Actas del Capitulo Provincial de los Dominicos de Colombia - Prologo

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Entendemos nuestro ser de frailes predicadores como un espacio de respuesta a los numerosos dones que la celebración del reciente centenario de la restauración de nuestra Provincia ha puesto de relieve.

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LEERPARA

EL

PASADOEL1

ESCRIBIR FUTUROY UN

UN CENTENARIO30

MILENIO

Cada don conlleva una responsabilidad. Desde esta conviccin entendemos nuestro ser1Prlogo de las Actas del Captulo Provincial de la Provincia Dominicana de Colombia, 2010. Se ha conservado la numeracin original para referencia.

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de frailes predicadores como un espacio de respuesta a los numerosos dones que la celebracin del reciente centenario de la restauracin de nuestra Provincia ha puesto de relieve. Junto a Nuestra Seora del Rosario de Chiquinquir, Llena de gracia y de libertad, alabamos a Dios que con su generosidad nos invita, a cada uno en particular, a reconocerse "Hijo de la Providencia," como en su tiempo lo hizo Fr. Buenaventura Garca.31

Tanta abundancia de gracias y talentos; tantos recursos y tan numerosas vocaciones traen el deber de ser cada vez ms humildes, lcidos y creativos en el servicio al Evangelio. Un modo de plantearnos este deber se basa en la metfora de leer y escribir.32

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LEER33

LA REALIDAD

Cmo leer mejor nuestra realidad en orden a hacerla ms humana y ms plena de sentido? La pregunta desborda a los ms ambiciosos tratadistas de la filosofa y la teologa. Y sin embargo, es claro que necesitamos mapas de la realidad, so pena de caer en la repeticin servil del pasado o la improvisacin irresponsable del futuro. No somos los nicos con esa clase de preguntas. La Organizacin de Naciones Unidas ha planteado una serie de Objetivos del Milenio, que, despus del debido anlisis crtico, pueden tomarse como un sumario mnimo de temas que deberan estar presentes en todo bosquejo de la compleja y dinmica realidad en que vivimos. Sin querer repetir ese texto, que ha sido suscrito por ms de34

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ciento ochenta pases, ofrecemos algunas coordenadas que creemos que nos ataen particularmente. COORDENADAS BSICAS Mientras los pases se unen, las personas parecen separarse ms y ms, no slo por las enormes diferencias de ingreso y de gasto, sino tambin por la llamada brecha tecnolgica, que deja en calidad de nuevos analfabetas a millones de personas, particularmente adultos y adultos mayores.35

No es slo lo global lo que importa. El concepto contrapuesto, que habla de bloques regionales, es igualmente vlido hoy, y est a la base de la llamada geopoltica, que ha servido de motivacin y lenguaje comn en multitud de acuerdos econmicos y pactos que eliminan36

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barreras tanto a productos como a personas. Ciertamente estos logros de integracin contrastan agudamente con las dificultades que los esfuerzos eclesiales y de la Orden encuentran para que aprendamos a hacer misin juntos. Entre tanto, hay una serie de situaciones propias de la coyuntura que vive nuestro propio pas, bajo el ttulo ominoso de exclusin: la sistemtica violacin de los derechos humanos; la ineficiencia e impunidad del aparato judicial; las heridas abiertas por las masacres y el secuestro; los amplios mrgenes de pobreza absoluta; el imparable desplazamiento de multitud de personas; las dudas sobre los procesos de reinsercin de exguerrilleros y ex-paramilitares; los interrogantes sobre la compensacin a las vctimas y la plena restitucin de sus derechos; la preocupacin -537

sobre la calidad y cubrimiento de la educacin; la fragilidad del sistema pblico de salud. Todo ello unido a numerosas acusaciones sobre corrupcin y manejos irresponsables o faltos de tica, con lo que eso implica en trminos de credibilidad institucional. A la vez, nuestro tiempo se muestra generoso en oportunidades. La inmensa riqueza de recursos naturales de nuestro pas, que a su vez ha florecido en ricas expresiones culturales, es el suelo vital de la proverbial recursividad de los colombianos. Y si bien hay todava una inmensa tarea en la lnea de la equidad y la justicia, el panorama actual apunta hoy, ms que hace unos aos, hacia la inversin nacional y extranjera, sobre la certeza de que el futuro es digno de tenacidad y creatividad. Es necesario sumar38

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solidaridad, construir sociedad, anunciar una esperanza real. Un marco indispensable para la descripcin de los posibles futuros de la sociedad humana es la ecologa. Las empresas y otras entidades socialmente activas a menudo consideran un deber y un principio de posicionamiento social destacar su opcin ecolgica La dimensin omnipresente del medio ambiente ha ganado justo espacio en los medios de comunicacin pero no siempre en nuestra reflexin ni en nuestra predicacin. El calentamiento global, la escasez de agua potable, la acidificacin de los ocanos, la desaparicin de especies y ecosistemas no son temas nicamente para los especialistas: son el rostro demacrado y empobrecido del planeta que dejaremos a las generaciones futuras, cometiendo con ello -739

gravsimas injusticias que ha denunciado, entre otros, el Papa Benedicto XVI, en su Mensaje del 1 de Enero de 2010. A ello se suma la crisis global de credibilidad que afecta a la Iglesia Catlica, sobre la base de la rabiosa difusin de datosa veces anacrnicos pero en su mayora ciertosde abusos del clero en materia de poder, dinero y sexo. Una atmsfera de escepticismo se cierne en lugares donde la autoridad moral del sacerdote jams se hubiera cuestionado.40

