con el modelo preclaro del temperamento artístico —cosa que, entre otros, había

postulado ya Konrad Lange en su libro 1893 Die künstlerische Erziehung der deutschen

Jugend (La educación artística de la juventud alemana)—, propició a la larga una apo-

logía de las propias cualidades del dibujo infantil en relación a la cultura artística

adulta. Georges-Henri Luquet estudiaría en las peculiaridades del dibujo infantil el

comportamiento creativo humano en sentido lato. En su importante libro de 1927

podemos leer que el arte infantil responde paradigmáticamente a postulados tan cen-

trales en la teoría del conocimiento artístico como el de la autofinalidad: “el niño aplica

espontáneamente a sus dibujos la teoría kantiana que ve en el desinterés el carácter

distintivo del arte: “finalidad sin fin”21, escribe Luquet. El libro de 1922 del historiador

del arte Gustav Friedrich Hartlaub antes mencionado, Der Genius im Kinde, está en-

tre las publicaciones que más decididamente contribuyeron a insertar la creatividad

propia del niño en el horizonte de expectativas de la cultura artística moderna, a su

adopción como modelo natural; y no sólo eso. La aportación fundamental de Hartlaub

estriba en que hizo notar que quienes representaban las corrientes de vanguardia,

aquellos que llamaba expresionistas, cubistas y abstractos, habían tomado en crianza

el arte infantil y que esto establecía una nueva relación entre la creatividad de los niños

y el mundo artístico adulto; esa correspondencia apuntaba a condiciones culturales

susceptibles de proteger al “niño en el niño” y de preservar “el niño en el hombre”22.

El dibujo infantil responde a sus propias leyes de formación, pero no está exento, ni

mucho menos, de la influencia del modelo visual adulto. La solicitud que prestaba el

arte nuevo a la creatividad infantil y primeva, a ese referente básico de la nueva peda-

gogía del dibujo, propiciaba una relación segura y productiva entre el lenguaje visual

desarrollado por el niño y su entorno adulto. El libro, cuya redacción partía de la expo-

sición de dibujo infantil que el propio Hartlaub había organizado en la Kunsthalle

de Mannheim en la primavera de 1921, reproducía una selección de dibujos entre

los que había ejemplos elocuentes de comunicación fecunda entre las creaciones de los

niños y el arte de vanguardia. La figura 86, por ejemplo, reproducía una aguada de

una niña de 12 años, hija de un maestro de artes aplicadas, cuyo aspecto guardaba

afinidades evidentes con una composición de Kandinsky [fig. 10]. Hartlaub reconocía,

en efecto, la entrada del arte moderno en el debate del reformismo pedagógico. Por así

decir, el arte nuevo se abstenía de incidir negativamente como modelo adulto en las

expectativas de reforma de la escuela e incluso hacía lo contrario.

Entre las 144 imágenes que ilustraron en 1912 el número único del almanaque

Der Blaue Reiter, cuyos editores, Wassily Kandinsky y Franz Marc, entendieron como

prolijo manifiesto de vanguardia, había varias reproducciones de dibujos infantiles.

Abriéndolo por la página 26 nos encontramos la fotografía de una capa ritual de los in-

dios Chilkat de la costa oeste de Nortemérica y en la página impar opuesta un dibujo

infantil. En aquella publicación abundaban las asociaciones de imágenes propias de un

museo imaginario rico en exponentes del arte “primitivo”, al que pertenecían indife-

rentemente obras del arte popular, tallas africanas, polinesias y de otros de esos pueblos

“de eterna infancia”23 que llamamos “naturales”, así como dibujos de niños. En aquel

repertorio se daba cita cuanto representaba el impulso creativo primevo, cuyos valores

nutrían la aspiración a una nueva naturalidad de la pintura moderna, de la cultura

en formación en la que se situaban los artistas de Der Blaue Reiter. Del dibujo infantil

escribiría Kandinsky a la sazón:

“Lo práctico-utilitario le es extraño al niño, ya que mira cada cosa con ojos desacos-

tumbrados y todavía posee la inalterada capacidad de aceptar la cosa como tal.

Sólo más tarde se empieza a conocer lentamente lo práctico-utilitario, mediante

muchas experiencias frecuentemente tristes. De esta manera, en cada dibujo infantil

4544

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

21 Georges-Henri Luquet: Le dessin enfantin. París, Alcan, 1927, p. 8.

22 G. F. Hartlaub: Der Genius im Kinde. Breslau, Ferdinand Hirt, 1922, p. 69. 23 Ibíd., p. 65.

Fig. 10. Composición,

aguada. 30 x 25 cm,

realizada por una niña

de 12 años. Ilustración del

libro de G. F. Hartlaub Der

Genius im Kinde, 1922

sin excepción se descubre el sonido interior del objeto por sí solo. Los adultos, en

especial los profesores, se esfuerzan en imponer al niño lo práctico-utilitario, y le

critican su dibujo desde este punto de vista superficial. ‘El hombre que has dibu-

jado no puede andar, porque sólo tiene una pierna’. ‘En esa silla no se puede sentar,

porque está torcida’, etc. El niño se ríe de sí mismo. Pero debería llorar”24.

El interés por el dibujo infantil que manifiesta Kandinsky se correspondía exacta-

mente con el interés por la adecuación de la enseñanza a las disposiciones del niño,

esto es, por el reformismo pedagógico que había servido al descubrimiento del dibujo

infantil y establecido la necesidad de un cambio de paradigma en la enseñanza artís-

tica. El arte moderno había entrado en un debate abierto desde las escuelas, se sentía

concernido por sus propuestas de reforma y se presentaba a sí mismo como su interlo-

cutor. Wassily Kandinsky y su discípula y pareja Gabriele Münter coleccionaron dibu-

jos infantiles desde 1908 hasta la Primera Guerra Mundial. A la Fundación Gabriele

Münter y Johannes Eisner de Múnich pertenecen hoy 250 dibujos que formaron

aquella colección. El referente del dibujo infantil formó parte, asimismo, de las expo-

siciones del propio Kandinsky desde un momento temprano de su trayectoria. Para-

lelamente a su exposición de 1907 en el Hôtel de Chemellier de Angers hubo una

exposición de dibujo infantil organizada por Les Tendences Nouvelles, asociación a la

que estuvo vinculado desde sus orígenes.

Dibujos de niños formaron parte igualmente de la gran exposición de arte

nuevo internacional que organizó en 1909 en Odessa, con una destacada presencia de

Kandinsky y el artista ucraniano Vladimir Isdebsky25. La adopción del dibujo infantil

como exponente emblemático del cambio de paradigma artístico en el seno de la cultura

rusa de vanguardia hizo también que se mostraran colecciones enteras de dibujos de

niños en exposiciones como, entre otras, el Salón de Moscú de 1911 y la del grupo La

diana, que tuvo lugar en marzo de 1913 y establecía el parangón, por ejemplo, entre

el arte de los niños y las a la postre célebres pinturas de Mijaíl Lariónov Las estaciones.

Como otros de los artífices del arte nuevo en la Rusia prerrevolucionaria, Lariónov

se interesó expresamente por el estudio del recién descubierto arte de los niños. Una

parte de la colección de dibujo infantil que reunieron Lariónov y Natalia Goncha-

rova en la década de 1910 pertenece hoy a la Galería Tretiakov de Moscú26.

En el contexto del movimiento mismo de renovación pedagógica fueron tam-

bién muchos los artistas que intervinieron activamente. Pero hay que decir que en

un grado muy elevado fueron en primera instancia más sus beneficiaros que sus ac-

tores. Natalia Goncharova y Mijaíl Lariónov crearon en su taller de Moscú en los

primeros años de la década de 1910 una escuela de arte dirigida a niños, una expe-

riencia con la que secundaban expresamente la pedagogía reformista y que repercu-

tió de forma elocuente en la transformación de su propio lenguaje artístico27. El

pintor uruguayo Joaquín Torres García impartió clases de dibujo a niños en el cole-

gio fröbeliano Mont d’Or de Tarrasa entre 1913 y 191728. Allí se familiarizó con una

didáctica del arte en la que el dibujo ingenuista tenía un papel fundamental. Fue

después de esa experiencia cuando comenzó a hablar del interés por lo irracional en

el arte, se hizo portavoz de lo que llamó “el arte-evolución”, creó el evolucionismo y

transformó radicalmente su pintura. Los ejemplos de artistas del siglo XX que impar-

tieron clase a niños son abundantes. Marc Chagall lo hizo en Vitebsk, en la Funda-

ción Malakovka, escuela que funcionó entre 1920 y 1922. Ángel Ferrant creó un

taller artístico en la Asociación Auxiliar del Niño de Madrid en octubre de 1935, que

se mantuvo abierto durante la Guerra Civil española29. Los ejercicios que propuso en

aquel taller coinciden en buena medida con la intención de sus propios trabajos es-

cultóricos posteriores. Y la intercomunicación de vanguardia y enseñanza escolar al-

canza después hasta ejemplos tan elocuentes como el de Bruno Munari, quien puso

al servicio de la educación su dominio del movimiento artístico moderno.

4746

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

24 “Sobre la cuestión de la forma”. En Wassily Kandinsky y Franz Marc: El Jinete Azul (Der Blaue Reiter). Barce-

lona, Paidós, 1989, pp. 159-160. (Ed. de Klaus Lankheit y trad. de Ricardo Burgaleta).

25 Jonathan Fineberg: The Innocent Eye. Children’s Art and the Modern Artist. Princeton, Princeton University

Press, 1997, p. 81, n. 7.

26 Ibíd., pp. 31 y ss.

27 G. G. Pospelow: “Die Kunst Michail Larionows und die Kinderzeichnung”. En Kinderzeichnung und die Kunst

des 20. Jahrhunderts. Jonathan Fineberg (ed.), Ostfildern-Ruit, Hatje, 1995, pp. 146-163.

28 Cecilia Buzio de Torres: “Joaquín Torres García. Arte y pedagogía”. En Infancia y arte moderno. [Cat. exp.

Valencia, IVAM], 1998, pp. 40-51.

29 Ángel Ferrant: Todo se parece a algo. Escritos críticos y testimonios. Javier Arnaldo y Olga Fernández (eds.),

Madrid, Antonio Machado, 1997, pp. 33 y ss. y 126 y ss.

4. El arte nuevo y la escuela

Pero quisiera poner también el ejemplo de una escuela de arte propiamente dicha.

Desde 1903 trabajó en la Escuela de Artes Aplicadas de Viena Franz Cizek, un precur-

sor de las pedagogías de vanguardia. Su discípulo Leopold Wolfgang Rochowanski

publicó en 1922 el libro La voluntad de forma de la época30, que celebraba los métodos

de Cizek y reproducía y comentaba numerosos trabajos realizados en sus clases por

jóvenes por esas fechas. Entre los ejercicios característicos de las clases de Cizek cabe

mencionar el “estudio de la forma cubista de un cactus” o las numerosas propuestas de

trasladar a formas gráficas o plásticas sentimientos, estados emocionales, sensaciones

no visuales o, en definitiva, experiencias que se substraen a la mirada que observa di-

rectamente el objeto, es decir, al dibujo del natural. Dibujar la envidia, la tristeza, el

olor a quemado o la lucha entre lo duro y lo blando [fig. 11]; representar sensaciones

olfativas, acústicas o táctiles o hacer una imitación gráfico-motórica de movimientos

concretos del cuerpo humano pertenecían al acervo de la propuesta formativa de Cizek

para artistas en ciernes. Cizek, que también dirigió talleres de arte para niños, se hacía

eco de las derivas del arte nuevo, cubista y expresionista, incluso conectaba con méto-

dos basados en la teoría de la Einfühlung, como los que hicieron célebre a la escuela

del pintor Wilhelm von Debschitz. Ésta funcionó entre 1902 y 1914 en Múnich y tuvo

entre sus alumnos a Ernst Ludwig Kirchner y a Paul Klee. Pero es importante notar

que ejercicios como los propuestos por Cizek, no sólo guardan relación con prácticas

no extrañas a la pedagogía infantil del dibujo y ni tan siquiera extrañas a las meto-

dologías que la nueva psicología de la enseñanza había desarrollado para el aprendi-

zaje elemental en la escuela. Hay una elocuente coincidencia con los principios de

asociación constructiva que los movimientos reformistas consiguieron implantar

paulatinamente en la enseñanza primaria. Lo mismo que Hermann Obrist y Wilhelm

von Debschitz, introductores en Múnich de fórmulas de enseñanza artística de nueva

planta, participaron activamente en el movimiento general para la reforma educativa

de comienzos de siglo31, también Cizek desarrolló en Viena sus métodos de aprendi-

zaje en comunicación con preceptos pedagógicos propios del movimiento de reforma,

cuyos primados fueron evolucionando a lo largo de su propia trayectoria, como tam-

bién los usos artísticos.

En este sentido, las herramientas y métodos que se desarrollaban para el apren-

dizaje básico, el de la lectura y la escritura, pueden tenerse por precedentes y compar-

sas de directrices importantes que acabarán imponiéndose en la propia comprensión

del sentido del lenguaje visual.

Las respuestas a los retos planteados para la educación general atrajeron, en

definitiva, a la propia creación artística hacia cuestiones epistemológicas planteadas

por la escuela reformada. Arte y educación compartirían una misma instancia de per-

fectibilidad. Por ejemplo, los métodos icónico-geométricos para la enseñanza de la es-

critura que asociaban la forma de la letra a la de objetos cuya escritura la contienen,

en lugar de tan sólo a su fonética, conocidas desde el siglo XIX, pero perfeccionadas,

entre otros, por Ovide Decroly y Édouard Claparède, partían del conocimiento del sin-

cretismo propio de la psicología infantil, de la idea de percepción globalizada del niño.

La pedagogía de la lectura que sustituyó al método del silabeo tendió a plantear ejer-

cicios que estimulaban un dominio global de sensaciones en torno a la experiencia de

la palabra, de modo que el reconocimiento fonético, visual, motor, y el establecimiento

de relaciones con la vida afectiva, habían de propiciar un aprendizaje rápido y, sobre

4948

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

30 Leopold Wolfgang Rochowanski: Formwille der Zeit in der angewandten Kunst. Mit 93 Abbildungen

von Arbeiten der Wiener Kunstgewerbeschule, Abteilung des Regierungsrates Prof. Franz Cizek. Viena,

Burgverlag, 1922.

31 Dagmar Rinker: “Die Lehr-und Versuch-Ateliers für angewandte und freie Kunst (Debschitz-Schule) München

1902-1914”. En Freiheit der Linie. Von Obrist und den Jugendstil zu Marc, Klee und Kirchner. [Cat. exp. Franz

Erich (ed.), Münster, Westfälisches Landesmuseum], 2007, pp. 134-139.

Fig. 11. Lucha de lo duro con

lo blando. Ilustración del libro

de L. W. Rochowanski Der

Formwille der Zeit, 1922, p. 17

todo, comprensivo. Si hiciéramos un recorrido por los métodos innovadores que acti-

varon la lectura, la escritura y el dibujo comprensivos en las primeras décadas del si-

glo XX encontraríamos numerosos casos en los que las asociaciones morfológicas

favorecen la asociación léxica entre formas e implican necesariamente las relaciones

intersensitivas en el aprendizaje. El cultivo del mayor número posible de sensaciones

en los métodos activos de lectura y conocimiento del lenguaje, el empleo de los méto-

dos ideo-visuales, la “escritura espacial”, la “lectura gráfica”, la implicación del desarro-

llo perceptivo, afectivo y motor en los procedimientos de enseñanza de las letras son

componentes de una pedagogía que eminentemente cuenta con el potencial de las aso-

ciaciones intersensitivas con las que se construye el conocimiento del niño. Un “abe-

cedario gimnástico” [fig. 12], pongamos por caso, representaría paradigmáticamente

esa inclinación de la pedagogía a englobar en el aprendizaje de los signos de la escri-

tura el cuerpo entero. Es obvio que las asociaciones sinestésicas que estimulaban ejer-

cicios artísticos como los propuestos por Cizek, al igual que, por ejemplo, los que

aprendió Miró durante su formación con el pintor y pedagogo Francesc d’Assis Galí,

guardan parentesco con esos procedimientos didácticos en los que confiaron los secto-

res reformistas como apoyo para la mejora y la universalización de la enseñanza.

Del interés de los artistas por esa literatura pedagógica encontramos testimonios

tan evidentes como el libro del pintor y poeta español José Moreno Villa Lo que sabía

mi loro, publicado en México en 1945. Ese libro de iniciación a la lectura, profusa-

mente ilustrado, juega, por ejemplo, con la asociación léxica entre formas a partir de

la morfología de las letras. Aludo a una publicación un poco tardía en el contexto que

tratamos, pero hay muchos trabajos no menos elocuentes realizados con anterioridad.

El cuento tipográfico de Kurt Schwitters Die Scheuche (El espantapájaros) es uno de

los más sobresalientes y célebres. Lo publicó en 1925 con la colaboración de Theo van

Doesburg y Kate Steinitz como una de las entregas de cuentos para niños que aparecie-

ron en la editorial Aposs, fundada por el propio Schwitters. El texto de El espantapá-

jaros, lleno de onomatopeyas y divertidas aliteraciones, cuenta una historia sencilla y

delirante cuyos protagonistas son, a efectos gráficos, sendas letras del abecedario: la X,

para el espantapájaros, la O, para el gallo, y la B, para el campesino. La letra se hace

cuerpo vivo en el cuento tipográfico de Schwitters [fig. 13], lo mismo que el cuerpo se

hacía letra en el “abecedario gimnástico” de 1907 antes mencionado [fig. 12]. El nuevo

comienzo que se planteaba con el reto del cambio escolar era también asumido por

5150

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE JAVIER ARNALDO Pedagogía de la vanguardia. El descubrimiento artístico de la revolución educativa

Fig. 12. Abecedario gimnástico del Método

morfológico de lectura de Rafael Torromé

i Ros, publicado en Madrid, 1907

Fig. 13. Página del cuento de Kurt Schwitters

Die Scheuche, 1925

el arte joven como punto de partida de la nueva imaginación. El cuento tipográfico

de vanguardia se presenta como correlato del material educativo y tiene como fin la

formación de una nueva sensibilidad. Esta, a su vez, repara las condiciones de expe-

riencia de una percepción globalizada. La X que sirve de cuerpo al espantapájaros

en el cuento de Schwitters lleva sombrero y bastón. El sombrero está representado me-

diante un cuadrado sobre una línea recta. Ese detalle cita expresamente el icono por

antonomasia del suprematismo: el cuadrado negro de Malévich32, artista asimismo

del nacimiento de lo nuevo.

Poco anterior a El espantapájaros es otro cuento tipográfico famoso: Más acer-

ca de dos cuadrados, que El Lissitzky publicó en 1922. Es una de las aportaciones del

artista ruso en este campo. Aparte de los juegos tipográficos y las ilustraciones seve-

ramente abstractas que contiene y que narran episodios del viaje a la tierra desde una

especie de cuarta dimensión de un cuadrado negro y un cuadrado rojo [fig. 14], el li-

bro, dedicado “a todos los niños”, se presenta ante todo como una historia con la que

jugar con las manos: “No leas, toma papel”, dice al principio, e invita a “doblar, colo-

rear, construir, [...]”33. El cuento hace de propedéutica del suprematismo, lo mismo

que la teoría del suprematismo que recogen trabajos como el de 1919 de Malévich

Sobre los nuevos sistemas del arte se propone como nuevo parámetro de la sensibilidad

desde una educación artística que hace tabla rasa con lo dado. Precedentes no muy

lejanos del cuento de El Lissitzky, de esa especie de cartilla del lenguaje abstacto, del

lenguaje en construcción, fueron los poemas ilustrados de Jlebnikov de comienzos

de la década anterior, redactados en lengua transrracional o lengua zaum, basada sólo

en el sonido y que virtualmente rehace la lengua original, balbuciente, inicial...

El cuadrado negro que Kasimir Malévich había estrenado en 1915 sirve de fi-

gura con la que se juega en el cuento de Lissitzky. Tomándolo por un juguete nos

sorprende la capacidad que esa forma abstracta posee para generar realidad en la

imaginación. Invita a la realidad en el sentido de que se brinda a abrirse a la cons-

trucción de relaciones infinitas; y si arbitrariamente lo comparamos con el contorno

de la sombra de un perfil, del tipo de los recortes de cabezas en negro que tanto

abundaron como fórmula de retrato a fines del siglo XVIII [fig. 2], estos podrán pare-

cernos vitalmente aislados e incluso abstractos.

Juguete era, por ejemplo, el león en el Circo de Calder, de quien hablaba al

principio, pero también la sombra de la garganta con la que ruge el artista al acom-

pañarlo [fig. 15], el negro de una boca que juega a los seres vivos, incluso feroces, con

muñecos: la dicción de una lengua originaria, aún inocente, que enseña a ver las cosas

como por primera vez.

5352

Fig. 14. Volando hacia la tierra

desde lejos. Página del

cuento de El Lissitzky Más

acerca de dos cuadrados, 1922

Fig. 15. Alexander Calder con el

león de su Circus en el Whitney

Museum of American Art, Nueva

York, 1971. Fotografía de Marvin

Schwartz

32 Wulf Herzogenrath: “¿Cuándo se produjo el encuentro entre Merz y el cuadrado negro?”. [En Cat. exp. Kurt

Schwitters, Valencia, IVAM], 1995, pp. 203-209.

33 El Lissitzky: More About Two Squares. Patricia Railing (ed.), Forest Row, Artists Bookworks, 1990, s. p.

Observación preliminar

La tarea que mi estimado colega Javier Arnaldo ha pensado para mí, esbozar —con-

densada— la historia de la “moderna” educación artística y sus cambios, ha de parecer

forzosamente tarea hercúlea con la que apenas cabe hacerse en unas pocas páginas,

vista la descomunal abundancia de material. Intentar, no obstante, resolver la pro-

verbial “cuadratura del círculo” sólo será posible aquí presuponiendo a los fines didác-

ticos algunas restricciones drásticas. Primero, habrá que ceñirse a hablar no tanto de

la enseñanza ejercida en el último siglo y pico como de los diversos conceptos de educa-

ción estética manifestados en publicaciones de obligada referencia en su momento.

Segundo, en lo que sigue no se hará referencia a conceptos que han intervenido en la

formación profesional de los artistas a finales del siglo XIX o durante el siglo XX, sino

que se tratará casi exclusivamente de la enseñanza de las materias de Dibujo y Arte en

las escuelas de educación general básica. Y tercero, la exposición se restringirá al máxi-

mo a Alemania y, en lo referente a la segunda posguerra mundial, a Alemania Occi-

dental, esto es, la “antigua” República Federal. En Alemania, más que en la mayoría de

los países, el desarrollo político y social se caracteriza por rupturas en parte muy brus-

cas, sobre todo durante la primera mitad del siglo XX; rupturas y discontinuidades

que dejaron hondas huellas también en la educación artística, de modo que la histo-

ria de la educación estética en Alemania puede presentarse como la de un cambio de

paradigmas constante y por momentos a un ritmo frenético. Perfilar esos cambios a

grandes rasgos y al precio de simplificaciones apenas admisibles es el objetivo de la

siguiente exposición.

Dibujo geométrico y ornamental

Con la fundación del Imperio Alemán, en 1871, se introdujo en toda Alemania la esco-

larización obligatoria. Junto a la transmisión de habilidades culturales básicas como

leer, escribir y calcular, obtuvo entonces el dibujo plaza fija en los planes de estudios.

No se trataba, sin embargo, de un dibujo libre en alguna de sus formas, sino de ejerci-

tarse rigurosamente en un dibujo lineal, geométrico y ornamental, que había de servir,

por una parte, para disciplinar a los alumnos y, por otra, iba encaminado a colaborar

55

Arte y educación: cambios crucialesen la época modernaUn rápido repaso a la historia de la pedagogía

del arte en Alemania

RAINER K. WICK

BERGISCHE UNIVERSITÄT, WUPPERTAL

tanto en elevar la calidad de manufacturas y productos industriales, en parte muy po-

bre, como en educar el gusto del público y especialmente de la población trabajadora.

Así se formuló la exigencia de “[...] introducir con carácter general una enseñanza

del dibujo verdaderamente formativa”1 para los trabajadores con la finalidad de fomen-

tar en ellos la invención de formas artísticas nuevas y cultivar su sensibilidad estética.

Se dibujaba en hojas pautadas con un sistema de puntos ordenados regularmente o

una cuadrícula ya preparada. Siguiendo instrucciones precisas, había que unir los pun-

tos con líneas o rellenar la cuadrícula con formas geométricas (dibujos punteados o

cuadriculados). Surgían así sobre fundamentos matemáticos formas ornamentales y,

aun donde se tratara de dibujar sencillos objetos de uso corriente o formas naturales,

debían desarrollarse a partir de un esquema constructivo de tipo geométrico [fig. 1].

Tal género de ejercicios se vuelven comprensibles sobre el telón de fondo de una idea

por entonces aceptada generalmente: “ennoblecer” manufacturas y productos indus-

triales con ornamentación, es decir, revalorizarlos estéticamente; entre otras razo-

nes, y no la menos importante, por mejorar así la competitividad de las mercancías

alemanas en el mercado internacional. Con todo, las esperanzas de Alemania de

que sus productos hallaran mejor salida en la competencia internacional no se cum-

plieron por el momento. En torno a 1900 ya se advirtió lo vano de ese intento de ser

útil a la industria y economía intensificando la práctica del dibujo geométrico y or-

namental en las escuelas. La progresiva mecanización de la producción en masa

dejó sin fundamento tales ideas, y se reconoció que la enseñanza escolar del dibujo

no había crecido a la altura de su tarea: elevar el nivel artístico de la artesanía y de

la industria.

El descubrimiento del dibujo infantil

Las primeras investigaciones sistemáticas sobre dibujo infantil, efectuadas a finales

del siglo XIX, impulsaron decisivamente una reorientación de la enseñanza del dibu-

jo. Aunque los niños han dibujado en todos los tiempos, sólo entonces empezó a to-

marse conciencia específica del mundo expresivo de los dibujantes infantiles, de

suerte que casi puede hablarse de un auténtico descubrimiento. Cierto es que ya los

románticos habían visto en el niño el arquetipo de lo creador y se habían preocu-

pado de sus garabatos y de sus primeras figuras, hasta entonces ampliamente desaten-

didas; pero la ruptura vino sustancialmente más tarde, pues no llegó hasta 1887 con

la aparición del libro L’arte dei bambini del historiador italiano del arte Corrado Ricci

(1858-1934) [fig. 2]. Ricci contaba que en el invierno de 1882-1883, volviendo cierto día

a Bolonia, buscó cobijo de la lluvia bajo el arco de un portón, y allí, entre los graffiti

más o menos naturalistas (y eróticos) de los adultos, vio de repente dibujos infantiles

que “si bien mostraban técnica y lógica inferiores, aventajaban empero en decencia

a todos los demás. [...] La tristeza del día, del lugar y del alma, que mal se avenían

con los venenosos y sucios epigramas de quienes habían trabajado en la parte alta, me

inclinó más bien hacia el ingenuo arte de los niños y me sugirió la idea del presente

estudio”2. Para obtener material aprovechable y ampliar la base empírica, con ayuda

de profesores amigos suyos, hizo Ricci que los alumnos dibujaran libremente. Reunió

luego esos dibujos y atendió a posibles relaciones entre el dibujo infantil y las formas

5756

RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

1 Se trata de una exigencia instituida por el Deutscher Zollverein en los años sesenta del siglo XIX. Véase

Wolfgang Kemp: “.. .einen wahrhaft bildenden Zeichenunterricht überall einzuführen“. En Zeichen und

Zeichenunterricht der Laien 1500-1870. Ein Handbuch. Frankfurt am Main, Syndikat, 1979.

2 Corrado Ricci: Kinderkunst. Leipzig, Voigtländer, 1906, p. 9 y ss. En italiano, L’arte dei bambini, Bolonia, 1887;

ahí se lee: “Solo le opere degli espositori più piccoli, le quali naturalmente si trovano più in basso, se mos-

trano minor tecnica e minor logica, superano però tutte le altre nella decenza. [...] La tristezza del giorno, del

luogo e dell’anima, che mal comportava gli epigrammi sconci e feroci di coloro che avevano lavorato nella

zona superiore, mi conciliò con l’arte ingenua dei bambini e mi suggerì l’idea di questo studio.” [N. del T.:

en el texto traduzco directamente del italiano].

Fig. 1. Ornamentos geométricos,

de Karl Kimmich: Zeichenschule,

primera edición Berlín-Leipzig, 1894;

Lámina VII de la sexta edición, 1913

de expresión gráfica de los pueblos primitivos. Además descubrió el fenómeno del

“pulpo”, así como el hecho de que el niño no dibuja de las cosas lo que ve, sino lo que

sabe, lo cual se manifiesta en unas representaciones semejantes a radiografías; descu-

brimiento éste que, por lo demás, ya había formulado en 1883 el pintor y satírico ale-

mán Wilhelm Busch en su historia ilustrada Maler Klecksel 3 [fig. 3].

Con su libro desató Ricci una oleada de investigaciones que seguían la estela

de L’arte dei bambini. Artistas, pedagogos de arte, etnólogos, antropólogos, historia-

dores del arte, filósofos, psicólogos y médicos se plantearon seriamente desde entonces

el dibujo infantil. Son de destacar particularmente los Studies of Childhood del antro-

pólogo, filósofo y pedagogo inglés James Sully (1842-1923), que, publicados en 1895,

aparecían en Leipzig tan sólo dos años después, en 1897, con el título Untersuchungen

über die Kindheit. Dos de sus capítulos llevan títulos muy significativos, “El joven di-

bujante” y “El niño como artista”. Sully investiga los dibujos infantiles tratando de

encontrar marcas características de forma y presentación, y advierte que el desarrollo

del dibujo en niños y jóvenes discurre en tres etapas. Habla de una primera fase de “ga-

rabato amorfo e indefinido”, una segunda de esbozo rudimentario, representado por

el esquema lunar del rostro humano, y una tercera de tratamiento ya más artificioso

de la figura, tanto humana como animal4. En esa idea de un desarrollo gradual de lo

simple a lo complejo, de la maraña de líneas sin forma a la representación más o menos

naturalista, sigue Sully la teoría evolucionista de Charles Darwin, y ese modelo suyo

de desarrollo quedaría en la investigación del dibujo infantil como fundamento de

casi todos los intentos de clasificación.

Otro tanto vale decir de la más extensa investigación llevada a cabo en este terre-

no a comienzos del siglo XX: Die Entwickelung der zeichnerischen Begabung (El desarro-

llo del talento para el dibujo) [fig. 4], del muniqués Georg Kerschensteiner (1854-1932),

concejal de educación de la ciudad de Múnich. Kerschensteiner, una de las principales

figuras de la pedagogía reformista en Alemania, no sólo rechazó la tradicional ense-

ñanza de un dibujo geométrico y ornamental, sino también la entera práctica de la es-

cuela “a la antigua”, centrada en el conocimiento libresco y los logros memorísticos

a base de “empollar y machacar”. A su parecer la educación artística desempeñaba

un señalado papel, pues la veía como un terreno especialmente apropiado para una

pedagogía que hoy llamaríamos “alternativa”, apoyada en un conocimiento experi-

mentado de primera mano. En el marco de una “investigación de masas” a gran esca-

la escogió de una muestra de casi 500.000 dibujos infantiles unos 300.000, que valoró

luego personalmente atendiendo como criterio principal a la cuestión de cómo se

desarrolla “la capacidad de expresión gráfica del niño, sin estar sometida a ninguna

influencia, desde el esquema primitivo hasta la completa representación del espacio”5.

Hizo que niños y jóvenes dibujaran seres humanos, animales, plantas y objetos coti-

dianos (por ejemplo un tranvía), y llegó al resultado de que el desarrollo del dibujo

se cumplía en cuatro fases: 1. esquema puro; 2. esquema mezclado con cierta adecua-

ción a las apariencias; 3. representación conforme a las apariencias; 4. representación

5958

3 Del dibujante infantil se dice ahí: “Del hombre aprende al practicar con esmero, / enseguida sabe hacer

un hombre entero, / y aplicándose a menudo y muy contento / ya dibuja a un caballero corpulento. / Pero

no sólo por fuera es su pintura, / que por adentro también se lo figura. /Como un rey en su trono, en una

silla / come el hombre por ejemplo su papilla. / La cuchara hasta la boca la levanta, / baja a chorro corriendo

la garganta, / como sigue sin parar esa cascada, / se junta en la barriga amontonada, / y así, como manda

la Naturaleza / por dentro se ve con la mayor simpleza”.

4 James Sully: Untersuchungen über die Kindheit. Leipzig, 1897, p. 355. 5 Georg Kerschensteiner: Die Entwickelung der zeichnerischen Begabung. Múnich, 1905, p. 7.

Fig. 2. Corrado Ricci: L’arte

dei bambini, Bolonia, 1887

Fig. 3. Wilhelm Busch:

Maler Klecksel, 1ª edición,

Múnich, 1884

Fig. 4. Georg Kerschensteiner:

Die Entwickelung der zeich-

nerischen Begabung, Múnich,

1905, lámina 27

conforme a la forma. Al concebir ésta última, la copia fiel del natural, como punto

final y sumo grado de perfección de un proceso natural de evolución, sucumbía

como muchos de sus contemporáneos a lo que se ha llamado el prejuicio naturalis-

ta. En tal modelo de desarrollo por grados no se contemplaba la posibilidad de ele-

vados logros artísticos allende el naturalismo, y eso en los comienzos del siglo XX,

cuando el naturalismo había perdido hacía mucho en las artes plásticas su preten-

sión de vigencia absoluta.

El movimiento por la educación artística

¿Cómo llegaron a cristalizar en el ámbito educativo, y en qué formas, los nuevos hallaz-

gos de la investigación sobre el dibujo infantil? En Hamburgo, junto con Múnich,

uno de los focos del movimiento que se llamó “educación artística”, se fundó en 1896 la

Sociedad Docente para el Fomento de la Formación Artística (Lehrervereinigung zur

Pflege der künstlerischen Bildung), vinculada a los principios de la pedagogía refor-

mista. Dos años después, en 1898, esa organización montaba una exposición de dibujos

infantiles titulada El niño como artista. Tal título no era un hallazgo de los reforma-

dores de Hamburgo, sino préstamo literal del título de un capítulo de la obra de Sully

antes citada, Investigaciones sobre la infancia. A la sazón, nadie pensaba seriamente

que los niños fueran capaces de una actividad “artística”, pero aun así ese título para una

exposición tenía todas las cualidades de una eficaz consigna, y trajo como resultado

que a continuación creciera claramente el interés por el niño y las figuras que dibu-

jaba. Así, no es en absoluto casual que en el preciso comienzo del siglo XX, 1900, apa-

reciera una obra adelantada que abriría camino, Barnets århundrade de Ellen Key

(1849-1926), cuya traducción alemana llegaba a las librerías en 1902 con el título Das

Jahrhundert des Kindes (El siglo del niño). El lema “El niño como artista” planteaba

una cuestión: ésta era que si con esa consigna se quería significar que en adelante el

niño tendría permitido en la clase de dibujo expresarse sin método fijo ni tema asig-

nado. La respuesta ha de ser forzosamente negativa. Pues los dibujos infantiles, de

suyo carentes de todo arte, interesaban a aquellos reformadores exclusivamente

como testimonios, frente a la locura del evolucionismo darwinista, de un proceso de

desarrollo aún no concluso, pero no a título de producciones artísticas “autónomas”,

tal como los ensalzarían poco más tarde artistas de vanguardia6. Así, el reformador

hamburgués Carl Götze afirma: “Vale considerar las primeras tentativas con el di-

bujo como el comienzo de esa inacabable sucesión de habilidades que condiciona los

logros finales y máximos”7, concepción que confirma un vistazo a su Methodik des

Zeichenunterrichtes in den Volksschulen (Método de enseñanza del dibujo en escue-

las primarias) aparecido en 1903, aun cuando aquí se sitúe, como final de los cursos

de Dibujo, el dibujo realista o las representaciones de objetos de cuño naturalista.

Pues, en efecto, se creía poder captar el “desarrollo del arte” siguiéndolo “a partir

del niño”. En tal argumentación, marcada por el darwinismo, lo que se buscaba era

siempre el “germen” del desarrollo ulterior. Esa búsqueda de los comienzos de la

expresión formal traía como consecuencia que en el cambio de siglo la enseñanza re-

formista del dibujo pudiera partir de premisas que se acercaran a la esencia de la figu-

ración infantil notablemente más de lo que había sido capaz la antigua enseñanza

geométrica y ornamental del siglo xix [fig. 5]. En adelante, los dibujos infantiles se

tuvieron por “germen” del que surge todo arte de los adultos, y se pasó a mirarlos

como “primeras producciones de un quehacer artístico apenas desarrollado”8. Signi-

ficaba esto para una teoría de la educación artística que no podía empezarse la ense-

ñanza del dibujo por la forma geométrica simple, sino que el garabato infantil había

de verse como fundamento de todo desarrollo ulterior y superior. Pedagogos del arte

y psicólogos que observaban los comienzos del dibujar en el comportamiento infantil

comprobaron que tanto en los garabatos como en posteriores dibujos infantiles apa-

recían a menudo líneas irregulares, quebradas y onduladas. Ulteriores observaciones

señalaron que las producciones gráficas del niño surgen a menudo como impulsos

momentáneos y, así, de movimientos repentinos; de donde se siguió la comprensión

de que era imposible que la precisión matemática del dibujo ornamental geométrico

fuera adecuada para el niño.

6160

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

6 Al respecto, véase, entre otros, Jonathan Fineberg: Mit dem Auge des Kindes. Kinderzeichnung und moderne

Kunst. Stuttgart, 1995.

7 Cit. por Reiner Hespe: Der Begriff der Freien Kinderzeichnung in der Geschichte des Zeichen- und

Kunstunterrichts von ca. 1890-1920. Frankfurt am Main, Lang, 1985, p. 40.

8 Götze cit. por Hespe, Ibíd., p. 44, nota 212.

RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

Uno de los métodos reformistas, que de esas ideas se derivaban, atañía al gesto

y postura al dibujar, y se lo denominó “dibujo a brazo alzado”9. Hermann Muthesius

(1861-1927), referencia obligada para los reformadores de la enseñanza de artes y oficios

en Prusia a partir de 1900 y promotor del Deutscher Werkbund, fundado en 1907,

dando noticia de sus experiencias con las iniciativas de reforma pedagógica en la en-

señanza del dibujo en Inglaterra, dice lo siguiente en su libro Der Zeichenunterricht in

den Londoner Volksschulen (La enseñanza del dibujo en las escuelas primarias londi-

nenses), fechado en 1900: “Donde el lugar lo permite, los alumnos dibujan de pie, co-

locando ante sí el tablero de dibujo en perpendicular [...] y desde luego con los brazos

libres, desembarazados los hombros al no tener que tocar nunca el tablero con la mu-

ñeca, sino a lo sumo con la punta del meñique”10. Surgen así trazos amplios, exten-

sos y arqueados. De tales métodos de dibujar con el cuerpo entero resultaban después

formas más dirigidas como lazos, elipses y espirales, o incluso formas decorativas. Es-

trechamente ligado con este modo de dibujar está también otro método, asociado al

nombre del educador norteamericano Liberty Tadd (nacido en 1863, se desconoce la

fecha de fallecimiento) [fig. 6]. Ponía a los niños a dibujar formas simétricas, con am-

bas manos simultáneamente, en grandes superficies colocadas perpendicularmente

ante ellos, método que más tarde utilizará Johannes Itten en su curso preparatorio

en la Bauhaus.

Pero el concepto que preferían usar los profesores que estaban por las reformas

era el “dibujo infantil libre”, aunque ello no significara, tal como hoy lo entendería-

mos, que el niño tuviera permitido expresarse espontáneamente sin dirección de un

adulto. En el cambio de siglo se trataba, antes bien, de un concepto polémico que

contraponer al “dibujo pautado” u obligado, esto es, principalmente el geométrico y

ornamental de punteados y cuadriculados. Asimismo, seguía siendo conditio sine qua

non la corrección naturalista de la representación. El concepto “naturaleza” se con-

virtió en símbolo de la reforma. Según las posibilidades, la clase de dibujo tenía lugar

fuera del aula, al aire libre, y de trabajarse en el aula de dibujo los objetos preferidos

para reproducir eran flores, hojas, plantas, animales disecados u otras creaciones de la

naturaleza. Los diversos esfuerzos reformistas de finales del siglo XIX, que no pueden

exponerse aquí exhaustivamente, convergieron en el movimiento en favor de lo que

se llamó “educación artística”, y alcanzaron su culminación en 1901 con las primeras

“Jornadas de la educación artística”11 [fig. 7] celebradas en Dresde. Como señala Hans-

Günther Richter en su Geschichte der Kunstdidaktik (Historia de la didáctica artística),

aquí se perfilan ya “los contornos de una nueva pedagogía artística”12. Las ponencias

principales fueron las de un profesor de Hamburgo, Carl Götze; la del profesor univer-

sitario de Historia del Arte, Konrad Lange, de Tubinga; y un historiador del arte y di-

rector del Museo de Hamburgo, Alfred Lichtwark (1852-1914). Para todos ellos era

fundamental que “una educación para el arte” había de ser parte integrante de la forma-

ción y que la clase de dibujo se contara entre las materias fundamentales de la escuela.

En tanto que los intereses principales de Götze apuntaban a la actividad ar-

tística práctica, a la “producción” estética, la aportación de Lichtwark se desplazaba al

plano de la pedagogía del museo y se ocupaba, ante todo, de la “recepción” de obras de

6362

9 Literalmente “con brazo libre”, Freiarmzeichnen [N. del T.].

10 Hermann Muthesius: Der Zeichenunterricht in den Londoner Volksschulen. Gotha, 1900, p. 9.

11 Véanse las actas del congreso Kunsterziehung. Ergebnisse und Anregungen des Kunsterziehungstages in

Dresden am 28. und 29. September 1901. Leipzig, 1902.

12 Hans-Günther Richter: Geschichte der Kunstdidaktik. Düsseldorf, 1981, p. 41.

Fig. 5. Kind und Kunst.

Revista mensual ilustrada

para educadores, padres

y niños, 1904

Fig. 6. Dibujar con ambas

manos, de Liberty Tadd:

Neue Wege zur künstlerischen

Erziehung der Jugend,

Leipzig, 1900

Fig. 7. Educación artística.

Actas del Kunsterziehungstag

de Dresde (1901). Leipzig, 1902

artes plásticas [fig. 8]. En calidad de director de la Kunsthalle de Hamburgo, defendió

la idea de que un museo no puede estar ahí sin más, tan sólo esperando, sino que ha de

intervenir activamente en la educación artística de la población. Así, en los espacios

de exposición de su museo organizó sus “ejercicios de contemplación de obras de arte”

que se harían legendarios13. Sus esfuerzos pedagógicos iban encaminados en primer

lugar a estudiantes de secundaria. Nutrido del patrimonio intelectual del nacional-

liberalismo, para Lichtwark la cuestión giraba en torno a una “reeducación” cultural

de la burguesía alemana, que le parecía, con la vista puesta de soslayo en otros países

europeos, apremiantemente necesaria. Así como una educación musical era a la sazón

algo que se daba por supuesto en las clases altas, también en el caso de las artes plásticas

debía la educación artística colaborar a que los alemanes “se cultivaran” observando e

interpretando obras de arte [fig. 9]. Se perseguía un grado de conocimiento y pulcritud

en la ejecución como el que se había alcanzado hacía mucho en el ámbito de la forma-

ción musical, al que Lichtwark designaba con el término Dilettantismus (del italiano

dilettare, a su vez del latín delectare). Tal como él lo entendía, no tiene el término dile-

tante ninguna connotación peyorativa como en nuestro uso actual, esto es, en el sen-

tido de principiante, incapaz, chapucero o poco cualificado, sino que por el contrario se

tenía por amigo, conocedor, patrocinador y “consumidor” de arte con cierta forma-

ción. La cuestión que entonces se plantea, tal como creía Lichtwark, es una educación

artística por vía de la contemplación de obras originales en el museo. Concedía la im-

portancia mayor a la observación, a la intuición sensible e inmediata, “ejercitar la vista”,

como él decía: “Observación y más observación de elementos, en eso ha de consistir

toda la contemplación de arte que se plantee con niños. No se puede olvidar que para

el niño no se trata de concepto, esencia o historia del arte, sino exclusivamente de una

obra singular, o a lo sumo de la figura de un artista, única y de sólidos contornos”14.

Según Lichtwark ese “ejercitar el ojo” debía dar resultado sobre todo con obras de

“arte moderno”, prefiriendo para tales fines cuadros de género que contaran una

anécdota, arraigados en la tradición decimonónica de realismo o naturalismo, tradi-

ción de la que se apartaba lo que entonces se tenía por moderno: impresionismo, neo-

impresionismo, simbolismo, Cézanne, Van Gogh o Gauguin. Tales preferencias iban

unidas a la convicción ya mencionada de la mayoría de los pedagogos reformistas, a

saber, que la meta de todo esfuerzo didáctico en materia de dibujo es en último tér-

mino la reproducción de los objetos de una manera naturalista.

Educación artística durante la República de Weimar

Los conceptos reformistas del movimiento por una educación artística, que se han de

inscribir en ese contexto cultural más amplio que se llamó “movimiento por la refor-

ma de la vida”, sólo a duras penas lograron imponerse durante el Imperio. Hasta el

final de la Primera Guerra Mundial no entró por la puerta grande en la enseñanza

escolar del arte, aun cuando venía anunciándose intelectualmente ya desde finales

del siglo XIX y comienzos del XX. Alemania había perdido la guerra, la Monarquía

se había desintegrado y la República de Weimar ofrecía ocasión para un nuevo co-

mienzo político, social y cultural. Así, como la Alemania imperial y hasta el mismo

Guillermo II en su imperial persona habían mantenido un ostensible rechazo hacia

el arte moderno (en particular el francés), ahora —en lo que respecta a la escuela— el

expresionismo recuperó con creces ese retraso y vivió una segunda floración a poco de

acabar la guerra. En contraposición al dibujo “pautado”, geométrico y ornamental

de la enseñanza “a la antigua” se le daba ahora el primer puesto a la espontaneidad

y a la libre creación. Se veía a los trabajos infantiles ligados al arte expresionista del

6564

RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

13 Alfred Lichtwark: Übungen in der Betrachtung von Kunstwerken. Hamburgo, 1897. 14 Ibíd. (tomado de la 6ª ed., Berlín, 1906, p. 25).

Fig. 8. Alfred Lichtwark: Übungen in der Betrachtung von Kunstwerken, 1ª edición, Hamburgo, 1897, 11ª -14ª edición, Berlín, 1918

Fig. 9. “Trabajando en la escuela” de Arthur Siebelist, de Alfred Lichtwark: Übungen in der Betrachtung von Kunstwerken,

11ª -14ª edición, Berlín, 1918

momento, pero también al de los pueblos primitivos o al arte popular, al de los pintores

aficionados o los llamados “pintores domingueros”, y a la imaginería de los enfermos

mentales15 . Se descubría en las figuras infantiles lo intacto, lo ancestral, lo originario,

expresión genuina sin falseamiento de color y forma. La pedagogía recurría a las ideas

que formulara Wassily Kandinsky en 1912 en el almanaque Der Blaue Reiter: “Ahora

bien, además de la capacidad de suprimir lo externo, el niño dotado tiene el poder de

revestir lo interno que persiste de una forma en la que aparece y surte efecto con la

mayor intensidad ese interés persistente [...]. Hay en el niño una enorme fuerza incons-

ciente que aquí se expresa, y que coloca a la obra infantil a la par de las obras de los

adultos, ¡y a menudo mucho más alto!”16. Dibujos, pinturas y formas plásticas infan-

tiles que, medidas con el patrón del naturalismo, se tenían hasta entonces por defec-

tuosas y necesitadas de corrección se convertían ahora en lo contrario, dejando de

parecer a los pedagogos producciones a criticar y mejorar para pasar a considerarse

expresión de una genuina capacidad creadora.

Esa perspectiva modificada llevó a que pudieran mostrarse, por vez primera

en museos públicos, trabajos libres de los niños. Un hito en este sentido fue la exposición

celebrada en 1921 en la Kunsthalle de Mannheim con el título Der Genius im Kinde

(El genio en el niño)17 [fig. 10]. Para evitar malentendidos, el historiador del arte encar-

gado de la exposición, y más adelante director del museo, Gustav Hartlaub (1884-1933)

recalcaba que aquí no debía confundirse “genio” con “genialidad”, refiriéndose aquí al

primero de esos términos como la fuerza natural de lo ingenuo. A su entender, el genio

era un tesoro del niño vinculado a la disposición ingenua de su conciencia; se trataba

de una forma de ser completa de suyo, y no de una provisional a mejorar. Significa

esto que la infancia tiene su propio valor, peculiar, intemporal y absoluto, y que ha de

mantenérsela en tal cualidad. Hartlaub veía el aprendizaje cognitivo más bien bajo una

luz negativa: “Cuanto más ‘aprende’ un niño, más se esfuma su natural desenvoltura

[...] tanto más se esfuma también esa insospechada superioridad suya [...]”18. Hartlaub

reniega claramente de la idea de evolución hasta entonces vigente. A su juicio, la tarea

de la pedagogía no es asfixiar las cualidades del niño, sino a la inversa, trasladar sa-

nas y salvas las energías y disposiciones creativas manifiestas en la infancia a la juven-

tud y, claro está, a la madurez. De tal concepción resultaba la máxima pedagógica, hoy

tan difundida, del “dejar crecer”. En su forma exacerbada, significaba que cualquier in-

tento de influir por parte de los adultos es perjudicial y debe impedirse. Cuanto menos

se estorbe al genio del niño, tanto más fuerte podrá desplegarse [fig. 11].

A esas alturas, los años veinte del pasado siglo, a nuestros pedagogos ya se les que-

daba corta la denominación oficial para esa asignatura: “Enseñanza del Dibujo”, y se hi-

cieron nuevas propuestas. En la bibliografía especializada encontramos a menudo ese

concepto cualificado como enseñanza “viva”, “creativa”, “expresionista” y otros adjetivos.

Gustav Kolb (1867-1943), figura dominante de la pedagogía del arte de los

años veinte, llamaba a esa materia Bildhaftes Gestalten (Figuración plástica) 19 [fig. 12].

Con tan amplio concepto quería apuntar a que no había de reducirse la enseñanza

al dibujo tradicional, sino incorporar además el pintar, imprimir, modelar o hacer

collages. Al mismo tiempo, mostraba que ese mito del cambio de siglo, “el niño artista”,

había perdido su aura y parecía ya más adecuado no referirse a las producciones dibu-

jadas, pintadas o modeladas de los niños como “arte”, o lo que es igual, renunciar a

cualquier pretensión artística excesiva. Logro particular de Kolb fue compendiar siste-

máticamente los conocimientos de su tiempo y conformarlos en una didáctica apta

para la práctica de la asignatura escolar Dibujo, como se sigue llamando oficialmente

hasta hoy. Surgieron los primeros esquemas de articulación del curso desde la intro-

ducción al planteamiento de las tareas hasta el comentario final. Si bien, para entonces

Kolb ya se contaba por edad, con sesenta años, entre los más viejos representantes de

6766

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

15 Véase Hans Prinzhorn: Bildnerei der Geisteskranken, Berlín, 1922.

16 Wassily Kandinsky: “Über die Formfrage”. En Der Blaue Reiter. Wassily Kandinsky/Franz Marc (eds.).

Múnich, 1912, pp. 92 y ss.

17 Véase el libro publicado tras la exposición por Gustav Hartlaub: Der Genius im Kinde. Breslau, 1922.

18 Ibíd., p. 69. 19 Gustav Kolb: Bildhaftes Gestalten als Aufgabe der Volkserziehung, 2 vols. Stuttgart, 1926-1927.

Fig. 10. Gustav Hartlaub:

Der Genius im Kinde,

Breslau, 1922

Fig. 11. “Hombre con calavera”,

niño de cinco años. Lámina 13

de Gustav Hartlaub: Der

Genius im Kinde, Breslau, 1922

la disciplina, y aún había mantenido antes de la Primera Guerra posturas nacional-

conservadoras y un concepto de arte de cuño naturalista, en sus publicaciones de la

época de Weimar se comprometió vehementemente en pro de la figuración creativa

de niños y jóvenes. El libro de Hartlaub, El genio en el niño, le hizo ver claramente la

significación y valor peculiar del dibujo libre y espontáneo de los niños, y aun mante-

niendo sus reservas hacia el expresionismo, muchos de los trabajos escolares surgidos

de sus clases sobresalen por sus pronunciadas cualidades expresivas. Kolb daba el mayor

valor a aquellos motivos o contenidos representados capaces de excitar la fantasía infan-

til, como cuentos de hadas, sagas, historias bíblicas y relatos con contenidos marcada-

mente afectivos, y en este sentido habla de “figurar fantasiosamente materiales con una

acentuada carga de sentimiento”20. Resumía su teoría pedagógica en el credo educa-

tivo “siempre desde el niño”21. Invocaba al juicio prerracional del niño y ponía sus espe-

ranzas en que supiera mantener su ingenuidad, su “naturaleza interna” y su natural

fuerza creadora a través de la pubertad hasta la edad adulta. Ahora bien, resulta inte-

resante (a la vez que irritante) ver como Kolb, junto a ese alto valor que concede a la

fantasía, reconoce también la significación e importancia de la percepción. Según él,

la fantasía con todas sus facetas —prerracional, inconsciente, instintiva y aun demo-

níaca— pugna por “figurar”; por contra, la percepción, en cuanto recepción consciente

del mundo objetivo circundante, encuentra expresión adecuada en el “representar”.

Este “representar” puede según él comenzar en la enseñanza escolar alrededor de los

13 años, en forma de estudios de la naturaleza o de un dibujo objetivo que refiere a la

realidad: donde ese dibujar pautado por la percepción no se entiende contrario sino

complemento del “figurar” en que se acentúa lo fantasioso. Y si bien el segundo volu-

men de su libro Bildhaftes Gestalten es en lo sustancial una “sencilla y práctica doctrina

de la figuración” que contiene aquellos principios de la forma plástica que cabe imitar

y aprender, Kolb recalca no obstante con énfasis que esa segunda parte está ahí “sólo

para los profesores. [...] Jamás deben ser estas cosas el objeto de la enseñanza impartida

al alumno, sino que lo principal está en hacer que éste ‘viva’ las leyes y los medios de

la figuración a través de su propio quehacer”22. [fig. 13]

6968

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

20 Ibíd., vol. 1, p. 75.

21 Ibíd., vol. 1, p. 4.

22 Ibíd., vol. 2, p. 3.

Fig. 12. Gustav Kolb: Bildhaftes Gestalten

als Aufgabe der Volkserziehung, vol. 2,

Stuttgart, 1927

Fig. 13. “Caperucita Roja y el lobo”, niña de octavo

curso. Lámina 13 de Gustav Kolb: Bildhaftes Gestalten

als Aufgabe der Volkserziehung, vol. 1, Stuttgart, 1926

En cuanto a ese énfasis en lo vivido, se trata de una postura que recuerda

fuertemente a las máximas pedagógicas de Johannes Itten cuando fue profesor en los

comienzos de la Bauhaus. Aun así, no trataremos aquí el complejo fenómeno de la pe-

dagogía de la Bauhaus, que tenía por meta la formación profesional de diseñadores

y arquitectos23. Antes bien tendrá que bastar un breve esbozo para indicar cómo se

supo hacer fructíferos conceptos y prácticas de la Bauhaus para la enseñanza escolar

del dibujo en la misma época.

Hasta hace pocos años no se pudo sacar a la luz el destacado influjo de la Bauhaus

en el profesor de enseñanza primaria Hans Friedrich Geist (1901-1978)24 [fig. 14].

A finales de los años veinte y comienzos de los treinta del pasado siglo Geist publicó

sus ideas sobre una pedagogía del arte “moderna” en revistas tan progresistas como

Bauhaus, Das Kunstblatt y Das Neue Frankfurt 25, antes de metamorfosearse como un ca-

maleón, ya en 1934, en uno de los protagonistas de la educación artística nacionalsocia-

lista. Prolongando el movimiento de educación artística del cambio de siglo e incitado,

sobre todo, por el texto de Gustav Hartlaub, El genio en el niño, Geist seguía un con-

cepto de pedagogía del arte que aspiraba a liberar la originaria fuerza figurativa del

niño. A diferencia de reformadores pedagógicos más antiguos, como por ejemplo

Georg Kerschensteiner, no guiaba sus esfuerzos la representación conforme a la apa-

riencia de lo real, propia del naturalismo, sino más bien el fomento de la actitud ex-

presiva inmediata y más o menos “primitiva” de niños y jóvenes. Para no sucumbir

al prejuicio naturalista creyó haber encontrado un aliado de peso en un maestro de

la Bauhaus, Paul Klee. Pues el Klee temprano estaba convencido de que “pueden en-

contrarse los orígenes del arte [...] escondidos en el cuarto de los niños”, y de que “los

artistas modernos deberían tomarse en serio y como ejemplo el arte de los niños”26.

En consecuencia, Geist intentó alegar para legitimar sus propios empeños pedagó-

gicos el arte presuntamente “infantil” del artista de la Bauhaus, para entonces reco-

nocido socialmente y ya con una posición establecida.

Subyace a la enseñanza artística tal como la concibe Geist un esquema de

desarrollo en dos fases. En la primera, el figurar infantil se produce como una totalidad

en la figura, vinculándose en el niño en una sola unidad “lo visto, lo soñado, lo vivi-

do en el trato con cuanto le rodea y el exceso de sentimiento”. En la segunda fase “se

forma lentamente una sensibilidad más refinada para la línea y la forma. Esta fase [...]

se caracteriza por una actitud crítica y reflexiva. Se dejan notar el pensamiento y juicio

racional, a partir de los cuales se busca un figurar objetivante conforme a la forma”27.

En esta segunda fase ocupan un lugar central sobre todo los materiales de trabajo tri-

dimensionales que pueden retrotraerse a sugerencias de Johannes Itten y aun más de

Josef Albers [fig. 15]. Que esos materiales casi nunca mostraran el implacable rigor

formal que es típico precisamente del curso preparatorio de Albers en la Bauhaus deja

claro que Geist se esforzaba en adaptar máximas de la Bauhaus a la escuela primaria

y su clientela infantil de modo que tomaran en cuenta condiciones y hechos psicoló-

gicos y pedagógicos.

Sólo con ciertas restricciones vale decir esto de la Gestaltungslehre (Doctrina

de la Figuración) que presentó Alfred Ehrhardt (1901-1984) en 1932, completa-

mente en deuda con el repertorio formal de algunos de los maestros de la Bauhaus

(Kandinsky en particular) y con determinados ejercicios de cursos preparatorios de

esa institución (por ejemplo, los estudios rítmicos de Itten, los estudios de equilibrio

7170

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

23 Véanse Rainer K. Wick: Bauhaus-Pädagogik. Colonia, DuMont, 1982 (ed. en español: La pedagogía de la

Bauhaus. Madrid, Alianza, 1986); Rainer K. Wick: Bauhaus. Kunstschule der Moderne. Ostfildern-Ruit, Hatje

Cantz Verlag, 2000 (en inglés Teaching at the Bauhaus).

24 Véase Rainer K. Wick: Hans Friedrich Geist und die Kunst des Kindes. Vol. 5: Kontext. Wuppertal, 2003.

25 Hans Friedrich Geist: “Schöpferische Erziehung”. En Bauhaus, n. 3, 1928-1929, pp. 17-19; Hans Friedrich

Geist: “Kinder über Paul Klee”. En Das Kunstblatt, n. 14, 1930, pp. 21-26; Hans Friedrich Geist: “Die neuen

Bildungsaufgaben der Volksschule”. En Das Neue Frankfurt, n. 5, 1931, pp. 179-190.

26 O. K. Werckmeister: Versuche über Paul Klee. Frankfurt, Syndikat, 1981, p. 124.

27 Hans Friedrich Geist, cit. por Antje Middeldorf: “Bauhaus und Kunstunterricht”. En Kind und Kunst. BDK

(Hrsg.), Berlín, 1977, p. 131 (2ª ed.).

Fig. 14. “Un tipo malo”, trabajo

de los alumnos de la clase de

Hans Friedrich Geist. Portada

de la revista Bauhaus, 3, 1929

Fig. 15. Estudio de material

con papel ondulado de la clase

de Hans Friedrich Geist, 1930

de Moholy-Nagy, o los ejercicios con materiales diversos de Albers) [fig. 16]. Extintos

ya, a comienzos de los años veinte, los ardores de la segunda fase del expresionismo,

habiendo lanzado ya Gropius en la Bauhaus su lema “Arte y técnica: una nueva uni-

dad” y ganado terreno el constructivismo y, en su estela, el funcionalismo, acentuó

Ehrhardt expresamente en su proyecto pedagógico los aspectos racionales en la figu-

ración, adoptando así una posición decididamente enfrentada a la notoria hostilidad

hacia lo intelectual que caracterizaba en Alemania a la pedagogía artística de entre-

guerras. Con toda razón señala Wolfgang Reiss que ese giro no ha de entenderse sólo

como “reacción a las nuevas exigencias sociales que no querían cerrarse por más tiem-

po a los fenómenos visuales contemporáneos”, sino también como un “intento de dar

respuesta a un problema irresuelto en la pedagogía del arte: la prolongación del len-

guaje del dibujo infantil en la etapa juvenil”28. Dicho sea sólo de paso, al año de su pu-

blicación los nacionalsocialistas denunciaron esa “doctrina de la figuración” de Ehrhardt

como “bolchevismo cultural” por seguir como orientación formal a la Bauhaus, lo

que le privó de toda repercusión amplia.

La época del Tercer Reich

Con la toma del poder por los nacionalsocialistas, en enero de 1933, empezó uno de

los capítulos más oscuros de la historia alemana. Derrumbada la democracia, Hitler

con sus cómplices y los cómplices de sus cómplices instauraron una dictadura sin

contemplaciones que no tiene parangón. Todas las instituciones sociales y aun todos

los ámbitos de la vida fueron “sintonizados” en el sentido de la ideología nacionalso-

cialista29, donde esta última expresión no designaba en modo alguno un sistema de

pensamiento concluso y coherente, sino un conglomerado de las procedencias más

dispares y a menudo incompatibles: biología racial, darwinismo social, antisemitismo,

anticlericalismo, antimarxismo, antiparlamentarismo, socialismo, individualismo, la

idea de “caudillaje” o “guía”, ideales procedentes del movimiento juvenil e ideas de ex-

pansión imperialista. Características del estado nacionalsocialista eran la marcada jerar-

quización de unos funcionarios sometidos incondicionalmente al “Guía”, la unidad

de partido y estado, el estado unitario centralista, la liquidación de libertades demo-

cráticas, instituciones parlamentarias e independencia del poder judicial, así como en

política exterior la ilimitada consecución de reivindicaciones territoriales.

En lo que atañe a las artes plásticas, las corrientes y tendencias artísticas de la

modernidad, desde el expresionismo hasta el constructivismo y la Nueva Objetividad

pasando por dadaísmo y surrealismo, valían para los nacionalsocialistas como otros

tantos testimonios de lo que llamaban “bolchevismo cultural” y “judaísmo interna-

cional”. Uno de los más desdichados testimonios de esa infausta amalgama de ideas

racistas con prejuicios estéticos es el libro Kunst und Rasse (Arte y raza), de uno de los

ideólogos de la cultura nacionalsocialista, Paul Schultze-Naumburg. En sus páginas

contrapone el autor frente por frente “cuadros de algunas escuelas modernas”, por

ejemplo de Modigliani, Schmidt-Rottluff, Kokoschka, Picasso y Nolde, con fotos esco-

gidas de “deficiencias corporales y mentales tomadas de los archivos de una clínica”30

para mostrar qué es “arte degenerado” [fig. 17]. Aparecido en primera edición, ya en

1928, el libro de Schultze-Naumburg constituyó uno de los fundamentos sobre los

que se construyeron las argumentaciones justificativas de una exposición tan famo-

sa como infame celebrada en Múnich en 1937, Entartete Kunst (Arte degenerado).

7372

RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

28 Wolfgang Reiss: Die Kunsterziehung in der Weimarer Republik. Geschichte und Ideologie. Weinheim, Belz,

1981, p. 222.

29 El término gleichschalten, también traducido más literalmente por “sincronizar”, es parte de la Lingua Tertium

Imperii de que habla Klemperer, y a título de tal aparece ya en La tercera noche de Walpurgis de Karl Kraus.

Sin extenderme aquí en la sagaz afirmación krausiana de que el nazismo es esencialmente un hablar de

amalgama (o kitsch) regido por la prisa, se ha de señalar que de él forman parte también el uso de la abre-

viatura por la palabra que el régimen introdujo en la historia contemporánea (por ejemplo, “SS” por “escua-

dras de defensa” o “NS” por nacionalsocialista), e igualmente de amalgamas de contrarios sin más como

“nacionalsocialista”, precisamente, o como “artístico-educativo” que aparece más adelante. [N. del T.].

30 Paul Schultze-Naumburg: Kunst und Rasse (1928). Múnich/Berlín, 1942, pp. 114 y 116 (4ª ed.).

Fig. 16. Estudios en papel,

de Alfred Ehrhardt:

Gestaltungslehre. Die Praxis

eines zeitgemäßen Kunst- und

Werkunterrichts, Weimar, 1932

Esta exposición, que puso en la picota a los modernos de una manera hasta entonces

inaudita antes de destruirse las obras o venderse al extranjero a precios ridículos,

atrajo a más de dos millones de visitantes, y la prensa sintonizada montó una cam-

paña de hostigamiento de proporciones nunca imaginadas. La pretendida “degenera-

ción cultural judeobolchevique” se contrapuso antitéticamente al ideal de un arte “sano”,

“ario-nórdico”. Significaba eso en pintura un regreso al naturalismo, al que se tenía

por único lenguaje apropiado para hacerse comprensible al grueso de la población.

Del arte se exigía que “cumpliera su misión en la vida del conjunto del pueblo”, lo que

significaba “dar expresión a lo elevado, bello y digno de buscarse, haciéndolo visible

para todos a fuer de imagen directriz”31. A ese arte nacionalsocialista depurado de las

“degeneraciones” de lo moderno le asignaban los detentadores del poder una función

eminentemente didáctica, por cuanto debía oficiar como instrumento del proceso de edu-

cación nacionalsocialista. Se encuentra así como motivos predilectos del arte nacional-

socialista al soldado “alemán”, el campesino “alemán”, la esposa y madre “alemana”,

la familia “alemana”, la tierra natal “alemana” (la llamada ideología de “la sangre y el

suelo”), y naturalmente, al “Guía” (Hitler) y otros jerarcas del partido, todo ello con

una representación a menudo idealizante y a veces, incluso, con excesos heroicos.

Era inevitable que esas suposiciones que se acaban de apuntar trajeran conse-

cuencias para la educación artística, que se manifestaron en un decidido rechazo del

arte moderno como referencia del trabajo pedagógico y, asimismo, en un alejamien-

to de las tendencias individualistas de los reformadores de 1900 y de los años veinte,

y con ello, de conceptos que pueden caracterizarse en forma condensada con lemas

como “El niño artista” o “Siempre desde el niño”. Al igual que en la pedagogía, en

la práctica docente se instrumentalizó la enseñanza del arte en el sentido de la ideo-

logía autoritaria del estado nacionalsocialista. Se hizo depender el “éxito del trabajo

artístico-educativo” de que “tal como corresponde al espíritu de nuestro tiempo, y

como corresponde asimismo a los rasgos esenciales y connaturales en el niño y en el

joven alemán, [...] desaparezcan de los trabajos plásticos esa mendacidad y superfi-

cialidad impresionista, ese aparentar, ese querer parecer más de lo que se es. Verdad

y claridad son los rasgos característicos del hacer, es decir, que al estudiante siempre le

quedará el derecho de transcribir lo que lleva en sí como representación sensible, como

patrimonio intelectual: nada más que eso, y nada menos”. Se pusieron estrechos lí-

mites a la libre expresión de sí mismo del alumno y se dio una valoración muy alta al

“dibujo objetivo”, a menudo asociado a temas aptos para la propaganda. Contenidos

populares eran, por ejemplo, la cruz gamada y otros emblemas nacionalsocialistas; el

arte popular campesino y su ornamentalista se alzaron al rango de modelo, y el re-

corte de siluetas entró en las aulas a título de técnica tradicional [fig. 18].

Ni qué decir tiene que en la enseñanza escolar oficial no había ni asomo del

terror del sistema, de la violencia contra minorías, de las necesidades que pasaban los

seres humanos en la guerra ni de la muerte cotidiana. Y cuando un alumno de un

Gymnasium representaba en 1943 el ataque aéreo del enemigo a una ciudad del sur

de Alemania, hay que partir de que semejante tema no sólo era políticamente in-

correcto, sino que podía significar un notable riesgo personal para el profesor en el

represivo estado nacionalsocialista con su sistema de vigilancia y delación casi sin fi-

suras [fig. 19].

El “imperio de los mil años” que soñaran los nazis se derrumbó a los doce,

en mayo de 1945, entre el granizar de los obuses y el bombardeo de las fuerzas aé-

reas aliadas. Alemania estaba en ruinas: tras 1918, otra vez el momento para un nue-

vo comienzo.

7574

31 Adolf Dresler: Deutsche Kunst und entartete Kunst (1938). Cit. por Alex Diehl: Die Kunsterziehung im Dritten

Reich. Múnich, 1969, p. 205.

Fig. 17. Paul Schultze-

Naumburg: Kunst und Rasse,

1ª edición 1928, 4ª edición.

Múnich-Berlín, 1942

Fig. 18. Siluetas con emblemas nazis; izquierda: chica de 11 años;

derecha: chico de 14 años; de Hanns Egerland: Unsterbliche

Volkskunst, Múnich, 1936

Fig. 19. “Ataque aéreo”, trabajo de estudiantes, hacia 1943;

del catálogo Kind und Kunst, 2ª edición, Berlín, 1977

Educar la musa32

La derrota definitiva de Alemania en 1945 significó la liberación de la dictadura de

los nacionalsocialistas y de su desprecio por los seres humanos y trajo el final de la

persecución y aniquilación de ciudadanos judíos y adversarios políticos, así como de

los horrores de la guerra, aun cuando los años de posguerra exigieran descomunales

privaciones. Al mismo tiempo, esa coyuntura histórica ofrecía la oportunidad de un

nuevo comienzo democrático, aunque de todos modos sea un mito la expresión “hora

cero”, pues muchas veces se sacó simplemente del cajón algún plan previo para la

posguerra (en particular en lo que atañe a la reconstrucción), y a menudo también se

recobraron y prolongaron procesos ya en marcha en la República de Weimar, en la épo-

ca anterior al fascismo de Hitler. Esto último vale para numerosos ámbitos de la vida,

entre otros, el del arte y la educación artística.

Se rehabilitó a los artistas modernos, difamados por degenerados, volvió el arte

abstracto a galerías y museos, y se imponía satisfacer una enorme necesidad de recu-

peración cultural tras la barbarie cultural y la dictadura artística de los nazis.

La discusión didáctica especializada comenzó en 1949. Entonces tuvo lugar

en Calw, en las cercanías de Stuttgart, el primer congreso de educación artística cele-

brado tras la guerra, con el título Musische Erziehung, en la Academia de Educación y

Enseñanza (Akademie für Erziehung und Unterricht) fundada en 1948. A diferencia

de la educación artística en el llamado Tercer Reich, de orientación explícitamente

política, a partir de 1945 la idea de formar y educar “la musa” en cada niño se entendía

expresamente apolítica y, reanudando determinados planteamientos de preguerra,

irracional. Así se vino a considerar apremiante incorporar esa “educación músea” al

plan de estudios de las escuelas, puesto que se partía de la suposición de que una for-

mación integral sólo es posible cuando no se fomentan unilateralmente las capacida-

des intelectuales. Éste es un tópico que se remonta al siglo XIX, y a partir de la crítica

cultural de la época (Nietzsche, De Lagarde, Langbehn) influye en el movimiento

de educación artística en torno al cambio de siglo y más tarde en los años veinte.

Es sobre ese trasfondo como se llega a asignar en el proceso de enseñanza un

particular papel a “lo múseo”, concepto que deriva de las divinidades griegas de las

Bellas Artes. Esa educación “músea” no quedó restringida a la asignatura de Arte, sino

que más tarde se constituyó en forma de Quadrivium múseo, que incluía Arte, Música,

Gimnasia y Lengua.

En su libro Musisches Leben (Vida músea) intentó Otto Haase en 1951 definir

con más detalle lo “múseo”. Según él, son peculiares de lo “múseo” componentes espe-

cíficos “de energía liberadora, purificadora y curativa”; es más, “lo múseo es órgano

auxiliar de la vida en el tiempo”33. La educación “músea” es para Haase la parte nu-

clear de la formación humana. Tras los terribles acontecimientos del dominio nazi y la

Guerra Mundial, no es por sí sola garantía de renacimiento de una humanidad moral,

pero sí lo hace posible. Lo múseo se distingue por tres cualidades: elemental (cercano

al origen), cíclico (rechazo de la idea de progreso lineal) y catártico (purificación de

afectos mediante el arte)34. Este punto de partida, que cabría llamar terapéutico, refle-

ja ¡claro está! la particular situación de la época inmediatamente posterior al fascismo

de Hitler y los años de guerra, en la que unas elevadas expectativas de salvación me-

diante el arte ayudaban a recobrar la serenidad.

Una de las dificultades que plantea tal educación es que lo “múseo” parezca

sustraerse a una clara delimitación conceptual y quede en último término indefinido.

El propio Haase lo confirma: “Quizás lo múseo pueda disponer de muchos, por ejem-

plo, intereses, afectos y sentimientos, pero con toda seguridad no del pensar y de los re-

cursos intelectuales. Quien piensa tiene que tener conceptos. [...] Pero a ese respecto

lo ‘múseo’ es completamente inepto; ahí están sus límites y [...] también su poder”35.

Pese a afirmaciones vagas de este género puede retenerse que el concepto de

educación “músea” persigue una formación conjunta del ser humano que sea tota-

lizadora y supradisciplinar y fomente la expresión personal. A semejanza de la pe-

dagogía del arte de los años veinte, al menos en parte, se busca todo remedio en

la unidad creadora, en el carácter de totalidad única que ofrecen el pensar, sentir y

7776

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

32 El título de este apartado en el original es directamente “Educación músea”; aquí se ha tratado de suavi-

zar en los primeros párrafos la entrada paulatina de ese término, tomado del adjetivo que sí existe en latín

(museus-a um) como en alemán, pero no en castellano, para “lo relativo a las musas”. [N. del T.].

33 Otto Haase: Musisches Leben. Hannover, 1951, p. 8.

34 Ibíd., pp. 23 y ss.

35 Ibíd., p. 35.

figurar infantiles. Como ya ocurriera antes de la Primera Guerra Mundial, se invo-

ca una igualdad esencial entre niño y artista, y se alberga la esperanza de que el niño,

obrando libremente, alcance formulaciones plásticas auténticas, “genuinas”, que pu-

jen desde su naturaleza íntima hacia el exterior, y que deben salvaguardarse de toda

influencia de los problemas del arte moderno con la figuración. En esa medida se re-

chazará también una orientación del quehacer de niños y jóvenes hacia problemas

artísticos del expresionismo o del surrealismo, pongamos por casos. La tarea princi-

pal del profesor consiste en una dedicación protectora al niño, en poner a punto téc-

nicas y materiales de trabajo, y en dejar crecer sus posibilidades productivas de modo

natural, por así decirlo.

Una de las publicaciones de didáctica del arte más influyentes en los años

cincuenta, es decir la época de mayor pujanza de la educación “músea”, fue el libro

Bildende Kunst und Schule (Artes plásticas y escuela)36 de Kurt Schwerdtfeger (1897-

1970) [fig. 20], que conoció su primera edición en 1953 y en 1970 la séptima y última.

En el prólogo escribe su autor que el fin de la educación artística no consiste en

“adiestrar aptitudes para el dibujo, sino en despertar las fuerzas creadoras del joven”.

Libre de toda ideología o posición política, la educación artística ha de tomar en con-

sideración exclusivamente “conocimientos sobre la génesis de la forma, y perspecti-

vas psicológicas”37. En particular, en lo que atañe a la edad del niño, Schwerdtfeger

vincula sus reflexiones pedagógicas a los conocimientos alcanzados por la psicología

evolutiva sobre el desarrollo regular de las posibilidades plásticas del niño, y se man-

tiene por completo en el terreno de esa educación “músea”, a cuyo protagonista, Otto

Haase, también apela a menudo. Al mismo tiempo, sin embargo, también se remite

a las leyes elementales de la forma plástica a las que, siendo estudiante en los comienzos

de la Bauhaus, le había introducido en particular su profesor Johannes Itten. Y aún hay

otro aspecto esencial que diferencia claramente a Schwerdtfeger de los otros represen-

tantes de la educación “músea”: incorporar a su proyecto didáctico el “arte moderno”,

entendiéndose aquí por tal, ante todo, el de la primera mitad del siglo XX, con su

centro de gravedad en los años veinte y treinta. Es patente que para Schwerdtfeger

se trata de intentar vincular el carácter totalizador de lo “múseo” con las teorías de

la figuración que se enseñaran en la Bauhaus (donde ha de mencionarse, en particular,

junto a Itten y su doctrina de los colores, a Kandinsky y a Klee). Pero Schwerdtfeger

sólo logra esa vinculación articulando su modelo didáctico en vertical a semejanza

de los estadios de maduración evolutiva, de forma parecida a lo que ya anticipara

Hans Friedrich Geist en los años de la República de Weimar. En la edad de la escue-

la primaria domina lo “múseo”, el libre figurar, lo expresivo, emocional y vivencial;

en la última infancia y primera juventud (esto es, con la entrada en la pubertad)

hacen también su entrada modos de abordaje racionales y orientados al arte mo-

derno. Sin poder aquí exponer todo esto a fondo, sea indicado solamente que el libro de

Schwerdtfegers Bildende Kunst und Schule representa precisamente en esta dirección

un importante preámbulo de lo que se llamaría “enseñanza racional de arte” y rom-

pería con la educación “músea” en los años sesenta [fig. 21].

7978

36 Kurt Schwerdtfeger: Bildende Kunst und Schule. Hannover, 1953.

37 Kurt Schwerdtfeger: Bildende Kunst und Schule (1953). Hannover, 1970, p. 5 (7ª ed.).

Fig. 21. “Incendio por la noche”. Lámina 83 de Kurt Schwerdtfeger: Bildende Kunst

und Schule, Hannover, 1953

Fig. 20. Kurt Schwerdtfeger:

Bildende Kunst und Schule,

Hannover, 1953

Enseñanza racional de Arte

Que a finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta se cumplió un cambio de

paradigma en el discurso de la didáctica de Arte es algo que se desprende ya simple-

mente del cambio de usos lingüísticos: ya no se habla de “educación” artística sino de

“enseñanza”, lo cual indica que se trata ya de formas de instrucción deliberadamente

especializadas, y así, que empieza a desempeñar un papel decisivo la instrucción acerca

de fenómenos artísticos y posibilidades figurativas. La reconstrucción de Alemania

avanzaba, y en la misma medida en que el llamado milagro económico alemán traía

bienestar material a los alemanes cedía la necesidad de alimentar la inteligencia y for-

talecer el ánimo. Lo vago de los conceptos de la educación “músea”, su pathos a menu-

do soñador, sus figuras de pensamiento que a muchos críticos les resultaban un tanto

ajenas al mundo, junto con su irracionalismo y lo impreciso de sus metas educativas,

hicieron que pareciera oportuna una revisión o reorientación de la asignatura de Arte.

Esa reorientación debía tener lugar en los terrenos del pensamiento racional y los crite-

rios verificables, y ello, claro está, tanto en lo atinente a los contenidos de la enseñanza

de Arte como a su planificación, organización y puesta en práctica.

Uno de los dos representantes principales de la nueva orientación fue Reinhard

Pfennig (1914-1994), quien desató una viva discusión entre los especialistas con su obra

publicada en 1959 Bildende Kunst in der Gegenwart – Analyse und Methode (Artes

plásticas en el presente. Análisis y método). Luego llegaría en 1964 una segunda edición

ampliamente reelaborada con el título Gegenwart der Bildenden Kunst – Erziehung

zum bildnerischen Denken (Presente de las artes plásticas. Educar para el pensamiento

plástico)38 [fig. 22], a la que aún seguiría en 1974 una tercera edición nuevamente

ampliada. Ya ese título es todo un programa: primero, indica que para Pfennig el arte

del presente (esto es, el de los modernos desde Paul Cézanne hasta Jackson Pollock)

es el ámbito de referencia decisivo para la enseñanza de Arte, y segundo, que la cues-

tión gira en torno a desplegar una forma específica de pensar a la que, apoyándose en

Paul Klee, llama “plástica”: una que, por usar terminología de Susanne K. Langer,

no es discursiva sino presentativa. Pfennig parte de la convicción de que todo niño trae

8180

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

Fig. 22. “Transparencia y penetración”, de Reinhard Pfennig:

Gegenwart der Bildenden Kunst – Erziehung zum bildnerischen

Denken, 2ª edición. Isensee, 1974

38 Reinhard Pfennig: Gegenwart der Bildenden Kunst – Erziehung zum bildnerischen Denken (1964). Oldenburg,

Verlag Isensee, 1974 (2ª ed.); en lo que sigue se cita exclusivamente por esta edición.

en sí esa capacidad de pensamiento plástico, y de que se dan concordancias entre formas

artísticas de organización y manifestaciones plásticas infantiles. Tratando de liberar

la enseñanza artística de toda irresponsabilidad irracional, plantea la cuestión de qué

es susceptible de enseñar y de aprender en el arte, y llega al resultado de que existen

ciertos “principios de figuración” fundamentales en el arte del presente que, hacién-

dose accesibles racionalmente, podrían ser objeto de enseñanza. Se trata, entre otros,

de los siguientes principios y categorías, con certeza imposibles de separar y situados

además en diferentes planos de abstracción: interpenetración y transparencia, abs-

tracción y concreción, equilibrio dinámico y autonomía del medio expresivo. Nin-

guno puede exponerse aquí pormenorizadamente, pero guardan decisiva relación

con el hecho de que Pfennig parta de que el arte moderno es algo así como un len-

guaje “dibujado”, un lenguaje de signos39: “La consecuencia pedagógica es ésta: se

trata de aprender y enseñar ese ‘lenguaje’ del dibujo”40 [fig. 23]. Significa esto que

Pfennig, al contrario que la educación artística fundada en “lo múseo”, rechaza ate-

nerse al espontáneo figurar del niño y no coloca en el foco de la enseñanza de Arte al

sujeto y sus posibilidades de expresarse libremente, sino que coloca como centro y

punto de apoyo de su planteamiento pedagógico a la forma plástica (Bild o imagen)

y sus leyes peculiares, sus regularidades estructurales y sus principios organizativos, y,

desde luego, en primer término, aquella que es abstracta o, lo que es igual, carece de

objeto de referencia. En esa misma medida también el “problema plástico” pasa a

ocupar lugar prominente en su proyecto de didáctica de Arte. Resolverlo valiéndose

de materiales apropiados y técnicas adecuadas es propiamente la tarea que ha de llegar

a dominar el escolar en la clase de Arte. Ni que decir tiene que el alumno no se ve aban-

donado a sus propios medios, sino que el profesor, dotado del necesario conocimiento

y la experiencia exigible, inicia y acompaña el proceso de aprendizaje que se pretende,

planteado como intercambio entre “hacer, ver y decir”41. Decir significa aquí que el

alumno, tratando con procesos y objetos estéticos, aprende un “lenguaje con referen-

cia objetiva que funda comunicación”42. Todo ello señala que, a la orientación antro-

pológica de la pedagogía del arte más antigua, responde Pfennig con una orientación

estrictamente lógica, una lógica objetiva y específica de fundamento racional o, en

su caso, teórico, que encuentra su lugar sistemático en el contexto del arte moderno

(señalemos entre paréntesis que para él lo “moderno” ya se había cumplido patente-

mente con corrientes artísticas como el informalismo, el tachismo y el expresionismo

abstracto, pues en la segunda edición de su libro del año 1974 no se encuentra, cosa

notable, ni una sola referencia al arte pop y otras tendencias progresivas de la época,

para entonces asentadas ya desde largo tiempo). El hecho de que en Pfennig ocupen el

punto central los “problemas de la forma”, algo que se puede señalar de modo particu-

larmente visible en trabajos escolares que plantea con series sistemáticas de abstracción

creciente desde la forma del objeto hasta disposiciones formales muy alejadas de éste,

ha llevado a que su concepto pedagógico se haya etiquetado también como “enseñanza

formal del Arte”.

Esa convicción de que el arte moderno está estructurado racionalmente, y en

consecuencia puede y debe prepararse y tratarse racionalmente en el curso de la en-

señanza, la compartía también Gunter Otto (1927-1999), quien influyó y marcó como

ningún otro la pedagogía del arte en Alemania durante el último tercio del siglo XX.

En 1964 apareció un libro suyo que abría camino: Kunst als Prozeß im Unterricht

8382

RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

Fig. 23. “Tallos de caña”

(serie de abstracciones), en

Reinhard Pfennig: Gegenwart

der Bildenden Kunst – Erziehung

zum bildnerischen Denken,

2ª edición, Isensee, 1964

39 El texto sólo dice Zeichensprache; sobre la identidad en alemán de “seña” y “dibujo” [N. del T.]; véase,

asimismo, nota 60 [N. del T.].

40 Reinhard Pfennig: Gegenwart der Bildenden Kunst – Erziehung zum bildnerischen Denken (1964). Oldenburg,

Verlag Isensee, 1974, p. 34 (2ª ed.).

41 Ibíd., p. 151.

42 Ibíd., p. 152.

(El arte como proceso en la enseñanza) [fig. 24]. En 1969 vería la luz una segunda

edición completamente modificada, a la que siguió en 1974 la Didaktik der Ästhetischen

Erziehung (Didáctica de la educación estética); y en 1987, su libro Auslegen (Interpre-

tar)43, en el que se tratan las formas y prácticas de recepción del arte.

Aquello que en Pfennig apenas despuntaba se agudiza en Otto de tal modo

que no sólo trata de fundamentar la asignatura escolar a partir de la lógica del arte

moderno (en 1969 incorpora a sus reflexiones tanto el arte pop como el op art), sino

que se esfuerza por colocar la enseñanza de Arte sobre un fundamento didáctica-

mente sólido y reflejar con mucha precisión “las distinciones didácticas que estruc-

turan el proceso de enseñanza”44. Del arte moderno juzga así: “A partir del cubismo,

pasando por Klee, Kandinsky, Mondrian, Picasso, Matisse, Baumeister, Miró, etc.,

nos las habemos con un arte abstracto de referencia teórica, con leyes propias, que deja

atrás la subjetividad. Ello tiene consecuencias para cualquier ser humano que trate con

el arte, pero en particular para quienquiera que lo enseñe”45. Esa referencia teórica,

que Otto supone al objeto (y así, al arte moderno) de manera general, exige también

de la enseñanza del Arte una correspondiente orientación teórica y racional al tratar

con fenómenos estéticos, es decir, que a la racionalidad de los contenidos ha de corres-

ponderle también una racionalidad de los métodos de enseñanza que era lo que ante

todo echaba en falta en la educación “músea”. En los años sesenta del pasado siglo,

época en que la escuela se venía comprometiendo cada vez más con el ideal de cienti-

ficidad hasta incluir entre sus objetivos explícitos para cursos superiores una propedéu-

tica científica, la asignatura Arte se veía ante un particular problema de legitimación

en el concierto de las otras materias “duras”, puesto que a causa de su imagen “músea”

se la consideraba más bien “blanda”. Otto trató de resolver ese problema introdu-

ciendo la llamada “didáctica del aprendizaje” (conocida también como “didáctica

berlinesa”), fundada en la psicología del aprendizaje de fuentes conductistas, que se

concretó en forma de una instrucción con estrictos criterios de evaluación y orientada

a unos objetivos operativos del aprendizaje [fig. 25]. Según eso, lo primero que se ha de

aclarar en el marco de una planificación didáctica son las condiciones antropológico-

psicológicas así como las relacionadas con la situación de aprendizaje en particular y la

sociocultural en general (análisis de condicionantes, Bedingungsfeldanalyse), para alcan-

zar a continuación partiendo de ello decisiones racionalmente fundamentadas acerca

de intenciones, contenidos, métodos y medios que pronto entraron en la discusión espe-

cializada bajo la rúbrica “enseñanza científica del Arte”. Característica de una enseñan-

za así concebida es que no ocupe su foco de interés el sujeto, esto es, el alumno (como

en la educación “músea”), ni tampoco la forma plástica o en general el objeto estético

(como en Pfennig), sino el proceso de instrucción y aprendizaje.

Atendiendo a cuestiones de método docente, Otto concibe “producción y reflexión

como la figura metodológica fundamental en la enseñanza del Arte”. Con ello se pien-

sa en una constante relación recíproca “de fases en que se produce, experimenta [...] y

maneja, y otras en que se reflexiona, controla, [...] y medita”46. En lo tocante al hacer,

a la producción práctica de objetos estéticos, en su Didaktik der Ästhetischen Erziehung

(1974) Otto asigna un papel central al principio de transformación. Visto sobre el fondo

de su creencia en que el arte no es “invención”, sino que siempre construye sobre algo

ya disponible, ese principio significa para él “cambiar una realidad con miras a produ-

cir otra nueva”47; no se trata, por lo tanto, de un principio solamente plástico, sino de

8584

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

43 Gunter Otto: Kunst als Prozeß im Unterricht (1964). Braunschweig, 1969 (2ª ed. corregida); Gunter Otto:

Didaktik der Ästhetischen Erziehung. Braunschweig, 1974; Gunter Otto: Auslegen. Seelze, 1987 (en cola-

boración con Maria Otto).

44 Gunter Otto: Kunst als Prozeß im Unterricht (1964). Braunschweig, 1969, pp. 183 y ss (2ª ed. corregida).

45 Ibíd., p. 71.

46 Ibíd., p. 200.

47 Gunter Otto: Didaktik der Ästhetischen Erziehung. Braunschweig, 1974, p. 359.

Fig. 24. Gunter Otto: Kunst als Prozeß

im Unterricht, segunda edición,

Braunschweig, 1969

Fig. 25. Representación esquemática de los aspectos determinantes

del proceso de enseñanza, en Gunter Otto: Kunst als Prozeß im

Unterricht, 2ª edición, Braunschweig, 1969

un amplio principio de acción en general. Entre las numerosas posibilidades de apli-

carlo sistemáticamente a la enseñanza del Arte, Otto destaca como particularmente

adecuado el “principio estilístico del montaje”48, determinante en el arte del siglo XX

desde los collages de los cubistas, pasando por los “cuadros matéricos” de los dadaístas,

hasta los montajes de objetos del arte pop.

Es obvio que una enseñanza concebida con criterios de una didáctica de aprendi-

zaje (a diferencia de la llamada didáctica de formación), que conlleva unos objetivos ope-

rativos, incluye también necesariamente estrategias de control de estos últimos. En uno

de los capítulos finales de Kunst als Prozeß im Unterricht examina Otto a fondo esa cues-

tión, en extremo enrevesada precisamente en la disciplina de Arte, y sus esfuerzos por

alcanzar una “medida objetiva de logro”49 le llevan a costosos procedimientos de rating,

en un alarde de estadística cuantitativa que atestigua un craso positivismo; por ejemplo,

cuando en un estudio a color del tema “plantas acuáticas” se hace del número de tonos

de verde —junto a otros criterios— medida de la bondad del trabajo escolar [fig. 26].

Que sólo con muchas matizaciones son aptos semejantes ratings para juzgar produccio-

nes estéticas es algo inmediatamente evidente, y en esa misma medida no es de extrañar

que finalmente no lograran imponerse en la práctica escolar.

Puede que alguien vea una ironía de la historia en el hecho de que, en el mismo

momento en que aparecía la segunda edición de Kunst als Prozeß im Unterricht de

Gunter Otto, en 1969, esa aportación a una didáctica del Arte moderna y fundada por

igual en las ciencias de la educación como en las del arte, la aportación más elaborada

hasta la fecha, estaba a punto de ser barrida por un nuevo paradigma a resultas del

devenir histórico.

Comunicación visual

A finales de la década de los sesenta del siglo XX, se avivaron por todo el globo protes-

tas juveniles que pugnaban por una profunda renovación social y culminaron en 1968

en París con el “Mayo francés” y en Alemania con la revuelta estudiantil encabezada

por Rudi Dutschke. Nutrida del sustrato intelectual del marxismo y de un caudal de

autores izquierdistas como Herbert Marcuse, Max Horkheimer y Theodor W. Adorno,

la cuestión no giraba sólo en torno a un análisis y crítica de fundamentos de las relacio-

nes sociales existentes, sino también en torno a su radical transformación, enteramente

en el sentido de la afirmación de Carlos Marx según la cual los filósofos hasta entonces

sólo habían interpretado el mundo de diferentes maneras, pero en adelante se trataba

de transformarlo (Tesis sobre Feuerbach, 1845). Tal como lo entendían los portavoces del

movimiento estudiantil, cambiar el mundo significaba emancipación política, decons-

trucción de estructuras autoritarias de dominio, liberación de los mecanismos de un

“aparato” represivo, eliminación de lo que Marcuse había estigmatizado como “repre-

sión excedente” o “añadida”, autodeterminación individual, democratización de la so-

ciedad, superación de las contradicciones de clase y del sistema económico capitalista,

construcción de una sociedad igualitaria y contención del pensamiento positivista.

Sobre ese telón de fondo ideológico, aquí meramente apuntado en forma de con-

signas, también se puso en cuestión desde sus mismos principios la disciplina “Arte”

que se acababa de consolidar en los sesenta merced a las aportaciones de Reinhard

Pfennig y sobre todo de Gunter Otto.

Los protagonistas de esa reorientación abogaban por deconstruir por entero

esa disciplina y sustituirla por una nueva, con nuevos contenidos y la denominación

“Comunicación visual” (Visuelle Kommunikation). En 1971 aparecía el libro Gegen den

Kunstunterricht (Contra la enseñanza de Arte)50 de Heino R. Möller (nac. en 1936)

[fig. 27], en 1972 salía a la calle Kritik der Kunstpädagogik (Crítica de la pedagogía de

Arte)51 de Hans Giffhorn (nac. en 1942), y ya un año antes, en 1971, se había publicado

una recopilación que estimulaba la discusión en curso Visuelle Kommunikation52, a

8786

RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

48 Gunter Otto: Kunst als Prozeß im Unterricht (1964). Braunschweig, 1969, p. 53 (2ª ed. corregida).

49 Ibíd., p. 225.

50 Heino R. Möller: Gegen den Kunstunterricht. Ravensburg, 1971.

51 Hans Giffhorn: Kritik der Kunstpädagogik. Colonia, 1972.

52 Hermann K. Ehmer (ed.): Visuelle Kommunikation. Colonia, 1971.

Fig. 26. “Plantas acuáticas”,

trabajo de estudiantes

evaluado a partir del número

de tonalidades de verde, en

Gunter Otto: Kunst als Prozeß

im Unterricht, 2ª edición,

Braunschweig, 1969

cargo de Hermann K. Ehmer (nac. en 1929). Las ardientes críticas de los defensores

de la “Comunicación visual” se inflamaban cuando se planteaba la función social de las

artes plásticas así como el papel de los trabajos de plástica en la enseñanza escolar. El arte,

se argumentaba, es exclusivamente un ámbito parcial de la moderna cultura óptica,

y además una parte que disminuye cada vez más y lleva camino de esfumarse; hace

mucho que otros medios visuales han rebasado los límites de “el arte”, y aunque sólo

fuera por eso es insostenible mantenerlo como punto de referencia de la disciplina. Eso,

sobre ser el arte privilegio de pudientes, autoexpresión de “la clase burguesa”, y fun-

cionar como medio indirecto de dominio. Además, sostenía tal argumentación, el arte

“elevado” es una mercancía en el mercado capitalista que como tal se mide en dinero

y no en calidad, una de la que no puede participar sin más la mayoría de la población y

que, en esa misma medida, no es importante para ella; a lo que aún se añade que

la vertiginosa expansión de las artes en los años sesenta (arte objetual, Environment,

Happening, Fluxus, Performance) ha invalidado toda pretensión de vigencia de los cri-

terios artísticos o estéticos clásicos.

Mirando a la asignatura escolar “Arte”, los “nuevos salvajes” criticaban de la pe-

dagogía correspondiente, por ejemplo, que se aferrara a la creencia de que el dibujo

infantil se desarrolla casi por ley natural, lo que traía por consecuencia que se blo-

queara toda medida que fomentara creatividad y autonomía53. También le reprocha-

ban su fijación con los “buenos resultados” de los alumnos en una producción plástica

guiada por unos determinados principios de figuración, a la que tachaban de ejercicios

de domesticación y adiestramiento enemigos de la emancipación. Así, el quehacer

artístico práctico perdió rápidamente significación e importancia en provecho de plan-

teamientos teóricos, sobre todo en la perspectiva de las ciencias sociales y de la comu-

nicación, pasando con ello el arte “elevado”, estigmatizado como fenómeno elitista, a

no ser tema de interés salvo, si acaso, situado sobre el trasfondo de cuestiones de crí-

tica social e ideológica. Objeto principal de la enseñanza debían ser en adelante los

medios (visuales) de comunicación de masas: fotografía, carteles publicitarios, revistas

ilustradas, cine, televisión o cómic. Ahí estaban las referencias socialmente pertinen-

tes a la disciplina, y la meta de la enseñanza no era, por lo tanto, producir imágenes

u otras formas plásticas, sino “ilustrar” acerca de la realidad de esos medios, crear

“conciencia crítica”, e inmunizar contra una sociedad de consumo encaminada a la

obtención del máximo beneficio. Ejemplo ya clásico de esa forma de entender la dis-

ciplina es el legendario análisis que a comienzos de los setenta ofreció Hermann K.

Ehmer de un anuncio de Doornkaat (marca alemana de una bebida con alto porcen-

taje de alcohol)54 [fig. 28].

Para los partidarios de la “Comunicación Visual” siempre estuvieron en el

foco de atención objetivos emancipatorios del aprendizaje, algo que también se ponía

de manifiesto en la relación de la asignatura, que sólo parcialmente lleva ese nombre

en su denominación oficial “Artes Plásticas/Comunicación Visual” [fig. 29], con una

honorable institución cultural, el museo. Si a comienzos del siglo XX Alfred Lichtwark

quería que se “cultivaran” los miembros de las clases altas mediante la contemplación

de obras de arte en el museo, en los años setenta la cuestión giraba en tono a cómo

abrir el museo a grupos más amplios de población, en particular a los trabajadores,

cómo transformarlo de institución elitista en democrática y cómo podía aprovecharlo

la escuela en calidad de lugar de aprendizaje. Por entonces, la pedagogía museística

vivía un inesperado auge que cristalizó en numerosas publicaciones de libros y cola-

boraciones en prensa55 [fig. 30].

8988

53 Véase Hans Giffhorn: Kritik der Kunstpädagogik. Colonia, 1972, p. 30.

54 Véase Hermann K. Ehmer (ed.): Visuelle Kommunikation. Colonia, 1971, pp. 162-178.

55 Sean simplemente mencionados el libro de Jürgen Rohmeder: Methoden und Medien der Museumsarbeit.

Colonia, 1977, y el suplemento Museum und Schule de la revista Kunst + Unterricht, 1976.

Fig. 27. Heino R. Möller:

Gegen den Kunstunterricht,

Ravensburg, 1971

Fig. 28. Publicidad

“Doornkaat”; en Hermann

K. Ehmer (Editor): Visuelle

Kommunikation, Colonia, 1971

Fig. 29. Klaus Sliwka:

Aspekte zum Unterrichtsfeld

Bildende Kunst – Visuelle

Kommunikation, Colonia, 1971

Fig. 30. Museo y escuela.

Número especial de la revista

Kunst + Unterricht, 1976

Pedagogía posmoderna del arte

Tras haber vivido la disciplina en unos veinte años tres orientaciones enfrentadas

—educación artística “músea”, enseñanza racional de Arte y Comunicación Visual—,

en el curso de los años setenta se intensificó una necesidad de consolidación. Tras los

enfrentamientos entre representantes de cada una de esas orientaciones, en ocasiones

muy acalorados, y los rigores dogmáticos que vinieron con la entrada en escena de la

“Comunicación Visual”, una cierta disposición a la unificación comenzó a dejarse ver

a mediados de los setenta en una nueva denominación de la disciplina, a saber, “Edu-

cación Estética”. Este término, que a nada compromete y se remite históricamente

a la carta de Friedrich Schiller “Sobre la educación estética del ser humano” fechada

en 1795, no es sino una suerte de cajón de sastre conceptual que quiere significar el

conjunto de esfuerzos encaminados a conformar las aptitudes perceptivas ópticas y

hápticas y las ideas estéticas de valor, y ello, claro está, más allá de cualquier sistema

cerrado como los que surgían hasta entonces con pretensiones de exclusiva validez.

En una época en que se ha jubilado a “la modernidad”, sustituida por la llamada

posmodernidad y su lema “todo vale” (el anything goes de Paul Feyerabend), los ám-

bitos tradicionales de la práctica estética, pintar, dibujar, modelar y montar, han po-

dido celebrar más contentos que unas pascuas su resurrección, al tiempo que también

han podido consolidar su puesto en la enseñanza escolar las nuevas prácticas estéti-

cas, fotografía, cine, vídeo o performance, y desde hace poco, la generación digital de

imágenes.

De nuevo se impone el dibujo infantil a la atención de la didáctica de esa ma-

teria, si bien ya no con las viejas suposiciones de la psicología evolutiva ni sus impli-

caciones didácticas. Se concibe al dibujo como forma específica de comunicación

simbólica que, sin embargo, puede también mantener otras relaciones funcionales,

por ejemplo, de descarga de tensiones en un sentido terapéutico a través de lo “múseo”,

o de instrumento con que transmitir experiencias individuales y hacer visibles intui-

ciones personales. Referirse así de nuevo al sujeto es asunto del que se viene ocupando

hace mucho Gert Selle56 (nac. en 1933); en los últimos tiempos, algunos representantes

de la disciplina, como su discípulo Manfred Blohm57 (nac. en 1954), incluso introducen

explícitamente en sus reflexiones pedagógicas el relato autobiográfico del alumno;

Carl-Peter Buschkühle58 (nac. en 1957) [fig. 31] postula una enseñanza del arte a su

vez “artística” o “parartística”, inspirada en el concepto ampliado que del arte tiene

Joseph Beuys; otros autores como Kunibert Bering59 (nac. en 1951) tienen por tarea

principal de una pedagogía del arte contemporánea fomentar la competencia lectora

de imágenes (visual literacy) en contextos interculturales.

De todos modos, exponer más a fondo tan plurales planteamientos ya sería por

sí solo otro trabajo, titulado por ejemplo “Tendencias actuales en la educación esté-

tica”, que no cabe hacer aquí, en el marco de una sucinta panorámica histórica del

desarrollo de la pedagogía del arte60.

9190

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE

Fig. 31. Carl-Peter Buschkühle

(Editor): Perspektiven künstlerischer

Bildung, Colonia, 2003

56 Véase, recientemente, Gert Selle: Kunstpädagogik und ihr Subjekt. Entwurf einer Praxistheorie (1998).

Oldenburg, 2003 (2ª ed.).

57 Manfred Blohm (ed.): Berührungen und Verflechtungen. Biografische Spuren in ästhetischen Prozessen.

Colonia, 2002.

58 Carl-Peter Buschkühle (ed.): Perspektiven künstlerischer Bildung. Colonia, 2003.

59 Kunibert Bering et al.: Kunstdidaktik. Oberhausen, 2004.

60 Algunos términos que aparecen en el texto tienen problemas que desbordan de la traducción en sentido

corriente y afectan al tema que se trata; baste recordar las docenas de páginas que Wittgenstein dedica

a la palabra Bild. En esta nota quiero meramente apuntar algunos para que el lector pueda reconstruirlos

aproximadamente en su lengua.

En alemán, zeichnen es dibujar, o el dibujo como acción, y Zeichen, marca, síntoma, indicio, e incluso, signo

convencional, por ejemplo en un mapa; así, Zeichenbrett es tablero de dibujar o de hacer marcas; y cuando

en alemán se dice Zeichensprache, lenguaje de signos o por señas, se está diciendo a la vez “lenguaje di-

bujado”. Ese parentesco entre “dibujar” y “signo” se puede traducir al castellano aproximadamente con los

9392

PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS - HISTORIA DEL ARTE RAINER K. WICK Arte y educación: cambios cruciales en la época moderna

términos “diseño” y “seña”. Que un arte visual sea o no lenguaje; que a su vez en el lenguaje verbal haya

dos registros, “figurar y representar”, (o “mostrar y decir”), y cómo pueda el aprendizaje del uno influir en el

otro, son cuestiones que en alemán, como es obvio, se plantean con otros supuestos ya desde la termi-

nología. Por poner un ejemplo del texto, a la oposición alemana “dibujar (señalar) libre-dibujar (señalar) obli-

gado” corresponde en el uso tradicional en castellano la pareja “dibujo artístico-dibujo lineal”; donde es de

señalar (¿o de dibujar?) que a menudo se omite el primero de esos adjetivos, no así el segundo, de suerte

que, a falta de especificación, “dibujo” se entiende siempre como algo “libre” y “relacionado con el arte” (pero

no con “signos”), siendo el carácter de código del dibujo técnico el que ha de especificarse. Tratándose de

lo que aquí se trata, las distintas suposiciones culturales e históricas que ahí se muestran sedimentadas

parecen bastante pertinentes.

Otro núcleo problemático gira en torno a la serie “historia-arte-naturaleza”. Por ejemplo, cuando en el texto

figura arte primitivo o “de pueblos primitivos”, en alemán se dice Naturvölker, literalmente “pueblos natura-

les”. La pregunta por el lugar del arte entre naturaleza e historia, o entre niño y adulto (ya se entienda me-

diación, hiato o línea de fuga) se plantea, como es obvio, de manera diferente en una lengua en que se

parte de pueblos o dibujos o señas “naturales”, y no “primitivos”, que es ya un punto temporal definido por

relación a la historia. Pero más afecta esto al término central del texto, Kunsterziehung, aquí “educación

artística”. Mantengo deliberadamente la ambigüedad del adjetivo, común como se sabe a todos las artes y

saberes humanos que tienen por objeto algo humano. Como en Naturphilosophie, la ambigüedad de estas

aglutinaciones verbales encierra una ambigüedad práctica: si se ha de aplicar la calificación “artística” (o

“natural”) al objeto estudiado y trabajado, o al modo de estudiarlo y trabajarlo, o a los dos, y en este caso,

si tal armonización es posible y cómo. Pues basta recordar a Schelling para entender que una filosofía “de

la naturaleza”, aunque lo pretenda, no por ello resulta necesariamente una filosofía “natural”, desde luego

no en el lenguaje que la expresa. Y aunque se crea claro que una “Historia del Arte” no tiene por qué ser

artística, la cosa se complica si pensamos en “Psicología profunda” o “Estética literaria”. De hecho, hasta

donde los conozco, en el caso de algunos de los maestros de Hamburgo, sería a mi juicio más adecuado

traducir el nombre del movimiento como “educación por el arte” o “mediante el arte”, más bien que “en el

(objeto) arte”. En el texto, esto se hace sentir cuando se pasa a la “enseñanza”, que es “de Arte” y no implica

necesariamente nada de parte de quien lo enseña y del modo en que lo enseña, que en este planteamiento

debe ser más bien técnico y metódico que artístico (véase, asimismo, en el último apartado, la referencia

a Joseph Beuys y Carl-Peter Buschkühle).

Diferencias estas conexas a las que van de Er-ziehung a Unter-richt, o de “e-ducar” a “en-señar”. Para lo

primero, la metáfora corporal es en ambas lenguas “traer de ahí donde estás hacia aquí donde estoy”. Para

lo segundo, “señalarte” o “(so)meterte en un rumbo hacia” algo tercero donde no necesariamente estoy. Una

consecuencia es que lo primero es más bien un continuo difícilmente divisible, como todo moverse, y lo se-

gundo, divisible en tramos o unidades, como todo movimiento ya efectuado a repetir. A efectos prácticos,

he procurado mantener siempre “enseñanza” por Unterricht, pero este término designa también la “clase”,

el “curso” o el “ejercicio”, las unidades discretas en que se concreta, y así se traduce en ocasiones.

Por último, me referiré a la serie Gestalt – Bild – Form, en principio traducidos en el texto como “figura”, “forma

plástica”, “forma”, con sus derivados. La primera observación es que “figurar” y sobre todo “figuración” han de oírse

en su sentido original y literal, “acción de dar figura”, y no en el de “lo figurado”, ni tampoco en el de “figurar otra

cosa”, como una vaca figura peligro en una señal de tráfico. Eso aclara la contraposición con “representar” que

aparece en el texto, pues se representa en dirección “lo de fuera adentro”, pero se figura “lo de dentro afuera”,

lo que explica que en castellano se pueda decir “eso son figuraciones tuyas”, pero no “representaciones tuyas”.

O “imaginaciones tuyas”, que nos lleva de cabeza a la palabra Bild, la cual puede significar “cuadro”, “imagen”

o “escultura” en distintas composiciones, pero de la que también se deriva por ejemplo Bildung, “formación”:

a lo que suele añadirse en castellano algún adjetivo como “integral”, para distinguirlo de la formación “pro-

fesional” o “especializada”. No hay en castellano tal parentesco entre “imagen” e “imagina-acción”, por un lado,

y entre “forma” y “formación”, por otro. Respecto al carácter fronterizo entre la forma-imagen, baste recordar

que en el mundo grecolatino es problema discutido desde Platón, que tratando de distinguir entre formas

sensibles, plásticas o imaginables y otras intuibles sólo intelectualmente, así como sobre el alcance y con-

secuencias de esa diferencia o de ignorarla, se inventó la Filosofía. Y por seguir con Platón, para ilustrar

(¿o comprender?) la diferencia, basten un triángulo rectángulo dibujado y el teorema de Pitágoras, ambos

“formas”, pero en sentidos y con lógicas bien diferentes. Conque el latinismo Form queda en alemán para

“forma”, como objeto consciente de reflexión o investigación, estética, científica o filosófica, y así aparece

en el texto por ejemplo a propósito de la Bauhaus. Sobre el problema de “la forma” y “la imagen” en mate-

rias escolares bien distintas del Dibujo, como la Física, en tiempos de iconos y pantallas interactivas no es

éste lugar para extenderse. [N. del T.].

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

El tema que me propongo abordar es el del museo como agente de cambio y de esta-

bilidad en las sociedades multiculturales. Y lo haré en particular con el ejemplo de los

museos étnicos y de culturas específicas en Estados Unidos. Comencemos por distin-

guir dos tipologías de museo como sigue:

• El modelo enciclopédico de fuera hacia dentro: El museo enciclopédico es la ma-

nifestación de un gran caleidoscopio de culturas. Tradicionalmente, en Estados

Unidos, los museos de arte mantienen una perspectiva establecida por conserva-

dores que vienen de “fuera” de las muchas culturas que albergan. El resultado

final del museo enciclopédico es un mosaico de logros estéticos. En el mejor de

los casos, es el reconocimiento del mundo como multicultural y cosmopolita.

• El modelo étnico o de cultura específica de dentro hacia fuera: Los museos

étnicos o de culturas específicas son museos de comunidades vivas que están de-

dicados a la continua presentación de los logros y aspiraciones de una etnia o cul-

tura en concreto. En Estados Unidos, estos museos presentan una combinación

tanto de arte como de material cultural. La perspectiva de este tipo de museos

siempre sale desde “dentro” de la cultura representada. Los museos étnicos y de

cultura específica enmarcan su propia narrativa, se centran en sí mismos y dan

prioridad a sus propios valores. Estos museos son siempre educativos en su esen-

cia y todo su equipo de profesionales son educadores, al menos en espíritu.

Los museos enciclopédicos y el multiculturalismo

A simple vista, los museos enciclopédicos norteamericanos pueden ser considerados

multiculturales. Pero, ese término se ha puesto de moda en el último cuarto de siglo

y no representa lo que estos museos son en realidad.

El museo enciclopédico más importante y de más éxito de Estados Unidos, el

que sirve de referencia para todos los demás, se estableció en 1870, y es, por supuesto,

el Metropolitan Museum de la ciudad de Nueva York. En el transcurso del último

siglo y medio, el Metropolitan se ha convertido en uno de los grandes logros de la

Costa Este y de la vida cultural del país. En las grandes salas del Met están represen-

tadas desde las más antiguas civilizaciones hasta las más contemporáneas. Tal vez,

97

La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

SELMA HOLO

UNIVERSITY OF SOUTHERN CALIFORNIA, LOS ÁNGELES

sería mejor decir que se “muestran” esas culturas. Para el Met no es relevante si esas

culturas se han extinguido, están en vías de desaparecer o continúan existiendo en la

actualidad. Su objetivo ha sido siempre reunir obras y exponer un mosaico “heterocró-

nico” y “heteroespacial” del arte del mundo. En este esfuerzo, se ha intentado siempre

ser lo más amplio posible y mantener la mayor calidad artística. Como consecuencia

de ello, en el Met uno puede encontrar, estudiar y disfrutar de una producción artís-

tica de altísimo nivel proveniente de todos los rincones del mundo. Grecia y Roma,

el antiguo Egipto, Babilonia, India, el arte indígena y aborigen de Nueva Guinea y

Australia, los maestros antiguos de la pintura europea, oro precolombino, escultura

africana y asiática, además de un largo etcétera. El museo es resplandeciente. Es un

paraíso multicultural, pero de forma horizontal.

Sin embargo, estas colecciones no fueron legadas por comunidades vivas e infor-

madas. A excepción del arte contemporáneo globalizado, estas piezas fueron adqui-

ridas por el museo con un ímpetu, un dinero y un criterio que provenía de FUERA de

las culturas representadas.

Las mejores colecciones de lo que se llamaba arte primitivo eran regalos de

los Rockefeller; los maestros antiguos fueron legados al museo por ricas y generosas

familias como los Lehman. Los conservadores que gestaron las colecciones provenían

de las esferas más pudientes y cultas de Estados Unidos o Europa. El Metropolitan,

el modelo para todos nuestros museos enciclopédicos, fue una manera idealista de de-

mostrar que este nuevo país estaba formado por gente llegada de todos los rincones

del mundo. Ese legado era realmente importante para los fundadores del Met, porque

así podían demostrar a través del museo público, al que se consideraba como una es-

pecie de universidad gratuita que daba formación a todos los ciudadanos, que Estados

Unidos era como un microcosmos del mundo. Como gente de todo el mundo se insta-

ló en el país, era importante que sus logros creativos más importantes fueran expuestos

y admirados en la ciudad de Nueva York. La creación del Met significaba muchas cosas,

pero sobre todo significó una educación basada en el cosmopolitismo y en las teorías

del filósofo de Princeton Anthony Appiah, quien afirmaba que el valor más importan-

te de la civilización es el compartir nuestros logros estéticos con el resto del mundo.

Pero había mucho más en juego que el multiculturalismo o el cosmopolitismo.

Este museo (y otros que lo emulaban en ciudades norteamericanas como Detroit,

Chicago, Cleveland o Minneápolis) era una opulenta muestra de riquezas, un alarde

de la habilidad de Estados Unidos para comprar muestras de las más increíbles crea-

ciones artísticas. Así, los ricos magnates norteamericanos, como los Rockefeller o

los Wrightsman, llevaron a Estados Unidos esos elitistas objetos de arte desde todos los

rincones del mundo. De este modo, además de mostrar la capacidad que tenía el país

para arrinconar el mercado mediante su riqueza y poder, el Met se dedicó a convencer

al mundo de que Estados Unidos no era sólo opulencia privada y egoísmo. También

existía una cultura cívica que buscaba compartir sus adquisiciones con cualquier per-

sona que entrara al museo. Por lo general, el arte se compraba de una forma legal y

ética, pero en ocasiones, sobre todo en el campo de la arqueología, algunos objetos se

adquirían por medios que cada vez se consideran más cuestionables. Pero eran tiem-

pos diferentes y no volverá a suceder.

Sin embargo, el Met no era multicultural de una forma justa y equitativa. De

ninguna de las maneras. El Met, la personificación del museo enciclopédico nortea-

mericano, transmitía, a todo aquel que entrara en el vestíbulo, sus propios conceptos

a través de su estrategia expositiva. El Met inculcaba a sus visitantes la jerarquía de va-

lores que se consideraba como el principal patrimonio norteamericano. El Met trans-

mitía el patrimonio que servía de guía a Estados Unidos en lo que se refiere a su

identidad, sus leyes, su ética y su filosofía. Esto no se transmitía como en el colegio,

a través de palabras y libros, sino de una forma visual. La estrategia expositiva recor-

daba a los visitantes que Estados Unidos descendía predominantemente del mundo

occidental, del cual eran herederos.

Todavía hoy, cuando los visitantes entran en el templo del arte, nada más girar

a la izquierda se ven inmersos en la Antigua Grecia y Roma, mientras que a la derecha

encuentran la gloria de Egipto. Todo recto hay un patio renacentista español y los

pasillos albergan tesoros bizantinos. Al final del eje principal se pueden admirar las

obras europeas de la Edad Media.

Subiendo la espléndida escalera principal, encontramos las glorias de la pin-

tura tradicional europea. El resto, fuera del eje principal, es fabuloso. El arte de Nueva

Guinea, el precolombino, el africano y el asiático. Pero toda esa parte no es más que

anecdótica. ¡Ese era el multiculturalismo de la Costa Este!

A continuación vamos a sobrevolar el Medio Oeste, donde saludaremos con

respeto a Chicago y a su fabuloso Art Institute, y al aterrizar en la otra costa, la Costa

Oeste, pararemos para visitar el homólogo del Met, el LACMA. Los Angeles County

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

Museum of Art es el museo enciclopédico más prestigioso de Los Ángeles. Se ideó para

ser un exclusivo museo de arte prácticamente cien años después de la inauguración

del Met. Un recién llegado, desde la perspectiva de la Costa Este; gran parte de su co-

lección ha sido recopilada en Los Ángeles, en el relativamente corto periodo de tiem-

po de unos cuarenta años desde que se separó del LA County Museum of Natural

History and Art, para dedicarse exclusivamente al arte.

Aquí, al igual que en el Met, hay tesoros traídos de todo el mundo que han

sido donados o vendidos al museo. Irán y África, Japón, India, China, los maestros

europeos, México, lo antiguo y lo moderno. De la misma forma que en Nueva York,

estas obras de arte han sido donadas o compradas, en gran medida, con el mismo ob-

jetivo que en el Metropolitan. Las obras de arte fueron proporcionadas al museo por

aristócratas y magnates de la ciudad y, al igual que en Nueva York, hubo importan-

tes ayudas del gobierno local. Los fundadores querían alardear de la riqueza de la

ciudad, declarar su madurez cultural y hacerse respetar. Pretendían demostrar, me-

diante las colecciones que adquirían, que Los Ángeles era un microcosmos del mun-

do. Con ello resaltaban el valor del cosmopolitismo y hacían un respetuoso guiño al

multiculturalismo de la ciudad. Cabe mencionar que existen planes para modificar

la organización expositiva del LACMA y así mejorar la manera en la que se reflejan

los distintos orígenes y realidades culturales de la Costa Oeste. Se dice que en unos

años, al entrar en el LACMA, lo primero que se podrá contemplar será la colección

precolombina, a la izquierda, y la coreana a la derecha. El arte japonés ya cuenta con

su propio pabellón. Estos cambios pretenden diferenciar al LACMA del Met, y refle-

jan el hecho de que Los Ángeles tiene un tinte latinoamericano y que se encuentra

en la costa del Pacífico. También pretende resaltar que Los Ángeles es la ciudad del

aquí y ahora.

Resaltando la idea de contemporaneidad, un nuevo museo de arte contem-

poráneo ha abierto recientemente sus puertas dentro del complejo museográfico del

LACMA. La intención es distinguir un museo enciclopédico de otro, un potencial de ri-

queza y poder de otro, mediante su principal eje de influencia: en el caso de Nueva York

dicho eje es Europa y en el de Los Ángeles los países de la costa del Pacífico. Por últi-

mo, se intenta destacar de una forma subliminal (sea verdad o no), que Los Ángeles es

la ciudad del futuro y Nueva York la del pasado. En ambos casos, el dinero, la histo-

ria y el poder vienen de lo más alto, desde fuera de las culturas allí representadas.

El ideal de museo, el gran escaparate multicultural, con colecciones y exposicio-

nes para todos los públicos, dirigido desde fuera para ser presentado al mundo, ha fun-

cionado bien desde hace mucho tiempo. Es necesario que siga haciéndolo. Es, junto con

instituciones como las bibliotecas o las universidades, la mejor manera de preservar el

ADN cultural de la humanidad. Pero algo sucedió en los sesenta y los setenta que puso

de manifiesto la necesidad de que hubiera distintos tipos de museos en el panorama cul-

tural de los Estados Unidos. Pasó en Nueva York, en Los Ángeles y en el resto del país.

¿Qué es lo que sucedió? Lo que ocurrió fue que la gente representada en los

museos comenzó a rebelarse. Querían decidir cómo se les iba a representar. Querían

contar su propia historia, coleccionar las piezas de arte y determinar la naturaleza de

su influencia DESDE DENTRO.

Así que cuando el Met decidió ser más multicultural (esto ocurrió cuando el

término multicultural empezó a cobrar importancia), y cuando intentó dar respuesta

a la necesidad de contar “otras” historias, dedicó una exposición al renacimiento de

Harlem a finales de los sesenta. Aunque el tema expositivo era distinto al típicamente

presentado, el Met siguió sus antiguos patrones y organizó el evento desde FUERA de

la comunidad afroamericana (no hubo nadie que se lo replanteara). Tras la inaugu-

ración se desató una gran tormenta; la ola de furia que llegó de la comunidad negra

puso el universo del Met patas arriba. Era el espíritu de la época, eran los sesenta en

su máximo esplendor.

El arrebato contra el Met coincidió más o menos en el tiempo con el nacimien-

to del Studio Museum of Harlem en 1968. Fue el primer museo en Estados Unidos

dedicado al arte contemporáneo afroamericano. Se creó desde dentro; se organizó

por gente que provenía de dentro de la cultura. El Museo del Barrio siguió sus pasos,

donde las comunidades puertorriqueñas y caribeñas de Nueva York quisieron, ELLOS

MISMOS, contar sus propias historias.

Nacía un nuevo modelo. Un modelo que influyó a todo Estados Unidos y que

se fue repitiendo de diversas maneras, museo tras museo. Tuvo un especial impacto en

Los Ángeles, sobre todo en instituciones alternativas, de hecho funcionó más en centros

de arte y galerías que en museos. Esto pasó en Los Ángeles al principio de la década de

los setenta, en un momento en el que todas las culturas querían contar su propia histo-

ria y escapar de la influencia de los museos enciclopédicos. Al principio, estos espacios

alternativos reflejaban las experiencias de las comunidades latina, hispana y chicana.

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

Para entender por qué el viejo concepto de museo enciclopédico está desfasado,

es importante darse cuenta de que la mayoría de las piezas y obras que exhibían eran

regalos de los ricos y poderos. Ellos mismos las elegían y determinaban el valor de

dichas colecciones. Estaban gestadas por gente de fuera de las comunidades de los

objetos representados y las usaban para contar la historia que el museo quería contar.

Esas historias nunca eran contadas por aquellos que estaban dentro. Los objetos eran

comisionados por una élite externa. Cabe mencionar que, dada la estructura fiscal de

Estados Unidos, en nuestras ciudades siempre se ha fomentado que ricos y poderosos

donaran sus propias colecciones a los museos; siempre y cuando pudieran sacar di-

nero de las donaciones o, al menos, conservar su riqueza.

Lo cierto es que aunque ese antiguo modelo fuera el acertado, hoy en día no

podría volver a repetirse. Las obras son demasiado caras y ya no son tan accesibles;

los principios ideológicos, la forma de entender el patrimonio cultural y las leyes han

cambiado tanto que la mayoría de obras que representan aquellos ideales más cosmo-

politas serían imposibles de exportar e importar. En este tiempo de globalización en

el que vivimos, las comunidades se han dado cuenta de que si no preservan su propio

patrimonio, lo perderán para siempre. El antiguo modelo es una aventura práctica-

mente terminada. Seguirá adelante con lagunas que superar, fortalezas que resaltar

y lecciones que enseñar.

Hoy en día, el nuevo universo de museos que se ha ido formando es una explo-

sión de ejemplos de ese nuevo modelo, y demanda un enfoque muy diferente. Ese es

el modelo del que quiero hablar hoy.