Esta ltima tendencia, sin embargo, no es todopoderosa, pues la fe tambin es protagonista de historias de transformacin personal y comunitaria que se multiplican a su propio ritmo, muchas veces al margen de lo institucional, es decir, con mtodos y ambientes propios de41

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grupos en que sienten salvadas.42

las

personas

se

As sucede dentro de la Iglesia, sobre todo en el contexto de los Movimientos Eclesiales, y tambin fuera de ella, en diversos espacios culturales que van desde las sectas hasta los mtodos de superacin o de meditacin en que millones de personas consideran haber encontrado luz y fuerza. En muchos de estos casos la investigacin de las fuentes de la fe y la reflexin sistemtica de sus contenidos se ven como superfluos o incluso peligrosos factor que supone un duro desafo para el apostolado dominicano, si este se entiende sobre la base de una seria reflexin teolgica. Hay tambin historias positivas de considerable alcance social. En Colombia la Iglesia Catlica no ha permanecido como un espectador43

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pasivo sino como un testigo cualificado y un actor comprometido en los procesos de paz, justicia y reconciliacin, arriesgando incluso la propia integridad fsica. En varios campos de las artes y las ciencias no son pocos los que han ido labrando una imagen diferente para este pas de cara al escenario internacional. Son hombres y mujeres que hablan el lenguaje de la excelencia y que cabalmente se han convertido en paradigmas y puntos de referencia sobre todo para los nios y jvenes de nuestro tiempo. Esto, sin embargo, no siempre significa que la tarea de la evangelizacin sea hoy ms sencilla que hace unos aos. De hecho, en su fascinante complejidad, el mundo avanza pregonando sus propios "evangelios," ambiguamente entreverados con las propuestas de humanizacin y de gratuidad que hemos sido llamados a - 10 44

predicar. Con alguna frecuencia nos hemos sentido perplejos al comprobar que la parte tangible de nuestro esfuerzo se asemeja mucho a lo que otros consiguen sobre la base de otras creencias o formas de pensamiento. Hay que ir ms all de esa perplejidad que, por s misma, se limita slo a paralizar y desanimar. Llegar en cambio a ser fecunda bajo la mirada profunda y lcida del Patriarca Domingo; y entonces se convertir en pregunta, splica y principio de accin apostlica.

VIDA CONSAGRADA: UNNIMESCASA Y EN LA MISIN

EN

"En la actualidad de Amrica Latina y el Caribe, la vida consagrada est llamada a ser una vida discipular, apasionada por Jess, camino al Padre misericordioso, por lo mismo, de carcter profundamente - 11 45

mstico y comunitario" (Aparecida, 220). Esta llamada radicalmente proftica, que recibimos de modo nuevo en el contexto del centenario de la restauracin de nuestra Provincia, nos recuerda que ser restaurados implica tener sentido de historia; conciencia que se hace ms necesaria cuando estamos recordando los 500 aos de la llegada de los primeros Dominicos a tierras de Amrica, mientras seguimos avanzando hacia los 800 aos de la fundacin de la Orden.46

Estas cifras centenarias cobran sentido solamente si son un llamado al seguimiento radical de Jess, razn y ser de nuestra consagracin, en plena continuidad con la tradicin de santidad y martirio de tantas y tantos consagrados a lo largo de la historia del continente (Aparecida, 220). Por47

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eso hoy sentimos la urgencia de resignificar nuestra vida dominicana a la luz del carisma primero de la Orden, haciendo de nuestra vida fraterna no slo una comunin de corazones, sino tambin una comunin en la misin (cf. ACG Bogot, 89). EL VOTO INTEGRAL Somos hermanos en la vocacin, en la formacin y en la predicacin apostlica encomendada a la Orden, no por una responsabilidad puramente individual o por el ejercicio de un oficio especfico, sino por el llamado a conformar un estilo de vida discipular y apostlico. Nuestra vida consagrada va ms all de la convivencia; supone y asume la caridad fraterna como identidad comn, hacindonos responsables de48