Museos étnicos y de culturas específicas

Durante los últimos treinta años, los museos étnicos y de culturas específicas se han

ido multiplicando por todo el país. A continuación, quiero hablar de la aparición y la

consolidación de este nuevo modelo. Cabe mencionar que el modelo de cultura o etnia

específica se basa en una noción completamente diferente de la que hoy se conoce como

modelo multicultural, en el cual, los museos enciclopédicos tienen salas dedicadas a

representar lo mejor de las “otras” culturas que albergan. El nuevo modelo, más que

presentar al museo como un microcosmos del mundo, constituido por un mosaico

de culturas, busca que cada una de las etnias o culturas sean el centro de su propio

universo, asumiendo la responsabilidad de mostrar al visitante su propio legado.

Emana DESDE DENTRO, es la voz del pueblo. Me gustaría hacer hincapié en uno de

los tipos principales de ese modelo. Cabe señalar que hay muchas variantes dentro

de este modelo, pero voy a resaltar uno en especial, a saber, los museos norteameri-

canos de minorías.

Estados Unidos tiene suerte de contar con un gran número de museos de mi-

norías. Los norteamericanos de minorías son, norteamericanos que todavía conser-

van su identidad de origen, pero que adoptan la cultura norteamericana, al igual que

dicha cultura les adopta a ellos. Sin embargo, esa adopción es verdaderamente fuerte

y recíproca cuando la Norteamérica colectiva siente que la parte norteamericana de

la ecuación es, al menos, tan importante como la parte étnica. Los norteamericanos

de minorías han existido desde siempre: los griego-americanos o italo-americanos, por

ejemplo. Podemos ver la evidencia de ello en la comida, como la pasta con baclava

que caló hondo en Estados Unidos. Podemos ver la prueba de su influencia positiva

cada vez que entramos en el Metropolitan. Los griegos y los italianos no necesitaban

tener sus museos étnicos propios. Ellos son el grupo étnico al que la Norteamérica

comercial ha reclamado como los cimientos de su cultura, al igual que todos los de-

más países europeos cuyo arte acoge a los visitantes nada más subir la escalera prin-

cipal del Met.

Pero el museo que representa a los “otros” norteamericanos empezó como

un movimiento en Nueva York, a finales de los sesenta y principios de los setenta, en un

momento de revolución global. En todos los casos, estos museos fueron creados por

comunidades vivas y dinámicas y no son museos de reliquias históricas. No repre-

sentan culturas ya desaparecidas.

A continuación les presentaré tres exitosos museos de este tipo que se encuen-

tran en California, para después detenerme en un nuevo y atrevido museo en Dearbon

(Michigan), y contemplar finalmente la extraña situación que los museos latinos o

hispanos experimentan en Estados Unidos.

Antes, me gustaría señalar las características que parecen tener en común todos

los museos de éxito. Parecen ser muy consistentes en la exposición de estas caracte-

rísticas. En todos los casos:

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

• Se identifican como museos americanos.

• Tienen una narrativa unificada y coherente, que sale DESDE DENTRO, para

ser transmitida a su público.

• Han tenido grandes luchas en la Norteamérica anglosajona, que ya han supe-

rado o están superando.

• Quieren conservar viva su historia para sus hijos, que están siendo absorbidos

por la cultura norteamericana (algo que temen, pero de lo que se alegran).

• Quieren dar a conocer sus logros.

• Tienen un intenso deseo de ser tanto particularistas como universalistas.

• Tienen colecciones muy importantes o el potencial de conseguirlas.

• En su mayor parte, son una combinación de museos de historia y centros de

arte y cultura, además de lugares de encuentro agradables y seguros.

• Colaboran con otros museos de minorías norteamericanos.

• Pueden recibir ayuda política y financiera tanto del gobierno federal como del

estatal y de compañías DESDE FUERA de sus comunidades.

• Han recibido ayudas significativas DESDE DENTRO de sus propias comunidades.

• Son comunidades fuertes y dinámicas con ancladas raíces en Estados Unidos.

Cuatro ejemplos novedosos

A continuación me voy a detener en cuatro museos de éxito basados en este modelo.

En primer lugar hablaré del Skirball Cultural Center and Museum of the American

Jewish Experience. Encaja perfectamente con el criterio de museo étnico de éxito.

Esto se refleja en su propia descripción. El Skirball Museum insiste en ser un museo

norteamericano y tiene un guión claro y coherente que intenta transmitir tanto a su pro-

pio público como al exterior. En el caso del Skirball, su historia es la de Estados Unidos,

en el sentido de “refugio” y lugar de oportunidad para aquellos que llegaron al país.

Es una historia de optimismo inspirada por los paralelismos existentes entre los valo-

res judíos y los principios democráticos norteamericanos.

Los programas y exposiciones del Skirball mantienen una simbiosis común

con otras culturas. Son inclusivos, aún cuando intentan describir su particular historia,

cultura y religión. El Skirball colabora constantemente con otros museos norteame-

ricanos de minorías [fig. 1].

En su larga historia, los judíos nunca han existido en un vacío, sino en el clima

de hospitalidad que encontraron en Estados Unidos, y eso se refleja en el museo. Se

puede trazar un paralelismo con lo que sucedió en España durante la época de convi-

vencia. El museo tiene como principal objetivo generar comprensión y ecumenismo

entre sus visitantes. Enfatiza constantemente que es un lugar seguro en el que gente

de todo tipo puede reunirse.

Aunque la comunidad judía haya tenido sus luchas con la Norteamérica anglo-

sajona, el museo no dedica prácticamente espacio ni al antisemitismo ni al holocausto.

Es un museo sobre optimismo, que se centra menos en la lucha que en los logros con-

seguidos por los judíos en Estados Unidos. Se puede disfrutar de exposiciones que

van desde Einstein a Bob Dylan.

El Skirball refleja el deseo de los judíos de mantener viva en la memoria la ex-

periencia de convertirse en norteamericanos, sobre todo para sus hijos, que están siendo

absorbidos por una cultura norteamericana más amplia. Es una institución que enmar-

ca su propia historia a través de los objetos que colecciona, exhibe e interpreta.

En lo que se refiere a las características de su éxito, el Skirball ha desarrollado

una voz política muy significativa en Estados Unidos, lo que le ha llevado a recibir ayu-

da y apoyo del gobierno, tanto a nivel federal como estatal. Todos los museos étnicos de

éxito han recibido importantes sumas para ayudarles a emprender su actividad tanto

desde el exterior así como desde su propio interior.

Un segundo ejemplo que deseo mencionar es el Japanese American National

Museum, conocido como JANAM. El JANAM es también un sólido museo norteame-

ricano. Al igual que el Skirball, mantiene un guión coherente y una historia unificada

que consigue transmitir al público de su comunidad y al exterior. Pero a diferencia

del Skirball, la base del JANAM pretende relatar la parte más dolorosa de la historia

de su comunidad en Estados Unidos.

En el caso del Japanese American National Museum es una historia que gira al-

rededor de los “campos”. Ese es su verdadero fundamento. El JANAM pretende inmor-

talizar el periodo de los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial,

cuando los japoneses perdieron su dinero y sus propiedades y fueron llevados a campos

de concentración [fig. 2].

Los japoneses-americanos han tenido una lucha especial con la Norteamérica

anglosajona. Quieren que esa lucha se conozca, tanto por su propia gente como por el

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

mundo exterior, y por eso, quieren enmarcar ellos mismos su propia historia. Quieren

fomentar una mayor comprensión de sus principios y mostrar las violaciones a las que

fueron sometidos. Quieren utilizar el museo como una plataforma para educar y trans-

mitir la diversidad cultural y étnica de Estados Unidos, para que el hecho de ser dife-

rentes no pueda volver a ser utilizado, ni contra ellos ni contra ninguna minoría. Es

una defensa ante la repetición de esta sórdida parte de la historia de Estados Unidos.

El JANAM quiere mantener vivas las historias de su propia gente, sobre todo

por sus hijos, que están siendo absorbidos por la cultura norteamericana. Los matri-

monios interraciales son cada vez más comunes en esta comunidad y temen que sin

el museo, su cultura podría perderse.

Pero el JANAM no es sólo un museo “victimista”. Es también la celebración de

la cultura japonesa-americana y utiliza el arte para exhibir sus logros. Al igual que el

Skirball, es una combinación de historia, cultura material y museo de arte.

El JANAM también quiere manifestar sus logros y su dinámico papel en la

vida contemporánea de Estados Unidos. Una nueva iniciativa artística se ha conver-

tido en uno de los medios principales para conseguirlo. Grandes artistas, en especial

Isamu Noguchi, realizan bellas exposiciones en el JANAM. Pero también dan cabida

a jóvenes artistas contemporáneos.

El JANAM cuenta con importantes colecciones, a través de las cuales cuenta

su propia historia. También colabora con otros museos de minorías, sobre todo me-

diante un programa llamado Finding Family Stories. Es un gran centro cultural, un

lugar seguro de reunión para la comunidad.

Es importante resaltar la voz política del JANAM, ya que mediante ella han

conseguido financiación del gobierno. Tras muchos años de lucha, la comunidad

japonesa recibió disculpas de Estados Unidos. Esas disculpas llegaron en forma de

compensación económica DESDE FUERA que fue utilizada por la comunidad para la

construcción del museo. También recibió ayudas de fundaciones privadas DESDE

FUERA de la comunidad japonesa, gracias a las cuales el museo pudo ampliar sus ac-

tividades en la presentación y preservación del arte japonés-americano. Pero también

llegó dinero DESDE DENTRO, con aportaciones de la Japan Foundation y de muchos

otros miembros de la comunidad.

Para evitar que se piense que el JANAM es un museo aislacionista, hay que

señalar que ha creado recientemente el National Center for the Preservation of

Democracy (Centro Nacional para la Preservación de la Democracia). Este centro

intenta utilizar la propia experiencia de los japoneses-americanos para inspirar y edu-

car a los que se rigen por principios democráticos. Es una manera de mejorar Estados

Unidos a través del prisma del museo, para que lo que les sucedió a ellos, nunca más

le vuelva a suceder a ninguna minoría o cultura.

Destaca asimismo entre los nuevos museos el California African American

Museum (CAAM). El museo Afro-Am empezó con un guión coherente y unificado

desde una perspectiva afroamericana. Su base fundamental era la historia de escla-

vitud y el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Pero ahora está

abriendo los horizontes hacia una experiencia negra más extensa. Ha evolucionado

hasta la inclusión de africanos que han llegado recientemente al país y que no vivieron

ni la esclavitud ni el movimiento por los derechos civiles, pero que comparten la mis-

ma realidad racial. Uno de los retos más importantes al que se enfrenta el museo es

construir una perspectiva racial más amplia, ya que están llegando nuevas olas de in-

migración negra desde África y desde países latinos como México [fig. 3].

El Afro-Am funciona de una forma muy similar al Skirball y al JANAM: es in-

cluyente y particularista y representa la lucha y los logros de la comunidad, así que

no voy a volver a repasar los principios de estos museos.

Pero hay una diferencia entre los museos norteamericanos de minorías y el

Afro-Am. Esa diferencia es que el resto de etnias y minorías llegaron al país volun-

tariamente en busca de un refugio y de oportunidad. Ese no fue el caso de los afro-

americanos, y no pueden dar marcha atrás. Ni siquiera saben de dónde vienen. Uno

de los motivos principales por el que fundaron sus instituciones culturales era descu-

brir su historia y sus raíces. Eso les brindaba la oportunidad de conocer la totalidad de

su identidad, algo que no hubiera sido posible en ninguna otra institución norteame-

ricana. También les permite celebrar su propia perspectiva y compartirla, además de

demostrar que ellos también forman parte de una cultura mayor y en constante creci-

miento, en la cual continúan luchando, a la vez que floreciendo.

El CAAM ha conseguido desarrollar una voz política que le ha permitido reci-

bir financiación del gobierno federal y estatal. Al contrario que el Skirball o el JANAM,

el CAAM es un museo estatal, que recibe dinero del Estado. Colecciona toda clase de

objetos, desde antiguos utensilios de cocina, hasta importantes obras de arte, siempre

de acuerdo con sus propios principios. El personal, todos educadores de corazón,

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

señalan que su arte, cultura e historia forman parte de un todo. Están unidos. Todas

las exposiciones se enmarcan según su propia perspectiva, y esa perspectiva está cam-

biando y abriendo más sus miras. Si nos fijamos en sus últimas exposiciones, vere-

mos como destaca su interés por la historia, África y el arte.

Y finalmente es imprescindible referirse al Arab-American Museum en Dear-

bon, Michigan. A diferencia de los ejemplos anteriores, se trata de un museo que no

está en California, sino en Michigan, y que se ha sumado recientemente a este reto

de una forma muy especial [fig. 4].

El Arab-American Museum abrió sus puertas en mayo de 2005. Ha tenido

una lucha muy especial en el mundo anglosajón de Estados Unidos. Hasta el 11 de sep-

tiembre esa lucha era, en cierta manera, bastante parecida a la que tuvieron los demás

(la mayoría de los árabes-americanos son cristianos), pero después del 11 de septiem-

bre, todo cambió para ellos. Con un nivel de hostilidad y sospecha tan alto, daba la

sensación de que los árabes-americanos, al igual que hicieron muchos grupos de in-

migrantes, podrían transmitir entendimiento y defender su cultura y principios a

través de un museo propio.

Como dijo el embajador Barder Omar Al-Dafa en el acto de inauguración:

“después del 11 de septiembre, que fue un acontecimiento terrible, los medios de co-

municación han desempeñado un papel negativo en la forma de retratar a los árabes

y musulmanes, relacionándoles con el terrorismo. Es cierto que algunos son terroris-

tas, aquellos que cometieron esos actos tan horribles, pero son sólo unos pocos. No

representan el total de la comunidad árabe e islámica en el mundo. Pienso que parte

del mensaje de este museo es transmitir a los norteamericanos, sobre todo a las gene-

raciones más jóvenes, una imagen diferente de los logros conseguidos por los árabes-

americanos en política, deportes, negocios, arte y el mundo del espectáculo”.

Este museo se asemeja en su estructura a los otros museos de los que hemos

hablado. La colección permanente, al igual que muchos otros museos de este tipo, se

presenta como “Llegando a Nortemérica”, “Viviendo en Norteamérica”, “Causando

un impacto”. Las exposiciones temporales muestran los logros de artistas y figuras im-

portantes dentro de la comunidad árabe-americana. El museo siempre intenta man-

tener un sano equilibrio entre el ser víctimas y el tener éxito, entre un pasado malo y

un futuro bueno. Al igual que los otros, es un centro de arte, un centro cultural y un

lugar de reunión. Es un lugar público creado desde dentro, para los de dentro y los de

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

Fig. 1. Skirball Cultural Center and Museum of the American

Jewish Experience, Los Ángeles

Fig. 2. Japanese American National Museum (JANAM), Los Ángeles

Fig. 3. California African American Museum (CAAM),

Los Ángeles

Fig. 4. Arab-American Museum, Dearbon (Michigan)

fuera, con la intención de mostrar la humanidad de los árabes-americanos a través de

la experiencia compartida de la inmigración. Como ellos mismos dicen en su decla-

ración de intenciones:

“El museo resalta las experiencias compartidas de grupos de inmigrantes y grupos

étnicos prestando un tributo a la diversidad de nuestra nación”.

Al igual que los demás museos, el Arab-American Museum ha sido capaz de desarro-

llar una voz política y económica que le ha permitido obtener financiación, en este caso,

de importantes empresas. Al estar en el Estado de Michigan, los fabricantes de coches

han donado mucho dinero a este museo. Al contrario de lo que se piensa, el gobierno

federal también contribuye con este museo, al igual que lo hace con los demás, median-

te un programa de desgravaciones fiscales para todos aquellos que realicen donaciones.

Al igual que otros museos de este tipo, para poder alcanzar el éxito, también

ha tenido que recibir numerosas contribuciones (dinero y obras de arte) desde den-

tro de su propia comunidad en Estados Unidos y del mundo árabe en general.

A modo de conclusión

Existen muchos museos de este tipo en Estados Unidos como el Chinese American

Museum o el Korean American Museum. Sin embargo, en 2008, año en el que se está

produciendo esta conferencia, no existe ningún gran museo latino que albergue artis-

tas de origen latinoamericano viviendo y trabajando en California. (Hay un museo

latinoamericano llamado MOLA, pero es diferente, ya que está dedicado al arte rea-

lizado por artistas que viven en Venezuela, Guatemala, México y el resto de Latino-

américa). Pero no hay ningún museo sobre la experiencia estadounidense compartida

por mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, colombianos, etc., en la ciudad de Los

Ángeles, que es una de las ciudades hispanoparlantes más grandes del mundo.

Hay muchas razones que explican esto, pero la más notable es la falta de una

historia coherente y unificadora en la experiencia de llegar y asentarse en Estados

Unidos. Todas las otras características de las que hemos hablado existen en esta co-

munidad, incluyendo el acceso al dinero, pero sin una historia unificadora, el museo

no ha podido materializarse. De momento, las comunidades de mexicanos, salvado-

reños, guatemaltecos, etc., se tienen que conformar con espacios alternativos que na-

cieron en los sesenta como The Plaza de la Raza o el Self-Help Graphics, entre otros

proyectos y promesas que aún están en el aire, pero que no se asemejan a ninguno de

los museos que hemos descrito.

Para terminar, voy a hablar de un museo enciclopédico DESDE FUERA que

está intentando hacer una exposición DESDE DENTRO. El LACMA acaba de inaugurar

una atrevida exposición llamada Phantom Sightings. Esta muestra, que es la primera

exposición chicana del LACMA en décadas, es descrita como poschicana, y represen-

ta una nueva generación que opera desde fuera de su movimiento social o cultural. Lo

hace, según su conservador, en el marco de los medios de comunicación globales y de

una cultura urbana políglota y polifacética. Esta exposición puede significar, nunca

se sabe, el final de la ola de museos étnicos y de culturas específicas sobre los que he es-

tado hablando y el principio de museos y exposiciones sobre etnias y culturas híbri-

das resultado del nómada global, cuyo hogar es una paradoja sin fronteras. Estas

exposiciones serán representativas de un nuevo momento y la gente a la que represen-

ten serán aquellos cuyos corazones estén en un constante momento de ruptura y re-

composición. Un nuevo modelo de museo puede estar a punto de definirse otra vez.

Tendremos que esperar para saberlo.

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO SELMA HOLO La multiculturalidad al cuidado de los museos. Los museos al cuidado de la multiculturalidad

Únicamente con superlativos puede calificarse al Metropolitan Museum of Art, situado

en la Quinta Avenida, con su imponente fachada neoclásica y su magnífica escalinata.

De enormes dimensiones, atrae anualmente a unos 4,5 millones de visitantes proceden-

tes de todos los rincones del mundo. Con una vasta colección de más de dos millones

de obras de arte que abarca más de cinco mil años de cultura e historia mundial,

desde la Antigüedad hasta el presente, el Metropolitan es el mayor museo de arte de

Estados Unidos.

Los educadores del Met somos polifacéticos; aunque podemos estar especiali-

zados en ciertas áreas de la colección (por ejemplo, mi especialidad es el arte precolom-

bino), debemos tener conocimientos generales y ser capaces de hablar sobre diversos

aspectos de la colección y de las exposiciones temporales, desde las estatuas del anti-

guo Egipto hasta las pinturas monocromáticas de Jasper Johns que se exponen en la

actualidad. En el Metropolitan diseñamos, desarrollamos y ofrecemos una amplia

variedad de programas para visitantes de todas las edades; ofrecemos conferencias

especializadas para los visitantes más informados, así como diversas actividades y ex-

periencias para los que visitan el museo por primera vez, y presentamos eventos ar-

tísticos en las salas del museo y en los nuevos espacios de enseñanza, así como por

toda la ciudad de Nueva York y alrededores.

Aunque la colección y el tremendo alcance del Metropolitan son únicos, los

problemas a los que se enfrentan los educadores del museo no lo son. Como educa-

dores de museos de arte nos hacemos miles de preguntas mientras nos preparamos

para el gran encuentro. Es ese momento, ese en el que establecemos un diálogo enri-

quecedor entre el público y las obras de arte, el que resulta más valioso para nosotros.

¿Quiénes participan en el programa?¿Cuáles son sus expectativas?¿Qué obra u obras

de arte vamos a escoger para la presentación?¿Cómo atraemos a nuevos públicos?

¿Cómo proponemos al público más experimentado nuevas formas de apreciar el arte,

de modo que logremos su participación en un gratificante diálogo con las obras de

arte y otros miembros del grupo? Como educadores de museo, perseguimos conti-

nuamente la profundización en nuestros conocimientos sobre el arte. Primero nos

familiarizamos con el arte para completar después nuestra preparación, situando la

obra de arte y el artista en un contexto histórico y cultural con objeto de crear un puen-

te entre éste y el público. Sin embargo, sin la previa consideración de los intereses y las

necesidades de este último, incluso la obra más asombrosa puede resultar inaccesible.

113

¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

AMY SILVA

THE METROPOLITAN MUSEUM OF ART, NUEVA YORK

Aprendí esta lección hace muchos años, cuando preparaba mi primera presenta-

ción pública como educadora en las salas del Metropolitan. Iba a hablar sobre el pintor

puertorriqueño del siglo XVIII José Campeche, de quien no había oído hablar antes de

trabajar en la exposición. Durante meses, leí y me embebí de todo lo que encontré so-

bre el artista; incluso visité la isla de Puerto Rico, con el fin de situar a Campeche y su

obra en un contexto histórico y cultural. Pero de repente me sentí abrumada; la idea de

dar una charla en el Metropolitan era aterradora. Pensaba en todos esos educadores

con tanta experiencia y aplomo y tenía que demostrar que era uno de ellos. Al día si-

guiente, respiré hondo y fui al encuentro del público, adultos que habían venido al mu-

seo específicamente a escuchar la charla sobre José Campeche. Recité hábilmente todo

lo que había aprendido, pasando de pintura a pintura, desempeñando el papel de la

perfecta historiadora de arte; me había convertido en una verdadera placa informa-

tiva. Volviendo la vista atrás, me pregunto si observé realmente esas pinturas. Duran-

te la charla, me fijé en una mujer del grupo, elegantemente vestida, que escuchaba

atentamente cada una de mis palabras. Finalmente la reconocí; era Josie, la limpiado-

ra del Departamento de Educación, que había acudido al museo en su día libre. Me

alegré de que estuviera allí. Cuando volví a mi oficina descubrí que Josie la había llena-

do de flores y globos. Mis colegas, que habían estado dando este tipo de charlas duran-

te años, estaban desconcertados, ya que ellos nunca habían recibido tantas atenciones.

Sin embargo, yo lo entendí perfectamente. Josie me enseñó una valiosa lección. Me hizo

darme cuenta de que lo importante de mi trabajo como educadora de museo no era yo,

sino mi papel de convertir en suyo el arte. Tenía que ser un hilo conductor, un cons-

tructor de puentes entre el público y las obras de arte, un objetivo personal que he

perseguido desde entonces.

Aunque durante los últimos veinte años ha habido muchos cambios en la edu-

cación que se imparte en los museos, muchas cosas permanecen igual, especialmente el

desafío de llevar a cabo presentaciones directas en las salas del museo y lograr la impli-

cación del público. Los educadores aún forman parte de la ecuación, de ese triángulo

imaginario donde la obra de arte ocupa un vértice, el visitante otro y el educador el ter-

cero. Algunos ponentes pueden eclipsar inconscientemente la obra de arte situándose

delante de ella o convirtiéndose en el centro de atención. Otros, aún colocándose a un

lado, simplemente son un sustituto de la cartela o bien recitan todo lo que saben, sin lo-

grar la participación activa del grupo en un debate. Sin embargo, otros se convierten en

una parte del público, optan por pasear alrededor del grupo y entre sus miembros, in-

vitándoles a examinar la obra o pidiéndoles que lo hagan, lo que permite y facilita el es-

tablecimiento del diálogo. Por supuesto, el estilo que se escoja es totalmente personal,

pero también debe adaptarse a la naturaleza del evento y al volumen y las característi-

cas del público al que uno se dirija. Lo ideal es que continuemos buscando el equilibrio

entre observar, aprender a mirar y hablar sobre arte, y que continuemos buscando el

equilibrio entre la transmisión de una información útil y precisa a nuestros distintos pú-

blicos al tiempo que les permitimos reflexionar, hacer conjeturas, interpretar y añadir

significado a la obra, haciendo relevante la experiencia, haciendo suyo el arte.

Enseñar en un gran museo como el Metropolitan requiere una pedagogía es-

pecializada, una que implica trabajar con obras de arte originales y públicos muy di-

versos. También exige cierto nivel de confianza, así como flexibilidad y capacidad

de adaptación, especialmente cuando se comparten los espacios del museo con otros

grupos. Si bien somos conscientes de que conocer la amplísima colección del museo

puede llevar años, también apreciamos las tremendas oportunidades que nos ofrece.

Nuestras charlas y programas no están preestablecidos, por lo que tenemos libertad

para escoger obras que se ajusten a los intereses y las necesidades de nuestros visitantes,

al tiempo que les ponemos en contacto con arte de ayer y de hoy y, gracias a él, les lle-

vamos en un viaje por el mundo.

Hoy en día, cuando parece que nos bombardean constantemente con informa-

ción visual en la televisión, en nuestros ordenadores, en el autobús, en todas partes, el

museo puede ser un santuario; un lugar donde se puede tener un cierto control sobre

el arte que se escoge contemplar y el tiempo que se desea emplear en ello, observándo-

lo y sintiéndolo. Estamos tan acostumbrados a recibir imágenes a un ritmo vertiginoso

que, a menudo, es difícil para los visitantes de los museos pasear con tranquilidad e inte-

riorizar completamente unas pocas o incluso una única obra de arte. Muchos visitantes

tienen el hábito de echar un rápido vistazo a casi todo mientras atraviesan las salas y “[...]

a menudo se paran delante de una obra, incluso si esta les gusta, durante medio minuto

escaso antes de seguir adelante”, según David N. Perkins, del Harvard Project Zero1.

115114

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

1 David N. Perkins: The Intelligent Eye: Learning to Think by Looking at Art. Santa Mónica, California, The Getty

Center for Education in the Arts, 1994, p. 31.

Esto no supondría un problema, dice, si “estuvieran decidiendo qué es lo que van a

mirar con más detenimiento. Desafortunadamente, la mayoría de los visitantes no

tiene tiempo para ninguna observación más detenida”2.

Por lo tanto, el papel del educador de museo es enseñar al público a contener su

impulso de atravesar rápidamente una exposición o galería y a extraer más de mirar me-

nos. Al tiempo que involucramos al público en el diálogo sobre el arte, también moldea-

mos conductas adecuadas, aquellas que pueden hacer sus visitas al museo más

satisfactorias. Así, podemos moldear la forma de abordar el arte y apreciarlo mejor cen-

trándonos en menos obras de arte. Proporcionamos instrumentos a los visitantes, como el

lenguaje visual y descriptivo; les enseñamos cómo observar con mayor detenimiento y con

espíritu crítico, lo que desarrolla sus habilidades visuales; y les guiamos en la experiencia,

de forma que puedan abordar las obras de arte directamente y de forma independiente.

Esto es así especialmente en el trabajo realizado con jóvenes estudiantes y visitantes pri-

merizos, que esperamos se conviertan en visitantes asiduos de nuestras instalaciones.

Preparando el encuentro: ¿Qué es arte?

Si tenemos en cuenta que los museos de arte son un fenómeno relativamente reciente

en la historia de la humanidad, que proceden de los gabinetes de curiosidades euro-

peos, debemos admitir el hecho de que la inmensa mayoría de las obras que forman

parte de las colecciones de los museos no eran consideradas “arte” por sus autores. Por

ejemplo, las obras de la Antigüedad se observan fuera de contexto, al igual que las obras

de otras partes del mundo, especialmente las que se crearon para uso religioso u otras

funciones. En algunos casos, los autores desecharon los objetos o los devolvieron a

la naturaleza al completar la ceremonia o el ritual específico, como es el caso de los

Bis Poles de los asmat de Nueva Guinea, realizados específicamente para los rituales

funerarios3 y no para su exposición en un museo. En la actualidad, estas obras se alzan

imponentes en nuestras nuevas Oceanic Galleries (Salas de Oceanía). En nuestro diá-

logo sobre estas obras debemos permitir que actúen también a modo de espejo má-

gico, como ventanas a mundos de épocas pasadas o a culturas completamente

desconocidas para nosotros. Las obras de arte tienen este poder, nos transportan a

otros lugares y épocas, nos transmiten su propósito y, tal vez, arrojan luz sobre algu-

nos de sus significados ocultos, siempre y cuando haya una predisposición. De esa for-

ma, podemos empezar a apreciar las obras de arte, las culturas de las que proceden y

su particular sentido de la belleza y la estética.

No obstante, hay quien cree que uno no puede aprender sobre el arte en los

museos. En su ensayo Thinking with Things: Toward a New Vision of Art, Esther

Pasztory, catedrática del Departamento de Arqueología e Historia del Arte Preco-

lombino de la Columbia University, plantea un interesante debate sobre lo que es arte

y lo que no lo es4. Nos desafía a redefinir el “arte” y a considerar el concepto de “ob-

jeto” en su lugar, aunque ella misma admite que este último tampoco es apropiado.

Esta catedrática afirma: “No existen objetos artísticos. [...] Sólo existen objetos comu-

nicativos”5. Su argumento merece cierto crédito. Al fin y al cabo, ¿no comunican algo

todos los “objetos artísticos”? Además, ¿a quién le corresponde asignar el término

arte a un objeto; al autor, al coleccionista, al conservador del museo o al espectador o

visitante del museo? ¿A cuánta gente conocen que no consideraría arte los Bis Poles

de los asmat, a pesar del genio creativo que talló estas pilas de figuras ancestrales en

las raíces de un mangle?6.

Pasztory continúa afirmando: “Considero el arte contemporáneo de los mu-

seos de lo más triste; sin tener otro lugar al que ir más que a esta tumba del pasado,

donde serán contempladas como una estatua asiria rota, se las embalsama mientras

117116

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

2 Ibíd., p. 36.

3 “Bis Pole [Asmat people, Omadesep village, New Guinea, Papua (Irian Jaya) Province, Indonesia]

(1979.206.1611)”. En Heilbrunn Timeline of Art History. Nueva York, The Metropolitan Museum of Art, 2000.

En http://www.metmuseum.org/toah/ho/11/ocm/ho_1979.206.1611.htm (octubre de 2006).

4 Esther Pasztory: Thinking with Things: Toward a New Vision of Art. Austin, University of Texas Press, 2005,

p. 7.

5 Ibíd., p. 10.

6 Emily Caglayan: “The Asmat”. En Heilbrunn Timeline of Art History. Nueva York, The Metropolitan Museum

of Art, 2000. En http://www.metmuseum.org/toah/hd/asma/hd_asma.htm (octubre de 2004).

aún viven”7. Retomaremos el arte del antiguo Oriente Próximo más adelante; mientras

tanto, Pasztory nos plantea un gran reto. ¿Qué podemos hacer, como educadores de

museo, para convertir el diálogo con el arte en algo significativo?¿Cómo nos asegura-

mos de que los objetos no “mueren” cuando pasan a formar parte de las colecciones

de los museos?

Programas para adultos

Consideremos algunos de los diversos enfoques y estrategias educativas que han

demostrado su eficacia con nuestros distintos públicos. Además de una amplia varie-

dad de programas para niños en edad escolar, el Metropolitan ofrece múltiples opor-

tunidades de aprendizaje para adultos en formación y visitantes en general. Nuestro

programa de charlas, por ejemplo, resulta muy atractivo para los visitantes asiduos,

muchos de los cuales acuden de forma regular para seguir a determinados ponentes,

independientemente del tema tratado. Educadores y conservadores del museo e his-

toriadores de arte independientes presentan estas charlas públicas, que pueden atraer

grandes concentraciones de gente, reuniendo en ocasiones a 100 o más participantes en

nuestras presentaciones más populares. También disponemos de una impresionante

gama de visitas guiadas que se ofrecen en inglés y otras nueve lenguas, satisfaciendo

así las necesidades de nuestros visitantes internacionales. Las visitas guiadas destacan

los puntos importantes de la colección y proporcionan una información más general

que el programa de charlas. Para el propósito que nos ocupa, abordaremos algunos de

los programas para adultos que fomentan el diálogo entre los participantes. Solemos

organizar clases, talleres, días dedicados a los expertos y otros eventos en espacios ha-

bilitados para pequeños grupos, lo que supone una diferencia fundamental con las

clásicas conferencias y charlas; no obstante, los educadores más eficaces que conozco

son capaces de implicar en el diálogo a todo un auditorio. Trataremos los enfoques de

los Community and Workplace Programs (Programas Comunitarios y para Centros

de Trabajo), una iniciativa del Metropolitan con una larga trayectoria que se orienta

al público adulto, especialmente a aquel que es nuevo en el museo.

El crítico de arte Kenneth Clark nos dice: “El arte no es un chupa-chups, [...]

el significado de una gran obra de arte, o lo poco que podamos entender de ella, debe

relacionarse con nuestra propia vida de forma que aumente la energía de nuestro

espíritu. [...] La observación de un cuadro exige una participación activa y, en las pri-

meras etapas, cierta dosis de disciplina”8. De esta forma, accedemos al diálogo abierto

donde estimulamos al público más experimentado a sentir el arte de nuevas y grati-

ficantes maneras.

El pasado otoño, durante una de nuestras grandes exposiciones, The Age of

Rembrandt: Dutch Paintings in The Metropolitan Museum of Art (La época de Rembrandt:

pintura flamenca en el Metropolitan Museum of Art), invitamos a un grupo de no

más de trece educadores de museos a un día de expertos. Nuestro objetivo era reunir

educadores de diversas instituciones con importantes coleccionistas de arte flamen-

co; pretendíamos organizar un día de exposición privada para ellos, un día en el que

pudiéramos introducirles en un debate y una observación minuciosa de las pinturas.

En primer lugar, guiados por nuestra renombrada educadora Rika Burnham9,

exploramos las salas individualmente para dedicar después el resto de la mañana a in-

tentar comprender el autorretrato de Rembrandt de 1660 [fig. 1] y a hablar sobre él.

Nuestro tiempo con Rembrandt fue íntimo. Observamos la pintura; después, volvimos

a observarla mientras nos concedíamos cinco minutos o más de callada contemplación

y exploración. Aunque a primera vista este silencio puede parecer extraño, resultó ser

una pieza clave del ejercicio. En cuanto cesó de parecer incómodo, fue parte clave.

Cuando se rompió el silencio, hablamos sobre el uso que hace Rembrandt de la luz

y la sombra, sobre su gusto por los colores oscuros, del toque de rojo de su camiseta

interior y de la textura de su jubón. Nos centramos en su expresión; la de un hombre

entrado en años, de cabello ralo y grisáceo (a pesar de que contaba sólo 54 años),

119118

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

7 Esther Pasztory: Thinking with Things: Toward a New Vision of Art. Austin, University of Texas Press, 2005,

p. 12.

8 Kenneth Clark: Looking at Pictures. Nueva York, Holt, Rinehart and Winston, 1960, p. 15.

9 Durante la elaboración de este artículo, Rika Burnham asumió el cargo de directora de Educación de la Frick

Collection, Nueva York.

frente arrugada, ceño fruncido y labios apretados, entre otras cosas. Comentamos lo

poco que se favorece; más bien se nos presenta con cierto grado de resignación, como

si dijera: “Aquí estoy. Esto es lo que soy, un artista, nada más”. Después de un rato,

nos alejamos para comparar esta pintura con otra. El cambio de posición fue otra par-

te importante del ejercicio, ya que nos dio una perspectiva diferente de la pintura y del

estilo del artista. Tras esto, hablamos sobre el medio social en el que Rembrandt vivía

y trabajaba, sobre sus éxitos y fracasos y sobre su consideración actual de gran maestro.

No había observaciones acertadas ni equivocadas; los participantes compartían libre-

mente sus reacciones ante este autorretrato de una forma abierta, fluida e informal.

El comisario, Walter Liedke, que nos había acompañado durante toda la maña-

na, nos guió después por toda la exposición centrándose en cómo y cuándo se habían

adquirido las pinturas y explicando las premisas de la exhibición. Este recorrido nos

permitió, además, situar a Rembrandt en el contexto más amplio de sus contemporá-

neos. Más tarde, comentó lo sorprendido que se estaba de ver lo mucho que el grupo

disfrutaba y aprovechaba la observación de una única pintura, simplemente contem-

plándola y hablando sobre ella. En este caso particular, el enfoque del educador y del

comisario no podían haber sido más diferentes; aún así, ambos enfoques eran válidos,

y cada uno de ellos llevaba a una conclusión diferente. Independientemente de lo bien

que pensáramos conocer el retrato y a su autor, esa mañana cada uno de nosotros es-

tableció una nueva relación con él.

En marzo organizamos otro día dedicado a los expertos de nuestra nueva ex-

posición, Poussin and Nature: Arcadian Visions (Poussin y la naturaleza: vistas idílicas).

Esta vez, invitamos a unos 40 historiadores de arte y estudiantes universitarios de dis-

tintos lugares de Estados Unidos y Europa. El objetivo era reunirlos para examinar y

debatir los paisajes del maestro francés del siglo XVI Nicolas Poussin (1594-1665). En

el transcurso de la mañana surgieron debates improvisados, abiertos y estimulantes

conducidos por el comisario; los expertos pusieron en duda las ideas preconcebidas de

unos y otros a medida que examinaban una pintura tras otra. ¿Fueron idea suya sus

primeros paisajes pastorales?¿O fueron estos dibujos y pinturas líricas el resultado

directo de la influencia de Tiziano y la escuela veneciana?¿Qué nos dicen las capas

subyacentes de las pinturas? De nuevo, no había respuestas correctas ni incorrectas;

más bien era historia del arte en proceso de elaboración, ya que comisarios de arte,

conservadores, directores y educadores, junto con catedráticos de Historia del Arte

121120

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

Fig. 1

Rembrandt Harmensz. van Rijn

Autorretrato, 1660

Óleo sobre lienzo. 80,3 x 67,3 cm

The Metropolitan Museum of Art

Legado de Benjamin Altman,

1913 (14.40.618)

y sus estudiantes, cuestionaban las viejas ideas y planteaban algunas nuevas. Al con-

vertirse en objeto de debate, las pinturas adquirieron relevancia y vitalidad. El papel

desempeñado por el educador en este diálogo serio, a la vez que excitante, era com-

plementario y consistía principalmente en preparar el escenario, ponerse cómodo y

permitir que el intercambio tuviera lugar; posiblemente un desafío para los que pre-

fieren ser el centro de atención.

Siguiendo nuestra costumbre, solemos organizar unos cinco o seis días para

los expertos al año (Scholar’s Days), celebramos ambos eventos un lunes, día en que el

museo permanece cerrado al público. En ellos nos dirigimos a un público especializa-

do y bien preparado y comenzamos cada día con la contemplación individual en las

salas del museo. Del mismo modo, también llevamos a cabo sesiones de formación

para la promoción del personal, que van dirigidas a profesores, a nuestros docentes vo-

luntarios y a becarios de programas de verano para ayudarles a sentirse más cómodos

en el desempeño de su papel como conductores de los debates. Estas ocasiones pueden

resultar tan fascinantes como los diálogos, y reconocemos que nos implicamos en

ellas y “predicamos con el ejemplo”.

Programas comunitarios y programas para centros de trabajo

Durante años, el trabajo más significativo que he llevado a cabo ha sido el desempe-

ñado en el marco de los programas comunitarios y los programas para centros de tra-

bajo. Todos los días representantes del museo se desplazan a distintos lugares, dentro

y fuera de Nueva York, como un primer paso en la presentación de las colecciones y

las exposiciones a la población. Además de los educadores, nuestra reserva de talentos

incluye voluntarios formados por el propio museo, historiadores de arte y artistas.

Organizamos eventos artísticos para grupos de adultos en bibliotecas municipales,

universidades, centros comunitarios, asociaciones, museos y centros de trabajo.

Planteamos estos eventos como aperitivos. Los grupos pueden elegir entre una gran

variedad de temas o pueden solicitar que se prepare para ellos uno específico. Los pro-

gramas adoptan la forma de conferencias ilustradas, debates, talleres conducidos por

artistas, o bien una combinación de ellos. Estos nos permiten situar las obras de arte

en un marco, tema y/o contexto específicos para ayudar a que se desarrolle el debate.

Estos debates preparan a los participantes para su visita a las salas del museo, donde

podrán explorar las obras en mayor profundidad.

Un buen porcentaje de estos programas de extensión de servicios que preceden

a las visitas se dirige a un público que de otro modo, posiblemente, no visitaría el mu-

seo. Algunos nunca han experimentado el arte en un ambiente estructurado; otros

no se deciden y prefieren evitar la visita de los museos por su cuenta. Además de ofre-

cer este servicio a los grupos en la comodidad de sus barrios, en la actualidad el nuevo

Ruth and Harold D. Uris Center for Education alberga programas íntegros que se

combinan con las visitas guiadas por las salas. Mediante todos estos esfuerzos de llevar

los servicios a la comunidad, ayudamos a crear nuevos públicos al propiciar el encuen-

tro entre los individuos y las grandes obras de arte.

La forma de enfocar la obra de arte dependerá en gran medida de la natura-

leza del público. Diseñamos cada evento para un grupo específico de adultos que

comparten una misma característica, interés o necesidad. Los grupos con los que tra-

bajamos suelen incluir individuos de todos los niveles socioeconómicos, con diversos

trasfondos culturales, étnicos y religiosos y que representan una amplia gama de nive-

les educativos. Los grupos suelen estar formados por nuevos inmigrantes que se están

preparando para obtener el certificado de inglés como segunda lengua (ESL), adultos

en programas de educación básica (GED), ancianos y jubilados o grupos de trabaja-

dores. También ofrecemos nuestros servicios a grupos con un interés común, como

asociaciones de arte, de jardinería o talleres de escritura creativa. Los individuos con

discapacidades y/o necesidades especiales pueden participar en cualquier grupo.

Existen múltiples formas de llegar a un diálogo fructífero sobre el arte, tal y

como se muestra en la gráfica radial [fig. 2]. Independientemente de cuál sea el esti-

lo que prefiera, ya sea preguntar al público —el método socrático—, las conferencias

directas o una combinación de ambos, invite a su público a disfrutar primero del ar-

tista, a reflexionar sobre la obra y a reaccionar ante ella. Aunque podamos estar ten-

tados de recitar todo lo que hemos leído u oído sobre un artista particular, como yo

misma hice con Campeche, probablemente es mejor no limitarse a ser un sustituto de

la cartela. Deberíamos permitir que el público hiciese sus propios descubrimientos.

Nuestro objetivo final debe ser enseñar a nuestros visitantes cómo prolongar su pro-

pio placer visual y cómo extraer más de su relación con una obra de arte, solos o en

compañía de familiares, amigos y colegas.

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

Pongamos que hacemos un recorrido virtual por los puntos más destacados

del museo, centrándonos en el tema “Color y forma” o en “El arte del vestir”. Gracias

a las reproducciones, es posible reunir obras que suelen estar muy alejadas dentro del

propio museo. Podemos comenzar nuestro análisis contemplando pinturas y objetos

muy diversos pertenecientes a las distintas colecciones y exposiciones del museo como,

por ejemplo, un vistoso tocado de plumas procedente de las culturas wari/moche del

antiguo Perú. Podemos compararlo con la pintura de Van Gogh L’Arlésienne, o quizás

con un vestido de Yves St. Laurent inspirado en Piet Mondrian. ¿Cómo emplea el

color cada artista?¿Cómo se relacionan entre sí los sistemas de líneas y trazos? ¿Qué

materiales utiliza el artista?¿Cómo son sus texturas?¿Qué nos dicen los vestidos sobre

los individuos que los llevan?¿Qué nos comunica la pintura sobre su modelo? etc.

La comparación capacita a nuestro público para apreciar mejor cualquiera de estas

obras una vez vuelvan a las salas del museo.

Podemos comenzar pidiendo a algún miembro del grupo que describa clara-

mente lo que ve. La observación directa acompañada de una descripción verbal es

especialmente útil; permite que todos se centren en el arte y, por otra parte, puede

mejorar la experiencia para aquellos que no ven bien. Piense en varios elementos de

la obra de arte; piense en el uso del color, las líneas, la forma, la textura y el espacio.

Deberíamos estar preparados para hablar de la composición y la organización de la

obra; sin embargo, en un diálogo es mejor dejar que las observaciones procedan del

grupo. Aunque podemos involucrarnos en un análisis visual más formal de la obra,

debemos evitar excedernos en el análisis para no “destripar” la obra, especialmente de

una forma “árida e insatisfactoria”10.

Después de este tipo de debates, se suelen realizar talleres prácticos conducidos

por artistas en ejercicio que refuerzan aún más algunos de los conceptos debatidos, al

tiempo que se observan las obras de arte. Pueden elaborar collages, aprender a mez-

clar colores o experimentar diversas técnicas artísticas. Estas actividades prácticas

también permiten a los participantes plantearse algunos de los procesos de pensa-

miento y ciertas decisiones que forman parte de la elaboración del arte.

Por otra parte, para aquellos grupos que cuentan con más experiencia en deba-

tes sobre arte, puede ser preferible emplear un enfoque más relacionado con la histo-

ria del arte. Además de la observación directa y el análisis visual, podemos examinar

los antecedentes y el estilo del artista concreto, así como situar la obra en un contexto

histórico. ¿Cuáles son las fuentes de esta obra?¿Quién influyó en el artista?¿Inició el

artista un nuevo movimiento, o la obra es tradicional acorde con la corriente principal

del momento? ¿Influyó sobre otros artistas?¿Qué relación tiene esta obra con la obra

completa del artista?¿Es un trabajo de la etapa inicial o tardía? También podemos

examinar cómo encaja esta obra de arte en un periodo y/o estilo específico: ¿es gótica,

neoclásica, pertenece al Renacimiento, etc.? Por supuesto, también podemos iniciar

un debate sobre la vida del artista.

Aunque reconocemos que nada puede sustituir al análisis de una obra de arte

auténtica, empleamos reproducciones de distintos tipos como una vía para iniciar a

los distintos públicos en el arte. (Por ejemplo, mi colega William Crow, que super-

visa los programas para profesores, lidera nuestra incorporación al mundo de la edu-

cación a distancia con debates y talleres para profesores en Internet).

125124

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

Fig. 2. Formas de llegar a un diálogo sobre el arte

Observación

directa

Procedencia Descripción

Contexto

cultural

e histórico

Comparar

y contrastar

Obra de arte

Historia

personal/

Biografía

Análisis visual

Periodo/Estilo

10 David N. Perkins: The Intelligent Eye: Learning to Think by Looking at Art. Santa Mónica, California, The Getty

Center for Education in the Arts, 1994, p. 21.

Tomemos como ejemplo Gertrude Stein de Picasso. Gracias a la magia de las

diapositivas y, especialmente, a las imágenes digitales disponibles en la actualidad pode-

mos discutir esta pintura de una forma que realza el encuentro con la auténtica obra,

expuesta en el museo. Mediante ampliaciones, por ejemplo, podemos examinar con de-

talle las manos de Gertrude Stein, el broche color coral de su pañuelo, sus ojos y su fren-

te, su cara. De hecho, podríamos comenzar nuestro análisis con un detalle de su cara

y pedir a la audiencia que imagine el aspecto del resto de la pintura.

Si estuviéramos participando en un debate sobre Picasso, hablaríamos también

sobre las demás obras del autor recogidas en el Met, tales como uno de sus primeros

trabajos, La comida del ciego. Si el objeto de debate fuesen los maestros modernos en

el Met, deberíamos comparar la pintura de Picasso con Joven marinero II de Matisse.

Si en realidad asistiéramos a un debate sobre retratos o, más específicamente, sobre

retratos de artistas españoles, situaríamos a Picasso en ese continuo de maestros es-

pañoles de la pintura; compararíamos el retrato de Gertrude Stein con el del cardenal

de El Greco, el Juan de Pareja realizado por Velázquez y los retratos de varios miembros

de la familia Altamira pintados por Goya. A continuación, compararíamos el retra-

to de Gertrude con el autorretrato de Picasso, pintado en el mismo año. También

podríamos presentar este cuadro en un debate sobre imágenes femeninas; en ese

caso, podríamos comparar esta mujer sentada con la Princesa de Broglie de Ingres

y la Mujer con gato de Legèr, para acabar con Desnudo en un sillón de Picasso.

Las posibilidades son infinitas. Sin embargo, nuestro objetivo es siempre el mis-

mo: conectar a nuestros diversos públicos con una obra de arte y prepararles para sentir

la experiencia sin intermediarios cuando vuelvan al museo, ya sea en una visita de segui-

miento organizada para su grupo con el mismo orador que les visitó o por su cuenta con

su familia y amigos. Con el fin de fomentar su vuelta al museo, puede entregarse a los par-

ticipantes pases familiares que les permitan entrar gratuitamente en su próxima visita.

Conversaciones de artistas

Aunque el Metropolitan tiene una larga trayectoria de charlas ofrecidas por comisa-

rios, educadores e historiadores de arte, se ha ido perdiendo la voz de los propios ar-

tistas en nuestros programas públicos. Durante los últimos años, hemos organizado

con éxito clases de arte para adultos en las propias salas del museo centradas funda-

mentalmente en técnicas del dibujo. Sin embargo, en la actualidad, estamos a punto

de implantar conversaciones con artistas. En ellas, artistas consagrados y/o promete-

dores podrán participar en un diálogo recíproco y con el público visitante.

Los artistas siempre han aprendido de otros artistas, se han inspirado en otros

artistas, incluyendo aquellos que “residen” en los museos. Mediante este programa

público, esperamos animar a los artistas a que hablen sobre obras pertenecientes a la

colección del museo, especialmente sobre aquellas que han ejercido alguna influencia

sobre ellos. De esta forma, esperamos inspirar a otros para que consideren el Metro-

politan Museum como el increíble recurso que es.

Volvamos a la antigua escultura asiria. El pasado febrero, mantuvimos el de-

bate Through Our Eyes (A través de nuestros ojos), en nuestro nuevo Uris Center for

Education. Invitamos a la artista Jo Wood-Brown, fundadora y directora del Artist

Exchange International11 y a otros ocho artistas de la ciudad de Nueva York y de

Wuppertal, en Alemania, a reunirse con nuestro público para hablar sobre su propio

trabajo. Cada uno de los artistas habló sobre una de sus obras, resultado de la in-

fluencia del arte de la colección del Metropolitan, incluyendo los presentados en la

página web del museo. También hablaron sobre cómo se habían dado cuenta de que

existía una conexión especial entre su estilo personal y el de un artista y/o cultura re-

presentada en el Met.

Jo Wood-Brown tiene cierta afinidad con el pasado, especialmente con el arte

de Egipto y Oriente Próximo. A pesar de que su estilo es bastante amplio y bien fun-

dado, pinta estilos figurativos y abstractos, a menudo esta artista vuelve al museo en

busca de inspiración. Aquí reinventa y reformula el propósito de la imagen de este

relieve de la antigua Asiria, que muestra espíritus protectores llevando a cabo rituales

de cuidado del árbol sagrado. El Apkallu de Jo es una instalación concebida para un lu-

gar específico (lo que habitualmente llamamos site-specific art), ajeno al Metropolitan.

El 2 de febrero de 2008, esta artista realizó una proyección digital de la imagen de sus

127126

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

11 El Artist Exchange International se fundó como respuesta directa a los atentados del 11 de septiembre de

2001, que “llevaron a un grupo de artistas del centro de la ciudad a replantearse el papel del artista y de la

producción artística en los acontecimientos del mundo real”. Jo Wood-Brown es su comisaria y directora

creativa. http://www.artistexchangeinternational.com/about.php

genios alados y el árbol sagrado en una pared de un edificio situado en un concurrido

cruce del centro de Manhattan. (Esperamos que la misma proyección se realice en

otras ciudades del mundo). Es una obra simbólica, un recordatorio de la fragilidad

de grandes civilizaciones y su capacidad para renacer. Jo, al igual que otros artistas,

como los educadores de museo, no cree que las obras de arte estén “descansando” en

los museos de arte, sino más bien que están ahí para ser leídos, como los libros, para

volver a la vida, para inspirarnos y para estimular el intercambio de ideas.

Lectura de una pintura

No obstante, en ocasiones, la experiencia con la obra de arte puede ser más gratifi-

cante y enriquecedora cuanto menos se diga. Tomemos como ejemplo mi favorito,

ese extraordinario retrato realizado por Velázquez en 1650 [fig. 3] de su ayudante de

estudio, y en un tiempo esclavo, Juan de Pareja. Cuando llevo visitantes a ver esta

pintura, que cuelga en un lugar de excepción de nuestras Spanish Paintings Galleries

(Salas de Pintura Española), normalmente prefiero decir muy poco, si es que digo algo.

En su lugar, le cedo al modelo la oportunidad de contar su historia. Reúno adultos y

jóvenes estudiantes por igual para un encuentro íntimo con la obra. Después de un

rato, pasean entre las demás pinturas de la sala, hasta los rincones más alejados, tal

vez observando las demás obras, pero siempre echando la vista atrás para mirar el re-

trato. Observar la interacción de los visitantes con Juan de Pareja es tan fascinante

porque éste nunca deja de mirarles. Como si de magia se tratase, sus ojos te siguen y

parecen comunicar algo a todo el que se encuentra en la sala. Yo espero el día en que

se levante, salga del cuadro, estire los brazos durante un rato y a continuación retome

su orgullosa pose; tal vez lo haya hecho ya.

Cuando nos concedemos el tiempo de examinar y observar las obras más aten-

tamente, podemos empezar a apreciar y desvelar sus significados ocultos y llegar a una

mejor comprensión de éstas. Lo menos que podemos hacer es permitir que las per-

sonas de nuestro público hagan lo propio y que lleguen a su propia conclusión sobre

una obra de arte, que lleguen a apreciarla a un nivel personal y a adquirir cierta po-

sesión de la misma, metafóricamente hablando, por supuesto. Que comience el diá-

logo con el arte.

129128

DESDE FUERA - DESDE DENTRO AMY SILVA ¿De qué hablamos en el diálogo con el arte?

Fig. 3

Diego Velázquez

Juan de Pareja, 1650

Óleo sobre lienzo. 81,3 x 69,9 cm

The Metropolitan Museum of Art

Compra con fondos de Fletcher y Rogers y legado de

Miss Adelaide Milton de Groot (1876-1967), por intercambio,

complementado con donaciones de amigos del museo, 1971 (1971.86)

La obra de arte da contenido intelectual al vacío. Así, un lugar que se transforma y deja

de ser espacio insignificante, se convierte en fuente de significado.

Félix de Azúa

Desde la segunda mitad de los años cincuenta, César Manrique Cabrera (Lanzarote,

1919-1992) inicia lo que será su compromiso por renovar la estética insular e impli-

carse en proyectos públicos. Será en la década de 1960 cuando el artista comience a

materializar todo su ideario artístico en Lanzarote en forma de intervenciones espa-

ciales y medioambientales en aras de un desarrollo turístico al que la isla se estaba in-

corporando de una manera muy incipiente.

A mediados de los sesenta, tras una estancia de casi veinte años en Madrid, se

traslada a Nueva York, donde se impregna del espíritu de la cultura urbana y de los

movimientos artísticos que bullían en la ciudad. En 1968 establece su residencia en

Lanzarote e inicia una actitud pública de defensa y compromiso con el patrimonio

natural y cultural insular. Manrique plantea una importante obra de arte público y

paisajismo, que combina tradición y modernidad, junto a valores ambientales. A su

ideario de integración de las artes o “de arte total”, lo denominó Arte-Naturaleza /

Naturaleza-Arte. La naturaleza se convierte, sin duda, en el eje vertebrador de su idea-

rio estético.

Hasta bien entrada la década de los sesenta, Lanzarote continuaba inmersa en

su secular pobreza. La actividad agrícola, ganadera y pesquera de subsistencia, jun-

to a los condicionantes físicos y climáticos de la isla, impedían que ésta caminara por

la senda del progreso. Coincidiendo con esos años, primera mitad de la década de los

sesenta, un artista plástico afincado en Nueva York, César Manrique se compromete

con la isla y su futuro atisbando en la actividad turística la “herramienta de progreso”

que necesitaba Lanzarote para superar su pobreza. La conciliación entre tradición y

modernidad, junto al interés por la naturaleza, en la que César Manrique descubre

modelos estéticos, se convierten en líneas de fuerza de su propuesta, que es artística

y a la vez económica y social.

131

El museo y su entorno natural.La Fundación César Manrique

ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ

FUNDACIÓN CÉSAR MANRIQUE, LANZAROTE

Arte público. Fundamento de la propuesta de César Manrique

Las propuestas de Manrique sobre el paisaje de Lanzarote están dotadas de una im-

pronta personal que responde a la búsqueda de soluciones constructivas reguladas

por una singular intuición en la que el interés por la naturaleza y la integración de

la obra artística son determinantes. Así pues, sus trabajos en el paisaje se apoyan en

soluciones que evitan el impacto ambiental, procurando compatibilizar lo novedoso

con la preservación y conservación del patrimonio natural y cultural de la isla. De este

modo, el vínculo entre arte y naturaleza es para Manrique un todo indivisible que

traduce con acierto en sus propuestas de intervención en el territorio de la isla. La incli-

nación que Manrique manifiesta por el mundo de la arquitectura y las intervenciones

en el paisaje comienza a manifestarse en la década de los cincuenta, si bien es cierto

que será en la siguiente cuando el artista desarrolle y lleve a la práctica algunas de sus

propuestas y, por añadidura, su ideario estético, que continuará materializando hasta

el final de sus días. César Manrique se introduce en el alma de Lanzarote y descubre

con una mirada nueva la singularidad de su paisaje y las huellas que sus habitantes

han dejado en la piel calcinada de la isla. Desde esa nueva mirada, propone natura-

lezas alternativas que, sin desdeñar la lógica del capitalismo y la sociedad de consumo,

fundan otras realidades consonantes con el espíritu del lugar, de acuerdo a un sentido

cultural renovado en el que integra arte, naturaleza, economía, vida y ética. Su nueva

fórmula consiste en seleccionar amplios espacios naturales en los que actúa integrando

arquitectura, paisaje, jardinería, pintura, sonido, diseño, escultura, equipamientos...,

con una declarada actitud de respeto medioambiental. En resumen: “introducir el

arte en simbiosis con la naturaleza”. Manrique acerca los límites entre arquitectura

y paisaje haciéndolos dialogar. Así, inicialmente, su defensa de una visión paisajísti-

ca puramente funcional da paso a un activismo de corte ecologista que marcó buena

parte de su vida.

“[...] Con esta fecha que hoy anoto (21.04.1986), quiero hacer constar mi denuncia

ante el caos urbanístico y las barbaries arquitectónicas que se están cometiendo.

Quiero dejar clara mi actitud y mi conducta con respecto a lo realizado por los lan-

zaroteños y todo lo creado por mí en la Isla, sin que se pueda pensar en una posi-

ble indolencia [...]”.

De la observación, interpretación y respeto a la naturaleza, Manrique carga

su imaginario y lo sustantiva como artista comprometido con el territorio y sus habi-

tantes, un compromiso que se intensifica, a partir de mediados de los ochenta, cuando

la explosión turística de Lanzarote empieza a poner en peligro la integridad ambien-

tal y física de la isla. Desde 1966, fecha en la que se inician sus intervenciones en Lan-

zarote, Manrique es consciente del especial momento en el que se encontraba la isla,

debido a los intereses especulativos que se cernían sobre ella. En efecto, poseedora de

valores patrimoniales naturales y culturales interesantes, no sólo para los isleños, sino

también para sus potenciales visitantes, no era extraño que la isla fuera objeto propicio

para el desarrollo de la más brutal de las especulaciones. Manrique alerta del más que

evidente riesgo y de la necesidad de una urgente intervención. Así, con la colabora-

ción del Cabildo Insular, el artista encuentra el marco adecuado para formular y lle-

var a efecto su propuesta. Grosso modo César Manrique encuentra en la arquitectura

tradicional y popular de Lanzarote, en la agricultura y en las actividades propias y

relacionadas con el mar, los argumentos esenciales de una isla sobre los que construir

los fundamentos de la propuesta de intervención en el territorio.

• Valorar, recuperar y conservar la arquitectura popular de Lanzarote y utili-

zarla de modelo a la hora de proponer nuevas intervenciones.

• Reconocer y valorar aquellos espacios que, por sus especiales valores ambien-

tales, ofrecían un atractivo especial.

• Intervenir, de forma amable y con el mínimo impacto, en esos lugares de es-

pecial interés paisajístico (Macizo Famara-Guatifay, Montañas del Fuego,

El Golfo, Hervideros, etc.), mediante la construcción de instalaciones que, sin

renunciar a la comodidad y a la funcionalidad, respetaran la naturaleza y el

entorno.

• Ampliar el marco de la intervención y la filosofía de la propuesta hacia aque-

llos lugares en los que se producía el desarrollo turístico y donde el fenómeno

de urbanización podía llevar aparejados niveles importantes de deterioro am-

biental. Aquí, las intervenciones deberían ser absolutamente respetuosas y

estarían dotadas de gran calidad, de modo que permitiese seleccionar la de-

manda a fin de impedir la masificación de las zonas, principalmente costeras,

de la isla.

133132

DESDE FUERA - DESDE DENTRO ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ El museo y su entorno natural. La Fundación César Manrique

Su firme creencia en el “arte total” le lleva a plantear una concepción del arte al servi-

cio de la vida. Para César Manrique era irrenunciable la unificación de las artes en el

maridaje entre hombre y naturaleza. Las intervenciones de Manrique se ciñen a esta

concepción en todos y cada uno de los elementos que componen la obra, desde su inicio

hasta su conclusión definitiva. Miradores, hábitats domésticos, adaptaciones y reuti-

lizaciones de espacios del patrimonio cultural, adaptación de costas, recuperación

para uso público de espacios deteriorados o creación de arquitecturas nuevas son otras

tantas direcciones en las que camina su propuesta de intervención en el espacio.

Manrique abordó diversas tipologías arquitectónicas; sin embargo, el conjunto de su

obra espacial posee una impronta personal que responde a criterios y soluciones cons-

tructivas en los que subyace su visión intuitiva e integradora de la naturaleza.

Pensamiento del artista

El pensamiento de Manrique ofrece múltiples posibilidades de reflexión. Aunque se

trata de una sola propuesta, ésta se puede diversificar en diferentes campos que abar-

can su particular visión del arte a través de conceptos como “arte total” y el binomio

Arte-Naturaleza / Naturaleza-Arte. Todos son grandes temas que sugieren un trata-

miento particular e invitan a una constante reflexión de ilimitadas posibilidades, dados

los variados enfoques desde los que puede abordarse la obra de Manrique.

• Para Manrique la vida, y por lo tanto el arte, son como un juego para compar-

tir; pretendía transmitir su idea de la felicidad y de la belleza mediante una

labor educativa, ética y estética. Defensor radical de la libertad individual, su

concepción de la vida queda reflejada en su obra, en los mensajes que transmi-

tía y en sus contundentes manifestaciones públicas.

• El artista sustancia una propuesta de desarrollo para una comunidad. Vincula

la necesidad del consumo visual del turismo con la necesidad de conservar el

paisaje, proponiendo medidas de protección para el mismo. Se esmera, en de-

finitiva, en una alternativa válida para la conservación del medio ambiente.

• Manrique rompe el molde del artista especialista que ha caracterizado al arte

contemporáneo.

• La naturaleza es para Manrique, además de inimitable, la mayor de las artes,

y la toma como modelo referencial pretendiendo interiorizar sus leyes y apli-

carlas a todos los ámbitos de la vida.

• Producto de la “lucidez ecológica” de Manrique fueron sus constantes denun-

cias contra la especulación del suelo, el progresivo deterioro y pérdida, en mu-

chos casos, del patrimonio cultural y natural.

La sustantivación de sus ideas

Una de las propuestas más características de César Manrique fue el acondiciona-

miento de parajes naturales. En Taro de Tahíche (1968) —antigua residencia del ar-

tista y sede de la fundación que lleva su nombre desde 1992—, construyó su casa sobre

cinco burbujas volcánicas que habilitó como espacio doméstico. A la misma intención

de acondicionamiento, en este caso para el disfrute público, responde su interven-

ción en Jameos del Agua (1966). Quizá se trate de la obra de Manrique en la que en-

contremos más dificultades para diferenciar lo que es la acción del hombre y la de la

naturaleza. En Jameos del Agua también habilitó el auditorio —cuyas obras comen-

zaron en 1976—, convirtiendo una gruta volcánica en espacio funcional. El propósito

de integración con el medio es explícito en el Mirador del Río (1973), tanto en el exte-

rior, mimetizando la fachada con el paisaje circundante, como en su interior, que está

dispuesto, en su organicidad, para que nos impacte la gran panorámica que se abre

detrás de sus ventanales. A los mismos criterios de integración aludidos responden

los miradores de La Peña (1989), en la isla de El Hierro, y El Palmarejo (1995), en la de

La Gomera. Por las peculiaridades de la zona, en el restaurante El Diablo —comen-

zado en 1968 y ubicado sobre un promontorio del Parque Nacional de Timanfaya—

optó por una solución de gran pureza de líneas para afectar lo menos posible al frágil

entorno que lo rodea. Junto a intervenciones en el patrimonio natural de la isla, a veces,

para recuperar espacios degradados como el Jardín de Cactus (1990) —donde diseña

un entorno humanizado y armónico en una antigua zona de extracción de áridos—

a Manrique le interesó la rehabilitación de edificios patrimoniales de la isla. Tal es el

caso del antiguo castillo de San José, que rehabilita y acondiciona como Museo de Arte

Contemporáneo (1976). Es de destacar también su colaboración con los arquitectos.

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ El museo y su entorno natural. La Fundación César Manrique

En el hotel Salinas (1977), en Lanzarote, obra de Fernando Higueras, diseña los jar-

dines interiores, las piscinas y los murales. En el centro comercial La Vaguada (1983),

en Madrid, proyecto de J. A. Rodrigo, la intervención de Manrique queda patente en

el enterramiento del edificio, en la concepción del espacio externo y en diversas so-

luciones del diseño interior y exterior.

Su regreso a Lanzarote coincidió con el desarrollo de la industria turística en

Canarias. La falta de planificación urbanística en algunos casos, la mala gestión en otros,

degradaron buena parte del litoral de las islas. De ahí que algunas de las propuestas

del artista hayan tenido como objetivo la regeneración de ciertos núcleos costeros.

Tanto en Costa Martiánez (1977) —donde diseña un gran lago artificial con piscinas

y zonas verdes en unas obras que comienzan a plantearse en 1969— como en Playa

Jardín (1994) —donde proyecta una playa de arena protegida por terrazas ajardina-

das a distintos niveles—, ambas en Puerto de la Cruz, Tenerife, la propuesta supone

una mejora y remodelación del litoral ganado para su disfrute público. En un texto

del catálogo César Manrique. Pintura 1958-1992 titulado “Entre el espejo y la crisálida”,

F. Gómez Aguilera define a César Manrique como: “un ecologista del ambiente ar-

tificial, hijo de su tiempo, consciente del límite de los recursos y, consecuentemente,

abierto a un nuevo paradigma”.

Taro de Tahíche. Museo de la Fundación César Manrique

El edificio del museo es la síntesis armónica entre una concepción moderna del espa-

cio arquitectónico y la tradición de la arquitectura autóctona de Lanzarote.

La casa está construida sobre un río de lava originado en las erupciones volcá-

nicas ocurridas en la isla de Lanzarote entre 1730 y 1736. La planta superior, inspi-

rada en la arquitectura tradicional de Lanzarote, incorpora elementos funcionales de

concepción moderna con espacios diáfanos de amplias cristaleras que conectan el inte-

rior de la casa con la potencia del río de lava en el que parece navegar. El nivel sub-

terráneo aprovecha cinco burbujas volcánicas naturales que, comunicadas entre sí

mediante túneles horadados en la colada, crean un sugerente espacio de contacto di-

recto con la naturaleza. Pintura, escultura, diseño y arte público son lenguajes creati-

vos en los que se da una manifiesta voluntad de integración con el entorno. Intención

sincrética y totalizadora a la que denomina “arte total”. Un esfuerzo de conjunción

y armonización en el que proclama su pasión por la belleza y por la vida. Su cons-

trucción obedece a la búsqueda de un espacio armónico, lejos del vértigo que supo-

ne el medio urbano. La casa combina, en afortunada síntesis, la concepción moderna

del espacio arquitectónico y la arquitectura tradicional de la isla de Lanzarote. Por

otro lado, la integración armónica en el espacio natural es otra de sus características

más definitorias.

Construida como vivienda, cumple su función hasta 1987, año en que el artis-

ta se traslada al pueblo norteño de Haría. Para convertirla en museo de la Fundación

César Manrique (FCM), la vivienda fue remozada siguiendo los planteamientos del

propio artista, no alterando en lo esencial sus elementos más significativos. Hoy, la

función básica del edificio es la de museo. Las transformaciones que ha sufrido, di-

rigidas en su práctica totalidad por el propio César Manrique, han estado encamina-

das a adaptar el edificio a su nueva finalidad de espacio museístico, susceptible de ser

visitado. Acoge las colecciones de arte contemporáneo que pertenecieron a Manrique,

gestionadas desde 1992 por la fundación que él creó. Dos colecciones de pintura, la

Colección Manrique y la colección particular del artista, son objeto de diversas pro-

puestas didácticas diseñadas en función de las edades de los alumnos que visitan el

museo. El método expositivo, presente a lo largo de toda la visita, se complementa con

el desarrollo de diversas actividades que facilitan la participación del alumno. Una

vez recorrido el pensamiento, la obra y el escenario en el que César Manrique sus-

tantiva su propuesta, nos acercamos a uno de los programas didácticos permanentes

que tienen como objeto de estudio la antigua residencia del artista, hoy museo y sede

de la FCM, y el resto de la obra pública que realizó en Lanzarote. De esta manera, el

museo y su entorno natural tendrá el marco de la isla, auténtico taller en el que César

Manrique hace real su particular utopía.

El programa didáctico

Diseñado para alumnos de educación primaria y secundaria, el programa didáctico

de Taro de Tahíche descubre las claves que un artista como César Manrique, inserto

en la plástica contemporánea, realiza en el paisaje de la isla en forma de intervenciones

137136

DESDE FUERA - DESDE DENTRO ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ El museo y su entorno natural. La Fundación César Manrique

en el paisaje con un claro compromiso social y económico. En definitiva, el programa

facilita que el alumno sea capaz de descubrir las claves que maneja el artista cuando

interviene sobre el paisaje de la isla, a la vez que revela hasta qué punto sus interven-

ciones fueron capaces de generar un modelo de desarrollo económico que, funda-

mentado en la actividad turística, gestionaba y armonizaba el desarrollo económico

y social, con la conservación y la gestión sostenible del patrimonio natural y cultural

de Lanzarote.

Los objetivos que persigue el programa pueden resumirse así:

• Conocer los elementos más significativos del paisaje natural y antropizado de

Lanzarote.

• Indagar en las claves que un artista como César Manrique, inserto en la plás-

tica contemporánea, realiza en el paisaje de la isla.

• Averiguar la relación entre la obra de intervención en el paisaje y el binomio

“Arte-Naturaleza” y “arte público” de uso y disfrute de los ciudadanos.

• Analizar hasta qué punto las intervenciones del artista en Lanzarote generaron

un modelo de desarrollo que se aproxima a lo que conocemos como “desarro-

llo sostenible”.

• Descubrir cada una de las intervenciones que el artista realizó en Lanzarote;

Mirador del Río, Jameos del Agua, Jardín de Cactus, restaurante El Diablo y

Taro de Tahíche, señas de identidad de una isla que, sin duda, van mucho

más allá de su componente estrictamente estético.

Todo comienza en el mes de septiembre de cada curso escolar mediante el envío de

información y la invitación para que participen en el programa didáctico César Man-

rique. En el Taro de Tahíche. Posteriormente, una vez recibidas las solicitudes de par-

ticipación, seleccionamos los grupos que finalmente van a participar. Contactamos

con sus profesores y enviamos los materiales didácticos del programa. Reuniones de

coordinación con el profesorado participante y charlas en el aula son otras de las ac-

tividades que realizamos antes de la llegada de los alumnos al museo de la FCM.

Este trabajo previo a la visita didáctica al Taro de Tahíche se completa con

una charla introductoria para los alumnos que, apoyada en una presentación con imá-

genes y en la proyección de un vídeo, repasa el trayecto artístico de César Manrique,

a la vez que funciona como herramienta dinamizadora del proceso. Una vez reali-

zada la fase de trabajo en el aula, se produce la visita didáctica propiamente dicha,

en la que acompañados de educadores de la FCM visitan, estudian y aplican los co-

nocimientos que trabajaron previamente en el aula. Por lo que respecta al perso-

nal que realiza la labor de educadores durante la visita didáctica, el Departamento

Pedagógico de la FCM, en colaboración con la Escuela Universitaria de Turismo

de Lanzarote (ULPGC), realiza cursos de formación de educadores y monitores

que trabajan con los grupos de escolares facilitando el desarrollo del programa

didáctico.

Con independencia de las características especiales de cada uno de los conte-

nidos que el profesor seleccione para trabajar en las salas del museo, recomendamos

iniciar la actividad formulando “buenas preguntas” al objeto de hacer aflorar los pre-

conceptos y las expectativas del alumno en su contacto con la obra expuesta. En este

sentido, hemos podido constatar la eficacia de este método y sus posibilidades para

hacer que los alumnos desarrollen sus habilidades y su pensamiento crítico, a la vez

que avanzan en la articulación de mecanismos que les faciliten realizar el análisis

formal de las obras de arte. Por otro lado, entendemos que es básico no centrarse so-

lamente en la aportación de información y hacer de la visita un “monólogo” del mo-

nitor y/o del profesor. Resulta más interesante animarles a realizar interpretaciones

basadas en el natural proceso de descubrimiento y en estimular su capacidad de ob-

servación sin mediatizarles con una información excesiva. También son muy efectivas

aquellas preguntas donde los alumnos se vean obligados a poner en funcionamiento

su capacidad crítica activando el por qué, el dónde, el cuándo o el cómo.

Por último, cabe recordar que se trata de realizar una visita didáctica de ca-

lidad que, a nuestro juicio y de manera concisa, debe tener en cuenta los siguientes

criterios:

• Definir perfectamente los objetivos que pretendemos alcanzar con la visita de

alumnos al museo.

• Profundizar en el conocimiento de los contenidos curriculares de los alumnos

a quienes dirigimos nuestros programas didácticos nos permite realizar pro-

puestas de acercamiento y comunicación más efectivas y responder con ma-

yores garantías a las características específicas del grupo.

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ El museo y su entorno natural. La Fundación César Manrique

• En cuanto a las posibilidades que nos presenta la realización de actividades

didácticas en el museo como contribución en la consecución de los objetivos

conceptuales, procedimentales y actitudinales que plantea el currículo oficial,

debemos ser conscientes de nuestras posibilidades reales. En nuestro caso,

todo el proceso debe girar en torno a consolidar conocimientos, actitudes y va-

lores respetuosos con el arte y la naturaleza. Hacer aflorar los “típicos tópicos

irreverentes” que se prodigan entre el alumnado cuando éste entra en contacto

con el arte contemporáneo puede convertirse en un interesante reto.

• Metodológicamente, el trabajo en equipo resulta enriquecedor siempre que

seamos capaces de evitar las dinámicas competitivas mediante la aplicación de

instrucciones positivas que faciliten y estimulen el proceso de aprendizaje. La

formulación de buenas preguntas capaces de evidenciar puntos de interés que

permitan plantear contradicciones son herramientas didácticas con las que se

alcanzan buenos resultados.

• Inmerso en un proceso dinámico de construcción del conocimiento, el alum-

no debe ser consciente en todo momento de lo que hace y para qué lo hace,

convirtiéndose esta dinámica en un elemento motivador y potenciador del

trabajo con los materiales didácticos antes, durante y una vez finalizada la vi-

sita al museo1.

Y una vez analizada la visita al museo, recomendamos la realización de ejercicios de

recapitulación y síntesis, lo que permitirá la puesta en común y admitir sugerencias

de nuevas actividades didácticas a realizar en el aula. Buena parte de los grupos que

han participado en esta actividad, han continuado reflexionando en el aula sobre la

necesidad del compromiso individual y colectivo por la conservación del patrimonio

natural y cultural; así se hace realidad el necesario diálogo que debe existir entre la

tradición y la modernidad como argumento de progreso real. Sobra decir que con-

sideramos básico establecer una estrecha relación, casi una “complicidad”, con los

profesores interesados en participar en nuestros programas didácticos. Complicidad

que garantiza la eficacia de los mismos.

Materiales complementarios para el profesor

Para llegar a comprender las claves que César Manrique maneja a la hora de sustan-

tivar su propuesta de intervención en el paisaje de Lanzarote, recomendamos cen-

trar el interés del alumno en el conocimiento de la singularidad del paisaje isleño y

de los procesos de transformación (antropización) que éste experimentó en el tiempo.

Así, el estudio de la agricultura tradicional y la arquitectura vernácula insular se pre-

senta como elemento irrenunciable que, traducido en “clave de modernidad”, fun-

damenta la propuesta del artista. Cuatro serán los conceptos que deberán tener en

cuenta para entender las claves de lo que César Manrique desarrolla:

• La isla y su singularidad paisajística: Lanzarote es la isla más septentrional del

Archipiélago Canario. Ocupa una superficie de algo más de 800 km2 con for-

ma oval, teniendo dos apéndices montañosos en sus extremos: al norte Famara

y al sur Los Ajaches. Entre ambos, encontramos, una amplia llanura ocupa-

da por multitud de conos, cráteres volcánicos, ríos de lava y mares de ceniza.

Un “cinturón de arenas voladoras” atraviesa la isla de noreste a suroeste dando

origen a amplias playas.

Con un índice de precipitaciones inferior a los 140 litros por metro cuadrado

al año, la isla participa de un clima semidesértico que, por su condición

atlántica, se ve considerablemente suavizado. Como resultado de todo ello, su

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DESDE FUERA - DESDE DENTRO ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ El museo y su entorno natural. La Fundación César Manrique

1 Entre los materiales que ofrecemos están los siguientes libros: Francisco Galante Gómez: Mirador del Río.

Lanzarote, Fundación César Manrique, 2000. Colección Lugares; Fernando Gómez Aguilera: “Arte y natu-

raleza en la propuesta estética de César Manrique”. En Atlántica Internacional. Gran Canaria, Centro Atlán-

tico de Arte Moderno, n. 8, otoño de 1994; Javier Maderuelo: Jameos del Agua. Lanzarote, Fundación César

Manrique, 2004. Colección Lugares; César Manrique: César Manrique. La palabra encendida. León, Univer-

sidad de León, 2005. Colección Plástica & Palabra. (Edición, selección e introducción de Fernando Gómez

Aguilera); César Manrique: César Manrique. En sus palabras, Lanzarote, Fundación César Manrique, 1995.

(Selección e introducción de Fernando Gómez Aguilera); Simón Marchán: Fundación César Manrique. Lan-

zarote, Edition Axel Menges, 1996; Fernando Ruiz Gordillo: César Manrique. Lanzarote, Fundación César

Manrique, 1995; Lázaro Santana: Timanfaya. Lanzarote, Fundación César Manrique, 1997. Colección Lugares;

Existen, asimismo, materiales complementarios en DVD: Joaquín Araújo: Lanzarote. Brasas de vida. Lanza-

rote, Fundación César Manrique, 1999; César Manrique. Obra espacial. Producido y editado por la Fundación

César Manrique, 1995. Y, finalmente, se dispone también de los siguientes cuadernos didácticos: Arquitec-

tura vernácula. Tradición y modernidad; De la figuración a la abstracción; Buscando al Duende del Silencio;

Pintando en el museo; César Manrique y el arte pop; Bajo el río de lava. Mirar y ver.

cubierta vegetal natural es pobre, predominando especies propias de piso basal

canario, con mayor abundancia de las variedades halófilas y psammófilas en

las zonas del jable y campos de dunas costeras.

• La agricultura tradicional como metáfora paisajística: La agricultura tradi-

cional de Lanzarote conjuga perfectamente las condiciones naturales del me-

dio con la astucia de los campesinos y campesinas de la isla que, con técnicas

y sistemas de cultivos realmente espectaculares, han sido capaces de extraer

frutos de una tierra quemada por el sol y los volcanes. Los isleños practicaron

diversas técnicas de cultivo que han dado singularidad al paisaje antropizado

de la isla. Entre ellos destacaremos los cultivos sobre ceniza volcánica. Tras las

erupciones volcánicas de Timanfaya (1730-1736), más de 200 km2 de la mejor

tierra de la isla fueron cubiertos por la lava volcánica que arrojó un volumen

de piroclastos próximo a los 5 km3, con espesores superiores a tres metros, que

cubrieron la denominada zona de la Geria. Sobre este “infierno”, el campesi-

no realizaría el milagro de hacer brotar nuevamente la vida desarrollando un

paisaje agrícola que es seña de identidad de Lanzarote. Hablamos del paisaje

agrícola de La Geria, un ingente jardín de fondo negro donde, protegidas en

“socos” semicirculares de piedra, crecen las vides. No menos interesante es el

cultivo sobre jable en la franja de arena que atraviesa la isla de noreste a suro-

este. Un curioso sistema que tendrá su manifestación espacial en forma de “bar-

dos”. Se trata de unas alineaciones de “socos” construidos con material que deja

transitar la arena a la vez que amortigua la violencia del viento y que permite

el desarrollo de cultivos de, por ejemplo, batatas, tomates y melones.

• La arquitectura autóctona. Astucia, integración y adaptación: La isla de Lan-

zarote posee un tipo de vivienda que, conectada a la tradición de la arquitec-

tura mediterránea, se relaciona de manera afortunada con el medio natural.

De escasa altura, sus volúmenes cúbicos se estructuran en forma de “L” o de

“U”. Las cubiertas se solucionan en azoteas que, a modo de artesa, permiten

recoger el agua de lluvia que se almacena en aljibes, imprescindibles en un

medio tan seco. La casa tiene escasas aberturas al exterior, y toda la actividad

gira en torno a un patio central. Los materiales constructivos son los que la

naturaleza le ofrece más cercanos: piedra volcánica aglutinada con barro, lo

que provoca superficies rugosas muy ricas en texturas.

• Tradición y modernidad: César Manrique se vale de la interpretación, en cla-

ve de modernidad, de los tres elementos expuestos anteriormente, para pro-

poner su modelo de intervención en la isla. Su ejemplo es el del compromiso

con el entorno, como formulaba al escribir:

“[...] He querido romper el concepto de las dos dimensiones de un lienzo para ex-

plorar las posibilidades infinitas de los espacios naturales, [...] nosotros, los nacidos

en tu tierra, los que sabemos de tu magia, de tu sabiduría, de tu vulcanología, de tu

revolucionaria estética; los que hemos luchado por salvarte de tu sometido olvido

histórico y de la pobreza que siempre tuviste, hoy empezamos a temblar de miedo

al observar cómo te destruyen y masifican, nos damos cuenta de la impotencia de

nuestras denuncias y gritos de socorro ante la avaricia histérica de los especuladores

y la falta de decisión de las autoridades que permiten y a veces estimulan la des-

trucción irreversible de una isla que podría ser una de las de mayor prestigio y be-

lleza de este planeta [...]”.

En el contexto de nuestra cultura occidental contemporánea, César Manrique irrumpe

como artista comprometido y hace de la naturaleza el modelo referencial de toda su

obra y su vida.

143142

DESDE FUERA - DESDE DENTRO ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ El museo y su entorno natural. La Fundación César Manrique

145

Departamento de Educación del MNCARS,

quisiera recalcar la singularidad de este

proyecto que está, como todas las experiencias,

determinado por el contexto en que se concibe

y desarrolla. Por ello, y a fin de contextualizar

dichas acciones, a continuación intentaré trazar,

aunque sea de manera sucinta, las coordenadas

en que se enmarca nuestro trabajo.

El MNCARS, a la vez que Museo Nacional

que contiene una colección pública de arte

moderno y contemporáneo, es Centro de Arte,

condición que lo dota de un amplio programa

expositivo en sus distintas sedes, tanto en la

central como en los palacios de Cristal y de

Velázquez, ambos ubicados en el parque

del Buen Retiro de Madrid. La sede central

del museo se asienta en el distrito Centro de la

capital, en un punto en el que confluyen los

vértices de distintos barrios de poblaciones

de perfil muy diverso y que, además, constituye

uno de los extremos de lo que se ha dado

en llamar por los medios de comunicación

y aparatos de promoción del Ayuntamiento

de Madrid “la milla de oro del arte”, compuesto,

además de por el MNCARS y otras instituciones

culturales, por el Museo Nacional del Prado

y el Museo Thyssen-Bornemisza, que hoy nos

acoge.

Así pues, el MNCARS, al tiempo que se

asienta en un polo de gran atracción turística,

convive con una realidad local de rica

diversidad de población. Dos de sus lados,

aquellos en que se encuentran sus dos entradas

principales, dan al extremo de la “milla de oro”

que antes mencionábamos, una de las zonas

residenciales de mayor nivel económico de la

capital. Los otros dos, el posterior y lateral

derecho, dan al barrio de Embajadores, más

concretamente al área de Lavapiés, el barrio

con mayor concentración de población

inmigrante de la ciudad1, de lo que se deduce

que el museo está literalmente de espaldas al

barrio en que se ubica.

Trazadas estas líneas, que dibujan el perfil

del contexto en el que se conciben y desarrollan

nuestras acciones educativas, pasaré a relatar

de forma más específica nuestro trabajo. El

Departamento de Educación, creado en 1993,

articula su acción en torno a cuatro áreas:

Programas Escolares, Programas de Formación,

Programas de Accesibilidad y Programas

Públicos. Dentro de esta estructura, los

Programas Públicos engloban todas aquellas

acciones orientadas a ofrecer herramientas

interpretativas al público general que visita

el museo en su tiempo de ocio. En este sentido

—sabedores de que en ningún campo, no sólo

en arte, existen aficionados sin formación—,

intentamos crear aficionados al arte mediante

distintas estrategias educativas y, en este trabajo

en el ámbito de lo informal, potenciamos

especialmente aquellas que vinculan

emocionalmente a los espectadores con

nuestras colecciones.

Como principio democrático y con el fin

de facilitar el acceso a la cultura, todas nuestras

actividades destinadas a público escolar, infantil,

familiar y joven son gratuitas, sin embargo, la

observación del desarrollo de nuestra práctica

educativa nos llevó a interrogarnos acerca de cuál

era el impacto de nuestro trabajo en la población

con la que convivíamos. Nos preguntamos en

qué medida estábamos comprometidos con la

igualdad social, esto es, hasta qué punto

nuestro trabajo estaba potenciando la cohesión

social, el diálogo intercultural y facilitando el

144

Distrito MNCARS. Políticas educativas de proximidad: el potencial del museo como agente social para el cambio

Con frecuencia se entiende la cultura como reflejo

de la sociedad. Sin embargo, esto es menos preciso

que considerarla constitutiva. Los símbolos

culturales tienen la poderosa capacidad de conformar

identidades, tanto individuales como colectivas;

de movilizar emociones, percepciones y valores; de

influir en nuestra forma de pensar y sentir. En este

sentido, la cultura es generativa, constructiva.

Elaine Hooper-Greenhill

A lo largo de esta intervención se analizarán

algunas de las estrategias educativas y de

comunicación que en el marco de la educación

no formal el Departamento de Educación del

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

(MNCARS) ha desarrollado con el fin de

difundir sus colecciones y diversificar el perfil

de sus audiencias.

Tras ofrecer una visión general de la

filosofía y las principales metodologías de

trabajo, presentaremos algunas de las acciones

que hemos desarrollado en el último año para

atraer al museo al que, por razones de

proximidad, debería ser su público natural

y, sin embargo, por circunstancias de índole

muy diversa, tradicionalmente ha ignorado su

existencia. Asimismo, analizaremos la necesidad

de los departamentos de educación de

establecer vías de interlocución permanentes

con los agentes sociales que intervienen en su

entorno a fin de romper el cerco psicológico

que en muchas ocasiones aísla a los museos de

las dinámicas comunitarias. En este sentido,

reflexionaremos acerca del potencial de los

museos como agentes del cambio social y su

capacidad de impacto en la vida de los

individuos y de las comunidades.

A lo largo de la comunicación relataremos

el desafío que ha supuesto y supone para nosotros

esta experiencia, que no radica exclusivamente

en la detección de nuevas audiencias —en

especial aquellas que no acuden a visitar nuestro

museo porque no se sienten identificadas con el

discurso que éste plantea— sino también en

aprender a cuestionarnos ese discurso así como

nuestros modos de hacer.

El contexto en que se desarrollan nuestros

programas de proximidad

Antes de comenzar a hablar de las políticas y

acciones de proximidad emprendidas por el

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

PABLO MARTÍNEZ

MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA, MADRID

147

Proximidad y aproximación: algunas acciones

emprendidas por el Departamento de Educación

del MNCARS

Partiendo de estas premisas, una de las primeras

acciones que emprendimos fue aproximarnos

a las asociaciones asentadas en el barrio de

Lavapiés con la intención de conocer su

trabajo y establecer una relación que propiciase

el trabajo en red. Movidos por este deseo, nos

integramos en la Mesa de la Infancia y

Adolescencia del distrito Centro de Madrid,

que está formada por distintas asociaciones y

organismos que trabajan de forma estable con

menores. Dicha Mesa es un punto de encuentro

en el que diferentes profesionales, una vez al

mes, ponen en conexión su trabajo y desarrollan

iniciativas conjuntas en respuesta a los

problemas del barrio; además, contribuye a

que estas asociaciones articulen sus propósitos

y mantengan contacto con el Programa de

Prevención y Familia de los Servicios Sociales

del Ayuntamiento. Así pues, en base a un

mejor conocimiento de nuestra realidad social

y sabedores de que el impacto que puede ejercer

el museo sobre los individuos comprende

desde aspectos relacionados con la psicología,

lo personal o lo emocional, hasta la adquisición

de destrezas5, diseñamos las líneas maestras de

nuestra actuación. Nuestras acciones de

proximidad pueden agruparse en tres grandes

bloques intercomunicados entre sí y que son:

— iniciativas para facilitar el acceso al

espacio del museo

— acciones educativas puntuales

— acciones de formación permanente

El primer bloque engloba aquellas acciones

que ayudan a eliminar las barreras psicológicas

de acceso al museo y las que posibilitan que

actividades de diferentes colectivos se puedan

desarrollar en el espacio del museo. Una de

estas iniciativas sería la creación de pases de

entrada gratuita para familias. Este pase, de

próximo lanzamiento, se facilitará a todos los

participantes en nuestras actividades y tiene

como principal objetivo potenciar la visita

autónoma al museo. Si bien es cierto que el

MNCARS contempla numerosas modalidades

de entrada gratuita, gracias a nuestro trabajo

a lo largo del último año nos hemos percatado

de la existencia de numerosas barreras

psicológicas que dificultan el acceso a todos

aquellos que no están habituados a hacer uso

de los espacios culturales6. Con dichos pases,

además de facilitar el acceso libre todos los días

del año, realizaremos una invitación expresa a

dichos colectivos a que acudan al museo, lo

que demostrará nuestro deseo de tenerlos entre

nosotros como público, algo fundamental para

una población que es marginada socialmente

y rechazada por el sistema7.

En el bloque que comprende las acciones

educativas puntuales estarían insertas todas

aquellas actividades que, como una visita a

una exposición, un taller de creación o una

proyección de cine, no tienen una duración

prolongada en el tiempo. Además de estas

actividades, en las que facilitamos la

participación de asociaciones y organismos

públicos que trabajan con grupos de niños y

jóvenes en riesgo de exclusión social, el año

pasado iniciamos un nuevo programa con

carácter anual especialmente destinado a los

niños del barrio: un ciclo de cine de verano,

con producciones de cine experimental,

animación y documental. Con estos ciclos,

PABLO MARTÍNEZ Políticas educativas de proximidad: el potencial del museo como agente social para el cambio

146

acceso a la cultura a los más desfavorecidos.

La respuesta a estas preguntas nos urgió al

comenzar a trabajar con el público del barrio

en que nos asentábamos, ya que nos percatamos

de la existencia de una barrera psicológica que

les impedía acercarse a visitar el museo.

Recientemente, el director de nuestro

museo hacía unas declaraciones en prensa2 en

las que afirmaba que uno de los problemas de

la denominada “milla de oro del arte” era

convertirse precisamente en una jaula de oro,

en un reclamo turístico con escaso impacto en

su entorno más inmediato. Que en torno a

nosotros existe una imaginaria jaula de oro es

una realidad más que un peligro, por eso la

ruptura desde dentro de ese cerco psicológico

ha sido esencial para iniciar la aproximación

a dichos colectivos.

El potencial del museo como agente social

para el cambio

De un tiempo a esta parte se ha extendido la

noción de que los museos ya no deberían ser

espacios dedicados exclusivamente a la

conservación y exhibición de las obras de arte

que contienen, sino que, además de cumplir

con estas funciones básicas, se asume como

natural que la acción educativa se expanda

hacia diversos niveles, desde la educación

formal hasta aquella más directamente

relacionada con el ocio. Sin embargo, aún no

somos conscientes de la responsabilidad que

tienen los museos en materia de igualdad

social, así como tampoco, como señala Mark

O’Neill3, de “las claras implicaciones que se

derivan del hecho de que los procesos de

inclusión y exclusión sean sistemas que se

autorrefuerzan”; en este sentido, “la neutralidad

no es posible: cualquier organización que no

lucha por romper con las barreras de acceso

está activamente manteniéndolas”. A esta

consideración ha de sumarse el hecho de que

los museos, ya sean públicos o privados, ya sea

de forma directa o indirecta —mediante la

deducción del pago de impuestos—, total o

parcial, están gestionados con dinero público,

por lo que su campo de acción no debería

quedar reducido exclusivamente al de la

exhibición, ni al desarrollo de programas

educativos que reproduzcan los discursos

de los comisarios, ni mucho menos a

campañas de comunicación que reducen

la cultura a un mero acto celebratorio al

tiempo que instrumento propagandístico

al servicio de una marca. A través de las obras

de arte, los museos pueden proporcionar

experiencias únicas a los ciudadanos asociadas

con los significados colectivos, lo que es

compartir patrimonio y a través de él generar

discusión y debate, cuestiones esenciales de

la democracia.

Tras reflexionar acerca del significado

que para nosotros tiene el concepto de cambio,

creemos que los museos deben contribuir, a

través de un trabajo de alfabetización crítica,

a la capacitación de los individuos para que se

autoconfiguren responsablemente4. Por otro

lado, una disposición al cambio de los propios

museos hará de ellos espacios vivos, permeables

no sólo a las dinámicas de la sociedad actual,

sino también a discursos diferentes al oficial.

La institución en pleno debería plantearse cuál

es su función dentro de la sociedad y en

especial qué impacto en la igualdad social

puede tener.

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

149

Pero quizás, la única constante que

deberemos imprimir a nuestras prácticas en un

futuro sea continuar escuchando las necesidades

y problemas de quienes nos rodean respondiendo

de forma creativa a los conflictos. Nuestra idea de

museo no es un espacio en el que se conservan

objetos del pasado y que nos divierten o

entretienen en el presente, sino también un

lugar en el que se construyen las bases del

futuro, a través de la escuela, de los programas

de ocio o de aquellos destinados a desarrollar

habilidades en los recién llegados. Un espacio

en el que hoy sentamos las bases del mañana,

en el que nos descubrimos a nosotros mismos,

nos vemos reflejados por nuestros semejantes

y conocemos nuestros límites gracias a los

diferentes. Donde se debate la diferencia y se

cuestiona lo hegemónico.

PABLO MARTÍNEZ Políticas educativas de proximidad: el potencial del museo como agente social para el cambio

148

además de ofrecer a los niños del barrio un

conjunto de producciones audiovisuales no

afirmativas8, potenciamos la convivencia entre

culturas, ya que este es uno de los criterios en

que se basa la selección de las películas.

Previamente a este ciclo, invitamos a los

colegios más próximos al museo para que

durante el mes de mayo asistieran a la

proyección de una selección de estas películas

para así estrechar lazos con la comunidad

educativa del barrio y damos a conocer entre

los niños la celebración del ciclo.

Dentro de las acciones puntuales estarían

incluidas también aquellas iniciativas que

responden a conflictos específicos, como por

ejemplo el cierre de un instituto de educación

secundaria del distrito. Como reacción a dicho

cierre, además de sumarnos a todas las

iniciativas desarrolladas por la Mesa, como

dinamizar los recreos, estamos desarrollando

una práctica colaborativa con Dora García

en la que se implican los diversos agentes

afectados por el cierre para que éstos puedan

responder de forma creativa al conflicto y

canalizar sus emociones.

Además de estas acciones puntuales, nos

parece fundamental la creación de programas

de formación continua que al prolongarse en

el tiempo nos permiten mantener un contacto

permanente con un grupo de individuos. En

este sentido y en colaboración con el Centro de

Participación e Integración al Inmigrante

(CEPI) hispano-marroquí, hemos desarrollado

un programa de visitas continuadas al museo.

El CEPI ofrece cursos de castellano para

facilitar la integración de los inmigrantes de

origen magrebí. Desde diciembre de 2007, una

vez al mes, estos grupos de adultos visitan el

museo para comentar algunas de las obras

de nuestra colección. La preparación de las

sesiones corre a cargo del personal de educación

del museo, que está en estrecho contacto con la

profesora del CEPI y conoce bien el vocabulario

y los temas que son de interés para los alumnos.

En el mismo sentido que planteara Freire9,

quien buscaba la transformación de las

situaciones de dominio a través del uso de la

palabra, el museo potencia el desarrollo de

prácticas de alfabetización crítica. A esta

confianza de Freire en la palabra como

herramienta transformadora, sumamos el uso

de la obra de arte como máquina generadora

de nuevos discursos. Así pues, en este proyecto

no sólo ayudamos al desarrollo de habilidades

lingüísticas, sino que a través del arte

introducimos problemáticas no exclusivas de

lo visual: aspectos críticos relacionados con la

creación, la sociedad y la cultura que ayudan a

generar espacios de debate en las salas del

museo, ya que entendemos el arte como un

espacio para la reflexión crítica de la realidad

impuesta. Por otra parte, que dichos colectivos

acudan al museo una vez al mes durante el

tiempo que dure su formación en castellano

crea vínculos emocionales entre ellos y las obras

que el museo contiene.

Dentro de nuestros proyectos inmediatos

está la creación de un taller de fotografía

permanente para adolescentes (de seis meses

de duración y que tiene previsto su inicio el

próximo mes de septiembre) y un laboratorio

de medios digitales, con el fin de desarrollar

espacios de alfabetización audiovisual para

jóvenes en riesgo de exclusión social a través

del desarrollo de destrezas técnicas, lo que

además les habilita profesionalmente.

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

1. Según datos de enero de 2008 facilitados por el Padrón

del Ayuntamiento de Madrid, de las 143.449 personas

empadronadas en el distrito Centro de la capital, 38.609

eran extranjeras, y de las 49.996 empadronadas en el barrio

de Embajadores, 16.367 eran extranjeros, lo que supone un

34% de población extranjera en el entorno inmediato del

museo.

2. Entrevista a Manuel Borja-Villel. En Expansión, 25 de

marzo de 2008.

3. Mark O’Neill: “The Good Enough Visitor”. En Richard

Sandell (ed.): Museums, Society, Inequality. Londres/Nueva

York, Routledge, 2002, p. 34.

4. Paulo Freire: Pedagogía del oprimido. Madrid, Siglo XXI,

1970.

5. Richard Sandell: “Museum and the combating of social

inequality: roles, responsibilities, resistance”. En Richard

Sandell (ed.): Museums, Society, Inequality. Londres/Nueva

York, Routledge, 2002.

6. Algunos de los adultos que participan en nuestros

programas de proximidad nunca había entrado en un museo,

por lo que desconocían aspectos básicos del mismo, lo que

dificultaba que acudiesen de forma autónoma a visitarnos.

7. En el mes de febrero de 2008, tras el endurecimiento de

la aplicación de las leyes de inmigración en la Comunidad

de Madrid y la mayor presencia policial en el área de

Lavapiés, la asistencia a los programas desarrollados en

colaboración con el CEPI hispano-marroquí descendió

considerablemente. Las mujeres estaban atemorizadas

ante la posibilidad de ser detenidas y repatriadas, lo que

hizo que apenas saliesen de sus hogares.

8. Marta de Gonzalo y Publio Pérez Prieto plantearon, en los

talleres de formación para el profesorado celebrados en el

MNCARS en 2007, una definición de audiovisual no-

afirmativo a partir de las definiciones de experiencia

estética como pregunta hacia una actitud crítica general del

sujeto y contrarrelato. Esta categoría englobaría aquellas

producciones que promueven hábitos de recepción activa y

se alejan del medio audiovisual hegemónico. Véase Marta

de Gonzalo y Publio Pérez Prieto: La intención. Madrid,

Entreascuas, 2008.

9. Paulo Freire: Pedagogía del oprimido. Madrid, Siglo XXI,

1970.

151

solidaridad. Los temas son presentados por

medio de módulos que aplican algunos de los

fundamentos del método Montessori. Por

ejemplo: el visitante escoge la actividad según

su interés y habilidad, participando activamente

en el proceso de aprendizaje y desarrollando

sus propios conceptos y criterios. Evalúa su

experiencia y reflexiona sobre temas diversos

a través de un material autocorregible y seguro.

La sala fomenta una actitud autodidacta que

propicia la sorpresa y admiración ante el peso

milenario de la cultura.

Visitas guiadas, actividades pedagógicas y talleres.

El acercamiento a las exposiciones se inicia con

la elección de un tema específico, por ejemplo:

vínculo entre idioma y tradición textil, estructura

del tejido, contenido simbólico de los motivos

y arte, identificación de fibras, entre otros. Esta

elección, que recae en el adulto responsable del

grupo visitante, orienta el enfoque pedagógico

de las visitas, actividades y talleres. El método

más utilizado es el analítico-sintético, que permite

a la persona, guía del museo, la flexibilidad

necesaria para atender las inquietudes específicas

de los interesados.

FUERA DEL MUSEO

Ante la globalización actual, la guerra interna

de 36 años y el terremoto de 1976, que conmo-

cionaron las estructuras sociales, culturales,

políticas y económicas de Guatemala, surge el

tema de la identidad y los derechos de los pueblos

indígenas3 dentro de los Acuerdos de Paz. El

compromiso del Museo Ixchel es, concretamente,

regresar el conocimiento a su lugar de origen

y reestablecer puentes generacionales que

fortalezcan la identidad nacional.

El programa de revitalización de la

tradición textil se desarrolla en tres etapas:

— El museo visita la comunidad elegida para

capacitar a maestros, padres de familia y

tejedoras expertas, y realizar un encuentro

de interculturalidad con niños de entre

10 y 11 años.

— El grupo involucrado visita el museo

y participa en un taller que, cimentado

en las piezas de la colección, presenta

la tradición textil de su comunidad.

— El museo organiza el taller de tejido

de cuatro meses que pondera el uso del

telar de cintura y la técnica específica

del lugar, enseña a los niños a tejer con

la orientación de tejedoras expertas y

organiza una exposición itinerante

de los tejidos elaborados que incluye

a la comunidad de origen y al museo.

Algunos de los materiales diseñados y

producidos en el museo son empleados por

el Ministerio de Educación como material

pertinente de apoyo educativo dentro del

sistema nacional de educación, entre ellos:

los libros de cuentos para niños y el material

digital (Una cinta que vuela 4, Una historia que

contar5 y Siguiendo el hilo... arte y tejidos6) son

los mismos que se utilizan en escuelas privadas

y talleres externos organizados por el museo.

Conclusión

El impacto del educador dentro del ámbito

museístico consiste en procurar que la temática

y los programas desarrollados encuentren eco

y sentido fuera del museo, es decir, conectar

la colección a una realidad específica.

150

Museo Ixchel.Un lugar de encuentro para el desarrollo y la cultura de paz

Guatemala es un país centroamericano situado

entre México, Belice, Honduras y El Salvador;

forma parte del territorio que se conoce como

Mesoamérica, cuna de la antigua cultura Maya.

La cultura Maya se desarrolló a través de

aproximadamente tres mil años. A la llegada de

los españoles, en 1519, ya había sido heredada a

sus descendientes: ixiles, choles, q‘anjob’ales,

q‘eqchies, itza’es, chuj, mames, k‘ichés, ch’orti’es,

poqomames, tz’utujiles y kaqchikeles, etnias

que han logrado transmitir parte de aquella

cultura, y a la que le han adicionado sus

contribuciones, que incluyen la capacidad

de fusionar su propio conocimiento con el

saber del conquistador y colonizador europeo.

Muestra de ello es lo que ahora se identifica

como tejidos indígenas.

La población guatemalteca, que supera los

12 millones de habitantes, está integrada por un

38,3% de personas mayas, un 60% de personas

ladinas y un 0,2% de personas garífunas y

xincas1. El idioma oficial es el español; se hablan

21 idiomas mayas, el garífuna y el xinca. De esta

composición étnica se desprende que Guatemala

es una nación pluricultural2 y multilingüe.

La colección del Museo Ixchel está formada

por indumentaria y otros tejidos mayas de

Guatemala, que datan desde finales del siglo

XIX hasta la actualidad; todos ellos transmiten

mensajes culturales trascendentes sobre

identidad y otros aspectos sociales constitutivos

del patrimonio cultural tangible e intangible.

El Museo Ixchel, nombrado así en honor

a la diosa Maya del tejido y la fecundidad, fue

fundado en la ciudad de Guatemala en 1973.

Es una entidad privada, sin fines de lucro, cuya

misión es coleccionar, documentar, rescatar,

exhibir y educar en torno al patrimonio textil

indígena de Guatemala, para su conservación

y difusión, resaltando su valor etnográfico,

técnico y estético. Durante 35 años ha logrado,

a través del trabajo interdisciplinario, continuar

con la documentación de una tradición milenaria

aún vigente. Este esfuerzo apoya el enlace

generacional actual con la implementación

de su Programa Educativo, iniciado en el año

2000.

Experiencia educativa del Museo Ixchel

DENTRO DEL MUSEO

Sala de la Niñez y la Juventud. Propone

actividades hands on (permitido tocar) en

un ambiente de respeto, compañerismo y

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

FABIANA FLORES-MASELLI

MUSEO IXCHEL DEL TRAJE INDÍGENA, GUATEMALA

153152

Proyección educativa del Museo Ixchel

El encuentro entre el público diverso y el

patrimonio tangible e intangible de la

colección debe favorecer el enriquecimiento

personal, fundamentado en los pilares de la

educación a lo largo de toda la vida: aprender

a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir

juntos y aprender a ser7. Así, nuestros museos,

más que ser un nudo que sujete el pasado,

serán la trama que entreteja nuestra historia

diversa en un lienzo multicultural de

identidad guatemalteca para el desarrollo

y la cultura de paz.

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

1. Instituto Nacional de Estadística: Censo de población

2002. Características de la población y de los locales de

habitación. Guatemala, 2003, p. 31.

2. Artículo 66 de la Constitución Política de la República

de Guatemala: “Protección a grupos étnicos. Guatemala está

formada por diversos grupos étnicos entre los que figuran los

grupos indígenas de ascendencia maya. El Estado reconoce,

respeta y promueve sus formas de vida, costumbres,

tradiciones, formas de organización social, el uso del traje

indígena en hombres y mujeres, idiomas y dialectos”.

3. Acuerdos de Paz. Guatemala, UNESCO/Colegio

de Abogados y Notarios de Guatemala, 1996.

4. Fabiana Flores de Sáenz: Una cinta que vuela. Guatemala,

Museo Ixchel, 2001.

5. Fabiana Flores de Sáenz: Una historia que contar.

Guatemala, Museo Ixchel, 2001.

6. Ana Luisa Santizo de Chang et al.: Siguiendo el hilo... arte

y tejidos. Actividades pedagógicas (CD Rom), Guatemala,

Museo Ixchel, 2005.

7. Véase Jacques Delors: La educación encierra un tesoro.

UNESCO, 1996.

Lineamientos

internacionales del ICOM

Políticas nacionales

de cultura y educación

Revitalización de

la tradición textil

Diseño y producción

de material

EXPOSICIÓN

Permanente

Temporales

PÚBLICO

Especializado

Neófito

COLECCIÓN

Genera

información

EDUCADOR

Mediador-traductor

Mediador-integrador

La Casa de la Capitulación: educando para el patrimonio histórico

La Casa de la Capitulación es un pequeño

museo histórico ubicado en la ciudad de

Maracaibo, cuya Coordinación de Educación

y Extensión desarrolla una serie de proyectos

enfocados hacia la promoción y divulgación

del patrimonio cultural del Estado Zulia, con

el fin de lograr un cambio en la comunidad

estudiantil en procura de educar en el

conocimiento y valoración del patrimonio

heredado. Entre las actividades y los proyectos

están las visitas guiadas, conferencias sobre

fechas históricas regionales y el traslado de

instituciones educativas de bajos recursos al

museo con el objetivo de sensibilizar a las

actuales generaciones en el tema del patrimonio.

La Casa de la Capitulación es un pequeño

museo histórico situado en el centro histórico

de la ciudad de Maracaibo, capital del Estado

Zulia, en Venezuela. Se trata de un inmueble

de estilo colonial, realizado en fecha incierta

—mediados del siglo XVIII— y que en la

actualidad es la única construcción colonial

de tipo civil que se encuentra en pie en la

ciudad. A partir de la década de los setenta,

se convierte en un museo histórico dependiente

de la Gobernación del Estado Zulia, adscrito

a la Dirección del Acervo Histórico del Estado.

En la actualidad funciona como museo

histórico y como sede natural de diversas

instituciones, como la Academia de Historia

del Estado Zulia y la Sociedad Bolivariana

del Estado Zulia, entre otras. Posee salas con

exposiciones permanentes, sala de reuniones,

dos bibliotecas (pertenecientes a las instituciones

académicas mencionadas anteriormente) y una

galería para exposiciones temporales (situada en

un patio porticado). Todo esto distribuido

en dos plantas que ocupan 800 m² de superficie.

La institución persigue crear un impacto

en la comunidad educativa de la región con

el fin de promover y divulgar los valores

patrimoniales de la ciudad y del Estado de

Zulia entre el público más joven que acude

a la Casa de la Capitulación en visitas

planificadas por las escuelas, colegios y liceos

de la ciudad de Maracaibo y poblaciones

vecinas (San Rafael del Moján, Cabimas,

Ciudad Ojeda y La Concepción, entre otras).

Según el Manual de normativas técnicas

para museos, elaborado por el Ministerio de la

Cultura de Venezuela en el año 2005, “[...]

la elevación del nivel cultural de la población

depende en gran parte de la capacidad proyectiva

de los entes culturales en lo educativo, en lo

MARÍA MARGARITA FERMÍN HENRÍQUEZ

CASA DE LA CAPITULACIÓN, MARACAIBO, VENEZUELA

155

de los estudiantes desde sus comunidades—,

el aporte de algunas empresas privadas y de

las instituciones que conviven en la Casa de la

Capitulación. 2008 ha sido decretado el “Año

Iberoamericano de los Museos” y el tema

que se desarrollará es el museo como agente

para el cambio social. La Casa de la

Capitulación, como museo histórico de la

ciudad de Maracaibo, ha venido trabajando

y proyectando sus actividades en lograr un

cambio en la comunidad estudiantil en

procura de conocer, entender y valorar el

patrimonio histórico, arquitectónico, religioso,

científico, artístico y social de la región zuliana,

con el fin de ir formando generaciones

preocupadas en la riquísima herencia cultural

que nos han dejado nuestros antepasados, para

tener el privilegio de ofrecerla a las generaciones

venideras, es decir, una educación hacia el

patrimonio sustentable. Y con ello, alcanzar

la visión que la Casa de la Capitulación tiene

por meta: ser un centro multicultural regional

líder en la promoción del patrimonio histórico

y cultural de la región y la nación.

MARÍA MARGARITA FERMÍN HENRÍQUEZ La Casa de la Capitulación: educando para el patrimonio histórico

154

comunicacional y en lo recreativo”1. Siguiendo

estos parámetros —dirigidos a cumplir con los

objetivos institucionales de la Casa de la

Capitulación—, se pretende: divulgar los

aspectos de interés pertinentes a la historia

y cultura local, regional y nacional; promover

los valores patrimoniales de la región y de la

nación; y resaltar el Tratado de la Capitulación.

Para ello, la Coordinación de Educación

y Extensión Museística ha ideado una serie

de proyectos para la promoción del patrimonio

histórico del Estado Zulia. Actualmente,

la Casa de la Capitulación ha desarrollado un

conjunto de planes y proyectos relacionados

con la misión de la institución, la cual es

“difundir, a nivel nacional e internacional,

la memoria histórica y las expresiones culturales

regionales, contribuyendo a la formación

de la identidad del zuliano”. Estos planes

y proyectos son:

Desde el año 2000, el público visitante

ha crecido en un 60%, gracias a una serie de

políticas dadas a conocer en los medios

de comunicación, de la organización de

exposiciones temporales y del acercamiento

a las instituciones educativas con el objetivo

de informar acerca de los servicios de visitas

guiadas y de consulta a las bibliotecas que

ofrece la institución.

Un caso especial es el de la Conmemoración

de fechas históricas. En el año 2006 se inició un

proyecto, junto a la Academia de Historia

del Estado Zulia, de realizar una serie de

charlas con una institución educativa invitada

ex profeso. Esto permitió resaltar fechas

históricas regionales, que usualmente no son

conocidas ni están incluidas en los currículos

de estudio de los centros educativos de la

región. Igualmente, a la institución invitada

se le realizaba una visita guiada y recibía

material bibliográfico donado por la Academia

de Historia para la biblioteca escolar.

Por otro lado, la Casa de la Capitulación

realiza una serie de actividades

complementarias para festejar algunas fechas

significativas como el Día del Libro Infantil

(3 de abril), Día del Libro y del Idioma (23 de

abril), Día del Artista Plástico (10 de mayo),

Día Internacional de los Museos (18 de mayo)

y la Firma del Tratado de la Capitulación

(3 de agosto), en donde, a través de charlas

y cursos, se ofrece el conocimiento de estas

conmemoraciones al público infantil y juvenil.

Conferencias y cursos. Enmarcados en

promover el patrimonio histórico de la región

como medio para afianzar la identidad de

la población. Por otro lado, se realizan

conferencias acerca de las exposiciones, tanto

permanentes como temporales, que organiza

la Casa de la Capitulación. En la mayoría

de los casos, es política de la institución que

participen nuestros guías de museos con el fin

de ir formando, también, a aquellos empleados

que tienen mayor contacto con los grupos

visitantes.

La Casa va a las comunidades. Este proyecto

se inicia en 2008. Tiene como objetivo acercar

a los estudiantes de comunidades de bajos

recursos que no han tenido la oportunidad,

en la mayoría de los casos, de salir de sus

parroquias y conocer el centro histórico de

Maracaibo y los monumentos patrimoniales

que se encuentran en éste. Se realiza con la

colaboración de la Secretaría de Educación

y la Secretaría de Cultura de la Gobernación

del Estado Zulia —para facilitar el transporte

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

1. Ministerio de la Cultura: Manual de normativas técnicas

para museos. Caracas, Conac, 2005, p. 123.

157

que se pueden beneficiar todos los colectivos que

integran nuestra sociedad. Estos planteamientos

se pueden contextualizar en lo que se conoce

como Ciudades Educadoras. Desde el Servicio

Educativo del Centro de Arte La Panera,

se trabaja a partir de la premisa de que el arte

contemporáneo nos ayuda a tener una visión

crítica del presente y que éste lo podemos

convertir en un instrumento educativo.

Partiendo de esta idea, es indispensable una

coordinación entre el Servicio Educativo y

el centro educativo para poder conocer las

características del alumnado y qué obras y

estrategias son más adecuadas para trabajar.

Hay que tener en cuenta que después de una

visita, algunos de los temas surgidos se pueden

convertir en material curricular muy atractivo

para trabajar con los alumnos (incluso alguna

de las obras pueden servir como inspiración

para realizar nuevos trabajos plásticos). Con

el objetivo de abordar la transversalidad que

se está produciendo entre disciplinas artísticas,

los contenidos de las actividades de este

Servicio Educativo se vinculan con aspectos

relacionados con la cultura contemporánea

como la literatura, el cine, la arquitectura,

el diseño, la ciencia y la robótica, entre otros.

Fue desde esta perspectiva, en el curso

2005-2006, desde la que La Panera tenía

programado un taller de robótica dirigido

por el artista Daniel Canogar, con colaboración

del Grupo de Robótica de la Escuela

Politécnica Superior de la Universidad

de Lleida (UdL). Utilizando los recursos

del Grupo de Robótica de la UdL, científicos

y artistas visuales se agruparon para crear

una colaboración fluida, abierta y de mutuo

enriquecimiento5.

El CEIP Príncep de Viana y el Programa Àlber

Desde el curso 2001-2002 se realiza un

proyecto en el CEIP Príncep de Viana de

Lleida, conjuntamente con profesorado

de la Universidad de Lleida. El objetivo que

nos proponíamos desde su inicio fue diseñar,

implementar y evaluar un programa

preventivo dirigido a toda la población para

la adquisición de las habilidades básicas de

acceso al currículo (desarrollamos capacidades,

habilidades y competencias sociales y

emocionales, cognitivas y comunicativas

de forma transversal y siempre a través de los

contenidos curriculares). La finalidad es que

los alumnos tengan éxito y que aprendan a

“pensar” y a “convivir”.

Una de las estrategias organizativas y

metodológicas que concretamos es el trabajo

por proyectos, poniendo énfasis en la relación

con la comunidad y el hecho de aprovechar

los recursos que ésta nos ofrece. El CEIP

Príncep de Viana, desde el curso 2003-2004,

había realizado visitas a las exposiciones del

Centro de Arte La Panera. Por otro lado,

desde el curso 2004-2005, a partir de

asignaturas de los estudios de Psicopedagogía,

se han coordinado créditos prácticos en el

Centro de Arte con el objetivo de definir el

papel del psicopedagogo en un servicio

educativo de un centro de arte. La profesora

universitaria implicada en esta asignatura va

cada miércoles por la mañana a trabajar al

CEIP Príncep de Viana, donde se está

desarrollando el Programa Àlber6.

La selección del tema de los proyectos

del curso 2005-2006 se realizó a partir del

visionado de la película Robots en el cine

156

Experiencia de arte y educación.La escuela va al centro de arte y el centro de arte va a la escuela

El arte, ampliamente concebido, debería ser

la base de la educación.

Herbert Read

A mediados del siglo XX, Herbert Read había

aportado las bases teóricas de una educación

basada en el contacto con lo artístico.

Actualmente, Elliot Eisner desarrolla el

vínculo imprescindible entre educación y arte

como eje vertebrador de toda forma de

pensamiento creativo. Según este autor, el arte

permite desarrollar aspectos sutiles y complejos

de la mente difíciles de desarrollar por otros

medios. En las últimas décadas, Howard

Gardner y otros crearon el Proyecto Cero

de Harvard, un esfuerzo innovador,

interdisciplinar y colaborativo de la enseñanza

de las artes. Mediante el estudio del desarrollo de

la capacidad de utilización de símbolos se

formuló la teoría de las Inteligencias Múltiples1.

Nuestro sistema escolar aún está lejos

de adoptar esta visión, y pone en un primer

plano la inteligencia lógico-matemática y la

lingüística-verbal situando las otras inteligencias

en un segundo, tercer, cuarto... plano.

El trabajo con las artes no es sólo una manera

de crear actuaciones y productos, es un modo

de crear nuestras vidas ampliando nuestras

conciencias, conformando nuestras actitudes,

estableciendo contacto con los otros,

compartiendo cultura. Nos acercamos a las artes

para asegurar también cierta calidad de vida2.

El arte nos permite ponernos en el lugar

de otras personas, por tanto, es una puerta

abierta a la alteridad, aspecto primordial para

la cohesión social3. Es un medio para

comprender y mejorar la cultura4.

Precisamente porque creemos en el potencial

del arte, desde el Centro de Educación Infantil

y Primaria (CEIP) Príncep de Viana de Lleida,

conjuntamente con el Centro de Arte La Panera,

se ha establecido una estrecha colaboración

que permite que los alumnos disfruten y

aprendan a través del arte. Esta comunicación

pretende explicar cómo surgió esta relación

con el centro de arte y mostrar un proyecto

que se realizó durante el curso 2005-2006.

El Centro de Arte La Panera de Lleida

El Centro de Arte La Panera fue inaugurado a

finales de 2003. Es un espacio comunitario del

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

GLÒRIA JOVÉ y SILVIA CANO UNIVERSIDAD DE LLEIDA

HELENA AYUSO y ROSER SANJUAN CENTRO DE ARTE LA PANERA DE LLEIDA

159

educativo preparado para la exposición, después

de la salida, y siguiendo la metodología habitual

de la escuela, cada aula recogió a través de los

mapas conceptuales todas las sensaciones,

vivencias e impresiones que los niños/as habían

tenido en la exposición. Así, por ejemplo, en el

campo de las “transparencias” a través de las

fotografías de Hannah Collins, Thomas Ruff

y Mies van der Rohe identificaron el concepto

de transparencia en la arquitectura. A través

del artista Do Ho-Suh conocieron algunas

estructuras arquitectónicas transportables,

como el 348 West 22nd St. Apt. A, un “pasillo”

que nos permitía interactuar paseando a través

de él. Con todas ellas identificaron los diferentes

materiales y sus características en referencia

a la transparencia, las similitudes y las diferencias

entre transparente, translúcido y opaco.

De todas estas experiencias y del trabajo

de esta primera sesión, cada curso fue

concretando una serie de contenidos8.

En este curso 2006-2007, el Gobierno

de Cataluña incorpora una hora más en la

etapa de educación primaria (la sexta hora).

Así, en las áreas de sensibilidad artística y

en la asignatura de artes plásticas y visuales,

se acordó contextualizarlo con la exposición

C3, Colección de arte contemporáneo del

Ayuntamiento de Lleida donde se mostraban

obras de artistas como Daniel Canogar, Alberto

Peral, Marina Núñez, MP&MP Rosado..., entre

otros. Finalmente, la última exposición que

se visitó fue + Insectos del artista Francisco

Ruiz de Infante, la cual se contextualizó con

las asignaturas de Conocimiento del Medio

y con Lengua. Tercero y cuarto de primaria

realizó la aplicación en asignatura de Lengua

Extranjera, en inglés.

Como se ha comentado hasta ahora, el

entusiasmo del proyecto nos llevó a programar

las tres exposiciones de La Panera dentro del

currículo escolar. Este entusiasmo inicial dio

paso a un sentimiento de “ansiedad”, ya que

se quería llevar a cabo todo lo que se había

programado. Además, esta metodología de

programar con tanto tiempo de antelación no

coincide con la metodología de trabajo de la

escuela. Y poco a poco nos dimos cuenta que

los asesoramientos no funcionaban como tales,

sino que eran unos encuentros donde los

maestros pedían información y los

profesionales de La Panera la ofrecían, pero

no había una construcción conjunta. En este

curso 2007-2008, se ha concretado una

metodología de trabajo acorde con la línea

del centro. Se ha partido de una sola

exposición, Mediterráneo(os), y a medida que

se han ido desarrollando los proyectos se han

incorporado otras exposiciones u obras

concretas de artistas. De esta manera, se han

formalizado sesiones de asesoramiento cada

tres semanas. En el asesoramiento no hay

una demanda por parte de los docentes a los

profesionales del centro de arte, sino que el

trabajo es transversal, y la red que se genera

permite reconstruir el proyecto dándole

continuidad y desarrollo durante todo el curso.

Una de las conclusiones más importantes

es que, durante este periodo, casi todos los

cursos han visitado La Panera más de una vez,

interrelacionando las visitas a las exposiciones

en función del proyecto que se ha ido

desarrollando en las aulas. Todos empezaron

con la exposición Mediterráneo(os), pero

cada ciclo ha concretado su propio proyecto.

En parvulario, a partir de Mediterráneo(os),

GLÒRIA JOVÉ, SILVIA CANO, HELENA AYUSO y ROSER SANJUAN

Experiencia de arte y educación. La escuela va al centro de arte y el centro de arte va a la escuela

158

Funàtic7 de Lleida. Después de esta salida

(que realizó toda la escuela) se llevó a cabo

una sesión de activación de las vivencias,

sensaciones y comentarios sobre la película.

Se categorizó la información y cada grupo

o clase decidió de qué tema querían trabajar.

Cada curso realizó su mapa conceptual inicial

y fueron trabajando en función de los

conflictos que iban surgiendo. Este proyecto

se realizó durante todo el curso escolar.