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nuestra propia vocacin y de la de nuestro hermano. Finalmente cada uno debe decidir si quiere ser parclito o acusador de sus compaeros de camino en la vocacin de Santo Domingo. En realidad, nuestra vida fraterna es el eje fundamental, el "voto integral" de nuestra vida religiosa y de nuestra consagracin. El aprecio sereno y maduro entre los frailes ha de ser tan slido y cimentado en Cristo que consolide nuestra comunin, evite la dispersin del afecto y supere con paz las tensiones y fracturas de orden emocional y sexual a que se ha visto abocada la vida religiosa y sacerdotal de la Iglesia en los ltimos aos. El hermano que empieza a depender del alcohol, o el que comienza a involucrarse en una relacin ilcita, o el que sencillamente se hunde en una depresin incipiente, dan primero - 14 49

seales, consciente o inconscientemente, de aquello que amenaza su vocacin; la pregunta es si la comunidad est lo suficientemente alerta y saludable para percibirlas y para obrar en consecuencia. El dilogo fraterno es la expresin de nuestra comn vivencia de la caridad. Llegar a resolver nuestros conflictos y diferencias de manera creativa, e incluso gozosa, ha de ser la norma y no la excepcin; el acompaamiento a los hermanos en dificultad y el apoyo familiar de unos con otros en todo tiempo, sea de xito, fracaso, dificultad, crisis o alegra, ha de ser la atmsfera en que crecen vocaciones saludables, dispuestas a dar y recibir tiempo y atencin de los dems hermanos.50

Para acercarse a este ideal es necesario hacer seguimiento51

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vocacional, no slo de los aspirantes o frailes en formacin inicial, sino de todos los hermanos, de modo que no estemos simplemente en una habitacin cercana sino en la cercana de las preocupaciones, oraciones y el dilogo de unos con otros. Tal ser tambin la mejor promocin vocacional: una vida dominicana bien vivida, tanto para los que pertenecemos por profesin religiosa, como para los que estn llegando. MISIN52Y

PROYECTO COMUNITARIO

La misin comn debe estar slidamente sustentada en la vida comn y fraterna, sin olvidar que somos casas de predicacin y que nuestra comunidad es el primer anuncio dentro del ministerio de la palabra. De ah que asumamos los elementos de nuestro carisma desde - 16 -

la plena libertad de quienes han optado por una vida consagrada y plenamente apostlica a la vez. En cierto sentido, cada casa y cada convento, incluso cada entidad de la Orden, tienen que encontrar su propio balance entre afianzar lo que somos (comunin) y ofrecer desde lo que somos (misin). Por lo menos tres criterios parecen indispensables en esta bsqueda: oracin de corazn abierto; conciencia de la primaca del bien comn; y dilogo marcado por la sinceridad, la humildad y la caridad.53

Tal es el contexto que muestra la importancia del Proyecto Comunitario, que en palabras del Captulo General de Bogot (164) es "un medio que potencia nuestras relaciones, la comunin sincera y el compromiso de todos en la misin." Un buen Proyecto Comunitario54

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dinamiza, organiza, sustenta y garantiza el equilibrio entre la vida y la misin de los hermanos, a la vez que permite evaluar lo conseguido (cf. ACG Mxico, 333). El Proyecto Comunitario articula la misin encargada a cada uno en nombre de la comunidad; expresa lo que queremos ser y hacer; da un curso a los esfuerzos a travs de objetivos a corto y largo plazo; integra y racionaliza las tareas para evitar la dispersin y la disgregacin; supera la tentacin de los proyectos meramente personales al margen de la comunidad as como las economas privadas, fruto de la ausencia de un marco que sirva de referencia a todos.55

Quizs el desafo ms importante de nuestra vida fraterna consiste en abrir los ojos para reconocerse uno a s mismo, y al56

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hermano, como necesitado y pobre. Somos unnimes en la mutua dependencia tanto de bienes como de necesidades, y ello implica que la solidaridad no es un lujo de los que mucho tienen sino el deber natural de los que se reconocen mutuamente necesarios y necesitados. Como hermanos, y tambin como comunidades dentro de la Provincia, hemos de aprender a vernos como un espacio vital en que los pobres, los forasteros, los extraos y los propios de casa sean verdaderamente nuestro prjimo, de modo que la comunidad sea el hogar de la misin y la expresin ms propia del ideal que luego proponemos en el plpito o la ctedra.

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VOCACIONES Y FORMACIN: ESCUCHA, DISCERNIMIENTO Y RESPUESTADON57DE

DIOS

Y RESPUESTA PERSONAL

El camino de nuestra vida religiosa, ordenada a la vivencia y el anuncio ntegro de la Palabra, es ante todo un don. Es un llamado de Dios que en la predicacin recibe su identidad, referencia y propsito, ya desde la formacin inicial y durante toda la vida (Cf. ACG Roma 216). Desde esta perspectiva, constatamos que el Seor est bendiciendo a nuestra Provincia con abundantes vocaciones, lo cual supone una gracia pero tambin un gran compromiso y responsabilidad. De aqu que sea indispensable que los jvenes que se sienten llamados al seguimiento de Cristo en58

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el carisma de la predicacin, sean acompaados en el proceso de discernimiento, eleccin y compromiso (ACG Providence 352; Bogot 197); de modo tal que se garantice el conocimiento y aptitud reflexiva sobre la opcin personal as como de las implicaciones y desafos de la respuesta al llamado en las condiciones histricas actuales, segn la tradicin y espiritualidad de la Orden. Acompaar es ser compaero, un proceso que slo puede darse en doble va. Por parte de los formadores, implica docilidad al Espritu Santo, tiempo para escuchar a los jvenes, inters genuino en el camino vocacional de cada uno, capacidad de situar en contexto los avances y retrocesos, conciencia de la integralidad de nuestra vocacin. Por parte de los formandos, el ser acompaado implica oracin asidua, - 21 59

deseo de fidelidad, transparencia en la comunicacin, inters en el propio progreso, sensibilidad a la dimensin comunitaria ms all de todo egosmo y egocentrismo. Especialmente en las etapas iniciales de la formacin ha de enfatizarse de tal manera el ser, que cualquier posterior quehacer, padecer o tener puedan situarse y leerse desde el nico ngulo que les dar su lugar y su sentido, es decir, desde la fe. FORMACIN60PARA LA COMUNIDAD Y LA MISIN

Los jvenes que ingresan a los procesos de discernimiento vocacional para ser frailes predicadores llegan a menudo marcados por situaciones de incertidumbre, mltiples rupturas, desconfianzas y sufrimientos que no son necesariamente evidentes (cf. ACG Cracovia 263). Hay en ellos - 22 -

ansia constatada de espiritualidad y manifiesto deseo de acogerse a la vida religiosa; pero hay tambin carencias en varios rdenes: madurez afectiva y sexual, conocimiento crtico de la realidad, fundamentacin acadmica, autntica vida cristiana, capacidad de lucha y constancia en los compromisos. A lo largo de sus primeras etapas en la vida dominicana nuestros aspirantes, prenovicios, novicios y estudiantes han de descubrir la riqueza de sus talentos naturales y de los dones particulares que han recibido del Seor, pero tambin han de tomar clara conciencia de la parte de sus deberes en cuanto miembros de una comunidad, sabiendo que todos somos peregrinos y que durante toda la vida estamos "en formacin", es decir, hasta que la forma de Cristo se imprima para siempre en el paso a la - 23 61

eternidad, donde ya precedido Domingo y santos de la Orden.62

nos han todos los

Es entonces necesario que los conventos de formacin sean espacios donde se viven de modo espontneo y habitual valores como la generosidad, la gratuidad, la transparencia, la constancia, la humildad y el estudio asiduo, todo ello orientado al servicio idneo del Evangelio. El Prenoviciado, el Noviciado y el Estudiantado han de ser lugares de victoria sobre los dolos del mundo presente; lugares que denuncian y contrarrestan visiblemente el individualismo, el secularismo y la privatizacin de la vida religiosa, as como la preponderancia que el poder, la vida "exitosa" y la egolatra de la imagen han alcanzado en buena63

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parte de la sociedad actual (cf. ACG Roma 225). Con la gua de sus maestros, hermanos mayores en la fe y la vocacin, los formandos sern as corresponsables en un proceso que tiene en cuenta los ritmos de respuesta personalizada, y el contexto biogrfico y vocacional de cada uno, sin perder de vista las expectativas apostlicas de la Orden y la realidad especfica de la Provincia de Colombia (cf. ACG Providence 348).64

Y aunque ellos, los formandos, son los primeros responsables de su formacin (LCO 156), corresponde a la comunidad formadora garantizar que ellos encuentren la savia vital del humanismo cristiano; la vivencia de la libertad en conciencia autnoma y coexistencia solidaria; la escucha, discernimiento y contemplacin de65

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los signos de los tiempos, el lugar del servicio e insercin en la Iglesia. En el relevo de generaciones de frailes y de comunidades ha de fortalecerse el vnculo vital que nos conecta con la tradicin y espiritualidad de la Orden y a todos nos ayuda a madurar en nuestra identidad de hombres consagrados y predicadores que comparten, celebran y testimonian la presencia viva de Jess, segn el estilo de vida de Domingo de Guzmn (cf. RFG 135136; Providence 29-90; Oakland 2;5).66

VIDA INTELECTUAL: FASCINADOS LA VERDADQUIN67FORM A

POR

ANTONIO

DE

MONTESINOS?

Hace 500 aos, en aquella primera comunidad de "La Espaola," - 26 -

de modo dramtico confluyeron el estudio, la comunidad y el ministerio de la palabra. Por lo menos cuatro lecciones podemos tomar del trabajo de aquellos dominicos: 1.El predicador Antonio de Montesinos era respetado como telogo, y sus palabras ciertamente produjeron impacto. 2.La comunidad actu con profundo sentido de unidad. 3.Buscaron la ayuda de nuestros especialistas, que eran profesores de Salamanca. 4.Dieron particular importancia al testimonio y compromiso personal. No cabe entender el profetismo de Pedro de Crdoba o de Montesinos como actos aislados e individuales, ni68