Así, el Centro de Arte La Panera y el

CEIP Príncep de Viana iniciaron actividades

conjuntas. Se entrelazaron contenidos

derivados de exposiciones y actividades

realizadas por La Panera, con un currículo

trabajado desde el CEIP Príncep de Viana,

desde unos recursos ajenos a la escuela. En el

marco de esta colaboración, se constató que

el proyecto que tenía el CEIP Príncep de Viana

para el curso 2005-2006 estaba muy relacionado

con el taller de robótica que había programado

el Centro de Arte La Panera para el mismo

curso. Esta coincidencia hizo que se diseñaran

unas acciones conjuntas, como por ejemplo,

Arte e ingenio para crear un robot. Los niños/as

del centro educativo fueron a La Panera a

visitar la muestra de robots. Posteriormente,

existió la oportunidad de trasladar uno de

los robots a la escuela. La experiencia fue

fantástica porque, además del robot, también

nos acompañaron el artista Óscar Fuentes

y el ingeniero Edgar Rubión. En este caso,

todos los cursos vivieron la experiencia de

conocer el proceso de creación de un robot

desde la vertiente científica y artística (currículo

integrado). Los interrogantes e inquietudes

de los niños tuvieron una respuesta que después

pudieron aplicar en sus creaciones robóticas.

¿Cómo se fue desarrollando el proyecto

Robots? A partir de todas las experiencias

que hemos explicado hasta ahora (la visita

al Funàtic, a La Panera, y la visita de La

Panera a la escuela), los diferentes cursos

fueron relacionando la forma y el contenido

de las creaciones robóticas con los contextos

más actuales. Quisiéramos subrayar que la

experiencia de las visitas y cualquier actividad

relacionada con las exposiciones del Centro

de Arte La Panera termina con una jornada

de puertas abiertas, en el mes de junio, donde

se exponen algunas de las producciones de

los niños/as en el Centro de Arte.

Y ahora, ¿qué estamos haciendo?

Cursos 2006-2007 y 2007-2008

Fruto de este buen entendimiento, en

el curso 2006-2007 se decidió que cada

trimestre, desde un área u otra, se visitaría

la exposición en curso del Centro de Arte

La Panera y posteriormente se trabajaría en

sus contenidos. Así, para la selección del tema

de los proyectos, se realizó una visita a la

exposición Glaskultur. ¿Qué pasa con la

transparencia? comisariada por Martí Peran.

Una exposición basada en la cultura del cristal

en la que Werbund abrió en el interior de la

cultura moderna un ideal de transparencia que

ha tenido un largo abasto, no sólo se trataba

de aprovechar la versatilidad de los nuevos

materiales, sino de canalizar un modelo de

sociedad abierta. A nivel educativo era

necesario afrontar la exposición a partir de

los conceptos de los diferentes campos, por

ejemplo, se trabajó la “transparencia”, “la

densidad”, “vigilancia”... A través del dosier

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

161160

trabajaron el concepto del mar, que posterior -

mente lo enlazaron con la obra Ocaso (2007)

de Marina Núñez. En el ciclo inicial de

educación primaria, entre muchos temas,

se trabajaron los graffiti, a partir de la obra del

artista Mohamed Ben Soltane, Parolas en los

muros (2006-2007). En Tercero y Cuarto curso

de Primaria se trabajó el tema de las nuevas

tendencias artísticas, que después se enlazó

con la exposición de Puertas oscuras de Marina

Núñez. Finalmente, en el ciclo superior se

relacionó con las ciencias naturales y el mar,

y luego se enlazó con la obra Ocaso (2007) de

Marina Núñez.

Para concluir, quisiéramos remarcar que

el Servicio Educativo de La Panera, desde su

creación, ofrece un servicio de asesoramiento

a todos los centros educativos que lo soliciten, a

partir de los proyectos artísticos que se

desarrollan en relación con las exposiciones de

La Panera. Otros colegios de la ciudad de

Lleida que participan con el centro de arte son:

CEIP Prácticas I, CEIP Prácticas II, Colegio

Santa Anna, CEIP Joc de la Bola, entre

muchos otros. Sus aportaciones (producciones

de los alumnos) pueden verse en las jornadas de

puertas abiertas que realiza el centro de arte

en el mes de junio.

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

1. Howard Gardner define la inteligencia como la capacidad

de resolver problemas. Añade que hay muchos tipos de

inteligencias: lingüística, lógico-matemática, corporal-cinética,

espacial, musical, interpersonal e intrapersonal y naturalista.

2. Elliot W. Eisner: “El arte en las ciencias sociales”. En

Revista Enfoques Educacionales, 2005, vol. 7, n. 1, pp. 81-91.

3. Glòria Jové: “Emocionar-nos per l’aprenentatge,

apassionar-nos per l’ensenyament”. Conferencia inaugural

pronunciada en Balaguer el 13 de septiembre de 2006.

4. Graeme Chalmers: Arte, educación y diversidad cultural.

Barcelona, Paidós, 2003.

5. Esta idea aparece recogida en el artículo de Elliot W.

Eisner: “El arte en las ciencias sociales”. En Revista

Enfoques Educacionales, (2005) 7 (1): 81-91.

6. Para más información consultar G. Jové; L. Vicens,

S. Cano, O. Serra y J. Rodríguez, (2006). Desig d’alteritat.

Programa Àlber: Una eina per atendre a la diversitat a l’aula.

Lleida: Pagès. IX Premio Batec a la Recerca i Innovació

educatives 2005.

7. La película Robots formaba parte del ciclo Cinema en

Català, organizado por el ClubSuper3 y proyectada en el

Cine Funàtic de Lleida.

8. Los temas fueron: para P3, P4 y P5 “El arte”; para Primero

y Segundo de Educación Primaria, “In TV”; para Tercero,

“Cultura de los edificios”; para Cuarto, “Artimmobi”; para Quinto,

“Kulturtransluz”; y para Sexto, “El estilismo de la vida”.

Inmersión en el arte, un espacio abierto de conocimiento, reflexión y acción

Inmersión en el arte es un proyecto educativo

presentado por el Círculo de Bellas Artes. Está

dedicado a jóvenes y brinda un espacio abierto

y de diálogo en torno al arte. En él se ofrece

una formación de carácter integral y transversal

orientada al desarrollo personal. Este proyecto

proporciona actividades creativas de carácter

teórico y práctico orientadas a incentivar

en los alumnos un acercamiento al arte

y al mundo de la imagen con una visión

crítica. El programa también cuenta con

el arte como instrumento impulsor para crear

en los alumnos experiencias satisfactorias

y motivadoras.

El Círculo de Bellas Artes se propuso en

2005 crear un programa educativo; buscaba

atender a un sector, dentro de la educación

formal, que contaba con poca oferta educativa

en las instituciones culturales de Madrid. Es

un programa orientado a proporcionar una

herramienta de apoyo a los centros de

educación secundaria y se ha concebido como

un elemento educativo que se integre dentro

de la programación del aula.

Estructura de Inmersión en el arte

El programa tiene una duración total de veinte

horas, dividido en cuatro días consecutivos. En

este tiempo, los alumnos trasladan el aula y el

centro de enseñanza al Círculo de Bellas Artes.

La estructura del programa combina

visitas comentadas a exposiciones que se

desarrollan en el entorno geográfico del

Círculo de Bellas Artes, coloquios con artistas

y talleres con los creadores; todo ello pretende

acercar a los alumnos al mundo del arte y de

la cultura a través de la experiencia.

Estos cuatro días se estructuran a través de

una serie de conceptos, que se desarrollan en

función de su papel integral en la obra de arte y

en la cultura visual. La propuesta de los distintos

conceptos ayuda a que los profesores puedan

adecuar, de la mejor manera posible, las

actividades que se realizan en el Círculo de

Bellas Artes con la programación que el profesor

desarrolla en el aula, seleccionando él mismo

cuáles son los cuatro conceptos que se trabajarán

a lo largo del programa con su grupo.

JAVIER LÓPEZ-ROBERTS

CÍRCULO DE BELLAS ARTES, MADRID

163

por los educadores, nos acercamos a las obras

fomentando un diálogo que nos ayuda a

visualizar la obra comenzando desde lo más

concreto a lo más conceptual. El diálogo se

considera de fundamental importancia, ya que

que los alumnos deben ser los protagonistas

de su propio aprendizaje. De esta manera, se

intenta fomentar una mirada crítica ante la

obra, dotando a los alumnos de herramientas

que podrán utilizar en posteriores encuentros

con imágenes artísticas.

Coloquio con los artistas y talleres

A continuación, los alumnos tendrán la

oportunidad de participar en un coloquio con

un artista emergente. Cada día se cuenta

con la presencia de un artista diferente, jóvenes

creadores, que muestran a los alumnos cómo

conciben su obra atendiendo, especialmente,

a su proceso de creación. El objetivo es ofrecer

un espacio de intercambio y de diálogo abierto

en torno a la obra actual de estos artistas y

a la etapa creativa en la que se encuentran.

Con ello se pretende fomentar y animar a

la participación y expresión de las ideas

personales de los alumnos.

Las dos primeras etapas de la jornada

alimentan la parte más intelectual a través

del contacto directo con las obras de arte

y con los artistas, por lo que llega el momento

de plasmar las nuevas ideas a través de talleres.

Es un momento central, ya que es aquí donde

los alumnos asimilan, afianzan y dan forma

a los conocimientos y percepciones adquiridos

a lo largo de la jornada. En esta actividad

práctica-creativa se hace hincapié en la

importancia de la plasmación personal de la

idea y de la ejecución manual. A través

de su trabajo en el taller, se intenta que los

alumnos tomen conciencia de su capacidad

creativa, al tiempo que se les proporcionan

conocimientos sobre las técnicas artísticas.

La experiencia en el taller está orientada

a conferir a los alumnos una vivencia que

estimule sus intereses y ganas de seguir

creando, al tiempo que proporciona nuevas

vías de confrontación entre uno mismo

y su entorno.

Espacio de interacción

El programa se construye entre varios agentes

que confluyen en un espacio, con distintas

motivaciones y distinta formación, pero con

un interés común, el arte. Los jóvenes se tienen

que sentir partícipes del programa, en general,

y de la creación de su propio conocimiento, en

particular. Por lo tanto, son los agentes

principales de Inmersión en el arte. Ellos marcan

el ritmo y el desarrollo del contenido. Desde el

programa se apuesta por formatos abiertos a los

que cada alumno puede adaptarse. No todos

los alumnos aprenden lo mismo, sino que cada

uno tiene unos intereses y motivaciones. Esto

ayuda a generar dinámicas a través de las

cuales los alumnos crean sus propias

herramientas que puedan utilizar tanto en estas

materias artísticas como en su vida en general.

Los adolescentes tienen un gran potencial

creativo que dota al programa de una dinámica

muy enriquecedora para el resto de agentes

participantes. En cada grupo se observan

resultados diferentes y positivos, confirmando

que realmente son los propios alumnos los que

marcan las pautas de su proceso de aprendizaje.

JAVIER LÓPEZ-ROBERTS Inmersión en el arte, un espacio abierto de conocimiento, reflexión y acción

162

Visitas a instituciones culturales

La programación incluye visitas a exposiciones

del Círculo de Bellas Artes y de otras

instituciones culturales, entre las cuales destacan

las visitas al Museo Thyssen-Bornemisza.

Previamente se seleccionan las obras expuestas

que se pueden adecuar a los conceptos

seleccionados por los profesores. En esta parte

del programa se pretende trabajar la visión

a través de distintas manifestaciones artísticas

y lenguajes visuales. Existen muchas formas

de acercarse a la obra de arte. De hecho, las

miradas de los distintos profesionales que

trabajan con ellas (historiadores del arte,

conservadores, educadores, personal de sala,

etc.) son muy distintas. El acceso a los museos

y sus colecciones va más allá del puro acceso

físico al recinto. Desde el programa se ofrece

un recorrido de descubrimiento que se inicia

a partir de un acercamiento de tipo intelectual,

social, emocional y cultural.

La metodología que se propone parte

de la experiencia personal de los alumnos,

profesores y educadores. A través de un

aprendizaje por descubrimiento guiado

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

INSTITUCIONES

CULTURALES

CONCEPTO MANIFESTACIONES

ARTÍSTICAS

TIPO DE

EXPOSICIÓN

NOMBRE DE LA

EXPOSICIÓN

TEMPORAL

1er día

Círculo

de Bellas Artes

Luz

Cultura visual

Fotografía Temporal

25.09.07

18.01.08

Momentos

estelares.

La fotografía

en el siglo XX

2o día

Museo Thyssen-

Bornemisza

Abstracción

Color

Pintura Colección

permanente

3er día

Palacio

de Cristal

Tiempo

Espacio

Land art Temporal

05.09.07

21.01.08

Andy Goldsworthy.

En las entrañas

del árbol

4o día

Museo Thyssen-

Bornemisza

Textura

Cultura visual

Pintura Colección

permanente

Ejemplo de oferta para las fechas de septiembre-noviembre de 2007:

165164

Los artistas, por otro lado, encuentran una

oportunidad ideal en la que pueden compartir

su obra con el público y recibir un feedback

directo. Incentivan la curiosidad de los

alumnos por el proceso de creación mostrando

una imagen del artista que ayuda a que los

alumnos se aproximen a la realidad de la vida

de los mismos. El alumno también conoce

de primera mano lo que es el proceso de ideas

y ejecución de la obra del artista.

Los educadores de Inmersión en el arte

se ocupan de mediar entre los distintos

componentes (obras, participantes, artistas,

talleres…) del proyecto atendiendo de forma

especial los objetivos del programa. Para ello

se diseñan recorridos de las exposiciones que

se van a ir a visitar con el fin de sacar el mayor

partido de ellas y trabajar de la mejor manera

posible el concepto a tratar en el día. También

prestan su colaboración con los artistas para

que éstos se vean apoyados en la parte más

pedagógica de su trabajo con los jóvenes. Los

alumnos, a su vez, ven en el educador la figura

que les acompaña y les guía a lo largo de los

cuatro días creando una continuidad y

fomentando una visión global y no una serie

de jornadas aisladas.

Los profesores articulan el programa

desde antes incluso de que participen con

sus alumnos en Inmersión en el arte. Desde el

Círculo de Bellas Artes se proporciona a los

profesores un material didáctico a través

de cual pueden realizar un trabajo previo

que ayudará a que el programa se integre

en el aula, al tiempo que favorece una

motivación inicial anterior al desarrollo

del programa educativo.

El programa resalta la importancia de

las relaciones de comunicación y de diálogo

continuo que se crean entre todos los agentes

que componen Inmersión en el arte. El

aprendizaje cooperativo es la herramienta

principal con la que se cuenta. Cada semana

se construye una red de información y

conocimiento entre artistas y jóvenes, entre

jóvenes y educadores, entre educadores y

artistas. Los alumnos tienen la oportunidad

de conocer el proceso de trabajo de artistas

contemporáneos, lo cual les da muchas

herramientas de comprensión del proceso

y el resultado de la obra. Los jóvenes tienen

la oportunidad de ver obras con un educador

que les conduce a través de un proceso basado

y centrado en el propio descubrimiento del

alumno, lo que favorece la asimilación de

contenidos y la eliminación de barreras con

el arte. Los educadores se alimentan cada

semana de las nuevas aportaciones que hacen

los alumnos y los artistas. Es decir, se crea

un espacio en el que se acercan posiciones,

se establece un diálogo abierto y se favorece

una actividad integradora a través del arte.

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

El museo en la cultura digital

El presente informe remite en alguna medida

a un análisis preliminar de la renovación

operada en la transmisión de valores

educacionales, culturales y patrimoniales a

través del espacio virtual, así como a la

estrategia digital propuesta para que el Museo

Nacional de Bellas Artes de Cuba asuma este

reto con buenos resultados. Abordaremos a

grandes rasgos la evolución del museo, hasta

llegar a definir las principales características

que el mismo asume en la era de la cultura

digital. El desarrollo de la sociedad de la

información, en las instituciones museísticas

también ha supuesto una evolución hacia la

sociedad del conocimiento por las

posibilidades de difusión que le ofrece la

plataforma digital a la educación y la cultura.

Este giro ha implicado una búsqueda de

alternativas, tanto educativas como recreativas

y didácticas, que mejoran en gran medida

el fortalecimiento cultural, así como el nivel

de los diferentes procesos docente-educativos

que se producen en nuestros países. También

ha propiciado un mejor conocimiento de

nuestro patrimonio cultural y ha contribuido a

crear una dimensión diferente de la educación

en el museo tradicional. Esto conlleva que el

público modifique su forma de acercarse

a dicha institución y que se establezcan en

ella nuevos tipos de relaciones.

En los museos iberoamericanos comienza

a hablarse con más fuerza e interés de la

necesidad de la digitalización de las obras de

arte con la intención de proteger el patrimonio

cultural y de sentar las bases para el inicio de

una nueva forma de educación y comunicación.

Una de las innovaciones tecnológicas más

importantes y de mayor incidencia en el público

ha sido el desarrollo de la red. La aparición

de Internet como vehículo de alto nivel de

conectividad en el mundo supuso un giro

drástico de escenario, un cambio profundo e

irreversible en relación con el conocimiento,

la información y la cultura. Permitió algo

inimaginable años atrás, sobre todo, “una

relativa democratización del acceso” a ese

cúmulo de información, educación y cultura

universal; a la vez, un compromiso social

mayor de nuestras instituciones museísticas.

Son diversas las oportunidades que

presenta la aplicación de las Tecnologías

de la Información y Comunicación (TIC) y

los diferentes valores que le aporta el hipermedia

al museo en materia de educación. Devienen

MARÍA DE LOS ÁNGELES HERNÁNDEZ LEDESMA

MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, LA HABANA

167

a su carácter plástico, calculable, tratable

en tiempo real, y en sus amplias posibilidades

de hipertexto. A través de la obra de arte y

el patrimonio se desarrollará el conocimiento

y el control técnico de una nueva imagen y de

sus efectos. Así, se podrá llegar a construir a la

vez una nueva forma de educación y una ética

diferente del arte y del valor de la imagen.

Uno de los aspectos más innovadores que

proponen las TIC, en el ámbito de los nuevos

discursos museológicos en línea, es el posibilitarle

al usuario interactuar con los contenidos

expositivos y poder establecer diferentes

reglas de juego entre los museos y su público.

A este novedoso tipo de relación se le denomina

interactividad. Dicho vínculo posee varias

funciones, entre las que se destacan la educativa,

recreativa, participativa y de evaluación.

Con la transformación que se debe operar

en el museo se propone desarrollar la

capacidad de ampliar la información de cada

obra de arte para así profundizar en el

conocimiento de la misma y aumentar el

nivel de acceso a ella. La interactividad

(otro concepto importante para la red), que

aporta novedosos y enriquecedores valores

a este proceso, no sólo se circunscribe a la

relación del público con la obra de arte, sino

también a la que se establece entre ésta y su

creador.

En el museo virtual que proponemos

implementar, el concepto de simulación cobra

mucho valor a través de lo que significa

multimedia. En este proceso, el público

accede a espacios y objetos simulados que

sustituyen al original. También funciona la

interactividad con el público. La respuesta

en tiempo real a sus requerimientos y

expectativas es un aporte incuestionable de

la plataforma digital al proceso educativo,

cognoscitivo y de comunicación que se opera

en la institución.

Aunque la representación digital de la

cultura tiene sus ventajas y propicia sobre todo

el acceso a muchas personas que no poseen

la facilidad de relacionarse con el original

de estas riquezas, debemos aclarar que no

sustituye, en nuestra opinión, a los museos

físicos, sino que los complementa. La

sensibilidad y experiencia única e irrepetible

que posibilita el contacto directo con las obras

de arte originales conserva su extraordinario

valor. La vivencia que ofrece el museo físico

es totalmente diferente a la que propicia el

museo multimedia virtual. No obstante, la

plataforma digital aporta interesantes

herramientas que resultan muy atractivas para

ampliar y desarrollar el conocimiento desde

los museos.

La imagen visual ha sustituido a la imagen

gráfica y por ello tiene un importante papel

en el campo académico, ya que una de sus

armas principales es la motivación y el aspecto

didáctico que pueden llegar a presentar los

contenidos al transmitir cualquier información

cultural o patrimonial.

En la sociedad actual lo importante es

comunicar el saber, el conocimiento y el

disfrute de una experiencia. Ha cambiado

el concepto de información hacia una nueva

dimensión; se ha convertido en un mito,

en un culto donde no sólo ha pasado a ser un

bien de consumo, sino también un elemento

procesado y transformado en conocimiento

imprescindible en la sociedad contemporánea,

donde las empresas exigen una alta calidad

MARÍA DE LOS ÁNGELES HERNÁNDEZ LEDESMA El museo en la cultura digital

166

importante contribución como soporte

tecnológico para la transmisión de educación

de manera no formal, a través del juego y la

recreación, así como para preservar y afianzar

la memoria colectiva de los pueblos.

El carácter explosivo y caótico del acelerado

desarrollo de las TIC, su dinamismo y su gran

interconexión, favorecen una comunicación

móvil, dinámica y didáctica del público con

los museos tradicionales, que incentivan

una nueva manera de aportar conocimiento

y saber.

Se ha configurado una novedosa forma

de entender la cultura, donde la información

se erige como centro jerárquico que impone

nuevas leyes. La sociedad de la información

se transforma en sociedad del conocimiento,

es decir, si lo primordial era producir bienes

tangibles en una sociedad industrial, ahora

lo importante es satisfacer necesidades

vinculadas a la educación, el saber, el ocio,

el entretenimiento y la cultura del sujeto.

Con el desarrollo de la tecnología digital

se genera y promueve el acceso a un mundo

de comprensión simultánea, donde todos los

acontecimientos y acciones pasan a tener las

mismas cualidades y valores. Las novedosas

herramientas que son las TIC promueven

también un retorno al pensamiento intuitivo,

paradójico y mítico que debe ser aprovechado

en las nuevas modalidades discursivas con

corte educativo-didáctico y de entretenimiento

dentro de los museos.

Dado que conocer no es un simple

mecanismo de recopilar, tratar, almacenar y

comunicar datos sino algo más, la asociación

y la interconexión nos permitirán desarrollar

procesos de pensamiento creativos y

alternativos. Información no es conocimiento;

el acceso a ella no garantiza lograr procesos

originales de análisis de ejecución. Para

obtenerlos hay que acceder a la información,

procesarla, sedimentarla y crear de esta manera

una línea de pensamiento que se enriquece en

el interactuar del sujeto y el objeto.

Con las nuevas y crecientes necesidades

de la sociedad, donde cada vez existen más

alternativas de distracción que resultan muy

fáciles y cómodas y donde la industria del ocio

ha logrado altos estándares de calidad, será

necesario procesar y presentar estas mismas

colecciones de manera didáctica para que el

público no sienta al museo como algo distante

e inalcanzable, sino como algo cercano y útil

que puede contribuir a su preparación y a

desarrollar su nivel educacional y cultural.

Las TIC aportan un grupo importante

de herramientas que están al servicio de los

museos, una de las de mayor valor es el hipertexto.

El hipertexto tiene una alta potencialidad

al constituir una nueva arquitectura de la

información y la comunicación. Reúne

distintos formatos que hasta ahora se habían

tratado de manera independiente: audio,

vídeo, texto, imagen, entre otros, y les confiere

una novedosa unidad. También ofrece unas

formas de expresión y transmisión distintas que

le permiten al público establecer, con rapidez

y facilidad, un importante grupo de conexiones

y asociaciones. Estas particularidades, más datos

sobre los autores y sus obras, así como un mayor

cúmulo de información de todo tipo, amplía el

diapasón de bondades del museo al visitante,

a las cuales él no tiene acceso habitualmente.

Con esta novedosa plataforma el arte

asumirá peculiaridades diferentes en cuanto

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

169

planes de estudio y desarrollo curricular de

todas las edades.

Es importante que las instituciones

museísticas tradicionales implementen espacios

y áreas multimedia para crear condiciones

que sustenten el aprendizaje del público y

desarrollen habilidades con el nuevo soporte,

así como la capacidad de tener nuevos tipos

de vínculos en una plataforma diferente.

El implementar en los museos tradicionales

un museo multimedia virtual como el que

montaremos en el Museo Nacional de Bellas

Artes de Cuba contribuirá a desarrollar la

actual sociedad del conocimiento con un

novedoso aporte, el principio de unidad de lo

cognoscitivo y lo afectivo como expresión esencial

de los nexos comunicativos que se producen

necesariamente en la tradicional institución.

MARÍA DE LOS ÁNGELES HERNÁNDEZ LEDESMA El museo en la cultura digital

168

y un excelente nivel de gestión, así como

inteligencia en lugar de acumulación de saber.

La sociedad del conocimiento demanda a las

instituciones dejar de ser transmisores de

información y convertirse en estimuladores

de inteligencias personales. Por esto es

imprescindible vincular este criterio con los

conceptos de competencias básicas, práctica

de valores éticos y trabajo en equipo desde

la labor que realizamos en los talleres de

creación, recorridos temáticos, rutas,

conciertos, semanas de cine, entre otras

acciones, para lograr un buen desempeño

con carácter educativo y didáctico en nuestra

misión.

Las instituciones museísticas siempre han

tenido una triple función: científica, cultural

y educativa. En la actualidad, esta pareja

preponderancia de las tres responsabilidades

ha cambiado. La función educativa cobra más

fuerza en dicha organización y asume un rol

diferente. Las áreas de servicios educacionales

y de acción cultural de los museos tienen en

estos momentos un papel importantísimo,

con gran perspectiva de futuro. Dichas

instituciones han asumido en la actualidad

la misión de transmitir a través de sus

programas didácticos y educativos tanto

a niños, jóvenes y adultos un mejor

conocimiento del patrimonio, de los museos

y de su “tesauro”.

Los museos han logrado ganar un

importante espacio: el lúdico, donde se ha

operado un giro en el uso del tiempo libre

y el ocio. Con este cambio producido en el

manejo del concepto de educación y

comunicación, se ha dejado de tener una

actitud repetitiva y reproductiva de la

información y se ha propiciado que el público

aprenda a tomarla y a procesarla, lo cual

ayudará a realizar una interesante y novedosa

trayectoria de maduración del conocimiento

adquirido.

Se ha producido la reforma y conversión

de un concepto: de la adquisición de

información, en aprehensión de

conocimientos sólidos y verdaderos, donde

la cultura y el patrimonio juegan un papel

protagónico. La institución museística debe

asumir un gran reto, el de evolucionar;

muestra una nueva imagen a nivel social,

ha pasado de ser un centro pasivo, inactivo

y frío a ser una organización dinámica, activa,

vista y considerada como centro educativo

y recreativo, transmisor de información y

conocimiento.

Con esta nueva cualidad que adquieren

los museos habrá necesariamente que diseñar

y estructurar proyectos que atraigan al cliente

a través de sus valores y motivaciones

socioculturales. Será imprescindible ejecutar

adecuadas estrategias para que el público

pueda encontrar en ellos grandes satisfacciones

que hagan que desee repetir una y otra vez

la experiencia de visitarlo.

Se deben preparar programas didácticos,

visitas guiadas, actividades culturales, entre

otras, donde las TIC sean el apoyo tecnológico

de acciones y actividades que puedan resultar

interesantes y que se conviertan en respaldo

indiscutible del proceso docente-educativo.

Esta es una alternativa ideal para reforzar la

transmisión de la cultura y el conocimiento

del patrimonio y también puede actuar sobre

diferentes áreas como la apreciación y la creación

artística, imprescindibles en los distintos

DESDE FUERA - DESDE DENTRO

Retos actuales del museo y su comunidad.

La educación en el arte y la educación en el museo

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

1 Daniel Mason: El afinador de pianos. Barcelona, Salamandra, 2003.

—Verá señor Drake, llevo doce años aquí. Me han visitado otros: naturalistas y antropó-

logos, como usted dice. Venían y se quedaban un tiempo, pero nunca demasiado, sólo el

suficiente para recoger muestras o hacer dibujos, y contradecir cualquier teoría que no

encajara con sus opiniones sobre la biología, la cultura y la historia del estado de Shan.

Y luego regresaban a su país.

Daniel Mason

Desde que leí la novela de Mason1 no ha dejado de darme vueltas en la cabeza este

fragmento, quizás porque me recuerda, aunque sea desde una periferia, a algo que

hemos vivido de manera recurrente desde hace unos años los que nos dedicamos a la-

bores educativas en los museos: un docente que se presenta como especialista en edu-

cación y museos viene a observar nuestro trabajo para después, sin haberse podido

hacer una idea aproximada de nuestra realidad por falta de tiempo, vuelve a la uni-

versidad a teorizar sobre nuestro trabajo. Al igual que Anthony Carroll, uno de los

protagonistas del libro, he asumido esto como una realidad ante la que no tiene sen-

tido emitir juicio alguno mientras no seamos conscientes de esas circunstancias todos

aquellos que nos dedicamos a la educación en los museos.

Este artículo quiere reflexionar sobre el papel actual de la educación en los

museos, sobre las conexiones que éstos establecen con el sistema educativo, sobre las

necesidades formativas de los profesionales que realizan esta labor y sobre las nuevas

líneas de trabajo e investigación educativos que se han visto propiciadas por una serie

de cambios paradigmáticos en la sociedad de principios del siglo XXI.

Museos y universidades

En los museos nos ocupa desde hace tiempo el reto de la adecuación a una sociedad

en cambio. La cuestión es si debemos repensarnos para encontrar el lugar que debe

correspondernos en una sociedad que ha mutado profundamente en el último siglo

173

¿Dónde reside el conocimiento? De intercreatividad, conectivismo y otras caóticas

maneras de educar en los museos

RUFINO FERRERAS MARCOS

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA

e incorpora cambios de importante calado de manera exponencial año a año. Toda

reflexión sobre esos asuntos implica necesariamente fricciones entre diversas sensi-

bilidades dentro de los propios museos y también, y no en último término, debates

sociales en los que puede tomarse por conflictiva la relación entre las labores educa-

tivas de los museos y las previsiones que el sistema educativo formal, y particular-

mente la universidad, se hace sobre éstos. Evidentemente no hemos sido capaces de

definir de una manera consensuada el papel real de los museos en nuestra sociedad

y, por extensión, su verdadero sentido en el tejido educativo, tanto desde en su pers-

pectiva formal como no formal.

El museo es un ecosistema complejo. Es un ecosistema formado por unos y con

el que interactúan otros más para fusionarse o invadirlo. Si bien es cierto que la lla-

mada teoría general de sistemas2 habla de que unos sistemas existen siempre dentro

de otros y la lógica biológica nos muestra como natural el que los ecosistemas no sean

espacios inmutables y cerrados en sí mismos, una de las cuestiones que me gustaría

analizar en este artículo es la manera en la que el museo, en su función educacio-

nal y como microsistema educativo diferenciado, se ha visto en los últimos años y

de manera creciente achicado por otras funciones museísticas o por otros sistemas

externos. Pero esta situación no ha sido siempre así o, si lo ha sido, no de modo tan

evidente como en los últimos años. La razón hay que buscarla en la historia de la

educación en los museos. Hasta hace poco menos de una década el peso de la educa-

ción en los museos era, al menos en España, algo testimonial. Lenta, pero progre-

sivamente, la educación se ha ido haciendo un sitio dentro del museo, a instancias

de una sociedad distinta a la de hace unas décadas, de una sociedad que ve el museo

como algo propio y que demanda sentirse parte del conocimiento que alberga o gene-

ra. En cierto modo la enseñanza formal, virtualmente en posesión del conocimiento,

puede encontrar conflictiva la posición de los educadores que defendemos un acce-

so comprensible por parte de todos al museo. Puesto que los educadores de museo

buscamos, en palabras de Muniz Sodré, la superación de la época del “monopolio

del habla”3. En este sentido, hemos asistido al crecimiento de un sistema, casi anecdó-

tico en un principio, dentro de ese gran ecosistema llamado museo, que cobra cada vez

mayor complejidad e importancia porque hay una sociedad que lo necesita y demanda

para sentirse más incluida en el mismo. Algo en un principio poco ambicionado se ha

convertido en un objeto digno de ser colonizado.

Decía más arriba que todo sistema se incluye dentro de otro sistema que lo aco-

ge ¿Dentro de qué sistema estaría el que denominamos museo? Con toda probabilidad

la respuesta está tan abierta como para que exista una pugna por asumir desde sistemas,

como el de la enseñanza reglada, el control de ese humilde objeto denominado educa-

ción en los museos. La dicotomía, tantas veces irresuelta, entre el museo que alberga y

el museo que difunde contribuye a dificultar la definición de ese museo del siglo XXI que

unos y otros creemos necesariamente distinto de lo conocido. Las preguntas se encade-

nan:¿es más importante lo académico?, ¿es el museo guardián de un conocimiento?, ¿es

más importante aún la comprensión del conocimiento albergado por parte de toda la

sociedad?, ¿puede el museo enriquecerse con conocimientos sin autoridad aparente?

Estas y otras preguntas surgen y dirigen su atención hacia lo educativo en los museos.

Unos porque ven en esa función la ocasión de su autoridad, otros porque buscan que

sea su función la que prime sobre la tradicional en estas instituciones.

En definitiva, el museo es una entropía, no sólo por asemejarse a un ecosistema

con gran biodiversidad, sino también por su tendencia a lo caótico, entiéndase bien.

La educación en los museos ni es víctima ni heroína. Hemos hecho nuestros aspectos

y estructuras formales de la enseñanza. Sin ir más lejos, hemos confundido la prope-

déutica con la metodología. Las hemos querido fusionar, hasta caer en errores como

el de querer transmitir conocimiento científico sin ofrecer a la sociedad las herramien-

tas mínimas para comprenderlo.

Será bueno que vaya concretando. Hace algo más de una década el interés

despertado por la educación en los museos era algo prácticamente anecdótico, y los que

nos dedicábamos a ello teníamos cierta sensación de desconexión y de abandono por

parte del mundo universitario, por supuesto que con excepciones. A estos pocos uni-

versitarios que se ocuparon del museo y de su potencial de desarrollo en el campo de

175174

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA RUFINO FERRERAS MARCOS ¿Dónde reside el conocimiento?

2 La teoría general de sistemas surgió con los trabajos interdisciplinares del biólogo austríaco Ludwing von

Bertalanffy publicados entre 1950 y 1968. Trata de encontrar las propiedades comunes de sistemas o enti-

dades que están presentes en muchos niveles de la realidad, pero que son estudiados por disciplinas acadé-

micas diferentes. 3 Muniz Sodré di Araújo Cabral: O monopolio da fala. Petropolis, Vozes, 1977, p. 85.

la educación les debemos mucho los que nos hemos dedicado a estas cuestiones con

posterioridad. Cuando el sistema educación en los museos se ha hecho más visible y más

grande, ha despertado muchos más intereses por parte de la comunidad universitaria.

Discursos y disciplinas académicas de lo más dispares acudieron con distinto grado de

intención a ver cómo se planteaba lo educativo desde los museos. El principal requeri-

miento fue que se les mostrara qué y cómo se realizaba nuestra labor educativa, para

así poder evaluar lo desarrollado hasta el momento y plantear metodologías y demás.

No es que quiera hacer una defensa cerrada de nuestro sistema. En ningún momento

quiero que estas reflexiones parezcan un intento de blindar nuestro ecosistema a la

inferencia de otros sistemas, no quiero caer en una broma grotesca como la que hace

el escritor japonés Yasutaka Tsutsui en su magnífico relato Hombres salmonela en el

planeta porno, en el que se muestran los hipotéticos conflictos, culturales y biológicos,

provocados por los seres humanos al llegar a un planeta extraño. Lo que quiero plan-

tear aquí es que estas aproximaciones deben hacerse dentro de los parámetros propios

del respeto profesional entre todas las partes. Un respeto que valore la investigación

desde el análisis de la práctica y en la que el mashup no sea la base de autoridad, espe-

cialmente en una sociedad en la que cualquiera tiene un acceso mucho más sencillo al

conocimiento ajeno que hace solamente unas décadas.

El respeto por nuestra práctica y nuestra investigación es necesario, porque si

no la educación en los museos vivirá lo peor, no lo mejor de lo que refiere la denomi-

nada “teoría del caos”4, que deriva de la teoría general de sistemas. Es decir, si hemos

luchado desde los museos por sistemas educativos abiertos y por lo tanto transdiscipli-

nares, no nos cerremos a la unicidad disciplinaria; si hemos aprendido lo complejo del

sistema en el que nos movemos en lo referente a sus destinatarios, no queramos hacer

educación para unos y de una manera predeterminada, que confunda lo sistémico con

lo cerrado; si hemos aprendido a manejarnos en las incertidumbres, no caigamos en

las certidumbres de los discursos unitarios, verticales y unidireccionales. Creo en lo

“colaborativo”, en la creación de conexiones, más allá incluso de unas pocas disciplinas

que se consideran partícipes del hecho artístico.

Conocimiento y caos

En este punto quisiera dejar de hablar de las instituciones —museos, escuelas y univer-

sidades— como sistemas entre los que se establecen relaciones y, por lo tanto, vínculos

sometidos a cambios. Me gustaría hablar de la obra de arte como sistema complejo.

Insistentemente se ha querido ver a la obra de arte como un hecho cerrado en sí mismo,

como un elemento del devenir histórico o como una producción creativa, pero desde

mi punto de vista de educador de museos he aprendido a entender la obra como un

sistema complejo en el que confluyen la vida y, con ella, múltiples lecturas y variadas

interpretaciones e interacciones con otros conocimientos. En gran medida esta ma-

nera de entender el arte viene dada por la complejidad que en sí misma tiene la la-

bor educativa en los museos, una complejidad correlativa a la multiplicidad de

estrategias educativas y de destinatarios del hecho educativo que el museo se ve obli-

gado a atender. Esta labor se realiza en el campo de lo formal y de lo no formal, de lo

tradicional y de lo experimental; atiende a múltiples educandos con necesidades y

conocimientos muy diferentes. Saber gestionar esta multitud de factores y otros que

ya mencioné es uno de los grandes desafíos de la educación en los museos. Saber ges-

tionar este complejo y caótico sistema es lo que diferencia nuestras competencias y lo

que nos puede abrir territorios educativos que están vedados a otras formas de enten-

der y practicar la educación.

Si la pregunta es ¿quién debe gestionar este sistema caótico? Mi respuesta dice

que debería hacerlo quien lo conoce por vivir en tal sistema. Y no me refiero sólo a

los que hacemos educación en los museos. Pienso en todos esos agentes, y muy espe-

cialmente en quienes hasta ahora casi han pasado desapercibidos en este artículo: los

educandos, el público, la sociedad que cada vez con mayor fuerza demanda no sólo

conocer lo que alberga el museo, también desea entenderlo, hacerse partícipe del cono-

cimiento albergado. Al fin y al cabo ésta es una de las ideas rectoras del Área de In-

vestigación y Extensión Educativa del Museo Thyssen-Bornemisza, materializada

desde hace varios años en el programa que llamamos Un museo abierto. Se creó con

el objetivo de crear espacios de colaboración entre los diversos agentes y fomentar lo

que ha venido en llamarse intercreatividad, una premisa en las actuaciones de exten-

sión educativa de la que hablaré después.

177176

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA RUFINO FERRERAS MARCOS ¿Dónde reside el conocimiento?

4 Esta teoría matemática, desarrollada entre otros por Edward Lorenz en los años ochenta, ha sido aplicada

a la pedagogía que postula la importancia de las estructuras disipativas.

En este punto es donde aparecería otra teoría de sistemas, la denominada

“sistema adaptativo complejo”5 que abunda en la importancia de las interconexiones,

de las relaciones entre los elementos que conforman ese complejo sistema, un sistema

multiagente, que se diferencia entre otras cosas por su capacidad autoorganizativa.

Pero para que el complejo ecosistema Educación en los Museos, llegue a ser un siste-

ma adaptativo, muchas cosas deberán cambiar en la mentalidad de las instituciones,

muchas y rápidamente, porque muchos de esos cambios, algunos creados por ellos

mismos, ya se han producido en uno de los agentes implicados: la sociedad.

Pasemos a hacer un somero repaso de los cambios que se han producido en la

sociedad en los últimos años. Ya mencioné los relacionados con un mayor interés por

parte de la generalidad de sentirse parte de su cultura y, por lo tanto, de sus museos.

Esta novedad ha sido propiciada inicialmente por los cambios político-sociales de las úl-

timas décadas, pero especialmente por un crecimiento de los niveles educativos y cul-

turales de nuestra sociedad. A nadie se le escapa este extremo. Sin dejar de estimar el

crucial interés que tiene, me gustaría centrarme en los cambios propiciados por nues-

tros nuevos hábitos a la hora de comunicarnos, de informar e informarnos o de trans-

mitir o ser receptores de conocimiento. Si hacemos caso de Eisner cuando afirma que

“en el sentido antropológico, una cultura es una manera de vivir compartida”6, asis-

timos en esta época a una creciente complejidad cultural debido en gran parte a esa

multiplicación en las maneras de compartir conocimiento. La multiplicación de cana-

les a la hora de distribuir y compartir conocimiento ha sido espectacular gracias, des-

de luego, a las así llamadas tecnologías de la información y la comunicación.

A nadie se le escapa que la educación es una forma de comunicación. Como

dijo Mario Kaplún en su excepcional libro Una pedagogía de la comunicación, “la

apropiación del conocimiento por parte de los educandos se cataliza cuando se los

instituye y potencia como emisores. Su proceso de aprendizaje se ve favorecido e

incrementado por la realización de productos comunicables y efectivamente comu-

nicados”7. No le falta razón, y su idea del educando como emisor es fácilmente extra-

polable al contexto “tecnosocial” de la actualidad. Algunas ideas clave que dan for-

ma a la acción educativa en nuestro museo y que parten de la metodología de

“Filosofía para niños”8 comparten esas premisas. Hacen importantes aportaciones a

este respecto los estudios de George Bateson, quien plantea que en un contexto como el

actual el lenguaje abandona su clásica concepción representacional para adquirir

el estatus activo de “constructor de mundos”, de “inventor de realidades” a través

de las narrativas. Bateson insistía en que es imposible no comunicar, “que la falta de

respuesta era también una respuesta. Que la pregunta no respondida del amante res-

pecto al ser amado era también una respuesta. Que no hacer nada, que no contestar,

que no pronunciarse, que no explicitar era toda una declaración y, fundamentalmen-

te, que todos tenemos una epistemología, especialmente los que nos jactamos de no

tener ninguna”9. Se trata de cuestiones de gran actualidad en las denominadas redes

sociales y que muchas veces son menospreciadas por los agentes educativos a la hora

de definir estrategias comunicativas, sean éstas de alimentación o retroalimentación.

No voy a hacer aquí un alegato del uso de estos medios para educar. Ya no es

necesario. Pero quiero plantear cómo estas tecnologías han cambiado a los indivi-

duos de nuestra sociedad y cómo se reflejan estos cambios en nuestras instituciones

para defender las razones por las que no podemos mantenernos al margen de todo ello.

En primer lugar, me gustaría defender la función de los museos como conservadores

del patrimonio y del conocimiento que encierran. Como almacén de conocimiento

se convierten en eso que se ha llamado “repositorio”, cumpliendo su papel de guar-

dián. Este modelo de contenedor de contenidos no es el que más se acerca a los mo-

delos emergentes, pero a nadie se le escapa lo esencial de su función. En realidad esta

acumulación de saber puede convertirse de manera muy sencilla en la base de lo que

179178

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA RUFINO FERRERAS MARCOS ¿Dónde reside el conocimiento?

5 Los sistemas adaptativos complejos son objeto de una teoría desarrollada en los años noventa en el Insti-

tuto de Santa Fe que analiza el surgimiento, adaptación y auto-organización de sistemas como las comu-

nidades de intereses comunes.

6 Elliot W. Eisner: El arte y la creación de la mente. Barcelona, Paidós, 2004, p. 19.

7 Mario Kaplún: Una pedagogía de la comunicación. Madrid, Ediciones La Torre, 1998, p. 82.

8 “Filosofía para niños” es una propuesta educativa desarrollada por Matthew Lipman a finales de los años

setenta en el Monclair State College de Nueva Jersey, que critica que en el sistema educativo tradicional

se tiende más a enseñar a memorizar que a ayudar a pensar a los alumnos.

9 Gregory Bateson: Espíritu y naturaleza: una unidad necesaria. Buenos Aires, Amorrortu, 2001, p. 204.

se ha denominado co-laboratorio10: de hecho este conocimiento científico es la base de

este tipo de experiencias en la educación y la misma base conceptual de Internet que,

en palabras de uno de sus padres, “fue desarrollada para ser un repositorio de cono-

cimiento humano, que permitiría que colaboradores en localizaciones distintas com-

partieran sus ideas y todos los aspectos de un proyecto común”11.

Se ha producido un cambio radical en nuestra cultura. El conocimiento debe

preservarse, pero también tiene que compartirse, tiene que fluir fuera de las institucio-

nes culturales. Estamos en una sociedad que vive en un continuo fluir de información

y conocimiento. Bien es verdad que, llegados aquí, surge recurrentemente la duda de

si el conocimiento que fluye es valioso o mero ruido. Evidentemente hay mucho ruido,

mucha interferencia, pero la situación que vivimos también abre paso a lo multidisci-

plinar, a que otras voces, otros conocimientos, otras disciplinas, arriben a los museos para

enriquecer el contenido de ese repositorio inicial basado en lo académico. Es decir, nos

impulsa a aceptar voces múltiples y, por lo tanto, nos obliga a entender la comunidad

formada en torno al museo necesariamente como una realidad múltiple: ni unitaria (el

conocimiento único), ni binaria (el conocimiento y los que van a conocer), sino múltiple.

La mirada se dirige entonces hacia nuestros públicos, y en particular hacia los

que acuden al museo con demandas educativas. El museo es un crisol de conocimien-

tos, un lugar de encuentro de disciplinas, un espacio de encuentro de gran variedad de

sensibilidades e inteligencias. Ya no podemos pensar en el modelo educativo de un

emisor y un receptor, ni en el receptor como algo monolítico. Y es aquí cuando empieza

a surgir la necesidad de pensar en los individuos y no solamente en los colectivos. La in-

teligencia no es algo unitario, como afirma Howard Gardner12. Y si los museos no so-

mos conscientes de ello, estaremos limitando la entrada a un gran número de personas.

No podemos dar oportunidades y ofrecer recursos sólo a unas disciplinas o a unas

inteligencias. Todos tienen que ver el museo como algo propio. Los museos y, por

extensión, los que nos dedicamos a la educación en ellos somos quienes debemos crear

los recursos y mecanismos para el acceso universal a lo que custodiamos.

Las inteligencias, disciplinas y sensibilidades no funcionan como meros recepto-

res. Si algo propician los co-laboratorios es la capacidad de crear de manera colectiva.

El trabajo que desarrollamos desde el Área de Investigación y Extensión Educativa del

Museo Thyssen-Bornemisza es, por definición, permeable a las aportaciones de otros.

Tiene su correlato en lo que Berners-Lee denominó en 1996 “intercreatividad”13, esto

es la aptitud que posee el trabajo en equipo para crear nuevo conocimiento. El mu-

seo, partiendo del modelo de contenedor, generador y transmisor de contenido, in-

corpora las variables propias del receptor de conocimiento y del dinamizador y

generador de otros nuevos. Abrimos un espacio en el que las redes tienen instrumen-

tos propios para su autorregulación. Sobre esta idea se han desarrollado en los últi-

mos años gran número de teorías sobre la generación y transmisión de conocimiento

que, con matices, profundizan en el modo en que los grupos y, en consecuencia, las

sociedades generan colectivamente conocimiento.

Si hay algo que tienen en común todas estas teorías es el concepto de red y, por

lo tanto, la trama de los nodos y las conexiones. En esta idea de que el aprendizaje resul-

ta del proceso de conectar nodos o fuentes de información se basa en parte la teoría co-

nectivista de George Siemens14. El conectivismo es una teoría del aprendizaje para la era

digital que está basada en el estudio de las limitaciones del conductismo, el cognitivis-

mo y el constructivismo y que explica los efectos que las tecnologías han ejercido sobre

nuestras formas de vida y nuestra comunicación. En realidad no plantea nada estricta-

mente nuevo, puesto que integra las teorías de las redes neuronales, del caos, de la com-

plejidad, de los sistemas y las teorías de la autoorganización que vengo comentando.

Varias cosas nos llamaron la atención cuando conocimos esta propuesta pedagó-

gica. La primera era uno de sus principios: “El aprendizaje y el conocimiento yacen

en la diversidad de opiniones”. Sin duda esta idea nos resultaba familiar. Se parecía

mucho al punto de partida de una metodología que ayudé a desarrollar a Ana Moreno

para el museo hace más de una década. Cuando nos pusimos a observar y evaluar el

comportamiento de los visitantes del museo frente al conocimiento que se transmitía

181180

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA RUFINO FERRERAS MARCOS ¿Dónde reside el conocimiento?

10 El concepto de co-laboratorio fue acuñado por Koichiro Matsuura, cuando, como director general de la

Unesco, presentó en 2005 el informe mundial de este organismo Hacia las sociedades del conocimiento.

El co-laboratorio, como combinación de las palabras colaboración y laboratorio, se plantea como espacio

de encuentro abierto a académicos, investigadores, estudiantes y público en general, interesados en la crea-

ción de espacios de aprendizaje distribuidos, flexibles y participativos.

11 Tim Berners-Lee: Tejiendo la Red. Madrid, Siglo XXI, 1999, p. 24.

12 Howard Gardner: Inteligencias múltiples. Barcelona, Paidós, 1983.

13 Tim Berners-Lee: Tejiendo la Red. Madrid, Siglo XXI, 1999, p. 142.

14 George Siemens: Knowing Knowledge. Libro electrónico bajo licencia de Creative Commons, 2006.

en éste, nos dimos cuenta de un gran número de factores que hacían diferente nuestra

labor educativa respecto a otros contextos educacionales. Las diferencias no eran sola-

mente formales, sino sobre todo conceptuales. En primer lugar, contábamos con un am-

biente educacional diferenciado en lo físico, ya que los espacios principales donde

desarrollábamos nuestra labor eran las salas del museo o unos talleres, pero no aulas

tradicionales. Esto condicionaba la relación entre los agentes educativos implicados de

forma significativa. Por otro lado, la obra tenía un gran protagonismo en el proceso, ya

que se comportaba al tiempo como agente y como recurso educativo. Y, finalmente, los

objetivos a conseguir eran muy diferentes a los que se buscaban en otros entornos edu-

cacionales, ya que se trataba de objetivos difícilmente cuantificables. Bien es verdad que

preferíamos la evaluación en función de lo cualitativo y no tanto de lo cuantitativo.

A todo lo anterior había que sumar otra variable. Está recogida en una idea que

en principio surgió en el equipo como una broma: “No hay nada más hipertextual

que una visita a un museo”. La visita a un museo, por mucho que éste se esfuerce con di-

seños expositivos o herramientas educativas que hacen seguir un camino predefinido

al visitante, es única para cada persona que la experimenta. Ni existe una forma mono-

lítica de inteligencia ni nadie abandona sus propios conocimientos, intereses y prejui-

cios al acceder al museo ni podemos separar la visita de su condición de hecho social.

Hay personas que vienen solas, otras en pareja, algunas en pequeños grupos o en gru-

pos con un marcado matiz educativo, etc. Hace unas semanas los participantes de

nuestro programa Estudio joven pasearon por el museo para observar a los visitantes

y se sorprendieron de la gran cantidad de tipologías de públicos que podían encontrar:

los que paseaban por el museo lanzando someras miradas a las obras, los que pasaban

más tiempo leyendo las cartelas que observando las obras, los eruditos que explica-

ban a su acompañante con gran profundidad las obras, el que pasaba cerca de una hora

sentado en un banco sin levantar la vista del periódico, el que conversaba con otro de

cuestiones económicas actuales relacionándolas con las obras, la pareja que se besaba

delante de todos y cada uno de los cuadros, etc. Un panorama de lo más atractivo para

analizar el museo desde el punto de vista del sistema económico denominado “eco-

nomía de la atención”, del que ha hablado Michael Goldhaber.

Nos ocupan líneas de investigación en el campo educativo que convergen en

el postulado del conocimiento abierto. ¿Y cómo pone en práctica el Museo Thyssen-

Bornemisza tales ideas? Desde hace casi una década hemos trabajado desde el Área de

Investigación y Extensión Educativa en el uso de las tecnologías de la información y la

comunicación para realizar nuestra labor educativa. Lo hicimos en un principio median-

te un canal abierto dentro de MuseoThyssen.org que ofertaba recursos y herramientas

de apoyo para la visita presencial y poco después, en 2003, se creó EducaThyssen.org,

que nos obligó no sólo a repensar nuestra acción en Internet, sino también las conexiones

a establecer entre este medio y nuestra labor presencial. EducaThyssen.org no es un pro-

yecto tecnológico, es ante todo un proyecto educativo que ha ido pasando por diversas fa-

ses: presencia, laboratorio y co-laboratorio. La primera fase de “presencia” se materializó

en el canal Pequeño Thyssen, con su limitada oferta de información y de recursos. Du-

rante la segunda fase de “laboratorio” se hizo un ejercicio de análisis y reflexión más pro-

fundo y se exploraron sistemas de e-learning o teleformación, plataformas de generación

colectiva de contenidos que llamamos comunidades EducaThyssen y experiencias mixtas

entre lo virtual y lo presencial (como ocurrió con el proyecto Laberinto Thyssen, un juego

para jóvenes que tuvo una gran repercusión en escuelas de toda España. Producto de todo

ello es la actual versión de EducaThyssen.org, que tiene un creciente interés social. La

fase de “co-laboratorio” se ha iniciado recientemente y potencia todo el tema de sociabili-

zación y deslocalización de la fase anterior, facilitando la distribución de nuestros conte-

nidos y los creados por los usuarios. Hemos pasado, por lo tanto, de ofrecer contenidos

cerrados a dar la posibilidad de que sean los usuarios los que generen nuevo conocimiento.

Esto no ha pasado tan sólo en el terreno de lo virtual. También las actuaciones

presenciales se han visto influidas en mayor o menor medida por las experiencias vir-

tuales y por lo que, tanto nosotros como nuestros usuarios, hemos analizado en ellas.

En estos momentos EducaThyssen.org gira en torno a un repositorio en el que se reco-

ge material multidisciplinar adaptado a las diversas inteligencias. Hemos creado un

“lugar de intersección entre disciplinas”.

La experiencia nos ha hecho explorar nuevas formas de educar en contextos no

puramente tecnológicos, puesto que nuestro trabajo no es, ni mucho menos, meramente

virtual. Es más, muy poco de nuestro trabajo como educadores lo es. Aún así, estas bases

teóricas, propias de Internet, se han aplicado a múltiples experiencias de tipo presencial.

Uno de los primeros ensayos de estrategias de generación y distribución de conocimientos

en una actividad de tipo presencial fue el programa para adolescentes ¿Y tú qué miras?15.

183182

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA RUFINO FERRERAS MARCOS ¿Dónde reside el conocimiento?

15 Rufino Ferreras: “¿Y tú qué miras? Un espacio abierto a los jóvenes en el Museo Thyssen-Bornemisza”.

En Actas de las XII Jornadas DEAC. Salamanca, Junta de Castilla y León, 2003, pp. 213-219.

En él se exploraron sistemas caóticos para generar proyectos en común. Nos abría

nuevas líneas de trabajo a la hora de generar de manera colectiva actividades. Otro de

los proyectos en los que creamos condiciones de trabajo parecidas fue el programa Ha-

blando con la pintura. Se trataba de una especie de laboratorio de personas con discapa-

cidad intelectual en el que explorábamos sus aptitudes para aportar contenidos y

lecturas al museo. Indagamos en las posibilidades que para nuestros fines ofrece la folk-

sonomía, es decir, la clasificación por medio de etiquetas simples sin jerarquías ni rela-

ciones de parentesco predeterminadas. Fruto de su trabajo fue la creación de una

audioguía en formato podcast. Constituyó el primer paso de un trabajo que aquellos

participantes están realizando en la actualidad: preparan un conjunto de materiales

para facilitar el acceso al arte a personas con sus mismas necesidades.

El conectivismo y algunas de sus estrategias para potenciar la interconexión

entre conocimientos en principio desvinculados ha sido aplicado a un gran número de

nuestros programas, entre ellos también los dedicados al público infantil. Pero quisiera

destacar la experiencia del programa Universidad de mayores, destinado a personas de la

tercera edad, en el que se ha hecho un especial hincapié en la incorporación a la lectura

de la colección de sus propias vivencias y experiencias profesionales. Lo aprendido de

estos y otros programas ha influido en la adopción de un sesgo particular del Área que se

refleja igualmente en materiales como la serie de Guías de la Colección Permanente,

donde encontramos la titulada La Colección Thyssen-Bornemisza como espejo del Quijote.

La formación de los educadores

Retomando una de las ideas sobre las que hablé al principio de este texto, quisiera de-

tenerme ahora en el asunto de la formación de los educadores de los museos. Como

en todo ecosistema, la complejidad de los museos está condicionada por la variedad

diferenciada de los elementos que la componen, de los sujetos que la habitan. En prin-

cipio son las instituciones museísticas las que deciden el grado de complejidad de sus

acciones educativas; pero si las instituciones deben recoger las inquietudes y necesi-

dades de la sociedad que albergan, este grado de complejidad debería ser elevado.

Ahora bien ¿cuáles son las propuestas de formación de los educadores de mu-

seos? Por un lado, las que parten de unas disciplinas de conocimiento determinadas. En

los museos de arte como el mío son importantes las que provienen del área de la Histo-

ria del Arte y de las Bellas Artes y, en menor grado, desde los estudios de pedagogía

o psicología. A mi modo de ver estas propuestas por sí solas son siempre incompletas

y, en todo caso, no excluyentes. La formación de los educadores de museo debe be-

neficiarse de la confluencia de disciplinas. Yo siempre bromeo con las herramientas y

conocimientos que un educador debe dominar en su trabajo. El educador de museos

debe ser el paradigma del hombre renacentista. Pero como a los seres humanos no se

nos ha dado el don del conocimiento universal, lo inteligente sería incorporar a los equi-

pos educativos a personas provenientes de diversas disciplinas con un rasgo en co-

mún: que guarden un escrupuloso respeto por el conocimiento de los otros.

Por otro lado, las propuestas formativas más transversales, que incorporan

una diversidad de aspectos, entre ellos el de la gestión, que no deja de tener una impor-

tancia crucial en la acción educativa de los museos, normalmente hacen un plantea-

miento más interdisciplinar y a mi modo de ver más completo. Es muy fácil incurrir

desde las instituciones de la memoria en el error de no ser conscientes de la realidad

social en la que estamos inmersos, de no entender que los cambios ocasionados en la so-

ciedad por el influjo de los nuevos hábitos en la comunicación y en el acceso al conoci-

miento. Es algo que Sáez Vacas16 denomina “noomorfismo” digital. Defiende que nadie

será más listo por haber utilizado esos medios desde la cuna, sino que serán distintos,

tendrán intereses distintos y maneras de acceder al conocimiento muy diferentes a

las de todos los que trabajamos en educación en la actualidad.

En conclusión, abogo por un cambio radical en la manera de entender la carrera

profesional de los educadores de museos y, en consecuencia, por un replanteamiento de

su formación. La formación debe partir de un análisis real de sus funciones en las insti-

tuciones. Ha de entenderse la complejidad de éstas y sus necesidades reales deben

afrontarse desde lo multidisciplinar y el más escrupuloso respeto hacia la diversidad de

disciplinas. Pero esto pasa también por la dignificación de su trabajo y por la defensa

que estos profesionales deben hacer de su papel como educadores. Puesto que corres-

ponde desterrar de nuestra profesión la sempiterna imagen de animadores que se nos

atribuye y romper el encasillamiento en el lugar de “los que se dedican a los niños”. Qui-

zá otras instancias de los museos —o incluso aquellos que ahora se ofrecen para for-

mar educadores— empujan hacia esa falsa identificación profesional, tan alejada de

las competencias que hoy nos exige la práctica educativa en los museos.

185184

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA RUFINO FERRERAS MARCOS ¿Dónde reside el conocimiento?

16 Fernando Sáez Vacas: “Contextualización de la web 2.0”. En Antonio Fumero, Genis Roca y Fernando Sáez

Vacas: Web 2.0. Madrid, Fundación Orange, 2007, pp. 96-124, esp. p. 122.

Una hora se pasa realmente deprisa cuando estamos disfrutando, pasando un buen

rato con nuestros amigos o cuando nos quedamos ensimismados al contemplar una

obra de arte en un museo. Steven Greenblatt afirma que el poder que contienen los ob-

jetos supone “resonancia y asombro” en el espectador1. En pocas palabras, resonancia

es el poder que tiene la obra u objeto para evocar “conexión” con tiempos y gentes del

pasado, creadores y contempladores, mientras que asombro es el poder que tiene un

objeto para expresar aquellas características que lo hacen único y “despertar la atención

del espectador”. Estoy segura de que todos ustedes recordarán haber pasado horas

asombrados y admirados al contemplar determinados objetos, hecho que despertó su

actual interés por los museos y que hoy les ha llevado hasta este lugar. ¡Aunque tengo

la certeza de que muchos de ustedes también recuerdan cuando en el colegio una hora

se hacía tan larga como cumplir una cadena perpetua en prisión!

Les gustará saber que mi intención es contar algo sobre la “resonancia y asom-

bro” que todos sentimos por el mundo de los museos, a la vez que intentar escapar del

aburrimiento que puede provocar el formato típico de las conferencias. Me gustaría

compartir con ustedes aquellos aspectos que considero esenciales en la enseñanza de

la museología, tal y como los desarrollamos en Leicester, intentando romper con la

jerarquía que establece quien tiene el poder para hablar y quien ha de escuchar en el

ámbito del museo. Durante los sesenta minutos de conferencia, intercalaremos pre-

guntas para que ustedes puedan involucrarse activamente y reflexionar; también habrá

vídeos que nos mostrarán el buen funcionamiento de dos museos del Reino Unido y,

finalmente, algunas de las actividades que allí se han puesto en marcha para fomentar

la alfabetización de una forma amena. En líneas generales, mi intención es destacar las

posibles maneras de transmitir conocimiento en el seno del museo del siglo XXI de

una forma divertida, además de intentar despertarles algo de inspiración en su tra-

bajo diario en museos y universidades.

Veamos cómo se distribuirá el tiempo en la próxima hora. Primero presentaré el

departamento: sus metas, objetivos, valores, y el contexto en el que hoy en día trabaja-

mos para formar profesionales del mundo de los museos. Seguidamente, explicaremos

187

La formación de educadores demuseo en la Universidad de Leicester

VIV GOLDING

UNIVERSITY OF LEICESTER

1 Steven Greenblatt: “Resonance and Wonder”. En Exhibiting Cultures: The Poetics and Politics of Museum

Display. Washington/Londres, Smithsonian Institution Press, 1991, pp. 42-56.

el plan de estudios, el diseño, el contenido y la organización de nuestros cursos de pos-

grado y nuestros doctorados, resaltando nuestro sistema de calificación y de evaluación.

En Leicester utilizamos una gran variedad de métodos formativos (conferencias, tu-

torías, talleres, vídeos, etc.) y voy a intentar darles unas pinceladas de cómo los ponemos

en práctica. Para terminar, pondré algunos ejemplos de nuestros cursos presenciales

y de nuestros módulos de enseñanza a distancia, prestando especial atención al tra-

bajo de alfabetización basado en la obra Ladrona de media noche.

Propósito y valores

Seguidamente voy a presentarles el Departamento de Museología de Leicester. ¿Cuál

es nuestro propósito? ¿Cuáles son nuestros valores? El propósito del departamento

aparece en la página web y en diversos catálogos promocionales:

“El Departamento de Museología trabaja en un ámbito internacional con museos,

galerías y organizaciones culturales para desarrollar la práctica creativa mediante

una enseñanza e investigación de vanguardia”.

Los valores principales del departamento, los que sustentan la frase anterior y sirven

de guía para nuestras actividades (descritas abajo), fueron desarrollados a través de

un proceso de consulta externa y deliberación interna durante los años 2001 y 2002 y

se revisan anualmente.

• Ser pioneros (intelectualmente y profesionalmente): desde hace más de 40 años

nuestra formación e investigación puntera ha tenido una gran influencia en

todo el mundo (hecho que se demuestra en la utilización de nuestros libros y

publicaciones en otros cursos de carácter internacional, en que el planteamien-

to que seguimos en nuestra formación ha sido adoptado por otras instituciones,

en el éxito de nuestras conferencias y por las buenas críticas y recomendacio-

nes que otros profesionales hacen sobre nosotros a futuros estudiantes).

• Creatividad: no seguimos una fórmula establecida, sino que intentamos atraer

al departamento una amplia gama de conocimientos, talento y capacidad

intelectual, para así encontrar nuevas y apropiadas soluciones a los problemas que

puedan surgir. Esto se refleja en nuestro planteamiento con respecto al desarro-

llo interno (por ejemplo, en la revisión de los programas académicos) y nuestra

visión no estandarizada sobre el diseño de la investigación (Research Centre for

Museums and Galleries, RCMG). De igual manera intentamos fomentar la

creatividad y la capacidad para resolver problemas entre nuestros estudiantes.

• Fundación: el departamento lleva funcionando más de 40 años, en los que ha

estado aportando conocimiento y experiencia.

• Relevantes y receptivos: trabajamos conjuntamente con museos, galerías y

otras instituciones para mantener el contacto y dar respuesta a un medio que

cambia con rapidez, intentando ser lo suficientemente flexibles para satisfacer

las necesidades de aquellos con los que trabajamos. Todo ello ha quedado refle-

jado en los distintos esfuerzos que, en sus 40 años de historia, el departamento

ha venido realizando para poder adaptarse a las necesidades del sector.

• Accesibles e inclusivos: nos comprometemos a satisfacer las necesidades de un

conjunto muy diverso de estudiantes e instituciones internacionales. Ponemos

en práctica el estudio de la museología mediante la colaboración y asociación con

museos y entidades relacionadas, además de con otras universidades. Valoramos

la información e ideas recibidas desde fuera del departamento.

• Internacionales: mantenemos una perspectiva internacional en nuestra ense-

ñanza, investigación y desarrollo profesional.

En sus 40 años de historia, el Departamento de Museología —el único enteramente

dedicado al estudio de museos y galerías en el país— ha jugado un papel crucial y muy

influyente en la reinvención y la revaloración de la filosofía y práctica museística. El

departamento ha aportado mucho al sector cultural internacional, a las diversas comuni-

dades servidas por museos, al campo de la museología y a la reputación académica de la

universidad, gracias a una formación creativa y crítica de profesionales que han transfor-

mado organizaciones por todo el mundo, a una investigación original, rigurosa y de in-

fluencia internacional y al trabajo realizado en una gran cantidad de iniciativas pioneras.

La reputación internacional del departamento se basa en sus contribuciones a

la museología a nivel de investigación y en la relevancia vocacional e impacto de sus

programas educativos, los cuales fomentan dicha investigación.

189188

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

Dando forma a una nueva disciplina

El departamento se ha beneficiado de ir creciendo a la vez que daba forma al campo

de la museología. En sus 40 años de historia, el alcance de las actividades realizadas ha

crecido enormemente y la investigación que en él se realiza ha ganado en profundidad

y rigor. Desde los años sesenta y setenta, el departamento fue pionero en el desarrollo

de unos estándares de práctica y de formación que empezaron a tener reconocimiento

internacional. Desde los años setenta hasta los ochenta, participó activamente en am-

pliar los debates profesionales sobre la práctica museística. A partir de mediados de los

ochenta, los estudios de museología de la universidad desarrollaron un enfoque ba-

sado en una investigación con sólidos fundamentos teóricos, a la vez que se mantenía

el compromiso con la formación vocacional de posgrado. Más recientemente, en 1999,

la creación del Centro de Investigación para Museos y Galerías (Research Centre for

Museums and Galleries, RCMG), ha supuesto un enfoque más definido en la línea

de investigación del departamento.

El RCMG es parte vital en la estrategia de investigación del departamento y

cuenta con una larga y dinámica historia. Se adapta a los cambiantes contextos interna-

cionales, políticos, intelectuales y sociales de los museos y refleja un continuo deseo por

dejar huella en los métodos utilizados en el estudio de la museología. Su compromiso

es que los resultados obtenidos consigan alterar el concepto y la visión sobre los mu-

seos, contribuyendo así a su constante necesidad de cambio.

Una serie de informes de investigación realizados por el RCMG se encuentran

disponibles en la página web del departamento (http://www.le.ac.uk/museumstudies/

research/rcmg.html). Sería interesante revisar los Resultados Generales de Aprendi-

zaje (Generic Learning Outcomes, GLOs) desarrollados por el RCMG, ya que han

demostrado ser de gran utilidad para aquellos museos interesados en valorar la cali-

dad del aprendizaje. En la dirección de Internet www.inspiringlearningforall.gov.uk

podrán encontrar un juego completo de herramientas para valorar la calidad del apren-

dizaje, pero en esta ocasión prefiero centrarme en revisar brevemente los GLOs, que

son los siguientes: Disfrute, Inspiración, Creatividad (EIC); Conocimiento, Com-

prensión (KU); Aptitudes, Valores (AV); Actividad, Comportamiento, Progresión

(ABP); Habilidades (S).

Para hacernos una idea de cómo el RCMG ha medido la calidad del aprendi-

zaje en los museos que utilizan los GLOs, voy a hacer referencia a tres importantes

estudios realizados por órganos de gobierno. Por un lado, el programa llamado

Resurgimiento de Museos, Bibliotecas y Archivos en distintas Regiones (Museums,

Libraries and Archives Renaissance in the Regions, MLA) ha llevado a cabo dos estu-

dios titulados What did you learn at the museum today? (¿Qué has aprendido hoy en

el museo?) 2. Por otro lado, el Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y De-

porte (Department for Culture, Media and Sport, DCMS) y el Ministerio de Educa-

ción y Habilidades (Department for Education and Skills, DfES) del Reino Unido

llevaron a cabo un tercer estudio titulado Inspiration, identity, learning: the value of

museums (Inspiración, identidad, aprendizaje: el valor de los museos).

En primer lugar, dejen que les muestre unas estadísticas sobre estos informes.

Un total de 3.172 profesores y 56.810 estudiantes fueron consultados en estos tres estu-

dios. En el estudio realizado en el año 2005 participaron el 69% de los colegios de pri-

maria, el 12% de secundaria y un 6% de los colegios independientes. En ese informe

el 94% de profesores consideraron a los museos como “importantes” o “muy impor-

tantes” para sus clases y un 96% estaba satisfecho o muy satisfecho. También es im-

portante señalar que un 30% de los estudiantes tenía derecho a comida gratis, lo que

demuestra que los museos se preocupan por aquellos niños que proceden de las clases

sociales más desfavorecidas.

Los niños que participaron en el estudio se vieron involucrados en un

aprendizaje y diálogo activo. Por ejemplo, en una sesión de interpretación en directo

realizada en Norfolk, en una fábrica del siglo XIX, participaron una serie de adoles-

centes a los que se les pedía que consideraran las dificultades a las que se enfrenta-

ban las madres solteras en la Antigüedad. Este programa involucró activamente a los

niños y planteó cuestiones importantes como: ¿De quién es la historia representada

en los museos y quién queda excluido? ¿Quién tiene el poder de hablar y quién es-

cucha? ¿Pueden los museos y su público hacer frente a las injusticias de hoy en día?

¿Cómo?

191190

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

2 What did you learn at the museum today? Second Study. Leicester, Research Centre for Museums and

Galleries, 2006.

A continuación, selecciono una de las tarjetas de respuesta que la RCMG ha

utilizado para recopilar información en el análisis GLO. Los niños pueden escribir

sus comentarios o dibujar sus respuestas en sus tarjetas. Tal y como podrán observar

en los dos ejemplos siguientes, en general, la calidad y el nivel de detalle de las res-

puestas ha sido impresionante. En primer lugar, una niña llamada Kirika dibujó

parte de la historia sobre Boudica que le habían contado en el museo, plasmando el

buen rato que allí había pasado. También podemos ver un dibujo realizado por un

niño, en el que se ilustra el viaje en tranvía hacia el museo. Todo esto refleja que los

museos tienen una importancia vital para conseguir involucrar la mente y el cuerpo

en el proceso de aprendizaje.

El instinto creativo del departamento se refleja, de igual modo, en sus progra-

mas educativos. Son utilizados por universidades de todo el mundo y, de hecho, mu-

chos de nuestros ex alumnos han sido contratados para desarrollar dichos programas.

El departamento también ha llevado a cabo programas de formación para formadores

con la intención de ayudar a compañeros de todo el mundo a establecer sus cursos,

por ejemplo en Letonia.

Tras el éxito obtenido por los programas a tiempo parcial, el departamento

reconoce la creciente presión de tiempo que sufren los profesionales y la necesidad

de poner en práctica una enseñanza más flexible, por lo que introdujo sus programas

de enseñanza a distancia en 1998 —siendo pioneros en el Reino Unido—. Indepen-

dientemente de las circunstancias personales de cada uno, este tipo de formación a

distancia facilita el acceso a la enseñanza, ya sea para profesionalizar su práctica mu-

seológica, dar un giro a su carrera profesional o mejorar su posicionamiento. Ade-

más de nuestro programa de Museología (Museum Studies) y de Estudios de Museos

y Galerías de Arte, estamos desarrollando e introduciendo nuevos y más especializa-

dos programas de enseñanza a distancia. El máster en Estudios Interpretativos se

lanzó en 2006, el máster en Museología y Estudios sobre los Visitantes salió a la luz

en octubre de 2008 y el máster en Patrimonio Digital (Digital Heritage) lo hará en

abril del 2009. Estas iniciativas reflejan nuestro intento de profundizar en áreas de

aprendizaje que se están convirtiendo en factor clave para los museos y la sociedad

moderna.

Formando a profesionales de museos de todo el mundo

En línea con nuestra propuesta de base, una de nuestras principales actividades es

formar profesionales creativos y vocacionales. Nuestro objetivo es crear, dar apoyo e

inspirar a los profesionales a desarrollar soluciones imaginativas para los retos a los

que los museos se enfrentan en diferentes contextos, preparar a los profesionales que

trabajan en diversos ambientes para que sepan aprovechar las oportunidades y evitar

los obstáculos que puedan encontrarse por estar sometidos a circunstancias en cons-

tante cambio. Esto se logra no sólo a través de nuestros programas académicos, sino

también brindando oportunidades de desarrollo profesional en el sector. Por ejemplo,

cada dos-cuatro años organizamos una reputada conferencia internacional en la que

reunimos en la misma sala a profesionales e investigadores para así explorar nuevos

conceptos y formas de trabajar. El más reciente, titulado The Museum: A World Forum

(El museo: foro mundial), tuvo lugar del 25 al 27 de abril del 2006 coincidiendo con

el 40 aniversario del departamento. Acudieron más de 300 delegados, de los cuales

la mitad vinieron del extranjero.

El departamento combina su enfoque proactivo en la configuración de la

agenda intelectual de la museología con su compromiso de adaptarse y dar respuesta

a las necesidades del sector museístico internacional. El departamento cuenta, a día de

hoy, con 14 académicos que realizan numerosas publicaciones en sus ramas de cono-

cimiento particulares. Aunque las publicaciones de nuestros tres catedráticos, Susan

Pearce, Eilean Hooper-Greenhill y Simon Knell son la base de mucho del trabajo,

que se realiza en nuestros cursos, el departamento revisa constantemente los textos que

reciben los alumnos. Se están completando las lecturas de la editorial Routledge sobre

Museología con una serie de textos claves publicados en 2007, entre los que se incluyen:

Museum Management and Marketing (Dirección de museos y marketing) de Sandell y

Janes y Museums and their Communities (Los museos y sus comunidades) de Watson.

En 2007 se publicó la última monografía de Hooper-Greenhill Museums and Education:

Purpose, Pedagogy and Performance (Museos y educación: propósito, pedagogía y actua-

ción), al igual que el volumen editado de MacLeod y Watson Museum Revolutions

(Revoluciones del museo), que incluye varias ponencias de la conferencia de 2006.

193192

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

Programa académico, diseño, contenido y organización. Estructura de los cursos de grado.

Cursos de posgrado

El departamento ofrece programas de posgrado en tres áreas temáticas principa-

les: Museología, Estudios de Museos y Galerías de Arte y Estudios Interpretativos.

Actualmente hay diferentes métodos de enseñanza y distintos itinerarios académicos

disponibles para los estudiantes en cada una de las diferentes áreas temáticas.

Estudios de Museos

Programa y Galerías de Arte Estudios Interpretativos Museología

Presencial 12 meses 12 meses

(Tiempo completo) (comienza en otoño) (comienza en otoño)

A distancia 30 meses 30 meses

(Tiempo parcial) (1 de octubre y 1 de abril) (1 de octubre y 1 de abril)

Posgrado• • •(120 créditos)

Máster en Humanidades• • •(180 créditos)

Máster en Ciencias•(180 créditos)

Actualmente estamos desarrollando dos nuevos programas de posgrado: Educación

en los Museos y Estudios de Visitantes (Museum Learning Education and Visitor

Studies, MLEVS) y Patrimonio Digital (Digital Heritage, DH). Los dos programas

tienen el rango de máster y se impartirán a distancia. Los primeros alumnos del

MLEVS comenzarán en octubre de 2008 y los del DH en abril de 2009.

Hemos decidido desarrollar los nuevos programas con la estructura de cuatro

módulos más una tesis y su duración total será de 24 meses. También se está estable-

ciendo un calendario para implantar un sistema similar en los cursos ya existentes.

El departamento también ofrece un Doctorado en Museología, tanto presen-

cial (a tiempo completo), como a distancia (a tiempo parcial).

En los últimos años, se han ofrecido asimismo dos cursos de manera ocasional

(no acreditados): el Curso Anual de Primavera sobre los Nuevos Medios de Comuni-

cación (Annual Spring School in New Media), un curso de tres días de duración para

profesionales del mundo de los museos en activo, en el cual se exploran los nuevos me-

dios de comunicación digitales; y la Clase Maestra de Diseño (Design Masterclass),

un taller práctico de tres días de duración que explora el uso del diseño como forma

de interpretación en el contexto de las galerías.

Los cursos son convalidados por la institución, entidades externas y los propios

estudiantes. Al final de cada módulo y al final del curso, los estudiantes han de rellenar

un informe de evaluación que les brinda la oportunidad de expresar sus opiniones

en lo referido a los contenidos del curso, la calidad de las clases, el apoyo que han reci-

bido y el conocimiento que han adquirido. El jefe de departamento es el primero en

recibir estas valoraciones, y en el caso de que haya aspectos concretos que mejorar, el

tutor o tutores responsables de los cursos buscarán las pertinentes soluciones. Hay

también dos comités de estudiantes llamados Staff-Student Teaching and Learning

Committees, SSTLC; uno se reúne anualmente (en la escuela de verano de educación

a distancia), el otro (para estudiantes presenciales) se reúne dos veces en otoño y otras

dos en primavera. Los representantes de estos comités presentan sus actas al comité

principal del departamento, el cual, a su vez, hace lo propio ante un comité llamado

Arts Learning and Teaching Committee.

La administración de los cursos de posgrado es responsabilidad de un equipo

cualificado y con experiencia. Cada uno de los programas educativos es coordinado por

un director de programa. El director de programa tiene responsabilidad directa en la ca-

lidad y relevancia del programa académico y los métodos de enseñanza y de evaluación.

A través de sus exposiciones, eventos, publicaciones y el uso de Internet, los

museos y galerías son, hoy en día, lugares que despliegan una gran diversidad de pro-

puestas para atraer a sus públicos. El departamento considera importante que sus

propuestas educativas alcancen el mismo grado de diversidad y de compromiso. Nece-

sitamos que nuestros alumnos tengan la capacidad de trabajar y expresarse (además

de inspirar a otros) con diferentes soportes y de llegar a públicos diversos.

Enseñanza presencial

Por esta razón el departamento trabaja con intensidad en su programa presencial de

posgrado, intentando construir un ambiente de aprendizaje caracterizado por una

amplia variedad de espacios para la enseñanza, distintos tipos de interacción y mé-

todos de evaluación.

195194

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

En los trimestres de otoño y de primavera cada estudiante participa en una

serie de visitas de ocho días de duración a museos y galerías, tanto de la región como

de otros lugares. En el curso académico 2007-2008 los estudiantes visitarán museos en

lugares como Londres, Cambridge, Liverpool, Wolverhampton, Sheffield, Manchester,

Norfolk, Leeds, Birmingham y Northampton, entre otros. Estas visitas normalmente

requieren que la institución receptora se involucre y coopere activamente con los alum-

nos, incluyendo el acceso a las oficinas para ver el trabajo desde dentro.

Por ejemplo, una visita al Guildhall de Leicester, un edificio del siglo XVI.

Nuestros alumnos del máster participan en un taller sobre la dinastía Tudor diseñado

para alumnos de nivel KS2 (estudiantes de 7 a 11 años de edad). Realizan una repre-

sentación de juicios históricos y se reparten papeles conforme a sus diferentes grados

de interés. Gracias a la puesta en práctica de una serie de acciones y la utilización de un

lenguaje apropiado, la visita proporciona una experiencia de aprendizaje divertida.

Además de llevar a sus alumnos a visitar museos, el departamento también

invita a las clases a profesionales en activo del mundo de los museos para que compar-

tan sus experiencias en el sector. Cada año, la enseñanza especializada del departa-

mento se ve complementada por las voces y la experiencia de más de 30 profesionales

que acuden a dar charlas.

Las conferencias, a las que acuden los 80 alumnos presenciales, son puntos

clave en el estudio de cada uno de los distintos módulos. Sin embargo, el departamen-

to trabaja tenazmente para que las conferencias no se conviertan en una mera trans-

misión de conocimiento, sino en una oportunidad para estimular diversas maneras de

abordar un tema en particular. Por ejemplo, una conferencia orientada a la enseñanza

teórica incluye referencias a la psicología conductista (experimento de Miligram), al

constructivismo (Hein), a la teoría de las Inteligencias Múltiples (Gardner), a la de los

Diversos Estilos de Aprendizaje (McCarthy) y a la Motivación (Csikszentmihalyi).

El mensaje general es transmitir que el museo puede ser un lugar divertido para el

aprendizaje formal o informal (lo que se conoce como educa-entretenimiento).

Howard Gardner nos dice que hay, al menos, siete inteligencias múltiples. De-

clara que la teoría “es una concepción multidimensional de la mente, reconociendo que

existen muchas facetas de cognición, lo que hace que cada persona posea fortalezas cog-

nitivas diferentes y, por lo tanto, distintos estilos cognitivos”. Podemos clasificar las in-

teligencias, las cualidades específicas y las posibles ocupaciones de la siguiente manera:

• Lingüística: manipulación de palabras y de significados. Poeta, escritor.

• Lógica-matemática (Piaget): Lógica, ciencia, modelos abstractos y teorías.

• Musical: crear, componer, escuchar. Músico, adolescente.

• Espacial: utilizar modelos mentales del mundo espacial. Médico, escultor,

navegante.

• Corporal-cinética: utilizar todas las partes del cuerpo para resolver problemas

o expresar ideas. Bailarín, artesano, atleta.

• Interpersonal: comprender a otras personas, motivaciones y aspiraciones. Pro-

fesor, líder religioso.

• Intrapersonal: comprenderse a uno mismo.

• Naturalista: comprender el mundo natural y utilizar esto para valorar y cuidar

el medioambiente.

Gardner añade: “Es sumamente importante que reconozcamos y fomentemos todas las

diferentes inteligencias humanas y todas las combinaciones de inteligencias. Nos distin-

guimos principalmente porque todos tenemos diferentes combinaciones de inteligencia”3.

¿Qué aplicación tiene esto a los museos y galerías?Las preguntas son claves

en la enseñanza y aprendizaje en Leicester. Antes de que veamos parte del vídeo Using

Museums (Utilizando los museos), que muestra una serie de visitas escolares a museos,

me gustaría plantear algunas preguntas para que ustedes reflexionen mientras obser-

van las actividades educativas.

En esta visita al National Museum de Gales, realizada por un grupo escolar

de nivel KS2, tal vez deberían considerar:

• ¿Qué filosofía educativa se está utilizando?

• ¿Por qué son estas colecciones muy apropiadas para este tipo de filosofía?

• ¿Qué tipo de provisiones individualizadas se están dando?

• ¿Cómo se organizan las actividades a nivel espacial?

• ¿Qué estrategias de aprendizaje se están llevando a cabo?

197196

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

3 Howard Gardner: Art Education and Human Development. Los Ángeles, Getty Center for Education in the

Arts, 1990, p. 18.

• ¿Qué palabras emplearían ustedes para describir el proceso mediante el cual

los niños están construyendo un muro de adobe?

En el Horniman Museum de Londres, donde trabajé durante diez años, se podrían,

tal vez, plantear las siguientes cuestiones:

• ¿Cómo podemos empezar a pensar en la relación entre el trabajo del museo

y el trabajo escolar?

• ¿Qué preparación realiza el profesor antes de la visita?

• ¿Qué relación tienen los objetivos de la visita con las características específi-

cas del grupo?

• ¿Qué relación tienen los objetivos de la visita con las colecciones del museo?

• ¿Qué estrategias de aprendizaje se están utilizando?

• ¿Cuántas inteligencias (Gardner) se están fomentando en el taller?

• ¿Por qué el enfoque de inteligencia múltiple es tan útil para este grupo espe-

cífico de niños?

Como han podido comprobar, los vídeos son útiles para animar una conferencia y

para hacer que los estudiantes se cuestionen aspectos importantes. Sin embargo, es

durante el Módulo B (normalmente en grupos de unas 25 personas) cuando la ense-

ñanza adquiere un tinte más interactivo y el diálogo cobra más importancia. Los pro-

gramas realizados por grupos más pequeños incluyen una serie de talleres prácticos,

por ejemplo en el Módulo 2 (en las unidades relacionadas con métodos de documenta-

ción, gestión de la humedad relativa, temperatura y niveles de luz) o en el Módulo 3

(en la sesión relacionada con la escritura eficaz de textos para exposiciones).

Además, los estudiantes pueden interactuar con los tutores de los módulos en

tutorías de una hora de duración para pequeños grupos (de unas 15 personas), cen-

tradas en lecturas y preguntas específicas que han sido preparadas con antelación.

Los programas de Museología y Estudios de Museos y Galerías de Arte también or-

ganizan seminarios de forma habitual, normalmente dos por módulo. Estas sesiones

tienen un carácter mucho más informal y son una manera de alejarse del plan de es-

tudios y reflexionar mediante el diálogo sobre un módulo en concreto o el curso en su

totalidad. En ocasiones, en estos seminarios participan invitados (un investigador de

dentro o de fuera de la institución), o pueden estar simplemente guiadas por estudian-

tes. Nos hemos dado cuenta de que estas sesiones aportan flexibilidad al programa

académico, permitiendo así dar respuesta a los diversos temas que van surgiendo,

además de proporcionar a los estudiantes un espacio de apoyo donde organizar sus

ideas en el ajetreado trimestre en el que están inmersos.

Durante el verano, todos los estudiantes llevan a cabo a tiempo completo una

experiencia de trabajo de ocho semanas de duración en un museo o galería, disfru-

tando así de una oportunidad para poner a prueba las ideas y conceptos aprendidos

durante el curso. El director del programa Experiencia de Trabajo en Museos (Museum

Work Experience) trabaja codo con codo con los museos participantes para asegu-

rarse de que los estudiantes tengan una experiencia formativa de alta calidad.

Las cualidades y talentos necesarios para convertirse en un profesional de los

museos son diversos, y desde luego van más allá de la mera habilidad para escribir en-

sayos. El departamento también es consciente de que —aparte de en los museos—

un individuo aprende (y pueden demostrar lo aprendido) de diversas maneras. Conse-

cuentemente, aunque una parte fundamental del máster sea la elaboración de cuatro

ensayos de 2.000 a 4.000 palabras y una tesis de 15.000, esta no es, de ninguna de las ma-

neras, la única forma de evaluar los méritos de los alumnos.

En el programa presencial, los estudiantes también tienen la oportunidad de

realizar tareas que conllevan: escribir un informe, realizar el borrador de una solicitud

de fondos, redactar textos para una exposición, diseñar una lección para un taller edu-

cativo, recopilar documentación sobre un objeto concreto de un museo, o completar

un informe medioambiental sobre un espacio expositivo. Además, todos los estudian-

tes han de hacer un trabajo grupal y tienen la oportunidad de realizar una presenta-

ción oral y de trabajar (y de ser evaluados) en un ambiente de colaboración.

Enseñanza a distancia

Los métodos de enseñanza a distancia se basan en guías de estudio de diez unidades,

las cuales incorporan una gran variedad de actividades de aprendizaje. Cada módulo

y cada unidad tienen un propósito y un objetivo didáctico claramente definidos. Los

estudiantes tienen que realizar todas las actividades contenidas en la guía de estudio.

199198

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

Dichas actividades son de gran importancia para la asimilación de conocimiento, y van

desde preguntas sobre una lectura concreta, hasta la visualización y análisis de una pe-

lícula o llevar a cabo un debate abierto sobre un tema polémico. La mayoría de los mó-

dulos incluyen, al menos, una tutoría opcional. El tutor de cada módulo tiene el papel

de aconsejar y de dar apoyo a los estudiantes. Lo más importante es la preparación

activa del estudiante en su propio aprendizaje, no sólo a través de todas las lecturas

y actividades, ya que también tiene que saber relacionar lo que está aprendiendo con

su propia experiencia, intereses y habilidades.

La enseñanza a distancia también cuenta con la Escuela de Verano (Summer

School). Está muy bien valorada por los estudiantes, que pueden asistir a ella dos veces du-

rante el programa. Los estudiantes acuden a Leicester, donde el personal del departamen-

to y los tutores colaboradores se reúnen y trabajan con ellos tanto en conferencias, talleres,

seminarios, visitas o actividades sociales. Los comentarios y críticas que los estudiantes rea-

lizan anualmente nos son de gran ayuda para introducir mejoras y cambios en el conte-

nido de la Escuela de Verano y así poderla adaptar mejor a sus necesidades y objetivos.

En 1998 el departamento introdujo el primer máster en Museología a distan-

cia, dando así respuesta a las cambiantes necesidades del sector museológico interna-

cional y a los cambios sufridos por la educación superior.

Nuestros cursos a distancia llevan el reputado espíritu y la filosofía educativa del

departamento más allá de las cuatro paredes del edificio, dando más oportunidades a

los estudiantes para que puedan cumplir sus metas educativas dentro de la comunidad.

Este es el enfoque que cabía esperar de un departamento con un marcado perfil de in-

vestigación y formación dentro y fuera del sector de los museos. Nuestro curso a distan-

cia, al igual que el presencial, tiene unas claras metas formativas y utiliza una amplia

gama de técnicas y soportes de comunicación para presentar temas, ideas y prácticas.

El Distance Learning Welcome Book (Libro de bienvenida para estudiantes a

distancia) incorpora una unidad de introducción, cuyo objetivo es que los estudian-

tes sean conscientes de:

• El concepto que hay detrás del programa de estudio en el cual están a punto

de embarcar.

• Los mecanismos utilizados para transmitir el conocimiento en el programa a

distancia.

• Algunas técnicas útiles para completar el curso con éxito.

Al principio de cada uno de los módulos, los estudiantes a distancia reciben una serie

de guías de estudio de diez unidades, además de las lecturas obligatorias, DVDs y de-

más material audiovisual y las pautas a seguir con las fechas de entrega de trabajos es-

tablecidas por los tutores.

Todos los miembros del personal educativo están involucrados de alguna forma

con el programa a distancia y muchos de ellos son responsables directos de las unida-

des que componen las guías de estudio. También trabajamos con un grupo altamente

motivado de 24 tutores asociados, todos experimentados profesionales del sector, para

ofrecer apoyo a los alumnos. Los tutores asociados vienen a Leicester una vez al año

para trabajar en los planes de estudios, además de en diversos aspectos formativos.

Las guías de estudio se caracterizan por ser muy interactivas: hemos dejado

claro que los estudiantes a distancia no pueden leer y absorber la información de for-

ma pasiva, ya que han de participar activamente en su propia formación, mediante

la realización de las actividades educativas que complementan a cada una de las uni-

dades. Motivamos a los estudiantes para que sean creativos y desarrollen sus propias

técnicas, haciendo así que el proceso de formación sea activo, que incluye, por ejem-

plo, el uso de periódicos gratuitos para realizar dossieres de prensa, etc.

Los métodos de aprendizaje incluyen el uso de diversos medios de comunica-

ción y la puesta en práctica de una serie de actividades que incluyen:

• El uso obligatorio del soporte Blackboard para debatir un tema polémico (una

unidad de Estudios Interpretativos).

• La asistencia opcional (pero altamente recomendada) a la Escuela de Verano

anual (la cual, según dicen los estudiantes, ayuda a despertar el sentimiento

de pertenencia a una universidad de verdad, una institución con su personal

educativo al servicio de sus dudas e inquietudes).

• Listas de contactos para mantener relación con otros estudiantes.

• Ayuda y apoyo por parte de los tutores de los módulos.

• La incorporación de, al menos, una tutoría opcional en casi todos los módulos.

Aún más importante, a través de los cursos se motiva a los estudiantes a relacionar

los materiales que están explorando con su propia experiencia educativa, sus propias

experiencias profesionales y socioculturales, sus intereses y sus habilidades. Evitar la

distancia no es lo más importante: lo que intentamos es que nuestros estudiantes a

201200

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

distancia puedan, precisamente, “hacer uso” de ella y de los distintos ambientes y cul-

turas intrínsecos en ese medio.

Formación en investigación (incluyendo la ética de investigación). Presencial

Al principio del programa, todos los estudiantes reciben un Manual de habilidades de

investigación de más de 70 páginas desarrollado por el departamento. Cubre aspectos

relevantes, tanto de ámbito específico como general. Para el próximo curso académi-

co, este manual se ofrecerá a través de Blackboard en vez de con el clásico formato

en papel. En él se aconseja específicamente a los alumnos respecto al plagio.

De acuerdo con la nueva política sobre ética en el ámbito de la investigación

universitaria (University Research Ethics Policy), se ofrece formación a todos los es-

tudiantes al principio del programa. Esto se lleva a cabo en una sesión de dos horas de

duración dirigida por un miembro del Centro de Aprendizaje del Alumno (Student

Learning Centre). El contenido suele ser de carácter general, pero un miembro del

departamento estará disponible por si surgieran cuestiones de carácter específico.

Evaluación

Para ser evaluados de forma anónima, los estudiantes utilizan un “número de examen”

en vez de su nombre propio en todas las tareas que realizan, a excepción de la tesis.

La primera evaluación la realiza un primer profesor y posteriormente un segundo,

llegando a un acuerdo entre los dos en lo referido a la calificación y a los comentarios

pertinentes que se han de hacer a cada alumno.

En todos los casos, el director del programa realiza una revisión para ga-

rantizar que se mantiene el nivel de calidad antes de que los estudiantes reciban

su calificación y comentarios. Parte de los trabajos evaluados se envía a un conjunto

de examinadores externos para garantizar la calidad de las calificaciones.

El proceso que siguen los cursos a distancia es exactamente igual que el de los

presenciales; la única variación es que la primera y la segunda evaluación son reali-

zadas por nuestra red de tutores a distancia.

Los estudiantes reciben un informe estandarizado, en el cual pueden leer los

comentarios y valoraciones sobre sus trabajos. Los evaluadores valoran el trabajo en

cinco áreas generales: Planificación (objetivos, metas y metodología), Investigación

(recopilación de información y revisión literaria), Análisis (y discusión), Comunicación

y Conclusión. Los informes de evaluación incluyen una plantilla para que los evaluado-

res especifiquen el resultado de los alumnos en cada una de las cinco áreas. Los evalua-

dores reciben formación específica para que sus comentarios sean justos, completos,

específicos, constructivos, demostrables, motivadores, y de entre 250 y 350 palabras.

Los informes de evaluación contienen los nombres del primer y el segundo

evaluador, y se fomenta que los alumnos se pongan en contacto con el primer eva-

luador en caso de que quieran alguna aclaración.

Programas de educación a distancia

Los programas de educación a distancia consisten en seis módulos principales y una

tesis. (Como hemos indicado anteriormente, estamos trabajando para establecer un

modelo de cuatro módulos más tesis, lo que permitiría a los alumnos completar el

máster en 24 meses en vez de en 30).

Los materiales se suministran por dos vías principales: guías de estudios impre-

sas, libros, lecturas y DVDs, que se envían a los estudiantes por correo; paralelamente,

se facilita a través de Blackboard una serie de URLs actualizadas para las activida-

des de aprendizaje en Internet, algunas lecturas básicas y demás material adicional.

Al igual que en los cursos presenciales, cada uno de los módulos a distancia

tiene unas metas y objetivos educativos claros. Todos ellos empiezan por una introduc-

ción, que presenta las líneas generales del módulo, sus objetivos educativos, métodos

de enseñanza, desarrollo de conocimientos y posteriormente, una serie de recursos,

consejos, planificación del tiempo, tutoriales, tareas y un formulario adjunto para el

envío de las mismas. Cada unidad comienza con la descripción detallada de los ob-

jetivos de aprendizaje, seguidos de una sección introductoria y del temario principal,

que incluye un texto, la bibliografía y sugerencias sobre lecturas complementarias.

En esta breve conferencia he intentado compartir con ustedes algunas de las

muy especiales maneras en las que el departamento de Museología de la Universidad

enseña Museología. Espero haber transmitido algo sobre el enfoque práctico con só-

lido fundamento teórico que utilizamos para que nuestros alumnos se formen como

futuros profesionales del mundo de los museos.

203202

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA VIV GOLDING La formación de educadores de museo en la Universidad de Leicester

¡Oh, maravilla!

¡Cuántos seres admirables hay aquí!

¡Qué bella humanidad! ¡Ah, gran mundo nuevo que tiene tales gentes!

Miranda en William Shakespeare: La tempestad, acto V, escena I

¿Qué nos depara el futuro? Estamos entrando en un mundo “nuevo y atrevido”, tanto

en el ámbito de nuestros museos como en la sociedad en general. Una clave para com-

prender cómo va a ser este nuevo mundo es analizar a la gente, a los compañeros de

trabajo de nuestros museos que configuran este nuevo mundo, la “nueva genera-

ción”. El futuro radica en conocer a la nueva generación. En Estados Unidos, la nueva

generación va a cambiar radicalmente la forma en la que se visitan los museos, ade-

más de la forma de trabajar y de los roles relacionados con todo ello. Esta generación,

aquellos que nacieron entre 1981 y 1985, es llamada con frecuencia la “Nueva Gene-

ración”, los Nexters, los Echo-Boomers, los Millennials, la generación de Internet o la

generación Nintendo. Es de vital importancia comprender a esta “Nueva Generación”,

que representa un gran segmento de la población y que va a cambiar todos los aspec-

tos de la sociedad, incluyendo nuestros museos de arte, pues para llegar a entender

nuestro futuro debemos conocer mejor este “nuevo y atrevido” mundo.

Esta generación ya está causando un impacto en nuestra sociedad, pues sólo

en Estados Unidos está formada por 80 millones de personas. Mientras que los más

jóvenes de ese segmento de edad están empezando el instituto, los mayores están ocu-

pando puestos de trabajo en los que pronto empezarán a ser una mayoría. Alrededor

del año 2014, esta generación será el mayor y más diverso segmento de población de

Estados Unidos, convirtiéndose, con sus ideas y valores, en el motor de la sociedad

norteamericana.

Esta generación es diferente. En su nuevo mundo, la noción de democracia

participativa es, en el sentido más práctico, una palabra definitoria. Por lo general,

crecieron en contacto con Internet y no conciben la vida sin un ordenador o un teléfo-

no móvil. Los Nexters escriben mensajes de texto en vez de hablar; prefieren reunirse

virtualmente antes que hacerlo en persona. Están más conectados a la comunidad

global que a las comunidades de sus propios barrios. Es la generación más étnica-

mente diversificada y muchos de sus integrantes provienen de lo que los científicos

205

Cambiando el papel de la educaciónen los museos

MAITE ÁLVAREZ

J. PAUL GETTY MUSEUM, LOS ÁNGELES

sociales denominan familias “no tradicionales”. La consecuencia de todo ello es que

son una generación que valora la diversidad y la tolerancia para con los demás. Son

constructores de comunidades. Desde la infancia, esta generación ha crecido partici-

pando en actividades organizadas por grupos y colectivos. Su mantra es el trabajo en

equipo. Son inclusivos, progresistas, trabajadores de equipo, buscadores de consen-

so, colaborativos y cooperativos.

La generación de Internet es muy distinta a la del Baby-Boom representada

por sus padres (nacidos entre 1946-1964), que eran individualistas y se centraban sólo

en sus carreras profesionales.

A consecuencia de la influencia emergente que representa esta generación, en

Estados Unidos la sociedad está empezando a cambiar. Intenten imaginar el impacto

que este grupo va a causar con sus valores, convicciones y su manera de trabajar colec-

tivamente, en la producción del conocimiento intelectual, a través de la naturaleza

de sus propios puntos de vista, basados en el trabajo en equipo, la colaboración, la in-

clusión, la tolerancia y la diversidad. El conocimiento que se produzca será interdis-

ciplinar o el resultado de un conjunto de diferentes puntos de vista. Imaginen cómo

va a cambiar la producción de conocimiento actual, ya que el conocimiento dejará de

crearse de forma aislada. Más bien, este proceso se hará a través de equipos interdis-

ciplinares que producirán conocimiento mediante la colaboración, de una forma glo-

bal y desde lugares remotos. Todo ello representa un cambio para las instituciones

productoras de conocimiento, y, en particular, para los museos de arte.

En los años setenta, con el auge de la profesión de educador de museo, los

museos empezaron a formar “silos” departamentales: el departamento de Colecciones

o Restauración, Educación y Conservación. Cada uno de esos silos tenía sus propias

responsabilidades y, a menudo, no existía ningún diálogo entre ellos y mucho menos

colaboración. La generación que hoy en día está a cargo de los museos, la “Generación

Silenciosa” (aquellos que nacieron entre 1923 y 1945) y los Baby-Boomers, valoraban

el logro individual, el estatus y el éxito. El “conservador-autor” era la figura encar-

gada de producir el conocimiento y las exposiciones. Esta realidad reflejaba los idea-

les compartidos por la generación de los Baby-Boomers basados en el individuo, en el

gran “autor”, y no en el trabajo en equipo. A medida que la sociedad ha ido evolucio-

nando lentamente, se ha ido produciendo el relevo de los Baby-Boomers a la “Gene-

ración X”, y ahora a la “Nueva Generación”; también lo han hecho nuestros valores

207206

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA MAITE ÁLVAREZ Cambiando el papel de la educación en los museos

Reunión de equipo del Área

de Investigación y Extensión

Educativa, Museo Thyssen-

Bornemisza

comunes y la forma de actuar en el campo de los museos y en los demás ámbitos de

la sociedad. A medida que los recién licenciados iban entrando en el mundo de los

museos, el papel tradicional que tenían los conservadores y los educadores empezó a

cambiar y la colaboración se convirtió en un factor clave, también en nuestra institu-

ción, el J. Paul Getty Museum. En los últimos años, los museos de arte han cambia-

do su forma de ver las cosas y han empezado a comprender que todos compartimos

la tarea de producir conocimiento. Es cierto que aún existen silos, pero los ideales es-

tán cambiando; algunas prácticas también están cambiando; se están realizando al-

gunos experimentos.

Los museos de arte han ido pasando de tener un enfoque de “autor” en el pro-

ceso expositivo a crear exposiciones en equipo, produciendo así un conocimiento de

forma conjunta. Este conocimiento es verdaderamente rico. Una muy buena manera

de estudiar este cambio de paradigma es centrarnos en el proceso expositivo que lle-

vamos a cabo en el J. Paul Getty Museum. En la última década, la forma de trabajar

de los principales museos estadounidenses con respecto al montaje de exposiciones

ha experimentado un cambio, y eso incluye al Getty. Las ideas que posteriormente

dan forma a las exposiciones y la creación de conocimiento ya no nacen exclusiva-

mente de los conservadores, sino también de los restauradores, educadores, etc. La ge-

neración post Baby-Boomers se ha empezado a infiltrar en nuestros lugares de trabajo

derribando aquellas barreras artificiales que delimitan los diferentes departamentos

y que configuran los museos de arte. Esta nueva generación ha crecido trabajando y

aprendiendo mediante la colaboración, formando equipos que en ocasiones desem-

peñan su labor desde lugares geográficos distantes, por lo que trabajar formando silos

estancos no sería, en absoluto, plato de su gusto.

A partir de 1990, el departamento de Educación del J. Paul Getty Museum

empezó a crear exposiciones centradas en examinar en profundidad ciertos objetos

pertenecientes a la colección permanente. Estas exposiciones contribuyeron a romper

con los silos de los museos de arte tradicionales. Los conservadores ya no eran los úni-

cos productores de conocimiento. Se crearon nuevos tipos de exposiciones colaborativas:

Princely Bronzes, Dirty Business (1990), comisariada por los departamentos de Escul-

tura y de Educación; Preserving the Past (1991), comisariada por los departamentos de

Conservación de Antigüedades y de Educación; Innocent Bystander: The Restoration

of Orazio Gentileschi’s “Madonna and Child”, comisariada por los departamentos de

Conservación de Pinturas y de Educación; Gilding the Dome of Heaven: Gold Ground

Paintings in Medieval and Renaissance Italy (1994), comisariada por Pinturas y Educa-

ción; Carrie Mae Weems Reacts to Hidden Witness (1995) y Zoopsia: Tim Hawkinson

(2007), comisariadas por el departamento de Educación; o La Roldana’s Saint Ginés:

the Making of Polychrome Sculpture (2009), comisariada por los departamentos de

Educación, Conservación de Artes Decorativas y Escultura. Estos son sólo unos cuan-

tos ejemplos de colaboración en el J. Paul Getty Museum. Como el equipo de exposi-

ciones considera que todas las partes han de tener el mismo peso en la creación y

difusión del conocimiento, se da la misma importancia a los aspectos técnicos de con-

servación que a la divulgación de una información detallada sobre la historia de la

obra de arte.

Hoy en día, muchos museos de arte, incluyendo el nuestro, están desarrollando

sus exposiciones mediante equipos de proyecto. A medida que esta nueva generación

se vaya convirtiendo en la población dominante de la sociedad de Estados Unidos,

seremos testigos, con cada vez más frecuencia, de una colaboración intelectual, de-

jando atrás el aislamiento en silos. Aunque aún queden restauradores, historiadores

de arte, educadores y conservadores protegiendo su terreno en silos profesionales, nos

estamos dirigiendo hacia el restaurador-historiador, conservador-educador o educa-

dor-conservador, alejándonos de una distinción inflexible entre los diferentes roles.

Cuando esta nueva generación se convierta en el grupo dominante, nos estaremos

encaminando, con toda certeza, hacia una democracia más participativa que se con-

vertirá en el principio que guiará las operaciones realizadas en los museos en general,

y en la producción de exposiciones en particular. Al menos habrá un intercambio de

roles mucho más fluido. Tal vez se creen nuevas jerarquías y, aunque probablemente

siempre habrá líderes, puede que tengan unos ideales diferentes.

209208

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA MAITE ÁLVAREZ Cambiando el papel de la educación en los museos

211

iniciar una experiencia piloto de virtualización

con uno de los bloques de contenidos, que

definitivamente es el de Comunicación y

Educación.

Diseño del curso

Con este encargo el reto era lo suficientemente

atractivo como para afrontar los problemas

y el tiempo y esfuerzo que había que invertir.

Un aspecto de partida es la concepción desde

la museología, considerando la educación

una más de las facetas que tiene que dominar

o conocer el museólogo. Sin embargo, el

programa del curso tenía que tener una

entidad propia, porque se iba a ofertar de

manera independiente al máster: la idea era

completar la formación que se ofrecía en el

módulo presencial para darle independencia,

pero a la vez contando con el contenido que

ya se impartía y los ponentes que ya participaban.

Había que encontrar el tono del curso que

vendría dado por las voces, los discursos

de los ponentes, pero también había que

estructurar esas voces para que sonaran bien

juntas.

En abril de 2006 ya estaba preparado

un borrador de programa para la formación

específica en educación en museos y se

comenzaron las gestiones para conseguir

implementar un programa virtual2. Además

de las cuestiones económicas y la necesidad

de concretar acuerdos de colaboración,

existía una normativa de tipo formal

del contenido y estructura del curso en

el formato virtual que afectaba más

directamente a los aspectos académicos,

común para todos los cursos virtuales del

Centro de Enseñanzas Visuales de la

Universidad de Granada (CEVUG).

A finales de 2006 se presentó a la

Comisión Académica del máster la memoria

Anteproyecto del curso virtual: Comunicación

y Educación en Museos3, incluyendo: objetivos,

contenidos —aspectos generales y concreción

de contenidos con especificación de ponentes—

estructura y planificación, temporización,

desarrollo y tutorías, recursos, memoria

económica y de viabilidad para una primera

y segunda edición; y evaluación del programa y

control de calidad. Se incluían dos anexos,

uno lo constituyó un resumen de tareas

para la creación de contenidos virtuales para

los temas, y otro lo constituía el primer diseño

del programa de formación exclusivamente

centrado en el ámbito de educación que ya

se había diseñado como posible especialización

de 100 horas. El estudio económico se hizo

para 35 alumnos y, teniendo en cuenta

que una primera edición el coste sería

bastante elevado, se hizo un estudio de

amortización para una posible segunda

edición, manteniendo un precio de matrícula

equilibrado para cursos de estas características.

El proyecto fue aprobado y también la

financiación inicial necesaria para su

implementación. Se superaba una fase,

pero ahora quedaba otra más complicada,

si cabe.

Volviendo a los aspectos académicos

y siguiendo con el símil del canto coral: si ya

teníamos el enfoque del curso y la estructura

tonal configurada, ahora había que comprobar

quién estaba dispuesto a cantar4, ya que en un

programa así estructurado son fundamentales

los intérpretes.

210

Creación de un curso on line de Educación en museos en la Universidad de Granada

Durante un periodo que comprende de

noviembre de 2007 a marzo de 2008 se ha

desarrollado en tiempo real la primera

edición del Curso Virtual Comunicación y

Educación en Museos en la Universidad de

Granada. El trabajo, para poder ofertar e

implementar este programa formativo, ha

sido arduo, y comprende no sólo los más de

dos años de preparación continuada del curso,

sino una serie de circunstancias que lo han

hecho posible. Trataremos de resumir los

aspectos más destacados de todo este proceso

que constituye una apuesta decidida y de

calidad por la formación de los educadores

de museos.

Contexto del programa formativo

La Universidad de Granada viene

desarrollando un título propio de máster en

Museología desde el año 2000, en virtud de

un convenio de colaboración con la Consejería

de Cultura de la Junta de Andalucía. Este

máster es un programa muy asentado

—ya con una cierta tradición— y con una

valoración muy positiva en las evaluaciones

de las titulaciones de posgrado1. El máster

está organizado académicamente por una

comisión, de la que forman parte docentes

de la Universidad de Granada y profesionales de

los museos andaluces, además de gestores

de la Dirección General de Museos de la Junta de

Andalucía. Esto le confiere un carácter propio

y muy rico en la doble perspectiva docente-

profesional. La estructura del contenido

del máster la forman doce bloques, con

una coordinación académica por bloque,

y los temas son desarrollados por profesores

invitados, especialistas profesionales de

museos o docentes universitarios.

Para la cuarta edición (2006-2008) se propuso

incorporar las tecnologías de la comunicación,

tanto en el desarrollo del programa presencial

mediante una plataforma de apoyo docente,

como en la virtualización del máster para

posibilitar su seguimiento al alumnado que

físicamente no pudiera desplazarse a Granada

al formato presencial. La primera iniciativa

era relativamente fácil de desarrollar, además

de necesaria para facilitar la disponibilidad de

material docente y organizar el aprendizaje,

y se puso en marcha. La segunda idea ya

parecía más compleja, y la comisión académica,

después de sopesar las posibilidades, decide

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

DOLORES ÁLVAREZ RODRÍGUEZ

UNIVERSIDAD DE GRANADA

213

La estructura del diseño inicial del proyecto

se ha mantenido básicamente. También durante

la adaptación al formato virtual han surgido

ideas nuevas que se han incorporado para

enriquecer el programa. Estas incorporaciones

han sido posibles por la reestructuración

de algún tema, manteniendo el equilibrio de

la carga docente del curso.

En el proyecto, los tres bloques de contenido

del curso se dedicaban: los dos primeros,

de cinco temas cada uno, a los aspectos de

comunicación; el segundo, centrado en la

exposición; y un tercer bloque, con diez temas,

dedicado específicamente a la educación.

Cada uno de los bloques terminaba con la

participación de un invitado internacional

cuya intervención se diseñó como seminario

on line. Este diseño se ha ido adaptado hasta

llegar a la estructura final, donde cada bloque

termina con el estudio de un caso concreto

y se incluyen tres temas transversales. De la

misma forma, el cálculo del volumen del

material virtual elaborado por los ponentes,

con respecto a las horas de trabajo del

alumnado, ha resultado diferente al que

habitualmente hace el CEVUG para sus

cursos virtuales, por lo que hubo que ajustar

las horas de dedicación al curso al volumen

de trabajo del alumnado, resultando un

programa de 150 horas.

Desarrollo del programa

El curso se publicitó entre julio y septiembre.

Se habilitó una web informativa, un teléfono

de atención y una dirección de correo

electrónico. Las consultas fueron muy

numerosas.

Siguiendo la política del Centro de

Formación Continua (CFC) para cursos

complementarios, no se hizo ninguna

preselección del alumnado, como se hace

en cursos de experto o máster. Uno de los

momentos clave para el curso fue cuando

se abrió el plazo de matrícula, el 18 de

septiembre del 2007, y se agotó el primer día.

La lista de espera era considerable y superaba

el triple de las plazas ofertadas5. El desarrollo

del programa formativo se produjo, como

estaba previsto, en la plataforma para

e-learning web CT.

Entre los contenidos producidos en

el curso, además del texto enriquecido con

enlaces que conformaba el cuerpo principal

del curso, había imágenes, descargas de textos,

de colecciones de imágenes y presentaciones.

También se han incluido archivos de vídeo

y audio. Además de los contenidos en un

sentido estricto para el desarrollo del curso,

han sido fundamentales las herramientas

de comunicación propias de las plataformas

e-learning.

Resultados, valoración y propuestas de mejora

del curso

Para la evaluación del programa los datos se

han obtenido de la implementación de un

cuestionario por parte del CFC adaptado al

formato del curso y una encuesta por el

CEVUG, habitual en los cursos virtuales,

que aún están siendo analizados, pero de una

primera valoración pueden extraerse algunas

conclusiones. Estas opiniones se han

contrastado con las apreciaciones y sugerencias

de profesoras tutoras.

DOLORES ÁLVAREZ RODRÍGUEZ Creación de un curso on line de Educación en museos en la Universidad de Granada

212

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

Contenido definitivo del programa formativo de la primera edición del Curso Virtual

de Comunicación y Educación en Museos. Universidad de Granada

BLOQUE DE CONTENIDO TEMAS Y AUTORES

1. Comunicación en el museo 1.1. Introducción a la comunicación en el museo

1.2. Museos y medios de comunicación.

La información como mediación cultural

1.3. Turismo cultural, los museos y su planificación

1.4. Conocer al público del museo

1.5. Estudio de caso: comunicación y educación en

el Museo Arqueológico Nacional

2. La exposición como comunicación 2.1. La exposición como comunicación: principios generales

2.2. El proyecto expositivo: la exposición como proceso de comunicación

2.3. Producción y evaluación de la exposición

2.4. Estudio de caso: comunicación y educación en museos de ciencia

interactivos

3. Educación en el museo 3.1. El papel educativo de los museos: historia, experiencias

y nuevos retos

3.2. Estilos de aprendizaje y metodologías para la educación en el museo

3.3. Proyección y elaboración de material didáctico y recursos educativos

3.4. Las TICs al servicio del museo in situ y en red

3.5. Accesibilidad del museo a personas ciegas y deficientes visuales

3.6. Diseño y evaluación del programa educativo del museo

3.7. Desarrollo profesional de educador de museos

3.8. Estudio de caso: Educathyssen

ENTREVISTA Difusión y educación en el museo

CASO PRÁCTICO Programas de actividades para niños y adolescentes del

Centro de Arte y Cultura Georges Pompidou

SEMINARIOS INTERNACIONALES Comunicación en el museo

Educación en el museo

215214

La valoración general es alta, habiéndose

cubierto las expectativas de formación de los

participantes de manera sobrada. Sin embargo,

nos interesan especialmente los aspectos que

inciden directamente en la mejora del

programa. De ellos destacamos algunos de

los más significativos. Con respecto a los

contenidos, se destaca la densidad del curso

y la dificultad temporal para ser seguido por

profesionales que compaginan una actividad

laboral. Efectivamente, hemos detectado un

desajuste en el cálculo del número de horas

del curso debido a que el diseño-proyecto ha

sido previo a la preparación del material;

y que los cálculos del CEVUG —volumen de

material con las horas— no se han adaptado

a la relación volumen de trabajo del alumnado

con las horas propias de este curso. Este

desajuste se intuía a medida que el material

iba siendo virtualizado y al final se ha hecho

evidente. El problema se puede solucionar

revisando la relación volumen de trabajo con

respecto a las horas reales y programando

el calendario en consecuencia. Otro aspecto

del contenido mejorable es la inclusión de más

material multimedia y aumentar la variedad

en los formatos de los archivos.

Con respecto a la estructura del programa

y en relación con el volumen de contenido, se

ha sugerido aumentar levemente la dedicación

al curso y revisar el cómputo de horas para

completar una oferta de experto.

Con respecto al alumnado, se ha barajado

considerarlo un curso de posgrado, aun

manteniéndose como curso complementario,

ya que la diferencia de nivel, intereses y

expectativas —entre los matriculados

estudiantes y profesionales o graduados—

se ha hecho muy patente. El planteamiento

del curso lo permite, porque el enfoque del

contenido es claramente profesional y muy

especializado.

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

1. Véase el ranking del diario El Mundo del año 2007, en el

que aparece clasificado en el segundo puesto de los máster

nacionales de Humanidades, Patrimonio Artístico, y el primero

en la temática relacionada con la Museología. Es un máster

que está sometido a un plan de garantía de la calidad

mediante evaluaciones sistemáticas y planes de mejora,

e implicado en estos procesos por las agencias de calidad

(UCUA: Agencia de Calidad de las Universidades Andaluzas).

Véase también Informe final de evaluación del estudio de

postgrado: Museología. Universidad de Granada, 2007.

2. En la Universidad de Granada, en aquel momento, el

Centro de Enseñanzas Virtuales dependía orgánicamente

de un vicerrectorado diferente al del Centro de Formación

Continua (CFC). Esto nos obligaba a hacer un acuerdo de

colaboración que no fue sencillo, ya que el CEVUG todavía

tenía entidad como fundación en la propia universidad.

3. Dolores Álvarez Rodríguez: Anteproyecto del Curso virtual:

Comunicación y Educación en Museos. 2006.

(Documento interno de la Comisión Académica del máster

de Museología de la UGR).

4. Los ponentes del programa presencial participaron

en su mayoría, salvo alguna excepción que hubo que suplir.

Los ponentes que se incorporaban también respondieron

positivamente a la propuesta.

5. Además de las plazas ofertadas inicialmente se intentó

cubrir la demanda organizando tres grupos simultáneos.

Formando educadores en la National Gallery

El 18 de marzo de 1941 la National Gallery

abrió sus puertas al gran público. Ese mismo

día se realizaron dos visitas educativas. Desde

entonces, día tras día, tienen lugar tales visitas

al museo. Durante esa semana se dieron

también dos conferencias. 67 años después, se

ofrecen diariamente una media de ocho a diez

visitas guiadas por educadores profesionales

y docentes voluntarios formados por personal

cualificado. ¿Cómo formamos y seleccionamos

a estos profesionales? ¿En qué contribuye la

National Gallery a la continuidad en el campo

de la educación en los museos para el público

adulto? Y centrándonos más en el tema,

¿cómo formamos a las personas que realizan

las explicaciones en sala para que sean buenos

educadores?

No estoy aquí para hablar sobre todos

los programas de formación de la National

Gallery, pues tenemos muchos y para una gran

variedad de públicos, tanto dentro como fuera

de las salas del museo. Hoy en día contamos

con un extenso departamento educativo que

da servicio a un público cada vez más numeroso

y diverso. Mi departamento supervisa lo que

se conoce como población adulta general.

Cualquier adulto que busque una visita guiada,

charla o programa similar formaría parte de

nuestro público potencial. Por lo general, estas

personas tienen estudios, en ocasiones vienen

del extranjero y pueden incluso ser estudiantes

o docentes universitarios.

Una de mis compañeras que se encuentra

hoy entre el público es Fava Causey, directora

del departamento de Programas Académicos

y de Educación. Tiene bajo su responsabilidad

a estudiantes universitarios y a sus profesores,

además de a aquellas personas que se matriculan

en cursos equiparables al nivel universitario.

Por lo tanto, su público es incluso más culto

y más especializado que el mío. La mayoría

de los programas organizados para este

público académico se llevan a cabo tanto

en el auditorio como en las salas del museo

de acceso restringido, creando así un ambiente

similar al de un aula académica. La doctora

Causey también supervisa los programas de

prácticas y de investigación. El programa

de prácticas, se estableció en 1964. Ha crecido

hasta el punto de abarcar un programa de

verano para un número de hasta 20 estudiantes

en prácticas, que ocupan puestos en toda la

institución, y un programa de un año

académico para entre 12 y 15 estudiantes.

WILFORD W. SCOTT

NATIONAL GALLERY OF ART, WASHINGTON

217

interesantes y significativos para luego

presentarlos a un público adulto general, y

poder seleccionar la información necesaria

y más relevante para un público no especializado

pero culto era algo prácticamente imposible en

tan poco tiempo. Muchos de los estudiantes

en prácticas no pudieron más que ofrecer

unas cuantas presentaciones en sus últimas

dos semanas en la National Gallery. Comparar

el tiempo invertido en preparar estas visitas

educativas con el tiempo real que el público

pudo disfrutarlas resultaba decepcionante.

El hecho de que nuestros estudiantes en

prácticas llegaran sin una formación sustancial

en técnicas de comunicación hizo que nuestro

esfuerzo tuviera, si cabe, menos éxito. Tendían

a sobrecargar sus charlas con un denso contenido

teórico, que soltaban a un ritmo de vértigo

y utilizando la jerga de Historia del Arte más

actual. Esos eran los que mejor lo hacían.

Aquellos estudiantes en prácticas con más

dificultades y menos experiencia, se perdían

en sus disertaciones, olvidaban nombres

y fechas, no podían controlar sus gestos y en

ocasiones se quedaban totalmente en blanco.

Pero nosotros no les pusimos las cosas más

fáciles, ya que no les dejábamos llevar apuntes

a las presentaciones.

¿Qué podíamos hacer para introducir a

jóvenes profesionales al campo de la educación

en museos de tal forma que, tanto ellos como

el público, pudieran beneficiarse? En 2003,

la doctora Causey y yo vimos en una futura

exposición sobre el arte de Romare Bearden

una oportunidad de oro. El interés de Bearden

por el jazz y la poesía, además de su activa

implicación en el renacimiento de Harlem,

ofrecían una buena oportunidad para atraer

estudiantes universitarios que trabajaran en

áreas no relacionadas con la historia del arte.

Su experiencia educativa prometía a los

visitantes un acercamiento y entendimiento

de la obra de Bearden, que no se podría

esperar de una visita guiada por el típico

estudiante en prácticas. Estos jóvenes estudiantes

tendrían la oportunidad de aprender a transmitir

conocimiento a través de objetos reales en un

museo, en lugar de en un sombrío auditorio

proyectando imágenes en una pantalla.

Con gran entusiasmo, pedimos a las

universidades locales que nos recomendaran

estudiantes brillantes para lo que nosotros

llamábamos los “Guías Bearden”. Nos gustó

mucho que los estudiantes recomendados

provinieran de diversos ámbitos de estudio,

pero el resultado no cumplió nuestras

expectativas. No eran sólo estudiantes de

Historia del Arte a los que se estaba formando

para investigar, escribir y publicar antes de

que a nadie se le ocurriera haberles enseñado

a enseñar. Aquellos estudiantes más sociables,

con una sensibilidad especial para conectar con

el público y que no se encasillaban en el típico

modelo de enseñanza teórica, empezaron a

destacar. Aportaron nuevos e innovadores

puntos de vista sobre Bearden, como artista

y como personaje histórico, abrieron nuevos

caminos para que los visitantes no conocedores

de la historia del arte pudieran disfrutar de

la exposición y transmitieron a historiadores

del arte tradicionales de nuestro propio

departamento lo complicado que era Bearden

como icono cultural.

Por desgracia, no todas los “Guías Bearden”

destacaron. Algunos no pudieron adaptarse

al torbellino estrepitoso de visitantes que

WILFORD W. SCOTT Formando educadores en la National Gallery

216

Algunos de ellos son destinados al departamento

de Conservación.

El programa de prácticas es para estudiantes

universitarios de Historia del Arte, Conservación,

Arquitectura, Diseño, Educación y otras áreas

relacionadas. El objetivo es proporcionar a

los estudiantes seleccionados una formación

profesional y proveer a la National Gallery

de excepcionales jóvenes profesionales que

aportan nueva información, puntos de vista

y talento a la institución. Se les trata como

trabajadores temporales, con las mismas

responsabilidades y obligaciones que el resto

del personal de reciente incorporación.

Además de sus responsabilidades principales

en áreas como la Pintura Francesa, Americana

o en Conservación, también participan en un

seminario semanal, en el que se les presentan

los departamentos, proyectos y programas del

museo, además del personal y la organización

de la National Gallery. Se les presenta a todos

los directivos y se les muestra cómo funciona

la National Gallery desde dentro. La doctora

Causey está disponible para responder a todas

las preguntas que puedan tener sobre el

programa de prácticas al final de esta charla.

A continuación, voy a describir cómo

la doctora y yo colaboramos para iniciar a

estudiantes de Historia del Arte en la didáctica

del museo utilizando obras de arte originales.

El sistema educativo norteamericano

de Historia del Arte a nivel universitario pone

gran énfasis en la adquisición de una base

sustancial de conocimiento teórico en el ámbito

de estudio concreto elegido por los estudiantes.

Además, se espera que los estudiantes tengan

la capacidad de entender diferentes enfoques

teóricos en lo que se refiere al estudio del arte

y a desarrollar la capacidad crítica necesaria para

determinar cuál es el enfoque más efectivo

para cada uno de los problemas que puedan

surgir. Al final, estos esfuerzos se concretan

en trabajos académicos que se presentan

oralmente a profesores y compañeros de clase,

a quienes se presupone el mismo nivel

de conocimiento e interés que al artífice de

la presentación. Posteriormente, se evalúa al

estudiante por su capacidad de comunicación,

basándose en factores como una buena

organización en la presentación, la utilización

de una terminología adecuada y la consecución de

la presentación en el tiempo establecido.

(Algunos profesores son bastante tolerantes en

lo que se refiere al tiempo que los estudiantes

tienen para sus presentaciones, tal vez porque

ellos mismos se enfrentan a los mismos

problemas en las suyas propias). Como se

presupone que los estudiantes tienen un gran

interés por el tema que se presenta, en teoría,

no se espera tener que realizar un gran esfuerzo

para involucrar al público.

La National Gallery ha probado distintos

enfoques para la formación de estudiantes

universitarios como educadores de museo,

no siempre con éxito. Lo que peor funcionó fue

integrar a aquellos estudiantes que realizarían

sus prácticas en el periodo de verano dentro

del departamento de Programas para Adultos

y lograr que en nueve semanas estuvieran

preparados para realizar presentaciones

sobre nuestra colección permanente. Incluso

estudiantes universitarios aventajados y con

un buen conocimiento en arte occidental se

sintieron un tanto incómodos con la magnitud

de la tarea. Familiarizarse con cerca de 2.000

obras de arte, identificar los 8 o 10 objetos más

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

219

saber al público que las personas que se

disponen a guiar las visitas son estudiantes

en prácticas.

No hay nada innovador o sorprendente

en nuestros métodos formativos. Sin embargo,

se los recomiendo, porque, como ustedes tal

vez comprobarán, esta es la primera vez que se

enseña a jóvenes profesionales las destrezas

más eficientes para comunicarse con el

público. La doctora Causey y yo compartimos

la creencia de que todos y cada uno de los

estudiantes en prácticas se benefician de

nuestro esfuerzo. En el mejor de los casos,

habremos mejorado el rendimiento de un

futuro educador. Por otro lado, tal vez

hayamos convencido a un joven estudiante

que es más efectivo que en la biblioteca.

Como resultado, puede que hayamos mejorado

la experiencia de muchos visitantes de la

National Gallery.

WILFORD W. SCOTT Formando educadores en la National Gallery

218

acudieron a esta exposición de renombre.

Otros no pudieron organizar sus ideas y

mantener la concentración en sus charlas. Unos

pocos estaban demasiado rígidos y se limitaban

a soltar una retahíla de conceptos sin la mínima

expresividad. Imagínense intentar transformar

a un dispar grupo de futuros educadores,

todavía en periodo de adaptación, para que

den charlas como parte del departamento

educativo. Prudentemente, identificamos

a los estudiantes en prácticas de nuestro

programa como tal para así hacer una justa

distinción entre educadores profesionales

con experiencia y estudiantes en formación.

¿Cómo podríamos resolver este dilema

de forma fructífera? Hace tres años la doctora

Causey y yo decidimos desarrollar un programa

de colaboración que ha funcionado. Su oficina

sigue reclutando, seleccionando y trabajando

con estudiantes en prácticas en todas las áreas

del museo. Intentamos mantener la máxima

calidad en nuestra institución y sólo aquellas

personas que estén mejor cualificadas serán

seleccionadas para realizar las prácticas en

el museo. Llegados a este punto, la doctora

Causey me hace saber qué estudiantes en

prácticas tienen una formación en Historia

del Arte, con independencia de la misión

que se les haya otorgado en la National Gallery.

Posteriormente les hace un seguimiento

mediante sesiones organizadas, recibe informes

de los tutores y se reúne con los estudiantes

personalmente. Más o menos a mitad del

periodo de prácticas, la doctora Causey me

hace saber qué estudiantes en prácticas tienen

mejores condiciones para realizar visitas

educativas. Por lo general, son listos, simpáticos,

abiertos y tienen un especial interés en compartir

con el público sus conocimientos y entusiasmo

por el mundo del arte.

Los estudiantes en prácticas tienen que

gestionar una serie de tareas. En primer lugar,

tienen que escribir un pequeño esquema de

la charla que van a dar, después de que se haya

aprobado un tema concreto. Un miembro de

nuestro departamento, o yo personalmente,

revisa el esquema y aconsejamos al estudiante

en un encuentro cara a cara. Aconsejamos

sobre el contenido, duración, estrategias de

enseñanza, etc. Todo esto se desarrolla dos

o tres semanas antes de que el estudiante en

prácticas se enfrente al público. Al menos una

semana antes de la charla, el estudiante en

prácticas realiza una presentación en la que

estamos presentes la doctora Causey y yo,

además de otros miembros del equipo del

museo. Acto seguido, se intenta asesorar

constructivamente al estudiante en una sesión

en la cual se ponen en común puntos de vista.

Me congratula poder decirles que la mayoría

de estas conversaciones se han desarrollado

en un ambiente relajado, en el cual se produce

un intercambio de ideas que ayuda a que el

trabajo del estudiante en prácticas sea más

efectivo. Estamos seguros de que los resultados

positivos se deben a que el proceso de selección

se ha desarrollado de una forma más cuidadosa.

Incluso cuando los resultados no son todo

lo buenos que cabría desear, el estudiante

en prácticas cuenta con el apoyo de un equipo

de experimentados educadores. Por lo tanto,

podemos supervisar el rendimiento de los

estudiantes en prácticas, trabajando en muchas

ocasiones de una manera individualizada

para ayudarles a mejorar sus presentaciones.

Tengan también en cuenta que siempre hacemos

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

221

los proyectos educativos ejecutados hasta

entonces en el museo. Se buscó con este curso

incluir a los docentes, de tal manera que se

complementara el trabajo que se venía dando con

los escolares a través de la realización de visitas

guiadas y la producción de material educativo.

El curso se dictó en tres ocasiones de

forma gratuita y en cada una de ellas ha ido

fortaleciendo su estructura.

El objetivo fundamental del curso es

conseguir que los maestros cumplan un rol de

formadores integrales a partir de la aplicación

de estrategias artísticas. Se brindan las

herramientas necesarias para que el docente

pueda recrear su didáctica al diseñar las

actividades de aprendizaje, intentando que

los conocimientos que se impartan puedan

ser utilizados en su labor diaria.

Generalmente, los docentes utilizan

el arte como un componente de socialización

motivacional, mas no como elemento articulador.

Formando formadores pretende que el uso

de estas estrategias no quede restringido sólo

al ámbito de la Educación por el Arte, sino

que además puedan ser aplicadas en todas las

otras áreas de formación de la Educación

Básica Regular (inicial, primaria y secundaria).

El curso está dirigido a docentes de

Educación Básica Regular (EBR) y a artistas que

ejerzan la docencia; se desarrolla en un total

de 120 horas pedagógicas, durante tres meses.

La capacitación consiste en cinco módulos;

cuatro de ellos diseñados para generar

aprendizajes desde cada una de las artes

y, finalmente, uno enfocado a la integración

de todas ellas: música, cuerpo y movimiento

(Danza, Artes Plásticas, Arte Dramático e

Integración de la Artes).

En ese sentido se trabajan en forma

secuencial los siguientes pasos:

1. Se brinda una batería de estrategias

propias de la formación artística de

cada especialidad. Por ejemplo, en el caso

del módulo de música, los participantes

aprenden acerca del eco, el ritmo o las

notas musicales, entre otros.

2. Con la ayuda de un facilitador, se

reorientan estas mismas estrategias

para su utilización y aprovechamiento

en el desarrollo de contenidos de otras

áreas formativas de la EBR. Por ejemplo,

el ritmo ayuda al niño a trabajar la

memoria.

3. Tomando como base lo aprendido,

los participantes comienzan a plantear

propuestas de planeamiento, estructuración

y programación de sesiones de aprendizaje

para sus respectivos niveles. Como ejercicio

práctico, estas propuestas se aplican entre

los mismos participantes.

4. Finalmente, el alumno diseña una

sesión utilizando la didáctica de uno, dos

o una mezcla de los lenguajes artísticos

y la aplica con sus propios alumnos.

La clase es observada y evaluada por uno

de los monitores.

La similitud en las tres experiencias en el

dictado del curso ha sido la siguiente:

— Fueron financiadas por empresas privadas

dentro de proyectos educativos más

globales que incluyeron adicionalmente la

producción de material didáctico

y la realización de visitas guiadas a

exposiciones del museo.

— Se llevaron a cabo en los últimos meses del

año escolar (de octubre a diciembre).

220

Formando formadores. Curso de capacitación para docentes del Museo de Arte de Lima

El Museo de Arte de Lima, a través de su

Instituto Superior Pedagógico, ofrece desde

2005 el Curso de capacitación para docentes.

Formando formadores, el cual ha sido dictado

en tres oportunidades como parte de otros

proyectos educativos. Su objetivo principal

es capacitar a profesores en estrategias

artísticas de manera que las utilicen como

medio de enseñanza en las demás asignaturas

escolares. El curso está diseñado para contribuir

al desarrollo de la capacidad del docente en

abstracción, crítica, análisis y creatividad.

Quisiera comentar brevemente que el

Museo de Arte de Lima es un museo privado

con una colección de arte peruano desde la

época precolombina hasta la contemporánea.

Una de las áreas más desarrolladas del museo

es la de Educación. Dicho departamento se

divide a su vez en tres subáreas: la de cursos

y talleres artísticos; la de visitas guiadas y

proyectos educativos orientados a escolares,

familias y público en general; y, finalmente,

la del Instituto Superior Pedagógico.

Con miras a contribuir con el desarrollo

de la enseñanza artística en el país, en el año 2004

se inauguró el Instituto. Entre los programas

que ofrece está la carrera de Pedagogía de las

Artes, la especialización de Educación en

las Artes y el curso de capacitación para

docentes que presento a continuación.

Considero pertinente para este congreso

comentarles sobre nuestra experiencia con

el curso Formando formadores, porque es

un programa que intenta modificar en alguna

medida la concepción tradicional de relacionar

el arte en los salones de clases sólo con los

momentos de ocio. Mientras que esta percepción

continúe en los colegios, los museos, y con

mayor razón los museos de arte, seguirán

siendo considerados innecesarios en el

desarrollo del niño. Asimismo, este programa

permite acercar al museo a un segmento

distinto de la sociedad como es la comunidad

de docentes. Si bien no se trata de un programa

multitudinario —actualmente se encuentra

en un periodo de ajuste—, es un programa

estimulante, porque tiene efecto multiplicador

y convierte al museo en un referente de la

educación artística y en un centro activo,

capaz de proveer herramientas útiles en la

cotidianidad del profesor.

El Curso de capacitación para docentes.

Formando formadores nace en el año 2005 a partir

de la necesidad de crear resultados integrales de

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

CARLA FERRARI PAWLIKOWSKI

MUSEO DE ARTE DE LIMA

223222

— Los participantes fueron docentes

de colegios públicos.

— La mayoría de los participantes

pertenecieron a los niveles de inicial

y primaria.

Asimismo, podemos señalar diferencias entre

las dos primeras experiencias y el último curso

dictado en 2007. El primer cambio notorio

ha sido el título del mismo curso, que en los

primeros años se denominó Didáctica para

la enseñanza significativa de las artes, y en el

último llevó el nombre de Estrategias del arte

y su articulación con las distintas áreas.

Los cursos dictados en 2005-2006 fueron

parte de un proyecto mayor que incluyó

el desarrollo de materiales educativos y

la realización de visitas guiadas a una

determinada exposición temporal de arte.

El perfil de este proyecto marcó la pauta del

curso de capacitación de profesores, ya que,

como el resto de las estrategias, todo estuvo

diseñado en torno a la muestra. El curso llevó

una carga netamente del área de artes plásticas.

Para la evaluación final, los profesores

debían realizar una ficha de articulación

de contenidos y diseñar una sesión de clases

que recrearían con sus alumnos luego de

una visita por la exposición de turno.

En 2007, Formando formadores adquirió

mayor libertad, ya que no tuvo que encajar

en una exposición determinada y se

exploraron todas las áreas artísticas.

En los años 2005-2006 el curso alcanzó

una deserción aproximada del 42% de

participantes, a pesar de que, como mencioné

anteriormente, el curso era gratuito y exigía

seis horas semanales. Sin embargo, en 2007,

los horarios de clases aumentaron a diez horas

y sólo abandonaron cuatro de los 28 inscritos.

En la evaluación del curso 2007 se muestra

un alto nivel de satisfacción con respecto a los

contenidos, al manejo del docente y a la calidad

y utilidad de los materiales. De acuerdo a los

monitores del programa, los participantes

presentaron muy buena disposición durante

las clases.

Finalmente, el programa Formando

formadores ha sido acreditado por la Dirección

Regional de Educación de Lima del Ministerio

de Educación, lo cual representa un beneficio,

tanto para los participantes como para el

prestigio del programa en sí.

La capacitación de estos docentes

permitirá generar un efecto multiplicador,

pues al capacitar y generar nuevas visiones

de la educación en un profesor estamos

llegando a todos sus estudiantes y colegas.

Está de más decir que el ánimo del museo

es de fortalecer este curso y beneficiar a más

personas.

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

La formación del educador de museo.La experiencia de la Pinacoteca do Estado de São Paulo

Esta comunicación presenta algunas acciones

que se desarrollaron en el proceso de formación

de educadores del Núcleo de Acción Educativa

de la Pinacoteca do Estado de São Paulo, Brasil.

Este centenario museo de artes visuales

tiene su colección orientada hacia el arte

brasileño de los siglos XIX a XXI y, además,

cuenta con una repleta agenda de exposiciones

temporales nacionales e internacionales

de diferentes momentos y estilos artísticos.

El Núcleo de Acción Educativa, implantado

a partir de 2002, realiza programas destinados a

distintos perfiles de público, como el programa

educativo Públicos especiales, en el que, mediante

recursos multisensoriales y lúdicos, se intenta

hacer que la fruición del arte sea accesible

a públicos con necesidades físicas, mentales

y sensoriales; el programa de Inclusión

sociocultural, cuya finalidad es promover

el acceso cualificado a los bienes culturales

a grupos en situación de vulnerabilidad social,

con poco o ningún contacto con instituciones

oficiales de la cultura, como los museos;

y el programa de Conciencia funcional, que busca

cualificar de forma constante a los profesionales

del museo que trabajan directamente con

el público, formándolos con vistas a su función

de atención pública en un espacio de

entretenimiento, conocimiento y preservación.

Además de estos programas, se encuentran

bajo coordinación de este núcleo equipos

de educadores que actúan en exposiciones

temporales y el equipo de educadores

que actúa en la muestra de larga duración

de obras de la colección.

Antes de todo hay que aclarar que

únicamente profesionales graduados y

contratados ejercen la función de educador

en la pinacoteca. La salvedad es válida, ya

que, desafortunadamente, en Brasil todavía

es común que se considere que la función

de educador en museos es una actividad

temporaria y/o preparatoria para otras

funciones, muchas veces desempeñada por

alumnos en prácticas.

Como aclaración a propósito de las

peculiaridades de Brasil en lo que concierne

a este tema, debemos subrayar que no existen

cursos específicos de graduación universitaria

para educadores de museos, y en las

formaciones académicas de licenciatura

en Artes sólo ahora empiezan a incorporarse

asignaturas que tratan específicamente de

la mediación en museos o que abren

MILA MILENE CHIOVATTO

PINACOTECA DO ESTADO DE SÃO PAULO

225

de la pinacoteca, la constitución de la colección

y biografías de sus artistas referenciales) y arte

(discutiendo conceptos del arte y propuestas de

los conservadores y museológicas), contenidos

reforzados por la indicación de lectura de los

materiales educacionales publicados por

nosotros.

Adicionalmente, realizamos encuentros

y clases con las coordinaciones del núcleo, de

los programas y orientaciones para discusión

de los textos seleccionados.

También se realizan, para formación

general, encuentros con comisarios de

exposiciones temporales en curso en el museo

con vistas a establecer diálogos con el fondo

museístico y ampliar las áreas de actuación

de los educadores.

Se creó un cronograma de formación que

incluye el acompañamiento de visitas realizadas

por los educadores del museo. Incluso

promovemos, en las primeras actividades

de los educadores recién formados, que

educadores más experimentados les acompañen

en sus visitas. La evaluación y el diálogo

sobre la base de la observación de los procesos

desarrollados se hacen así posibles.

Resaltamos que, tras la formación teórica

y práctica que precede al desempeño de la

función, sigue la formación del educador.

En ese periodo se incentivan y discuten procesos

de elaboración de recursos de apoyo a las

visitas educativas, así como investigaciones

temáticas, y se sistematizan las reuniones

de acompañamiento, con discusiones y

reflexiones sobre la práctica y la teoría trabajada.

La formación específica para cada uno

de los programas que desarrollamos utiliza

sistemas complementarios a los que se

describen anteriormente. Se seleccionan

textos específicos y se estimula la lectura

de las publicaciones que realizamos en cada

programa; establecemos una rutina de

acompañamiento de visitas educativas

específicas para observar los sistemas

y métodos que utilizamos; encuentros con

la coordinación específica del programa

y participación en las reuniones internas,

contribuyendo a la construcción conceptual

de las acciones a desarrollarse. Ofrecemos aun

condiciones para participar de los cursos de

formación de profesionales externos que cada

programa establece según sus especificidades.

El periodo de formación del educador

varía con respecto a la actividad que va a

desempeñar y a la consolidación de las

reflexiones de contenido y procesos educativos

que elaboramos para los que ingresan en esa

actividad en el museo.

Como ejemplo, relataremos a continuación

el proceso de formación de una educadora

sorda para realizar visitas con grupos de sordos

al museo, utilizando, entre otros, recursos

de la Lengua Brasileña de Señas (LIBRAS).

La intención del programa educativo

Públicos especiales era ampliar y especializar

su actuación educativa con grupos de sordos.

Para ello, contando con la participación de la

SEPED (Secretaría Especial de la Persona con

Deficiencia y Movilidad Limitada) y del

Itaucultura, nos comprometimos a participar

en la formación de una educadora sorda para

atender a este determinado público. Aunque

fuera graduada en Artes, a la educadora le

faltaba la formación en educación en museos,

además de vocabulario específico para el ejercicio

de la función.

MILA MILENE CHIOVATTO La formación del educador de museo. La experiencia de la Pinacoteca do Estado de São Paulo

224

posibilidades de prácticas en el área. En

algunos momentos, algunas universidades e

instituciones museísticas propusieron cursos

de especialización de reconocida relevancia

en el área, pero la mayor parte no ha logrado

una permanencia.

Este panorama, contra el cual luchan

los profesionales serios y competentes de las

instituciones brasileñas, es difícil que cambie,

ya que, debido al precario sistema económico

que soporta la mayor parte de las instituciones

culturales, la utilización de mano de obra

barata de los alumnos en prácticas parece

ser una salida conveniente para solucionar

la necesidad de desarrollar acciones educativas,

de recibir importantes cantidades de público y,

muchas veces, de complacer a los patrocinadores.

Y es por ello que instituciones y profesionales

de los museos asumen ellos mismos el rol que

les correspondería a las academias: el de formar

al profesional cualificado de educación en

museos.

Este preámbulo contextualiza los

procedimientos de formación de los educadores

que nosotros desarrollamos en el Núcleo de

Acción Educativa de la Pinacoteca do Estado,

para combinar la preparación para la mediación

en las especificidades de cada una de las

distintas actuaciones realizadas en nuestros

programas, tratando de equilibrarlas con la

formación más amplia de educación en arte,

cultura y patrimonio.

Existe, desde el proceso de selección

de currículos, la preocupación de los

coordinadores de los distintos programas

de evaluar y equilibrar aspectos de la

formación académica con los de desempeño

profesional previo e interés específico. En

esta etapa se exige formación en Artes, con

preferencia para Licenciatura1, o en áreas

correlacionadas (como Arquitectura, Historia,

Pedagogía, etc.), además de alguna experiencia

profesional en instituciones o acciones

educativas de reconocida calidad.

Tras esta primera selección procedemos

a una serie de entrevistas, que se constituyen

de cuestiones específicas acerca de las

habilidades y expectativas de trabajo (si el

entrevistado tiene habilidades, experiencias

e interés en trabajar directamente con

habitantes callejeros, por ejemplo). Y además

de eso, se pregunta sobre los intereses en

trabajar con educación y en la pinacoteca.

Aún en esta etapa, procedemos a una dinámica

de lectura de imágenes, no con la finalidad

de cotejar conocimientos específicos sobre arte,

sino de cotejar la articulación de pensamiento

acerca de la imagen, postura ante los compañeros

y opciones de abordajes educacionales.

Durante estos procedimientos se toman

fotos de los participantes en las entrevistas

para una mejor asociación entre nombre,

contestaciones e identidad. En la deliberación

para contratación, el equipo de coordinación

y los educadores del museo evalúan todas las

contestaciones en conjunto.

Después de la selección de los profesionales,

empieza el proceso de formación interna con

recursos para la formación general y para la

específica, con visitas a los distintos programas

desarrollados.

Para la formación general hemos

elaborado un apéndice con textos referenciales

de educación (incluso textos de nuestra

fundamentación teórica), historia (incluido

el historial de la construcción de los edificios

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

227226

Esta experiencia de formación fue

extremadamente intensa; el equipo del programa

educativo Públicos especiales tuvo que

transformar su ritmo de trabajo para generar

un ambiente de formación de lenguaje

adaptado, puesto que aun antes de desarrollar

un posible guión de visita en LIBRAS fue

necesario adaptar la comprensión de términos

y contenidos entre el equipo y la educadora

en formación, estableciendo nuevos procesos

lingüísticos. Este proceso se extendió durante

cerca de seis meses y tuvo que interrelacionar

lenguaje escrito, LIBRAS e imágenes para la

formación de este “nuevo lenguaje”.

Solamente después de este proceso fue

posible focalizar esfuerzos en la construcción de

recorridos educativos para mediación en LIBRAS.

Se seleccionaron tres esculturas y distintos

recorridos por las galerías de pinturas, para

los que se adaptaron actividades con fichas

conteniendo palabras y preguntas que al

público sordo le sirvieran de estímulo para

descubrir características sobre las obras.

Para ejemplificar estos procedimientos,

sigue una breve descripción del proceso

vivenciado para mediación en LIBRAS en la

escultura Leda y el cisne, de Lelio Colluccini.

La aproximación del público sordo a esta

obra empezaba con una descripción contextual

con informaciones sobre la leyenda mitológica

y los personajes, con frases cortas y palabras

de significación objetiva. En seguida se

formularon preguntas básicas para que el grupo

pudiera profundizar tanto en la percepción

formal de la escultura como en algunos aspectos

interpretativos de la obra.

El mayor reto de este proceso fue la

adecuación de las palabras a un léxico común,

tanto las descriptivas como las utilizadas

en la formulación de las preguntas,

asegurándose, no obstante, la inteligibilidad

y profundidad de los procesos educacionales.

Por ejemplo, la palabra cisne, fundamental

para la comprensión de la obra, no es una

palabra habitual en LIBRAS; fue necesario

aglutinar la palabra “pato” al concepto de

“pescuezo largo” y la suma de imágenes

ilustrativas para que el sentido se preservara,

aparte de para rescatar diversos contextos

de este animal en cuentos que forman parte

del imaginario de los participantes, claramente

cuentos de hadas.

Consideramos que el cuidado extremo

en la preparación de los educadores del Núcleo

de Acción Educativa de la Pinacoteca do

Estado es lo que contribuye en definitiva

a garantizar el alto contenido de los procesos

educacionales que realizamos.

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

1. Licenciatura, según el sistema de estudios en Brasil,

corresponde a la carrera universitaria en sí misma,

complementada con disciplinas didáctico-pedagógicas

que habilitan al titulado para ejercer el magisterio. [N. del T.].

Estrategias educativas para una percepción global del hecho artístico

En el Museo Patio Herreriano el trabajo

educativo es competencia del departamento

de Investigación y Educación, denominación

que responde a una concepción investigadora

y reflexiva de la educación museística. Por ello,

entendemos que la educación en los museos

es una práctica que adquiere su definición en

el proceso mismo de sus actuaciones, en un

marco concreto y con un público determinado,

en lugar de la aplicación de una teoría

importada en cualquier contexto y situación.

A lo largo de los seis años de vida del museo1,

nuestras actuaciones y planteamientos han

ido definiéndose en un proceso continuo de

aprendizaje, siempre aunando acción y

reflexión. Así, priorizando la experiencia tanto

a la hora de definir planteamientos como

en la propia práctica, hemos utilizado como

principales herramientas la reflexión y el

autocuestionamiento. Todo ello ha determinado

nuestra identidad como departamento y nos

ha permitido jugar un papel protagonista en

lo que ahora estamos contando.

Somos un equipo joven dentro de un museo

que también lo es, y nos hemos formado

prioritariamente en este lugar. Desde el inicio,

hemos formado un equipo de trabajo que

debate propuestas, elabora contenidos, diseña

proyectos y ejecuta los programas. La estabilidad

y cohesión alcanzada nos ha permitido

establecer una dinámica de trabajo donde

los educadores afrontamos conjuntamente

la realización tanto de las tareas de mediación

con los públicos, como el debate en torno

a ellas y a la práctica educativa en general.

Las reflexiones que compartimos en nuestras

reuniones, el diálogo que en ellas se genera

y la propia experiencia se han convertido

en las estrategias fundamentales de nuestra

formación.

Con el objetivo de sumar nuevas voces

a nuestros foros de debate, creamos en junio

de 2004 el Grupo de Trabajo sobre Educación

y Práctica Artística2. En ese momento,

consideramos necesario replantearnos las líneas

de actuación seguidas hasta la fecha y pensamos

que nuevas aportaciones nos permitirían abrir

otras vías de investigación. Desde entonces,

el GT es nuestra herramienta metodológica

más importante. Funciona como un seminario

permanente, donde las discusiones e

intercambios de puntos de vista sirven para

revisar nuestras líneas de trabajo y plantear

nuevos retos. De este modo, en reuniones

EVA ALCAIDE, PILAR ÁLVAREZ, PABLO COCA, IRENE PÉREZ y TERESA SARAVIA

MUSEO PATIO HERRERIANO, VALLADOLID

229

Posteriormente, estos materiales generados

durante el taller pudieron ser consultados

por el público general como un recurso de

interpretación más de la muestra.

Nuestro objetivo principal era que los niños

y niñas generasen sus propios contenidos y lo

hiciesen tomando un papel de responsabilidad

en la interpretación y difusión de las obras de

arte. Esta decisión se debe a que la experiencia

nos demuestra que los niños suelen olvidar

fácilmente los conocimientos que les son dados

sin su participación. Por otra parte, analizar la

estructura de nuestras actividades (concretamente

las visitas-taller de hora y media en un espacio

dado) nos lleva a plantearlas como una

experiencia que favorezca el aprendizaje

significativo. En el caso de la Escuela de Verano

decidimos que la experiencia de los participantes

se materializara en la creación de recursos

interpretativos.

Para crear los recursos didácticos en torno

a la exposición era necesario que, previamente,

los niños experimentasen su propio proceso

de recepción del contenido de las distintas

salas. La temática de las piezas presentes en

la sala elegida para crear estos recursos tenía

que ver con la respiración, el aliento, la saliva

o el sudor. Todos ellos son fenómenos

fisiológicos que ellos experimentan, lo que

permitió su acercamiento y facilitó la creación

de un juego en el que mediante viñetas se

proponían adivinanzas a los visitantes. Dado

que contábamos con el tiempo suficiente

pudimos realizar una aproximación global

que incluyó el análisis formal y las evocaciones

surgidas a partir de las obras. La actividad se

desarrolló sin perder de vista que los comentarios

que los participantes generasen debían ser

útiles para la interpretación de otros visitantes.

Los folletos de cada sala incluían las imágenes

y fichas técnicas de las obras. Además, elaborar

un dibujo de la obra sirvió como herramienta

de observación y análisis minucioso, lo que

les permitió examinar sus partes, materiales

y modo de ejecución. Por otro lado, los

participantes tuvieron la oportunidad de

grabar un vídeo que servía como una visita

virtual reproducida en la pantalla de un

ordenador situado, junto a folletos y el cómic,

en una mesa de interpretación paralela

a la creada por el Centro de Documentación

con la idea de ofrecer otras opciones de

interpretación al público visitante.

En este sentido, nuestro trabajo diario con

el público adulto nos enseña la dificultad que

muchas personas tienen para llevar a cabo el

proceso subjetivo que todo acto interpretativo

encierra, de ahí que continuamente se nos

demanden respuestas “universales” con las

que resolverlos. Así, en la Escuela de Verano,

el hecho de acudir a referencias y conocimientos

personales tenía como objetivo que desde

pequeños aprendieran a valorar sus propias

opiniones, sospechas, intuiciones, en vez de

esperar a que los educadores resolvamos sus

dificultades. Esta idea se vio reforzada, ya

que sus ideas e interpretaciones quedaron

reflejadas en la mesa de interpretación que

se montó con los materiales que ellos mismos

diseñaron. Entre ellos, se realizaron unos

archivos de MP3 con relatos que inventaron

a partir de lo que las obras les sugerían. Ello

nos permitió trabajar la visión personal y la

incorporación de referentes, conocimientos

o evocaciones de cada uno. Por este motivo

ellos elegían de qué obra querían hablar en

EVA ALCAIDE, PILAR ÁLVAREZ, PABLO COCA, IRENE PÉREZ y TERESA SARAVIA

Estrategias educativas para una percepción global del hecho artístico

228

periódicas analizamos y sometemos a debate

los contenidos de nuestras propuestas

educativas, tanto en su orientación al público

como en la interpretación del hecho artístico.

El GT es, al mismo tiempo, un mecanismo

de formación interna y de definición de

actividades. En él participamos el equipo

de educación y otros trabajadores del museo,

junto con artistas y comisarios que presentan

sus proyectos en nuestros espacios, así como

profesionales del ámbito artístico y educativo,

cuyos ámbitos de investigación nos interesan

especialmente. Tanto el trabajo que en él

desarrollamos como las reflexiones que

extraemos se materializan en documentos

internos, susceptibles de ser compartidos.

Por otro lado, fruto de nuestras reflexiones,

en 2007 sale a la luz el libro Estrategias críticas

para una práctica educativa en el arte

contemporáneo, donde damos a conocer nuestras

experiencias y también la problemática a la

que nos enfrentamos. Esta publicación

responde a nuestra conciencia del papel que

los museos deben asumir en el trabajo de

investigación sobre metodología educativa

y quiere contribuir a la reflexión de educadores,

profesores y profesionales de la gestión

cultural. Con esta intención hacemos públicos

los procesos internos de crítica y debate

que han permitido la renovación y mejora

permanente de la oferta educativa del museo.

En su elaboración hemos estado implicados

todo el equipo de educación, incorporando

también las aportaciones de algunos

colaboradores en el GT, así como de profesores

que han participado con sus alumnos en

nuestro programa educativo El viaje en la

mirada.

También en 2007 iniciamos un programa

de encuentros invitando a especialistas en

educación artística vinculados a la universidad

que llevan a cabo su trabajo de investigación

educativa desde un planteamiento crítico.

Interesados por su labor teórica, quisimos

contrastar con ellos nuestra realidad cotidiana.

De estos debates han surgido retos que se

materializarán en nuevas propuestas en un

futuro próximo. En esta ocasión, las sesiones

de trabajo se han abierto a un grupo de

personas más amplio: estudiantes que han

realizado prácticas en el museo, becarios,

trabajadores eventuales del departamento,

educadores de otras instituciones y profesores

con los que hemos trabajado en alguno de

nuestros proyectos.

La Escuela de Verano 2007

Después de presentar el contexto donde

desarrollamos nuestra práctica educativa, vamos

a analizar una de nuestras últimas propuestas,

la Escuela de Verano 2007, como ejemplo

de lo que hacemos y del proceso de reflexión

y aprendizaje que hay detrás de nuestros

proyectos. En lugar de relatar su desarrollo

de una manera lineal y exhaustiva, hemos optado

por seleccionar sus aspectos más significativos

para mostrar las líneas de actuación que marcan

nuestro trabajo.

La actividad, dirigida a niños de seis a diez

años, se desarrollaba a lo largo de cuatro días

en sesiones de dos horas de duración. La

propuesta consistía a grandes rasgos en que

los participantes elaborasen diversos

materiales didácticos en torno a la exposición

Intocable. El ideal de la transparencia.

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

231

agentes que participan en el proceso de génesis

y recepción de una exposición. Los niños

conocieron así los distintos roles profesionales

que participan en el proyecto, desde el diseño

previo al trabajo con los públicos. Si en la

Escuela de Verano 2006 abordamos los

factores que determinan el proceso de

preparación y desarrollo de una exposición,

es decir, todo lo que sucede antes de que

ésta pueda ser visitada por el público, el

verano siguiente, como ya hemos comentado,

trabajamos el proceso de mediación e

interpretación.

Así, el objetivo del taller de verano de

2007 era facilitar el aprendizaje al construirse

éste sobre conocimientos ya trabajados

previamente. En numerosas ocasiones nos

hemos preguntado si los talleres puntuales

que no tienen en cuenta experiencias previas

en el museo son realmente significativos

para sus participantes. Algunos proyectos

educativos vienen determinados solamente

por el contenido de una exposición,

dificultando cualquier intención de

continuidad a sus contenidos. Por ello,

decidimos optar por trabajar aspectos más

globales en torno al hecho artístico y no

centrarnos exclusivamente en contenidos

específicos de obras de arte. Por otro lado,

las experiencias recogidas con el público

infantil en actividades anteriores nos hizo

constatar que los niños perciben el museo

exclusivamente como contenedor de objetos

artísticos. De esta forma, nuestra intención

fue sustituir esta visión por otra más amplia

de lo que sucede en un museo, integrando

en la actividad las diferentes funciones que

se desarrollan en la institución.

A la hora de plantear una actividad,

nuestro interés se centra en que la obra no

sea la protagonista, abordando todos aquellos

aspectos que contribuyen a su significación.

Partimos de que el encuentro con la obra tiene

lugar en un contexto específico que en ningún

caso es neutro, y nuestra posición crítica debe

evidenciarlo. Al mismo tiempo, en el taller

de verano, la propuesta de conocer y adoptar

otras labores profesionales tuvo la intención

de contrarrestar la fuerte presencia del artista

que no es coherente con una visión del hecho

artístico como construcción cultural. Esta

visión está presente también en uno de

nuestros proyectos para la comunidad escolar

denominado Explora-bloc que centra su

recorrido en el espacio físico del museo.

Nuestro objetivo es que los alumnos entiendan

el museo como un lugar que responde a

unas necesidades, al mismo tiempo que da

significado a lo que contiene. En él, sin

embargo, se visitan únicamente los espacios

públicos y no se abordan las distintas funciones

profesionales que engloba la institución.

Al plantear que los participantes en la escuela

de verano de 2007 actuaran como educadores,

pensamos que era pertinente mostrarles el

lugar donde realizamos nuestro trabajo:

el área de educación y el centro de

documentación. Asimismo, también les

presentamos distintos materiales: folletos,

catálogos y hojas de sala que introducían

la labor que ellos tendrían que realizar los

próximos días. De esta manera, a la

arquitectura y dispositivos de exhibición,

incorporamos como parte del recorrido estas

áreas internas del museo y los profesionales

que en ellas trabajan.

EVA ALCAIDE, PILAR ÁLVAREZ, PABLO COCA, IRENE PÉREZ y TERESA SARAVIA

Estrategias educativas para una percepción global del hecho artístico

230

función de sus preferencias. Así conseguíamos

favorecer la naturalización del proceso de

interpretación y su interiorización, que es más

sencillo cuando se fomenta que sean ellos los

que seleccionen las obras sobre las que hablar,

evitando imponer nuestras elecciones. Además

el hecho de que diferentes niños pudieran

trabajar a partir de la misma obra sirvió para

mostrar la validez de todas las

interpretaciones.

La experiencia nos demuestra que

comúnmente se asocian los museos de arte

con formas de creación plástica tradicionales

como la pintura y la escultura. Por eso, es

habitual que el público cuestione y desconozca

el potencial creativo de otros lenguajes artísticos

más actuales, como el vídeo, muy habitual

en las prácticas artísticas contemporáneas.

Trabajar con este tipo de formatos digitales

resulta complicado con grupos muy

numerosos como los escolares, que, además,

disponen de tiempos muy ajustados. Esto ha

determinado que para su utilización

esperásemos a desarrollar un proyecto como

el que estamos describiendo.

De este modo, utilizar los formatos de

MP3, vídeo y fotografía correspondía al

objetivo de incorporar al taller aprendizajes

vinculados a las propias prácticas artísticas

contemporáneas como las nuevas tecnologías,

habituales también en la sociedad de consumo.

Por otra parte, se relacionaba con las técnicas

utilizadas por los artistas en las obras que

componían la exposición. Si queremos

conectar la práctica artística y la educativa,

si pretendemos fomentar la comprensión

del mundo en el que vivimos, caracterizado

por el uso de medios tecnológicos, es necesario

incorporar contenidos referidos a estas técnicas

en las actividades. Cuando en el proceso de

definición de la actividad debatimos qué tipo

de materiales queríamos crear y con qué

medios, pensamos no sólo en generar formatos

que la institución museística ya ofrece a sus

usuarios, sino también en utilizar los mismos

soportes presentes en la exposición con la que

trabajamos. Al mismo tiempo, nos interesaba

incorporar a la actividad tecnologías cercanas

a ellos y explorar sus posibilidades creativas.

La Escuela de Verano 2006

En el proyecto que para el mismo público

llevamos a cabo en el verano de 2006, el tema

central fue los diferentes roles profesionales

del museo. En aquella ocasión, los niños y

niñas realizaron una exposición y conocieron

todos los pasos que se siguen en su proceso

de organización, adoptando los distintos

papeles de los profesionales que intervienen.

Al igual que el comisario, decidieron el tema

de la muestra; como artistas, realizaron las

obras que formarían parte del proyecto;

posteriormente, se encargaron de su embalaje,

traslado a la sala y montaje; además, escogieron

el mobiliario necesario para la colocación

de las piezas y su distribución en el espacio.

Paralelamente, elaboraron las cartelas, los

comentarios del catálogo y aquellos elementos

de difusión, como el cartel o los tarjetones de

información que entregaron a sus familias.

Por último, hicieron también su presentación

a la prensa.

De esta manera, se estableció una

continuidad entre los dos talleres a través de

un eje temático en relación a los diferentes

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

233232

Conclusiones

Cada nuevo proyecto es para nosotros una

posibilidad para seguir aprendiendo sobre

nuestro trabajo. De esta forma, al diseñar

los proyectos de la Escuela de Verano nos

planteamos trabajar aspectos que

habitualmente no forman parte de nuestras

actividades, siendo a la vez conscientes de que

esta nueva experiencia vendría acompañada

de otras dificultades. Precisamente en estas

nuevas problemáticas reside la esencia de

nuestro aprendizaje. Además, estas

experiencias nos ayudan a redefinir nuestro

papel dentro de la estructura de la institución.

Especialmente la Escuela de Verano 2007,

donde los niños adoptaban el rol del educador,

pretendió dar a conocer todos los aspectos de

nuestro trabajo que normalmente permanece

en la sombra debido a que la educación es

todavía la última pieza del complejo engranaje

museístico. En este sentido nos interesó que

los participantes generasen contenidos

interpretativos de las obras que pudieran

ser utilizados por otros públicos, análogamente

a la función que nosotros desempeñamos.

Sin embargo, a pesar de que la Escuela

de Verano 2007 se llevara a cabo durante

cuatro sesiones y de su continuidad conceptual

respecto al año anterior, constatamos las

carencias que supone trabajar con escasos

medios. Estas limitaciones inevitablemente

seguirán condicionando el diseño de nuestras

actividades. En general, trabajamos con

libertad conceptos relativos a la periferia de

lo artístico, ya que pretendíamos alejarnos

de lecturas autónomas de las obras, que

fomentan que los visitantes demanden “las

claves” para su comprensión. Con el objetivo

de evitar este tipo de aproximaciones, diseñamos

estas propuestas de verano para que desde

edades tempranas pudieran aprender a entender

el hecho artístico de un modo más global

y situado3.

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

1. El Museo Patio Herreriano se inauguró el 4 de junio

de 2002.

2. En adelante GT.

3 En la redacción de este texto hemos contado con la

colaboración de Eneritz López, investigadora de la

Universidad de Barcelona, que ha disfrutado de una

estancia de investigación en el área de Educación del

Museo Patio Herreriano.

El educador invisible

El verdadero viaje de descubrimiento no

consiste en tener nuevas tierras, sino en encontrar

nuevos ojos.

Marcel Proust

Si entre las múltiples definiciones de creatividad,

casi imposibles de abarcar, tomamos las que

la describen como la capacidad de unir, juntar,

combinar y conectar ideas no asociadas y de

romper, a su vez, asociaciones ya establecidas

(pudiendo crear así otras nuevas, más complejas

y adaptadas a nuevos propósitos), y a

continuación buscamos la etimología de

“idea” (del griego, de eidon: yo vi), se evidencia

que las ideas son imágenes que existen o se

forman en la mente. Si las ideas son imágenes

mentales, se establece un estrecho vínculo

que las une a la visión, estando ambas

profundamente relacionadas.

La creatividad y la visión, y por ende

la visión creativa, son potenciales que no se

enseñan, pero que se bloquean y censuran.

Son inherentes al ser humano, estando

estrechamente vinculados a su entorno

sociocultural. Podemos decir que se trata,

pues, de un proceso continuo en el cual se van

sumando ideas a las ya existentes.

Básicamente, el estudio de los procesos

creativos, sistémicos pero no sistematizables

(según autores y en función de las escuelas),

ha sido dividido en dos etapas básicas,

una generadora y otra evaluadora que,

a su vez, se pueden subdividir en cuatro

momentos, dos conscientes separados por dos

inconscientes:

— Preparación o captación: donde se

selecciona y recolecta la mayor cantidad

de información posible y viable sobre

el problema.

— Incubación: es un periodo de aparente

inactividad, pero produce un procesamiento

subconsciente de la información. Permite

la decantación del tema.

— Iluminación: tiene lugar lo que

podríamos llamar el relámpago creativo,

un momento de inspiración en que

la solución surge de manera repentina

en la mente (el famoso ¡eureka! de

Arquímedes).

— Verificación: es el trabajo de evaluación

—racional y metódica— para determinar

la validez objetiva y práctica de la solución

obtenida.

Podemos decir que preparación e incubación

pertenecen a la etapa generadora, mientras que

la iluminación y la evaluación, a la evaluadora.

ALBERTO GAMONEDA

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

235

mente permitiéndonos establecer un claro

vínculo entre creatividad y visión.

En cuanto a los procesos de esta última

y la lectura de imágenes, trataremos de

establecer algunos principios, igual que en el

proceso creativo, que nos permitan entender

cómo se articula esa relación. Si buscamos

una definición apropiada para el término

“imagen”, proveniente de la raíz latina imago,

encontramos que significa sombra, imitación.

Lo que nos llevaría a entender la imagen como

“una unidad de representación que sustituye la

realidad a través del lenguaje visual”. Aunque

en palabras de Maurizio Vitta: “En el mundo en

que vivimos hoy las imágenes no se limitan

a sustituir la realidad sino que la crean”.

Al enfrentarse a la elaboración de una

representación visual, el emisor recrea la

realidad haciéndolo dentro de un contexto

que va a impedir su neutralidad. Al aportar

su experiencia, ninguna representación es

igual entre sujetos, por lo que podemos

entender que toda representación implica

una recreación y que, por lo tanto, la realidad

desaparece al ser representada. En cuanto a la

interpretación de las imágenes representadas

podríamos decir lo mismo, ya que ninguna

interpretación es igual de un individuo a

otro. En el acto de la interpretación, la

representación en sí desaparece, ya que el

espectador dota de un nuevo sentido a lo

representado mediante su propia experiencia

y personalidad.

Podemos decir que el observador es mucho

más que un simple receptor y se convierte en

un nuevo “creador” de la imagen. Quizá en

ningún tipo de imágenes esta relación se dé

tan claramente como en las imágenes artísticas,

debido a su amplia intencionalidad

significativa y a su nivel de iconicidad

(paralelismo con la realidad) que en ocasiones

suele ser bajo. Sobre todo en el arte

contemporáneo, lo que obliga al espectador

a constituirse de manera consciente en un

“creador” de los significados de la imagen.

Es evidente que el funcionamiento de una

imagen artística como obra humana no admite

una comprensión digital, en términos de

acierto o error, sino que necesita de una lectura

analógica en términos de porcentajes

e intersecciones. Donde lo que enriquecerá esa

lectura no es lo que es, sino todo lo que podría

ser, e incluso lo que no es.

Eso será lo que enriquezca sus campos de

lectura y nuestra capacidad como espectadores

de profundización en la misma.

En el museo. El educador invisible

Y así hay pocos lugares tan a propósito

para establecer esas relaciones como las

pinacotecas y museos. Lugares constituidos

ex profeso para la conservación y difusión de

imágenes y los “aparatos” que las sustentan.

Aunque no podemos olvidar que cuando

el espectador llega al museo se encuentra

con todo un discurso ya establecido desde

el mismo. Un espacio que, generalmente,

combina la lectura “sustitutiva y creadora

de la realidad” generada por el artista en la

creación de su obra con otras dentro de otra

lectura mucho más amplia, que se construye

por la proximidad a la misma de otros objetos

e imágenes artísticas agrupadas según criterios

estéticos, cronológicos o didácticos del propio

museo, supeditando así la obra de arte al

ALBERTO GAMONEDA El educador invisible

234

Algunos autores establecen la existencia de dos

momentos más, en las etapas previa y posterior

a las anteriores, que son:

— Cuestionamiento: se detecta un problema

y se reflexiona para delimitarlo con

claridad.

— Comunicación: la difusión del hallazgo,

dándose a conocer lo nuevo.

Para que estos procesos tengan lugar de una

manera normal debe haber una serie de

características tales como:

— Fluidez: entendida como la capacidad

de generar un gran número de ideas,

lo que aumentará el número de

posibilidades de encontrar soluciones

adecuadas y viables.

— Flexibilidad: que consiste en la capacidad

de recombinar, transformar, reinterpretar

las ideas.

— Originalidad: se trata de apartarse

de lo evidente, de romper la rutina,

lo que definirá la idea como algo nuevo

e inusual.

— Elaboración: es el grado de detalle,

de complejidad en el desarrollo de

construcción de la idea creativa.

Bloqueos

Todo el proceso es, como dijimos, inherente al

ser humano y, por lo tanto, no se puede enseñar,

aunque sí potenciar y desarrollar, o por el

contrario, entorpecerse por diferentes tipos de

bloqueos que pueden afectar al sujeto hasta casi

hacer que obvie sus capacidades creativas. Los

autores que han tratado este tema han dividido

estos bloqueos en varias categorías externas o in-

ternas. De este modo nos podemos encontrar con:

— Bloqueos socioculturales: constituyen

las limitaciones que imponen ciertos

patrones, normas, paradigmas, marcos

de referencias sociales y culturales.

Abarcan desde las antiguas tradiciones,

la forma en que uno ha sido educado,

las convenciones o el miedo a equivocarse

e incluso a ser rechazado.

— Bloqueos conativos: se producen por

la falta de curiosidad y desgana. Baja

motivación, falta de voluntad o deseo.

Dependen de la actitud del individuo.

— Bloqueos afectivos: aquellos límites

a la propia libertad para investigar y

manipular ideas. Son las inseguridades

internas, el temor a lo desconocido, el

miedo al ridículo, los propios prejuicios.

Todo lo que puede desprenderse de una

baja autoestima.

— Bloqueos cognitivos: se componen de

todas aquellas limitaciones propias

del conservadurismo y de las ideas

adquiridas. De la falta de uso de la

imaginación, el excesivo apego a la lógica,

el exceso de conocimiento con un tema,

el abandono de los sueños, etc.

— Bloqueos perceptuales: son todas aquellas

trabas que impiden ver el problema y su

enfoque total para ver todas sus relaciones

o investigar lo obvio.

Con estos conceptos elementales y básicos

sobre el estudio de los procesos creativos, que

varían de unos autores a otros, y su definición

(su inherencia, sus etapas y los bloqueos que

lo inhiben o lo merman), podemos retomar

aquella primera aproximación que asociaba

la creatividad a las ideas y que describía éstas

como las imágenes que se forman en nuestra

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

237236

discurso general del mismo, como la partícula

lingüística mínima dentro de una frase.

Al incluirse en ese contexto, el espectador

se convierte, como veíamos, en el intérprete

tanto de la obra como del discurso en que esta

se inscribe, haciendo que interactúe con toda

su experiencia y se transformen a su vez en

un generador de nuevos discursos y visiones

personales (creador por lo tanto de nuevas

realidades), usando las imágenes dispuestas

en el interior del museo y las que se van

generando en él con su lectura de las mismas

en forma de ideas, construyendo lo que

podríamos denominar como su “intramuseo”,

o visión personal.

La capacidad del espectador de generar

y crear esa propia visión va a estar

estrechamente vinculada a la existencia o

no de los mismos bloqueos que mermaban

o inhibían su creatividad, ya que en presencia

de éstos infravalorará sus capacidades o las

negará sintiendo la necesidad de delegar su

visión y su creatividad sobre otras

preestablecidas.

Del mismo modo, pero de manera inversa,

la ausencia de los mismos proporcionará una

mayor fluidez, flexibilidad, originalidad y

elaboración. Lo que puede convertir la visita

al museo en algo que podríamos equiparar

a aquella primera fase generadora de

preparación y captación del proceso creativo.

Convirtiendo al museo y a las obras de arte en

una suerte de fuente de posibilidades, nuevas

visiones e ideas. Que a la manera de un juego

de espejos multiplican casi al infinito las

posibilidades, siempre que se confíe en la

propia autonomía para establecer esas lecturas

y visiones. Por otro lado, no debemos obviar

tampoco aquella premisa que definía la

creatividad como la materialización del

pensamiento, y, por lo tanto, como la capacidad

de generar soluciones “útiles” y “viables” a las

cuestiones y problemas que pudieran plantearse.

En función de esto último, el papel del

educador de museo no estaría tanto en la guía

a través de una visión única como en la

generación de modelos diversos de lectura

de las imágenes que aporten al espectador la

confianza en el valor de su propia visión y

lo ayuden a disociar las ideas preconcebidas

que bloquean la misma y su creatividad.

Desde este punto de vista, podríamos decir

que la función del educador debería pasar a

ser cada vez más invisible. Pasaría de esa

función de puente en un principio y de

generador de modelos de referencia a la de

un simple punto más en un entramado del

diálogo ante la obra, sobre todo cuando esta

observación se hace de manera grupal.

Ahí las ideas lanzadas por los otros se

pueden convertir en una suerte de nuevo

museo virtual, que pondrá en común las

visiones e imágenes de cada miembro del

grupo. La visión y la creatividad necesitan

de ese desbloqueo y, desde luego, de su

integración como un elemento más del diálogo

generado. Pienso en un educador invisible que

sea recolector o espigador de experiencias

y memoria invisible de múltiples miradas y

diálogos.

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

La educación en los museos: un compromiso con todos

Artistas, escritores y políticos pertenecientes

a la generación de 1880 fundaron nuestro

museo en 1895. En el contexto de una Argentina

que se insertaba en la distribución del trabajo

mundial como país agroexportador, el afán

de progreso implicaba también el desarrollo

artístico-cultural. La creación de un espacio

de exhibición pública de obras de arte

promovía la contemplación estética más allá

del ámbito restringido del coleccionismo

privado. La compra por parte del Estado

y la generosa colaboración de sucesivos

donantes ha posibilitado que hoy contemos

con un acervo patrimonial de 11.033 obras.

Si bien en su origen y por definición el

museo propicia la democratización del arte,

este objetivo no se cumple sólo por el ingreso

del público en forma libre y gratuita. Se deben

establecer pautas para enriquecer la visita

de quienes podemos considerar asiduos

concurrentes, estimular la incorporación

de nuevos visitantes y promover el acercamiento

de nuestra colección con medios a distancia

para difundir el patrimonio que, siendo

nacional, debe llegar de manera efectiva a

cada rincón de nuestro país.

Desde la creación del área de Extensión

Educativa, al promediar el siglo XX, brindamos

experiencias educativas que deben contemplar

la diversidad del público. Para adultos,

se realizan vistas guiadas temáticas y

conferencias dentro del ciclo Diálogo con las

obras del MNBA, orientadas a satisfacer las

expectativas y exigencias de los concurrentes.

Los estudiantes son convocados por los

docentes en función de distintas necesidades

curriculares: aquí, nuestra tarea como

educadores radica principalmente en adecuar

los contenidos solicitados a las posibilidades

que ofrece nuestra colección.

Los niños que concurren al museo durante

los recesos escolares de invierno, verano y fines

de semana generalmente no eligen por sí

mismos esta opción como salida recreativa.

La convocatoria persuade al adulto y luego

debemos captar la atención de un público

infantil heterogéneo. Implementamos

actividades que permitan integrarlos: visitas

activas con consignas que puedan ser llevadas

a cabo en el taller de acuerdo a cada edad

y el ciclo con narraciones Escuchando cuadros,

mirando relatos. El eje de nuestro trabajo son

las obras expuestas, por lo que partimos

siempre de ellas para que, a través de juegos,

relatos o recreaciones plásticas, puedan

observar y luego reelaborar sus vivencias.

Si bien el desempeño cotidiano de nuestras

tareas ha fomentado la concurrencia del

MABEL MAYOL

MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, BUENOS AIRES

239

virtual en la colección de arte argentino.

Este material sería distribuido a nivel nacional

y así esperamos acceder a las comunidades

educativas más distantes.

Asumimos un fuerte compromiso con

nuestra comunidad, siendo conscientes de

la necesidad de promover el acercamiento

de aquellos sectores que, por su condición

social o cultural, se automarginan.

Entendemos que el museo con sus propios

códigos debe arraigarse con sentido de

pertenencia por todos. Un patrimonio cultural

sólo se preserva realmente cuando se incorpora

en la experiencia vital de toda la comunidad.

MABEL MAYOL La educación en los museos: un compromiso con todos

238

público, no basta sólo con cubrir estas

demandas, sino que trabajamos con plena

conciencia de nuestra función social. El museo

como espacio público debe generar estrategias

que incorporen al resto de la comunidad, que

por motivos distintos no ejerce su derecho a

conocer y disfrutar de lo que le pertenece.

Para cumplir este objetivo aprovechamos

las redes que facilitan nuestra conexión con

grupos especiales. Convenios de carácter

gubernamental o privado operan como enlace

entre las instituciones y el museo facilitando

la promoción de las propuestas didácticas

y el traslado de los grupos. Por ejemplo, el

programa dependiente de la Secretaría de

Cultura de la Nación Que nadie quede afuera

realiza reservas para visitas guiadas al museo

y efectúa la invitación a escuelas con chicos con

capacidades diferentes. En el ámbito privado,

Repsol YPF, a través del área de Relaciones

con la Comunidad, genera una propuesta

dirigida a las escuelas públicas de las

localidades de Berisso y Ensenada en la provincia

de Buenos Aires. El acercamiento de estos chicos,

tanto por la distancia, como por las condiciones

económicas, sería imposible sin el apoyo de la

mencionada empresa. Desde hace cinco años

se desarrollan tareas complementarias como

apoyatura a estas visitas guiadas. Las reuniones

realizadas con autoridades educativas de

distinto nivel jerárquico para que avalen el

proyecto y el trabajo previo con los maestros

de grado y docentes de Plástica, nos permite

implementar estrategias adecuadas al mejor

rendimiento. La elaboración de material

didáctico, como el desplegable Para chicos

curiosos (financiado por Repsol YPF), ofrece

al docente una herramienta eficaz.

También contamos con un programa para

no videntes. Se seleccionaron nueve esculturas

de arte argentino para que las personas con

incapacidad visual puedan conocerlas a través

del tacto. El recorrido propone apreciar distintas

interpretaciones de la figura humana, del

naturalismo a la abstracción, hasta concluir con

obras de arte no figurativo. La selección

compatibiliza criterios pedagógicos y

de conservación. Las obras cuentan con

carteles en sistema Braille, y se realizó un

desplegable. Esta propuesta se lleva a cabo

mensualmente o a pedido de instituciones.

Con la meta de ampliar los horizontes

de nuestro espacio físico, estamos llevando

a la práctica dos proyectos a distancia.

El MNBA los visita con el espectáculo

“Viajes y viajeros” es un programa destinado

al primer y segundo ciclo (chicos de seis a diez

años) de escuelas públicas. Mediante

reproducciones de cinco obras del museo,

nuestra narradora ofrece un recorrido a través

del eje temático del viaje. Algunos cercanos,

otros lejanos históricamente, como los de

los inmigrantes que masivamente poblaron

nuestra tierra a comienzos del siglo XX, o la

búsqueda del exotismo romántico en una

escena gauchesca pintada en el siglo XIX por

un artista viajero francés, o un viaje místico a

través del árbol de la vida, o una escultura textil

de la cultura chancay del Perú precolombino.

Se culmina con una actividad grupal donde

la narración es creada por los chicos.

Pretendemos que esta actividad vincule a los

chicos con el museo que se encuentra en su

propia ciudad y funcione como una invitación

para que lo visiten junto con sus familias. El

segundo proyecto es el de una visita guiada

LA FORMACIÓN - LA PRÁCTICA

El compromiso con la formación de los educadores

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

1 Félix de Azúa: Diccionario de las artes. Barcelona, Anagrama, 2002, p. 20.

2 Roser Juanola: Textos workshop de Arte y Educación. Universidad de Girona, 2008.

En esta presentación, se expone un estudio del caso de una artista, investigadora y

docente y se vincula con la innovación educativa. A través de sus narrativas, se crea un

diálogo que sirve para demostrar de manera deductiva los procesos de interpretación

en el arte. La paradoja, la metáfora y la metonimia sirven de hilo conductor para pro-

poner un modelo educativo destinado a transformar y construir el conocimiento. Se

hace una valoración de los recorridos de la educación artística y del museo en ambas di-

recciones y se analiza la figura del educador de museo en el pasado, presente y futuro.

Diálogos transformativos

Iniciar una exposición es iniciar un diálogo y, si pretendemos una devolución com-

prensiva, afectiva y social, es necesario poder incidir profundamente y conseguir un

impacto emotivo y proyectivo que proceda de vivencias reales, en las que todos nos

podemos reflejar en positivo o en negativo pero, en todo caso, que siempre nos faci-

lite la oportunidad de transportarnos, entendiendo el término tal como se usa en las

metáforas. De aquí que la metáfora sea un recurso recurrente, por su “trans-llevar”,

“trans-poner”, que parte del sentido etimológico que muy bien nos describe Félix de

Azúa1 en el Diccionario de las artes, cuando aclara la definición de la palabra griega

(meta-forein). Partiendo de la palabra transportar, forein sugiere intensamente la idea

de llevar sobre uno mismo, lo cual nos permite adecuar este tropo a las teorías del apren-

dizaje construccionista, en tanto que para interpretar tenemos que articular la nueva

experiencia con las visiones de la propia identidad2.

La exposición que presentamos quiere ilustrar unas determinadas concepciones

del aprendizaje y ser consecuente con la manera de llevarlas a la práctica. Para ello,

hemos alterado el orden tradicional establecido, por el cual se debería iniciar con una

situación histórica o presentación de antecedentes y dar paso al comentario de mo-

delos educativos, para llegar finalmente a unas conclusiones. Contrariamente a este

proceso, iniciamos con una carta que sirve de preámbulo a la presentación (breve, tal

como exige la ocasión) de un caso que justificamos bajo la siguiente declaración:

243

Importancia de los museos en la educación artísticaDiálogos de interpretación y transformación

ROSER JUANOLA TERRADELLAS

UNIVERSIDAD DE GIRONA

“Los significados nunca se reciben pasivamente sino que nos los apropiamos a través

de los procesos de interpretación, por los cuales la nueva información o experiencia

encuentra su lugar en relación con lo que ya es conocido, y estos significados evo-

lucionan a través de esta articulación y las visiones sobre la propia identidad, que

también se transforman en consecuencia al desarrollo establecido”3.

Por ello, abrimos esta presentación con una conversación con una artista, profesora

e investigadora en el campo de las artes visuales, Ana Marín, pensando que en algu-

na de sus facetas se pueda establecer una vinculación de significados con los distin-

tos lectores o públicos receptores. La intensa relación que he establecido con ella me

permite iluminar un recorrido completo caracterizado tanto por la calidad de sus

obras, la creatividad en los procesos y resultados de sus trabajos escolares, como por

la incomprensión y beligerancia a la que ha tenido que someterse para defender sus

propuestas. Los significados parciales no le aportan tranquilidad y sosiego en su que-

hacer. Es únicamente la búsqueda de la unidad entre todos ellos su meta y principal

objetivo. Con este fin estamos comprometidas conjuntamente y participamos de una

labor cooperativa.

El perfil polifacético de la autora presenta una triangulación: creación, enseñan-

za, investigación. Por ello, consideramos interesante cartografiar su recorrido e iniciar

nuestro discurso a través de su caso. Este itinerario personal nos transportará de una

forma más implicada a unas décadas atrás, y a partir de aquí introduciremos el modelo

educativo que defiende nuestro grupo del Instituto Catalán de Investigación en Patri-

monio Cultural y algunos datos históricos sobre la creación de los departamentos de edu-

cación en los museos y los DEACS (Departamentos Educativos de Acción Cultural).

Voces de una cartografía polivalente

En este apartado expongo unos cuantos fragmentos del diálogo que mantuve con

la estudiante investigadora, la artista Ana Marín4. Esta conversación transformó su

reflexión en nuestra reflexión y la convirtió en la hoja de ruta que nos ha de indi-

car qué tipo de conocimiento estamos construyendo con nuestro trabajo conjunto.

Tomando como posicionamiento el aprendizaje dialógico, el cual considera que la

realidad es una construcción humana y que los significados dependen también de

las interacciones humanas, estos fragmentos de diálogo reflejan esta interacción de

significados:

[Al preguntarle sobre la interacción entre sus tres dimensiones profesionales...]

“La creatividad y la investigación subyacen en todos los contextos y creo que actual-

mente la tríada artista-docente-investigadora la podría considerar una sola dimen-

sión, es decir: artista-docente-artista o docente-artista-docente”.

“[...] y muy a pesar de lo difícil que fue transpolar el territorio del público para con

lo público y en medio de este desasosiego, creí que el aula podría ser el lugar donde

la transformación sería posible; y entonces decidí iniciar los estudios de doctorado

en la Universidad de Girona”.

[Al preguntarle sobre las influencias de su práctica docente en su actividad creadora...]

“[...] mi práctica docente sí ha favorecido mi creación artística en lo que a investi-

gación se refiere, dado que a menudo a la creación de un proyecto educativo le ha

seguido paralelamente un proyecto artístico y otras veces al revés. Fue el caso, por

ejemplo, de Sic Transit (1997). Previamente había iniciado un proyecto educativo

sobre instalaciones”.

[Al preguntarle sobre su trabajo como artista...]

“Mi trabajo profesional como artista y docente pone siempre énfasis en el otro, en

todas sus dimensiones. En varias exposiciones tomé como tema recurrente la inmi-

gración (1992) y durante varios años trabajé sobre ello. La narración y la construc-

ción del discurso artístico mediante la metáfora, la paradoja o la sinestesia han ido

diluyendo la tendencia de priorizar una práctica artística específica a favor siempre

de las ideas para un acercamiento crítico y un posicionamiento hacia lo que nos ro-

dea. El mundo como desencuentro. Y si a un tiempo fue la inmigración, también lo ha

sido la infancia, las mujeres oprimidas, el sida. Algunas veces llegas a la metáfora,

otras no... Llegar a una comunicación para con el otro o intentar su reflexión con

lo mínimo es un trabajo arduo”.

245244

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA ROSER JUANOLA TERRADELLAS Importancia de los museos en la educación artística

3 Eilean Hooper-Greenhill: Museums and the Interpretation of Visual Culture. Londres, Routledge, 2000.

4 Diálogo mantenido entre A. Marín y R. Juanola en las sesiones de investigación (Universidad de Girona 2008).

“[...] El gesto del público de desear entrar en el espacio de exposición, sin ver nada

más que algo translúcido que tampoco adivinaban. Creí que el camino para que

esa puerta quedara abierta permanentemente al otro sin pausa ni desvelo era la

educación en museos o centros de arte”.

[Al conversar sobre la reflexión y la autocrítica...]

“[...] Lo espontáneo no está reñido con la metareflexión. Creo que la capacidad de

autocrítica y reflexión es fundamental en un artista sin soslayarse de lo espontáneo.

Porque lo espontáneo forma parte del proceso y, en ocasiones, cuando se presenta la

contradicción, te hace buscar aquellos opuestos que a veces, por ejemplo, te condu-

cen a la paradoja tanto a nivel conceptual como formal en la obra final. Y ello te

obliga a discernir, delimitar y sintetizar. Al tiempo que intentas cuestionar”.

Educación artística y sociedad(es) contemporánea(s): una tensión esencial

El educador-mediador debe seguir la evolución de la sociedad, el concepto de apren-

dizaje artístico y el concepto del arte, y procurar que en esta evolución se impliquen

los museos.

Estamos de acuerdo en que las formas de mirar han cambiado, y con ello se de-

fine todo un panorama de actuación distinto al de unos años atrás; otra cosa es saber

cómo manejar las nuevas variables y cómo disponer de mecanismos para aplicarlas. Son

muchos los factores que han propiciado este cambio, pero no cabe duda de que la incor-

poración de los espacios virtuales ha sido un factor definitivo que ha favorecido la in-

troducción de teorías posmodernas. A continuación, apuntamos algunos elementos que

configuran el paisaje actual en cuanto a los aspectos sociales y sus relaciones con el arte5.

• Las representaciones artísticas no son naturales ni fijas, sino construcciones

convencionales y sociales, sin que ello suponga una renuncia de la autonomía.

• Lo interesante, lo placentero, la gracia, lo delicado, lo grotesco han sufrido

una fuerte mutación y ya no atienden a las necesidades culturales actuales.

• La belleza, la gracia, la sublimidad, las utopías no son retos a seguir. La emo-

ción, la imaginación y el gusto se sitúan en lo patético-estetizado.

• El arte no cuenta con un relato legitimador que lo prejuzgue, lo que hace que

se generen otras sensibilidades y emociones estéticas, dinamitando los límites

de la representación tradicional.

• La suma de estas ideas de tránsito se puede definir como un caleidoscopio en

el que los elementos tienen múltiples combinaciones.

• Se da una coexistencia pacífica de formas, figuras, sensaciones.

• Existe una “desterritorialización” del museo y una introducción de las pro-

ducciones extraoccidentales.

• Asistimos a la generación de un museo instantáneo frente a un museo minoría.

• Se propone una transitoriedad y discontinuidad de lo histórico: estéticas del frag-

mento, de frontera, estética de costura, intercambio.

• Se da una inmersión en lo hipermediático, fusión de categorías y registros, rela-

tivismo estético.

• Predomina la mirada masiva en lugar de la elitista.

• Se crean unas cartografías de las nuevas sensibilidades.

En cuanto a lo que se refiere al aprendizaje, aspecto imprescindible de definir para

poder hablar de la interpretación, resaltamos los argumentos de R. Flecha:

“Las ciencias sociales desarrollan ya desde principios de los ochenta una orientación

comunicativa que engloba y supera otras anteriores como la constructivista. Todas las

experiencias educativas a nivel mundial que están logrando éxitos en la superación de

desigualdades se basan en las características del aprendizaje dialógico como la acción

conjunta del alumnado, familias, comunidad y profesionales de la educación. Su im-

portancia actual aumenta en una sociedad de la información en la que el aprendizaje

depende principalmente, y cada vez más, de todas las interacciones del alumnado,

y no sólo de las que recibe en el aula ni de sus conocimientos previos”6.

247246

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA ROSER JUANOLA TERRADELLAS Importancia de los museos en la educación artística

5 Ideas basadas, en parte, en las aportaciones de varios autores y recopiladas por Simón Marchán Fiz en

Real/virtual en la estética y la teoría de las artes. Barcelona, Paidós, 2005, pp. 29-58.

6 Cf. R. Flecha: Aprendizaje dialógico y participación social. Comunidades de aprendizaje, 1997. En http://www.

nodo50.org/igualdadydiversidad. Extraído de la publicación Construir la escuela desde la diversidad y para la

igualdad (Madrid, 26-28 de enero de 2001). Organizado por la MRPs, CEAPA, CCOO, FETE-UGT, STEs, CGT y MCEP.

Para ello es también interesante tener en cuenta la distinción entre los conceptos construc-

tivismo y construccionismo. Revisemos algunas premisas del construccionismo social:

• La realidad es una construcción social.

• La realidad es una construcción del idioma.

• Las realidades son organizadas y mantenidas.

• La realidad está hecha por narraciones o cuentos.

• No hay verdades básicas o esenciales.

Adjuntamos, a continuación, un cuadro-resumen en el que se pueden contrastar algu-

nas diferencias entre distintas concepciones del aprendizaje:

Especificando una poco más la noción de aprendizaje dialógico en la que nos po-

sicionamos e introduciéndola en el aprendizaje artístico, apuntamos que el cono-

cimiento es percibido como un fluido, cambiante e inestable. Las narrativas de

los museos se caracterizan por mostrar las que son visibles y ocultar las que son

invisibles.

De la educación artística al museo

“No hay una sacrosanta visión sobre la intención de la educación artística hoy y en

el pasado. Podemos describir algunas de las visiones que dirigen las intenciones y el

contenido de la educación artística hoy. Esto no implica que podamos encontrar una

forma ‘pura’. [...] En la práctica, sin embargo, nos encontraremos en una especie

de mezcla de tendencias en cualquier escuela o clase”7.

Disponer de un estado de la cuestión sobre la evolución de cualquier contenido o hecho

social resulta cada vez más complicado dada la fugacidad con que nuestra sociedad

evoluciona. No obstante, estos diagnósticos son del todo imprescindibles para todo

lo que atañe, de lejos o de cerca, a la cultura; y para llevarlos a cabo hace falta una expe-

riencia dilatada y la consecuente perspectiva de largo recorrido. Sólo de esta manera se

pueden ponderar con el suficiente criterio las evoluciones, las rupturas, las transaccio-

nes, los cruces y otros muchos aspectos importantes.

Una de mis mayores satisfacciones profesionales fue la posibilidad de publicar

en español, en el año 1995, el texto Educating Artistic Vision del profesor Elliot Eisner.

Y hoy, después de 23 años, es el momento de afirmar que esta edición ha marcado un

hito en el desarrollo de la educación artística en nuestro país. La divulgación de su

pensamiento elevó la consideración de que gozaba este campo de estudio y ayudó a

entender su importante rol dentro de la educación general; y esta aportación la valo-

ro como una de las mayores divisas del profesor Eisner. Pero, además de su contri-

bución social e intelectual, este estudio aumentó la autoestima de la comunidad de

249248

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA ROSER JUANOLA TERRADELLAS Importancia de los museos en la educación artística

7 Elliot W. Eisner: El arte y la creación de la mente. Barcelona, Paidós, 2002.

Bases La realidad es independiente

de los individuos que la cono-

cen y utilizan.

La realidad es una construc-

ción social que depende de

los significados que le dan

las personas.

La realidad es una construc-

ción humana. Los significados

dependen de las interaccio-

nes humanas.

Ejemplo La mesa es una mesa inde-

pendientemente de cómo la

vemos las personas.

La mesa es una mesa porque

la vemos como un objeto

adecuado para comer.

La mesa es una mesa porque

nos ponemos de acuerdo en

utilizarla para comer.

Formación del profesorado Contenidos a transmitir y

metodologías para hacerlo.

Conocimiento del proceso

de aprendizaje de los actores

y de su forma de construir

los significados.

Conocimiento de los proce-

sos de aprendizaje de los

individuos y grupos a través

de la construcción interacti-

va de significados.

Enfoque disciplinar Orientación pedagógica que

no tiene debidamente en

cuenta los aspectos psicoló-

gicos y sociológicos.

Orientación psicológica que

no tiene debidamente en

cuenta los aspectos pedagó-

gicos y sociológicos.

Orientación interdisciplinar:

pedagógica, psicológica,

sociológica y epistemológica.

Consecuencias La imposición de una

cultura homogénea genera

y reproduce desigualdades.

La adaptación a la diversidad

sin tener en cuenta la

desigualdad del contexto

genera un aumento de

las desigualdades.

Con la transformación

del contexto, el respeto a las

diferencias se incluye como

una de las dimensiones

de la educación igualitaria.

APRENDIZAJE

Concepción

TRADICIONAL

Objetivista

SIGNIFICATIVO

Constructivista

DIALÓGICO

Comunicativa

profesores de educación artística y favoreció su cohesión. Es por esto que en unos

momentos de transición por la caída de importantes modelos educativos, como lo fue

el DBAE (Discipline Based Art Education), precisamente promovido por el citado

autor, tanto E. Eisner como A. D. Efland nos sorprenden y nos vuelven a reconfortar

con la publicación, por separado, de dos textos que hacen un repaso a la situación de

los últimos años de la educación artística. Podemos afirmar que ambos textos, de 2004,

de autores tan representativos, se complementan y aportan una visión experta de todos

estos años de importantes cambios8.

Aparte de los contrastes sociales de nuestra sociedad contemporánea, definidos

por la introducción de perspectivas de la posmodernidad, son varios los factores que

inciden en este afán de renovación de modelos de este periodo, pero principalmente

podemos destacar dos: por una parte, la implantación del concepto de currículo en

todas las disciplinas y, por otra, la invasión de los medios audiovisuales y las nuevas

tecnologías, que modifican, de la misma manera, los hábitos sociales, familiares o

educativos.

Centrándonos en algunas de las observaciones más relevantes, podríamos

destacar el fragmento que cito a continuación de A. D. Efland de Art and Cognition

del apartado en que comenta algunos estudios de educación:

“Un enfoque actual de la educación artística que mire hacia adelante tiene que ser

global e integrador; por eso, en ese momento es ya inútil la discusión educación

por el arte o educación en el arte, ya que ambas son visiones sesgadas y lo que hace

falta es una educación, en, con y por el arte, es decir, que manifieste una fuerte im-

plicación en las actitudes y en los conocimientos conceptuales”9.

Sobre este tema, que hemos planteado con anterioridad10, es imprescindible aclarar

que las expectativas optimistas no son insensibles a la crítica que parte de una revi-

sión de nuestra situación profesional. Para hablar de una manera fundamentada del

futuro de la educación artística no se puede pasar por alto la valoración del pasado,

ni dejar de tener una opinión elaborada de cómo se vive el presente. Lo que equivale

a resaltar el valor de investigar sobre aspectos históricos y conocer, a la vez, la inno-

vación educativa. Todo ello, con la previsión de no dejar el clásico “ángulo ciego” que

supone un sesgo de las tres décadas anteriores hasta la actualidad. En general, el pre-

sente adolece de reflexión, precisamente por su inmediatez o por falta de publicacio-

nes sistematizadas. Con este estudio no satisfaremos del todo estas expectativas, pero

nos proponemos llenar algunas grietas, evidenciar innovaciones, resituar algunas

perspectivas y contextualizar otras ya conocidas.

Del museo a la educación artística

Revisando diversas publicaciones sobre el tema11, se hace evidente que la voluntad

de aprender del patrimonio, los museos, las galerías y otros centros afines es antigua.

En este sentido son importantes las aportaciones de E. Hooper-Greenhill12,

según el cual, en primer lugar, las colecciones pueden ser estudiadas como fuentes de

información y, en segundo lugar, los objetos pueden formar parte de un proceso me-

nos focalizado de aprendizaje. Los objetos pueden actuar como catalizadores en el

251250

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA ROSER JUANOLA TERRADELLAS Importancia de los museos en la educación artística

8 Véanse Arthur D. Efland: La integración de las artes visuales en el currículum. Barcelona, Octaedro, 2004;

Arthur D. Efland, Patricia Stuhr y Kerry Freedman: Postmodern Art Education: An Approach to Curriculum.

Reston, Virginia, The National Art Education Association, 1996; Elliot W. Eisner: The Educational Imagination.

On the Design and Evaluation of School Programs. Nueva York, Macmillan Publishing Co. Inc., 1979; Elliot W.

Eisner: Educar la visión artística. Barcelona, Paidós, 1995.

9 Arthur D. Efland: Una historia de la educación del arte.Tendencias intelectuales y sociales en la enseñanza

de las artes visuales. Barcelona, Paidós, 2002.

10 Roser Juanola y Muntsa Calbó: “Modelos globales en arte y educación”. En Roser Calaf y Olaia Fontal:

Comunicación educativa del patrimonio: referentes, modelos y ejemplos. Gijón, Trea, 2004, pp. 105-136.

11 Andrea A. García: Els museus d’art de Barcelona: antecedents, gènesi i desenvolupament fins l’any 1915. [Tesis

doctoral]. Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 1996; Roser Juanola: “Viure l’art: l’arquitectura com

a clau d’integració de l’educació artística a la vida quotidiana”. En Art, cultura, educació: idees actuals entorn

de l’educació art. Lleida, Ediciones de la Universidad de Lleida, 2000; Muntsa Calbó y Joan Vallès: La compe-

tencia multicultural en educación artística. Girona, Publicaciones de la Universidad de Girona, 2004.

12 Eilean Hooper-Greenhill: Museum and Gallery Education (1991). Leicester, Leicester University Press, 1994,

pp. 98 y ss.

proceso de aprendizaje, puesto que su aspecto material incrementa el interés por la

palabra escrita: los objetos tienen una función deliberadamente comunicativa y expre-

siva, y proporcionan información interlineal. Las interpretaciones de los objetos, por

otro lado, son raramente unívocas y varían de acuerdo con el lugar, el tiempo, el con-

texto, el punto de vista y el grado de conocimiento del intérprete. Para E. Hooper-

Greenhill, los objetos son necesarios para verificar conceptos abstractos en todos los

estadios de desarrollo del conocimiento. Los objetos tienen una materialidad ante la cual

nosotros reaccionamos, particularmente por el tacto, y que pide una respuesta tanto

del cuerpo como de la mente. Esta forma viva de respuesta posibilita la implicación

en el proceso holístico interactivo, un requisito básico para empezar el aprendizaje.

Aprender se convierte así en una actividad menos impuesta, más lúdica y, sobre todo,

en una actividad de descubrimiento. El potencial de aprendizaje de los museos in-

cluye aprender de los objetos y aprender sobre los museos y su función. La materia-

lización de este potencial exige un plan cuidado y detallado y el trabajo cooperativo

entre museos y educadores.

Ya en 1986 E. Eisner y S. M. Dobbs citaban en su libro Museum Education:

The Uncertain Profession13 aspectos de la educación en los museos de arte que incluyen

la educación y la disciplina que comporta ser un educador de museos. Concluyen que

históricamente esta tarea no ha tenido credibilidad en el ámbito de los conservadores

y administradores de museos. En un esfuerzo para encontrar formas más efectivas

para el entendimiento de conservadores y educadores, P. Williams14 aplicó un sondeo a

45 educadores y 45 conservadores. Algunas de las conclusiones fueron que los conser-

vadores buscaban las siguientes cualidades en los educadores: formación pedagógica,

dotes comunicadoras, formación superior en la disciplina del museo y en educación,

habilidad para ver la obra desde varios puntos de vista, habilidad para educar en todos

los niveles educativos, habilidades organizativas y de supervisión, habilidad para la re-

dacción de objetivos educacionales y de publicación, etc.

J. Paul Getty patrocinó una reunión conjunta de 25 educadores representan-

tes de la American Association of Museum Education Committee y la National Art

Education Association Museum Education Division en Denver, en 1987. El desarro-

llo de la carrera por parte de los profesionales en educación museística fue el tema

más recurrente.

En el sumario vemos los mismos resultados que en el sondeo citado anterior-

mente. Los profesores también pueden ser formados para devenir educadores de mu-

seos. De hecho, es imperativo (según G. Talboys15) que los educadores de museos

enseñen a los profesores cómo servirse de los museos de forma apropiada. Esto supone

básicamente trabajar a dos niveles: primero, convencer a los profesores del valor de

emplear los museos en su tarea docente; una vez convencidos, el segundo nivel será

comprender que, si bien los museos son unos recursos educacionales excepcionales, no

son escuelas. Las formas de trabajar con los recursos museísticos son distintas de las que

se utilizan en un contexto escolar, incluso cuando el material se introduce en la escue-

la. Con todo, cualquier educador de museo tiene que conocer las bases teóricas de la

educación; esta reivindicación en la actualidad conserva todo su sentido y vigencia.

Con la distancia de más de dos décadas, también podemos revisar el análisis

que hizo C. Dufresne-Tassé16 de la bibliografía de investigación sobre los visitantes

de los museos, que clasificó en seis importantes grupos. Estos son:

• Estudios sobre la percepción del visitante del museo.

• Estudios en que se describen las características del visitante y las razones de su

visita al museo.

• Estudios en los que se investigan los factores sociológicos.

• Estudios del comportamiento del visitante en el museo.

• Estudios que evalúan la reacción del visitante sobre exposiciones específicas y

lo aprendido en la exposición.

• Estudios sobre el aprendizaje.

253252

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA ROSER JUANOLA TERRADELLAS Importancia de los museos en la educación artística

13 Cit. en Nancy Berry y Susan Mayer (eds.): Museum Education. History, Theory and Practice. Reston, Virginia,

The National Art Education Association, 1989, p. 124.

14 Ibíd., p. 126.

15 Graeme K. Talboys: Museum Educator’s Handbook. Hampshire, Gower, 2000, cap. 3.

16 Colette Dufresne-Tassé (ed.): Évaluation et éducation muséale; nouvelles tendances / Evaluation and Museum

Education: New Trends / Evaluación y educación museística: nuevas tendencias. París, ICOM/CECA, 1998.

Este último grupo puede considerarse un tema emergente y por esto mismo no sobran

los estudios que tratan de la manera en que los diferentes públicos se motivan, dis-

frutan, adquieren conocimientos e interpretan la cultura en diferentes claves.

Feldman se acerca a la cuestión del aprendizaje interesándose por cómo se

desenvuelve la persona en los diferentes estadios del desarrollo. En esta discusión

del desarrollo y lo universal se apunta que hay dos clases de aprendizaje: uno que

sucede espontáneamente en toda la población (universal), y otro que necesita “una

aplicación sistemática de los recursos culturales y un esfuerzo para facilitar el cambio

en el desarrollo. Éste se ha llamado ‘desarrollo no universal’”17.

En su opinión, lo importante es que la persona adquiera un conocimiento a

través de una respuesta, de la discrepancia. Con esto Feldman quiere decir que en este

desarrollo se producen cambios no universales y que tiene que haber una intervención

sistemática en el entorno del aprendiz. En una revisión actual completaríamos la des-

cripción introduciendo la mediación de conflictos y el aprendizaje dialógico.

La propuesta de un modelo de educación para los museos

La elaboración de un modelo de educación en los museos no es un tema que se pueda

improvisar. Nuestro grupo de investigación hace más de una década que ya inició este

estudio y cada vez lo vamos revisando y completando con nuevas aportaciones. Nuestra

propuesta está centrada básicamente en el aprendizaje dialógico, a pesar de que consi-

deramos que algunas nuevas aportaciones, como el service-learning orientado a crear

ciudadanía18, o propuestas de educación inclusiva se pueden vincular por ser afines y

acumulativas. Así pues, tal como se puede apreciar en el gráfico y, sin ánimo de exten-

dernos, comentaremos brevemente nuestro modelo a partir de sus componentes bá-

sicos: el contexto, que a su vez presenta cuatro enfoques diferentes, la capacidad de

comunicación, la de interpretación y la necesidad de una vinculación social:

Comunicación como mediación dialógica

No cabe duda de que los modelos creados en el ámbito de museos y educación parten

de las aportaciones de diferentes disciplinas educativas: la sociología u otras ciencias

sociales o humanas. D. Fried Schnitman19, una de las destacadas representantes de la

creación de paradigmas sobre resolución de conflictos, afirma que las nuevas formas

de comunicación consideran las diferencias como una multiplicidad de voces, más que

como posiciones rivales. Diversidad de lenguajes, experiencias y culturas —la utopía

de la posmodernidad— dan forma a la resolución alternativa de conflictos y hacen

posible entablar un diálogo significativo.

“El cambio crucial consiste en el desplazamiento que va desde creer en una narra-

tiva sin autores, hacia el concepto de un universo plural, multidimensional, a cuya

ecología nos integramos, que está co-constituido —más que representado— por

nuestros actos comunicativos. Durante mucho tiempo, a partir de la noción moder-

na de la ciencia, se operó con la idea de un observador neutral desgajado de su con-

texto, un ‘mundo sin sujetos’. Sin embargo, la investigación científica (Prigogine y

Stengers, 1984), la resolución de conflictos, la planificación económica o cultural

son eventos comunicativos”.

En otra línea de actuación E. Hooper-Greenhill 20, ya en la década de los noventa,

teorizando sobre este tema, destaca que, previamente a la confección de la política edu-

cativa del museo, es necesario definir su política comunicativa, a través de la cual se po-

drá determinar de qué modo el museo quiere relacionarse con la sociedad. La política

comunicativa de la institución incluiría distintos campos: la política expositiva, el dise-

ño, el marketing, el estudio de los visitantes, etc. La autora británica considera la comu-

nicación como una de las funciones principales del museo y según ella ésta incluye:

“[...] las actividades que atraen a los visitantes al museo (publicidad y marketing), las

que estudian sus expectativas (investigación y evaluación) y las que proporcionan el

material necesario para satisfacer sus necesidades intelectuales (educación y ocio)”.

255254

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

17 Edmund B. Feldman: Varieties of Visual Experience Art as Image and Idea. Englewood Cliff, Nueva Jersery,

Prentice Hall, 1987.

18 Josep Maria Puig Rovira et al .: Aprenentatge Server. Educar per la ciutadania. Barcelona, Octaedro, 2007.

Contexto sociocultural

MODELO HOLÍSTICO. EDUCACIÓN DE MUSEOS Y EDUCACIÓN ARTÍSTICA

COMUNICACIÓN DIALÓGICA VÍNCULO EDUCATIVO-SOCIAL Y MEDIADOR DE CONFLICTOS INTERPRETACIÓN CONTEMPORÁNEA

Contexto personal Contexto virtual

Contexto físico

19 Dora Fried Schnitman (comp.): Nuevos paradigmas en la resolución de conflictos. Perspectivas y prácticas.

Barcelona, Granica, 2000.

20 Eilean Hooper-Greenhill: Museum and Gallery Education (1991). Leicester, Leicester University Press, 1994.

Interpretación como aprendizaje de conflictos

Se ha escrito mucho sobre interpretación, la bibliografía procede de muchas y dife-

rentes disciplinas y también adopta variadas aproximaciones. Pero de lo que no hay

duda es de que la interpretación es uno de los procesos importantes del aprendizaje,

y por ello es importante saber en qué concepción de aprendizaje nos encuadramos.

Algunos aspectos del concepto de interpretación en el ámbito de la educación en mu-

seos son los siguientes:

• La interpretación es un proceso dinámico de la comunicación entre el museo

y la audiencia.

• La interpretación es el significado por el cual el museo delibera sobre sus con-

tenidos.

• La interpretación, desde el punto de vista educativo, incluye los “media” y las ac-

tividades, pero no se reduce a exposiciones, visitas, sitios web, clases, programas

escolares, publicaciones, etc.

• La interpretación tiene que contemplar la aproximación inclusiva y compro-

meterse a promover audiencias potenciales.

• La interpretación no es observación, sino una revelación sustentada y mejo-

rada basada en la información.

Contextos: sociocultural, personal, físico y virtual

Una posible definición de contexto sería el conjunto de objetos materiales que compo-

nen una unidad espacial, cronológica y social. Así, en el caso del patrimonio artístico

y museos —por ejemplo, de un edificio con una larga historia de cambios arquitec-

tónicos o cambios de uso— se pueden describir tantos contextos como etapas cons-

tructivo-funcionales haya conocido. Entre el todo y las partes y entre el contexto y

sus componentes se da una relación dialéctica, de modo que se necesitan mutuamente

para constituir una misma realidad. En el caso de los museos, los objetos a veces se en-

cuentran descontextualizados y, si no se establecen relaciones o interconexiones con

textos u otros elementos, su visión puede resultar fetichista y poco cultural. Aparte de

asumir las concepciones de sentido y espíritu del lugar tal y como se define desde una

óptica más contemporánea, cabe la posibilidad de considerar el objeto fuera de terri-

torio y la introducción de objetos no occidentales, así como la ampliación de miradas

plurales entre otras. Según J. H. Falk y L. D. Dierking21, el contexto puede ser un

contexto personal, sociocultural y físico. Aceptamos esta clasificación, a la vez que le

añadimos el contexto virtual, ya que consideramos necesario hacer referencia a este

tipo de entorno.

Una reivindicación emergente: el reconocimiento total de la figura del educador

y mediador de museos

Se dice que la museología crítica es hija de la revisión de la museología que nace en

los años setenta, y puedo dar fe de la veracidad de esta afirmación, puesto que esta

evolución es una parte importante de mi historia profesional. He vivido esta etapa

profesional, que tuvo en Barcelona una gran efervescencia, y he luchado para que la

figura del educador de museos cuente con todas las prerrogativas que se merece, entre

ellas la legitimidad académica, el reconocimiento social, la formación adecuada y una

definición precisa de su rol profesional. Iniciativas como este congreso, organizado

por el Museo Thyssen-Bornemisza, siguen la línea iniciada por nuestra universidad

cuando en el curso 2001-2002 organizó el primer posgrado con el título específico de

Educador de Museos y Centros Afines.

No cabe duda de que los congresos, cursos y otras iniciativas son importantes pa-

sos hacia este reconocimiento, y es deseable que en un futuro próximo el educador de

museos se sitúe en el catálogo de titulaciones del Ministerio de Educación y figure como

una profesión de mediación cultural reconocida y valorada por la sociedad.

Para concluir: siendo consecuentes con los argumentos que sustentan este texto,

proponemos una única conclusión que será la que venga —utilizando términos di-

dácticos— por la devolución o retorno del diálogo que esta exposición suscite y así

quedamos a la espera de estas respuestas.

257256

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA ROSER JUANOLA TERRADELLAS Importancia de los museos en la educación artística

21 John H. Falk y Lynn D. Dierking: Learning from Museums. Visitors Experiences and the Making of Meaning.

Walnut Creek, California/Oxford, Alta Mira Press, 2000, p. 137.

[poscrítica, postestructuralismo, posfeminismo, posmodernismo, positivismo, mo-

dernismo, poscolonialismo, teoría cultural, crítica institucional, performatividad,

museología crítica, agencia, estrategias y tácticas, el misterio de la obra maestra,

cultura de los tres minutos, localización, posicionalidad, voces, devenir, nómade...]

(Crear un vacío de silencio durante dos minutos)

¡Buenas tardes! Me llamo Carla Padró y estoy encantada de estar en el Museo Thyssen-

Bornemisza ahora que ya entramos en el fluir de este tiempo primaveral. Hasta ahora

lo que quería era que me prestarais un poco de atención. Nada más. Pero, ¿os asusté,

verdad? Ya, ya me lo imagino. Este discurso parece un poco abstracto y lejano, aunque

es muy interesante. No, no es de lo que voy a hablar directamente y menos en cincuen-

ta minutos. Sí que podríamos hablar de la imposibilidad de examinar las museologías

y las pedagogías críticas y feministas desde todos estos lugares en poco tiempo, teniendo

en cuenta que representan órdenes ontológicos y epistemológicos muy distintos. Sin

embargo, en el contexto de estas jornadas me interesa compartir con vosotras algunas

ideas sobre cómo veo la educación artística en museos y centros de arte, partiendo de

la base de que ésta es construida socialmente. Así que más que hablar de museología

crítica y su didáctica, voy a entretejer cómo diferentes experiencias, pequeños relatos

y situaciones conversan, se olvidan o posibilitan diferentes maneras de “ser” en un mu-

seo o de “ser” museo. Espero entablar con vosotras una larga correspondencia, ¡cómo no!

Y más cuando todas estamos comprometidas. Ya que no quiero hablar ni “al vacío”,

ni desde una relación que sea “de arriba abajo”, dejé, hace unos días, un anuncio en el

tablón del curso. Decía así: “Artista en residencia espera correspondencia. Por favor

mandad cartas sobre vuestras experiencias y deseos sobre vosotras como educadoras

de museos”. (¿A ver qué ocurrirá?)

“El postestructuralismo propone una subjetividad que es precaria, contradictoria

y en proceso, que está siendo constantemente reconstituida en el discurso cada vez

que pensamos o hablamos”1.

259

Entre-dós: algunas museologías,pedagogías críticas (y feministas)

CARLA PADRÓ

UNIVERSIDAD DE BARCELONA

1 Cita de Chris Weedon en Montse Rifà: “Localizaciones foucaultianas en la investigación de las pedagogías pos-

testructuralistas crítico-feministas”. En Olga Lucía Zuluaga et al. (eds.): Foucault, las pedagogías y la educación.

Bogotá, Cooperativa Editorial de Magisterio, Grupo de Historia de la Práctica Pedagógica, 2005, pp. 281-282.

Desde hace unos años me dedico a recolectar cartas sobre nuestras subjetivi-

dades en salas de museos barceloneses. Según Montse Rifà la subjetividad “se usa para

referirse a los pensamientos y emociones conscientes e inconscientes del individuo,

su sentido de sí mismo y sus formas de comprender sus relaciones con el mundo”2.

El formato carta es demasiado anticuado. Me encanta. Nos ayuda a hablar de nosotras

mismas y a desplazarnos del lenguaje generalizador de los textos y trípticos que te

encuentras en museos, o que tuviste que escribir en algún momento. A la vez, es un

formato al que tradicionalmente se le ha otorgado una categoría inferior. No es ni li-

teratura, ni ensayo, ni ley (¡vaya, que no tiene la categoría de la pintura de historia!),

pero representa una forma autobiográfica de parar, sentarse, escuchar y escucharse.

En resumidas cuentas, de cuidarse. Ya lo dijo Sophie Calle en Take Care of Yourself :

“Recibí un mail diciéndome que se había terminado. No sabía qué responder. Me

sentí como si yo no me lo mereciera. Terminó con las palabras. Cuídate. Tomé esta

recomendación de forma literal. Pregunté a 102 mujeres, escogidas por su profesión,

que interpretaran la carta desde su capacidad profesional. Para analizarla, hacer un

comentario, una actuación, una danza, una canción. Diseccionarla. Exprimirla.

Entenderla para mí. Contestarla para mí. Fue una forma de tomarme tiempo para

cortar. A mi ritmo. Una forma de cuidarme”.

En las clases de museos y educación, las cartas son una táctica para iniciar un sentido

educativo reconstruccionista. Ser consciente de que cada historia puede ser afirmada,

contestada o narrada, según hablen diferentes agentes. Ayer fuimos al Museu Nacio-

nal d’Art de Catalunya a hacer la segunda clase de primero de doctorado de este año.

Esta vez pensé que las cartas que nos escribiríamos necesitaban cambiar de contexto.

En febrero, en el Aula Magna I de Adolf Florensa, en Bellas Artes. Mujeres y hombres

de 20 y 21 años. Dubitativas y a la vez curiosas. Costó arrancar. Ellas mismas se im-

ponían demasiada presión (o demasiada perfección diría Sophie Calle) y tenían miedo

de que sus compañeras y compañeros escucharan algo que parecía “íntimo” o “equi-

vocado”. —Empieza tú, no tú. —Yo prefiero no leer mi carta, la dejo en la caja y que

alguien la lea por mí, ¿vale? —Yo también. —¡Ah! pues yo creo que podré leerla.

—Pues yo no. Bueno, ¿quién empieza? formulé. Silencio inquieto. Rascarse la nuca.

Cambiar las piernas de lado. Girarse hacia la pared. El círculo quería deshacerse y ser

sillas en línea, como si estuvieran en una clase de historia del arte, antropología o de sim-

bología3. Finalmente, alguien salvó a alguien. Chica salva a chica de su misma genera-

ción. Ya habían pasado más de 10 minutos. Poco a poco el círculo empezó a girar. Fluían

experiencias comunes. Fuerte sentido de conexión. Mariposas azules revoloteando

por el aula. Nos despedimos con ¡huy, gracias! Al día siguiente: más correspondencia.

Era mi turno para escribir un power point carta sobre nuestras experiencias en relación.

Rescaté algunas líneas para empezar a colocar nombres museológicos que estudiaría-

mos durante el curso (caja blanca, museo civilizatorio, tiranía de la cronología, crítica

institucional, aparato institucional, tecnologías expositivas, etc.).

“Recuerdo que se cayó un niño de mi clase, que me di un beso con un amigo, que

me sentí mal... Recuerdo imágenes desfiguradas pero ninguna que mantenga una

relación con las obras, o con el contenido de éstas”. Irene en el MNAC. “[...] sortíem

amb la meva àvia a passejar per Donosti. Anavem les tres generacions de dones a

passar la tarda a la ciutat. Eren tardes per anar a berenar a una bona cafeteria i per

visitar alguna sala d’exposicions que es trobés al nostre camí. El tema podia ser

desde quadres de ‘marinas’ fins la cultura vasca antiga, passant per eines de pesca.

El més interessant d’aquelles tardes no era el que vèiem a les sales expositives sinó

sentir a la meva àvia. La seva manera d’explicar les coses, amb aquella gràcia, el seu

llenguatge tan poc precís i tan evocador. Enllaçava una idea amb una altra, una ex-

plicació rere l’altra, amb les paraules ben escollides d’entre tot el vocabulari del que

disposava. Paraules com sublim i encisador les vaig sentir per primer cop sortint

de la seva boca”. Olatx.

“M’agrada que hagis demanat el text en format carta. És tota una declaració d’inten-

cions. Jo fins fa poc no me n’he adonat què la meva experiència podia ser la meva

principal font d’informació. A mi també se m’ha ensenyat a donar més autoritat

als llibres que a la meva pròpia vida. Sembla mentida, no?”. Mireia.

261260

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

2 Ibíd.

3 Resulta que los de educación nos conocen por ser un desbarajuste, al menos eso dice el profe de simbo-

logía: siempre desordenando las filas y los trazos bien delimitados.

“El Luis Enrique parla de que un pot ser un ‘visitant com a estranger’ o un visitant

‘com a turista.’ El Joan Iniesta: ‘No tot és senzill, com se sol plantejar’. ‘Ens eduquen

en la política del silenci i de la sumissió’”.

Surgía su disgusto por unas experiencias en museos demasiado instructoras, reveren-

ciales y quietas. Donde se asentaba el control como un continuo cuando eran alumnos

de ESO y de bachillerato. Visitantes de museos con sus profesoras. Estudiantes que

creen que los museos no son para ellas. Están anticuados.

Ayer escogí el MNAC porque quería que la clase adquiriera otro tono. Además,

los estudiantes eran de doctorado. Tenían que resolver lo siguiente: ¿Cómo el MNAC no

va a permitir que leas en voz alta cartas en sus salas/Voy a leer cartas en el MNAC? El

problema comprendía varios frentes: construcción del conocimiento, concepciones

sobre los visitantes, obras instaladas, etc. Las estudiantes tenían que “mapear” cómo se

sentían en el museo, qué hacía que este museo les definiera como visitantes, qué concep-

ciones hallaban a través de textos, discursos sobre los objetos, atmósferas y, quizás, otros

visitantes (la noción de panóptico: “el visitante te voltea con extrañamiento”. Ileana).

Marcos, Norma y Geraldine escogieron hablarle a las cámaras de vigilancia

(entre otros lugares). Se colocaron casi en semi-luna en las salas adyacentes al otro lado

del Cristo de Taüll. Allí, de nuevo otra vigilante. A ver qué pasaría. Estuvo encantada

(sabía que ella habitaba en este espacio de prohibición, pero le pareció una acción tan evo-

cadora que no dijo nada. Creyó que eran de teatro). Ileana, Miquel, Ida, el cochecito

de su hijito Tonatiuh (que terminó en las casillas junto con la mochila, el biberón y la

carta, ¡el cochecito!) se sintieron de forma inversa. Miquel estaba tenso porque trabaja

en un museo parecido y le daba vergüenza hacer la performance. Ida se dio cuenta del

chantaje que se instala entre ella y sus alumnos cada vez que escoge ir al museo:

“Todo es una cadena. Yo me sometí como alumna. En mi clase, yo hago clase sólo

a varones de 40 a 43 chicos y voy sola con ellos y me juego la salida. Así que bien-

venidos a la cadena: un mes antes los preparo para que se porten bien. Me siguen

el juego para salir y es como una secuencia. Les digo que sean disciplinados, que se

porten bien. Así, yo me siento bien y a ellos les encanta salir. Y nadie les da ningún

toque y no hay castigo”. Ileana volvió a su época de adolescencia al distanciarse

de esta cultura del “hablar bajito” y “pude ver la actitud desde fuera. Fuimos bien

tratados siempre y cuando no habláramos en voz alta. Dejé la carta con el biberón”.

Para Ida ésta fue una visita que “me ha hecho ver una posición muy distinta, para

ponerme en el lugar de mis alumnos y lo difícil que se lo pongo”. ¡I tant! ¡Ay el

control! ¡qué difícil de desalojar en las visitas de los escolares a ver obras/patrimo-

nio en los museos! El siguiente paso es pedir permiso a oficinas y grabar nuestra

performance /clase.”

Supongo que ya veis por dónde voy. Me interesa reflexionar sobre qué significados,

qué espacios de aprendizaje, qué formas de relación y qué posiciones docentes produ-

cimos/se producen en diferentes contextos museísticos. Sea en:

• La organización expositiva o durante/después de la misma.

• La educación en salas.

• La negociación de redes educativas con centros que no son museos.

• La elaboración de material educativo y otros recursos.

• La formación de educadoras de museos y sus expectativas profesionales.

• La capacidad de agencia4.

“No hay ninguna forma privilegiada de acceso a la realidad: toda práctica discur-

siva, retórica o textual no se remite a un referente externo, sino a las prácticas de una

comunidad interpretativa (el significado y el lenguaje dependen del contexto en que

son utilizados y no representan el mundo). Todo conocimiento es construido social-

mente, incluyendo nuestro conocimiento de lo que es real. Por lo tanto, la verdad

no está ahí fuera y es independiente del individuo, como consideran los empiristas,

sino que la verdad sobre el mundo no es independiente, puesto que depende de las

creencias, concepciones y percepciones del individuo”5.

263262

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

4 La noción de agencia proviene de las teorías postestructuralistas, socioconstruccionistas y feministas. La

agencia puede ser definida como la capacidad de elegir y generar proyectos que en ocasiones se contra-

dicen o alteran las pautas socioculturales aprendidas e imperantes, y cómo yo tengo el poder de producir

efectos en mí y en los otros. Véase Margot Pujal: “La identitat (el self)”. En T. Ibáñez García (ed.): Introducció

a la psicologia social. Barcelona, UOC, 2003, pp. 91-134.

5 Ibíd., pp. 132-133.

Ya veis lo que me interesa. Crear un flujo donde conectar: ¿Qué se dice?¿Quién decide

el escenario?¿Qué se quiere representar?¿Qué se cree que representa?¿Qué signifi-

cados median?¿Para quién?

Así, comprenderemos mejor qué versiones constituyen nuestras comunidades

de práctica y qué es lo que cambiaríamos. No os extrañe pues que me descentralice

como educadora. No soy responsable de adaptar un discurso y de partir solamente

de cuestiones instrumentales o funcionales6.

¿Desde dónde?

[Buenos días,¿Alguien ha estado en este museo alguna vez?¿Sabéis lo que es un museo?

(El educador7 sonríe). Pues bien, hoy vamos a hacer una visita para descubrir este

lugar, bla, bla, bla. ¿Qué os parece? (El educador vuelve a sonreír) Bueno, estamos

en la primera sala. Me podríais decir ¿qué veis en esta obra? Muy bien, muy bien,

y ¿qué más? ¡Ah! y ¿por qué?...]

Aclarar que el educador no es ni incoloro ni pálido. El hecho de que la mayoría de

las personas que se dedican a la educación en museos sean mujeres, hace que, cada

vez más, en mis clases sea muy enriquecedor compartir y generar conocimiento desde

teorías y pedagogías feministas. Nos permite comprender cuestiones como: localiza-

ción (dentro de la estructura, en las políticas institucionales y culturales); la retórica

de la victimización o la queja que sojuzgan la capacidad de agencia; no querer recono-

cer la experiencia desde varios “yoes” y cómo ésta varía según el contexto de tu prác-

tica; no querer escrutar la experiencia de mí misma en mi práctica como educadora

y en relación con otras. Hablar desde ti.

[Secuenciación de la visita Barcino para primaria. Museo de Historia de la Ciudad.

Material elaborado en el 2000 aproximadamente. Presentación de la actividad y

recibimiento del grupo: En la entrada de la Casa Padellás, vídeo (10’). Evaluación

inicial: En las torres y la muralla (15’). Actividad vinculada a la comprensión de la

noción de: En la torre de la muralla (25’). Actividad vinculada a la identificación (10’).

Comparación y conocimiento; sus usos, funciones y significado. En los siguientes

espacios del subsuelo: muralla, intervallum, lavandería, termas, tintorería, factoría

de salazón (30’). Final de la actividad con una actividad de valoración de lo apren-

dido. En el templo o la Casa Padellás (20’)].

¿Y ahora qué hago? El hecho de que los estudios de museos son un terreno intra y

transdisciplinar y que, desde los años ochenta, una parte de los debates en estudios de

museos tienen que ver con cuestiones de representación, políticas de reconocimiento

y de identidad, hace que nos replanteemos algunas de las prácticas educativas desde ór-

denes ontológicos y epistemológicos diferentes. Me parece muy importante que, como

educadoras de museos, estemos atentas a algunos debates y a la organización de expo-

siciones desde la teoría cultural, los estudios de museos postestructuralistas, feministas

y poscolonialistas8 que han influido en considerar a los museos como lugares donde

se escriben relatos sobre la educación9.

[La Juana: “El Marc va flipar quan em vaig menjar un caramel de l’obra del Fèlix

González Torres al Guggen”.

La Sara: “Fullejem els llibrots que tenen allà encadenats a la taula”].

¿Cuál es mi formación?: El hecho de que la enseñanza y el aprendizaje en museos y

centros de arte formen parte de un contexto social y cultural específico (como diría

Gergen10), hace que nos relacionemos con nuevas contribuciones para la educación ar-

tística, como la cultura visual, la cultura material, la crítica institucional, los estudios

de performance, la investigación basada en las artes, etc.

265264

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

6 En referencia a un currículo instrumental o funcional.

7 Verán que a lo largo del texto juego con la posición general de “educador” y la contingente de “educadora”.

8 Un buen ejemplo es el último libro de Sharon MacDonald: A Companion to Museum Studies. Oxford, Blackwell

Companion in Cultural Studies, 2006.

9 Entendida como construcción de la identidad y de la subjetividad.

10 Kenneth J. Gergen: Realities and Relationship: Soundings in Social Constructionism. Cambridge, Massa-

chusetts, Harvard University Press, 1994.

“10 de abril de 2008, 50 días después del eclipse de febrero, día de la ‘posesión de

la plaza de profesora titular de la UB’ en una sala adyacente al Aula Magna y bajo

El rapto de las Sabinas”.

La segunda conferencia donde me estreno como profesora titular, después de 11 años

dedicados a la docencia universitaria. Muchas veces en este periplo académico me he

sentido disecada, encallada... Hay tantas formas de expresarlo que no sé cuál escoger.

Sí, disecada (no en el trabajo del aula), sino en la jerarquía impuesta dentro de la aca-

demia y en sus recovecos que, por suerte, me permitían desaparecer de vez en cuan-

do (intentando no quedarme en la cultura nihilista del cinismo y la pasividad, como

diría Braidotti11). La precariedad académica me permitió compaginar muchos años

de precariedad museística (sume dos y siempre va a ganar un poquito más, al menos

eso es lo que dicen los anuncios de champú, los yogures con vitamina B o la economía

del capitalismo flexible que inserta “lo educativo” en el museo sólo en un momento del

día). En la “parte” museológica estuve localizada en diferentes “estratos”, relaciones y

situaciones que me ayudaron a desaprender y resignificar cómo diferentes contextos

museológicos producen diferentes discursos y prácticas. Lo mejor: instalarme en las

complejidades de lo “educativo” de las instituciones museísticas que, desde fuera, pa-

recen un todo homogéneo porque sólo se percibe el escenario. Al menos esto es lo que

afirmaba Luis antes de empezar el curso: “Yo al museo no lo veía como una entidad

gestora, sino solo como un espacio para el espectador. Quiero verlo como un artista,

como algo sagrado para salir de la multifrenia”.

El feminismo materialista de Rosi Braidotti me ayuda a replantearme la cons-

trucción social del género, o cómo fui educadora en museos, cómo ejerzo de docente

sobre museos y educación, qué posición no quiero aguantar como visitante “ideal” o

“idealizada” y cómo mis alumnas /os y yo queremos “existir” como visitantes. Trabajo

desde cuatro términos indicados por Elizabeth Garber12: maestría, voz, autoridad y

posicionalidad. La maestría: considera que las estudiantes tienen que buscar el cono-

cimiento desde sus propios términos y no desde la tiranía de los autores, o hágalo ex-

tensivo a lo que quiera y desde la colaboración (como vemos en las cartas de Mireia

y el trabajo de los grupos en el MNAC):

“Per exemple, el fet que jo en 20 anys hagi viscut en 3 ciutats diferents i 9 pisos és un

fet que m’ha fet pensar molt, sobre el qual crec haver après i poder aprendre molt,

i que ara mateix m’interessa més que ‘la fase analítica del cubisme’ que, sense cap

altre remei he hagut d’estudiar (de la manera que la professora explicava i esperava

que jo reproduís) per l’examen d’història de l’art”. (Mireia).

La autoridad feminista se refiere a la conexión entre ser y pensar, más que a su sepa-

ración y distancia. La voz, al habla invisibilidad de las estudiantes. También hablan

y piensan por sí mismas y no según lo que dice tal texto, tal profe o tal expo (como

vimos en el ejemplo de la lectura de cartas en clase). La posicionalidad o cómo ela-

boras tus experiencias, educación, forma de relacionarte, conocimiento y emociones

según tu posición social, de género, de raza, generacional, nacionalidad, sexualidad,

habilidades, etc.

(Paréntesis)

Estuve en salas durante muchos años13. Tenía la suerte de no ser rubia como Kati14, a

quién siempre confundían con la “educadora inocente” y le daban más trabajo del que

tenía en su contrato. Pero, soy alta; a veces demasiado, aunque en los museos siem-

pre he quedado bien. Y más, al ser espigada. A veces me daba la impresión de que

mi altura era una especie de toque de glamour en las salas. Mi espalda siempre se re-

siente. El glamour se va y me encojo. Si al menos pudiera refugiarme detrás de la

mesa y sentarme un ratito. En Estados Unidos se añadía que era europea (se ve que

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

11 Rosi Braidotti: Sujetos nómades, corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea.

Barcelona, Paidós, 2000.

12 Elizabeth Garber: “Teaching about gender issues in the art education classroom: Myra Sdker Day”. En Studies

in Art Education, octubre de 2003, vol. 45, n. 1, pp. 56-72 y pp. 56-59. Véase, en referencia al trabajo de Frances

A. Maher y Mary Kay Terreault: The Feminist Classroom. Nueva York, Basic Books, 1994.

13 También estuve en despachos, almacenes y auditorios.

14 Alumna de doctorado de hace dos años que trabajaba en las salas de La Virreina. Ahora es profesora de

Visual y Plástica.

un acento de medio francesa. Irresistible, ¡uf!). A la vez, latina. Ojos negros. Programas

latinos. Suerte de la ayuda de Lucho, mi compañero, que era peruano, de sus amigos,

de los amigos de sus amigos que eran mexicanos, chilenos, brasileños; y de Sofía, la

argentina, casada con diplomático que encandiló a Bárbara, mi jefa del departamen-

to de Educación. Lennette era negra. Una mujer voluptuosa y sincera. Nos hicimos

amigas. De vez en cuando traía el mantel de lino de su casa y celebrábamos en el depar-

tamento una de nuestras largas comidas con otras educadoras y con otro personal de

abajo como Cederic, piel negra, ojos verdes, que trabajaba en seguridad. Lennette

estaba casada con un maestro. En el departamento de Educación se encargaba de la

logística. Un día fuimos invitadas a la casa de Fiona, voluntaria jubilada del museo

y pendiente de los programas que Bárbara hacía para el grupo de educadoras de vo-

luntarias como ella que ejercían de maestras en las salas. En casa de Fiona me sentí

como Lennette: —Viste que la única persona negra lleva un delantal de esos de Lo que

el viento se llevó, me susurró en la oreja. La sirvienta. A Carrie Mae Weems le hubie-

ra gustado posar con ella o reutilizar el delantal. Justo aquel mes Carrie exponía en

el Museo Nacional de las Mujeres de Washington, D.C.: “En la universidad, cuando

empecé, se ve que era demasiado joven a mis 30 años, pero tenía experiencia y que-

ría aprender más. Las visitas a las salas de los museos han sido tantas cosas... A veces

eran un lugar donde vigilar, un libro de texto, un paseo con o por ‘los contenidos’

(con lo que se permite/no decir), una esfera donde hacer disrupciones en el discur-

so público o del público del museo, un terreno para el misterio y la aventura donde

actuaba como Miss Plastilina (como diría Amparo), Miss Qué-hacer-hoy-con-estos-

jóvenes o Miss Goodmorning. A veces los diseños de las exposiciones parecían tra-

ducciones, performances, adaptaciones, instalaciones, atmósferas, actuaciones, relaciones

o quizás sólo eran admiraciones. No sé, pero tanto los trípticos como los progra-

mas educativos parecían sus extensiones. Los catálogos eran sólo galeradas para leer

la exposición”.

La parte de atrás, a menudo silenciosa15, creaba sus tupidas redes de agen-

tes culturales y económicos. Me sabía mal la posición subordinada de las personas

de salas o que hacían educación desde fuera, porque no sabíamos hasta qué punto

estábamos en el museo. A veces, me daba la impresión de que mi trabajo era edito-

rial, escolar u ocupacional, porque poco compartíamos sobre cuestiones museológi-

cas, como los cambios de políticas en las museologías españolas durante los noventa,

vía proyecto museológico o museográfico, la vulnerabilidad de políticas de adquisi-

ción, conservación y colección; la creciente centralidad de las políticas de “difusión”

y de exposición; los presupuestos con los que se dividía lo que se denominaba “inves-

tigación”, “difusión” y “educación”; los “nuevos” estudios de público donde a veces

estábamos integradas, pero solamente conocíamos los resultados por los catálogos pu-

blicados, y un sinfín de temas que han ido instalándose en la construcción de una

museología oficial española.

Todo ello son cuestiones que se vinculan con lo que significa ser museo en un

contexto situado históricamente y cómo esto se corresponde al terreno de la represen-

tación. O sea, cómo se producen ciertas políticas culturales, institucionales o de apren-

dizaje y cómo esperan ser moldes de la práctica; y, sobre todo, de qué educación se

habla (no es lo mismo la nueva museología francesa que la anglosajona; no es lo mismo

la museología crítica australiana que la americana, ni la museología como cultura del

consumo popular mass-mediática que la museología como imagen corporativa)16. Así

que yo seguía recolectando casos...

Tengo suerte de ser optimista, de estar interesada en los matices y en lo invisible

y de no morir en el intento. Así que estas posiciones favorecieron que me desacostum-

brara a distinguir discursos por los museos que transitaba17. No eran tan desiguales ni

situadas parcialmente ni aparecían como subjetivas, un tema en el que insisten los es-

tudios feministas y las pedagogías feministas. Sin sobresaltos aprendí que los museos

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

15 Véase Eilean Hooper-Greenhill: Museums and the Interpretation of Visual Culture. Londres/Nueva York,

Routledge, 2000.

16 Para más información véanse Gail Anderson (ed.): Reinventing the Museum. Historical and Contemporary

Perspectives on the Paradigm Shift. Walnut Creet, Califormia/Oxford, Alta Mira Press, 2004; Julia Noordegraaf:

Strategies of Display. Museum Presentation in Nineteenth- and Twentieth-Century Visual Culture. Rotterdam,

Nai Publishers, 2005; Andrea Witcomb: Re-Imaginig the Museum. Beyond the Mausoleum. Londres/Nueva

Cork, Routledge, 2003, pp. 128-162.

17 En la ciudad de Barcelona y provincia: Museu Marítim, Museu d’Història de la Ciutat y sus otros museos

como Museo de Pedralbes, Casa Museu Verdaguer, Casa Museu Maragall, El Refugi del Poble Sec, La Fa-

rinera, MNAC, Museu de Gavà, Museu de les Arts Escèniques, Fundació la Caixa.

de mi ciudad (menos dos18) estaban fascinados por producir las mismas versiones

museológicas modernistas y metanarrativas, aunque: a) expusieran objetos diferen-

tes; b) generaran muchas visitas comentadas para muchos públicos diversificados que

repetían un esquema intro-desarrollo-análisis-síntesis; c) programaran diseños expo-

sitivos impactantes, circundantes, afectivos; d) utilizaran las nuevas tecnologías en la

ubicuidad del museo; e) distribuyeran los espacios expositivos como recorridos únicos

con un principio y un final fijos19; f ) eligieran títulos originales, artistas desconocidos por

el gran público, civilizaciones rotas, civilizaciones antiguas del Mediterráneo, fotó-

grafos artistas o artistas contemporáneos cuya obra no era tan ajena como parecía al

museo; g) estuviéramos horas y horas pensando en cómo ser creativas con los mismos

contenidos. Buen material para entender la cultura moderna. Buen material para

cartografiar cómo en estos espacios atraviesan identidades, subjetividades, valores y

temporalidades.

Entiéndase pues mi afición por hallar semejanzas entre dichos lugares y sus tras-

laciones o transferencias a textos sobre museología crítica. O sea, al revés: de lo leído a

lo experimentado y poco a poco ir creando tu propio terreno para la experimentación.

En algunos de los referentes de museologías críticas en los que trabajé, surgían:

• Los museos, espacios de aculturación y reproducción social vinculados a la

economía industrial y a la “magnificencia” de los Estados-nación.

• Los museos, escenificaciones del poder colonial y eurocéntrico.

• Cómo desvelar la opresión y la exclusión en las políticas de los museos de arte,

antropología y ciencias naturales (entre otros).

• Los museos, zonas de contacto20.

• Los museos, intersecciones entre la economía y la cultura.

• Los museos y generación de un visitante que no es comprendido como un

sujeto universal.

• La crítica institucional de los museos de arte.

• La performatividad en los museos.

Han pasado cinco años desde que he dejado de trabajar para departamentos de Edu-

cación de museos. Y todavía me siento incómoda. Me siento incómoda por las cons-

tantes repeticiones fundacionales y metanarrativas que hallo en los textos de pared

de exposiciones temporales en visitas a museos y centros de arte. Las metanarrativas

modernas aparecen como centros de autoridad o de significados trascendentales al-

rededor de unos objetivos y unos estándares que se consideran fijos y que son muy

evidentes. Por otro lado, la persistente confusión sobre por qué dialogar es hacer pre-

guntas que buscan un fin (¡ay, las dichosas preguntas cognitivas!).

[“Por primera vez, la Fundación Caixa Galicia exhibe en su sede compostelana la

totalidad de los fondos artísticos que posee el Museo Dolores Olmedo de México,

‘el legado más importante que existe en el mundo sobre la genial artista mexicana’”.

Exposición sobre Frida Khalo, 2005.

“Por primera vez en el mundo se exponen 40 obras inéditas de arte en el Museo

Egipcio de Barcelona”.

Canal metro, Barcelona 2008-03-19].

Así que, si tuviera que pensar en intervenciones educativas, me plantearía qué dis-

cursos y prácticas repetimos/silenciamos cuando “algo” (que a veces resulta ser mi lu-

gar de trabajo) se considera:

• “museo”, “arte”, “obra”, “artista”,

• “documento”, “visitante”, “currículo en el museo”,

• “exposición”, “colección”, “política”, “ideología”,

• “niño/niña”, “adolescente”, “familia”, etc.

Y ¿qué representamos en nuestras decisiones, rutinas, presuposiciones, objetivos, de-

claraciones cotidianas?

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

18 Aunque en educación en el museo se sigue la línea del resto.

19 Para más información véase George E. Hein: Learning in the Museum. Londres/Nueva York, Routledge,

1998; George E. Hein: The Museum in Transition. A Philosophical Perspective. Washington; Smithsonian

Institution Service, 2000.

20 James Clifford: “Cuatro museos de la costa nord-occidental: reflexiones de viaje”. En Itinerarios transcul-

turales. Barcelona, Gedisa, 1994, pp. 139-183.

Una forma de comprender los desplazamientos del “significado” y cómo se

insertan/cambian según el contexto es una de las contribuciones de la teoría cultural

y que, según Mason, ha sido muy valiosa para los estudios de museos21. Ha proporcio-

nado, por un lado, formas de teorizar las relaciones que surgen/pueden surgir entre

los objetos en una determinada exposición o colección y, por otro, cómo estos signi-

ficados cambian cuando se revisa el lugar o desde el tiempo. En tercer lugar, cómo

los visitantes también entienden los objetos de formas diferentes.

La clase de la semana pasada la hicimos en el Museu de la Ceràmica, cerca de

la universidad. En el Palau Reial. Otra vez con lo anticuado. Las alumnas tenían que

hacer una disrupción en el discurso. La concepción de proceso disruptivo puede em-

pezar por identificar las interpretaciones autoritarias sobre lo que se estudia, para

desde aquí tener en cuenta posiciones propias en el discurso y constituir otras inter-

pretaciones. También la noción de disrupción significa desmantelar críticamente el

concepto de estructura, proveniente del estructuralismo, o el hecho de que los tex-

tos de los objetos y las prácticas se definen por las partes que los constituyen sin te-

ner en cuenta el contexto y las posiciones del sujeto. En el caso de la educación, se

podrían citar, “excelencia en educación”, “equidad en educación” o “multicultu-

ralismo”, términos relacionados con la racionalidad o la autoridad y que, por con-

siguiente, no posibilitan la duda ni la crítica22. Por lo tanto, es interesante cuestionar

las ambigüedades, las contradicciones y los lugares entremedio en este discurso.

Según la autora “el estructuralismo educativo promueve orden, organización y ra-

cionalidad, pero ignora el papel del estudiante o del docente”23. Las prácticas edu-

cativas postestructuralistas se superponen con las pedagogías críticas u oposicionales,

las cuales valoran la experiencia del sujeto y de los otros como fuentes importantes

de conocimiento.

“Empezando con estas formas subjetivas (en oposición a las formas objetivas del

estructuralismo) es cuando los educadores artísticos pueden desarrollar prácticas

y estrategias que involucran a los estudiantes en la comprensión y la valoración de

la diferencia y de sí mismos”24.