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como fervores de improvisado herosmo. Es necesario vincular estos hermanos nuestros a todo el movimiento de renovacin de la vida religiosa dominicana que ya contaba dcadas en Espaa cuando ellos ingresaron a la Orden. Era aquel un tiempo en que la Orden volva a abrazar con amor las consignas de una espiritualidad profunda, estudio serio de la teologa y la filosofa, observancia regular y una enorme capacidad de generosidad y de abnegacin. Era tambin un tiempo para leer con avidez y profundidad los nuevos signos de los tiempos; y eso hicieron aquellos frailes. Los dominicos de la Espaola no eran turistas ni aventureros: tenan la capacidad de ver las privaciones de su viaje y luego el odio de los encomenderos como participacin en la Cruz y tambin en la Pascua de Cristo. A la luz de su ejemplo hemos - 28 69

de renovar la dimensin intelectual de nuestra Provincia Dominicana de Colombia. LOGROS70Y NUEVOS DESAFOS

Es verdad que hoy existe una conciencia ms clara y generalizada sobre la necesidad de la formacin, tanto en las etapas iniciales de la vida religiosa como en la formacin permanente. Progresivamente hemos incorporado el uso de nuevas lenguas; hemos posibilitado el ingreso de otras ciencias en la discusin filosfico-teolgica; vamos incursionando en procesos de investigacin y de publicaciones impresas, y tambin incorporando el uso de las nuevas tecnologas a los procesos educativos; hemos establecido dilogos ms continuos con otras entidades de la Orden en el mundo. Adems, un nmero - 29 -

creciente de hermanos ha avanzado notablemente en el ejercicio de la especializacin del conocimiento, de modo que nuevos horizontes de dilogo y de predicacin se han abierto a nuestra Provincia. Sin embargo, hay mucho por hacer todava:71

1.Aunque nuestras principales obras apostlicas en Colombia estn relacionadas con la educacin, nuestro pensamiento y formacin educativa requieren mucho mayor desarrollo. Hay en esto un interrogante que se cierne sobre el sostenimiento, la viabilidad y la acreditacin permanente de nuestros colegios y de la universidad. 2.Las dimensiones de la investigacin deberan aparecer - 30 -

en todas nuestras realidades apostlicas: parroquias, misin, educacin, pero difcilmente las vemos reflejadas all. "Investigar" suele verse asociado slo con "culminar estudios" y quiz eso mismo ha impedido configurar proyectos ms estructurales y pertinentes en los campos apostlicos en los que nos encontramos. 3.Luego de muchos aos no hemos logrado consolidar proyectos de formacin de ms largo aliento para nuestra Familia Dominicana; en particular, la formacin del laicado sigue siendo una materia pendiente. 4.Es necesario que dialoguemos un poco ms profundamente sobre la "pertinencia" de nuestros estudios de educacin - 31 -

especializada, puesto que hay brotes de lo que coloquialmente los frailes llamamos "titulismo," es decir, la obtencin de grados y ttulos que luego no se ven reflejados en el quehacer acadmico y pastoral. Atencin peculiar demanda la formacin de frailes que vivan la docencia y la investigacin como una opcin de vida, sirviendo ya sea en instituciones de la Orden o en otros centros de alto nivel. De estos hermanos, una vez capacitados debidamente, cabe esperar que afronten con suficiente profundidad las cuestiones disputadas de nuestro tiempo, desde el contexto de nuestra tradicin y en dilogo con los intelectuales y dems fuerzas vivas de la sociedad. En este sentido es bueno recordar que en el campo intelectual al que estamos llamados, - 32 72

los frutos ms sabrosos y durables se logran slo a mediano y largo plazo. Pero el futuro no vendr a nosotros si no vamos hacia l.

VIDA APOSTLICA: ESCRIBIR EVANGELIO 500 AOS DESPUSEs necesario tomar distancia para "leer" la vida, pero luego es preciso tambin aprestarse a "escribir" pginas nuevas que tengan sabor de Evangelio. No podemos celebrar 500 aos de la llegada de los dominicos a Amrica, o 100 aos de restauracin de nuestra provincia slo "leyendo." Hay que escribir.73

MINISTERIOS74

ANTIGUOS Y REALIDADES NUEVAS

Los ltimos periodos provinciales han puesto de relieve y han desplegado un dinamismo - 33 -

extraordinario que por una parte muestra el perenne atractivo del carisma de Santo Domingo, y por otra plantea enormes desafos desde el punto de vista de la misin apostlica. Es importante abordar este tipo de cuestiones desde una doble clave porque la inspiracin evanglica no puede desligarse de las cuestiones de factibilidad y sostenibilidad. Soar con ser eternos apstoles subsidiados equivale a imponer una grave carga sobre el resto de la Provincia. No es que cada obra deba medirse exclusivamente por su hoja de balance pero es un hecho que la continuidad de nuestra presencia depende de que haya solidez y proyeccin tambin en el rea econmica.75

No es el nico factor que interesa en la discusin sobre las76

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nuevas obras. Hay un sentimiento generalizado de desfase entre la formacin institucional (filosofateologa) y la realidad pastoral de las diversas entidades. Una de las polticas durante el prximo cuatrienio ha de ser, sin duda, cmo articular de manera ms fluida la formacin y la misin apostlica. En la formacin habr que evitar un temario o enfoque tan completamente terico que los frailes recin ordenados se encuentren sin recursos internos para abordar las tareas propias de los varios frentes apostlicos de la Provincia. Pero tambin hay que evitar un estilo de preparacin para el apostolado en trminos de "recetas" pues esto matara en su raz la posibilidad de ofrecer a la Iglesia un ministerio cualificado en las reas del pensamiento, como la misma Iglesia77