Las alumnas tenían que buscar objetos, palabras, espacios que indicasen: mujer/niña/

niño/abuelo/abuela/hombre árabes; lo mismo pero cristiana, judía, negra (¡vaya con los

candelabros que encontramos sin referencia alguna a su representación, bell hooks se

tiraría de los pelos! Creo que Fred Wilson pediría trabajar en el museo), catalana, uni-

versal. Mañana intercambiamos fotos del museo con instalaciones de artistas que se de-

dican a la crítica institucional como Louise Lawler, Fred Wilson, Adrian Piper, Faith

Ringgold, Mark Dion, Ilya Kabakov, etc.). Sería interesante llevar a cabo varias inter-

venciones en el Museu de la Ceràmica para jugar con la performatividad o la reitera-

ción de actos que son socialmente determinados; y para ver cómo los ritos sociales en

museos son también una forma de poder dominantes y punitivos25. Llevo algunos años

dándole vueltas. Mañana ya tenemos algunas fotos a lo Louise Lawler. ¡A ver qué de-

cidimos hacer! Las estudiantes no se creían lo que antes daban por sentado: un sujeto

universal, invisibilidad, racismo, sexismo, etc.

(En medio de)

Memorias sobre espacios sin cuerpo

“Verano de 1997, invierno de 1999, invierno de 2001, curso 2002-2003 y 2005-2006,

primaveras del 2004 y del curso 2006-2007”.

Estoy en un lugar blanco, como cada vez que recurro a él, no porque me guste el efecto

caja blanca, sino porque me interesa lo que se expone (no cómo se expone, sugiriendo

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

21 Rhiannon Mason: “Cultural Theory and Museum Studies”. En Sharon MacDonald (ed.): Expanding Museum

Studies: An Introduction. Londres, Blackell Publishing, 2006.

22 Jane Gooding-Brown: “Conversation about Art: A Disruptive Model of Interpretation”. En Studies in Art

Education, 2000, vol. 42, n. 1, pp. 36-50, esp. p. 42.

23 Ibíd., p. 43.

24 Ibíd., p. 44.

25 Judith Butler: Gender Trouble. Feminism and the Subversion of Identity. Londres/Nueva York, Routledge,

1990, p. 104.

sutiles blancuras o mínimas interferencias en lo “artístico” que, a menudo, se contra-

dice con la selección del/de la artista). Esta vez, una variación: unas inscripciones en la

pared: encrucijadas que no sé si son del artista, mi cuerpo que recorre las salas o la de-

mostración de lo que se pretende con la exposición. Al menos las encrucijadas me inspi-

ran: circular por Lothar Baumgarten y sus fotografías que son cartografías de sueños

industriales; por sus comentarios sobre museos etnológicos, pero sigo cansándome.

Los espacios expositivos del MACBA agotan. Son demasiado clínicos. Me vuelve a do-

ler la espalda. Las indicaciones en la pared siguen como siempre. ¡Es una pena!

Ahora: unas salas tapizadas de rojo pompeyano que no sé si corresponden a

una visión nostálgica neoclásica o a la versión de lo que los etruscos aportan a las colo-

nias romanas. Años atrás recorrería unas salas donde el tapiz era un brocado dorado

que había sido instalado gracias al patrocinio de Enher. No soy una chica obediente,

prudente, modesta y afectuosa. Ya lo dije en otra ocasión: tuve que ejercer de educa-

dora dulce y sensitiva, atenta a los avatares de los visitantes y donde mi voz sólo era la

que suspiraba la dichosa institución (fuera la que fuera, eso sí: yo siempre precaria).

Siempre circulo por donde no puedo hacerlo. ¡Eso de ser una visitante “normalizada”!

Lo malo es que cuando paso a ser una visitante ideal entro en la categoría “novel-exper-

to”, “adulto-docente-familia” o en la categoría “visitante-paseante-visitante mari-

posa-visitante-hormiga”, etc. y tengo la impresión de que desaparezco como sujeto.

Mi subjetividad desaparece cuando no hay mención al “género” ni a mi género26. Salas

centrales del Museo del Prado invisible, en el sentido del misterio de la obra de arte que

nos lleva a La Gioconda del Louvre27. Una caja gris: tapizada de un gris con aguas

para mostrar la luz de un artista y un cineasta: Hammershoi y Dreyer. No sé si es en-

voltorio o envuelto. En otro lugar, años después: vagar por un espacio donde las cor-

tinas negras están intercaladas entre tránsitos de las salas: cómo entrar y salir o cómo

perderse entre tanto (objeto). Siempre con un final que termina del mismo modo:

donde las últimas cortinas son falsas y tienes que recular para volver a empezar o don-

de escenografías-simulacros terminan con un vídeo celebrativo (sello durante mucho

tiempo de las exposiciones del Museu d’Història de la Ciutat), o que demuestra que

el futuro todavía está por construir (como en el Museu d’Història de Catalunya). O al

revés: empiezo por un vídeo que me marca como un sujeto igual al resto. Desaparezco

en el lenguaje neutro de la escritura expositiva que se repite cada vez que divago por

los espacios expositivos de la ciudad en que vivo. Sí, sí, tanta “claridad”, “concisión”,

“calificativo”, “texto-sub-texto-sub-sub-texto” y sobre todo, el tercero en plural, ¡ay!,

el tercero en plural... Soy el otro que debo ser y no los múltiples “yoes” que han ido

relacionándose con la exposición en cuestión. Todo ello me confunde. En las museo-

logías críticas se deconstruye, describe, desvela, contesta qué identidades surgen en los

espacios expositivos; qué sujetos múltiples se cruzan/ocultan.

Museo de arte contemporáneo con la siguiente ordenación temática: el paisaje-

la figura femenina-el retrato-la ciudad-taller, ¿quién es quién? La historia de una niña

que quería ser artista. Alejo le servirá de modelo. A Alejo le gusta disfrazarse (a ti tam-

bién, ¿verdad?). Me recuerda al cuento de Carlota en el que va al Museo del Louvre,

donde se representa el museo como un lugar fuera del contexto cotidiano de las per-

sonas y como un lugar de fantasía y de ensueño, cuando lo que se están utilizando son

clichés sobre la obra maestra, la niña revoltosa, el museo como lugar sacro, la educa-

dora como persona con mucha plasticidad para trabajar con niños, bla, bla, bla...

Consultas: ¿por qué en un museo en el contexto de la cultura contemporánea

cuando pensamos en educación artística recurrimos a “dibujar”?¿Por qué la crítica

de arte va por un lado y la educación artística por otro, como si fuera su hermana

menor? No lo entiendo.

“Fundació Miró, Barcelona: desde que nos conocimos.”

Casi siempre expone desde: el espacio caja blanca. Un texto general de introducción/

descripción utilizando un lenguaje neutro ni muy difícil ni muy fácil. Unas etiquetas

con la identificación de la pieza según artista y según coleccionista. Se combina una or-

denación expositiva según estilos o según obras que se exponen de forma aislada para

resaltar su importancia. Alguna mujer artista, de vez en cuando, para cubrir la lógica

de las excepciones como diría Celia Amorós. En este caso solamente una mujer, pero

qué mujer: Louise Bourgeois. Tampoco se menciona cómo se organiza el sistema del

arte en el contexto de lo expuesto. Ejemplos de retratos de mujeres sin plantear por

275274

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

26 Juego de palabras entre el sentido literal y la noción de género en el feminismo de la diferencia.

27 H. Belting: “El arte moderno sometido a la prueba del mito de la obra maestra”. En Arthur C. Danto [et al.]:

¿Qué es una obra maestra? Barcelona, Crítica, 2000.

qué era una forma de construir una cierta identidad del artista donde las mujeres son

excluidas del papel productor. Visitas comentadas sobre el tema de la exposición que,

a veces, también se denomina el discurso o la tesis. Visitas que se adaptan al nivel esco-

lar o adulto. Seminarios sobre el tema de la exposición. Por ejemplo: seminario sobre

El cuerpo humano y la modernidad, a raíz de la exposición El cuerpo sin límites. Ningu-

na mención a la exposición como texto modernista. El arte entendido como pintura,

escultura y arquitectura (la contribución del museo) y está fuera de lo social. En la

tienda se venden catálogos y obras según el siguiente orden: biografías y escritos de

artistas, catálogos de exposiciones y novedades de catálogos, fotografía, cine, movi-

mientos artísticos, crítica/ensayo, historia y crítica, Miró, escultura, escultura varios,

Salvador Dalí, Picasso, Antoni Gaudí, Brossa, diccionarios/pedagogía, Sert, sociología/

psicología del arte, filosofía, revistas, arquitectura, urbanismo. Y donde menos: inte-

riorismo, arquitectura/interiorismo, diseño industrial, infografía/páginas web, tipo-

grafía, manuales de diseño, diseño gráfico, moda, monografías, diapos (agotadas),

ofertas/ofertas/ofertas. Y finalmente, libros de cuentos.

En pocas líneas ya me han dicho qué nociones de visitantes espera el museo: adul-

tos en turismo cultural de una cierta clase socioeconómica, escuelas e institutos y personas

interesadas. Y es lo que me encuentro en un día de cada día: familias de turistas france-

ses, algún docente de secundaria, parejas de jóvenes. (Recordad que estáis en la nueva

Barcelona del turismo cultural dónde también se resaltan las artes, el diseño y la moda).

Consultas: a) ¿Por qué esta exposición es un texto que sigue presentando el arte

y la identidad del artista vanguardista y modernista? ¿Qué hace que yo como visitante

no pueda decidir qué hago significativo y por qué?; b) ¿Cómo se vincula esta exposi-

ción con la nueva Barcelona puesta ya guapa desde los juegos olímpicos?; c) ¿Qué di-

ferencias existirían si partiéramos de una concepción del cuerpo desde la primera y la

segunda ola del feminismo? ¿Si inscribiéramos, al lado de esta versión modernista,

el trabajo de artistas como Fina Miralles, Elena del Rivero, Adrian Piper, etc., Bar-

bara Kruger, etc.? ¿O desde la interculturalidad de Mona Hatum?¿Qué narrativas

visuales podríamos generar desde estos tres problemas?¿Qué otros recorridos podría-

mos insertar en el espacio de la exposición?

Museo d’Art Jaume Morera de Lleida. Carme trabajaba allí. Ahora sigue por su

cuenta haciendo seminarios de formación sobre educación artística a profesorado.

Acaba de conseguir una beca de investigación para estudiar las políticas de género

en el sistema del arte de Lleida.

Itineraris paral.lels fue su contribución a la colección permanente desde la generación

de otros relatos museísticos y otras miradas sobre la museología oficial del museo.

Para Carme, Itineraris paral.lels no se centraba en buscar el significado de la obra, sino

en aprender a partir de la misma. Se escogieron siete obras y, de ahí, la incursión de

otros discursos. Cito un ejemplo:

“Texto explicatiu de l’exposició. Aquest retrat femení mostra, clarament, el rumb

que agafa la pintura espanyola en aquesta època, molt més sensible als requeriments

artístics de la llum mediterrània i a un tractament més lliure de les figures. Cecilio

Pla, pintor de l’escola valenciana, juga amb el contrast entre llum i ombra a través

d’un gran domini del color, un dels signes distintius del luminisme de Sorolla, pro-

per a les aportacions dels impressionistes.

Text de l’itinerari: L’aspiració de ser una dona moderna, sofisticada, lliure i seductora

ja es deixa entreveure en alguns dels retrats de Cecili Pla, una nova dona que freqüen-

ta les platges i que malgrat això encara no s’ha tret la pamela i l’auster recollit de cabells.

Alguns anys més tard comença a aparèixer a l’Estat espanyol la consciència sufra-

gista, al voltant dels anys 20, en l’associacionisme femení de les classes mitjanes.

Malgrat això, el vot femení no s’aconseguirà fins a la Segona República.

Podem comparar l’obra de Cecili Pla amb una representació de la dona moderna

en el Retrat de Mademoiselle Souty, d’Ignacio Zuloaga, clarament burgesa: cabells

curts, vestit masculí, mirada segura.

I també contrastar-la amb aquesta imatge pessimista de dona treballadora d’Au-

relio Arteta, Pescadora al port”28.

Fundació Miró, Mallorca y artUom con Joan Maria, Javier, Katia y muchas otras voces

Talleres educativos desplazados a un espacio de formación para gente mayor que re-

significan el museo como generador de significados y que desvisten la concepción del

277276

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

28 Carme Molet: “Itineraris paral.lels disn de l’exposició permanet del Museu d’Art Jaume Morera”. En Actas

del Primer Congreso de Educación Artística: Obrint portes, trencant rutines. (Tarrasa, septiembre de 2005).

museo caja blanca de la Fundació. Un trabajo que se interesa por las negociaciones

entre agentes que representan diferentes roles museísticos y saberes que también apor-

tan personas jubiladas dedicadas a ir a la universidad. Trabajo cooperativo que pone en

marcha toda una política de pedagogía crítica y museología crítica en Mallorca. Le si-

guen Aina, Irene, Sebastià y Eva del Museu d’Es Baluard, con su trabajo Cartografiem-

nos. Varias ediciones de artUOM. Diferentes retos. La edición actual ha cambiado de

manos. La lleva Katia, entre otras personas. Un proyecto rizomático al fin y al cabo.

Se presentó en el 2005 en el Primer Congreso de Educación Artística: Obrint portes, tren-

cant rutines. Un pequeño fragmento:

“El proyecto educativo artUOM busca la emergencia de espacios de resistencia, contra-

discursos y miradas críticas desde las diversas posiciones de los sujetos y su marco de tra-

bajo como una comunidad/colectivo abierto. Busca un marco de acción desde una

agencia: el marco de negociación y discursos que un grupo o comunidad trabaja y cómo

hace que emerjan espacios de traducción dentro de las diversas posiciones de una ins-

titución cultural y las diversas políticas culturales que se presentan/representan”29.

Museu de Lleida con Miquel y Raúl

Miquel no pudo tener un stand en Expodidáctica, no porque no estuviera informado,

sino porque la dirección indicó que no había departamento de Educación. No, no,

claro que no, porque está en construcción y resulta que todo lo que has hecho durante

diez años nunca se reconoció. Pero precisamente esta es la táctica: estrenar el despacho,

el aula-taller, las visitas en las salas con la colaboración de un centro de renovación peda-

gógica y profesores de Lleida. Entre todos, empezar la educación en el museo desde

abajo: o sea, desde una ronda de conversaciones (estilo seminario durante varios meses)

para determinar qué aporta el museo a los profes y qué aportan los profes a los museos

y sus acciones en la sala-taller. Están en la tercera sesión. Por ahora ha habido buenas

ideas como crear una categoría de escuelas amigas con contrato donde profesorado

y museo negocien su presencia en las salas. Raúl representa al grupo de renovación

pedagógica. Está elaborando una observación participante de todas las sesiones.

Sutilezas/Sugerir

A ti quizás te interesaría que las personas convertidas en visitantes:

a) Identificasen las-los artistas.

b) Pudieran describir lo que “ven”.

c) Experimentasen con materiales, texturas, procesos, técnicas y aparatos cada

vez más sofisticados.

d) Situasen los discursos que enmarca/oculta la exposición.

e) Se hicieran preguntas sobre lo que deviene museológico.

f) Pudieran hacerme preguntas desde sus historias personales, sentido de sí, más

que presuponer que yo “lo sé todo”.

g) Se relacionaran con el discurso de comisarios y artistas, pero no desde la au-

toridad, sino desde la autoría compartida. O sea:

• ¿Por qué se han seleccionado estos artistas?

• ¿Quiénes los consideran “interesantes”, “significativos” en el sistema artístico

contemporáneo?

• ¿Por qué ejercen de educadores en escuelas hablando de su obra sin escuchar

qué tienen que decir las maestras, profesoras y alumnas?

• ¿Qué aportan en el campo de las artes?

• ¿En qué te hacen pensar?

• ¿Cuáles son sus posiciones filosóficas y políticas? ¿Cómo se incrustan en la ex-

posición o se generan otras?

• ¿Cómo comentan (argumentan/desvelan, ideas al contexto posmoderno y

postindustrial en el que se hallan), de qué nos hablan?

h) ¿Cómo lo recibimos? ¿Por qué tenemos que recibirlo? ¿Cómo queremos re-

lacionarnos?

i) ¿De qué estrategias creativas o estéticas estamos hablando: la yuxtaposición,

la apropiación, la parodia, la cita, la superposición, la cita, la estética vídeo

clip, la estética post-it, vídeo-juegos, etc.?

Si quieres, ya sabes. Seguimos, conversamos, nos relajamos. Hasta entonces.

[Cuídate, Carla.]

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA CARLA PADRÓ Entre-dós: algunas museologías, pedagogías críticas (y feministas)

29 Javier Rodrigo y Joana María Riera: “artUOM: Educación desde la negociación y la resistencia”. En Actas

del Primer Congreso de Educación Artística: Obrint portes, trencant rutines. (Tarrasa, septiembre de 2005).

Partiendo de la idea de que lo que diferencia un museo de un centro comercial es la

voluntad del primero por crear conocimiento, diferencia que se explicita en su activi-

dad educativa, este texto repasa la situación de los departamentos de educación de los

museos de artes visuales en España y los tres modelos pedagógicos que de forma ma-

yoritaria se están poniendo en práctica, para llegar a proponer un marco metodoló-

gico nuevo y, sobre todo, no tóxico.

¿Qué tienen de diferente el museo y el centro comercial?

• Compro algunas cosas y las meto en una bolsa con el nombre del sitio donde

las he comprado.

• Comento que he estado.

• Recorro largos pasillos.

• Subo las escaleras (puede que mecánicas).

• Me tomo una Coca-Cola.

• Observo una gran cantidad de objetos situados en exhibidores.

La lista relatada anteriormente es una lista de acciones que hacemos cuando vamos

al centro comercial, pero, ¿no podría ser también una lista de lo que hacemos cuando

vamos al museo? Hemos de aceptarlo, es una realidad, como apoyo al desarrollo del

turismo cultural, eje económico fundamental para las grandes ciudades contempo-

ráneas, los museos cada vez se parecen más a los centros comerciales. Tal es el grado

de semejanza, que las comparaciones aparecen en los sitios más insospechados, como

la revista dominical del diario El País donde, en un artículo titulado “Fiebre del sá-

bado tarde”, se puede leer la siguiente frase:

“En 2006 Parquesur recibió veinticuatro millones de clientes; el Museo del Prado,

por ejemplo, tuvo poco más de dos millones visitas”1.

281

El museo como plataforma detransformación de la pedagogía tóxica Modelos educativos no tóxicos para una sociedad

posmoderna

MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

1 G. Abril: “Fiebre del sábado tarde”. En El País Semanal, 8 de julio de 2007, n. 1606, pp. 62-73.

Estos preocupantes niveles de semejanza han hecho que llegara a preguntarme: ¿qué

es lo que realmente diferencia un museo de un centro comercial?

Lo que debería diferenciar la experiencia que desarrollamos en un museo de

la que desarrollamos en un centro comercial es que la intención del museo es la de crear

conocimiento, mientras que la intención del centro comercial es la de que consuma-

mos cuanto más mejor. Pero, resulta que, en muchos casos, las diferencias no están tan

claras porque, cuando vamos al museo, nos entretenemos viendo gran cantidad de

imágenes, hacemos una actividad manual divertida y volvemos a casa con una bolsa

repleta, entre lo que hemos comprado en la tienda y lo que hemos hecho en el taller.

Así que, ¿qué es lo que realmente hemos aprendido?

Para que la experiencia de un museo sea radicalmente opuesta a la del centro

comercial, resulta fundamental la creación y el desarrollo de los departamentos de

educación que, desde nuestro punto de vista, deberían constituir la pieza angular de cual-

quier museo y ser los agentes que posibiliten el cambio que supone pasar de entrete-

nerse a aprender. Ahora bien, ¿cuál es la situación real de esta agrupación profesional

en España?

¿Cuál es la situación actual de los profesionales que forman los departamentos

de educación de los museos?

Para ahondar en la situación real del colectivo de educadores de museos en España,

resulta muy interesante el estudio presentado por el investigador de la Universidad de

Santiago de Compostela José María Mesías Lema2 en el II Congreso Internacional

de Educación Artística, recientemente celebrado en Granada con el título ¿Cuál es el

perfil profesional de las educadoras/es de los museos de arte contemporáneo?

La investigación se realizó en marzo de 2006 enviando un cuestionario vía e-mail

a treinta instituciones relacionadas con las artes visuales, de las cuales contestaron

veinte, entre las que se encontraban los principales museos españoles.

Las conclusiones que se derivan de este estudio son las siguientes:

283282

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

2 Próxima publicación en las actas del II Congreso Internacional de Educación Artística.Actividad para familias en

el Museo Thyssen-Bornemisza

• Número de miembros de los Departamentos de Educación (DE):

La mayoría de los DE de los museos españoles están formados por entre uno y

tres miembros. Tan sólo dos museos3, el Museo Thyssen-Bornemisza y el Reina

Sofía en Madrid, superan los tres miembros con unas plantillas muy completas,

de entre cinco y seis personas. Sólo los grandes museos urbanos superan las

cuatro personas en su plantilla.

• Media de edad del personal que conforma los DE:

Del estudio se desprende que nos encontramos con profesionales muy jóvenes,

debido a que también los DE son de creación reciente, de ahí que la mayoría de

los profesionales se encuentren entre los 25 y 35 años, y en menor proporción los

de entre 36 y 45 años.

• Diferencia en función del sexo:

De las 38 personas, las que rellenaron los cuestionarios, 28 eran mujeres y 10

hombres. Claramente, el sector femenino tiene mayor inserción laboral en estos

puestos (74%), por lo que podemos decir que es una profesión eminentemente

feminizada.

• Formación académica inicial del personal de los DE:

Todos los encuestados son licenciados, y muchos de ellos poseen doble titulación.

Existe una gran variedad de carreras, pero las más frecuentes son Historia,

Geografía e Historia del Arte. Llama especialmente la atención la formación

inicial de algunos educadores, con titulaciones como Filología y Antropología

que, a priori, son carreras no vinculadas a las demandas de los DE (Filología 3%;

Antropología 3%; Psicología, Psicopedagogía y Pedagogía 11%; Bellas Artes 17%;

Historia y Geografía 66%).

• Formación continua del personal de los DE:

Dentro de las modalidades de formación continua, se han diferenciado entre

varias. Prácticamente todos los sujetos del estudio tienen el Certificado de

Adaptación Pedagógica, están cursando máster o doctorado y han hecho va-

rios cursos de verano, aunque ninguno era doctor en 2006.

Mesías concluye que, “[...] pese a no tener una formación específica, los educadores

de museos gozan de una buena formación que, en la mayoría de los casos, ellos mismos

han ido confeccionando sus itinerarios formativos a partir de los intereses, oportuni-

dades y necesidades de cada momento en su trayectoria profesional”4.

Formación inicial escasa en teoría de la educación

Siendo el 66% de los encuestados licenciados en Geografía e Historia (Historia del

Arte), ¿cuántas asignaturas relacionadas con la educación hay en el plan de estu-

dios de dicha carrera? En ninguno de los planes de estudio de dicha licenciatura, en

ninguna de las universidades públicas o privadas del territorio español, existe una

sola asignatura dedicada a la didáctica. Esta situación nos conduce a una gran para-

doja en cuanto a la información inicial de los educadores de museos, y es que la ma-

yoría de los departamentos de educación de los museos españoles están formados por

profesionales que en su formación inicial no han cursado estudios sobre teoría de la

educación.

El segundo punto a analizar tiene que ver con los sistemas de contratación de

este colectivo profesional y, en concreto, con sus sistema de selección: ¿cómo se seleccio-

na en los museos a los educadores?, ¿de qué currículos se tira?, ¿cuáles son los requi-

sitos que se les pide?, ¿quién lleva a cabo este proceso de selección? La realidad es que

la mayoría de los educadores de museos proviene de otras áreas de los propios mu-

seos, son profesionales que acaban recalando en el departamento de educación y son re-

absorbidos por éste. Sobre todo, acaban como educadores los contratados como guías o

celadores, figuras profesionales con escasos conocimientos sobre educación.

Este problema se debe al poco presupuesto que maneja este departamento y

a la dificultad que entraña contratar a personas nuevas. En general, el sueldo del edu-

cador de museos es más bien bajo. En muchos casos, se opta por uno de los siguien-

tes sistemas:

285284

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

4 Próxima publicación en las actas del II Congreso Internacional de Educación Artística.3 En el momento de realización del estudio, en marzo de 2006.

• Contratación externa a una empresa de trabajo temporal.

• Contratación a través de un contrato de autónomo.

• Subcontratación de las labores del departamento de educación a una empresa

externa.

Debido a las dinámicas internas de los museos, hoy por hoy, los departamentos de edu-

cación se encuentran desprestigiados, por lo que subsisten con presupuestos realmente

bajos. Esto conduce a una falta de reconocimiento propio del sector, de manera que

no hay conexión entre los educadores de museos y el exterior ni entre los educadores de

museos entre ellos. No hay un colegio profesional como tal, no hay publicaciones espe-

cíficas, hay pocas reuniones, salvo algunas excepciones... En resumen, tenemos a una

profesional con una formación inicial deficitaria, con bajo sueldo y un contrato ines-

table y sin conexión con su grupo de profesionales de su sector.

¿Qué modelos pedagógicos se utilizan hoy en día para construir los programas

educativos de los museos? En general, debido a la actual formación teórica en educa-

ción de las educadoras de museos, la realidad es que no hay modelos o hay modelos

para contextos específicos, como el desarrollado por el Getty Museum (Los Ángeles)

conocido como la DBAE (Discipline Based Art Education) o el VTS (Visual Thinking

Strategies) desarrollado por el MoMA (Nueva York).

El modelo DBAE 5

El modelo DBAE (Discipline Based Art Education o, traducido al castellano, EACD

o Educación Artística Como Disciplina) no podría entenderse sin el desarrollo en pa-

ralelo del Getty Museum, y más en concreto del Getty Center for the Education in

the Arts (GCEA), uno de los siete institutos adscritos al museo que empiezan a fun-

cionar desde 1982.

Desde su inicio, el principal objetivo del GCEA fue el desarrollo de un modelo

educativo que produjese la consolidación de la educación artística como asignatura

del currículo formal. Debido a que el modelo mayoritariamente utilizado seguía siendo

la Autoexpresión Creativa (Lowenfeld, 1972) y que en la época de los ochenta fue la del

desarrollo curricular de todas las asignaturas del currículo escolar, el GCEA se dio cuenta

de que, debido a que era imprescindible que la educación artística tuviese representación

en el currículo escolar, debía de crearse un modelo educativo concreto donde se siguiesen

en la educación de las artes visuales las mismas directrices que para el resto de las asig-

naturas del currículo. Este modelo se denominó Educación Artística Como Disciplina.

El modelo definitivo de la EACD se fijó en 1987 por Clark, Day y Greer en el

número 21 de la revista Journal of Aesthetics Education donde se ponen de manifiesto

las ideas básicas: que las materias relacionadas con la educación artística han de estruc-

turarse de la misma manera que el resto de las asignaturas mediante sus objetivos,

contenidos y métodos de evaluación, con lo cual queda claro que el arte se enseña y

se aprende, no se aprende tan sólo. Esta tesis es también defendida por el profesor

Eisner, quien, pese a no firmar dicho artículo, es uno de sus fundadores teóricos.

Como resumen de los puntos principales de dicho modelo, podemos analizar

el siguiente cuadro:

cuadro resumen. puntos básicos del eacd

a. Fundamentación

a1. El objetivo de la educación artística como disciplina es desarrollar las habilidades

de los estudiantes para comprender y apreciar el arte. Esto implica un conocimien-

to de las teorías y concepciones del arte, y la habilidad tanto para reaccionar ante

el arte como para crearlo.

a2. El arte se enseña como un componente esencial de la educación general y como

fundamentación para su estudio especializado.

b. Contenido

b1. Los contenidos de la enseñanza se derivan fundamentalmente de las siguientes

disciplinas:

• La estética.

• La crítica de arte.

• La historia del arte.

• La creación artística.

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5 Información elaborada a partir del libro de Stephen M. Dobbs: Learning in and through Art. A Guide to Dis-

cipline-Based Art Education. Los Ángeles, The Getty Education Institute for the Arts, 1998.

b2. Los contenidos del estudio provienen del amplio campo de las artes visuales, in-

cluyendo las artes populares, las artes aplicadas y las bellas artes, tanto de la cultu-

ra occidental como de las no occidentales, y desde las épocas antiguas hasta los

movimientos contemporáneos.

c. Currículo

c1. El currículo, escrito, incluye contenidos organizados y articulados secuencialmen-

te para todos los niveles escolares.

c2. Las obras de arte ocupan una posición central en la organización del currículo y

en la integración de los contenidos de las cuatro disciplinas.

c3. El currículo se estructura de modo que refleje una implicación similar respecto de

cada una de las cuatro disciplinas artísticas.

c4. El currículo se organiza de modo que vaya acrecentando el aprendizaje y nivel de

comprensión del alumno. Ello implica un reconocimiento de los niveles de desa-

rrollo apropiado.

d. Contexto

d1. La ejecución completa del programa viene determinada por una enseñanza artís-

tica regular y sistemática, la coordinación de todo el distrito escolar, el trabajo de

expertos en educación artística, el apoyo administrativo y los recursos adecuados.

d2. Tanto los logros de los alumnos como la efectividad del programa se confirman

mediante criterios y procedimientos de evaluación apropiados.

La consideración de la enseñanza artística como una disciplina trae consigo tres con-secuencias de gran importancia para el desarrollo de la educación artística:

• La incorporación de las actividades de análisis: mientras que en la Autoexpre-

sión Creativa sólo se contemplaban como válidas las actividades relacionadas

con la producción de objetos artísticos, la EACD incorpora la actividad de

análisis al incorporar la crítica y la contextualización histórica como impres-

cindibles.

• La incorporación de actividades de evaluación: de igual forma que en la Au-

toexpresión Creativa Lowenfeld rechaza de pleno la evaluación, los creado-

res de la EACD la recuperan como actividad básica tanto para que la educación

artística sobreviva como asignatura como para comprobar la eficacia de la pro-

pia metodología.

• La necesidad de organizar la asignatura mediante un modelo: la teoría de la

educación es fundamental para los educadores de arte. Diseñar una actividad

es mucho más que disponer al alumno de técnicas.

Este modelo pedagógico se utilizó durante la década de los ochenta de manera exhaus-

tiva en colegios y en el propio Getty Museum. Cuando a principios de los noventa el

multiculturalismo denuncia la falta de directrices críticas del modelo, sus contenidos

conservadores y la falta de inclusión de las minorías, el EACD entra en decadencia y

se produce un abandono progresivo del método.

El modelo VTS

El otro modelo consolidado a nivel internacional (y hay que decir que cada vez más)

es el denominado como VTS, acrónimo de Visual Thinking Strategies, lo que tradu-

cido al castellano sería Estrategias para el Pensamiento Visual, modelo desarrollado

desde el MoMA (Museum of Modern Art, Nueva York) de la mano de Abigail Hou-

sen, psicóloga cognitiva, y de Philip Yenawine, antiguo director de Educación del

museo desde 1991, justo coincidiendo con la decadencia del EACD. En 1995 Housen

y Yenawine abandonan el MoMA para crear una organización sin ánimo de lucro,

VUE (Visual Understanding in Education) desde donde desarrollar y vender el mo-

delo mas allá del MoMA, de manera que el VTS está funcionando en multitud de es-

cuelas y de museos, dentro y fuera de los Estados Unidos.

Basándose en autores como Bruner, Vigotsky o Arnheim, el VTS se desarrolla

en cinco fases y tiene un objetivo claro: convertir en observadores autosuficientes a

los observadores noveles. Como resumen de los puntos principales de dicho modelo,

podemos analizar el siguiente cuadro:

cuadro resumen. puntos básicos del vts

a. Fundamentación

a1. El objetivo del VTS es profesionalizar el proceso de observación de los participan-

tes noveles organizando su proceso de lectura y verbalizando sus pensamientos, de

manera que lleguen a convertirse en observadores autosuficientes.

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

b. Contenido

b1. El VTS se aplica a cualquier contenido de carácter visual siempre que sea de ca-

rácter figurativo, de manera que las artes visuales occidentales constituyen el refe-

rente para la mayoría de las actividades que se llevan a cabo.

b2. La preocupación por analizar un tipo de contenido, podríamos decir “no compli-

cado”, se explicita en las restricciones a analizar obras en las que aparezcan temas

sexuales, políticos o religiosos. Siguiendo esta línea, el arte emergente (donde las

narrativas particulares abundan con obras que tocan temas como la pederastia o la

inmigración) o la publicidad actual (donde el tema del sexo es uno de los recursos

más utilizados) no entran a formar parte de los contenidos.

b3. Estas obras de contenido “no complicado”, suelen estar realizadas por procedimien-

tos tradicionales como la pintura y la escultura, de manera que los contenidos au-

diovisuales, las performances y otros soportes actuales, no entran dentro de los

contenidos recomendados.

c. Currículo

c1. El proceso de profesionalización del espectador novel se hace avanzando por cin-

co etapas, basadas en los estadios de desarrollo del juicio estético de Parsons:

• Etapa descriptiva.

• Etapa de análisis.

• Etapa de clasificación.

• Etapa de interpretación.

• Etapa de placer.

c2. El que organiza el recorrido por estas etapas es el educador, eje central del proce-

so de enseñanza/aprendizaje, quien va conduciendo al participante, verbalmente,

a través de las diferentes etapas.

c3. El VTS incluye procesos de evaluación en la dirección monitor-participante, pero no

al revés. Estos sistemas de evaluación están orientados a la comprobación de la efica-

cia del método y no a la comprobación del nivel de aprendizaje real del estudiante.

d. Contexto

d1. El contexto no modifica el desarrollo de las cinco fases señaladas. Es el mismo, ya

se aplique el modelo en un museo o en una escuela, en Minessota o en Málaga.

Desde mi punto de vista, el VTS presenta una serie de puntos conflictivos, los cuales

comparto con las investigadoras Magali Kivatinetz y Eneritz López6, quienes han

desarrollado un extenso programa de evaluación y contraste de la implementación

de este método en diversos modelos españoles. Estos puntos son:

• Desde el VTS no se considera importante el espacio sociocultural donde se

desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, implementándose la misma

metodología de la misma forma en cualquier lugar del mundo. Por lo tanto, no

hay educación en contexto, no se atiende a la diversidad del lugar de desarrollo

de la experiencia educativa y, lo que desde mi punto de vista es mucho peor,

a las características específicas del público.

• Al trabajar con un proceso verbal, el alumno llega a donde el educador que-

ría que llegara, es decir, el VTS viste de diálogo abierto algo que en realidad

no lo es, ya que no pretende que el alumno llegue a su propio conocimiento,

sino al conocimiento que el educador ha decidido por él.

• En cuanto al análisis de la obra, se lleva a cabo un análisis de carácter formal

más que un análisis del significado. La preocupación por la belleza formal es

de gran importancia en el VTS, cuando: “La belleza no es tan importante

para el arte, lo importante es el significado de la obra”7.

• En cuanto al significado de la obra, considera como única interpretación válida

la dada por el artista. Debido a que en muchas ocasiones nos es imposible cono-

cer la interpretación del artista y que creemos firmemente que quien completa

la experiencia artística y quien en este sentido comparte la autoría de la obra con

el artista es el espectador, consideramos que el VTS subalterna el papel de éste.

• Relega la experiencia artística a una práctica objetual, sin tener en cuenta que

en muchos casos (sobre todo en el arte contemporáneo) el arte es ante todo ex-

periencia: ya no existe el ARTE, sino el des-arte y el des-artista8.

• La educadora es la protagonista el proceso enseñanza/aprendizaje.

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

6 Magali Kivatinetz y Eneritz López: “Estrategias de pensamiento visual: ¿método educativo o efecto placebo

para nuestros museos?”. En Arte, Individuo y Sociedad, 2006, n. 18, pp. 221-240.

7 Arthur C. Danto: El abuso de la belleza. Barcelona, Paidós, 2005.

8 Allan Kaprow: La educación del des-artista. Madrid, Árdora, 2007.

Este modelo pedagógico, como ya hemos comentado, se está constituyendo hoy en

día como el paradigma que muchos museos quieren utilizar, y que de hecho han

comprado y están utilizando muchos museos españoles. En la actualidad, se están

desarrollando multitud de cursos y seminarios para divulgar el sistema, por lo que

podemos decir que es el modelo con más vigencia en nuestros días.

En resumen, podemos decir que ambos modelos, aunque de forma parcial,

aportan avances dentro de la educación artística en museos, se adaptan a épocas y

ámbitos geográficos específicos (los dos están creados en Estados Unidos), que no son

los mismos en los que nos situamos ahora. Aunque nos aportan recursos que forman

parte de los modelos actuales, fueron creados para otros contextos.

¿Qué modelo funciona por inercia cuando no hay un modelo elegido intencionadamente?

Cuando el educador no tiene conocimientos sobre teoría de la educación y, por lo tanto,

no hay modelo, lo que suele ocurrir es que de manera innata se reproduce el modelo

mediante el que el educador ha sido educado, el modelo educativo que se desarrolla

en la mayoría de los centros educativos, escuelas, centros universitarios y museos, el

modelo que pregona la obsesión por los objetivos, la fascinación por la calificación y

el miedo, donde la enseñanza está basada en la acumulación de poder y donde los

contenidos están anclados en épocas anteriores. Este modelo, que tiene por objetivo

introducir en los estudiantes una sustancia que ocasione la muerte de pensamiento

propio o autogenerado, es lo que he denominado como “Pedagogía Tóxica” (PT).

Tal como nos dice McLaren:

“La principal corriente pedagógica simplemente reproduce aquellas formas de sub-

jetividad preferidas por la cultura dominante, domesticadoras, pacificadoras, ar-

monizadoras de un mundo de separación e incongruencia, y suaviza los aspectos

no reglados de la existencia diaria. Al mismo tiempo, las subjetividades de los es-

tudiantes son racionalizadas y acomodadas a los existentes regímenes de verdad”9.

La Pedagogía Tóxica es el modelo educativo en el que hemos sido educados, y la

mayoría de las veces no estamos contentos con él. Entonces... ¿por qué lo repro-

ducimos?

cuadro resumen. puntos básicos de la pt

a. Fundamentación

a1. El principal objetivo de la PT es que los estudiantes formen su cuerpo de conoci-

mientos a través del conocimiento importado (metanarrativas) y sean incapaces de

generar conocimiento propio.

a1. Modelo centrado en los resultados en vez de estar centrado en el aprendizaje.

b. Contenido

b1. Los contenidos de la enseñanza se seleccionan sin tener en cuenta los intereses de los

estudiantes, es más, se seleccionan teniendo en cuenta lo que no forma parte de su

vida real, en un contenido “desvitalizado”.

b2. En cuanto a los contenidos relacionados con los productos visuales, no se tienen en

cuenta las micronarrativas ni se incorporan representaciones de la “baja cultura”

ni se trabaja el vínculo poder-saber ni la doble codificación.

c. Currículo

c1. Metodologías fonológicas donde no interesa la participación del estudiante. El poder

sólo lo acumula una parte de la acción educativa.

c2. Se busca una comprensión basada en un análisis formal. No interesa la decons-

trucción profunda para llegar al verdadero mensaje. Se transmite la idea de que el

papel central en el proceso artístico lo mantiene el productor de la imagen en vez

del espectador.

c3. Los procesos de evaluación se convierten en el verdadero eje central del modelo al

utilizar las calificaciones como arma mediante las cuales se reproduce un clima an-

gustioso que fomenta la competitividad por el único objetivo que le interesa al es-

tudiante, la calificación máxima. Todo esto crea una alta competitividad que

relega a la mayoría y hacer sobresalir a una minoría.

c4. La evaluación sólo se dirige en una dirección. El fracaso educativo sólo corresponde

al participante, nunca al profesor. Los procesos de evaluación son sumativos y de re-

sultados, nunca continuos.

c5. No se incorporan las nuevas tecnologías.

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

9 Peter McLaren: Pedagogía crítica y cultura depredadora. Políticas de oposición en la era posmoderna. Barcelona,

Paidós, 1997, p. 269.

c6. El currículo oculto nunca se hace explícito en ninguna de sus tres vertientes: escrito,

oral y visual10.

d. Contexto

d1. No se tiene en cuenta las características de la localidad, ya que la metodología se

implementa de igual manera en cualquier institución.

¿Qué modelo podemos tomar como base para construir el diseño curricular de un museo

del siglo XXI no tóxico?

Una vez vistos los tres modelos pedagógicos que se han diseñado y se están poniendo

en práctica en la educación de museos (el EACD, el VTS y la PT), creo que la mejor

contribución que se puede hacer para que un museo no se parezca a un centro comer-

cial es utilizar un micromodelo, posmoderno y en contexto.

Un micromodelo difiere de un modelo en que es un sistema en el que se redi-

señan las bases en cada nueva acción educativa. Debido a la enorme pluralidad, di-

versidad y complejidad de públicos, nunca ningún sistema funciona igual para el

mismo grupo, por lo que los nuevos modelos que apliquemos en la educación de mu-

seos deberán ser flexibles y repensarse en cada acción educativa.

Vivimos en un mundo donde los soldados, hombres y mujeres mandan fotos

a casa a través de Internet en las que exhiben las torturas que han infligido a sus ene-

migos. En un mundo posmoderno, donde las representaciones visuales cobran cada

vez más y más importancia, es necesaria una educación posmoderna. Desde que en

1970 Freire escribiera Pedagogía del oprimido, numerosos han sido los autores que

han contribuido a la innovación pedagógica y a conectar la enseñanza con las carac-

terísticas del mundo donde vivimos. Varios de ellos son: Freire, Giroux, Bell Hooks,

Meter McLaren, Kincheloe & Steimberg o Gimeno Sacristán. Algunas de las deno-

minaciones de estas nuevas pedagogías son:

• Pedagogía de la liberación.

• Pedagogía radical.

• Pedagogía contrahegemónica.

• Pedagogía feminista.

• Pedagogías de la oposición.

• Pedagogía revolucionaria.

Los modelos posmodernos culminan en lo denominado Pedagogías de la Emancipación,

algo que, por primera vez, vemos defender desde la dirección de un museo, tal y como

apunta Manuel Borja-Villel en su reciente artículo “El (posible) privilegio del arte”:

“Frente a la pedagogía de la transmisión... Una pedagogía de la emancipación pre-

supondrá que un ignorante enseñase a otro ignorante. Un ignorante no logra cier-

tamente enseñar a otro ignorante unos contenidos determinados, pero puede

ayudarle a encontrar un camino, su camino, y a relacionar cosas aparentemente di-

versas. No es que se busque la pureza de lo primitivo o aculturado, sino que, por

el contrario, esta pedagogía muestra la facultad liberadora de la cultura, la capaci-

dad que todos tenemos de redescubrir y redefinir el conocimiento”11.

En todos los autores y en todas las pedagogías vemos que el núcleo base de esta edu-

cación posmoderna consiste en alentar en el espectador el desarrollo de conocimien-

to propio en vez de introducirle conocimiento importado. La base de la tarea

educativa radica en desarrollar una filosofía didáctica donde cada agente (en este

caso, el museo) no solo planifique objetivos, sino que reflexione sobre qué quiere ha-

cer mediante dicha tarea.

Dentro del campo de la educación de las artes visuales, tres teóricos nortea-

mericanos, y uno de ellos, Arthur Efland, cuyo trabajo está dejando una profunda

huella en el área, desarrollaron en 1996 lo que denominaron el Currículo de Arte

Posmoderno12.

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EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

11 Manuel Borja-Villel: “El (posible) privilegio del arte”. En El País, 13 de marzo de 2008, p. 45.

12 Arthur Efland, Kerry Freedman y Patricia Sthur: La educación en el arte posmoderno. Barcelona, Paidós, 2003.

10 Para mas información sobre el currículo oculto y el currículo oculto visual, consúltense los siguientes artículos:

María Acaso y Silvia Nuere: “El currículum oculto visual: aprender a obedecer a través de la imagen”. En

Arte, Individuo y Sociedad, 2005, n. 17, pp. 207-220; y María Acaso, Marissa Baker y Carol Ng-He: “Reflec-

tion on the role of artists: a case study on the hidden visual curriculum of the School of the Art Institute of

Chicago”. En Teacher Artist Journal, vol. 6, n. 4, 2008.

Puntos básicos del Currículo de Arte Posmoderno

• Inclusión del microrrelato (Lyotard, 1984).

• Trabajo sobre el vínculo poder/saber (Foucault, 1970).

• Puesta en funcionamiento de la deconstrucción (Derrida, 1976).

• Desarrollo del concepto de la doble codificación (Jenks, 1986).

Y para terminar, tenemos el contexto, porque no podemos nunca separar lo que es-

tamos haciendo de dónde lo estamos haciendo. Diseñar los modelos basándonos en

las características de nuestra localidad debería ser la primera premisa de la educación

de museos. Después de estas tres directrices generales, considero importante reco-

mendar qué actividades mejorarían la práctica cotidiana de la educación en museos.

Las he organizado en cinco apartados:

• Trabajo interior.

• Nombrando.

• Público.

• Actividades.

• Evaluación en investigación.

Trabajo interior:

• Lo primero que recomiendo a los educadores es redactar un manifiesto donde

se posicionen ética y filosóficamente en su labor como trabajadores culturales.

• Este posicionamiento filosófico ha de partir de una decisión base: enseñar para

que el participante sea capaz de desarrollar su propio conocimiento o justo lo

contrario.

• Convertir la reflexión en una práctica cotidiana.

Nombrando:

• Diseñar y nombrar el modelo a utilizar. Este es uno de los problemas base de la

educación en museos en España, porque lo que no tiene nombre prácticamente

no existe, y aunque me consta que en la realidad hay muchos museos que tienen

su propio modelo, dichos modelos no tienen nombre.

• Redactar dicho modelo. Me parece fundamental redactar el modelo, del mis-

mo modo que el educador ha redactado antes su manifiesto.

• Publicar dicho modelo. Comunicar a la comunidad la existencia del modelo

es imprescindible para el reconocimiento público del mismo, para su contraste

y evaluación, para que podamos nombrarlo y modificarlo o dejarlo como está.

Público:

• Atendiendo a lo que hemos definido como micromodelo, es recomendable re-

diseñar el modelo para cada acción educativa, ni siquiera para cada público,

atender a las características específicas de cada grupo cada día y reelaborar

cada experiencia.

• Valorar el poder del espectador en cuanto que constructor de la experiencia

artística, como el agente que termina la obra de arte, como un sujeto que ha

pasado de la contemplación a la comprensión.

• Diseñar sistemas para que el museo vaya hacia el público, para que el conoci-

miento fluya en una doble dirección, como, por ejemplo, los innovadores pro-

gramas en los que la experiencia artística viaja hasta el contexto educativo y

no al revés.

• Búsqueda de públicos no consolidados. Y en esta última línea, una vez atraí-

dos los públicos infantil, adulto e incluso de la tercera edad, creo que es nece-

sario acercarnos a las empresas, las asociaciones y a todos aquellos lugares

donde existen personas que reniegan del arte.

Actividades:

A. Procedimientos

• Deconstrucción crítica del contenido. Tal como nos recomiendan Efland, Freed-

man y Sthur, los procesos de deconstucción profunda pueden ser la mejor for-

ma de análisis de contenidos: un proceso de deconstruccción donde el papel

principal lo tiene el visitante y no tanto el educador.

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• Producción de experiencias y no sólo de objetos. En la parte de producción,

es importante que nos alejemos de la idea central de la construcción de objetos

para que las experiencias educativas estén de acuerdo con las experiencias ar-

tísticas, cada vez más desmaterializadas y donde la creación de experiencias

debe ir remplazando a la producción de objetos.

• Intentar huir de la visita única. La visita única es una constante en la expe-

riencia educativa museística y a través de la cual es muy difícil consolidar me-

tas. Por ello, es recomendable el diseño de programas con visitas consecutivas

que consigan afianzar metas.

• Uso de las nuevas tecnologías. Si las nuevas tecnologías están fuera del museo,

es imprescindible que también estén dentro. Tanto los procesos de análisis como

los de producción debemos realizarlos a través de las nuevas tecnologías.

B. Contenidos

• Baja cultura. Para lograr la conexión de las enseñanzas de dentro del mu-

seo con el exterior, todos los tipos de productos visuales13 han de formar

parte de los programas educativos, de tal manera que cualquier desarrollo

publicitario, una moto o unas zapatillas, sean contenidos que se traten en

los museos.

• Microrrelatos. Los productos visuales creados por los grupos de los que no os-

tentan el poder deben ser seleccionados e introducidos como contenidos ha-

bituales para consolidar una línea de trabajo no asimétrica.

• Vínculo poder/saber. En relación con los dos puntos anteriores y siguiendo las

directrices del currículo posmoderno, en todos los productos visuales seleccio-

nados se analizan sus relaciones con la transmisión de determinados conoci-

mientos y con las estrategias de poder.

• Doble codificación. Y para terminar, quiero especificar cómo la mezcla, lo

ecléctico, el pastiche es la condición formal de todos los productos visuales

contemporáneos.

Evaluación e investigación:

• Diseñar planes de evaluación mediante herramientas que midan la comprensión

de la experiencia artística en profundidad con entrevistas, debates en grupo y

otros sistemas cualitativos.

• Realizar un programa de evaluación externa para debatir sobre las prácticas

educativas e investigadoras.

• Diseñar proyectos de investigación paralelos a los programas educativos resulta

clave para llegar a conocer el alcance de lo que estamos haciendo y, lo que es

más importante, poder recomendar el uso de las herramientas investigadas.

• Canal de divulgación de los programas educativos, de la metodología desarro-

llada en el museo y de los resultados de la investigación mediante una línea

de publicaciones en todo tipo de soportes y formatos.

• Canal de divulgación de los programas educativos, de la metodología desarro-

llada en el museo y de los resultados de la investigación mediante una línea de

reuniones científicas, tales como congresos, jornadas, seminarios, cursos, etc.

Para terminar, me gustaría repetir lo que ya hemos dicho: lo que diferencia a un museo

de un centro comercial es la vocación del primero por generar conocimiento, lo cual

se consigue mediante un modelo pedagógico reflexionado y con un colectivo de edu-

cadores digno. Sólo así lograremos que el recuerdo más duradero no sea la mercancía

de la tienda.

299298

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH El museo como plataforma de transformación de la pedagogía tóxica

13 Para una clasificación base sobre tipología de productos visuales, véase María Acaso: El lenguaje visual.

301

antiesencialismo)?, ¿qué límites y criterios

se deben establecer para la interpretación?,

y, en consecuencia, ¿en quién se debe depositar

la autoridad interpretativa?, y, por último,

¿en qué aspectos de la obra se debe centrar

el análisis interpretativo?

Como conclusión, el texto propone pautas

para articular nuevas prácticas educativas

que promuevan un modelo de interpretación

crítica y consciente en educación museística.

A . MODELO TRADICIONAL: ESENCIALISMO,

AUTORIDAD Y TRANSMISIÓN

La tendencia interpretativa más tradicional,

que se pone en práctica en múltiples museos

de nuestro entorno, comulga con una idea

esencialista de la obra de arte, esto es, parte

de la idea de que la obra es portadora de uno

o varios mensajes o “verdades” que un método

adecuado logrará “desvelar”. Los métodos desde

los que las obras se analizan son los utilizados

por los historiadores del arte de corte más

tradicional: el historicismo, el formalismo, etc.

Y la autoridad interpretativa se deposita en

los expertos capaces de dominar estos métodos.

Este tipo de tendencia interpretativa

encuentra su reflejo en prácticas educativas

museísticas en las que todo acto de

interpretación suele quedar reducido a la

recepción acrítica de los significados ya

legitimados, normalmente el discurso del

especialista o la “verdadera” voz generadora

de conocimiento, el comisario, el experto.

Debido a esto, no suele haber espacio para

interpretaciones o posicionamientos divergentes.

Los recursos interpretativos y las actividades

educativas, generalmente visitas guiadas, son

de carácter transmisor y en ellas se espera que

el visitante adopte un rol pasivo que favorezca

la reproducción de un discurso institucional

basado en el prestigio de la Alta Cultura

y en la mitificación del arte y el artista.

Las prácticas educativas basadas en este

estilo interpretativo tradicional han sido

criticadas desde discursos posmodernos4

por ser transmisoras, por mantener una idea

elitista del museo y por legitimar y transmitir

como neutro e imparcial un conocimiento,

unas interpretaciones donde subyace la ideología

hegemónica.

Para superar esta situación muchos museos

han dado un giro hacia modelos educativos

que buscan la participación activa de los

visitantes en la creación de significados.

Este cambio está relacionado con un giro

epistemológico que se da en un ámbito más

general; la que fuera prevalente visión de

que el conocimiento es algo objetivo y

verificable ha sido ampliamente desafiada

por la noción de que el conocimiento es

construido socialmente y modelado por los

intereses y valores particulares de los

individuos.

B. LA “INTERPRETACIÓN AUTO-EXPRESIVA”

COMO REACCIÓN

Los museos que siguen este tipo de tendencias,

que pretenden ser innovadoras, han buscado

la participación del espectador a través de

preguntas que se han convertido en las

protagonistas de las actividades. En la actualidad

es habitual encontrar educadores que organizan

las charlas en las salas en torno a preguntas

como ¿Qué ves? ¿Qué piensas? ¿Cuál te

gusta? ¿Qué relaciones /conexiones encuentras

entre esta obra y tus experiencias /vida...?

300

La interpretación de las obras de arte en las actividades educativas de los museos

Cada vez más museos entienden que deben

ofrecer a los visitantes recursos para interpretar

las exposiciones, sin embargo, todavía hoy

existen centros que no ofrecen apenas

materiales de interpretación ni recursos

de aprendizaje estructurados para los visitantes.

Los museos que actúan de esta manera

justifican su decisión aludiendo a dos

argumentos diferentes. El primer argumento

está relacionado con la opinión de que las

obras hablan por sí mismas, y que un

encuentro con ellas basado en la “contemplación,

el silencio y la admiración”1 es suficiente.

Esta postura se manifiesta habitualmente

en los museos de narrativa formalista que

reducen a la mirada estética los encuentros

con las obras y que, por lo tanto, promulgan

una relación entre el espectador y la obra

no mediada.

El segundo argumento tiene que ver con

la opinión de que el museo debe ser un lugar

de erudición, de creación de conocimiento

experto dirigido a connaisseurs. En este

contexto se considera que los recursos para

acercar las exposiciones a los visitantes no

hacen sino trivializar y vulgarizar el

conocimiento experto, por ello se rechazan2.

Sin embargo, las instituciones públicas

se han visto forzadas, cada vez más, a justificar

su utilidad pública y las subvenciones que

reciben. Esto ha motivado que los museos

hayan empezado a ofrecer más actividades

educativas y recursos para interpretar las

colecciones como un producto que puede

atraer “clientes” y, por lo tanto, financiación3.

¿Cómo han respondido los museos a esta

demanda social? ¿Cómo median sus educadores

entre los espectadores y las obras? ¿Qué tipo

de interpretación de las obras de arte propician?

Tendencias interpretativas

en educación museística

A grandes rasgos describiré a continuación

dos de las diferentes tendencias interpretativas

que se dan en los museos, una de corte más

tradicional y otra que pretende ser innovadora.

Reflexionaré en las próximas líneas sobre

de qué manera las prácticas de los educadores

dan respuesta a algunas de las cuestiones

fundamentales en torno a la interpretación

de las obras de arte, como por ejemplo: ¿tiene

la obra un significado o es el significado un

constructo (esencialismo versus

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

AMAIA ARRIAGA AZCÁRATE

UNIVERSIDAD PÚBLICA DE NAVARRA

303

interpretativo —y sus límites— que queremos

poner en práctica con los espectadores. Porque

cada juego interpretativo puede servir para la

obtención de diferentes experiencias estéticas

y/o conocimientos.

Desde mi punto de vista, en los museos

deberíamos desarrollar prácticas educativas

que enfaticen “la crítica” y el desarrollo

del pensamiento crítico “como objetivo”.

Para poder cumplir estos objetivos es necesario

desarrollar un modelo interpretativo crítico,

que sitúe al visitante en el centro de un debate

sobre el carácter construido de los significados

que la obra ha generado. El principio

fundamental para construir este modelo

interpretativo será partir de una idea de la

obra no “esencialista” —dejar de concebir

la obra como un producto cerrado que

encierra uno o varios mensajes— y concebirla

como un condensado de experiencia

“como cruce de deseos, fantasías, biografías,

concepciones, significados, fracasos”8. Concebir

la obra, por lo tanto, como un condensado

de significados diversos y cambiantes, que

si bien no están en la obra como “esencia”,

han ido creándose en torno a ella.

Entendidas las obras de arte de esta manera,

el acto de interpretarlas y comprenderlas

no tratará de desentrañar un significado

preexistente o conocer el significado otorgado

por el comisario, el historiador del arte o el

propio artista. Pero tampoco aceptará como

el mejor resultado o el resultado final del

encuentro con la obra de arte y de la experiencia

museística una interpretación personal que

obvie todos esos significados que se han ido

creando en torno a ella, y que utilice la obra

de arte como una simple excusa para dialogar

sobre algún tema que la obra puede ayudar

a justificar.

Este modelo de interpretación dará al

usuario un papel activo en la construcción

de los significados. Podremos diseñar prácticas

educativas que tomen como punto de partida

el acercamiento a las obras que se puede hacer

desde lo personal (¿Qué pienso, qué siento,

con qué relaciono la obra, qué me sugiere, qué

me recuerda...?), las maneras personales y

subjetivas a través de las cuales los visitantes

crean significados (a través de experiencias de

vida, opiniones, imaginaciones, memorias,

fantasías), pero no como el resultado final o

más deseado de la experiencia museística. Las

asociaciones personales deben ser la base desde

la que explorar la obra de arte, “pero deben

también ser cuestionadas y ampliadas si

quieren convertirse en algo más que meras

asociaciones”9.

El espectador utiliza en su propio beneficio

—para la construcción de su experiencia—

los diferentes significados a los que la obra

ha dado pie: los que se construyeron en el

contexto en el que se produjo la obra, los que

le pudo dar el artista, los que han surgido

del conocimiento disciplinario y del expertize,

y también los diferentes significados que le

han sido dados y los que construyen los usos

que hoy día hacemos de la obra. Así podremos

trasladar la autoridad interpretativa del

individuo a un lugar “en las relaciones entre

la sociedad y el individuo, entre el individuo

y el conocimiento cultural”10.

Deberemos hacer propuestas que

problematicen la obra y sitúen al visitante

en un debate sobre los diversos significados

a los que la obra ha dado pie y el modo en

AMAIA ARRIAGA AZCÁRATE La interpretación de las obras de arte en las actividades educativas de los museos

302

Preguntas tras las cuales se esconde a menudo

la idea de que la mejor interpretación es la que

hace el individuo, sin “manipulación” y sin

información dada/recibida.

Como comenta Cheryl Meszaros5, muchos

factores han contribuido al triunfo de este tipo

de prácticas. Primero, la elección selectiva

que los museos han hecho de modelos de

aprendizaje constructivistas, modelos que

consideran el “conocimiento recibido”

opresivo y pedagógicamente retrógrado

y promueven una “interpretación individual”

que consideran apoya la democracia y el

pensamiento educativo progresista. El

segundo factor es el cambio en la autoridad

interpretativa al que hemos hecho referencia

antes, y que ha pasado de la voz del “autor”,

al propio “texto”, y finalmente, en nuestro

tiempo, a manos del “individuo”. El último

factor es el profundo individualismo impulsado

por el neoliberalismo y neoconservadurismo

de la economía de mercado.

En muchos de estos casos se puede

argumentar que estas prácticas parten de

una visión antiesencialista de la obra de arte:

la obra no tiene una esencia, un mensaje y,

por ello, no se pone límites a la interpretación

y se celebra la “no intervención del educador”

rechazando aportar información para que los

espectadores sean libres a la hora de crear sus

propios significados. De este modo, los

visitantes, que son animados a expresar

cualquier pensamiento, quedan sumidos

“en un acto de satisfacción autocomplaciente,

marcada por una nueva forma de

expresionismo, en este caso, verbal”6. Es

en este caso cuando, a mi parecer, se cae a

menudo en una deriva interpretativa en la

que las obras y las exposiciones se han quedado

como una simple excusa para dialogar o

para introducir algún conocimiento sobre

algo que la obra de arte puede ayudar a

justificar.

Estas prácticas fracasan porque parten

de la idea equivocada de que hacemos nuestras

interpretaciones sin influencia del lenguaje

y de ideas recibidas. Si los educadores no

ofrecemos recursos, información, mediación,

probablemente no hagamos más que reducir

y empobrecer la posibilidad de los espectadores

de producir interpretaciones personales, ya

que como comenta Cheryl Meszaros: “sin

ideas recibidas, sin tradiciones de creación

de significado y sin conocimiento previo en

que basarnos, no hay forma de generar nuevas

interpretaciones”7.

Buscando un camino intermedio: hacia una

interpretación crítica

¿Qué podemos hacer los educadores para

cambiar esta situación? ¿Cómo hacer para

no caer en la mera transmisión de significados

legitimados o en una deriva interpretativa

que no nos lleva a ningún lugar? ¿Qué hacer

para, sin decir al público qué tiene que pensar,

no dejar a los visitantes sin recursos para

construir interpretaciones ricas, críticas y

complejas?

En mi opinión debemos encontrar

un camino intermedio entre la autoridad

y la autonomía, entre el dirigismo y el

populismo. Para ello debemos ser conscientes

de los objetivos que queremos guíen nuestras

prácticas educativas, puesto que sólo de esta

manera podremos definir el modelo

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

305304

que esos significados, y los que el propio

visitante crea, son construidos por un contexto

cultural determinado. Puesto que será el

conocimiento crítico de estos significados

el que permita a los espectadores construir

sus propias interpretaciones y experiencias

con la obra de manera consciente, crítica

y rica.

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

1. Carla Padró: “Educación artística en museos y centros

de arte”. En R. Huerta y R. de la Calle (eds.): La mirada

inquieta. Educación artística y museos, Valencia, PUV, 2005,

pp. 137-152.

2. Lisa Roberts: From Knowledge to Narrative. Educators

and the Changing Museum. Washington/Londres,

Smithsonian Institution Press, 1997. Lisa Roberts analiza

el desarrollo de la historia de la educación en museos

describiendo la confrontación entre educadores y

comisarios y sus diferentes ideas sobre el carácter de la

misión educativa del museo: los primeros la entienden como

facilitación del acceso intelectual y la creación de

conocimiento por parte de las diferentes audiencias; los

segundos defienden una idea tradicional de educación

como creación y transmisión de conocimiento experto y

consideran que los nuevos recursos educativos no hacen

más que “exponer a los visitantes a aquellos profesionales

de museo [los educadores] que están menos preparados

para explicar e interpretar las colecciones” (T. W. Leavitt:

“Can research find a home in museums?”. En History News

39, 1984, n. 9, p. 29, en Lisa Roberts: From Knowledge

to Narrative. Educators and the Changing Museum.

Washington/Londres, Smithsonian Institution Press,

1997, p. 6)

3. En general, en España, los museos se han visto forzados

a ofrecer recursos de interpretación y actividades

educativas, un menor número de museos han apostado por

la educación de forma menos interesada. Esta falta de

interés real se evidencia, por ejemplo, en los ridículos

presupuestos que se destinan a los departamentos de

Educación, la falta de peso que estos departamentos tienen

en la estructura del museo (Amaia Arriaga: “Las relaciones

entre escuelas y museos de Navarra: buscando alternativas

a las formas tradicionales de relación escuela-museo”. En

Congrés d’Educació Visual i Plàstica. Tarrassa, 2005) y la

precariedad laboral a la que se ven sometidos los

educadores. (Amaia Arriaga et al.: “Educación artística en

museos: problemas desde la experiencia”. En Congres

Internacional Museus & Educació Artística. Valencia, 2005).

No publicado.

4. Melinda M. Mayer, en el artículo “A Posmodern Puzzle:

Rewriting the Place of the Visitor in Art Museum Education”

publicado en la revista Studies in Art Education analiza cómo

los educadores de museos revisaron la teoría y la práctica

en cuanto al rol del visitante en la construcción de

significados, y en qué medida esta revisión del campo fue

de la mano de la teoría posmoderna. La autora afirma que

en la década de los noventa, los educadores directamente

citaron o respondieron a los discursos posmodernos

incluyendo aquellos vinculados a las “nuevas historias del

arte”. (J. Hazelroth y J. G. Moore: “Spinning the web:

Creating a structure of collaboration between schools and

museums”. En Art Education, 1998, vol. 51, n. 2, pp. 20-24; M.

M. Mayer: “Can philosophical change take hold in the

American art museum?”. En Art Education, 1998, vol. 51, n. 2,

pp. 15-19; Danielle Rice: “Museum education embracing

uncertainity”. En Art Bulletin, 1995, vol. LXXVII, n. 1, pp. 15-20;

Lisa Roberts: From Knowledge to Narrative. Educators and

the Changing Museum. Washington/Londres, Smithsonian

Institution Press, 1997).

5. Cheryl Meszaros: “Interpretation and the hermeneutic

Turn”. En Engage. Londres, 2007, n. 20, pp. 17-22.

6. Fernando Hernández: “Más allá de los límites de la

escuela: un diálogo entre emergencias sociales y cambios

en las artes visuales y en la educación”. En Jornadas de

Cultura Visual. La Caixa, 2002. No publicado.

7. Cheryl Meszaros: “Interpretation in the Reign of

‘Whatever’”. En Muse, enero-febrero de 2007, pp. 16-21.

8. Imanol Agirre: Teorías y prácticas en educación artística.

Ideas para una revisión pragmatista de la experiencia

estética. Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2000.

9. Helen Charman, Katherine Rose y Gillian Wilson (eds.):

The Art Gallery Handbook: a Resource for Teachers.

Londres, Tate, 2006.

10. Cheryl Meszaros: “Interpretation in the Reign

of ‘Whatever’”. En Muse, enero-febrero de 2007, p. 19.

El educador de museos como agitador político. El sistema de formación de formadores en el método MUPAI

El MUPAI (Museo Pedagógico de Arte

Infantil) se creó en 1981 en la cátedra de

Pedagogía de la facultad de Bellas Artes de la

Universidad Complutense de Madrid con el

fin de mejorar los recursos para la formación

docente y como un lugar de documentación

donde se pudiera investigar la expresión

plástica-artística infantil. Así, el MUPAI se

convirtió en un lugar de encuentro para niños,

adolescentes y educadores, siendo el primer

museo dedicado especialmente al arte infantil

y su pedagogía en España, considerando al

niño como creador visual. Tras 25 años de

existencia, el MUPAI ha recogido su

experiencia formulando teóricamente la

metodología desarrollada en sus actividades: el

método MUPAI. Esta metodología se basa en

una serie de ideas que se pueden resumir en

los siguientes puntos:

— El objetivo de una actividad de educación

artística ha de ser generar conocimiento.

— Es necesario trabajar dando la misma

importancia a la apreciación, la producción

y la reflexión.

— Se busca la creación de un participante

activo.

— El educador debe funcionar como

“agitador político”.

— La conexión de los objetivos, contenidos,

metodologías, etc. de la actividad con la

realidad del participante es imprescindible

para la creación de conocimiento.

— Uso del detonante como elemento

dinamizador, motivador y de conexión

de la actividad con la vida cotidiana.

— Desarrollo de tareas de investigación

y evaluación.

— Formación de los educadores.

Dentro de nuestra metodología, damos gran

importancia a la persona que imparte la

actividad educativa, diferenciando claramente

entre educador y monitor:

— Educador. Un educador es la persona que

desarrolla actividades educativas en las

que el objetivo principal es dotar a los

alumnos de herramientas, en nuestro caso

para que se relacionen de forma autónoma

con el arte y la cultura visual. Para ello,

el educador provocará problemas que los

alumnos tendrán que solucionar. Así, el

educador se transforma en motivador,

facilitador y descubridor.

NOELIA ANTÚNEZ DEL CERRO, NOEMÍ ÁVILA VALDÉS y TERESA GUTIÉRREZ PÁRRAGA

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

307

una y otra vez y reflexionando sobre ello.

Aún así, no cabe duda de que la persona que

llegue a enfrentarse por primera vez a un

grupo de visitantes en el museo, lo hará mejor

y de forma más segura si tiene una formación

previa.

Ante esta necesidad de una formación

específica y como resultado de más de

25 años formando a futuros formadores,

en la facultad de Bellas Artes de la UCM,

el equipo del MUPAI ha diseñado un

Curso de formación de educadores en educación

artística no formal. Este curso tiene como

principal objetivo el que los alumnos sean

capaces de diseñar y llevar a la práctica

un taller de arte en el ámbito no formal.

Para ello se persiguen los siguientes

objetivos:

— Conocer las diferentes teorías sobre

educación artística.

— Entender la utilidad de llevar a cabo

una educación artística basada en las

últimas tendencias en ésta.

— Diseñar unidades didácticas y

programaciones en torno a los temas

y exposiciones elegidas, adaptadas

a variables de espacio, tiempo, edad

u origen de los asistentes.

— Llevar a cabo dinámicas que favorezcan

el desarrollo de la creatividad de los

asistentes a la actividad.

— Transformar el taller en un lugar donde

el trabajo y la diversión se unan para

conseguir un mejor funcionamiento

del mismo.

— Transmitir el entusiasmo por aquellos

temas, obras o conceptos sobre los que

se trabaje en la actividad.

Para llegar a estos objetivos, el curso se

plantea con carácter teórico-práctico,

desarrollándose en tres partes: una teórica, una

práctica y una de tutoría. Durante las tres se

trabajan diferentes contenidos que se dividen

en dos grandes bloques:

TEORÍA DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA

— Educación formal, no formal e informal

y sus características.

— Evolución de las tendencias educativas

aplicadas a la educación no formal.

— Métodos de investigación en la educación

artística no formal.

APLICACIONES DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA

— Diferentes ámbitos de actividades

de educación artística en el ámbito

no formal y sus características.

— Cómo diseñar y llevar a cabo un taller

según el método MUPAI.

Así, una vez realizada la formación teórica,

se realizarán prácticas en las que los alumnos

aplicarán lo aprendido para desarrollar

programaciones didácticas y talleres, guiones

para trabajar en las exposiciones, explicar

conceptos, etc., que pondrán en

funcionamiento con sus compañeros.

Por último, se desarrolla la fase de

tutorización. En ésta asistirán a talleres reales

impartidos y diseñados por el equipo del MUPAI

del curso con participantes reales, que más tarde

serán supervisados en sesiones posteriores.

Después de cada sesión, mediante tutorías

individuales y colectivas, se irán corrigiendo

los fallos y se compartirán experiencias con el

resto de los participantes del curso.

NOELIA ANTÚNEZ DEL CERRO, NOEMÍ ÁVILA VALDÉS y TERESA GUTIÉRREZ PÁRRAGA

El educador de museos como agitador político. El sistema de formación de formadores en el método MUPAI

306

— Monitor. El monitor es aquel que en las

actividades educativas se comporta como

mero transmisor de conocimientos, siendo

su función transferir datos y técnicas para

que los participantes sean capaces de

repetirlas.

Creación de un “agitador político”: la formación

de los educadores en el método MUPAI

La función desarrollada por los educadores

hace que se conviertan en una pieza

imprescindible, ya que son ellos los que al final

ponen en práctica los programas y los que

hacen de mediadores entre la obra de arte y

el público. De ellos depende que lo que se ha

diseñado sobre el papel, metodologías,

objetivos, contenidos, etc., se lleve a cabo.

Partiendo de esta realidad, desde el método

MUPAI se considera al educador como una

pieza clave en el desarrollo de actividades

educativas, siendo un “agitador” que provoca

la adquisición de conocimiento propio. Para

que un educador llegue a transformarse en

“agitador político” es necesaria la formación,

como mínimo, en dos vertientes: arte

contemporáneo y educación artística. Para

poder transmitir conocimientos relacionados

con alguna obra de arte “se requiere del

mediador el haber pasado previamente por

una auténtica experiencia estética, y que,

impregnado de la emoción y del sentido de

la obra y una vez interiorizados, pueda

revelarlos”1 y además, saber cómo transmitir

estos conocimientos y sensaciones. Para

completar esta formación, desde el equipo

del MUPAI se ha desarrollado un curso de

formación de formadores que busca que el

educador sea autosuficiente, adquiriendo

herramientas para acercar el arte en diferentes

contextos.

En la actualidad, y desde muchas de las

nuevas corrientes educativas, se piensa que la

función del educador ya no es (o no debería de

ser) la de dar o transmitir información, sino la

de ayudar a buscar esa información, a

clasificarla a relacionarla, etc.; su función es la

de dar herramientas para que cada uno pueda

llegar a esa información y crear su

conocimiento. Tradicionalmente, las

actividades educativas de los museos consistían

en visitas guiadas en las que el educador se

limitaba a trasmitir los datos que había

memorizado del catálogo y de las

explicaciones del comisario de la exposición.

Ante este tipo de actividad, el educador sólo

necesitaba formación en cuanto a los

contenidos, porque su única tarea era la de

repetir unos datos y como mucho tener que

adaptarlos al público que tenía delante. En

la actualidad, las actividades didácticas van

transformándose y cada vez se ofrecen más y

más. Ahora los educadores no sólo deben de

conocer la historia del arte, sino que también

deben conocer el manejo de técnicas de

expresión artística y tener capacidades para

enfrentarse a un público cada vez más

heterogéneo. Por lo tanto, este educador,

además de la formación que hemos

mencionado (en contenidos y metodologías),

ha de tener unas aptitudes y habilidades

especiales que en muchos casos sólo se pueden

aprender con la experiencia, ya que el servir

de intermediario entre las obras de arte y el

público es una actividad práctica y, por lo

tanto, se aprende y perfecciona realizándola

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

309

Revisado cuál sería el contexto en el cual

se realizarían los talleres, el siguiente paso fue

adaptar la metodología del MUPAI a dicho

contexto y, en concreto, adjudicar un papel

muy determinado a nuestros educadores en

dicho contexto.

A través del siguiente esquema se

explica cuál es el modelo de actuación que se

está llevando a cabo:

Aquí, el concepto de “agitador político” se

traduce en la “acción de abrir ventanas hacia el

exterior, aperturas del contexto restringido del

hospital”.

Curso de formación de educadores en educación

artística no formal en Fundación Telefónica

En los últimos años, el MUPAI ha ofertado

servicios de consultoría pedagógica para

diferentes centros de arte en Madrid capital,

como es el caso de Fundación Telefónica,

para la que trabajamos en las siguientes

exposiciones:

— Transformaciones. La España de los

años veinte en los archivos fotográficos

de Telefónica.

— Chema Madoz. 2000-2005.

— Olafur Eliasson. Caminos de Naturaleza.

— La visión de Corea de Nam June Paik.

De lo fantástico a lo hiperreal.

En todas las ocasiones, además de diseñar

los talleres para las diferentes exposiciones

y materiales didácticos para el desarrollo

de las mismas, se llevó a cabo un curso de

formación de formadores para el personal

que iba a impartir estas actividades. ¿Cómo

conseguir que los educadores se convirtieran

en “agitadores políticos”? En primer lugar,

partiendo de la necesidad de completar la

formación de los educadores, que en este caso

provenían en su mayoría de Historia del Arte,

por lo que en principio eran conocedores de

los contenidos de la exposición, o no tendrían

problemas para adquirirlos; pero, sin embargo,

estaban carentes de formación en educación

artística. En diferentes ocasiones se fueron

desarrollando los contenidos que ya hemos

descrito, completándose cada curso con la fase

de autorización. Todas las veces, los que iban a

ser los educadores de los talleres participaron

en los talleres como lo harían sus futuros

alumnos y progresivamente fueron tomando

más decisiones a la hora de diseñar el taller.

De esta forma, en el último proyecto, aunque

tenían un guión de taller (consensuado entre

el MUPAI, Fundación Telefónica y los propios

educadores), cada uno adaptó los contenidos

a su modo, realizando variaciones que les

permitían dar el taller de forma más cómoda:

¿por qué si queremos dotar al público que

frecuenta los museos de herramientas para

que genere su propio cuerpo de conocimientos

no deberían primero de tenerlas los educadores?

Un caso concreto: el educador artístico

en un contexto hospitalario

La primera cuestión después de todo lo

planteado hasta aquí sería: ¿cómo ser un

“agitador político” en un contexto como el

del hospital?

Para dar respuesta a esto tenemos

que partir de una breve explicación del

trabajo que estamos realizando en los

hospitales a través del proyecto Curarte.

En varios hospitales se están diseñando

y realizando una serie de talleres creativos y

artísticos con el fin de mejorar la calidad

psicosocial de los niños y adolescentes

hospitalizados. En este caso, en concreto,

es fundamental explicar cuál es la característica

fundamental del contexto hospitalario y cómo

ejerce éste su influencia sobre el niño y el

adolescente hospitalizado, para así poder

entender cuál será el modelo de actuación

de nuestros educadores.

Para explicarlo nos valdremos del

siguiente diagrama:

NOELIA ANTÚNEZ DEL CERRO, NOEMÍ ÁVILA VALDÉS y TERESA GUTIÉRREZ PÁRRAGA

El educador de museos como agitador político. El sistema de formación de formadores en el método MUPAI

308

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

Contextos múltiples (salud)

Contextos restringidos (enfermedad)

Contexto hospitalario

Acción de los talleres MUPAI

METODOLOGÍA

Método MUPAI

Uso del CONTENIDO VITAL

como elemento MOTIVADOR-CREATIVO

META

Generar un espacio y tiempo creativo, activo y

participativo en el hospital, a través de la creación

y educación artística

PAPEL DEL EDUCADOR

Motivador – Descubridor — Facilitador

Diagrama de restricción contextual gradual del proceso de hospitalización (P. Pascale).

Contextos múltiples (salud)

Contextos restringidos (enfermedad)

Contexto hospitalario

311310

Además, en nuestros talleres hemos

observado que en muchas ocasiones la labor

del educador es muy “individualizada”,

exceptuando talleres grupales (en unidades

como psiquiatría de adolescentes o planta);

así pues, el educador artístico se convierte

en una bocanada de aire fresco que, además,

invita al paciente-niño o al paciente-adolescente

a pensar y a abrir ventanas propias en este

contexto tan peculiar.

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

1. Ricard Huerata y Romà de la Calle (eds.):

La mirada inquieta. Educación artística y museos.

Valencia, Universitat de Valencia, 2005, p. 194.

Presentamos algunas reflexiones, surgidas

a partir de nuestra experiencia en el workshop

europeo de educación artística DIDART 2007,

en relación con el déficit que advertimos en

la formación y profesionalización de los

educadores en museos. A lo largo de las jornadas,

percibimos que la situación de la educación

artística que se lleva a cabo en los museos

no era muy diferente en la mayoría de los

países participantes. En la mayoría de ellos,

las actividades educativas se reducen a

acercamientos transmisores, en el caso de las

visitas guiadas, y a acercamientos expresionistas,

en el caso de las actividades y talleres.

Partiendo de nuestra experiencia profesional

en el campo de la educación en museos, nos

damos cuenta de que las tareas profesionales

de los educadores se inscriben dentro de

posiciones educativas adoptadas por los

departamentos de educación de los museos,

a menudo basadas en nociones estéticas y

educativas ya cuestionadas desde los ámbitos

de la investigación y que están en directa

relación con las narrativas asumidas por los

museos.

Es el caso de la educación en los museos

de arte de narrativa formalista donde se sigue

la lógica de que “la educación en el museo es

implícita, es concebida como contemplación,

silencio, admiración coincidiendo con la

misión estética del museo”1. En consecuencia,

los educadores de estos museos, cuando

los hay, llevan a cabo visitas guiadas

—informativas y univocales— o bien talleres

donde se realizan actividades que ponen

énfasis en los aspectos formales, orientados

a la imitación y a la admiración de aquellos

objetos expuestos. En los casos de los museos

que desarrollan una narrativa disciplinaria

(historicista), la educación en el museo

fomenta, como afirma Padró, “una visión

literal, descriptiva y didáctica de los objetos,

y la educación se considera necesaria en su

misión de instruir y de demostrar”2.

A lo largo de estas jornadas, uno de los

elementos que apreciamos como causa del

mantenimiento de actitudes transmisoras por

parte de los educadores es la ausencia de una

formación teórica más amplia. La mayoría

de educadores de museos comparte una

formación universitaria en Historia del Arte

o Bellas Artes, y en contadas ocasiones han

sido formados en cuestiones relacionadas con

las diferentes perspectivas educativas del arte.

El educador como mediador de un aprendizaje reflexivo

ILARGI OLAIZ SOTO UNIVERSIDAD PÚBLICA DE NAVARRA

FERMÍN SORIA IBARRA UNIVERSIDAD DE BARCELONA

313

brevemente la base teórica sobre la que se

apoya el modelo de educador y el aprendizaje

reflexivo que planteamos aquí como

alternativa. Ambos están enmarcados dentro

de una perspectiva construccionista de la

educación, que supone, entre otras cosas,

entender el aprendizaje como un proceso

activo centrado en el aprender y no en el

enseñar; un aprendizaje que acepta la

autonomía del “aprendiz”, donde la

motivación es la llave y que, por lo tanto,

enfatiza la curiosidad y la capacidad

investigadora-interpretativa del mismo,

pues los seres humanos tienen una

predisposición a seleccionar y transformar

información, a construir hipótesis y hacer

elecciones. Un aprendizaje centrado en

el entendimiento y en la acción. Esto indica

la importancia del contexto en las relaciones

de aprendizaje y de las condiciones en que

tiene lugar, de los procedimientos, del

modo de crear y poner en marcha espacios

que permitan aprender mejor, pasar de

lo simplemente transmitido (comunicado)

a lo transformador. El aprendizaje es

entendido como una actividad social donde

el lenguaje juega un papel crucial, porque

marca diferentes discursos, porque implica

a los “aprendices” en situaciones reales y

porque fomenta un diálogo que cambia,

un diálogo en relación. De este modo, el

aprendizaje se concibe contextualizado,

en relación al resto de nuestras vidas, a

nuestros prejuicios, a nuestros miedos... Así,

la experiencia tiene un rol crítico en el proceso

de aprendizaje, lo que supone contar con los

valores, predisposiciones y conocimientos

predeterminados que el “aprendiz” dispone.

Dada la naturaleza socialmente construida del

saber y que el significado se crea en relación con

los demás es inevitable un proceso social.

(Brockbank, 2002, p. 19).

El educador como mediador

de un aprendizaje reflexivo

La alternativa que planteamos aquí no es

nueva pues ha sido ampliamente desarrollada

en la literatura específica7. Sin embargo,

consideramos que ésta era una buena

oportunidad para continuar desarrollándola

debido al marco en el que nos encontramos,

así como por la —a nuestro juicio— alarmante

ausencia de estas perspectivas en el ya

mencionado workshop de educación artística

europeo al que asistimos.

Tomamos como referencia, para desarrollar

la idea de educador como mediador de

un aprendizaje reflexivo (aludiendo tanto al

aprendizaje del visitante en el museo

como al aprendizaje del educador de museos),

el concepto de “profesional reflexivo” de

Schön. El educador como mediador es aquel

que entiende su práctica de forma reflexiva;

aquellos profesionales “cuyo desarrollo

profesional deberá centrarse en la práctica,

la reflexión y la crítica respecto a su propia

acción”8, pues el aprendizaje profesional

del educador se realiza a partir del “análisis

de sus propias funciones, lo que le permitirá

además comprender su rol en el desarrollo de

sus funciones”. Se trata de aprender a partir

de su propia participación, de fomentar una

ILARGI OLAIZ SOTO y FERMÍN SORIA IBARRA El educador como mediador de un aprendizaje reflexivo

312

Por este motivo, los educadores a menudo

reproducimos el modelo educativo recibido,

convirtiéndonos en transmisores de un

discurso que, debido a su carácter disciplinario,

está dotado de un aire de objetividad y de

verdad que lo construye como único y cerrado;

un discurso que niega la contingencia del

relato cultural al que hace referencia y

la posibilidad de múltiples interpretaciones

del mismo, otras posibles perspectivas de

la historia, de los artistas, de las obras.

De este modo, se reproducen valores

hegemónicos que ya desde la propia tarea

artística han sido a menudo cuestionados,

tales el aura de la obra de arte, conceptos

como originalidad y autoría.

Este déficit en la formación parece

acorde con la situación de subordinación

del área de Educación dentro del museo,

habitualmente considerada de un estatus

inferior en relación a los departamentos

de Gestión y/o Comisariado; como si los

debates teóricos fueran exclusivos de estas

áreas y la educación estuviera al margen

de los mismos. Esta situación de subordinación,

además de suponer una falta de autoridad

del departamento de Educación en la toma

de decisiones, se reproduce en la forma en la

que se estructura dicho departamento

(siguiendo un modelo piramidal y jerárquico)

y en la consideración de los educadores dentro

del mismo, a quienes no se les exige una base

teórica firme, pues es una competencia

asociada a otras funciones dentro del museo

como es la de comisariado.

“En general, vemos que no se considera

esta figura como un profesional de la educación,

sino como un sujeto carente de autonomía

cuyo trabajo consiste en satisfacer las necesidades

de comprensión del visitante utilizando para

ello los contenidos aprendidos del comisario

y siguiendo las estrategias propuestas por la

institución donde trabaja”3.

Las cartas sobre la mesa; nuestra propuesta

Consideramos necesario, como las investigadoras

Eneritz López y Magali Kivatinetz afirman,

“reflexionar sobre cómo se percibe la figura

del educador y el papel que le es dado en los

museos de nuestro entorno”4, ya que a raíz

de las experiencias y diálogos en el DIDART

Project nos dimos cuenta de la importancia

de la formación teórica para desarrollar

una actitud reflexiva en nuestro trabajo.

Esto supone tomar conciencia de cuánto

nuestra actitud es continuadora del modelo

educativo recibido en las facultades

universitarias, modelo que no fomenta

acercamientos críticos a la historia del arte

ni ofrece herramientas interpretativas para

realizar un aprendizaje reflexivo, sino que

promueve un acercamiento pasivo a las artes

y al conocimiento. Se trata de una forma

de enseñar y de aprender que no genera

experiencias, reflexiones e interrogantes, que

no permite “ninguna modificación, diálogo

o disensión con los contenidos seleccionados”5

sino que “promueve ideas establecidas desde

la cultura dominante”6.

Consideramos importante revisar las

perspectivas ontológicas-epistemológicas que

alimentan nuestra práctica educativa; aquellas

cuestiones que definen nuestra concepción

del conocimiento y nuestra manera de acercarnos

al mismo. Por este motivo esbozaremos

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

315

lo que importa es la ruta a través de la cual

llegamos a actos de interpretación.

Para finalizar, consideramos que para que

una práctica reflexiva prospere, tanto por parte

del educador como del visitante, es importante,

como dice Schön, que el centro de formación

otorgue legitimidad a la educación en el

museo, ya que de no ser así “se corre el riesgo

de acabar siendo víctima del dilema de las

‘profesiones menores’”12 porque “mermar la

autonomía profesional disminuye la inclinación

de los prácticos hacia la investigación in situ

sobre la práctica y hacia la reflexión”13.

Por ello, en el desarrollo de nuestras

actividades, tanto como investigadores y

estudiantes de doctorado como en relación

a los educadores, nos comprometemos con

una práctica reflexiva y reivindicamos la

legitimación de nuestra profesión, necesarias

para una educación significativa en los museos.

ILARGI OLAIZ SOTO y FERMÍN SORIA IBARRA El educador como mediador de un aprendizaje reflexivo

314

reflexión en la acción, del aprender haciendo.

“Es necesario que exista un proceso de mejora

continuado sobre la propia práctica, no

asimilando directamente las actividades

específicas de formación”9.

Este modelo de educador supone que se

relaciona de forma diferente con el discurso

del museo o con el conocimiento disciplinario,

no tomándolo como discurso unívoco, sino

introduciendo sus propios conocimientos y

reflexiones en su práctica profesional. De la

misma forma que este educador reflexivo no

concibe su práctica como una actividad pasiva

o “técnica”, sino dinámica, basada en la propia

experiencia para la conceptualización de su

discurso; este educador tampoco concibe al

espectador al que se enfrenta como un sujeto

pasivo que recibe información, sino como

un visitante que dispone de conocimientos

específicos y que responde de forma activa,

reflexiva, ante las obras. De ahí que el

educador se defina como mediador, alguien

que promueve interrogantes en los visitantes

y no como quien ofrece respuestas; aquel

que, como dice Garoian, “facilita realizar

conexiones que tienen que ver con las

memorias e historias culturales que el visitante

dispone”10 y que promueve una relación

experiencial del visitante con el conjunto de

la exposición, permitiéndole usar el museo,

y lo que éste recoge de forma significativa,

para construir significado por sí mismo.

En el encuentro con educadores DIDART

pudimos percibir que muchas aportaciones

insistían en la interacción y el diálogo, pero

continuaban con una actitud transmisora en

sus metodologías educativas, pues la idea de

diálogo y de interacción que defendían se

desarrollaba de forma unidireccional, como

herramienta de transmisión de conocimientos

dados; un modelo de diálogo donde el

educador mantiene siempre la última palabra

y donde el educador finalmente deposita la

autoridad intelectual de su interpretación

en la voz del comisario o del artista. Lo

consideramos un modelo transmisor, pues

se apoya en un diálogo vertical y jerárquico

donde el conocimiento se transmite de arriba

hacia abajo y no de forma horizontal.

Nos parecía interesante introducir

en este punto la aportación de Elizabeth

Ellsworth a la idea de práctica dialógica;

relevante por sus implicaciones para la

conceptualización del educador como

mediador de un aprendizaje reflexivo.

Frente a un diálogo que opera bajo una

supuesta transparencia a la hora de representar

el mundo, que tiene como fin lograr una

continuidad y comprensión y que es

denominado diálogo comunicativo, Ellsworth

propone un diálogo analítico a través del

cual es posible aprender de la discontinuidad,

de las rupturas, los rechazos y los fallos:

“Las discontinuidades no son buscadoras de

problemas que se entrometen desde fuera

de la estructura de las relaciones dialógicas.

La historia, la política, la religión, los

prejuicios personales o sociales no son

cuestiones ajenas”11 . A diferencia del diálogo

comunicativo que requiere continuidad y

comprensión, el diálogo analítico busca las

formas por las que la imposibilidad de una

comprensión plena puede enseñarnos algo.

Se trata de un diálogo en el que el educador

tiene como misión utilizar las discontinuidades

para que ocurra algo más, de manera que

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

1. Carla Padró: “Educación artística en museos y centros de

arte”. En Ricard Huerta y Romà de la Calle (eds.), La mirada

inquieta. Educación artística y museos. Valencia, Universidad

de Valencia, 2005, p. 139.

2. Carla Padró: “Educación en museos: representaciones y

discursos” (Universidad de Oporto, 2004). Universidad de

Oporto, 2007.

3. Magali Kivatinetz y Eneriz López: “Mirada crítica sobre la

formación de los educadores de Museos”. En Zona Pública,

2006, n. 4.

4. Ibíd.

5. Carla Padró: “Educación en museos: representaciones

y discursos” (Universidad de Oporto, 2004). Universidad

de Oporto, 2007.

6. Carla Padró: “Educación artística en museos y centros de

arte”. En Ricard Huerta (ed.), La mirada inquieta. Educación

artística y museos. Valencia, Universidad de Valencia, 2005,

p. 135.

7. Para más información, véase Donald A. Schön: La

formación de profesionales reflexivos. Hacia un nuevo diseño

de la enseñanza y el aprendizaje en las profesiones.

Barcelona, Paidós, 1992, vol. 28; Eilean Hooper-Greenhill:

“Changing values in the art museum: rethinking

communication and learning”. En International Journal of

Heritage Studies, 2000, vol. 6, n. 1, pp. 9-31; George E. Hein:

Learning in the Museum. Londres, Routledge, 1998.

8. Donald A. Schön: La formación de profesionales reflexivos.

Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el aprendizaje en

las profesiones. Barcelona, Paidós, 1992, vol. 28.

9. Ibíd.

10. Charles R. Garoian: “Performing the museum”. En

Studies in Art Education. A Journal of Issues and Research,

2001, vol. 42, n. 3, pp. 333-347.

11. Elizabeth Ellsworth: Posiciones en la enseñanza.

Diferencia, pedagogía, y el poder de la direccionalidad.

Madrid, Akal, 2005. Colección Educación pública.

(L. T. Prats, Trans. vol. 10).

12. Donald A. Schön: La formación de profesionales

reflexivos. Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el

aprendizaje en las profesiones. Barcelona, Paidós, 1992,

vol. 28.

13. Ibíd.

317

tiene muy en cuenta las necesidades

profesionales de los educadores en arte.

En este seminario participó Imanol Aguirre

con una comunicación. Tres años después

le invitábamos al congreso como ponente.

Se convirtió en una apuesta fuerte. En

relación con lo dicho sobre la estructura bipolar

del área, Imanol Aguirre exponía en su

intervención: “Creo que en los próximos años

debemos realizar un esfuerzo especial por

acortar la distancia entre la formación

—inicial y permanente— dirigida al profesorado

de Infantil y de Primaria y la dirigida al

alumnado de las facultades de Bellas Artes.

Deberíamos unificar criterios y tratar de

llegar a una estrategia común para que,

posteriormente, en la formación básica

obligatoria, la educación artística mantenga

una mayor coherencia en todas las etapas”.

Puede que las palabras de este profesor

sigan vigentes. Lo cierto es que desde Valencia

siempre se apostó por integrar esfuerzos.

También con un tono esperanzado se

manifestaba Roser Juanola en su intervención

en el congreso: las expectativas de futuro de

la educación artística creo que nos permiten

ser optimistas dada su imprescindible función

social, que se fundamenta en palabras clave

como democracia, sociedad plural, tolerancia,

educación para la paz, ocio, calidad de vida

y cultura estética, entre otras. Todas estas

palabras son transmisoras de significados

culturales, pero también sociales y personales,

capaces de provocar en las personas emociones

propias e iniciativas con valores y actitudes

éticas que hagan posible una convivencia feliz

en una sociedad plural y compleja, como

nuestra sociedad actual.

Si en el primer seminario se habían

superado expectativas, en este congreso se

batían cifras de participación, con cerca de 400

inscritos y más de 40 comunicaciones. Para

los organizadores significaba una evidencia:

muchos profesionales de la educación artística

estaban reclamando este tipo de reuniones.

También los ánimos salen reforzados ante el

apoyo recibido. Cuando preparaba la

documentación para la presente ponencia,

encontré entre los archivos el certificado

de asistencia de María Acaso, profesora de la

Universidad Complutense y buena amiga.

Los relatos que ahora surgen al repasar nuestras

acciones atienden a cuestiones profesionales que

también han deparado amistades y complicidades

varias. Ciertamente, el congreso fue posible

gracias al apoyo económico de la celebración de

Cinc Segles, en la que se conmemoraban

quinientos años de la fundación de nuestra

universidad. Entre las novedades del evento

destacamosla participación internacional, así

como la adscripción multidisciplinar de invitados

e inscritos (asistieron bastantes profesionales

de la educación musical), así como la dedicación

del profesorado del área, que se volcó en la

organización. El gran acierto: publicar los textos

en forma de libro (evitando así el marchamo

“actas de congreso”) con el título Los valores del

arte en la enseñanza. La publicación se agotó en

pocos meses. Esta ha sido una constante en los

otros volúmenes que hemos publicado

posteriormente: se agotan las ediciones.

Entre las conclusiones del congreso

destacamos un punto que influyó en nuestras

opciones posteriores: Hay que definir perfiles de

educadores y nuevos profesionales en los ámbitos

laborales relacionados con la cultura y el arte

316

Siete años y un día. Formando educadores de museos en la Universidad de Valencia

Se cumplen en este curso 2007-2008 siete

ediciones del posgrado Educación Artística y

Museos, curso que venimos impartiendo desde

la Universidad de Valencia en colaboración

con ADEIT Fundación Universidad-Empresa

y con la colaboración de la Diputación de

Valencia (entidad que ostenta el mayor

número de museos en nuestro ámbito

geográfico). Estos siete años han supuesto un

esfuerzo considerable por parte de nuestro

equipo universitario en materia de educación

y museos. La presente comunicación reúne

algunas de las cuestiones más importantes que

hemos desarrollado a lo largo de este tiempo

(cursos, congresos, publicaciones, grupos de

investigación), con la intención de cubrir las

necesidades que está generando la formación

de especialistas y el análisis de temáticas

vinculadas a la educación y los museos.

1997-2008. Seminarios, congresos, posgrado

Era la primera vez en la que se impulsaba

un evento de estas características en la

Universidad de Valencia. Se programó como

el inicio de un conjunto de reuniones en las

que trataríamos varios aspectos, siempre

desde la perspectiva de la investigación.

Se desbordaron todas las previsiones con

140 matriculados, 20 comunicaciones y la

participación de los investigadores más

relevantes del panorama español. Si bien se

planteó como algo discreto, después se

comprobó que habíamos roto con una especie

de maldición que arrastraba el área de

Didáctica de la Expresión Plástica: la falta de

convocatorias a este nivel, donde Valencia

seguía siendo una desconocida. No olvidemos

que nuestra área de conocimiento es

relativamente joven, sobre todo en las escuelas

de Magisterio (que pasan a formar parte del

ámbito universitario en la década de los

setenta). La presencia de la educación artística

en las facultades de Bellas Artes (también

recientes como estudios universitarios)

polarizaba en el mismo sentido que el nombre

los intereses del profesorado. Esto sigue

viviéndose como un reflejo del que Valencia

es una triste herencia. Por un lado, desaparecía

bruscamente de la facultad de Bellas Artes

(Universidad Politécnica de Valencia) la

cátedra de Pedagogía del Arte; por otro, se

echaba en falta un mayor ímpetu investigador

a la Escuela de Magisterio Ausiàs March

(Universidad de Valencia). Este primer

seminario puso sobre el tapete muchas cuestiones

que de forma progresiva se han ido adaptando

a la nueva realidad universitaria, en la que se

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

RICARD HUERTA

UNIVERSIDAD DE VALENCIA

319

activo desde que dirige el museo el profesor

Romà de la Calle, que lo ha convertido en un

centro de investigación y difusión. Las

representaciones europeas cubrieron tanto el

aspecto de museos como el de organizaciones

independientes, y también la investigación

más avanzada sobre el tema. Quedaba

confirmado el interés por la cuestión, que

según venimos comprobando, lleva dos

décadas de retraso en relación a países como

Reino Unido, Alemania o Estados Unidos.

En el congreso se presentó el trabajo con

el Museo Universitario PMG de nuestra

universidad, que supone una colaboración de

tres años apoyando la actividad educativa en

dicha institución. También nos animó a crear el

grupo de investigación Arte y Educación, que

en 2006 inició sus tareas con el proyecto Del

aula al museo. Usos y estrategias de los maestros

en las visitas a exposiciones. El curso 2005-2006,

coincidiendo con el congreso, se incorporó a la

universidad la asignatura de libre elección

Talleres de Arte en el Museo, una materia que

pretende acercar a los estudiantes de cualquier

titulación la realidad educativa de los museos.

Además, en este curso 2007-2008, el alumnado

de esta asignatura está preparando un proyecto

artístico para la convocatoria Art Públic que se

organiza para el mes de septiembre de 2008.

Las visitas de este grupo también refuerzan

nuestros contactos con los museos valencianos.

Publicaciones y proyectos

Toda la actividad generada ha sido ampliada

con la publicación de libros (La mirada

inquieta, Espacios estimulantes) así como el

intento —de momento a la espera de

continuidad— de Educación Artística. Revista

de Investigación. Aunque el primer volumen,

con un monográfico titulado Radiografía de la

educación artística, ha tenido buena acogida,

no se consiguió que se afianzase la idea: cada

número lo asumiría una universidad diferente

a partir de encuentros anuales. Lo que sí se ha

conseguido es instaurar una asignatura en

nuestra universidad titulada Talleres de Arte

en el Museo, una materia de libre elección que

viene impartiéndose desde 2005.

En la actualidad preparamos para diciembre

de 2008 en el recinto del MuVIM lo que serán

las III Jornadas de Investigación en Educación

y Museos. La gran novedad: ya no invitamos a

personas concretas, sino a grupos de investigación,

quienes eligen a sus representantes en la

reunión. También aquí está previsto contar

con una publicación —en formato libro— que

probablemente titularemos Investigar en educación

y museos, y contaremos con la participación

de cuatro países de Iberoamérica que están

colaborando con nosotros en el proyecto

maestrosymuseos.com. Red iberoamericana

de educación artística en museos.

Siempre animados por la necesidad de

evolucionar en todo aquello que planteamos,

y apoyados por el colectivo de educadores en

arte, por los museos, por los diferentes estamentos

docentes y también por las instituciones que

sufragan las ayudas conseguidas, desde Valencia

proponemos unificar fuerzas en torno a los

docentes e investigadores del ámbito de la

educación artística. Únicamente trabajando

unidos podremos conseguir ese espacio de

actividad que nos corresponde, en el cual ya

llevamos al menos siete años declarando nuestras

intenciones.

RICARD HUERTA Siete años y un día. Formando educadores de museos en la Universidad de Valencia

318

en educación no formal: museos, ocio, formación

permanente, tercera edad, terapias, monitores

turísticos, informadores culturales, etc.

El año anterior había empezado en Girona

un curso de formación de educadores en materia

de patrimonio. Roser Juanola transmitió a Petra

Pérez (de la Universidad de Valencia), durante

la lectura de una tesis en Palma de Mallorca, la

posibilidad de pasar el testigo del curso a

Valencia, ya que Girona agotaba pronto su

potencial alumnado. Así nació la idea de iniciar

este curso, que se inició en 2001 y desde entonces

codirigimos Romà de la Calle y yo mismo, ambos

(al igual que Petra) miembros del Instituto de

Creatividad e Innovaciones Educativas de la

Universidad de Valencia. La primera edición

contó con 45 alumnos matriculados, una cifra

que pensamos tuvo mucho que ver con la

reciente celebración del congreso, lo cual

animó a muchos de los participantes.

El programa del curso pretendía atender

tanto los aspectos educativos como los

artísticos, como todo aquello relacionado con

la gestión y promoción de los museos. El

programa se organizó en tres módulos, con

los ítems que se tratarían en las diferentes

sesiones. En el Módulo I, titulado El hecho

educativo, se abordaron aspectos como el papel

del arte en la educación, la pedagogía del arte,

la psicología del arte, la creatividad, la

didáctica, los materiales aplicados a la docencia

y demás aspectos propiamente educativos. En

el Módulo II, denominado El hecho artístico,

se establecían coordenadas sobre la

representación artística, introduciendo la

crítica de arte y los planteamientos estéticos,

así como la mirada del historiador y la del

creador, completando estos apartados con

otros aspectos referidos a la comunicación y al

arte como material mediático. Cabe decir aquí

que en aquel momento mis investigaciones

estaban muy relacionadas con los medios de

comunicación y su vertiente educativa. El

Módulo III se estructura en torno a los Museos:

teorías museísticas, museografía, montaje de

exposiciones, visitas, didáctica de museos,

investigación, comisariado de exposiciones y

ámbito promocional. Todo ello impartido

siempre por profesionales expertos en cada área.

El curso nos ha permitido contactar con

los diferentes sectores implicados, creando así

redes, lo cual siempre propicia la investigación

y el entramado de posibilidades. Entre el

alumnado siempre ha habido más matrícula

de historiadores del arte de reciente

licenciatura, con porcentajes menores de

licenciados en Bellas Artes, Pedagogía, Filosofía

y Humanidades en general. El hecho de ser un

título propio de la universidad lo convierte,

también, en una diplomatura válida para

aquellos que preparan oposiciones.

La cantidad de alumnado inscrito que ha

permitido llevar adelante el posgrado ha variado

desde los 45 del primer año a los 18 del curso

actual, pero siempre en torno a los 22 alumnos

de media. Si bien es cierto que el apoyo

económico y logístico de la diputación ha podido

sufragar las necesidades de los años con menos

matrícula, mantenemos cada año la intención

de realizar actividades paralelas apropiadas.

Se celebró en el Museo Valenciano de la

Ilustración y la Modernidad (MuVIM) en

diciembre. Meses antes ya se había cubierto la

matrícula (el recinto no admitía más de 220

inscritos). La colaboración entre el museo y

la universidad ha funcionado de modo muy

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Cuestionamiento de métodos

321

la transformación; la interdependencia entre

los miembros del grupo a partir de la

independencia y toma de distancia personal.

Los individuos o grupos que tienen

aprendizajes transformativos experimentan

procesos diferenciales de adaptación a los

cambios y paradigmas nuevos. El aprendizaje

transformativo está cargado de procesos de

profundización y toma de posición respecto

a los propios roles, actitudes y creencias que

actúan como limitantes en cierto sentido.

Impulsa hacia nuevos desafíos y retos

personales, asumiéndolos desde uno mismo.

Hay una fuerte carga de aprendizaje

autónomo que revela la comunicación y

la reflexión crítica como aspectos claves de la

teoría transformativa.

Por otra parte, nuestro trabajo en educación

y arte contemporáneo es abarcado desde un

marco académico, basado en un trabajo

deconstructivo del discurso de la cultura,

el arte y la política cultural institucional

fundamentada desde una pedagogía crítica

y una educación artística de base

postestructuralista. Para ello hemos de afrontar

el arte y la cultura como un sistema. El proyecto

educativo-museológico se encuadra en un

doble sistema de investigación-acción a doble

voz, entre el coordinador/diseñador/comisario

de la muestra objeto de estudio y el educador/

coordinador pedagógico. Esto plantea una

investigación activa buscando los modos y

formas de re-presentar la praxis social ante los

grupos visitantes, sean escolares o pertenezcan

a otra tipología de visitante. De esta forma,

la figura del coordinador pedagógico se

re-plantea como comisario educativo (Education

Curator) de la muestra, cuya misión fundamental

será la de de-construir, construir y re-construir

significados y significantes ante las diferentes

miradas de los públicos, en especial, el escolar

y docente.

El proyecto educativo busca promover

la emergencia de posibles espacios de

resistencia, contra discursos y miradas críticas

desde las diversas posiciones de los sujetos

y su marco de trabajo como una comunidad/

colectivo abierto. Busca un marco de acción

desde la negociación y el diálogo cuando se

presentan los discursos que un grupo trabaja

y cómo hace que surjan espacios de traducción

dentro de las diversas posiciones de una

institución cultural y las diversas políticas

culturales que se presentan y/o representan.

Son importantes los aportes de la teoría del

construccionismo social, la pedagogía crítica

y las comunidades de aprendizaje. Una

posición que nos ayuda a encontrar un espacio

alternativo y una “tercera vía” donde crear

un ámbito de actuación de la educación, en

centros culturales, centros de arte y/o museos

a través de la comunidad y del tejido social.

El objetivo a largo plazo de este modo de

trabajo a partir de determinadas exposiciones

no es tanto poner énfasis en un trabajo

puntual como establecer una conexión social

con un colectivo a través de una institución

que es pública y está asentada en un marco

cívico y democrático. Así, la propuesta

pedagógica se constituye desde dos

instituciones públicas (la escolar y la cultural),

que colaboran desde sus dimensiones

específicas, una más cultural en lo social,

y la otra formativa, para establecer un binomio

desde donde recorrer este nuevo camino que

se está construyendo.

320

Aportes de la pedagogía museística en la estrategia de educación para el desarrollo

El marco normativo, institucional y teórico

que regula la Cooperación Española en el

sector de la Educación para el Desarrollo se

basa en unos principios, enfoques y conceptos

que se cruzan con un marco de acción basado

en las teorías constructivistas del aprendizaje

y la creación del conocimiento. En el

constructivismo, el aprendizaje es considerado

como un proceso activo en el que los

participantes van construyendo nuevos

conceptos e ideas basándose en sus iniciativas

e ideas respecto a sus propias hipótesis,

confiando en su estructura cognitiva y dándole

progresiva forma a las experiencias vivenciales

respecto a las informaciones recibidas. Es

un proceso de reconstrucción que, aplicado

al aprendizaje en el museo/centro cultural

(y siguiendo las últimas tendencias

internacionales de la teoría museológica) tiene

que ser desencadenado por las programaciones

de las exposiciones. La motivación hacia el

visitante de una exposición es básica para que

las experiencias que obtenga sean realmente

significativas.

Sin embargo, el carácter no formal de

la educación en el museo/centro cultural

proporciona un marco de mayor amplitud

que, al interaccionar respecto a un marco

social y globalizador, desencadena un

aprendizaje transformativo y significativo.

Es decir, aquel que propicia una pauta

reflexiva y crítica en el visitante, favoreciendo

un proceso de cambio personal a partir de

los valores que asoman respecto a los nuevos

conocimientos proporcionados.

Estos cambios conducen a un proceso

que va mas allá de la diferenciación de la

estructura referencial por la cual el sujeto

participante contempla e interpreta la visita

al museo/centro cultural. Si la persona opta

por cambiar sus esquemas de significados, ya

sea opiniones especificas, actitudes y reacciones

emocionales, también tendrá que darse una

transformación de la propia perspectiva.

Un camino abierto hacia una perspectiva más

inclusiva que conduce hacia nuevos abanicos

de elecciones y nuevas comprensiones.

Las condiciones necesarias para que se

produzca el aprendizaje transformativo en

el sentido de Nancy K. Franz son varias.

La existencia de una gran facilidad para el

discurso reflexivo; la práctica del pensamiento

crítico; la presencia de acontecimientos críticos

que explican la base del cambio e intensifican

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

ISABEL L. TORRES HERNÁNDEZ

CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA EN MONTEVIDEO

323

detalladamente, organizadas en fichas por

ciclo, para su implementación en el aula. Así,

el docente que visita la exposición, presencial

o virtualmente, complementa su trabajo

pedagógico con estas sugerencias de planificación

que contienen: una propuesta de actividad,

objetivos fundamentales, contenidos mínimos

obligatorios (CMO), aprendizajes esperados,

orientaciones pedagógicas, evaluación y glosario.

Tanto docentes (en ejercicio o en

formación), como alumnos e interesados en

general, pueden acceder a todo el material

desarrollado por la fundación y el programa

a través de un buscador de contenidos que

organiza el material pedagógico por nivel

y CMO, el que facilita la utilización de los

recursos multimediales disponibles. De este

modo, el programa EA aporta a los docentes

de todo Chile, a través de su plataforma digital,

no sólo la propuesta de planificación de clases,

sino un interesante repositorio (textos teóricos,

visitas virtuales a las exposiciones, material

audiovisual, reproducción de obras, biografía

de los artistas, etc.) que constituye también un

material de consulta para los estudiantes.

Para el trabajo directo en el aula y en

los talleres, las actividades se organizan bajo

la metodología antes señalada, que cuenta

con las siguientes etapas:

1. APERTURA DEL PROCESO CREATIVO:

ACOGIDA Y PREPARACIÓN DEL GRUPO

El reto para el docente es recibir a sus alumnos

en un lugar preparado para presentarles una

situación desafiante, una propuesta que motive,

preguntas que los estimulen a conocer,

observar, buscar, relacionar e ir construyendo

nuevos conocimientos.

2. EJERCICIO DE APRESTO: EXPERIMENTACIÓN

LÚDICA DESDE LOS CONOCIMIENTOS PREVIOS

DE LOS ALUMNOS

Presentar la actividad desde experiencias

lúdicas, permitiendo que los estudiantes le

den espacio a la intuición y al juego

(experimentación mediante el juego).

3. MOTIVACIÓN Y ENCARGO DEL PROYECTO

La actitud del profesor genera el ambiente

inicial para crear una motivación y contexto

apropiado, estado de ánimo, lenguaje gestual,

confianza y expectativas en la capacidad

expresiva y creadora de sus alumnos;

estimulan en niños y jóvenes la voluntad de

seguir al profesor en los desafíos propuestos.

La presentación del material de trabajo

por parte del docente, con la utilización de

recursos visuales actuales y atractivos para

la entrega de contenidos específicos, permite

a los alumnos una lectura y comprensión del

contenido con una visualidad cercana, activa

y atrayente para ellos. Es necesario conducir

a los alumnos desde su vivencia y contexto a

conceptos más amplios (según los objetivos

de la actividad), facilitando en todo momento

la creación de nexos consistentes que permitan

al estudiante establecer las relaciones necesarias

para la construcción del conocimiento y el

aprendizaje deseado.

4. DESARROLLO, PROCESO PRODUCTIVO

Y SUPERVISIÓN

Observar y facilitar cada uno de los momentos

del proceso de producción: desarrollo, diseño,

uso de materiales, implementación, tiempos,

correcciones, aciertos, dificultades, prototipo

final.

322

Programa Educación a través del arte

El objetivo del programa Educación a través del

arte es ofrecer a los docentes y a la comunidad

educativa que visitan presencial y virtualmente

la Sala de Arte Fundación Telefónica material

pedagógico que vincula los contenidos de las

exposiciones con el programa de estudio. El

modelo para un ciclo de trabajo proactivo es

el marco didáctico para desarrollar las

actividades propuestas en las fichas pedagógicas,

los talleres experienciales para estudiantes

y talleres teórico-prácticos para docentes.

El programa es una propuesta que

fortalece el objetivo pedagógico que cumplen

los museos a través de una estrategia

sistemática de apoyo al docente. El programa

Educación a través del arte (EA) nace para

potenciar el aporte de las exposiciones de

la Sala de Arte Fundación Telefónica, lo que

le permite ofrecer a la comunidad educativa

un “puente didáctico” entre los contenidos de

las exposiciones y los contenidos del currículo

chileno para el sector de Artes Visuales y otros

sectores de aprendizaje, a través de una

plataforma virtual, visitas interactivas y

talleres presenciales para los estudiantes y de

actualización docente centrados en el método

proactivo desarrollado por el programa.

El objetivo principal es realizar un aporte

a la educación formal e informal de Chile,

sistematizando los recursos de las exposiciones

para transformarlos en recursos didácticos

digitales, disponibles gratuitamente en

Internet, aplicables al aula y en talleres.

El programa EA ha desarrollado un

“Modelo para un ciclo de trabajo proactivo”,

el que da el marco didáctico al desarrollo del

conjunto de actividades que se realizan en las

exposiciones. Dicha metodología, propuesta

tanto en las fichas pedagógicas como en los

talleres para niños, jóvenes, adultos y docentes,

plantea un paralelo entre el proceso creativo

del artista, el del docente (de aula o taller)

y el del alumno. Son un apoyo flexible

adaptable en el aula a las condiciones del

grupo y a sus propios objetivos y necesidades.

El ciclo de trabajo comienza cuando los

estudiantes realizan —acompañados por

guías especializados— una visita interactiva

adecuada a su nivel de aprendizaje. El propósito

pedagógico es que, a través de un vocabulario

cercano y una planificación responsable, el

estudiante sea un activo constructor de nuevos

aprendizajes en una visita museal con sentido.

Las actividades propuestas se presentan

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

CLAUDIA VILLASECA

FUNDACIÓN TELEFÓNICA CHILE, SANTIAGO

325324

5. CIERRE Y EVALUACIÓN: ENTREGA DE PROYECTOS,

MONTAJE Y EXPOSICIÓN DE LAS OBRAS PRODUCIDAS

El alumno es parte de un entorno social, se

identifica y reconoce en función de los demás,

lo que permite el aprecio y la valoración de

sí mismo y de sus pares, desarrollando la

capacidad de opinión reflexiva, tolerante

y respetuosa (vivir en democracia).

Se realiza una “entrega” formal del

proyecto. El alumno, desde su individualidad,

expone a un “colectivo observador y crítico”

su obra. A su vez, el grupo enriquece con

múltiples lecturas cada una de las obras

expuestas. Esto permite reflexionar sobre los

procesos desarrollados y sus resultados, estimular

en los estudiantes el autorreconocimiento de

los logros, superar las dificultades y emprender

nuevos desafíos.

La propuesta contempla que esta

metodología sea aplicada cíclicamente,

adaptándose a las necesidades pedagógicas

del docente y a las características de la

actividad planificada. El programa Educación

a través del arte es una propuesta que fortalece

el objetivo pedagógico que cumplen los

museos, fundamentalmente a través de una

estrategia sistemática de apoyo al docente

y a través de espacios interactivos ofrecidos

tanto en la Sala de Arte Fundación Telefónica

y su Sala Didáctica, como en su página web.

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

Arte para aprender a vivir

Bajo el título Arte para aprender a vivir, la

Fundación Pryconsa ha facilitado la realización

de una serie de experiencias basadas en

la utilización de las ventajas educativas que

poseen los procesos creativos artísticos en

la maduración de menores. El proyecto ha

estado concebido por Eloy Martínez de la

Pera e Isabel Durán.

La hipótesis de partida fue la siguiente:

educar y crear son dos actividades del hombre

con procesos de desarrollo que pueden ser

considerados similares. En ambos casos se

produce una búsqueda que conlleva un

hallazgo que resulta ser la revelación de

una realidad. Extrapolando ambas actividades,

podríamos llegar a decir que el artista, al lograr

plasmar en su obra un proceso de pensamiento

complejo, hace una “nueva realidad” universal.

En cambio, el que aprende incorpora a su

experiencia una “nueva realidad” personal.

No es objeto de este breve texto entrar

en las distintas formas por las que se puede

optar en los procesos de aprendizaje, ni mucho

menos apuntar hacia una teoría de la educación

a través del arte. En estas líneas se pretende

simplemente dar algunas pinceladas sobre

cómo algunos pensadores de referencia y,

sobre todo, varios creadores actuales han

encontrado paralelismos notables entre la

búsqueda de la excelencia artística y la

experiencia de la educación, siendo en ambas

el espíritu creativo que rige su curso el que

genera los logros más determinantes.

Las experiencias prácticas que se han

desarrollado han sido conducidas por artistas

de la importancia de Alicia Martín, César

Martínez o Din Matamoro. También se ha

contado con la valiosísima ayuda de otros

creadores como Darío Basso, Juan Galdeano,

Bernardí Roig, Marina Núñez, Juan Bordes

o el compositor José Manuel López López,

a los que hemos pedido que reflexionen sobre

distintos conceptos en torno a la hipótesis que

manejamos.

Aunque hemos aplicado esta hipótesis

en otros campos, como el aprendizaje de los

derechos de los niños a través de experiencias

artísticas o la comprensión de ciertas materias

del mismo modo, las propuestas de Arte para

aprender a vivir están basadas en la eficacia

educativa de la utilización de los procesos

creativos en la formación de menores en

situación de riesgo o desamparo. Esto es, como

a través de actuaciones puramente artísticas

ISABEL DURÁN

GESTORA CULTURAL, MADRID

327

personas. Ya hoy, en nuestro entorno más

cercano, varios creadores que han participado

de un modo u otro en este programa aluden

en textos más o menos explícitos a la cuestión

que nos ocupa: el paralelo entre el proceso

de creación artística y el de educación de las

personas. A continuación se extractan algunas

de estas reflexiones que, sin duda, aportan

luz y sentido a los proyectos Arte para aprender

a vivir.

Entiendo la creación como un estado en el que

uno está instalado, como una forma de “estar en

el mundo”. No es algo que ocurra por las

mañanas o después de comer…, es una forma de

estar disponible y esa disposición es continua. Es

un estado de alerta permanente con lo que ocurre,

una forma de estar atento que se debe traducir

a un lenguaje (poético, visual, musical…) para

que aparezca la obra artística. Paul Celan decía

que la obra nace cuando la palabra pasa cerca

del acontecimiento.

La educación puede ser algo muy similar.

Una disposición permanente para mostrar,

para hacer ver lo que no se ve hasta que se

aprende a ver. No es algo que ocurre sólo en

las aulas, en los seminarios o en los museos;

es continuo y está insertado en el centro de la

experiencia vital de cada uno. Educar es, en

primer lugar, mostrar las cosas que están

ocurriendo y después enseñar a usar las

herramientas para comprenderlas. Educar es

enseñar a estar atento, de eso no hay ninguna

duda. En el fondo, tanto el proceso creativo

como el proceso educativo tratan de lo mismo:

la construcción de una cabeza.

Bernardí Roig

Crear es proponer una visión del mundo diferente

en alguna medida a la establecida. Educar

es mostrar el mundo desde varias perspectivas,

de modo que la imagen resultante sea amplia,

compleja.

Si ambas actividades se hacen bien,

necesariamente tienen que huir de las visiones

lineales, unívocas y estrechas, para propiciar un

espíritu abierto, crítico, indagador, capaz de

entender que cada verdad es una verdad emitida

desde una subjetividad muy concreta.

Marina Núñez

Crear es un proceso continuo que está

en permanente cambio. Es una estrategia de

vida que nos desvela el conocimiento del

conocimiento. Es la evo-ilusión de las ideas,

es hacer de las ideas un hacer que genera otras

ideas. Es un progreso en el desarrollo humano

que permite convertir el futuro en un presente

inmediato.

Educar es ayudar a aplicar estrategias para

facilitar el acceso al conocimiento, mostrando

caminos o sendas donde uno pueda desarrollar la

confianza en lo desconocido y con ello reducir el

miedo en la precisión de la incertidumbre.

Es motivar la iniciativa, es el desarrollo de la

voluntad, es encontrar sentido haciendo. Es la

práctica de la libertad de habilitar las habilidades

para mejorar mejorando y ayudar colaborando a

que el cambio sea admitido como algo seguro. Es

un don social compartido más que un progreso

individual que nos ayuda a estar de acuerdo en las

diferencias.

César Martínez

ISABEL DURÁN Arte para aprender a vivir

326

los menores que sufren de un entorno de

maduración hostil encuentran una vía

alternativa de comprensión de su realidad

por medio del pensamiento creativo que

genera la reflexión artística.

Huelga decir que no estamos hablando

de la realización de trabajos manuales ni de

actividades puramente mecánicas, ni siquiera

de discusión e intercambio de ideas a partir de

obras de arte ya hechas. El eje de la propuesta

está en llevar a cabo experiencias creativas

puras.

Los programas denominados Arte para

aprender a vivir utilizan el proceso de creación

de los artistas como método para “enseñar

a vivir”, como fórmula para aprender a

encontrar el lugar que tiene cada uno en el

mundo. Los desarrollos de las experiencias

realizadas hasta ahora han sido muy variados,

atendiendo sobre todo a la disponibilidad de

los menores. Normalmente se han llevado

a cabo a lo largo de seis meses en sesiones

quincenales. Durante ese tiempo, los menores

han seguido un proceso de trabajo guiado

personalmente por los artistas con vistas a

producir un resultado, normalmente material

y de carácter muy personal. En ese resultado

se deben siempre evidenciar rasgos individuales

que son los que generan, a fin de cuentas,

la relación más directa y productiva entre

el individuo y su obra.

Fue uno de los filósofos con más

relevancia en el desarrollo del pensamiento

occidental, Platón, el que por primera vez

planteó que en la búsqueda de la “belleza”

se produce una evolución en el alma de las

personas que la mejora y eleva. En uno de

sus más importantes diálogos, Fedro, nos

presenta cómo a través del eros, del impulso

erótico, se llega a la verdad, al bien y a la

“belleza”, máximos exponentes de la

aspiración filosófica. Mucho más adelante en

el tiempo, en 1795, el poeta, dramaturgo,

filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller

(1759-1805) escribió las Cartas sobre la

educación estética del hombre. Su época estuvo

marcada por la Revolución francesa, un

momento determinante de la historia en el

que se estaban cambiando los valores que

rigieron la sociedad durante siglos. Schiller

defendía que lo que podía hacer cambiar

verdaderamente a la sociedad era el arte

por medio de una educación estética de la

humanidad: “Es a través de la belleza como

se llega a la libertad”, la libertad propia de los

artistas y creadores. Y es el arte el que hace

que un hombre crezca y se desarrolle en

libertad, que sea un “hombre”. “Este arte

tiene que abandonar la realidad y elevarse

con noble audacia por encima de la necesidad,

pues el arte es hijo de la libertad, y quiere

recibir sus normas de la necesidad de los

espíritus y no de la indigencia de la materia”.

Así, por medio de la educación en la forma,

se puede enseñar a un pueblo a apreciar la

“belleza”, y, por lo tanto, a elevarse en la idea,

fase previa para alcanzar la verdadera libertad.

Para Schiller el método es “enseñar

deleitando” y el resultado del proceso es

llegar a “ser un hombre”.

En Arte para aprender a vivir el juego es

el proceso, la forma de llevar a cabo las

actividades creativas. Schiller y Platón son dos

pensadores idealistas que nos hablan de cómo

alcanzar la “belleza” y de cómo la proximidad

a ésta es la verdadera vía de plenitud de las

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

329328

Crear y educar los considero sinónimos de

“construir”. Pero si crear es descubrir, educar

es dar las herramientas para buscar. Por eso, los

días en que comparto las dos actividades, procuro

entenderlas como una misma cosa, e invito a mis

alumnos a resolver en libertad los problemas que

me inquietan; aunque como es lógico son muy

diferentes de los que me planteo en el taller.

Y al final, también yo me considero algo autor

de sus creaciones.

Juan Bordes

Crear es una necesidad constante. Una manera de

vivir, estar, ver y contemplar el mundo. Es

la búsqueda de uno mismo y de los enigmas que

viajan con el creador. Es utilizar la imaginación.

Es ver más allá del horizonte, esperar y luego

dibujarlo. Saber ver lo que está y lo que no está,

lo que se mueve y lo que no, pero despacio.

Una manera de reinventar el mundo. Ir contra

corriente, engañar al tiempo, aunque las obras

se van quedando atrás, como árboles en el viaje

de la vida.

Educar es abrir una ventana en la mente

de los que ven y escuchan, pero lo más

importante es conseguir motivar y entusiasmar

individualmente.

Din Matamoro

Arte para aprender a vivir es una vía más,

una apuesta educativa y artística al mismo

tiempo. Es un campo de experimentación muy

rico y con múltiples aplicaciones.

Arte para aprender a vivir es escuchar a

pensadores y artistas con el fin de descubrir en

sus formas de crear un proceso educativo para

enseñar a las personas a vivir como hombres

verdaderamente libres.

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

Programas educativos desarrollados con un grupo de visitantes con necesidades especiales. Singularidades de una experiencia

El área de Investigación y Extensión Educativa

del Museo Thyssen-Bornemisza lleva tiempo

abriendo espacios para la investigación y el

desarrollo de propuestas educativas que

acerquen el museo a todos los públicos. En

la base de esta disposición está la pregunta:

¿qué demanda nuestra sociedad de las

instituciones museísticas? Las respuestas son

infinitas, tantas como sensibilidades puedan

existir. Es ya un lugar común dentro de la

filosofía de los departamentos de educación

de los museos el mostrar que éstos no pueden

seguir siendo un lugar escogido por y para el

experto, sino que deben, debemos, salir a la

calle para lograr que el museo sea un espacio

naturalmente integrado en la vida diaria de

su ciudad, un lugar de uso y de disfrute, sean

cuales sean las expectativas y horizontes

culturales que cada individuo tenga. Por ello,

los museos debemos ser un cuerpo maleable

y versátil si queremos ser eficaces en este

reencuentro. Dentro de este enfoque se

encuentra el trabajo realizado con un grupo

de personas con síndrome de Down y con

distintos niveles de discapacidad intelectual

pertenecientes al Proyecto Argadini, creado

por la especialista Rebeca Barrón.

Dicho trabajo ha sido un encuentro de tres

trayectorias muy distintas: la del grupo, la del

museo y sus colecciones y la de los educadores,

que se prolongó en el tiempo durante tres años

de intensa actividad. El museo, además, tuvo

un doble papel. Por un lado, como generador

de patrimonio y, por otro, como receptor de

una nueva mirada que, a su vez, genera

—como todas— un nuevo patrimonio. La

experiencia en el aula tuvo unos resultados

cognitivos y plásticos excepcionales, se

clasificaron por temas y por proyectos de

trabajo y han quedado recogidos en una guía

de recursos didácticos susceptible de ser

utilizada en la dinamización de cualquier

grupo similar. Ahí está todo lo que se puede

hacer y los materiales que se necesitan. Como

cierre de la fase de producción de contenidos

elaboramos una audioguía formato podcasting

accesible desde la web educathyssen.org.

Una de nuestras mayores preocupaciones

era la de convertir el programa en una propuesta

específica para personas con discapacidad

intelectual, porque no nos interesaba seguir

estableciendo diferencias, aunque éstas fueran

integradoras. Creemos más positivo desarrollar

actividades lo suficientemente abiertas como

ELENA RODRÍGUEZ CARBALLO

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

331

no es nuestra intención hacer un recorrido

sobre la historia del arte, sino enseñar a mirar y,

para ello: que una obra sea de fácil lectura en

cuanto a su composición, sea de gran tamaño

—ya que además en este caso la mayoría tenía

dificultades de visión— y esté colocada en un

lugar cómodo para la contemplación son

condiciones esenciales. Pensemos un momento

en el aprendizaje de la lectura. Cuando

comenzamos a leer a nadie se le ocurre darnos

un texto largo y de comprensión difícil. Con

las imágenes actuamos de la misma manera.

Por todo lo explicado hasta ahora, delante

de las obras, la metodología que aplicamos está

basada en algunas premisas que cabe resumir

en las siguientes coordenadas:

— El punto de partida de que cualquier

persona puede hablar de arte.

— La participación activa del espectador.

— Su interacción verbal con el resto

del grupo, realizando aportaciones

al conocimiento de los demás.

— El desarrollo de herramientas y

habilidades que le sirvan para leer

imágenes artísticas con autonomía

y sentido crítico.

— La relación de la obra con sus propias

vivencias y su entorno.

— El protagonismo dado al establecimiento

de proposiciones frente a la acumulación

de conceptos aislados.

— La idea de que la creatividad es algo

presente y necesario en todos los ámbitos

de la vida.

— La convicción de que la diversidad hace

mucho más rica la lectura de la obra de arte.

— El respeto a cualquier lectura, opinión

o manifestación artística o creativa.

En cada cuadro invertimos un buen rato.

No queremos que se pasee la mirada sobre

una superficie llena de colores y objetos, sino

que la vean en profundidad y saquen de ella

los elementos que le permitan entender la

obra, reflexionar sobre ella o poder entender

otras obras.

Comenzamos creando un ambiente

relajado donde se puedan sentir en confianza.

La idea de estar en un museo no tiene por qué

ser coercitiva. Preguntamos cosas al grupo y

sus respuestas hacen que se planteen nuevas

cuestiones, ya que la idea es que sea el grupo

el que dirija el discurso, que ellos creen el

camino de su aprendizaje.

Partimos de la descripción de la obra para

reconocer, relacionar y descubrir lo que la obra

nos muestra. Después lo relacionamos con lo

que conocen para que entiendan hasta dónde

pueden alcanzar los contenidos de la obra de

arte. Finalmente, se abren las puertas a la

reinterpretación, en ese momento entra lo

subjetivo y es cuando se produce el encuentro

personal con la obra de arte.

Las preguntas que les hacemos son del tipo:

— Para acercarnos a la obra: ¿Qué ves?

¿Qué está pasando?

— Para profundizar en lo representado:

¿Hay algo más? ¿Cómo lo sabes? ¿Puedes

contarnos alguna cosa más sobre el cuadro?

— Para tratar los elementos del lenguaje

visual: ¿De dónde viene la luz?

¿De qué material está hecho ese objeto?

¿Es grande o pequeño en relación a qué?

¿De qué color es?...

— Para producir reflexión: ¿Por qué?

Explícalo de otra manera ¿Qué has visto

que te hace decir eso?

ELENA RODRÍGUEZ CARBALLO

Programas educativos desarrollados con un grupo de visitantes con necesidades especiales. Singularidades de una experiencia

330

para que, realizando los ajustes pertinentes,

puedan ser ofrecidas a todos los grupos por

igual. Ahí es donde pensamos, desde nuestra

experiencia, que está la normalización real.

Por eso, el trabajo frente a la obra de arte

lo planteamos siguiendo el mismo método

que usamos en nuestra labor de enseñanza de

lectura de imágenes. Las modificaciones no

fueron más allá de las impuestas por la

prolongada duración del proyecto, que nos

permitió hacer un seguimiento más controlado

de todo el proceso.

En el mes de septiembre de 2004, todos

los implicados acordamos que debíamos tomar

como motivo de trabajo la línea comenzada

durante los meses de mayo y junio de ese

mismo año, en los que se llevó a cabo la

primera toma de contacto. Una línea que se

había basado en la vivencia del museo como

un espacio público de deleite, de aprendizaje

y de participación activa para usar con pleno

derecho. Durante aquellos primeros meses

los objetivos estuvieron más controlados y

dirigidos hacia una actividad de taller que

giró en torno al estudio de una sola obra del

museo. Esta primera experiencia nos sirvió

como primer acercamiento tanto desde el

punto de vista del espacio: “estoy en un museo,

cómo me puedo mover en él, para qué sirve,

para qué me sirve a mí, para qué nos sirve a

todos...”, como desde el punto de vista personal.

Saber, en definitiva, cómo íbamos a funcionar

todos juntos. Desde luego, para el equipo del

museo era todo un reto, ya que nunca habíamos

tenido una experiencia similar, y no por las

características concretas del grupo, puesto que

consideramos que todos los grupos las tienen

y todas son especiales, sino porque iba a ser

una colaboración que se iba a alargar en

el tiempo durante tres años, algo a lo que no

estamos acostumbrados. Un trabajo prolongado

y pausado, con objetivos a largo plazo y

siempre con las mismas personas, frente a

la labor más inmediata y característica de

un educador de museo.

Suele suceder que el desconocimiento sobre

cómo se articula cualquier objeto, pensamiento,

lugar o acción nos genera un sentimiento de

cohibición que influye negativamente en el

buen aprovechamiento de esa vivencia. Mucho

más aún si, además, sueles ser objeto de

situaciones de exclusión directa como les

ocurre diariamente al grupo que colaboró

con nosotros. Por ello, una de las finalidades

que arropan siempre todas nuestras propuestas

es la de enseñar las herramientas necesarias

para conseguir plena autonomía en la

contemplación, en nuestro caso, del objeto

artístico. Se trata de aprender a mirar. La

consecución de ese gran objetivo organizó

en este programa los distintos acercamientos

al museo que recogían desde la movilidad por

el edificio hasta la defensa del criterio propio.

La aproximación a las colecciones fue

gradual, de lo general a lo particular, y del

mero reconocimiento de las obras hasta llegar

a lo afectivo, pasando por lo conceptual. Una

vez que controlamos cómo movernos por

el museo, empezamos a trabajar con una

primera selección de obras elegidas entre todos.

Generalmente, los criterios seguidos por el

equipo en las selecciones de recorridos se

suelen basar —más que en su representatividad

como hito artístico— en su legibilidad, en su

tamaño y en su ubicación dentro de las salas.

En las actividades con este perfil pedagógico

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

333

obtendremos de fuentes certeras de

información, pero el cuadro posee también

otra vida que es la que tiene que ver con su

relación con el espectador. Y ahí de nada nos

sirven las guías. Se trataba de establecer una

relación afectiva con su propia creatividad

intelectual para crear así un nuevo patrimonio,

intangible de facto, que tiene que ver con el

recuerdo y la emoción, pero que ha de ser

tangible en su transmisión a los demás.

Es un lugar común decir que el objeto

artístico sin el espectador no existe. Su emoción

estética es la que lo valida. Pero ocurre que

tradicionalmente se considera que esta

capacidad pertenece en exclusiva al

especialista. Para nosotros, cada individuo

busca en el arte, en absoluta libertad, su grado

personal de implicación.

Para concluir, cada uno de los logros,

de los cambios, de las actividades propuestas, de

las maneras de llevarlas a cabo, de los

comportamientos, etc., no fueron diferentes

en ningún caso a todo lo que se podría haber

propuesto a un grupo “normalizado” de un

nivel intelectual similar. De hecho, por ser

adultos, aportaban una experiencia vital que

hacía que la actividad pudiera evolucionar a

otros niveles mayores de exigencia que no se

podrían haber pedido a un grupo de menor

edad. Hemos aprendido que el valor real

del trabajo no se podía medir de acuerdo a

nuestras expectativas, a todo lo que nosotros

les queríamos enseñar, sino de acuerdo a todo

aquello que ellos podrían aprender y transferir

después de una manera natural. Y en este

sentido han sido ellos los que nos han dado

la medida justa. Cualquier otra pretensión

hubiera sido nuestra y no suya y habría

falseado nuestro compromiso.

Hemos buscado desarrollar habilidades

que permitan establecer juicios autónomos y

con sentido crítico. Ellos han perdido el miedo

a opinar sobre una obra de arte y habría que

observar que a cualquiera le parece esto una

tarea difícil, para la que se tiene que estar

formado académicamente. Bien, ellos han

demostrado —como lo demuestran todos los

grupos con los que trabajamos cada día—

que proporcionando los mecanismos necesarios,

el lenguaje artístico desencadena en todos

experiencias que de forma muy especial ayudan

a sentir, conocerse y comunicar conocimiento.

ELENA RODRÍGUEZ CARBALLO

Programas educativos desarrollados con un grupo de visitantes con necesidades especiales. Singularidades de una experiencia

332

— Para inducir a la conversación:

¿Los demás también lo veis?

¿Estáis de acuerdo?

¿Alguien ve algo más?

— Para imaginar: ¿Qué pasaría si no

estuviera? ¿Qué ocurrirá después?

¿Qué ha pasado antes? ¿A qué te

recuerda?

Con nuestro grupo de personas con síndrome

de Down en las sesiones en las salas no se

apreciaron diferencias sustanciales respecto

a un grupo de un nivel cognitivo similar, salvo

en el momento en el que se establecían

relaciones entre la obra y sus propias vivencias.

Cuando tomábamos ese camino, lo vivencial

adquiría más protagonismo que el cuadro,

lo sustituía de tal manera que no éramos

capaces de mantener aquello que formaba

parte de su entorno en la línea de lo referencial,

sino que se confundía con lo que el cuadro

representaba y finalmente el resultado era

muy confuso. Ambas realidades se mezclaban.

No obstante, se decidió no abandonar ese

medio, sino trabajar en él para potenciar en

ellos la facultad de discernir una idea de otra.

De esta manera, las relaciones que pudieran

establecerse entre la obra y su vida, como

herramienta de acercamiento a la obra, serían

para ellos también un instrumento de trabajo

y no una dificultad. Por ello, añadimos una

pregunta más...

— Para sentir: ¿Te gusta? ¿Qué te hace

sentir eso? ¿Por qué? ¿Y si lo cambiáramos?

¿Los demás sentís lo mismo?

Este método de aprendizaje de lectura de

las imágenes lo explotamos con este grupo

sobre todo para desmontar un sistema basado

en la memorización de datos que no van

sustentados por la comprensión del significado.

Estábamos entonces en un segundo estadio de

conocimiento, donde se trabajó la capacidad

de sacar conocimientos y consecuencias de

la información. Por ejemplo, a la petición

de investigar sobre una obra algunos de ellos

respondían con la copia literal de lo que

aparecía al respecto en fuentes diversas como

la guía del museo o Internet; otros,

verbalizaban lo dicho en otras clases. Esto,

desde luego, se valoraba como positivo, ya

que de manera autónoma habían decidido

buscar una solución y demostraron saber

dónde buscar de la misma manera que podría

haberlo hecho cualquier otro alumno. A partir

de ahí, trabajamos a dos niveles la

desarticulación de la memorización. Un nivel

se basó en la conveniencia de saber el por qué

de las cosas, y el otro en la defensa de la

opinión personal. Este segundo punto se

integraba dentro de otro objetivo que cruzaba

transversalmente los del aprendizaje y que

se refería a su crecimiento emocional. El

grado de autoexigencia de todos ellos era

y es altísimo, porque se les presiona para

la consecución de unas capacidades que miden

su nivel de integración social. A todos nos

pasa —pero este colectivo lo tiene aún más

interiorizado— que aceptamos nuestras

respuestas como válidas según la conformidad

de los otros. El programa pretendía que esa

motivación se focalizara hacia su propia

evolución personal, que perdieran el miedo

a exponer públicamente sus emociones o sus

opiniones y que aprendieran a defenderlas.

Ellos, como todos frente a una obra de arte,

son la autoridad. Podemos saber cosas sobre

el autor, sobre su vida, sobre el cuadro, que

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

335

Adopta su nombre de la palabra tiflos,

que en griego significa ciego. Sus

colecciones están compuestas básicamente

por maquetas de grandes monumentos

arquitectónicos del mundo y por obras

de artistas plásticos invidentes. Dedica

también sus espacios a la historia del Cupón

de la ONCE y programa exposiciones

temporales de artistas plásticos invidentes.

— El Museo de la Cultura del Vino Dinastía

Vivanco, localizado en Briones (La Rioja,

España), es el primer museo del mundo

con un recorrido totalmente adaptado

para personas con discapacidad visual. Su

estructura está diseñada evitando cualquier

barrera arquitectónica que impida la

movilidad. El recorrido de las exposiciones

está marcado con bandas de resina

—ubicadas en el suelo con diferentes

texturas— a modo de señalización para

los recorridos que puede hacer el visitante.

Los planos en relieve, generales y específicos

para cada área, se complementan con un

sistema de estaciones táctiles en braille,

acompañadas de maquetas y diversos

objetos, originales y reproducciones,

dispuestos para ser tocados. Utiliza además

un sistema de audio que transmite tanto

la información básica del museo como las

referencias espaciales. Otro servicio que

ofrece está en los productos a la venta en

la tienda del museo; las botellas llevan una

etiqueta en braille con una descripción

de las características del vino.

— Entre otros museos a considerar por sus

prestaciones al público con discapacidad

cabe mencionar el Museo Táctil del Faro

de Atenas, donde es posible tocar

reproducciones de las obras de artistas

clásicos. En Francia destaca el ejemplo

de La Villette, Ciudad de las Ciencias

y la Industria de París, un museo abierto

a todos los sentidos con condiciones para

recibir a todo tipo de personas. Otra de

las iniciativas más interesantes es la que

propone la asociación de voluntarios

VAMI, fundada hace treinta años en Milán

y que organiza visitas guiadas para personas

ciegas a diferentes espacios culturales.

— En América Latina también han surgido

iniciativas de este tipo, donde los proyectos

están fundamentalmente dirigidos a la

utilización de herramientas apropiadas para

el desarrollo de las actividades. Se trata

de medios tales como la escritura braille,

explicaciones grabadas de los pormenores

de las obras expuestas o guías electrónicos

que indican el camino a seguir durante

la visita, entre otros. Es más, Fundaperdis

(Asociación para la Atención de las

Personas con Discapacidad) de Caracas,

a partir del conocimiento de Museo

Tiflológico de la ONCE, está creando el

proyecto Museo Tiflológico para “ver y

tocar”, con el fin de acercar el arte y el

patrimonio histórico de Venezuela a los

ciudadanos con deficiencias auditivas,

visuales, intelectuales y motoras, además

de al público general. Este proyecto espera

ser ejecutado entre los años 2008 y 2009.

En cuanto a los antecedentes de esta iniciativa

en el propio Medellín pueden destacarse las

siguientes experiencias:

— De poro a poro, con permiso para tocar, fue

una exposición que se celebró en el Museo

334

Sentidos recreados

Conforme a nuestra misión, que contempla

que “El Museo de Antioquia es un espacio de

interacción educativa y cultural que convoca a

la participación, reconoce y valora la

diferencia, genera disfrute, pensamiento y

reflexión ciudadana a través del diálogo

polifónico e interdisciplinario entre las artes,

los saberes y las expresiones de las culturas

locales y globales”, nuestra institución se

propuso realizar el proyecto Recreando

sentidos, compuesto por una serie de estrategias

pedagógicas y museográficas que harían

posible materializar uno de los principios

contemplados en los estatutos del museo:

“la inclusión”, y así permitir la accesibilidad

de la población discapacitada de la ciudad de

Medellín y sus alrededores.

El museo, como entidad de carácter

público que cumple una función educativa y

de disfrute, se proponía propiciar un espacio

apropiado donde la discapacidad no fuera un

límite y donde las personas con discapacidad

sensorial y motora pudieran transitar de

manera autónoma. Se realizarían actividades

pedagógicas con estrategias que permitieran

un acercamiento a las manifestaciones

artísticas y culturales. La metodología de

trabajo partía del desarrollo de la percepción

sensorial y de la cognición. Las actividades se

planteaban a partir de las colecciones del

museo y sus contextos históricos; y en el

desarrollo de los talleres se involucraron todos

los sentidos. Se partía de la deconstrucción del

imaginario de la discapacidad, entendida

tradicionalmente como carencia y déficit de

habilidades, para darle un nuevo sentido ahí

donde la discapacidad es el desarrollo de

competencias distintas.

Antecedentes

Pensando en el gran número de personas

con capacidades distintas (el acceso a las

expresiones artísticas es limitado para gran

parte de ellas, y la mayoría de los museos

de arte sólo se puede apreciar a través de la

visión) han surgido iniciativas con

metodologías educativas que permiten el

disfrute del arte desde y para los demás

sentidos. A continuación se enuncian algunos

ejemplos.

— El Museo Tiflológico de la ONCE, ubicado

en Madrid, está considerado como museo

pionero entro los dirigidos a invidentes.

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

BEATRIZ EUGENIA PÉREZ y EDITH CUADRADO

MUSEO DE ANTIOQUIA, MEDELLÍN

337

con estrategias pedagógicas que involucren

los sentidos del tacto, la visión, el gusto,

el oído y el olfato.

— Promover el respeto y la valoración de las

distintas habilidades de los interlocutores.

Algunos supuestos

El término discapacidad, que se traduce como

la disminución de la capacidad, también

significa la redistribución de las capacidades

o reorganización adaptativa, todo depende de

la mirada que se tenga frente a la vida; todas

las personas que presentan alguna discapacidad

desarrollan otras habilidades. No es posible

entender la discapacidad como exclusiva de

unos cuantos, todos los seres humanos somos

propensos a adquirirla y a superarla.

Las discapacidades se pueden manifestar

de muchas maneras, pueden ser físicas, mentales,

sensoriales, intelectuales o de relacionarse con

la vida y con otros. Es discapacidad la

incapacidad de amar incondicionalmente,

de servir, de tolerar a quien es diferente y

menospreciarlo por su raza, su color y sus

condiciones sociales, políticas, económicas

y culturales. También pueden distinguirse

niveles de discapacidad. Existe la discapacidad

leve, moderada y severa. La primera se

evidencia en las personas que presentan alguna

discapacidad para llevar a cabo alguna

actividad de la vida diaria; la persona es

independiente y no requiere apoyo de terceros,

supera las barreras del entorno. En la

discapacidad moderada se presenta una

imposibilidad importante de su capacidad

para realizar la mayoría de actividades de

la vida diaria, llega a requerir apoyo en las

labores básicas y supera con dificultad las

barreras del entorno. La discapacidad severa

está en personas que ven gravemente

imposibilitada la realización de sus actividades

cotidianas y requieren el apoyo de terceros.

Las habilidades a desarrollar se plantearon

mediante actividades pedagógicas a partir

de las colecciones y contextos históricos del

museo. Estaban orientadas hacia el desarrollo

de las habilidades perceptivas del individuo

y su relación con el entorno. La percepción

por lo común suele dividirse en auditiva, visual,

háptica (táctil, kinestésica), intermodal,

olfativa y gustativa. Veamos cada una de estas

disposiciones por separado. La percepción es

aquella que integra todas las percepciones,

simultáneamente, en un mismo acontecimiento;

en ella se involucra más de un sentido, es

decir, se relacionan tanto la percepción visual,

como la auditiva y la táctil, y en algunos casos

se puede dar la olfativa. Por medio de la

pedagogía del arte es posible crear ambientes

que desarrollen las diversas percepciones

en un mismo espacio y tiempo. El público

objetivo de este proyecto no fue otro que

el constituido por personas con discapacidad

sensorial, física, intelectual y mental, habitantes

de Medellín y sus alrededores.

BEATRIZ EUGENIA PÉREZ y EDITH CUADRADO Sentidos recreados

336

Universitario de la Universidad de

Antioquia en 1997. Allí se presentaron

una serie de propuestas de artistas jóvenes

donde las producciones exploraban los

sentidos del tacto, olfato y oído. De esta

muestra se destaca el trabajo realizado

por el artista Alonso Zuluaga, quien

propuso realizar un taller de modelado

en arcilla. La motivación era tocar una

paloma. Luego de este encuentro, los

participantes realizaban su propio pájaro

y, al finalizar el taller, las echaban a volar.

Los resultados del taller fueron parte de la

exposición, al igual que el registro fotográfico

que documentaba el proceso de toda la

actividad.

— La voz del arte en la superación de la pérdida,

de la Galería de Arte Contemporáneo del

Centro Colombo Americano, ha de

considerarse otro precedente destacado.

A principios del 2006 se llevó a cabo un

laboratorio artístico cuyo tema general fue

la discapacidad visual. El laboratorio

fue desarrollado por los artistas Rabih Dow,

de Líbano, y Jorge Ortiz, de Colombia.

Además, contó con la participación de diez

estudiantes de Artes Plásticas e invidentes

vinculados a las instituciones organizadoras

del evento. Se realizaron exploraciones

con la pintura y la fotografía, donde se

planteaban problemas sobre la movilidad

y la representación de imágenes.

Componentes del proyecto

Las actuaciones se plantearon en sucesivas

fases. El primer paso fue el acercamiento a

la población: realizar visitas, reuniones y

talleres de aproximación a la población con la

que se desarrollaría el proyecto. Era el modo

de identificar sus necesidades y expectativas

y de que se retroalimente la propuesta. El

segundo lugar lo ocupó el diseño del programa,

compuesto por acuerdos pedagógicos, estrategias

para su desarrollo y formas de evaluación.

Luego vendría el trabajo para la capacitación

del personal del museo, tanto de servicio y

atención al público, como los guías y talleristas.

Seguían a éstas las siguientes realizaciones:

diseño de material didáctico y ambientación

de espacios para la realización de talleres,

divulgación del programa, conformación de

grupos e inscripciones, desarrollo mismo

de las actividades, evaluación y seguimiento,

informe final. El objetivo último no era otro

que el de facilitar la accesibilidad de población

discapacitada al Museo de Antioquia, por

medio de herramientas pedagógicas y el diseño

de estrategias museográficas capaces de

potenciar la percepción desde otros sentidos.

Los objetivos específicos podrían resumirse así:

— Desarrollar una serie de dispositivos

museográficos que permitan el acercamiento

a las colecciones y las expresiones artísticas

del museo, de manera integral, a las

personas discapacitadas.

— Establecer vínculos con instituciones que

trabajan con discapacidad para realizar

un trabajo en conjunto, coherente con sus

necesidades.

— Capacitar a guías y personal de atención

al público (salas, tiendas, actividades

culturales) en las necesidades y

potencialidades de esta población.

— Involucrar diversas manifestaciones artísticas,

que amplíen el conocimiento de la colección,

EDUCACIÓN - “MUSEOLOGÍA” CRÍTICA

El museo y sus papeles educativos. Inclusión de nuevos públicos

ENGLISH TEXTS

The Museum as a Place for EducationElliot W. Eisner

Avant-garde Art Teaching. The Artistic Discovery of the EducationalRevolutionJavier Arnaldo

Key Changes in Art Education in the Modern Period.A Gallop through the History of German Art EducationRainer K. Wick

Multiculturalism and the Art Museum: an Interdependent RelationshipSelma Holo

What Do We Talk about in the Dialogue with Art?Amy Silva

The Museum and its Natural Environment. The Fundación César Manrique Alfredo Díaz Gutiérrez

Where Does Knowledge Lie? On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic Ways of Educating in MuseumsRufino Ferreras Marcos

Teaching Museum Studies at the University of Leicester Viv Golding

Changing Role of Museum EducationMaite Álvarez

The Importance of Museums in Art Education. Dialogues of Interpretation and TransformationRoser Juanola Terradellas

Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesCarla Padró

The Museum as a Platform for the Transformation of Toxic Pedagogy.Non-toxic Educational Models for a Postmodern SocietyMaría Acaso López-Bosch

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INDEX

343

First, I want to thank you very much for

giving me the opportunity to return to Madrid,

a city in which my wife and I spent nine

wonderful months when I was a visiting

scholar at Complutense University. I welcome

the opportunity to return and to address you

at this conference, a conference that the

Thyssen-Bornemisza Museum and Fundación

Caja Madrid have organized. Before I turn to

some of the questions and dilemmas that face

those concerned with the educational functions

of museums, I want to say a few words about

the way I think about the nature of mind and

art’s role in its development.

I am going to start with some foundational

ideas that have guided my thinking in education

over the years. Some of these ideas may sound

very strange to you – they sometimes sound

strange to me! – but for me they are important

building blocks through which my ideas about

education are conceptualized and expressed.

One of these ideas pertains to the idea of mind

itself. I start with the proposition, an exaggerated

one to be sure, but useful nevertheless, that

humans come into the world without minds.

They do not come into the world without

brains, however. Brains are biological, but

minds, to the extent to which we have developed

them, are cultural achievements. Minds are

made and they are made by the maker and by

others whose work it is to foster an individual’s

development. We call such people teachers.

As I said, minds are forms of cultural

achievement and what constitutes

an achievement, in any case, depends on the

values and priorities of the people who populate

a culture. It is through the appropriation of

cultural resources that minds are made rather

than being naturally developing features that

come into fruition on their own. Mind is the

product of interaction, and those of us who are

concerned with the arts and especially with

the arts in museums are concerned, in the final

analysis, with influencing the kinds of minds

that people come to own.

If you doubt the validity of this view,

reflect a bit on the kinds of conditions that we

use to influence the kinds of experience that

people have. Museum education, for example,

is an effort to use works of art to shape human

The Museum as a Place for Education

ELLIOT W. EISNER

STANDFORD UNIVERSITY, PALO ALTO, CALIFORNIA

345344

experience, and by shaping human experience,

shaping the ways in which people think and

feel. Aesthetic satisfaction is one of the

byproducts of that effort.

To talk about thinking and feeling is

somewhat of a misnomer, for it segregates

feeling from thinking by the inclusion of the

word “and”. The ability to feel what a work

expresses, to participate in the emotional ride

that it makes possible is a product of the way

we think about what we see. And what we see

is a product of what we have learned to look

for. Seeing itself is not simply an activity that

people engage in; seeing is a form of human

achievement. I can look for the keys in my

household every morning, but I can tell you

from this podium that it is my wife who

sees them. Seeing is an accomplishment and

looking is a task, and it is through seeing that

experience is altered, and when altered,

becomes an experience in shaping the kind

of minds that people can make for themselves.

It is interesting to note that we talk about

mind as a process of making sense of something.

Historically, the senses have been separated

from the intellect. We regarded the senses as

being lower in the hierarchy of cognition than

the kinds of abstractions that scientists engage

in or that mathematicians employ. This

unfortunate cognitive hierarchy is an inaccurate

characterization of what thinking entails.

To think is to notice, to make distinctions, to

be able to make inferences, to compare and

to contrast, to see relationships. Our task as

people concerned with education in museums

– and many of you work in museums – is to

understand and to be able to create the

conditions that foster the growth of sight and

therefore foster the direction taken in mind’s

development.

The idea that mind operates at its highest

level when sensory information is not involved

in the process of reflection is an idea that was

born with Plato’s theory of mind, and is as

wrong-headed for American and Spanish

education today as it was when Socrates walked

the streets of the agora of Athens 400 years b.c.

My point in describing what I have called

my foundational ideas, metaphorically

speaking, is to emphasize that we are working

in the “construction business.” We are

basically designing conditions through which

an individual can learn to make his mind up.

We are interested in helping people come to

their senses. We are trying to create conditions

through which the world can be experienced

at a level of depth and meaningfulness that is

often difficult to find in ordinary life. Because

the pressure of practical concerns is relentless,

we go to museums for special pleasures. The

works that hang on the walls of this great

museum provide some of the resources through

which satisfactions are secured and mind

is made.

If you hear from this podium assertions

proclaiming the importance of education, not

only in schools but in museums, you have

heard me correctly. What museums do to

promote educational experience is important;

indeed, it is a necessary condition for the trip

to the museum to have some kind of aesthetic

payoff. But all too often what is provided are

stand alone pictures which work very well for

those who can read them, but for those who

are visually impaired, psychologically speaking,

the trip may be little more than a walk through

THE OBJECT

the park and very often they find that the park

is more interesting.

So my first point is not only that minds are

made, rather than being biologically unfolding

organs, it is that the museum, like the school,

has an extremely important role to play in

shaping the direction of its development.

My second point is that how minds are

made is influenced by how the museum teaches.

But some of you will surely ask whether

intervention of an educational type is always

necessary and whether it can, in effect, pollute

the environment of the museum from a kind

of sanctuary that people badly need in this

tumultuous day and age. Isn’t it better to have

a place, at least a few places in the country, in

which solitary experience that addresses the

qualities that constitute a painting, a symphony,

a poem, a novel, a play, have an opportunity to

emerge and be savored? Must we always have

some form of active engagement, a kind of

action program when solitude may provide a

quality of life that more certainly nurtures our

soul? Must museums shout?

Others will argue that museums need to

shout. At least they need to speak with a loud

voice. Intervention is important and good

pedagogical intervention pays off in deepening

the experience that people have with objects.

If the mere presence of an object were sufficient

for most people to be able to respond to it, then

museum guards would be the most aesthetically

refined people in the world. They live with

significant objects everyday.

Several years ago, my colleagues and I did

a study of 22 major art museums in the United

States and the educational philosophy and

program that they provided. We had the

opportunity to interview the directors of

museums as well, some of whom were the most

important figures in the museum world

regarding the place of education in

their institution. We heard from one very

important museum director that he believed that

his museum performs its educational function

when he opens its doors. The rest is excess.

The idea that art speaks for itself assumes

that the work contains a power that ineluctably

penetrates ignorance. If that were true, museum

education would be irrelevant. The problem

would be one of assembling works to be

displayed in the museum and that’s about it.

But we know that it isn’t true. Paintings need

to be read just as books need to be read and

without visual literacy, the ability to “decode”

what works have to say is unlikely.

Consider what is needed in order to

experience a work in an aesthetically meaningful

way. And by the way, by aesthetically

meaningful, I mean experiencing a work

so that the quality of life that it generates has

a distinctive feel. It provides something of an

emotional ride. In fact I would argue that

without that emotional ride, attention to works

of art may be addressed as anthropological

entities, historical artifacts, products of a visual

culture, but not necessarily as members of that

class called works of art. Without an aesthetic

attitude toward the work, the work is not

likely to be experienced as art.

I used the word aesthetic. What does it

mean? Well one thing that I think helps us

understand the meaning of aesthetic is to think

about its opposite. And what is the opposite

of aesthetic? It is anesthetic. And what does

an anesthetic do? It suppresses feeling. We

ELLIOT W. EISNER The Museum as a Place for Education

347

ELLIOT W. EISNER The Museum as a Place for Education

346

THE OBJECT

like to have an anesthetic when we go to the

dentist or have an operation. In fact, we would

not consider having either unless there was

an anesthetic available. So the aesthetic is the

opposite of the anesthetic, and the aesthetic is

the payoff of the experience with works of art.

Given this view, art lives in the interstices

between object on the one hand and individual

on the other. It is when those two interact that

experience is born. Art is a form of experience

and a form of experience can be art. Do not

limit the aesthetic to the fine arts. Aesthetic

experience can be had whenever humans have

intercourse with life.

What complicates matters substantially is

that what individuals bring to the aesthetic

encounter has an enormous effect on what they

experience. The essence of perception is that it

is selective and when what is brought to that

encounter makes relevant selectivity difficult,

the individual may leave the work without

having noticed much about it. Indeed, the

average viewer spends less than 5 seconds in

front of works in a museum. As far as works

that are hung in someone’s home, very often

they are not seen at all.

What I am suggesting is that the quip by

the museum director that the museum does

education when they open the doors of the

museum is far too simple a formulation of what

aesthetic experience requires. I say, again,

“aesthetic experience” is the sine qua non, in my

view, of what art must do in order to function

as art. It is the museums educator’s responsibility

to arrange the conditions through which that

form of experience is made possible.

There is much that often interferes with

the realization of such experience. The brevity

of time people attend to works in a museum is

only one of them. How displays are organized

may have more to do with the provision of

historical information than with the promotion

of aesthetic forms of experience. Let me give

you an example.

I sometimes read signage in museums

intended in the main for lay people to read in

which I encounter text that is more suitable

for a scholar than for a layperson. Even small

adjustments like putting signage on cards that

are tilted at a 40 degree angle so that they are

more easily read by someone standing in front

of a work than a sign which is perpendicular to

the floor. Such things collectively matter, just as

having places in the gallery to rest in order to

gear up for a continuation of the visit also matter.

When you consider the background that

experienced visitors bring to a work, you

recognize that it is a background full of

images similar to the image before them. As

a result there is a tacit comparison being made

between the work itself and the stock of images

that an individual has already experienced.

This tacit comparison helps one notice what

is subtle but significant in the work.

There is a complication, however, when it

comes to matters of comparison. The tendency

is to claim that one work is better or worse

than another. It is far better to use comparative

data to notice what is distinctive, that is, unique

about the work than to show how it is less

or more valuable than other works that are

available. Put another way, good art criticism

in the arts seeks what is unique and personal

about the work rather than what is common

to other works like it in order to create a

hierarchy of value.

idea with which I began, namely that mind is

a constructed entity influenced by experience,

museum education can be considered a process

of creating the conditions through which that

experience is secured. In a certain sense, though

I didn’t say it explicitly, we are interested in

helping people learn how to become the architects

of their own education. Education ceases only

when we cease being. Put more simply, we

need to strive to do what we do not know how

to do. It is in the battle to be increasingly

effective as educators who work in museums

that our professional virtues are realized.

Perhaps it would be useful to try to

simplify matters and to provide something

of a conceptual package that may contain

the central contributions that the arts make

towards the development of the human. I would

nominate the following three aims as being

of singular importance. They are attention

to the cognitive, attention to the symbolic,

and attention to the experiential.

By attention to the cognitive, I mean

providing individuals with opportunities to

learn how to think about and with qualities.

After all, artists, one might say, are people

who qualify qualities. That is, they use

qualities to create other qualities. A painting,

a piece of music, a poem, broken down to

units consist of qualities that interact when

they are put together. What artists are about is

putting together qualities in order to have a

total effect that is expressive or satisfying.

Artists qualify qualities. However, one does not

have to be an artist in order to engage in such

activity, certainly not in the formal sense of the

term artist. Qualities are arranged when a table

is set for dinner, when the qualities of streets

When I was a student at the School of the

Art Institute of Chicago, enrolled in a program

designed to prepare painters, I encountered in

the museum in which the school resided a

painting by Pablo Picasso of Gertrude Stein.

I passed that painting virtually every day

going to class, and commented to my painting

teacher that I did not like nor did I think that

Picasso’s painting looked at all like Gertrude

Stein. He responded to me, “It will.” This

comment, “It will,” provided a way for

understanding the idea that works of art have

the capacity to change the ways in which we

see the world. Picasso’s portrait gradually

changed the way we looked at Gertrude Stein.

The best of the works that we encounter

have effects that are similar to Thomas Kuhn’s

conception of a paradigm shift. Kuhn argues

in his book The Structure of Scientific

Revolutions, that science does not proceed by

the accumulation of brick by brick theoretical

developments, it progresses by the production

of new theoretical models that change the

way we think about reality. Science is not an

accumulation of mere facts, it is the production

of great ideas that once understood lead us

to think about reality in ways that are utterly

fresh. Great science changes our world.

I would argue that great works of art

perform a similar function. Helping people

learn to read those often covert paradigms

in the work itself is one of the things that

museum education, particularly and art

education more generally, have to provide

human culture.

Thus far I have talked about the arts and

the museum’s role in using the arts to foster

human development. Given the foundational

349348

ELLIOT W. EISNER The Museum as a Place for EducationTHE OBJECT

and beaches are noticed and enjoyed. The

process of making that happen is a challenging

one, and learning how to do so to what ever

degree possible is what arts education is about.

Art is a way of enriching the cognitive

abilities an individual has already developed

and will develop further with an appropriate

program of education. That program when at

its best, is a mind altering device. It is a vehicle

for strengthening the ways in which people

think. No parent wants students to come out

of school with the same mind they had when

they went into school. The same could be said

of museums. For people to come here on a

regular basis without securing the kind of

cognitive development that art makes possible

would be to be short changed. Since we

learned to see, since we learned to hear, since

we learned to move, the refinement of those

qualities are ways of enriching our mind and

promoting the growth of our experience. Thus,

not only is the curriculum a mind altering

device, so, too, are the arts themselves. They

are means, when attended to appropriately,

for expanding the ways in which we think

and the sensitivity with which it is done.

Artists are people who play with our minds.

A second function of the arts within an

educational context pertains to its symbolic

functions. By symbolic functions, I mean using

art to express meanings that only art can

express. The uses of art to express forms of

experience that have no name have been with

us since the walls of the Lascaux Caves were

used to represent animals some 15,000 years

ago. We use the arts as symbolic structures

that provide meanings in a non-discursive

manner. Poetry is an example.

There are many things that can only be

said through the poetic forms of language.

Some meanings require the use of visual form,

others musical form and so forth. Each of

these fields, catering as they do to sensory life,

makes possible the exchange of meanings

that would otherwise remain mute. Their

muteness would make them disappear over

time. Yet with the arts we have a means through

which the transformation of experience

to object or event is made possible, and by

making it possible, the world that the artist

has made is shared with others.

It is important to note that humans have

historically appealed to the arts to help them

express what they most deeply hold, whether

through religion or civil ceremony. Why use

flowers, why use music, why use pattern and

image at times when we need to express

and convey to others our deepest feelings in

the face of tragedy or in the celebration of life’s

best moments? I believe we appeal to such forms

because we need them to say what only they can

say. Remember March 11, 2004, here on the trains

in Madrid. We invented poetry to paradoxically

say what words can never say. Art is a vehicle

for constructing and sharing meaning and we

use it as such when we know how to read the

forms in which such meanings appear.

The third function of the arts is to make

possible special forms of human experience,

experience that has its own distinctive flavor

and which is typically valued intrinsically

rather than treated from an exclusively

instrumental orientation. In a certain sense,

the arts remind us what it is like to be alive

when experiencing the world in its finest

moments. The acquisition of that kind of

experience both as a standard to be aspired

towards and as a process to be entertained

is not a minor value in human culture. It does

not seem unreasonable to want to provide the

conditions for such experience to those whose

lives might be enriched by the arts themselves.

So I bring my comments to a close with a

resume of the major points I have tried to

address in this paper. They are as follows:

— Mind is a constructed entity which

teaching and museums promote.

— Culture provides the resources for the

creation of mind.

— Museum education is a collective process

of shaping the way people see and think.

— Seeing is not a task, it is an achievement.

— Historically speaking people have

underestimated the complexity of the

thinking involved in the creation and

perception of art.

— Art does not speak for itself.

— Aesthetic outcomes of museum visits are

of critical importance if people are to be

motivated to return.

— Aesthetic experience is not restricted to

processes generated by the fine arts.

— Art can change the way in which people

see the world – paradigm shift.

— Artists qualify qualities.

— Three outcomes are created in experience

with works of art: cognitive development,

symbolic expression, and aesthetic

experience.

This should remind us that the museums

as institutions and the museum educators as

professionals have the privilege of pursuing

this noble goal as a professional responsibility.

That responsibility is enhanced immeasurably

by opportunities such as those provided

during the past few days. On behalf of all

assembled I want to express my thanks to

the Thyssen-Bornemisza Museum and

Fundación Caja Madrid for taking the

initiative in making this gathering possible.

I know that our professional lives have been

enriched and for that the organizers have

our gratitude. I wish you well in your

important pursuit.

351350

Studying the relation between artistic modernity

and educational reformism helps us construct

the historical framework of the functions

carried out by art education programs, in

which museums are nowadays involved.

Based upon this relation, I would like to

direct my arguments towards a total reverse

of approach. In the relation between modern

art and education, the modern school which

carries out part of its curricular activities

at museums is usually believed to interpret

modern art. On the contrary, the thesis that

I submit to you today presents things the other

way around; modern art interprets the school,

which becomes the voice of the cultural reform

expectancies stemming from it.

When we see a picture of sculptor Alexander

Calder playing like a child with the figures of

his Circus [fig. 1, p. 26], we can tell that he is

having a good time. Furthermore, we’ll have

to admit that this mature man is inviting us to

understand his work by making us feel like

children willing to play a game. Children’s

capacity for creation and activity could be

understood as the first, natural manifestation

of artistic aptitude; Calder, at least, was sure

of that. Calder’s Circus acts as a demonstration of

the playful impulse, which his work defends

as being as a genuine principle and original

manifestation of artistic creation.

The question on the origin of art has a

direct relationship with the question on the

raison d’être of art itself, about its original

intent, about a motive that is somehow

projected onto the history of what happens

next and about an intention which has suffered

eventful transformations throughout history.

Not for nothing does the question about the

origin of art appear as an eternally unresolved

question in artistic historiography.

Since all culture is intrinsically human,

talking about the existence of a natural artistic

culture in the same way that we talk about the

natural song of birds is somewhat contradictory.

However, artistic culture abounds in examples

of its naturalness. Could The Veil of Veronica be

considered a natural painting? Could it even

be considered the natural model of painting?

Throughout art history we find a lot of

different definitions of the so-called natural

principle of culture, which claims that certain

manifestations of culture are more natural

Avant-garde Art Teaching. The ArtisticDiscovery of the Educational Revolution

JAVIER ARNALDO

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

than others, its arguments being justified often

times by what was supposedly the original art

or artistic representation. Thus, Saint Veronica

did, indeed, represent a natural model for

Christian art, just as the appeal to a childlike

impulse to play seeks the tutelage of a new

natural paradigm in the life of Calder.

Ancient history also found a well known

answer to the question on the origin of painting.

I am referring to that communicated to us by

Pliny’s1 Natural History, which recounts the

birth of painting according to a Corinthian

tradition. As it is widely known, Pliny says

that painting was discovered by the daughter

of the potter Butades. This young lady, hoping

to keep the image of her lover, traced his outline

on the wall using the silhouette of his shadow

as a guide. There are many representations of

this episode in European painting of the 18th

century. This legend offers many interpretation

keys. However, first of all we have to

acknowledge that it describes the origin of

drawing based upon the discovery of a technical

resource that permitted a faithful representation

of a figure.2 Butades’ daughter learned to draw

by finding the right technique. She realized

that the shadow was not a simple collateral

effect of the light being cast on an object, but

a representation of a figure on a flat surface.

The custom of a whole generation that

used to keep the outline of their loved ones as

a way to remember them, derived from the

premise that the first drawing was the

silhouette of a shadow. There survives a

portrait of the young Goethe and of many

of his contemporaries made with that same

silhouette technique [fig. 2, p. 28]. Outline

portraits became very popular at the time that

John Flaxman and Joseph Wright of Derby

[fig. 3, p. 28] cultivated a style in Great Britain

which was based on “primitive simplicity,”

shaping a whole period in the history of culture.

The episode related by Pliny explains the

birth of painting in mythical terms, but it also

lays down the elements of a propaedeutic in

the rudiments of drawing. Nowadays, we can

still use the body of relations discovered by

Butades’ daughter to introduce certain values

of painting to some students. I cannot resist

using an activity undertaken in 2007 at the

Thyssen-Bornemisza Museum within the

program Universidad de Mayores as an

example, in which the before-mentioned

technique was used as an introductory method

to elementary image theory [fig. 4, p. 29].

We find illustrations of that fundamental

drawing technique in many amateur art

methods published in the 18th and 19

th

centuries. An example of this would be

Ackermann’s New Drawing Book, the method

used by Franz Joseph Manskirsh, a German

painter and engraver residing in England,

which was published in London in 1808. The

drawing on the cover of the book [fig. 5, p. 29]

illustrates the technique of Butades’ daughter.

The only difference is that in this illustration,

the silhouette represented is that of a woman

and the author of this natural portrait is a

man, a shepherd to be exact. Manskirsh mixes

the story told by Pliny with another by Vasari.

Vasari wrote in his vita of Giotto that Giotto

was a young shepherd having no artistic

training whatsoever, but that he wonderfully

drew a sheep on a rock using the tip of a

stone.3 In Manskirsh’s illustration the woman

being drawn by the shepherd is aware that the

353352

technique used to execute her portrait is far

from being complicated. This was natural

technique, or at least, it seemed to be.

The image on the cover of this book, which

is designed for non-professional art teaching, is

an invitation to acknowledge that the drawing

technique can be easily learned. If a simple

shepherd can competently draw a portrait in

the old fashion, the creation of art is within the

reach of those who are untrained. We don’t

know if Butades’ daughter, who invented

painting, thrived as an artist as Giotto did, but

the truth is that her myth can be used as a model

for those beginners who want to simply start

drawing. Ultimately, through this example of

original drawing we can see that emphasis is

strictly placed above all on copying. Knowing

how to trace the outline of a silhouette is

knowing how to draw by copying. In fact, in the

18th and 19

th centuries the schools and methods

for amateurs consisted largely of copying pictures

and reproducing execution techniques of given

compositions. As we see, the Corinthian legend

served as an emblem for those purposes. The

exercises proposed by many manuals for

amateurs, which were plentiful during the 19th

century, were basically oriented towards copying.

Furthermore, many tools and aids were provided

to facilitate that endeavor, such as the use of

grid pattern sheets. Although those procedures

were mechanical, their aim was to introduce

people to drawing as a natural language.

I employ these examples as a stepping

stone towards the crucial aspect of the topic

which I’m about to discuss. In the early decades

of the Contemporary Age, amateur drawing

learning methods were widespread. Non-

professional art teaching was one of the great

innovations of the 18th century. That triggered

a new movement which led to a gradual

generalization of drawing as an appropriate

subject to be taught at school, until it became

part of the syllabus at almost every school,

just like language or mathematics. Diderot

recommended “that people should learn how

to draw as they learn how to write.”4 Actually,

in the 18th century it was common for patrician

families to receive drawing classes, and this

practice spread among the upper classes, and

later on throughout the rest of the society.

However, the institutionalization of

drawing in schools did not start gaining

importance until at least the mid 19th century.

Nowadays it is so evident to us that high

school students should receive drawing classes

that is hard to understand how the teaching of

drawing in schools could be such a young

phenomenon. Just as contemporary art is

deeply influenced by the disappearance of the

tratadistic, the growth of that branch of

philosophy that we call Aesthetics, the creation

of museums, the appearance of art critics and

art historiography itself, and without a doubt

the new drawing teaching methods, have also

played a very important role in it. The profound

transformation undergone by educational

paradigms in many reform programs, especially

since the last third of the 19th century, influenced

the different artistic styles that were very

often the vehicle of such movements. I would

like to highlight some partial aspects of the

relation between educational reformism and

modern art, and more precisely avant-garde art.

However, in order to establish a comparison, I

feel it is necessary to first mention some episodes

that were previous to the artistic avant-gardes.

JAVIER ARNALDO Avant-garde Art Teaching. The Artistic Discovery of the Educational RevolutionARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

1. Seeing as an art

“The Art of Knowing How to See” is the title

of one of the first articles published by Manuel

Bartolomé Cossío. One of the main reformers

of education in Spain, in 1879 he wrote:

Children should learn by playing; they

should represent and bring to life the

objects of their conceptions; memorization

should no longer be used as the almost

exclusive teaching tool that it has been

until now; school programs should be

expanded and include natural sciences;

lessons should be put into practice;

students should work in manual trades;

physical development should not be

disregarded, etc., etc. These are the

principles formulated a long time ago

in the field of education and the

foundations that should hold it together,

as it is the case, fortunately, in the most

cultured societies. But the fundamental

basis that encompasses all the rest, the

heart and soul of all of them and the one

upon which, as far as we are concerned,

the success of all educational reforms

depends, is the one that seeks to teach

children what a columnist of The Times

calls “the science of seeing.” [...]

Children, with their senses open and

their reasoning capacities are a very fertile

field that has been poorly cultivated until

now. They are always waiting for a

skillful hand to wake them from their

dreaming state, and hold in their very

nature the law by which they should be

educated. [...]

For children, the whole world should be a

source of learning from the very beginning,

as later it continues to be for adults. [...]

Educating before instructing; instead of

turning children into warehouses, turning

them into fertile fields where everything is

a seed and an instrument for cultivation;

avoiding adults’ regret for time lost, having

things in front of them without actually

seeing them, with so many disappearing

from this world without ever having had

even an inkling that they could have been

masters of an inextinguishable strength to

understand things that are never forgotten;

this is the goal that modern education

aspires to accomplish through the art of

knowing how to see.5

Young Cossío translated the expression

“science of seeing” and held it as one of the

basic components of education. It was, without

a doubt, related to arguments based on John

Ruskin’s theories which had, as we all know,

a tremendous influence. This British thinker

alternated writing with drawing, especially

landscapes, and left us great watercolors and

of course the numerous illustrations in his

books, which he drew himself. As a writer and

a teacher, he fought against using the art of

drawing as a merely utilitarian technique.

Drawing should be part of general education.

He realized that the teaching of decorative

drawing aimed at those who worked in the

field of handicraft production, far from

educating the senses, was part of the economic

exploitation that they were suffering. Ruskin

hoped for an education that could transform

production conditions and, with a critical

355354

social base, he developed a teaching method

for the practice of drawing the aim of which

was the instruction of human beings in their

entirety. It is precisely at that point, where the

importance of the art of knowing how to see

defended by his followers and carried on by

Cossío, comes into play.

The main goal for Ruskin was teaching

how to see. Drawing was presented, in the

first place, as a mean to achieve that. As we

can read in the preface of his 1857 manual

The Elements of Drawing which was inspired

by his teaching experience at the Working

Men’s College of London:

For I am nearly convinced that, when once

we see keenly enough, there is very little

difficulty in drawing what we see; but, even

supposing that this difficulty be still great, I

believe that the sight is a more important

thing than the drawing; and I would rather

teach drawing that my pupils may learn to

love Nature, than teach the looking at

Nature that they may learn to draw.6

We find the influence of the Corinthian

legend about original drawing on Ruskin’s

method in exercise number 8 of The Elements

of Drawing. He disregards the human figure

and invites us to choose a stone, the simplest

element, place it under soft light and draw

it. “If you can draw that stone, you can draw

anything,”7 he says. Replacing the stone with

the silhouette of a head is intended to

overturn the dominance of mechanical copying

in drawing, making observation of primary

importance, taking into account the simplest

elements of nature. He illustrates this

paradigmatic invitation to sensitive appreciation

with two of his own drawings [fig. 6, p. 34].

Furthermore he tries hard to highlight

the value of relief perception, of light and

shadow, and the physical relation between

the object and the environment, because these

elements open up the total perception of

nature, as opposed to previous exercises focused

on outline drawing, which isolates the figure.

The Elements of Drawing is an

unquestionable representative of the secular

tradition of amateur drawing and it is addressed

to anyone wishing to practice drawing and

hoping to make an impact in the schools. It is

presented as a “knowing how to see” method,

which is a condition and result of drawing

practice. However, it is not conceived for

children under twelve or fourteen, for whom

complete freedom of expression while drawing

is recommended:

I do not think it advisable to engage a

child in any but the most voluntary practice

of art. If it has talent for drawing, it will

be continually scrawling on what paper

it can get; and should be allowed to scrawl

at its own free will.8

The assumption that drawing is the basis for

aesthetic training and a fundamental part of

humans’ integral education was not new in

the 19th century. It had already gained a lot

of importance in Germany with the teaching

reform doctrines of Johann Heinrich Pestalozzi

and his disciples, especially Friedrich Fröbel and

Josef Schmid. But Ruskin started a crusade

against the drawing teaching methods

implemented in industrial schools, amateur

academies and regular schools, where copying

models and reproducing geometric figures was

the only technique put into practice. He

regarded all of this as an evil symptom of the

system of production, leading to sensitivity

alienation within a society which, moreover, had

great interest in the consumption of ornamental

goods. The principle of imitation should replace

the goal of copying. His solution was “knowing

how to see,” a key in Goethe’s visual theory,

which he included in a rebel’s critical discourse.

The art of knowing how to see was the

epicenter of the drawing teaching reform

wave of the second half of the 19th century in

which architect Eugène Viollet-le-Duc also

played an important role. We can read “voir

c’est savoir” (“seeing is knowing”); in Viollet-

le-Duc’s essay written in 1879 entitled Histoire

d’un dessinateur (History of a draughtsman).

He recreates and widens the reform

principles of drawing education defended by

Lecoq de Boisbaudran and Viollet-le-Duc in

the Petite École Bacheliers de París.9 The main

icon of this book is the drawing that the book

attributes to Jean Loupeau, who was the son

of a farmer [fig. 7, p. 34]. It is the drawing of a

cat with only two legs and an odd stripe on its

head which is scoffed at by some characters.

However, it is very much appreciated by

Monsieur Majorin, a manufacturer who

decides to finance and supervise the boy’s

training. The novel tells the story of this training

based on educating visual talent. It introduces

a whole training program focused on empirical

learning, in which drawing appears as the

main support for educating the sight. The

drawing teaching program which Jean grows

up with does not, however, intend to turn him

into an artist. Once again we come across a

drawing method which does not intend

specific training but rather the education of

the individual. Majorin had spotted the visual

talent of a child from a simple drawing, and

sponsors his education to revindicate Rousseau’s

paradigm of teaching based not on doctrine,

but rather on the means that provide access

to knowledge:

I want to develop his aptitudes, stimulate

his mind, give him a love of learning, using

the art of drawing as I understand it as the

means to achieve this; in other words,

observing, comparing and thinking before

giving expression to something.10

Viollet-le-Duc renewed the invitation to return

to nature that Rousseau extended in his Émile,

as well as the need to adjust to children’s

aptitudes, and emphasized the virtues of

drawing as a privileged means to teach the

ability to see and as part of the integral

education of an individual.

The emphasis placed on the development

of “the virtue of seeing” that I mentioned

earlier in the context of the educational

postulates of Manuel Bartolomé Cossío finds

precedents in Ruskin and Viollet-le-Duc. They

stand out among the numerous contributions

of a movement that reaches the revolution in

education that changed the premises, the

programs and the functioning of many schools

in the first decades of the 20th century.

The actions undertaken by the Spanish

Institución Libre de Enseñanza which owe

so much to Manuel Bartolomé Cossío, were

also very important. Apart from being a much

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renowned educator and education theorist, he

was an art historian, author of an emblematic

book in 1908 about El Greco, who knew the

impact made on the artistic avant-garde

movements by the first expressionism.11 He

was also the first to encourage children’s visits

to museums in Spain. He believed that the

person in charge of such visits should always

have a strong background in historic-artistic

research. Viollet-le-Duc’s “Seeing is Knowing”

and “The Art of Knowing How to See” of

Cossío were the beginning of a symbiosis

between visual experience and knowledge

transmitted by observation and drawing, not

limited merely to visual representation of

objects. On the contrary, it encourages the

learner to make visible nature his own by

training his perception. In that sense, pedagogy

intends to abolish the simple perception of

surface figures which seemed to have a key

role in secular amateur drawing education.

The word that better describes the expectations

of educating the sight may be “life”, just as the

methods defended by institutionalism were

based on real life experience as opposed to

teaching through textbooks.

2. School education as a priority

The painter Gabriel García Maroto, who

followed the ideas of the Institución Libre

de Enseñanza, published a book in 1927

in which he described a desirable future for

the practice and teaching of art in Spain,

entitled La Nueva España, 1930. Resumen

de la vida artística española desde 1927 hasta hoy.

This is an example of what he said

about schools:

Classes nowadays aspire to be, in essence,

like the most demanding and refined

European schools. Today’s students face

life with a clear vision; with a positive and

truly exemplary approach.12

School modernization hadn’t completely

arrived yet in 1927, not to mention in 1879 when

Cossío wrote the aforementioned article, or in

1876 when Francisco Giner de los Ríos created

the Institución. In 1879, lack of modernization

wasn’t the Spanish school system’s only problem.

72% of the population was illiterate, with a

much higher percentage among lower classes,

women or underdeveloped regions like Murcia

and Extremadura. When the 19th century came

to an end, many sectors of society were still

uneducated. In 1900 the illiteracy rate had only

decreased to 64%; in 1920 to 53%. Furthermore,

a fair part of the population with schooling

was semiliterate, that is, they knew how to

read, but not how to write. Understandably,

at the end of the century, the problem of

education occupied a prominent place in the

political reform projects of different political

trends.13 Republicanism, socialism, anarchism,

regenerationist political projects, and diverse

civil initiatives took education as the key issue

to be solved during that period of history known

as modernity. Many schools for children and

adults were created at the so called Casas del

Pueblo; workers association centers and a network

of rationalist schools started by Francisco

Ferrer y Guardia are other important examples

of this pro-education movement which was

constantly enriched by many proposals such as

the reformist teaching methods driven by the

Institución Libre de Enseñanza.

In this particular case I’m referring to

Spain, a peripheral country. However, the

issue of education was such an important

matter in the decades around 1900 that it would

be hard not to consider it as one of the most

determining factors influencing the emergent

artistic culture.

One of the unresolved problems concerning

the old schools was the lack of a gradational

system. Graded schools were not introduced in

Spain until the 20th century. Students

of different ages and levels were gathered in

the same classroom, under the authority of

a feared but socially discredited teacher. The

school reform and the implementation of

different classrooms could be considered

as clear signs of social progress. However,

reforms were universalized very gradually.

The implementation of graded schools and

the adoption of new teaching instruments

and methods advanced at a much slower pace

in rural areas.

Together with the innovations brought

by the gradation of schools, innovative

teaching formulas and principles were also

sometimes implemented. There were

tremendous differences between a Modern

School classroom, based on the educational

proposals of Francisco Ferrer y Guardia,

and its traditional counterpart. For example,

the Modern School totally changed the old

authoritarian classroom furniture and its

distribution. Before, students and teachers used

to be radically separated by a hierarchical

use of space, but with the implementation

of the Modern School a brand new furniture

arrangement was used, creating a non-

subordinate group configuration which

integrated the teacher therein. These are

clear signs of the desire for autonomy and

dialogue intrinsic in school modernization.

Other important indications included

the emphasis placed on secularism, the

importance of natural science and the use

of previously unusual pedagogic materials

(physics and chemistry laboratories, and

collections of minerals and geometric figures,

among others).

When the new rationalist standard for

schools started to spread, already during

the Second Republic, and when in 1933 the

magazine A.C. dedicated its issue number

9 to this theme, the manifesto that heads

the magazine stated that in order to create

new schools it must not be forgotten “that

a new educational system exists, a result

of the new lifestyle concept that has been

gaining importance since the great war.”14

This publication defended principles such as

having better lighting and ventilation, using

square-shaped spaces for the classrooms and

utilizing moveable furniture in order to allow

for different dispositions of the space and

teacher proximity. Some functionalist buildings,

such as the Montessori of Bloemendaal School

(The Netherlands), and the Instituto Escuela

of Madrid built in the thirties by architect

Carlos Arniches, were widely commented

upon. The opening to the rest of the world

and the new furnishing style lead a paradigm

shift in classroom configuration which can

only be labeled as revolutionary. Taking into

account that many of the education reform

movements stood up for the abolition of

textbooks, the word “revolutionary” fits

perfectly within this context. The whole

JAVIER ARNALDO Avant-garde Art Teaching. The Artistic Discovery of the Educational RevolutionARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

359

teaching method, like the new furnishing

configuration, was designed to adapt its

methods to the motor and mental abilities

of the children. This kind of education

fostered the stimulation of the manual and

artistic creativity germane to childhood.

The physical framework of this new

pedagogy corresponded to a brand new

approach. The new furnishings and space

management definitively broke with the

hierarchical structure that made learning

an exercise in subordination to an established

model. The new model bestowed autonomy

upon the student through the configuration

of space. Space had been democratized.

This “multi-focus” space structure which

replaced the old “single-focus” disposition

facilitates sovereignty in learning. The

teaching system takes care of the students,

as has often been said, as if they were seeds

to “let them grow” in knowledge. Almost sixty

years before, Cossío wrote: that students “hold

in their very nature the law by which they

should be educated.”

We find an eloquent counterpart to this

principle in this statement by Johannes Itten,

“Jeder Mensch ist ein Kosmos für sich”

(“Every person is a cosmos in themself”).

This artist, founder of the elementary course

of Bauhaus, wrote this in 1920 in a letter

addressed to Anna Höllering, using a festive

calligraphy illustrated with hearts wrapped

in spiral lines [fig. 8, p. 40]. Every heart is

different and all of them respond to the same

cosmic energy. This universe is not formed by

power relations stemming from one central

point; on the contrary, it follows a cosmology

based on the characterization of each part

as an independent whole, based on the old

conception of the universe as a circle whose

center is everywhere and whose circumference

is nowhere.

Allow me to compare that vision of

hearts pulled along by curly, energetic lines,

making their appearance like shooting stars,

with a drawing that appears on page 67 of

Walter Krötzsch’s book Rhythm and Form

of Free Art Expression of the Child [fig. 9, p. 40],15

published in 1917. Most of the illustrations

of the book are by children, which he analyzes

very interestingly based upon developmental

psychology.

The other drawing I’m referring to is

an example of so-called “doodling.” These

are drawings made by an adult on paper

while speaking on the phone, that is to say,

without thinking about what he or she is

drawing. There is a repetition of movements

that shows a vital wish for the generation

of rhythm whose expression is automatic

and unconscious. Krötzsch compares

“doodling” with the tendency towards

rhythmic repetition spotted in several

children’s drawings.

Itten, through the decoration of his

handwriting, was also expressing a form

of automatism very similar to children’s

drawing. In a word, it symbolically traces

the cosmology of the new learning space.

In another letter to Anna Höllering, he

wrote: “We shall transform the great

galleries of human drawing art into ateliers

for humankind. We shall make toys for the

party while working in harmony. We shall

make trees, houses, animals, shepherds, stars

for children, as if we were children.”16

358

3. Through the eyes of children

From its inception, the education reform

movement had a very tight bond with the

revaluation of art education. More precisely,

the education reform was mainly triggered

by the movement for a new art pedagogy.

In that sense, the dedication to children’s drawing

that so intensely occupied developmental

psychology, drawing education and art

theory from the end of the 19th century was

exemplary.

It is clear that those who wanted to turn

the teaching of drawing into “not just a

simple school of representation, but above

all into a school of observation,”17 as Cossío’s

contemporary the educator from Munich

Georg Kerschensteiner would say, would have

to pay attention to children’s drawing itself,

as the new drawing pedagogies were directed

at them. The motto of teaching by letting the

student “grow from the root” was related to

the study of children’s drawing characteristics,

which was a great discovery.

To discover means to find something

unknown, which has nevertheless always

existed, like the order of the solar system as

observed by Copernicus. After the publication

of L’arte dei bambini (Children’s art) by Corrado

Ricci in 1887, the pioneer contributions to

children’s drawing studies were, notably,

those of British psychologist James Sully

whose 1895 book, Studies in Childhood, was

tremendously influential. Publications on

children’s art proliferated at the turn of the

century. During the twenties and the thirties,

they reached a moment of greatness.

Belonging to this epoch, among others, are

Der Genius im Kinde (Genius in the Child)

published in 1922 by Gustav Hartlaub, as

well as the main study of Georges-Henri

Luquet, philosopher and scholar of children’s

drawing and graffiti since 1910, Le dessin

enfantin (Children’s Drawing), published

in 1927. By that time, the prototype of

naturalness in painting corresponded to

children’s art, something that should have

been within reach of Butade’s daughter when

she was a child, although we know nothing

about the childhood drawings of the Greek

inventor of painting.

The first significant exhibition on the

subject in Central Europe took place long

before that period, in 1898, which was still a

very early stage in the discovery of children’s

painting. It was the exhibition organized

by Carl Götze in Hamburg under the name

of Das Kind als Künstler (The Child as Artist).

This exposition, which preceded many others,

brought together drawings made by American

and Japanese children as well as many other

nationalities. There was even a collection of

children’s drawings made by Moki Indians

from Arizona, which belonged to art historian

Aby Warburg.18 Reproductions of prehistoric

artwork and archaic art pieces were also

presented. Very soon, literature on children’s

art established the thesis of the parallelism

of phylogenetic and ontogenetic art

developments, that is to say, the characteristics

of art evolution throughout the history of

culture and the evolutional development

of graphic expression methods used by every

individual during their growth. For instance,

the study of children’s drawing was used

by culture historian Karl Lamprecht to

JAVIER ARNALDO Avant-garde Art Teaching. The Artistic Discovery of the Educational RevolutionARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

361360

understand the development process of

individual artistic expression as an analogy

of history. These are theses that would have

a major impact. Educational psychologist

Jean Piaget, for example, in his book of 1926,

La représentation du monde chez l’enfant,

(Children’s representation of the world) gave

rise to the correlation between children’s art

and primitive art: cognitive development in

the fields of biology and history are comparable.

Those who established the premise of

adjusting learning methods to children’s

knowledge and communication conditions

and deepened their study, in the end

benefitted the creation of the myth of the

“first artist” in the figure of children.

The first exhibitions of children’s drawing

were a cause for reflection for the education

reform movement; an iconographic display

of the questions that education theory had to

tackle. The exhibition Die Kunst im Leben des

Kindes (Art in the Life of the Child) was held

in 1901. In 1905, the exhibition Kinderkunst

(Children’s Art) coincided with the celebration

of conferences on the teaching of drawing

at schools in Dresden. It was the year when

Kerschensteiner’s book Die Entwicklung der

zeichnerischen Begabung (The Development

of Drawing Talent ) [fig. 4, p. 59] was released,

a study on children’s capacity for visual

representation based on genetic psychology.

It defended the idea of the existence of a

progressive development in accordance with

children’s growth, ranging from the schematic

representation of objects to graphic

approximation of their visual appearance

in space, that is, from scribbles and “blind”

representation of what is known to the

drawing of that which is seen. This is why

Kerschensteiner ruled out the utility

of mechanical geometric copying exercises

and suggested taking into consideration the

adjustment of drawing classes to the

particular conditions of the different stages of

children’s growth and to favor the education

of perception that allows the development of

the ability to faithfully draw visual reality.19

For Kerschensteiner, the moment of maturity

in drawing coincided with the realistic

convention, but his study advocated the

differentiation of psychologically and

anthropologically conditioned episodes in

the evolution of this final ability.

Although the skills that reformist

approaches such as those of Kerschensteiner

and his contemporaries aimed to teach

often coincided with artistic milestones that

could be considered cliché if compared with

the wave of new art in the same period, the

movements for the renovation of art education

soon became very critical of established culture.

Educators such as Theodor Wunderlich

complained, in 1919, that drawing teaching

had not completely managed to free itself from

the influence of Fine Arts and Applied Arts.20

When it discovered children’s art,

drawing education asserted that teaching

should be adapted to the conditions of creation

for children, but intended to progress from

that learning stage to others in which artistic

creation dispensed with those values that

found their paradigm in children’s drawing.

However, children’s inherent imaginative and

creative abilities, a paradigmatic incarnation of

the artistic disposition and the illustrious

model of artistic temperament – which

Konrad Lange, among others, had already

affirmed in 1893, in his book Die künstlerische

Erziehung der deutschen Jugend (The Artistic

Education of German Youth) – in the long

run constituted an apology for the qualities

of children’s drawing in relation with adult

artistic culture. “Every human being is born

an artist,”21 said Georges-Henri Luquet.

The before-mentioned book that art historian

Gustav Friedrich Hartlaub published in 1922,

Der Genius im Kinde, is one of the publications

that contributed the most to putting children’s

creativity on the map of the expectations

of modern art culture and its adoption as a

natural model; and not only that. Hartlaub’s

fundamental contribution is based on

bringing attention to the fact that those who

represented avant-garde movements, those

he called expressionists, cubists, and abstracts,

had fostered children’s art, establishing a

new relation between childhood creativity

and the artistic adult world; that relation

suggested cultural conditions sensitive to

protecting “the child within the child” and

to preserve “the child within the man.”22

Children’s drawing responds to its own laws

of education, but is not exempt from the adult

visual model at all. The solicitude of new art

towards primitive, juvenile creativity, to that

basic reference of new drawing education,

provided a secure and productive relation

between the visual language developed by

children and its adult surroundings. Rooted in

the exhibition on children’s drawing organized

by Hartlaub himself in the Kunsthalle of

Mannheim in the spring of 1921, the book

reproduced a selection of drawings among

which were eloquent examples of the

productive communication between

children’s creations and avant-garde art.

Figure 86, for instance, reproduced a

watercolor by a twelve-year-old girl, the

daughter of an applied art teacher, which

looked very much like a composition by

Kandinsky [fig. 10, p. 45]. Hartlaub recognized

the presence of modern art in the debate on

pedagogical reformism. To put it this way,

new art, as an adult model, refrained from

having a negative impact on the reform

expectancies of schools, and even had the

opposite effect.

Among the 144 images that illustrated,

in 1912, the sole edition of Der Blaue Reiter

almanac, which its editors Wassily Kandinsky

and Franz Marc understood to be a detailed

avant-garde manifesto, there were several

reproductions of children’s drawings. If we

open it to page 26 we will find a ritual cloak

of the Chilkat Indians of the west coast of

North America and a children’s drawing on

the page opposite. In that publication there

were a lot of image associations, from what

seemed to be an imaginary museum full of

interchangeable “primitive” pieces of popular

art, carvings from Africa, Polynesia and other

eternally “childlike”23 cultures that we call

“natural,” as well as children’s drawings.

Within that repertoire we could find anything

which represented the primitive creative

impulse whose values were a source of

inspiration for modern painting’s aspirations

to a new naturalness and the evolving culture

that the Der Blaue Reiter artists related to.

Kandinsky wrote on children’s drawing:

“The child is indifferent to practical meaning

since he looks at everything with fresh eyes

JAVIER ARNALDO Avant-garde Art Teaching. The Artistic Discovery of the Educational RevolutionARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

363362

and he still has the natural ability to absorb

the thing as such. Only later does the child

by many, often said, experiences slowly learn

about the practical meanings without exception,

in each child’s drawing the inner sound of the

subject is revealed automatically. Adults,

especially teachers, try to force the practical

meaning upon the child. They criticize the

children’s drawing from this superficial point

of view; your man cannot walk because he

has only one leg. Nobody can sit on your chair

because it is lopsided and so on. The child

laughs at himself. But he should cry.”24

Kandisky’s interest in children’s drawing

corresponded precisely to his interest in the

adaptation of teaching to children’s abilities,

in other words, the education reform that had

served the discovery of children’s drawing and

established the need for a different paradigm

in art education. Modern art had entered a

debate opened in the schools, gotten involved

with its reform proposals and presented itself

as its representative. Wassily Kandinsky and

his disciple and partner Gabriele Münter

collected children’s drawings from 1908 until

World War I. The 250 drawings that made

up that collection now belong to the Gabriele

Münter and Johannes Eisner Foundation

in Munich. Children’s drawings were also

part of Kandinsky’s exhibitions from the very

beginning of his career. In parallel to his 1907

Angers exhibition in Hôtel de Chemellier,

there was a children’s drawing exhibition

organized by Les Tendences Nouvelles, an

association he had been related to since it was

first founded.

In 1909, Kandinsky took part in the great

international exposition of new art organized

by Ukrainian artist Vladimir Isdebsky25 in

Odessa, which included children’s drawings.

The adoption of children’s drawing as the

emblem of the change in the artistic paradigm

in Russian avant-garde culture promoted

the presence of children’s drawing collections

in exhibitions such as the Moscow Salon of

1911 and that of the group La Diana, which

took place in March 1913 and established the

comparison, for instance, between children’s

art and the later famous The Seasons paintings

by Mikhail Larionov. As with many other

figures of prerevolutionary new Russian art,

Larionov was interested in studying the recently

discovered children’s art. Part of the children’s

art collection assembled by Larionov and

Natalia Goncharova in the decade of 1910

belongs nowadays to the Tretyakov Gallery

of Moscow.26

Many artists got actively involved with

the pedagogic renovation movement. However,

initially they were much more its beneficiaries

than its participants. During the first years

of the decade of 1910, Natalia Goncharova and

Mikhail Larionov created an art school for

children in their Moscow atelier, an experience

through which they expressly supported the

pedagogic reform, and which transformed

their own artistic language.27 Between 1913

and 191728 the Uruguayan painter Joaquín

Torres García gave drawing classes to children

in the Frobelian Mont

d’Or school of Tarrasa. He familiarized

himself with an art didactic in which

ingenious drawing played a fundamental role.

It was after that experience that he started to

express his interest in the irrational in art and

became the spokesperson for what he called

the “art-evolution”, creating a movement called

“evolutionism” and radically transforming his

painting style. There are many artists who

taught art classes to children during the 20th

century. Marc Chagall did it in Vitebsk, in the

Malakovka Foundation, a school that was

active between 1920 and 1922. In October 1935,

Ángel Ferrant created an art atelier in the

Asociación Auxiliar del Niño in Madrid, which

remained open during the Spanish Civil

War.29 The exercises offered in that atelier

coincided largely with the intention of his later

sculptures. And the intercommunication

between the avant-garde and school teaching

later included eloquent examples such as that

of Bruno Munari, who put his knowledge of

the modern artistic movement at the service

of education.

4. New art and the school

I would also like to use the example of an

art school itself. Franz Cizek, who was a

precursor of avant-garde education, worked

from 1903 at the School of Applied Arts

of Vienna. His disciple Leopold Wolfgang

Rochowanski published a book titled

Formwille der Zeit in der angewandten Kunst 30

(The will of form of the age) in 1922 that

celebrated Cizek’s methods, reproducing

and commenting on many of the works

undertaken by young students in his classes.

Among the most characteristic exercises

of Cizek’s classes, it’s worth mentioning “the

study of the cubist shape of a cactus” or his

many projects on the translation of feelings,

emotional states, non-visual feelings, or in

short, experiences different from what our

eyes can see, that is, natural drawing, into

graphic or plastic forms. Drawing envy,

sadness, a burnt smell, or the struggle

between hard and soft [fig. 11, p. 49]; representing

olfactory, acoustic or tactile sensations or

creating a graphic-motor imitation of specific

movements of the human body were some

of the learning activities proposed by Cizek

for artists in the making.

Cizek, who also directed workshops

for children, echoed the new direction taken

by the new, cubist, expressionist art, even

connecting with methods based on the

Einfühlung theory, such as those that made

the school of painter Wilhelm von Debschitz

famous. This school operated from 1902 to

1914 in Munich, and Ernst Ludwig Kirchner

and Paul Klee were among its students.

However, it is important to highlight that

certain exercises like those proposed by

Cizek, are not only related to children’s

learning and drawing practices and not even

only to the methodologies developed by

modern teaching psychology for basic learning

at school level. They coincide eloquently with

the principles of constructive association

which were gradually introduced by reform

movements into primary school education.

Just like Hermann Obrist and Wilhelm von

Debschitz, who introduced cutting-edge art

teaching formulas in Munich and participated

actively in the general movement for education

reform at the beginning of the century,31

Cizek also developed his learning methods

in Vienna based on the pedagogical principles

of the reform movement, whose theories

kept evolving in parallel to the different

artistic styles.

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365364

In this sense, the tools and methods

developed for the basic learning of reading

and writing could be considered precedents

of important principles that would prevail

in the understanding of the sense of visual

language.

The responses to the challenges raised

by general education took artistic creation

itself towards epistemological matters that

were raised by the reformed school. Art

and education shared the same perfectibility.

For instance, iconic-geometric methods for

the development of writing skills which

associated the shape of letters to objects whose

spelling is written with those same letters,

instead of only phonetics, had already been

known since the 19th century. They were

subsequently improved by Ovide Decroly

and Édouard Claparède, among others,

starting from the knowledge of the syncretism

of child psychology, the idea of a globalized

perception of the child.

The reading pedagogy that replaced the

syllabication method tended to present exercises

that stimulated an overall understanding of

the sensations related to the experience of a

word. Thus, phonetic, visual and motor

recognition along with the establishment

of affective connections would ensure rapid

and, above all, comprehensive learning. If we

were to review all of the innovative methods

that activated reading, writing and drawing

in the first decades of the 20th century, we

would find many cases in which morphologic

associations favored lexical association

between forms, necessarily implying

intersensory learning relations. Cultivating as

many feelings as possible within the methods

of active reading and language knowledge,

the implementation of ideo-visual methods,

“spatial writing,” “graphic reading,” perceptive,

affective and motor development in language

teaching procedures, are all components of

an education that incorporates the potential

of intersensory associations that children’s

knowledge is built on. A “gymnastic

alphabet” [fig. 12, p. 50], for example, would

paradigmatically represent the pedagogical

tendency to include the whole body in the

learning of written symbols. It is obvious that

the synesthetic associations that stimulated

artistic exercises such as those proposed by

Cizek or those learned by Miró during his

training with the painter and educator

Francesc d’Assis Galí, are similar to the

didactic procedures that the reform sectors

counted on as a support for the improvement

and universalization of teaching.

The interest expressed by artists for this

pedagogical literature is clearly manifested

in books like Lo que sabía mi loro (What my

Parrot Knew) written by Spanish poet and

painter José Moreno Villa and published

in Mexico in 1945. That book, a profusely

illustrated introduction to reading, plays with

the lexical association of shapes through the

morphology of the letters, for example.

Although I refer to a somewhat late

publication within this context, there are many

no less eloquent previous works. Kurt

Schwitters’ typographic short story Die

Scheuche (The Scarecrow), is one of the most

outstanding and celebrated. It was published

in 1925 with the collaboration of Theo van

Doesburg and Kate Steinitz as one of a series

of children’s stories published by Aposs, a

publishing company founded by Schwitters

himself. The text of The Scarecrow, full of

onomatopoeias and funny alliterations, tells a

simple but crazy story whose main characters

are all, graphically, letters of the alphabet.

“X” for the scarecrow, “O” for the rooster and

“B” for the peasant. Letters become live bodies

in Schwitters’ typographic story [fig. 13, p. 50],

just like the human body became letters in the

above-mentioned “gymnastic alphabet” [fig. 12,

p. 50] of 1907. The new beginning that arose

with the challenge of the change in the schools

was also assumed by the new art as a starting

point for the new imagination. The avant-

garde typographic story presents itself as a

correlate of the educational material and aims

to create a new sensitivity, which in turn

contemplates the conditions of a globalized

perception. In Schwitters’ story, the “X” is

the body of the scarecrow and has a hat and

a cane. The hat is represented with a square

on a straight line. That detail refers expressly

to the icon par excellence of Suprematism:

the black square of Malevich,32 who was

also the artist of the “birth of the new.”

There is another typographic story

which precedes The Scarecrow closely: More

About Two Squares, published by El Lissitzky

in 1922. This is one of the contributions of

the Russian artist to this field. Aside from the

typographic games and the purely abstract

illustrations that it contains, that narrate

the episodes of the trip to Earth of a black

square and a red square from a sort of fourth

dimension [fig. 14, p. 52]; the book, dedicated

“to all children” is presented to us as a story

to be played with their hands. “Don’t read,

take the paper,” it says in the beginning, and

then extends and invitation to “fold, color,

build, [...],”33 The story acts as a propaedeutic

of Suprematism, and like the Suprematism

theory compiled by works like On the new

systems in art by Malevich in 1919, it is

regarded as a new sensitivity parameter

of art education which completely breaks

away from the past.

The El Lissitzky story, that example of

abstract and yet uncompleted language, had

some close precedents, such as the illustrated

poems of Klebnikov written at the beginning

of the previous decade in “transreason” or

zaum language which is exclusively based on

sounds and virtually remakes the original,

initial, babbling language.

The black square launched by Kasimir

Malevich in 1915 is used in El Lissitzky’s

story as a figure to play with. It is surprising

how, if taken as a toy, this abstract shape can

generate reality in the imagination. It’s an

invitation to reality because it invites us to

open up to the construction of endless

relations. If we arbitrarily compare it with

the silhouette of a profile, with the cutouts

of profiles in black that were such a common

type of portrait at the end of the 18th century

[fig. 2, p. 28], they might seem to be essentially

isolated and even abstract.

The lion of Calder’s Circus, which I

mentioned at the beginning, was a toy, for

instance, as is also the shadow of the throat

through which the artist roars, accompanying

him [fig. 15, p. 53]; the darkness of a mouth

that plays at “living beings” or even “fierce

beings” with toys: the diction of an original,

still innocent language, that teaches how to see

things as if for the very first time.

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1. Plin. nat. XXXV, 151-152.

2. See Victor I. Stoichita: Breve historia de la sombra, Madrid,

Siruela, 1999, pp. 15-24.

3. Giorgio Vasari: Las vidas de los más excelentes arquitectos,

pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros

días, Luciano Bellosi and Aldo Rossi (eds.), Madrid, Cátedra,

2002, pp. 116-117.

4. See Wolfgang Kemp: “... einen wahrhaft bildenden

Zeichenunterricht überall einführen”. Zeichnen und

Zeichenunterricht der Laien, 1500-1870. Ein Handbuch,

Frankfurt am Main, Syndikat, 1979, p. 150.

5. Manuel Bartolomé Cossío: “Carácter de la pedagogía

contemporánea: el arte del saber ver”, BILE, III, 1879, pp. 153 ff.

6. John Ruskin: The Elements of Drawing (1857). The Works

of John Ruskin, vol. XV, London, G. Allen, 1904, p. 13.

7. Ibid., p. 49.

8. Ibid., p. 9.

9. See Kemp, pp. 309 ff and 320 ff.

10. Eugène Viollet-le-Duc: Histoire d’un dessinateur,

comment on apprend à dessiner, Paris, Hetzel, 1879, p. 67.

11. Martin Warnke: “El viaje a España de Meier Graefe.”

In Historiografía del arte español en los siglos XIX y XX,

Madrid, CSIC / Alpuerto, 1995, pp. 349-353.

12. Gabriel García Maroto: La Nueva España, 1930.

Resumen de la vida artística española desde 1927 hasta hoy,

Madrid, 1927, p. 96.

13. See Jean Louis Guereña: “Infancia y escolarización.”

In Borrás Llop, José María (ed.), Historia de la infancia en

la España contemporánea, 1834-1836, Madrid, Ministerio de

Trabajo y Asuntos Sociales / Fundación Sánchez Ruipérez,

1996, pp. 349 ff.

14. A.C. Documentos de Actividad Contemporánea, 9, 1933,

p. 15.

15. Walter Krötzsch: Rhythmus und Form in der freien

Kinderzeichnung, Leipzig, Haase, 1917.

16. Letter of December 15th, 1919; Rolf Bothe et alt.: Das

frühe Bauhaus und Johannes Itten, exh. cat. Kunstsammlungen

zu Weimar, Ostfildern-Ruit, Hatje, 1994, p. 451.

17. Georg Kerschensteiner: Die Entwicklung der zeichnerischen

Begabung, Munich, Gerber, 1905, p. 4.

18. Das Kind als Künstler. Ausstellung von freien

Kinderzeichnungen in der Kunsthalle zu Hamburg,

Hamburg, Lehrervereinigung für die Pflege der

künstlerischen Bildung Hamburg, 1898, p. 32.

19. See Hans-Günther Richter: Geschichte der Kunstdidaktik.

Konzepte zur Verwirklichung von ästhetischer Erziehung seit

1880, Düsseldorf, Schwann, 1981, pp. 43-50.

20. Reiner Hespe: Der Begriff der Freien Kinderzeichnung

in der Geschichte des Zeichen- und Kunstunterrichts von ca.

1890-1920, Frankfurt am Main, Peter Lang, 1985, pp. 8 ff.

21. Georges-Henri Luquet: Le dessin enfantin, Paris, Alcan,

1927, p. 12.

22. G. F. Hartlaub: Der Genius im Kinde, Breslau, Ferdinand

Hirt, 1922, p. 69.

23. Ibid., p. 65.

24. Wassily Kandinsky and Franz Marc: The Blaue Reiter

almanac, trans. by Henning Falkenstein with the assistance

of Manug Terzian and Gertrude Hinderlie, Tate Publishing,

2006, pp 174-175.

25. Jonathan Fineberg: The Innocent Eye. Children’s Art

and the Modern Artist, Princeton, Princeton University

Press, 1997, p. 81, n. 7.

26. Ibid., pp. 31 ff.

27. G. G. Pospelow: “Die Kunst Michail Larionows und die

Kinderzeichnung.” In Kinderzeichnung und die Kunst des 20.

Jahrhunderts, Jonathan Fineberg (ed.), Ostfildern-Ruit,

Hatje, 1995, pp. 146-163.

28. Cecilia Buzio de Torres: “Joaquín Torres García. Arte

y pedagogía.” In Infancia y arte moderno, exh. cat. IVAM,

Valencia, 1998, pp. 40-51.

29. Ángel Ferrant: Todo se parece a algo. Escritos críticos

y testimonios, Javier Arnaldo and Olga Fernández (eds.),

Madrid, Antonio Machado, 1997, pp. 33 ff and 126 ff.

30. Leopold Wolfgang Rochowanski: Formwille der

Zeit in der angewandten Kunst. Mit 93 Abbildungen von

Arbeiten der Wiener Kunstgewerbeschule, Abteilung

des Regierungsrates Prof. Franz Cizek, Vienna,

Burgverlag, 1922.

31. Dagmar Rinker: “Die Lehr- und Versuch-Ateliers

für angewandte und freie Kunst (Debschitz-Schule)

München 1902-1914.” In Freiheit der Linie. Von Obrist und

den Jugendstil zu Marc, Klee und Kirchner, Erich Franz (ed.),

exh. cat. Westfälisches Landesmuseum, Münster, 2007,

pp. 134-139.

32. Wulf Herzogenrath: “¿Cuándo se produjo el encuentro

entre Merz y el cuadrado negro?” In Kurt Schwitters, exh.

cat. IVAM, Valencia, 1995, pp. 203-209.

33. Patricia Railing (ed.): More About Two Squares, Forest

Row, Artists Bookworks, 1990.

Foreword

My esteemed colleague Javier Arnaldo has

called upon me to outline an essential history of

“modern” art education and its developments.

In view of the huge abundance of material

available, this is necessarily a Herculean task,

too vast to deal with in the space of a few

printed pages. Anyone who attempts to square

this proverbial circle can therefore only do so

by resorting to radical didactic reduction.

Firstly, the paper deals less with the actual

practical aspects of art teaching over the last

hundred years or so, and more with the

concepts of aesthetic education, as revealed

through authoritative publications from the

period in question. Secondly, it deals, not

with the concepts regarding the more specialised

training of professional artists of the late 19th

and 20th centuries, but almost exclusively with

drawing and art teaching in schools offering

an all-round education. Thirdly, it refers

primarily to Germany and, where the period

after the Second World War is concerned, to

West Germany in particular, in other words

to what was known as the Federal Republic

of Germany.

Perhaps more than most other countries,

political and social developments in Germany

– particularly in the first half of the 20th

century – have been marked by what were,

at times, dramatic upheavals. These upheavals

and the ensuing discontinuities have left a deep

imprint on art education, to the extent that

the history of aesthetic education in Germany

is a history defined by permanent, and often

frenetic, paradigm shifts. It is to outline these

paradigm shifts – in the process reproducing

apparently unjustifiable simplifications – that

is the purpose of this exposition.

Geometric and Ornamental Drawing

When the German Empire was founded in 1871,

compulsory schooling was introduced all over

Germany. In addition to teaching elementary

cultural skills like reading, writing and

arithmetic, drawing was also given a solid

Key Changes in Art Education in the Modern PeriodA Gallop through the History of German Art Education

RAINER K. WICK

BERGISCHE UNIVERSITÄT, WUPPERTAL

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

369

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

368

place on the school curriculum. This involved

not forms of free drawing, but rigidly defined

techniques of geometric and ornamental

drawing, intended to help enforce student

discipline and to help boost an often wretched

standard of industrial production and

manufactured products. It was also aimed at

educating the aesthetic tastes of the general,

and in particular the working-class, population.

A requirement was therefore stipulated that

“... genuine formative drawing education

[should] be introduced”1 for workers

everywhere. The aim was to encourage the

discovery of new artistic forms and cultivate

artistic sensitivities. Drawings were done on

templates with a system of regularly arranged

dots or square grids. The dots had to be joined

or the grid completed with geometric shapes

(known as “stigmata” and “network” drawing),

for which precise instructions had to be followed.

Ornamental shapes were therefore created

from mathematical structures, and even where

students had to draw simple everyday objects

or natural forms, these were produced from

a basic constructive framework [fig. 1, p. 56].

These exercises can be understood in the

context of ideas that were generally accepted

at the time. The purpose was to “ennoble”

commercial and industrial production with

ornamentation, i.e. to increase its aesthetic value,

and not least to improve the competitiveness

of German goods in the international market.

Yet Germany’s hopes for a better global

position for its products were not to be realised

for the time being. By 1900, it had already

become clear that promoting geometric and

ornamental drawing in schools was not the

best way to serve the interests of industry and

the economy. The spread of mechanical mass

production removed the basis for any such

argument and it was recognised that drawing

education was no longer up to the task of

raising artistic standards in trade and industry.

The Discovery of Children’s Drawing

A different direction for drawing education

was given renewed impetus by the first

systematic research into children’s drawing,

which was conducted in the late 19th century.

Although children have always drawn, this

was the first time specific attention was paid

to the way children expressed themselves

through this medium, therefore enabling

the choice of the term “discovery.” Although

Romanticism had already seen children

as the prototype of creativity and acknowledged

the value of infant scribbling – which had

previously remained unheeded – the real

breakthrough came considerably later, in

1887, with the publication of a book entitled

L’arte dei bambini by the Italian art historian

Corrado Ricci (1858-1934) [fig. 2, p. 58]. Ricci

recounts how, on a winter’s day in 1882-1883

on his way back to Bologna, he took shelter

under a portico and suddenly noticed

children’s drawings among the more or less

naturalistic (and erotic) adult graffiti. They

revealed “less technique and logic, yet a far

greater sense of morality.” “The melancholy

mood of the day, the place and my heart,

which seemed out of place among with the

lewd and poisonous epigrams of the artists

who had worked higher up, drew me towards

the naïve art of the children. That was the first

step of this present study.”2 To obtain material

to analyse and expand the empirical basis for

his work, Ricci had pupils in schools producing

“free drawings” with the aid of teacher friends.

When he collected these drawings, he noticed

what seemed to be connections between the

children’s output and the forms of graphic

expression of primitive peoples. He also

discovered the phenomenon of the

“Kopffüßlers” or “Headfooters” [TN: stick

figures with only heads and legs or feet]. He

pointed out that children do not draw what they

see, but what they know about things, as

their X-ray-like representations show. This was

an insight already made by the German painter

and satirical writer Wilhelm Busch in 1883 in

his picture story Maler Klecksel [fig. 3, p. 58].3

Ricci’s L’arte dei bambini produced a flood

of follow-up research. Artists, art teachers,

ethnologists, anthropologists, art historians,

philosophers, psychologists and doctors all

began to delve into the subject of children’s

drawing. Particularly noteworthy are the Studies

of Childhood published in 1895 by English

anthropologist, philosopher and educator James

Sully (1842-1923) whose work was published

in Leipzig just two years later in 1897, under

the title Untersuchungen über die Kindheit.

Two chapters of the book have the descriptive

headings “The Young Draughtsman” and

“The Child as Artist.” Sully examined children’s

drawings for their characteristic form and

representational features and noticed that

the drawings of children and young people

developed in three different stages. First, he

spoke of an undefined, formless scribbling.

Secondly, he said, comes the stage of primitive

design, where the human face is represented

in a moon shape. In a third phase, both the

human figure and animal forms are depicted

in a more affected manner.4 In his ideas about

a progressive development – from a simpler

to a more complex stage, from a formless

confusion of lines to a more or less natural

representation – Sully was following Charles

Darwin’s theory of evolution. His stepwise

model of children’s drawing was to remain

the yardstick for almost all later attempts at

classification for the next two decades.

It was also used in the most empirical

investigation into children’s drawing ever

to have been conducted at that stage, which

was carried out in the early 20th century by

Munich school inspector Georg Kerschensteiner

(1854-1932), Die Entwickelung der zeichnerischen

Begabung (The Development of Drawing

Talent) [fig. 4, p. 59]. Kerschensteiner was a

central figure in the German Progressive

Education movement. He not only rejected

the conventional teaching of geometric and

ornamental drawing, but the whole notion

of schools devoted to rote learning and

cramming from books. He believed artistic

education should play a major role and realised

this was an area that was particularly suited to

what today we might call an “alternative”

education based on empirical experience.

As part of a “mass experiment,” he chose

about 300,000 children’s drawings from a set

of nearly 500,000, which he himself evaluated.

His criterion was to assess how the capacity

for graphic expression of an undirected child

developed from a primitive model to complete

spatial representation.”5 Kerschensteiner had

children and young people draw people,

animals, plants and everyday objects (such as

a tram) and came to the conclusion that their

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

371

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

370

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

drawing development went through four

phases: 1. pure schema; 2. schema mixed with

drawing based on appearance; 3. representation

based on appearance; 4. representation based on

form. Kerschensteiner conceived “representation

based on form”, i.e. representation that is

true to nature, the ultimate achievement: the

highest and most perfect stage of a natural

development process. By so doing, like many

of his contemporaries, he fell victim to so-called

naturalistic prejudice. This four-stage model

failed to cater for artistic achievement at its

apex that went beyond naturalism, even

though this was the early 20th century, and

therefore a time when naturalism had long

lost its claim to absolute validity.

The Art Education Movement

How and in what way were the new findings

from research into children’s drawing reflected

in art education? In 1896, Hamburg – which,

together with Munich, was one of the nerve

centres of what was known as the Art

Education Movement – saw the foundation

of the Lehrervereinigung zur Pflege der

künstlerischen Bildung (Teachers’ Union for

Art Education), an organisation committed to

the principles of progressive education. Two

years later, in 1898, the association organised

an exhibition of children’s drawings entitled

The Child as Artist. The title was not invented

by the Hamburg reformers, but adopted

verbatim from the relevant chapter-heading

of Sully’s Studies of Childhood. At the time,

nobody seriously believed children could be

actively “artistic,” and the exhibition title was

therefore a powerful catch phrase. The upshot

was that interest in the child and in children’s

creations grew substantially in the subsequent

period. It was no coincidence that 1900, which

marked the start of the 20th century, also saw

the publication of the groundbreaking work

by Ellen Key (1849-1926) Barnets århundrade.

It appeared in German bookshops in 1902 in a

translation entitled Das Jahrhundert des Kindes

(The Century of the Child). Linked to the

notion of “The Child as Artist,” the focus was

now on whether children should be allowed

to express themselves freely, unrestrained by

subject matter. The answer still had to be no,

for, in the context of Darwin’s evolutionary

theory, children’s drawings, which could

not in themselves be considered artistic, only

interested the reformers as documents of an

as yet incomplete development process and

not as “autonomous” artistic output (as they

would be held up by Avant-Garde artists

shortly afterwards).6 According to Hamburg

reformer Carl Götze, “We should look on the

first attempts at drawing as the beginning of a

never-ending sequence of skills, on which the

ultimate and greatest achievements depend.”7

Götze’s Methodik des Zeichenunterrichtes in

den Volksschulen (Methodology for Teaching

Drawing in Elementary Schools), published

in 1903, corroborates this, even though he too

considers the end of this learning process to be

the naturalistic drawing of the things, the

representation of objects. Indeed, the belief

was that “the development of art” could be

understood as a development process “coming

from the child.” This Darwinian-style

reasoning always sought the “seed” that had

given rise to that development. This quest for

creative beginnings meant that reforms in

drawing education at the turn of the century,

could be based on premises that came

considerably closer to the essence of children’s

creations than the old, geometric and ornamental

drawing lessons imparted in the 19th century

[fig. 5, p. 62]. Children’s drawings were now

seen as the “seed” from which adult art was

derived, and they were considered the “first

products of a barely developed artistic

creativity.”8 For art education theory, this meant

that rather than simple geometric forms,

children’s scribbles could provide a starting

point for teaching and the basis for further and

loftier development. Art educationalists

and psychologists contemplating initial drawing

behaviour in children established that both

the first picture scribblings and later children’s

drawings frequently use irregular, crooked

and jagged lines. Further observation showed

that children’s drawing output often arises

from momentary impulses and therefore from

sudden movements. This led the reformers to

the conclusion that the mathematical precision

of geometric and ornamental drawing could

not be appropriate for children.

One of the reform methods that arose

from these ideas involved the child’s drawing

gestures and was dubbed “free-arm drawing.”

Hermann Muthesius (1861-1927), one of the

key reformers of the Prussian trade schools

after 1900 and a driving force behind the

Deutscher Werkbund (German Work

Federation) founded in 1907, published a book

entitled Der Zeichenunterricht in den Londoner

Volksschulen (Drawing Education in London

Elementary Schools) in the year 1900, based

on his experience with the different approaches

taken to reform in English drawing education.

He recorded the following observations:

“Where there is sufficient space, the pupils

draw standing up with their boards in a vertical

position [...], their arm is free and moves from

the shoulder and they never touch the board

with their wrist, but at most with the tips

of their little fingers.”9 The result was large,

expansive, arched lines. Later, this drawing

method using the whole body developed into

more directed shapes like loops, ellipses and

spirals or even decoratively-shaped patterns.

Closely linked to this free-arm drawing was

another method developed by American art

instructor Liberty Tadd (b. 1863, d. unknown)

[fig. 6, p. 62]. Tadd let children draw

symmetrically-shaped patterns with both

hands on large, upright surfaces – a method

which Johannes Itten later used in his basic

course at the Bauhaus.

The teachers who supported reform liked

to use the concept of “free child drawing”. This

did not mean, however, that children should

be allowed to express themselves spontaneously

with no guidance from adults, as the concept

is understood today. In around 1900, it was

more of a battle cry aimed against “constructive

drawing,” in other words against the geometric

and ornamental “stigmata” and “network”

drawing that had previously been in vogue.

Nevertheless, the naturalistic orientation

of the representation was still a sine qua non.

“Nature” itself, as a concept, became a symbol

of reform. Wherever possible, drawing was

taught outside the classroom in natural

surroundings, and if the work was done in

the art room, flowers, leaves, plants, stuffed

animals and other elements from nature were

the subject matter of preference.

373

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

372

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

The diverse attempts at reform of the later

19th century, which cannot be explored here

in depth, converged in what was known as the

Kunsterziehungsbewegung or Art Education

Movement and culminated in 1901 in the first

“Art Education Day”10 [fig. 7, p. 63] in Dresden.

Here, as Hans-Günther Richter remarked

in his Geschichte der Kunstdidaktik (History

of Art Teaching), the “outline of a new art

education”11 was revealed. The major papers

were given by Hamburg teacher Carl Götze,

art history professor at Tübingen University,

Konrad Lange, and Hamburg art historian

and museum director Alfred Lichtwark (1852-

1914). They all considered an “education in

art” to be an integral part of education per se

and believed that drawing should be one

of the main subjects on the school curriculum.

Whilst Götze’s major interest was artistic

practice as such, and aesthetic production,

Lichtwark’s contribution to the Art Education

Movement focused more on the educational role

of the museum and dealt first and foremost with

how works of art were received [fig. 8, p. 64].

As director of the Hamburger Kunsthalle,

he was of the view that a museum could not

simply stand and wait, but that it should play an

active role in educating the population in the

subject of art. He therefore organised the now

legendary “Übungen in der Betrachtung von

Kunstwerken” or exercises in art interpretation,

in the rooms of his museum.12 His endeavours

to secure an educational role for museums

were aimed mainly at secondary school pupils.

Drawing on national-liberal ideas, Lichtwark

was concerned with the cultural “re-education”

of German citizens, which he considered

– when he looked towards other European

countries – an urgent need. Just as musical

education had, in turn, contributed to the

“cultivation” of the German people in higher

social circles, so education in the visual arts

would make a similar contribution through

the observation and interpretation of works

of art [fig. 9, p. 64]. The aim was to acquire the

level of knowledge and skill which Lichtwark

saw had long been achieved in the musical

sphere, and which he described as “dilettantism”

(from the Latin delectare, ital. dilettare = to

delight or take pleasure in). For Lichtwark,

the concept of dilettante contained none of the

negative connotations it may have for us today

(in its sense of amateur, unskilful, incompetent

or unqualified). Indeed, quite the contrary: the

dilettante was an art lover, an expert, a patron

and an educated “consumer” of art. We may

ask how Lichtwark actually went about this

aesthetic education using the observation

of original works in the museum. It was to

this act of observing, to the direct contemplation

or “eye exercises” – as he called them – to

which he accorded the highest priority:

“Observation and further observation, at its

most elementary level, must be the content

of any art interpretation undertaken with

children. Nor must we lose sight of the fact

that, for the child, it is not about the concept,

the essence or the history of art, but exclusively

about the individual work of art in itself,

or at most, a single, clear-cut artist figure.”13

According to Lichtwark, these “exercises”

should first be conducted with works of what

he called “modern art.” Here he preferred

genre scenes and pictures of a narrative kind

in a realist or naturalist tradition that were in

fact far removed from what was actually

“modern” at that time (i.e. Impressionism,

Neo-Impressionism, Symbolism, Cézanne,

Van Gogh or Gauguin). This went hand in

hand with the conviction that we have seen was

shared by most Progressive Education advocates,

namely that the reproduction of objects based

on their form (and therefore essentially

a naturalistic reproduction) should be the

ultimate goal of any attempt to teach drawing.

Art Education in the Weimar Republic

The reform concepts of the Art Education

Movement that can be classified in the wider

cultural context of what was known as

Lebensreform could only be implemented very

slowly in the Deutsches Kaiserreich or German

Empire. Ideas which had first taken shape

in the late 19th and early 20

th were not widely

applied in school art classes until after the First

World War. Germany had lost the war, the

monarchy had collapsed, and the Weimar

Republic now offered an opportunity for a new

political, social and cultural beginning. Whilst

Imperial Germany and Kaiser Wilhelm II in

person had strongly disapproved of modern

art (and in particular French modern art),

so Expressionism, which underwent a revival

after the war, began to catch on in schools.

In contrast to the “constructive” geometric and

ornamental drawing of the “old” drawing

classes, spontaneity and free creation were

given the highest priority. Children’s work

was viewed in relation to contemporary

expressionistic art, but also in connection with

the art of primitive peoples, ethnic art,

amateur and Sunday painters and the artistry

of the mentally ill.14 Children’s renderings

were considered an insight into untouched,

elemental, original and undistorted expression

in form and colour. Educational theory looked

back to what Wassily Kandinsky had defined in

1912 in the Blaue Reiter almanac: “In addition

to the ability to paint external things, the child

also has the power to clothe what is left within,

in such a form that the interest that is left there

really comes to light and therefore works [...].

It is the enormous unconscious strength

children have which is expressed here and

which sets children’s work at the same level

(or often even much higher!) than that of

adults.”15 The drawings, paintings and plastic

creations of children, which had until then

– when measured against the scale of

naturalism – been considered imperfect and

in need of correction, now became the reverse.

The reformers no longer saw them as products

to be criticised and improved, but more as

the expression of a genuinely creative ability.

This change in perspective meant that

children’s free drawings could, for the first

time, be exhibited in public museums. One

such milestone in this respect was the exhibition

entitled Der Genius im Kinde (Genius in the

Child)16 [fig. 10, p. 67] which was held in 1921

at the Kunsthalle Mannheim. To avoid any

misinterpretations, the exhibition curator

Gustav Hartlaub (1884-1933) who was later

to become the museum’s director, stated that

“genius” should not be understood here as

exalted intellectual capacity, but as a guardian

spirit, the natural power of the naïve. This

kind of “genius” was a treasure bestowed on

children and linked to their naive state of

consciousness. It is a way of being which is

complete in itself and cannot be improved

375

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

374

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

upon. This meant that childhood had its own

timeless, absolute intrinsic value, a quality

that should be protected. Hartlaub had a more

negative view of cognitive learning, “The

more the child learns‚ the more naturalness

it loses, [...] and the more it loses its innocent

superiority [...].”17 Hartlaub clearly refutes

developmental thinking. It was not the task

of education to stifle childish qualities but quite

the opposite: it should keep the expression of

creative abilities and aptitudes alive into youth

and even adulthood. This opinion resulted in

the educational maxim of “letting them grow”,

which even today is still very widespread.

At its most radical extreme, this meant that

any attempt made by adults to influence

children would be to their detriment and

should be avoided. The less the child’s

“genius” or spirit were hampered, the more

fully that child would be able to develop its

abilities [fig. 11, p. 67].

By the 1920s, for numerous art educationalists,

the subject title “drawing education” was no

longer sufficient, and alternative suggestions

were put forward. Literature on the subject

often refers to concepts like living art education,

creative art education or expressionistic drawing

education.

Gustav Kolb (1867-1943), the dominant

figure in art education in the 1920s, called the

subject “pictorial creation.”18 [fig. 12, p. 68] He

used this comprehensive concept to indicate that

art teaching should not be restricted to

traditional drawing lessons, but should include

painting, printing, plastic art and collage.

At the same time, he intended it to suggest

that the turn-of-the-century myth of the “child

as artist” had lost its initial radiance and that

it would appear appropriate, when referring

to the drawn, painted or plastic creations

of children, not to speak about “art” and to

renounce any such excessive claims that this

was art. Kolb’s particular achievement was

to compile the insights of his age in systematic

form and out of it produce a viable teaching

method of the school subject of Drawing, as it

was still officially known. The first articulation

schemata of the teaching process thus emerged,

ranging from an introduction to task-setting

through to final discussion of the work.

Although Kolb, at the age of sixty, was by that

stage one of the older experts in the material,

and had advocated a conservative, national

stance and a naturalistic approach to art before

World War I, in his publications during the

Weimar Republic, he was passionately in

favour of the creative production of children

and young people. Hartlaub’s book Der Genius

im Kinde clarified for him the meaning and

intrinsic value of free, spontaneous children’s

drawing, and although he was rather reserved

in his attitude towards Expressionism, the

work created by pupils in his lessons stand

out for their overt expressive qualities. In these

classes, Kolb attached special importance to

representing contents or subject matter which

could capture the child’s imagination – such

as fairytales, sagas, biblical stories or narrative

with a strong focus on emotional content – and

spoke, in this context, of “producing material

that emphasised feelings in keeping with the

imagination.”19 He subsumed his art teaching

theory under the educational credo “from

the child.”20 He called upon the pre-rational

consciousness of the child and hoped that

it could retain its naïveté, its “inner nature”

and creative natural energy beyond puberty and

into adulthood. It is interesting (and irritating)

to note that, in addition to the importance

he attached to the imagination, Kolb also

recognised the significance of perception. With

all its pre-rational, unconscious, instinctive

– even demonic – aspects, the imagination

strove for “creation.” Perception, on the other

hand, as the conscious assimilation of the

world of objects, found adequate expression

in “representation.” He considered that, in

schooling after the age of about thirteen, such

“representation” could begin to take the

shape of the study of nature or the drawing

of objects based on reality. Here, he understood

drawing linked to perception not to oppose

creation linked to the imagination, but to

complement it. And whereas the second

volume of his book, Bildhaftes Gestalten,

is in essence a “simple, practical lesson in

creation,” which contains pictorial principles

that were both comprehensible and learnable,

Kolb nevertheless stressed that this was

“only for the teacher”: “Pupils should never

be taught with these things”. Instead, pupils

should be allowed “to experience the rules

and means of creating through their own

production.” [fig. 13, p. 68].21

This emphasis on experience is strongly

reminiscent of the art education maxims of

Johannes Itten as teacher of the early Bauhaus.

However, this is not the place to deal with the

complex phenomena of Bauhaus teachings,

which were aimed at the professional training

of designers and architects.22 A brief outline

must suffice to show how the concepts and

practices of the Bauhaus proved productive

for school art education at that time.

It was only recently that the substantial

influence of the Bauhaus on elementary school

teacher Hans Friedrich Geist (1901-1978)

was first established [fig. 14, p. 71].23 In the late

1920s and early 1930s, Geist had published his

views of “modern” art education in progressive

magazines like Bauhaus, Das Kunstblatt and

Das Neue Frankfurt,24 before he transformed,

chameleon-like, into one of the protagonists

of National-Socialist art education in 1934.

Subsequent to the Art Education Movement

of 1900 and motivated in particular by Gustav

Hartlaub’s Der Genius im Kinde, Geist pursued

an art education concept, which targeted

the release of the child’s original power to

create. In contrast to older advocates of the

Progressive Education movement like Georg

Kerschensteiner, Geist’s endeavours were

directed less at naturalistic “representation

based on form” and more on promoting

creation based on the direct, more or less

“primitive” expression of children and young

people. So as not to fall prey to naturalistic

prejudice, he believed that in Bauhaus

master Paul Klee, he had found a weighty ally.

At an early point, Klee too was convinced

that the “first beginnings of art [...] are found

in the ‘high chair’ [and] that modern artists

should take children’s ‘art’ seriously as

‘models’.”25 Geist therefore sought to invoke

the putative “children’s” art of the Bauhaus

artists – who at that stage already enjoyed

social recognition and were well established –

to give added legitimacy to his own art

education efforts.

Geist’s art education set out a two-phase

development process. Children’s creations

represented an initial, early phase – holistic

377

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

376

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

and depicted in outlines – when “what is seen

or dreamed, contact experiences and a flood

of emotions” unite within the child. In the

second phase “a sophisticated feel for line

and form gradually develops. The [...] phase

is characterised by a critical, reflective attitude.

Rational thought and judgements make their

presence felt as they strive for objective

creation based on form.”26 This second phase

gave most prominence to three-dimensional

material work, which can be traced back to

the stimulus of Johannes Itten and even more

so of Josef Albers [fig. 15, p. 71]. The fact that

at the time these do not reveal the relentless

formal rigidity that was typical of Albers’ basic

Bauhaus course, indicates that Geist was

determined to render Bauhaus maxims

appropriate for elementary schools and their

child customers in a way that took account of

psychological and educational circumstances

and conditions.

This is also true, with certain qualifications,

for the “Lesson in creation” presented by Alfred

Ehrhardt (1901-1984) in 1932, which is wholly

indebted to the formal repertoire of a number

of Bauhaus masters (and in particular that of

Kandinsky) and certain exercises from the basic

Bauhaus courses (e.g. Itten’s rhythm studies,

Moholy-Nagy’s balance studies, Albers’s matter

and material studies) [fig. 16, p. 72]. The initial

glow of the second stage of Expressionism of the

early 1920s soon faded; Gropius gave the

Bauhaus its motto “Art and Technology-A

New Unity;” Constructivism had gained

ground and in its wake came Functionalism.

Subsequently, Ehrhardt laid emphasis on

the rational aspects of creation in his didactic

ideas and adopted a decidedly contrasting

standpoint to the notorious hostility to the

intellect that prevailed in German art education

between the wars. Wolfgang Reiss has rightly

pointed out that this about-turn was not only a

“reaction to new social demands, which were

no longer willing to shut themselves to modern

visual phenomena.” It was also an “attempt to

find an answer to a problem that remained

unresolved in art education regarding the

extension of the sign language of the child into

the stage of adolescence.”27 We might mention

in passing that, in view of its formal Bauhaus

orientation, Ehrhardt’s “Lesson in creation” was

denounced as “Cultural Bolshevism” by the

National Socialists one year after its publication,

and consequently deprived of any chance of

dissemination.

The Period of the Third Reich

The rise to power of the National Socialists in

January 1933 marked the beginning of one of the

darkest chapters in German history. Democracy

was in shreds, Hitler and his helpers and

accomplices set up a dictatorship of unparalleled

ruthlessness. Under National-Socialist ideology,

all social institutions – indeed all areas of life –

had to be “brought into line” in keeping with

Gleichschaltung. This ideology did not constitute

a unified, coherent system of thought of any

kind. Rather, it was a conglomeration of diverse

and often incompatible provenance: the biology

of race, Social Darwinism, Anti-Semitism,

Anti-Clericalism, Anti-Marxism, Anti-

Parliamentarianism, Socialism, Individualism,

the Führer or “leader” principle, and ideas

pertaining to a youth movement and

imperialistic expansion. The Nazi State was

characterised by a command hierarchy of

bearers of office who were unconditionally

subordinated to the Führer; the unity of state

and party; the centralised united state; the

removal of democratic freedoms, parliamentary

institutions and the independent administration

of justice; and in foreign policy, unlimited

imposition of territorial claims.

Where the fine arts were concerned, the

National Socialists saw the artistic movements

and trends of the modern age, from

Expressionism to Dadaism and Surrealism,

Constructivism and New Objectivity, as

evidence of what they dubbed “Cultural

Bolshevism” and “International Jewry.” One

of the worst testimonies to the disastrous

association between racist ideas and aesthetic

prejudice is the book entitled Kunst und Rasse

(Art and Race) written by Nazi cultural

ideologue Paul Schultze-Naumburg. In his

work, the author places “pictures of the former

‘modern’ school”, i.e. pictures by Modigliani,

Schmidt-Rottluff, Kokoschka, Picasso and

Nolde alongside photos of “physical and mental

afflictions from a hospital compendium”,28

to demonstrate the definition of “degenerate”

art [fig. 17, p. 74]. The first edition of Schultze-

Naumburg’s book, published in 1928, builds

the foundations for the reasoning behind the

infamous Degenerate Art exhibition, held in

Munich in 1937. This exhibition – which

pilloried modern artists in a hitherto

unprecedented manner before destroying their

works or selling them abroad at giveaway

prices – attracted more than two million

visitors, whilst a manipulated press stage-

managed a hate campaign of unparalleled

proportions.

What was defined as “Jewish-Cultural

Bolshevist Degeneration” was placed in

opposition to the ideal of a “healthy Nordic-

Aryan” art, and considered unaesthetic. In

painting, this meant a return to Naturalism,

which was considered to be the only acceptable

form of expression that could be comprehended

by the population at large. Art was called

upon to fulfil “its mission in the lives of all

the people,” which meant “expressing the

exalted, the beautiful, and the desirable and

making it visible to all as a true picture.”29

The dictatorship assigned Aryan Nazi art,

liberated from the “degeneration” of the

modern age, a key didactic role, as an

instrument in the educational process of

National Socialism. Thus, favourite pictorial

themes in Nazi art were the “German” soldier,

the “German” farmer, the “German” wife

and mother, the “German” family, the

“German” home (known as the ideology of

land and blood) and of course, the Führer

(Hitler) and other high-ranking party officials.

All these subjects were portrayed in an

idealised form, and at times in excessively

heroicised versions.

In the given circumstances, there were

inevitable consequences for art education.

These consequences were, firstly, a determined

rejection of modern art as a point of reference.

But they also involved a dissociation from

the individualistic tendencies of educational

reformers influential in the period between

1900 and the 1920s. In other words, the new

approach distanced itself from maxims like

“the child as artist” or the notion of art as

“coming from the child.” Like general

education, art teaching was instrumentalised

379

according to the authoritarian ideology of

the Nazi State. The “success of art education

work” was said to be dependent on the

disappearance “from pictorial works of any

impressionistic superficiality and mendacity,

any outer sham, any attempt to appear

other than it actually is, in keeping with

the spirit of our time, in keeping with the

traits required of the German child or

young person. Truth and clarity are the

characteristics of creation, and the pupil

therefore only has the right to put down

what he carries within him as a graphic idea,

a spiritual possession – no more and no less.”

Strict limitations were placed on pupils’

self-expression. Importance was attached

to “objective drawing,” which was often

linked to propagandistic themes. Popular

subjects included the swastika and other

Nazi emblems. Rural (German) folk art and

its ornamentalism were held up as a model

[fig. 18, p. 75]. The silhouette as a traditional

design technique was brought into the

classroom. The reign of terror, the violence

against minorities, the afflictions of people at war

and the daily death toll were, of course, not

covered in official art education. And if the

pupils of a grammar school depicted an enemy

air raid on a town centre in Southern Germany

in 1943, we can safely assume that this choice

of subject matter was not only considered

politically undesirable, but that, under the

repressive Nazi state with its almost flawless

systems of surveillance and informers, it

would have posed a considerable personal risk

for the teacher in charge [fig. 19, p. 75].

The “Thousand-Year Reich” the Nazis

had dreamed of collapsed after twelve years

in May 1945 under a hail of shelling and

bombardments by the Allied Air Forces.

Germany again lay in ruins – as it had

in 1918. It was time for another fresh start.

“Muse-oriented” art education

The final defeat of Germany in 1945 meant

liberation from a Nazi dictatorship

characterised by its contempt for humanity.

It marked the end of the persecution and

destruction of Jewish citizens and political

opponents, and an end to the horrors of war

(despite the horrific deprivation that people

would continue to suffer during the post-war

period). At the same time, this historical

situation offered the opportunity for a new

democratic beginning. The old adage of

a “zero hour,” however, is only a myth, for

in many cases, existing plans were simply

taken back out of the drawer for the post-war

period (particularly with regard to

reconstruction). These were frequently taken

from developments during the Weimar

Republic, the period preceding Hitler’s -

Fascism. This was true for many areas of

life, and was equally applicable to art and

its teaching.

Modern artists, who had been branded

degenerate, were rehabilitated. Abstract art

returned to museums and galleries, and after

the cultural barbarity and tyranny of Nazis,

a great need was felt for culture to be allowed

to catch up and recover.

The discussion on subject didactics began

in 1949. The first post-war meeting specifically

on art education was held in Calw near

Stuttgart at the Akademie für Erziehung und

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

378

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

Unterricht, and was given the title “Musische

Erziehung” or “Muse-oriented education.” In

contrast to the explicitly politically-oriented

art education of the Third Reich, the idea of

muse-oriented training and education after

1945 was expressly non-political and – like

certain positions voiced before the war – anti-

rational. The inclusion of a muse-oriented

artistic-aesthetic education on the school

curriculum was considered a matter of urgent

concern. It was based on the assumption that

comprehensive education was not possible

if learning focussed exclusively on promoting

on the intellectual faculties. This was a topos

that dated back to the 19th century based on

cultural critique of the time (Nietzsche, de

Lagarde, Langbehn), and one which influenced

the art education movement around 1900

and later in the 1920s.

In this context, a specific educational

role was allocated to arts and music, or

Musische Erziehung, as it was dubbed in

a German term related to the Muses, the

Greek goddesses of the fine arts. Muse-

oriented education was not limited to the

subject of art alone, but was part of a “muse-

oriented quadrivium,” which included

the subjects of art, music, gymnastics and

language (German).

In his book Musisches Leben of 1951,

Otto Haase attempted to define the concept

of muse-oriented more closely. According

to his definition, it related to specific

moments “of liberating, cleansing and

healing power.” Indeed, it constituted “a

contemporary instrument for dealing with

the problems of life.”30 Haase saw this kind

of arts education as being at the very heart of

human education. After the horrific events

of Nazi rule and the Second World War,

it provided no guarantee for the rebirth of

civilised humanity, but it might at least help

in the process. The muse-oriented was

characterised by three qualities: elementary

(close to the original and the unspoilt), the

cyclical (the rejection of linear progressive

thought) and the cathartic (cleansing of the

emotions through art).31 This virtually

therapeutic approach to arts education

obviously mirrored the special situation that

prevailed after Hitler’s Fascism and the war

years, when expectations of the healing powers

of art ran high.

One of the difficulties that emerges

in the context of muse-oriented education,

is that of pinning down the term in a clear

conceptual manner and the resulting

ambiguity to which this ultimately gives

rise. As Haase himself points this out,

“the muse-oriented is perhaps capable of

commanding certain areas [...], e.g. interest,

feelings and emotions. But it cannot lay

claim to thought and the way in which we

handle it. To think, we need concepts. [...]

The muse-oriented cannot provide these; this

is where its limitations lie and herein lies [...]

also its power.”32

Despite the vagueness of this declaration,

we can ascertain that the aim of Musische

Erziehung was to be an integral, inter-

disciplinary and personal expression which

promoted a comprehensive approach to the

education of the individual. As, to some

extent, in art pedagogy in the 1920s, salvation

was sought in creative unity, and in the

integrity of children’s thought, feelings and

381

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

380

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

creation. As had been the case before the

First World War, reference was made to the

intrinsic similarities between the child and

the artist, and it was hoped that, “genuine”

pictorial formulations would force their way

out from within the “innermost nature” of

the freely creative child, who would remain

untainted by the creative problems of modern

art. To this extent, they refused to steer a

child’s or young person’s production towards

specific artistic problems, such as those

confronted by Expressionism or Surrealism.

They considered the teacher’s major role

to be one of protection towards the child,

providing techniques and materials, but

allowing productive capabilities to grow in

a natural way.

One of the most influential works on art

education in the 1950s, in other words when

muse-oriented education was at its zenith,

was Bildende Kunst und Schule (Fine Arts and

School)33 by Kurt Schwerdtfeger (1897-1970)

[fig. 20, p. 78]. The book was first published in

1953 and reached its seventh and last edition

in 1970. In the preface, the author wrote that

the goal of artistic education did not lie in “the

training of drawing skills, but in awakening

the creative powers of young people”. Art

education should be free of any ideology or

political position and should simply consider

“form-genetic knowledge and psychological

points of view.”34 In particular with regard

to childhood, Schwerdtfeger bases his art

pedagogical considerations on discoveries

derived from developmental psychology,

where development occurs according to

natural laws of artistic potential. In so doing,

he secures the position of muse-oriented

education, to whose driving force, Otto

Haase, he also frequently refers. At the same

time, he refers to elementary artistic laws,

of which he had acquired an understanding

as a student at the early Bauhaus, in particular

from his teacher Johannes Itten. A further

essential point, which clearly distinguishes

Schwerdtfeger from other advocates of

muse-oriented education, is the inclusion

of “modern art” in his artistic teaching

approach (in particular with regard to the

first half of the 20th century, with an emphasis

on the 1920s and 1930s). Schwerdtfeger is

obviously keen to link muse-oriented-

integrity to the pictorial theory of creation

taught at the Bauhaus (involving not only

Itten and his colour theory, but also

Kandinsky and Klee). He is only successful

in doing so, however, when he structures

his didactic model vertically, according to

the maturity stages of childhood and youth,

in a similar manner to the model designed

by Hans Friedrich Geist during the Weimar

Republic. According to this model, elementary

school age is dominated by muse-oriented,

free artistic execution, the expressive,

emotional and experiential planes. In later

childhood and youth (with the onset of

puberty), rational forms of action, oriented

towards modern art, begin to come into play.