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tiene derecho nosotros.78

a

esperarlo

de

Lo que vemos en lo mejor de nuestra tradicin es que es falsa la oposicin entre ser intelectuales competentes y ser apstoles diligentes. Por lo mismo, ya desde la formacin inicial es necesario que todos comprendamos el propsito que tienen los periodos intelectualmente exigentes, en que los apostolados se reducen a un mnimo, as como el valor de los tiempos apostlicamente fuertes, en que la prioridad y dedicacin primera son para la preparacin y realizacin del ministerio de la palabra. EL79MINISTERIO ORDENADO BAJO ESCRUTINIO

Hubo una poca en que ser sacerdote era todo en la Iglesia. Desde las lecturas de la misa hasta el - 36 -

destino del ltimo centavo en la limosna todo lo decida o haca el sacerdote. Su ordenacin pareca capacitarlo para saberlo todo, dirimirlo todo y hacerlo casi todo. Las cosas, por lo menos en ciertos ambientes, han dado la vuelta completa, y por eso hay quienes piensan que el sacerdocio es algo as como un recurso pastoral ms que no es esencial para la evangelizacin porque, al fin y al cabo, todo bautizado tiene el derecho y el deber de compartir su fe, y eso es evangelizar.80

Nuestras constituciones traen abundante luz sobre esta dialctica que, bien entendida, resulta enormemente fecunda. Para el LCO la predicacin tiene su culminacin en los sacramentos de la fe (vase 1 V; 57; 105). No hay ni puede haber oposicin entre hablar de Cristo y81

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celebrar su redencin, o recibirla corporalmente en la eucarista. Es la comunidad de hermanos clrigos y hermanos cooperadores quien realiza en plenitud el ideal al que todos nos hemos sentido llamados. La genial intuicin de Domingo apunta, sin duda, a una comunidad que vive los sacramentos y que luego participa de esa vida a todos aquellos que habrn de saber de Cristo y de su Reino por nuestro testimonio y nuestras palabras.82

LAICOS83

Y

MOVIMIENTOS ECLESIALES

En el hoy de nuestra Iglesia escuchamos que nuestro tiempo ha sido llamado el "tiempo de los laicos." As por ejemplo Juan Pablo II en Christifideles Laici, 9:Los fieles, y ms precisamente los laicos, se encuentran en la lnea

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ms avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana. Por tanto ellos, ellos especialmente, deben tener conciencia, cada vez ms clara, no slo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia.

Nuestro caminar en la historia de Colombia y de Latinoamrica est ligado a un nmero enorme de hombres y mujeres que con su presencia, consejo, apoyo, trabajo remunerado o voluntario beben de muchas formas la espiritualidad de Domingo de Guzmn y la hacen actual de modos a menudo originales.84

Palabras de tanta gratitud no deben hacer olvidar, sin embargo, las tensiones que surgen cuando un fraile afianza demasiado su pertenencia a un movimiento eclesial, en detrimento de su85

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participacin real en la vida de la comunidad o de su disponibilidad para las actividades de evangelizacin de la comunidad como tal. Sucede en estos casos que el fraile "no tiene tiempo" sino para las personas relacionadas con su oficio, su grupo o su crculo de devotos. Caso semejante es el de quienes miran a sus amigos seglares como su espacio privilegiado de confidencias o descanso, hasta dar la impresin de que su verdadera "comunidad" son aquellas amistades, mientras que el convento queda reducido a la condicin de plataforma para lo laboral. No es necesario argumentar mucho para darse cuenta que ese cuadro no corresponde a una vida dominicana.86

Es importante afirmar que en estas situaciones y otras de igual o87

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mayor complejidad ni hay recetas infalibles ni se puede afirmar que la culpa la tiene siempre el respectivo fraile. Ms a menudo lo que parece darse es que casas o conventos con mala salud comunitaria proyectan sus deficiencias internas, y luego ello se hace palpable en la vida apostlica. Es de esperar, por contraste, que un ambiente de mayor fraternidad y dilogo sirva de entorno en el que vivir nuestros votos y realizar nuestro ministerio sea no slo posible sino casi la lgica consecuencia, como el fruto sano de un rbol sano. Estas anotaciones adquieren una dimensin an ms amplia cuando se mira la geografa presente y futura de los dominicos de la Provincia de Colombia, o cuando se acoge con responsabilidad el llamado de nuestros obispos en Aparecida hacia una Misin Continental. - 41 88

Hoy nuestra Provincia es ms consciente de su responsabilidad ante la misin universal de la Orden, una opcin que ha sido abierta con gozo y esperanza en periodos provinciales anteriores y que merece ser respaldada y consolidada no slo en los lugares actuales sino, despus de debida ponderacin, en otros espacios de misin internacional. Ms all de las fronteras patrias nos espera el desafo de afrontar, desde una base que tiene que tener elementos comunes, realidades eclesiales diversas.89

Tal lenguaje comn slo puede articularse en torno a la nocin y la prctica concreta de la predicacin propiamente dicha, en la lnea del Captulo General de Roma 2010. Si en sentido amplio todo lo que hagamos y todo lo que hace la Iglesia "habla de Dios," nuestro carisma tiene, en su fuente, algo ms - 42 90

especfico: el uso de la palabra, oral o escrita, como instrumento privilegiado de transmisin de la Buena Nueva. Con la mirada puesta en los 800 aos de nuestro caminar como frailes de la Palabra, y a partir de las experiencias reales de aquellos que han empeado su propia palabra y vida por el Evangelio encontraremos que hemos sido bendecidos por un mismo carisma y congregados como hijos de una misma Provincia, incluso si muchos kilmetros nos separan.91

FAMILIA DOMINICANA: SOMOSMISIN EN FAMILIA

PREDICAR92

HASTA VOLVERSE PREDICACIN

Las Actas del Captulo General de Roma 2010 nos recuerdan que la - 43 -

predicacin para la salvacin de los hombres, es una forma de vida, un estilo de vida, que Domingo quiso para s y para sus hermanos y hermanas. En consecuencia, el compromiso de la Familia Dominicana es no slo llevar una vida de predicacin, sino una vida que en s misma sea predicacin. Ser familia es de hecho un testimonio para el mundo hoy. Esta tarea slo se lograr a travs de la comunidad, la cual no se debe confundir con una organizacin, una empresa, ni mucho menos con una asociacin. La comunidad es un organismo vivo, en el cual, como en el caso del cuerpo humano, con el cual la compara San Pablo, lo que funciona es la vida. En otras palabras, el inters de la comunidad es el bien de las personas. La comunidad no busca intereses; su nico propsito es formar personas, - 44 93

educar personas, crear personas, es decir, formar humanidad plena, tal cual resplandece en el Cristo Resucitado. Se forma humanidad donde hay hombres de carne y hueso (principio de sensibilidad, compasin), donde hay alteridad (principio de relacin) y donde hay libertad (el ser persona). Todo espacio de exclusin y marginacin nos conduce necesariamente a la insensibilidad, la soledad y la esclavitud; en otras palabras, nos hace inhumanos. Recuperar esta humanidad, la comunidad, es la tarea primordial de todo hombre y de manera especial de todo cristiano.94

Una de las prioridades que se plantea a los dominicos y dominicas hoy en Colombia, es recuperar y generar el tiempo, los espacios, los recursos humanos y econmicos95

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necesarios para ser familia, "verdadera comunidad", es decir, recuperar "espacios de humanidad." UNIDOS EN DOMINGO96EL CORAZN Y LA MISIN DE

La conviccin del Captulo General de Mxico (1992) de que: "nacemos en familia, nos formamos en familia y somos misin en familia" es la conviccin de que tenemos una sola y misma misin: la predicacin. No nos une el gusto de estar juntos, como puede suceder en otras instancias de la sociedad, como son el noviazgo o el matrimonio. Nos une la hermosa y fecunda tarea que Domingo encomend a la comunidad, pues slo as podemos "ayudarnos mutuamente a escuchar los clamores de la humanidad."

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Frailes, monjas, hermanas y laicos debemos empezar a mirar ms all de nuestros proyectos particulares, para descubrir las claves profundas que unifican nuestra misin y que pueden implementarse en proyectos conjuntos de gran alcance.97

Si bien este documento capitular se dirige en primer lugar a los frailes, tambin quiere fortalecer un camino de encuentro y trabajo comn con los dems miembros de la Familia Dominicana; por ello es bueno recordar que el terreno de las decisiones nos pertenece a todos, y que todos, en familia, hemos de dar pasos de compromiso real con el ideal que nos une. Ello incluye, por supuesto, como ya ha sucedido con iniciativas como Opcin Vida, la colaboracin econmica, logstica y tcnica, de modo que sembrando juntos podamos juntos cosechar. - 47 98

El esfuerzo que supone dar un paso hacia esta dimensin real de familia lo agradecern particularmente las nuevas generaciones. Si avanzamos en esta direccin, la Iglesia, para las dominicas y dominicos que empujarn las puertas del noveno siglo de vivencia del carisma de los predicadores, ser ms casa de misericordia, experiencia de gracia, lugar de comunin y sacramento universal de salvacin.99

ECONOMA: GARANTIZARPREDICACIN

LA

PERMANENCIA Y CONTINUIDAD DE LA

ADMINISTRAR100 Los

Y

EVANGELIZAR

que hemos sentido el llamado a seguir a Cristo con Domingo sabemos que nuestra - 48 -

misin esencial es la predicacin del Evangelio. La predicacin configura la vida dominicana y nuestra vida es comunitaria para garantizar la permanencia y continuidad de la predicacin. Tambin el gobierno, la economa, la formacin y el estudio estn en funcin de la predicacin.101 Partiendo de este principio, ha

de aceptarse que la economa y la administracin de nuestros bienes son un medio para la evangelizacin. Y lo son en un doble sentido: no slo por el hecho de que, estando en el mundo, se necesitan recursos econmicos para llevar adelante nuestra misin, sino tambin porque la forma de gestionar nuestros recursos debe servir de testimonio a un mundo deshumanizado por una creciente crisis en valores econmicos, polticos y sociales. - 49 -