Although we cannot go into this here in

any further detail, suffice it to say that

Schwerdtfeger’s book Bildende Kunst und

Schule was, in this sense, a significant

preliminary stage in what would become

known as Rational Art Education, which

took over from the muse-oriented approach

in the 1960s [fig. 21, p. 79].

Rational Art Education

It is clear from the change in terminology that,

in the late 1950s and early 1960s, a paradigm

shift took place in art pedagogical discourse:

the term art education was replaced by the

term art teaching, which in itself indicates that

the issue was now about forms of deliberate,

specialist instruction. Specific tutoring in

artistic phenomena and creative possibilities

began to play a key role in teaching of the

subject. Germany was in the process of

reconstruction, and to this extent, what was

known as the Wirtschaftswunder or “economic

miracle,” was bringing the country material

wealth, reducing the need for spiritual

nourishment and psychological support.

The ambiguous and abstract nature of muse-

oriented education, its often effusive pathos,

the figures of thought that certain critics

considered unworldly, in addition to its

irrationalisms and vague educational goals,

made a review of or new direction for art

as a school subject seem necessary and

appropriate. This new direction was to be

based on rational thought and comprehensible

criteria, and this would affect, not only the

contents of art teaching, but also its planning,

organisation and implementation.

One of the two key advocates of this

direction was Reinhard Pfennig (1914-1994),

who triggered a lively discussion on subject

didactics when his book Bildende Kunst in der

Gegenwart – Analyse und Methode (The Fine

Arts in the Present – Analysis and Method)

was published in 1959. In 1964, a second,

substantially reworked version of this book

was published under the title Gegenwart der

Bildenden Kunst – Erziehung zum bildnerischen

Denken (The Present Situation of the Fine

Arts – Education on Artistic Thinking)

[fig. 22, p. 80].35 A third edition, again reworked,

was published in 1974. The title itself sets the

agenda. Firstly, it indicates that for Pfennig,

contemporary art (i.e. the art of the modern

age from Paul Cézanne to Jackson Pollock)

was the decisive field of reference for the

teaching of art. Secondly, the title reveals that

this concerned the development of a specific

form of thought, which Pfennig described

– in allusion to Paul Klee – as “artistic.”

To quote Susanne K. Langer, it was a form

of thought that was not “discursive,” but

“presentative.” In so doing, Pfennig bases his

ideas on the conviction that every child carries

within him or her the capacity for artistic

thought and that there is a correspondence

between artistic forms of organisation and

children’s pictorial expression. In order to free

the teaching of art from irrational vagueness,

he asks what can be learned or taught in art

and comes to the conclusion that there are

specific “fundamental creative principles”

for contemporary art, that can be accessed

rationally, which could be the object of art

instruction. These include the following

principles and categories which are probably

not whole selective and which involve

varying levels of abstraction: exploration

and transparency, abstraction and concretion,

dynamic equilibrium, and autonomy of

means of expression. We cannot go into any

more depth on these here, but it is clear that

Pfennig bases his ideas on the assumption

that the art of the modern age was equivalent

to a sign language. “The pedagogical

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RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

382

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

consequence is that this ‘language’ of signs

should be taught and learned.”36 [fig. 23, p. 82]

This means that Pfennig, unlike muse-

oriented art education, rejected spontaneous

child creation and did not place the subject

and his or her potential for free self-expression

at the centre of the teaching of art. For him,

the picture – and first and foremost the

abstract, objectless picture – and its autonomy,

structural laws and organisational principles

were the linchpin of his approach to the

teaching of art. To this extent, the “artistic

problem” acquires a prominent place in his

art-teaching approach. It is to resolve this

problem, using appropriate materials and

techniques, that is the true task which pupils

need to master in art classes. Students do not,

of course, have to rely on their own devices.

It is up to the teacher, equipped with the

necessary knowledge and experience, to

initiate and accompany them in the desired

learning process, which is represented as

the interchange between “Doing, seeing and

saying”.37 “Saying” means that students learn

a “relevant language which even establishes

communication” by dealing with aesthetic

process and objects.38 All of this shows that

Pfennig is responding to the anthropological

orientation of earlier art pedagogy, with

an orientation that follows a strict material

and subject logic. It is rationally or theoretically

based and finds its systematic place in the

context of modern art. (In passing, I would

mention that, for Pfennig, the “Modern Age”

had apparently reached fulfilment with

artistic tendencies like Art Informel, Tachism

and abstract Expressionism, for in the second

edition of his book in 1974, it is curious to

note that there is no reference to Pop Art or

other progressive trends of that time, that

were by then long since established). Pfennig

put the spotlight on problems of form, which is

particularly graphic in students work, and

ranges from systematic object-form abstraction

series to form-structures remote from the

object. This led to his concept of art education

being labelled “formal art teaching.”

The conviction that modern art was

rationally structured and therefore could

(and should) be processed and dealt with

rationally in class was shared by Gunter Otto

(1927-1999), who influenced art education like

no other person in the Germany of the last

third of the 20th century. In 1964, he published

his groundbreaking Kunst als Prozeß im

Unterricht (Art as a Process in Teaching)

[fig. 24, p. 85], and in 1969, a completely

re-edited version appeared. In 1974, he followed

these up with Didaktik der Ästhetischen

Erziehung (Didactics of Aesthetic Education),

and in 1987, Auslegen (Construction),39 which

dealt with the forms and praxis of how works

of art are received.

Otto intensified what Pfennig had

initiated, to the extent that he not only sought

to ground the subject in the logic of (modern)

art (in 1969, he included both Pop Art and

Op Art in his references), but that he also tried

to place the teaching of art on viable didactic

foundations and to reflect on very precise

pedagogical decisions to give structure to the

teaching process.40 He had the following to

say about the art of the modern age, “From

Cubism to Klee, Kandinsky, Mondrian, Picasso,

Matisse, Baumeister, Miro and so on, we are

dealing with an art that increasingly develops

from subjectivity, is autonomous, theory-

based and abstract. This has consequences for

anyone dealing with art, and in particular

for those who teach it.”41 Otto’s generalisations

regarding the object (and therefore modern

art) as subordinate to theory also required art

to be taught using a theory-based, rational

approach to aesthetic phenomena, i.e. the

rationality of the contents had to correspond

to a rational teaching method (which he saw as

most lacking in muse-oriented education). In

the 1960s – when schools were increasingly

committed to a scientific approach and indeed

considered scientific preparation to be one

of its goals for more senior pupils – art as

a school subject came up against special

legitimation problems. In comparison to

other “hard” subjects, its muse-oriented

image led it to be considered a “soft” option.

Otto sought to resolve this problem by basing

it on learning psychology, supported by what

was known as “Learning didactics” (from the

“Berlin didactics”) derived from behaviourism.

This took the form of a strictly criteria-based

teaching method geared to specific learning

goals [fig. 25, p. 85]. Accordingly, in planning for

the teaching context, the anthropological-

psychological and situational social and

cultural conditions had first to be clarified

(conditional field analysis). This would then

make it possible to reach rationally-based

decisions on the intentions, contents, methods

and media used in teaching, which soon

found its way into the discussion as the

concept “scientific art education.” This kind

of art education was characterised by placing

the focus, not the subject or student (as in

muse-oriented education), or on the picture

or aesthetic object in general (as with

Pfennig), but in the actual learning and

teaching process.

Where method was concerned and

the issue of the “teaching route.” Otto saw

“Production and Reflection as the basic

methodical figure for art education.” What

this means is a continuous inter-relationship

“of phases of production and experimentation

[...], and phases which take account of

reflection and control [...].”42 Where execution

and the practical production of aesthetic

objects is concerned, in 1974 Otto pointed

to the key role of the Transformation Principle

in his Didaktik der Ästhetischen Erziehung

(Didactics of Aesthetic Education). In the

context of the creed that art was not about

“discovery,” but that it always built on

what was already there, Pfennig defined

transformation as “changing reality with the

intention of producing a new reality.”43 In

other words, rather than an artistic principle

this was – in general – a comprehensive

principle of action. Of all the innumerable

possibilities of systematically applying the

“transformation principle” to art teaching,

Otto considered particularly appropriate

the “montage-style principle,”44 which had

substantially defined much of 20th century

art, from Cubist collages to the material

pictures of the Dadaists and the object

montage of Pop Art.

Obviously an art education based on

the criteria of learning didactics (as opposed

to education didactics) with operationalised

learning goals, also required strategies to

enable those learning goals to be monitored.

In a concluding chapter of his book Kunst als

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RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

384

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

Prozeß im Unterricht (Art as a Process in

Teaching), Otto tackles precisely this tricky

question for art as a school subject. In his

endeavours to find an “objective assessment

of achievement,”45 he comes up with a

complex statistical-quantitative ratings

procedure, which testify to a pure Geist-style

positivism, where, for instance, the shades

of green in a colour study on the subject of

“aquatic plants” is – alongside other criteria –

a way of gauging the quality of the student’s

work [fig. 26, p. 86]. It is quite clear that this kind

of rating has considerable limitations as a

way of judging aesthetic production, and

as such it comes as no surprise that it could

not ultimately be implemented in school

praxis.

Gunter Otto’s second edition of the

Kunst als Prozeß im Unterricht (Art as a

Process in Teaching) appeared in 1969. It

was the most detailed contribution ever

on modern art education, grounded equally

in art as a subject and in general education

criteria. We can consider it one of the ironies

of history that, at precisely this point, it was

totally swept away by the historical

circumstances that gave rise to yet another

new paradigm.

Visual Communication

In the late nineteen 1960s, youth protest

gathered momentum around the globe and

with it the call for total social renewal. The

year 1968 saw “Paris May” in France and

the student revolts lead by Rudi Dutschke

in Germany. Drawing on Marxist ideas and

influenced by “leftist” authors like Herbert

Marcuse, Max Horkheimer and Theodor

W. Adorno, this was not just a fundamental

analysis and critique of the status quo, but a

radical about-turn in the sense of Karl Marx’s

dictum, according to whom philosophers had

done no more than provide a variety of different

interpretations of the world, whereas the

point was to change it (Theses on Feuerbach,

1845). In the eyes of the spokespeople of

the student movement, changing the world

meant political emancipation, dismantling

authoritarian ruling structures, liberation

from a repressive apparatus, the abolition

of what Marcuse denounced as “subsidiary”

oppression, individual self-determination,

democratisation of society, overcoming class

conflict and the capitalistic economic system,

constructing an egalitarian society and

driving back positivist thought.

In the context of these developments, here

sketched only in outline, the notion of “art” as

a school subject, which had been consolidated

in the 1960s through the contributions of

Reinhard Pfennig and, in particular, Gunter

Otto, was now questioned on principle.

The main players responsible for redirecting

the subject pleaded that art as a subject should

be abolished altogether and replaced with a

new subject with new contents and the new

denomination “Visual communication.”

In 1971, the book Gegen den Kunstunterricht

(Against Art Teaching)46 by Heino R. Möller

(b. 1936) [fig. 27, p. 88] was published. In 1972

Kritik der Kunstpädagogik (Critique of Art

Education)47 by Hans Giffhorn (b. 1942)

appeared and a year earlier, in 1971 the

editor’s book Visuelle Kommunikation

(Visual Communication)48 by Hermann K.

Ehmer (b. 1929) that had provoked the initial

debate. Visual communication advocates

criticised both the social role of the fine arts

and the role of artistic praxis in schooling.

Art – it was argued – was only one part of

modern optical culture and a minute one

at that. Other visual media had long since

overtaken art and for that reason alone, to

maintain art as the linchpin of the subject

taught in schools was no longer tenable.

Moreover, art was a privilege of the rich; it

was the self expression of the “bourgeoisie,”

and it acted as an indirect method of

domination. Furthermore, it was reasoned,

“elevated” art was a commodity on the

capitalist market, which was measured in

monetary and not qualitative terms. It was

a commodity in which the vast majority of

the population were unable to participate

anyway and which was therefore irrelevant

to them. Additionally, the expansion of the

arts that had occurred so rapidly in the 1960s

(Object Art, Environment, Happening,

Fluxus, Performance), had caused classical

artistic or aesthetic criteria to lose their claim

to validity.

With regard to art as a school subject,

the Neue Wilden, or Neo-Expressionists,

criticised art education for holding to the

belief that children’s drawing should develop

according to the laws of nature. The

consequence, they believed, was to block any

attempt to promote creativity and autonomy.49

They also lamented the fixation with “good

results” in student artistic production, which

was restricted to specifically defined creative

principles, and which they criticised as

exercises in conditioning that flew in the face

of the emancipation process. Practical artistic

execution therefore lost out to theoretical

and, above all, social and communication

issues, and “elevated art” was branded

an elite phenomenon which, if at all, was

considered within the context of a social

and ideological critique. The emphasis of

art education was now to be placed on the

(visual) mass media: photography, advertising,

illustrated newspapers, film, television and

comics. These were the aspects of the subject

that were deemed socially relevant. The aim

of art teaching was not to produce pictures,

but to “enlighten” students with a “critical

awareness” through media reality and to

immunise them against a consumer society

geared towards maximising profits. An

example of this approach to the subject,

which has, in the meantime, become a classic,

is the legendary analysis of an advert for

Dornkaat (a German spirit drink), which

Hermann K. Ehmer presented in the early

1960s [fig. 28, p. 88].50

For visual communication advocates,

the focus was always on emancipatory

learning goals. Teaching of the subject (which

in official nomenclature was now partially

known as “fine art / visual communications

[fig. 29, p. 89]”) resorted to a venerable cultural

institution, namely, the museum. Whereas

in the early part of the 20th century Alfred

Lichtwark was concerned to “cultivate”

the members of the upper classes through the

contemplation of art works in museums, so

in the 1970s, the question was how to make

museums more accessible to broader groups

of the population and, in particular, to the

working class. How could museums be

387

RAINER K. WICK Key Changes in Art Education in the Modern Period

386

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

transformed from an elite to a democratic

institution and how could schools use

museums as places of learning? The result

was an unexpected upturn in museum

pedagogy, which found expression in

the publication of numerous books and

magazine articles [fig. 30, p. 89].51

Postmodern Art Pedagogy

After three different and controversial

directions in the space of just twenty years

– muse-oriented art education, rational art

teaching and visual communication – the

feeling grew in the 1970s that what art now

needed as a school subject was consolidation.

After often bitter disputes between the

advocates of the different approaches and

the hardening of dogma associated with the

emergence of visual communication, the mid-

1970s brought about greater willingness for

unity in a new subject denomination, aesthetic

education. This ultimately non-binding term

– which is a historical reference to Friedrich

Schiller’s letters On the Aesthetic Education

of Man of 1795 – is no more than a collective

name for the various endeavours to train

optical and haptic perceptive capabilities and

aesthetic value concepts, and to go beyond

any of the closed systems which had so far

emerged with claims to sole representation.

With the abdication of the “Modern Age”

and supersedence of what was known as the

Postmodern Age with its “anything goes”

motto (Paul Feyerabend), the traditional

areas of aesthetic praxis like painting,

drawing, plastic art and collage came back

with a vengeance, just as the new aesthetic

practices of photography, film, performance

art and – more recently – digital picture

production, were able to strengthen their

foothold in education.

Once again, children’s drawing attracted

the attention of educationalists, although

no longer based on the older assumptions

of developmental psychology and their

implications for teaching. Drawing was seen

as a specific form of symbolic communication,

but could also be viewed in different functional

correlations, be these in a muse/relief-

oriented, therapeutic sense, or as an

instrument with which to convey individual

experience and to help visualise personal

insights. To return to the individual as subject

had, for some time, been the concern of Gert

Selle52 (b. 1933). A number of specialists in

the issue like Selle’s student Manfred Blohm53

(b. 1954) explicitly re-incorporated the

student’s individual life story into their

considerations on art teaching. Carl-Peter

Buschkühle54 (b. 1957) [fig. 31, p. 91] postulates

an art education that is “artistic” or “close

to art,” based on the expanded concept of art

advocated by Joseph Beuys. Other authors

like Kunibert Bering55 (b. 1951) consider

the promotion of “visual literacy,” or the

ability to interpret pictures in intercultural

contexts to be central to contemporary art

pedagogy.

However, a closer look at these pluralistic

approaches would have to be the subject

of another, separate article, perhaps entitled

“Current Trends in Aesthetic Education”

– and cannot be provided here in this brief

historical overview of the development of

art education.

1. This was a requirement of the German Zollverein

from the 1860s. See Wolfgang Kemp: “... to introduce

true artistic drawing lessons everywhere“. Zeichnen und

Zeichenunterricht der Laien 1500–1870. Ein Handbuch,

Frankfurt am Main, 1979.

2. Corrado Ricci: Kinderkunst, Leipzig 1906, p. 9 ff. Italian:

L’arte dei bambini, Bologna 1887; runs “Solo le opere degli

espositori più piccoli, le quali naturalmente si trovano più

in basso, se mostrano minor tecnica e minor logica,

superano però tutte le altre nella decenza. [...] La tristezza

del giorno, del luogo e dell’anima, che mal comportava gli

epigrammi sconci e feroci di coloro che avevano lavorato

nella zona superiore, mi conciliò con l’arte ingenua dei

bambini e mi suggerì l’idea di questo studio.”

3. This states the following about the child draughtsman:

“He becomes better acquainted with the human being

through practice. / Soon he produces whole people /

and draws busily, oft and with pleasure / and portly

gentlemen. / And not only what he looks like on the outside.

/ No, he even represents the part inside. / Here the man

is on a seat / perhaps eating porridge. / He spoons it into

his mouth, / it runs and dribbles down his gullet, / and then,

slides further down, / only to appear heaped up in his little

stomach. / Here you can see more plainly than you usually

can / the inner workings of nature.”

4. James Sully: Untersuchungen über die Kindheit, Leipzig

1897, p. 355.

5. Georg Kerschensteiner: Die Entwickelung der

zeichnerischen Begabung, Munich, 1905, p. 7.

6. See other works including Jonathan Fineberg: Mit dem

Auge des Kindes. Kinderzeichnung und moderne Kunst,

Stuttgart, 1995.

7. Quoted from Reiner Hespe: Der Begriff der Freien

Kinderzeichnung in der Geschichte des Zeichen- und

Kunstunterrichts von ca. 1890–1920, Frankfurt am

Main,1985, p. 40.

8. Götze quoted by Hespe, ibid., p. 44, note 212.

9. Hermann Muthesius: Der Zeichenunterricht in den

Londoner Volksschulen, Gotha, 1900, p. 9.

10. See conference report Kunsterziehung. Ergebnisse und

Anregungen des Kunsterziehungstages in Dresden am 28.

und 29. September 1901, Leipzig, 1902.

11. Hans-Günther Richter: Geschichte der Kunstdidaktik,

Düsseldorf, 1981, p. 41.

12. Alfred Lichtwark: Übungen in der Betrachtung von

Kunstwerken, Hamburg, 1897.

13. Ibid., from 6th edition, Berlin, 1906, p. 25.

14. See Hans Prinzhorn: Bildnerei der Geisteskranken,

Berlin, 1922.

15. Wassily Kandinsky: “Über die Formfrage,” in Wassily

Kandinsky / Franz Marc (eds.): Der Baue Reiter, Munich

1912, p. 92 ff.

16. See the book published after the exhibition by Gustav

Hartlaub, Der Genius im Kinde, Breslau, 1922.

17. Ibid., p. 69.

18. Gustav Kolb: Bildhaftes Gestalten als Aufgabe der

Volkserziehung, 2 vols., Stuttgart, 1926-1927.

19. Ibid., vol. 1, p. 75.

20. Ibid., vol. 1, p. 4.

21. Ibid., vol. 2, p. 3.

22. See Rainer Wick: Bauhaus-Pädagogik, Cologne, 1982;

Rainer K. Wick: Bauhaus. Kunstschule der Moderne,

Ostfildern-Ruit, 2000.

23. See Rainer K. Wick (ed.): Hans Friedrich Geist und die

Kunst des Kindes, Kontext, vol. 5, Wuppertal, 2003.

24. Hans Friedrich Geist: “Schöpferische Erziehung.” In

Bauhaus, no. 3, 1928-1929, pp. 17-19; “Kinder über Paul Klee”

in Das Kunstblatt, no. 14, 1930, pp. 21-26; “Die neuen

Bildungsaufgaben der Volksschule” in Das neue Frankfurt,

no. 5, 1931, pp. 179-190.

25. O.K. Werckmeister: Versuche über Paul Klee, Frankfurt,

1981, p. 124.

26. Hans Friedrich Geist, quoted in Antje Middeldorf:

“Bauhaus und Kunstunterricht.” In Kind und Kunst, 2nd ed.

Berlin, 1977, p. 131.

27. Wolfgang Reiss: Die Kunsterziehung in der Weimarer

Republik. Geschichte und Ideologie, Weinheim, 1981,

p. 222.

28. Paul Schutze-Naumburg: Kunst und Rasse, 4th ed.

Munich-Berlin, 1942, pp. 114, 116 (1st ed. 1928).

388

ARTISTIC PEDAGOGIES - ART HISTORY

29. Adolf Dresler: Deutsche Kunst und entartete Kunst,

Munich 1938, quoted in Alex Diehl, Die Kunsterziehung im

Dritten Reich, Munich, 1969, p. 205.

30. Otto Haase: Musisches Leben, Hannover, 1951, p. 8.

31. Ibid., p. 23 ff.

32. Ibid., p. 35.

33. Kurt Schwerdtfeger: Bildende Kunst und Schule,

Hannover, 1953.

34. Ibid., quoted from the 7th ed., Hannover, 1970, p. 5.

35. Reinhard Pfennig: Gegenwart der Bildenden Kunst

– Erziehung zum bildnerischen Denken, Isensee 1964, 2nd ed.

1974. The quotations below refer exclusively to the 2nd edition

of 1974.

36. Ibid., p. 34.

37. Ibid., p. 151.

38. Ibid., p. 152.

39. Gunter Otto: Kunst als Prozeß im Unterricht,

Braunschweig, 1964; 2nd reworked ed. Braunschweig, 1969;

Didaktik der Ästhetischen Erziehung, Braunschweig, 1974;

with Maria Otto: Auslegen, Seelze, 1987.

40. Gunter Otto: Kunst als Prozeß im Unterricht, 2nd ed.

Braunschweig 1969, pp. 183 ff.

41. Ibid., p. 71.

42. Ibid., p. 200.

43. Otto: Didaktik der Ästhetischen Erziehung, ibid, p. 359.

44. Otto: Kunst als Prozeß im Unterricht, ibid, p. 53.

45. Ibid., p. 225.

46. Heino R. Möller: Gegen den Kunstunterricht, Ravensburg

1971.

47. Hans Giffhorn: Kritik der Kunstpädagogik, Cologne 1972.

48. Hermann K. Ehmer (Ed.): Visuelle Kommunikation,

Cologne 1971.

49. See Giffhorn, ibid., p. 30.

50. See Ehmer, ibid, pp. 162–178.

51. To name a couple, the book by Jürgen Rohmeder:

Methoden und Medien der Museumsarbeit, Cologne 1977,

and the special issue “Museum und Schule” of the

specialised journal Kunst + Unterricht, 1976.

52. See Gert Selle: Kunstpädagogik und ihr Subjekt. Entwurf

einer Praxistheorie, Oldenburg 1998, 2nd ed. 2003.

53. Manfred Blohm (ed.): Berührungen und Verflechtungen.

Biografische Spuren in ästhetischen Prozessen, Cologne,

2002.

54. Cf. Carl-Peter Buschkühle (ed.): Perspektiven

künstlerischer Bildung, Cologne 2003.

55. Kunibert Bering et al.: Kunstdidaktik, Oberhausen 2004.

389

The subject I am going to deal with is the

museum as agent of change and agent of

stability in multicultural societies. I will do

this by talking about different ethnic and

culturally-specific museums in the US. Let’s

begin by distinguishing two typologies of

museums as it follows:

The encyclopedic model: outside in

The encyclopedic museum celebrates a grand

kaleidoscope of cultures. In the United States

the encyclopedic model is traditionally an art

museum, and its perspective is usually framed

by curators from outside the many cultures

included. The net effect of the encyclopedic

museum is of a “mosaic” of aesthetic

achievements. At its best it is a grand recognition

of the world as multicultural and cosmopolitan.

The ethnic or culture-specific model: inside out

Ethnic or culture-specific museums are museums

of living communities and are dedicated

to the ongoing presentation of the achievements

and struggles of a single ethnicity or culture.

In the United States they are usually a

combination of BOTH art and material

culture museums. The perspective of this kind

of museum always comes from inside the

culture represented. Ethnic and culture-

specific museums frame their own narratives,

celebrate themselves, and prioritize their own

values. Ethnic or culture-specific museums

are always educational at their core and all

of their professional staff are educators by

definition.

History of the old model with respect

to multi-culturalism

American encyclopedic Museums can be seen

as multicultural at first glance. But that is

a fashionable word from the last quarter

century and is not really what these museums

are about.

The most expansive and successful of all

of the American encyclopedic museums,

the one that sets the standard for all of the others,

opened its doors in 1870, and is, of course,

the Metropolitan Museum of Art in New York

City. It has become, over the last almost century

Multiculturalism and the Art Museum:an Interdependent Relationship

SELMA HOLO

UNIVERSITY OF SOUTHERN CALIFORNIA, LOS ANGELES

391390

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

and a half one of the great achievements

of the East Coast, and indeed, of American

cultural life. The Met represents in its

extensive galleries civilizations from the most

ancient to the most contemporary. Maybe a

better word would be “displays” these

cultures. It is irrelevant to the Met whether

the cultures are extinct, disappearing or

ongoing. The goal has always been to gather

together and to be able to exhibit a

“heterochronic” and “heterospatial” mosaic

of the world’s arts. This ongoing effort has

aimed to be as comprehensive as posible and

of the finest artistic quality. Consequently at

the Met one can encounter, study and enjoy

artistic production at its highest levels from

all over the world. Greece and Rome; Ancient

Egypt; Babylonia; India; the indigenous and

aboriginal arts of New Guinea and Australia;

Old Master European painting; pre-Colombian

gold; the sculpture of Africa and Asia; one

could go on. The museum is dazzling. It is

a kind of multicultural paradise − in a horizontal

kind of way.

But, these collections were not given by

or informed by living communities. With

the exception of the globalized contemporary

artworks they were given to the museum or

purchased by it with the ímpetus and the

money and the choices about what was

displayed and collected coming from OUTSIDE

the cultures that were represented.

The great collections of what was once

called primitive art were gifts from the

Rockefellers; the Old Masters were left to

the museum by wealthy and generous families

such as the Lehmans. The curators who

formed its collections emerged out of the wealth

and cultivation of the United States or

Europe.The Metropolitan, the model for all

of our encyclopedic museums, was, on its most

idealistic level a way of demonstrating that

this new country was made up and energized

by peoples coming from all over the world.

That legacy mattered to the founders of the

Met because it was a demonstration, through

the public museum, considered to be a kind

of free university for the education of all citizens,

that we recognized that fact of America as

microcosm. Because people from everywhere

came to the United States and settled there

it was important that their greatest creative

accomplishments could be seen and

appreciated in New York. The creation of the

Met was, therefore, many things, but above

all it was meant to be an EDUCATION in

“cosmopolitanism” − a philosophy propounded

and defended by Princeton philosopher Anthony

Appiah. Appiah’s cosmopolitanism insists

that the highest value of civilization(s) is to

share its greatest aesthetic accomplishments

throughout the world.

But, more than a cosmopolitanism or

multiculturalism was at stake. This museum

(and museums emulating it all over the United

States, in Detroit, in Chicago, in Cleveland,

in Minneapolis) was also a display of opulent

riches − a trumpeting of the ability of the USA

to purchase samplings of the most astonishing

artistic creations from the largest posible pool

of artistic production, in effect to capture them.

And so, wealthy American tycoons − from the

Rockefellers to the Wrightsmans − bought

these most elite posible objects of art back

to America from the whole world. Even as it

showed off the ability of American wealth and

SELMA HOLO Multiculturalism and the Art Museum: an Interdependent Relationship

power to corner the market, the Met worked

to convince the world at large that the United

States wasn’t only about selfish and private

ostentation. It wanted to prove that there was,

indeed, an overriding civic institution that

meant to share what it had purchased with

everyone who entered the doors of the

Metropolitan Museum of Art. Normally

the art was purchased legally and ethically,

but sometimes, most notably when it had to

do with archaeology, objects were brought

back by what are now, increasingly, considered

dubious means. But, the museum was born

in different times. And, those times will not

come back again.

Still, the Met was not evenhandedly

multicultural. Not by any means. Significantly,

and with great impact, the Met, the epitome

of the American encyclopedic museum,

educated everyone who entered its lobby to

its way of thinking by virtue of its display

strategy. The Met impressed upon its visitors

the hierarchy that was believed to be America’s

principal heritage. The Met communicated

the pre-eminence of the heritage by which the

United States was to be guided in its identity,

its laws, its ethics, its philosophy. This

impression was made in this museum, not

as in school, with words in books, but rather

by means of the visual. The display strategy

reminded all visitors that Americans

descended predominantly from, and were,

in the mainstream, the heirs of the Western

world. To this day the visitor enters the temple

of art and, turning immediately to the left is

immersed in Ancient Greece and Rome; to

the right in the glory of Egypt. Straight ahead

is a Renaissance Spanish courtyard; the hallways

are lined with Byzantine treasures; and at the

end of the main axis is the European Middle

Ages.

Climbing the very grand staircase,

we encounter the glories of the European

painting tradition. All the rest, off the main

axis is fabulous − the New Guinean, the

Pre-Colombian, the African, the Asian. But

all the rest is, implicitly, commentary. And

that was the multiculturalism of the East

Coast!

Let’s fly now, over the vast Middle West,

extending a respectful bow to Chicago and

its fabulous Art Institute, and land on the

other coast, the West Coast, where we will

stop and visit the Met’s upstart counterpart

known as LACMA. The Los Angeles County

Museum of Art is Los Angeles’ own ambitious

encyclopedic museum. It was launched as an

exclusive art museum almost one hundred

years after the opening of the Met. A parvenue

from the perspective of the East Coast, much

collecting has been accomplished in Los

Angeles in the relatively short time of about

forty years since it broke away from the LA

County Museum of Natural History and Art,

and dedicated itself to art alone. Here, too,

as in the Met there are treasures plucked from

the whole world and given or sold to the

museum: Iran and Africa; Japan, India

and China; the European Masters; Mexico,

the ancient and the modern. And, in exactly the

same way as happened in New York these works

of art were given and purchased, largely with

the same goals as at the Metropolitan. The

works of art or the means to buy them were

afforded the museum by the emerging

aristocrats and tycoons of LA with, it should

393392

be said (as in New York) significant help from

the local government: the founders wanted

to show off the city’s wealth; to declare its

cultural maturity and respectability; to

demonstrate by their purchases and collections

as a whole that LA is a microcosm of the

world. And by doing so hailing the value

of cosmopolitanism while giving a respectful

nod to the multiculturalism of the city.

There are plans, it should be said, to alter

the display and the emphasis at LACMA to

better reflect the distinct origins and different

cultural reality of the West Coast. Within

a few years, the current director, Michael

Govan, assures, when you enter LACMA,

you will encounter first Pre-Colombian to

the left and Korean to the right. Japanese art

already has its own pavillion. The changes

are meant to distinguísh LACMA from the

Met and to reflect that LA is considered to

be a significant Latin American city and that

it lives on the Pacific Rim. It is also meant to

emphasize the notion that we are a city of NOW.

Therefore, a new museum of contemporary

art has recently opened within the museum

complex and underlines that idea of

contemporaneity. So, the idea is, through

the museum, to distinguish one encyclopedic

museum from another; one city’s potencial

for wealth and power from another by its

principal axis of influence: in the case of New

York, Europe; in the case of Los Angeles,

the Pacific Rim. And finally, to subliminally

always push (whether it is true or not) that

LA is the city of the future; New York, the city

of the past. In all cases, the money and the power

comes from outside of any of the represented

cultures.

The ideal, the great museum as

multicultural showcase, with collections and

exhibitions for all, directed from the outside

of the cultures represented served long and

well. And, obviously it needs to continue

doing what it does. It is, along with the

institutions of the library and the university,

the best means for preserving the cultural

DNA of humanity. But, something happened

in the sixties and the seventies to register the

need for different kinds of museums in our

cultural landscape in the United States. It

happened in New York and it happened in

Los Angeles and it happened all over the US.

What was it that occurred? What happened

was that the people who were displayed in

the museums began to rebel. They wanted

to decide how they were represented. They

wanted to tell the story, collect the art, frame

the narrative, determine the nature of their

influence from the INSIDE.

So, the Met, responding to a demand

that it be more multicultural (this may be

when the word multicultural gained currency)

and to tell “other” stories, put up a major

exhibition of the Harlem Renaissance. They

inaugurated this show in the late sixties.

Although the subject matter was different

than its normal exhibitions, the Met followed

all of its old patterns − and had it curated

from OUTSIDE the African American

community. After the opening all Hell broke

loose; the Met’s world turned upside down

with the rage that emerged from INSIDE

the African-American community. It was in the

zeitgeist, it was the full blown sixties.

The rage at the Met more or less coincided

with the birth of the Studio Museum of

Harlem in 1968. The Studio Museum in Harlem

was the first museum in the U.S. devoted to

the contemporary art of African-Americans.

It was birthed from the inside; that is, it was

curated by people from within the culture.

The Studio Museum of Harlem was soon

followed by the Museo del Barrio wherein

the Puerto Rican and Caribean cultures of

New York insisted on telling their own stories

THEMSELVES.

A new model was born. That model swept

the United States and was replicated, in various

forms, in museum after museum. It took

special root in Los Angeles in alternative

institutions − actually they were more art centers

with gallery spaces than actual museums.

In LA this came to pass in the early seventies,

where culture after culture clamored to tell

their own stories and to get out from under

the big roof of the Encyclopedic Museum

− especially at first, in these alternative spaces,

reflecting the Latino / Hispanic / Chicano

experiences.

Important to this understanding of why

the old idea of the encyclopedic museum is an

aging model is the normative reality that most

of the things given and or on display in those

museums were gifts of the rich and powerful.

They were chosen by the establishment; the

narratives were structured by them; the values

the collections or shows had were determined

by them. They were made by outsiders to the

communities that the objects represented; and

they were put into the storyline the museum

needed them help tell. They were never tales

told by the insiders themselves. They were

never grass roots initiatives. And, it should be

noted that, given our tax structure in the US

there always came a time in the life of our cities

when it behooved the rich and the powerful

to donate their own collection to their museums

− when they would actually be able to make

money off of these donations, or at least better

preserve their wealth.

The fact is that, even if it were still the

desired model, the old model cannot be

repeated today from scratch. The works are

too expensive to buy in quantity and,

furthermore, are not available; the mores

and laws have so changed that most of the

works that represent the most cosmopolitan

ideal would be imposible to export or to

import given new ways of understanding

cultural patrimony. Our time of globalization

has only increased the awareness of localities

that they must preserve their own heritage

or lose it in the great maw. The imposing old

model, is now set in its character. It is mostly

a completed adventure − it will continue,

with gaps to be filled in and strengths, and

directions to change, but it’s purpose will be

to emphasize and lessons to teach the lessons

we have established of the encyclopedic museum.

But, now, the new universe of museums

that has been forming is an explosion of

examples of the new model − and demands

an entirely different set of assumptions. This

is the model I would like to discuss today.

Ethnic specific and culture-specific museums

For the last thirty years, the ethnic or culture-

specific museums have been multiplying like

topsy in America. I want to talk now about

the emergence and the strengthening of

that new model. The ethnic-specific or the

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE SELMA HOLO Multiculturalism and the Art Museum: an Interdependent Relationship

395394

cultural-specific model is, it should be said,

based on a completely different notion than

the old mosaic or what we call now the

multicultural model − where each encyclopedic

museum has galleries dedicated to representing

the best of the “other” cultures whose stories they

tell. Rather than the presentation of the museum

as a world in microcosm, made up of a mosaic

of cultures, the new model claims that the

particular ethnicity or culture is the center

of its own universe and it assumes the

responsibility for telling you, the visitor, what

it will pass on. It emanates from the INSIDE; it

is the voice of the people themselves. I would

like to discuss only one of the principal types

of that model here. There are, it needs to be

stressed, many other variations on this museum

model, but I will highlight this special one,

and that is the Hyphenated American

museums.

America is lucky to have its share of what

I call Hyphenated-American museums.

Hyphenated Americans are Americans who

still cling to their original identities even as

they embrace America − and as America

embraces them. The embrace, though, is only

truly tight and reciprocal in this new type

of museum when collective America feels that

the American side of the equation is at least

as equally weighted as the ethnic side. So,

Hyphenated Americans have always existed:

for example, Greek Americans and Italian

Americans. We see the evidence of that in

their food: the baklava and pasta that

permeated the United States. As I mentioned

we saw the evidence of their positive influence

every time we entered the Metropolitan

museum. Greeks and Italians have, it becomes

clear, no need for ethnic-specific museums.

They are the ethnicity that powerful

mainstream America has long claimed as its

foundational culture − along with all of the

countries in Europe that greet you with their

art at the top of the Met’s grand staircase.

But the museum side of the “other”

American experiences began in earnest, as

a kind of movement, in New York at the end

of the sixties and the early seventies when

the whole world seemed to be in revolution.

In all cases these museums came out of dynamic

living communities; they are not museums

of historical relics. They do not represent

disappeared cultures.

I will present here, three especially

successful such museums in California; a new

and daring one in Dearborn Michigan; and

finally I will mention an odd situation about

museums of the Latino or Hispanic experience

in the United States.

Before I want to point out the characteristics

that seem to identify all of the museums that

have been extremely successful. They are

remarkably consistent in displaying these

characteristics... In all cases,

— They identify themselves as American

museums.

— They have a unified, coherent and

agreed upon clear narrative, framed

from the INSIDE to transmit to their

audience.

— They have had UNIQUE struggles and

challenges in White Anglo Saxon America

that they had or are overcoming.

— They are dedicated to spreading greater

understanding of themselves to the

outside world.

— They want to keep their histories alive

for their children who are (they both fear

and celebrate) being absorbed into the

larger American experience.

— They want also to be known for their

achievements.

— They have a strong desire to be both

particularistic and universalistic.

— They have significant collections or the

potential to get them donated or purchased.

— They are most often combined history

museums, art museums and cultural

centres. They are always safe gathering

places.

— They collaborate with other hyphenated

American museums − on their own terms.

— They can call upon political and financial

help from the Federal and State

governments, and/or from corporations

from OUTSIDE their communities.

— They have received significant help

(money and contributions of works) from

INSIDE their own ethnicity and culture.

— They are ongoing, dynamic and living

communities that have re-rooted in the

United States.

Four successful models

Let me briefly discuss the four successful

museums of this model. Firstly I will talk

about the Skirball Cultural Center and

Museum of the American Jewish Experience.

It fits all of the criteria for the successful ethnic

and culture-specific museum. Looking at their

self-description, the Skirball Museum insists

that it is an American Museum and it does

have a coherent and clear story line that it

wants to transmit to both their inside audience

and to the outside audience as well. In the case

of the Skirball the unified story is America as

“refuge” − of America as place of aspiration

for all who came there − The Skirball’s is an

optimistic story. It is inspired by the parallels

between Jewish values and American

democratic principles.

The Skirball’s programs, exhibitions,

and curricula, exist in a communal symbiosis

with other cultures. They are inclusive even

when they are describing a particularistic

history and objects particular to the culture

and religion. The Skirball collaborates

constantly with other hyphenated American

museums [fig. 1, p. 108].

In their long history, the point is made

throughout the museum, Jews have never

existed in a vacuum but in the uniquely

hospitable climate of the United States, Jewish

life has flourished. The parellel is made

to Spain in the era of conviviencia. Above

all, the museum is dedicated to spreading

understanding and ecumenism among its

visitors. It constantly emphasizes that it is

a safe place for all peoples to be together.

Notably, although Jews have had special

struggles in White Anglo Saxon America,

very little space is given to Anti-Semitism

or even to the Holocaust. This is a museum

about optimism, less about the struggle than

about the successes and about the

achievements that have been possible for

Jews in the US. Such success range from

Einstein exhibitions to the current exhibition

about Bob Dylan.

The Skirball reflects Jewish desire to keep

the memory of becoming American alive for

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE SELMA HOLO Multiculturalism and the Art Museum: an Interdependent Relationship

397396

their children who are, inevitably, being

absorbed into the larger American experience.

It is a collecting institution and frames its

story through the objects it collects, displays

preserves and interprets.

Thinking about the characteristics of success,

The Skirball has developed a significant

political voice within the US so as to have

received significant support from the

government. Federal and State governments.

Everyone of the successful ethnic specific

museums has gotten important grants to

help them get started and to continue from

the larger world as well as from their own.

A second example I would like to mention

is The Japanese American National Museum,

known as JANAM. JANAM, is also adamantly

an American museum. Like the Skirball, it

has a coherent and unified clear story line that

it works to transmit to its inside audience and

that it wants to transmit to the outside audience

as well. Unlike the Skirball, the core story that

JANAM wants to communicate is the most

painful part of its history in the United States.

In the case of the Japanese American

National Museum it is the story of “camp.”

This is absolute core − The Japanese

American Museum wants to memorialize the

concentrations camp period in which, during

world War II their property and money was

confiscated and they were transported to

concentration camps [fig. 2, p. 108].

Japanese Americans had special struggles

in White Anglo Saxon America. They want

that struggle to be known by their own people

and the outside world and want to frame the

story themselves. They want to foster greater

understanding about their humanity and

about its violation in their case. They want to

use the museum to educate and to herald

America’s ethnic diversity so that their

difference cannot be used against them and

others again. It is a kind of a defense against

a repetition of that sordid part of American

history.

JANAM wants to keep its people’s histories

alive for their children who are, inevitably, being

absorbed into the larger American experience.

Intermarriage is almost completely taking

over the community and they are afraid that,

without the museum, they will lose their history.

However, JANAM is not just a “victim”

museum. It is a celebration of Japanese

American culture and uses the arts, too, as

a way to celebrate those achievements. Like

the Skirball it is a combination history, material

culture and art museum.

JANAM want also to expose its significant

achievements and its dynamic life in

contemporary America − and a strong new

arts initiative has become one of their chief

vehicles for getting that message across.

Great artists, most notably Isamu

Noguchi, receive beautiful exhibitions at

JANAM. So are younger more contemporary

artists given a chance to show at the museum.

JANAM has significant collections around

which they can tell their story. It collaborates

with other Hyphenated American museums,

most notably in a program called Finding

Family Stories. It is a big cultural center,

gathering place, a safe and secure place and

for the community.

The political voice of JANAM is important

to bring out here, as that voice has helped it

raise the money from the government for its

museum. Two points: First, after years of

lobbying the Japanese community received

an apology from the United States. That came

with restitution money from the OUTSIDE

and was given back to the museum from

members of the community for the building

of the museum. With other grants from the

OUTSIDE, from private non-Japanese

Foundations, the museum broadened its

activities in the presentation and preservation

of Japanese American art. And finally, money

has come from INSIDE the community itself,

from the Japan Foundation and from many

private individuals.

And, just to ward off any idea that these

are isolationist museums, JANAM has recently

created the National Center for the Preservation

of Democracy. This is to use the community’s

particular situation to inspire and educate all

people to live by democratic principles. JANAM

understands itself as one way of improving

America, through the prism of a museum, so

what happened to them will not happen again

to any ethnicity or culture again in the US.

Among these new museums the

California African American Museum is one

of those that stands out. CAAM began with a

coherent, unified and clear story line from the

African American Perspective − the core was

the history of slavery in the United States and

then of the Civil Rights Movement. But, that

story line is now growing to include other

examples of the larger Black experience: It

has evolved to include Africans who have

migrated to US recently and do not share the

history of slavery or the Civil rights narrative

but do share a racial reality and a perspective

that is special to the largest possible Black

story. One of the big challenges of the African-

American Museum now is to build a larger

racial perspective on Black material and

creative life in the world at large [fig. 3, p. 108].

AFRO-AM functions in much the same

way as the Skirball and JANAM, in its balance

of inclusivity and particularity; of presenting

struggle and achievement so I will not review

the principles that guide these very successful

museums.

There is a difference though that is always

brought up about other hyphenated American

museums and the Afro American. And that

is that all the other ethnicities and cultures

celebrated in those museums came voluntarily

and looking for refuge or opportunity. African

Americans did not come willingly. The

founding reason for the importance of their

culturally specific institutions, and especially

of the California African American Museum,

was to discover the history of the people who

became Black Americans in California. It

allowed them, in a way not possible in any

other American institution for them to

embrace the totality of who they are. To

celebrate their own perspective and then

to share it and to show that they also share in

the ever growing arena of the larger culture

in which they are struggling and flourishing.

CAAM has been able to develop a political

voice which allowed it to gain financial support

from the Federal and State governments.

Unlike either the Skirball or JANAM, CAAM

is a State museum, supported by State money.

Like both of them, it is a collecting institution

and collects everything from old kitchen items

to high art − according to their own narrative.

The staff − indeed all educators at heart −

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE SELMA HOLO Multiculturalism and the Art Museum: an Interdependent Relationship

399398

point out all the time that in their culture, art

and history are not separate from each other.

They are linked. The exhibitions all need to

be grounded in their own perspective. And,

that perspective is changing, becoming more

hybridized, larger and more globalized.

And finally it is essential to refer to

The Arab American Museum in Dearborn

Michigan. Differing from the above mentioned

museums, this is a museum not in California,

but in Michigan that has taken on this

challenge, very recently, in an extraordinary

way: The Arab American Museum, opened

in May, 2005 [fig. 4, p. 108].

The Arab American Museum has had

special struggles in White Anglo Saxon

America. Until 9 /11, these struggles many

have been somewhat ordinary struggles in

the United States (remembering that by far the

most Arabs in US are Christian Arabs) but

after September 11 everything changed for them.

With the level of hostility and suspicion so

high, it was perceived that Arab Americans,

like so many immigrant groups before them,

might be able to spread understanding and

defend their essential and shared humanity

through the vehicle of a museum of their own.

As Ambassador Bader Omar Al-Dafa

from Qatar said at the inauguration: “After

September 11, which was a horrible occasion,

the media here played a negative role in

portraying Arabs and Muslims and relating

them to terrorism. Yes there are some, those

who committed this horrible act. But those

are few. They do not represent the whole of

the Arab and Islamic community all over the

world. I think part of the message of this

Museum is really to give the American people,

especially the younger generation, a different

picture about the achievements of Arab

Americans − in politics, sports, entertainment,

business and art.”

This museum is modeled very closely on

the other museums we have already discussed.

The permanent exhibition, like the other

museums of this type is presented in sections

such a as “Coming to America,” “Living in

America,” “Making an Impact” − just as they

are. The temporary exhibitions celebrate

artists and great achievers in the Arab

American environment. And, as always,

the museum struggles to maintain a healthy

balance between victimhood and successes −

between a bad past and a good future. Like

the others, it is also art centre; cultural centre;

gathering place; safe place. As all of the others,

this museum is basically a public place created

by insiders and made for insiders and outsiders

alike to demonstrate the humanity of the Arab

American in the light of the shared immigrant

experience: As they say in their own mission:

The Museum brings to light the shared

experiences of immigrants and ethnic groups,

paying tribute to the diversity of our nation.

As the other museums have, the Arab

American Museum has been able to develop

an economic and a political voice that allowed

it to gain economic support from, in this case,

major corporations. Being in the state of

Michigan it is the auto makers that have

given a lot of money to the museum. And,

contrary to received opinion the Federal

government helps support this museum as

it does with all of the others simply by the

system of tax relief for those who give to this

museum.

And, like the other museums of its type,

in order to succeed it also had to receive

significant help (money and contributions of

works) from their own ethnicity and culture

− and, so it has, from local Arab Americans

and from the Arab world at large.

In conclusion

Numerous other museum of this type, such

as the Chinese American Museum and the

Korean American Museum exist in the United

States. There is, however, as of this lecture in

2008, no major hyphenated Latino museum

featuring artists of Latin American descent

living and working in California. (There is

a Latin American museum called MOLA but

that is different – that is dedicated to art made

by artists living in Venezuela and Guatemala

and Mexico and throughout Latin America)

But, there is no museum of the American

experience shared by Mexicans, Guatemalans,

El Salvadorans, Colombians, etc. in Los

Angeles − itself one of the world’s largest

Spanish speaking cities. There are many

reasons for this gap, but the most notable is,

the lack of a coherent, agreed-upon unified

story about that experience of coming to and

settling in the United States. All of the other

characteristics we have discussed exist in these

communities, including the access to money,

but without a unified story it just has not yet

come into being. So far, the communities of

Mexicans, Guatemalans, El Salvadorans have

had to content themselves with alternative

spaces that grew up in the 1960s − the Plaza

de la Raza and Self-Help Graphics (currently

defunct) and the many whole and partial projects

and promises to build such a museum that

have long been in the air and subsequently

dissipated.

A final word about an outsider

encyclopedic museum that is trying to do

an insider show. LACMA just opened a brave

new exhibition, within its encyclopedic

purview, called Phantom Sightings.

This, the first Chicano exhibition at LACMA

in decades, is described by the museum as

post-Chicano − representative of a new

generation that operates outside of either a

social movement, or an identifiable ethnicity

or culture. It does so, according to its insider

curator, within the intensified white noise of

global media and a multifacial, multilinguistic

urban street culture. This exhibition may

signal, one never knows, the end of the wave

of ethnic and culture-specific museums that

I have been describing and the beginning of

museums and exhibitions that display hybrid

ethicities, hybrid cultures, and the rise of the

global nomad whose home is a paradox

without borders, “sin fronteras.” These

exhibitions will be mostly representative

of the moment; the people they represent will

be those whose hearts are in a constant state of

shattering and recomposition. A new model

of a museum within a museum might be in

the making again. We’ll wait and see.

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE SELMA HOLO Multiculturalism and the Art Museum: an Interdependent Relationship

401400

Superlatives befit The Metropolitan Museum

of Art, with its imposing neo-classical façade

and great front steps on Fifth Avenue. It is

huge, attracting some 4.5 million visitors

annually from every corner of the globe. With

an encyclopedic collection of more than 2 million

works of art that spans more than five thousand

years of world history and culture, from

ancient times to the present, the Metropolitan

is the largest art museum in the United States.

Museum educators at the Met wear many

hats. While we may have areas of the collections

in which we specialize (e.g. my own

background is in Pre-Columbian Art),

we must also be generalists, able to talk about

many aspects of the collection and changing

exhibitions, from ancient Egyptian statuary

to the monochromatic paintings by Jasper

Johns currently on view. At the Metropolitan

we plan, develop, and offer a vast array of art

programs for visitors, young and old; we offer

scholarly lectures for informed visitors as

well as a range of activities and experiences

for first-time visitors; we present art-related

events in the Museum’s galleries and new

teaching spaces, as well as throughout New

York City and beyond.

While the Metropolitan’s vast scale and

collection are unique, the issues facing

museum educators are not. As art museum

educators, there is a myriad of questions we

ask ourselves as we prepare for the all-

important encounter. It is that moment, when

we bring audiences and works of art together

into a rich dialogue, which is most precious to

us. Who are the program participants? What

are their expectations? Which work or works

of art do we choose for the discussion? How

do we engage new audiences? How do we

challenge seasoned audiences to experience art

in new ways and thus enter into a rewarding

dialogue with the works of art and each

other? As museum educators, we continuously

study to deepen our knowledge about art.

We familiarize ourselves with the art; we

further prepare by placing the work of art

and the artist in a cultural and historical

context with the goal of creating a bridge

between it and the viewing public. However,

without prior consideration of the audience’s

What Do We Talk about in the Dialogue with Art?

AMY SILVA

THE METROPOLITAN MUSEUM OF ART, NEW YORK

interests and needs, even the most stunning

piece can be rendered inaccessible.

This lesson I learned many years ago, as

I prepared for my very first public teaching

experience in the galleries of the Metropolitan.

I was to speak on the 18th-century Puerto

Rican painter, José Campeche, whom I had

never heard of prior to working on the

exhibition. For months, I read and absorbed

everything I could find on the artist; I even

visited the island of Puerto Rico, in order to

place Campeche and his work in a cultural

and historical context. I then became distraught;

the notion of giving a gallery talk at the

Metropolitan was terrifying. I thought

about all those educators who were so

knowledgeable and poised, and I had to prove

myself one of them. The next day, I took a

deep breath and went on to meet the audience,

members of the adult public who had come

to the Museum specifically for the talk on

José Campeche. I expertly recited everything

I had learned, moving from painting to

painting, playing the role of the perfect art

historian. I had become a veritable object

label. Thinking back, I wonder how much

I really looked at those paintings. During my

talk, I noticed an elegantly dressed woman in

the group, eagerly listening to my every word.

I recognized her. It was Josie, Education’s

housekeeper, who had come to the Museum

on her day off. I was glad to see her. I returned

to my office to find she had filled it with

flowers and balloons. My colleagues, who had

been giving gallery talks for years, did not

understand, as they had never been so praised.

However, I understood. Josie taught me a

valuable and lasting lesson. She made me

realize that my work in museum education

was not about me; my role was to make the art

hers. I was to be a conduit, a builder of bridges

between audiences and works of art, a

personal goal I have aimed for ever since.

A lot has changed in museum education

over the last twenty years, and a lot has

remained the same, especially the challenge

of presenting directly in the museum’s

galleries and engaging the public. Museum

educators still form part of the equation, that

imaginary triangle with the work of art at one

point, the visitor at another and the educator

at the third. Some speakers may unwittingly

eclipse the work of art by standing in front

of it or by becoming the center of attention.

Others, while standing to the side, simply

replace the object label or they recite all they

know, without actively engaging the group in

a discussion. Yet others become a part of the

audience; they may choose to walk around

and amid the group, inviting and directing

their audience to examine the work, thereby

allowing and encouraging the dialogue to

unfold. Obviously, the style you choose is quite

personal, but it also depends on the nature

of the event and on the size and nature of

the audience to whom you are talking. Ideally,

we continue to strive for a balance between

looking, learning how to see, and talking

about art; we continue to strive for a balance

between providing our audiences with

accurate and useful information while

allowing them to ponder, conjecture, interpret,

and add meaning to the work, making the

experience relevant, making the art their own.

Teaching within a large encyclopedic

museum, such as the Metropolitan, requires

403

AMY SILVA What Do We Talk about in the Dialogue with Art?

402

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

a specialized pedagogy; one that involves

working with original works of art and

diverse audiences. It also requires a level of

confidence and the need to be flexible and

adaptable, especially when sharing gallery

spaces with other groups. While we recognize

that the Museum’s vast collection can take

years to learn, we also appreciate the

tremendous opportunities it affords us. Our

talks and programs are not scripted; thus, we

have a lot freedom to choose works that meet

the interest and needs of our visitors, as we

connect them with art from yesterday and art

from today, vicariously crossing the globe.

Today, when it seems we are constantly

bombarded with visual information on the

television, on our computers, while riding

the bus, everywhere, the museum can be a

sanctuary; one where you can be in some

control of the art you choose to look at and

how you spend your time looking at it, seeing

it and experiencing it. We are so accustomed

to imagery coming at us so quickly, that it is

often difficult for museum visitors to slow

down and fully take in a few or even a single

work of art. Many visitors are in the habit of

hastily glancing at most everything as they

walk through our galleries. “... often standing

in front of a work, even one they like, for a

mere half minute before moving on,”

according to David N. Perkins, of Harvard

Project Zero.1 This would be fine, he says, if

they were “deciding on what to look at longer.

Unfortunately, most viewers do not get

around to any of the looking longer.”2

It is, therefore, the role of the museum

educator to teach our audiences how to hold

back the urge to rush through an exhibition or

gallery and to get more out of seeing less. As

we engage audiences in a dialogue about art,

we also model appropriate behaviors; ones that

can make their museum visit more fulfilling.

We model how to approach and better

appreciate art by focusing on fewer works of

art. We arm visitors with tools, such as a visual

and descriptive language; we teach them how

to look closely and critically, further

developing their visual literacy skills; and

we guide their experiences so they may directly

engage with works of art independent of us.

This is especially true of our work with young

adult learners and first-time visitors, whom

we hope will become repeat visitors to our

institutions.

Preparing for the encounter: What is art?

When we consider that art museums are

a relatively recent phenomenon in human

history, developing out of European curiosity

cabinets, we must concede to the fact that

the vast majority of works in museum

collections were not labeled “art” by their

makers. Works from antiquity, for instance,

are viewed out of context, as are works from

around the world, especially those created

for use in religious and other functions. In

some cases, objects are discarded or returned

to nature by their practitioners at the

conclusion of a specific ritual or ceremony, as

with the Asmat Bis Poles from New Guinea,

which were made specifically for funerary

feasts3 and not for a museum setting. In our

dialogue about these works, which now stand

majestically in our new Oceanic Galleries, we

must also allow them to function as windows,

magic mirrors as it were, into bygone worlds

or into cultures that are completely unknown

to us. Works of art have the power to do this, to

transport us to another place and time, and

to communicate their purpose and perhaps

shed light on some of their hidden meaning,

provided we are so predisposed. In that way,

we can begin to appreciate works of art, the

cultures from which they hail, and their

particular sense of beauty and aesthetics.

There are those, however, who maintain

that one cannot learn about art in museums.

In her essay, “Things,” Esther Pasztory,

professor of Pre-Columbian Art History and

Archaeology at Columbia University, puts

forth an interesting argument on what is art

and what is not art.4 She challenges us to

redefine “art,” and to consider the concept of

“thing” instead, though she readily admits that

the word thing is inadequate as well. She

writes, “There are no art things...There are

only communicative things.”5 Her argument

has some merit. After all, do not all “art

things” communicate something? Besides,

who is sanctioned to designate the term art

to an object, the maker, the collector, the

museum curator, or the museum visitor and

beholder? How many people do you know

who would consider the Asmat Bis poles to

be not art, regardless of the creative genius

that carved these stacked ancestral figures

out of the roots of a mangrove tree?6

Pasztory goes on to say, “I find

contemporary art in the museum the saddest–

having no place to go to but this tomb of the

past, to be contemplated like a broken

Assyrian statue, they are embalmed while

they are still living.”7 We will return to the art

of the Ancient Near East later; meanwhile,

Pasztory poses a big challenge for us. How

are we, in our role as museum educators,

to make the dialogue with art relevant?

How do we ensure that objects do not “die”

once they enter museum collections?

Adult Programs

Let us consider some of the varied approaches

and teaching strategies that have proven

effective with our diverse audiences. In

addition to a wide range of programs for

school-aged children, the Metropolitan offers

a great many opportunities for adult learners

and visitors in general. Our gallery talk

program, for instance, is very attractive to

repeat visitors, many of whom come regularly

to follow specific speakers, regardless of the

subject. Museum educators, curators, and

independent art historians present these public

talks, which can draw huge crowds, at times

swelling to 100 or so participants for our more

popular shows. We also have an impressive

range of guided tours presented in English

and nine other languages, accommodating the

needs of our international visitors. These tours

provide visitors with highlights of the

collection and are more general in scope than the

gallery talk program. For the purpose of

the topic at hand, we will touch upon some

of our adult programs that foster dialogue

among the participants. We typically organize

classes, workshops, scholars’ days, and other

events, in small group settings, which differ

vastly from conventional lectures and gallery

talks; albeit, the most effective educators I

know can capture an auditorium full in a

405404

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE AMY SILVA What Do We Talk about in the Dialogue with Art?

dialogue. We will also consider the approaches

of Community and Workplace Programs, a

long-standing initiative on the part of the

Metropolitan that reaches out to adult audiences,

especially those who are new to the Museum.

The art critic Kenneth Clark tells us, “Art

is not a lollipop... the meaning of a great work

of art, or the little of it that we can understand,

must be related to our own life in such a way

as to increase our energy of spirit. [...] Looking

at pictures requires active participation and, in

the early stages a certain amount of discipline.”8

Hence, we enter into the open dialogue where

we challenge seasoned audiences to experience

art in new and rewarding ways.

Last fall, during our major exhibition,

The Age of Rembrandt: Dutch Paintings in The

Metropolitan Museum of Art, we invited a small

group of no more than thirteen museum

educators for a scholars’ day. Our goal was

to bring together educators from various

institutions with strong collections of Dutch

art; we wanted to create a special day of

private viewing for them; one in which we

could involve them in a discussion and close

examination of the paintings.

Led by our renowned educator, Rika

Burnham,9 we first explored the galleries on

our own and then spent the rest of the

morning engaging with and talking about

Rembrandt’s self-portrait of 1660 [fig. 1, p. 120].

Our time with Rembrandt was intimate. We

looked at the painting; then we looked longer

as we indulged in five minutes or more of

quiet contemplation and exploration. This

silence may seem awkward at first, but it was

a key part of the exercise. When the silence

was broken, we talked about his use of light

and shadow, about the generally dark colors

of his palette, the touch of red of his under

shirt and the texture of his robe. We focused

on his expression; that of an aging man with

wispy gray hair (though he is only fifty-four),

wrinkled forehead, furrowed brows, and

pursed lips, and so on. We talked about how

he does not flatter himself; rather, he presents

himself to us in a resigned sort of way, as if

to say, “Here I am. This is who I am, an artist,

nothing more.” After a while, we stepped

away to compare this painting to another.

Changing our position was another important

part of the exercise, as it gave us a different

perspective into the painting and into the

artist’s style. When we returned, we talked

about the social milieu in which Rembrandt

lived and worked, about his successes and

failures, and his status today as a Great Master.

There were no right or wrong observations;

instead, the participants volunteered their

responses to this self-portrait in an open,

free-flowing, and informal manner.

The curator, Walter Liedke, who had

been with us all morning, then walked us

through the entire exhibition; he focused on

how and when the paintings were acquired,

reiterating the premise of the show. This

walk-through had the added benefit of

enabling us to place Rembrandt in the broader

context of his contemporaries. Afterwards, he

commented on how surprised he was at how

much the group enjoyed and benefited from

spending time in front of the single painting,

simply looking at and talking about it. On this

particular occasion, the approach of the

educator and curator could not have been

more different; yet, each approach was valid,

each arrived at a different conclusion. Regardless

as to how well we thought we knew Rembrandt

and his portrait, each of us entered into a

different relationship with it that morning.

In March, we held another scholar’s day

for our current exhibition, Poussin and Nature:

Arcadian Visions. This time, we invited some

forty art historians and graduate students

from across the United States and Europe

to come together to examine and talk about

landscape paintings by the 16th-century French

master Nicolas Poussin (1594-1665). During

the course of the morning, led by the curator,

impromptu, open, and stimulating discussions

ensued; scholars challenged each other’s

preconceptions, as they examined one painting

then another. Were his early pastorals his

invention? Or were these lyrical paintings

and drawings in direct response to Titian and

the Venetian school? What do the under

drawings tell us? Again, there were no right

or wrong answers; rather, it was art history

in the making as museum curators,

conservators, directors, and educators along

with professors of art history and their

students questioned old ideas and spewed

forth new ones. The paintings became more

relevant and more alive, as they became the

focus of the debates. The role of the educator

in this serious yet exciting dialogue was to

support the event; to set the stage; to sit back,

and allow the exchange to happen; a

challenge, perhaps, for those who like being

in the center.

As is our custom, (we typically host

some five or six Scholar’s Days per year)

we held both events on Mondays when we

close the Museum to the public; we targeted

a well-informed and specialized audience; and

we began each day with individual viewing

in the galleries. Similarly, we also conduct staff

development training sessions for teachers and

for our volunteer docents and summer college

interns; to help them be more comfortable

in their role as discussion leaders. Fascinating

as the dialogues may be, we realize that we are

engaging and “preaching to the converted”

on these occasions.

Community and Workplace Programs

For years, my most meaningful work has

been with Community and Workplace Programs.

Everyday, representatives of the Museum

travel to sites throughout New York City

and beyond as a first step toward introducing

people to the collections and exhibitions.

In addition to educators, our talent pool

includes Museum-trained volunteers, art

historians, and artists. We bring art-related

events to groups of adults in local libraries,

colleges, community centers, clubhouses,

museums, and places of work. We think

of these events as appetizers; groups may

choose from a vast menu of topics or they may

request one to be created for them. Programs

take the form of illustrated lectures,

discussions, and artist-led workshops, or a

combination thereof; we place works of art

in a given framework, theme and/or context

to help move the discussion along. These

discussions prepare participants for their visit

to the galleries where they will explore the

objects further.

A good portion of these outreach and

pre-visit programs serve audiences that may

407

not otherwise visit the Museum. Some may

be unfamiliar with experiencing art in a

structured setting; some are insecure and may

not be inclined to visit museums on their own.

In addition to serving groups in the comfort

of their own neighborhoods, entire programs

can now take place in the new Ruth and

Harold D. Uris Center for Education in

combination with guided tours in the galleries.

Through all of these outreach efforts, we,

in effect, help build new audiences as we bring

people and great works of art together.

How we approach the work of art will

very much depend on the nature of the

audience. We design each event for a specific

group of adults who share a common

background, interest, or need. The groups

we work with generally include people from

across the socio-economic strata; with diverse

cultural, ethnic, and religious backgrounds;

and represent a wide range of educational

levels. Groups typically consist of recent

immigrants who are learning English as a

Second Language, young adults in Basic

Education Programs (GED/ESL), older adults

and retirees, and groups of employees. We

also serve special interest groups, such as art

clubs, garden clubs, and writing groups.

Individuals with disabilities and/or special

needs may form part of any group.

There are many ways to enter into a fruitful

dialogue about art, as is shown in the radial

chart [fig. 2]. Regardless of your preferred

style; be it an inquiry-based approach, the

Socratic Method, direct lecturing, or a

combination thereof; invite your audience

to feast on the art first, to consider the work,

and to respond to it. While we may be

tempted to recite all we have ever read or

heard about a particular artist, as I did with

Campeche, it is probably better not to simply

replace the label. We should allow audience

members to make their own discoveries. Our

ultimate goal is to teach our visitors how to

prolong their personal viewing pleasure and

get more out of their engagement with a work

of art on their own or with their families,

friends, and colleagues.

Let us say we are taking an armchair

highlights tour of the Museum, focusing on

the theme of “Color and Shape” or “The Art

of Dress.” By the use of reproductions, we

could bring together works that are usually

far apart in the Museum. We may begin our

exploration by looking at very different objects

and paintings from across the Museum’s

collections and exhibitions, such as this very

colorful feathered headdress from the Wari /

Moche cultures of ancient Peru. We may

406

Direct

Observation

Provenance Description

Cultural

and

Historical

Context

Compare

and

Contrast

Work of Art

Personal

History/

Biography

Visual

Analysis

Period/

Style

Fig. 2

decide to compare it with Van Gogh’s painting,

L’Arlisienne, and perhaps with this Piet

Mondrian-inspired dress by Yves St. Laurent.

How is each artist using color? How do the

systems of lines and outlines relate to each

other? What materials is the artist using?

What are their textures like? What do the

objects tell us about their wearers? What

does the painting tell us about the sitter?

And so on. By comparing and contrasting,

our audience members will be better able to

appreciate any one of these works back in

the galleries.

We may begin by having members of the

group clearly describe what they see. Direct

observation coupled with a verbal description

is particularly helpful; it allows everyone to

focus on the art; and can further enhance the

experience for those who cannot see well.

Think about various elements of the work

of art; think about the use of color, line, shape,

texture, and space. We should be prepared

to talk about composition and the manner in

which the work is organized; however, in a

dialogue, we should allow the observations

to come from the group. While we may enter

into a more formal visual analysis of the work,

let us beware of over analyzing, lest we

“murder” the work, especially in a “dry and

unsatisfying” manner.10

Following these types of discussions,

practicing artists often lead young adults in

hands-on art workshops, further reinforcing

some of the concepts discussed while viewing

the works of art. They may create collages,

learn about mixing colors, or experiment with

a variety of other art making techniques. These

hands-on activities also allow participants to

consider some of the thought processes and

decisions that go into making art.

For groups that are more experienced

with talking about art, on the other hand,

we may wish to engage in a more art historical

approach. In addition to direct observation

and visual analysis, we might consider the

individual artist’s background and style, and

place the work in an historical context. What

are the sources for this work? Who influenced

the artist? Did the artist move in a “new”

direction, or is the work mainstream /

traditional? Were other artist influenced by

him/her? How does this work relate to the

artist’s body of work? Is this an early or late

work? We may consider how the work of art

fits into a specific period and / or style; is it

Gothic, Renaissance, Neoclassic, etc.? Of course,

we may also enter into a discussion about the

life of the artist.

While we acknowledge that there is no

real substitute for examining an actual work

of art, we do use reproductions in various

media as a way to introduce our audiences

to the art. (For instance, my colleague William

Crow, who oversees teacher programs, is

spearheading our entry into the world of

distance learning with online discussions

and workshops for teachers.)

Let us consider Picasso’s Gertrude Stein.

Through the magic of slides and especially

today’s readily available digital images, we

are able to discuss this painting in a manner

that enhances the encounter with the actual

work in the Museum. Using enlarged details,

for example, we can closely examine

Gertrude Stein’s hands, the coral colored

brooch on her scarf, her eyes and forehead,

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE AMY SILVA What Do We Talk about in the Dialogue with Art?

409408

AMY SILVA What Do We Talk about in the Dialogue with Art?

her face. We might, in fact, begin our

exploration with a detail of her face and

ask the audience to imagine what the rest

of painting looks like.

If we were participating in a discussion

on Picasso, then we would also talk about

the other works by Picasso at Met such as his

earlier painting, Blind Man’s Meal. If the focus

of the discussion was on Modern Masters at

the Met, then we might compare Picasso’s

painting with The Young Sailor, II by Matisse.

If, on the other hand, we were attending a talk

on portraiture, or more specifically, portraits

by Spanish painters, we would then place

Picasso in that long continuum of master

painters from Spain; we would compare this

portrait of Gertrude Stein with El Greco’s

Cardinal, Velazquez’ Juan de Pareja and

Goya’s portraits of various members of the

Altamira family. We would then go on and

compare Gertrude with Picasso’s self-portrait,

painted in the same year. We might present

this painting in a talk on “Images of Women,”

in which case we could compare this seated

woman with Ingres’ Princesse de Broglie, and

Leger’s Woman with a Cat and end with

Picasso’s Nude in an Armchair.

The possibilities are endless. However,

our purpose is always the same – to engage our

various audiences with a work of art and to

prepare them to experience it directly when

they return to the Museum, either on a follow-

up tour for their group with the same speaker

who visited their site, or on their own with

their families and friends. In order to

encourage their return visit to the Museum,

participants may also receive family passes

giving them free one time admission.

Artists Conversations

While the Metropolitan has a long history

of gallery talks by curators, educators and art

historians, we have been missing the voice

of the practicing artist in our public

programming. For the past few years, we have

successfully organized art classes for adults

in the galleries, which have mainly focused

on drawing techniques. Now, however, we

are poised to implement artist conversations

whereby established and/or emerging artists

can engage in a dialogue with each other as

well as our visiting public.

Artists have always learned from other

artists; they are inspired by other artists,

including those who “reside” in museums.

Through this public programming effort,

we hope to encourage artists to talk about

works in the Museum’s collection, especially

those that have had an influence on them.

Thus, we hope to inspire others to think

of the Metropolitan Museum as the incredible

resource that it is.

Let us return to the ancient Assyrian

sculpture. This past February, we held the

panel discussion, Through Our Eyes, in our

new Uris Center for Education. We invited

the artist Jo Wood-Brown, founder and

director of Artist Exchange International11 and

eight other artists from New York City

and Wuppertal, Germany, to come together

to talk about their own work with our public.

Each artist spoke about a piece he or she had

created in response to art in the Metropolitan’s

collection, including those featured on the

Museum’s web site. They also spoke about

how they had become aware of a particular

connection between their personal style and

that of an artist and/or culture represented at

the Met.

Jo Wood-Brown has an affinity to the past,

especially with the art of Egypt and the Ancient

Near East. While her style is quite broad and

well versed, painting in abstract and figurative

styles, she often comes back to the Museum

for inspiration. Here she is reinventing and

repurposing the image on this ancient

Assyrian relief panel, which depicts protective

spirits performing ritual acts of caring for

the sacred tree. Jo’s Apkallu is a site-specific

installation, away from the Metropolitan. On

February 2, 2008, she digitally projected her

image of the winged genii and the sacred tree

onto the side of a building on a busy

intersection in downtown Manhattan. (We

might well expect this image to be projected in

other cities around the world.) It is a symbolic

work, a reminder of the fragility of great

civilizations, and their ability to be reborn.

Jo and other artists, like museum educators,

do not believe that works of art are “put to

rest” in art museums, but rather, they are there

to be read like books; to be relived, to inspire

us, and to stimulate our exchange of ideas.

Reading a Painting

Sometimes, however, the less we say, the more

rewarding and enriching the experience with

the work of art can be. Let us take my personal

favorite, that extraordinary portrait by

Velazquez of his studio assistant and one time

slave, Juan de Pareja, of 1650. When I bring

visitors to this picture, which hangs prominently

in our Spanish Paintings Galleries, I usually

prefer to say very little, if anything at all.

Instead, I defer to the sitter to tell his story.

I bring adults and younger students alike

in for a close encounter. After a while, I have

them walk around to the other paintings

in the gallery, to the far corners of the room,

perhaps looking at the other works in the

gallery, but always looking back at the

portrait. It is so fascinating to watch visitors

interact with Juan de Pareja, for he never

ceases to watch them. As if by magic, his eyes

follow you as he seemingly communicates

something to everyone in the room. I am

expecting that one day he will get up, walk

out of his picture frame, stretch his arms for

a while, and then resume his proud pose;

perhaps he does so already.

When we take our time to examine and

look at objects more closely, we can begin

to appreciate and unveil their hidden

meanings and arrive at a better understanding

of them. The least we can do is to permit

our audience members to do the same

and to arrive at their own meaning about

a work of art, to appreciate it on a personal

level, and to take ownership of it,

metaphorically speaking that is. Let the

dialogue with art begin.

1. David N. Perkins: The Intelligent Eye: Learning to Think

by Looking at Art, Santa Monica, CA, The Getty Center for

Education in the Arts, 1994, p. 31.

2. Ibid., p. 36.

3. “Bis Pole [New Guinea, Irian Jaya, Faretsj River,

Omadesep village, Asmat people] (1979.206.1611).” In Heilbrunn

Timeline of Art History. The Metropolitan Museum of Art,

2000, New York. <http://www.metmuseum.org/toah/ho/11/

ocm/ho_1979.206.1611.htm> (October 2006).

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

411410

4. Esther Pasztory: Thinking with Things: Toward a New

Vision of Art, Austin, University of Texas Press, 2005, p. 7.

5. Ibid., p. 10.

6. Emily Caglayan: “The Asmat.” In Heilbrunn Timeline of Art

History, New York, The Metropolitan Museum of Art, 2000.

<http://www.metmuseum.org/toah/hd/asma/hd_asma.htm>

(October 2004).

7. Pasztory, p. 12.

8. Kenneth Clark: Looking at Pictures, New York, Holt,

Rinehart and Winston, 1960, p. 15.

9. During the writing of this paper, Rika Burnham assumed

the post of Director of Education at the Frick Collection,

New York.

10. Perkins, p. 21.

11. Artist Exchange International was established in direct

response to the events of September 11, 2001, which

“catapulted a group of downtown artists to reexamine the

role of the artist and art production in relation to real world

events.” Jo Wood-Brown is the Creative Director and

Curator.

<http://www.artistexchangeinternational.com/about.php>

“The work of art gives intellectual content

to the void. In that way, a place that is

transformed and is no longer insignificant

space becomes a source of meaning.”

Félix de Azúa

An artist capable of making visible the ineffable,

from the second half of the 1950s, César

Manrique Cabrera (Lanzarote, 1919-1992),

embarked on what was to become a

commitment to the renewal of island aesthetics

and personal involvement in public projects.

In the first half of the 1960s, he began to

manifest his artistic ideology through spatial

and environmental projects serving the island’s

incipient tourist development programme.

In the mid-1960s, after living in Madrid

for almost twenty years, he moved to New

York, where he immersed himself in the city’s

buoyant urban mass culture and art movements.

When he returned to Lanzarote to take up

residence again in 1968, he publicly defended

and made a commitment to the island’s

natural and cultural heritage, devising a major

public art and landscaping programme which

combined tradition, modernity and concern

for the environment. Manrique called his

ideology of the integration of the arts or “total

art”, Art-nature/Nature-art. In it there is no

doubt about the role of nature as the core of

his aesthetic ideology.

Lanzarote remained steeped in its age-old

poverty until well into the 1960s. Subsistence

farming, stockbreeding and fishing, together

with the island’s determining physical and

climatic factors continued to prevent it from

setting out along the path to progress. It was

during those years in the first half of the 1960s

when César Manrique, then a plastic artist

living in New York, made a commitment to

the island and its future, sensing that tourism

was the “tool of progress” Lanzarote needed

to drag itself out of its poverty. A combination

of tradition and modernity together with an

interest in nature (from which César

Manrique took his aesthetic models) became

the mainstays for projects which were not only

artistic but also social and economic in scope.

The Museum and its Natural Environment.The Fundación César Manrique

ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ

FUNDACIÓN CÉSAR MANRIQUE, LANZAROTE

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

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Public art. The basis of César Manrique’s projects

Characteristic of Manrique’s Lanzarote

landscape projects is a personal imprint reflecting

a search for constructive methods guided by

extraordinary intuition, in which an interest

in nature and the merging of those projects

with nature were essential factors. For this

reason, his work was based on methods which,

while attempting to reconcile the novel with

the preservation and conservation of the island’s

natural and cultural heritage, would best

avoid a negative impact on the environment.

For Manrique the bond between art and

nature was unbreakable and with wisdom

could be translated into the ideas for his island

projects. Although Manrique first showed

a preference for architecture and landscape

projects in the 1950s, it was not until the next

decade that he began to develop and

implement some of his ideas and by extension

an aesthetic ideology which continued to

manifest itself until the end of his life. César

Manrique penetrated deep into Lanzarote’s

soul, into its great truth, and offered a new

insight into the uniqueness and essence of its

landscape and the marks left by the island’s

inhabitants on its scorched skin. And through

that insight he proposed alternative natural

settings with which to found other realities

in harmony with the island’s spirit and − while

not dismissing the logic of capitalism and

consumerism − in consonance with a new

cultural sense combining art, nature,

economics, life and ethics. His new method

consisted of selecting large natural spaces and

blending architecture, landscape, gardens,

painting, sound, design, sculpture, machinery

into them... with respect for the environment

an over-riding consideration. In a nutshell, he

wanted “to establish a symbiosis between art and

nature.” Manrique also brought architecture

and landscape closer together by setting up a

dialogue between the two. With time, his initial

support for a purely functional perception of

landscape gave way to environmental activism

that marked most of his life.

[...] On this day (21.04.86), I want to

state in the most vehement terms my

condemnation of this urban chaos and

the architectural barbarities being

committed; I want to make my attitude

and my behaviour clear in relation to

what Lanzarotians have done and all that

I have created on this Island, any possible

negligence being out of the question [...]

Manrique charged his imagination through

observation, interpretation and respect for

nature, applying it as an artist committed to

the island and its inhabitants. This

commitment grew stronger from the mid-

1980s on, as the tourist boom started to

become a serious threat to Lanzarote’s physical

and environmental integrity. From 1966,

when Manrique began implementing his

projects and with speculative interests looming

over Lanzarote, he became ever more aware of

how crucial a time it was for the island. With a

cultural and natural heritage of interest not

only to the islanders but also to visitors, it was

not surprising that the island had become a

potential victim for the most ruthless forms of

speculation. Manrique pointed out that more

than evident risk and the need for urgent

action. In cooperation with the Inter-island

Council, the artist sought a platform suitable

for the formulation and implementation

of his plan. Broadly speaking, in Lanzarote’s

traditional and popular architecture, its farming

and local and sea-related activities, César

Manrique found quintessential arguments

on which to build the basis for his proposals.

These included:

— The assessment, recovery and preservation

of Lanzarote’s popular architecture and its

use as a model when considering proposals

for new projects.

— The listing and assessment of those spaces

which, due to their special environmental

value, were especially attractive.

— The construction of facilities causing

the least possible impact in areas with

landscapes of special interest − Macizo

Famara-Guatifay, Montañas del Fuego,

El Golfo, Hervideros, etc. − and respecting

nature and the environment without a need

to renounce comfort and functionality.

— The extension of the framework and

philosophy for the implementation

of projects to those places with increasing

tourism whose building development might

entail a high risk of environmental

deterioration. In these areas, the projects

should show the very highest degree of

respect for the environment and comply with

the highest possible standards. Thus demand

could be controlled and overcrowding,

particularly on the island’s coasts, avoided.

Manrique’s firm belief in “total art” led him

to envision a notion of art at the service of life.

For him unifying the arts and bringing them

to man and nature was an over-riding

consideration. From start to finish, each and

every element in the implementation of his

projects adhered to this notion. The creation

of viewpoints and domestic habitats, the

conversion and reuse of spaces belonging

to the island’s cultural heritage, the adaptation

of coasts, the recovery of run-down spaces

for use by the public, and the creation of new

architectural structures were among the many

other aspects of his proposal. Although

Manrique’s work embraced various types

of architecture, his oeuvre as a whole displays

a very personal mark consonant with criteria

and constructive methods reflecting his

intuitive and integrative concept of nature.

Manrique’s philosophy

Manrique’s philosophy offers a host of

possibilities for reflection. Its one basic premise

can be extended into a number of different

fields covering his personal view of art through

concepts like “total art” and “art-nature/

nature-art.” All are major issues suggesting

a personal focus and, with the various points

of view from which Manrique’s work can

be approached, offer an invitation to constant

reflection with unlimited possibilities.

— For Manrique, life and therefore art were

like a game to share with others, and he

always attempted to convey his idea of

happiness and beauty through education,

ethics and aesthetics. A radical advocate

of individual freedom, he reflected his

view of life in his work, the messages he

transmitted and his forceful public

declarations.

ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ The Museum and its Natural Environment. The Fundación César Manrique FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

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ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ The Museum and its Natural Environment. The Fundación César Manrique

414

— He advocated development for the

community, linking tourism’s visual needs

to the need to preserve the landscape,

by means of which he proposed protective

measures and thus offered a valid alternative

for the preservation of the environment.

— Manrique broke away from the idea

of the specialised artist which characterised

contemporary art.

— For Manrique nature was not only

inimitable but it was the greatest of all

the arts, and he took it as a reference,

attempting to assimilate and apply its laws

to all areas of life.

— Manrique’s “ecological clear-sightedness”

led to his constant condemnation of land

speculation, the ever greater deterioration

of the island, and in many cases the loss of

Lanzarote’s cultural and natural heritage.

The implementation of Manrique’s ideas

One of César Manrique’s most characteristic

proposals was the adaptation of natural areas.

In Taro de Tahíche (1968) − the artist’s former

residence and now the headquarters of the

foundation that has borne his name since

1992 − he built a house, converting five volcanic

bubbles into a habitable space. Along similar

lines − although in this case for public use −

is the Jameos del Agua project (1966), in which

it is perhaps most difficult of all to distinguish

between the hand of man and that of nature.

Here he also built the Auditorium, begun

in 1976, a volcanic grotto converted into a

functional space. Manrique’s aim of blending

his projects into the surroundings is evident

in the Mirador del Río (1973), both on the

outside, with the façade mirroring the

surrounding landscape, and the inside, which

is laid out organically in such a way as to

highlight the panoramic view from its large

windows. The viewpoint at La Peña (1989)

on El Hierro and El Palmarejo (1995) on

La Gomera follow the same criteria. For the

El Diablo restaurant, begun in 1968 and

positioned on a rise in the Timanfaya National

Park, Manrique opted for extremely pure

lines, bearing the special local characteristics

in mind and in order to affect the fragile

environment as little as possible. In addition

to his projects in Lanzarote’s natural areas

− sometimes to recover run-down areas like

the Jardín de Cactus (1990), for which he

designed a harmonious, human environment

in an old volcanic ash quarry − Manrique took

a keen interest in the restoration of the island’s

listed buildings. One example is the old

Castillo de San José, which he restored and

converted into the Museum of Contemporary

Art (1976). Also interesting are Manrique’s

projects in collaboration with architects.

For Fernando Higueras’s Hotel Salinas in

Lanzarote (1977), he designed the interior

gardens, the swimming pools and the murals.

For J. A. Rodrigo’s La Vaguada shopping

centre in Madrid (1983), the hand of Manrique

is evident in the embedded nature of the

building, the design of the external space, and

various features of its interior and exterior

decoration. Manrique’s return to Lanzarote

coincided with the development of the tourist

industry in the Canary Islands. Due in some

cases to a lack of planning and in others to bad

administration, much of the islands’ coastlines

had been spoilt. This explains why the main

aim of various of his projects was to restore

coastal areas. For example, in Puerto de la

Cruz, Tenerife, his idea for Costa Martiánez

(1977), where he designed a large artificial lake

with pools and green zones (a project considered

in 1969) and Playa Jardín (1994), for which

he designed a sandy beach sheltered by

landscaped terraces on various levels, was

to improve and remodel the coastline for

use by the public. In his essay “Between the

Mirror and the Chrysalis” for the catalogue

César Manrique. Painting 1958-1992, F. Gómez

Aguilera described César Manrique as “an

ecologist of the artificial environment, a man

of his time, aware of the shortage of resources

and, consequently, open to a new paradigm.”

Taro de Tahíche. The César Manrique

Foundation Museum

The museum building is a harmonious

combination of a modern concept

of architectural space and traditional Lanzarote

architecture. The original house was built

on the site of a river of lava formed by the

volcanic eruptions which took place on

Lanzarote between 1730 and 1736. Based on

traditional Lanzarote architecture, the upper

floor contains modern functional elements

and bright areas with large glass walls which

connect the interior with the sheer power

of the river of lava on which it appears to be

floating. The underground level takes

advantage of five natural volcanic bubbles

which are interconnected by tunnels and form

an area suggestive of direct contact with

nature. Painting, sculpture, design and public

art are creative languages based on an evident

desire for a merging with the environment.

The syncretic, all-encompassing aim is “total

art”, an endeavour to combine and harmonize

which proclaims a passion for beauty and

life. Its construction reflects the search for

a harmonious space far from the hustle and

bustle of the urban environment. In a very

attractive synthesis, it combines the modern

concept of architectural space with the

traditional architecture of Lanzarote. Another

unique feature is the harmony with which it

blends into its natural surroundings.

The building served its original purpose

as a dwelling until 1987, when Manrique

moved to Haría, a village in the north of the

island. For its conversion into the Foundation

Museum, it was renovated in accordance

with the artist’s instructions, with no essential

changes made to its key elements. Today its

main function is as a museum. The alterations

− almost all under César Manrique’s guidance −

were made to adapt the building to its new

function as a museum open to the public.

The museum contains the contemporary art

collections originally belonging to the founder

and managed by the FCM since 1992. Devised

with students’ ages clearly in mind, a number

of educational programmes have been planned

around two collections - the Manrique

Collection and The Artist’s Private Collection.

The exhibition method is applied throughout

the visit and is complemented by activities

to encourage student participation. Having

looked at César Manrique’s philosophy and

oeuvre and the place where he designed his

projects, let us now go on to the permanent

educational programmes, which focuses on

the artist’s former residence − now a museum

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

417416

and the FCM headquarters − and the rest of

Manrique’s public work on Lanzarote. In

this way the island − César Manrique’s true

workshop and the place where he attained

his own private Utopia − acts as a framework

for the museum and its natural environment.

The educational programme

Designed for primary and secondary school

pupils, the programme studies the key projects

designed with a clear social and economic

commitment for Tenerife’s landscape by the

well-known contemporary artist César

Manrique. In short, the programme acts as an

aid to pupils in discovering the key elements

used by the artist in his projects for the island’s

landscape while demonstrating to what extent

these were capable of producing a model for

economic, tourism-based development through

a form of economic and social development

in harmony with the conservation and

sustainable management of Lanzarote’s natural

and cultural heritage.

The aims of the programme can be

summed up as follows:

— To get to know the most important features

of Lanzarote’s natural, “anthropised”

landscape.

— To research the key projects designed by

the well-known contemporary artist César

Manrique for the island’s landscape.

— To discover the relationship between

Manrique’s landscape projects and “art-

nature/nature-art” and “public art”

intended for civic use and enjoyment.

— To analyse to what extent the artist’s

projects on Lanzarote produced a

development model approaching what is

known today as “sustainable development.”

— To examine every project implemented

by the artist on Lanzarote: Mirador del

Río, Jameos del Agua, Jardín de Cactus,

the El Diablo restaurant and Taro de

Tahíche, which without any doubt are

much more than unique, strictly aesthetic

features of Lanzarote.

Everything begins with the start of each school

year in September, when we send information

and invitations to groups to take part in the

César Manrique. At Taro de Tahíche educational

programme. Once applications have been

received, we select the groups that will finally

take part in the programme, contact their

teachers and send them educational aids.

Coordination meetings with the teachers

taking part and chats in the classroom are

other activities engaged in before the arrival

of the pupils at the FCM museum. To add

dynamism to the process, the stage prior to

the tour of Taro de Tahíche is completed

by an introduction for pupils with a

presentation and a video display on César

Manrique’s career. After the classroom

stage, the educational tour led by FCM

educators begins, with the pupils revising

and applying the knowledge they acquired

in the classroom. As regards the staff who

work as educators during the tour, the FCM’s

Teaching Department in collaboration with

the Escuela Universitaria de Turismo de

Lanzarote (ULPGC) organise educator and

monitor training courses for those who will

finally work with the school groups on the

educational programme.

ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ The Museum and its Natural Environment. The Fundación César Manrique

Irrespective of the special characteristics

of the material chosen by teachers for working

in the museum’s rooms, we recommend that

each activity begin with “good questions” in

order to elicit the pupils’ preconceptions and

expectations as they come into contact with

the exhibits. We have found this method to

be effective in helping pupils develop their

critical thought skills as they advance in

the use of those processes which facilitate their

capacity for formal analysis. On the other

hand, it is essential not to focus only on

providing information or making the tour a

“monologue” by monitor and / or teacher. It

is more interesting to encourage pupils to make

their own interpretations based on the process

of natural discovery and stimulating their

observation skills without supplying an excessive

amount of information. Also very effective are

why, where, when and how questions, which

encourage pupils to use their critical skills.

Finally, teachers are reminded that in order

to ensure an educational tour of the highest

standard, in our opinion and briefly, the

following criteria should be taken into account:

— An accurate description of the goals set

for the tour of the museum should be given.

— Familiarising ourselves with the curricular

activities of the pupils attending our

educational programmes will enable us

to drawer closer to them and communicate

with them more effectively and respond

to their specific characteristics with greater

guarantees.

— As regards the opportunity given us to

provide educational activities at the

museum as a contribution to the

conceptual, procedural and attitudinal

aims of the official school curriculum, we

should be aware of our true possibilities.

In our case, the whole process must focus

on consolidating knowledge, attitudes and

values showing respect for art and nature.

Here, eliciting the “typical irreverent

clichés” often expressed by pupils when

they come into contact with contemporary

art could well be an interesting challenge.

— As for methodology, teamwork is enriching

as long as competitive dynamics are avoided.

This can be achieved through the application

of positive instructions facilitating and

stimulating the learning process. A

pedagogical tool which often produces good

results is asking good questions capable of

bringing out points of interest that will allow

contradictions to be discussed.

— Once involved in a dynamic process

of knowledge building, pupils should at

all times be aware of what they are doing

and why they are doing it, thus turning

this dynamic into a motivating factor

encouraging work with the learning

materials before, during and after the visit

to the museum.1

Finally, once the visit to the museum has

been analysed, we recommend review

and synthesis exercises. This will enable

suggestions regarding new teaching activities

for the classroom to be made. A large

proportion of the groups who have taken part

in this activity have gone on to deliberate in

the classroom on the need for individual and

group commitment to the preservation

of natural and cultural heritage, and also on

the necessary dialogue that must exist between

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

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ALFREDO DÍAZ GUTIÉRREZ The Museum and its Natural Environment. The Fundación César Manrique

tradition and modernity as arguments in

favour of real progress. Needless to say,

we consider it essential to establish a close

relationship, almost a form of “complicity”

with the teachers interested in participating

in our teaching programmes. This will

guarantee the programmes’ effectiveness.

Additional materials for the teacher

To explain the key factors in César Manrique’s

implementation of his projects, we

recommend focusing the pupil’s interest on

knowledge of the uniqueness of the island’s

landscape and the transformation processes

(anthropisation) it has undergone through

time. In this respect, the study of traditional

island agriculture and architecture are

indispensable, as translated “into terms of

modernity” they were the underlying factors

of the artist’s projects. To understand the key

factors in César Manrique’s implementation

of his projects in the Lanzarote landscape,

four concepts must be taken into account.

The Island and its unique landscape

Lanzarote is the northernmost island of the

Canary Archipelago. Oval in shape, it has

an area of over 800 km2 and two mountain

ranges: Famara to the north and Los Ajaches

to the south. Between the two of them it is a

large plateau covered with cones, volcanic

craters, rivers of lava and seas of ash. A belt

of arenas voladoras (“flying sands”) crosses the

island from northeast to southwest, forming

large beaches.With annual precipitation lower

than 140 litres per square metre, the island

has a semi-desert climate which, due to

Lanzarote’s situation in the Atlantic, is

nevertheless very mild. As a result, vegetation

is sparse and autochthonous species are

prevalent, with a greater abundance of the

halophile and psammophile varieties in the

jable (volcanic sand) and coastal dune areas.

Traditional agriculture as a metaphor

of landscape

Lanzarote’s traditional agriculture combines

perfectly the natural conditions of the

environment and the ingenuity of the farmers,

who with truly spectacular cultivation

techniques and systems have succeeded in

making the sun − and volcano − seared soil

productive. The various cultivation techniques

used by the islanders have made Lanzarote’s

“anthropised” landscape unique. Particularly

interesting is volcanic ash cultivation. After

the Timanfaya volcanic eruptions (1730-1736),

more than 200 km2 of the island’s best land

was covered with volcanic substances which

ejected almost 5 km3 of pyroclast − in the

La Geria area to a thickness of over three

metres. On this “hell” the farmers miraculously

rekindled life by developing an agricultural

landscape that is now synonymous with the

island. The La Geria agricultural landscape

is a huge black garden where, protected by

semi-circular stone “socos”, grapevines are

grown. No less interesting is the curious

system of cultivation in volcanic sand known

as jable in the belt running across the island

from northeast to southwest. This uses a

layout of “bardos” or rows of “socos” built

with a material that allows the sand to sift

through while it deflects the force of the wind,

enabling sweet-potatoes, tomatoes and melons

to be grown. Like the products of La Geria,

these are dry-farming crops.

The local architecture. Ingenuity, integration

and adaptation

Related to the Mediterranean architectural

tradition, the type of dwelling on Lanzarote

is in harmony with the natural environment.

The buildings are not very high and their

cubic volumes are built in “L” or “U” shapes.

On the flat roofs are troughs for collecting the

rainwater that is indispensable in environment

and storing it in cisterns. The houses have

few openings onto the exterior and all activity

is focused around a central yard. Building

materials are those closest to hand and

provided by nature: volcanic stone cemented

with clay, producing rough surfaces that are

very rich in texture.

Tradition and modernity

César Manrique developed a modern

interpretation of the three features mentioned

above as a model for his projects on the island.

He wrote of his example of commitment to

the environment in the following way:

[...] I have transgressed the concept of

the two dimensional canvas in order to

explore the infinite possibilities of natural

space, [...] those of us born of you, those of

us who know about your magic, your

wisdom, the secrets of your volcanic

structure, your revolutionary aesthetics;

those who have fought to rescue you from

enforced historical isolation and the

poverty which you have always suffered,

begin to tremble with fear as we see how

you are destroyed and submitted to

massification. We realize just how futile

our accusations are and cries for help are

to the ears of speculators in their hysterical

avarice and the authorities’ lack of

decision that sometimes tolerates and

even stimulates the irreversible

destruction of an island which could be

one of the most beautiful and privileged on

this planet [...].

In the context of contemporary Western

culture César Manrique was a committed

artist who made nature the reference for his

whole oeuvre and life.

1. The materials we offer include the following books:

Francisco Galante Gómez: Mirador del Río. Lanzarote,

Fundación César Manrique, 2000. Colección Lugares;

Fernando Gómez Aguilera: “Arte y naturaleza en la propuesta

estética de César Manrique”. In Atlántica Internacional. Gran

Canaria, Centro Atlántico de Arte Moderno, nº. 8, autumm

1994; Javier Maderuelo: Jameos del Agua. Lanzarote,

Fundación César Manrique, 2004. Colección Lugares; César

Manrique: César Manrique. La palabra encendida. León,

Universidad de León, 2005. Colección Plástica & Palabra.

(Edited, selected and introduced by Fernando Gómez

Aguilera); César Manrique: César Manrique. En sus palabras,

Lanzarote, Fundación César Manrique, 1995. (selected and

introduced by Fernando Gómez Aguilera); Simón Marchán:

Fundación César Manrique. Lanzarote, Edition Axel Menges,

1996; Fernando Ruiz Gordillo: César Manrique. Lanzarote,

Fundación César Manrique, 1995; Lázaro Santana: Timanfaya.

Lanzarote, Fundación César Manrique, 1997. Colección

Lugares; Also on DVD: Joaquín Araújo: Lanzarote. Brasas de

vida. Lanzarote, Fundación César Manrique, 1999; César

Manrique. Obra espacial. Produced and edited by Fundación

César Manrique, 1995. Finally, the following study books:

Arquitectura vernácula. Tradición y modernidad; De la

figuración a la abstracción; Buscando al Duende del Silencio;

Pintando en el museo; César Manrique y el arte pop; Bajo el

río de lava. Mirar y ver.

FROM OUTSIDE - FROM INSIDE

421420

“You see, Mr Drake, I’ve been here for

twelve years. Other people have visited

me: naturalists and anthropologists, as you

say. They came and stayed for a while, but

never too long; just long enough to collect

samples or do drawings and contradict

any theory that didn’t fit in with their

views on the biology, culture or history

of the state of Shan. And then they went

back to their own countries.”

Daniel Mason

Since I read Mason’s novel,1 I have never

ceased to turn this passage from the book over

in my mind, perhaps because it reminds me,

albeit incidentally, of something which over

the last few years those of us devoted to

educational work in museums have seen time

and time again: teachers who introduce

themselves as specialists in education and

museums, watch us at work and then, not

having had enough time to get even a rough

idea of what we do, go back to their

universities to theorise on our work. Like

Anthony Carroll, one of the main characters

in the book, I have come to accept this as a

fact on which − as long as those devoted to

education in museums are not aware of the

situation − there is no point in making any

kind of judgement.

This article is a reflection on the current

role of education in museums, the connections

which museums themselves establish with the

educational system, the formative needs of the

professionals in the field, and the new lines of

educational work and research that have been

encouraged by a number of far-reaching

changes in early 21st-century society.

Museums and universities

For some time now those of us who work in

museums have been faced with the challenge

of adapting to a changing society. The

question is whether or not to reassess ourselves

and seek out the place that should be ours in a

Where Does Knowledge Lie?On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic

Ways of Educating in Museums

RUFINO FERRERAS MARCOS

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

society that underwent a profound mutation

in the last century and in which exponentially,

year by year, major changes have taken place.

Any reflection on such issues necessarily

involves friction between sensitivities in

museums, as well as (although not ultimately)

social debates in which the relationship

between educational work in museums and

the assessments which the formal educational

system − particularly in universities − makes

regarding such tasks, may be seen as

conflictive. Obviously we have not been able

to concur on a definition of the real role of

museums in society and, by extension, of their

true significance, from either a formal or non-

formal point of view, within education.

A museum is a complex ecosystem. It

consists of a number of systems with which

other systems interact to merge with or

invade. Though it is true that the so-called

general systems theory2 speaks of some

systems existing always within others and that

biological logic proves that it is natural for

ecosystems not to be unchanging, self-enclosed

spaces, one issue I would like to analyse

in this article is how in recent years the

museum’s educational function and existence

as an educational microsystem has been

gradually overshadowed by other museum

functions or other external systems. But this

has not always been the case, or, if it has, the

process has not been so evident as in the last

few years. The reason for this must be sought

in the history of education in museums. Until

just under a decade ago the influence of

education in museums was, at least in Spain,

testimonial. Slowly but surely education has

made itself a place within museums in line

with the requirements of a different kind

of society that sees the museum as belonging

to it and demands to feel part of the

knowledge contained in or generated by

the museum. In a way, formal education,

which is virtually in possession of knowledge,

may find the position of educators like myself

who speak out in favour of access by one and

all to museums conflictive. For, in the words

of Muniz Sodré, museum educators now seek

to put the time of the “monopoly of speech”3

behind them. In this respect, we have seen the

growth of a system − at the beginning almost

anecdotal within that large ecosystem called

the museum − that has become ever more

complex and important due to the existence

of a society that needs and demands it in order

to feel more a part of it. Something for which

there was originally little demand has become

a place worthy of colonisation.

I said before that every system exists

within another system. Within which system

would the one we call “museum” exist? The

answer is probably so open-ended as to allow a

struggle within systems such as that of formal

teaching to take control of that humble thing

called education in museums. The so often

unresolved dichotomy between the museum

that houses and the museum that disseminates

makes it more difficult to define the museum

of the 21st century which some of us believe to

be necessarily different from the one people

are familiar with. This raises a string of

questions: Is the academic aspect more

important? Is the museum a custodian of

knowledge? Is it even more important for

society to understand the knowledge the

museum contains? Can the museum enrich

423422

THE TRAINING – THE PRACTICE

what our educational work consisted of and

how we intended to implement it, so that they

could then evaluate what we had done to date

and come up with methodologies, etc. Here I

am not trying to blindly defend our system or

make these reflections appear an attempt to

shield our ecosystem against other systems: I

would not want to lapse into some grotesque

joke like that in the Japanese writer Yasutaka

Tsutsui’s magnificent story Salmonella Men on

Planet Porno, which illustrates the hypothetical

cultural and biological conflicts caused by

human beings landing on a strange planet. My

point here is that such approximations should

be made within the parameters of professional

respect between all parties; respect which

should evaluate research through analysis of

practice and with the mash-up not serving as a

basis for authority, especially in a society in

which everyone has much easier access to the

knowledge of others than they did only a few

decades ago.

Respect for our teaching and research is

necessary because otherwise education in

museums would experience the worst and not

the best of what the so-called “chaos theory,”

which is derived from the general systems

theory,4 refers to. That is, if in the museums

we have fought for open and therefore

transdisciplinary educational systems, we

should not confine ourselves to disciplinary

uniqueness; if, with regard to those we teach,

we have studied the complexity of the system

we move within, we should not choose to

create for some a predetermined way of

educating that would confuse the systemic

with the enclosed; if we have learnt to cope with

uncertainties, we should not fall prey to

itself with knowledge without any apparent

authority? These and other questions arise

and focus on education in museums. Some see

in that function an occasion for their authority,

while others seek to ensure that it is their

function that will take priority over the

traditional in these institutions.

In short, the museum is entropic; not only

because it resembles an ecosystem with huge

biodiversity but also − and let us make this

clear − because it tends towards the chaotic.

Education in museums is neither a victim nor

a hero. We have made our formal aspects and

structures of teaching: in fact we have

confused propaedeutics with methodology.

We sought to fuse the two and in the process

we made mistakes like seeking to pass on

scientific knowledge without providing society

with the tools to understand it.

Here it would be best to be specific. Just

over a decade ago, interest in education in

museums was virtually anecdotal and those of

us who worked in the field had the sensation

of being cut off and abandoned by the

university world − with some exceptions,

naturally. To the few universities that were

concerned with museums and their

development potential in the field of education

those of us who subsequently dedicated

ourselves to such issues owe a great deal.

When the education system in museums

became more visible and extensive, it

awakened much more interest within the

university community. For different reasons

representatives of a wide variety of academic

discourses and disciplines came along to see

the museums’ approach to education. Their

main requirement was that we show them

RUFINO FERRERAS MARCOS

Where Does Knowledge Lie? On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic Ways of Educating in Museums

complex, chaotic system is what differentiates

our duties and can open up educational

territories to us that are forbidden to other

ways of understanding and practising

education.

If the question is: Who should administer

this chaotic system? My answer is: Whoever is

acquainted with it through having lived in

such a system. And here I am not referring

solely to those of us who work in education in

museums. I am thinking of all the agents and

very particularly those who until now have

gone almost unmentioned in this article:

students, the public, and society, which makes

ever stronger demands not only to know

but also to understand what museums hold,

and also to participate in the knowledge they

contain. When all is said and done this is one

of the main ideas of the Museo Thyssen-

Bornemisza’s Area of Research and

Educational Extension, reflected over the last

few years in the programme we call Un museo

abierto (An open museum), which was set up

to create spaces of collaboration between the

various agents and promote what has come to

be called intercreativity − a premise in the

implementation of educational extensions I

shall discuss later.

It is at this point where another systems

theory − the so-called “complex adaptive

system”5 − should make its appearance. This

theory discusses in detail the importance of

interconnections, the relationships between

the elements that make up that complex

system, a multi-agent system distinguished for

one reason by its self-organising capacity. But

for the complex education in the museums

ecosystem to become an adaptive system,

the certainties of unitary, vertical or

unidirectional discourses. I believe in the

“collaborative” aspect in the creation of

connections, even beyond a small number of

disciplines considered participants in the

making of art.

Knowledge and chaos

At this point, I would like to speak about

the institutions − museums, schools and

universities − as systems among which

relationships and therefore links subject to

change are established. I would like to speak

of the work of art as a complex system. Time

after time attempts have been made to see the

work of art as a self-enclosed act, an element

of historical development or of creative

production, but from my point of view as a

museum educator, I have learnt to see a work

of art as a complex system in which life and

with it multiple readings plus a variety of

interpretations and interactions converge with

other knowledge. To a large extent this way of

understanding art is due to the complexity

inherent in museum educational work itself −

a complexity correlative to the multiplicity of

educational strategies and recipients of the act

of educating which the museum is obliged to

attend to. This work is performed in the field

of the formal and non-formal, the traditional

and the experimental; it attends to a large

number of students with very different kinds

of previous knowledge and needs. Knowing

how to manage this multitude of factors as

well as others I have already mentioned is one

of the great challenges facing education in

museums. Knowing how to administer this

THE TRAINING – THE PRACTICE

424

RUFINO FERRERAS MARCOS

Where Does Knowledge Lie? On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic Ways of Educating in Museums

425

learning process is favoured and increased by

the creation of communicated products they

can effectively communicate.”7 He is by no

means wrong and his idea of educating the

student to be a transmitter can be easily

extrapolated to the “techno-social” context of

the present time. A number of key ideas

shaping education policy at the Museo

Thyssen-Bornemisza and based on the

“Philosophy for Children”8 method share

these premises. In this respect major

contributions have been made by the studies of

Gregory Bateson, who stated that in a context

like the present one, language abandons its

classical representational concept and acquires

the active status of “world constructor” and

“reality inventor” through narratives. Bateson

insisted that it is impossible not to

communicate, “that the lack of an answer was

also an answer. That the lover’s unanswered

question regarding the loved one was also an

answer. That not doing anything, not

answering, not stating one’s views, not

specifying was a statement in itself, and

basically that we all have an epistemology,

especially those who boast of not having one.”9

When it comes to describing communicative

strategies involving either input or feedback,

these questions, which are very topical in the

so-called social networks, are often underrated

by educational agents.

I shall not now go on to make a speech in

favour of the use of these media for

educational purposes. That is no longer

necessary. But I would like to discuss how

these technologies have changed individuals

within society, how such changes are reflected

in our institutions, and speak out for the

many things in the way the institutions think

will need to change; and quickly because a great

deal of those changes − some self-created −

have already taken place in one of the agents

involved: society.

Let us run briefly through the changes

that have taken place in society in the last few

years. I have already mentioned those

connected with a greater interest by the

majority to feel part of their culture and

therefore of their museums. In the last few

decades this was initially nurtured not only

by social and political changes but more

particularly by an increase in educational and

cultural levels within society. Everyone is

aware of this extreme. However, without

disparaging the crucial importance of this,

I would like to concentrate on the changes

fostered by our new habits in communicating

with each other, informing ourselves and

others, and transmitting or receiving

knowledge. If Eisner was right in his assertion

that “in the anthropological sense, a culture is

a form of shared living,”6 then this period has

seen growth in cultural complexity, due, to a

large extent, to a huge increase in ways of

sharing knowledge. The huge increase in

channels related to the distribution and

sharing of knowledge has been spectacular

thanks − of course − to the so-called

information and communication technologies.

Everyone is aware of the fact that

education is a form of communication. As

Mario Kaplún said in his exceptional book

Una pedagogía de la comunicación, “The

appropriation of knowledge by students is

catalysed when the latter are established and

given the power to act as transmitters. Their

and therefore forced to understand the

community formed around the museum

necessarily as a multiple reality: not unitary

(knowledge only), or binary (knowledge and

those who are to acquire it), but multiple.

Our gaze then is turned towards our

public, in particular those who visit museums

with educational demands. The museum is a

melting pot of knowledge, a meeting point for

disciplines, a space of encounter for a wide

variety of sensitivities and intelligences. No

longer can we think of the educational model

in terms of transmitter and receiver, nor of the

receiver as something monolithic. And it is

here where the need to think about

individuals and not only groups arises. As

Howard Gardner said, intelligence is not

unitary12 and any museum that is not aware

of this will be limiting admittance to large

numbers of people. We cannot give

opportunities and offer resources to some

disciplines or some intelligences only.

Everyone should regard the museum as

belonging to him or herself. Museums and

by extension those who work in the field of

education inside them are the ones who should

create the resources and processes for universal

access to the things we are custodians of.

Intelligences, disciplines and sensitivities

do not work as mere receivers. If anything is

fostered by collaboratories it is a capacity to

create collectively. By definition, the work we

do in the Area of Research and Educational

Extension at the Museo Thyssen-Bornemisza

is open to contributions from others. It can be

compared with what in 1996 Berners-Lee

called “intercreativity,”13 i.e. the capacity of

teamwork to create new knowledge. With the

reasons why we cannot sit on the sidelines

where all this is concerned. First of all I would

like to speak out in favour of the function of

museums as preservers of cultural heritage

and of the knowledge they hold. As

storehouses of knowledge and by playing their

part as custodians, they have become what has

been called “repositories.” This model of

container of contents is not the one which

comes closest to the emerging models, but

everyone is aware of just how essential its

function is. Actually this accumulation of

knowledge can very simply become a basis for

what has been called the “collaboratory.”10 In

fact this scientific knowledge is the basis for

this type of experience in education and the

same conceptual basis of the Internet which, in

the words of one of its fathers, was developed

“to be a pool of human knowledge”, that

would “allow collaborators in remote sites to

share their ideas and all aspects of a common

project.”11

A radical change has taken place in our

culture. Knowledge must be preserved, but it

must also be shared; it must flow out of the

cultural institutions. Ours is a society

immersed in a constant flux of information

and knowledge, though it is true that, having

reached this point, the question of whether the

knowledge that flows is valuable or just noise

is a recurrent one. Of course there is a lot of

noise, a lot of interference, but the position we

are in now has also paved the way to the

multi-disciplinary, allowing other voices, other

knowledge, other disciplines to reach

museums and enrich the content of that initial

pool that is based on the academic. In other

words, we are driven to accept multiple voices

THE TRAINING – THE PRACTICE

426

RUFINO FERRERAS MARCOS

Where Does Knowledge Lie? On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic Ways of Educating in Museums

427

container, generator and transmitter of

content model its starting point, the museum

incorporates its own variables of receiver of

knowledge and of dynamizer and generator

of other, new forms of knowledge. We have

opened up a space in which networks have

their own tools of self-regulation. Based on

this idea, a large number of theories on the

generation and transmission of knowledge

have been developed in recent years which,

with qualification, look into the way groups

and therefore societies generate knowledge

jointly.

If there is something all these theories

have in common it is the network concept and,

consequently, a web of nodes and connections.

It is on this idea of learning coming out of the

process of connecting nodes or sources of

information that George Siemens’s

connectivist theory is partly based.14

Connectivism is a theory of learning for the

digital age based on the study of the

limitations of behaviourism, cognitivism and

constructivism and explains the effects

technologies have had on how we live and

communicate. Strictly speaking, it does not

actually state anything new, as it incorporates

the theories of neuronal networks, chaos,

complexity, and systems and theories of self-

organisation I have been discussing.

On reading Siemens’s pedagogical theory,

we found several points to be of special

interest, the first being one of his principles:

“Learning and knowledge rest in diversity of

opinions.” There was no doubt about it: the

idea was familiar to us all. It was very similar

to the starting point for a methodology which

I helped Ana Moreno develop for the museum

over a decade ago. When we observed and

studied the behaviour of visitors to the

museum vis-à-vis the knowledge it transmitted,

we noticed a large number of factors that

made our educational work different from

that in other contexts. The differences were

not only formal but above all conceptual.

First of all our educational environment was

different physically, since the main spaces

where we worked were museum rooms or

workshops, not traditional classrooms, and

this significantly influenced the relationship

between the educational agents involved.

Furthermore, the exhibits played a very

important part in the process, as they acted

as both agent and educational resource.

Finally, the aims pursued were very different

from those sought in other educational

environments, as they were hard to quantify.

It is true, however, that we preferred

assessment in qualitative rather than

quantitative terms.

To all of the above it was necessary to add

another variable which came from an idea at

first considered more as a joke by the team:

“There is nothing more hypertextual than a

visit to a museum.” For each person, a visit to

a museum is unique, no matter how much

effort the staff has put into exhibition design

or educational tools to make the visitor follow

a predetermined route. A monolithic form of

intelligence does not exist, nor does anyone

abandon their own knowledge, interests and

prejudices on entering a museum, nor can we

eliminate the social aspect of the visit. Some

people come alone, others in twos, others

in small groups or in groups pursuing

educational aims, etc. A few weeks ago, when

some of those taking part in our Estudio joven

(Young studio) programme walked around

the museum to observe the visitors, they were

surprised at the large number of types of

visitor. There were those who strolled around

only glancing at the exhibits, those who spent

more time reading the information than

looking at the works, the scholarly types

explaining the works to their companions in

great detail, a man sitting on a bench for about

an hour without looking up from his

newspaper, another talking about the financial

situation in connection with the works, a

couple who kissed in front of each and every

painting, etc. A very attractive range of types

through which to analyse the museum from

the point of view of the economic system

known as the “attention economy” Michael

Goldhaber spoke of.

Here we are concerned with lines of

research in the educational field that converge

in the postulate of open knowledge. So, how

does the Museo Thyssen-Bornemisza

implement such ideas? For almost a decade,

we in the Area of Research and Educational

Extension have worked on the use of

information and communication technologies

in the pursuit of our educational work. At the

beginning we did this via an open channel

within MuseoThyssen.org offering resources

and support tools for the physical or actual

visit to the museum. However, when

EducaThyssen.org was created shortly after in

2003, we were obliged to reconsider not only

our activity on the Internet but also which

connections to establish between the Internet

and the actual work we did in the museum.

EducaThyssen.org is not a technological project:

it is first and foremost an educational project

that has gone through various phases: actual,

laboratory and collaboratory. The first or

“actual” phase materialised on the Pequeño

Thyssen channel with its limited supply of

information and resources. During the second

or “laboratory” phase, there was more in-

depth analysis and reflection, plus exploration

of e-learning systems, group content

generation platforms which we called

EducaThyssen communities, and combined

experiences of the virtual and the actual (as

in the Laberinto Thyssen project, a game for

young people which made a great impact in

schools all over Spain). The result of all this is

the current version of EducaThyssen.org, in

which people are showing more and more

interest. The “collaboratory” phase began

recently and reinforces the whole issue of

sociabilisation and delocalisation of the

previous phase while facilitating the

distribution of our contents and those created

by users. Thus we have gone from offering

closed contents to enabling users to generate

new knowledge.

This has not happened in the virtual field

only. To a greater or lesser extent, events

connected with the actual have also been

influenced by virtual experiences and by what

both we and our users have analysed in them.

EducaThyssen.org currently revolves around

a pool containing multidisciplinary material

adapted to the various intelligences. We have

created a “place of intersection between

disciplines.”

Experience has led us to explore new ways

of educating in contexts that are not purely

technological, as our work is not, by any

429

RUFINO FERRERAS MARCOS

Where Does Knowledge Lie? On Intercreativity, Connectivism and Other Chaotic Ways of Educating in Museums

428

THE TRAINING – THE PRACTICE

means, merely virtual. Indeed, very little of

the work we do as educators is virtual. Even

so, these theoretical bases, typical of the

Internet, have been applied to multiple

experiences of the actual kind. One of the first

tests of knowledge generation and distribution

strategies in an activity of the actual kind was

the programme for teenagers known as “¿Y tú

qué miras?”15 (What are you looking at?),

which explored chaotic systems in order to

generate common projects and opened up

new working lines to us when activities were

generated collectively. Another project in

which we created similar work conditions

was the Hablando con la pintura (Talking to

painting) programme. This consisted of a kind

of laboratory with mentally disabled people

whose skills we explored so as to provide the

museum with contents and readings. We also

looked into the potential for our aims

provided by “folksonomies”, i.e. classification

by means of simple tags without hierarchies

or predetermined relationships of similarities.

The result of this work was the creation of

a podcast audioguide, the first step in the

ongoing work of the participants, who are

preparing a set of materials to facilitate access

to art to others with the same special needs.

Connectivism and some of its strategies

to enhance interconnection between basically

unrelated forms of knowledge have been

applied in a large number of our programmes,

including those for children. However,

I would particularly like to mention the

experience of the Universidad de mayores

programme aimed at senior citizens in which

emphasis was placed on the incorporation of

the interpretation of their own professional

experiences into the collection. What has been

learned from these and other programmes has

influenced the adoption by the Area of a

particular angle that is also reflected in

materials such as the Permanent Collection

Guides series, one entitled La Colección

Thyssen-Bornemisza como espejo del Quijote

(The Thyssen-Bornemisza Collection as a

mirror to Don Quixote).

3. The training of educators

Returning to one of the ideas I discussed at

the beginning of this text, I would now like to

mention the issue of the training of museum

educators. As with every ecosystem, a

museum’s complexity depends on the variety

of elements it is composed of and the subjects

it contains. In principle, it is museum

institutions that decide on the degree of

complexity of their educational activities,

but if the task of the institutions is to reflect

society’s concerns and needs, the degree of

complexity must be stepped up.

So, what are the proposals for training

museum educators? On the one hand, there

are those arising out of specific knowledge

disciplines. Among the most important in

art museums like ours are those from the art

history and fine arts area and, to a lesser

extent, from studies of pedagogy or

psychology. As I see it, these proposals in

themselves are always incomplete and, in any

event, non-exclusive. The training of museum

educators must take full advantage of the

confluence of disciplines. I always joke about

the tools and knowledge an educator must

master in his or her work: the museum

educator must be a model of Renaissance man.

But as human beings have not been endowed

with the gift of universal knowledge, the

intelligent thing would be to include people

from various disciplines on educational teams

who must have one feature in common: the

utmost respect for the knowledge of others.

On the other hand, the more transverse

training proposals, which include a diversity

of aspects, including management − always of

crucial importance in a museum’s educational

activities − usually take a more

interdisciplinary and, to my way of thinking,

more complete approach. It is very easy for the

memory-related institutions to make the

mistake of not being aware of the social reality

surrounding them, of not understanding the

changes brought about in society through the

influence of new habits in communication and

knowledge access. This is something which

Sáez Vacas16 calls digital “noomorphism,”

maintaining that no-one will be cleverer for

having used those media from the cradle, but

that they will be different, they will have

different interests and their ways of accessing

knowledge will be very different from those of

others currently working in education.

In conclusion, I advocate a radical change

in the way the profession of museum educator

is regarded and, consequently, a new approach

to museum educator training, which should be

based on a real analysis of functions within the

institution. The complexity of the institutions

should be acknowledged and their real needs

approached from a multidisciplinary

standpoint and with the utmost respect for the

diversity of disciplines. It is also essential that

these professionals should defend their role as

educators and that their work be viewed as

dignified. It is high time our profession put an

end to the hackneyed idea of educators as

cheerleaders and their stereotype as people

who “work with children.” Perhaps other

areas in museums − or even those who offer to

train educators − are fomenting that false

identification of what we do that is so far

removed from the true skills which education

in museums demands of us today.

1. Daniel Mason: El afinador de pianos. Barcelona, Salamandra,

2003.

2. The general systems theory arose out of the

interdisciplinary work of the Austrian biologist Ludwig von

Bertalanffy published between 1950 and 1968. It attempts

to seek out the common properties of systems or entities

which are present at many levels of reality but are studied

by different academic disciplines.

3. Muniz Sodré di Araújo Cabral: O monopolio da fala.

Petropolis, Vozes, 1977, p. 85.

4. Developed by Edward Lorenz among others in the 1980s,

this mathematical theory has been applied to the branch

of teaching which postulates the importance of dissipative

structures.

5. Complex adaptive systems are the subject of a theory

developed in the 1990s at the Santa Fe Institute which

analyses the appearance, adaptation and self-organisation

of systems such as communities of common interest.

6 Elliot W. Eisner: El arte y la creación de la mente.

Barcelona, Paidós, 2004, p. 19.

7. Mario Kaplún: Una pedadogía de la comunicación.

Madrid, Ediciones La Torre, 1998, p. 82.

8. Philosophy for Children is an educational proposal

developed by Matthew Lipman in the late 1970s at the

Montclair State College, New Jersey, which criticises

the fact that the traditional educational system tends

to teach pupils to memorise information rather than

helping them to think.

431430

THE TRAINING – THE PRACTICE

9. Gregory Bateson: Espíritu y naturaleza: una unidad

necesaria. Buenos Aires, Amorrortu, 2001, p. 204.

10. The “collaboratory” concept was developed by Koïchiro

Matsuura, Director-General of UNESCO in 2005, in his

world report Towards knowledge societies. He presented

the collaboratory (collaboration + laboratory) as a meeting

point for academics, researchers, students and members

of the general public interested in the creation of

distributed, flexible and participatory learning spaces.

11. Tim Berners-Lee: Tejiendo la Red. Madrid, Siglo XXI,

1999, p. 24.

12. Howard Gardner: Inteligencias múltiples. Barcelona,

Paidós, 1983.

13. Berners-Lee, p. 142.

14. George Siemens: Knowing Knowledge. E-book released

under a Creative Commons licence, 2006.

15. Rufino Ferreras: “¿Y tú qué miras? Un espacio abierto

a los jóvenes en el Museo Thyssen-Bornemisza.“ In Actas

de las XII Jornadas DEAC. Salamanca, Junta de Castilla

y León, 2003, pp. 213-219.

16. Fernando Sáez Vacas: “Contextualización de la web 2.0.”

In Antonio Fumero, Genis Roca and Fernando Sáez Vacas:

Web 2.0. Madrid, Fundación Orange, 2007, pp. 96-124, esp.

p. 122.

One hour is a short space of time when we are

enjoying ourselves, playing together with

friends or entranced in the museum space by

an object. Steven Greenblatt terms this power

of the object to inspire “resonance and

wonder” in the viewer.1 Briefly, resonance is

the power of the object to evoke a

“connection” to past times and people, makers

and users, while wonder is the power of the

object to convey uniqueness and an “exalted

attention” in the viewer. I am sure you will all

recall hours of awe and wonder with diverse

objects that led you to pursue your interest in

the museum and your place here today. Yet I

expect most of you can also remember when

one hour at school that seemed more like a

lifetime of solitary confinement in prison!

Today, you will be pleased to hear, I aim to

impart something of the resonance and

wonder that we hold dear in the museum

context, while striving to avoid the boredom

that the lecture format can inflict. In my talk I

aim to share with you what I regard as aspects

of best practice in teaching museum studies, as

exemplified at Leicester and this most

importantly involves breaking the power

hierarchies of who holds the power to speak

and who listens in the museum. Here in

Madrid my sixty-minute talk will be

interspersed with questions to engage you in

some self-reflection, some real life video

footage of “best practice” at two UK museum

sites and finally some activities that have been

shown to progress literacy in a fun way in the

UK. Overall I hope to outline the possibilities

of fun learning in the museum of the 21st

century and to provide you with some

inspiration for your particular situation in

your own museums and universities.