102 Se trata de testificar el equilibrio

armnico entre Misin y Administracin. Para ello debemos estar vigilantes y atentos para no perder la ptica apostlica, los criterios de fraternidad y la humanizacin de los bienes; estos han de recuperar la fuerza apostlica de nuestro estilo de vida en medio de este mundo global y neoliberal, donde importa ms la competencia, la riqueza, el ganar siempre, la eficacia y la eficiencia a costa de todo .103 Quien lleva dentro la savia del

Evangelio, administra los bienes sabiendo que no le pertenecen, lo cual implica gestionar con transparencia y corresponsabilidad con la comunidad, buscando siempre el bien comn (cf. LCO 537; ACG Oakland 171; Mexico 210). Este es el camino que conduce a predicar con - 50 -

autoridad, es decir con autenticidad y coherencia de vida.104 Es

importante precisar el sentido y el alcance de la pobreza personal e institucional. Sin una sana administracin de los bienes no es posible vivir el voto de pobreza, sea a nivel personal o comunitario. Lo que dejemos de hacer en esta materia va en detrimento de nuestra comunin fraterna y nuestra misin evanglica.105 El proyecto comn de nuestra

vida dominicana exige de cada uno de nosotros un compromiso responsable y solidario, que conlleva la entrega del fruto de nuestro trabajo al bien comn. Recprocamente nuestra Orden ha vivido ocho siglos bajo el principio de que lo que afecta a todos, debe ser tratado por todos.

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RESPONSABLESHERMANOS

ANTE

DIOS

Y ANTE LOS

106 La eleccin de los encargados

de la economa de nuestras casas, conventos y obras apostlicas tiene un paso previo, a saber, que la comunidad haya asumido plenamente el compromiso con la misin apostlica. La claridad en el empeo evangelizador se traduce luego en claridad sobre las inversiones, los gastos, el patrimonio y los diversos ejercicios contables. La falta de esa claridad apostlica inicial, en cambio, crea la ilusin ptica de que se puede disponer para beneficio o lujo de unos pocos lo que en realidad pertenece a la evangelizacin y al digno sustento de la comunidad.107 La

responsabilidad en la administracin de nuestros bienes ha de verse como una misin pastoral - 52 -

mediante la cual el Evangelio acontece en vidas humanas. Es una tarea que exige una actualizacin y capacitacin permanentes, con un objetivo que trasciende lo contable, tributario y financiero, pues se sita en el mbito de la caridad y la solidaridad. Priores, superiores y sndicos tienen aqu una gran responsabilidad ante Dios y ante la comunidad.108 Sin embargo, la rendicin de

cuentas no es un fin en s misma sino que se justifica por el propsito al cual sirve. Nosotros pedimos, damos y recibimos cuentas unos de otros por el simple propsito de nuestra misin comn (ACG Bogot, 248). Por lo mismo, todos han de reconocer que son prcticas sanas las auditoras, las visitas de nivel provincial y el adecuado control presupuestal. - 53 -

109 Nuestra

Provincia ha logrado una cultura de disciplina en el manejo de los recursos gracias a la utilizacin de polticas y herramientas modernas en el campo administrativo, econmico y contable. Pero hay todava metas pendientes de eficiencia, eficacia y efectividad, necesarias para garantizar que nuestras entidades se sostengan a travs del tiempo al servicio pleno de la Palabra viva y vivificante de Dios.

"LO

QUE HEMOS VISTO Y ODO, OS LO ANUNCIAMOS"

110 Aquel que se sabe profunda y

radicalmente amado en Cristo, "no puede defenderse ni excusarse de amar," ensea nuestra hermana en la fe y en el carisma dominicano, Santa Catalina de Siena. Tomemos en serio esas palabras; digmoslas sin prisa, cada uno como para s mismo: no - 54 -

podemos defendernos ni excusarnos de amar.111 No podemos "defendernos" de

amar escondindonos tras las barreras del egosmo, de la mediocridad o del afn de revivir intiles querellas. Para prdida suya, se "defiende" de amar el que escoge huir de la comunidad real tras la nube ilusoria de amistades puramente virtuales. Tambin se defiende del amor de Cristo, y lo pierde, el que huye de la liturgia o el que aparta su vista de los pobres, embajadores suyos sobre esta tierra.112 Tampoco cabe "excusarnos" de

amar. Nuestros ojos han visto; nuestros odos han escuchado; nuestros corazones han palpado la gracia de Dios y su Providencia admirable, aquella que con tono elocuente y jubiloso supo celebrar Fr. Buenaventura Garca. No vamos a - 55 -

buscar excusas; no vale la pena. Busquemos la Verdad de Dios y del hombre, y como deca Santo Domingo, "pensemos en nuestro Salvador." +

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