Let us look at the timetable for the next

hour. First I shall introduce the Department:

the purpose, aims, values and the context out

of which we operate today training the world’s

museum professionals. Next I consider the

curriculum, design, content and organisation

or the structure of our taught postgraduate

degree courses and PhD research degrees,

noting our assessment and feedback

procedures. At Leicester we employ a range

of teaching methods (lectures, tutorials,

Teaching Museum Studies at the University of Leicester

VIV GOLDING

UNIVERSITY OF LEICESTER

433432

THE TRAINING – THE PRACTICE

workshops, video, etc.) and I shall attempt to

impart a flavour of this programming today.

Finally I offer some examples of our campus

based (CB) and distance learning (DL)

modules, paying specific attention to the

“Midnight Robber” literacy work.

Purpose and values

Now allow me to introduce you to the

Department of Museum Studies at Leicester.

What is our purpose? What are our values?

It is these that inform the Department s aims

and objectives.

To begin with purpose, the Department’s

primary purpose, widely cited on its website

and in promotional materials reads:

“The Department of Museum Studies

works with museums, galleries and related

cultural organisations internationally to

develop creative practice through leading

edge teaching and research.”

The Department’s core values, which

underpin this statement and guide our

activities (set out below), were developed

through a process of external consultation and

internal deliberation during 2001-2002 and are

revisited annually.

— Pioneering (intellectually and

professionally): for over 40 years, our

leading edge research and training has

been influential internationally (evidenced

by the take up of our books and

publications on other courses

internationally, by the approach to training

adopted by others, by attendances at our

conferences, by ongoing recommendation /

endorsement from professionals to new

students).

— Creative: we do not follow established

formulae but rather draw on wide ranging

knowledge, expertise and intellect within

the Department to find new and

appropriate solutions to problems. This

is evidenced in our approach to internal

developments (e.g. curriculum review),

and in our non-standard approaches to

research design (RCMG). We also work to

develop creativity and problem-solving

skills amongst our graduates.

— Established: the Department has been

running for over 40 years bringing a

significant body of knowledge and

experience to its work.

— Relevant and Responsive: we work closely

with museums and galleries and other

stakeholders to ensure that we are in

touch with and responsive to a rapidly

changing environment and flexible

enough to meet the changing needs of

those we work with. This is evidenced in

the many ways in which the Department

has developed over its 40-year history to

ensure it remains in touch with the needs

of the sector.

— Accessible and Inclusive: we are committed

to meeting the needs of a diverse student

body and wide ranging international

stakeholders; also, we develop the museum

studies field through collaboration and

partnerships with museums and museum-

related bodies and other Universities. We

value input from individuals outside of the

Department.

— International: we maintain an international

perspective in our teaching, research and

professional development.

In its 40-year history, the Department of

Museum Studies – the only department in the

country solely devoted to the study of museums

and galleries – has played a critical and highly

influential role in the reinvention and

reinvigoration of museum philosophy and

practice. By training creative and critical

professionals who have transformed

organisations and professional practice

throughout the world, by producing original,

rigorous and internationally influential

research, and by working collaboratively on

a range of pioneering initiatives, the

Department has made a significant and

sustained contribution to the international

cultural sector, to the diverse communities

served by museums, to the field of museum

studies and to the academic reputation of the

University.

The Department s international

reputation is based on its research

contributions to the field of museum studies

and cognate areas, and the vocational

relevance and impact of its taught

programmes, which draw upon that research.

Shaping a new discipline

The Department has benefited from growing

with, and simultaneously shaping, the field of

museum studies. In its 40-year history the

range and scope of the Department s activities

has expanded enormously, and its research has

grown in depth and rigour. From the 1960s

and into the 1970s, the Department pioneered

the development of standards of practice and

training which began to be recognised

internationally. From the 1970s and into the

early 1980s, the Department became involved

in wider professional debates regarding

museum provision and practice and, from the

mid-1980s, museum studies at the University

developed a research-driven and theoretically-

engaged approach, whilst sustaining its

commitment to postgraduate vocational

training. More recently, the establishment in

1999 of the Research Centre for Museums and

Galleries (RCMG) has added a more policy-

aware strand to the Department s research

portfolio.

RCMG is vital to the Department s

research strategy, which reflects a long

dynamic history: responsive to the changing

international, political, intellectual and social

contexts of museums; reflecting a continuing

desire to significantly shape the methods and

agenda of the museum studies field;

embodying a commitment to produce outputs

capable of altering our understanding of the

museum and contributing to the museum s

constant need to change.

A number of RCMG research reports are

available at the Department website

(http://www.le.ac.uk/museumstudies/research/

rcmg.html). It may be interesting to review

the Generic Learning Outcomes (GLOs),

which RCMG developed as they have proved

extremely useful to museums around the world

interested in measuring learning. A complete

Measuring Learning Toolkit can be found on

the web at (www.inspiringlearningforall.gov.uk)

but here I shall briefly review the GLOs, which

VIV GOLDING Teaching Museum Studies at the University of Leicester

435

VIV GOLDING Teaching Museum Studies at the University of Leicester

434

THE TRAINING – THE PRACTICE

are: Enjoyment, Inspiration, Creativity (EIC),

Knowledge, Understanding (KU), Attitudes,

Values (AV), Activity, Behaviour, Progression

(ABP), Skills (S).

To give some flavour of the way RCMG

have measured the learning impact of

museums using GLOs I will refer to three

major studies for government bodies. Two

studies have been conducted for Museums,

Libraries and Archives (MLA) Renaissance in

the Regions,2 which are entitled What did you

learn at the museum today? A third study was

carried out for the Department for Culture

Media Sport and the Department for

Education and Skills (DCMS/DfES) Strategic

Commissioning Museum Education

Programme, entitled Inspiration, identity,

learning: the value of museums.

First let us provide some statistics from

these reports. A total 3,172 teachers and 56,810

pupils were consulted over the three studies.

In the 2005 study 69% of primary schools, 12%

of secondary schools and 6% of independent

schools took part. In this report 94% of

teachers saw museums as “ important” or

“very important” to their teaching and were

96% “satisfied” or “ very satisfied.” It is also

important that 30% of the pupils were eligible

for free school meals, which is an indicator

that museums cater for children from

economically disadvantaged backgrounds.

The children in the studies engaged in

active learning and dialogue. For example

during a live interpretation session at a 19th-

century Workhouse in Norfolk teenage

children considered the plight of unmarried

mothers in earlier times. This programme

vitally involved children s emotions and

progressed a critical questioning of huge issues

such as: Whose history is represented in the

museum and whose excluded? Who has the

power to speak and who listens? Can

museums and audiences challenge injustice

today? How?

Next I select one of the thought bubble

response cards that RCMG have used to gather

the data for GLOs analysis. Children can write

comments or draw their responses on these

response cards. Overall the quality and the

detail in the replies have been most impressive,

as two examples will illustrate. First Kirika

draws a part of the Boudica story heard at the

museum and recalls the enjoyment felt there.

Next a child s drawing of sitting high up with

friends on a tram at the museum shows the

importance of museums engaging minds and

bodies in the learning process is absolutely vital.

The Department s creative instincts are

also reflected in its teaching programmes.

These are widely drawn upon by universities

around the world and, indeed, many of our

graduates have subsequently been employed to

develop these programmes. The Department

has also run “train-the-trainer” programmes

to assist international colleagues in

establishing courses, for example in Latvia.

Following the success of its part-time

programmes but recognising the increasing

time pressures on professionals and the need

for flexible learning, the Department

introduced its distance learning programmes

in 1998 – the first such development in the UK.

Whatever their personal circumstances,

individuals can gain access to learning whether

to professionalise their museum practice,

switch professional roles or achieve career

advancement. Alongside our established

Museum Studies and Art Museum and Gallery

Studies programmes, we are developing and

introducing new, more highly specialised

distance learning programmes. The MA in

Interpretive Studies was launched in 2006,

MA in Museum Education and Visitor Studies

will be launched in October 2008 and MA

in Digital Heritage in April 2009. These

initiatives reflect our attempts to deepen

and extend learning into areas, which are

becoming increasingly important in museums

and modern society.

Training the world s museum professionals

In line with our primary purpose, one of our

principal activities is to act as a centre for

nurturing creative and thoughtful

practitioners. Our aim is to create, support and

inspire practitioners to develop imaginative

solutions to the challenges faced by museums

in different contexts – to equip practitioners

working in widely differing environments to

seize the opportunities and avoid the pitfalls

that continuous change can bring. We achieve

this, not only through our taught programmes,

but also through the provision of continuing

professional development opportunities for

the sector. For example, every 2-4 years we

organise a major international conference,

which brings practitioners and researchers

together to explore new concepts and ways of

working. The most recent, entitled The

Museum: A World Forum, was held from 25-27

April 2006 and marked the Department’s 40th

anniversary. It attracted over 300 delegates,

half of whom came from overseas.

The Department combines its proactive

approach to shaping the museum studies

intellectual agenda with an, alertness to the

needs of the international museum sector –

and a commitment to constantly evolve in

response to those needs. There are currently

fourteen academics in the Department, who

all publish widely in their particular branch of

the discipline. While the seminal publications

of our three professors: Susan Pearce, Eilean

Hooper-Greenhill and Simon Knell underpin

much of the set course work, the Department

is constantly reviewing the provision of texts

for students. The Routledge “readers” in

Museum Studies are in the process of being

updated with several key texts published in

2007, including Sandell and Janes s Museum

Management and Marketing and Watson’s

Museums and their Communities. Hooper-

Greenhill s latest monograph Museums and

Education: Purpose, Pedagogy and Performance

was also published in 2007 as well as Knell,

MacLeod and Watson s edited volume

Museum Revolutions, which includes a number

of papers first delivered at the 2006

conference.

Curriculum, Design, Content and Organization

Structure of degree courses. Taught

postgraduate courses

The Department currently offers taught

postgraduate programmes in three main

subject areas: Museum Studies, Art Museum and

Gallery Studies, and Interpretive Studies.

Presently, there are a variety of delivery

methods and awards available to students in

each of these subject areas.

437

VIV GOLDING Teaching Museum Studies at the University of Leicester

436

THE TRAINING – THE PRACTICE

Two new taught postgraduate

programmes are currently under

development: Museum Learning Education and

Visitor Studies (MLEVS) and Digital Heritage

(DH); both are Masters level programmes to

be delivered by distance learning. The first

intake of MLEVS students will begin in

October 2008 and the first intake of DH

students in April 2009.

We have recently decided to develop the

new programmes as 4 module courses plus

dissertation for completion within 24 months

and are currently establishing a timetable for

transferring existing courses to a similar model.

The Department also offers a PhD in

Museum Studies both campus-based (full-

time) and by distance learning (part-time).

Two occasional (non-accredited) courses

have also been offered in recent years: the

annual Spring School in New Media (a three-

day course for in-service museum practitioners

to engage with the opportunities and practice

of using digital media); and the Design

Masterclass (a three-day practical workshop

exploring the use of design as interpretation

within gallery contexts). The institution,

external bodies and the students themselves

validate courses. At the end of each module

and at the end of the whole course, students

are asked to complete an evaluation form that

provides an opportunity to comment on

curriculum content, teaching quality, the level

of support offered as well as knowledge gain

and skills development. These are first

reviewed by the Head of Department who

identifies any issues and ensure they are acted

upon by the tutor(s) responsible for shaping

and delivering the courses in question. There

are also two Staff-Student Teaching and

Learning Committees (SSTLC); one meets

annually (at the Distance Learning Summer

School), the other (for campus-based students)

sits twice in the autumn term and twice in the

spring term. Representatives from these

PROGRAM

Campus-based

(full-time)

Distance Learning

(part-time)

PGDip

(120 credits)

MA

(180 credits)

MSc

(180 credits)

ART MUSEUM AND

GALLERY STUDIES

12 months

(beginning autum term)

INTERPRETIVE

STUDIES

*30 months

(1 october and 1 april)

MUSEUMS STUDIES

12 months

(beginning autum term)

*30 months

(1 october and 1 april)

committees then present their minutes to the

Department’s main Learning and Teaching

Committee, which in turn reports to the

Departmental Meeting, and which presents

its minutes for review to the Faculty of Arts

Learning and Teaching Committee.

The administration of postgraduate

courses is the responsibility of an experienced

and well qualified team of individuals. Each

taught programme is led by a Programme

Director. The programme director has overall

responsibility for the quality and relevance of

the curriculum, and the modes of teaching and

assessment.

Through their exhibitions, events,

publications and on-line activity, museums

and galleries are today places that deploy a

variety of approaches in order to engage and

empower their audiences. Consequently, they

employ professionals who are adept at

communicating creatively and effectively in

order to inspire, entertain and educate. The

Department considers it important, therefore,

that its approach to teaching and learning is

equally engaging and diverse. We need our

graduates to be able to work and express

themselves (and inspire others) in a number of

different media and settings, and to a number

of different audiences.

Campus-based teaching

For this reason the Department works hard

on its campus-based taught postgraduate

programme to build a learning environment

that is characterised by its variety of teaching

spaces, types of interaction and assessment

methods.

During the autumn and spring term every

student will take part in eight daylong study

visits to museums and galleries around the

region and beyond. In the 2007-2008 academic

year students will (amongst others) visit

museums in London, Cambridge, Liverpool,

Wolverhampton, Sheffield, Manchester,

Norfolk, Leeds, Birmingham and

Northampton. These study visits usually

involve a significant amount of co-operation

and involvement by the host institution,

including access “behind the scenes” and to

their staff and end the day in a lively plenary.

The slide shows a study visit to the

Guildhall in Leicester, which is a 16th century

building, complete with original graffiti. Our

MA students engage in a Tudor workshop

designed for KS2 (7-11-year-old pupils). They

act out historical trails and judgements and

there are roles for all levels of interest. By

using appropriate actions and language this

visit provides a fun learning experience.

But just as the Department takes its

students out to museums, so it brings in-

service museum and gallery professionals

to the classroom to share their first-hand

experience of working today in the sector.

Consequently, each year the specialised

teaching of the Department s own staff, are

complemented by the voices and experiences

of over thirty in-service practitioners who

contribute as visiting speakers.

Lectures (to the full group of c. 80

campus-based students) are used as key points

of focus for each module, sometimes as

provocation pieces and editorials, sometimes

as surveys and summaries. However, the

Department continues to work hard to ensure

439

VIV GOLDING Teaching Museum Studies at the University of Leicester

438

THE TRAINING – THE PRACTICE

that the lecture is not used simply to convey

knowledge – but as an opportunity to

stimulate ways of thinking about a subject.

For example a lecture on learning theory

includes reference to: Behaviourism (Miligram

experiment), Constructivism (Hein), Multiple

intelligences (Gardner), Diverse learning

styles (McCarthy) and Motivation

(Csikszentmihalyi). The overall message is

to show museums as sites for formal and

informal fun learning (“edutainment”).

Howard Gardner tells us there are “at least”

7 Multiple Intelligences. He states the theory “

is a pluralistic view of mind, recognising many

different and discrete facets of cognition,

acknowledging that people have different

cognitive strengths and contrasting cognitive

styles.” We may list the intelligences, the specific

skills and the likely occupations as follows:

— Linguistic. Manipulation words &

meanings. Poet, writer.

— Logical-mathematical (Piaget): logic,

science, abstract models & theories.

— Musical. Make, compose, listen to.

Musician, teenager.

— Spatial. Use mental models of spatial

world. Doctor, sculptor, navigator

— Bodily kinaesthetic. Use all or parts body

to solve problems or express ideas. Dancer,

craftsperson, athlete.

— Interpersonal. Understand other people,

motivations & aspirations. Teacher,

religious leader.

— Intrapersonal. Understand oneself & use

this negotiate the world

— Naturalistic. Understand the natural

world & use this to appreciate & care for

the environment.

Gardner further states: “It is of the utmost

importance that we recognise & nurture all of

the varied human intelligences, & all of the

combinations of intelligences. We are so

different largely because we all have different

combinations of intelligences.”3

The usefulness to museums & galleries?

Any drawbacks? Questions are key to

teaching and learning at Leicester. Before we

watch part of the video Using Museums, which

shows a number of school visits to museums,

I would like to pose some more questions for

you to consider while observing the learning

activities. At the National Museum of Welsh

Life a KS2 session is taking place perhaps you

might consider:

— What educational philosophy is being

used?

— Why are the collections particularly suited

to this philosophy?

— What kinds of face-to-face provision is

provided?

— How are the activities organised spatially?

— What teaching strategies are being used?

— What words would you use to describe the

processes the children are engaging in by

building a wattle & daub wall?

At the Horniman Museum London, where I

worked for ten years perhaps you might ask

yourself:

— How can we begin to think about the

relationship between museum work &

school work?

— What preparation does the teacher do

before the visit?

— How are the objectives of the visit related

to the specific group?

— How are the objectives of the visit related

to the museum s collections?

— What teaching strategies are being used?

— How many intelligences (Gardner) are

being encouraged in the workshop?

— Why is the multiple intelligence approach

so useful to this specific group of children?

As you have seen videos are useful to enliven

a large group lecture and engage students in

some critical questioning. However, it is

during the b (usually in groups of 25 people)

that teaching becomes more interactive and

dialogic. The smaller group programmes

include a number of hands-on practical

workshops – for instance in Module 2 (in the

units related to documentation methods and

managing relative humidity, temperature and

light levels) or in Module 3 (in the session

related to writing effective text for exhibitions).

Additionally students are able to interact

with module tutors in smaller hour-long

“tutorial” groups (of around 15 people), that

focus on specific pre-prepared readings and

questions. The Museum Studies and Art

Museum and Gallery Studies programmes also

run regular “seminars” – usually two per

module. These are much more informal

sessions, used as a way of stepping back from

the curriculum, perhaps reflecting, through

conversation, on the module or course as a

whole. These seminars may involve an invited

participant (a researcher inside or outside the

institution) or they can be student-led.

Importantly, we find that these sessions

provide both a flexibility in the curriculum

and the timetable to allow the programme to

respond and to or explore emerging themes,

questions or events, but they also provide

students with a supportive space and time to

piece together their thoughts during a busy

and fast-moving and term.

All fulltime students undertake an eight-

week work placement in a museum or gallery

in the summer, providing them with an

opportunity to test out ideas learned on the

course. The Museum Work Experience

manager works closely with host museums to

ensure that students receive high quality

learning experiences.

The “skills set” required of the modern

museum professional is varied – and certainly

extends beyond the ability simply to write

essays. The Department also remains mindful

of the fact that – as in museums – individuals

learn (and may demonstrate their learning) in

a variety of ways. Consequently, although four

essay assignments of 2,000-4,000 words and

the production of a 15,000 word dissertation

form a key part of the Masters programmes,

they are by no means the only means through

which attainment is assessed.

During the campus-based taught

programmes students also have the

opportunity to undertake assessments that

involve: the writing of a report; the drafting of

a funding application; the writing of text labels

for a display; the design of a lesson plan for an

educational workshop; the compilation of a

documentation portfolio on a museum object;

or the environmental audit of a gallery space.

Furthermore, all students also take part in

a group project, and have the opportunity to

work (and be assessed within) a collaborative

environment, as well as make an assessed oral

presentation.

441

VIV GOLDING Teaching Museum Studies at the University of Leicester

440

THE TRAINING – THE PRACTICE

Distance learning teaching

Distance learning teaching methods are based

upon written ten-unit Study Guides, which

incorporate a diversity of learning activities.

Each Module and each Unit has a clearly

stated aim and equally clearly identified

learning outcomes. Students must work

through the Study Guide in its entirety,

completing the learning activities as they go.

Such activities are central to the student’s

learning journey, and may range from

questions to answer about a reading or a

website, through spending half a day or more

visiting a museum or other site, to watching

and analysing a film or conducting a Blackboard

discussion of a controversial issue with one’s

peers. Most modules also include at least one

optional tutorial.

The Module Tutor plays a key advisory

and supportive role. Most fundamental of all is

the active participation of the student in their

own learning, not only in completing all the

necessary reading and activities but also in

relating their learning to their own experience,

interests and expertise.

Distance learning teaching also utilizes

the annual Summer School, which is highly

valued by students who can attend twice

during their study programme. They come to

Leicester where the Department s staff and

Associate tutors meet and work with them

in a combination of lectures, workshops,

seminars, study visits and social activities.

We rigorously utilize the students’ annual

feedback in order to improve and change the

Summer School content according to their

requests and needs.

In 1998 the Department introduced the

first Masters distance learning programme in

Museum Studies in response to the shifting

needs of the museum sector internationally

and changes in higher education more

broadly.

Our distance learning courses take the

Department’s unique and highly regarded

learning and teaching ethos beyond the

confines of the building, providing further

opportunities for students within the wider

community to achieve their training needs.

This was a natural approach for a Department

which already had a strong international

training and research profile within the

museum sector and beyond. Our distance

learning provision, no less than our campus

based provision, is concerned with student-

centred learning, has clear learning outcomes,

and utilizes a range of media and

communication techniques to introduce

themes, ideas and practices.

The Distance Learning Welcome Book

incorporates an induction unit, which aims to

provide the student with an awareness of:

— the thinking behind the programme of

study they are about to embark upon,

— the mechanisms used in the delivery of

the distance learning programme, and

— some useful techniques for completing

the course successfully.

Distance learning teaching methods centre

on the written ten-unit Study Guides that –

together with all required reading, any DVDs

or other audiovisual materials, and details of

tutors and deadlines – are sent to students at

the beginning of each module.

All academic members of staff have

some involvement in the distance learning

programme and many are responsible for

individual units within the Study Guides. We

also work with a keen and strongly motivated

group of 24 Distance Learning Associate

Tutors who are all sector professionals with

extensive experience to offer the students. The

Associate Tutors come to Leicester once a year

for curriculum and other training.

The Study Guides are deeply interactive:

it is made clear from the outset that a distance

learning student cannot passively read and

absorb, but must instead actively participate in

their own learning through the completion of

the learning activities embedded within each

unit. Students are strongly encouraged to be

creative and develop their own techniques for

making learning active, such as the use of free

journals, collecting folders of press cuttings, etc.

Learning methods include the use of a

variety of media and a range of activities that

interrogate the learning materials in different

ways:

— the compulsory use of Blackboard for

discussion of a contentious issue (one unit

in Interpretive Studies)

— the optional (but strongly encouraged)

attendance at an annual Summer School

(which students tell us helps them to feel that

they belong to a real university, an institution

with staff to which they can always turn with

academic and personal issues)

— programme listservs to network with other

students (a learning and professional

community which students are also

encouraged to extend further by

developing contacts with practitioners)

— support and advice from Module Tutors

— the incorporation in almost every module

of at least one optional tutorial for

submission to the Module Tutor.

Most importantly of all, throughout the

courses, students are repeatedly encouraged

to relate the materials they are exploring, and

their own learning journey, to their own

professional and socio-cultural experiences,

expertise and interests. Closing the distance is

not the issue: instead our distance learners are

enabled to make use of the distance and of the

very specific learning environments and

cultures that the medium facilitates.

Student Research Training (including research

ethics). Campus-based

All students are issued with a “Research Skills

Handbook” at the start of the programme

which is a substantial publication (70+ pages)

developed by the Department. It covers

relevant issues of both a generic and subject-

specific nature. For the coming academic year,

this will be provided in discrete sections

within Blackboard instead of in a printed

format. Specific advise on plagiarism is

provided.

In keeping with the new University

Research Ethics Policy training is to be

provided to all students at the start of the

programme. This takes the form of a two

hour session delivered by a member of staff

from the Student Learning Centre. The

content is likely to be of a generic nature but a

member of Departmental staff will be on hand

to deal with any subject-specific queries.

443

VIV GOLDING Teaching Museum Studies at the University of Leicester

442

THE TRAINING – THE PRACTICE

Assessment

Through the use of an exam number, rather

than the students” name, all assignments

other than the dissertation are submitted to

the markers anonymously. These are then

marked by the first marker followed by the

second marker who mutually agree a mark

for the particular piece of work and the

feedback comments that are to be returned

to the student.

In all cases, the relevant Programme

Director conducts a final quality check

before the mark and feedback is returned to

the student. A proportion of all assessed

work is provided to the External Examiners

for moderation in order to ensure that

marking standards are being consistently

maintained.

The process for distance learning

programmes is identical to the process for

campus-based programmes described above,

except our network of distance learning tutors

are responsible for the first and second

marking.

Feedback is provided to all students on a

standard assignment feedback form. Markers

are asked to assess the work in five broad

areas: Planning (aims, objectives and

methodology); Research (data collection and

literature review); Analysis (and discussion);

Communication; Conclusion. The feedback

form includes a grid, which enables markers

to indicate how well the student has done in

each of these five areas. Markers are instructed

to provide feedback which is fair, full, specific,

evidenced, constructive, encouraging and

between 250-350 words in length.

The assignment feedback form contains

the names of the first and second markers and

students are encouraged to contact the first

marker if there is any element of the feedback,

which they need to be clarified.

Distance learning programmes

The distance learning programmes currently

consists of six core modules and the

dissertation module. (As stated earlier, we are

currently working towards a four module plus

dissertation model which allows the student to

complete the Masters within 24 rather than 30

months).

Distance Learning materials are provided

through two main channels: printed Study

Guides, module books, readings, and DVDs

are sent to students by post; at the same time,

up-to-date urls for web-based learning

activities, some core readings, and additional

learning materials are made available on

Blackboard.

As with campus courses, each distance-

learning module has clearly stated aims

and learning outcomes. Each begins with

a full introduction, which sets out the module

outline, the module s learning outcomes,

learning methods, skills development, various

resources, advice on time planning, details of

tutorial(s) and assignments, and includes the

assignment submission form. In turn, each

unit begins with a clearly stated aim and

specific learning outcomes, followed by an

introductory section and then a number of

core sections, with some concluding text, a

bibliography and suggestions for further

reading at the end.

In this brief paper I have attempted to

share with you something of the special ways

in which the Department of Museum Studies

at the University of Leicester teaches Museum

Studies. I hope to have imparted something

of the theoretically grounded practical

approaches we take towards training students

as future museum professionals.

1. Steven Greenblatt: 1991, “Resonance and Wonder.”

In Exhibiting Cultures The Poetics and Politics of Museum

Display, Smithsonian Institution Press, Washington and

London, pp. 42-56.

2. What did you learn at the museum today? Second Study,

Leicester, Research Centre for Museums and Galleries,

2006.

3. Gardner, Howard: Art education and human development,

Los Angeles, Getty Center for Education in the Arts, 1990,

p. 18.

445444

O, wonder!

How many goodly creatures are there here!

How beauteous mankind is! O brave new world,

That has such people in’t!

Miranda in

William Shakespeare:

The Tempest, Act V, Scene I

What is our future? We are entering a “brave

new world” in our museums as well as across

society as a whole. Key to understanding

what this new world will be, is in examining

the people themselves, the museum colleagues

and co-workers who make up this new world,

“the next generation.” The future lies in

knowing the next generation. In the U.S., the

next generation will radically change the visits

to museums and the work and roles associated

with these. This generation, those born

between 1981-1995, are frequently called

Generation Next, Nexters, Echo-Boomers,

Millennials, the Internet Generation, or the

Nintendo Generation. It is imperative to

understand this next generation as a

particularly large segment of our population

whose sheer size will change all aspects of

society including our art museums, for to

understand our future is to better know this

brave new world. With 80 million in the

United States alone, this generation is already

having an impact on society, for while the

youngest are just entering high school, the

oldest have entered occupations and will begin

to be the majority group in the work place.

By the year 2014, this generation will be the

largest and most diverse population segment

in the United States, making them, along with

their ideas and values, the guiding force in

U.S. society.

And this generation is different. In their

new world, the notion of participatory

democracy, in its most practiced sense, is a

defining concept for it. Generally, they grew

up online and have not known life without a

computer or a cellular phone. Nexters text

instead of talk; they meet virtually before they

do so physically. They are connected to our

global community more intimately than

Changing Role of Museum Education

MAITE ÁLVAREZ

J. PAUL GETTY MUSEUM, LOS ANGELES

perhaps to their own community neighbor.

This generation is the most ethnically diverse

generation and many of its members come

from what social scientists term as “non-

traditional” families; consequently as a

generation they tend to value diversity and

are tolerant of others. They are community

builders. Since childhood, this generation

was filled with group-organized activities.

Teamwork and team building are this

generation’s mantra. They are inclusive,

progressive, team building, consensus-

builders, collaborative, cooperative.

Yes, the internet generation is very

different from their baby-boomer parents

(born between 1946-1964), who were very

individualistic and career oriented.

Our society is beginning to change as a

result of the emerging influence of that

generation in the U.S. Imagine how this

group, with its shared values and outlooks,

and their ways of processing and working

together will effect the production of

intellectual knowledge − by the very nature

of their interpersonal outlook, based on

teamwork, collaboration, inclusion, tolerance

and diversity of ideas. The knowledge

produced will be interdisciplinary or a result

of multiple points of view. And imagine how

the actual production of knowledge will be

different − knowledge will be less produced

in isolated silos. Rather interdisciplinary teams

will produce in collaboration, globally and

from remote locations. This is a major shift

for all knowledge producing institutions,

particularly art museums.

By the 1970s, with the rise of the museum

education profession, the art museum built up

compartmentalized silos: collections or

curatorial, education, and conservation. Each

silo had its responsibilities and often there

was no dialogue between them, much less

collaboration. The generations running art

museums, the Silent Generation (those born

between 1923 and 1945) and the Baby

Boomers, valued individual achievement,

status and success. Exhibitions and knowledge

were produced by a “curator-auteur.” This

reality reflected the baby boomers shared

belief in the great individual, the great

“auteur,” not teamwork. As society has been

slowly evolving and shifting from the Baby

Boomers to Generation X and now

Generation Next, so too have our shared

values and ways of doing things in museums

and elsewhere. As new graduates entered the

museum world, the traditional roles of

curators and educators began to alter,

collaborations became key, including in our

institution, the J. Paul Getty Museum. Over

the past few years, art museums have shifted

their thinking to understand that we all share

in producing knowledge. Of course we still

have silos but the ideals are changing; some

practice is changing; some experiments are

happening.

Art museums have been moving from

an “auteur” approach exhibition process

towards team driven exhibition creation,

with knowledge produced in a team process.

The knowledge produced has been that much

richer for it. Our exhibition process at the

J. Paul Getty Museum provides an excellent

case study for this paradigm shift. The work

process in the exhibitions has changed over

the last decade in many major American

446

THE TRAINING – THE PRACTICE

museums, including the Getty. The ideas

for exhibitions and creation of knowledge

no longer come exclusively from curators,

but also from conservators, educators, etc.

The post- Baby Boomer generation began

infiltrating our workspaces subverting the

artificial boundaries of art museum

departments. Since this new generation had

grown up working and learning

collaboratively in teams and across teams,

including teams working together from

remote locations working in strict silos would

be anathema to them.

Starting in 1990, the education department

at the J. Paul Getty Museum began creating

focus exhibitions, which examined in depth

objects from the permanent collection. These

exhibitions added to the breaking down of

traditional art museum silos. Curators were

no longer the sole producers of knowledge.

New sorts of collaborative exhibitions were

created: Princely Bronzes, Dirty Business (1990)

curated by the Sculpture and Education

departments; Preserving the Past (1991) curated

by Antiquities Conservation and Education;

Innocent Bystander: The Restoration of Orazio

Gentileschi’s “Madonna and Child” curated by

Paintings Conservation and Education; Gilding

the Dome of Heaven: Gold Ground Paintings

in Medieval and Renaissance Italy (1994)

curated by Paintings and Education; Carrie

Mae Weems Reacts to Hidden Witness (1995)

curated by the Education department; Zoopsia:

Tim Hawkinson (2007) curated by the

Education department; or La Roldana’s Saint

Ginés: the Making of Polychrome Sculpture

(2009) curated by the Education and

Decorative Arts and Sculpture Conservation

Departments. All these are but a few such

collaborative examples created at the J. Paul

Getty Museum. As the exhibition team

considers all parties equal in the creation

and dissemination of knowledge, technical

conservation issues as well as detailed

information about the history of art object

become equally important.

Today, many art museums, including

ours, are developing their exhibitions via

project teams. As this next generation becomes

the dominant population in U.S. society we

will only see further intellectual collaboration

and less isolation in silos. While there are still

conservators, art historians, educators and

curators protecting their turf, in professional

silos, we are moving towards the conservator-

historian, curator-educator or educator- curator,

away from inflexible distinction between the

roles. As this new generation becomes the

dominant group this will in all likelihood

result in a more participatory democracy as

the defining guiding principle in museum

operations in general, and exhibitions production

in particular. At the least there will be a more

fluid role exchange; maybe new hierarchies

created; but it will probably always have

leaders, maybe, though, with different ideals.

447

This presentation takes up a case study of

an artist who is a researcher and teacher

involved in educational innovation.

Through narratives a dialogue is created

which serves to demonstrate interpretation

processes in art deductively. Paradox,

metaphor and metonymy act as a thread

for proposing an educational model for

the transformation and building of

knowledge. Additionally an assessment

of the paths taken by art education and

museums is made in both directions

and the figure of the museum educator

of the past, present and future analysed.

Transformative dialogues

To begin an exhibition is to begin a dialogue

and, if our goal is some kind of comprehensive,

affective and social feedback, it is necessary

to make a deep impression and achieve an

emotional, projective impact resulting from

real experiences in which we can all be

reflected either positively or negatively but

which, in any case, will give us the

opportunity to be transported in the

metaphorical sense of the word. Metaphor

is a recurrent resource, due to its capacity

to “trans-bear,” to “trans-pose” − which comes

from the etymological meaning Félix de

Azúa1 described so well in Diccionario

de las artes, through his explanation

of the definition of the Greek word (meta-

forein). With the word transport a starting

point, forein suggests intensely the idea of

bearing something oneself, thus allowing

us to tailor this trope to the theories of

constructionist learning in the sense that

The Importance of Museums in Art EducationDialogues of Interpretation

and Transformation

ROSER JUANOLA TERRADELLAS

UNIVERSITAT DE GIRONA

449448

in order to interpret we must articulate

the new experience with views of our own

identity.2

The point of this lecture is to illustrate

certain conceptions of learning and put them

into practice accordingly. For this, I have

changed the traditional established order,

by which we should begin with a historical

situation or a presentation of precedents, move

on to discussing educational models and

finally reach conclusions.

So I am going to start this presentation

with a conversation with an artist who is also

a teacher and researcher in the visual arts field

− Ana Marín − in the hope that in some ways

a link of meanings can be established with

the different recipient readers or audiences.

The close relationship I have established with

her enables me to elaborate on her career,

which is characterised not only by the high

standard of her artwork and her creativity

in the processes and results of the work she

has done with schools, but also by the lack of

understanding and the hostility she faced when

defending her ideas. She does not find solace

in partial meanings when her work is

concerned: her main aim is only to find unity

among all meanings. We have committed

ourselves to this goal and are now working

on a joint project.

The artist’s versatile profile forms a

triangle: creation, teaching, research. For

this reason, I think it is interesting to map her

path and begin this lecture with her case.

This personal journey will take us back

various decades and from there we shall

introduce the educational model our group

of the Instituto Catalán de Investigación en

Patrimonio Cultural defends, as well as

some historical data on the creation of

education departments at museums and

DEACS (Departamentos Educativos de

Acción Cultural - Cultural Action Education

Departments).

Voices in polyvalent mapping

In this section I am going to quote extracts

from a conversation I had with the research

student, the artist Ana Marín.3 This

conversation transformed her way of thinking

into our way of thinking and turned it into a

map that will show us what kind of

knowledge we are building through the work

we are doing together. From a position of

dialogic learning, which holds that reality is

a human construction and meanings also

depend on human interaction, these extracts

from the conversation reflect an interaction

of meanings.

[When asked about the interaction

between her three professional facets]

Creativity and research underlie all

contexts and I believe that the artist-

teacher-researcher triad could currently

be considered a single aspect, i.e. artist-

teacher-artist or teacher-artist-teacher.

[...] and very much in spite of how difficult

it was to reverse the poles of the territory

of the public with regard to public things

and amid this feeling of unease, I thought

the classroom could be the place for the

transformation to become possible; and

then I decided to begin my doctoral

studies at the Universitat de Girona.

[When asked to talk about the influence

of her teaching work on her creative activity]

[...] my teaching work has influenced my

artistic creation favourably as far as

research is concerned, since the creation

of an educational project has often been

followed by an art project and at other

times vice versa. That was the case, for

instance, with Sic Transit (1997): I had

previously begun an educational project

on installations.

[When asked about her work as an artist]

In my work as an artist and teacher

professionally I always stress the Other, in

all its dimensions. In several exhibitions

I made immigration a recurrent theme

(1992), and worked on it for several years.

The narrative and construction of artistic

discourse through metaphor, paradox

or synaesthesia have gradually weakened

the tendency to give priority to a specific

artistic practice always in favour of ideas

for a critical approach and positioning

vis-à-vis what surrounds us. The world

as disengagement. And though at one

time it was immigration, it has also been

childhood, oppressed women, AIDS.

Sometimes you go as far as metaphor,

other times you don’t... Managing to

communicate with regard to others

or trying to reflect them with a bare

minimum is hard work.

[...] the public’s way of wanting to go into

the exhibition space and only see something

translucent that they could not work out

anyway. I thought the best way for that

door to stay open to others permanently,

without pause or effort, was education

in museums or art centres.

[When talking about reflection

and self-criticism]

[...] the spontaneous is not incompatible

with meta-reflection. I believe that a

capacity for self-criticism and reflection

is essential in an artist, although the

spontaneous must not be ignored. Because

the spontaneous is part of the process

and sometimes, when contradiction

appears, it makes you look for those

opposites which, for instance, sometimes

lead you to paradox both conceptually

and formally in the final work. And that

obliges you to discern, to delimit and

to synthesize. At the same time as you

attempt to question.

Art education and contemporary society /

societies: an essential tension

The mediator-educator must follow the

development of society, the concept of art

learning and the concept of art, and try to get

museums involved in that development.

We are in agreement that ways of looking

have changed and as a result a whole

panorama of action different from that of

several years ago has been defined: knowing

how to handle the new variables and use

processes for applying them is another matter.

Although many factors have favoured that

change, there is no doubt that the

incorporation of virtual spaces has been a

decisive factor favouring the introduction

of post-modern theories. I shall now list some

ROSER JUANOLA TERRADELLAS The Importance of Museums in Art EducationEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

451

ROSER JUANOLA TERRADELLAS The Importance of Museums in Art Education

450

EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

of the aspects that shape the current situation

vis-à-vis social aspects and their relationship

to art.4

— Artistic representations are neither natural

nor fixed. Rather they are conventional

and social constructions, although that

does not mean that autonomy is sacrificed.

— What is regarded as interesting,

pleasurable, fun, delicate, grotesque has

mutated drastically and no longer meets

cultural needs.

— Beauty, grace, sublimity, utopias are

not challenges to take up. Emotion,

imagination and taste lie within the

aesthetised pathetic.

— Art does not possess a legitimising

statement that prejudges it, which means

that other aesthetic sensitivities and

emotions that destroy the limits of

traditional representation are generated.

— The sum of these ideas in transit can be

described as a kaleidoscope whose parts

have multiple combinations.

— There is peaceful co-existence between

forms, figures, sensations.

— A “deterritorialisation” of the museum

and an introduction to non-Western

productions exist.

— We are witnessing the appearance of an

instant museum as opposed to a minority

museum.

— Transience and discontinuity of the

historical is being proposed: aesthetics of

the fragment, of the frontier, seam

aesthetics, exchange.

— There is an immersion in the

hypermediatic, a merging of categories

and registers, aesthetic relativism.

— The mass rather than the elitist look

predominates.

— Maps of the new sensitivities are created.

As regards learning − an aspect which has

to be described if we are to talk about

interpretation − I would repeat R. Flecha’s

arguments:

“Since the early 1980s the social sciences

have developed a communicative orientation

which has embraced and superseded other

orientations, such as the constructivist.

All the educational experiments worldwide

that have been successful in overcoming

inequality are based on characteristics of

dialogic learning like joint action by students,

families, the community and professionals in

education. Their current importance increases

in this information-based society in which

learning depends mainly − and ever more so −

on all of the students’ interactions and not only

those received in the classroom or from their

previous knowledge.”6

In this respect, it is also interesting to

consider the distinction between the concepts

of constructivism and constructionism. Let us

take a look at a few of the premises of social

constructionism:

— Reality is a social construction.

— Reality is a construction of language.

— Realities are organised and maintained.

— Reality is made through narratives

or stories.

— There are no basic or essential truths.

The following table compares some of

the differences between some concepts

of learning.

LEARNING

Concept

Bases

Example

Teacher trainning

Disciplinary focus

Consequences

TRADITIONAL

Objetivist

Reality is independent

of the individuals who

know and use it.

A table is a table

irrespective of how

people see it.

Contents to transmit

and methodologies for

this purpose.

Pedagogic orientation

that does not take

psychological and

sociological aspects

into account correctly.

The imposition of a

homogenous culture

generates and

reproduces inequalities.

SIGNIFICATIVE

Constructivist

Reality is a social

construction which

depends on the meanings

people give it.

A table is a table because

we see it as an object

suitable for eating off.

Knowledge of the

learning process of actors

and of their way of

constructing meanings.

Pedagogic orientation

that does not take

pedagogical and

sociological aspects into

account correctly.

Adaptation to diversity

without taking into

account the inequality of

context generates more

inequalities.

DIALOGIC

Comunicative

Reality is a human

construction. Meanings

depend on human

interactions.

A table is a table because

we agree to use it to eat

off

Knowledge of the

learning process of

individuals and groups

through the interactive

construction of meanings.

Interdisciplinary

orientation: pedagogical,

psychological, sociological

and epistemological.

With the transformation

of the context, respect for

differences is included as

one of the dimensions of

egalitarian education.

453452

ROSER JUANOLA TERRADELLAS The Importance of Museums in Art EducationEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

To elaborate a little on the notion of the

dialogic learning in which we take up

positions and to bring it into learning about

art, we would point out that knowledge is

perceived as a shifting, unstable flow. Museum

narratives are characterised by those that are

visible being shown and those that are invisible

being concealed.

From art education to the museum

Given how quickly our society is developing,

it is becoming more and more complicated to

actually know what is the state of the question

on the development of any social content or

fact. Nevertheless, such diagnoses are

completely indispensable for everything

connected, whether directly or indirectly,

with culture; and to carry them out we would

need long experience and thus a very broad

perspective to look at the results. Only in this

way could developments, breaks, transactions,

connections, crossings and many other

important aspects be considered with the

right criteria.

One of the things that have given me

the greatest satisfaction professionally was the

opportunity to publish Professor Elliot

Eisner’s book Educating Artistic Vision in

Spanish in 1995. Now, twenty-three years

on, the time has come to affirm that this book

was a milestone in the development of art

education in Spain. The publication of

Professor Eisner’s theories added weight to

this field of study and helped people to see

how important its role was within general

education. I consider it one of Professor

Eisner’s greatest ever contributions. But, in

addition to its social and intellectual

contribution, this study raised the self-esteem

of art education teachers and brought them

closer together. That is why at times of

transition when major educational models fall,

as in the case of DBAE (Discipline Based Art

Education), which was in fact championed

by Professor Eisner, both he and A. D. Efland

surprised and reassured us with the

publication separately of books reviewing

the position of art education in recent years.

These two books of 2004 by such

distinguished authors can be said to have

complemented each other and provided expert

views of all those years of far-reaching changes.7

Apart from the social contrasts in

contemporary society as defined by the

introduction of post-modern perspectives,

various factors had a bearing on the desire

to renew the models of that period, two being

particularly important: on the one hand, there

was the introduction of the concept of

curriculum into all disciplines and, on the

other, an invasion by the audiovisual media

and new technologies, which, in the same way,

affect social, family and educational habits.

Focusing on some of the most relevant

observations and with regard to the question

of education for art or education on art,

mentioned above,8 it is essential to point out

that optimistic expectations are not

unsusceptible to criticism stemming from a

review of our professional situation. If we are

to speak authoritatively of the future of art

education, neither an assessment of the past

nor a clear opinion of how things are in the

present can be omitted − which is the

equivalent of emphasising the value of

research into historical aspects and, at the same

time, familiarising ourselves with educational

innovation. All of this, taking care not to leave

out the classic “blind spot” that the slant of

the last three decades involves. In general, the

present lacks reflection, due precisely to its

immediacy or to a lack of systematic

publications. Although we shall not completely

meet those expectations with this study, our

aim is at least to fill a few gaps, point out

innovations, re-situate some viewpoints and

contextualise other familiar ones.

From the museum to art education

By reviewing a number of publications on

the subject9 it becomes clear that the desire

to learn from cultural heritage, museums,

galleries and other, similar centres is age-old.

Very important in this respect are the

contributions of E. Hooper-Greenhill,10

according to whom collections can be studied

as sources of information and objects can form

part of a less focused learning process. Objects

can act as catalysts in the learning process,

as their material aspect leads to a greater

interest in the written word: objects have

a deliberately communicative and expressive

function and provide interlinear information.

Interpretations of objects, on the other hand,

are rarely univocal and vary according to

place, time, context, point of view and the

interpreter’s degree of knowledge. For E.

Hooper-Greenhill, objects are necessary for

verifying abstract concepts in all the stages

of knowledge development. Objects have a

materiality that we react to, particularly where

the sense of touch is concerned, which requires

a response from both body and mind. This live

form of response makes involvement in the

interactive holistic process possible − a basic

requirement in starting to learn. Learning

thus becomes a less imposed and more

entertaining activity and above all one of

discovery. The potential for learning from

museums includes learning from objects as

well as about museums and their function.

The materialisation of this potential calls for

a careful, detailed plan and cooperation

between museums and educators.

As early as 1986, in their book Museum

Education: The Uncertain Profession,11 E. Eisner

and S. M. Dobbs cited aspects of education

in art museums which included the education

and discipline required of museum educators.

They concluded that historically this task was

given no credence by museum curators and

administrators. In an attempt to find more

effective ways for an understanding between

curators and educators, P. Williams12

conducted a survey with 45 educators and 45

curators. One conclusion was that curators

expected the following qualities in educators:

teacher training, communication skills, higher

education in the discipline of museums

and education, an ability to see a work from

several points of view, an ability to educate

at all educational levels, organisational and

supervisory skills, an ability to devise

educational and publication goals, etc.

In 1987, J. Paul Getty sponsored a meeting

of 25 educators from the American Association of

Museums Education Committee and the

National Art Education Association Museum

Education Division in Denver. The most

recurrent theme was how museum education

455454

ROSER JUANOLA TERRADELLAS The Importance of Museums in Art EducationEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

professionals developed their curricula. In the

conclusion, the same results as those quoted

from the survey mentioned above can be seen.

Teachers can also be trained to become

museum educators. In fact, it is imperative

(according to G. Talboys13) that museum

educators show teachers how to make the

best use of museums. This basically implies

working at two levels: first, convincing

teachers of the value of using museums as a

part of their methods; having convinced them,

the second level is making them see that even

though museums are exceptional as educational

resources, they are not schools. Ways of

working with museum resources are different

from those used within the classroom, even

when the material is used at the school.

Consequently, all museum educators should

be acquainted with the theoretical bases

of education, a requirement which is equally

valid today.

From a distance of over two decades,

we can also review C. Dufresne-Tassé’s14

analysis of research bibliography on visitors

to museums, which he placed in six main

groups. These are:

— Studies of the museum visitor’s

perception.

— Studies describing the characteristics of

the visitor and his / her reasons for visiting

the museum.

— Studies researching sociological factors.

— Behavioural studies of the visitor inside

the museum.

— Studies assessing the visitor’s reaction to

specific exhibitions and what he/she

learned at the exhibition.

— Studies of learning.

The last group can be regarded as an

emerging theme, so there are not enough

studies on the ways in which the different

types of public are motivated, enjoy

themselves, acquire knowledge and interpret

culture.

Feldman approaches the question of

learning by looking at how people behave

during the different development stages.

In his discussion of development and the

universal he points out that there are two

kinds of learning: one which is spontaneous

in the population as a whole (universal), and

another which needs “a systematic application

of cultural resources and effort to facilitate

change in development. This has been called

‘non-universal development’”.15

In Feldman’s opinion, the most important

thing is that the person should acquire

knowledge through response, through

discrepancy. By this he means non-universal

changes take place in this development and

that there must be systematic action in the

learner’s environment. In an up-to-date

revision we would complete the description

by including conflict mediation and dialogic

learning.

The proposal for an education model

for museums

Devising an education model in museums is

not a question of improvisation. Our research

group made a start on this study over a decade

ago and we are constantly revising it and

making additions. Our proposal is centred

basically on dialogic learning, despite

considering that some new contributions, like

service-learning, which is orientated to create

citizenship,16 or proposals for inclusive

education can also be added as they are similar

and cumulative. Thus, as can be seen in the

table and, so as not to labour the point, I shall

make only brief observations on our model’s

basic components: context, which presents

four different approaches, capacity for

communication, capacity for interpretation,

and a need for a social link.

Communication as dialogic mediation

There is no doubt that the models from the

museum and education fields come from

the contributions of different educational

disciplines: sociology or other social or human

sciences. Fried Schnitman,17 an outstanding

representative of the creation of paradigms

on conflict resolution, states that the new

forms of communication regard differences

as a multiplicity of voices rather than as rival

positions. A diversity of languages,

experiences and cultures − postmodernity’s

Utopia − give form to an alternative resolution

of conflicts and make significative dialogue

possible.

With another approach, in the 1990s while

theorising on this question E. Hooper-

Greenhill18 pointed out that before devising

a museum’s educational policy, it is necessary

to define its communicative policy and so

make it possible to determine how the

museum wishes to relate to society. An

institution’s communicative policy would

cover various fields: exhibition policy, design,

marketing, visitor study, etc. The British

authoress considers communication to be one

of the museum’s main functions and according

to her this includes: “[...] those activities

that attract visitors to the museum (publicity

and marketing), investigate their needs

(research and evaluation) and provide for

their intellectual needs (education and

entertainment).”

Interpretation as conflict learning

Much has been written about interpretation,

the material coming through many different

disciplines and a number of different

approaches. However, there is no doubt that

as interpretation is one of the main processes

in learning, it is important to know which

learning concept to focus on. The following

are some aspects of the concept of

interpretation in the field of education in

museums:

— Interpretation is a dynamic process of

communication between museum and

public.

— Interpretation is the meaning through

which the museum deliberates on its

contents.

— From the educational point of view,

interpretation includes the media and

activities but is not just a question of

exhibitions, visits, websites, classes, school

programmes, publications, etc.

— Interpretation must envisage the inclusive

approach and commit itself to promoting

potential publics.

— Interpretation is not observation but

sustained, enhanced information-based

revelation.

457456

ROSER JUANOLA TERRADELLAS The Importance of Museums in Art EducationEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

1. Félix de Azúa: Diccionario de las artes. Barcelona,

Anagrama, 2002, p. 20.

2. Juanola, R : Textos workshop de Arte y Educación,

Universitat de Girona, 2008.

3. A conversation between A. Marín and R. Juanola during

the research sessions (Universitat de Girona 2008).

4. Ideas partly based on contributions by various authors

and compiled by S. Marchán in Real / Virtual en la estética

Contexts: socio-cultural, personal, physical

and virtual

One possible definition of “context” is a set

of material objects forming a spatial,

chronological and social unit. Thus, in the

case of art heritage and museums − for

instance, a building with a long history of

architectural or functional changes − as many

contexts can be described as the constructive /

functional stages it has been through. Between

the whole and the parts and the context and its

components there is a dialectical relationship,

with the result that in order to form one and

the same reality, both have a need for each

other. In the case of museums, objects

sometimes become decontextualised and if

relationships or interconnections with texts

or other elements are not established, looking

at them can give the impression that they are

fetishist and of scant cultural content. Apart

from taking the concepts of the sense and

spirit of the museum as described from a more

contemporary point of view for granted, one

possibility is to consider objects as outside their

own territory, introduce non-Western objects

and extend the number of ways of looking

at them. According to J. H. Falk and L. D.

Dierking19 context can be personal, socio-

cultural and physical. While accepting this

classification, we would add the virtual

context, as we consider it also necessary to

this type of environment.

An emerging demand: the total recognition of

the figure of the museum educator and mediator

Critical museology can be said to be the heir to

the revision of the museology that appeared

in the 1970s, and I for one can vouch for the truth

of this statement, as this development played

an important part in my professional history.

I witnessed that phase when it was in full swing

in Barcelona and I have fought for museum

educators to be provided with all the

prerogatives they deserve, including academic

legitimacy, social recognition, appropriate

training and an exact definition of their

professional role. Initiatives like this congress

organised by the Museo Thyssen-Bornemisza

continue along the lines established by our

university when it organised the first “Museum

and related centre educators” postgraduate

programme for the academic year 2001-2002.

There is no doubt whatever that

conferences, courses and other initiatives are

important steps towards this recognition, and it

is to be hoped that in the near future “museum

educator” will be included in the Ministry of

Education and Science qualifications catalogue

and appear as a profession of cultural mediation

acknowledged and valued by society.

To conclude: being consistent with the

arguments maintained by this text, we propose

a single conclusion, to come out of (to use

didactic terms) feedback to this exposition,

and await such a response.

y la teoría de las artes, Barcelona, Paidós, 2005, pp. 29-58.

Quoted by A. Sánchez, pp. 17-29.

6. R. Flecha:. Taken from the publication on the conference

Construir la escuela desde la diversidad y para la igualdad

(ámbito estatal). Madrid, 26-28 January, 2001, organised

by the conf. of MRPs, CEAPA, CCOO, FETE-UGT, STEs, CGT

and MCEP.

7. See: Arthur D. Efland: Arte y cognición-La integración de

las artes visuales en el currículum vital, Barcelona, Octaedro,

2004; A. Efland; K. Freedman; P. Stuhr: Postmodern Art

Education: An Approach to Curriculum. The National Art

Education Association, Reston, Virginia (EE.UU), 1996;

E.W. Eisner: The Educational Imagination. On the Design

and Evaluation of School Programs, Nueva York, Macmillan

Publishing Co., Inc, 1979; E.W. Eisner: Educar la visión

artística. Prologue and edition coordinated by R. Juanola,

Barcelona, Paidós Ibérica, S.A., 1995.

8. R. Juanola and M. Calbó: “Modelos globales en arte

y educación.” In Calaf, R.; Fontal, O.:Comunicación educativa

del patrimonio: referentes, modelos y ejemplos, Gijón, Trea,

pp. 105-136.

9. Andrea A. García: Els museus d’Art de Barcelona:

antecedents, gènesi i desenvolupament fins l’any 1915.

Tesi doctoral, UB, 1996; Juanola, R. (2000)” Viure l’art:

l’arquitectura com a clau d’integració de l’educació artística

a la vida quotidiana.” En Art, cultura, educació: idees actuals

entorn de l’educació art, Edicions de la Universitat de

Lleida; M. Calbó Y J. Vallés: La competencia multicultural

en educación artística. Publicacions de la UdG, Girona,

2004.

10. Eilean Hooper-Greenhill: Museum and Gallery

Education. Leicester, Leicester University Press, 1994

(1991), p. 98 ff.

11. Quoted in Berry, Nancy and Mayer, Susan (ed.)

Museum Education. History, Theory and Practice. Virginia,

The National Art Education Association, 1989, p. 124.

12. Ibid., p. 126.

13. Graeme K. Talboys: Museum Educator’s Handbook.

Hampshire, Gower, 2000.

14. Colette Dufresne-Tasse (ed): Évaluation et éducation

muséale; nouvelles tendances / Evaluation and Museum

Education: New Trends / Evaluacion y educacion museística:

Nuevas tendencias. París, ICOM CECA, 1998.

15. Edmund B. Feldman: Varieties of Visual Experience

Art as Image and Idea. Englewood Cliff, NJ, Prentice Hall, 1987.

16. J.M. Puig et al.: Aprenentatge Server. Educar per la

ciutadania, Barcelona, Octaedro,

2007.

17. Dora Fried Schnitman (comp.): Nuevos paradigmas en la

resolución de conflictos. Perspectivas y prácticas. Barcelona,

Granica, 2000.

18. Eilean Hooper-Greenhill: 1994.

19. John H. Falk and Lynn D. Dierking: Learning from

Museums. Visitors Experiences and the Making of Meaning,

Oxford, AltaMira Press, 2000, p.137.

459458

(post-critique, post-structuralism, post-

feminism, post-modernism, positivism,

modernism, post-colonialism, cultural

theory, institutional critique,

performativity, critical museology, agency,

strategies and tactics, the mystery

of the masterpiece, three-minute culture,

localisation, positionality,

voices, development, nómade...)

(Create a two-minute void of silence)

Good afternoon! My name is Carla Padró

and I am delighted to be here at the Thyssen-

Bornemisza Museum now that we’re into

the flow of this spring weather. What I

wanted just then was to grab your attention.

That’s all. But, it startled you, didn’t it? Yes,

I thought so. This talk may seem a little

abstract and distant to you, but it is very

interesting. No, that isn’t what I’m going to

talk about directly, and even less so in fifty

minutes. We could talk about how impossible

it would be to examine museologies and

critical, feminist pedagogies in relation to all

those fields in such a short time, especially

since they represent very different ontological

and epistemological orders. However, in the

context of this conference I’d very much like

to share some of my ideas with you on how I

see art education in museums and art centres

as based on the point of view that art

education is something that is built socially.

So rather than talking about critical

museology and its didactics, I’m going to

tell you how different experiences, little

stories and situations strike up conversations

and are forgotten or make different ways

of “being” in a museum or of “being” a

museum possible. I hope to start up a long

correspondence with you, and why not?

And especially if we all commit ourselves.

As I don’t want to speak “to the void” or from

a “top to bottom” situation, a few days ago I

put up an advertisement on the course notice

board. It said: “Resident artist hopes for

correspondence − Please send letters on your

experiences and hopes for yourselves as

women museum educators.”(I wonder what

will happen.)

Entre-dós: Some Museologies,Critical (and Feminist) Pedagogies

CARLA PADRÓ

UNIVERSIDAD DE BARCELONA

“Poststructuralism proposes a subjectivity

which is precarious, contradictory and

in process, constantly being reconstituted in

discourse each time we think and speak.”1

For some years now I’ve been collecting letters

on our subjectivities in Barcelona’s museum

exhibition rooms. According to Montse Rifà,

the word subjectivity “is used to refer to the

individual’s conscious and unconscious thoughts

and emotions, his/her sense of himself /

herself and the ways in which he / she

understands his/her relationships with the

world.”2 The letter format is too old-fashioned.

But I love it. It helps us to speak of ourselves

and to move away from the generalising

language of the texts and tri-fold brochures

you find in museums or that you were obliged

to write at one time or another. At the same

time, traditionally it is a format that has been

assigned to some kind of inferior category: it isn’t

literature, or essay, or law (let’s face it, it doesn’t

belong to the category of history painting!), but

it is an autobiographical way of stopping, sitting

down, listening and being listened to. In a

nutshell, of taking care of yourself. As Sophie

Calle said in Take care of Yourself:

“I received an email telling me it was over.

I didn’t know how to answer.

It was as if it wasn’t meant for me.

It ended with the words: Take care of

yourself.

I took this recommendation literally.

I asked a hundred and two women,

chosen for their profession,

to interpret the letter in their professional

capacity.

To analyze it, provide a commentary on

it, act it, dance it, sing it.

Dissect it. Squeeze it dry. Understand

for me. Answer for me.

It was a way to take the time to break up.

At my own pace.

A way to take care of myself.”

In museum and education classes, letters are

a tactic for starting off in a reconstructionist

educational direction. Being aware that every

story can be affirmed, answered or narrated,

depending on how the different agents speak.

Yesterday we went to the Museu Nacional

d’Art de Catalunya (MNAC) for the second

lesson in the first-year doctorate course. This

was because I thought that the letters we would

write to each other needed a change of scene.

In February, in the Adolf Florensa Magna I

lecture hall at the Belles Arts. Women and men

of 20 and 21 years of age. Hesitant yet at the

same time curious. It was hard to get started.

The girls put too much pressure on themselves

(too much perfection Sophie Calle would say)

and were afraid that their classmates might

hear something “intimate” or “wrong.” “You

start.” “No, you.” “I’d rather not read my letter.

I’ll leave it in the box and someone else can read

it for me, okay?” “Me too.” “Well, I think I’ll

be able to read mine.” “Well, I don’t.” “All

right, so who’ll begin?” I asked. An anxious

silence. Necks scratched. Legs recrossed. Walls

turned to. The circle wanted to break up

and turn into a row of chairs, as if they were all

in an art history, anthropology or symbology

lesson.3 Finally, somebody saved somebody.

Girl saves girl of her own generation. More

than ten minutes had gone by. Little by little

461460

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

the circle began to turn. Common experiences

began to flow. A strong sense of connection.

Blue butterflies fluttering around the room.

We said goodbye with a “Whew, thanks!”

The next day: more correspondence. It was

my turn to write a PowerPoint letter about our

experiences in relating. I searched for a few

lines in order to begin with museological terms

we’d be studying during the course (white box,

civilising museum, tyranny of chronology,

institutional critique, institutional apparatus,

exhibition technologies, etc.)

“I remember a boy from my class falling

down, that I kissed a friend, felt bad... I

remember distorted images but none of

them had anything to do with the works

of art or their content.” Irene at the

MNAC. “[...] sortíem amb la meva àvia

a passejar per Donosti. Anavem les tres

generacions de dones a passar la tarda a

la ciutat. Eren tardes per anar a berenar

a una bona cafeteria i per visitar alguna

sala d’exposicions que es trobés al nostre

camí. El tema podia ser desde quadres

de ‘marinas’ fins la cultura vasca antiga,

passant per eines de pesca. El més

interessant d’aquelles tardes no era el que

vèiem a les sales expositives sinó sentir a

la meva àvia. La seva manera d’explicar

les coses, amb aquella gràcia, el seu

llenguatge tan poc precís i tan evocador.

Enllaçava una idea amb una altra, una

explicació rere l’altra, amb les paraules

ben escollides d’entre tot el vocabulari

del que disposava. Paraules com sublim

i encisador les vaig sentir per primer cop

sortint de la seva boca.” Olatx.

“M’agrada que hagis demanat el text en

format carta. És tota una declaració

d’intencions. Jo fins fa poc no me n’he

adonat què la meva experiència podia ser

la meva principal font d’informació. A

mi també se m’ha ensenyat a donar més

autoritat als llibres que a la meva pròpia

vida. Sembla mentida, no?” Mireia.

“El Luis Enrique parla de que un pot ser

un ‘visitant com a estranger’ o un visitant

‘com a turista.’ El Joan Iniesta: “No tot

és senzill, com se sol plantejar.” “Ens

eduquen en la política del silenci i de la

sumissió.”

What came to the surface was their annoyance

at museum experiences that had been too

instructive, reverential and quiet. Where they

felt subject to a sense of control like a

continuum, of when they had been primary

or secondary school pupils. Museum visitors

with their schoolmistresses. Students who

feel that museums are not for girls like them.

Old-fashioned.

Yesterday I chose the MNAC because I

wanted to put a different slant on things in

the class. Furthermore, they were doctorate

students. Their task was to find out: Would

the MNAC really not let you read letters out

loud in its rooms? / Am I really going to read

letters in the MNAC? There were various

sides to the issue: knowledge construction,

conceptions of visitors, works installed, etc.

The students had to map out how they felt

in the museum, what it was that made this

museum describe them as visitors, what

conceptions they found through texts,

discourses on the objects, atmospheres and,

perhaps, other visitors (the panoptic notion:

“the visitor circles you in astonishment”.

Ileana).

Marcos, Norma and Geraldine decided

to speak to the security cameras (among other

things). They stood in an almost half-moon

in the adjacent rooms on the other side of the

Taüll Christ. There again, another security

guard. So what happened? She was delighted

(she knew that particular restricted area was

her patch but it seemed like such an evocative

act to her that she didn’t say a thing. She

thought they were play-acting). Ileana, Miquel,

Ida, the pushchair of her baby boy Tonatiuh

(ended up in the lockers with the backpack, the

feeding bottle and the letter − the pushchair,

I mean!) felt the opposite way. Miquel was

tense because he works in a similar museum

and was embarrassed about doing a

performance. Ida became aware of the state

of blackmail between her and her pupils every

time she decides to take them to a museum:

“It’s a chain. I put up with it when I was

a pupil. I teach males of between 40 and

43 in my class, guys, and I go along with

them on my own and never know how

the trip will work out. So welcome to the

chain. I start preparing them for it so that

they’ll behave themselves a month before.

They play along with me so as to get

outside and it’s like some kind of

sequence. I tell them to be disciplined, on

their best behaviour. That way I feel okay

about it and they’re really happy to get

out and about. Nobody tells them off

and there are no punishments.” Ileana

regressed to her teens as she moved away

from the “whispering” culture and said

“I could see their attitude from the

outside. They were very nice to us as long

as we didn’t raise our voices. I left the

letter with the feeding bottle.” For Ida this

was a visit that “has made me see things

from a very different angle. It’s put me in

my pupils’ place and made my see how

hard I make things for them.” I tant! Oh,

the control! How difficult it is get them all

out at the same time on school trips to see

works / cultural heritage in museums! The

next step is to ask the office for permission

to record our class / performance.

I expect you can see what I’m getting at. It’s

interesting to reflect on what meanings, what

learning spaces, what kinds of relationship

and what educational positions we give rise

to / are given rise to in different museum

contexts. Whether in connection with:

— The organisation during / after the

exhibition

— Education in exhibition rooms.

— Negotiating educational networks

with centres that are not museums.

— Preparing educational material and other

resources.

— The Training and professional

expectations of museum educators.

— Agency capacity.4

“There is no privileged form of access to

reality: discursive, rhetorical or textual

practice does not allude to an external

reference but to practices of an interpretive

community (meaning and language depend

on the context in which they are used and

463462

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

do not represent the world). All knowledge

is built socially, including our knowledge

of reality. Therefore, the truth is not out

there and independent of the individual,

as the empiricists hold; rather the truth

about the world is not independent as it

depends on the beliefs, conceptions and

perceptions of the individual.”5

You can see what interests me. Creating a

flow in which to connect: What is said?

Who decides on the setting? What wants

to be depicted? What is believed to be depicted?

What meanings mediate what? For whom?

Thus, we shall see more clearly what

versions make up our communities of

practice and what we would change. So

don’t be surprised if as an educator I become

decentralised. I’m not responsible for adapting

a discourse and starting out with instrumental

or functional issues only.6

From where?

[Good morning,

Has anyone here been to this museum

before?

Do you know what a museum is?

(The male educator smiles)7

Well, today we’re going on a trip to

explore this

place, blah, blah, blah.

What do you think?

(The educator smiles again)

Right, this is the first room. Can anybody

tell me what they see in this work?

Very good, very good. And what else?

Ah! And why?...]

Make it clear that the educator is neither

colourless nor pale: In my classes the fact that

most people who work in museum education

are women makes it more and more

rewarding to share and generate knowledge

through feminist theories and pedagogies.

It allows us to understand questions like:

localisation (within the structure, in the

institutional and cultural policies); the rhetoric

of victimisation or complaint, both of which

subdue agency capacity; not wanting to

recognise experience from the point of view

of various “I”s and how this experience varies

according to the context of your work; not

wanting to examine the experience of myself

in my work as a female educator and in

relation to others. To speak from the point

of view of “you”.

[Order of the Barcino visit for primary

schools. Museum of City History.

Material compiled approximately in 2000

Presenting the activity and welcoming

the group:

At the entrance to the Casa Padellás,

Video (10’). Initial assessment: In the

towers and on the wall (15’). Activity

linked to the understanding of the

notion of: In the tower of the wall (25’).

Activity linked to identification (10’).

Comparison and knowledge; its uses,

functions and meaning. In the following

spaces in the subsoil: wall, intervallum,

laundry, thermal baths, tannery, salting

factory (30’). End of the activity with

an activity evaluating what has been

learned. In the temple or the Casa

Padellás (20’)]

So what do I do now? The fact that museum

studies is an intra- and trans-disciplinary

field and that, since the 1980s, one part of

the debate in museum studies has to do with

questions of representation and policies of

recognition and identity (MacDonald, 2006),

leads us to reconsider some educational

practices from the point of view of different

ontological and epistemological orders. I think

it is very important that as museum educators

we should closely follow certain debates and

forms of exhibition organisation applying

cultural theory and the study of post-

structuralist, feminist and post-colonialist

museums8 that have influenced the view

of museums as places where stories on education

are written.9

[La Juana: “El Marc va flipar quan em

vaig menjar un caramel de l’obra del Fèlix

González Torres al Guggen.”

La Sara: “Fullejem els llibrots que tenen

allà encadenats a la taula”]

What is my training?: The fact that teaching

and learning in museums and art centres form

part of a specific social and cultural context

(as Gergen, 1994, would say10), leads us to

relate to new contributions to art education,

such as visual culture, material culture,

institutional critique, performance studies,

arts-based research, etc.

10th April, 2008, 50 days after the February

eclipse, the day of the “Taking up of the

Permanent Post of Lecturer at the UB,”

in a room adjacent to the Great Hall and

beneath The Rape of the Sabine Women.

The second lecture in which I made my debut

as lecturer after eleven years of university

teaching. Many times in my academic journey

I have felt stuffed, stranded... There are so

many ways of describing it that I don’t know

which to choose. Yes, stuffed (not in classroom

work) but in the hierarchy imposed inside

the academy and its twists and turns which,

fortunately, allowed me to disappear from

time to time, (trying not to fall into the

nihilistic culture of cynicism and passiveness,

as Braidotti, would say11). Academic instability

allowed me to fit in many years of museistic

instability (add two and you’ll always get a

little more, at least that’s what the shampoo

and the yogurt with vitamin B ads say, or the

economy of flexible capitalism that inserts

“the educational” into the museum at only one

time of the day). In the museological “part” I

was placed in different “strata,” relationships

and situations which helped me to unlearn and

resignificate how different museological

contexts produce different discourses and

practices. The best: getting into the

complexities of the “educational” in those

institutions, which, from the outside, look

like a homogeneous whole because all you see

is the stage. At least that was what Luis said

before he started the course: “I didn’t see the

museum as an administrative entity, but only

as a space for the spectator. I want to see it as

an artist, as something sacred to help me get

out of the multiphrenia.”

Rosi Braidotti’s materialist feminism

helped me to take another look at the social

construction of the gender, at how I became

an educator in museums, how I work as a

teacher in museums and education, what

465464

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

positions I won’t put up with as an “ideal”

or “idealised” visitor, and how my female and

male students and I want “to exist” as visitors.

I’m working with four terms coined by

Elizabeth Garber12 in mind: mastery, voice,

authority and positioning. Mastery: considers

that students must seek knowledge on their

own terms and not through the tyranny of

authors, or extend it to what they want and

through collaboration (as we can see from

Mireia’s letters and the work of the groups

at the MNAC).

“Per exemple, el fet que jo en 20 anys hagi

viscut en 3 ciutats diferents i 9 pisos és un

fet que m’ha fet pensar molt, sobre el qual

crec haver après i poder aprendre molt,

i que ara mateix m’interessa més que ‘la

fase analítica del cubisme’ que, sense cap

altre remei he hagut d’estudiar (de la

manera que la professora explicava i

esperava que jo reproduís) per l’examen

d’història de l’art.” (Mireia).

Feminist authority is more the connection

between being and thinking than to their

separation and distancing; the voice rather

than to the students’ invisible speech. They

also speak and think for themselves, not

according to what such and such a textbook,

teacher or exhibition says (as we saw in

the example of the letter reading in class).

Your positioning or how you shape your

experiences, your education, ways of relating

to others, knowledge and emotions

according to your social position, gender,

race, generation, nationality, sexuality,

skills, etc.

(Parenthesis)

I worked in exhibition rooms for many years.13

I was lucky enough not to be blonde like

Kati,14 who was always being taken for the

“naïve educator” and given more work than

it said in her contract. But I am tall; sometimes

too tall, although I have always looked all

right in museums. Furthermore, I am slim.

Sometimes I’d get this impression that my

height brought a kind of touch of glamour

to the rooms. Although my back always felt

the worse for it. The glamour fades away

and I start to shrink. If I could at least have

taken refuge behind a table and sat down

for a while. In the United States they used

to add that I was European (with a half-

French accent, irresistible. Wow!). And Latin

to boot. Dark eyes. Latin programmes.

Luckily my Peruvian colleague Lucho helped

me out, as did his friends, his friends’ friends,

who were Mexican, Chilean, Brazilian, and

also Sofía, the Argentinian girl married to a

diplomat who dazzled Bárbara, my boss in the

education department. Lennette was black.

A voluptuous, sincere woman. We became

friends. Occasionally she’d bring a linen

tablecloth from home and we’d have one of

our long lunches in the department with other

educators and staff from downstairs, like

Cederic, who had black skin, green eyes and

worked in security. Lennette was married

to a teacher. She took care of logistics in the

education department. One day we were

invited home by Fiona, a retired voluntary

museum worker who depended on Barbara’s

programmes for the group of educators of

volunteers like her who worked as teachers

in the rooms. At Fiona’s I felt like Lennette:

“Did you notice that the only black person

here is wearing an apron like the ones in Gone

with the Wind,” she whispered in my ear. The

servant. Carrie Mae Weems would have liked

to pose with her or reuse the apron. That

month Carrie was exhibiting at the National

Museum of Women in the Arts in

Washington, DC: “At the university, when

I began, I must have looked too young for 30

but I had some experience and wanted to learn

more. The visits to the rooms at the museums

have been so many different things...

Sometimes a place to watch, others a textbook,

a tour with or through ‘contents’ (with what

you were allowed to say, or not), a sphere in

which to cause disruptions in the public

discourse or with the public in the museum,

an area of mystery and adventure where I

acted as Miss Plasticine (as Amparo would

say), Miss What-shall-I-do-today-with-these-

young-people or Miss Goodmorning.

Sometimes the exhibition designs seemed more

like translations, performances, adaptations,

installations, atmospheres, relationships or

perhaps they were just admirations. I don’t

know, but both the tri-fold brochures and

the educational programmes seemed like

extensions of them. The catalogues were

just galley proofs for reading about the

exhibition.”

The often silent back of the shop15 created

its own dense network of cultural and

economic agents. The subordinate position of

the people in the rooms or those who worked

in education from outside left a bad taste in

my mouth because we did not know to what

extent we were actually inside the museum.

Sometimes it gave me the impression that my

work was editorial, scholastic or occupational

because there was very little we shared on

museological issues, like the policy changes

in Spanish museums during the 1990s via

museological or museographic projects, the

vulnerability of acquisition, conservation and

collection policies; the growing centralisation

of “dissemination” and exhibition policies;

the budgets with which so-called “research,”

“dissemination” and “education” were divided

up; the “new” studies of the public which we

were sometimes included in, although we only

got to know the results after the catalogues

had been printed, and countless other questions

that have become part of the construction

of an official Spanish museology.

These are all questions linked to what

being a museum means in a historically

situated context and to how this corresponds

with the field of representation. In other

words, how some cultural, institutional or

learning policies appear and how they expect

to be moulds for practice. And, above all,

what education we are talking about (the new

French museology is not the same as that

in the English-speaking world; Australian

critical museology is not the same as

American critical museology, and museology

as popular mass-media consumerist culture

is not the same as museology as corporate

image).16 So I went on collecting cases...

I’m lucky in that I’m an optimist, that I’m

interested in nuances and the invisible and

in not dying in the process. So these positions

contributed to my becoming unaccustomed

to distinguishing between discourses in the

museums I passed through.17 They were not

467466

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

so unequal nor situated partially nor seemed

subjective − an issue feminist studies and

pedagogies insist on. I took it in my stride

when I learnt that the museums in my city

(except for two)18 were fascinated by the idea

of producing the same modernist and meta-

narrative museological versions even though:

a) They exhibited different objects, b) they

encouraged many visits for a wide range of

publics which repeated the intro-

development-analysis-synthesis scheme,

c) they programmed powerful, all-

encompassing, affective exhibition designs,

d) they used the new technologies to further

the museum’s ubiquity, e) they laid out the

exhibition spaces like tours with a set

beginning and end,19 f) they chose original

titles, artists unknown to the general public,

broken civilisations, ancient Mediterranean

civilisations, artist photographers, or

contemporary artists whose work was not

actually as strange as it looked in the museum,

g) we spent hours and hours thinking about

how to be creative using the same contents.

Good material for getting to understand

modern culture. Good material for mapping

out how identities, subjectivities, values and

temporalities intersect in those spaces.

Understand then my interest in finding

similarities between those places and their

transference or transfer to texts on critical

museology. Or rather, the other way round:

from what one had read to what one had

experienced, and then little by little create your

own area for experimentation. Some of the

critical museology references I worked on led to:

— Museums, spaces for imparting culture

and social reproduction linked to the

industrial economy and the “magnificence”

of nation-states.

— Museums, settings for colonial, euro-centric

power.

— How to expose the oppression and

exclusion in the policies of art,

anthropological and natural science

museums (among others).

— Museums, contact zones.20

— Museums, intersections between the

economy and culture.

— Museums and the generation of a type

of visitor not seen as a universal subject.

— The institutional critique of art museums.

— Performativity in museums.

Five years have gone by since I last worked

for museum education departments. And I

still feel uncomfortable. I feel uncomfortable

because of the constant foundational, meta-

narrative repetitions I see in temporary

exhibition wall texts on visits to museums

and art centres. Modern meta-narratives

appear as centres of authority or of

transcendental meanings around objectives

and standards regarded as fixed and which are

very evident. On the other hand, the constant

confusion as to why to enter a dialogue is

tantamount to asking questions that seek some

purpose (Oh, those blessed cognitive questions!).

[“The Fundación Caixa Galicia is to hold

the first ever exhibition of the Museo Dolores

Olmedo’s (Mexico) complete holdings at

its Santiago de Compostela office: It is ‘the

brilliant Mexican artist’s most important

legacy anywhere in the world.’”

Frida Khalo Exhibition, 2005.

“For the first time anywhere in the world,

40 never before exhibited works of art are

to be shown at Barcelona’s Museo Egipcio.”

Canal metro, Barcelona 2008-03-19]

So, if I had talked about educational events,

I would consider what discourses and practices

we repeat/silence when “something” (which

sometimes turns out to be my place of work)

is regarded as a:

— ‘museum’, ‘art’, ‘work’, ‘artist’,

— ‘document’, ‘visitor’, ‘curriculum in the

museum’,

— ‘exhibition’, ‘collection’, ‘policy’,

‘ideology’,

— ‘boy / girl’, ‘adolescent’, ‘family’, etc.

And what we represent in our everyday

decisions, routines, presuppositions, aims,

statements?

One way of understanding shifts in

“meaning” and how they are inserted /

changed according to context is to look at one

contribution made by cultural theory which,

according to Mason21, has been invaluable

to museum studies. This has provided, on

the one hand, ways of theorising on the

relationships that arise/can arise between

objects at a given exhibition or collection and,

on the other, how these meanings change

when the venue is reviewed or after a period

of time. Thirdly, there is the question of how

visitors too understand objects in different

ways.

We did last week’s class at the Museu de

la Ceràmica, near the university. In the Palau

Reial. The old-fashioned again. The students

had to make a disruption in the discourse.

The conception of the disruptive process can

start with the identification of the

authoritative interpretations on what is being

studied, in roder to allow one’s own positions

in the discourse to be taken into account and

other interpretations formed. Disruption

means critically dismantling the concept

of structure − coming from structuralism −

or the fact that texts, objects and practices are

defined by their component parts, irrespective

of the subject’s context and positions. In the

case of education, we might cite “excellence

in education,” “equity in education” or “multi-

culturalism,” terms related to rationality or

authority which, consequently, leave no room

for doubt or criticism.22 It is therefore

interesting to question the ambiguities,

contradictions and areas within this discourse.

Post-structuralist educational practices overlap

critical or oppositional pedagogies, which

regard the experience of the subject and others

as important sources of knowledge.

The students’ task was to find objects,

words and spaces indicating: Arab woman /

girl / boy / grandfather / grandmother / man;

the same but Christian, Jewish, black

(goodness me, the candelabra we found

without any reference to their representation,

bell hooks would have a fit! I do believe

that Fred Wilson would ask for a job at

the museum), Catalan, universal. Tomorrow

we exchange photos of the museum with

installations by artists involved in institutional

critique like Louise Lawler, Fred Wilson,

Adrian Piper, Faith Ringgold, Mark Dion,

Ilya Kabakov, etc.) It would be interesting to

carry out a number of actions in the Ceramics

469468

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

Museum to explore performativity or the

reiteration of socially determined events and

also to see how social rites in museums are also

a form of dominant and punitive power.23 I’ve

been thinking about that for years. So tomorrow

we have some Louise Lawler-style photos. I

wonder what we’ll decide to do! The students

didn’t believe what they had previously taken

for granted: a universal subject, invisibility,

racism, sexism, etc.

(In the middle of)

Memories of formless spaces

Summer 1997, winter 1999, winter 2001,

2002-2003 and 2005-2006 academic years,

springs of 2004 and the 2006-2007 academic

years.

I am in a white place, and I do not turn to it

because I like the white box effect but because

I’m interested in what is being exhibited (not

how it is exhibited, which suggests subtle

whitenesses or minimal interferences in the

“artistic,” often contradicting the male /

female artist’s selection). This time there is

a variation: inscriptions on the wall: crossroads

but I do not know whether they are the artist’s,

my body’s as it moves through the rooms,

or a demonstration of the exhibition’s aims.

At least the crossroads inspire me: to move

through Lothar Baumgarten’s photographs,

which are maps of industrial dreams, through

his comments on ethnological museums, but

I still end up tired. The exhibition spaces

at the MACBA are exhausting. They are

too clinical. My back starts aching again.

The information on the wall is still there, as

always. It’s such a pity!

Now: rooms lined with a Pompeii red;

I do not know if the colour comes from some

nostalgic view of the Neo-Classical or a

version of what the Etruscans contributed to

the Roman colonies. Some years ago I walked

through some gilt brocade-lined rooms whose

installation had been sponsored by Enher.

I am not an obedient, prudent, modest or

affectionate kind of girl. As I once said, I had

to work as a sweet and sensitive educator,

attentive to the visitors in a place where my

voice was only the sigh of the blessed

institution (but one thing’s for sure, the same

old job insecurity). I always go where I’m

not supposed to. And the “normal” visitor

thing! The trouble is that when I become

the ideal visitor I enter the “beginner-expert”,

“adult-teacher-family” category or the

“visitor-passerby-visitor butterfly-visitor-ant”,

etc. category and I get the sensation of

disappearing as a subject. My subjectivity

disappears if there is no mention of género

or my género.24

The main rooms at the invisible Museo

del Prado; invisible in the sense of the mystery

of the work of art that takes us to the Gioconda

at the Louvre Museum25. A grey box: lined

with a grey that is watered to show off the

light of an artist and a film maker: Hammershoi

and Dreyer. I do not know if it is wrapping

or wrapped. Somewhere else, years later:

wandering around a space where black

curtains are interspersed in the areas between

rooms: how to go in and out or how to get lost

in-between (object). Always with the same

ending: where the last curtains are false and

you have to go back to square one or where

simulation sets end with a celebratory video

(for a long time the hallmark of History of

the City Museum exhibitions), or show that the

future is still to be built (as in the History of

Catalunya Museum). Or the other way

around: I start with a video that brands me as

a subject the same as the rest. I disappear

into the neutral language of the exhibition

writing that is repeated every time I wander

around the exhibition spaces of the city I live

in. Yes, sure, all this “clarity,” “concision,”

“description,” “text-sub-text-sub-sub-text”

and above all, the third person plural, Oh!, the

third person plural... I am the other that I

have to be and not the multiple “I” that have

related to the exhibition in question. All this

confuses me. In the critical museologies things

are deconstructed, described, revealed, and

answers are given as to what identities emerge

in the exhibition spaces, what multiple subjects

are criss-crossed / hidden.

Contemporary art museum with the

following thematic order: The landscape-

The female figure-The portrait-The city-

Who’s who workshop? The story of a girl who

wanted to be an artist. Alejo will do as a

model. Alejo likes dressing up (so do you,

don’t you?). It reminds me of the story of

Carlota going to the Louvre Museum, in

which the museum is depicted as a place

outside the everyday context of people and

a place of fantasy and dreams, when in fact

they are using cliches about the masterpiece, the

naughty girl, the museum as a holy place,

the educator as a person with a great deal

of flexibility for working with children, blah,

blah, blah...

Questions: When we think about art

education in the context of contemporary

culture in museums why do we always fall

back on the verb “to draw”? Why does art

criticism go off in one direction and art

education, like some little brother, go off in

another? I just don’t get it.

Fundació Miró, Barcelona: ever since we met

It has almost always exhibited in the following

way: The white box space. A general text

of introduction / description using neutral

language that is neither very difficult nor very

easy to understand. Labels identifying pieces

according to artist and collector. This is

combined with an exhibition arrangement

according to styles or with works exhibited on

their own so as to underline their importance.

Occasionally a woman artist − to cover the

logic of exceptions, as Celia Amorós would

say. In this case just a woman, but what a

woman: Louise Bourgeois. How the art

system is organised in the context of the

exhibits is not mentioned. Examples of

portraits of women without considering why

it was a way of building a certain identity

of the artist in which women are excluded

from the role of producer. Visits with

commentaries on the theme of the exhibition,

sometimes called the discourse or the thesis.

Visits adapted to school or adult levels.

Seminars on the theme of the exhibition.

For example: a seminar on The human body

and modernity for the Body Without Limits

exhibition. No mention of the exhibition as

a modernist text. Art understood as painting,

sculpture and architecture (the museum’s

471470

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

contribution) and outside the social. On sale

in the gift shop are catalogues and other

books in the following order: Biographies

of artists and writings by them, exhibition

catalogues and novelties connected with

catalogues, photography, cinema, art

movements, critique / essays, history and

criticism, Miró, sculpture, various sculptures,

Salvador Dalí, Picasso, Antoni Gaudí, Brossa,

dictionaries / teaching aids, Sert, art sociology

/ psychology, philosophy, magazines,

architecture, town planning. And very little

mention of: interior decoration architecture /

interior decoration, industrial design,

computer graphics / web pages, typography,

design manuals, graphic design, fashion,

monographs, slides (sold out), offers / offers /

offers. And finally, story books.

In a few lines they have told me what

kind of visitors the museum expects: cultural

tourism adults of a certain socio-economic

class, schools and people who are interested.

And that is what I find every time: families

of French tourists, the occasional secondary

school teacher, young couples. (Remember

that you are in the new cultural tourism

Barcelona where the arts, design and fashion

are also stressed.)

Questions: a) Why is this exhibition a text

that goes on presenting the art and the identity

of the avant-garde and modernist artist? What

dictates that I as a visitor cannot decide what

I want to be important and why? b) How is

this exhibition linked to the new Barcelona

that was spruced-up for the Olympic Games?

c) What differences would there be if we took

the concept of the body since the first and

second waves of feminism as a starting point?

If we were to place beside this modernist

version the work of artists like Fina Miralles,

Elena del Rivero, Adrian Piper, etc., Barbara

Kruger, etc.? Or, from the point of view of the

inter-culturality of Mona Hatoum? What

visual narratives could we produce through

these three issues? What other tours could

we include in the exhibition space?

Museum d’Art Jaume Morera, Lleida.

Carme worked there. Now she does

training seminars on art education for

teachers freelance. She has just been

awarded a research scholarship to study

gender policies in the Lleida art system.

Her contribution to the permanent collection

was Itineraris paral.lels, as based on other

museum stories and ways of looking at

the museum’s official museology. For Carme,

Itineraris paral.lels did not concentrate on

looking for the meaning of a work but in

learning from it. Seven works were chosen

and hence an incursion into other discourses.

Here is an example:

“Texto explicatiu de l’exposició. Aquest

retrat femení mostra, clarament, el rumb

que agafa la pintura espanyola en aquesta

època, molt més sensible als requeriments

artístics de la llum mediterrània i a un

tractament més lliure de les figures.

Cecilio Pla, pintor de l’escola valenciana,

juga amb el contrast entre llum i ombra

a través d’un gran domini del color, un

dels signes distintius del luminisme de

Sorolla, proper a les aportacions dels

impressionistes.

Text de l’itinerari: L’aspiració de ser una

dona moderna, sofisticada, lliure i seductora

ja es deixa entreveure en alguns dels

retrats de Cecili Pla, una nova dona que

freqüenta les platges i que malgrat això

encara no s’ha tret la pamela i l’auster

recollit de cabells.

Alguns anys més tard comença a aparèixer

a l’Estat espanyol la consciència sufragista,

al voltant dels anys 20, en l’associacionisme

femení de les classes mitjanes. Malgrat

això, el vot femení no s’aconseguirà fins

a la Segona República.

Podem comparar l’obra de Cecili Pla amb

una representació de la dona moderna en

el Retrat de Mademoiselle Souty, d’Ignacio

Zuloaga, clarament burgesa: cabells curts,

vestit masculí, mirada segura.

I també contrastar-la amb aquesta imatge

pessimista de dona treballadora d’Aurelio

Arteta, Pescadora al port.”26

Fundació Miró, Mallorca and artUom

with Joan Maria, Javier, Katia and many

other voices

Educational workshops transferred to a training

space for elderly people, thus re-significating

the museum as a generator of meanings

and stripping away the Fundació’s white box

museum conception. Work that takes an

interest in negotiations between agents which

play different museum roles, and tastes also

provided by retired people who go to

university. Cooperative work which has

implemented a critical pedagogy and

museology policy on Mallorca. This has been

followed up by Aina, Irene, Sebastià and Eva

from the Museu d’Is Baluard with their work

Cartografiem-nos. Various editions of artUom.

Different challenges. The current edition has

changed of hands. It is run by Katia, among

others. A rhizomatic project if ever there was

one. It was presented in 2005 at the Primer

Congreso de Educación Artística. Obrint portes,

trencant rutines. Here is a short extract:

“The artUOM educational project seeks

to promote the appearance of spaces of

resistance, counter-discourses and critical

looks from the various positions of the

subjects and the framework of their work

as an open community/group. It seeks a

framework for action through an agency:

the framework of negotiation and

discourses which a group or community

works on and how it makes translation

spaces emerge within the various positions

of a cultural institution and the various

cultural policies presented/represented.”27

Museu de Lleida with Miquel and Raúl

Miquel could not have a stand at Expodidáctica,

not because he was uninformed but because

the management pointed out that there was no

education department. No, no, of course not,

because it is under construction and it turns

out that everything you have done in the last

ten years has never been acknowledged. But

those are precisely the tactics: open the office,

the workshop classroom, visits to the rooms

with the collaboration of a pedagogic renewal

centre and teachers from Lleida. Together,

473472

1. Quotation of Chris Weedon in Rifà, Montse: “Localizaciones

foucaultianas en la Investigación de las Pedagogías

Postestructuralistas Crítico-Feministas”, in Zuluaga, O.L..

et al. (ed.): Foucault, las pedagogías y la educación. Bogotá,

Cooperativa editorial de Magisterio, Grupo de Historia de la

Práctica Pedagógica, 2005, pp. 281-282.

2. Ibid.

3. The thing is, the people from education think we’re

disruptive. At least that’s what the symbology lecturer says:

always breaking up rows of chairs and well-defined lines.

4. The agency idea comes from post-structuralist, socio-

constructionist and feminist theories. Agency can be described

as a capacity for choosing and generating projects that are

sometimes contradictory or affect assimilated and prevailing

CARLA PADRÓ Entre-dós: Some Museologies, Critical (and Feminist) PedagogiesEDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

start education in the museum at the bottom:

in other words with a round of conversations

(seminar style for several months) to determine

what the museum contributes to the teachers

and what the teachers contribute to the

museums and their actions in the workshop-

room. They are now at the third meeting. So

far there have been good ideas, like creating

a Friendly Schools category with a contract

in which the teaching staff and the museum

negotiate their presence in the rooms. Raúl

represents the pedagogic renewal group. He

is an observer-participant at all the meetings.

Subtleties/Suggestions

Maybe you would be interested in people

turned into visitors:

Identifying the male / female artists.

Being able to describe what they “see.”

Experimenting with ever more

sophisticated material, textures, processes,

techniques and appliances.

Situating the discourses framed / hidden

by the exhibition.

Asking themselves questions about what

things become museological.

Being able to ask me questions based

on their personal histories, the sense

of themselves, rather than assuming that

“I know everything.”

Relating to the discourse of curators and

artists, not through authority but through

shared authorship. In other words:

Why have these artists been selected?

Who considered them “interesting,”

“important” within the contemporary

art system?

Why do they work as educators in schools

talking about their work without listening

to what teachers and pupils have to say?

What do they contribute to the field of

the arts?

What do they make you think about?

What are their philosophical and political

positions? How do they fit into the

exhibition or give rise to others?

How do they make observations (argue /

reveal ideas on the postmodern and post-

industrial context in which they find

themselves), what do they speak to us about?

How do we receive it? Why do we have

to receive it? How do we want to relate?

What creative or aesthetic strategies are

we talking about: juxtaposition,

appropriation, parody, quotes, overlapping,

quotes, video clip aesthetics, post-it

aesthetics, video-games, etc.?

If you want, that is. We’ll carry on, converse,

relax. Be seeing you.

[Take care, Carla.]

socio-cultural norms. And how I have the power to cause

effects in myself and others. Víd Pujal, Margot (2003): “La

identitat (el self)”, en T. Ibáñez García (ed.) Introducció a la

psicologia social. Barcelona, Ed. UOC, pp. 91-134.

5. Ibid., p. 132-133

6. In reference to an instrumental or functional curriculum.

7. Throughout this lecture you will see how I play with

the general position of “male educator” and the contingent

“female educator.”

8. A good example is Sharon MacDonald’s latest book:

A Companion to Museum Studies, Oxford, Blackwell

Companion in Cultural Studies, 2006.

9. With education understood as construction of identity

and subjectivity.

10. K.J. Gergen: Realities and Relationship: Soundings in

Social Constructionism. Cambridge, MA. Harvard University

Press, 1994.

11. Rosi Braidott: Sujetos Nómadas, corporización y diferencia

sexual en la teoría feminista contemporánea. Barcelona,

Paidós, 2000.

12. Elizabeth Garber: “Teaching about Issues in the Art

Education Classroom: Myra Sdker Day”, in Studies in

Art Education, 45 (1), 2003, pp. 56-72 and pp. 56-59. Quoting

the work of Frances Maher and Mary Kay Thompson (1994)

on the feminist classroom.

13. I also worked in offices, storerooms and auditoriums.

14. A doctorate student who worked in the rooms at

La Virreina two years ago. She is now a visual and plastic

arts teacher.

15. See Eilean Hoopes-Greenhill: Museums and the

Interpretation of Visual Culture. London/New York,

Routledge, 2000.

16. For more information see G. Anderson (ed.): Reinventing

the Museum. Historical and Contemporary Perspectives

on the Paradigm Shift. Walnut Creet and Lanham, Altamira

Press, 2004; J. Noordegraaf: Strategies of Display. Museum

Presentation in Nineteenth- and Twentieth-Century Visual

Culture. Rotterdam, Nai Publishers, 2005; Witcomb, A.:

Re-Imagining the Museum. Beyond the Mausoleum. London

and New York, Routledge, 2003, pp. 128-162.

17. In the city and province of Barcelona: the Museu Marítim,

the Museu d’Història de la Ciutat and other museums like

the Museo de Pedralbes, the Casa Museu Verdaguer, the

Casa Museu Maragall, El Refugi del Poble Sec (La Farinera),

the MNAC, the Museu de Gavà, the Museu de les Arts

Escènciques, the Fundació la Caixa.

18. Although education in the museum continues along

the same lines as the rest.

19. For more information see G. E. Hein, G. E.: Learning in

the Museum, London and New York, Routledge, 1998;

G. E. Hein: The Museum in Transition. A Philosophical

Perspective. Washington, Smithsonian Institution Service,

2000.

20. J. Clifford: “Cuatro museos de la costa nord-occidental:

reflexiones de viaje.” In Itinerarios transculturales. Barcelona,

Gedisa, 1994, pp. 139-183.

21. R. Mason: “Cultural Theory and Museum Studies.”.

In MacDonald, Sh. (ed.), Expanding Museum Studies:

An Introduction. London, Blackell Publishing, 2006.

22. J. Gooding-Brown: “Conversation about Art:

A Disruptive Model of Interpretation.” In Studies in

Art Education, (42) 1, 2000, pp. 36-50, esp. p. 42.

23. Judith Butler: Gender Trouble. Feminism and the

Subversion of Identity. London and New York, Routledge,

1990, p. 104.

24. A pun on the Spanish género, which means

“merchandise / goods”, “type”, “genre” and “gender”, here

on the literal sense of the word and the notion of género

in difference feminism.

25. H. Belting: “El arte moderno sometido a la prueba

del mito de la obra maestra.” In Danto, A., Spies, W., Belting,

H. et al: ¿Qué es una obra maestra? Barcelona, ed. Crítica,

2000.

26. Carme Molet: “Itineraris paral.lels disn de l’exposició

permanet del Museu d’Art Jaume Morera”. Actas del

Primer Congreso de Educación Artística: Obrint portes,

trencant rutines, celebrado en Terrasa en Septiembre

del 2005.

27. Javier Rodrigo, Juana María Riera: “artUOM: Educación

desde la negociación y la resistencia”. Actas del Primer

Congreso de Educación Artística: Obrint portes, trencant

rutines celebrado en Terrasa en septiembre de 2005.

475474

Starting with the idea that what makes a

museum different than a shopping center is the

desire of the former to create knowledge, a

difference that is clearly shown by its educational

activity, this text reviews the situation of the

education departments of the visual arts

museums in Spain and the three pedagogic

models that are being put into practice by the

majority, in order to propose a new and, above

all, non-toxic methodological framework.

What are the differences between a museum

and a shopping center?

— I buy some things and I put them in a bag

with the name of the place where I bought

them.

— I talk about having been there.

— I walk down long passageways.

— I go up stairs (possibly an escalator).

— I have a Coca-Cola.

— I look at a lot of objects on display.

The above list is a catalogue of things we do

when we go to a shopping center, but couldn’t

it also be a list of what we do when we go to a

museum? We have to accept it, it’s a reality: as

part of supporting the development of cultural

tourism, which is an essential economic pillar

for large, modern cities, museums look more

and more like shopping centers. The

similarities are so many that comparisons

appear in the most unlikely places, such as the

weekly Sunday magazine of the El País

newspaper where, in an article entitled

“Saturday Afternoon Fever,” the following

sentence appears:

“In 2006 Parquesur [a shopping center]

had twenty-four million clients; the Prado

Museum, for example, had only a little

over two million visitors”1

These worrisome levels of similarity have

made me ask myself, “What is it that really

The Museum as a Platform for the Transformation of ToxicPedagogy. Non-toxic EducationalModels for a Postmodern Society

MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

differentiates a museum from a shopping

center?”

What should differentiate the experience

we have in a museum from that of a shopping

center is that the museum’s intention is to

create knowledge while the shopping center’s

intention is to get us to consume − the more,

the better. However, it turns out that in many

cases the differences are not so clear because

when we go to the museum we have fun

seeing a lot of images, we do an enjoyable

manual exercise and we go home again with a

bag that’s full of things we bought in the store

and made in the workshop. So, what have we

really learned?

In order for a museum experience to be

radically different from that of a shopping

center, the creation and development of

education departments is fundamental. From

our point of view, these should be the

cornerstone of any museum and the agents

that make possible the change represented by

going from having fun to leaning. So, what is

the actual situation of this group of

professionals in Spain?

What is the current situation of the

professionals who make up the museum

education departments?

To go more deeply into the actual situation

of the collective of museum educators in Spain,

the study that José María Mesías Lema,2

researcher at the University of Santiago de

Compostela, presented at the II International

Congress on Artistic Education recently held

in Granada is very interesting. The title of his

study is, “What is the professional profile of

the educators in museums of contemporary

art?”

His research dates from March 2006,

when he sent a questionnaire by email to

thirty institutions related to the visual arts. Of

these, twenty replied, among them the

principal Spanish museums.

The conclusions arrived at through this

study are as follows:

Number of Education Department

(ED) staff members

The majority of EDs in Spanish museums

are made up of between one and three

people. Only two museums,3 the Thyssen-

Bornemisza Museum and the Reina Sofia in

Madrid, have more than three staff

members, with quite complete workforces of

between 5 and 6 people. Only large urban

museums have more than four people on

their staffs.

Average age of ED personnel

The study reveals that we are dealing with

very young professionals, due also to the fact

that EDs have been created recently, which

means that the majority of the professionals

are between 25-35 years of age and, in lesser

proportion, between 36-45 years old.

Gender difference

Of the 38 people who completed the

questionnaires, 28 were women and 10 men.

Clearly, the female sector has a greater

presence in these positions (74%), which

means we can say that this is an eminently

female profession.

477

MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

The Museum as a Platform for the Transformation of Toxic Pedagogy. Non-toxic Educational Models for a Postmodern Society

476

EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

Initial academic training of ED personnel

All of those surveyed hold degrees, and many

of them have more than one. There is a wide

variety of fields of study, but the most

common are history, Geography and Art

History. It is especially interesting to note the

initial studies of some educators, with degrees

in Philology or Anthropology that are not, a

priori, related to the needs of the ED.

(Philology 3%; Psychology, Psycho-pedagogy

and Pedagogy 11%; Fine Arts 17%; History and

Geography 66%)

Continuing education of ED personnel

There are differences within the modalities of

continuing education. Almost all of the study’s

subjects have the Teaching Adaptation

Certificate (CAP), are studying masters or

doctorates and have done various summer

courses, although none of them had received

their doctorate in 2006.

Mesías concludes that, “… in spite of not

having specific training, the museum

educators are well-educated. In the majority

of cases they themselves have charted their

educational paths based on their interests,

opportunities and necessities at different times

in their professional development.” 4

Scarce initial training in education theory

66% of those interviewed hold degrees in

geography and history (art history). How

many subjects related to education are there in

the syllabi of these courses of study? Not one

syllabus of this major in any of the public or

private universities in Spain contains even one

subject dedicated to didactics. This situation

brings us to a great paradox as it relates to the

initial education of museum educators,

because in the majority of the education

departments in Spanish museums the staff is

composed of professionals who have no theory

of education studies in their initial training.

The second point to be analyzed has to do

with the systems for the hiring of this

professional community and, in particular,

with the screening processes. How do

museums choose their educators? What

curricula are drawn on? What requirements

are stipulated? Who carries out the hiring

process? The reality is that the majority of

museum educators come from other areas of

the museums themselves; they are

professionals that end up in the education

department and are reabsorbed into it. Above

all, people initially hired as guides or security

guards end up as educators − professionals

with little knowledge of education.

This problem is due to the limited budgets

of these departments and the difficulties posed

by the hiring of new people. In general the

salary of a museum educator is fairly low. In

many cases, one of the following systems is

opted for:

— An outsourced contract with a temporary

employment agency.

— Hiring through a freelance contract.

— Subcontracting of the education

department functions to an external

company.

Due to museums’ internal dynamics,

education departments today are not well

looked-upon, and they therefore have to

survive with really low budgets. This leads to

a lack of recognition within the sector, so there

is no connection between museum educators

and the exterior, or between museum

educators themselves. There is no professional

association as such, no specific publications,

few meetings, with few exceptions… In

summary, we have a professional with

deficient initial training, a low salary, an

unstable contract who is not connected with

the group of professionals working in his or

her sector.

What pedagogic models are used today to

build museums’ educative programs? In

general, due to the current theoretical training

of museum educators, the reality is that there

are no models, or there are models for specific

contexts, such as those developed by the Getty

Museum (Los Angeles) known as the DBAE

(Discipline Based Art Education) or the VTS

(Visual Thinking Strategies) developed by the

MoMA (New York).

The DBAE 5 model

The DBAE model (Discipline-Based Art

Education) cannot be understood without

understanding the simultaneous development

of the Getty Museum and, specifically, of the

Getty Center for Education in the Arts, one of

the seven institutions associated with the

museum that began to function in 1982.

From its inception, the main objective of

the GCEA (Getty Center for Education in the

Arts) was the development of an educative

model that would bring about the

consolidation of artistic education as a subject

in a formal curriculum. The model generally

used continued to be that of Creative Self-

expression (Lowenfeld 1972) and the decade of

the 1980s was that of curricular development

in all school subjects. Thus, the GCEA realized

that, seeing as it was essential that artistic

education be represented in school curricula, a

specific educational model had to be created

where the same guidelines were followed in

visual arts education as in the rest of the

subjects in the curriculum. This model is

called Discipline- Based Art Education.

The definitive model for DBAE was set in

1987 by Clark, Day and Greer in no. 21 of the

magazine Journal of Aesthetics Education,

where the basic concepts are set forth: that art

education materials have to be structured the

same way as for the rest of the subjects, based

on its goals, contents and evaluation methods,

which makes it clear that art is shown and

learned, not learned only. Another defender of

this thesis was Professor Eisner who, although

he didn’t sign the article, was one of its

founding theoreticians.

To summarize the main points of said

model, we can analyze the following table:

TABLE SUMMARIZING THE BASIC POINTS

OF THE DBAE

a. Base

A1. The goal of artistic education as a

discipline is to develop the students’

abilities to understand and appreciate art.

This implies understanding art theories

and concepts and the ability to both react

to art and create it.

a2. Art is taught as an essential element of

general education and to lay the foundation

for its further, specialized study.

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MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

The Museum as a Platform for the Transformation of Toxic Pedagogy. Non-toxic Educational Models for a Postmodern Society

EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

b. Content

b1. The content taught is basically drawn

from the following disciplines:

— Aesthetics

— Art criticism

— Art history

— Artistic creation

b2. The study contents are drawn from the

broad visual arts field, including popular

arts, applied arts and fine arts, from both

western and non-western cultures, and

from ancient times to contemporary

movements.

c. Curriculum

c1. The written curriculum includes

organized contents articulated

sequentially for all school levels.

c2. Works of art play a central part in the

organization of the curriculum and in the

integration of the contents of the four

disciplines.

c3. The curriculum must be structured in

such a way that it gives equal importance

to each of the four artistic disciplines.

c4. The curriculum must be organized in

such a way that student learning and

levels of comprehension grow. This

implies recognition of appropriate levels of

development.

d. Context

d1. The complete execution of the program

will be determined by a regular, systematic

art education, the coordination of the

whole school district, the work of experts

in artistic education, the administrative

support and the adequate resources.

d2. Both the students’ success and the

program’s effectiveness will be confirmed

by means of appropriate evaluation

criteria and procedures.

Considering artistic education as a discipline

brings three very important consequences to

the development of artistic education:

— The inclusion of analytical activities:

while in Creative Self-expression the only

activities seen as valid were those related

to the production of artistic objects, the

DBAE incorporates the activity of analysis

because it includes criticism and historic

contextualization as essential elements.

— The inclusion of evaluation activities:

just as in Creative Self-expression

Lowenfeld rejected evaluation completely,

the creators of DBAE salvage it as a basic

activity, both so that art education survives

as a subject and to demonstrate the

effectiveness of the methodology itself.

— The necessity of organizing the subject using

a model: education theory is fundamental

for art educators. Designing an activity is

much more than making techniques

available to the student.

This pedagogic model was used exhaustively

during the decade of the 1980s in schools and

the Getty museum itself. At the beginning

of the 1990s multiculturalism condemned the

model’s lack of critical directives, its

conservative content and the lack of inclusion

of minorities. The DBAE went into decline

and the method was progressively

abandoned.

The VTS model

The other model that is consolidated

internationally (and, it must be said, is more

and more applied) is that called VTS, acronym

for Visual Thinking Strategies. This is a model

developed at the MoMA (Museum of Modern

Art, New York) under Abigail Housen, a

cognitive psychologist, and Philip Yenawine,

ex-education director of the museum from

1991, coinciding with the decadence of the

DBAE. In 1995 Housen and Yenawine left the

MoMA to create a non-profit organization,

VUE (Visual Understanding in Education).

From there the model is developed and sold

more broadly than the MoMA, in such a way

that the VTS is functioning in a multitude of

schools and museums, both inside and out of

the United States.

Basing itself on authors such as Bruner,

Vigotsky or Arnheim, the VTS is developed in

five phases and has a clear goal: to convert new

observers into self-sufficient observers. To

summarize the principal points of this model,

we can analyze the following table:

TABLE SUMMARIZING THE BASIC POINTS

OF THE VTS

a. Base

a1. The VTS’ goal is to professionalize new

participants’ observation processes,

organizing their reading process and

verbalizing their thoughts in such a way

that they become self-sufficient observers.

b. Content

b1. The VTS is applicable to any visual

content, as long as it is figurative. Thus,

western visual arts constitute the reference

for the majority of the activities carried out.

b2. The importance of analyzing a type of,

shall we say, “uncomplicated” content is

made explicit in the restrictions on

analyzing works in which sexual, political

or religious themes appear. Following this

line, emerging art (where individual

narratives abound with works about

pederasty or immigration) or present-day

advertising (where sex is one of the most

used resources) are not included in the

contents.

b3. These works with uncomplicated content

are often works done with traditional

methods such as painting and sculpture.

Thus, audiovisual content, performances

and other modern forms are not included

in the recommended contents.

c. Curriculum

c1. The process of professionalizing the new

observer is carried out in five stages, based

on Parsons’ stages of aesthetic judgment

development:

— Descriptive phase

— Analytic phase

— Classificatory phase

— Interpretive phase

— Pleasurable phase

c2. The person who organizes the passage

through these phases is the educator, the

central figure in the teaching / learning

process, who guides the participant,

verbally, through the different phases.

c3. The VTS includes evaluations proceeding

from the monitor to the participant, but

not the other way around. These

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MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

The Museum as a Platform for the Transformation of Toxic Pedagogy. Non-toxic Educational Models for a Postmodern Society

EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

evaluation systems are oriented toward

testing the method’s efficiency, not the

student’s level of real learning.

d. Context

d1. Context does not influence the

development of the five phases indicated.

They are the same whether applied to a

museum or a school, in Minnesota or in

Malaga.

From my point of view, the VTS presents a

series of conflictive points, an opinion I share

with researchers Magali Kivatinetz and

Eneritz López,6 who have developed a

program to extensively evaluate and contrast

the implementation of this method in different

Spanish models. These points are:

— The VTS does not consider the socio-

cultural space where the teaching-learning

process is carried out to be important. The

same methodology is used in any place in

the world. Thus, there is no contextual

education; the diversity of the place where

the educational experience is being carried

out is not taken into consideration and,

what is worse in my opinion, neither are

the specific characteristics of the public.

— Working with a verbal process, the

student will arrive at the conclusion that

the educator wants him to; in other words,

the VTS dresses something up as an open

dialogue when in fact it is not, since it does

not intend for the student to arrive at his

or her own conclusion, but rather at the

understanding that the educator has

decided upon.

— With respect to analysis of the artworks,

an analysis of form is made, rather than an

analysis of meaning. The focus on beauty

of form is of great importance in the VTS,

when, “Beauty is not very important for

art, what is relevant is the meaning of the

work of art.”7

— As to the meaning of the work, the only

interpretation considered valid is that of

the artist. Due to the fact that many times

it is not possible to know the artist’s

interpretation, and that we firmly believe

that the spectator is the person who

completes the artistic experience and who

in this sense shares authorship of the

artwork with the artist, we believe that the

VTS subordinates the spectator’s role.

— The VTS relegates the artistic experience

to an object-based practice without taking

into account that in many cases (especially

in contemporary art) art is, above all,

experience: ART no longer exists; now we

have un-art and un-artists.8

— The educator is the protagonist of the

teaching / learning process.

This teaching model, as we have already

commented, is establishing itself today as the

paradigm that many museums wish to use. In

fact, many Spanish museums have actually

purchased it and are using it. Currently there

are a multitude of courses and conferences to

teach this system, which means we can say

that it is the most relevant model at the

present time.

In summary we can say that both models

contribute advances, although partial, to art

education in museums. They are adapted to

specific moments in time and geographic

location (both were created in the USA) that

are not the same as those we are living in now.

Although they provide us with resources that

form a part of current models, they were

created for other contexts.

What model is applied through inertia

when no model is deliberately chosen?

When the educator does not have any

knowledge of education theory and therefore

there is no model, what often happens is that

innately, the model under which the educator

was educated gets copied. This is the educative

model that is applied in the majority of

educational centers, schools, universities and

museums; the model that proclaims the

obsession for results, the fascination with

grading and fear, where teaching is based on

an accumulation of power and where the

contents are anchored in previous periods.

This model, whose objective is to instill a

substance in students that kills independent,

self-generated thought, is what has been

named Toxic Pedagogy. As McLaren says it:

“Mainstream pedagogy simply produces

those forms of subjectivity preferred by

the dominant culture, domesticating,

pacifying and deracinating agency,

harmonizing a world of disjuncture and

incongruity, and smoothing the unruly

features of daily existence. At the same

time, student subjectivities are

rationalized and accommodated to

existing regimes of truth.”9

Toxic Pedagogy is the educational model

under which we were taught, and for the most

part we are not happy with it. So... why would

we reproduce it?

TABLE SUMMARIZING THE BASIC POINTS OF TP

a. Foundation

a1. The primary goal of TP is for the students

to form their body of knowledge through

imported knowledge (metanarratives) and

be incapable of generating their own

understanding.

a2. Model centered on results instead of being

centered on learning.

b. Content

b1. Educational content is chosen without

taking into account the students’ interests.

Moreover, it is selected taking into account

that it plays no part of their real life; it is a

deadened content.

b2. As to contents related to visual products,

micronarratives are not taken into

consideration, nor are representations of

low culture included, nor is the power-

knowledge connection explored, nor is

double codification.

c. Curriculum

c1. Phonological methodologies where

student participation is not desired. Power

is only accumulated on one side of the

educative action.

c2. Comprehension based on analysis of

form is sought. An in-depth

deconstruction to reach the true message

is not wanted. The idea is transmitted

that the central role in the artistic process

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MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

The Museum as a Platform for the Transformation of Toxic Pedagogy. Non-toxic Educational Models for a Postmodern Society

EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

is held by the producer of the image,

instead of the spectator.

c3. Evaluation processes become the true

heart of the model when grades are used

as a weapon by means of which a stressful

ambience is created that foments

competitiveness among the students to

achieve the only goal that really interests

them: the highest grade. All of this creates

high competitiveness that leaves the

majority in the background and makes a

minority stand out.

c4. Evaluations are only one way. School

failure belongs only to the participant,

never to the professor. The evaluation

processes are summary and result-based,

never continuous.

c5. New technologies are not included.

c6. The hidden curriculum is never explicitly

revealed in any of its three facets: written,

oral and visual10.

d. Context

d1. The features of the setting are not taken

into consideration, since the methodology

is implemented in the same way in any

institution.

What model can we use as a basis to construct

a non-toxic curriculum designed for a museum

of the 21st century?

Once we have seen the three pedagogic

models designed and put into practice in

museum education (the DBAE, the VTS and

TP), I believe that the best contribution we can

make to ensure that a museum does not

resemble a shopping center it to use a

POSTMODERN MICROMODEL, IN CONTEXT.

A micromodel is different from a model

in that it is a system whose foundation is

redesigned with every new educational action.

Due to the tremendous plurality, diversity and

complexity of our public, no system is ever

going to work the same for the same group,

which is why the new models that we apply to

museum education should be flexible and re-

thought with every educational event.

We live in a world where soldiers, men and

women, send photos home over the internet

that show the tortures they have inflicted on

their enemies. In a postmodern world, where

visual representations are more and more

important, we need a postmodern education.

Since Freire wrote the Pedagogy of the Oppressed

in 1970, there have been many authors who

have contributed to pedagogic innovation and

connecting teaching with the features of the

world in which we live. Some of them are:

Freire, Giroux, bell hooks, Peter McLaren,

Kincheloe & Steinberg or Gimeno Sacristán.

Some of these new pedagogies are called:

— Liberation pedagogy

— Radical pedagogy

— Anti-hegemonistic pedagogy

— Feminist pedagogy

— Opposition pedagogies

— Revolutionary pedagogy

The postmodern models culminate in the so-

called Emancipation Pedagogies, something

we have seen defended by museum

management for the first time, as pointed out

by Manuel Borja-Villel in his recent article

“The (possible) privilege of art”:

“As opposed to transmission pedagogy [...]

an emancipation pedagogy would assume

that one ignorant person is teaching

another. An ignorant person would

certainly not be able to teach the other

certain things, but he might help him to

find a way, his own way, and to see the

relationship between seemingly different

things. The purity of the primitive or

learned is not what is sought; on the

contrary, this pedagogy shows culture’s

capacity to liberate, the ability that we all

have to rediscover and redefine

knowledge.” 11

Among all the authors and all the pedagogies

we see that the nucleus of this postmodern

education is to encourage the spectator to

develop his or her own knowledge instead of

filling him or her with imported knowledge.

The foundation of educative activity is the

development of a didactic philosophy where

each agent (in this case, the museum) not only

sets goals, but that they reflect on what they

wish to accomplish through this work.

Within the field of visual arts education,

three North American theoreticians developed

what they called the Postmodern Art

Curriculum.12 The work of one of them, Arthur

Efland, is making a profound mark in the field.

BASIC POINTS OF THE POSTMODERN ART

CURRICULUM

— Inclusion of small narratives (Lyotard 1984)

— Work on the power / knowledge

relationship (Foucault 1970)

— Application of deconstruction (Derrida 1976)

— Development of the double codification

concept (Jenks 1986)

And, to conclude, we have context, because

we cannot ever separate what we are doing

from where we are doing it. Designing

models by basing ourselves on the

characteristics of our location should be the

first premise of museum education. After

these three general directives, I feel it’s

important to recommend what activities

would improve daily practices in museum

education. I have organized them into five

sections:

— Internal work

— Naming

— Public

— Activities

— Investigation Evaluation

INTERNAL WORK

— The first thing I recommend to educators

is that they write a declaration of their

ethical and philosophical stance on their

position as cultural workers.

— This philosophical stance must stem from

a basic decision: to teach so that the

participant is able to develop his or her

own knowledge, or exactly the opposite.

— Convert deliberation into a daily activity.

NAMING

— Design and name the model to be used.

This is one of the basic problems of

museum education in Spain, because

something that has no name practically

does not exist. Although I know that in

reality there are many museums that have

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MARÍA ACASO LÓPEZ-BOSCH

The Museum as a Platform for the Transformation of Toxic Pedagogy. Non-toxic Educational Models for a Postmodern Society

EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

their own model, these models have no

name.

— Put the model into writing. I believe it is

fundamental to put the model down in

writing, just as the educators wrote out

their declaration, above.

— Publish the model. Communication of the

model’s existence to the community is

essential for its public recognition, for its

evaluation and comparison, so that we

can give it a name and alter it or leave it

as is.

PUBLIC

— If we follow what we defined as a micro-

model, it is recommendable to redesign

the model for each educative action, not

even for every audience; to attend to the

specific features of each group, each day

and re-create each experience.

— When the artistic experience is being

constructed, value the power of the

observer as the agent that completes the

work of art, as a subject that has gone

from contemplation to comprehension.

— Design systems so that the museum

reaches out to the public, so that

knowledge flows in both directions as, for

example, in the innovative programs

where the artistic experience flows toward

the educative context, and not the other

way around.

— Seek out non-consolidated audiences. And

along this last line, once juvenile, adult and

even senior audiences are covered; I believe

it is necessary to approach companies,

associations and all those places where

there are people who reject art.

ACTIVITIES

Procedures

— Critical deconstruction of content. As

Efland, Freedman and Stuhr

recommended, deconstruction processes

can be the best means of analyzing

contents: a deconstruction process where

the main role is played by the visitor, and

not so much by the educator.

— Production of experiences and not only of

objects. In the production aspect, it is

important that we distance ourselves from

the central idea of the construction of

objects so that the educative experience is

the same as artistic experiences, which are

increasingly de-materialized and where

the creation of experiences should be

replacing the production of objects.

— Try to abstain from one-off visits. A sole

visit is a constant in the educational

experience of museums through which it

is very difficult to consolidate goals. For

this reason, the design of programs with

consecutive visits that achieve the

consolidation of objectives is

recommended.

— Use of NT. If new technologies are present

outside the museum, it is essential that

they be inside as well. Both analysis and

production processes should be carried out

through the use of new technologies.

Contents

— Low culture. To achieve the connection

between teachings inside the museum

with the exterior, all kinds of visual

products13 have to form part of the

educational programs, in such a way that

any development in advertising, a

motorcycle or shoes may be included in

the content of what is dealt with in the

museums.

— Small narratives. Visual products created

by non-power-wielding groups should be

chosen and introduced as regular content

in order to consolidate a non asymmetrical

line of work.

— Relationship power / knowledge. Related

to the two previous points and following

the principles of the postmodern

curriculum, the relationships with the

transmission of certain knowledge and

with power strategies should be analyzed

in all of the visual products chosen.

— Double codification. To conclude, it

should be specified that it is the mix, the

eclectic, the pastiche which is the express

condition of all contemporary visual

products.

EVALUATION AND INVESTIGATION

— Design evaluation plans using tools that

measure the deep comprehension of the

artistic experience through interviews,

group discussions and other qualitative

systems.

— Carry out an external evaluation program

to debate about educative and

investigative processes.

— Design research projects parallel to

educative programs. This is key for

getting to know the scope of what we are

doing and, what is more important, for

being able to recommend the use of the

tools investigated.

— Popularize the educative programs, the

methodology developed at the museum

and the investigation results by means of a

series of publications in all kinds of

support media and formats.

— Popularize the educative programs, the

methodology developed at the museum

and the investigation results by means of a

series of scientific meetings, such as

conferences, seminars, courses, etc.

To conclude, I will repeat what has already been

said: what makes a museum different from a

shopping center is the desire of the former to

generate knowledge. This is achieved by means

of a thought-out pedagogic model and with a fit

group of educators. Only in this way will we

succeed in ensuring that the longest-lasting

memory is not of the merchandise in the shop...

1. G. Abril: “Fiebre del sábado tarde”, El País Semanal,

no. 1606, 08.07.07, pp. 62-73.

2. To be published in the minutes of the II International

Congress on Artistic Education.

3. At the time the study was carried out, in March

of 2006.

4. To be published in the minutes of the II International

Congress on Artistic Education.

5. Information based on the book of S.M. Dobbs: Learning in

and through art. A Guide to Discipline-Based Art Education,

Los Angeles, The Getty Education Institute for the Arts, 1998.

6. Magali Kivatinetz and Eneritz López: “Estrategias de

pensamiento visual: ¿método educativo o efecto placebo

para nuestros museos?”. In Arte, Individuo y Sociedad, 2006,

no. 18, pp. 221-240.

7. Arthur C. Danto: El abuso de la belleza, Barcelona, Paidós,

2005.

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EDUCATION - CRITICAL “MUSEOLOGY”

8. Allan Kaprow: La educación del des-artista, Madrid,

Árdora, 2007. [The Education of the Un-Artist]

9. Peter McLaren: Pedagogía crítica y cultura depredadora.

Políticas de oposición en la era posmoderna, Barcelona,

Paidós, 1997, p. 269.

10. For more information on the hidden curriculum and

the hidden visual curriculum, consult the following articles:

M. Acaso and S. NUERES (2005): “El currículum oculto

visual: aprender a obedecer a través de la imagen”. Arte,

individuo y sociedad, no. 17, pp. 207-220 and M. Acaso, M.

Baker. & C. Ng-He: “Reflection on the role of artists: a case

study on the hidden visual curriculum of the School

of the Art Institute of Chicago”, Teacher Artist Journal no. 6

(4), 2008.

11. M. Borja-Villel: “El (posible) privilegio del arte”. El País,

13.03.08, p. 45.

12. A.D. Efland; K. Freedman & P. Stuhr: Postmodern Art

Education: An approach to curriculum, Reston, NAEA, 1996.

13. For a basic classification of the typology of visual

products, see chapter 3 of the book M. ACASO: El lenguaje

visual, Barcelona, Paidós, 2006.

Actas publicadas con motivo de la celebración del

I Congreso Internacional Los Museos en la Educación.

La formación de los educadores. Museo Thyssen-Bornemisza,

Madrid del 9 al 11 de abril de 2008

Se terminaron de imprimir

en noviembre de 2009

Edita Publisher

Museo Thyssen-Bornesmisza

Edición a cargo de Editorial director

Javier Arnaldo

Coordinación editorial Editorial co-ordinators

Leticia de Cos

Departamento de Publicaciones

del Museo Thyssen-Bornemisza

Ana Cela

Catali Garrigues

Diseño gráfico y maquetación Graphic design and layout

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Edición de los textos Text editors

Carmen de Francisco

Carmen Aranda

Traducción Translators

José Luis Arántegui

Deborah Greenberg

Carlos Moreu

Nigel Williams

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Imágenes/ Fotografías Images/Photographs

Archivo fotográfico del Museo Thyssen-Bornemisza

Eberhard Hirsch

Fotomecánica Photomecanics

Lucam

Impresión Printed by

Brizzolis

© de la edición: Fundación Colección Thyssen-Bornemisza,

Madrid, 2009

© de los textos: sus autores, 2009

© de las fotografías: Eberhard Hirsch

ISBN: 978-84- 96233-84-3

Depósito legal: M-43840-2009